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Alianza Universidad. Textos


Marvin Harris

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Otros títulos del mismo autor en ALIANZA EDITORIAL:

LB 755 Vacas, cerdos, guerras y brujas


Introducción a la
Los enif!,mas de la cultura
AU 324 El materialismo cultural
antropología general

Versión española. de
Juan Oliver Sánchez Fernández

O4 JUH. 1985 .
C-1?'=- P5-)l3/
. \:--

Alianza
Editorial
,
Título original: INDICE
Culture, Peop/e, Nature - A n Introduction to General
Anthropology
3rd. Edítion. Publicado con autorización de Harper & Row,
Publishers, Inc., New York

Primera edición en "Alianza Universidad. Textos": 198 1


Segunda edición en "Alianza Universidad. Textos": 1982
Tercera edición en "Alianza Universidad. Textos" : 1983 (septiembre)
Cuarta edición en "Alianza Universidad. Textos": 1983 (diciembre)
Quinta edición en "Alianza Universidad. Textos": 1984

Prólogo a la tercera edición . . . . . . . . . . . . . . . . .. 11

Capítulo l. ¿Qué estudian los antropólogos? _. .. . . . . . . . . . . . . . . . 14


¿Por qué la antropologfa?, 15.-La diversidad de teorías antropológicas, 16.-Resumen, 18.

Capítulo 2. La evolución orgánica . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19


Reproducción, herencia y sexo, 19.-Genes y cromosomas, 20.-La herencia de los ge·
nes, 22.- Genotipo y fenotipo, 25.- Genes dominantes y recesivos, 26.-Las fuerzas de
la evolución, 27 .~La selección natural y la • lucha por la supervivencia», 28.-Adapta·
ción y evolución general, 29.-Resumen, 30.

Capítulo 3. Genealogía y naturaleza humanas 31


Del animal al primate, 31.-EI orden de los primates, 34.-El suborden de los antropoides
frente al suborden de los prosimios, 37 .-Las superfamilias de los antropoides, 37 .-
Caracter!sticas de los hominoides, 38.- La familia de los homínidos frente a las famil ias
de los póngidos y los hilobátidos, 40.-La sexualidad de los hom!nidos, 48.- Lenguaje
y cultura, 49.-Resumen, 50.

Capítulo 4. Los primeros homínidos . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . 53


© 197 1 by Thomas Y. Crowell Co. Un reloj evolutivo, 53 .-Del hominoide al hom!nido, 55.-Los homínidos del Plio-Pleis·
toceno, 57.-Los australopitecinos, 60.-H omo babi/is, 62.-Los útiles y los hom!nidos
© Ed. cast.: Alianza Editorial , S. A., Madrid, 198 1, 1982, 1983, 1984 del Plio-Pleistoccno, 65.-Uso de útiles entre monos y simios contemporáneos, 66.-La
Calle Milán, 38; "n' 200 00 45 cultura infrahumana y el problema de las múltiples especies, 70.-Cooperación sexual,
reducción de caninos y cultura, 72.- La pérdida de controles instintivos sobre el domi-
ISBN: 84-206-8037-0 nio y la agresión, 74.-La caza y los homínidos del Plio-Pleistoceno, 76.-Resumen, 80.
Depósito legal: M. 33.090-1984
Compuesto en Fernández Ciudad, S. L. Capítulo 5. Los orígenes del H omo sapiens .. . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 82
Impreso en Hijos de E. Minuesa, S. L.
El Homo ereclus. 82.-¿Fue Africa el jardín del Edén?, 86.-Culturas del Homo erec-
Ronda de Toledo, 24 - Madrid-5 lus, 87.-Consecuencias culturales de la caza mayor, 91.-EI Homo sapie11s arcaico, 93.-
Printed in Spain Una especie, un mundo. 104 .-Resumen, 104.

7
8 Indice
Indice 9
~Capítulo 6. Los orígenes de las variaciones raciales ........... . 106
Las razas como poblaciones, 106.-Frecuencias frente a arquetipos, 107.-Vnriflcioncs 'Capítulo 14. La organización de la vida do1néstica ... 261
dentro de las poblaciones, 108.-Categorfas raciales, 108.--C!inas, 110.-Los gnipos san-
guíneos y la raza, 112.-La cxplícación de los polimorfismos humanos, 114.-Antigiicdad La esfera domútica de la cultura, 261.-La familia nuclear, 262.--··Altcnrntivas a la
de las razas actuales, 115.-EI caso del color de la piel, 118.-Resumcn, I20. familia nuclear, 263.-La poligamia y la familia nuclear, 264.,.-La familia extensa, 265.-
Los grupos domésticos con uno solo de los padres, 267.--¿Qué es el matrimonio? 268.---
La legitimidad, 270.--Funciones del matrimonio, 271 .--El matrimonio en las familias
• Capítulo 7. La naturaleza de la cultura .............. . 123 extensas, 272.--Los grupos domésticos y la evitación del incesto, 274.-Los matrimonios
prefcrenciales, 278 ....-Jlesumen, 279.
Definiciones de cultura, 123.-Enculturación y relativismo culturnl, 124.-Umirnciones
del concepto de encult.uración, 125.---La difusión, 127 .-Aspectos mentales y conduc-
tuales de la cultura, 12_8.-Aspectos emic y etic de Ja cultura, 129.-El patrón univer-
sal, 130.-Estrategias alternativas de investigación, 132.-La estrategia del mMerialismo "Capítulo 15. Parentesco, residencia y filiación 282
cultural, 133.-Resumen, 134.
El parentesco, 282.-La fí!iación, 282.-.,Las reglas de filiación, 284 ..-.. Grupos de filía·
ción cognaticfa: variedad bí!a1eral, 287.-Grupos de filiación cogirnticia: variedad ambi·
Capítulo 8. El Paleolitico del Viejo Mundo . . . . . . . . . . . . . . . . .. lineal, 288.-Grupos de filiación unilineal, 289.··-·Pautas de residencia postmarítal, 290.--
Causas de la filiación bilateral, 291.-Determinantes de Jos linajes y clanes cognati·
El «despegue» cultural, 136.-- Períodos prehistóricos, 137.-Desanollos del Paleolítico cios, 292.--·Determinantes de los linajes y danes uni!ineales, 293.-Causas de fa patri-
Inferior, 138.-Desarrollos del Paleolítico Medio, 141.-El Paleolítico Superior, 144.-- localidad, 294.~-·Causas de la matrilocalidad, 295.-Causas de la avuncu!ocalidad, 297.··-·
El fin del Paleolítico, 149.-Resumen, 154. Terminologías de parentesco, 299,---La terminología esquimal, 299.-La termínología ha·
waiana, 300.-La terminología iroquesa, .301.-·-Resumen, 303.
Capítulo 9. El Neolítico y la aparición de ciudades y estados . . . 156
El Neolítico, 156.-El Neolítico en el Oriente Medio, 157.-Los orígenes de la a¡;ricuJ.
tura, 159.-La domesticación de animales, 160.-Las causas del Neolítico, 163.-E! Neo·
Capítulo 16. La organización política en las bandas y aldeas ... 305
Htico y las «revoluciones» urbanas, 165.-La difusión del Neolítico, 167.-El Neolítico
en el este de Asia, 168.---El Neolítico en el Sudeste asiático, 169.-El Neolítico ;1íri· La ley y el orden en las sociedades organizadas en bandas y aldeas, 305.-El «con1unismo
cano, 171.--Resumen, 171. prirnicivo», 306.-Movilización de Ja opinión pública: el dudo de canciones, 307.-
J\Iol'ilizacíón de la opinión pública: acusaciones de brujería, .309.--El lidera;;go de los
cabecillas, 311.-La oposición complementaria, 313.-Las vcngan;;as de sangr~·, 315.--
J\sociaciones no basadas en el parentesco·. las ~sociacioncs no residenciales, 316.-Re·
Capítulo 10. La segunda Tierra 173 sumen, 317.
¿Cuándo se descubrió América?, 173.-El Paleolítico del Nuevo Mundo, 175.-El «Neo·
lítico» del Nuevo Mundo, 177.~-La secuencia mesoamericana, 179.-·El papel de Jos ani·
males domesticados, 181.-El desarrollo de los estados, ciudades e imperios del Nuevo -Capítulo 17. El control y el origen del Estado . . . . .. 319
J\hmdo: las tierras bajas mesoamericanas, 182.--El desarrollo de los esrndos del Nue.
vo JV!undo: las tierras altas mesoamericanas, 185.·--Los desarrollos al norte de Méxi·
co, 187.-El desarrollo de esrndos en América del Sur, 188.-El significado de la La gran transformación, 319.-Los sistemas de «grandes hombres», 320.-Los "grandes
«segunda Tierra», 189.-Resumen, 191. hombres» y la guerra, 321.-Jcfes, guerreros >' r<'dislribución: trobriandeses y chero·
kce, 322.-Lirnitaciones del poder de Jos jefes, 324.-De la jefatura al reino, 325.--
Un reino africano: Bunyoro, 327.-EI feudalismo, 328.-Un ímperio americano autóc·
Capítulo 11. Energía y ecosistema 194 tono, 329.-El Estado y .d conuol del penrnmicnto, 330.-EJ control del pens1uniemo
en contextos modernos, 331.-EI Estado y Ja coacción física, 334.-Resumen, 3.35.
La energla, la ecología y los ecosistemas humanos, 194.-La influencia de la tecnolo·
gía, 195.-La influencia del medio ambiente, 196.--Sistemas de energ(a alimentaria, 197.-
Un sistenia de energía alimentaria de cna y recolección, 198.---Llmite.s ambie.ntales al Capítulo 18. Los grupos estratificados ..
rnmaño de Ja banda, 199.-La capacidad de sustentación y la ley de los rendimientos 338
decrecientes, 200.-Expansión, íntensificaci<ín y cambio te<:nológico, 201.-Un sistema
energético de agricultura dependiente de las lluvias, 203.-Un sistema de energía ali· Clase y poder, 338.-Sexo, edad y clase-, 339.---Las dimensiones emic y Nic y la con-
mentaria de tala y quema, 203.-El elevado costo de Jos cerdos, 206.-Un sistema de ciencia de clase, .3.JO.-La .explotacíón económica, 342.- -La clase dfrigente en los Es·
cnergla alimentaria de agricultura de regadío, 206.-Energía y pastoreo nómada, 208.-.. tados. Unidos y Ja Unión Soviética, 343,-La concentración de. Ja rique?.a, 345.--Clnse
Sistemas industtíales de energía alimentaria, 208.-·El mito del incremento del ocio, 210.-- y esu!o de vída, 3'18.--·Clases cerradas y abiertas, 349.·-·~Límires de la movilidad de las
Resumen, 211. clases, 350.-Minorías y mayorías, 351 .. .,.J\simílación frente a pluralismo, 352.-Plura-
lismo )' «P<.,dcr negro,,, 354.-~El chauvinismo étnico frente a la conciencia de clase, 356.-·
Las castas vistas desde arriba y desde abajo, 357.--Resumen, 360.
Capítulo 12. Regulación demográfica y guerra ... 215
Controles culturales sobre el crecimiento demográfico, 215.··--Las técnicas anticoncepti·
vas, 216.-Técnicas empleadas después de la concepción, 217.-·-La influencia de las en· Capítulo 19. Desarrollo y subdesanollo .. 363
fermedades, 218.-La presión demográfica, 219.-La guerra entre los pueblos cazadores
y recolectores, 220.-La guerra entre _agricultores aldeanos, 221.-L~ gucrrn y la regula- Definición de desarrollo y subdesarrollo, .363.-Las causas de la revolución índus·
ción del crecimiento demográfico, 222.-Goerrn, población y ecología: los maring, 224.- nial, .366.-La tecnología en China, 366.--Despotisnw oriental e industrialización, 368.-
Explicaciones alternativas de Ja guerra en Nueva Guinea, 227.--:--Pro1d1rns animales y Capirnlísmo y tecnología, 369,-EI capítalismo y la ética protestante, 370.-Colonialismo
guerra: Jos yanomamO, 229 .-¿Por qué las proteínas anímales?, · 2.3) .-A~pectos adaptati- y subdesarrollo, 371.-lndonesia y Japón, 372.-Japón, 374.--Alternativas al subdesarrollo
vos e inadaptativos de la guerra, 232.-Resumen, 233. en la era postindustrial, 376.--~La revolución verde, 378.-·Los límites de Ja tecnificación
y el crecimiento industrial, .381.-Bueyes fre:ite a tractores, 382.-Población y dcsarro·
Capítulo 13. Econo1nía, intercan1bio y control 236 Jlo, 383.-Resum;n, 386.
Definición de economía, 236,-El intercambio, 2.37.-Los intCrcambios rcdprocos, 237.·-·
El problema de los aprovechados, 238.-La reciprocidad }' el conwrcio, 240.-·EI Capítulo 20. Pobreza y cambio cultural ..... .
Kula, 241.--El intercambio redistríbutivo, 242.~.La reciprocidad frente a ln r<'distribu· 389
ción, 243.-La ecología cultural de la redistribuci6n y la reciprocidad, 2<15.--E! origen
de Jos potlatches destructivos, 245.-La redistribuci6n estratificada, 247 ..... EJ intercmnbio La imagen de la limitación de Jo bueno, 389.-El sisal en Brasil, 391.-San Pedro: una
de mercado: la compra-venta, 248.-EJ dinero, 249.-EJ capitalismo, 251.---El capita- historia con éxito, .391.-La cultura de Ja pobre?.a, 39<1.-1.a gratí(icación diferida y la
lismo sin estado: el caso de los kapauku, 252.-La propiedad de la tierra, 254.-La futílidad del trabajo, 396.-Entonccs, ¿quién tiene la culpa?, 398.-·Emborracliarse en
economía poiltica de Ja vida campesina, 255.-Resumen, 258. Den\'er, 400.-Emborracharse en Truk: ('guerreros de fin de semana», 401.-Valores
y familia matrifocal: Jos Flats, 402.--·El destino de !as bandas ~, aldeas preestarnlcs, 404.-
Resumen, 406.
10 J ndicc PROLOGO A LA TERCERA EDICION
Capítulo 21. Variedades de experiencia religiosa ... 409
El animismo, 409.-Las tres almas de Jos jívaros, 410.-Animatismo y mana, .¡¡/ l.u
natural y lo sobrenatural, 412.-Lo sagrado y lo profano, 413.-Magi;\ y tdigi,'m, ·11·1
La organización de las creencias y prácticas religiosas, 415.-··Crccnci;ls y ri1u:1ks indivi
dualistas: Jos esquimales, 417.·--La organi~ación de las creencias y ritll;lks íudi\•id1"i
listas, 417.-Los cultos chanrnnistas, 419.-EI chamanismo tapirnpl~, ·!20. Cln1m.11w~.
brujería y caza de brujas, 421.-Los cultos comunitHios, 423.--Ritos com11ni1,11i<" ,¡,.
solidaridad: el totemismo, 423.-Ritos comunitarios: los ritos Je ¡rnso, 11/.5. La ci1nm
cisión, 425.-Los cultos eclesiásticos, 427.-La religión de los aztecas, 428. H1·s1rnw11, ·110.

Capítulo 22. La religión como adaptación ...... 433


Religión y economfa política: Jos dioses supremos, 433.····La religión impl'iia!, ·D~.
El sacríficio humano y el rnnibalismo entre los aztecas, 436.···-Los movimienws d(' n•vi
tali:tación, 438.--La revitalización entre Jos americanos nativos, 439.·---Los cultos «Car·
gO>>, 441.---Cristianismo y revitalización, 443.-Revitali?.acione~ en Europa, 4'1<1. Talní,
religión y ecología, 446.-La vaca sagrada, 4·18.-Resumen, 451.

Capítulo 23. Lenguaje y cultura ... 4.54


La universalidad semántica, 454.-La arbitrariedad, 456.·--La dualidad de organi?.a·
ción, 457.-... Sistcmas fonémicos, 458.-Los morfemas, 460.~--Gramática: reglas que rigen
Ja construcción de morfemas, 460.--Gramática: sintaxis, 461.-La estrlictura profun-
da, 462.··-Los simios y el lenguaje, 462.---·La adquisición del lenguaje, 464.-La equiva.
lencia de todas las gramáticas, 464.-·Gcncraiidad y especificidad, 465.-Lenguaje, clas<'
social y ernicidad, 467.-·--.Lenguaje, pensamiento y causalidad, 468.--EJitismo y sexismo
obligatorios, 470.-El cambio Jíngi.iístico, 472.-·Lenguaje y conciencia, 474.~-Resumen, 475.

Capítulo 24. El animal artístico . . . . . . . .. . .. 478 El contenido y organización de este libro tienen con10 objetivos princi-
¿Qué es el arte?, 478.-EI arte como categoría cultural, 479.--Arte e invención, 480.- pales: (1) preservar la unidad de la anrropología como disciplina y (2) vincu-
Arte y organización cultural, 482.·--Arte y religión, 485.-Ane y política, 486.--~La evo·
lución del arte, 487,-La complejidad del arte primitivo: Ja retórica campa, 488.-··EI lar los hechos y teorías de la antropología con importantes cuestiones con-
mito y los contrastes binarios, 490.-EI fútbol frente a Ja música rock, 492.-Resu. temporáneas. Estos objetivos son ínterdependientes. Sólo centrándonos en
men, 493.
cuestiones impor.tantes se puede preservar la unidad de la antropología. Y
Capítulo 2.5. Roles sexuales y personalidad ...... 495 sólo preservando la unidad de la antropología, con sus perspectivas globales
sobre los procesos hun1anos, culturales y naturales, los estudiantes conse-
Cultura y personalidad, 495.-Educación infontil y personalidad, 496.--Paurns y te·
mas, 498.-~Personalidad básica y cHácter nacional, 499.·-Edipo y personalidad, 500 .... guirán hechos y teorías sobre cuestiones que les atañen.
Personalidades alternativas masculinas y femeninas, 501,---Un complejo de suprenrncfa
masculina: Ja política, 50.3.-Política sexual y contaminación, 505.-Re!ígión y política La fragmentación de la perspectiva antropológica está estrechan1ente re-
sexual, 507.···-Supremacfa masculína y organización doméstica, 508.-La guerra y el lacionada con la periodi.zación del curso universitario. Cuanto más corto es
complejo de supremacfa masculina, 509.-Mascu!inidad, guerra y complejo de Edi·
po, 512.-Ritos de iniciación masculina, guerra y roles sexuales, 512 ..-La anatomía no . el curso, mayor la tentación de concentrarse únicamente en una o dos sub-
es el destino, 514.--Modalidades de experiencias sexuales, 515.-La homosexualidad, 517.-
Roks sexuales en Ja sociedad industrial, 518.--Rolcs sexuales parn el futuro, 520.-- disciplínas, ya que los profesores no pueden examinar, en el breve tie1npo
Resumcn, 521.
de que disponen, todos los materiales de la antropología física, la arqueo-
Capítulo 26. Herencia) cultura y libertad 524 logía, la lingüística y la antropología sociocultural. De ahí que se haya des-
arrollado una tendencia a escribir textos introductorios consagrados a una
La raciología científica, 524.--Etnografh y genes, 526.-El nuevo racismo científico:
la lntellgencia, 527.--Los primeros tests de ínteligencia, 527.-Tests recientes de inteli- o dos subdisciplinas, especialmente) la antropología social o cultural, por una
gencía, 529.-La medición de J¡¡ heredabi!idad, 530.-Heredabilidad y cultura, 531.-La parte, y la antropología física y la arqueología, por otra. Estos cursos más
elevación del C. I., 532.-C. I. y cultura, 533.-La naturalc~a hu111ana, 536.-La SOCÍO·
biología, 536.-La socíobiología y Ja naturaleza humana, 538.-La escala de conduc-
ta, 542.-E! caso del infanticidio fcmeníno en el seno de la élite, 5<13.-Detenninismo,
cortos y especialízad0s se in1parten con la esperanza de que los estudiantes
ciencía e indíviduo, 545.-Causalida<l probabilística, 545.-Rcsumen, 547. completarán su co1nprensión de lo que la antropología tiene que ofrecer
inscribiéndose en cursos complementarios de las demás subdisciplinas. Con
Apéndice. Algunas estrategias de investigación alternativas .5 .50 demasiada frecuencia) sin embargo, este primer contacto con un curso intro-
ductorio de antropología constituye para el estudiante la única oportunidad
Bibliografía 554 de conocer los te1nas de vital importancia de que tratan) conjuntamente, los
subca1npos de la antropología. Además) aunque el estudiante reciba un se-
Glosario ..................... .. 592 gundo curso introductorio, el uso de un libro de texto diferente y la propia
11
12 Introducción a la antn>po!ogía general Prólogo a la tercera edición 13

perspectiva de estudio reducen en buena medida el ín1pacto. del punto de nuevas introducciones y resú1nenes n1e obligó a ptestar atención a los prin-
vista antropológíco general. cipales puntos tratados en cada apartado, al tenia de todo el capítulo y a la
Este libro está indicado para profesores de cursos íntroductnrios tanto relación de cada capitulo con la estructura del libro en su totalidad. Es-
largos como cortos. No se ha intentado dar repaso a todas las n1ntcrias de pero que esto lo acerque 1nás al tipo de libro sobre el que los estudia11tes
los distintos subcatnpos. En vez de ello, los subca1npos se presentan en nunca tendrán que preguntarse: «¿Por qué tene1nos que aprender es_~o?1>
relación con sus respectivas aportaciones, sustantivas y teóricas, a Ja expli- Otra innovación que, a n1i entender, acrecienta la legibilidad y Cohe~
cación de la condición hun1ana y de las causas de los principales fenó1ne- rencia de esta edición es la discusión de las principales estrategias de in-
nos socioculturales. Pattin1os de la pren1isa pedagógica de que la función vestigación y Ja cxp1ícítación de las propias tendencias estr~tégicas del
de un curso introductorio de antropología no consiste en ensefü1r a los autor. I-Ie hecho esto, espero, sin elín1inar enfoques alternativos, de tal
estudiantes cón10 hacerse antropólogos (ésta es tarea de cursos avanzados). modo que aquellos que discrepen del 1nío no tengan que experin1entar n1al-
La función prünordial de una introducción a la antropología es propor- estar alguno al n1anejar esta edición.
cionar a tantos estudiantes co1no sea posible una con1prensión antropoló-
gica de cuestiones clave. De acuerdo con esta pre1nisa, he recurrido a cada MARVIN IIARRIS
subcan1po sólo en la inedida en que había cuestiones vitales de sustancia
y teoría directan1cnte ligadas a, o dependientes de, un conocíniiento de los
materiales implicados. Se ha prestado especial atención al problema de la
continuidad entre apartados y capítulos en relación con su pertinencia in-
telectual. Materiales anteriores llevan a análisis ulteriores; inateríales pos-
teriores ren1iten a análisis anteriores. Pocos puntos de interés puran1ente
gratuito se hallarán; a lo largo de tocia la obra se ha procurado poner el
acento no sin1ple1nente en la descripción, sino en la explicación. Para los
profesores que disponen de un curso introductorio inás largo, Ja coheren-
cia del enfoque, el énfasis en la causación y la unidad lógica del todo han
de abrir posibilidades creadoras de discusión y nuevas lecturas.
Este libro también presenta diferentes opciones para pi-ofesores limi-
tados a cursos tnás cortos de carácter ttin1estral, cuatrünestral o se1nestra1.
Puede que deseen abteviar el libro de conforn1idad con sus propias prio-
ridades intelectuales y profesionales 1 escogiendo algunos capítulos y apar-
tados y on1itiendo otros. Prescindiendo de la opción que elijan -dar sólo
parte del libro o ponerlo con10 lectura general obligatoria o recon1enda-
da-1 los estudiantes no pueden n1enos que beneficiarse de la exposición
a una n1uestra tepresentativa niás an1plia de in1portantes cuestiones antro-
pológicas. Probablc1nente, no sufrirán el n1alentendido de que la antro-
pología es sólo huesos) o vasijas, o costun1bres inatrin1oniales prin1itivas.
Y lo que es inás in1portante, será n1ás probable que se gradúen en la uni-
versidad conscientes de que deben to111ar en serio la antropología sí pre~
tenden tener opiniones infounadas acerca de la relación entre raza 1 lengua
y cultura; el origen de la estratificación social; y las causas de la guerra, el
subdesarrollo, la pobreza y otros fenón1enos socioculturales significativos.
Casi una tetcera parte del contenido de esta edición es nuevo o ha sido
puesto al día. Se han incluido inuchos estudios nuevos en los cuatro can1pos.
Por lo de1nás, con la cooperación de los nuevos editores (Harper and Ro\v))
he intentado hacer un libro tnás legible y coherente.
IIe supriinido buena parte de la jerga profesional, añadido introduc-
ciones y resú1nenes a los capítulos y trasladado te1nas, tales co1no la lin-
güística y los roles sexuales, a lugares n1ás apropiados. La redacción de las
-~~-

Capítulo 1 ¿(Jué estudian ios antropólogos? lJ


¿QUE ESTUDIAN LOS ANTROPOLOGOS? ,1:-a __~~-'!u_~()~qg_í_q___ ª,ñJtde una dimensión crucial a esta empresa. J2.~sente1:_r_a_1~_-
d()_Josyestígí9ede cuhurae._4e. épocas pasadas, los arqueólogos-~stUdian
secuencias de la ey9_llifí_Qp__ .$_Q_f_i_a_l_ :y-_éulturi,_l_- _l)ajo diversas condiciones natura-
l~~y__s;_yJt_~g-ªl_c:s. Su aportación a la comprensión de las características ac-
tuales de la existencia hurnana y a la contrastación de teorías sobite la
causación histórica es indispensable.
~ª- ling_µfsti~_a ~nt_ro_pológicq aporta otra perspectiva crucial: el e_st_l}_di_o
de lágran •. dfoeisidad (je]e11ggae habladas Porlos ... seres humill1os. Los
IiiiglHS.úis '"de orientación antropológica íntenta_n _r~~o11_~t_r_lli_~·-_ lfl ___ bi_s_t_Ória de
e:_~!.fl~.J~pgu_<_l~__ Y.. . ~<:. f~P?_i_l_i_ a.§_)~gg~f~_~i~~--8- ___ (;!I}t~Fªs:-s-e--·1"i1tC. resan pÜr la fonna en
que el lenguajeinlluye y esinfluido por otros aspectos de la vida humana,
por la reiición enue la evolución del lenguaje y la evolución del Hamo Sa·
piens así como por la ~).§fiÓP. . . ~_t1_~_1:~_ J_? _ _ ~yq_l_u_cj_Q.p _ _ d~_ J?~_.le;11guas y _lg _evo-
1

lución de las diferentes culturas.


·-L--;¡-;¡;;¡,:opolOgfa f!Sii:aTundamenta los demás campos de la antropolo-
gía ·e~· ·nu·es·trO.Origen· -anilñ~l y nuestra naturaleza biológicamente detenni-
nada. Los antropólogos físicos t.~:ª-~~p._ de reconstruir_ el_ c:ur_so de_ la _evolució_n_
hu1nana n1ediante _el estudi9 __ q~_ Jc:i_~_ res_t_()S JcS_sH_<::,s ___Q_~_ --~-§P~<:_i_~_§___<1_n_t_ig~~as. Asi-
misn10, intentan descri}J_ir _}~ _____dís~_ribuci_ón _d_~ _ l_as ___ var_ia<:i_(}_J]es_ h~.r<:'.dit_f¡_r_iªs
La antrppología es el estudio de la huinanidad, de los pueblos antiguos ent~·~.)~-~--PS'._9_l_~c_i_o11~s:~c_9nye_tpp_q_i:a~-~-ª.5-' y "déSilndai-· y --n1edl1: i;~· -~~;~~·tacio;1.eS
y rnodernos, y de s_u_s estilos de vida . Dada la an1plitud y co1nplejidad del tema, relativas de la herencia, la cultura Y CI medio ambiente a la vida hun1ana.
las diferentes punas de__la an_tropología se centran en distintos aspectos ~L~QPJ_q_~n-~¡:;_Lón _ _ d_e_ Jo.s_ _ cu.au·.o _c.arnpo.s"..de . Jª-·---ªntx.upillogía _ _ sc;! __ denonüna
o dí1ncnsioncs de la experiencia hu1nana. Algunos antropólogos estudian qntrop_()logía_ gen_~ral. Este libro es una introducción a los principales ha-
la evolución de nuestra especie, denominada cicntífican1ente I-lomo sapiens, 1raz·go-s en estOS.--Cüa--tro can1pos y, por tanto, a la antropología general.
a partir de especies n1ás antiguas. Otros investigan cón10 el I-Jon10 sapiens
ha llegado a poseer la facilidad exclusivamente hurnana pata el lenguaje,
el desarrollo y diversificación de los lenguajes y los n1odos en que las lenguas ¿Por qué la antropología?
1nodernas satisfacen las necesidades de la comunicación hu1nana. Otros,
por último, s~ o_c_llp_an de las tradiciones aprendidas de _pensa1niento y conducta
qll<; __denominaffios culturas, investigando cómo surgieron y se diferenciaron ~u~h-~-~ ___ ot_r_as _d_is_c_ipUp_a_s_, _ ~_<,l_e_111á_s_ d_~___ la, __ a_n_q:9p9lqgía,, __se oc_upan del es-
las culturas antiguas_, y_ cón10 y por qué ca1nbían o per1nanecen iguales tudi()~d"e._lQs _seres hu1nanos. Nuestra naturaleza animal es objeto de intensa
las culturas 1nodernas, investigación por parte de 1'.i<)lqg9s, genetistasyfisiólogo,. Sólo en la me~
DC-llirO..CfC. TOs dC}:iartamentos de antropología en las principales universidades 9.i.<:1.D.~, centenares de especialistas investigan el cuerpo hun1ano; y los psi-
de Estados Unidos las diferentes perspectivas de la antropología suelen estar quiatras y psicólogos buscan juntos la esencia de la mente y el espíritu
representadas por c;i.;i~_tro campos de estudio: ·ªnt_r_opología cultural (a _v~_~_e_s_ humanos. 1\1\lc.ha' otras disc;ipli11as -entre ellas la sociología, la geografía
l_la1na<:Ia _ ai:itropología _social),_ a_rqu_eología, li11güjstica antropológica --, hu1nana, la psicología social, la hi~toria, la ciencia política, la economía) la
y antropología física (Fried, 1972) *.
lingüística, la teología, la filosofía, la musicología, el arte, la literatura y la
arquitectura- s.~ ocupan _de ___ nuestr_o _ compoxt.amie.nto_J;11JtJH:5.1,L _ i_n_t~_I~_ctual__ y
G_~!~!if.9· Están, además, los llamados «especialistas en áreas») que estudian
J,a.qnt1·9pología cultural se ocupa de la descripción y aná)isis de las ..
las lenguas y estilos de vida de determinados pueblos, naciones y regiones:
c.ulturas -la9Jrndi'°iones.~9ciaJ1nei1tcaprendidas- del )1asaclo y del pre· «latinoamericanistas», «indianistas», «sinólogos», etc. &11.áJ__~_:;;___ e;_.p_to11_ces
sent~-~- l;:._'9: ____etn°-grqfía_ ~~QQjs_c_ipl_~I!a _suya, se consagra a la descripción síste~-
1

·ni~i"tlca ·de CúTtüi:cúi-"contetnpo~án~_a_s. La con1paración de estas descripciones


el rasgo distintivo .. de.la.. antropología?
···--···-r:.o___911e diferenc_ia _a nu_estra _disc_ip_l_ip_a_ el~_ l_iiS 91t:ª$_ J~_s, ___§_ll c¡lrácte_r gl_9_bal
ProPOrC-íO-na··-ia--base para hipótesis y teorías sobre las causas de los estilos
de vida humanos. y co~par_ativo. Otras ran1as del s_aber abordan únicam_ente __µn s_egn1ento__con~"
c_ret_(l___ ~e ___ la ____experien_cia_ ~um_a_1:1ª o una época o fase concretas de nuestro
* Véase p. 554 para una explicación del sistema de citas usado en este libro. desarrollo cultural y biológico. :(,<l~_h!!lLazgq¡. (jeJaantropología, en. caJ11l1j9,
no se basan j_a1nás en __ ~l-- . ~~tvdio de____µna __ sol_a_ pob_l_aci9_~, ra?_á, ___t~i~ .ll1.._~~-~-s~,
14
16 Introducción a la antropología general ¿Qué estudian los antropólogos? 17

nac1on, tie111po o luga_r. Los _____aJ?trgp_~logos insís_ten, ante todo, en que se que los biólogos han descubierto las causas de la evolución biológica o los
cg_13_!~:ª_s_!_S:.~.J~_s____ :;:g_g~:.J11,_s,_ig_n.~~S-~_CX_tr:¡;¡ía_as_ del___ ~s_tucli9 __de __un __ gr_up_o hun1ano __() __ q_e_ n1eteorólogos las causas del clima. Pero incluso los antropólogos que creen
~l!ª·---º-c::_t~qn_i_p<;ld_a_ --~j_y_i_li_~_a_~ió_I)_____c:qp_ ___c:l_a.to_s ___ provenientes __ de ___ otros grup_ü_$ __ Q __ c!- que las instituciones y los estilos de vida tienen causas definidas discrepan
y_iJi??_~i_9g~s. De esta nianera, la itnportancía de la antropología trasciende acerca de lo que puedan ser estas causas. '"
los intereses de cualquier tribu, raza, nación o cultura concretas. Desde la Los tipos de investigación que realizan los antropólogos y las co¡)clu-
perspectíva____ ~t?_t~·(}pql_Qg_i_c:_a_, todos los pueblos y culturas revisten el 111is1_11_0 siones que extraen están fuertemente influidos por sus ideas básicas en
iiiieréTco1noobjetos de. estudio. Por ello, la antropología se opone al pun· J?. ._
torno ~~..!-~. PS'._~:!_~!:encia de la ~!e_nc:ta. _ pa~·~ __ e;~p~1:i_~1_1_c_~_a _1_1u1n_ana y en torno
to de vista de los que creen ser los únicos representantes del género hu- ~-}a pres_~}.~_<;_i_~-- --º---~y_s_e_n~ia d_~ diferentes ___clas_~_s ___d_~ _proCCs_()_~ _- c_~-~-~-~l~s. Estos
mano, estar en el pináculo del progreso o haber sido elegidos por Dios o súPtie'SfOs básicos 1nantenidos' por anifOj:íOIOgós· de diferen.iCS co11Vicciones
la Historia para inoldear el inundo a su in1agen y setnejanza. teóricas se deno111inan e~_t_rqt_~_g_ia~-- d~ ____i1_1_ ~~stiga,~_ió_11
Para el antropólogo, ~J _ _ ~11_i~o__I~1g49 ___d_~---ª_l_c_a_n_~a1~ __ t11_1 __ conocitniento pro- 1-I.~~-JjJ¿JQ. __9~--t~-~to ci'ue de cB.bidii. a· tOdas 'las 'éstrategias de investigación
flln<Jo de la hu111anidad consiste en estudiar tanÍ:o -las tierras lejanas c_oi,119 con vigencia en la actualidad y que dispense a todas un trat_a_n1_iento ünpar-
Ias·_:P_t_?_~_Ífr1:_a_s, tant<)_ _l_as ___ép()_cas ___re111otas con10 la_s___ actua~e_s_. Y adoptando esta ~~-ª~-- y de idéntica a111plitud .~~--!1~-~olutan1e11_t_e _ i1_1~_0_11_c_~_9_~_!:?I~.: En los---CaTiffü10S
vislón a1nplíi dC.. Ia-e·xperiei1cia hun1ana, quizá 1ogren1os arrancarnos las an- tjue siguen he realizado un esfúerZo consciente por incluir puntos de vista
teojeras que nos imponen nuestros estilos de vida locales para ver al ser alternativos sobre cuestiones controvertidas. Sin e1nbargo, es inevitable
hu1nano tal co1110 realtnente es. que n1i propia estrategia de investigación do1nine la exposición. I~l punto
Debido a su perspectiva biológica, arqueológica, lingüística, cultural, de vista seguido a lo largo de toda la obra se llan1a ~7-1:Cl._(erial_i5-!JZO_ . _r;:_u_!t~f_1,'q{;f
comparativa y global, l?,_. ªJ!_~~:<J:PC?J.t::'.gí¡¡_ ~Q-~_ t12_nta_ _l_a_ cl_'-1.YG __d_~___n1J1~b_as_ cuestion.es y pertenece al grupo de las estrategias de investigación que sostienen que
fu1~-~~.n~_l!_!al~_§. Los antropólogos han realizado in1portantes aportaciones la. t3rsaLundamenraLc;!e __ Iaan_tropología es. darexplic_a,:ionS:$ <;amales deJm;
'para co1nprender el significado de la herencia animal de la hu1nanidad y, c~ífere_n_c_ías y_ sc1nejgnz_~s e1_1 el pensa1niC-nto y __ la ~0_1_1d~1_<:l,_é\____ q~1_e _____ ha_l__la_11_1q§.
por tanto, def~nir _)_9 ___ _qu_e ___ i.::s ____ ~~r_ac:terís_~í_~a_1ri~_t1_~~ ...b~1_1~1_a}19_ Gil __ la natu_r_<:1Je;;:_a. ~Í1tre lüs ___gr_l:lf'?S_ -hu1na_~C)-~· Sin e111bargo, al contrario dé ·otras ·es"t~·ategias
hu1n_ana. La esti:ategia antropológica reúne e11 sí los elen1entos necesarios de investigación con una 0-rientación científica, el n1ateríalisn10 cultural
i)ál·á ·a-¡;·alízar el significado de los factores raciales en la evolución de las parte del supuesto de que el n1ejor 1nodo de realizar esta tarea consiste en
culturas y en la conducción de la vida conten1poránea. Ta1nbién posee la estudiar las constricciones n1ateriales a que está sujeta la existencia hu1na-
clave para <:.olI1Pl'conder .los orígenes de la _desigualdad social e.n forma de. na. Estas constricciones provienen de la necesidad de producir alin1entos,
1·~~!. ~})}.Q_)__ "~f;.X_i_~_J}}9 1_ ---~-?i:P-1.9.~.ª-c;_i9p ,__ pobre_za y __$__\J_b_d<:;_s.a,rro_l_l() in tern_~cional. abrigo, útiles y n1áquinas y reproducir las poblaciones hun1anas dentro de
Co1110 señala Frederica de Laguna: - los lí1nites fijados por la biología y el n1edio a1nbicnte. Califica1nos a estas
constricciones o condiciones de 111ateriales para distinguirlas de las in1pucs-
La antropología es la única disciplina que ofrece un esquen1a conceptual para tas por las ideas y otros aspectos n1entales o espirituales de la vida hun1a-
todo el contexto de la experiencia hu1nana ... Es como la estructura de sustenta-
na, corno los valores, la religión y el arte. Para los n1ateríalistas culturales,
ción en la que pueden encajar todos los diversos co1nponentes de una educación
liberal, y que, al organizar la carga, la hace 1nás 1nanejable y susceptible de ser
las causas 1nás probables de variación en los aspectos n1entales o espirituales
llevada (1968: 475). de la vida hu111ana ·son las variaciones en las constricciones n1atcriales que
afectan a la manera en que la gente afronta los problen1as de satisfacer sus
necesidades básicas en un hábitat dado.
La diversidad de teorías antropológicas A estos supuestos estratégicos responde la otganízación de los tenias
que serán tratados en los siguientes capítulos y el hecho de que se otorgue
Aunque todos los antropólogos subrayan la importancia del enfoque prioridad a la consideración de los aspectos de1nográficos, tecnológicos, eco-
tnultidin1ensional, atnplio, con1parativo y global, a n1enudo discrepan en nó111icos y ecológicos de la exístencia hu1nana, pasada y presente. Sólo tras
·otros aspectos sobre la 1nejor manera de explicar y con1prender la condición haber especificado estos factores 111ateriales básicos se intenta describir y
hu1nana. No todos están de acuerdo en que las se1nejan%as y diferencias en explicar las n1odalidades de instituciones do111ésticas y políticas y los valo-
el pensan1icnto y conducta humanos se produzcan de fonnas científican1en- res 1norales, las creencias religiosas y los cánones estéticos de pueblos con-
te co1nprensibles. Algunos sostienen que los fenón1enos hun1anos no pueden cretos. Esto no significa que considere los aspectos 1nentales y espiritua-
y no deben ser estudiados de la mistna n1anera en que los científicos estu- les de las culturas co1no inenos significativos o in1portantcs que la produc-
dian los fenómenos naturales. Otros, en ca1nbio, inantienen que la antro- ción, Ja reproducción y la ecología. Los valores n1orales, las creencias
pología puede descubrir los procesos causales que son responsables de la religiosas y los cánones estéticos son, en cierto sentido, las n1ás significati-
continuidad y diversidad de los fenón1enos hun1anos del mis1no 1nodo en vas y distintiva111ente hu111anas de todas nuestras experiencias vitales. Su
18 Introducción a la antropología general Capítulo 2
importancia está fuera de discusión. El quid de la cuestión es cuál es la LA EVOLUCION ORGANICA
n1ejor inanera de explicar, si es que poden1os hacerlo, por qué detenninadas
poblaciones poseen detenninados conjuntos de valores, creencias y cánones
estéticos, 1nientras que otras tienen conjuntos diferentes. En el capítulo 7
ampliaremos la información sobre el tnateríalis1no cultural.

/ Resumen

. La antropología es el estudio de la hun1anídad. Sus cuatro rarnas prín-~


c1pales son la antropología cultural o social, la lingüística antropológica, la
antropología física y la arqueología. Su enfoque distintivo radica en su
perspectiva global, con1parativa y 1nultidin1ensional. El enfoque co1nbi-
nado de los cuatto campos se llama antropología general. Dentro de la
antropología hay n1uchas estrategias alternativas de investigación. La es-
trategia de investigación seguida en este libro es el materialisn10 cultural.
f] objetivo de esta estrategia es descubrir las causas de las diferencias y
sen1ejanzas en el pensa1niento y la conducta, característicos de poblaciones
humanas concretas) mediante el estudio de la influencia de las condiciones
1nateriales.
Este capítulo trata de los principios básicos de la herencia y la evolución
biológicas. Estos principios son esenciales para co1nprender có1no surgió nuestra
especie y có1no adquirió su naturaleza hun1ana distintiva. Sólo se tocarán
los aspectos n1ás básicos de los mecanismos de herencia y las fuerzas
de la evolución.

Reproducción, herencia y sexo

Los organisrnos, como los coches, se desgastan, sufren accidentes y de-


jan de funcionar. La reproducción es un 1nedio de asegurar la continuidad
.Je cada «modelo» garantizando la preservación de los planos para hacerlo.
Estos planos constituyen las instrucciones hereditarias de un organisn10. Sin
reproducción, tanto las instrucciones hereditarias con10 el propio organis-
mo podrían extinguirse en un breve período de tie1npo.
l,~- repr99tJ~ción es, pues,_ el proce~_o por el,, qu_e___ un organisn10 hace una
copi9. de sí misn10 y de sus--planos o instrucciones hereditaria_s. Todos los
Ürganis1nos superiores (y ta1nbién muchas fonnas shnples de vida) se repro-
ducen sólo después de transferir fragmentos de sus instrucciones heredi-
tarias a otros organismos. Cuando la reproducción ilnplíca tales transferen-
cias se la califica de sexual.
¿A qué obedece el sexo? La reproducción sexual es ventajosa porque
permite a los organis1nos con1partir pequeñas diferencias en sus instruccio-
nes hereditarias y combinarlas en ferinas nuevas. En otras palabras, la re-
producción sexual incre1nenta la variabilidad de las instrucciones heredita-
rias que se transn1íten de generación en generación. Esta variabilidad incre-
19
20 Introducción a la antropología general La evolución orgánica 21

menta a su vez la capacidad de sucesivas generaciones para resistir cambios hija dividiéndose por la mitad (fig. 2.2). En este momento los cromosomas
ambientales adversos y aprovechar nuevas oportunidades ambientales be- se asemejan a bastones; en otros, se asemejan a filamentos largos y del-
neficiosas. Las ventajas de la reproducción sexual se harán más claras cuan- gados .
do analicemos más adelante en este capítulo las fuerzas de la evolución. Durante los intervalos entre las divisiones celulares, los cromoso.UJas
desaparecen totalmente de la vista. Se cree que estas alteraciones corres-
ponden al arrollamiento y desenrollamiento de largas cadenas de á~ido
Genes y cromosomas desoxirribonucleico : en forma de bastones cuando se arrollan estrechamen-
te, en forma de filamentos que se vuelven invisibles cuando se desenrollan.
Los mecanismos para preservar y tran~mitir las instrucciones heredit?- Los lugares en los cromosomas, los loci, que dirigen la síntesis de todas las
rias durante la reproducción son esencialmente similares en todos los ani- ~ sustancias complejas necesarias para la conservación y reproducción de cada
males. La información necesaria _está codificada en diferentes secuencias de célula, así como el crecimiento, conservación y reproducción de todo el
moléculas de la sustancia llamada ácido desoxirribonucleico (ADN) (fi- organismo, se llaman genes. Los genes son las unidades básicas de ]~he:
gura 2.1). Estas moléculas son los principales componentes de las estruc- renda.
turas celulares denominadas cromosomas. Los cromosomas son visibles en
el núcleo de las células poco antes y poco después de producir una célula

FIG. 2.2.-División de los cro-


mosomas. Durante la división
de células distintas de las se-
xuales cada mitad o célula
hija obtiene una copia de cadn
-par de cromosomas en vez
de W1 miembro de cada par
seleccionado aleatoriamente.
Este proceso se denomina mi-
tosis y aquí se muestra en el
núcleo de una célula de ce-
bolla. [Struwe, Monkmayer
Prcss Photo Service.]

Los seres human0s tienen 23 cromosomas en sus células sexuales ma-


duras (y 23 pares de cromosomas en sus células somáticas) (fig. 2.3 ). Las
moscas de los frutos sólo tienen cuatro cromosomas. Muchos organismos
FIG. 2.l.-Modelo de ADN en forma de doble hélice poseen más cromosomas que nosotros; por ejemplo, los tarseros (véase
C = Citosina; T= Timina; G = Guanina; A = Ade· página 37) tienen 80. Pero nadie sabe el número total de genes en ninguna
nina. La secuencia de estas sustancias químicas deter
mina el mensaje portado por el ADN de los cromci. especie. Los cromosomas humanos pueden poseer hasta un millón de loci
somas. activos en uno u otro estadio del proceso reproductor.
22 Introducci6n a la antropología general La evolución orgánica 23
La herencia de los genes pura cuestión de azar. La partición en dos de los 46 cro1nosomas de cada
uno de los padres se realiza durante la producción de las células sexuales
Para co1nprender cómo evolucionaron las especies, hay que compren- en los testículos y ovarios. Los cro1noson1as se alinean en el centro de las
der cómo los cromosomas y sus genes se ttansmiten de los padres a la células sexuales y fonnan pares. Depende totaltnente del azar que el n1ien1-
prole. bro del par que ha aportado el padre o la madre del individuo se alíriee a
Dentro de las células so1náticas ordinarias, los cromoson1as sien1pre se la derecha o a la izquierda. Los cro1noso1nas se dirigen después hacia los
presentan en pares. En los organismos que se reproducen sexualincnte, un lados opuestos de las células (23, uno de cada par, a ~ada lado), y la célula
inie1nbro del par representa la aportación del padre, y el otro, Ja aportación se divide entonces en dos. Cada nueva célula sexual contiene, así, una nueva
de la tnadre. Así, los seres humanos tene1nos 46 crornosomas, de los que disttibucíón del 1naterial hereditario creada por la co1nbinación de los cro-
1noson1as hotnólogos -es decir, los cro1noson1as portadores de genes si-
1nilares-, procediendo unos de la n1adre y el resto del padre en una pro-
porción aleatoria.

· .·.·1·.·,'· ·.· .· .•· .•·. · · ;' · ·• ,· 1; .., ., ·U.' ··


tll .•.. .•.•,....
El hecho de que los cro1noso1nas se distribuyan independienteinente
durante la división reduccional (fig. 2.4) de las células sexuales (la reduc·
ción de 46 cro1noso1nas a 23) es un principio básico de la genética. La
¡.::<> ~:v ··--·.,¡

3. 4.

.
,,• •
¿••;·

>·: :<<::_::.
11 '
'

p' ~1·!,~ Los cromosomas son visibles


como filamentos largos y ·
Los cromosomas homólogos
se emparejan y se vuelven
los cromosomas se
presentan claramente en
Cada par se dirige al centro
de la cólula. El awr
_··:--··.'.-:·.-.'. ·-, bien separados; no aparecen más cortos y gruesos. doble hebra. La membrana determina qué miembro
en dob!e hebra, aunque otros nuclear empieza a de cada par se alinea a la

11' ':., .•.


indicios seiiafan que la
replicación ya se ha
desaparecer. derecha o a la izquierda.

" ' " producido.

FIG. 2.3.-Cariotipo de cron1oso111as hut1N<no. El conjunto de cro111osomas de una espe-


cie se denornina su cariotipo. Aquí se n¡.uestran los 23 pares de cro1noso1nas humanos.
El x y el y, o cron1oso1nas sexuales, fonnan la pareja vigesimotercera. [Rokter, Taurus.]

