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Haley, J. (1973). Terapia no convencional. Las técnicas psiquiátricas de Milton H. Erickson.

Argentina: Amorrortu editores. (introducción y capítulo 1)


 
Pronto me di cuenta de que no bastaba hipnotizar a la gente para que se curara; yo tenía que
hacer algo que produjera un cambio
Lo que alguna vez se llamó síntoma o problema individual comenzó a ser redefinido como un
producto de las relaciones interpersonales.
A menudo le gusta presentar el problema que hubo de enfren- tar como si fuera insoluble, para
después revelar la solución.
Es posible adaptar su enfoque al estilo personal de cada uno.
Una terapia puede considerarse estratégica si el clínico inicia lo que ocurre durante ella y diseña
un enfoque particular para cada problema. Cuando se encuentran un terapeuta y una persona con
un problema, la acción que tiene lugar está determinada por ambos, pero en la terapia estratégica
la ini- ciativa corresponde en gran medida al terapeuta. Este debe:
 identificar problemas solubles,
 fijar metas,
 diseñar intervenciones para alcanzarlas,
 examinar las respuestas que recibe para corregir su enfoque y, por último,
 evaluar el resultado de la terapia para ver si ha sido eficaz.
El terapeuta ha de ser muy sensible hacia el paciente y su medio social, pero la forma en que
proceda debe ser determinada por él mismo.
Milton H. Erickson constituye a su vez una excepción dentro de este último grupo, ya que él
modifica la conducta entre las personas mediante un enfoque que se ha desarrollado directamente
a partir de una orientación hipnológica.
La formación como hipnólogo fomenta la habilidad para observar a las personas y sus complejos
modos de comunicación, para motivar a la gente de manera que siga directivas y para influir
sobre ella mediante las palabras, las entonaciones y los movimientos corporales.
Tal como se la utiliza aquí, la palabra «hipnosis» no alude a un ritual sino a un tipo de
comunicación entre la gente. Milton Erickson ha explorado una variedad casi infinita de modos
de inducir el trance hipnótico. Erickson ha redefinido el trance hipnótico como un concepto que
se aplica a un tipo especial de intercambio entre dos personas, y no al estado de una de ellas
En el nivel más general, la meta de un hipnólogo consiste en modificar la conducta, la respuesta
sensorial y la conciencia de otra persona. Una meta subsidiaria es expandir los alcances de su
experiencia, proveerla de nuevas maneras de pensar, sentir y comportarse. El hipnólogo dirige a
otra persona para que cambie espontáneamente su conducta. El hipnólogo comunica
simultáneamente dos niveles de mensaje: está diciendo
 «Haga lo que yo digo», y dentro del mismo contexto está diciendo
 «No haga lo que digo, compórtese espontáneamente».
Para adaptarse a directivas tan opuestas, el sujeto tiene que pasar por un cambio y comportarse
de una manera a la cual se llama conducta de: trance.
Las etapas de este procedimiento paradójico consisten en dos tipos de directivas:
 a) El hipnólogo indica al sujeto que haga algo voluntariamente, tal como mirar hacia un
punto determinado, concentrarse en una mano, sentarse en deter- minada posición, pensar
en una imagen, etc.
 b) Después, el hipnólogo indica al sujeto que responda con una conducta involuntaria,
espontánea. Pide que una mano se mueva sin que la persona la mueva, pide una sensación
de pesadez en los párpados, una relajación de los músculos, la visión de algo que no está
presente, la interrupción o puesta en marcha de diferentes procesos fisiológicos, u otras
respuestas que no están bajo control voluntario.
El hipnólogo no quiere tan sólo una respuesta voluntaria, puesto que su intención no es que el
sujeto haga lo que se le dice como si fuera un robot. Pretende que siga directivas pero también
que participe respondiendo en forma autónoma.
Un aspecto esencial de la hipnosis y la terapia es la necesidad de motivar a la persona para que
coopere plenamente en la observancia de las directivas, y para que se comprometa a encarar la
resistencia cuando esta surja.
tanto la hipnosis como la terapia requieren persuasión —una actitud «vendedo- r a » — al
comienzo del proceso. El sujeto o paciente debe ser motivado a cooperar, por lo general,
acentuando lo que puede ganar si coopera y lo que puede perder si no lo hace.
En la hipnosis existen dos tipos fundamentales de resistencia:
 el no ser suficientemente cooperativo,
 y el serlo en demasía.
Milton Erickson, más que cualquier otro hipnólogo, se ha centrado en el desarrollo de técnicas
para persuadir a sujetos resistentes de modo que alcancen sus objetivos. La manera en que se
aproxima a la gente con problemas cuando no está utilizando formalmente la hip- nosis es en
esencia la misma en que enfoca la resistencia a la hipnosis.
 
