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INTRODUCCION Qué es Ja psicoterapia Cuanta mas experiencia acumulames en el trabajo clinico, mayor es el convencimiento de la gran complejidad que poseen los juegos de la comunicaci6n humana, Pese al tiempo tanscurride (y por for- tuna), no deja de asombrarnos ese nivel tan complejo y tan pragma- tico por el que realizamos inferencias y abstracciones en el intento de desentramar esa red de interacciones. ‘Todo parece lindar con 1a magia. Pero nada mas alejado de ella que Ja comunicaci6n humana, Nada mis concreto que el titulo del libro que le hace justicia: Pragmatic of buman comunication (Teoria de ta comunicacién bumana, 1967), donde se sintetizaron las ideas primi- genias del genio creador de Gregory Bateson y su grupo pionero. Mas de cuarenta aitos han tanscurrido desde aquellas primeras gestas y todavia hoy el paradigma cibernético no ha logrado despla- zar del todo a la linealidad epistemolégica. Hay gente que continia depositando las culpas en el partenaire, sin darse cuenta de que sus conductas también influyen en las reacciones del otro. Hay docentes qu indo la deficiencia en el aprendizaje de su grupo sin cuestionarse si son deficientes sus técnicas diddcticas. Hay tera- peutas que no se hacen autocritica de sus estrategias cuando se reve- lan ineficaces para hacer cambiar al paciente, sino que hablan de las resistencias de éste a crecer y hacer modificaciones. Pero, mis que de desplazamiento de un paradigma a otro —ya que en psicologia es factible la convivencia de modelos—, podriamos hablar de complementariedad 0, para ser mas precisos, de diferenci de niveles légicos (la linealidad puede concebirse como un tramo o una secuencia parcial de un proceso circular de orden superior). ien adjudi. 8 FICCIONES DE LA REALIDAD, REALIDADES DE LA FICCION Hoy, cuarenta afios después, no hemos dejado de asombrarnos. En pleno 2008, hablar de psicoterapia continta siendo un tema de controversia, No porque se niegue su efectividad (aunque hasta hace pocos aftos todavia se cuestionaba el tema a este nivel, hoy solamen- te se indica la ignorancia de los que cuestionan), sino porque la mul- tiplicidad de puntos de vista dificulta poder definirla de una manera clara. Cualquier descripcién sefalara la concepci6n ideolégica, teéri- ca y epistemoldgica del que la formule, variando desde perspectivas cldsicas hasta las mis modernas posiciones, pasando por las banales, las hiperintelectualizantes y las mds atrevidas. Podrfamos definir la psicoterapia —de manera aparentemente simple— como la relacién de dos personas en la que’una consulta a la otra —id6nea y capacitada para resolver problemas humanos— con el objetivo de solucionar su problema. La persona capacitada se denomina ferapeuta y la persona que consulta, paciente. Mas alla de los motivos que originan los problemas por los que se consulta, la psicoterapia puede realizarse de manera individual, en pareja, en fa- milia o en grupo. La pericia del terapeuta consiste en haberse preparado en un mo- delo de trabajo psicolégico compuesto por una serie de procedi- mientos, técnicas y estrategias clinicas, sistematizadas, que se aplican en cada situaci6n en funcidn de sus particularidades. Si las definiciones encierran marcos de significaci6n propios del que las construye, es menester diferenciar una serie de puntos que caracterizan dicha conceptualizaci6n. Por ejemplo, esta definicién de psicoterapia no incluye los términos tratamiento ni curacién, térmi- nos que pueden ser sustituidos por trabajo terapéutico y resolucion. Estos conceptos colocan sobre el tapete la diferenciacion entre la vie- ja y la nueva definicién de psicoterapia. Aunque hablar de vieja y nueva no le parecer bien a todos aquellos que contintian explican- do la psicoterapia de manera clasica: como una forma de tratamten- to que tiene por objetivo curar a las personas. Esta definicién est4 fun- dada cientificamente desde un punto de vista médico: se considera el tratamiento como una metodologia que conlleva una serie de pasos a seguir en aras de curar la enfermedad del paciente. Pero el hecho de curar implica que consideramos a la persona que consulta como un enfermo (hecho denunciado a su vez por la INTRODUCCION 9 concepcién biolégica-médica), aunque Ia enfermedad también tiene su grado de relatividad, puesto que puede explicarse o