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EL PARNASO MEXICANO DE

VICENTE RIVA PALACIO

Al concluir la lucha del ejército republicano contra el llamado Segundo


Imperio, a mediados de 1867, se inició para el país una época de relativa
paz en la que las letras alcanzaron un florecimiento hasta entonces
insospechado. Ignacio Manuel Altamirano en la primera de sus Revistas
Literarias de México, publicada en 1868, decía:

Decididamente la literatura renace en nuestra patria, y los días de oro


en que Ramírez, Prieto, Rodríguez [Galván], Calderón y Payno,
jóvenes aún, iban a comunicarse en los salones de Letrán, hoy
destruidos, sus primeras y hermosas inspiraciones, vuelven ya por
fortuna para no oscurecerse jamás, si hemos de dar crédito a nuestras
esperanzas 1 •

Tal era el entusiasmo de Altamirano que meses después, como es sabido,


fundó la revista El Renacimiento que, como era su intención, agrupó tanto
a escritores liberales como conservadores.
Ahora bien, en los años siguientes, las letras siguieron floreciendo
hasta alcanzar un amplio desarrollo durante el Porfiriato. Los estudios
de Ignacio Manuel Altamirano 2 , del español Antonio Fernández
Merino 3 , de Manuel Puga y Acal 4 , de Francisco Pimentel5 y del peruano
Carlos G. Amézaga 6 , por ejemplo, son un excelente testimonio de la

1
Revistas Literarias de México en La Iberia, México, 30 de junio-4 de agosto de
1868. Véase IGNACIO MANUEL AL TAMIRANO, Escritos de literatura y arte, I, sel. y
notas de José Luis Martínez, t. 12 de sus Obras completas, SEP, México, 1988, p.
29.
2
IGNACIO MANUEL AL TAMIRANO, Escritos de literatura y arte, sel. y notas de
José Luis Martínez, ts. 13-15 de las Obras completas, SEP, México, 1988-1989.
3
A. FERNÁNDEZ MERINO, Poetas americanos.México, Tipografía La Academia,
Barcelona, 1886.
4
MANUEL PUGA Y ACAL, Los poetas mexicanos contemporáneos, Imprenta de I.
Paz, México, 1888.
5
FRANCISCO PIMENTEL, Historia crítica de la poesía en México, Oficina
Tipográfica de la Secretaría de Fomento, México, 1892.
6
CARLOS G. AMÉ ZAGA, Poetas mexicanos, Imprenta de Pablo E. Coni e Hijos,
Buenos Aires, 1896.

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calidad y del alto grado de difusión que había alcanzado la poesía en


México durante la segunda mitad del siglo XIX.
Si embargo, esta popularidad, aunque existen algunos ejemplos, no
se debió a la edición y a la circulación masiva de libros en los que los
poetas habían logrado reunir y publicar sus obras. No fue el libro el
principal difusor de la poesía. En primer lugar por el enorme costo que
implicaba su edición.
En estas circunstancias, la poesía, por una parte, se vio en la
necesidad de refugiarse en las páginas de los periódicos, que a veces
contaban con sus secciones literarias y ocasionalmente éstas eran
reunidas e impresas de nuevo para regalo de sus suscriptores como lo
hicieron, entre otros, El Federalista, El Nacional y El Tiempo.
Ahora bien, dentro del conocimiento y difusión de la poesía, ocupan
un lugar muy loable las antologías. Éstas, a finales del siglo XIX, contaban
ya con una larga historia que don Porfirio Martínez Peñaloza se ha
encargado de reseñar, con un lujo de erudición, en su citado discurso de
ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua, en 1976 7 •
Martínez Peñaloza pasa revista a las antologías más conocidas de la
poesía mexicana publicadas en el siglo XIX tanto dentro como fuera de
México, desde la Colección de poesías me:xicanas, publicada en París por la
Librería de Rosa, en 1836, cuya paternidad se ha atribuido al doctor José
María Luis Mora.
Entre 1836 y 1900, año este último de la segunda edición de Los
trovadores de México (Maucci, Barcelona), Martínez Peñaloza insiste en la
importancia de la Guirnalda poética de Juan R. Navarro (Imprenta de Juan
R. Navarro, México, 1853), El pensil de la niñez de José Rosas Moreno
(Impreso por Francisco Mendoza, México, 1872), la Lira de la juventud de
Juan E. Barbero (Imprenta de la Bohemia Literaria, México, 1872), la
Lira mexicana de Juan de Dios Peza (R. Velasco, Impresor, Madrid, 1879),
Las poetisas me:xicanas. Siglos XVI, XVII, XVIII y XIX de José María Vigil
(Oficina Tipográfica de la Secretaría de Fomento, México, 1893), la
Antología mexicana. Libro nacional de ledura de Adalberto A. Esteva y Adolfo
Dublán (Oficina Tipográfica de la Secretaría de Fomento, México, 1893)
y la Antología de poetas mexicanos de la Academia Mexicana (Tipografía de
la Secretaría de Fomento, México, 1894), formada para conmemorar el
IV Centenario del Descubrimiento de América.

