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UNIVERSIDAD TECNOLOGICA DE

HONDURAS

Tarea:
Ensayo Crítico sobre la Ley de Reforma Agraria en relación a
la distribución equitativa de la tierra en Honduras
Catedrático:
Abg. Yuvany López

Cátedra:
Derecho Agrario

Alumna:
Rosa Michelle Rodríguez Osorto

No. de Cuenta:
201920110188

Modalidad:
Presencial vía Zoom

Choluteca, 01 de diciembre del 2020


Ensayo Crítico sobre la Ley de Reforma Agraria en relación a la
distribución equitativa de la tierra en Honduras.
La tenencia de la tierra es la relación, definida en forma jurídica o consuetudinaria,
entre personas, en cuanto a individuos o grupos, con respecto a la tierra (por
razones de comodidad, tierra se utiliza aquí para englobar otros recursos naturales,
como el agua y los árboles.
La tenencia de la tierra es una institución, es decir un conjunto de normas
inventadas por las sociedades para regular el comportamiento, las reglas sobre la
tenencia definen de qué manera pueden asignarse dentro de las sociedades los
derechos de utilizar, controlar y transferir la tierra, así como las pertinentes
responsabilidades y limitaciones, en otras palabras, los sistemas de tenencia de la
tierra determinan quien puede utilizar que recursos, durante cuánto tiempo y bajo
qué circunstancias, la tenencia de la tierra es una parte importante de las
estructuras sociales, políticas y económicas, es de carácter multidimensionales, ya
que hace entrar en juego aspectos sociales, técnicos y económicos, institucionales,
jurídicos y políticos que muchas veces son pasados por alto pero que deben tenerse
en cuenta.
Las relaciones de tenencia de la tierra pueden estar bien definidas y ser exigibles
ante un tribunal judicial o mediante estructuras consuetudinarias dentro de una
comunidad, en otros casos pueden estar relativamente mal definidas, con
ambigüedades que se prestan a abusos.
El problema agrario hondureño inicia desde tiempos de la colonia donde las mejores
tierras quedaron en manos de los criollos y las tierras marginales fueron concedidas
a la población rural, desde el inicio de la colonización española las grandes tierras
fértiles quedan en manos de personas que le usan en su propio beneficio.
La estructura agrícola de Honduras se caracteriza a menudo por una distribución de
tipo adual, un pequeño número de latifundistas posee la mayoría de las tierras
cultivables mientras que una multitud de pequeñísimos propietarios de arrendatarios
y de colonos cultivan el resto de las tierras que a menudo son de peor calidad, el
latifundio es característico hoy en día del régimen de la tierra de casi todos los
países.
La apropiación privada de la tierra no ha conllevado solamente la creación y la
consolidación de los latifundios sino también la pulverización de las pequeñas
propiedades, el pequeño cultivador puede en el mejor de los casos, adquirir una
pequeña superficie de tierra para cultivar con su familia.
El principal problema agrario del país es que unos pocos acaparan grandes
extensiones de tierra de cultivo, muchas veces improductivas (latifundios), y las
grandes mayorías de campesinos escarban retazos de metros de tierra
(minifundios) para alimentar el mercado nacional, esta inmoral distribución y
tenencia de la tierra es la expresión de la voluntad política de las elites que
desgobernaron y desgobiernan el país, todos los intentos de reforma agraria que
priorizaba la redistribución de las tierras fueron sistemáticamente truncados.
Las condiciones de necesidad del campesinado fue capitalizado por los nuevos y
viejos terratenientes, quienes amparándose en la Ley de Modernización Agrícola de
1992, acopiaron las tierras convirtiendo a sus antiguos propietarios en personas sin
tierra o en muchos de los casos expulsándolos hacia las ciudades a pedir limosnas
para poder sobrevivir.
Honduras continuara ahogándose en el empobrecimiento crónico mientras las
tierras continúen en manos de unos pocos, el país es rural el 54% de la población
nacional sobreviven en el campo, pero el estado solo invierte el 2% del presupuesto
general en el agro. Por eso es urgente emprender una verdadera transformación
integral de este sector.
Los terratenientes tienen que comprender que, más temprano que tarde, la miseria y
el minifundio terminaran obligando a los campesinos a avanzar sobre las grandes
propiedades agrarias, cuando el hambre apremia, no hay moral, ni Ley Antiterrorista
