Está en la página 1de 69

Sotelo, gracias K.

Cross
DARK & STORMY DARLIN’

Sotelo, gracias K. Cross


Cocktails and Curves, book 3

Sotelo, gracias K. Cross


MEGAN WADE

Sotelo, gracias K. Cross


Estoy cansada de estar soltera. También estoy cansada de estar
sola. Y si las películas románticas que me gustan me sirven de
ejemplo, los cambios de imagen hacen maravillas. Así que en
lugar de quedarme sentada lamentando el estado de mi soltería,
voy a tomar las riendas de mi vida para cambiarla por completo.

En primer lugar, he apuntado a mi amiga y a mí a algunas


actividades para solteros que nos ayudarán a desarrollar algunas
habilidades necesarias para salir. Y en segundo lugar, he
adoptado un perro como mascota -un husky enérgico- porque
necesito un poco de amor incondicional además de querer algo
que me ayude a salir de mi zona de confort haciéndome salir de
casa cada día.

Mi plan es brillante.

Al menos hasta que mi perro se suelta el collar y sale corriendo


conmigo detrás de él, jadeando y gritando su nombre. Es en ese
momento cuando el hombre más sexy que he conocido entra en
mi vida, me convierte en una tonta torpe y pone patas arriba
todos mis planes y los tira por la ventana.

Resulta que, después de todo, no tenía que salir de Whisper


Valley para encontrar un hombre. Todo lo que tenía que hacer
era visitar un lugar llamado Valentine’s...

Como todos los libros de Megan Wade, este romance de Whisper


Valley viene con su promesa de azúcar. Mucho calor, poco drama,
garantizado.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 1
SAMANTHA

Usando mi dedo para sacar el caramelo de nuez y el turrón de


mi barra de Snickers —no me juzguen, comer estas cosas al revés es
delicioso— me vuelvo hacia mi amiga Lola y suspiro. No porque esté
molesta con ella ni nada por el estilo. Sino porque me siento estancada
en la rutina en general.
Desde que nos conocimos en la escuela primaria, hemos sido las
mejores amigas. Nos levantábamos mutuamente cuando estábamos
deprimidas y nos apoyábamos cuando nadie más lo hacía. Pero el
resultado de ese tipo de dinámica fue la creación de un lugar feliz
donde solo residimos nosotras dos. No vivimos juntas, pero a lo largo
de los años hemos creado nuestra pequeña comunidad para dos. Una
en la que pudiéramos ser nuestro gran y bello yo e ignorar la estrechez
de miras con la que nos sentíamos tan enfrentadas en el instituto y
más allá.
Unas cuantas malas experiencias apiladas en nuestros años de
formación nos hicieron querer encogernos en nosotras mismas y
quedarnos ahí. Así que, aunque estemos seguras en nuestra pequeña
burbuja de amistad, no hemos tenido la oportunidad de explorar
ningún tipo de relación fuera de ella. Creo que es hora de que
empecemos a hacerlo. Claro, somos mejores amigas para siempre y lo
seremos para siempre. Pero tener veintitrés años y sentarnos en el
sofá en nuestros Snuggies todos los sábados por la noche mientras
devoramos nuestras golosinas favoritas y la comedia romántica más
reciente que podamos encontrar no es realmente mi idea de gastar mi
juventud sabiamente. Y ciertamente no nos va a llevar a ninguna de
las dos a ser felices para siempre. Llámame loca, pero me gustaría
acurrucarme con un humano de la variedad masculina en lugar de
sustituir el contacto humano por el cálido abrazo de una manta de
vestir.
Para decirlo en pocas palabras, me siento sola. Sé que vivimos
en una época de empoderamiento femenino y todo eso. Y no estoy

Sotelo, gracias K. Cross


despreciando a nadie que elija la soltería en lugar de las relaciones.
Pero para mí, realmente quiero encontrar un hombre con el que sentar
cabeza y tener una familia. Y alerta de spoiler, ni siquiera me han
besado antes. Así que estoy empezando este viaje con cero experiencia.
Parece que tengo que manifestar mucho para atraer a mi pareja ideal
hacia mí. He oído que así es como los chicos de hoy en día hacen las
cosas. Bueno, es lo que me dice TikTok, al menos...
Pero, ¿cómo puedo saber siquiera qué tipo de pareja quiero?
Todo lo que sé sobre los hombres y las relaciones, lo he aprendido de
los libros, la televisión y las películas. Y todos sabemos que la vida real
no es para nada como la pintan en la televisión.
Por ejemplo, vivo en la pequeña ciudad de Whisper Valley, y
todavía no me he encontrado con un millonario malhumorado que viva
solo en las montañas porque el mundo lo ha decepcionado. Si nos
atenemos a la ficción popular, todo lo que necesitaría para volver a
sentirse completo es una mujer alegre que ponga un poco de sol en su
vida y ¡bam! se convierta en su feliz para siempre. Pero, ¿dónde podría
encontrar un hombre así?
¿Y qué hay del claro favorito de los fans en el que un pez gordo
corporativo deja la vida de la ciudad para convertirse en un manitas
en un pequeño pueblo de Estados Unidos? Si existiera en la vida real,
tendría un talento natural para trabajar con las manos, pero está muy
retraído y hastiado de la vida hasta que una chica local con un corazón
de oro y una vena independiente lo contrata para un trabajo y
descubre lo increíbles que son esas manos. Romperán las paredes el
uno al otro y se enamorarán perdidamente durante el mismo.
Y luego está el trope en el que un desarrollador inmobiliario que
quiere derribar toda la ciudad es persuadido de salvarla cuando una
tímida chica local lo toma bajo su ala y le enseña que el amor y la
comunidad son mucho más importantes que el número de su cuenta
bancaria.
Todo esto es un delicioso oro de entretenimiento. Pero, ¿se
traduce todo esto en la vida real? Quiero que me pase algo así.
De acuerdo. Obviamente he visto demasiado Hallmark, pero la
cuestión es que estoy buscando mi momento a-ja, el gran boom en mi
pecho cuando miro a los ojos al chico con el que se supone que debo

Sotelo, gracias K. Cross


estar el resto de mi vida, y no lo estoy encontrando sentada aquí en el
sofá de Lola. Algo tiene que cambiar, y creo que tengo que ser yo. Y
espero que Lola también quiera esto. Hemos estado tan unidas
durante tanto tiempo que no me sentiría bien si los dos buscáramos a
nuestro especial al mismo tiempo. Hemos sido un equipo desde el
principio, después de todo.
Lola y yo hemos evitado socializar desde que Mandy Ridgemoore
nos excluyó de su fiesta en la piscina en el sexto grado. Llevábamos
semanas entusiasmadas, e incluso habíamos ido a comprar trajes de
baño nuevos solo para el evento. Era algo razonable porque nos habían
invitado todos los años, y este año era aún más especial porque sería
nuestra primera fiesta de chicos y chicas. Pero el día en que Mandy
repartió las invitaciones, se dirigió a nosotras delante de todos y nos
dijo que su piscina no era lo suficientemente grande para acoger a las
ballenas. Fue la primera vez que vi llorar a Lola.
— ¿Por qué suspiras, nena?— preguntó Lola mientras se giraba
hacia mí. — ¿Prefieres una película diferente a esta?
Termino de chupar la masa pegajosa de la punta de mi dedo y
niego. —No es la película. Es que... ¿No estás cansada de hacer lo
mismo cada semana?
Lola coge el mando a distancia y presiona pausa, girando su
cuerpo hacia mí mientras se aparta los rizos oscuros de la cara. —Me
encantan nuestros sábados por la noche. — dice encogiéndose de
hombros. —Comida dulce, películas sensuales y buena compañía. No
se me ocurre nada mejor que eso.
— ¿Y si la compañía fuera un gran beso en lugar de la película?—
Pregunto, mordiendo el chocolate ahuecado para poder repetir mi
proceso de comer Snickers para el siguiente bocado.
Inclinando la cabeza hacia un lado, Lola mira a su alrededor por
un momento, aparentemente confundida. — ¿Estás... um... estás
coqueteando conmigo, Sam?
La risa estalla en mi pecho antes de que pueda detenerla, y
sacudo la cabeza rápidamente, dándome cuenta de que he redactado
mal toda esta conversación. — ¡No!— Prácticamente grito entre risas.
—Definitivamente no.

Sotelo, gracias K. Cross


—Oh. — Lola se ríe incómoda. —Gracias a Dios por eso.
—Es decir, eso no quiere decir que si me gustaran las chicas en
ese sentido tú no serías mi primera opción, porque lo serías. Es solo
que me gustan los chicos.
—Oh, a mí también. Por un momento me preocupaste, porque
honestamente no sabría cómo decir que no a eso, porque nunca quiero
ser la persona que hiera tus sentimientos. Pero al mismo tiempo,
tampoco creo que pueda entrar en una relación lésbica contigo cuando
no te quiero de esa manera. Sin ánimo de ofender, por supuesto.
Sonrío y hago a un lado mis risitas. —No me ofendo. Y me alegro
de que estemos de acuerdo.
—Literalmente no tengo ni idea de qué libro estamos leyendo, si
te soy sincera.
Me río de nuevo, amando a mi mejor amiga aún más por su
adorabilidad. —Técnicamente, estamos viendo una película. Pero lo
que creo que deberíamos hacer es vivir nuestra propia versión de una.
Quiero decir, ¿no estás cansada de ver a esas chicas guapas,
extravagantes y delgadas ganando al héroe sexy cada semana? ¿No
quieres salir y encontrar un héroe propio? Ser la estrella de tu propia
película.
Lola frunce el ceño y se pasa una mano por la parte delantera de
su bata. — ¿Quién vería una película conmigo como protagonista?
—Un montón de gente. — digo, girando mi cuerpo más hacia el
suyo. —Hay muchas mujeres ahí afuera que son como nosotras. ¿Y
sabes qué? Están casadas. Tienen hijos. Y están enamoradas y son
felices. Creo que al menos deberíamos intentar conseguir ese tipo de
cosas para nosotras antes de que nuestra juventud pase por completo
y sigamos aquí sentadas deseando haber aprovechado la semana de
solteros en Kismet Cove.
—Espera. ¿Qué?— Dice Lola, sacudiendo ligeramente la cabeza.
—Sam. ¿Qué has ido a hacer?
— ¿Prometes que no te vas a enojar?

Sotelo, gracias K. Cross


—No voy a prometer eso, porque parece que nos has apuntado a
los dos a una semana de solteros en otra ciudad cuando ninguna de
los dos ha tenido siquiera una cita antes.
—Lo sé, y aún no nos he inscrito oficialmente. Pero he rellenado
los formularios. He pensado que, con nuestra limitada experiencia,
aunque esta semana no nos lleve al hombre de nuestros sueños, al
menos podremos practicar un poco las citas y, al menos, abrir la
puerta para que el universo empiece a enviarnos pretendientes.
—Esa última parte suena muy woo-woo. — dice Lola. —Pero
conseguir un poco de experiencia en un entorno controlado podría ser
bueno.

— ¡Sí! Estoy de acuerdo. Di que lo harás conmigo. Por favor. —


Tomo sus dos manos entre las mías y le hago un mohín. —Nos
mantendremos juntas y si es penoso, nos iremos y nos divertiremos
por nuestra cuenta.
— ¿Puedo llevarme mi Snuggie? — pregunta, con los ojos aún
recelosos pero con una expresión más suave.
—Por supuesto. — digo, sabiendo que está de acuerdo incluso
antes de que lo diga en voz alta. Lola es mi mejor amiga, así que no
hay nada que no haríamos la una por la otra. —No lo querría de otra
manera.
—De acuerdo entonces. — dice, cogiendo el mando a distancia y
apuntando a la televisión. —Iré a esta semana de solteros contigo. Pero
cuando volvamos, espero una noche de cine el miércoles y el sábado
para ayudarme a superar la incomodidad de exponerme así.
— ¿Pero qué pasa si conoces al hombre de tus sueños, Lola? ¿Y
si realmente te conviertes en la estrella de tu propia película?
—Bueno, mientras sea una comedia romántica, me apunto. No
tengo ningún interés en vivir en uno de esos dramas.
—Entonces ese es el objetivo. — digo, extendiendo mi meñique
para sellar el trato. —Emprendamos el mayor viaje de nuestras vidas:
encontrar al protagonista de nuestra propia comedia romántica.
—Trato hecho. — dice ella, enganchando su meñique en el mío
mientras le da reproducir a la película. —Y ahora que te has salido

Sotelo, gracias K. Cross


con la tuya, volvemos a nuestra programación habitual. Esta noche,
nuestro protagonista es un hermano Hemsworth.
Con una risita, recojo mis Snickers y vuelvo a mi excavación. —
Y es un espécimen muy bueno. — digo, imaginándome a mí misma en
la trama todo el tiempo y amando cada momento porque es como si
me hiciera una promesa a mí misma: esta será mi vida. Me merezco
que me amen. Y Lola también.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 2
REMY

— ¿Qué demonios estás haciendo?— pregunta Otis, arrugando


la nariz mientras se apoya en la barra del negocio de nuestra familia,
Valentine's Bar & Grill. Él y yo estamos de guardia hoy, y como ya hemos
hecho todo lo que había que hacer, estoy probando una nueva receta
de cóctel para el menú que preparé después de que nuestro hermano
mayor, Kellen, conociera a su ahora esposa, Jade, y le hiciera un
Cosmopolitan, el primer cóctel que Valentine's ha servido desde que
abrió sus puertas hace muchos años con nuestros abuelos al frente.
—Esto... — empiezo, sirviendo ron oscuro en un vaso alto lleno
de hielo. — Es un 'dark and stormy'. Es hielo, ron, cerveza de jengibre
y un chorrito de lima. ¿Quieres ser mi catador? — Destapo la botella
de cerveza de jengibre y empiezo a servirla; la fragancia llena el aire
mientras las burbujas revientan y burbujean dentro del vaso.
Otis da un paso atrás y sacude la cabeza con fuerza. —No, si
lleva cerveza de jengibre. Esa cosa huele a viejo y sabe a culo.
Me río mientras cojo el trozo de lima y exprimo el zumo por
encima. —No puedo decir que haya comido nunca el culo de los viejos.
Pero te tomo la palabra.
—Eso no es lo que he dicho y lo sabes. — gruñe Otis, justo
cuando Kellen y Jade irrumpen en la puerta del bar entre risas. Otis
vuelve a gruñir. —Estaré atrás.
Desaparece antes de que pueda sonreír ante su actitud de
cascarrabias. Para un hombre que fue criado por dos personas que
aman tan abiertamente y tan duramente como nuestros padres,
ciertamente parece oponerse a la idea de encontrar la otra mitad de sí
mismo. La esposa de Kellen, Jade, cree que hay magia en el aire de
Whisper Valley. Principalmente porque ella y Kellen se miraron y
supieron que estaban destinados a estar juntos en cuestión de
momentos. Incluso se casaron al día siguiente para demostrarlo. Ella
bautizó el sentimiento de amor a primera vista que ambos

