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Prefacios por Judi Chamberlin, Salam Gómez, Pirkko Lahti, Peter Lehmann y
Loren R. Mosher
Prefacios
Salam Gómez
Loren R. Mosher
Judi Chamberlin
Pirkko Lahti
Peter Lehmann
Introducción
La decisión de retirar
Salam Gomez: Transmutaciones; de loco a ciudadano
Mary & Jim Maddock: El despertar lento de una pareja
Contrapesos
Harald Müller: Veinte años después
Ulrich Lindner: Corrí por mi vida – Cómo curé mi depresión
Oryx Cohen: Curso intensivo en psiquiatría
Retiro con ayuda profesional
Manuela Kälin: Visitada en casa por el homeópata
Fiona Milne: Como una roca
David Webb: "¡Por favor, no mueras!"
Soporte profesional
Marc Rufer: Creando miedo / Extracción del miedo. Cuando usted desea
dejar los medicamentos, la opinión de su médico es peligrosa
Josef Zehentbauer: ¿Cuál es el miedo del retiro? Consejos médicos y
psicoterapéuticos durante la abstinencia de sedantes
Pino Pini: Alberto. Personas con discapacidad intelectual y sin drogas
psiquiátricas. Una inyección neuroléptica de depósito como tipo de
mediación
Martin Urban: "¿Estoy realmente aún incapacitada?" Apoyo psicoterapéutico
durante la abstinencia de drogas psiquiátricas
Roland A. Richter: Apoyando el retiro con medicina ortomolecular
Klaus John: Retiro y desintoxicación de drogas psiquiátricas desde un punto
de vista naturopático
Kerstin Kempker: Retirarse de las drogas psiquiátricas en la Casa de Escape
Bob Johnson: Condiciones previas para el retiro de psicoestimulantes en
niños
Susan Kingsley-Smith: Apoyo para el retiro por Internet
El tiempo después
Regina Bellion: Después de la retirada, las dificultades comienzan
Leo P. Koehne: "Te voy a dar Imap. ¡Esto también ayudará con la integración
social!"
Palabras de clausura
Peter Lehmann: Resumen y aspectos especiales del retiro de drogas
psiquiátricas
Karl Bach Jensen: Desintoxicación en el grande y en el pequeño. Hacia una
cultura de respeto
Apéndice
Principios activos de drogas psiquiátricas y nombres comerciales
Acerca de los autores y las autoras
Índice
Aviso sobre responsabilidad
Las drogas psiquiátricas son más que peligrosas, lo saben muchas personas
ex-usuarias de la psiquiatría, incluso profesionales en medicina; pueden
causar efectos adversos graves y producir una poderosa dependencia física.
Por ejemplo, su retirada puede causar insomnio, rebote, psicosis, síndromes
de abstinencia tardía o emergente, el regreso a la línea de base de los
problemas psicológicos y emocionales, incluso reacciones de abstinencia
potencialmente mortales (véase la "Introducción"). Especialmente cuando las
drogas psiquiátricas se han tomado por períodos prolongados de tiempo, la
supervisión clínica con experiencia puede ser aconsejable incluso necesaria
durante el proceso de retirada.
Los problemas que llevaron a la administración de medicamentos
psiquiátricos pueden reaparecer cuando se deja de tomarlos. La decisión de
dejar de consumir o retirar las drogas psicotrópicas debe hacerse de una
manera crítica y responsable. Es importante tener un ambiente seguro, apoyo
y acompañamiento cuando se emprende la retirada (véase el capítulo
"Resumen y aspectos especiales del retiro de drogas psiquiátricas"), hay que
considerar la posibilidad de que se puede experimentar la llamada recaída o
empeoramiento de la condición. El retiro puede no funcionar para todas las
personas. A veces, se presentan dificultades en la retirada y la línea de base
de los problemas psicológicos y emocionales parece insuperable, así que la
gente puede decidir consumir menores cantidades de drogas o menos
medicamentos. Muchos profesionales en psiquiatría y salud mental no están
de acuerdo con dejar de consumir drogas psiquiátricas "la retirada" y están
convencidos de que las personas con diagnósticos psiquiátricos como la
"esquizofrenia", "psicosis", "bipolaridad" o "depresión mayor" necesitan
medicamentos psiquiátricos o "terapia de electroshock" por el resto de sus
vidas.
No proporcionamos consejos médicos. Aunque este es el primer libro que
describe experiencias positivas en el proceso de dejar las drogas psiquiátricas,
no pretende ser un sustituto de la ayuda profesional. Si tiene alguna pregunta
relacionada con el cuidado de su salud, por favor llame o visite a su médico u
otro proveedor de atención médica de inmediato. La editorial, editores,
autores y proveedores no son responsables si usted toma decisiones en contra
de este consejo. Tampoco son responsables de cualquier daño que pueda
experimentar frente a un tratamiento médico, en particular, psiquiátrico.
Si decide dar valor a las distintas opiniones expresadas en este libro, esa es
su elección, ninguna reclamación puede basarse en la formación profesional o
experiencia médica de los editores relacionados en el capítulo "Acerca de los
autores y las autoras". Ninguna medicina alternativa, remedio holístico, o
método de autoayuda que se referencia en este libro ha sido recomendado
como un sustituto de consejo médico profesional, diagnóstico o tratamiento,
de igual manera no se están haciendo comparaciones entre tales métodos
alternativos y tratamiento psicofarmacológico o con electroshock. Ni la
editorial, editores, autores ni los proveedores hacen ninguna afirmación de
que la información en este libro "cura" o sana "la enfermedad mental".
Todos los relatos escritos en este libro, por personas (ex-) usuarias de la
psiquiatría, relatan experiencias en última instancia positivas en relación con
la retirada del fármaco. Esto no es casualidad, porque los editores solo
pidieron experiencias positivas. Debido a que muchos factores individuales
(estado físico y psicológico, circunstancias sociales etc.) ejercen una
influencia notable en el proceso de retirada, las declaraciones individuales de
los autores y las autoras, no deben interpretarse como asesoramiento
transferible para las personas lectoras.
No se asume ningún tipo de responsabilidad por parte de la editorial,
editores, autores y proveedores por cualquier daño o daños a personas o
bienes, por el uso de cualquiera de los métodos, productos, o ideas que se
referencian en el presente documento. Cualquier tratamiento suspendido, así
como cualquier uso de una derivación a un régimen de tratamiento posterior
buscado como resultado de la compra o la lectura de este libro, es de la
exclusiva responsabilidad del lector.
La editorial, editores, autores y proveedores no asumen ninguna
responsabilidad por las consecuencias de efectos no deseados, ya sea a la
hora de tomar drogas psiquiátricas o por la decisión de no tomarlas. No
aceptan ninguna responsabilidad por lectores que eligen asumir sus propias
vidas y cuidado.
Sin duda uno de los pilares del tratamiento de los procesos de salud mental en
la actualidad, es el consumo de drogas psiquiátricas que históricamente han
sido vendidas como respuesta rápida y eficiente a esta problemática; conocer
los riesgos y las afectaciones que estos generan a nivel físico, emocional,
social e individual es una gran responsabilidad que debe ser conocida a la
hora de consumir este tipo de medicamentos, pero la afanada e imprudente
administración de las drogas psiquiátricas sin atender las consecuencias para
el usuario "paciente", la inexistente información tanto para el usuario como
para sus familiares o cuidadores sobre la manera de identificar las señales de
alerta temprana de enfermedades subyacentes y desarrollo, es lo que
predomina en el manejo de este tipo de situaciones.
Una vez que se ingresa en el mundo de la salud mental bajo la etiqueta de
"paciente" sea cual fuere el proceso de salud mental, casi de manera
automática se deja de ser persona y se pasa a ser "enfermo mental", con toda
la complejidad y miedos sociales que implica el sello de la locura.
La toma de decisiones de manera autónoma e independiente una vez
pasada esta frontera, es casi eliminada en el "paciente psiquiátrico" (término
que excluye y discrimina de por sí) y es transferida a terceros, sean estos
familiares, cuidadores o entidades de gobierno, bajo la tutela de un
profesional de la salud y de las leyes en muchos casos, para determinar el
tratamiento, así como el presente y futuro del usuario del servicio de salud
mental.
Existe inevitablemente una relación estrecha entre enfermedad y
discapacidad, si bien, ¡enfermedad mental no es discapacidad! es tan solo una
parte de la ecuación (características individuales); donde el estigma, la
discriminación, el miedo y el desconocimiento sobre el manejo de
alteraciones en la salud mental, son los que generan realmente la
discapacidad (barreras actitudinales y sociales) al no permitir la participación
de las personas en igualdad de condiciones que las demás, a causa de su
proceso de salud mental o psicoafectivo.
El consumo de medicamentos psiquiátricos puede o no favorecer la
mejoría y funcionalidad de la persona, para poder participar en la sociedad en
"igualdad de condiciones", sin embargo se deben contemplar ciertos
elementos para tomar la decisión adecuada respeto al uso o no de estas
sustancias; conciencia del proceso de salud mental, conocer sobre el
medicamento, efectos deseados y no deseados, redes de apoyo y
acompañamiento son algunos puntos básicos a tener en cuenta.
Este libro es una invitación a dejar la zona de confort y reflexionar de
manera muy personal y critica, sobre la manera en que los medicamentos
psiquiátricos aportan o no a mi desempeño como ser humano, si facilitan mi
interacción con el mundo y con todos los que me rodean, si me permiten ser
productivo y eficiente... entre muchos aspectos que forman parte de mi
cotidianidad. ¡Es un reflejo de capacidad no de deficiencias y enfermedad!
Como activista en derechos humanos y discapacidad psicosocial, considero
que la toma de decisiones frente a un asunto tan relevante como el consumo
de fármacos psiquiátricos, (ya sea de manera autónoma o con apoyo) exige
una gran corresponsabilidad así como la generación de un sistema de apoyos
específicos (esto incluye; familiares, amigos, estrategias terapéuticas, entre
otros), que favorezcan y potencien la funcionalidad del usuario y faciliten
procesos de inclusión social efectivos.
La toma de decisiones en este aspecto –como en todos los de la vida
diaria– se constituye en una puerta de acceso al goce efectivo de los derechos
humanos de manera significativa para las usuarios de servicios de salud
mental y personas con discapacidad psicosocial, haciendo ver que el tema de
salud mental no es un asunto exclusivo de asistencia, sino de derechos
humanos.
Este es un libro que aborda un tema complejo, cargado de miedos y
contradicciones sociales y culturales; la toma de decisiones en cuanto al
manejo, cuidado, mantenimiento y disfrute de la vida de usuarios de servicios
de salud mental que han logrado dejar los medicamentos psiquiátricos con
éxito. Distintas experiencias positivas recopiladas en países de Europa, Asia,
Australia y Norteamérica, muestran una realidad que no dista mucho de la
que afrontan millones de personas con "diagnósticos psiquiátricos" en
América Latina y otros países de habla hispana, frente al consumo de
medicamentos y sus efectos.
Realmente ha sido todo un reto personal y profesional en esta segunda
edición en español, traducir y dar voz, a las personas que narran tan
importantes experiencias; que reflejan la lucha por su autonomía, la
comprensión de sí mismos y los demás, naturalizando el mundo de la salud
mental, observándose, escuchándose, sintiéndose, aprendiendo de su propio
proceso, pero por encima de esto, que han tomado la decisión de ser personas
y estar libres de fármacos que anulaban su humanidad y mantenían el yugo
del estigma de la locura.
Salam Gómez
Bogotá, Colombia, 10 de mayo 2015
"No hay una tiranía tan grande como
la que se practica en beneficio de la víctima." – C. S. Lewis1
Este volumen está dedicado a un tema que es objeto de una gran cantidad de
pensamientos equivocados en estos días. Vivimos en la era de una "píldora
para cada enfermedad", pero muy poca atención se ha prestado a las píldoras
dadas específicamente para afectar a nuestra psique. ¿Qué significa medicar
el alma, el yo y la mente?, los tres elementos como el diccionario Webster
define la psique. ¿No son estos productos químicos ("drogas psicotrópicas")
los que interfieren con la esencia misma de la humanidad? ¿No se debería
tener más cuidado y conciencia para asumir este proceso? Si ha empezado a
consumirlos, ¿no debería ser monitoreado continuamente? Dado que el alma,
el yo y la mente están en el centro de cada ser humano ¿no debe este
determinar si tales medicamentos se deben tomar sobre la base de la propia
experiencia subjetiva frente a ellos? La respuesta es, por supuesto, un sí
rotundo.
Ahora seamos realistas. Dado que hay pocos indicadores objetivos de los
efectos de estos fármacos, los informes de los propios pacientes son críticos.
¿Los psiquiatras y otros médicos que prescriben psicofármacos escuchan con
atención la experiencia personal de cada paciente en particular? La respuesta
a la pregunta varía, por supuesto, pero si usted habla un idioma diferente, es
un miembro de una minoría, excluido, visto como "muy enfermo" o
encarcelado por la fuerza en un hospital psiquiátrico, la probabilidad de ser
realmente escuchado cae dramáticamente, aunque no es muy alta para
cualquier persona.
Por lo tanto, el enfoque de este libro –las historias de personas que no
fueron escuchadas, ya que sufrieron el tormento del alma, el yo y la mente
por las drogas psicotrópicas– a menudo ordenadas contra su voluntad, es muy
importante. Son las historias de valientes decisiones hechas contra poderosos
médicos expertos (y a veces las familias y amigos) –y el tormento que a
veces se produjo. Al suspender los medicamentos comenzaron a restaurar la
fisiología de sus cerebros a su estado de pre-medicación. La mayoría nunca
habían sido advertidos de que las drogas iban a cambiar la fisiología de sus
cerebros (o, peor aún, dañar selectivamente regiones de las células nerviosas
en el cerebro) de modo que las reacciones al dejar de consumirlas, es casi
seguro que se produzcan. Tampoco eran conscientes de que estas reacciones
de abstinencia pueden ser de larga duración e interpretadas como un "volver a
sentirse mal". Son historias de horror de lo que podría ocurrir (pero que no
tiene que pasar).
Por desgracia, cuando se intenta volver al funcionamiento normal del
cerebro después de haber sido inundado con productos químicos
"terapéuticos", el sufrimiento era considerado generalmente necesario, para
restaurar el alma, el yo y la mente –la esencia de la humanidad.
Sin embargo, debido a que los fármacos se administraron sin pensar, de
manera paternalista y a menudo innecesariamente para justificar una
"enfermedad" no identificable, este libro es una crítica a los médicos. El
Juramento Hipocrático – sobre todo, no hacer daño– ha sido regularmente
omitido en el afán por "hacer algo". ¿Cómo es posible determinar si el
asesinato del alma podría estar ocurriendo, sin informes de experiencias de
los pacientes con los fármacos que se dirigen directamente a la esencia de su
humanidad? A pesar de su comportamiento, los médicos son solo médicos,
no semidioses. Ellos, a diferencia de los dioses, tienen que rendir cuentas de
sus actos.
Este libro es una lectura obligada para cualquier persona que considere
tomar o no estos medicamentos o drogas psicotrópicas legales, y quizá más
aún para aquellos que los prescriben.
Anotación
1 Clive Staples Lewis (1898-1963) fue un profesor para la ciencia de la literatura inglesa
y uno de los autores cristianos más importantes del siglo XX.
Gran parte de la sabiduría convencional sobre las drogas psiquiátricas es
errónea. Los psiquiatras y la industria farmacéutica han conseguido
convencer a muchas personas, a través de los medios de comunicación,
diciendo que las drogas psiquiátricas son "seguras" y "efectivas" para "tratar"
"enfermedades mentales". Echemos un vistazo a cada una de estas palabras:
Seguras: Generalmente aceptada en el sentido de que no causan ningún
daño, a pesar de muchos efectos negativos conocidos como trastornos del
movimiento, cambios en la actividad cerebral, aumento de peso, inquietud,
muerte súbita por síndrome neuroléptico maligno y muchos otros.
Efectivas: Generalmente aceptada en el sentido de que pueden revertir o
curar los síntomas por los que se prescriben, a pesar de que muchas
investigaciones han demostrado que tienen generalmente un efecto sedante
que enmascara o afecta no solo la conducta planificada, sino también todas
las actividades.
Para tratar: Generalmente aceptada en el sentido de que los agentes
prescritos tienen efectos sobre los procesos específicos de la enfermedad.
Enfermedades mentales: Generalmente aceptadas en el sentido en que
hay entidades clínicas específicas conocidas como "esquizofrenia", "trastorno
bipolar" etc., a pesar de que no se conocen cambios estructurales o químicos
en el cuerpo, que puedan marcar una distinción entre las personas que tienen
estas llamadas enfermedades, de las que no las tienen.
¿Cómo es que estos mitos se han aceptado tan exitosamente como una
realidad? Por un lado, quienes promueven las drogas son figuras de
autoridad: médicos y científicos que presentan resultados experimentales
libres de valores, que generalmente son admitidos. Otro factor, quizás aún
más importante, es que los que utilizan los medicamentos, y se han
pronunciado acerca de sus efectos negativos, son desacreditados
automáticamente, por haber sido calificados como enfermos mentales. El
diagnóstico de la enfermedad mental lleva consigo una gran cantidad de
asociaciones, sobre todo cuando la persona es etiquetada por tener el juicio
deteriorado y el testimonio de sus propias experiencias, no es fiable.
No obstante, son las historias personales las que de hecho tienen enorme
peso en la evaluación del valor de estas drogas. Junto con los informes
positivos de los investigadores y los médicos prescriptores, es muy
importante la lectura de los testimonios elocuentes de personas que han
tomado y luego suspendido estos fármacos: testimonios de quienes iniciaron
su uso con la creencia de que eran agentes o sustancias, que en verdad podían
salvar vidas. En psiquiatría, son las experiencias, pensamientos y
sentimientos del paciente los que se consideran para determinar si la persona
está enferma; por lo tanto, estas experiencias, pensamientos y sentimientos
deben tenerse en cuenta en la respuesta al tratamiento. Por supuesto, muchos
psiquiatras y otros creyentes en la eficacia de los medicamentos psiquiátricos
pueden descartar estas razones por considerarlas "síntomas" adicionales, pero
esto, por supuesto, es un razonamiento circular.
Las experiencias de personas que han tomado (o continúan consumiendo)
drogas psiquiátricas son enormemente variadas. Algunas personas encuentran
utilidad en el tratamiento de síntomas molestos, y esta gente, por supuesto, es
poco probable que quiera dejar de usarlos. De hecho, dentro de este grupo,
muchos están dispuestos a tolerar los efectos molestos no deseados, porque
consideran que los beneficios superan a lo negativo. Este grupo de personas
no son el tema de este libro.
En cambio, el libro se centra en las personas que por una gran variedad de
razones, han decidido que las drogas no son útiles para ellos, y que han
tomado la decisión de suspender su uso. Esta decisión conlleva enormes
consecuencias, ya que el médico que trata casi siempre quiere que el paciente
continúe el consumo, el médico a menudo tiene un enorme poder (como el
internamiento involuntario) a su disposición, con el fin de "persuadir" al
paciente para continuar. De hecho, la falta de apoyo de una persona que se
enfrenta a la decisión de suspender el uso de drogas, es a menudo un factor
determinante en lo que se denomina recaída.
Como defensora y activista en el campo de la salud mental y los derechos
de los pacientes (y como una persona que interrumpió el uso de drogas como
parte de su propio proceso personal de recuperación), una de las preguntas
más comunes que me hacen es "¿Cómo se puede descontinuar el uso de
drogas psiquiátricas?" Hay una necesidad urgente de información sobre cómo
hacer esto de forma segura, así como sobre las estructuras de apoyo (como
programas residenciales de corto plazo y los médicos que están dispuestos a
considerar enfoques no farmacológicos) que permitan a las personas que
deseen suspender la medicación hacerlo.
La elección de dejar de tomar drogas psiquiátricas puede ser motivada por
gran variedad de razones. A menudo, los efectos negativos son más
preocupantes que los problemas originales, o incluso puede ser que no se
experimenten efectos positivos en absoluto (esta fue sin duda mi propia
experiencia). Por desgracia, la imagen mediática de una persona que ha
dejado de tomar drogas psiquiátricas es la que ha capturado la imaginación
popular: una persona tan engañada que es incapaz de darse cuenta de que su
conducta es anormal y que a continuación, por lo general pasa a cometer
algún crimen violento horrendo. Leer y conocer acerca de gente real y las
complejas razones detrás de sus decisiones puede ser una manera de
contrarrestar esa imagen negativa y destructiva.
A menudo se dice que las drogas psiquiátricas se dan a personas
etiquetadas como enfermos mentales, con el fin de que quienes les rodean:
personal médico y miembros de la familia, se puedan sentir mejor. Sin duda,
estar cerca de personas que tienen problemas, sobre todo cuando son
elocuentes acerca de lo que les preocupa, puede ser difícil. Pero simplemente
silenciarlos no es la respuesta. En su lugar, tenemos que escuchar con
atención las experiencias reales que tiene la gente para que podamos aprender
los verdaderos costos de los medicamentos psiquiátricos en la vida de las
personas.
Pirkko Lahti
Presidente de la Federación Mundial de Salud Mental (2001-2003)
Helsinki, Finlandia, 19 de agosto 2002
Este libro está escrito para las personas que son objeto de tratamiento
psiquiátrico y que han decidido dejar de tomar drogas psiquiátricas o que
quieren salir de ellas tarde o temprano. Esto puede ser alarmante para los
lectores que miran a los consumidores de estas sustancias no como personas
capaces de tomar sus propias decisiones, sino más bien como sujetos
psicológicamente débiles e incapaces de reconocer su propia enfermedad (o
alternativamente, como consumidores de productos farmacéuticos de quienes
pueden beneficiarse).
Las drogas psiquiátricas son sustancias destinadas a influir en las
condiciones mentales y el comportamiento. Este libro solo incluye el
tratamiento de seres humanos y la discusión sobre el uso neurolépticos,
antidepresivos, litio, carbamazepina (estabilizador del ánimo),
psicoestimulantes y los tranquilizantes. La retirada de los medicamentos
utilizados para tratar la epilepsia en el campo de la neurología no es un tema
de este libro.
Los neurolépticos (conocidos también como "tranquilizantes mayores")
son llamados medicamentos antipsicóticos, que se administran cuando los
médicos (en su mayoría médicos generales, pediatras y/o psiquiatras) dan un
diagnóstico como psicosis, esquizofrenia, paranoia, o hebefrenia.
Los posibles síntomas que pueden resultar en una prescripción de
neurolépticos se consideran a veces de origen psicosomático: la tosferina, el
asma, la tartamudez, trastornos del sueño y del comportamiento en niños, el
mareo, prurito (picazón) o distonía vegetativa. De la misma manera que a los
animales rebeldes o agresivos de todas clases se les da medicamentos para
calmar las reacciones relacionadas con el estrés, también son tratadas con
neurolépticos aquellas personas mayores que pueden tener comportamientos
molestos similares. Los antidepresivos se administran después de
diagnósticos como depresión reactiva, neurosis, daño orgánico cerebral,
agitación, trastorno de ansiedad o trastorno obsesivo-compulsivo, ansiedad,
ataques de pánico, fobia (por ejemplo, miedo a la escuela en los niños),
enuresis nocturna, insomnio y muchos otros. Los animales infelices también
podrían recibir antidepresivos; por ejemplo, los perros tristes encerrados en la
casa todo el día, mientras su amo está en el trabajo.
En psiquiatría, litio y antiepilépticos se administran como medicamentos
estabilizadores del estado de ánimo en fase profiláctica. El litio se administra
principalmente para diagnósticos como manía o trastorno esquizoafectivo. La
principal indicación psiquiátrica para la carbamazepina (así como la
oxcarbazepina (estabilizador del ánimo) y el valproato (estabilizador del
ánimo) relacionado químicamente) es el diagnóstico de psicosis afectiva,
sobre todo cuando el psiquiatra no ha logrado alcanzar el efecto que desea
con sus medicamentos psiquiátricos normales. Como se señaló anteriormente,
la carbamazepina, oxcarbazepina, valproato y otros fármacos antiepilépticos
administrados para el tratamiento de la epilepsia no se tratan en este libro.
Los psicoestimulantes (por ejemplo, metilfenidato), están prohibidos por la
lista de dopaje de la Sociedad Olímpica. Estas sustancias tienen un efecto
sedante sobre los niños, niñas y adolescentes, se administran cuando hay
comportamientos problemáticos y los psiquiatras infantiles dictaminan
diagnósticos como "TDAH" ("trastorno de hiperactividad con déficit de
atención") o "disfunción cerebral mínima".
Los tranquilizantes (a veces llamados "tranquilizantes menores") son
sustancias que se administran después de diagnósticos como falta de impulso
motor, estado de ánimo deprimido, fobia, neurosis, ataque de pánico, o
trastorno del sueño. Los tranquilizantes que se administran para el
tratamiento de la epilepsia no se tratan en este libro.
En 1995, a nivel mundial, envié a varios grupos relevantes este
mensaje:
"Se buscan autores sobre el tema: 'Retirarse de las drogas
psiquiátricas. Retiro exitoso de neurolépticos, antidepresivos, litio,
carbamazepina y tranquilizantes'. Este es el título de un libro
publicado en alemán en 1997/98 y traducido al inglés
posteriormente. Estamos buscando a personas a quienes se les haya
prescrito uno o varios fármacos psiquiátricos antes mencionados y
que han decidido dejar de tomarlos. Especialmente ejemplos
positivos que muestren que es posible dejar de tomar estas sustancias
sin terminar de nuevo en el consultorio médico o en el hospital.
Buscamos autores dispuestos a compartir e informar –a cambio de
regalías– de sus propias experiencias sobre la ruta de cómo vivir
ahora libres de drogas psiquiátricas. También buscamos informes de
personas que han ayudado con éxito a otros a dejar las drogas
psiquiátricas en el curso de su vida profesional (por ejemplo, centros
de apoyo controlados por el usuario, curanderos naturales,
homeópatas, trabajadores sociales, psicólogos, guías espirituales,
médicos, psiquiatras etc.) o en su vida personal (por ejemplo, el
apoyo de los amigos, familiares, de grupos de auto-ayuda etc.)."
Recibí una serie de respuestas de personas que estaban interesadas en
contribuir a este libro, incluyendo a las personas que habían estado tomando
medicamentos psiquiátricos y algunos profesionales cuyos artículos también
aparecen en esta publicación. Un psiquiatra retiró su ofrecimiento de
contribuir, por temor (no sin razón) de que sus informes pudieran ser
malinterpretados y puestos en práctica masivamente. Debido a que no recibí
ninguna respuesta de familiares de ex-usuarios y supervivientes de
psiquiatría, envié mi petición de artículos para la Bundesverband der
Angehörigen psychisch Kranker (Asociación nacional de familiares de
enfermos mentales) de Alemania. La respuesta fue, una vez más, el silencio.
¿Es el silencio tal vez atribuible a la saturación en los últimos años de
conferencias gratuitas e información de la industria farmacéutica a estos
grupos de familiares?
En cualquier caso, sería un error simplificar demasiado el problema del uso
prolongado de drogas psicoactivas y las posibles complicaciones derivadas
del cese de consumición de estas sustancias a la negligencia de miembros
desinteresados, familiares ingenuos, médicos irresponsables o a la industria
farmacéutica con fines de lucro. Dos autores que habían mostrado interés
inicial en la aportación de sus experiencias, retomaron su oferta más tarde
porque habían "recaído". Uno de ellos informó que no estaba sincronizado
con el retiro de estas sustancias y esto podría generar una ruptura. El otro
informó que estaba en una clínica de nuevo porque había vuelto a la psicosis.
¿Esta persona experimentó lo que los expertos en salud mental llaman una
"psicosis por retirada", o estaba simplemente abrumada por el repentino
regreso de los viejos problemas que aún tenían que ser trabajados o resueltos?
A lo largo de mi esfuerzo para hacer frente a este tema, he sido muy
cauteloso, nunca he instado a otros a que dejen de tomar drogas psiquiátricas.
Tuve cuidado incluso de acercarme solamente a quienes ya habían dejado de
fumar antes de enviar la convocatoria para los artículos. Sin embargo, me
pregunto si pude haber sido el responsable de guiar a otros a dejar de fumar
de una manera desconsiderada y potencialmente peligrosa, solo por haber
publicado material sobre el tema.
Uno solo puede especular cuántas personas han intentado dejar de fumar
sin suficiente información, solo para experimentar una "recaída" y
finalmente, volver de nuevo a los fármacos. Estoy seguro de que un gran
número de intentos de abandono habría tenido más éxito, si quienes deseaban
dejar de fumar y sus acompañantes hubieran sido mejor informados sobre los
posibles problemas que pudieran surgir, así como sobre las herramientas para
evitar la recaída profetizada con frecuencia. Con solo unas pocas
excepciones, muchos profesionales tienen en cuenta la forma de apoyar a los
clientes que han decidido dejar de consumir medicamentos psiquiátricos.
Respuestas tales como dar la espalda a los clientes y dejarlos solos con sus
problemas indican que los profesionales tienen poco sentido de la
responsabilidad con respecto a este tema.
Los diferentes métodos para lograr dejar con éxito las drogas psiquiátricas
no pueden ser representados en un solo libro. Como editor de este libro, era
importante para mí que “mis” autores, a excepción de los profesionales que
contribuyeran, describieran abiertamente el camino personal que tomaron, así
como los deseos y temores de sus acompañantes. Se les dijo que solo había
una cosa que no debían hacer; esto era, decir a los demás lo que debían hacer
o no hacer, así como ofrecer recetas infalibles para saber cómo dejar las
drogas psiquiátricas. Cada lector debe ser consciente de las posibilidades y
los problemas potenciales, de sus propias fortalezas y debilidades personales,
de sus limitaciones y deseos individuales, de modo que puedan encontrar sus
propios medios y su propia manera para llegar al objetivo. Estos escritos
realizados por personas que han dejado con éxito estas sustancias, están
destinados a mostrar que es posible alcanzar esta meta para vivir libres de las
drogas psiquiátricas.
Gente de todo el mundo me pregunta una y otra vez por los nombres de los
psiquiatras que pueden ayudar con la abstinencia, pero esta es una pregunta
que generalmente no se puede responder. El tema económico puede estar
involucrado, ya que – a diferencia del diagnóstico "dependencia de
benzodiazepinas" – no existe un diagnóstico "dependencia de los
neurolépticos" o "dependencia de los antidepresivos". Por lo tanto, los
médicos no pueden facturar fácilmente a un seguro de salud los servicios que
ayuden a las personas a suspender estos fármacos. Usted puede estar molesto
por esto, pero ¿sería beneficioso ponerse bajo el cuidado de un médico sin
experiencia y sin voluntad? ¿Quién llevaría su auto a un taller de reparación
donde ningún automóvil ha quedado en un estado adecuado para circular?
Muchos consumidores de drogas psiquiátricas están convencidos de que
necesitan un acuerdo absoluto con su médico para dejar los fármacos. Pero
las personas que dejan de tomar los medicamentos psiquiátricos en contra del
consejo de su médico tienen la misma probabilidad de tener éxito como los
que realizan un acuerdo médico. Esta fue la conclusión del "Coping with
Coming Off"-proyecto (investigación "Hacer frente a la salida"), encargado
por la organización MIND (Mental nacional) en Inglaterra y Gales.
Financiado por el Ministerio de Salud británico, un equipo de usuarios y
supervivientes de la psiquiatría realizó 250 entrevistas para investigar las
experiencias de dejar las drogas psiquiátricas. Las formas de apoyo que se
encontraron más útiles en este estudio fueron: el apoyo de un consejero, un
grupo de apoyo o un terapeuta complementario; apoyo de los compañeros;
acceso a información de Internet o de libros; y actividades como la relajación,
la meditación y el ejercicio. Los médicos eran el grupo menos útil
encontrado, para los que querían reducir o dejar las drogas psiquiátricas
(Read, 2005; Wallcraft, 2007). A raíz de este estudio, la organización cambió
su consejo estándar para los pacientes. Históricamente, su consejo era no
dejar las drogas psiquiátricas sin consultar primero a un médico. Ahora la
gente recuerda el adoctrinamiento de los médicos por Big Pharma (grandes
farmacéuticas) (Darton, 2005, p. 5) y aconseja buscar información y apoyo
de una amplia variedad de fuentes (Read, 2005).
Para evitar malos entendidos, no puedo repetir con frecuencia. En el libro,
solo se incluyeron historias sobre los intentos positivos para dejar los
medicamentos psiquiátricos, lo que solicité expresamente fueron artículos
sobre experiencias positivas. Sin duda, el dejar de consumir drogas
psiquiátricas puede fallar y dar lugar a una vida no tan libre de medicamentos
como se espera; esto es una situación común. Cómo abandonar las drogas
psiquiátricas de forma exitosa es generalmente un tabú en la literatura
psiquiátrica (literatura principalmente patrocinada por la industria
farmacéutica), parece justificado dar un foro a una realidad que hasta ahora se
ha ignorado, como contrapeso a la masa de información ideológica y
unilateral.
Su V15.81 (Z91.19) número de código – "Incumplimiento del tratamiento
médico", que sale de la sección de "Otros problemas que pueden ser objeto de
atención clínica" – se puede aplicar a cualquier persona que quiera dejar de
tomar drogas psiquiátricas. Debe estar documentado en los registros
psiquiátricos de los pacientes si deciden continuar o suspender el tratamiento
farmacológico por decisión propia, dando a sus intereses personales y los
juicios de valor una prioridad más alta a la que los psiquiatras prescriben:
"Los motivos para dicho incumplimiento pueden ser malestar a
causa del tratamiento (p. ej., efectos secundarios de la medicación),
coste del tratamiento, opiniones personales o creencias religiosas o
culturales sobre el tratamiento propuesto, debilidad senil y la
presencia de algún trastorno mental (p. ej., esquizofrenia, trastorno
de personalidad)." (American Psychiatric Association, 2014[a], p.
726 / American Psychiatric Association, 2014[b], pp. 414-415)
Desde la aparición de las drogas psiquiátricas, muchas personas que han
tomado las recetas han hecho su propia decisión como dejar de fumar. El
National Institute of Mental Health (Instituto Nacional de Salud Mental)
indicó en 2006, en estudio en los EE.UU., que tres cuartas partes de todas las
personas que recibieron tratamiento en este estudio a gran escala, finalmente,
dejaron de tomar neurolépticos de algún tipo, porque no experimentaban
mejoría o porque los efectos no deseados eran intolerables (McEvoy et al.,
2006; Stroup et al., 2006). Esta práctica está en armonía con los
conocimientos teóricos de los médicos que han reconocido durante mucho
tiempo que había llegado el momento de retirar las drogas psiquiátricas
prescritas, pero aún no se actúa sobre ese conocimiento. En 1978, la élite de
la psiquiatría convencional celebró el 75º aniversario de la apertura de
Clínica psiquiátrica de la Universidad de Múnich, Fritz Freyhan de
Washington, DC, admitió:
"En la década de 1950, los psiquiatras con experiencia en drogas
psicotrópicas tenían que usar todos sus poderes para persuadir a sus
colegas de los beneficios del tratamiento medicinal. En los últimos
años hemos llegado al punto en que los psiquiatras, con experiencia
en las drogas psiquiátricas, pueden aliviar de manera drástica el
sufrimiento de sus pacientes mediante la retirada de todos los
tratamientos medicinales anti-terapéuticos." (1983, p. 71)
Peter Lehmann
Berlín, Alemania, 10 de enero 2016
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Introducción
Anotaciones
1 "El rebote tiene que ser entendido como una reacción de ajuste contra-reguladora que
conduce a una intensificación y la recurrencia de la sintomatología original." (Laux,
1995, p. 318)
2 Los neurolépticos con una potencia inferior a 1 son considerados como de baja
potencia, entre 1 y 10 se considera potencia media, superior a 10 se considera alta
potencia. Para más información ver:
www.antipsychiatrieverlag.de/artikel/gesundheit/rez-ver.htm#potenz
3 Que es familiar de la lobotomía y caracterizado por la desinhibición, la actividad sin
rumbo, así como la apatía, falta de iniciativa, la torpeza, la indiferencia emocional,
aplanamiento afectivo, euforia falta de juicio, falta de tacto y el egocentrismo.
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160
La decisión de retirar
Salam Gómez
Mary
Cuando era niña, tenía miedo de medicamentos, jeringas, médicos, hospitales
y todo lo relacionado con la medicina. No me gustaba visitar cualquier
hospital porque no me gustaba el olor químico y el ambiente clínico. En la
escuela primaria, cuando los médicos vinieron a vacunarme contra la
tuberculosis, vivía con temor pensando en el día que me enfrentaría a la
jeringa. Recuerdo a mi tía, profesora en la escuela, sosteniéndome el brazo
cuando el día finalmente llegó y tuve que unirme a la fila. Me sentía como un
cordero yendo a la masacre.
Cuando mi padre me pidió que lo acompañara en un día de fiesta a
América en 1962, me negué porque necesitaba algunos dientes obturados y
tendría que recibir una inyección como parte del procedimiento. Esta fue una
oportunidad que la mayoría de los adolescentes se saltan, pero mi miedo era
tan grande que evité tener cualquier intervención médica. La primera vez que
estuve en el dentista fue antes de entrar en un convento, ¡donde también era
obligatorio tener dientes perfectos! Me desmayé entonces, ¡fue una terrible
experiencia! Más tarde, después de haber pasado siete años en el convento,
me fui, y poco después conocí a Jim y nos casamos. Durante el embarazo, no
era de extrañar que fuera al hospital; el nacimiento de mi primera hija sería
algo más que la experiencia habitual del parto, que fue largo y duro. Quería
tener un parto sin drogas, pero el primer medicamento que me dieron fue
óxido nitroso, administrado como gas. Yo ni siquiera sabía entonces qué era
una droga. Tuve una reacción alérgica grave. Más tarde, recibí más
tratamiento de drogas y me dieron un neuroléptico por primera vez: Sparine
(principio activo promazina) en dos ocasiones durante las últimas horas del
parto, la segunda vez a las 9 de la mañana, apenas tres horas antes del
nacimiento de Claire. Al mismo tiempo, se anotó "alérgica al Sparine" en mis
identificaciones, y el Dr. O’Neill fue informado. También me dieron
medicamentos adicionales después del nacimiento de Claire, y dos días más
tarde, recibí el diagnóstico de "psicosis puerperal".
Los efectos del tratamiento de la droga se ignoraron completamente. Al día
siguiente, recibí la primera de 13 sesiones de electrochoques en combinación
con los siempre cambiantes tratamientos de neurolépticos. Durante todo este
tiempo, yo estaba empeorando. ¡Nadie podía o quería ver que las drogas y el
electrochoque eran lo peor! Finalmente fui dada de alta con acatisia severa
(inquietud asociada con un aumento de la actividad motora), que es el
verdadero efecto adverso más tortuoso que recuerdo.
Pasé casi tres meses en el primer hospital y fui puesta en libertad con un
cóctel de mantenimiento de Redeptin (antipsicótico, principio activo
fluspirileno; actualmente al parecer no disponible), Stelazine (antipsicótico,
principio activo trifluoperazina), Cogentin (medicamento antiparkinsoniano,
principio activo benztropina), Serenace (antipsicótico, principio activo
haloperidol) y Mogadon (benzodiazepina-tranquilizante, principio activo
nitrazepam). La acatisia severa permaneció; cuando llegué a casa, no podía
quedarme quieta, ni estar sentada ni un momento. Siguiendo el consejo de
una monja amiga mía, me fui al Hospital de San Patricio en Dublín y mi
psiquiatra me quitó de golpe todas estas drogas psiquiátricas, inició una
terapia narcótica con Valium (benzodiazepina-tranquilizante, principio activo
diazepam), y luego me trató con Largactil (principio activo clorpromazina),
otro neuroléptico, y con un antidepresivo. Después de ocho semanas, me
dieron el alta con Laroxyl (antidepresivo, principio activo amitriptilina) y
Parstelin (antidepresivo, principio activo tranilcipromina).
Había estado separada de mi hija después de cinco meses. Estaba muy
emocionada de estar con ella, pero todavía estaba luchando con la acatisia, a
pesar de que no era tan grave. Recuerdo que cuando la estaba alimentando
con el biberón, me ¡parecía una eternidad! Finalmente, pasado un año me
liberé de las drogas, después de haber sido destetada la niña y con la ayuda de
mi psiquiatra del ambulatorio en Cork. El milagro ocurrió entonces. ¡Volví a
mí misma! Era la madre que quería ser. Mi esposo Jim, Claire y yo vivimos
una buena vida juntos. Enseñé piano y hacía todo lo que podía para llegar a
ser parte de mi nueva comunidad.
Debido a mi horrible experiencia del parto y el temor que la psiquiatría
dejó en mí, nos planteamos la posibilidad de adoptar un hijo. Cuando Claire
tenía cuatro años, fuimos bendecidos con Sheena, recién nacida, que se unió a
nuestra familia como hija adoptiva.
Estuvimos satisfechos y muy felices durante los dos primeros años de su
vida. Más tarde, sin embargo, como resultado de haberme recetado
medicamentos para un problema ginecológico, empecé a tener destellos de la
dura experiencia de mi parto, cuando realmente sentí que me iba a morir.
Debido a las experiencias traumáticas que no fueron reconocidas, me
diagnosticaron una vez más como "psicótica", y tuve una segunda
experiencia "psicótica" de unos cuatro meses de hospitalización en Cork y
Dublín y consumí litio por primera vez. Después de eso, asistí donde el Dr.
Michael Kelleher, quien me recetó tres sustancias: Largactil, Surmontil
(antidepresivo, principio activo trimipramina) y Camcolit (stabilizador del
ánimo y profiláctico, principio activo litio). (He revisado los registros en la
historia clínica con él y la mayoría de sus pocos comentarios son ilegibles.
Los que yo puedo leer son superficiales y el registro completo de estos 15
años comprende cerca de 15 páginas ¡La mayoría de estas páginas son recetas
repetidas de Largactil!, Surmontil y litio. En otras palabras, mis registros son
registros psiquiátricos típicos.)
Durante los siguientes años, seguí tomando esta combinación de fármacos.
Por todo ese tiempo, me despertaba periódicamente en medio de la noche en
un frenesí terrible con pensamientos acelerados y aterradores. Debido a que
mi capacidad cognitiva estaba tan disminuida, nunca vi la conexión con las
drogas, y estaba convencida de que estaba desequilibrada químicamente, tal
como me dijeron. En 1993, el Dr. Kelleher comenzó a disminuir el
Surmontil. Por desgracia, esto coincidió con un acontecimiento traumático
que ocurrió mientras yo estaba de vacaciones. El resultado fue que me
encontré, muy en contra de mi voluntad, de vuelta en el hospital psiquiátrico.