definitse des- de diferentes ambitos del conocimiento. De esta manera, nos encon- tramos estzbleciendo diferenciaciones entre las polaridades de salud y enfermedad, pero, a su vez, s¢ las intenta corrclacionar con lo que da en llamarse normalidad y anormalidad, En cl campo prictico existe una cquidistancia que homologa los términos normatidad y salud, identificdndolos con los conceptos de anormalidad y enfermedad, no del todo sin raz6n, ya que parcial mente coinciden. Tal vez la diferencia principal radica en que ambos baremos son construidos con relaci6n a dos variables independientes (cn apariencia), pero que en realidad funcionan en total interdepen- dencia: la variable cientifica y la social. En la primera antinomia —normalidad/anormalidad— se entrevé que el polo de lo normal se establece a partir de la asociaci6n entre Jo comtin y la mayoria. Los patrones de normalidad son creados me- diante casuisticas y recuentos estadisticos que permiten calificar de normal a todo fenémeno que se dé en amplios porcentajes dentro del contexto social, de manera que cualquier elemento que te de la franja estipulada por la media sera considerado anormal. La base de estas aseveraciones se funda en un anilisis sociolégico. La segunda antinomia —salud y enfermedad— se elabora en el Ambito cientifico, donde la desviacién o degeneracién del funcio- namiento correcto —en términos biolégicos— se considera enfer- medad, Si el médico, bioquimico, bidlogo, etc., descubre tal proce- so, aplicard el tratamiento adecuado que le permita corregir dicha desviaci6n, de manera que el paciente pueda recobrar su estado nor- mal: Ia salud Lo cierto es que ambas antinomias se elaboran a través de la con vergencia de factores cientificos y sociales, y resulta una utopia aislar ambos territorios como compartimentos estancos, mas atin cuando se articulan e influyen de manera reciproca. Uno va de la mano del otro y resultarfa un error darle mayor relevancia a alguno de ellos. Pero no siempre se encuentran puntos de coincidencia entre salud y nor- malidad, puesto que a veces los patrones estadisticos no arrojan los resultados que cabe esperar de esa asociacién, cde manera que no todo lo que se considera normal es sinénimo de salud (por ejemplo, © apar- 10 FICCIONES DE LA REALIDAD. REALIDADES DE LA FICCION la mayorfa de las personas tienen caries, pero esta normalidad no sig- nifica que sea saludable). Por otra parte, el baremo de normal o anormal se relativiza aun mas cuando tenemos presente el contexto. Mientras que en cierto tipo de sociedades algunos hechos son considerados normales, en otras for man parte de la esfera de la anormalidad. Es el contexto, entonces, e] que delimita la diferenciaci6n. La definicién de salud de la OMS (Organizaci6n Mundial de la Sa- lud) condensa, por asf decitlo, el marco cientifico y social al sefialar que -la salud sugiere el completo bienestar psicofisico, mental y so- cial, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. Curar en este sentido implica corregir una desviaci6n. La desvia- cién puede observarse tanto en el significado cientifico como en el so- cial. La enfermedad es una desviacién respecto de lo esperable cons derado como funcionamiento adecuado. Lo anormal consiste en apartarse de la norma. Si hablamos de problemas humanos estamos sefialando (desde una perspectiva cibernética) una desviacion de la energia que bloquea la posibilidad de homeodinamia del sistema. En sintesis: la curaci6n sugiere introducirse en el campo médico, aunque la enfermedad como tal exceda este ambito. No obstante, en- fermedad y curacién son términos que fueron apropiados por el campo de la medicina. Introducidos en la definicin de psicoterapia, estos conceptos de alguna manera denuncian una concepeién que arranca de la patologia y no de la salud. Ya en los comienzos del si- glo xx, el mismo Freud sefalaba que *todos somos neuréticos: y bajo esta premisa la accién de la psicoterapia se convierte en un arte de curar coherente con la filosofia médica de la que se origina. Pertenece a otra concepcién pensar al ser humano no como un enfermo, sino como una persona con problemas por resolver. Pero. tampoco se trata de ir tan lejos como para negar la existencia de fac- tores biolégicos y bioquimicos en ciertas patologfas severas como la psicosis, las depresiones graves, etc. Es indudable que aqui entramos en