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María García Cintado.

LENGUA ESPAÑOLA
REFLEXIÓN TEMA 2.

A la hora de hablar de la capacidad del lenguaje podemos incluir que, aunque todos los seres humanos
disponemos de dicha capacidad, hay algunos que tienen ciertas complicaciones denominadas, trastornos
del lenguaje, he decidido utilizar este espacio de reflexión para hablar de uno de ellos.

El trastorno del lenguaje que escogí fue la disartria.

Según el doctor Dr. Luis Alvarez Lami, la disartria es una alteración del habla que tiene como base un
trastorno neurológico, y que generalmente se acompaña de alteraciones de los
movimientos biológicos de los órganos bucofaríngeos y en ocasiones de
incoordinación fono respiratoria.

Principalmente es un problema del habla, acompañados mayoritariamente con


problemas de la voz, causadas por parálisis debilidad o incoordinación de la
musculatura del habla de origen neurológico que ocasiona trastorno motor sobre la
respiración, fonación, resonancia, articulación de la palabra y prosodia. El deterioro
de un sector del sistema nervioso responsable de la emisión del habla puede ocurrir
en cualquier parte de los tractos que van desde el cerebro hasta el propio músculo.
En un lenguaje coloquial, es un problema del habla en el que los músculos
empleados para hablar son débiles o se encuentran dificultades para controlarlos.

Hay varios tipos de disartias, entre los que se encuentran:

• Espática: la disartria espástica se debe a lesiones en los tractos


piramidales, relacionados con el control motor fino de los músculos de la cara y del cuello. En
este tipo de disartria se producen hipersensibilidad y aumentos súbitos del volumen del habla.
La vocalización tiende a ser tensa y forzada.
• Atáxica: Las lesiones en el cerebelo provocan disartria atáxica, cuyos signos más característicos
son la presencia de una prosodia plana y monótona y de una vocalización lenta y
descoordinada, similar a la que se produce en el estado de embriaguez. El habla típica de este
tipo de disartria ha sido descrita en ocasiones como “explosiva”.
• Flácida: En este tipo de disartria está afectado el nervio vago, que permite el movimiento de la
laringe y por tanto de las cuerdas vocales. También se producen disfunciones en otros
músculos faciales. En los casos de disartria flácida los músculos pueden atrofiarse o paralizarse
parcialmente, causando espasmos, babeo y tensión muscular.
• Hipercinética: La disartria hipercinética está causada normalmente por lesiones en los ganglios
basales, estructuras subcorticales implicadas en los movimientos involuntarios.Los síntomas de
este tipo de disartria son similares a los de la espástica: la voz tiende a presentar una cualidad
áspera y también se da hipernasalidad.
• Hipocinética: En general la disartria hipocinética aparece como consecuencia de la enfermedad
de Parkinson, aunque también es habitual que la causa sea el consumo continuado de
medicamentos antipsicóticos. En este caso el volumen suele ser muy bajo, el timbre plano y la
prosodia monótona. La reducción en la velocidad de los movimientos causada por daño en la
región conocida como sustancia negra explican estos síntomas.
• Mixta: Esta categoría se utiliza cuando las características clínicas son una combinación de más
de uno de los tipos de disartria que hemos descrito. Las disartrias mixtas se deben a
afectaciones en distintos sistemas motores.

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Los síntomas son:

• El balbuceo
• Un ritmo más lento al hablar
• La dificultad para entenderles.
• Incapacidad de hablar más fuerte que un susurro o hablar demasiado fuerte.
• Ritmo rápido al hablar que es difícil de comprender.
• Voz nasal, áspera o forzada.
• Ritmo irregular o anómalo al hablar.
• Volumen irregular del habla.
• Ritmo monótono del habla.
• Dificultad para mover la lengua o los músculos faciales.
• Movilidad limitada de la lengua, labios y mandíbula.
• Babeo o escaso control de la saliva.

Podemos encontrar un tratamiento para ponerle solución a este trastorno del lenguaje el cual se basa en
lo siguiente:

Para el tratamiento del trastorno dependerá de la causa y de la intensidad de los síntomas, y del tipo de
disartria que tengas, sería conveniente comenzar con un logopeda que en un primer momento pueda
realizarle una evaluación del habla para que éste pueda ayudarle a determinar de qué caso de disartria se
encuentra el paciente y así facilitar el trabajo del neurólogo que posteriormente se dedicará a buscar la
causa a fondo con diferentes estudios como por ejemplo pruebas de diagnóstico por imágenes, estudios
del cerebro y los nervios, análisis de sangre de orina, punción espinal, biopsias cerebrales o pruebas
neuropsicológicas.

Debido a que la disartria es un trastorno del lenguaje en el cual la persona se encuentra con dificultades
de pronunciación, problemas para hablar o expresarse de manera oral, hay una serie de ejercicios
respiratorios, de fonación, bucofaciales, de entonación que podrían ayudar a reducir dicho trastorno
como, por ejemplo:

• Ejercicios de fonación y respiratorios: realizando inspiraciones cortas y rápidas. Además, es


conveniente respirar por la nariz y expirar por la boca.
• Relajación: los hombros, cara y el cuello es una zona que se contractura con facilidad después
de realizar ejercicios de respiración o fonación por lo que es importantísimo relajar dicha zona.
• Ejercicios bucofaciales: ayudan a la tonificación de los órganos de articulación. Se recomienda
hacer ejercicios para fortalecer la lengua, labios y mandíbula realizando juegos con la lengua,
morderse los labios, abrir y cerrar la mandíbula o moverla en diferentes direcciones.
• Ejercicios de articulación: mediante palabras, sonidos o frases se practica la pronunciación de
fonemas y así ejercitamos la articulación.
• Ejercicios de entonación: son importantes para que el tono del niño no sea lineal y monótono al
hablar. Trabajando exclamaciones, tonadas, interrogaciones, estados de ánimo… Incluso hacer
ejercicios de lectura para focalizar también en los signos de puntuación (comas, puntos
seguidos, final…)
• Ejercicios para controlar la postura: una postra adecuada es más que necesario, para lograr
esto los ejercicios de relajación son muy importantes.
• Ejercicios de masticación: esta zona debido al trastorno va perdiendo fuerza por lo que la
masticación no resulta del todo sencilla. Se pueden emplear líquidos o comidas en diferentes
cantidades, pero asimismo realizando ejercicios de fortalecimiento de los labios presionándolos
el de arriba contra el de abajo para cerrarlos y de tal manera fortalecer los músculos.

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