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Plantas medicinales en el embarazo

Los principios activos de las plantas pueden interferir en determinadas funciones del


organismo de la embarazada e incluso podrían llegar a generar daños más o menos
importantes, tanto en ella como en el feto. Muchos facultativos, sean médicos de
cabecera o pediatras, suelen desaconsejar el consumo de plantas medicinales durante el
embarazo, al menos durante el primer trimestre de gestación, porque en muchos casos
no se puede contar con la seguridad de que no se van a producir interacciones
indeseadas. Lo cierto es que son pocos los estudios realizados que evalúen el efecto de
las plantas medicinales sobre el organismo de la mujer y el feto en desarrollo.[ CITATION
Alo16 \l 3082 ]

La mujer embarazada es especialmente sensible y vulnerable a posibles reacciones


adversas por ingesta de alimentos, entre ellos las plantas medicinales. Es por ello que
toda precaución es poca ante la posibilidad de desarrollar cualquier problema que
pudiera suponer el más mínimo riesgo para la salud de la madre y de su criatura. En este
artículo te ayudamos a distinguir entre aquellas plantas de consumo frecuente que es
imprescindible evitar durante el embarazo, de las que se pueden consumir con
tranquilidad si no se sobrepasan las dosis recomendadas.

No hay razón alguna para que la madre renuncie al placer de una tisana o siga utilizando
determinadas plantas para aliviarse trastornos de la digestión o de la respiración como
venía haciendo hasta ahora, por poner un ejemplo, siempre que el consumo sea
equilibrado y se elijan aquellas plantas exentas de todo peligro.[ CITATION Alo16 \l 3082 ]

Compuestos de las plantas medicinales no apropiados para embarazadas

Determinados componentes bioquímicos de las plantas pueden generar efectos


contraproducentes en la mujer en gestación a diferentes niveles. Es cierto que en
muchos casos se requiere consumir grandes cantidades para que ese riesgo sea
significativo, pero conviene estar bien informados para evitar cualquier problema. Por
ello, no te olvides nunca de preguntar sobre sus principios activos cuando adquieras una
planta medicinal en el herbolario.
A grandes rasgos, si estás embarazada, y sin entrar en especificaciones, cabe estar alerta
ante la presencia de principios activos que pueden presentar una cierta toxicidad o
provocar irritación gástrica y posibles reacciones alérgicas, como:

 Alcaloides, por su efecto hepatotóxico y neurotóxico.

 Taninos, por su efecto irritante y potencialmente oxitócico.

 Principios amargos, por su efecto irritante, y en algunos casos oxitócico.

 Algunos compuestos flavónicos.

 Compuestos antraquinónicos, por su potencial laxante y purgante.

 Fitosteroles y otros estrógenos naturales, por su potencial abortivo.

 Aceites esenciales, por su potencial tóxico a diferentes niveles

 Las plantas medicinales con efectos emenagogos, es decir, que tienen la


capacidad de regular la menstruación, pueden ser peligrosas durante la
gestación, e incluso abortivas, si se toman en dosis altas o inadecuadas. Es el
caso, por ejemplo, de plantas tan conocidas y consumidas como la salvia, la
artemisa, la caléndula, la milenrama, la manzanilla romana, el ajenjo,
la pasiflora o el poleo.
 Las plantas ricas en alcaloides pirrolizidínicos e indólicos, por su potencial
tóxico a nivel hepato-renal y por la acción hipotensora (ejemplo, la vincamina),
también deber ser evitadas por las embarazadas. Es el caso de la cola de caballo,
la borraja, la consuelda, la vincapervinca y otras similares.
 Las plantas que presentan una acción estrogénica u hormonal deben ser
utilizadas con mucha cautela y siempre consultando con el ginecólogo, a fin de
evitar efectos indeseados. En algunos casos pueden ser adecuadas, pero a
priori se desaconsejan. Es el caso de la artemisa, el sauzgatillo, la salvia,
el cilantro, la alfalfa, el ginseng o el hinojo.
 Las hay que pueden ocasionar contracciones uterinas (efecto oxitócico) y llegar
a provocar el sangrado, acelerar el parto, o ser potencialmente abortivas. Entran
dentro de este espectro plantas tan conocidas como la ruda, la angélica, la
matricaria, el hisopo, el perejil, la verbena, la milenrama, la pasiflora y el clavo,
entre otras.
 Las plantas con efectos laxantes más o menos fuertes, muchas de las cuales
suelen contener antraquinonas, deben ser evitadas también durante el embarazo,
ya que la estimulación del peristaltismo intestinal pudiera ocasionar
contracciones uterinas. Son plantas laxantes de uso corriente la frángula, la
cáscara sagrada, el sen, o incluso el aloe en uso interno.
 Las plantas ricas en taninos pueden provocar irritación gástrica y, en dosis altas,
presentar también un efecto oxitócico. Es el caso de la gayuba, la cola de
caballo, la acedera o el hipérico, entre otras.
 Las plantas ricas en principios amargos pueden dañar el desarrollo normal del
feto y provocar también contracciones uterinas, con riesgo de aborto. Es el caso
de la centaura menor, la genciana, el agracejo, la angélica, el boldo,
el harpagofito y otras.
 Las plantas especialmente ricas en fitosteroles y otros estrógenos naturales, que
pudieran suponer un riesgo al desarrollo del feto y a la salud de la madre.
Contienen estos componentes plantas diversas como la alfalfa, el lúpulo, o el
trébol rojo.
 Plantas ricas en ácido salicílico, como el sauce blanco y la ulmaria, no se
recomiendan tampoco durante el embarazo.
 Las plantas ricas en aceite esencial, dentro de las cuales se incluyen buena parte
de las hierbas aromáticas, por su potencial tóxico e irritante a diferentes niveles,
a los que suma también un efecto oxitócico. Generalmente se habla de la ingesta
del aceite esencial puro o en extracto, pero como medida de prudencia durante el
embarazo y la lactancia se aconseja no consumir plantas ricas en estos
componentes, ni siquiera en infusión o como condimento, sobre todo durante
el primer trimestre de embarazo. Es el caso de la mostaza, el orégano, la ajedrea,
el boldo, el enebro y de buena parte de las especias.

