Está en la página 1de 5

Parcial N°1 de Semiótica Literaria

Licenciatura en Letras- 3er año

Análisis estructural en Boquitas Pintadas de Manuel Puig

Marianela Peña Pollastri

Nivel descriptivo. Relaciones distribucionales y relaciones integrativas.

Un indicio que aparece al principio de la novela y que luego se integra a un núcleo mayor, es
la mirada que una niña casi adolescente le dedicó a Juan Carlos cuando estaba fumando en la
vereda junto a su amigo Pancho. Luego, en la misma entrega, sucede que: “Sin saber por qué
recordó la mirada de la niña casi adolescente que lo había mirado esa tarde, provocándolo.
Decidió seguirla algún día, la niña vivía en una chacra de las afueras”.

Casi al final este indicio toma sentido cuando empiezan a ser narrado lo que sucede el día
sábado 18 de abril de 1947 a las 15 horas, el momento en que Juan Carlos murió. Se
menciona qué sucede en distintos lugares y a distintas personas al mismo tiempo. Después de
tres asteriscos, puede suponerse que lo que se da inicio es algo más que pasó ese día o algo
posterior. Empieza con las palabras: “… él me miraba siempre cuando yo pasaba por el bar”.
Es la niña del principio la que está hablando y está entre que se dirige a su mamá y a dios
diciendo que Juan Carlos abusó sexualmente de ella cuando tenía 13 años. Ella se siente
culpable por haberle deseado la muerte y que ese día se haya hecho realidad.

Un secreto que, por lo que deja ver la novela, Juan Carlos se lo llevó a la tumba. De manera
abrupta en el siguiente párrafo se da inicio al rezo de la madre de Juan Carlos. Pide
misericordia por su hijo que siempre va a misa y ha sido un buen muchacho. En un momento
dice acerca de las diversiones de su hijo en la noche y con mujeres: “Nosotras dos no
podemos condenar a un muchacho porque sea así, los hombres son así ¿no es verdad? Son las
malas mujeres las que tienen la culpa…”

Claramente en este punto se entretejen las dos estructuras subyacentes a toda la novela: el
machismo a flor de piel de Juan Carlos que lo lleva a objetivar a una niña hasta el punto de
violarla violentando su integridad. Y no sólo aparece ahí, también está en la madre de Juan
Carlos que por ser hombre lo coloca en un pedestal privilegiado donde su hijo nunca tendría
la culpa de nada, la culpa la tienen las mujeres que lo tientan. Si se murió fue por las mujeres
que lo tenían afuera tomando frío a altas horas de la noche, dice. Asimismo, aparece la
mentira, el secreto. En la narración de Juan Carlos, es ella la que lo provocó. Hay
justificación por su accionar que es aprobado por su madre. Y en la de ella, es él el que la
miraba siempre al pasar. El hecho de la violación es algo que la niña nunca pudo contar y
hasta donde se sabe, Juan Carlos tampoco lo cuenta. O SEA VARIOS INDICIOS
(MARCAR CITAS, PÁGINAS, ENTREGAS) QUE CUAJAN O CIERRAN EN EL
NÚCLEO MAYOR QUE ES EL MACHISMO DE JUAN CARLOS.

Otro indicio aparece cuando se cuenta el día de Nené en el que pasa por el bar, de a Juan
Carlos de espaldas y descubre que el doctor Aschero la estaba mirando. Ella enrojece. Poco a
poco (COLOCAR CITAS, ESE POCO A POCO DEBE SER ESTRUCTURADO) en la
novela se descubre que el doctor había abusado de ella en una primera instancia tocándola y
luego ella decide comenzar a verse con él. Ella tenía 20 años y trabajaba como su enfermera.
La esposa del doctor los descubre y la echa. En el pueblo se cuentan esos rumores pero no
hay nada certero.

El enrojecimiento de Nené ante la mirada del doctor marca la vergüenza que siente ella de
por vida por, según ella, haberse entregado tan joven a un hombre casado. Tiene miedo de
que Juan Carlos se entere y de que eso tache su reputación de “niña bien”. Se imagina a Juan
Carlos estrangulándola el día de su casamiento al enterarse. No quiere cometer el mismo
error con él y por eso no quiere mantener relaciones sexuales. Es algo que la marca para
siempre y forma parte del núcleo narrativo de la vida íntima de Nené, que, dicho sea de paso,
nunca pudo vivirla plenamente o satisfactoriamente sin que se interpusieran sus prejuicios,
miedos o falta de amor. Si permitía que Juan Carlos saliera con otras mujeres a la noche
(porque se daba cuenta y seguía con él) fue porque siempre se sirvió de prueba de que ella
nunca había tenido intimidad con él. Buscaba otras mujeres para que le den lo que ella nunca
le había dado. BIEN

Esta situación está totalmente atravesada por la estructura machista. Nené siente una culpa
que no puede negar por haber vivido su sexualidad antes del matrimonio de por lo menos
estar comprometida. Culpa que claramente no sienten los personajes hombres como Juan
Carlos o Pancho. Por eso se le niega a Juan Carlos. El hecho de no haberse negado al doctor
también tiene un vínculo con que ellos estaban atravesados por una relación de poder. Para
Nené es un secreto que debe guardar por el resto de sus días. CITADO, MARCADO.

Acciones: lo que hacen, lo que dicen, lo que desean.


