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La culpabilidad.

La exigibilidad de un
comportamiento distinto

1 6 . 1 Generalidades
Este concepto se suma a la imputabilidad y al conocimiento de la antijuridicidad como
tercer elemento de la culpabilidad. Con base en estos tres requisitos se construye la
imputación del injusto a su autor. Aclaramos desde ahora que las causas de inimputabi-
lidad y el error de prohibición se consideran causas de exclusión de la culpabilidad, míen-
tras que las que afectan la exigibilidad se denominan causas de exculpación o de disculpa.
Una expresión que permite entender mejor este elemento de la culpabilidad es
aquella que nos advierte que el Derecho penal puede, ciertamente, exigir muchos
comportamientos, algunos de éstos incluso incómodos, pero no puede reclamar del
sujeto comportamientos heroicos. Sobre el punto reflexiona M uñoz Conde:
... toda norma jurídica tiene un ámbito de exigencia, fuera del cual no puede exigirse
responsabilidad alguna. Esta exigibilidad, aunque se rija por patrones objetivos, es,
en última instancia, un problema individual: es el autor concreto, en el caso concreto,
quien tiene que comportarse de un modo u otro. Cuando la obediencia de la norma
pone al sujeto fuera de los límites de la exigibilidad faltará ese elemento y con él, la
culpabilidad.*
1
Al tratar el tema de la exigibilidad de otro comportamiento se hace alusión a cier­
tos casos en que, claramente, se advierte una situación extrema en la que no se puede
exigir o esperar del sujeto una conducta acorde con la norma (no infringiéndola),
porque de hacerlo le estaríamos pidiendo llevar a cabo algo extraordinario. En estos
supuestos, el punto de partida para su m ejor comprensión surge de la idea correcta de


1 En este sentido, Francisco Muñoz Conde, Teoría general del delito, Tirant lo Blanch, Valencia, 1989,
p. 125.
Capítulo 16 La culpabilidad. La exigibilidad de un comportamiento distinto 193

que el Estado, por medio del Derecho penal en este caso, no puede imponer el cum­
plimiento de sus normas más allá de la exigibilidad normal, es decir, no puede exigir
niveles superiores que excedan los que podría cumplir cualquier persona."El Derecho
no puede exigir comportamientos heroicos o, en todo caso, no puede imponer una
pena cuando en situaciones extremas alguien prefiere, por ejemplo, realizar un hecho
prohibido por la ley penal, antes que sacrificar su propia vida o integridad física.”2
La no exigibilidad de otra conducta sólo opera a efectos de responsabilidad per­
sonal del individuo que actuó en esas condiciones o circunstancias extremas, pero no
afecta en nada la antijuridicidad del hecho ni su prohibición. En suma, siguiendo la
explicación de Francisco M uñoz Conde:
La idea de la no exigibilidad de otra conducta no es, sin embargo, privativa de la culpa­
bilidad, sino un principio regulador e informador de todo el ordenamiento jurídico. En
la culpabilidad, dicha idea obliga a comprobar, antes de formular un juicio completo
de culpabilidad, si el autor, que con capacidad de culpabilidad y con conocimiento de
la antijuridicidad de su hacer realizó un hecho típico y antijurídico, se encontraba en
alguna situación extrema que no fuera aconsejable, desde el punto de vista de los fines
de la pena, imponerle una sanción penal.3
En la doctrina penal, se consideran causas de exculpación: el miedo insuperable, el
estado de necesidad exculpante y el encubrimiento entre parientes.

1 6 .2 El miedo insuperable
De inicio, es necesario precisar el concepto miedo, que se define en una de sus acepcio­
nes como "perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario”.4
Ahora que, en términos generales y para los efectos propiamente jurídico-penales, se
entiende por miedo un determinado estado emocional insuperable del agente que le
impide actuar de una manera distinta a la realizada.5
El miedo a que se refiere la teoría del delito, sin ser necesariamente diverso al que
se produce por la citada afectación psíquica, deja subsistentes en el sujeto las posibi­
lidades de actuar. Por lo que respecta al calificativo insuperable, se quiere significar
que el miedo es algo superior a la exigencia media de soportar males y peligros. Son
sinónimos de este concepto los de irresistible, incontenible, incontrolable.

