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FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIA POLÍTICA

CARRERA PROFESIONAL DE DERECHO

TEMA:
‹‹ ¿POR QUÉ LA LESIÓN CONTRACTUAL NO DEBERÍA
EXISTIR?››

ASIGNATURA: DERECHO CIVIL IV.

DOCENTE: HENRY GARCIA GARCIA.

ALUMNO: MATTO VILCAS, STEFANY


SHIOMARA.

CÓDIGO: 018100992G

CUSCO- PERÚ

Septiembre 2020
CONTENIDO

I. INTRODUCCIÓN ................................................................................................. 3

II. DESAROLLO ....................................................................................................... 4

2.1. LESIÓN CONTRACTUAL- DEFINICIÓN ....................................................... 4

2.2. ELEMENTOS DE LA LESIÓN CONTRACTUAL ........................................... 4

2.3. LA LESIÓN EN EL CÓDIGO CIVIL ............................................................... 5

2.4. VALOR SUBJETIVO ..................................................................................... 6

2.4.1. PRINCIPIO DE BENEFICIOS MARGINALES DECRECIENTES ............ 7

2.5. CONTENIDO DE LA LESIÓN CONTRACTUAL¡Error! Marcador no

definido.

2.6. LOS TRES PROBLEMAS DE LA LESIÓN .................................................. 10

IV. BIBLIOGRAFÍA .............................................................................................. 12


I. INTRODUCCIÓN

Teniendo en cuenta que el contrato es un acuerdo de dos o más partes y que sobre
la base de la autonomía privada los contratantes tienen la libertad para determinar
el contenido de sus contratos, incorporando los términos, cláusulas y condiciones
que mejor convengan a sus intereses, no queda la menor duda que ellas -las
partes- pueden prever la revisión de sus propios contratos cuando se presenten
situaciones que alteren las circunstancias contractuales

Una de estas instituciones es la lesión, institución tradicional en el Derecho Civil


que está orientada a un fin de bienestar de la sociedad, aunque en la actualidad
esto no sea lo que sucede.

Si tenemos en cuenta que muchas reglas legales tienen gran impacto en la


asignación de recursos y en la transferencia de bienes entre los miembros de una
sociedad, descubriremos el inmenso vínculo entre el contenido de las reglas
legales que un país tenga y su nivel de desarrollo.

La lesión contractual es una institución que se encuentra legislada en nuestro


Código Civil, muchos autores tomaron posiciones distintas sobre si esta institución
debería o no estar legislada; la siguiente monografía tomaremos como referencia
el artículo escrito por Manuel Ferreyros, quien nos explica los tres principales
problemas de la lesión y su relación con el valor subjetivo de los precios.
II. DESAROLLO
2.1. LESIÓN CONTRACTUAL- DEFINICIÓN

Rivera, Julio Cesar sostiene que la lesión es el defecto del acto jurídico que
consiste en una desproporción injustificada de las prestaciones, causada por el
aprovechamiento del victimario del estado de inferioridad de la otra parte.
(Manrique, 2011)

Al mismo tiempo, Cifuentes, Santos define la figura diciendo que es una anomalía
del negocio jurídico que consiste en un perjuicio patrimonial que se provoca a una
de las partes cuando, en un acto jurídico oneroso y bilateral, se obtiene de ella
prestaciones desproporcionadas a través del aprovechamiento de su necesidad,
ligereza o inexperiencia” no nos proporciona un concepto cabal de la figura.
(Manrique, 2011)

Y Ossipow, Paul, también, sostiene que la lesión es el perjuicio económico que


experimenta una de las partes, en el momento de conclusión del contrato, y que
consiste en la desproporción evidente de las prestaciones intercambiadas,
determinada por la explotación de la miseria, ligereza o inexperiencia de ella.
(Manrique, 2011)

2.2. ELEMENTOS DE LA LESIÓN CONTRACTUAL

Según (De la Puente y Lavalle, 2001) el ordenamiento jurídico peruano sigue la


concepción objetivo-subjetiva de la lesión. Como consecuencia de esto, para que
haya lesión se debe cumplir con 3 elementos: un elemento objetivo y dos
elementos subjetivos.

