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Traducciones de Cátedra
Ayudantes: Prof. Alejandra Vignolo, Lic. Laura Papa, Lic. María Eugenia
Cadús
MANNING, Susan A. Ecstasy and the Demon: Feminism and Nationalism in the
Dances of Mary Wigman...............................................................................................67
“Introducción”
“Ideología y Danza Absoluta”
Copeland, Roger y Cohen, Marshall. (Eds.) What is dance? Readings In Theory And Criticism.
Oxford University Press. 1983
Traducción: Tambutti, Susana.
Revisión: Cadús, María Eugenia y Clavin, Ayelén.
Introducción
1
Aristóteles no se refiere específicamente a la danza (N. del T.)
Souritz, Elizabeth. Soviet Choreographers in the 1920. Duke University Press. Durham and London. 1990.
Traducción: Tambutti, Susana.
Revisión: Cadús, María Eugenia y Clavin, Ayelén.
Introducción
Contexto del ballet Soviético en 1920
Poco tiempo después de que los Bolcheviques tomaran el poder, ciento veinte
artistas de las áreas de la pintura, la literatura y el teatro, fueron invitados e instigados
a unirse a la revolución y a discutir el rol del arte en el nuevo gobierno. De ellos, sólo
cinco aceptaron: el pintor y escultor Natan Altman, los poetas Alexander Blok y Rurik
Ivne, el escritor, pintor y actor Vladimir Mayakovsky, y el director de teatro Vsevolod
Meyerhold. Fueron los jóvenes, los artistas todavía no establecidos, quienes acudieron
en masa al llamado de la revolución. En 1918, Mayakovsky, con un espíritu que
sintetizaba las utópicas aspiraciones Futuristas con el vigor proletario, exclamaba “No
necesitamos un mausoleo de arte donde los trabajos muertos sean venerados, sino
una fábrica viviente de espíritu humano: en las calles, en los tranvías, en las fábricas,
los talleres y en los hogares de los trabajadores.”4
Ciertamente, la designación de Anatoly Lunacharsky como primer Comisario
Soviético de Educación, cuyo departamento de artes le fuera asignado, fue otro factor
en la hegemonía de la vanguardia (por las razones expuestas anteriormente).
Sofisticado crítico y dramaturgo (su trabajo abarca desde primeras epopeyas
visionarias y prometeicas hasta dramas históricos, por ejemplo, Oliver Cromwell).
Lunacharsky, había conocido a muchos artistas de la vanguardia rusa en diferentes
capitales de Europa Occidental, antes de 1917. Fomentó la innovación en el arte como
una metáfora para el cambio político, designando artistas para cubrir puestos en
instituciones de arte estatales, salió en defensa de artistas “izquierdistas” contra el
gusto más conservador de Lenin y de otros líderes del partido, fue defensor de la
libertad de expresión y del pluralismo de estilos (defendió al arte tradicional de los
ataques de los izquierdistas). Mientras otros oficiales soviéticos no compartían
necesariamente su entusiasmo por el arte avanzado, en un principio toleraron su
participación en la revolución, porque eso señalaba, de algún modo, el apoyo de la
elite intelectual. Pero Lunacharsky y la izquierda artística, hicieron mucho más que
eso: suministraron nuevos modelos para un futuro aún no escrito.
Como la historia ha demostrado, la unión de los artistas de la vanguardia con la
revolución fue problemática y de corta vida por diversas razones. Una revolución en
las artes, si bien análoga a una revolución política, no necesariamente comparte los
mismos valores, metas, y métodos. La vanguardia rusa, en la danza así como en las
demás artes, empezó poco antes de 1917, aunque se puede argüir que la revolución
frustrada de 1905, y aún el germen de la temprana vanguardia hacia fines del siglo
3
Camilla Gray, The Russian Experiment in Art: 1863-1922 (Nueva York: Harry Abrams, 1971), pp. 220-221.
4
Gray, p.219
5
Corriente filosófico-religiosa rusa surgida después de la derrota de la revolución de 1905-07 (Lunacharski, Bazárov,
Lushkévich y otros); durante cierto tiempo, Gorki formó parte del grupo de los constructores de Dios («Confesión»,
1907; «La destrucción de la personalidad», 1909), pero gracias a la influencia de Lenin, rompió con dicha corriente. El
objetivo de la construcción de Dios, estrechamente unida a la filosofía de Bogdánov, consistía en «unir el socialismo
científico con la religión» (Lenin), crear el denominado ateísmo religioso, es decir, una religión sin Dios. «...El socialista
–escribió Lunacharski– es más religioso que el hombre religioso a la antigua» («Religión y socialismo», parte 1, 1908,
pág. 45), pues los objetos de adoración del socialista son reales: la humanidad y el cosmos. Los constructores de Dios
veían al marxismo como un sistema religioso que señalaba el camino hacia una nueva vida. Las ideas de la
construcción de Dios fueron propagadas con singular amplitud en la escuela organizada por Bogdánov, y otros, en la
isla de Capri (1909). Aunque los constructores de Dios eran miembros del Partido Socialdemócrata y se manifestaban
contra la búsqueda de Dios, sus teorías no tenían nada en común con el marxismo; reflejaban las vacilaciones
ideológicas de una parte del proletariado influida por la ideología pequeño burguesa. Lenin y Plejánov criticaron
duramente esta postura. «...Tanto en Europa como en Rusia –escribió Lenin– toda defensa o justificación de la idea de
Dios, hasta la más refinada y bienintencionada, es una justificación del espíritu reaccionario» (t. XXXV, pág. 93). Ya
antes de declararse la Primera Guerra Mundial, la construcción de Dios como tendencia había dejado de existir.
Durante el período comprendido entre 1918 y 1922 había más de tres mil
organizaciones teatrales en Rusia. Entre 1921 y 1922 existían, sólo en las dos
ciudades más importantes, cuarenta revistas teatrales. Shklovsky escribió, “Hay un
teatro casi para cada una de las organizaciones. Incluso tenemos una escuela de
instructores en el trabajo teatral dentro de la Flota Báltica, con una sección para
preparar apuntadores … No debería asombrarme si el Ferrocarril Murmansk o la
Fábrica Central de Clavos comenzaran a entrenar actores, y no solo para ellos, sino
también para otros.” Alrededor de 1926 había más de veinte mil grupos de teatro de
campesinos en el Sindicato. TEO publicaba dramas clásicos, listas de obras para
teatros locales profesionales y no profesionales; los estudios estatales, las escuelas, y
los teatros, acumulaban documentación acerca de la historia del teatro, e incluso se
organizó una enciclopedia de teatro. Como en la danza, la preocupación por la
educación de las futuras generaciones encontró expresión en el fuerte movimiento de
teatro infantil.
Aunque los teatros fueron nacionalizados según el decreto estatal de 1917, de
hecho fueron los teatros “académicos” los que fueron subsidiados y regulados (aunque
al principio muy liberalmente) por el gobierno, mientras los teatros menos establecidos
no fueron ni financiados ni limitados. Alrededor de 1923, los teatros estatales
constituían solo el treinta y tres por ciento de los teatros existentes. La diferencia entre
teatros estatales y privados no estaba basada en la escala; el Teatro Tairov Kamerny
además del Bolshoi eran considerados teatros académicos. Los teatros académicos
eran dirigidos por un consejo de directores con representantes del Narkompros y por
miembros del teatro (tanto artistas como el personal del teatro).
Olga Kameneva (hermana de Trotsky) fue la primera directora del TEO; Meyerhold,
originalmente su asistente directivo de la rama del TEO de Petrogrado, la remplazó en
1920 y, a pesar de la crítica del partido hacia sus producciones, continuó sus
experimentos teatrales en la línea de la biomecánica y con escenarios constructivistas
a lo largo de la década del veinte (fue eventualmente despedido de su puesto en el
TEO, con la inclusión del NEP, en 1921). Algunos directores de teatro eran menos
entusiastas que Meyerhold acerca de la centralización estatal y del rol revolucionario
del teatro, sin embargo le sucedió una escena teatral vital, especialmente entre la
vanguardia: Alexander Tairov, Evgeny Vakhtangov, Nikolai Evreinov. Otros directores
trabajaron tanto en teatros formales como en la escena del vaudeville y el cabaret. El
9
Víctor Shklovsky, Khod Konia (Moscú y Berlín: Gelikon, 1923). Citado en Marc Slonim, Russian Theater from the
Empire to the Soviets (New Cork: Collier Books, 1961), p. 261.
10
Narkompros estaba dividido en varios departamentos: Música (MUZO), Fotografía y Cine (FOTO-KINO), Literatura
(LITO), Teatro (TEO) y Bellas Artes (IZO). N. del E.
Sally Banes
Bibliografía
Gray, Camilla. The Russian Experiment in Art: 1863-1922 (Nueva York: Harry Abrams,
1971).
Shklovsky, Víctor. Khod Konia (Moscú y Berlín: Gelikon, 1923). Citado en Marc Slonim,
Russian Theater from the Empire to the Soviets (New Cork: Collier Books, 1961).
11
Grand Concours Internacionales de la Danse fundado por Les Archives Internacionales de la Danse. Ver Markland y
Markand 1985:45-9.
Cuando Cendrars al afirmar que los ritmos de “hoy” son bellos, asumía una postura
celebratoria hacia la modernidad y el progreso. Su esperanza era que la modernidad
traería una ruptura en el orden mundial residual del capitalismo burgués y conduciría
hacia una liberación de la vida cotidiana. De todos modos, resulta evidente por los
testimonios de fuentes contemporáneas que la ciudad y sus nuevos espacios
transitorios aparecían, a veces, como perturbadores. El arte modernista que celebraba
la modernidad no podía evitar el evocar estas cualidades potencialmente
perturbadoras. El sociólogo alemán George Simmel identificó la agorafobia, la
neurastenia y la exagerada indeferencia como respuestas psicológicas y efectos
producidos por la vida en la ciudad (Simmel, 1971). Esta respuesta,
predominantemente masculina hacia la ciudad, ambiguamente afirmativa y
simultáneamente crítica es identificada más claramente en relación a la figura del
flâneur. En el momento en que la danza realizó la transición y pasó de ser objeto de
observación del flâneur en su deambular por la ciudad a ser el sujeto de inspiración de
lo que podríamos llamar el ritmo de la vida moderna, esa danza finalmente se
transformó en una forma de arte modernista.
En París, durante la segunda mitad del siglo XIX, los artistas, escritores y caballeros
ociosos disfrutaron de una libertad derivada de sus posiciones de clase y género,
conocieron el mundo moderno y las enormes metrópolis modernas creadas por el
Baron Haussmann (1809-91) y de un modo indiferente y arrogante buscaron el objeto
de sus deseos (generalmente heterosexual). Eunice Lipton fue testigo de los temas
diarios de este grupo social en una discusión sobre algunos dibujos y pinturas de
Degas (1834-1917):
los temas cotidianos de [Degas] eran los mismos que aquellos de los dandys: la
ópera y el hall de los teatros, cafés, burdeles, carreras, los boulevards. A los
dandys les atraían las mujeres de clase baja, sexualmente accesibles; el ser
Existía un transeúnte que se dejaba empujar por la multitud, pero existía también
un flâneur que demandaba espacio para moverse y no tenía intenciones de
renunciar al placer de la vida privada. Deja a los demás que se ocupen de los
asuntos cotidianos. El hombre del placer de la vida privada puede ser indulgente
en merodeos de flâneur sólo si, como tal, sale del cuadro [de la vida privada]. El
flâneur está tan fuera de lugar en la atmósfera de completo placer como en la
febril turbulencia de la ciudad (Benjamin, 1970:174)
12
Jill Lloyd ha señalado que este tema moderno francés llegó a Alemania a través delas conexiones entre los pintores
fauvistas Kees Van Dongen y el miembro de Die Brücke, Max Pechstein. De manera similar, el cabaret y el varieté
inicialmene se desarrollaron en París y luego se extendieron por Berlín y otras ciudades alemanas. Ver Lloyd 1991:85-
101.
La “Reina de la Noche” era una dama de la sociedad ante quien Laban fue
presentado.13 La razón por la cual sintió rechazo hacia ella no resulta claro en su
descripción. Lo que es evidente es que, nuevamente, la enorme ciudad nocturna
resultaba amenazante y esta amenaza está conectada con la feminidad. Esa actitud
respeco de la ciudad fue investigada por Laban en su coreografía La noche (Die
Nacht, 1927).
Otro deambulante, quizás más honesto consigo mismo de lo que parece haber sido
Freud, relata su búsqueda en los boulevards de Otros sexualizados:
Todos los hombres hacen cosas tontas. En las calles de París fui en búsqueda de
cocottes. Busqué durante un tiempo largo, porque quería que la joven fuera
saludable y bella –a veces buscaba durante todo el día y no encontraba a nadie
porque no tenía experiencia. Amé a varias cocottes cada día. Paseé por los
boulevards y a menudo encontré cocottes que no me entendían. Acostumbré a
utilizar todo tipo de trucos para llamar su atención, me prestaban poca atención
porque estaba vestido sencillamente. Me vestía simplemente para no ser
reconocido. Un día estaba siguiendo a una cocotte cuando me di cuenta que un
joven me miraba. Iba en un carruaje con su esposa y sus dos hijos. Me reconoció
y me sentí terriblemente humillado, me sonrojé. Pero continué mi búsqueda.
(Nijinsky, 1937:31)
Es evidente, por su tono, que ya desde este primer encuentro con Cocteau (1889-
1963), Nijinska no congenió con él (o quizás esta es la impresión que,
retrospectivamente, deseaba expresar). Desde una perspectiva más amplia, el
elegante Cocteau, en 1909, yendo detrás del escenario en búsqueda del objeto de su
deseo estaba patrullando el mismo tipo de cacería, como lo habían hecho los dandys
del tiempo de Degas.
En la época de Cocteau, o bien a partir de entonces, nuevos espacios como el cine
y los clubes nocturnos con bandas de jazz se habían agregado a la lista de lugares
favoritos. Probablemente debe haber sido en ese eterno ámbito “popular” que era el
music-hall, existente ya antes de la llegada de los bailarines del Ballet Ruso Imperial,
en donde Cocteau se encontró por primera vez con el ballet. Mientras que para los
Impresionistas lo que llamamos flânerie había sido una fuente de inspiración en el
desarrollo de la pintura de la vida moderna, del mismo modo, en el período
comprendido entre 1917 y 1932, ayudó al desarrollo del modernismo en la danza y el
ballet. Cocteau se apropió de las nuevas formas culturales de masas como el jazz, el
cine y de la cultura popular tradicional como el circo aplicándolas al ballet y al teatro
musical de vanguardia en trabajos como Parade (1917), Le Boeuf sur le toit (El buey
sobre el tejado) (1920), Les Mariés de la tour Eiffel (El casamiento en la torre Eiffel)
(1921) y los dos ballets realizados con NIjinska: Les Biches (literalmente: Las ciervas,
aunque biche también es el coloquial para querida o tesoro), y Le Train blue (El tren
azul), ambas de 1924.14
En mi opinión, el aporte de Cocteau al desarrollo del ballet moderno es, a menudo,
desestimado. El problema pareciera ser que Cocteau no encaja en ninguna de las
perspectivas corrientes en discusión sobre el desarrollo putativo del ballet moderno.
No hay lugar para Cocteau en la perspectiva que ubica a Balanchine como el sucesor
natural de Petipa, llevando adelante su clasicismo académico y desnudándolo de las
convenciones narrativas fuera de moda. Tampoco hay lugar alguno en las versiones
revisadas que reconocen el alcance de Balanchine por introducir en Occidente los
resultados de las innovaciones coreográficas desarrolladas por los coreógrafos
soviéticos durante la primera etapa de la década del 20. También están aquellos que
señalan, correctamente, que antes de que Balanchine se uniera a los Ballets Russes,
Nijinska ya había iniciado el retorno hacia el vocabulario clásico académico. El legado
de Fokine para los bailarines de los Ballets Russes fue la creación de roles que
imponían una mayor exigencia en términos de comprensión personal e interpretación
que en dificultades técnicas. Nijinska, en ballets como Les Biches, creó roles que eran
igualmente demandantes tanto en términos de comprensión interpretativa como en
14
Garafola y Baer presuponen que Les Biches era un ballet de Cocteau, aunque Aschengren lo niega.
Para cada uno de estos coreógrafos, de modos diferentes, estos temas modernos
les permitían distanciarse del esteticismo burgués del siglo XIX. También les permitía
una libertad relativa aunque circunscripta dentro de las definiciones dominantes de
comportamiento del género.
Hay mucha más información disponible acerca de los ballets de Cocteau de la que
existe sobre Circus, Jazz, Variety-Show o The Sports and Touring Ballet Revue (Baer,
1978:50-1) Los únicos ballets sobe temas modernos creados por Njinska de los que
algo se conoce son aquellos basados en los libretos de Cocteau. Hasta ese momento
Nijinska no había trabajado sobre temas modernos, auque existen ciertas similitudes
entre la obra Jeux (1913) de Nijinsky y Le Train blue, de Nijinska (Hellman, 1990b:44).
Fue poco tiempo después de trabajar en Le Train blue que Nijinska creó Jazz, y The
Sports and Touring Ballet Revue para su propia compañía Thêatre Choréographique
Nijinska. Para esta compañía también creó Gignol basada en el teatro popular de
títeres, y luego, en 1926, para el ballet de la Ópera de París creó Impressions de
Music-Hall. Por lo tanto, sus ballets modernos deben algo a su sociedad con Cocteau.