Aliento de la resistencia
Qué ocurre cuando uno «acepta» la resistencia de un sujeto e incluso la alienta? El sujeto queda
atrapado en una situa- ción donde su intento de resistir es definido como una con- ducta
cooperativa. Una vez que está cooperando, se lo puede desviar hacia una nueva conducta.
Por ejemplo, si una persona busca ayuda por sus dolores de cabeza y estos no tienen una causa
fí- sica, Erickson «aceptará» el dolor de cabeza tal como acep- taría- la resistencia hipnótica. Se
centrará en la necesidad del dolor de cabeza, pero su duración, su frecuencia o su in- tensidad
pueden variar hasta el punto de que el dolor des- aparezca.
Por regla general, cuando Erickson trabaja con una pareja o una familia utiliza un enfoque
secuencial:
 les pide que hagan algo deliberadamente —en general algo que ya están haciendo—
 y después solicita un cambio espontáneo, o bien este cambio ocurre como consecuencia
de haber alentado la conducta habitual.
La respuesta es un cambio «espontáneo» en la conducta.
 
Ofrecimiento de una alternativa peor
dirigir al paciente en un sentido, pero haciéndolo de tal manera que en realidad lo incita a ir en
otro. Lo que usted quiere es que él encuentre "espontáneamente" otro ítem del tipo indicado. Y a
veces se emplea una amenaza o algún otro proce- dimiento que induzca a la persona a cambiar
para ahorrarse algo peor. Erickson dispone de una variedad de procedimientos para que a una
persona le resulte más difícil conservar el pro- blema que renunciar a él.
En otros casos, a efectos de generar un cambio, Erickson combina las penas con la «distracción»
—una técnica típicamente hipnótica—.
 
Determinación de un cambio mediante comunicaciones metafóricas
Cuando un sujeto resiste las directivas, es posible encarar el problema comunicándose con él en
términos de una analogía o metáfora. Si el sujeto se resiste a A, el hipnólogo puede hablar de B;
y si A y B son relacionados en forma metafórica, el sujeto hará «espontáneamente» la conexión y
responderá de la manera adecuada.
En la hipnosis, el enfoque analógico o metafórico resulta par- ticularmente eficaz con sujetos
resistentes, ya que es di- fícil soportar una sugestión de cuya recepción uno no es conciente.
Milton Erickson es un maestro en el campo de la metá- fora. Sus directivas a los pacientes no
suelen ser simples y directas, sino que incluyen una variedad de ana- logías aplicables al
problema de cada uno. La disposición de Erickson a trabajar con la metáfora no se limita al
intercambio verbal sino que se aplica también a las personas que viven una existencia
metafórica. Lo que distingue con más precisión a Erickson de otros terapeutas es que, si bien se
comunica metafóricamente con los pacientes, no les «interpreta» el significado de sus metá-
foras. No traduce la comunicación «inconciente» a términos concientes. Ante cualquier
expresión metafórica del paciente, Erickson responde de la misma manera. El evitar la
interpretación no alcanza solamente a los enun- ciados verbales de los pacientes, sino también a
sus mo- vimientos corporales.
Erickson no sólo utiliza la metáfora en sus maniobras tera- péuticas, sino incluso como una
manera de recoger infor- mación.
 
Aliento de una recaída
A veces, cuando un paciente está mejorando —y en particu- lar si lo está haciendo con
demasiada rapidez— Erickson le prescribirá una recaída.
Uno de los problemas típicos de la hipnosis es el sujeto ex- cesivamente cooperativo. A veces un
paciente sigue todas las directivas con demasiada prontitud y entonces no queda claro quién está
a cargo de lo que sucede. Este tipo de sujeto a menudo inte- rrumpe su cooperación en un punto
determinado, diciendo: «No creo que esto esté funcionando, en absoluto». El hipnólogo desafía
al sujeto a resistirse a sus direc- tivas, lo cual es una manera de pedirle que trate de no coo- perar
y que fracase en el intento.
Si un paciente es demasiado cooperativo y parece recuperarse con excesiva rapidez, es probable
que tenga una recaída y se ma- nifieste desilusionado con la terapia. Para evitarlo, Erickson
aceptará la mejoría pero prescribirá al paciente una recaída.
Uno de sus procedimientos más elegantes consiste en decirle lo siguiente: «Quiero que vuelva
atrás y
se sienta tan mal como la primera vez que vino con su pro- blema, porque quiero que vea si hay
algo de esa época que usted quisiera recuperar o rescatar». La prescripción de la recaída, cuando
se realiza en forma eficaz, impide la recaída, de la misma manera que el desafío refuerza una
respuesta hipnótica.
 
 
Frustración de una respuesta para alentarla
Su recomendación para el caso de un sujeto hipnótico que responde sólo parcialmente es que el
hipnólogo inhiba la respuesta. Es decir, ha de indicar al sujeto una cierta manera de comportarse,
y cuando el sujeto comience a cumplir con la indicación, cortará la respuesta y pasará a otra área.
Cuando el hipnólogo retome la directiva original, el sujeto responderá mejor, por- que
anteriormente, fue frustrado cuando ya había surgido en él la disposición a responder.
 
