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MAESTRIA EN CIENCIAS PENALES: Tercer Ciclo

CURSO: DETERMINACION JUDICIAL DE LA SANCION


PENAL
TEMA: Alcance de los Decretos Legislativos Nº 1513 y 1514, para reducir
el hacinamiento carcelario, enfocado directamente sobre la remisión
condicional de la pena y la conversión de la pena privativa de libertad por
la de vigilancia electrónica personal.

DOCENTE: LUIS ALEJANDRO YSHII MEZA


ALUMNOS: - Medina Blas Consuelo
- Quispe Aponte Jhossy
- Morales Goñe Tatiana

2020
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INDICE

INTRODUCCION.......................................................................................................................3
I. LAS PENAS EN EL DERECHO PENAL......................................................................................4
1.1. Concepto:.....................................................................................................................4
1.2. Fines de la Pena:..........................................................................................................4
1.3. Clases de Penas en el Peru:.........................................................................................5
- Penas Privativas de Libertad……………………………………………………………………………….….5

- Penas Restrictivas de Libertad…………………………………………………………………………….…5

- Penas Limitativas de Derechos………………………………………………………………………………6

- Penas de Multa………………………………………………………………………………………………….....6

- Vigilancia Electrónica Personal ……………………....................…………………………………….7

II. MEDIDAS PARA REDUCIR EL HACINAMIENTO PENITENCIARIO..........................................8


III. ANALISIS DEL D. LEGISLATIVO Nº 1513 ............................................................................14
IV. APLICACIONES DE METODO –AUTOPSIA PSCIOLOGICA...................................................19
4.1 La Autopsia Psicológica en el campo de la Criminología…………………………………………..11

4.2 La Autopsia Psicológica en el campo del Derecho Penal…………………………………………..11

4.3 La Autopsia Psicológica en el campo del Derecho Civil …………………………………………….11

4.4 La Autopsia Psicológica en el campo de las muertes .....…………………………………………..11

V. DIFERENTES INTERROGANTES SOBRE AUTOPSIA PSICOLOGICA.......................................12


5.1 ¿Cuándo se utiliza la Autopsia Psicologica? :............................................................12
5.2 Limitaciones y confiabilidad de la Autopsia Psicologica:..........................................13
5.3 ¿Por qué mueren las personas?:...............................................................................14
5.4 La Autopsia Psicologica frente a muertes complejas:..............................................15
VI. LA AUTOPSIA PSICOLOGICA COMO HERRAMIENTA DE SUICIDIO....................................17
CONCLUSIONES.......................................................................................................................18
CASO PRÁCTICO....................................................................................................................19

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INTRODUCCION

Este trabajo se orienta en todo momento por la gran preocupación de buscar


mecanismos que permitan reducir la sobrepoblación de los penales en el Perú, así pues,
los llamados sustitutos penales o penas alternativa, y dentro de estas a la pena de
vigilancia electrónica, la misma que ha sido incorporada al Código Penal en el año
2017, tiene como función reducir la gran carga de presos en los penales para de esta
forma poder cumplir el fin del sistema penitenciario en nuestro país.

Se considera que la investigación encontraba su justificación ya que trata de poner en


relieve un problema que aqueja al ciudadano peruano, y es referido a la situación que
atraviesa el sistema penitenciario en el país, y es que los penales en el Perú sufren del
problema del hacinamiento, ello por falta de políticas públicas serias para hacerle frente,
así como la alta tasa de prisiones preventiva que agudizan aún más el problema.

En este contexto problemático se esbozó como enunciado el siguiente: ¿De qué manera
incidiría la pena de vigilancia electrónica en el hacinamiento penitenciario en el país?;
llegándose a proponer: “La aplicación de la pena de vigilancia electrónica incidiría de
forma positiva con respecto al hacinamiento carcelario, debido que permite una
reducción de los niveles de sobrepoblación carcelaria”.

Con la finalidad de lograr probar esta hipótesis, se usó principalmente el método


comparativo, con este método se logró determinar que esta pena está siendo efectiva en
otros países y que ello mismo puede replicarse en el Perú siempre y cuando se haga un
buen uso de esta clase de pena.

Al final se llegó a comprobar que la finalidad de este dispositivo el de “Contribuir con


la disminución de los niveles de hacinamiento en los establecimientos penitenciarios a
través de la vigilancia electrónica sobre personas procesadas y condenadas,
disminuyendo los costos de las medidas penales como el internamiento y efectivizando
las medidas cautelares y de los beneficios penitenciarios y, con ello, reducir la
reincidencia de aquellos que son monitoreados”, constituye un mecanismo que sirve
para reducir la alta tasa de internos en los penales, tanto como procesados con prisión
preventiva o como una condena firme.

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I. LAS PENAS EN EL DERECHO PENAL

I.1. Concepto:

Prado Saldarriaga, establece como concepto de pena a aquella que es consecuencia


jurídica de la comisión de un hecho punible ya sea esta un delito o una falta y que tiene
como efecto la lesión o puesta en peligro de un bien jurídico o de un conjunto de bienes
jurídicos, la imposición de las penas implica, como dice este autor, que los derechos de
los infractores, se ven restringidos con la finalidad de recobrar la vigencia de la norma y
que el delincuente no vuelva a cometer un hecho delictivo. La sentencia condenatoria
implica un castigo para un delincuente por la lesión o ruptura del correcto
funcionamiento de la sociedad.1

Por su parte, Hurtado Pozo conceptúa la pena como: “La sanción penal consecuencia de
la infracción, implica la restricción o privación de derechos fundamentales”. 2

I.2. Fines de la Pena:

En el ámbito de la doctrina, cuando se aborda el tema de las funciones de la pena


(denominadas también del sistema penal), existe una contraposición clásica, dos
corrientes: una a la que se le puede llamar teoría absoluta de la pena, cuyos propulsores
sostienen que la sanción no tiene un fin específico, sino que es impuesta como
retribución o expiación del mal causado (Kant y Hegel); la otra teoría relativa de la
sanción penal. Sus propugnadores señalan que el fin de las penas es el de evitar la futura
comisión de hecho punibles, mediante el efecto intimidador de tercero siendo
denominado prevención especial. (Feuerbach y Franz Von Liszt).