De alguna manera, Nijinska involucró a Cocteau en las razones de su alejamiento de
los Ballets Russes diciendo que se sentía demasiado limitada por los libretos
narrativos que Diaghilev le proponía como punto de partida para su trabajo
coreográfico. Naturalmente, era Cocteau quien escribía los libretos, y el que le causó
un grave conflicto fue el de Le Tarin blue. Cocteau la obligó en el período final de los
una marcha de la ciudad hecha con el rugir de los aeroplanos, bicicletas, gente
caminado, mujeres chillando, y las máquinas tronando. Una música de este tipo
solo puede llegarnos a través de las películas sonoras o por la radio; no deberían
ser sonidos fabricados artificialmente, sino sonidos tomados de la vida real. Todo
lo que el artista hace es un montaje de los mismos. Una música así nos
conmoverá tanto como Bach y Beethoven conmovieron a otros. (Gert, 1990:44)
Fue la vanguardia (para Gert, los dadaístas de Berlín, para Nijinska los cubo-
futuristas rusos) la que instaló en la agenda artística la velocidad y violencia de la
modernidad tal como era ejemplificada por los automóviles y aeroplanos. La diferencia
obvia entre Nijinska y Gert en cómo adoptaron estos conceptos era que Nijinska hizo
de ellos una abstracción traducida en una expresión impersonal y dinámica, mientras
que Gert vio la vida moderna como los sonidos y movimientos de la gente y las
máquinas como un montaje conjunto. A pesar de estas diferencias, ambas estaban
preocupadas por la modernidad y claramente veían la vida moderna de un modo
diferente a cómo la veían los artistas hombres heterosexuales. Por lo tanto, lo que las
unía es el hecho de que ambas representaban el cuerpo femenino danzante en un
modo que se correspondía con la experiencia femenina y se las ingeniaba para
escapar al tipo de proyecciones simbólicas que las bailarinas generalmente asumen
en un trabajo que está dirigido al punto de vista masculino.
Tres ballets de la vida moderna: Parade, Skating Rink y The Big City
Parade
15
Tanto John Berger como Lincoln Kirstein describen un motín. (Berger, 1965:84-90); (Kirstein, 1970:210-11). Richard
Buckle, sin embargo, afirma que “el alborto que recibió a Parade a sido enormemente exagerado” (Buckle, 1979:331)
16
Épinal es una ciudad francesa de la región de los Vosgos. Entre sus instituciones destaca un curioso museo de
imágenes. Una "imagen de Épinal" es una estampa de temática popular y vivos colores que se utilizó en el siglo XIX
para informar y divertir a la población de la época, en su mayoría analfabeta. La imaginería de Épinal fue fundada en
1796 por Jean-Charles Pellerin, fabricante de naipes. Con el paso de tiempo, la expresión ha adquirido un sentido
figurado que designa una visión enfática, tradicional y algo naif que nos enseña el lado bueno de las cosas.
Actualmente los franceses denominan "imágenes de Épinal" a los sueños irrealizables, castillos en el aire y utopías
inalcanzables.
Skating Rink
17
La bella princesa es el nombre que Diaghilev le dio al ballet actualmente conocido como La bella durmiente. La
comedia-ballet Les Fâcheaux, de Molière, fue originalmente estrenado en 1661, para Luis XIV, en Vaux.
18
Estoy muy agradecido a Millicent Hodson y Kenneth Archer por haberme invitado a Zurich para observar los arreglos
finales de su trabajo con el Ballet de Zurich y por haber compartido conmigo generosamente su investigación, también
al Ballet de Zurich por permitirme el acceso a los ensayos. Mi viaje a Zurich pudo realizarse gracias a una beca de De
Montfort University.
19
Al principio el Poeta no advierte que la Joven se ha desmayado por la excitación que le provoca su victoria en la
lucha con el Apache. Cuando lo advierte, grita. Millicent Hodson quería que el bailarín que representaba al Poeta lo
hiciera como en las historietas, como un dibujo en el que su boca, al dar el grito, se desfigurara. Según como
interpretemos el grito podemos pensar que la Joven muere o solo se desmaya. Comunicación personal de Millicent
Hudson.
Una larga flecha indicaba la dirección en que el círculo de los patinadores debía
rodear la pista. Los personajes negativos en el ballet realizan sus entradas patinando
en sentido opuesto. Esta flecha, tal como ha señalado Peter de Francia “propulsa al
ojo de izquierda a derecha, hacia arriba y duplicando la parábola de las formas que
están debajo, las cuales en sí mismas forman un fabuloso horizonte de color” (De
Francia, 1983:174). Los bailarines se paran claramente contra este telón fuertemente
colorido porque la mitad inferior del mismo está ocupada por zonas de color simples y
amplias mientras que el disco más complejo y abstracto y las vigas están en la parte
Los sacos de los hombres son cortos y acolchados de tal modo que el torso, de
gran talle y a menudo asimétrico, permanezca estable mientras que debajo las
piernas patinan con destreza, de la misma manera que las marionetas. Por el
contrario, las polleras de las mujeres son largas, con formas rígidas y geométricas
que mantienen la línea mientras que el torso se mueve libremente. (Archer y
20
Hodson, 1995:15)
De este modo, el movimiento adquiere una línea dura que, por momentos nos
recuerda L´Après Midi d´un Faune, y tiene la calidad de marioneta ya mencionada. El
vestuario en Skating Rink es exactamente contemporáneo con los que Oskar
Schlemmer diseñó para su Ballet Triádico el cual también estaba determinado por
movimientos-marioneta. Los bailarines en Skating Rink eran, de este modo,
generalizados y abstraídos mediante la naturaleza de la puesta y el vestuario y a
través de la abstracción del movimiento mismo.
El tema central del ballet es la mirada del flâneur (masculino) de la modernidad
metropolitana hacia la vida de la ciudad moderna. Durante la planificación de las
escenas, cuando los creadores recorrían los lugares metropolitanos de diversión
masiva, salones de danza y pistas de patinaje, tuvieron una mirada indulgente similar
a la de los ricos dandys representados en el ballet. Como la creciente literatura sobre
los flâneurs asegura, éste era una figura marginal cuya posición de clase estaba
siendo erosionada por la modernidad. Muchos de los hombres franceses de la clase
media a principios de la década de 1920 se sentían desmoralizados por la experiencia
de la guerra –Léger participó en sus trincheras- y por los cambios sociales y
económicos que le siguieron, incluyendo la nueva independencia femenina. Ante el
sentimiento de extrañeza frente a la modernidad, este tipo de hombres buscaba
compensar su sentimiento de pérdida mediante el refinamiento de su habilidad para
disfrutar el espectáculo de las calles de la ciudad.
En el ballet, estas características perturbadoras de estos espacios modernos están
articuladas mediante el uso de las cualidades abstractas y “modernas” del material de
movimiento simplificado por los dictados de la construcción del vestuario. De todo esto
había referencias en el concepto mecánico del patinaje y en la forma de
entretenimiento popular moderna: el cine. El diseño de Léger, hacía que los grupos se
fundieran visualmente uno con otro y con el telón de fondo, generando la apariencia de
personajes des-individualizados, equivalentes a las masas modernas anónimas que el
flâneur observaba en sus paseos. La abstracción modernista de Skating Rink es
contemporánea a la de otros ballets modernos y a otras experimentaciones de
movimiento; particularmente, la bio-mecánica desarrollada por el director de teatro
ruso Meyerhold, los ballets mecánicos rusos de Goleizovsky (ver Souritz, 1990) y los
trabajos teatrales del ya mencionado Oskar Schlemmer. Estos trabajos deben ser
vistos dentro del contexto del interés por el taylorismo profesado por la izquierda de la
20
Ellos dedujeron esto estudiando atentamente fotografías en blanco y negro de bailarines de la producción original.
Los “sacos” de los hombres realmente esaban hechos en dos partes –una “camisa” de una tela relativamente blanda y
un “saco” sin mangas de una tela rígida, ambos del mismo color, así desde cualquier distancia ambos parecían una
sola prenda. Kenneth Archer encontró, utilizando una lupa sobre las fotografías, que podía observarse una abertura en
donde el material más blando de la manga aparecía por debajo de la tela más rígida del “saco” que cubría el torso.
Comunicación personal.
Tanto Canudo como Léger y Elie Faure eran miembros del grupo que publicaba
L´Esprit Nouveau. Tal como explica Richard Brender:
La gran ciudad
21
La versión de 1932 del ballet de Joos se llamaba Grosstadt von Heute (La gran ciudad). En 1935, poco después que
los Ballets Joos se instalaron en Dartington Hall, estrenaron Grosstadt. Tomo este último como una versión revisada
del primero porque tenían el mismo compositor y diseñador a pesar de no tener conocimiento de cuantas
modificaciones tuvieron lugar en ese momento.
22
Primero, Skating Rink fue estrenado en Alemania en 1922 y no sería imposible que Joos lo hubiera visto en ese
momento o saber de él de por los comentarios de alguno que lo hubiera visto. Segundo, Joos, indudablemente se
encontró con de Maré, ya que éste había organizado la competencia en donde La mesa verde (Die Grühne Tisch)
resultó ganadora. La competencia se llevó a cabo en memoria de Börlin y ese año de Maré publicó un libro sobre los
ballets de Börlin. No es, por lo tanto, imposible pensar que Joos hubiera escuchado comentarios sobre Skating Rink.
23
El programa completo estaba integrado por: Pavana (1929), Un baile en la vieja Viena, La gran ciudad y La mesa
verde, éstos creados en 1932. Ver Kersley y Kersley 1986.
Es a través de estos círculos de luz y de las sombras que los rodean –estos
estados de la mente visualizados, en palabras de Sokel- el modo en que La gran
ciudad evocaba los perturbadores espacios de la modernidad tal como había sido
logrado en Skating Rink mediante el movimiento mecanicista y despersonalizado. Es
en sus finales en que estas dos obras parecen estar más relacionadas. Cada una de
ellas muestra la indiferencia característica de la muchedumbre metropolitana respecto
del perdedor, además incluyen los conceptos de debilidad y vulnerabilidad femeninas
habituales en el siglo XIX.
La gran ciudad, Parade y Skating Rink difieren entre sí en su actitud respecto de la
modernidad y el nacionalismo. Tal como observa Huyssen, la confianza de los artistas
y los intelectuales (como Léger, Börlin y de Maré) en “el poder de modernizar del
capitalismo eventualmente conduciría a su colapso estaba basada en una teoría de
crisis económica y revolución la cual, ya en 1930, era obsoleta” (1986:14). En 1932,
Joos y su audiencia habían aprendido, después de amargas experiencias, que la
crisis económica lejos de provocar la revolución había reforzado la extrema derecha.
Por lo tanto, lejos de celebrar la modernidad, La gran ciudad de Joos llevaba la
atención del espectador hacia sus desigualdades y problemas. Parade y en cierto
punto Skating Rink, están ubicadas en la Francia moderna: ambas muestran una
comunidad bastante homogénea que corresponde, parcialmente, a una comunidad
nacional conocible e imaginable. La gran ciudad muestra diferencias de clase que
trascienden las fronteras nacionales. Hacia el fin de su vida, Joos le comentaba a
Michael Huxley que durante 1930, había simpatizado con el diario de izquierda, en
parte satírico, Die Weltbühne que publicaba escritos de Kurt Tucholsky. Éste,
recordaba Joos, “escribía acerca de asuntos secretos que estaban
sucediendo…acerca de la preparación para una nueva guerra y nadie se daba
cuenta…Ya entonces, estaba dirigido contra el Nazismo y todo eso” (Huxley, 1982:9).
Tucholsky era también internacionalista. Su último texto antes de suicidarse fue “De
qué estamos orgullosos en Europa”: “Este continente está orgulloso de sí mismo y
puede muy bien estar orgulloso de sí mismo. En Europa uno está orgulloso de: Ser
alemán, ser francés, ser inglés, de no ser alemán, de no ser francés, de no ser inglés.”
(Tucholsky e. al. 1969:13). Estaba creciendo la alarma por los peligros del creciente
nacionalismo de de la extrema derecha que condujo a numerosos artistas e
intelectuales a propugnar un antifascismo internacionalista de izquierda tanto en
Europa y, como veremos en el capítulo 6, también en Estados Unidos.
Mientras que Skating Rink y The Big City se desarrollaban en la relativa neutralidad
de las pistas de patinaje y los salones de baile, muchas evocaciones de las metrópolis
la tormenta violenta y los espíritus malignos de nuestra época. Todo aquello que
las revistas y películas de nuestros días inventan para ser encantadoras,
sofisticadas y elegantes, todo aquello que la gente toma como terriblemente dulce
y entretenido, todo eso, lo retrato aquí con su verdadero y amargo gusto posterior,
con su detestable sabor y su degradante hostilidad. (Ibid.:43)
Más allá de los pocos párrafos que Laban escribe sobre su danza en su
autobiografía de 1936, poco se conoce sobre La Noche. Como en la mayoría de las
coreografías perdidas, es más o menos imposible discutir cómo las cualidades
particulares del movimiento llevaban a cabo el significado del material temático
indicado en la evidencia documental que está disponible.
Sin embargo, la depravación de la gran ciudad era un tema que muchos artistas
alemanes, escritores y cineastas, exploraron durante 1920, y efectivamente las
pinturas de la Nueva Objetividad (Neue Sachlichkeit) de Otto Dix y Geroge Grosz
sobre la vida nocturna de la ciudad y sus humildes calles fueron virtualmente iconos
del período de Weimar. El tríptico de Otto Dix, La gran ciudad (Grosstadt), pintado en
1927-8, presenta un panel central donde displicentes habitués de la vida nocturna se
ubican ignorantes o indiferentes hacia el espectáculo de pobreza –prostitutas y
veteranos de guerra mutilados- en las calles, descritos en los dos paneles laterales. El
contraste entre un club nocturno opulento y un veterano de guerra mutilado que Dix
presenta en su tríptico fue utilizado anteriormente por el progresista director de teatro
24
Sin embargo, Marcia Siegel, escribiendo sobre la versión, realizada en 1975, de The Big City, describe la
representación del rico club nocturno de la manera siguiente: “La escena se nubla en el club nocturno; los bailarines
parecen más pervertidos que antes, sacudiendo sus torsos en una disipación frenética. (Siegel, 1976:146)
25
Por ejemplo, muchas pinturas de Otto Dix y George Groz, películas como Joyless Street y La caja de Pandora de
Pabst, novelas de Döblin, Heinrich Mann y óperas como Final feliz de Brecht y Weill.
Gert también realizó una gira por la Unión Soviética en la misma época. Un crítico
en el diario Izvestia opinó lo siguiente:
Desde mi rechazo a los burgueses, interpreté a todos aquellos que los burgueses
despreciaban, putas, proxenetas, abandonados, aquellos que derraparon…Era
desde el comienzo hasta el estado de estar “quebrado”. En el comienzo energía y
juventud, y luego cada vez más “kaputt”. (citado en de Keersmaeker, 1981:58)
26
Petro (1989) argumenta esto en su discusión sobre la prostitución en las “películas callejeras” realizadas en la
Alemania de Weimar. He encontrado este estudio extremadamente útil para formular mi argumentación sobe danza y
modernidad en este capítulo.
Conclusión
A pesar de que es difícil juzgar cómo fue interpretado un ballet como La mesa verde
en 1930, un registro fílmico de 1960, con Pina Bausch como la Anciana, muestra una
interpretación realizada por la Folkwangschule, detallada, precisa y sin emocionalismo
alguno, antitesis de los registros existentes de la danza de Gert de 1920. En Alemania
Occidental, desde fines de la Segunda Guerra Mundial hasta el surgimiento del
Tanztheater a comienzos de 1970 el ballet, mucho más que la danza moderna, disfrutó
de un patronazgo casi exclusivo, tal como ha demostrado Iso Partsch-Bergsohn. Este
fue el resultado de un cambio sucedido en la danza moderna previa a la guerra que se
focalizaba en lo nacional y exploraba valores culturales específicamente alemanes,
cambio hacia un ballet apolítico, orientado hacia lo internacional que buscaba alcanzar
y sobrepasar la calidad técnica y artística alcanzada por las compañías de ballet
inglesas, francesas y americanas. Esta situación histórica europea de posguerra es el
contexto al que se refería Susan Manning cuando proponía que en el siglo XX la
“Danza moderna se transformó en un ámbito para el forjamiento de la identidad
nacional, mientras que el ballet del siglo XX fue el ámbito de competencia
internacional” (Manning, 1988:36). La danza moderna norteamericana fue exportada
en el período de posguerra como una forma artística internacional y apolítica, hecho
que va más allá del alcance de este estudio, aunque hay que señalar que esta
situación debiera ser interpretada como una reacción contra los horrores de la
Segunda Guerra Mundial y el Holocausto. Lo que este capítulo ha demostrado es que
las ideas nacionalistas e internacionalistas estaban presentes en las obras del ballet y
en las de la danza moderna de 1920 y 1930, que dirigían su visión a un mundo utópico
que la modernidad haría posible. Por la brecha existente entre este ideal utópico y la
experiencia real de la modernidad como ambigua, amenazante y perturbadora, aquel
ideal fue principalmente desautorizado y desplazado al proyectarse sobre la idea de
las metrópolis modernas.
La Primera Guerra Mundial inspiró un aislacionismo orientado hacia lo nacional
tanto en el ballet como en la danza moderna. En Francia, Diaghilev y de Maré
respondieron de diversas maneras al “rappel à l´ordre” francés. Parade, y en menor
medida Skating Rink, buscaban alinear la vanguardia con conceptos referidos a la
tradición francesa los que eran percibidos como legítimos descendientes de la
tradición renacentista y clásica. Amplias secciones de la vanguardia sostuvieron el
“rappel à l´ordre” particularmente alrededor del concepto de Cubismo como un nuevo
clasicismo mediado a través de estos dos ballets. Mientras tanto en una aislada y
Bibliografía
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Introducción
Mucho antes de haber leído acerca de las teorías feministas, entendí que la
primera danza moderna involucraba una práctica feminista. Iniciada por mujeres,
rechazó el vocabulario de movimientos codificados del ballet, y este cambio minó el
sistema de representación típicamente asociado con el estereotipo de la bailarina del
siglo XIX. Las primeras bailarinas de danza moderna, partiendo de estilos de
movimiento originados en la invención personal, desafiaron la división sexual del
trabajo que había definido la coreografía como tarea masculina y la interpretación
como tarea femenina. Tomando en préstamo técnicas de la cultura física y del
entretenimiento popular y confiando en la improvisación como método fundamental de
trabajo, evitaron el virtuosismo y el espectáculo que se desarrollaba dentro del marco
de los teatros de ópera que habían asociado a la bailarina con las imágenes de la
Sílfide o del Cisne.
