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RESUMEN

El presente artículo académico tiene la finalidad de analizar la organización y


funcionamiento del Circuito Judicial Penal. En el reglamento interno del circuito judicial
penal militar en su Artículo 3 señala que es una organización jurisdiccional y
administrativa integrada por los jueces penales militares de todo el territorio nacional y
que sus funciones son las que están determinadas por la CRBV, el COPP, COJM. Este
tipo de texto es el producto de una investigación desarrollada en el marco de una
disciplina del conocimiento con temática y objetivos rigurosamente delimitados bajo
lineamientos teóricos y metodológicos específicos. La Justicia Militar como rama
especial del Derecho Penal Venezolano, como era su funcionamiento y organización
ante de la promulgación del COPP, los cambios desde el año 1998 con la reforma y el
alcance de la aplicación del sistema acusatorio. La estructura judicial y administrativa
necesaria para el funcionamiento en la administración de justicia militar, su
conceptualización dentro del derecho penal militar. Como se instauro en la jurisdicción
militar el proceso oral acusatorio enmarcado en la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela y dentro de Código Orgánico Procesal Penal. Los cambios
que se han realizado la evolución y el perfeccionamiento de las funciones que el juez y
la defensa adquiría. El Derecho Penal Militar y las etapas de transformación que sufrió
que le hizo incrementar sus tipos delictivos originados por la influencia de doctrinas
políticas y la aparición de nuevos delitos en razón del crecimiento de la población. Por
eso es necesario una investigación donde se encuadren los resultados que se han
obtenido con la reforma del COJM y así ver la perfecta adecuación de la justicia militar
y la verdadera aplicación del sistema acusatorio y el COPP.
INTRODUCCION

Los grandes cambios a través de los diferentes ámbitos de la constitución y el COPP,


la justicia militar nos lleva a varias interrogantes, existe en nuestro país dos tipos de
poder judicial uno civil y otro militar. De acuerdo a la CRBV en Venezuela solo existe un
poder judicial como es señalado en el artículo Constitucional 261, la jurisdicción penal
militar es parte integrante del poder judicial, por lo que está sujeto a la misma
estructura y dirección que los tribunales ordinarios.

El analizar el derecho desde el punto de vista del tratamiento y la interpretación del


derecho militar, es poner en juego la mente critica para llegar a comprender la
ubicación de esta rama jurídica que se envuelve dentro de la normativa especial, y
donde se adquiere la estructura del estado como fundamento.

En esta investigación se busca aclarar el verdadero fundamento y como debe actuar en


base a qué ley y organización se encuentran estas instituciones, en el caso militar es la
necesidad que tiene la institución de garantizar y asegurar la defensa del estado, como
forma de resguardar la soberanía y la independencia. De ahí surge la necesidad de
organizar el circuito judicial penal militar para garantizar la independencia y soberanía
de esta institución, que busca asegurar la integridad del espacio geográfico mediante la
defensa militar.

El fin del estado es proveer a la defensa nacional y para ello organiza la justicia militar y
todo lo que atente de alguna manera contra la organización de las fuerzas armadas si
está previsto y castigado por el código orgánico justicia militar será un delito militar.
Aclarado el principio básico precedente surge con claridad la naturaleza jurídica de los
delitos militares no se tratan de acciones que denotan más o menos peligrosidad social
en el sujeto que la comete o falta de adaptación del medio social en el mismo, se tratan
de acciones en las cuales se considera las medidas que las mismas gravitan.
- COMPRENDER LA JUSTICIA MILITAR
Considerando la dificultad que siempre ha existido para la comprensión del concepto y
fuerza jurídica de la Ley y la Justicia Militar, debemos recordar, que podemos
considerar el origen de la justicia militar venezolana, desde que a raíz de los
movimiento revolucionarios de independencia y posteriormente con los cambios
ideológicos de fines del Siglo XIX y mediados del siglo XX, el Derecho Penal Militar
atravesó por una etapa fenomenológica, que le hicieron incrementar sus tipos
delictivos, al ser utilizado por los Estados para modelar como delictivas, las conductas
insurgentes en las constantes convulsiones en que han vivido, originadas por la
influencia de doctrinas políticas y económicas revolucionarias, que han tratado de
justificarse para solventar en forma extremista y violenta los problemas que han
agobiado a la humanidad hasta el presente. Pareciera entonces, que la Justicia Militar
hubiera estado desde entonces en una metamorfosis involutiva, que tendió a apartarla
de su espíritu primigenio que la creó y dio origen para un fin estrictamente militar, por lo
que fue colocada dentro de un contexto específico en las normas del Derecho Militar.