1
Prado Saldarriaga, 2000, p.17
2
Hurtado Pozo, 1991, p.15

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1.3 Clases de Penas en el Perú:
El Código penal peruano en su Artículo 28 clasifica las penas de la siguiente manera: a.
Penas privativas de libertad; b. Penas restrictivas de libertad; c. Penas limitativas de
derechos; d. Penas de Multa y e) La Vigilancia Electrónica Personal.
- Penas Privativas de Libertad
La pena privativa de libertad impone al condenado la obligación de permanecer
encerrado en un establecimiento. El penado pierde su libertad ambulatoria por un
tiempo de duración variable que va de la mínima de dos días hasta la cadena perpetua
(Art. 29 del C. P.).
Supone la privación de la libertad ambulatoria del sentenciado. Conforme al artículo
29° pueden ser de dos tipos: temporal, que va desde los dos días hasta los treintinco
años; y perpetua, cadena perpetua, que debe revisarse cada treinticinco años.
Es la sanción penal más común y drástica en los ordenamientos occidentales, supone la
privación de la libertad del sujeto y, dependiendo del grado de tal privación pueden
distinguirse las siguientes: prisión, arresto domiciliario y destierro.

- Penas Restrictivas de Libertad


Son aquellas que, sin privar totalmente al condenado de su libertad de movimiento, le
imponen algunas limitaciones. Se encuentran reguladas por el artículo 30º del Código
Penal. Son penas que restringen los derechos de libre tránsito y permanencia en el
territorio nacional de los condenados.
Las penas restrictivas de libertad que contempla el Código Penal son: 1. La
expatriación, tratándose de nacionales; 2. La expulsión del país, tratándose de
extranjeros.
Es una pena principal y conjunta, pero de ejecución diferida.
Se ejecuta luego de que el condenado haya cumplido la pena privativa de la libertad que
también le fue impuesta en la sentencia.

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- Penas Limitativas de Derechos
Consideradas en los artículos 31º al 40º del Código Penal. Estas sanciones punitivas
limitan el ejercicio de determinados derechos económicos, políticos y civiles, así como
el disfrute total del tiempo libre. Son de tres clases:
 Prestación de servicios a la comunidad; esta clase de pena afecta la disposición
del tiempo libre del condenado, el cual será ocupado en la realización de trabajos
o servicios gratuitos en beneficios de la comunidad (entidades asistenciales,
hospitalarias, orfanatos o similares).
 Limitación de días libres (el condenado sólo debe internarse en un centro
carcelario por periodos breves que tienen lugar los días sábados, domingos o
feriados) o hasta por un máximo de diez horas semanales a disposición de una
institución pública para participar en programas educativos, psicológicos, de
formación laboral o culturales
 Inhabilitación (incapacidades o suspensiones que pueden imponerse a un
condenado).

- Multa
La pena de multa obliga al condenado a pagar al Estado una suma de dinero fijada en
días multa. El importe del día multa es equivalente al ingreso promedio diario del
condenado y se determina atendiendo a su patrimonio, renta, remuneraciones, nivel de
gasto y demás signos exteriores de riqueza.
Es una pena de naturaleza pecuniaria que afecta el patrimonio económico del
condenado.

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La multa debe ser pagada dentro de los diez días de pronunciada la sentencia. A pedido
del sentenciado o de acuerdo a las circunstancias se puede establecer su pago en cuotas
mensuales.

- Vigilancia Electrónica Personal


Esta pena consiste en el monitoreo electrónico (supervisión y control) sobre el tránsito y
los desplazamientos del condenado, dentro de un radio geográfico de acción que debe
definirse en la sentencia y que toma como referencia del sentenciado.
Supone la colocación de brazaletes o grillete electrónicos en la persona del condenado y
que generalmente permanece ocultos a terceros.
Sólo pueden acceder los delincuentes primarios y que acrediten con un informe técnico
aspectos de su vida familiar, laboral y social.
Se cumplen en el domicilio del condenado o el lugar que éste designe; además, se fija
los criterios de prioridad para su aplicación (personas mayores de 65 años, enfermedad
grave, mujeres gestantes, discapacitados, etc.).
El Decreto Ley Nº 29499 la norma regula la vigilancia electrónica personal, vigente
hasta la actualidad (enero 2017) y reglamentada mediante Decreto Supremo Nº 004-
2017-JUS.
El Instituto Nacional Penitenciario (INPE) de acuerdo a lo regulado en la norma es el
responsable de la implementación de los grilletes, pero el dispositivo será costeado
íntegramente por el procesado o condenado salvo excepciones dispuestas por el Juez.
El juez definirá el radio de acción sobre la base del domicilio del condenado o
procesado y establecerá que ruta o parámetro de desplazamiento, incluso horarios,
tendrá siempre que contribuya a la reinserción o reduzca el peligro procesal. Si se
incumplen estas condiciones, habrá amonestaciones o se ordenará el internamiento en la
cárcel.

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II. MEDIDAS PARA REDUCIR EL HACINAMIENTO PENITENCIARIO

El Estado De Emergencia frente al Covid-19


El 16 de marzo de 2020, ante la irrefutable llegada del covid-19, el gobierno peruano
declara el estado de emergencia nacional y ordena el aislamiento social obligatorio
(cuarentena), exponiendo como justificación las graves circunstancias que afectan la
vida de la nación a consecuencia de la citada enfermedad. Este estado de emergencia se
ha ampliado en sucesivas etapas: D. S. 051-2020-PCM, por el plazo de trece días, a
partir del 31 de marzo de 2010, D. S. 064-2020-PCM por el término de catorce días, a
partir del 13 y hasta el 26 de abril del 2020 y, finalmente, desde la conferencia de prensa
del 23 de abril, el presidente Martín Alberto Vizcarra Cornejo anunció la extensión del
periodo de emergencia hasta el 10 de mayo de 2020. El anuncio se hace mandato
jurídico en el D.S. 075-2020-PCM.