A partir de un análisis de la teoría feminista, podría decir que el ballet del siglo XIX
suministraba un manual demostrativo de la mirada masculina mientras que la danza
moderna introducía la posibilidad de ubicar a la mujer en el lugar del espectador. Las
convenciones coreográficas del ballet del siglo XIX habían posicionado al espectador
masculino como un voyeur, dejando a las mujeres solo con la aspiración a ser
deseadas. Las convenciones coreográficas de la danza moderna no solo eliminaron la
posición del hombre-espectador como voyeur sino que también garantizaron a la
mujer, como espectadora, la posibilidad de desear.27
Mucho antes de haber incorporado la idea de “crítica ideológica”, fue evidente para
mí que la danza moderna incluía una práctica nacionalista y feminista. En oposición al
vocabulario internacionalista del ballet, los primeros bailarines de danza moderna
produjeron estructuras de representación que los espectadores entendieron como
intrínsecamente alemanas o norteamericanas. Pero fue la definición de nacionalismo
como “comunidad imaginaria” aportada por Benedict Anderson la que me ayudó a
entender cómo las proyecciones de “alemanidad” o “americanidad” en la danza
podían articular conexiones entre los cuerpos individuales y el cuerpo colectivo de una
nación.28
Tomando prestados conceptos sobre la mujer como espectadora y sobre la
“comunidad imaginada”, ubico la danza moderna en una convergencia entre
feminismo y nacionalismo. Sin embargo, esta convergencia no es tan simple como mi
definición preliminar sugiere. Porque dentro de la práctica de la primera danza
moderna, la reinvención de la mirada masculina convivió con su socavación, y la
afirmación de universalismo coexistió con la creencia en identidades nacionales
esencialistas. Además, la dramatización del feminismo y del nacionalismo en la
práctica cultural de la primera danza moderna ocurrió en contextos históricos
*
Susan A. Manning es Assistant Professor of English and Theatre en la Universidad de Northwestern.
27
A pesar de haber leído muchos de los artículos frecuentemente citados en las discusiones acerca de la mirada
masculina y de la posición como espectadora de la mujer (por Laura Mulvey, E. Ann Kaplan, ary Ann Doane, y otros)
encontré que las paráfrasis acerca de la teoría feminista más útiles para mi trabajo fueron las proporcionadas por Sue-
Ellen Case, Feminist and Theatre (New York: Methuen, 1988), 112-32, y Ann Daly, “The Balanchine Woman: Of
Hummingbirds and Channel Swimmers,” Drama Review 31:1 (Primavera 1987), 8-21.
28
Benedict Anderson, Imagined Communities: Reflections on the Origin and Spread of Nationalism (London: Verso,
1983)
*
Comunidad nacional es un concepto nacional-socialista, traducido del original alemán volksgemeinschaft, esto es, una
sociedad no de individuos libres, sino un sujeto colectivo, un auténtico organismo conducido por un alma, el espíritu de
la nación o volksgeist. Comunidad nacional es pues un concepto etnicista.
29
Joseph Goebbels, Die Tagebücher von Joseph Goebbels: Samtlche fragmente vol. 3 pt 1 (Munich: K.G.Sur, 1987.
La cita completa está en el capítulo 5, nota 72.
*
Stunde Null en alemán es el equivalente a "hora cero", un término militar para indicar el comienzo de una operación.
Históricamente, Stunde Null se refiere específicamente a la capitulación del régimen Nazi, el 8 de Mayo de 1945 a la
medianoche, marcando el final de la Segunda Guerra Mundial en Alemania.
33
Willett, The Theatre of the Weimar Republic, 179-212; John Rouse, Brecht and The West German Theatre (Ann
Arbor: UMI Research Press, 1989), 9-24; Akademie der Künste, Theatre im Exil, 1933-1945 (Berlin: Akademie der
Künste, 1973).
34
Horst Koegler, “Eine vitale Vielseitigkeit,” en Tanz in Deutschland: Ballet Seit 1945, editado por Hartmut Regitz
(Berlin: Quadriga, 1984), 8-9.
*
El Bennington College in Bennington, Vermont fue el epicentro de la danza moderna en estados Unidos. En Julio de
1934, la pequeña ciudad de Bennington, en Vermont, se transformó inesperadamente en la escena de la nueva danza.
Sus líderes—Martha Graham, Hanya Holm, Doris Humphrey, and Charles Weidman—eran solo nombres conocidos
para un pequeño número de seguidores devotos.
36
Aunque este no es el lugar para desarrollar una apreciación acerca de la formación disciplinaria de los estudios de
danza, es el lugar para manifestar que no estoy sola en mi propósito. Mis esfuerzos para imaginar una
interdisciplinariedad para los estudios de danza ha sido alentada e impulsada por el texto de Susan Foster, Reading
Dancing (Berkeley and Los Angeles: University of California Press 1986), Lynn Garafola y su texto Los Ballets Russes
de Diaghilev (New York: Oxford University Press, 1989), Cynthia Novack y su texto Shearing the Dance (Madison:
University of Wisconsin Press,1990), y Mark Franko y su texto Dance as Text: Ideologies of de Baroque Body (New
York: Cambridge University Press, 1993).
37
Raymond Williams, The Sociology of Culture (New York: Schocken Books, 1982) Ver notas 1 y 2 para otras
referencias.
*
Conocida igualmente con el nombre inglés de "New Criticism", se trata de una corriente de la teoría literaria del siglo
XX, originada en Estados Unidos. Propone una lectura atenta del texto ("close reading"), que preste particular atención
a sus ambigüedades y contradicciones internas, propiamente lingüísticas y literarias, con la voluntad de excluir los
componentes históricos y psicológicos de los estudios literarios.
38
Esto se mantiene así incluso cuando existe un registro fílmico que se ha realizado bajo condiciones ideales. Por
ejemplo, los trabajos coreográficos registrados por el programa de televisión Danza en América, proveen solo la
apariencia de un texto de la Nueva Crítica. Evidentemente, estos fragmentos pueden verse repetidamente por
innumerables espectadores del mismo modo que las novelas pueden ser leídas y releídas por muchos lectores. Pero
los registros fílmicos documentan solo una performance en particular bloqueando la ilusión del espacio tridimensional
aproximándose sólo mediante sofisticadas técnicas, además la cámara dirige la mirada del espectador. En el teatro el
espectador elige lo que desea ver, experimenta la presencia del intérprete, participa en el evento del hecho escénico.
Incluso, cuando existe un registro fílmico adecuado, el investigador debe leer a través del celuloide el hecho escénico,
el cual sigue permaneciendo como el más elusivo de los textos.
39
La reconstrucción de Hodson de Le Sacre du Printemps fue documentada por el programa Dance in America. Ver
tmbién Millicent Hodson “Sacre: Searching for Nijinsky’s Chosen One,” Ballet Review 15:3 (Otoño 1987), 53-66, y
“Ritual Desing in the New Dance: Nijinsky’s Choreographic Methods” Dance Research 3:2 (Otoño 1985) 35-45, y 4:1
(Primavera 1986), 63-67.
40
“Tanze, die immer gelten: gesprach mit Susanne Linke ubre ihr Dore Hoyer-programm,” Tanzdrama 1 (1987), 10;
Anna Kisselgoff, “Modern Dances of Bones Rather Than Flesh” New York Times (5 de Noviembre de 1989), H: 14;
Mark Franko, “Repitability, Reconstruction and Beyond,” Theatre Journal 41:1(Marzo 1989, 56-74)
41
A pesar de que los investigadores de danza y teatro muchas veces han rechazado la reconstrucción del hecho
escénico como metodología de trabajo, no han llegado a un acuerdo acerca de las convenciones estilísticas para
escribir los resultados de sus investigaciones. En Democracy’s Body: Judson Dance Theater 1962-1964 (Ann Arbor:
UMI Research Press, 1983) Sally Banes describe la reconstrucción de los hechos escénicos en tiempo pasado como
para subrayar lo efímero del hecho coreográfico y su unión íntima con el momento histórico de su creación. En The
Shapes of Change: Images of American Dance (Boston: Houghton Mifflin, 1979) Marcia Siegel describe sus
Las fotografías sugieren que Wigman planteó las dos danzas de modo opuesto. En
Lento, la cámara fotográfica captura su cuerpo curvo en reposo, formando una
serpentina lánguida, enfundada en un vestuario que cubre ajustadamente su cuerpo;
en la Danza de la Bruja I la cámara la captura en el medio de una acción. Su cuerpo
saltando hace que el vestuario aparezca como una capa ondulante. Es como si la
bailarina primero mostrara el equivalente de una cualidad musical que podríamos
llamar “lento” y luego se transformara en la encarnación cinética de una cualidad
demoníaca.
El único comentario existente, de Rudolf von Delius, no aporta más detalles
descriptivos. Aunque Delius no menciona los solos por su nombre, de todas maneras,
sus afirmaciones sobre Wigman sientan los términos de su crítica celebración como un
exponente de la danza absoluta. En su reseña, la danza de Wigman lleva a cabo el
proceso iniciado por Isadora Duncan y completa el ideal modernista de un arte referido
exclusivamente a su propio médium y condición. Este logro incluye una doble ruptura:
primero, liberar a la danza de su dependencia musical y segundo, liberarla de su
confianza en el vestuario como referente. Delius escribió:
reconstrucciones de danza en tiempo presente, como para subrayar la autosuficiencia y relevancia del diseño
coreográfico, independiente de cualquier performance en particular. Mis reconstrucciones abarcan ambas tipologías y,
por lo tanto, incluyen un tiempo presente ficcional dentro del tiempo pasado: el presente ficcional dirige su atención a la
textualidad de mis reconstrucciones, mientras que el tiempo pasado dirige su atención a la historicidad de mis
interpretaciones.
42
Rudolf von Delius, “Eine neue Tänzerin,” Die Propyläen 5:28 (1914), 21.
43
En una serie de ensayos publicados entre 1940 y 1950, Clement Greenberg articuló y popularizó una teoría del arte
moderno que encuentra muchas analogías en las teorías del modernismo en las otras artes, más especialmente en el
teatro danza occidental. En un ensayo titulado “American-Type Painting”, Greenberg escribió, “Pareciera que existe una
ley del modernismo (que puede aplicarse a todo arte que permanezca verdaderamente vivo todavía) que estipula que
las convenciones no esenciales para la viabilidad de un médium deben ser descartadas tan pronto como sean
reconocidas.” Desde su punto de vista, la Escuela de Nueva York siguió el proyecto modernista de la Escuela de Paris
creando “un nuevo tipo de plano” y, de ese modo, reconociendo la naturaleza del plano pictórico. Greenberg sabía muy
bien que al hacer estas afirmaciones sería “acusado de exagerado chovinista”, aún así, insistió “No tengo más en
cuenta el arte americano de lo que tengo en cuenta a cualquier otro arte”. En otras palabras, los críticos de danza han
otorgado, de modo explícito, un apoyo decisivo convencidos en la lógica formal del modernismo que encuentra su
paralelismo y amplio precedente en los escritos de Greenberg. “American-Type Painting”, es reimpreso en Art and
Culture, texto de Clement Greenberg (Boston: Beacon Press, 1961). Las citas anteriores son de las páginas 208, 226,
228 y 229, respectivamente.
44
Jean Georges Noerre, Letters on Dancing and Ballets, Trans. Cyril W. Beaumont (Nueva York: Dancd Horizons,
1966), Tal como lo utilizamos aquí “ballet pictórico” se refiere no solo al ballet d´action de Noverre sino también al ballet
romántico y al pos romántico, es decir, a los diferentes géneros de la danza teatral occidental desde el 1700 al 1900
que “pintaban” temas conocidos extraídos de la literatura y de las artes visuales. Mi comprensión del pictorialismo está
en deuda con le texto Realizations de Martin Meisel (Princenton: Princenton University Press, 1983).
45
André Levinson, “The Spirit of the Classic Dance,” Theatre Arts Monthly (1925), reimpreso en Selma Jeanne Cohen,
ed., Dance as a Theatre Art (Nueva York: Harper and Row, 1974), 113,114.
*
El encomillado es nuestro. Traducimos como “pictórico” o “pictorialismo” el término “pictorial” utilizado por la autora.
Este término hace alusión a la relación entre el medium de la danza y el medium de la pintura como formas expresivas.
46
Mi crítica de la narrativa maestra de la danza absoluta desarrolla (y suplanta) una línea de pensamiento que
inicialmente presenté en “Modernist Dogma and `Post-Modern´ Rhetoric: A Response to Sally Banes´ Terpsícore in
Sneakers,” Drama Reiview 32:4 (Winter 1988), 32-39.
47
Fritz Böhme, Tanzkunst (Dessau: C. Dunnhaupt, 1926), 157. En una época prolífica para la crítica de danza , Böhme
fue uno de los autores más prolíficos, autor de siete libros e innumerables artículos y reseñas. Para una perspectiva
biográfica de su carrera, ver Frank-Manuel Peter, “Wegbereiter des modernen Tanzes: Der Tanzpublicist Fritz Böhme,”
Tanzdrama 9 (1989), 23.
48
Böhme, Tanzkunst, 162, 23-53 passim.
*
Klages, Ludwig (1872-1956) nac. en Hannover, estudió filosofía y química en la Universidad de Munich donde se
doctoró en ciencias químicas. En 1905 fundó en Munich un “Seminal für Ausdruckskunde” (Seminario para el estudio
de la expresión)...Según Klages, las expresiones en todas sus formas son manifestaciones de realidades anímicas; el
estudio de las expresiones –los signos, los gestos, etc.- revela la constitución anímica de los individuos, de los grupos
humanos y de las épocas históricas...Todas las investigaciones al respecto se organizaron en una concepción
metafísica fundada en el llamado “primado del alma sobre el espíritu”. (N. Del T.)
49
Böhme, Tanzkunst, 128-62.
50
Böhme, Tanzkunst, 126-27.
51
John Martin fue crítico de danza del New York Times desde 1927 hasta 1962. Antes de tomar esta dirección, había
estudiado teatro en Alemania. De sus escritos se desprende de modo evidente que estaba familiarizado con las teorías
de Böhme, a pesar de que nunca reconoció la influencia del crítico alemán.
Para Wigman…el espacio suponía una entidad definida, casi como una presencia
tangible en cada manifestación de movimiento…El bailarín…no es más un yo en
el vacío…sino una encarnación del individuo en su universo. Está continuamente
atrayendo las fuerzas dentro de él con aquellas fuerzas que lo presionan desde el
exterior, a veces, cediendo a ellas, a veces, oponiéndose, pero siempre conciente
de ellas, y encontrando su identidad sólo en este proceso dinámico. …Con
Wigman la danza se sostiene, por primera vez, completamente revelada en su
propia dimensión; no es un medio para contar historias o una pantomima, o una
escultura en movimiento, o un diseño en el espacio, o un virtuosismo acrobático o
una ilustración musical, sino solo danza, un arte autónomo ejemplificando
completamente los ideales del modernismo en su realización de la abstracción y
en su utilización de los recursos de sus materiales eficientemente y con
52
autoridad.
(En el ballet de los años veinte) fue bienvenida la pintura como pintura y la música
como música, pero nunca se pensó en la misma medida la posibilidad de la danza
como danza. Como resultado, no se desarrolló una base estructural para construir
el ballet en sus propios términos, como un médium autónomo, y solo entre las
artes fracasó para obtener los nuevos niveles de libertad e integridad de forma,
54
hechos posibles por los principios del modernismo.
52
John Martin, Introduction to the dance (1939; reimpreso, Nueva York: Dance Horizons, 1965), 231, 235.
53
Martin, Introduction to the dance, 224-47.
54
Martin, Introduction to the dance, 197, 200.
55
Lincoln Kirstein, Dance: A Short History of Classic Theatrical Dancing (1935; reimpreso, New York: Dance Horizons,
1969), 305-6.
56
Kirstein, Dance, 306.
57
Kirstein, Dance, 284.
58
Kirstein, Dance, 289, 317.
59
El ensayo de Johnston, “La Nueva Danza Moderna Americana” fue publicado originalmente en ed. Richard
Kostelanetz, The New American Arts (New York: Collier, 1967), 162-93, fue reimpreso varias veces. Esta cita es de la
reimpresión en Salmagundi 33/34 (Primavera/Verano 1976), 149.
60
Johnston, “La Nueva Danza Moderna Americana”, 165.
61
Johnston, “La Nueva Danza Moderna Americana”, 152.
62
Johnston, “La Nueva Danza Moderna Americana”, 152.
63
Johnston, “La Nueva Danza Moderna Americana”, 153.
64
Johnston, “La Nueva Danza Moderna Americana”, 150-51
65
David Michael Levin “El Formalismo de Balanchine,” Dance Perspectives 55 (Otoño 1973), 32
66
Levin, “El Formalismo de Balanchine,” 30-37.
67
En un ensayo más reciente Levin ajustó su definición del modernismo en la danza y la utilizó como base para la
definición del posmodernismo en la danza, reconociendo siempre su agradecimiento y su deuda con las reflexiones de
Greenberg. En el ensayo, Mary Wigman aparece bajo el título de “danza moderna de vanguardia”, y Balanchine y
Cunningham señalados como los que marcan la fase “modernista”, Twyla Tharp es catalogada como la coreógrafa que
marca el comienzo de la fase “postmodernista” de la “danza postmoderna.” Ver David Michael Levin, “Postmodernismo
en la danza: Danza, discurso, democracia,” en Hugo Silverman, ed., Postmodernism-Philosophy and the Arts (Nueva
York y Londres: Routledge, 1990), 207-33.
68
Selma Jeanne Cohen, “Avant-Garde Choreography,” Criticism 3 (1961), 16. A pesar de que Wigman no acredita
mención alguna en el resumen de Cohen, este descuido no puede ser entendido en el mismo modo que su casi
desaparición en Johnston y su ausencia en Levin, porque Cohen sondea los desarrollos contemporáneos en lugar de
construir una genealogía del modernismo en la danza.
69
Norberto Servos, Pina Bausch Wuppertal Dance Theatre, or, The Art of Training a Goldfish (Cologne: Ballett-Bühnen-
Verlag,1984), 19.
70
Servos, Pina Bausch Wuppertal Dance Theater, 19.
71
Servos, Pina Bausch Wuppertal Dance Theater, 23.
72
Servos, Pina Bausch Wuppertal Dance Theater, 26.