Luego me quitó de golpe las drogas. Sin embargo, después de algún
tiempo, los efectos de la abstinencia se disiparon, y nunca más desperté
aterrorizada. Sin Surmontil, tuve la oportunidad de observar en cierta medida
y comenzar a poner las cosas en orden; Las drogas eran mi problema, no mi
solución.
Tuvieron que pasar más años para liberarme finalmente de las drogas, yo
no sabía tanto entonces como hoy, pero tuve suerte. Lo tomé lentamente y
comencé a agregar suplementos a mi dieta. Descubrí la música relajante y la
escuchaba frecuentemente; practiqué la natación todos los días en la piscina,
y todavía lo hago hoy día. Estaba tan destruida por las drogas psiquiátricas
que, a mis cincuenta años, muchas personas de setenta, estaban bastante más
en forma y sanas que yo. Las drogas se llevaron mi espíritu creativo, me
habían robado mi ser interior.
Ahora, en 2013, tengo 65 y llevo más de doce años libre de drogas. Mi
cuerpo esta enérgico y saludable, a pesar del abuso que sufrió. Por encima de
todo, mi mente y mi espíritu son libres de ser creativos, comprensivos,
compasivos y reflexivos. Me siento entusiasta, alegre... y triste, con todas las
capacidades maravillosas de las cuales la mente, el cuerpo y el espíritu son
capaces.
Jim
En enero de 1976, no sabía nada acerca de la psiquiatría que no sea de
conocimiento vago y profano en general; sabía que estaba relacionada con la
locura. Nunca había oído hablar del "Manual diagnóstico y estadístico de los
trastornos mentales" (DSM) con sus muchos diagnósticos, y las descargas
eléctricas algo así como cuando se toca un cable de alta tensión.
Todo iba a cambiar después de que mi esposa Mary dio a luz a nuestra
primera hija en enero. A los tres días, me dijeron que tenía una enfermedad
llamada "psicosis puerperal". Una noche, sentado en la parte trasera de una
ambulancia, la acompañé a un hospital psiquiátrico en las afueras de Cork,
recuerdo vagamente haber firmado unos papeles de admisión, en realidad no
lo hice. Me impresioné cuando a la mañana siguiente me dijeron que le
habían dado la primera de muchas sesiones de electrochoque.
En ese momento, tenía confianza completa en los médicos, ya sean
ginecólogos o psiquiatras. Todos los médicos eran buenas personas que solo
quieren lo mejor para ti. Ellos sabían lo que hacían, y, como un laico
ordinario, siempre aceptaba su palabra. Me habían inculcado la ética, valores
y conceptos de la enseñanza religiosa educativa irlandesa de los años
cincuenta. Igualmente, por supuesto, todos los sacerdotes, por definición,
eran buena gente. Poco sabía yo.
Así que acepté el diagnóstico de Mary, el de electrochoque, y el cóctel de
medicamentos que le fue suministrado. Me dieron una mínima información
sobre los llamados efectos secundarios. El único que puedo recordar es la
hipersensibilidad a la luz solar desde sus altas dosis de Largactil. Me di
cuenta de su extrema inquietud y su incapacidad para quedarse quieta, pero
pensé que era parte de su condición. Yo era un miembro de la familia que
cumple total y meticulosamente así que estuve pendiente de que Mary tomara
todas las pastillas que le prescribieron, en las dosis correctas y en el momento
correcto. Después de tres estancias hospitalarias más la etiquetaron como
"maníaca-depresiva" y se le dio litio, Largactil y un tercer fármaco, Surmontil
–todo de acuerdo a lo que me dijeron fue un desequilibrio químico en el
cerebro y para mantenerla estable y fuera del hospital. Tanto ella como yo
estuvimos conformes con eso; lo último que los dos queríamos era pasarnos
más de tres meses traumáticos en el hospital, con toda la agitación familiar
que eso implicaba.
Así que llegamos a vivir con esta medicación de mantenimiento durante
los 18 años siguientes. Mary aumentó de peso; desarrolló un temblor en una
mano; abría los brazos rígidamente a los lados; comenzó a perder el pelo; sus
riñones se deterioraron; tenía flujo de color blanco en la boca; su mente se
empañó, por lo que las tareas simples se hicieron muy difíciles, no podía
levantarse de la cama hasta después de medio día, incluso en días festivos. Lo
peor de todo eran las terribles alucinaciones aleatorias que sufría por la
noche, y que aún no vinculábamos al Surmontil, aunque posteriormente nos
pareció ser la causa. Nos tragamos la explicación de su psiquiatra: que se
trataba de pequeños episodios que superaría, que lo principal era que no había
vuelto al hospital, que en casa se comportaba como una madre y profesora de
piano, etc... La realidad, sin embargo, era que existía, pero ¡no vivía! Vi
claramente que el psiquiatra nos estaba engañando. De hecho, fue la propia
Mary, a través de un amigo que le presentó el libro de Peter Breggin "Toxic
psychiatry" (Psiquiatría tóxica, 1991), la primera que comenzó a cuestionar
su tratamiento farmacológico. Un amigo mío que había experimentado la
toxicidad peligrosa del litio también centró nuestra atención. En esta etapa,
Mary había suprimido el Surmontil y esto ayudó, ya que comenzó a
investigar más sobre los efectos de los fármacos restantes que seguían en pie.
Un segundo libro, que fue de gran ayuda fue "Más allá de Prozac" por Terry
Lynch (2001), porque me mostró una aproximación alternativa compasiva
que trabajaba y no era solo que ver con un mayor uso de la medicación.
Comencé a ver el daño que los medicamentos causaban y lo fui viendo todo
más claro gracias a nuestra participación en la Red de Defensa y a la
información adquirida a través de su ciclo de conferencias.
Pero yo no presioné a Mary a salirse de las drogas. Esa fue una decisión
propia y lo mejor es que debía ser así. Los dos nos dimos cuenta de los
riesgos que esto implicaba, pero me sentí fuerte y lo suficientemente seguro
como para ser capaz de decirle a Mary, después de pedírmelo ella, que no me
metería contra el hospital, pasara lo que pasara.
No fue fácil para ella. Juntos visitamos a un psiquiatra simpático que hizo
suya nuestra decisión conjunta. Muy lentamente, comenzó a recortar –
primero el Largactil y, finalmente el litio. Fue muy exigente físicamente; los
efectos variaron entre trastornos del sueño a náuseas y desmayos. Al mismo
tiempo, se inició un programa de ejercicio –nadar y caminar– que ayudó
mucho, como también el contacto por Internet con personas que tuvieron
experiencias similares. Descubrimos David Oaks y MindFreedom
Internacional y Mary se convirtió en miembro activo del movimiento irlandés
que estaba empezando a cuestionar el modelo médico de enfermedad mental.
En 2004, primero asistimos a la conferencia conjunta de la Red Mundial de
Usuarios y Supervivientes de la Psiquiatría (RMUSP) y la Red Europea de
Ex-usuarios y Supervivientes de Psiquiatría (ENUSP) en Dinamarca y
encontramos a Peter Lehmann y su libro "Coming off psychiatric drugs:
Successful withdrawal from neuroleptics, antidepressants, lithium,
carbamazepine and tranquilizers" (Dejando los medicamentos psiquiátricos
– Estrategias y vivencias para la retirada exitosa de antipsicóticos,
antidepresivos, litio, carbamazepina y tranquilizantes, 2004), publicado
recientemente en la traducción inglesa. Desde entonces, hemos estado activos
en la educación al público acerca de nuestra propia experiencia. Junto con
otros, fundamos MindFreedom Irlanda, hemos hablado con los medios de
comunicación y hecho campañas en las calles. En 2006, publicamos nuestro
libro, "Soul Survivor: A personal encounter with psychiatry" (Alma
sobreviviente – Un encuentro personal con la psiquiatría), sobre la historia
de sufrimiento y recuperación de Mary. Es también un libro sobre el
comportamiento típico de un familiar que ésta deacuerdo con el tratamiento
psiquiátrico, a pesar de que su ser querido ésta a punto de morir frente a sus
ojos. Cosas que de hecho, no sabía yo entonces, pero, afortunadamente, mis
ojos se abrieron a tiempo.
Fuentes
Breggin, Peter R.: "Toxic psychiatry", Nueva York: Springer Publishing Co. 1991
Lehmann, Peter (Ed.): "Coming off psychiatric drugs: Successful withdrawal from
neuroleptics, antidepressants, lithium, carbamazepine and tranquilizers", Berlín /
Eugene / Shrewsbury: Peter Lehmann Publishing 2004 (edicíon de libro electrónico de
2013)
Lynch, Terry: "Beyond Prozac: Healing mental suffering without drugs", Dublín: Marino
Books 2001
Maddock, Mary / Maddock, Jim: "Soul survivor: A personal encounter with psychiatry",
Stockport: Asylum 2006
Retiro sin problemas farmacogenicos
Peter Lehmann
Recaída en la vida
Antipsicóticos: Haldol, Imap, Orap, Semap, Taxilan, Triperidol, Truxal /
Medicamentos antiparkinsonianos: Akineton
Un estado vegetativo
Según los registros del hospital, mi resistencia a las drogas psicoactivas
disminuía con el tiempo y, en consecuencia, "la enfermedad cambiaba
visiblemente y una condición de estupor catatónico se hacía predominante."
Después de que el médico general de mis padres en Fellbach (estaba en
Stuttgart) me comprometió en un momento de crisis en el que mis padres no
estaban seguros de qué hacer, fui primero un rehén que opuso y sostuvo
fuerte resistencia pero estaba reducido, atado y psicofarmacológicamente
tratado en contra de mi voluntad. Desafortunadamente, como los
medicamentos psiquiátricos comenzaron a hacer su efecto, mi resistencia se
debilitó: apatía, síntomas similares a la enfermedad de Parkinson, trastornos
musculares parecidos a la parálisis, espasmos involuntarios en la boca,
sensación de asfixia, dificultad para hablar, obesidad y pérdida de cabello.
Comencé a creer que era un enfermo mental y "necesitaba mi medicación".
Yo creía esto porque la piedra angular de las discusiones con mi psiquiatra
era que sin la medicación yo experimentaría una "recaída inmediata".
A mis 27 años y sin saber a dónde acudir temía convertirme en un paciente
psiquiátrico crónico como tantos otros. En mayo de 1977 llamé a mi ex-mujer
de quien me había divorciado hace apenas tres meses. Ella vino a mi
encuentro desde Berlín al sur de Alemania, donde vivía en ese momento.
Acordamos que iba a estar fuera del hospital por Navidad o ella me traería
suficientes pastillas para dormir y así yo podría terminar la tortura
psiquiátrica en la que estaba envuelto.
En Berlín se puso en contacto una amiga de mucho tiempo, Ellen, quien
preparó una "cama" para mí en la Clínica Psiquiátrica de la Universidad de
Berlín-Charlottenburg que se encuentra en Nussbaum Allee. Me mudaron allí
el 1 de junio. El tratamiento no cambió, solo en la dosis, pero los efectos
siguieron siendo los mismos. Media dosis de Haldol y una nueva dosis de
Taxilan (antipsicótico, principio activo perazina; actualmente al parecer no
disponible). (Posiblemente me mintieron sobre las nuevas dosis y drogas;
después de emplear todos los medios legales posibles para obtener acceso a
los registros de los hospitales, todavía negados.) No hay mucho espacio para
especular que en el hospital mintieron y tomaron medidas ilegales. Cada vez
más desmoralizado y sin apenas poder afeitarme o incluso cepillarme los
dientes, el director del hospital Hanfried Helmchen me dio de alta el 10 de
agosto, sin consultarme y en contra de mi voluntad, pues estaba convencido
de que ya no podría sobrevivir por mi cuenta.
Debido a que se me había inculcado en el hospital que "necesitaba
medicación", fui a una cita semanal con el psiquiatra Adolf Pietzcker para
una toma de Imap (antipsicótico, principio activo fluspirileno). Los amigos
con los que inicialmente había estado viviendo pronto me pidieron que me
fuera. Necesitaban la habitación en la que me iba a quedar para el nuevo bebé
que estaban esperando, pero también me imagino que no era muy agradable
compartir todos los días un apartamento con mi constante choque de labios
involuntario y mi silencio apático. No tardé mucho en encontrar un
apartamento en un edificio antiguo. Mis viejos compañeros de apartamento
estaban dispuestos a ayudarme en el traslado. Más tarde, estaba más o menos
en mi propio espacio, con la excepción de la cita semanal con el psiquiatra,
que constituyó el punto fijo recurrente, solo que estaba en un mundo que se
había vuelto absolutamente carente de significado, esperanza y alegría para
mí.
Al psiquiatra local
Me enviaron a otro psiquiatra, así que al parecer, yo era un caso psiquiátrico.
De vez en cuando durante este período, traté de pensar en qué era
exactamente lo que me pasaba, en la causa de tanto sufrimiento. Pero pensar
era para mí, en general, demasiado difícil. El neurólogo y psiquiatra Dr.
Becher, por otro lado, parecía saber mucho sobre mí. Leyó la carta de
Pietzcker, me hizo unas cuantas preguntas acerca de lo que había hecho antes
de mi estancia en el hospital, donde yo vivía ahora, con lo que parece así
tenía toda la información que necesitaba. Esa era la medida de su interés en
mí como persona. Después de eso, tenía una "consulta" con él todos los
jueves durante la cual se limitaba a inyectar una ampolla de Imap en mi
trasero. Si tuvimos alguna "consulta" no puedo decirlo. Es posible que de vez
en cuando, me preguntase cómo estaba, mientras me ponía la inyección, pero
nada más.
Mis padres estaban preocupados por mí y se aseguraron de que fuera al
psiquiatra con regularidad. Durante el tiempo que viví con mi hermano, yo
trabajaba en la pequeña imprenta de mi padre haciendo trabajos ocasionales.
Los jueves por la tarde mi madre me llamaba al trabajo y me recordaba "la
cita". Mi padre estaba dispuesto a ayudar y también él se aseguró de que no
me perdiera mi cita.
El trabajo que hice fue muy simple y bastante monótono. Estaba feliz al
tener algo que era intelectual y físicamente manejable, y que desviaba mi
atención de los pensamientos de auto –tortura y depresivos. Teniendo en
cuenta que yo era el hijo del jefe y (supuestamente) en una fase de
recuperación, todos los trabajadores fueron muy amables conmigo, como lo
fue mi padre. Él podía leerme cada uno de mis deseos con solo mirarme; Me
hizo pretzels y hasta me dejo usar su coche. No oí una sola palabra áspera o
persistente en todos esos meses. Con frecuencia me levantaba tarde y no
aparecía en el trabajo hasta después de la pausa para el almuerzo, pero aun así
me trataron con comprensión.
Durante mi apatía tuve una sensación de ahogo constante, tenía náuseas, y
no estaba muy emocionado con la idea de tener que pasar por un sinfín de
esos días que –con pocas excepciones– eran todos iguales y muy aburridos.
La monotonía solo se rompió dos tardes a la semana cuando no había
entrenamiento de tenis de mesa en el gimnasio Fellbach. Sufrí mucho en esos
días porque mi mano todavía estaba paralizada y yo jugaba como un
principiante, pero al menos pude ver a mi amigo Ricci. Él, al contrario, tenía
poco tiempo para mí, porque se estaba preparando para los exámenes en
ingeniería eléctrica. Ricci me trató de manera diferente que en los viejos
tiempos. No podría haber sido muy divertido el juego de tenis de mesa
conmigo, porque casi no podía devolverle la pelota, pero él me animaba.
Estaba convencido de que iba a ser capaz de volver a jugar. Me dijo que me
conocía muy bien y que yo no podría haber olvidado cómo jugar; insistió en
que insistiera una y otra vez, él nunca me permitió rendirme.
Me convertí en una carga para mi cuñada Ingrid, que estaba embarazada en
ese momento. En diciembre de 1977 me mudé a la casa de mis padres. Mi
situación no había cambiado mucho. El Dr. Becher continuaba dándome
inyecciones de Imap. Tenía sensación de vacío y desolación, no sentía casi
nada más. Después de haber pasado un día duro de trabajo, todavía tenía que
conseguir superar la noche. Mi madre hizo todo lo posible para ayudarme.
Jugaba conmigo, paseábamos juntos, trató de animarme, y de que yo
escribiera a mi amiga Brigitte R. Atendía asuntos como mi seguro, el registro
de mi universidad, mis finanzas, etc… Yo no podía controlar el chasquido de
mis labios ni la contracción en la mano. No quería estar cerca de otras
personas y sentía que no era capaz de escribir bien. Pero ahora que estaba en
mejores condiciones para incorporarme, pude ver la televisión. Vi "XY sin
resolver","Dalli dalli" de Eduard Zimmermann de Hans Rosenthal o Wim
Thoelke del "Premio de oro" –programas para los cuales no hay que pensar
demasiado. Entonces me imaginé que las cosas estaban tal vez un poco
mejor. Me obligué a leer. Pero después de haber intentado más diez veces
leer más allá de la primera página de Simmel "Es muss nicht immer Kaviar
sein" (No siempre se puede caviar), me di por vencido de nuevo. No tenía
muchas esperanzas de recuperarme, tampoco me quería envenenar en el
apartamento de mi madre, así que pensé volver a Berlín para estar solo y
poner fin a mi miserable estado vegetativo.
La oportunidad de retirar
En algún momento en el invierno de 1977 a 1978, el Dr. Becher me cambió
la receta de Imap por la de Semap (antipsicótico, principio activo
penfluridol). Con la nueva receta, tenía que tomar un comprimido una vez a
la semana. Esto significaba que el médico podía ausentarse durante sus dos
semanas de vacaciones sin tener que enviarme a otro médico. Nunca me
dijeron qué tipo de efectos diferentes podría tener Semap en comparación con
Imap y como nunca había oído a los psiquiatras hacer un solo comentario
específico sobre "sus" drogas, no se me ocurrió entonces preguntar acerca de
tales cosas.
Pero debido a que los días eran tan monótonos y mis padres estaban
demasiado preocupados con sus preparativos para la fiesta de Navidad para
vigilar mis recetas, me olvidé de tomar mi pastilla el primer jueves. Solo se
me ocurrió al día siguiente de que yo no hubiera tomado. Empecé a sentir
pánico, pensando que la profética recaída me podría atacar en cualquier
momento, e imaginé que algo aún peor podría suceder. Pensaba que iba a
terminar de nuevo en el hospital de Winnenden –sabía lo terrible que era– y
que después me llevarían de nuevo con mis padres. Por otro lado, me puse a
pensar que aun después de haber olvidado mis pastillas por un día, no había
tenido una recaída, ¿por qué no me arriesgaba, ya que estaba rodeado de
tantas personas que me ayudaban? ¿Cuál sería mi situación si continuaba bajo
la influencia de drogas psiquiátricas? ¿Cómo iba a conseguir superar mis
exámenes finales? Así que tomé una decisión por mi cuenta para tratar de
vivir sin drogas psiquiátricas. No se lo dije a nadie porque temía que nunca
entenderían mi decisión aparentemente irresponsable.
Me preguntaba qué podría suceder. Después de unos días, el choque de
labios comenzó a disminuir. Con el tiempo, el cansancio comenzó a
desaparecer. Traté de leer –esta vez un libro diferente– y funcionó. En tres
días había leído una biografía de varios cientos de páginas sobre la viuda de
Mao. Dos semanas después de dejar las drogas, el chasquido de los labios
desapareció por completo. Me di cuenta de que mi estado de ánimo era
mucho mejor.
Mi madre también se dio cuenta de que había dejado de relamerme los
labios. Me dijo que por fin me encontraba mejor de nuevo. En ese momento
me decidí a decirle que había dejado en secreto mis drogas. Respondió con
sorpresa y miedo y rápidamente llamó al médico, que había regresado de sus
vacaciones; inmediatamente me dio una cita. Tan servicial como siempre,
prometió a mi madre que yo no necesitaba sentarme en la sala de espera y
que me vería inmediatamente. Me negué a ir y le dije a mi madre que tendría
que matarme primero, antes que yo volviera de nuevo a ir voluntariamente un
psiquiatra. Estaba ansiosa, asustada y horrorizada. Cuando mi padre llegó a
casa esa noche, dijo: "¿Cómo puede ser tan irresponsable y no escuchar al
doctor?" Esa misma noche, mi padre fue a mi cama y me dijo que mamá no
podía dormir y que por lo menos por ella tomara la "medicación". Pero yo me
negué de nuevo.
La situación fue mejorando y mis padres se acostumbraron a mi obstinada
negativa –sobre todo porque no había ninguna indicación de que se cumpliera
la profética recaída. Lo único que todavía sufría era la mano casi paralizada.
Cuatro semanas después de dejar las drogas, esta desventaja no había
desaparecido. ¿Me habría convertido en un inválido? A finales de enero en
1978, estaba jugando una noche al ping-pong con Ricci, como siempre con
mi mano medio paralizada. De repente, de un segundo a otro, en medio de un
accidente cerebro-vascular, la sensación regresó a la mano. Yo podría volver
a jugar tan bien como lo hacía antes. Podía mover mi mano como siempre
había sido capaz de hacerlo. Los jugadores que no me habían conocido
previamente y solo me habían visto con la mano lisiada no podrían entender
el cambio repentino en mi juego. Los que siempre me ganaban ahora
experimentaban todo lo contrario. Traté de explicar esta "maravilla" de la
retransmisión, que yo había dejado la "medicación", pero nadie más que
Ricci entendía lo que quería decir. Ellos me miraron sin comprender.
Poco después de mi recuperación, decidí volver a Berlín y hacer unos
exámenes. Trabajé un par de semanas más en la empresa de mi padre, donde
obtuve un buen dinero. Justo después de Pascua en 1978 –casi exactamente
un año después de que inicialmente me habían llevado a Winnenden– volví a
Berlín en el coche que mis padres me habían regalado en Navidad.
Epílogo
Después de regresar a Berlín en la primavera de 1978, tomé contacto con
Sabrina, una amiga que había intentado animarme mucho mientras estaba en
el hospital Nussbaum Allee. Ella estaba tomando neurolépticos. Me sentí
desesperado porque nada parecía cambiar en su situación. Mientras estaba
siendo tratada "médicamente" en el llamado "hospital de día" en la
universidad, trató de quitarse la vida en el verano de 1978. Su intento no tuvo
éxito. En la primavera de 1979 me visitó acompañada por Laura, quien
también estaba tomando neurolépticos. Unas semanas más tarde me dijeron
que Laura había muerto. Su intento de suicidio fue un éxito. Laura era actriz,
lo que significaba que era dependiente profesionalmente de un
funcionamiento y animado talento para la expresión y mímica. Bajo la
influencia de los neurolépticos, a menudo se extingue la capacidad de
expresión y mímica.
Meses después Ricci me dijo que, como era mi mejor amigo, mi padre
había tratado de convencerlo para que me convenciera a mí para que me
tomara la "medicación". Ricci –que es realmente mi mejor amigo– no estaba
de acuerdo con mi padre, pues si soy yo quien tomaba las drogas
psiquiátricas, yo debería ser quien sabe mejor si son buenas o malas para mí.
Después de varias conversaciones con mis padres, su posición sobre las
drogas psiquiátricas y psiquiatras ha cambiado fundamentalmente. Durante
una entrevista para una película de televisión en 1980 hecha bajo el contexto
de mis procedimientos legales para obtener mis registros psiquiátricos, mis
padres comentaron que se habían dado cuenta recientemente de lo absurdo
que era haberme puesto bajo tanta presión justo en el momento en que había
vuelto a la vida de nuevo ante sus ojos, después de haber suspendido la toma
de neurolépticos. Vi como mis padres insistieron en que el cineasta incluyera
estas afirmaciones autocríticas en la película, pero cuando se emitió la
película, este pasaje había sido borrado.
Gábor Gombos
Maths Jesperson
Sufrí terriblemente cuando estaba loco. Pero había una cosa buena en toda mi
desgracia: la sincronización de mi locura. Me volví loco en 1980/81, en ese
momento la psiquiatría no tenía métodos medicinales de los que dispone
actualmente para el tratamiento de la "neurosis obsesiva". Los psiquiatras no
sabían qué hacer con los "neuróticos obsesivos".
Mi locura fue diagnosticada por los psiquiatras como "neurosis obsesiva
del grado más severo", incurable. Quince años antes, me habían hecho una
lobotomía, en otras palabras, se había cortado quirúrgicamente el tracto
nervioso del tálamo. Este método ahora está prohibido. Quince años más
tarde se descubrió que los antidepresivos podrían tener algunos "efectos
positivos" en el tratamiento de "neurosis obsesiva", pero en ese momento no
se sabía. ¿Qué opción tenían en ese momento, excepto darme neurolépticos?
Así que durante dos años me trataron con neurolépticos-psiquiátricos,
medicamentos que no tienen ningún efecto sobre las "neurosis obsesiva".
Por supuesto, no había manera de asegurar que me curaría utilizando
neurolépticos, ninguna posibilidad en absoluto. Fue un descubrimiento
asombroso darme cuenta de que existen personas con el convencimiento de
poder curar problemas mentales con los productos químicos. ¡Qué estupidez!
Los psiquiatras con estas ideas raras deben estar realmente locos.
En lugar de curar, o al menos aliviar mi sufrimiento, el único efecto de los
neurolépticos fue aumentarlo hasta convertirse en una verdadera tortura,
sufriendo más tarde efectos secundarios insoportables y vivir envuelto en un
profundo terror. Cuando salí del asilo, dos años después de mi locura, estaba
peor que nunca. La psiquiatría no me había ayudado. Los neurolépticos son
simplemente unos instrumentos de tortura.
Cuando me dieron de alta del asilo, mi psiquiatra me dio un montón de
neurolépticos y algunas recetas para otros más. Cuando llegué a casa lo tiré
todo al triturador de basura.
En ese momento no sabía que después de un período de tratamiento
relativamente largo de dos años, uno no debe detenerse de repente, sino de
forma gradual. Sin embargo, la repentina retirada de los neurolépticos, no me
ocasiónó consecuencias negativas.
Fue una suerte para mí que la psiquiatría aún no hubiera descubierto los
llamados efectos positivos del tratamiento de "neurosis obsesiva" con
antidepresivos. De lo contrario, probablemente habría aceptado estos
fármacos psiquiátricos porque habrían aliviado algo mis sufrimientos. No
estaría sano y habría llegado a ser un enfermo crónico y dependiente de los
antidepresivos de manera permanente. He descrito cómo me liberé de mi
"neurosis obsesiva" en otro lugar (Jesperson, 1993).
La locura no es una enfermedad que se cura. Mi locura surgió como una
llamada para buscar una nueva vida. Los tormentos que sufrí en un momento
eran, por un lado, las señales de que el estado de la vida en ese tiempo no era
bueno, por otro lado, fue la fuerza motriz que me empujó a buscar una forma
de salir de mi insoportable situación de vida, para darle sentido y encontrar
una forma de vivir auténtica. Sin esta inquietud no me hubiera movido. Las
drogas psiquiátricas hubieran bloqueado este motor y mi vida habría seguido
siendo de sufrimiento y locura permanente.
Fuente
Jesperson, Maths: "Was hilft mir, wenn ich verrückt werde?", en: Kerstin Kempker / Peter
Lehmann (Eds.): "Statt Psychiatrie", Berlín: Antipsychiatrieverlag 1993, pp. 38-40
Saliendo paso a paso
Wilma Boevink
Katherine Zurcher
Segundo miedo
Antipsicóticos / Antidepresivos / Benzodiazepina-tranquilizantes
No más médicos
En total, tomé benzodiazepinas durante veinte años en los que había visto a
muchos médicos; algunos me despreciaron por ser dependiente de los
tranquilizantes, otros me los recetaron libremente, y otros me los dieron en
cantidades tan pequeñas que me vi obligada a visitar sus consultas varias
veces al mes. Esto era humillante y atemorizante porque los necesitaba;
estaba muy mal y me preocupaba que el médico de repente decidiera
cortarme el suministro. Una vez, un ginecólogo me dijo que yo no merecía
tener hijos porque era dependiente de los tranquilizantes. Al final resultó que
nunca fui capaz de tener hijos, realmente no quería tenerlos. Para mí la vida
era demasiado sufrimiento. ¿Por qué iba yo a querer traer a una vida así a una
persona a la que quiero mucho? Ninguno de los profesionales de la medicina
a los que acudí, admitió jamás que sus colegas me hubieran metido en esta
adicción. Solo fui capaz de dejar los tranquilizantes por completo cuando me
enojé tanto con todos los psiquiatras y los médicos –hasta los que jamás había
conocido– que me prometí no volver a depender de ellos de nuevo. Prefería
morir antes que ver a un médico, y ya han pasado dos o tres años que no veo
a ninguno por algún motivo.
¡Nunca estaba enferma! Me sentía mejor y mejor. Ya no tenía ansiedad
cuando me despertaba por la mañana. Estaba libre de la "ansiedad de rebote".
Por fin pude ganar la confianza que nunca había aprendido a tener. Sé
relajarme y superar el mareo con la autoconciencia. He aprendido a
aceptarme a mí misma, salir y conocer gente sin encubrimientos de ninguna
clase o actuando con un falso yo. Aprendí a dejar de preocuparme de lo que
otros pensaban, que yo debería ser o hacer. Incluso me las arreglé para
¡perder 17 kilos! Por fin, me estaba convirtiendo en mí misma otra vez.
Parece increíble para mí ahora, cuando me acuerdo de mi primera
hospitalización, que una chica joven, con un padre alcohólico, fuera
diagnosticada esquizofrénica sin tener en cuenta los antecedentes y
problemas dentro de su familia. Mi padre me estaba mostrando que el alcohol
era la manera de superar los problemas y los psiquiatras me estaban
mostrando lo mismo. Ellos simplemente reemplazaron el alcohol con
tranquilizantes. Los he usado a menudo a pesar de que era consciente de los
peligros que entraña la mezcla de alcohol con las drogas psiquiátricas. El
tratamiento con insulina me hizo engordar mucho al igual que los
neurolépticos que también me generaron espinillas. Una adolescente necesita
sentirse bien consigo misma. Era casi como si estuvieran tratando de darme
una mala autoimagen. Ninguno de ellos pensó lo que me ayudaría el ganar
autoestima o desarrollar mis talentos. Por el contrario, me hicieron sentir aún
más inferior y defectuosa. Me hicieron perder veinte años de mi vida,
sintiéndome como un caso mental inferior, incapaz de vivir sin drogas
psiquiátricas y de hacer ninguna contribución valiosa a la sociedad.
Hoy en día cuando cuento esta historia, incluso los profesionales de la
salud mental se sorprenden de que yo siempre me considerara esquizofrénica.
De adolescente era muy triste, asustada y tímida. No hace mucho, el
psiquiatra que me conocía cuando era adolescente, dijo que se había
equivocado en mi diagnóstico como esquizofrénica a los diecisiete años. Por
lo que yo pude ver, la única base de su juicio acerca de que nunca había sido
esquizofrénica, era que yo había logrado mantener un trabajo y seguir casada
durante tanto tiempo. Parecía pensar que el diagnóstico equivocado no había
sido un grave error de su parte. Ni siquiera se había dado cuenta de que he
vivido durante veinte años en una vergüenza casi paralizadora, en secreto y
en soledad, dudando si estaba o no estaba loca y con una dependencia feroz
que drenaba mi autoestima diariamente.
A pesar que he superado muchos de mis problemas, quizás nunca podré
erradicar totalmente la duda de que algo anda mal por mi cerebro por todos
los medicamentos que he consumido. Todavía tengo dificultades con la
memoria y la concentración; por lo que he leído es una de las cosas que el
uso prolongado de las benzodiazepinas puede causar. Esto me inhibe en
muchas áreas de mi vida. Continúan la hipersensibilidad, la tensión y los
mareos de vez en cuando, aunque he aprendido a relajarme y vivir con ellos
menos temerosa. A veces me preocupa que haya un daño cerebral
permanente debido a las drogas. Además, nunca me sentiré totalmente a
gusto con estar cerca de otras personas que no han experimentado el
tratamiento psiquiátrico, porque nunca podrán entender este sufrimiento. A
menudo me guardo mi historia en secreto porque todavía hay muchos
prejuicios por haber sido catalogada como una "enferma mental", a menudo
me guardo mi historia en secreto.
Fuente
Weekes, Claire: "Peace from nervous suffering", Nueva York: The Book Service 1972
Bert Gölden
Con paciencia
Antipsicóticos: Melleril, Truxal / Antidepresivos: Anafranil, Equilibrin,
Ludiomil, Saroten, Sinquan, Tagonis, Tofranil / Benzodiazepina-
tranquilizantes: Tavor
El reconocimiento y la comprensión
Mundos tuvieron que venirse abajo antes de que fuera capaz de reconocer mi
propio sufrimiento. Los especialistas han fracasado y ya no me dan
confianza. Mi cabeza me dijo: reconocer su sufrimiento y convertirse en su
propia terapeuta –ayuda a sí mismo, porque nadie más lo hará. Así que me di
cuenta de que los especialistas, como psicoterapeutas y médicos, solo podían
ser mis guías y maestros, pero no podían por sí solos ser mis sanadores.
Tampoco los psicofármacos representan una cura para mí; en la mayor parte
son ayudas para ser utilizados durante un corto tiempo. El trabajo de los
médicos y las posibilidades de la profesión no se entienden a menudo por los
pacientes. Yo soy mi propio sanador, solo se puede ser ayudado por un
experto en el camino hacia la mejora o la salud. Siempre creo que necesito
esta ayuda. La ayuda orientadora solo puede ser un estimulante para
movilizar la fuerza de auto-sanación en mi cuerpo. Este reconocimiento es
importante a fin de disolver los bloques para la curación. A partir de ahora he
recogido información sobre mi enfermedad y sobre los medicamentos
psiquiátricos que me habían recetado. Contacté con otras personas que habían
sufrido como yo. He leído informes en libros y revistas, ganando así en
experiencia y conocimientos para convertirme en mi propio experto en el
ámbito de las condiciones relacionadas con la obsesión. Mi decisión estaba
tomada: yo tenía que prohibir las drogas psiquiátricas de mi vida.
Durante un período de veintiún años había tomado Saroten retard 25 mg
cápsulas, así como Tofranil 25 mg comprimido recubierto y comprimidos de
Tavor 2,5 mg y 2 mg. También me habían dado como un experimento:
Melleril (antipsicótico, principio activo tioridazina), Truxal (antipsicótico,
principio activo clorprotixeno), Ludiomil (antidepresivo, principio activo
maprotilina), Sinquan (antidepresivo, principio activo doxepina), Anafranil
(antidepresivo, principio activo clomipramina), Equilibrin (antidepresivo,
principio activo amitriptilinóxido; actualmente al parecer no disponible) y
Tagonis (antidepresivo, principio activo paroxetina). Pero ninguno de estos
medicamentos ha cambiado nada. O no me afectaron en absoluto o me
causaron fuertes dolencias por efectos secundarios. Por lo tanto, me recetaron
los medicamentos psiquiátricos estándar hasta 1992.
Nada es imposible
He estado libre de drogas psiquiátricas desde 1994 y tengo la intención de
permanecer así. Mi calidad de vida y entusiasmo han aumentado. Veo
muchas cosas desde una perspectiva diferente cosas que se pueden poner en
práctica; las ideas y las decisiones son más fáciles. La obsesión esta todavía
ahí, pero he aprendido que las drogas psiquiátricas no pueden proporcionar
suficiente ayuda. La psicoterapia temprana es mucho más prometedora y no
conlleva efectos secundarios. A diferencia de muchos expertos, un buen
psicoterapeuta siempre se centra en el caso concreto a la hora de seleccionar
el método de tratamiento. Y por supuesto no debe hacerse nada sin el
consentimiento del paciente.
En el grupo de auto-ayuda que fundé, obtuve un conocimiento más
positivo. Las sustancias químicas en las drogas psiquiátricas causan unos
cambios en la personalidad que ya mencioné antes. Puedo, por tanto, solo
ofrecer los siguientes consejos:
•
Recopilar información sobre las drogas psiquiátricas y su modo de acción
•
Recoger información sobre la condición en cuestión y sobre las posibles
causas de los problemas y luego considerar si ha llegado el momento de
empezar a reducir el tratamiento psicofarmacológico Es entonces cuando
uno empieza a sentir las emociones de nuevo y la vida comienza a tomar
otro curso, en otras palabras "orientado a objetivos" pensar y actuar.
Finalmente, dos citas de Albert Einstein: "En medio de la dificultad se
encuentra la posibilidad." – "Para ser miembro irreprochable de un rebaño
de ovejas, más allá de todo, lo que uno tiene que ser es una oveja."
Era para mí muy importante salir del rebaño.
Contrapesos
Harald Müller
Hoy es 2 de enero de 1998, uno de los días más importantes de mi vida que
yo celebro como una especie de cumpleaños. Mañana me visitarán amigos
que me han acompañado a través de los últimos veinte años.
Hoy hace veinte años que dejé de tomar drogas psiquiátricas y nunca he
tenido un solo medicamento desde entonces que tenga un efecto secundario
que altere la conciencia o el estado de ánimo. Antes de eso, tuve una
"carrera" de treinta años usando medicamentos (o para ser más exactos:
abusando) que puede ser mejor descrita como iatrogénica, es decir; una
adicción que fue provocada por la prescripción de un médico.
Se inició con la medicación para las migrañas y analgésicos. Mis ataques
nocturnos de pánico eran causados por un insomnio severo por lo que todas
las noches durante quince años también "tenía que" tomar grandes cantidades
de pastillas para dormir. Además, estaba para ese entonces el nuevo Valium
(benzodiazepina-tranquilizante, principio activo diazepam) y más tarde todo
el espectro de las benzodiazepinas y antidepresivos como el litio
(estabilizador del ánimo y profiláctico). Siempre tuve doctores que estaban
bien informados y que me proporcionaban según las necesidades, las últimas
drogas. Todos mis intentos de abandono durante esos años, terminaron en el
fracaso. Con el tiempo necesitaba más y más, y píldoras siempre "más
fuertes".
Al final, la degeneración en la grasa del hígado era como la de un
alcohólico, tenía problemas renales y con la absorción. No había plancha
izquierda en mi esternón, y mi tracto intestinal estaba volviéndose incapaz de
absorber el medicamento. Así que al final tuve que tomar inyecciones. En ese
momento yo tenía cuarenta años. No podía trabajar debido a las migrañas, la
depresión y el insomnio (causado en última instancia por el mal uso de los
medicamentos). Llegué a un punto en que tuve que tomar una decisión: o
moría a causa de las pastillas, o las dejaba –contra la opinión de todos mis
médicos, que me advirtieron del alto riego de suicidio, si quería empezar con
la abstinencia.
Poco después de Navidad, entré en un hospital administrado por la
compañía de seguros del empleado federal alemán que me fue recomendado
como "progresista". El jefe médico me aconsejó dejar mis medicamentos el 1
de enero. Cuando fui por el control de enfermeras, vi que habían puesto mi
vieja dosis en el envase de píldoras para mi habitación. Cuando le recordé a
la enfermera que había dejado de tomar la medicación, se excusó por haber
cometido un error. Unos días más tarde, fui por el dispensario de medicina, vi
otra vez que mi envase para las píldoras estaba lleno de nuevo. Me enojé y
me queje de la "dejadez". Más tarde me enteré de que esto se hacía con todos
los pacientes en rehabilitación: y que podrían interrumpir su retirada en
cualquier momento, sin decirles una palabra. Lógicamente cualquier persona
incapaz de dejar de fumar de forma voluntaria en el ambiente del apoyo de
los hospitales recaería sin remedio varias veces hasta que estuviera en casa.
En ese caso, sería mejor no comenzar una retirada en primer lugar.
En las primeras cuatro semanas dormía dos horas durante la noche, durante
el día era incapaz de dormir. Por la noche corría a través de los huecos de las
escaleras en los siete pisos del hospital porque no podía soportar mi
habitación. Durante el día caminaba alrededor o iba a nadar mucho con la
esperanza de estar físicamente cansado.
En este hospital me di cuenta de que la retirada de los medicamentos era
solo el comienzo. A partir de entonces los problemas psicológicos que habían
llevado a mis síntomas, migrañas, insomnio y depresión –se hicieron más
visibles nuevamente. Mientras estuve en este hospital solicité un lugar en un
hospital de renombre en medicina psicosomática. Me aceptaron muy
rápidamente y entré en la terapia allí durante diez meses. El éxito fue, sin
embargo, muy limitado.
En esos treinta años de abuso de medicamentos, no me había desarrollado
del todo. Necesitaba al menos diez años de confrontación intensa conmigo
mismo, para compensar por aquellos años. En particular, tuve que averiguar
las causas de mis síntomas.
Cuando miro hacia atrás hoy en los últimos veinte años, lo primero que
siento es agradecimiento. La riqueza y el valor de mi vida sin drogas
psiquiátricas son tan grandes que no se pueden medir. Mi depresión se ha ido
completamente durante los últimos ocho años. Tengo migrañas quizás tres
veces al año por las que existen claras razones. Los períodos libres de miedo
así como los patrones normales de sueño son cada vez más y mejores.
Pero, ¡el precio de todo esto fue alto!
En varias ocasiones estuve a punto de suicidarme. En los primeros años
después de dejar las drogas psiquiátricas, mi vida era un infierno tortuoso sin
ningún atisbo de luz. Si hubiera sabido lo que me esperaba, puede que ni
siquiera habría intentado retirarme de las drogas psiquiátricas. Por esta razón,
nunca podría hacer una declaración sin reservas a otra persona para salir de
su medicación. Se requiere mucho coraje, resistencia, tenacidad y
persistencia. La mayoría de los dependientes de las píldoras que he conocido
en los últimos veinte años no lograron dejarlas porque estaban "obligados"
por sus viejos síntomas. Lamentablemente, yo no tenía modelos a seguir, de
los que podría haber aprendido, o recibir el valor para continuar a lo largo de
mi camino.
Los grupos de autoayuda son muy importantes para mí. Emociones
Anónimos (EA), sin embargo, no era muy servicial. Aproximadamente la
mitad de sus miembros habían sido prescritos con drogas psiquiátricas. Por lo
tanto, reaccionaron muy negativamente por la falta de comprensión hasta
hubo verdadera agresión por mi elección de la abstinencia. NA (Narcóticos
Anónimos) era bastante servicial, pero extrañamente había otros que eran
dependientes de las drogas. He aprendido mucho en AA (Alcohólicos
Anónimos); no experimenté la sobriedad y la recuperación. El programa de
doce pasos espiritual de AA era (y sigue siendo) una de las bases más fiables
para mi recuperación. Esto tenía que ver con mi reconocimiento de un poder
superior a mí mismo (un poder superior, Dios) y la previsión de su ayuda,
para mi recuperación.
