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Prof.

Richard García

FICHA: SIGLO XX, MODERNIDAD Y VANGUARDIAS

Ante las diversidad de corrientes y tendencias que aparecen a lo largo del siglo XX, resulta del todo
imposible enfrentarse a ellas globalmente y de manera análoga como se ha planteado el estudio a otras
épocas. Por lo general, el método al que se acogen la mayor parte de los historiadores del Arte, para efectuar
el estudio de las manifestaciones artísticas del presente siglo, es representado la clasificación de los
denominados “ismos”
A lo largo del siglo XX, podemos ver la existencia de dos bloques de corrientes bien diferenciadas: las
primeras vanguardias históricas y las tendencias posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Se trata de dos
períodos netamente distintos, cuyas problemáticas se hallan relacionadas -sobre todo en lo que concierne a
una cierta dependencia de las segundas vanguardias con respecto a las primeras-.
Una de las características más relevante del arte del siglo XX, con respecto a las etapas anteriores, se el
fenómeno de ruptura. Siempre se ha insistido en apuntar que el arte de principios del siglo XX supone una
ruptura con respecto a todo lo anterior. Sin embargo, cada vez se está más de acuerdo en admitir que ya poco
después iniciada la segunda mitad del siglo XIX se produce un cambios profundo en la conciencia artística
que se puede considerar como un auténtico germen de ruptura. Así, por ejemplo, se da como fecha de
arranque de la pintura contemporánea el año 1863, en el que Manet pintaba la famosas obra “Almuerzo
sobre la hierba”. Es la osadaía presente en esa pintura la que permita plantear no sólo su iconografía, sino sus
aspectos formales como un precedente de obras posteriores.
Una de las principales metas esenciales de todos los artistas de principios del siglo fue incorporar lo
experimental -tan característico de los ámbitos científicos- al mundo del arte. De manera continua tanto
pintores como escultores rechazaron de pleno la imitación y se refugiaron, cada vez más, en la audacia que
comportaba experimentar con materiales, técnicas y configuraciones nuevas. Los grandes avances científicos
y su repercusión en el progreso industrial pronto dejaron honda huella en el arte contemporáneo. Sin
embargo, no sería justo limitar el campo de influencias que determinaron unas nuevas concepciones artísticas
a este tipo de avances. Debe tenerse también en cuenta las aportaciones de pensadores y filósofos, que sin
proponérselo, contribuyeron, en gran manera, a moldear un nuevo modo de sentir la manifestación plástica
(no debemos olvidar la influencia del pensamiento de Nietzsche sobre el arte expresionista alemán, etc.)
Un concepto clave, derivado de la filosofía de comienzos de siglo, que impregna hasta lo más profundo el
arte de las primeras vanguardias es la modernidad. Ser moderno implicaba innovación y cambio, a la par que
suponía aunque fuera de modo latente, un rechazo a lo anterior. De ahí la autenténtica obsesión por parte de
arquitectos, pintores, escultores y diseñadores de proponer siempre soluciones nuevas que que reflejan el
mundo moderno. Casi pueden puede plantearse la máquina como objeto “mágico” del que derivan
numerosas realizaciones artísticas. No obstante, no debe olvidarse nunca que las primeras vanguardias se
produjeron un atmósfera muy particular: la circundante a la Primera Guerra Mundial. Por ese motivo, la
actitud de los artistas no responde de igual manera a las diversas problemáticas que se plantean. Así como
para los futuristas, por ejemplo, la máquina llegó a constituir por sí misma el símbolo de la modernidad
ansiada, para los dadaístas supuso el progreso inexorablemente condujo al conflicto bélico, por lo cual
decidieron ironizar en sus ejecuciones cualquier elemento que pudiera conecta conectar con el mismo.

Cirlot, Lourdes (1988) Las claves de las vanguardias artísticas en el siglo XX. Barcelon: Ed. Ariel: pp.3-7
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Los cambios acelerados de comienzos del siglo XX, el planteamiento de dudas a cerca de los sistemas de
valores dominantes, la rápida sucesión de percepciones, puntos de vista, significados y por lo tanto, la
apertura al planteamiento de dudas e investigación de cada supuesto -muy parecido al a hoy en día- sin duda
reflejaron un cambio similar en los puntos de vista del mundo en su totalidad. Los cambios sociales, políticos
y económicos igualaron a las evoluciones filosóficas y científicas y el colapso de los sistemas y los valores
tradicionales y autoritarios, no en su pérdida actual de poder, sino en su seguridad de si mismo y su
supervivencia a largo plazo. En las artes, desde todas partes se desafío la tradición del pasado -al menos un
incondicional adhesión a ella-. El cuestionamiento y rechazo del pasado equivalieron a una verdadera
revolución militante, que se expresó de manera conveniente en sus caracterización como vanguardia. En
cuanto al uso indiscriminado de la denominación “vanguardia” hasta hoy en día, es importante señalar que
las “vanguardias históricas” fueron explosivas, expansivas y trasgresoras, cada límite era una frontera que
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había que cruzar, una barrera que había que destrozar, una prohibición que había que quebrantar. De aquí su
exigencia de destruir el marco… Las vanguardias históricas pidieron la disolución de las artes como
institución (en cuanto a su constitución como una esfera de actividad separada, su autonomía) y la
reintegración de lo artístico en la práctica social.
El arte de comienzo del siglo XX, que meditó sobre las actitudes similares en la sociedad, se convirtió en una
explosiva fuerza liberadora contra la opresión de suposiciones y jerarquías establecidas aceptadas hasta
entonces. (…) Hasta entonces era costumbre considerar las artes en términos de categorías amplias de
clasificaciones, lo que los historiadores del arte llamaban estilos, al menos como se ve desde lejos, entonces
desarrollaron términos de “movimientos” lo que parecía sucederse unos a otros con una aceleración cada vez
mayor hasta que llegaron convertirse en tan efímeros como para ser casi imperceptibles, exceptos para los
especialistas. Los conceptos y una preocupación por la teoría y las ideas, que a menudo precedieron,
condicionaron y predefinieron la naturaleza del objeto de arte en sí, comenzaron a sugerir como
constituyentes principales de la actividad artística. Más aún los límites de la categorización entre los medios
se volvieron cada vez más confusos.
Los movimientos artísticos fueron deliberados, intencionados, dirigidos y programados desde el comienzo.
Estuvieron acompañados de declaraciones, manifiestos y un plétora de documentos. Cada uno se lanzó de
manera deliberada para llamar la atención sobre un punto. Cada uno lanzó de manera deliberada para llamar
la atención sobre un punto: los artistas y a menudo los críticos, y los artistas como críticos, constituyeron
plataformas para lanzar movimientos, para proclamar conceptos. El papel del crítico, el teórico, se volvió en
especial importante en el proceso de dar forma y validez a una actividad artística. Al mismo tiempo debe
señalarse que los distintos movimientos no contuvieron necesariamente, en algún significado exclusivo, algo
de los artistas principales: un ejemplo evidente sería Picasso que entró y salió de los movimientos…..

Stangos, Nikos (1974) Conceptos de Arte Moderno. Barcelona: Ed. Destino: pp. 10-12

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ACTIVIDAD

A) En base a los autores elabora un concepto de Vanguardia


B) ¿Qué características puedes extraer de las vanguardias?
C) ¿Qué relación puedes establecer entre los conceptos: ruptura-modernidad-experimentación?
D) ¿Por qué Stangos habla de “movimientos” y no “estilos”?
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