Los cromosomas en doble Se forman nuevos núcleos. Se divide la célula. La célula empieza
23 se heredan del padre y 23 de la madre. Nuestra naturaleza hereditaria hebra se separan hacia los cromosomas aparecen Cada célula tiene un
conjunto diferente
a dividirse de 11uevo.
polos opuestos. en doble hebra.
se deter1nina en el 111omento en que un espennatozoide portador de 23 croH de cromosomas.
1nosomas se une con un óvulo que contiene otros 23. Poco después de
esta unión, los cro1nosomas del espermatozoide y el óvulo de estructura
sünilar se einparejan y comunican conjuntamente sus instrucciones heredi~
tarias a las primeras células del nuevo individuo, lla1nado cigoto. El cigoto
procede a dividitse y diferenciarse hasta que se construye un e1nbrión en~ Cada célula h!ja recibe La división reduccional ha concluido.
los mismos cromosornas las células sexuales están listas para
tero y un nuevo ser hu1nano está listo para nacet. que la célula madre. combinarse con células sexuales
Con10 se requieren 23 + 23 = 46 cromosomas para crear un nuevo de otro individuo y restablecer así
el número completo de cromosomas.
ser humano, es obvio que sólo la 1nitad de los 46 cro1noso1nas del padre o
de la madre puede transn1itirse a un nifio deter1ninado. Cuáles serán los FIG. 2.4.-División redi1ccional. Repn:scntación esquemática de los pasos responsabks
de la distribuci6n aleatoria de los cromosomas de los padres en las células sexuales de
n1ie1nbros transn1itidos de cada uno de los 23 pares de cron1oso1nas es
un individuo.
La evolución orgánica 2.5
24 Introducción a la antropología general
Genotipo y fenotipo
distribución independiente significa que la inforn1ación hereditaria de un
cro1noso1na se transtnite con independencia de la inforn1ación que porten Cuando los genes en el misn10 locus de un par de cro1noson1as _ho~1~­
los den1ás cron1oson1as. Tarnbién significa que, aunque la 111itad de nues- logos contienen exactan1ente la misn1a información, se dice que el 1nc21v1-
tros cro1noso1nas proceden de nuestro padre y la otra ini tad de nuestra duo es homocigoto para el carácter controlado por este gen. A 1nen~1do,
inadre, no hay garantía alguna de que una cuarta parte proceda de cada sin embargo, los dos genes diferirán ligera1nente. Se ~ice entonces qúe el
uno de nuestros abuelos, y no es probable que u~1a octava parte, exacta- individuo es heterocigoto. Los genes variantes localizados en un locus
mente, proceda de cada uno de nuestros bisabuelos. Es muy probable que determinado se denotninan alelos.
algunos de los 64 antepasados directos de la sexta generación ascendiente Como la distribución de los cro1noso1nas en las células sexuales se rige
no hayan aportado ningún cro1noson1a a nuestros 23 pares. Esto debería ... por el azar, es posible predecir las proporciones probables con las que dos
tener un efecto n1oderador en las personas que se deleitan en hacer ren1on- o más alelos acaecerán en los hijos de padres y madres cuyos tipos ge-
tar sus «raíces» inás allá de la cuarta generación hasta la realeza, los pri- néticos se conocen. Por ejen1plo, suponga1nos que hay dos alelos en un
1neros pobladores u otros dignatarios.
locus: A y a. Debido a los procesos responsables de la distribución indepen-
La situación sería incluso 1nás lúgubre para estos genealogistas si no
diente, esto significa que se pueden producir rres tipos de individuos: AA>
fuera por el hecho de que los cro1noson1as homólogos interca tnbian seg1nen-
tos (genes) entre sí. Este fenó111eno se lla1na sobrecruzanziento [crossing Aa y aa. Cada una de estas combinaciones se llama genotipo. Se puede
over], y se produce justo antes de la división reduccional en el rnotnento calcular la proporción con la que se producirán los genotipos mediante un
en que los 23 pares de cron1oso1nas se alinean en el centro de la célula sencillo mecanis1no conocido co1no cuadrado de Punnett. Sí un óvulo y un
(fig. 2.5). Debido al sobrecruza1niento, los cron1oson1as que aporta un ante- espermatozoide tienen la misma probabilidad de poseer ambos alelos, el
cigoto tiene un 50 por 100 de probabilidades de ser heterocigoto (Aa o
aA), un 25 de ser homocigoto (AA) y otro 25 de ser homocigoto (aa). El
siguiente cuadrado de Punnett muestra que podemos esperar que aparezcan
tres genotipos en la razón 1 AA: 2 Aa : 1 aa.

xo ex X • o
X Ovulo
xFl Rx
.y
o • z ;i~I 1:1:
YO y o • y
z¡o ez z
A

·r
1

uo •/u u¡of leju


1
U ur,

vo v'o/ l.Jv
~:
• V V O FIG. 2.5. - Sobrecruzt11Nie11.

~w
1 to. Representación csqucnnÍ· Cuando el cigoto n1adura y el organismo nace, c~·ece y muere, sus car~c­
wo w8 ~w
'
w~
tica de un par <le cron10. teres genéticos interactúan con el entorno en que tienen lugar .sus pe~uha.
so1nas hoinólogos intl'.rcain·
biando algunos de sus gen<:s res experiencias vitales. La interacción de los genes con ~l medio amb1en.te
durante la división red u<.:. produce el fenotipo: la manifestación externa del organ1s.mo. L.os organis-
lal (b} (el cional. mos que tienen genotipos similares pueden mostrar fenotipos diferentes, y
viceversa. Por eje1nplo, las personas predispuestas por la herencia a acumu-
lar grasas pueden adelgazar si se someten a dietas rigurosas, mientras ~ue
pasado concreto no pennanecen intactos a lo largo de todas las generaciones. otras predispuestas por la herencia a la delgadez pueden engordar si se
Así, varios antepasados diferentes pueden aportar genes a cada uno de los sobrealimentan. La lección importante de esto consiste en que ningún orga-
46 cron1oson1as poseídos por uno de sus descendientes, quedando abierta nismo es un producto de su naturaleza puramente hereditaria; pero tampoco
la posibilidad de que cada uno de los 64 antepasados pudiera haber apor- lo es de su experiencia vital en un ambiente dado. Antes bien, todos los
tado algunos genes a sus descendientes por línea directa de la sexta gene- individuos son producto de la interacción entre sus genes y su medio am-
ración. Sin en1bargo, es sun1an1ente ünprobable que su aportación fuera biente.
exactamente ele 1/64.
26 Introducción a la antropología general
La evolución orgánica 27
Genes dominantes y recesivos
racteres nocivos. Sin embargo, en algunos casos, los individuos heterocigo-
Los individuos que son heterocigotos para un carácter no siempre se tos tienen ventaja sobre los homocigotos con alelos dominantes, aun cuando
pueden identificar como tales por su manifestación externa. Según parece, los individuos homocigotos con alelos recesivos puedan ser víctimas de en-
algunos alelos no surten ningún efecto sobre la manifestación externa de fermedades mortales. La resistencia contra la malaria de que gozan perscmas
un carácter si están en una condición heterocigota. Se dice que tales alelos heterocigotas para la anemia de células falciformes es un ejemplo clásic~ de
son recesivos. Los alelos emparejados con los recesivos se dice que son superioridad heterocigota. Hay que subrayar que no todos los alelos recesi-
dominantes. vos son nocivos. El equilibrio de alelos en una población no está determi-
En el ejemplo anterior, supongamos que A es dominante y que a es re- nado por el hecho de que sean dominantes o recesivos, sino por las fuerzas
cesivo. La razón de los genotipos no cambiará, pero los individuos AA, Aa _ de la evolución.
y aA poseerán el mismo fenotipo (bajo similares condiciones ambientales).
Este descubrimiento fue realizado por primera vez por Gregor Mendel,
Las fuerzas de la evolución
fu~dador de la genética moderna. Cruzando guisantes de flores rojas con
guisantes de flores blancas, Mendel obtuvo una generación de guisantes En grandes poblaciones la frecuencia de los genes permanecería estable
todos ellos de flores rojas: de no ser por ciertas fuerzas. '!'Ocio proceso que altera la frecuencia de los
b b genes en una población es una fuerza evolutiva. En general, los biólogos
identifican cuatro grandes fuerzas evolutivas.
R
R

*
La razón de esto estriba en que todos los guisantes de flores blancas
eran homocigotos para el gen recesivo b, y todos los guisantes de flores
rojas eran homocigotos para el gen dominante R. Ninguno· de los fenotipos
1. Deriva de genes.-Las proporciones de genes en cada generac1on
pueden diferir simplemente como consecuencia de factores azarosos en
la forma en que se heredan genes y cromosomas. En caso"s extremos, inclu-
yendo poblaciones muy pequeñas y bajas frecuencias génicas, los alelos pre-
sentes en una generación pueden desaparecer totalmente en la siguiente.
Supongamos que, en una población aislada, sólo un individuo de una po-
blación total de 'cien porta un alelo para el cabello rizado. Podría darse la
mostra~a, l~ presencia del gen recesivo. Entonces, cruzando los guisantes casualidad de que ninguno de sus hijos heredara este alelo y, a resultas de
h.eteroc1go:1cos de flores rojas entre sí, Mendel demostró que el gen rece- ello, ya no habría ninguna persona con cabello rizado en esta población.
s1vo todavia estaba presente en el genotipo: Otra forma de deriva puede producirse cuando par te de una población emi-
gra y se lleva a su nueva residencia un pool de genes que no es represen-
R b tativo del grupo originario. Por ejemplo, podría suceder, accidentalmente,
_ que todos los individuos de pelo rizado emigraran al mismo tiempo de una
R isla a otra. Todos lqs cambios en las frecuencias génicas que provienen sen-

* cillamente de la naturaleza estadísticamente no representativa de genera-


b ciones sucesivas o de grupos migratorios son ejemplos de evolución por
deriva de genes.
Aproximadamente una de cada cuatro plantas de guisantes -las homo- 2. Flu;o de genes.-Como !~_poblaciones que co~titu~n una esp~­
cigotas para el gen recesivo b- daba ahora flores blancas. cie nunca están totalmente aisladas unas- e otras, normalmente hay algún
Aunque el anterior cuadrado de P unnett indica tres genotipos que acae- cruzamiento entree lla5." Cuando el c ruzamiento entre poblaciones se pro-
cen en la razón 1: 2: 1, sólo hay dos fenotipos que acaecen en la razón duce en gran escala, muchos alelos pueden presentarse en nuevas propor-
3: 1. ~uchos caracteres humanos -tales como el color de los ojos y el ciones en el nuevo pool génico. Por ejemplo, a causa del flujo de genes, la
daltomsmo, así como la hemofilia, la anemia de células falciformes y otras población del Brasil moderno tiene frecuencias génicas que no fueron
enfermedades hereditarias- se rigen por sistemas de genes dominantes y características de los africanos, europeos y americanos nativos que han
recesivos en los que los individuos heterocigotos no se pueden distinguir fe- contribuido a la formación de dicha población.
notípicamente de los que son homocigotos para un alelo dominante Esto
hace a menudo que los individuos heterocigotos sean «portadores» de ca- 3.. Mutaciones.-Estas son alteraciones o «errores» en la secuencia
o estructura de las moléculas de ADN que producen nuevos alelos o ero-
28 Introducción a la antropología general La evolución orgánica 29

mosomas. Muchos factores físicos y químicos pueden intervenir en la no ~xpaE_sión de ~a población se realiza muy rápidamente. E n p.Qco tiempo ya
replicación de un gen o de un cromosoma entero. La radiación, por ejem- no l:iay suficiente espacio, energía o nutrientes _químicos comq_para permi-
p~o.' es una causa bien conocida de mutación en muchas especies. Bajo con- tir que todos los miembros de la población se reproduzcan con la misma
d1c1ones naturales, las mutaciones pueden producirse desde un máximo de tasa . :Algunos genotipos, lasque gozañde una mayor eficacia biológica,.·Ue-
una vez cada 20.000 duplicaciones hasta un mínimo de una vez cada 10 mi- garán a constituir una parte creciente de la población. Es decir, serán obfeto
llones de duplicaciones. Altos índices de mutación tenderán a alterar la de la selección natural. ·
composición del pool génico. Seal cual sea su índice de aparición sin La eficacia biológica está asociada a muchas clases diferentes de fac-
e~bargo, las mutaciones, si son ventajosas, pueden constituir la ma'teria tores. Puede estar relacionada con la capacidad del organismo para resistir
pruna para un extenso cambio evolutivo. las enfermedades, conquistar o defender espacios con más seguridad y ob-
tener energía en cantidades mayores o más seguras, así como con una ma-
4: Selecc~ón natu?·al.-Con __Elucho la fue~a más poderosa para el yor eficiencia y seguridad en algún aspecto del propio proceso reproductor.
cambio evo~uvo proviene <k. la eficacia biológica [/itness] variable de ge- Fueron Charles Darwin y Alfred Wallace quienes formularon los prin-
nes y aleío~. La eficacia biológica se refiere pura y simplemente al número cipios básicos del modo en que la selección natural podía dar por resulta-
de descendientes, el éxito reproductoE, asociado a los alelos en un locus tado la evolución orgánica. Sin embargo, bajo la influencia de la filosofía
concreto. Cuanto más alto es el número de descendientes que se reprodu- dominante de la competencia económica, Darwin y Wallace aceptaron el
cen, más alta es la eficacia biológica. Los alelos relacionados con eficacias concepto de «lucha por la supervivencia» de Thomas Malthus como princi-
biológicas más altas aumentarán su frecuencia a expensas de los alelos de pal fuente de selección para el éxito reproductor. Así, en el siglo xrx, la
menor eficacia. Este proceso de sustitución se llama selección natural. La selección natural se describió incorrectamente como la lucha directa entre
selección natural designa cualquier cambio en la frecuencia génica provo- individuos por recursos escasos y compañeros sexuales, e incluso como la
cado por el éxito reproductor diferencial. La selección natural puede actuar depredación y destrucción de unos organismos por otros de la misma es-
sobre las mutaciones o sobre el repertorio de genes existente. Cuando pecie. Aunque la muerte y la competencia dentro de la propia especie in-
actúa sobre las primeras, puede incrementar rápidamente la frecuencia de fl uyen a veces en la evolución orgánica, los factores que fomentan el éxito
un nuevo alelo, incluso si la mutación sólo se repite una vez cada millón reproductor diferencial no están relacionados, en general, con la capacidad
de duplicaciones. Si determinadas alteraciones de las condiciones ambienta- de un organismo . para destruir a otros miembros de su propia población
les favorecen a alelos ya presentes en el pool .génico, la selección natural o impedirles que obtengan nutrientes, espacio y compañeros sexuales.
también puede aumentar rápidamente su frecuencia. Un ejemplo de la Hoy en día, los biólogos reconocen que la selección natural favorece
capacidad de la selección natural para incrementar la frecuencia de un gen tanto la cooperación dentro de las especies como la competencia. En las
raro es la evolución de cepas de bacterias resistentes a la penicilina. Los especies sociales la perpetuación de los genes de un individuo a menudo
alelos .que confieren resistencia están presentes en poblaciones normales de depende tanto del éxito reproductor de sus parientes próximos como de su
bacterias, pero sólo en un pequeño porcentaje de individuos. Como conse- propia supervivencia y reproducción . Muchos insectos sociales tienen inclu-
cuencia ?el éxit.o reproductor diferencial de estos individuos, sin embargo, so «castas» estériles que aseguran su propio éxito genético criando la prole
el genotipo resistente se convierte rápidamente en el más frecuente. de sus hermanos fértiles (véase p. 538).

La selección natural y la «lucha por la supervivencia» Adaptación y evolución general

La información contenida en el código genético no basta para producir Debido a la selección natural, se puede decir que los organismos se
un nuevo organismo. Para ello, los genes necesitan espacio, energía y sus- adaptan a las necesidades y oportunidades existentes en su medio ambiente.
tancias químicas. Estos ingredientes vitales deben obtenerse del medio Un carácter adaptativo es aquél que Coñfiere niveles relativamente altos de
ambiente de acuerdo con las instrucciones contenidas en los genes. eficacia biológica. Es importante recordar que no hay ningún nivel absoluto
A no ser que un organismo progenitor muera inmediatamente después y fijo de eficacia biológica que garantice la perpetuación de una especie. La
de producir una sola copia de sí mismo, la reproducción tiende a incremen- esencia de la evolución orgánica es su oportunismo. En cualquier momento
tar e} tamaño de una población . Cuando crece una población,_más pronto dado, una extensa gama de experimentos naturales se está llevando a efec-
o mas tarde se alcanzará un punto en el que el espacio, energía y sus- to, lo que conduce inevitablemente a la modificación y sustitución de espe-
~cias guímic~ necesarias _para_sonstruir nuevos organismos se vuelven cies hasta entonces muy bien adaptadas (cf. Alland, 1970). Debido a
1!1ás difíciles de obtener. Si cada organismo produce copias de sí mismo:-Ja cambios en los medios físico y orgánico, los caracteres que antes eran adap-
30 Introducci6n a la antropología general Capítulo 3
tativos pueden volverse inadaptativos. El registro evolutivo n1uestra que GENEALOGIA Y NATURALEZA HUMANAS
cuando can1bian las condiciones, las espeCIC-S. .inejor adaptadas sustituyen a
las _peor adaptadas o inadaptadas. En la mayoría de los casos, estas nuevas
especies no ___ :pu~den considerarse tnás o menos con1plejas, <~avanzadas~> o
«eficientes~) que sus predecesoras. Sencillamente, están n1ejor adaptadas a
las circunstancias.
Sin embargo, pese a la naturaleza pura1nente local, pragn1ática y opor-
tunista de la mayor parte de la evolución orgánica, ha habido una dírección
global en el proceso evolutivo de la Tierra. Esta dirección, que se deno1nina
evolución general) ha consistido en la ocupación y utilización graduales de~
todos los hábitats capaces de sustentar la vida, empezando poi- los n1ares
poco profundos y extendiéndose hasta los océanos, las costas, la atinósfera
y el interior de los continentes. Al llenarse de vida cada uno de estos há-
bitats, han aparecido estructuras y sisten1as orgánicos cada vez tnás con1-
plejos: primero las criaturas unicelulares, después las pluricelulares, a con-
tinuación los organisn1os con algunas partes del cuerpo especializadas, final-
mente las fonnas que tienen cientos de órganos altan1ente especializados y
finamente articulados. En la serie que se extiende desde los protozoos hasta
los peces, anfibios, mamíferos y seres hu1nanos, la adaptación ha produ-
cido nervios, glándulas y cerebros cada vez inás especializados. Los organis- Este capítulo aborda aspectos relativos al proble1na de la definición
111os «superiores» o más complejos, incluida nuestra propia especie, han de la naturaleza hu1nana. Describe, en pri1ner lugar, los rasgos anatómicos
evolucionado a partir de prototipos «inferiores» o más sitnples gracias a la y conductuales que co1npartin1os con nuestros parícntes lejanos del reino anin1al.
selección automática de innovaciones genéticas tclativan1entc ventajosas para Después, se centra en los rasgos anatón1icos y conductuales que co1nparti1nos
el éxito reproductor. Los tres capítulos siguientes se ocupan de la secuencia con nuestros parientes animales 1nás próxin1os. Por últin10, identifica aquellos
concreta de adaptaciones y transformaciones ~volutivas que condujeron al rasgos que sólo los Seres hun1anos poseen.
surgimiento de nuestra especie, el Hon10 sapiens.
Del animal al primate
Resumen
Los biólogos clasifican los organismos sirviéndose de un conjunto es-
El Hanzo sapiens es un producto evolutivo. La evolución organ1ca es ~andarizado de 21 categol·ías cada vez n1ás inclusivas, que ascienden desde
una consecuencia de la interacción de procesos reproductores y evolutivos. la especie hasta el reino. Los diferentes tipos de organismos dentro de cada
Los procesos reproductores dependen de la replicación de la información categoría se deno1ninan taxones. El objetivo de esta categorización consiste
genética codificada en las moléculas de ADN halladas en loci activos de los en agrupar a todos los organis1nos que poseen un antepasado común en el
cromosomas. En los seres humanos y otros organismos que se reproducen n1isn10 taxón. Así pues, si uno está interesado en la pregunta ¿qué es la
sexualrne.nte, los genes se combinan aleatoi-iamente durante la división naturaleza hu1nana?) parte de la respuesta radica, sin duda, en conocer los
reduccional. Esto da lugar a la distribución independiente de los caracteres taxones a los que pertenecen nuestros antepasados. Todos estos taxones han
hereditarios. El conjunto real de genes en los cromosomas de un organismo aportado algo a la naturaleza hu1nana.
constituye su genotipo; el fenotipo, su manifestación externa, es conse- Co1no nluestra la tabla 3.1) nuestra especie tiene una genealogía defi-
cuencia de la supresión de los alelos recesivos y de la interacción del ge- nida por 14 categorías taxonó1nícas pertenecientes al reino anin1al. Los
notipo con el medio ambiente. La evolución biológica se inicia con cam- espacios en blanco que siguen a ciertas categorías indican que, en dichos
bios en la frecuencia de genes hallados en una determinada población. Cua- niveles taxonómicos, no se distinguen convencionaln1ente taxones contras-
tro grandes fuetzas explican los can1bios en la frecuencia génica: deriva de tantes en nuestra genealogía.
genes, migración, mutación y selección natural. De éstos, la selección na- Los seres humanos son animales: organismos móviles y pluricelulares
tural es el más poderoso porque explica la adaptatividad de las especies que obtienen energía de la ingestión («comida»). Los animales son radical-
así corno las tendencias evolutivas generales.
31
32 Introducción a l'a antropología general Genealogía y naturaleza hu111anas 33

TABLA 3.l en la garganta; (3) una cuerda nerviosa hueca que ten11ina en un cerebro.
Categorías y taxones de la genealogía hun1ana (Mostran1os los dos prin1eros rasgos sólo cuando son1os en1btiones.) Los
cordadas contrastan radicalinentc con unos 24 filos diferentes de anin1ales,
con10 las esponjas, las n1eclusas, los plateln1intos, los acáridos, los 1noluscos
Categoría Taxón Descripción conttin y los arttópodos (insectos, crustáceos, 111iriápodos, arácnidos).
Asiinisn10, los seres hun1anos son vertebrados, que se singularizan i'de
Reino Aniinalia Ani111ales otros subfilos de los cordados 1nerced a dos rasgos: (1) en todos los verte-
Chordata Animales con notocordios
brados adultos el notocordio está rodeado o se halla sustituido por una
Filo
colu1nna de discos cartilaginosos y óseos (las vértebras); (2) eJ cerebro está
Subfilo Vcrtebrata Aniinales con espina dorsal encerrado dentro de una cubierta ósea (el cráneo).
Superclase Tetrapoda Ani1nalcs con cuatro pies Dentro de los vertebrados pertencccn1os a la superclase de los tetrá-
podos, que literaln1ente significa «de cuatro pies», diferente a su vez de
Clase iVlan101alia Aniinales con pelaje y glándulas n1ainarias
la superclase de los peces. Los tetrápodos se dividen en cuatro clases: anfi-
Subclase Thcria Mainíferos que conciben crías fetales bios, reptiles, aves y 111an1Íferos. Nuestra clase, los n1an1íferos, se distingue
Infraclase Eutheria Mainífcros que aliinentan al feto en el útero de las otras por: (1) glándulas n1an1arias que secretan leche; (2) pelaje, y
(3) dientes incisivos, caninos y 111olares para cortar, desgarrar y triturar res-
Cohorte
pectivan1ente. Aden1ás, los n1a1níferos con1parten con las aves la capacidad
Superorden de n1antener su inedio son1fítico interno a una ten1peratura constante.
Orden Prin1ata * l,os n1an1íferos se dividen norn1aln1ente en dos subclases: los tcrios, n1a-
Anthropoídea ~< Todos los n1onos, silnios y hu1nanos 111íferos con10 nosotros que no ponen huevos, y los prototerios, 111.nn1íferos
Suborden
que ponen huevos, de Jos que el equidna (Echidna) y el ornitorrinco (Orni-
Infraorden thorhynchus) son los géneros representativos 111ejor conocidos y los únicos
Superfa1nilia I-Ion1inoidea * Sitnios supervivientes. I~l equidna y el ornitorrinco sólo se encuentran en J\ustra-
F<1.1nilia I-Io1ninidac ·:: Los hum.anos y sus antepasados in1nediatos lia, 'l'as111anía y Nueva Guinea. 1'icncn glándulas 111a1narias, pero no pezo-
nes, pelaje (en forn1a de púas en el caso del equidna) y un tern1ostato
Subfaniilia so111ático rudin1entario. El ornitotrinco copula en el r¡gu::t e incuba sus
Tribu huevos en una 1nadriguera durante diez días) aproxin1ada1nente. El equidna
vive 1nás bien en tierra y tiene una bolsa en la que coloca a su cría una vez
Sub tribu
que ha salido del huevo.
Género l-Ionio Mícn1bros actuales y extintos de la especie La subclase de los terios, que no pone huevos 1 se divide en dos infracla-
hun1ana
·ses vivientes: los n1et<Herios, o 111arsupiales, y nuestra propia infraclase 1 los
Subgénero eutcrios. La característica principal de los euterios es la presencia de la
Especie I-Ion10 stlpiens Especie hun1ana 1noderna placenta, una singuhu· estructura nutricia y de intcrcan1bio de desechos que
asegura el desarrollo del feto dentro del cuerpo de la niadr.e. Los n1etaterios
Subcspecie I-Jo1no sapiens sapiens Todos los seres huinanos conte1nporáneos
carecen p;Jrcial o totaln1cnte, de estructura placentaria. En efecto, 1nuchos,
1

aunque no todos 1 tienen una bolsa externa en la que la din1inuta cría recién
* Los vocablos prhnate, antropoide, hominoide y homínido se emplean a menudo nacida co1npleta su desarrollo fetal. Ade1nás de ejen1plos fan1iliarcs, con10
con10 términos informales. el canguro y la zarigüeya, los n1ctaterios presentan una variedad dcslun1-
brante de fonnas. Muchos viven una vida arborícola, alin1entándose de in-
sectos y frutos; unos son depredadores; otros excavan túneles; algunos
mente diferentes de los 1niembros del reino vegetal, de las bacterias, de las son acuáticos; otros saltan y se deslizan. lTay n1arsupiales que se parecen a
criaturas unicelulares (protistos) y de los hongos. . los ratones y otros recuerdan a los zorros, los visones, los lobos y las ar-
1~an1bién pertenecen1os al filo anÍlnal de los cardados c~yos 1n1en1bros dillas. Estas sen1cjanzas revisten gran interés teórico porque no se deben
poseen: (1) un notocordio, una estructura en fonn~ de bastan que propor- al hecho de descender de un antepasado co1nl1n 1 sino a adaptaciones a
ciona soporte interno al cuerpo; (2) bolsas bl'anquzales, aberturas laterales condiciones ecológicas sin1ilares.
34 Introducción a la antropología general Genealogía y naturaleza hu1nanas 35
Nuestra infraclase, los euterios, co1nprende 16 órdenes, incluyendo, der _s_us extremidades delant~ras. Esta capacidad explica la distinción entre
por eje1nplo, los insectívoros, carnívoros y roedores. El orden al que per- brazos y patas. Los brazos, en conjunción con una rnano prensil, ?.~----~-~_ap­
tenece1nos nosotros se lla1na prin1ates, un taxón que abarca a n1onos, si- tan _~~-~n a las funciones de explorar el espacio bajo las hojas y entre las
mios, tarseros, lé111ures y otros parientes cercanos. r?_t:ria_s_,__de _aga_rr_?J y acercar frutos y bayas, y de capturar pequeños_ a1)]1!1a-
les e insectos.
El orden de los primates

Los tnamífetos prin1itívos tenían garras, el pulgar y el prüner dedo del


pie no oponibles y ojos colocados lateralmente. La principal dirección d<>
la e_volución de los prin1ates se caracteriza por la sustitución de las garras
por uiías planas, los pulgares y dedos del pie no oponibles por pulgares y
dedos. oponibles y los ojos colocados lateralmente por ojos colocados de~
lante. dela cara (cf. Schwartz y otros, 1978). Estos cambios solían explicarse
como adaptaciones a un estilo de vida propio de hábitats boscosos que Musarniia arboricola
implicaba trepar y saltar profusamente: los dedos oponibles y sin garras
para asir las ra1nas y saltar de árbol en árbol; los ojos orientados frontal-
111ente para la visión estereoscópica con el fin de correr y saltar a gran altura
por enciina del suelo. :p~r9 __ la vida arborícola no es suficiente para explicar
las _priin_eras fas_es de la evolución de los prin1ates. Por ejen1plo, las ardillas
c·arecen de los tres rasgos anteriores y, sin e111bargo, son consun1ados acróba-
tas aéreos. Parece probable que las funciones de asin1iento de las 111anos y
pies Je los prin1ates evolucionaron para facilitar 111ovÜTIÍentos cautos, bien FrG. 3.1.-Fonnas de asir de los pri?nates.
controlados, en busca de pequeños anin1ales e insectos entre las ran1as y
hojas más bajas de los hábitats boscosos. La v!sión estereoscópica de los pri-
111atcs se asemeja a la de los gatos y aves depredadoras, que tan1bién han 3. Agudeza visual.-~0~ ___9j9_~ . -sie_ los __ ptünates _son gran9~s y proporcio-
evolucionado en relación con la depredación de pequeños anünales e in- nados a la superficie facíál, y están siJJJJ!<l_os __ not111alinente__en la parte de-
sectos (Cartmill, 1974). La aportación de los primates a la naturaleza hu- lantera ~e la cabeza en vez de a los lados. ~--?.~?- _disposición sirve para
111ana se puede sintetizar en siete enunciados, cada uno de los cuales está Producir la visión estereoscópica y la capacidad para evaluar distancia.s, que
r.~Jaci_onado, hipotéticarncnte, con la necesidad de alirnentarse, desplazarse resultan vitales en un _hábitat bo_scoso. La n1ayor parte de los prunates
o reproducirse en un hábitat boscoso. iíl~111b-léri -\;e- -foS colores·. Pero en contraste con su bien desarrollado sentido
de la vista, su olfato es relativan1ente pobre. Muchos otros 111:p11íferos ob-
l. Manos y pies prensiles.-Los primates se desplazan subiendo y ba- tienen la niayor parte de su ínfor111ación olfateando el n1edio an1biente y
jando por los troncos de los árboles y a través de las ramas de los árboles los ojos se localizan detrás de sus hocicos. Los p_<,::xros. 1 por ejen1plo, carecen
1nediante rp_a_110.s____ y __ pie_s c_ap_aces de coger _y agarrar. Se dice, por eso, que de visión estereoscópíca y sólo ven en tonos blancos y negros. S911 litcral-
sus dedos flexibles, en especial el pulgar y el dedo gordo del pie, son pren- 1:ii_e11t.e ___c_onducidos poi· sus _narices. _El e111plaza1niento de los ojos en los pri~
silu._ En muchas especies de primates, el dedo gordo del pie, además del niates está relacionado con la prensilidad y n1ovilidad de sus extren1idades
Pulgar, es tan1bién oponible: su ye1na puede tocar las de los den1ás dedos. delanteras. La -~Ji_1nen_t_ ac::i_ón típica de los prünates ün_plica_ una_ acción de
Estrechan1ente asociada a la prensilídad está la ausencia o reducción de las asÍlniento p_ara-- Ifevarse los objetos a Ja boca, donde _son exan1inados por
gatras utilizadas por otros órdenes de 1na1níferos para trepar, depredat y los ojos antes de ser ingeridos. En can1bio, 19_;;, _n1a_1)1íferos con hocico exa-
defenderse. En efecto, la niayor parte de los pritnates tienen ufias planas, 111inan su alin1ento fundan1entaltnente n1ediante el sentido del olfato.
que refuerzan y protegen las puntas de sus dedos sin obstaculizar la prensi-
lidad (fig. 3.1). 4. Un núniero __1_·_ed_u.c;__id,q ___ de _cría_s por P_Cltto,_._-A un ?~ti yo n1a111ífero
arborícolíl<iú-e_--:·1:e_c_o_1T~ __ l_a_rgas distancias_ le resultaría difícil cuidar de una __ _
2. Fuucioues especializadas de las extremidades delanteras.-Los pri- gran ca1nada. J)ebido a ello 1 los prin1ates no suelen tener niás de dos o
1nates tienen una c_~P-ªS_i_q_a_d ___1nuy desatrollada para girar, flexionar y extcn- t.~-~e_s_ c_~J~_s_ p9i: _p_ax.to_ y 1 _ en, 1nuchas especies, la regL1__ es i¿n_g___ ~ol_a _cría.
36 Introducción a Ja antropología general Genealogía y naturaleza huinanas 37
5. Prolongación de la gestación y la infancia.-1.. a n1ayor parte de los prÍlnates n1ás sociales. Nuestro cerebro es, sobre todo, una consecuenci11
órdenes de 1na1níferos cuyo éxito reproductor depende de un gran nún1ero evolutiva de nuestra excepcional sociabilidad.
de crías por parto tiene cortos períodos de gestación seguidos por un rápido
inicio de la n1adurez sexual y del estado de adulto. En este tipo de n1an1í-
feros los elevados índices de natalidad sirven para con1pensar los naci1nien- El suborden de los antropoides
tos anonnales. Un~ alta_ proporción de los individuos de la can1ada nacen frente al suborden de los prosimios
inuertos o son ellininados poco después del nacin1iento con10 consecuencia
de- la cü111petencia entre los con1pañeros de can1ada por la leche, protección ~l _orden de los prin1ates con1prende dos subórdenes: .antropoides ___ y
y cuidados de la n1adre. ~g~ __ pr,ít}?:~~e~-~--cn ca1nbio, _se _concentra11 en.una sola prosun1os. ~os 1_11011os, _los gtandes siinios _y los_ seres hun1anos pertenecen
criatura a la vez y le proporcionan grandes cuida4os hasta que se desarrolla ... a~ pri1nero de estos s~bgrupos. El de los prosin1ios se halla integrado por
10 _ ?tlficíente con10 para ·poder ali1nentarse por sí n1isn1a. Con1paradas con len1ures, tarseros, lor1s y (tal vez) 1nusarafias arborícolas. Estos prin1os
C-1 l·Csto del reino a~í1nal, todas-las 1nadres pritnates 111ünan a sus crías. nuestros nlenos conocidos se encuentran en Afríca, Madagascar, India y
el Sudeste asiático .. Desde los puntos de vista biológico y conductual, nlu-
6. Co1nplejidad de la conducta social.~Otra de las consecuencias de chos de los prosinuos parecen estar a tnedio can1it10 entre los antropoides
no tener grandes camadas es que 1ª~_ _ p_au_ta~ de con_ducta de los_ prÍlnates y el orden n1an1ífero de los insectívoros. Por otra parte, a los antropoides
so_n __n1_uy sociales. Se deriva esto de la pr_olonga_da relación n1adre-hijo y de se 1~s deno1nina a veces «prin1ates superiores». 'l'icnen cajas craneanas
los __ i_1_~~ens.os cuicl_ados _pi:o_digados a cada crí_a. _La destreza 1nanual ta1nbién relat.1van1entc 1nás grandes y redondas, caras nlás planas y labios superiores
iñC-ren1enta la interdependencia social, puesto que pertnite a los priinates nlóvtle_s separa~os de las encías. Esto últín10 es in1portante para producir
a_<)calarse ___1nutuan1ente. La n1ayor parte de los prin1ates pasa su vida con10 expresiones faciales, que a su vez figuran en el desarrollo de las forn1as
i~1{en1bro de un grupo (no necesariaincnte aquél en que ha nacido) que 1nás avanzadas de la v!da social de los prin1ates. Los 1oris y los lé111urcs
~oopera en la b(lsqueda de alin1entos y en la defensa contra los depredado- (pero no los tarseros) tienen sus labios superiores unidos cxtcrnan1entc a la
res._ La vi_da en grupo se ve facilitada por siste1nas de con1unicación relati- nariz por una tira el.e piel hú1ncda Jlan1ada rhinariunt que ta111bién se puede
va111~_11__te__ c91nplejos, consistentes.en señales que indican la presencia de alí- observar en los hocicos de gatos y perros. Los hun1anos alardea1nos de una
rííCJ11:os, .Peli_gro, interés sexual y otras cuesti.ones cruciales. Los pri1nates nariz seca y de un labio superior seco y velloso. Pero los caballetes vertica-
neccsítan con1pafieros sociales no sólo para sobrevivir física1nente, sino tan1- les que conducen a nuestra nariz sugieren que alguien en nuestro árbol
genealógico tuvo un rhi11ariu111.
bién para n1adurar einocíonalinente. Muchos estudios han de1nostrado que
los n1onos criados en aislan1iento 1nanifiestan graves sínto1nas neuróticos,
con10 titnidez o agresividad excesivas (cf. I-Iarlo\v y otros, 1966). Las superfamilias de los antropoides

7, De.s_arroll9 de.l cerebro.~La n1ayor parte de los prín1ates presenta El suborden de los antropoides se con1pone de tres superfa1nílias:
una razóñ·-·alta entre los pesos cerebral y corporal. Cada una de las anterio- (1) los ccboides, o n1onos del Nuevo Mundo; (2) los cercopítecoides, o mo-
res consecuencias de la __ v~Q_a __arborícola proporciona la oportunidad o la nos del Viejo Mundo, y (3) los h 0 minoides, que comprenden todas las espe-
i:!_~_ce_si_cfad _de cerebros 1TiáS- cotnplejos. El 1nedio arbóreo, con su follaje azo- cies. _f.ósi_les y conten1poráneas de sin1ios y seres hun1anos ,., . Los 1nonos del
tado por el viento, rociado por la lluvia y n1oteado de luz, requiere una Viejo y del Nuevo Mundo tienen diferentes estructuras dentales que indi-
constante labor de vigilancia y de interpretación. Las 1naniobras explorato- can una antigua separación del tronco pritnate o prositnio co1nún. Los tno-
rias de las extren1idades delanteras y d~dos, así con10 su capacidad de acer- nos del Viejo Mundo tienen la lla1nada fórn1ula dental cercopitccoide:
car los objetos a los ojos para su exainen, requieren tan1bién con1plejos cir- 2.1.2.3
cuitos neurales. Pero el factor 1nás itnportante de todos es el alto nivel de (fig. 3.2). Las cifras encima de la línea designan, de izquierda a
interacción social. No es accidental que lq_s___ p_ritp_<ltes sean los n1a1níferos 2.1.2.3
1nª.s--....~<_cexebrales» y 1nás sociales. La depe-ndCl1cía prolongada de las crías detecha, el nún1ero de incisivos, caninos, pre1nolares y 1nolares en un cua-
¿;fin1ates, el gran volun1en de inforn1ación auditiva, visual y táctil intercan1- drante superior del inaxilar; las que están debajo, su número en un cua-
biada entre n1adte y prole, los juegos entre los adolescentes y el acicala-
111iento mutuo entre los adultos pr_esuponen una considerable capacidad ,., Algunos taxono1nistas distinguen dos infraórdenes dentro de los antropoides: ca-
para adquirir, al1nacenar y recordar infor1nacíón. No es tatnpoco casualidad tarrinos Y platirrinos, perteneciendo las superfamílias de los ccrcopitecoides y ceboides
al primero y al segundo respectivainente. No hay ningún acuerdo, sin embargo, en
que los hun1anos, los inás inteligentes de los primates, sean ta1nbién los
que esta distinción sea pertinente para Ja ascendencia de los homínidos.
38 Introducción a la antropología general Genealogía y naturaleza humanas 39
drantc inferior. (EJ nún1ero total de dientes es igual a dos veces su nú!Tiero alcanzar las ramas niás altas poi- encin1a de sus cabezas y con la propulsión
en el cuadrante superior n1ás dos veces su nú1nero en el cuadrante inferior.) iniciada por Jos brazos a través de espacios abiertos. Este balanceo de ran1a
2.1.3.3 2.1.3.2 en ran1a 1nediante los brazos se llan1a braquiación.
'Todas las fan1ilias ccboides tienen estructuras del tipo o --- . Tres de los hominoides vivientes -el Homo sapiens, el gibón '): el
2.1.3.3 2.1 .3.2 s1a1nang- rara vez se desplazan a gatas. El gibón y el sian1ang son iinte
(Si les han salido las 1nuelas del juicio, pueden descubrir que co1npartcn todo braquiadores que se balancean de ra1na en ran1a con las patas enco-
2.1.2.3 gidas contra sus cuerpos, propulsados a través de graciosas trayectorias
con los cercopitccoidcs la estructura ----.) gracias a sus brazos, extraordinarian1ente largos y fuertes.
2.1.2.3

FrG. 3.2.-Dentición de los


lllonos del Vicio Afundo (arri-
ba); dentición de los 111011os
del Nuevo Mundo (abajo).
FIG. 3.3. -Gorila (izquí~rdaJ;
'Hon;o sapiens (derecha). Hombre
Características de los hominoides

Los honJinoides difieren de los antropoides por la forma de desplazarse Aunque el chin1pancé, el gorila y el orangután ta1nbién tienen brazos
y_ pól:'~fa~ posturas que adoptan cuando se alüncntan. La n1ayor parte de largos, los individuos adultos son den1asiado grandes y pesados para bra-
los antropoides son capaces de una gran variedad de 111ovitnientos y pos- quear con energía. Sin e1nbargo, sacan partido de sus largos brazos cuando
turas, tales como andar, correr, ir a gatas o 111antenerse de pie; suspender- practican la alin1entación en suspensión: se suspenden con la ayuda de
se de una, dos, tres o las cuatro extren1idadcs; balancearse con uno o los los brazos y los pies prensiles, estirándose para arrancar sabrosos bocados
dos brazos; saltar y brincar. Pero otros prí1nates realizan sólo algunas de de ran1as que no podrían aguantar su peso. Ade111ás, los siinios africanos
estas posibilidades. A diferencia de los hominoides, la mayor parte de los han desarrollado forn1as especiales de andar en el suelo destacando 1 en
monos son pequeños anünales arborícolas que se deslizan a gatas por las este sentido, el chilnpancé y el gorila, que pasan la n1ayor Í)arte de sus días
ramas de los árboles y que, para alimentarse 1 se sientan erguidos sobre una sobre el suelo. En esto se parecen a los 1nonos que viven pertnanente1nente
ran1a. Algunos de los n1onos 1nás grandes han desarrollado colas prensiles) en el sue10 1 con10 los babuinos. Pero 1nientras que los babuinos 1nantienen
que les ayudan a agarrarse a las ran1as pequeñas cuando se abren paso en su forn1a de andar cuadrúpeda can1inando sobre las paln1as de las 1nanos 1

busca de ra1nitas con frutos y hojas delicadas. En algunas especies n1ás los gorilas y los chitnpancés andan sobre los nudillos: sus largas extren1ída-
grandes, la forn1a de andar cuadrúpeda se con1ple1nenta con la capacidad de des delanteras se unen en el codo fonnando una línea recta rígida y su 1
Introducción a la antropología general Genealogía y naturaleza hun1anas 41
40

peso hacia delante descansa sobre los nudillos. Los orangutanes, que pasan su oponíbilídad. Mientras que el pie de los póngidos puede ser utiliz,1do
1nucho 1nás ticn1po en los árboles 1 andan norn1aln1entc apoyándose sobre para tocar y asir objetos, el pie de los hu111anos se ha especializado en estar
de pie, andar y correr (fig. 3.4). ·
los diversos lados de Jos puños durante sus raras visitas al suelo ('futtle,
1969; Napier, 1970). Los largos brazos móviles de todos los póngidos vi-
vientes (siniios) sugieren que sus antepasados fueron poderosos braquia-
dores que practicaban la alin1entación en suspensión.
'fa1nbién es posible que el !Jonio sapiens tuviera antepasados braquia-
dorcs que practicaban la alünentación en suspensión, puesto que ta1nbién
teneinos brazos n1óviles bastante largos en co1nparación con la longitud
de nuestros troncos. En nuestro caso, sin e1nbargo, la capacidad de bra.:'
quíacíón fue casi totaln1ente abandonada en favor del bipedisnzo. Esto ha
llevado al alarga1niento de nuestras piernas hasta un punto que no conoce
parangón entre los hominoides (fig. 3.3).
l'iay que añadir tal vez que los hon1inoides son probablen1ente 1nás in-
teligentes que los de111ás prÍlnates, con10 sugieren los recientes experünen-
tos con la enseñanza de for1nas de co111unicación a gorilas y chiinpancés Dedo pulga• Calcáneo
(véase cap. 23).