El originario DS 044-2020 PCM obliga a la paralización de país, excepto para


garantizar el abastecimiento de alimentos, medicinas, así como la continuidad de los
servicios de agua, saneamiento, energía eléctrica, gas, combustible, telecomunicaciones,
limpieza y recojo de residuos sólidos, servicios funerarios y otros establecidos en el
citado decreto supremo. Esos otros servicios esenciales quedan especificados en el art. 4
y no hacen más que precisar los ya mencionados. No dice nada respecto del servicio de
justicia.

La ley orgánica de Poder Judicial, en el art. 122 sostiene que la actividad jurisdiccional
en el Poder Judicial comprende todo el año calendario y, precisa que no se interrumpe

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por vacaciones, licencia u otro impedimento de los magistrados, ni de los auxiliares que
intervienen en el proceso, ni por ningún otro motivo, salvo las excepciones que
establecen la ley y los reglamentos. Revisada la legislación judicial no existe ninguna
norma que posibilite el reconocimiento expreso de las excepciones a que se hace
referencia en la ley orgánica. El art. 126 de la citada, solo nos expone una pauta
genérica para el reconocimiento de las tareas jurisdiccionales que deben ser atendidas
como graves y urgentes. Textualmente: “En los procesos penales se consideran hábiles
todas las horas y días del año”.

En los hechos, son las circunstancias las que han ido ofreciendo camino al Consejo
Ejecutivo de Poder Judicial para que defina, aun dentro del ámbito jurisdiccional penal,
aquello que es en estricto esencial para el servicio. Así, por ejemplo la Directiva 02-
2004 CEPJ ante las situaciones de huelga reconoce la necesidad de conformar juzgados
de emergencia que puedan atender las distintas materias que se ventilan en los
tribunales; empero, con ocasión de la emergencia covid-19, se expide la R.A  115-2020
CEPJ, en la que se señala la obligación de suspender las labores del Poder Judicial, (…)
en acatamiento al estado de emergencia nacional establecido por Decreto Supremo N°
044-2020 y se ordena a los presidentes de cortes superiores  cumplan con designar los
órganos jurisdiccionales y administrativos indispensables en el periodo de emergencia.
i) Juzgados Penales:

Por lo menos, se designará un juez penal para conocer procesos con detenidos,
libertades, requisitorias, hábeas corpus; y otros casos de urgente atención. Sin perjuicio
que se emitan sentencias en los procesos con reos en cárcel, con plazo de prisión
preventiva improrrogable por vencer. ii) Juzgados no penales: Por lo menos, se
designará un juez para atender asuntos de violencia familiar, medidas cautelares,
admisión y medidas cautelares en proceso de amparo, consignación y endosos en
alimentos; y otros casos de urgente atención. iii) Sala Superior: Por lo menos, se
designará una sala mixta que conocerá las apelaciones de los casos señalados
precedentemente.

Desde lo enunciado, deberá entenderse que las labores esenciales que realiza el Poder
Judicial se reducen a la atención de procesos penales con “detenidos” para la atención
de peticiones urgentes, libertades, requisitorias y habeas corpus y, a la vez, las materias
relativas a violencia familiar, incluyendo la presentación de medidas cautelares
relacionadas con dicho tema. Desde el contenido semántico de la palabra detenidos,
deberá entender que cualquier procedimiento que pueda suponer revisión de su
condición para luego alcanzar la libertad tendría que ser atendido, aunque en los hechos,
las peticiones urgentes se reducen a los casos de prisión preventiva, cese, variación o
prolongación de esta medida, autorizaciones para allanamiento y levantamiento de las
comunicaciones.

De las labores de la autoridad penitenciaria, tampoco se hace ninguna mención en el


decreto de urgencia que declara el estado de emergencia, aunque debe reconocerse que
la atención y vigilancia de la población penal no puede bajar los brazos ni siquiera en

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tiempos de paralización de actividades por un específico riesgo de propagación de una
enfermedad.

Las acciones de autoridad penitenciaria


Aun cuando a éste tiempo pareciera que los efectos del covid-19 nos desbordan, desde
el mismo 06 de marzo, fecha en la que se conoció el primer caso en el país, se definió
un plan de acción frente al riesgo del coronavirus que supuso como primera medida, la
restricción de ingresos de visitas a penales de Lima y Callao, pero a la vez pretendía
asegurar la implementación de espacios de aislamiento preventivo, mayor número de
insumos de aseo preventivo, autorizaciones excepcionales de ingreso de insumos de
aseo para la población, coordinaciones con las autoridades sanitarias de cada localidad,
acciones de información y capacitación al personal INPE, vigilancia epidemiológica.

En la medida que los casos aumentaban, el plan iba subiendo el nivel de restricciones,
pero también de reacciones en favor de la población penitenciaria, más todavía cuando
se conoce el primer caso al interior de los penales; lo que obliga al cierre temporal del
Establecimiento Transitorio de Lima y el acondicionamiento de la villa (Ancón II) como
centro de aislamiento. El asunto es que dichas medidas no fueron suficientes pues se
han reportado revueltas en los penales, en primer lugar por no estar conformes con las
restricciones de las visitas, en segundo término porque dado el hacinamiento, el riesgo
de contagio crece exponencialmente. Al 12 de abril se reportaban cinco internos de dos
penales capitalinos como contagiados.

El asunto se agudiza, al punto que, desde el 08 de abril, el Sr. David Villar Sandy,
presidente del Consejo Nacional Penitenciario del Instituto Nacional Penitenciario
(INPE), remitió un comunicado al presidente del Poder Judicial en el que le informa que
se ha dispuesto –desde la autoridad administrativa INPE- no recibir e ingresar personas
privadas de su libertad al sistema penitenciario nacional mientras dure el estado de
emergencia.

