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TEODORO PRÓDROMO

LA CATOMIOMAQUIA

EDICIÓN, TRADUCCIÓN, INTRODUCCIÓN Y NOTAS DE

FRANCISCO ANTONIO GARCÍA ROMERO

Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras


y
Centro de Estudios Históricos Jerezanos

Jerez de la Frontera, 2003


Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

Edita: Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras


y
Centro de Estudios Históricos Jerezanos

Diseño e impresión: Línea Offset, S.L. – Chiclana

ISBN: 84-921562-2-8

Depósito legal: CA-482/2003

Patrocina: Caja San Fernando Sevilla y Jerez

2
Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

A Francisco Antonio, M.ª de los Ángeles e Irene,


nuestros hijos,
“pues ni el sueño ni la primavera, que de súbito llega,
son más dulces”.
(Teócrito, Idilios IX 33 s.)

“Útil, mejor dicho, necesario es considerar muy importante la adquisición de las obras
antiguas (...). Pues (...) instrumento de la educación es el uso de los libros y, así, desde su
propia fuente podemos conservar la ciencia”.

(Pseudo Plutarco, Sobre la educación de los hijos 8b)

3
Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

INTRODUCCIÓN∗

I. EL AUTOR Y SU ÉPOCA
Dentro del atractivo marco del mundo bizantino, término común para denominar
al Imperio Romano de Oriente; entre el apogeo de Constantinopla, la antigua Bizancio, con
Justiniano (527-565) y su caída en manos de los latinos (1204), anticipo del ocaso de 1453;
tras el feliz renacimiento cultural del siglo XI, encarnado en el emperador Constantino IX
Monómaco (1042-1055) y su secretario Miguel Pselo, y, en definitiva, en algún momento
durante el gobierno de la dinastía comnena (1081-1185), puede situarse la curiosa figura de
Teodoro Pródromo.
Su vida transcurre, pues, en un período1 fecundo para la literatura, en el que
contamos con numerosas y variadas creaciones: desde la Alexíada de la princesa Ana
Comnena, sobre la etapa en el trono de su padre Alejo I (1081-1118), hasta las poesías
“anacreónticas” de Juan Comneno.

* Esta introducción, así como la traducción y las notas, son substancialmente las que se publicaron

en mi artículo “La Catomiomaquia de Teodoro Pródromo” (Trivium. Revista del profesorado de


Enseñanzas Medias 4 [1992], Jerez de la Frontera, págs. 63 ss.), si bien he ampliado y corregido passim
(addenda et corrigenda adieci, podría decir con innegable prurito filológico). Sigo agradeciendo al Dr.
Máximo Brioso Sánchez (Universidad de Sevilla) el que revisara aquel trabajo en su totalidad y me
ofreciera sus siempre acertados consejos. Por supuesto, los defectos que se encuentren únicamente a
mí son achacables. Conste también mi agradecimiento a mi amiga y colega la profesora D.ª Paz Gómez
de Pablos por su colaboración y al Dr. Włodzimierz Appel (Universidad de Toruń, Polonia) por
haberme proporcionado en su momento la edición de H. Ahlborn.
Aunque no sea muy “ortodoxo”, me he decidido por transliterar las palabras y pequeños
textos griegos tanto en la introducción como en las notas para acercar lo más posible esta simpática
obrita de Pródromo a todos los lectores, no solo a los helenistas. En la transliteración, por cierto, he
puesto el acento sobre la primera vocal del diptongo (kài galâi, no kaì galaî) para facilitar la lectura a
quienes desconozcan la lengua griega (así lo hace, por ejemplo, el gran J. Corominas en una obra tan
manejada como su Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, Madrid, 1961, con bastantes ediciones
posteriores).
1
Para Impellizzeri (cf. Valero Garrido, Basilio Digenís Akritas, pág. 23) existen cuatro períodos en la
literatura bizantina: 1.º Desde el siglo IV hasta mitad del del VII, “protobizantino”; 2.º Desde
mediados del VII hasta mediados del IX, “oscuro”; 3.º Del 843 hasta 1204, el más fecundo; 4.º
Desde 1204 hasta 1453. En la bibliografía se hallará la cita completa de los libros y artículos a los
que en estas notas me refiero en forma abreviada (todos ellos son de especial interés para mi tema).
En las notas incluyo, además, otros estudios y obras que no aparecerán en la bibliografía y que
guardan una relación menos estrecha con el autor o con la obra concreta que aquí analizo.

4
Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

Algún dato procedente de la obra del mismo Pródromo ayuda a precisar las fechas
que más nos interesan2. Dentro de su inabarcable producción de poemas de circunstancias,
laudatorios y mendicantes, hallamos uno dirigido al emperador Juan Comneno (Juan II
Calojohannes, 1118-1143) en el que se llama a sí mismo “anciano”, y otro, en hexámetros,
dedicado a la boda del sucesor de este, Manuel I Comneno (1143-1180), con Berta de
Sulzbach en 1146. Por tanto, los años de su existencia son los finales del siglo XI y los de
la primera mitad del XII.
De él se sabe, por otra parte, que era maestro de escuela y, como se verá, escritor
prolífico en casi todos los dominios de la literatura, además de incansable mendigo por
medio de sus versos a los pies de los poderosos, víctima como era de una persistente
pobreza, hasta el punto de darse a sí mismo el nombre de Ptochopródromos (si estamos de
acuerdo, con algunos estudiosos, en que los dos nombres corresponden a un mismo
personaje). No puede asegurarse que en las postrimerías de su vida fuera en Constantinopla
el monje “Hilarión”, ya que a lo largo de la Edad Media cobró fama como arquetipo de
poeta adulador y pedigüeño y, así, ciertos poemas de este tenor en lengua vulgar,
transmitidos como anónimos o como del tal monje Hilarión, han podido, por ello, pasar en
muchos manuscritos a engrosar la producción de nuestro autor3.

II. LA OBRA DE TEODORO PRÓDROMO


Ya he hecho referencia al extenso número de composiciones poéticas de Pródromo
con esas singulares características que le dieron renombre en la posteridad. A todas esas
poesías, diríase “peticionarias” y de circunstancias, en las que halaga a los personajes de la
corte, hay que añadir una serie de poemas burlescos4. Sin duda, es el más fecundo
representante del epigrama y destaca, con su fácil verbo, en sus poesías en lengua vulgar5,
donde se nota, como en otras creaciones, la influencia de Hiponacte y la huella de Luciano.
Hay que mencionarle, asimismo, como autor de Anacreónticas, cultivadas también en el siglo
XII por Juan Comneno, Juan Catrares y Manuel Paleólogo.

2
Consúltese el reciente trabajo de un gran especialista de la Literatura Bizantina: Moreno Jurado,
Teodoro Pródromos. Rodante y Dosicles, págs IX ss., cuyo prólogo, notas y bibliografía resultan de
enorme interés para el estudio de Pródromo y su obra.
3
Cf. Ch. Diehl, Figures byzantines, 2 série, París, 1908, pág. 134; Hesseling - Pernot, Poèmes
prodromiques (...), págs. 8 ss.; Dölger, Die byzantinische Dichtung, pág. 16 y n. 6. Contamos con una
excelente edición moderna de los poemas “ptochoprodrómicos” de H. Eideneier (Colonia, 1991).
4
Cf. Dölger, Die byzantinische Dichtung, pág. 26.
5
Cuyo estudio y traducción ha realizado J. M. Egea, Veleia 1 (1984), págs. 177 ss.; y 5 (1988), págs.
287 ss.

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Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

Pero en absoluto se agota aquí su inexhausta inspiración. Ha tocado temas satíricos,


y de gramática, filosofía y teología y hasta compuso un poema astrológico en versos de
quince sílabas6.
Una larga historia de amor encierran los nueve cantos de su novela en versos
dodecasílabos (con ritmo de trímetro yámbico), Rodante y Dosicles7, que ha de ponerse en
relación con otras como la Novela de Aristandro y Calítea de Constantino Manasés, Drosila y
Caricles de Nicetas Eugeniano o Hismine e Hisminias de Eustacio Macrembolites, con lo que
el siglo XII supone un florecimiento del género, olvidado desde hacía tiempo.
Por último, me detendré brevemente en sus dramátia o piezas breves en forma
dramática, no para la representación, sino para la lectura, en las que Pródromo desplegó un
asombroso ingenio, aprovechando a la vez su conocimiento de la literatura clásica. Por un
lado, tenemos La amistad exiliada8, por otro, la Catomiomaquia. Sobre un argumento en cierto
modo análogo, Pródromo ha pergeñado un Cuento de un ratón (Schédē myós), al que me
referiré abajo. De estos dramas para la lectura hay ejemplos desde el siglo IX con un
diálogo entre Adán, Eva y la serpiente de Ignacio Diácono; en el X debemos siete de ellos
a la monja Rosvita9; y posteriormente, entre los siglos XI y XII, contamos con el Christus
patiens (Christòs páschōn)10, un verdadero centón (atribuido a Gregorio de Nacianzo por los
manuscritos) a base de versos trágicos, sobre todo de Eurípides, con recursos propios de la
tragedia, como el informe de un mensajero, que, por cierto, aparecerá también en la
Catomiomaquia. Después de Pródromo se cita a Miguel Hapluquir o Manuel Files entre los
creadores de este tipo de obras11.

6
Ed. E. Miller, Notices et Extraits de la Bibliothèque Nationale 23 (1872) II, págs. 1 ss. Sobre los
comentarios de Pródromo, por ejemplo, al segundo libro de los Analytica Posteriora de Aristóteles, cf.
Ch. Graux, Essai sur les origines du fonds grec de l’Escurial (París, 1880) = Los orígenes del fondo griego del
Escorial, edición y traducción por G. de Andrés, Madrid, 1982, págs. 271, 368 y 521.
7
Ed. R. Hercher, Erotici Scriptores Graeci, II, Leipzig, 1859, págs. 565 ss.; y la magnífica y moderna
ed. teubneriana de M. Marcovich, Theodori Prodromi De Rhodanthes et Dosiclis amoribus Libri IX,
Stuttgart-Leipzig, 1992), base de la traducción de Moreno Jurado citada arriba en n. 2.
8
Ed. Migne, Patrologia Graeca, CXXXIII 1321 ss.
9
Cf. J. Oroz Reta y M.-A. Marcos Casquero, Lírica latina medieval I. Poesía profana, Madrid, 1995, pág.
165.
10
Ed. J. G. Brambs, Leipzig, 1885. Este editor (en su De auctoritate tragoediae christianae quae inscribi
solet Christòs páschōn Gregorio Nazianzeno falso attributae, Eichstätt, 1883) atribuyó la pieza al mismo
Teodoro Pródromo (cf., abajo, n. 22), pero contra esta opinión ya se pronunció I. Hilberg, “Kann
Theodoros Prodromos der Verfasser des Christòs páschōn sein?”, Wiener Studien 8 (1886), págs. 282
ss.; Nachtrag 9 (1887), pág. 150. A. Tuilier ha defendido modernamente la autenticidad de la
atribución a Gregorio de Nacianzo: cf. su Grégoire de Nazianze. La Passion du Christ. Tragédie, París,
1969.
11
Cf. Dölger, Die byzantinische Dichtung, pág. 16.