Sotelo, gracias K. Cross


experimentaron como ‘guiño del alma’ e insistió en que cada uno de
los hermanos Valentine iba a experimentar su propia versión del
fenómeno. Esta idea se vio reforzada por el hecho de que su mejor
amiga, Charity, se enamoró perdidamente de nuestro otro hermano,
Vaughn, de una forma muy parecida.
De los cuatro hijos de los Valentine, los dos mayores encontraron
sus almas gemelas con un par de días de diferencia. Y si esta teoría
que tiene Jade es cierta, entonces Otis es el siguiente en la línea ya
que soy el más joven de nosotros.
Por mi parte, no puedo esperar a verlo en acción. Porque ver a
ese tipo completamente enamorado de alguien será más entretenido
que la película más taquillera del año. El hombre está tan en contra
de la idea de cualquier tipo de romance de cuento de hadas que es
probable que luche contra el sentimiento solo para demostrar un
punto. Aunque no envidio la frustración por la que pasará la chica que
está destinada a ser suya durante su desatino, tengo esta gran
confianza dentro de mí de que cuando ceda, será el mejor compañero
de vida que cualquier mujer podría desear. Porque aunque Otis es un
gruñón, también es la persona más leal y honesta que haya conocido.
—Buen día para ti, hermano. — dice Kellen al pasar de la puerta
principal al bar con Jade a cuestas. — ¿Cómo van las cosas?
—Tengo cero quejas. — digo con una sonrisa mientras levanto
mi bebida terminada sobre la barra. —Y acabo de mezclar un nuevo
cóctel para que lo probemos, así que llegas justo a tiempo.
Las cejas de Jade se levantan mientras se frota las manos. —
Ohhh. ¿Uno nuevo? ¿Qué lleva esto?
—Esto… — digo, deslizando una pajita en la mezcla. —Es un
'dark and stormy'.
Se inclina y toma un sorbo de la pajita, chocando ligeramente
los labios para medir el sabor. —Interesante. — dice, colocando su
pelo rubio hasta los hombros detrás de la oreja. —Es un poco picante
con un poco de cítrico.
Kellen se inclina y toma un sorbo tras la reacción de su mujer.
—Me gusta. — exclama, aparentemente sorprendido. Comprensible,
ya que Kellen rara vez bebe algo más que cerveza.

Sotelo, gracias K. Cross


— ¿Un ganador?— Pregunto, cogiendo otra pajita y probándola
yo mismo, disfrutando del picante de la carrera mezclado con el sabor
de la cerveza de jengibre y los cítricos exprimidos por encima. Se
supone que la encarnación original de esta bebida no llevaba lima,
pero creo que añade una capa extra de complejidad.
—Pruébalo el próximo miércoles, cuando hagamos la noche de
damas. — dice, poniendo la mano en la barra. —Eso te dará una
buena indicación de si se va a vender o no.
—Buena idea. — digo, tomando nota para mí de que éste sea el
‘cóctel del día’. La noche de damas es una cosa nueva que hemos
estado probando últimamente. La idea surgió de la prometida de
Vaughn, Charity, como forma de promocionar la nueva gama de
cócteles. Hasta ahora, ha sido un gran éxito y ha hecho que
Valentine's pase de ser un local de cerveza y alitas a ser el lugar de
encuentro de todos los habitantes de Whisper Valley que quieren
pasar un buen rato sin tener que viajar hasta la ciudad.
Y hablando de demonios, la puerta se abre y entran Charity y
Vaughn, mucho más apagados que sus risueños predecesores
mientras se dirigen a la barra con las manos unidas.
— Hey, hey, familia. — dice Vaughn. — ¿Esta es una reunión de
la que no me he enterado?
—Solo estamos probando el nuevo cóctel que hizo Remy. — dice
Jade mientras se inclina hacia Charity y Vaughn, y les da un abrazo
amistoso y un beso en la mejilla. —Deberías probarlo, Charity. Creo
que te gustará.
— ¿Sí? — dice ella, inclinándose mientras deslizo una pajita
nueva en la mezcla. — ¿Qué es esto?
—Dark and Stormy. — digo, observando su sorbo antes de
entregarle la bebida a Vaughn, que levanta las cejas.
—Es refrescante. — dice. — ¿Lo probamos el próximo miércoles?
Kellen inclina la cabeza. —Eso es exactamente lo que acabo de
sugerir.
—Sabes... — dice Charity, apretando la coleta alta que luce hoy
en su pelo rubio blanquecino. — Deberías escribir un libro con todas

Sotelo, gracias K. Cross


las recetas que pruebas y perfeccionas. Podemos promocionarlo en la
biblioteca. Y cada vez que hagamos una venta de libros, puede estar
en primer plano.
— ¿No van a hacer una venta de libros este fin de semana?—
pregunto, sabiendo que entre Jade -que trabaja en el refugio de
animales- y Charity -que dirige la biblioteca local- han organizado una
especie de mini mercado para recaudar fondos para la ciudad.
—Sí. Bueno, es obvio que no puedes reunir un libro a tiempo
para esta venta. Pero si lo haces y cuando lo hagas, nos aseguraremos
de que reciba mucho amor.
—Bueno, te lo agradezco, Charity. Aunque no he aceptado nada
de esto. — digo con una sonrisa, justo cuando la persiana que separa
la cocina del bar se levanta y Otis asoma la cabeza.
— ¿Quieren ponerse a trabajar y dejar de hacer bolsas de gas?
— se queja. —Vamos a abrir en quince minutos y están todos parados
con los pulgares en el culo.
Kellen suelta una carcajada mientras golpea la parte superior de
la barra y da un paso atrás. —Alegre como siempre, ya veo. — le dice
a Otis.
—Soy un puto rayo de sol. — dice Otis mientras se aleja de la
ventana. —Y seré un puto rayo de sol cuando abran las puertas y
saquen los carteles. Se han casado y prometido tan rápido que pronto
tendremos que lidiar con su generación de súbditos. Mejor hacer algo
de dinero para preparar la carnicería, ¿no?
— ¿Generación de súbditos?— dice Jade, riéndose con Charity
por los murmullos de nuestro hermano gruñón.
—Estoy seguro de que los hijos que tengan serán completamente
adorables. — digo, cogiendo una copa de cóctel de la estantería que
tengo encima. — ¿Pero qué tal si te preparo un cosmo y a Charity un
Old Fashioned para que puedan levantar los pies y olvidarse del
pantalones gruñones ahí dentro?
Charity sonríe ampliamente. —Nos encantaría, Remy. Todavía
tenemos mucho que planificar para el fin de semana, así que un cóctel
mientras lo hacemos será perfecto.

Sotelo, gracias K. Cross


—Los traeré. — digo con un guiño.
—Quien atrape tu corazón, Remy, será una mujer afortunada.
— dice Jade mientras se aleja. Y mientras me pongo a trabajar en sus
bebidas, suelto un fuerte suspiro. Porque por mucho que me interese
ver cómo se desarrolla esta teoría del guiño del alma con Otis, me pone
igual de nervioso que me ocurra a mí. Quiero encontrar a alguien con
quien pasar mi vida, y quiero enamorarme. Pero cuando no he tenido
una relación seria en toda mi vida, la idea de que ocurra de golpe es
desalentadora. Y lo que es peor, ¿qué pasa si Jade se equivoca? ¿Qué
pasa si estoy destinado a estar solo y a no conseguir nunca un alma
gemela?

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 3
SAMANTHA

Con nuestros formularios de inscripción firmados en la mano,


me dirijo a la oficina de correos para enviarlos a Kismet Cove, pidiendo
un deseo interno a los poderes que esos simples trozos de papel nos
guíen de alguna manera a Lola y a mí a un lugar de amor y felicidad
con los hombres de nuestros sueños. Aunque las dos estamos de
acuerdo en que esta semana de soltería no tiene por qué ser más que
una práctica para salir con el sexo opuesto, espero secretamente que
los dioses del amor y el romance se apiaden de nuestras almas
desesperadas y nos lleven directamente a nuestras almas gemelas sin
demasiado alboroto. Porque seamos sinceros, si esta semana de
soltería resulta ser un desastre, es probable que tanto Lola como yo
metamos la cabeza en la arena y decidamos que ser solteronas
llevando Snuggies y viendo comedias románticas es un decente felices
para siempre. Aunque ambas sabemos que queremos más que eso.
Un poco nerviosa, pero orgullosa de mí misma por haber dado
este gran paso hacia un futuro diferente, salgo de la oficina de correos
e inhalo profundamente el aire fresco cuando llego a la acera. El sol
me calienta la piel y, aunque mi coche está estacionado a pocos
metros, decido estirar las piernas y dar un paseo por la ciudad, ya que
hoy no tengo mucho trabajo.
Llevo unos cinco minutos caminando, disfrutando de la ligereza
que parece añadir un rebote a mi paso, cuando oigo un aullido
prolongado. Me detengo en seco y mis ojos se posan en el escaparate
del centro de rescate de animales de Whisper Valley. Dentro, hay una
mujer cepillando a un husky gris y blanco mientras éste le da una
serenata con un sonido wa-wa-wow. Observando cómo mueve la cola
de un lado a otro mientras da golpecitos con las patas delanteras y
habla a su cuidadora, me río ante el espectáculo. También decido
cruzar la calle.

Sotelo, gracias K. Cross


—Hola. — dice por encima del hombro la mujer que lucha con el
husky cuando suena el timbre de la puerta. —Enseguida estoy con
usted.
—En realidad venía a encontrarme con tu ruidosa compañera.
— digo, deslizando las manos dentro de mis vaqueros mientras me
acerco a la mujer, que lleva unos leggings negros y una camiseta
multicolor de gran tamaño. Tiene el pelo rubio recogido en un moño
desordenado, y es tan redonda y curvilínea como yo. Inmediatamente,
siento que debemos ser hermanas del alma porque las chicas gruesas
deben permanecer juntas. —Creo que no nos conocemos. ¿Eres nueva
en la ciudad?
—Bastante nueva. — dice, sosteniendo al husky con una mano
mientras me tiende la otra. —Soy Jade. Me mudé a Whisper Valley
hace un mes cuando me casé con mi marido, Kellen. Él dirige el bar
en las afueras del pueblo con sus hermanos. ¿Has estado alguna vez
en Valentine's?
Le suelto la mano y sacudo la cabeza. Valentine's es el único
lugar que hay en Whisper Valley, además de la cafetería. Y cuando
Lola y yo cumplimos veintiún años, lo último que queríamos hacer era
salir con alguien que conociéramos de nuestros días de escuela.
Evitábamos el lugar como la peste. —No puedo decir que lo haya
hecho. Pero he oído que está muy concurrido.
—Especialmente ahora que han introducido un menú de
cócteles. — dice. —La primera vez que fui solo tenían cerveza y licores
fuertes. No eran para nada amigables con las mujeres.
—Parece que debes haber sido una buena influencia para ellos.
—Oh, no sé nada de eso. Pero sí me gusta que hayan empezado
a hacer cócteles gracias a mí. Nunca me había sentido realmente
especial, pero esos hombres Valentine son una raza diferente. Dime,
¿estás soltera por casualidad? ¿Te gustan los cócteles?— Mueve las
cejas y siento que el calor sube a mis mejillas, preguntándome si estoy
emitiendo vibraciones trágicas hasta el punto de que incluso una
extraña puede percibir mi desesperación.
Los nervios me aprietan en la base de la garganta y acabo
rehuyendo el tema por completo. —Me gusta el canto de tu perro.
¿Cómo se llama?— pregunto, señalando al husky.

Sotelo, gracias K. Cross


—Ahora mismo no tiene nombre. Es un nuevo rescate y acabo
de terminar de asearlo para poder hacerle fotos y poner su perfil de
adopción en nuestra página web. ¿Te interesa?
Alargo la mano y rasco al alborotado cachorro detrás de la oreja,
observando que tiene un ojo azul y otro marrón antes de que levante
la cara y me aúlle mientras baila alegremente. —Creo que sí. Nunca
había visto a un perro tan feliz.
—Los huskies son una raza súper excitable. Súper cariñosos. Un
gran perro de familia. Pero ruidosos y con mucha energía. Ah, y
también mudan mucho, así que hay que asearlos mucho.
—Puedo encargarme de eso. — digo, acariciando al perro y
enamorándome un poco más con cada salto y aullido emocionado.
— ¿Has tenido un perro antes?
—No. Pero me dará alguien con quien hablar mientras estoy en
casa todo el día trabajando.
—Bien. ¿A qué te dedicas?
—Me dedico a la codificación. Muy aburrido. Pero creo que tener
un cachorro como este podría ser justo lo que necesito. Me obligará a
salir y a tomar aire. Además, tendré a alguien en quien pensar que no
sea yo. Seremos perfectos juntos.
—Perfecto podría ser una exageración. Los huskies dan mucho
trabajo. Especialmente como primer perro. Pero si estás muy
interesada, al menos podemos hacer una prueba juntos. Como, tal vez
acogerlo durante una semana o dos y luego si te sientes segura de tus
habilidades como dueña de un husky, entonces puedes adoptarlo de
verdad. ¿Te parece bien?
El perro me mira y dice: —Wow, wa, wow— y tengo que estar de
acuerdo.
—Me lo llevo. — digo, sintiéndome más segura de lo que
probablemente debería, pero amando esta decisión impulsiva de todos
modos. Siempre he querido tener un perro, y como lo que quiero ahora
es hacer cambios positivos en mi vida, creo que este cachorro que
brinca y yo nos adaptaremos perfectamente.

Sotelo, gracias K. Cross


¡Ah-Choo!
Lola estornuda tres veces y se prepara para una cuarta.