En primer lugar, el elemento objetivo consiste en que tiene que haber una
desproporción entre las prestaciones del lesionante y lesionado. Existen
legislaciones que dejan la proporción de la lesión al criterio del juez; sin embargo,
la legislación peruana, buscando minimizar la arbitrariedad al juzgar, fijó el
requisito de desproporción en más de dos quintas partes.

Por otra parte, los requisitos subjetivos son dos: uno referente al lesionado y otro
al lesionante. El lesionado, por una parte, tiene que mostrarse en un “estado de
necesidad apremiante”. El grado de necesidad cae a criterio del juez. Queda claro,
de cualquier forma, que tal elemento requiere algo más que solo un fuerte antojo
del necesitado. Se entiende que tal requisito de necesidad es uno que coloque al
afectado en tal grado de premura que sus opciones se reduzcan a una sola, de
forma que se vea forzado a contratar. El lesionado no contrata por error. Sabe muy
bien cuánto vale el bien en el mercado pero está empujado a contratar en términos
poco favorables. (Ferreyros, 2012)

El segundo elemento subjetivo es el aprovechamiento del estado de necesidad


apremiante por parte del lesionante; Es indispensable, en la contraparte, el
conocimiento del estado de necesidad del otro y que se aproveche de esa
circunstancia, pero no se requiere que el demandante pruebe que el demandado
tuvo el propósito, la intención, de aprovecharse; basta con que el demandante
demuestre que el demandado conoció y se aprovechó del estado de necesidad
apremiante.

2.3. LA LESIÓN EN EL CÓDIGO CIVIL

La acción por lesión esta legislada en nuestro Código Civil en el Articulo 14447-,
que expone textualmente lo siguiente: “La acción rescisoria por lesión solo puede
ejercitarse cuando la desproporción entre las prestaciones al momento de
celebrarse el contrato es mayor de las dos quintas partes y siempre que tal
desproporción resulte del aprovechamiento por uno de los contratantes de la
necesidad apremiante del otro. Procede también en los contratos aleatorios,
cuando se produzca la desproporción por causas extrañas al riesgo propio de
ellos.”

En términos sencillos, la lesión se entiende como el abuso por parte de alguien


quien, al contratar con otro, se aprovecha de su estado de necesidad para
conseguir en el intercambio un beneficio desproporcionado, en perjuicio del otro.

Como el mismo artículo 1447 establece, la sanción para el contrato lesivo


generalmente es la rescisión. Sin embargo, según los artículos 1451 y 1452,
también puede darse como consecuencia de la lesión el reajuste de la prestación
si este mismo lo reconviene, o si la rescisión se vuelve inútil debido a que la
devolución de la prestación fuera imposible. El Código tuvo la desatención de no
establecer si tal reajuste se haría hasta el valor ‘equivalente’ de las prestaciones
(más abajo explicaré por qué “equivalente” va en comillas) o hasta el límite de la
desproporción permisible fijada en las dos quintas partes.

Ahora, para entender por qué esta figura es una equivocación de política
legislativa, dado que este artículo regula la celebración de contratos y que por
ende no es más que una intervención legal en el intercambio de bienes y servicios,
tenemos que analizarlo partiendo desde un punto de vista económico. (Ferreyros,
2012)

2.4. VALOR SUBJETIVO

Según es común la noción de que las personas intercambian bienes (sea por
trueque, o compra de bienes o servicios a cambio de dinero) porque sus valores
son equivalentes o más o menos equivalentes. Es por esto que las frases “cuál es
el precio” y “cuál es el valor” son usadas como sinónimos. La idea sería que yo
compro un chocolate a un sol porque el chocolate vale un sol y entonces el
intercambio es justo.

Pero, de hecho, en realidad es por todo lo contrario. Las personas intercambian


porque los valores de las cosas que se intercambian no son nunca equivalentes.

Cada persona le da un diferente valor a cada cosa. Para empezar, las preferencias
personales varían enormemente.

Sin embargo, hay muchos otros factores que afectan el valor que uno le da a un
bien. Uno de esas partes del principio de beneficios marginales decrecientes. El
beneficio marginal de un bien es el beneficio de tener una unidad más del bien.
(Ferreyros, 2012)

Las preferencias, en fin, pueden cambiar por las meras circunstancias entonces
las diferentes razones por las que uno asigna un valor a cada bien son infinitas.
Los objetos en sí mismos no tienen, ningún valor. El valor de un bien depende de
cada persona y es completamente subjetivo.

