Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Página 2
Créditos
Moderadora: Kath
Traducción
Clau JandraNda
Kath Kane
Cjuli2516zc Gerald
Rosaluce Delilah
Brisamar Maria_clio88
Alixci
yo. Oh, y tienes que estar dispuesto a dejar que el amor entre en tu vida, abrirle esa
Página
pesada puerta que lleva al pobre hombre al laberinto de tu corazón, por así decirlo.
Esa es la parte difícil, ¿no? Tienes que dejar entrar el amor. Tienes que abrirte,
compartir tus partes menos amables, los rincones más profundos y oscuros de tu
alma. Esa es la única manera de experimentar el amor verdadero. Nos alimentan con
esa mierda tan pronto como es posible, o eso he oído. Nuestro entorno es un
comercial constante por amor. Comparte con alguien, sé verdadero, sé honesto, y si
te aman por lo que eres, entonces eres de oro.
Disfruta del baño de confeti que acaba de explotar en tu cara.
Encontraste el amor verdadero. Bien por ti.
Que se joda el resto de nosotros.
Ahora... ¿Dejo entrar al amor? No. Trato con todas mis ganas de no hacerlo,
muchas gracias. Ya He estado allí y he hecho eso. Si me estás preguntando cuál es
mi problema si de verdad creo en el amor… bueno, si tienes tanta curiosidad, mi
problema es que mi querido y viejo amigo "amor" no me quiere. Nunca lo hizo.
Probablemente nunca lo hará.
Diría que es muy grosero de su parte, pero… He logrado mi paz con eso, al
menos eso pensé hasta que fui y me enamoré de Jameson.
Que pase el chico malo caliente cubierto de tinta. Amor de universidad.
Si aún no lo has adivinado, tengo todo tipo de problemas con papá y mamá.
Como si todos esos no fueron suficientes para joder mi vida, tengo problemas con
mi abuela para rematar.
Bla, bla, bla…
Ahora empiezas a pensar que soy aburrida, y no podemos tener eso.
Mejor hablemos de las revolcadas de una noche. Esas son divertidas, ¿verdad?
Están bordeando el amor, sonriéndose el uno al otro, sintiéndose mareados y tontos
con la emoción de anotar uno bueno, disfrutar de la sensación de tener la piel de otra
persona en la tuya, su cálido aliento, su calor, la maldita felicidad a la que te lleva
por unos segundos cuando se las arregla para golpear ese punto dulce, si es que
golpea ese punto dulce. Esas son cosas asombrosas, estoy de acuerdo. Diablos, te
animo a experimentar todos esos sentimientos, especialmente si él cuenta con unos
buenos centímetros.
No seas una perra; ten calma, cascada feliz.
Rúgele a la vida. En la vida.
No te cierres; sé tan libre como una gota de agua.
6
Mi mayor consejo para todos ustedes es, que hagas lo que hagas, no vuelvas a
una antigua revolcada de una noche sólo para satisfacer las necesidades de tu cuerpo
traidor si estás tratando de alejarte del amor, divertirte, vivir un poco, ama a alguien
por una sola noche y luego sigue adelante. Porque si sigues volviendo al mismo tipo,
oh, no sé… un centenar de veces… lo que pasará al final es que empezarás a tener
sentimientos por dicho tipo.
Mira eso, tengo un corazón después de todo. No lo esperabas, ¿verdad? Así
que empiezas a enamorarte, justo como hice yo. Despacio. Al principio, podrías
sentir un hilillo de algo que no puedes definir por cuán bien maneja esa enorme
polla suya (por cierto, eso se llama orgasmo, no amor). Él te hará pasar por todo tipo
de sentimientos cuando la usa en ti. Y sí, será así de bueno; los rompe corazones
tienden a ser buenos en la cama.
Más razones para que llores cuando terminen contigo. Bien, ¿verdad?
Pero entonces tontamente comenzarás a poner más significado detrás del Gran
O que experimentas cada vez que él está cerca de ti con esa polla monstruosa. Y
luego su sonrisa comenzará a confundir las aguas, o la forma en que toca tu rostro,
o la forma en que te mira cuando te quitas la camisa delante de él, todo ardiendo y
mierda. Entonces esas malvadas palabras suyas harán su camino a tu corazón y tu
cerebro. Y tal vez, sólo tal vez, comenzarás a sentirte segura porque parece que
realmente cuida de ti. Entonces de alguna manera, antes de que tengas la
oportunidad de retroceder… antes de que te des cuenta de lo que tu corazón está
haciendo a tus espaldas…
¡Bum!
Estás enamorada.
Felicidades. Y, bueno, ¡que te jodan, querido corazón!
Ahora puedes genuinamente disfrutar de la miseria que seguramente vendrá
a continuación.
Por supuesto, no puedo hablar por todos, pero al menos eso fue lo que pasó
entre Jameson y yo, mi solo y único amor universitario, así que ve y cúlpalo por el
vómito de amor.
Han pasado exactamente seis días y veintiuna horas desde que había dejado
Los Ángeles y se había trasladado a Pittsburgh para comenzar su estúpido nuevo
trabajo en su estúpida nueva empresa, dejándome atrás, con un corazón roto y
esencialmente sin hogar.
Si te estás preguntando cómo me las arreglé para enamorarme de este Jameson
que me rompió el corazón… déjame rebobinar un poco. Conocí a Jameson en un
7
Página
camisa blanca ancha que llevaba eran prácticamente su uniforme cuando no quería
pensar en qué ponerse. Y en camisa ancha o no, sus tetas todavía se las arreglaban
para verse bien. Su cabello rubio fresa estaba en un moño desordenado encima de
su cabeza y parecía que había visto días mucho más limpios. Mi conjetura era que
había venido directo de su cueva de escritura.
―Ninguna razón en absoluto. Simplemente entreteniéndome ―contesté,
quitándome el sudor invisible de la frente con el dorso de la mano―. ¿Qué haces
aquí tan temprano? Pensé que vendrías más tarde. ¿Y hay alguna razón por la que
parezca que no te has duchado en una semana?
Ella estaba en el proceso de mirar dentro de las bolsas de basura que había
alineado contra la pared que contenían la ropa que Jameson había elegido dejar
atrás. Ante mi pregunta, Olive levantó la cabeza y sus labios se extendieron en una
amplia sonrisa.
―No una semana, pero ¿quizás dos días? Sólo tengo unos cuantos capítulos
por escribir, entonces oficialmente será El Fin de la historia. ―Se encogió de
hombros y volvió a revisar, buscando Dios sabía qué―. ¿Quién tiene tiempo para
ducharse?
No era una pregunta, pero le respondí de todos modos, por supuesto,
murmurando. ―¿La gente a la que le gusta estar limpia en lugar de oler mal como
tú, tal vez?
―Y para responder a tu ingrata pregunta ―continuó―. Vine temprano porque
soy la mejor amiga que cualquiera podría tener. ¿Por qué tenemos que pasar por su
ropa? ¿Por qué el bastardo no se la llevó con él?
―No vamos a pasar por su ropa, tú lo harás. Yo ya he pasado por ella. Solo voy
a dejarla afuera. Jameson envió un mensaje de texto para decir que su amigo vendría
a hacerse cargo. De todas maneras, no me importa.
―O podríamos quemarlas para hacer una declaración. ―Le dio una patada a
una de las bolsas hacia la puerta y extendió la mano para levantar mi pequeña bolsa
de fin de semana amarillo brillante.
―¿Y qué declaración sería esa exactamente?
―No lo sé... ¿demostrarle que somos un frente unido contra él? Y sería
terapéutico para ti también.
―Cierto. ¿Qué tal si nos apegamos a sacarme de aquí tan pronto como sea
posible?
Se encogió de hombros y agarró la bolsa que le estaba tendiendo. ―Por cierto,
9
estoy segura de que Jason habría dicho algo si olía mal. Y mira quién está hablando…
Página
parece que la muerte se calentó. Tus hermosos ojos azules están prácticamente
muertos. Incluso tu cabello oscuro se ve de algún modo… más oscuro.
Apreté mis manos sobre mi corazón y aleteé mis pestañas. ―Aww, gracias, mi
pequeña Oliva Verde. Tú también te ves hermosa, con tu cabello grasiento y ojos
soñolientos. Combinado, todo hace maravillas para tu tez.
Con una pequeña sonrisa jugando en sus labios, sacudió la cabeza y llevó las
bolsas abajo, a su auto. Abrí la puerta del baño y revisé el botiquín para asegurarme
de no haber dejado nada atrás. Entonces sólo para estar segura, revisé el dormitorio
otra vez. Cuando estuve segura de que todo estaba empacado y listo, llevé mi última
maleta a la sala de estar donde Olive me estaba esperando con una botella llena de
tequila.
―Traje esto ―dijo, usando sus manos para presentarme la botella, como si ese
bebé necesitara una presentación adicional.
Dando unos pasos para llegar a su lado, le arrebaté la botella de las manos,
ignoré su jadeo y me dejé caer de culo en el sofá color mierda, como me gustaba
describirlo.
Mientras estaba ocupada tratando de desenroscar la tapa, Olive suspiró y se
dejó caer a mi lado. Tomé un trago rápido y arrugué mi rostro cuando el precioso
líquido quemó mi garganta y luego le devolví la botella a sus manos en espera.
Había sido mi amiga durante tres años y medio, y dudaba que alguien me
conociera mejor que ella. Ella era una escritora, una auténtica y exitosa autora que
había llegado a las listas de los más vendidos con su primera novela. Mi parte
favorita era, que era la afortunada, afortunada esposa del actor más caliente de
Hollywood, que también había sido su enamoramiento de la infancia. Pensarías que
esa mierda sólo sucedería en los libros, pero no, ella lo hizo. Anotó con el tipo más
caliente. Me gustaba pensar que le había dado un pequeño empujón en la dirección
correcta, animándola a ir tras lo que quería, pero su química con el tipo estaba fuera
de las listas, así que sabía que con o sin mí, todavía habrían terminado juntos. Y,
bueno, a pesar de ser una celebridad, Jason Thorn era uno de los buenos. Estaba
completamente enamorado de Olive, o de lo contrario habría organizado un ataque
furtivo para que quitara sus garras de mi mejor amiga.
―Así que... ―Olive empezó después de tomar su propio trago de tequila y
toser unas cuantas veces―. ¿Cuál era el tema de la conversación que tenías contigo
cuando entré?
Tomé otro sorbo, uno grande. Ese definitivamente bajó más fácil. ―En
10
realidad, estaba recordando tus lindas tetas y pensando cómo es que eres tan egoísta
Página
1 En español en el original.
Oh, ¡shush! No había estado llorando en silencio ni nada, era alérgica al
maldito apartamento.
―¿Qué tal si nos vamos de aquí? ―preguntó Olive en voz baja.
Al parecer, no había sido lo suficientemente rápida en apartar la vista. Limpié
una lágrima solitaria y tomé mi último sorbo de la botella. Por mucho que quisiera
emborracharme con mi mejor amiga y posiblemente empezar un gran fuego y hacer
muñecas de vudú con grandes juncos, no podíamos. La adultez es una gran apestosa
agua fiestas.
―Sí. Debemos hacer eso. ―Estuve de acuerdo.
Olive me quitó la botella de la mano y, a regañadientes, la abandoné, después
de una breve lucha, por supuesto.
―Me aferraré a esto, y continuaremos más tarde.
―¿Promesa?
―Promesa. ―Entrecerró sus ojos en mí―. Diablos, ¿sabes qué? Incluso te
dejaré abrazarme.
Al levantarme, le meneé las cejas. ―Y mientras te abrazo, ¿estarás abrazando
a tu lindo esposo? ―Me senté más derecha―. Olive Thorn, ¿me estás concediendo
un trío de acurrucadas porque soy víctima de amor? Si es así, lo tomaré totalmente.
―No, pequeña pervertida. Jason tiene unas tomas esta noche. Te abrazaré
hasta que te quedes dormida. Luego saldré furtivamente de tu habitación para
dormir con mi lindo marido.
―Ah, ahora estás torciendo el cuchillo que ya está alojado en mi corazón.
―Bueno. Aún estoy enojada contigo, ¿sabes?
Hice un rostro miserable. ―¿Yo? ¿Qué hice? Soy la víctima aquí.
―Y yo soy tu amiga. Esperaste seis días para decirme lo que hizo ese idiota.
Me robaste los derechos de mi amistad.
―Oh vamos. No puedes enfadarte conmigo por eso. Simplemente no quería
que fueses miserable conmigo. Me di una semana para llorar hasta que se me
salieran los ojos y el corazón, y eso precisamente hice. Ni siquiera me tomó una
semana. Ahora está hecho. Terminado. Esta noche, vamos a celebrar mi soltería. Te
he guardado la mejor parte: las celebraciones. Vamos a tener una fiesta de Tinder y
12
pasar de cada uno. En lo que a mí respecta, soy una amiga patea traseros.
Página
bordeando los veintitrés, ser dueña de unas cuantas maletas merecedoras de cosas
era un poco deprimente.
Cuando lo pensé, me di cuenta de que ahora era la orgullosa dueña de nuevos
recuerdos. Recuerdos que no desaparecerían en un soplo. Recuerdos que deseaba
no fueran míos, porque ninguno de ellos, ninguno de los “te amo” que había salido
de Jameson me mantendría caliente por la noche.
No. Estos recuerdos jugarían con mi mente y me recordarán lo que nunca
tendría en mi vida.
Porque, sí, lo adivinaste… la maldita maldición.
―Hombre, esas escaleras están pateando mi trasero. ¿Acaso hemos terminado
aquí? ―preguntó Olive al acercarse a mí.
―Parece que sí ―respondí, limpiando mis manos húmedas sobre mis
leggins―. ¿Estás lista para salir de aquí?
―¿No debo ser yo quien te lo pregunte?
―No lo sé. ¿Deberías?
Me miró durante unos segundos, probablemente tratando de averiguar si
estaba jugando con ella.
―Nah ―dijo finalmente, uniendo su brazo con el mío―. No hay necesidad de
preguntar; estás lista para cerrar esta puerta. Esto ya es historia antigua, ¿no?
Respiré hondo y apoyé mi cabeza en el hombro de Olive. ―Ojalá estuviera tan
segura de eso como tú, mi pequeña Oliva Verde.
―¿Quieres decir que Jameson no es historia antigua? ―Su voz se suavizó―.
Está bien si no lo es, Lucy. Lo sabes, ¿verdad?
―Oh, el rompecorazones, bastardo roba pantalones es definitivamente historia
antigua, pero no estoy segura de que nuestros recuerdos y todo lo que me encantaba
que me susurrara dentro de estas paredes lo sean. ¿Y no es así como va? Superas al
tipo antes de superar los recuerdos.
Apoyó su cabeza encima de la mía y preguntó gentilmente, ―¿Estás segura de
que estás bien, Lucy? Me encanta que vengas a vivir con nosotros…
―Temporalmente ―hablé sobre ella, pero casi no me hizo caso.
―…porque odiaría si salieras de la ciudad, pero ¿por qué no lo hiciste? Quiero
decir, Jameson fue el primer tipo en cuatro años que logró poner una abolladura en
las paredes que has construido alrededor de tu corazón. Sé que lo amabas. Yo lo vi.
14
había hecho la misma pregunta varias veces después de que se fue―. Pero ya te lo
dije, él nunca me pidió que fuera con él, Olive. Nunca me sentó y explicó sus planes,
o preguntó respecto a los míos, para el caso. Solo me informó que tenía una oferta
de trabajo y que tenía que irse. Oh, y añadió que me extrañaría como loco. Eso fue.
Eso fue todo lo que me dio. No voy a ir tras alguien que no me quiere con él.
―¿Habrías ido con él? ¿Si te lo hubiese pedido?
―Nunca lo sabremos ahora, ¿verdad? Demonios, todo fue tan civilizado. Ni
siquiera tuve la oportunidad de lanzarle un florero en la cabeza o algo. Nunca tuve
la oportunidad de tener un sexo rompe espaldas de despedida. Me siento robada
por eso. Él simplemente me informó de sus planes y me dijo que el contrato de
arrendamiento para este lugar expiraba a finales de este mes. Todo fue tan… ni
siquiera sé lo que fue. Lo único que sé es que nunca me pidió que fuera con él, o me
preguntó si lo consideraría. Yo no fui un factor en sus planes, que es la razón por la
que digo que lo jodan. No iba a rogarle solo porque me daba buenos orgasmos, eso
es seguro. ―Me enderecé del hombro de Olive y giré mi espalda a la sala de estar―.
Sí, que lo jodan a él y al caballo en que se montó. Me quedaré con ustedes hasta que
encuentre un trabajo, entonces estaré fuera de su vista.
―Vas a llamar a tu abuela…
―Esa es la última persona que planeo llamar. Rompí con un tipo; sucede todos
los días. Prefiero llamar a Jameson que llamar a Catherine. No soy suicida.
Después de darme una mirada dura, abrió su boca para decir algo, pero agarré
su brazo y la conduje a la puerta.
―Se acabó y terminó, Olive. Obviamente Jameson no era el adecuado para mí.
No todo el mundo consigue un felices para siempre, y eso está totalmente bien. Estoy
totalmente de acuerdo con ese hecho. Ahora, ¿podemos irnos y continuar esta
conversación innecesaria en tu casa? ¿De preferencia cuando tenga más alcohol en
mi torrente sanguíneo?
Resopló, pero salió del apartamento sin tener que empujarla todo el camino
hasta el auto. Agarré la llave al salir y le di una última mirada al apartamento.
―Sólo para que lo sepas ―le dije a Olive, que estaba justo detrás de mí,
probablemente para que pudiera atraparme si decidía arrojarme al suelo y gritar.
Supongo que realmente estaba deseando ser miserable conmigo―. Nunca le volveré
a decir “te amo” a un tipo de nuevo. Marca mis palabras. En el momento en que
derramas las palabras, te joden. Así que terminé con eso. Ni siquiera me importa si
es un Dios en la cama, o si tiene un metro en los pantalones. Ni un "Te amo" más.
15
Hizo un sonido estrangulado, así que miré por encima de mi hombro. ―¿Un
metro de largo? Ay, Lucy.
Página
16
Página
Página 17
Página 18
Capítulo 2
Lucy
―Shhh, cállate ―susurré con urgencia.
―¡Shhh tú! No hice nada.
―No dije que hicieras algo, dije que hicieras silencio. Vas a arruinar esto antes
de que tengamos la oportunidad de ver cualquier cosa ―siseé a Olive. Ella bufó,
probablemente molesta conmigo, pero se quedó en silencio mientras llevábamos la
enorme escalera hacia el muro de piedra de su propiedad.
Habían pasado horas desde que salimos del apartamento de Jameson y me
había mudado oficialmente a la habitación de invitados de mi amiga. Como había
prometido, ya habíamos celebrado la mudanza y la ruptura con múltiples chupitos
de tequila y varias margaritas cada una. Podríamos también haber utilizado la sala
de proyección como nuestro propio bar de karaoke y masacrado algunas canciones
en el camino, pero le achacamos nuestra mala actuación al mal tiempo, porque
normalmente aniquilábamos todas y cada una de las canciones.
Mientras estábamos tendidas y examinando los techos, Olive recibió un texto
de Jason diciendo que llegaría tarde a nuestra pequeña fiesta de compasión,
momento exacto en el que recordé que era una mala idea dejar que Olive bebiera
más de cuatro chupitos de tequila. Después de haber consolado a Olive, que lloraba
porque Jason llegaría tarde, decidió que era una idea brillante conseguir la escalera
que habíamos visto usar a los jardineros y echarle un vistazo al lado de la pared de
Adam Connor, la apuesta estrella que se había mudado hace unos meses. ¿Quién
19
era yo para decirle que no a un plan tan bueno? Nuestro plan no incluía espionaje
de él ni nada; quiero decir, obviamente no éramos acosadoras, sólo queríamos ver
Página
cómo era su casa, sabes, porque las casas son realmente importantes. Siempre es una
marca en la columna ganadora si tienes un techo sobre tu cabeza.
Y si por tonta suerte lo veíamos caminando medio desnudo, u ojalá
completamente desnudo, bueno, no sería nuestra culpa entonces, ¿verdad? La culpa
estaría únicamente sobre sus hombros.
Así que terminamos en el patio trasero de Olive, llevando esa maldita escalera.
―¿Y si está desnudo, Lucy? ¿Qué hacemos?
―Umm, ¿Asegurarnos de que está desnudo por su propia voluntad? Es
prácticamente una exposición indecente, pero creo que no vamos a llamar a la
policía.
―¿Hablas en serio?
―¡Por supuesto que no! Ten cuidado, mira a dónde vas, hay un árbol detrás
de ti.
Después de darme una horrible mirada, miró por encima de su hombro y evitó
estrechamente el tronco del árbol. ―Oh gracias.
Sonreí y sacudí la cabeza. Jason estaba a punto de llevarse una maldita sorpresa
cuando encontrara a su esposa borracha hasta el culo.
Cuando estábamos lo suficientemente cerca, lentamente bajé el extremo de la
escalera. ―No la sueltes, ¿de acuerdo? Tenemos que apoyarla contra la pared.
―Sé lo que tenemos que hacer, dejar de mandarme. ¡Y por favor deja de
golpear mi arbusto!
―Jesús, Olive, estoy siendo despedazada por tu estúpido arbusto, y ni siquiera
te preocupa que pueda morir de una severa pérdida de sangre.
―No te preocupes, no morirás por unos arañazos. Además, todo esto fue idea
tuya, voy a mantenerme repitiendo eso cuando Jason vuelva a casa y nos atrape.
―Cantaba su última frase mientras yo hacía mi mejor esfuerzo por alejarme del
arbusto mortal.
―¿Mi idea?
Gimiendo, la ayudé a apoyar la cosa estúpidamente pesada contra la pared.
Cuando hizo un fuerte ruido sordo, me estremecí y dejé caer mi culo al suelo entre
el arbusto y el muro de piedra.
―Mierda ―susurró Olive y abrazó la escalera―. ¿Crees que lo escuchó?
20
―¿Quién?
―Adam Connor.
Página
―Creo que todo el barrio escuchó eso, pero esperemos que Adam tenga
problemas auditivos.
―Vamos, levántate. Quiero echar un vistazo ―ordenó mientras saltaba de una
pierna a la otra y miraba la pared―. Esperaremos un segundo, ¿vale?
―Sí, sí. Ya lo dijiste. Y no es como que vamos a hacer una rutina de esto.
Veremos esto una vez y ya está.
―Sí. Eso es, Lucy. Me alegra que hayas dicho eso.
En cuanto a muros se refiere, este no era exactamente el muro más alto, lo cual
era triste para la pared, pero también extraño teniendo en cuenta la obsesión de los
ricos con la seguridad. Por otra parte, supongo que cuando dos estrellas de cine
igualmente calientes y exitosas se convierten en vecinas, no tendrían ninguna razón
para sospechar de acecho.
Rápidamente até mi cabello hasta los hombros en una cola de caballo.
Agarrándome a la escalera, levanté mi trasero de la tierra blanda.
―Entonces, ¿cómo hacemos esto? ―pregunté mientras sacudía el polvo de mis
jeans. Los peldaños eran realmente lo suficientemente anchos como para
mantenernos a las dos, pero subirlos al mismo tiempo sería imposible, (dado que
ambas estábamos intoxicadas), posiblemente mortales también.
Cuando encontré los brillantes ojos verdes de Olive, se encogió de hombros y
me hizo un gesto para que yo fuera primero, así que lo hice. ―Cuando esté en la
cima puedes subir tú también. Eres más alta que yo, así que te quedarás en el escalón
más bajo, ¿de acuerdo? ―Cuando no respondió y siguió saltando, fruncí el ceño y
susurré―: ¿Qué te pasa?
―Necesito hacer pis, pero estoy aguantando. Vamos, hagamos esto ya.
―Te voy a recordar lo que has dicho si es necesario, e intenta no hacer pis sobre
mí mientras estamos en esto.
Agarré la escalera a ambos lados y di mi primer paso cuando Olive puso sus
manos en mi culo y empezó a empujarme hacia arriba.
―No soy una marica.
―¿De qué estás hablando, Olive?
―¡Vamos, vamos más rápido!
―Jesús, bien ―exclamé, mirándola―. Calma las tetas, mujer.
Cuando mi cabeza alcanzó la parte superior de la pared, me detuve y miré a
21
ventana y mirar hacia fuera con la expresión más triste en su pequeño rostro.
Pasados unos segundos, se giró bruscamente y miró hacia arriba como si estuviera
2 Tom el mirón: Peeping Tom, personaje de la leyenda de Lady Godiva, quien no pudo resistir
la tentación de mirar a su señora por un agujero
hablando con alguien. Por mucho que intentamos, no podíamos ver quién estaba
detrás de él.
―No te apoyes demasiado en mí ―dije con urgencia mientras el hombro de
Olive se apretaba contra el mío en un intento de ver quién era el chico.
―Creo que es él ―chilló, ignorando mi advertencia.
Mientras hacía todo lo posible para no caer de la escalera, nuestra misteriosa
persona se adelantó y se apoyó en una rodilla.
―Es él ―le susurré a Olive.
Vimos a Adam Connor revolver el cabello rubio oscuro de su hijo y empujar
su barbilla con sus nudillos. Si dijera que mi corazón no estaba haciendo todo tipo
de saltos y volteretas, estaría mintiendo. Después de todo, era un bastardo apuesto,
y no era culpa mía que mi corazón estuviera débil. No podíamos ver sus expresiones
con tanta claridad, pero vimos que los labios de Adán comenzaban a moverse y
luego el niño se arrojaba a los brazos de su padre y se abrazaba a su cuello.
―Siento como si estuviéramos haciendo algo malo ―dije mientras el chico
repentinamente soltaba a su padre y se escapaba, fuera de nuestra vista.
―Estamos haciendo algo malo. Ese parecía un momento privado, Lucy.
Debemos bajar.
―Sí, deberíamos. ―Aunque estuvimos de acuerdo en que no fue genial por
nuestra parte entrometernos, ninguna se movió. No podíamos.
Adam agachó la cabeza por un momento después de que el chico se escapó,
luego se puso de pie, acercándose a las ventanas de cristal.
Tanto Olive como yo nos tensamos, dispuestas a desaparecer de la vista si
decidía salir, pero simplemente se quedó allí, con las manos metidas en los bolsillos,
su mirada enfocada en las débiles luces que salían de su piscina.
―Mierda ―dijo Olive en voz baja, y de repente recordé que no estaba sola.
Me estremecí y miré a mi amiga. ―¿Qué?
Me miró, luego se giró hacia a Adam Connor. ―Nada. ―Negó―. Quiero decir,
no podemos realmente verlo, pero se ve bien así de cerca. Y… y también se ve triste.
El divorcio debe ser duro para él y para el niño.
―Leí que ambos querían el divorcio. ¿Crees que todavía la ama?
23
mejor no creer todo lo que lees en línea. Tienen un niño juntos; nunca es simple
cuando hay un niño de por medio. Estoy bastante segura de que no sabemos nada
de lo que ha estado pasando en sus vidas.
―Es verdad. En ese caso, podría ofrecerle mi hombro. ―Hice una pausa para
pensar en esa declaración por un segundo―. O mejor aún, mis tetas. ―La cabeza de
Olive se volvió hacia mí con un brusco movimiento―. No me mires así. Es sólo para
que pueda, ya sabes, llorar. Mis encantadoras tetas no son tan cómodas como las
tuyas, pero sigo balanceando una copa casi C, y sería tan amable con él. Acariciaría
su cabeza, lo pondría en la cama, tal vez lo calentaría si tiene frío de todo el llanto.
Compartir el calor del cuerpo es un proceso muy importante. Podríamos
acurrucarnos debajo de las sábanas… jugar a esconder el pepinillo para animarlo.
―Pensé que dijiste que habías terminado con los chicos.
―Estoy harta de enamorarme de ellos, e incluso si lo hago, seguro que no les
haré saber que lo he hecho. Nunca dije que había terminado de caer encima de
ciertas partes del cuerpo. Tienen muchos, muchos otros usos que no requieren que
me enamore. ―Ignorando los ojos de Olive en mí, me encogí de hombros y seguí
mirando a Adam―. Sabes lo que dicen: para superar a alguien, debes atrapar a otra
persona. Podemos superarlo usándonos mutuamente. No soy muy exigente.
―Bien, bajemos antes de que te arrastres por la pared para llegar a ese pobre
tipo. No me gusta la mirada en tus ojos.
―¿Cuál mirada? ―pregunté, dándole a mi mejor amiga una mirada inocente,
con una sonrisa dulce―. Soy un ángel.
Ella se echó a reír y me dio unas palmaditas en la cabeza. ―Más bien como el
diablo.
―¡Oye! Eso me ofende.
Justo cuando estábamos discutiendo, Adam Connor levantó la mirada
repentinamente para aflojar su corbata, causando que una palabra de maldición
pronunciada suavemente dejara mis labios.
―¿Qué? ―preguntó Olive.
―Encuentro extremadamente excitante que un chico se quite la ropa en cámara
lenta.
Silenciosamente observamos cómo se quitaba la chaqueta de su traje y la
arrojaba en algo que no podíamos ver claramente desde nuestro punto de vista.
―¿Se está poniendo un poco caliente? ―murmuró Olive.
24
única gracia salvadora era que nuestro lado de la pared estaba oscuro y no había
manera en el infierno que Adam Connor pudiera vernos. Hice un gesto para que
Página
―No le digas a Jason que he dicho esto, pero creo que Adam está seriamente
caliente.
―Ah, ¿sí? ―preguntó alguien detrás de nosotros; Olive y yo soltamos un
chillido que resonó a través de la noche. Si los vecinos de la propiedad no habían
oído el primer grito de Olive, estaba segura de que oirían este.
―¡Jason! ―Olive le gritó mientras luchaba por levantarse.
Apreté mi mano contra mi pecho. ―¿Querías darme un ataque al corazón sólo
porque me quedo por unos días? ―le pregunté, ayudando a Olive a ponerse de
pie―. ¿Por qué nos espiabas así?
―No estaba espiando a nadie. Simplemente entré en mi casa para oír a mi
esposa admitir ―hizo una pausa para dar una mirada a Olive―, cuán “caliente”
encuentra a este tipo… este tipo que no es su marido.
―Jason ―repitió Olive con un tono completamente distinto cuando empezó a
caminar hacia él. Estaba borracha hasta el culo y tenía estrellas en sus ojos, lindas y
brillantes pequeñas estrellas.
Jason dio unos pasos hacia adelante para atrapar a su esposa de manera que
cayera en sus brazos en lugar de caer de cara. Mirándome, me preguntó:
―¿Asumo que las celebraciones salieron bien?
―Ella está enfadada conmigo por no enviarle una invitación a mi propia fiesta
de compasión, pero lo superó después del segundo chupito de tequila.
Tomó a Olive entre sus brazos y la dejó bajarle el rostro para darle un largo
beso. Mirándolos, tan bellamente enamorados, me sorprendí sonriendo y me di
cuenta una vez más de que amaba mucho lo hermoso que era el amor de mi amiga.
Para mí nunca había sido así.
―Te extrañé ―susurró Olive, o más probablemente pensó que susurró. Seguía
gritando―. Y te perdiste nuestro concierto improvisado. Estábamos muy bien,
Jason.
Suavemente empujando el cabello fuera de su rostro, le dio una sonrisa cálida,
que claramente decía estoy profundamente enamorado de ti y besó sus labios de nuevo.
―Lo siento, cariño, tuvimos que quedarnos hasta tarde para arreglar las cosas en el
set.
―Creo que es hora de dormir para tu esposa, Jason ―dije, interrumpiendo su
pequeña burbuja privada, y ambos se volvieron para mirarme―. Estoy planeando
despertarla muy temprano, y sé por experiencia que va a odiar eso, así que…
29
30
Página
Capítulo 3
Lucy
―Lo siento, Lucy.
―¿Pueden, por favor, dejar de disculparse? Te dije que estaba bien. Jesús, me
vas a dejar en un palacio; estoy bastante segura de que lograré sobrevivir sin ustedes
dos ―le aseguré a Olive por décima vez mientras me sentaba con las piernas
cruzadas en medio de su cama.
Olive me lanzó una mirada de disculpa y miró a Jason mientras seguía
arrojando ropa al azar en una gran maleta. ―Volar a Londres por asuntos de
promoción no estaba en la agenda por al menos otra semana. ¿Por qué cambiaron el
cronograma a última hora así?
Entonces… ¿recuerdas que mencioné que mi talentosa amiga escribió un libro
que llegó a las listas de mejores vendidos enseguida? Bueno, ese libro, Soul Ache,
también se convirtió en una película. ¿El actor principal? Jason Thorn, por supuesto.
¿Cómo crees que se reunieron de nuevo después de tantos años? Ella escribió un
maldito libro inspirado en él y ¡Voila! Consiguió al tipo de sus sueños con el trabajo
de sus sueños.
―No tienes que darte prisa, Olive ―dijo Jason mientras tomaba la mano de
Olive y dejaba caer un beso en su palma―. Todavía tenemos dos horas hasta que
nos recojan.
―¿Crees que dos horas son tiempo suficiente para decidir qué llevar contigo
para un viaje de una semana? Nos seguirán a todas partes; no quiero que escriban
un maldito artículo acerca de lo desarreglada que estoy a tu lado y que tal vez deba
31
principal.
Página
luego multiplícalos, haz lo que sea que hagas con los números y descubre qué trato
Página
es mejor para mí. Tengo que tomar una decisión antes de terminar de escribir.
―No creo que los números deberían ser tu única preocupación, Olive ―le grité
mientras se dirigía hacia el auto negro―. ¿Qué te están ofreciendo en términos de
marketing? ¿Están planeando algo que no podrías hacer tú misma si volvieras a
publicar?
Al llegar al lado de Jason, gritó: ―¿Ves? Ya sabes las preguntas correctas que
hacer. Sólo habla con ellos, ¿de acuerdo? Te llamaré cuando aterricemos. ―Con esas
últimas palabras, saltó al auto.
―No me gusta mucho tu mujer ahora ―gruñí lo bastante alto como para que
Jason pudiera oír. Sus ojos encontraron los míos, y sonrió.
Miró al auto y luego me miró con una sonrisa más grande en los labios. ―Ella
dice que también te ama.
Rodé los ojos y me despedí con la mano de Jason, lista para volver a entrar.
―¿Lucy? ―gritó Jason.
―¿Sí? ―contesté, asomándome desde detrás de la puerta.
―Cuídate, ¿de acuerdo? Llama a Tom si necesitas algo.
―Aww, tú también me amas. ―Presioné mis manos contra mi corazón y
suspiré, dramáticamente―. Sabía que en secreto querías adoptarme. Soy la hija que
nunca supiste que querías, ¿no? ―pregunté, agitando mis pestañas.
Jason sacudió la cabeza antes de saltar al lado de Olive.
días después de que Olive se fuera… bueno… ese sería ocho. Al tercer día, había
Página
escalado esa escalera un total de ocho veces. Ningún ojo rodando, por favor. ¿Qué
habrías hecho? No me digas que no estarías curiosa. No hay manera de que te
encojas de hombros y digas lo que sea, sólo fingiré que no existe. No si el vecino de
al lado es Adam Connor.
De todas formas. No vi al tipo hasta el cuarto día de todos modos, así que
puedes aguantar el juicio.
Acababa de aventurarme afuera, con una bonita taza de café en una mano y
una copia impresa de una de las ofertas que Olive había recibido de uno de los cinco
grandes editores en la otra cuando oí el sonido inconfundible de una risita infantil.
Obviamente, tuve que dejar todo e ir a investigar, porque eso es lo que hacen los
buenos cuidadores de casas. ¿Y si no era una risita de niño, sino ladrones lo que
había escuchado? Cosas como esas ocurren todo el tiempo, y como soy una buena
amiga, lo revisé. Obviamente mi única intención era proteger la casa de mi mejor
amiga.
Traté de estar lo más callada posible cuando me acerqué a la pared y empecé a
subir. Levantando la cabeza lo suficiente para poder ver lo que estaba pasando en el
otro lado, vi a mi presa saliendo al patio trasero.
―Santa madre de…
Tratando de no perder el equilibrio, tomé mi teléfono, que, por supuesto había
ocultado en mi sujetador, y encontré el nombre de Olive y presioné llamar.
―¿Hola?
―Estoy enamorada ―admití con prisa.
―Eso fue rápido. Pensé que nunca volverías a decirle esas palabras a otro
hombre.
―Este puede tener cualquier cosa y todo lo que quiera de mí.
―¿Quién es el afortunado? ¿Y tenías que encontrarlo cuando no estaba allí
para aprobarlo?
Ignoré su pregunta y en su lugar dije:
―Tengo una pregunta para Jason. ¿Podrías por favor ser tan amable de
transmitírsela?
En un tono divertido, dijo:
―Lo intentaré. Dispara.
35
visita guiada. Si hay un lugar como ese y lo has estado escondiendo de mí… no estoy
segura de que pueda seguir siendo tu amiga.
Olive rio. ―No soy consciente de su existencia, pero le preguntaré por ti.
¿Tenías a alguien en mente?
―Sí, en realidad. Qué amable de tu parte, mi amiga hermosa e inteligente. Y
antes de que te enojes conmigo, mira esto ―dije antes de tomar rápidamente una
foto de lo que estaba pasando delante de mis ojos.
―¿Qué? ¿Qué hiciste, Lucy?
―Nada. Ten un poco de fe en tu amiga. Acabo de enviarte una foto. Ábrela.
―Bueno. Dame un segundo.
Bajé el teléfono y mantuve mis ojos en el dúo frente a mí. ¿Quieres saber lo que
estaba viendo?
Estaba mirando a Adam Connor medio desnudo. Tenía esos pantalones cortos
sueltos que se encontraban peligrosamente bajos, y me estaba mostrando esos
impresionantes brazos y hombros mientras hacía flexiones con un niño riéndose
sentado en su espalda. Fue un espectáculo privado solo para mí.
Qué considerado de su parte, lo sé.
―Podría haber babeado un poco. Dios mío, esos brazos ―gemí.
―¿De qué estás hablando? ―preguntó Olive―. Estoy tratando de abrir la
imagen… mierda.
―Hice zoom en esos músculos. Me lo puedes agradecer después.
―Lucy… ―suspiró.
―¿Qué?
―No deberías estar ahí arriba.
―No sin ti, quieres decir.
Hubo un breve silencio y luego dijo:
―Sí, y eso es sólo porque las mejores amigas no te dejan hacer cosas estúpidas
a solas.
―Corrrrrrecccto. Te dejaré seguir con eso.
El niño saltó de su espalda y gritó;
―¡Lo hiciste, papi! ―Aplaudió emocionado. Su padre definitivamente le había
36
hecho algo a mis bragas, de acuerdo. Adam Connor, esa montaña de hombre, se
levantó del suelo y le sonrió a su hijo, desordenándole el cabello. El chico saltó y
Página
chocaron los cinco, luego le dijo algo a su papá caliente y salió corriendo hacia
adentro. Inclinándose, Adam agarró una toalla de una de las tumbonas y comenzó
a limpiar el sudor de su pecho y abdominales.
―Querido Señor, he terminado por… ―susurré en el teléfono.
―¿Que está haciendo? Dime ―susurró Olive de nuevo.
―Quiero lamerlo, Olive. Como realmente mucho. Quiero pelarlo como una
banana y…
―¡Dime!
―Jesús, no grites ―dije en voz baja antes de empezar a describir lo que estaba
sucediendo justo al lado de su patio trasero―. Su hijo corrió dentro, pero ahora está
limpiando sus abdominales con una toalla. Está tan sudado. Olive… ¡tiene una V!
Tiene una maldita y casi perfecta V.
―¿Hay de otro tipo?
―Sí. Sí definitivamente. Algunos simplemente se ven mal. Pero su… mi Oliva
Verde, esos hombros… Creo que he muerto y acabo de entrar en el cielo. Incluso su
cabello es follable. ¿Tiene sentido? No soy una gran aficionada de los rubios, pero
su melena rubia oscura lo está haciendo por mí. De todos modos, es casi café. Jesús,
quiero meterme bajo él y aferrarme a esos hombros y dejarlo martillar…
―Lucy, cálmate y no te atrevas a terminar esa frase ―advirtió Olive, pero ya
era demasiado tarde.
―Tengo que hacerlo ―dije, lloriqueando un poco―. Tengo que decirlo para
que se haga realidad. Martillarme. Quiero esperar y dejar que me martille.
―Eres… ni siquiera sé lo que eres ―dijo, riendo.
―Y tiene una protuberancia, Olive ―gemí en voz baja mientras Adam estaba
de cara hacia mí y empezaba a estirar los brazos con los ojos cerrados y la cabeza
echada hacia atrás―. Dulce Jesús, incluso su garganta es sexy. Y tiene una gran
protuberancia, Olive.
―¿Está duro?
―No, no sé, pero no puede ser tan grande cuando está suave.
Oh, querido Señor, por favor, no dejes que tenga grandes bolas y una polla pequeña…
Me pregunté si me detendrían si saltaba por la pared, corría a su lado mientras
sus ojos estaban cerrados, y bajaba sus pantalones cortos. No considerarían un caso
de extrema curiosidad como un crimen, ¿verdad? Demonios, tal vez lo que él estaba
empacando allí valdría la pena el tiempo que pasaría tras las rejas, soñando
37
pasando tiempo juntos, luego de mala gana me bajé y entré a trabajar en esas ofertas
Página
un poco más.
Después de ese encuentro, pasé la mayor parte de mi tiempo allí, revisando las
cosas. ¿Estaba orgullosa de mí misma? Eh, tal vez no tanto. Pero, ¿sabes qué es más
caliente que ver cómo Adam Connor se ejercita en su patio trasero todos los días?
Verlo pasar tiempo con su hijo. Razón instantánea para saltar sobre sus huesos.
Instantánea. Estaba prácticamente colgando delante de mí, retándome.
Ciertamente no era culpa mía ser un ser humano débil, y mientras no lastimara
a nadie, no podía estar tan mal, ¿no?
Así que era mi último día sola, y estaba en mi escalera de nuevo, viendo a mis
vecinos temporales tan discretamente como podía cuando Adam saltó a la piscina.
La pequeña versión de él se sentó en una de las sillas de salón jugando con su iPad,
pateando sus pequeñas piernas de vez en cuando. Agarrándome a la escalera,
descansé mi barbilla en la pared y permanecí vigilante. Repitiendo el proceso todos
los días durante el resto de la semana.
Porque nunca se sabe, ¿verdad?