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Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

III. LA CATOMIOMAQUIA. NOTAS GENERALES


Este páignion, compuesto “según la estructura de una comedia”, como escribe
Aristobulo Apostolio en el prólogo “a los lectores” de la primera edición (ca. 1494), puede
servir de enlace entre la Batracomiomaquia pseudohomérica y esas muestras de la literatura
española como son El libro de los gatos (traducción de las Narrationes morales del cisterciense
Otto de Shirton, escritas hacia 1175), La Muracinda de Juan de la Cueva, La Gatomaquia de
Lope de Vega, La Mosquea o lucha entre moscas y hormigas de José de Villaviciosa y la
Gatomaquia, un poema jocoso de Ignacio de Luzán en el siglo XVIII12.
Desde luego, Pródromo no hace sino recoger el legado de Homero, en cuyo corpus
los antiguos incluían no solo la Batracomiomaquia, sino la Psaromaquia, la Geranomaquia y la
Aracnomaquia13. Pero es que, en concreto, para el tema de la Catomiomaquia cuenta con unos
claros precedentes en la fábula. Así, el conflicto entre los ratones y el gato de la Fábula
esópica 79 Perry (Áilouros kài mýes) constituiría como una antesala para los versos del
bizantino, en los que por añadidura se traslucen la sátira política y la crítica social14. De
hecho, le ha gustado tanto a Pródromo esta innata enemistad entre el felino y el roedor,
con todas sus posibilidades, que ha compuesto además ese Cuento de un ratón, ya citado
antes, en el que un ratón, abad por cierto, y un gato se presentan como grandes entendidos
de la Biblia, aduciendo versículos en defensa de sus particulares intereses.
En realidad, el tema de la lucha entre gatos y ratones parece que ha resultado muy
atractivo desde la más lejana antigüedad, pues el primer testimonio remonta al Egipto de
1250 a.C.: un papiro en el que están dibujados unos ratones, cubiertos de armas, atacando
una fortaleza defendida por gatos. Bien puede compararse este dibujo con otra muestra ya

12
Cf. Samaniego, Fábulas V 1. El italiano Teófilo Folengo (s. XVI) también escribió una Moschaea.
13
Acerca de los estorninos, grullas y arañas, respectivamente. El tema de la Geranomaquia fue tratado
también por el épico Quérilo en su Gerania (cf. A. Bernabé, “Quérilo y la Geranomaquia […]”,
Emerita 52 [1984], págs. 319 ss.). De Epicíclides se hablará en la n. 4 a la traducción del prólogo de
Apostolio.
14
Cf. Calímaco, Himno VI (A Deméter) 110. Sobre ratones y comadrejas cf. Fábula esópica 165 Perry
(Mýes kài galâi: cf. Babrio, Fábulas 31 Perry; Fedro, Fabulae Aesopiae IV 2). Conservamos una
Galeomiomaquia en un papiro del siglo II o I a. C. (cf. H. S. Schibli, “Fragments of a Weasel and
Mouse War”, Zeitschrift für Papyrologie und Epigraphik 53 [1983], págs. 1 ss. También el tema de la
Batracomiomaquia se nos ha conservado en la fábula: cf. B. E. Perry, Aesopica, Urbana, 1952, págs.
75 s. Sobre el carácter crítico y satírico de la obra cf. ed. Hunger, págs. 51 ss.; y F. Rodríguez
Adrados, Historia de la fábula greco-latina (I) 1, Madrid, 1979, págs. 345 ss.; ibid. II, Madrid, 1985, pág.
526.

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Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

de época bizantina: el simpático fresco de la Johanneskapelle de Pürgg en Steiermark


(Estiria), que puede estar relacionada con la parodia prodrómica15.

IV. ARGUMENTO
Del prefacio que agregó Apostolio a la primera edición se deduce que no sabía
quién era el autor de la Catomiomaquia (lo que también demuestra que no conocía el codex
Marcianus gr. 524, en cuya hypóthesis se lee tôu Prodrómou). Precisamente en esas líneas
introductorias “a los lectores”, el editor asimila la obra a aquellas otras, para él homéricas,
que perseguían el deleite de los alumnos antes de pasar a temas más graves, en un asomo de
recurso pedagógico del que Homero16 se habría servido en su labor educativa.
El diálogo entre el rey, llamado Rondacarnes, y Robaquesos, a modo de prólogo
trágico, pone en antecedentes al lector sobre la triste condición de los ratones, siempre
encerrados en la madriguera por temor al gato17 (vv. 1-32).
Tras recordar la muerte de sus hijas, devoradas por su enemigo, deciden hacerle la
guerra, pero sin que aquel lo advierta, según aconseja Robaquesos, para cogerlo
desprevenido (vv. 33-77).
Rondacarnes cuenta cómo se le apareció Zeus en sueños y cómo él amenazó al dios
de los dioses con saquear su templo si no le daba la victoria. Rondacarnes y Robaquesos
deciden convocar a los ratones (vv. 78-126).
Rondacarnes arenga a los jefes. Finalmente, todos se van a sus casas a descansar
(vv. 127-184).
El coro interviene brevemente (vv. 185-197). Al amanecer, los ratones celebran
sacrificios (¡de ovejas y bueyes!: v. 201) e invocan a los dioses antes de entrar en combate
(vv. 198-215).

15
El dibujo egipcio se reproduce en la lámina 23 de R. Lepsius, Urkunden der ägyptischen Altertums
(1842); y cf. S. Morenz, “Ägyptische Tierkriege und die Batrachomyomachie”, Festschrift für B.
Schweitzer, Tübingen, 1954, pág. 88. Por su parte, la Catomiomaquia de Pürgg figura en la portada y en
el interior de la ed. de Hunger, junto con un interesante estudio y la correspondiente bibliografía
(págs. 66 ss.)
16
Entre estos extremos, la épica solemne y la burlesca, recuerdo yo también al Homero del relato
de Borges: “Es fama que después de cantar la guerra de Ilión, cantó la guerra de las ranas y los
ratones. Fue como un dios que creara el cosmos y luego el caos” (El inmortal IV). Para Aristóteles
(Poética 1449a), Homero fue quien esbozó lo que luego sería la tragedia y la comedia (lo serio y lo
ridículo): aquella con la Ilíada y la Odisea, esta con el Margites.
17
Realmente la forma del término griego (káta) y su concordancia son siempre femeninas en la
obrita: cf. el argumento que la encabeza y los vv. 24 s., 27 etc. (pero cf. galês en el prólogo de
Apostolio). Para mi traducción por “gato”, no “gata”, cf. VI. El texto y la traducción (y n. 29).

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Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

La reina, esposa de Rondacarnes, implora la ayuda de Zeus y conversa con el coro


acerca del destino que le espera en caso de que los suyos sean derrotados: la cautividad o la
muerte (vv. 216-239).
Llega un mensajero para anunciar que el hijo de la reina ha caído en la lucha. Esta
se lamenta mientras el coro la anima. El mensajero relata lo ocurrido y se marcha. Reina y
coro entonan un treno (vv. 240-332).
Otro mensajero se presenta y, tras solicitar una recompensa por las faustas noticias
que trae, refiere los últimos sucesos y el fin del gato, aplastado por una viga. El coro
concluye con sus deseos de felicidad para el mensajero (vv. 333-384).

V. COMPOSICIÓN
La originalidad de nuestro poeta no está, según se comentó, en la elección del
asunto, sino en que lo ha plasmado en forma de tragedia, aunque para la lectura, y no de
poesía épica.
Como Helmut Ahlborn afirma18, en absoluto nos valen como punto de referencia
los aparentes animales de la escena aristofánica. Pródromo ha parodiado muchos recursos
de la tragedia y los “personajes” bien pueden pasar por figuras trágicas cuando se los
despoja de su carga burlesca.
Si en la Batracomiomaquia se imitaba el metro épico, la dicción formular, las escenas
típicas, etc.19, la Catomiomaquia está compuesta en su totalidad en trímetros yámbicos (como
los de Jorge Pisides en el s. VII, o los de Cristóforo de Mitilene en el XI), y en sus 384
versos se observan elementos de la tragedia: un prólogo dialogado (vv. 1-32) entre el rey y
Robaquesos; el parlamento de Rondacarnes (vv. 126-180); una desdibujada párodos del coro
y la intervención de los semicoros (vv. 185-196); el diálogo en el que participa el coro, aquí
como un personaje más (a partir del v. 210), y un intento de kommós o diálogo lírico entre el
coro y la reina (vv. 318-332), donde también podría verse una esticomitia; el relato, rhêsis, de
los mensajeros (vv. 283-304, 356-378); el empleo de la antilabē o división de un mismo
verso entre dos interlocutores (vv. 274 y 336); un deus ex machina, incluso, en la satírica
forma de una viga que cae del techo y soluciona el problema (vv. 371-375); o el éxodos final

18
En su ed., pág. 45.
19
Cf. A. Bernabé Pajares, Himnos homéricos. La “Batracomiomaquia”, Madrid, 1978, págs. 321 ss. (y cf.
también la ed. y trad. polaca de W. Appel, [Homeri] Batrachomyomachia. Wojna Żabiomysia, Toruń,
1993).