Por esto, uno intercambia porque quiere más aquello que el otro le ofrece que lo
que está dando a cambio. El intercambio no puede explicarse desde la premisa del
valor objetivo. Si el valor de un bien fuera, en efecto, objetivo e igual para todos,
entonces ¿por qué contratar? Si el valor de lo que obtengo es igual al valor de lo
que doy a cambio, entonces no tiene sentido pasar por la molestia de cambiar. De
esta manera, siempre que las partes intercambien libremente, lo harán porque
ambas salen ganando. (Ferreyros, 2012)

2.4.1. PRINCIPIO DE BENEFICIOS MARGINALES DECRECIENTES

La ley de la utilidad marginal decreciente es una ley económica que establece


que el consumo de un bien proporciona menor utilidad adicional cuanto más se
consume (manteniendo el consumo de los otros bienes constante). Se produce
una valoración decreciente de un bien a medida que se consume una nueva
unidad de ese bien. (Sevilla, 2019)

El principio de los beneficios marginales decrecientes establece que el


beneficio marginal de un bien casi siempre irá decreciendo. Es decir, cada
unidad adicional es menos valiosa que la anterior. (Ferreyros, 2012)

(Ferreyros, 2012) Nos explica que se aplica para prácticamente todo, pone
como ejemplo: el primer carro que me compro me sirve más que el segundo,
en mi primer viaje a Cusco me divierto más que en el segundo, mi primer vaso
de cerveza lo disfruto más que el vigésimo. (Sevilla, 2019) nos proporciona otro
ejemplo: si estás en el desierto y llevas todo el día sin beber agua. En ese
momento encuentras una fuente, ¿cuánto apreciarías un vaso de agua?
Seguro que muchísimo, es decir, la utilidad que te proporciona un vaso de agua
en ese momento es elevadísima. El siguiente vaso también te daría mucha
utilidad, aunque quizá algo menos. Después de haber bebido 5 vasos de agua,
el sexto vaso ya casi no te proporciona utilidad. Y el siguiente vaso puede que
incluso te siente mal y te proporcione utilidad negativa.
2.5. EL CONTENIDO DE LA LESIÓN CONTRACTUAL

La lesión asume que en algunos intercambios existe aprovechamiento de una de


las dos partes. Un ejemplo real que nos pone (Ferreyros, 2012) para analizar la
funcionalidad dice: Supongamos que necesito conseguir 10,000 soles en tres días.
Por ejemplo, se vence una cuota de mi hipoteca y me pueden ejecutar la casa si
no la pago. No tengo cómo pagarla porque no tengo dinero en el banco, y entonces
decido vender mi carro, que vale 50,000 soles, porque estoy desesperado y
prefiero perder mi carro que perder mi casa en un remate judicial.

Pero un carro no es un bien líquido, lo cual significa que para obtener su valor
monetario me tengo que demorar un cierto tiempo. Si quiero vender mi carro a
50,000 soles tengo que poner un anuncio y buscar al mejor comprador, quizás
contratar un bróker. Pero para acceder a su valor inmediatamente tengo que
perder parte de ese valor monetario. Como en este caso no tengo el tiempo, llamo
a mi amigo y le digo que le vendo mi carro. Mi amigo me dice que no me quiere
comprar el carro porque ya tiene uno y no necesita otro. Le digo que le hago un
descuento. Como solo quiero 10,000 soles, le digo que se lo vendo a ese precio y
tras pensarlo, accede a pagarme el precio. Debido a las circunstancias, esos
10,000 soles me valen mucho más que en cualquier otro momento. Y el valor del
carro, a su vez, se relativiza. Prefiero vender mi carro, aunque no obtenga lo que
ganaría si tuviera el tiempo de buscar al mejor comprador. Y, a su vez, mi amigo
no quería un carro más, pero por un precio tan barato puede que lo acepte. En una
situación normal, si vendiera mi carro a ese precio estaría perdiendo. Pero en este
caso estoy un en una mejor situación que antes, porque logré solucionar la
situación de necesidad apremiante. La otra parte también gana; ambas partes
salen ganando. De hecho, yo fui quien hizo la oferta (aunque nada cambiaría si la
oferta me la hubiera hecho mi amigo).