39
Página
Capítulo 4
Adam
Nadé hasta el otro extremo de la piscina y salí por aire. Los músculos de mis
brazos estaban ardiendo, y el golpeteo en mi cabeza estaba volviéndose peor con el
transcurso de las horas. Limpié el agua de mis ojos y vi a Aiden sentado en el mismo
punto que había estado ocupando los últimos treinta minutos, con los ojos enfocados
en su iPad, el rostro feliz.
Miré sobre su cabeza y mis ojos vieron a su niñera, Anne, de pie justo afuera
de la puerta de la casa. Teníamos dos niñeras. La otra era Marta. Se quedaba con
Adeline, mitad niñera, mitad asistente de Adeline, y Anne se quedaba con nosotros
cuando era mi semana con Aiden. Me sonrió tímidamente, y asentí. Era bueno que
mantuviera un ojo de Aiden.
Sin prisa, nadé al lado de mi hijo, asegurándome de salpicar agua cerca de su
asiento antes de salir. Estaba mirando sobre su hombro y riéndose por algo. Cuando
se dio cuenta que estaba cerca, se quitó sus auriculares y me sonrió.
Sólo mirarlo apretaba algo en mi pecho.
―¿Qué pasa, amiguito? ―pregunté, caminando hacia él.
―Estoy bañándome en el sol, como mami.
Me reí.
―Bien por ti.
―¿Estás listo para flexiones, papi?
―Hoy no, amiguito ―dije mientras iba a su lado y tomaba mi toalla.
40
demonios, la había follado duro y rápido tan solo veinte minutos antes de eso.
Página
Pensando que estaba bromeando, fui lo suficiente estúpido para reírme, me levanté
de mi asiento, y besé su frente.
Recuerdo decirle en broma, “Estás rompiendo mi corazón, cariño”, pero
cuando se levantó y me miró con seriedad en su rostro; esa mirada en la que se
quedaba en silencio hasta que entendías lo que quería, lo que necesitaba, y se lo
dabas; supe que lo decía en serio.
Hablamos hasta que el sol salió, y me dijo que convertirse en madre tan joven
había matado su creatividad. Me dijo que no tenía tanta pasión por su carrera como
antes, y que era culpa de Aiden, y que él se estaba apoderando de su vida. Explicó
que quería volver a los tiempos en los que no tenía que audicionar para una película
en la que quería estar; quería que se las dieran. Explicó en pocas palabras que estaba
empezando a lamentar la decisión que había tomado hace cinco años, que había
tomado la decisión incorrecta, que no podía formar un lazo con Aiden. Y luego me
recordó, de nuevo en pocas palabras, que aunque era feliz de que nuestro
matrimonio no parecía afectar de forma negativa mi carrera, era hora de ser la actriz
más buscada de Hollywood de nuevo.
Aiden no había estado en nuestros planes, no cuando ambos estábamos en el
pico de nuestras carreras. Éramos jóvenes, exitosos, enamorados. El mundo era
nuestro patio de juegos, pero entonces un embarazo lo cambió todo. Adeline misma
se aseguró que todo cambiara. Antes de que pudiera comprender el ser un padre,
estuve casado. Claro, estaba enamorado de ella. Era mi mundo y toda esa mierda
que creías a la edad de veintitrés, pero cuando la vi caminar por el altar hacia mí, no
se sintió tan correcto como debería.
Era muy pronto.
Me sentí atrapado.
Fue arreglado, y era necesario.
Pero aprendí a ignorar ese instinto que tuve por ese breve momento y me dije
que no había razón para esperar cuando nos amábamos lo suficiente. En unos años
me habría casado con ella de igual forma, ¿verdad?
Así que me casé con la chica que amaba por un bebé sin nacer porque no
podíamos tener un escándalo tan grande como Aiden. Eso fue lo que me dijo mi
propia familia.
Mi rostro debió haberse endurecido, porque sentí unos pequeños dedos jalar
mi rostro y tocar mis mejillas.
42
―Ex esposa.
Página
dio por vencido y lo tiró. Cuando dio su primer paso en la piscina desde el extremo
Página
poco profundo, empecé a ponerme nerviosa. Seguramente sabe nadar, ¿verdad? Quiero
decir, seguro que tenía los flotadores para brazos cada vez que lo veía entrar en el
agua, pero le habrían enseñado, ¿verdad? Probablemente tenían una piscina
olímpica en su casa, esa en la que ahora vivía su esposa, no es que estuviera
siguiéndole la pista o algo.
Cuando el agua le llegó casi hasta el pecho, empecé a entrar en pánico en serio.
Ese flotador no parecía seguro en su brazo en absoluto, y si no sabía nadar, ¿un solo
flotador en el brazo incluso lo mantendría por encima del agua? Por encima de todo
eso, el niño no parecía demasiado seguro en el agua.
Arriesgándome a ser atrapada, traté de llamar su atención.
―¡Psssstttt! ¡Oye, niño! ¿Hola?
Finalmente me oyó y me miró directamente.
¿Sabía que había estado vigilando por la pared durante días?
Sonriendo, me saludó con la mano.
¡Mierda!
Antes de que tuviera suficiente tiempo para entrar en pánico y bajar de la
maldita escalera, el niño sólo fue por ello y saltó, la cara primero, los brazos
chapoteando y las piernas pateando. Por lo que había visto los últimos días, eso era
más o menos su estilo, pero cuando el flotador se resbaló de su brazo por la forma
en que se movía... mi corazón casi se detuvo.
Al principio parecía estar bien y pude respirar de nuevo; él sabía nadar
después de todo... pero entonces todo se fue al infierno. Él entró en pánico, su cabeza
desapareció bajo el agua, y estuvo tranquilo por un segundo... una quietud que era
demasiado para mí. Entonces emergió, o más bien lo hizo su cabeza mientras sus
brazos se agitaban, sus ojos grandes con miedo.
―Mierda. ―Maldiciendo, subí los dos últimos escalones y miré a mi alrededor.
No, nadie salía. Diablos, nadie sabía que algo andaba mal.
―¡Mierda! ¡Carajo! ¡Mierda! ―Asegurándome de que estaba maldiciendo
repetidamente, porque, créeme, la situación definitivamente lo requería, me senté a
horcajadas en la pared lo más rápido que pude y básicamente caí el resto del camino.
Aterricé sobre mis manos y rodillas, mi teléfono a unos metros de distancia, mi
rostro a centímetros del suelo, y antes de que pudiera levantarme, el niño
desapareció nuevamente bajo el agua.
―Jesús ―gemí antes de levantarme y correr ciegamente para llegar hasta él.
48
Grité: ―¿Dónde diablos están, gente? ―Pero no vi a nadie salir de la maldita casa.
Página
Cuando golpeé el agua, su cabeza volvió a subir, sus brazos apenas salpicando agua
ya que intentaba respirar. Si hubiera estado en calma, se habría dado cuenta de que
era capaz de mantenerse a flote, pero ¿cómo se puede esperar que un niño de cinco
años no entre en pánico y se asuste cuando no encuentra su equilibrio?
Salté y nadé hacia él. Todo había sucedido en quizás quince segundos, veinte
como mucho, y cuando lo cogí bajo sus brazos y sostuve su cabeza sobre el agua
para que pudiera respirar, mi corazón estaba a punto de volar fuera de mi pecho.
Esos pocos segundos habían recortado por lo menos diez años de mi vida.
Diablos, mi juventud prácticamente se había ido. Yo estaba plenamente en el
derecho de exigir un pago del sexy-como-el-infierno papá en forma de orgasmos.
Finalmente toqué los escalones y lo recogí en mis brazos. El niño,
probablemente muerto de miedo, echó sus brazos alrededor de mi cuello y se aferró
por su vida mientras tosía y tomaba grandes aspiraciones de aire. Fuera de la piscina,
caí de rodillas para poder sentirme más segura cuando sus pies golpearon el suelo,
pero incluso entonces él no me soltó.
―Está bien ―le aseguré. Tuve que desenredar sus brazos de mi cuello para
poder echarle un vistazo a su rostro y asegurarme de que estaba bien―. Está bien.
Estás bien.
Dio un paso hacia atrás, me miró con esos grandes ojos verdes, y luego asintió
mientras sus labios comenzaban a bambolearse. Apoyé una mano en mi pecho que
se levantaba y caía rápidamente y caí sobre mi trasero. ―Prácticamente me diste un
infarto, niño.
Su rostro se arrugó y las lágrimas comenzaron a bajar. Sonaba bastante mal
también, ya que seguía teniendo dificultades para recuperar el aliento.
Sin saber qué más hacer, lo abracé, y él enterró su rostro en mi cuello. ―Ah, no
llores, pequeño. Ahora estás bien.
Luego hubo gritos y Adam Connor corrió hacia nosotros. Aiden oyó su voz y
me soltó, impulsándose en los brazos de su padre mientras sus sollozos se hacían
más fuertes. Entonces el guardaespaldas y la niñera vinieron corriendo detrás de él.
Me levanté y traté de forzar una sonrisa en mi cara, pero no me sentía sonriente en
absoluto.
No estaba segura de si debía empezar a gritarle a la idiota niñera o al PAQTGF3.
Adam aplastó a Aiden contra su pecho y envolvió sus piernas alrededor de su
cintura, todo el tiempo manteniendo la palma en la parte posterior de su cabeza. El
49
niño parecía aún más pequeño en los brazos de su padre mientras su cuerpo se
estremecía con sollozos apenas retenidos. Los ojos de Adam se encontraron con los
Página
míos, y la estúpida de mí pensó que estaba agradecido, así que sonreí un poco más
grande. Y... bueno, no me dispares, pero el tipo era en serio uno de los mejores chicos
―No hables ―dijo el gigante, de pie como una pared de ladrillo en frente de
mí, con sus brazos cruzados sobre el pecho, oscureciendo mi visión de Adam.
―¿Qué quieres decir con que no hable? ―pregunté, mi voz aumentando―.
Todos ustedes simplemente lo dejaron aquí, y se iba a ahogar. ¡Mírame! ―grité,
abriendo los brazos y mirándome―. No decidí entrar a tomar un baño en la piscina.
Estaba tratando de salvar a tu hijo.
―Así que admites que traspasaste la propiedad. ―El guardaespaldas sacudió
la cabeza mientras me miraba como si yo fuera el insecto más desagradable que
jamás había visto.
¡Maldita sea!
―Ya me harté de ustedes ―dijo Adam finalmente, llegando a estar junto a su
guardaespaldas. Parecía tan majestuoso al lado del gigante.
Imbéciles hormonas.
―Mira ―comencé, tratando de calmar la situación―. ¿Por qué no vas y le
preguntas a tu hijo? Estoy segura de que él te dirá exactamente lo que pasó.
―Demonios que lo haré. ¿Sabes lo asustado que se siente cuando ocurre algo
como esto? Tolero esta mierda cuando me pasa a mí, pero tú fuiste demasiado lejos
acercándote a él, tocándolo.
―¡Oh, Dios mío!, ¿tocándolo? ¡Lo estás haciendo sonar como si le estaba
haciendo algo! ¿Están locos? Estaba mojado también, ¿no lo viste? Se metió en la
piscina después de que te fuiste. Acabo de escalar un maldito muro para llegar a él
porque ustedes idiotas son los que lo dejaron aquí solo.
Adam negó con la cabeza y me lanzó una mirada de asco. ―Dile tu historia a
tu abogado cuando te visite en la comisaría.
Gemí y pasé mis manos a través de mi cabello mojado y enmarañado. ―No
está escuchándome ―dije a través de mis dientes apretados mientras la ira emanaba
de mi cuerpo―. Tu hijo se estaba ahogando. Lo vi aterrado y desapareciendo bajo el
agua.
―¿Tú lo viste a él? Entonces nos estabas mirando. Genial. ―Volvió la cabeza
y dijo:
―Dan, encuentra su cámara. No quiero que se filtre ninguna foto de Aiden.
El guardaespaldas se fue, y yo pisoteé, realmente pisoteé. La otra opción era
hacer algo más, algo que causaría daño corporal, y asumí que no iría demasiado bien
51
―No quiero que la acompañen por la casa. Diles que vuelvan aquí por el
costado ―instruyó Adam, y Anne se escabulló.
―Puedes soltarla, Adam. Ve y diles lo que está pasando. Me aseguraré de que
se quede.
Volvió a mirarme a los ojos, pero habló con su guardaespaldas. ―No, la tengo.
―Lo odiaba por hacerme temblar. Pensando que estaba tratando de sacudirlo, me
haló al ras de su pecho―. Ve.
¡Alerta de pezón!
Desvié la vista de los ojos acusadores de Adam y vi cómo se alejaba el gigante.
La cosa entera se estaba convirtiendo en una pesadilla.
―Mira. ―Suspiré y miré hacia arriba para encontrar sus ojos ridículamente
verdes―. No soy tu acosadora. ―Él abrió su boca, pero yo hablé sobre él―. Lo sé.
Sé lo que parece, pero te estoy diciendo la verdad. Mi nombre es Lucy. Lucy Meyer.
Me estoy quedando al lado. Justo allí. ―Señalé hacia la casa de Olive con mi dedo
índice tembloroso. Su expresión no cambió un poco, el guapo bastardo, pero al
menos estaba escuchando, así que continué con mi explicación―. ¿Jason Thorn?
¿Has oído de él? Él es un actor como tú, sólo que es mucho más guapo que tú y
realmente tiene un buen corazón, ¿te suena?
Sin respuestas, sin agradecimientos. Aparentemente no tenía sentido del
humor.
―Se casó este año. Con Olive. Ella es mi mejor amiga. Soy su amiga. Me quedo
con ellos. Puedes preguntarles tú mismo.
―¿Y dónde están estos mejores amigos, Lucy Meyer?
―Jason tuvo una cosa de promoción, así que han estado en Londres los últimos
dos días.
―Qué conveniente para ti, ¿verdad?
Traté de recuperar mi brazo, pero todavía estaba firmemente en su agarre. Le
di una mirada molesta.
―Déjame ir.
―No.
―Están volando hoy. Puedes preguntarles tú mismo.
―Estarás enfrentando cargos. No vas a salir de esto con tanta facilidad.
53
Fueron cinco horas más tarde, ¡cinco! cuando Jason y Olive vinieron a pagar
mi fianza. Todo estaba en silencio en el auto, y yo todavía estaba furiosa.
―Lucy ―dijo Olive mientras retorcía el cuerpo para mirar hacia atrás y hablar
conmigo.
54
―Lo odio ―repetí por décima vez desde que entré en su auto―. Quiero
Página
matarlo. Voy a presentar cargos para salvar a ese chico de él y luego matarlo.
―¿Esto es contagioso, Olive? ¿Debería estar preocupado? ―dijo Jason desde
el asiento del conductor. Nuestros ojos se encontraron en el espejo retrovisor, y le
fruncí el ceño. Sus labios se crisparon.
―¿De qué está hablando? ―Cuando miré a Olive, ella estaba tratando de
ocultar su propia sonrisa―. ¿Por qué están sonriendo los dos? ―grité―. Claro, tal
vez estuve en la cárcel por cinco jodidas horas, pero dudo seriamente que tenga una
enfermedad infecciosa.
La sonrisa de Olive se ensanchó. ―Por supuesto que no. Está hablando de otra
cosa. No le hagas caso.
―¿Qué? No me guardes secretos, Olive. Estoy muy vulnerable ahora mismo.
―No estoy guardando nada de ti, Lucy. Estaba prometiendo matarte cuando
me llevaba de regreso de la oficina de los ejecutivos del estudio. ¿Ya sabes, el día que
tuve la reunión? ¿El día que me dejaste absolutamente sola? Él piensa que
disfrutamos ir a matar.
Miré a Jason. ―No hagas bromas internas en este momento. Se lindo con tu
esposa en tu propio tiempo. Ella es toda mía en este momento. Estaba en la cárcel.
Necesito a mi amiga.
―Supongo que seguiremos escuchando sobre el hecho de que estuviste en una
celda de detención, sola, durante mucho tiempo.
―¿Qué tal si mantienes los ojos en el camino para no morir antes de que pueda
matar a ese engreído hijo de puta?
Poniendo la mano en la pierna de Olive, dijo:
―Ella es toda tuya, pequeña.
―Gracias ―le dije sarcásticamente y luego repetí, otra vez―, lo odio.
Olive puso su propia mano sobre la de Jason y un momento cargado pasó entre
ellos. Eran lindos, así que dejé ese pasar. ―Creo que ya entendimos eso ―dijo―. Y
no cortes mi cabeza porque odio decir que te lo dije, pero...
―Le daré eso ―admití, a regañadientes―. Me equivoqué al espiarlo. Pero no
estaba acosando. Existe una clara diferencia. Acababa de subir una maldita escalera,
y sí él resultó estar fuera en su patio trasero y lo miré por algunos minutos. Eso es
todo.
55
Quedó muy claro, mi nuevecito papá. Te prometo que ya no voy a espiar a chicos
estúpidos. Ahora, dime, ¿estoy castigada o qué?
Capítulo 6
Adam
Había pasado casi una semana desde lo que empezamos a llamar el incidente, y
yo seguía cabreado. Cabreado con Aiden por no escucharme. Cabreado con Dan por
no estar al máximo con nuestra seguridad. Demonios, había despedido a Anne esa
tarde después de que pude sacarle toda la historia a Aiden, pero todavía estaba
cabreado con ella también.
Pero más que con nadie, estaba enfadado conmigo mismo. Cómo había sido
tan descuidado como para apartar mis ojos de mi hijo, ni siquiera importaba que
fuera un buen niño, yo era el único responsable de él. Era yo quien debía haber
controlado la situación. Debería haber... Creo que debería haberlo hecho mejor.
Las puertas se abrieron y caminé de la mano con mi hijo. Sus dedos me
apretaron, así que lo miré.
―¿Estás listo, papi?
Mis labios temblaron, y asentí.
―¿Y tú?
Asintió solemnemente y luego rápidamente me miró.
―¿Crees que me odia?
―¿Por qué te odiaría? ―pregunté distraídamente mientras nos acercábamos a
la casa.
―Porque causé un gran problema. Creo que me odia. Creo que no quiere
volver a verme.
57
―Lo dudo, amiguito, pero vas a pregúntenselo tú mismo para que puedas
Página
la mano.
Tanto Jason como Olive seguían cuidadosamente nuestra conversación
mientras permanecían en silencio y observaban la interacción entre nosotros.
Hubiera deseado que interfirieran de alguna manera; hubiera preferido hablar con
ellos en vez de con esta demente que se las arregló para despertar algo dentro de mí.
Entorné mis ojos mirándola y luego sentí a alguien tirando del bolsillo de mis
vaqueros.
Aiden. Correcto.
―Mi hijo tiene algo que decirte ―dije de forma significativa para que
entendiera que verla no era mi idea de diversión. Cuando Aiden decidió hacerse el
tímido y se escondió detrás de mí, me vi obligado a dar un paso a un lado para que
la señorita Acosadora pudiera ver a la persona responsable de nuestra visita.
―Oh hola tú. Buenos días ―dijo Lucy, su expresión se suavizó cuando
finalmente vio a Aiden. Esta vez, en vez de esconderse detrás mío, él estaba
abrazando mi pierna para asegurarse de que no me iría demasiado lejos.
Aiden normalmente no era un niño tímido, pero estar cerca de extraños no era
algo a lo que estaba acostumbrado. Con todos los medios de comunicación centrados
en nosotros, tratábamos de mantener nuestra vida familiar tan privada como fuera
posible, lo que significaba que Aiden no estaba acostumbrado a conocer a nueva
gente adulta, no cuando éramos tan exigentes sobre su seguridad.
―Hola ―saludó con una vocecilla, ofreciendo un ligero gesto con la mano,
justo antes de agarrarme la pierna y ocultar su rostro.
Lucy dio un corto paso adelante, pero cuando nuestros ojos se encontraron, se
detuvo. Yo hubiera preferido tomar a mi hijo y alejarnos de ella de una puta vez,
pero ya era demasiado tarde para eso.
―Aiden ―alenté para que pudiéramos acabar de una vez e irnos―. ¿Qué
querías decirle a la señorita Lucy?
Él no había parado de hablar sobre ver a la señorita Acosadora de nuevo desde
que lo había recogido de casa de su madre el día anterior.
―Quiero preguntarle algo ―susurró.
―Adelante entonces.
―¿Puedes preguntar por mí?
―Lo haría, amiguito, pero no tengo ni idea de lo que quieres preguntarle.
―Pero te lo dije, papi. De camino aquí, ¿recuerdas?
60
―Aiden, ya te lo dije...
Página
―Eso está bien ―lo tranquilizó con una palmada en la espalda―. Te prometo
que yo tampoco te odio como a tu padre.
Como si me importara. Rodé mi cuello para deshacerme de la repentina
rigidez.
―¿Soy tu amigo ahora? ―preguntó Aiden mientras la miraba con una
expresión seria―. Jason acaba de aceptar ser mi amigo, así que tal vez si tú también
eres mi amiga, puedas venir con él a visitarme?
―Vamos, Aiden. Eso es suficiente ―dije, poniendo mi mano sobre su hombro.
Mirándome, preguntó:
―¿Es tu turno ahora, papá?
¡Maldita sea!
Me miraba con ojos tan expectantes que no podía negarle nada, ni siquiera una
disculpa a la persona que había detestado desde el primer momento en que puse los
ojos en ella.
Cuando Aiden me miró, la mirada de Lucy también se desvió hacia arriba. Me
encontré con sus ojos. Me encontré con sus ojos y.… no pude pensar en nada que
decir.
―Papá, prometiste que haríamos esto juntos.
No había hecho promesas acerca de nada, pero como ya estábamos metidos
hasta las rodillas en esto... respiré profundamente y exhalé cuando Lucy se levantó
del suelo y dio unos pasos atrás.
―Aiden me dijo lo que hizo y lo que pasó después ―empecé con voz ronca.
Oír el miedo que había tenido cuando había perdido el flotador de su brazo y
empezó a tragar agua había sido particularmente difícil para mí―. No me gusta lo
que hiciste. No me gusta en absoluto.
Estrechando sus ojos mirándome, levantó su barbilla muy ligeramente y cruzó
sus brazos contra su pecho, empujando sus tetas más alto.
Mira hacia otro lado, Adam.
»Aparte del hecho de que lo que hiciste probablemente salvó la vida de mi hijo.
Por eso y sólo eso, estoy agradecido.
De pronto sus ojos se suavizaron, y dejó caer los brazos. Miró por encima del
hombro y suspiró.
62
momento adecuado.
Al menos fue lo bastante honesta para aceptar el hecho que lo que había hecho
estaba mal. Me relajé un poco y asentí.
―Gracias. ―Miré el rostro sonriente de Aiden―. ¿Estás listo para irnos?
―¿Un minuto más? ¿Por favor?
Curioso de saber por qué necesitaba otro minuto, le dije que sí, y corrió hacia
Jason, deteniéndose a sólo unos centímetros de distancia mientras inclinaba la
cabeza hacia atrás. Susurró algo que no pude entender, y Jason se río.
―Sí, la conozco. ¿Te gustaría que los presentara? ―preguntó Jason mientras le
alborotaba el cabello.
Mirando brevemente a la esposa de Jason, Aiden asintió. Jason río entre
dientes, y caminaron hacia su sonriente esposa.
―Parece que tienes un fan ―le dijo a su esposa.
―Hola, Aiden ―dijo ella y se inclinó hasta el nivel de los ojos de Aiden―. Soy
Olive.
Los ojos de Aiden se ensancharon y una risa sorprendida escapó de sus labios.
―¿Olive? ¿Cómo una aceituna?
―Si, como una aceituna.
Otra risa y me relajé más, exhalando una respiración profunda. Estaba feliz de
verlo divirtiéndose, pero tendríamos que irnos pronto, así podría llegar al plató
temprano y repasar algunos cambios de última hora en el guion.
Lucy me miró por encima del hombro con una sonrisa en sus labios, pero
cuando nuestros ojos se encontraron, su mirada se convirtió en una mirada fría.
Acabó nuestra tregua. Ya que no estaba pensando en verla de nuevo, estaba
completamente bien con eso.
―¿Te gustaría tomar un café? ―preguntó―. Tienen esta complicada máquina
de café expreso; estoy segura de que tienes algo similar, así que disfrutarás.
¿Qué diablos se suponía que significaba eso? Ladeé la cabeza hacia un lado y
la estudié por un breve segundo. ¿Qué veía ella exactamente cuándo me miraba con
esos ojos inquebrantables? No parecía una mujer encandilada, eso es seguro. No
actuaba como las demás mujeres cuando me tenían así de cerca. No, está no.
Encontró mis ojos de frente, ni siquiera parpadeando bajo mi dura mirada. Entonces,
¿qué diablos había estado haciendo observándome por encima de la pared?
―No ―contesté secamente y vi cómo Jason se inclinaba para que Aiden
63
―La despedí.
Página
―No dijeron eso, Aiden. Te invitaron a venir en otra ocasión. Debo ir a trabajar,
Página
pero no tengo entrevistas de trabajo hoy. ¿Por qué no dejas a Aiden conmigo?
Página
Puedes recogerlo tan pronto como regreses de donde sea que tengas que ir, y ya que
establecimos el hecho de que no pretendo dañar a tu hijo, viendo que ya salvé su
vida una vez…
No. esa fue mi respuesta inmediata, pero antes de que poder decir mi opinión,
Aiden corrió con Lucy y la abrazó; o mejor dicho abrazó sus piernas. Sus piernas
desnudas. Sus suaves y tonificadas piernas. Alcé la mirada y la vi a los ojos, ya
sacudiendo mi cabeza en negación.
―Quiero quedarme ―repitió Aiden por décima vez.
―Tiene razón, Adam ―aceptó Jason―. Olive y yo volveremos en dos horas
máximo. Será divertido. Nos encargaremos de él hasta que regreses, no te
preocupes.
Suspiré y froté mis ojos.
―No me gusta esto, Aiden. No puedes salirte con la tuya siempre.
―Pero me gusta aquí, papi, y si me quedo aquí puedo quedarme contigo.
Tendrás que volver por mí.
―Siempre voy por ti, Aiden. Y sólo has estado aquí diez minutos.
Ya que su juego no estaba funcionando, intentó una táctica diferente.
―Me gusta Lucy.
―Y a Lucy le gustas, pequeñín ―intervino Lucy en nuestra conversación y
apuntando a algo al otro lado de la cocina que no podía ver mientras le susurraba
en su oído. Cuando Aiden fue a mirarlo, Lucy se acercó a mí.
―Claramente no quiere irse.
―Claramente.
Cerrando sus ojos, tomó aire y vi sus labios presionarse en una fina línea.
―Lamento espiarte, bien ―murmuró―. Fue el error más grande de mi vida.
Ni siquiera eres tan sexy así de cerca. Si pudiera retrocederlo, confía en mí, lo haría.
No eres nada lo que pensé que serías.
―Gracias. ―Arrastré las palabras―. Y aquí estaba yo esperando que
estuvieras enamorada de mí.
Otra sonrisa falsa.
―Yo no me enamoró, y no eres mi tipo de todas formas, lo siento.
Como si creyera eso después de ver las fotos que me había tomado medio
desnudo.
67
Cuando tienes un hijo, todo cambia. Tu vida social, laboral, incluso la dinámica
de tu familia cambia. Hubo un tiempo en que solía pasar días sin dormir para
conseguir las tomas que necesitábamos, pero últimamente, en especial después del
divorcio, tenía que planear todo alrededor de Aiden. Tuve que hacerlo mi prioridad.
Ser un mejor padre. Estar en todas partes. Ser todo.
Me tomó siete horas terminar todo en el estudio. Nuestro director, Matthew,
quería que me quedara por otras diez horas, para poder filmar otras escenas de
noche que tenía con Jamie Wilson, pero por la situación de Aiden, tuve que
reprogramar todo. Lo último que quería era que pasara la noche en una casa extraña.
―Lamento mucho esto. Estoy seguro de que tenían planes esta noche ―digo
mientras entró y voy por el pasillo de la casa del Jason.
―Está bien, hombre. Olive y yo llegamos hace unas horas. Tu pequeño estaba
ya dormido.
―¿Se quedó dormido?
―Se despertó cuando nos escuchó entrar; o mejor dicho cuando escuchó la voz
de Olive, pero se quedó dormido de nuevo hace un rato.
Fuimos a la sala abierta y mis ojos buscaron a Aiden cuando noté a Olive venir
del patio trasero. Abrazó la cintura de Jason y me saludó.
―Hola, Adam.
―Hola. Espero que Aiden no causara muchos problemas.
―Oh, no. prácticamente nos amamos. Puede que incluso considere dejar a este
si no mejora su juego pronto ―dijo con una genuina sonrisa mientras le daba una
palmadita a Jason en el pecho.
Jason puso su brazo alrededor de sus hombros y la acercó más.
―Voy tener mis ojos sobre tu hijo, Adam. Con la forma en que coquetea con
Olive, no creo que tuviera oportunidad de pelear.
Me reí y le guiñé un ojo a Olive.
―Es bueno saber que tiene buen gusto para las mujeres.
Se sonrojó un poco y miré a Jason con una gran sonrisa. Jason se quejó y negó
en respuesta.
―Puedes ir afuera, está con Lucy. Creo que ocultaré a mi esposa de los Connor
por hoy.
¿Cuánto tiempo había pasado desde que Adeline me miró de la forma que
69
Olive estaba mirando a Jason? ¿Años? ¿Cuándo había cambiado todo hasta el punto
que apenas y me miraba? Con esos pensamientos desagradables, salí para encontrar
Página
―Lamento que resultara ser como mi madre, Catherine ―dijo después de otra
Página
larga pausa―. Olive quiere que sea su agente, pero todavía voy a buscar un trabajo.
De acuerdo. De acuerdo, tal vez iré a hablar con la firma que mencionaste.
Unos segundos después, finalizó la llamada y descansó su frente contra el
costado de la casa. Mientras que estaba de acuerdo con la intrusión, dado que ella
me había hecho exactamente lo mismo, de alguna manera esto no se sentía bien. Aun
así, no podía alejarme. Crucé los brazos y esperé a que se fijara en mí observando
silenciosamente.
Para mi sorpresa, no tardó mucho en deshacerse de los efectos que la llamada
telefónica había tenido sobre ella; tan pronto como me vio, su rostro serio estuvo
encendido otra vez, y por rostro serio me refiero a que el pequeño dragón estaba
listo para escupir fuego.
―¿Qué haces aquí? ―preguntó, acercándose a mí.
―¿Vas a seguir haciendo la misma pregunta cada vez que me ves?
―Si estás en algún lugar en el que no se supone que estés, sí, creo que lo haré.
―Realmente disfrutas de esto, ¿verdad?
―¿Qué?
―Hacer miserable a las personas ―le expliqué―. En vista de que eres tan
buena en ello, asumo que no soy la única víctima.
Mantuvo sus calculadores ojos sobre mí por un momento, luego la vi pasar
junto a mí sin una segunda mirada.
―Todo el mundo me quiere, muchas gracias.
Tuve que reírme de eso. Ella giró su cabeza para mirarme y su ceño fruncido
se acentuó.
―En vez de estar espiándome, deberías haberte quedado con tu hijo.
―Él está durmiendo ―le recordé―. Sin mencionar, que una vez que está
dormido, nada puede despertarlo hasta que esté listo para despertar. ¿Debo
recordarte que tú fuiste quien lo dejó solo?
―Lo dejé con Olive, y sin importar lo que digas, él podría despertar y caminar
directo a la piscina. Deberías cuidarlo mejor.
Me moví de mi sitio y la atrapé antes de que pudiera salir al paso donde Aiden
estaba durmiendo. La agarré del brazo y la hice girar hacia mí.
―Esta es la segunda vez que has insultado mis habilidades como padre ―dije
71
con los dientes apretados mientras bajaba mi cabeza hacia ella―. No te gustará lo
que sucederá la tercera vez. ―¿Cómo podría ser posible que lograra presionar mis
Página
―¿No lo sabes?
―Estoy buscando. He estado buscando. También estoy actuando como agente
temporal de Olive por el momento, tratando de conseguir un acuerdo para su
próximo libro o libros, dependiendo del acuerdo, por supuesto. Hasta ahora no
estoy impresionada con lo que ofrecen. ―Se encogió de hombros―. No estoy segura
de lo que estoy haciendo, pero parece que ella confía en mí, así que no puedo decir
que no. Sólo estoy tratando de ayudar, así que espero no estropear las cosas para
ella.
Ya que se estaba comportando como una persona bastante normal, me relajé
en la conversación.
―Suena como que estás haciendo todo lo que un buen agente haría.
Otro medio encogimiento de hombros.
―Tal vez. Me especialicé en negocios, no estoy segura de qué tan buena sería
como su agente. De todos modos, acepto ―anunció y esperó expectante.
―¿Aceptas qué? ―pregunté, confundido.
―Pensé que te ahorraría el problema.
―¿De qué diablos estás hablando?
―¿No me vas a pedir que cuide a tu hijo mientras estás en el set mañana o lo
que sea que hace la gente como tú? Jason pasa la mayor parte de su tiempo en el set,
así que supuse que eras...
Levanté mi mano para detenerla a mitad de frase.
―¿Cómo sabes… Sabes qué, no importa. En realidad, planeaba preguntarte si
podrías cuidarlo por unos días más. Por alguna razón desconocida parece que le
agradas. ―Llamé un par de veces durante el día para hablar con Aiden durante el
día, y él no pudo dejar de hablar de lo buena que era que Lucy lo suficiente como
para escucharme. De pie delante de mí, Lucy me dio una sonrisa demasiado falsa, y
hubiera apostado millones a que en su mente estaba maldiciéndome como un
marinero, o muy posiblemente planificando mi muerte prematura. De cualquier
manera, estaba empezando a disfrutar provocarla―. Solo estoy preguntando
porque no pude encontrar a nadie que quisiera conservar a largo plazo. ―Después
del divorcio, Adeline se había quedado con nuestra asistente, y todavía no había
tenido tiempo de encontrar una―. Aunque veo la ironía de preguntarle a una
acosadora si puede cuidar a mi hijo, es un hecho que ya salvaste su vida una vez, así
que sé que mantendrás tus ojos abiertos. Eso es como acosador 101, ¿no? Además,
no tengo otras opciones en este momento, no cuando mi madre está fuera de la
73
ciudad.
Página
―En primer lugar ―empezó, con los ojos en llamas―. ¿Por qué siento que
estás esperando un “gracias” de mi parte? Ya me disculpé por ser curiosa.
―Ah, así es como llamamos invadir la privacidad en estos días, ¿verdad?
Dudé de que incluso me oyera mientras seguía hablando.
―No me voy a disculpar una y otra vez, así que deja de llamarme acosadora y
felizmente seré niñera temporal durante una semana. De todos modos, eso es todo
lo que estoy siendo estos días. Lucy Temporal. ―Se dio la vuelta y comenzó a
caminar con pasos rápidos―. Mientras no estés presente, por supuesto. No me
agradas mucho.
La seguí.
―¿Alguna vez has tenido novio? Porque se me hace muy difícil imaginar que
alguien te soporte. ―Mientras la estaba insultando de nuevo, mis ojos se fijaron en
la forma en que sus pantalones vaqueros oscuros abrazaban su culo redondo. No
había nada plano en ella en absoluto, ni su culo, y definitivamente tampoco su
personalidad.
Se detuvo, y casi me choqué con ella. También casi agarré sus caderas, pero
podemos saltarnos esa parte.
―Y puedo ver exactamente por qué su esposa se divorció de usted, Sr. Connor
―exclamó, ajena a lo que ocurría en mi mente―. No tuve problemas en averiguarlo.
Cuando tenga tiempo, por favor deme su número para poder llamarla y felicitarla
por tomar una decisión tan sabia.
¿Por qué mi polla saltó cuando me llamó Sr. Connor? ¿Por qué noté su culo en
primer lugar? Sin embargo, compartimos miradas hostiles y seguimos caminando
como si no nos hubiéramos insultado, mientras seguía mirándole el trasero.
―Por supuesto, te pagaré por tu tiempo ―continué.
―Una niñera glorificada. Impresionante. ¿Cuánto me pagarás? Quisiera
recordarle que las cinco horas que pasé en la cárcel me afectaron emocionalmente.
Ignoré la pulla.
―Dan, el jefe de mi seguridad, o guardaespaldas, como quieras llamarlo,
recoge a Aiden del jardín de infantes y luego lo deja en casa, así que no estarás con
él todo el día.
―También puedo recogerlo si necesitas a tu guardaespaldas para protegerte
de tus emocionados fans. Dios no permita que pongan sus ojos sobre ti o lo que sea.
¿Qué harás sin él?
74
para detenerla. Me dije que era sólo porque no quería que Aidan escuchara mi voz
y despertara. Era principalmente por eso.
Cuando toqué su piel, sentí frío. Ella estaba fría. Lo dejé caer antes de que
pudiera encogerse de hombros.
―Tendrás que firmar un acuerdo de confidencialidad.
Abrió la boca para discutir sobre ello como esperaba, pero luego la cerró sin
decir nada. Estudiándome, permaneció en silencio mientras frotaba las manos arriba
y abajo de sus brazos. Había visto aparecer un poco piel de gallina a lo largo de sus
brazos.
―Entremos, tienes frío.
¿Por qué pensé ella me escucharía? Se puso de pie y suspiró.
―Lo firmaré. No pienso hablar con nadie sobre ti.
―No es sólo sobre mí. No puedes hablar de nada que escuches mientras estás
con Aiden con nadie. Ni siquiera con tus amigos.
Miró a sus amigos y algo cambió en su expresión. No me gustó, especialmente
aquellos ojos calculadores de ella. Nada bueno vendría de ellos.
―Yo me ocuparé de Aiden, y firmaré tu estúpido acuerdo de confidencialidad,
también, pero tengo una petición de mi parte ―dijo finalmente, sus ojos se
encontraron con los míos.
―No voy a contratarte para que seas su niñera de tiempo completo. No vas a
tener objeciones.
―Las tengo. Y estoy pidiendo dormir en tu casa durante la semana. Pasaré mi
tiempo con Olive después de que vuelvas a casa para que no me veas, pero voy a
regresar a dormir.
Genuinamente confundido, fruncí el ceño y le pregunté,
―¿Por qué? ―¿Jason no la quería en la casa? Quiero decir, no lo culparía, pero
de todo lo que había dicho sobre ella cuando vino a hablar conmigo respecto a
presentar cargos y obtener una orden de restricción, había asumido que ella era de
alguna manera importante para él.
―Míralos ―dijo, señalando hacia Jason y Olive con la cabeza.
Miré y vi lo que ya había visto un minuto antes. Olive sentada entre las piernas
de Jason mientras reían y susurraban entre ellos.
75
―¿Y?
Ella suspiró y puso los ojos en blanco.
Página
―Se aman.
Como si eso explicara todo.
―Me gustaría entender tu lenguaje, porque estoy pensando que muchas cosas
tendrían sentido de esa manera, pero no lo hago, así que tendrás que explicarlo. ¿Por
qué diablos dormirías en mi casa porque ellos se amen?
La piel de gallina hizo su aparición de nuevo, y metió las manos en los bolsillos
traseros, inconscientemente empujando sus pechos hacia adelante.
Levanté la mirada.
―Estaba saliendo con este tipo y estábamos viviendo juntos, pero después de
que nos graduamos dejó la ciudad.
―Te dejó, quieres decir. Hombre inteligente.
Sus ojos dispararon chispas, y apretó los labios.
Sonreí.
―Lo siento, eso fue innecesario. Sigue.
―Mi nombre no estaba en el contrato de arrendamiento, por lo que me querían
fuera. Ya que eres un tipo inteligente, estoy segura de que ya sabes que no soy
cercana a mi abuela. Si me hubiera ido a vivir con ella... ni siquiera quiero pensar en
eso. Digamos, que ella me drena, la vida, la positividad, todo. Así que, por supuesto,
Olive me acogió, y he estado aquí por más de dos semanas.
―Aún no tengo ni idea de a dónde vas a parar con esto, cariño.
―No me llames cariño. Esta es la segunda vez que te lo advierto. Odio cuando
la gente usa esa palabra con ese tono.
Mirándome atentamente, pasó el peso de su pie izquierdo al derecho, las
manos aseguradas en sus bolsillos traseros, los hombros tensos y en alto.
Antes de cruzar mis brazos sobre mi pecho, le indiqué que continuara.
―Como dije, he estado aquí por más de dos semanas, y esta es su casa. Por
supuesto, estaban en Londres esa primera semana, pero, aun así, ¿y si Jason quiere
follar como loco en la cocina?
Mis brazos bajaron.
―Bueno, no puede ―continuó―. No puede porque estoy en la casa. No es que
haya estado intentado escucharlos o algo así, pero no escuché ni un gemido de noche
y créeme, Olive es ruidosa. De todas formas, Olive esperó un largo tiempo por ese
76
chico, y se merece sexo ruidoso y fuera de este mundo, así que me quedaré en tu
casa. Eso les dará una semana para hacer lo que quieran, en donde quieran. De todas
Página
77
Página
Capítulo 7
Lucy
Con cada día que pasaba, odié a Adam Connor aún más; cómo era eso incluso
posible... no me preguntes. De alguna manera había empezado a convertirse en una
pasión mía. ¿Por qué? Porque era... un bastardo astuto, porque trabajaba sin camisa
en su patio trasero, porque hacía reír a su hijo, porque sus brazos eran todos
masculinos y sexy, porque sus brazos estaban salpicados de vello, porque había algo
llamado porno de antebrazo, porque su voz tenía la capacidad de darte pequeños
orgasmos, molestos pequeños orgasmos que te obligaban a cruzar las piernas o
aplicar algún tipo de presión disimulada. Odiaba esos orgasmos; me dejaban
insatisfecha y sólo me recordaban que no había tenido sexo en semanas. ¡Semanas,
te digo! Dejando el sexo de lado, ni siquiera había tenido un beso. Un inocente
maldito beso. ¿Puedes incluso imaginar lo que eso le hace a una chica? Tu cuerpo
reacciona de manera diferente a todo tipo de cosas.
Adam Connor siendo uno de ellos.
Hormigueos.
En todas partes.
Largos.
Cortos.
Dolorosos.
Hormigueos llenos de placer.
¿Alguna vez has tenido un pequeño orgasmo sólo porque un tipo dijo, no,
78
susurró, te amo, hombrecito, a su hijo mientras lo acostaba en la cama? ¿No? ¿Solo yo?
