Está en la página 1de 4

Asignatura:

Derecho Agrario

Sección:
Virtual

Nombre del docente:


Abg. Mirna Perdomo

Nombre del estudiante:


Rocio Zamora Galdámez

Número de cuenta:
120390029

Sede:
La Entrada, Copan

Nombre del trabajo:


Ensayo sobre los beneficiarios de la reforma agraria.

Fecha de entrega:
20/11/2022
Los procesos de reforma agraria de Honduras, ejecutados con cierta firmeza de
los años, no solo han transformado el conjunto de la sociedad nacional sino;
sobre todo, el propio medio rural por el hecho de haber suscitado la
emergencia de mayores capacidades del sector campesino para producir
alimentos y diversos productos pecuarios. Aunque son muy evidentes los
problemas de inseguridad alimentaria y mayor fragilidad de la agricultura de
granos básicos, sin Reforma Agraria Honduras sería otro país, de mayor
vulnerabilidad y más expuesto a crisis cíclica de disponibilidad de alimentos. IV
Estado de la Agricultura y el Medio Rural hondureño A lo largo de los años el
territorio de Honduras ha experimentado importantes modificaciones
espaciales. Unas, directamente relacionadas con la inserción del país en la
oferta y demanda internacional de bienes, y otras estrechamente vinculadas a
las necesidades alimentarias de su población. La organización de espacios
agrícolas en el territorio y la propia configuración de un sistema de producción
agrícola en sentido amplio vincula inicialmente cultivos y actividades extractivas
tales como: bananos, café, extracción de madera y minerales como una
plataforma de producción asociada al comercio internacional. Los grandes
cambios de las sociedades del tercer mundo siguen apareciendo en la Agenda
de pueblos y gobiernos como proyectos: fallidos, pendientes o susceptibles de
reestructuración. Este es el caso, en la mayoría de los países pobres, en lo que
respecta a las grandes reformas pendientes de realización en lo referente a
acceso a la tierra y desarrollo rural. Para países como Honduras, cuyos
gobiernos se han comprometido fuertemente con apoyar el comercio
agropecuario con países como Estados Unidos, los esfuerzos gubernamentales
han sido canalizados casi exclusivamente hacia el objetivo de promover la
formación de cadenas productivas que eventualmente puedan competir con
otras modalidades internacionales de producción. Pero, como se analizará más
adelante, los esfuerzos desplegados hasta ahora no incluyen la atención de la
problemática de acceso, cada vez más sesgado, al mercado por parte de los
pequeños productores locales. Queda claro, no obstante, que los proyectos
nacionales de Reforma Agraria y Desarrollo Rural no pueden eludir, por sí
solos, el tratamiento y coexistencia con los nuevos escenarios de comercio
internacional y liberalización comercial.
Hacia 1989, ya con la existencia de un sector reformado en el agro hondureño,
se planteaba la existencia de serios problemas de consolidación de los grupos
de campesinos beneficiarios: “Es de convenir que el sector reformado se
caracteriza por diferencias y desigualdades, sea con relación a la cantidad de
la tierra adjudicada, a la asistencia técnica recibida o bien con relación al nivel
de desarrollo organizativo y el bienestar alcanzado por los campesinos. En tal
sentido se puede mencionar, que de 2,467 grupos campesinos asentados por
el INA, apenas unos 200 han logrado su consolidación, mientras que los demás
109 operan en condiciones precarias de producción, productividad y de niveles
de vida, utilizando técnicas de cultivo rudimentarias….”92 En el documento
citado se indica que según los artículos 344 y 345 de la Constitución de la
República, la Reforma Agraria se considera parte esencial de la estrategia
global de desarrollo y; por ello, hace de la Ley de Reforma Agraria un proceso
integral e instrumento de transformación destinado a transformar las
estructuras agrarias del país: sustituyendo el latifundio y el minifundio por un
sistema de propiedad, tenencia y explotación de la tierra capaz de garantizar la
justicia social en el campo. Posteriormente, con el Decreto Ley No. 31-92,
marzo de 1992, Ley de Modernización y Desarrollo del Sector Agrícola, el INA
fue abiertamente debilitado al limitar la expropiación de tierras incultas en poder
de particulares. Continuará; por tanto, la realidad social del latifundio y
minifundio y el INA estará ahora más enfocado a: 1) ejecución de un programa
de reconversión empresarial, 2) apoyo a las actividades productivas de la mujer
campesina, 3) incorporación y destino de tierras de frontera agrícola a áreas de
desarrollo agrario y 4) regulación de los contratos agrarios (coinversión y
arrendamiento) y organización del Catastro Agrario. En marzo de 1998, con la
promulgación de la Ley de Estímulo a la Producción, la Competitividad y Apoyo
al Desarrollo Humano, se le otorga un mandato al INA para los fines siguientes:
1) garantizar la inversión en el agro mediante la entrega de títulos de dominio
pleno a toda forma de producción existente, 2)Solucione la problemática de los
expedientes pendientes, 3) resuelva el problema de la deuda agraria, 4)
reasuma con las organizaciones campesinas las competencias de las cajas
rurales comunales, y 5) administre el fondo para la compra de tierras a grupos
étnicos y sector campesino. Todo este marco jurídico, realmente cambiante por
las nuevas realidades económicas y sociales de la globalización y el libre
comercio, va propiciando un 92 INA: Una Nueva Visión de la Reforma Agraria.
Pg.7. (negrita y subrayado de los autores) 110 relegamiento de la problemática
de justicia social en el campo. En documentos oficiales del INA, que datan de
1989, se reconoce este grave problema: : “…aún no ha sido posible modificar
sustancialmente el sistema injusto en la tenencia de la tierra, ya que de un total
de 195,341 explotaciones agrícolas existentes en el país, según Censo
Nacional Agropecuario de 1974, con una superficie de 2,626,859 hectáreas,
33,771 fincas poseen menos de 1 hectárea y 112,783 son de 1 a 4 hectáreas,
es decir, que se consideran como minifundios y cuya representación porcentual
es del 64% del total de fincas existentes en el país.

De conformidad a lo que establece la Ley de Reforma Agraria, para ser


beneficiario de la Reforma

a) Ser hondureño por nacimiento, varón mayor de dieciséis años si es soltero o


de cualquier edad si es casado, o mujer soltera o viuda si tiene familia a su
cargo.

b) Tener como ocupación habitual los trabajos agrícolas.

c) No ser propietario de tierras o serlo de una superficie inferior a la establecida


en el Artículo 34.

Artículo 34: “Para los efectos de lo prescrito en el inciso d) del artículo 24,
constituye minifundio todo predio inferior a cinco (5) hectáreas. El Instituto
Nacional Agrario formulará y pondrá en práctica un programa encaminado a
erradicar en forma gradual y progresiva el minifundio. Con tal fin, expropiará las
tierras que resulten necesarias para el solo efecto de reagruparlas y
adjudicarlas de acuerdo con este artículo. Dichas tierras una vez reagrupadas,
se adjudicarán en forma preferente a los expropietarios que mejor las hayan
utilizado y muestren más capacidad para el trabajo en el campo. En igualdad
de condiciones se adjudicarán a quien tenga mayor número de dependientes.
Si las tierras resultaren insuficientes para dotar a todos los exminifundistas, el
Instituto Nacional Agrario les otorgará otros predios o los indemnizará, en su
caso”.

También podría gustarte