Oh, mierda. ¿Cómo se me ha olvidado que mi mejor amiga tiene alergia a las
mascotas?
—Lo siento mucho. Debería haberte advertido que tomaras
antihistamínicos antes de venir. Lo meteré en mi habitación, ya que
no puedo mandarlo afuera hasta que ponga una valla. — digo, guiando
al husky, al que he llamado Prancer porque no camina tanto como
salta cuando va con la correa. Es super lindo y ha sido una fuente
inagotable de risas durante todo el día para mí.
—No, no lo hagas. No pasa nada. De todos modos, tengo algo de
Clarantyne en mi bolso.
— ¿Segura? Me siento como una mejor amiga de mierda.
—Bueno, no lo eres. Me encantan los perros, y si los gatos no
hicieran que se me hincharan los ojos, tendría uno solo para poder
llamarlo Cindy Clawford, como el gato de Ted Lasso.
Me río de eso. —Es un nombre genial.
—Y también lo es Prancer para un husky. Y míralo, ¡es tan feliz!
Y tú también pareces feliz. Pero tengo que preguntar: ¿qué vas a hacer
con él cuando estemos en Kismet Cove durante la semana?
Se me cae la cara de vergüenza. —Oh, mierda. No había pensado
en eso. ¿Tal vez el refugio tiene un servicio de perrera o algo así? Jade
-la mujer que trabaja ahí- dijo que Prancer tiene un compañero que
no cree que pueda ser adoptado porque el pobre solo tiene tres patas.
Es una pena que no tenga más espacio, o me llevaría a los dos.
—Y es una pena que tenga alergia, o me lo llevaría. — dice Lola.
—Odio la idea de que algunos animales no encuentren nunca su hogar
definitivo.
—Tal vez debería mudarme a un lugar más grande. — digo de
repente. —Así podría rescatar más.

Sotelo, gracias K. Cross


Lola sonríe mientras abraza una almohada del sofá por el medio.
— ¿Qué te pasa últimamente? Parece que tienes la misión de cambiar
todo lo que hay en tu vida. ¿Has sido tan infeliz?
Arrojando el nuevo juguete para masticar que le compré a
Prancer por el pasillo, el husky corre tras él y se instala para masticar
mientras me muevo para sentarme junto a Lola en el sofá.
—No es que haya sido infeliz. Quiero decir que me gusta mucho
mi vida. Tengo mi propia casa, un gran trabajo y una fantástica mejor
amiga.
—Gracias. — dice, acercándose y dándome un apretón en el
antebrazo. —Yo también creo que eres fantástica.
Le dirijo una sonrisa antes de encogerme de hombros. —
Supongo que es solo que por la noche, cuando estoy sola en la cama
sin poder dormir, no puedo evitar desear tener algo más. Alguien con
quien acurrucarme, ¿sabes?
— ¿De ahí la semana de solteros y el nuevo perro? Te sientes
sola.
—Solo cuando estoy sola. — digo con una sonrisa.
Lola asiente lentamente antes de apretar los labios en una media
sonrisa. —Sabes, también lo entiendo. Y creo que tienes razón en lo
de ir a Kismet Cove. Es hora de que hagamos algo más que ver
películas románticas. Es hora de que experimentemos lo que es el
amor por nosotras mismas.
—Y sabes que siempre vamos a estar ahí para la otra, ¿verdad?
Pase lo que pase.
Extiende su mano y su meñique como siempre lo hemos hecho.
—No importa qué. — dice. —Mejores amigas de por vida.
Prancer aúlla desde el pasillo y nos reímos. —Mejores amigas
para toda la vida.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 4
REMY

— Oh, Dios mío, no creo haber visto nunca a un hombre tan


mareado de emoción. — se burla Vaughn mientras cubro el terreno
entre la camioneta y la biblioteca con gran velocidad.
—Soy un hombre en una misión, hermano. — digo con una
sonrisa. —Las chicas buenas se enfadan si las dejas solas demasiado
tiempo, ya sabes.
Vaughn se desdice. —En ese caso... — Acelera el paso y se dirige
a la zona de adopción de mascotas, donde Charity y Jade están
esperando con mi buena chica, una border collie de tres patas que me
robó el corazón cuando ayudaba a Jade a prepararse esta mañana.
Con solo un lametón y un extraño aullido de la cachorra rescatada,
supe que estaba destinada a encontrar un hogar para siempre
conmigo. Siempre he querido rescatar a un perro, así que no perdí el
tiempo en asegurar mi patio e instalar una puerta para perros para
que pueda tener rienda suelta en el lugar. Eso es lo que he pasado
haciendo la mayor parte del día hasta ahora. Voy a ser un padre de
perro increíble.
. —..le preguntaré a Remy cuando llegue. — oigo decir a Jade a
Charity mientras nos acercamos.
— ¿Qué me vas a preguntar?— suelto, dándoles un susto a las
dos.
Charity se da la vuelta y rompe a sonreír en cuanto ve a Vaughn,
prácticamente cayendo en sus brazos y dejándonos a mí y a Jade
discutiendo sobre mi inminente adopción de ‘Bluey’, el nombre que le
voy a dar al perro. Aunque soy consciente de que el personaje principal
de los dibujos animados para niños es un perro azul para el ganado,
quiero que mi nueva amiga tenga el mismo nombre porque es adorable
y divertida, y porque estoy secretamente obsesionado con la serie.
Claro que podría llamarla Mackenzie por el border collie real de la

Sotelo, gracias K. Cross


serie, pero mi border collie desprende vibraciones de protagonista, así
que será Bluey.
—No les hagas caso. Un nuevo amor y todo eso. — dice Jade con
una risa mientras se da la vuelta y recoge algunas páginas engrapadas
mientras yo me inclino sobre la valla y le doy a Bluey una buena
rascada detrás de la oreja. Jadea y vuelve a hacer ese extraño aullido.
— ¿Todas las borders hacen un sonido como ese?— Pregunto,
sonriendo al ver cómo se inclina más hacia mi caricia.
—Oh, Dios no. Esta parece haber crecido con un husky. De
hecho, es de lo que estábamos hablando Charity y yo cuando te
acercaste. Su compañero husky fue acogido hace unos días, y pensé
que podría ser una idea que intercambiaras los números con su dueña
para que los perros puedan volver a verse.
—Por supuesto. Mierda. Si hubiera sabido que tenía un amigo,
los habría adoptado a los dos.
—Bueno, aún podrías hacerlo. La chica que se lo llevó nunca ha
tenido un perro, y como los huskies son un poco salvajes, lo tiene a
prueba.
—Oh. — Frunzo el ceño ligeramente, sintiéndome un poco triste
por el husky si su nueva situación de vida no funciona. —Bueno, dale
a la chica mi número y si resulta que no puede mantenerlo, dámelo a
mí para que pueda mantener a esos dos juntos. Es como separar a los
hermanos, ¿sabes?
— ¿Estás tratando de separarte de nosotros?— pregunta Kellen,
acercándose con Otis, ambos con los brazos llenos de golosinas de la
venta de pasteles de la escuela. Todo este mercado consiste en
recaudar dinero para proyectos comunitarios, y estoy orgulloso de mis
dos cuñadas por haberlo organizado.
—Un poco tarde para eso, ¿no crees?— Otis comenta, dando un
gran mordisco a un Brownie de chocolate.
—Nunca se van a librar de mí. — me burlo, cogiendo una esquina
del Brownie de Otis y me la meto en la boca.
Demasiado tarde, me lo quita y frunce el ceño. —No sé. Si vas a
seguir haciendo mierdas como esa, puede que te eche de la ciudad. —

Sotelo, gracias K. Cross


dice, haciendo que Kellen, Jade y yo nos riamos. Nuestra familia está
demasiado unida como para que ninguno de nosotros se tome en serio
una amenaza como esa, así que Kellen responde robando él mismo un
trozo de Brownie. — ¡Oye!
Pasamos a escribir mi adopción de Bluey, Jade coge la correa
rosa brillante que compré para ella y se la cuelga al cuello mientras yo
pongo los puntos sobre las íes.
— ¿Qué se siente al convertirse en padre de un perro? — me
pregunta, mirando el papeleo mientras yo miro al jadeante cachorro.
—Bastante bien. No puedo esperar a ver cuánto le gusta su
nuevo hogar.
—No te olvides de llevarla al bar. Mamá y papá están ahí
esperando para conocer a su primer ‘nieto’. — dice Kellen con una
risita, recordándome lo emocionados que estaban nuestros padres
cuando les hablé de Bluey. No han tenido un perro desde que éramos
niños, así que creo que toda la familia está deseando rascarle las
orejas y la barriga.
—Será mi primera parada. — mi cabeza se levanta cuando Bluey
comienza a emocionarse, saltando en su corral.
— ¿Qué...?
Mi confusión dura solo un momento cuando un husky se dirige
hacia nosotros y Bluey deja escapar uno de sus característicos
gruñidos / aullidos. ¡Ahrooooo!
— ¡Agárrenlo! — grita una voz femenina frenética.
Sin pausa, me preparo para atrapar al husky cuando viene hacia
nosotros. Sin collar ni correa que agarrar, lo agarro por el pescuezo y
luego engancho mi brazo bajo su pecho mientras él hace un escándalo
en mi oído, tratando de saltar de emoción, aullando y moviendo la
cola. Por la alegría en los movimientos de ambos perros, supongo que
se trata del amigo husky que Jade mencionó antes.
—Muchas gracias. — jadea la mujer de pelo oscuro cuando me
alcanza. No puedo hacer otra cosa que sonreírle mientras me entrega
la correa y apoya las manos en las rodillas, tratando de recuperar el

Sotelo, gracias K. Cross


aliento. — Se quitó el collar y lo he perseguido durante lo que parecen
kilómetros.
—No hay problema. — digo, deslizando el collar sobre el cuello
del husky y apretándolo, devolviendo la correa a su impresionante
dueña. A pesar de la respiración agitada, mi cuerpo reacciona ante
ella, o tal vez sea por la respiración agitada. Tiene el pelo castaño
oscuro, los ojos marrones a juego y un cuerpo con curvas que pide
que me le acerque. No voy a mentir, estoy pensando en un montón de
maneras de acercarme a ella ahora mismo. —Remy.
Me mira por un momento, frunce el ceño y sacude la cabeza. —
No. Se llama Prancer. Ni siquiera creo que se llamara Remy cuando lo
adopté.
Contengo mi diversión por la falta de comunicación mientras
extiendo mi mano. —Soy Remy. — digo, sonriendo mientras sus ojos
se abren de par en par antes de que deslice su mano dentro de la mía,
sonrojándose al máximo.
—Me siento tan tonta ahora mismo. Soy Samantha. Sam, para
abreviar. También podría estar un poco por encima de mi cabeza con
este husky de propiedad.
—No te preocupes. Creo que Prancer está tratando de saludar a
Bluey.
— ¿Bluey?
Asiento. —Así es como llamé a la border. Estoy firmando los
papeles de adopción mientras hablamos. — Tomo el bolígrafo de Jade
y firmo la última línea del papeleo con una floritura y luego me giro
hacia Samantha. Bonito nombre. —Si estás libre ahora mismo,
¿podemos dejar que estos dos se vuelvan a reunir? Jade me dijo que
Bluey tenía un mejor amigo husky.
La boca de Samantha se curva en una amplia sonrisa. —Me
encantaría. — dice, haciendo lo posible por mantener al excitado
husky bajo control mientras Jade le pone la correa a Bluey y me la
entrega.
—Que se diviertan conociéndose. — dice, sonriendo de oreja a
oreja.

Sotelo, gracias K. Cross


—Gracias. — digo, volviéndome hacia Samantha y sonriendo. —
¿Vamos?
Asiente, y nos dirigimos juntos en dirección al parque local, los
perros guiando alegremente el camino, y yo feliz echando miradas
furtivas a esta mujer y preguntándome cómo es que he vivido en
Whisper Valley toda mi vida, y esta es la primera vez que la veo. Y
entonces me acuerdo de Jade y de su teoría de los guiños al alma, y
me pregunto si tal vez Otis no es el siguiente en la fila después de
todo...

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 5
SAMANTHA

—Jade me ha dicho que ahora mismo solo estás acogiendo a


Prancer. — dice Remy mientras nos dirigimos al parque para perros.
Es el lugar al que me dirigía con Prancer antes de que se escapara de
la correa y me hiciera perder el tiempo. Al principio me entró un pánico
tremendo, pero ahora que lo he recuperado sano y salvo y tengo a un
hombre ridículamente atractivo caminando a mi lado, ya no estoy tan
enojada.
—Es cierto. Jade pensó que tener un husky como mi primer
perro podría ser un poco más de lo que puedo manejar. Sin embargo,
dejando a un lado las locuras, hasta ahora me encanta todo lo
relacionado con este chico. Es ridículamente dulce. Deberías ver lo
ansioso que está antes de que le llene el cuenco de comida. Aúlla y
hace un gracioso baile mientras mueve la cola. No hay manera de que
pueda tener eso en mi vida por solo dos semanas y dejarlo ir.
—Supongo que eso significa que lo adoptarás.
—Absolutamente. ¿Qué te hizo decidir adoptar a Bluey?— Miro
a Remy, con sus hombros anchos, su pelo castaño claro, sus ojos
verdes y su metro ochenta. Hubba hubba, ¡qué paquete! No es fácil para
una chica como yo sentirse delicada al lado de alguien, pero de alguna
manera este tipo me empequeñece por completo. Ni siquiera me había
dado cuenta de que había tipos así en Whisper Valley. Pero supongo
que eso es lo que pasa cuando te pasas la mayor parte de tu vida
escondida viendo películas con tu mejor amiga. En nuestro intento de
protegernos del rechazo, nos hemos perdido de conocer a hombres
guapísimos sin alianzas en la mano izquierda.
Sé que no debería empezar a pensar que este encuentro es el
destino. Llevo poco más de una semana buscando el amor de forma
activa, así que sería una locura pensar que un tipo que probablemente
esté fuera de mi alcance pueda caer en mi regazo de esta manera. Pero
entonces, hay algo en la forma en que sus ojos se quedan cada vez que

Sotelo, gracias K. Cross


me mira. Si no lo supiera, pensaría que parece... hambriento. Pero,
¿por qué iba a darle hambre?
—El extraño aullido que hace... — dice con una risa. —Esta
mañana estaba ayudando a Jade a prepararse -es mi cuñada, casada
con mi hermano mayor, Kellen- y esta adorable border collie de tres
patas se lo estaba pasando en grande con todo el movimiento que
había a su alrededor. Iba de un lado a otro como si la pata que le
faltaba no le importara en absoluto, y luego hacía ese extraño ruido
que sonaba tan mal saliendo de su boca. Pero me hizo mirarla y darme
cuenta de que esta perra conoce el secreto de la felicidad. No podía
soportar la idea de que no fuera adoptada y volviera a las jaulas del
refugio, así que le dije a Jade ahí mismo que quería llevármela. Luego
firmé los papeles y te conocí a ti, y eso nos pone al día.
—Así es como me sentí cuando vi a Prancer por primera vez. Fue
como el kismet o algo así. Lo vi a través de la ventana cuando pasaba
por el refugio, y no pude seguir. En algún lugar de mi interior, supe
que era mi perro.
Remy me mira y sonríe. —Sabes, mi cuñada tiene una teoría así
sobre las personas. Ella lo llama un ‘guiño al alma’. Es cuando conoces
a la persona con la que estás destinado a estar y sus almas se
reconocen al instante.
—Huh. — digo, sonriendo ante la idea. —Algo así como un
pequeño '¿cómo estás?' del espíritu.
Remy deja de caminar y me mira boquiabierto. —Eso es
exactamente lo que he dicho. — Empezamos a movernos de nuevo y
él sacude la cabeza, riéndose ligeramente como si estuviera incrédulo.
— ¿Cómo es que tú y yo no nos hemos cruzado antes?
—No lo sé. ¿Creciste en Whisper Valley?