Bueno, demonios perdóname entonces. Deberías visitar a tu médico para asegurarte
Página
de que todo está bien si no recibes hormigueos cuando escuchas a Adam Connor
diciéndole a su hijo que lo ama. Así que sí, Adam Connor era un idiota por hacerme
hormiguear, y esa soy yo siendo frugal con mis malas palabras.
¿Finalmente, entiendes mi posición, o necesitas que continúe con la lista de por
qué odiaba tanto a Adam Connor?
En general, su voz apestaba. Si estaba profesando su amor a su hombrecito o
hablando con su ex en voz baja, su voz apestaba tanto como él.
El primer día de mi inesperado trabajo de niñera no estuvo mal, sin embargo;
no había tenido el efecto completo de él en ese momento. Me había pasado la mayor
parte de mi día pegada al teléfono hablando y enviando correos electrónicos de ida
y vuelta con empresas editoriales, tratando de negociar el mejor acuerdo para los
libros de Olive. Y sabes qué, por mucho que pensara que no iba a ser de ninguna
ayuda para ella, estaba empezando a darme cuenta de que no era tan mala en eso.
Así que mi pequeña Oliva Verde tenía razón después de todo. Los tratos que estaban
en la mesa ―tenía cuatro hasta ahora― eran ya mejores de lo que los otros agentes
habían prometido conseguirle. Así que estaba haciendo un trabajo buenísimo siendo
agente temporal.
Luego, a eso de las tres, el gran malvado guardaespaldas dejó a Aiden y me
dijo groseramente que lo mantuviera a salvo y dentro del perímetro de la casa, como
si confiara en mí para proteger al presidente; no es que no lo protegería, pero él era
un niño de cinco años, por el amor de Dios. Aun así, el resto del día y la noche
transcurrieron sin problemas. Nos divertimos y hablamos de todo tipo de cosas,
desde sus amigos en la escuela hasta la niña con quien le gustaba sentarse y por qué
no le gustaba dormir en remolques. En algún momento, Olive salió de su cueva de
escritura, presionando pausa en las ediciones que estaba trabajando para su último
libro y uniéndose a nosotros por helado.
Ojalá pudieras haber visto la forma en que Aiden se puso todo tímido con
Olive, dándole todo tipo de miradas. Iba a ser un rompecorazones, eso era seguro.
Al igual que su idiota padre, excepto que Aiden no sería un idiota; era demasiado
lindo para eso.
Fue divertido. El pequeñín era divertido, lindo e inteligente, todo lo que su
padre no era, y quizás estuviera un poco enamorada de él. El hijo. No el padre.
Definitivamente no del padre.
Porque quién querría enamorarse de un bastardo que tenía una voz que te
podría dar orgasmos, ¿verdad?
Claro.
79
lo miré de nuevo.
Página
cómodamente bajo una delgada manta que no había estado allí cuando cerré los ojos
Página
82
Página
Capítulo 8
Adam
A pesar de las objeciones de Dan, sentí que había tomado la decisión correcta
pidiéndole ayuda a Lucy. Sí, por lo que sabíamos, no tenía ningún tipo de
experiencia previa con niños, pero la había visto con Aiden, y había oído mucho sobre
ella de Aiden. Él estaba feliz a su alrededor y yo lo quería feliz. A un lado todo eso,
sabía que lo mantendría a salvo. Ya lo había hecho una vez. Además, Dan había
hecho un chequeo de sus antecedentes en el momento en que había dejado la casa
con los policías ese día.
Estaba limpia como un plato.
El primer día que se suponía que tenía que cuidar a Aiden, Dan había insistido
en que pusiéramos un pequeño dispositivo para escuchar, en uno de los juguetes de
Aiden y nos aseguraríamos de que todo estuviera bien durante todo el día. No me
opuse, era la seguridad de mi hijo. ¿Exageración? A quién le importa, mi mente
estaba tranquila.
Cuando fui a casa de Jason para recoger a Aiden, estaba funcionando con
apenas tres horas de sueño. Tenía a una Lucy quejumbrosa firmando el acuerdo de
confidencialidad y luego quejándose más, y salí de allí lo antes posible.
El segundo día, después de pasar algún tiempo con Aiden, encontré el bastante
firme trasero de Lucy trepando por la pared que separa la propiedad de Jason de la
mía.
Aparte de ser un dolor en el culo, ella estaba haciendo todo lo posible para
mantenerse fuera de mi camino, lo que fue una sorpresa para mí, teniendo en cuenta
83
que nos había observado a mí y a mi hijo sin nuestro conocimiento, Dios sabe por
cuánto tiempo.
Página
Iba a ser la primera noche que pasaría en mi casa y preferí que mantuviera su
distancia lo más posible. Había aceptado su petición sólo porque no tenía opciones.
Aiden tenía tendencia a desaparecer en sí mismo cuando no estaba feliz, y llevarlo
al set conmigo estaba fuera de cuestión. Nunca olvidaré cuánto adiaba cuando mis
padres nos llevaban a Vicky y a mí, sólo para olvidarse de nosotros durante horas
mientras estaban perdidos en su propio mundo. Claro, tenían a sus asistentes
checándonos para asegurarse de que todavía estábamos respirando y
comportándonos, pero algunos días apenas veíamos sus rostros. Sin embargo,
éramos buenos accesorios. Vicky, con su cabello dorado y grandes ojos verdes, era
el accesorio de elección de mi madre. Solía vestirla y asegurarse de que la vieran,
para que los paparazzi pudieran obtener fotos de ellas y hablar sobre su elección de
moda.
Fue lo mismo con mi padre y yo. Claro, no éramos la portada de los tabloides
con nuestra elección de moda, pero ese no era el punto, ¿verdad? La familia Connor
era una marca y eso era todo.
Nuestros mejores recuerdos eran aquellos en los que no veíamos a nuestros
padres durante meses cuando tenían grabaciones en locaciones. No sería lo mismo
para Aiden. Ese era el punto.
El tercer día, fue un día muy largo. Entre intentar encontrar una nueva firma
de Relaciones Públicas para grabar escenas extra para la película, estaba saturado.
Añade una discusión con Adeline sobre Aiden y otra discusión con el estudio sobre
mi contrato… y mi día fue completamente jodido.
Era de madrugada cuando llegué a casa. A pesar de haber estado despierto
durante más de treinta y seis horas, me aseguré de pasar algún tiempo con Aiden
antes de que Dan lo llevara a su escuela.
El tercer día, no vi el rostro sonriente de Lucy Meyer.
El cuarto día, cuando volvía a casa, los encontré durmiendo en lados opuestos
del mismo sofá mientras Simba rodaba alrededor de Nala en la pantalla.
Me detuve de ir a su lado y sólo los miré en silencio.
Aiden estaba durmiendo con la boca abierta como siempre, con las manos bajo
su cabeza. Murmuró algo y luego golpeó suavemente las piernas de Lucy mientras
luchaba por volverse hacia su otro lado. Mi mirada se desvió y me vi mirando el
rostro de Lucy. Estaba enroscada en sí misma, con las rodillas dobladas. Su cabello
al hombro estaba atado en un moño, dándome una visión clara de su rostro. Podía
ver un indicio de su hombro a través de la pequeña abertura de su playera. Ella se
veía tan inocente, todo lo contrario de su personalidad fuerte. Si no hubiera estado
84
escuchando a Aiden y a ella, no creo que me hubiera sentido seguro dejándolo con
Página
ella, pero dado que sabía exactamente cómo pasaban sus días a través de Dan, estaba
bien con mi precipitada decisión.
La puerta detrás de mí se abrió y cerró, Y Lucy se movió. Mantuve mis ojos
fijos en ella, esperando a que despertara y me acusara de algo, pero aparte de la
sacudida inicial de sus hombros, se quedó quieta.
―¿Y están dormidos? ―preguntó Dan, acercándose a mí.
―Eso parece.
―Ella es buena con él ―dijo él en un tono suave mientras mantenía sus ojos
en el dúo―. Ella le está enseñando a cantar con su amiga, y él les enseña cómo
actuar. Es muy exigente, también.
―Suena como si te hubieras divertido escuchándolos.
―Cierto ―dijo en breve y sonreí a su tono.
―Ella es difícil ―comenté, teniendo problemas para apartar los ojos de ella.
Dan gruñó, así que me obligué a mirarlo. Noté que sus ojos también estaban
en Lucy.
Me aclaré la garganta y me dirigí hacia la cocina. Después de un segundo de
vacilación, Dan me siguió.
Abrí la nevera para conseguir agua.
―Todo se ve bien, nadie estaba esperando esta noche.
―Eso es bueno. Todos están sobre Adeline más que en mí.
―¿Cómo fue tu charla con ella? ¿Crees que serás capaz de convencerla sin ir a
la corte?
Suspirando, me incliné en la nevera. ―¿Quieres algo de beber? ―le pregunté,
sacando una botella de agua.
―Voy a pasar.
―No, no me está tomando en serio. No sé qué está jugando, pero no va a ser
tan fácil como pensábamos. Había pensado que se metería de cabeza, dado que él es
la razón por la que pidió el divorcio en primer lugar, pero tal vez no lo fue en
absoluto. No tengo ni idea de lo que está pensado en su mente.
―Tal vez necesitaba tiempo. Tal vez está preocupada por lo que el público
pensará de ella si no lucha por la custodia de su hijo ―sugirió Dan, casualmente
apoyado en la puerta.
85
―Tal vez ―dije. Tomé unos cuantos sorbos de agua―. Quizá sea eso. Tal vez
Página
ella venga.
Dios sabe lo que el público pensaba de ella, lo que sus amigos decían a sus
espaldas era muy importante para Adeline. No sería capaz de explicar la ausencia
repentina de Aiden de su vida.
―No te preocupes, lo hará. Además, sería duro para Aiden si sólo la viera
durante los fines de semana.
―Lo quiero conmigo, Dan ―dije encontrando sus ojos. Dan era una de las
pocas personas que sabía casi todo acera de la familia Connor, todo lo bueno y lo
malo.
―Sé que sí, jefe pero estas cosas llevan tiempo. Déjala ser por un tiempo.
Vamos a ver qué hará ahora que está libre de todo lo que la estaba reteniendo.
Palabras de Adeline, no las suyas.
Asentí y me quedé en silencio.
Dan se enderezó y miró por encima del hombro hacia la sala de estar. ―Si
tienes todo bajo control aquí, me iré.
―Por supuesto. Te llamaré más tarde, pero no tienes que recoger a Aiden
mañana por la mañana. Le prometí que lo dejaría en su escuela. Luego tengo la
reunión con la nueva firma de Relaciones Públicas. ―Miré el reloj en la pared: 11:00
PM―. Tómate la mañana libre si quieres. Estaré en el set después de mi reunión de
todos modos.
―Pensé que estabas amarrando las cosas esta semana. ¿Sigues filmando?
―Sí, Matthew ―quien era el director― quiere probar un final diferente y
extenderlo con unas cuantas escenas añadidas.
―Bueno, hablaremos antes de recoger a Aiden ―dijo Dan y luego se detuvo
en la entrada de la sala―. ¿Necesitas ayuda para llevar a uno de ellos a la cama?
―Levantó una ceja y esperó una respuesta. Supuse cuál de ellos se estaba refiriendo,
y no me gustó.
Tiré la botella de agua en la papelera y caminé a su lado. Todavía estaban
profundamente dormidos.
―No. Probablemente haría una escena y nos acusaría de asaltarla mientras
dormía.
Dan se rio. ―Cierto. Cierto. ―Dando la espalda a la vista, puso su mano en mi
86
hombro y me lanzó una mirada seria―. Ten cuidado con ella, Adam. Puede que sea
Página
buena con Aiden, pero eso no significa que sea buena contigo.
―¿Qué diablos se supone que significa eso?
―Sólo te estoy advirtiendo.
―¿Sobre qué? ―pregunté, mi voz se endurecía.
Levantó sus manos, palmas hacia afuera y se dirigió hacia fuera después de
decir:
―Veo como la miras. Sólo tómalo como un consejo de un amigo, nada más.
No podía estar seguro de si me estaba advirtiendo porque estaba interesado
personalmente en esa loca, o por una razón completamente diferente. Lo sacudí y
recogí a Aiden en mis brazos lo más suavemente posible.
Sus ojos se abrieron cuando estaba acurrucándolo en la cama.
―¿Papi?
―Shhh ―murmuré, peinándole su cabello con mis dedos.
Con los ojos apenas abiertos, preguntó. ―Todavía no morirás, ¿verdad?
Los efectos del Rey León…
―No lo haré, hombrecito. Es hora de ir a dormir, ahora.
―Está bien. ―Asintió y se subió las mantas hasta el cuello―. Lucy lloró
cuando Mufasa murió, así que la abracé y le dije que todo era inventado y ella estaba
siendo tonta. Tenía razón, ¿verdad?
―¿Ella lloró?
―Uh… huh. Como realmente llorando con lágrimas y todo, no llanto falso
como lo hace Penny de mi clase. La abracé y le di una palmadita en la espalda y la
hice reír.
―Buen trabajo, amigo ―dije sonriendo―. Ahora vuelve a dormir.
―Pero yo tenía razón, ¿no? ¿Lo hice bien?
―Lo hiciste bien, Aiden.
―Te amo papi.
Presione un beso en su frente. ―También te amo, Aiden.
En segundos estaba fuera.
Tan pronto como apagué las luces en la habitación de Aiden, mis pies me
llevaron de nuevo al lado de Lucy…
Así que lloró por Mufasa… después de todas las veces que me dijo lo mucho
87
88
Página
Capítulo 9
Lucy
―Olive, ¿estás cien por ciento segura de esto?
―¿Por qué? Sal para que pueda ver.
―¿Estás segura de que le diste mi talla de vestido y no la de alguna chica
imaginaria que inventaste en tu mente? ―Bajé la vista hacia mí, una vez más, y traté
de tomar una decisión―. Una vez que veas esto, nunca podrás olvidarlo. No digas
que no te lo advertí.
―Lucy, vamos. Sal de ahí.
―Como quieras, mi Oliva verde. ―Me encogí de hombros, traté de respirar
hondo y salí del baño.
Eran alrededor de las diez de la mañana y estábamos en el dormitorio de Olive,
donde ella hacía cosas malas, muy malas, con su guapo esposo que no compartía
con su amiga, compartía por contar, probándose vestidos para para la gala de LA
para Soul Ache a la que se suponía que debíamos ir esa noche.
Un poco antes, el estilista de Jason había dejado diez opciones diferentes para
Olive y para mí, y las estábamos probando hasta que encontráramos las correctas.
―Oh, Dios mío ―dijo sin aliento Olive mientras levantaba la cabeza de su
teléfono, con los ojos pegados a mi pecho―. ¡Oh, Dios mío! ¿Qué le pasa a tus tetas?
Fruncí el ceño y puse mis manos bajo mis tetas, mirando por un momento.
―Este vestido le pasa a mis tetas. ¿Qué parece desde allí?
―Oh, parece... sólo parece, ya sabes. Como mucho.
89
hacia el espejo de cuerpo entero, empujé mis pulgares entre el grueso tejido y mis
pechos e intenté levantarlo más. El único problema era que nada se movía. Me miré
en el espejo, y luego miré a Olive por encima de mi hombro.
―Sabes, creo que puedo enterrar mi rostro en medio de mis tetas y hacer brrr
con este vestido. ¿Qué tan divertido sería?
―Lucy ―gimió y se sentó sobre sus rodillas en la cama―. Ven aquí. Déjame
ver si puedo levantarlo.
―Ya lo intenté ―dije, pero aun así me di la vuelta para caminar hacia ella―.
Creo que esto es lo más alto que puede llegar. Mis pobres tetas ni siquiera pueden
respirar en esto. ¿Cómo te las arreglas para caminar con tus cachorros? Quiero decir,
claro, son buenas para dormir, pero esto... ―Levanté mis pechos aún más alto con
mis manos―. Esto es ridículo. ¡Casi tocan mi barbilla, por el amor de Dios! Ayúdame
a salir de esto antes de explotar.
―Pero el vestido sin tirantes se ve tan bien con tu cabello corto.
―Intenta, Olive ―dije, dándome por vencida y soltando mis tetas mientras me
paraba delante de ella―. Sólo intenta hacer que funcione.
Ella se mordió el labio inferior y siguió mirando mis tetas.
Chasqueé los dedos delante de su cara.
―¡Discúlpame! No soy sólo un trozo de carne.
―Lo siento. ―Se rio―. Lo siento, pero no puedo apartar la mirada. ―Con los
ojos todavía en mí, comenzó a tirar de la tela.
―Bueno, gracias ―repliqué cuando logró empeorarlo aún más―. Siempre
quise saber cómo se sentiría si mi barbilla desapareciera entre mis tetas.
Ella se echó a reír y soltó el vestido, viendo mis pechos rebotar luego de eso.
Luego estiró el dedo y empujó la hinchazón de mi pecho.
―Se siente bien, ¿verdad? ―pregunté, presionando con mi propio dedo en mi
otro pecho―. Como una nube suave. Por eso me encanta dormir en los tuyos.
Ella asintió distraídamente.
―Definitivamente pareces una D.
―No soy una D. Apenas una C.
―Bueno, el vestido te hace parecer una D. ―Retiró su dedo y miró mi rostro,
luego de nuevo a mis tetas―. Oh.
―Oh, ¿qué?
90
―En realidad tu rostro se ve más pequeño que sus tetas. Es raro. Espero no
Página
lucir así cuando lleve puesto un vestido sin tirantes. Si lo hago y nunca dijiste nada...
―Definitivamente te lo diría si tu rostro parece diez veces más pequeño que
tus tetas. ―Volví al espejo para ver si había alguna posibilidad de que lo usara esa
noche. El vestido era hermoso; la forma en que abrazaba mi cuerpo en realidad hacía
maravillas con mi cintura y caderas, pero no había manera de que pudiera salir en
público y muy posiblemente en frente de cámaras pareciendo que estaba a punto de
comerme mis propios senos―. Si no tuviera el cabello corto, podría haber pensado
en usarlo, sólo para llamar la atención de la gente, y cuando digo gente, me refiero
a hombres sexys. No, no son chicos sexys, hombres sexys. ―Me las arregle para
soltar un suspiro―. Porque los chicos sexis apestan. Jameson era un chico sexy con
una gran polla y tatuajes, pero quiero hombres sexys y sus, con suerte, grandes pollas.
―Pensé en eso por un momento, luego miré a Olive―. De acuerdo, eso no es justo.
Voy a compartir con el resto de las mujeres del mundo. Me conformaré con sólo un
hombre sexy. No lo amaré, pero lo usaré para el sexo. Y tiene que tener una polla
grande. Como una polla que sabe ir a lugares, ya sabes. Lugares a los que no todas
las pollas pueden ir.
―Creo que lo entiendo ―respondió, interrumpiendo mi discurso―. Quieres
una gran polla.
―Ah. ―Suspiré suavemente, sosteniendo mi corazón―. ¿Sabes lo feliz que
hace a mi corazón escucharte decir “gran polla”? Siento que has crecido tanto. Y no
sólo quiero una gran polla, Olive. Quiero una polla asesina. Hay una diferencia. Me
gustaría tener una gruesa, pero no demasiado larga, porque no quiero ser pinchada
en todos los lugares equivocados. Mi querida vagina necesita ser capaz de tomarla
completa y abrazarla. Quiero una polla asesina, como si necesitara dejarme en coma
después del sexo.
Se rio y se levantó de la cama.
―Entiendo. Ordenaremos una polla asesina en línea. Una rosa. ¿Y de qué estás
hablando? ¿Has leído mi libro? Digo polla y pene muchas veces. Digo aún más...
cosas.
―Pero escribirlo y decirlo son dos cosas muy diferentes. Apuesto a que Jason
se le para cada vez que dices polla. ―Sonreí―. ¿Pruebas escenas con él? Como
cuando te pones cachonda mientras escribes una escena específica, ¿lo llamas para
decirle “Ven a casa y házmelo, Jason”? ¿Tiene una polla asesina, Olive?
Tratando de ignorarme, se levantó de la cama para mirar los otros vestidos que
colgaban del estante que la estilista había dejado, como si pudiera escapar de mí.
―¿Qué tal éste? ―preguntó, sosteniendo otro hermoso vestido de color rosa
91
―Primero que todo, apestas en cambiar de tema; tenemos que trabajar en eso.
Ella bufó y me dio la espalda mientras buscaba entre los vestidos restantes.
―En segundo lugar, no hay nada de malo en querer una polla grande que
pueda satisfacer a mi vagina. Y, por último, pero no menos importante, ¿por qué
estás tan decidida a dejar que mis tetas salgan a jugar esta noche?
―Porque no quiero sobresalir.
―Oh, creo que es demasiado tarde para eso. Escribiste el libro y lo convirtieron
en una película. No sobresalir quedo fuera del tapete, y no estoy segura de que mis
tetas sean de alguna ayuda en ese asunto. ¿Crees que tienen magia o algo así?
―Está bien. Pruébate este ―ordenó, empujando el vestido color rosa en mis
manos.
―Bien ―dije, caminando alrededor de ella para llegar al estante―. Entonces
tú pruébate este.
Olive miró el vestido blanco en mis manos: tenía un escote bajo en la espalda
y caía hasta el suelo sobre ella. Iba a lucir hipnotizante.
―¿Blanco? ―preguntó.
―Sí. Blanco. Ve a cambiarte. ―Le di un pequeño empujón y una palmadita en
su trasero, luego ella desapareció en el baño.
La única razón por la que no nos estábamos desnudando una frente a la otra
era porque queríamos hacer una gran entrada cada vez que probábamos uno nuevo,
construyendo algo de emoción.
―Entonces... ―gritó desde el baño mientras me sentaba en mi cama.
―¿Entonces?
―Entonces... ¿cómo te fue con Adam Connor? Cada vez que empiezo a
mencionarlo, me dices que lo odias y luego cambias de tema, y por desgracia para
mí eres buena en eso.
―¿Y qué te hace pensar que no lo cambiaré ahora?
―¿Porque me compadeces? Porque todo lo que dijiste cuando saltaste sobre el
muro hacia este lado luego de que Adam se fue a dormir fue cuánto te desagrada
Adam, y eso no es justo. Porque ¿cómo no puedes hablar de él cuando has pasado...
qué, cuatro, cinco noches en su casa? Por cierto, no tengo ni idea de cómo
conseguiste que estuviera de acuerdo con eso teniendo en cuenta la forma en que se
conocieron.
92
confidencialidad?
―No me hagas esa mierda, Lucy. Sabes que no estoy preguntando sobre
ninguna conversación privada que hayas escuchado. Sólo te estoy preguntando
cómo es él. Tipo, ¿De qué han hablado? ¿Te sonrió? ¿Te despertaste por la noche y
echaste un vistazo en su habitación? ¿Duerme desnudo? ¿Medio desnudo?
Resoplé y cogí el teléfono de Olive.
―Me pregunto quién aquí parece una loca.
―Sólo te pregunto porque esas son cosas que esperaría que hicieras.
―Gracias, Olive. Puedo contestar una de las preguntas que tienes.
―Por favor, dime que camina desnudo.
―Creo que necesito hablar con Jason. No suena como si lo estuvieran haciendo
con suficiente frecuencia. ―Abrí el navegador de Internet en su teléfono.
―Lo estoy haciendo todos los días, muchas gracias.
Mis labios temblaron. Me encantaba pulsar los botones de Olive.
―Sólo tengo curiosidad. Llámalo investigación si quieres.
―Claro. Sólo investigando ―dije, riendo―. ¿Qué diablos haces ahí dentro?
―grité―. Sal aquí para que pueda echar un vistazo.
Abrió la puerta y salió.
―Tuve que orinar primero.
―Guau. ―Exhalé, con ojos desorbitados―. Mierda, eso te queda bien. ―Ella
se miró y se frunció los labios como si no estuviera segura―. Ni siquiera tienes que
probarte nada más, Olive. Te lo digo, ese es el vestido para ti.
―¿Eso crees? ―Se acercó al espejo, mirando por encima del hombro para ver
la espalda―. Me encanta cómo se siente sobre mi piel, pero es muy bajo en la
espalda.
―Es perfecto. No voy a dejar que uses otra cosa. Jason va dar una voltereta.
Sus labios formaron una sonrisa y alisó el vestido hacia abajo mientras miraba
el espejo.
―Creo que a mí también me gusta.
―Confía en mí, lo volverá loco cada vez que te ponga la mano sobre la espalda.
―Está bien. Me convenciste.
―Y ―dije, esperando a que me mirara―. Te queda hermoso. Va a ser una
93
de todo. Olive, sin embargo... Olive lucía fenomenal en los brazos de Jason. Ella no
era la actriz principal en la película, pero así era cómo los medios la retrataban, y
consiguió definitivamente más atención que la verdadera actriz principal. Era Jason
y Olive. La noche era de ellos. Estaba tan feliz por ella, tan asquerosamente feliz de
que encontrara lo que estaba buscando.
¿Yo? Todavía no había señales de mi polla asesina. Sin embargo, tenía
esperanzas; seguiría buscando.
Me quedé al final de la alfombra roja, donde Olive y Jason respondían
preguntas a los periodistas. Tan pronto como salimos del auto, Jason aseguró su
mano en la de ella y, por lo que podía ver, todavía no la soltaba. Sonreí y en realidad
estaba pensando en meterme dentro donde había oído que podía encontrar un bar
abierto cuando alguien habló detrás de mí.
―¿Qué estás haciendo aquí?
Esa voz. Me puse rígida, pero por desgracia no pude evitar que la piel de
gallina hiciera su aparición. Lentamente me di la vuelta.
Adam jodido Connor.
Dios mío...
Lucía lo suficientemente bien como para follar a la intemperie. Podría haber
tenido tanta diversión con él, si sólo no fuera tal bastardo.
―¿Qué estás haciendo tú aquí? ―pregunté en lugar de responderle.
Sus ojos se posaron en mis tetas, y frunció el ceño. Yo también lo fruncí y miré
hacia abajo para asegurarme de que nada estuviese mal. Cuando no pude encontrar
nada malo, puse mis manos en mis tetas y levanté mis ojos de nuevo a los suyos.
Todavía estaba mirando.
Sonriendo dulcemente, incliné mi cabeza y pregunté:
―¿Te gustaría tocarlas?
Sus ojos volaron a los míos y su ceño se frunció.
―¿Qué? ―Negó―. Olvídalo. ¿Qué estás haciendo aquí?
―¿Qué crees que estoy haciendo aquí? ―pregunté igual, dejando mi sonrisa
falsa. Creerías que al menos sería un poco más amable después de que cuidé de su
hijo, ¿verdad? Pero no, esté no.
Cerró sus ojos de nuevo y suspiró.
―Ah. Claro. Viniste con Jason y Olive.
96
Jason debió haberlo tomado como una invitación porque se inclinó y presionó un
Página
suave beso en sus labios. Me incliné un poco hacia tras y por supuesto, su mano
estaba presionada en su espalda baja. El vestido era un éxito.
Cuando la publicista de Jason vino con la seguridad contratada por el estudio
siguiéndola, los tortolitos tuvieron que separarse. Megan se llevó a Jason para que
pudiera dar las últimas entrevistas con su coestrella mientras Olive y yo lo
esperábamos a un lado.
―¿Qué quería Adam Connor de ti? ―preguntó Olive tan pronto como Jason
se fue.
―Nada ―dije distraídamente mientras movía mi mirada a los paparazis y la
masa de fans alineados detrás de las cuerdas―. Creo que estoy lista para entrar
―continuo―. Estoy empezando a ponerme ansiosa con toda esta gente alrededor.
―Ni siquiera intentes cambiar el tema ahora. ¿Qué quieres decir con nada? ¿De
qué estaban hablando?
Miré a Olive y noté la seguridad viniendo a nosotros.
―Pensó que estaba siguiéndolo, así que le dije que se fuera a la mierda. Ese es
más o menos el punto esencial de todo. ¿Feliz?
―¿Por qué no intentas ser amable con él para que puedan casarse y ser mi
vecina?
Resoplé.
―Por favor. Me moriría antes de casarme con ese tipo.
―Señora Thorn ―dijo el guarda de seguridad rubio mientras se detenía a
nuestro lado. No se veía nada mal. Brazos robustos, una camisa blanca de botones,
pantalones negros, un bulto ligeramente notable… no me gustaban tanto los rubios,
pero qué mejor momento para cambiar las cosas, ¿verdad?―. Necesitamos que vaya
adentro, por favor ―añadió, llevando su mano a su auricular. Bueno, eso era
definitivamente sexy.
―¿Qué? ¿Por qué? ―Olive preguntó inmediatamente, sus ojos buscando a
Jason.
―¿Qué pasa? ―pregunté y el chico movió su atención a mí. Intenté sonreírle.
―Señora, debemos despejar el área para el…
Todavía estaba hablando, pero lo apagué por completo. ¿Señora?
¿Estás jodiéndome?
98
¿Estás jodiéndome?
Olive me tomó del brazo hacia la entrada del edificio.
Página
―¿Escuchaste eso? ―pregunté en voz alta mientras seguía mirando por sobre
mi hombro―. ¡El maldito me trató de señora! ¿Lo escuchaste? ¿Escuchaste lo que
dijo?
―Sí ―contestó, riéndose en voz baja.
―¡No te rías! ¡Esto no es gracioso, Olive! Esto es todo por él ―siseé―. Él hizo
esto.
―¿De quién hablas? ¿Jameson?
―¿Qué? ―La miré y negué―. No. Es Adam Connor. Es mala suerte. Cuando
está alrededor, algo malo pasa. Lo odio.
―Aquí vamos de nuevo…
La película fue asombrosa. Había sido la primera en leer el libro cuando Olive
terminó el manuscrito, y sentarse en un cine mirando todo cobrar vida fue algo que
nunca olvidaría. Cuando se terminó, me levanté y abracé a mi mejor amiga, y
lloramos de nuevo. Luego nos reímos. Jason besó a Olive en la frente y lloré un poco
más. Y luego fuimos a la fiesta donde había música, chicos sexys y más celebridades.
Seguramente uno de ellos tendría una polla asesina, ¿verdad?
Ni siquiera llegué a buscar mi polla asesina.
Pronto después de que llegamos a la galería industrial en la que era la fiesta,
recibí un mensaje de Jameson.
Estaba muy asustada para leerlo de inmediato.
A pesar de que me esforzaba por actuar como si él nunca hubiera existido
alrededor de Olive, a veces aparecía en mi cabeza de la nada y perturbaría mi día.
Esta era la primera vez que de hecho me contactaba después de su partida.
Dejando mi teléfono en mi bolso, me aparté de Olive y Jason, dejándolos hablar
con un grupo de personas, y me encontré en un rincón oscuro para poder cerrar mis
ojos y calmar mis latidos.
¿No es lo peor cuando tu ex te contacta cuando estás empezando a seguir con
99
Con Olive y Jason a mi lado, hablé con mucha gente. Sonreí, me reí. Ni siquiera
Jameson podría arruinar una noche tan importante.
Página
Un par de horas después; o tal vez sólo una hora, me encontré siendo
manoseada por un tipo mientras salía del baño después de salpicar un poco de agua
en mi cara. ¿Estaba borracha? Tal vez un poco. Parpadeé un par de veces e intenté
recordar donde estaba.
En la fiesta de Olive.
Los había dejado para usar el baño.
Claro.
―Oye ―murmuré, intentando empujar sus hombros.
El chico misterioso lamió mi cuello, y me estremecí.
Mierda.
Eso se sintió un poco bien.
¿Lo conocía? ¿Me había dicho siquiera su nombre antes de asaltarme con su
lengua? Por mi vida, que no podía recordarlo. Mientras estaba ocupado dándole
atenciones a mi cuello, entrecerré los ojos y miré alrededor; al menos tanto como
podía en la oscuridad. Estaba apoyada contra una pared en un estrecho pasillo, al
lado de los baños unisex. Recordaba hablar con un grupo de personas con Jason y
Olive, pero no podía recordar si este tipo había estado en el grupo. Tenía una camisa
gris oscura de botones, por lo que podía ver, estaba constituido como una casa de
ladrillos.
De verdad sabía lo que estaba haciendo con su boca también, pero quería
ponerle un rostro a esa lengua, así que intenté apartarlo.
―Mmm, hola ―repetí cuando empujarlo no funcionó bien. En lugar de
responderme o siquiera mirarme, la mano del tipo se apretó alrededor de mi cintura,
y me llevó a un pequeño rincón.
―Vaya ―murmuré, mi cabeza dando vueltas. Su espalda golpeó algo, y luego
me dio vuelta y esta vez fue mi espalda la que golpeó la puerta de metal, sacándome
el aire. Hice una mueca, pero no pareció notarlo.
―¡Oye! Tranquilo ―dije, alejándome solo un poco.
―Shhh. Lo haré bien ―susurró el tipo en mi oído, frotando mis hombros.
101
Luego de repente sus manos empezaron a bajar, sus manos apretando mi carne.
―¿Qué… qué estás haciendo? ―Levanté mi rodilla para empujarlo, pero mi
Página
vestido caía justo bajo mis rodillas, así que fue un intento inútil. Bien podría estar
moviéndome debajo del agua. Alcé mi voz―. ¡Dije que me sueltes!
De repente hubo una mano agarrando mis mejillas y presionando mi cabeza
contra la puerta. Tenía problemas para respirar.
―Dije shhh ―susurró en mi oído y mordió mi lóbulo.
Si estaba lastimándome hasta el punto que estaba segura que sus dedos
dejarían una marca en mi cara, habría sido sexy.
O tal vez no.
Pero estaba lastimándome, y había dejado perfectamente claro que no me
gustaba lo que estaba haciendo.
Una de sus manos encontró el borde de mi vestido y empezó a subirlo.
―Dije que basta ―grité tanto como pude con sus dedos presionando mis
mejillas. El suave bajo de la música estaba ahogando mi voz de todos modos.
Mordió mi cuello y sus labios encontraron los míos.
Cerré mis ojos e intenté alejar mi rostro de su agarre.
―Me encanta cuando las chicas como tú se hacen las difíciles. Siempre estoy
dispuesto a un desafío.
Oh, claro que no.
Intenté calmar mis latidos y subí mi rodilla; ya que había levantado mi vestido,
fue más fácil esta vez y golpeé el ojo del toro. Gruño y soltó mi rostro, doblado frente
a mí, sus manos cubriendo sus inútiles joyas. Aparté el cabello de mi rostro y abrí y
cerré mi boca para aliviar el dolor.
―Hijo de perra, ¿qué demonios crees que estás haciendo? ―siseé. Cuando se
enderezó, noté que parecía familiar, pero no podía ubicarlo. ¿Le había dado permiso
para manosearme? No podía recordar hacer algo como eso, definitivamente no en
una noche tan especial para Olive. Con eso dicho, si recordaba un inocente y
juguetón coqueteo con un par de chicos, pero todo había sido por diversión. Después
del mensaje de Jameson, sólo necesitaba esa pequeña elevación de autoestima. No
estaba buscando tener sexo.
Rápidamente bajé mi vestido y miré al tipo con el ceño fruncido. Su rostro se
había puesto rojo, pero tenía una gran sonrisa en su cara.
Genial…
102
Vi un destello de tela color piel, parecida a la que Lucy tenía cuando la había
Página
visto por última vez, luego otro grito ahogado y mis pies aceleraron.
―Oye ―grité para poder ser oído sobre la música, y el chico me miró sobre su
hombro, con los ojos vidriosos. Fruncí el ceño y mi mirada se quedó en la chica
atrapada entre él y la puerta.
Lo primero que noté fueron las lágrimas; luego me di cuenta de que era Lucy
con sus tormentosos ojos grises, el azul completamente desaparecido. Sus ojos llenos
de miedo se alzaron a los míos y algo se aflojó en mi interior.
Llámalo una liberación de rabia; era de esperarse después de la noche que
había tenido.
―Adam Connor ―dijo el tipo con una gran sonrisa―. Bienvenido a nuestra
fiesta privada. ¿Quieres unirte a la diversión? ―Era Jake Callum, un nuevo actor, un
imbécil que creía que era lo mejor sólo porque a una de sus películas le había ido
bien en las taquillas.
Noté a Lucy intentando apartarlo y mi ceño se frunció más.
Alejándolo de ella, tomándole la parte de atrás de la camisa, lo estrellé contra
la pared.
―Tranquilo, amigo. ―Se rió, alzando sus manos entre nosotros―. Tengo un
contrato. Tómalo con calma.
Miré sus pantalones y suspiré aliviado cuando vi que estaban abotonados, pero
luego noté a Lucy intentando limpiar sus lágrimas a la vez que se bajaba la falda y
mi rabia aumentó diez veces más.
―¿Te importa decirme qué sucede aquí? ―pregunté, pegándome a su rostro y
empujándolo.
Jake se encogió de hombros con una sonrisa.
―Sólo divirtiéndome con la dama, amigo. Relájate. ―Sus ojos se deslizaron a
Lucy, y apreté mi mano en su camisa para llamar su atención.
―¡No la mires! Te pregunté…
No tuve tiempo de terminar mi frase porque el pequeño dolor en mi trasero,
quién estaba vestida como el sueño húmedo de cada hombre, estaba empujándome
a mí para que me hiciera a un lado. La miré por sobre mi hombro. Cuando no me
moví, su ceño se profundizó, y lo intentó de nuevo.
105
su cabeza en la pared hasta que su rostro se puso rojo y tuvo problemas para
respirar.
―No lo repetiré, Callum. ¡Suéltala!
Apartó su mano y un segundo después, Lucy estaba sobre él, gritando
obscenidades, enviándolo al infierno. Solté a Jake y le di la espalda mientras seguía
tosiendo.
―Basta ―le dije a Lucy y recibí un pequeño golpe en el hombro por todos mis
inconvenientes.
Dios.
¿La mujer me escuchaba? Claro que no. dudaba que escuchara a alguien.
―Voy a matarlo. ―Seguía gritando mientras intentaba golpear a Jake
rodeándome.
Miré al final del pasillo para ver si podía ver a Jason, pero no había nadie cerca,
ni siquiera la pareja que había estado besándose hace unos minutos.
Sus ojos estaban enfocados en Jake.
―¡Quién te crees que eres! ―gritó de nuevo, empujándome y tironeándome
para llegar a él―. ¡Pequeño bastardo! ¡Cómo te atreves!
―O la sacas de mi vista o vamos a tener un problema aquí, Connor ―tosió
Jake detrás de mí, su voz jodida. Tal vez había apretado más fuerte de lo necesario;
no es que lo lamente por el tipo.
―Cierra la boca ―le dije a él y finalmente tomé los brazos agitados de Lucy.
―Suéltame, Connor ―gritó y levantó su pie de nuevo. Debió haber estado
exhausta porque estaba empezando a moverse más despacio, y sabía su juego, así
que logré apartar mi pie antes de que pudiera conectar con su blanco. Giré su cuerpo
tan suave como pude y sostuve su espalda contra mi pecho, atrapando sus brazos.
Cómo nadie escuchó todo el caos, no tengo idea.
Apoyé mi barbilla en su hombro y le susurré:
―Cálmate, Lucy. Cálmate. ―Olía a rosas rosadas y un toque ligero a cítricos,
suave y agudo a la vez. Sacudí mi cabeza para aclarar mi mente.
Después de una ligera vacilación, empezó a retorcerse contra mí.
―¡No me digas que me calme, maldición! Voy a matarlo. Suéltame.
―No. Necesito que te calmes por mí, Lucy. ¿Puedes hacerlo? por favor, cariño.
107
me secaron―. Mira. ―Cerré mis ojos e intenté encontrar las palabras correctas para
decirle―. Mira, parece que ninguno de los dos ha tenido la mejor noche. Sólo intento
Página
asegurarme de que estés bien, nada más. Luego me voy, y puedes volver a matar a
quién quieras, ¿de acuerdo? ―Tomé aire y le di un poco de tiempo―. Si no quieres
mi ayuda, está bien. Sólo tranquilízate un poco para que ambos podamos seguir con
nuestro camino.
Sorprendentemente, asintió y me dio la espalda. No mentiré, estaba tentado a
esperar unos minutos más en silencio y sólo irme cuando estuviera sintiéndose
mejor, pero cuando se abrazó los codos a sus costados para ocultar el hecho de que
su cuerpo estaba temblando sin control, supe que no podía dejarla aquí.
¡Mierda!
Pensé en poner mis manos sobre sus hombros y… ¿consolarla? ¿Reconfortarla?
Sólo algo para calmarla, pero no creí que lo apreciaría, así que en cambio la miré e
incliné su barbilla hacia arriba con mis dedos.
―¿Lucy?
Abrió sus ojos y lo que vi rompió mi corazón: una solitaria lágrima que siguió
un camino casi recto por su barbilla. Instintivamente, la limpié. No sabía nada de
esta mujer, ni quién era por dentro, pero por lo que había visto hasta ahora, sabía
que algo estaba mal en verdad.
―No estoy llorando ―anunció
―Claro que no ―dije suavemente.
―No lo hago. ―Limpió sus mejillas con el dorso de su mano y me miró―. Son
sólo lágrimas de rabia.
―Claro ―repetí―. No esperaría nada más de alguien como tú.
Su rostro se sonrojó y su postura se tensó más.
―¿Y qué significa eso? ¿Alguien como yo?
Por supuesto que retorcería mis palabras. ¿Cómo más podría empezar otra
pelea? Si no lo supiera mejor, diría que le gustaba hacerme miserable.
Negué.
―No haré esto contigo. Buenas noches y diviértete, Lucy. ―Me giré para irme,
pero puso su mano en mi brazo y me detuvo.
―Sólo espera un minuto. ¿Qué…
―Quise decir alguien tan terca, fuerte y obstinada como tú, Lucy ―expliqué,
109
―Oh.
―Sí.
―Bueno entonces, lo siento.
―Que inesperado de tu parte. ¿Fue esta la primera vez que esas palabras
salieron de tu boca?
―No presiones.
Mi mirada cayó a mi brazo, especialmente a la mano que evitaba que me
moviera.
―Me gustaría irme ahora, ¿si te parece bien?
Siguió mi mirada y pareció sorprendida de ver su mano sobre mí. Dando unos
pasos atrás, dijo:
―Por supuesto. No quise tocarte. Espero que no me eches a las autoridades.
La forma en que lo dijo… Dios, me exasperaba.
―Como dije, ten una buena noche, Lucy.
Me alejé de ella. Me alejé y no se sintió bien.
De verdad debes tener ganas de pelear, Adam, pensé mientras mis pasos bajaban la
velocidad. Como si el primer round con Adeline no hubiera sido suficiente, iba a
pasar un poco más de tiempo con esta loca. En un auto. Donde no podía escapar.