7
PORFIRIO MARTÍNEZ PEÑALOZA, Parnasos, liras y trovadores mexicanos. Siglo
XIX, Edición Camelina, Morelia, 1976.

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Todas estas obras, como dice en sus palabras liminares la Guirnalda,


tenían el propósito de "Dar una idea completa del progreso de nuestra
poesía lírica, hacer palpar a un solo golpe de vista y presentar en un solo
libro todas las bellezas en que abundan nuestros poetas" (p. 3), ya sea de
las generaciones anteriores, como es el caso de la misma Guirnalda o de
los poetas que "comienzan a atravesar el camino de la vida", según
declara en el "Prólogo" Juan E. Barbero en su Lira de /,a juventud (p. 3), y
en donde ciertamente figuran ya como poetas conocidos, entre otros,
Manuel Acuña, Francisco G. Cosmes, Agustín F. Cuenca, Manuel de
Olaguíbel, Juan de Dios Peza, Ramón Rodríguez Rivera, Justo Sierra,
Santiago Sierra, Agapito Silva, Francisco Sosa y Rafael de Zayas
Enríquez.
Un lugar especial dentro de las antologías de la poesía mexicana del
sigloxrx, lo ocupa La lira mexicana de Juan de Dios Peza, en primer lugar,
porque se trata de una antología verdaderamente representativa si la
comparamos con la de don Enrique de Olavarría y Ferrari, aparecida
apenas un año antes, en 18788 , de la que decía don Gaspar Núñez de
Arce que no le había permitido apreciar "toda la grandeza, pompa y
majestad de la musa lírica mexicana en los tiempo modernos" 9 , y, en
segundo, porque en ella se encuentra el origen de Los trovadores de México
y de las ediciones del Parnaso mexicano de Maucci.
Juan de Dios Pez a ( 185 2-191 O) era contemporáneo de Manuel Acuña,
de Justo Sierra, de Agustín F. Cuenca; y tenía gran amistad con Ignacio
Ramírez, El Nigromante, Ignacio Manuel Altamirano y Vicente Riva
Palacio. En 1878 marchó a España y se estableció en Madrid, en donde
desempeñó el puesto de segundo secretario de la Legación Mexicana, a
cargo entonces del general Ramón Corona. Aquí publicó La lira mexicana
con un prólogo del doctor Antonio Balbín de Unquera "y apreciaciones
de los señores Castelar, Campoamor, Grilo, Hidalgo de Mobellán,
Martínez Pedrosa, Núñez de Arce y Selgas". Dos años antes, había
publicado en El Anuario Mexicano de Filomena Mata sus "Poetas y

8
Poesías líricas mexicanas, Madrid, 187 8 (Biblioteca Universal, t. 14 ).
9
Apud JUAN DE DIOS PEZA, La lira mexicana, p. 447. PORFIRIO MARTÍNEZ
PEÑALOZA recuerda que don Manuel de Revilla decía, en una reseña que publicó
en El Liceo, que la antología de Olavarría y Ferrari era muy reducida y que uno
o dos poemas no bastan para conocer un poeta y mucho menos para juzgarlo. De
ella hacía este juicio global: "No hay entre estos poetas ninguno que con justicia
pueda apellidarse malo, ni tampoco ninguno que pueda considerase como genio
extraordinario y de primera fuerza" (op. cit., p. 20).