La familia de los homínidos frente a la familia de los póngidos


y los hilobátidos

La superfamilia de los hominoides comprende tres familias: (1) los


Ho111inidae todas las variedades de hon1ínidos de los que el Flon10 sapiens
1

es el único representante superviviente; (2) ·Jos póngídos, todas las varie·


dades, conten1poráneas o extintas, de si111íos, salvo el gibón y el sia111ang,
y (3) los hilobátidos, el gibón y el siamang y sus antepasados fósiles.
Desde un punto de vista anatón1ico, las diferencias n1ás llan1ativas entre
los homínidos y los póngidos están todas relacionadas con el desarrollo del
bípedis1110 entre los hoinínidos. Con10 veren1os con 111ás detalle en el si-
guiente capítulo, los ho1nínidos abandonaron la alin1entación en suspen-
sión y la braquiación en favor de una vida que transcurría, en su n1ayor
parte,_ en el suelo y en un hábitat relativan1ente abierto o del tipo de la
sabana. De este catnbio básico de hábitat y niodo de andar surgieron una FIG. 3.4.-Ph, ht11ncu10 (arri-
serie de adaptaciones anatótnicas y conductuales que separaron a los hon1í- ba); pie de gorila (abajo).
nidos de los grandes sitnios. Para con1prender quiénes son1os debe111os en1-
pezar por el suelo. Al principio fue el pie.
2. Brazos _y 1na11os.-La gran ventaja del bipedisn10 de los hon1ínidos
estriba en que deja libres las n1anos y los brazos. El" goríla 1 el chi111pancé
l. El _pie.-La forma de andar bípeda fue posible graCias a una ex-
y el orangután dependen de sus brazos para la braquiación o para andar
tensión hacia atrás del hueso del talón y a una realineación del dedo gordo
en posición sen1icrecta. Los ho111ínidos son los únicos anin1ales que pueden
del pie. La fuerza de elevación de los músculos de la pantorrilla levanta el
recorter có111oda1nente largas distancias en el suelo 111ícntras llevan objetos
hueso del talón. Después, el apalancarniento contra el dedo gordo del pie
pesados en sus n1anos. Adcn1ás, la destreza n1anua1 de los hon1ínidos es
transmite un in1pulso hacia delante y hacia arriba. Los arcos que se extien-
insuperable; en el gibón y en el orangután, las necesidades de trepar y de
den desde la parte delantera a la trasera y de lado a lado mantienen elásti-
braquiación han reducido el ta111año y destreza del pulgar. El chi111pancé
ca la acción. El dedo gordo del pie humano, a diferencia del de los póngi-
y el gotila son bastante diestros, pero nuestro pulgar es n1ayor 1 1nucho n1ás
dos, se alinea con el resto de. los. dedos y ha perdido prácticamente toda
42 Introducción a la antropología general ( ;cncalogía y naturaleza hu1nanas 43

1nusculoso y n1ás flexible. La longitud y fuerza del pulgar hunu1no· nos anirnal que se desplaza a gatas se ttanstnite por la pelvis a las extre1nidadcs
penniten un asin1Íento extraordinaria1nente preciso, fuerte pero delicado. traseras. Entre los póngidos, las extre111idades traseras soportan un por-
Este asin1icnto, que es casi un rasgo tan distintivo de la hun1anidad con10 centaje 1nayor del peso total del cuerpo. La pelvis del chiinpancé, por
el bipedisn10 y el ta111año del Cerebro,_ ha ayudado a convertirnos en los eje1nplo, 1nuestra cierto aplananliento y robustecin1iento debido al íncr~-
supren1os artesanos del reino ani111al. 1nento de la función de sostener pesos. Pero en los hon1ínidos, la p~lv1s
tiene for1na de cuenca, y el centro de gtavedad del cuerpo pasa dir~cta­
3. Las extreniidades ínferiores.-En relación con la longitud del mente por ella (fig. 3.5). La conformación de la pelvis humana en forma
tronco, las piernas hun1anas son las n1ás largas entre los ho1ninoides de cuenca se con1pleta con vértebras que se doblan hacia adentro y liga-
(fig. 3.3). La gran pantorrilla de nuesttas extrcn1idades inferiores es dis- n1cntos en la base de la colun1pa vertebral que cierran la parte inferior de
tintiva; los grandes sitnios carecen de n1úsculos pron1ínentes de la panto-.. la cavidad pélvica. Unaimportante función de la pelvis consiste en propor-
trilla. Aún es n1ás hu111ana la in1ponente n1usculatura glútea que, cuando no cionar acopla1nientoS a los fuertes n1úsculos que controlan las piernas. La
nos sentan1os sobre ella, proporciona gran parte de la fuerza para can1inar forina de cuenca o anillo de la pelvis hu1nana con sus dos cías a 1nodo de
cuesta arriba, enderezarse después de agacharse, correr y saltar. anchas hojas incre1nenta la fuerza efectiva de toda la 1nusculatura que
4. El cinturón pélvico.-En los 1nan1íferos cuadrúpedos, la pelvis pre- interviene en la posición erecta. Los tnlisculos fijados a estas cías y a otras
senta el contorno de un estrecho tubo al que se fijan las cxtren1idades partes de la pelvis ta1nbíén proporcionan gran parte de la fuerza para mover
traseras forinando casi un ángulo recto. Casi la niítad del peso de un las extre1nidades inferiores.

llium

.F1G. 3.5.-Pelvis hun1a11a (arriba);


pelvis de chi111pancé {abajo). F1G. 3.6.-Columna vertebral de gorila (izquierda); columna vertebral htonana (derecha).
45
44 Introducción a la antropología general c;encalogía y naturaleza huinanas

5. La colunn?t1 vertebral.~Para posibilitar la postura erecta, la co- occipitales están muy próxin1os al centro de gravedad de la ca?eza. Nuestra
lun1na vcrtcbnd hun1ana ha desarrollado una singular curva en la región cabeza casi se balancea por sí sola en lo alto de la curva cervical; por ello,
lu111bar (fig . .3.6). Aquí, la colu1nna se encorva hacia delante por cncin1a sólo necesiu11nos en el cuello unos 111úsculos relatíva1nente pequefios; te-
del ccnlro de L1 pelvis y, al encontrarse con la pelvis, vuelve en sentido nen1os un cuello distintivan1ente largo y delgado.
inverso para [orinar una hoz con el 1nango arriba. Sin esta curva, el centro
de _gnn1cdad del cuerpo se alteraría> y la gente tendería a dcsplo1narse hacia 7. El cráneo -La pa1te posterior del c1áneo a la que se fijah los
atrás. Aunque es capaz de soportar setecientas libras o i11ás, nuestra c0Ju111- músculos del cuello se llama el plano de la nuca (fig. 3.8). Entre los pón-
na vertebral est<i sujeta a un funcionan1iento defectuoso. Las fuertes pre-
siones sobre los discos cartilaginosos entre las vértebras producen hernias,
alinean1íentos defectuosos y «dolores de espalda» específican1ente hu111a-..
nos. En su extre1no superior {la región cervical) la colun1na vertebral
hu1nana se curva hacia delante, después hacia arriba y ligeran1cnte hacia
atrás, y se articula con nuestro cráneo en un punto próxin10 a su centro de
gravedad. Las vértebras cervicales del hon1bre carecen de las largas pro- Toro
supraorbitario
longaciones espinosas hacia atrás que sujetan los grandes 111úsculos del
cuello del gorila (Harrison y Montagna, 1969).
Arco
6. El cuello.-I..a cabeza gira en lo airo de la columna vertebral sobre cigomático ...,..,
un par de protuberancias óseas situadas en la base de nuestros cráneos.
Estas protuberancias se ll.an1an cóndilos occipitales (fig. 3.7). En los pón- ~'Jd~/¡·f
't:
. '·
-·'"..·O- Ramus
·1
i
Plano de la nuca
gidos la mayor parte del peso de la cabeza se desliza hacia adelante de los ::.:" :' J Foram~n magnum
puntos giratorios. Los fuertes n1úsculos del cuello necesarios para la estabi- ' :::_JI
lidad oscurecen totaln1ente el contorno esquelético de la región cervical Mandibula
del gorila. Los hon1ínidos n1odernos son diferentes; nuestros cóndilos

FrG. 3.8. ~Cráneo hunuino


(arriba); cráneo de gorila
(abajo).
·f
. ~ ··.
gidos, este área es n1uy grande y se eleva fonnando un ángulo .abrupto con
el resto de la cabeza en la cresta de la nuca. En el Ilo1110 saptens la cresta
de la nuca está ausente, el área del plano de la nuca se ha reducido. 1nucho
y su posición se encuentra debajo, en vez de en la par~e post~r~or, <lel
cráneo. Esta nueva disposición proporciona un contorno lrso, esfenco ª.,la
parte posterior del cráneo hu1nano. La redondez continúa en la regton
Fit>. 3.7.-Base del cráneo
htonano. frontal y está claramente relacionada con el hecho de que nuestro cerebro
46 -Introducci6n a la antropología general Genealogía y naturaleza humanas 47

es el más grande y pesado de los cerebros de los primates. Visto desde no tienen que ser masticados tan vigorosamente como los crudos, puede
atrás, nuestro cráneo se distingue por sus escarpadas paredes laterales. Su ser el factor responsable del reducido tamaño de nuestros maxilares.
anchura máxima se alcanza encima, en lugar de por debajo, de los oídos.
La cabeza de un gorila es más imponente que la nuestra, pero el espacio 9. Maxilares y dientes.-Nuestro equipo masticador es uno de nues-
disponible en su interior es mucho más pequeño. G ran parte de su cráneo tros rasgos más importantes y distintivos. Nos basamos en los fragmentos
se halla ocupado por gruesos huesos y prominentes crestas, que sirven fosilizados de maxilares e incluso de dientes sueltos para trazar la filo~enia
como acoplamiento para los músculos y como refuerzos estructurales. Tales de los homínidos y distinguir entre taxones de homínidos y póngidos. Los
crestas, como veremos en el siguiente capítulo también se hallan en algunos póngidos modernos tienen una arcada dental en la que largas hileras en
homínidos extintos . paralelo de molares y premolares se unen por una curva de caninos e inci-
sivos en forma de U . P or contraposición, la arcada de los homínidos es
8. La cara y el maxilar superior.-Entre los póngidos, la cara conti- parabólica o redondeada y está muy comprimida para conformarse a su
núa extendiéndose más allá del plano de la frente. El corrimiento hacia ade- ortognatismo. Los incisivos y caninos de los póngidos son grandes en
lante continúa en el maxilar superior, lo que da lugar a una forma deno- comparación con sus molares e imponentes en comparación con los incisi-
minada prognatismo (véase fig. 3.8). En cambio, el maxilar superior de vos y caninos de los homínidos; los incisivos y caninos de un homínido son
los seres humanos actuales es ortognato; se alinea verticalmente con la pequeños en comparación con sus molares (fig. 3 .9).
frente, directamente bajo las cuencas de los ojos. En los gorilas, hay una
gran barra sobre los ojos denominada toro supraorbitario. Esta estructura Estas diferencias implican adaptaciones alimentarias radicalmente dife-
protege la parte superior de la cara de la enorme presión provocáda por rentes. E l imponente tamaño de los dientes delanteros de los póngidos
los imponentes maxilares y los poderosos músculos masticadores del gorila. está probablemente relacionado con el uso de los incisivos y caninos para
Con la excepción de ciertas especies extintas, los homínidos tienen maxi- cortar y desgarrar la cubierta exterior de vegetales leñosos, como el
lares más pequeños, músculos masticadores menos poderosos y un toro bambú, y la cáscara dura de los fru tos del bosque y el apio silvestre. La
supraorbitario más reducido. La introducción de alimentos cocinados. que estructura dental característica de los homínidos (incisivos y caninos pe-
queños en relación con grandes molares) sugiere una dieta diferente, basa-
da en sustancias q ue los dientes delanteros transforman fácil mente en
trozos del tamaño de un bocado, pero que después deben ser trituradas y
molidas durante· bastante tiempo antes de poder ser ingeridas. Tras sus
estudios sobre babuinos que comen hierba y semillas, Clifford Jolly (1970)
ha desarrollado la teoría de que . los rasgos distintivos de la dentición de
los homínidos eran adaptaciones a alimentos pequeños y duros como semi-
llas de gramíneas, tallos y raíces arenosas. Esta dieta exige la transforma-
ción de grandes cantidades de productos pequeños y/o arenosos. Para sub-
sistir, el animal debe afimentarse con frecuencia, y los molares deben utili-
. zarse casi ininterrun:ipidamen te, moliendo y triturando las semillas y tallos.
La importancia de los dientes para moler y triturar en la adaptación de
nuestros antepasados viene sugerida por el modo flexible en que está en-
cajado nuestro maxilar inferior, lo que permite movimientos rotatorios de
atrás hacia delante y de lado a lado cuando masticamos.
O tro rasgo evocador de la pauta de moler y triturar es el brote retar-
dado de los molares en los homínidos de tal forma que cuando se desgastan
los molares delanteros, se sustituyen por molares jóvenes en la parte de
atrás . Un aspecto final de esta pauta consiste en que los molares de los
homínidos son más altos que anchos o largos. Este es otro rasgo que pro-
porcionaría una ventaja selectiva al resistir el desgaste producido por una
Pre. 3.9. - Maxilar de gori-
acción prolongada de moler (Simons, 1968; Simons y Ettel, 1970.)
la {arriba) ; maxilar humano Otro rasgo definitorio de la dentición de los homínidos consiste en que
(abajo). nuestros caninos sólo sobresalen un poco o nada por encima del nivel de
48 Introducción a la antropología general Genealogía y naturaleza humanas 49

los dientes adyacentes. Por contraposición los caninos de los póngidos, en


1
celo, sino que pueden servir con10 base para la for.n:ación de ví~culos
especial, los caninos superiores, son tan grandes que necesitan espacios en la sexuales de laroa duración. Al 111is1no tíe1npo, la debilidad de los r1tn1os
arcada opuesta para que los n1axilares cierren herinétican1entc. Estos cani~ biológicos que ;igen la sexualidad supone que las relaciones varón-hen1bra
nos son cspecialincntc visibles entre los 1nachos de los póngídos. Aden1ás son n1ás fáciln1ente n1ol<lcables por convenciones culturales. Estos rasgos~de
de desgarrar tallos y frutos, se usan para an1enazar a los depredadores, y la sexualidad hun1ana contribuyen a explicar el hecho de que los s~res
a las hen1bras y n1achos 1nás jóvenes. I)ucsto- que no tenc1nos ni grandes hun1anos sean los únicos anin1ales que co1nbinan las dos siguientes fori'nas
caninos ni otros grandes dientes, nuestros inaxilares han perdido la capaci~ de cooperación entre los sexos:
dad defensiva u ofensiva a que sirven en 1nuchos otros anímales (Sheets y
Gavan, 1977). l. An1bos sexos traen con regularidad diferentes alí1nentos para su
La estructura básica de la dentición de los hon1ínidos no corrobora el- n1utua distribución y consuinen en coinún las conüdas resultantes (Isaac,
estereotipo popular, de que nuestros antepasados eran «siinios n1atadores» 1978).
sedientos de sangre. De hecho, la verdad parece ser justan1ente lo contrarío 2. An1bos sexos proporcionan en con1ún con1ída y refugio a los recién
(véase p. 76). Los seres hu111anos, privados de caninos, provistos de ufias nacidos y jóvenes.
en los dedos de las 1nanos y los pies en lugar de garras, so1nos, aunque
parezca extraño, criaturas anatón1ican1ente inofensivas. Desnudos, sin arn1as
o conocin1ientos de judo o kárate, nos resultaría práctica1nente ünposible Lenguaje y cultuta
111atar a cualquier anin1al grande, incluidos nuestros propios congéneres
adultos. (Los puños, tan Ílnportantes en las peleas de las películas nor- Muchos anín1ales poseen tradiciones aprendidas q1.Jc se transn1itcn de
tea1nericanas, son den1asiado frágiles para causar heridas 1nortales, y los generación en generación y que constituyen una forn1a rudilnentaria de
que pegan patadas descalzos se ron1pen los dedos.) cultura. Con10 veren1os en el siguiente capítulo, los chiinpancés y otros
prin1ates fabrican y cn1plean útiles con10 consecuencia de este aprendizaje.
Sin e1nbargo, sólo entre los ho1nínidos la cultura se ha convertido en una
La sexualidad de los homínidos fuente pri1naria de conducta adaptativa, niás in1portante que la evolución
biológica que in1plica can1bios en las frecuencias génicas. Segura1:1ente, lo.s
I:n todos los prin1ates, salvo en los seres .hun1anos, la hen1bra sólo se hon1ínidos 1nás antiguos, con su capacidad para sostenerse .de pie y canu-
n1ucstra sexualn1cnte receptiva durante unos días antes y después de que nar erguidos y sus extren1idades delanteras con1pletan1ente libres de la fun-
el óvulo rnaduro pase del ovario al útero. Este es el período en que se ción de locon1oción y sostén, fabricaban, transportaban y en1pleaban con
debe producir la fertilización para que el óvulo quede in1plantado en la eficiencia un repertorio de útiles con10 1nedio principal de subsistencia. Los
pared del útero. Con la n1aduración del óvulo, la he1nbra de los prin1ates n1onos, en can1bio, sobreviven pcrfectan1ente sólo con el inventario n1ás
1nuestra una receptividad sexual de acuerdo con ritn1os n1ensuales o esta- sin1ple de tales útiles. L.os hon1ínidos, antíguos y rnodcrnos) probabl.en1en.te
cionales. Mediante señales olfativas y visuales atrae ~d n1acho a la copula- han dependido sien1pre de alguna forn1a <le cultura para su propia exis-
ción. En algunos prin1ates) las hen1bras en celo 1nuestran hinchazones tencia.
policron1a::; en la región del ano y de la vagina. Por ejen1plo, la receptívídad Estrechan1ente ligada a la capacidad de adaptaciones culturales está la
sexual en los chin1pancés se exterioriza nicdiantc una hinchazón de color capacidad exclusivan1cnte hun1ana del lenguaje y de sisten1as de pcn~an1ie.n­
rosado brillante en la piel ano-genital, y durante este período se ha llegado to dependientes del lenguaje. Aunque otros prilnates usan con1ple¡os s1s-
a observar hasta veinte n1achos copulando con una n1isn1a hen1bra (Van ten1as de señales para L1cilitar la vida social, el lenguaje hun1ano difiere
La\vick-C;oodall, 1965). Sin en1bargo, algunos chin1pancés fonnan parejas cualitativan1entc de todos los den1ás sistcn1as de con1unicación anii11al. Los
de consortes durante este tien1po. rasgos privativos del lenguaje hun1ano, que analizaren1os en .el capítulo 23,
Aunque el ciclo inenstrual de la he1nbra hun1ana se parece en n1uchos provienen indudablcn1cnte de adaptaciones genéticas relacionadas con la
aspectos al de los póngidos y otros prin1ates, no hay signos externos que creciente dependencia de los hon1ínidos pri1nitivos de la cooperación social
indiquen el período de 111áxín1a fertilidad. De hecho) norn1aln1ente las 11111- y de n1odos de subsistencia cultnraln1entc adquiridos. l,as criaturas hun1a-
jeres no se dan cuenta de su propia ovulación. Co1no no hay signos claros nas nacen con un sisten1a de circuitos neurales que hace que aprender
del período fértil, la adaptación reproductora dC:' las hen1bras hun1anas de- a hablar sea algo tan natural para ellas con10 aprender a andar. f:',stos
pende de su receptividad sexual durante todo el ciclo del estro. Las circuitos a su vez representan el tipo de «instalaciÓJl» n1ental útil para una
relaciones sexuales hun1anas no tienen por qué ser, pues, esporádicas y criatura que necesita aln1acenar y transn1itir gran cantidad de ínforn1ación
discontinuas co1no en los anin1ales que tienen estaciones o períodos de no en los genes, sino en el cerebro.
50 Introducción a Ja antropología general Genealogía y naturaleza humanas 51

Resumen vínculos sexuales y a una n1ayor cooperación entre el varón y la hen1bra en


la subsistencia y en el cuidado y alünentacíón de los niños.
1:.':l I-101110 sapiens con1partc algunos rasgos con todos los aniinales. Los El rasgo inás característico de los hon1ínídos, o al 1nenos del Iion20
anin1alcs con los que con1partin1os 1nás rasgos son los cordadas, vertebra- sapiens, es su capacidad lingüística y cultural. En tanto que otros prin1ates
dos, tett·ápodos, n1an1íferos, terios, cuterios, prünates, antropoides y ho- poseen tradiciones aprendidas y, por consiguiente, culturas rudin1entari_íls,
n1inoídes. Los antepasados de cada uno de estos taxones fueron ta1nbién los en los hon1ínidos la cultura eclipsa a la herencia genética co1110 fuente ide
nuestros. Nuesttos parientes evolutivos 111ás cercanos son los den1ás n1ie111- can1bios adaptativos. Esta dependencia de la cultura está estrecha111ente
bros del orden de los prín1ates, en especial los n1icn1bros del suborden de relacionada con la singular capacidad humana para el lenguaje, y ambas
los antropoides. Co1npartin1os los siguientes rasgos con otros prín1ates: están relacionadas a su vez con la destreza manual conseguida gracias al
(l) manos prensiblcs; (2) piernas y brazos especializados en diferentes fun~ bipedis1no, la sustitución de maxilates y dientes por útiles y una coopera-
ciones; (3) visión estereoscópic'a y de los colores; (4) una o dos criaturas ción social intensa y a largo plazo basada en los vínculos sexuales.
por parto; (5) embarazos prolongados y un largo período de dependencia
infantil; (6) intensa vida social, y (7) grandes cerebros en relación con el
ta1nafio del cuerpo.
Es probable que todos estos rasgos representen respuestas evolutivas
con valor de adaptación a la vida arborícola en los bosques tropicales. El
suborden de los antropoides con1prende n1onos, siniios y seres hun1<H1os,
todos los cuales descienden de un antepasado prin1atc con1ún. Entre los
sin1ios, los póngidos -gorilas, chi111pancés y orangutanes -son los que
111ás se parecen a los ho111ínidos. Al igual que los póngidos, los hon1ínídos
probablcn1cntc tuvieron un antepasado braquiador que se alin1entaba en
suspensión, pero que después desarrolló otros n1odos especializados de an-
dar sobre el suelo. La 1nayor parte de los rasgos que distinguen a los
ho1nínidos de los póngidos están funcionalincntc relacionados con su pecu-
liar bipedismo, adoptado por los homínidos cuando abandonaron el hábitat
boscoso para trasladarse a un inedia 111ás abierto.
Del hecho de que los hon1ínidos tengan grandes n1olares y pequeños
dientes delanteros cabe deducir que, en un principio, su dieta se con1ponía
principaln1ente de scn1illas y otros alimentos arenosos n1ás que de carne o
frutos selváticos. Las adaptaciones distintivas de los hon1ínidos asociadas
al bipedismo y a la vida en un hábitat de sabana son: (l) un pie con doble
arco y dedo gordo no oponible y un hueso del talón de gran ta111año;
(2) n1anos y brazos especializados en asir con fuerza y precisión y trans-
portar objetos pesados; (3) grandes piernas con fuertes 1núsculos en la
pantorrilla y las nalgas; (4) pelvis en forn1a de cuenca o anillo para soste-
ner el peso de la parte superior del cuerpo y su jetar los músculos de las
extre1nidades inferiores; (5) curva lun1bar para niantener la postura erecta
del tronco y la cabeza; (6) pequeñas vértebras en el cuello debido a la
ausencia de grandes inúsculos; (7) un cráneo de superficie lisa y for111a
globular que se balancea sobre el cuello; (8) cara y maxilares ortognatos
relacionados con la cabeza globular y los reducidos n1Úsculos niastícadores,
y (9) caninos planos, reducción de los dientes delanteros y énfasis en los
n1olares especializados en rnoler y triturar pequeños alí111entos arenosos.
Los ho111ínidos ta1nbién poseen un distintivo ciclo de estro en el que
no hay signos externos de ovulación, asociado a un estrechan1iento de los
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52 Introducción a la antropología general Capítulo 4


LOS PRIMEROS HOMINIDOS

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Este capítulo se centra en los indicios fósiles de la evolución de los prin1cros
ho1nínidos. Los fósiles son vestigios de aspecto pétreo íonnados por la sustitución
de huesos y tejidos por 1nincralcs y que, por tanto, preservan la fauna de un
organisn10 hace ticn1po extinto. Los fósiles de nuestros antepasados 1nás antiguos
nonnahncntc sólo se hallan en frag1ncntos. De ahí que se desboque la curiosidad
popular. ¿Quiénes fueron los prin1cros seres hun1anos? ¿Dcscendcn1os de feroces
y carnívoros «sÍlnios n1<1tadorcs» o de vegetarianos con suaves n1odales?
El ritn10 en que aparecen nuevos descubri1nientos relativos a estas cuestiones
se acelera de afio en año. En el n1on1ento actual sólo se pueden extraer
conclusiones provisionales, y el estudiante debe estar preparado para afrontar
interpretaciones contrapuestas ofrecidas por diferentes expertos,

Un reloj evolutivo

Los geólogos dividen la historia de la Tierra en eras que, a su vez, se


subdividen en períodos y épocas. La vida con1enzó, probablen1ente, hace
unos tres o cuatro niil niillones de años, pero los pritneros n1icroorganís-

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111os no se fosilizaron y desaparecieron sin dejar huellas que podan1os des-
• ~i cubrir en la actualidad. I-Iace unos 600 111illones de años aparecieron los
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!}¡, e:~~ priineros anin1ales lo bastante grandes y duros con10 para dejar abundan-
tes tes tos fósiles. Como muestra la figura 4 .1, el filo de los cardados, el
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subfilo de los vertebrados y la superclase de los tetrápodos estaban presen-
tes en el período devónico, hace unos 300-400 111illones de años. Los 1na-
.¡¡~ ' ~~ 111íferos aparecieron durante la era 1nesozoica hace unos 200-150 n1illones
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de años. Hubo prí1natcs hacia finales del Mesozoico o principios del Ceno-
zoico, hace 70-60 millones de años. Durante el Oligoceno, en el lapso
53
54 Introducción a la antropologfa general Los prüneros ho1nínidos 55

co1nprendído entre hace 40 y hace 25 rnillones de afios, en1pezaron a abun-


dar los antropoides. En la época siguiente, el 1v1ioceno, los hon1inoides se
habían propagado extensan1cnte. Los prin1eros ho1nínídos inconfundibles
no aparecieron hasta el Plioceno. Probablemente hubo homínidos bípedos
Homo erectus
Homo sapiens
que vivían en el suelo y empleaban útiles durante toda la época del Plioce-
Hominidae_ Homo sapiens sapie11~ no. El género Ho1no apareció en la transición del Plioceno al Pleistoce1~0 y
53 nuestra propia especie, el Honto sapiens1 a finales del .Pleistoceno. Sí el reloj
evolutivo desde el origen de la vida hasta el presente se reduce a la escala
de un año) los seres hu111anos hacen aparición, aproxin1ada111ente> a las
PÍeistoceno 8 p.m. de Nochevieja.
Plioceno

Del hominoide al homínido

S}_111_i_os _y_ n1onos exí_stieron ya en Africa durante el Oligocen,o, hace


30 nüllones de años, y posible111ente en el Eoceno en Binnania. Los cono*
cinüentos sobre "los inonos y sinüos del Oligoceno se basan, sobre todo, en
nu111erosos fósiles de la región del_ Fgyu1n, en el norte de i~gip_ t(). Un grupo
2.1.2.3
de monos del Fayum presenta la fórmula dental del Viejo Mundo - - -
2 .1.2 .3
Los sünios de la región del Fayun1 pueden diferenciarse de los n1onos por
su ta111año y por la estructura de las cúspides de sus n1olares. Los 111olares
de sin1ios y hon1inidos tienen cinco cúspides dispuestas en una estructura
en fonna de Y, tníentras que los inonos tienen cuatro cúspides dispuestas
Animalia en hileras paralelas. El fósil del Fayun1 de estructura Y-5 n1ás pronunciada
se denomina Aegyptopithecus (iig. 4.2). Con su cráneo de 4 pulgadas de
soo largo y sus caninos salientes se parece a un diininuto gorila. Otro fósil
parecido a los simios, el Propliopithecus (fig. 4.3), se asemeja al Aegypto-
pithecus) salvo que los <:aninos son n1ás pequcüos. Cualquiera de estos gé-
neros podría haber sido el prin1ero de los hon1inoides. Un tercer sin1io del
Oligoceno) el Aeolopithecus (fig. 4.4), inuestra 1nuchos rasgos parecidos a
los del gibón y ha sido descartado por nn1chos expertos co1110 posible ante-
pasado de los simios o de los homínidos (Simons, 1968).
180 Durante el Mioceno 1 los hon1inoides aparecen co1no forina frecuente en
Mammalia
muchas partes diferentes del Viejo Mundo. Se han diferenciado dos gran-
400
des grupos: los dryopitecinos y los ramapitecinos (Pilbeam, 1978). Especí-
225 Chordata n1enes de <lryopitecinos (fig. 4.5), cuyo non1bre significa «sin1ío de los bos-
Vertebrata ques», han sido encontrados en zonas de Africa oriental, Europa, Oriente
Tetra poda
Medio, URSS, India y China que estuvieron cubiertas de extensos bos-
270
3SO
ques. Aparecen por priinera vez a finales del Oligoceno. Los rainapitecinos
no lo hacen hasta finales del Mioceno, y al haber sido identificados por
primera vez en la India, se les ha dado el nombre del dios indio Rama. El
más antiguo del grupo es el Ranzapithecus de Kenia, que vivió hace unos
14 millones de años (fig. 4.6). Pero al igual que los dryopitecinos, los
FrG. 4.1.-El reloi evolutivo. ra111apitecinos forn1aban un grupo muy variado que sobrevivió durante un
56
Introducción a la antropología general
Los primeros ho1nínidos 57

F1G.4.2.-Aegyptopithecus Zeuxís
[E. L. Sünons].

F1c . ..f.6.-Ra111apithecus. Ma"


xilar inferior con cráneo rc-
constniido.

F1G. 4.3.-Propliopithecus Flaecke!i


[Eric Ddson]. período de tic1npo que co1nprende varios 1nillones de afios. Oscilaban
en tan1aíi.o desde el pequeño l\a112apithecus (de altura inferior a los 90 cen-
tín1etros) hasta el Gigantopithecus, una variedad asiática cuyos tnaxilares,
dientes y cuerpo eran casi dos veces 1nás grandes que los de un gorila
(fig. 4.7). Lo que los ra111apitecinos tienen en co1nún es que todos, proba-
blen1ente) estabai1 adaptados a una vida fuera de los bosques y a comer
alin1entos vegetales duros y menos nutritivos que exigían 1nucha trituración
y molienda antes de poder ser deglutidos. Esto se puede deducir de la
espesa capa de esmalte de sus dientes, del estado de desgaste de los mola-
res y del 1nayor tarnaño de éstos por con1paracíón con los dientes delan-
teros. Co1no estos tasgos ta111bién son distintivos de los ho1nínídos (véase
infra), es probable que lino de los ramapitccinos fuera el antepasado de los
FrG. 4.4.-Aeolopithecus Chirohates
[E. L. Sitnons]. "'ho1nínidos y, posiblc1nente, ta1nbién de los póngidos. Durante cierto tiem-
po1 el pequeño Ranzapithecus fue el candidato 1nejor colocado para este
«honor». Sin e1nbargo) recientes hallazgos han mostrado que el Ra1napithe-
cus tenía un 1naxilar con una fonna de V de1nasiado acusada con10 para
ser considerado el antepasado de los ptinleros ho1nínidos, y así una vez
más queda en el aire la pregunta de cuál de los ra1napítccinos dio lugar)
si es que alguno lo hizo, a la línea que finalinente condujo al I-Ion20 sapiens
(cf. Leakey y Lewin, 1978: 32; Pilbeam, 1978; Zilman y Lowenstein,
1979).

Los homínidos del Plio-Pleistoceno


Frc. 4.5.-Dn,opithecus Fontani
[Eric l)clsonj. Los candidatos más plausibles para el puesto de pdmer homínido de-
finido son los fósiles hallados en Laetolil, Tanzania (M. Leakey y otros,
58
Introducci6n a la antropología general

1976) y Hadar, Etiopía, entre 1972 y 1977. E:gascolecciones compren-


den los restos de un esqueleto .llamado «Lucy» (fig. 4.8), cg111JJ!eto en un
4.0 por 100, y partes de 35 individuos distintos. La antigüedad que se les
calcula oscila entre--~__,_?_ y,._3 ,8 inilloncs de afias, En opinión de l)on Johan-
son y Tim White (1979), estos fósiles representan una única especie de
homínidos para la que han propuesto el nombre de Australopithecus afa-
~·_{!_!J_s_is (p9_~~ ____1_a __ regi_ón de _Afar) en Etiopí11, en la que están ubicados los
yacimientos de Hadar). Según Johanson y White, el Australopithecus
llfarensis fue el antepasado de dos líneas diferentes de homínidos. lJl)a __de
e_s_~-ª-~ Jí_1_1_Cf!S co11_dujo _a_l__ prÍ!ner mie1nbro del género Il anta, a saber, el f1_9_1_17cr
~abilis (véase infra). La otra desembocóen las criaturas extintas llamadas
Au!~ralqp_ithecus afric:anus y Australopithecus robustus. Dentro d_e la lí-
ñCa ·que···condujo al 1-101110 habilis (y, finalinente, al ·Hanzo sapiens), se
h1~-~<;_1~~-<:.f1:~_9_)_ª·--c-~pflcjc1_a_d del cere_bro, los dientes y 1naxilares pe_nnanecieron
p_e_qt_1eños y --~~- ~1aptar()n a una dieta on1nívora, y__ _J~----~onstitución ___física
c_ontí_nuó siendo delgada'. En can1bio, dentto de la línea que condujo a
A. a_/1,/cq_nus y A. robustus) la capacidad del cerebto pennaneció_ e_sta_ciqna-
_ri_~1 "l<;:i~· __ Q_i_i,::nt<::s y n1_axilares se volvieton n1ás grandes y progresivan1ente
n1ás _adaptados para_ inasticar 1naterias vegetales toscas, el cráneo desarro-
lló crestas y protuberancias con10 las del gorila, z_Jª---·S:º-~~-~-ti_t_u_ci_ón_ física --~e
volvió iinpone11te. l .. a__ separación_ d_c:_ Jfl _línea lateral __extinta,._Australopithe-
c:z1§1_____ $_e __produjo _ entie hace 3 y 2,5 tnillone_s de años y la transición del

fIG. 4.8.-«Lucy». Enco1;~~·,1


FIG. 4.7. - Gigantopithecus. do por Don Johanson y l un
Molares (derecha) con1¡x1ra- Whitc en liadar; propuesto
clos con molares de humanos con10 antepasado del lféne~o
modernos. [Musco An1ericano IIonio. [Museo de 1-hstonn
de I-Iistoria Natural.] Natural de Clevcland.]
60
Introducción a la antropología general Los prirneros hmnínidos 61

~:. ___cif1/(q__!1_t1,s_, __ª_l __4_, _ _ _r9hustus


esta l' , / ¡------- hace· unos
·, - 2- n1illones de a1-1os.. La' e· x t.·1ncron
·' j
ee dernas he111bras hun1anas haya reducido la eficiencia de la actual articula-
S' Inea se C011SUl110 1ac~ aptOX1111ada1nente ll11 1nillón de afias. ción de la cadera. A este respecto, los 111o<lernos n1achos bun1anos con aber-
~: 1 e.inba~·go, el esc:~!-1~,rt_() ___:::yolu_t_iy<:J _d_ ~~ J_ohanson y White es discutible turas pélvicas n1ás pequeíías y caderas 1nás estrechas que las he1nbras se
La pt~nci~al intcrprctac1011 altern.ativa de los datos fósiles para ef )CríOd¿ parecen n1ás a los australopitecinos que las 1nodernas hen1bras hun1anas
[ºnjpien~td~ ct~re ¿lace 4 Y 1 trnllón de afias es la defendida por fuchard (Lovejoy, 1974; Lovejoy, Heiple y Bmstein, 1973). Con todo, otras autq-
A ca:~~· ~1un ea/ ey, l?s restos clasificados por Johanson y White co~ 110 ridades insisten en que la postura de los australopitecinos difería de la de
us.1a opttJecus a ·arensts no pertenecen todos al n1isn10 taxón Leakey los hu1nanos (Jenkins, 1972). De todas forn1as, todos los australopitecinos
sosl!enc que al menos dos . b bl , ·
existían ya hace 3 ó 4 '11 y ~10 ~ ~tnent~ tres lineas de ho111ínídos poseían los n1axílares y dientes característicos de los hon1ínidos. Su arcada
la especie H , h b . . nu on~s e anos. !almea Flomo representada por dental era redondeada; sus pequefios caninos sobresalían poco o nada;
d 1.da ya en 'os 1º'''º a l/1s y la !mea del Australopithecus posiblemente divi: sus incisivos eran relativan1ente pequcfios en con1paración con sus pren10-
ia·--.-(:----------ir------ ---·-- -. . ' A · rnb tts ¡ us Y A . a¡r1ccznus.
especies · '
Lcakey considera que
r.::ak~",s,.l 97e;) R~xrnperon du;·ante varios millones de años (\l(la!ker y
antt.guo Y' d
rama.
· xan11ne1nos inas de cerca el «reparto de pa¡)eles» en este

·Los australopitecinos

Ray111S odn;Jf Dart descubrió el primer espécimen de Australopithecus en


Taung, u a nea en 1924 (fig 4 9) !' '] · 1 b · , F1G. 4.10.-I--Iuella del f;rilner hontínulo.
g ~ .· d A '. l . · · . · . ~e e quien o autizo con el no111bre La serie de huellas descubiel'tas en Lac:tolil.
enhe11co e ttstd1a o~tthecus1 que s1gn1fica «siniio del sur». Desde entonces Tanzania, pot Mary Leakey den1uestran la
Se
··Ian . encontra
h od cientos
. de d'ten tes y 1111·¡ es e¡e ¡Tag111entos de cráneos ' existencia de hoinínidos bípedos hace 1nás
max1 ares, uesos e p1er-nas pi 1· ' ' de tres 1nillo11es de años. [UPl.]
dos a los au 1 . . y es, pe vis y otras partes del cuerpo atribui-
Eran primiti~~: }p1te;1~Js. Ab_pedsar de. su. n?n1br:, no se trataba de siinios.
101111 n 1 os 1pe os, n1 s11111os. 111 hu1nanos
II
- asta 11a ; · lares y i11olares. Por otra parte, el volun1en de sus cajas craneanas es infe-
era incomple~: por:º J~: et:!ª Ju~ la l?º:tura bípeda de. los australopitecinos rior a la capacidad hu111ana. Sin e111bargo, el intento de identíficat diferentes
. Y yo11a e os libros de texto af1rn1aban c¡ue «¡1od1'a11 taxones de australopítecínos continúa bajo el signo de la controversia (Wol-
canunar con los pies pei- . . · ; - : '
. . d '¡ ,
1os ana 11s1s e a artic 1 o· ,e1an
, to1pes can11nantes b1pedos» Sin enibai·go poff, 1974b). Pronto se puso de manifiesto que algunos de los australopi-
d, ¡ d h · · ' '
tecinos eran 111ás <~robustos» -1nás grandes y pesados- y otros tnás
P itecinos estab an b"ten uadac1ond apta os
e a ca era an niostrado que los australo-
al biped1· Ad ' ] d ·
en ] t J"d d h 11 smo. emas se 1an escub1erto «gráciles» -1nás pequeííos y ligeros-. Los robustos tenían in1ponentes
a ac ua t a ue as reales de homínidos bípedos (fio 4 10) p d n1axilares y enorn1es die11tcs 111olares, gruesas crestas superciliares, así co1110
que el desarrollo de la salida pélvica (el canal del nacimie~;toi" en .las L:~o~ rebordes y cres'tas óseos destacables a lo largo de· la" parte superior y las
paredes laterales de sus cráneos a los que se fijaban los grandes n1úsculos
n1asticadores; en la variedad grácil los dientes y 1naxilares eran n1ás redu*
cidos 1 y las crestas niás pequeíías o inexisten~es (fig. 4.11). El vohunen
craneano medio de estos últin1os era de 442 c1113 , 111ientras que la media
de los robustos era de 517 cm 3 (Holloway, 197 3 ). (El volumen craneano
del moderno gorila oscila entre 420 y 752 cm 3 , y el de los humanos de
nuestros días entre 1.000 y 2.000 cm3 .) Probablemente, algunos de los
gráciles apenas pesaban 45 libras, en tanto que el peso de cíettos especí-
menes robustos tal vez rebasaba las 150 (Robinson, 1973). Según Henry
McHenry (1974), la altura media de los gráciles de Africa del Sur era de
4 pies 9 pulgadas, la de los robustos de Africa del Sur, 5 pies, y la de
F~?· ~4.9.-A1andi~u!a de nifio de Taiotf,. El los robustos de Africa Oriental, 5 pies 4 pulgadas.
p111ner Australopithecus descubierto. [f<oto de
Alun R. I-I~gl.1es, reproducida con penniso del Es probable que estas diferencias indiquen la presencia de dos especies,
profesor Ph1ll1p V. Tobias.] que han sido denominadas Australopithecus africanus (los gráciles) y Aus-
62 Inttoducción a la antropología general Los prüneros hon1ínidos 63

FrG. 4.11.-Australopitecinos. Los sapiens. Con su andar bípedo, dentición práctica1nen~e hu1nana Y. ;erebro
gráciles (izquierda) tenían maxi- del ta1naño del de los siinios, el Australopithecus afrzcanus cun1pl10 n1ara-
lares, dientes y crestas 1nás pe· villosa1nente los requisitos de un «eslabón perdido» entre sitnios y seres
queños que los robustos (<ll.:!re-
cha). [Izquierda: foto de molde hu1nanos. Pero el veterano cazador de fósiles Louis Leakey se opuso fuer-
de cráneo de australopitecino, cor· te1nente a este punto de vista, arguyendo que no había transcurr~do tie1~­
tesía de la Fundación \Xh.'nJH::r- po suficiente entre los australopit~cinos más recientes/ y la es,pec1e Ilonto
Grcn y con pcnniso de C. K.
Brain, Transvaal Muscum. !)ere· inás antigua que se conoce (es dec1r 1 I--!01110 erectus; vease capitulo 5) para
cha: Hichard Leakey, copyright que los primeros fueran antepasados de la segunda. En 1961, Leakey
Museuin Trustees of Kenya.] descubrió varios frag1nentos craneanos en el estrato I en el fondo del des-
filadero de Olduvai en el norte de Tanzania, que según él pertenecían a
un hon1ínido distint~ y tnás avanzado que cualquier australopítecíno. Final-
tralopithecus robustus. (Algunas autoridades distinguen, ade1nás, distintos
tipos de robustus y en1plean la designación Austratopithecus boisei para 1nente bautizó a este individuo (espécimen OH 7, o sea, I-íon1ínído 7 de
los del Africa oriental, reservando el tér1nino de robustus para las forn1as Olduv'ai) con el nombre de Ilomo habilis (fig. 4.12). Como la antigüedad
n1eridionales.)
liay indicios de que los robustos y los gráciles tal vez vivieran en
estrecha proximidad durante el período con1prendido entre hace 3 y 2 n1i-
llones de años al n1enos en una localidad -a saber, East J..,ake 'furkana,
Kenia (antes Lago Rudolph)- y de que coexistieron en la niís1na región
en otro lugar (Howell y Coppens, 1976). Sin embargo, con el descubri-
miento de los fósiles de Laetolil y Hadar -Australopithecus afarensis-
la teoría de que la forn1a grácil fue el antepasado de la robusta 1 está co-
bl'ando creciente aceptación. «Lucy» (fig. 4.8) sólo n1ide unos 3 pies de
alto y su dentición y otros rasgos se ase1nejan n1ucho al A. africanus. Con
arreglo a este punto de vista 1 el A. africanus fue a su vez el antepasado del
A. robustus, y estas dos especies no se solaparon durante un período de
tie1npo considerable. Su aparente coexistencia durante el período con1-
prendido entre hace 3 y 2 1níllones de años se explica con10 una indicación
del tipo de variabilidad que cabe esperar de un linaje que evoluciona con
gran rapidez.
Indudable1nente, la extinción de la línea de los australopitecinos hace
aproxitnadan1ente un inillón de años estuvo relacionada,> de una fonna
F1G. 4.12.-0I-Il. Hovto habilis,
u otra 1 con el 1nayor éxito del género F-Jon10. El Australopithecus rohustus 1 original del desfiladero de Oldu·
probablen1ente, no era mucho n1ás inteligente que los niodernos chin1pan- vai. [Cannon, Anthro-Photo.]
cés o gorilas. Su hábitat en las sabanas y llanuras coincidía con el de los
priineros n1ie1nbros del género Honio, cuya inteligencia y inodo cultural
de adaptación con1pensaban su constitución física n1cnos ünponente. Cuan~ del estrato I de Olduvai ha sido calculada por el método de desimegrac_ión
do creció la población de los descendientes del Ilomo habilis y se diversi- del potasio-argón (véase el cuadro de la p. 69) en 1)5 nullones de an?s,
ficó su gan1a de actividades, la línea de ho1nínidos con peguefios cerebros esto significaba que ni el Australopzthecus afrtcanus ni el robustus pod1.a~
llegó a su fin. considerarse antepasados del Ilomo, puesto que ellos y el H~mo habdzs
eran contemporáneos. Esta afirn1ación en favor de u~1a tercera ~1;1ea se con-
solidó cuando Richard Leakey (hijo de Mary y Lou:s) descubno los resws
Horno habilis de un cráneo notable111ente avanzado en Turkana oriental, Ken1a, con~c1do
en la actualidad por su número de catálogo: KN/vl 1470 (Museo Nacional
Varias décadas después del descubritniento original de Dart en Taung> de Kenia 1470). Este cráneo tiene o 1,6-1,9 ó 2,5 millones de ant1guedad,
la n1ayor parte de los expertos habían forn1ado la opinión de que los aus- pero su volumen (alrededor de 775 cm3) es considerablemente mayor que
tralopitecinos, en especial la variedad grácil, eran los antepasados del F!onio el de cualquier australopitecino (fig. 4.13).
64 Introducción a la antropología general Los pri1nc:ros hotnínidos 65

Sin embargo, el descubrimiento del grupo de Hadar y Laetolil ha puesto Los útiles y los homínidos del Plio-Pleistoceno
una vez 111ás en tela de juicio la creencia de la familia Leakey de que una
línea diferente de honünidos 1 distinta de la de los australopitecinos, se Las pruebas de la existencia de 2 ó 3 líneas diferentes de hon1ínidos
ren1onta a la época del Plio-Plcístoceno. Con todo, no cabe extraer ningu- que vivieron en la 1nis1na región general durante n1ás de 2 n1illones de ai1,9s
han desbaratado las concepciones ti·a<lícionales sobre las fuerzas respon-
sables de la evolución de .los seres hu1nanos. Durante algún tien1po, d~as
el dcscubrin1iento de los prüneros australopítecinos, estas fuerzas parecían
evidentes. Se pensaba que los hon1ínidos 1nás antiguos eran aniinalcs bípe-
dos, de cerebro pequeño, que habían abandonado la seguridad del bosque
para forrajear, recoger desechos y cazar en las praderas y sabanas. I~stos
ani1nales relativan1ente n1enudos, con sus caninos visible1nentc pequeüos,
se habían adaptado a su hábitat 1nediante útiles y annas fabricados. Dart,
el prin1ero que descubrió los australopitecinos, creía que fabricaban n1ti-
chas clases de instru111entos a partir de huesos, astas y dientes. '!'ras el des-
cubrüniento de útiles líticos n1uy antiguos y sin1ples (111ás de un n1illón de
años de antigüedad) en Olduvai, en J\rgelia y en yacin1ientos de Africa orien-
tal y Sudáfrica la posibilidad de que los australopitecinos fabricaran útiles
pareció ganar terreno. Sin cn1bargo, los restos fósiles de los australopiteci-
nos y los artefactos de piedra nunca aparecieron juntos en un yacin1icn10
concreto. Y los útiles de hueso, asta y dientes de Dart pronto fueron tacha-·
dos por 1nuchas autoridades de restos de alin1entos consu1nidos por carní-
voros en vez de útiles fabricados por hon1ínidos (I3raín, 1978).

FIG. 4.13.-KNM-ER 1470. Este crá-


neo tal vez tenga una antigüedad de
2,5 inillones de años; su vohunen es
superior al de los australopitecinos qut
vivieron durante esta nüsina época.
Vista frontal (arriba); perfil (abajo).
[Richard Beatty. Iv1useu1n Trusle.cs
of Kenya.]

na conclusión segura respecto a qué punto de vista es correcto. Richard


Leakey todavía espera encontrar datos que avalen la existencia de una línea
diferente de homínidos que desemboca en el Hamo habilis hace 5 millones FIG. 4.14.-Choppcr de Olduvai. Uno F1G. 4.15.~Utiles de ()1no. La antigüe-
de años. Y dado el sorprendente éxito de la familia Leakey como cazadores de los útiles básicos presumiblemente dad de estos útiles descubiertos en Omo,
fabricados por el Tlon;o habi!is. [Nicol- Etiopía, tal vez se remonte a tres 1ni-
de fósiles, los puntos de vista de Richard Leakey todavía pueden triunfar. son, Anthro-Photo.] lloncs de años. [1-I. V. lvlcrrick.]
66 Introducción a la antropología general J ,os primeros hoinínidos 67