Los detalles de la forma de cómo salí de la adicción a las pastillas están
más allá de los límites de esta contribución; tendría que escribir un libro
entero para contar esa historia. Útil para mí fue la presión indescriptible de mi
sufrimiento al final de mi larga carrera de medicina que en última instancia,
me empujó a intentar la retirada. En los primeros años de estar limpio, era
importante para mí guiar a otros para que dejaran los medicamentos, en los
hospitales; ¡bajo ninguna circunstancia quiero repetir este proceso en mí
mismo de nuevo!
De esta manera, se ha conservado el recuerdo de mi propia retirada. Los
cincuenta años de mis experiencias con y sin drogas psiquiátricas pueden
resumirse en una frase: ¡Hay un camino!.
PD Hoy, 2008, después de treinta años, yo todavía sigo limpio. Esto no es
algo que damos por seguro, pero, ¡es un gran regalo!.
Ulrich Lindner
Mi curación espiritual
Hasta ese momento yo había recibido apoyo pastoral de dos personas
competentes que me retiraron su apoyo cuando dejé de tomar los
medicamentos psiquiátricos y decidí convertirme al catolicismo. "Piensa en
tu familia y empieza a tomar la medicina", escribió mi confesor antes de
interrumpir el contacto conmigo.
Desde mi primera visita en 1986 al monasterio evangélico Kirchberg, sentí
que iba a cambiar y me curaría. Y este camino hacia la curación comenzó en
serio a través de la meditación.
Era jueves, 19 de enero 1989, cuando yo rezaba unas oraciones nocturnas
en la capilla del monasterio y me quedé solo en mi banco de meditación. El
tiempo y el lugar desaparecieron de mi presencia. De pronto el rostro de
Cristo iluminó la oscuridad en contornos dorados y se me apareció con un
amor indecible. Lo vi, fascinado. Miré y miré, me quedé luego con mi rostro
transformado en tierra. Ahora yo creía firmemente que estaba en el camino
correcto. Empecé a ser una nueva persona.
Ese día experimenté varias formas maravillosas de orientación. Yo estaba
tomando parte en un curso de meditación propuesta por el sacerdote
benedictino Beda von Neresheim. Me invitó de inmediato a su monasterio.
Finalmente, me decidí a participar en un curso de meditación dada por el
Padre Beda. Antes de eso, tuve una experiencia mística decisiva en
Kirchberg. Me gustaría referirme a la audición (oído interno), que sobre todo
fortaleció mi certeza. Durante una meditación oí a Jesús que me decía: "Yo te
sanaré." Una y otra vez me pregunté: "¿Cómo va a hacerlo?"
Todavía me sentía impotente frente a mis depresiones. Psicológicamente
reconocía que había creado un demonio a través de mi depresión, conducta
autodestructiva que ahora me gobernaba. Me sentía triste, comencé mi viaje.
Nada más entrar en monasterio fui capaz de respirar. Las oraciones de las
horas canónicas me impresionaban más y más. La iglesia de la abadía
comenzó a fascinarme. Los ejercicios de meditación me dieron increíble paz.
Solo el embotamiento depresivo me mantenía bajo. ¿Cómo iba a deshacerme
de este "demonio"? reproché a Jesús por su promesa. "Prometiste sanarme,
pero ¿cómo?" Durante mucho tiempo, la comunión había sido de especial
importancia para mí, porque experimentaba intensamente la cercanía y el
amor de mi Salvador. Pero todavía me sentía indigno. Con cada fibra de mi
ser quería entregarme a Él. Pero me dije que no era posible que me aceptara
con mi comportamiento autodestructivo
El Padre Beda había programado una misa en la sala de meditación para el
sábado. También se invitó a los participantes protestantes del curso. Durante
la preparación de las ofrendas experimenté mi visión de curación, que era
totalmente inimaginable para mí como pacifista. De repente, el "demonio" se
paró frente a mí en una forma muy amenazante. Tenía una daga en la mano y
lo maté con tres puñaladas. Se desplomó y desapareció. ¡Así que yo lo había
matado! Una increíble sensación de felicidad y éxtasis se apoderó de mí
como nunca antes había experimentado. Llegué a la cumbre cuando recibí el
"cuerpo" y "sangre" del Señor y me convertí en uno con Jesucristo.
Así, en la tarde del 10 de junio de 1989, experimenté el misterio
fundamental de mi vida con una intensidad única: la unidad mística. Poco a
poco me di cuenta de lo que me había sucedido, se describe en el Nuevo
Testamento como un "renacimiento". Durante días, desapareció todo dolor
físico y mental. Como había sucedido con mi primera visión de 19 de enero
de 1989, se produjeron maravillosos actos de guía y providencia.
Experimenté todos los sentidos mucho más intensamente de manera muy
satisfactoria. Al final entendí que estaba completamente encantado y
reconciliado con todo: con Dios, con el mundo y conmigo. Era una persona
nueva. Durante un año viví en la convicción de ser un verdadero católico.
Actué intensamente en una parroquia católica en mi ciudad natal. Poco antes
de mi incorporación pública, el sacerdote me dijo que ellos no tenían ningún
uso para mi ser; un "mal protestante mental". ¡Gracias a Dios!, Logré
descubrir recién la iglesia evangélica.
De hecho, aún no era lo suficientemente fuerte como para soportar una
nueva vida. Para mi horror, en mi nueva casa tuve dos depresiones que
duraron varios meses. En septiembre de 1990 y mayo de 1992, las personas
que me habían apoyado no sabían qué hacer. Me sentí abandonado por todos.
Incluso la ayuda de la línea telefónica no pudo ayudarme. Debía haber algún
lugar donde pudiera salvar mi vida, alguna organización social, no sé... Una
vez más visité a un psiquiatra y de nuevo me prescribieron drogas
psiquiátricas que no me hicieron ningún bien en absoluto, al igual que todas
las otras cosas diabólicas que me habían prescrito durante treinta y tres largos
años. No dudo de mis experiencias profundas de fe, pero no me sirvieron de
nada. La oración y la meditación me llevaron a una desesperación sin
esperanza. Quise quitarme la vida por tercera vez.
Mi sanidad física
No soy, por naturaleza, un tipo muy deportivo. No obstante, incluso en la
escuela me había obligado a mí mismo para realizar ejercicio físico, había por
ejemplo, comenzado a correr años antes. Empecé a correr de nuevo en 1990
en mi nuevo lugar de residencia. En vista de mi apatía depresiva, fue
especialmente difícil para mí. Me ayudó el estímulo que recibí de mi
hermano Thomas. Sin embargo, tenía que luchar diariamente para levantarme
de la cama cada mañana. Me dije a mí mismo que solo dependía del siguiente
pequeño paso. Desde el principio, me receté a mí mismo una carrera diaria en
los bosques de todo tipo de clima. Una y otra vez los calambres musculares y
las lágrimas me detuvieron. Comencé a sufrir de un dolor de espalda. El
médico y el masajista me dijeron que lo que estaba haciendo era de locos.
Con los años he mejorado mi condición física. Mi rendimiento aumenta
con bastante rapidez. Como si para mí, la ruta que comencé como carrera
lenta de una hora, se ha convertido en una salida.
Mi autoestima ha aumentado de forma masiva a través de la curación física
y de la experiencia de una felicidad desencadenada por la expresión de las
hormonas y endorfinas. Ya había experimentado esto antes. Pero mi euforia
fue considerada como poco saludable. Lo había oído esto de los psiquiatras,
de mi ex esposa y en ocasiones, de gente piadosa. Pero, de hecho, la literatura
no deja ninguna duda que correr es el mejor antidepresivo.
Al principio, tenía miedo de ser visto en la pista deportiva. ¿Qué demonios
van a pensar de mí? Durante mucho tiempo no me gustaba correr por la
mañana temprano en el bosque oscuro como la boca de un lobo.
Correr me ayudó mucho. Corría por mi vida, sin importarme la opinión de
la gente. Nadie me ayuda con mi sufrimiento. De hecho, me lo dificultan.
Probablemente son indiferentes para mí.
Fuentes
Dieterich, Michael: "Wir brauchen Entspannung", 6a edición, Giessen: Brunnen-Verlag
1997
Tausch, Reinhard: "Hilfen bei Stress und Belastung", Reinbek: Rowohlt 1996
Oryx Cohen
¡Hola psiquiatría!
Milagrosamente había sobrevivido, pero dos días más tarde, después que los
médicos se enteraron de cómo había estado comportándome con mi madre,
me enviaron directamente a la sala de psiquiatría del Hospital Médico
Universitario de Worcester, Massachusetts. Yo estaba aterrorizado. Visiones
de electrochoque, la lobotomía, y "One Flew Over the Cuckoo’s Nest"
(Alguien voló sobre el nido del cuco / Atrapados sin salida) pasó ante mí. Por
supuesto, en estos días el tratamiento son los fármacos psiquiátricos. En la
sala de psiquiatría nos alineaban como al ganado. Fui obligado a tragar
píldoras que nunca quise tomar.
Me dijeron que tenía trastorno bipolar y que iba a necesitar estos
"medicamentos" para el resto de mi vida. Ni una palabra acerca de los
"efectos secundarios"; por supuesto yo no había firmado mi consentimiento.
Después de todo, se suponía que estos fármacos eran como la insulina para la
diabetes, eso es lo que me dijeron. Salí del hospital el 28 de septiembre de
1999, con una receta diaria de 2.000 mg de Depakote (estabilizador del
ánimo, principio activo valproato) y 1,5 mg de Risperdal (antipsicótico,
principio activo risperidona). También salí decidido a demostrar que estaban
equivocados en todos los aspectos.
Poco después de mi liberación, tuve náuseas severas unas tres veces por
semana y vomité incontrolablemente. Al principio pensé que era una reacción
a la comida que estaba comiendo, alguna pizza en mal estado, o algo así. Un
día estaba hablando con mi psiquiatra, la Dra. Attiullah, por teléfono y le
mencioné mis náuseas. Ella casualmente comentó, "Oh, eso es un efecto
secundario de la medicación." Hmmm. ¿No hubiera sido bueno saberlo un
poco antes?
En busca de apoyo
Después de ver a cuatro psiquiatras durante el transcurso de un mes, en el
momento en que entré a la Universidad de Massachusetts a la acogedora
oficina del Dr. Ascher, reconoció que estaba gravemente "medicado en
exceso". El doctor Ascher redujo inmediatamente la dosis de Risperdal por
0,5 mg con la intención de reducir en 0,5 mg cada semana. A las dos semanas
me ayudó a estar completamente fuera del Risperdal sin ninguna "recaída" o
dificultades de abstinencia de ningún tipo. En total había tomado Risperdal
durante diez semanas.
Pronto, sin embargo, engordé veinticinco libras de sobrepeso debido al
Depakote. Para un atleta, el peso extra causa una gran lentitud además de ser
poco atractivo. Inconscientemente sentí que el Depakote (o mejor; el
"Depamierda") me estaba convirtiendo en un enfermo mental crónico, tenía
que hacer algo.
Estando gravemente drogado, tenía una idea de lo importante que sería
contar con apoyo para dejar los medicamentos. A pesar de que
desesperadamente quería dejar el Depakote, sabía que sería muy difícil de
retirarlo yo solo. Todo el mundo en mi familia confiaba en los médicos en
este punto. Ahora me doy cuenta de que se preocupaban por mí y tenían
miedo de perderme. Pero creo que también temían que estaba mentalmente
enfermo y querían que fuera "medicado".
El ejercicio de la vida
Otra clave de mi entusiasmo por la vida es que fuera del trabajo hago otras
muchas cosas. Me gusta mucho el deporte y la competición. Puedo jugar en
las ligas de baloncesto cada año. Cuando empiezo a tener dificultades con el
sueño, voy a jugar al baloncesto durante un buen tiempo. Sudar la camiseta
rompe la tensión. Casi inmediatamente después que hago ejercicio me siento
mucho más relajado y mis patrones de sueño vuelven a la normalidad. Creo
que el deporte es una excelente alternativa a las drogas psiquiátricas.
Un futuro real
Sin lugar a dudas, el ingrediente más importante de mi recuperación, además
de mi fortaleza y la capacidad personal, es Kristin. Incluso cuando yo dudaba
de su lealtad, ella estaba a mi lado a pesar de todo. Kristin confiaba y todavía
confía en mi juicio sobre los medicamentos. Kristin y yo nos casamos el 12
de junio de 2004. He caminado por la vida de la mano de la psiquiatría y con
el resto de los amigos que he hecho en este increíble viaje sé realmente que
tengo un verdadero futuro.
Retiro con ayuda profesional
Manuela Kälin
Fiona Milne
A los 49 años de edad, estaba felizmente casada, tenía ya tres hijos adultos y
acababa de regresar con mi marido de un maravilloso viaje de tres meses en
el extranjero. En julio de 2006 había ido de nuevo a un trabajo que me
encantaba, había resuelto volver de nuevo a la rutina. Mi salud estaba bien
aparte de un temblor ocasional que se había desarrollado en mi brazo
derecho. Estaba esperando una cita con el neurólogo, pero nunca tuve la
oportunidad de verlo ya que toda mi vida cambió el 1 de septiembre de 2006.
Me desperté temprano, alrededor de las 4 de la mañana, con una sensación
de malestar, sabía que algo andaba muy mal. Mi cuerpo se sentía extraño,
como la calma antes de la tormenta. Entonces sucedió. No tenía control sobre
lo que comenzó a desarrollarse y me pregunté si iba a morir. Mis piernas se
inclinaron rígidamente, se levantaron de la cama y se congelaron en esa
posición, al igual que el brazo izquierdo. El brazo derecho estaba temblando
y se agitaba de arriba a abajo. Mis labios se estaban relamiendo juntos, no
podía hablar y mi cuerpo expulsó los chillidos más horrendos. También hubo
espasmos a nivel del tronco con sacudidas verticales. Estaba asustada, muy
asustada. Podía oír lo que estaba pasando a mi alrededor, pero no pude
responder. El oficial de la ambulancia le dijo a mi marido, "Parece que hay
posibilidad de que tenga un accidente cerebrovascular o tal vez una
hemorragia en el cerebro."
Me llené de miedo y terror. Un viaje rápido al hospital en ambulancia,
donde los ataques continuaron y me dieron diazepam por vía intravenosa.
Después de la admisión, las pruebas comenzaron, incluyendo análisis de
sangre, punción lumbar, tomografía computarizada y un vuelo a Christchurch
en ambulancia aérea para una resonancia magnética. Los resultaron fueron
normales. Después me suministraron Epilim (principio activo valproato), un
medicamento para la epilepsia, ya que pensaban que pude haber estado
teniendo complejas convulsiones parciales. También me dieron lorazepam
(benzodiazepina-tranquilizante) tomada con Epilim, esto me hizo estar tan
somnolienta que ni siquiera podía caminar sin ayuda, solo quería dormir todo
el tiempo. Suspendieron el Epilim después de darse cuenta de que no estaba
ayudando con los síntomas en absoluto. Me quedé en el hospital durante diez
días, con lorazepam permanecí durante unas cuatro semanas.
No se me permitía conducir; me pusieron en lista de espera para un EEG
en el hospital de Christchurch para descartar la epilepsia. Este resultado
también fue normal. Durante la espera de seis meses, mis ataques
continuaron, los síntomas variaron con el tiempo. Estos no eran tan graves
como el evento inicial, pero sin duda se mantenían lo cual era muy, muy
difícil; incluían muecas faciales, protrusión de la lengua, aleteo del brazo
derecho, espasmos y movimientos involuntarios de la cabeza y del tronco. A
veces duraban hasta una hora a la vez. Era agotador, desgastante y muy
debilitante, por lo que dejé mi trabajo, lo que aumentó aún más el trauma.
También tenía migrañas.
Me diagnosticaron finalmente de discinesia, un trastorno de movimiento.
Un nuevo viaje comenzaba para mí en busca con las posibles causas de este
trastorno y su pronóstico. Durante este período de investigación inicial en
Internet encontré la web de Anna de Jonge2, oficial de enlace para la
"Defensa de los derechos de los pacientes" en Hamilton. Fue un verdadero
milagro encontrar a Anna. Su consejo, apoyo y compromiso, para mí ha sido
abrumador y de un valor incalculable. Cuando no tuve a nadie más a quien
recurrir y mi marido y yo estábamos ya al final de nuestras fuerzas ella estaba
allí con su conocimiento y comprensión.
Me quedé muy sorprendida al saber que el antidepresivo ISRS (inhibidor
selectivo de la recaptación de la serotonina) como el Aropax (principio
activo paroxetina), que yo había estado tomando durante doce años para la
depresión y la ansiedad, puede causar trastornos del movimiento. La razón
por la que estaba tomando ISRS se debió a la depresión y la ansiedad, pueden
causar trastornos del movimiento. La razón por la que estaba tomando ISRS
se debía a la depresión y la ansiedad que había sufrido desde que tenía trece
años de edad. A pesar de que la conexión entre los ISRS y los trastornos del
movimiento es un hecho conocido en los círculos de expertos, hemos tenido
una verdadera lucha para convencer a la profesión médica de esta relación.
Yo estaba con 20 mg al día, pero la dosis ha variado a lo largo de los años.
Nunca me habían advertido de este efecto adverso raro, por lo que continué
investigando en Internet. Yo sabía que tenía que salir de esta droga, junto con
el lorazepam que, siendo una benzodiazepina, no debe ser prescrito por más
de dos semanas. No quería ser adicta a estos medicamentos. Tuve una nueva
batalla en mis manos ya que estaba suspendiendo el Aropax. He intentado
varias veces a lo largo de los años y he fracasado; mis experiencias pasadas
parecen ser una pesadilla. Sentí descargas eléctricas en la cabeza y detrás de
los ojos, mareos, sensación de hormigueo en la piel, insomnio, pesadillas
vívidas, ira y rabia, sensación de inflamación en mi interior, ganas de
suicidarme, ansiedad, depresión y un llanto incontrolable. Cada vez que lo
intentaba era muy difícil superar esta adicción al Aropax, solo porque los
médicos me habían dicho que lo necesitaría para el resto de mi vida. Habían
regresado los viejos síntomas de la depresión, me dijeron, pero no era así sino
la abstinencia por las drogas, que es compleja, difícil y agobiante. Lo sé
porque me ha pasado a mí.
Por consejo de mi médico, seguí tomándolo, creyendo que sería así para
siempre. Con este fármaco también he sufrido continuos efectos adversos:
sudoración nocturna, insomnio, mareos, aumento de peso, dolores de cabeza,
los niveles de prolactina elevados, emociones embotadas, falta de
concentración, pesadillas, temblor y un estreñimiento causado por una cirugía
intestinal grave. Sabía que tenía que dejar el Aropax pero era muy aprensiva.
Mis experiencias pasadas fueron un cruel recordatorio. Le dije a mi médico
que tenía que ir a un retiro y salir de la circulación para sobrevivir a la terrible
experiencia.
Dejé este medicamento muy lentamente, con el apoyo constante de Anna,
unas nueve semanas desde mi última dosis, el 7 de enero de 2007. Al tiempo
que reduje el Aropax los síntomas de abstinencia continuaron durante doce
meses después de la última dosis. Estaba grave, pero no era una buena
solución regresar de nuevo al médico pues sabía que probaría más drogas
conmigo. Los principales problemas de abstinencia incluyeron depresión,
ansiedad, mareos, insomnio, ataques de ira y pesadillas. La roca a la que
agarrarme era y son, mi marido, mi familia y Anna. Estaban allí para
recogerme, limpiarme las lágrimas, asumir las complicaciones y darme la
fuerza que necesitaba para conseguir dejar los medicamentos y volver de
nuevo a tener ganas de vivir. Anna me dijo que tomara bebidas con calcio-
magnesio, ciertas vitaminas y minerales, comer muchas frutas y verduras
frescas, beber zanahoria cruda y jugo de apio diario. La homeopatía me ha
reducido tanto la gravedad como la frecuencia de los ataques. También he
empezado con la terapia cráneo-sacral; los resultados han sido asombrosos.
Ellos han ayudado a mi cuerpo a lidiar con el trauma que he soportado.
Desde que suspendí el Aropax ya no tengo temblor de brazo y mi mente se
siente más aguda a pesar de los síntomas en curso. Mi discinesia es una
condición médica cruel y debilitante que crece y mengua, entra en remisión, y
cuando crees que la has superado, salta y te muerde en el trasero de nuevo.
Todos los días tengo espasmos en la boca y contracciones del tronco. El
lado izquierdo de mi cuerpo se ve afectado más que el derecho. No puedo
mover la lengua hacia el lado izquierdo de la boca, no tengo problemas con
algún discurso, mi brazo izquierdo es débil. Mi mano izquierda, a veces, no
se cierra y agarra objetos como un tenedor. Es un gran esfuerzo levantar mi
pierna izquierda, sobre todo al subir escaleras, esto me puede provocar
espasmos en el tronco. Tengo problemas con la memoria a corto plazo y me
cuesta mucho concentrarme.
Dos de mis especialistas dicen que nunca han visto que esto le suceda a
alguien por tomar un ISRS, y que es muy raro. Encuentran mi condición
"interesante", quieren seguir mi progreso, para ver y aprender. Notifiqué al
centro de reacciones adversas de fármacos en Dunedin sobre mi situación con
el Aropax y curiosamente, me informaron que ha habido otros informes
mencionando que el Aropax puede causar discinesias y distonías (trastornos
del movimiento y en el tono muscular). No es obligatorio para los médicos en
Nueva Zelanda informar de las reacciones adversas a los medicamentos al
Center for Adverse Reactions Monitoring (Centro de monitoreo de
reacciones adversas).
Solo puedo esperar y rezar para que esta condición disminuya con el
tiempo; deseo un nuevo bienestar. Esta historia personal espero que sirva
para aumentar la conciencia de los efectos adversos de los antidepresivos
ISRS. La gente merece estar informada y saber que tienen opciones.
Me gustaría enviar un gran agradecimiento a Anna, por todo. Sin ella, su
empatía y apoyo, realmente no sé dónde estaría hoy. Mis síntomas continúan
mejorando durante el tiempo que he estado fuera de la droga, dando una
prueba más que esta es la causa de mi condición. Ahora estoy tomando un
suplemento natural llamado Amoryn3 para mi depresión y estoy teniendo
grandes resultados hasta la fecha.
Anotaciones
1 Permiso concedido: El artículo original fue publicado con el título "Fiona's Story" en
Healthy Options (Nueva Zelanda), octubre de 2007, pp. 34-35 –
www.healthyoptions.co.nz. Texto revisado.
2 Para información sobre Anna de Jonge visite
https://sites.google.com/site/patientsrightsadvocacy/anna-de-jonge
3 El principio activo del Amoryn es la hiperforina, uno de los principales ingredientes de
la hierba de San Juan, lo que mejora el estado de ánimo, restablece el equilibrio
emocional, aumenta la relajación y reduce la ansiedad. Para obtener más información,
consulte www.amoryn.com
David Webb
Fondo
A mediados de 1995 caí de lleno en una desesperación, de la que no me
recuperé hasta mediados de 1999. Fue provocada por la ruptura de una
relación, y acentuada por estar a la vez en ese momento sin empleo y sin
hogar, aunque ambas situaciones fueron por elección personal. Me rompió el
corazón el fracaso de esta relación y no pude hacer caso omiso a mi tristeza y
dolor. Me refugié en la heroína. A los veinte años había usado heroína varias
veces como una droga recreativa, cuando volví a ella en búsqueda de alivio
en 1995 hacía más de quince años que no la tomaba. La heroína me dio algo
de alivio al dolor inmediato que sentía en el momento, pero, inevitablemente,
también me originó más problemas de los que había resuelto. Aún no me
había dado cuenta de que volvía a ser un suicida.
Ya había tenido un "episodio" suicida en 1979, otra vez provocado por la
ruptura de una relación muy valiosa. Me había enganchado de nuevo a la
heroína, pero en esta ocasión fue casi de inmediato con el fin de utilizarla
para suicidarme. Mi primer intento fue una broma, tuve una resaca
desagradable de heroína. Mi siguiente intento pudo haber tenido éxito,
excepto que de alguna manera prendí fuego a la casa, lo que alertó a los
vecinos. Me desperté un par de días más tarde en el hospital con quemaduras
extensas. Al año siguiente más o menos cuando mi vida giraba en torno a la
recuperación de estas quemaduras, hice un intento más, con todos los
medicamentos que me habían prescrito los médicos, pero esta vez mi madre
se dio cuenta de que no estaba realmente dormido y llamó a la ambulancia
que me llevó al hospital general. Pasé un breve período encerrado en un
hospital psiquiátrico y casi sin darme cuenta pasé del hospital al salón de
clases en la universidad para estudiar informática. Me gradué y comencé una
carrera moderadamente exitosa en la industria de los programas informáticos,
volviendo a esta misma universidad para enseñar en 1989. Una vida bastante
buena. Hasta 1995.
Como ya he dicho, al principio no me di cuenta por qué había vuelto a mis
ansias suicidas. Mi dolor y desesperación se sintieron aliviados solo
brevemente por la heroína, pero ahora estaba teniendo todos los problemas
por culpa de mi adición y retirada. Me volví progresivamente más y más
disfuncional, hasta que finalmente, abrumado por la desesperanza e
impotencia que a menudo conduce a pensamientos suicidas, empecé a planear
mi muerte. Por alguna razón, tal vez yo era un poco más maduro de lo que
era en 1979, decidí pedir ayuda y llamé a mi hermana. Esto marcó el
comienzo de lo que se convirtió en una lucha de cuatro años contra mi
tristeza.
Aunque al principio llamé a mi desesperación una crisis espiritual, la
reacción a mi grito de ayuda debía ser tratada por una adicción a las drogas.
Esta crisis espiritual nacía desde lo más íntimo de mi ser. ¿Quién soy? ¿Qué
soy yo? ¿Qué significa para mí mi existencia? Si estas preguntas no tenían
una respuesta significativa y satisfactoria me iba a morir sin ninguna duda.
Fui a varios programas de desintoxicación de drogas y de rehabilitación,
con la asistencia a reuniones de Narcóticos Anónimos (NA), me fui a vivir a
un ashram de yoga y luego con algunos amigos en la hermosa campiña
australiana. Algo de esto me ayudó enormemente pero mi tristeza no tenía
cura. Cuando llegué a la ciudad me encontré otra vez tomando heroína.
Algunas veces pensé que estaba por encima de ella, pero volvía a caer de
nuevo. Estaba al borde la desesperación.
Drogas psiquiátricas
Había tomado brevemente el antidepresivo Aurorix comenzando este viaje de
cuatro años, pero no tuvo ningún efecto aparente, ni bueno ni malo. Más
tarde, durante el tiempo que estuve viviendo con unos amigos en el país,
tomé Aropax (antidepresivo, principio activo paroxetina) durante doce meses
y perturbó mi sexualidad. Durante la mayor parte de este tiempo tenía una
sesión asesoramiento semanal con un psicólogo. Fue un período bastante
estable para mí. No estaba usando activamente la heroína, ni tenía
pensamientos suicidas; estaba contento. Seguramente el psiquiatra
consideraba que esto era debido al Aropax, pero me pareció que tenía más
que ver con la vida sana, además que también estaba entrenándome para
aceptar que la vida era una mierda. Decidí dejar de tomar el Aropax al mismo
tiempo que volver a mi ciudad natal en Melbourne. En esta etapa había
perdido toda la fe en el psiquiatra, (su designación estándar era de quince
minutos y se comportaba de una forma arrogante, machista y desconsiderada)
por eso no le consulté sobre cómo dejar las drogas psiquiátricas. Me habían
dicho una y otra vez que estos medicamentos no eran adictivos. Yo notaba
que no me hacían ningún bien, sentía solo un amortiguamiento sexual, por lo
que podría dejar de tomarlos yo solo. Inmediatamente recaí en la heroína.
Después de algún tiempo en otro proceso de desintoxicación de drogas accedí
a probar un nuevo antidepresivo, esta vez iba a ser Efexor (antidepresivo,
principio activo venlafaxina). Me trataron primero con la mitad de la dosis.
Después de algún tiempo en otro proceso de desintoxicación de drogas
accedí a probar un nuevo antidepresivo, esta vez iba a ser Efexor
(antidepresivo, principio activo venlafaxina). Teniendo en cuenta mi historia,
me refiero a lo que creo que era la dosis total de un adulto normal, en lugar
de la práctica habitual, me trataron primero con la mitad de la dosis.
Después de un par de semanas no hubo efectos apreciables así que mi
psiquiatra y yo decidimos duplicar la dosis a dos comprimidos de 75 mg dos
veces al día. Al poco tiempo era incapaz de dormir. Después de una semana
prácticamente sin dormir insistí en ver al psiquiatra. Consideramos el cambio
a otro antidepresivo, pero como yo estaba todavía muy "deprimido" (es decir,
suicida), se consideró un tanto arriesgado ya que estaría un par de semanas de
desintoxicación del Efexor y luego otro par de semanas antes de que el nuevo
medicamento (tal vez) funcionara. El psiquiatra recomendó añadir otro
producto químico a mi dieta de drogas: Zyprexa (antipsicótico, principio
activo olanzapina), uno de los nuevos antipsicóticos "atípicos", que se utiliza
principalmente en el tratamiento de "la esquizofrenia". Mi médico me dijo
que este fármaco podría "mejorar" el efecto de los antidepresivos, además de
que tenía algún efecto sedante que podría ayudar con los problemas de sueño.
Ahora sé que todo esto era una mentira escandalosa. Ahora sé que Zyprexa
es un neuroléptico poderoso y potente que somete la actividad del cerebro
mediante procesos químicos que no son bien entendidos, por lo general con
los efectos secundarios tampoco no se entienden bien. Ahora también sé, que
es de hecho, una práctica común en la psiquiatría; simplemente aumentar la
dosis y / o la potencia (es decir, drogas más fuertes) de estos llamados
tratamientos con el fin de someter los síntomas desagradables de la
desesperación. También sé ahora, que estos fármacos nunca lo hacen, que a
veces pueden someter a los síntomas, pero sin tratar realmente las causas, es
decir: la fuente real de la desesperación y el sufrimiento que estaba
experimentando.
El único efecto secundario de Zyprexa que el psiquiatra mencionó fue que
yo podría "desarrollar un poco de gusto por lo dulce". Fue una subestimación.
Durante el año siguiente, mientras estaba tomando este medicamento,
desarrollé una pasión adictiva para los helados de Cadbury con crema de
vainilla y engordé unos veinte kilos. Pero el efecto "real" de esta droga, es
que me convertí en un zombi: todo el día en casa comiendo helados y viendo
la televisión. Creo que estuve con este cóctel de drogas alrededor de un mes,
hasta que finalmente renuncié y después de tres años de lucha hice mi primer
intento serio de suicidio. Había tenido antes algunos intentos poco entusiastas
y a veces estúpidos, pero este era justo ("dinkum" como decimos aquí en
Australia). Me registré en un motel con un gran alijo de heroína y una botella
de whisky, una combinación letal. Me desperté en el hospital uno o dos días
más tarde, el personal del motel me había encontrado inconsciente y llamaron
a la ambulancia. Mi pobre familia no sabía si me iba a despertar. Me enteré
mucho después de que los médicos estaban preocupados por una posible
lesión cerebral, no por la heroína, sino por todos los medicamentos que yo
también había tomado, en especial el Zyprexa.
Fue en este momento cuando cedí y fui al programa de metadona
(hipnótico, principio activo levometadona), que se me había ofrecido antes,
pero siempre me había negado, temiendo su reputación como una adicción
más severa que la heroína, así como la forma en que te encadena a las visitas
diarias a la farmacia. Ahora estaba con una doble dosis de Efexor, otra
considerable de Zyprexa y una más de "bloqueo" con metadona. Estaba
bastante podrido por todas estas potentes cargas diarias de sustancias
químicas en mi cerebro, tambaleándome, aturdido y confuso para realmente
no preocuparme por nada.
Mis condiciones de vida eran muy cómodas y seguras. Compartía una casa
con una antigua amante. Durante unos ocho meses tomé diariamente
metadona, Efexor, Zyprexa, helado de Cadbury (con crema de vainilla) y veía
la televisión durante el día. Estaba sexualmente inerte y severamente
estreñido pero por lo demás "estable"; no usaba la heroína y no estaba
activamente suicida. Una vez más, parecía que la mayoría de la gente era
feliz de aceptar esto como algún tipo de recuperación, aunque yo sabía que
todavía estaba profundamente infeliz... pero simplemente no me importaba.
Tenía sesiones de asesoramiento ocasionales, pero estaba tan desinteresado
en esto como con todo lo demás. Hacia todo lo exterior me mostraba inerte,
aburrido, apático y desinteresado, como un zombi, a la espera de algo, pero
sin pensar en lo que podría ser o cómo podría suceder.
Los dueños de la casa que habían estado viviendo en el extranjero
regresaron a los seis meses como estaba previsto. De vez en cuando tomaba
heroína, como si deambulara de nuevo sin rumbo fijo. Era como un pequeño
chispazo a una vida de otra manera aburrida y muerta, pero también era muy
costoso y probablemente bastante peligroso obtener suficiente cantidad para
que yo pudiera sentir a través de la niebla de la metadona. Negocié con la
familia y amigos sobre dónde podría ir a vivir. Me enfrenté otra vez con la
desesperanza de mi situación. Intenté suicidarme nuevamente, esta vez
tomando una sobredosis de metadona que había venido acumulando de las
dosis que consumía durante los meses anteriores. Sabía que una triple dosis
era suficiente para morir, pero para estar más seguro pensé que no fallaría
ingiriendo doce o quince veces más de mi dosis normal. Sin embargo, ¡Ay,
nooo!, esta vez simplemente me desperté en la habitación de un motel con el
personal golpeando a mi puerta. No sabía qué hacer. El despertar de un
intento de suicidio es una sensación bastante peculiar. Llamé a mis médicos
para que fueran a controlarme, ellos insistieron que fuera a verlos
inmediatamente. Comprobaron que estaba bien físicamente y antes de
terminar el día ya estaba diagnosticado y llevado bajo escolta a un hospital
psiquiátrico. Después de pasar un fin de semana, el psiquiatra del hospital
evaluó mi condición como una "depresión existencial" por lo tanto no tenía
necesidad de continuar allí y dispusieron mi salida inmediata. Parecía una
broma.
Saliendo
Después de unos días durmiendo en el suelo de casas de amigos y familiares,
una vez más mi muy buena fortuna me llevó a una casa de huéspedes
(vivienda pública para los más desfavorecidos), que es donde vivo hoy. Yo
era un desastre, pero muy agradecido por estos pequeños pocos metros
cuadrados que llamaba "hogar". A las pocas semanas, decidí que iba a salir
de todos estos fármacos. Es difícil decir exactamente de dónde vino esta
decisión. Las drogas no estaban en mí era yo quien estaba dentro de ellas.
Dejaría de tomar todos estos venenos y si moría en el proceso, pues muy
bien, no me importaba. Llamé a mis médicos para ir a verlos y comentarles
mi decisión.
Curiosamente, cuando llegué allí, el médico jefe que supervisaba mi
metadona, una persona maravillosa, no como el psiquiatra, dijo que habían
revisado mi expediente y decidido que el plan de tratamiento actual no estaba
funcionando. Me reí cuando le dije que había decidido dejar todos los
medicamentos. La verdad era que yo había estado luchando con mi suicidio
durante casi cuatro años y los dos intentos serios que tuve de suicidarme
habían sucedido mientras estaba tomando esta pesada carga de psico-
medicamentos. A pesar de esto y de mi odio actual a estas despreciables
"medicinas" no los culpo por mis intentos de suicidio. Yo era un suicida
delante de ellos y fue el agotamiento por mi lucha, más que nada, creo que
finalmente lo que me empujó sobre el borde. No culpo a estos medicamentos
por mis intentos de suicidio, a pesar de que ahora he aprendido, que por sí
solos pueden desencadenar sentimientos suicidas. Pero está claro que no
ayudan y que, de hecho, hacen la situación peor, porque mientras yo estaba
zombie por estos fármacos no había manera alguna vez de que iba a
solucionar los problemas reales detrás de mi suicidio. Como un querido
amigo de NA una vez dijo "si no puedes sentirlo, no puede curarlo."
Yo solo quería dejar de tomar todo de inmediato. El médico, sin embargo,
dijo que esto sería absurdo y peligroso, que tenía que dejar estos fármacos,
uno por uno, poco a poco y con cuidado. Tuve que estar de acuerdo, esto
tenía sentido, así que puse en marcha un plan para dejar primero la metadona,
y luego los demás. Para esta ocasión era la Zyprexa la que más odiaba y la
que más ganas quería dejar de tomar, pero estaba convencido de que primero
tenía que salir de la metadona.
La metadona también es muy adictiva. Me había desintoxicado de la
heroína muchas veces y sí, es una experiencia muy desagradable. Pero no es
nada comparado con la desintoxicación de la metadona. Me habían advertido
sobre esto de antemano, junto con los otros efectos secundarios de la droga.
No tengo ningún rencor en absoluto a los que me aconsejaron tomar la
metadona. Me dijeron que se trataba de un experimento y que no podría
trabajar. Como tenía bastantes problemas con la heroína probé con la
metadona. No funcionó, pero no culpo a los médicos por eso.
El plan de retirada de la metadona fue suspenderla en más o menos tres
meses. Más tarde supe que esto era muy rápido en realidad, seis meses sería
lo más adecuado para mi dosis que estaba en (80 mg por día). Estoy
agradecido a mi médico con metadona por este programa de desintoxicación
rápida. Yo también había escuchado en NA y en otros lugares que nadie se
quita de la metadona sin usar la heroína de nuevo, es decir, se utiliza la
heroína para amortiguar por sí mismo los retiros de metadona. Yo no era la
excepción. Me fue bien durante el primer par de meses. El químico me
preguntaba de vez en cuando si quería "golpear esa pared" todavía. Le decía
que no, que lo estaba haciendo bien. Hasta mi última semana de
desintoxicación, estaba con 2 mg por día y luego bajé a 1 mg y luego a cero
al final de la semana. Empecé a sentirme mal como si estuviera recibiendo
una mala gripe. Los síntomas típicos de los retiros de opiáceos. Normalmente
cuando esto ocurre (y casi siempre se produce en algún momento) se vuelve a
estabilizar esta dosis o un poco más alto hasta que esté listo para continuar.
Estaba tan cerca de terminar que me decidí a ir por ella y fingí que estaba
enfermo con una gripe fuerte durante una semana o algo así, o lo que fuera
necesario. Aunque aún estoy contento con esta decisión, en realidad era unas
seis semanas antes de que estos síntomas de abstinencia finalmente se
desvanecieran.
Los síntomas de la abstinencia de opiáceos son bien conocidos: dolores en
las articulaciones, dificultad para dormir, diarrea, secreción nasal, sudoración
caliente, frío, sensación de tener picazón debajo de la piel, etc, etc... Yo
estaba familiarizado con esto y solo traté de aguantar lo mejor que pude. Lo
difícil de la metadona fue el tiempo que transcurrió para que los síntomas
pasaran. Cuando empezaba a pensar que lo peor había pasado, de repente me
veía envuelto en un sudor frío y muy húmedo. Esto era más incómodo
cuando ocurría de repente mientras estaba sentado en el autobús lleno de
gente, o en cualquier lugar.
En mi entusiasmo para deshacerme de estos fármacos y volver a algo
parecido a la "normalidad", me ofrecieron un trabajo de alta exigencia como
consultor informático por 400 dólares australianos (en enero de 2003,
aproximadamente 230 euros o 200 dólares americanos por día) al día. Hoy
parece ridículo que rechazara esta oferta, porque no tenía suficiente dinero.
Es doblemente curioso, porque si yo hubiera aceptado habría sido un gran
desastre. El impacto total del retiro de metadona me golpeó como una semana
después de la fecha en que hubiera comenzado el trabajo en caso de haberlo
aceptado. ¡Uf!
Seguí tomando el Zyprexa y el Efexor. A veces me olvidaba tomarlos,
sobre todo la segunda dosis de Zyprexa, hasta que un día me di cuenta de que
me había perdido un par de días y fui a tomar un comprimido de Zyprexa,
rompí su envoltorio para sacarlo y colocarlo en mi boca. No me atreví a
tragarlo. No he tomado ninguno desde ese día. Todavía estaba profundamente
involucrado en la desintoxicación de la metadona y no dije a mis médicos que
había dejado de tomar Zyprexa. Creo también que dejé de tomar Efexor, pero
pude haber mantenido esta falta por un poco de tiempo más.
Los efectos de la retirada que pude haber tenido por estos fármacos
probablemente se perdieron en la pesadilla de la desintoxicación con
metadona. Dejé de tomar estas psico-medicinas antes de lo que debía, de
acuerdo con mi consejo médico, pero, ya no podía seguir tomándolas. Esto
pudo haber acentuado el retiro que estaba teniendo de la metadona y, como
he dicho, me hizo tomar un poco de heroína durante este difícil período. Mi
afán suicida también regresó brevemente. Estoy encantado de decir, que mi
último momento intenso como suicida fue en el puente de Westgate,
preparado para dar el salto al abismo. Es imposible desentrañar todos los
factores que me llevaron a esto.
Toda esta desintoxicación y retirada fue supervisada por un doctor, médico
general y registrado en el programa de metadona. Él estaba preocupado por lo
rápido que era mi programa de desintoxicación con metadona y trató de
extenderlo y me insistió en que me adhiriera a él. Hacia el final me instó a
salir de la ciudad por un tiempo –en realidad dijo que sabía de muy pocos
casos de personas que recientemente se hubieran desintoxicado de metadona
con éxito, sin alejarse de su entorno normal, lejos de facilitar el acceso a la
heroína, por un tiempo.
Tenía problemas para dormir y me dio algunas benzodiazepinas, fue la
única otra medicación que tomé durante este tiempo difícil. Por el momento
los retiros de metadona habían pasado; había dejado totalmente el Zyprexa y
Efexor y se lo dije al médico. Solo me podía fruncir el ceño... y estaba
agradecido de que no había sido un completo desastre.
Aunque ahora soy muy crítico con la mala "medicina", especialmente la de
la profesión psiquiátrica, debo reconocer que algunos médicos maravillosos
me han ayudado. Este hombre es uno de esos. Él estaba disponible de verdad
y siempre fue honesto conmigo. Recuerdo que me dijo "Por favor, no te
mueras", es una de las cosas más útiles que cualquier médico me ha dicho
nunca. No pretendía hacer curas milagrosas pero con su habilidad natural
estaba dispuesto a ayudar a quien lo necesitara. Para alguien como yo, esta
clase de personas íntegras es absolutamente vital.