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Escritores Modernos Mexicanos" 10 • Él era, pues, una de las personas más


idóneas para emprender una antología de la poesía mexicana del siglo
XIX, aunque ciertamente no figuren todos los poetas, particularmente los
de pensamiento conservador, como lo hizo notar Victoriano Agüeros en
la reseña que hizo de este libro 11 •
Al iniciar sus Poetas y escritores mexicanos decía Juan de Dios Peza:

No me creo con las dotes necesarias para hacer un estudio serio sobre
el estado que guardan la literatura y el periodismo, entre nosotros;
pero tanto en la una, como en el otro, he tomado parte desde hace
algunos años, y acaso esto me sirva para hacer una declaración como
testigo, más bien que un juicio cono examinador de los acontecimien-
tos. Me tocó en suerte cultivar mi amor por las letras, en un grupo de
jóvenes que ha sido más tarde, ya no risueñas esperanzas, sino
realidades gloriosas, para esta desgraciada tierra, donde siempre han
sobrado discordias, y nunca han faltado talentos ... Diez años de
concurrir a las asociaciones literarias, de vivir en las redacciones, de
frecuentar el trato de autores y actores dramáticos, de ensayarme en
varios géneros literarios, buscando para no errar, a los que pasan por
lumbreras en los diversos ramos, me han hecho conocer a los
hombres de letras de mi país, y formar un juicio sobre la mayor parte
de ellos (p. 147).

La lira mexicana fue un gran éxito, pronto se agotó y fue muy bien
recibida por la crítica; pero, al mismo Juan de Dios Peza, le debió
resultar insatisfactoria, porque no estaban presentes "todos los poetas que
hoy brillan en la literatura mexicana", debido a que cuando la inició no
le "fue fácil adquirir obras de todos". Pero aclara: "A ninguno omití
voluntariamente y de los que doy a conocer no estuvo en mi mano lo más
hermoso de sus producciones" 12 • Por otra parte, el que no figuraran
poetas como José Joaquín Pesado y Alejandro Arango y Escandón e
Ignacio Aguilar y Marocha, que son los nombres que cita Victoriano
Agüeros, quizá se deba, más que a su filiación conservadora, a que la
intención de Peza era antologar a "poetas contemporáneos, jóvenes en su

10
JUAN DE DIOS PEZA, "Escritores y poetas modernos mexicanos", en El
Anuario Mexicano, Filomena Mata, México, 1877, pp. 147-289.
11
VICTORIANO AGÜEROS, Obras literarias, Imprenta de Victoriano Agüeros,
México, 1897, p. 228.
12
La lira mexicana, p. viii.

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mayor parte, para que se pueda juzgar el porvenir literario de mi patria,


puesto que lo que pertenece al pasado queda palpitante en la historia" 13 •
Ante este panorama, a Vicente Riva Palacio, a finales de 1884,
cuando se encontraba cuidando los últimos detalles del segundo tomo del
México a través de los siglos, el dedicado al Virreinato, que, como es sabido,
él se había encargado de escribir, se le ocurrió la idea de publicar El
Parnaso mexicano, una antología mayor de la poesía mexicana, dedicada,
sobre todo, a los poetas contemporáneos, pero sin olvidar a algunos de
los grandes poetas de los siglos anteriores como Sor Juana, Fernández de
Lizardi, Manuel Martínez de Navarrete y José Joaquín Pesado.
No existe ninguna prueba concluyente de que El Parnaso mexicano
haya surgido como una respuesta a La lira mexicana de Peza, en cuanto
que no quería incurrir en los mismos errores que había señalado en ella
principalmente la prensa conservadora. Sin embargo, Riva Palacio en
uno de los Ceros que fechó el 16 de enero de 1882, al mismo tiempo que
censuraba a los editores de La Voz de México por haberse adjudicado el ser
el órgano de expresión del sentir de México, cuando más bien debía de
llamarse -agregaba- La Voz de los Timoratos, decía que la antología de
Peza más bien debía haberse llamado La lira de mis amigos14 • Y en este
sentido, El Parnaso mexicano de Riva Palacio, además de ser una obra
amplia y representativa, se caracterizaba por su imparcialidad, pues en
él estaban presentes tanto liberales como conservadores, poetas de las
generaciones anteriores como de las presentes, poetas y poetisas, y no
solamente los que gozaban ya de merecida fama, sino también aquellos
que quizá pudieran ser considerados como poetas menores, particular-
mente por el hecho de no haber tenido la fortuna de haber reunido sus
composiciones en libro y, en la mayoría de las ocasiones, haberse
contentado con publicar sus poemas en "hojas volantes", como llamaba
Díaz Mirón a los periódicos; pero cuya obra, al fin y al cabo, daba
significado y formaba parte de la vida literaria del país.
En su proyecto inicial El Parnaso mexicano, cuya primera entrega
apareció el 15 de mayo de 1885, comprendería tres series, cada una de