2 Francisco Muñoz Conde y Mercedes García Arán, Derecho penal. Parte general, 8a ed., Tirant lo Blanch,
Valencia, 2010, p. 387.
3 Ibidem, p. 388.
4 Real Academia Española, Diccionario de la Lengua Española, tomo II, 22a ed., Espasa Calpe, Madrid,
2001.
5 En este sentido Gustavo Malo Camacho, Derecho penal mexicano, p. 570.
194 Teoría general del delito

La problemática de esta eximente de responsabilidad ha originado que en ocasio­


nes se la relacione con la imputabilidad, más que nada porque el miedo es un esta­
do psíquico que altera las facultades mentales de quien lo padece, generándose una
situación idéntica a la que acontece en la inimputabilidad. Sin embargo, la doctri­
na mayoritaria asume razonablemente que ésta es una causa de inexigibilidad de otra
conducta, ubicada dentro del ju icio de culpabilidad, más que nada por la presencia de
ese componente subjetivo (el miedo).6
Aparte de provenir del exterior, es decir, de ser causado por otra persona, se consi­
deran características distintivas del miedo insuperable las de ser serio, real e inminen­
te. Debiendo, además, producir una perturbación del ánimo, una preocupación seria
ante el peligro que se teme, pero sin llegar a producir un estado de pánico o de terror
paralizante, de manera que inmovilice o anule la voluntad del sujeto que actúa.
Es discutible si el miedo insuperable debe ser, efectivamente, real y no imagina­
rio o inexistente, lo que se conoce como miedo putativo. Una solución, más o menos
aceptada, es que siendo el miedo real (e imaginado el mal que se teme), cabe aplicar la
eximente. Se debe insistir en que la razón y la naturaleza jurídica de dicha eximente
radican en el miedo como componente subjetivo y no en la situación que lo provoca.7
Un aspecto de capital importancia práctica tiene que ver con la demostración de la
existencia del miedo insuperable. Cuestión compleja, sin duda, pero que es perfecta­
mente solventada a través de una prueba pericial a cargo de expertos en psicología, quie­
nes pueden determinar la existencia y profundidad del miedo padecido por la persona.

El sujeto que, por la amenaza de muerte de un tercero que lo encañona con su


arma, se ve obligado a cometer un delito.
Una mujer, amenazada por miembros de una violenta banda delincuencial, se ve
obligada a transportar de un país a otro una cantidad de droga adherida a su cuer­
po para evitar el asesinato de sus menores hijos.

Resulta oportuno mencionar algunas diferencias entre el miedo insuperable y la


legítima defensa, en especial porque en ambas el sujeto actúa bajo la presión o mo­

6 Javier Jiménez Martínez, en su Teoría del delito, p. 1127, hace notar que en la actualidad el Poder
Judicial de la Federación reorienta su perspectiva sobre este tema, pasando de considerar el miedo
insuperable (o grave, como se le conoce en la doctrina mexicana) de ser una causal de inimputabilidad
por trastorno mental transitorio a una causa de no exigibilidad de otra conducta, remitiéndonos a la
tesis: “EXCLUYENTES DE RESPONSABILIDAD. EL MIEDO GRAVE O TEMOR FUNDADO DEBE EXAMINARSE COMO
CAUSA DE INEXIGIBILIDAD DE OTRA CONDUCTA PREVISTA EN LA FRACCIÓN IX DEL ARTÍCULO 15 DEL CÓDIGO
PENAL FEDERAL." Novena época, Tercer Tribunal Colegiado dei Octavo Circuito, Semanario Judicial de la
Federación y su Caceta, tomo XVIII, julio de 2003, tesis VIII, 3o. 10, p. 1106.
7 Francisco Muñoz Conde y Mercedes García Arán, Derecho penal. Parte general, p. 391.
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tivación de fuerzas externas serias, ilegítimas e inminentes. Entonces, tenemos que


quien obra en legítima defensa actúa conforme a la ley, mientras que quien obra in­
merso en un miedo insuperable no actúa en forma justificada, ya que el hecho sigue
siendo ilícito, amén de que también procede de manera inculpable. O tra diferencia
radica en que, mientras en la legítima defensa no se examina la situación psíquica
en que se hallaba el sujeto al com eter el hecho, en el miedo insuperable es absolu­
tamente indispensable estudiar el estado psíquico del autor para poder afirm ar la
existencia de la misma.