El problema de la política penitenciaria


Conforme a información dada por el Ministro de Justicia en los medios de
comunicación, a diciembre 2019, en los 68 centros penitenciarios que se distribuyen a lo
largo del país, se albergan 95 648 reclusos, reconociéndose una sobrepoblación de más
del 100%, que se materializan en el número de 55,411 internos, precisándose, a modo
de ilustración que las celdas acondicionadas para tres internos, hay tres o cuatro veces
más el número para el que fue construido y, desde esas condiciones de hacinamiento, en
medio de la emergencia sanitaria nacional, se anuncia una campaña de liberación de
sentenciados, desde la aplicación de las normas existentes para beneficios penitenciarios
y para la conversión de penas a nivel de ejecución de sentencia.

La autoridad penitenciaria, en un documento oficial del año 2016, anotó como


información diagnóstica (Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, pág. 38):

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«Un aspecto relevante son las penas severas que impactan en el sistema penitenciario,
determinando el incremento de la población penitenciaria privaciones de libertad que
superan los treinta años. En la actualidad, 37 803 son las personas que tienen la
condición jurídica de condenados dentro de la población penitenciaria. De estos, el
1.7% han sido condenadas a penas entre 31 a 35 años (652 internos); y, un 1.1% a penas
de cadena perpetua (449 internos). Solo este grupo de internos representa una población
de 1101 internos que requieren programas especiales de tratamiento».

Y luego continúa diciendo que el sistema nacional penitenciario no determina quién,


cuándo y por cuánto tiempo se quedará una persona dentro de los establecimientos
penitenciarios. Precisando que esa tarea le corresponde al sistema de justicia penal y, en
términos concretos, detalla a “aquellos que investigan, procesan, juzgan y condenan”.
Añade luego que, a esta situación contribuyen las políticas punitivas del Estado que se
ven reflejadas en el incremento de penas y reducción de beneficios penitenciarios, lo
que determina que, más internos se queden por más tiempo en los establecimientos
penitenciarios.

Un año después, en razón al diagnóstico, el estado peruano, expide el D.Leg. 1325 del
05 de enero de 2017, en el que se reconoce el estado de emergencia penitenciaria
indicaba, precisando que la declaración del Sistema Nacional Penitenciario y del
Instituto Nacional Penitenciario responde a razones de seguridad, salud, hacinamiento y
deficiente infraestructura por el período de veinticuatro meses, por lo que se ordena una
serie de actuaciones para superar las condiciones de salud, física mental, atención de
personas de riesgo, distinción por identidad de género, edades, enfermedades crónicas,
alimentación, del mismo modo que se dispone la revisión de los protocolos de
seguridad, visitas, traslados, ingresos de bienes, seguridad electrónica,  inteligencia
penitenciaria, política anticorrupción. En el ámbito de infraestructura se señala la
necesidad de ampliar el número de penales, búsqueda de terrenos para esa finalidad,
mejoramiento de la infraestructura de los ya existentes, mejoras en el equipamiento, etc.
y se señala optimización del número de personal, seguridad y atención de los servidores
INPE. Lamentablemente no se dice nada sobre qué hacer con el sobreproblamiento
penitenciario mismo.

Desde la fecha en que se publicó el informe penitenciario, el artículo 50 del Código de


Ejecución Penal, que regula las exigencias primordiales para la procedencia de los
beneficios penitenciarios de semilibertad y liberación condicional, se ha modificado
varias veces desde el 2016: 30 de diciembre de 2016, D. Leg  1296; 19 julio 2017, Ley
30609, art. 1; 04 de agosto de 2018, Ley  30838, art. 3; 18 junio 2019. En cada
oportunidad para ampliar el catálogo de delitos en los que se hace imposible requerir
beneficio penitenciario que permita la libertad y en algunas de ellas con la opinión
favorable de Ministerio de Justicia, en el que se adscribe el INPE.

En un intento de resumen podemos decir que, quedan excluidos de beneficios


penitenciarios, respecto de los delitos vinculados a 1) la vida, el cuerpo y la salud:
Parricidio, asesinato, asesinato calificado por la condición oficial del agente,
feminicidio, lesiones graves en contexto de violencia contra las mujeres. Relacionados

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con 2) la libertad individual y libertad sexual: secuestro, trata de personas y sus formas
agravadas, explotación sexual y las formas de favorecimiento o promoción, esclavitud,
cliente, gestor y beneficiario de la explotación sexual, explotación sexual contra
menores de edad, proxenetismo y ofensas al pudor público. En los 3) delitos contra el
patrimonio se excluyen el robo agravado y extorsión y, en 4) la seguridad y salud
públicas quedan fuera la producción, desarrollo y comercialización ilegal de armas
químicas, formas agravadas del tráfico ilícito de drogas, organización criminal, marcaje,
reglaje y banda criminal. También quedan excluidos 5) los delitos contra la humanidad:
genocidio, desaparición forzada, tortura y discriminación; 6) los delitos contra el
Estado: atentado contra la integridad nacional, participación en grupo armado dirigido
por extranjero, destrucción o alteración de hitos fronterizos y formas
agravadas, inteligencia desleal con Estado extranjero, revelación de secretos nacionales
y espionaje, favorecimiento bélico a Estado extranjero-Favorecimiento agravado,
rebelión; 7) delitos contra la administración pública: concusión, cobro indebido, formas
específicas de peculado, malversación, cohecho pasivo propio, soborno internacional
pasivo, cohecho pasivo impropio, cohecho pasivo específico,  corrupción pasiva de
auxiliares jurisdiccionales, cohecho activo genérico, cohecho activo transnacional,
cohecho activo específico, negociación incompatible o aprovechamiento indebido de
cargo, tráfico de influencias, enriquecimiento ilícito.

Aparece, también, un catálogo de procedencias condicionadas: lesiones graves, algunas


formas robo agravado, algunas formas de fabricación, suministro, tenencia de materiales
peligrosos y residuos peligrosos. En estos casos se exige a) permanencia
penitenciaria en etapa de mínima o mediana seguridad del régimen cerrado ordinario, b)
que se trate de reos que por primera vez delinquen, c) que cumplan con el pago de la
pena de multa y del íntegro de la reparación civil. Se le agrega, d) un plazo mayor de
carcelería que el de ordinario se exige para los delitos restantes.