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Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

(vv. 379-384). Y aún cabría señalar el lenguaje retórico20 y las lamentaciones exageradas (cf.
v. 323). Sin embargo, la estructura trágica normal de episodios y estásimos es, tal cual,
imposible, dada la corta extensión del dramátion.
La cultura de Pródromo se delata por todos estos integrantes, además de por los
reflejos de la literatura griega que se evidencian. Un concienzudo editor como es Herbert
Hunger21 subraya los paralelos con la tragedia, especialmente con las que forman las
llamadas “tríadas bizantinas” de Esquilo (Prometeo encadenado, Los siete contra Tebas, Los persas),
Sófocles (Áyax, Electra, Edipo rey) y Eurípides (Hécuba, Orestes, Las fenicias). Aun así, no me
parece adecuado calificar de mero “centón” a nuestra obra.
Por su parte, la influencia de la Batracomiomaquia pesa no solo en el vocabulario22
sino también sobre los nombres que los ratones reciben, por más que el calco sea casi
inexistente (hay que tener en cuenta que a los trímetros yámbicos de la Catomiomaquia no se
adapta la mayoría de los nombres del poema pseudohomérico). He aquí los casos más
llamativos:
Catomiomaquia Batracomiomaquia (trad. de A. Bernabé)

Pternoglýphos (Cincelajamones)
Lychnoglýphos (Rayacandiles ) - {
23

Tyroglýphos (Cincelaqueso)

Sitodáptēs (Tragapán) - Artophágos (Comepán)

Tyroglýphos (Cincelaqueso)
Tyrokléptēs (Robaquesos) -{
Tyrophágos (Comequeso)

Leichénōr (Lamehombres)
Tyrolêichos (Lamequesos) -{ Leichomýlē (Lamemolinos)
Leichopínax (Lameplatos)

20
El vocabulario incluye términos muy expresivos que no pertenecen al griego clásico y quizá han
sido acuñados por el propio autor: skandaloplókōs (31), skotokrýptou (v. 113), mýarchoi (v. 125),
hagnómanti (v. 191), tanaōdiphre y titanotrépon (v. 255), komporrēmónōs (v. 343), etc. (otros como
akratōsýnēs [v. 20] o machēsmós [vv. 61, 65, 202], etc., tampoco se remontan al griego anterior).
21
En su ed., págs. 44 ss.
22
Cf. pormenorizadamente en ed. Hunger, págs. 41 s. También influye el libro V de la Ilíada (por
algunos pasajes que bien podían aprovecharse para el tema de la Catomiomaquia: ibid., págs. 42 s.).
Incluso existen paralelos con el ya citado Christus patiens (ibid., págs. 49 s., n. 24).
23
Cf. Catomiomaquia, v. 35, n. 5.

10
Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

Psichárpax (Rapiñamigas) - Psichárpax (Robamigas)

Psicholêichēs (Lamemigas) - Leichénōr (Lamehombres)

En cuanto a la métrica, Pródromo respeta la antigua cantidad de las vocales, aunque


no son pocas las ocasiones en las que encaja inadecuadamente un término en el metro con
una escansión incorrecta: por ejemplo, thygātera (v. 34), stādion (v. 56), prosānechein (v. 64),
ourāniōn (v. 78), phronīmōi (v. 85), athānatois (v. 89), hypātōn (v. 100), myărchoi (v. 125),
etrāpomēn (v. 150), epī dynāmei (v. 154), pāïs (v. 363), etc.24
El trímetro de Pródromo, en el que predomina la cesura pentemímera sobre la
heptemímera, es monótono y solamente admite la substitución del yambo por el espondeo
(excepto en el v. 208, en el que hay un dáctilo: Lē-tō, sn Hă-ĭdēi).
De ordinario, nuestro autor respeta el zeugma de Porson, salvo en los vv. 30, 39,
41, 161, 170, 186, 198, 268, 293, 345, 374 (cf. también 205, 236).

VI. EL TEXTO Y LA TRADUCCIÓN


Los manuscritos que nos han conservado la Catomiomaquia de Pródromo son veinte,
según la relación de Herbert Hunger25, en su mayoría posteriores a la primera edición de la
obra.
En concreto, Hunger pudo manejar los diecisiete que aquí recojo:

- Siglo XIV:
M = Marcianus gr. 524 (ca. 1300)
P = Vaticanus Palatinus gr. 7
(x: hiparquetipo del que derivan M y P; cf. ed Hunger, págs. 17 s.)
- Siglo XV:
N = Neapolitanus gr. 105 (II C 37: cf. ed Hunger, pág. 18)

24
Un estudio minucioso de la métrica hace Hunger en su ed., págs. 30 ss. Los graves errores en el v.
71, tal como se lee en los manuscritos (synĭst-), me inducen a aceptar la transposición de Hercher.
Algunas veces hay precedentes para una medida no usual: para Persephónēn con la segunda épsilon
alargada (v. 208), cf. el locus classicus de alargamiento ante aspirada de Il. XII 208 (óphin) y, siglos más
tarde, por ejemplo, Visión de Doroteo 300 (Dōrótheos; esta obra ha sido atribuida, según el profesor F.
Vian sin razones suficientes, al poeta Quinto de Esmirna: cf. mi Quinto de Esmirna. Posthoméricas,
Madrid, 1997, pág. 9, n. 9); para la anomalía prolīpō (v. 238), cf. Visión de Doroteo 112 (līpōn).
25
Cf. ed. Hunger, págs. 13 ss., donde se hallará información precisa sobre todos los códices,
incluidos los que no pudo colacionar (Athos, Vatop. 225, s. XVIII; Estambul, Metochion Hag. Taph.
gr. 143, s. XVII; Argyrokastron, Metropolis, Cod. 19, 18, s. XVIII).

11
Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

A = Alexandrinus gr. 325


O = Baroccianus gr. 64

- Siglo XVI:
B = Mosquensis gr. 309
V = Vindobonensis Phil. gr. 293 (V2 : cf. ed. Hunger, págs. 13 s.)
W = Vindobonensis Phil. gr. 339
C = Parisinus gr. 2782 A
E = Parisinus gr. 2853
G = Parisinus suppl. gr. 608
I = Parisinus suppl. gr. 1247
H = Harleianus gr. 5664
F = Agen, Biblioteca Municipal, Cod. gr. 20
L = Atenas, Universidad, Instituto Filol. Bizant. y Neohel.

- Siglo XVII:
K = Parisinus suppl. gr. 1348
D = Athos, Dionys. 357
(grupo : ACDEGKLV2; grupo : BFHIOVW; cf. ed. Hunger, pág. 20)

La editio princeps (ca. 149426) la debemos a Aristobulo Apostolio (1465-1535), a quien


posteriormente se conocería como el metropolita Arsenio de Monembasia (Malvasía): se
trata de un incunable (Biblioteca Nacional de Austria, Inc. 2 H 94), al parecer, typis Aldinis.
El título Katomyomachía no figura en ningún manuscrito de los que poseemos y,
como poco más abajo se verá, fue restituido, sin duda correctamente, por Hercher (en su
ed., 1873). Galeōmyomachía es el que figura en cabeza del texto en los códices C, G y K, y
también en la hypóthesis de B, C, F, G, H, L, O y V2, y fue este precisamente el título que le
puso Apostolio27.
Asimismo, Apostolio, como ya hemos comentado, no sabía quién era el autor (y así
lo reconoce en su prólogo “a los lectores”, o “Widmungsepistel” para Hunger), lo que

26
El incunable no indica el año. Se ha defendido 1494 y, en cualquier caso, los años noventa del
siglo XV: para todo lo referente a la transmisión textual cf. ed. Hunger, 13 ss.
27
Ahlborn (en su ed., págs. 48 s.) pensaba que dicho título se debía al propio Apostolio; pero cf. ed.
Hunger, págs. 25 ss.

12
Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

demuestra que no manejó el codex Marcianus gr. 524 (M), cuyo argumento está encabezado
por tôu Prodrómou.
Por otra parte, en la primera edición28 y en todos los códices, excepto en M y P (los
más antiguos), la palabra galê (“comadreja”) substituye siempre a káta29, que es la lectura de
los dos manuscritos citados (en los que solamente se lee tôn galôn en el v. 72). Hercher
restituyó la lectura de estos y modificó el título de Galeōmyomachía por el de Katomyomachía30.
El texto griego que aquí presento, con un apparatus muy reducido en cuanto a
lecturas y correcciones y simplificado en su información, de acuerdo con las características
de mi trabajo, se atiene a las ediciones modernas bilingües de Ahlborn (1988, 2.ª ed. [1968,
1.ª], que se basa en Hercher [1873])31 y de Hunger (1968, con aparato crítico muy detallado
al que remito para mayores precisiones).
De mi traducción, para la que he tenido en cuenta las alemanas de Ahlborn y
Hunger32, diré que intenta ser, ante todo, fiel y reflejar en lo posible el lenguaje del autor
bizantino en este drama para la lectura.

VII. BIBLIOGRAFÍA
Básica para mí ha sido la edición bilingüe de H. Ahlborn, Pseudo-Homer, Der
Froschmäusekrieg. Theodoros Prodromos, Der Katzenmäusekrieg, Berlín, Akademie-Verlag, 1988, 2.ª
ed. (1968, 1.ª), que, como he adelantado, toma con algunas variantes el texto de la edición
28
Apostolio podría haber manejado otros manuscritos hoy perdidos (cf. ed Hunger, ibid.; y ed.
Ahlborn, ibid.), o quizá ya en su época fuera galê un término normal para designar al gato, como en
griego moderno (galê, gátos, gáta; en griego clásico áilouros: cf. Heródoto II 66; Aristófanes,
Acarnienses 879; Fábula esópica 79 Perry; etc.). Es más improbable que haya existido una influencia del
v. 9 de la Batracomiomaquia (galéēs, “comadreja”: cf. Fábula esópica 165 Perry; y Babrio, Fábulas 31
Perry).
29
Siempre traduzco por “gato”, no “gata”, porque entiendo que se impone por la tradición en este
contexto (cf., por ejemplo, el ya citado Samaniego, Fábulas V 1). Podría pensarse que el femenino
káta está influido por galê. Pero, además, la explicación de que káta sea un substantivo de género
epiceno (cf., arriba, n. 17) justifica la traducción por “gato” (en Evagrio Escolástico, Hist. Eccl. VI
23, queda claro que áilouros y kátta son sinónimos; y cf. el escolio a Aristófanes, Pluto 693) y hace
que cobren total sentido los vv. 114 y 215 de la Catomiomaquia (cf. lat. feles; por otra parte, catta está
en Marcial XIII 69, y cattus se documenta en autores ya tardíos). Diversos testimonios griegos para
kát(t)ēs, kátos, katíon, etc., pueden leerse en ed. Hunger, pág. 27, nn. 8-20.
30
También corrigió en el v. 215 el incomprensible kài tôn de los manuscritos y de Apostolio por el
katôn (“de los gatos”), que cabía esperar: cf. R. Hercher, Rheinisches Museum 17 (1862), págs. 411 ss.
31
Ahlborn (ed., pág. 48) considera en general innecesarias las conjeturas de la edición crítica de
Rudolf Hercher (1873).
32
Fumagalli (cit. en la bibliografía) recoge casi cincuenta ediciones de la Catomiomaquia desde el siglo
XVI (por ejemplo la de Johannes Froben, Galeomyomachia, Hoc est Felium & Murium pugna, Tragoedia
Graeca, Basel, 1518) al XIX, aparte de dos traducciones latinas y una italiana. Se conocen además
dos traducciones al griego moderno: una de A. Kasdaglis (Alejandría, 1932), y otra de Pétros
Markákis (Atenas, 1955). Al respecto cf. ed. Hunger, pág. 17, n. 10.