Finaltnente, en 1959, Louis Leakey descubrió un cráneo de australo- cuando una gaviota abre una concha de alineja dejándola caer sobre una
pitecino robusto en el estrato II de Olduvai, que estaba rodeado de una roca, esta últiina no sería un útil. l)ero cuando un buitre deja caer una
vadedad de choppers (figs. 4.14 y 4.15), raederas, percutores y otros útiles piedra sobre un huevo, la piedra, que ha sido transportada, sf lo es. Aná-
líticos. Esto podría haber den1ostrado de una vez para sie1npre que los loga1nente, un chin1pancé que golpea un fruto contra una piedta no está en1~
australopitecinos eran los fabricantes de los útiles 1n<Ís antiguos si no fue- pléando un útil; pero el que golpea una piedra contra el fruto sí lo .está
ra por el hecho de que tan1bién descubrió, sinniltánea1nente los restos haciendo. Muchos anin1ales son capaces de atrastrar o levantar objetos
del primer Hamo habilis 6 pulgadas por debajo del espécimen 'robustus (y
por tanto inás antiguo que éste). De esto dedujo que el J~Jo1no habilis ha-
t enganchados a enredaderas o cuerdas. Para que estas actividades constitu-
yan uso de útiles, el propio anünal Jebe crear la conexión entre la enre-
bía fabricado los útiles y los había usado para capturar y devorar a los dadera o la cuerda y el objeto (atándolo, envolviéndolo o colgándolo).
australopitecinos. Sin einbargo, pronto se descubrieron en 'furkana Orien- I.Jos enfoques experi1nentales de la conducta 1nuestran que la n1ayor
tal y On10, Etiopía, útiles de piedra cuya antigüedad se ren1ontaba a 2 1ni- p<ll'te de los nian1íferos y las aves son lo bastante «inteligentes» con10 pata
llones de años y que, por ende, eran 111uy anteriores a los de ()Jduvai. Co1no :1prender a fabricar y en1plear útiles sencillos en condiciones de laboratorio.
estos útiles eran un n1illón de afias 111ás antiguos que los I-lonto httbilis de En condiciones naturales de libertad, la capacidad de hacer y usar útiles se
Olduvai, era bastante lógico que se les atribuyese a los australopitecinos, expresa con 1nenos frecuencia debido a que la n1ayot parte de los orga-
cuyos testos tan1bién fueron hallados en Turkana y 01110 en estratos geo- nisn1os pueden arreglárselas con gran eficiencia sin tener que recurrir a
lógicos de una antigüedad con1parable o 111ayor. Pero, una vez n1ás, con el ayudas artificiales. La selección natural les ha adaptado a su hábitat par-
hallazgo de los restos del nuevo I-Jo1no afarensis u Hanzo habilis en I-Iadar ticular dotándoles de partes son1áticas tales co1no hocicos, garras, dientes,
Y Lnetolíl, el status de los australopitecinos con10 fabricantes y usuarios de pezuñas y colinillos. Pero la selección natural ha favorecido en ocasiones
útiles ha vuelto a quedar en entredicho. el uso de útiles con10 n1odo nor111al de existencia 1 incluso entre los insectos.
J_,a opinión de Richard Leakey es que la fabricación y el c1npleo de Por eje1nplo, la avispa Annnophilia urnaria inartillea las paredes de su
útiles fueron telativa111ente -insignificantes para los australopitecinos, pero 1nadriguera con un guijarro que sujeta con sus n1andíbulas. Diversas espe-
iinportantes para el F101110 hahilis. Richard Leakey ha sugerido, ade1nás, cies de aves 111anifiestan, al parecer, una predisposición a servirse de
que el I-Jonio habilis practicaba una «econo1nfa 111ixta» en la que las he111- l1tiles co1110 con1plen1ento de sus picos. Por eje1nplo, los pinzones de las
bras recolectaban los alünentos vegetales y los n1achos cazaban y recogían
c;aJápagos cortan pequeñas ramas, que utilizan para desalojar a ciertos in-
desechos, reuniendo a1nbos sexos su botín _diario en un can1pa111ento base.
sectos de agujeros y hendeduras inaccesibles. Jane Van Lawick-Goodall
En una econon1ía de esta naturaleza los bastones de cavar y los recipientes
( 1968) ha observado cón10 los buitres egipcios ron1pían huevos de avestruz
habrían revestido mayor in1portancia que los útiles líticos. (Desgraciada-
por el sisterna de arrojat sobre ellos piedras que transportaban con sus
1nente, sólo los útiles líticos han sobrevivido a los estragos del tie111po.)
Esta teotía confiere al Hon10 habilis un estilo de vida radicaln1ente distinto picos. El Ptilonorhynchus violaceus (pájaro glorieta) pinta el interior de
del de los australopitecinos. Sin embargo, ahonda el misterio que rodea al su nido con la ayuda de una bolita de corteza sujeta entre las puntas de
desarrollo del bipedismo en los homínidos. Si éste no fue seleccionado por su pico. El en1pleo ocasional de útiles entre los 1namíferos tan1bién está
sus ventajas adaptativas respecto al uso de útiles y a las capacidades de docun1entado: los· elefantes rascan su 101110 con ran1as que sujetan con
transporte de la 1nano, ¿por qué sui-gió? la tron1pa; las nuttias 1narinas parten conchas de inoluscos a fuerza <le
golpearlas contra piedras colocadas sobre su tórax. Es muy probable que
todas las actividades que entrañan uso de útiles entre aves y n1a111íferos
Uso de útiles entre monos y simios contemporáneos dependan del aprendizaje y la socialización. Los pinzones criados en aísla-
1niento, por eje111plo, no adquieren la técnica de usar ra1nitas (Pronko,
Los datos paleontológicos y arqueológicos no den1uestran de forina 1969; Fellers y Fellers, 1976).
concluyente que los hon1fnídos 111ás antiguos usaran útiles. Pero estudios de Aunque los priinates son lo sufíciente111ente inteligentes con10 para
anin1ales actuales respaldan la conclusión de que tanto los australopitecinos fabricar y en1plear útiles, su anaton1ía y 1nodo de existencia norn1al no les
co1no el Honio afarensis (antes llan1ado Australoafarensis) u Ho1110 hahilis inducen a desarrollar extensos repertorios de uso de útiles. Entre los 1110-
fabricaron y usaron útiles. nos y sin1ios la participación de la 1nano en el uso de útiles se ve inhibida
Un útil es un objeto, no una parte del cuerpo del usuario, que éste por la in1portancia de las extre111idades delanteras en la loco1noción. A
sujeta o transporta durante o justan1ente antes de su uso, y que se e1nplea esto se debe, probablen1ente, que la conducta 1nás frecuente de uso de
para alterar Ja forn1a o localización de un segundo objeto con el que ca- útiles entre n1uchas especies diferentes de n1onos y sin1ios consista en repe-
recía de conexión previa (cf. Beck, 1973). Con arreglo a esta definición~ ler a los intrusos con una andanada de nueces, piñas, ratnas) frutos, heces
68 Introducción a la antropología general Los primeros homínidos 69
o piedras. Arrojar tales objetos sólo requiere una pérdida momentánea de con notable precisión. En condiciones semicontroladas, se les ha obser-
la capacidad de correr o trepar si amenaza el peligro. vado manejar largos palos con puntería mortífera. Un investigador (Kort-
El chimpancé es el usuario de útiles más consumado entre los primates landt, 1967) preparó un leopardo disecado cuya cabeza y cola podían mo-
que viven en libertad. Jane Van Lawick-Goodall ha estudiado durante un verse mecánicamente. Colocó al leopardo en un campo abierto habitado
largo período de tiempo la conducta de u na población de chimpancés que por chimpancés, y cuando éstos aparecieron, accionó las partes móvil~s
vivían en libertad en el Parque Nacional de Gombe, Tanzania. Uno de del leopardo. Los chimpancés atacaron al leopardo con gruesos palos, lo
sus descubrimientos más notables fue que los chimpancés «pescaban» hor- hicieron trizas y arrastraron los restos hacia los matorrales.
migas y termitas. La captura de termitas implica, en primer lugar, cortar Se sabe desde hace tiempo que los chimpancés en zoos y laboratorios
una ramita o una enredadera, podarle las hojas o ramas laterales, y des- pronto desarrollan pautas de conducta complejas que comprenden el uso
pués localizar un termitero idóneo. Los termiteros son duros como el-
cemento e impenetrables, salvo por algunas entradas de Ja galería, sólo
ligeramente tapadas. El chimpancé rasca la delgada cubierta e introduce la
METODOS DE DATACION DE FOSILES
rama. Las termitas muerden el extremo y el chimpancé la extrae, lamiendo
las termitas que se han quedado agarradas a ella. Especialmente impresio- Carbono 14 (C 14 ) .-Cierto porcentaje del carbono en el cuerpo de todo orga-
nante es el hecho de que los chimpancés primero preparen la rama y des- nismo se compone del isótopo C1 4 • Este isótopo se desintegra a una velocidad
pués la lleven en sus bocas de termitero en termitero mientras buscan una constante en un isótopo de nitrógeno. Pero la razón entre el C1 4 y el C' 2 se man-
entrada idónea a la galería. La captura de h ormigas constituye una varia- 1iene constante mientras el organismo renueva sus provisiones de C'4 al comer
ción interesante sobre este tema. Los chimpancés de Gombe pescan una y respirar. Sin embargo, cuando muere, la razón entre el C14 y el C' 2 e.mpieza a
espec~..: je hormiga conductora nómada agresiva capaz de infligir una mor- descender a una velocidad constante concretamente se reduce a la mitad cada
dedura dolorosa. Tras dar con el hormiguero subterráneo temporal de es tas 5.730 años. Conociendo la razón ent~e el C'4 y el C' 2 , se puede calcular el año
hormigas, los chimpancés fabrican un útil con u na ramita verde que intro- en que murió el organismo. Este método no es fiable más allá de 70.000 años.
ducen por la entrada del hor miguero. Cientos de feroces h ormigas trepan Potasio-argón (K1º-AR4º).-Durante las erupciones volcánicas se deposita
por ella para repeler al invasor: 11na capa de ceniza que contiene el isótopo de potasio, K40 . Este isótopo se des-
in1egra en el isótopo de argón, AR40, reduciéndose a la mitad cada 1.310 millones
El chimpancé observa su progreso, y cuando las hormigas casi han alcanzado su de años. A los fósifes hallados por debajo o por encima de las capas fechadas
mano, el útil es rápidamente retirado. En una fracción de segundo, la mano de ceniza volcánica se les puede asignar, pues, fechas superiores o inferiores.
opuesta lo recorre con rapidez... cogiendo a las hormigas en una masa revuelta l ~ste método es fiable hasta varios millones de años, pero los fósiles no siempre
l'S l!Ín convenientemente intercalados entre capas de cenizas volcánicas ( Fleming,
entre el pulgar y el índice. Después las introduce en la boca, que las espera ya
abierta, y las mastica ansiosamente (McGrew, 1977: 278). 1977 ).
Datación de huellas de fisión.- El isótopo más abundante de Uranio, lJ238,
También observó que los chimpancés confeccionaban «esponjas» para deja huellas microscópicas · cuando espontáneamente se fisiona en sustancias
absorber agua de un agujero inaccesible en un árbol. Arrancaban un puña- vflreas asociadas a la actividad volcánica. Cuanto más antiguo es el espécimen,
mnyor el número de huell~s. Como el ritmo ?e, fisi~n. es constante, todo ,1<;> que
do de hojas y las introducían en su boca, masticándolas brevemente. Des- hay que conocer es la cantidad de lJ238 que ex1st1a .ongma~me1~te en el especunen.
pués colocaban la masa de hojas en el agua, la dejaban empaparse, lleva- l·:sta se determina mediante técnicas de laboratono que implican un bombardeo
ban las hojas a sus bocas y chupaban el agua. Empleaban una esponja de neutrones. Según la riqueza en U238 del espécimen, este método puede P.ropor-
similar para lavar su piel, eliminar sustancias pegajosas y limpiar el trasero cionar fechas exactas que oscilan entre varios cientos de años y 3.000 millones
de las crías. Asimismo, los chimpancés de Gombe utilizaban palos a modo de años (Macdougall, 1976).
de palancas y útiles de cavar para abrir hormigueros arbóreos y ensanchar Datación geomagnética.- Durante la historia de la Tierra, los polos magn~-
la entrada de colmenas de abejas subterráneas. 1icos han alterado su posición de vez en cuando. Las fechas de estos «aconteci-
Otros observadores han presenciado en otras partes cómo los chimpan- mientos magnéticos» han sido calculadas ~or vari?s métodos de desintegración
cés en sus hábitats nativos muelen o martillean frutos d e piel dura, semillas de isótopos. Los minerales en estratos sed1mentanos responden a campos mag-
y nueces con palos y piedras. En el bosque Budongo, en Uganda, un néticos y apuntan a la posición de los polos magnético~ c~ando se dep<;>sitaron
chimpancé fue observado utilizando una hoja sobre una ramita como espan- y solidificaron. Así contienen un registro de los acontec1m1entos magnet1cos da-
tamoscas (Sugiyama, 1969). 1ndos que ocurrieron durante su formación.
Los chimpancés parecen estar más avanzados que otros primates en lo También se pueden utilizar otros métodos de datación y se están incorpo-
que al uso de armas y proyectiles se refiere. Arrojan piedras, heces y palos rnndo otros l'luevos todos los años.
70 Introducción a la antropología general Los primeros ho1nínidos 71

de útiles. Si se les proporciona una caja a la que puedan subirse, palos 1niteros, es harto improbable que ésta ocurra. El ingrediente ausente es la
que e1npaltnan unos con otros y bananas fuera de su alcance, rápidan1ente inforn1ación sobre captura de tennitas y horn1igas aln1acenada en los cere*
aprenden a en1pujar la caja hasta colocarla bajo las bananas, ensan1blan los bros de los chimpancés adultos. Esta inforn1ación es trans1nitida a las crías
palos, se suben a la caja y derriban las bananas. Asi1nisn10, los chin1pan- por sus 1nadres. Entre los chiinpancés de Gon1be Strea111, las crías sólo
cés cautivos e1nplean espontánean1ente palos para abrir cajas y puertas cinpiezan a capturar tennitas cuando tienen de dieciocho a veinte n1ese~·. Al
cerradas y romper la red sobre sus jaulas. Belle, una hembra de la Delrn principio su conducta es torpe e ineficaz y sólo adquieren destreza cuando
Regional Prin1ate Station, solfa li1npiar Jos dientes de su con1pafi.ero con tienen, aproxitnada1nentc, tres años. Van La\víck-Goodall presenció 1nuchos
un objeto parecido a un lápiz fabricado con una ran1ita (McGre\v v Tutin, casos de criaturas que observaban con atención a los adultos que captura-
1973). . ban tennitas. A 1nenudo, los principiantes recogían los palos abandonados
Los tipos de conducta de uso de útiles que n1anifiestan los prirnates por los adultos e intentaban hacerlo por sí solos. La captura de horn1igas,
cautivos fuera de su hábitat nativo son quizá todavía 1nás significativos con el riesgo de mordeduras, exige un tien1po de aprendizaje n1ás largo. El
que los que 1nuestran norinal1nente en su entorno natural. Para que el chin1pancé diestro inás joven tenía ya cerca de cuatro años (McGre\V,
uso de útiles se convierta en parte integral del repertorio de conducta de 1977: 282). La conclusión de que la captura de horn1igas es un rasgo cul*
un aniinal, debe contribuir a la solución de pi-oblen1as cotidianos que el tural se ve corroborada por el hecho de que los chin1pancés de otros luga-
ani1nal no puede resolver con la 1nisn1a eficiencia si recurre a las partes res no explotan a las hor1nigas conductoras, pese a que la especie se halla
de su propio cuerpo. La facilidad con que los chin1pancés y otros prin1ates n1uy extendida por todo el continente africano. Al n1isn10 tien1po, otros
an1plían su repertorio de uso de útiles fuera de su hábitat nor1nal es, así, grupos de chitnpancés explotan otras especies de horn1igas y en forn1as que
sun1a1nente significativa para evaluar el potencial para el uso de útiles entre difieren de la tradición de Go111be. Así, los chin1pancés de las niontañas
Mahali) 170 k1n al sur de Gon1be, introducen ran1itas y corteza en los
los hon1ínidos del Plio-Plcistoceno. F,s probable que no fuera necesaria una
honnigueros de hormigas arborícolas que los chin1pancés de Go1nbe ig-
reorganización radical del cerebro o un crecin1iento rápido de la inteligencia
noran (Nishida, 1973 ).
para que los ho1nfnidos a1npliasen su conducta de uso de útiles. J_,os austra- J,,,os estudios n1ás extensos sobre la cultura infn1hun1ana se han llevado
lopitecinos no necesitaban ser «Jnás inteligentes» que el chin1pancé ordi- a cabo con n1acacos japoneses. Los prin1atólogos del Instituto de Investi-
nario para en1plear habitualn1ente palos y proyectiles para repeler a los gación de Prilnates de la Universidad de Kyoto han descubierto entte las
depredadores) piedras para aplastar huesos y rasgat pieles, y bastones para n1anadas locales de 1nonos una gran variedad de costu1nbres e institucio-
arrancar rafees y tubérculos. nes basadas en el aprendizaje social. Por eje1nplo, los 1nachos de algunas
1nanadas se turnan en el cuidado de las crías n1ientras sus tnadres con1en.
l~sta vigilancia de las crías es característica sólo de las tnanadas en Taka-
La cultura infrahumana y el problema de las múltiples especies
snki-yan1a y Takahashi. Ta1nbién se han observado otras diferencias cul-
La gran novedad evolutiva que representa la cultura consiste en que las turales. Cuando los 111onos de Takasald~yan1a co1nen el fruto del árbol
«capacidades y hábitos» de los anin1ales portadores de cultura se adquieren 1uuku, o bien tiran el duro hueso de su interior, o bien lo tragan y excre-
por herencia social y no por el proceso 1nás antiguo de la herencia biológica tan en sus heces. Pero los n1onos de Arashi-yan1a ro1npcn el hueso con sus
(véase p. 123). Por «herencia social» se entiende la conforn1ación de la dientes y co1nen la pulpa del interior. Algunas nianadas consun1en 1narisco;
conducta de un ani1nal social de acuerdo con la inforn1ación aln1acenada en otras) no. Ta1nbién se han apreciado diferencias culturales en lo que se
los cerebros de los de1nás 1nien1bros de su sociedad. Tal inforinación no se refiere a las distancias características que los ani1nales inantienen entre sí
aln1acena en los genes del organisn10. (Sin e1nbatgo, hay que subrayar que 1nientras co1nen y en cuanto al orden de línea guardado por n1achos, hen1*
las respuestas culturales que se dan en Ja realidad sien1pre dependen, en bras y jóvenes cuando las manadas se desplazan por el bosque.
parte 1 de capacidades y predisposiciones genétican1ente predetett11ina<las.) Los científicos del Instituto de Investigación de Prín1ates han podido
No parece que haya ninguna específica infonnación genética responsable observar el proceso real por el que se difunden las innovaciones conduc-
de la captura de tern1itas y horn1igas entre los chín1pancés. Para que se tuales de un individuo a otro y pasan a fonnar parte de la cultura de una
produzca esta conducta, las capacidades hereditarias de aprendizaje, niani- 1nanada de un niodo independiente de la trans1nisión genética. Con objeto
pulación de objetos y ali1ncntación 01nnívora deben estar presentes en las de atraer a los monos n1ás cerca de la orilla para poderlos observar con
crías de los chünpancés. Pero estas capacidades y ptedisposíciones biológi- mayor facilidad, se colocaron batatas en la playa. Un día del año 1953, una
cas de carácter general no pueden explicar la captura de tennitas y hortni- hen1bra joven etnpezó a lavar la arena de las batatas, sun1ergiéndolas en
gas. Si sólo disponen1os de grupos de crías de chiinpancés, ra111itas y ter- un pequefio arroyo que corría por la playa. Esta conducta de lavado se
72 Introducción a la antropología general J,os pri1neros hoinínidos 73

difundió por todo el grupo y sustituyó graduahnente el hábito anterior de :1 los inachos de su ptopio grupo co1no para defender al grupo frente a los
frotar. Nueve años más tarde, del 80 al 90 por 100 de los animales lava- peligros externos.
ban sus batatas, unos en el arroyo, otros en el n1ar. Cuando se dise1ninó Así pues, los pequeños caninos de los hon1ínidos del Plio-Pleistoceno
trigo sobre la playa, los n1onos de Koshiina pasaron al principio 1no1nentos 1;¡J vez fonnen parte ele un ca1nbío fun<la111ental en las relaciones sociales
difíciles separando los granos de la arena. Muy pronto, sin e1nbargo, uno entre 1nachos y hen1bras y entre 1nachos y jóvenes. J_,a con1parabilidacl_~de
de ellos inventó un proceso pata separar la arena del trigo) y esta conducta los dientes delantctos de ho1nbres y 1nujeres se integra en la tendericia
fue adoptada por los de1nás. La solución consistió en sun1ergir el trigo en general de los hon1ínidos a no regirse por las expresiones genéticainente
el agua: el trigo flota y la arena cae al fondo (Itani, 1961; Miyadi, 1967; controladas de don1inio y subordinación que son características de nuestros
Itani y Nishimura, 1973). _ p!'in1os los póngidos. A su vez esto iinplica una conducta de n1ayor coope-
r:1ción entre 1nachos y hen1bras hon1ínidos, espccialinente por lo que se
Dada la presencia de culturas rudin1entarias entre monos y sin1ios con-
reíícre a la alin1cntación en con1ún de las crías y jóvenes. Co1no se indicó
ten1poráneos, no hay razón para negar que los australopitecinos bípedos
en el capítulo 3, los seres hun1anos son los únicos pritnates cuyos n1achos
poseyeran repertorios bastante atnplios de respuestas socíal1nente condi- ¡;astan regularn1ente una parte significativa de su energía en obtener ali-
cionadas, incluidos la confección y el uso de útiles. Sin en1bargo, no hay 1ncnfos que son consu1nidos por hen1bras y jóvenes. Los chin1pancés son
razón alguna para suponer que todos los hon1ínidos del Plio-Pleistoceno lns que n1ás se parecen a nosotros. Con10 relata \Tan La\vick-C;oodall) los
dependían por igual del aprendizaje cultural. La dependencia de diferentes t'hiinpancés se piden frecuentc1nente alin1ento unos a otros. Pero el resul-
co1nbinaciones de tradiciones culturales y prograiriación instintiva para la tado es incietto:
fabricación de útiles y las relaciones sociales puede explicar por qué varias
especies de hon1ínidos coexistieron durante el Plio-Pleístoceno. Probable- Un individuo que pide puede estirarse hasta tocar el alin1ento o los labios de su
1ncnte el fl 01no ha bilis dependió de la cultura con10 n1eJio de organizar poseedor, o puede alargar sus Jnanos hacia él (con la paln1a hacia arriba), ctni·
tiendo a veces pequeños ge1nidos ... La respuesta a estos gestos variaba según
su total existencia social n1ás que los den1ás. La dependencia cada vez los individuos afectados y la cantidad de ali1ncnto. A inenudo, el poseedor apar-
n1ayor de la cultura in1plica una dependencia inenor de la prograrnación taba bruscamente el ali1nento del inendígo o le ainenazaba ... Casi sie1npre que
genética. los chilnpancés extendían sus inanos hasta la boca del poseedor, este últi1no
acababa echando un trozo de con1ida seinitnasticada ... (1972: 1979).

Cooperación sexual, reducción de caninos y cultura l.,a práctica humana de co1npartir los ali1nentos tiene evidentes venta-
jas ndaptativas para la supervivencia del grupo en épocas de escasez crítica.
Uno de los aspectos n1ás sorprendentes de la trayectoria evolutiva de L:is hen1bras hu111anas contintían alí111entando a sus hijos 111ucho tien1po
los ho1nínidos es por qué los caninos perdieron práctica1nente toda utilidad después de haber cesado la lactancia. Y en vez de n1onopolizar los recursos
con10 arn1as o con10 elen1entos en el display de an1enaza. Una explicación disponibles los varones continúan aprovisionando a las he111bras y jóvenes
de este fenó1neno postula una especie de atrofia de los dientes delanteros de los que' depende la ~ontinuidad del grupo. ¿Por qué, cabe preguntarse,
con la progresiva dependencia de los hon1ínidos que vivían en el suelo ha de ser este sisten1a tan raro entre los prin1ates? Parte de la respuesta
respecto de útiles y atn1as artificiales. Ahora bien, ¿por qué tuvieron que estriba en que la vida social de la mayoría de las especies de prin1ates se
perder los dientes delanteros su utilidad con10 artnas sünple1ncnte porque hnlla regulada por co111plejas jerarquías de do1ninio, basadas a su vez en
se podía disponer de arn1as cultutales? Si esgrín1ir un palo podía disuadir expresiones genétican1ente deter1ninadas de do1ninio y subordinación. Esas
a los depredadores, esgriniír caninos de una pulgada de largo aun1entaría jcn1rquías 1nantienen el nivel de violencia intragrupal bajo control y facili-
el efecto. Otra posibilidad consiste en que los grandes caninos habrían entor- tan tanto la pauta de forrajear en con1ún con10 la defensa del grupo, pero
pecido la acción rotatoria de triturar y n1oler de los n1olares ho1nínidos. Sin snn incon1patibles con la práctica de con1partir y la cooperación en el apro-
einbargo) esta teoría tan1bién ha sido desacreditada por estudios que inues- visiona111iento, sobre todo cuando escasea el aliinento. Aunque todo grupo
tran có1no Jos babuinos, que disponen de grandes caninos, pueden 1nasticar hu1nano posee pautas de <lon1inio y subordinación, las jerarquías· hu1nanas
de un n1odo bastante eficaz con n1ovi1nientos rotatorios (Jungers, 1978). se basan en factores distintos del ta1naño de nuestros dientes, el peso de
Puede que la reducción del tainaño de los dientes delanteros en los nucsttos cuerpos o la ferocidad de nuestros ceños. Entre la mayor parte
hon1íni<los estuviera relacionada con una reducción general en la diferencia de los primates) los anin1ales 1nás débiles en la escala jerárquica deben ceder
de estatura, peso y fuerza entre 1nachos y hen1bras. Los babuinos 1nachos, el paso a los n1ás fuertes, las crías y los jóvenes a los adultos, las he1nbras a
pal' eje1nplo, pesan el doble que las he1nbras. Ade111ás, los prin1eros utili- los n1achos. De ahí que co1npartír el alitnento (salvo a1nan1antar a las crías)
zan sus caninos tanto para intinüdar a las hen1bras y jóvenes y subordinar sólo ocurra nonnal1nente cuando los animales n1ás débiles se ven forzados
75
74 Introducción a la antropología general Los priincros ho1nínídos

a enttegar su alünento a los n1ás fuertes. La práctica opuesta -esto es) en algún moniento ten1prano de la evolución de la naturaleza hun1a.na, la
cuando el n1ás fuerte da de n1odo regular al n1ás débil- tuvo que entrañar h,tsc genética para ín1c1a1 e inter1u1np1r la conducta ag1es1va, o bien se
un profundo ca1nbio en las glándulas endocrinas y en los circuitos neuronales petdíó totalmente, 0 bien quedó 1cleg~d~ a la insignificancia en compara"
que controlan la agresividad. A su vez esto estuvo, probablen1entc, relacio- ción con los controles socialinente adqu1r1dos. .
nado con la trasferencia del control sobre la agresividad de la conducta No es necesario recordar la ferocidad que a veces exhiben los s_~re_s
genética a la conducta basada en el aprendizaje social en algún n101nento huinanos. en sus co1nbates. Sin einbargo, nada sería n1ás e:1~a~oso que ¡ttr1-
del Plio-Pleistoceno. huir la doininación sexual hu1nana, la agresividad, el ho1n1c1~10 y la guerra
Cabe especular que el H 01110 habilis fue más lejos que los demás en :i
111 ecanistnos instintivos. Por supuesto, la ira que exper11nenta1nos en
la dirección de una reducción del diinorfisn10 sexual y de un control cultu- ciertos tipos de co1nbates es controlada por sistcn;as neurales y horn1o_na-
ral sobre las jerarquías de dominio. Esto habría per1nitido que los n1achos lcs involuntarios sin1ílares a los de todos los inan11.feros. Cuando la testos-
y hcn1bras del }íon10 habilis con1partieran el alimento entre sí y con sus terona (honnona masculina) y la adrenalina. :e hber~n en el cuerpo, e.s
hijos. Cuando los individuos subordinados tienen que entregar su ali1nento probable que se desencadenen pautas de acc1on agre~1va. Pero las .c?nd1-
a los individuos don1inantes, no se 1nolestan en traer algo consigo de sus cioncs que provocan la puesta en 1narcha de ~os inecan1sn1os de a.gres1on <l:
expediciones de recolección. l)ero si esperan recibir tanto como van a dar, nuestro cuerpo no están esttecha1nente relacionadas con un con!unto ~efi­
entonces les resulta ventajoso traer algo para los de1nás. Esta práctica de nido de situaciones sociales. Cuando un a1na de casa nortea~er1can~ sirve
co1npartir tendría un efecto de refuerzo o retroalin1entacíón positiva en el priniero a sus huéspedes en la cena y por últiino a su n1ar1do, a este no
desarrollo de los circuitos neuronales necesarios para adquirir y aln1acenar se le eriza el pelo de la nuca. El cartero qu~ suJ:e por el s~ndero de ::na
infonnación culturalinente significativa. cisa excita de tal 1uodo al perro del prop1etar1<? q_ue en1Ite un ladrido
agresivo, pero los hu1nanos que allí residen .n~, s1qu:era se preocupan .de
levantar los ojos de sus aparatos de telev1s1on. En . algunos contextos
La pérdida de controles instintivos sobre el dominio y la agresión hunH1nos n1írar fija1nente se considera grosero o peltgros_o, pero entre
niflos n1antener la niirada puede convertirse en un jt!ego inocente Y los
La mayoría de los n1an1íferos exhiben de vez en cuando una conducta novios 1nuestran su a1nor n1írándose fijatnente a los OJOS. La consulta ?el
agresiva hacia n1ie1nbros de su propio grupo social o especie. En concre- dentista es un lugar idóneo para co1nprobar el grado en que se han pe1~d1do
to, los prin1ates se entregan a muchas peleas dentro del grupo; pero, en Jos controles innatos sobre la agresividad hun1ana. La gente se s.1enta
condiciones naturales, los encuentros agresivOs dentro de las sociedades de voluntaríainente en el sillón del dentista, abre de par. en par sus 1:1axilares
rnonos y sin1íos rara vez provocan 1nuertes. En la mayor parte de las v no vacila en aguantar dolores atroces, sin dar s1qu1era :in niord1s~.~ a la
ocasiones, las relaciones ordenadas dentro de los grupos de priinates se inano ofensora. Este resultado es posible porque nuestra 1nterpretac1on ?e
mantienen no tanto mediante con1bates reales con10 1nediante displays de si una situación exige la niovilización de los niecanismos corp?1:ales d_e ira
conducta amenazadora. v agresión ha pasado casi totaln1ente bajo el control del cond1c1ona1111ento
En n1uchos pri1nates, los displays agresivos cotnptenden erizar el pelo ~:11ltural. . d · h
en la parte posterior del cuello y brazos (lo cual confiere al atacante una Una prueba nHls de la base no hereditaria de la con ucta agresiva u-
apariencia de ta1naño desco1nunal); n1ostrar los caninos; gritos o gruñidos inana la aporta nuestra capacidad, privativa de los seres hun1~nos1 de n1a·
específicos que indican una preparación para la a1nenaza o el ataque; agitar tarnos unos a otros sin que nuestras víctin1as nos hayan of:n?1do o an1ena·
ran1as, y arrojar hojas, heces u otros objetos contra el anÍinal ofensor. A zado directamente. Los verdugos, generales y ot~·os especialistas en 1nat~r
menudo, la transición de la an1enaza al ataque se pospone con signos instin- seres humanos cuinplen 1nejor sus funciones sociales cuando. matan segu.n
tivos de sun1isión: indicaciones vocales de ten1or y sun1isión, huida, desviar ~ 111 plan que cuando lo hacen en respuesta ~ en1ociones atávicas. La. rabia
la n1irada y presentar la gtupa con10 en la relación sexual. Si estas señales «instintiva)> y ciega es totalniente inco1npauble coi: la n1atanza 1na~1va dl
resultan insuficientes para ünpedir la agresión, de todas for1nas el atacante la guerra moderna. Un fusilero que tien1bla de calera no acerra::_a en e
rara vez acosa al anÍ!nal 1nás débil hasta el punto de incapacitarlo o n1a- hlanco; y son ordenadores, no la adrenalina, l_os que da~1 la senal pa.ra
tar!o. Como ha sugerido Konrad Lorenz (1966), este tipo de agresión tuvo el lanzainiento de n1isiles. No se puede recurrir a .los d1splays de ag1e-
un alto valor de supervivencia para el grupo: una vez establecido el sión y las pautas de ataque de los pri1nates para explicar la conduct~ d~ las
orden de don1inio las peleas intragrupales y el nún1ero de individuos
1 tripulaciones de los bornbarderos, que nunca ven a la g;n~e que an1qu~lan.
n1uertos o heridos se reducen al n1ínín10. La clave de este resultado con- Una consecuencia distíntiva1nentc humana de la per~1da de cont1oles
siste en que la ira agresiva se desconecta 1nedíante circuitos neuronales inna" genéticos sobre la agresividad es la incapacidad <l.e. ~a víct1n1a hu1nana. p~ra
tos cuando la víctima 1nuestra signos de sun1isión o lesión. Es evidente que influir sobre el agresor niostrando signos de su1n1s1on. Los 1nonos y s11111os
76
Introducción a la antropología general
Los primeros homínidos 77
responden automáticamente a 1 - l d d
cuando. un a~imal subordinado ~ss ~::n:szad~ p~:·o~:r; d~~~~~~~;i:~t~, Y El lugar lógico donde buscar pruebas que avalen el papel de la caza
~ohra, Echsttlla, g11i;lote.a, presenta la grupa o camina de espaldas hacia' el ag;:~ como fuente principal de subsistencia entre los homínidos del Plio-Pleisto-
· e no so o Interrumpe el at · · ceno está en sus bocas. Los mamíferos que consumen grandes cantidades
abrazar al animal subordinado E aque, sd1.n ? que me1uso puede acariciar o de carne como parte de su adaptación evolutiva básica poseen una estruc-
herido o a d . ·. n con rc1ones naturales, si un primate
Y matado 1Ae~aza o mtendta huir, es harto infrecuente que sea perseguido tura dental inequívoca : grandes caninos para perforar y desgarrar; prertio-
. , . . s1 pues, cuan o echamos la culpa del asesinato 1 lares desarrollados en forma de hojas largas y estrechas para cortai~, y
~~~Ull~i~~natohu~~~~s;v~t;t:s~~;dº: l~esvi~·tuan~o asre~to fund:m:n~ar<l:ª
el 1:
molares pequeños y estrechos. El examen de cualquier gato doméstico sólo
revelará url molar pequeño en cada cuadrante. Nada podía ser más inade-
simios no conocen nada parecido a );rs~:~.~~va evo .ut1va. ~os monos Y los cuado a las necesidades de un «simio matador» que el conjunto de 12 im-
su conducta agresiva es instintiva ,., ~l pr bloderna ~rec1samente porque-- ponentes «muelas» planas con altas coronas qoe poseen los Homo habilis,
capacidad de herir . o ema consiste en que nuestra
sólo puede ser cone!ra~a~rd al haberd rebasafo los controles instintivos,
los australopitecinos y, en menor grado, el Homo sapiens. Estos son clara-
mente los rasgos dentales de un animal con afinidades herbívoras más que
el. que los descendientes dels~~~~a habi~i~ :e c~!u~a. y a est.d se debel carnívoras.
animal más peligroso del mundo (Givens, 1975). Y n convert1 o en e Por lo demás, los estudios sobre los modernos pueblos cazadores tam-
bién ponen en duda la teoría de que la caza fuera la principal fuerza rectora
de la evolución de los primeros homínidos . Con la excepción de los esqui-
La caza y los homínidos del Plio-Pleistoceno males y otros pueblos árticos, los «cazadores» contemporáneos son cazado-
res-recolectores (en realidad, se debería decir «recolectores-cazadores»), y la
G . El. drabaturfo Robert Ardrey ha escrito un best seller titulado A/rica cantidad más importante de las calorías alimen ticias, así como la mayor par-
enes~s ~o re e t~ma de que los australopitecinos, a diferencia de todos le de las proteínas, consumidas por estas poblaciones provienen de la reco-
1
S~s ú~s1A10S~ anteriores, eran matadores armados con armas mortíferas. lección de raíces, fibras, semillas, frutos, nueces, larvas de insectos, ranas,
co~ ~ tey, (somos un «d7predador cuyo instinto natural es matar lagartos e insectos (véase capítulo 11) . Sobre la base de analogías con lo
un arma» 196 1: 316). Sm embargo, hay que señalar que el énfasis que realmente se sabe sobre el estilo de vida de los cazadores-recolectores
en la caza entre los australopitecinos 0 los H omo h b·t· contemporáneos,. es probable que la expansión más antigua de la tecnología
rod · . . a z zs no tuvo por qué
P uc1r necesariamente una naturaleza más feroz 0 sedienta de cultural de los homínidos implicara perfeccionamientos en artículos tales
la de los si ·
. m1?~ Y monos contemporáneos, la mayor parte de sangre que
los cuales como recipientes (¿bolsas de piel?) e instrumentos de excavar en vez de
bd?ptan sm d1fic~ltad dietas cárnicas. Los chimpancés, así como los ba- armas de caza. No es inconcebible que los instrumentos líticos más antiguos
umos Y otros primates, atacan y comen de vez en cuando e ueños ani- se emplearan para fabricar plantadores : ramas afiladas en un extremo para
~ales te-~:restres (Hami~t?n y Busse, 1978; McGrew y otros, f9f9).
Duran- extraer tubérculos y raíces silvestres. Al carecer de garras para excavar u
hocicos para hurgar, lqs homínidos del Plio-Pleistoceno no podían haber
b un ano, de observac~on cerca de Gelgil, Kenia, Robert Harding (197 5)
explotado esta valiosa fuente alimentaria sin útiles. Por desgracia, no es
~ servó co~o los babu111os mataron y devoraron 47 pequeños vertebrados probable que encontremos instrumentos de excavar y recipien tes que se
u. presa mas común eran las crías de gacelas y antílopes. Se sabe que e~ remon ten a las épocas del Plioceno y el Pleistoceno, puesto que la madera
d~~~~~~valo de una d~cada, .los chimpancés del Parque Nacional de Go:nbe
9
on 5 pequenos animales, en su mayor parte crías de babuinos
y la piel son perecederas. Asimismo, los australopitecinos o el Homo habilis
pudieron haber fabricado otros instrumentos de madera, tales como palos,
m?nos Y ,cerdos. salvajes (Teleki, 1973). También se ha observado a lo~ lanzas y palancas, que no han dejado huella en el registro fósil o arqueo-
chimpances ~bmiendo carne Y cazando animales terrestres en hábitats bos- lógico.
coso~ .Y semi osc?sos ~Suzuki,, 1975) . P or tanto, es casi seguro que los Actualmente, los indicios más completos concernien tes al consumo de
hf~midos del Pho-Ple1stoceno eran hasta cierto punto «cazadores». Pero carne por los homínidos del Plio-Pleistoceno provienen del estrato I de
f ~ ,cande Y la naturaleza de esta caza, así como su significado para la evo- Olduvai y de T urkana oriental. Los huesos de animales hallados en asocia-
d
~1c10?d e 1ª cultura, son problemas que, en gran medida aún están por
I uc1 ar. '
ción con ú tiles líticos dejan fuera de toda duda que algunos o todos los
homínidos más antiguos comían carne. Sin embargo, la mayor parte de los
huesos proceden de antílopes y cerdos de tamaño mediano, aunque tam-
(Y. *G~:iaTI~~~~~).de primates se atacan y matan entre sí bajo condiciones de stress bién aparecen algunos grandes animales, como jirafas, búfalos o paqui-
dermos. Nadie sabe si los fabricantes de útiles mataron a todos o algunos
de estos animales. Si efectivamente lo hicieron , se desconoce el modo en
78
Inttoducción a la antropología general l ,\\s pri1ncros ho1nínidos 79

que lo llevaron a cabo. Ninguno de los útiles son annas de caza. No hay
puntas de flecha. La interpretación 1nás plausible de los inás antiguos
yaciinientos-n1atadero en los que aparece caza inayor consiste en que los
hon1ínidos del Plio-Pleistoceno devoraban los restos de reses n1uertas aban-
H~d3r •.
donadas en sus cacerías por carnívoros o que atacaban a anünales viejos Tcndaho

o moribundos que habían quedado atrapados en el lodo (Isaac, 1~78).


George Sballer y Gordon Lowther (1969) descubrieron que, caminando
por la llanura de Serengeti, podían recoger 1nás de 500 kg de carne por

-~
se1nana de anÍinales enfern1os o reses n1uertas abandonadas en las cacerías
de leones. SUDAN
'• "º" "'"',..__,---
El indicio de caza n1ás fiable es la presencia de artefactos líticos junto a 8 $)} ~O!l /
•.· <::'l
<
gran nútnero de huesos de una o dos especies. Tales yacirnientos se pueden 1 • sn ¿ tTIOPIA

interpretar co1no prueba de antiguos ojeos o estan1pidas en las que los Murs•
formacion de/ ./ 0t;;' ~
Shungtor3 lJ
anin1ales quedaban atrapados en el fango o en callejones sin salida, circuns-

~
·1
tancia que los cazadores podían aprovechar para 1natarlos a palos o con Mursi
SUDAN
lanzas. Los yacin1íentos 1nás antiguos con estas características son el estra-
to JI de Olduvai, Olorgesailie (Kenia), y Torralba y Ambrona (Espafia). •
Sin en1bargo, todos estos yacin1ientos datan del .Pleistoceno Medio -es lleret'
decir, de hace unos 1 15 1nillones de afias o incluso inás recientes-, y por
tanto no aportan pruebas de caza durante los nüllones de años de evolución lago TurkJnJ EsU:
Koobi fora
hon1ínida en las épocas del Plio-Pleistoceno. Ade1nás 1 la interpretación de
estos yacin1ientos con10 escenas de estan1pidas provocadas o de capturas en
tran1pas no es del todo segura puesto que la acun1ulación de huesos en un
terreno pantanoso o una ciénaga podría representar un bajo nivel de dc-
ptedación durante décadas o siglos. A este respecto, es iinpoi-tante ser1alar
que 1nuchos antiguos yacin1ientos de útiles presentan pocos huesos de
anin1ales y que algunos carecen por co1npleto de ellos. Así pues, los casos
/~;· . '-· ()~~°'"' '"'"
de Olorgesailie y Olduvai tal vez no aporten sino indicios de una actividad
KENIA
cinegética esporádica e intern1itente, dependiente de la conjunción fortuita ~.,
de cazadores 1 anitnales y tra1npas naturales. En general 1 dado el carácter UGANDA

telativan1ente duradeto de los restos óseos y la caducidad de los alitnentos


vegetales, el registro arqueológico tiende a exagerar el consu1no de carne.
Gilynn Isaac ( 1971: 294) concluye que da caza rara o ninguna vez ha sido
el sostén en sentido exclusivo de la vida de los homínidos»:
1 Ruslnga
El registro a1·queológico, tal con10 es, parece encajar mejor con n1odclos de la
evolución hu1nana que acentúan las pautas de subsistencia de especcro a1nplio ~ /.ago VócroriJ

en vez de las que i111plican una depredación intensiva y voraz.

Aunque en todas las 1nodernas sociedades de cazadores y recolectores


'J: t1·
los hon1bres se especializan en la caza y las n1ujeres en la recolección, no
podemos concluir que éste fuera el caso entre los homínidos del Plio-Plcis-
l~·
Olduvai •
toceno. En la n1cdida en que el Hanzo habilis practicó una caza lin1itada 1 TANZANIA • Lactolil
tanto los varones co1no las he1nbras pudieron haber participado en ella. Y ~

no hay razón alguna para suponer que las hembras del Hamo habilis no
recogietan desechos con la 1nis1na eficacia que los n1achos. El requisito fun-
so
Millas
100
"" ¿J o ~o
Millas
81
80 Introducción a Ja antropología general Los primeros homínidos

damental para alcanzar el status de homínido avanzado no fue la división culturales, con la consiguiente disminución de la .~epende~ci.a de pau~as
sexual del trabajo entre machos cazadores y hembras recolectoras, sino genéticamente programadas o instintivas de agres1on, domm10 y relacio-
la reunión en común de los alimemos para las comidas. Todos los demás nes sociales. .
primates consumen sus alimentos en el momento mismo de su recolección. Asimismo, las comparaciones con modernos grupos humanos y pnm~~
Los homínidos, en cambio, posponen su consumo y llevan una variedad tes, nos permiten suponer que la mayor dependencia de 1~ cultura. se orir
de alimentos al campamento. En tiempos de escasez crítica, este sistema ginó ante todo en las ventajas que aportan el compartir los al un entd's
posee ciertas ventajas sobre el de consumo inmediato. Pero para que fun- entr~ varones y hembras y el aprovisionamie~to en ,c~mún ~e ~iños por lo~
cione con eficacia la práctica de posponer la gratificación y compartir los adultos de ambos sexos. Nada hay en el registro fosil que indique que set
alimentos, es necesario que el grupo dependa fuertemente de tradiciones un «simio matador» sea algo propio de la naturaleza humana: Antes bie~,
culturales que regulen y coordinen numerosos aspectos de la vida social. - el rasgo definitorio de nuestra n~turaleza es q~e so?1os e~ animal que mas
depende de tradiciones sociales para su supervivencia y bienestar.

Resumen

Este capítulo trata de la evolución de los hominoides y los homínidos


desde la época del Oligoceno (hace unos 35-25 millones de años) hasta la
del Plio-Pleistoceno (entre hace unos 5 y 1,5 millones de años). Aunque
los primeros «simios» y monos del Viejo Mundo aparecieron durante el
Oligoceno y tal vez en el Eoceno, no es posible identificar un linaje de
homínidos hasta mucho más tarde. A finales del Mioceno y principios del
P lioceno (entre hace unos 12 y 8 millones de años), había dos grandes gru-
pos de hominoides: los dryopitecinos, adaptados a hábitats boscosos, y los
ramapitecinos, adaptados a hábitats de campo abierto. Estos últimos pre-
sentan varios rasgos homínidos y sobrevivieron hasta el Plioceno (entre
hace 12 y 3 millones de años). Sin embargo, todavía no se conoce la
relación entre los hominoides del Mioceno y los primeros póngidos y
homínidos.
Los primeros homínidos definidos han sido descubiertos en Laetolil
(Tanzania) y Hadar (Etiopía). Se ha propuesto el nombre de Australopi-
thecus afarensis para este grupo, que algunos expertos consideran el ante-
pasado de todos los homínidos posteriores, incluidos el Homo habilis y los
australopitecinos. Otros expertos sostienen que los fósiles del A. afarensis
no incluyen un solo taxón y que los antepasados del Homo habilis y de
los australopitecinos ya se habían separado hace más de 4 millones de
años.
Todos estos homínidos eran totalmente bípedos, vivían en hábitats de
sabana y eran, primordialmente, vegetarianos dotados de grandes molares.
Sobre la base de analogías con el uso de útiles entre los monos y simios
contemporáneos, es probable que tanto los australopitecinos como el Homo
h.abilis fabricaran y utilizaran algunos tipos de útiles, aunque no necesa-
riamente los útiles líticos hallados en los yacimientos de mayor antigüedad.
A partir de analogías con los primates modernos, cabe inferir también que
tanto los australopitecinos como el Homo habilis disponían de tradiciones
sociales o culturas. Sin embargo, el Homo habilis, con el gran desarrollo
de su capacidad craneana, probablemente había avanzado más que los otros
homínidos hacia modos de subsistencia y de vida social basados en pautas
Capítulo 5 Los orígenes del I-lon10 sapiens 83
LOS ORIGENES DEL HOMO SAPIENS Eugene Dubois, n1édico holandés, descubrió el ptiiner espec11nen de
I-/01110 erectus en 1891, cerca de 'frinil en la isla de Java, Indonesia. Con-
sistía en un casquete craneano con gruesas crestas supercilíares y una bóve-
da craneana baja, y en un hueso de pierna parecido al del moderno I-Ion¿o
sapiens. Dubois dio a este hallazgo el nombre de Pithecanthropus erectus
1
u «hon1bre-si1nio erecto».
Al descubrimiento del Píthecanthropus I siguió el hallazgo en Java
de los Pithecanthropus II, III, IV, V, VI, VII y VIII. Todos, salvo los
Pithecanthropus IV (fig. 5.2) y V (fig. 5.3), provienen de los estratos de

Fste carítulodse ce?tra en la evolución de los hon1ínídos desde el Plio-Pleistoceno


1
~sta e pa~a o ~ec1~nte. Expone l~s datos concernientes a la extinción
fe los australo_pttec1nos y la p~stcr1or evolución del Ho;no habilis hacia Jos tipos F1G. 5.2.-Pithecanthropus IV. [Foto de
duiranc:s y
~iode1:n?s, que constituyen la única especie subespecie
e 101n1n1dos v1v1cntes el }Jonio sapiens sapiens.
molde cortesía de la Fundación \X!enncr-
e_;rcn y con penniso de su dueño,
1
CT. 1-I. R. von Kocnigs\vald.]

El Hamo erectus Trinil, que datan de hace 750.000 a 500.000 años (von Koenigswald,
1975; Philbeam y Vaisnys, 1975). El Píthecanthropus VIII, el de mayor
~ace 1,5 inillones de años, el Ho1no habzlis evolucionó hacia una uunaño de la serie, posee un volumen craneano que sobrepasa los
Jspec1e co.n n1ayor cerebro llan1ada H.on20 erectus. La diferencia niás evi- 1.029 cm3 (Sartono, 1975). Los Pithecanthropus IV y V provienen de los
ente entte el Hon10 ere~tus y los pt1n1eros hon1ínidos es su 1nayor volu- estratos geológicos de Djetis, cuya antigüedad se cifra entre 750.000 y,
men cr~neano: . una 111ed1a de 1nás de 900 c1113 en con1paración con los posiblen1ente, 2,5 1nil1ones de años.
750 c1n, ~pro~11nadan1ente 1 del Ho1no habilis y los volún1enes, considera- Fósiles muy similares a los del Pithecanthropus erectus han sido halla-
ble1nente_. inferiores, de los australopítecinos. Algunos cránei;:is de Honto dos en China, Europa y Africa. En reconocinüento del hecho de que todos
er~ctus tienen volúmenes que casi coinciden con los del l-Jo1no habilís estos especímenes son indudable1ncnte n1ien1bros del género [Jonio, se
111 les ha asignado el no1nbre de Ho1110 erectus (una descripción arbitraria, pues-
( f .1entras que los de otros son casi coincidentes con los del Honto sapien;
1g. 5.1). to que, co1no he1nos visto, el Hotno habilis era totaln1entc bípedo).

FIG. 5.1. - Cavidades craneanas. FIG. 5.3.-Pithecanthropus V. También llamado J-101110


Hon10 crectus (izquierda) y I-Jon10 1nodjokel'tensis. [Poto de molde, cortesía de la Funda-
sapiens (derecha). ción \Xlenner-Grcn y con permiso de su dueño, G. I--1. R.
von Koenigswald.]
82
84 Introducción a la antropología general Los orígenes del Horno sapiens 85

Et Horno erectus en China tice, Checoslovaquia (un fragmento de di~nte);, Vértesszollos, ~u~gría
(fragmentos de occipitales); Petralona, Grecia (craneo y cara); y Bi.lzmgs-
~l H?mo erectus en China se denominó en un principio Sinanthropus lcben (fragmentos de cráneo y dientes) y Mauer (mandíbula con dientes)
pekmenszs. Se han hallado alrededor de 14 individuos representados por en Alemania (Vlcek, 1978). Aunque los útiles líticos hall~d.os en l~ <?rot_Ee
fragmentos de cráneos y dientes en Choukoutien, cerca de Pekín; de ahí du Vallonet, en la Riviera francesa, indican que los hommidos exisuan vn
el nombre de «hombre chino de Pekín». Su volumen craneano empieza Europa hace ya un millón de años, los huesos del Hamo ere_ctus europfo
alre~edor del extre~o superior de la gama de capacidades de los pitecan- parecen datar principalmente de hace 700.000 a 400.000 anos.
tropmos de Java. Tiene por término medio aproximadamente 1.050 cen-
tíme.tros cúbicos, con un límite superior d~ 1.300 cm3 , muy ~ercano a la
media humana actual. Los huesos de la bóveda craneana son más delgados Et Horno erectus en A/rica
que l?s de los pitecantropinos de J ava; las crestas superciliares son algo
re.duc1das y el área de detrás de la sien menos comprimida. Mas otros r estos El Homo erectus ha sido hallado en tres regiones diferentes de Africa.
almean claramente a los fósiles de Choukoutien junto a los del Homo erec- En el norte, se recuperaron grandes maxilares sin mentón, antes ~tribuidos
tus de)ava y otro~ lugares: la bóveda craneana baja y alargada; las crestas al género Atlanthropus, en Ternifine, Argelia, con antigüedades estimadas en
s~perctliares prommentes; el fuerte maxilar sin mentón, y la cara prognata no más de 800.000 años. Se calcula que el volumen craneano del Hamo
(f1g. 5.4). Aunque no se ha logrado una datación exacta, existe acuerdo erectus del norte de Africa había alcanzado los 1.300 cm3 .
gene:al en que es:os fósiles no son tan antiguos como los de Java y que Durante muchos años J. T. Robinson sostuvo que una mandíbula des-
provienen del periodo comprendido entre hace 700 .000 y 300.000 años cubierta en Swartkrans y que había bautizado con el nombre de Telan-
(Aigner, 1976). thropus, era más avan;ada que los australopitecinos robustos hallados en

El Horno erectus en Europa

En lo que respecta a Europa, existen diversos yacimientos en los que


se han identificado provisionalmente los huesos del Homo erectus: Prezle-

Horno erectus de Java (macho)

Pie. 5.5.-El Homo erectus más antiguo


(KNM-37 33). Este miembro del género
f lomo, encontrado al Este de Lake Tur-
kana y datado provisionalmente en hace
1,6 millones de años, fue contemporáneo
de los australopitecinos. [De «The H o·
minids of East Turkana», de Alan Walker
FIG. 5.4.-Homo erectus. Macho & Richard Leakey, Scientific American,
de Java (arriba) y hembra de agosto, 1978. © 1978, Scienti/ic Ameri-
Horno erectus de China (hembra) Pekín (abajo). c(l11 Innc.]
86 Introducción a la antropología general Los orígenes <lcl J'1on10 sapiens 87

este lugar. Telanthropus era probablemente una antigua versión sudafricana


del Hamo erectus (Clarke, Howell y Brain, 1970), pero su datación es
dudosa.
En Africa oriental, se conoce el l-lo1no erectus por restos en Olduvai y
Turkana. El espécitnen africano 1nás antiguo que se conoce se co1npone de
una cara y cráneo de adulto bien preservados (KNM-3733) hallados al
este de Lake Turkana en 1975 (fig. 5.5). Su capacidad craneana es de FIG. 5.6.~Meganthropus. [Foto de inolde, c?ncsía
de la Fundación Wenner-Gren y con penn1so de
unos 900 .c1113 y ha sido provisional1nente datado en hace 1 ,6 n1illones su dueño, G. H. R. van Koenigs\vald.]
de años. Muestra un sorprendente parecido en todos sUs rasgos con el
Hamo erectus de Pekín. La característica n1ás espectacular de este hallazgo
es que entierra de una vez para sie1npre la teoría de que existió una sola l'ithécanthrnpus V, también llamado Homo modiokertensis (fig. 5.3).' un
especie de ho1nínídos durante el Plio-Pleistoceno, ya que ta1nbién se han cráneo infantil tan1bién hallado en los yacin1íentos javaneses de D1et1s.
recuperado varios cráneos y mandíbulas de Australopithecus robustus en l~ste espéciinen tiene un volu1nen craneano estimado en al.rededor de 601-
los mismos estratos en los que apareció el KNM-3733 (Walkerd y Leakey, 673 cm3 (Riscutia, 1975), que lo coloca dentro de la vanedad del Homo
1978). habilis. El otro contendiente es un casquete craneano y un 1nax1lar supe-
rior hallados en Lantien Shensi China, y que pueden tener una antigüe-
1 1

dad de 1 5 millones de años. Su volun1en craneano interior oscila alrededor


¿Fue Africa el jardín del Edén? de los 750-800 cm3 . Una vez más, aunque estos dos posibles Hamo habilis
no son tan antiguos como el KNM-1470 (véase fig. 4.13) ni como los
Los cazadores de fósiles sie1npre abrigan la esperanza de que sus des- cspecín1enes de Hadar y Laetolil, hay que reconoce~ ta1nbíé_n que la b.ús-
cubrimientos representarán el n1ás antiguo espécin1en de un género o de queda de fósiles de homínidos en China, India o Indonesia no ha sido
una especie concreta. Es lógico, pues, que la pregunta acerca de dónde tan intensa como en Afríca Oriental.
aparecieron el Iio1no habilis y el Hon10 erectus por prin1era vez se vea
siempre rodeada de controversias. En opinión de los Leakeys y otros que
han buscado los orígenes hu1nanos en Africa, fue en este continente donde Culturas del Horno erectus
einpezó la vida humana. Otros reivindican este título para Indonesia,
China, India o Europa, según el lugar en el que hayan realizado sus exca- Parece claro que el }-fonio erectus poseía una nia?or. capacidad para. ,la
vaciones. La solución a esta poléniica radica en datar y confinnar con conducta cultural que el [-fonio habilis o los australopitec1nos. La reducc1on
mayor precisión la identidad de algunos fósiles mal preservados o frag1nen- en el número de diferentes linajes de homínidos hacia el 1.000.000 B.P. ''
tarios. sugiere que los hon1íni4os estuvieron ~01neti?<:s a una intensa sele.cción
Richard Leakey sostiene que el Hamo habilis evolucionó hacia el I-Iomo que premió un uso de útiles niás co111ple10 y ef1c1en:~ y paut~s .d.e, subsisten-
erectus en Afríca, y no en otra parte. Niega que el Hon10 habilis o cual- cia socíaltnente adquiridas basadas en la cooperac1on, la d1v1s1on del tra-
quiera de los australopitecinos vivieran alguna vez fueta de A frica ( 197 6: bajo y la práctica de compattir .los alin1en~o.s. , .
574). Sólo después de su evolución en Africa, el }Jonio erectus c1nigró En el desfiladero de Olduvar, los deposrtos mas antiguos (estratos 1
hacia los restantes continentes del Viejo Mundo. A este punto de vista y 11) contienen una industria de útiles líticos lla1nada olduvaiense. !-{asta
se oponen Von Koenigswald y Tobias (1964). Estos mantienen que el frag- ahora se han recuperado varios cientos de útiles de los estratos I y II, la
mento de una mandíbula gigante con tres dientes y otros dos frag1nentos niayor parte de los cuales pertenecen a la categor.ía denon1ü.1ada choppers
de mandíbula denominados Meganthropus paleo¡avanicus («gigante de la (fig. 5.7). Los choppers olduvaienses fueron fabncados haciendo sa~tar a
antigua Java») han sido mal clasificados y en realidad constituyen los res- golpes dos lascas del extremo de una pieza de roca de lava del tamano de
tos de un Australopithecus robustus indonesio (fig. 5.6). Estos especíme- una pelota de tenis. Hay tan1bién toscas raederas. Y, pos1ble!11ente percuto-
nes provienen de los estratos de Djetis y pueden tener una antigüedad res de piedra. Transcurrieron alrededor de un 111111011 ~e anos ~urante los
próxiina a los 2 n1illones de años; es decir, no son tan antiguos con10 los cuales sólo se produjeron refinatnientos sin in1portanc1a que dieron lugar
prin1eros australopitecinos africanos, pero sí lo bastante co1no para sugerir a la industria llamada olduvaiense desarrollada. Probablemente, el Hamo
que la distancia entre an1bos grupos todavía se puede acortar gracias a
nuevos descubri111íentos en años venideros. En cuanto al Honio habilis 1 * B.P.: abreviatura de «before the present» -esto es, «hace x años»- aceptada
hay dos hallazgos fuera de Africa que se le asemejan. Uno de ellos es el internacionalmente (N. del T.).
88
Introducci6n a la antropología general
Los orígenes del Horno sapiens 89
habilis fue el fabricante de estos útiles, pero por las razones antes a un-
~~~as l no t~~ que dEescartar la posibilidad de que los australopitecinos fam- Durante los 500.000 años comprendidos entre hace aproximadamente
ten _ os 1c1eran. 1 olduvaiense desarrollado desapareció hace un millón 1,5 y 1 millón de años, las tradiciones olduvaiense y achelense parecen ha-
d e anos. ber coexistido en Olduvai. No disponemos de una explicación concluyente
de este fenómeno. Caben diversas posibilidades: que la olduvaiense y la
achelense fueran industrias de útiles asociadas a diferentes tipos de c~n1-
pamentos en los que los mismos grupos de Homo erectus hacían di feren~es
cosas; que representen dos culturas «tribales» diferentes de Homo erec-
l11s ; que una de ellas sea prototípica de las culturas menos desarrolladas
J e los australopitecinos y la otra de las más desarrolladas del H omo erec-
lus; o por último, que tengan su origen en el uso de diferentes ma terias
primas (Janes, 1979; Stiles, 1979 ).
Instrumentos achelenses similares a los hallados en el desfiladero de
O lduvai forman parte de una tradición de útiles de piedra muy extendida
(Feifar, 1976). Se le ha dado el nombre de la localidad francesa en la que
... f ucron identificados por primera vez. Se han hallado bifaces achelcnses a
FtG. 5.7.-Choppers olduvaienses. lo largo y ancho de un área enorme que se extiende por toda Africa, E uro-
pa nororiental, meridional y sudorienta!, Oriente Medio y el sur de Asia
hasta los estados indios de Bihar y Orissa. También aparecen esporádica-
. El hecho de que _Ja .ª~arición de una segunda tradición de útiles, deno- mente en la cultura pajitaniense de Java . Probablemente, los bifaces eran
minada achelen:e, ~o.inc1d1era .con el surgimiento del Horno erectus resulta instrumentos para varios fines que servían para romper el suelo y las raíces,
en extremo entgmattco. Sus instrumentos característicos son los bifaces: cortar ramas y desmembrar la caza. Normalmente, el utillaje achelense
cantos r?dados y/o grandes lascas trabajados por ambas caras para producir
una vanedad de puntas Y filos bien formados que servían para cortar ras-
par Y perforar. De éstos, el más típico es el hacha de mano (fig 5 8)
1
instrumento pa7a varios fines que probablemente evolucionó a par.tir del
chopper olduva1ense, aunque no necesariamente en el mismo Olduvai (M
Leakey, 1975). ·

~ientras l~s fabricantes de útiles olduvaienses simplemente modificaban Ja


c1rcunferenc1a de los cantos rodados en su esfuerzo por producir un útil lo
artesanos achelenses solían transformar por completo los cantos rodado ¡ s
fragmentos de núc_leo º. las grandes lascas de modo que, en Ja actua;lda~:
a menudo ~e~ulta 1mpos1ble determinar la clase o la forma del objeto con el
que se fabnco un hacha de mano (Butzer, 1971: 437).