13
!bid., p. vi. VICTORIANO AGÜEROS también observaba en su reseña que de
los cincuenta y nueve poetas seleccionados por Juan de Dios Peza, la mayor
parte eran jóvenes, "que casi puede decirse que han comenzado ayer sus
ensayos" (op. cit., p. 227). Observación que explicaba precisamente por qué no
estaban incluidos los que él echaba de menos.
14
VICENTE RIV AP ALACIO, Los Ceros. Galería de contemporáneos, Instituto Mora-
UNAM-Conaculta-lnstituto Mexiquense de Cultura, México, 1996, p. 375.

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12 números quincenales: esto es, 36 pequeños libros de 96 páginas, lo que


haría un total de 3 456 páginas:
Primera Serie: Manuel Acuña, Manuel M. Flores, Antonio Plaza,
Ignacio M. Altamirano, Esther Tapia de Castellanos, Ignacio Rodríguez
Galván,J uan de Dios Pez a, Sor Juana Inés de la Cruz, Guillermo Prieto,
Manuel Carpio,José Rosas Moreno y José Joaquín Fernández de Lizardi.
Segunda Serie: José Peón y Contreras, Ignacio Ramírez, Luis
Gonzaga Ortiz, Isabel Prieto de Landázuri, Agustín F. Cuenca, Francisco
Sosa,Juan Valle, Dolores Guerrero, Fernando Calderón, Ignacio Montes
de Oca, Salvador Díaz Mirón y Juan Díaz Covarrubias.
La Tercera Serie también comprendería doce poetas, pero sólo
aparecieron seis números, siguiendo el periodo acostumbrado, excepto
el último, dedicado a José María Roa Bárcena, que apareció en 1889: José
Joaquín Pesado,Joaquín Villalobos, Pantaleón Tovar, Refugio Barragán
de Toscano, Fr. Manuel Martínez de Navarrete y José María Roa
Bárcena.
En la "Advertencia de los editores" se leía:

Al emprender esta publicación ni hemos creído levantar un libro


monumento a la gloria de las letras mexicanas, ni formar una
compilación que pueda servir para el estudio de la patria literatura;
nuestro modesto empeño se reduce a dar a conocer las composiciones
de los poetas de México en una colección que por lo apropiado de su
forma, por la comodidad de su costo y por la agradable variedad de
las poesías que cada tomo contenga sirva de grato solaz a los lectores.
Por eso ni hemos seguido el orden cronológico regular, ni hemos
coleccionado en cada uno de los pequeños volúmenes las obras de un
solo autor. Cada tomo está dedicado a uno de nuestros poetas cuyo
retrato y noticias biográficas forman el principio del volumen.

Pero un cambio sustancial se dio a partir del primer número de la


Segunda Serie, correspondiente al 15 de noviembre de 1885, dedicado
en su totalidad a la poesía de José Peón y Contreras, pues a partir del
siguiente número, correspondiente al 1ºde diciembre de 1885, dedicado
a Ignacio Ramírez (El Nigromante), se nos informa que las poesías han
sido escogidas y coleccionadas "por Francisco J. Arredondo bajo la
dirección del General D. Vicente Riva Palacio".
¿Qué ocurrió-podríamos preguntarnos- a finales de 1885 como para
que Riva Palacio dejara de ocuparse directamente de la selección y
edición de El Parnaso mexicano? Me atrevo a conjeturar que harto de los
avatares y sinsabores de la política militante, y vislumbrando la posibili-

