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1
elaboró
el
sistema
de
aprendizaje
que
denominó
"el
juego
interior"
(The
Inner
Game).
Él,
que
curiosamente
no
se
considera
coach,
formuló
la
famosa
frase:
"Siempre
hay
un
juego
interior
en
tu
mente,
no
importa
qué
esté
sucediendo
en
el
juego
exterior.
Cuán
consciente
seas
de
este
juego,
podrás
marcar
la
diferencia
entre
el
éxito
y
el
fracaso
en
el
juego
exterior3."
Por
su
parte,
Whitmore
retoma
la
metodología
del
juego
interior
e
influenciado
por
la
Psicología
Humanista,
que
conoce
en
profundidad
a
través
de
su
esposa
Diana
Whitmore
y
de
los
estudios
que
realiza
en
EE.UU,
crea
una
nueva
metodología
que
lleva
a
Europa.
Formando
equipo
con
David
Hemery
y
David
Whitaker,
funda
Performance
Consultants
a
principios
de
la
década
de
los
80
y
trabaja
en
la
aplicación
de
estas
técnicas
al
mundo
empresarial.
− Escuela
chilena:
encabezada
por
Fernando
Flores,
Rafael
Echevarría
y
Julio
Olalla.
A
través
de
ella
se
ha
desarrollado
lo
que
se
conoce
como
"coaching
ontológico".
En
cuanto
al
origen
de
la
palabra,
algunos
autores
han
establecido
que
el
término
"coach"
se
deriva
de
la
palabra
"coche",
la
cual
tiene
su
origen
en
una
ciudad
de
Hungría
llamada
Kocs,
que
se
hizo
famosa
entre
los
siglos
XV
y
XVI
por
la
calidad
de
sus
carruajes,
que
eran
uno
de
los
medios
de
transporte
más
usados
en
esa
época4.
De
ahí
se
popularizó
el
uso
del
término
y
hoy
día
se
puede
establecer
un
paralelismo
entre
los
términos
coach
y
coche,
siendo
el
primero
una
"especie
de
vehículo"
que
transporta
con
su
acción
a
las
personas,
desde
donde
están,
adonde
quieren
llegar
en
sus
vidas.
La
única
distinción
que
hay
que
hacer
aquí,
es
que
el
coach
no
es
quien
se
hace
cargo
del
viaje,
ni
es
responsable
del
rumbo
y
decisiones
que
tome
el
conductor
a
lo
largo
del
mismo.
Otros
autores
definen
el
coaching
como
"entrenamiento",
palabra
que
deriva
del
término
inglés
"to
coach",
que
significa
entrenar.
En
este
caso
el
coach
es
un
entrenador
y
la
persona
que
recibe
el
coaching
es
el
coachee
(discípulo
o
adiestrado).
DEFINICIONES
DE
COACHING
Se
puede
definir
el
coaching
como:
"Un
proceso
dinámico
e
interactivo,
que
consiste
en
asistir
a
otros
en
el
logro
de
sus
metas
y
en
el
desarrollo
de
su
propio
potencial,
para
que
se
conviertan
en
mejores
observadores
de
sí
mismos
y
de
su
mundo
de
relaciones,
a
los
fines
de
generar
nuevas
posibilidades
de
acción5."
Otra
definición
lo
considera
como:
"Una
técnica
de
crecimiento
personal
que
tiene
como
objetivo
principal
ayudar
a
la
persona
a
conseguir
las
metas
que
se
propone
y
facilitar
mejoras
en
sus
competencias,
conductas,
habilidades
y
actitudes,
aportándole
una
mejor
3
GALLWEY
Timothy,
El
juego
interior
del
tenis,
3ra
ed.,
Editorial
Sirio,
España,
2010.
4
RAVIER
Leonardo,
op.
cit.
5
WOLK
Leonardo,
Coaching,
el
arte
de
soplar
brasas,
Gran
Aldea
Editores,
Argentina,
2003.
