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Se trata de una planta vivaz, de entre 30 y 60 cm de alto, muy ramificada, con las
hojas partidas en largos segmentos lineales, parecidas a las del hinojo, y
diminutas flores blanquecinas o rosadas, agrupadas en umbelas planas. El fruto
es de forma oblonga, piloso, de no más de 6 mm de largo. Es una planta muy
olorosa, que impregna el ambiente con su fragancia cuando la restriegas entre las
manos. Florece de mayo a julio, y con fines medicinales y culinarios se
aprovechan los frutos, tan fragantes como toda la planta y el aceite que se obtiene
de ellos.
Es originario del norte de África, el este del Mediterráneo (Palestina, Siria) y el mar
Negro. Se ha cultivado en Egipto, Etiopía y en Oriente Medio, aunque hoy día los
principales productores son China, India, Irán e Indonesia, donde esta especia es
muy estimada, y se exporta a países que son destacados consumidores de la
misma, como México, Tailandia, Alemania o los Estados Unidos. También se
había cultivado en España, donde hoy día su cultivo ya no es tan frecuente, pero
su consumo sigue siendo importante. No hay que confundirla con otra planta,
conocida sobre todo en Sudamérica también como comino, y que es la nigella, con
la que ni siquiera está emparentada.
Aceite esencial
Ácidos grasos (palmítico y petroselínico)
Resinas.
Mucílagos.
Taninos en la corteza del fruto.
Sustancias proteicas (hasta un 20%).
Vitaminas del grupo B.
Entre las ventajas que proporciona el consumo de comino para la salud de nuestro
organismo, podemos enumerar las siguientes:
Como ocurre con otras plantas afines, el aceite esencial no debe ser
consumido por mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, ni debe ser
administrado a niños menores de 12 años.
Extracto líquido, unas 30-50 gotas diarias en tres dosis, con agua o zumo
de limón o lima.
El aceite esencial por vía interna. Unas dos gotas con agua o con un terrón
de azúcar, o bien en preparados de herbolario.