Por ello es evidente, que la evolución del elemento donde surte su efecto, es decir las
fuerzas armadas, la obligaron al paralelismo que la condujo a cumplir el fin que le dio
origen, justificándola dentro de ese contexto.
La justicia militar, según el criterio del Dr. Chiossone, tiene su origen en el momento en
que se organizan los primeros cuerpos armados bajo la disciplina de las ordenanzas y
de las Cédulas Reales en los siglos XVII y XVIII. Entre nosotros, puede hablarse de
Justicia Militar, cuando en el Cuartel General de San Félix, el 7 de junio de 1817, el
Libertador dictó el “Reglamento sobre el modo de conocer y determinar en las causas
militares”, en cuya exposición inicial expresa: “Con el objeto de establecer un orden
general de juicios que se observe en todos los ejércitos y guarniciones de la República,
y que bajo un método sencillo y breve conozca de todos los delitos que puedan
cometer los militares, he tenido a bien decretar el establecimiento y formación de un
Consejo de Guerra permanente en todo ejército, división y brigada que operen
separados a cuyo juicio estaban sujetos todos los individuos militares de cualquier
clase y arma que sean, bajo las reglas que se establecen sucesivamente” .
En el mismo decreto, al establecer la forma de instrucción, declara la procedencia y
aplicación de la Ordenanza española sobre esta materia, y las leyes penales impuestas
por los bandos del ejército, las leyes militares o reglamentos publicados por la
Autoridad Suprema de la República y como supletorias de este derecho sustantivo, las
normas penales de la Ordenanza española . En este mismo orden de ideas, siguiendo
el desarrollo de la historia político-militar de Venezuela, dentro de la Gran Colombia,
nuestro país fue un Distrito Militar, y al separarse de ella en 1830, en su primera
Constitución aparece dentro de las leyes que la desarrollan, la ley militar,
conjuntamente con otras leyes de la propia Gran Colombia y españolas, especialmente
en materia penal ordinaria y penal militar.
El Congreso Constituyente promulga la Ley del 9 de octubre de 1830, sobre “Tribunales
militares, competencia y procedimiento”; adaptando esta normativa a la organización de
la Milicia Nacional establecida en la ley del 2 de octubre anterior y a la del 24 de
setiembre que había fijado y organizado la Fuerza Armada Nacional. En 1849, el
Congreso legisla sobre los tribunales militares, manteniéndose la materia procesal
penal militar con la aplicación de la Ordenanza española de 1768. Por Decreto del 31
de Enero de 1863, el General Páez ejerciendo poder dictatorial, aprueba una sentencia
declarativa de la Corte Suprema, que autoriza al Comandante en Jefe para que
disponga le ejecución de sentencias y remita el expediente a la Corte Marcial,
ordenándose tener la decisión de la Corte Suprema como ley de la República.
No obstante la historia considera el Código de 1873, como el Primer Código Militar
venezolano, código mandado a redactar por el general Antonio Guzmán Blanco a la
Comisión General para los Códigos Nacionales: Civil, Mercantil y de Procedimientos,
dentro de cuya Comisión estuvo encargado de su redacción, el general Felipe Estés.
Es de notar que, los preceptos de éste Código se repiten en los códigos subsiguientes
y muchos de ellos aún perduran en el vigente. Este Primer Código Militar, compuesto
de cinco libros y 1488 artículos, reunió en un solo cuerpo las normas orgánicas del
Ejército, hoy contenidas en la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas; en la Ley del
Servicio Militar; y en el propio Código de Justicia Militar en sus partes sustantiva y
adjetiva o procesal.
Esta composición, estructura jurídica y contenido normativo, se repiten en los Códigos
de 1882, 1904, 1923 y 1930, siendo en 1933, cuando aparece el Primer Código de
Justicia Militar y Naval, dedicado exclusivamente a la materia penal militar, de donde
surge la base conceptual del vigente Código. Podemos concluir en que, con el
contenido normativo de estos códigos se fue perfilando el concepto de la Justicia
Militar, al irlos adaptando progresivamente a las normas procesales del Código de
Enjuiciamiento Criminal , a las normas sustantivas del Código Penal, así como a la
naturaleza institucional de lo militar, lo cual culmina en el Código de Justicia Militar de
1938, reformado y transformado en 1997 en Código Orgánico de Justicia Militar,
vigente con algunas reformas para adaptarlo al COPP.