A finales del 2016, específicamente frente a una tendencia jurisprudencial (Acuerdo


Plenario 3-2012/CJ-116) de restringida tendencia de interpretación de las reglas de
conversión de las penas (Dávalos Gil, 2013), se reguló la figura de la conversión de la
pena privativa de libertad efectiva en la etapa de ejecución según las exigencias del  D.
Leg. 1300 del 29 de diciembre de 2016. La aplicación de esta medida, como bien se lee
en el mismo tenor es la de favorecer la política penitenciaria, en particular para aquellos
casos en los que el delito es de “poca lesividad y repercusión social”. Desde esta
perspectiva, la ley citada considera como delitos de poca gravedad aquellos que han
merecido penas de hasta cuatro años de privativa de libertad. Empero, a la vez, añade
una condición de naturaleza subjetiva: que el sentenciado cumpla la pena en el régimen
ordinario cerrado del sistema penitenciario en cualquiera de sus niveles de seguridad

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Así mismo, en la misma línea de redacción, abre una ventana a la excepción: también se
consideran delitos de poca lesividad aquellos que hayan sido merecido pena no mayor
de seis años, pero en la que el sentenciado haya cumplido la sanción en el sistema de
mínima seguridad del régimen ordinario cerrado. Quedan excluidos de la posibilidad de
la aplicación de este mecanismo de sustitución penal (Prado Saldarriaga, pág. 259), un
catálogo de delitos que, aunque siendo más corto de la relación de delitos para
beneficios penitenciarios antes reseñado, permite que algunos cuantos más sean pasibles
de libertad. Esta regulación de la conversión de penas privativas de libertad por penas
alternativas en ejecución de condena, además señala como impedimento para acceder al
sustitutivo, que el reo sea reincidente o habitual, que su reclusión responda a la
revocación de la pena alternativa a la privativa de libertad, o la revocación de algún
beneficio penitenciario o alguna medida alternativa como la reserva de fallo
condenatorio o la suspensión de la ejecución de la pena privativa de libertad.

Si comparamos el procedimiento del beneficio penitenciario y el procedimiento de la


conversión de la pena en etapa de ejecución ¿Cuál es la diferencia? Más allá de los
requisitos materiales, pareciera que, en el fondo, el asunto es la resocialización.
Mientras la liberación condicional y la semilibertad exigen una prognosis de conducta
positiva del sentenciado en la definición de un “grado de readaptación que permita
pronosticar que no volverá cometer nuevo delito al incorporarse al medio libre” (art.
52); la liberación por conversión de la pena en etapa de ejecución no establece esa
exigencia, salvo que ésta quiera deducirse desde la obligación de las reglas de conducta.
En todo caso, no existe obligación para el juez de definir cuáles son los argumentos que
le motivan la convicción de que el sentenciado no volverá a delinquir.

En los hechos, el juez unipersonal a partir de la obligación de posibilitar una adecuada


reinserción social hace evaluación de la necesidad de conducta probable del
sentenciado, del mismo modo como lo efectúa al tiempo de la calificación de un
beneficio penitenciario.

En pocas palabras, los beneficios penitenciarios y el procedimiento especial de


conversión de privativa de libertad en etapa de ejecución, tiene el mismo objeto:
facilitar la libertad de los sentenciados, que sin haber alcanzado la fecha límite de la
pena, exponen la muy alta probabilidad de comportarse conforme a los parámetros que
la sociedad admite como adecuados para la vida común.

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Si bien el INPE señala que el 36.5% de la población penitenciaria corresponde a
personas sospechosas sujetas a prisión preventiva, entonces las medidas excepcionales
de excarcelación tendrían también que favorecerles, por lo que las circunstancias de
edad, comorbilidad, posibilidad de pena de escasa lesividad, tendrían que suponer la
revisión de la medida con atención especial del tipo de peligro procesal que se atendió
en el momento de la decisión sobre la prisión preventiva.

III. ANALISIS DEL DECRETO LEGISALTIVO Nº 1513


La revisión de oficio de la prisión preventiva prevista en el D. Leg. N° 1513, como parte
de las medidas para el deshacinamiento de los penales ante la COVID-19. Al respecto,
señala que, dado que el juez convoca a audiencia para debatir los requisitos de la
cesación de la medida, bien podría denominársele “cesación de oficio”. De igual
manera, se detalla el procedimiento y los principios que deberán concurrir en la revisión
de la prisión preventiva.
Está previsto en el artículo 3 del Decreto Legislativo N° 1513, su horizonte se proyecta
a las prisiones preventivas vinculadas a los delitos que no se encuentran dentro de la
relación a los que corresponde la cesación obligatoria.
 
Se le denomina “revisión de oficio de la prisión preventiva”; sin embargo, dado que es
el juez quien insta la audiencia para debatir los requisitos de la cesación de la prisión

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preventiva, bien puede denominarse “cesación de oficio”, comprendiendo al término de
“cesación” no como resultado, sino como actividad de revisión de sus presupuestos en
audiencia.
 
Requisitos
 
A diferencia de la cesación obligatoria, la cesación de oficio está condicionada a la
configuración de los siguientes requisitos:
 
a) El preso preventivo esté vinculado a la comisión de los delitos que no “gozan” de la
cesación obligatoria.
 
b) Concurran los presupuestos de la cesación de la prisión preventiva regulados en el
tercer párrafo del Artículo 283 del Código Procesal Penal; empero, el Decreto
Legislativo 1513 prevé que además deben valorarse conjuntamente cuatro supuestos
específicos:
 

 Que el procesado cuente con un plazo de prisión preventiva prolongada o


adecuada una o más veces, sin fecha programada y notificada para el inicio de
juicio oral. Bajo este primer criterio, bastará con verificar la falta de
programación de juicio oral, pese a haberse prolongado la prisión preventiva. Se
comprende que el plazo inicial de prisión preventiva se dio proyectando el
tiempo que abarcaría hasta la realización del juicio oral; en ese sentido, luego de
otorgada una prolongación, o adecuación incluso, sin que se realice o, se
programe el juicio oral, afecta el derecho al plazo razonable, agudizada en el
contexto crítico de la pandemia.