—Claro que sí. Mi familia es dueña y dirige el bar Valentine's en


las afueras del pueblo. Pensé que había conocido a todos los mayores
de veintiún años gracias a ese lugar. Pero parece que estaba
equivocado. Jade ha dicho que eres de aquí, pero ¿eres nueva en la
ciudad o algo así?
—No. He estado aquí los veintitrés años de mi vida. — digo. —
Pero siempre he sido un poco... reclusa.

Sotelo, gracias K. Cross


—Una reclusa, ¿eh? Tengo primos que disfrutan del estilo de
vida solitario. Tienen cabañas en lo alto de las montañas. La mayor
parte del tiempo cazan y buscan comida, por lo que no están muy a
menudo en la ciudad. Pero si alguna vez oyes hablar de un
avistamiento de Pie Grande, generalmente se trata de uno de ellos
merodeando por el bosque. Los quiero mucho, pero son un grupo
interesante. Cascarrabias. Pero interesante.
—Oh, no soy cascarrabias. Solo... no sé, realmente. Supongo que
he sentido que no encajaba. Pero tengo mi mejor amiga y compañeros
de trabajo con los que hablo durante la semana, así que no es
completamente trágico. Además, ahora tengo a Prancer en mi vida.
Creo que voy a ascender.
— ¿Sí? Pues ahora también me tienes a mí. — dice Remy,
inclinándose ligeramente y dándome un codazo con el brazo. —
Siempre que no te importe salir con bartenders de treinta y dos años
con tendencia a leer más que a socializar.
Levanto la mirada con un ligero jadeo, esa pequeña conexión a
través de nuestros brazos, aunque fuera a través de capas de ropa, me
deja la piel con un cosquilleo y me roba el aliento. —No veo nada malo
en ello. Me encanta leer. También me gusta el cine y la televisión. Todo
escapismo es válido en mi opinión.
—Me gusta considerar los paseos con perros como una forma de
evasión. Hay algo que decir sobre la simplicidad de ver a un par de
perros jugando. Creo que sería una verdadera lástima que no
hiciéramos de esto algo habitual para reunir a estos dos. Parece que
se gustan mucho.
—Sí. — digo, luchando por encontrar más palabras. Todo lo que
puedo hacer es pensar en la forma en que dijo que ahora también lo
tengo a él. Porque, ¿qué diablos significa eso? ¿Cómo es que lo tengo?
¿Lo dice de forma amistosa como dueño de un perro? ¿Cómo un
conocido? ¿Cómo un amigo? ¿O tal vez como algo más? Dios, espero que
sea algo más.
Cuando llegamos al parque para perros, aprieto las rodillas
mientras Remy se adelanta y abre la verja, ofreciéndome una
maravillosa vista de su culo vestido de vaquero. Sé que está mal mirar,
pero las nalgas apretadas y los muslos fuertes, junto con los hombros

Sotelo, gracias K. Cross


anchos y los brazos musculosos, son una parte de la mujer. Y no
puedo apartar la mirada. Pero cuando consigue abrir la puerta y se
gira para dejarme pasar, me apresuro a fingir que estaba mirando a
los perros y no a él. Sin embargo, la sonrisa de su cara me dice que
sabe exactamente lo que estaba haciendo. Me arden las mejillas.
—Entonces… — comienza Remy mientras cierra la puerta detrás
de nosotros una vez que hemos pasado. — El bar que dirijo con mis
hermanos tiene una noche de chicas todos los miércoles. Los cócteles
están a mitad de precio y cada semana pruebo una nueva receta.
Deberías venir.
— ¿En serio? ¿Quieres? ¿Que vaya a tu bar?— No sé por qué,
pero hago la pregunta en dos partes.
Se ríe mientras se inclina y suelta a Bluey de su correa. —Por
supuesto. — dice, obviamente sin darse cuenta de lo trascendental
que es que un tipo me invite a algo. —Me gustaría que vinieras esta
noche si estás disponible. Yo invito a las bebidas.
La emoción burbujea en mi pecho y succiona el aire de mis
pulmones. Arrodillada frente a mi emocionado husky, le quito el collar
y le rasco el cuello a través de su espeso pelaje. —Creo que acabas de
conseguirme una cita, Prancer. — susurro, soltándolo y viéndolo
correr con pura alegría y libertad junto a su amiga de tres patas.
—Entonces... ¿esta noche?— pregunta Remy, con un aspecto
adorablemente nervioso, mientras me vuelvo a poner de pie y me giro
hacia él.
—Ahí estaré. — digo, mordiéndome el labio y pellizcándome
mientras la sonrisa más bonita que he visto nunca ilumina su cara.
—No puedo esperar.
Inclinando la cabeza hacia el cielo, rezo una oración silenciosa a
cualquier dios que me haya enviado este divino espécimen humano.
No sé qué está pasando o qué he hecho para merecer esto, pero estoy
agradecida, no obstante. Ven conmigo.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 6
REMY

—Joder. — Dejo caer mi tercera copa de la noche, haciéndola


estallar en el suelo a mis pies mientras nuestros ebrios clientes
animan como si todo esto fuera parte de un espectáculo. En realidad
no lo es. Y mis dedos de mantequilla están empezando a cabrearme.
— ¿Necesitas que te salve o algo, hermano?— pregunta Otis,
asomándose a la ventana de la cocina donde ha estado jugando a ser
chef desde que empezó el servicio de cena. Vaughn se acerca con el
recogedor y la escoba y empieza a barrer los cristales sin decir nada.
—Estoy bien. — le digo a Otis antes de volverme hacia Vaughn y
ofrecerle que se encargue de la limpieza.
Lo aparta de mi alcance. —Está bien, Rem. Te tengo. ¿Por qué
no vas a descansar unos minutos? Podemos limpiar aquí.
—De acuerdo. — digo, quitándome el delantal y dando un paso
atrás para dejarles espacio. —No sé qué me pasa hoy. Normalmente
no soy tan torpe.
—No te preocupes. — añade Vaughn. —Todos tenemos nuestros
días buenos y malos. Así que ve a descansar. Demonios, vete a casa
si sientes que eso es lo que necesitas hacer. Aquí estamos bien.
Con una inclinación de cabeza, dejo mi delantal sobre la barra,
encontrando la mirada tranquilizadora de Otis antes de retroceder
completamente y dirigirme a una de las cabinas vacías. En el momento
en que me siento, Kellen me pone una cerveza delante y toma el
asiento de enfrente.
— ¿Quieres hablar de ello?
Levanto la cerveza y la inclino hacia él en señal de
agradecimiento. —No especialmente. — digo antes de dar un sorbo.
—Parece que Jade cree que hoy has tenido tu propio momento
de ‘guiño al alma’. — continúa. — ¿Es posible que esta nueva torpeza

Sotelo, gracias K. Cross


tenga algo que ver con eso? Me parece que tu concentración está por
las nubes. ¿La has invitado esta noche y no ha aparecido?
Frunciendo ligeramente el ceño, hago rebotar un hombro. —Tal
vez fui insistente al invitarla a salir tan pronto. Puede que la haya
asustado.
Kellen apoya sus grandes antebrazos en la mesa y junta los
dedos. —Es una posibilidad, supongo. ¿Qué te pareció cuando se lo
pediste?
Dejo la cerveza sobre la mesa, acuno el vaso frío entre las manos
y me encuentro con los ojos de mi hermano, del mismo verde bosque
que los míos. Es una característica de todos los hombres Valentine. —
Parecía feliz por ello. Emocionada, incluso.
—Tal vez surgió algo inesperado. — sugiere Kellen.
—Posiblemente. — digo. — ¿Pero no me habría llamado? Hemos
intercambiado números. Así que tiene sentido que al menos me
mandara un mensaje si no pudiera aparecer.
— ¿A qué hora se supone que iba a llegar?
Abro la boca, dispuesto a responder antes de volver a cerrarla
bruscamente, dándome cuenta de que no llegamos a tanto. —
Dispárame. No le he dado ninguna. — digo, riendo un poco para mis
adentros.
Kellen se inclina sobre la mesa y me da una palmada en el brazo.
—Ya está. — me dice. —Te has preocupado por nada. Sin una hora
definitiva, tiene toda la noche para aparecer. Solo tienes que aprender
un poco de paciencia, hermanito.
—Tienes razón. Estoy siendo un idiota. Pero esta chica, hombre.
— Sacudo ligeramente la cabeza y suspiro. —Es que hay algo en ella.
Kellen se levanta de su asiento con una gran sonrisa en la cara.
—Sé exactamente lo que quieres decir. Y si esta chica está destinada
a ser tuya, entonces esto es solo el principio. Prepárate para un viaje
increíble. — dice dándome esta vez un apretón en el hombro antes de
darse la vuelta y dirigirse de nuevo hacia la barra. Me tomo un
momento para respirar tranquilamente, dejando que sus palabras, y
la comprensión de que solo estoy siendo un bebé impaciente, se

Sotelo, gracias K. Cross


hundan y me calmen. Es entonces cuando un movimiento a mi
izquierda me llama la atención y la chica que he estado esperando
toda mi vida me sonríe.
—Samantha. — Digo, prácticamente saliendo disparado de mi
asiento. No sé si debería abrazarla, besarla o simplemente darle la
mano. Así que opto por meterme las manos en el bolsillo para no hacer
nada estúpido y exagerado.
Inclina adorablemente la cabeza hacia un lado y frunce
ligeramente el ceño. — ¿Estabas hablando solo?
—Ah... — Me quedo con la boca abierta mientras levanto la mano
y me froto la nuca, intentando recordar si alguno de mis pensamientos
acelerados ha salido realmente de mi boca. No me sorprendería que lo
hicieran. —Supongo que la respuesta depende de si hablar contigo
mismo es un factor decisivo para ti. — Suelto una risa incómoda.
Samantha echa la cabeza ligeramente hacia atrás. — ¿Un factor
decisivo? ¿Para qué?
Una sonrisa permanente parece fijarse en mi rostro mientras mi
mirada se desplaza de sus bonitos ojos de cierva a sus labios
sutilmente pintados y al vestido lila que acentúa sus grandes pechos
y se ciñe a la cintura. Lo que realmente quiero hacer ahora es coger
su mano y hacerla girar en la pista de baile para que esa falda fluida
se levante y me permita ver lo que hay debajo. Pero en lugar de eso,
vuelvo a dirigir mis ojos a los suyos y voy directamente al grano. —
Relaciones. — digo. —No me gustaría asustarte antes de que hayamos
empezado la nuestra.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 7
SAMANTHA

¿Una relación? Espera. ¿Quiere salir conmigo? ¡Mierda! Creo que quiere salir
conmigo.
Contemplo la posibilidad de pellizcarme como lo he hecho hoy,
pero tengo la sensación de que eso podría arruinar la magia de este
momento. Y realmente, ¿quiero despertarme si esto es un sueño? No.
Definitivamente no.
—No estoy en absoluto asustada. — digo, con la voz entrecortada
mientras estiro el cuello para mirarlo. Maldita sea, este hombre es muy
alto. Lo que sea que los Valentine alimenten a sus hijos debe estar
lleno de hormonas de crecimiento. Porque un rápido vistazo al bar me
muestra al menos a otros tres hombres gigantes. Y todos tienen los
mismos ojos verdes. Apostaría a que todos son sus hermanos. —Si soy
completamente honesta, también hablo conmigo misma un poco. Es
uno de los peligros de trabajar desde casa. No hay compañeros de
trabajo a mano para descifrar muchas de esas ideas.
— ¿Ah, sí? ¿A qué te dedicas?
—Codificación.
— ¿Te gusta?
—Tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Es decir, que no
puedo pasar todo mi tiempo trabajando en un lugar genial como este.
No puedo creer que nunca haya estado aquí.
Extiende su brazo y me guía hacia la barra con una sonrisa. —
No puedo creer que seas de aquí y que tampoco hayas venido. Mis
abuelos fundaron este lugar, y yo tenía la impresión de que todo el
mundo en Whisper Valley venía a Valentine's a celebrar cualquier cosa.
Me rebota un hombro —Quizás es que no he tenido nada que
merezca la pena celebrar hasta ahora.

Sotelo, gracias K. Cross


Me mira durante un largo e intenso momento y luego se anima
de repente. —Deja que te traiga una copa. — Rápido como un lagarto,
se apresura a ir al otro lado de la barra, sacando un vaso alto y
llenándolo de hielo mientras me explica lo que está haciendo.
—Acabo de aprender esto. — empieza. —Primero va el ron, luego
un poco de cerveza de jengibre y finalmente un chorrito de lima. —
Solo con ver la forma en que los músculos de su antebrazo se flexionan
con su movimiento me da sed. Así que estoy más que feliz de aceptar
el cóctel cuando me lo entrega.
—Gracias.
—Este es un dark and stormy, cariño. — dice, con esa sonrisa
suya que de alguna manera se hace más amplia y hace que aparezcan
hoyuelos en sus mejillas. Algo dentro de mí se vuelve cálido y pegajoso,
y no es una reacción al alcohol. No. Esta sensación tiene que ver con
él. El hombre oscuro pero brillante y luminoso que apareció en mi vida
de la nada y que, de alguna manera, se siente que es exactamente
donde encaja.
Pero eso suena un poco loco, ¿no? Quiero decir que acabo de
conocer al hombre hoy. Y ya estoy teniendo visiones de velos y vestidos
blancos. Supongo que estaba más sola de lo que pensaba. Tendré que tener
cuidado de no ser demasiado fuerte o seré yo la que lo espante antes
de empezar. Trata de jugar con calma, Sam.
Enrollo la mano alrededor del vaso helado, levanto la bebida y
doy un sorbo con la pajita, encontrando la mezcla dulce y picante y
ácida. Me recuerda a las vacaciones y al verano, todo en uno.
—Creo que acabo de encontrar mi nueva bebida favorita. — digo,
encontrándome con sus ojos ansiosos.
— ¿No lo dices por decir? — pregunta, con un aspecto
adorablemente vulnerable mientras se afana con un trapo, limpiando
la superficie ya ordenada. ¿Cómo es posible que este hombre tan guapo se ponga
un poco nervioso conmigo? Yo. La chica con más probabilidades de ser
olvidada en el anuario de mi instituto. No es que me hayan votado
específicamente eso. Fue más bien que no fui votada como nada en
absoluto. Así que el mensaje real era alto y claro. Ya estaba olvidada.
Nadie pensó en mí para votar.