2
calidad
de
vida,
así
como
una
mayor
satisfacción
con
la
práctica
de
su
actividad
diaria
profesional6."
Una
tercera
lo
define
como:
"Un
camino
para
superar
limitaciones.
Permite
hacer
conscientes
acciones,
hábitos,
valores,
creencias,
historias
y
juicios,
a
fin
de
facilitar
procesos
de
cambio
que
permitan
al
cliente
tomar
acciones
que
lo
lleven
a
ser
una
mejor
persona,
más
completa7."
Como
se
puede
apreciar,
cualquier
definición
que
se
haga
incluye
conceptos
claves
que
no
pueden
dejar
de
ser
tomados
en
cuenta
a
la
hora
de
establecer
una
práctica
de
coaching.
Estos
conceptos
son:
proceso,
cambio,
metas,
limitaciones,
acción,
desarrollo
o
crecimiento
personal.
EL
COACHING
COMO
PRÁCTICA
PROFESIONAL
El
coaching
como
práctica
profesional
implica
una
interacción,
un
diálogo
directo
entre
dos
o
incluso
más
personas.
Una
de
estas
personas
es
el
coach,
la
otra
persona
es
el
coachee
o
cliente
(en
la
práctica
del
coaching
no
se
habla
de
pacientes).
Se
parte
de
la
idea
de
que
el
coachee
es
el
experto
en
su
propia
vida,
quien
tiene
las
respuestas
a
sus
propias
inquietudes
y
que
lo
que
hace
el
coach
es
ayudarle
por
medio
de
preguntas
a
descubrir
las
mismas,
partiendo
siempre
de
dónde
está
la
persona
que
es
sujeto
del
coaching
y
dirigiendo
la
atención
al
punto
adonde
se
quiere
llegar
(meta).
Es
importante
destacar
que
toda
acción
de
coaching
ha
de
conllevar
el
establecimiento
de
un
plan
de
acción
por
parte
del
coachee.
Esto
servirá
para
el
seguimiento
en
el
tiempo
y
para
ir
verificando
si
se
realizan
o
no
los
cambios
que
sean
acordados.
Entre
las
técnicas
que
tradicionalmente
se
utilizan
para
el
desarrollo
del
coaching
se
pueden
encontrar:
diálogos
persona
a
persona.
diálogos
en
pequeños
grupos,
charlas
motivacionales,
talleres,
seminarios
y
prácticas
supervisadas
en
campo.
En
el
proceso
de
coaching
es
fundamental
verificar
que
las
acciones
y
resultados
que
se
planteen
sean
ecológicos,
es
decir
sean
buenos
para
el
coachee
o
cliente,
para
las
personas
con
las
que
este
se
relaciona
y
para
su
entorno.
Es
una
práctica
que
implica
escucha
activa
y
el
uso
de
la
comunicación
de
forma
asertiva.
Durante
la
misma
el
coach
debe
mantenerse
en
un
estado
abierto,
que
permita
la
interacción
sin
hacer
juicios
ni
valoraciones,
centrado
en
el
coachee
y
sus
reacciones,
buscando
por
medio
de
preguntas,
conducirlo
a
su
estructura
profunda,
a
la
búsqueda
interna
y
recuperación
de
elementos
que
enriquezcan
su
experiencia
de
la
realidad,
los
cuales
por
medio
de
los
procesos
cotidianos
de
generalización,
distorsión
u
omisión,
han
quedado
olvidados
o
aparentemente
eliminados
a
nivel
consciente.
6
BOU
Juan
Fernando,
Coaching
para
docentes.
El
desarrollo
de
habilidades
en
el
aula,
3ra
ed.,
Editorial
Club
Universitario,
España,
2009.
7
MURADEP
Lidia,
Coaching
para
la
transformación
personal,
Ediciones
Granica,
México,
2012.