 Que el procesado se encuentre dentro los grupos de riesgo a la COVID-19,


según las disposiciones del Ministerio de Salud; así como madres internas con
hijos y mayores de 65 años.

Al respecto, el Ministerio de Salud a partir del 13 de mayo del presente año,


considera como integrantes del grupo de riesgo a los mayores de 65 años
contraviniendo lo señalado por la Organización Mundial de la Salud y la
Organización Panamericana de la Salud, quienes mantienen que el grupo de
riesgo lo componen también los mayores de 60 años. Si bien los 65 años limita y
contraviene a lo establecido por OMS, sin embargo, nada impide considerar los
parámetros de la Organización Mundial de la Salud y la Organización
Panamericana de la Salud, pues no se trata de un requisito cuantitativo, sino de
un criterio de valoración que deben ser valorados y expresados en la resolución
que emita el Juez de la Investigación Preparatoria.

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 El riesgo a la vida y la afectación a la salud de las internas e internos procesados,
y el riesgo de contagio y propagación a la COVID-19 al interior del
establecimiento penitenciario donde se encuentre recluido. Este criterio de
valoración tiene relación directa con el anterior, porque el interés es la
protección de la vida, integridad personal y salud. El anterior criterio establece
una supuesto que abarca a un grupo determinado de personas, pero con este
criterio, se hace referencia a la determinación de la propagación y riesgo de
contagio existente dentro del establecimiento penitenciario específico donde se
encuentre el interno. Este criterio valorativo encuentra su respaldado además en
el estado de cosas inconstitucional de las cárceles declarado por el Tribunal
Constitucional por el permanente y crítico hacinamiento. 

 Las medidas limitativas a la libertad de tránsito dictadas en el Estado de


Emergencia Nacional y Estado de Emergencia Sanitaria que disponen el
aislamiento social obligatorio, inmovilización social obligatoria, cierre de
fronteras.

 
La delimitación de estos criterios de valoración y la necesidad de su discusión en la
audiencia no varía la naturaleza de la cesación de la prisión preventiva; son más bien,
presupuestos valorativos específicos que se encuadran dentro de los originales requisitos
de la cesación de la prisión preventiva; por tanto, es posible alegar invocar razones
adicionales a los criterios de valoración, pero vinculados a los requisitos tradicionales
de la cesación de la prisión preventiva, por ejemplo, nuevos elementos de convicción
que varíen la sospecha fuerte.
 
Los criterios valorativos expuestos en el Decreto Legislativo N° 1513, se vinculan con
los requisitos de la cesación de la prisión preventiva, veamos:
 

Consecuencias
 
La cesación de la prisión preventiva tiene como consecuencia que se sustituya la misma
por una medida de comparecencia simple o con restricciones.
 
El juez, en los supuestos de que dicte comparecencia con restricciones, puede imponer
todas las medidas o reglas de conducta necesarias para asegurar la presencia del
imputado en el desarrollo del proceso. No se descarta el uso de la vigilancia electrónica.
 
El Decreto Legislativo N° 1513, no descarta la posibilidad que se varíe el arresto
domiciliario; en tal caso, establece de manera imperativa que el domicilio donde se
cumple la medida, no donde reside la víctima del delito materia de proceso, ni tampoco

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uno que se ubique a menos de quinientos (500) metros del domicilio donde reside la
víctima.
 
Finalmente, si el imputado: i) infringe las reglas de conducta, ii) no comparece a las
diligencias del proceso sin excusa suficiente, iii) realice preparativos de fuga,
o iv) cuando nuevas circunstancias exijan se dicte auto de prisión preventiva en su
contra, entonces la cesación de la prisión preventiva podrá ser revocada conforme el
Artículo 285 del Código Procesal Penal.
 
 
Procedimiento
 
El juez de la investigación preparatoria, que dictó la prisión preventiva, es el
competente. Marca diferencia con el conocimiento del cese obligatorio de la prisión
preventivo, a cargo del juez de emergencia penitenciaria.
 
El primer párrafo del artículo 3 del Decreto Legislativo N° 1513 señala que, “(…) en un
plazo máximo de veinte (20) días, hábiles luego de promulgada la presente norma, [los
Jueces] revisan de oficio la necesidad de mantener o no la medida de prisión
preventiva”. El texto puede dar lugar a dos sentidos interpretativos: i) que los jueces
de investigación preparatoria, únicamente con su criterio, verificarán la necesidad de
mantener la prisión preventiva; o ii) que los jueces de investigación preparatoria de
oficio, es decir, sin solicitud de la defensa, convocarán a las partes procesales para
audiencia donde se verificará la necesidad de mantener o cesar la prisión preventiva”.
 
La segunda interpretación es la más adecuada para la optimización del derecho
fundamental a la defensa y al principio de contradicción; en efecto, es la defensa técnica
la más idónea para poder sostener y defender la configuración de los requisitos de la
cesación de la prisión preventiva, con base a los criterios de valoración del Decreto
Legislativo N°1513; lo mismo sucede con las alegaciones de pertenencia a un grupo de
riesgo a la COVID-19 basado en una enfermedad.
 
Esta interpretación se corresponde al fundamento originario del Consejo Ejecutivo del
Poder Judicial, cuando aprobó mediante Resolución Administrativa N° 0000138-2020-
CE-PJ la “Directiva de Medidas Urgentes con motivo de la Pandemia del COVID-19,
para evaluar y dictar, si correspondiere, la reforma o cesación de la prisión preventiva”,
el cual a partir del punto II.1.3.D se señala que para la revisión de oficio de la prisión
preventiva:
 
“(…) el juez notificará al defensor del imputado y al fiscal para que en el plazo
de dos días se pronuncien si corresponde la reforma del auto o la cesación de la
prisión preventiva. El juez antes de la audiencia, cuidará tener la información
más actual posible acerca de los factores de riesgo sanitario a ser
considerados.
D. Vencido el plazo se citará a una audiencia de revisión o cesación de prisión
preventiva dentro del plazo de tres días (…)”.
 