73
Hedwig Müller, Mary Wigman: Leben und Werk der grossen Tänzerin (Berlin: Quadriga, 1986), 305.
74
Joseph R. Roach, “Theater History and the Ideology of the Aesthetic,” Theatre Journal 41:2 (Mayo 1989), 157.
75
Anderson, Imagined Communities, 15.
76
En The Modern Dance (1933; reimpresión, New York: Dance Horizons, 1965),15. Martin afirma que “nunca se había
hecho un uso artístico consciente de la metakinesis hasta que apareció la danza moderna.” El soporte de los primeros
bailarines de la danza moderna en la kinestesia propone preguntas interesantes acerca de la relación entre un cuerpo
esencial y un cuerpo construido. ¿Puede, el vocabulario de movimientos de la danza moderna primera, basada en
hechos psicológicos tales como las alteraciones producidas en los movimientos respiratorios de inhalar y exhalar,
revelar un cuerpo esencial? ¿o bien estos movimientos construyen y despliegan un cuerpo natural con el propósito de
legitimación artística? ¿da la danza moderna inicial una forma coreográfica a la tensión entre el cuerpo esencial y el
cuerpo construido, revelando a ambos cuerpos como puntos finales de un continuo más que alternativas antitéticas? A
pesar de que no persigo estas preguntas, las propongo como para sugerir la importancia de la danza moderna inicial
para los debates contemporáneos acerca del estatuto del cuerpo.
Guest, Gautier on Dance (Londres: Dance Books, 1986), 94-102. Dado que mi interpretación se ubica en la producción
de 1841, mi análisis de la estructura coreográfica privilegia el libreto y la puesta en escena de las producciones
realizadas “después de Petipa.”
80
Guest, Gautier on Dance, 101.
81
Guest, Gautier on Dance, 101.
82
Guest, Gautier on Dance, 97.
Una actriz (o bailarina) es como una estatua o un cuadro que se ofrece para su
examen, y es permitido criticarla sin ningún cargo de consciencia, reprocharle su
fealdad tal como un pintor podría ser reprendido por un dibujo defectuoso
(cualquier lamento por defectos físicos aquí esta fuera de lugar), y elogiarla por
sus encantos con la misma calma indiferente del escultor que se para delante de
87
una estatua de mármol.
86
A pesar de que ni John Chapman ni Evan Alderson utilizaron el término “la mirada-masculina” (male gaze), sus
lecturas de Giselle, de muchas maneras, están en consonancia con las mías. Ver John Chapman, “An Unromantic View
of Nineteenth Century Romanticism,” York Dance Review 7 (Primavera 1978), 28-45, y Evan Alderson, “Ballet as
Ideology: Giselle, Act II,” Dance Chronicle 10:3 (1987), 290-304.
87
Guest, Gautier on Dance, 22.
88
Ver las referencias dadas en nota 52.
89
A pesar de haber visto reposiciones realizadas por diferentes bailarinas de Duncan pertenecientes a la tercera
generación, creo que las más convincente es Annabel Gamson. Sus interpretaciones están grabadas en un video
titulado On Dancing Isadora´s Dances. El texto de Isadora Duncan, The Art of the Dance, editado por Sheldon Cheney,
originalmente publicado en 1928 (disponible como una reimpresión del Theatre Arts Books), todavía resulta ser la
antología, único volumen, más útil de imágenes visuales y escritos realizados por la bailarina y sus contemporáneos.
94
Duncan, The Art of Dance, 21-22.
95
Duncan, The Art of Dance, 21.
96
Duncan, The Art of Dance, 17.
97
Mabel Dodge Luhan, Movers and Shakers (1936; reimpreso, Albuquerque: University of New Mexico Press, 1985),
319-320.
98
Duncan, The Art of the Dance, 7.
99
Hans Fischer, Körperschönheit und Körperkultur (Berlin: Deutsche Buch-Gemeinshaft, 1928), 228.
En esta escuela no enseñaré a los niños a imitar mis movimientos, sino a hacer
los suyos propios…Un niño inteligente debe asombrarse al encontrar que en la
escuela de ballet son enseñados movimientos contrarios a todos aquellos
construidos según su propia armonía.
Esto podría parecer un asunto de poca importancia, una cuestión de opiniones
diferentes acerca del ballet y de la nueva danza. Sin embargo, es una gran
pregunta. No es sólo un tema de arte verdadero, es una cuestión de raza, del
desarrollo del sexo femenino hacia la belleza y la salud, de retorno a la fuerza
original y a los movimientos naturales del cuerpo de la mujer. Es un tema del
desarrollo de las madres perfectas y del nacimiento de niños saludables y bellos.
La escuela de danza del futuro debe desarrollar y mostrar la forma ideal de la
101
mujer.
Me parece monstruoso para cualquiera creer que el ritmo del jazz expresa a
América. El ritmo del jazz expresa a la Sudáfrica salvaje. La música americana
debe ser algo diferente. Todavía debe ser escrita. Ningún compositor ha captado
hasta ahora el ritmo de América; es demasiado poderosa para los oídos de la
mayoría. Pero algún día brotará de los grandes surcos de la tierra, caerá como
una lluvia desde los inmensos espacios celestes y los americanos se verán
expresados en alguna poderosa música que atravesará el caos hacia la Armonía.
Muchachas y muchachos fuertes y de piernas largas bailarán esta música y no
ese trote con convulsiones similares a las de los monos que aparecen en el
Charleston; bailarán, en cambio, una danza como una tremenda y poderosa
ascensión sobre las pirámides de Egipto, más allá del Partenón Griego, una
expresión de Belleza y Fuerza que ninguna civilización haya antes conocido. Esta
será la danza de América. Y a esta danza ya no le quedará nada en sí de esa
103
servil coquetería del ballet o de la convulsión sensual del negro sudafricano.
100
Mi argumento contrapone la lectura de Duncan que despliega Ann Daily en su artículo “Dance History and Feminist
Theory: Reconsidering Isadora Duncan and the Male Gaze”, en Gender in Performance, ed. Laurence Senelick, 239-59
(Hanover: University Press of New England, 1992). Daly posiciona la kinestesia de la danza de Duncan como una
realización de la concepción de Kristeva de la “chora sémiotique” y como un modo perceptual que corroe la mirada
masculina. En oposición, veo la kinestesia de su danza como un camino, no solo para el lugar de la espectadora sino
para la reinvención de la Mujer.
101
Duncan, The Art of the Dance, 61.
102
En Fit for America (New York: Panteón, 1986) Harvey Green documenta la relación entre el chovinismo nacional y el
interés por la salud, el entrenamiento y el deporte en el cambio de siglo. Resulta bastante extraño, que no haya incluido
los inicios de la danza moderna dentro de su investigación.
103
Duncan, The Art of Dance, 48-49.
*
"Yankee Doodle" es una muy conocida canción de los Estados Unidos, que sigue siendo a menudo una referencia de
patriotismo hoy en día. Está en la lista de Himnos de Estado de Connecticut. Esta melodía ha llegado a ser un símbolo
de los Estados Unidos. El famoso programa la voz de América comienza y acaba su transmisión con la melodía de
"Yankee Doodle".
104
Duncan, The Art of Dance, 48.
105
Duncan, The Art of Dance, 39.
109
La más completa crónica coreográfica de las danzas de Wigman está añadida a la biografía de Hedwig Müller.
110
Aunque la frase Gestalt in Raum es de mi propia invención, una crítica escrita por y acerca de Wigman a menudo
emplea los dos términos. En la década del veinte fue un lugar común de la crítica decir que Laban y Wigman habían
desarrollado la dimensión espacial del movimiento (Raum) hacia un grado anteriormente desconocido. También fue
común para los críticos describir las actuaciones de Wigman como una Gestalt, como un dibujo en el tiempo y en el
espacio más que como un personaje o persona. Es más, Wigman usó ambos términos para titular sus danzas,
especialmente los solos estrenados como una parte del ciclo de Visions, de 1925 a 1928.
111
Elizabeth Selden, Elements of the Free Dance (New York: A. S. Barnes, 1930), 36.
112
Delius, “Eine neue Tänzerin” 21.
Bibliografía
Alderson, Evan. “Ballet as Ideology: Giselle, Act II,” Dance Chronicle 10:3 (1987)
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(London and New York: Routledge, 1991).
Daily, Ann. “Dance History and Feminist Theory: Reconsidering Isadora Duncan and
the Male Gaze”, en Gender in Performance, ed. Laurence Senelick, (Hanover:
University Press of New England, 1992).
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reimpreso en Selma Jeanne Cohen, ed., Dance as a Theatre Art (Nueva York: Harper
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Martin, John. Introduction to the dance (1939; reimpreso, Nueva York: Dance Horizons,
1965)
Müller, Hedwig. Mary Wigman: Leben und Werk der grossen Tänzerin (Berlin:
Quadriga, 1986)
Noverre, Jean Georges. Letters on Dancing and Ballets, Trans. Cyril W. Beaumont
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Ueberhorst (Berlin: Bartels und Wernitz, 1980)
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Servos, Norberto. Pina Bausch Wuppertal Dance Theatre, or, The Art of Training a
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Copeland, Roger y Cohen, Marshall (Eds.) (1983) What is dance? Readings In Theory And
Criticism. Oxford University Press.
Traducción: Susana Tambutti.
Revisión: Cadús, María Eugenia y Clavin, Ayelén.
Metakinesis
Forma y metakinesis
(1933)
La vía americana
La danza moderna
114
Reportaje recalizado por Don Mc Donagh, Martha Graham: The Biography, Editorial Praeger, New York, 1973, p. 65.
115
Lamentation es la danza que liga más directamente a Martha Graham con la danza libre centroeuropea. Coreografía
solitaria e interna, Lamentation reclama con fuerza los grandes solos de Mary Wigman. Desde que vió Wigman, entre
otros, Graham, quien tuvo la ocasión de ver su recital durante la gira americana de 1930-32, quedó iluminada como
frente a una revelación.
Una de las secuencias más simples de ejercicios de la técnica Humphrey. El objetivo es obtener un eficaz y
armónico sentido del peso en el cuerpo del bailarín.
Bibliografía
Copeland, Roger y Cohen, Marshall (Eds.) What is dance? Readings In Theory And Criticism.
Oxford University Press. 1983.
Traducción: Tambutti, Susana.
Revisión: Cadús, María Eugenia y Clavin, Ayelén.
El Formalismo de Balanchine
David Michael Levin
¿Cuáles son los elementos que constituyen la belleza singular del ballet clásico?
Entre otras cosas, seguramente uno podría decir la tensión entre el peso y la
liviandad. George Balanchine fue uno de los primeros en reconocer esta tensión como
la esencia escondida del arte del ballet, especialmente como elemento fundamental
para el fenómeno de la gracia.117 Al discriminar esta esencia como el telos de una
nueva estética del ballet, Balanchine fue también uno de los primeros en demostrar
cómo esta esencia participa del lenguaje del ballet clásico que, cuando se exhibe y se
despliega adecuadamente y en sí mismo, puede ser totalmente expresivo. La
expresividad de la danza clásica es realmente posible sin los variados recursos de la
mímica y de la convención simbólica. En otras palabras, el ballet no es esencialmente
mimético así como tampoco es esencialmente representacional; es más, estas
funciones solamente envuelven lo que es la esencia: la belleza sensible e inmanente
y la gracia del cuerpo danzante118. Balanchine ha dominado la lógica profunda de este
poder intrínseco, expresivo, del cuerpo humano; en particular, ha seguido sus
sorprendentes limitaciones marcadas por el vestuario y la puesta en escena. Liberar
tal esencia requiere un manejo muy delicado, dado que es mucho más fácil mantener
ese ocultamiento. Como veremos, el vestuario y la puesta en escena hacen la
diferencia.
En este contexto, el Modernismo es el principio estético que explicita el privilegio
dado a la revelación de esta esencia. El Modernismo exige la exclusión de todo
elemento que pudiera ocultar o enmudecer, o distraer de aquello que es revelado. El
formalismo es una consecuencia directa de esta elección estética. Para Balanchine no
es, y nunca fue, un fin en sí mismo. La apreciada esencia del ballet clásico –sus
tesoros sintácticos- permanecerán profundamente sublimados a tal punto que no hay
ningún elemento semántico en la presentación de la danza que pueda ser tomado, en
algún sentido, como mimético o representacional.
La atemporalidad del milagro artístico de Balanchine puede resumirse del siguiente
117
Hacia el principio del siglo XVI, a la teoría estética se agregó un nuevo concepto, de resonancias neoplatónicas: la
grazia. Este concepto aparece claramente formulado, en 1528, en el libro El cortesano, del conde Baltasar Castiglione
(1478-1529). En ese texto, la gracia es un don divino que se ejercita con desenvoltura y cierto desapego. Las nociones
de grazia y de decorum poseían también su contraparte moral: la espontaneidad debía hacerse acompañar siempre de
la moderación. Esta había de ser atemperada; así, debía contener al hombre en los límites de su estado, según lo
conveniente a él. Por supuesto, esto era un ideal cívico con raíces griegas.
118
Ver André Levinson, “El espíritu de la danza clásica”, Theatre Arts Monthly, IX/3 (Marzo, 1925), pp. 165-177.
Levinson no expone completamente el formalismo del ballet pero realmente repudia el concepto de que la estética del
ballet deba depender de analogías. El ballet, afirma, es una forma artística distinta y autónoma; sus objetivos,
principios y elementos, no pueden ser tomados en préstamo, desde otras artes, no pueden ser adecuadamente
interpretados mediante las categorias que sirven a otras artes. Rayner Heppenstall, sin embargo, era también un
ardiente defensor del formalismo del ballet: “El ballet no es expresivo en los sentidos literarios. Por su naturaleza solo
se expresa a sí mismo, lo que quiere decir, ciertas cualidades generales de estilo”. Ver su Apología para la danza
(Londres 1936), p. 195. También afirma que “el bailarín debe estar siempre comprometido, en principio con el músculo,
no el alma, no la expresión, no el significado literario”. Op. Cit., p. 125. Heppenstall demanda claramente, un
formalismo en la semántica del ballet. Esto no es lo mismo que desear un formalismo en la sintaxis. Realmente, él no
acordó con la libertad sintáctica de la danza moderna. El ballet debe presentar “el significado del movimiento físico, en
su propio derecho”. Op cit. p. 126. De este modo el ballet poseía por sí mismo, sus propias “funciones expresivas”
peculiares, por lo cual debe ser considerado en un todo como diferente de las artes narrativas, especialmente del
teatro. El formalismo de Heppenstall es diferente de la posición extrema de Clive Bell. Para Heppenstall “el todo vital
esta unido completamente y la Danza está tan profundamente enraizada en esa totalidad que el ballet puede ser
completamente entendido solo por referencia a los demás órdenes de la actividad humana” Op. Cit., p. 147. Comparar
lo dicho con el capítulo de Bell “La hipótesis estética en su Arte” (Nueva York 1958) pp.15-34.
123
La deuda de Balanchine con Marius Petipa está, naturalmente bien documentada. Ver, por ejemplo, los estudios de
Lincoln Kirstein “Balanchine Musagète”, en Theater Arts (noviembre 1947) y “Balanchine and the classical revival” ibid.
(Diciembre 1947). Ver también el propio comentario de Balanchine sobre su Le baiser de la fée (1928) en Stravinsky in
the theater, editado por Minna Lederman (N.Y., 1949). No estoy diciendo que Balanchine inventó el formalismo
estético, tampoco estoy afirmando que fue el primer maestro de ballet que se movió en la dirección del modernismo.
Mi señalamiento es que Balanchine fue el primero en aceptarlo sin restricciones, y el primero en calcular los
requerimientos inflexibles, la exacta lógica visual de la elección modernista. Balanchine descubrió cómo lograr las
intenciones del modernismo.
124
El precedente para mi uso de la discusión de la percepción de Jean-Paul Sartre en Ser y Nada (edición especial
reducida, trad. Hazel Barnes [New York, 1971] y de los análisis de Maurice Merleau-Ponty en Fenomenología de la
percepción, (Trad. Colin Smith [N.Y. 1972]) y “Ojo y mente” (en la antología The primacy of perception) (Evanston,
1964)
125
“The newest culture” en su Art and Culture (Boston, 1961), p.144. Nótese la posición afín de Heppenstall
acerca de la distancia entre el ballet y el teatro. Op. Cit., p.195
126
Ver “Art and objecthood” en Art Forum (junio, 1967), pp.12-23
127
Ver “Fokine’s Theories on the Art of Ballet”, op.cit.
Cualquiera sea nuestra idea acerca del derecho a imponer una estética formalista
sobre este respetable ballet podríamos decir que, desde el punto de vista de su
intención (la de liberar las posibilidades latentes que “animan” el arte del ballet), el
New York City Ballet se vio obligado a violar esta estética Fokiniana.
Contrapuesta a la tradición clásica, la singularidad estética de Balanchine, puede
parecer extremadamente austera. Apela a una reducción “hasta la médula” de la
esencia del ballet, este ascetismo está dirigido a liberar una belleza y una gracia que,
la antigua esencia, supuestamente más rica, tendía como principio a ocultar. Allí
donde el viejo arte buscó expresividad, tanto en la puesta en escena y vestuario
como en el simbolismo familiar de gestos y posturas inmediatamente inteligibles (un
simbolismo indubitablemente dirigido a evocar “anhelos trascendentales”), el nuevo
arte de Balanchine, rechaza la expresividad del vestuario, de la puesta en escena y
excluye también, todos aquellos recursos de la sintaxis corporal que no pueden
alcanzar su expresividad sin recurrir a algún tipo de simbolismo, ya sea mimético o
trascendental.
