Carmen Navarro Beltrá Filosofia della scienza

Corso 2019-2020 Università di Pisa

Bertrand Russell: I problemi della filosofía

Bertrand Russell (1872-1970) fue un filósofo, matemático, lógico y escritor británico

ganador en 1950 del Premio Nobel de Literatura. Esta conocida introducción a la filosofía
fue publicada en 1912. En este libro Russell introduce nuevas ideas; entre otras, su teoría
de la verdad.

Russell en este libro no se ocupa de todos los problemas de la filosofía, tal y como señala
en el prefacio, se limita a aquellos problemas sobre los que considera que puede aportar
algo positivo y constructivo. El libro trata principalmente sobre epistemología, que es la
parte de la filosofía que estudia los principios y la validez del conocimiento humano. No se
ocupa de cuestiones éticas, aunque su punto de vista ético se vislumbra a través de sus
afirmaciones sobre el carácter y el valor de la filosofía, tema del que se ocupa en diferentes
momentos a lo largo del libro y al que le dedica el último capítulo del mismo. En este
trabajo trataré las cuestiones que se plantean en este último capítulo llamado Capítulo XV:
El valor de la filosofía.

El autor, después de tratar brevemente los problemas de la filosofía, considera detenerse a

analizar el valor de la filosofía y el hecho de que esta sea estudiada, ya que según el criterio
de algunos hombres la filosofía no es más que “controversias sobre asuntos en donde el
conocimiento es imposible”. Y esto, según Russell, no es más que una concepción errónea
de los fines de la vida y de los bienes “inútiles” de la filosofía. Es decir, la ciencia, por
medio de investigaciones e inventos es útil para la vida, por ejemplo en esta situación del
Covid-19 la gente está criticando que en los últimos años no se haya invertido en
investigaciones y se hayan bajado los sueldos a los sanitarios, porque aunque siempre se ha
sabido, ahora son más conscientes de que la ciencia tiene un efecto en la humanidad. En
cambio no ven esta utilidad en la filosofía. Y es que el valor de la filosofía, según Russell
hemos de buscarlo. Y para iniciar esta búsqueda lo primero que hemos de hacer es
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deshacernos de los prejuicios erróneos sobre el hombre “práctico”. Normalmente cuando

nos referimos a esta clase de hombre entendemos que es el que entiende que debe cuidar el
cuerpo pero no tiene necesidad de cuidar la mente, es decir, el que reconoce las
necesidades materiales pero olvida la necesidad de procurar un alimento al espíritu. Pero
de nada nos valdría un mundo en que todos los cuerpos estuvieran sanos (sin enfermedades
y donde todos tuvieran acceso al alimento) sin una mente bien cuidada. El valor de la
filosofía entonces es encontrado en los bienes para la mente.

La filosofía suele decirse que es una pérdida de tiempo porque es incapaz de responder a
sus preguntas, en cambio si le preguntas a un historiador qué ha logrado su ciencia, te
puede llegar a enumerar miles y miles de datos que su ciencia ha descubierto. Pero hay que
tener en cuenta que en la filosofía, en cuanto un tema tiene respuesta deja de ser llamado
filosofía y se hace una ciencia aparte. Se dice que la filosofía es la madre de todas las
ciencias, puesto que todas las ciencias que conocemos fueron estudiadas primero por
filósofos, pero en cuanto encontraban respuestas, las llamaban de x manera y las hacían
ciencias en sí, como el ejemplo que Russell nombra en el libro: Newton llamó a su obra
Los principios matemáticos de la filosofía natural, ya que el estudio del cosmos antes
pertenecía a la filosofía, pero cuando empezaron a encontrar un cuerpo definitivo de
verdades, este estudio se apartó de la filosofía y se llamó astronomía.

Sin embargo Russell dice que las preguntas que se hace la filosofía, en el hipotético caso
de que pudiesen ser respondidas, aún así no se podría demostrar su veracidad. Y es por ello
que la filosofía debe seguir estudiando las preguntas, para examinar todas las respuestas
posibles, para poder especular. El valor de la filosofía debe ser buscado en su propia
incertidumbre. Dice Russell que quien no posee conocimientos de filosofía transita por la
vida encarcelado en las creencias que le son habituales, en los prejuicios originados por el
sentido común, en las convicciones que se han creado en su mente sin usar la razón. Este
tipo de hombre quiere respuestas definitivas, obvias, rechaza lo que le crea dudas y no
busca incertidumbre en las cuestiones del día a día, como por ejemplo, “¿para ti qué
significa vivir una buena vida?” o “¿por qué nos resistimos a hacer cosas que sabemos que
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son buenas para nosotros mientras ansiamos cosas que son perjudiciales?” En cambio
cuando empezamos a estudiar filosofía, indagamos en cosas comunes y nos percatamos de
que no podemos obtener una respuesta completa sobre estas cuestiones aparentemente
simples. Pero ahí reside el poder de la filosofía, en no poder dar una respuesta definitiva,
porque así surge una multitud de respuestas, esto amplía nuestros pensamientos y nuestro
conocimiento se ensancha.