Sotelo, gracias K. Cross


—Definitivamente no. — digo, dando otro paso. —Siempre he
sido una gran bebedora de vino. Pero esto... Esto me ha hecho cambiar
de opinión. — Da una palmada antes de levantar un brazo en el aire
con alegría.
— ¡Sí! Eso va a estar en el menú entonces.
No puedo evitar reírme, dejándome llevar por su exuberancia
mientras una versión rubia de él asoma la cabeza por la ventana de la
cocina. —Déjame adivinar. — dice, con un tono inexpresivo. —
¿Acabas de llenar el tercer hueco del cóctel? — pregunta y Remy se
ríe, inclinándose hacia la ventana y enganchando el brazo alrededor
del cuello de su hermano.
—Puedes apostar tú trasero a que lo hice, Otis, mi muchacho.
Esta es Samantha. La conocí hoy en el parque, si te acuerdas. Y
apuesto a que sí, porque Jade estaba ahí, y todo lo que ha dicho es
cierto. Recuerda mis palabras. Se acerca tu hora, hermano.
El hombre que ahora conozco como Otis mira hacia mí y me da
lo que parece una sonrisa derrotada. —Encantado de conocerte,
Samantha. — dice, extendiendo la mano e inclinándose por la ventana
para saludarme. —Soy Otis y estoy seguro de que nos veremos mucho
de aquí en adelante.
—Ummm, de acuerdo, lo espero. — digo, tomando su mano pero
aun sintiéndome confundida por todo esto. — ¿En qué tenía razón
Jade?
— ¿Qué tal si damos un paseo?— sugiere Remy. —Te pondré al
corriente de toda la historia.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 8
REMY

La música de la máquina de discos flota a través de las puertas


abiertas, los clientes salen y se mezclan alrededor de los barriles que
funcionan como mesas de pie aquí. Saludo a los clientes habituales
mientras guío a Samantha hacia la parte trasera del edificio y hacia el
claro que se estrecha en un camino que lleva a todas nuestras
cabañas.
Al detenerme en el espacio escasamente iluminado, meto la
mano en el bolsillo y presiono el mando a distancia que Vaughn ha
conectado a las cuerdas de luz. Y tal como esperaba, Samantha jadea
de alegría.

—Oh, señor. Eres suave. — dice mientras la estrecho entre mis


brazos y me balanceo de lado a lado con la música lejana. —
Ridículamente suave. ¿Por qué siento que no soy la única chica que
ve todo esto?
—Probablemente porque no lo eres. — digo con sinceridad. —
Mis hermanos Vaughn y Kellen han asombrado a sus bellas parejas
con este mismo espectáculo; aunque no estoy seguro de que hayan
bailado. Pero te aseguro que eres la primera que traigo aquí para verlo.
—No tienes ni idea de lo mucho que quiero creer eso.
Acercándome, dejo de bailar y deslizo mi mano contra su mejilla,
mirando profundamente sus ojos oscuros. —Nunca te mentiría,
cariño. El engaño no está en mí. Pero saber lo que quiero sí lo es.
¿Recuerdas esa teoría que tiene mi cuñada y de la que te hablé
antes?— Mis dedos se mueven para acomodar los oscuros mechones
de pelo detrás de su oreja, y asiente. —Bueno, a eso se refería mi
hermano, Otis, justo antes. Verás, nuestros padres se conocieron y se
casaron en un par de semanas. Y toda la vida nos han asegurado que
los hombres Valentine tienen esa extraña habilidad de saber quién es
su pareja perfecta en el momento en que la conocen. Jade lo llama

Sotelo, gracias K. Cross


‘guiño al alma’, pero mis hermanos y yo -Otis aparte, porque no es
creyente- siempre lo hemos conocido como el destino.
Sus cejas se fruncen ligeramente mientras parece asimilar mis
palabras. — ¿Estás diciendo que eso es lo que es? ¿Crees que algún
tipo de magia de la familia Valentine te ha llevado hasta mí?
— ¿Magia? No. ¿Pero una genuina habilidad para reconocer algo
bueno cuando lo veo? Definitivamente.
Cuando me acerco, con mis labios ardiendo por el deseo de
conectar con los suyos, me sorprendo cuando se retira y se aparta. —
Lo siento. — jadea.
—No. — digo, frunciendo el ceño. —Soy yo quien lo siente. He
leído esto completamente mal y estoy siendo demasiado atrevido. No
sé en qué estaba pensando al apresurarte así.
—No estás apresurando nada, Remy. Realmente quiero besarte.
Solo... me acobardé. Porque... porque, vamos, no he besado a nadie
antes, y me preocupaba estropearlo y que te decepcionaras de mí y...
Envolviendo mi mano alrededor de la parte posterior de su
cabeza, cierro mi boca sobre la suya, besándola suave y lentamente
mientras detengo sus palabras. —Nunca podrías decepcionarme,
cariño. Estás hecha para mí. Estoy seguro de ello.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 9
SAMANTHA

— ¿Hecho para ti?— susurro, mirando a esos ojos verde


esmeralda y desmayándome tanto que me mareo. ¿Cómo es posible que
esto me suceda?
— ¿Demasiado atrevido? — pregunta, pasándome los dedos por
el pelo y colocándolo detrás de la oreja.
—No lo sé. Pero, sea o no atrevido, se sintió realmente bien
escuchar eso. Nadie ha usado la palabra perfecto como descriptor para
mí antes.
—No me lo creo. — dice con su adorable sonrisa torcida.
—Deberías. La mentira tampoco está en mí.
—Entonces eso me pone muy triste. — murmura acercando su
boca a la mía. —Porque para mí, eres perfecta en todos los sentidos.
Se me escapa un suspiro cuando nuestros labios se tocan. Mi
segundo beso se vuelve instantáneamente más intenso que el primero
cuando su lengua empuja mis labios y se desliza exigente contra los
míos. Una de sus manos me sostiene la cabeza mientras la otra baja
para estrechar mi culo y arrastrarme contra él, un muro de músculos
que se conecta con mi suave malvavisco. Me encanta.
—Supongo que debería dejarte volver al trabajo, ya que te he
tenido todo para mí aquí afuera durante un rato. — susurro cuando
nuestros labios se separan por fin y mi cuerpo está tan caliente que
parece que vaya a incendiarse.
—Así de terrible, ¿eh? Tendré que mejorar mi forma de besar en
el futuro.
—Oh, Dios. No. No es eso. Es exactamente lo contrario. Disfruto
tanto besándote que creo que si seguimos ahora, no querré parar. Y
he esperado tanto tiempo para mi primer beso que no quiero seguir

Sotelo, gracias K. Cross


con todos mis primeros de golpe. Me gustaría alargar un poco este
sentimiento. Si te parece bien, por supuesto.
Una sonrisa lenta y deliciosa curva su boca hinchada de besos
mientras se inclina y roza sus labios contra mi frente. —Por supuesto,
está bien. Llevaremos esto tan lento o tan rápido como necesites. Lo
decía en serio cuando dije que sabía que eras para mí desde el
momento en que te vi. Así que en lo que a mí respecta, tengo el resto
de mi vida para demostrarte que mis instintos eran correctos.
—No creo que te lleve toda la vida, pero una o dos citas más
ayudarían. ¿Qué tal si quedamos mañana y llevamos a Prancer y a
Bluey a dar un paseo? Entonces podemos hablar y tal vez tratar de
sentir esto un poco más. Quiero decir, quiero esto, realmente lo quiero.
Pero también estoy nerviosa porque toda esta experiencia es muy
nueva para mí.
—También es nueva para mí, cariño. Te lo aseguro. Nunca he
sentido esto por nadie antes. Pero lo entiendo. Necesitas tiempo.
—No mucho, pero definitivamente un poco. Gracias por
entenderlo.
Se inclina y me da un ligero beso en la punta de la nariz. —
Déjame acompañarte a tu coche.

Atravesando la puerta de mi casa mientras tarareo la melodía de


Once Upon a Dream, entro en mi salón con un giro y me encuentro con
una sonriente Lola y un muy feliz Prancer.
— ¿Supongo que tu noche ha ido bien? — me pregunta, que se
levanta tras sentar a mi emocionado perro, que baila a mis pies y me
aúlla como si exigiera saber dónde he estado y por qué no me lo he
llevado conmigo.
—Fue increíble, Lola. Me dijo que era perfecta. Y eso ni siquiera
es lo mejor, porque nos besamos.

Sotelo, gracias K. Cross


Se le iluminan los ojos, me coge de las manos y me lleva hasta
el sofá, me da una copa de vino y se sirve otra para ella y se sienta de
cara a mí. —Bien, cuéntame todo.
—En serio, me sentí incluso mejor de lo que imaginaba. Esas
heroínas de las películas minimizan lo increíble que es besar.
Suelta una señal soñadora y estira la mano para apretar mi
antebrazo. —Dios, estoy tan feliz por ti, Sam. Quiero decir, sé que esto
significa que la semana de los solteros ya no tendrá lugar, pero estoy
más que emocionada de que hayas conocido a alguien que parece
hacerte feliz.
—Sé que es pronto, pero Dios, creo que es el elegido. Puedo...
sentirlo muy dentro, ¿sabes? Y por favor, por favor, no te saltes la
semana de los solteros solo porque no voy a ir. Tengo un buen
presentimiento sobre ese lugar porque fue en el momento en que nos
inscribí que todas las cosas maravillosas comenzaron a suceder. ¿Tal
vez sea una señal de que ir ahí te llevará a la tuya también?
—Oh, no lo sé. Me da un poco de miedo pensar en pasar por eso
yo sola.
—Puedes hacerlo. Prométeme que te arriesgarás, Lola.
Imagínate, podrías volver enamorada y entonces podríamos tener una
doble cita y criar hijos juntas y... podría ser tan genial.
Una sonrisa se curva a ambos lados de su boca. —Eso sería
increíble.
— ¿Verdad? Entonces di que irás a Kismet Cove.
—De acuerdo. — suspira. —Lo prometo.
— ¡Sí!— Dejando mi vino a un lado, me inclino y la abrazo con
fuerza. —Todos nuestros mayores sueños están a punto de hacerse
realidad, Lols. Puedo sentirlo. Hay magia en el aire aquí, y todo lo que
tenemos que hacer es dejar que nos guíe.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 10
REMY

Al llegar a la puerta de la casa de Samantha, apago el motor y


estaciono la camioneta. — ¿Por qué tengo las palmas de las manos tan
húmedas?— le digo a Bluey, que jadea, mientras miro el bonito
columpio del porche y las plantas que adornan la entrada.

—Arroooooo. — aúlla Bluey, luego bosteza e introduce la parte


superior de su cabeza bajo mi mano para pedir una caricia. La
complazco porque la perra es muy bonita. Entonces veo a un husky
que salta contra una ventana como si estuviera a punto de atravesarla
y decido que debo olvidar mis nervios y llevar mi culo a la puerta de
Samantha antes de que Prancer haga algún daño.
—Hagamos esto. — digo, desabrochando el arnés del cinturón
de seguridad y atando la correa de Bluey. Ella espera a que salga del
coche primero y salta detrás de mí, moviendo la cola y animada a
medida que nos acercamos a su amigo perruno favorito y a mi humano
favorito, que espero que sea más que una amiga.
Mientras atravieso el camino empedrado hacia la puerta de su
casa, me doy cuenta de que esa es la razón por la que estoy sudando
como un niño que le pide a la chica más guapa del colegio que vaya al
baile solo porque una vez me sonrió al otro lado de la habitación. Esto
entre Samantha y yo es nuevo. Y, con o sin guiño al alma, no hay
garantías reales cuando se trata de ofrecer tu corazón a alguien. Se
necesita un poco de tiempo para saber que es verdad.

Anoche, cuando volví a entrar en Valentine’s por mi cuenta, me


encontré con dos reacciones diferentes: el entusiasmo de Kellen y
Vaughn y el escepticismo de Otis. Aunque realmente quiero creer que
mi corazón y mi alma saben qué camino seguir en este caso, sigue
existiendo esa vocecita en mi cabeza que se pregunta si lo de anoche
fue solo un momento que acabará en nada, ya que no he tenido el
mejor historial en lo que a relaciones se refiere. Pero luego me doy una
patada a mí mismo porque quizá Samantha es la razón por la que

Sotelo, gracias K. Cross


ninguna de esas otras relaciones funcionó, y esto es en realidad el
comienzo de todo. Supongo que tengo que confiar en mis instintos y
dejar de dudar de mí mismo.
Levanto la mano y engancho los dedos en la ornamentada aldaba
de la puerta. Solo da dos golpecitos antes de que la manilla gire y
Prancer salga disparado, saltando sobre sus patas traseras cuando la
correa corta su escape y aparece Samantha.
—Hola. — dice con una sonrisa.
—Hola, a ti.
Hay un montón de ruido mientras los perros se saludan, pero
mis ojos están firmemente en Sam mientras lucha con el husky y trata
de saludarme al mismo tiempo.
—Voy a tener que enseñarle a este tipo algunos modales. — dice,
sonriendo torpemente mientras hace malabares con su llave para
cerrar la puerta.
—Aquí, déjame tomar la delantera. Por la forma en que estos dos
caminan, creo que será más fácil si están uno al lado del otro. — digo,
rozando mis dedos con los suyos mientras quito la correa de Prancer
de su agarre.
—Gracias. — dice, consiguiendo cerrar la puerta con facilidad
ahora que está libre de cargas.
—No hay problema. Y liberarte significa que puedo hacer esto.
— digo, enlazando mi mano libre con la suya y atrayéndola hacia mí.
—Y esto... — Me inclino hacia ella y aprieto mi boca contra la suya,
besándola con un suave chupeteo de labios, seguido de un último
barrido de mi lengua contra la suya antes de retirarme y tararear. —
No he dejado de pensar en ti ni un segundo desde que nos conocimos.
—Yo tampoco. — casi susurra, con las mejillas sonrojadas
cuando se encuentra con mis ojos y luego mete sus carnosos labios
entre los dientes. Me entran unas ganas desesperadas de arrebatarle
las llaves y llevarla de nuevo a esta bonita casa suya para que me
enseñe su dormitorio y pueda mostrarle lo flexible que puede ser
mientras me la como para merendar. Pero por mucho que mi polla y
mi mente disfruten de esa idea, me contengo porque esta chica es
preciosa. Es virgen e inexperta, lo que significa que es mi unicornio