2- TEORIA DE LA FICCION JURÍDICA
Para entender el fundamento axiológico y filológico de la Justicia Militar, debemos
entender su especificidad y especialidad invocando la teoría que utiliza la ficción
jurídica. Teoría que se utiliza para elaborar las normas formales o del derecho positivo,
a diferencia de las normas que surgen del derecho natural o fáctico, es decir, de las
normas que surgen de la acción y la reacción (fenomenológica).
Entendemos entonces, que la ficción establece normas de regulación de la conducta
humana y decide cuales de ellas pasan a ser delictivas, surgiendo de aquí el principio:
“nulun crimen nulum poena sinae lege”. Lo que no está tipificado en la ley, no es delito.
Aparece luego la especialidad del delito, generalmente en la consideración del sujeto
pasivo o bien protegido (menor, familia, obrero, comerciante, ambiente, militar). Todas
estas consideraciones son ficciones jurídicas, que hacen abstraer las similitudes del
sujeto activo o pasivo, para conformar la norma adecuada y adaptada a la conveniencia
social. Surgen también de esta ficción las jurisdicciones especiales y los fueros y con
ellos, la especialidad jurídica.
En el fondo, las ficciones surgen de necesidades sociales que sirven de fundamento a
las instituciones. En el caso militar, es la necesidad institucional de asegurar la defensa
del Estado, como forma de resguardar la soberanía y de la independencia, que también
son ficciones. En este sentido surge la Institución militar como necesidad, que con la
denominación de Fuerza Armada Nacional, a decir de la Constitución de la República,
“…constituye una institución esencialmente profesional, sin militancia política,
organizada por el Estado para garantizar la independencia y soberanía de la Nación y
asegurar la integridad del espacio geográfico, mediante la defensa militar,..”, siendo de
esta definición, que entendemos el concepto de militar y el surgimiento de la Justicia
Militar.
II.- INCONSTITUCIONALIDAD DEL VIGENTE CODIGO ORGÁNICO DE JUSTICIA
MILITAR
A pesar del conocimiento que se tiene de la materia, al Derecho militar y al ejercicio de
la Justicia Militar no se les ha dado la importancia que requieren. Desde 1999, se
produce un complejo anárquico jurídico, al cual no se le ha prestado el interés que
requiere dentro de las Fuerzas Armadas Nacionales (FAN), no por desinterés, sino por
ignorancia y equivocación científica, donde priva el empirismo fáctico, la viveza criolla,
propia del “toderismo militar”, que hace entender el Derecho militar de manera
suigéneris, acumulando notas y repeticiones doctrinarias que se propugnan en los
centros de estudios militares, generalmente desfasadas de la realidad promovidas por
mandos incipientes que comulgan con la tradición y la costumbre.
Es de conocerse, que no existen en el país cátedras de Derecho que capaciten a los
abogados que han de ejercer la Justicia Militar, por lo que recientemente fue creada
una cátedra en la Universidad Central de Venezuela, que tiende a establecer
parámetros claros de doctrina jurídica militar para adaptarla a los requerimientos de la
Jurisdicción especial penal militar creada en la vigente Constitución. Esta deficiencia de
capacitación profesional, ha conducido a tener hoy una operatividad judicial militar, que
en la mayoría de sus actos violan las normas constitucionales y los conduce a la
generación de improcedentes actos inconstitucionales. Es el caso y la situación que
origina la presente solicitud de amparo.
III.- INCOMPETENCIA DE LA JUSTICIA MILITAR PARA JUZGAR DELITOS QUE NO
SON DE NATURALEZA MILITAR
Tenemos que considerar que a la luz de la normativa que establece y regula la
competencia en la materia penal militar, surge un grave conflicto que no puede ser
soslayado, toda vez que a la luz de la doctrina y el fundamento constitutivo del derecho,
hace contradictorios los delitos que se les imputan a los ciudadanos detenidos,
procesados y enjuiciados, ya que atendiendo a su naturaleza, los excluye de su
calificación especial militar. Por esta razón, en extenso y profundo estudio doctrinario,
la Subcomisión de la Asamblea Nacional que estuvo trabajando para producir la
reforma del Código Orgánico de Justicia Militar, fue de la mayor importancia la
definición de los delitos militares de acuerdo a su naturaleza como tales, a los fines de
diferenciar en ellos el contenido, difícil de delimitar de los delitos comunes.