Cuando miré hacia atrás, Lucy estaba donde la dejé. Su rostro miraba al cielo,
con los ojos cerrados. La luz de la luna se veía bien sobre ella. Sus rasgos se veían
suaves, sus labios ligeramente rosas invitándome. Mis pies me llevaron con ella.
―¿Quieres que vaya por tus amigos?
Abrió un ojo y me miró desafiante.
―No.
Ladeé mi cabeza y esperé por una explicación que nunca vino.
―Bien, entonces. Quieres que…
―Puedes irte, estoy bien.
―¿Quieres irte conmigo?
Sus ojos se abrieron, y pareció considerar mi oferta por un momento.
―Sí ―dijo finalmente―. Sí, por favor.
110
pelear parecieron dejarla y sus hombros cayeron un poco. Quise rodearla con mis
brazos… cerrar mis ojos, colocar mis brazos a su alrededor, y sólo respirar.
Negué.
―¿Quieres que espere mientras les dices a tus amigos que te vas?
―No quiero molestarlos. Le escribiré a Olive de camino.
―Mi auto está por aquí ―dije, apuntando hacia la fila de autos con mi cabeza.
Me siguió sin decir ni una palabra.
Logré evitar a los paparazis tomando el camino largo a casa. Una foto de una
extraña en mi auto les daría demasiadas municiones.
El auto estaba inesperadamente silencioso. Seguí mirando a Lucy, pero
mantuvo su enfoque en el camino. Noté que frotaba el dorso de su mano en su
vestido, así que estiré la mano y tomé la suya para echar un vistazo.
―Oye ―protestó, intentando liberar su mano de mi agarre―. ¿Qué haces?
―Quédate quieta por un segundo. ―Sus nudillos estaban rojos―. Necesitas
ponerle hielo a esto. ―Nos detuvimos en la luz roja. Inconscientemente, pasé mi
pulgar por la parte amoratada―. ¿Dónde aprendiste a golpear así?
Gruñó.
―No fue un buen golpe. Ni siquiera le rompí la nariz.
―Oh, ¿así que es a eso que estabas apuntando?
―Bueno, sí. ¿Por qué más golpearías a alguien? Quería ver sangre.
Aparte de todo lo demás, también estaba sedienta de sangre. Extrañamente,
encajaba con ella.
Solté su mano y me obligué a poner la mía en el volante.
―¿Estás lista para decirme qué sucedió allá? ―pregunté―. ¿Las cosas se
salieron de control con Jake?
―¿Jake? ¿Su nombre es Jake? ¿Lo conoces?
―Jake Callum. ―Fruncí el ceño y la miré cuando la luz cambió a verde―. ¿No
lo conoces?
―Oh sí, dejé que me metiera a la fuerza la lengua en la garganta porque era
Jake Callum. ¿Te parecía que lo conocía? ―Con rabia se pasó una mano por el
vestido y murmuró para sí misma―. Sabía que lo reconocía de alguna parte.
―¿Cómo debería saber si te importa preguntar un nombre antes de empezar a
111
besar a un tipo?
Su cabeza se giró hacia mí, y sentí sus ojos perforar el costado de mi rostro.
Página
Suspiré.
―Lo siento, estuvo mal que dijera eso. ―Su respuesta me molestó; no debería
haberlo hecho.
―Disculpa no aceptada. ―Miró de nuevo al camino. Las calles estaban solas.
Después de unos momentos de silencio, habló:
―No es que necesites saberlo, pero para tu información, no recuerdo siquiera
haber hablado con el tipo. Cuando salí del baño, estaba ahí encima de mí.
Aparté mi pie del acelerador.
―¿Qué estás diciendo?
―¿Tienes problemas de escucha?
Estacioné el auto y me volteé a mirarla.
―¿Qué quieres decir con que estaba encima de ti?
―Si no vas a llevarme a casa, puedo ver cómo llegar por mi cuenta. ―Antes
de que tocara la manija, puse seguro a las puertas.
―¿Estás diciendo que te forzó? ―dije entre dientes.
Su rostro estaba rojo de la rabia cuando me miró.
―¿Qué creías que estaba pasando?
Procesé eso por un segundo, luego asintió.
―¿Podemos irnos ahora?
―No ―dije cortante. Después de ver los espejos, di un giro en U rápidamente.
―¡Vaya! ―jadeó, sosteniéndose a la ventana y su asiento―. ¿A dónde vas?
No respondí.
―¿Adam?
Estaríamos de regreso en la galería en diez minutos.
Alzó su voz.
―¡Adam!
La miré rápidamente.
―Vamos a encontrar a Callum.
112
Ella no había sido nada más que problemas desde el día que la encontré chorreando
agua en mi patio trasero. Era la última cosa que mi vida necesitaba. Muy consciente
Página
Me desperté con el sonido de una risa resonando por la casa. La risa de una
mujer y un niño; mi niño. Para ser más específico. Pero se suponía que Aiden estaba
con Adeline; era su fin de semana. ¿Lo había traído de regreso? Frunciendo el ceño,
me levanté para ver qué pasaba.
La noche antes había terminado abruptamente después de que había ayudado
a Lucy con su mano. En un segundo estaba sosteniendo su frágil mano en la mía,
acostumbrándome a su peso en mí mano mientras estábamos de pie casi cara a cara,
y al siguiente ella estaba escabulléndose de mí. Al momento en que pudo, había
huido a su habitación. Sabiendo que no había nada más que pudiera hacer, había
ido también a mi cama, pero no pude dormir. Aparte de preocuparme por lo que iba
a hacer con Adeline, también me había preocupado por Lucy, porque de alguna
manera se las había arreglado para abrirse paso hasta mí.
Saliendo de la cama, había pasado tiempo en la cocina, pensando que tal vez
vendría. Había visto luz debajo de su puerta, así que supe que también tenía
problemas para dormir.
No había salido, así que después de un tiempo había regresado a la cama, y
pensé que era lo mejor.
Llegué a la sala de estar y vi a Dan viendo a Lucy y a Aiden con una sonrisa
fugaz en su rostro.
¿Aiden y Lucy? Estaban riéndose sin control, completamente ignorantes a su
alrededor.
Ni siquiera me notaron acercándome a Dan.
―¿Qué sucede ahí? ―pregunté.
115
Sus labios se curvaron más y para ocultarlo tomó un sorbo de la taza de café
que tenía en su mano.
Página
Asintió.
Página
Entrecerró su mirada.
―¿Estás burlándote de mí?
―Claro que no. No me atrevería.
Satisfecha, asintió.
―Bien. Témeme. Eso es listo de tu parte.
Asentí y rodeé el mesón de la cocina para pararme frente a ella. Me siguió con
la mirada.
―¿Qué estás haciendo?
―Asumo que hay algo que quieres decirme, así que estoy acercándome para
escuchar mejor.
―Y no podías escucharme desde ahí porque…
―Porque quiero que sepas que te estoy tomando muy en serio.
―Ve a tomarme en serio desde allí, amigo.
Colocó una mano en mi pecho para evitar que me acercara más a ella. Me
detuve y bajé la mirada a la pequeña mano plantada en mi pecho. Me gustaba como
se sentía sobre mí, su piel sobre la mía. Bajó la mirada también y pareció
sorprendida. Ni siquiera intenté ocultar mi sonrisa.
―Y quería agradecerte ―explique. Cuando pareció confundida, continué―.
Por hacer reír a Aiden así. Estoy seguro de que ya has notado, que está pasándola
mal con el divorcio. ―Puse mi mano sobre la de ella, lo cual hizo que su ceño se
profundizara―. Así que gracias.
Apartó su mano y la frotó en su muslo.
―Bueno, alguien tiene que hacerlo reír. Ya que no estás haciendo el trabajo…
―Se encogió de hombros, y reí.
―Gracias por eso también.
―De nada. Ahora busca una camisa. ―Me hizo señas con la mano―. No
debería tener que mirar tu desnudo… descubierto… sin ropa… musculoso pecho.
Estás arruinando mi vista.
Incliné mi cabeza a un lado para capturar sus ojos.
―Es mi casa. Eres libre de mirar a otro lado, Lucy ―sugerí suavemente.
Cuando me miró, sus ojos brillaron.
Colocó su mano en el mesón y ligeramente se inclinó hacia adelante.
119
―Oh, pobre Adam. ―Puso una cara triste y mis labios se contrajeron―. No
me conoces en absoluto, ¿verdad? ―Dio un paso al frente y puso su mano sobre mi
pecho, haciendo todo un espectáculo de eso.
Pequeña atrevida.
Cuando no objeté, empezó a mover un dedo hacia abajo, su toque ligero como
una pluma.
Nuestros ojos se bloquearon.
Esta vez, yo di un paso al frente, aumentando las apuestas. Quería ver hasta
dónde iría con la actuación.
―¿Se siente bien?
Frunció el ceño ante mi pregunta y su mano se detuvo en mis abdominales.
―¿Se siente exactamente como imaginaste o mejor? ¿Muy suave? ―Flexioné
mis músculos y me incliné más cerca de ella―. ¿Muy duro?
Curvó sus dedos y ligeramente rozó mi piel con sus uñas. No podía estar
seguro de si era involuntario o si todavía estaba jugando, pero con la forma en que
su pecho subía y bajaba rápidamente… pude ver que estaba afectándola.
Parpadeó. Dos veces. Aparte de eso, su expresión no tambaleó. Luego lamió su
labio inferior y suavemente pasó sus dedos por mi vientre, trazando mis músculos,
deteniéndose cuando alcanzó la cinturilla de mi sudadera.
Bajé mis ojos a su mano, por un breve segundo, y me perdí el momento en que
decidió pararse de puntitas en sus pies y susurrar en mi oído. Mantuve mi cabeza
gacha y esperé a escuchar lo que diría.
―Tienes razón ―susurró, demasiado cerca de mi oído para ser accidental. Oh,
era buena. No tan buena actriz como yo, pero tenía lo suyo―. Sí pasé un poco de
tiempo a solas, imaginándome como te sentirías en mis manos. ―Descansó su palma
en mi pecho, y cerré mis ojos para concentrarme en su voz, concentrado en lo bien
que sonaba cuando no estaba gritándome―. Entre mis piernas. ―Mis labios
temblaron, mi pene pulsó de necesidad. Me gustaba más esta Lucy.
―¿Crees… ―Se detuvo―. ¿Puedo tocarte? ―Otra corta pausa―. ¿Ver si es
duro? Y grande…
Abrí mis ojos. Si pensó que me iba a echar para atrás, estaba equivocada.
Se inclinó hacia atrás, unos ojos calientes encontrando los míos. Agarré su
mano y la bajé, asegurándome de que su palma quedara plana contra mi piel todo
120
Resopló.
Página
124
Página
Página 125
Página 126
Capítulo 11
Lucy
Como esperaba, los policías no podían hacer mucho acerca de mi pequeño
altercado con Jake Callum. A decir verdad, fui allí ya a sabiendas, pero diablos, no
esperaba que me sugirieran que tal vez había bebido demasiado y no recordaba todo
lo que había sucedido.
Tú sabrías si le diste permiso a un depravado que se creía el rey del mundo
para poner su lengua en tu boca después de que no hubieras besado a alguien en
semanas, ¿cierto? Según ellos, yo no lo sabría.
Como si eso no fuera suficiente, dijeron algunas veces "fiestas como esa"
podían salirse de las manos.
Fue entonces cuando Dan el Hombre dio un paso adelante y se hizo cargo. Al
final, prometieron que harían un seguimiento y hablarían con Adam y Jake, pero no
podían prometer que obtuvieran algo de ello.
Aunque ese no fue el mejor resultado, al menos tendrían un reporte policial de
Jake Callum y si él alguna vez cruzaba esa línea con alguien más, aunque esperaba
que no lo hiciera, se acordarían del reporte policial y sabrían que ese no fue su primer
rodeo.
¿Y sabes qué? Dan el Hombre no era el peor ser humano después de todo.
Incluso se rio de mis bromas varias veces, y por risa me refiero a que sus labios
temblaron y negó con la cabeza. En mi libro, eso contaba como una risa.
―¿Qué estás pensando? ―preguntó Olive, sacándome de mis pensamientos.
127
―¿Sabes cuánto tiempo ha pasado desde que leí algo que escribiste? Estoy
emprendiendo la retirada aquí. Ten corazón.
Página
Resoplé y me recosté contra el sofá. ¿Así qué de eso se trataba? ¿Cómo se las
arregló la pequeña astuta Olive para regresar la atención de nuevo a mí? Tomó la
Página
―¿Dónde estábamos?
―En ninguna parte, porque no hay nada más que contar.
Página
―Te gusta.
―No me gusta.
―Te gusta te gusta.
―¿Cambia el hecho de que no me gusta cuando lo dices dos veces?
―Te gusta más de lo que quieres dormir con él.
―Por favor ―susurré, ofendida―. Me encantaría follarlo como loca, pero ni
siquiera me gusta tanto. Cada vez que habla, quiero golpearlo hasta ponerle la
cabeza al revés. ―De hecho, lo follaría a cualquier hora del día. Si oyeran esa voz
suya dulce, gruesa y profunda, también saltarían a su cama, o a cualquier superficie
plana realmente; podría ir con él dondequiera.
Olvídate de la voz; si pudiera callarse y pararse allí, aun así, saltarías a su cama,
suplicándole que te tomara. Además, no era culpa mía que tuviera partes de mujer;
no había nada que pudiera hacer al respecto. Su pene encajaría perfectamente en mi
vagina, y me había acercado tanto a tocarlo. Pensándolo bien, debería haberlo hecho,
aunque sólo fuera para ver cuál sería su reacción. Es una lástima que me haya
acobardado porque tuve miedo de lo que haría a continuación.
Haciendo corta una historia larga, Adam Connor era todavía un bastardo en
mi libro, pero era un PAQTGF sexy. ¿Pero dormir con él? No, era demasiado
tentador, especialmente cuando estaba cerca de Aiden. Cuando lo veía interactuar
con su hijo, la forma en que le sonreía o simplemente lo llevaba a la cama para
acostarlo... diablos, me hacía ronronear y derretir más rápido que la nieve. Lo peor
de todo, hacía que mi abollado corazón dejara de latir, lo que no me gustaba en
absoluto.
Olive cerró los ojos y lanzó un feliz suspiro.
―Ya me imagino a los dos juntos. Se están besando. Apasionadamente. Es
rápido porque Aiden está allí. Pero eres feliz. Como loca. Y amas a Aiden tanto como
amas a Adam. Adam definitivamente se da cuenta de eso y te ama mucho más por
ello.
―De acuerdo, loca ―dije, chasqueando los dedos para despertarla de su
sueño―. Te dejaré con tus sueños y me iré lentamente. ―Y eso exactamente hice;
abrí las puertas corredizas y salí, sólo para que Olive me siguiera.
―Vuelve aquí, no he terminado.
Me dirigí hacia la escalera.
133
―¿Mis sueños? Esos eran todos tuyos. Nunca soñé con el tipo. ¿Soñar con que
él me follara de seis maneras al domingo? Claro, admito que soñé con eso, pero todo
fue antes de conocerlo. ―Mi espalda golpeó el infame arbusto, y me di vuelta para
poder subir a la pared―. Y para tu información, voy a saludar a Aiden.
Olive se apoyó contra el árbol y me sonrió, mostrándome todos sus dientes.
―Sigue diciéndote eso, pequeña Lucy.
Me senté a horcajadas en la pared y la miré.
―Oficialmente has perdido la cabeza. Ve a escribir algunas palabras para que
tu cerebro pueda empezar a funcionar de nuevo.
―Lucy, cierra los ojos e imagínate sentada junto a una cascada. Una cascada
donde Adam Connor aparece de la nada. Desnudo. O medio desnudo. Estás en
calma un poco...
Le hice un gesto obsceno y bajé el resto del camino.
Debería darle vergüenza burlarse de mis técnicas de relajación.
―¿Debo esperar por ti, o piensas pasar la noche en la cama de Adam? Porque
si lo haces, sabes que vas a tener que darme detalles. Quiero las respuestas a todo lo
que me preguntaste sobre Jason. El tamaño. El tamaño es importante. Mídele el pene
para que pueda imaginar todo en mi mente.
―Sigue llamándolo pene y no te diré nada. ¡Adiós, Olive!
Era bueno que Adam no hubiera pensado en alejar la escalera. Hasta que lo
hiciera, me sentiría bien invadiendo su privacidad. No era como si fuera a visitarlo
o algo así. Simplemente había extrañado al pequeño y esperaba verlo antes de que
se acostara.
Cuando llegué lo suficientemente cerca de la casa, pude escuchar música. Las
puertas parecían cerradas, pero el sonido se filtraba fuera. La gente rica y su sonido
envolvente...
Dejé de moverme para poder escuchar y unos segundos más tarde reconocí el
sonido inconfundible de la voz de Frank Sinatra.
Ja, entonces mi idiota tenía gusto. Bueno, no mi idiota por supuesto, pero ya
saben lo que quiero decir.
Me quedé de pie a un lado donde no podía ser vista y vi a Adam cerca al carrito
del bar. ¿Ya se había ido Aiden a dormir? Pensé en tocar la ventana para llamar su
134
de apuesto que te hacia empezar a jadear como un perro cuando lo mirabas por más
de unos segundos.
Así que en silencio lo vi servirse una bebida y leer los papeles que tenía en las
manos. Parecía ocupado; no de la forma “estoy leyendo unos documentos”, sino en la
forma “tengo un millón de cosas en mi mente”.
Me preguntaba qué lo hacía parecer tan miserable.
La verdad sea dicha, desde que me había pedido cuidar a Aiden por unos días,
estaba viéndolo bajo una luz diferente. Claro, lo odiaba.
Un poco.
Más o menos.
Me disgustaba fuertemente.
Por la forma en que me trató ese día y porque todavía quería saltarle a sus
huesos después de lo que me hizo. Pero aparte de eso, mi corazón se derretía un
poquito cada vez que lo veía; cuando no estaba siendo el bastardo que es, como
había sido el otro día.
¿Quién le da permiso a la gente para tocar sus porquerías? Si me preguntas,
diría que es una gran idea porque él hablándome así al oído… ¿y dándome permiso
para tocarlo? Tonto, tonto chico. No sabía nada de mí. Si lo hubiera tocado, habría
terminado jodiéndolo hasta dejarlo loco y por razones que incluso yo desconocía, no
quería eso.
Ahora, no sean como, pero, Lucy, cómo podrías odiar al tal lindo espécimen de la
especie masculina… la mayor razón que tenía para seguir odiándolo era la forma en
que me había sentido cuando me había tocado la otra noche, cuando quiso poner
hielo en mi mano. Había sentido esas molestas mariposas en mi estómago de las que
Olive siempre decía que sintió cuando vio a Jason por primera vez, y me dio un susto
de infarto. Aunque había sentido diferentes clases de mariposas en mis partes
femeninas cuando iba tras Jameson, estas habían tomado vuelo en mi estómago y
eran letales para mí, como una alergia que podía matarme inesperadamente.
Después de verlo por unos minutos más, di un paso al frente y toqué el vidrio.
Su cabeza se alzó de los papeles en su mano, y me vio. Pareció dudar antes de
levantarse del sofá y venir a abrir las puertas de vidrio.
―Hola ―dije cuando estuvo de pie frente a mí sin una barrera.
Bajo el volumen de Frank Sinatra con la ayuda de un pequeño control remoto
135
antes de decir.
―Veo que estás acechando por mi patio trasero de nuevo. ―Tenía una
Página
pequeña sonrisa en sus labios, así que creí que no le importaba tenerme dando
vueltas por ahí.
―Si no quieres que aceche por ahí, como tan rudamente lo dices, deberías
haber movido la escalera.
―¿Cómo puedo ayudarte, Lucy?
―Estoy bien, muchas gracias. ¿Y cómo estás esta noche?
Suspiró y me invitó a entrar con un movimiento de su mano.
―Que amable de tu parte invitarme ―comenté mientras entraba y él cerraba
la puerta.
―Hay algo que pueda hacer por ti, o simplemente viniste por tu cantidad
diaria de…
Lo interrumpí antes de que pudiera terminar su frase.
―Antes de que digas algo por lo que tendrás que disculparte después, te diré
que vine para saludar a Aiden. Lo extrañé esta semana.
Adam me miró por un largo rato como si intentara descifrar si le estaba
mintiendo o no. Cuando estuvo satisfecho con lo que sea que vio en mis ojos, se pasó
una mano por su cabello y me hizo señas para que me sentara.
Preguntándome que sucedía, hice lo que pidió y senté mi trasero.
―¿Entonces? ―pregunté cuando no dijo nada por varios largos segundos.
―Adeline no lo trajo, así que envié a Dan para ver qué pasaba. ―Revisó su
reloj―. Debería estar aquí pronto. Eres bienvenida a esperarlo si quieres.
Subí mis piernas y me acomodé en mi asiento.
―¿No vas a sacarme a patadas?
―Aiden me pregunta por ti en cada llamada. Asumo que estará feliz de verte
aquí y de esa forma seré salvado de todas las preguntas que me haría si no te ve de
inmediato.
Eso me hizo sonreír.
―Me ama.
Adam sonrió.
―Raro, ¿verdad?
Fruncí el ceño.
136
―Tú eres raro. Yo también amo al hombrecito. Es mucho más genial que su
Página
papá.
Con una pequeña sonrisa, negó y fue hacia el bar. Nunca lo había visto beber
antes de esa noche.
―¿Estás pensando en algo? ―pregunté, sólo para hacer conversación hasta
que Aiden llegara.
―Demasiadas cosas.
Gruñí y tomé mi teléfono cuando sentí que vibró en mi bolsillo.
No era la primera vez que había escuchado de Jameson desde que había
recibido su mensaje de te extraño en el estreno. Había estado enviando mensajes al
azar toda la semana. Tomé aire y bajé mis piernas.
―Creo que debería irme ―murmuré, levantándome.
Adam se dio vuelta con dos bebidas en sus manos, whiskey al parecer.
―¿Qué te pasa? ―Ignoró mis palabras y me entregó el licor. Incluso el pesado
olor me daba nauseas. Arrugué mi nariz y negué.
―No, gracias. No me siento muy bien, así que… sólo lo veré en otra ocasión.
―Puse mi teléfono en mi bolsillo y coloqué el whiskey en un posavasos. Sus ojos
todavía estaban sobre mí.
―Siéntate ―ordenó mientras se sentaba en un extremo del sofá―. Estará aquí
pronto.
Miré afuera y sopesé mis opciones: sentarme y esperar a Aiden o volver con
Olive para que me interrogara sobre mis sentimientos inexistentes por Adam.
Pasar más tiempo con el enemigo sería.
―¿Qué te pasa? ―preguntó por segunda vez justo antes de tomar un sorbo de
su whiskey.
Me senté y tuve problemas para apartar la vista de sus ojos claros y atractivos.
―Nada en específico, sólo estoy sintiéndome rara.
―¿Cómo está tu mano?
La levanté y revisé mis nudillos. Todavía estaban rojos y un poco adoloridos.
137
Era un buen dolor, sin embargo; sabiendo que había lastimado al imbécil, no me
importaba el recordatorio. Y eso me recordó…
Página
Pasé mis manos de arriba abajo por mis brazos y guardé silencio.
Página
mamá se fue, pero como dije, es muy controladora y difícil. Para cualquiera que mire
desde afuera, parece que es un ángel por recibirme, pero no es así cómo es. Quería
Página
que fuera una versión de ella. Nada de lo que hacía estaba bien. Sólo existía su
manera y cuando no seguías sus reglas o hacías lo que ella quería, sabía cómo
arrojarte todo lo que hizo a la cara. No creo que sea mentalmente estable, he hecho,
pero si me cuidó en lugar de tirarme a una acera, se lo debo, supongo.
Hubo un silencio.
―¿Maldita? ―repitió mi primer comentario―. ¿Es por eso que dijiste el otro
día que no te enamoras?
―¿Dije eso?
Asintió.
Yo y mi gran boca.
¿Y lo recordaba?
―Eh… no recuerdo habértelo dicho, pero sí. No quiero terminar siendo una
mujer amargada como ellas. Y no parece que tengamos ninguna suerte con el amor
como familia, ¿verdad? ¿Entonces por qué forzarlo? Preferiría estar soltera y feliz
que enamorarme de alguien, tener un hijo… y que luego me engañe o me deje
cuando las cosas se pongan difíciles sólo para ir a casarse con otra chica. ―Negué y
abracé mis rodillas―. Las mujeres en nuestra familia no reciben propuestas de
matrimonio. Así que, no, gracias. Soy mucho más feliz cuando veo a otras personas
enamorarse, me hace feliz sin todo el dolor.
―¿Nunca te has enamorado de nadie? ―preguntó, como si fuera la cosa más
ridícula que hubiera escuchado.
―No te juzgué por querer una vida normal, ¿verdad?
Se inclinó hacia adelante y puso sus codos en sus muslos, colgando esos sexys
brazos enfrente de mí mientras sus ojos perforaban los míos.
―No estaba juzgándote, Lucy.
¿Por qué tenía que ponerme toda sonrojada cuando me miraba así? Tomé la
botella de agua y bebí otro sorbo para pasar el tiempo.
―Bueno, parecía que lo hacías. ―Me encogí un poco de hombros―. De
cualquier forma, con una mujer como Catherine, necesitaba el escape. Cuando
estaba en la cama de noche, solía cerrar mis ojos e imaginar que estaba en otra parte.
―Lo miré de soslayo―. No me imaginaba una vida diferente, o alguien viniendo a
mi rescate, pero disfruto cerrando los ojos y yendo a un lugar lejano. Me tranquiliza.
O a veces me imagino que soy una cascada, o el viento, o el sol. Esencialmente,
soñando, creaba mi propio sol para los días en que lo necesitaba. Era mi escape. Sé
que me hace parecer como una loca, pero me ayuda a calmarme, así que al diablo si
141
suficientes razones para odiarlo. Sabía que eso me hacía sonar como una loca, lo
sabía, pero eso no quería decir que no me lastimaba verlo riéndose de mí.
Suavemente tiré la botella de agua en su sofá y fui a las puertas de vidrio. Tal vez
Olive me dejaría acurrucarme con ella un rato. Estaba sintiéndome un poco enferma
después de todo. No sería tan cruel para rechazarme.
Antes de poder abrir las puertas y salir, Adam me tomó de la muñeca de nuevo;
juro que el tipo tenía una especie de fetiche. Lo miré por sobre mi hombro e intenté
alejarlo, junto con las cosquillas que su cercanía y toque enviaban por mi espalda.
No estaba molesta ni nada, sólo cansada y, bueno, sí, tal vez un poco dolida.
―Me alegra ser tu diversión de la noche, pero creo que es hora de que me vaya.
―No ―dijo, su pulgar suavemente moviéndose sobre el punto sensible sobre
mi muñeca. Mis cejas se fruncieron, y bajé la mirada a donde estaba tocándome, pero
su dedo ya había dejado de moverse, como si nunca hubiera pasado―. No estaba
riéndome de ti, Lucy ―dijo en voz baja, y mi cabeza se alzó. Estábamos de pie muy
cerca. Debió de haber llegado a la misma conclusión porque me soltó y retrocedió.
No me moví hacia él en absoluto. Yo no.
Puso una mano en mi espalda baja, y cielos tenía manos grandes; mucho mejor
para sostenerme, supongo; y me dio un ligero empujón hacia el sofá.
Me senté en el borde y lo observé tomar su teléfono de cerca.
―Déjame llamar a Dan para ver por qué la demora. ―Alzó la mirada de su
teléfono y me miró y añadió―. Has esperado todo este tiempo, estará triste si sabe
que lo extrañaste.
Pareció honesto, así que decidí quedarme.
―Bien. ―Retrocedí en mi asiento y agarré una almohada para abrazarla.
Dan no contestó, y pude ver la frustración en el rostro de Adam. Paseándose
frente a mí, intentó otro número. Cuando eso tampoco funcionó, dejó salir un largo
suspiro y se frotó la nuca.
―No me gusta esto ―dijo al fin, sus manos moviendo el teléfono.
―¿Intentaste con tu ex?
―No contesta. Tampoco Dan. Adeline debe estar en el set, pero Aiden se
suponía que estaba en casa con su niñera.
―¿Tal vez vienen en camino? ―sugerí, un poco de preocupación filtrándose
en mi voz.
142
―Tal vez ―murmuró, dejando su teléfono a un lado―. Les daré un poco más
de tiempo. A veces Aiden toma mucho tiempo para prepararse.
Página
de su cuerpo… lo cual era una muy, muy mala idea. Cerré mis ojos para ignorarlo,
pero eso sólo intensificó su aroma y lo cerca que estaba sentado. Olía tan bien como
para atacar ahí y ahora. Si hubiera sido alguien más, no lo habría pensado dos veces
Página
antes de hacer eso exactamente, pero con Adam, me obligué a quedarme quieta.
Podrías creer que alejarme de él podría haber resuelto el problema, pero no era
una cobarde; nunca me alejaría de un tipo solo porque lo deseaba. A la mierda eso.
Si quería jugar conmigo, jugaría igual.
Intentando respirar por mi boca sin parecer un fenómeno, me incliné hacia él
y dejé que mi brazo descansara contra el suyo mientras veía el libreto en sus manos.
Parecía tan relajado, lo cual me molestó más.
Ahí estaba yo intentando no actuar como si me afectara, y él ni siquiera notaba
que estaba rompiéndome mentalmente por su cercanía. Demonios, estaba a
segundos de dejar que mi cantante interna saliera y le cantara “Pillowtalk” de Zayn.
Que divertido sería molestar a los vecinos con Adam Connor; en especial
cuando esos vecinos eran Olive y Jason.
Con mi mente a millones de kilómetros de distancia, desnuda en una cama
tamaño King con Adam, tuve problemas para concentrarme en sus palabras cuando
empezó a hablar.
―En esa se supone que debo ser un esposo devoto de una dama de sociedad,
sólo para terminar asesinándola y huyendo mientras un dedicado detective intenta
atraparme.
―Aburrido ―logré decir.
―Sí, ese recibió un no de mi parte.
―¿Tu agente no debería conseguirte algo mejor?
―Debería, razón por la cual me estoy deshaciendo de él.
Alcé una ceja y lo miré de reojo.
―Por lo que escuché, estás deshaciéndote de un montón de personas. ¿Es
verdad lo que dicen? ¿Qué estás despidiendo personas que trabajan para ti por el
divorcio? ―Cometí el error de mirarlo a los ojos, y me sostuvo la mirada con una
expresión dura en su rostro.
―Parece que espiar a alguien no es suficiente para ti, también les sigues el
rastro en los tabloides.
―Por favor, ¿por qué me mantendría al tanto de lo que sucede en tu vida? Sólo
sucedió que lo leí cuando miraba las fotos del estreno de Jason y Olive. Un enlace
144
me llevó a otro y luego a otro… no estaba buscándote ni nada, confía en mí. Viví en
tu casa por una semana, ¿recuerdas? No hay nada sobre ti que sea emocionante.
Página
Demonios, incluso Dan tiene una vida más interesante que tú.
Arrojó el guion con una fuerza innecesaria y aterrizó en el piso. Lo miré
confundida, pero básicamente me ignoró, ya mirando el próximo.
―¿Ese es el ganador?
―¿Cómo llegaste a saber sobre la interesante vida de Dan? ―La pregunta era
inofensiva, pero la forma en que estaba tensándose como si la respuesta importara,
era raro.
―Porque hablamos. No me odia tanto como cuando me encontró en tu patio
trasero. No puedo decir con seguridad si me ama o no, pero al menos me habla
ahora. Incluso puedo hacerlo reír a veces. Nos estamos volviendo amigos, creo.
Estoy ganándomelo.
―¿Cuándo tuvieron tiempo de hablar tanto?
―Cuando lo enviaste a la estación conmigo. ¿Qué te pasa?
―Nada. ―Hizo caso omiso a la pregunta―. Este es sobre un hermano y una
hermana. Son estafadores y trabajan con este pequeño grupo de personas. Mi
personaje se supone que se enamora de su objetivo y termina matando a su hermana
cuando esta vas tras su amor.
―Esa suena más interesante ―concedí.
Gruñó y giró un par de páginas, pasándome el libreto cuando terminó.
―El dialogo no tiene fuerza. La hermana debería ser un personaje más fuerte
si va a ir tras su interés amoroso. Está hecha para ser este personaje inestable, lo cual
le roba carácter. Alguien más debe revisarlo y cambiar las cosas.
Lo miré y no pude ver nada.
―¿Cambiar qué?
Se inclinó y nuestras piernas se tocaron.
¡Santo Dios! Prácticamente estaba abusando de mí a este punto.
―Vamos a hacer una lectura de ensayo, verás lo que quiero decir.
―¿Lectura de ensayo?
―Léeme las líneas, Lucy.
―¿Quién soy? ¿Laurel? ―Apunté al nombre y miré a Adam.
―Eres Laurel, mi hermana. Y yo soy Damon.
―Bien. Empieza.
145
En la parte de arriba del guion decía. Ext. El cementerio ― Noche luego decía
que Laurel caminaba hacia Damon con una mirada de sospecha en su rostro
Página
Y la trama se tensa.
Leí las siguientes líneas y resoplé.
―¿Cómo puedes estar seguro de que es tuyo? Sabías que estaba saliendo con
ese tal Jake hasta hace unos meses.
Cuando Adam me miró, sus facciones estaban rígidas. ―Es mío.
Levanté una ceja.
―Hazte cargo. Haz que se deshaga de él. No puedes dejar que esto arruine
nuestro plan. Esperamos mucho para esto.
»Laurel es toda una perra, al parecer ―murmuré en voz baja mientras pasaba
otra página del libreto. De repente las manos de Adam estuvieron en mis mejillas, y
estuvo presionando un beso en mi frente.
―¿Qué demonios? ―murmuré, mirándolo mientras intentaba alejarme.
¡Peligro! ¡Peligro!
¡Aborta!
Apuntó al guion.
―Lee.
Y claro, ahí en la parte superior, decía, Damon la besa en la frente.
Poniendo mi cara de actriz de nuevo, intenté calmarme.
Me besó de nuevo, sus labios sorprendentemente suaves en mi frente, e intenté
quedarme tan quieta como era posible con su rostro tan cerca del mío.
Luego me obligó a mirarlo a los ojos. Sí, me obligó… estaba bastante segura
que había alguna magia involucrada porque apenas y pude respirar cuando sus
manos acunaron mi rostro y sus ojos acercaron mi alma a él.
Imbécil.
Tragué, entonces me aclaré la garganta por si acaso.
―Eres mi hermana, Laurel. Te amo ―dijo con una suave sonrisa en sus
labios―. Te amo, pero estoy harto. No me hagas elegir. No puedo hacer esto, no
cuando tengo tanto que perder.
Miré el guion mientras mi cerebro tenía problemas para funcionar
apropiadamente.
―¿Qué hay de mí, Damon? ¿Qué esperas que haga? ¿Que siga con mi vida?
148
Sinatra, mi favorita, y Adam tomó mi barbilla con sus dedos e inclinó mi rostro hacia
arriba. No era un agarre gentil tampoco. Su grande y cálida mano prácticamente
Página
¿asumo?
Era una declaración estúpida. Toda clase de besos eran bienvenidos siempre y
Página
el frío para que los coyotes se la coman para que entienda qué pasa! ¡Eso es lo que
yo hago!
Página
―Aprendí de la mejor.
Estaba atrapada entre sentirme como una mamá orgullosa y una molesta.
Sus ojos estaban brillando con diversión.
―Estoy haciendo investigación para mi libro. Ya que estaré escribiendo sobre
ti, será mejor que entre en el personaje. ―Entonces su rostro se puso serio, y
suspiró―. ¿Por qué te haces esto? Ve a divertirte con él. ―Ladeó su cabeza,
apuntando a la casa de Adam―. No estás maldita, Lucy. Si te besó, quiere decir que
está interesado incluso después de lo que hiciste.
―¿Disculpa? Mmm, ¿no estabas conmigo sobre ese muro ese primer día? Si
soy una acosadora, también tú lo eres.
―No me atraparon, ¿no es cierto?
―Bien. que gran excusa. Ahora, abre la puerta.
―¿Dime por qué?
―¿Por qué, qué?
―Por qué no vuelves allá y lo intentas. Ve a dónde te lleva.
Ya que no estaba abriendo la maldita puerta, le di la espalda y me senté frente
a la puerta.
―¿Lucy? ―instigó.
Miré hacia el cielo.
―Porque si me enamoró de él no sobreviviré a esa caída.
156
Página
Página 157
Página 158
Capítulo 12
Adam
―Introdúcelo hoy. No me importa lo que tengas que hacer, pero lo quiero listo
para el final del día.
Al otro extremo de la línea estaba mi abogada, Laura Corey. ―Dame un
segundo, Adam.
Cerré mis ojos y esperé.
―Está bien. Estamos solicitando la custodia completa de Aiden entonces. No
será un proceso fácil. ¿Estás preparado para esto?
―Quiero a mi hijo, Laura. ―No había más preguntas al respecto, ni motivos
para darle a Adeline tiempo de entrar en razón.
―Está bien, Adam. Está bien. Comenzaremos el proceso hoy mismo. ¿quieres
que me ponga en contacto con tu nuevo equipo de relaciones públicas y discutamos
cómo nos vamos a mover con este nuevo desarrollo? Tengo que ser honesta contigo,
te recomendaría hablar con una fuente informativa en la que confíes, o al menos
hacer un comunicado de prensa. Es mejor si vas un paso delante de todo y das una
pequeña explicación, en lugar de dejarlos ir a lo salvaje con todo esto.
―No estoy buscando hacer una gran producción de esto, Laura.
―Y no te estoy diciendo que deberías. Solo piénsalo. En estas situaciones, es
mejor ofrecer una explicación que permanecer en silencio y dejar que la prensa vaya
a lo salvaje. Y después de las fotos de anoche, créeme, se volverán salvajes.
―Lo cual me recuerda ―comencé, algo pesado se estaba acomodando en mi
159
estómago―. Quiero las fotos de Aiden fuera de la red, y necesito los nombres de
esos fotógrafos. Ellos sabían que lo que estaban haciendo era ilegal. Esto no debió
Página
haber pasado.
Suspiró, el sonido me agitó todavía más. ―Tienes razón, es ilegal, pero es
difícil aplicar la ley. Haré que mi investigador trate de conseguir los nombres de los
fotógrafos, pero sabes que se protegen. Será una posibilidad remota.
―Todavía quiero que lo intentes.
―Por supuesto que lo haré. Hablaremos de nuevo.
Terminó la llamada. Con el teléfono todavía en mi mano, salí al patio y llamé
a Adeline. De nuevo. Anoche, cuando Dan volvía de casa de Adeline sin Aiden y me
dejó saber que ella había salido de la ciudad con él, sin darme ningún aviso a pesar
de que sabía que era mi día para buscarlo, la había llamado repetidamente hasta que
contestó su teléfono. No había sido una conversación telefónica divertida. Cuando
trató de explicarme por qué había tenido que llevárselo con ella, me quedé sin
palabras.
Respondió a la llamada al quinto tono. ―Adam. Hola.
―Adeline. ¿Dónde estás?
―Acabamos de aterrizar en LAX.
―¿Vas a casa? Voy a mandar a Dan a buscar a Aiden. Luego tú y yo...
necesitamos hablar.
―Adam. ―Suspiró―. Sé que te lastimé. Tienes todo el derecho de estar
enojado conmigo, pero soy perfectamente capaz de dejar Aiden yo misma.
―Y te lo digo, no tienes que hacerlo.
―Quiero hacerlo, Adam. Por favor, dame la oportunidad de explicarte.
Quiero disculparme cara a cara, y creo que sería bueno que Aiden nos viera juntos.
No quería su disculpa, y no quería verla, sobre todo después de ver las fotos
de Aiden llorando mientras estaba de pie en medio de un frenesí de paparazzi. En
lo que a mí respecta, habíamos terminado. En todos los sentidos.
Después de terminar mi conversación con Adeline, tuve otra charla con mi
nuevo equipo de relaciones públicas y establecimos todo con lo que se tenía que
lidiar. Por mucho que quisiera mantener todo en privado y que no estuviera de
acuerdo con mi abogado, sabía que se extendería; al menos así tendría control sobre
cuánto y qué se tenía que esparcir.
160
Una hora más tarde, Adeline caminó sosteniendo la mano de Aiden. Anoche,
cuando llamé a Adeline, me había dicho que se había quedado dormido, por lo que
Página
no pude hablar con él sobre lo que había sucedido y cómo lo estaba manejando.
Cada vez que lo dejaba en casa de Adeline, él se quedaba callado y me miraba
como si lo estuviera traicionando. La mirada que me estaba dando cuando entró, era
exactamente la misma mirada y eso perforaba algo en mi pecho.
Sin saber con qué estaba tratando, me arrodillé delante de él para recibir un
abrazo. No me dio nada de eso. Se quedó completamente inmóvil contra mí mientras
rodeaba mis brazos a su alrededor.
Con mis brazos todavía alrededor de Aiden, miré a Adeline. Ella frunció los
labios y moduló con los labios un rápido Lo siento.
Suspiré y solté a mi hijo.
―Hola amiguito. Te extrañé.
Murmuró un hola apenas murmurado.
―¿Te divertiste en Nueva York con tu mamá?
Otra falta de respuesta en forma de un murmullo.
―Aiden ―murmuró Adeline suavemente mientras soltaba su mano y le
arreglaba el cabello―. ¿Puedes darnos a tu papá y a mí unos minutos?
―Bueno.
Sin mirarme a los ojos, me rodeó y se dirigió a su habitación, deteniéndose solo
cuando estaba a mitad de camino.
Sus ojos se encontraron con los míos fugazmente mientras me levantaba
despacio. ―He sido bueno, así que, ¿puedo preguntar algo?
―Por supuesto ―contesté. Él conseguiría prácticamente lo que fuera que
quisiera de mí en ese momento si eso significaba que me mirara a los ojos.
―¿Puedo preguntar por Lucy?
―Ha estado preguntando por ella desde que aterrizamos ―añadió Adeline.
Por supuesto que había preguntado por Lucy. Yo también la querría si fuera
él. De hecho, también la quería. Ese era otro asunto que no había tenido tiempo de
manejar… no es que si quiera pudieses cometer el error de tratar de “manejar” a
Lucy, pero necesitábamos hablar de ese beso. Por mucho que eso me hiciera sonar
como un cobarde, después de anoche… necesitábamos hablar, y después de eso,
necesitaba besarla de nuevo, más que todo para callarla.