Recuperación
En una historia como esta es importante decirles que hoy –desde el año 1999
por más de dos años– ya no soy un suicida, ni estoy "deprimido" (etiqueta
diagnóstica que ahora encuentro sin sentido) ni tomo heroína. No estoy
totalmente libre de drogas. Sigo siendo fumador, me encanta un poco de vino
con la cena (pero no me gusta estar borracho) y soy adicto al té. Después de
dos años sin drogas psiquiátricas en mi sistema, todavía tengo algunos
problemas con la función sexual y de vez en cuando para dormir. A veces
tengo la tentación de culpar a estas drogas, pero no lo tengo muy claro.
Quizás sean debidos al envejecimiento; de hecho, algunos llaman a mi crisis
una menopausia masculina. También puede ser debido a mi abuso de heroína.
Ahora que he sido capaz de volver a trabajar a tiempo parcial durante los
últimos dos años, estoy siguiendo cierta investigación en las relaciones entre
el suicidio y la espiritualidad. También trabajo activamente por los derechos
de los consumidores de salud mental, donde me encuentro con muchas
personas encantadoras a las que puedo brindar una gran comodidad y apoyo,
así como compartir la preocupación por los abusos de la psiquiatría. Pero lo
más importante es que he establecido una relación muy especial y duradera
con la maravillosa Elaine. La vida es buena.
En el tiempo de la lucha, una de las cosas más molestas fueron todas esas
personas que creían que lo que había ido bien para ellos también podría
funcionar para mí. El camino hacia la paz y la libertad es único para cada
individuo y es muy personal, creo. Aunque me dan ganas de gritar en voz alta
al mundo la alegría de mi propia liberación, no asumo que mi camino es
necesariamente el camino para cualquier otra persona. También ahora creo
que la lucha por la paz interior y la libertad personal es intrínseca a una vida
bien vivida.
La cuestión no es cómo podemos "curar enfermedades" como la angustia
mental, emocional y espiritual, sino cómo vamos a abrazar nuestras únicas
vidas y cómo apoyarnos unos a otros en lo que nos permite la experiencia
completa de lo que la vida nos trae. Escuché una historia de una persona que
le preguntó a un anciano aborigen australiano qué hacía su cultura cuando
alguien tenía lo que nosotros llamamos "psicosis". La respuesta fue
maravillosamente simple: "le damos la bienvenida y nos aseguramos para que
siempre nos acompañe alguien en este nuevo camino."
Mejor algunas veces que siempre
Mary Nettle
Actualización
A partir de este escrito, he decidido permanecer por el momento con el litio.
Esto fue después de un episodio en el que intervinieron una ambulancia, el
servicio de policía y mi madre. Me asusté. Sé lo que me ha disparado y no
quiero regresar allí de nuevo, jamás. Por eso he hecho una elección
informada de permanecer en litio. Preferiría no estar tomándolo, pero siento
que no tengo opciones a mano. No estoy tomando ningún otro medicamento
psiquiátrico ni pretendo hacerlo. Mi vida ha cambiado sin embargo. En 2013
me dijeron que mis riñones estaban siendo afectados por el litio, porque había
tomado una dosis demasiado alta durante muchos años. Después de salir tuve
otro episodio. Ahora tengo una dosis más baja y mi función renal está
volviendo a la normalidad. En 2014, tuve un accidente de coche y me rompí
el cuello. Me he recuperado pero a partir de entonces estoy viviendo más
lentamente.
Lynne Setter
Volver a mí misma
Antipsicóticos: Risperdal / Antidepresivos: Effexor, Ludiomil, Paxil, Prozac,
Wellbutrin / Estabilizadores del ánimo: Depakote, litio, Tegretol /
Benzodiazepina-tranquilizantes: Ativan, Halcion, Mogadon, Valium
1
Es ampliamente conocido que cuando es más lenta la retirada de cualquier
droga producirá efectos adversos menos graves. El pavo frío puede ser muy
peligroso y en ocasiones ha resultado fatal. Cuando me retiraron el Prozac,
me encontré en el hospital por un intento de suicidio. He escuchado muchos
casos de comportamiento homicida y suicida causados por la abstinencia, en
particularmente de Prozac.
2
El Hypericum actúa como un antidepresivo, así es cómo yo disminuí la dosis
de Wellbutrin que compensé con el aumento de la dosis de Hypericum. La
valeriana actúa como un sedante por lo que también incrementé la dosis
durante el tiempo que estuve susceptible a los síntomas de abstinencia.
Cuando dejé completamente los medicamentos psiquiátricos estaba tomando
una gran dosis de ambas plantas, que con el tiempo me he disminuido
gradualmente.
Una amplia investigación sobre los beneficios nutricionales me llevó a los
suplementos nutricionales que tomo en un régimen estricto. Estos incluyen
multivitaminas (con exclusión de colina, inositol y lecitina –estos no son
recomendados para la depresión maníaca), vitamina C adicional, complejo B
(B6 y B12), aceite de hígado de pescado, antioxidantes, calcio, magnesio, y un
montón de ajo fresco siempre que sea posible. Desde hace unos meses
después del período de retirada de los fármacos, he reducido gradualmente
los suplementos y trato de satisfacer mis necesidades a través de la dieta.
3
Creo que la dieta es muy importante. Los Chinos han hablado durante siglos
de la conexión mente / intestino. Donde hay una situación de alergia a los
alimentos, por ejemplo, cuando el revestimiento del intestino se ve
comprometido y hay fugas en la pared intestinal, las toxinas van,
directamente al torrente sanguíneo. Recientemente he descubierto que tengo
la enfermedad celíaca (intolerancia al gluten), y en la modificación de mi
dieta para compensar esto, he encontrado mis emociones mucho más
estables, poniéndome en un mejor lugar (física y emocionalmente) para hacer
frente al no consumir medicamentos psiquiátricos y mantener el equilibrio
continuo. Tengo una complicación añadida de Candida en el intestino,
probablemente causada por alergia a los alimentos o sustancias no digeridas
en el intestino, un ambiente perfecto para el crecimiento de la levadura. Toda
la literatura que he leído sobre las alergias alimentarias y la candida refieren
que los estados de depresión e inestabilidad emocional (entre muchas otras
cosas) son síntomas comunes.
Mi diagnóstico original hace muchos años era "el síndrome del intestino
irritable". Muchos consumidores de la "industria" de la salud mental han
afirmado que tienen el síndrome del intestino irritable. Este diagnóstico es
muy vago, porque lo que en última instancia se afecta es el "colon irritable".
Este aspecto raramente parece ser abordado. En mi experiencia, estas
cuestiones no se abordan solo con el diagnóstico que se hace por lo general a
través de la observación y la revisión de la dieta (esto puede ser un proceso
laborioso), por lo tanto, la consulta de quince minutos ya no es viable.
También las compañías farmacéuticas no obtienen ningún beneficio, ya que
la principal forma de tratar estas condiciones es a través de la dieta.
Junto con el abordaje de las alergias alimentarias, también he eliminado
casi todas las grasas animales de mi dieta. Rara vez consumo comida basura
y trato de beber mucha agua. Estas son modificaciones muy sencillas que
creo han tenido un impacto en mi salud física y mental. No puedo hacer
suficiente hincapié en la importancia que creo que estas cuestiones tengan,
por mucho que sea el camino para encontrar el equilibrio individual.
4
Al analizar los períodos más difíciles de mi vida, se ha hecho evidente que el
estrés es el mayor demonio. Durante la última vez que dejé las drogas
psiquiátricas, eliminé gran parte del estrés frente a todo lo que había vivido
previamente, al quedarme con los miembros de mi familia, (a pesar de la
creación de tensión entre ellos), eliminé la presión financiera (no había
podido trabajar en ese momento) y eliminé también las cuestiones más
fundamentales de alimento y vivienda. Ya no tenía que preocuparme de pagar
el alquiler o la compra de alimentos. Estas preocupaciones más básicas pesan
en todo el mundo, sobre todo cuando nuestros niveles de estrés y la salud en
general están en peligro por una abstinencia de drogas.
La Dra. Kay Jamison escribió en su libro de 1995 "An unquiet mind" (Una
mente inquieta) que la falta de sueño es a la vez una causa y un síntoma de la
enfermedad maníaco-depresiva. Creo que la valeriana tomada por la noche
puede ayudar a lograr un buen sueño, sin embargo, en mi caso, a veces tomo
Ativan (benzodiazepina-tranquilizante, principio activo lorazepam) para
asegurarme un sueño adecuado. Los hábitos de sueño saludables son vitales.
5
Los resultados de los estudios presentados en la Segunda Conferencia
Internacional sobre Trastorno Bipolar en Pittsburgh 1997, sugirieron que las
interrupciones en los ritmos sociales pueden desempeñar un papel en la
aparición de la depresión y los episodios maníacos. Se citó que hay razones
que todavía tenemos que aprender. Las personas con trastorno bipolar
parecen tener mecanismos del reloj interno más delicado. Estoy de acuerdo,
este es un tema importante. Durante el proceso de dejar los medicamentos,
también en la vida cotidiana sin las drogas psiquiátricas, me he encontrado
más propensa a volverme inestable cuando se cambian incluso rutinas
simples. Tal vez yo solo me he vuelto más consciente de estos aspectos
previamente invisibles en mi vida, que parecían afectar de forma sustancial
mi capacidad para funcionar. Aclarar "límites" con familiares y amigos, tener
los pies en la tierra, y aprender a decir que no, han sido todos los
comportamientos instrumentales que sigo tratando de aprender. No hay duda
que mejorar mis habilidades en estas áreas me ha ayudado mucho.
En resumen
Mi corazón y estómago me dicen que ser diagnosticado como enfermo
mental es muy triste. Me siento aún más desilusionada de haber perdido casi
por completo la fe en la profesión médica, en particular la psiquiatría. Sin
embargo, me siento afortunada al tener capacidad y recursos para aprender
sobre mi cuerpo, mi mente, las sustancias y los tratamientos utilizados para
"trata"" mis aflicciones. Ciertamente, para mí, se ha hecho evidente que las
drogas psiquiátricas son perjudiciales y la profesión médica es poco probable
que me ayude. Hay muchos aspectos de nuestro bienestar físico y mental que
a veces me siento abrumada para seguir, pero creo sinceramente que es
necesario abordar toda la imagen. Lo mejor que puedo hacer por mí misma es
seguir aprendiendo sobre mí tanto como mi mente simplemente lo permita.
Yo soy la dueña de mi propio destino y con esta responsabilidad no soy la
única.
Ahora estoy libre de todos los medicamentos psiquiátricos excepto Ativan,
que me tomo según las necesidades. Me gustaría un día mantenerme también
sin él. Es una cuestión de qué es más peligroso para mí; la manía que me
lleva a una inevitablemente "burnout" (quemarse / fatiga), la depresión grave
y el riesgo de suicidio, la confusión, la desesperación y el peligro del abuso
que las benzodiazepinas parece promover. Es imposible para nosotros hacer
todo a la vez, confío en que seré capaz de conseguirlo cuando sea el momento
adecuado.
Las benzodiazepinas han sido los medicamentos más difíciles recetados
para dominarme, sin embargo, ahora estoy más familiarizada con los
síntomas de la adicción, mi mente está más limpia y más clara, lo que me
permite controlar su uso con cuidado para evitar que comience nuevamente el
ciclo de la adicción. La vida siempre va a ser difícil, pero encontrar y
mantener el equilibrio en todos los aspectos del ser es lo que funciona para
mí, tanto durante los tiempos difíciles que pasé al dejar los medicamentos
como hasta ahora, que finalmente he logrado cierta calidad de vida.
Fuente
Jamison, Kay Redfield: "An unquiet mind", Nueva York: Knopf / Toronto: Random House
1995
Soporte profesional
Marc Rufer
El efecto placebo
Con el fin de entender las otras reacciones psicológicas de la abstinencia, es
necesario mirar un poco más de cerca el efecto placebo. Los placebos
(medicamentos falsos biológicamente inactivos) son capaces de aliviar o
incluso de curar la mayoría de las quejas que las personas refieren. Desde la
década de 1950, la psiquiatría biológica ha estado llevando a cabo ensayos
intensivos y costosos en humanos, con medicamentos psiquiátricos. A pesar
de esto, no ha sido posible demostrar que el efecto deseado o terapéutico de
cualquiera de los fármacos psiquiátricos es superior al efecto de los placebos
(Greenberg y Fisher, 1989, p. 29; Fisher y Greenberg, 1993, p. 348; Kirsch y
Sapirstein, 1998).
El efecto placebo se basa en la creencia o convicción por parte de los
pacientes de que han tomado una sustancia eficaz y por lo tanto, dependen en
gran medida de la relación médico-paciente. Todo el que confíe en su médico
inicialmente cree en la eficacia del tratamiento. (Incluso los adictos a las
drogas tienen una idea clara de los efectos que esperan antes de tomar sus
medicamentos. Por lo tanto, el efecto placebo es un componente importante
en el efecto de alguna droga.) De ello se desprende que el efecto placebo, es
un efecto puramente psicológico desencadenado por tomar una tableta o
inyección.
El cambio psicológico observado tras la administración de una droga
psiquiátrica siempre consiste en el efecto real de la sustancia a diferencia del
efecto placebo. El efecto placebo siempre debe ser esperado, mientras que es
claro que es necesaria una prueba para determinar el efecto biológico.
Una indicación de lo efectivo que puede ser el placebo es el hecho de que
entre otras cosas, el color y la forma de los comprimidos es muy importante.
Las inyecciones (la misma dosis de la misma sustancia) son siempre más
eficaces que los comprimidos (Faust, 1995, p. 55). Si las personas
involucradas saben que no están tomando un medicamento activo
biológicamente, sino uno falso e inactivo, entonces no es posible que ocurra
el efecto placebo.
En "Glückspillen – Ecstasy, Prozac und das Comeback der
Psychopharmaka" (Pastillas felices – Éxtasis, Prozac y la reaparición de las
drogas psiquiátricas) he descrito el efecto placebo en detalle (Rufer, 1995,
pp. 36-51). Solo quisiera señalar aquí que es extremadamente difícil
distinguir entre el efecto placebo y el efecto psíquico, biológicamente
activado por un medicamento psiquiátrico. Incluso los estudios doble ciego
son poco fiables; no es suficiente que ni el sujeto del ensayo, ni la persona
que administre el comprimido conozcan quién está tomando el verum (la
sustancia biológicamente activa) y quién está tomando el placebo. Debido a
que la droga psiquiátrica tiene efectos secundarios obvios, es fácil, tanto para
los que tomaron la sustancia, como para quienes la administraron averiguar
quién está tomando el verum.
Placebos activos
Las sustancias con los "efectos secundarios" claramente identificables se
disparan más y los efectos son más obvios que el placebo. Esto ha llevado al
uso del término "placebo activo" porque los usuarios están claramente
convencidos de que han tomado una sustancia eficaz. Se han familiarizado
con la sustancia. Los antidepresivos, que son el grupo mejor estudiado de
drogas psiquiátricas en este sentido, causan sequedad de boca, temblores,
visión nublada, mareos, molestias gastrointestinales y una inquietud
desagradable. Un placebo activo es, pues, una sustancia activa con su propio
efecto biológico claramente determinable, que no tiene nada que ver con la
mejora esperada en los síntomas que padece. Debido a los efectos
secundarios, que son evidentes, tanto para los clientes y los expertos, los
fármacos psiquiátricos siempre tienden a ser valorados muy positivamente,
incluso cuando son cuidadosamente comparados con placebos.
Rituales
La discusión sobre el efecto placebo demuestra hasta qué punto el efecto de
la droga psiquiátrica está vinculada a la relación médico-paciente. Cualquiera
que vaya al médico espera ayuda y pone su confianza en el conocimiento del
médico. Si la relación que se desarrolla entre el paciente y el médico es
positiva, esto a su vez puede influir en la aparición de efectos placebo
positivos.
Quien vaya voluntariamente a un psiquiatra encomienda en esa persona, su
sufrimiento emocional. Esta situación es muy similar a la de un creyente en el
confesionario. El médico que receta un medicamento psiquiátrico, ejerce una
función similar a la de un sacerdote. Esto se aplica aún más a los
psicoterapeutas que utilizan el LSD o el éxtasis en su trabajo; dicen
explícitamente que están realizando "rituales" para preparar a sus clientes
para un efecto deseado con los medicamentos. Incluso para aquellos que
utilizan sus medicamentos entre amigos, su consumo tiene un significado que
raya en lo religioso o una experiencia similar a la religiosa (Rufer, 1995, pp.
40-41).
Todos somos creyentes; en el pasado la mayoría de las personas creían en
la religión practicada por su entorno familiar o social, mientras que hoy en
día la mayoría de nosotros creemos en la ciencia. Una parte de nuestra
creencia en la ciencia incluye nuestra fe en los médicos, incluyendo a los
psiquiatras y sus palabras expresadas, después de todo, en nombre de la
ciencia. ¿Acaso estas palabras son poco científicas o inciertas? Por supuesto,
solo son claras para los que estudian este campo.
Si el psiquiatra o el médico son respetados expertos –como el sacerdote lo
solía ser– que pueden influir con sus palabras en el estado subjetivo del alma
del creyente, y si el médico es capaz de convencer a los creyentes de los
efectos positivos del tratamiento, entonces lo mismo sucede cuando los
expertos utilizan su autoridad para predecir una recaída, si el paciente deja de
tomar el medicamento psiquiátrico.
Fuentes
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de noviembre del 1997, pp. 99-101
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Josef Zehentbauer
Hitos al retirar
El temor al dejar los medicamentos, en particular los neurolépticos, así como
el miedo a la dependencia de tranquilizantes puede ser inmenso por:
•
El miedo de actuar contra el consejo del psiquiatra que pudo haber
llamado tratamiento a largo plazo con neurolépticos a una profilaxis de
psicosis (una "profilaxis", sin garantía de eficacia)
•
El temor a la reacción de la familia.
•
El miedo a la reaparición de la perturbación mental o de crisis después de
suspender el medicamento aparentemente curativo
•
El miedo de acabar en un hospital psiquiátrico de nuevo como resultado
de crisis recurrentes.
Frente a tantos miedos, puede tener sentido el no retirar inicialmente por
completo, sino más bien reducir la dosis marcada y mantener esta dosis
durante un largo período preliminar. Especialmente cuando los neurolépticos
se retiran poco a poco, puede ser útil para personas con numerosos temores,
que tengan la oportunidad de cambiar a otra "muleta química", en lugar de los
neurolépticos: tranquilizantes, por ejemplo, pero solo temporalmente. Sin
embargo, el verdadero objetivo de esta muleta, en este caso los
tranquilizantes, es para que sean superfluos o reservados solo para las
emergencias. Cada uno debe decidir por sí mismo si desea aspirar a una vida
completamente libre de drogas.
Al retirarse de los neurolépticos puede ocasionalmente ser necesario
utilizar sedantes, tranquilizantes más fuertes (incluyendo químicos) como los
que acabamos de mencionar, por ejemplo; en este caso, la consulta regular
con un médico es absolutamente esencial. La dependencia de los
tranquilizantes se puede evitar si se siguen ciertas reglas: La medicación con
tranquilizantes solo debe ser usada temporalmente. La dosis nunca se debe
retomar por voluntad propia, uno debe ser informado sobre el potencial de
dependencia. Los tranquilizantes deben retirarse tan pronto como el estado
psicológico ha mejorado... etc.
En general, el resultado de los tranquilizantes tiene menos efectos
secundarios, a pesar del riesgo de dependencia de las personas que consumen
los neurolépticos. La disolución de opio o la morfina pueden usarse como
medicamentos naturales –¡brevemente!– para tratar los efectos secundarios de
los neurolépticos (lo mismo se aplica aquí para tranquilizantes acerca del
riesgo de dependencia).
¿Qué se debe hacer si hay signos de una nueva crisis mental durante o
después de la retirada? Las medidas a tomar son numerosas y han sido, en
parte mencionadas. Ellos no solo deben ser tratados en las consultas
terapéuticas individuales, sino también con la pareja respectiva, miembros de
la familia bien dispuestos y amigos. Los problemas recurrentes de una crisis
deben ser tratados con el apoyo de psicoterapia, con el fin de reducir temores
difusos y aumentar la autoestima. Además, también puede ser útil en caso de
una emergencia, elegir una clínica más o menos aceptable, orientada
psicoterapéuticamente (¡consultar las compañías de seguros de salud, médico
general y en especial los grupos de autoayuda!).
Los temores descritos brevemente más arriba, se pueden tomar más allá de
los ejemplos concretos durante las sesiones de psicoterapia, y ser utilizados
como base para aprender a reconocer y hacer frente a las propias estructuras
del miedo.
Tome precauciones
El temor comprensible de readmisión en un hospital psiquiátrico se puede
reducir, si se encuentra una clínica de medio camino aceptable que no
funcione dentro de los límites estrictos la psiquiatría convencional. Algunos
(pero no todos) los llamados hospitales de medicina psicosomática se
orientan principalmente hacia la psicoterapia y son bastante restringidos en su
uso de medicamentos psiquiátricos. Su compañía de seguros de salud o
médico general puede proporcionar una lista de los hospitales para la
medicina psicosomática.
Por lo general es inútil pedirle esto a un psiquiatra, ya que generalmente
reaccionan de una manera simplista, dogmática: "psicóticos", "la depresión
severa" y "esquizofrénicos" pertenecen a los grandes hospitales psiquiátricos
regionales o clínicas psiquiátricas de la universidad; los "casos neuróticos
leves" pueden ir al hospital para la medicina psicosomática. En muchos
países, como Alemania, por ejemplo, los hospitales de medicina
psicosomática son generalmente clínicas privadas; sin embargo, las
compañías de seguros de salud por lo general cubren los costos de una
estancia. Es difícil obtener la admisión a un hospital para medicina
psicosomática para alguien que ya está en un estado de crisis aguda. Sin
embargo, durante los períodos de calma mental, una estancia en una clínica
de este tipo puede ser útil para hacerse una idea de la psicodinámica y raíces
biográficas de crisis y para reducir o retirarse de los niveles existentes de
medicación psiquiátrica. Aunque muchos hospitales de medicina
psicosomática tienen un enfoque muy distinto a las instituciones psiquiátricas
(ya sea regional u hospital universitario), a la persona atrapada en la
psiquiatría no siempre les resulta fácil hacer valer sus ideas con respecto a la
retirada de los neurolépticos, por ejemplo.
La dieta y la psique
Una breve referencia al gran tema de "la dieta y la psique": es recomendable
una dieta equilibrada rica en vitaminas durante el período de retirada además,
por encima de las cantidades medias de líquidos (por ejemplo, agua mineral,
té de hierbas) debería beber líquidos, ya que esto fomenta la reducción de
fluido corporal y la excreción de los fármacos psiquiátricos.
Para la estabilización mental, es aconsejable evitar por completo la carne,
embutidos y pescado: en otras palabras, no matar ni comer ningún animal.
Desafortunadamente, muy pocos de los afectados por la psiquiatría están
dispuestos durante la abstinencia de las drogas psiquiátricas o durante el
tratamiento del sufrimiento mental, aceptar ideas con respecto a "la dieta y la
psique". De hecho, un cambio radical en la dieta, a menudo puede lograr un
éxito increíble, como está demostrado, por ejemplo, por el concepto de
"ecología clínica" o "medicina ortomolecular" (por citar solo dos enfoques
entre muchos).
En pocas palabras, la ecología clínica asume que las sustancias intolerables
de forma individual, por ejemplo, en productos alimenticios, pueden
desencadenar no solo alergias físicas, sino también una "alergia mental" (que
se expresa a continuación, en forma de, entre otras cosas, depresión, paranoia
o ataques de ansiedad). El uso de un método es bastante complicado: ensayar
los componentes de una dieta intolerable individualmente, para posiblemente
encontrar al final una dieta que pueda conducir a una notable mejoría o la
desaparición de los trastornos psíquicos. Durante el proceso de
desintoxicación de drogas psiquiátricas puede ser un apoyo útil una "dieta
psíquica" de este tipo. (ver Calatin, 1995; Pfeiffer, 1988; Randolph y Moss,
1980).
La medicina ortomolecular (desarrollada por el doble ganador del premio
Nobel Linus Pauling) trata de lograr el bienestar mental y emocional,
asegurándose de que las sustancias ("moléculas") correctas ("orto"), por
ejemplo, vitaminas, oligoelementos) se encuentren en el cuerpo en las
concentraciones adecuadas. Durante mucho tiempo se ha sabido que una
deficiencia relativa de ciertas vitaminas puede conducir a trastornos mentales
graves. Así, en el caso de una vitamina B1, una deficiencia puede conducir a
una perturbación mental grave clasificada (incorrectamente) como
"esquizofrenia" por la psiquiatría convencional y erróneamente tratados con
neurolépticos. La medicina ortomolecular hace hincapié en que la corrección
de una deficiencia de sustancias, tal como se determina por complicadas
investigaciones de laboratorio, puede aliviar o curar malestares mentales.
Además, en la medicina ortomolecular se examinan los efectos sobre la salud
de los metales tóxicos como plomo, mercurio, aluminio, cobre o cadmio, que
entran en el organismo humano a través de la contaminación y que puede
afectar el equilibrio mental (ver Pauling, 1990, p. 123).
La psicoterapia y la autoayuda
La participación en grupos de autoayuda puede proporcionar un valioso
intercambio de experiencias y emociones, así como establecer la sensación de
que uno no está solo con dificultades de abstinencia. Un requisito previo para
esto es, sin embargo, que la persona afectada esté lista para liberarse de su
creencia de toda la vida en los médicos y para confrontar el modo de acción y
los efectos de las drogas psiquiátricas para asumir la responsabilidad de sí
mismo.
La psicoterapia puede ser un apoyo importante a la hora de dejar las drogas
psiquiátricas. Esta "psicoterapia" dirigida especialmente en este caso a una
relación de apoyo, para hacer frente a los problemas del día a día es un tema
central. Ya sea que el método utilizado sea hablar de terapia, la Gestalt o
terapia de comportamiento es poco relevante. Independientemente del
método utilizado, es fundamental establecer una relación de confianza entre
el cliente y el terapeuta. Durante la fase de retirada, uno a dos sesiones cada
dos semanas (que solo pueden ser diez minutos de duración) pueden ser
útiles; después, dependiendo de cómo se desarrollen las cosas, una sesión de
terapia (50 minutos) cada una por tres semanas puede continuar.
El objetivo de la psicoterapia no es alterar a la persona afectada para que se
adecúe a la normalidad, sino aceptarlo como es. Incluso las formas más
desequilibradas de comportamiento se pueden entender (o al menos aceptar),
si vemos las declaraciones y acciones de alguien que se destaca
psicológicamente por un sueño o una pesadilla. Las inicialmente extrañas
ideas del mundo de una persona desequilibrada pueden ser entendidas en
términos de símbolos.
Giovanni Jervis, un psicólogo de Roma, distingue entre la psicoterapia por
los "especialistas" (psicólogo, psicoterapeutas etc.) y la psicoterapia por "no
especialistas" (porteros, camareros, dueños de bares etc.). El apoyo
psicológico de los amigos sensibles, citas empáticas o personas comunes y
corrientes que pueden escuchar, empatizar, también se ven afectados, pero no
totalmente cargados con sus propias experiencias son "ayudantes naturales"
que, lamentablemente, no siempre están disponibles en las situaciones de
crisis y de emergencia (y si hubiera más de estos tipos de asistentes, tal vez se
hubieran desarrollado menos crisis).
En las manos de los psiquiatras y terapeutas conservadores, la psicoterapia
se convierte en un procedimiento correspondientemente conservador.
Psiquiatras psicoterapeutas a menudo quieren suprimir las perturbaciones
mentales, con todos los medios a su disposición para cambiar la estructura de
la personalidad a la de una normalidad aparentemente deseable. Si las
medidas psicoterapéuticas no tienen éxito en hacer esto, los neurolépticos y
antidepresivos se usan a menudo sin pensar incluso en la amenaza de
reingreso en una unidad psiquiátrica. Sin embargo, hay que añadir que hay
situaciones en las que las drogas psiquiátricas, tranquilizantes o
antidepresivos, por ejemplo, son útiles. Cada persona debe decidir por sí
mismo.
El psicoterapeuta estadounidense Carl Rogers desarrolló una visión de la
psicoterapia que –aunque no era su intención– tomaría fuerza frente a la
psiquiatría convencional. El paciente, al que Rogers llama el "cliente" es
quien desarrolla su personalidad / durante el curso de "reuniones
terapéuticas". Se espera que los terapeutas tengan empatía con los clientes sin
valorar o analizar, proporcionando calor humano y respeto por los clientes
como son. Nada de esto pretende ser una fachada terapéutica o técnica, pero
realmente debe reflejar la actitud del terapeuta, es decir, de este tiene que
surgir de los sentimientos interpersonales reales. Si un terapeuta no es capaz
de tener empatía con el cliente ni puede aceptarle como es, sin condiciones, la
terapia no debe comenzar o continuar.
Para Rogers psicoterapia significa el establecimiento de un cierto tipo de
relación que permite al cliente descubrir la capacidad de cambiar y
desarrollarse. Por lo tanto, se logra más auto-realización, auto-desarrollo,
responsabilidad y autonomía de uno mismo.
Como ya se mencionó, la psicoterapia en manos de psiquiatras
convencionales puede ser un medio para la supresión no medicinal y de hacer
cumplir la conformidad con las normativas vigentes. Sin embargo, la
psicoterapia con un terapeuta antipsiquiátrico y con base humanista puede ser
una ayuda importante en la retirada de las drogas psiquiátricas y también una
ayuda en el intento de desarrollar una propia filosofía de vida y ganar más
libertad. Es importante, como ya he dicho, una relación de confianza entre el
cliente y el terapeuta; el desarrollo de la psicoterapia se convierte en una
ayuda para la autoayuda. A veces un par de sesiones de terapia son
suficientes, y otras veces un proceso terapéutico se desarrolla solo después de
varias semanas o meses. A veces hay una relación psicoterapéutica de apoyo
de baja frecuencia (es decir, las sesiones de terapia solo se llevan a cabo cada
tres a seis semanas). A veces la terapia de grupo es necesaria y en otras
ocasiones las sesiones individuales son más útiles para el cliente.
Y no se olvide: se puede depender no solo de las drogas psiquiátricas, sino
también de la psicoterapia. Aquí se requiere cancelación cuidadosa, sobre
todo por parte del terapeuta: después de la estabilización del cliente, se debe
establecer la frecuencia más baja posible de las sesiones de terapia (por
ejemplo, una sesión cada una o dos semanas). Tan pronto como sea posible
no debe haber interrupciones en el tratamiento (una a varias semanas).
Algunos "métodos psicoterapéuticos" de autoayuda pueden ser ofrecidos y
practicados, por ejemplo: ejercicios de relajación y de respiración, reflexión
sobre los sueños, llevar un diario, vivir conscientemente, un trabajo
biográfico y el autoanálisis, ejercicios de Gestalt y la terapia de
comportamiento etc.
A pesar de la empatía, calidez y respeto humano, el terapeuta siempre debe
ser consciente de mantener una distancia amigable (calendario claro, una
claridad definida en la "artificialidad" de la relación terapéutica y sus plazos).
La autoestima y la confianza en sí mismo deben ser alentadas de manera
respetuosa hacia uno mismo y hacia los demás; para desarrollar una propia
filosofía de la vida y redescubrirla.
Resumen
Especiales estados psicológicos de ánimo como la depresión, el afán
desmedido por la actividad, la euforia, trastornos emocionales dolorosos,
cambios en la percepción o visión entre otros, pueden normalizarse mediante
el uso de drogas químicas. Estos estados emocionales especiales pueden, sin
embargo, vivirse ("funcionando") después de dejar las drogas psiquiátricas y
contribuir así tanto a importantes desarrollos individuales, como también a
entendimientos y experiencias socialmente relevantes. Las crisis psicológicas
pueden de hecho ser una oportunidad para ver la vida y la situación social
general críticamente, cuestionar y buscar posiblemente cambios y nuevos
caminos.
Tener el coraje de dejar de tomar drogas psiquiátricas limita
emocionalmente (se deben tener en cuenta cuidadosamente las reglas de la
retirada). Ten valor para expandir el sonido de tu alma.
Fuentes
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Breggin, Peter R.: "Psychiatric drugs: Hazards to the brain", Nueva York: Springer
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Calatin, Anne (Ed.): "Ernährung und Psyche. Erkenntnisse der klinischen Ökologie und der
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Lehmann, Peter: "Schöne neue Psychiatrie", vol. 1: "Wie Chemie und Strom auf Geist und
Psyche wirken", & vol. 2: "Wie Psychopharmaka den Körper verändern", nuevas
ediciónes de libros electrónicos, Berlín / Shrewsbury: Antipsychiatrieverlag 2018
Pauling, Linus: "Das Vitamin-Programm", Múnich: Bertelsmann 1990; edición inglesa:
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Rufer, Marc: "Glückspillen: Ecstasy, Prozac und das Comeback der Psychopharmaka",
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Rufer, Marc: "Irrsinn Psychiatrie", 4a edición, Oberhofen am Thunersee: Zytglogge 2009
Zehentbauer, Josef: "Die Seele zerstören. Neuroleptika, der größte Arzneimittelskandal des
Jahrhunderts", video documental, Munich: Zenit 1989
Zehentbauer, Josef: "Chemie für die Seele. Psyche, Psychopharmaka und alternative
Heilmethoden", 11a edición, Berlín / Eugene / Shrewsbury: Antipsychiatrieverlag 2010
Zehentbauer, Josef: "Körpereigene Drogen – Garantiert ohne Nebenwirkungen", 7a edición,
Ostfildern: Patmos 2013
Pino Pini
Martin Urban
"¿Estoy realmente aún incapacitada?" Apoyo
psicoterapéutico durante la abstinencia de drogas
psiquiátricas
Antipsicóticos: Fluanxol
Comentarios de Eva
Es posible recuperarse de la psicosis, pero no sin un trabajo sobre uno mismo.
Esa ha sido mi experiencia. Una orientación interna hacia la auto-confianza y
la fe en mí misma son los objetivos. A veces no puedo comprender esto muy
bien, pero a menudo he sido capaz de hacerlo. Es importante permitir que te
ayuden y estar dispuesta a ayudar, sobre todo a la psicoterapia. Creo que
muchos de los que fueron mis compañeros, los pacientes, terminaron cayendo
de nuevo en la psicosis o se quedaron atascados en ella, porque la
enfermedad es más familiar para ellos que el difícil proceso de curación,
porque no pueden tener un buen concepto de sí mismos, hacer cambios, y
asumir la propia responsabilidad.
¿Medicación? Lo que siempre escucho de los médicos es que están a favor
de que los pacientes continúen utilizando estas muletas por su propia
seguridad. "No hagas nada sin un doctor", dicen. Tienen razón en esto, tengo
que trabajar con un médico, pero ¿eso significa también que una vez que
alguien tiene una psicosis, nunca estará sano de nuevo? El temor de volver a
caer en una psicosis sigue conmigo. En lugar de darme coraje para enfrentar
este miedo, los médicos solo fortalecen el miedo porque confían en sus libros
de texto más que en las propias experiencias individuales.
Sé que no puedo ser más lista que mi destino. Pero voy en el camino
correcto ahora y estoy tratando de ser fiel a mí misma.
Leí el texto anterior escrito por mi terapeuta y lo he corregido en tres
ocasiones para garantizar una idea precisa de lo que transmitió. En particular,
es importante para mí que mis padres no tengan una mala imagen en el
mismo.
Roland A. Richter
Un cambio en la dieta
Una de las observaciones más importantes que he hecho, es que la medicina
ortomolecular es mucho más eficaz para las personas con diagnósticos
psiquiátricos si eligen una dieta de alimentos naturales. Ya se ha demostrado
que la nutrición incorrecta puede causar una enfermedad, como se menciona
en el libro "An alternative approach to allergies" (Un enfoque alternativo a
las alergias, 1980) de G. Theron Randolph y Ralph W. Moss. Una ayuda más
para el tratamiento de mis pacientes ha sido la información que se presenta en
el libro "Nutrition and mental illness: An orthomolecular approach to
balancing body chemistry" (Terapia nutricional para las enfermedades
mentales, Un enfoque ortomolecular para equilibrar la química del cuerpo)
por Carl Pfeiffer (1988).
Para las personas que están dispuestas a hacer algunos grandes sacrificios
con el fin de mejorar y optimizar su bienestar mental y físico, me gustaría
recomendar el libro "Der große Gesundheits-Konz" (Konz’ gran libro sobre
la salud, 2010). Mis observaciones a varios pacientes en combinación con las
enseñanzas de Franz Konz junto con el tratamiento médico ortomolecular
(Dietl y Ohlenschläger, 2004) han contribuido en algunos casos a una mayor
sensación de bienestar psicológico. Por ejemplo, después de que una de mis
pacientes fue capaz de detener su adicción al alcohol mediante el uso de las
recomendaciones de Konz, información de la Canadian Schizophrenia
Foundation (Fundación Canadiense de Esquizofrenia), y un tratamiento
recomendado por la medicina ortomolecular, descubrí que el enfoque inusual
de Konz para sanar a través de un dieta natural, no estaba fuera de lugar para
las personas con enfermedades mentales. No puedo juzgar si sería o no de
ayuda a todos. El asesoramiento nutricional especial a la medicina
ortomolecular se puede encontrar en "Burgersteins Handbuch der
Nährstoffe" (Manual nutricional del Burgerstein, 2018) de Uli P. Burgerstein
y colegas.
Medidas concretas
Si usted está seriamente interesado en controlar sus problemas mentales y su
tratamiento, le recomiendo unirse a un grupo de autoayuda. Puede encontrar
las direcciones correspondientes en Internet, en el sitio web de la Red
Europea de (ex-) Usuarios y Supervivientes de Psiquiatría (www.enusp.org) o
en la lista de grupos de todo el mundo de Peter Lehmann (www.peter-
lehmann-publishing.com/info/links.htm).
Si no hay un grupo de auto-ayuda cerca, usted mismo podría formar uno
(que es parte del trabajo de los trabajadores sociales, especialistas en
educación y psicólogos para ayudarle con esto). Pronto reconocería usted que
no es el único que intenta conseguir responsabilidad y autodeterminación en
su vida.
Si usted opina que es necesario utilizar algún tipo de medicamento para su
llamada enfermedad mental después de la suspensión, un paso más sería
formar usted mismo parte de la atención médica. La medicina ortomolecular
utiliza sustancias nutricionales como bloques de construcción, como el alivio
de sustancias durante la retirada, así como para luchar contra los síntomas de
una denominada enfermedad mental. Una utilización práctica de las
recomendaciones de Burgerstein en su "Handbuch der Nährstoffe" (Manual
nutricional) podría dar lugar, por ejemplo, a preguntas como: ¿Debo comprar
algunas de las vitaminas y oligoelementos que figuran en esta lista? ¿Debo
buscar un médico que pueda ayudarme y aconsejarme en el consumo de
vitaminas, oligoelementos, minerales, aminoácidos (por ejemplo, triptófano)?
Debido a que las vitaminas y oligoelementos no son medicamentos de venta
con receta, podría comprarlos por mi cuenta y tomármelos con el fin de
averiguar si mejoran mi condición.
¿Ayudará que me aleje de la nicotina, la cafeína, el alcohol, los azúcares
refinados y las drogas ilegales? ¿Los alimentos crudos me ayudan? ¿Debo
encontrar un nuevo neurólogo / psiquiatra? ¿Por qué no debo tratar de
experimentar con el té de hierbas?, ¿Necesito verdaderamente un médico?
Otras experiencias
Mis experiencias me han demostrado que evitar todo tipo de drogas adictivas
aumenta la sensación de bienestar después de una retirada exitosa. Lo que es
cierto para el resto de las personas también es cierto para las personas con
diagnósticos psiquiátricos. El ejercicio frecuente al aire fresco, el sueño
regular, el contacto social constante, un círculo de apoyo de amigos o
conocidos y, si es necesario, la psicoterapia, tienen un efecto positivo en el
curso de los problemas psicológicos.
En un caso observé cómo un mal diagnóstico condujo a un paciente a ser
tratado psiquiátricamente con neurolépticos. Cuando el paciente, que también
era mi cliente, se quejó del aumento de los episodios de falta de memoria, le
recomendé que consultara con un especialista en medicina interna o de
radiología. El especialista descubrió que tenía un trastorno de tiroides. Con la
dosis de hormonas de reemplazo, el especialista, fue capaz de bajar la dosis
con la combinación de una dosis de elementos traza. Dicho tratamiento no
suele ser reconocido por la medicina convencional. En otro caso (el
diagnóstico fue "trastorno límite con dependencia del alcohol"), un preparado
multivitamínico con oligoelementos (Viomin N), una dosis diaria del
antidepresivo l-triptófano, y una dieta saludable, son capaces de hacer
superflua una prescripción de neurolépticos. Al visitar y llamar a mi paciente
por teléfono, fui capaz de alejar sus pensamientos de suicidio durante las
crisis. Ciertamente, un pabellón cerrado también habría sido una manera fácil
de cancelar el riesgo de suicidio, pero eso habría sido lo único fácil para mí,
teniendo en cuenta que los neurolépticos y antidepresivos a menudo
contribuyen al suicidio y que las tasas de suicidio son muy altas en los
pabellones aislados.
Por último, me gustaría recomendar a todos aquellos que han sido
diagnosticados con "enfermedades psiquiátricas", que no se resignen
pasivamente a los tratamientos médicos tradicionales. Deben analizarlos
críticamente y no renunciar a su autonomía. En este contexto, quisiera
mencionar que estaba por encima de todos los puntos de vista de la psicología
humanista que me permitieron desarrollar la capacidad de permanecer libre
de miedo en situaciones extremadamente estresantes. Esto también es cierto
para todas las situaciones problemáticas que dieron como resultado los
intentos de abstinencia. Mis creencias cristianas eran también una fuente de
apoyo.
Las publicaciones de (ex-) usuarios y supervivientes de la psiquiatría y sus
partidarios son en mi opinión muy útiles en la lucha contra todo un mundo de
ignorancia y prejuicio creado y administrado por (algunos, pero no todos)
psiquiatras y neurólogos. La medicina ortodoxa, por desgracia, aún persiste
como un mundo extraño que contradice obstinadamente el sentido común. La
falta de sentido, la orientación o la estabilidad de la vida no pueden ser
tratadas por drogas psiquiátricas ni por la escuela tradicional de la psiquiatría,
pues han demostrado tener poca relación con la realidad. En cambio, este tipo
de problemas deben ser resueltos dialogando con uno mismo y con los
demás. Es tarea de la psiquiatría dedicarse no a la industria de productos
farmacéuticos, sino a las personas que necesitan ayuda para saber quiénes
son, dónde están, y hacia dónde quieren ir.