El filósofo británico añade que la utilidad de la filosofía también reside en la grandeza de

liberarnos de las metas personales, es decir, el hombre que no se interesa por la filosofía
está encerrado en sus intereses privados, no se cuestiona nada sobre el mundo en el que
vive, a no ser que algo le sea impedido o le ayude a realizar sus deseos instintivos. Por el
contrario, la vida filosófica nos da calma y libertad. La filosofía libera la mente de las
pequeñas preocupaciones. La contemplación del universo favorece la grandeza del alma.
La contemplación filosófica, cuando es pura, no intenta probar que el resto del Universo
sea afín al hombre. Y esta se adquiere cuando el deseo de conocer actúa por sí solo y
mediante un estudio que no requiera que sus objetos tengan ciertas características. Las
filosofías que, al contrario, asimilan el universo al ser humano, no pueden dar con esta
contemplación, ya que constituyen una forma de auto-afirmación. La auto-afirmación “ve
al mundo como el medio de su propio fin”, por este motivo le resta importancia al mundo
frente al Yo. Esta tendencia filosófica –que dice que el hombre es la medida de todas las
cosas- defiende que si hay algo que no haya sido creado por la mente, no podemos ser
conscientes de ello, no puede sernos cognoscible. Este punto de vista además de ser
erróneo causa una sustracción a la contemplación filosófica de todo lo que de ella vale. Lo
que el filósofo de esta tendencia llama “conocimiento” no es más que un conjunto de
prejuicios y deseos que nos aíslan del mundo exterior. En cambio en la contemplación
filosófica todo lo que es personal (deseos, por ejemplo) distorsiona al objeto y esto causa la
imposibilidad de unión que el intelecto tanto busca. Pero cuando el intelecto sea libre podrá
ver sin las creencias comunes, con calma, sin miedos, valorará más lo abstracto y el
conocimiento universal, donde el interés personal no tiene cabida.
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Asimismo Russell dice que quien acostumbre a la mente a esta libertad e imparcialidad que
la contemplación filosófica proporciona, posiblemente haga que perdure en el mundo
privado. La contemplación amplía, por lo tanto, los objetos de nuestros pensamientos y de
nuestras acciones.

Por último, el autor dice que la filosofía debe ser entonces estudiada esperando de ella más
preguntas, no respuestas, porque estas preguntas serán las causantes de ampliar nuestro
conocimiento, nuestra imaginación intelectual e incluso podrán disminuir el dogmatismo
que encarcela a la especulación.

En conclusión, Russell en este último capítulo da respuesta a la pregunta ¿cuál es el valor

de la filosofía? Diciendo que el valor de la filosofía es para quien sabe que ha de cuidar no
solo el cuerpo, sino la mente. El valor de la filosofía puede ser tachado de “inútil” para la
vida práctica, pero gracias a ésta, la sociedad avanza, si nos quedásemos estancados en lo
que aprendemos, sin preguntarnos nada, siguiendo con nuestras costumbres, seríamos
sumisos, no podríamos progresar. Si los filósofos no se hubieran preguntado sobre
cuestiones como el origen del mundo, el ser humano, la materia… No hubiéramos obtenido
avance alguno. Hemos de preguntar siempre, nunca asumir. Hay una frase de Kant que se
me viene a la cabeza tratando estos temas y creo que es una bonita forma de concluir, dice
así: “se mide la inteligencia de un individuo por la cantidad de incertidumbres que es capaz
de soportar”.
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Bibliografía

Russell, B., 1943. Los problemas de la filosofía. (Trad. E. Boeneker Méndez)

Es.wikipedia.org. 2020. Bertrand Russell. [online] Available at:

https://es.wikipedia.org/wiki/Bertrand_Russell

Definición.de. 2020. Definición de epistemología. [online] Available at:

https://definicion.de/epistemologia/

Conversación Seductora. 2020. Preguntas filosóficas: 202 Preguntas que te harán pensar como nunca.
[online] Available at: https://conversacionseductora.com/preguntas/filosoficas/