161
―Hay alguien aquí que quiere hablar contigo, Lucy. ¿Tienes un momento?
―¿Ahora me preguntas si tengo un momento? ¿Después de arruinar mi tarde?
Página
Los ojos confundidos de Lucy se encontraron con los míos mientras pasaban,
por lo que le sonreí.
Página
con él―. Todavía tengo que hablar con tu mamá, entonces ¿tal vez podrías llevar a
Lucy al patio y contarle dónde estuviste allá en Nueva York?
Página
Sentado frente a ella, la dejé ir un poco más. Un poco más de lo que era para
mí. Lo que había sido para mí.
―¿Cómo estás? ―preguntó cuando permanecí en silencio.
―Bien, Adeline.
―¿Estás seguro? Sé que también hiciste una pausa con Michel. Estoy aquí si
quieres hablar, Adam.
Alcé las cejas y tuvo la decencia de apartar la mirada de mí.
―Nunca quise arruinar tu vida, Adam.
―Mi vida no está arruinada, Adeline. De hecho, estoy muy contento con las
cosas, y no me tomé un descanso con Michel, lo despedí. Tú y yo... ya no vamos en
la misma dirección. No tenía sentido mantenerlo.
―No tiene por qué ser así, lo sabes.
Sacudí la cabeza y me relajé en mi asiento. ―No tengo ningún problema con
cómo están las cosas entre tú y yo, Adeline. Tú tomaste tu decisión y estoy bien con
eso. Lo superé. Seguiste adelante. Nuestro problema ahora, y de lo que me gustaría
hablar, es Aiden.
―No lo veo como un problema, Adam.
―Oh, pero lo haces, Adeline. Fue la razón por la que querías divorciarte,
¿recuerdas?
Suspiró y se levantó de su asiento para mirar hacia el patio en el que Lucy y
Aiden permanecían a la vista. ―¿Crees que cometimos un error?
―¿Un error? ―pregunté, sin seguirla.
Se volvió hacia mí, metió las manos en su espalda y se apoyó en la ventana.
Mirándola, busqué los sentimientos que alguna vez tuve por una chica que no era
más que pura dulzura, pero no pude encontrar lo que buscaba. Realmente ya no
había nada entre nosotros. Y no sólo Adeline, la Adeline que había conocido,
tampoco se encontraba en ninguna parte. Claro, ella seguía siendo dulce y
considerada cuando quería, pero ya no era la misma chica que había conocido en el
set y de la que me había enamorado.
Tal vez se había adaptado a Hollywood, y era yo quien había cambiado...
drásticamente.
―Con Aiden. ¿Crees que fue un error?
Sorprendido por la pregunta, la miré. ―¿Cómo puedes decir eso, Adeline?
169
―Me las arreglé para soltar después de algún tiempo. Pensándolo bien, creo que fue
el momento que solidificó mi decisión de alejar a Aiden de ella.
Página
―No estoy diciendo que tenerlo fuera un error, Adam. No lo tomes así. Lo
amo.
Podía sentir un pero en camino, y no me decepcionó.
―¿Pero crees que nuestra decisión fue un error?
Para mí, sonaba como si estuviera haciendo la misma pregunta.
―Después de que te enteraste del embarazo, hiciste todos los planes, Adeline.
Fue tu decisión.
―Pero luego no lo fue.
―Sí. ―Asentí, dándole ese punto―. Después de que lo vi, se convirtió en
nuestra decisión.
Dejó su lugar junto a la ventana y se sentó a mi lado. Cerca.
―¿Crees que las cosas serían diferentes para nosotros? Si Aiden no hubiera
pasado. ¿Crees que igual habríamos terminado aquí o habríamos tomado decisiones
diferentes en el camino?
La miré a los ojos y vi que estaba siendo genuina. Exhalé. ―No lo sé, Adeline.
No lo sé. Si estás preguntando si hubiéramos terminado casándonos de cualquier
manera... Creo que sí. Yo te amaba. Tal vez no hubiera sucedido tan rápido, pero sí,
creo que aún habríamos terminado juntos.
―Yo también te amaba, Adam ―susurró―. Tanto que no podía imaginar
despertar sin que durmieras junto a mí...
―Pero ahora puedes. ―Terminé por ella.
Apartó la mirada.
―Creo que cometí un error forzándonos a Aiden y a mí contigo. Y él te cambió.
Nos cambió.
―Por supuesto que me cambió. El problema es que no podría cambiarte y eso
es lo que terminó cambiándonos. No veo por qué estamos teniendo esta
conversación de nuevo, Adeline. Pasamos por todo esto cuando me diste tu discurso
de “Quiero el divorcio”. Tengo otras cosas sobre las que hablar. No tengo tiempo
para escucharte hablar de cómo nuestro hijo fue un error para ti.
―Nuestro hijo ―repitió, encontrando mis ojos―. Lo siento. Las cosas han sido
difíciles para mí últimamente.
―¿Qué? ¿No recibiste la luz verde del director?
―En realidad, no, no recibí la luz verde. Ya te dije que tenía que llevar Aiden
170
conmigo porque el director quería verme con Aiden. El papel es de una madre que
trata de proteger a su hijo de un marido abusivo, así que cuando los tabloides
Página
tu hijo?
Permaneció en silencio.
Página
172
Página
Capítulo 13
Lucy
―Eres un perro ―le dije a Aiden, y él rio, cubriéndose la boca con la mano.
―No soy un perro, Lucy. ―Se las arregló para balbucear entre risas. Le sonreí.
Estábamos sentados en el patio trasero, descansando mientras su papá
hablaba con su mamá.
Cielos, pero había actuado como una completa tonta cuando la vi. Quiero decir,
ella era una actriz, a pesar de que en realidad no actuaba en muchas películas, pero
aun así, lo era. Más que nada, era conocida como la esposa de Adam Connor.
Así que después de las cosas que el astuto pendejo había murmurado en mi
oído, levantar mi cabeza y ver a su esposa, exesposa, había confundido mi mente
por un segundo.
―Está bien ―dije―. Eres más como un lindo cachorro.
―Si soy un cachorro, ¿qué eres tú? ¿Un gato? ―preguntó, con los ojos bailando
con travesura.
―¿Por qué todos piensan que soy un gato? No, hoy voy a ser un pájaro. Ahora
cierra los ojos.
―Pero también quiero ser un pájaro.
―¿Lo quieres? ―Lo miré con un ojo medio abierto―. Bien, entonces ambos
seremos pájaros hoy.
Asintió con entusiasmo y cerró sus ojos.
173
¡Atrápanos si puedes!
176
PD. Sólo porque sentimos lástima por ti, puedes usar la pistola. Está cargada.
Página
Justo debajo de la nota, había una pistola de agua del tamaño más pequeño que
puedes encontrar. Aiden y yo teníamos las más grandes. De hecho, eran tan grandes
que Aiden seguía teniendo problemas para sostenerla.
Escuchamos la puerta abrirse y luego la voz de Adam se filtró.
―¿Aiden?
Levanté mi dedo hasta mi boca y le advertí a Aiden que se quedara callado. Él
asintió, pero no pudo contener la pequeña risita que escapó de sus labios. Se veía tan
feliz. Le sonreí y me preparé para acribillar a Adam con agua helada.
Incliné mi cabeza un poco hacia arriba, solo lo suficiente para que mis ojos y
frente fueran visibles, y lo vi entrar en la gran abertura entre la cocina y la sala de
estar donde estábamos escondidos tan silenciosamente como podíamos.
―¿Dan? ¿Hay alguien en casa?
Otra risa de Aiden.
Miré de nuevo y vi que no había tomado nuestro juego en serio: el arma estaba
colgando de su mano con la nota que habíamos atado a la puerta. Que así sea. Le
habíamos advertido.
Caminó más hacia la habitación, más cerca de nosotros.
Recibí la atención de Aiden y levanté un dedo, nuestra señal. Luego abrí la
palma de mi mano y gesticulé Vamos.
Nos levantamos al mismo tiempo, Exactamente cuando Adam estaba de pie
entre nosotros, y lo acribillamos con agua de ambos lados. Cuando la primera
corriente de agua fría golpeó su camisa, abrió su boca en estado de shock. Comencé
a reír y bombear el arma para impactarlo con más agua.
La risa de Aiden era incontrolable mientras disparaba el estómago de su papá
con más agua.
Los ojos sorprendidos de Adam saltaron entre su hijo y yo, luego levantó su
pequeña arma ―sin juego de palabras― y comenzó a disparar agua a su hijo
mientras avanzaba sobre él. Aiden chilló cuando el primer golpe encontró su
objetivo y salió corriendo. Había otra pistola cargada esperando por él cerca de las
sillas. Eso me dejó a solas con su padre.
Él bajó la pistola y se volvió hacia mí.
Gran error.
―¿Qué es esto? ―preguntó mientras su mano alisaba su camiseta mojada.
177
Levantó la mano y sacudió algo del agua. Lo habíamos conseguido. Mis ojos
siguieron su mano porque, oh Señor, pude ver el contorno de sus abdominales y
Página
esos pectorales... Jesús. Qué gloriosa vista. Dio un paso adelante y retrocedí un paso.
―No te acerques más. ―Levanté la pistola.
Se detuvo, la expresión en su rostro haciendo que mis partes de dama
ronronearan. ¡Esos ojos... maldita sea, esos ojos!
―Estamos animando a Aiden ―le expliqué mientras me alejaba de él, ya que
no parecía que tuviera intención de detenerse.
―¿Nosotros? Me parece que soy yo quien está haciendo todo el trabajo.
―Bueno, tú eres el que lo puso triste después de todo. Es sólo un poco de agua,
Sr. Caliente Estrella de Cine, no te vas a derretir.
―Creo que lo harás…
No lo dejé terminar y lo acribillé con más agua, justo en su entrepierna.
Dejó de hablar y miró sus pantalones ahora húmedos. Cuando me miró con
una ceja levantada, apoyé el arma en mi cadera y me encogí de hombros.
―Corre, Lucy. Corre por tu vida ―murmuró y luego se lanzó hacia mí. Lo vi
arrojar su arma y antes de que pudiera llegar a mí, me di la vuelta y corrí.
―¡Alerta! ―grité, dejando a Aiden saber que su padre estaba saliendo. Otra
ráfaga de agua golpeó el rostro de Adam justo antes de que pudiera atraparme. Sus
dedos tocaron mi brazo, pero con mis habilidades de ninja, grité y logré escaparme
de él y de los hormigueos que su mano causaba cada vez que me tocaba.
Ya que mi pistola estaba vacía, alcancé la quinta pistola que habíamos
escondido en el patio trasero y disparé a Adam desde el otro lado.
Adam avanzó hacia Aiden, y él se levantó de un salto y huyó, riendo y
gritando.
―¡Papá, no puedes atraparnos!
―Oh, confía en mí, lo haré.
―¡Ya estás mojado! ¡Te tenemos!
―Cuando ponga mis manos en ustedes dos, estarán cantando una canción
diferente.
Adam fingió atrapar a Aiden, pero luego dejó que se alejara de él.
―¡No vas a atrapar a Lucy! ¡Atrapa a Lucy! ―Aiden gritó mientras miraba a
su padre para adivinar de qué lado iba a correr a continuación.
178
―¡Hey ahora! ―grité, pero era demasiado tarde, mi pistola de agua se atascó,
estúpida cosa.
Página
Antes de que pudiera averiguar lo que estaba mal con ella y arreglarla
rápidamente, Adam aceleró sus pasos y casi me atrapó.
Dejando caer la pistola, me alejé de él, pero fui demasiado lenta. Su brazo se
deslizó furtivamente alrededor de mi cintura, y me atrapó justo cuando había
empezado a huir. Su pecho amortiguó mi caída y gruñí con la fuerza con la que me
atrajo hacia él. Rodeó sus brazos alrededor de mí y susurró en mi oído.
―Gracias por hacerlo reír, Lucy. Pero…
No me derretí, mi corazón tampoco se aceleró. En absoluto. Zilch. Después de
todo, no me gustaba mucho.
―Me temo que tengo que llevarte. ¡Aiden! ―gritó, y Aiden apareció frente a
nosotros, sosteniendo su arma en alto.
―¡Aiden! ¡Hombre caído! ¡Ayúdame, pequeñín! ―grité.
―¡Déjala ir, papá!
―Ven a buscarla si la quieres tanto ―respondió Adam, y sus brazos me dieron
un leve apretón mientras se inclinaba hacia abajo y presionaba secretamente sus
labios contra mi cuello.
¡Él hijo de perra!
―¡Te salvaré, Lucy!
Sintiéndome libre, segura y feliz, dejé caer mi cabeza sobre el hombro de Adam
y nuestros ojos se encontraron. La sonrisa que estaba estirando mis labios
lentamente desapareció cuando vi la mirada en sus ojos.
Mierda.
Mierda.
¡Mierda!
―No puedes mirarme así ―susurré mientras él lentamente nos sostenía. A
pesar de toda el agua fría que le había disparado, su cuerpo estaba
sorprendentemente caliente contra mi espalda. Y firme. Y delicioso. Y aceleraba mi
corazón.
―¿Por qué no?
―Porque no se supone que me gustes.
La sonrisa que me dio fue suave y de repente sus dedos estaban enlazados con
179
Incliné la cabeza y golpeé mis labios varias veces con el dedo índice. ―No.
Página
―Bueno.
Y justo así, sus labios estaban sobre los míos. Gruñí y traté de empujar su pecho
fuera de mí, pero sus manos agarraron una de las mías entre nosotros y enlazó
nuevamente nuestros dedos.
Maldito sea.
Maldito él y su hábil lengua que acababa de abrirse paso en mi boca.
Dejé de luchar y le devolví el beso tan fuerte, porque ¿a quién quiero engañar?
Era un excelente besador. Gruñó profundamente en su garganta como si el contacto
no fuera suficiente y estuviera muriendo por más. Dejando ir mi mano, me agarró
por la parte de atrás de los muslos y aseguró mis piernas alrededor de su cintura.
Mis brazos rodearon su cuello mientras daba más en el beso y entonces...
Entonces sentí su polla.
¡Mierda!
Su polla definitivamente no era un arma pequeña. En realidad, no estaba ni de
cerca de los diez centímetros. Se sentía gruesa; una polla tan gruesa no podía ser
corta. Sería más que decepcionante si ese fuera el caso, ¡sería una mentira! No es que
yo realmente hubiera pensado que sería de diez centímetros de todos modos, pero
habría hecho mi vida mucho más fácil.
Justo cuando apreté mis piernas alrededor de él, ya sabes, para poder intentar
medir cuán largo realmente era, frotándome toda sobre él, soltó mis piernas y dejó
de besarme.
¿Te dije últimamente cuán idiota era?
Lentamente abrí mis ojos y me encontré con unos hipnotizantes ojos verdes, lo
cual era muy difícil de hacer considerando que me sentía más que un poco mareada.
Lo único que me salvaba era que él estaba respirando tan fuerte como yo.
Ambos escuchamos la voz emocionada de Aiden al mismo tiempo, y miré por
encima de mi hombro hacia la casa. No estaba a la vista, y esperaba que me hubiera
escuchado y escondido en uno de los armarios de la cocina como le había dicho que
lo hiciera si las cosas se complicaban.
―¡Papá, no puedes encontrarme! ¡Soy así de bueno!
Volví a mirar a Adam.
181
Dudó por un momento, pero sus ojos se alejaron de los míos y tragué.
¡Uf! Eso fue una salvada de milagro. El hecho de que no le hubiera arrancado
Página
182
Página
Capítulo 14
Adam
No me escuchó. Por supuesto que no lo hizo.
Abrí la puerta y entré a la habitación de Lucy. Estaba sentada con las piernas
cruzadas en medio de la cama. Para ser honesto, no estuve nada sorprendido de
verla esperándome; sería normal en ella que esperara y viera si hacia lo que dije que
haría. Cuando me vio, sus ojos se ensancharon y una pequeña sonrisa se desplegó
en sus labios.
―¡Hijo de perra! ―susurró asombrada―. Lo hiciste. ¡De verdad irrumpiste en
su casa!
No lo había hecho. Sin embargo, no vi la necesidad de corregirla. Había
llamado a Jason y le pregunté si podría dejarme entrar para hablar con Lucy, y fue
lo suficientemente amable par no cuestionar mi rara petición; aunque si murmuró,
“Buena suerte”, después de señalarme la habitación de Lucy.
En lugar de mencionar mi encuentro con Jason, me apoyé contra la puerta y
pregunté:
―¿Por qué te escabulliste cuando fui a llevar a Aiden a la cama?
Habíamos visto “Happy Feet” por petición de Aiden y comimos un par de
rebanadas de pizza cada uno mientras él hablaba con Lucy durante toda la película,
hasta que se quedó dormido en el sofá.
―Dan dijo que se iría en un rato, así que pensé que podría servirte un poco de
tiempo a solas con tu guardaespaldas y tu hijo. ―Se encogió de hombros y tomó
183
pero… antes de que hagas algo, asegúrate de que estás haciendo lo correcto por
Aiden, no por ti.
Página
alrededor de tu corazón, así que sé que está ahí. Cambias cuando estás con tus
amigos, con Aiden, pero tan pronto como puedes, lo envuelves de nuevo. Espero
Página
que nos sea una caja de acero, Lucy. Espero que estés siendo gentil con tu corazón,
que lo estés cuidando para mí.
Se levantó, y se apoyó hacia atrás con sus manos, teniendo éxito alejándome de
su rostro. Su ceño se derritió en una sonrisa engreída, pero sus ojos se veían
vulnerables.
―¿Esa fue una frase de una de tus películas?
―¿Eres un personaje, Lucy? ¿Un personaje escrito por otros? ―pregunté―. ¿O
eres una persona de verdad?
El ceño volvió.
―Por supuesto que soy de verdad.
―Entonces no me hagas preguntas estúpidas. No necesito usar frases de
películas para impresionar a alguien por quien empiezo a interesarme.
―¿Entonces crees que me has impresionado? ¿Crees que soy esa chica que se
derretiría a tus pies porque acabas de decir algo que alguien más escribió?
En lugar de responder, insistí.
―Soy un tipo muy directo, Lucy. No me ando con juegos. No es que no pueda
o disfrute algunos, pero esta clase de juego ―apunté entre nosotros―, no quiero
jugar. Tenemos una oportunidad en esta vida, así que no voy a pasar mi tiempo
jugando con nadie. No soy de esas cosas. Lo que ves es lo que consigues conmigo, y
mientras más te veo, mientras más estoy a tu alrededor, más me gusta lo que veo.
No es sólo tu rostro, tu sonrisa, o tus hermosos ojos que me cuentan toda clase de
historias cada vez que los miro lo suficiente. Me gusta cómo eres con mi hijo, cómo
de verdad disfrutas pasar tiempo con él, cómo disfrutas las peleas entre nosotros.
Me gusta cómo te esfuerzas por proteger tu corazón de mí a la vez que estás
esforzándote por no mostrar lo difícil que es. Estoy diciéndote que te voy a dar lo
que quieras de mí, lo que querías de mí desde ese primer día que me viste sobre ese
maldito muro. Voy a acostarme contigo, Lucy Meyer, y voy a besarte, mi inesperada
acosadora. Voy a besarte sin tener que engañarte ―anuncié. Sus ojos confusos se
deslizaron a mí―. Sólo estoy diciéndotelo porque sé que necesitas prepararte.
―No me acuesto con tipos. Me los follo o dejo que me follen y luego les pido
que se vayan. Y gracias por la oferta de sexo de consolación, pero ya no estoy de
humor.
―Eso es bueno, porque no quise decir ahora. No planeo acostarme contigo
190
hasta que admitas que te gusto. No voy a esperar una declaración de amor de tu
parte, pero sería agradable escuchar algo más aparte de “te odio” saliendo de tus
Página
labios.
Abrió su boca para hablar, pero me le adelanté.
―Sí, Lucy, incluso aunque te envié a “prisión”, todavía te gusto. Estoy seguro
de que te está carcomiendo. ―Sonreí un poco cuando la rabia brilló en sus hermosos
ojos.
Me estiré para tocar el lunar más cercano a su labio, y ella abofeteó mi mano.
Me reí. No fue un golpe fuerte. Con nosotros, era básicamente juego previo en ese
punto.
―Pero cuando eso suceda; “eso” siendo que reconozcas que te gusto; necesito
que desenvuelvas ese escudo alrededor de tu corazón. No voy a… chocar los feos
contigo mientras estas tan ocupada protegiendo tu corazón que te estás perdiendo
lo que sucede a tu alrededor.
―Nada está pasando, Adam. Ya sea que hagamos el grand slam o no, nada
sucederá. Ni siquiera creo que quiera chocar los feos contigo ya. Siento que tendré
más suerte buscando alguien que me complazca en Tinder. Si crees que puedes hacer
que me enamore de ti, vas a conseguir otra cosa. Te sugiero que lo superes.
Alejó su rostro e intentó levantarse de la cama, pero tomé su barbilla con mi
pulgar y dedo índice, y se quedó quieta, con medio cuerpo alejado de mí.
―Tengo un hijo ―le dije, declarando algo que ya sabía―. No ando jodiendo
por ahí. Si nos metemos a la cama, no será algo de una vez. No soy ese tipo. Si algo
sucede entre nosotros, seré una persona diferente para ti.
―Estuviste casado; no has tenido tiempo suficiente para joder por ahí. Y joder
por ahí es divertido. Sé un chico, ve a divertirte.
―Ha pasado un tiempo desde que me separé de Adeline, Lucy. ―Solté su
barbilla, y ella se acomodó―. He tenido mucho tiempo y muchas oportunidades.
Pero, como dije, tengo un hijo. No planeo desfilar una larga fila de mujeres frente a
él. No seré ese padre que lo deja con la asistente y las niñeras mientras me voy a
filmar una película, divirtiéndome en grande en otro país. E incluso si no estuviera
Aiden, nunca sería ese tipo. No soy el alma de la fiesta; eso nunca me interesó. No
eres la única que no quiere terminar como sus padres.
―¿Qué quieres decir? ―Le tomó un segundo entender lo que quise decir
cuando dijo, con sus ojos como platos―. ¿Tu padre engañó a tu mamá? ¿El gran
Nathan Connor engañó a su Helena? ¿Y lo sabías?
―Ambos tuvieron sexo con otras personas, Lucy. No creo que lo llamen
191
pública, las mujeres, el dinero? Le dije que era la energía que me llenaba cuando
escuchaba la palabra “acción”, era la cámara, el director, el elenco, el libreto. Era el
Página
equipo, la preparación para un rol. Esas cosas eran lo que me importaba. Claro,
tomaría el dinero, los fans y las entrevistas; todo eso venía con ser actor, pero eso era
todo: cosas que vienen con ser actor. No son lo que importa. No son la razón por la
que hago esto. Hago esto por mí, porque parece que tengo talento y es lo que quiero
hacer. Entonces ―dije finalmente mientras me giraba para mirarla―. ¿Qué te
importa a ti? ¿Dónde te ves en diez años? ¿Estarás ocupada asegurándote que nadie
toque tu corazón de nuevo, para no terminar como tu mamá y tu abuela? ¿O estarás
viviendo la vida bajo tus propios términos? ¿Es tu vida sobre no ser como ellas o es
tu propia historia?
―Sabes que acabo de terminar con alguien, ¿verdad? No es como si fuera
incapaz de amar. Simplemente soy práctica… sé lo que sucederá, entonces, ¿por qué
subirme al acantilado si sé que estoy por caerme al océano? Y como dije, sí me subí
a ese acantilado hace unos meses y mira lo que pasó.
―Nunca dije que fueras incapaz de amar. ¿Y qué pasó exactamente? Entonces
saltaste del acantilado y le dijiste al tipo que lo amabas. Luego caíste al océano, ¿y
qué? ¿Lo amabas tanto que nunca te enamorarás de nuevo?
Dejó salir un suspiro de frustración y me miró con molestia.
―No es eso. Claro que salté al océano. Sólo porque un tipo me haga a un lado
no voy a regodearme en mis lágrimas y secretamente amarlo por el resto de mi vida.
La puse debajo de mí, provocando que soltara un sonido entre jadeo y chillido.
―¿Qué crees que haces? ―preguntó.
―De verdad, de verdad me gustas, Lucy Meyer. Así que estoy pensando en
algo ―repliqué, manteniendo mi mirada en ella.
―¿En qué?
―En que tanto tendré que esperar hasta que superes tus complejos y pueda
tocarte cómo quiero tocarte.
Me sonrió con pereza y antes de que pudiera apartar mis ojos de sus labios
sonrientes, de alguna forma me sorprendió lo suficiente para empujarme sobre mi
espalda y subirse sobre mí. Lo próximo que supe, era que estaba montándome a
horcajadas; no del todo apoyada, se aseguró de que nuestros cuerpos no se tocaran,
pero estaba cerca. Estábamos cerca. Me quedé ahí tendido, completamente
sorprendido, completamente duro y totalmente complacido con ella. La dejaría
hacer lo que sea que estuviera planeando hasta que tuviera que detenerla. No estaba
interesado en jugar con ella, no como ella quería. O tal vez no era así. Estaba muy
interesado en jugar con ella, exactamente como quería, pero no bajo sus términos.
193
No una follada rápida. No cuando cada palabra que salía de su boca me excitaba
más allá de cualquier razón.
Página
Puso sus manos a cada uno de mis costados sobre la cama, se inclinó con su
cuerpo, haciendo que sus senos se presionaran en mi pecho, y se detuvo cuando sus
labios estuvieron a centímetros de los míos. Mis manos encontraron sus caderas, y
suavemente la sostuve sobre mí.
―Estás tan seguro de ti mismo, ¿no es cierto? ―susurró―. Probablemente
siempre se te tiraron las chicas desde que tenías cuánto, ¿catorce, quince? Bueno,
último minuto, Papá Sexy, no soy tu fan, ya no.
Alzó sus senos, bajó sus ojos, y miró entre nuestros cuerpos. No tuve que seguir
su mirada para ver que mi erección era notable. No tenía ni idea de en qué se estaba
metiendo.
Apreté mi agarre en sus caderas y la moví un poco hacia adelante. Alzó sus
ojos a los míos, y vi su garganta moverse mientras tragaba. Debió haberse dado
cuenta que estaba presionando sus senos en mi pecho porque de repente enderezó
su cuerpo y se esforzó por no tocarme.
―¿Por qué no tomas asiento, Lucy? ―sugerí, luchando con la urgencia de
arrancarle los pantalones y guiarla sobre mí―. Ponte cómoda.
Presionó sus labios entre sí y siguió cerniéndose sobre mí.
Justo cuando creí que estaba por bajarse…
―¿Sabes qué me gusta, Adam Connor? ―preguntó y siguió hablando en lugar
de esperar una respuesta―. Me gustan los tatuajes; me parecen muy sexys en los
hombres. Como para darte mi permiso para que me arranques la ropa y me tomes
donde estoy, así de sexys me parecen. También me gustan las pollas grandes porque
se sienten maravillosas cuando un chico sabe usarla. ―Se inclinó hacia adelante―.
No tienes ni idea… ni idea de lo mucho que me gustan las pollas grandes y duras,
que pueden dar una buena y ruda follada, Adam. La forma en que se siente cuando
me vengo sobre ella, alrededor… como si fuera demasiado, pero no lo suficiente a la
vez. ―Sus labios se detuvieron junto a mi oído, y soltó un pequeño gemido que vino
del fondo de su garganta y alcanzó mi pene―. Y créeme, me hacen venir muy duro
―añadió.
Cerré mis ojos y sonreí antes de que pudiera notarlo. Alzó su cabeza y siguió
hablando, sin darse cuenta que se estaba enterrando en mí. No había nada, nada que
pudiera ser más sexy que una mujer que sabía qué quería de un hombre en la cama,
que no tenía problemas con compartir lo que la excitaba, o como quería correrse. Y
Lucy Meyer ya era peligrosamente sexy en mi libro.
194
Justo en ese momento, Lucy Meyer estaba metiéndose bajo mi piel sin darse
cuenta, y estaba a punto de meterme bajo la suya, incluso más profundo de lo que
Página
lo había hecho.
―Me gusta un hombre que sepa qué hacer con su lengua, sus manos y su polla.
Me gusta un hombre que me haga rogar por más, que me haga arder por él, una y
otra vez. ―Siguió―. Tendrá que saber cómo hacer todo por mí. ―Tocó mi pecho
con su mano y su tonó cambió mientras retrocedía―. No eres ese tipo, Adam
Connor. Parece que pudieras ser ese tipo, pero no, no lo eres.
―¿De verdad crees que no lo soy?
Asintió.
―Incluso te daré una explicación gratis. Primero que nada, no eres bueno
besando. No me haces sentir nada. Aprendimos eso de la manera difícil. Y también
establecimos el hecho de que tienes una polla pequeña. Pequeña para mí ―corrigió
rápidamente―. Estoy segura de que a algunas chicas les gustará eso ya que eres una
estrella de cine y eso. Y manos… ―Lamió sus labios―. Bien. Tienes manos grandes.
Te concederé eso. Pero dudo que sepas cómo usarlas apropiadamente. ―De rodillas,
se enderezó―. Así que, como podrás ver, no encajamos. Eres un buen actor y todo,
pero necesito más que buena actuación en la cama.
Levantó su rodilla para bajarse, y usé ese momento para recuperar el poco
control que le había dejado tener.
Cayó sobre su espalda con un jadeo de sorpresa y esta vez estuve cerniéndome
sobre ella, a centímetros de sus labios.
―¿Te gustaría escuchar lo que te haría, Lucy? ¿Lo que te haré cuando dejes de
actuar?
―Qué bien. No puedo esperar a oírlo. ―Sus palabras salieron sin aliento.
Acaricié el costado de su nariz con la mía y suavemente la obligué a exponer
su cuello. Luego suavemente y sin prisas, contra su garganta, dije:
―Primero, voy a besarte hasta que te olvides de tu propio nombre, Lucy
Meyer. No me importa si tardo horas besando cada centímetro de esa hermosa boca,
no dejaré de besarte hasta que seas un desastre chorreante por mí y tu corazón este
saliéndose de tu pecho por la emoción de mi beso. ―Curvé mi mano bajo su cuello
y dejé que mi pulgar frotara con suavidad la piel. Sus ojos brillaron con lujuria―.
Mientras te estoy besando, Lucy… ―susurré, cerniendo mi boca sobre la de ella. Sus
labios se abrieron, y me di cuenta de que sus ojos se habían cerrado. No eres ese tipo,
mi culo.
―Voy a desvestirte para poder tocar cada centímetro de tu cuerpo. Con mis
195
labios, mis manos… ―Besé un camino por el borde de sus labios hasta el escote de
su camiseta y dejé que mi mano bajara a su cintura. Cuando llegué al dobladillo, le
Página
ordené a mi polla ignorar la fuerte inhalación y metí la mano a su camisa para tocar
su piel―. Tan suave ―murmuré mientras presionaba mis labios tras su oído y
dejaba que mi palma subiera lentamente hacia sus senos.
Su respiración se aceleró, y abrió sus ojos.
Tormentas. Dos hermosas tormentas miraron directo a mi alma.
Estaba molesta, podía verlo, pero también se veía hambrienta, así que cedí y
suavemente besé sus labios. Mi mano se apretó en su cintura cuando empezó a
mover sus labios debajo de mí. Su lengua salió para mojar su labio inferior, y
suavemente la mordí, sacándole un gemido.
―Sólo una probadita ―dije―. Para controlarte. ―Su ceño volvió con fuerza―.
Tal vez pondré mi polla aquí y te dejé darle una probada antes de hacer algo más. O
tal vez no. tal vez no podré contenerme de ir dentro profundamente antes de hacer
un desastre en tu boca y verte tragarlo todo.
―¿Quién dijo que tragaría? ―preguntó mientras sus manos formaban puños.
Sonreí; no pude evitarlo, y observé sus ojos ir a mi boca.
―Oh, no puedes esperar a tragarlo, ¿verdad, Lucy? Así como no puedo esperar
a lamer cada centímetro de tu coño.
Los segundos pasaron mientras nos mirábamos.
Finalmente, tragó.
―¿Qué más harías? No es que tengas oportunidad, sólo por curiosidad…
―Oh, te haré muchas cosas, Lucy. Definitivamente te dejaré hacerme muchas
cosas también, porque sé que disfrutarás poniéndome las manos encima. ―Bajé la
mirada a su cuerpo donde mi mano había subido su camisa, y pude ver la piel
desnuda de su vientre. No me preguntes cómo logré detener mi mano de ir más
arriba, pero lo hice, la cubrí de nuevo.
»Que mal que no pueda quitarte la ropa y mostrarte cuántas cosas puedo
hacerte sentir si me dejas, cómo puedo hacerte gritar cuando te abrume de la mejor
manera posible mientras tu pequeño coño se contrae a mi alrededor ―murmuré,
mirándola a los ojos―. Apuesto que tienes un coño codicioso. Apuesto a que me
rogarías por más. ―Si creí que ver y tocar su piel desnuda era mucha tentación, la
mirada en sus ojos fue un golpe mortal―. Qué mal que tenga que irme y no pueda
tenerte para mí toda la noche.
Ladeó su cabeza y se levantó sobre sus codos mientras me inclinaba lejos de
ella. Y entonces estuvo empujando mi pecho y subiéndose sobre mí de nuevo.
196
―Deberías dejar de hacer eso ―murmuré mientras estiraba las manos para
Página
apartar su cabello de su rostro, lejos de esos hermosos ojos que parecía no poder
dejar de mirar. Ver sus mejillas ligeramente sonrojadas y su pecho subiendo y
bajando con profundas respiraciones hicieron que mi pene ya duro saltara en mis
pantalones.
―¿Estás lista para admitir lo mucho que te gusto?
Negó.
―Cada vez que me digo que no odio al tipo, vas y haces algo que me
demuestra que te odio demasiado.
Sorprendido, pregunté:
―¿Qué hice para ganarme tu odio?
―Estás hablando. Y tocándome. Y susurrando. E inclinándote muy cerca. Y
mirándome a los ojos. Estás haciendo que tu voz suene toda ronca. Basta. Cuando te
digo que no podemos tener sexo, hablas de mi corazón y todas esas cosas que no te
incumben.
Solté su cabello y alcé mis manos en rendición.
―No sabía lo mucho que querías tener sexo conmigo, Lucy.
Gruñó.
―¡No quiero! Ese es mi punto. Pero me haces hablar de pollas grandes que
saben lo que hacen y… ―Inesperadamente, agarró mi muñeca empujó mi mano
directo a sus pantalones.
Podría haberla detenido. Podría haberla bajado de mí y decirle que se
comportara antes de tomar sus labios y aplastarlos con un beso. Podría haber hecho
muchas cosas en lugar de curvar mis dedos y dejar que se deslizaran en su calor
resbaladizo, pero era demasiado intrigante, y tenía mucha curiosidad por ver cómo
explicaría su humedad mientras insistía que no sentía nada cuando ponía mis manos
sobre ella.
―Entonces esto pasó ―explicó pobremente sin aire.
―Mira eso ―murmuré, suavemente jugando con los labios de su coño y
clítoris, extendiendo su humedad―. ¿Esto sucedió porque te hice hablar de pollas?
Asintió ansiosa, y mis ojos cayeron a sus manos, las cuales agarraban todavía
mi muñeca en un esfuerzo por mantener mi mano en su sitio.
―Supongo que debería disculparme por esto ―dije, empujando mi dedo
medio más allá de sus apretados músculos―. Por ponerte tan mojada, digo.
Inclinó su cabeza hacia atrás, un poco, y sus caderas se sacudieron, hundiendo
197
más mi dedo.
―No me mojaste ―susurró, soltando un pequeño gemido cuando giré mi
Página
dedo en su interior y luego con fuerza empujé del todo. La forma en que su cuerpo
cobró vida frente a mis ojos, la forma en que se mordió su labio mientras un pequeño
jadeo salía de sus labios… cada pequeña cosa que hacía estaba empujándome al
límite de la cordura.
―¿No? ―Saqué mi dedo de su apretado coño y lo pasé alrededor de su
sensible clítoris―. Qué mal entonces. ―Antes de que pudiera sacar su mano de su
ropa interior, me detuvo.
―¡Espera! ¡Espera!
―¿Sí?
Frunció el ceño soltó un suspiró frustrado.
―Es por esto que no me gustas.
Saqué mi mano.
―¡Espera! ¡Maldición! ―Determinada, agarró mi muñeca y la volvió a meter.
Dios, sus ojos de verdad me hacían algo, esa determinación, pero desconcentración
combinadas con el tormentoso color. Era una tormenta por su cuenta. Demonios,
había sido un huracán desde que entró a mi vida.
―Bien. Bien, tu voz me lo hizo ―admitió finalmente.
―Mmm ―murmuré, suavemente volviendo a empujar mi dedo en su coño―.
Te gusta mi voz, y mi mano. Para una chica que dice que me odia, parece que te
gustan muchas cosas de mí.
―Sólo tu mano y tu voz. Todo lo demás… lo odio.
Presionando mi mano libre contra su espalda, la moví debajo de mí.
―El odio es una emoción muy fuerte, Lucy. Y ya sabes lo que dicen sobre el
amor y el odio: sería muy fácil para ti inclinar esa balanza hacia el amor.
Abrió sus piernas voluntariamente y luego bajó a mi rostro.
―Sigue soñando.
Le sonreí.
―Ya veremos.
Abriendo más sus piernas, empujé otro dedo dentro de su ardiente calor y
observé sus ojos perder enfoque de nuevo.
―Creo…
198
Pasando mi mano libre tras su cuello, sostuve su mano contra la mía y besé las
palabras de su boca mientras disfrutaba su excitación empapando mis dedos. Cada
Página
vez que la besaba, podía escuchar la sangre zumbando en mis venas. Y más que eso,
podía sentirla temblando debajo de mí, su cuerpo vibrando con la necesidad que
intentaba ocultar.
Incluso aunque sabía que la enojaría, tenía que tomar mi furiosa erección e
irme. Así que saqué mis dedos de su coño, agarré su barbilla, y profundicé el beso
que estaba dándole justo antes de soltar sus piernas y levantarme de la cama para ir
a la puerta.
―¿Qué? ―murmuró, mirándome confundida―. ¿Qué haces?
Maldición esos hermosos senos suyos. La forma en que podía ver esos pezones
moviéndose de arriba abajo mientras su pecho se movía con su respiración
dificultosa, estaba presionando la paciencia de mi polla al límite.
―Buenas noches, Lucy.
Su rostro se puso serio, y me miró sin expresión.
―¿Te vas? ¿Ahora?
―No me encantaría nada más que escucharte gemir debajo de mí toda la noche
mientras entierro mi polla en cierta parte de tu cuerpo, pero ni siquiera te gusto,
¿recuerdas? Dime que te gusto y tal vez cambiaré de opinión.
―No me gustas.
Asentí.
―Eso pensé. Además, necesito ir con Aiden.
Cuando escuchó el nombre de Aiden, sus hombros parecieron relajarse un
poco, y subió sus rodillas para abrazarlas contra su pecho.
―Entonces no planeabas quedarte incluso si mentía y decía que me gustabas.
Qué bien. Qué comediante.
Me encogí de hombros y abrí la puerta
―Tal vez no. Pero definitivamente te habría llevado conmigo.
―No habría ido.
Saliendo de su cuarto, la miré y sonreí.
―Creo que sí habrías venido. De hecho, creo que habrías venido más veces de
lo que lo has hecho con otro tipo.
Sus ojos se entrecerraron, y se detuvo como si no estuviera segura de qué decir
a continuación, pero no necesitó mucho tiempo antes de hacerlo. Me encontré
199
Maldición, cada palabra que salía de su boca era un nuevo desafío que no podía
simplemente no aceptar. Y eso era lo que más me excitaba; después de su hermoso
rostro, esos ojos tormentosos, y esos pezones. Claro… y supongo que no sería justo
dejar por fuera su perfecto trasero.
―De nada ―acepté rápidamente―. Puede que sepas cosas. No estaba seguro
de que pudieras seguirme el ritmo o satisfacerme lo suficiente, de todos modos.
Odiaría tener que fingirlo para proteger tus delicados sentimientos.
Escuché un pequeño gruñido y cerré la puerta antes de que lanzara una
almohada y pudiera golpearme en la cara.
No podía esperar para ver esos hermosos ojos suyos ponerse en blanco.
200
Página
Capítulo 15
Lucy
―Olive.
―Olive, despierta.
Nada. Ni siquiera un gemido.
―Olive. Olive. Olive.
Finalmente, un gemido. ―Vete, Lucy.
―Tienes que despertarte ―dije mientras empecé a empujar mis dos manos
sobre la cama para hacerla rebotar.
―Dame una buena razón y consideraré abrir mis ojos ―murmuró apartándose
de mí y abrazando la almohada más fuerte.
―Porque me desperté.
―Sí. No lo creo. Buen intento, ahora vete.
―Olive.
―Lucy.
Suspiré y subí a la cama. ―Olive, despierta.
―Lucy, vete.
Esta vez fui yo quien gimió.
―Así no es como jugamos el juego, Olive. Vengo a tu habitación para
despertarte y te despiertas. Y ni siquiera puedo acostarme sobre tus pechos y
201
comisión.
Página
Fruncí las cejas. ―Uh, no. Sólo te estoy ayudando. Y en realidad me gusta tener
el título de agente temporal, así que estoy guardando eso, pero sí, no voy a tomar tu
dinero.
―Sí, lo harás. ¿Por qué demonios pasarías tanto tiempo hablando con tantas
editoriales?
―Porque te estoy ayudando.
―Sí. Porque eres buena en esas cosas. Con los números, con conseguir que la
gente haga lo que quieres que hagan. Y te preocupas por mi trabajo. Te preocupas
por mis personajes y quieres lo mejor para mí. No creo que haya un agente mejor
que tú para mí, así que te mantienes como mi agente y mantienes tu comisión.
Estreché mis ojos hacia ella y consideré sus palabras. Quiero decir, necesitaba
un trabajo, lo cual ya era un hecho establecido, pero tomar dinero de mi mejor
amiga… no me importaba tanto esa idea. Era mi mejor amiga, mi hermana de otro
señor. Le ayudaría tanto como pudiera y realmente disfrutaría de ayudarla con
cualquier cosa que necesitara, pero cuando…
Olive chasqueo sus dedos en mi cara, rompiendo mis pensamientos. ―No hay
nada que pensar. Te pedí que fueras mi agente. Los agentes reciben paga. Tienes un
trato para mí, lo cual te hace oficialmente mi agente. No es temporal. Ni siquiera te
pedí que me hicieras un audiolibro, pero todavía lo hiciste. Eres mi agente, Lucy. Y
obtienes el veinticinco por ciento.