13
Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

crítica de R. Hercher (Bibliotheca Teubneriana, Leipzig, 1873). También lo ha sido la de H.


Hunger, Der byzantinische Katz-Mäuse-Krieg, Graz-Viena-Colonia, Verlag Hermann Böhlaus
Nachf., 1968 (Byzantina Vindobonensia, 3)33, que cuenta además con una completísima
introducción. No he podido cotejar la edición (con traducción italiana) de R. Romano, La
satira bizantina dei secoli XI-XV, Turín, 1999, págs. 240 ss.
Algunos estudios sobre aspectos concretos de nuestro autor son los de R. Hercher,
Rheinisches Museum 17 (1862), págs. 411 ss.; I. Hilberg, “Kann Theodoros Prodromos der
Verfasser des Christòs páschōn sein?”, Wiener Studien 8 (1886), págs. 282 ss., y Nachtrag 9
(1887), pág. 150; G. Fumagalli, “Saggio bibliografico sulla Galeomiomachia di Teodoro
Prodromo”, Rivista delle Biblioteche 2 (1889), págs. 49 ss.; D.-C. Hesseling – H. Pernot, Poèmes
prodromiques en grec vulgaire, Amsterdam, 1910; A. Garzya, Theodore Prodromus. Tre carmi satirici,
texto y traducción, Nápoles, 1972; W. Horandner, Theodorus Prodromus. Historische Gedichte,
Viena, 1974; J. M.ª Egea, “El griego de los poemas prodrómicos”, Veleia 1 (1984), págs.
177 ss.; y 5 (1988), págs. 287 ss.; F. Conca, Il romanzo bizantino del 12. secolo: Teodoro Prodromo,
Niceta Eugeniano, Eustazio Macrembolita, Constantino Manasse, Turín, 1994; la muy lograda
traducción de J. A. Moreno Jurado, Teodoro Pródromos. Rodante y Dosicles, Madrid, 1996, con
extraordinario prólogo y útil bibliografía34; C. Luciani, “L'Apologo cretese Ho kátēs kài ho
pontikós”, Riv. St. Biz. Neoell. 38 (2001), págs. 195 ss.; y J. M.ª Egea, Versos del gramático señor
Teodoro Pródromo el Pobre o Poemas Ptocoprodrómicos, Granada, Centro de Estudios Bizantinos
Neogriegos y Chipriotas, 2001.
Para la historia del mundo bizantino citaré en esta escueta bibliografía la obra de S.
Runciman, La civilisation byzantine, 330-1453, París, 1952; y los breviarios de N. H. Baynes,
El imperio bizantino, trad. esp., Méjico-Buenos Aires, 1957, 3.ª ed., y S. Claramunt, El mundo
bizantino, la encrucijada entre oriente y occidente, Barcelona, 1987. Y para la literatura de este
período pueden consultarse K. Krumbacher, Geschichte der byzantinischen Literatur, Múnich,
1897, 2.ª ed.; F. Dölger, Die byzantinische Dichtung in der Reinsprache, Berlín, 1940; J. Alsina –
C. Miralles, La literatura griega medieval y moderna, Barcelona, 1966; y H. Hunger, Die
hochsprachliche profane Literatur der Byzantiner, I-II, Múnich, 1978.

33
Reseña de P. Speck en Hellenika 22 (1969), págs. 481 ss. Cf. también Koen De Keersmaeker,
Theodoros Prodromos. Katomyomachia, tekst, vertalig en invloedenstudie, Diss., Katholieke Universiteit,
Lovaina, 1995.
34
Reseña de F. J. Ortolá Salas en Excerpta Philologica 6 (1996), págs. 238 ss.

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Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

Por último, una buena recopilación general de monografías y trabajos para la


historia y la literatura de la época bizantina se encontrará en la introducción (págs. 73 ss.)
de J. Valero Garrido, Basilio Digenís Akritas, Barcelona, 1981.

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Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

SIGLORUM CONSPECTUS

CODICES

M = Marcianus gr. 524 ca. 1300


P = Vaticanus Palatinus gr. 7 saec. XIV
N = Neapolitanus gr. 105 (II C 37: cf. ed. Hunger 17 s.) saec. XV

codd. = codicum M P consensus

A = Alexandrinus gr. 325 saec. XV


O = Baroccianus gr. 64 saec. XV
B = Mosquensis gr. 309 saec. XVI
V = Vindobonensis Phil. gr. 293 saec. XVI
mg
V = V in margine
V2 = cf. ed. Hunger 13 s.
W = Vindobonensis Phil. gr. 339 saec. XVI
C = Parisinus gr. 2782 A saec. XVI
E = Parisinus gr. 2853 saec. XVI
G = Parisinus suppl. gr. 608 saec. XVI
I = Parisinus suppl. gr. 1247 saec. XVI
K = Parisinus suppl. gr. 1348 saec. XVII
H = Harleianus gr. 5664 saec. XVI
F = Agen, Bibl. Municip., Cod. gr. 20 saec. XVI
L = Athenae, Universit., Instit. Byzant. Neohellen. Phil. saec. XVI
D = Athos, Dionys. 357 saec. XVII

cett. = ceterorum codicum (vel omnium vel plurium) consensus, M P exceptis

EDITIONES

Apostolius = Aristobulo Apostolio, editio princeps, ca. 1494


Hercher = R. Hercher, Bibliotheca Teubneriana, Leipzig, 1873
Ahlborn = H. Ahlborn, Akademie-Verlag, Berlín, 1988, 2.ª ed. (1968, 1.ª)
Hunger = H. Hunger, Graz-Viena-Colonia, 1968
(y cf. G. Fumagalli, “Saggio bibliografico sulla Galeomiomachia di Teodoro Prodromo”,
Rivista delle Biblioteche 2 [1889], págs. 49 ss.)

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Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

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Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

TEODORO PRÓDROMO

LA CATOMIOMAQUIA
(LA BATALLA DEL GATO Y LOS RATONES)

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Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

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Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

ARISTOBULO APOSTOLIO1, DIÁCONO CONSAGRADO,


SALUDA A QUIENES LO LEYEREN2
Homero, el más genial de los poetas, al serle encomendada la educación de los hijos de
Quío , compuso la Batracomiomaquia y las Epicíclides4, según nos informa Heródoto5, y otras obras
3

repletas todas de divertimientos6, por complacer a los hijos de aquel y a las generaciones siguientes,
para que, empezando por esas enseñanzas, escucharan con mayor agrado también las que no suelen
acariciar los oídos de los niños. Por su parte, alguien de la posteridad, queriendo imitar al poeta,
imaginó una guerra entre un gato7 y unos ratones y la dispuso según la estructura de una comedia,
en metro yámbico. Tras haber caído en mis manos, no solo me pareció que llevaría a cabo una
labor grata a los jóvenes deseosos de aprender, si la divulgaba imprimiéndola como una nueva obra
poética, sino que, a la vez, me pareció bien asimismo darla a luz pública como nuncio de la Jonia,
que aún tardará en ser impresa8 y a la que mi padre dedicó gran empeño (...). Así pues, la
Galeomiomaquia, cuyo autor, quienquiera que fuese9, la compuso con gran belleza y elegancia, la
publico ahora para los deseosos de aprender (...).

1
Este “prólogo al lector”, “Widmungsepistel” para Hunger (ed., págs. 74 ss.) encabeza la editio princeps
(ca. 1494). He suprimido varias líneas (algunas más que Ahlborn en su ed., págs. 50 s.), en las que, por
ejemplo, se cita a Gaspar Zacchi, obispo de Osimo (Ancona) y antiguo secretario del conocido
humanista (y discípulo de Gemisto Pletón) el cardenal Bessarión (quien, por cierto, descubrió en
Otranto, Calabria, los manuscritos de las obras de Quinto de Esmirna y Coluto).
2
Con la forma de futuro imperfecto de subjuntivo, de tan reducido uso en español, intento recoger los
diversos matices del participio griego tôis enteuxoménois. Ya en Polibio I 3, 10; Septuaginta (LXX), 2 Mac
15, 39; o Pseudo Longino, De lo sublime I 1, se documenta hoi entynchánontes con el mero significado de
“los lectores” (“los que se topen [con esta obra]”; cf., también, Sinesio de Cirene, Cartas 7, 10 y 69).
3
Es evidente que el nombre de la isla de Quíos, patria tradicional de Homero (cf., por ejemplo, Himno
homérico III [A Apolo] 172), se ha convertido aquí en el de un personaje.
4
Esta obra (Epikichlídes), mucho menos conocida que la Batracomiomaquia, es otra de las atribuidas a
Homero por los antiguos. Ateneo (Banquete de los sofistas XIV 639a y Epítome 65a) nos informa de su
contenido erótico y de que su nombre se debe a que el pago hecho al poeta consistió en kíchlai
(“zorzales”, “tordos” o “codornices”).
5
En la Vida de Homero 325 ss., falsamente atribuida a Heródoto, se refieren estos pormenores. Ahí
mismo también se califica de páignia a las supuestas obras menores de Homero: (...) Kérkōpas (...)
Batrachomyomachían (...) Psaromachíēn (...) Heptapaktikḗn (...) Epikichlídas (...) tálla pánta hósa páignia (...).
6
Cf., por ejemplo, Erasmo, Elogio de la locura, prefacio.
7
Aquí Apostolio usa el término galê y no káta: cf., en la introducción, VI. El texto y la traducción (y n.
29).
8
Así traduzco el tês ou met’ ou polỳ typōthēsoménēs (“que no dentro de poco [de no mucho] va a ser
impresa”). Esta misma expresión se repite en la parte final de la que he prescindido. No creo que sea
correcta otra interpretación (pero Ahlborn: “der erst in geringerem Masse gedruckten [...]”), a no ser que
la acumulación de negaciones le haya jugado a Pródromo una mala pasada (recuérdese el célebre caso,
por las razones que fueran, de Sófocles, Antígona 4) y en realidad quiera decir justo lo contrario (“que
dentro de poco […]): cf. ed. Hunger (“die bald darnach gedruckt werden sollte”), pág. 75 (y n. 3).
La Jonia (una recopilación de Literatura griega), de Miguel Apostolio, padre de Aristobulo, se
publicó en Basilea en 1538. Con anterioridad, ca. 1517, el propio Aristobulo sacó a la luz una parte de
esta obra con el título Apophthegmata (cf. ed. Hunger, pág. 75, n. 3).
9
Apostolio desconocía al autor y, por tanto, no estaba manejando el codex Marcianus gr. 524, cuya
hypóthesis va encabezada por tôu Prodrómou: cf., en la introducción, VI. El texto y la traducción.