La abstracción buscada por el formalismo en la danza no excluye la expresión
sensible del cuerpo. En realidad, ésta es la única expresividad verdaderametne
intrínseca que es posible en la sintaxis formal; lo que el formalismo excluye son
aquellos modos de expresión y significado que no revelan directamente su presencia
a través de un medium sintáctico total y puramente abstracto. Una forma, como tal,
puede ser representacional o abstracta, y en este último caso puede tratarse de una
abstracción a partir de los materiales semánticos de una representación anterior o ser
originalmente abstracta. Una forma puede ser abstracta, y no obstante sensible, en la
medida que la percepción de la forma sea capaz de inducir modos de placer kinético y
kinestésico. A pesar de que pueda parecer extraño, la estética de Balanchine ha
adoptado un acercamiento al ballet profundamente antiteatral, demostrando
ampliamente que la teatralidad de la puesta escénica y el vestuario, así como también
la teatralidad del movimiento claramente alusivo no son, de hecho, las condiciones
necesarias de la dramaturgia en un arte escénico. (He descripto la tendencia
coreográfica de Balanchine como “antiteatral”. Pero no estoy sugiriendo, en lo
absoluto, que sus ballets callen o intenten vencer las tensiones y resoluciones de la
dramaturgia).
Si el fracaso de Chopiniana fue posible sólo porque el New York City Ballet
confundió lo correcto del sentimiento con lo erróneo del sentimentalismo y, en
128
Op. Cit, p. 25
129
Dance Magazine (Agosto, 1972) p.32. En este aspecto, el método de Balanchine, recuerda los métodos reductivos
de directores tales como Yasujiro Ozu y Robert Bresson. En El Ultimo Otoño y Una Tarde Otoñal, por ejemplo, el
método de Ozu evoca ese vacío, ese silencio, que en Zen es denominado mu. (Ver Donald Richie, “The Later films of
Yasujiro Ozu”, Film Quarterly, 13, Otoño 1959, p. 22). El método de Bresson busca en la visibilidad el ícono, el toque
invisible de la gracia sobrenatural. Ambos métodos requieren que los actores sublimen la expresividad natural de la
personalidad, y que aprendan cómo se elimina el drama de la actuación. Bresson afirma: “no es tanto una cuestión de
‘no hacer nada’, como algunos han dicho. Más bien, es un problema de actuar sin tener conciencia de uno mismo, de
no controlarse a sí mismo. La experiencia me ha demostrado que cuanto más ‘automático’ era en mi trabajo, más
conmovedor (y expresivo).” Ver James Blue, Excerpts from an Interview with Robert Bresson (Los Ángeles, 1969). Ver
también Ronald Monod, “Working with Bresson”, Sight and Sound, 26 (verano, 1957) p. 31. La teoría de Bresson sobre
la actuación, al igual que la de Ozu es: “Olviden el tono y el significado. No piensen en lo que están diciendo, digan
simplemente las palabras automáticamente. Cuando alguien habla, no está pensando en las palabras que usa, ni
siquiera en lo que quiere decir. Sólo se ocupa de lo que está diciendo, deja que las palabras fluyan...” Balanchine
realmente parece haber dado instrucciones análogas a sus bailarines, considerando además el estudio de Selma
Jeanne Cohen, “Antony Tudor. Part Two: The Years in America and After”, Dance Perspectives, 18 (1963). Lucía
Chase dice: “Tudor no explica los sentimientos que busca; muestra la emoción a través del movimiento, demostrando
el movimiento. Tienes que sentir el significado a partir de él; encontrar lo que él busca, tienes que seguir haciendo el
movimiento hasta que lo sientas” (p.73). De este modo, el bailarín ‘como personaje’ puede contribuir con ideas sobre
el movimiento a la coreogrfía de Tudor. Pero como bailarín no se le permite ‘interpretar’ un movimiento.” Margaret
Black dice: “En la coreografía de Tudor no debes sobreactuar un sentimiento. No debes hacer que el movimiento
hable; el movimiento en sí mismo habla”. Y Diana Adams comenta: “Tudor no quiere interpretación, sólo ejecución...el
movimiento mismo debería ser suficiente, sin necesidad de agregarle interpretación” (p.75-75). Pero el abordaje de
Tudor al movimiento de danza, aunque sea similar técnicamente en alguna medida al de Balanchine tiene una
intención muy diferente. El objetivo de Balanchine es articular el máximo grado de sensorialidad en la forma; Tudor, en
cambio, tiene como objetivo soltar el máximo de energía dramática contenida en la tensión entre la expresión visible
de la psique y su fundamento invisible.
130
Vladimir Nabokov, Ada (Nueva York, 1969) p. 38.
131
Op., cit., pp. 376-378
132
Única categoría estética que Kant reconoce, su concepción de lo sublime no es una categoría estética. (N. del T.)
En el prólogo de la Crítica del Juicio, Kant señala a grandes rasgos los temas
a tratar y la articulación de tales temas entre los del entendimiento (que conoce) y
los de la razón (que postula ideales).
Lo bello es aquello que a través de la satisfacción necesaria de una forma
objetivamente encarnada, puede producir un placer estético desinteresado que
los objetos representados suscitan en el sujeto. Implica una finalidad que no
trasciende del objeto representado, una finalidad inmanente,o dicho en una frase
hecha: una finalidad sin fin. Sería útil quizás recordar algo a lo cual hará mención
Levin: que el entendimiento es la determinación de los singulares sobre la base
de las categorías y el juicio de gusto afirma, o niega, la belleza de los objetos, no
se limita a suscitar placer; es la facultad de discernir lo bello mediante la
imaginación libre. Carece de contenido alguno: surge en el libre juego del
entendimiento y la imaginación (facultad fundamental para cualquier reflexión
estética, la imaginación proporciona el orden que la representación de las
intuiciones sensibles introducen) en tanto que son las facultades del
137
representar.
133
Kant se opone a la concepción tradicional de belleza como rasgo existente en los objetos. Si la predicamos de ellos,
es porque en ellos la percibimos. La fundamentación kantiana de la belleza es doble según desde donde la miramos:
1. desde el juicio del gusto: objeto bello es aquel que obliga a reflexionar (contemplar, representar) sobre el libre juego
de las facultades. Carece de contenido cognoscible alguno. No hay nada que conocer en el objeto, por eso nos impele
a tal reflexión, propia del juicio reflexivo; predicamos su belleza en el placer que su percepción nos suscita; 2. desde la
naturaleza: el objeto formal cumple en sí la ley de la naturaleza, pues en tanto que pura formalidad es estricto
cumplimiento del principio trascendental que es condición de toda experiencia. Aquella ley que carece de contenido
alguno pero es condición de todas las leyes: lo propio de tal ley es imponer su formalidad y no otro es su “contenido”.
(idea del Todo romántico). Bozal, Valeriano. “Immanuel Kant” en Historia de las ideas estéticas y de las teorías
artísticas contemporáneas. Vol. I.p. 187. La Balsa de la Medusa. Visor. Madrid, 1996. (N. del T.)
134
Esta cita no está en el texto original. Es introducida para ayudar a la comprensión de cómo Levin aplica los
conceptos kantianos a la estética de Balanchine. Así como los párrafos siguientes (en menor márgen) referidos al
tema, han sido ampliados persiguiendo el mismo objetivo. (N.del T.)
135
Kant, Crítica del Juicio, Primer Libro, “Analítica de lo Bello”. Editorial Porrúa, México 1991. (N.del T.)
136
Kant, Crítica del Juicio. Segundo Libro, “Analítica de lo Sublime”. Editorial Porrúa, México 1991. (N.del T.)
137
En el proceso de conocimiento intervienen la intuición sensible, la imaginación y el entendimiento, de tal manera
que las tres facultades deben relacionarse y articularse para que el conocimiento se produzca. Son necesarios los
“datos” que nos proporciona la intuición sensible, también el orden que la representación de las intuiciones introduce,
tarea encomendada a la imaginación, y la determinación de los singulares sobre la base de las categorías, que es
tarea del entendimiento. Bozal, Valeriano. “Immanuel Kant” en Historia de las ideas estéticas y de las teorías artísticas
contemporáneas. Vol. I.p. 185. La Balsa de la Medusa. Visor. Madrid, 1996. (N. del T.)
138
Sublime no es en la Crítica del Juicio una categoría propiamente estética en tanto que, al poner en juego una idea
de la razón, no satisface los requisitos de desinterés y carencia de conocimiento. A diferencia del empirismo, Kant no
refiere lo sublime sólo, ni estrictamente a los fenómenos naturales (...) sino a la posibilidad de establecer magnitudes
infinitas, por definición más allá de la capacidad de nuestra intuición sensible, limitada a lo finito. La distancia entre
esas magnitudes y nuestra intuición sensible no es solamente grande, es absoluta, y nunca podría cubrirse. Bozal,
Valeriano. “Immanuel Kant” en Historia de las ideas estéticas y de las teorías artísticas contemporáneas. Vol. I.p. 188.
La Balsa de la Medusa. Visor. Madrid, 1996. (N. del T.)
139
La fundamentación kantiana de la belleza es doble, según se mire desde el juicio de gusto o desde la naturaleza
(aunque ambas miradas finalmente confluyan). El objeto bello es aquel que obliga a reflexionar sobre el libre juego de
las facultades –y aquí reflexionar quiere decir contemplar, representar- porque carece de contenido cognoscible
alguno. No hay nada que conocer en el objeto y por eso nos impele a tal reflexión, propia del juicio reflexivo;
predicamos su belleza al asentir, sin necesidad de formular verbalmente el juicio, en el placer que su percepción nos
suscita. Pero también podemos abordar la cuestión en la perspectiva de la naturaleza: el objeto formal –o la
formalidad del objeto natural (pues una flor puede ser contemplada en su belleza formal, pero también puede ser
estudiada científicamente)- cumple en sí la ley de la naturaleza, pues en tanto que pura formalidad es estricto
cumplimiento del principio trascendental que es condición de toda experiencia, y manifiesta ese cumplimiento. Bozal,
Valeriano. “Immanuel Kant” en Historia de las ideas estéticas y de las teorías artísticas contemporáneas. Vol. I.p. 187.
La Balsa de la Medusa. Visor. Madrid, 1996. (N. del T.)
140
Estoy en deuda con mi colega, Samuel J. Todes, respecto de mi análisis sobre el territorio horizontal del peso y el
territorio vertical de la gracia. Ver su “Comparative Phenomenology of Perception and Imagination”, Parte I y II, en
Journal of Existentialism (Primavera y Otoño, 1966). Es un hecho asombroso, que Curt Sachs haya descripto los ejes
verticales/horizontales de la danza muchos años antes en su World History of the Dance (Nueva York, 1937), pp. 25-
26.
141
Para una distinción similar a aquella existente entre lo mimético y lo formal, y para un análisis paralelo de sus
respectivas ilusiones, ver Sachs, op. cit., p.60 y passim. Sachs distingue la “danza con imagen” de la “danza sin
imagen”. En el primer caso, el bailarín parece “ligado al cuerpo”, mientras que en la segunda, el bailarín pareciera
“liberado del cuerpo”. Esto es lo mismo que decir que la danza mimética principalmente exhibe las cualidades del
peso, mientras que la danza formal es especialmente apropiada para la mostración de la gracia.
142
Citado en Sachs, op. cit., p. 4. Notar que, según el Cristianismo, el cuerpo al cual se le concede la gracia se
transforma en “el templo de lo Sagrado” (1 Cor. 6:19)
Bien, para mí, la gran diferencia (entre el gesto en la danza y el gesto en el mimo)
es que el gesto en la danza es un paso de danza; tiene un límite temporal. Si se
prolonga, se prolonga en relación a un tiempo definido...si distintos movimientos
que el cuerpo realiza para efectuar un paso de danza (digamos que el cuerpo
pasa, por ejemplo, por cuatro movimientos A-B-C-D, y B dura una vez y media
más que los otros, y lo que queremos es acortarlo, ésta modificación sucede
siempre dentro de una unidad musical. Lo mismo en el caso de querer extender
ese tiempo. En cualquier caso, la modificación no sucede fuera de una relación
temporal dentro de la cual la danza se halla inscripta. Pero en la actuación de un
gesto no hay tal relación temporal. El tiempo es real, es el tiempo de la vida
cotidiana. Si uno levanta una taza de café lentamente en la vida cotidiana, en
lugar de hacerlo precipitadamente, esto tiene un significado. Pero en la danza
puede que sea necesario levantarla lentamente, simplemente, porque ese es el
tiempo coreográfico apropiado para hacerlo.
143
Y, en última instancia, hay que hablar acerca de la música, ya que es en este medium en el que la temporalidad se
constituye más inmediatamente en su aspecto sensible. En su ensayo sobre Igor Stravinsky (Ballet Review, III/6), Dale
Harris escribe: “la importancia reducida de las formas extrínsecas de la expresividad, el énfasis paralelo puesto en la
estructura, la identificación de tema y forma; estas cualidades stravinskianas han sido influencias fundamentales sobre
el ballet en nuestra época” (p.6). Me gustaría agregar que son estas mismas cualidades (que llanamente constituyen
un formalismo dentro de las posiblidades del medium de la música) las que explican, en parte, muchos de los aciertos
que Balanchine ha tenido al hacer coreografías para las partituras de Stravinsky. El formalismo de uno complementa y
acrecienta el formalismo del otro.
El Concerto Barocco de Balanchine, estrenado en 1941, es, de algún modo, un ballet modernista. Pero en dos
aspectos todavía conserva lo mimético: primero, el movimiento de los bailarines individuales y el trabajo de partenaire
a menudo nos acercan a los gestos aristocráticos propios de la época de Bach. Segundo, y más importante, la
organización de los bailarines en grandes grupos, a menudo traducen el espacio musical abstracto en su equivalente
escénico corporal. Las cuerdas, por ejemplo, el contrapunto, las inversiones, y las discretas frases melódicas, así
como las figuras del tiempo musical o el ritmo, tienen sus contrapuntos singulares tanto en el diseño sobre el piso
como en las espacializaciones frontales de los grupos de bailarines.
144
Ballet Review, II/5, p.5. Denby parece señalar que un coreógrafo puede crear significación teatral enteramente a
través de un marco temporal formal, simplemente mediante una repentina modificación en el tempo (ver p.6). En mi
opinión, uno de los ejemplos más memorables de esta intención –un ejemplo que también abarca un inesperado corte
en las construcciones espaciales formales- sucede en la coreografía de Frederick Ashton Enigma Variations (1968).
Hay un momento en la variación “Nimrod” en la que Elgar rompe el espacio formal de los arabesques y los pas de
basques, duda, y luego va hacia su amigo en una demostación delicada de afecto. Este repentino cambio de tiempo
que no sólo es un cambio de tiempo formal a tiempo real es también un momento en que el espcio formal del ballet ha
llevado al espacio de la expresividad natural del sentimiento, lo cual crea un expectáculo de exquisita ternura y belleza.
145
Ver Rosalind E. Krauss, Terminal Iron Works: Te Sculpture of David Smith (Cambridge, 1971)
146
L’attitude es una pose en la que una pierna está levantada doblada con el cuerpo derecho. Se distinguen dos tipos:
l’attitude ouverte y l’attitude croisée según la pierna soporte o de apoyo esté o no del lado del público. (N. del T.)
147
El arabesque es una pose en la cual la pierna está extendida hacia atrás, la pierna de apoyo estirada. El arabesque
penchée implica una inclinación del torso hacia delante. La pierna extendida atrás sube de tal forma que la línea
formada por la pierna levantada, el cuerpo y la cabeza y, eventualmente, el brazo es considerado como una
continuidad. (N.del T.)
150
El 25 de junio de 1973, publicación de New York, Alan Rich asegura que: “la razón principal por la cual el City Ballet
está perdiendo relación con su público es que le fue permitido transformarse en una amplia pared blanca sobre la cual
Balanchine dibuja sus infinitas variaciones sobre un solo tema”. Y, aunque admitamos que hay numerosas variaciones
“sutiles”, que hacen que cada uno de los ballets sea único, Rich sostiene que “Hay demasiados parecidos entre todos
los ballets de Balanchine” ¿Cuán ciego puede ser un crítico de ballet? Para conocer el célebre estilo Hollywoodense,
del que Balanchine es capaz, basta citar su Stars and Stripes (1958). Bajo la luz de tal genio probado del ballet
espectáculo, Rich debería haberse preguntado cuales serían los fundamentos estéticos para explicar porqué
Balanchine no elige simplemente multiplicar el número de estos espectáculos.
Bibliografía
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1949)
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Cohen, Selma Jeanne. “Antony Tudor. Part Two: The Years in America and After”, en
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Donald, Richie. “The Later films of Yasujiro Ozu”, en Film Quarterly, 13, Otoño 1959.
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Greenberg, Clement. “The newest culture” en Art and Culture (Boston, 1961)
Kirstein, Lincoln. “Balanchine and the classical revival” en Theater Arts (Diciembre
1947)
Monod, Ronald. “Working with Bresson”, Sight and Sound, 26 (verano, 1957)
Sartre, Jean-Paul. Ser y Nada. Trad. Hazel Barnes (New York, 1971)
151
La expresión “post-modern dance” será traducida como “danza posmoderna” (N. del T.)
152
Noel Carroll reveló algunas de estas complejidades con particular claridad en su conferencia acerca del post-
modernismo en las artes y en la cultura en general en el Jacobs Pillow, Becket, Massachussets, 16 de julio de 1985.
153
Jerome Rothenberg discute algunos de estos aspectos de la posmodernidad en “Nuevos modelos, nuevas visiones:
algunas notas acerca de la poética de las performances”, en Michel Benamou y Charles Caramello, eds. Performance
in Post Mosdern Culture (Madison, Wi, Coda Press, 1977)
Debemos aprender a ver más, a oír más, a sentir más. Nuestra misión no consiste
en percibir en una obra de arte la mayor cantidad posible de contenido, y menos
aún en exprimir de la obra de arte un contenido mayor que el ya existente.
Nuestra misión consiste en reducir el contenido de modo que podamos ver en
detalle el objeto…La función de la crítica debiera consistir en mostrar cómo es lo
154
que es, incluso qué es lo que es, y no en mostrar qué significa.
154
Susan Sontag, Contra la interpretación (Nueva York, Farrar, Straus, y Giroux, 1966) p.14.