Sotelo, gracias K. Cross


mágico. Tengo que tratarla con cuidado y tomarme el tiempo necesario
para cuidarla. Y eso implica un poco de cortejo antes de lo demás.
— ¿Por dónde te gustaría caminar?— le pregunto, guiándola
hacia la calle y mirando de izquierda a derecha cuando llegamos a la
acera.
— ¿Hacia el arroyo? Es muy bonito por ahí, y los perros pueden
husmear y pasárselo muy bien.
—Me parece un buen plan. — digo, ajustando un poco el agarre
de su mano para que nuestras palmas se toquen. Me mira y sonríe
antes de sonrojarse y mirar al suelo. Le doy un suave apretón en la
mano. — ¿Te estoy asustando?
Niega y vuelve a mirarme. —Solo estoy tratando de entender
esto. Me parece un sueño, porque tú llegaste justo cuando decidí que
era el momento de empezar a buscar mi felicidad para siempre. Mi
amiga Lola y yo hicimos un pacto para intentar abrirnos a
experimentar más cosas en la vida, y entonces ¡bam! ahí estabas tú.
Empiezo a pensar que tu cuñada tenía razón en que aquí hay magia
en el aire.
Mirando el cielo ligeramente gris, los altos árboles que se alzan
orgullosos y fuertes dentro de un manto de bruma, inhalo
profundamente, el aire fresco de la montaña llena mis pulmones de
energía y una sensación de seguridad. —Puede que tengas razón.
Definitivamente hay algo fuera de lo normal aquí. ¿Pero sabes qué?
Me gusta. Me gusta mucho, porque cuando te miro, cuando te cojo de
la mano y cuando te beso, me siento seguro. Hay un gran confort en
eso.
Al entrar en el sendero que serpentea por el bosque y bordea el
arroyo, doy a los perros un poco más de cuerda para que puedan
correr y olfatear mientras Samantha y yo caminamos a un ritmo
tranquilo, disfrutando de la compañía mutua.
—Cuéntame cómo eras de niño. — me dice después de un rato,
y la miro con una ceja arqueada.
— ¿Qué impresión te doy?
Se lo piensa un momento. —Creo que eras un saco de ratas, o
un encanto.

Sotelo, gracias K. Cross


Me río de eso. —Siendo el más joven de cuatro chicos,
definitivamente era un saco de ratas. Pero también era un encanto
cuando me convenía. Así que, supongo que en algún punto
intermedio.
—Ya lo veo. — sonríe.
— ¿Y tú?
—Oh, una dulzura, definitivamente. Fui un ángel desde el
principio. Pregúntale a mi madre.
—De acuerdo. Lo haré. — Me mira rápidamente. —Cuando me
la presentes, por supuesto.
—Estás muy seguro de lo nuestro, ¿verdad? — pregunta
mientras empezamos a caminar junto al arroyo.
—Lo estoy. — digo, deteniéndome y guiándola para que esté
frente a mí. —Estoy seguro.
Enganchando mi dedo bajo la barbilla, inclino su cabeza hacia
arriba y rozo mis labios con los suyos. Pero antes de que pueda
inclinarme más, las correas de mi mano derecha se tensan cuando los
dos perros empiezan a hacer ruido. Apenas tengo la oportunidad de
averiguar qué es lo que buscan antes de que vuelvan a correr hacia
nosotros. Una pequeña ardilla pasa zumbando por el tronco del árbol
más cercano y los perros zigzaguean para seguirla, consiguiendo
enredar sus correas en las piernas de Samantha y en las mías.
—Oh, no. — jadea Sam, apenas un momento antes de que den
un tirón de sus correas y sacar nuestros pies de debajo de nosotros,
enviándonos a chapotear en el agua helada del arroyo con un chillido
y un oomph.
— ¡Bluey, espera!— Grito, haciendo que la border collie regrese
y arrastre al husky hacia nosotros, dándole a las correas la suficiente
holgura como para que yo pueda desenredar nuestras piernas.
— ¡Estoy empapada!— Samantha se ríe mientras nos sentamos,
los perros saltan a nuestro alrededor y nos lamen la cara con
entusiasmo, obviamente pensando que esto es muy divertido para
todos nosotros.

Sotelo, gracias K. Cross


—Yo también. — digo, tirando de ella para que se levante. —Pero
probablemente deberíamos llevarte de vuelta a casa y quitarte esa ropa
mojada antes de que te mueras de frío.
—Tú también. Si no te importa ponerte un mullido albornoz
blanco, puedo meter tu ropa en la secadora y prepararte mi chocolate
caliente especial mientras esperamos. Es especial porque lleva
alcohol.
Riéndome, le paso un brazo por la cintura y la beso en la frente.
—Me parece perfecto.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 11
SAMANTHA

Mientras estoy en la cocina echando cacao y azúcar en dos tazas


de cerámica, no pierdo de vista la puerta que da a la lavandería, donde
oigo a Remy moverse, quitándose la ropa mojada y metiéndola en la
secadora. Cuando sale con uno de mis albornoces y poco más, puedo
ver a hurtadillas su varonil pecho. Me duelen las puntas de los dedos
por la necesidad de rozar el ligero mechón de pelo oscuro que hay ahí,
y de repente lo último que quiero es tiempo. Quiero experimentar todo
lo que me he estado perdiendo. Y lo quiero todo ahora.
—La próxima vez que saquemos a los perros, deberíamos hacerlo
cerca de mi casa. Tengo un patio cerrado para que puedan correr
juntos por ahí sin que tengamos que preocuparnos de que se escapen.
—Creo que a Prancer le gustaría. — digo, volviéndome para
verter la leche caliente sobre la base dulce y chocolatada. —Se pone
un poco molesto si lo dejo en el porche trasero cerrado durante mucho
tiempo. Como hemos visto hoy, le encanta perseguir ardillas y juro
que esas cosas corren cerca y se burlan de él.
—No me extrañaría que lo hicieran. — murmura Remy, con una
voz repentinamente más cercana que hace un momento, mientras
desliza sus brazos alrededor de mi cintura y besa la curva de mi cuello,
con su duro cuerpo apretado contra mi espalda. Me inclino hacia él,
tarareando mi placer mientras subo una mano y la deslizo por su
espeso cabello, amando la forma en que sus manos comienzan a
recorrer mi cuerpo. —Dime que pare si esto es demasiado.
—De acuerdo. — jadeo, cerrando los ojos cuando su mano afloja
el nudo de mi albornoz y golpea el negligee de satén con el que me he
cambiado, esperando secretamente que algo así pudiera ocurrir entre
nosotros. Remy gime, haciéndome sentir que he tomado la decisión
perfecta cuando su mano me recorre el vientre y me acerca un poco
más a él.

Sotelo, gracias K. Cross


—Hueles de maravilla. — retumba mientras su boca pasa de mi
cuello a mi hombro y mi bata se abre para permitirle un mayor acceso.
—Y te sientes aún mejor. — Sus manos se deslizan hacia arriba y
agarra mis pechos, y un leve gemido se escapa de mis labios cuando
su dura longitud me presiona en la parte baja de la espalda. Nunca
había sentido la excitación de un hombre. Tampoco he sido objeto de
la excitación de un hombre. Hay algo en saber que es el hecho de estar
tan cerca de mí lo que le hace sentir poderoso. Quiero más.
Girando la cabeza, inclino la cara hacia arriba y capta
rápidamente la indirecta y sella su boca hambrienta sobre la mía, su
lengua se desliza contra la mía, más profunda y exigente que nunca.
—Quiero hacerte sentir bien, cariño. — murmura, acercando de
nuevo sus labios a los míos mientras gira mi cuerpo hacia el suyo y
me quita la bata de los hombros. — ¿Me dejarás hacer eso por ti?
—Sí. — susurro, y todo mi cuerpo cobra vida mientras él pasa
las puntas de sus dedos por la piel desnuda de mis brazos. Me está
tocando por todas partes, y me encanta. Pero no es exactamente donde
necesito sus manos en este momento. —Me duele, Remy. Quiero que
me toques.
Sus ojos verdes se oscurecen cuando se fijan en los míos y lleva
sus manos a mi cintura, dejando caer mi bata al suelo. — ¿Dónde
quieres que te toque? — pregunta. — ¿Aquí? —Recorre con sus dedos
el borde de mi pecho antes de ahuecarlo más firmemente y de acariciar
mi pezón con el pulgar. Gimoteo en respuesta, y me observa
atentamente. — O quieres que te toque aquí. — Me suelta el pecho y
desliza la mano por mi vientre y entre mis piernas, tocando mi sexo y
frotándolo de un lado a otro a través de la sedosa tela de mis bragas.
—Oh, sí. — gimo, las palabras se escapan de mi boca incluso
antes de que pueda pensarlas. Muevo ligeramente las caderas,
aumentando la fricción y la urgencia de las demandas de mi cuerpo.
Entonces casi pierdo la capacidad de mantenerme en pie cuando me
aparta las bragas y desliza un dedo largo y grueso en mi costura,
deslizándose a través de mi excitación, tocando mi entrada y volviendo
a subir para rodear mi clítoris. —Ohhhhhhh.
—Tan mojada para mí, cariño. — retumba, su voz es tan gruesa
y sexy que mis entrañas se tensan en respuesta, la bruma lujuriosa

Sotelo, gracias K. Cross


de mi mente se apodera de él mientras desliza su dedo por mi entrada
y gime. —Tan apretada. Dios, se me pone dura solo de pensar en estar
dentro de este cuerpo tuyo sin tocar.
—Remy. — jadeo. —Eso se siente... Oh Dios, tan bien. Sigue, por
favor.
— ¿Alguna vez te has tocado así, cariño? — me pregunta, con su
cuerpo apretando el mío mientras me aferro a la vida y me subo a esta
ola en la que me tiene surfeando.
Sacudo la cabeza. —No.
—Eso está muy bien. Me encanta saber que soy el primero en
hacer esto por ti.
Mientras habla, añade su pulgar y un segundo dedo a la mezcla,
los dedos se mueven dentro de mí, mientras su pulgar se desliza hacia
adelante y hacia atrás sobre mi clítoris. Es como si hubiera una bobina
dentro de mí que se va estrechando cada vez más, y entonces, con la
misma rapidez con la que se acumula, entra en erupción, como un
millar de diminutas estrellas que se esparcen por toda mi cocina y me
transportan a otro reino por completo: el reino del placer.
— ¡Santo infierno!— Jadeo, mis caderas se mueven y se agitan
mientras la mano de Remy hace cosas increíbles en mi cuerpo y mi
mente. Nunca me había sentido tan viva y tan cerca de la muerte al
mismo tiempo.
—Joder, eres preciosa cuando te corres. — susurra, sacando la
mano de entre mis piernas y llevándosela a los labios, chupando mis
jugos como si mi orgasmo fuera lo más dulce que ha probado jamás.
Me dan ganas de volver a hacerlo. Pero incluso más que eso, quiero
hacer algo para que él se sienta igual de bien.
—Apuesto a que estás aún mejor. — Lo miro a los ojos y sonrío
perversamente mientras me atrevo a coger la faja de su bata y la abro,
dejando escapar un grito cuando me doy cuenta de que está
completamente desnudo debajo. —Santa madre de las pollas gigantes.
— murmuro, preguntándome cómo se supone que esa cosa va a caber
dentro de mí cuando dos de sus dedos se sienten bastante ajustados.
— ¿Te ha crecido eso solo?

Sotelo, gracias K. Cross


Remy se ríe y me pone las manos en la cintura, acortando la
distancia entre nosotros para que no siga mirando su monstruosa
polla. —Por supuesto. Sería un poco raro que un hombre de mi
tamaño tuviera una polla pequeña, ¿no crees?
—Es cierto. Pero tengo que ser sincera, me estoy asustando un
poco. ¿Cómo voy a meter esa cosa dentro de mi hoohah?
Se ríe de eso, trayendo su boca a la mía y besándome hasta que
me siento un poco más gelatinosa de nuevo. —No tenemos que ir tan
lejos ahora, cariño. Hay muchas cosas que podemos hacer sin estirar
tú... tu hoohah. — repite, con una sonrisa de oreja a oreja cuando
utiliza mi palabra. —Pero cuando lleguemos a ese punto, te aseguro
que tu cuerpo se acomodará a mi tamaño. Si un bebé puede salir. Mi
polla puede entrar.
—Tu polla haría que algunos bebés que he visto parecieran
diminutos. — replico.
—Aunque aprecio el cumplido, voy a tener que decir que eso es
una gran mentira. Nunca he visto un bebé más grande que mi polla.
— Su boca esboza una sonrisa, y es entonces cuando golpeo mi mano
contra su pecho y suelto una carcajada. Porque su polla
definitivamente no es tan grande como un bebé de verdad, pero es
definitivamente más grande de lo que jamás pensé que podría ser la
anatomía masculina. Creo que me costaría rodearla con la boca.
— ¿Por qué no me hablas de esas otras cosas que podemos
hacer? — sugiero una vez que nuestras risas se calman y el calor de
sus ojos vuelve a hacer que mis entrañas se vuelvan líquidas.
—Indícame la dirección de tu habitación y te la enseñaré. — dice,
agachándose y levantándome del suelo. —Voy a hacer que te corras
tantas veces, que ese cuerpo tuyo va a estar rogando por recibirme
adentro.
—Me gusta cómo suena eso. Pero, Remy. — empiezo mientras él
camina por mi pequeña sala de estar hacia mi habitación.
— ¿Sí, cariño?
—Yo también quiero hacer que te corras.