3
El
proceso
de
coaching
ayuda
a
la
persona
en
el
reencuadre
de
sus
propias
ideas
y
experiencias,
reta
creencias
limitantes
y
facilita
el
desarrollo
de
nuevas
creencias
potenciadoras
o
habilitantes
e
impulsa
a
tomar
acción
para
alcanzar
diferentes
metas.
LA
PRÁCTICA
DEL
COACHING
EN
EL
CENTRO
EDUCATIVO
Como
se
ha
expresado
antes,
el
coaching
se
puede
aplicar
a
cualquier
área
de
la
vida
humana:
familia,
finanzas,
educación,
desarrollo
de
equipos,
carrera
profesional,
salud,
entre
otras.
Muchas
empresas
y
organizaciones
a
nivel
mundial
han
encontrado
que
las
prácticas
de
coaching
están
ayudando
a
obtener
un
mayor
rendimiento
económico,
al
tiempo
de
servir
al
desarrollo
de
los
líderes,
de
sus
equipos
de
trabajo,
la
mejora
del
desempeño
profesional
individual
y
el
clima
laboral.
En
el
caso
de
la
educación,
el
coaching
puede
ser
una
herramienta
poderosa
para
un
cambio
efectivo
de
paradigmas
e
ideas
tradicionales
arraigadas
en
sus
actores
claves.
Los
directores
y
docentes,
como
líderes
de
los
diferentes
procesos
que
se
desarrollan
al
interior
de
los
centros
educativos,
pueden
desarrollar
las
técnicas
y
habilidades,
que
les
ayuden
a
convertirse
en
coaches
efectivos
para
sus
equipos
de
colaboradores
o
para
sus
estudiantes.
Hacerlo
les
permitirá
agregar
valor
a
su
desempeño
y
mejorar
el
rendimiento
de
colaboradores
y
estudiantes,
de
cara
al
logro
de
los
resultados
y
metas
establecidas
en
el
centro
educativo.
Varios
son
entonces
los
beneficios
que
tiene
el
coaching
como
elemento
clave
de
una
buena
gestión
y
acción
pedagógica.
A
saber:
1. Genera
un
mejoramiento
continuo
de
los
procesos
de
enseñanza
y
aprendizaje
en
el
centro
educativo.
2. Facilita
procesos
de
dirección
y
liderazgo
efectivos
y
confiables.
3. Propicia
la
comprensión
global
de
las
situaciones
y
problemas
a
nivel
educativo.
4. Motiva
y
generaliza
el
aprendizaje
transformacional.
5. Estimula
el
desarrollo
personal
y
la
identificación
de
talentos.
6. Genera
una
cultura
de
liderazgo
basada
en
el
desarrollo
de
equipos
y
proyectos
educativos.
Como
ejemplo
de
lo
dicho
hasta
aquí,
los
directores
de
centros
educativos
han
de
partir
de
la
idea
de
que
lideran
y
supervisan
a
personas
que
son
profesionales
en
sus
áreas,
las
cuales
requieren
de
acompañamiento
oportuno
y
retroalimentación
sistemática
para
la
reafirmación
en
su
misión
y
la
mejora
de
su
labor
en
el
aula.
Deben
por
tanto,
verificar
y
fortalecer
en
sí
mismos,
las
habilidades
o
competencias
vinculadas
con
la
escucha
activa,
la
comunicación
asertiva,
el
desarrollo
de
nuevos
líderes
y
el
compromiso
con
la
mejora
continua
de
los
procesos.
Han
de
ser
capaces
de
expresar
sus
expectativas
con
claridad
y
ayudar
a
sus
colaboradores
y
estudiantes,
mediante
el
diálogo
sincero
y
4
directo,
a
que
expresen
las
suyas,
además
de
manifestar
las
barreras
y
dificultades
que
experimentan
en
el
cumplimiento
de
los
acuerdos
y
tareas
asignadas.