cuestiones de orden nosogrifico. Es decir, muchos profesionales —principalmente sistematicos en las posiciones mas ortodoxas— de- sechan los diagnésticos psiquidtricos del temor del DSM-IV por con- siderarlos concebidos y reducidos a una vision individual, posicion que se opone a la concepcién de que las conductas humanas son el INTRODUCCIGN 13, de no reaccionar alevosamente ni siquiera con una mueca que altere la neutralidad, negarle al paciente ir al lavabo si lo solicita, no dejar espacio para el humor, ete No abstante, no estamos emitiendo un juicio de valor negativo sobre 1a asimetria relacional. Al contrario, es la misma asimetria la que permite que la palabra del profesional esté revestida de un ma- yor efecto de persuasi6n. La atribucién semdntica que el paciente le otorga al mensaje de su terapeuta posee una jerarquia que facilita su mejora. Son numerosas las oportunidades en que escuchamos que el marido hace tiempo que le dice a su esposa, el amigo a su mejor amiga, la cufiada al esposo de su hermano, etc., el mismo mensaje que le transmite el terapeuta, pero el paciente le da otro tipo de cre- dibilidad. Otro de los elementos que hay que diferenciar en esta definicion de psicoterapia es el término designado para la persona que consulta: el paciente, Paciente significa -el que espera ser atendido- y esto, en ta forma, traza una dlstinci6n de asimetria en la relaci6n. «Paciente» también deriva de la terminologia mé iado el mun- do de la psicoterapia; aunque otras nomenclaturas han sido empleadas con éxito, el vocablo «pacientes parece el més afianzado. Asi, la escuela de Palo Alto (al igual que Rogers) ha implementa- do el término «clientes distinguiéndolo del término «pacientes. Por cjemplo, la madre llama para realizar una consulta por los trastornos escolares de su hijo menor, Si el terapeuta en una primera entrevista entrevé los conflictos de esta madre con su marido e invita a la pro- xima sesién al esposo para desarrollar sesiones de pareja, entonces el hijo es el paciente, pero los clientes de psicoterapia son los padres. A yeces, paciente y cliente coinciden. Pero mas allé de esta distin- Gi6n, llamar a la persona que consulta cliente es coherente con la fi- losofia que concibe la psicoterapia como un espacio para resolver problemas y no para realizar un tratamiento para curar, También pa- rece apropiado denominar a la persona consultante, es decir, el que asiste para consultar una opinién, una orientacién de los pasos que debe seguir para resolver el problema. Un término inteligemte es el que designa a la persona como usuario (el que usa un servicio). Este rétulo encierra un concepto que desestructura ¢ inviente la asimetsfa en favor del consultant. 14 Fre (ONES DE LA REALIDAD, REALIDADES DE LA FICCION, sta forma de llamar al paciente se creé en los servicios de salud mental de Trieste (Italia), ciudad donde se inicis —de la mano de Franco Basaglia— la desinstitucionalizacion psiquidtriea. -Usuario- deriva del latin ufo, que significa -uso», Se permuta -el que espera ser curado» (el paciente) por usuario, al entender que el profesional se halla a su servicio. Se sustituye ast ¢l verticalismo tradicional por la horizontalidad. Entonces, el espacio de Ia psicoterapia se faculta para la resolu- ci6n del problema consultado. El terapeuta planteara sus hipétesis y actuard en consecuencia, hipétesis que son estructuradas de acuerdo al modelo de pensamiento al que se adhiera el profesional. A pesar de que desde una perspectiva sistémica la concepcién de la terapia aparece como una conversacion terapéutica, esté lejos de poder ser emparentada con el didlogo que pueda desarrollarse con un amigo, con un familiar 0 con una compaitera de trabajo. El estilo, la relaci6n, el formato de la conversacién pueden ser similares, pero hay una di- ferencia de contenido, o sea, de lo que se dice. El terapeuta hablard como un amigo con el paciente (en la forma) simétrica, horizontal, afectiva, circular, respetuosa; pero el contenido de lo que intenta transmitir marcara la diferencia: estard poblado de es- trategias y técnicas. En la conversacién con un amigo se aplica el sen- tido comin, que muchas veces es el que lleva al mds de lo mismo y al mismo resultado. Mientras que el mensaje del terapeuta demuestra la experiencia clinica y los afios de estudio del profesional (aunque a ve- ces también