Sotelo, gracias K. Cross


—Oh, lo harás, cariño. Pero cuando ocurra, todo irá dentro de ti.
No voy a desperdiciar una gota en ningún otro sitio.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 12
REMY

—Por favor, Remy, por favor. — suplica Samantha mientras paso


mi lengua entre sus piernas después de proporcionarle otro orgasmo
alucinante. En este caso, sus muslos me agarraron con tanta fuerza
que casi perdí el conocimiento, pero valió la pena ver a mi diosa con
curvas retorcerse por quinta vez. —Necesito algo más. El dolor dentro
de mí. No desaparece.
Besando mi camino por su cuerpo, me acomodo junto a ella en
la almohada, mi nariz rozando la suya antes de chupar suavemente
sus labios, mi polla palpitante y desesperada presionada firmemente
contra su muslo. — ¿Me quieres dentro de ti, cariño?
—Sí. — susurra, asintiendo, sus ojos tan grandes y necesitados
que no puedo evitar querer prometerle el mundo. —Ya no me
preocupa. Solo quiero que me tomes. Que estés conmigo como deben
hacerlo un hombre y una mujer.
—Quiero entrar desnudo. ¿Te parece bien?
Asiente. — Sin embargo, no estoy usando anticonceptivos. ¿Te
parece bien?
—Más que bien. Llámame loco, pero si esta primera vez contigo
nos quedamos embarazados, eso me hará creer aún más en esto del
guiño al alma. Estará destinado a ser, ¿sabes?
—Llámame loca también. — susurra. —Porque siento lo mismo.
—Estoy enamorado de ti, Samantha. — susurro, besando su
hombro y luego su mejilla.
—Dios, también te amo, Remy. Tanto. Nunca pensé que pasaría
tan rápido porque siempre he sido muy cautelosa. Lo hago. Te amo.
Te amo y quiero estar contigo.
—También quiero eso. Date la vuelta por mí, cariño. Hagámoslo
de forma que te resulte más fácil. — le digo, con la mano en la cadera

Sotelo, gracias K. Cross


mientras la guío a su posición, enderezando una pierna hacia abajo
antes de rodear mi polla con los dedos y guiarla hasta su entrada, sus
muslos envolviendo mi longitud mientras mi punta se adentra en sus
profundidades.
—Oh, Dios. Sí. — gime. —Más profundo, Remy. Más.
—Dime si te duele, ¿de acuerdo? Iré despacio.
—De acuerdo.
Rodeando su cintura con mi brazo, la sostengo contra mí, con
mi boca en su hombro, besando y chupando mientras me meto un
poco más adentro con cada empujón. La siento tan caliente, húmeda
y apretada que me cuesta evitar que mis pelotas se descarguen antes
de tiempo. Mis dientes presionan su carne, y es en ese momento
cuando suelta un largo gemido y empuja sus caderas hacia atrás,
chupando mi polla con avidez en sus profundidades.
—Joder. Estás muy apretada, cariño. ¿Estás bien?
—Oh, joder. — jadea. —Sí. Estoy bien. Es que... Me dejé llevar.
Pero, oh, Dios. Tal vez el ayuno fue algo bueno. Me siento... estoy tan
llena, Remy. Mi piel... está cantando.
—Oh, cariño. Todo lo que tiene que ver con estar así contigo me
hace cantar también. Esto se siente tan jodidamente increíble. ¿Estás
bien si me muevo?
Se gira y me mira por encima del hombro, asintiendo mientras
muevo mis caderas ligeramente hacia atrás y luego las enrosco en ella.
Sus ojos se desenfocan y gime. —Sí, sí, sí. — dice con fuerza. —Más
rápido.
Vuelvo a acercar mi boca a su hombro y lavo con la lengua la
zona en la que la he mordido mientras acelero el ritmo, luego agarro
sus caderas con más fuerza y profundizo mi embestida. Grita. Gime.
Jadea y gime.
— ¡Remy! Oh, Dios. ¡Remmmmmyyyyyy!
Sus paredes se estrechan en torno a mí, su cuerpo se deja llevar
y se desborda en torno a mí, llevándome al límite y haciendo que me
derrame dentro de ella, pulso tras pulso de furiosa necesidad llenando

Sotelo, gracias K. Cross


sus profundidades y asegurando que nuestra unión sea para siempre.
No quiero dejarla ir nunca.
—Samantha. Jódeme. Eso ha sido increíble.
— ¿No lo dices por decir? — pregunta mientras se tumba de
espaldas y la rodeo con mi brazo para abrazarla.
—De ninguna manera. Algo sobre hacer el amor con tu alma
gemela es... mejor que cualquier cosa que haya experimentado.
Su expresión se suaviza mientras la beso lenta y profundamente,
abrazándola lo más posible, deseando que de alguna manera podamos
fundirnos en uno solo porque, en serio, nunca he sentido nada
parecido. Es como si ella me completara. Ningún día después de este
se sentirá bien a menos que ella esté conmigo.
— ¿De verdad?
—Sí, cariño. No te mentiría. Esto... tú... nosotros... está fuera de
este mundo.
Dejando escapar una lenta respiración, aprieta los labios
mientras asiente, sus ojos adquieren un brillo emocional. —Lo siento
si parezco necesitada. Es que... no estoy acostumbrada a esto.
Siempre he sido la chica regordeta que nadie quería en sus fiestas de
verano en la piscina o en sus fiestas de invierno en el jacuzzi. Y ahora,
de repente, el chico más sexy que he conocido en mi vida está en mi
cama, haciéndole cosas increíbles a mi cuerpo y llamándome su alma
gemela. Se siente perfecto, pero también se siente irreal. Como si esto
fuera demasiado bueno para ser verdad, así que lo más probable es
que sea un sueño realmente encantador del que voy a despertar
eventualmente.
— ¿Quieres que te pellizque para asegurarte de que es real?
Sacude la cabeza con fuerza. —No quiero despertarme. —
susurra.
—No lo harás. — digo, ajustando mi mano para tomar un pellizco
de piel entre mis dedos y apretar. Emite un pequeño grito y cierra los
ojos con fuerza. —Ábrelos, cariño. Todavía estoy aquí.
Cuando lo hace, me encuentro con dos charcos marrones de
brillante emoción. —Te amo, Remy. — jadea, y sus brazos me rodean

Sotelo, gracias K. Cross


el cuello mientras me inclino sobre ella y la beso lenta y
profundamente, subiéndome encima de ella hasta que sus piernas me
rodean por el medio y me deslizo en sus profundidades de nuevo.
—Yo también te amo, cariño. Y voy a seguir amándote hasta el
día de mi muerte. Te lo prometo. — digo, amando la mirada de éxtasis
que se apodera de su cara una vez más, y decidiendo que esto de aquí,
es mi nueva adicción. Samantha es mía, y soy suyo, y voy a pasar el
resto de mi vida demostrándole cuánto.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 13
SAMANTHA

— ¡Ya estás aquí! — dice una mujer que solo puede describirse
como la madre de Remy mientras abre la puerta de su gran cabaña
situada en lo alto de la cordillera con una hermosa vista de Whisper
Valley. Tiene exactamente los mismos ojos verdes de Remy y el pelo
castaño claro. Ahora tiene mechones grises, pero estoy segura de que
cuando era joven era tan espeso y abundante como el de su hijo.
—Hola, mamá. — dice Remy, inclinándose para apretar un beso
en la mejilla de su madre. —Esta es Samantha.
Una sonrisa serena cruza su rostro mientras me estudia
detenidamente. —Sam. — digo, sintiéndome nerviosa mientras le
devuelvo la sonrisa. —La mayoría de la gente me llama Sam. Solo
Remy parece insistir en llamarme Samantha.
—O cariño. — dice Remy, e intercambiamos una mirada íntima
mientras se inclina y entrelaza sus dedos con los míos.
No hay nada que me desagrade de este hombre. Prácticamente
hemos vivido en el bolsillo del otro desde que nos conocimos hace poco
más de dos semanas. Pero no puedo imaginarlo de otra manera. Es
como si lo anhelara y la única forma de satisfacer ese anhelo fuera con
más de él. Por la cantidad de tiempo que hemos pasado en la cama
últimamente, creo que él está disfrutando de alimentar las ansias
tanto como yo. Creo que Prancer y yo hemos pasado más tiempo en
su casa que en la mía. La única vez que he estado en mi propia cama
desde aquella primera noche que pasamos juntos fue cuando me fui a
casa a trabajar y Remy se acercó y aprovechó mi descanso para comer
de una forma mutuamente satisfactoria. Me sonrojo al recordarlo.
—Es un placer conocerte, Sam. Puedes llamarme Aimee. ¿Por
qué no entras? Todos están esperando en la terraza trasera.
Se hace a un lado para dejarnos entrar a Remy y a mí, y la felicito
por su preciosa casa. Es una mezcla de comodidad funcional y

Sotelo, gracias K. Cross


decoraciones otoñales. Es como si se hubiera inspirado en su entorno
y hubiera introducido la paleta de colores en la casa. Todo en este
lugar se siente cálido y acogedor. Especialmente después de la cálida
y amistosa bienvenida que recibimos al llegar. He mencionado antes
que nunca he sentido que encajo en cualquier lugar. Pero de alguna
manera, desde el momento en que entré por la puerta en la casa de
los padres de Remy, tengo una sensación de pertenencia. Como si me
hubieran acogido instantáneamente en su familia.
— ¡Ah! Aquí está nuestro nuevo miembro de la Sociedad de
Guiño al Alma de Whisper Valley. — dice Jade, tendiéndome la mano
mientras ella y la bibliotecaria del pueblo se acercan a mí. — ¿Cómo
estás, Sam? ¿Y cómo está Prancer? ¿Todavía no estás cansada de las
caídas del pelo del husky?
—Soy Charity. — dice la bibliotecaria con una sonrisa y yo
saludo con la cabeza, volviéndome hacia Jade para responder a sus
preguntas sobre Prancer.
—Oh, está muy bien. Desde que se reunió con Bluey, está más
que feliz. Esos dos son el uno para el otro.
—Como nosotros. — dice Remy, dejando caer un beso en la parte
superior de mi cabeza mientras tanto Jade como Charity miran entre
nosotros y suspiran.
—Realmente necesitamos conseguir chaquetas. — dice Jade,
asintiendo sabiamente.
— ¿Chaquetas?— pregunta Charity, con las cejas casi tocando
su pelo rubio decolorado. — ¿Tienes frío?
—No, tonta. Hablo de chaquetas para todas las mujeres
Valentine. Será como un club. La Sociedad de Guiño al Alma de
Whisper Valley. Haremos un logo para ponerlo en la espalda. Y en la
parte delantera coseremos nuestro cóctel característico y luego
podremos reunirnos en el bar, beber cócteles e intercambiar historias
sobre lo deliciosos que son nuestros maridos supercalientes. — Jade
dice la última parte detrás de las manos con una sonrisa de
satisfacción, pero no puedo evitar ponerme nerviosa al saber que
Remy probablemente también la ha oído.

Sotelo, gracias K. Cross


Aunque, sí, nos hemos declarado nuestro amor y lo hemos
consumado varias veces, no estoy segura de que nuestra relación esté
en el punto en el que él se plantee proponerme matrimonio. Me
preocupa que oírnos hablar así pueda ahuyentarlo. Porque eso es lo
último que quiero. Acabamos de empezar y no he terminado de
explorar estos nuevos sentimientos. Es decir, puede que se convierta
en algo eterno. Y realmente espero que así sea. Pero quiero que todo
ocurra de forma natural. Si Remy decide declararse, quiero que lo
haga de forma espontánea y cuando sienta que es el momento
adecuado. No quiero que sienta que tiene que hacerlo solo porque el
resto de su familia se ha lanzado a la aventura más rápido que la
mayoría. Quiero decir, he esperado veintitrés años para que él llegue
a mi vida. Así que, estoy bien esperando un poco más para un
compromiso mayor.
— ¡Me gusta esa idea!— Charity se ríe en respuesta a Jade
mientras yo sigo enloqueciendo en silencio. —Pero como aún no
estamos todos casados, y Otis aún no ha encontrado a la suya.
¿Quizás deberíamos posponer lo de las chaquetas para que podamos
confeccionarlas todas juntas? Además, no querrás que Remy se sienta
presionado para hacer la pregunta. Mira lo asustada que está
Samantha ahora mismo. Dale a estos dos tortolitos un poco de tiempo
para que se acostumbren a la idea de los guiños al alma y el aire
mágico de Whisper Valley.
—No estoy asustada. — digo rápidamente, sintiéndome
realmente asustada pero sin querer hacer sentir mal a nadie.
Remy se ríe a mi lado. —Y no me siento presionado para hacer
la pregunta. Especialmente porque ya vine preparado para hacerlo
hoy, de todos modos.
—Oh, bien. — digo antes de que mi cerebro comprenda
realmente la última mitad de lo que ha dicho y me vuelvo hacia él con
los ojos muy abiertos. —Espera. ¿Qué acabas de decir?
Los ojos de Remy bailan de alegría y felicidad mientras coloca
sus dos manos sobre mis hombros y luego las desliza por la longitud
de mis brazos para enredar nuestros dedos. —He dicho que hoy te
propongo matrimonio.

Sotelo, gracias K. Cross


— ¿Ahora mismo?— exclamo, mirando a toda su familia reunida
en la terraza, que ahora nos mira con divertido interés. Jade está
prácticamente rebotando de emoción mientras Kellen la arropa a su
lado. Luego tenemos a Charity radiante mientras Vaughn la rodea con
un brazo. Sus padres se miran cariñosamente, y luego Otis está de pie
a un lado, bebiendo una cerveza y mirando resignado como si supiera
que esto iba a suceder.
—Sí. Ahora mismo. — dice, arrodillándose y metiendo la mano
en el bolsillo para sacar un precioso anillo de zafiro y diamantes. Es
precioso.
—Continúe con eso entonces. Me muero de hambre. — dice Otis,
con una sonrisa descarada que corta la tensión que siento y hace reír
a todos los presentes.
—Solo tienes que esperar, muchacho. — dice Aimee. —Este tipo
de amor está en tu sangre. Y viene por ti. No seas tan terco que te
pierdas de verlo.
Otis asiente mientras deja escapar un suspiro. —Eso he oído,
mamá. Y supongo que el tiempo lo dirá. Pero ahora mismo, la atención
se centra en Remy, así que dejémosle hacer lo que está intentando de
rodillas y olvidémonos de mí por un rato, ¿sí?
—Gracias, Otis. — dice Remy, con una sonrisa de oreja a oreja
mientras sus hermosos ojos se fijan en los míos y, de repente, es como
si el mundo entero se desvaneciera y lo único que quedara fuera
nosotros dos y la belleza de la naturaleza que nos rodea. —Samantha.
Cariño. Sé que no nos conocemos oficialmente desde hace mucho
tiempo. Pero en mi corazón y en mi alma, siento que te conozco de
toda la vida y que he pasado los últimos treinta y dos años tratando
de encontrarte. El momento en que llegaste corriendo a mí vida
persiguiendo a ese maldito husky aullador, fue el momento en que
algo dentro de mí se despertó y se dio cuenta de que mi vida nunca
volvería a ser la misma. Tú eres la razón por la que late mi corazón.
Tú eres la razón por la que me despierto cada mañana, y si me honras
con un sí, pasaré el resto de mi vida demostrándote que conmigo sí
perteneces. Siempre serás deseada, siempre serás bienvenida, y sobre
todo, siempre serás mía. ¿Quieres casarte conmigo, Samantha, mi
oscura y tormentosa querida?