En este caso como ya lo mencionamos anteriormente la legislación determina que


se estaría dando un aprovechamiento por una de las partes de la contratación,
pero el que contrata, aun en condiciones perjudiciales, lo hace en forma libre y
consciente (distintos son los casos de caso de dolo, error o violencia). Incluso si
una de las partes reconoce que la otra persona necesita más realizar el
intercambio, ello no pasa de ser un simplemente un factor en la negociación. Hay
alguien que tiene una posición más fuerte y puede conseguir condiciones mejores
y lograr términos algo más favorables, pero aún así no hay intercambio “injusto” en
tanto que la otra parte siempre sale ganando, aunque por su necesidad no haya
podido obtener lo mejor. Al fin y al cabo, nadie tiene el deber de velar por el interés
económico del otro ni debería tenerlo.

Además, no es cierto que si una persona realmente necesita contratar con otra la
segunda podrá obtener los términos que quiera. No olvidemos que mientras haya
contratantes posibles diferentes voy a poder negociar mejor y no sufrir un
desbalance tan grave.

La noción de que al conseguir un precio ‘desproporcionadamente’ bajo estoy


abusando inmoralmente del otro es bastante tendenciosa y poco real.

Como consecuencia de todo lo mencionado anteriormente, existe una posición


según la cual la lesión es una figura que se asemeja a un vicio de la voluntad. Es
decir, que la necesidad apremiante debe ser un estado de desesperación tal que
ni siquiera pueda tomarse la decisión del lesionado como una decisión libre y
consciente, con verdadera autonomía negocial. En otras palabras, la lesión serviría
para proteger a personas que se encuentren en una situación de “shock”
emocional tal que no tienen consciencia de sus acciones, no tendrían capacidad
natural y que por tanto no pueden realizar actos jurídicos, y que por ello se amerita
la sanción a tal contrato.

Sin embargo, tal no es el supuesto de la institución. En primer lugar, el elemento


subjetivo de la necesidad apremiante no requiere un vicio de la voluntad de la
persona, pues no alude al estado mental de quien contrata sino solo a las
circunstancias que motivan su decisión. Y, en segundo lugar, los casos en los que
una persona pudiera celebrar un contrato en un estado de tal angustia en el cual
no tiene consciencia sobre sus actos sí están protegidos.

Los casos protegidos por la lesión no son casos en los que no exista voluntad sino
aquellos en los cuales las decisiones económicas libres de los lesionados afectan
su capacidad de negociar a paridad. Llevar a tal extremo ese requisito es una
interpretación un tanto antojadiza del artículo. (Ferreyros, 2012)

2.6. LOS TRES PROBLEMAS DE LA LESIÓN

(Ferreyros, 2012) considera que existen varios huecos o deficiencias que tiene la
propia regulación sobre este tema, no obstante, él encuentra tres principales
problemas que nos explica en los siguientes párrafos.

En primer lugar, como ya vimos, la lesión parte de la premisa de que el valor de


los bienes o prestaciones intercambiados es objetivo. Más precisamente, el
artículo 1447 cree equivocadamente que puede compararse el valor de
prestaciones intercambiadas y evaluar si ellas corresponden o no. Ello es
fundamentalmente imposible. Las prestaciones no pueden ser nunca equivalentes,
por un lado, y por otro las únicas personas que pueden evaluar el valor de estas
son los contratantes.

Lo que la regulación de la lesión realmente intenta hacer es evitar que las partes
intercambien fuera de cierto rango alrededor de lo que se conoce como valor de
mercado, que no es realmente un valor en absoluto, sino solamente un referente,
una especie del promedio de los intercambios iguales o similares en un mercado.
Existen, como ya se ha visto líneas arriba, razones más que justificadas para que
en ocasiones las partes pacten fuera de ese valor. Pero el artículo 1447 pretende
controlar el precio de las prestaciones con unos criterios a priori mal delimitados
para evitar que una persona sea abusada en un contrato bilateral que celebra
libremente (al fin y al cabo, que se le proteja de sí mismo). La norma es, pues, un
sin sentido conceptual absoluto.