El empleo del espacio y la posición
Otro aspecto de la hipnosis es el interés por la orientación espacial. Con la experiencia, el
hipnólogo aprende que la gente se orienta en términos de claves visuales y auditivas, y que la
modificación de esas cla- ves puede alterar la orientación de una persona.
Puede modifi- carse la conducta de cada miembro hacia los otros si se cam- bia su orientación
espacial. Tiende —más que muchos tera- peutas familiares— a hacer desplazar a los miembros
de la familia, indicándoles que cambien de silla y disponiendo diferentes combinaciones en el
consultorio.
Esta compartimentación espacial suele impedir que los otros se entrometan en la con- versación,
y los obliga implacablemente a adoptar un punto de vista más objetivo.
Los pasos que bosqueja para trabajar con una familia son:
1. primero, definir a la persona en términos de su posición,
2. y luego, alterar su posición para que con ella cambie la persona.
De modo similar, cuando tiene que vérselas con sujetos resistentes a la hipnosis, recurre a
diversos modos de aceptar la resistencia y de rotularla como localizada en una posición
geográfica.
 
Énfasis en lo positivo
Los hipnólogos tendían, entonces, a recomendar que se permi- tiera al inconciente expresarse en
la vida de una persona. Erickson se inclina hacia este último punto de vista,
Cada persona alberga un deseo natural de crecimiento, y parcialmente en la opinión de que el
paciente coopera más si uno destaca lo positivo.
Erickson —a fin de alentar el cambio— redefine como positivo lo que la gente hace. No
minimiza las dificultades, pero siempre en- contrará en ellas algún aspecto que puede
aprovecharse para mejorar el funcionamiento de una persona o de su familia.

Siembra de ideas
Erickson gusta de «sembrar» o establecer ciertas ideas para después construir algo sobre ellas. Al
comienzo del intercambio destaca ciertas ideas, y así más tarde, si quiere lograr una determinada
res- puesta, ya ha establecido su infraestructura.
Más adelante, si la situación se presta, podrá construir sobre esas ideas. De modo que su hipnosis
y su terapia ponen de ma-
nifiesto una continuidad; en ambas se introduce algo nuevo, pero siempre dentro de un marco
referencial que lo conecta con algo que se ha hecho previamente.
 
Ampliación de una desviación
Primero trata de alcanzar una pequeña respuesta y luego construye sobre ella, ampliándola hasta
lograr la meta.
Erickson es proclive a inducir crisis con el fin de obtener un cambio, pero también se muestra
más dispuesto que la mayoría de los terapeutas a provocar una pequeña desviación y luego
construir sobre ella, hasta que se produzcan cambios
mayores.
 
Amnesia y control de la información
No alienta las discusiones entre los esposos respecto de lo que está ocurriendo; por el contrario,
puede llegar a impe- dirlas. A menudo, formula directivas separadas que más tar- de terminan en
un encuentro de marido y mujer y en una comunicación franca. Habitualmente se las arregla para
se- guir una regla básica de la terapia familiar: no alinearse sis- temáticamente junto a un
miembro de la familia en contra de otro.
Sin embargo, cuando ingresa en un sistema familiar, su estimulación puede dirigirse hacia
diversas partes de la fa- milia, con un cuidadoso control de cómo ha de distribuirse la nueva
información entre los miembros.
Erickson se inclina por conceptualizar a la persona en términos de dos partes, y entonces él
controla el flujo de las ideas inconcientes hacia el conocimiento conciente.
Educaba al paciente para la amne- sia, y luego influía de modo sistemático sobre la manera en
que aquel recordaba el trauma. La variante típica es que la experiencia se recuerde o se vuelva a
vivir,
Erickson permite que los miembros intercambien cierta información pero no otra, controlando
paso a paso el proceso hasta que se alcanza la
meta por él perseguida.
 
Despertar y desenganche *
Al igual que otros terapeutas familiares, Erickson se centra en el logro de autonomía por parte de
los miembros de la familia, tanto como, o más que, en la búsqueda de cohesión.
Si observara a los miembros de una familia interactuando, inmediatamente reconocería una diada
que manifiesta una involu- cración demasiado intensa, y se ocuparía de ella.
Sin embargo, cuando se observa a un hipnólogo y su sujeto puede verse que el proceso es más
complejo. El hipnólogo no se limita a sumi- nistrar una clave, sino que altera toda su conducta.
 
Evitación de la exploración de sí mismo
La tendencia de Erickson a asignar tareas con miras a modi- ficar una relación sólo se equipara a
su renuencia a centrarse en que la gente comprenda cómo o por qué han estado tra- tándose de
manera desafortunada. Lo más radical de su enfoque terapéutico parece ser la ausencia de
interpretacio- nes sobre las supuestas causas de la conducta. . La su- gerencia de que el cambio
terapéutico puede ocurrir sin que la persona comprenda el significado o la función de su con-
ducta, ha devenido, por ende, más respetable.
Su teoría del cambio es más compleja. Parece estar basada en el impacto interpersonal del
terapeuta, registrado fuera del saber conciente del sujeto; incluye la formulación de directi- vas
que originan cambios de conducta, y pone énfasis en la comunicación metafórica.

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