Visto
lo
que
todo
esto
podría
implicar,
hay
que
decir
que
la
práctica
del
coaching
en
el
centro
educativo
ha
de
planificarse.
Es
fundamental
que
tanto
directores,
como
los
docentes
que
ejerzan
el
rol
de
coaches,
establezcan
tiempo
en
sus
agendas
de
trabajo
para
dicha
práctica,
al
tiempo
de
generar
un
clima
de
confianza
que
ayude
a
los
colaboradores
y
estudiantes
a
expresar
abiertamente
sus
dudas,
inquietudes,
temores
y
dificultades.
Se
recomienda
establecer
un
horario,
un
lugar
que
sea
adecuado
para
dialogar
e
instrumentos
de
registro
de
las
sesiones,
para
que
las
mismas
tengan
efectividad.
Para
esto
último
pueden
ser
aprovechadas
algunas
de
las
herramientas
que
las
autoridades
educativas
hayan
establecido
para
el
acompañamiento
docente
u
otras
similares
que
sean
efectivas.
Cuando
se
realice
el
primer
encuentro
o
sesión,
el
director
o
docente,
en
su
rol
como
coach,
debe
ayudar
a
sus
colaboradores
y
estudiantes
a
sentirse
cómodos
expresando
sus
ideas
y
desmitificar
lo
que
es
una
sesión
de
coaching.
Para
ello
deberá
explicar,
antes
de
avanzar
la
reunión,
el
fin
de
la
misma
y
cómo
puede
contribuir
esta
práctica
al
desarrollo
y
desempeño
de
colaboradores
y
estudiantes.
Mostrar
confianza,
expresar
de
forma
optimista
las
propias
expectativas
y
deseo
genuino
de
que
las
prácticas
y
el
rendimiento
mejoren,
pueden
servir
de
apoyo
a
directores
y
docentes,
para
generar
interés,
aliviar
tensiones
y
hacer
que
quienes
participan
en
el
coaching
se
relajen
y
expresen
con
mayor
facilidad
lo
que
piensan
y
sienten
sobre
su
desempeño
o
comportamiento.
Es
fundamental
guiar
el
diálogo
mediante
preguntas
que
cuestionen
lo
que
los
colaboradores
y
estudiantes
dan
por
cierto
(sus
creencias
personales
limitantes),
preguntas
que
les
reten
a
asumir
la
responsabilidad
por
su
desempeño
y
dejen
de
atribuir
los
resultados
al
desempeño
o
a
la
acción
de
otros.
Anotar
preguntas
y
respuestas
durante
la
sesión,
volver
sobre
ellas
y
explorar
elementos
que
no
hayan
quedado
claramente
expresados,
orientar
hacia
el
futuro,
establecer
acuerdos
y
registrarlos,
es
parte
de
lo
que
ha
de
hacer
el
director
del
centro
educativo
o
los
docentes,
en
su
rol
como
coaches.
Puede
que
al
principio
tome
tiempo,
sin
embargo,
la
práctica
ha
demostrado
que
cuando
las
personas
se
sienten
en
confianza
y
escuchadas,
se
disponen
al
diálogo
y
a
la
búsqueda
de
soluciones
para
mejorar
lo
que
hacen.
En
todo
momento,
el
director
o
docente,
en
su
rol
como
coach,
ha
de
permitir
que
los
colaboradores
y
estudiantes
sean
quienes
más
hablen
durante
la
sesión,
respetando
sus
silencios
y
mostrando
atención
tanto
a
lo
que
dicen,
como
a
lo
que
no
dicen.
De
acuerdo
con
las
distintas
experiencias,
en
una
sesión
de
coaching,
el
coachee
habla
el
80
%
del
tiempo,
el
coach
solo
lo
hace
el
20
%
restante.