Para ello, fue de importancia y utilidad elaborar y utilizar una “teoría de la ficción
jurídica”, que podemos entender de acuerdo al enfoque indicado anteriormente. En
este sentido, se ha justificado la naturaleza del delito, no en atención al simple hecho
común, sino a la naturaleza que surge de la condición del sujeto delincuente, en
conjunción con el momento u oportunidad y el lugar de comisión del delito.
IV.1.- DELITOS DE NATURALEZA MILITAR
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en su artículo 261 establece:
“La jurisdicción penal militar es parte integrante del Poder Judicial…”. Esto la
individualiza y da especialidad como jurisdicción independiente. A su vez, estable su
integración al Poder Judicial de la República; dándole por lo tanto independencia de los
demás poderes públicos. “Su ámbito de competencia, organización y modalidades de
funcionamiento, se regirán de acuerdo con lo previsto en el Código Orgánico de
Justicia Militar”.
Esto le da vigencia e independencia al Código Orgánico de Justicia Militar, por lo que
tiene que ser un instrumento jurídico orgánico e independiente de los códigos: Penal y
Procesal Penal. Además, establece para su contenido las materias: tipológica delictiva,
organizativa del subsistema jurídico penal militar y; lo correspondiente a la materia
procedimental (procesal). “La competencia de los tribunales militares se limita a
delitos de naturaleza militar”.
Esta normativa obliga a definir y establecer con claridad lo que debe entenderse por
“delitos de naturaleza militar”. Máxime, cuando la misma norma establece la necesidad
de legislar para la especialidad delictiva a los fines de diferenciarla de los delitos
comunes. Es también fundamental considerar para la autonomía e integración de la
Justicia Militar al Sistema Judicial nacional, el contenido del artículo 253 de la
Constitución: “El Sistema de Justicia está constituido por el Tribunal Supremo de
Justicia, los demás tribunales que determine la ley, el Ministerio Público, la Defensoría
Pública, los órganos de investigación penal, los o las auxiliares y funcionarios o
funcionarias de justicia, el sistema penitenciario, los medios alternativos de justicia, los
ciudadanos que participan en la administración de justicia conforme a la ley y los
abogados autorizados para el ejercicio”.
La Subcomisión antes mencionada para la reforma del Código Orgánico de Justicia
Militar, creyó necesario y fundamental definir y establecer con claridad lo que debe
entenderse por “delitos de naturaleza militar”, tanto más, cuando la misma norma
establece la necesidad de legislar para la especialidad delictiva a los fines de
diferenciarla de los delitos comunes.
En este sentido, creyó necesario incorporar la doctrina que juzgó con mayor acierto
para entender lo referente a la naturaleza jurídica de los delitos militares, en este
sentido, tomó el contenido de la Enciclopedia Jurídica OMEBA , con escrito del autor
RAÚL AUGUSTO BADARACCO, quien al tratar acerca de los Delitos Militares, expresa
lo siguiente: “... DELITOS MILITARES...
1. Naturaleza de los delitos militares. El interés, jurídicamente protegido por la
legislación, al crear los delitos militares, es el interés público del Estado de proteger la
organización de sus fuerzas armadas. Y el Estado tiene interés en proteger la
organización de sus fuerzas armadas, porque ellas son creadas constitucionalmente
para que le provea la defensa nacional, que es uno de sus fines vitales. Por lo
tanto, serán delitos militares todos aquellos actos que, atentando de una manera
u otra contra la organización de las fuerzas armadas, se encuentren reprimidos
por el Código de justicia militar. Así, desde un punto de vista doctrinario, si un acto
no atenta contra la organización de las fuerzas armadas, aunque se encuentre
legislado como delito militar en el Código respectivo, ello no bastaría para que ese acto
sea un delito militar, porque por su naturaleza jurídica no lo sería.
De la misma manera, aunque el acto de referencia atente realmente contra la
organización de las fuerzas armadas, si no está específicamente reprimido por el
Código de justicia militar, no puede considerarse un delito militar; de la misma manera,
y por la misma razón que, aunque un acto humano sea antijurídico, no por ello será un
delito si no se encuentra tipificado como tal en el respectivo código penal (aplicación
del principio nulla poena sine lege).