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dad de dedicarse a la carrera diplomática, pensó abandonar el país para


ocuparse, sin descuidar su obra literaria, de otros menesteres cuyos
ámbitos imaginaba más amables y placenteros que los del canibalismo
político mexicano 15 • Y en efecto, Riva Palacio, contando con la anuencia
del general Porfirio Díaz 16 , partió para Europa a mediados de 1886, en
donde ocupó la jefatura de la Legación Mexicana en España, país en
donde era ampliamente conocido tanto por su obra literaria e histórica
como por su actitud humanitaria y conciliadora durante la invasión
francesa y el Imperio de Maximiliano.
Sobre el nombramiento de Vicente Riva Palacio a Europa se ocupó
ampliamente la prensa, y además se celebraron algunas veladas literarias
para despedirlo. Ahora bien, ¿quién era Ignacio J. Arredondo, el nuevo
recopilador de las poesías de El Parnaso mexicano que integrarían la
Segunda y Tercera Serie? Poco he podido averiguar sobre él. En varios
cuadernillos de El Parnaso mexicano hay algunos poemas suyos, nueve en
total, todos de corte romántico, como la mayoría de la poesía de la época,
en los que los temas son algunas circunstancias de su vida: en el titulado
Dolora, dedicado "A mi respetable maestro el Sr. Gral. Vicente Riva
Palacio", fechado en 1878, evoca su infancia y alude a su juventud,
insistiendo en motivos como el de la tristeza, la orfandad y el desamparo;
en los últimos, lamenta una y otra vez la muerte de su hijo Horado,
acaecida el 23 de abril de 1886. Entre sus amigos más cercanos se
encontraban los poetas Manuel Lizarriturri y de Federico Carlos Jens;
éste último también discípulo de Vicente Riva Palacio. Por otra parte, en
el Archivo Vicente Riva Palacio que conserva la Universidad de Austin,

15
Recordemos que en el "Adiós al lector" de Los Ceros, cuya primera edición
es de 1882, después de afirmar que su única intención es la de reconocer y elogiar
los méritos de los hombres que durante toda su vida se han dedicado
desinteresadamente a las letras en México, confiesa que se encuentra "cansado
del mundo y harto de desengaños" (Los Ceros. Galería de contemporáneos, ed. cit., pp.
333-334 ). Ahora bien, quien se tome la molestia de informarse sobre su biografía
en los años que siguieron a su participación en la defensa de país,
particularmente en Michoacán, no tendrá duda de que estos desengaños fueron,
sobre todo, de carácter político.
16
JOSÉ ÜRTIZ MoN ASTERIO recuerda que fue don Daniel Cosío Villegas
quien da a entender que Porfirio Díaz debió sentir poca estima por Riva Palacio,
ya que su nombramiento es interpretado como una especie de exilio disfrazado,
pero lo peor del caso es que se aduce como testimonio el epistolario entre ambos,
cuando tanto de uno como de otro no hay más que pruebas de amistad y afecto
("Patria", tu ronca voz me repetía .. ., UNAM-Instituto Mora, México, 1999, pp. 244-
246 ).

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he encontrado dos cartas suyas dirigidas a Riva Palacio. En la primera,


fechada en la Prisión de Santiago, el 4 de enero de 1885, le solicita que
intervenga ante Juan de la Fuente Parres para que le proporcione las
últimas entregas del México a través de los siglos, le hace patentes los saludos
de los generales Cortina y Núñez y le agradece el envío del Episcopado
mexicano (de Francisco Sosa). En la segunda, también fechada en la
Prisión de Santiago, el 15 de julio del mismo año, de nuevo solicita su
intervención, pero esta vez para que se dirija al general Carrillo con el fin
de obtener una nueva colocación o le consiga una licencia "con goce de
haber o sin él", ya que le hace insoportable su estancia en la prisión por
las "exigencias" del general Cabañas que se ha empeñado en "fastidiar-
los".
A partir de esta escasa información, podemos concluir que Francisco
J. Arredondo estaba adscrito al servicio del Ejército y que si no era un
poeta de primer orden, había incursionado a la poesía, incluso antes de
tratar más de cerca a Vicente Riva Palacio en la Prisión de Santiago
Tlatelolco, en 1884, cuando éste había sido recluido por su participación
como diputado en las campañas contra la monedas de níquel y, en su
calidad de general, por no haberse presentado a ofrecer sus servicios al
gobierno en el "estado de alarma", a raíz del motín del 21 de diciembre
de 1883 en el que se había puesto en peligro la vida del presidente
Manuel González 17 • Así pues, a partir de la publicación de la Segunda
Serie de El Parnaso mexicano, Francisco J. Arredondo se convierte en el
colaborador más cercano de Vicente Riva Palacio. A este respecto es muy
aleccionadora una carta de Francisco Sosa, fechada el 1° de junio de
1887, cuando tenía casi un año que se había interrumpido la publicación
de la Tercera Serie y Riva Palacio tenía ya más de un año en Madrid. En
ella, después de comentar el Acopio de sonetos castellanos de José María Roa
Bárcena18 , antología en la que, según Sosa, el autor "no pudo prescindir
de sus preocupaciones partidistas", y de informarle que él no ha desistido
de hacer una antología de la poesía mexicana, en la que "aparecerían
liberales y conservadores, vivos y muertos", agrega:

Mucho ha perjudicado la publicación del Parnaso, aquél de Arredon-


do, en que la suma condescendencia de usted fue explotada por el

17
DANIEL Cosío VILLEGAS, Historia moderna de México. El Porfiriato. La vida
política interior. Parte primera, IX, Hermes, Buenos Aires-México, 1983, p. 663.
18
JOSÉ MARÍA ROA BÁRCENA, Acopio de sonetos castellanos, con notas de un
afidonado, Imprenta de Ignacio Escalante, México, 1887.

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editor, quien, en último resultado, suspendió la obra y procurando


significar que la ausencia de usted la motivaba. Estoy cierto de que
usted no será quien presente ese Parnaso a los poetas españoles como
el mejor documento para formarse una idea exacta de la poesía
mexicana. Recordará usted cuantas veces me dolí de que usted
permitiese de que nombre figurara al frente del Parnaso. No hablo por
resentimientos personales, puesto que me dedicaron un tomito y
publicaron lo que yo quise; pero no salieron todos bien librados 19 •

Estas palabras de Francisco Sosa son bastante significativas porque,


sino representan el sentir del público en general, como veremos después,
al menos nos sirven de índice para conocer algunas de las circunstancias
de la edición de El Parnaso mexicano, el grado de participación que se les
permitió a algunos poetas en la selección de sus obras y la reacción de
algunos otros, que, como siempre suele ocurrir, no estuvieron de acuerdo
con los poemas seleccionados. Pero también, por otra parte, parece
desprenderse de las palabras de Sosa, que Riva Palacio sólo permitió que
usaran su nombre en la edición de esta obra, cuando si esto pudiera ser
cierto con los últimos números, no lo fue con los primeros, al menos con
los de la Primera Serie, ni tampoco con el plan general de la obra Que
Riva Palacio se ocupó personalmente de la selección y de la edición de
los primeros números, nos lo demuestra una carta de Esther Tapia de
Castellanos, fechada el 2 de julio de 1885, en la que aparte de informarle
sobre preocupaciones personales y un proyectado viaje a la ciudad de
México, le dice que le "afligiría que se perdieran los borradores" que
tiene "que mandarle para la publicación del Parnaso mexicano" 2º. Un dato
más de la participación directa de Riva Palacio en la edición de El
Parnaso Mexicano es que algunos de los poemas o poetas seleccionados son
precisamente de los que habla con gran entusiasmo en algunos de sus
Ceros, tal como ocurre con el poema "A mi padre" de Juan de Dios Peza
y con Manuel M. Flores. Del poema de Peza dice que, a pesar de tener
algunos defectos literarios (pero aclara "¿que poesía no los tiene?"), es
una composición que siempre lo "ha deleitado" 21 , y como lo podemos
confirmar lo seleccionó para incluirlo en la primera entrega de la
Primera Serie, entre los poemas que acompañan a los de Manuel Acuña.
En cuanto a Manuel M. Flores, a quien llama el Faetón de México,

19
"Francisco Sosa: cartas a Vicente Riva Palacio" [Editadas por José Ortiz
Monasterio] en Literatura Mexicana, 7 (1996), núm. 2, p. 558.
20
Archivo Vicente Riva Palacio en la Universidad de Austin.
21
Los Ceros. Galería de contemporáneos, pp. 270-271.