En lugar de esto, se recetan drogas psiquiátricas y los individuos llegan a
ser formas institucionalizadas de cuidado. Las instituciones que existen son
las organizadas por las fuerzas sociales y políticas que están vinculadas a la
industria farmacéutica y las escuelas de medicina tradicionales que apoyan la
industria. Los neurolépticos y antidepresivos pueden enmascarar
temporalmente los problemas psico-sociales que ponen en peligro la vida y
por lo tanto parecen resolverlos (¡aunque a veces son la causa del problema
en el primer lugar!). En mi opinión deben ser utilizados, en todo caso, como
una forma temporal en la intervención en crisis y solo con el consentimiento
informado del paciente. Tras ser testigo de los intentos de abstinencia de mis
pacientes, he llegado a ver cómo los neurolépticos y antidepresivos son una
muleta peligrosa. Quien utiliza una muleta más de lo necesario con el tiempo
se acostumbrará y dependerá de ella. En mi opinión, vivir de una manera
responsable y respetuosa con uno mismo, significa vivir sin el uso a largo
plazo de neurolépticos y antidepresivos. La industria farmacéutica y las
escuelas tradicionales de la medicina tienen fuerzas políticas que velan por
sus intereses y no ofrecen ninguna iniciativa que diera a los pacientes
psiquiátricos la clase de ayuda que están buscando. Así pues, recomiendo a
todos los (ex-) usuarios de psiquiatría, así como sus amigos, familiares y
simpatizantes que acudan a todas las formas posibles de ayuda, pues pueden
evitar largas estancias en hospitales psiquiátricos o en instituciones de
cuidado posterior.
Fuentes
Burgerstein, Uli P. / Schurgast, Hugo / Zimmermann, Egon: "Handbuch Nährstoffe:
Vorbeugen und heilen durch ausgewogene Ernährung. Alles über Spurenelemente,
Vitamine und Mineralstoffe", 13a edición, Stuttgart: Trias 2018
Dietl, Hans / Ohlenschläger, Gerhard: "Handbuch der Orthomolekularen Medizin",
Stuttgart: MVS Medizinverlage 2004
Konz, Franz: "Der große Gesundheits-Konz", 9a edición, Munich: Universitas 2010
Pfeiffer, Carl C.: "Nutrition and mental illness: An orthomolecular approach to balancing
body chemistry", Rochester: Inner Traditions Bear & Co. 1988
Randolph, Theron / Moss, Ralph: "An alternative approach to allergies", Nueva York:
Harper & Row 1980
Klaus John
Remedios homeopáticos
El fundador de la homeopatía, Samuel Hahnemann resumió su principio
curativo en la oración "Similia similibus curentur" (Semejante cura lo
semejante). Hahnemann hizo el descubrimiento de que si un veneno se
administra en dosis bajas, puede curar los síntomas que se causaría a una
dosis más alta.
Después de este descubrimiento Hahnemann comenzó a crear un perfil
medicinal de sustancias probándolas en dosis más altas en sujetos sanos y a
continuación, la categorización de los síntomas resultantes. Las personas
enfermas con síntomas similares a este perfil medicinal recibieron las
sustancias más adecuadas en dosis bajas.
Lo que los químicos ven como una dilución menos activa del material de
partida es para los homeópatas, la potenciación: un reforzamiento del efecto
de curación usando un proceso de agitación enérgica. A 6 X, por ejemplo,
sería una millonésima parte. De 23 X, aritméticamente, un litro de la
medicación solo contiene una molécula de la sustancia de partida. Sin
embargo, una dosis X 1000 es más eficaz todavía, que solo puede explicarse
por el hecho de que durante la potenciación paso a paso de la sustancia se
cambia el campo magnético del disolvente como portador de la información.1
Hoy entendemos cómo esta información puede ser transportada de forma
electromagnética y se filtra de acuerdo con las potencias por el uso de
computadoras. Esta técnica se utiliza en el Sistema AcuPro por remedio-
prueba. El homeópata clásico debería elegir la preparación individual más
adecuada (o del preparado complejo compuesto de varias sustancias) por una
consulta personal con el paciente para prescribir una dosis cierta y su
potencia, a partir de su formación y experiencia. Los síntomas pueden
empeorar inicialmente. Esto indica que el recurso se debe ajustar pero no la
potencia. Síntomas anteriores pueden regresar en forma leve por un corto
tiempo y deben ser luego discutidos con el terapeuta.
Acupuntura
La acupuntura clásica, sobre todo la auriculoterapia (acupuntura sobre la
oreja) también puede tener un efecto regulador sobre el cuerpo y la mente. Se
recomienda la acupuntura del oído para todas las condiciones que afectan al
sistema nervioso central y la psique, que se expresan en episodios de
ansiedad y depresión. Por lo tanto, es posible influir en un gran número de
trastornos funcionales que no están siendo ayudados por los procedimientos
clásicos. Estos incluyen el miedo, la claustrofobia, la neurosis, falta de
concentración, la dislexia (dificultad para leer), mareos, tartamudez etc. La
desintoxicación a través del hígado, los riñones y los intestinos puede ser
fácilmente estimulada por agujas, eléctrica o láser. Esta técnica puede ser
necesaria cuando la retirada de sustancias del cuerpo genera bloqueos. El
éxito con la terapia del dolor y el tratamiento de la adicción es de particular
interés aquí. Funciones hormonales y nerviosas interrumpidas pueden tratarse
eficazmente mediante la acupuntura. Sin embargo, los neurolépticos (así
como la cortisona) pueden debilitar o incluso bloquear los efectos de la
acupuntura en la oreja. A pesar de esto, aún se usa tanto para el retiro de
fármacos, como para el tratamiento de la abstinencia. Todo este conocimiento
y la información que se proporciona en todo el mundo en los cursos de la
National Acupuncture Detoxification Association (Asociación nacional de
acupuntura de desintoxicación; NADA) se utiliza en muchas instituciones
para el tratamiento ambulatorio de la adicción.
Después de una entrevista inicial con el paciente, la grabación de la
historia del caso etc., el terapeuta examina el oído del paciente de diversas
maneras utilizando sensores de presión o mediciones eléctricas de los puntos
de acupuntura y luego aplica las agujas o láser en los puntos seleccionados.
Las agujas, hechas a partir de material desechable estéril se aplican casi sin
dolor y permanecen en su lugar durante diez a treinta minutos para tomar
efecto. El paciente experimenta una sensación de relajación, junto con el
impulso de curación y el equilibrio energético. El tratamiento con láser no
tiene absolutamente ningún peligro de infección ya que la piel no se daña
durante el tratamiento. Esto tiene la ventaja de que los puntos pueden ser
monitoreados después del tratamiento sin ningún dolor, lo que permite
incluso tratar a pacientes muy sensibles.
Psicoterapia en profundidad
De uso común en la terapia estan: el psicoanálisis según Sigmund Freud, la
psicología analítica según Carl Gustav Jung y los métodos de terapia
conductual. Debido a que muchos de los trastornos mentales no son
accesibles, ni fácilmente abordables con estos métodos, es razonable ampliar
el contexto teórico e integrar la logoterapia de acuerdo con Viktor Frankl u
otros enfoques de la psicología humanista. Se pueden buscar experiencias
clave y bloqueos en el inconsciente o en el área transpersonal. Estados no
ordinarios de conciencia se pueden hacer accesibles para facilitar la
integración de elementos incompletos en la psique. De larga data los
síntomas psicológicos pueden llegar a ser entendidos como parte de la auto-
sanación y desaparecen tan pronto como los acontecimientos clave adecuados
se han revivido. Cabe mencionar que puede ser útil llegar a profundizar, los
procedimientos y métodos tales como Holotropic BreathworkTM (Trabajo
respiratorio holotrópico), regresión compatible a la hipnosis.
Condición subjetiva
La desintoxicación mejora la sensación subjetiva del paciente al bienestar.
Esto puede ir acompañado de psicoterapia de apoyo, si el paciente no prefiere
la autoayuda individual o la participación activa en un grupo de auto-ayuda o
de encuentro. La mejora debe ser observada durante un período más largo, ya
que se ha observado que muchos trastornos progresan en fases.
Anotación
1 "X" significa "potencia decimal". Una parte de la tintura madre se mezcla con nueve
partes del disolvente (alcohol / agua) y luego se agita vigorosamente para ser
potenciado. Eso hace un 1 X del tintura madre. El 2 X deriva de una parte 1 X mixta
con nueve partes de disolvente y se agita de nuevo. Esto significa los pasos
"decimales". (K.J.)
Fuentes
Bragdon, Emma: "The call of spiritual emergency: From personal crisis to personal
transformation", San Francisco: Harper 1990
Grof, Christina: "The thirst for wholeness: Attachment, addiction, and the spiritual path",
San Francisco: Harper 1994
Grof, Stanislav: "The adventure of self-discovery", Albany: State University of New York
Press 1988
Grof, Stanislav / Bennett, Hal Zina: "The holotropic mind: The three levels of human
consciousness and how they shape our lives", San Francisco: Harper 1992
Grof, Stanislav / Grof, Christina: "Spiritual emergency: When personal transformation
becomes a crisis", Los Ángeles: Warner Books 1989
Grof, Stanislav / Grof, Christina: "The stormy search for the self: A guide to personal
growth through transformational crisis", Los Ángeles: Tarcher 1992
Ochsenknecht, Anna: "Die seelische Balance – Pflanzenheilkundliche Unterstützung bei
psychischen Problemen und beim Entzug von Psychopharmaka", en: Kerstin Kempker /
Peter Lehmann (Eds.): "Statt Psychiatrie", Berlín: Antipsychiatrieverlag 1993, pp. 82-
94
Kerstin Kempker
Fuente
Kempker, Kerstin: "Erfolg in Zahlen?", en: Kerstin Kempker (Ed.): "Flucht in die
Wirklichkeit – Das Berliner Weglaufhaus", Berlín: Antipsychiatrieverlag 1998, pp.
270-279
Bob Johnson
Susan Kingsley-Smith
Blogging
Un blog es básicamente un diario cronológico de artículos o entradas de blog
que están escritos por el dueño del blog, autor o corresponsales
seleccionados, por lo general de un tema en particular, aunque a veces como
un diario personal. En la búsqueda de blogs de interés, se proporcionan
oportunidades a menudo para suscribirse o registrarse para ser notificado por
correo electrónico sobre nuevos artículos. Algunos bloggers publican con
frecuencia, otros con menos, pero cada vez que publican una nueva pieza, el
lector recibirá una notificación por correo electrónico de esta. Algunos, pero
no todos los blogs pueden requerir el establecimiento de una cuenta y la
contraseña para participar. Los blogs también puede ser útiles en el camino
diario o documentar el proceso de retirada de fármacos y recuperación. Los
blogs personales tienen la capacidad de ser privados o ser compartidos con un
grupo selecto de amigos y familiares o ser públicos.
Si usted está interesado en el establecimiento de su propio blog privado o
público, hay muchas plataformas para elegir. Uno de los más fáciles de
navegar es la plataforma Blogger de Google basado en www.blogger.com.
Otra es la plataforma de blogs Wordpress, disponible en
www.wordpress.com. Ambos son en inglés y de forma gratuita, al igual que
muchos otros que están disponibles. La clave es encontrar uno que sea
cómodo para que usted se refiera al contenido, su manipulación y pueda
familiarizarse con él a través de la experimentación y el acceso a los menús
de ayuda siempre disponibles. Aquí hay tres blogs para que usted considere:
•
www.madinamerica.com: Este es el blog de Robert Whitaker, un
periodista científico estadounidense y autor de "Anatomy of an Epidemic"
(Anatomía de una epidemia). Tiene actualmente varios autores que han
contribuido en muchos temas, desde la psiquiatría y la política a los
artículos interesantes de los sobrevivientes de la psiquiatría, así como los
proveedores de atención de la salud, todos están a la vanguardia en la
creación de la discusión global y ofrece noticias y puntos de vista sobre
las alternativas a la psiquiatría tradicional.
•
www.beyondmeds.com: Este blog está escrito por alguien que tiene
experiencia como superviviente de la psiquiatría y una ex trabajadora
social. Es un gran recurso para todos aquellos que buscan información
sobre las drogas psicotrópicas, retirada segura, nutrición y terapias
alternativas.
Foros
Los foros son sitios web que normalmente solo están disponibles para los
miembros y sirven a un interés común. A veces se puede acceder como
invitado. Los foros son a menudo privados y son excelentes fuentes de apoyo,
donde se puede participar en conversaciones y discusiones con otros que han
tenido experiencias similares. Aquí hay algunos foros que podría considerar:
•
www.benzobuddies.org: Este es un foro de voluntarios que apoyan a
aquellos que deseen retirarse de la utilización de benzodiazepinas. El
objetivo de este grupo es apoyar a los que quieren aprender a disminuir de
manera segura, dejar y mantener este proceso a largo plazo. Las
discusiones aquí incluyen el síndrome de abstinencia, la velocidad de
disminución gradual, insomnio y mucho más. No hay ningún costo para la
adhesión.
•
www.survivingantidepressants.org: Este es un foro que ofrece apoyo
durante y después de la retirada de los antidepresivos que está disponible
sin costo alguno. Las discusiones van desde los síntomas de abstinencia,
velocidad para la puesta a punto, asuntos para la familia e informes de
recuperación.
Fuente
Jesperson, Maths / Lehmann, Peter: "Self-help, difference in opinion and user control in the
age of the Internet", en: Peter Stastny / Peter Lehmann (Eds.): "Alternatives beyond
psychiatry", Berlín / Eugene / Shrewsbury: Peter Lehmann Publishing 2013, pp. 366-
380 (libro electrónico de 2014)
El tiempo después
Regina Bellion
Tomar precauciones
Sabemos que es útil crear una rutina diaria, parcialmente estructurada, que no
esté llena de funciones y aburrimiento. Las comidas regulares son
importantes, también dormir lo suficiente, y los baños aromáticos. Muchas
personas de vez en cuando reaccionan psicóticamente, son gente noctívaga.
Si me encuentro a mí misma como un ave nocturna durante un largo período
de tiempo, puedo caer más fácilmente fuera de la realidad. Por la noche es
importante mantener la respiración regular y no respirar demasiado plano o
contener la respiración involuntaria. La respiración abdominal puede ser muy
dolorosa al principio o inducir un ataque de llanto. Es importante evitar las
situaciones que generen agitación. Ahora estoy en posición de alejarme de
situaciones que son demasiado estresantes para mí.
Cuando las emociones se arremolinan alrededor de mí, estoy en peligro de
una psicosis. No se puede evitar los giros del destino. En lugar de ceder a la
tentación o salir de una situación de emergencia, es necesario ponerme en
contacto con la familia más que nunca. Póngase en contacto con la gente que
nos toma en serio y también con quienes no tenemos gran relación
emocional. Con su ayuda, podemos probar si todavía tenemos o no un pie en
la realidad. Esto es un tema delicado que constantemente tenemos que tener
en cuenta. Muchas personas que de vez en cuando reaccionan psicóticamente
han sido tan heridas que se han vuelto más sensibles y se alejan de los demás.
Hay que tener mucho cuidado con el enamoramiento. En una relación de
amor hay un gran peligro de ser herida y volver a caer de nuevo en algún
trauma infantil o de juventud, con lo que se puede reaccionar fácilmente con
una psicosis.
Es muy importante tener una tarea, algún tipo de trabajo, una actividad que
experimentamos como algo significativo. Cada persona debe encontrar su
tipo apropiado de actividad. (Es irrelevante lo que otros piensan de esta
actividad.) Es importante y muy liberador dejar ir la idea de que uno debe
representar una imagen de normalidad, así como vivir la propia
individualidad y dar expresión a ella –aunque sea poco convencional.
Nunca está mal preguntarse en días relativamente sanos, ¿qué fue lo que
estimuló las alucinaciones recientes? Las formas en las que podemos trabajar
en contra de los trucos de los sentidos se describen en un libro escrito por el
psiquiatra con orientación psicoterapéutica – Silvano Arieti (1979, pp. 109-
110).
Y por supuesto se debe hacer todo lo posible para establecer y mantener el
contacto con el propio cuerpo. Masajes reflexología podal, trotar, Tai Chi,
danza del vientre, todo puede ser de utilidad o no. (Precaución: Tai Chi puede
ser peligroso para las personas que tienen problemas de rodilla.) Vale la pena
seguir buscando y experimentar hasta que pueda sentirse el propio cuerpo de
nuevo. Este sentimiento tiene que ser restablecido todos los días.
Particularmente importante para mí ha sido evitar la creación de redes
asociativas de ideas, pero en cambio, si es necesario, pedir a los demás que
acompañan la vida describir desde su perspectiva las relaciones que parezcan
sospechosas a nosotros. Nosotros, las personas con el diagnóstico de
"psicosis" aparentemente no teníamos la oportunidad de desarrollar un
sentimiento básico de tener una identidad satisfactoria y confianza en sí
mismos como corresponde. Por lo tanto tenemos que cuidar de nosotros
especialmente bien, dedicar mucha atención y tiempo con nosotros mismos.
No es suficiente terminar los estudios para lograr algún tipo de éxito que es
admirado universalmente. Estas son las maniobras comunes de autoengaño
que poco tienen que ver con la satisfacción interior. El sentimiento de ser
digno me llega más fácilmente cuando me tomo un tiempo para soñar y estar
en la bañera. Otros encuentran su paz tocando la guitarra o escribiendo en sus
diarios.
Lo más importante es reconocer el comportamiento del todo contradictorio
(denominadas situaciones de doble vínculo) con suficiente antelación y
retroceder. Absurdos son la falta de respeto y mensajes de doble ciego que
nos hieren y nos vuelven locos.
Fuente
Arieti, Silvano: "Understanding and helping the schizophrenic: A guide for family and
friends", Nueva York: Basic Books 1979
Leo P. Koehne
Peter Lehmann
¿Cómo proceder?
"Para decirlo sin rodeos, el tratar a un paciente con una enfermedad
aguda, es como si el médico siempre llevara a cabo un experimento
individual sin control." (Seeler, 1983)
Esta declaración de Wolfgang Seeler de la clínica psiquiátrica Hamburg-
Ochsenzoll también se refiere al final del tratamiento. Nadie puede predecir
cómo será el proceso de retirada de las drogas psiquiátricas en algún caso
particular. Al tomar la decisión de adoptar un enfoque específico, se debe
tener cuidado con el paso a paso tanto como sea posible, así como tener en
cuenta la situación de base existente. Sin dejar de lado las tendencias que
ayudan a proporcionar o pueden identificar un marco claro para mejorar las
posibilidades de lograr un retiro exitoso.
A pesar de esto, muchos médicos todavía de vez en cuando recomiendan la
retirada de fármacos de manera brusca, en respuesta a la crítica a los
medicamentos psiquiátricos con un desdeñoso: "¡Entonces deje de tomarlos!"
en vez de molestarse en discutir los problemas y riesgos de abstinencia que a
veces amenazan la vida o generan hipersensibilidad y síntomas de rebote.
Esto no es sorprendente ya que durante su formación, en materia de
publicidad y otras publicaciones, así como en los congresos patrocinados por
la industria farmacéutica, se les dice que las drogas psiquiátricas, con la
excepción de las benzodiazepinas, no conducen a la dependencia (y, por lo
tanto, no causan problemas de abstinencia).
El tratamiento de los médicos a menudo ignora completamente el hecho de
que en el diagnóstico se haya producido una devaluación ("enfermos
mentales con necesidad de tratamiento"), junto con el tratamiento resultante;
esto puede llevar a sentimientos de inutilidad e incluso a la dependencia a
largo plazo de las drogas psiquiátricas. Esto ocurre a pesar del hecho de que
el mecanismo que resulta en la gestión temporal de la angustia emocional
mediante fármacos psiquiátricos, y que a su vez, conduce a la dependencia, es
bien conocido con otras sustancias psicotrópicas, como el alcohol, la
marihuana, la cocaína o la heroína.
No seas impaciente
Esto es lo que se recomienda en el primer consejo dado por David Richman,
un médico de Berkeley, California. Con el fin de evitar la animosidad de sus
colegas, publicó la primera guía disponible en 1984 bajo el seudónimo de
"Dr. Caligari". En particular, me explicó su consejo con el ejemplo de la
Thorazine (principio activo clorpromazina), un neuroléptico prototipo:
"A menudo, a causa de los efectos desagradables de las drogas,
muchos de repente dejan de tomarlas en la primera oportunidad que
tienen. Esto puede causar aún más graves problemas de abstinencia
por las drogas. La interrupción repentina de las drogas psiquiátricas
no es la mejor manera de dejarlas. (...)
Después que se suspenden los medicamentos, es variable el período
de tiempo antes de que aparezcan los síntomas de abstinencia.
Algunas personas experimentan estos síntomas dentro de ocho a 24
horas después de comenzar el retiro, mientras que para otros
síntomas de abstinencia no comienza sino en varios días, una semana
o dos. En parte, esto depende de cuánto tiempo se han tomado los
medicamentos y en qué cantidades, por la mayoría de estos fármacos
se acumulan en los tejidos del cuerpo en forma de depósitos de
fármaco. Cuando los medicamentos ya no están en curso o la ingesta
se ha reducido, el nivel en sangre de la droga cae, estos
medicamentos almacenados comenzarán a ser liberados en el
torrente sanguíneo. Las pruebas han demostrado que los
neurolépticos pueden ser detectados en el cuerpo y en la orina hasta
seis meses después de que hayan sido interrumpidas.
Otro factor a considerar es que, los efectos de drogas se
experimentan con mayor intensidad cuando los niveles del fármaco
en la sangre están bien subiendo o bajando: cuanto más rápidos son
estos cambios, más intensos son los efectos. Por lo tanto, cuando se
producen grandes y repentinos aumentos en los niveles del fármaco
en sangre, es más probable que note los efectos angustiantes de la
droga. Por otro lado, cuando los niveles del fármaco en sangre caen
rápidamente, es más probable que note los efectos de abstinencia
angustiantes por las drogas.
Los fármacos se descomponen, inactivan y se eliminan del cuerpo a
un ritmo diferente. Este factor, llamado la vida media del fármaco, es
muy importante. Los fármacos con una vida media corta, se eliminan
rápidamente, conducen a la caída rápida en los niveles del fármaco
en sangre y los efectos de abstinencia más intensos inician y
terminan pronto. (...)
Hay una serie de factores que tienen que ver con la dificultad de la
retirada del fármaco: el tipo de droga consumida; dosis y duración de
su consumo; la salud general de la persona y su actitud frente a dejar
el fármaco; la calidad del apoyo recibido durante el período de
suspensión; la comprensión de la persona al proceso de retirada; el
conocimiento de los síntomas; los problemas que posiblemente se
encontrarán y las medidas concretas para solucionarlos.
La mejor manera de minimizar los problemas de abstinencia por
drogas es reducir gradualmente su ingesta. Esto es especialmente
importante si el fármaco se ha tomado durante más de uno o dos
meses. Si usted ha estado tomando pequeñas dosis de medicamentos
psiquiátricos, o ha estado consumiendo estos medicamentos durante
un breve espacio de tiempo (es decir, unos días o semanas), entonces
es posible que desee intentar la interrupción 'de golpe', es decir,
simplemente dejar de tomar la drogas (...).
Gradual, retiro escalonado de las drogas: la fórmula del 10%
UUsando esta fórmula, la retirada del fármaco se logra al reducir
lentamente la dosis en pasos secuenciales, teniendo todo el tiempo
necesario en cada paso. Si usted ha estado tomando drogas
psiquiátricas durante años, puede tardar varias semanas, o incluso
más, para dejarlos por completo. Siguiendo este plan, la dosis del
fármaco se reduce en 10% de la dosis actual en diez pasos sucesivos
en el tiempo. Aquí está la forma para que esto funcione si en el
momento de iniciar la retirada estaba tomando 500 mg de Thorazine
al día: a cada paso, el consumo de drogas se reduciría en 50 mg
(10% de 500 mg = 50 mg).
Paso 1: Ir de 500 mg a 450 mg al día. Espere unos días o una semana
hasta que esté libre de síntomas angustiantes de abstinencia por la
droga.
Paso 2: A continuación, pasar de 450 mg a 400 mg, a la espera de
nuevo varios días o una semana hasta que se sienta bien.
Paso 3: Luego van desde 400 mg a 350 mg, y así sucesivamente
hasta que se haya retirado completamente de la droga.
Si usted está tomando dosis divididas, es decir, algunos de los
fármacos en la mañana, un poco por la tarde, algunos en la noche
(una práctica común), entonces hay varias maneras de poner este
plan en acción. Se podría primero reducir y eliminar la dosis de la
mañana, luego la dosis de la tarde, y finalmente, la dosis de la noche.
Otra forma sería la de reducir la dosis de la mañana por 50 mg
(utilizando el ejemplo Thorazine, desde arriba) que en la Etapa 1, a
continuación, reducir la dosis de la tarde por 50 mg que en el paso 2,
a continuación, reducir la dosis de la noche por 50 mg que en el paso
3, a continuación, reducir la dosis de la mañana por otros 50 mg que
en el paso 4, y así sucesivamente hasta la retirada completa.
Si tras reducir la dosis experimenta lo que puede ser el síndrome de
abstinencia, a continuación, debe permanecer en ese nivel de dosis
hasta que los síntomas disminuyan o desaparezcan antes de pasar al
siguiente paso. Como alternativa, volver al paso anterior (en el nivel
de dosis más alta) donde se siente cómodo para permanecer allí
durante más tiempo antes de pasar a la siguiente etapa.
A veces, la primera parte de esta reducción no causa ningún
problema. Pero sí cuando se alcanzan dosis mucho más bajas. Por
ejemplo, al llegar a 50 mg ningún fármaco (usando de nuevo el
ejemplo Thorazine) puede causar dificultades, en cuyo caso se
podría disminuir la tasa de reducción de la dosis en ese momento, al
pasar de 50 mg a 40 mg a 30 mg, y así sucesivamente.
Para hacer esto paso a paso, se tiene que fijar en los diferentes
puntos para cortar de sus tabletas o cápsulas. Las pastillas que tienen
un recubrimiento duro son difíciles de romper de manera uniforme.
Las tabletas están generalmente marcadas, lo que significa que
tienen una ranura en el medio que hace que sea fácil romperla por la
mitad, o en última instancia, en cuartos, con los dedos. Las cápsulas
son más difíciles de cortar. Si se cortan por la mitad con un cuchillo
o una navaja, el contenido se puede salir, y se debe mantener este
contenido sin usar en un recipiente." (Network, 1984, pp. 54-56)
Una reducción de la dosis promedio en diez etapas sucesivas de 10% de la
dosis actual a la vez sería demasiado rápida en el caso de la administración a
largo plazo de medicamentos psiquiátricos, y demasiado lenta en el caso de la
administración a corto plazo. Breggin sugiere iniciar el proceso de retiro de
fármacos con una reducción más pequeña para ver cómo se le puede hacer
frente (Breggin, 2012, p. 196).
Las tabletas se pueden cortar o dividir con mayor precisión, pero las
cápsulas proporcionan problemas. No solo contienen sustancias activas
psicofarmacológicas sino también sabores y conservantes, al dividirlas, no
hay manera de asegurar que el ingrediente activo se divide en partes iguales,
por lo que puede ser aconsejable cambiar desde las inyecciones a tabletas o
gotas. Algunas personas mezclan el polvo con budin o flan y luego dividen
las porciones uniformemente.
El caso es diferente si las cápsulas contienen gránulos (esferas, bolitas o
perlas). El revestimiento de los gránulos dificulta que el ingrediente activo se
descomponga en el estómago, dando paso a que el fluido intestinal
descomponga el recubrimiento entérico en la absorción intestinal. Uno puede
tomar los gránulos contados con una cucharada de compota de manzana; su
pH (medida de la acidez de una solución acuosa) tiene que ser
aproximadamente 3,5. Una vez que los gránulos se mezclan con el puré de
manzana, son estables a la temperatura ambiente durante aproximadamente
dos horas y deben ser consumidos dentro de este tiempo. Debe evitarse
masticar el puré de manzana; también, evitar todos los productos lácteos
durante una hora antes y después de ingerir el puré de manzana. Estas
instrucciones se deducen de un estudio realizado por la empresa farmacéutica
Eli Lilly, que quería encontrar la manera de suministrar el antidepresivo
Cymbalta (principio activo duloxetina) a los pacientes que tienen dificultades
para tragar las cápsulas, y debían tomar los gránulos de las cápsulas para
pasar al estómago sin descomponerse (Wells y Losin, 2008).
Se requiere extremo cuidado en la transición de la mini-dosis final a
cero. Ha habido varios informes de personas cuyo sistema nervioso
extremadamente sensible, de repente metieron un palo en la rueda, cuando
ellos pensaban que habían llegado a su meta. Cuanto más tiempo y más
fuertemente los receptores han sido bloqueados por neurolépticos,
probablemente pueden ser más fuertes los síntomas de rebote, hiper- y
supersensibilidad.
Otros consejos
Infórmese sobre los riesgos y los efectos no deseados de los medicamentos
psiquiátricos, así como formas alternativas para hacer frente a la angustia
emocional. Anticipar los efectos de abstinencia que pueden establecerse
incluso después de semanas:
"La retirada de las drogas psiquiátricas puede ser una experiencia
muy difícil. Usted debe saber que la retirada puede causar un
malestar de moderado a grave y miseria absoluta a veces. Estar
preparado mentalmente para esto disminuye la posibilidad de
desarrollar miedos, no se desanime. Se necesita paciencia y
determinación." (Network, 1984, pp. 56-57)
Planee con anticipación. Antes de dejar los medicamentos, le puede ser útil
para comenzar a cambiar su situación (arreglo de vivienda, el trabajo o los
contactos sociales) o su estilo de vida. Si prevé que su médico o psiquiatra no
va a querer ayudarle a superar el retiro de los medicamentos, busque otro.
Informar a las personas cercanas a usted y a quien usted confía en su
empresa. Suponiendo que existe ayuda útil para los "trabajadores
psiquiátricos", Aderhold recomienda una "terapia de convención" con todas
las importantes figuras de apego terapéutico y privadas para equilibrar y
ajustar el procedimiento. Antes de dejar los medicamentos, asegúrese de que
está informado en cuanto a los riesgos de perder su apartamento, bienestar u
otros beneficios, si alguno de estos, dependen de su voluntad de tomar drogas
psiquiátricas. Considere la posibilidad de la emigración al extranjero, si las
leyes nacionales u órdenes judiciales prohíben la retirada autodeterminada.
Busque el momento correcto para el cambio. Piense en cuánto tiempo puede
tardar el proceso. En 1985, Josef Schöpf de la Clínica Universidad de
Lausana publicó un artículo acerca de la dependencia de las benzodiazepinas
en el que informó que –la retirada debe ser planeada de tal manera que los
síntomas perturbadores no traigan consecuencias sociales desagradables. Su
consejo puede ser aplicado a la retirada de otras drogas también:
"La elección de cuándo retirar debería considerar si el menor nivel
temporal de productividad es compatible con las responsabilidades
del paciente." (p. 591)
Reciba consejos. Hable con otras personas que han experimentado
abstinencia. Únase a un grupo de autoayuda, donde cada miembro sea
respetado como un individuo. Tenga cuidado con los "grupos de autoayuda"
que en realidad son grupos psico-educativos influenciados por profesionales
de la psiquiatría. Los miembros del grupo pueden haber interiorizado la idea
de que la recaída es inevitable si el paciente no sigue las instrucciones del
médico al pie de la letra y en su lugar toma sus propias decisiones. No seguir
las promesas de curas. No permita ser puesto bajo presión. No haga algo,
simplemente para complacer o impresionar a alguien más.
Busque apoyo. Tome las preparaciones que fortalecen los órganos y
promueven la desintoxicación. Alimentos sulfurosos y alimentos ricos en
clorofila ayudan a la desintoxicación. Todas las plantas verdes comestibles
pertenecen a este grupo, incluyendo las plantas silvestres, hierbas, verduras,
brotes verdes, jugo de pasto de trigo (o de otros tipos de grano); también las
verduras del mar (marrón, algas rojas y verdes) y micro algas (espirulina,
chlorella).
Busque la compañía de personas que entienden lo que implica dejar los
medicamentos. Es posible que desee buscar a médicos o terapeutas que tienen
la comprensión, simpatía y discreción. Tenga mucho cuidado cuando
encuentre a un doctor muy comprensivo que, ante la aparición de la más
mínima dificultad, recomienda detener la retirada o el cambio a otra
medicación que al parecer puede ser mejor tolerada. Aderhold recomienda:
"Los síntomas psicóticos a corto plazo no siempre tienen que ser
tratados por el aumento de la dosis. La estabilidad se puede lograr
utilizando otros métodos. Métodos de tratamiento concomitante
psicosociales, como técnicas de relajación (la base de la
recuperación), técnicas de afrontamiento cuando se escuchan voces,
la terapia individual o familiar, o la medicina herbolaria tradicional
china, se podrían utilizar." (2010, p. 67)
Haga terapias a base de plantas a su disposición para facilitar la extracción.
En el libro "Statt Psychiatrie" (En lugar de psiquiatría), Anna Ochsenknecht,
una practicante de la curación en Berlín, describe los efectos de curación
natural de las plantas y las posibilidades de combinación de sus principios
activos con el fin de protegerse de los estados psicológicos no deseados, para
permanecer libre de drogas psicoactivas nocivas:
"Trabajo mucho con las hierbas medicinales, ayudan a regular
físicamente el cuerpo y el equilibrio interno. Esto las distingue de las
drogas químicas que solo eliminan o suprimen un síntoma
específico, pero no activan las fuerzas de autorregulación del cuerpo.
Las hierbas medicinales también ayudan a aliviar o interceptar
graves síntomas de abstinencia al dejar de tomar drogas
psiquiátricas. A menudo el miedo a los síntomas de abstinencia
(como trastornos del sueño, el ritmo acelerado corazón, náuseas,
sudoración, o inquietud interior, entre otros), sirve como una razón
para seguir tomando los medicamentos que causan otras
enfermedades. Es un temor que se estimuló aún más por muchos
psiquiatras. Es importante llevar a cabo una búsqueda exhaustiva de
posibles formas para ofrecer apoyo. No solo para aliviar los
síntomas, sino también para activar las fuerzas de regulación y con
ello restablecer el equilibrio interior. (...) El poder medicinal de las
plantas se puede utilizar en forma de tés, extractos (aceites
alcohólicos / líquido o éter) o comprimidos recubiertos apropiados.
Las recetas y mezclas de té que propongo pretenden ser una
inspiración para probarlos, no como un tratamiento a largo plazo
para todos, no acorde con el lema 'mucho ayuda mucho.'" (1993, pp.
83-84)
Obtenga orientación legal. Contacte experiencias independientes de
pacientes u otra persona de su confianza antes de correr el riesgo de verse
obligado a regresar de nuevo al sistema psiquiátrico; elabore un plan de
emergencia. Protéjase con un testamento de la psiquiatría (directiva
anticipada) (Krücke, 2007; Ziegler, 2007) antes de que se haya
comprometido en un hospital (de nuevo). Usted debe preguntarse a sí mismo
antes de tiempo: ¿Qué necesito si me pongo ansioso, depresivo, suicida,
maníaco, o loco? ¿Qué me va a ayudar en esa situación? ¿Qué debo negarme?
¿Qué voy a aceptar? ¿Qué estoy arriesgando? ¿Quiénes son las personas que
me apoyan?
Crear un entorno tranquilo. Hay que mantenerse alejado de los familiares
tóxicos o de los que no se preocupan de nada. Evite el estrés y los lugares
agresivos. No se desgaste en relaciones sociales difíciles. No conteste al
teléfono si el hacerlo le produce estrés. No les dé permiso de acceder a su
piso a trabajadores psiquiátricos inoportunos. Vaya a un lugar de paz, por
ejemplo, a la playa o al campo, un centro de meditación a una iglesia o una
biblioteca.
Haga suficiente ejercicio. Salir a pasear, hacer senderismo, correr, bailar,
nadar, montar en bicicleta, practicar gimnasia, ejercicios aeróbicos. Cuando
hace mucho calor afuera, ir al gimnasio. "La moderación es un principio
fundamental: a medida que aumenta sus actividades, hágalo gradualmente."
(Network, 1984, p. 56)
Tratar de conseguir una buena nutrición. Coma bien con regularidad, pero
no excesivamente. Asegúrese de consumir bastante fibra, alimentos de trigo
integral, ensalada, verduras frescas, frutas frescas y muchos líquidos. Evite
las bebidas que le ponen nervioso como el té negro y el café negro. Evite las
drogas como el alcohol, la marihuana, la cocaína y otros estimulantes.
Cualquier persona que toma café o té negro y que luego deja de tomarlos
mientras está dejando los neurolépticos, debe darse cuenta de que su
interacción con los neurolépticos también se detendrá. Los síntomas del
Parkinson son propensos a empeorar temporalmente, incluso llegando a ser
tan malos como lo estaban en su punto álgido y pueden aumentar en
intensidad (Lehmann, 2012).
Haga algo bueno para usted. Escuche música relajante, lea literatura
agradable. Mantenga contacto con la gente. Llame por teléfono a amigos o
vaya a visitarlos. Sea creativo y utilice medidas de afirmación, es decir,
reafirmarse a sí mismo con palabras e imágenes que lo hagan sentirse fuerte y
capaz de llevar a cabo su retiro efectivo de las drogas psiquiátricas.
Vivir con conciencia. Lleve un diario, escriba sus cosas. Si hay trabajadores
profesionales de apoyo, puede ser beneficioso escribir un protocolo posterior
sobre su proceso al dejar los fármacos.
Y asegúrese de dormir lo suficiente. El sanador natural Gerhard Leibold
(2001) describe cómo hacer frente a los problemas del sueño utilizando
métodos naturales: En la llamada cura Kneipp, el agua caliente dilata los
vasos sanguíneos que llevan a la relajación. El esfuerzo físico favorece el
sueño, la misma función puede tener una habitación tranquila con una
temperatura adecuada nocturna (normalmente 14-16 ºC / 57-61 °F), ejercicios
de relajación adecuadas, el entrenamiento autógeno y la autosugestión. El
marco de la cama debe ser de madera maciza sin tratar; la base, colchón,
almohadas y fundas deben ser de materiales adecuados. Algunas personas
duermen mejor si prescinden de objetos relacionados a personas
desagradables y experiencias en su dormitorio o incluso de su casa por
completo. Un vaso de leche caliente y miel es un remedio casero probado y
fiable. Lo mejor es evitar comer tarde; bebidas con cafeína y demasiada
proteína. Los problemas persistentes del sueño pueden ser aliviados con
remedios a base de hierbas (valeriana, el lúpulo, la amapola de California,
flores de la pasión, kava, la lavanda, melisa etc.), la mayoría de los cuales se
pueden obtener en la farmacia sin receta médica, en forma de complejos o
remedios homeopáticos, gotas de rescate de Bach o aromaterapia (en la forma
de aceites esenciales para la inhalación). La misma hormona del cuerpo, la
melatonina, en forma de comprimidos (Harnisch, 2010, pp. 93-96) o
suplementos alimenticios (Ross, 2002) que apoyan el patrón de sueño-vigilia
también puede ayudar. Los expertos del sueño recomiendan diarios de sueño
para ayudar a evaluar los trastornos del sueño, los viajes de fantasía, y los
rituales para dormir (Riemann, 2016, pp. 39-43), control de estímulo (que
asocian el estímulo "cama" con el "sueño" de reacción) o restricciones del
sueño (reducción de la duración del sueño en favor de conciliar el sueño más
rápidamente la noche siguiente) (Spiegelhalder et al., 2011). Cualquier
persona que beba alcohol para poder dormir mejor no debería sorprenderse
cuando sus trastornos del sueño empeoren con el tiempo. En general, los
libros de terror no son adecuados para leer en la cama (Ern y Fischbach,
2008, p. 149). Si no ayuda nada de lo mencionado antes y empeoran los
trastornos del sueño algunas personas, por ejemplo, Leibold, recomiendan el
uso temporal y de corto plazo de las benzodiazepinas (Leibold, 2001, p. 89).
Debido al grave riesgo de adicción y principales problemas de abstinencia,
especialmente en el caso de las benzodiazepinas con una vida media
relativamente corta, su uso repetido debe ser visto como muy problemático.
Los problemas del sueño a menudo se manifiestan de dos maneras
importantes. Las drogas psiquiátricas pueden provocar alteraciones del sueño
y su retirada puede conducir a insomnio. Una vez que la supresión química
desaparece puede haber un efecto rebote o trastornos del sueño renovados.
Estos a veces pueden ser aliviados mediante la reducción o incluso al
deshacerse de los efectos de las toxinas ambientales perjudiciales. En su obra
de referencia "Gifte im Alltag" (Poison todos los días), el internista y
toxicólogo de Múnich, Max Daunderer (2011) enumera toda una serie de
sustancias tóxicas que nos rodean y pueden conducir a trastornos del sueño:
dioxinas, bencenos, formaldehído, conservadores de madera, herbicidas,
pesticidas, metales pesados, furano, amalgamas, plomo, hongos, y mucho
más. Los campos electromagnéticos pueden incluirse aquí, así como la mala
alimentación, alteraciones en el ritmo día-noche (a través de turnos de
trabajo, por ejemplo), el ruido, el estrés etc. En su artículo "Schlafstörungen
durch Elektrosmog?" (¿Trastornos del sueño y contaminación
electromagnética?, 1998) del ingeniero industrial Franz Mayerhofer explica
cómo un enfoque tecnológico puede ayudar a reducir los trastornos del sueño
provocados por la abstinencia.
A pesar de que los consejos que aquí se mencionan se aplican más o menos
a todos los fármacos psiquiátricos, no obstante, hay características especiales
que se deben tomar en cuenta en el caso de determinados grupos de
medicamentos psiquiátricos.
Tranquilizantes
Ha demostrado ser útil que las personas procedentes de las drogas
psiquiátricas aprendan estrategias de afrontamiento no psicofármacos
(Ashton, 1994) en los grupos de autoayuda (Tattersall y Hallstrom, 1992) o
con el apoyo psicoterapéutico. Ellos deben ser alentados a no rendirse y
enfrentarse activamente con los problemas causados por el uso continuo de
tranquilizantes (Bish et al., 1996). Y que necesitan apoyo psicoterapéutico
durante y después del proceso de retirada de estas sustancias (Otto et al.,
1993; Kaendler et al., 1996). El "BNF" incluye instrucciones sobre la retirada
de las benzodiazepinas; el usuario primero debe cambiar a diazepam para
después reducir la dosis paso a paso en lugar de suprimir los síntomas de
abstinencia con neurolépticos:
"Una de las benzodiazepinas que puede ser retirada en pasos de
aproximadamente un octavo (intervalo de un décimo a un cuarto) de
la dosis diaria cada quince días. Un protocolo de retirada sugerido
para pacientes que tienen dificultad es el siguiente:
1. Llevar al paciente a la dosis diaria equivalente de diazepam1
preferentemente tomada en la noche.