Hacia 1973, una amplia cantidad de cuestiones básicas acerca de la danza habían
sido planteadas en el campo de la coreografía posmoderna. Comenzó así una nueva
fase de consolidación y análisis construída sobre los tópicos que la experimentación
de los ‘60 había exhumado. Un estilo reconocible había emergido, un estilo que era
reductivo, fáctico, objetivo y terrenal. Este es el estilo al que Kirby se refiere. Los
elementos expresivos como música, iluminación particular, vestuario y estructuras
escenográficas fueron desechados para la danza. Los bailarines usaban ropa
funcional -joggins o remeras, vestimenta de diario-, y bailaban en silencio, en espacios
sencillos y bien iluminados. Recursos estructurales como repetición e inversión,
sistemas matemáticos, formas geométricas, y contraposiciones y contrastes daban
cabida al análisis de movimientos puros y a menudo simples. Si las danzas de los
primeros posmodernos eran polémicas por su avance teórico -un rechazo total a las
inhibidoras definiciones de danza prevalecientes en ese entonces-, los trabajos de la
danza posmoderna analítica llevaron ésto a un nivel programático. En efecto, los
analíticos se comprometieron con redefinir la danza en la agonía de las polémicas de
los ‘60. Su idea era enfatizar las estructuras coreográficas y poner en primer término
el movimiento "per se"; hacer danzas en las cuales se le ofrecían a la audiencia
movimientos sin carga de expresión, sin efectos ilusorios ni referencialidad. El Trio A
de Yvonne Rainer, coreografiado en 1966, fue un ejemplo de danza analítica
temprana. Calico Mingling de Lucinda Childs (1973) , una obra para cuatro bailarines
compuesta sólo de caminatas hacia delante y atrás en frases de seis pasos que trazan
formas semicirculares o lineales, fue un trabajo analítico paradigmático, así como
varios trabajos de Brown. Los solos de improvisación de Paxton en los ‘70 fueron una
continuación de la línea analítica de su trabajo desde sus primeras investigaciones
sobre la caminata en Proxy (1961).
En la danza posmoderna analítica el movimiento devino objetivo, al tiempo en que
se lo distanciaba de la expresión personal a través de la utilización de actitudes
La danza posmoderna, por supuesto, no sucede sólo en New York, aunque esta
ciudad sirve como centro en los Estados Unidos, tal como lo es generalmente en el
mundo de la danza. Hay actividad en la Costa Oeste: en Minneapolis, donde la
programación visionaria de Suzanne Weil y sus sucesores en el Walker Art Museum
desde comienzos de los ’70 fomentó una marcada inclinación posmoderna; en
Chicago, con la actividad del Columbia College Dance Center y luego con el MoMing;
en Austin, donde Deborah Hay vive y trabaja actualmente; por mencionar algunos
ejemplos. La red de Contact Improvisation atraviesa el país, así como también Canadá
y partes de Europa.
Por razones que he bosquejado aquí y en otros artículos, la danza posmoderna ha
sido claramente un fenómeno nacional. No obstante, en los últimos veinte años, los
coreógrafos y bailarines posmodernos hicieron muchas giras, actuando y enseñando
en festivales artísticos y en teatros de todo Canadá, Gran Bretaña, Europa continental
(especialmente en Holanda, Francia e Italia) y Japón. Además, la situación interna en
la danza de varios países –reacciones hacia el ballet y la danza moderna- ha
producido distintos movimientos nacionales vanguardistas que, sin imitarla, están en
paralelo con la experiencia americana de los ’60 y los ’70. Al mismo tiempo, la
influencia norteamericana aumentó cuando las compañías europeas encargaron
danzas a los coreógrafos posmodernos norteamericanos. Los estadounidenses Mary
Fulkerson y Steve Paxton han enseñado en Dartington (Inglaterra) desde los
comienzos de los ’70, contribuyendo al movimiento de la Nueva Danza que se ha
arraigado allí. La London Dance Umbrella, organizada por Val Bourne, ha fomentado
desde finales de los ’70 el intercambio de ideas entre los coreógrafos posmodernos
norteamericanos y la creciente comunidad de coreógrafos y bailarines europeos de
ideas afines, mediante un festival anual de espectáculos de danza, conferencias,
exhibiciones y talleres sobre música, diseño y crítica; y además ejerce una actividad
Bibliografía
Carroll, Noel y Banes, Sally. “Working and Dancing: a response to Monroe Beardsley’s
“What is going on in a dance?”, en Dance Research Journal 15 (otoño 1982)
Sontag, Susan. Contra la interpretación (Nueva York, Farrar, Straus, y Giroux, 1966)
Ramsay Burt, Judson Dance Theater. Performative traces. Routledge, London y New York.
2006.
Traducción: Tambutti, Susana.
Revisión: Cadús, María Eugenia y Clavin, Ayelén.
Introducción
Cruces transatlánticos
Man Walking Down the Side of a Building era exactamente lo que el título decía:
siete pisos de un edificio. Una actividad natural bajo la tensión de un escenario no
159
Para ver críticas norteamericanas sobre Bausch a mediados de 1980, ver Langer y Sikes 1984, Tobias 1984, 1985
a, b, Aloff 1984, Croce 1984, Rose 1985, y Acocella 1986.
160
Ibid. p.47-8.
161
Johannes Birringer, Pina Bausch: dancing across borders, TDR 30(2) T110 (Verano, 1986), pp. 85-97.
162
Para una discusión sobre la relación de Bausch con Feuer y Sanasardo y su obra “Laughter Alter All”, ver Franko
2005.
163
Los académicos norteamericanos pertenecientes al campo de los estudios de teatro y performance han sido más
apreciativos de su trabajo. Para ser justo, Kisselgoff ha articulado una respuesta más ambigua y compleja al comentar
el trabajo de Bausch. Al escribir sobre Kontakthof, en 1984, observó: Algunos pueden objetar el largo de la obra de la
Sra. Bausch (podría haber terminado en el intervalo) o el pesimismo (o realismo) de sus observaciones. Aquellos que
no lo hagan, encontrarán su rigor y recursos admirables, sus bailarines –especialmente Josephine Ann Endicot-
también. (Kiselgoff: 1984: 14)
164
Ann Livet, Contemporary Dance (Nueva York: Abbeville Press, 1978), p. 51.
165
Norbert Servos, Pina Bausch Wuppertal Dance Theatre: or the Art of Training a Goldfish (Cologne: Ballett-Buhnen-
Verlag, 1984), p.230
166
Ibid.
167
Trisha Brown, ‘Trisha Brown: an interview’, en Anne Livet ed. Contemporary Dance (Nueva York: Abbeville, 1978),
p. 45-6.
168
Marianne Goldberg, ‘Trisha Brown´s Accumulatios’ Dance Theatre Journal 9(2) (Otoño, 1991), pp.4-7, 39.
169
Susan Sontag, ‘For “Available Light”: a brief lexicon’, Art in America (Diciembre, 1983), p.103.
170
Sally Banes, Terpsichore in Sneakers: Post-Modern Dance [Revised Second edn] (Middletown: CT: Wesleyan
University Press, 1987), p.36.
171
Sally Banes, Terpsichore in Sneakers: Post-Modern Dance [First Edn] (Boston, MA: Houghton Mifflin, 1980), p.15.
172
Banes, 1987.
Sin embargo, esto no fue tan evidente cuando Banes y sus pares estaban
escribiendo veinte años atrás. Estos académicos desarrollaron un concepto de danza
pura desde la perspectiva de Greenberg acerca de la pureza formal de la pintura
abstracta producida por los miembros de la Escuela de Nueva York; lo cual ha creado
una barrera inútil para apreciar rasgos comunes y correlaciones entre la danza
innovadora europea y la danza estadounidense durante los últimos cuarenta años.
Clement Greenberg escribió en 1960 que la tarea del modernismo era:
…eliminar desde los efectos de cada arte todo y cada uno de los efectos que
pudiera eventualmente ser tomado a préstamo desde o mediante el medium de
cualquier otro arte. Por lo tanto, cada arte sería “puro”, y en su “pureza” había
que encontrar la garantía de su nivel de calidad así como también su
175
independencia.
173
Es a Yvonne Rainer a quien se le da el crédito de haber acuñado la categoría “danza postmoderna”. Don McDonagh
utiliza el término en su libro The Rise and Fall and Rise of Modern Dance, escrito en 1970, en el capítulo sobre Rainer.
Michael Kirby fue el primero en definirla en 1975 en su introducción a “Post modern dance issue” en el Drama Review.
El término “Postmodern” fue ampliando su uso en el mundo de la danza después de la publicación de Terpsichore in
Sneakers: Post-Modern Dance. A pesar de que Banes lo escribió como “post-modern”, estoy usando “postmodern” en
las citas donde Banes lo utiliza con un guión.
174
Jack Flam, ‘Introduction: Reading Robert Smithson’, en Jack Flam ed. Robert Smithson: The Collected Writings
(Berkeley, CA: University of California Press, 1996), p.25.
175
Clement Greenberg, ‘Modernism painting’ [1960/65], en Francis Frascina y Charles Harrison eds. Modern Art and
Modernism: A Critical Anthology (London: Harper & Row, 1982), p.5-6.
176
Banes, 1987, p.15-24.
177
Banes, 1987, p.14.
178
Ver el ensayo de Barthes “La muerte del autor” (1977: 142-8), de Foucault “Qué es un autor?” (1977: 113-38,
Simulaciones de Baudrillard (1983). El concepto de Derrida sobre los idecidibles, ver Positions (1981), y para su
concepto de espectrología, Los espectros de Marx (1994).
179
Ver, por ejemplo, la colección editada de Andre Lepecki, Of the Presence of the Body (2004b) y la discusión de
Isabelle Ginot sobre la obra de Vera Mantero (Ginot 2003).
180
Banes, 1987, p.14-15.
Con Wigman, [escribió Martin] la danza se sitúa por primera vez completamente
revelada en su propio territorio; no es una narración de historias o pantomima o
escultura en movimiento o un diseño en el espacio o virtuosismo acrobático o
ilustración musical, sino danza sola, un arte autónomo ejemplificando a fondo los
ideales del modernismo en su realización de la abstracción y en la utilización de
182
los recursos de sus materiales eficientemente y con autoridad.
Martin alegó que Wigman reveló estos ideales por primera vez, por lo tanto, su
trabajo representaba una innovación y creaba un nuevo paradigma. Banes hizo el
mismo tipo de afirmación respecto del Trio A, de Yvonne Rainer: “La historia de la
teoría de la danza”, escribió, “ha sido el conflicto repetido entre aquellos que valoran la
técnica y aquellos que valoran la expresión. Con el Trio A, por fin, este ciclo fue
destruido. No es simplemente un nuevo estilo de danza, sino un nuevo significado y
función, una nueva definición”183. En consecuencia, para Banes, el Trio A ejemplificó
cómo la danza postmoderna superaba modos anteriores de pensar la danza mediante
la transferencia de preguntas acerca del estilo hacia un nivel conceptual
completamente nuevo. Pero no es esto, en efecto, lo que Martin había sugerido en
1933 en su famosa declaración que decía que “La Danza Moderna no es un sistema
sino un punto de vista”184 ¿No estaba Banes claramente argumentando que el punto
de vista nuevo, minimalista, ejemplificado por trabajos como el Trio A era justamente
un punto de vista más novedoso que aquél ilustrado por las obras acerca de las cuales
escribía Martin en 1930? Si aceptamos que hay una diferencia entre el expresionismo
de la temprana danza moderna y las danzas anti-expresivas de Rainer, Brown, y sus
pares, falla el intento de realizar una descripción modernista Greenbergiana, tanto
como también se comete un error al no reconocer diferencia alguna entre la temprana
danza moderna y la tanztheater de Bausch. La raíz del problema es la idea modernista
de “danza pura”.
Para Martin la innovación se manifestaba en el abandono de las referencias
externas que caracterizaban la tradición del ballet del siglo XIX. Ya he señalado que,
para Banes, los bailarines postmodernos hicieron su irrupción reaccionando contra el
expresionismo de la danza moderna. Aceptemos o no estas afirmaciones, tanto Banes
como Martin creían que la danza abstracta, como forma pura, era más sofisticada que
los tipos de danza representativa y, cada uno de ellos creía que su bailarina elegida
estaba reaccionando contra esta última. Pero como el historiador de arte Meyer
Shapiro ha señalado, este punto de vista sobre la abstracción está basado en una
creencia errónea en “que la representación es un reflejo pasivo de las cosas y, por lo
tanto, esencialmente no-artística; y que el arte abstracto, por otro lado, es una
actividad puramente estética, no condicionada por los objetos y basada en sus propias
leyes internas”. Shapiro, sin embargo, afirmó que “todo el arte es representativo. No
hay `arte puro´ incondicionado por la experiencia” 185 Por las mismas razones no hay
seguramente `danza pura´ incontaminada por su contexto político o social. Susan
181
Susan Manning, ‘Modernist dogma and post-modern rhetoric’, TDR 32(4) T-120 (Invierno, 1988), p.34
182
John Martin, America Dancing [1939] (Brooklyn, NY: Dance Horizons, 1968), p.235.
183
Banes 1980, p.49.
184
John Martin, The Modern Dance [1933] (Brooklyn, NY: Dance Horizons, 1965), p.20.
185
David Schapiro, Modern Art: 19th and 20th Centuries, (London: Chatto & Windus, 1978), p.196.
186
Manning 1988, p.37
187
Manning 1988, p.37
188
Ver Manning 1993, 2004.
189
Sally Banes, Greenwich Village 1963: Avant-Garde Performance and the Effervescent Body, (Durham, NC y London:
Duke University Press, 1993), p.3.
190
Banes 1993, p.10, énfasis en el original.
Los tres NO con los cuales finaliza este fragmento se hacían eco de una lista más
amplia de No difundida por el muy conocido ensayo de Rainer, declaración polémica
de 1965, que comenzaba con un “NO al espectáculo” en el cual Rainer definía un
“ámbito de preocupación en relación con la danza, pero existiendo como un enorme
NO a muchos hechos en el teatro de hoy” 192 En él, estos bailarines decían NO a
aspectos de la danza instalada de ese momento, no estaban afirmando los valores de
una sociedad vibrante, rejuvenecida sino criticando sus errores y defectos. Rainer
misma, en un panel de discusión, en 1986, dijo que la todavía unión a…
El historiador del arte Fred Orton y Griselda Pollock han argüido que, allí donde los
artistas norteamericanos se consideraron parte de la vanguardia, construyeron “una
identidad para sí mismos que estaba simultáneamente en oposición a -y era una
extensión de-, las tradiciones americanas y europeas disponibles” 194 195 Es esta
oposición, aspecto crítico de la danza de vanguardia de 1960, el que Banes ha
subestimado.
El modo en que Banes ha utilizado el término vanguardia parece no incluir las ideas
controvertidas con las que Rainer misma asoció el movimiento. Si Susan Sontag
consideró a aquellos bailarines involucrados con el Judson Dance Theater como
“neoduchampianos” y “Dadaístas”196, Banes entendió que la danza postmoderna no
era anti-danza como tal, y sostuvo:
191
Jill Johnston, Marmalade Me, (Hanover, NH and London: Wesleyan Yniversity Press, 1998), p.117.
192
Yvonne Rainer, Work 1961-73, (Halifax, NS: The Press of Novia Scotia College of Art and Design, 1974), p.51.
193
Jayamanne, Laleen, Kapur, Geeta e Yvonne Rainer, ‘Discussing modernity, “third world”, and The Man Who Envied
Women’, Art and Text, (Marzo-Mayo, 1987), p. 46-.
194
Fred Orton y Griselda Pollock, ‘Avant-gardes and partisans reviewed’, en Francis Frascina ed. Pollock and After: The
Critical Debate, (London: Harper & Row, 1985), p.108.
195
Ver también Bürger 1984, Buchloh 1984, Huyssen 1986.
196
Sontag 1983, pp.100,108.
No solo Banes estaba equivocada al creer que la danza moderna de 1920 y 1930
no era modernista, sino que también estaba equivocada acerca del arte minimalista.
La aproximación minimalista a la abstracción formalista era más vanguardista que
modernista. Por esa razón, tanto Greenberg como Fried, vieron el minimalismo como
un asalto a los valores que, según su perspectiva, el arte modernista ejemplificaba. En
un ensayo muy conocido, Michael Fried argumentó que la escultura minimalista de
Robert Morris y Donald Judo representaba una desviación de las descripciones
modernistas de Greenberg porque posicionaba a sus observadores de tal modo que
tomaban conciencia de la presencia de la escultura y de su propia persona,
estableciendo una relación fenomenológica con ella. Esto, sostuvo, era una situación
teatral que era antitética respecto del proceso de la apreciación estética tal como él
creía que debía ser. La escultura minimalista, según Fried, mediante la generación de
presencia exige al espectador ser reconocida como arte mientras que una verdadera
obra de arte está completa en sí misma. Para Fried y Greenberg, la apreciación
estética de la pintura y la escultura era un proceso instantáneo. Fried fue
particularmente crítico de la propuesta de Robert Morris porque la experiencia de la
percepción de su escultura no era instantánea sino durational 198 . Desarrollo este
punto en el capítulo 3. A pesar de que la danza es un arte temporal, a menudo se
supone que la apreciación estética de la danza es también un proceso instantáneo.
Así, Maaxine Sheets-Johnstone (1966), siguiendo a Susan Langer, afirmó que uno
aprecia las formas de danza de un modo inmediato y prerreflexivo. Doris Humphey, al
referirse a la relación entre danza y música, sostuvo que el ojo es más rápido que el
oído 199 . Sin embargo, Yvonne Rainer, al igual que Morris, acentuó la duración al
referirse a sus danzas. Al escribir acerca de su obra de 1965, Parts of Some Sextets,
dirigió la atención a “su duración, su repetición lentificada, su consecuente ebb and
flow* [el cual] todo ello combinado para producir el efecto de que nada sucede”200.
Refiriéndose al Trio A, señaló que estaba diseñado para acentuar “el tiempo real que
utiliza el peso real del cuerpo para ejecutar los movimientos indicados”201 . Es esta
exigencia dirigida al espectador para que éste se tome su tiempo para ver un trabajo
minimalista y, de ese modo, reconocer su presencia, lo que Fried llama teatral. Esto
derivó en su afirmación, ampliamente citada: “El éxito, incluso la supervivencia de las
artes ha pasado a depender progresivamente de su habilidad para vencer al teatro”202.
Los trabajos presentados en la Judson Memorial Church en los comienzos de 1960, y
los realizados en 1970, a los que Banes denominó post-modernos analíticos
generaron un tipo de presencia que fue, seguramente, en términos de Fried, teatral.