PIG. 5.9.-Fabricación de 1111 bifaz. Se sostiene el núcleo con una mano y se descargan
los golpes 1, 2, 3 con un percutor de piedra sujeto en la otra. Se da la vuelta al núcleo
y se descargan los golpes 4 y 5 creando un filo cortante. El hacha de mano achelcnse
FrG. 5.8.-Hacha de mano acbete11se del des/1/adero de Olduvai. (abajo ) se hacía de esta manera. Las lascas (no mostradas en el dibujo) también se
han podido utilizar como útiles.
90
Introducción a la antropología general Los orígenes del I-Io1no sapiens ~l
con1prendía ta1nbién útiles sobre lasca in, -
1nadera, cortar carne y tend ª~ pequenos pata desbastar la Sin embargo, el Hamo erectus de Pekín parece haber dado un paso
los su bproductos naturales de ones, Y raspar pieles Tal 1
Ja f b .· . , d ·, . es . ase.as no son sino cultural todavía más itnportante que la fabricación esn1erada de instrutnen-
Lo.s desperdicios de alimentos \~\f:c10n e utiles bifaciales (fig. 5.9). tos de piedra. Las profundas capas de fragmentos de carbón vegetal y pie-
son as1n11s1no indicativos de lo . _ doi5 en los yac11n1entos achelenses zas de huesos carbonizados indican que los hon1ínídos de Choukou tien fueron
tus; huesos de elefantes, cabal~o~re~~~:~s og~os. culturnles del Homo erec- de los primeros en dominar el uso del fuego. La variedad de animales
feros aparecen con cierta frecuen~· p. bs bt va1es y otros grandes inamí- hallados y el uso de fuego invalidan la teoría de que los grupos de Hamo
males fueron n1atados con lan· ~ª· I~{ a f1nente, algunos de estos ani- erectus orientales estaban culturalmente 111ás retrasados que sus conte111po-
En Clacton, Essex (Inglatena)zªla e macera 1echas con útiles sobre lasca. ráneos occidentales que en1pleaban bifaces. Las técnicas de caza mediante
de tejo de 300.000 años d ' ... ~a1~e delantera de una lanza de madera fuego o trampas, las lanzas endurecidas al fuego, los artefactos de asta y
tecida al fuego es la evide e ~nt1g~e a ! cuya punta pudo haber sido endÚ- hueso y otras tecnologías relativamente avanzadas no se reflejan forzosa-
se parece a un~ lanza co1n1p1f~~ 111das antd1gua dde tales lanzas. Este fragn1ento mente en el inventarío de titiles líticos. Ade1nás, hay algunos yacünientos
d urec¡.d a a1 f uego que fue 1all ad e maL era . d e 1argo en-
h . e te¡·o de 8 pies europeos con la n1isn1a antigüedad que tienen un con1plejo sin1ilar de
de un tipo de elefante extü~to a a en .. ~ ringe~) c!avada entre las costillas choppers y lascas. Así, en Vértesszi:illos (cerca de Budapest), Hungría, hay
hacia el 125.000 B p Tambº' que vdv10.en Sajoma, Alemania Occidental millares de núcleos de choppers y lascas, indicios del uso primitivo del fue-
<lera de pino hallada~ en elen ~ua~· a cierta sen1ejanza con piezas de Ina~ go y fragtnentos craneanos de Hon10 erectus, pero ningún bifaz.
comparable a la del espécime~adm1Ce1l1to de (TBorralba, cuya antigüedad es
E Ch l . e acton utzer 1971)
n
h~ber cazado grandes man1íferos l.
oucout1en (cerca de p l º) l .· ' ·
<t~ 1 e . Ho111~ erectus ta1nbién parece Consecuencias culturales de la caza mayor
b~sonte, caballo, rinoceronte el~fa~u1 os 1eJ~os inclu?en huesos de ciervo,
b1faces están claramente au;ent e,Colso,l 11e1:a y tigre. Ahora bien los La inferencia de que el Honto erectus era un cazador de grandes anima-
P a1·t e de1 este y sudeste de A . es Len ~ 1ou , . ' as1' co1no en 1a n1ayor
··1 (Outren '
les 1nás regular y diestro que los Ho1no habilis o los australopitecinos se
n1arcan en una tradición d s1i. os uu hs hticos de Choukoutien se en- ve avalada por datos de distinta procedencia. Co1no .se ha señalado antes,
(fig. 5.10). Sólo tras la a aric~ón ª:J°]s y e oppers toscos e improvisados en yaciinientos como Olorgesailie, en Kenia; 1'erra An1ata, en Francia, y
y el Sudeste asiático útile; el . _, e. ,Ho1110 sap1e11s se encuentran en China rforralba y A1nbrona, en España, las grandes acu111ulaciones de huesos de
e e¡ecucion con1parable a los achelcnscs.
una sola especie sugieren la práctica de acorralamientos y ojeos. Ade111ás,
la presencia de depósitos de anin1ales cada vez n1ás nu1nerosos y concentra-
dos asociada a relatívan1cnte pocos útiles es indicativa de prácticas inás efi-
cientes para obtener carne. Por lo de1nás, el dominio del fuego haría más
eficientes los ojeos y acorrala1nientos, y habría pennitido la fabricación
de lanzas de madera endurecidas al fuego. Finalmente, el nivel de artesanía
n1aterialízado en los artefactos líticos achelenses sugiere que un utillaje de
caza eficiente, con10 bolas, 1nazas de n1adeta, redes, cuerdas, tran1pas y
hoyos ocultos, estaba al alcance de la competencia tecnológica del Ho;no
erectus.
Muchos antropólogos estiman que el probable aumento de la caza tuvo
· 1(111,' ""~~-~r.)":C,f;:, . un efecto profundo y específico en la organización de la vida social del

~l\~j:~~ii
I-101no erectt-ts. Al cazar grandes man1íferos, los grupos locales no podrían
ya desplazarse como una unidad a la 1nanera de las manadas de n1onos
cuando ra1nonean o recolectan bayas, frutos y otros alin1entos vegetales.

~.~:''.:~
Los niños son un estorbo para los cazadores) que deben moverse velozn1en-
te para acechat y perseguir a grandes ani1nales capaces de asestar heridas

"""'"~~· --':'2'.=:--: ~
mortales.
,,, ~--...._::::;..----- Entre los modernos pueblos cazadores y recolectores, los hon1bres son
invariable1nente los que se encargan de la caza 111ayor. La cacería tiene lugar
FrG, 5.10.-Utiles de niveles de Sinanthropus de la cueva de Choukoutie11. lejos de la «base residencial» o can1pa1nento. Norn1aln1ente, la presa es
desn1embrada in situ y, si es 1nuy grande, se lla1na a las 1nujeres y niños
92 Los orígenes del I-Io1no sapiens
Introducción a la antropología general 93

para ayudar a transportar la carga al can1pan1ento. En vez de aco1npañar al control inasculino·de la tec~ología cí~egética y bélica tuvieran su origen
a los hon1bres en la caza, las inujcres y Jos niños se dedican a buscar ali- en tien1pos relativa1nente tec1entes (vease cap. 12).
n1entos vegetales, larvas, insectos y pequefios anin1ales. 1'odos los grupos
conten1poráneos de cazadotes n1uestran esta división del trabajo (aunque
las actividades de recolección de las n1ujeres son n1ás intensas en las regio- El Homo sapiens arcaico
nes ttopicales y tc1npladas que en el Artico). I)or tanto, se supone que los
grupos de cazadores y recolectores de Honio erectus debieron organiza-tse D d l ace 500 000 años sólo una especie de hon1ínidos ha vivido en
de forn1a sin1ilat o, al inenos, que fueron seleccionados pern1anente1nente la Tierra. '' ·
es e Gradualn1ente '
se produjo · ·, e¡e¡ .H-· 01~10 .erectus
una trans1c1on · ..al
según su capacidad para otganizarse de esta inanera. Es 1nás, a n1enudo se priiner Flonto sapiens, y de éste a la 1noderna subespe_c1e, !~~nto sapzen~
supone que el problen1a de organización y co111unicación planteado por 1; sapiens, a la cual todos nosotros pertenecen1os. Es_ta trans1c1~)'? ,con~luyo
prolongada ausencia de los varones durante las expediciones de ca:;;a habría hace unos 35.000 años. J_,a variedad de I-Jon10 saptens que _v1v10 du1ante
conducido a una selección favorable a la previsión inteligente y perfeccio- · la transición del flonto erectus al l-Ion10 sapiens se denon11na I-Jonto sa-
nado la conducta lingüística, ya que el disponer de un conjunto con1partido piens arcaico.
de expectativas y proyectos explícitos habría simplificado las idas y venidas
de los co1npafieros de catnpamento.
Este intento de proyectar la organización social y los roles sexuales de El Hon10 sapiens arcaico africano
los pueblos cazadores conte1nporáneos sobre la población de Ho1110 erec-
tus que vivió hace 1.000.000-500.000 afios debe enjuiciarse con una bue- Durante el JJeríodo inicial de la invesugac1on ?ntropológíca sobr_e lo_s
na dosis de·escepticisn10. No hay absoluta1nente ninguna prueba directa de orígenes del Ho; 110 sapiens, los estudios fueron rcah~ado: en su 11~1;1 ~1 !)ª
1"
que los varones se encargaran exclusiva o principa1n1ente de la caza n1ayor; te por científicos eutopeos a los que resultaba 111as, co1nodo tla ~¡a1_ en
tan1poco las hay de que sólo las n1ujeres cuidaran de los niños. Por razo- Europa que en otras partes. Con10 consc.cucncia, el nu111ero ~Ie espec1111ene~
nes fisiológicas, cabe esperar que las 111ujetes con un en1barazo avanzado fósiles europeos del Fion'?O sapiens arcaico es n1ucho 1nayo1 que el .dd
l~s
o que an1an1antan a criaturas recién nacidas lin1iten su aportación econón1ica de cualquier otra región. Con10 señala Buet~ne1:-Ja1:~sch, ~st~ ha p10 uc_ij
a actividades relativa1nente sedentarias en Ia proxin1idad del can1pan1ento 0l¿;
d n iniagen sesgada del ptoceso de sap1entJzac1on: «Eu1opa no _es e
y no fue el centro de los principales acontecin1ientos, en partic_ular
]~~ ;,rincipales
11
o base residencial. Sin en1bargo, en otros n101nentos las inadres no tendrían
n1ayor dificultad para participar en expediciones de largo recorrido. Pre- acontecimientos de transición, de la evolución de lo:/''~f'~­
cisa1nente, se ha observado este tipo de desplazan1iento entre los chi1npan- tes y los humanos» (197.3: 258). Aunque los hallazgos p:ocedentes e , !l-
cés, en los que el grado de participación de las he1nbras en grupos hetero- ea y Asia no son tan abundantes con10 los de Europa, si_ los. ha? ,en nun1e-
ro suficiente conio para sugerir que los procesos de sap1~nttzac1011 se des-
sexuales de recolección depende de que estén en1barazadas o an1an1antando
arrollaron de forina paralela y cronológican1ente coordu:ad~ en _tod~ el
a crías (J. K. Brown, 1970; Williams, 1971; Van den Berghe, 1972; Wi- · M U11(¡O. E. 11 todas
lliams, 1973). Por lo demás, se dispone de elementos de juicio cada vez
V.IeJO ~ ·partes ' el Fíon10 erectus evoluc10110
· J hacia
J tipos
··
árcaicos de sapiens, a.lgunos de los cuales se_ asen1e¡a1: n1uc 10 a os. tipos
más nun1erosos de que en algunos grupos conte1nporáneos de cazadores y arcaicos de Europa y Oriente Medio) y estos tipos continuaron evolucionan-
recolectores el rol de «tnujer cazadora» no es insignificante (Marren, 1.973; do hacia poblaciones modernas. ¡
Lcacock, 1973). No existe ningún in1perativo biológico que restrinja por E n Af ·
· Trca, e¡es de el Sahar··i
' ' hasta
' el cabo de
. Buena .Esperanza,
·¿ . as
naturaleza la caza n1ayor a los varones. Una base residencial habitada ex- poblaciones de }Jonio erectus fueron o estaban siendo sustitu1 as p_o1 P_º~
clusivan1ente por n1ujeres y niños no es teórica1nente n1ás adaptativa que blaciones de IIonio sapiens arcaicos en_ fecl_1as cuando ine_n?.s dtad ~en1p1as
un ca1npan1ento habitado por rnujeres lactantes, niños y varones que nas conio en Europa. Las anteriores est1n1ac1ones de la an~1gue a e e t~po,
relativainente prin1itivos tales co1no el «h~n1bre rhodes1an~», u~ ~rane~
0
aguardan Ja vuelta de las partidas de caza integradas por hon1bres y n1uje-
res. La selección favorable a los lazos sociales, la conducta planificadora de robusto con baja coronilla y una capacidad crane,ana e l. c1~1
cooperación y la con1petencia lingüística habría sido igual de intensa si, (fi . 5.11), y el «hombre de Saldanha», un contemporaneo de. aspectoª'.ºº
ade1n;ls de los varones, ta1nbién las hen1btas hubieran participado en Ja g
inenos b ru t a¡ !1 'allaclo
<
a' 90 millas
'
del cabo de Buena- Espernnza,
bl · habian
caza. El hecho de que éstos controlen las annas de caza y guerra en todos sugerido que todavía vivían en Afríca hace 30.000 anos .P?~ ac1ones_ ape-
los grupos hun1anos contemporáneos conocidos no respalda la creencia nas diferentes del Honio erectus (Coon, 1962). Esta op1111on es. casi con
de que esto también sucediera en las poblaciones de Hamo erectus. Hay seguridad inexacta. Aunque siguen sin conocerse las fechas pr:cis~s, una
que considerar la posibilidad de que las creencias y prácticas asociadas reeva l uac1on
· ' d e ]os datos 1·elativos a los artefactos y la fauna rnchca que
94 Introducción a la antropología general J .os orígenes del !-lomo sapiens 95

Java tiene gruesas crestas superciliares 1 frente inclinada, capacidad cra-


;,eana pequeña ( 1.100 cm3 ) y antigüedades calculadas en 7 5 .000 afias
(fig, 5.12),

FJG. 5.12.-f-Ion10 soloensis. l101no sapien.1


arcaico de Ngandong, Java. [Foto de n10J-
FrG. 5.11.-«l-lontbre de Rho- de. cortesía de la Fundación \\!enner-Gren
desia». [Dirección del Iv1usr.:o y con pernúso de su dueño, G. ll. R. von
Británico - Ilistoria Natural.] Kocnigs\vald.]

las poblaciones rhodesianas y saldanhienses vlV!eron hace más de 125.000 .l2n la Cueva Superior de Choukoutien aparecieron variedades locales de
ª?os (Klein, 1973). Aden1ás, saben1os hoy en día que sapiens arcaicos vi- l lon10 sapiens sclpiens hace unos 25.000 años. Uno de los I-Ionto sapiens
vieron en las regiones de Omo y Afar en Etiopía hacia el 12.5.000 B.P. .l'rl/JÍens 1nás antiguos del inundo proviene del Sudeste asiático. Se ha hallado
(Butzer, 1971: 444; Conroy y otros, 1978). 1111 cráneo plena1ncnte 111oderno, con una antigüedad según el Carbono 14
Al igual que en Europa y en Oriente Medio, las poblaciones de Homo de 35.000 años, en la Cueva de Niah, en la isla de Borneo. Está claro,
s~piens arcaicos ptobable1nente vivieron en Africa en el período con1pren- pues 1 que el proceso de sapientízación se desarrolló de forn1a sincrónic~ a
d1do entre el 150.000 y el 40.000 B.P. Se han hallado fósiles con orandes lo largo y ancho de toda l~urasia y Africa y que ningún continente o región
cerebros pero cejas bajas en Jebe! Ighoud, M~uruecos, con una ant~üedad avanzó hacia el stitus de Ilonio sapiens sapiens con n1ás rapidez que otro.
de 43.000 afias, Hava Fteh en Cirenaica, Libia (40.000 B.P.), y Florisbad, c:ierta1nente, diferencias con10 las que existen son de esperar en una es-
estado libre de Orange (44.000 B.P.). No se dispone de elementos de juicio pecie que se había distribuido tan cxtensan1ente por el globo y que estaba
que respalden la opinión de que el desarrollo del JI amo sapiens atcaico adaptándose a una variedad tan grande de hábitats.
africano n1archara con retraso; de que los sapiens arcaicos subsistieran n1ás
tie1np~ en ~fr~c~ g~1e en otras ,partes; ni de que el flonio sapiens sapiens
apatcc1era s1gn1ficanva1nente 1nas tarde en Afríca que en otras partes. Res- J.;l Hon10 sapiens arcaico ·en Europa y Oriente lviedio
tos de Hon10 sapiens sapiens plena1nente n1odernos han sido datados en
En Eu1opa los fósiles n1ás anttguos de Hon20 .saptens arcaicos datan
hace 23.000 afias en Singa, Sudán. La bahía de Nelson, 300 millas al
de hace unos 250.000 aii.os Son: S1oansc<J?nbe (fig. 5 13), en Inglaterra,
este de la Ciudad del Cabo, estuvo ocupada por generaciones de cazadores
Y recolectores físican1ente 1nodernos 18.000 años antes de que los prín1eros
colonos europeos llegaran a Sudáfrica.

El Horno sapiens arcaico en Asia

En Asia, Ilonto sapiens arcaicos 1 sin1ilares en n1uchos aspectos a los de


Europa y Africa, empiezan a aparecer en el registro fósil en niveles n1ás
o tnenos ~onte1nporáneos. El más antiguo tal vez se halla en Mapa, K\van-
tung (Chma). Los fragmentos de ctáneo de Mapa, datados en hace unos
1.25.000 años, apuntan a un individuo robusto 1 con bajas cejas y una capa- FIG. 5.13.-Swanscornbe. [Dirección del
CJdad craneana dentro de la gama moderna. La población de «Solo» de Museo Británico - llistoria Natural.]
97
J,o::. orígenes del II01no sapiens
96 Introducción a la antropología general

y Steinheint (fig. 5.14), en Ale1nania. Estos fósiles fragn1entarios parecen


haber tenido capacidades craneanas dentro de la ga1na de los sapiens, pero
su bóveda craneana y el grosor de sus huesos sugieren un estadio intern1e-
dio entre el !-lanzo erectus y el Ilonto sapiens.
Se han hallado en Europa n1uchos otros restos de I-Ionzo sapiens arc:ii-
co con antigüedades comprendidas entre el 250.000 y el 150.000 B.P. Se
ha encontrado un grupo de fósiles prin1itivos en I~rancia en la cueva
Arago (cerca de Tautevel), La Chaisc (cerca de Charente), Le Lezaret (cer-
ca de Niza), Montmaurin, Orgnac-l'Aven y le Rafette. Entre el 150.000 y
el 75.000 B.P., otras poblaciones de !101110 sapiens arcaicos vivieron ..en '·'
~\_"j_ - - --·- Aamus
Fontéchevede, Malarnaud y Monsen1pron 1 en Francia; EhringsdorC en
Ale1nania; Saccopastore y Quinzano, en Italia; Ganovce) en Checoslova-
/
quia; Bañolas, en España; y Krapina, en Yugoslavia. Menciono todas estas
localidades para dar alguna idea de la complejidad de la tarea que debe
afrontar el antropólogo físico al intentar clasificar estas poblaciones en ta-
xones n1ás o n1enos dírectainentc ancestrales del 1noderno Ilo1120 sctpiens
sapiens (de Lumley y de Lumley, 197 4 ).

FIG. 5.15.-Neander~al clásic_o, (arriba) r


J1o 1no sapiens (aba¡q). Adv1ertase como
F1c. 5.14.-Steinheún. Fonna i1ücnnc> el tercer molar del neandertal se halla por
dia entre Ilon10 erectus y neandcrtal. delante del ramus. Este rasgo tal vez. re-
fleje un énfasis en mascar pieles de an1ma-
ks. [W. W. Howells, 1973.]
Enue el 75.000 y el 40.000 B.P. vivió en Europa y Oriente Medio un
grupo de I-1.onio sapiens arcaicos llan1ados neandcrtales. I~l prirner nean-
dcrtal fue descubierto en J 856 en el Neander-Tal (Valle de Nc;rnJcr), Moustier y La Chapelle-a.ux-Saínts, en Francia; y Monte Circero, en Italia
Ale1nania ,., . L.os neandertales tienden a ser n1arcadan1cntc prognatos con (fig. 5.16). l
gruesas crestas superciliares, 1naxi.lares robustos y· sin n1cntón y bajas Uno de los diagnósticos 1nás iinportantes de los neandertalcs es a
cejas que recuerdan al I!rnno erectus. Sin en1bargo, su capacidad cr<lneana posición inarcadal.T1e~te adelantada de su dentadu1a en co1npa1ac1ón tanto
n1cdía (1500 cin 3) era, sorprendenten1ente, superior a Ja de la 1nayor parte con anteriores poblaciones arcaicas europeas co1no c.on el 1nod:rno flon10
de los liorna sapiens sapiens (fig. 5.15). Se han realizado hallazgos en sapiens sapiens. En los neandertales, la hilera de dientes con11enza dos o
muchas localidades lü11ítrofes a los glaciares que cubrían el norte de Euro- tres centítnetros más hacía adelante de la parte ascendente (ran1us) de la
pa durante el Pleistoceno Superior; poi- ejen1plo, en Spy, Bélgica; Le inandíbula que en el Fionto erectus o en el I-f.onto s~piens sapiens__(I-Io-
wells, 1975). Se ha sugerido que este rasgo puede refle1ar una sele;cron de
·1< «En 1864, cuando King introdujo el taxón Ho1no net1nderthalensis, la ortografía

del non1bre vulgar seguía la ortografía aleinana aceptada. 'Thal', que significa valle, 1naxílares útiles para inasticar pieles de anÍlnales y para otras actividades
se escribía con una 'h' que no se pronunciaba. l\!Iás tarde se modificó el uso estable- industriales propias de climas fríos. Todas las au raridades están de acuerdo
cido y desapareció la 'h' n1uda en palabras tales con10 'thal', 'thor', etc. Así, hombre en que los neandertaloides de Europa eran 1níe1nbros . del género I-1 on20,
de Neandertal debería escribirse sin la 'h', aunque, según el código internacional, el pero algunos continúan clasificándolos co1no una especie separada: Hon10
taxón flo1no 11eanderthalensis debe continuar escribiéndose como se propuso por pri- neanderthalensis. El consenso que parece estar surgiendo es que todos los
mera vez. Puesto que los hablantes ingleses tienden a pronunciar la 'h', es de esperar ncandertales «clásicos» pertenecen a una subespecie arcaica llatnada 1-101no
que en futuras discusiones sobre Jos neandertaJes.. se escriba el término sin ella»
sapiens neanderthalensis.
(Mann y Trinkaus, 1974: 188).
98 Introducción a la antropología general Los orígenes del Hon10 sapiens 99

Una razón controvertida para seguir dudando de que los neandertales CN CN


deban considerarse como Ho1no sapiens consiste en que, al igual que el
f!o1no erectus, sus largas y bajas bóvedas craneanas y su prognatismo fa-
cial tal vez estén asociados con una incapacidad parcial para e1nitir sonidos
humanos, Philip Lieberman y sus colaboradores han mostrado que el con-
ducto vocal humano posee una capacidad única para producir ciertos soni- F ·-
dos vocales y consonantes en función del dilatado tamaño de nuestra farin-
ge: la caja de resonancia de nuestras gargantas entre las cuerdas vocales y
la parte posterior de la boca (Lieberman, Crelin y Klatt, 1972), Por ejem-
plo1 el tama?o comparativa1nente pequeño de la faringe de los chimpancés
parece explicar por qué bernos podido enseñarles a comunicarse con
no;otros 1nediante el lenguaje de los signos, pero no mediante palabras
(vease p, 462), El conducto vocal de los neandertales se asemeja mucho cv cv

CN

~~il!.--- co
;/¡T--l

F1G. 5.17.-Paso del afre por el


aparato fonador en chimpancé (a~ri­
ba izquierda), neandertal (arnba
derecha) y humano (abajo), (F=fa-
ringe· CN=cavidad nasal; L=len-
FrG. 5.16. - J\leandertal de gua; 'A=abertura de .la laringe a
Monte Circeo. la faringe; CV = cuerdas vocales;
CO=cavidad oral.) cv

al de los chimpancés (fig. 5.17), Esta semejanza está relacionada con el


cuello corto y el prognatismo de los neandertales. Lieberman concluye que otros expertos ponen en tela de juicio la validez de las técnicas e1npleadas
sólo con la aparición del cráneo totalmente redondeado y el prognatismo por Lieberman para reconstruir el conducto vocal de los neandertales
reducido del moderno Homo sapiens sapiens, el conducto vocal de los (Carlisle y Siegel, 1974; Lieberman y Crelin, 1974; Mann y Trinkaus,
homínidos alcanzó la forma necesaria para emitir sonidos tales como [i], 1974; Lieberman, 1978),
[u] o [a], que son componentes esenciales en todas las lenguas hu1nanas. Según algunas autoridades, los neandertales, pese a su gran capacidad
Esta teoría reviste un especial atractivo, puesto que explica por qué Ja craneana) no pertenecían al linaje que desembocó en el Hamo sapiens
fonna del cráneo hu1nano continuó 1nodificándose, pasando del cráneo lar- sapiens sino que constituían una especie local o subespecie adaptada a se-
1

go, bajo y abultado de los neandertales al cráneo compacto y globular del veros hábitats glaciares que se extinguió entre el 50,000 y el 40.000 B.P
1noderno Hanzo sapiens sapiens1 pese a que los neandertales ya nos habían De acuerdo con otras opiniones, los neandertales clásicos fueron extern1i-
alcanzado o sobrepasado en cuanto a la capacidad craneana. Con todo, nados por el Homo sapiens sapiens, el cual se expandió a Europa desde el
100 Introducción a la antropología general
Los orígenes del I·Io1no sapiens 101
Oriente Medio durante un intervalo cálido de la últin1a glaciación conti-
nental. Pero incluso si se produjo esta catástrofe (para los neandertalcs),
parece poco probable que los neandcrtales no hayan aportado algunos de
sus genes a sus sustitutos n1ás 1nodcrnos (Saban, 1977).
No hay duda de que los neandertales desarrollaron peculiares especia-
lidades anató1nicas adaptadas al frío. Pero durante los cientos de n1íles de
años de su existencia, inigracíones, n1ovin1íentos y contran1ovi111ientos de-
bieron provocar, una y otra vez, flujos de genes con poblaciones distintas.
Los neandertales eran cazadores de grandes ina1níferos n1igratorios en un
n1edío a111biente son1etido a tre111enclas variaciones ecológicas locales. E.s
difícil írnaginarles aislados durante el ticn1po suficiente con10 para produ- Fic. 5.19.-Mandíbula de Ta-
cir una única especie consanguínea. Parece n1ucho 111ás probable que evolu- ln111. Un ncandcrtal de transi-
cionaran hacia tipos hun1anos inodernos con10 consecuencia del flujo de ción encontrado en lvlonte Car-
mclo, [Dirección del 1VIuseo
genes y la selección natural. ]~ritánico · I1istoría Natural.]

del Monte Carmelo llamada Skhul. Los fósiles de Skhul, cuya antigüedad
se calcula en 36.000 aí'íos, son casi indiscernibles del 1noderno Hanzo sa-
picns sapiens (fig. 5.20).
l~studios que indican una transición gradual entre los neandertales euro-
peos y sus inodernos descendientes se han ido acu111ulando en los últünos

F1G. 5.18.-l\1eandertal de Sha-


nidar. Descansa en el suelo de
la cueva e111potrado todavía en
la matriz. [Ralph S. Solecki.]

Respaldan este punto de vista datos procedentes de yac1m1entos de


Iraq e Israel. En la cueva de Shanidar, Iraq) se han recuperado varios fósi-
les de neandcrtales, datados por el carbono 14 en hace 47 .000 afias o más
de antigüedad (fig. 5 .18). Algunos de los especímenes de Shanidar son
similares a los neandertales europeos (Solccki, 1971). Unos 5.000 afias
n1ás tarde y a sólo 600 millas de distancia, vivió en la cueva de Tabun en
el Monte Cannelo, Israel, una mujer que difícíln1ente podía haber «pasa-
do» por neandertal (fig. 5.19). Tenía un cráneo bajo y gruesas y continuas !·"IG. 520.-'--l\1eandertal de Skhut.
crestas supercíliares, pero era considerable111ente n1enos robusta que su pre-
decesor de Shanidar. Otro yacimiento n1ás o menos conten1poráneo en
Israel, Amud, cerca del Mar de Galilea, parece haber estado habitado por ;ul.os. En Yugoslavia, por ejen1plo, se ha logrado <lernostrar el alto grado de
poblaciones muy similares al neandertal de Tabun (Suzuki y Takai, 1970). variedad que presenta una serie de fósiles neandertales de Krapína, los cua-
La fase final del proceso de sapientizacíón puede observarse en otra cueva les 111anifiestan notables sen1ejanzas tanto con las poblaciones inodernas de
Croacia como con los neandertales (Jelinek, 1969). Es más, nuevos estudios
102 Introduccíón a la antropología general Los orígenes del Hoino sapiens 103

RELACION CRONOLOGICA DE LOS PRINCIPALES FOSILES DE HOMIN!DOS llll i'I 1 ISTOCENO


EUROPA SUDESTE ASIATICO ASIA ORIENTAL /\! UJCA ORIENTAL SUDAFRICA AFRICA ORIENTE
... \' ETIOPIA DEL NORTE MEDIO
Mi!foncs Glaciaciones Estratos Estratos fósiles
Fósiles y cuevas Cuevas Fósiles J 'l!.llO~ Glaciaciones Mil!ones
de años B. P. europeas fósiles Fósiles europeas de años B. P.
fi,;ilcs Fósiles Cuevas Fósiles Fósiles Fósiles
-'·~

0,010 Cálido 0,010


.~
0,035 8.o Frío Cro-Magnon
Cueva
H. sapie11s M/1/fr
Singa Jebd Sklrnl 0,35
~ Superior
o Cueva H. Ighoud Amud

.º~
de Niah sapiens sapie11s l-lavah Tabun
0,050 Cálido
0,050
Ftch Shanidar
¡;;
0,075 Frío Ncandcrtalcs Solo
(H. sapfr11s arcaico) Würm 0,075
clásicos
1
0,125 ~ Cálido II. sapie11s Mapa
(H. saph'ns aff;lk· 0,125
arcaicos

0,145 Frío Afar·Om0·Kibish Riss 0,145


y de Rhodcsia
1 (//. sapíe11s arcaico)
Stcinheim Saldanha
0,300 Cálido {H. sapie11s arcaico)
Swanscombc 0,300
o Cueva Inferior
]
0,400 :,¡ Frío Vértcsszüllüs
oo Choukouticn Si11a11throf,1J1 Mindcl * 0,400
o ~ (H. erect111)
Bi!zingslcbcn
0,700
8
.~ Cálido
Mauer
t
o
Trinil
Pitbecanthropus
1, JI, III, Vl, IV OH 12 At/a111brop11s Hazorea 0,700
¡;;" VII, VIII (H. erectus) (H. ertctus) (H. erectus/
Prczlcticc '
o (H. erect11s)
1 Frío
" '"
:J
lll
(H.
OH9
erec/11s)
Günz * 1

1,3 Cálido (,)


11 (A. robustus) 1,3
Calabrensc
- '
1,75 Fdo 1 Lantian OH 7 Tcfa111hrop11s
1 1 Kromdraai (/-l. ercctus) Donau '' 1,75
(H. erectus ?) {H. habilir)
1 Swartkrans
a 1
2 ." Cálido Dictis Pithecanthropus V A11stra/opi1hec11s
~
¡ rob11s1us 2
(modjokcrtcnsis) KNM 3733
ee Vi!lafrand1cnse (H. erec/11s)
Pi!beca11throp11s IV ru1kana
2,5 ~ Frío
Mega11tbrop11s l >1 i(·ntal KNM 1470 2,5
:o (H. babi/is?)
·o
¡;;
A11stra/o.
' i !11111 l.a,·wlil A11stra/opitbec11s
Stcrkfontcin
Makapansgat pitbec11s
africa1111s
3

l l.ulou afarensis

4 e 4

5
-~
¡;;
5
.•>
'" «Estos términos son tan polémicos que ... deberían dejar de emplearse» (Butzer, 1971: 23).
104 Introducción a la antropología general Los orígenes del Ho1no sapiens 105

sobre diversos in~ivíduos de tipo neandertal y sobre flon10 sapiens sapiens proceso general de sapientización cuyo resultado es la aparición de cráneos
europeos. tan a~t1g\los con10 los de Croniagnon han revelado que algunas de tan1año constanten1ente inayor y forn1a paulatinan1ente 1nás globular. La
de sus diferencias habían sido exageradas (Mann y Trinkaus, 197 4). principal fuerza evolutiva que operó a lo largo de este período fue una
selección favorable al incre1nento de la capacidad cultural que se expi:.esa
en una inteligencia y facilidad lingüística crecientes. No saben1os cuándo se
Una especie, un mundo hablaron las priineras lenguas, pero se dispone de ciertos elc1nentos de'.jui-
cio, basados en hechos anatón1ícos) que sugieren que el aparato verbal hu-
I-Ioy en día. se ~a~e con certeza qu~ el pro~eso de sapientización operó n1ano no se perfeccionó hasta que la transición al Ilonto sapiens sapíens
de u1:a, fonna s~ncro~11ca en toda Euras1a y Afr1ca y que ningún continente estaba ya muy avanzada.
o r~eg10~ avanzo h.ac1a. el .s,tatus de Honio sapiens sapiens con 1nás rapídez- La fecha en que aparece el Honio sapíens sapiens no varía 1nás que
que ot10 .. La sap1ent1zac1on fue a la vez resultado y causa de la 1nayor unos cuantos n1íles de años en las distintas regiones del Viejo Mundo en
dependencia de Ja cultura con10 fuente de innovaciones adaptativas. En las que se desarrolló el proceso de sapientízación. En opinión de a·lgunos
todas partes, y símultánea1nente, los seres hu1nanos fueron seleccionados expertos, el I-Io1no sapiens arcaico, con10) por ejen1plo, el flon10 sapiens
por su capacidad . para vivir como anín1ales culturales, lo cual in1plica 11ea11derthalensis, evolucionó directan1ente hacia el I-101110 sapiens sapiens.
que fuero~ s~le~~;o17ados segL:n sus capacidades cerebral y vocal y su Otros consideran que especies o subcspecies co1no los neandertalcs o los
con1petenc1~ l~ngu1suca. Aden1as, cuanto 1nayor era la dependencia de la tipos rhodcsiano, omoense o soloense co111prendcn poblaciones especializa-
cultura, 1nas 11nportante resultaba que los grupos to1nasen contacto con das y aisladas de carácter divergente que se extinguieron sin contribuir al
grupos vecinos a fin de sacar partido de las innovaciones en el acervo pool génico del l-íonto sapiens sapiens. Sin en1bargo, todos coinciden en
total de adaptaci~n.e,s culturales. Entre los n1ecanisn1os culturálcs para fo- que hace 35.000 años sólo sobrevivió en el n1undo una especie de ho1níni-
1nentar la trans1n1s1on de la cultura tal vez se incluyese alouna fonna de dos y que) desde un punto de vista biológico, ninguna población hu1nana
~xoganúa .º intercan1bio sisten1ático de cónyuges entre grup;s locales. I~ste contcn1poránca se puede considerar 1nás o inenos hun1ana que otra.
intercambio habría estünulado el flujo de genes así con10 la difusión de
rasgos culturales, y explicaría las uniforn1idades destacables a nivel conti-
nental en los tipos de útiles y en las especies fósiles .
.~n la actualidad, sólo hay una especie humana, y no existe ninguna
reg1on del mundo habitada por hon1ínidos cuya naturaleza sea inenos hu-
mana que la del resto.

Resumen

Los hon1ínidos del Plio-Pleistoceno fueron ree1nplazados por homíni-


dos de cerebros pogresiva1nente n1ás grandes y 1nayor destreza cultural. El
flo?;º erectus, el más pri1nitivo de estos hon1ínidos, habitó una vasta
regr?~ que co1nprendía el continente africano, la mayor parte de la Eurasia
me:·1d1onal e Indonesia. Dio origen a una tecnología de útiles líticos carac-
t~1:izada po.r las tradiciones de bifaces y el hacha de mano achelense, apren-
d10 a do1111nar el fuego y a cazar grandes animales. Los expertos no han
llegado ~ un acuerdo en lo que respecta a su lugar de origen, y es posible
qu~ hub1eta un desarrollo paralelo en Africa y la Eurasia meridional. Des-
pues del 500.000 B.P., el Hamo erectus evolucionó hacia formas arcaicas
de Honi? sapiens. ~esulta in1posible precisar el lugar y fecha exactos en
qu~ surgieron los primeros [{onza sapiens, ya que las forn1as arcaicas n1ás
antiguas ?uardan una estrecha semejanza con el Honio erectus. Según pare-
ce, ademas, hubo desarrollos paralelos a lo largo y ancho del Viejo Mundo
en Europa. Asia, Africa e Indonesia. De ahí que se pueda hablar de un
Capítulo 6 Los orígenes de las variaciones raciales 107

LOS ORIGENES DE LAS VARIACIONES RACIALES ración con grupos hu111anos vecinos. Este concepto no precisa cuánto tiein-
po ha durado el aislamiento reproductor ni cuántos genes tienen frecuen-
cias distintivas. Sin ernbargo, el térn1ino raza se halla tan atraigado en el
discurso antropológico tradicional que resulta difícil analizar la varias:ión
hereditaria humana sin emplearlo.

Frecuencias frente a arquetipos

La definición de raza con10 una población en la que aparecen uno o


1nás genes con una frecuencia detenninada pone en tela de juicio las nocio·
nes populares, aceptadas en otro tíe1npo por la ciencia, sobre las divisiones
raciales del FI01no sapiens. Según la concepción tradicional, el Ho1110 sa-
piens se componía de un nú1nero fijo de razas, cuya identidad se podía
descubrir niediante técnicas de medición y con1paración adecuadas. Se supo·
nía que las niis1nas razas existentes en la actualidad habían existido en el
pasado, tal vez desde el inicio niis1no de la evolución de los hon1Ínidos.
Es tnás, se pensaba que todo auténtico inien1bro de una raza poseía un con·
junto específico de caracteres hereditarios que pern1Ítirían identificar en
Este capítulo pone punto final al exa1nen de la evolución de los hon1ínídos, todo mon1ento su origen racial.
ccnttándosc en las variaciones biológicas hereditarias o poliinor/isn1os que Estos caracteres tradicionales definidores de la raza consistían en carac-
caracterizan a las diferentes poblaciones de I-lon10 sapiens sapiens en el n1undo. terísticas externas fácihnente observables, tales como la coloración de la
Estas variaciones son la fuente de los conceptos, tanto científicos con10 piel, cabello y ojos; la forma del cabello; la cantidad de vello en el cuerpo,
populares, de raza. ¿Cóino se originaron estas variaciones y cuál es su cara y cabeza; el grosor de los labios y la forma de la nariz; la estatura y
significado biológico? .
n1asa corporal) etcétera.
La existencia de varias razas de ámbito continental se puede inferir a
Las razas como poblaciones partir de la presencia de «paquetes» de estos caracteres. Así, los europeos
tienen una alta frecuencia de piel pálida, cabello lacio u ondulado, mucho
En las taxono1nías biológicas, una raza denota una población geográfí~ vello en el cuerpo, nariz de anchura estrecha a inedia, y estatura media o
camente aislada dentro de una especie que ha tenido poco o ningún flujo alta. Entre los nativos· del Africa central la piel es inorena oscura o negra;
de genes con otras poblaciones durante un largo período de tiempo. Tal la fotma de su cabello es rizada y tiesa, y la cantidad de vello corporal
población se puede considetar con10 una especie incipiente. Si continuara inedia; los labios )' la nariz son relativan1ente gruesos, y la estatura vatía
su aisla111iento co1110 unidad reproductora, y si estuviera so111etida a pre· de inedia a alta. Un tercer «paquete» de caracteres aparece con alta fre-
siones selectivas no halladas en otras partes, con el tie111po podría ttansfor- cuencia entre los asiáticos orientales. Aquí la inayor parte de la gente tiene
marse en una especie divergente. piel de pálida a morena clara, cabello negro lacio, estatura de baja a media
Las modernas poblaciones hu1nanas no poseen el grado de aíslan1iento y caras relativamente carentes de vello.
reproductor que iinplica la categoría taxonó1nica de raza. En los 1nárgenes En cuanto tér1ninos no científicos, las razas continentales pueden cum-
de todos los continentes habitados hay considerables indicios de un anti- plir fines sociales útiles. Pero quienes usen estos términos o equivalentes,
guo y moderno flujo de genes. De ahí que, estrictamente hablando, el térmi- co1no blanco, negro o an1arillo, deberían ser conscientes de sus deficiencias
no de raza no debería aplicarse a ningún grupo huníano conten1poráneo co1no taxones científicos. Estas deficiencias co111prenden ( 1) desconocünien·
(Montagu, 1934; Fried, 1968). Al hablar de las variaciones en las frecuen-
to de la variabilidad dentro de la raza; (2) omisión del gran número de
cia? génicas que caracterizan a diferentes grupos de individuos, sería pre·
personas que no encajan en las divisiones raciales tradicionales; (3) énfasis
fenble emplear la palabra población. Una población humana es cualquier
grupo de personas cuyos mie1nbros se cruzan con una frecuencia más que excesivo en el grado de aislamiento de las razas (o) lo que es lo mis1110, des·
aleatoria y que muestran diferencias en las frecuencias génicas por compa· conocitniento de la naturaleza gradual de sus divisiones), y ( 4) desconocí·
tniento de los rasgos genéticos cuya distribución no se conforma .a la de
106
108 Introducción a la antropología general Los orígenes de las variaciones raciales 109

los caracteres ttadicionaln1ente usados para atribuir identidades raciales. Uno de los defectos n1ás patentes de las categorías raciales tradicionales
Estos puntos se discuten en los siguientes apartados. consiste en que no se pueden aplicar a los cien tos ele n1illones de personas
alíe no viven en I~uropa, Africa central o Asia oriental. l~~n 1492, la n1itad
de la población del mundo estaba distribuida por el norte de Africa, Af_rica
Variaciones dentro de las poblaciones 1netídional, Oriente Medio, Europa oriental y Asia occidental, India y
Ceilán, Indonesia, Nueva Guinea, Micronesia, l)olinesia, Australia )1 el
Uno de los conceptos erróneos n1ás frecuentes sobre la raza es el de Nuevo lvlundo. Con la posible excepción de los an1ericanos nativos, resul-
que existen individuos de «pura sangre», i11ás representativos que otros de taría in1posible asignar n1uestras aleatorias de individuos procedentes de
la «esencia» o tipo racial. Por ejen1plo, hay una tendencia a considerar estas regiones a una raza europea, africana o asiática.
a los europeos de pelo rizado 1 labios gruesos y piel oscuta con10 híbridos .. En todas estas i-egíones viven gentes con «paquetes» de caracteres que
o n1enos genuinan1cnte europeos que los de piel y ojos claros. Pero para no figuran en los estereotipos populares. Por ejcn1plo, en el norte <le
tener validez científica las razas deben fundan1entarse no en caracteres de Africa viven 1nillones de personas con finos labios, nariz delgada y cabello
individuos, sino de poblaciones. Todo individuo cuyos genes fonnan parte ondulado, pero piel de n1orena oscura a negra. Los habitantes nativos del
del pool génico de una población es niien1bro de la n1isn1a. Cuando se dice Africa n1eridional tienen pliegues epicánticos, piel de n1orena clara a 1norena
que el cabello de los europeos varía de lacio a ondulado, no hay que oscura, y cabello en forn1a de espiral apretada. En la India habitan niíllo-
olvidar que el de n1uchos nüe1nbtos de la población reproductora europea
ncs ele individuos con cabello lacio u ondulado, piel de nJorena oscura a
es bastante rizado. Análogan1ente, un pequeño porcentaje de europeos tie-
negra, labios finos y nariz delgada. I~n las estepas de Asia central, los plie-
nen pliegues epicánticos -pliegues de piel que cubren el ángulo interior
gues epicánticos se con1binan con cabello ondulado, ojos claros, n1ucho
del ojo-, que son n1ás frecuentes entre los asiáticos. Los europeos que
1níden n1enos de 1,50 n1etros no son nienos europeos que los que n1iden vello en el cuerpo y la cara, 1nanchas 1nongóJicas y piel pálida. En Indo-
2 n1etros. IguaJ1nente, tanto los pign1eos n1buti de Ituri, con su 1,40 1ne- nesia hay una alta frecuencia de pliegues epicánticos, piel de clara a n1orena
tros de altura, coino los \Vatusi, c_¡ue alcanzan los 2 nietros, son africanos. oscura cabello ondulado nariz v labios gruesos. Entre los habitantes de las
Je
1

Si se ignora a los individuos que no se ajustan a los caracteres externos que islas Oceanía encont ran1os 'co1nbinaciones variadas de piel de n1otena
se suponen propios de un «africano típico», se viola el concepto de raza a negra, con forn1as y cantidades n1uy diversas de cabello y rasgos faciales.
co1no población. l,os genes de todos los individuos en el pool génico de la Uno de los «páquetes» de caracteres n1ás interesantes se halla entre los
población tienen el n1ísn10 peso al detern1inar las frecuencias génicas de Ja aínas del norte del Japón, que tienen piel clara, gruesas crestas supcrciliares
1nisn1a. y figuran entre las gentes n1ás velludas del n1undo. Finaln1ente, en Australia
Debido a la enor1ne variación dentro de las poblaciones continentales, encontran1os un color de la piel de n1oreno pálido a n1orcno oscuro y cabello
los antropólogos físicos dividen a veces estas grandes unidades en subgru- ondulado de rubio a n1oreno.
pos. Así, se han propuesto algunos esquen1as para dividir a los europeos El absurdo de trat.ar de agrupar todas las poblaciones bajo el modelo
en bálticos, nórdicos, alpinos, dináricos y 1nediterráneos. Si se añaden sub- de tres o cuatro categorías raciales queda bien ilustrado por el sisten1a de
grupos sin1ilares de todo el inundo, se obtienen clasificaciones con decenas identidad racial einpleado actualn1ente en los Estados Unidos. T~n la taxo~
o incluso centenares de grupos. Pero dentro de todos estos subgrupos, ras~ non1ía popular an1ericana, si uno de los padres es «negro» y el otro «bl.an-
gos con10 la forn1a del cabello, el color de la piel y la estatura experiinen- CO», el hijo es «negro» pese al hecho de que, según las leyes de la genéuca,
tan grandes variaciones. Incluso si considera1nos cada una de las aproxüna- la 1nitad de los genes del niño provienen del genitor blanco y la otra n1itad
da1nente 2.000 «tribus» que han sido estudiadas por los etnógrafos con10 del negro. La práctica de agrupar a la gente en casillas raciales se vuelve
«razas», será in1posible encontrar individuos que representen al tipo incluso inás absurda cuando la ascendencia negra se reduce a un solo bisa-
auténtico o puro de sus grupos (IIiernaux, 1969). buelo o abuelo. Esto da lugar al fenó1neno del «blanco» que es socíaln1ente
clasificado con10 «negro». La arbitrariedad de esta práctica se extiende a
niuchos estudios, aparenten1ente científicos, sobre «negros» y «blancos».
Categorías raciales La n1ayor parte de los negros an1ericanos han recibido una parte significa-
tiva de sus genes de recientes antepasados europeos. Cuando se estudian
Pese a la variabilidad interna de las poblaciones continentales, norn1al- n1uestras de negros a1nericanos (con10 en los test de inteligencia; véase
n1ente resulta fácil identificar a los individuos nacidos en Europa, Africa capítulo 26), es incorrecto el supuesto de que genétican1ente representan a
central o Asia. No sucede así, sin en1bargo, con las restantes regiones los africanos. En esta cuestión los científicos y los profanos harían bien en
del mundo. e1nular a los brasilefios, quienes identifican los tipos raciales no n1edíantc
1
Los orígenes de las variaciones raciales 111
110 Introducción a la antropología general

tres o cuatro tér1ninos, sino mediante 300 ó 400 (M. Harris, 1970; Mein·
tel, 1978).