―¿Veinticinco por ciento? ¿Estás loca? ¿Incluso sabes cuánto de adelanto vas
a recibir?
¿Realmente estaba considerando tomar dinero de mi amiga? ¿Y esa cantidad
de dinero? No lo creo.
―Eso es lo que reciben los agentes. Cada contrato de libro, trato de audio,
derechos extranjeros o lo que sea que tengas delante de mí para firmar, obtendrás
veinticinco por ciento de eso, tanto por el adelanto como por las regalías.
Sintiéndome incomoda, meneé la cabeza y me moví en el lugar. ―De ninguna
manera. ―De ninguna maldita manera, eso era demasiado dinero―. Veinticinco es
demasiado. No le des tanto de tú dinero a nadie.
Se encogió de hombros como si yo fuera la que estuviera hablando tonterías.
―Eres mi agente. Buscarás tratos para mí y me conseguirás las mejores ofertas
posibles. Ya lo hiciste. No sé por qué seguimos hablando de esto. Ni siquiera
pensaría en sugerir que podría narrar el libro con Jason. Incluso si pensaba en eso,
difícilmente podía hacer que dijeran que sí. Además, Jason ya interpreto a Isaac,
204
―Muy por delante de ti. Ya hablé de eso con su agente. Tom dijo que sería una
buena promoción para la película cuando esté en DVD. Y revisó el contrato para
asegurarse, también. Todo está bien en ese frente.
―¿Ves? ―Ella empujó mi hombro con su dedo índice, demasiado fuerte―. Ya
pensaste en todo. Eres mi agente.
―Sí ―cedí y me froté el lugar que acababa de pinchar―. Soy un agente que ni
siquiera tiene un ARC4 de tu próximo libro. Qué agente. Tal vez deberías pedirle a
Jasmine que sea tu agente.
―¿Todavía sigues un poco celosa por eso? Sí, tal vez. ¿Y qué?
Olive extendió su mano e hizo un gesto con la barbilla para que yo la tomara.
Así que la tomé.
―Veinticinco por ciento.
Suspiré. ―Diez por ciento.
Me lanzó una mirada aburrida. ―Veinticuatro por ciento.
Creo que puedes adivinar cuánto tiempo nos llevó estar de acuerdo en un
número, pero en caso de que no estés seguro, un largo, largo tiempo. Hubo un
montón de sacudidas de manos junto con asentimientos y algunas más sacudidas de
cabeza. Al final, acordamos quince por ciento y eso fue todo.
―¿Ahora podemos ir a dormir? ―preguntó con una mirada esperanzada―.
¿Tal vez una pequeña siesta?
La abracé y nos dejamos caer sobre las almohadas. ―Estamos trabajando
juntas.
Ella rio. ―Sí. Ya puedo oír sonido lejano de ti chasqueando el látigo.
Dejé salir otro largo suspiro. ―Siempre pensando lo peor de mí. Estoy siendo
muy amable con todos los editores.
―Me encanta cuando tratas con mano dura, así que todo está bien. No querría
que nadie fuera mi agente. ¿Sabes lo que deberías hacer?
―¿Qué?
―Deberías llamar a Catherine y hacerle saber que tienes trabajo.
Miré el techo, con el estómago revuelto. ―No creo que estaría feliz de escuchar 205
eso en absoluto. Ella realmente quería que tomara ese trabajo de contabilidad.
Página
Sintiendo los ojos de Olive en mí, hice todo lo posible para parecer que no
estaba afectada, pero me conocía lo suficiente para ver a través de eso.
―Está bien. No debí traerlo a colación. Mi error.
4 ARC: Advance Reading Copy: manuscrito de un Nuevo libro que se le entrega a un publicista,
celebridad, periodista, o como premio de un concurso, antes de que el libro sea impreso para
distribución masiva.
Hice un ruido extraño e intenté no pensar en ninguna de las cosas malas. ―Está
bien, ¿estás lista para la segunda buena noticia?
―¿Ninguna siesta, entonces? Bien. Dímela.
―Ninguna siesta porque vamos a celebrar el trato del audiolibro.
―¿Mimosas?
Alcohol… No estaba segura de poder hacer eso. Quería beber todo el alcohol,
todo el tequila que podía poner en mis manos, pero tenía mucho miedo de que no
fuera capaz de hacer eso por un buen tiempo. Asentí de todos modos y agradecí a
todas mis estrellas que Olive no cuestionara mi silencio y lo dejara en eso.
―Ahora, antes de un desayuno de celebración, la segunda buena noticia es que
tengo una mucho, mucho más grande, como un gran asunto que estoy tratando de
finalizar antes de contarte, y la tercera noticia, es que ¡encontré un apartamento!
Olive se apoyó sobre su codo y me miró con la boca fruncida, con la mirada
triste y desconsolada. ―¿Qué? ¿Te vas a ir?
Me giré hacia mi lado para estar frente a ella. ―¿Has oído lo que dije acerca de
la gran cosa? ¿No?
Ella me miró fijamente, así que rodé mis ojos.
―He estado aquí por semanas, Olive y he estado buscando un pequeño
apartamento desde el día que llegué, no había encontrado nada.
―Y ahora lo has encontrado. ¿Dónde?
―Más cerca de nuestro viejo apartamento. ¿Recuerdas la tienda de té que
cerró? ¿Esa en la que tiraste una taza de té sobre mi cabeza y nos echaron? A dos
cuadras de ahí. Todavía está cerca de la USC, así que creo que voy a buscar una
compañera de cuarto.
Me miró bruscamente. ―No lo arrojé sobre tu cabeza. Me tropecé y me caí.
―Sí. Te caíste sobre mí. Cuando tenías una taza de té caliente en la mano.
―No estaba caliente. Tenía leche fría. De todos modos, sobreviviste. Y no debes
irte ahora. No cuando te estás acercando a Adam y Aiden.
Resoplé y solté una carcajada no tan elegante. ―¿Acercándome más a Adam
Connor? ¿Me estás tomando el pelo? Lo odio aún más que hace unos días.
206
¡Jesús! Incluso mi propia amiga estaba del lado de ese bastardo egoísta. Me
hundí en la cama.
―Estoy tan decepcionada de ti en este momento, mi Oliva Verde. Apuesto a
que no sentirías todo ese amor cursi hacia él cuando escuches que irrumpió en la
casa anoche.
Hmmm, tal vez podría convencer a Olive para presentar cargos contra la
caliente estrella de cine. Ahora, ¡sería un gran giro en la trama! Y una gran venganza
también. Sin embargo, Olive fue rápida en matar esos hermosos sueños.
―Él no irrumpió. Llamó a Jason y él lo dejó entrar. Y yo estaba justo al otro
lado de tu puerta después de que se colara en tu habitación porque tenía que
escuchar y saber por qué estaba aquí, pero Jason me apartó y no pude oír nada. Así
que dímelo todo. ¿Sacudió tu mundo?
―No tuvimos sexo ―murmuré en voz baja.
―¿No por tu falta de intentos, supongo?
Ignorando a Olive, busqué su teléfono en la mesita de noche y comprobé la
hora.
―Mira eso, tenemos que irnos. No quiero estar atrapada en el tráfico hasta la
hora del almuerzo. Mi estómago está quejándose, necesito comida, tal vez waffles,
tal vez huevos, quizás croissants, quizás todo lo anterior. También necesito café.
Entonces probablemente necesitaré postre. Vamos, cabeza perezosa. ―Salté de la
cama y la golpeé con una de las almohadas―. Vamos a celebrar.
―Nunca entenderé tu entusiasmo por las mañanas, Lucy. ―Ella sacó la
almohada de mi mano cuando estaba a punto de golpearla (ligeramente, por
supuesto) de nuevo y se apartó el cabello de su rostro.
Justo cuando salía de la cama, se detuvo y se volvió hacia mí con el ceño
fruncido. ―Dijiste que tenías buenas noticias y malas noticias. Nunca me dijiste las
malas noticias.
Evité el contacto visual y jugué con el borde de las cobijas para tener algo con
que ocuparme. ―Digamos que tenemos que darnos una vuelta por Target para
conseguir algo. Te lo contaré todo, después del desayuno de celebración. Me estoy
muriendo de hambre, vamos. ―Le tiré la cobija en la cara―. Deja de torturarme y
levántate.
―Jesús. Bien. ―Tiró las cobijas y saltó de la cama después de un largo
207
caminaba hacia la puerta con pasos rápidos, todo el mundo necesita una ventaja
cuando está huyendo de una mujer enojada.
Cuando llegué al marco de la puerta, dejó caer sus manos, muy lentamente y
me miró con una mirada asesina. Así que, obviamente le sonreí. Genial. ―Se llama
desayuno por una razón, tiene que suceder muy temprano, Olive. No te enojes
conmigo.
―Si yo fuera tú, empezaría a correr.
208
Página
Página 209
Página 210
Capítulo 16
Lucy
Algunas veces se necesitan años para que tu vida cambie. En algunos casos,
una vida entera. Te levantas en la mañana, miras alrededor, y de repente te das
cuenta que todo ha cambiado. La gente que pensaste eran tus amigos, las personas
queridas… se han ido hace mucho tiempo. Tu vida no es la misma. El tiempo se te
ha escapado y ni siquiera te diste cuenta.
Sin embargo, a veces… a veces todo puede cambiar frente a tus ojos.
Lo único que se necesita es un abrir y cerrar de ojos.
En un momento crees que puedes manejar cualquier cosa que la vida te
arroje… y al siguiente momento… bueno, por decirlo de forma amable… estás
jodida.
Mientras estaba sentada sola en el patio trasero de Olive, esas eran las ideas
que cruzaban mi mente. Que estaba jodida. Que lo había jodido.
Inmensamente.
Había dejado a Olive y a Jason dentro después de contarles las noticias y había
salido porque era una noche muy hermosa y tenía que mirar un poco las estrellas…
lo que en realidad significaba que necesitaba aire fresco y esforzarme por
asegurarme que todo estaría bien y que sólo debía respirar. Sólo cerrar mis ojos y
respirar. Cuando Olive salió para unírseme, de reojo vi a Jason suavemente tomar
su mano y sacudir su cabeza.
No creí que pudiera mantenerla adentro por mucho tiempo, pero apreciaba
211
ataque cardiaco, miré sobre mi hombro para ver que Olive y Jason estaban todavía
despiertos.
Estaban ahí. Y estaban bailando.
Sin música.
Todavía no sé qué me golpeó tan fuerte con esa escena en mi corazón, pero
recuerdo el dolor crudo que sentí en mi pecho.
No me malinterpretes, no estaba celosa. No quería nada más que felicidad para
ellos, pero tal vez fue la primera vez que quise que alguien me abrazara así, que me
mirara como Jason miraba a Olive. Sus dedos jugaban con su cabello mientras la
cabeza de Olive descansaba en su pecho. Con los ojos cerrados.
No había música.
Nada más que ellos en el mundo.
Así que, por un breve momento, quise lo mismo para mí.
La sensación de seguridad de que alguien estaba ahí para levantarte cuando la
gravedad fuera demasiada para manejarla por tu cuenta, que tienes a alguien en
quien puedes confiar lo suficiente como para dejarte ir.
Sólo por un momento, quise que alguien me sostuviera y me dijera que todo
estaría bien, que mis miedos eran injustificados.
Cuando escuché música llegando desde cerca, dudé por un momento antes de
alzar mi culo del suelo y con cuidado trepar el muro que estaba entre Adam Connor
y yo.
Mientras seguía el camino de piedra, dejé de moverme cuando lo vi de pie
frente a las ventanas de vidrio, mirándome. Era una versión ligeramente diferente
del Adam Connor que había visto esa primera noche con Olive: camisa de botones,
mangas subidas, pantalones de vestir negros… la única diferencia era que no parecía
que estuviera tratando de descifrar algo. De hecho, lo contrario. Mientras nos
mirábamos, parecía que ya había descifrado todo.
Él era todo lo que una chica pudiera querer.
Por no mencionar el más sexy PAQTGF.
Sintiendo un repentino frío en mis huesos, abracé mis brazos y seguí
avanzando hacia él.
Nunca apartó la mirada de mis ojos mientras me abría la puerta.
Antes de que pudiera decir algo, di un paso al frente, me incliné, y lo besé. No
212
fue la clase de beso que dice “quiero follarte hasta que pierdas la cabeza”, incluso
aunque no me hubiera importado hacer justo eso. Era… uno diferente. Uno que no
Página
quise nombrar.
Oh, demonios. Bien. Era un beso tierno. La clase de beso que evitaba.
No me detuvo. Se quedó ahí de pie, sus labios moviéndose suavemente debajo
de los míos mientras me esforzaba por callar a mi corazón gritón.
Cuando su brazo suavemente tocó mi cintura, ya fuera para alejarme o
acercarme; no quise arriesgarme, me alejé de sus labios y empecé a escuchar la
música de nuevo.
―Lucy… ―murmuró Adam, su cálido aliento contra mis labios húmedos.
―No conozco esa canción ―murmuré en respuesta y finalmente lo miré a los
ojos―. Sé que es George Michael, pero no conozco la canción.
Estuvo en silencio un momento mientras buscaba algo en mis ojos.
―Se llama “Jesus to A Child” ―dijo después de un incómodo silencio.
Asentí, pero no dije nada más.
―¿Viniste para preguntar por la canción?
―Nunca la había escuchado. Es una hermosa canción.
―Es vieja y es una hermosa canción.
Esos vívidos ojos verdes que estaban mirándome con tal intensidad también
eran gentiles. ¿Podía ver lo que necesitaba incluso aunque yo no tuviera ni idea de
qué era? Forcé una sonrisa en mis labios, intentando no mostrar lo mucho que estaba
temblando por dentro, mientras estaba de pie frente a él.
No deberías haber subido esa pared para llegar a él, me gritó mi cerebro. No deberías
haber escuchado a tu estúpido corazón.
―¿Te gusta bailar? ―pregunté, ignorando el sentido común.
―No.
―Oh ―dije, sorprendida―. Bien.
―Pregúntame de todos modos ―respondió.
Dudé.
―¿Bailarías conmigo?
―Sí.
Tomó mi mano en la suya cálida y grande y me llevó dentro. Tan pronto como
cerró la puerta y se giró a mí, me acerqué a él, puse mi mano en su corazón y
213
hormonas. Ya no me gustaba.
―Lucy…
Página
besar. No quería que esa conexión que sentía se rompiera. Esa calidez. Ese temblor
que me producía. Esa adrenalina que sentía cuando sus labios detenían mi mundo.
Página
―Mírame ―susurró en voz baja, y tuve que obligar a mis ojos a parpadear
para verlo de verdad.
Dios, se veía tan bien. Esos jodidos ojos suyos estaban matándome. Nunca
vería ese tono de verde de la misma forma. Aun sin aliento e intranquila, solté su
cabello y descansé mis manos sobre sus hombros. Dios, su cabello parecía que
acabara de tener la mejor follada de su vida. Vivía por besos como esos; los que te
hacían sentir como si hubieses sido bien follada sin siquiera tener una polla en tu
vagina.
―Eso fue… santo infierno, ese fue un buen beso, Adam Connor. ―Me aclaré
la garganta y toqué su hombro―. Estás aprendiendo. Me alegra ayudar.
―Fue la única forma de evitar que siguieras escupiendo tonterías y llorando.
Dejé de respirar y mi cuerpo se puso rígido en sus brazos.
―¿Qué? ¿Me besaste para que dejara de llorarte? Tú… ¡Imbécil! ―Me alejé de
él, pero tomó mi muñeca en el aire y con fuerza me acercó a su pecho.
»Suéltame ―dije.
―Cállate ―dijo con rudeza, sus dedos aflojándose alrededor de mi muñeca―.
Por favor, sólo cállate un segundo.
No me moví.
―¿Cómo? ―preguntó después de casi un minuto entero de mirarnos a los ojos,
respirando el aire del otro―. ¿Lucy, cómo es que estás embarazada?
Oh, cierto…
Hice mi mejor esfuerzo por volver a controlar mi respiración y aparté mi
cabello de mi rostro con mi mano libre. Me ponía nerviosa tener toda su atención
sobre mí, esos ojos perforando mis paredes bien construidas mientras yo intentaba
construirlas. Todavía podía seguir oliendo su maldita colonia, lo cual le hacía cosas
a mi pobre y descuidada vagina… y tal vez a mi corazón.
―Cuando un pene entra a una vagina y luego…
Con sus ojos todavía abiertos, movió sus labios sobre los míos y me besó hasta
que mis hombros se relajaron, y me derretí contra sus brazos de nuevo. Entonces los
alejó de mí.
¿Cuántas veces te he dicho que era un bastardo?
―Por un segundo, sólo sé honesta conmigo, Lucy. Sé tú misma y dime qué está
219
pasando.
―¿Qué demonios crees que estoy haciendo?
Página
quiero hacer.
Sus cejas se levantaron.
Página
de él.
―No.
Alzó una ceja.
―¿No?
Con el corazón golpeando en mi pecho, dije:
―Cincuenta es cómo acercándose al amor. Retráctate. Dame un treinta y cinco
o algo. ―Sus dedos me tocaron de nuevo, y retrocedí tan lejos como pude―.
Retráctate.
No podía haber charlas de amor entre nosotros; no caería con eso de nuevo,
como lo hice con Jameson.
Después de estudiarme por lo que pareció una hora, se levantó de su asiento y
se inclinó para descansar sus labios contra mi oído.
―Siempre seré honesto contigo, Lucy. Mi hijo te ama. Quién sabe, ¿tal vez yo
también me estoy enamorando de ti? ¿Es muy difícil creer que me gusta lo que veo
cuando te veo? Que me gusta hablar contigo, discutir contigo, verte reír con mi hijo,
verte sonreír. Tal vez después de que te haga el amor, me enamoré un poco más, así
que, creo que cuarenta y nueve es un buen número. Pregúntame de nuevo en la
mañana, te diré como lo hiciste.
Me incliné hacia atrás, mi espalda arqueándose contra el brazo del sofá. Estaba
volviéndose peligroso. Su boca, sus ojos, su cuerpo… todo sobre él estaba
volviéndose muy peligroso como para permanecer cerca. ¿Fue suficiente para
disuadirme de querer tenerlo dentro? Bueno, no en realidad. Todavía no.
Como había dicho antes, de una vez por todas, estaba lista para hacer el amor,
y mi vagina parecía haberlo elegido para ser su víctima. Estaba bien con esa elección.
―¿Sin respuesta? ¿Sin objeciones?
Me encogí de hombros e intenté relajarme en el sofá.
―No te creo, así que está bien. Eres libre de decir lo que desees decir. No soy
alguien que caiga con palabras floridas.
Sus ojos perforaron los míos, y tragué el grueso nudo en mi garganta. Incluso
aunque no le creí, eso no quería decir que no estaba afectándome.
Se enderezó y acomodó los puños de su camisa, atrayendo mis ojos a sus
manos.
223
pies se curvaran. Cuando estaba por retroceder, gimoteé suavemente, puse mis
manos en sus mejillas, y me arqueé en el beso.
Página
―¿Oh? Pensé que querías que jugara contigo. ―Otro giro alrededor de mi
clítoris y luego tres dedos entraron en mí.
Gemí y dejé que mis piernas cayeran abiertas.
―¿Es la tortura parte de hacer el amor? O me haces venir o saltemos a la parte
buena.
―No puedes poner todas las reglas, Lucy. O hacemos esto a mi manera, o no
lo hacemos.
―¿Y dices esto después de hacerme arder?
―Tú eliges.
Estaba loco; era la única explicación, y era por eso que no me gustaba. Sin
embargo, Lo deseaba, y sentí que lo deseaba más que nada que hubiera deseado en
mi vida. Demonios, incluso mi vagina se había preparado como si fuera a tener sexo
con Henry Cavill.
―Bien. ―Resoplé y gemí con fuerza cuando presionó mi clítoris e hizo que mis
ojos giraran hasta el fondo de mi cabeza.
¿Ese increíble brazo sexy suyo? Todavía estaba en mis manos, y estaba
acariciándolo de arriba abajo, intentando enloquecerlo como me estaba
enloqueciendo, pasando mis dedos por los vellos de su brazo, aferrándome a él
cuando me acercó un poco más al borde.
―Por favor, hazme venir ―rogué, más que loca por el calor y el pesado clímax
que estaba bailando en la punta de sus dedos.
A pesar de mis objeciones, sacó sus dedos y trazó mi humedad en mi vientre,
arrastrando mi camisa hasta que descansó bajo mis pechos. Entonces sacó su brazo
de mi agarre y lo movió a mi lado.
Mis ojos siguieron cada movimiento, y me esforcé por mantener mis ojos lejos
de su entrepierna.
Sin decir palabra, me alzó del sofá y me quitó la camisa. Con mi corazón
latiendo salvajemente, lo dejé quitarme cada pieza de ropa. Cuando estuve
completamente desnuda, su mirada me recorrió y todo mi cuerpo tembló desde el
interior por la sola expresión de su rostro.
―Tienes un minuto.
Sin esperar otra oferta, caminé los dos pasos que nos separaban y comencé a
desabotonar su camisa. Era la misma cosa que había querido hacer cuando estuve
espiándolo sobre el muro esa primera vez. Levantó sus brazos para mí, y desenrollé
226
las mangas, capa por capa. Antes de quitarle la camisa, nuestros ojos se encontraron
y un frío recorrió mi columna.
Página
―Respóndeme.
―No quiero decepcionarme todavía.
―¿La cosa de los diez centímetros otra vez? ―Un mordisco no muy gentil me
hizo sisear y básicamente gotear bajo él.
―Sí.
―Abre tus ojos, Lucy.
No dudé.
Vaya.
Mis ojos se encontraron con los suyos y él fue lo único que podía ver. Ese rostro
determinado. Esos hombros redondeados.
Estaba tendida debajo de Adam Connor, y no me importaba ni un poco que
estuviera cediéndole el control.
―Te dije que no juego, Lucy. ¿Estás segura de esto?
¿Qué demonios quería decir con eso?
―¿Te parece que no estoy bien con algo? Por favor. ―Me arqueé hacia arriba
y estiré las manos, gimiendo cuando atacó mis labios con la misma cantidad de
avaricia. Bajé la voz―. Quiero tu polla en mí, Adam.
―¿La quieres?
―Sí. ―Sonreí―. Todos los diez centímetros.
Se rió, con un suave y gutural sonido que vibró por mi cuerpo. Sonreí en
respuesta.
―Muy bien, Lucy. Cierra los ojos.
Los cerré y curvé mis brazos alrededor del brazo del sofá. No era nada más que
un caos tembloroso cuando sentí sus labios al lado de mi oído.
―Voy a des-romper tu corazón, Lucy ―prometió en voz baja.
No pude evitar que mi cuerpo temblara.
―No tengo el corazón roto, Adam ―susurré igual de bajo.
Su mano se movió de mi pecho.
Más abajo.
Más abajo.
228
―Lo está ―susurró, dejando besos con su boca abierta a lo largo de mi cuello.
¿Esto era hacer el amor? ¿Torturarse el uno al otro hasta que uno perdiera la
cabeza?
―Lo está ―repitió justo antes de tomar mi pezón entre sus dientes y jalar.
Quise cerrar las piernas, o tocarme, o demonios, montar el sofá―. Y voy a unirlo de
nuevo. Voy a sanarlo para que puedas sentir lo que me haces.
Nunca había estado tan lista, tan mojada, tan asustada.
Luego lo sentí alejarse de mí y escuché el sonido del envoltorio de aluminio
rasgarse.
Conté. Le tomó alrededor de siete segundos colocárselo. ¿Esas eran buenas
noticias? ¿Había contado bien?
Estaba respirando con fuerza y todavía aferrándome al cojín debajo de mí como
si mi vida dependiera de eso.
―¿Ya está dentro?
Digo, pensé que estaba sintiendo dedos moviéndose dentro y fuera de mí,
¿pero tal vez era su polla? ¿Tal vez la vida era así de cruel?
―Lucy… si no hay de otra, sólo por ese comentario estoy a punto de arruinarte
para cualquier otro hombre.
Mis labios se curvaron.
―¿Oh? ¿Querías que me tumbara aquí y dijera que tu pene es el don más grande
de la humanidad?
―Veamos si tu boca listilla será capaz de hacer algo más que gritar y gemir en
unos segundos.
Ni siquiera se necesitaron unos segundos para soltar mi primer gemido.
Empujó su polla dentro de mí, estirándome ampliamente. Cuando mis caderas
empezaron a deslizarse hacia arriba, sus manos agarraron mis piernas y las ajustaron
tras su espalda.
―Oh, mierda ―maldije cuando el movimiento lo empujó más hondo―. Oh,
mierda.
Abrí mis ojos y lo encontré mirándome fijamente. Tragué y sostuve su mirada.
Echó sus caderas hacia atrás, sus manos sosteniendo mis muslos, y me dio un poco
229
más de él.
Contuve un gemido.
Página
―¿Más?
Asentí.
¡Joder, sí!
Bajó la mirada a donde estábamos conectados y observó su polla salir de mí, lo
cual hizo que mi cerebro se hiciera papilla. Entonces su pulgar encontró mi clítoris,
empujando, rodeándolo, acariciando, y aun así empujó más hondo.
―Estás mojándote a mi alrededor, Lucy. ¿Me atrevo a decir que te gusta mi
polla?
Puede que haya gimoteado. Él puede haber gemido. No puedo recordar unos
segundos de eso.
Dejé una de mis piernas caer de su espalda y levanté la otra para poder pasarla
sobre el sofá.
―¿Es tu forma de decir que quieres más?
No podía reírme; algo estaba atorado en mi garganta, haciendo difícil hacer
cualquier cosa.
―Dudo que tengas más para dar.
Mi respuesta fue una jodida penetración que hizo que mis dedos se curvaran
por lo exquisita que fue.
Jadeé y sonreí. Solté el cojín para poder pasar mi mano por sobre todo su pecho
y rascar su piel ardiente, dejar una marca, mi marca.
―Oh, Lucy ―dijo con voz ronca―. Oh, ¿qué voy a hacer contigo?
Colocó una de sus manos al lado de mi cintura, la otra en el brazo del sofá.
Sacó la polla monstruosa suya y luego la empujó de nuevo más adentro
mientras se acomodaba sobre mí.
Estaba perdida. Ida. Completa y totalmente destrozada.
Estaba tan profundo en mí, llenándome hasta el fondo. Estaba esforzándome
por quedarme quieta para poder acostumbrarme a su tamaño y no perder el control
en dos segundos. Quería verlo trabajar. Quería ver cómo hacía el amor.
―¿Lista? ―preguntó, su cuerpo tan tenso como una banda elástica.
―Haz tu peor esfuerzo ―repliqué.
Y lo hizo. Oh, sí lo hizo. La embestida… esa deliciosa embestida dentro de mí.
230
Su siguiente penetración me hizo revolverme para aferrarme a él. Cada vez que
penetraba con más fuerza en mí, sacudiendo mis huesos con placer, arañé su cuerpo.
Para apartarlo o atraerlo más profundo, no tenía ni idea.
Tuve que admitir, que era un poco grande. Está bien, bueno, era absolutamente
gigante. Pero, demonios, el grosor, eso era lo que me estaba matando de la forma
más perfecta.
―Dios, Lucy ―jadeó, regresando a unas penetraciones más superficiales. Con
su cuerpo todavía cubriendo el mío, moviéndose contra él como liquido caliente, me
miró. Había algo sucediendo detrás de sus ojos, pero antes de que pudiera descifrar
qué era, presionó su boca contra la mía y me besó.
Subí mis manos por su espalda y enredé mis dedos en su cabello, gimiendo mi
placer dentro de su boca.
―¿Suficientemente grande para ti? ―preguntó cuándo nos separamos para
poder respirar.
―Apenas ―respondí, mi cuerpo era un desastre tembloroso bajo el suyo.
Sus labios se aferraron a mi pezón y tiró de algo justo entre mis piernas. Mis
músculos se apretaron alrededor de Adam, y maldijo.
―¿Sientes mi polla? ―murmuró, sus ojos oscuros como la noche afuera.
―Sí ―gemí, intentando abrir mis piernas para poder recibirlo más hondo en
mí.
Metió su mano entre el cojín del sofá y mi cintura y levantó su cuerpo del mío.
―¿Se siente bien?
Mordí mi labio y asentí. Estaba empujando dentro de mí lentamente,
arrastrando mis nervios por todas partes.
Sus labios se abrieron, y susurró.
―Bien. Ahora nunca olvidarás como se siente tenerme dentro de ti.
No estaba lista para la forma en que empezó a penetrarme, su mano
sosteniendo mi cintura en el sitio mientras empujaba su polla hasta el fondo para
sacarla y hacerlo de nuevo.
Estaba golpeándome tan profundo, tan fuerte, que no había forma que pudiera
contener mis gritos y gemidos, ni tampoco quería.
Empecé a sentirme tensa a su alrededor, sus propios gemidos y gruñidos eran
un sonido distante a mis oídos. Mis dedos se curvaron y algo empezó a crecer dentro
231
Ya que todo se había ido al demonio, sostuve su rostro con mis manos y lo
miré.
Página
233
Página
Capítulo 17
Adam
Mi corazón golpeando en mi pecho, mi polla tan dura como una roca en mi
mano, asimilé la expresión en su rostro. Cuando dejé a Aiden en la casa de su amigo,
no esperaba una visita de Lucy. No creía que se acercará a mí de alguna forma, al
menos durante algunos días mientras su enojo disminuía.
Pero había venido. Se las había arreglado para aclarar mi cabeza respecto a mis
turbulentos pensamientos y dejado caer una bomba justo a mis pies.
Embarazada. Estaba embarazada.
Y me había ordenado hacerle el amor.
¿Cómo podría alguien negarse a eso? Más importante, a ella. Ciertamente yo
no podía, no cuando me miraba como si su mundo pudiera derrumbarse si la
rechazaba. Incluso más importante, no quería decirle que no.
El embarazo… no cambiaba cómo me sentía hacia ella. No cambiaba el hecho
que todavía la deseaba. Pero, ¿en dónde me ponía eso? ¿Qué significaba para ella?
¿Regresaría con su ex? ¿Huiría?
En lugar de obtener respuesta a esas preguntas, decidí darle algo que no
pudiera olvidar, algo que no pudiera simplemente apartar con la palma de su mano.
Acomodado por encima de ella con mi polla en mi mano, me di algunas caricias
perezosas mientras me observaba con concentración.
Después de haber probado su apretado coño, mi mano no era suficiente para
mí, pero para ella, por la mirada en sus ojos, no me importaba darle un pequeño
234
espectáculo.
Solté mi polla y la dejé descansar por un momento.
Página
―Lucy. ―Asentí hacia el punto mojado―. Casi eyaculaste para mí. Te viniste
por segunda vez antes de que se terminara el primero. Esos fueron dos.
Frunció sus labios y permaneció en silencio.
Descansé mis caderas contra su trasero y jalé su cabello hasta que su espalda
estuvo apoyada contra mi frente.
―Te pregunté si estás lista.
Su pequeña mano encontró mi polla y apretó la cabeza. Mi cuerpo se
estremeció con placer y mordí su cuello, bebiéndome sus gemidos.
―Tomaré eso como un sí.
Empujé su frente hacia abajo, tomé mi polla y después de unas cuantas caricias
fuertes, lentamente empujé dentro de ella en un lento movimiento, sin detenerme
hasta que tuvo cada centímetro de mí dentro de ella.
Escucharla exhalar en una gran avalancha y verla separar sus piernas
endureció mi polla incluso más adentro de ella, así que cuando intentó moverse
hacia adelante y alejarse, apreté una mejilla de su trasero con mi mano como una
orden silenciosa para que permaneciera quieta y di un paso para acercarme más.
―Joder ―gimió cuando le di hasta el más mínimo pedazo de nuevo―. Estás
tan profundo ―murmuró casi para ella, su cabeza colgando.
―Ve tu trasero ―susurré con voz áspera, mi voz demasiado gruesa para mis
propios oídos. Masajeé su piel, acariciando, admirando―. Mira ese hermoso trasero.
Mientras mi polla estaba pulsando dentro de ella, fui incapaz de detenerme de
masajear gentilmente su pequeño orificio apretado. ¿Me dejaría entrar?
Con mis dedos todavía resbalosos por su humedad, metí gentilmente un dedo
y ella gruñó, su cabeza cayendo, su cuerpo tratando de alejarse de la intrusión.
―Tal vez hoy no ―dije, aun así, empujé un poco más adentro hasta que me
miró por encima de su hombro.
―No tienes tanta suerte, Connor.
Lo saqué y lo metí de nuevo, asegurándome que también estaba moviendo mi
polla dentro y fuera de su resbaloso calor. Su cabeza colgó hacia abajo de nuevo y
dejó salir otro gruñido.
―Tal vez no hoy ―cedí. Tomé sus caderas y la dejé que lo tuviera durante todo
un minuto. Superficiales empujes mezclados con algunos profundos y fuertes.
236
en sus caderas. Jalándola, empujándola… entrando en ella con todo lo que tenía en
mí.
Dejé que una de mis manos se deslizara por su espalda, acariciando la caliente
piel entre sus omóplatos. Lucía tan hermosa, tan abierta en ese momento. A mi polla.
A mí. Pero estaba muy lejos, sus labios, su piel… quería sus ojos sosteniendo los
míos.
Moví mi mano hacia su garganta y la jalé hacia atrás contra mi pecho de nuevo.
Vi piel de gallina en sus brazos, el pulso en su cuello errático, su respiración
temblorosa.
Podría tenerla así todos los días, pensé. Podría tenerla así todos los días y aun así no
sería suficiente.
―Mírate ―susurré junto a su oído, mi mano todavía alrededor de su garganta,
mi polla todavía moviéndose dentro y fuera de ella.
Empujó su trasero hacia atrás y cerré mis ojos.
―Tan hermosa ―dije reverentemente―. Tan malditamente hermosa. ¿Se
siente bien mi polla, Lucy? ―pregunté y sentí su cuerpo temblar.
Me retiré y entré en ella. Fuerte.
Jadeó, su mano viniendo a descansar sobre mi mano que estaba en su garganta,
dedos enroscándose alrededor de mi muñeca.
―Tan malditamente bueno ―susurró con voz ronca―. ¿Te molerás contra mí?
¿Harás que duela?
Dejé que mi otra mano se moviera de sus caderas y palmeé su pecho.
―¿Quieres que te duela?
―Duele tan bien cuando tú…
Abriendo más mis piernas detrás de ella, empujé hacia arriba y gruñí cuando
sus músculos se apretaron a mi alrededor. Su respiración se entrecortó, sus labios
flojamente estirándose en una sonrisa.
Podía ver mi sudor escurriendo hacia su piel mientras se mojaba alrededor de
mi polla.
Tomando su barbilla bruscamente, giré su cabeza para que pudiera encontrar
mis ojos, nada salvo crudo placer y profunda hambre existían en esos tormentosos
ojos.
237
―Quieres que vaya profundamente dentro de ti. ―No era una pregunta―. ¿Se
sintió bien cuando te viniste por toda mi polla, Lucy? Te gustó como se sintió eso,
Página
¿eh?
Mordiendo su labio, asintió.
Sosteniendo su cuerpo contra el mío, comencé a bombear dentro de ella,
nuestra piel chocando.
Cerró sus ojos y ese pequeño fruncimiento apareció de nuevo.
―Bésame ―ordené―. Bésame y te lo daré de nuevo.
Para mi sorpresa sus ojos lucían desconcertados cuando los abrió. ¿No veía lo
que estaba pasando conmigo?
―Bésame, Lucy ―dije, esta vez más amable. Tomé sus brazos y los coloqué
alrededor de mi cuello. Mordisqueé su mentón, mis caderas moviéndose demasiado
lento para que cualquiera de nosotros lo perdiera y se viniera―. Bésame, nena, así
puedo hacer que te vengas por toda mi polla de nuevo. ¿No quieres eso Lucy?
Realmente necesito sentir ese dulce coño apretarse a mi alrededor. ¿Me darás eso?
¿Me dejarás venirme dentro de ti? ―Encontré su clítoris con las puntas de mis dedos
y gentilmente la acaricié, ocasionando que sus músculos ondearan a mi alrededor.
Gimió y me dejó tener sus labios. Sosteniendo su mentón con una mano y su
cadera con la otra, trabajé mi polla dentro de ella con continuos y rápidos empujes.
Por un segundo su boca se separó de la mía y gimió profundo desde su garganta
mientras su cabeza caía hacia atrás contra mi pecho.
La besé y tragué cada sonido que hizo mientras aumentaba mi paso. Sus manos
se apretaron alrededor de mi cuello, sus dedos agarrando mi cabello, jalando,
jalando y jalando hasta que tuve que cerrar mis ojos y concentrarme en otra cosa que
no fuera en cómo ella me estaba empujando hacia la completa locura. Gruñí en su
boca, chupando su dulce lengua.
Se separó de mis labios y se inclinó sobre el sofá, dejándome observar su trasero
empujándose hacia atrás para tomar más de mí dentro de ella.
―Oh, Dios, Adam. Oh, Dios.
Limpié el sudor de mi frente y tomé sus caderas así pude empujarme más
fuerte dentro de ella.
―Sí. Sí. Más fuerte. Justo ahí, Adam. ¡Sí!
―Abre más tus piernas, Lucy.
Podía ver sus piernas temblando, y sus brazos apenas sosteniéndose, pero aún
las abrió más.
238
―Eres tan grueso. Tan profundo. Amo eso ―murmuró, y no hubo nada que
Página
pudiera hacer para evitar soltar un soplido de mi pecho mientras las escuchaba
gemir de placer―. Por favor, no te detengas. Tan cerca Adam. Tan cerca.
Mis manos sosteniendo su pequeña cintura, moviéndome en ella con todo lo
que tenía. Nunca me había sentido tan grande en toda mi vida, mientras miraba su
coño tomar mi polla, mis bolas golpeando contra su piel. Nunca me había sentido
tan lleno y completo, y bien.
Jodidamente bien.
Un par perfecto.
―Háblame Adam. Estoy tan cerca, por favor háblame.
Contuve la respiración, apenas manteniéndome cuerdo. Ella estaba justo en el
borde, a segundos de llevarme consigo.
Ella era una bola de placer, esperando a explotar justo bajo mis manos, justo
alrededor de mi polla.
―Vamos Lucy ―susurré sin aliento, moviendo mi mano en su espalda y
acariciándola suavemente―. Apriétame. ¿Puedes sentir lo duro que estoy por ti?
―me incliné sobre su cuerpo, cambiando un poco el ángulo, y eso la llevó al final―.
Eso es Lucy. Eso es. Córrete en mi polla cariño.
Contuvo la respiración y silenciosamente se rompió frente a mis ojos. Su
espalda con los cabellos de punta, su coño apretando mi polla lo más que podía, su
cuerpo temblando. No queriendo lastimarla al ser demasiado rudo, más rudo de lo
que ya había sido, permanecí dentro de ella, apenas conteniendo mi propia
liberación.
Cuando ella volvió a empujar mi polla y dejó escapar un fuerte gemido, fue mi
fin. Me moví más profundamente y me dejé llevar, mientras ella continuaba
temblando debajo de mí. Sus brazos se rindieron y descansó el rostro contra el sofá,
permitiéndome empujar más profundo mientras terminaba con fuertes
palpitaciones dentro de ella.
Mientras sus paredes seguían ordeñándome, casi colapsé sobre su cuerpo.
En lugar de eso, tomé una respiración profunda e intenté disminuir los salvajes
latidos de mi corazón. Ella nunca se alejaría de mí, no después de esta noche, no
después de lo que acababa de darme.
―Lucy ―murmuré suavemente. Mis manos temblando, acaricié su espalda y
se estremeció, su piel demasiado sensible. Estaba empapada en sudor, tanto como
239
yo. Deslicé mi mano de arriba hacia abajo por su cálida espalda, masajeando
cuidadosamente su cuello, mientras lentamente salía de ella para hacerme cargo del
Página
condón.
―Tengo que… ―comencé, pero el restó no salió puesto que elegí escuchar su
respiración pesada, mientras intensificaba nuestra conexión. Hice un nudo al final
de este y lo lancé al suelo.
Todavía de rodillas, Lucy se enderezó, y vi su mano desaparecer entre sus
piernas.
―Mierda.
―¿Qué? ―pregunté, colocándome detrás de ella una vez más.
―Nada.
Ignorando sus quejas, sumergí mi mano entre sus pliegues, y acaricié su piel
hinchada. Tembló en mis brazos.
―¿Qué sucede?
―Demasiado húmeda ―respondió, sonando casi molesta.
―No existe tal cosa. ―Deslicé mis dedos dentro de ella, apenas entrando, y
luego limpié mis dedos con la boca, mientras ella me miraba sobre el hombro con su
boca abierta.
―Te odio tanto ―susurró, sus ojos fijos en mis labios.
La besé. No existía nada más que pudiera hacer cuando ella estaba tan cerca,
tan desnuda.
Tan mía.
Tomé su barbilla y la besé fuertemente.
―Tengo que irme.
Por supuesto que quiere eso.
―No te irás de esta casa, esta noche.
―Trata de detenerme.
―Todavía no nos probamos Lucy. ―Tomé su mano y la coloqué alrededor de
mi polla medio erecta. La acarició y se detuvo en la punta, apretando.
―Con cuidado ―susurré besando su cuello.
―Acabo de verte saborearme.
240
―Sé amable con nuestra hija adoptiva, Olive ―dijo él con cuidado, su mano
acariciando mi brazo.
Página
de Olive se tensaron de nuevo―. Como sea, su papá es médico, así que pensé que
podíamos conseguir su ayuda.
Página
de Olive. ―¡Y tengo que contarte lo que me hizo con esa polla en su sofá, contra la
pared y en su cama!
Adam: Contesta tu teléfono, Lucy.
Lucy: Lárgate.
Adam: No puedes dejar mi cama así otra vez.
Lucy: No volveré a estar en tú cama otra vez.
Adam: Volveré de París en dos días con Aiden. No te equivoques, Lucy. Hablaremos.
Y confía en mí… vendrás a mi cama otra vez.
Lucy: En tus sueños.
Adam: Y los tuyos.
El bastardo.
―¿Hola? ¿Lucy?
―Hola, Jameson. ¿Cómo estás?
Un profundo suspiro llegó a través de la línea. ―No pensé que me llamarías,
no después de ignorar mis mensajes.