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Además, no debe perderse de vista que el cuarto párrafo del artículo 3 del Decreto
Legislativo N° 1513, regula el modo de cómo deberá realizarse la audiencia de la
siguiente manera: "La audiencia a la que se hace referencia en el artículo 274 del
Código Procesal Penal, es virtual".
 
La referencia a este dispositivo, atiende a lo establecido en el artículo 283 del CPP, que
señala que la tramitación de la cesación de la prisión preventiva será el trámite de la
prolongación de la prisión preventiva.
 
Es cierto, la carga procesal se incrementará; empero, interpretar restrictivamente que el
Juez resuelva en su despacho sin un mínimo de contradictorio y que convoque a
audiencia únicamente cuando el pedido de cesación sea de parte, no solo afecta el
principio de contradicción sino sobre todo el derecho de defensa del interno,
desnaturalizando y desviando por demás los fines del Decreto Legislativo N° 1513.
 
Si la resolución de la revisión de la prisión preventiva se produce sin audiencia la carga
en realidad podría incrementar el doble de si es que se realiza con audiencia: el abogado
defensor impugnará la resolución y, además, alegando la posibilidad de solicitud de
parte de la cesación de prisión preventiva amparado en los criterios de valoración del
Decreto Legislativo N° 1513, podrá realizar un nuevo pedido para que en audiencia se
verifique el cumplimiento de los mismos.
En efecto, la cesación a la luz de dicho decreto también puede ser a pedido de parte, por
tanto, no admite discusión que la forma en la cual deba tramitarse la cesación de oficio
será mediante la convocación de las partes a audiencia.
 
No obstante, la realización de la audiencia de cesación de oficio o a pedido de parte, la
defensa puede solicitar un nuevo pedido de cesación de prisión preventiva a la luz de los
criterios de valoración del Decreto Legislativo 1513 invocando el primer párrafo del
artículo 283 del Código Procesal Penal señala lo siguiente: “EI imputado podrá
solicitar la cesación de la prisión preventiva y su sustitución por una medida de
comparecencia las veces que lo considere pertinente”.
 
Esta situación puede presentarse en supuestos que, con posterioridad a la primera
audiencia, sobreviniese un supuesto vinculado a los criterios de valoración, por ejemplo,
que en el establecimiento penitenciario en el que se encuentre recluido el interno se
haya descontrolado la cantidad de contagios de la COVID-19, o que el imputado
cumplió los 60 años o que la audiencia de juicio oral programada se haya frustrado sin
motivo justificado alguno.
 
Asimismo, conforme al Artículo 4 del Decreto Legislativo N° 1513, la resolución que
resuelve la revisión de la prisión preventiva, es impugnable, y su trámite se ceñirá a los
plazos y procedimientos fijados en el Artículo 284 del Código Procesal Penal.
 
Finalmente, no cabe duda que los criterios de valoración expuestos en el Decreto
Legislativo N° 1513, no son exclusivos de la audiencia de cesación de prisión
preventiva, pues estos criterios deben ser objeto de valoración en los siguientes
supuestos:

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 Audiencias de prisión preventiva.
 
 Apelación de auto de prisión preventiva en trámite.
 
 Futuros requerimientos de prolongación de prisión preventiva o en trámite.
 
 Apelación de auto de prolongación de prisión preventiva.
 
 Apelación de auto de cesación de prisión preventiva infundada.

 
En efecto, la peligrosidad procesal, la proporcionalidad y el plazo son aspectos que
también se discuten en estas audiencias y, por tanto, deben ser analizados a la luz de los
criterios de valoración del Decreto Legislativo N° 1513. Todo ello en razón al principio
de retroactividad benigna regulado en el Artículo VII del Título Preliminar del Código
Procesal Penal.

En ese sentido, comenzaremos por comentar algunas de las principales novedades del
Decreto Legislativo Nº 1513, para luego realizar una sucinta crítica sobre cada uno sus
supuestos regulados. Este decreto, establece los supuestos excepcionales de cesación de
prisión preventiva, remisión condicional de la pena, beneficios penitenciarios, y
medidas especiales para los adolescentes en centros juveniles.
Cesación De La Prisión Preventiva
El primer supuesto referido a la cesación de la prisión preventiva, establece tres nuevas
formas de cesación: la obligatoria, la de oficio y entre líneas, se puede apreciar una
cesación a pedido de parte, que no es la misma que la del artículo 283° del Código
Procesal Penal del 2004. Otra novedad, es que, el decreto que regula la cesión de la
prisión preventiva, es obligatorio a todos los presos preventivos, paradójicamente,
también establece una lista de excepciones casi tan extensa como la regla general.

Por otro lado, cabe hacer algunas críticas sobre los artículos referidos a este supuesto, en
el extremo que, se debió establecer excepciones menos restrictivas, que permita que
ciertas condiciones de la sujeción procesal de la persona, como el tipo de intervención
en el delito investigado, el iter criminis, atenuantes, la imputación concreta, etc, se vean
también amparadas en este beneficio. Asimismo, el legislador debió considerar que,
normalmente las prisiones preventivas recaen sobre delitos presuntamente graves, por lo
resultaba necesario flexibilizar el término «mínima lesividad».
Remisión Condicional De La Pena