Clinas

Los genes responsables de las diferencias en el color de la piel, forma


del cabello y otros caracteres utilizados para definir las categorías raciales
no se distribu~1en al azar en el globo. Norn1aln1ente, aparecen con ftecuen·
cia gradualn1ente creciente o decreciente de una población a otra. 1'ales dis· ..
tribuciones se denon1inan clinas. Por ejcn1plo, la frecuencia de los genes
responsables del color oscuro de la piel crece gradualtnente cuando nos
desplazamos desde el sur de la Europa mediterránea a lo largo del Nilo o
a través del Sahara hasta Africa central. No hay rupturas bruscas en punto
alguno del recorrido. Asin1is1no, la incidencia de los pliegues epicánticos
aun1enta graduahnente del oeste al este a través de Asia, n1ientras que la
frecuencia del cabello ondulado se incre1nenta en dirección opuesta, hacía
Europa.
Para el 1noderno antropólogo físico la existencia de estas clinas ha de rrccuoncias de B

i
entenderse no sitnple1nente con10 resultado <le la «tnczcla racial» (que es manos de O, 10
un cjen1p]o de flujo de genes), sino en térn1inos de todas las fuerzas de la 0.10·0,20
evolución. La deriva de genes, la 1nutación y la selección natural desen1pe- 0.20·0.30

Frecuencias de A.
,.
i:roctienciils de O
menos de 0.50

1
0.50·0,60
m'"°' do o. W 0,60·0,70
0,10·0.20 l
0.70·0,80
0.20·0,30
0,80·0,90
; 0.30·0.40
0,90·1,00
más de 0,40
112 Introducción a la antropología general Los orígenes de las variaciones raciales 113

ñan un papel tan importante como el del flujo de genes. Además, cada OISTRIBUCION DE LA
dina debe ser tratada por separado y puede tener su propia explicación MALARIA DE P. FALCIPARUM ,..
1 N EL VIEJO MUNDO
diferente de las demás.

Los grupos sanguíneos y la raza

La distribución de la mayor parte de los alelos entrecorta las divisiones


raciales tradicionales. A este respecto son del máximo interés los alelos que
controlan las reacciones inmunoquímicas de la sangre . En un tiempo se
pensó que estos alelos eran la mejor fuente posible para una clasificación
genética de las razas. A diferencia de caracteres tales como el color de la
piel o la forma del cabello, el mecanismo genético preciso para la herencia
de los grupos sanguíneos se conoce bien, y en todo el mundo se han realiza-
do millares de estudios controlados sobre grupos sanguíneos. La serie mejor
conocida es el sistema ABO, que se basa en tres alelos, A, B y O, en un
mismo locus. Todos los seres humanos tienen un genotipo que los coloca
en el fe notipo del grupo sanguíneo A, B, AB o en el de O. (Pasaremos
por alto la complejidad de los subtipos que en cualquier caso hacen toda-
vía más irregular la distribución. ) La relación entre alelos y fenotipos es la
siguiente:

Fenotipo del grupo


Genotipó
sanguíneo
OISTRIBUCION DEL
CARACTER DE LA ANEMIA
00 o DE CELULAS FALCIFORMES

AO A
AA A
BO B
BB B
AB AB

El alelo O tiene la distribución más extensa, estando presente en todos


los continentes y entrecortando todas las divisiones raciales (véase mapas
pp. 110-111). Aparece con una frecuencia del 70-80 por 100 en Escocia,
Africa central, Siberia y Australia. Análogamente, el tipo A hace también
caso omiso de las fronteras raciales tradicionales. Africa, India, la China
septentrional y meridional tienen frecuencias del 10-20 por 100, mientras Frecuencia
que Japón, Escocia y gran parte de la Australia aborigen entran en el grupo

ii
<0.01 60
del 20-29 por 100 . Los asiáticos tienen frecuencias del tipo B que oscilan 0.01-0.os
entre el 10 y el .30 por 100; sin embargo, los americanos nativos cuyos 0,05·0,20
antepasados eran asiáticos oscilan entre O y 5 por 100, frecuencia que com- > 0.20
114 Introducción a la antropología general Los orígenes de las variaciones raciales 115

parten con los aborígenes australianos. El Africa occidental y la Europa Otro polimorfismo interesante es la capacidad de degustar la sustancia
oriental tienen frecuencias del tipo B que oscilan, aproximadan1ente entre1 amarga llamada feniltiocarbamida o PTC. Los degustadores tienen el alelo
el 15 y el 20 por 100. Distribuciones similares, que tampoco se ajustan a doniinante T 1nientras que los no degustadores son ho1noc1gotos para el
las divisiones raciales, son características de otros siste1nas sanguíneos con10 alelo recesivo t. La frecuencia de t oscila entre un 60 por 100 entre .los
MNS y Rh (cf. Hulse, 1973; Kelso, 1974), aunque se puede obtener indios y un 10 por 100 entre los americanos nativo~. Una posibl~ expl~e,a­
cierto grado de e1npareja1níento utilizando la técnica deno1ninada análisis ción puede estar en el hecho de que el boe10, producido por una disfunc10n
multivariado (Cavalli-Sforza y Edwards, 1965; Stern, 1973: 319). de la glándula tiroides, es más frecuente entre .los no degustadores que
entre los degustadores. El PTC se asemeja quín11camente a c:ertas sustan-
1
cias que inhiben la función del tiroides. De ahí que la capacidad para de-
La explicación de Jos polimorfismos humanos gustar el PTC co1no sustancia a1narga pueda estar relac1~nada con la
capacidad para detectar algunos ali1nentos que afectan negauvan1ente a la
Se esti1na que hasta un 30 por 100 de todos los loci tienen uno o más función del tiroides (Cavalli-Sforza y Bodmer, 1971: 215).
alelos. Las variaciones resultantes en los genotipos y fenotipos se deno1ni- La deficiencia de lactasa constituye tatnbién otro polünorf~smo. La. ca-
nan polin1orfísn1os. Las ideas tradicionales sobre la raza contribuyen tnuy pacidad de digerir leche depende de la capacidad de producir b enzuna
poco a la con1prensión de por qué se producen estos poliinorfis1nos y por denominada lactasa que descompone la comple¡a lactosa del azucar de la
qué se distribuyen de una fonna desigual de una población a otra. Por leche en azúcares niás simples. La n1ayor parte de los n1an1íferos adultos,
cjen1plo 1 se dispone de cle1nentos de juicio que indican que la serie ABO incluida la mayoría de Hamo sapiens, pierd.e esta capacidad al alcanzar la
se encuentra relacionada con diferentes resistencias a cnfern1edades capaces pubertad o la madurez, y sufre graves ind1g~st1ones cu~ndo in.g1ere gran
de afectar al éxito reproductor, co1no la viruela, la peste bubónica y el cantidad de leche sin fermentar. Cabe presu1n1r que esta incapac1.da~ ~osee
envencnan1iento de alín1entos por bacterias tóxicas. ('l'ainbién hay cone- valor de adaptación, puesto que impide la con1petencía entre .1nd1v1duos
xiones con la úlcera de duodeno y el cáncer de cstón1ago, pero estas cnfer- maduros y niños por la leche 1naterna. Sin e1nbar?o en poblaciones ~uya
1

1nedades se producen den1asiado tarde en la vida con10 para afectar al éxito subsistencia depende de la ingestión de gran cantidad .de leche de ongen
reproductor.) Por ello, la explicación del polin1orfisn10 del tipo sanguíneo aniinal se da una 1nayor incidencia del alelo que pet1nlte a los adultos se-
tal vez deba buscarse 1nás en la historia de las exposiciones transitorias de guir p;oduciendo lactasa. Se cree que la Ílnportancia. de los productos l?c-
diferentes poblaciones a diferentes enfern1edades que en Ja esencia duradera teos y el consun10 de leche entre las antiguas poblaciones eu~·opeas explica
de una estirpe racial. el hecho de que un alto ·porcentaje de personas de ascendencia europea sea
Uno de los casos más interesantes de politnorfismo es el alelo respon- suficiente en lactasa (Harrison, 1955).
sable de la enfermedad que se conoce por el nombre de anemia de células
falciformes. Los glóbulos rojos de las personas aquejadas de este defecto
congénito tienen forn1a de hoz en vez de ser redondas y no pueden trans- Antigüedad de las razas. actuales
portar las cantidades norinales de oxígeno. Un individuo es víctin1a de este
defecto, potcncialinente letal, sólo cuando an1bos padres son portadores del Antaño los científicos creían que las razas que venias en l~, actualidad
alelo de la falcemia. Los individuos que han heredado el alelo de uno de existieron en el pasado. Esta idea se puede ren1ontar a los btolog?s pre-
los p~dres sólo 1nuestran sínto1nas benignos. El alelo de la falcen1ia se dar\vinianos) quienes pensaban que las cspecie.s no estab~~1 relacrona?as
observó por prin1era vez entre africanos y a1nericanos de ascendencia afri- entre sí y que cada especie tenía su naturaleza inmutable ~i¡ada por Dios.
cana. Sus frecuencias 1nás altas, alrededor del 20 por 100, acaecen en el Aunque ningún antropólogo propone que los ta~o~es racial.es sean abso-
Africa central, pero se descubrió que tan1bién estaba presente en Grecia, lutainente inmutables, sin embargo 1 algunos contlnuan. aduciendo que las
Turquía, Ye1nen 1 India y Birinania. En cada uno de estos países el alelo de principales razas de la humanidad existían ya hace cientos de 1111les de
la falccn1ia aparece con niás frecuencia en zonas de 1nalaria endén1ica años (Coon, 1962: 658).
(véase mapas p. 113). Se descubrió que individuos que presentan el alelo El principal defecto de este punto de vista es que nuestro concepw
deletéreo en su fonna heterocigota n1uestran un alto grado de resistencia a de raza moderna se basa principaln1ente en caracteres externos y superfi~1a­
esta enfern1edad. En áreas de inalaría endén1íca, el alelo en forrna hetero- les tales como el color de la piel, forma del cabello, color de los OJO'.,
cigota protege a 1nás individuos contra la 1nuerte provocada por esta enfer- etcétera. Estos no dejan huellas en los cráneos y huesos fósiles que co~stl­
1nedad que los que n1ata en su fonna homocigota con10 consecuencia de la tuyen la única fuente de nuestro conocimiento ~obre ~l Ho:no sap!e1:s
anetnia. Así 1 parece probable que la selección natural sea responsable de la arcaico. Por tanto, nadie sabe qué gan1a total de diferencias rac~ales ex1st1a
distribución de tal carácter. hace 50.000 años. Las iinágenes n1odernas de los caracteres raciales no de-
116 Intro<lucción a la antropología general Los orígenes de las variaciones raciales !17

ben proyectarse sobre nuesttos antepasados ren1otos. Probable1nentei la Se han estudiado las distribuciones de algunos de los caracteres racia-
n1ayor patte de nuestros antepasados no fueron ni negros, ni blancos, ni les 1nás in1portantes en busca de las claves ~e su posible significación ad~p­
asiátícos, ni nada que nos resulte fan1ilíar. tativa. 1-Iasta ahora los resultados han siclo poco concluyentes. \lanas
El concepto de raza con10 subespecie capaz de durar n1ilenios incalcu- estudios interesantes han relacionado las diferencias raciales con la te1nps:-
lables se ve de nuevo contradicho si se consideran las causas del poli111orfis- ratura la hu1nedad y otros factores clin1atológicos. l)or ejen1plo) la nariz
n10 aniinal. Con10 acaba1nos de ver, los nlisn1os procesos que rigen la evo- larga ~ estrecha de los europeos pudo tener su origen en la necesidad He
lución biológica en general probablcn1ente intervienen en el cstablecin1iento
de algunas de las frecuencias génicas de las que dependen las distinciones
raciales hu1nanas. En los grupos aislados parcial o ten1poral111ente, los re-
pertorios genéticos están sujetos a presiones selectivas locales. La frecucn- ..

G
cia de los genes adaptativos au111enta en tanto que disn1ínuye la de los ina-
daptativos. l)or consiguiente) cuando se eli111inan las barreras reproducti-
vas y se incten1enta el flujo de genes, puede que las frecuencias de los
alelos adaptativos no can1bien en absoluto. Por ejen1plo) supongnn1os que
un grupo con baja frecuencia de células falciforn1es se desplaza hacia un . "'
Volumen "" 65 pies cúbicos L......:
área de n1alaria endén1ica en la que viven individuos con una alta frecuencia Area superficial '·"' 79 pies cuadrados
de alelos portadores de la falcen1ia. Después ele varias generaciones (predeci- Volumen ""' 67 pies cúbícos
Area superficial := 96 pies cuadrados
bles por ecuaciones genéticas) la frecuencia de las células falcíforn1es au1nen-
tará entre los in1nigrantcs y tras un tien1po relativan1ente corto) los nativos
y los innügrantes no se distinguirán en cuanto al carácter de la falcen1ia.
Sin en1bargo, en otros aspectos pueden continuar difiriendo de fonna bas-
tante considerable.
Así, un «paquete» de diferencias raciales que es sun1an1ente adaptativo
no se puede utilizar co1no prueba de continuidad filogenética. Este hecho
suscita serias dudas sobre la antigüedad de las·principales razas, puesto que
es posible que varios de los diagnósticos convencionales de la filiación
racial fueran biológican1cnte adaptativos en un pasado no 111uy lejano. Nilóflco
Esquimal
Una distorsión todavía tnás rápida de las relaciones filogenéticas se
producirá si intervienen fuerzas culturales aden1ás de naturales en favor de
un genotipo y en contra de otro. La selección cultural puede entrar en la esfera y el cilindro tienen volúmenes idénticos, peto el cilindro tiene un ?rea superfici.al mayor;
juego en forn1a de un trata1niento diferencial de los recién nacidos o de Por tanto, irradia el calor de forma más eficaz qu~ la. esfera. la cornplex1on del esquimal esta
adaptada para conservar el ca_IOr', la del nilótico para Irradiarlo.
los con1pafi.cros sexuales potencial~s sobre la base de algún carácter que
puede estar vinculado, directa o indirecta111ente, a consecuencias biológicas
adaptativas. \
A n1oclo de ejen1plo hipotético, supongan1os que los pliegues epicánticos '
confieren una ventaja adaptativa a los pueblos que viven y cazan bajo

o
la luz deslu1nbrante de las nieves árticas. 1~1 rnayor éxito del cazador con
gruesos párpados recibiría gradualrnente reconocüniento en fonna de una
tendencia estética favorable a los individuos con el carácter epicántico.
Coino el infanticidio fue probable1nente uno de los inedias n1ás in1portan-
tes de control demográfico durante la prehistoria (véase p. 217), este
prejuicio estético pudo influir en la decisión de no criar un determinado / \ ~1---1
nifi.o. Si este tipo de selección cultural se agrega al n1ayor índice de niorta-
lidad de los cazadores que carecían del pliegue epicántieo, el resultado l
sería un cambio muy rápido en las frecuencias génicas) ya que las pobla-
ciones hu1nanas arcaicas eran niuy pequeñas. FIG. 6.1.-Dispersión del calor y fonva del cuerpo.
'-.,.,.,.,

118 Introducción a la antropología general Los orígenes de las variaciones raciales 119

calentar el aire, sun1amente frío y húrnedo, a la te1nperatura corporal antes raquitísmo 1 abunda en las dietas ricas en pescado, 111antequilla y carne. I\1as
de que alcanzase los pulmones. La figura generalmente rechoncha de los como los pobres suelen consunür menos de estos alin1entos que los ricos 1
esquin1ales puede considerarse co1no otro tipo de adaptación al frío, ya que y con10 el reparto de la riqueza en Gran Bretaña y Estados Unidos tiende
una forn1a esférica presenta un máxirno de n1asa corporal y un 1nínüno de a estar correlacionado con el color de la piel, no poden1os sabet hasta qpé
superficie corporal, relacionando la 111áxima producción de calor con su punto se debe la incidencia del raquitis1110 a diferencias genéticas o_· a
máxima conservación (es decir, cuanto 1nayor es la bio1nasa, más calor se diferencias dietéticas. I)ara con1plicar aún n1ás el cuadro) la exposición
genera; cuanto 1nás pequefia el área de superficie tnenos calor se pierde). a la luz solar fluctúa con la moda, la profesión y el ocio disponible. Casos
Por el contrario, una forn1a corporal alta y delgada conjuga un n1ínüno de de raquitís1no tatnbién se dan en los trópicos, entre poblaciones de piel
inasa corporal con un máxin10 de superficie corporal, lo que origina una oscura. La dosificación de radiaciones ultravioletas en los hospitales ha
pérdida de calor máxima (fig. 6.1). Esto puede explicar las características· sido eficaz en la cura de enfern1os raquíticos de piel oscura sin ninguna
de los altos y delgados africanos nilóticos que viven en regiones de calor intervención dietética. Por últin10, tan1poco es cierto que los africanos ten-
seco e intenso. Finalinente, algunos antropólogos físicos explican las espira- gan índices n1ás bajos de cáncer de piel por unidad de radiación ultravioleta
les estrechamente arrolladas deno1ninadas granos de piinienta, halladas en comparación con los blancos (Kendall, 1972; Dent y otros, 1973).
entre los pueblos nativos de Sudáfrica) como adaptaciones para la disper- Sin einbargo, pruebas controladas han 1nostrado clara1nente que la piel
s1on del calor. Dejando espacios vacíos en la cabeza, el grano de pünienta oscura supone una desventaja, al n1enos, en un aspecto Ílnportante para
«facilita la pérdida de calor a una temperatura alta» (Coon, 1965: 112). las poblaciones que viven en los trópicos. Bajo el sol del inedíodía, la piel
negra absorbe un 15 por 100 más de calor que la piel blanca quemada
por el sol, lo que hace que los negros sean inás propensos a la insolación
El caso del color de la piel que los europeos (Baker, 1958).
Aún caben otras objeciones contra las explicaciones de las diferencias
La teoría de que la distribución geográfica de los genes del color de en el color de la piel basadas en la selección natural. Por ejcn1plo, se
la piel tuvo su origen en procesos adaptativos es una de las sugerencias ha señalado que los asiáticos y los an1erindios tienen nlás o n1enos la 1nisn1a
más agudas de este tipo. I-Iasta cierto punto, las pieles más oscuras se pign1entación de pálida a inorena vivan en una región ártica, desértica,
correlacionan con latitudes subtropicales y tropicales. La base para estas ten1plada o tropical. Frente a esta objeción, se ha propuesto que los asiá-
distribuciones geográficas puede Ílnplicar una relación entte el color de ticos, an1erindios y esquin1ales no están pigmentados con10 debieran por-
la piel y el componente ultravioleta de la radiación solar. El color oscuro que han e1nigrado de1nasiado recientemente co1no para que la selección hu-
de la piel es provocado por la presencia del pigmento denominado mela- biera podido operar.
nina. Cuando la piel está fuerte1nente pigtnentada es resistente a la penetra- L. L. Cavalli-Sforza (1972) ha sugerido una hipótesis ingeniosa para re-
ción de la radiación ultravioleta. Esta radiación puede ser, según la dosis en conciliar estas anon1alías con la teoría de la selección de la vita1nina D. Tal
que se reciba, útil o perjudicial. Sin una inínin1a exposición a la radiación vez el desarrollo de la piel blanca fue un subproducto de la difusión de la
ultravioleta, el cuerpo hun1ano no puede sintetizar la horn1ona calciferol
agricultura hacia el norte de Europa. Mientras las poblaciones que vivían
(vitamina D,). La carencia de ésta inhibe la absorción del calcio, lo que
en las latitudes de Europa con inviernos largos y nebulosos y días cortos
produce a su vez la enfermedad del raquitis;no, que itnpide el crecin1iento
de los huesos (T. C. B. S., 1973). Durante los largos y nebulosos inviernos n1antuvíeron un estilo de vida basado en la caza y la recolección, el color
curopeos 1 sólo la reducción de los efectos filtradores de la inelanina per1nite de su piel pudo pern1anecer relativa1nente oscuro, ya que obtenían su vi-
obtener un nivel adecuado y beneficioso de radiación ultravioleta; a eso se tanüna D de fuentes dietéticas. Así 1 los esquin1ales, que consun1en grandes
deben las 1nejíllas sonrosadas de los europeos nórdicos. Por otra parte, cantidades de pescado crudo y n1an1íferos n1arinos, tienen poca necesidad
una sobredosis de radiación solar puede perjudicar a las glándulas sudo- de radiación solar y el color de su piel puede permanecer relativa1nente
ríparas o provocar el desarrollo del cáncer de piel (Blum, 1964; Bakos y oscuro. Sin e1nbargo 1 hace unos 10.000 años, pueblos agrícolas y pastores
Macmdlan, 1973); esto explicaría la dosis extra de melanina entre los emigraron desde el Oriente Medio hacia el norte y el oeste de Europa
africanos, adquirida co1no consecuencia de la protección que proporciona (Menozzi, Piazza y Cavalli-Sforza, 1978). La dieta de estos inmigrantes era
contra los rayos directos del sol tropical. relativa111ente pobre en caza y pescado, y por consiguiente tan1bién en vi-
Por desgracia, la base fáctica en que se apoya esta teoría resulta difícil tainina D. Esta teoría encaja bien con la explicación de la baja incidencia
de interpretar. Los an1ericanos de ascendencia africana y los ciudadanos de la insuficiencia de lactasa entre los europeos, lo que sugiere que hubo
británicos de procedencia hindú o paquistaní n1uestran de hecho índices una intensa selección en Europa en favor de adultos capaces de digerir la
de raquitis1no n1ás altos que los blancos. La vitan1ina D que contrarresta el
1
leche, una excelente fuente de vítan1ína D. Un corolario fascinante de esta
120
Introducción a la antropología genera! Los orígenes de las variaciones raciales 121
explicación es que sitúa el origen del color pálido d 1 . 1
más allá del 10.000 B.P. ' e a pie europea en no razas. Con su iinplícación de subespecie a punto de bifurcarse para forn1ar
una especie nueva, el térn1ino de raza no es, estríctan1ente hablando, una
1
. 1~ lb
1
vcl
Ja explicación de las distribuciones anómalas del color de la
pie , .e, a Juscarse .en Josefectos de la selección cultural en vez d 1
designación taxonó1nican1ente adecuada para cualquier población hun1ana
conten1poránea.
~~1~ecc1~n, n~tural. S1gu1c~1?0 la línea de conjetura usad11 en el caso d~l c1~lie~ Los conceptos 1nodernos de población y ptocesos genéticos no se plje~
~íal ~~~f~n/1~~~;1sli~i::1~~~c;~~- ~~~1~ural en. fadvot de una ~)ig1nentación difefren- den reconciliar con la división tradicional de la especie en tres o cuatro
t bJ . ,1 l ' especie e «resonancia» cultural Si se cs- grandes razas. Desde el punto de vista tradicional, estas razas eran arqueti-
·a cc10 cu tura inentc una prcfetencia ]Jor el e 1 . , . . ,
de 1 .el , . f1 . , o o1 i11as oscuto o in as claro pos cuya esencia se n1anifestaba en individuos de «pura sangre» y cuyo
en ~f:~e;t~:t~o11~~0 Lll~J1ª.
_,.. .
e? u1_1~ l1:epro1 ducc1f'ón y supervivencia diferenciales
111 ant1c1c JO) a en ·er111edad1 el aparea111ient r 1-
carácter distintivo eta tan antiguo con10 la especie. Sin en1bargo, en cuanto
poblaciones, grupos co1no los europeos, los asiáticos orientales y los africa-
gueua gue nada tienen que ver con la radiac·, , 1 . U · ?) a
este proceso de selección cultut 1 . d / 10~1 so al. na ve_z 1n1c1ado, nos no poseen tales atributos. En prin1er lugar, no existe individuo que se
If
posi ti?ª que produciría pareen t~ jc~e1de1 ei~1~ti ~~esct~e~~~osrctrobf 1n1cn tación pueda considerar un «pura sangre» n1ás representativo de una población
que otros de «sangre niezclada1>. Para tener alguna validez científica, la
supcn.ores a los que la s:Iección natural, por sí sola, hub~era a~~i~~n~~¿1 caracterización de una población debe aludir a frecuencias génicas, y los
1 Dicho de lotro 111odo, s1 algunas poblaciones adoptaron el patrón ;stétic~ individuos no tienen frecuencias génicas. Segundo, los tradicionales taxones
«o negro es :er1noso» y otras el de· «lo blanco es hern1oso» 'r si or r raciales no se pueden reconciliar con la existencia de clínas genéticas aso-
nes. que no tienen relación alguna con el color de la p· Í ) bp _azo- ciadas a frecuencias génicas intern1edias o de transición, características de
tuv1eran éxito en la . . , ¡ . , . ' ie , an1 os tipos
brían suroido orand-1e~:fc.ucc1.on, en un espacio de tien1po brevísin10 ha- poblaciones que constituyen la n1ítad de los efectivos <len1ográficos en el
(1973) l n n 'd es 1 erencrns en el color de la piel. Frederick Hulse mundo. No hay justificación alguna para considerar estas clínas co1no el
condicio1~:s sug~r1 o c~t~e la invención de la agricultura qui:.::á aportó las producto de una hibridación entre hipotéticas razas puras que existieron en
fonna dcspr¿~or~~1~~~~t1ero1~ a alg~nas /p?blaciones pequefias contribuir de el pasado. En vez de ello, las clinas indican la existencia de frecuencias
Mundo Así .., '¡a a dos poo.s gen1cos de los continentes del Viejo génicas constante1nente ca1nbiantes que son resultado de la selección natu-
. ' ,.un en e caso e que no se c d . l ral, el flujo de genes, la mutación y la deriva de genes. Por último, las
al color de la piel 1 .· . l once a venta Ja ac aptativa alguna
la actualidad tal ,: . as p11nc1pa es razas ~~! n1undo, tal con10 se conocen en divisiones raciales tradicionales se basan en un «paquete1> de caracteres
A ' ez no tengan una ant1guedad supetior a Jos 1o 000 - que no varían coordinadan1ente con las frecuencias génicas de otros genes,
. unque todas las proposiciones concernientes a los procesos. selec~~~~~; tales como los implicados en los grupos sanguíneos ABO. Estas distribu-
~:~~:~~1s1:bl~~sfbn!~:dca~·acteres \acialesdson especulativas, en conjunto des~ ciones no coincidentes con las divisiones raciales tradicionales son predeci-
)oblacio1 . . . d eHque a gu:10 e nosotros conozca real1nente qué bles según la ley de la distribución independiente de MendeJ.
l ' ies a1ca1cas e anta sapiens 1 a . d , Dejando a un lado el concepto tradicional de raza, los antropólogos
tipos individ l y .. . . i n apoi ta o n1as a nuestros geno-
ua es. esto sin contar con las an1b· .. d d ~ 1/ . físicos pueden situar el. estudio de los p0Ii111orfisn1os humanos sobre una
que son especíaln1ente cal'acterísticas de todas 1 ' ibglue. a es ge1:ea ogrcas sólida base genética y evolutiva. Los grupos sanguíneos ABO, la anen1ía de
Nuevo Mundo con1 . . . . as po ac1ones recientes del
raciales ,· d o consecuencia de niov11111entos n1igratorios y niezclas células falciformes y la capacidad de degustar el PTC constituyen ejemplos
s n prece entes. de polimorfis1nos cuyos mecanismos genéticos son bien con1prendidos. La
Concluiré este capítulo sin exan1inar Ja cuestión de 1 . 1 ., continuación de la investigación en este ca1npo permitirá con el tien1po
raza conduct · t l. · a ie ac1on entre
' ,d, , a, In e 1genc1a Y otros fenón1enos culturales Esta di'scus 1·0- 11 explicar la distribución de los alelos responsables de estos caracteres en
ten ra n1uc110 111' ··d · '
causas de 1 d'fas_ se1:u o una \~ez que hayan1os intentado con1prender las terminas de selección natural y en relación con factores médicos y nutri-
. . 1 as l e1elnc1a,s y sen1,e1anzas culturales en su adecuado contexto tivos. La implicación de tales factores en la explicación de niuchos poli-
espacia y tcn1pora (vease capitulo 26).
morfismos pone en tela de juicio el punto de vista de que la humanidad
sie1npre se ha dividido en un pequeño nú1nero de grupos raciales. La selec-
Resuinen ción puede rápida1nente alterar la frecuencia de un alelo en una dirección
convetgente entre poblaciones que han estado genéticamente aisladas, o en
direcciones divergentes en poblaciones que tienen altas tasas de flujo de
genes. En los intentos de enjuiciat la antigüedad de las divisiones raciales
tradicionales hay que tener en cuenta también la selección cultural. Queda
por ver el grado en que rasgos co1110 la estatura, la for1na del cabello y la
122
Introducci6n a la antropología general Capítulo 7
nariz, y el pliegue epicántico pueden ser explic d .
v~s .. ~as fuer~as clin1áticas han sido considerada~ ~~n;~rp~~fbkssofu~~apta~1- LA NATURALEZA DE LA CULTURA
p1es1on. selectiva para estos caracteres. Un con1ple'o con' t d . tes e
adap.tatlvos en los que iiitervíenen la n1eJanina la i'.adiaci¿~n º1 _e pro;esos
de piel y la deficiencia de vitamina D han sido' implicados es~ ai' el clanc;r
entre piel pálida y hábitats nórdicos. n a corre ac1on

En este capítulo sentamos las bases para el estudio de la evolución cultural


y de las diferencias y semejanzas culturales. Examinaremos ciertos rasgos
generales de las culturas humanas, y describiremos una estrategia para
el estudio de estas diferencias y semejanzas.

Definiciones de cultura

Como hemos vistoi la cultura alude al cuerpo de tradiciones socialmente


adquiridas que aparecen en forma rudimentaria entre los mamíferos espe- 1

cialmente entre los primates. Cuando los antropólogos hablan de una cul-
tura hun1ana notmalmente se refieren al estilo de vida total, socialmente
adquirido, de un grupo de personas, que incluye los modos pautados y
recurrentes de pensar, sentir y actuar.
Al definir la cultura como consistente en pautas de actuar (conducta) y
de pensar y sentir, sigo el precedente sentado por Sir Edward Burnett
Tylor, fundador de la antropología académica y autor del primer libro de
texto de antropología general.

La cultura ... en su sentido etnográfico amplio, es ese todo complejo que com-
prende conocimientos, creencias, arte, moral, derecho, costumbres y cualesquie-
ra otras capacidades y hábitos adquiridos por el hombre en tanto miembro de
la sociedad. La condición de la cultura en las diversas sociedades de la humani-
dad, en la medida en que puede ser investigada según principios generales, cons-
tituye un tema apto para el estudio de las leyes del pensamiento y la acción
humanos (1871: 1).
123
124
Introducción a la antropología, general La naturaleza de la cultura 125

Al?unos antropólogos, en1pcro, restringen el significado de «cultura» lAl enculturación se basai principaltnente) en el control que la generación de
exclus.1van1cnte a las reglas n1entales para actuar y hablar con1partidas por 1nás edad ejerce sobre los 1nedios de prenüar y castigar a los niños. Cada
l?s nuen1bros de ~na deter1ninada sociedad. Estünan que estas reglas cons- generación es progra1nada no sólo para replicar la conducta de la genera-
tituyen una especie de gra1nática de la conducta y consideran las acciones éión anterior, sino ta1nbién para pren1iar la conducta que se conforrna a
con10 fenón1enos de índole «social» n1ás que «cultural». Esta es la distinción las pautas de su propia expei-iencia de enculturación y castigar) o al n1e1\us
que a!guno~ antropólogos tratan de establecer cuando diferencian la antro- no premiai-i la conducta que se desvía de éstas. .
pologrn social de la cultural (W. Goodenough, 1970). Ninguna confusión El concepto de enculturación (pese a sus lin1itaciones) que anahzare1nos
~e ?env~ de la definición ~1ás inclusiva) síe1npre que se tenga cuidado en 1nás adelante) ocupa una posición central en el punto de vista distintivo
indica:~ s1 se habla de las ideas culturaln1ente deten11inadas pertenecientes de la antropología 1noderna. L_~ __incon1prensión del papel que dese1npeña
a la vid~ n1ental de la gente, de las activídades culturalinente detern1inadas en el tnantenin1iento de las Palitas de conducta y pensa1niento de cada
que realizan con sus cuerpos, o de an1bas cosas. grupo füiú:i.a · el núcleo del fenó1neno que lla111an1os etnocentris1110. El
Otro tipo de distínción entre «social» y «cultural» es ta111bién bastante CTiibcentris1no es la creencia de que nuestras propias pautas de conducta
frecuent~. Algunos so~iólogos y antropólogos en1plean el térn1ino «social» son sien1pre nafli.i31Cs)...buena·s;- Ji¿·~1nosas o in1portantes 1 y que los extra~os)
para d~s1g~a.r la rcl~c1ón entre los distíntos grup?.s,_de una sacie.dad. Para por el hecho de actuar de inanera diferente 1 viven según patrones salvajes,
estos .c1entificos sociales, la «~ultura» se refiere, a los estilos de Vida- de inhu1nanos, repugnantes o irracionales. Las personas intolerantes hacia las
los 1n1en1bros de una sociedad, :pero no a la estrúC'türa: g:"J_·üpal de· ésta. Con diferencias culturales) normaln1ente, ignoran el siguiente hecho. Si. hubie~
a;Teglo al uso que seg~írem?s en este libro) los grupos sociales y sus i·ela- ran sido enculturados en el seno de otro grupo 1 todos estos estilos de
c1ones n1utuas se. c.ons1dera1~an con10 aspectos de la cultura (1nental y con- vida supuestan1ente salvajes 1 ínhu111anos, repugnantes e irracionales serían
ductual). La fa.n11ha, por eJen1plo, es un grupo social que se ajusta a la ahora los suyos. El descn111ascara1niento de Ja falacia del etnocentris1no
cultura. de la vida do1néstica de una sociedad concreta, pero que tan1bién lleva a la tolerancia y curiosidad por las diferencias culturales. Una vez
la refle¡a.
co1nprendido el enonne poder que la enculturación ejerce sobre toda con-
.. ¿Cuál es entonces la definición de sociedad? El término sociedad sig- ducta hun1ana, ya no se puede despreciar racíonalinente a aquellos que han
nifica un grupo de personas que con1parten un hábitat co111ún y· que depen- sido enculturados según pautas y prácticas diferentes de las nuestras.
den unos de otros para su supervivencia y bienestar. Debido a Ja existencia Todos los antropólogos culturales son tolerantes y sienten curiosidad
de pautas r:strictívas de aparean1iento cultura1n1ente in1puestas, las socie- por las diferencias culturales. Algunos 1 no obstante, han ido 1nás lejos y
dades no s1en1pre fon:1an una única población reproductora aunque lo 1 adoptado el punto de vista conocido con10 relativ.isn10 cultural, con arreglo
noi-n:al. es que los lín11tes entre sociedades diferentes se definan por dis- ¿¡- cüal toda pauta cultural es, intrínsecan1ente tan digna de .res~e.to como
1
cont1nu1dadcs en el aparean1iento y una disn1inución en las tasas de flujo las de1nás. Aunque el relativisn10 cultural es una n1anera c1ent1f1ca1nente
de .genes. No hay reglas rígidas para identificar los lfn1ites exactos de las aceptable de referirse a las diferencias culturales, no constituye la _única
sociedades o subsociedades o de sus correspondientes culturas y subcultu- actitud cíentífican1ente ad1nisible. Co1no todo el inundo, los antropologos
ras: Con todo, rara vez es necesario definir los lín1itcs exactos de alguna ta1nbién se forn1an juiciós éticos sobre el valor de las diferentes clases de
soc1e?ad Y cul~ura p~ra poder con1prender los procesos que explican las 'pautas culturales. No hay por qué considerar el canibali:'Jnoi la guerra, el
sen1e1anzas y d1ferenc1as culturales.
sacrificio hu1nano y la pobreza con10 logros culturales valiosos para llevar a
cabo un estudio objetivo de estos fenón1enos. Nada hay de .1nalo en trat.ar
de estudiar ciertas pautas culturales porque se desee can1b1arlas. La obJC-
Enculturación y relativismo cultural tividad científica no tiene su origen en la ausencia de prejuicios -todos
so1nos parciales.,----) sino en tenei- cuidado de no per1nitir que los propios
La cultura de una sociedad tiende a ser sin1ilar en n1uchos aspectos de prejuicios influyan en el resultado del proceso de investigación (cf. Jorgen-
una generación a otra. En parte 1 esta continuidad en los estilos de vida sen, 1971).
?e n1antiene gracias al proceso conocido co111o:)iíii:idturaci6n. La encultura-
ción es. una e~periencía de ~apr~.n?_í:aje parcíaf1nente consciente y parcial-
'.~1ente 1ncon~c1ente a través ~dé' la cual la generación de n1ás edad incita, Limitaciones del concepto de enculturación
mduce yobhga a la generación más joven a adoptar los modos de pensar
_._Y_ c?n1portarse tradicionales. Así, los niños chinos usan palillos en lugar de En las condiciones del mundo actual no se requiere ninguna sabiduría
tenedotes) hablan una lengua tonal y aborrecen la leche porque han sido especial para con1prender que la enculturación no puede explicar una parte
enculturados en la cultura china en vez de en la de los Estados Unidos. considerable de los estilos de vida de los grupos sociales existentes. Está
126 Introducción a la antropología general La naturaleza de la cultura 127

claro que la replicación de las pautas culturales de una generación a otra La difusión
nunca es completa. Las antiguas pautas no síempte se repiten con exactitud
en generaciones sucesivas, y continuamente se añaden pautas nuevas. En los Mientras que laf enculturación :hac_e _refe_re_ncía a .la _transmisión de
últimos tiempos, este fenómeno de innovación ha alcanzado tales propor- rasgos culturales por \;ía gCheracionál,\ l~ difusión '¡'desí~n~ la transn1isión ?e
ciones en las sociedades industriales que los adultos, programados como r~_~gos culturales de una cultura y sociedad a otra distinta. Este proceso
estaban para la continuidad intergeneraciona1) se han sentido alarmados. c~s taD. frecuente que cabe afírn1ar que la znayoría de los rasgos hallados en
El fenómeno en cuestión ha sido denominado «abismo generacional». Co1no cualquier sociedad se han originado en otra. Se puede decir, por ejen1plo,
explica Margaret Mead: que el gobierno, religión, derecho, dieta y lengua del pueblo ~e los Esrnd?s
lJnidos son «préstamos» difundidos desde otras culturas. Asi, la trad1cion
Hoy en día, en ninguna parte del mundo hay ancianos que sepan lo que los judeo-cristiana proviene del Oriente Medio, la de1nocracia parlan1entaria de
niños ya saben; no importa cuán remotas y sencillas sean las sociedades eñ E,uropa occidental, los cereales de nuestra dieta -arroz, trigo, maíz- de
las que vivan estos niños. En el pasado siempre había ancianos que sabían más civilizaciones antiguas y re1notas, y la lengua inglesa de una amalgama de
que cualquier niño en razón de su experiencia de maduración en el seno de un
sistema cultural. Hoy en día no los hay. No se trata sólo de que los padres ya diversas lenguas europeas.
no sean guías, sino de que ya no existen guías, los busquemos en nuestro pro· A principios de este siglo, la difusión era considerad~ por :nuchos an-
pio país o en el extranjero. No hay ancianos que sepan lo que saben las per- tropólogos corno la explicación más ünportante de las d1feren~ias y sem;-
sonas criadas en los últimos veinte años sobre el mundo en el que nacieron janzas culturales. Los persistentes efect~s de este pu:ito de vista todav1a
(Mead, 1970: 77-78). se pueden apreciar en intentos de expl1.car las seme1anzas entr~ gr~ndes
civilizaciones como consecuencia de derivar unas de otras: Polinesia de
Evidente1nente, la enculturación no puede explicar el «abismo genera- Perú o viceversa· las tierras bajas de Mesoarnérica de las altas; China de
cional»; más bien hay que suponer que ha habido una ruptura en el pro- Euro~a, o viceve¡·sa, etc. No obstante, en añ~s recientes) la difusión ha
ceso de enculturación y que un número cada vez mayor de adultos no perdido fuerza como principio explicativo. Nadie duda de que 0 en general,
ha sabido inducir con eficiencia a sus hijos a replicar sus propias pautas de cuanto más proxin1as están dos sociedades, tanto mayores s~ral! sus se~e­
pensamiento y conducta. Por tanto, la enculturacíón sólo puede explicar janzas culturales. Pero estas semejanzas no se pueden atr1bu1r, senc1lla-
la continuidad de la cultura, no su evolución. 111ente a una tendencia automática a la difusión de rasgos. Es probable
Incluso en lo que atañe a las pautas replicadas, los mecanismos de que s~cíedades próximas en el espacio ocupen ~1;-ibientes ~i~1ilares; de. ahí
enculturación se hallan sujetos a importanteS limitaciones. No se dispone que sus semejanzas puedan deberse a la adaptacion a cond.1c1ones parecidas
de elementos de juicio que respalden la idea de que toda pauta replicada (Harner, 1970). Existen, además, numerosos casos de so~iedades ~n estr:-
sea resultado de la programación de una generación por obra de otra. cho contacto durante cientos de años que mantienen estilos de vida rad1-
Muchas pautas replicadas son producto de la reacción de sucesivas gene- calniente diferentes. Por ejemplo, los incas del Perú tuvieron un gobierno
raciones ante condiciones de vida social parecidas. La programación reci- de tipo imperial, mientras que las vecinas sociedades de la selva carecían
bida puede incluso diferir de las pautas reales; es decir, la gente puede de cualquier forma de liderazgo centralizado. Otros casos son el de los
ser enculturada para con1portarse de cierta manera y verse obligada, a causa cazadores africanos del bosque Ituri y sus vecinos, los agricultores bantúes,
de factores situacionales o funcionales que escapan a su control, a compor- y en el suroeste de Norteamérica el de los sedentarios indios pueblo Y sus
tarse de otra. Ponga1nos un ejemplo trivial: la enculturación es responsa- vecinos los apaches, merodeadores nómadas. Además, aun cuando se acepte
ble de la replicación de las pautas de conducta asociadas a la conducción la difusión como explicación, todavía no se ha resuelto la pregunta de por
de un automóvil. Otra pauta replicada la constituyen los atascos de tráfi- qué el rasgo difundido tuvo su origen en el primer lugar. Finalmente, la
co. Es evidente que a los conductores no se les programa para provocar difusión no puede explicar muchos casos notable.s en los qu: ?entes 9u: se
embotellamientos, sino para circular con fluidez y eludir los obstáculos. Sin sabe nunca han tenido medio alguno de contacto inventaron utiles y tecn1ca.s
embargo, el resultado situacional de esta programación es un fenómeno bastante similares y desarrollaron formas de matrimonio y creencias reli-
cultural sumamente pautado. giosas notablemente parecidas. . .,
El fenómeno de la pobreza exige, como habrá ocasión de constatar, un En síntesis la difusión no es más satisfactoria que la enculturac1on
análisis similar. Muchos pobres se alojan en viviendas, alimentan, trabajan como explicación de rasgos culturales similares. s~ en la detern1ina~i/ón
y constituyen familias según pautas que replican la cultura de sus padres de la vida social humana sólo interviniesen la difusión y la e~cultu~ac,10~,
no porque se hayan enculturado según estas pautas, sino porque han sufri- lo lógico sería esperar que todas las culturas fueran y permanecieran 1dentl-
do los mismos condicionamientos políticos-econó1nicos (véase capítulo 20). cas; pero esto no es así.
128 Introducción a la antropología general 129
La naturaleza de la cultura

No hay que concluir, e1npero, que la difusión no desempeña papel las reglas referentes al vertido de bas.uras, a los niodos de realizar depósitos
alguno en la evolución sociocultural. La proxin1idad entre dos culturas a bancarios a la violación de la propiedad, etc.).
menudo influye en la dirección y el ritmo de los cambios, y moldea detalles Sin e~nbargo, la cultura hu1nana, con10 las rudünentaria~ ~ulturas de
específicos de la vida sociocultural, aunque tal vez no logre moldear los otros prín1ates) ta1nbién se co111pone de actividades y a~ontec1n11e~1t?s con~
rasgos generales de las dos culturas. Por eje111plo, la costun1bre de fumar ductuales. Algunos antropólogos- no creen que sea P?s1~1le dcscr1b1r est~s
tabaco se originó entre los pueblos nativos del he1nisferio occidental y actividades y aconteciinientos conductu~les ~un nac11111en~o, un. funer~l,
después de 1492 se difundió a los rincones más apartados del globo. Esto un matriinonio, una expedición de caza- sin conocer las 1ntenc1one~) .r..e-
no hubiera sucedido de haber permanecido América aislada de los demás glas y planes n1entales de los nativos que ton1a:1 parte en ellos. La pos1c1on
continentes. Sin c111bargo, el contacto, por sí solo, aporta una explicación adoptada en este libro es diferente. De la 1?11s1na r~anera, qu~ se puede~1
parcial, puesto que cientos de otros rasgos originarios de Atnética (conw describir las rudiinentarías culturas de los chunpances en tern11nos de acti-
vivir en tiendas de ca111paña o cazar con arco y flecha) no fueron asinüla- vidades tales como capturar tern1ítas u horn1ígas, tan1.bién se pue?e des-
dos ni siquiera por los colonos que se establecieron en la vecindad de los cribir el niundo de las actividades del ser hu1nano con 1ndependenc1a de la
pueblos nativos. vida n1ental que le acornpaña.