5
Aunque
se
ha
mencionado
antes,
es
importante
insistir
en
que
las
sesiones
han
de
concluir
con
un
plan
de
acción
en
el
que
se
establezcan
aquellas
acciones
consideradas
críticas
por
los
colaboradores
y
estudiantes
para
la
mejora
de
su
desempeño
y
el
logro
de
los
objetivos
y
resultados
esperados.
En
cada
sesión
posterior
se
ha
de
volver
sobre
el
plan
de
acción
acordado
y
revisar
cómo
se
ha
avanzado
y
qué
nuevos
ajustes
hay
que
hacer
al
mismo.
El
registro
de
las
sesiones
de
coaching
y
los
formatos
que
para
ellas
se
utilicen,
han
de
estar
bajo
custodia
del
director
o
docente
responsable.
En
ningún
caso,
se
ha
de
utilizar
o
revelar
a
otros
colaboradores
o
a
otros
estudiantes
la
información
obtenida
durante
las
sesiones
(en
la
confidencialidad
radica
buena
parte
de
la
ética
del
coaching).
En
caso
que
sea
estrictamente
necesario
hacerlo,
ha
de
comunicarlo
primero
a
los
colaboradores.
Para
el
caso
de
los
estudiantes,
la
información
obtenida
durante
la
sesión
y
el
plan
de
acción
establecido
para
la
mejora
de
los
aprendizajes
y
el
rendimiento
académico,
podrían
requerir
ser
compartidos
también
con
sus
familias,
dada
la
responsabilidad
que
en
el
proceso
educativo
tienen
las
mismas.
En
la
medida
que
sea
oportuno,
porque
existan
uno
o
varios
temas
a
trabajar
que
se
vinculan
a
más
de
un
colaborador
o
estudiante
y
un
clima
de
confianza
apropiado,
se
pueden
organizar
sesiones
de
coaching
grupal
en
el
centro
educativo,
con
docentes
o
estudiantes.
En
las
mismas
se
parte
de
un
tema
de
interés
común,
de
una
competencia
o
habilidad
a
ser
mejorada
y
por
medio
de
preguntas
se
generan
respuestas
que
motiven,
a
los
colaboradores
o
estudiantes
involucrados,
a
tomar
acción.
Este
tipo
de
sesión
de
coaching
no
debe
ser
vista
como
un
grupo
de
autoayuda
o
de
terapia
grupal,
sino
como
un
espacio
y
actividad
de
acompañamiento
y
búsqueda
de
soluciones
para
mejorar
el
desempeño,
los
aprendizajes
y
el
rendimiento
académico.
El
director
o
docente,
en
su
rol
como
coach,
ha
de
recordar
en
todo
momento,
que
el
coaching
no
es
consejería,
tutoría,
ni
mentoría.
Al
mismo
tiempo,
si
en
el
proceso
de
acompañamiento
y
durante
las
sesiones
detecta
que
podría
haber
una
situación
en
los
colaboradores
o
en
los
estudiantes,
que
amerita
otro
tipo
de
intervención
profesional,
deberá
tomarlo
en
consideración
y
canalizar
la
acción
que
corresponda
oportunamente.
Una
última
cosa
a
señalar
o
considerar
es
que,
en
el
centro
educativo
se
pueden
desarrollar
también
acciones
de
coaching
dirigidas
a
las
familias.
Por
ejemplo,
un
director
o
directora
podría
decidir
desarrollar
sesiones
de
coaching
individual
o
grupal
con
una
o
varias
familias
con
pobres
expectativas
sobre
el
logro
de
los
aprendizajes
de
sus
hijos.
En
ambos
ejemplos,
aplica
lo
dicho
anteriormente
para
el
coaching
con
los
colaboradores
y
estudiantes.
"Siempre
hay
un
juego
interior
en
tu
mente,
no
importa
qué
esté
sucediendo
en
el
juego
exterior.
Cuán
consciente
seas
de
este
juego,
podrás
marcar
la
diferencia
entre
el
éxito
y
el
fracaso
en
el
juego
exterior"
-‐
TIM
GALLWEY
6