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La música como terapia

La música influye en gran medida en nuestro estado de ánimo. En nuestro


día a día estamos constantemente rodeados de música y ruido (bocinas de
coches, murmullo de la gente, el viento…). Resulta complicado, para los
oyentes, imaginar un mundo totalmente en silencio. Cuando vemos una
película que nos emociona, en gran medida es por la música que le
acompaña.
La música posee cualidades no verbales, creativas, estructurales y
emocionales que facilitan el contacto, la interacción, la conciencia de sí, el
aprendizaje, la expresión, el desarrollo personal y la comunicación en una
relación terapéutica
La música es un elemento nada invasivo que funciona para todas las
personas independientemente de su edad, género y nacionalidad. Entre
los diversos beneficios se encuentran:

 Expresar emociones
 Aumentar el autoestima
 Mejorar habilidades sociales y de comunicación
 Facilitar estímulo sensorial
 Acompañar en el proceso de duelo
 Facilitar la relajación y/o disminuir el dolor

Hay canciones que nos recuerdan un amor que no está y nos producen
nostalgia. Otras nos llevan a un estado de plenitud máxima y alegría.
Algunas piezas invitan a bailar y a movernos a su ritmo, y están aquellas
que inspiran tranquilidad y terminan siendo perfectas. En definitiva, una
canción puede cambiar el ánimo de un momento a otro.

Por este poder, la música también es utilizada en tratamientos para


mejorar la salud e incluso estimular a pacientes en estado vegetativo. Su
uso para fines curativos es tan antiguo como la historia de la humanidad.
Alrededor del año 1500 a.C. los egipcios ya hablaban de sus beneficios
para el cuerpo y la mente. Al respecto, Wendy Magee, una reconocida
musicoterapeuta, ha señalado que uno de los hitos de la musicoterapia
tuvo lugar tras la Segunda Guerra Mundial, cuando era practicada para
tratar los traumas de los combatientes.
La música que se utilice en la terapia debe ser acorde a la que la persona
suele escuchar. Ponerle a alguien amante de la salsa o la cumbia una
pieza clásica, sería como una agresión y no se va a tener el efecto
anhelado. Por eso la metodología depende de la persona y su entorno
sociocultural y antropológico. Hay que adaptarse a la música que
escuche la persona, así sea reguetón.

De hecho, las notas musicales son adoptadas desde antes de nacer. los
seres humanos empiezan a percibir sonidos del ambiente desde el cuarto
mes de gestación, cuando se empieza a desarrollar el sentido del oído.
“Se han hecho experimentos en los que se pone cierto tipo de música a
un bebé, que la madre escuchaba o sonaba en el entorno antes de su
nacimiento y, una vez la reconoce, se tranquiliza o empieza a buscar la
fuente de donde proviene”.  En pocas palabras, son capaces de
identificar la música que escuchaban desde el vientre materno.

La musicoterapia es definida como la utilización de la música y/o sus


elementos (sonido, ritmo, armonía y melodía) para promover y facilitar la
comunicación, las relaciones, el aprendizaje, el movimiento y la expresión
satisfaciendo las necesidades físicas, emocionales, mentales, sociales y
cognitivas del nLos beneficios que la musicoterapia aporta son numerosos.
Entre ellos se encuentran:

 A nivel cognitivo: aumento de la capacidad de aprendizaje, mejora


de la orientación, aumento de la capacidad de atención y
concentración y estimulación de la comunicación y el lenguaje;
 A nivel físico: mantenimiento de la movilidad de las articulaciones y
fuerza de la musculatura, relajación y disminución de los niveles de
ansiedad;
 A nivel socioemocional: aumento de las interacciones sociales,
mejora de las habilidades sociales y la autoestima, previene el
aislamiento del niño o la niña”.

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