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1. La extensión de un microrrelato debe abarcar como máximo hasta las 150 o 200 palabras.
No hacen falta más, sino es que te estás yendo por las ramas y lo que verdaderamente tienes
que tallar es el tronco. Las ramas del árbol son para sujetarse o trepar hacia la esencia, por lo
que no hace falta que se vean.
Antes de que existiera la muerte, todo era mucho más divertido en el barrio. Nos
acuchillábamos unos vecinos a otros, nos suicidábamos colisionando nuestros coches contra
las farolas o nos lanzábamos en plancha desde la azotea. Como mucho, perdíamos la
inconsciencia durante unas cuantas horas. Al amanecer, siempre sanaban las heridas, se
soldaban los huesos y nos levantábamos sin rencor y con paso titubeante, como si únicamente
nos hubiéramos despertado de un sueño.
Hace un par de días, unos vecinos le pegaron una pedrada en la cabeza al tío Luis. Al amanecer
no se levantó. Tampoco se levantó al día siguiente.
Todos lo miramos en silencio durante unos segundos, pero enseguida continuamos recogiendo
piedras y palos para ir en busca de los vecinos. No sabíamos muy bien lo que era la guerra,
pero no estaba bien que los restos del tío Luis continuaran solos en la acera.
2. El texto debe ante todo sugerir, no contar. Para qué regodearte en una imagen literaria…
que sea el lector quién llegue al éxtasis por él mismo. Dicen, que una mujer tapada con una
blusa de seda es más erótica y sugerente que si nos muestra desnuda todos sus encantos. Que
el desnudo no sea integral…
Los rincones más hermosos de mi casa son los de tu cuerpo cuando la habitas.
Peso: 15 palabras
3. Juega con el doble sentido de las palabras. Suele ser un recurso exitoso porque el lector se
verá involucrado en tu juego y deberá tomar parte de él. La ironía y el humor también te
ayudarán porque, como ocurre con un chiste, hay que pillarlo, no vale con estar ahí sentado de
bruces de forma pasiva.
Peso: 26 palabras
4. Emplea elipsis y fueras de campos (cine) porque si este género destaca por algo es por
obviar las cosas. Ten una idea, escríbela y después edítala como se hace en el cine. Enfócala
desde diversos puntos de vista y después elige las tomas más adecuadas.
Hace veinte años que esperaba una señal y una avioneta se estrelló ayer en la isla. Cuando se
apagó el fuego pude contar los cuerpos: cuatro hombres. Los senté y les conté mi historia: lo
que he comido, donde he dormido, lo que he pasado desde que el yate perdió el mástil.
Hoy la radio aún emite una señal de SOS, por eso, esperanzado, coloqué los cuerpos como
estaban, destruí mi cabaña, me afeité y me puse ropa limpia. Quiero dejar de ser un náufrago.
Cuando estire la mano y toque la llama, mi cuerpo bañado en queroseno contará la historia de
cinco muertos en accidente aéreo. Ni una palabra de un náufrago.
5. El título es crucial porque sirve para economizar el texto que viene después. Aunque,
recuerda que el título no sea demasiado explícito, porque puedes cargarte la gracia del
microrrelato. Empléalo como si fuera una parte más, pero piensa que es lo que el lector va a
leer primero.
El último ser humano vivo lanzó la última paletada de tierra sobre el último muerto. En ese
instante mismo supo que era inmortal, porque la muerte sólo existe en la mirada del otro.
Peso: 38 palabras
Peso: 31 palabras
7. Las palabras que se escojan para escribir un microrrelato deben ser las justas y necesarias.
Al verlo terminado, el texto debe parecerse a una fórmula matemática.
Sus tres intentos frustrados de suicidio le provocaron una seria paranoia. La vida lo perseguía
implacablemente.
Peso: 16 palabras
8. El final es lo más importante, es ahí donde el lector debe recibir la bofetada. Por lo tanto,
sitúa al lector y llévalo a tu terreno. Después enséñale el abismo para que sienta vértigo. El
lector sabrá que estás ahí para estrecharle la mano. Debe sentir esa complicidad, esa cercanía.
Ninguno de los planes con que Piero intentó asesinar a su madre había dado resultado. Otros
planes de mayor audacia tenían el problema de que eventualmente la policía podría descubrir
al culpable.
Una mañana de invierno Piero terminó de imaginar el plan definitivo. Fue al puente y se lanzó.
Su cadáver fue recuperado en la ribera, cien metros hacia abajo, a los dos días.
El plan era perfecto. Una semana más tarde su madre moría de tristeza.
Peso: 77 palabras
9. No hace falta ser totalmente coherente, sino creíble. Un elefante puede volar y ser de color
amarillo si su historia está bien contada porque las palabras también connotan, no sólo
denotan y es ahí donde aparece el bagaje cultural y experimental del lector.
Elección de vestuario, Patricia Esteban Erlés
Un día más miré por la ventana para ver si mi vestido de los suicidios combinaba con la luz y
los edificios colindantes.
Peso: 23 palabras
10. Hay que tener en cuenta que el auge del microrrelato está ligado a nuestra realidad
actual de fugacidad, rapidez y estrés, en parte provocada por Internet y las nuevas
tecnologías que nos dan acceso a un mundo infinito de posibilidades. Dale un suspiro al
lector, que no se agobie en la lectura porque sino pasará a otra cosa. Hay demasiadas cosas
que leer y muy poco tiempo.
Pero… ¿y si lo único que conociera fuese el momento exacto de su muerte? ¿Y nada más?
Peso: 75 palabras
Si quieres empezar a escribir microrrelatos, como todo en la vida, debes empezar desde la
base, es decir, leer muchos textos, tanto de escritores clásicos como actuales. No seas
impaciente. Éste es un género que precisa mucha práctica.