16 .3 Estado de necesidad exculpante


Para explicar este tema acudamos a dos ejemplos conocidos:
♦ El filósofo y orador de la antigua Grecia, Carneades de Cirene, planteó el problema
ético que ya expusimos en capítulos anteriores: dos marineros que han naufragado
ven una tabla flotando en el mar y nadan hacia ella, pretendiendo ponerse a salvo. Sin
embargo, puesto que la tabla sólo podría salvar a uno de los marineros, éstos luchan
entre sí hasta que uno de ellos logra apoderarse del madero, muriendo ahogado el otro.
♦ O bien el supuesto en que dos marineros náufragos, para poder sobrevivir, se ali­
mentan de otro marinero al que habían asesinado.
Al ocuparnos del estado de necesidad como causa de justificación se mencionó
la teoría de la diferenciación, que postula la coexistencia del estado de necesidad ju s ­
tificante y del estado de necesidad exculpante. Dicha teoría indica que cuando el
conflicto se da entre bienes de igual valor (ejemplo de Carneades de Cirene) estamos
en presencia de una auténtica causa de exculpación, pero si se trata de bienes de valor
desigual, operaría una causa de justificación.
Una teoría diversa, la denominada unitaria, sostiene la posibilidad de que en su­
puestos como los mencionados arriba se aprecie una causa de justificación, pues no
se trata sólo de comparar el valor de los bienes en conflicto, sino de ponderar si el
sacrificio de uno de ellos para salvar el otro era realmente la única vía adecuada, con­
forme a los límites de exigibilidad normales en la vida ordinaria.8
La principal característica del estado de necesidad justificante es la salvaguarda de
un bien jurídico de mayor entidad o jerarquía mediante la afectación de uno de menor
entidad. En cambio, en el estado de necesidad exculpante no se requiere hacer una
valoración ex ante o previa de los bienes jurídicos, sino que para comprobar la existen­
cia de esta eximente se debe determinar si el agente tenía alguna otra posibilidad de

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8 Eduardo Demetrio Crespo, Lecciones y materiales para el estudio del Derecho penal, p. 547.
196 Teoría general del delito

actuar o si era la única alternativa a su disposición (nadie está obligado a lo imposible)


y, en función de esto, decretar la exclusión de la actuación conforme a la ley (propia­
mente, la causa de inculpabilidad).9
De acuerdo con la doctrina mayoritaria, el estado de necesidad justificante se re­
serva para el caso de conflictos entre bienes de desigual valor, y el estado de necesidad
disculpante, para conflictos entre bienes de igual valor. Ahora bien, según el plan­
teamiento de M uñoz Conde y García Arán, respecto de las medidas tomadas por
quienes, en un incendio, buscan alcanzar la salida del edificio, o las de quienes, ante el
inminente naufragio, toman el único salvavidas disponible, sin reparar en la situación
de las otras víctimas, es posible admitir una causa de justificación, puesto que, más
que comparar los bienes jurídicos en riesgo, importa enjuiciar si el referido sacrificio
de un bien para salvar otro era la única alternativa posible.10
Esta causa de exclusión del delito por la inexigibilidad de otra conducta se recoge,
por poner algunos ejemplos legislativos, en los términos siguientes:

♦ Código Penal para el Distrito Federal: "A rtículo 2 9 . El delito se excluye cu an d o :...
ix . En atención a las circunstancias que concurren en la realización de una con­
ducta ilícita, no sea racionalmente exigióle al sujeto una conducta diversa a la que
realizó, en virtud de no haberse podido conducir conforme a derecho.”
♦ Código Penal Federal ( c p f ) : “A rtícu lo 1 5 . El delito se excluye cu an d o:... ix . Aten­
tas las circunstancias que concurren en la realización de una conducta ilícita, no sea
racionalmente exigióle al agente una conducta diversa a la que realizó, en virtud de
no haberse podido determinar a actuar conforme a derecho.”
♦ Código Penal para el Estado Libre y Soberano de Veracruz de Ignacio de la Llave:1'
“A rtícu lo 2 3 . Son excluyentes del delito: ... iv. Las causas de inculpabilidad.
A rtícu lo 2 6 . Son causas de inculpabilidad: ... i. Q ue razonablemente no pueda
exigirse al agente una conducta diversa de la que llevó a cabo.”
♦ Código Penal para el Estado de Tamaulipas,12 que en el capítulo iv, denominado
“Causas de inculpabilidad”, establece: “A rtícu lo 3 7 . N o es culpable: ... iv. El que
obrare por la necesidad de salvar un bien jurídico propio o ajeno de un peligro real,
grave, actual o inminente, no ocasionado intencionalmente o por grave impruden­