se equivoca y aplica el mds de lo mismo). El terapeuta es el que, segtin los casos, guia y orienta al paciente. Lo provocard, introduciré el humor mediante un chiste o una historia graciosa, Jo estimulara, le mandard realizar acciones, lo contendra como una madre, un amigo, un hermano o un marido, teatralizara en el centro del espacio de la sesi6n, contara un cuento, preguntard y preguntart de una manera poco ortodoxa o respetara sus silencios. Es el que muestra el camino menos uillado en direcci6n al cambio, 0 redefine el camino ya transitado y que dej6 de utilizarse hace mucho tiempo, o tal vez, inventa un nuevo camino. Es el que ejercita perma- nentemente su hemisferio derecho y el de sus pacientes, en aras de la creatividad, intentando ver y crear otras perspectivas de la realidad conocida hasta ese momento. INTRODUCCION 5 El terapeuta es el que revisa habilmente soluciones que han fra- casado y trata de encontrar las vias directas 0 paraddjicas que condu- cen a la solucién, Es el que maneja la palabra en discursos explicati- vos y redefinidores; 0 la emoci6n, trabajando con los afectos y los sentimientos mAs profundos; 0 mediante su propio cuerpo, como si fuese un instrumento de intervencidn: dramatizando, acercéndose 0 alejindose de manera precisa, wtilizindolo en el momento adecuado. En sintesis, utilizara multiples recursos con el objetivo de ayudar al paciente a resolver sus problemas. ‘Todas estas estrategias son posibles gracias a la formacién profe- sional del terapeuta. La capacitaci6n mediante cursos de posgrado, trainning de formacion teérica y de practica clinica, jornadas de tra- bajo consigo mismo mediante talleres vivenciales de genograma, hace del ejercicio de Ia profesién un arte sublime. Pero cualquiera de estas maniobras, a veces hablipuladoras,' otras directivas, otras mas flexibles y otras que son desarrolladas en un down estratégico, etc., siempre deben estar coronadas por la ética y la responsabilidad, con- diciones sine qua non de la relaci6n terapéutica. Una ética que insta a actuar de manera idénea y que conduce al terapeuta a sincerarse consigo mismo, asumiendo cuales son los limi: tes de su trabajo terapéutico. Una responsabilidad que entiende que el terapeuta debe comprometerse con Ia tarea y hacerse cargo de la parte que le toca en ese trabajo en equipo que implica la relacién te= rapéutica. Tanto una como la otra, en sinergia, colaboran para crear © incrementar el bienestar en el paciente. ‘Todas estas propuestas generales dependerdn del estilo del tera peuta, la persona del paciente, el problema consultado, la interac- ci6n de ambos y el contexto donde se desarralla Ia sesi6n. Un esti lo que seré moldeado por procesos miméticos con relacién a los maestros que participaron en la formacion, por caracteristicas per- sonales y por las propias experiencias, entre otros factores, Todos ellos son elementos que conducen a que Ja persona del terapeuta 1. Hablipuiar es un neologismo que deriva de la palabra manipnar, que signifi ca -obrar con las manos-. Hablipular es la capacidad del teraputa que, mediante re- cursos vervales y analigicos, persuade y seduce al paciente en pos de llegar a los objetivos terapéuticos con mayor eficacia y rapidez, 16 Fic LA FICCION JONES DE LA REALIDAD, REALIDADES © tenga mayor facilidad para implementar una connotacién positiva 0 una redefinici6n, 0 un desafio 0 cualquier recurso de hipnosis erick- soniana, En segundo lugar, la persona del paciente influye al terapeuta en funcién de su ret6rica, su estilo conversacional, sus rasgos analégi- cos, caracteristicas de personalidad, etc., que hacen que —como en cualquier conversaci6n o relacién humana— el interlocutor se sienta mas atrapado, cOmodo, con cierto malestar o le genere directamente rechazo. Fl problema por el que se consulta también es otra de las variables, es decir, si el contenido de lo que dice el paciente toca al- gunos elementos no elaborados en la historia del profesional y crea cegueras o malestar 0 sensaciones desagradables en la interaccién, Todos estos puntos crean una relacion, un tipo de interaccién que permitira el crecimiento 0 el estancamiento del vinculo y, por tanto, la evoluci6n favorable del problema consultado. Por tltimo, el contexto en el que transcurre todo este interjuego también imprime el sello de su influencia y afecta a las reglas de jue- go de la