En el caso de Pancho, se muestra que a quien desea en el principio de la novela es a Nené. La
imagina desnuda sin vello púbico “Pancho sin saber por qué se imaginó a Nené dormida con
las piernas entreabiertas, sin vello en el pubis, como una niñita”. Incluso piensa en ella
estando con Raba a la salida del baile “y si la tocan debe ser suavecita la carne de la Nené”
(p. 86). Lo que hace es bailar con Raba, la sirvienta, por consejo de su amigo Juan Carlos. La
acompaña a su casa. Años después la abandona y no quiere ni ver al hijo que tuvo con ella.
Lo que le dice es que la quiere, el día del baile le dice que “es el deseo de estar en compañía
de ella, deseo que según él lo obsesiona día y noche” (p. 85). En síntesis y uniendo otros
momentos de la novela:

Lo que hace: invita a Raba al baile por consejo de su amigo Juan Carlos. La lleva a un lugar
oscuro insistiéndole y tienen relaciones sexuales. Al final la abandona a ella y a su hijo.
Comienza a verse con Mabel cuando Raba lo espera.

Lo que dice: que quiere la compañía de Raba. Luego, que no le diga a nadie que el hijo es de
él, que cuando termine de estudiar para policía se van a casar.

Lo que desea: a Nené pero no se concreta. Posteriormente a Mabel.

Vemos que en un primer momento lo que hace y dice Pancho concuerdan. Pues, invita al
baile a Raba, la acaricia, la besa y tienen relaciones sexuales. Concuerda con lo que le dice,
que quiere su compañía. Lo que está en discordancia es lo que desea, a Nené. Estos son los
tres momentos. Al final su deseo empieza a confluir con lo que hace, como no deseaba
mucho a Raba comienza a evitarla. Quizás su deseo hacia Nené, una mujer perteneciente a
otra clase social que es maestra, se materializa con su nuevo deseo hacia Mabel, similar a
Nené en el sentido clasista. Ese deseo sí se concreta.

Pancho se sirve de su posición social de hombre en la que puede tener el privilegio de


mantener en secreto un hijo suyo o no hacerse cargo. Si bien no es de una clase social alta, sí
tiene privilegios en contraposición a Raba, que es mujer y no puede esconder el hijo que tuvo
sin casarse, del que se debe hacer cargo y de la condena social a la que es sometida.

Narración. Distorsión- Expansión.

Dentro de la narración del día de Nené, (QUÉ DÍA, ENREGA, REFERENCIAR), se narra
cómo un pensamiento la lleva a otro. Venía contando sobre el Club Social y se distorsiona
con la enunciación “pensó en la posibilidad de hacerse amiga de una gata, sobarle el lomo,
pensó en una gata vieja con sarna, cómo curarle la sarna”(p. 51). Este pensamiento se
expande cuando al final de la novela, estando casada y con hijos, recibe la llamada de Raba
que quiere visitarla y Nené le dice que ella le va a abrir los ojos, que vaya a su casa y que le
va a abrir los ojos con respecto al sinvergüenza de Pancho que le encajó un hijo y se fue. Se
concreta la necesidad de cuidar de una amiga, de sobarle el lomo. Le da ropas después que le
puedan servir a la sirvienta y a su hijo.

Otro momento, cuando se está narrando que la madre de Pancho le pidió que contrajera los
músculos y se los tocó, pensó que su hijo no era muy alto pero sí fuerte. Y sin saber pensó en
los cachorros de oso de un circo que había pasado por ahí mientras le alcanzaba una taza de
mate cocido con leche (p. 67). La distorsión de los pensamientos de la madre se expanden
con el momento de la salida del baile que va con Raba. Al salir, aparecen unos perros
(¿relación con los cachorros en los que pensó la madre justo en el momento en que le toca los
músculos?) que facilitan que Pancho quedara como un hombre fuerte frente a Raba al
espantarlos: “Circunstancia que facilitó dichos propósitos [que Pancho se acostara con Raba]:
el acercamiento de un perro vagabundo de aspecto temible que asustó a Raba y dio lugar a
una muestra inequívoca de coraje por parte de Pancho, lo cual despertó en Raba una cálida
sensación de amparo” (p. 85). BUENA LECTURA.

Otra distorsión se da cuando se narra la visita de Juan Carlos al portón de la casa de Nené
donde la veía hasta temprano para después poder irse a ver a Mabel. Se estaban besando y de
repente “Juan Carlos titubeó, pensó que en el jardín de Nené no crecían flores silvestres de
manzanilla, según algunos eran venenosas ¿sería cierto?” (p. 59). La idea de que en el jardín
de Nené no habían flores venenosas se expande luego a largo de la novela cuando el lector va
descubriendo que Nené no tenía veneno en sus sentimientos con Juan Carlos. Fue al único
hombre que pudo amar. De esto se da cuenta Mabel años después cuando están viendo la
novela con Nené: “Logró ver el corazón de Nené. No cabía duda: si ésta creía que era
imposible amar a más de un hombre era porque al marido no había logrado amarlo, pues a
Juan Carlos sí lo había amado” (p. 174). En el jardín de Mabel, en cambio, sí hay veneno.
Ella lo dice en una conversación con Pancho, lo coloca para las hormigas. El veneno marca la
diferencia en las concepciones de relaciones amorosas que tiene cada una. Nené, en inocencia
y sin veneno, sólo ha podido amar a un hombre con quien no ha concretado nunca el acto
carnal. Mabel, cuyo jardín tiene veneno, no piensa así, no concibe que sea estrictamente
necesario estar sexualmente o querer a un hombre a la vez.
El hecho de que el jardín de Nené no tenga veneno y Juan Carlos lo notara, quizás tuviera
relación con que fue la única con la que consideró casarse. BUENA LECTURA.

Referencias bibliográficas

Puig, M. (2016) Boquitas Pintadas. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina: Booket.

NOTA: 8

También podría gustarte