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Como segundo supuesto se encuentra la remisión condicional de la pena que, como
institución jurídica, ya se encontraba presente en los beneficios premiales en los
procesos de colaboración eficaz5 y, como una forma de exclusión del proceso judicial a
menores infractores en el Código de los Niños y Adolescentes. En ese sentido, esta
nueva figura, se aparta bastante de sus predecesoras, para convertirse en una especie de
«beneficio penitenciario» de carácter excepcional para los sentenciados cuyas penas no
superen los 8 años, y que, el condenado haya cumplido con la mitad de su pena, además,
el tratamiento que sigue el recluso, debe encontrarse en etapa de mínima o mediana
seguridad.
Por otro lado, en los casos en que la pena impuesta sea superior a 8 años e inferior a 10
años, como requisito previo es que, al penado se encuentre a un año de cumplir su
condena, y que éste, se encuentre en las etapas de tratamiento de mínima seguridad del
régimen cerrado ordinario y que no hayan sido sentenciados por los delitos previstos en
el artículo 7.1 del mismo decreto.
Respecto a este supuesto que busca combatir el deshacinamiento penitenciario,
consideramos acertada la decisión del legislador de establecer un límite a esta medida
relacionada a la cantidad de años de la pena impuesta, siendo que además resulta
razonable el baremo de penas máximas de 8 y 10 años. Sin embargo, la norma sigue
teniendo un carácter excesivamente restrictivo al señalar como excepción un gran
porcentaje de delitos. Asimismo, la norma plantea una problemática que debió ser
evaluado con mayor atención, conforme a la siguiente explicación a modo de ejemplo:
El supuesto del artículo 6 literal a), permite que el sentenciado que haya recibido una
pena de hasta 8 años y, que haya cumplido con la mitad de la misma, pueda acogerse a
este beneficio.
Es decir, en los casos más graves donde se aplique esta excepción beneficiosa, la pena
restante por cumplir, sería la de 4 años. Ahora bien, imaginemos los casos de personas
sentenciadas a 5, 6 o 7 años de pena efectiva y que no alcancen a la mitad del
cumplimiento de su pena, no podrán acogerse a este beneficio, aun cuando la pena
restante por cumplir sea menor de 4 años, lo cual es una clara muestra de injusticia, pues
vulnera el principio de igualdad ante la ley, no en el sentido estricto de aplica el mismo
porcentaje a todos, si no en el sentido de equidad, toda vez que, este artículo beneficia a
penas más graves como la de 8 años, que a penas menos graves como la condena a 5
años que se lleva cumpliendo 2 años.

Los Beneficios Penitenciarios


El tercer supuesto, está referido a los beneficios penitenciarios de semilibertad y libertad
condicionada de carácter excepcional para aquellas personas que se encuentren en las
etapas de tratamiento de mínima y mediana seguridad del régimen cerrado ordinario y
que se encuentren excluidos de los supuestos a los que se refiere el segundo párrafo del
artículo 50 del Código de Ejecución Penal.

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Cualquier de estos beneficios serán tramitados por los directores de cada
establecimiento penitenciario, en ese sentido, el decreto trae como primera novedad que,
el beneficio se postula de oficio, lo cual, resulta ser una decisión acertada que, inclusive
debería mantenerse en el tiempo; así cada director de cada penal, como autoridad
responsable de mantener su establecimiento penitenciario en las mejores condiciones,
estaría obligado a realizar dicho trámite con lo que podría mejorar las condiciones de
habitabilidad de su centro, de esa manera se asegura un mayor interés en una rápida
reinserción del penado a la sociedad, ya que en muchas ocasiones, los internos no
cuentan con un soporte familiar para costear los gastos de un abogado o por falta de
conocimiento y voluntad, el condenado se ven privados de ejercer este derecho de
petición
Esta medida, también resulta novedoso en el extremo de que suspende las obligaciones
económicas con las que tiene que cumplir el condenado antes de acceder a un beneficio
de semi-libertad o liberación condicional que, en muchos casos, resulta una de las
principales trabas para que los penados que desean acceder a alguno de estos beneficios
Sin perjuicio de lo positivo de esta figura, tiene una falencia en el aspecto de la
audiencia virtual a la que se refieren los artículos 11.3 al 11.5, que a todas luces resulta
ser innecesaria bajo la forma que ha sido prevista por el decreto, pues apela a un sentido
de subjetividad riesgosa, que pone en peligro el carácter objetivo de esta medida.
Según el decreto, en los artículos antes señalados, la audiencia virtual, tiene por
finalidad que el juez, forme un criterio respecto de solicitud de semilibertad y libertad
condicionada del condenado, para lo cual, durante la audiencia el juez deberá establecer
que el interno, ha alcanzado un grado de readaptación que permita pronosticar que no
volverá a cometer nuevo delito al incorporarse a la sociedad, lo que resulta imposible de
determina en una audiencia, toda vez que para formarse la idea de un perfil determinado
es necesario del empleo de técnicas y métodos que son incompatibles con la función
jurisdiccional y que más bien generan sobrecarga procesal y dilación de plazos.
Medidas Extraordinarias Para Los Adolescentes En Centros Juveniles
Finalmente, el decreto regula las medidas extraordinarias de cesación de internación
preventiva y variación la medida socioeducativa de internación para los adolescentes en
centros juveniles.
Sobre este punto, se debe tener en cuenta los criterios de las medidas señaladas en lo
puntos relacionados a la cesación de prisión preventiva y la remisión de pena,
respectivamente, sin perder de vista la naturaleza de ambos tipos de procesos, por lo
cual no haremos mayores comentarios.

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https://www.youtube.com/watch?v=R4hQ_Tca8XE
https://idl.org.pe/decreto-legislativo-regula-vigilancia-electronica-de-condenados/
http://www2.congreso.gob.pe/sicr/cendocbib/con4_uibd.nsf/7620EFA610E504C205257
D270070381F/$FILE/06ROSAS.pdf
https://lpderecho.pe/medidas-para-reducir-el-hacinamiento-penitenciario/
https://www.mpfn.gob.pe/escuela/contenido/actividades/docs/4320_1_las_teorias_de_la
_pena.pdf
http://www.ceas.org.pe/publicaciones/0000000_LA%20CARCEL%20EN%20EL
%20PERU.pdf
http://repositorio.uprit.edu.pe/bitstream/handle/UPRIT/201/De%20la%20Torre%20Suc
%c3%b1ier%20Roy%20Luis.pdf?sequence=1&isAllowed=y
https://laley.pe/art/9816/analisis-del-decreto-legislativo-n-1513-revision-de-la-prision-
preventiva

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