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Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

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Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

UNA OBRA DE PRÓDROMO


(ARGUMENTO)

Permanecía el soberano de los ratones, llamado Rondacarnes1, en


un agujero lóbrego y sombrío y el gato, a la carrera, iba remirando por
aquí y por allí y rastreando su recorrido de costumbre. Rondacarnes, que
no soportaba su persistente acecho, acude a un pariente suyo, que se
daba a conocer por el meritorio nombre de Robaquesos, y se vale de su
consejo en la cuestión de cómo ponerlo en fuga: tras haber planeado
hacerle la guerra sin tregua, levaron ambos una numerosísima tropa de
ratones y, una vez que lo tuvieron todo previsto a la perfección,
enardecieron a la juventud en armas y, al punto, salieron a su encuentro.
Y, en efecto, chocaron entre sí y el gato agarró al hijo de Rondacarnes, lo
despedazó salvajemente con sus garfas y se comió al joven de momento.
Un mensajero de los ratones, al ver lo ocurrido, regresó al instante a
presencia de la esposa de Rondacarnes para anunciarle la violentísima
muerte de su queridísimo hijo. Pues bien, después de luchar durante
mucho tiempo, se vino abajo una viga podrida de lo más alto del techo y
aplastó al forzudo gato2, con lo que los ratones se vieron vencedores de
la batalla.

1
Así traduzco el nombre Kreΐllos (Ahlborn: “Bratenliebhaber”; Hunger: “Fleischerl”), quizá
formado sobre kréas, “carne”, y el verbo íllomai (íllō = eiléō, heiléō), “ir y venir” (cf. Sófocles, Antígona
340), a pesar de la anotación en el margen del manuscrito V (cf. app. cr., v. 24), que lo considera
derivado de helêin tà kréata: “llevarse los trozos de carne”.
2
Literalmente: “aplastó los nervios del gato”. La expresión está tomada casi literalmente del v. 374
de la obra.

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Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

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Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

PERSONAJES DEL DRAMA


RONDACARNES
ROBAQUESOS
HERALDO
CORO DE SIERVAS
ESPOSA DE RONDACARNES
MENSAJERO

PRONUNCIA EL PRÓLOGO1 RONDACARNES

Rondacarnes
¿Por qué permanecemos tanto tiempo nosotros, valientes como
nadie, dentro de los agujeros, en medio siempre del temor, el espanto y la
cobardía? ¿Por qué nos pasamos, malhadados, la vida dentro de casa sin
optar por asomarnos fuera del agujero, sino viviendo penosamente entre
sombras2, míseros, llenos de miedo en las ratoneras, lo mismo que los
presos? ¿Por qué todo el curso del tiempo nos parece que es como una
larga noche y como la sombra de la muerte, al igual que los cimerios de la
leyenda, entenebrecidos, quienes, con la vista cegata propia de los del
Ponto, arrastraban durante seis meses una vida entre tinieblas?3
1
Realmente el rey Rondacarnes no solo es “el primero que habla” (prologízei), como lo hace Edipo en el Edipo
en Colono de Sófocles (también prologízei en el argumento I), sino que realiza una suerte de prólogo, que junto
con las palabras de Robaquesos (vv. 1-32), pone en antecedentes al lector. Hasta se podría haber añadido ese
elocuente adverbio rhētorikôs, “de modo oratorio”, que encabeza la Alcestis de Eurípides ([...] prologízei ho
Apóllōn rhētorikôs).
2
Las palabras del rey pueden recordar las del centinela de Esquilo, Agamenón 1 ss., sobre todo por la
insistencia en la oscuridad y las sombras.
3
Los cimerios viven en eterna oscuridad en los confines del océano (aunque no es esa su única localización),
sin que el sol los alumbre con sus rayos, según Odisea XI 13 ss. Acaso Pródromo se esté basando en
Heródoto (IV 25), quien, al hablar de las regiones situadas más allá de los escitas, menciona a “otros hombres
que duermen durante un semestre”, lo que hay que interpretar como la noche polar. Poco después se refiere
este mismo autor (IV 27) a “hombres de un solo ojo”, a los que “llamamos en lengua escita arimaspos, pues
en escita ‘uno’ se dice árima y ‘ojo’, spo”. Heródoto, asimismo, emplea el término pontikón en IV 23 y
Pontikôn en IV 24 (del pontikón griego deriva, por cierto, en español “ruipóntico” y, a través del árabe,
“bodoque”). Nuestro autor está aquí jugando con las palabras (idea que agradezco al profesor Jaime Curbera
y que veo confirmada en ed. Hunger, págs. 47 s.), porque en el griego vulgar de la época de Pródromo
“ratón” ya se decía pontikós (cf. el poema medieval Ho kátēs kài hoi pontikói, “El gato y los ratones”, citado en
ed. Hunger, pág. 27; en griego moderno, póntikos, pontíki). Este término se explicaría por la abundancia de
estos animales en el Ponto Euxino o Mar Negro (cf. “los ratones del Ponto”, en Aristóteles, Histor. Animal.
632b 9; y “el ratón blanco del Ponto”, quizá el armiño, en ibid. 600b 13). O incluso podría pensarse en otro
juego léxico-semántico entre amblyōpía (“vista cegata” en el texto), myōpía (“miopía”, del verbo mýō) y mŷs
(“ratón”).

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Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

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Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

Robaquesos
Aunque no queramos, estamos encerrados en las ratoneras. Pues
si, como dices, temerariamente nos atrevemos luego a salir, lanzándonos
a una carrera irrefrenable, muy pronto vendremos a caer en extremo
peligro y a ver ante nuestros propios ojos la suerte fatal de nuestros
parientes; y cabe esperar que obtengamos4 los sombríos parajes de
Aidoneo en pago de nuestra falta de control.

Rondacarnes
¿Cómo, pues, vendremos a caer, según afirmas, en peligro y a dejar
la vida con un final penoso?

Robaquesos
Agarrados, Rondacarnes, dentro de las horripilantes fauces del
rapaz trapacero.

Rondacarnes
¿Quién es ese? No rehúses hablar, pues no estoy dispuesto a
rodeos en torno a mi objetivo.

Robaquesos
El llamado “gato” por el género humano. Y es que siempre está
remirando por los agujeros y va husmeando a los ratones y, como los
perros siguen el rastro de las liebres con habilidad, del mismo modo ese
nos rastrea urdiendo trampas con vista de lince.

4
Así (o por un simple futuro en otros casos) traduzco este subjuntivo prospectivo o eventual
(lábōmen), típicamente homérico: cf. también katoknḗsōmen (...)/kài parídōmen (v. 40 s.), génētai (v. 232),
éipō (v. 283), paráschō (v. 345 y n. 42). Aidoneo (cf. ya Ilíada V 190) es Hades (Háidēs: v. 208): cf. v.
375.

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Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

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Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

Rondacarnes
Conozco bien al que tan exactamente me has descrito, y es que,
tiempo atrás, a mi hija –a mi amada Rayacandiles 5 me refiero- me la
aniquiló6, ¡ay!, lamentablemente ante mis propios ojos.

Robaquesos
Y a mi niña, mi querida Roesalazones, y a mi añorado y querido
Tragapán, que vino a vengar a su hermana.

Rondacarnes
¿Entonces, qué? ¿Nos quedaremos vacilantes como afeminados y
apartaremos7 la mirada ante la muerte de nuestros seres más queridos?

Robaquesos
¿Y qué es lo que conviene hacer acaso?

Rondacarnes
Atender a defendernos contra ese comelotodo y vengar la suerte
fatal de los caídos.

Robaquesos
¿De qué modo? Exponlo con claridad.

Rondacarnes
Haciéndole la guerra sin temor.

5
El nombre puede explicarse por las palabras de Atenea acerca de los ratones en Batracomiomaquia
180: “(…) estropeando las ínfulas y los candiles para tomarse el aceite”. De todas formas hay que
tener en cuenta los compuestos Pternoglýphos (Batracom. 224, 258a) y Tyroglýphos (ibid. 137). Para
“amada”, pephilménēn (metri causa por pephilēménēn) cf. Píndaro, Nemeas IV 45; Teócrito, Idilios III 3.
6
Para /oiktrôs katēmálapse (…), cf. Licofrón, Alejandra 34, /Trítōnos ēmálapse (…); y Sófocles, Fr. 465
Pearson.
7
Para estos subjuntivos prospectivos cf. v. 20, n. 4.

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Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

29
Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

Robaquesos
Tengo miedo, sí, tengo miedo de que también nosotros
aparezcamos muertos8 y malamente devorados, y nos convirtamos, ¡ay!,
en una exquisita presa del gato.

Rondacarnes
Hasta eso es preciso por mor de los caídos. Pues también sabes
que son ensalzados en los escritos quienes murieron por mor de sus
parientes, amigos, hijos, hermanos, cónyuges y progenitores, dejando tras
de sí una gloria inagotable.