Olive estaba sentada a mi lado en su auto, y finalmente llamamos a Jameson.
Olive apretó su oreja al otro lado del teléfono y me dirigió una inocente sonrisa
cuando fruncí el ceño. Suspirando, puse la llamada en altavoz.
Cambié el teléfono a mi otra mano y sacudí la izquierda, tratando de estabilizar
el temblor. Me estaba convirtiendo en una completa cobarde de mierda.
―No los ignoré ―le contesté cuando Jameson volvió a decir mi nombre.
―No los respondiste, Lucy.
―No quedaba nada por decir.
―Te equivocas. Todavía tenemos cosas que decir. Te echo de menos.
Miré a Olive. ―Bueno, sí. Ahora sí tenemos cosas que decir. Por eso te llamé.
―Tú también me extrañaste ―dijo con su sedoso y seductor tono.
248
cuenta de que no temblaba cuando oía esa familiar voz que solía gustarme tanto. No
estaba bien, no tenía ese tono bromista que mi corazón estaba prefiriendo en estos
días.
―Lo siento, Jameson, pero esa no es la razón por la que llamé. Yo… yo… te
regresaré la llamada.
Terminé la llamada y dejé caer la cabeza en el reposacabezas.
―¿Qué estás haciendo? ―preguntó Olive.
Encendí la radio, pensando que tal vez algo de música ayudaría a calmar mi
mente.
Olive la apagó. ―¿Qué está pasando?
―¿Tengo que decírselo? ¿Me refiero a ahora? ¿Tengo que decirle ahora?
Estamos a punto de entrar en el consultorio del médico. ¿No podemos llamarlo
después de que obtengamos los resultados?
De alguna manera Olive estaba mucho más calmada que yo, usualmente era al
revés.
Ella agarró mi mano y le dio un apretón. ―Respira, Lucy.
Respiré profundamente.
―¿Quieres ser el viento hoy?
Sonreí.
―¿Tú que serás? ¿Un pájaro volando conmigo?
―Si es lo que quieres.
―Serías un lindo pájaro. Siendo el viento, te tiraré y Jason puede venir y
rescatarte, entonces puedes tener sexo de pájaro y…
―Otra vez. Respira, Lucy.
Exhalé.
―Oh, Dios, Olive ―gemí y miré sus comprensivos ojos―. ¿Qué hice?
―Nada. Tú no hiciste nada. Acaba de suceder. Y eso está bien. Todo irá bien.
Cualesquiera que sean los resultados, tienes esto. Así que vamos a tener un bebé.
Será el niño más afortunado de tenerte como madre y ella o él tendrán a la mejor tía.
―Realmente no lo creo. La maldición debería haber terminado conmigo.
Ahora…
―Ahora nada. No estás maldita, Lucy. ―Otro apretón alrededor de mi
249
mano―. Regrésale la llamada. Dile lo que está pasando y luego eso es todo.
Saldremos del auto e iremos al consultorio del doctor juntas. Sólo un paso a la vez.
Página
Ella tenía razón. Sabía que tenía razón y no había ningún maldito punto en
volverme loca, pero entonces, ¿Por qué mi corazón golpeaba en mi estómago? ¿Es el
bebé?
―Está bien, me estoy volviendo loca ―señalé lo obvio.
―¿Quieres que yo se lo diga?
―No. No. ―Tomé algunas respiraciones profundas y le regresé la llamada a
Jameson.
―¿Lucy? ¿Estás bien?
No me pasó por alto, ni a Olive, que no me había llamado de regreso tan pronto
como había terminado la llamada. Si me echaba de menos como decía, ¿no habría
llamado enseguida? Jason habría llamado a Olive en un instante sólo para
asegurarse de que estaba bien. Así que Jameson era mi error.
―Lo siento ―dije en el teléfono―. Lo siento, me asusté.
Su tono fue más agudo cuando exigió saber qué estaba pasando.
Le di las noticias tan directamente como pude. ―Pensé que querrías saber
―comencé―. Hice una prueba de embarazo. ―Silencio completo. Cerré los ojos―.
Fue positivo, pero no siempre son precisas, así que tengo una cita con un médico en
unos minutos y te haré saber lo que dicen esos resultados.
Todavía silencio completo.
―¿Jameson? ¿Estás ahí?
Miré a Olive y vi que ella se mordía el labio, esperando ansiosamente que
Jameson dijera algo. Cualquier cosa. Ella arqueó sus cejas. Me acerqué el teléfono a
mis labios. ―James…
―Sí. Sí. Estoy aquí. Lo siento. Así que estás embarazada. Con un bebé. Mi bebé
para ser específico. No esperaba eso.
Elegí creer que él no estaba tratando de implicar que el bebé podría no ser suyo.
―Sí. Yo tampoco.
―Estabas tomando la píldora. ―No había ninguna acusación en su tono.
―La estaba.
250
251
Página
Capítulo 19
Adam
Nuestro viaje a París no cambió nada. Cada año, llevábamos a Aiden con
nosotros, a pesar de las objeciones de Adeline, y cada año hacía las mismas
preguntas, muerto de susto de que las respuestas no cambiarían. Aparte del hecho
que Adeline no se nos unió en nuestro viaje, nada había cambiado. Ni las respuestas.
Ni la ciudad. Ni la gente en esta. Nada.
―¿Papi? ¿Puedo ir a ver a mis amigos primero? Sé que me extrañaron.
―Hablaste con Henry hace unas horas, Aiden. Estoy seguro de que podrá
pasar un día hasta que lo veas en clase.
―Pero no son solo Henry o Isabel.
Isabel, cierto. ¿Cómo pude olvidar a Isabel?
―Hablaste por FaceTime con Isabel ayer, me parece.
―Sí, pero no son solo ellos. Tengo más amigos, sabes. ¿Qué hay de Lucy? ¿Qué
hay de Olive? Incluso Jason debió haberme extrañado. Nos fuimos durante días. Dile
Dan.
Miré a Dan a los ojos por el espejo retrovisor, y este negó.
―Dile ―insistió Aiden.
―Estoy seguro de que también te extrañaron, amiguito.
―¿Ves, papi? Incluso Dan me extraña cuando no me ve durante un día. Dan
pudo verme, deberíamos dejar que me vieran también.
252
―Aun así. No creo que tengas algún tipo de video sexual oculto, ¿verdad?
―Jason arqueó su ceja mientras esperaba una respuesta.
―Creo que no.
―Entonces eres oro. Después de los sustos que le he dado durante años, no
creo que pueda pasar por todo eso de nuevo. Aparte de este último frenesí mediático
sobre tu divorcio y ex esposa, rara vez te veo en las portadas de los tabloides; a
menos que sea una foto familiar, eso es todo. Eres el actor soñado de Tom. Se
divertirá trabajando contigo.
Cansado, me froté el cuello.
―Tuvimos una buena reunión el otro día. Dijo que podría tener algo en lo que
estaría interesado. Veremos cómo sale. ―Creyendo haber escuchado la puerta
abrirse, miré sobre mi hombro.
Jason se rio, el sonido cálido y suave.
―Es un poco tarde para visitarla, ¿no crees? Pero si quieres ver si está bien o
no con tus propios ojos, no puedo culparte.
―Si no te importa.
Su boca todavía se curvaba en los bordes, dejó caer sus brazos y me hizo señas
para que fuera adelante.
―Si te ataca, estás solo.
―Me arriesgaré ―murmuré. Supuse que probablemente iba a hacer una
escena, pero tal vez tendría suerte y saldría de su habitación sin despertarla.
Deteniéndome frente al cuarto de Lucy, Jason susurró.
―Nos preocupamos por ella, Connor. Espero que sepas lo que haces.
Sin hacer ningún otro comentario, metí mi cabeza y entré en la habitación de
Lucy.
Así como su personalidad, dormía salvaje y libre: piernas enredadas en las
sábanas, con el rostro enterrado en sus almohadas, su cuerpo extendido en medio
de la cama. Estaba muy oscuro para notar algo aparte de su hermosa silueta.
Desde donde estaba parado, parecía en paz, aun así, mis pies me llevaron más
cerca para asegurarme. Aparté unos mechones de cabello de su rostro y la observé
dormir.
Soltó un hipo.
Sonreí y me encontré metiéndome a la cama con ella. Había estado afuera toda
255
la noche. Corriendo para reunirme con mis abogados. Cenando con el director
mientras discutíamos el proceso de producción de la película. hablando con mi
Página
―Estoy tan cansada ―susurró, su cuerpo todavía alerta, todavía listo para
poner distancia entre nosotros―. Estoy tan cansada de intentar sostener todo y
Página
terminar arruinando más las cosas. Hablé con Catherine. ―Suspiró y dejó caer su
frente en mi barbilla, sus manos curvándose en su pecho entre nosotros―. Ni
siquiera sé por qué lo hice. Eso no es cierto, sé por qué lo hice. Pensé que… tal vez,
ya sabes. Tal vez estaría ahí para mí. Tal vez habría hecho algo y todo estaría bien.
Es mi familia después de todo; es lo que la familia hace. Es lo que Olive hace por mí.
―Supongo que no salió tan bien.
Una risa sin humor.
―Sí, podría decirse. Cada vez que hablo con ella, feliz o triste, tiene una forma
de matar algo en mi interior.
―Te sostendré, Lucy. Puedes confiar en mí. Veo quien eres. Veo quien eres, y
quiero que me elijas. Quiero que abras tus ojos y me mires para que puedas ver que
tengo lo que se necesita, que puedo encargarme de tu corazón por ti.
―Ya no te odio. ―Sus dedos se movieron a mi barbilla, a mi cuello, su toque
quemando una marca en mi corazón.
Quería a esta chica… esta fuerte y hermosa chica. Quería que fuera mía.
Sostener su mano y caminar por la calle. Sonreír con ella. Hacer cosas sencillas. Cosas
que otras personas daban por sentado. Quería reír con ella.
Quería entrar en su corazón igual como me metía en su habitación.
―Ya no te odio, Adam Connor, pero no puedo amarte. No puedo enamorarme
así de ti. No quiero romperme como ellas.
―Lucy ―murmuré―. ¿Crees por un segundo que dejarías que alguien te
rompa? ¿No ves quién eres cuando te miras al espejo? Si el corazón de alguien se
está rompiendo, serás tú quien haga todo el daño.
―Tú lo harías. Tú y tu hijo me romperían.
―Aiden te ama.
―Y yo a él. Pero cuando rompas mi corazón, también lo perderé. Por ti…
siendo un imbécil ―dijo con las primeras señales de diversión en su tono―. Los
perdería a ambos.
―Entonces estás muy segura de que sería mi culpa. Algo que yo provocaría.
―¿Me has visto? Soy un ángel.
Incliné mi cabeza y presioné un suave y rápido beso en sus labios.
―No juguemos, Lucy. Quiero tu corazón, y lo tendré. No juguemos,
258
manos―. Mocoso.
Viniendo de sus labios, no dolía.
―Sólo porque eres quién eres, ¿crees que puedes tomar lo que sea que quieras?
Su dedo abrió mis labios y lo empujó a mi boca. Rocé su piel con mis dientes y
suavemente lo chupé. Se acercó más.
―No quiero mucho, Lucy. Ya deberías haberlo notado.
―Aun así, calientas mi corazón.
―Quiero una oportunidad de tener tu corazón. Haré el resto. Sólo olvídate de
tu estúpida maldición y confía en mí. Es lo único que quiero.
Con su palma en mi mejilla, sus labios presionaron los míos.
El tiempo se detuvo mientras me besaba como nunca antes me había besado.
―No serías bueno para mi corazón, Adam Connor ―susurró contra mis
labios―. Estás haciendo que duela.
Enredé mi mano en su cabello y sostuve su cabeza mientras me apoderaba de
sus labios. Me dejó. Gimió tan dulcemente, lista para mí.
¿Sabía que su mano temblaba apoyada en mi mejilla? ¿Que estaba
enamorándose de mí, incluso mientras la besaba como si fuera mía? ¿Sabía lo mucho
que estaba arruinándome?
Moví mis labios sobre los suyos más firmemente. Moví mi brazo debajo de ella
y sostuve su hermoso rostro en mis palmas. Con cada gemido, cada jadeo, tomé un
poco más de ella. Se requirió todo dentro de mí y decirme que esto era todo. Que
mis noches y días y todo en medio estarían llenos de esta mujer. Que no la dejaría
ir. Sería su hogar. Le daría una familia. Sería su familia. Su corazón.
En esa cama, sus labios contra los míos, sus manos aferrándose a mis muñecas,
le prometí sin palabras que tomaría todo lo que pudiera de ella y a cambio le daría
el mundo.
Sería el viento que le encantaba sentir en su piel, el viento que ponía una
sonrisa serena en sus labios.
Sería su amor.
El que rompería la maldición en que tanto creía.
Si tenía un bebé, le daría mi mundo. A cambio, lo único que tomaría de ella
sería su lastimado, pero fuerte corazón en su pecho.
Soltó mi muñeca y una de sus manos se movió a mi pecho, deslizándose más
259
abajo y más abajo. Sus labios eran implacables, su cuerpo constantemente se movía
contra él mío. Solté sus labios y me quité la camisa para poder sentir sus manos sobre
Página
mí.
Sin aliento por mi beso, ni siquiera dudó para quitarse la suya.
―Lucy ―gruñí suavemente mientras la tomaba en mis brazos, sus pezones
duros contra mi pecho.
―Te deseo ―susurró―. Quiero tu polla dentro de mí de nuevo. Estirándome,
Adam.
Su sucia, sucia boca…
―Puedes tenerme, todo lo que quieras, Lucy.
―Ahora ―susurró, su mano metiéndose entre nosotros, sus piernas
enredándose con las mías como si quisiera asegurarse de que me quedaría.
Rápidamente quitó mis pantalones y su mano estuvo en mi piel caliente,
sacando mi pene. Acariciando. Moviendo.
―De verdad estoy enamorada de tu polla ―murmuró, con los ojos cerrados,
sus dientes mordiendo su labio inferior―. Ni siquiera estás dentro de mí y ya me
tiemblan las piernas.
―Bien ―logré decir con voz ronca―. La mía será la única que tendrás por un
tiempo hasta donde me concierne.
Se rio, con un hermoso sonido.
―Siempre tan seguro de ti mismo. Apenas y has aprendido a besar. No estaría
tan segura de mi misma si fuera tú.
Mis caderas empezaron a moverse por su cuenta, dejé que jugara conmigo, que
me consintiera. Inclinó su cabeza y la observé mover su mano sobre mí mientras
cerraba los ojos. Estaba oscuro, pero sabía que podía ver lo suficiente. Mi polla pulsó
en sus manos, creciendo y endureciéndose. Cuando pasó su pulgar alrededor de la
cabeza, me derramé un poco en sus dedos, más que listo para estar dentro de su
apretado y mojado coño. Con fuerza alcé su cabeza y la besé hasta que estuvo sin
aire. Su mano se apretó a mí alrededor, sus dedos sin cerrarse del todo alrededor
mientras gruñía en su boca, besándola con fuerza.
Cuando estuvo ebria de mis labios, me aparté y mordí su barbilla.
―Creí que querías tomarme en tu interior. ¿Terminaste de jugar conmigo?
Me dejó ir y bajó la mano, quitándose su ropa interior. Tan pronto como acabó,
me estiré por su pierna y la subí sobre mi muslo.
260
perdido. Tomando todo de mí, se movió sobre mi polla, sus músculos internos
todavía apretándose.
Página
me odiaba.
Cuando el reflejo de su arcada llegó, la liberé y acaricié su mejilla.
Página
266
Página
Página 267
Capítulo 20
Lucy
Con suavidad, bajé el portátil a la cama donde me había quedado dormida en
los brazos de Adam la noche anterior y luego me puse de pie.
Inhala y exhala, Lucy.
Cuando estuve lo suficientemente tranquila como para respirar como una
persona normal otra vez, entré en la sala de estar donde Olive estaba trabajando en
su manuscrito.
―Olive ―balbuceé, sin saber dónde poner las manos mientras estaba de pie
frente a ella.
Sus ojos se abrieron de par en par cuando vio que estaba temblando como una
hoja y saltó del sofá en el que estaba medio enterrada.
Se precipitó a mi lado. ―Embarazo. Bebé. Médico llamó. Resultados.
Sacudí la cabeza y me subí y bajé sobre los dedos de los pies, mis manos
empezando a temblar delante de mí.
―Lo hiciste ―grité y luego me puse el puño en la boca.
Inhala y exhala.
―¿Hice qué? ―Puso las manos sobre mis brazos para impedir que me moviera
nerviosamente―. Lucy, estás empezando a asustarme. ¿Hice qué?
Balbuceando debido a la excitación, agarré sus manos y me incliné más cerca
para poder gritarle en la cara. ―¡Tienes un acuerdo por diez jodidos millones de
268
dólares!
Su rostro se cayó y susurró: ―¿Qué? ―Y luego vino el grito, por supuesto―.
Página
¿Qué?
Mi corazón latiendo en la garganta, solté una profunda, profunda respiración.
―Olive ―comencé a explicar lo más calmadamente que pude, lo cual no fue muy
calmado en absoluto―. Si firmas el contrato que te enviaron, serás la orgullosa
dueña de... ¡diez millones de dólares!
Justo cuando empezó a saltar arriba y abajo conmigo, se inmovilizó. ―Oh
espera. Lucy, no. ¿Qué hiciste? ¿Les ofreciste mi primer hijo nonato o algo así?
Me reí, las mejillas me dolían por la cantidad de sonrisa que estaba pasando
por mi cara. ―No. Quieren republicar Soul Ache, y quieren tres libros más de ti. Ya
has terminado uno, por lo que te deja dos más por escribir.
Se cubrió la boca con las manos, claramente aún conmocionada. La abracé con
fuerza, y la ayudé a saltar conmigo.
―Oh, Dios mío, Lucy. Oh Dios mío. Oh Dios mío.
―Eso es exactamente lo que dije cuando empecé a leer el contrato hace una
hora.
Sus ojos seguían siendo grandes cuando la solté y su mirada se encontró con la
mía. ―¿Por eso te fuiste a tu habitación? Pensé que estabas... oh, infierno. ¿Dijiste
diez millones de dólares?
―Sí. ―Asentí, apenas manteniéndome quieta.
Esta vez fue Olive quien me aplastó en sus brazos. ―Lo hiciste. Te has
convertido oficialmente en mi agente, Lucy. Estamos trabajando juntas. ¡Oh, Dios
mío! ―Se apartó y sonrió aún más―. ¡Tú también eres rica! ¡No tienes que volver a
llamar a Catherine! ¡Vamos a tener un bebé y estamos ganando dinero y estamos
vendiendo libros!
Nos reímos por lo que parecía horas y lloramos como las tontas que somos.
―Tengo que llamar a Jason ―vociferó Olive―. Tengo que llamar a mi mamá.
Cuando comenzamos la búsqueda de su teléfono, el mío empezó a sonar.
Como si fuera un monstruo vivo y que respira y que me mordiera la cabeza si me
acercaba demasiado, escondí las manos detrás de la espalda y me incliné sobre la
mesa de café para ver quién estaba llamando.
―Consultorio del médico ―susurré, mirando a Olive con lo que estaba segura
que eran ojos asustados. Es el consultorio del doctor. ¿Qué debo hacer?
―¿Quieres que responda?
269
―No estoy embarazada, y tú eres rica. ―Dejé que eso cociera a fuego lento por
Página
un tiempo y luego miré a mi mejor amiga, permitiéndome una leve sonrisa―. Creo
que esto requiere una celebración.
―¿Fiesta de baile?
―Con canciones y todo.
―Jason está reunido con Tom y... Adam, así que creo que debemos invitar a tu
futuro interés amoroso y su adorable hijo también.
Gemí y me levanté del sofá. Espera un minuto... ―¿Por qué se está reuniendo
con Jason y Tom?
―Tom tiene un guion para los dos. Pueden terminar siendo coprotagonistas.
Así que, ya ves, ahora tienes que casarte con él para que podamos viajar juntas
mientras están filmando en la ubicación e incluso hacer entrevistas. Seremos como
Kristen Bell y Mila Kunis.
―Solo que son actrices y nosotras no lo somos ―señalé.
―Bueno, sí, pero están casadas con actores y son todos amigos.
Pensé en ello, no en la parte de Kristen Bell-Mila Kunis, por supuesto, y ni
siquiera en la parte loca del matrimonio, sino en la sencilla parte de invitar a Adam
y Aiden. Después de todo, echaba de menos al pequeñín, y… tampoco estaría mal
tener a Adam Connor por aquí; era un buen dulce para los ojos.
Especialmente cuando mi estúpido pequeño corazón palpitaba tan felizmente
cuando estaba cerca.
―Bien ―gruñí―. Bien. Vamos a llamarlo también.
Olive chilló y saltó, buscando su teléfono entre los cojines.
¿Mi guardia estaba bajando? ¿Estaba mi corazón cometiendo otro error al
empezar a sentirse feliz y ligero alrededor de este hombre increíble, caliente como el
infierno que pensaba que estaba enamorándose de mí?
271
Página
Capítulo 21
Adam
Mi reunión con Tom había ido bien. En realidad, había ido incluso mejor que
simplemente bien. Después de discutir mi situación actual con Sun Down Pictures,
Jason se unió a nosotros, y discutimos más la posibilidad de trabajar juntos en un
nuevo proyecto. Tom estaba definitivamente entusiasmado con eso y pensé que
Jason también lo estaba. Después de recorrer las páginas del guion, les prometí que
terminaría de leerlo lo antes posible, por lo que pude ver, iba a ser uno bueno.
Por desgracia, lo que sucedió después de la reunión me confundió
completamente. Salimos del café donde habíamos tenido la reunión y nos separamos
de Tom. Después de acordar reunirnos en la casa de Jason y ver cuál era la sorpresa
de Olive, Jason recibió otra llamada mientras esperábamos que trajeran nuestros
autos.
Terminando la llamada, se volvió hacia mí.
―Bueno. Aquí está el trato. ―Se pasó la mano por el cabello.
Intrigado, esperé a que continuara. ¿Estaba a punto de ser des-invitado
después de haber sido invitado por Olive? No me habría sorprendido, especialmente
si era decisión de Lucy.
―No voy a fingir que sé lo que está pasando entre Lucy y tú, pero estoy
asumiendo que algo está pasando.
Hizo una pausa, esperando cualquier tipo de reconocimiento de mi parte.
Asentí para que continuara.
272
―Sabes que está embarazada y aun así pasaste la última noche con ella. Una
vez más, debido a eso, voy a asumir que hay algo serio pasando y ella es de alguna
Página
hoy no. ―No cuando ella era lo único de lo que estaban hablando los medios de
comunicación. Más allá de eso, no creía que me dejaría llevarme a Aiden cuando no
era mi tiempo después de que le presentara lo de la custodia exclusiva.
―Oh eso es una pena. Entra, entra.
Cerrando la puerta detrás de mí, la seguí adentro.
―¿Puedo hablar con Lucy?
―Por supuesto. Uh, estábamos en su habitación, ¿quieres que la llame?
―¿Te importaría si te la robo un rato? Solo necesito unos minutos.
Dándome una mirada curiosa, sonrió suavemente.
―Por supuesto. Ella es toda tuya.
Frunciendo el ceño ante su elección de palabras, me alejé.
Cuando llegué a la habitación de Lucy, la puerta estaba abierta de par en par,
así que entré y la cerré detrás de mí.
―¿Adam? ¿Qué haces aquí? ―preguntó Lucy al salir del baño.
―¿No me invitaste?
Se acercó y sonrió maliciosamente. ―Sí, bueno, en realidad fue Olive, pero no
me opuse demasiado, por lo que debería contar para algo.
Asentí. ―Eso esperaba.
―Entonces cambiaré mi pregunta. ¿Por qué estamos encerrados aquí? Diría
que querías un rapidito de tarde, pero tu cara me dice que está pasando algo más.
―Necesitamos hablar.
―Tenemos que hablar de... ―Cruzó los brazos y esperó a que continuara.
―Te iba a dar tiempo, Lucy. En vez de tratar de derribar tus paredes, iba a
esperar hasta que estuvieras lista para bajarlas tú misma, pero nos estamos
quedando sin tiempo.
Dejó caer los brazos y se enderezó, su expresión era ilegible.
Di un paso hacia ella, pero aún mantuve mi distancia. ―Algo está pasando
aquí. Hay algo en ti, algo entre nosotros... No puedo entender qué es exactamente,
pero te quiero en mi vida. Te conozco... al menos siento que te conozco y quiero que
me des más de ti. Te pedí que me dieras la oportunidad de cuidar tu corazón anoche
y me temo que necesito una respuesta ahora.
Estaba de pie completamente inmóvil delante de mí, sus ojos ilegibles. Como
274
Sus manos cayeron de las mías, así que acurruqué mi mano alrededor de su
cuello, sintiendo su pulso latiendo.
Página
277
Página
Capítulo 22
Lucy
Así que dije que estaba bien. Rompí mis propias reglas y cedí a él. Las reglas
están para romperse, ¿verdad? y esta vez no diría esas palabras. No le demostraría
lo mucho que me interesaba, lo mucho que estaba enamorándome. Pretendería. No
se daría cuenta así que no podría herirme.
Estaba saliendo con Adam jodido Connor.
Con mi corazón sintiéndose inquieto y atrapado en mi pecho, salí de mi
habitación con Adam justo detrás de mí.
Encontré a Jameson de pie frente a la puerta abierta, mirando hacia afuera. Sus
manos estaban ocultas en sus bolsillos, sus ojos tensos.
Me detuve en mis pasos y lo vi ahí de pie, Olive y Jason no estaban a la vista.
Miré detrás de mí y vi a Adam de pie a unos pasos detrás de mí, dándome espacio,
asumí. Me sonrió tranquilizadoramente y se apoyó en la pared, claramente
diciéndome que no tenía intenciones de irse de la habitación.
Antes de que pudiera decir algo, Jameson me llamó, y tuve que apartar la
mirada de los hipnóticos ojos de Adam.
―Lucy. ―La voz de Jameson era suave, y creí haber escuchado algo bajo esta…
¿arrepentimiento? O tal vez sólo estaba cansado del viaje y estaba imaginándolo.
Tomé aire y lo encontré a mitad de camino.
Sintiendo los ojos de Adam perforando la parte de atrás de mi cabeza, dejé que
Jameson presionara un suave beso en mi cuello, justo bajo mi oído; su punto favorito,
278
Mierda.
¿Cómo le presentaría a Jameson a él? Mi “ex” sonaba tan… estúpido.
Página
verdad―. No cambia nada para mí. Bebé o no. Sólo estoy feliz porque ahora no
pasarás horas y horas preocupándote por terminar como las mujeres de tu adorable
familia. Y…
Se detuvo y le lanzó una muy silenciosa y rápida mirada a Jameson, para darle
un poco más de fuerza a sus palabras, supuse.
―Y te mereces lo mejor. No te mereces entrar en pánico por algo como esto.
No te mereces estar sola. Te mereces algo mucho mejor.
Con esas palabras, se inclinó y capturó mis labios. Justo frente a Jameson. No
creía que fuera para darle celos, ¿sino tal vez para dejar claro un punto? ¿Qué
demonios sabía yo? Sus labios estaban sobre los míos, y eso era suficiente
conocimiento.
No creía que lo hubiera visto como una forma de hacer una reclamación, pero
tan suave como había empezado; una suave e íntima confirmación, tal vez; cuando
acabó, fue tan posesivo como cualquiera de sus otros besos enloquecedores, me
atrevo a decir que casi tan posesivo como los que me dio cuando estaba dentro de
mí, ocupado haciéndome sentir como si estuviera caminando en las nubes.
Con su voz densa y ronca, continuó:
―Debo ir a verme con mi abogado. Ha estado llamándome hace una hora.
Necesito ver si algo pasó.
Todavía delirando un poco por su beso, asentí.
―Prepárate para las ocho. Saldremos a cenar y hablaremos, ¿bien?
Hablar de qué, no tenía idea.
―Yo… ―Me aclaré la garganta―. De hecho, tengo algo que celebrar, así que
usamos el nombre de Jason e hicimos reservaciones para bebidas y cena. Es algo
importante.
―¿Estoy invitado?
―¿Cambiaría algo si dijera que no?
―No, nada.
Puse los ojos en blanco, pero creo que vio el tic en mis labios.
―Entonces, también puedes venir.
Me dio otro beso en la mejilla, justo en la comisura de mi labio de hecho, y mi
corazón se emocionó de nuevo.
281
mismo la noche que me dio un aventón después del desastre de Jake Callum.
Asintió y acarició mi mejilla.
Sin estar segura de qué estaba intentando decir, me encontré con su mirada y
admití:
―No me gusta decir esto, pero también eres un cuarenta y nueve para mí
ahora, Adam Connor.
Y ahora, encima de todo lo demás, debía empezar a odiarlo por hacerme sentir
como si pudiera ser mi hogar alguna vez.
―Me gusta cuarenta y nueve. Es un buen número.
Cuando Adam lanzó otra mirada en dirección a Jameson y se fue, supe que
estaba completamente jodida. Con un simple beso, había logrado que olvidara que
no estábamos solos en la habitación, que mi ex estaba mirándonos con la expresión
más terrible y herida en su rostro.
―¿Cuándo sucedió esto, Lucy? ―preguntó en voz baja.
No había punto en mentir.
―No estoy segura. ¿Hace cinco minutos? ¿Hace un mes?
Se alejó de mí y se sentó en el sofá. Sintiéndome incomoda, hice lo mismo y me
senté frente a él.
―Entonces no estás embarazada.
―No. ―Era difícil adivinar qué estaba pensando.
Unió sus manos y se inclinó hacia adelante, sus codos descansando en sus
muslos. Después de mirarme rápidamente, suspiró y admitió.
―Quería que vinieras conmigo, sabes. Antes de irme, pensé en mil formas de
pedírtelo, mil formas de serian la forma correcta de pedírtelo y que pudieras
terminar diciendo, “Sí, Jameson. Quiero ir contigo”. Pero supuse que nunca lo dirías.
Que nunca te arriesgarías tanto. Después de todo, te negaste a dormir en la misma
cama durante meses; ¿cómo siquiera podrías haber considerado mudarte conmigo?
Y luego pensé, tal vez no debería ser tan difícil hacer una pregunta tan sencilla. Tal
vez si era correcto, si quisieras venir conmigo, habrías dicho algo cuando escuchaste
sobre esta oferta de trabajo. Pero nunca lo hiciste. Así que me fui.
―Así que te fuiste ―repetí sus palabras cuando se hizo obvio que no iba a
continuar. Tal vez estaba esperando que confirmara sus sospechas. No podía
282
hacerlo. Incluso aunque sabía que lo habría hecho sentirse mejor en relación a sus
decisiones, no podía, no quería mentirle―. Si lo hubieras pedido, habría ido contigo,
Página
Jameson. ―Le sonreí con tristeza―. Pero tal vez tienes razón. Si fue tan difícil que
me pidieras que fuera, si tenías dudas sobre mis sentimientos, sentimientos que
sabías eran difíciles de admitir para mí, entonces no habría funcionado de todas
formas.
―No lo manejé muy bien cuando supe que estabas embarazada.
―No, no lo hiciste.
Asintió y miró afuera. ¿A dónde habían ido Olive y Jason?
Entonces sonrió y se levantó.
―No estoy seguro de si estoy triste porque no hay bebé o aliviado.
También me levanté.
―Tal vez esto sonará desalmado para ti, pero estoy aliviada.
Pareció sorprendido por mis palabras.
―Ninguno de los dos está listo para ser padre, Jameson. No estoy segura de si
lo estaré alguna vez.
Compartimos un largo silencio, luego Jameson soltó una risa sin humor y se
frotó el cuello.
―Qué desastre. Qué jodido desastre. Pensé que, si terminabas decidiendo
tener el bebé, podría persuadirte para ir a Pittsburgh conmigo. Pensé que era una
señal para que intentara preguntarte de nuevo… no es que hubiera hecho un gran
trabajo la primera vez. Es por eso que estoy aquí, y no sólo no hay bebé, sino que
estás saliendo.
―No estoy saliendo ―dije.
―¿Qué fue ese pequeño espectáculo entonces? ―Apuntó hacia la puerta por
la que Adam había desaparecido.
Fruncí el ceño.
―No es así. ―¿Pero lo era? ¿Exactamente, qué había aceptado? ¿Qué quería
él? ¿Dormir en la misma cama? Porque incluso eso era algo muy grande para mí.
¿Salir? ¿Podía siquiera ir a citas? ¿Ser visto en público conmigo? ¿Sexo? ¿Qué
significaba lo de “entonces eres mía”? ¿Y podías siquiera salir con una estrella de
cine? ¿Cómo?
―Ya veo ―murmuró Jameson, y recordé que no estaba sola.
Acercándose a mí, puso su mano en mi hombro, sus ojos sosteniendo los míos.
Fue entonces cuando sentí un poco de emoción, algo que pude recordar. Entonces
283
sin ninguna duda enredó sus dedos en mi cabeza y presionó un firme beso en mis
labios. Sin lengua, sólo un último beso lleno de probabilidad y disculpas. Fue un
movimiento tan inesperado que ni siquiera supe cómo reaccionar. Se alejó de mis
Página
labios solo lo suficiente para que las puntas de nuestras narices estuvieran casi
tocándose, luego cerró sus ojos me sostuvo contra él.
―Jameson… ―susurré, colocando mi mano en su muñeca tatuada. Soltó mi
cabello, pero no retrocedió.
―Cuando me dijiste que me amabas por primera vez, sentí que había escalado
unas jodidas montañas. Es un hijo de puta con suerte. Haz que se esfuerce; tiene
razón, te mereces algo mejor.
Un rápido beso en mi mejilla, y se fue.
284
Página
Capítulo 23
Adam
Esa noche mientras conducía a través de la colorida ciudad al restaurante,
después de recibir un breve texto de Jason diciéndome dónde podía encontrarlos,
todavía estaba repitiendo la reunión que había tenido con mi abogado en mi mente.
La filtración de la cinta sexual ―la presunta cinta sexual― era aparentemente
real. Quienquiera que tuviese la copia impresa en sus manos estaba tratando de
conseguir la mejor oferta por ella, y para atraer a las partes a hacer una oferta más
alta, estaban filtrando imágenes fijas del video… fotos que mostraban claramente a
Adeline medio desnuda con una polla en su mano mientras ella literalmente la
tragaba. No era la foto más perfecta de su hermoso rostro, pero sin duda era la
eyaculación en su rostro lo que tenía a todos los medios de comunicación en un
frenesí sobre quién obtendría el video completo.
―Podemos usar esto ―dijo Laura, mi abogada. Debe haber visto la mirada en
mi rostro porque ni siquiera se detuvo antes de continuar―. Es un golpe bajo, lo sé,
pero si vas en serio respecto a la custodia total, podemos utilizar esto a nuestro favor.
Mira los registros de tiempo, si estos no están alterados, significa que ella te estaba
engañando. Y si sucedió una vez, es muy probable que encontremos otras. Incluso
si no hay cintas de sexuales, encontraremos algo más. Deberíamos usar esto, Adam.
Hará nuestro trabajo más fácil, confía en mí.
―No. No estoy tratando de arrastrarla por el barro. Ella tendrá un tiempo
bastante difícil para recuperarse de esto tal como es, no quiero buscar y encontrar
algo más. No estoy haciendo esto para destruirla, Laura, quiero que tengas esto en
285
cuenta a medida que avanzas. Sólo quiero a mi hijo conmigo. Encuentra otro camino.
Investiga otra cosa, habla con sus abogados, encuentra otra manera.
Página
el proceso.
Página
Lucy sonrió.
Me reí.
Estabilizando a la camarera, me disculpé con ella y rápidamente rodeé la mesa.
Tan pronto como estuve frente a Lucy, capturé su rostro en mis manos y solté
una respiración profunda.
―Estás aquí.
Resopló. ―¿Creías que los dejaría celebrar sin mí? No lo creo. ―Sus dedos se
curvaron alrededor de mis muñecas―. ¿Qué pasa con sostener mi rostro?
Abrí sus labios con los míos y la besé hasta que se quedó sin aliento en mis
brazos. Cuando la solté y rocé mi pulgar sobre su labio inferior rojo, se estaba
aferrando a mi camisa.
Me aclaré la garganta y alisé su cabello hacia atrás sólo para poder seguir
tocándola por un momento. ―Por un segundo pensé que el bastardo te había
engañado para que te fueras con él.
Una ceja se levantó juguetonamente. ―¿Te parezco ingenua?
Me reí y dejé otro beso en sus labios. ―No. No tienes nada de ingenua, Lucy
Meyer.
―Bueno. Me alegra que lo sepas. ―Sus ojos miraron alrededor―. ¿Podemos
sentarnos ya? La gente está mirando, es incómodo.
No me importaba lo que la gente pensara, estaba tan acostumbrado a sentir los
ojos fijos en mí todo el tiempo que apenas me daba cuenta de ello, pero, aun así, la
escuché y agarré su mano mientras caminábamos hacia la mesa.
Besé la mejilla de Olive, ayude a Lucy a sentarse y saludé a Jason.
―Creo que tenemos más de una cosa para celebrar esta noche ―dijo Olive con
una gran sonrisa en su rostro.
―Olive… ―Jason suspiró.
―¿Qué? ―Se volvió hacia Jason con sus ojos grandes e inocentes―. No estoy
diciendo nada.
Mientras ella estaba ocupada apelando contra Jason, rocé las puntas de mis
dedos sobre la muñeca de Lucy, observando como los diminutos bellos de su brazo
se alzaban bajo mi toque mientras le murmuraba al oído. ―¿Está todo bien con el
ex?
Me dirigió una pequeña sonrisa y asintió. ―Creo que esta vez realmente
287
terminó.
―¿No había terminado ya?
Página
los únicos que tomaron fotos esta noche. Confía en mí, por lo que vi, al menos otras
tres mesas estaban secretamente tomando fotos nuestras.
―¿Está bien? Quiero decir, sé cómo funcionan estas cosas… ¿y si lo publican
en línea? Supongo que es una pregunta estúpida porque probablemente ya lo han
hecho.
―¿Y? ―pregunté, observándola atentamente, tratando de entender lo que la
había preocupado tanto.
―¿Y? ―exclamó ella. Se inclinó hacia atrás e inclino su cabeza, pensando en
algo―. Huh. Es así, entonces. Hablabas en serio sobre lo que dijiste antes.
―¿Y tú no lo hacías?
―Yo no sabía…
―¿No sabías qué? ―pregunté cuando se detuvo.
―No sabía exactamente lo que querías decir. Pensé que íbamos a hablar de lo
que dijiste antes.
―¿Qué parte era difícil de entender? Eres mía ahora. No sé cómo explicarlo
mejor.
―Ja Ja ―dijo ella sin humor.
El camarero nos trajo nuestros postres y otra botella de champán para las
damas cortando el pequeño discurso de Lucy. En cuanto se marchó, volví a mirarla.
―Sabes exactamente lo que quiero decir.
―En realidad, no lo hago, pero déjame ser más claro. Eres mía significa, que
de ahora en adelante eres mía y sólo mía.
Ella soltó un exasperado suspiro. ―¿Esa es tu idea de una explicación? Eso no
explica nada. ¿Significa que estamos teniendo relaciones sexuales, exclusivamente?
¿Significa que estamos saliendo? Y si es así, ¿puedes tener una pareja? ¿Estamos en
una relación ahora? ¿Tengo que dormir en la misma cama contigo toda la noche?
Estas son preguntas importantes y no tengo las respuestas.
―Parece que lo has estado pensando mucho.
―Me gustaría saber en qué me estoy metiendo.
―¿Qué tal si dejas de preocuparte por eso?
―¿Qué tal si me das una pista?
289
―¿Decirte que estoy enamorado de ti no es una buena pista? Pensé que eso lo
explicaba todo.
Página
se estaba acumulando en la entrada del restaurante, fue Lucy quien tomó mi mano
en la suya y me hizo sentir como si hubiera conquistado el mundo.
Página
Capítulo 24
Lucy
Sorprendentemente, el montón de gente esperando frente a la verja de Adam
fue peor de lo que habíamos visto en la ciudad. Afortunadamente, ni una sola alma
podía verme a través de las ventanas tintadas de Jason, y Adam pasó desapercibido
mientras atravesaba las verjas y caminaba hacia la casa de Olive y Jason con
nosotros.
Mientras me apoyaba en el respaldo del sillón para poder quitarme los tacones,
lo observé pasearse de un lado al otro como un animal enjaulado. No exactamente
segura sobre qué hacer o qué decir en una situación como esta, me quedé callada.
¿Parte de su enfado era por el engaño? Sintiendo mi mirada sobre él, se giró.
―Lo siento, Lucy. Sé que dije que hablaríamos, pero todavía no he sabido nada
de Dan y necesito saber cuán mal están las cosas con Adeline.
Negando, me levanté con seguridad del sofá y caminé hacia él.
―¿Estás loco? Eso ni siquiera está en mi mente ahora mismo. También estoy
preocupada por el pequeño.
Suspiró y se frotó la frente.
Bastante impotente, me encontré con la mirada de Olive.
―¿Jason? ―le gritó ella mientras su marido se unía a nosotros en el salón―.
¿Tal vez el chofer pueda llevar a Adam a casa de Adeline?
―Sí, todavía no se ha ido, Adam. Si las cosas están así de mal en tu casa, no
pueden ser mucho mejor en la de Adeline.
291
Adam caminó con Aiden en brazos, Dan cerrando la marcha con un feroz ceño
fruncido en su cara.
―Mira quién está aquí para verte, hombrecito ―Adam le murmuró a Aiden,
cuyo rostro estaba apoyado en su cuello y aferrándose fuertemente con sus
pequeños brazos. El pijama que estaba vistiendo tenía adorables pequeños autos
azules en él.
―Hola, Aiden. ―Caminé hacia ellos, no muy segura de qué estaba sucediendo
exactamente o cuán malo era. ¿Podría podía ponerse peor, por amor de Cristo?
Había comenzado muy prometedor convirtiéndose simplemente en un completo
desastre.
Aiden salió de su escondite y me dio un pequeño saludo.
―Hola Lucy. ¿Viniste por mí?
Mi rostro se iluminó.
―Lo hice. Tu padre me preguntó si quería venir a verte, y acepté de inmediato.
292
¿Cómo estás?
―Tuve un día duro. Mami estaba realmente triste. No quería dejarla, pero ella
Página
295
Página
Capítulo 25
Adam
―O vienes esta noche y consiguen una fotografía tuya entrando en mi casa con
una sonrisa, o la declaración que haga mañana será una muy distinta, Adam.