Aspectos mentales y conductuales de la cultura Aspectos emic y etic de la cultura

En los estudios sobre sociedades de prÍlnates sólo existe una n1anera La distinción entre elen1entos 1nentales y conductuales no da respuesta
de observar científica1nente la vida en grupo. Un priinatólogo no puede al interrogante de có1no describir adecuada1nente tanto los a~pectos nien-
interrogar a los 1nien1bros de las sociedades de priinates para que le den uiles y conductuales de la cultura con10 la cultura en su totalidad . ~l pro-
cuenta de lo que hacen y piensan. No hay forn1a alguna de preguntar a un bleina estriba en que los pensa1nientos y la conducta de los part1c1pantes
chin1pancé o a un babuíno cón10 obtiene su provisión de ali1nentos. Decirle pueden enfocarse desde dos perspectivas contrapuestas: desde la de los
a un n1acaco: «Lléva1ne a vuestro líder», no hará progresar la compren- propios participantes y desd~ l~l de los observadores. En a1nbos casos, las
sión de la estructura jerárquica de su sociedad, y cualquier intento de con- descripciones científicas y ob¡ettvas de los can1pos 111ental y conductua~ s?n
versar con un babuino acerca de por qué sus congéneres no comen tnás posibles. Pero en ·el prin1ero) los observadores e1nplean c?1:ceptos Y distin-
carne o con1parten su hierba unos con otros; o acerca de lo que experünen- ciones que son significativos y apropiados para los par~1c1pantes; Y en el
tan cuando ven a un extraño, llevaría a un n1onólogo inútil. Los científicos segundo, conceptos y distinciones significativos y apropiados para los ob~
que pretenden estudiar a los seres hu1nanos afrontan una perspectiva radi- servadores. El prin1ero de estos dos n)odos de estud1.ar la c~ltura se lla~~
caln1ente distinta. Hablando con Ja gente los antropólogos se enteran de un enúc y el segundo etic (véase capítulo 23 para ~a ~ttmologta ,d~ _est~s. te1-
vasto inundo interior de pensa1nientos y sentí1nientos. úiinos). La prueba de la adecuación de las descripciones Y. ~nalts1s e111t~ es
Este niundo interior existe en diferentes niveles de conciencia. Hay, en su correspondencia con Lina visión del inundo que los particrpant~s nat1:ios
priiner lugar, pautas 1nuy alejadas de la conciencia. Las reglas gran1aticales aceptan co1110 real, significativa o apropiada. Al llevar.ª. cabo la tn~,e~ttga­
son un ejen1plo de tales «estructuras profundas» (véase capítulo 2.3). En se- ción en el 1110 do eniic, los antropólogos tratan de adqu1r1r un conoc11n1~nto
gundo lugar, existen pautas n1ás próxilnas a la conciencia, que se pueden de las categorías y reglas necesarias para pensar y actuar como un na~1vo.
conocer fácil1nente planteando las preguntas adecuadas. Por ejemplo, se Intentan averiguar, por ejen1plo) qué regla subyace en el uso del m1sn10
puede obtener, preguntando a los infortnantes, reglas de conducta, valores término de parentesco para la madre fla hermana de la madre entre los
y «norn1as» para todos los acontecinüentos culturales. Cuando se le pide, bathonga; o cuándo es apropiado hu1n~llar a los huéspedes entre los
la gente puede forn1ular un código de conducta apropiada para actividades k\vakiutl; o cuándo se puede citar para salir a un muchacho o a una n1ucha-
con10 destetar bebés, cortejar a tnien1bros del sexo opuesto, elegir líderes, cha norteatnericanos. .
tratar enfer111edades, recibir a huéspedes, clasificar a parientes, rendir culto En cainbio, la prueba de la adecuación, de las ,<lescripciones _ .etzc es,
a Dios, etc. No obstante) hay veces en que estas reglas, proyectos y valores sené:illamente) su capacidad para generar te?r1as f~uct1feras ~esde un ~unto
no están for1nalízados o no son plenan1ente conscientes. Finaln1ente, exis- de vista científico sobre las causas de las diferencias y sen1e1anzas soc1?cu~­
ten reglas de conducta y enunciados de valores, proyectos, objetivos y aspi- 'tUralCs. En vez de en1plear conceptos que sean necesaria1nente reales, :1gn1-
raciones plena1nente conscientes, explícitos y forn1ales que pueden ser dis- ficativos y apropiados desde el pu.nto de vista del .nati..vo.1 el antrop?lo~o
cutí dos en el transcurso de conversaciones ordinarias, estar escritos en se sirve de categorías y reglas denvadas del lengua¡e fact1co de la .c1encrn
códigos de derecho o ser anunciados en reuniones públicas (por eje1nplo, que a menudo le resultarán poco fa1niliares al nativo. Los estudios etzc
130 Introducci.5n a la antropología general La naturaleza de la cultura 131

co1nportan con frecuencia la n1edición y yuxtaposición de actividades y positivos culturales de índole conductu~~ y 1nental l?ªrª. ;atisfac.er l~s nec:-
acontecí1nientos que los infot1nadores nativos encuentran inadecuados o sidades de la subsistencia, la rcproducc1on 1 la organ1zac101; ~el 1nte1can1b10
carentes de significado. Je bienes y trabajo, la vida en el seno .<le grupos ~lo111est1cos _? grande,s
l~l siguiente ejernplo, ton1ado de n1i propio trabajo de ca1npo, den1ues- coinunidades así con10 los aspectos creativos, expresivos, deportivos, este~
tra la í1nportancía de la diferencia entre el conocimiento de tÍl)O en1ic y el ticos n1orale~ e intelectuales de la vida hun1ana. Sin einbargo) no hay ac~er~
de tipo etic. F~n el distrito de 1,rivandru111 del estado de Kerala, en la Jo s~bre cuántas subdivisiones de estas categorías debi:n rec.ano~;rs~, ,nr
India n1eridional 1 1nantuve entrevistas con agricultores sobre las causas de sobre qué prioridad ha de otorgárseles a la hora, de l~ 111vcsttgac1on. lal
1nuerte de su ganado vacuno. 'fados los agricultores insistían en que nun- con1o fue fonnulado por (]ark \X'issler, el patron t:n1_versal se con:ipone
ca acortarían delibcradan:iente la vida de uno de sus anin1ales, en que nunca Jel lenguaje> los rasgos 1nateriales, el atte, los conoc1n11entos, la sociedad,
lo 1natarían ni lo dejarían n1orir de ha111bre, afirn1ando así la prohibición la propiedad, el gobierno y la guerra .. Geotge Pet.er Murd,ock y sus colabo-
hindü contra el sactifício del ganado vacuno. Sin c111bargo, entre los agri- radores organizaron los 1}.u111a11 Relatzons Area Files en tern11nos de 88 ca-
cultores Kerala la tasa de mortalidad de los terneros es casi el doble que tegorías básicas (Murdock y otros, 1961). Otros han opera~o, al menos.de
la de las crías de sexo contrario. l)e hecho 1 el nú1nero de he111bras de un nlodo in1p1ícito, solan1ente con un esquen1a bipartito: nucleo y supe1es-
0-1 años supera al de los 111achos del 1nisn10 grupo de edad en una propor- tmctura (cf. Steward, 1955).
ción de 100 a 6 7. Los 1nis1nos agricultores son plena111ente conscientes de
que los segundos tienen n1ás probabilidades de n1orír que las prin1eras,
pero atribuyeri la diferencia a la relativa «debilidad» de los niachos. «Los ¡... os co1n ponen t es etl·c l' co11d11ctuales del patrón universal
111achos -suelen decir- enfet111an 1nás a nlenudo.» c=uando les pregunté
cón10 explicaban esta propensión, algunos sugirieron que los 01achos con1Ían
111enos que las he1nbras. Finalinente, varios de ellos adn1itieron que esto se INFRAESTRUCTURA campamentos, casas, apartainentos
debía a que sólo se les pern1itía pern1aneccr unos pocos segundos junto u otros n1arcos do1nésticos.
a las ubres de la n1adre. A nadie, e1npero, se le ocurrió afir111ar que> dada AJodo de producci611. La tecnología Estructura fainiliar.
y las prácticas ~in~)lcadas para . , División do111éstica del trabajo.
la escasa de111anda de anii11alcs de tiro en Kcrala, se decide sacrificar a los incren1entar o lunitar la producc1on Socialización do1néstica, enculturación,
1nachos y criat a las he1nbras. J_,a perspectiva e111ic de la situación es que básica de subsistencia, en especial educación.
nadie, consciente o voluntarian1ente, acortaría la vida de un ternero. Una Ja producción de alimentos y otra.s . Edad y roles sexuales.
fonnas de energía, dadas las restncc10- Jerarquías de disciplina do1néstica,
y 111il veces oí decir que todas las crías, indcpcndienten1ente de su sexo,
ncs y oportunidades p~·ovocad~s por . , sanciones.
tenían «derecho a la vida». Pero Ja din1ensión etic de la situación es que una tecnología especifica que 1nteractua EcononlÍa política. La organización
la proporción de sexos del ganado -la tazón entre bueyes y vacas- se con un hábitat detern1inado. de la reproducción, producción
ajusta de un 111odo siste1nático a las necesidades de la ecología y la econo- Tecnología de subsistencia. 1

intercmnbio y consun10 dentro y entre


Helaciones tecno-ainbientales.
1nía locales 111ediante un «bovicidio» preferencial de los n1achos. Aunque Ecosisteinas.
bandas, poblados, jefaturas, estados
no se sacrifican los terneros indeseados) se los deja n1orír de ha1nbre con e iinperios.
Pautas de trabajo. Organización política,. facciones, clubs,
tnayor o n1enor rapidez. En otras regiones de la India, en donde predo1nínan 1Hodo de reproducción.- La tecnología asociaciones, corporaciones.
diferentes condiciones ecológicas y econón1icas, se practica un «bovicidio» y las prácticas e1npleadas para División del trabajo,
etic que afecta a las hen1bras en ve% de los 111achos 1 dando lugar en algunos incren1entar Ji1nitar y n1ai1tener Siste1na de i1npuestos, tributos. . ,
estados a una proporción de n1ás de 200 bueyes adultos por cada 100 vacas d tainafio d~ la población. Socialización política, enculturac1on,
J)en1ografía. educación.
(véase capítulo 22 para una discusión niás detenida sobre los aspectos en1ic Pautas de aparcan1íento. Clase, casta, jerarquías l:rbanas~ ;-urales.
y etic del ganado vacuno en la India). Fertilidad natalidad y n1ortalidad. Disciplina, control policial y 1nilttar.
Nutrición' infantil. Guerra.
Control 1nédico de pautas deinográficas.
El patrón universal Antíconccpción, aborto, infanticidio.
SUPERESTRUCTURA
Para poder comparar las culturas 1 el antropólogo tiene que recoger y ESTRUCTURA Superestructura conductual. Arte,
organizar los datos referentes a las n1ismas en relación con aspectos o partes música, danza, literatura, propaganda.
P,conontfa don1~s,tica. La or~~niza,ci.ón Rituales.
del todo sociocultural presentes en todas las culturas. La estructura de estas de la reproducc1on y producc1on bas1ca, Deportes, juegos, hobbíes.
partes recurrentes se deno1nina patrón universal. La tnayoría de los antro- intercaiubio y consu1110 dentro de Ciencia.
pólogos coincidirá en que todas las sociedades hun1anas han de tener dis"
132 Introducción a la antropología general La naturaleza de la cultura 133
En este libro se utilizará un patrón universal integrado por tres divisio~ radas. Ninguna estrategia puede reivindicar la posesión del n1onopolio
nes principales: infraestructura, estructura y superestructura (véase cua~ exclusivo de la verdad.
dro). La infraestructura se co1npone de las actividades etíc y conductuales
1nediante las cuales toda sociedad satisface los requisitos n1ínünos de la
subsistencia (1nodo de producción) y regula el crcciiniento de1nográfico La estrategia del materialismo .cultural *
(ntodo de reproducción). La estructura se halla constituida por las activida~
des econó111icas y políticas de tipo etic n1ediante las cuales toda sociedad Se ha indicado en el capftulo 1 que este libro sigue la estrategia de
se organiza en grupos que distribuyen, regulan e íntercan1bian bienes y investigación de tipo no1notético denon1inada n1aterialísn10 cultural. Co1no
trabajo. Se puede hablar de eco110111ías do111éstícas o eco110111ías políticas csta1nos a punto de iniciar nuestro análisis de la evolución de los sísten1as
con10 con1ponentes universales en el nivel estructural, según se centre el socioculturales, deben1os explicar los principios básicos de esta estrategia.
foco .de organización en los grupos don1ésticos o en las relaciones internas c:on10 su no1nbre sugiere, el 1naterialis1110 cultural se interesa por la bús·
y externas de la sociedad global. Cabe inferir, en tercer lugar, la existencia queda de f~ctores 1nateriales co1no causa de las diferencias y se1_i1ejanzas
universal de una conducta que co1nprende actividades creativas, expresivas, socioculturales. Estos factores 1nateriales no son otros que el con1unto de
estéticas, deportivas, religiosas e intelectuales. Estas forn1as de conducta, -(:01nponentes etic y conductuales del pa{rÓn universal, pero especíahnente
junto con todos los aspectos 1nentales y e112ic de la estructura e infraes- de la infraestructura etic y conductual. El principio teórico básico del
tructura conductuales, constituy.en la superestructura de una cultura. n1aterialis1no cultural es que los niodos etic y conductuales de producción
y reproducción detern1inan probabilísticcunente la estructura, la superes-
tructura y todos los con1ponentes entic y 1nentales de los sisten1as socíocul·
Estrategias alternativas de investigación turnles. E,ste es el principio del detenninisn10 infraestructttl'al (véase capí-
tulo 26 para un exaincn de la relación entre libertad individual y detern1i-
Los antropólogos no concuerdan sobre cuál es la mejor 1nanera de ex" nis1no cultural).
plicar la evolución de las culturas y la gran variedad de diferencias y sen1e· La in1portancia de un principio estratégico con10 el del deterniinisnio
janzas culturales. Coino en cualquier otra disciplina, siguen diversas estra· iu/raestructural es que proporciona un conjunto de prioridades y directrices
tegias de investigación, es decir) niodelos básicos o paradíginas integrados para la fonnulación y contrastnción de teorías e hipótesis sobre las causas
por principios que organizan y guían la recogida de datos y la for1nulación de los fenón1enos socioculturales. Los inaterialistas culturales conceden
de hipótesis y teorías (Kuhn, 1970; Lakatos, 1970; Clarke, 1972; Lauden, n1<Íxiina prioridad al esfuerzo de forn1ular y verificar teorías en las que
1977). Las principales alternativas se pueden clasificar en dos grupos: las las variables infraestructurales son los principales factores causales. No
estrategias ídiográ/icas y las no1notéticas. Las de tipo idiográfico son aque- quiete esto decir que las prioridades alternativas tengan poco que aportar,
llas que suponen que el azar y la espontaneidad hun1ana don1inan todos sino sünplen1entc que es nienos probable que proporcionen teorías non1oté-
los fenó1nenos hu1nanos y que, por ende, es inútil buscar un gran proyecto !icas verificables de alcance y coherencia con1parables. El n1aterialisn10 cul-
en la historia o relaciones repetitivas de causa y efecto para explicar las turnl no se opone al r}unto de vista de que los dc1nás con1ponentes del
diferencias y sen1ejanzas socioculturales. patrón universal (la estructura, la superestructura y los factores entic Y
Las estrategias non1otéticas parten, en can1bio, del supuesto de que incntales) influyen en la infraestructura conductual-etic. Sirnple1nente con·
existe un considerable grado de unífonnída<l y regularidad en los fenó1ne" cede prioridad al principio del detern1inisn10 infraestructura! para asegurar"
nos culturales. IIacen hincapié en los aspectos recurrentes de las experien- se de que no se io-nora la influencia que esta últin1a ejerce.
cias sociales y culturales del ho1nbre, más que en los de carácter singular Suponga111os, ;or eje1nplo 1 que quere1nos con1prender los ca1nbi~s que
e irrepetible. Sin e1nbargo, difieren an1plía1nente en cuanto al grado de se están produciendo en las relaciones entre los sexos en Estados Unidos Y
orden que esperan encontrar y en la in1portancía causal que otorgan a los en otras naciones industrializadas. Co1no todo el niundo sabe 1 las últin1as
distintos niveles y categorías del patrón universal. décadas han conocido un incren1ento en las relaciones sexuales pre1natri-
1noniales, en el nún1ero de parejas que viven juntas sin estar casadas y en
La existencia de estrategias alternativas de investigación es lógica y
el nún1ero de parejas casadas que no tienen hijos o sólo tienen uno. l)esde
natural en cualquier disciplina, con10 ta111bién lo es la necesidad de elegir
la perspectiva del inaterialís1no cultural 1 no basta con atribuir estos can1bios
entre ellas. De hecho, los filósofos de la ciencia han sugerido que ésta
a 1nodíficacíones en las ideas y valores en torno al sexo, el n1atrí1nonio y
sólo progresa con10 consecuencia de la cotnpetencia entre estrategias alter-
nativas de investígación. Ahora bien, la adopción de una estrategia concreta
·1< Los estudiantes interesados en una breve descripción de algunas de las princi"
no significa que las de1nás nada tengan que aportar y que puedan ser igno-
pales estrategias alternativas de investigación deben consultar las páginas 550-553.
134 Introducción a la antropología general
La naturaleza <le la cultura lJ)
la ta111ilia. E,i proble1na consiste en descubrir por qué han ca1nbiado estas
ideas y valores. tos de la enculturación en la vida hun1ana. Sin en1bargo, la enculturación
Co1110 vercn1os en el capítulo 25, donde se analiza por extenso este no puede explicar có1no y por qué can1bian las culturas. Por lo de111ás, no
problc1na 1 los actu<llcs ca1nbíos en los roles sexuales son interpretables todas las replicaciones culturales en diferentes generaciones son consect¿en-
con10 respuestas a factores infraestructurales con10 la transición de una cia de la enculturación. Algunas son producto de reacciones ante condicio-
econo1nía agrícola a otra industrial, el coste creciente de la crianza de los nes o situaciones siinilares. (
níños, la disn1inución de los costos de la anticoncepción y Ja necesidad En tanto que la cnculturación designa el proceso por el que la cultura
de dos sueldos por unidad do111éstica para n1antener los niveles de consu1110 se transn1ite de una generación a otra, la difusión se refiere al proceso por
de la clase n1edia. I~n cainbio) no es tan fácil invertir la dirección causal y el que la cultura se transn1ite de una sociedad a otra. La difusión, co1110 la
atribuir todos estos ca1nbios al deseo por parte de los jóvenes de ten<M· enculturación, no es auton1ática y adolece de grandes lünitacioncs con10
relaciones sexuales pren1atrin1oniales y unirse en 1natrin1onios de prueba. pxincipio explicativo. Dos sociedades vecinas pueden tener culturas 1nuy
1~ales pensan1íentos se han producido con10 innovaciones efí1neras en ge- sitnilares, pero ta1nbién n1uy dispares.
neraciones anteriores) pero no han podido pasar a forn1ar parte del reper- La cultura tal coino se define en este libro, se co111pone tanto de acon-
torio cultural hasta que ca1nbió la infraestructura. teciniientos p;opios de la vida 1nental co1no de hechos propios de la con-
Con10 todos los organisn1os, los seres hu1nanos deben gastar energía ducta. A diferencia de otros animales sociales que sólo poseen culturas ru-
para obtener energía (y otros productos que n1antíenen la vida). Asin1isirio, dünentarias, los seres hu111anos pueden describir sus pensan1ientos y su
nuestra capacidad de producir hijos es niayor que la de obtener energía conducta desde su propio punto de vista. Al estudiar las culturas hu1nanas,
para ellos. La prioridad estratégica de la infraestructura se basa en el hay que explicitar, pues, si se expresa el punto de vista del participa.nte
hecho de que a los seres hun1anos no les es posible alterar estas leyes. nativo o del observador. Estos son, respectivamente, los puntos de vista
En otras palabras) la infraestructura es el principal vínculo entre cultura enúc y etic. Los aspectos 1nentales y conductuales de la cultura son aborda-
v naturaleza; entre las restricciones ecológicas, quín1ícas y físicas a las que bles desde ambos. Las versiones emic y etic de la realidad difieren a menudo
está son1etida la acción hun1ana y las prácticas socioculturales enderezadas de un inodo acusado. Sin e1nbargo, norn1aln1ente existe algún grado de
a superar o n1odificar estas restricciones. E:J orden de prioridades del n1a- correspondencia entre ellas. Ade1nás de los aspectos en1ic, etic, niental y
terialis1110 cultural, que parte de la infraestructura para llegar a los restan- conductual, todas las culturas con1parten un patrón universal. Este, tal
tes con1ponentes conductuales y, finaln1ente.i a la superestructura n1ental, con10 se define en este libro) está integrado por tres grandes con1ponentes:
refleja el creciente alejanlicnto de estos con1ponentes de la superficie de infraestructura, estructura y superestructura. A su vez, éstas están consti-
contacto entre cultuta y naturaleza. Así pues, parece razonable buscar los tuidas, respectivan1ente, por los niodos de producción y reproducción, la
inicios de las cadenas causales que afectan a la evolución sociocultural en econo1nía do1néstica y política, y los aspectos creativos) expresivos, estéti-
el con1plejo de actividades corporales que incren1cntan la energía e influyen cos e intelectuales de la vida hun1ana. La definición de estas categorías,
en el equilibrio entre el tan1año de la población hu1nana, la cantidad de esencial para la organiz~ción de la investigación, difiere según la estrategia
energía dedicada a la producción y la provisión de recursos que sostienen de investigación que se adopta.
la vida. Los n1ateríalistas culturales afinnan que este equilibrio es tan vital Las estrategias de investigación son 1nodelos básicos o paradigmas que
para la supervivencia de los individuos y los grupos que son sus beneficia- organizan la recogida de datos y la fonnulación de hipótesis. En antropo-
rios que es probable que todos los den1ás pensan1ientos y actividades cultu- logía hay dos tipos básicos de estrategias de investigación: las idiográfícas
ralinente pautados de estos individuos y grupos estén, directa o indirecta- y las nornotéticas. Las estrategias idiográficas rechazan la posibilidad ?e
n1ente, detetn1inados por su carácter específico. I~xan1ínaren1os ahora hasta descubrir procesos causales generales en las culturas hun1anas; hacen hin-
qué punto resulta con1prensible la evolución de la cultuta desde esta pers- capié en los aspectos singulares y/ o enzic de la vida social. Las no1notéticas
pectiva. con1parten el supuesto de que las culturas son analizables co1no sisten1as
causalmente determinados, pero difieren a1nplia1nente en cuanto al áinbíto
Resumen de sus· intereses, las prioridades que otorgan a los con1ponentes del pa:rón
universal, su capacidad para explicar diferencias y se1nejanzas, y l~ amplitud
Una cultura consiste en los 1nodos socialinente adquiridos de pensar, y coherencia de sus teorías. La estrategia de investigación seguida por el
sentir y actuar de los n1icn1bros de una sociedad concreta. Las culturas autor es el 1naterialismo cultural, debido a que, en su experiencia, esta
1nantienen su continuidad n1ediante el proceso de enculturación. Cuando se estrategia ha demostrado ser capaz de generar conjuntos de teorías n1ás
estudian las diferencias culturales, es in1portante guardarse del hábito 1nental amplios y coherentes que los producidos bajo los auspicios de las estrategias
llan1ado etnocentrisn10, que surge de no apreciar los trascendentales efec- alternativas. Sin embargo, hay que prestar gran atención a puntos de vista
alternativos.
El Paleolítico del \líejo Mundo 137
Capítulo 8
\;ez nJás rápidos. En la actualidad, evoluciona a un tittno exponencial, aun
EL PALEOLITICO DEL VIEJO MUNDO cuando reciente1nente no se hayan producido can1bíos significativos en el
volu1nen craneano o la organización neuronal del Tlon10 sapÍens.
La visión de la evolución de las culturas co1no un extenso período de
ligeros can1bios seguido por una explosión de innovaciones y desarrollo
dífiere de las concepciones n1antenidas en el pasado reciente. Antes di: la
década de 1970, los inicios de la vida cultural de los homínidos se situ~ban
no más allá de hace un millón de años. Por ello, cuando las pruebas de la
f-abricación de útiles en favor de la evolución cultural se reducían a ese
intervalo de tien1po, daba la ünpresión de que había existido una lenta pero
continua evolución de la cultura durante todo el período. La extensión del
período de fabricación de útiles hasta hace, por Jo n1enos, 2,5 n1illones de
nfios 1nuestra que esta visión era errónea. La estrecha relación entre el
«despegue» cultutal y el surgin1iento del Honio sapÍens arcaico presta un
nuevo apoyo a la visión de que hay que buscar la característica distintiva de
nuestra especie en la capacidad única d_e adaptación a la naturaleza n1ediante
innovaciones culturales en vez de biológicas.

Períodos prehistóricos
Lo:)_ ins_tru1nento_s de piedra propotcíonan la 111ayor parte de los datos
El estudio antropológico de la evolución cultural se inicia con los hechos sobre las fases n1ás ~ntiguas de la evolución cultural. De ahí que los
e inferencias de la arqueología prehistórica. La arqueología es a la antropología
lo que la paleon_ro_logí.a a la.biología. S.in la arqueología, los antropólogos no :1_1_·9~1_c.S,_l9gos dividan todo el período de la antigua prehistoria en edades
pueden n1 describir n1 explicar el curso de la evolución cultural. Debido l!ticas __(_esto es: «edades de piedra»). s~ re_conocen tres de estas edades en
a la g1~an extensión en el tien1po y el espacio del cainpo estudiado por los L1. evolución cultural de 1~uropa: Paleolítico (edad de piedra antigua),
arqucologos, la antropología goza de una posición' única entre las ciencias Mesolítico (edad de piedra media) y Neolítico (edad de piedra nueva). ·
sociales. Los antropólogos pueden observar tendencias de laroo alcance ~~.L,J~~_l_eo_lí_ti_c:o fue una fase de la cultura que e,'.'.'_istió __ hace tien1po en
y fonnular y contrastar teorías causales de la evolución cultu~al. ' todo el _1nundo._I-Iasta qué punto, sin en1bargo, son las edades del Mesolíti-
Este c.apítulo traza la evolución de las culturas del Viejo Mundo desde co y Neolítico identificables fuera de Europa es n1otivo de controversia
los artefactos 1nás antiguos que se conocen, indicativos de 1nodos de producción entre los arqueólogos. La n1ayoría concuerda en que el Mesolítico se res-
basados en la recolección, la caza y la recogida de desechos hasta el u1nbr<_1.l
~e la do1nesticación de plantas y anilnales. ' · 1rínge1 CS('.ncialinente, al norte de l~uropa y en que el J\}e()lfri_c_()_O su equi-
valente puede identificarse tan1bién en Asia y Africa 'Jd(ú1í'ás ·de 1~uropa.
;\lgunos arnplían este últin10 concepto hasta abarcat las antiguas fases de la
do1ncsticación de plantas y anin1ales en el Nuevo lvlundo. I--Ia de tenerse
El «despegue» cultural presente que los antropólogos están interesados en estas edades no por los
l'itílcs lítícos en sí -las «tradiciones tecnológicas»- 1 sino por lo que estos
~:~:.ª.!2.~_<:_Jª_J))ayor parte del Pleistoceno, las evoluciones de la cultura y útiles y sus 1nodificaciones evolutiv<is nos dicen sobre la evolución de los
q_~l ____ <:_el~(:?t_o de los hon1ínidos se influyeron recíproca1nente. l)oco a poco, sistc111as culturales.
la selección natural favoreció a los ho1nínídos que podían aprender a res~ En el nivel n1ás general, las culturas del Paleolítico se basaban en la
ponder a un n1ayor nú1nero de situaciones inediante tradiciones sociales cazfl_, _P~.s-~a y reco_lecció_i1_ 1nás que en la agricultura o ganadería. La gente
independientes de la progran1ación biológica. [)_e,, . ªhí que durante cientos de \'._i_\l_Í?... e_I1_ pequeños grupos, L~ ___ p_oblación total del n1un<:lo asce11día tan sólo
1n}~e_? __ <l_e año~~ en las épocas del Jlon10 habilis ·y-del. Hon10 erectus, el _rit_1no a __ unos cuantos n1illones de habitnntes y los g_r~~-Pº~--~S-~ftl:ian 111uy __ disperso~.
d~ ___la ey<?luc1on cultural fue tan lento gue apenas era apreciable. S_Q_lo con Para utilizar con eficiencia los recursos de plantas y anilnales disponibles,
l~- -~F-~1)(2_1Ón del 1101110 sapiens arcaicO, el ritn10 de la evolución. cuiÍ:ural los grupos de cazadores y recolectores recorrían extensos territorios y, pro-
<:~?P~_z_ó a dejar atrás al de la evolución biológica de los hon1ínidos. Este bable1nente, no _s_~ .. establecían en ningún can1pa1nento cueva o abrigo
«ctespe~ue» parece haberse producido hace unos 100.000 años. Sin embar- (_Jurante n1.á_s de unas cuantas se1nanas o ineses. '
go, dur(Ol}~_t~ Jos últinios ~.?.000, 18:. cu_ltura ha experitnentado can1bíos cad_a_
136
138
Introducción a la antropología general

En la n1isn1a perspectiva general, se puede caracterizar al Neolítico El Paleolítico del Viejo lviundo IJ~

con10 la .edad de Jos


sistcn1as culturales basados en la don1esticación de plan*
considerar co1no los antecedentes lógicos de los prüncros bifaces o «hachas
tas Y an1n1ales. El tan1afio del grupo y la población total eran n1ás orandcs
Y el as:ntan1iento rnás nu~lcado. Para explotar con eficiencia las planta~ ti
de niano». achelenses (fíg. 8.1), aunque todavía no se han identificado
do111esttcadas, los ascntan11entos pern1anentes o poblados rec111pla2aron a todos los pasos de la transición en térn1inos de una serie real de útiles
los can1pan1cntos te111porales de los cazadores y recolectores del Paleolítico. (el'. Butzer, 1971: 437; M. Leakey, 1975). También se han hallad°, chQp-
El ~1.e~~2-l_ídc:()_ f_~1e _un_ t_ic1_11po de transición ent_re _estas_ dos edades en Europa_~ pcrs sencillos en algunos de los yaciinícntos 1:1ás antiguos de Euro~a,
. 111. Paleolítico), la n1ás larga de las edades prehistóricas, n1uestra gran concretamente en la cueva de Vallonet, en la l-\1vera francesa) y en Ver-
~1~1 ers1dad !ocal. E.1? gcnetal se reconocen tres subdivisiones: (l} el Paleo- tcsszóllüs, 1--Iungría. Co1110 vin1os, los lla1n~d~s Utiles oldu~ 1 aienses des-
ltf:t0:() fnfer1or1 donunado por sencillos útiles olduvaienses bifaccs sobre nú- nrrollados y los achelenses parecen haber coex1st1do en Olduvar y ottas loca-
c1e? y útilc.s sobre ~asca; (2) el ]Jaleolítico Medio) caracteri~ado por un reper~ lidades africanas durante niedio 1nillón de años.
~?:·1_0 ~1nplro Y refinado de útiles sobre nUcleo, puntas sobre lasca y otro_s
u.!1_1,e_s__ sobt~ lasca;. _(3) el ]Jafeolftico Superior!__ caracterizado por un reper-
~orio an1pho y refinado de útile~ s?bre_hoja (véase p. 144) X.J)()f nu1nerosos
1'._~_stru111entos y artefactos especializados de n1arfil, hueso y asta.

Desarrollos del Paleolítico Inferior

Ya hen1os descrito en los capítulos 4 y 5 los útiles n1ás antiguos que se


conocen (01110, , ª/)füxÍn1adan1e1:te 2,_5 1nillones de años) y la tradición
n1ás antigua de utiles, la olduva1cnse. Los choppers olduvaienses se pueden

1: 11.-. 8.2.-Raedera paleolítica. El borde largo y casi re.cto. ~el lado dere~ho .de eSt<'
t'itil de 200.000 afios de antigüedad es el filo de traba¡o. Vista frontal (1zqu1erda) Y
perfil (derecha). [Lee Boltin.]

El utillaje achelense comprendia muchos tipos diferentes de ~ifaccs,


fabricados a n1enudo a partir de lascas más que de núcleos: ~olzedrtco.s
(piedras redondeadas con 1núltiples facetas) de función descc:nocrda, cuchi-
llos y raederas extraídas de núcleos, así co1no un nú1ner<?_ rm~c:rtante de
grandes hendedores sobre lasca, raedcras y otros pequcnos utrles sobre
lasca (fig. 8.2). La tradición achelense se propagó gra~ualinen.te a extensas
regiones de Africa) I~uropa, Asia occidental y la India, s~strtuyendo con
frecuencia a las anteriores industrias. locales y 1-;iás general1z.adas, 9ue ~ar~­
FIG. 8.1.-Bifaz achelense. [Museo A1nericano de cían de bifaces. Este parece haber sido el destino de l? cn1gn1atlc~ tra~h­
I-Iistoria Natural.]
ción de útiles de Europa occidental dcnon1inada clacton1ense, que solo dis-
ponía de útiles sobre lasca toscos y no especializados (Ohcl, 1977).
141
140 Introducción a la antropología general El Paleolítico del Viejo Mundo

Parece casi increíble q~e pese al hecho de haberse hallado cientos de mi- 1977b: 150-151). Por el momento, todavía no se comprende el significado
. les de bifaces y haberlos utilizado nuestros antepasados durante 1,5 millones funcional de la diferencia entre las tradiciones oriental y occidental del Pa-
de años, nadie sepa con exactitud para qué se empleaban . Tal vez se utili- leolítico Inferior.
zaran para cortar ramas para fabricar lanzas de madera u otros instrumen- Con todo, el mayor enigma de este período es por qué. duró ta~to
tos, para aplastar o hender las articulaciones de los animales, Q para buscar 1iempo y por qué fueron tan ligeros lo~ .cambios duran te u!1 mtervalo .? e
tubérculos y raíces en suelos duros. Nadie lo sabe con seguridad, puesto tiempo tan extenso, a lo largo del cual v1v1eron clece~as ele millares ,de gdle-
que los modernos grupos de cazadores y recolectores que emplean útiles raciones ele homínidos. En el desfiladero de Olduva1 la «monotoma» de la
líticos ni fabrican ni utilizan nada parecido a un bifaz. tradición achelense no se interrumpe durante un millón de años. Para
Las toscas pero afiladas lascas que caracterizan a las industrias preache- Arthur Jelineck, esto sugiere
lenses habrían servido mucho mejor que los bifaces para cortar las duras~
pieles de las reses muertas o desmembrarlas. Cabe suponer que el bifaz era un tipo de actividad cultural cualitativamente disti nto del que nos es familiar e~. las
un subproducto de la producción de lascas achelense. Esto es, en vez de nctividades del Homo sapiens sapiens. Existe, pues, una buena razón para caltf1car
desechar el núcleo del que se extraían las lascas, el artesano achelense cst~ pauta del Paleolítico Inferior de conducta paleocultural que difería significativa-
mente de la conducta cultural del hombre moderno (1977: 28).
seguía una pauta definida de golpes (fig. 8.3), que producía tanto las lascas
como un buen útil sobre núcleo para varios fines.
Probablemente, la diferencia crítica es~ribe en la capacidad p~ ra c?-
municarse mediante una forma plenamente desarrollada de lengua¡e. Sm
embargo, hay que tener presente que durante esta la rga época paleocultural
el género H~mo aprendió a emplear y contr?lar el ~uego, cazar grandes
animales y construir abrigos al aire libre con pieles, ho¡as y maleza.

Desarrollos del Paleolítico Medio

A finales del Paleolítico Inferior, las tradiciones se enriquecieron con


útiles sobre lasca producidos por un ingenioso método conocido como
técnica de Levallois (fig. 8.4). Se preparaba un núcleo de sílex en forma
ele tortuga como para producir, un grueso ~ifaz , sal~o que el tallado se
aplicaba sólo en una cara del nucleo. Despues se aplicaba un golpe trans-
versal en un extremo del mismo, produciendo un saliente o plano de per-

Fig. 8.3.-Bifaz y técnica achelenses per-


feccionados. Los golpes tal vez se descar-
gaban con percutores de hueso o madera.
Las lascas también se podían utilizar como
A útiles.

Otro misterio asociado a la tradición achelense es el hecho de que no se


propagara más allá de la India hasta China, el Sudeste asiático o Indonesia.
Aunque se han encontrado unos pocos bifaces en China y Java, no cabe f1G. 8.4.-Técnica del núcleo de tor/11gt1
duda de que una pauta de fabricación de útiles diferente predominó du- /evt1lloisiense. Izquierda: lasca levalloisiense.
rante un millón de años al eºste de la India (Jelineck, 1977; Laritchev, Derecha (de arriba abajo): preparación del
1976). En China, por ejemplo, los yacimientos del Paleolítico I nferior en plano; extracción de lasca por percusión;
vista desde arriba del núcleo tras el des-
Lan-T'ien, Chou-K'ou-tien , Ko-tzu-Tung y Shih-Lang-T'ou muestran un prendimiento de la lasca.
predominfo de útiles de corte, grandes raederas discoidales y lascas (Chang,
142 El Paleolítico del Viejo lvlundo 143
lntroducci6n a Ja antropología general

dusión. ~e dJscargaba entonces un golpe longitudinal al plano de percusión


esprenc ien o una lasca alargada y delgada con bordes rectos , fl d '
Se ~1an en,contrado núcleos y lascas levalloísienses a lo 1 ·o } a 11 a ods.
Afnca y Europa y _,. l a1bo y anc10 e
p l l'-· Iv1 d' > gene1.a1n.1cnte, n1arcan a transición a las industrias del
a eo itlcdo d·c¡ 10. El utdla¡e del Paleolítico Medio euroafricano también
coinpren e r ·eren tes potcenta¡·e · d b'f
achele l"I . . ./ s e I Bccs y otros instrumentos de tipo
tallada~s~. p~~~~·nd~ul apar1~1on iYl'.n.r_as que tal vez se. fijal'an a lanzas. Están
l . l' _ .ascas eva 01s1ense y de otros tipos de lascas y eran lo
)ast~nte igeras y ~filadas como para haber servido de eficaces ro iectiles
bn muchas regiones, las tradiciones de útiles sobre lasca detPale j'( •
M ed 10 se a1ustan al tipo d · J · 'd ' ' o. 1 reo
r' e In< ustna conoc1 o con10 n1usteriense Esta
tra~ rc1ones c~nsisteln en pequefias lascas extraídas de núcleos ievalloi.s1·e11se' ss
v oe otros tipos , e n' ¡ d f d · .d '
Ía~cado secundario b~~~d~s e1~ t~~~~1i~as iscdoe1 ~l que er~n s.~111etidos a .t;n
( f1o- 8 5 8 6) Al ' suave pc1cus1on y pres1011
as. · Y · · ( gunos prehistoriadores usan el tériníno «n1usteriense»

FH>. 8.6.-l'·lticleo en fonna de tortuga tJntsferiense. Del núcleo 1nustericnsc (izquier-


da), preparado de una fon11a que recuerda a la concha de una tortuga 1 i;e des¡n·cndlan
nicdiante el lascado de su cara inferior plana 1nateriales para útiles con10 la punta
1noslrada de frente (centro) y de petfíl (derecha). [Lee Boltin.]

La ttansición desde las industrias achelenses a las del Paleolítico Medio


se produjo de fonna bastante brusca y n1ás o 1nenos sítnultánea en Europa,
Oriente Medio y Africa hace unos 100.000 años (Beaumont y Vogel, 1972;
Deacon, 1975; J. D. Clark, 1975). El Paleolítico Medio es, pues, más o
1nenos equivalente al período en el que aparecieron las variedades arcaicas
de I-lomo sapiens a lo largo y ancho del Viejo Mundo. Hay indicios feha-
cientes de que el «despegue» cultural ocurrió en este período en asociación
con la transición del arcaico al 1noderno Flonzo sapiens. Alexander Mar-
shack (1976) ha otorgado especial in1portancia al descubrüníento 1 en ya-
ci1nientos de Francia y 13ulgaria, de lo que parecen ser adornos personales
fabricados con una falange de reno y con un canino de zorro y de huesos
Hoja
F1G. 8.5.-Instnanentos tnusterienses. grabados con finas líneas y zig-zags (fig. 8.7). Una sección grabada y pulida
de un 1nolar de rna1nut, procedente del n1usteriense de 1~ata) liungría, pudo
haber setvido como una especie de objeto ritual (fig. 8.8). Estos artículos
para d,esignar todas las industrias del Paleolítico Medio.) Así, el utillaje del parecen implicar la existencia de significados sociales que sólo se podían
~~leohtrco Medio noi-1nahnente comprendía algunos bifaces y numerosos con1prendcr y cornunícar dentro de con1unídades que 1 ade1nás de poseer una
utile: sobre 1asca 1 tales como diversas variedades de puntas) raederas lascas t'radicíón social de fabricación de útiles, dispusieran ta1nbién de una forn1a
~ent1culadas para desbastar madera, buriles y perforadores. Se habí; logra- avanzada de lenguaje. La aparición de prácticas funerarias en n1uchos luga-
º un alto grado de dominio en el lascado secundario o retoque de los res de enterra1niento neandertalenses sugiere conclusiones sin1ilares. Por
bordes; de hecho, se han hallado instrumentos especiales de hueso que se ejemplo, los esqueletos de 55.000 años de antigüedad encontrados en la
c~ee ~edon emp.leados para este fin en numerosos yacimientos del Paleolí- cueva de Skhul tenían las rodillas dobladas contra el pecho. Al parecer,
tico e_ 10. Recientemente se ha demostrado que también se puede lograr sobre el cuerpo de uno de los varones enterrados en Skhul yacía la quijada
un r~toque Y tallado excelentes mordiendo el borde de una lasca con los de un verraco salvaje. En Shanidar) 1nontones de ranúnculos 1 1nalvarrosas,
prop10s dientes (Gould, Koster y Sontz, 1971). jacintos y otras flores fueron inhu1nados junto a un neandertal que n1urió
El Paleolítico del Viejo Mundo 145
144 lnrroducción a la antropología general

hace 60.000 aiios (Solecki, 1971). Otrns yacimientos del Paleolítico Medio
indican que ta1nbién se utilizó el ocre rojo (un tinte asociado con Ja sangre
y con poderes n1ágicos entre n1uchas poblaciones aborígenes n1odernas) en
algún tipo de ritual funerario (Constable, 1973).

FIG. 8.7.~Joylls 111usterie11ses. Pendien- Fig. 8.8. ··- ()bjeto ritual n1usteriense.
tes n1us1cricnscs del yaciinícnto de L;1 Este objeto, tallado de una sección de
Quina, Francia, hechos con una falan¡~c inolar de man1ut, se asemeja al «churin-
de reno y un canino de zorro joven (1a- ga» australiano (véase pág. 424). [Alc- FrG. 8.9.-fíoja del Paleolítico
1naño natural). [Según 11 Manin.J xander lvlarshack.J Superior. Forn1a básica de 111u·
chos instnuncntos del PaleoJí..
tico Superior. Los útiles espe-
Asi111is1no, en otros enterranüentos del Paleolítico Medio, se han halla- cializados se fabricaban 1nedian-
te el retoque de bordes y pun-
do útiles de caza y restos óseos de ofrendas de carne, lo que sugiere la tas. La hoía tiene 4 pulgadas
posibilidad de que la n1uerte se interpretara )1a en aquel tíe1npo con10 un de largo y solmnente un cuarto
viaje a una tierra ren1ota. Durante este viaje) la carne era necesaria para de pulgada de grosor. [Lee
alin1entar al cazador, aunque en el punto de destino la caza no escasearía. Boltin.]
Sin einbargo, todas estas interpretaciones son su1nan1ente especulativas.
lítico Superior (fig. 8.10). se podía;1 obtener de d~ez a cuarenta pies de
filo cortante del mismo núcleo de sil ex (Bu tzer, 19I1) · . . .
El Paleolítico Superior En f,uropa, el Paleolítico Superior cn1pícza co~1 la. industria perigor-
diense (circa 32.000 B.P. en el suroeste de Francia), 1n1port.ante por su
I~l Paleolítico Supetior se caracteriza pot un acusado incre1nento de los mezcla de útiles del Paleolítico Medio con cuchillos sobre ho¡a apuntada,
útiles sobre hoja y por un gran florecimiento de los instru1nentos de 1narfil, buriles sobre hoja (para trabajar la n1adera y el hueso), punz?nes de bues~
asta y hueso. Las lascas que tienen cortes paralelos y que son el doble y puntas del mismo material idóneas para lanzas y fl<;chas (f1g. 8.11) .. Casi
de largas que de anchas se deno1ninan técnican1ente hojas (fig. 8.9). Aun" al niisino tien1po que el perigordiense apar~ce el aurt~1~c1ense) car~ctcrrzado
que poco corrientes, los útiles sobre hoja aparecen en el Paleolítico InfeH por finas hojas, cuchillos, raederas y buriles. Ta1nb1cn son corrientes l~s
rior en yacimientos dispersos de Europa y Africa. En efecto, se han hallado punzones de hueso, las astas petforada:·>i que se cree se en1pleaban P?lª
gigantescos útiles levalloisienses junto con delicadas hojas en Africa orien" enderezar flechas, y las puntas de flecha de hueso con una base hendida
tal, y tan1bién han aparecido algunas hojas en colecciones olduvaienses. para enn1angar (fíg. 8.11). Los ejen1plos tnás antiguos de arte _representa-
El desarrollo de los útiles sobre hoja es de especial interés puesto que tivo que se conocen en el inundo se han recuperad? en ~n yac1n11ento. del
ílustta una in1portante tendencia tecnológica y econón1ica: la conservaw auriñaciense n1edío ubicado en Vogclherd, Alen1an1a occ1de;1tal, que ?ata
ción del esfuerzo y de las materias priinas. Empleando la técnica de lascas del 30.000 B.P. Los hallazgos consisten en n1agníficas estatu1llas d~ an1111a"
n1ustcriense, se podía conseguir que un núcleo de sílex de una libra de peso les y toscas figurillas humanas (Marshack, 1976: 274). Algo mas tarde
produjera 40 pulgadas de filo cortante. Con la técnica de hojas del Paleo- y centrada en el sur de Rusia y Europa central aparece la 1ndustua cono-
146 Introducción a la antropología general
El Paleolítico del Viejo lvlundo 14/ I
de cuevas y abrigos rupestres. En el sur. de Rusia, los arqueólogos han
identificado los restos de una inorada de piel de animal perteneciente a un
cazador gravetiense de n1amuts, situad~ er:, un pozo J_~oco pr?~undo de 1
40 pies de largo y 12 pies de ancho. En Checoslovaqma tamb1en ~e han
hallado plantas de vívíendas redondas, que recuerdan a los t1p1s o tienflas !
de los indios americanos.
Hace unos 23.000 años, aparece en gran parte de Francia y Espa11a 1
otra industtia del Paleolítico Superior: la solutrense. Los artefactos
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PERIGOílDIENSE
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F1G. 8.10.~Técnica de hojas del Pa-


leolítico Superior. .AURl~ACIENSE MAGDALENIENSE

cicla co1no gravetiense1 notable por pequeños cuchillos sobre hojas cuyos
cantos han sido en1botados) tal vez para proteger los dedos del usuario,
punzones de hueso y diferentes objetos de adorno personal, tales con10
cuentas de hueso, brazaletes y alfileres (fig. 8.11). Muchos de los objetos
de hueso y marfil están decorados con grabados de disefio geométrico. Los
artefactos n1ás notables del gravetiense son nun1erosas estatuillas que re~
presentan a n1ujeres e1nbarazadas con pechos y nalgas prorninentes. Dichas
cstatuillas, denon1inadas estatuas ele Venus, están esculpidas en piedra>
hueso y 1narfil, e indudablen1ente poseían algún significado ritual relacio~
nado con la fecundidad de las mujeres y los ani1nales o con desequilibrios
hormonales a los que se daba un significado religioso (Kopper y Grishman,
1979). Se han recuperado unos sesenta ejemplares en el trayecto que se
extiende desde Francia a Siberia. Con10 indican los restos de esqueletos,
los gravetíenses cazaban 1nan1uts, caballos, renos, bisontes y otros grandes F1G. 8.11.-lnstnnnentos del Paleolítico
anin1ales gregarios. Establecían sus ca1npan1entos al aire libre y en las bocas Superior. Raedera
148 Introducción a la antropología general El Paleolítico del Viejo Mundo 149

