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María García Cintado

Doble grado en Humanidades y Magisterio de Primaria

TEMA 2. ACTIVIDAD 3. ¿POR QUÉ NOS HACEN GRACIA LOS CHISTES? ACTIVIDAD
OPTATIVA. SE PUEDE RESPONDER EN EL BLOG

VISIONA LA CONFERENCIA DE MANUEL LEONETTI “POR QUÉ NOS HACEN GRACIA LOS
CHISTES”. HTTPS://WWW.YOUTUBE.COM/WATCH?V=HQ0JWJWODUQ
EXPLICA, A PARTIR DE LO QUE SE DICE EN LA CONFERENCIA, CUÁL ES LA CONTRIBUCIÓN
DE LA GRAMÁTICA Y CUÁL ES LA C ONTRIBUCIÓN DE LA PRAGMÁTICA A LA COMPRENSIÓN
DE LOS ENUNCIADOS. CONECTA LAS IDEAS DE LA CONFERENCIA CON LAS IDEAS DEL TEMA
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Alguna vez en nuestra vida nos hemos encontrado en una situación incómoda en una reunión en la que
el silencio es el que predomina. Muchas veces se saca un tema de conversación y muchas otras veces, que
nos sabemos de qué hablar intentamos decir algo gracioso para romper el hielo y hacer reír a los
componentes de la reunión, con los que estamos compartiendo el momento

Ahora bien, ¿A QUÉ SE DEBE ESE MOMENTO DE MUTISMO? ¿QUÉ ES LO QUE DETERMINA LO QUE
NOS HACE GRACIA Y LO QUE NO?

Muchos responderíamos a estas preguntas con una respuesta fácil: la cultura, debido a que cada una de
ellas desarrolla un estilo propio de humor. Dicho esto, si nos fijamos en lo mencionado previamente
podríamos decir que no esta tan lejos de la realidad como parece debido a que la comedia está
estrechamente relacionada con el lenguaje e incluso cabria mencionar que el lenguaje es uno de los
factores más importantes en la construcción de la cultura ya que ésta es trasmitida por la vía lingüística.

Debemos de explicar que el lenguaje es un punto clave para la comprensión de los chistes y el humor, no
obstante, no es el único. El lenguaje está estructurado dentro de la mente humana en un cierto número
de módulos. Éstos, por regla general son independientes unos de otros y se abarcan en competencias
(gramatical y pragmática/sociolingüística) que están relacionadas entre sí.

Partiendo de la base que un chiste es una frase cifrada, una vez que esta llega a nosotros, nuestro cerebro
debe hacer un barrido por los diversos planos del cerebro para encontrar de emitir una segunda intención.
En este momento es donde entran algunos términos que han sido tratados anteriormente como
significado y significante. Estos dos conceptos van juntos y mantienen una estrecha relación directa e
inseparable. En cambio, cuando desciframos una doble intencionalidad, lo que estamos haciendo es
romper esa relación, haciendo que la oración adquiera un nuevo sentido. Dicho esto, podríamos decir que
lo que en realidad nos hace gracia es romper la relacione entre significado y significante. Por ejemplo:

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María García Cintado

Doble grado en Humanidades y Magisterio de Primaria

La persona que escucha este chiste comprende que al referirse a “el señor de los anillos" puede estar
haciendo referencia a la película o un doble sentido haciendo referencia al sentido literal de la frase “el
señor que vende anillos”.

En el caso de que el lexicón de una persona no incorpore ciertas palabras o se vea afectado por algún
trastorno, como en el caso con las personas con TEA, el chiste no será comprendido y por lo tanto carecerá
del factor humorístico.

Ahora bien, si en un chiste es demasiado fácil detectar la inecuación entre significado y significante, puede
tener el efecto contrario al que se busca, pues no produce nada de humor y es lo que se considera
normalmente como un “chiste malo”. Así que se podría decir que es necesaria una cierta complejidad en
los juegos que se emplean con las palabras polisémicas u homónimas.

La RAE (Real Academia Española) define la palabra “chiste” como “DICHO U OCURRENCIA AGUDOS Y
GRACIOSOS”, sin embargo, podríamos redefinir este término, en base a esto, como “intercambio del
significado de un significante con otro significado de otro significante, de manera intencionada con el fin
de crear una respuesta humorística” (suena horrible y es mucho más compleja que la definición actual,
pero es para asentar lo expuesto anteriormente).

Otro tema para tratar es el si entran en juego otros factores que condicionan que un chiste sea o no
gracioso. Está claro que esa frase es afirmativa, sí que entran en juego ya que el lenguaje es una cualidad
muy compleja del ser humano.

A la “diversión” de tener que descodificar un mensaje encriptado para poder reírse, se le añade el
contexto, y aquí es donde está la competencia pragmática/sociolingüística que hemos mencionado antes.
Esta competencia nos permite adecuar el uso de los recursos de la lengua en determinadas condiciones
socioculturales. Así pues, se podría decir que los chistes están vinculados a un contexto y un lugar
determinados. De hecho, cuando un chiste se cuenta fuera de lugar o en un contexto al que no
corresponde puede generar mal desacuerdo o mal estar.

Para finalizar, cabría destacar que a pesar de haber dado una cierta explicación al por qué los chistes nos
hacen gracia o no, hay que aclarar que entra en juego otros aspectos para que se dé un efecto humorístico
como pueden ser el manejo de la lengua de una persona, el movimiento corporal que los acompaña e
incluso la relación y empatía entre emisor y receptor.

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