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proyecto CRM?
Para que un proyecto de implantación de una solución de Gestión de Relaciones con
Clientes (CRM) prospere y evolucione debidamente, han de darse determinadas
circunstancias y deben sucederse determinados hitos o fases que a continuación
repasaremos.
Un proyecto CRM bien gestionado trae consigo numerosos cambios que facilitan la
interacción con los clientes incrementando su fidelización, que es la base del éxito de
cualquier compañía. Nos permite pasar de un planteamiento de marketing transaccional
(ya menos eficaz en entornos tan competitivos) para evolucionar a un marketing
relacional. Esto, sin duda, constituye una buena estrategia de diferenciación y supone
mejoras en los procesos internos.
Un proyecto CRM trae consigo nuevas metodologías de trabajo que deben asimilarse
de tal manera que la información fluya entre compañeros y departamentos, para
finalmente tener la percepción de que todo este esfuerzo ha merecido la pena.
En la primera etapa, la de la infancia, todo es ilusión y energías por parte del promotor
del proyecto, y esto debe contagiarse al resto del equipo. Hay que estar bien seguro de
que la implementación y parametrización corresponden a las necesidades del
negocio. Y ahí es vital la implicación de los directivos y el feedback a los proveedores
de la solución por parte de los usuarios.
A esta primera etapa le sigue la de la adolescencia, en la que la formación resulta
fundamental. Esta debe introducirse poco a poco en la rutina de los empleados,
asegurando que los conceptos básicos se asimilan y que todos hacen sus “deberes”
antes de pretender resolver tareas o iniciativas más complejas. Esta etapa sentará los
principios para que la cultura de la organización se empape con el nuevo sistema de
gestión.
En la etapa de la juventud, quizá aflore la desilusión y la rebeldía de algunos miembros
del equipo, que se resistan a hacer las cosas como se debe y vuelvan a los métodos de
la “vieja usanza”. Es muy importante trasladar a todos los equipos los beneficios que
ya se están empezando a conseguir. Si tanto los usuarios como los clientes no ven el
valor, se empezarán a cuestionar el por qué de utilizar este nuevo sistema y si la
inversión (de su tiempo) habrá merecido la pena. Y forzar a los jóvenes a hacer las
cosas de una determinada manera no sirve; deben comprender por sí mismos la
conveniencia de lo que se les transmite.
Si tras la debida reflexión no estamos convencidos sobre cómo van las cosas y empiezan
a producirse beneficios, quizá haya que introducir algunos cambios.
En todas estas etapas de nuestro CRM tiene que haber una perfecta sintonía no sólo
dentro de la organización (no pueden ir los departamentos a diferentes velocidades).
Debe haberla también con el proveedor de la solución, que en muchas ocasiones no sólo
es un apoyo sino también un estímulo para seguir avanzando, convirtiéndose no sólo en
socio y aliado, sino en preceptor. En Intelligence Partner estamos más que
acostumbrados a ser las tres cosas. Ello nos anima a seguir difundiendo estas soluciones
entre nuevos clientes, con los que vamos ampliando nuestra familia.
Cada fase acerca la empresa al consumidor para cubrir todas sus necesidades durante el
ciclo de vida del producto o servicio. El objetivo al desarrollar estas fases no es otro que
lograr la fidelización de los clientes con distintas estrategias de marketing relacional.
Por tanto, es importante diseñar bien las tres fases e integrarlas en la estrategia
empresarial y así conseguir diferenciarse de la competencia.
Lo primero que hay que tener muy presente es conseguir una garantía de seguridad en
Internet, algo esencial en la generación de las bases de datos de los clientes que
contienen información personal confidencial y que deben tener las mayores garantías de
privacidad.
Una de las principales particularidades de estas tres fases del CRM es que son cíclicas,
es decir, que el cliente, cuando compra un producto nuevo, comienza la Fase 1 al
tratarse de una tendencia de compra nueva, después irá pasando por las distintas fases
hasta completar el ciclo y conseguir, si se han hecho bien las cosas, que vuelva a
adquirir productos o servicios de la empresa.