(Lo mismo podría decirse de los bailarines de Pina Bausch). Con estas palabras,
Brown estaba enunciando una perspectiva vanguardista en la que los artistas atacan
el elitismo del high art (arte culto) en función de reconectarse con la experiencia
cotidiana de la gente común. En 1968, Calvin Tomkins, comentando el trabajo de
Duchamp, Cage, Cunningham, Rauschenberg y Tingley, afirmaba que: “lo que ellos
estaban tratando de hacer era demoler las barreras que existían entre arte y vida
alejándose el arte por el arte”.206. Esto era seguramente lo que Brown, quien en 1960
había participado en muchas de las obras de danza de Rauschenberg, creía que, tanto
ella como sus colegas estaban tratando de hacer en las performances llevadas a cabo
en la Judson Memorial Church.
Los diferentes modos de recepción producidos por las innovaciones de las
performances de danza abrieron nuevas posibilidades para la aparición de una
plenitud de significados. El modo en que las performances experimentales de danza
han posicionado a los espectadores promoviendo la lectura activa de las propuestas
escénicas y su apreciación desde puntos de vista propios, personificados, es un tema
recurrente a través de este libro. En los inicios de 1960, según Brown, la práctica de
improvisación jugó un papel importante al cambiar la relación entre bailarines y
espectadores:
204
Brown 1978, p.48.
205
Ibid.
206
Calvin Tomkins, The Bride an the Bachelors: Five Masters of the Avant-Garde, (New York: Viking Press, 1968), p.2.
207
Brown 1978, p.48.
208
Trisha Brown, Interview, video; producido y dirigido por Douglas Rosenberg, (Oregon, WI: ADF, 1996).
209
Bryan Turner, The Body and Society: Explorations in Social Theory, (Oxford: Balckwell, 1984), p.36.
210
Mary Wigman, ‘Stage Dance – stage dancer’, en Jean Morrison Brown ed. The Vision of Modern Dance, (London:
Dance Books, 1980), p.35.
211
Martha Graham, Blood Memories: An Autobiography, (London: Sceptre Books, 1991), p.20.
212
Goldberg 1991, p.6
213
Rainer 1974, p.69.
214
Rainer 1974, p.81.
215
Una posible excepción es Carolee Schneemann, que leyó una bra de Simon de Beauvoir durante su título de
master. Desarrollo esto en el capítulo 4.
216
Susan Foster (1986: 236) también utilizó tropos literarios incluyendo la metáfora y la metonimia pero hizo
asociaciones diferentes entre coreógrafos y tropos.
*
Esta autora utiliza las figuras lingüísticas de la metáfora y la metonimia. Para ello establece como en oposición el
cuerpo en placer y el cuerpo en dolor. (metáfora-metonimia). Si la metáfora establece una elección virtual a través de
un sistema vertical de valores que se asocian por su similitud, trabaja borrando las diferencias, la metonimia actúa por
presencia, en un orden horizontal y por contigüidad. Phelan asocia al cuerpo de la performance con la metonimia, ya
que se encuentra en presencia. Sin embargo esta presencia corporal es aparente ya que en la performance la
presencia del cuerpo se disuelve en el acto ya no representándose a si mismo. El esfuerzo de hacer aparecer al cuerpo
se ve truncado porque el cuerpo no puede aparecer sin un otro-representación y que finalmente es lo que mira el
espectador. Por medio de este imposible es que la performance plantea a través del cuerpo preformativo la
imposibilidad de vincular subjetividad y el cuerpo. El cuerpo metonímico de la performance se resiste a la reproducción
metafórica y lo que interesa de esta última es su capacidad de unificar los cuerpos del hombre y la mujer mediante la
similitud, escondiendo las diferencias entre ambos (genitales) de esta forma la cultura reproductiva de la metáfora
reproduce un solo sexo. (N.del T.)
217
Peggy Phelan, Unmarked; The Politics of Performance, (New York and London: Routledge, 1993), p.150, énfasis en
el original.
218
Susan Leigh Foster, Dances that Describe Themselves: The Improvised Dance of Richard Bull, (Hanover, NH and
London: Weslwyan University Press, 2002), p.248.
219
Phelan 1993, p.150.
Owens sostuvo que el surgimiento del arte conceptual, en 1960, derribó esta
división de las artes en categorías disciplinarias separadas mediante el reclamo del
discurso como un medium de actividad estética dentro de las artes visuales. Owens
escribió: “lo que estoy demandando es que la irrupción del lenguaje dentro del ámbito
estético –una irrupción marcada, aunque no limitada por los escritos de Smithson,
Morris, Andre, Judd, Flavin, Rainer, LeWitt- es coincidente o incluso índice definitivo
del surgimiento del postmodernismo”221. Robert Morris, Carl Andre y Donald Judd eran
pintores que habían orientado su obra hacia la escultura,* trabajo que fue catalogado
como minimalismo.* Robert Smithson, Dan Flavin y Sol LeWitt eran escultores que
trabajaban con materiales no tradicionales. Fue significativo el hecho de que Owen
incluyera en esta lista una artista de la danza: Rainer. Para el desarrollo de la teoría
del arte de ese momento, el aporte importante de la nueva danza, fue la manera en
que ésta estaba considerando el cuerpo. Lo que unía a todos estos artistas era el
220
Craig Owens, Beyond Recognition: Representation, Power, and Culture, (Berkeley and Los Angeles, CA: University
of California Press, 1992), p.45.
221
Ibid.
*
Hay razones específicas e importantes, que no podemos desarrollar acá como corresponde, para asumir cierta
prudencia a la hora de referirnos a esos objetos en tres dimensiones como “escultura”. Fue el agotamiento de las
posibilidades del plano pictórico, tal cual lo había sancionado la teoría modernista de Clement Greenberg, y la
percepción de que la abstracción europea era cosa superada, lo que llevó a muchos a cruzar la barrera de la extensión
y la superficie hacia el volumen y la tridimensionalidad. Por otro lado, la línea divisoria entre pintura y escultura era
cada vez menos clara. El comienzo de Specific Objects, el importante ensayo de Judd de 1965, abría con esta frase:
“La mitad o más de la mejor obra de los últimos años no ha sido ni pintura ni escultura”. Y Morris, en abril del ’69 (Notes
on Sculpture, part IV): “La escultura se detiene en seco donde los objetos comienzan”. Es el ilusionismo del espacio
pictórico lo que está en cuestión, y ese cuestionamiento lo había iniciado el propio Greenberg con su idea de planitud.
*
Se impone aquí una aclaración. La mayoría de los escultores minimalistas rechazan los dos términos de ese
sintagma. La pertenencia a un movimiento común, como sucede tantas veces, fue obra más de los críticos y curadores
que de una voluntad declarada de los protagonistas por asociarse entre ellos. Si bien el término “minimalismo” se debe
a un artículo pionero de Richard Wollheim aparecido en enero de 1965, la ironía consistió en que dicho artículo no se
refería a ninguno de los artistas que se mencionan aquí. Durante un tiempo se bautizó a la tendencia con nombres
como “arte ABC” (Barbara Rose), “literalismo” (Michael Fried), “arte de rechazo” (rejective art, Lucy Lippard), “arte
serial” (Mel Bochner), “pintura sistémica” (Lawrence Alloway), “arte reductivo” y un largo etcétera. (N. del T.).
*
el minimalismo introduce una cualidad eminentemente temporal en nuestra apreciación de la obra de arte, ya sea
porque toda experiencia supone una duración determinada o por las condiciones cambiantes, por ende coyunturales,
de cualquier contexto ambiental. Fue un detractor a ultranza del literalismo, el crítico Michael Fried, quien estableció de
manera más decidida los ejes de la discusión. A la presencia (presence) antropomórfica de los objetos minimalistas,
que necesitaban del espectador para completarse como obras de arte, opuso el estar presente, la presencialidad
(presentness) de la abstracción modernista (su ejemplo favorito era el escultor británico Anthony Caro). La distinción
entre presence y presentness ocultaba un temor que el arte posterior no haría más que confirmar: que el efecto profano
de la nueva estética le ganara la partida a los valores idealistas y trascendentes que siempre había defendido la
tradición moderna. Mientras el acento literalista en la presencia de los objetos volvía al espectador conciente de su
fisicalidad como tales, la presencialidad de las obras modernas generaba un efecto absorbente que liberaba
momentáneamente a ese mismo espectador de cualquier forma de autoconciencia. (N. del T.)
*
El argumento de Fried partía de la idea de que la verdadera prueba de una obra de arte consistía en que ésta fuera
capaz de poner en suspenso su propia objetualidad. Las obras literalistas no se distinguían lo suficiente de cualquier
otro objeto. Por lo tanto, cometían el pecado cardinal (desde el punto de vista del modernismo) de tomar efectos
prestados de otras disciplinas. Proyectaban e hipostasiaban la objetualidad, a diferencia de la abstracción, empeñada
en neutralizarla. Al dirigirse al cuerpo del espectador y no, como antaño, a su sentido de la vista con exclusividad, se
convertían en un nuevo género de teatro. Fried era conciente de que el arte minimalista no constituía un episodio
aislado dentro de la historia del gusto sino “la expresión de una condición general que todo lo impregna”.222 De ahí su
famoso dictum acerca de que la pintura se encontraba en guerra con la teatralidad, de que la supervivencia misma de
las artes dependía de su habilidad para vencer al teatro. Teatralidad y duración eran, en cierto modo, sinónimas. (N. del
T.)
223
Brown 1978, p.48.
224
Banes 1980, p.90.
225
Trisha Brown, Lucinda Childs, y Steve Paxton, todos ellos escribieron artículos para el TDR entre 1973 y 1975, la
mayoriía de ellos eran ensayos o entrevistas realizadas en Livet 1978.
A pesar que los bailarines asociados con la Judson Church Theatre crearon
trabajos cuyo vanguardismo radical algunas veces tenía un potencial crítico, los
bailarines individualmente nunca admitieron que su trabajo fuera político. Bausch,
Brown, Paxton, Rainer y sus colegas crecieron durante la guerra fría. Por lo tanto, se
transformaron en artistas en una época en la que el término “arte político” refería al
modelo conservador del realismo socialista, arte oficial de la Unión Soviética. En 1960,
Rainer y sus pares consideraban su trabajo más vanguardista que político. Como
miembros de la vanguardia, estaba tan “comprometidos como descomprometidos con
226
Banes 1993, p.191.
227
Ibid.
228
Ibid. p.242.
229
Banes 1993, p.235.
230
Orton y Pollock 1985, p.108.
231
Bausch en Hoghe 1980: 73, Brown en Stephano 1974: 21, Rainer 1999: 141-64.
232
Servos 1984, p.230.
233
Isadora Duncan, ‘I see America dancing’, en Roger Copeland y Marshal Cohen eds. What Is Dance? (Oxford: Oxford
University Press, 1983), p.265.
234
Serge Guilbaut, ‘The new adventures of the avant-garde in America’, en Francis Frascina ed. Pollock and After: The
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235
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Traducción: Tambutti, Susana.
Revisión: Cadús, María Eugenia y Clavin, Ayelén.
Danza Post-Modern
Yvonne Rainer
Objetos Danzas
Eliminar o minimizar
240
En el caso de Graham es difícil la relación de su trabajo con algo por fuera del teatro ya que habitualmente fue
determinado por una necesidad dramática y psicológica.
241 El término “frase” debe ser distinguido de “fraseo”. Una frase es simplemente dos o más movimientos
consecutivos, mientras que un fraseo, como ya se ha señalado, se refiere a una forma de ejecución.
Es fácil ver por qué el grand jeté (y aquellos movimientos similares) tenían que ser
abandonados. No se puede “hacer” un grand jeté, se lo debe “bailar”, o sea, darle
todos los matices necesarios a la distribución de energía, lo que producirá un clímax
junto con una extensión suspendida del cuerpo y una quietud al promediar el
movimiento. Finalmente, como una trama romántica ampulosa, este tipo de
despliegue particular (con su énfasis en el matiz y la realización virtuosa, su
accesibilidad a la comparación e interpretación, su relación con el conocimiento del
experto, su introversión y narcisismo), se ha agotado en esta década y se perpetúa a
sí mismo solamente mordiendo su propia cola.
Las alternativas que son exploradas ahora, son obvias: pararse, caminar, correr,
comer, llevar ladrillos, mostrar películas, mover o ser movido por alguna cosa externa
a uno mismo. Algunas de las primeras actividades en el área del movimiento propio
utilizaban juegos, movimiento “encontrado” (caminar, correr, etc.) y gente sin
entrenamiento previo. (Uno de los más notables de estos primeros esfuerzos fue el
solo de Steve Paxton, Transit, en el cual realizó el movimiento “marcándolo”. “Marcar”
es la forma en que realizan los movimientos los bailarines en los ensayos cuando no
quieren emplear al máximo la energía necesaria para la ejecución de un movimiento
dado. Los movimientos así producidos tienen una apariencia muy especial, tienden a
borrar los límites entre los movimientos consecutivos.) Estas descripciones no son
todas. Diversas personas buscaron soluciones diferentes.
Por ser, antes que nada, una bailarina, estoy interesada en encontrar respuestas
en el área del movimiento propio, no importa cuántas excursiones haya hecho dentro
del movimiento-puro y no-tan-puro. En 1964 comencé a jugar con frases simples de
uno o dos movimientos que no necesitaban de ninguna habilidad, necesitaban poca
energía y poseían muy pocos acentos. La manera en que estas frases se acoplaban
era indeterminada, o incluso decidida en el momento de la performance. Porque en
ese momento, la idea de un tipo diferente de continuidad representada en las
transiciones o conexiones entre frases, no parecía ser tan importante como el material
en sí mismo. El resultado fue que el movimiento o las frases parecían partes aisladas,
(1966)
Copeland, Roger y Cohen, Marshall (Eds.) What is dance? Readings In Theory And Criticism.
Oxford University Press. 1983.
Traducción: Tambutti, Susana.
Revisión: Cadús, María Eugenia y Clavin, Ayelén.
Cage entendió que la estructura rítmica era impersonal y, por lo tanto, universal;
entendida por todos. También entendió que la estructura rítmica no dicta sonidos
particulares para un fragmento musical, tampoco una secuencia de movimientos para
una danza. Esos elementos eran las manifestaciones de la personalidad. A partir de
1940, Cage puso cada vez menos énfasis en ese impulso subyacente para la danza:
el deseo humano natural por el movimiento rítmico regular. También se alejó del
hecho concreto de que la gente baila la música; que la música puede y de hecho
aporta energía rítmica a la danza.
Lo que se necesita es un arte de danza genuinamente occidental y nuevo, con
movimientos naturales de la personalidad de alguien viviendo aquí y ahora,
organizados en la estructura rítmica (universal), y satisfaciendo el deseo básico de
movimiento rítmico regular que ha sido y continuará siendo el ímpetu subyacente
básico para toda la danza.
(1973)
Bents, Folkert. Resumen de la entrevista realizada a Steve Paxton. Theatre Papers The Fourth
Series, número 5. Darlington. Inglaterra. Junio de 1981-1982. p. 198.
Traducción: Tambutti, Susana.
Revisión: Cadús, María Eugenia y Clavin, Ayelén.
Observé el video como si éste fuera un reloj. Grabé un reloj con su marcación del
tiempo segundo a segundo, durante tres minutos, y luego medí esos tres minutos
para ver si mientras observaba el video, había coincidencia. Las posibilidades podían
ser: el recuerdo temporal de la experiencia estaba distorsionado, o la experiencia no
podía reproducirse en video porque el estado en que yo estaba mientras
desarrollaba la acción no era el mismo al que estaba mientras observaba el video.
En uno de los estados estaba activo y con la adrenalina en funcionamiento, (la
grabación correspondía a una caída y parecía tomar mucho menos tiempo que en la
vivencia). Mientras caía, en la experiencia, pude observar la posición de mi cuerpo,
hacer alguna elección de cómo caer, qué iba a hacer después... Pero al observar
esto en video, mi estado no era activo sino pasivo. Podía sentir algún tipo de
respuesta kinética al observar mi propia danza, pero de todas maneras no era lo
mismo. La conclusión fue que la diferencia existe al observar; y que en esta
observación, a pesar de existir momentos que parecían adecuados, la adrenalina
actúa rápidamente. La expansión temporal es un tiempo de peligro físico. Pasa con
los accidentes. Mi experiencia en un choque fue que mientras veía que iba a chocar,
experimenté un largo tiempo en el que pensé: voy a tener un accidente, tomé
decisiones, decidí que parte era mejor para el choque, que era lo más seguro para
los otros. Tuve una gama de posibilidades...
Una vez que identifiqué el fenómeno, comencé a investigar la gama de sensaciones
que lo acompañan. Todas estas sutiles percepciones temporales no se nos
Si yo fuera más allá, creando nuevos planteos técnicos; esa dependencia se vería
reforzada. Y creo que esto sería contradictorio con la propuesta básica del contact,
en donde no deben existir modelos personales. En todo caso, el modelo es la misma
propuesta y cada uno debe investigar todas las posibilidades que ese modelo le
provee. El movimiento es el maestro. No soy un maestro sino un guía o moderador u
organizador o un foco. El movimiento es el que hace el trabajo y es el material de
trabajo. No se trabaja con un maestro, sino con el movimiento que se ha descubierto.
Tratar de guiar al alumno para que pueda asumir su propia libertad. Sería ridículo
predicar la improvisación como método y trabajar sobre un esquema de liderazgo, ya
que este modelo crearía una dependencia. En la escuela tenemos muchos maestros
que se hacen cargo de las distintas disciplinas que nosotros aprendemos de manera
compartimentada y cuya síntesis corre por nuestra cuenta. Esa síntesis, cada uno la
realiza sin ninguna guía.