Sotelo, gracias K. Cross


Levantando la mano que tengo libre, me limpio el ojo, ya que me
gotea después de un discurso tan bonito, y asiento. —Sí. — jadeo. —
Sí, Remy. Me casaré contigo.
Rápidamente, desliza el anillo en mi dedo y se pone en pie,
recogiéndome en sus brazos y besándome con fuerza, suavidad y
cariño, transmitiendo de algún modo la verdad en cada una de las
palabras que acaba de pronunciar. Soy suya, y él es mío, y juntos
tenemos una felicidad tan rara que, cuando la encuentras, tienes que
agarrarla con las dos manos y no soltarla nunca.
—Te amo mucho, cariño.
—Yo también te amo.
Los miembros de su familia nos felicitan cuando nos separamos,
y todas las mujeres se reúnen a mí alrededor para inspeccionar el
anillo. Y los hombres se reúnen alrededor de Remy para estrechar su
mano. Luego parece que nos intercambiamos y hay abrazos y besos
por doquier, así como un montón de ‘bienvenida a la familia’. Para
cuando nos hemos calmado de la emoción y estamos sentados
alrededor de la mesa para comer una barbacoa, creo que me he
pellizcado unas cien veces, porque nada de esto parece real, pero sí
perfecto.
Esta cosa del guiño al alma de la que Jade parece estar tan
segura parece ciertamente una posibilidad mientras me siento a comer
con mi nueva familia, sin sentir nada más que amor y aceptación. Es
lo que he estado deseando toda mi vida. Y ahora que está aquí, no creo
que quiera volver a mi forma introvertida de llevar el Snuggie, a no ser
que se trate de una travesura con el Snuggie en una fría noche de
invierno con mi futuro marido.
A partir de ahora, no me esconderé. Quiero estar al aire libre,
amando libremente y sintiendo toda la felicidad que esta vida puede
ofrecer. Porque, ¿no es eso de lo que se trata? ¿De la felicidad?
Es algo que todos merecemos, y si podemos abrirnos a ella, tal
vez descubramos que está a nuestro alcance. Es lo que me pasó a mí.
Y espero sinceramente con todo mi interior que también le ocurra a
mi mejor amiga, Lola. Se dirige a Kismet Cove mientras hablamos. Así
que, si ella puede encontrar a su pareja de la misma manera que yo lo
hice, entonces tal vez Whisper Valley está lleno de una magia que la

Sotelo, gracias K. Cross


está enviando en su viaje hacia su propia alma gemela. Me pregunto
quién será...

Sotelo, gracias K. Cross


Epílogo Uno
REMY

Seis meses después…


Como parece ser la tradición en mi familia, el bar cierra y se
transforma en un lugar improvisado para la boda, donde todos
nuestros amigos y familiares se reúnen para ser testigos de un día
lleno de amor y buenos momentos. Para mí, este día es como el
comienzo del resto de mi vida. Estoy muy nervioso, pero a la vez
emocionado de estar en esta posición, bendecido con el conocimiento
de que mi alma gemela está a punto de bajar las escaleras que
conducen al apartamento vacío encima del bar y convertirse en mi
esposa.
Ese apartamento era donde vivía Kellen, pero se mudó cuando
él y Jade se casaron y ahora no se utiliza, salvo porque es el lugar
perfecto para que la novia y sus damas de honor se preparen para las
nupcias de la familia Valentine. Otis cree que deberíamos alquilarlo
como Airbnb para obtener múltiples fuentes de ingresos para el
negocio. Probablemente tenga razón. Pero el apartamento ha sido
utilizado por la familia desde que nuestros abuelos construyeron este
lugar. Se siente raro pensar que alguien que no está relacionado con
nosotros lo use. Pero ya hablaremos de eso con más detalle después.
—Escucha, hermano. — dice Otis en voz baja, inclinándose
mientras nos situamos en la parte delantera de la sala y esperamos a
que empiece la música nupcial y aparezca el amor de mi vida. —Sé
que soy un poco idiota malhumorado cuando se trata de todo este
asunto del guiño al alma que ustedes comentan, pero solo quiero decir
que me alegro mucho de que hayas encontrado a Sam. Desde que ella
entró en tu vida ha habido una chispa en tus ojos que no estaba ahí
antes. Así que no importa qué fuerzas los hayan unido -me gusta
pensar que fueron los perros como en 101 Dálmatas, por cierto-, solo
quiero que sepas que los apoyo. Y les deseo 1001 felices para siempre.

Sotelo, gracias K. Cross


Me doy la vuelta y lo miro a los ojos con una sonrisa. —Gracias.
— digo, reprimiendo el deseo de recordarle que es el siguiente. Él lo
sabe. Yo lo sé. Todos lo sabemos. Pero tengo la sensación de que mi
hermano mayor está muy nervioso porque su vida ha cambiado como
la nuestra. Así que creo que va a luchar con uñas y dientes. Pero al
final valdrá la pena. Igual que merece la pena para mí cuando empieza
la música y Samantha entra en escena del brazo de su padre, con un
ramo de flores en una mano y la correa de Prancer en la otra.
Por delante de ella, su dama de honor, Lola, camina por el pasillo
con Bluey, a quien entrenamos para que lanzara pétalos para que
pudiera ser nuestra niña de las flores.
Luego Prancer camina delante de Samantha con un collar de
pajarita y una pequeña almohada atada a su espalda como una silla
de montar en miniatura con los anillos atados a ella. Es nuestro
portador de anillos. Y se roba el espectáculo momentáneamente al
soltar una serie de aullidos y luego un largo aullido. Bluey responde
con su propio aullido, lo que hace reír a todos los invitados y me hace
recordar el primer encuentro entre Samantha y yo. Llámalo instinto,
llámalo guiño al alma, llámalo magia en el aire o incluso intuición
animal. Pero hubo una fuerza motriz que nos unió aquel día. No ha
habido un momento desde entonces en el que no me haya sentido
seguro de lo que quería en adelante. Y todo implica estar con ella.
—Estás preciosa. — susurro mientras cojo la mano de Samantha
y le doy un beso en los nudillos, agradeciendo a su padre que le levante
el velo y se aparte.
—Tú también. — susurra. —Esos ojos tuyos me matan cada vez
que los miro y esa corbata color pavo real... oh mi Dios, Remy, los hace
iridiscentes, casi. Espero que este pequeño que tengo creciendo en mi
vientre sea tan bendecido como tú.
Deslizo mi mano alrededor de su cintura y la atraigo contra mí,
sintiendo la firme curva de nuestro hijo en crecimiento presionando
contra mí y dándome todos los sentimientos de posesión y plenitud
que necesito. Es como si este momento cumpliera mi destino y todo lo
que venga después fuera salsa. No puedo esperar a dar el sí quiero y
convertirla en mi esposa.

Sotelo, gracias K. Cross


—Y yo que esperaba que el bebé fuera una réplica exacta de ti.
— murmuro, rozando mis labios con los suyos y haciéndola sonreír,
suspirar y derretirse contra mí.
—Quizá podamos tener una mezcla perfecta de todo lo bueno
que tenemos los dos. Pero el bebé necesita de verdad esos ojos. — dice,
inclinándose aún más.
Me río mientras acurruco mi nariz contra la suya y absorbo todo
lo que hay en ella. Lleva el pelo oscuro recogido en la cabeza, con
algunos rizos sueltos que le rozan la cara y los hombros. El velo está
sujeto a su pelo con una pequeña corona de joyas. Y su vestido de
novia es largo y fluido, se ciñe a la cintura y acentúa todas mis curvas
y activos favoritos. No puedo esperar a tenerla a solas al final de todo
esto.
—Trato hecho. — susurro, aunque sé que ninguno de los dos
tiene realmente voz en esto. Pero es divertido fingir que lo hacemos de
todos modos. —Joder, te amo, cariño.
—Yo también, Remy. Te amo y no puedo esperar a ser tu esposa.
—Siempre puedes dejar de charlar y sucederá cuando el ministro
haga la ceremonia. — dice Otis desde detrás de su mano. —Solo digo.
Nos reímos y dirigimos nuestra atención al ministro que, según
nos han dicho, también presidió la boda de mamá y papá hace tantos
años. Se siente bien mantener esa tradición de que los Valentines
caigan con fuerza y rapidez, casándose en el bar con el mismo hombre
diciendo las mismas palabras. Y mientras escucho, me pregunto si
esto es como un ritual para agradecer a los poderes que nos siguen
reuniendo y bendiciendo de esta manera. Si no seguimos así, tal vez
la bendición, o el guiño al alma, desaparezca y tengamos que
encontrar el amor a la antigua usanza: ensayo y error.
Odio la idea de que cualquier hijo mío o de mis hermanos tenga
que pasar por ese nivel de incertidumbre, así que cuando Samantha
y yo nos damos el sí quiero, hago una promesa silenciosa a los poderes
fácticos de que me aseguraré de que este ritual continúe, por mucho
que algunos Valentines intenten resistirse.

Sotelo, gracias K. Cross


— Los declaro marido y mujer. — dice el ministro, lo que provoca
que Samantha y yo nos besemos, que nuestros invitados nos aclamen
y, por supuesto, que nuestros perros aúllen. ¡Arrrhhoooooooo!

Sotelo, gracias K. Cross


Epílogo Dos
SAMANTHA

Diez años después…


Siempre pensé que trabajar por mi cuenta desde casa era lo ideal
para mí. Me había convencido de que era introvertida y de que no
necesitaba ni quería la interacción social fuera de mi limitado círculo.
Desde el momento en que conocí a Remy y fui acogida en su familia y
aceptada por todos sus amigos, me di cuenta de que la introversión
no era todo en mí. Claro que me sigue gustando mi tiempo a solas,
pero ahora que he encontrado un grupo de personas que me ven y me
quieren tal y como soy, también disfruto socializando. Y es aún mejor
cuando mi mejor amiga, su marido y sus hijos también están
presentes.
Tal y como esperaba, el viaje de Lola a Kismet Cove la llevó
directamente al hombre que debía conocer. Pero como esa es su
historia, la dejaré en sus manos. Siempre se ríe y dice que está a medio
hacer, pero creo que es un hermoso testimonio del poder del amor a
primera vista. Algo que los que estamos en el exclusivo club de Jade
conocemos un poco.
—Bien. Ya casi estamos todas, así que creo que es seguro
empezar con los cócteles. — dice Jade, cogiendo su cosmo y
sosteniéndolo en alto. Yo sigo con mi Dark and Stormy y Charity coge
su Old Fashioned. Solo queda un Lemon Drop, y cuando nuestra
último miembro entra corriendo en la puerta del Valentine's toda
alterada y lo coge, estamos completas.
— ¿Por qué has tardado tanto?— Pregunto a…
¡Espera! ¡No puedo decirte quién es la dueña del Lemon Drop!
¡Ni siquiera la has conocido todavía! Me estoy adelantando demasiado
y casi estoy a punto de arruinártelo todo. Dios mío. Habría sido una
pena.

Sotelo, gracias K. Cross


Así que, como la historia de Lola, dejaré la de Otis y su Lemon
Drop para que la cuenten ellos.
Entonces, ¿qué me deja eso? Hmmm. ¡Oh, sí! Les hablaré de mi
increíble marido, de nuestros dos preciosos hijos y de los cachorros.
Sí, ¡los cachorros!
Después de que Remy y yo nos casáramos y tuviéramos a
nuestra primera hija, Evelyn Rose -que afortunadamente tiene los
preciosos ojos verdes de su padre-, también descubrimos que había
otra hembra embarazada en la casa. Resulta que Bluey y Prancer eran
más que amigos, y ahora tenemos una serie de perros husky cross
border collie a los que queremos tanto como a sus padres, ahora muy
grises. Nuestro segundo hijo, llamado Wilbur, es como un susurrador
de perros y se pasa la mayor parte del día afuera con los perros
ensuciándose como hacen los niños. Es como si fuera un miembro de
su manada, y es muy dulce la forma en que todos se quieren tanto.
Remy ha demostrado ser un marido y un padre increíble,
siempre encontrando tiempo para mí, los niños y los perros, así como
para su propia familia y sus amistades. El hombre siempre tiene una
sonrisa en la cara, y una sonrisa muy traviesa para mí cuando
estamos solos, y aunque ya llevamos una década de relación, lo amo
y lo deseo tanto como aquella primera vez. Sea lo que sea que la magia
del aire en Whisper Valley haga por una pareja, ciertamente ayuda a
mantener viva la llama. Soy más que consciente de que lo que tenemos
Remy y yo es muy especial. Espero que siempre sea así, y espero que
nuestros hijos también lo experimenten cuando les llegue el momento
de encontrar el amor.
En cuanto al trabajo, me he dedicado a los negocios con Lola,
abriendo una empresa que utiliza sus conocimientos de diseño gráfico
y mis habilidades de codificación. Construimos juntos negocios
enteros en línea, desde el concepto hasta el lanzamiento, e incluso
hemos contratado a otras personas para que nos ayuden a
expandirnos. El cielo es el límite, y como mejores amigas y madres,
estamos mostrando al mundo que realmente puedes tenerlo todo si
encuentras el equilibrio adecuado y dejas que la felicidad entre en tu
corazón. Porque, como ya he dicho antes, al final del día, la felicidad
es lo único que importa, y con mi marido, mi familia y mis amigos a
mí alrededor, encuentro alegría allá donde miro.

Sotelo, gracias K. Cross


— ¿Te bebiste toda la jarra de Dark & Stormy que te hice?— me
pregunta Remy cuando termina nuestra “reunión” y me dirijo a
nuestra casa, situada en el bosque detrás del bar, a un paso del resto
de los Valentine. Todas las chicas nos reímos borrachas durante todo
el camino antes de separarnos y dirigirnos directamente a nuestros
maridos.
Me apoyo en el marco de la puerta y le hago lo que creo que es
un mohín sensual mientras levanto la cadera. —Quizás la mitad. Tal
vez más. Desnúdame y mira cómo de traviesa me pongo para saberlo
con seguridad.
Con una risa y una mirada oscura y deseosa, Remy se dirige
hacia mí, levantándome en sus brazos y besándome hasta la saciedad
mientras cierra la puerta de una patada y me lleva al interior de la
casa. —Es un puto placer, cariño. — murmura, y me lleva a las
escaleras y a nuestro dormitorio para hacer exactamente eso. ¿He
mencionado lo mucho que amo a mi esposo?

Fin…

Sotelo, gracias K. Cross


Sotelo, gracias K. Cross

También podría gustarte