2. Reducir la dosis de diazepam cada 2-3 semanas, en pasos de 2 o
2,5 mg; si se presentan síntomas de abstinencia, mantener esta dosis
hasta que los síntomas mejoren.
3. Reducir la dosis aún más, si es necesario, en pasos más
pequeños2; es mejor reducir muy lentamente y no demasiado rápido.
4. Detenga por completo; el tiempo necesario para la retirada de
estas sustancias puede variar entre cuatro semanas a un año o más.
Asesórese: los betabloqueadores solo deben ser considerados si
fallan otras medidas; los antidepresivos se deben utilizar solo cuando
co-existen o surgen la depresión o el trastorno de pánico; evite los
antipsicóticos (que pueden agravar los síntomas de abstinencia)."
("BNF", 2008, p. 182)
Ulrich Klotz del Instituto Margarete-Fischer-Bosch de Farmacología Clínica
en Stuttgart informa sobre un procedimiento de un paciente interno especial
tratado por dependencia con diazepam: después de una dosis inicial de 40%
del monto original tomado, la dosis se reduce en un 10% por día (1985, p.
68).
Los tranquilizantes tales como zolpidem, que no están clasificados en el
grupo de las benzodiazepinas, pueden causar los mismos síntomas graves de
abstinencia y también deben ser retirados con una reducción gradual de la
dosis, de acuerdo con el compendio de medicina suizo ("Arzneimittel-
Kompendium", 2012).
Entre los consejos sobre la forma de retirar los tranquilizantes suele haber
uno que es poco fiable para cambiar a otros fármacos psiquiátricos: los
médicos se olvidan de advertir sobre su potencial causa de dependencia.
Christer Allgulander (1987) de la Universidad Sueca de Huddinge, por
ejemplo, aconseja a sus colegas, para que sus pacientes de desintoxicación
firmen un acuerdo denominado "tratamiento" mediante el cual, en caso de
"necesidad", el médico está autorizado a administrar tranquilizantes,
antidepresivos o neurolépticos. Es una práctica común para volver a
administrar tranquilizantes con el fin de suprimir los síntomas de abstinencia,
ya que los síntomas desaparecen en unos pocos minutos (Rufer, 2009, p. 52).
Schöpf declara: "Además de la re-administración de benzodiazepinas no hay
manera eficaz de tratar el síndrome de abstinencia" (1985, p. 591). También
puede suceder que el conflicto original reaparezca, y esto a su vez puede
conducir a la re-administración de fármacos psiquiátricos.
Los médicos están prescribiendo cada vez más no solo neurolépticos como
reemplazo de los tranquilizantes, por ejemplo, para trastornos del sueño
(Kemper et al., 1980); también se están prescribiendo estas sustancias
adictivas para suprimir los síntomas de abstinencia de benzodiazepinas
(Bender, 1986). Algunos médicos recomiendan el uso de bloqueadores beta
para ayudar a aliviar los síntomas de abstinencia (la retirada de estas
sustancias a su vez conduce a más síntomas) o afectación en la presión
arterial por la reducción de sustancias tales como, por ejemplo, la clonidina.
Desde que cualquier cosa puede ser suprimida por los antiepilépticos como la
carbamazepina o la fenitoína, estos también se utilizan para tratar los
síntomas de abstinencia (Kaendler y Volk, 1996); pero a su vez estas mismas
sustancias pueden llevar más tarde a los síntomas de abstinencia.
Los psicoestimulantes
Como la retirada de los psicoestimulantes puede ser problemática, es esencial
que su desuso sea gradual, especialmente en el caso de los niños; Richman
explica:
"Las anfetaminas y las cuasi-anfetaminas como Ritalin (principio
activo metilfenidato) son drogas adictivas y la retirada de las mismas
puede provocar problemas graves. A diferencia de los sedantes
hipnóticos, no hay peligro de convulsiones potencialmente mortales
por abstinencia. Pero suspender repentinamente los
psicoestimulantes puede inducir a la desesperación grave (a veces de
proporciones suicidas), miedo extremo, y la psicosis de retirada. Por
lo tanto, se recomienda encarecidamente una retirada gradual."
(Network, 1984, p. 58)
Los antidepresivos
Psiquiatras como Otto Benkert y Hanns Hippius de la Clínica de la
Universidad de Múnich de Psiquiatría han advertido desde hace mucho
tiempo que los órganos que se han acostumbrado a los niveles regulados de
antidepresivos pueden rebelarse si los medicamentos psiquiátricos se cortan
abruptamente:
"La abstinencia repentina después del uso a largo plazo de los
antidepresivos siempre debe ser evitada, Se pueden causar 'Los
síntomas de abstinencia' de agitación, trastornos de sudoración
profusa, náuseas, vómitos y trastornos del sueño." (1980, p. 34)
Por lo tanto, la retirada lenta siempre es recomendable (Network, 1984, p.
58); por ejemplo, disminuyendo en el transcurso de dos a cuatro semanas
(Shatan, 1966). El "BNF" aconseja:
"La dosis de preferencia debe ser reducida gradualmente durante
unas cuatro semanas o más tiempo si surgen síntomas de abstinencia
(6 meses en pacientes que han estado en tratamiento de
mantenimiento a largo plazo." (2008, p. 205)
Los pacientes ancianos deben reducir el antidepresivo tricíclico cada cuatro
semanas en un 25%, y de inhibidores de la IMAO (Inhibidores de
monoamina-oxidasa) también deben reducirse lentamente (Witzke-Gross,
2010, p. 31). En el caso de los nuevos ISRS (inhibidores selectivos de la
recaptación de la serotonina), se aconseja a los médicos consultar a los
expertos si los problemas de abstinencia no se pueden controlar:
"La dosis se debe disminuir en al menos un par de semanas para
evitar estos efectos. Para algunos pacientes, puede ser necesario
retirar el tratamiento durante un período más largo; considerar
obtener asesoría especializada si los síntomas persisten." ("BNF",
2012, p. 250)
Fenómenos de tolerancia y de rebote, incluso después de tomar los
medicamentos durante un corto período de tiempo y en dosis moderadas, así
como la posibilidad de cambios en los receptores, hacen de retiro gradual
esencial. Esto reduce el riesgo de los síntomas de abstinencia, que dura en
algunos casos, semanas o incluso meses, o el peligro en apariencia de ser
confundido con la recurrencia de los problemas originales, lo que lleva a su
vez a la reanudación de la administración de antidepresivos y otros métodos
psiquiátricos como el electrochoque. Sin embargo, la retirada de los
antidepresivos se presume que es extremadamente difícil.
Aquellas personas que intentaron su retirada brusca y que se enfrentan
ahora con síntomas de abstinencia graves deben volver a dosis más altas, pero
no necesariamente la dosis original, y luego disminuir lentamente. Si los
síntomas de abstinencia se producen una vez más, se recomienda aumentar la
dosis y luego reducir con más precaución (Tornatore et al., 1987, p. 107). En
referencia a la publicación de Kramer y sus colegas (1961), Janet Lawrence,
del Hospital McLean en Belmont, Massachusetts, se observa que ningún
autor da suficiente información sobre la rapidez con la que la dosis puede
reducirse; sin embargo, los síntomas de abstinencia son menos frecuentes en
los pacientes adultos cuando la droga se disminuye en un período de dos
semanas. Para los niños que consumen las drogas psiquiátricas, un período
más largo en la disminución puede contribuir a evitar problemas de
abstinencia (1985, p. 872).
Además de los consejos ambivalentes para reiniciar los antidepresivos y
detener los síntomas de abstinencia (Shatan, 1966), se mencionan diferentes
sustancias farmacológicas, lo que podría ayudar, en especial sustancias
anticolinérgicas como la atropina (el ingrediente activo de la belladona),
benztropina. Apenas se mencionan los remedios naturales de bajo riesgo,
como los recomendados por Anna Ochsenknecht (1993). Cualquier persona
que los requiera tiene que encontrar la información por sí misma.
Combinaciones
Los médicos todavía están recetando una combinación cada vez mayor de
drogas psiquiátricas. ¿Cómo se supone que las personas van a bajar estas
combinaciones? es un tema que rara vez se aborda. Aderhold y Witzke-Gross
han compartido sus opiniones sobre las combinaciones de los neurolépticos:
"En el caso de varios medicamentos sólo una sustancia a la vez debe
ser dejada. La retirada debe comenzar con la medicación que puede
ser más fácil de prescindir." (Aderhold, 2010, p. 66)
En su artículo "Dejar los fármacos en pacientes mayores –pero ¿cómo?",
donde se aborda la retirada de drogas psiquiátricas y otros medicamentos,
Witzke-Gross aconseja:
"Paso 1º: Si varias drogas pueden ser suspendidas, para la elección
de la primera medicación a disminuir, se debe considerar la droga
que más probablemente cause efectos secundarios y se administre
sin indicación clara.
Paso 2: Siempre detener o reducir solo un medicamento a la vez. Si
un paciente se siente incómodo, se puede identificar la causa con
mayor facilidad." (2010, p. 30)
Breggin, da en principio, el mismo consejo y ruega al comenzar con el
medicamento psiquiátrico más peligroso, en general, el neuroléptico, o
eliminar la clase de droga que se ha iniciado recientemente. Si las personas
toman combinaciones de medicamentos que tienden a contrarrestar los
efectos de otro, por ejemplo, estimulante y sustancias sedantes, ayudarían a
reducirse alternativamente con el tiempo (Breggin, 2012, p. 197).
Claramente, los prescriptores, no consideran que las personas que se les
han formulado tales combinaciones puedan querer dejarlas y necesitar ayuda
terapéutica para hacerlo. Unos pocos estudios consultaron la transición de la
llamada a la polifarmacia, a lo sumo, uno neuroléptico (Suzuki et al., 2003,
2004) es la excepción. Las siguientes recomendaciones son consejos no
probados pero que ilustran una de las varias opciones disponibles. Algunos
médicos recomiendan siempre retirar primero el medicamento con los efectos
secundarios más desagradables o el que puede ser eliminado más fácilmente
desde una perspectiva psiquiátrica. Dado que tanto los efectos y la necesidad
de las drogas psiquiátricas son subjetivos, no es aconsejable hacer ninguna
recomendación estricta sobre la abstinencia.
Cualquier persona que desee retirarse de neurolépticos de alta y baja
potencia, probablemente debería primero dejar el de alta potencia y luego el
de la potencia baja (generalmente supresivo). Una vez que se ha dejado el
neuroléptico de alta potencia uno puede retirar los de baja potencia
inicialmente durante el día (para que no genere alteraciones en el sueño). La
dosis de la tarde solo debe ser suspendida después. Si se han tomado los
medicamentos durante un largo tiempo, es muy importante la retirada paso a
paso. Si el uso de la droga se ha asociado con dificultad para conciliar el
sueño, es recomendable dejar la primera dosis de la tarde. Por otro lado, si el
fármaco se asocia con cansancio excesivo durante el día, es aconsejable que
se suspenda la dosis durante el día antes de la dosis de la tarde. Esta
recomendación se aplica a la combinación de neurolépticos de alta potencia
estándar, así como los neurolépticos "atípicos". En este caso, es aconsejable
dejar los neurolépticos de alta potencia primero; no obstante es posible
abandonar los dos a la vez.
Cualquier persona que desee bajar combinaciones de neurolépticos con
antidepresivo puede comenzar con el neuroléptico y después con el
antidepresivo. El orden también puede cambiarse iniciando con el
antidepresivo y luego continuar con el neuroléptico. En el caso de uso a largo
plazo, una retirada gradual es, por supuesto, esencial.
Si se producen síntomas graves de abstinencia en esta fase, probablemente
serán suprimidos por un neuroléptico que se continuará durante algún tiempo.
Una vez que han disminuido los síntomas de abstinencia por tranquilizantes
el neuroléptico puede, a su vez, también suspenderse, poco a poco, si es
necesario. Si alguien deja el neuroléptico primero y sigue tomando el
tranquilizante durante algún tiempo, el tranquilizante puede suprimir los
síntomas de abstinencia del neuroléptico.
Si alguien decide dejar de tomar una combinación de litio con
neurolépticos es probable que sea aconsejable empezar poco a poco con el
neuroléptico, y luego seguir paso a paso con el litio.
En el caso de combinaciones de antidepresivos y tranquilizantes, es
posible comenzar con cualquiera de los fármacos. El retiro gradual es
esencial después de uso a largo plazo.
Ehud Klein (1986) y sus colegas del National Institute of Mental Health
(Instituto Nacional de Salud Mental) en Bethesda, Maryland, informan que
utilizan el estabilizador de ánimo carbamazepina al retirar el alprazolam
(benzodiazepina-tranquilizante) para minimizar los síntomas de la
abstinencia. Esta experiencia implicaría que en el caso de dejar las
combinaciones de las benzodiazepinas con los estabilizadores del ánimo
el tranquilizante debe suspenderse primero y luego el estabilizador del ánimo.
Anotaciones
1 Dosis equivalente aproximada: diazepam 5 mg = clordiazepóxido y oxazepam 15 mg,
lorazepam 0.5 mg, loprazolam y lormetazepam 0.5-1 mg, nitrazepam 5 mg, temazepam
10 mg ("BNF", 2008, p. 182)
2 "Los pasos pueden ser ajustados de acuerdo a la dosis inicial y la duración del
tratamiento, pueden ir de diazepam 500 microgramos (una cuarta parte de una pastilla
de 2 mg) a 2.5 mg" (ibid.)
3 Un neuroléptico inducido puede poner en riesgo la vida con complejos síntomas como
la hipertermia (fiebre), rigidez muscular (rigor) y ausencia de ánimo
4 La enzima creatina quinasa se observa en los análisis de sangre como un marcador que
identifica ataques al corazón, degradación muscular, distrofia muscular, insuficiencia
renal aguda etc.
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Anotaciónes
1 El Samic o personas de Laponia son en la población indígena, que solía ser nómadas en
renos, que viven en la parte norte de Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia – Karl Bach
Jensen.
2 La traducción de las citas de Jens-Ivar Nergård del sueco de Karl Bach Jensen
Fuente
Nergård, Jens-Ivar: "Den vuxna barndomen. Den psykotiske personen som vägvisare i vår
kultur", Ludvika: Dualis 1992
Apéndice
Antipsicóticos (Neurolépticos)
Alimemazina: Variargil
Amisulprida: Amisulprida, Deniban, Enorden, Socian, Solian, Urcin
Aripiprazol: Abilify, Abipren, Aceprofen, Arilex, Ariprin, Aripiprazol, Aripiptral, Aripral,
Ariprax, Ariprazol, Ariprid, Arixind, Arizol, Arlemide, Azymol, Groven, Ilimit, Ipipral,
Irazem, Irmil, Labosol, Lemidal, Novesta, Motruxia, Nugatil, Siblix, Tranex, Viza,
Yzomo, Zeterix
Asenapina: Atisenap, Saphris, Sycrest
Clorpromazina: Ampliactil, Bellacina, Chlorpromazine, Clomactel, Cloropromax,
Clorpromacina, Clorpromaz, Clorpromazina, Conrax, Largactil, Lenison, Longactil,
Neurogel, Promactil, Promaxil, Prozyl, Taroctyl; componente de 6-Copin, Corofodin C,
Dentha, Spasmisan Compuesto
Clotiapina: Etumina
Clozapina: Clofax, Clopsine, Clozapina, Clozapine, Clozaril, Clozix, Dicomex, Dipine,
Discole, FazaClo, Isonida, Lapenax, Leponex, Lodux, Luverina, Refraxol, Sequax
(RA), Sicozapina, Sizopin, Skizoril, Tanyl, Versacloz, Zapen, Zuclo-P
Droperidol: Dehidrobenzoperidol, Droperidol, Xomolix; componente de Disifelit,
Fentanilo-Droperidol
Flufenazina: Anatensol, Flufenazina, Fluphenazine, Modecate, Moditen, Siqualine;
componente de Motival
Flupentixol: Fluanxol; componente de Deanxit
Haloperidol: Akroperidol, Alfa Periodol, Anactivan, Apracal, Butinon, Decanoas 50, DEP
(EC), Enabran, Etiperidol, Feltram, Haldol, Halo, Haloped, Haloperidol, Haloperil,
Halopidol, Haloretard, Halozen, Haridol, Hispadol, Kepsidol, Limerix, Neupram,
Psicodol, Pulsit, Rimont, Tanodol, Tiplac, Trenpe, Sutranx, Zetoridal
Iloperidone: Fanapt
Levomepromazina: Alprazed, Detenler, Levomepromacina, Levomepromazina, Meprozin,
Nidrane, Nozinan, Sinogan, Sunonix, Togrel
Loxapina: Adasuve, Loxapine
Lurasidona: Latuda, Lurap
Olanzapina: Amulsin, Apsico, Arenbil, Balerap, Benexafrina, Colposec, Despertha,
Dominazol, Domus, Dozic (CO, DOM, PY), Enolex, Fontanivo, Frenial, Lanzep,
Lazipine, Levocalm, Lonopex, Maquix, Marathon, Medizapin, Medolan, Meflax,
Midax, Noler, Oceanil, Olanzafran, Olanzapina, Olanzyl, Olapina, Olaprex, Olaprexa,
Olazap, Oleanz, Olex, Olexa, Olexar, Olivin, Olpax, Olzapin, Optein, Oxatech, Ozace,
Ozapine, Panufix, Placet, Prolanz, Prolexa, Protil, Ranocyd, Revertrix, Rolanzax,
Sartina, Simina, Sincris, Stalanza, Tanssel, Telorzan, Teufin Fast, Tiantrex, Vivacel,
Xagena, Zalasta, Zapin, Zapinex, Zapris, Zelta, Ziprexa, Zirmapina, Zolafren,
Zypadhera, Zyprexa; componente de Symbyax
Paliperidona: Inveda, Invega, Xeplion
Penfluridol: Semap
Perfenazina: Decentan, Leptopsique, Perphenazine; componente de Adepsique, Karile,
Perphenazine and Amitriptyline
Periciazina: Nemactil, Neuleptil
Pimozida: Orap, Pimozida
Pipotiazina: Akrotiazina, Piportil, Pipotiazina, Tripipot
Proclorperazina: Compro, Prochlorperazine
Prometazina: Fenergan, Phenadoz, Phenergan, Prometazina, Promethazine, Promethegan;
componente de Preveral con Codeína, Preveral con Dextrometorfano, Prometh with
Codeine, Promethazine DM, Promethazine VC, Promethazine VC with Codeine, Psico-
Soma, Tussisedal
Quetiapina: Afidat, Aretaeus, Asicot, Atipina, Biatrix, Catepsin, Dendritex, Dominium
(RA), Edagan, Equelib, Esquiab, Etiasel, Exquia, Gofyl, Inquetia, Kemoter, Ketara,
Ketian, Ketipina, Losan, Neurotol (PE), Norsic, Psicotric, Q-Mind, Queapin, Quentiax,
Quepaz, Quepimax, Querox, Quetaxil, Quethet, Quetia, Quetiafran, Quetiap,
Quetiapina, Quetiaros, Quetiazic, Quetidin, Quetipax, Quetirel, Quetisfren, Quetium,
Quetkare, Quide, Qutipin, Qurax, Rocoz, Rostrum, Serenase, Serenus, Serenil (DOM),
Seronova, Seroquel, Tiamax, Tiapinan, Tim ASF, Tisderan, Valir, Vesparax
Reserpina: Reserpina, Reserpine; componente de Brinderina, Diuserpina fuerte, Higroton-
Res
Risperidona: Afectol, Altexina, Arketin, Avanxe, Calmapride, Dagotil, Danedol, Denoral,
Definil, Diaforin, Dozic (RA), Dropicine, Edalen, Goval, Isperin, Ispidon, Kantucor,
Kronoax, Levo Prom, Limbik, Logical (CR, DOM, GCA), Lost Per, Lumencian,
Luvenil, Mirabril, Nivelan, Ñorispez, Peridon, Psicodol, Radigen, Relaxina, Relexil,
Resdep, Reskizof, Restelea, Riatul, Ridal, Ridokare, Ridona, Rigenox, Ripaspen,
Ripevil, Ripexil, Risdon, Risdone, Risleptic, Risofren, Risotor, Rispa, Rispen, Risper,
Risperdal, Risperid, Risperidona, Risperidone, Risperil, Risperimed, Risperin,
Risperite, Risperix, Rispertek, Rispex, Rispolux, Rispsiq, Rispyl, Rivosten, Rosucrest,
Rosustor, Roxodyn, Rozidal, RSP, Sequinan, Sicopidol, Silderec, Sizodon, Spax,
Spiron, Tractal, Tralinex, Upmotev, Vidacil, Vixofar, Xicoretic, Zeclonex, Zesperone,
Ziphergen
Sertindol: Serdolect, Serlect
Sulpirida: Aplacid, Digton, Dogmatil, Ekilid, Equilid, Finul, Guastil, Idilion, Pontiride,
Prometar, Psicocen, Rimastine, Sanblex, Sedusen, Somaprid, Sulpen, Sulpilan,
Sulpimed, Sulpinex, Sulpiran, Sulpirida, Sulpiride, Sulpivol, Sulpryl, Tepavil, Vipral;
componente de Alplax Digest, Ansietil S NF, Ansium (E), Axonil, Distonex, Mitransil
S, Neupax Duo-S, Normalide, Numencial, Optimid, Regulex, Sulpiran T, Tensedan,
Tepazepan, Tranquinal Soma, Tranxilium Digest, Tresanil S, Vegestabil, Velosedan
Compuesto, Xiconeural 3
Tetrabenazina: Feinardon, Nitoman, Tetmodis, Tetrabenacina, Tetrabenz, Trenazin,
Xenazine
Tiaprida: Miperat, Sereprid, Tiapridal, Tiaprizal
Tietilperazina: Navizil, Tietilperazina, Torecan
Tioridazina: Fialgin, Meleril, Melleril, Sequax (PY), Serc, Simultan, Terod, Thioridazine,
Thioridil, Tioridazina
Tiotixeno: Thiothixene
Trifluoperazina: Cuait Trifluoperazina, Flupazine, Leptazine, Stelazine, Trifluoperacina,
Trifluoperazina, Trifluoperazine; componente de Cuait D, Cuait-D, Stelabid
Ziprasidona: Geodon, Prixat, Zeldox, Zipradon, Zipramylan, Ziprasidona, Ziprasidone
Zuclopentixol: Cisordinol, Clopixol, Zuclopentixol
Antidepresivos
Agomelatina: Alodil, Thymanax, Valdoxa, Valdoxan, Vestin
Amitriptilina: Alkym, Amiptril, Amitie, Amitriptilina, Amitriptilyne, Anapsique, Deprelio,
Elavil, Elsitriol, Fiorda, Neurotol (PY), Psiquium, Sarotex, Sicobil, Triptil, Tryptalgin,
Tryptanol, Tryptizol, Uxen; componente de Adepsique, Antalin, Axeptyl,
Chlordiazepoxide and Amitriptyline, Cuait-D, Perphenazine and Amitriptyline,
Fulcrum, Kralant, Morelin
Amoxapina: Amoxapine
Bupropión: Aplenzin, Budeprion, Bupredol, Bupril, Buprion, Buproban, Bupropion,
Butrew, Buxon, Dosier, Elontril, Forfivo, Nixin, Odranal, Wellbutrin, Zyban, Zyntabac;
componente de Contrave
Citalopram: Actipram, Alegrisan, Ansiben, Ansiodex, Auropram, Axopram, Calton,
Celexa, Cibrom, Cimal (BOL, DOM, EC, PY, RCH), Cipram, Cipramil, Citadep,
Citalopram, Citalux, Citalvir, Citara, Citazone, Citopam, Citopram, Citoprex, Citox,
Cortran, Finap, Humorap, Hydertan, Inhisser, Lopram, Loxpram, Luvitar, Medipram,
Neuroless, Norecsero, Pramcil, Prepram, Prisdal, Prisma, Psiconor, Relapaz, Remicital,
Semax, Seregra, Seropram, Setronil, Si-Q, Talpram (ROU), Temperax (RCH, ROU),
Tessio, Trimopan, Vibel, Zalopram, Zentius, Zeprak, Zylopram
Clomipramina: Anafranil, Atenual (RCH), Ausentron, Clomax, Clomipramina,
Clomipramine, Clomipran, Clomitan,Clorimax, Melancol, Praminex
Dapoxetina: Extensil, Lagose, Precoce, Priligy, Prolongal
Desipramina: Desipramina, Distonal, Norpramin
Desvenlafaxina: Deslafax, Desvenlafaxine, Drosix, Fapris, Ixium, Khedelza, Neosenexon,
Pristiq, Veldex
Doxepina: Doxepin, Expan, Silenor, Sinequan, Zonalon
Duloxetina: Alacir, Binax, Cimal (CO), Cymbalta, Dakermina, Doupex, Doxet, Doxetin,
Duceten, Dulmar, Duloxetina, Dulvanex, Duxetin, Duxetina, Finorinex, Inmox,
Lepticin, Lervitan, Nitexol, Nitidex, Xeristar, Yentreve
Escitalopram: Aniavant, Animaxen, Antidex, Aramix, Arel, Axiomat, Beaplen, Bestrada,
Bivadin, Celtium, Cipralex, Cipram S, Citalax, Clominil, Concilium, Conect, Coverfax,
Depralin, Dexapron, Eciprax, Ectiban, Ecitalex, Educil, Epram, E-Psiconor, Erliniz,
Escipram, Esciprox, Escitacross, Escitalex, Escitalopram, Esciterokam, Escolam,
Esertia, Esidep, Eslopran, Estazyl, Estimex, Esynos, Etalokare, E-Talpram (RA), EX3,
Exzentius, Ezentius, E-Zentius, Firsito, Heipram, Ipran, Lamobrigan, Lexapro,
Lexcitox, Lextor, Meridian, Neopresol, Neozentius, Neo-Zentius, Neuroipran, Nexito,
Novo Humorap, Optimure, Optiser, Precipra, Prexan, Reposil, S-Citap, Selective,
Talopram, Talpram, Zenvas, Zepaz
Fenelzina: Nardil
Fluoxetina: Actan, Adofen, Alental, Alentol, Alzac, Animex-on, Anisimol, Aniup, Anoxen,
Ansilan (CO), Antipres, Atenopress, Auroken, Axtin, Beltium, Captaton, Clinium,
Conduxet, Conexine (PY), Confium, Deflox, Deprelafax, Depress, Deprifel, Deprozin,
Deturben, Dizpazil, Dominium (BOL, EC, RCH), Eburnate, Emotix, Emozac, Equiflox,
Equilibrane, Estimul, Eximius, Faboxetina, Farmaxetina, Felixina, F-Exina, Flocefran,
Florexal, Floxet, Fluctine, Fluneurin, Fluoxac, Fluoxetina, Fluoxetine, Fluoxiram,
Fluoxzac, Fluozac, Flupress, Fluralex, Fluran, Flutin, Flutinax, Fluxet, Fluzac,
Fluxentac, Foxetin, Frendix, Fusum, Greit, Hapilux, Indozul, Lapsus, Lebensart,
Lecimar, Livertox, Luminal, Luramon, Luserpal, Medizac, Mitilase, Moltoben, Nerbet,
Nervosal, Neupax (CR, DOM, EC, ES, GCA, HN, PA, PE, PY, RA, ROU), Neuro Lax,
Nodep, Noladep, Nuzac, Ovisen, Pisaurit, Plenacer, Pragmaten, Pressetina, Proxalab,
Prozac, Psiquial, Quanilene, Regultron, Reneuron, Rowexetina, Salipax, Sarafem,
Saurat, Siquial, Somatin, Sostac, Teczac, Temperax (BOL), Tiflun, Tonovital,
Tremafarm, Ulmely, Vicsel, Zatin, Zepax; componente de Symbyax
Fluvoxamina: Dumirox, Fevalat, Fluvoprex, Fluvoxamina, Fluvoxamine, Fluvoxin, Luvat,
Luvox, Voxamin, Vuminix
Imipramina: Bonil, Elepsin, Fixon, Imipramina, Imipramine, Talpramin, Tofranil;
componente de Imipox
Isocarboxazida: Marplan
Levomilnaciprana: Fetzima
Maprotilina: Ganax, Ludiomil, Maprotilina, Maprotiline, Matilina, Numenil
Melitraceno: componente de Deanxit
Mianserina: Athimil, Lantanon, Lerivon, Prevalina, Tolvon
Milnaciprán: Savella, Tivanyl
Mirtazapina: Afloyan, Amirel, Bilanz, Ciblex, Comenter (BOL, DOM, MEX, RA, YV),
Depreless, Deprezina, Divaril, Farmapina, Midexar, Mirel, Mirta, Mirtafran, Mirtalab,
Mirtalen, Mirtapax, Mirtaz, Mirtaza, Mirtazapina, Mirtazapine, Mirtazaval, Mirtazep,
Mirzalux, Mitaxind, Mizapin, Noxibel, Plusvidin, Promyrtil, Remedrint, Remeril,
Remeron, Remeronsoltab, Rexer, Segmir, Tazepin, Terladep, Tetrazic, Trovia, Vastat,
Zania, Zapex, Zuleptan
Moclobemida: Aurorex, Aurorix, Demobal, Manerix, Moclobemida
Nefazodona: Nefazodone
Nortriptilina: Norfenazin, Nortrip, Nortriptyline, Pamelor, Paxtibi, Trilotol; componente de
Karile, Motival, Tropargal
Paroxetina: Afenexil, Anziatina, Apo-Oxpar, Arapaxel, Aropax, Aroxat, Bectam, Brisdelle,
Casbol, Collepax, Cronadyn, Daparox, Datevan, Deroxat, Destul, Dispax, Drimipax,
Frosinor, Hemixtril, Ixicrol, Klosadex, Laparox, Medixen, Meplar, Motivan, Moxetin,
Naburon, Neufagil, Neurotrox, Ocampina, Olane, Ontracel, Pacex, Pamax, Pamoxet,
Parexel, Parexis, Pari-CR, Parliff, Parlift, Parodel, Parodep, Parodox, Paroten, Parotina,
Paroxet, Paroxetina, Paroxetine, Paroxil, Paxan, Paxil, Paxtine, Pemix, Pexeva, Posivyl,
Prexetin, Prexor, Psicoasten, Psycolina, Riedilex, Roxepar, Seniden, Serestill, Seretran,
Seroxat, Sicotral, Sicotropin, Sindep, Sostel, Suptran, Tamcere, Tiarix, Traviata,
Xerenex, Xeticross, Xetimox, Xetin, Xetroban, Xilanic, Zetix (PY); componente de
Aipratex
Protriptilina: Vivactil
Reboxetina: Edronax, Integrex, Irenor, Norebox, Prolift
Selegilina: Brintenal, Comenter (EC), DEP (ROU), Eldepryl, Emsam, Jumex, Kayexalate,
Kinabide, Niar, Plurimen, Selegil, Selegiline, Selexss, Selgina, Sygilium, Ultravital,
Zelapar
Sertralina: Acortral, Adeprex, Aleval, Alpraser Simple, Altisben, Altruline, Aluprex,
Alutrin, Anilar, Ansium (CR, ES, GCA, HN, PA), Aremis, Ariale, Aserin, Asertral,
Atenix, Aurasert, Besitran, Bicromil, Bzoft, Celonfex, Cimicile, Conexine (BOL, EC,
YV), Cratular, Depax, Deprax (BOL, DOM, EC, PE, PY, RCH), Deprecalm, Deptral,
Deptraser, Dipresol, Dominium (CO, PE), Doxime, Eleval, Emergen, Equivac, Felizita,
Implicane, Inosert, Insertec, Irradial, Lazymuline, Lesefer, Lomaz, Lowfin, Lusedan,
Pandomil, Pazeron, Periplum, Positiv, Prodepres, Prorecap, Prosertin, Psicomed,
Reguxina, Relasez, Resortan, Resteral, Rodiflam, Salinaker, Satil, Sedoran, Sered,
Serenata, Serivo, Serlift, Serlin, Serlina, Serline, Serolux, Seronex, Ser-T, Sertac,
Sertador, Sertex, Sertirina, Sertra, Sertrabrain, Sertralab, Sertralina, Sertraline,
Sertralix, Sertranex, Sertranquil, Sertrateg, Sertrax, Sertrilak, Sertrina, Sertrol,
Servantax, Setrax, Solutrex, Sosser, Suprisec, Tialin, Tralinser, Trialine, Trimalon,
Verax, Vunot, Zajartal, Zephyr, Zolof, Zoloft, Zosert, Zoxx; componente de Alpraser
Tranilcipromina: Parnate; componente de Cuait D
Trazodona: Codipzona, Deprax (E), Diapresan, Oleptro, Sideril, Taxagon, Trakon, Trant,
Trazodona, Trazodone, Trittico, Tronsalan
Trimipramina: Surmontil, Trimipramine
Venlafaxina: Adefaxin, Anapresin, Ansifix, Arafaxina, Asegur, Axone, Benolaxe, Bonilux,
Depurol, Dislaven, Dobupal, Ectien, Eduxon, Efexor, Effexor, Elafax, Faxine, Flaxen,
Ganavax, Idoxen, Lafaxim, Lafaxin, Lafaxven, Levest, Limbic, Mazda, Mezine,
Neoxacina, Nervix, Neurosenexon, Nezel, Norpilen, Noviser, Nulev, Odven, Oprax,
Pramina, Quilarex, Senexon, Sentidol, Sesaren, Sinasfix, Subelan, Sunvex, Vafexin,
Valax, Vandral, Velmed, Vencontrol, Vendep, Venfane, Veniz, Venlabrain,
Venlacross, Venlafaxina, Venlafaxine, Venlapine, Venlax, Venlifax, Venoxor,
Venxine, Veslodat, Vextor, Vfax, Zarelis
Vilazodona: Viibryd, Vintix
Vortioxetina: Brintellix
Tranquilizantes
Alprazolam: Abaxon, Aceprax, Adax, Akrozolam, Alkrazil, Almir, Alpaz (PE), Alpazol,
Alplacin, Alplax, Alpram, Alprasyn, Alprazol, Alprazolam, Alprazz, Alrelax, Alzam,
Alzolam, Amziax, Ansidan, Ansielix, Ansilan (YV), Ansiolin, Ansiolit, Ansionil,
Ansiopral, Azoblu, Becede, Benzolam, Bestrol, Calmol, Daclor, Dacloran, Dalbos,
Danox, Debrezrelax, Dixin, Dizolam, Drimpam, Duazolam, Emeral, ES-3, Farmapram,
Grifoalpram, Irizz, Kentium, Krama, Labox, Liberad, Librazolam, Logat, Moderex,
Nervus, Neupax (MEX), Niravam, Nivelan-N, Novazolam, Noxeprom, Ondil, Pazolam,
Pisalpra, Pirval, Plasedan, Prazam, Prazofel, Prazolam, Prinox, PTA, Psicozolam,
Razolam, Relaxia, Relaxten, Rilow, Rospaz, Sanerva, Sedaler, Sedapan (GCA),
Sedasmyl, Sedatival (PY), Sedicepan, Sedipral, Sedo Aportil, Serenil (PE), Solocalm,
Stein Zolam, Sublimex, Tafil, Tagut, Tazun, Tensium, Tensivan, Thiprasolan,
Torantsita, Trankimazin, Tranquinal, Transiol, Tresanil, Tricalma, Tri-Neurin, Xanax,
Zolampax, Zomoprax, Zopral, Zotran; componente de Aipratex, Alplacin Digest,
Alplax Digest, Alplax Net, Ansielix Digest, Alpraser, Digeprax, Euciton Stress,
Eutransil, Neupax Duo-S, Sidomal, Sinner, Tensium Gastric, Tranquinal Soma,
Tresanil Digest, Tresanil S
Bentazepam: Tiadipona
Bromazepam: Aneurit, Ansietyl, Ansiogen, Ansiosel, Ansioter, Ansium (PE), Atemperator
(RA), Balamol, Benedorm, Bidormil, Brasalen, Bromacalm, Bromalex, Bromased,
Bromatanil, Bromazepam, Brominter, Bronpamed, Bropan, Brozepam, Butecam,
Creosedin, Dipax, Dreamker, Emopax, Equiplen, Equisedin, Estomina, Fabozepam,
Finaten, Gasmol, Glorius, Lentobis, Lexatin, Lexotan, Lexotanil, Lortan, Lucita,
Lusipax, Mitransil, Nerfanil, Nervan, Neurozepam, Nulastres, Octanyl, Otedram,
Pacifen, Pacilex, Psicobrom, Sacietil Stress, Sedamax, Sedatus, Sedazin, Sedopan,
Serenit, Serepax, Sipcar, Solpan, Totasedan, Tredum, Tritopan; componente de Ansietil
S NF, Biorgan B, Colixane B, Colonix B, Debridat B, Eudon, Eugin, Eumotil-T,
Faradil Novo, Miopropan T 200, Miopropan-T, Mitransil S, Optimid, Somasedan,
Trimebutina, Vegestabil Digest, Velosedan Compuesto
Brotizolam: Lindormin, Noctilan, Sintonal
Buspirona: Actium, Ansial, Ansionax, Aristopiron, BuSpar, Busparium, Buspirona,
Buspirone, Dalpas, Dergelasen, Duvaline, Normatón, Paxon, Relax
Clobazam: Clobalex, Clobam, Clobamax, Clobazam, Clobecort, Clozam (RA), Frisium,
Grifoclobam, Karidium, Lucium, Noiafren, Obax, Onfi, Quibazam, Urbadan, Urbax
Clonazepam: Acepram, Acepran, Alerion, Ansiolam, Anzatax, Bejowa, Blortem, Celaxin,
Ciclox, Clonabay, Clonac, Clonacan, Clonacex, Clonadex, Clonagin, Clonalgin,
Clonapam, Clonapine, Clonasedan, Clonatril, Clonatryl, Clonax, Clonazen,
Clonazepam, Clonazam, Cloner, Clonex, Clonipres, Clonoten, Clozam (CO), Clozanil,
Clozer, Coquan, Crismol, Crucial, Diocam, Edictium, Edictum, Episep, Epizep,
Equiliv, Felanor, Flozepan, Gabaclotec, Histrol, Induzepan, Kenitra, Kenoket,
Klonopin, Kriadex, Leptic, Levonam, Lomequin, Maxipax, Miozepam, Modifical,
Neurazepan, Neuryl, Olan, Olimer, Paditex, Panazeclox, Placidiax, Quazemic, Quietal,
Ravimil, Ravotril, Ribocler, Ribosan, Riuclonaz, Rivocler, Rivolab, Rivopax, Rivotril,
Ropsil, Sedalium, Sedapan (BOL, PE), Sedatril, Sediflam, Sedovanon, Sensaton,
Solfidin, Tecepin, Valpax, Zapiz, Zatrix, Zymanta; componente de Cionamat
Clorazepato de potasio: Nivelin, Pazidium, Quitham, Tencilan, Tranxen, Tranxene,
Tranxilium; componente de Axonil, Distonex, Mucarin Compuesto, Regulex, Sulpiran
T, Tensedan, Tranxilium Digest, Vegestabil
Clordiazepóxido: Clordiazepóxido, Eposal (YV), Huberplex, Librium, O.C.M.;
componente de Acufenil, Aerogastrol, Aeroitan, Antalin, Axeptyl, Chlordiazepoxide
and Amitriptyline, Colinorm, Espasmosilan, Eticolin, Fulcrum, Gastrolen, Gastropax,
Imipox, Kralant, Lerogin, Librax, Lipraxin, Morelin, No-Ref, Profisin, Spasmoten,
Tensoliv
Clotiazepam: Betis, Distensan, Rize
Cloxazolam: componente de Betavex
Diazepam: Alboral, Ansedan, Ansiomed, Ansiopas, Arzepam, Bialzepam, Consilium,
Cuadel, Daiv, Dezepan, Diactal, Diastat, Diatex, Diaz, Diazem, Diazepam, Diazepan,
Diazex, Dicepin, Dipaz, Dipezona, Distenol, Distensor, Fabotranil, Frescalis, Ifa Fonal,
Ivaxzepam, Lembrol, Nercon, Novapax, Ortopsique, Pacitran, Paranten, Paxabel,
Plidan, Psicotop, Psicotran, Psicozepam, Quiatril, Relaxedant, Relazepam, Relazepan,
Ripid, Rolasedan, Rupediz, Saromet, Sedium, Sincronex, Stesolid, Sunzepan, Talema,
Tecepan, Telsomet, Tranquilax, Valium; componente de Adepsique, Aneurol,
Ansiovitam, Ansium (E), Arnol 720-T, Calmosedan, Diapam, Dolanet D, Dolo
Relaxedant, Ergo Dolanet D, Ergo Relaxedant, Ergo Trisclin, Esbelcaps, Faradil,
Faradil 200, Faradil Gas, Gaseo 3, Gloriax, Multisedil, Nadis, Numencial, Pasminox 40
Somatico, Plidex, Plidex T, Plidex T 100, Qual, Redotex, Sedilit, Simalgin Compuesto,
Spasmoctyl Somatico 40, Tepazepan, Tilpam, Tri-Aero-Om, Trital, Tropargal,
Xiconeural 3
Estazolam: Estazolam, Sedarest, Tasedan
Eszopiclona: 8 Horas, Eszop, Exopil, Inductal, Isoklón, Lunesta, Lunox 2, Miapax,
Neogaival, Neozetix, Nirvan, Noptic, Novo Insomnium, Orizon, Plessir, Sanilent,
Valnoc, Zopinom, Zoplimax
Etilo loflazepato: Victan
Flunitrazepam: Flunitrazepam, Inervon, Mirpaw, Nervocuril, Normador, Parnox,
Parsimonil, Primum, Psiconeurin, Rohipnol, Rohypnol, Somnidual, Somnil (PY),
Talinop, Zetraflum
Flurazepam: Dormodor, Fluralema, Flurazepam
Hidroxizina: Allderm, Atarax, Ataraxone, Cedar, Dalun, Dormirex (GCA), Fasarax, Fedox,
Hiderax, Hidroxfar, Hidroxicina, Hidroxin, Hidroxina, Hidroxizina, Histadrex,
Hyderax, Hydroxizine, Indolgin, Kalm, Marex, Nexit, Pazz, Prurid, Tenerba, Vistaril;
componente de Broncodil Plus, Practicum, Teo Bilac Plus
Ketazolam: Ansietil, Atenual (EC), Grifoketam, Ketazolam, Marcen, Neurapax, Sedatival
(PE, RCH), Sedotime
Loprazolam: Dormonoct, Somnovit
Lorazepam: Alcozepam, Amparax, Ansiofen, Aplacasse, Atemperator (ROU), Ativan,
Axyol, Calmatron, Donix, Emotival, Farmazepan, Idalprem, Kalmalin, Libansid,
Lorazepam, Lorazepan, Lorep, Lorezan, Lozam, Lyovial, Microzepam, Nervistop,
Orfidal, Placinoral, Sedatival (RA), Sidenar, Sinestron, Solepar, Sonamin, Tensopan,
Tranplus, Trapax, Tratenamin, Zeopam; componente de Ergofalea N
Lormetazepam: Aldosomnil, Loramet, Lormetazepam, Noctamid, Nocton
Medazepam: Medazepam; componente de Nobritol
Meprobamato: Ecuanil, Meprobamate, Meprobamato; componente de Algi Relax, Artrilan,
Butartrol
Midazolam: Benzosed, Buccolam, Crismidor, Dalam, Doricum, Dormicalm, Dormicum,
Dormid, Dorminox, Dormipron, Dormire, Dormix, Dormizolam, Dormonid,
Drimnorth, Farmadorm, Fulsed, Gobbizolam, Indupax, Ipnazolam, Lamcord,
Medizolam, Midalan, Midanex, Midasedan, Midazenon, Midazepin, Midazol,
Midazolam, Midazolan, Midolam, Midozor, Noctura, Noticum, Relacum, REM,
Sedancor, Sedazolam, Sedoz, Setam, Solam, Surpress, Terap, Zolmid
Nitrazepam: Nitrazepam, Onirema; componente de Cavodan
Oxazepam: Anastil, Limbial, Nesontil, Novalona, Oxazepam, Serefar, Simazepan;
componente de Cavodan, Pausafren T, Suxidina, Vuscobras
Pinazepam: Yunir
Quazepam: Doral, Quiedorm
Temazepam: Restoril
Tetrazepam: Megaflex, Miolastan, Myolastan
Triazolam: Balidon, Halcion, Lucipress, Notison, Somese, Trialam, Triazolam
Zaleplón: Hegon, Hipnax, Hipnodem, Noctiplon, Novonoctil, Plenidon, Rhem, Saniplacen,
Sonata, Zalep, Zaleplon, Zaplonic
Zolpidem: 10-Nait, Adormix, Albapax, Ambien, Ansiozol, Atrimon, Dalparan, Damixan,
Dormeben, Dormilam, Dormilan, Dormirex (CO), Dormi-Ros, Dormosol, Dumitol,
Edluar, Flazinil, Fulsadem, Hipnatur, Hipnotab, Insodem, Insom, Intermezzo, Inzodem,
Nitrest, Nocpidem, Nocte, Noctum, Nokdrim, Somit, Somnil (CO, PE, RCH),
Somnipax, Somnipron, Somno, Stildem, Stilnox, Sucedal, Sumenan, Talacen, Tardine,
Uninorm, Viradex, Zaviana, Zimor, Zogno, Zolax, Zoldem, Zolip, Zolnox, Zolnuit,
Zolodorm, Zolpid, Zolpidem, Zolpiden, Zolpidex, Zolpimist, Zonata
Zopiclona: Alpaz (RCH), Clonel, Datolan, Docilen, Dormex, Ezolin, Foltran, Imovane,
Insomin, Insomnium, Limovan, Lisicaps, Losopil, Noctidem, Reply, Sedorm, Siaten,
Somniclona, Zalepla, Zedax, Zetix (CO, EC, RCH), Zoiplon, Zometic, Zonix, Zoperil,
Zopicalma, Zopiclona, Zopinil
Fiona Dale Milne, nació 1957 en Nueva Zelanda. Una de ocho hijos, se crió
en Southland rural. Casada en 1978, con tres hijos adultos, un nieto. Trabajó
en la banca, la salud natural y la nutrición, ahora en el comercio minorista de
la moda.