Acerca de los trabajos en los que se conecta una emoción o una narrativa, el
postmodernismo en danza cuestiona esa propuesta porque no es posible recrear el
mismo estado, la misma narrativa y los movimientos correspondientes y a la vez repetir
ese trabajo durante años pretendiendo que sea auténtico, ya que a través de esos años
el movimiento investirá a una emoción que ya no está presente. Grotowski da a esto una
solución pidiendo a sus intérpretes que alimenten cada acción física con nuevas
imágenes cada vez. El interés de Paxton en Grotowski proviene además de su trabajo
con la emoción y su conexión con imágenes, de su concepción del actor y cómo éste es
un elemento activo en relación con el entrenamiento. Los actores, entonces, no son
intrumentos pasivos; siguen instrucciones a la manera usual, pero esas instrucciones les
dicen: “toma tu responsabilidad en esta disciplina, responde al ejercicio vigorosamente,
pero al mismo tiempo inventa, siente que estás involucrado en el proceso de consciencia
del contraste entre el mundo físico y el psíquico, y de esa manera tienes que llegar a una
síntesis hecha desde el análisis de la situación”.
La audiencia ve el contact como una interacción entre dos personas. Es un contacto
íntimo en el cual se utiliza un vocabulario muy limitado. Para Paxton la audiencia
conforma un amplio espectro.
Con respecto a la improvisación, Paxton opina que se mueven en ella dos sentidos
del tiempo: uno es el que actúa en el momento preciso y reacciona a los estímulos y otro
es el recuerdo de esas acciones con posterioridad a su ejecución. En general es muy
difícil recordar lo que se ha hecho con el cuerpo durante la improvisación. Es muy difícil
de recrear, puede recordarse algo general pero no las instancias específicas. Puede
recordarse una levantada, cuál era la posición corporal, pero no se puede reproducir la
velocidad, la continuidad del movimiento; sólo pueden recrearse momentos parciales.
Cuando uno quiere recordar movimientos, los hace muchas veces hasta que el
cuerpo lo recuerda kinestéticamente. El movimiento está en los músculos, al mismo
tiempo que en un recuerdo visual y sonoro. Esta forma se opone al trabajo de
improvisación. En una improvisación se está trabajando siempre a partir de un estado.
En las danzas que se repiten, esto se pierde ya que el estado se establece de antemano.
Este es un trabajo de repertorio que ya no le interesa a Paxton, porque es “un trabajo”, y
la improvisación no tiene nada que ver con esto.
O sea, no hay repetición en contact, a no ser por algunas secciones que pueden ser
tomadas como hábitos, pero lo que se repite es una generalidad: se repite el rodar en el
piso, y luego la memoria trabaja como guía al recrear la experiencia, pero eso no impide
que esta sea nuevamente otra experiencia en donde opera un nivel mayor que proyecta
la experiencia en otra dimensión. Según Paxton
Las artes pueden estar relacionadas con los sentidos; a grandes rasgos: la música
con los oídos, la pintura con los ojos, la danza con el cuerpo. Pero la danza sugiere una
excepción porque en Occidente se ha vuelto un arte para espectadores, y es a través de
los ojos que la audiencia inicia una respuesta cinética, o una empatía física con el
bailarín.
La forma en que el arte se relaciona con los sentidos se vuelve más y más
complicada de describir cuando consideramos los sentidos como interrelacionados.
Notamos que los músculos de los ojos mueven el aparato visual para registrar y
focalizar. Los músculos del cuello y del torso mueven la cabeza para facilitar el
movimiento de los ojos. Movemos todo el cuerpo a través del espacio para mirar una
escultura. Y somos capaces de bailar al tiempo de la música por virtud del hecho de que
la audición, que es uno de nuestros sistemas sensoriales más veloces, provoca nuestra
respuesta kinética.
En su creación o ejecución, las artes están profundamente conectadas a
sistemas kinéticos especialmente entrenados, que en una pintura por ejemplo, produce
no sólo imágenes, si no también trazos y líneas características. El “toque” de un músico
es también característico.
Estos son modos de considerar los sentidos, que se alejan del modelo de “los
cinco sentidos”, que es la manera en que a los niños se les enseña acerca de los
sentidos y sus percepciones del mundo. Y pareciera que en la mentalidad común del
adulto, se le agrega muy poco a este panorama inicial. He leído artículos periodísticos
acerca de “los cinco sentidos y el misterioso sexto sentido”, publicados recién este año
(1987). No estoy actualizado en relación al material existente que analiza los sentidos
en todos los aspectos que los componen. Pero a fines del ´70, eran veinticinco sentidos
distintos con nervios diferentes identificados en cada uno de ellos, que ya es un número
mucho más interesante. Si alguien tiene interés en otros modelos, debe leer The Senses
considered as Perceptual Systems de J.J. Gibson, el trabajo de Bonnie Bainbridge
Cohen, Developmental Movement Systems (Sistemas de evaluación del Movimiento)
publicado en números anteriores del “Contact Quarterly”, además de investigar en las
premisas del yoga, acupuntura, o cualquiera de los sistemas físicos orientales que han
sido importados a los Estados Unidos, así como también leer el apasionante texto sobre
El Hombre que confundió a su Mujer con un Sombrero, de Oliver Sacks. Creo que no
podemos tener demasiados modelos de los sentidos y su funcionamiento cuando
consideramos un tema como la improvisación.
Es un poco redundante decir que el modelo en el que estoy trabajando en este
escrito trata sobre el efecto de modelos en la mente, pero no veo ningún otro camino
para abordarlo. En relación a esto, debería mencionar que el pensamiento budista
incluye a la mente como uno de los sentidos. Ese pensamiento me satisface por las
preguntas que despierta en los analistas (¿cuán rápido percibimos nuestro
pensamiento?). Si esto es un planteo ameno para presentarles a los analistas
sensoriales, es porque la mayoría de sus trabajos acerca de los sentidos se refieren a
aquellos más tradicionales, pasando por alto cuestiones acerca de nuestro sentido de la
gravedad, el de los músculos del cuerpo cuando están quietos o el sentido de “ser”, si
puedo proponer tal sentido.
No obstante, la labor de los analistas para descubrir los nervios específicos para
cada aspecto sensorial, es interesante, aunque más no sea para explicar el mecanismo
que nos permite bailar con la música, una forma muy popular de improvisación. Si
podemos saltar en una fiesta, debido a que nuestra percepción del sonido es más de
cuatro milisegundos mas rápida que la percepción de la posición relativa de nuestras
...una palabra
...para algo
243
Mezcla de medios (N. del T.)
...que no puede
...guardar244
Cuando escuchamos música, nos formamos una idea de los intervalos entre las
notas. A medida que se educan nuestros oídos, podemos volvernos muy precisos en la
244
“To keep” también se define como tener, mantener, y conservar. (N. del T.)
...un nombre
Ahora sí, estamos cerca de la improvisación. Cuando estamos perdidos nos tenemos
que relacionar apropiadamente con condiciones desconocidas y cambiantes. El
diccionario explica que improvisación significa “extemporáneo” o “fuera del tiempo”. Yo
sugiero que interpretemos “fuera del tiempo” de dos maneras contradictorias. Sugiero
que descartemos toda noción de relojes, y de mediciones de cesio245 o de la mecánica
celeste, ninguna de las cuales es capaz de improvisación. E igualemos tiempo con
experiencia humana de duración, lo que quiero decir, las experiencias acumuladas en la
vida, para que “el tiempo” signifique en quién nos hemos convertido. “Fuera del tiempo”
significaría que fuera de la experiencia (consciente o no) hay material para hacer algo.
Simultáneamente, “fuera de” debería ser construido como “aparte de”. Tenemos que
usar aquello que nos hemos vuelto, de tal manera como para no ser tan controlados por
aquello que se reproduce automáticamente.
Improvisación es una palabra para algo que no puede mantener un nombre. Si se
queda tanto tiempo como para adquirir un nombre se está comenzando a mover hacia
un lugar fijo. La improvisación tiende hacia esa dirección.
245
El cesio es un elemento cuya radioactividad sirve en la medición del tiempo de restos arqueológicos.
246
Se deriva de “take place” que además significa acontecer, suceder, ocurrir. (N. del T.)
Norbert Servos nació en 1956. Estudió teatro, cine y televisión, alemán y filosofía
en Bonn y Colonia. Durante este período, también trabajó como asistente en
dramaturgia, productor, conferencista y editor. Durante cinco años, desde 1978, fue
miembro del grupo editor de la revista mensual Ballett International. Desde 1983, está
trabajando como periodista independiente para varios periódicos, revistas, y
compañías de radiodifusión, también como autor y coreógrafo. Publicaciones: Bilder
bei Gegenlicht, un volumen de poesía moderna, Colonia, 1979; Pina Bausch –
Wuppertal Tanztheater, un libro de no ficción sobre danza (junto con Hedwig Müller),
primera edición, Colonia 1979; Het dans theater van Pina Bausch, un libro de no
ficción sobre danza, Amsterdam 1982; Geschichte im Dreivierteltakt, una puesta para
una producción en televisión, ARD 1983. Realizó la coreografía de Ich trage das Herz
nicht in mir, una producción de teatro danza, en el Theater am Turm, en Frankfurt on
Main en 1983.
Prefacio
Pina Bausch – Una molestia constante
Las opiniones difieren con respecto a las obras de Pina Bausch. Quizás los
trabajos de otros coreógrafos como Balanchine, Jerome Robbins, Merce Cunningham,
o Hans Van Manen, por ejemplo, permiten al espectador permanecer neutral y
abstenerse en su juicio, o bien concluir que este tipo de ballet o danza teatro no le
afecta y no le concierne, no puede hacer nada con eso. El trabajo de Pina Bausch, sin
embargo, no admite medias tintas. O se lo ama o se lo odia, se lo elogia o se lo
critica, pero es imposible permanecer indiferente o simplemente encogerse de
hombros. Los trabajos de Pina Bausch nos fuerzan a tomar una posición; se está a
favor o en contra (y muy bien podría ser que la agresión violenta desplegada por
aquellos que obstinadamente rechazan Barbazul se deba al hecho de que las obras
los ofenden en un nivel más profundo del que están dispuestos a admitir, aún para sí
mismos). Tal como lo entiendo, existen dos razones básicas para el desconcierto
Jochen Schmidt
Introducción
Danza y emancipación
¿Cómo nos escuchamos por primera vez? Como un canto a nosotros mismos sin fin, y en
la danza. Aún son innombrables. No tienen vida propia. Y nadie les ha dado forma. Poseen,
para el observador atento, el encanto del comienzo original. Pero primero debe atravesarse
Algo Más, que deje que la expresión esté amplia y firmemente preparada.
247
Ernst Bloch. Zur Philosophie der Musik.
Cuando Pina se hizo cargo del Dance Theater del Wuppertal Bühnen a comienzos
de la temporada del 1973/74, se produjo un cambio en el anquilosado desarrollo de la
escena del ballet alemán. Naturalmente, otros coreógrafos antes que ella –como Hans
Kresnik, en Bremen y Gerhard Bohner, en Darmstadt- habían comenzado a romper
con el limitado marco de expresión tanto de la danza clásica como la moderna,
buscando nuevas formas apropiadas a la época. Pero la compañía de Wuppertal, bajo
la dirección de Pina Bausch, fue la primera en establecer el término “danza teatro” –
usado, hasta entonces, ocasionalmente en los nombres de las compañías de danza-
como sinónimo para un género nuevo e independiente. La danza teatro, una mezcla
de danza y elementos teatrales, abrió una nueva dimensión para ambos géneros.
Básicamente, el término se sostenía para un tipo de teatro que se dirigía a algo nuevo
en la forma y en el contenido.
El Wuppertal Dance Theater descubrió y desarrolló este inusual campo de acción
en medio de una cultura de ballet que –aparte de los pocos centros experimentales
como Bremen, Darmstadt y Colonia– estaba esencialmente satisfecha con la
preservación y la gradual puesta al día de su herencia clásica o con la danza moderna
que se importaba desde los Estados Unidos. Nuestra propia tradición del
Ausdruckstanz, con nombres como Mary Wigman, Rudolf von Laban, Harald
Kreutzberg y Gret Palucca, había sido eliminada desde la Segunda Guerra Mundial.
Pugnando por un teatro apolítico y supuestamente atemporal, la gente evitaba la
confrontación con los provocativos ancestros cuyo radical rechazo de las zapatillas de
punta y tutús expresados tempranamente en 1920, habían creado un nuevo
entendimiento del cuerpo esencial. John Cranko, un innovador a pesar de su base
clásica, era una excepción. Es ahora, por primera vez, con Pina Bausch, que se
restablece el contacto, de manera indirecta, con esta casi olvidada tradición
revolucionaria; sin su ecce homo pathos, sin su universal fatalismo, de una manera
completamente nueva. A través de cada una de sus obras, el Wuppertal Dance
Theatre, gradualmente trazó un camino hacia un objetivo al que la Ausdruckstanz
había, probablemente, siempre aspirado: liberar la danza de los límites de la literatura,
aliviándola de las ilusiones de los cuentos de hadas, conduciéndola hacia la realidad.
El entrenamiento de Pina con Kurt Joos en la Folkwang School, en Essen, la puso
en contacto con el concepto de movimiento de la Ausdruckstanz; además sus
períodos de estudio en Nueva York la habían familiarizado con la danza moderna y,
con sus primeras obras, de las cuales la más sobresaliente posiblemente haya sido La
consagración de la primavera; Pina Bausch creó una síntesis altamente original entre
247
Ernst Bloch. Zur Philosophie der Musik; Frankfurt/Main, 1974, p.7.
El WuppertaI Dance Theater produjo por primera vez material para la discusión del
significado de la realidad en el escenario del ballet. Este tipo de “teatro de
experiencia” no sólo cambió la condiciones de recepción mediante la implicancia de
todos los sentidos del espectador sino que la transferencia de la danza desde un nivel
estéticamente abstracto a uno de experiencia física cotidiana se transformó no sólo en
un problema de estilo, sino también en una diferencia en términos de contenido.
248
El concepto sociológico de “estructura de afectos” (“Affekt-struktur”) está tomado de Norbert Elias, Über den
ProzeB der Zivilisation, 2 volúmenes, Frankfurt/Main, 1976. Elias lo entiende como la dimensión de la “naturaleza
interior” del individuo, la modificación de su comportamiento físico e instintos, en relación con la “naturaleza
exterior”, las condiciones sociales y económicas de ciertas formas de la sociedad.
En su Zur Philosophie der Musik, Ernst Bloch describe la danza y la música como
los elementos originales de la auto-afirmación humana; ubicándolos antes que la
literatura. Pero “no están vivos por sí mismos,...primero tenemos que atravesar Algo
Más, que deje a la expresión ser amplia y firmemente preparada”7.
La danza tuvo que andar un largo camino para finalmente encontrarse a sí misma,
para emanciparse de sus propios modos y encontrar el camino hacia sus orígenes.
Pero la distancia recorrida no puede ser medida por ese tipo de millas tan del gusto de
los historiadores. Hablar de la técnica se ha vuelto finalmente irrelevante en lo que a
la gente concierne. El trabajo del Wuppertal Dance Theatre rompe la trama escrita de
la historia de la danza que pasa ciegamente, de una innovación técnica a otra, como
si el ser humano danzante, entre todos los seres, no tomara parte en la trama social.
Las “técnicas” sirven para retratar a la gente, y no a la vanidad de una rutina que se
ha transformado en un fin en sí mismo. En función de entender la importancia del
trabajo de Pina Bausch para el género como un todo, uno debe retroceder un poco
más lejos. El camino hacia el cuerpo en movimiento como tema de la danza teatro
tuvo consecuencias de largo alcance. La historia universal del cuerpo y el desarrollo
de un cierto control físico, se hacen presentes en el comportamiento cotidiano y visible
(y esto es examinado para la actualidad), hasta un punto en el que se marca el fin de
una fase de desarrollo. Únicamente el sociólogo Norberto Elias ha examinado la
relación entre corporalidad, economía y estructuras sociales8.
Elias trabaja sobre la premisa según la cual “el desarrollo del comportamiento
“civilizado” está estrechamente ligado a la organización de las sociedades
occidentales en estados”9. Porque existe un lazo inextricable entre el crecimiento
personal y las estructuras sociales.10
Para Elias, el rasgo central es el desarrollo de la “naturaleza interna” del hombre,
que abarca la esfera total del comportamiento humano, la modificación de sus afectos
físicos e instintos. Para él, el proceso de la civilización, sobre todo, toma la forma de
una “modificación de la estructura del hombre hacia una mayor rigidez y diferenciación
en el control de sus afectos, incluso en lo que se refiere a la experiencia de los
mismos”.11
La marcha de la historia revela la dependencia creciente de los individuos entre sí y
la exigencia de una mayor rigidez en el autocontrol de los individuos. Esta
“modificación de las estructuras humanas individuales” está en relación con “la
modificación de las configuraciones que los hombres construyen juntos, las cuales
conducen a un nivel mayor aún de diferenciación e integración.”12
Este sometimiento a la “naturaleza externa”, debido fundamentalmente a la
industrialización, se está ramificando, cada vez más, en áreas técnicas más
separadas, está acompañada por un control, cada vez mayor, de las manifestaciones
instintivas y físicas. Un signo indicador de este proceso de modificación en la
7
Cf. Nota 1.
8
Norberto Elias, Über den ProzeB der Zivilisation, cf. Nota 2.
9
Ibid., Vol.1, p. LXXVI.
10
Ibid., p.XX.
11
Ibid., p. XI
12
Ibid., p. X
Consagración de la primavera
Las tres partes de la velada con música de Stravinsky llamada Rite of Spring
(Consagración de la primavera) es considerada una de las obras de más éxito y más
253
De la versión tripartita original sólo se representa actualmente la primera.
Claveles
254
La obra fue considerablemente modificada y re-trabajada después del estreno. Se agregaron cinco policías, se
alteraron varias secuencias y otras se ampliaron con nuevos elementos. La descripción incorpora la versión
modificada.
Café Müller
255
La obra es interpretada según una versión más extensa, el contenido es el mismo. La descripción describe el
estreno.
256
Originalmente, este papel fue interpretado por el escenógrafo Rolf Borzik, quien incluyó en la obra su trabajo
en la realidad: facilitar a los bailarines el “espacio para moverse”.
Bibliografía
Brecht, Bertolt. Kleines Organon für das Theater, in: Gesammelte Werke, Vol. 16,
Frankfurt/Main, 1977.
Elias, Norbert. Über den ProzeB der Zivilisation , 2 volúmenes, Frankfurt/Main, 1976.