En síntesis: un fin vital del Estado es proveer a la defensa nacional; para ello organiza
sus fuerzas armadas; todo lo que atente de alguna manera contra la organización de
dichas fuerzas armadas, si está previsto y castigado por el Código de justicia militar,
será un delito militar. Aclarado el principio básico precedente, surge con claridad la
naturaleza jurídica de los delitos militares: no se trata de acciones que denotan más o
menos peligrosidad social en el sujeto que las comete, o más o menos falta de
adaptación al medio social en el mismo, sino que se trata de acciones en las cuales se
considera, principalmente, la medida en que las mismas gravitan o pueden gravitar en
lo referente a disminuir o debilitar la capacidad bélica del Estado.
En los delitos militares, entonces, la naturaleza jurídica puede determinarse dentro de
las siguientes líneas generales: tienden hacia un carácter más bien formal; buscan una
finalidad utilitaria, que es defender la capacidad bélica del Estado; y tienden a seguir un
criterio clásico más bien que positivista, porque atienden más al delito que al
delincuente. Son delitos que crea el Estado en su función de policía militar; y no en su
función de regulador social, como cuando dicta el Código penal.
IV.2.- LA JUSTICIA MILITAR ES PARTE INTEGRANTE DEL PODER JUDICIAL
Puede considerarse como un VICIO DE NULIDAD DE SUS ACTOS LOS QUE
SURGEN DE LOS ÓRGANOS DE LA JUSTICIA MILITAR, CUANDO EN ESTOS
PARTICIPAN EN SU CONSTITUCIÓN Y PROCESO, ÓRGANOS DEL PODER
EJECUTIVO, como permanecen en normas del Código Orgánico de Justicia Militar. En
consideración de estas irregularidades violatorias constitucionales, que excluyen a los
tribunales militares de conocer en la materia que tratamos en esta solicitud de amparo,
es necesario que la Corte Marcial considere el contenido del Artículo 267 de la Ley
Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia que establece: “Corresponde al Tribunal
Supremo de Justicia la dirección, el gobierno y la administración del Poder Judicial, la
inspección y vigilancia de los tribunales de la República y de las Defensorías Públicas.
Igualmente, le corresponde la elaboración y ejecución de su propio presupuesto y del
presupuesto del Poder Judicial. La jurisdicción disciplinaria judicial estará a cargo de
los tribunales disciplinarios que determine la ley.
El régimen disciplinario de los magistrados o magistradas y jueces o juezas estará
fundamentado en el Código de Ética del Juez Venezolano o Jueza Venezolana, que
dictará la Asamblea Nacional. El procedimiento disciplinario será público, oral y breve,
conforme al debido proceso, en los términos y condiciones que establezca la ley. Para
el ejercicio de estas atribuciones, el Tribunal Supremo en pleno creará una Dirección
Ejecutiva de la Magistratura, con sus oficinas regionales.” Como indica la mencionada
Subcomisión de reforma del COJM, esta norma obliga a separar del Ministerio de la
Defensa la función de designar jueces y manejar la administración de la Justicia Militar
mediante una Dirección ad-hoc. En tal sentido, cualquier órgano creado y existente
debe constituirse en órgano de coordinación o integrado a la “Dirección Ejecutiva de la
Magistratura” establecida para tal fin en el mismo artículo 267.
En el mismo sentido, el contenido del Artículo 268: “La ley establecerá la autonomía y
organización, funcionamiento, disciplina e idoneidad del servicio de defensa pública,
con el objeto de asegurar la eficacia del servicio y de garantizar los beneficios de la
carrera del defensor o defensora.” Esto obliga a crearse las correspondientes
defensorías públicas militares, con la autonomía e integración al sistema nacional que
se establece. Conforme a lo establecido en el Artículo 270: “El Comité de Postulaciones
Judiciales es un órgano asesor del Poder Ciudadano para la selección de los
candidatos o candidatas a magistrados o magistradas del Tribunal Supremo de
Justicia. Igualmente, asesorará a los colegios electorales judiciales para la elección de
los jueces o juezas de la jurisdicción disciplinaria.