interaccién. Si la consulta es desarrollada en un hospital pi blico o en un consultorio privado; si la terapia es intensiva o en casa del paciente, etc., son factores que incrementan, alientan, retrotraen, aceleran o enlentecen el proceso terapéutico. Un elemento importante que debe incorporarse en la definicién de psicoterapia consiste en constatar que la relacién terapéutica est mediatizada por el dinero, El paciente le paga a un profesional para que le escuche y para recibir una contrapartida que le ayude a mejo. rar su calidad de vida. Dentro del contrato terapéutico el manejo de lo econémico obliga a establecer pautas claras que eviten futuras confusiones y de esta manera sostener un vinculo claro: limpiando obstaculos, por asi decirlo. ‘Tal como lo mencionamos en el articulo acerca del contrato tera- péutico, tanto el terapeuta como el paciente entregan algo. El pacien- te, entre otras cosas, parte de su vida, sus afectos, sus problemas, sus asuntos cotidianos; el terapeuta, por su parte, entrega su sapiencia, sus conocimientos, su afecto y su experiencia. Pero el dmbito donde se inicia la interacci6n, mas alli del problema de consulta, es el eco- némico, puesto que la psicoterapia puede ser concebida como una prestacion de servicios, INTRODUCCION V7 Tanto si el terapeuta tiene una consulta privada como si trabaja en una obra social o en un hospital piiblico, el dinero es su medio de subsistencia y es el que hace posible Ia oficialidad del trabajo de la psicoterapia. Algunos podrin criticar esta posicién tildandola de fria ©, incluso, de demasiado comercial, pero el profesional no escucha ai intenta solucionar problemas humanos por hobby, sino porque ¢s su trabajo. La psicoterapia puede ser entendida —en términos cibernéticos— como un agente estabilizador del caos. Es un instrumento técnico que opera negentrépicamente, 0 sea, actiia como un nucleo correc- tor de las amplificaciones o fugas que el sistema genera mediante el problema. Y no sélo eso, sino que también desestructura la estabili- dad homeostitica que genera el fracaso de los intentos de solucionar el problema que no han tenido éxito. Hablar de un agente de correccién puede sonar ideolégicamente fascista, aunque nada mas alejado de la psicoterapia que esas accio- nes politicas de ultraderecha. La psicoterapia es un espacio de auto- rreflexién que invita a las personas a pensar y pensarse en sus con- textos de interacci6, a crear una actitud critica que les permita no colocarse en expectaci6n en las diversas situaciones de vida, en sin- tesis, un espacio de crecimiento y cambio. No obstante, pueden verse en torno a la psicoterapia multiplici- dad de opiniones, muchas de ellas involucradas con la politica, En Cuba, por ejemplo, se criticaba la aplicacién del psicoanilisis por consideratlo al servicio de la sumisién social y adjudicarle al psico- analista la funcién de agente de correccién social, expresion que se empleaba como sindnimo de represor. Al mismo tiempo, en las dé- cadas de 1970 y 1980, durante la dictadura militar, en Argentina se prohibis tanto el psicoanilisis como cualquier otra forma de psicote- rapia al considerar que estaban emparentados con politicas de izquier- da (ensefiaban a pensar y a no someterse pasivamente). Cualquiera de estos extremos condenaba la psicoterapia, Lo cierto es que cualquier sistema —familiar, de pareja, individual, social, etc— se resiste a cambio y la psicoterapia es un espacio oficial de cambio. Tal vez la pregunta de como sera la terapia del futuro nos Ilene de incertidumbre. Nos queda pensar si libros como el que en este momento usted, lector, est leyendo continuaran siendo vigentes. Es 20 FICCIONES DE LA REALIDAD, REALIDADES DE LA FICCION, que, como tales, estin estandarizadas y sistematizadas. Es decir, todas las téenicas son pane de las ticticas, pero no todas las ticticas son téc- nicas. Las tdcticas son producto de la espontaneidad y creatividad de! terapeuta, a diferencia de las téenicas, que estin mas estandarizadas y cuya creatividad radica en saber cuando y cémo aplicarlas. Ia aplicacién de tieticas y técnicas dependeri de la planificacion estratégica que se haya elaborado. En este sentido, estén subordina- das a la estrategia a seguir, es decir, se hallan en un nivel I6gico dife- rente, Tanto las estrategias como la aplicaci6n de tacticas y técnicas dependen en gran medida