A
Abaxon v. alprazolam
Abilify v. aripiprazol
Abipren v. aripiprazol
Abretia v. atomoxetina
Acepram v. clonazepam
Acepran v. clonazepam
Aceprax v. alprazolam
Aceprofen v. aripiprazol
Ácido valpróico v. valproato
Acomicil v. topiramato
Acortral v. sertralina
Acotopa v. topiramato
Actan v. fluoxetina
Actebral v. carbamazepina
Actilitio v. litio
Actinerval v. carbamazepina
Actinium v. oxcarbazepina
Actipram v. citalopram
Actison v. amantadina
Actium v. buspirona
Acufenil 228
AcuPro 157, 163-164
Adasuve v. loxapina
Adax v. alprazolam
Adderall 230, 231
Adefaxin v. venlafaxina
Adeprex v. sertralina
Adepsique 221, 223, 229
Aderhold, V. 193, 202
Admira v. carbamazepina
Adofen v. fluoxetina
Adopran v. citalopram
Adormix v. zolpidem
Adumbran v. oxazepam
Aerogastrol 228
Aeroitan 228
Afectol v. risperidona
Afenexil v. paroxetina
Afidat v. quetiapina
Afloyan v. mirtazapina
Agital v. carbamazepina
agomelatina 223
Aipratex 225, 227
Akineton v. biperideno
Akroperidol v. haloperidol
Akrotiazina v. pipotiazina
Akrozolam v. alprazolam
Alacir v. duloxetina
Albapax v. zolpidem
Alboral v. diazepam
alcohol 25, 28, 66, 68, 70, 77, 111, 113, 118-119, 150-152, 154, 158, 165,
167, 189, 195
Alcozepam v. lorazepam
Aldosomnil v. lormetazepam
Alegrisan v. citalopram
Alental v. fluoxetina
Alentol v. fluoxetina
Alerion v. clonazepam
Aleval v. sertralina
Alfa Periodol v. haloperidol
Algi Relax 229
alimemazina 220
Alivax v. pregabalina
Alkrazil v. alprazolam
Alkym v. amitriptilina
Allderm v. hidroxizina
Allgulander, C. 197
Almir v. alprazolam
Alodol v. agomelatina
Alpaz (PE) v. alprazolam
Alpaz (RCH) v. zopiclona
Alpazol v. alprazolam
Alplacin v. alprazolam
Alplacin Digest 227
Alplax v. alprazolam
Alplax Digest 222, 227
Alplax Net 227
Alpram v. alprazolam
Alpraser Simple v. sertralina
Alpraser 226, 227
Alprasyn v. alprazolam
Alprazed v. levomepromazina
Alprazol v. alprazolam
alprazolam 203, 227
Alprazz v. alprazolam
Alrelax v. alprazolam
Altexina v. risperidona
Altisben v. sertralina
Altruline v. sertralina
Aluprex v. sertralina
Alutrin v. sertralina
Alzac v. fluoxetina
Alzam v. alprazolam
Alzolam v. alprazolam
Amandine v. amantadina
amantadina 231
Amantadine v. amantadina
Amantix v. amantadina
amapola de California 195
Ambien v. zolpidem
Amiptril v. amitriptilina
Amirel v. mirtazapina
amisulprida 133, 220
Amitie v. amitriptilina
amitriptilina 45, 52, 63, 78, 81, 88, 129, 133, 137, 223
Amitriptyline v. amitriptilina
amitriptilinóxido 81, 185-186
Amoryn 102
amoxapina 223
Amoxapine v. amoxapina
Ampakine v. amantadina
Amparax v. lorazepam
Ampliactil v. clorpromazina
Amulsin v. olanzapina
Amziax v. alprazolam
Anactivan v. haloperidol
Anafranil v. clomipramina
Anapresin v. venlafaxina
Anapsique v. amitriptilina
Anastil v. oxazepam
Anatensol v. flufenazina
Andrews, P. 27-28
Anepigran v. topiramato
Aneurit v. bromazepam
Aneurol 229
anfetamina 24, 114, 118, 121, 170, 198, 230
Aniavant v. escitalopram
Anilar v. sertralina
Animaxen v. escitalopram
Animex-on v. fluoxetina
Anisimol v. fluoxetina
Aniup v. fluoxetina
Anoxen v. fluoxetina
Ansedan v. diazepam
Ansial v. buspirona
Ansiben v. citalopram
Ansidan v. alprazolam
Ansielix v. alprazolam
Ansielix Digest 227
Ansietil v. ketazolam
Ansietil S NF 222, 228
Ansifix v. venlafaxina
Ansilan (CO) v. fluoxetina
Ansilan (YV) v. alprazolam
Ansiodex v. citalopram
Ansiofen v. lorazepam
Ansiogen v. bromazepam
Ansiolam v. clonazepam
Ansiolin v. alprazolam
Ansiolit v. alprazolam
Ansionax v. buspirona
Ansionil v. alprazolam
Ansiopas v. diazepam
Ansiopral v. alprazolam
Ansiosel v. bromazepam
Ansioter v. bromazepam
Ansiovitam 229
Ansiozol v. zolpidem
Ansium (CR, ES, GCA, HN, PA) v. sertralina
Ansium (E) 222, 229
Ansium (PE) v. bromazepam
Antalin 223, 228
Antidex v. escitalopram
Antipres v. fluoxetina
Anzatax v. clonazepam
Anziatina v. paroxetina
Aplacasse v. lorazepam
Aplacid v. sulpirida
Aplenzin v. bupropión
Apo-Oxpar v. paroxetina
Apo-Risperidone v. risperidona
Apracal v. haloperidol
Apsico v. olanzapina
Aptiom v. eslicarbazepina
Aradix v. metilfenidato
Arafaxina v. venlafaxina
Aramix v. escitalopram
Arapaxel v. paroxetina
Arel v. escitalopram
Aremis v. sertralina
Arenbil v. olanzapina
Aretaeus v. quetiapina
Ariale v. sertralina
Arieti, S. 183
Arilex v. aripiprazol
aripiprazol 220
Aripiptral v. aripiprazol
Aripral v. aripiprazol
Ariprax v. aripiprazol
Ariprazol v. aripiprazol
Ariprid v. aripiprazol
Ariprin v. aripiprazol
Aristopiron v. buspirona
Arixind v. aripiprazol
Arizic v. topiramato
Arizol v. aripiprazol
Arketin v. risperidona
Arlemide v. aripiprazol
Arnol 720-T 229
Aropax v. paroxetina
Aroxat v. paroxetina
Artane v. trihexifenidilo
Artrilan 229
Asegur v. venlafaxina
asenapina 220
Aserin v. sertralina
Asertral v. sertralina
Ashton, H. 175
Asicot v. quetiapina
Assagioli, R. 159
Atarax v. hidroxizina
Ataraxone v. hidroxizina
Atemperator (RA) v. bromazepam
Atemperator (ROU) v. lorazepam
Atenix v. sertralina
Atenopress v. fluoxetina
Atenual (PE) v. ketazolam
Atenual RCH) v. clomipramina
Athimil v. mianserina
Atipina v. quetiapina
Atisenap v. asenapina
Ativan v. lorazepam
atomoxetina 230
Atoxecar v. oxcarbazepina
Atrimon v. zolpidem
Attentho v. atomoxetina
Aurasert v. sertralina
Auration v. carbamazepina
Aurene v. oxcarbazepina
Aurium v. metilfenidato
Auroken v. fluoxetina
Auropram v. citalopram
Aurorex v. moclobemida
Aurorix v. moclobemida
Ausentron v. clomipramina
Avanxe v. risperidona
Avaplex v. carbamazepina
Axeptyl 223, 228
Axial v. atomoxetina
Axiomat v. escitalopram
Axone v. venlafaxina
Axonil 222, 228
Axopram v. citalopram
Axtin v. fluoxetina
Axual v. pregabalina
Axyol v. lorazepam
Azepin v. carbamazepina
Azoblu v. alprazolam
Azymol v. aripiprazol
B
Balamol v. bromazepam
Balerap v. olanzapina
Balfibro v. pregabalina
Balidon v. triazolam
bálsamo 135
Bamazepin v. carbamazepina
Barón de Münchhausen 91, 206
Basitrol v. carbamazepina
Battegay, R. 26
Beaplen v. escitalopram
Becede v. alprazolam
Bectam v. paroxetina
Bejowa v. clonazepam
Bellacina v. clorpromazina
Bellion, R. 207
Beltium v. fluoxetina
Benedorm v. bromazepam
Benexafrina v. olanzapina
Benkert, O. 198
Benolaxe v. venlafaxina
bentazepam 227
Benzolam v. alprazolam
Benzosed v. midazolam
benztropina 52, 199, 231
Benztropine v. benztropina
Benzum v. biperideno
Besati, O. 206
Besitran v. sertralina
Bestrada v. escitalopram
Bestrol v. alprazolam
Betavex 228
Betis v. clotiazepam
Biatrix v. quetiapina
Bicalm v. atomoxetina
Bicromil v. sertralina
Bilanz v. mirtazapina
Binax v. duloxetina
Biomood v. topiramato
Bioneuril v. carbamazepina
Biorgan B 228
Bipercam v. biperideno
Biperid v. biperideno
biperideno 45, 47, 50, 56, 231
Bivadin v. escitalopram
Bleuler, M. 24, 36
Blortem v. clonazepam
Blumhardt, J. C. 88
Boevink, W. 206
Bolpini v. valproato
Bonil v. imipramina
Bonilux v. venlafaxina
Brasalen v. bromazepam
Breggin, P. 55, 192, 202
Brinderina 222
Brintellix v. vortioxetina
Brintenal v. selegilina
Briobalyn v. pregabalina
Brisdelle v. paroxetina
Bromacalm v. bromazepam
Bromalex v. bromazepam
Bromased v. bromazepam
Bromatanil v. bromazepam
bromazepam 66, 228
Brominter v. bromazepam
Broncodil Plus 229
Bronpamed v. bromazepam
Brooks, G. 32-33, 35
Bropan v. bromazepam
brotizolam 228
Brozepam v. bromazepam
Brucarcer v. carbamazepina
Buccolam v. midazolam
Budeprion v. bupropión
Bufipina v. carbamazepina
Bupredol v. bupropión
Bupril v. bupropión
Buprion v. bupropión
Buproban v. bupropión
bupropión 115, 223
Burgerstein, L. 150-151
BuSpar v. buspirona
Busparium v. buspirona
buspirona 228
Buspirone v. buspirona
Butartrol 229
Butecam v. bromazepam
Butinon v. haloperidol
Butrew v. bupropión
Buxon v. bupropión
Bzoft v. sertralina
C
C.M.P. v. carbamazepina
Cabalex v. litio
Cacerpina v. carbamazepina
Cade v. litio
Calmapride v. risperidona
Calmatron v. lorazepam
Calmol v. alprazolam
Calmosedan 229
Calton v. citalopram
Camcolit v. litio
Campbell, J. 159
Captaton v. fluoxetina
Carbacorp v. carbamazepina
Carbactol v. carbamazepina
Carbagramon v. carbamazepina
Carbagretol v. carbamazepina
Carbalan v. carbamazepina
Carbam v. carbamazepina
Carbamacepina v. carbamazepina
Carbamat v. carbamazepina
carbamazepina 16-79, 23, 25, 48, 63, 114, 118, 126, 129, 131, 133, 142, 147,
197-198, 203, 226
Carbamazepine v. carbamazepina
Carbamin v. carbamazepina
Carbapin v. carbamazepina
Carbasal v. carbamazepina
Carbastar v. carbamazepina
Carbatrol v. carbamazepina
Carbaval v. carbamazepina
Carbazep v. carbamazepina
Carbazina v. carbamazepina
Carbolim v. litio
Carbolit v. litio
Carbonato de litio v. litio
Carbonato litio v. litio
Carboron v. litio
Carlit v. litio
Carmian v. carbamazepina
Carpenter, W. 35
Carpin v. carbamazepina
Carzep v. carbamazepina
Casbol v. paroxetina
Catepsin v. quetiapina
Cavodan 230
Cedar v. hidroxizina
Ceglution v. litio
Ceglutión v. litio
Celaxin v. clonazepam
Celexa v. citalopram
Celonfex v. sertralina
Celtium v. escitalopram
Centramina v. amfetamino
Ceractiv v. pemolina
Cetiril v. carbamazepina
Chlordiazepoxide and Amitriptyline 223, 228
Chlorpromazine v. clorpromazina
clorprotixeno 56, 81, 88, 147, 150, 186
Chouinard, G. 34
Ciblex v. mirtazapina
Cibrom v. citalopram
Ciclox v. clonazepam
Cimal (BOL, DOM, EC, PY, RCH, YV) v. citalopram
Cimal (CO) v. duloxetina
Cimicile v. sertralina
Cinazel v. carbamazepina
Cionamat 226, 228
Cipralex v. escitalopram
Cipram v. citalopram
Cipram S v. escitalopram
Cipramil v. citalopram
Cisordinol v. zuclopentixol
Citadep v. citalopram
Citalax v. escitalopram
citalopram 223
Citalux v. citalopram
Citalvir v. citalopram
Citara v. citalopram
Citazone v. citalopram
Citopam v. citalopram
Citopram v. citalopram
Citoprex v. citalopram
Citox v. citalopram
Cizetol v. carbamazepina
Clasica v. pregabalina
Clinium v. fluoxetina
Clobalex v. clobazam
Clobam v. clobazam
Clobamax v. clobazam
clobazam 228
Clobecort v. clobazam
Clofax v. clozapina
Clomactel v. clorpromazina
Clomax v. clomipramina
Clominil v. escitalopram
clomipramina 81, 88, 133, 186, 223
Clomipramine v. clomipramina
Clomipran v. clomipramina
Clomitan v. clomipramina
Clonabay v. clonazepam
Clonac v. clonazepam
Clonacan v. clonazepam
Clonacex v. clonazepam
Clonadex v. clonazepam
Clonagin v. clonazepam
Clonalgin v. clonazepam
Clonapam v. clonazepam
Clonapine v. clonazepam
Clonasedan v. clobazam
Clonatril v. clonazepam
Clonatryl v. clonazepam
Clonax v. clonazepam
Clonazam v. clonazepam
Clonazen v. clonazepam
clonazepam 45, 48, 63, 96-97, 228
Clonel v. zopiclona
Cloner v. clonazepam
Clonex v. clonazepam
Clonipres v. clonazepam
Clonoten v. clonazepam
Clopixol v. zuclopentixol
Clopsine v. clozapina
clorazepate dipotasio v. clorazepato de potasio
clorazepato de potasio 228
clorazepato dipotásico v. clorazepato de potasio
clorazepato potásico v. clorazepato de potasio
clordiazepóxido 27, 63, 66, 88, 209, 228
Clorimax v. clomipramina
Cloropromax v. clorpromazina
Clorpromacina v. clorpromazina
Clorpromax v. clorpromazina
clorpromazina 29, 31, 34, 37, 46, 52-55, 112, 189, 181, 221
Clostedal v. carbamazepina
clotiapina 221
clotiazepam 228
cloxazolam 228
Clozam (CO) v. clonazepam
Clozam (RA) v. clobazam
Clozanil v. clonazepam
clozapina 32, 34, 45-47, 50, 132, 200, 221
Clozapine v. clozapina
Clozaril v. clozapina
Clozer v. clonazepam
Clozix v. clozapina
cocaína 24, 119, 121, 189, 195
Codipzona v. trazodona
Cogentin v. benztropina
Cognil v. metilfenidato
Cohen, O. 206
Cole, J. 23
Colinorm 228
Colixane B 228
Collepax v. paroxetina
Colonix B 228
Colposec v. olanzapina
Comenter (BOL, DOM, GCA, MEX, RA, YV) v. mirtazapina
Comenter (EC) v. selegilina
Compro v. proclorperazina
Concerta v. metilfenidato
Concilium v. escitalopram
Conduxet v. fluoxetina
Conect v. escitalopram
Conexine (BOL, EC, YV) v. sertralina
Conexine (PY) v. fluoxetina
Confium v. fluoxetina
Conformal v. carbamazepina
Consilium v. diazepam
Contenda v. lamotrigina
Contrave 223
Convulex ( RCH) v. valproato
Convulex (YV) v. carbamazepina
Coquan v. clonazepam
Corofodin C 221
Cortran v. citalopram
Coverfax v. escitalopram
Cratular v. sertralina
Creosedin v. bromazepam
Criam v. valproato
Crismidor v. midazolam
Crismol v. clonazepam
Crisomet v. lamotrigina
Cristo v. Jesús
Cronadyn v. paroxetina
Cronoval v. valproato
Crucial v. clonazepam
Cuadel v. diazepam
Cuait D 223, 226
Cuait-D 223
Cuait Trifluoperazina v. trifluoperazina
Cymbalta v. duloxetina
D
Da Fex v. lamotrigina
Daclor v. alprazolam
Dacloran v. alprazolam
Dafex v. lamotrigina
Dagotil v. risperidona
Daiv v. diazepam
Dakermina v. duloxetina
Daksol v. lamotrigina
Dalam v. midazolam
Dalbos v. alprazolam
Dalcipram v. milnaciprana
Dalparan v. zolpidem
Dalpas v. buspirona
Dalun v. hidroxizina
Damixan v. zolpidem
Danedol v. risperidona
Danox v. alprazolam
Daparox v. paroxetina
dapoxetina 223
Darcicpreno v. biperideno
Datevan v. paroxetina
Datolan v. zopiclona
Daunderer, M. 196
Davis, K. 30
Daytrana v. metilfenidato
de Jonge, A. 101-102
Deanxit 221, 224
Deaten v. atomoxetina
Debrezrela v. alprazolam
Debridat B 228
Decanoas 50 v. haloperidol
Decentan v. perfenazina
Definil v. risperidona
Deflox v. fluoxetina
Degkwitz, R. 29, 32
Dehidrobenzoperidol v. droperidol
Demobal v. moclobemida
Dendritex v. quetiapina
Deniban v. amisulprida
Denoral v. risperidona
Dentha 221
Denzolam v. biperideno
DEP (EC) v. haloperidol
DEP (ROU) v. selegilina
Depacon v. valproato
Depakene v. valproato
Depakine v. valproato
Depakote v. valproato
Depax v. sertralina
Depralin v. escitalopram
Deprax (BOL, DOM, EC, PE, PY, RCH) v. sertralina
Deprax (E) v. trazodona
Deprecalm v. sertralina
Deprectal v. oxcarbazepina
Deprelafax v. fluoxetina
Depreless v. mirtazapina
Deprelio v. amitriptilina
Depress v. fluoxetina
Deprezina v. mirtazapina
Deprifel v. fluoxetina
Deprozin v. fluoxetina
Deptral v. sertralina
Deptraser v. sertralina
Depurol v. venlafaxina
Dergelasen v. buspirona
Deroxat v. paroxetina
Desagit v. trihexifenidilo
desipramina 223
Deslafax v. desvenlafaxina
Desoxyn v. metamfetamina
Despertha v. olanzapina
Destul v. paroxetina
desvenlafaxina 224
Desvenlafaxine v. desvenlafaxina
Detenler v. levomepromazina
Deturben v. fluoxetina
Dexapron v. escitalopram
Dexedrine v. dextroamfetamina
dexmetilfenidata 230
dextroamfetamina 172, 231
Dextroamphetamine v. dextroamfetamina
Dezepan v. diazepam
Diactal v. diazepam
Diaforin v. risperidona
Diapam 229
Diapresan v. trazodona
Diastat v. diazepam
Diatex v. diazepam
diazepam 52, 63, 66, 84, 88, 98, 100, 113, 128-129, 133, 136, 156, 188, 196-
197, 209, 229
Diazepan v. diazepam
Diazex v. diazepam
Dicepin v. diazepam
Dicomex v. clozapina
Di-DPA v. valproato
Dieterich, M. 92
dietilamida de ácido lisérgico 114, 124, 159
Digeprax 227
Digton v. sulpirida
Dilamet v. lormetazepam
Diocam v. clonazepam
Dipax v. bromazepam
Dipaz v. diazepam
Dipezona v. diazepam
Dipine v. clozapina
Dipiperon v. pipamperon
Dipresol v. sertralina
Discole v. clozapina
Disifelit 221
Dislaven v. venlafaxina
Dismedox v. pregabalina
Dispax v. paroxetina
Distenol v. diazepam
Distensan v. clotiazepam
Distonal v. desipramina
Distonex 222, 228
Dium v. pregabalina
Diuserpina fuerte 222
Divalp v. valproato
Divalprax v. valproato
Divalproato v. valproato
divalproato sódico v. valproato
Divalproex v. valproato
Divals v. valproato
Divaril v. mirtazapina
Di-Vp v. valproato
Dixin v. alprazolam
Dizolam v. alprazolam
Dizpazil v. fluoxetina
DMT v. N,N-dimetiltriptamina
Dobucar v. carbamazepina
Dobupal v. venlafaxina
Docilen v. zopiclona
Dogamin v. pregabalina
Dogmatil v. sulpirida
Dolanet D 229
Dolgenal v. pregabalina
Dolica v. pregabalina
Dolo Relaxedant 229
Doloctrapin v. orfenadrina
Doloneuropat v. pregabalina
Dolorelief v. pregabalina
Dominazol v. olanzapina
Dominium (BOL, EC, RCH) v. fluoxetina
Dominium (CO, PE) v. sertralina
Dominium (RA) v. quetiapina
Domus v. olanzapina
Donix v. lorazepam
Doral v. quazepam
Doricum v. midazolam
Dormeben v. zolpidem
Dormex v. zopiclona
Dormicalm v. midazolam
Dormicum v. midazolam
Dormid v. midazolam
Dormilam v. zolpidem
Dormilan v. zolpidem
Dorminox v. midazolam
Dormipron v. midazolam
Dormire v. midazolam
Dormirex (CO) v. zolpidem
Dormirex (GCA) v. hidroxizina
Dormi-Ros v. zolpidem
Dormix v. midazolam
Dormizolam v. midazolam
Dormodor v. flurazepam
Dormonid v. midazolam
Dormonoct v. loprazolam
Dormosol v. zolpidem
Dosier v. bupropión
Doupex v. duloxetina
Doxepin v. doxepina
doxepina 81, 224
Doxet v. duloxetina
Doxetin v. duloxetina
Doxime v. sertralina
Dozic (CO, DOM, PY) v. olanzapina
Dozic (RA) v. risperidona
DPA v. valproato
Dreamker v. bromazepam
Drimipax v. paroxetina
Drimnorth v. midazolam
Drimpam v. alprazolam
droperidol 221
Dropicine v. risperidona
Drosix v. desvenlafaxina
Duazolam v. alprazolam
Duceten v. duloxetina
Dulmar v. duloxetina
duloxetina 192, 224
Dulvanex v. duloxetina
Dumirox v. fluvoxamina
Dumitol v. zolpidem
Duvaline v. buspirona
Duxetin v. duloxetina
Duxetina v. duloxetina
E
Eburnate v. fluoxetina
Eciprax v. escitalopram
Ecitalex v. escitalopram
Ectiban v. escitalopram
Ectien v. venlafaxina
Ecuanil v. meprobamato
Edagan v. quetiapina
Edalen v. risperidona
Edictium v. clonazepam
Edictum v. clonazepam
Edluar v. zolpidem
Edorame v. valproato
Edronax v. reboxetina
Educil v. escitalopram
Eduxon v. venlafaxina
Efaflex v. orfenadrina
Efasedan v. lorazepam
Efexor v. venlafaxina
Effexor v. venlafaxina
Einstein, A. 83
Ekilid v. sulpirida
Elafax v. venlafaxina
Elavil v. amitriptilina
Eldepryl v. selegilina
Elebe v. carbamazepina
electroshock 22, 52, 54, 166, 169, 199, 207
Elem v. metilfenidato
Elepsin v. imipramina
Eleval v. sertralina
Elontril v. bupropión
Elsitriol v. amitriptilina
Elvanse v. lisdexamfetamina
Emeral v. alprazolam
Emergen v. sertralina
Emopax v. bromazepam
Emotival v. lorazepam
Emotix v. fluoxetina
Emozac v. fluoxetina
Emsam v. selegilina
Enabran v. haloperidol
Enolex v. olanzapina
Epilepax v. lamotrigina
Epilexter v. oxcarbazepina
Epilim v. valproato
Epilmax v. topiramato
Episep v. clonazepam
Epistal v. topiramato
Epitol v. carbamazepina
Epival v. valproato
Epizep v. clonazepam
Eposal (CO) v. carbamazepina
Eposal (YV) v. clordiazepóxido
Epram v. escitalopram
E-Psiconor v. escitalopram
Equasym v. metilfenidato
Equelib v. quetiapina
Equetro v. carbamazepina
Equiflox v. fluoxetina
Equilibrane v. fluoxetina
Equilibrin v. amitriptilinóxido
Equilid v. sulpirida
Equiliv v. clonazepam
Equiplen v. bromazepam
Equisedin v. bromazepam
Equivac v. sertralina
Equival v. valproato
Ergo Dolanet D 229
Ergo Relaxedant 229
Ergo Trisclin 229
Ergofalea N 229
Erliniz v. escitalopram
Ernst, C. 37
Ernst, K. 37
ES-3 v. alprazolam
Esbelcaps 229
Escipram v. escitalopram
Esciprox v. escitalopram
Escitacross v. escitalopram
Escitalex v. escitalopram
escitalopram 224
Esciterokam v. escitalopram
Escolam v. escitalopram
Esertia v. escitalopram
Esidep v. escitalopram
Eskalit v. litio
eslicarbazepina 226
Eslopran v. escitalopram
Espasmosilan 228
Espertal v. valproato
Esquiab v. quetiapina
estazolam 229
Estazyl v. escitalopram
Estimex v. escitalopram
Estimul v. fluoxetina
Estomina v. bromazepam
Esynos v. escitalopram
Eszop v. eszopiclona
eszopiclona 229
Etalokare v. escitalopram
E-Talpram v. escitalopram
Etiasel v. quetiapina
Eticolin 228
etilo loflazepato 229
Etiperidol v. haloperidol
Etumina v. clotiapina
Euciton Stress 227
Eudon 228
Eugin 228
Eumotil-T 228
Eunerpan v. melperona
Eutransil 227
EX3 v. escitalopram
Exibral v. valproato
Eximius v. fluoxetina
Exopil v. eszopiclona
Expan v. doxepina
Exquia v. quetiapina
éxtasis v. 3,4-metilendioximetanfetamina
Extensil v. dapoxetina
Exzentius v. escitalopram
Ezentius v. escitalopram
E-Zentius v. escitalopram
Ezolin v. zopiclona
F
Faboxetina v. fluoxetina
Fabozepam v. bromazepam
Fagodol v. topiramato
Fanapt v. iloperidone
Fapris v. desvenlafaxina
Faradil 229
Faradil 200 229
Faradil Gas 229
Faradil Novo 228
Farmadorm v. midazolam
Farmapina v. mirtazapina
Farmapram v. alprazolam
Farmaxetina v. fluoxetina
Farmazepan v. lorazepam
Farmazepin v. carbamazepina
Fasarax v. hidroxizina
Faxine v. venlafaxina
FazaClo v. clozapina
Fedox v. hidroxizina
Feinardon v. tetrabenazina
Felanor v. clonazepam
Felixina v. fluoxetina
Felizita v. sertralina
Feltram v. haloperidol
Fenebra v. lamotrigina
fenelzina 224
Fenergan v. prometazina
fenetylina 24
Fentanilo-Droperidol 221
Ferbin v. valproato
Fetzima v. milnaciprana
Fevalat v. fluvoxamina
Fexer, H. 201
F-Exina v. fluoxetina
Fialgin v. tioridazina
Finap v. citalopram
Finaten v. bromazepam
Finorinex v. duloxetina
Finul v. sulpirida
Finzen, A. 25
Fiorda v. amitriptilina
Firsito v. escitalopram
Fixon v. imipramina
Flamus v. lamotrigina
Flaxen v. venlafaxina
Flazinil v. zolpidem
Flocefran v. fluoxetina
flores de Bach 195
flores de la pasión v. passiflora incarnata
Florexal v. fluoxetina
Floxet v. fluoxetina
Flozepan v. clonazepam
Fluanxol v. flupentixol
Fluctin v. fluoxetina
Fluctine v. fluoxetina
flufenazina 31, 110, 141, 221
Fluneurin v. fluoxetina
flunitrazepam 98, 229
Fluoxac v. fluoxetina
fluoxetina 15, 45-47, 50, 114-115, 133, 147, 220, 224
Fluoxetine v. fluoxetina
Fluoxiram v. fluoxetina
Fluoxzac v. fluoxetina
Fluozac v. fluoxetina
Flupazine v. trifluoperazina
flupentixol 98, 143-144, 186-187, 221
Fluphenazine v. flufenazina
Flupress v. fluoxetina
Fluralema v. flurazepam
Fluralex v. fluoxetina
Fluran v. fluoxetina
flurazepam 229
fluspirileno 52, 57, 59-60, 186
Flutin v. fluoxetina
Flutinax v. fluoxetina
Fluvoprex v. fluvoxamina
fluvoxamina 224
Fluvoxamine v. fluvoxamina
Fluvoxin v. fluvoxamina
Fluxentac v. fluoxetina
Fluxet v. fluoxetina
Fluzac v. fluoxetina
Focalin v. dexmetilfenidata
Foltran v. zopiclona
Fontanivo v. olanzapina
Forfivo v. bupropión
Foxetin v. fluoxetina
Frankl, V. 159
Frendix v. fluoxetina
Frenial v. olanzapina
Frescalis v. diazepam
Freud, S. 10, 159
Freyhan, F. 20
Frisium v. clobazam
Frosinor v. paroxetina
Fulcrum 223, 228
Fulsadem v. zolpidem
Fulsed v. midazolam
Fusum v. fluoxetina
G
Gabaclotec v. clonazepam
Gabalin v. pregabalina
Gabox v. carbamazepina
Gacela v. pregabalina
Ganavax v. venlafaxina
Ganax v. maprotilina
Gaseo 3 229
Gasmol v. bromazepam
Gastrolen 228
Gastropax 228
Gavin v. pregabalina
Geodon v. ziprasidona
Gialtyn v. pregabalina
Gilbert, P. 35
Ginacross v. lamotrigina
Gloriax 229
Glorius v. bromazepam
Gobbizolam v. midazolam
Gofyl v. quetiapina
Goppelt, L. 88
Goval v. risperidona
Greit v. fluoxetina
Grifoalpram v. alprazolam
Grifoclobam v. clobazam
Grifoketam v. ketazolam
Grisil v. topiramato
Grof, C. 159
Grof, S. 159, 161
Groven v. aripiprazol
Gualtieri, T. 34
guanfacine 231
Guastil v. sulpirida
Gölden, B. 206
H
Hahnemann, S. 156
Halcion v. triazolam
Haldol v. haloperidol
Hall, W. 175
Halo v. haloperidol
Haloped v. haloperidol
haloperidol 15, 32, 45-47, 52, 56, 128-129, 133, 137, 147, 150, 177-178, 221
Haloperil v. haloperidol
Halopidol v. haloperidol
Haloretard v. haloperidol
Halozen v. haloperidol
Hapilux v. fluoxetina
Haridol v. haloperidol
Harrow, M. 22
Hatmmony v. bromazepam
Hegon v. zaleplón
Heipram v. escitalopram
Helmchen, H. 36
Hemixtril v. paroxetina
heroína 103-109, 119, 171, 189
Hesse, H. 92
Hiderax v. hidroxizina
Hidroxfar v. hidroxizina
Hidroxicina v. hidroxizina
Hidroxin v. hidroxizina
hidroxizina 220, 229
hierba de St. Juan v. hipérico
Hift, S. 31
Higroton-Res 222
hiperforina 102
hipérico 115, 155
Hipnatur v. zolpidem
Hipnax v. zaleplón
Hipnodem v. zaleplón
Hipnotab v. zolpidem
Hipokinon v. trihexifenidilo
Hippius, H. 198
Hispadol v. haloperidol
Histadrex v. hidroxizina
Histrol v. clonazepam
Hoff, H. 31
Huberplex v. clordiazepóxido
Humorap v. citalopram
Hyderax v. hidroxizina
Hydertan v. citalopram
Hydroxizine v. hidroxizina
I
Idalprem v. lorazepam
Idilion v. sulpirida
Idoxen v. venlafaxina
Ifa Fonal v. diazepam
Ilimit v. aripiprazol
iloperidone 221
Imipox 224, 228
imipramina 27, 78, 81-83, 224
Imipramine v. imipramina
Imovane v. zopiclona
Implicane v. sertralina
Indolgin v. hidroxizina
Indozul v. fluoxetina
Inductal v. eszopiclona
Indupax v. midazolam
Induzepan v. clonazepam
Inervon v. flunitrazepam
Inhisser v. citalopram
Inmox v. duloxetina
Inosert v. sertralina
Inquetia v. quetiapina
Insertec v. sertralina
Insodem v. zolpidem
Insom v. zolpidem
Insomin v. zopiclona
Insomnium v. zopiclona
Integrex v. reboxetina
Intermezzo v. zolpidem
Intuniv v. guanfacine
Inveda v. paliperidona
Invega v. paliperidona
Invol v. carbamazepina
Inzodem v. zolpidem
Ipipral v. aripiprazol
Ipnazolam v. midazolam
Ipran v. escitalopram
Irazem v. aripiprazol
Irenor v. reboxetina
Irizz v. alprazolam
Irmil v. aripiprazol
Irradial v. sertralina
isocarboxazida 224
Isoklón v. eszopiclona
Isonida v. clozapina
Isperin v. risperidona
Ispidon v. risperidona
Ixicrol v. paroxetina
Ixium v. desvenlafaxina
J
Jamison, K. 177
Jervis, G. 137
Jesperson, M. 206
Jesús 88, 90-91, 171
Jobe, T. 22
John, K. 208
Johnson, B. 208
Jones, B. 34
Jumex v. selegilina
Jung, C. G. 159
K
Kabian v. pregabalina
Kalitium v. litio
Kalm v. hidroxizina
Kalmalin v. lorazepam
Kantucor v. risperidona
Karbasalin v. carbamazepina
Karidium v. clobazam
Karile 221, 225
Karlit v. litio
Karon, B. 22
kava v. kavaina
kavaina 156, 195
Kayexalate v. selegilina
Kemadren v. prociclidina
Kemadrin v. prociclidina
Kemoter v. quetiapina
Kempker, K. 208
Kenitra v. clonazepam
Kenoket v. clonazepam
Kentium v. alprazolam
Kepsidol v. haloperidol
Ketara v. quetiapina
ketazolam 229
Ketian v. quetiapina
Ketipina v. quetiapina
Khedelza v. desvenlafaxina
Kierkegaard, S. 88
Kinabide v. selegilina
Kineptia v. pregabalina
Kinestrel v. amantadina
Kinex v. biperideno
Klein, D. 200
Klein, E. 203
Klepper, J. 88
Klonopin v. clonazepam
Klosadex v. paroxetina
Klotz, U. 197
Konz, F. 150
Kralant 223, 228
Krama v. alprazolam
Kramer, J. 26-27, 199
Kriadex v. clonazepam
Kronoax v. risperidona
L
Labileno v. lamotrigina
Labosol v. aripiprazol
Labox v. alprazolam
Lacoursiere, R. 33, 35, 201
Lafaxim v. venlafaxina
Lafaxin v. venlafaxina
Lafaxven v. venlafaxina
Lafigin v. lamotrigina
Lagose v. dapoxetina
Lagotran v. lamotrigina
Laiden v. pregabalina
Lamcord v. diazepam
Lamdra v. lamotrigina
Lamep v. lamotrigina
Lametec v. lamotrigina
Lamictal v. lamotrigina
Lamirax v. lamotrigina
Lamobrigan v. escitalopram
Lamocas v. lamotrigina
Lamocris v. lamotrigina
Lamodal v. lamotrigina
Lamogin v. lamotrigina
Lamonax v. lamotrigina
Lamosyn v. lamotrigina
Lamotas v. lamotrigina
Lamotaxyl v. lamotrigina
Lamotrigil v. lamotrigina
Lamotrigin v. lamotrigina
lamotrigina 226
Lamotrigine v. lamotrigina
Lamotrine v. lamotrigina
Lamotrix v. lamotrigina
Lamtox v. lamotrigina
Lantanon v. mianserina
Lanzep v. olanzapina
Laparox v. paroxetina
Lapenax v. clozapina
Lapsus v. fluoxetina
Largactil v. clorpromazina
Laroxyl v. amitriptilina
Laskowski, E. 208
Laspen v. lamotrigina
Latrigin v. lamotrigina
Latrimed v. lamotrigina
Latrin v. lamotrigina
Latta, D. 204
Latuda v. lurasidona
lavanda 195
Lawrence, J. 23, 199
Lazipine v. olanzapina
Lazymuline v. sertralina
Lebensart v. fluoxetina
Leber, D. 162-163
Lecimar v. fluoxetina
Lefax v. lamotrigina
Legabin v. pregabalina
Lehmann, P. 15, 55, 119, 151, 175
Leibold, G. 195
Lembrol v. diazepam
Lemidal v. aripiprazol
Lenison v. clorpromazina
Lentobis v. bromazepam
Leonhard, K. 36
Leponex v. clozapina
Leptazine v. trifluoperazina
Leptic v. clonazepam
Lepticin v. duloxetina
Leptilan v. valproato
Leptopsique v. perfenazina
Lerivon v. mianserina
Lerogin 228
Lervitan v. duloxetina
Lesefer v. sertralina
Leumont v. lamotrigina
Levest v. venlafaxina
Levo Prom v. risperidona
Levocalm v. olanzapina
Levomepromacina v. levomepromazina
levomepromazina 133, 137, 147, 221
levometadona 106-108, 119
levomilnaciprana 224
Levonam v. clonazepam
Lewis, C. L. 11
Lexapro v. escitalopram
Lexatin v. bromazepam
Lexcitox v. escitalopram
Lexotan v. bromazepam
Lexotanil v. bromazepam
Lextor v. escitalopram
Libansid v. lorazepam
Liberad v. alprazolam
Librax 228
Librazolam v. alprazolam
Librium v. clordiazepóxido
Limatic v. lamotrigina
Limbatril 88
Limbial v. oxazepam
Limbic v. venlafaxina
Limbik v. risperidona
Limerix v. haloperidol
Limovan v. zopiclona
Lindner, U. 205
Lindormin v. brotizolam
Linprel v. pregabalina
Lipraxin 228
lisdexamfetamina 231
Lisicaps v. zopiclona
Lithane v. litio
Litheum v. litio
Lithium v. litio
Lithiun v. litio
Lithobid v. litio
Litil v. litio
Litio carbonato v. litio
litio 15, 17, 23, 25, 47, 50, 53-55, 84, 89, 98, 110-114, 118, 126, 128-129,
131, 133, 147, 198, 203, 226
Litionato v. litio
Litocarb v. litio
Livertox v. fluoxetina
Lodux v. clozapina
Logat v. alprazolam
Logical (BOL, PY, RA) v. valproato
Logical (CR, DOM, GCA) v. risperidona
Lomarin v. lamotrigina
Lomaz v. sertralina
Lomequin v. clonazepam
Lonazet v. oxcarbazepina
Longactil v. clorpromazina
Lonopex v. olanzapina
Lopram v. citalopram
loprazolam 209, 229
Loramet v. lormetazepam
lorazepam 45, 47, 50, 66, 78-79, 81-83, 100-101, 117, 209, 229
Lorazepan v. lorazepam
Lorep v. lorazepam
Lorezan v. lorazepam
lormetazepam 209, 229
Lortan v. bromazepam
Losan v. quetiapina
Losavio, T. 130
Losopil v. zopiclona
Lost Per v. risperidona
Lowfin v. sertralina
loxapina 220, 221
Loxapine v. loxapina
Loxpram v. citalopram
Lozam v. lorazepam
LSD v. dietilamida de ácido lisérgico
LTG v. lamotrigina
Lucipress v. triazolam
Lucita v. bromazepam
Lucium v. clobazam
Ludiomil v. maprotilina
Lumencian v. risperidona
Luminal v. fluoxetina
Lunel v. pregabalina
Lunesta v. eszopiclona
Lunox 2 v. eszopiclona
lúpulo 135, 195
Luramon v. fluoxetina
Lurap v. lurasidona
lurasidona 221
Lusedan v. sertralina
Luserpal v. fluoxetina
Lusipax v. bromazepam
Lutero, M. 88-89
Luvat v. fluvoxamina
Luvenil v. risperidona
Luverina v. clozapina
Luvitar v. citalopram
Luvox v. fluvoxamina
Luxxes v. lamotrigina
Lynch, T. 55
Lyovial v. lorazepam
Lyrica v. pregabalina
M
Manerix v. moclobemida
Mantra v. amantadina
maprotilina 63, 81, 114, 224
Maprotiline v. maprotilina
Maquix v. olanzapina
Marathon v. olanzapina
Marcen v. ketazolam
marihuana v. THC
Marplan v. isocarboxazida
Martensson, L. 32
Martesia v. pregabalina