En segundo lugar, la lesión puede ser sumamente perjudicial para el ‘lesionante’


de forma completamente injusta. Por ejemplo, supongamos que yo fui quien
contrató con un amigo y compré el carro a 10,000 soles. Él intercambió libremente
y yo también. Sin embargo, el artículo permite rescindir el contrato, y yo me vería
en riesgo de perder el carro que compré confiando en que el contrato pactado era
válido. O, peor aún, podría verme forzado a pagar la diferencia respecto del valor
‘real’ en virtud del artículo 1452, que no fue pactado y por el cual yo podría no
haber estado jamás dispuesto a contratar. La próxima vez que se alegre de
encontrar descuentos por remate a 70% de descuento, piense en qué ocurriría si
durante los siguientes seis meses lo demandaran para que pagara el descuento
que obtuvo porque su contrato fue lesivo.

El tercer problema afecta al supuesto lesionado. No basta con mirar el caso


concreto para entender los efectos de esa norma. ¿Qué pasaba, en el caso del
carro, si yo antes de contratar sabía un poco de Derecho? Con un poco de
previsión, si quería evitarme riesgos, hubiera decidido no contratar en absoluto con
mi amigo, ya que me correría el riesgo de que este se retracte en su promesa y,
mucho después, reclame su carro de vuelta. Y claramente el verdadero afectado
sería el que vio el contrato que celebró en forma válida dejado repentinamente sin
efecto. En corto, el mayor efecto de esta norma es perjudicar la seguridad jurídica
en la contratación y dar todos los incentivos para evitar que se celebren contratos
que, para empeorar las cosas, son de suma importancia para una de las partes.
Así, quien la norma trata de proteger es uno de los que precisamente puede salir
más perjudicado.

III. CONCLUSIONES
➢ Nuestro cuestionamiento acerca de los efectos perjudiciales de la lesión
responde a la intención de generar un sistema legal que, en concordancia con
el sistema económico propuesto en nuestra Constitución, permita que se
exploten los recursos y que, a través de contratos seguros y confiables en sus
efectos y ejecución.
➢ La regulación de una institución no debería ser únicamente un producto de la
influencia que las legislaciones de otros países han ejercido sobre la nuestra,
sino el reflejo del estudio meticuloso acerca de una forma de legislar coherente,
que permita a nuestros países facilitar el curso de su vida económica y social.
➢ La institución de la lesión no cumple con la función que originalmente le dio el
pueblo romano para hacer más justos los contratos, en la actualidad se usa de
mala fe, con una falsa premisa de no estar en condiciones al momento de la
celebración del contrato.
➢ La lesión olvida que el precio de una cosa u objeto es relativo y depende de la
situación en la que se encuentren las partes, por lo que su legislación es
innecesaria, dando una forma de invalidez inadecuada a un contrato.

IV. BIBLIOGRAFÍA
Arias Schreiber Pezet, M. (2011). Exégesis del Código Civil Peruano de 1984.
Contratos Parte General. Lima: Normas Legales.

Barboza Beraún, E. (s.f.). La lesion en el Código Civil de 1984 (Vol. 2). Lima: PUCP.

De la Puente y Lavalle, M. (2001). Comentarios a la Sección Primera del Libro VII del
Código Civil. Lima: Palestra Editores. Obtenido de
https://www.marcialpons.es/libros/el-contrato-en-general/9786124218774/

Ferreyros, M. (14 de Diciembre de 2012). Por qué la lesión contractual no debería


existir. Enfoque Derecho. Obtenido de Por qué la lesión contractual no debería
existir: https://www.enfoquederecho.com/2012/12/14/lesion/

Manrique, E. (2011). La lesión: Concepto-Elementos. In Iure- Revista Cientifica de


Ciencias Juridicas y Notariales, 2, 154-155. Obtenido de
file:///C:/Users/Lenovo/Downloads/133-278-1-SM.pdf

Sevilla, A. (2019). Ley de la utilidad marginal decreciente. Economipedia. Obtenido de


https://economipedia.com/definiciones/ley-de-la-utilidad-marginal-
decreciente.html

Torres Vásquez, A. (s.f.). La lesión. 1-33. Obtenido de


https://www.etorresvasquez.com.pe/pdf/LA-LESION.pdf

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