9Francisco Muñoz Conde y Mercedes García Arán, Derecho penal. Parte general, pp. 388 y 389; en el
mismo sentido, Gustavo Malo Camacho, Derecho penal mexicano, Porrúa, México, 1997, p. 569.
'“ Francisco Muñoz Conde y Mercedes García Arán, Derecho penal. Parte general, p. 389.
11Publicado en la Caceta Oficial del Estado de Veracruz de Ignacio de la Llave, 7 de noviembre de 2003.
'"Publicado en el Periódico Oficial del Estado, 16 de diciembre de 2010.
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cia por el agente, dañando otro bien jurídico de igual jerarquía, siempre que no
exista otro medio practicable y menos perjudicial a su alcance y no se tuviere el
deber jurídico de afrontarlo.”

16 .4 El encubrimiento entre parientes


En este supuesto se está en presencia de un comportamiento antijurídico y también
culpable pero, como se verá, no exigible, más que nada porque el Derecho penal no
pretende ir más allá de lo que cierta normalidad considera exigible.
Es verdad que, como señalan Borja Mapelli y Joaquín Cuello,13“la antijurídicidad
existe o no existe”. El punto es que, en estos casos, el sujeto encuentra ciertas dificul­
tades para ajustar su comportamiento al Derecho, por lo cual se aprecia la no exigibi­
lidad de otra conducta.
Conforme al art. 40 0 del C P F :" S e aplicará prisión de tres meses a tres años y de quin­
ce a sesenta días multa, al q u e:... m . Oculte o favorezca el ocultamiento del responsable
de un delito, los efectos, objetos o instrumentos del mismo o impida que se averigüe;
iv. Requerido por las autoridades, no dé auxilio para la investigación de los delitos o
para la persecución de los delincuentes.” Y en un párrafo más adelante, determina:
No se aplicará la pena prevista en este artículo en los casos de las fracciones 111, en lo
referente al ocultamiento del infractor, y iv, cuando se trate de:
a) Los ascendientes y descendientes consanguíneos o afines;
b) El cónyuge, la concubina, el concubinario y parientes colaterales por consangui­
nidad hasta el cuarto grado, y por afinidad hasta el segundo; y
c) Los que estén ligados con el delincuente por amor, respeto, gratitud o estrecha
amistad derivados de motivos nobles.
Resulta comprensible que el legislador haya establecido esta disposición en la ley
penal en virtud de reconocer que difícilmente podrá exigirse a los personajes que se
listan en los incisos a), b) y c) una conducta distinta, sobre todo por los motivos que
derivan de esa especial relación que guardan con el autor del hecho.
Es cierto que quienes encubren, actúan dolosamente (se quiere ocultar al delincuente,
los efectos, objetos o instrumentos del delito o se omite en forma deliberada prestar auxi­
lio para la investigación del delito); sin embargo, las circunstancias específicas (relación
de parentesco, civiles y afectivas) son las que justifican la alegación de la no exigibilidad.

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^Joaquín Cuello Contreras y Borja Mapelli Caffarena, Curso de Derecho penal. Parte general, Tecnos,
Madrid, 2011, p. 120.
198 Teoría general del delito

Aceptable será, pues, que en este caso concreto se piense en la existencia de una
causa personal de exclusión de la pena, pero también es posible, en nuestra opinión,
hacer valer una causa de exclusión de la culpabilidad, por presentarse la eximente de
no exigibilidad de otra conducta.14

Actividades sugeridas
1. Analice las diferencias entre estado de necesidad justificante y estado de
necesidad exculpante.
2. Discuta en público la naturaleza y el fundamento jurídico del encubrimien­
to entre parientes y sus efectos en el Derecho penal.
3. Conozca qué tratamiento jurídico se le da al encubrimiento entre parien­
tes en los códigos penales de los estados vecinos.

l4Mismo criterio en Sergio Vela Treviño, Culpabilidad e inculpabilidad, Trillas, México, 1987, p. 315.

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