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"engrandecido por las notas apasionadas de su lira gigantesca ... yno tiene
menos fuego y pasión en sus versos que las que tuvieron en su alma,
Alceo, Anacreonte, Arquíloco, Hiponax y otros amadores de perpetuo
renombre" 22 , le dedicó la segunda entrega, también de la Primera Serie.
Finalmente quizá no debamos pasar por alto que de la Primera Serie
se anunció con una "prima" para todos los suscriptores y que ésta fue un
libro suyo: Páginas en verso (Librería la Ilustración, México, 1885, 179
pp.)23.
En cuanto a la selección de los poetas de El Parnaso mexicano de Riva
Palacio, como se ha dicho, aparte de los poemas del autor que le daba
nombre a cada ejemplar, se incluían poemas de otros autores tomados
tanto de publicaciones periódicas del interior de la república como de la
ciudad de México. Hay también algunos poemas que, si no se escribieron
ex professo para El Parnaso mexicano (como algunos de José Peón Contreras
o de algunos otros autores, cuyo carácter de inédito se hace constar), se
habían escrito o publicado en fecha muy reciente a la del volumen en
cuestión, como ocurre con los de Juan de Dios Pez a.
Este afán por antologar no sólo las composiciones de los poetas más
conocidos, sino también aquéllas de autores que ocasionalmente se
dedicaban a la poesía, y que no siempre implica que se trate de poetas
menores, hacen que El Parnaso mexicano contenga alrededor de 740
poemas (entre los que se incluye el Himno Nacional Mexicano) y dos libros
completos, Ecos de José Peón y La cuesta del muerto de José María Roa
Bárcena. En total, intervinieron en El Parnaso mexicano alrededor de 190
poetas. En cuanto a la procedencia geográfica de ellos, los hay de todas
las partes de la república: de Yucatán (Ramón Aldana, Vicente Calero
Quintana, Julián Montiel, Gertrudis Tenorio Zavala, Rita Cetina
Gutiérrez, Clemente Cantarell), Campeche (Francisco Sosa,Justo Sierra,
Santiago Sierra), de Tabasco Qoaquín Casasús, Dolores Correa Zapata),
de Veracruz (Manuel Díaz Mirón, José María Esteva, José María Roa
Bárcena, Manuel Carpio,Juan Díaz Covarrubias,J osé Manuel Gutiérrez
Zamora, Vicente Daniel Llorente, Salvador Díaz Mirón, Ricardo
Domínguez), de Oaxaca (José Guillermo Carbó, Manuel Eduardo
Rincón), de Puebla Qosé María Lafragua,JoséJoaquín Pesado, Manuel.
M. Flores, José Fernández de Lara, Ignacio Pérez Salazar), de la ciudad
de México (Antonio Larrañaga, Guillermo Prieto, Vicente Riva Palacio,

22
!bid., p. 376.
23
La "prima" de la Segunda Serie que se les entregó a los suscriptores fue En
el umbral de la dicha de José Peón Contreras.

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Pantaleón Tovar,Juan de Dios Peza, Agustín F. Cuenca, Luis G. Ortiz,


José Tomás de Cuéllar, Manuel Gutiérrez Nájera), de San Luis Potosí
(Francisco González Bocanegra, Manuel José Othón), de Jalisco Qosé
María Vigil, Isabel Prieto de Landázuri, Antonio Zaragoza, Ireneo Paz,
José Rosas Moreno, Refugio Barragán de Toscano, Manuel Puga y Acal),
de Michoacán Qesús Echáiz, Gabino Ortiz, Ramón, I. Alcaraz, Agapito
Silva, Joaquín Téllez, Tirso Rafael Córdoba, Esther Tapia de Castella-
nos), de Guanajuato (Ignacio Ramírez, Juan Valle, Ignacio Montes de
Oca y Obregón, Antonio Plaza), etc.
Habría también que hacer notar que en El Parnaso mexicano están
incluidas todas las generaciones que, según Ignacio Manuel Altamirano,
conforman el siglo XIX 24 • La Generación de la Independencia, de
inspiración, sobre todo, patriótica, está representada por la oda al Dieciséis
de septiembre de Andrés Quintana Roo, por los sonetos, agrupados bajo el
título El 16 de septiembre, de Francisco Manuel de Sánchez de Tagle y por
el poema Al suplicio de Morelos de Wenceslao Alpuche. La generación de
la Academia de Letrán, que tenía como maestros tanto a Andrés
Quintana Roo e Ignacio Ramírez como aJoséJoaquín Pesado o Manuel
Carpio, compuso innumerables poemas sobre los más diversos temas,
entre los que destaca la libertad, el paisaje, el amor, el placer, el dolor, la
duda, la melancolía, y está representada por El sueño del tirano, La vuelta
del desterrado, El soldado de la libertad, A una rosa marchita de Fernando
Calderón, La tumba y ¡Es sempiterna ya .. .! ¡Baiwd.' ¡Bailad.' de Ignacio
Rodríguez Galván y el canto a La victoria de Tamaulipas de Joaquín María
de Castillo y Lanzas.
De la Generación del Liceo Hidalgo, que se caracterizó por sus ideas
modernas y progresistas y que, según decía Altamirano, "no era una
simple escuela poética, sino un apostolado liberal que adoptaba las
formas de la bella literatura para propagar sus ideas" 25 , figuran
Pantaleón Tovar, Luis Gonzaga Ortiz y Joaquín Villalobos: los tres
ampliamente representados, pues se les dedicaron sendos cuadernillos.
De la Generación de la Reforma o de la Segunda Guerra de Indepen-
dencia, de la que afirma Altamirano que era "absolutamente indepen-