El Comité de Postulaciones Judiciales estará integrado por representantes de los
diferentes sectores de la sociedad de conformidad con lo que establezca la ley. Debe
establecerse en el Código la forma como se relacionará la asesoría y quienes
integrarán los colegios de electorales judiciales. Elemento de importancia es el
establecimiento del sistema de integración de los fiscales militares al Ministerio Público,
para cumplir con lo establecido en el 284: “El Ministerio Público estará bajo la dirección
y responsabilidad del Fiscal o Fiscala General de la República, quien ejercerá sus
atribuciones directamente con el auxilio de los funcionarios que determine la ley”. Por
cuanto debe cumplir entre otras, las siguientes atribuciones: 1. Ordenar y dirigir la
investigación penal de la perpetración de los hechos punibles… 2. Ejercer en nombre
del Estado la acción penal… 3. Intentar las acciones a que hubiere lugar para hacer
efectiva la responsabilidad civil, laboral, militar, penal, administrativa o disciplinaria en
que hubieren incurrido los funcionarios o funcionarias del sector público… (Hoy día, los
fiscales militares son designados por el Ministerio de la Defensa en forma
independiente del Sistema Judicial, lo que los hace inconstitucionales y su actuación
debe considerarse nula) Igualmente hay que establecer la relación con la Justicia
Militar del Poder Ciudadano, el cual tiene autonomía funcional, financiera y
administrativa.
En lo que respecta al conflicto de competencia por la materia, existe jurisprudencia
reciente, como es el caso, la Sala de Casación Penal ha decidido: (Sentencia N° 750
del 23 de octubre de 2001, con ponencia del Magistrado Doctor RAFAEL PÉREZ
PERDOMO). “... Establece el artículo 261 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela que los delitos comunes serán juzgados por los tribunales
ordinarios y la competencia de los tribunales militares se limitará a las infracciones de
naturaleza militar.
En consecuencia deben entenderse por éstos delitos aquellas infracciones que atenten
a los deberes militares. La Constitución resuelve, en esta forma las viejas dudas
existentes al respecto y lo hace aplicando el principio de la igualdad: no existe fuero
castrense en razón de las personas que cometan o sean víctimas de delitos, sino que
la jurisdicción sigue a la naturaleza de la infracción...”. Ahora bien: las actuaciones que
cursan en el expediente, a juicio de la Sala, constituyen supuestos delitos comunes
tipificados en el Código Penal. Por tanto para evitar dilaciones procedimentales inútiles
e indebidas, su conocimiento y sanción debe corresponder a la jurisdicción penal
ordinaria, tal como lo ordena el artículo 261 de la Constitución. Así se decide. El
Magistrado Presidente de la Sala, ALEJANDRO ANGULO FONTIVEROS Ponente
Así mismo, en cuanto a la jurisdicción militar la Sala Constitucional estableció:
(Sentencia N° 551 del 17 de marzo de “...Comparte esta Sala Constitucional el referido
criterio de la Sala de Casación Penal, puesto que conforme al dispositivo expreso del
artículo 261 de la Constitución, los delitos comunes cometidos por militares, aun
cuando sea en ejercicio de funciones militares, en actos de servicio, en comisiones o
con ocasión de ellas o encontrándose dentro o fuera de las instalaciones militares,
deben ser juzgados por los tribunales ordinarios, sin que pueda establecerse ninguna
excepción en este sentido, y la jurisdicción militar se limita al juzgamiento de los delitos
militares tipificados en las leyes especiales que regulan esta materia, de forma tal que
es la naturaleza del delito lo que determina en todos los casos la jurisdicción que debe
juzgarlo...”
IV.- EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA Y EL MINISTRO DE LA DEFENSA NO
SON ÓRGANOS DE LA JUSTICIA MILITAR
Es obvio respetados magistrados, que las decisiones tomadas por los operadores de la
Justicia Militar cumpliendo órdenes del Presidente de la República y del Ministro de la
Defensa, se constituyen en írritos por inconstitucionales, toda vez, que los órganos de
la Justicia Militar son autónomos y como parte del Poder Judicial, se deben a ella,
donde no tienen participación ningún órgano de otro poder público. Todo configura una
situación antijurídica que elimina cualquier consideración elemental de sociabilidad y
transforma el espíritu del constituyente en una simple prosa vacía más que tautológica,
que en nada se compadece con la configuración del Estado democrático y de Justicia
consagrado en la Constitución, que además dice: “no sólo es el Estado el que debe ser
democrático, sino también la sociedad”.

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