de la combinaci6n de creatividad y cono- cimiento tedrico. ‘Tanto la gama de técnicas como las tacticas aplicadas por el tera- peuta que son de su invenci6n (fruto de la espontaneidad) pueden dividirse, de manera grafica, en tres tipos de intervenciones a) Las intervenciones verbales: son aquellas que se desarrollan en el contexto de la sesidn. Se caracterizan, entre otras cos: por el nivel de persuasi6n, la capacidad de direccin y el cambio de marcos seménticos. Muchos de estos refinados usos del lenguaje tienen sus origenes en la hipnosis erickso- niana. En estas intervenciones, el terapeuta sabe cudindo debe provocar, utilizar la resistencia, emplear el lenguaje del con- sultante, contar una historia, etc. b)_ Las intervenciones corporates (uso del ctterpo): son las que se implementan mediante técnicas corporales como el psicodra- ma, la expresién corporal y los ejercicios y juegos gestilticos, Ademis, se incluye aqui todo lo que involucra al lenguaje analdgico, es decir, todo lo que involucra la gestualidad, las acciones y el uso del cuerpo en el espacio de la sesién (acom- pafar una intervencién verbal acercindose al paciente, colo- car una mano en el hombro, acompafiar con un gesto una ex- presi6n verbal del consultante, etc.) © Las intervenciones de accién: principalmente se desarrollan fuera del contexto de la sesién y son las clasicas prescripcio- nes de comportamiento cuyo fundamento se encuentra tam- bién en la hipnosis ericksoniana, Estas tareas para el hogar necesitan como prélogo una aguda y obsesiva exploracién y INTRODUCCION 21 un uso del lenguaje preciso y poblado de sutilezas persu vas para que las acciones prescritas se puedan ejecutar (en especial con aquellas tareas de tipo paradojal que rayan con el absurdo). Cabe concebir la relacién terapéutica como una coreografia donde se implementan los tres tipos de intervenciones. Esto no quiere decir que un terapeuta deba manejar con total pericia toda la gama de técni- cas, ya que entrariamos en el terreno de la utopia: algunas serin de su predileccién, otras tendran su marca de fabrica (el terapeuta posee una habilidad natural para realizarlas), mientras que otras seran incor- poradas mediante formaci6n clinica. Lo importante en esta danza de intervenciones, que requiere un agudo entrenamiento, es incorporar a habilidad para detectar cual es el momento de introducir el tipo de intervencién adecuada y con qué pacientes. Y, mas importante toda: via, tener la suficiente habilidad para que todo este desarrollo se reali ce con extrema espontaneidad. El texto se divide en dos partes. Una primera —Ficciones de la realidad— donde se elaboran conceptos y reflexiones te6ricas sobre las construcciones de realidades y sobre cémo se pueden crear fic ciones mediante las técnicas hipnoterapéuticas. Pero también se des- criben los infinitos juegos humanos que llegan a complicar la com- plejidad de la comunicacién y a inventar problemas a partir de las dificultades, Todos estos articulos son obra de Paul Watzlawick (ex- cepto el tltimo —La dificultad y el problema—, que comparte auto- rfa con Marcelo R. Ceberio). Son escritos que estin poblados de anécdotas y ejemplos aclaratorios que amplian la comprensi6n y sus- tentan epistemolégicamente la segunda parte. En -Realidades de la ficcién+ (segunda parte), los articulos son obra de Marcelo R. Ceberio. Aqui se seleccionaron azarosamente una serie de técnicas. Y decimos -azarosamente: porque, si bien pueden considerarse las primordiales, creemos que toda la gama de recursos sistémicos es valiosa. Algunos de los articulos exploran dreas donde falta o es escasa la literatura al respecto, por ejemplo: la importancia de -El uso del telé- fonos, «El joining: y -El contrato terapéutico-, temas relevantes en el trabajo de la sesion. Pero, ademas, el lector encontrard las bases epis- 22 FICCIONES DE LA REALIDAD, REALIDADES DE LA FICCION temologicas —aunque también apoyadas por numerosos ejemplos clinicos— de una serie de técnicas consideradas como los clisicos de la terapia sistémica como: «La reestructuracién, ‘Hablar el lenguaje del paciente-, -La connotacién positiva: y -Las preguntas circulares-, 0 Ja implementacion de técnicas en situaciones criticas en el articulo -E) terapeuta en contextos de crisis. Cierra e! libro un epflogo acerca de las

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