que detenga el instinto de sobrevivencia, esta es una evidencia socio antropológica,
la paz social en Honduras esta condiciona a la redistribución de la tierra.
Actualmente, los conflictos agrarios se agravan y el régimen actual no está
interesado en encontrar salidas apropiadas y agiles que le permitan superarlas,
acudiendo apenas a negociaciones puntuales que intentan resolver sin éxito caso
por caso, mientras se intensifican hechos violentos que han aumentado la cuenta de
muertos, heridos y perseguidos, que como tragedia se agregan a las condiciones
calamitosas de una población empobrecida y sin esperanzas de escapar a tal
flagelo.
Las mujeres son uno de los grupos que, a menudo, tiene menos y tiene derechos
más débiles para la tierra debido a los prejuicios en la ley formal, a las costumbres y
a la división del trabajo en la sociedad, las iniciativas de tenencia de la tierra que
promueven la igualdad de género también pueden servir indirectamente para que
las mujeres puedan obtener mas poder.
La Ley de Reforma Agraria de 1974 imponía entre los requisitos para ser
adjudicatario de tierras: “Ser hondureño por nacimiento, varón mayor de dieciséis
años si es soltero o de cualquier edad si es casado, o mujer soltera o viuda si tiene
familia a su cargo”. Es decir, una mujer solo podía recibir tierras si tenía familia a su
cargo y estaba sola, La Ley de Modernización y Desarrollo Agrícola de 1992 reformo
este requisito de la forma siguiente “Para ser adjudicatario o adjudicataria de tierras
de la reforma agraria, se requiere que los campesinos, hombres o mujeres, reúnan
los requisitos siguientes: a) Ser hondureño por nacimiento, varón o mujer, mayor de
dieciséis años si son solteros, o de cualquier edad si son casados o tengan unión de
hecho, con o sin familia a su cargo y en estos casos, el título de propiedad sobre el
predio se extenderá a nombre de la pareja, si ésta así lo solicita”. En la práctica, sin
embargo, la titulación en la mayoría de los casos se siguió realizando a nombre del
varón por ser quien llevaba a cabo el trámite de solicitud, y por tratarse de la opción
predominante a no ser que la pareja solicite expresamente lo contrario.
No fue hasta la Ley de Igualdad de Oportunidades para la Mujer del año 2000 que
se estableció como obligatoria la inscripción en el registro a nombre de ambos
conyugues de las tierras adjudicadas por el Estado.
Por otro lado, desde la percepción de las mujeres la titulación de tierra
mancomunada es desventajosa, pues ellas como pareja están en situación
subordinada sobre la toma de decisiones que tienen que ver con su uso.
Honduras debe aceptar su condición sociocultural primordialmente rural, y apostar
por el agro como un prioridad nacional, e desabastecimiento de los alimentos a nivel
mundial, acelerado por los efectos del cambio climático, es otra de las razones del
porque el país debe optar por la producción agraria campesina.
La transformación agraria integral debe contemplar, el saneamiento de los títulos de
propiedad agraria y reversión de los latifundios improductivos, se debe establecer un
límite máximo de extensión para la propiedad agraria, se debe hacer un
redistribución equitativa de la tierra para las comunidades que no la tienen o la
tienen insuficiente, los títulos deben ser colectivos e intransferibles.
Esta redistribución tiene que estar acompañada de una política nacional integral de
formación y capacitación de las y los campesinos, tomando en cuenta también las
tecnologías y conocimientos agrícolas ancestrales, esta propiedad agraria debe de
contar con un presupuesto suficiente, no solo para la tecnificación y los préstamos,
sino también para la red caminera y la apertura de mercados, el Estado, y todos
nosotros debemos comenzar a consumir o nuestro.
Así entre todos enfrentaremos esta problemática agraria con la que siglos hemos
vivido.
Entonces nos damos cuenta que la tenencia de la tierra constituye principalmente el
debate político y económico en Honduras, tradicionalmente el tema de de acceso a
distribución de la propiedad y seguridad en la tenencia de la tierra ha estado
inmerso en unas circunstancias sociales y económicas complejas, el contexto
político en que se inserta la administración de tierras en Honduras provoca que la
discusión presente más matrices políticos que técnicos lo que induce a que a
menudo las cuestiones se reducen a diferencias ideológicas más que estrictamente
técnicas.

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