Robaquesos
Lo tengo bien sabido; pero el caso es que es terrible abandonar
este radiante curso del día9 y ser cubierto por una tumba lóbrega.

Rondacarnes
¿No te das cuenta? Si levamos una fuerza muy numerosa, también
lo expondremos a un amarguísimo final.

Robaquesos
Aclárame de qué modo, compañero.

Rondacarnes
Presentándole batalla de firme, frente a frente.

8
Para el participio pephasménoi, cf. Licofrón, Alejandra 269 y 1374.
9
Cf. v. 190, n. 20.

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Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

31
Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

Robaquesos
Mejor me parece atacarlo ocultamente.

Rondacarnes
¿Y cuál es el provecho de acometerlo en oculto?

Robaquesos
Pues que si llegara a presentir, fundado en su astucia, que está
envuelto en una batalla, podría tomar consigo una tropa de aliados y, de
atacar entonces, se llevará así la corona de la victoria pisoteando nuestros
escuadrones.

Rondacarnes
Tomemos al igual nosotros un grupo de aliados para defendernos
como de costumbre.

Robaquesos
¿No sabes, al trabar anteriormente combate contra el ejército de las
comadrejas y el de las ranas10, cómo teníamos también una poderosísima
nubada de aliados?

Rondacarnes
Lo que sé es cómo vimos la peor de las suertes para nuestros hijos,
esposas, amigos y progenitores. Y poco faltó para que hubiéramos
perecido nosotros en aquel entonces.

Robaquesos
Ahora también tengo miedo de que caigamos muertos en el
combate.

10
Con “ranas” se está aludiendo, por supuesto, a la Batracomiomaquia; con “comadrejas” (galôn)
puede estar recordando el autor el v. 9 de la propia Batracomiomaquia o quizá la Fábula esópica 165
Perry (cf. Babrio, Fábulas 31 Perry).

32
Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

33
Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

Rondacarnes
No, ¡por la asamblea toda de los dioses celestiales! Que albergo
esperanzas a raíz de un sueño.

Robaquesos
¿Cuál, pues? ¿Tuviste en sueños una clara visión?11

Rondacarnes
Fue Zeus a quien vi en sueños mientras dormía. Me ha infundido valor
en mi corazón12 y me ha hablado así: “Te saludo, poseerás fuerza”.

Robaquesos
¿A quién se asemejaba? Explícamelo también.

Rondacarnes
Al prudente anciano Lamequesos13.

Robaquesos
¿Cómo es que no tuviste esa visión en otros momentos?

Rondacarnes
La visión se debió a que lo asusté con mis amenazas.

Robaquesos
¿Qué? ¿Que has amenazado al que habita en el cielo y dice que a los
inmortales los colgará de una larguísima soga desde el cielo y a todos los
arrastrará con su omnipotentísimo brazo?14

11
Así traduzo óneiron (...) heōrákeis, expresión acorde con la tradicional concepción griega del sueño
como realidad objetiva: desde Ilíada II 20 hasta, por ejemplo, Sinesio de Cirene, Sobre los sueños 144b.
Puede consultarse el documentadísimo estudio de E. R. Dodds, Los griegos y lo irracional, trad. esp.,
Madrid, 1980, págs. 106 y, en general, 103 ss.
12
Es el tema imprescindible de la “intervención psíquica”. Cf. su tratamiento arcaico y tardío en mi
artículo “La ‘intervención psíquica’ en los Post Homerica de Quinto de Esmirna”, Habis 17 (1986),
págs. 109 ss.
13
Esta figura puede ser la réplica burlesca del viejo y juicioso Néstor homérico (cf. también mi
artículo "Un estoico en Troya: Néstor en los Post Homerica de Quinto de Esmirna", Actas del VII
Congreso español de EE.CC., II, Madrid, 1989, págs. 197 ss.). En Ilíada II 16 ss., el Sueño (o, mejor,
Ensueño), bajo la apariencia del rey de Pilos, transmite el mensaje de Zeus a Agamenón, mientras
este duerme.
14
Zeus hace alarde de su poder con esta amenaza en Ilíada VIII 18 ss.

34
Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

35
Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

Rondacarnes
Sí, esta vez lo he amenazado mil veces. Pues, mientras le
informaba por mí mismo sobre mi vida, sobre cómo permanezco
miserablemente dentro de mi rincón, todo cubierto de sombras y ahíto
de tinieblas, cómo doy muestras de un miedo terrible y tiemblo de susto
yo, pobre ser colmado de desazón; mientras hacía esto, yo gemía y
chillaba desalentado, golpeaba, arañaba mis quijadas y ultrajaba a Zeus, el
altísimo de entre los dioses, y, en mi cólera, añadí a mis lamentos
amenazas terribles sumamente terroríficas15.

Robaquesos
¿Y con qué lo has amenazado? Dímelo también.

Rondacarnes
Con que si no me hace gran vencedor y no me corona con un
triunfo omnímodo en la batalla, acudiré rápido a su templo 16 y todas las
víctimas de los sacrificios las cogeré para alimentar mi panza.

Robaquesos
También yo iré junto con mi esposa e hijos. Pero trázame el plan
del combate, según tu parecer.

Rondacarnes
Sí, claro, y tenía como primera intención la de convocar enseguida
a todos los ratones a una asamblea.

15
Cf. deimaléon en Batracomiomaquia 287.
16
Cf. el templo de Atenea en ibid. 180.

36
Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

37
Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

Robaquesos
Sin duda, puesto que plugo al Creador que nos apartáramos de esta
vida oculta entre tinieblas y nos libráramos del temor a los gatos, se ha de
convocar enseguida a todos los ratones. Y, primero, el comienzo ha de
ser con palabras encaminadas a inculcar el valor. Luego, tras haber
nombrado a los generales, comandantes y capitanes de las tropas, como
es la norma, y a los lanceros y poderosos hoplitas, salgamos a su
encuentro formados para la batalla.

Rondacarnes
Has hablado bien, sabia, ordenada y juiciosamente –y es que tu
vejez es tu consejera-. Que vaya un heraldo y convoque a los ratones.

Heraldo
Mira, se presentan reunidos los jefes de los ratones y se han
detenido en tu consistorio.

Rondacarnes
Yo, ¡oh corporación sumisa y afable de nobles amigos!,
hace mucho tiempo que he reparado en la flaqueza y en la
funestísima cobardía de los nacidos antaño, por las que
permanecían dentro de las más recónditas guaridas y no
tenían un corazón audaz, sino que, como postrados e impedidos,

38
Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

39
Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

se espantaban de ir a la batalla contra los adversarios 17; así que mi


proclama ahora es guerrear valerosamente. No me parecía, pues,
decoroso que yo, que poseo fuerza en mí mismo y que sobre miles
gobierno, que soy el que manda las columnas bélicas, ensalzado entre
aplausos, temblara por el hecho de salir de mi ratonera. Y vosotros, que
con buena disposición acogéis mis palabras, como descendientes que
sois de preclaros progenitores y teniendo como tenéis toda la fuerza de
su pujanza, no seáis negligentes ante lo que se debe hacer, ni de ningún
modo caigáis rendidos, ¡oh nobles!, sino en la medida de lo posible, ¡oh
divinos ratones!, id todos animosos a esta nueva campaña
emulando mi derroche de brío. Pues yo no vacilé jamás ante el combate,
sino que, es cierto, desde mi tierna edad me dirigí a la guerra
valerosamente y en todas las acometidas mi victoria era total. Y pues que
hago provenir mi linaje de ilustres entrañas18 –como todos sabéis, mis
ascendientes, que de antiguo andan en lenguas por su fortaleza
y el venerable prestigio de sus juicios, traen aparejada una
inmensa gloria; a los llamados Tragapapeles me refiero-, no quise llevar
una vida indolente, sino que ya desde mi tierna juventud puse mi
atención en el aprendizaje de las mejores estrategias. Me ejercité
en el manejo de la lanza y de la espada con el escudo, en montar
a caballo y en revolverme con habilidad, en dispararle al enemigo
certeramente a un punto vital, tender el arco y lanzar la flecha

17
Ahlborn en su ed. pone aquí un punto que provoca un anacoluto. De todas formas, aun con la
coma de la ed. de Hunger, la construcción sigue siendo algo enrevesada.
18
Para el sentido de osphŷs cf. Hch 2, 30, ek karpôu tês osphýos autôu, “un descendiente suyo”.

40
Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

41
Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

y, en una palabra, me interesé por todo el arte de la estrategia, como


hacen todos los generales. Tras haberme mostrado a mí mismo vencedor
en muchos combates y haber también mostrado a muchísimos pueblos
sometidos a mi pericia, llegué al trono de los ratones, juzgado como fui
el mejor y el principal de todos. Y ahora he considerado que resultaba
algo de lo más ruin que, quien fue contrincante de Zeus19, hijo de Rea,
temblara por estar un poco apurado. Por tanto, ordeno que todos los que
me son queridos acudan a las formaciones de batalla pertrechados de
robustez, poder, fuerza, ánimo, inteligencia, vigor y talento. Mas, por
ahora, id a vuestras casas. Mañana al amanecer, ¡oh generales!, quiero que
todos os pongáis en marcha con valentía. Pues me parece que así
conviene a nuestra empresa.

Robaquesos
Puesto que ya todos marcharon a sus casas a la hora de dormir en
sus camas, también yo me marcho a mi propia cama

Rondacarnes
Has dicho bien, pues hemos de intentar dormir.

Coro
¡Ah, qué dolor ahora me sobrecoge y angustia! ¡Oh Zeus!, ¿qué es lo
que nos depara el presente día? Una terrible idea me asaltó: que mi señor

19
Cf. vv. 100 ss.

42
Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

43
Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

contra el gato entable combate abiertamente. Pues creo que perecerá con
todo el ejército y dejará esta lucífera luminaria20 del sol. Apolo, sagrado adivino,
Febo, Loxias21, ¿qué es esto de ahora? ¡Ay!, ¡oh!, ¡ay de mí otra vez! ¡Ay, requeteay!
¡Ah, penas lastimeras! ¡Ay, ay! ¡Ah, ah, malos pesares!

Semicoro
Quizá se impondrá en la batalla con su imponente fuerza.

Semicoro
Increíble, increíble, inaudito, inaudito es lo que dices. Cúmplase ahora la voluntad
de Zeus22.