Esas fueran las últimas palabras de Adeline antes de que me colgase.
―¿Qué sucede? ―preguntó Dan, intentando mantener la voz baja. Podía
escuchar a Lucy murmurándole a Aiden mientras comenzaban el fuerte que había
prometido. Comprobé la hora, las diez en punto, hace rato que pasó la hora de irse
a la cama de Aiden.
―Quiere que haga una declaración con ella y básicamente dé a entender que
estamos volviendo juntos.
La expresión de Dan se endureció.
―¿Y si no lo haces?
―Si no lo hago, hablará sobre Aiden.
―Ni siquiera ella haría eso ―respondió Dan mientras fruncía el ceño―.
¿Piensa que no será contraproducente para ella?
Mi garganta se tensó mientras hacía mi mejor esfuerzo por tragar mi furia
cuando todo lo que quería hacer era aplastar el teléfono contra la pared y
simplemente estar con mi hijo y con Lucy.
Escuché a Lucy liberar un gruñido fingido, luego la risa de Aiden llenar la casa.
―Tengo que ir ―espeté con brusquedad, mirando a Dan a los ojos mientras la
296
risa de Aiden y Lucy llegaba a mis oídos―. Está atrapada. No está pensando con
claridad y no puedo a arriesgarme a que cometa un error como ese.
Página
Adeline estaba paseando en su salón, donde todas las cortinas habían sido
cerradas cuando su asistente nos dejó entrar por la puerta principal. Había estado
en lo cierto, la calle estaba llena de paparazzi que volvieron a la vida en cuanto
vieron mi auto girar la esquina.
―Déjenos solos ―le ordenó Adeline a su asistente y a Dan.
Aunque Dan ya sabía todo lo que tenía que ver con nosotros, prefería tener esta
conversación con Adeline a solas.
―Tenemos que hacer una declaración ―comenzó Adeline mientras encendía
un cigarrillo―. No me mires así ―dijo bruscamente antes de que pudiera hacer
cualquier tipo de comentario―. Es sólo estrés. No voy a empezar de nuevo.
298
diremos exactamente, al menos no aún, pero tienes que estar frente a las cámaras
conmigo, sosteniendo mi mano. Neil y tu madre están de acuerdo conmigo.
―¿Mi madre? ¿Todavía hablas con ella?
Dejó salir el humo y me encontré intentando identificar dónde había
comenzado todo a irnos tan mal. ¿Alguna vez estuvo bien?
―Ella dijo que no estás respondiendo a sus llamadas. Esto… esto también les
afecta a ellos. No quieren que el nombre de la familia sea mencionado con algo así.
―¿Olvidaron que ya no eres de la familia?
Aplastó el cigarro en el cenicero con movimientos bruscos, tomó otro e inclinó
la cabeza hacia mí.
―¿No soy la madre de Aiden? ¿Eso no me hace tu familia para siempre? Y
quizás prefieras no volver a hablar con ellos, pero todavía los considero mi familia.
Por supuesto que lo hacía. Encajaba a la perfección con ellos.
Cerré los puños y me puse frente a las ventanas que daban a la pequeña casa
de invitados del patio trasero.
―Eso pensaba. Neil piensa que la única razón por la que no han mencionado
con quién estoy en el vídeo es porque su rostro está cortado. Por las imágenes fijas
que están filtrando no parece que tengan un mejor ángulo, y podemos usar eso.
Podemos publicar una declaración o hacer que Neil nos entreviste sobre eso, u otra
cosa si quieres. Él piensa que la mejor manera de tratar esto es decir que fue hecho
sin nuestro conocimiento y no tenemos nada que ver con ello.
En algún lugar me perdí.
―¿Disculpa? ¿Qué quieres decir con eso de sin nuestro consentimiento?
―Tenemos que decir que es un vídeo sobre nosotros. Las fechas coinciden. La
única razón por la que todo el mundo está tan obsesionado es porque piensan que
te estaba engañando, y soy la razón por la que nuestro matrimonio finalizó. Si les
decimos que eres tú, todo el mundo perderá el interés. Tú viniendo aquí esta
noche… ―Señaló fuera con el cigarro entre sus dedos―. Ellos consiguiendo
imágenes mientras entrabas, eso ayudará. Después de todo, si te hubiese engañado,
no vendrías.
―Pero esa no es la razón por la que estoy aquí, ¿no es así?
Tomó una profunda calada de su cigarro y lo sopló hacia el techo.
―No, no lo es. Y como te dije en el teléfono, no quiero hacer una declaración
299
sobre Aiden, pero si me obligas, para salvarme a mí misma, a mi carrera, haré eso
exactamente. Después del divorcio, esto es todo lo que tengo Adam. Si no hubieses
Página
solicitado la custodia, quizás esto se habría olvidado, pero todo vino exactamente
después. No puedo dejar que una cinta sexual lo estropee todo.
Nos miramos el uno al otro en el silencio que siguió a sus palabras.
Forcé una sonrisa en mis labios y aplaudí por su actuación.
―¿Y cuando nos lances bajo el autobús, añadirás que fue idea tuya desde el
principio?
Sonrió, la tensión desvaneciéndose de sus rasgos y haciendo su mirada suave
y dulce.
―Por supuesto que lo haré. Después de todo tú no lo querías. Fui la que tuvo
que convencerte. No puedes protestar contra eso, ¿verdad?
―¿Qué sucedió, Adeline? ¿Qué te sucedió? ―pregunté, ya pasando de la
sorpresa al disgusto.
Apagando su cigarro, caminó hacia mí.
―Lo amo. Lo amo, Adam. Por favor, no me obligues a hacerle daño. Nada
terminó saliendo como deseaba, pero hice mi mayor esfuerzo. Lo hice lo mejor que
pude como tu esposa, y no me merezco esto. Todo lo que te estoy pidiendo es ayuda.
Nada más. Podemos fingir como si estuviésemos pensando en volver. Fingiremos
que todo esto volvió a reunirnos, y cuando las aguas se calmen y comience a filmar
con regularidad, dejaré que tengas la custodia completa…
La puerta del salón se abrió de golpe, sobresaltándonos a ambos.
―¿Dan, qué está…
―Necesitamos irnos. Necesitamos irnos ahora mismo.
300
Página
Capítulo 26
Lucy
Recostada al lado de Aiden mientras dormía, mis propios ojos empezaron a
cerrarse mientras esperaba por Adam. No estaba exactamente segura si
terminaríamos hablando de nosotros cuando regresara, y honestamente quizás yo
era la última cosa en su mente, pero, aun así, habláramos o no, sabía que me sentiría
mejor cuando regresara con nosotros.
Aiden se había quedado dormido diez minutos después de empezar la
película, después de haber construido nuestro improvisado fuerte que era lo
suficiente grande para los dos. Se acurruco más cerca de mí en su sueño, y le sonreí.
Era el niño perfecto.
―¿Puedes guardar un secreto, Lucy? ―Me había preguntado momentos antes
de que sus ojos hubieran perdido la batalla y se hubiera quedado dormido.
―Claro. Me encantan los secretos. Cuéntame.
Apartó la mirada del TV y jugó con los botones de su pijama.
―Lloré hoy.
―¿Qué sucedió? ―susurré tan suave como él.
Alzó sus ojos a los míos, sus dedos todavía retorciendo y tirando de la tela.
―Pero no puedes decirle a mi papá, ¿de acuerdo?
Asintiendo, esperé a que continuara.
―Mi mamá estaba en el teléfono hoy y estaba llorando, así que pensé que
301
podría darle un abrazo y hacer que estuviera bien, como hice contigo cuándo lloraste
viendo El Rey León, pero cuando intenté llamar su atención, me giró y me dijo que
Página
volviera a mi cuarto. Mi nana se apuró a ir por mí y dijo que mi mamá sólo estaba
triste y no quiso gritarme, pero aun así lloré un poco porque no quiero que esté triste.
Sólo quería darle un abrazo.
¡La muy perra!
―Estoy segura de que no quiso gritarte, Aiden. Creo que estaba teniendo un
mal día, razón por la cual tu papá te trajo para poder ayudarla. Estará bien.
―Lo sé ―murmuró―. Pero me hizo llorar igual. Siempre extraño a mi papá
cuando me grita porque nunca me grita cuándo papá está. ―Intenté encontrar algo
para decirle, pero no se me ocurrió nada.
Mierda.
―Te amo, Lucy ―murmuró Aiden, sus ojos ya cerrados.
Mi corazón se apretó en mi pecho y en secreto planeé formas de matar a la oh-
soy-tan-perfecta perra. ¿Tal vez una pesada cámara podría caerle en la cara? eso
sería divertido. ¿Quién le gritaría a un niño cuándo te ofrece un abrazo para hacerte
sentir mejor? cómo, ¿Quién demonios lo haría?
―También te amo, pequeñín ―murmuré en respuesta y dejé un largo beso en
su mejilla.
Sentí mis ojos lentamente empezar a cerrarse, así que me acomodé un poco más
sin despertar a Aiden.
No estaba segura de sí fueron segundos o minutos después, pero algo me
despertó. Adormilada y no exactamente segura de qué pasaba, miré alrededor y
escuché para ver si lo qué había escuchado era Adam.
La puerta no se abrió. No hubo sonido de un auto. No había ningún Adam.
Había silenciado el TV antes de cerrar mis ojos, pero la luz de la película era
suficiente para ver alrededor con claridad.
Cuando esa extraña sensación no desapareció, froté mis ojos y lentamente me
senté.
Fue entonces que escuché el fuerte sonido de una rama rompiéndose. Mi
corazón empezó a latir rápidamente en mi pecho, hice a un lado las sábanas y me
asomé desde nuestro pequeño escondite, hacia el patio. Estaba oscuro afuera, y más
que eso, el sofá frente a las ventanas hacía imposible ver afuera desde mi punto de
vista.
Sobre mis manos y rodillas, gateé fuera del fuerte y esperé.
302
Escuché.
Nada.
Página
suficientemente bajo para poder pasar sin ser visto por sobre el sofá.
Tomando aire temblorosamente, me alejé de Aiden gateando por un segundo.
Página
Aferrándome al brazo del sofá, miré afuera, y cuando estuve segura qué no había
nadie frente a las ventanas, me levanté y le dije a Aiden que corriera.
No puedo decirles lo agradecida que estuve cuándo no me hizo repetirlo y
corrió directo al cuarto de su padre.
Estaba justo tras él.
Con las manos temblando, agarré mi teléfono del tocador y apenas logré
encontrar el teléfono de Dan en mi lista de contactos.
―¿Todo bien, Lucy?
―Dan ―susurré, aliviada tan pronto como escuché su voz―. Dan, alguien está
en nuestro patio. Creo que está intentando entrar. Necesitas volver ahora.
―Lucy. ―Su voz era tan tranquila como siempre, pero desafortunadamente
no calmó mi acelerado corazón―. Necesito que tomes a Aiden y te escondas.
¿Puedes hacerlo? ¿Puedes tomar a Aiden y ocultarte en una de las habitaciones?
―Mira, esto puede que no sea nada ―dije cuando terminó de asustarme
más―. Tal vez fue sólo…
Alguien golpeó una ventana, el sonido fue tan claro como una campana, y
salté, con mi corazón en la garganta.
―Háblame ―ordenó Dan en un tono más severo.
―Bien. Bien, debemos ocultarnos y necesitas volver ahora, Dan. Acaban de
golpear la ventana. ¡Regresa ahora!
Terminé la llamada y noté que estaba sin aire como si acabara de correr una
jodida maratón en el último minuto que estuve al teléfono. Luego vi los ojos
asustados de un niño de cinco años que acababa de escuchar cada palabra que dije.
Maldiciéndome, me arrodillé frente a él antes de pronunciar una palabra, y se arrojó
a mis brazos.
―Tengo miedo, Lucy.
―Está bien ―le aseguré en lo que esperaba fuera una voz fuerte―. Estará bien,
Aiden. Estoy aquí contigo, y tu papá y Dan estarán aquí tan pronto como puedan.
Entonces mi peor pesadilla sucedió: escuchamos el inconfundible sonido de
alguien rompiendo una ventana.
Tan pronto como Aiden empezó a gritar, puse mi mano en su boca y ahogué
sus gritos. Sus ojos llenos de lágrimas me miraron, y negué. Enredando sus piernas
304
alrededor de mi cintura, me levanté del suelo y corrí al cuarto adjunto que era el
armario de Adam.
Página
306
Página
Capítulo 27
Adam
Había un océano de personas frente a nuestra casa. Vi tres patrullas de policía
con sus luces rojas y azules destellando e incontables cámaras intentando tener un
vistazo dentro del portón ampliamente abierto mientras dos oficiales intentaban
contenerlos.
Habíamos llamado al novecientos once de camino a la casa y supe que Lucy
estaba en la otra línea con otro operador. Cuando me preguntaron los códigos del
portón ya que Lucy había dejado de contestar, creí que mi corazón había dejado de
latir.
Nada, y quiero decir nada podría haberme preparado para el desastre que me
esperaba en casa.
―Necesitas calmarte ―me dijo Dan―. Hay cámaras por todas partes, Adam.
Si el tipo esta todavía ahí, necesitas calmarte.
Ninguna de sus palabras de verdad penetraba la niebla en mi mente, observé
mientras las cámaras se alejaban del portón tan pronto como reconocieron el auto.
Se arremolinaron alrededor de nosotros, haciendo imposible avanzar.
Ignorando los gritos de Dan, abrí la puerta, tumbando un par de cámaras en el
proceso, y corrí al portón.
La primera cosa que vi fue a mi hijo en los brazos de Jason Thorn justo afuera
de nuestra casa, al lado de otra patrulla de policía. Algo se rompió en mi interior; o
tal vez algo se arregló… tal vez ambas. Perdí la cuenta de los segundos que necesité
307
brazos. Pasé mi mano por cada centímetro de su cuerpo para convencerme de que
estaba bien, que ningún daño se le hizo, y lo aplasté contra mi pecho mientras mi
respiración salía entrecortada. Todo el alboroto sucediendo a unos metros de
distancia no lo perturbaba mientras su cabeza caía en mi hombro y sus pequeñas
manos instintivamente se aferraban a mi camisa.
Apoyé mi cabeza en su hombro y tomé una respiración profunda y
tranquilizadora.
Cuando alcé mi cabeza, lo único que importaba era encontrar a Lucy… y ahí
estaba ella, al lado de Olive, sosteniendo la mano de su amiga con fuerza mientras
lágrimas bajaban por sus rostros.
―Te amo ―dije en un gruñido, acercándome a ella―. Jodidamente te amo,
Lucy.
Se aferró a mi tan fuerte como estaba abrazándola.
Su cuerpo tembló contra el mío, y escuché su respiración atorarse. Si pudiera,
si hubiera sido posible, la habría abrazado más fuerte, más cerca.
―Te amo ―susurré contra su cuello antes de rozar un beso en su piel―. Te
amo. Te amo.
Cerré mis ojos e ignoré los gritos y los flashes.
Besé sus labios incontables veces mientras probaba sus lágrimas.
Besé su cuello, su garganta, su nariz. Todas partes. Cada centímetro.
Le agradecí una y otra vez por estar ahí para mi hijo por segunda vez.
La sostuve en mis brazos por varios minutos.
Ignoré a todo el mundo a nuestro alrededor.
Fue en ese momento, ese momento especifico donde todos a nuestro alrededor
desaparecieron y sólo fuimos nosotros tres, donde ella confió en mi para sostenerla,
confió en mi lo suficiente para dejarme susurrarle que la amaba, que me aseguré que
haría todo en mi poder; incluso si eso significaba pelear con ella; para hacerla
entender que era quien la haría feliz por el resto de nuestras vidas, que era quién ya
había roto su maldición.
308
Página
Página 309
Capítulo 28
Adam
Después que los policías se fueran con el intruso esposado, Jason y Olive
regresaron a su casa con promesas de regresar en la mañana y ayudar con lo que
fuera que se necesitara. Después que todo fuera dicho y hecho, sólo quedábamos
nosotros cuatro.
Con Aiden todavía durmiendo en mis brazos, tomé la mano de Lucy, nos guie
hacia mi dormitorio y cerré la puerta detrás de mí. Necesitaba estar a solas con ellos
durante la noche, sabiendo que Dan estaría ocupado haciendo llamadas y
encargándose de las cosas por mí. De todas formas, la mañana no estaba demasiado
lejos; lidiaría con todo en sólo unas cuantas horas. Pero por la noche, al menos las
horas que quedaban, estaba dónde quería estar.
Lucy me ayudó a acostar a Aiden y se sentó conmigo por unos pocos minutos
en silencio mientras observaba a mi hijo dormir pacíficamente, con sus manos
metidas debajo de la cabeza, su boca ligeramente abierta. Le aparté el cabello de la
frente y sonreí cuando pateó mi pierna con sus pies. Si no hubiera sabido que
siempre había tenido el sueño bastante pesado, me hubiera preocupado por su
capacidad para dormir a través de toda esta conmoción. Cuando estuve seguro de
que estaba bien y a salvo, llevé a Lucy hacia el baño conmigo, ignorando su
cuestionadora mirada.
Escuché un suave clic indicando que la puerta estaba cerrada y sólo apoyé mi
frente contra la puerta hasta que mi cabeza dejó de girar.
Sentí la mano de Lucy sobre mi hombro y espalda, acariciando.
310
Bajé su pantalón, levantando sus pies uno a la vez para liberarlos. Entonces
hice lo mismo con su ropa interior mientras se sostenía de mis hombros y luego quité
Página
313
Página
―
―
―
―
―
Página 314
Página 315
Capítulo 29
Lucy
Leí la entrevista. Leí la entrevista una y otra vez, tratando de darle algún
sentido, pero no, mi nombre seguía ahí y me acusaban, sin rodeos, de romper un
matrimonio.
¿Cómo podría haber roto algo que ni siquiera estaba allí? ¿Esta gente era tan
estúpida?
Cuando empecé a leerlo por quinta vez, Olive tuvo que arrancarme la tableta
del agarre de muerte que tenía sobre ella.
―¿Qué diablos? ―grité, luego bajé mi voz cuando la gente se dio la vuelta para
mirarme mal. Me incliné hacia adelante en mi asiento y agarré los bordes de la mesa
para intentar calmarme. Entonces mi teléfono comenzó a sonar y mi ira alcanzó otro
nivel―. ¿Cómo consiguieron mi número?
Olive asintió. ―Es un desastre.
―Es más que un desastre. ¿Qué demonios le hice?
―No le hiciste nada, Lucy. Sospecho que esto es sólo para correr el enfoque
hacia Adam... o ella está tratando de volver a él; quién sabe. Desde su divorcio, ella
ha estado en todos lados. Conoces el dicho No hay mala publicidad... Creo que se tomó
eso en serio.
Estábamos en el centro en nuestro café favorito, esperando a que el nuevo
equipo editorial de Olive llegara para poder repasar sus planes para su próxima
novela. Más que eso, era una celebración del trato. Nos enteramos de la entrevista
316
de boca de Megan, la publicista de Jason, cuando llamó para avisarle a Olive que
había una completa locura mediática rodeándonos y que probablemente me
Página
fácilmente sin importar lo que hagas o digas. Creo que no tienes nada de malo, Lucy
Meyer, y no sabes qué hacer contigo misma.
Página
―Por favor ―bufé―. Estaré libre de maldad el día que me case con alguien,
vestida con un vestido blanco. Ese es el punto de inflexión en nuestra familia. Nadie
lo ha hecho todavía. E incluso entonces…
La mirada de Olive cambio, y cogió un vaso de agua para ocultar su sonrisa.
―¿Qué te pasa? ¿Por qué sonríes?
Hizo un gesto detrás de mí con un rápido levantamiento de la barbilla, y me
volví para encontrar a Adam Connor que se acercaba hacia nosotras con pasos
rápidos y enojados.
―¿Por qué tu teléfono está apagado? ―preguntó cómo saludo.
―¿Qué demonios estás haciendo aquí?
Agarró mi brazo y me sacó de la silla. ―Vienes conmigo. Tenemos cosas que
hablar.
Por muy enfadado que pareciese su agarre en mi brazo no era fuerte, por lo
que me solté con un rápido movimiento.
―A pesar de que últimamente todo el mundo piensa que soy una niñera, soy
una agente. No me voy a ir a ningún lado ahora mismo.
Su ceño se frunció aún más y miró a Olive. ―¿Está bien si se pierde esta
reunión?
Olive estaba escuchando nuestra discusión con fascinación. ―Oh, por favor
―respondió―, llévatela.
La siguiente cosa que supe es que estaba siendo llevada a través de una puerta
trasera a una SUV esperando.
influencia para ella, y se metió en drogas... no cosas pesadas, pero aún drogas. Como
discutimos antes, mis padres dieron un montón de fiestas y aunque hice mi mejor
Página
esfuerzo para mantenerla lejos de todo cuando era más joven... después de que llegó
a cierta edad, mi ayuda no era necesaria. En resumen, se enganchó con las personas
equivocadas y... quedó embarazada.
Fruncí el ceño, sin saber a dónde iba, pero escuché con atención. Adam se sentó
en el otro extremo del sofá y apretó sus puños.
―Mis padres arreglaron que ella fuera a París para quedarse con mi tía que
vive allí. No podían arriesgarse a un escándalo así. Ella estaba embarazada de mes
y medio cuando la enviaron lejos. Y Vicky... era tan joven, Lucy. ―Me miró con una
pequeña sonrisa y miró hacia otro lado―. Hice todo lo posible por protegerla de mis
padres, pero al final ella tomó sus propias decisiones. Supongo que a veces no
importa cuánto quieras salvar a alguien, solo tienes que aceptar el hecho de que no
puedes, no a menos que te lo permitan. ―Me lanzó otra mirada y luego se levantó
y comenzó a caminar alrededor.
No me gustaba hacia dónde se dirigía la historia. No me gustaba para nada.
―Ella no quería criar al bebé, pero tampoco quería tener un aborto. Y, bueno...
―Se pasó los dedos por el cabello y soltó una risa seca―. Nunca le he dicho esto a
nadie antes. Se siente raro.
Caminó hacia la ventana y se quedó allí, en silencio, de espaldas a mí. Tenía la
misma expresión en el rostro que había tenido la primera noche que le habíamos
espiado. La única diferencia era que esta vez no había barrera entre nosotros, sin
paredes, sin ventanas de cristal. Estaba a pocos metros de mí.
―Mis padres no estaban tan interesados en la idea de dar al bebé en adopción,
―continuó―. Estaban seguros de que acabaría volviendo a ellos. Mientras todo esto
estaba sucediendo, yo estaba con Adeline. Ella vino a París conmigo cuando
visitamos a Vicky. Sólo supo sobre el embarazo porque estaba allí cuando recibí la
noticia, y estaba enamorado de ella y por qué no confiar en la persona que amas,
¿verdad?
Frente a mí, esperaba algo, o tal vez se estaba preparando.
―Aiden no es tu hijo ―dije, señalando lo obvio para aliviar las cosas para él,
en caso de que eso fuera lo que esperaba.
―Él es mi hijo, Lucy ―me corrigió de inmediato―. En el momento en que
Vicky le dio a luz y lo sostuve en mis brazos, él fue mío, y él siempre será mío.
―Pero, ¿cómo? ―exclamé―. Es decir…No lo entiendo.
―Idea de Adeline. Al principio no la compartió conmigo. Se lo dijo a mis
320
mismo una y otra vez? Seguro... pero realmente quería la respuesta―. Recuerdo
haber visto sus fotos, las de Adeline... quiero decir... ella estaba embarazada.
―No lo estaba. Pasó mucho tiempo en París, con Vicky. La casa no estaba en
la ciudad, por lo que la posibilidad de que la fotografiaran era de escasa a ninguna.
Cuando estuvo aquí, de vuelta en Los Ángeles, llevaba una de esas cosas de
embarazo falso. Lo mismo cuando publicaba en las redes sociales. Confía en mí, se
ve aterradoramente real, y yo estaba filmando de todos modos, por lo que ni uno de
nosotros pasaba mucho tiempo en la ciudad. Sólo un poco de personas sabían del
embarazo de Vicky, Dan era uno de esos pocos, así que no había nadie que pudiera
vincularlo todo.
―Guao. ―¿Qué más podía decir?
―Adeline quería casarse, ¿y cuándo mejor que cuando la novia se queda
embarazada?
―De nuevo, guao.
El siguió.
―Mis padres pensaron que era la mejor solución. A Vicky le parecía bien. Para
ser sincero, no le importaba mucho. Todo el mundo era feliz.
―¿Y tú? ¿Estabas bien con todo? ¿Estabas contento? Lo entiendo, tu hermana
tenía sólo dieciocho años y eso es joven para tener un bebé sola, por cierto, ¿quién
era el padre?
Otra sonrisa forzada. ―No estaba segura. Conveniente, ¿verdad?
Continúe:
―Sí, bueno, lo que estaba tratando de decir es que era joven, está bien, pero
tampoco tú eras tan viejo. Tenías ¿qué? ¿Veintidós?
Él asintió. ―Un bebé habría sido un gran escándalo cuando la madre tenía sólo
dieciocho años y era la hija de la pareja perfecta de Hollywood, por no hablar de un
padre desconocido. Podría haber sido uno de los amigos de Vicky, o el infierno, tal
vez de los allegados a mamá y papá. Por como era Vicky, era imposible adivinarlo.
Pero Adeline Young teniendo mi bebé y nosotros casándonos... eso sería una buena
noticia. Una gran noticia. Y amaba a Adeline. Y amaba a mi hermana. Pensé que tal
vez le parecería bien, porque si me quedaba al bebé, ella lo podría ver.
―Ella todavía vive en Paris, ¿verdad?
―Sí. Ha estado limpia desde que se enteró del embarazo, pero sí, no quiere
321
volver aquí. Así que voy a ella. Llevó a Aiden conmigo, cada año en su cumpleaños
―Para que pueda ver a su hijo ―dije.
Página
Adam asintió. ―Para que pueda ver qué hijo tan maravilloso tiene, pero no
quiere tener nada que ver con él.
―Adam... Ni siquiera sé qué... ―Quería ir a él, pero también quería escuchar
todo lo que quería decir, así que me quedé y esperé el momento adecuado.
―Ella no quiere que Aiden sepa de ella, así que Aiden sólo nos conocerá a
Adeline y a mí como a sus padres. Ya no me importa. Esta última vez... cuando
estábamos en París para el cumpleaños de Vicky, ni mis padres ni Vicky pasaron
más de unos minutos a solas con Aiden. No quiero que nunca quiero se sienta
indeseado, no quiero que se esfuerce tanto por ganar la atención de alguien, así que
no creo que vayamos a volver a París pronto.
Yo tampoco quería que Aiden se sintiera indeseado. Nunca se lo desearía a
nadie, y mucho menos a un niño.
―Bueno, que se jodan. Si no pueden ver que es un niño magnífico e
inteligente... lo siento, sé que son tu familia, pero que se jodan.
―Hasta el momento en que lo sostuve en mis brazos, no estaba seguro de
poder hacerlo. Claro, no me importó casarme con Adeline porque la amaba, ¿pero
un bebé? Como dijiste, solo tenía veintidós años. ¿Qué diablos iba a saber sobre criar
a un bebé? Pero luego me lo dieron, y yo...
Se levantó y se alejó. Esta vez fui tras él, pero me detuve antes de estar
demasiado cerca.
Manteniéndose de espaldas a mí, siguió explicando. ―Le toqué el rostro, esos
dedos pequeñitos, esas mejillas. ―Había una sonrisa en su voz―. Él nació
prematuro; era tan pequeño, pero tan perfecto. ¿Cómo podría alguien no desearlo?
Se dio la vuelta sorprendiéndose al encontrarme tan cerca.
―¿Pero los papeles? ¿El certificado de nacimiento?
Levantó la mano y metió un mechón de mi cabello detrás de la oreja. ―No
tienes idea de lo que la gente con tanto dinero y poder como mis padres puede
hacer... puede comprar. Nuestro publicista, Michel, tenía sus propias influencias; esa
es una de las razones por las que es tan buen publicista.
Agité la cabeza. ―Todo suena tan loco.
―Lo es.
―Entonces ¿por qué me has contado todo esto?
―Hay más de una razón.
322
―¿Cuáles?
Página
pómulo, y mantuvo sus ojos firmemente en los míos―. No esperaba oírlo de ti, al
menos no todavía, y estoy bien con eso, pero actuaste como si nunca hubiera dicho
Página
nada.
―No lo volví a mencionarlo porque era la adrenalina hablando, no tú.
―¿Oh? ¿Es eso entonces?
La forma en la que sus ojos se movían alrededor de mi rostro... era tan tierna,
tan amorosa que un nudo se formó en mi garganta.
―Tienes nueve marcas preciosas en el rostro. ¿Sabías eso?
¿Qué?
―Um… no, nunca las he contado.
―Yo sí. Mi favorita es esta. ―Con la punta de sus dedos tocó mi piel, justo
debajo de mi ojo, y luego dejó que su dedo se deslizara hasta mi mandíbula
No hice nada más que mirar sus ojos seguir su dedo cuando se detuvo justo en
mi barbilla e inclinó mi rostro hacia el suyo.
Contuve la respiración, esperé su beso, lo deseé, pero me lo retuvo. Entonces
sus ojos se encontraron con los míos.
―Te amo, Lucy Meyer.
Quería tanto de mí... pero al mismo tiempo no quería nada. Primero había
presionado por la relación y justo cuando me estaba acostumbrando a esa idea, ahora
quería más. Podría no haber sido nada para algunos, pero era todo para mí.
Cerrando la distancia entre nosotros susurró:
―Sé que también tienes miedo, Lucy, y sabes qué... si hay algo que he
aprendido sobre el amor, es que asusta. Un poco o mucho, no importa cuánto, pero
debería hacerte sentir. Y tú, mi hermosa, obstinada Lucy... ―Rozo sus labios contra
los míos, solo con un toque rápido, y se apartó―. Me asustas, no, te prometí ser
honesto contigo: me aterras, Lucy, y me encanta. Nunca te daré por sentada, y
sabiendo que no me dejarás... eres tú la que quiero, Lucy Meyer. Tú eres de la que
me enamoré.
Cada palabra envió una flecha a mi corazón, me quedé allí, mi cuerpo
temblando ligeramente, mi respiración atrapada en mi garganta. Simplemente lo vi
mirarme. Tomó mi rostro suavemente con sus dos manos fuertes y besó mis labios.
Mi aliento se estremeció fuera de mí en una carrera. Estaba en muchos problemas.
Retrocediendo, me besó la nariz, los ojos, la frente y los labios.
―Ahora vas a besarme, Lucy. Sé que no me darás las palabras, pero necesito
que me des tu mejor beso ―susurró, sus labios moviéndose contra los míos―. Y
luego me vas a dar una oportunidad, la misma oportunidad que le diste a Jameson.
324
dije.
Página
328
Página
Epílogo
Seis meses despues
Creo en el sexo. De todo corazón.
Creó que cuando tienes sexo con la persona que amas; en especial si tiene uno
grande; tu experiencia es fuera de este mundo. Es difícil de explicar. No es lo mismo
que tener sexo con alguien que sólo has conocido durante una noche, incluso si
resulta que es un dios en la cama. No me malinterpreten, el sexo con ese chico es
bueno porque los orgasmos generalmente son cosas mágicas, pero de lo que estoy
hablando es diferente.
Escúchenme.
Amar a alguien, tener sexo con alguien que te ama con todo lo que es, que
confía en ti más de lo que confía en cualquiera en el mundo… es hermoso, humilde,
trascendental, y para ser honesta, un poco loco.
Pero sí, el sexo con un rollo de una noche versus el sexo con Adam Connor…
sólo digamos que Adam hacía un jonrón cada vez.
¿Te gustaría saber qué clase de sexo me encanta más? Sabes casi todo de mí,
así que es justo también sepas eso.
El sexo somnoliento5. Amo el sexo somnoliento. Podría tener solo sexo 329
somnoliento, así de tanto me gusta.
Específicamente, debería decir, que amo el sexo somnoliento con Adam
Página
Connor. Ser despertada con su boca en mí, jadear contra sus manos mientras intenta
callarme para que mis gemidos y jadeos no sean escuchados por la perfecta personita
al fondo del pasillo… ser despertada con una polla mágica empujándose en mi
Se retiró, sin dejar nada más que la gruesa cabeza dentro de mí, y empujó
lentamente dentro mientras me removía para agarrar su bíceps con mi mano
derecha.
―Ahhh ―murmuré, muy ida para decir palabras.
―Me encanta despertarte así ―susurró en mi oído, de alguna forma logrando
mantener sus penetraciones estables―. Eres tan suave, tan dispuesta a hacer todo lo
que digo cuando estas recién levantada. ―Presionó un beso en mi hombro y me dio
un perfecto y sincronizado embiste.
¡Dios!
―¿Cuándo no he estado dispuesta a meterme en la cama contigo? ―respondí
en voz baja.
―Nunca, pero hay algo diferente en ti cuando te tomo a primera hora de la
mañana. Creo que también lo amas.
Amaba todo de él, punto, pero sí, amaba verlo hacer todo el trabajo mientras
me sostenía en sus brazos y me dejaba mirar por mis ojos soñolientos. Algunas
mañanas me despertaba antes que él, y si o cuando eso pasaba, siempre me
aseguraba de que tuviera un buen inicio de día… uno muy bueno y relajante.
―Amo tu polla, punto ―admití―. No importa que hora sea, amo tenerla
dentro de mí a cualquier hora del día.
Logré abrir mis piernas ampliamente y empecé a mover mis caderas,
instalándolo a ir más rápido.
―Siempre tan codiciosa e impaciente ―murmuró antes de succionar el lóbulo
de mi oreja en su boca―. Te amo, Lucy.
Con sus palabras, me contraje a su alrededor y sonreí con su gemido.
―Te amo, Adam. ―Ni siquiera había un momento de duda ya―. Amo
especialmente cuando puedo venirme sobre ti como primera cosa de la mañana.
―¿Sí? ¿Quieres venirte en mi polla? ¿Anoche no fue suficiente?
―Anoche fueron solo dos veces. Estabas cansado, así que no quise presionar.
―Me giré para verlo―. Es tu culpa ―susurré, mis ojos finalmente viendo los
suyos―. No me siento satisfecha a menos que me venga tres veces seguidas. Se
siente como si faltara algo.
―Mmm, ¿así que debo hacerte venir tres veces ahora?
Le sonreí y un pequeño gemido salió de mi boca cuando cambió su ángulo y
331
presionó mi punto dulce. Conocía todos mis ángulos, todos los rincones ahora.
―Shhh. ―Me calló mientras seguía moviendo su polla dentro de mí,
Página
empujándome hacia algo que no estaba del todo listo―. No quieres que Aiden te
escuche y venga a tu rescate, ¿verdad?
Negué y agarré su brazo, cualquier cosa que pudiera alcanzar. Esas lentas
caricias se habían ido hace mucho; ahora estaba en una misión para hacerme venir,
y sabía exactamente cómo podía llevarme allá. Amaba a Aiden con todo mi corazón,
pero que viniera a mi rescate de su padre era la última cosa que quería. Quería que
su padre me arruinara, aunque en realidad, ya lo había hecho.
Me tomó exactamente donde me quería, empujándose profundamente dentro
de mí y apretándose más y más. Oh, eso era todo. Agarré su mano y la puse sobre
mi boca mientras me venía alrededor, y no dejó de moverse hasta que finalmente
mis piernas empezaron a temblar, y tuvo que desacelerar para controlarse. Incluso
después de eso, suavemente me puso sobre mi estómago y posicionó sus piernas a
cada lado de mis caderas.
Un nuevo ángulo, un encaje más apretado, todavía lentas, pero profundas
penetraciones. Me dio todo esa mañana, y lo tomé todo.
―Me vuelves loco por ti, Lucy ―murmuró en mi oído en algún punto mientras
intentaba no desmayarme por todas las sensaciones―. Me haces feliz.
Si crees que esas palabras no golpearon el punto más hondo y oscuro de mi
corazón, piénsalo de nuevo.
Me dio cuatro orgasmos esa mañana, y le di dos; porque sí, así de buena era
también.
Con ese extra, debí saber que algo estaba pasando.
―Buenos días.
―Argh, nooo.
―Buenos días, Aiden.
―No. Sólo un poco más, Lucy.
―Pero tienes que despertarte.
―¿Por qué? ¿Por qué? De verdad tengo sueño, Lucy. No siento que deba
despertarme todavía.
332
también invitamos a los Thorn a desayunar. Ya que Adam y Jason era co-estrellas,
los cinco pasábamos mucho tiempo juntos, en el set y fuera de este.
Afortunadamente, su horario para ese día estaba a unas horas.
Olive me ayudó a poner la mesa mientras Aiden y Jason protegían los
panqueques de nosotras. Confíen en mí, Olive estaba tan molesta como yo cuando
Jason respaldó a Aiden en el tema de que comíamos demasiados panqueques.
Jason fue lo suficiente listo para deslizar su brazo alrededor de su cintura y
besar a Olive después de esa declaración, y tuvo suerte de que Olive no lo vio
chocando la mano con Aiden.
Cuando Adam salió de su ducha usando un elegante traje negro, tuve que
mirarlo dos veces.
―¿Cuál es la ocasión? ―pregunté suavemente mientras se pasaba los dedos
por el cabello mojado.
―Algo especial. ―Me tomó en sus brazos y suavemente me besó en los labios.
Dejé el plato de fruta en mi mano y me giré sorprendida.
―¿Para qué es?
―Han pasado cinco meses ―declaró.
Sabía eso. Habían pasado cinco meses desde que me había mudado con él y
Aiden. No hubo mucha mudanza involucrada porque nunca tuve la oportunidad de
rentar ese apartamento que había visto. Un día todas mis ropas estuvieron en la casa
de Olive y al siguiente no. No pude decir mucho, pero tampoco estaba quejándome.
Como dije, el sexo somnoliento se había convertido en mi clase favorita de sexo.
Y Aiden… su reacción a toda la charla de “tu papá y yo estamos ahora era una
relación seria, ¿está bien?” fue darme una sonrisa en parte ladina y parte dulce. Era
muy parecido a su padre.
―¿Quieres decir que podrá besarte cuando quiera? ―preguntó, todavía con la
sonrisa.
―Sí, supongo que eso significa que podrá besarme cuando quiera. Sin
embargo, si estoy molesta con él, no puede besar en absoluto.
Se rio.
―¿Qué más significa?
Significaba muchas cosas que sus pequeños oídos no podían… deberían
escuchar, pero las guardé para mí misma.
334
―Si te parece bien, también significaría que puedo quedarme con ustedes.
―¿Aquí?
Página
―Sí.
―¿Aquí en esta casa? ¿No vivirías más con Olive?
―No, viviría aquí.
Sus ojos se abrieron como platos.
―¿Vivirás con nosotros? ¿Para siempre?
―Más despacio, pequeñín. Si me enoja, no estoy segura de cómo me sentiría
viendo el rostro de tu padre para siempre. El tuyo, sin embargo… ―Toqué su
barbilla con mis nudillos―. El tuyo no me molestaría verlo para siempre.
La risa llenó la habitación mientras corría a decirle a su padre que lo prefería
sobre Adam.
Había mencionado antes que es una personita perfecta, ¿no es cierto?
Adam me dio otro beso, este con más fuerza, más intenso, de alguna forma más
hermoso y me trajo de nuevo al presente.
―¿Y este? ―pregunté cuando me dejó recuperar el aliento.
―Este es porque hoy es nuestra boda.
La sonrisa que estaba en mis labios se desvaneció en un instante, y di un paso
lejos de él.
―¿Qué?
―Es el día de nuestra boda.
―De nuevo… ¿qué? ¿De alguna forma viajé en el tiempo y me perdí la
declaración?
Cerró la distancia entre ambos y me detuvo de moverme más hacia atrás… ni
siquiera había caído en cuenta de que caminaba de espaldas.
―He estado declarándome cada día con cada beso, Lucy.
―¿Lo has hecho?
―No es mi culpa que te tomaras tu tiempo para darme una respuesta. Ahora
no puedes pedir una declaración. Es muy tarde para eso.
―¿Lo es?
―Sí, Lucy. Lo siento.
―Pero quiero una declaración, Adam. De verdad, de verdad la quiero.
Declárate. Por favor.
335
que no pediré tu permiso para llevarte hasta este tipo ―dijo Jason antes de presionar
un beso en mi mejilla.
Página
―Gracias, Lucy.
―¿Por qué?
―Por espiarme. Por ser mía.
―Es mucho que agradecer.
―Y planeo agradecerte cada vez que pueda.
―Deberías hacerlo. Tres veces cada vez, por favor.
Adam sonrió, y yo me derretí.
Se inclinó y susurró en mi oído.
―Gracias por confiarme tu hermoso corazón.
Así que ese mismo día, después de los panqueques, dije acepto a Adam jodido
Connor con estúpidas lágrimas de felicidad en mis ojos.
Después de nuestro sorprendente suave primer beso, lo bajé y susurré un
secreto en su oído.
Nunca olvidaría la mirada que me dio… una que me dijo que era su mundo.
Su mano descansó en mi estómago, nuestro pequeño bebé, y me dio otro
perfecto beso, otro que podía añadir a la lista.
La pequeña niña que había pasado días llorando, que se había esforzado por
descifrar porque su madre no podía amarla lo suficiente para aferrarse a ella, quien
no pudo entender porque su abuela nunca la amó como necesitaba ser amada… esa
misma niña que en el camino comprendió y aceptó que no todos podían tener su
final feliz en este mundo… esa niña en mi… esa niña con esperanzas en mí,
simplemente sonrió ese día.
Sonrió, y sonrió, y sonrió, y sonrió.
Fin
339
Página
Sobre la Autora
Soy una ávida lectora. Por lo tanto, una gran soñadora. Nada me gusta más
que escapar de la vida real para encontrar esos pequeños momentos mágicos en un
libro. Me encanta cómo tiene el poder de robarte las preocupaciones, poner una
sonrisa en tu rostro, y por supuesto, algunas veces hacerte enamorar de personajes
ficticios. Si puedo lograr hacer siquiera alguna de esas cosas por un lector, seré una
escritora feliz.
No puedo siquiera comenzar a describir cuán emocionante es darle vida a un
nuevo personaje y enamorarme de él. Es una clase diferente de adicción que estoy
decidida a mantener con vida.
Todavía estoy buscando mi propio final feliz. Hasta que eso pase, viviré a
través de mis propios personajes.
340
Página
Página 341