24
Sigo la clasificación que propone Ignacio Manuel Altamirano en De la
poesía épica y de la poesía lírica en 1870, publicada en El Federalista ( 1871 ), y años
después completa en su Revista literaria y bibliográfica, publicada en el Primer
Almanaque histórico, artístico y monumental de la República Mexicana de Manuel
Caballero ( 1883). Véanse en IGNACIO MANUEL AL TAMIRANO, Escritos de literatura
y arte, I, sel. y notas de José Luis Martínez, pp. 186-229; 23 7-259.
25
IGNACIO MANUEL AL T AMIRANO, Escritos de literatura y arte, I, p. 221.

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Actas XV Congreso AIH (Vol. IV). MANUEL SOL. «El Parnaso mexicano» de Vicente Riva Palacio
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diente de la tradiciones académicas" y, en lo político, era partidaria de la


democracia y del odio a la tiranía y al fanatismo, ya que no en vano
estaban "acaudillados" por Ignacio Ramírez y Guillermo Prieto, quienes
finalmente habían venido a encontrar su verdadera familia 26 , se
encuentran, entre otros, Juan Díaz Covarrubias, el mismo Ignacio
Manuel Altamirano,J uan Valle y Vicente Riva Palacio. Los tres primeros
con sendos cuadernillos, y Riva Palacio, con algunos poemas, y como
hemos visto, con su libro Páginas en verso, que se ofreció como "prima" de
la Primera Serie.
Finalmente, la generación del 70, cuyo nombre más exacto quizá sea
el de Generación Altamirano, está representada por Manuel Acuña,
Agustín F. Cuenca, Juan de Dios Peza, Manuel M. Flores y Francisco
Sosa.
Un lugar especial ocupan las poetisas, pues en El Parnaso mexicano se
incluyeron 37 mujeres y, aparte de Sor Juana, se les dedicó un número
a Esther Tapia de Castellanos, Isabel Prieto de Landázuri, Dolores
Guerrero y Refugio Barragán de Toscano. Era quizá la primera vez en
la historia de las antologías en México, en la que se les concedía una
amplia representación a la poesía femenina, pues José María Vigil
todavía no publicaba Las poetisas mexicanas, que apareció en 1893.
Todo esto hace que El Parnaso mexicano de Vicente Riva Palacio sea,
en los albores del siglo XXI, el florilegio más importante y representativo
de la poesía mexicana del siglo XIX, pues, aparte del número de poetas,
se encuentran en él poemas de las más variadas tendencias artísticas:
neoclásicas, eclécticas, románticas y posrománticas. Una verdadera
antología mayor de la poesía decimonónica, con el carácter de suma y
síntesis de una época, precisamente en el momento en que la poesía en
lengua española estaba a punto de aventurarse por otras sendas, las que
la crítica ha calificado con el nombre de modernistas. Los nombres de
Salvador Díaz Mirón, Manuel Gutiérrez Nájera y Manuel José Othón en
El Parnaso mexicano, son ya un indicio de esta nueva sensibilidad y de esta
nueva retórica.

MANUEL SOL

Universidad Veracruzana

26
!bid., p. 223.

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Actas XV Congreso AIH (Vol. IV). MANUEL SOL. «El Parnaso mexicano» de Vicente Riva Palacio

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