Mateo 87
Matilina v. maprotilina
Maxipax v. clonazepam
May, P. 22
May, R. 174
Mayerhofer, F. 196
Mazda v. venlafaxina
MDMA v. 3,4-metilendioximetanfetamina
medazepam 229
Medicebran v. metilfenidato
Medikinet v. metilfenidato
Medipram v. citalopram
Medixen v. paroxetina
Medizac v. fluoxetina
Medizapin v. olanzapina
Medizolam v. midazolam
Medolan v. olanzapina
Meflax v. olanzapina
Megaflex v. tetrazepam
Meganox v. lamotrigina
Melancol v. clomipramina
Meleril v. tioridazina
melisa 195
melitraceno 224
Melleril v. tioridazina
melperona 147
Meltzer, H. 124
Meplar v. paroxetina
Meprobamate v. meprobamato
meprobamato 27, 118, 229
Meprozin v. levomepromazina
Meridian v. escitalopram
Metadate v. metilfenidato
metadona v. levometadona
metamfetamina 231
Methylin v. metilfenidato
Methylphenidate v. metilfenidato
metilfenidato 17, 24, 172, 198, 231
metotrimeprazina v. levomepromazina
Metrans v. metilfenidato
Mexaden v. carbamazepina
Meyer, C. 207
Mezine v. venlafaxina
MFD v. metilfenidato
Mhide v. oxcarbazepina
Mialgin v. orfenadrina
mianserina 225
Miapax v. eszopiclona
Microzepam v. lorazepam
Midalan v. midazolam
Midanex v. midazolam
Midasedan v. midazolam
Midax v. olanzapina
Midazenon v. midazolam
Midazepin v. midazolam
Midazol v. midazolam
midazolam 230
Midazolan v. midazolam
Midexar v. mirtazapina
Midolam v. midazolam
Midozor v. midazolam
Millett, K. 198
milnaciprán 225
Miolastan v. tetrazepam
Miopropan-T 228
Miopropan T 200 228
Miozepam v. clonazepam
Miperat v. tiaprida
Mirabril v. risperidona
Mirel v. mirtazapina
Mirpaw v. flunitrazepam
Mirta v. mirtazapina
Mirtafran v. mirtazapina
Mirtalab v. mirtazapina
Mirtalen v. mirtazapina
Mirtapax v. mirtazapina
Mirtaz v. mirtazapina
Mirtaza v. mirtazapina
mirtazapina 225
Mirtazapine v. mirtazapina
Mirtazaval v. mirtazapina
Mirtazep v. mirtazapina
Mirzalux v. mirtazapina
Mitaxind v. mirtazapina
Mitilase v. fluoxetina
Mitransil v. bromazepam
Mitransil S 222, 228
Mizapin v. mirtazapina
moclobemida 104, 225
Modecate v. flufenazina
Moderex v. alprazolam
Modifical v. clonazepam
Moditen v. flufenazina
Mogadon v. nitrazepam
Moltoben v. fluoxetina
Morelin 223, 228
morfina 32, 119, 131, 136
Moss, R. 149
Motival 221, 225
Motivan v. paroxetina
Motricord v. lamotrigina
Motrigal v. lamotrigina
Motruxia v. aripiprazol
Movator v. topiramato
Moxetin v. paroxetina
Mucarin Compuesto 228
Multisedil 229
Myolastan v. tetrazepam
Mystika v. pregabalina
Märtens, M. 208
N
Nabian-K v. topiramato
Naburon v. paroxetina
Nadis 229
Nardil v. fenelzina
Navizil v. tietilperazina
Nebapul v. metilfenidato
nefazodona 225
Nefazodone v. nefazodona
Nemactil v. periciazina
Neoaradix v. metilfenidato
Neocarb v. carbamazepina
Neogaival v. eszopiclona
Neogama v. sulpirida
Neopentin v. pregabalina
Neopresol v. escitalopram
Neoradix v. metilfenidato
Neosenexon v. desvenlafaxina
Neoxacina v. venlafaxina
Neozentius v. escitalopram
Neo-Zentius v. escitalopram
Neozetix v. eszopiclona
Nerbet v. fluoxetina
Nercon v. diazepam
Nerfanil v. bromazepam
Nergård, J. 215-216
Nervan v. bromazepam
Nervistop v. lorazepam
Nervix v. venlafaxina
Nervocuril v. flunitrazepam
Nervosal v. fluoxetina
Nervus v. alprazolam
Nesontil v. oxazepam
Neufagil v. paroxetina
Neugeron v. carbamazepina
Neuleptil v. periciazina
Neupax (MEX) v. alprazolam
Neupax Duo-S 222, 227
Neupram v. haloperidol
Neuractin v. valproato
Neurapax v. ketazolam
Neurax v. pregabalina
Neurazepan v. clonazepam
Neuristan v. pregabalina
Neurixa v. pregabalina
Neuro Lax v. fluoxetina
Neurocil v. levomepromazina
Neurogel v. clorpromazina
Neuroipran v. escitalopram
Neurolep v. carbamazepina
Neuroless v. citalopram
Neuronal v. pregabalina
Neuropatil v. oxcarbazepina
Neuropre v. pregabalina
Neurosenexon v. venlafaxina
Neurotol (PE) v. quetiapina
Neurotol (PY) v. amitriptilina
Neurotoprel v. topiramato
Neurotrox v. paroxetina
Neurozepam v. bromazepam
Neurum v. pregabalina
Neuryl v. clonazepam
Neutop v. topiramato
Nexit v. hidroxizina
Nexito v. escitalopram
Nezel v. venlafaxina
Niar v. selegilina
nicotina 136, 151
Nimoxen v. atomoxetina
Niravam v. alprazolam
Nirvan v. eszopiclona
Nitexol v. duloxetina
Nitidex v. duloxetina
Nitoman v. tetrabenazina
Nitoman v. tetrabenazina
Nitrane v. levomepromazina
nitrazepam 52, 63, 113, 209, 230
Nitrest v. zolpidem
Nivelan v. risperidona
Nivelan-N v. alprazolam
Nivelin v. clorazepato de potasio
Nixin v. bupropión
N,N-dimetiltriptamina 159
Nobritol 229
Nocpidem v. zolpidem
Noctamid v. lormetazepam
Nocte v. zolpidem
Noctidem v. zopiclona
Noctilan v. brotizolam
Noctiplon v. zaleplón
Nocton v. lormetazepam
Noctum v. zolpidem
Noctura v. midazolam
Nodep v. fluoxetina
Noiafren v. clobazam
Nokdrim v. zolpidem
Noladep v. fluoxetina
Noler v. olanzapina
Nopileptik v. valproato
Noptic v. eszopiclona
Norebox v. reboxetina
Norecsero v. citalopram
No-Ref 228
Norfenazin v. nortriptilina
Norflex v. orfenadrina
Ñorispez v. risperidona
Normador v. flunitrazepam
Normalide 222
Normativ v. carbamazepina
Normatón v. buspirona
Norpilen v. venlafaxina
Norpramin v. desipramina
Norsic v. quetiapina
Nor-Tegroll v. carbamazepina
Nortrip v. nortriptilina
nortriptilina 225
Nortriptyline v. nortriptilina
Noticum v. midazolam
Notison v. triazolam
Nova v. pregabalina
Novalona v. oxazepam
Novazolam v. alprazolam
Novesta v. aripiprazol
Noviser v. venlafaxina
Novo Humorap v. escitalopram
Novo Insomnium v. eszopiclona
Novonoctil v. zaleplón
Noxeprom v. alprazolam
Noxibel v. mirtazapina
Nozinan v. levomepromazina
Nugatil v. aripiprazol
Nulastres v. bromazepam
Nulev v. venlafaxina
Numencial 222, 229
Numenil v. maprotilina
Nuzac v. fluoxetina
O
O.C.M. v. clordiazepóxido
Oaks, D. 55, 95
Obax v. clobazam
Ocampina v. paroxetina
Oceanil v. olanzapina
Ochsenknecht, A. 156, 194, 200
Octanyl v. bromazepam
Odranal v. bupropión
Odven v. venlafaxina
Olan v. clonazepam
Olane v. paroxetina
Olanzafran v. olanzapina
olanzapina 15-16, 34, 96, 105-108, 133, 200, 221
Olanzyl v. olanzapina
Olapina v. olanzapina
Olaprex v. olanzapina
Olaprexa v. olanzapina
Olazap v. olanzapina
Oleanz v. olanzapina
Oleptro v. trazodona
Olex v. olanzapina
Olexa v. olanzapina
Olexar v. olanzapina
Olimer v. clonazepam
Olivin v. olanzapina
Olpax v. olanzapina
Olzapin v. olanzapina
Ondil v. alprazolam
Onfi v. clobazam
Onirema v. nitrazepam
Ontracel v. paroxetina
opiáceo 27, 116, 135, 148-152
Oprax v. venlafaxina
Optein v. olanzapina
Optimid 222, 228
Optimure v. escitalopram
Optiser v. escitalopram
Orap v. pimozida
orfenadrina 231
Orfenaflex v. orfenadrina
Orfidal v. lorazepam
Orfiril v. valproato
Orizon v. eszopiclona
Orphenadrine v. orfenadrina
Ortopsique v. diazepam
Osler, W. 170
Otedram v. bromazepam
Ovisen v. fluoxetina
Oxatech v. olanzapina
oxazepam 66, 133, 209, 230
Oxca v. oxcarbazepina
Oxcar v. oxcarbazepina
Oxcarbacepina v. oxcarbazepina
oxcarbazepina 17, 227
Oxcarbazepine v. oxcarbazepina
Oxetol v. oxcarbazepina
Oxicodal v. oxcarbazepina
Oxolon v. oxcarbazepina
Oxtellar v. oxcarbazepina
Ozace v. olanzapina
Ozapine v. olanzapina
P
Pacex v. paroxetina
Pacifen v. bromazepam
Pacilex v. bromazepam
Pacitran v. diazepam
Paditex v. clonazepam
paliperidona 221
Pamax v. paroxetina
Pamelor v. nortriptilina
Pamoxet v. paroxetina
Panazeclox v. clonazepam
Pandomil v. sertralina
Panufix v. olanzapina
Paralpar v. carbamazepina
Parexel v. paroxetina
Parexis v. paroxetina
Pari-CR v. paroxetina
Parker, U. 207
Parkisin v. biperideno
Parliff v. paroxetina
Parlift v. paroxetina
Parnate v. tranilcipromina
Parnox v. flunitrazepam
Parodel v. paroxetina
Parodep v. paroxetina
Parodox v. paroxetina
Paroten v. paroxetina
Parotina v. paroxetina
Paroxet v. paroxetina
paroxetina 26, 47, 81, 101-102, 104, 114, 225
Paroxetine v. paroxetina
Paroxil v. paroxetina
Parsimonil v. flunitrazepam
Parstelin v. tranilcipromina
passiflora incarnata 156, 195
Pasminox 40 Somatico 229
Passiva v. atomoxetina
Pablo de Tarso 88
Pauling, L. 135, 148
Pausafren T 230
Paxabel v. diazepam
Paxan v. paroxetina
Paxil v. paroxetina
Paxon v. buspirona
Paxtibi v. nortriptilina
Paxtine v. paroxetina
Pazeron v. sertralina
Pazidium v. clorazepato de potasio
Pazolam v. alprazolam
Pazz v. hidroxizina
Pegabal v. pregabalina
Pemix v. paroxetina
pemolina 24, 231
penfluridol 60, 221
perazina 57, 88, 147
perfenazina 221
periciazina 222
Peridon v. risperidona
Periplum v. sertralina
Perls, F. 159
Perphenazine v. perfenazina
Perphenazine and Amitriptyline 221, 223
Petzold, H. 208
Pexeva v. paroxetina
Pfeiffer, C. 149
PGB v. pregabalina
Phenadoz v. prometazina
Phenergan v. prometazina
Pietzcker, A. 201
Pimiken v. valproato
pimozida 56, 222
pinazepam 230
Pini, P. 208
pipamperon 147
Piportil v. pipotiazina
pipotiazina 222
Piracross v. topiramato
Pirval v. alprazolam
Pisalpra v. alprazolam
Pisaurit v. fluoxetina
PK-Merz v. amantadina
Placet v. olanzapina
Placidiax v. clonazepam
Placinoral v. lorazepam
Planica v. pregabalina
Plasedan v. alprazolam
Plenacer v. fluoxetina
Plenica v. pregabalina
Plenidon v. zaleplón
Plenur v. litio
Pleren v. orfenadrina
Plessir v. eszopiclona
Plidan v. diazepam
Plidex 229
Plidex T 229
Plidex T 100 229
Plurimen v. selegilina
Plusvidin v. mirtazapina
Pontiride v. sulpirida
Positiv v. sertralina
Posivyl v. paroxetina
Posthumus, J. 33
Practicum 229
Pragmaten v. fluoxetina
Pramcil v. citalopram
Pramina v. venlafaxina
Praminex v. clomipramina
Prayanol v. amantadina
Prazofel v. alprazolam
Prazolam v. alprazolam
Prebanal v. pregabalina
Prebictal v. pregabalina
Prebien v. pregabalina
Precipra v. escitalopram
Precoce v. dapoxetina
Prefalix v. pregabalina
Pregab v. pregabalina
Pregabadin v. pregabalina
Pregabalin v. pregabalina
pregabalina 227
Pregabax v. pregabalina
Pregalex v. pregabalina
Preghet v. pregabalina
Pregin v. litio
Pregobin v. pregabalina
Pregox v. pregabalina
Prelix v. pregabalina
Preludyo v. pregabalina
Prepram v. citalopram
Pressetina v. fluoxetina
Prestat v. pregabalina
Prevalina v. mianserina
Preveral con Codeína 222
Preveral con Dextrometorfano 222
Prexan v. escitalopram
Prexetin v. paroxetina
Prexor v. paroxetina
Pridal v. litio
Prikul v. pregabalina
Priligy v. dapoxetina
Prilkenzide v. lamotrigina
Primum v. flunitrazepam
Principia v. pregabalina
Prinox v. alprazolam
Prisdal v. citalopram
Prisma v. citalopram
Pristiq v. desvenlafaxina
Prixat v. ziprasidona
Procentra v. dextroamfetamina
Prochlorperazine v. proclorperazina
prociclidina 231
proclorperazina 222
Prodepres v. sertralina
Profisin 228
Progobin v. pregabalina
Prolanz v. olanzapina
Prolexa v. olanzapina
Prolift v. reboxetina
Prolix v. litio
Prolongal v. dapoxetina
Promaxil v. clorpromazina
promazina 34, 52
Prometar v. sulpirida
prometazina 34, 222
Prometh with Codeine 222
Promethazine v. prometazina
Promethazine DM 222
Promethazine VC 222
Promethazine VC with Codeine 222
Promethegan v. prometazina
Promyrtil v. mirtazapina
Prorecap v. sertralina
Prosertin v. sertralina
Protalgine v. lamotrigina
Protil v. olanzapina
Protomax v. topiramato
protriptilina 225
Proval v. valproato
Proxalab v. fluoxetina
Prozac v. fluoxetina
Prozyl v. clorpromazina
Prurid v. hidroxizina
Psicoasten v. paroxetina
Psicobrom v. bromazepam
Psicocen v. sulpirida
Psicodol (GCA) v. risperidona
Psicodol (PY) v. haloperidol
Psicolit v. litio
Psicomed v. sertralina
Psiconeurin v. flunitrazepam
Psiconor v. citalopram
Psico-Soma 222
Psicotop v. diazepam
Psicotric v. quetiapina
Psicozepam v. diazepam
Psicozolam v. alprazolam
Psiquial v. fluoxetina
Psiquium v. amitriptilina
Psycolina v. paroxetina
PTA v. alprazolam
Pulsit v. haloperidol
Q
Q-Mind v. quetiapina
Qsymia 227
Qual 229
Quandt, J. 29
Quanilene v. fluoxetina
Quazemic v. clonazepam
quazepam 230
Qudexy v. topiramato
Queapin v. quetiapina
Quentiax v. quetiapina
Quepimax v. quetiapina
Querox v. quetiapina
Quetaxil v. quetiapina
Quethet v. quetiapina
Quetia v. quetiapina
Quetiafran v. quetiapina
Quetiap v. quetiapina
quetiapina 48, 222
Quetiaros v. quetiapina
Quetiazic v. quetiapina
Quetidin v. quetiapina
Quetipax v. quetiapina
Quetirel v. quetiapina
Quetisfren v. quetiapina
Quetium v. quetiapina
Quetkare v. quetiapina
Quibazam v. clobazam
Quide v. quetiapina
Quiedorm v. quazepam
Quietal v. clonazepam
Quilarex v. venlafaxina
Quillivant v. metilfenidato
Quimium v. oxcarbazepina
Quitham v. clorazepato de potasio
Qurax v. quetiapina
Qutipin v. quetiapina
R
Radigen v. risperidona
Ramitrine v. lamotrigina
Randolph, T. 149
Ranocyd v. olanzapina
Rantopa v. topiramato
Rath, N. 207
Ravimil v. clonazepam
Ravotril v. clonazepam
Razolam v. alprazolam
reboxetina 225
Recit v. atomoxetina
Redeptin v. fluspirileno
Redotex 229
Refraxol v. clozapina
Regulex 222, 228
Regultron v. fluoxetina
Reguxina v. sertralina
Reimer, F. 32
Relacarb v. carbamazepina
Relacum v. midazolam
Relaflex v. orfenadrina
Relapaz v. citalopram
Relasez v. sertralina
Relax v. buspirona
Relaxedant v. diazepam
Relaxia v. alprazolam
Relaxina v. risperidona
Relaxten v. alprazolam
Relazepam v. diazepam
Relazepan v. diazepam
Relexil v. risperidona
REM v. midazolam
Remedrint v. mirtazapina
Remeril v. mirtazapina
Remeron v. mirtazapina
Remeronsoltab v. mirtazapina
Remicital v. citalopram
Reneuron v. fluoxetina
Reply v. zopiclona
Reposil v. escitalopram
Resdep v. risperidona
reserpina 222
Reserpine v. reserpina
Reskizof v. risperidona
Resortan v. sertralina
Restelea v. risperidona
Resteral v. sertralina
Restoril v. temazepam
Revertrix v. olanzapina
Rexalgan v. orfenadrina
Rexer v. mirtazapina
Rhem v. zaleplón
Riatul v. risperidona
Ribocler v. clonazepam
Ribosan v. clonazepam
Richman, D. 189, 198, 200-201
Ridal v. risperidona
Ridokare v. risperidona
Ridona v. risperidona
Riedilex v. paroxetina
Rigenox v. risperidona
Rilow v. alprazolam
Rimastine v. sulpirida
Rimont v. haloperidol
Ripaspen v. risperidona
Ripevil v. risperidona
Ripexil v. risperidona
Ripid v. diazepam
Risdon v. risperidona
Risdone v. risperidona
Risleptic v. risperidona
Risofren v. risperidona
Risotor v. risperidona
Rispa v. risperidona
Rispen v. risperidona
Risper v. risperidona
Risperdal v. risperidona
Risperid v. risperidona
risperidona 34, 94-95, 114, 134, 147-148, 150, 222
Risperidone v. risperidona
Risperil v. risperidona
Risperimed v. risperidona
Risperin v. risperidona
Risperite v. risperidona
Risperix v. risperidona
Rispertek v. risperidona
Rispex v. risperidona
Rispolux v. risperidona
Rispsiq v. risperidona
Rispyl v. risperidona
Ritalin v. metilfenidato
Ritalina v. metilfenidato
Ritrocel v. metilfenidato
Riuclonaz v. clonazepam
Rivocler v. clonazepam
Rivolab v. clonazepam
Rivopax v. clonazepam
Rivosten v. risperidona
Rivotril v. clonazepam
Rize v. clotiazepam
Rodiflam v. sertralina
Rogers, C. 138
Rohipnol v. flunitrazepam
Rohypnol v. flunitrazepam
Rolanzax v. olanzapina
Rolasedan v. diazepam
Rondigal v. topiramato
Ropimate v. topiramato
Ropsil v. clonazepam
Rosenberg, G. 30
Rospaz v. alprazolam
Rostrum v. quetiapina
Rosucrest v. risperidona
Rosustor v. risperidona
Rowexetina v. fluoxetina
Roxepar v. paroxetina
Roxodyn v. risperidona
Rozidal v. risperidona
RSP v. risperidona
Rubifen v. metilfenidato
Rufer, M. 28, 205
Rupox v. oxcarbazepina
S
Sacietil Stress v. bromazepam
Salinaker v. sertralina
Salipax v. fluoxetina
Sanblex v. sulpirida
Sanerva v. alprazolam
Sanilent v. eszopiclona
Saniplacen v. zaleplón
Saphris v. asenapina
Sarafem v. fluoxetina
Saromet v. diazepam
Saroten v. amitriptilina
Sarotex v. amitriptilina
Sartina v. olanzapina
Satil v. sertralina
Saurat v. fluoxetina
Savella v. milnaciprán
Schimmel, H. 162
Schöpf, J. 193, 197
S-Citap v. escitalopram
Sedaler v. alprazolam
Sedalium v. clonazepam
Sedamax v. bromazepam
Sedancor v. midazolam
Sedapan (BOL, PE) v. clonazepam
Sedapan (GCA) v. alprazolam
Sedaplus v. litio
Sedarest v. estazolam
Sedasmyl v. alprazolam
Sedatival (PE, RCH) v. ketazolam
Sedatival (PY) v. alprazolam
Sedatival (RA) v. lorazepam
Sedatril v. clonazepam
Sedatus v. bromazepam
Sedazin v. bromazepam
Sedazolam v. midazolam
Sedicepan v. alprazolam
Sediflam v. clonazepam
Sedilit 229
Sedipral v. alprazolam
Sedium v. diazepam
Sedo Aportil v. alprazolam
Sedopan v. bromazepam
Sedoran v. sertralina
Sedorm v. zopiclona
Sedotime v. ketazolam
Sedovanon v. clonazepam
Sedoz v. midazolam
Seeler, W. 188
Seftem v. lamotrigina
Segmir v. mirtazapina
Selbach, S. 29
Selective v. escitalopram
Selegil v. selegilina
selegilina 225
Selegiline v. selegilina
Selexss v. selegilina
Selgina v. selegilina
Sellzic v. oxcarbazepina
Semap v. penfluridol
Semax v. citalopram
Senexon v. venlafaxina
Seniden v. paroxetina
Sensaton v. clonazepam
Sentidol v. venlafaxina
Sepibest v. carbamazepina
Sequax (PY) v. tioridazina
Sequax (RA) v. clozapina
Sequinan v. risperidona
Serc v. tioridazina
Serdolect v. sertindol
Sered v. sertralina
Serefar v. oxazepam
Seregra v. citalopram
Serenase v. quetiapina
Serenata v. sertralina
Serenil (DOM) v. quetiapina
Serenil (PE) v. alprazolam
Serenit v. bromazepam
Serenus v. quetiapina
Serepax v. bromazepam
Sereprid v. tiaprida
Seresta v. oxazepam
Serestill v. paroxetina
Seretran v. paroxetina
Serinar v. carbamazepina
Serivo v. sertralina
Serlect v. sertindol
Serlift v. sertralina
Serlin v. sertralina
Serlina v. sertralina
Serline v. sertralina
Serolux v. sertralina
Seronex v. sertralina
Seronova v. quetiapina
Seropram v. citalopram
Seroquel v. quetiapina
Seroxat v. paroxetina
Ser-T v. sertralina
Sertac v. sertralina
Sertador v. sertralina
Sertex v. sertralina
sertindol 222
Sertirina v. sertralina
Sertra v. sertralina
Sertrabrain v. sertralina
Sertralab v. sertralina
sertralina 48, 220, 226
Sertraline v. sertralina
Sertralix v. sertralina
Sertranex v. sertralina
Sertranquil v. sertralina
Sertrateg v. sertralina
Sertrax v. sertralina
Sertrilak v. sertralina
Sertrina v. sertralina
Sertrol v. sertralina
Servantax v. sertralina
Sesaren v. venlafaxina
Setam v. midazolam
Setrax v. sertralina
Setronil v. citalopram
Shatan, C. 27
Siaten v. zopiclona
Siblix v. aripiprazol
Sicobil v. amitriptilina
Sicolitio v. litio
Sicopidol v. risperidona
Sicotral v. paroxetina
Sicotropin v. paroxetina
Sicozapina v. clozapina
Sidenar v. lorazepam
Sideril v. trazodona
Sidomal 227
Sigilex v. carbamazepina
Silderec v. risperidona
Silenor v. doxepina
Simalgin Compuesto 229
Simazepan v. oxazepam
Simina v. olanzapina
Simpson, G. 35
Simultan v. tioridazina
Sinasfix v. venlafaxina
Sincretone v. valproato
Sincris v. olanzapina
Sincronex v. diazepam
Sindep v. paroxetina
Sinekin v. biperideno
Sinepil v. valproato
Sinequan v. doxepina
Sinestron v. lorazepam
Sinfonil v. oxcarbazepina
Sinner 227
Sinogan v. levomepromazina
Sinquan v. doxepina
Sintonal v. brotizolam
Sipcar v. bromazepam
Si-Q v. citalopram
Siqualine v. flufenazina
Siquial v. fluoxetina
Sizodon v. risperidona
Sizopin v. clozapina
Skizoril v. clozapina
Socian v. amisulprida
Solam v. midazolam
Solepar v. lorazepam
Solfidin v. clonazepam
Solian v. amisulprida
Solocalm v. alprazolam
Solpan v. bromazepam
Solutrex v. sertralina
Somaprid v. sulpirida
Somasedan 228
Somatin v. fluoxetina
Somese v. triazolam
Somit v. zolpidem
Sommer, H. 29
Somniclona v. zopiclona
Somnidual v. flunitrazepam
Somnil (CO, PE, RCH) v. zolpidem
Somnil (PY) v. flunitrazepam
Somnipron v. zolpidem
Somno v. zolpidem
Somnovit v. loprazolam
Sonamin v. lorazepam
Sonata v. zaleplón
Sophos v. atomoxetina
Sosser v. sertralina
Sostac v. fluoxetina
Sostel v. paroxetina
Sparine v. promazina
Spasmisan Compuesto 221
Spasmoctyl Somatico 40 229
Spasmoten 228
Spax v. risperidona
Spiron v. risperidona
Stalanza v. olanzapina
Stavzor v. valproato
Stein Zolam v. alprazolam
Stelabid 223
Stelazine v. trifluoperazina
Stesolid v. diazepam
Stildem v. zolpidem
Stilnox v. zolpidem
Strattera v. atomoxetina
Subelan v. venlafaxina
Sublimex v. alprazolam
Sucedal v. zolpidem
Sulpen v. sulpirida
Sulpilan v. sulpirida
Sulpimed v. sulpirida
Sulpinex v. sulpirida
Sulpiran v. sulpirida
Sulpiran T 222, 228
sulpirida 147, 222
Sulpiride v. sulpirida
Sulpivol v. sulpirida
Sulpryl v. sulpirida
Sumenan v. zolpidem
Sunonix v. levomepromazina
Sunvex v. venlafaxina
Sunzepan v. diazepam
Suprisec v. sertralina
Suptran v. paroxetina
Surmontil v. trimipramina
Surpress v. midazolam
Surxtop v. topiramato
Sutranx v. haloperidol
Suxidina 230
Sycrest v. asenapina
Sygilum v. selegilina
Symbyax 221, 224
Symmetrel v. amantadina
Sytoclon v. oxcarbazepina
T
Tafil v. alprazolam
Tagonis v. paroxetina
Tagut v. alprazolam
Talacen v. zolpidem
Talema v. diazepam
Talinop v. flunitrazepam
Taloped v. citalopram
Talopram v. escitalopram
Talpram (RA) v. escitalopram
Talpram (ROU) v. citalopram
Talpramin v. imipramina
Tamcere v. paroxetina
Tamilan v. pemolina
Tamminga, C. 36
Tanacol v. topiramato
Tanfedin v. carbamazepina
Tanodol v. haloperidol
Tanssel v. olanzapina
Tanyl v. clozapina
Tardine v. zolpidem
Taroctyl v. clorpromazina
Tasedan v. estazolam
Tausch, R. 92
Tavor v. lorazepam
Taxagon v. trazodona
Taxilan v. perazina
Tazepin v. mirtazapina
Tazun v. alprazolam
Tecepin v. clonazepam
Teczac v. fluoxetina
Tegretal v. carbamazepina
Tegretol v. carbamazepina
Telorzan v. olanzapina
temazepam 209, 230
Temesta v. lorazepam
Temperax (BOL) v. fluoxetina
Temperax (RCH, ROU) v. citalopram
Templane v. carbamazepina
Tencilan v. clorazepato de potasio
Tenerba v. hidroxizina
Teneryl v. carbamazepina
Tenex v. guanfacine
Tensedan 222, 228
Tensium v. alprazolam
Tensium Gastric 227
Tensivan v. alprazolam
Tensoliv 228
Tensopan v. lorazepam
Teo Bilac Plus 229
Tepavil v. sulpirida
Tepazepan 222, 229
Teralithe v. litio
Terap v. midazolam
Teril v. carbamazepina
Terladep v. mirtazapina
Terod v. tioridazina
Tessio v. citalopram
Tetmodis v. tetrabenazina
Tetrabenacina v. tetrabenazina
tetrabenazina 222
Tetrabenz v. tetrabenazina
tetrazepam 230
Tetrazic v. mirtazapina
Teufin Fast v. olanzapina
THC 113-114, 156, 189, 195
Theralite v. litio
Thesis v. biperideno
Thielicke, H. 87-88
Thioridazine v. tioridazina
Thioridil v. tioridazina
Thiothixene v. tiotixeno
Thiprasolan v. alprazolam
Thorazine v. clorpromazina
Thymanax v. agomelatina
Tiadipona v. bentazepam
Tialin v. sertralina
Tiamax v. quetiapina
Tiantol v. topiramato
Tiantrex v. olanzapina
Tiapinan v. quetiapina
tiaprida 220, 222
Tiapridal v. tiaprida
Tiaprizal v. tiaprida
Tiarix v. paroxetina
tietilperazina 223
Tiflun v. fluoxetina
Tilpam 229
Tim ASF v. quetiapina
tioridazina 29, 33, 81, 186, 223
tiotixeno 223
Tiplac v. haloperidol
Tisderan v. quetiapina
Tivanyl v. milnaciprán
Tixoval v. oxcarbazepina
Tofranil v. imipramina
Togrel v. levomepromazina
Tolvon v. mianserina
Tomzy v. topiramato
Tonaril v. trihexifenidilo
Tonodil v. biperideno
Tonovital v. fluoxetina
Topamac v. topiramato
Topamax v. topiramato
Topgran v. topiramato
Topibrain v. topiramato
Topictal v. topiramato
Topilep v. topiramato
Topimax v. topiramato
Topiramate v. topiramato
topiramato 227
Topirato v. topiramato
Topirax v. topiramato
Topirex v. topiramato
Topirol v. topiramato
Topitag v. topiramato
Topitec v. topiramato
Toprel v. topiramato
Topreno v. topiramato
Topumate v. topiramato
Torantsita v. alprazolam
Torecan v. tietilperazina
Torlamo v. lamotrigina
Tornatore, F. 31, 34, 119, 200
Totasedan v. bromazepam
Tractal v. risperidona
Tradea v. metilfenidato
Tradox v. lamotrigina
Trakon v. trazodona
Tralinex v. risperidona
Tralinser v. sertralina
Traminal v. lamotrigina
Tramixin v. topiramato
Tranex v. aripiprazol
tranilcipromina 26, 52, 226
Trankimazin v. alprazolam
Trankitec v. valproato
Tranplus v. lorazepam
Tranquilax v. diazepam
Tranquinal v. alprazolam
Tranquinal Soma 222, 227
Transiol v. alprazolam
Trant v. trazodona
Tranxen v. clorazepato de potasio
Tranxene v. clorazepato de potasio
Tranxilium v. clorazepato de potasio
Tranxilium Digest 222, 228
Trapax v. lorazepam
Tratenamin v. lorazepam
Traviata v. paroxetina
trazodona 226
Trazodone v. trazodona
Tredum v. bromazepam
Tremafarm v. fluoxetina
Trenazin v. tetrabenazina
Trencir v. carbamazepina
Trenpe v. haloperidol
Tresanil v. alprazolam
Tresanil Digest 227
Tresanil S 222, 227
Tri-Aero-Om 229
Trialam v. triazolam
Trialine v. sertralina
triazolam 113, 230
Tricalma v. alprazolam
Trifluoperacina v. trifluoperazina
trifluoperazina 52, 223
Trifluoperazine v. trifluoperazina
trifluperidol 56
triflupromazina 34
Trigilab v. lamotrigina
Trigin v. lamotrigina
trihexifenidilo 231
Trihexyphenidyl v. trihexifenidilo
Trileptal v. oxcarbazepina
Trilotol v. nortriptilina
Trimalon v. sertralina
Trimebutina 228
trimipramina 53-55, 63, 226
Trimipramine v. trimipramina
Trimolep v. lamotrigina
Trimopan v. citalopram
Tri-Neurin v. alprazolam
Triperidol v. trifluperidol
Tripipot v. pipotiazina
Triptil v. amitriptilina
triptófano 149-152
Trital 229
Tritopan v. bromazepam
Trittico v. trazodona
Trizol v. lamotrigina
Trokendi v. topiramato
Tronsalan v. trazodona
Tropargal 225, 229
Trovia v. mirtazapina
Truxal v. clorprotixeno
Tryptalgin v. amitriptilina
Tryptanol v. amitriptilina
Tryptizol v. amitriptilina
Tussdra v. oxcarbazepina
Tussisedal 222
U
Ulmely v. fluoxetina
Ultravital v. selegilina
Ultrepyl v. carbamazepina
Uninorm v. zolpidem
Upmotev v. risperidona
Urbadan v. clobazam
Urbax v. clobazam
Urcin v. amisulprida
Uxen v. amitriptilina
V
Vafexin v. venlafaxina
Valax v. venlafaxina
Valcas v. valproato
Valcote v. valproato
Valdoxa v. agomelatina
Valdoxan v. agomelatina
valeriana 97, 115, 117, 135, 155, 195, 207
Valipesia v. valproato
Valir v. quetiapina
Valium v. diazepam
Valki v. valproato
Valnar v. valproato
Valnoc v. eszopiclona
Valpakine v. valproato
Valpax v. clonazepam
Valprax v. valproato
Valprazik v. valproato
Valpresor v. valproato
Valprex v. valproato
Valpro v. valproato
Valproato de magnesio v. valproato
Valproato de sodio v. valproato
valproato semisódico v. valproato
Valproato sódico v. valproato
valproato 17, 45, 47, 50, 94-96, 100, 114-115, 198, 227
Valproic Acid v. valproato
valpróico ácido v. valproato
Valproken v. valproato
Valprolife v. valproato
Valpromed v. valproato
Valpron v. valproato
Valprosid v. valproato
Valprosin v. valproato
Valsup v. valproato
Valtec v. valproato
Vamegist v. valproato
Vandral v. venlafaxina
Variargil v. alimemazina
Vastat v. mirtazapina
Vegestabil 222, 228
Vegestabil Digest 228
Veldex v. desvenlafaxina
Velmed v. venlafaxina
Velosedan Compuesto 222, 228
Vematina v. valproato
Vencontrol v. venlafaxina
Vendep v. venlafaxina
Venfane v. venlafaxina
Veniz v. venlafaxina
Venlabrain v. venlafaxina
Venlacross v. venlafaxina
venlafaxina 26, 104-106, 108, 114, 133, 226
Venlafaxine v. venlafaxina
Venlapine v. venlafaxina
Venlax v. venlafaxina
Venlifax v. venlafaxina
Venoxor v. venlafaxina
Venxine v. venlafaxina
Verax v. sertralina
Versacloz v. clozapina
Versitol v. carbamazepina
Veslodat v. venlafaxina
Vesparax v. quetiapina
Vestin v. agomelatina
Vextor v. venlafaxina
Vfax v. venlafaxina
Vibel v. citalopram
Vicsel v. fluoxetina
Victan v. etilo loflazepato
Vidacil v. risperidona
Viibrid v. vilazodona
vilazodona 226
Vintix v. vilazodona
Vipral v. sulpirida
Viradex v. zolpidem
Virosol v. amantadina
Vistaril v. hidroxizina
vitaminas 102, 116, 135, 148-152
Vivacel v. olanzapina
Vivactil v. protriptilina
Vixofar v. risperidona
Viza v. aripiprazol
Voll, R. 158, 162-163
Volutol v. carbamazepina
Vontade 231
vortioxetina 226
Voxamin v. fluvoxamina
Vulsivan v. carbamazepina
Vuminix v. fluvoxamina
Vunot v. sertralina
Vuscobras 230
Vyvanse v. lisdexamfetamina
W
Watzlawick, P. 126
Webb, D. 208
Weekes, C. 73-76
Wellbutrin v. bupropión
Whitaker, R. 174
Witzke-Gross, J. 201-202
Woggon, B. 22
Wunderink, L. 36
X
Xablin v. pregabalina
Xagena v. olanzapina
Xanax v. alprazolam
Xenazine v. tetrabenazina
Xeplion v. paliperidona
Xerenex v. paroxetina
Xeristar v. duloxetina
Xeticross v. paroxetina
Xetimox v. paroxetina
Xetin v. paroxetina
Xetroban v. paroxetina
Xiconeural 3 222, 229
Xicoretic v. risperidona
Xilanic v. paroxetina
Ximolatrim v. lamotrigina
Xomolix v. droperidol
Y
Yentreve v. duloxetina
Yunir v. pinazepam
Yzomo v. aripiprazol
Z
Zajartal v. sertralina
Zalasta v. olanzapina
Zalep v. zaleplón
Zalepla v. zopiclona
Zaleplon v. zaleplón
zaleplón 230
Zalopram v. citalopram
Zania v. mirtazapina
Zapen v. clozapina
Zapex v. mirtazapina
Zapin v. olanzapina
Zapinex v. olanzapina
Zapiz v. clonazepam
Zaplonic v. zaleplón
Zapris v. olanzapina
Zarelis v. venlafaxina
Zatin v. fluoxetina
Zatrix v. clonazepam
Zaviana v. zolpidem
Zebinix v. eslicarbazepina
Zeclonex v. risperidona
Zedax, v. zopiclona
Zelapar v. selegilina
Zeldox v. ziprasidona
Zelta v. olanzapina
Zen v. carbamazepina
Zenoxa v. oxcarbazepina
Zentius v. citalopram
Zenvas v. escitalopram
Zenzedi v. dextroamfetamina
Zeopam v. lorazepam
Zepax v. fluoxetina
Zepaz v. escitalopram
Zephyr v. sertralina
Zepiken v. carbamazepina
Zeprak v. citalopram
Zesperone v. risperidona
Zeterix v. aripiprazol
Zetix (CO, EC, RCH) v. zopiclona
Zetix (PY) v. paroxetina
Zetoridal v. haloperidol
Zetraflum v. flunitrazepam
Zimor v. zolpidem
Zinalow v. topiramato
Zinetron v. citalopram
Zintergia v. amantadina
Ziphergen v. risperidona
Zipradon v. ziprasidona
Zipramylan v. ziprasidona
ziprasidona 223
Ziprasidone v. ziprasidona
Ziprexa v. olanzapina
Zirmapina v. olanzapina
Zogno v. zolpidem
Zoiplon v. zopiclona
Zolafren v. olanzapina
Zolampax v. alprazolam
Zolax v. zolpidem
Zoldem v. zolpidem
Zolip v. zolpidem
Zolmid v. midazolam
Zolnox v. zolpidem
Zolnuit v. zolpidem
Zolodorm v. zolpidem
Zoloft v. sertralina
Zolpid v. zolpidem
zolpidem 48, 197, 230
Zolpiden v. zolpidem
Zolpidex v. zolpidem
Zolpimist v. zolpidem
Zometic v. zopiclona
Zomoprax v. alprazolam
Zonalon v. doxepina
Zonata v. zolpidem
Zonix v. zopiclona
Zoperil v. zopiclona
Zopicalma v. zopiclona
zopiclona 230
Zopinil v. zopiclona
Zopinom v. eszopiclona
Zoplimax v. eszopiclona
Zopral v. alprazolam
Zosert v. sertralina
Zotran v. alprazolam
Zoxx v. sertralina
Zuclo-P v. clozapina
zuclopentixol 30, 223
Zuleptan v. mirtazapina
Zyban v. bupropión
Zylopram v. citalopram
Zymanta v. clonazepam
Zyntabac v. bupropión
Zypadhera v. olanzapina
Zyprexa v. olanzapina