Robaquesos
Veo la luz del día que penetra rauda por los cristales23.

Rondacarnes
Sí, también yo contemplo el resplandor.

Robaquesos
Dejemos, por tanto, el sueño y la cama y, tras haber sacrificado ovejas y
bueyes a los dioses, salgamos a la batalla sin temblar; pues es necesario, antes que
nada, propiciar a los del cielo.

Rondacarnes
¡Atento!, después del sacrificio, invocamos a Zeus, Atenea, Hermes, Pan,

20
Sc. “del sol”. “Lucífera luminaria” intenta traducir el tòn phaesphóron lýchnon del original (cf. Esquilo,
Agamenón 489, phaesphórōn lampádōn). Lýchnos es “lámpara” o, simplemente, “luz” y aquí se emplea en vez
de hēméra de los vv. 56 y 198 o pháos del v. 238 (cf., por ejemplo, Ilíada XVIII 11).
21
Sobrenombre de Apolo, sea por sus oráculos ambiguos o “torcidos” (loxós), sea por el hecho de que el
sol recorre la eclíptica (ho loxòs kýklos) oblicuamente al ecuador (también se ha pensado en la raíz lyk-,
eol. lok-, lat. luc-, y por tanto en Apolo como “dios de la luz”; e incluso se ha querido relacionar con el
término alexētérios, “protector contra las plagas”, teniendo en cuenta el epíteto Sminthêu de Ilíada I 39).
Recuérdese que la identificación de Febo Apolo con el Sol surge ya en el siglo V a. C. (cf. Eurípides,
Faetonte, Fr. 781, 11 ss. Nauck; y, con reservas, Esquilo, Suplicantes 212 ss., Los siete contra Tebas 859) y
luego es frecuente, por ejemplo, en los escritos órficos (cf. Himnos órficos XXXIV 3, 5, 8; etc.).
22
Ápist’ ápista kainà kainá: cf. Eurípides, Hécuba 689 (y Helena 1520; Esquilo, Suplicantes 277). Por otra
parte, sin que se trate de una “formal” imitatio cum variatione, sí parece que Pródromo con el v. siguiente
(tò tôu Diòs thélēma nŷn hyparxátō: “cúmplase ahora la voluntad de Zeus”) está recordando el modelo
homérico de Ilíada I 5 ([...] Diòs d’ eteléieto boulē: “[...] se cumplía la voluntad de Zeus”).
23
Aquí la “luz del día” es simplemente hēméra: cf. v. 190, n. 20.

44
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Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

Posidón, al sagrado Loxias24 y, con ellos, a Hera y a la montaraz Ártemis,


a Plutón, a Leto, a Perséfone junto con Hades y a todos los demás, y les
damos alas a nuestros pies.

Coro
¡Oh dioses, dioses todos, todos juntos, vosotros solos! Cuantos
existís en vuestras posesiones de arriba y abajo, coregos de la belleza25,
proteged, sí, proteged firmísimamente a mis señores, que emprenden
esta nueva campaña contra la raza comelotodo de los gatos.

Esposa de Rondacarnes
¡Ojalá vencieran, oh Zeus, en el combate mis generales, mi esposo
y mi niño!

Coro
Bello es vencer, pero la cobardía me retiene.

Esposa de Rondacarnes
También yo tengo miedo y tiemblo intensamente.

Coro
Pues es terrible la bravura del enemigo.

Esposa de Rondacarnes
¡Oh rey Zeus!, haz que nos sea favorable el combate.

24
Cf. v. 191, n. 21.
25
Cf. Sófocles, Antígona 1146 ss., pneióntōn chorág’ ástrôn (Dioniso). En la épica es tradicional, desde
Ilíada XX 31 ss., el reparto de los dioses entre los dos bandos. Puede verse en Batracomiomaquia 172
ss., aunque por consejo de Atenea no prospera el enfrentamiento (v. 193). Cf. Quinto de Esmirna,
Posthoméricas XII 206 ss. Sin embargo, nada parecido hay en la Catomiomaquia.

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Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

Coro
Es siempre la divinidad la que asigna todo lo bueno.

Esposa de Rondacarnes
Si las tropas de los ratones con su potencia van a prevalecer sobre
el adversario, bien podríamos consumar lo que nos queda de vida y
arrojar el temor lo más lejos posible.

Coro
Sí, ¡ojalá sucediera eso!; con la ayuda de un dios, digo.

Esposa de Rondacarnes
Pero si lo que sucede26 es que sucumbimos ante el adversario y,
derrotados, ponemos los ojos en la huida, todo estará pronto perdido.

Coro
¡Ojalá no me sucediera ni me ocurriera!

Esposa de Rondacarnes
Y todo el mundo será27 esclavizado en cautividad.

Coro
No, sino terrible manjar de nuestro adversario.

Esposa de Rondacarnes
También yo, la antes soberana, pronto apareceré cual esclava junto
con mis queridísimos hijos.

26
Hay antecedentes de la construcción gígnetai (gígnētai, egéneto) más nominativos plurales: Platón,
Banquete 188b, República 363a; y, en los evangelios, Lc 9, 28.
27
Para las formas verbales de los vv. 230 (futuro) y 232 (subjuntivo prospectivo), cf. v. 345 y n. 42
(y v. 20, n. 4).

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Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

Coro
De ningún modo llegarás a ser esclava junto con tus hijos, sino,
ciertamente, manjar de ese comilón.

Esposa de Rondacarnes
¿Qué? ¿Que debo abandonar la dulcísima luz28 del día y ser
cubierta por el polvo y la tumba?

Coro
Calla, calla, reina, algo terrible estoy divisando. Veo, en efecto, a
alguien que corre frustrado, jadeante y abatido.

Mensajero
Que alguien me indique dónde está nuestra soberana.

Coro
Te es posible, cuando quieras, dirigir tus ojos hacia ella.

Mensajero
¡Desdichada, toda desdichada, tres veces infeliz!, ha caído
Rapiñamigas ensartado en un dardo.

Esposa de Rondacarnes
¡Ay, añorado y querido niño! Ha caído el báculo de mi vejez. ¡Ay,
penas!, ¡Ay, penas lastimeras! ¡Ay, ay! Todo es terrible en estos mensajes.
¡Ah!, moriré. ¿Qué será de mí? ¿Adónde huiré? ¿Por dónde marcharé?
Me abandona la fuerza de mis miembros. ¡Oh hijo mío! ¡Ay, ay,
queridísima visión!

28
Cf. v. 190, n. 20.

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Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

Coro
Aguanta, hazlo por mí, aguanta, cesa de gemir.

Esposa de Rondacarnes
¡Oh Zeus, el del alto trono, debelador de los Titanes29!

Coro
¡Ay, ay, madre infeliz, desgraciada! Contén ya tus interminables
lamentos.

Esposa de Rondacarnes
Increíble, increíble, terrible, terrible es lo que me dices.

Coro
Refrena un poco tus interminables gemidos.

Esposa de Rondacarnes
¡Oh queridísimo semblante! ¡Oh querido hijo mío!

Coro
Conviene que soportes tu infinita aflicción y te enteres ahora del
resto del combate.

Esposa de Rondacarnes
Pero es que no soy capaz de contener la amargura de mi pena.

Coro
¿Pues cuál es el provecho de esta desmesura de tus gemidos?

29
Para la Titanomaquia cf. Hesíodo, Teogonía 617 ss. Hercher en su ed. ofrece un verso distinto (cf.
aparato crítico), que podría traducirse así: “¡Hijo destinado a una muerte muy prematura! ¡Cariño
mío!”. Hunger propone otra conjetura (cf. también aparato crítico), cuya traducción es: “Oh Zeus,
entre dos pensamientos estoy, ¿qué es lo que ahora conviene?” (cf. Esquilo, Coéforas 196).

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Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

Esposa de Rondacarnes
¡Ojalá acabara con él!... ¡Y que me muera yo enseguida!

Coro
Eso de ningún modo, ni continúes dándole vueltas a esa idea30, por
favor.

Esposa de Rondacarnes
¿Y cómo sobrellevar el no deshacerme en lágrimas ni lamentarme?

Coro
¿En qué alivias tus pensamientos lamentándote? Nadie levanta de la
tumba a los muertos31.

Esposa de Rondacarnes
Si ceso en mis lamentaciones, ¿qué podría hacer?

Coro
Disponte a enterarte del resto del combate.

Esposa de Rondacarnes
¿Y quién me lo va a contar y me lo aclarará?

Coro
El mensajero de los actuales mensajes.

Esposa de Rondacarnes
¿Y dónde está?

Coro
Puedes verlo.

30
La conjetura de Hercher sténein (en vez de stréphein) simplifica la traducción (“ni sigas queriendo
lamentarte”), pero tanto Ahlborn como Hunger la consideran innecesaria.
31
Este mismo pensamiento está en la épica, cf. Ilíada XXIV 551 y Quinto de Esmirna, Posthoméricas
VII 41; o en la tragedia, cf. Eurípides, Alcestis 1076, Heracles 297.

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Esposa de Rondacarnes
Muerta estoy de sufrimiento y agotada y se enturbiaron las niñas de
mis ojos.

Coro
Detállalo todo, mensajero: cuánta es la violencia de la batalla y
cómo ha caído mi hijo y cómo se me fue.

Mensajero
¿Debo contarlo todo por su orden o resumo lo importante?

Coro
Cuenta por su orden todo lo ocurrido en la batalla, comenzando el
relato desde el mismo principio.

Mensajero
Lo contaré todo32; así que habrá que oírlo. En efecto, cuando
llegaron a entablar batalla, primero el poderosísimo sátrapa del pueblo 33,
Lamemigas, chocó contra el comelotodo y fue vencido –caído está, un
espectáculo deplorable- y todo su ejército fue destruido. Luego llegó otro
archisátrapa, a quien todos llaman Robabollos34, y caído está, y fue su
caída tan indescriptible como la de aquel, por no haber sostenido su
rapidísimo ataque. Así pues, cuando vio Rapiñamigas a sus poderosos
sátrapas ya caídos y mostrándose junto con su ejército cual pasto

32
Para el subjuntivo prospectivo cf. v. 20, n. 4. Este relato del mensajero puede compararse con el
de Esquilo, Los Persas 249 ss. y 302 ss.
33
Curioso y humorístico cargo ethnosatrápēs (también en el v. 361), seguramente formado sobre el
archisatrápēs del v. 289, atestiguado en la literatura patrística (por ejemplo, Barlaam y Josafat II 8,
atribuido tradicionalmente a Juan Damasceno: cf. el estudio y traducción de P. Bádenas de la Peña,
Barlaam y Josafat. Redacción bizantina anónima, Madrid, 1993).
34
Considero acertada la conjetura de Hercher Kollikoklópos (cf. también v. 362), que es la que
traduzco (en vez de Kōlykoklópos: “Schinkendieb” en la versión de Ahlborn, “Robajamones”). Cf. el
compuesto kollikopháge en Aristófanes, Los Acarnienses 872.