 Y, por supuesto, se debe evitar todo contacto con aquellas plantas que son
tóxicas a todos los niveles y para cualquier perfil de consumidor, y que
difícilmente se podrían adquirir en un herbolario, como es el caso del ricino, el
acónito, el cólquico, la belladona, la dulcámara o el estramonio.[ CITATION
EDA15 \l 3082 ]
El mundo de las plantas medicinales es amplio y complejo, y la mujer embarazada no
tiene por qué renunciar a su consumo, sino dejarse asesorar bien, y elegir aquellas
especies exentas de todo riesgo.[ CITATION EDA15 \l 3082 ]
 Avena, como tranquilizante, para el insomnio, como aporte vitamínico,
ligeramente laxante y como diurética en caso de edemas y retención de líquidos.
 Manzanilla, en dosis moderadas e informando al pediatra. Como digestiva, para
combatir náuseas y espasmos gastrointestinales, y como tranquilizante suave en
estados nerviosos.
 Menta, también en dosis moderadas, para la migraña, las alteraciones
gastrointestinales, las náuseas y los vómitos.
 Frambueso, las hojas, para tonificar y relajar el útero, como antiinflamatorio,
diurético y antidiarreico.
 Melisa, con moderación, es apta para combatir los estados de nervios, el
insomnio leve y los desarreglos digestivos.
 Saúco, flores y hojas, en dosis ponderadas, para afecciones respiratorias y como
diurético en caso de edemas y retención de líquidos.
 Lino, en dosis moderadas y consultando antes al ginecólogo o al pediatra.
Destinado a combatir el estreñimiento, un trastorno frecuente en el embarazo.
 Jengibre, de nuevo con moderación y mejor sólo en los últimos meses de
gestación, como un recurso natural contra las náuseas y los vómitos, que suelen
hacer su aparición a partir de la cuarta o sexta semana de embarazo.
 Maíz, los estigmas o barbas, en infusión mixta, para combatir los edemas y la
retención de líquidos. En dosis moderadas.
 Aloe, sólo por vía tópica, para tratar la sequedad de piel, las estrías y la irritación
de la piel.
 Anís verde, con moderación, para combatir la hinchazón abdominal y los gases,
así como el mal aliento.
 Tilo, en infusión, para calmar los nervios y aliviar la jaqueca.
 Rosal silvestre, los frutos –escaramujos– como aporte vitamínico y para
combatir la debilidad y la astenia. Y las hojas, como laxante suave.
 Ortiga, como remineralizante y vitamínica, en caso de anemia, debilidad,
astenia.
 Caléndula, sólo por vía externa,  sobre pieles irritadas, estrías, dermatitis,
etcétera.
 Espino albar, en infusión, para calmar los nervios y las palpitaciones nerviosas.
 Bardana, con moderación, para tratar infecciones urinarias como la cistitis y para
prevenir los edemas y retención de líquidos.
 Diente de león, en decocción y en alimentación (las hojas), como digestiva,
diurética, depurativa, para los edemas y la retención de líquidos.
 Vid roja, en uso externo o interno, en caso de varices y hemorroides.
 Hierbaluisa, en infusión, para aliviar la pesadez estomacal y los espasmos
gastrointestinales.
 Llantén mayor, en infusión, extracto, jarabe o tintura, para afecciones y alergias
respiratorias. Dosis moderadas.
 Malva, en infusión o extracto, para los mareos y náuseas, como un laxante
suave, y en aplicación tópica sobre pieles irritadas y estrías.
 Malvavisco, en decocción o jarabe, para afecciones respiratorias y estreñimiento
leve.
 Arándano, las hojas y los frutos como diurético y tónico venoso, para aliviar las
varices y hemorroides, para la retención de líquidos, y en uso externo sobre
varices, eccemas, granos y dermatitis.[ CITATION EDA15 \l 3082 ]

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