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deplorable para el comelotodo, llenose de ira y de violentísima cólera –


pues la amargura del espíritu no es otra cosa sino un hervor de la sangre
en el corazón35– y tomando en sus manos una pica afilada se le echó
encima para dejarlo muerto. Él, al verlo plantado muy cerca dispuesto a
la carnicería y blandiendo vigorosísimamente la pica, se lanzó a agarrarlo
de inmediato y lo apresó, sí, entre sus garras salvajemente, y se ha
tragado al joven de momento.

Coro
¿Y eso ante la mirada de su querido progenitor?

Esposa de Rondacarnes
Esto me afecta más que mi sufrimiento.

Mensajero
Yo, tras haber observado este suceso, vine, ¡oh reina!, a
comunicártelo.

Coro
¡Ojalá no hubieras venido, mensajero!

Esposa de Rondacarnes
Lo mejor hubiera sido para mí no acudir aquí de ningún modo;
pues, así, aún no me habría atenazado el sufrimiento.

35
Es prácticamente la definición de la “ira”, orgē, en Aristóteles, Del Alma 403a 31, orgē zésis tôu perì
kardían háimatos.

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Mensajero
Yo vuelvo, pues, a la retaguardia.

Coro
¡No vengas otra vez a traernos malas noticias!

Esposa de Rondacarnes
Malamente perezca ahora el maldito sacerdote36.

Coro
Ha temido disgustarnos con sus palabras.

Esposa de Rondacarnes
¡Oh, qué flor de los ratones desapareció!

Coro
Me parece que lo más decoroso y lo conveniente es cantar un treno
juntas por el hijo caído.

Esposa de Rondacarnes
Bien has hablado; vamos, pues, a cantarlo.

Coro
Primero, entona tú el comienzo del planto.

Esposa de Rondacarnes
¡Ah, ah, ay, ay, ay, ay, ay, ay mil veces!37

Coro
¡Ay, ay, Rondacarnes, ay, ay, ay, señor!
36
El pyrphóros, portador de fuego, en el ejército espartano era el sacerdote que custodiaba el fuego
sagrado para los sacrificios (cf. Jenofonte, La República de los Lacedemonios XIII 2). Lógicamente les
habría augurado a los ratones la victoria en el combate.
37
En general, los manuscritos transmiten a veces este tipo de exclamaciones con variantes (cf. el
aparato crítico de Hunger, vv. 323 y 324; y, por ejemplo, Sófocles, Filoctetes 754, y el comentario a
este verso en la ed. teubneriana de R. D. Dawe, Leipzig, 1985, pág. 120). De todas formas, quizá
hasta pudiera existir un juego de palabras, buscado por Pródromo e imposible de reflejar en la
traducción, entre la exclamación de duelo papâi (repetida o no), y pâi, vocativo de pâis, “hijo” (y cf.
vv. 325 y 327). Podría interpretarse incluso: “¡Ah, ah, ay, ay, hijo mío, ay, ay mil veces!”. De acuerdo
con esto, aunque quizá de manera más forzada, también el siguiente verso podría traducirse: “¡Oh
hijo, ay Rondacarnes! ¡Oh hijo, ay, ay, señor!”; o, como Hunger, “Du junger Fleischerl, wehe, junger
Herr!”. Si se cree en la intencionalidad de Pródromo, podría argumentarse que no habría
ambigüedad de haber usado otras variantes de la exclamación respetando el metro (papâi, pappapâi,
papâ, etc.; cf., de nuevo, Sófocles, Filoctetes 745 y 753 s.).

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Esposa de Rondacarnes
¡Ah, ah! ¿Adónde, hijo mío?, ¿dónde te has marchado, mi niño?

Coro
¿Adónde, adónde, oculto, has partido volando de la vida?38

Esposa de Rondacarnes
¡Oh, oh! ¿Adónde, hijo mío? ¡Ay, penas lastimeras!

Coro
¡Lastimeras, oh, y otra vez lastimeras!

Esposa de Rondacarnes
¡Ah, ah! ¡Has abandonado la luminaria39 del día!

Coro
Todo, todo lo de la vida es ceniza y polvo, simplemente, todo lo de la
vida es solo sombra40.

Esposa de Rondacarnes
¡Oh, oh! ¡Te me fuiste, Rapiñamigas, mi niño!

Coro
Basta. Ya no sigas adelante; que estoy ahora divisando a un mensajero
en veloz carrera.

Esposa de Rondacarnes
Temo que otra vez me comunique algo terrible.

Coro
No, ¡oh majestad!

38
La expresión evoca otras de Odisea XI 222, Batracomiomaquia 208 y 211, o Quinto de Esmirna,
Posthoméricas VII 41 s. (“su alma, invisible, ha volado a los aires”).
39
Cf. v. 190, n. 20.
40
Cf. Píndaro, Píticas VIII 95 ss., skiâs ónar/ ánthrōpos; Sófocles, Fr. 13 Pearson, ánthrōpós esti pnêuma
kài skià mónon; y también cf. Áyax 126; Eurípides, Medea 1224; y, en los evangelios, Lc 1, 79.

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Esposa de Rondacarnes
¿Cómo lo sabes? ¿Cómo?

Coro
Viene corriendo con el rostro radiante41.

Esposa de Rondacarnes
Mándame, Zeus, ¡y así sea!, un mensajero propicio.

Mensajero
Que alguien me diga dónde se halla la reina.

Coro
Aquí presente, mírala, por favor.
Mensajero
Áurea señora, ponte radiante de alegría, no angustiada, y dame las
albricias por mis mensajes.

Esposa de Rondacarnes
Habla, no bromees con esas fanfarronadas.

Mensajero
Si me concedes, antes que nada, las albricias por mis palabras.

Esposa de Rondacarnes
Cuando hables, te las daré y ofreceré42 inmediatamente.

Mensajero
Ha muerto el desgraciado gato en el combate.

41
Phaidrôi prosōpōi: cf. Sófocles, Electra 1297 (también Esquilo, Agamenón 520; etc.).
42
Dōsō kài paráschō (“te las daré y puedes esperar que te las ofrezca”): aquí van coordinados un
futuro y un subjuntivo prospectivo o eventual “homérico” (también en los vv. 230 y 232: cf. v. 20,
n. 4), como en Ilíada XV 349 ss., o en Odisea XVI 437 (y cf. ibid. VI 201).

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Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

Coro
¡Ah, ah, aplaudiré y me alegraré más! Venza, pues, la alegría a la
pena.

Esposa de Rondacarnes
De gozo estoy bailando a todo ritmo.

Coro
Primero es menester ahora que te enteres de lo referente al
combate y de cómo ha muerto el comelotodo enemigo nuestro.

Esposa de Rondacarnes
Que cuente el mensajero toda la refriega de la
batalla y la fatal suerte del ojifiero y malvado matarratones43.

Coro
La reina ha hablado a voces: dale a la lengua.

Mensajero
He aquí que estoy preparado para hilvanar mi discurso. Vosotros,
con las orejas tiesas, escuchad atentamente mi relato. Pues bien, después
de haber tenido comienzo el terrible combate destructor de cuerpos44,
con un ataque bien ordenado, y haber caído primero el sátrapa del
pueblo, Lamemigas, luego Robabollos45 y, más tarde, el hijo de mi noble
señor, el sufrimiento llenó de dolor su corazón al ver a su hijo muerto.

43
El epíteto agriōpós (“ojifiero”) está documentado, por ejemplo, en Eurípides, Heracles 990, Bacantes
542; myoktónos (“matarratones”) se lee en Batracomiomaquia 159.
44
Para sōmatophthóros cf. sōmatophthorêin que es lectura de los códices en Esquilo, Agamenón 948. El
adjetivo solamente lo empleará, ya en el s. V, Cirilo de Alejandría. (Hom. Div. 19, Migne LXXVII
1109a).
45
Para ethnosatrápēs cf. v. 285 y n. 33; y para Kollikoklópos cf. v. 290 y n. 34.

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Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

Y tras poner en marcha al ejército bajo su mando, acometió sin vacilar a


ese destructor comelotodo y se enzarzó, intrépido, en la pelea. Y en el
preciso instante en que se enfrentaban, a pie firme sin huir nadie, una
viga, que se vino abajo de lo más alto del techo, pues tenía un año de
vieja y estaba podrida hacía tiempo, lo golpeó en medio de la espalda y,
tan forzudo como era, lo dejó aplastado46 al momento, y caído está en los
abismos de Aidoneo47. Y al que antes era nuestro enemigo a muerte, sin
tregua, implacable, salvaje, nos lo mostró sin resuello, tendido cuan largo
era.

Coro
¡Ojalá vivas sin penas, en prosperidad floreciente y buena
cordialidad por años sin término, en pago de que viniste como mensajero
de ansiadas noticias y nos anunciaste la muerte del destructor! Pues ya vi
que todo ha tenido hace poco el fin ansiado y ha concluido bien.

46
Literalmente: “dejó aplastados sus nervios”. La expresión se repite de manera muy parecida al
final del argumento que encabeza la obra.
47
Cf. v. 19, n. 4.

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Francisco Antonio García Romero Teodoro Pródromo. La Catomiomaquia

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN 4

I. EL AUTOR Y SU ÉPOCA 4

II. LA OBRA DE TEODORO PRÓDROMO 5

III. LA CATOMIOMAQUIA. NOTAS GENERALES 7

IV. ARGUMENTO 8

V. COMPOSICIÓN 9

VI. EL TEXTO Y LA TRADUCCIÓN 11

VII. BIBLIOGRAFÍA 13

SIGLORUM CONSPECTUS 16

TEXTO Y TRADUCCIÓN 17

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