solutrenses n1ás famosos son puntas sitnétricas de puñales y lanzas magní- recen en las paredes de las cuevas y en los instru111entos de asta y hueso del
ficamente talladas en forma de largas y delgadas hojas de laurel. Los Paleolítico Superior. H_eciente1nente, se ha propuesto la teoría de que los
solutrenses ta1nbién hicieron puntas con pedúnculo y aletas fina1nente agujeros y líneas hallados en ciertas placas y «bastones» de asta y hueso
trabajadas. Las agujas halladas en yacünientos solutrenses segura1nente se eran registros del paso de los días y de las fases de la luna (Marshack,
e111pleaban para coser las vestünentas de pieles a Ja n1edida. 1972a, b). Aunque estas n1arcas pueden interpretarse de otra n1ancra,;.' no
La 1nás rica ele las industrias del Paleolítico Superior europeo se deno- hc1y razón alguna para dudar de que los artistas responsables d~ Jas es~enas
n1ina ntagdaleniense y se extiende desde circa 16.000 B.P. hasta circa sorprendente111entc realistas en las paredes de las cuevas tan1b1en tuv1era:1
10.000 B.P. (Bordes, 1968). Los magdalenienses añadieron los arpones al Ja capacidad de observar y registrar las fases de la luna y otros acontec~­
inventario de arn1as de caza. Las puntas de estos arpones estaban hechas de n1icntos celestes, preparando así el carnina para el desarrollo de los pr1-
asta y hueso. Finas agujas de hueso testitnonian la probable ilnportancia (le 1ncros calendarios.
ropas hechas a la n1edida. l)ara cazat, los priineros 111agdalenienses usaban La repentina aparición de adornos persona~es y de: u? .arte rep,resen.ta-
el propulsor de lanzas, un corto bastón o tablilla con una tnuesca o gancho tivo y decorativo a finales del Paleolítico Medro y pr1nc1p1os del Sup~r1or
en un extren10 que encaja con el extten10 posterior de la lanza. La longi- proporciona una nueva prueba de que el despegue cultu.ral estu:o aso~1ado
tud extra del propulsor aumenta, en efecto, la longitud del brazo del caza- ;t la transición del Hon10 sapiens arcaico al Horno saptens saptens. Con10
dor y la fuerza con la que se puede arrojar la lanza. A finales del magda- ha sugerido Alexander Marshack, el tipo de sín1bolos co111partidos que
Jeniense1 probable1nente, se usaban el arco y la flecha, tal como reflejan entrañan las líneas grabadas o las figurillas, cuyo carácter es claran1ent~ no
algunas pinturas tupestres de Francia y España. A n1enudo las puntas utilitario difiere del simbolismo implícito en la fabricación de un b1faz.
de flecha y arpones y los propulsores 1nagdaleníenses estaban decorados con lJn jove1~ del Paleolítico podía aprender cuál era el significado de un bifaz
grabados de caballos, íbices, aves, peces y dibujos gco1nétricos, algunos de ~)hscrvando có1no se fabricaba y usaba. En ca111bio, el significado de una
los cuales pueden ser notaciones que representan ciclos lunares y ca1nbios línea en zigzag o de una estatuilla de Venus era algo que necesitaba ser
estacionales. explicado.
El control alcanzado por los pueblos del Paleolítico Superior sobre las Secuencias de industrias paleolíticas sÍinilares a las europeas aparecen
técnicas de fabricación de útiles en piedra, hueso, n1arfil 1 asta y inadera se tan1bién en Africa y Asia. Por eje1nplo, las técnicas de Levallois y las
reflejó en su dominio de varías forn1as artísticas ritualizadas. En las pare- industrias n1usterienses sucedieron a las tradiciones achelenses en Faures-
des y techos de profundas cuevas en España y Francia, en galerías ocultas 1nith1 Sudáfrica, y en 111uchos otros yaciinientos africanos. 'fan:bíén hay una
ele la luz del día, los pueblos del Paleolítico Superior pintaron y grabaron industria de lascas de tipo 1nustetiense en el norte de China.' Entre el
representaciones de los anitnales que cazaban. Pinturas sünilares se en~ •10.000 y el 30.000 B.P. se fabricaron útiles de hueso, lasca y ho¡a en todos
cuentran ·ta1nbién 1 aunque en menor grado, en cuevas de puntos tan ale- los continentes (excepto la Antártida). Durante el período co1nprcnd1do
jados como Rusia. De vez en cuando aparecen, asin1ismo, figuras hu1nanas entre el 20.000 y el 10.000 B.P., resulta imposible afirmar que alguna
-en ocasiones portando 111áscaras-, contornos de n1anos, pictografías y región hubiera alcanzado ventajas tecnológicas decisivas sobre el resto. Por
sín1bolos geon1étricos, pero la gran 1nayoría de las pinturas y grabados re- su¡~uesto 1 entre el contenido específico de los utillajes de los cazado1:e,s
presentan caballos, bisontes, inamuts, renos, íbices, jabalíes, bóvidos, rino- euroasiáticos de 1nan1uts, de los habitantes de los bosques del Sudeste as1a-
cerontes lanudos y otros anitnales de caza 1nayor. Pese a su n1agnífica eco- tico y de los cazadores australianos de n1arsupiales se daban grandes dife-
no1nía de línea y color 1 tan adtnirada hoy en día, en el arte rupestre del rcncias1 pero esta variación probablen1ente reflejaba inás dif~r~ntes a~apta­
Paleolítico Superior la expresión de un dtual culturaln1ente establecido ciones locales que diferentes niveles de progreso tecnolog1co (Bncker,
debe considerarse, con10 n1ínüno, tan importante como la plas1nación de 1976).
itnpulsos estéticos individuales o culturales. A n1enudo, los anin1ales se
pintaban unos sobre otros, aunque se dispusiera de superficies sin usar,
lo cual indica que su función era más ritual que artística. En general, se El fin del Paleolítico
supone que las pinturas constituían alguna forma de n1agia para la caza,
pero no se puede reconstruir con certeza su función exacta. Todo lo que Pese a los nun1erosos logros tecnológicos del Paleolítico, el 1nodo básico
cabe afírn1ar con seguridad es que los cazadores se sentían in1presionados de subsistencia siguió siendo 1 esencíalinente, el 1nis1110 que en la época
ante el poder y belleza de los animales cuya muerte hacía posible su propia achelense. Todos los grupos hu1nanos continuaron practicando alguna va-
existencia (Ucko y Rosenfeld, 1967; Leroi-Gourhan, 1968). riedad de caza recolección y pesca. Por supuesto, ni las oportunidades
Se han realizado varios intentos de interpretar ciertos dibujos e inci- a1nbientales pa1'.a la caza y recolección ni el inventario tecnológico dispo~
siones de tipo geométrico (rayas, cuadrículas, arañazos, líneas) que apa- nib1e para explotar el 1nedio atnbiente pennanecieron inalterados. A lo
El Paleolítico del Viejo Mundo 151
150 Introducción a la antropología general
En Europa este período se llama Mesolítico. Fue un tiempo de intenso
largo de los cientos de miles de años de avances y retrocesos glaciales, las cambio ecológico local. Bosques de abedules y pinos se extendieron por la
zonas climáticas experimentaron cambios drásticos. A su vez, estas altera- tierra, y los cazadores instalaron sus campamentos en calveros junto a los
ciones acarrearon una sucesión de cambios incesantes en la fauna y flora. márgenes de los ríos, a orillas de lagos y estuarios y en las costas. En los
Con cada avance de los glaciares, las especies animales de clima cálido se bosques se refugiaron animales de ·caza como el alce, el ciervo rojo, el. corzt.",
veían obligadas a emigrar hacia el sur, las tundras sustituían a las praderas, los bóvidos (uros ) y los cerdos salvajes. Pero para localizar estos ammal~s,
las praderas reemplazaban a los bosques, y los bosques se convertían en se necesitaban nuevas técnicas de rastreo. Los animales que poblaban ·el
desiertos, que también se extendían por otras regiones. La calidad y valor bosque desaparecían de la vista, salvo que el cobro de la pieza fuera rápido
nutritivo de la dieta del P aleolítico estaban determinados tanto por la y silencioso. Así, no constituye ninguna casualidad que los arqueólogos
abundancia local de plantas y animales como por la tecnología. Una tecno- ~ hayan encontrado en un yacimiento mesolítico, Star Carr, Inglaterra, la
logía ineficiente producía un alto nivel de vida cuando había una gran prueba más antigua (circa 9.500 B.P.) de las halladas en Europa de la
abundancia de plantas y animales, mientras que las tecnologías y técnicas larga y afortunada simbiosis entre hombres y perros (Clutton-Bro~k, 1969).
de caza y recolección más eficientes no evitaban el hambre y la extinción En el bosque, el olfato del perro dirigía los pasos del cazador pomendo a la
cuando escaseaban los recursos cinegéticos y vegetales. Así pues, el bienes- evasiva presa al alcance de su flecha . Pero la caza en hábitats boscosos,
tar humano estaba directamente relacionado con la respuesta de los animales incluso con arcos perfeccionados y podencos, no podía proporcionar las
y plantas a las condiciones naturales . Los grupos del P aleolítico pudieron in- cantidades de carne que antes se obtenían siguiendo a las manadas de
fluir en estas condiciones quemando bosques para incrementar las áreas bisontes y renos. Debido a ello, los pueblos mesolíticos tuvieron que re-
de pasto . Pero, las más de las veces, la única influencia que podían ejercer currir cada vez más a una dieta de espectro amplio compuesta de alimentos
era de carácter negativo, a través de la sobredepredación y la recolección vegetales, pescado, moluscos y otras fuentes fluviales y marítimas. A lo
incon trolada. largo de la costa, los restos del consumo mesolítico de mariscos, acumula-
La vulner abilidad del modo de producción basado en la caza y la reco- dos durante siglos, formaron los montículos llamados concheros. Aunque
lección queda bien ilustrada en la transición de las culturas del Paleolítico las almejas las ostras y los mejillones son fuentes valiosas de proteínas,
Superior a las culturas terminales del Pleistoceno en la Europa septen- hace falta Íngerirlos en grandes cantidades para que puedan saciar a una
trional y occidental. Hacia finales de la última glaciación, en la región persona hambrienta .
situada al sur de los glaciares los torrentes de agua procedentes del deshielo Todo parece indicar que el Mesolítico fue una época relativamente dura
favorecieron el crecimiento de praderas en· las que pastaban enormes para muchos de los descendientes de los cazadores de mamuts del auriña-
manadas de caballos, bisontes, mamuts y renos. A medida que se retiraban ciense y el perigordiense. La nueva relación tecnoambiental tuvo, asimismo,
los glaciares, se formaron exuberantes praderas vírgenes que fueron invadi- consecuencias bastante drásticas sobre el arte rupestre. Las manadas de
das por estos animales y por los depredadores humanos que los perseguían. animales y el arte ritual que los representaba desaparecieron casi al mis-
En ellas prosperaron sendas poblaciones de animales y humanos; pero, sin mo tiempo. El componente estético de los rituales del Mesolítico se expre-
só en dibujos y símbolos· geométricos, grabados en útiles y armas, o pin-
que ellos lo supieran, su mutuo estilo de vida estaba condenado. Las pra-
tados sobre cantos rodados. En un sentido muy gener al, la desaparición del
deras eurasiáticas eran simplemente una fase ecológica temporal. Hace unos
arte rupestre tal vez refleja el fracaso de las pinturas rituales para impedir
12.000 años, los árboles empezaron a invadir las praderas. Bajo el dosel
la destrucción de los ecosistemas del P aleolítico Superior (G. Clark, 1967).
frondoso de los bosques, no podía crecer la hierba. Hacia el 10.000 B.P. Debido a esta desaparición, algunos prehistoriadores consideran el Me-
gran parte de la llamada mega/auna pleistocénica europea se había extin- solítico como un período de decadencia o incluso de degeneración cultural.
guido. El rinoceronte y el mamut lanudos, el bisonte de las estepas, el Sin embargo, esta concepción no tiene en cuenta la ininterrumpida vitalida?
alce gigante y el asno salvaje desaparecieron. Sin duda alguna, los cazado- de la innovación cultural durante este período. Seguramente, fa domesti-
res, extraordinariamente hábiles, del Paleolítico Superior contribuyeron cación del perro supone un logro no menos importante que las pinturas
a esta catástrofe ecológica, de la misma manera que los cazadores del rupestres. También la tecnología de útiles continuó cambiando. La conser-
Nuevo Mundo probablemente desempeñaron un importante papel en la vación de las materias primas alcanzó un nuevo extremo con el desarrollo
extinción de la megafauna del Hemisferio Occidental (véase p. 181). de filos cortantes hechos de hojas y lascas diminutas denominadas micro-
Los elefantes, los .rinocerontes y otros géneros habían sobrevivido a los litos (fig. 8.12). En respuesta al desafío y la oportunidad que proporciona-
numerosos avances y retrocesos de las praderas y los bosques que se pro- ba la gran abundancia de árbo~es, se desarrollaron nuevas técnicas par.a
dujeron durante todo el Pleistoceno. El factor nuevo en esta situación era fabricar y enmangar útiles de trabajar la madera. Por primera vez, se fabn-
la eficiencia sin precedentes de la tecnología del P aleolítico Superior (Bu- caron hachas mediante procesos de pulimentado en vez de lascado. Se per-
tzer, 1971; Kurtén, 1972).
153
152 Introducción a la antropología general El Paleolítico del Viejo Mundo

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PIG. 8.12.-Microlitos. Ejen1plos de las diininutas lascas en1pleadas durante el Meso-


lítico.
!55
JJ Paleolítico del Viejo Mundo
154 Introducción a la antropología general d' f b . ediante técnicas de percusión suave y
Paleolítico Me 1.0 se . a ncar~~lado Es de destacar la aparición de puntas
feccionaron los anzuelos y los arpones; los püeblos mesolíticos de Europa lascadfl s~cund~l10Íi~~lº;f~¡" faleolític~ Medio, algunos adornos .personaks,
inventaron o perfeccionaron, ade1nás, redes de pesca y flotadores de corte- pata ec as. . , . ¿· . de rituales de enterramiento sug1e-
za, e1nbarcaciones y pagayas, trineos y esquíes. Entre los experin1entos más grabados decora u vos, as1¡ como l¡n 1c10s d d de simbolización. El Paleolítico
importantes se incluye el au1nento del sedentatis1no, ya que los grupos ren cambios .ft~n?a111enta es en a capac1~ a está estrechatnente vinculado
locales acampaban dutante largos períodos de tieinpo cerca de recursos Superio;· ~e 1n1cJª. ¡ h~e un~~~~~~O~a;;;~~- YI-Iay un gran florecin1ie1:ito de
0111
renovables co1no los bancos de inarisco o los ríos de pesca. Así pues, no al surg1m1ento e ~ h L hoºas otros útiles líticos se
hubo degeneración sino todo lo contrario: se trató de una época de gran los instrun1entos de n1arfi~) ~sta y ueso. ~s 1 u!1a bella tnanufactura. Las
diversificación y experin1entación tecnológicas en la cual se ensayaron nue- vue~ven su1na111ente es¿_ec~ahzad¿s Yi~r~~st{::itudes septentrionales. Apare-
vos can1inos para sacar el máximo rendimiento de la alteración de las cir- ~~~Jª!sf~rs~~~' e~L~~~ro~o:ºf:~en~o; b~sicos; pro1~feran los .,adornos .g¿~s¡~
nal~s, las figurillas, las pi,nt~ras figulraurJ ~ ld~l s1P1~~c~l~; ~~a~~1~b¿litzación
cunstancias natutales. Se estaba pteparando el escenario para cambios
transcendentales.
1 s giere un salto cuant1co en a ca 1 a . b 1
cua E u E . l pueblos del Paleolítico Superior practica an a c~za. ma-
n ,u1opa, os 1 · d d los ult1mos
Resumen yor y habitaban las f'ªdgas q~e J:l f~g~~inBt~as
glaciares contl?enta esd. espues 1
1:
::~~:es~ac~ón, ayudada
. h ina·n~' destruyó esta megafauna.
Durante la mayor parte del Pleistoceno, las culturas evolucionaron len- en un grado sin prcce entes por a caza u ' 1 fl
D hí que el Mesolítico europeo se caracterice por ~u turas coslteras, u-
ta1nente y, durante largos periodos de tie1npo, no lo hicieron en absoluto. e a d 1 b El perro fue domesticado para a caza en
Parece existir una estrecha relación entre el surgin1iento del Honio sapiens
y el punto de «despegue» cultural.
r~:lbso?q~~:~t:e ªfabri~:ro~s¿~f:~ c?n microlitos pla,ra. consbe~·v_ar lasadn~ap~:~~~
. d . h inventos tecno og1cos as1cos
La edad más larga y antigua de la prehistoria de los homínidos se de-
no1nina Paleolítico. Esta edad se inició hace, co1no minin10, 2,5 millones ~ri11:1a!~p~~t~~~~ d~ert~~ :n~~i~s espectrdo d~, há~ita.t; b~ss;~J~ss,e f~~vl:l~~z?
de años, como indican los sencillos útiles líticos hallados en Orno, y duró boscosos. Sin e111bargo) el inodo de pro ucc1on s1gu10 '
hasta círca 10.000 B.P. El modo de producción practicado durante todo la recolección y la pesca.
este periodo fue la recogida de desechos la caza, recolección o pesca de
1

la biota natural. No se disponía de plantas o· animales domesticados.


Durante el Paleolítico Inferiot, se produjo una transición de las indus-
trias más antiguas de choppers olduvaienses y lascas de 01110 a las indus-
trias de bifaces y núcleos de la tradición achelense. Se supone. que las pri-
meras evolucionaron hacia las segundas, aunque las dos se traslapan durante
500.000 años en Olduvai. El principal diagnóstico del achelense es el
bifaz, probablemente un instrumento para varios fines. Sus funciones exac-
tas, en1peto, se desconocen. La industria achelense está estrecha1nente aso-
ciada al Ho1110 erectus europeo y africano, aunque en Europa occidental
desplazó a industrias locales más antiguas, como la clactoniense. En Asia,
al este de la India, el Ho1110 erectus está asociado a industrias carentes en
su mayor parte de bifaces, caracterizadas por choppers, hendedores y lascas
no especializados. Durante el Paleolítico Inferior, se perfeccionaron las
técnicas de caza inayor, se construyeron refugios sencillos y se introdujo el
uso controlado del fuego.
Sólo en la transición del Paleolítico Inferior al Medio, entre el 125.000
y el 100.000 B.P., se produjeron cambios fundamentales en la tecnología de
útiles. La innovación mejor conocida es el método del núcleo en forma de
tortuga de Levallois para la preparación de útiles sobre lasca. El Paleolítico
Medio europeo se denomina a menudo período musteriense y está estrecha~
mente relacionado con los neandertales. En otros lugares, el Paleolítico
Medio se asocia a otros Hamo sapiens arcaicos. Gtan parte de los útiles del
Capítulo 9 El Neolítico y la aparición de ciudades y estados 157

EL NEOLITICO Y LA APARICION DE CIUDADES trial surgió en últí1na instancia con10 respuesta a esta inisma gran trans-
Y ESTADOS forn1ación.
¿Qué es la domesticación? La don1esticación ünplíca una con1pleja
relación sin1biótica entre poblaciones hun1anas, los doniesticadores, y cier-
tas plantas y anünales, los don1esticados. I.,os don1esticadores destruyen
o eliminan la fauna y flora indeseables de los hábitats aptos para las espe-
cies don1esticadas. Ajustan la provisión de espacio, agua, luz solar y nu-
trientes, e intervienen en la actividad reproductora de las especies do1nesti-
cadas para asegurarse un nJáxin10 rendin1iento de los recursos disponibles.
_La do1nestícación entraña norn1alinente can1bios genéticos. Por eje1nplo,
una diferencia clave entre las variedades silvestre y don1esticada de trigo,
cebada y otros cereales consiste en que los granos silvestres se desprenden
cuando n1aduran y caen al suelo por sí solos, 1nientras que los don1esticados
pern1anecen intactos aun cuando se sacuda la espiga con fuerza. En efecto,
hay que arrancarlos o golpearlos para que puedan ser recolectados y con-
sumidos por el hombre. En' el caso del maíl de los indios americanos, los
granos tnaduros no caen y la planta es incapaz de reproducirse sin asisten-
cia hun1ana. Otros ejemplos de este fenón1eno son el banano y la paln1era
datilera. El paso final en la domesticación de las plantas se produce cuando
se traslada las especies do1nésticas desde su hábitat natural a un área que
Este capítul~ ~;scribe Ja evoluci6n de las culturas desde finales del Mesolítico
hasta la apancron de ciudades y estados en el Viejo Mundo. Vere 1nos que entre es n1arcada1nente diferente, o cuando a causa del cultivo, su hábitat origi-
e,110.000 Y el .2.?00 I~.P., con10 resulta~o de la d?n1esticación de plantas nario expcrÍlnenta una ~ensible transforn1ación (cf. Barra u, 196 7).
) an1n1ales: se rntr.adu¡eron en las creencias y prácticas culturales del Viejo
Mui~do n1as c?inb1os de natu.r~leza fundainental que en todos los millones
de anos anteriores de evoluc1on cultural. El Neolítico en el ·oriente Medio

La primera transición de la caza y la recolección a un niodo de produc-


El Neolítico ción neolítico que aparece en el registro arqueológico ocurrió en el Oriente
Medio. Esta región se extiende desde el Valle del Jordán hasta el sur de
,., El tér1n!no Ne?lítico si~nifica literal1nente «edad de piedra nueva». 'furquía en dirección norte, hacia el este, hasta las cabeceras de los ríos
(,\1ando se 1ntrodu10 por prunera vez en el siglo XIX) otorgaba reconoci~ Tigris y Eufrates, en Siria e Iraq, y hacia el sur a lo largo de las dos faldas
n11e~to a 1~ a~)arición de. instru1nentos líticos que habían sido preparados de los niontes Zagto_s, que foi-n1an la frontera entre Irán e Iraq. Se han
1ne~1ante tecn~cas de pul11n~ntado. 1-Ioy en día, el térn1ino se utiliza para identificado en varios lugares de esta región cebada, trigo, cabras, ovejas y
designar no solo nuevos n1etodos de trabajar la piedta sino tan1bién nue- cerdos domesticados que datan del período comprendido entre el 11.000
vos n1étodos de producción de alimentos. Durante el N~olítico se logró un y el 9.000 B.P. Hay indicios de que el área de domesticación más antigua,
n1ayor contr?l de la reproducción de plantas y anin1ales gracias al desarro- en especial del ganado vacuno, los cerdos y las cabras, se extendió por el
llo de la agncultma y la ganadería. Esto a su vez sentó las bases materiales oeste hasta Grecia (Protsch y Berger, 1973; cf. Bokonyi, füaiwood y Reed,
P.ªr~ el surgitnie~t? de densos asentamientos sedentarios y un rápido cre- 1973). Todo parece indicar, ade111ás, que las legun1inosas -guisantes, habas
c11n1ent? demografico. E~ Ho1no sapiens dejó de ser una especie rara para y garbanzos- fueron do1nesticadas casi al niismo tien1po que los cultivos
con;ert1rse en una especie. abundante. Asimismo, la agricultura y la gana- básicos de cereales (Zohary y Hopf, 1973).
der1a prepararon el escenario para profundas modificaciones en la economía La región en la que tuvo lugar la transfonnación neolítica corresponde
do1néstic~ .Y política centradas en el acceso a la tierra, el agua y otros re- aproxitnada1nc1:ite a las áreas en las que el trigo, la cebada, los guisantes,
cur~os bas1cos y para la aparición de diferencias en riqueza y poder. Sin la las lentejas, las cabras y las ovejas se presentan de modo natural en un
agncultura no se bub1era producido el desarrollo de las ciudades, estados estado silvestre (Hadan, 1975; Zohary y Hopf, 1973). Al final del Pleis-
e 1mpenos. Todo lo que hoy se considera bajo la rúbrica de sociedad indus- toceno, los pueblos del Oriente Medio incorporaron estas plantas y animales
a su provisión. de alimentos n1ediante técnicas de caza y recolección. La
156
158 Introducción a la antropología general
El Neolítico y la aparición de ciudades y estados 15)1
cultura de estos pueblos era una forma local del Paleolítico terminal (o
una ~er~ión del Mesolítico en el Oriente Medio). En esta región las formas Jndicios de un modo de vida preagrícola y aldeano en el cual se practica-
espe~1aliza.das de caza 1nayor e1npezaron a ser sustituidas por estrategias de ban la siega, el tostado y el aln1acenan1iento de granos se han hallado en
subststencia de espectro amplio ya hacia el 20.000 B.P. Los elefantes, ri- ZH\VÍ Che1ni Shanidar, Iraq) en la cuenca alta del río Tigris, y en Karem
nocerontes. e hipopóta1nos desaparecieron incluso antes (Mark Cohen, 1977: Shahir, en las faldas de los 1nontes Zagros, dos yacünientos _cuya antigüe-
132). Al igual que los pueblos mesolíticos europeos los habitantes del dad ha sido datada entre el 12.000 y el 10.000 B.P. (S)ocki, 1964). Tam-
O~ient.e Medío de finales del l)leistoceno tenían utillafes que co1nprendían bién se han descubierto en Tell Mureybat (10.000 B.P.), en la cabecera
1n1crolit~s, arpones dentados, agujas de hueso y anzuelos, y explotaban una del río Eufrates, en Siria. En este últüno caso se encontraron casas con
gra1; ~arreciad ~e recursos alin1entarios: caza menor, pescado, tortugas, aves p;tredes de arcilla, piedras de 1n91er y pozos para tostar, junto con 18 tipos
ac~1aticas estacionales, caracoles terrestres y marinos, n1ejillones y cangrej9s, diferentes de semillas silvestres, incluidos el trigo y la cebada. Estos pobla-
asr con10 legu111bres, nueces, frutos y otros alünentos vegetales. No obstan- dos sedentarios de carácter preagrícola han revolucionado todas las teorías
te, una diferencia crítica fue que los habitantes del Oriente Medio hicieron anteriores sobre el origen de Ja agricultura. Antes de 1960, era lugar co-
u_n uso creciente de las sen1illas de gran1íneas, incluidos los antepasados n1l1n pensar que la vida sedentaria en aldeas tuvo que ser posterior, nunca
silvestres del trigo y Ja cebada. La ausencia de estos granos silvestres en anterior, al desarrollo de las especies don1esticadas. Sin einbargo, actualn1en-
el espectro an1plio de recursos explotables en la Europa occidental explica 1e se sabe que los cazadores y recolectores pueden vivir en asenta1nientos
tal vez el he~ho de que la transforn1ación neolítica no se originase directa- rclativa1nente densos y sedentarios si los recursos que explotan se concen-
n1ente a partir de la base n1esolítíca de esta región. tTan en áreas restringidas, con10 es el caso de los bancos de n1oluscos) los
Inicial1nente 1 la aportación de estos cereales a la provisión de alin1entos peces que nügran río arriba para desovar y los can1pos de gra1níneas sil-
fue, relativa1nente, poco in1portante. Su uso se veía lin1itado por varios vestres.
problemas técnicos. En primer lugar, la maduración del trigo y la cebada J. D. Harlan ha demostrado que, en determinados parajes de Turquía
silvestres se produce durante un período de tres semanas a finales de la y otras partes del Oriente Medio, el trigo silvestre es todavía Jo suficiente-
prin1avera. Por tanto, si estos cereales habían de fortnar parte de la dieta n1ente abundante como para que un individuo provisto de una hoz con hoja
durante un período extenso del año, debían set cosechados en cantid3dés de sílex pueda recoget un kilogra1no de cerales por hora) o con10 para que
bastante respetables. Ade1nás 1 el procesa1niento de la cosecha de1nandaba una una familia de recolectores expertos, trabajando durante un período de
in1portante inversión de inane de obra adicional. La tecnología requerida por tres se1nanas) recoja n1ás granos de los que 1 posiblemente, podría consumir
el m.is1n? era en sí bastante con1pleja, puesto que las semillas tenían que en un año entero. Con10 ha observado Kent Flannery: «Después de todo,
ser hn1p1adas, tostadas (para ron1per la cáscara)) descascarilladas aventadas ¿<1dónde se puede ir con una tonelada inétrica de trigo }ünpio? Se requiere
molidas y cocidas. El transporte de las pesadas piedras necesa~ias para l~ instalaciones para altnacenarlo, y es necesario que sean lo suficiente1nente
molienda sería especiahnente gravoso para grupos con un modo de pro- iinperineables con10 para que el grano no ger1nine en la estación hú1neda
ducción nómada de caza y recolección. La solución obvia a todas estas del invierno» (1973: 280).
dificultades era asentarse en viviendas relativa1nente pern1anentes en las
cuales pudiera aln1acenarse el grano e instalarse el pesado equipo d'e n1o1er
y tostar. Los grupos del Oriente Medio habían empezado a establecerse Los orígenes de la agricultura
en poblados permanentes, como inínímo) 1.000 aí1os antes de la explotación
de variedades domésticas de trigo y cebada (D. Harris 197 5 · Flannery Así pues, los poblados preagrícolas del Oriente Medio eran adapta-
1973). ' ' ' ciones a la necesidad de aln1acenar el grano silvestre, transforn1arlo en hari-
Por ejemplo, en el Monte Carmelo, Israel, los miembros de un pueblo na y convertirlo en tortas planas o gachas. L.a construcción de casas, vallas)
prehistórico conocido con10 los natufienses excavaron depresíones en forma 1ostaderos, n1uelas y pozos de aln1acena1niento puede considerarse con10 una
de cuenca delante de sus abrigos rupestres, trazaron caminos empedrados inversión de capital en futuros 1nercados de cereales. Y las gentes que rea-
y construyeron círculos de piedra en torno a Jo que parecen ser hogares lizaron tal inversión serían reacias a abandonarla para desplazarse a otro
permanentes. En el valle del río Jordán, en el yacimiento de Mallaba lugar.
(12.000 B.P.) se han excavado cimientos de piedra de casas redondas con Para que el siste1na de recolección de granos silvestres sea viable du-
pozos enlucidos para altnacena1niento. Por lo den1ás, las «hoces» de sílex rante algún período de tie1npo) los recolectores deben abstenerse de cose-
halladas en estos yaciinientos aducen que los natufienses cosechaban gra- char todos los tallos en un campo concreto. Muchos pueblos cazadores y
nos silvestres. Tales instru1nentos revelan su función por un brillo especial recolectores contemporáneos practican, precisa1nente, una recolección se-
que adquieren las hojas de sílex empleadas para cortar tallos herbáceos. lectiva de este tipo para asegurarse futuras recolecciones de las n1isn1as
cosechas silvestres. Así, inediante cosechas selectivas de cereales cotnple-
160 lntroducción a la antropología general El Neolítico y la aparición de ciudades y estados 161

i11entadas con la caza y otras actividades de recolección, los poblados conse-


guían alin1entarse sín tener que desplazarse.
Ahora bien, la recolección selectiva de cereales no es tan eficiente
con10 la agricultura propiatnente dicha y no puede inantener densas pobla-
ciones regionales. La dificultad radica en que, en su estado silvc:¡trc, las
espigas del trigo y la cebada consisten en un eje frágil al que se fijan las
cáscaras de las semillas. Cuando está maduro, el eje (llamado raquis) se
quiebra con facilidad. Los tecolectores pueden desplazarse por un ca111po
de granos silvestres, cortando la espiga entera o descascarillando las se1ni-
llas con los dedos. En cualquier caso, su actividad hace que caigan al suelo
las espigas n1ás frágiles (si es que el viento no lo ha hecho ya), y éstas son
las únicas que se replantan. Y lo que los recolectores necesitan son plantas
cuyas se1nillas n1aduras no sean desalojadas por los vientos del año venidero
antes de que los recolectores puedan cogerlas. Sin einbargo, éstas son 1 jus-
ta1nente, las que se llevan de vuelta a casa para consu1nirlas: Se diría, pues,
que las gentes efectúan ínconscienten1ente una selección contraria al rasgo
n1ás esencial para la cría de granos do1nesticados. ¿Có1no se invirtió el sen~
tido de esta selección? Una teoría consiste en que, cuando se transportaban
al poblado vainas de granog con raquis duros para ser trilladas y aventadas,
las se1nillas se dispersaban accidentahnente en el área alrededor de las
casas, en la cual la presencia de desechos y basura aportaba condiciones
ideales para su crecinüento. El siguiente paso consistiría en plantar delibe-
radan1ente estas se1nillas de raquis duro en el área favorable alrededor del
poblado. Finaln1ente, se percatarían de que sen1brando se1nillas de algunas
plantas con buenas cualidades para la recolección brotaban can1pos enteros
de plantas de raquis duro. Otro catnbio iinplícó la selección de cáscaras
que no se adherían sólidainente a las se1nillas y que se desprendían con 1 3. CABRA (7.500 a. C.}
13 ABEJA MELIFERA
Valle del Nilo. Egipto (3.000 a. C.)
facilidad durante la trilla ..En las variedades silvestres, las cáscaras tenían ! Ali Kosh, Irán ; México (? a. C.)
que set calentadas y después aporreadas y aventadas para separar el grano. --~--1 ------ 1
i ,---
~ 4. CERDO ("!.000 a. C.) ! ~ 14. BUFALO DE AGUA (2.500 a. C.J
Esto puede explicar la presencia en los poblados más antiguos de hoyos y
!, I_

~ Cayiinü. Turquía ! --r71 Valle del Indo, Pakistán

hotnos de tierra subterráneos para tostar (véase supra). Otros ca111bios ¡..--..,..~-~-· 1 ~------i--------·---------·-----~ -~
genéticos deseables -conducentes a espigas 1nás grandes con múltiples hile- 1 --. 1 s. GANADO VACUNO (5.500 a. C.) i ~ 1s. PATO ( e) :
f-
1' l

i .,...,,. 1 Tesalia. Grecia. Anatolia. Turquia !, ·¡ Oriente Medio 2.500 a. .. . ----


¡-----¡
_,I

México (?a. C.) ___ _


ras de sen1illas- se lograron siguiendo una sencilla regla: plantar en vez
de consunür las sen1illas de las plantas con los rasgos más deseables. 6. CONEJILLO DE INDIAS (6.000 a. C.) i .. 1¡• 16
. YAK (2.500 a. C.)
L----l-
1 1

----¡ v~~.e de Ayacucho. Peni ~



__ Tibet

~--ll
1

"1

1
7. 1:_
GUSANO DE SEDA (3.500 a. C.)
Hsi-yin-t"sun, Ch; na :
11...
T"" '
H, 1 AVES DE CORRAL (2000 ,.-C).
Valle del Indo. Pakistán __ _
La domesticación de animales

¿Qué se produjo prünero: la do1nesticación de ovejas y cabras o la del


trigo y la cebada? No se puede o debe dar ninguna respuesta categórica.
Los animales y plantas domesticados y la gente que dependía de ellos for-
i--~-t~~1,~~1,~~~::L'""---·~=-~ :-i-~ : :~ : ~·: ~ '.~,2,: 0
IJI' ¡ Valle del Nilo. Egipto i j .,,. Alemania
1
'
-c~:~LLO-~=~TRIANO
1
n1aban parte de un único ecosiste1na. Cuando los co1nponentes hun1anos ---¡:1-.-0-.
r-. . .
TI
(3.000 a. C.) l,,·_ ¡lf-------L....-- i 20. ALPACA (1.500 a, C.)
e1npezaron a obtener su energía alünentaria de una nueva forma, otras URSS meridional .,, 1 Altiplanos andinos. Perú

plantas y anin1ales establecieron nuevas relaciones entre sí. Por ejemplo, ----+-----------------------, r'\ii'--t---~------
._ j 11. DROMEDARIO (3.000 a. C.) [! ! 21. RENO (1.000 a. C.)
las gra111íneas silvestres entre las que se incluyen los antepasados del trigo Jí)I 1 Arabia Saudí :1 Valle de Pa~yryk. S;beria. URSS
1

y la cebada, constituían una fuente ünportante de alimento para las ovejas


_____ _L ____ ,,, - -- - --------~I L___ ,_ -'----··----·-··---
162 Introducción a la antropología general El Neolítico y la aparición de ciudades y estados 16)
l
Y cabras salvajes. Cuando los poblados permanentes se ubicaron cada vez junto con trigo y cebada do111esticados; en Jericó, Jordania, había varieda-
n1ás. a inenudo en n~edio de densos ca1npos de cereales, los tebaños de des de trigo, cebada y cabras hace 9.800 años, y se ha descubierto el n1Ísn10
ovejas y cabras salvajes entraron forzosa1nente en contacto cada vez más co1nplejo en Jarmo, Iraq, con una antigüedad que se ren1onta a 8.800 años
t:¡strecho con los hu1~1a:1os. Con la ayuda de perros) la gente podía e1npezar (lJiggs y ]arman, 1972; Herre y Rohrs, 1978; Harlan, 1978; Protsch y
a controlar l?s mov11111entos de estos rebaños, reteniendo per1nanenten1en- Bcrger, 197 3). Se han excavado n1uchos otros yaci111ientos neolíticos. de
te a .I~: ove1as y las cabras en los n1árgenes de los ca1npos de cereales si1nilar antigüedad 1 y cada año salen a la luz otros nuevos. Un con1pfejo
pern11uendoles con1er los rastrojos, al tie111po que se las niantenía alejada~ preneolítico de consun10 de cereales en el valle del Alto Nilo, con 'Una
del grano n1aduro. En otras palabras, la caza pudo sünplificarse de repente. antigüedad de 15.000 años, sugiere que hay que ampliar la búsqueda de
Los cazadore~ ya .n~ tenían que desplazarse hasta los anitnales; éstos, qur las comunidades neolíticas i11ás antiguas hasta incluir áreas en las que ya no
encontraban 1rres1subles los ca1npos de espesa vegetación, se acercabal1" a se encuentran las plantas y anitnales ancestrales en su estado silvestre (Wen-
l?~ cazi:1dores. E~to habría producido un incren1ento temporal en la produc- dorf, Schild y Rushdi, 1970). Los nuevos descubrimientos relativos al trigo
~1011. de carne. S1n etnbarg?, a la larga, la difusión de la agricultura acarrea domesticado en Nahal Oren, Israel, pueden hacer retroceder la fecha de
1ncvitable1nente el agota1111ento y la extinción final de los recursos regiona- la domesticación de cereales hasta el 11.000 B.P. (Flannery, 1973: 275).
l~s .de caza. A 111enos que se ton1en inedidas para controlar la tasa de cre-
c1nuento de la producción, las especies salvajes ven n1ern1ado su espacio
natural: Y . ~ los caz~dores les resulta 1nás fácil localizar a su presa. La Las causas del Neolítico
don1est1ca:1c:n de oveJas y cabtas se puede considerar, pues, como el primer
gran n1ov1n11ento de conservación. Al alítnentat deliberadan1ente a los ani- Los primeros intentos de co1nprender la trans1c1on al Neolítico se víe~
1nales puestos e1: peligro y al sacrificat sólo a los 1nacbos y proteger a las ron entorpecidos por la creencia de que todos los cazadores y recolectores
hen~bras, !as ove¡as y las cabras fueron retiradas de la lista creciente de es- llevaban una vida «desagradable, vil 1 embtutecida», que ttanscurría en
pecies valiosas que se habían extinguido desde finales del Pleistoceno (Har- una búsqueda gtis e interminable de caza y sustancias con1estibles. En los
ner, 1970; M. Harris, 1977). l1ltimos afios como vere1nos en el capítulo 11, los antropólogos han nios-
1

Los pasos que conducen a la n1odificación genética de los animales t-rado que los cazadores y recolectores gozan de niveles niás altos de salud
~on1esticad~s se dieron fáciln1entc. Muchos cazadores y recolectores y hor- y nutrición y de mucho 1nás ocio que la mayoría de los pueblos agrícolas
t1cultotes simples conteinporáneos tienen anin1ales do111éstícos pata fines (Sahlins, 1972). Sin embargo, esta «opulencia» sólo se puede mantener
~o ~c?~ón1icos. No fue la falta de conocin1ientos sobre los anin1ales lo que 1nediante una estricta limitación del ta1naño de la población y únicamente
1111p1d10 a los p;1eblos preneolíticos criar estos anÍlnales en gran nún1ero y en la n1edida en que las condiciones climáticas y ecológicas son favorables
usarlos con10 al11nento o para extraet de ellos otro tipo de beneficios eco- a la supervivencia y reproducción de las plantas y anin1ales co1nestibles.
nótnicos. Más bien, la liinitación principal consistía en que las poblaciones Se dispone de elementos de juicio que indican que, después del Pleistoce-
hu111ana~ ptonto se que~arían sin alin1entos para sí nüs1nas si tuvietan que no, los habitantes más antíguós del Oriente Medio afrontaron una situación
cornpartirlos con poblaciones grandes de anÍinales. Pero el cultivo de cerea- ecológica deteriorada y experimentaron una cteciente presión de1nográfi-
les. abrió nuevas posibilidades: las oveías y cabras se ali1nentaban de ras- ca. El modo de caza y recolección de espectro amplio se puede interpretar
troJ?s Y de otras partes no co111estibles de las plantas don1esticadas. Se las como una respuesta a una dís1ninución en la disponibilidad de proteínas
pocha. encerrai- en co;-rales, .alilncntar con tastrojos, ordefiarlas y sacrificarlas procedentes de la caza mayor y de plantas ricas en calorías. El hecho de
selectivan1ent~. A d1ferenc1a de las fases iniciales de la do1nesticación de que la recolección de sen1i1las, que requieren una complicada elaboración
plantas, la cna de rasgos deseables habda sido bastante sencilla. Los ani- para su transformación en harina 1 asumiera tal importancia entre los natu-
1nales que .eran de:11asiado agtesivos, que crecían n1uy Ientan1ente 0 que fienses y otros cazadores y recolectores preneolíticos sugiere que sólo po-
eran. ~le1nas1~do de.lic~dos se s~c;·ificaban antes de alcanzat la edad de tepro- dían mantener un nivel de vida alto trabajando más tiempo y más
ducc1on. Po1 cons1gu1ente 1 teot1ca1nente, es probable que la do1nesticación duramente que los más opulentos pueblos del Paleolítico Superior. En
de plantas Y anitnales ocurriera sincrónícainente en el Oriente Medio coino efecto, hay alguna justificación para interpretar la época de los modos de
parte de un proc.eso regional generalizado de ca1nbio cultural y ecológico. producción de espectro amplio en Europa, el Oriente Medio y otras regio-
.Esto pa1_-ece confirn1arse por las ten1pranas fechas en que e1npiezan a apa- nes) que precede al desarrollo de la agricultura, como una <~crisis» prehis-
recer animales y plantas do1nesticados. tórica en la producción de alimentos (Mark Cohen, 1977) .
.En Zawi Che mi Shanidar, una de las aldeas más antiguas de Iraq, las 1 En ausencia de las modernas técnicas anticonceptivas y abortivas, la
ove¡as domesticadas aparecieron poco después del 11.000 B.P.; las cabras limitación del crecimiento demográfico no se puede alcanzar sino a costa
domesticadas más antiguas (9 ..500 B.P.) se han hallado en Ali Kosh Irán de graves penalidades psicológicas y físicas. Los principales medios de que
' ' 1l

J
164 Introducción a la antropología general El Neolítico y la aparición de ciudades y estados 165

disponen los pueblos preindustriales son Ja continencia sexual, la prórroga nl'ilización de las tierras de pasto para el cultivo de alünen~?s y ~ los .~leva­
del período de lactancia a tres o cuatro años (véase p. 216), los abortos dos gastos que supone alin1entar al ganado con granos. ~sta situac10~1. se
en condiciones precarias y peligrosas y Ja n1uerte de neonatos y nifios por vio agravada por las desigualdades en el accc~o a los bienes y. se~v1c1os
negligencia o maltrato. La adopción del modo de ptoducción agrícola ha- relacionados con el surgüniento del Estado (vease el apartado s1gu1ent_e).
bría reducido la necesidad de recutrir a estos re1nedios, psicológica y físi-
can1ente costosos, para aliviar la presión de1nográfíca causada por la crisis
alin1entaria. Al controlar el ritn10 al que las plantas captan la energía solar, . '"fiEGION DEL CRECIENTE FERTIL
la agricultura pennite la concentración de poblaciones humanas inás densas U.R.S.S

en un !1ábitat antes explotado sólo n1ediante la caza y la recolección. Ade- TUROUIA

n1ás, la agricultura reduce el costo de la crianza de los niños. Entre los CS}.-
zadores y recolectores, seguir teniendo hijos resulta costoso porque hay que • c;:atal Huyuk
transportarlos a lo largo de grandes distancias y porque los niños no se
convierten en cazadores eficaces hasta que alcanzan la adolescencia. Con
la agricultura, en can1bio, cuanto n1ayor es el nún1ero de niños) 1nás plantas
y anin1.ales se pueden cuidar. IJos hijos pueden etnpezar a trabajar a una
edad te1nprana en diversas tareas sencillas relacionadas con la plantación, hfat LISANO
la escarda y el pastoreo y pueden «costearse» fácílinente su crianza, al 1ne- Ml'<illl!1t<11WO

nos n1ientras haya suficiente tierra disponible (o caza cuando no hay anin1a-
les don--~::;ticados; véase p. 385). Aden1ás, las n1ujeres se ven libres del es-
fuerzo que supone el transporte cotidiano de las criaturas durante largos
recortidos. En los poblados pern1anentes hay 1nenos necesidad de einpren-
der viajes largos y, por consiguiente, las penalidades relacionadas cun Ja
reducción del intervalo de tien1po entre sucesivos partos se reducetl. Tal
vez fue esta reducción en el «costo» por hijo y n1ujer el factor decisivo de
la concentración inicial en la rcco1ecciórl de sen1illas, incluso antes de la AílA81A SAUDI

don1esticación de plantas y anilnales (Sussn1an) 1972; Sengel, 1973; Lee, - Zona de yOC•mJentos
Millas
1972b; Dumond, 1975).
Antiguos poblados neolíticos como Cata] Hüyük (véase el siguiente
apartado) testin1onian un alto nivel de vída 1 del que gozaban todas las per-
sonas por igual, sin distinciones de clase. J..,as proteínas anünales (carne y El Neolítico y las «revoluciones» urbanas
productos lácteos) per cápita, ptobable1nente, eran tan abundantes con10
durante la época de los cazadotes de grandes mamíferos del Paleolítico Su- Una vez traspasa_do el urnbral ha~ia el plen? status /n.eolítíc?, ~parec~e­
perior. Sin en1bargo, la población creció rápidan1ente, sobrepasando las ron con una rapidez explosiva especies don1esticadas, uttles, tec17~cas p10:
tasas anteriores de crecin1iento. La tasa de crecin1iento durante el Paleolí- ductivas y forn1as de vida social nuevos. En realidad, esta «explos1on» ,du1·o
tico se estima en sólo 0,0015 por 100 y año (Hassan, 1978: 78), lo que desde el 10.000 al 5.000 B.P., pero durante este lapso la tecnologrn, 1a
da una población en el Oriente Medio de unas 100.000 personas en el \lrganizacíón social y la ideología can1bíaron niás drástican1cnte que duran-
10.000 B.P. (Carneiro e Hilse, 1966). Se estima que la tasa alcanzó una 1c Jos 2 ó 3 1nillones de años precedentes. . .
media del 0,1 por 100 entre el 10.000 y el 6.000 B.P. Esto significa que - Por razones posíble111entc relacionadas con un incrcn1cnto de la act1v;-
la población se duplicaba cada 700 años. Así, partiendo de la cifra de dad bélica, se construyeron pequeñas ciudades ~n1uralladas ~oca des1~ues
100.000 habitantes en el 10.000 B.P., la población del Oriente Medio al- de la aparición de los anin1ales y plantas don1cst1cados: La 1~1as ason~b1osa
canzó probablemente los 3,2 millones poco antes del 6.000 B.P.; es decir, de estas ciudades fue Jericó, cuyas n1urallas y torres nias antiguas datan de
se incre1nentó 30 veces en 4.000 años. En este tie1npo, las especies don1es- hace 10.000 años. Situada en un oasis, Jericó probable1~1~nte controlaba el
ticadas originarias y las técnicas neolíticas ya no podían 1nantener el alto . con1crcio de sal del n1ar Muerto; ocupaba una cxtcns1011 de 10 acres, Y
rendin1iento per cápita e ínput de trabajo catacterístico de los años en que tenía una población estimada en 2.000 habitantes (Hamblin, 1~73). Hacia
la tierra era abundante y la población reducida. En concreto, las proteínas el 8.750 13.P., existían ciudades de ladtillos de adobe que ocupaban exten-
anin1ales per cápita probablen1ente se hicieron más escasas debido a la siones de 30 acres o 1nás.
166 Introducción a la antropología general L! Neolítico y la aparición de ciudades y estados 167

Una de estas localidades) Catal I-Iüyük) en el sur de Turquía, encierra Ne fusionó con la de organízar y controlar los siste1nas de abasteciiniento
un conjunto deslu1nbrante de objetos de arte, tejidos, pinturas murales d(' agua y regular la distribución de las cosechas de cereales. La tarea de
decorativas y esculturas (Mellaart, 1967). El pueblo de Cara! Hüyük cul- organizar la producción, distribución, con1ercio y defensa fue gradualn1en"
tivaba la cebada y tres variedades de trigo, y criaba ovejas, cabras y perros. 1c nsunüda por una jerarquía político-religioso-111ilitar, que for1nó el núcl.~o
La caza todavía era 1nuy importante, siendo las presas inás comunes el de las prin1eras burocracias estatales.
cerdo salvaje, el ciervo rojo y el buey salvaje. La gente vivía en casas Estos grupos elitistas ptoporcíonaban servicios en forina de có1npUto
rectangulares de un solo piso que daban a patios, construidas con ladrillos nH.:dinnte calendarios, provisión de raciones de e1nergencia, apoyo a los es-
secados al sol. No había puertas; se entraba a través de un agujeta en los pecialistas artesanos y ccre1noniales religiosos. Con el tiernpo, se convirtie-
tejados planos. ron en clases explotadoras cuyo poder despótico se asentaba en el control
Hace unos 7 .500 años, el ganado vacuno se incorporó a la lista ele de una fuerza policial y nülitar. Mediante la itnposición de diversas for1nas
anin1ales do1nesticados. A causa de su corpulencia y fuetza, constituye por de t ributacíón, las clases dirigentes dinásticas consiguieron desviar una par-
derecho propio un progreso in1portante. Enganchado a arados, que se in- le sustancial de las cosechas de la población agrícola hacia en1presas csta-
ventaron hacia el 5.500 B.P. o incluso antes, el ganado vacuno pernlitió 1alcs1 in1pidiendo así a los ca1npesinos productores de alitnentos reducir
labrar una extensa variedad de suelos víi-genes. Al crecer la población, los 'ills {~sfuerzos productivos o gozar del ocio o seguridad que vincula1nos
asentamientos en poblados se difundieron por la zona n1eridional) fértil in1uitiva pero errónea1nente a la adopción de tecnologías avanzadas. La
pero seca, del valle del Tigris-Eufrates. Los densos agrupamientos de aldeas pn1ilatina extensión de las obras de tegadío proporcionó nuevos n1edios de
y pequeñas ciudades, confinados en principio a los márgenes de las corrien- (iinsolidar e intensificar el poder de la élite dirigente sobre la gente y la
tes de agua naturales, tuvieron que recurrir cada vez más al regadío artifi- 11111uraleza. Exa111inaré n1ás detenidan1ente estos procesos en el capítulo 17
cial para regar sus campos de trigo y cebada. Hacia el 6 .3 50 B .P. se levan- (d. Childe, 1952; Wittfogel, 1957; Braiwood y Willey, 1962; R.
taron templos monumentales de ladrillo de adobe en el centro de importan- Mo\dams, 1966, 1972; Mitchell, 1973).
tes ciudades como Eridu y Al Ubaid. Finalmente, como en Uruk, entre el
5.800 y. el 5.200 B.P., aparecieron las primeras ciudades cuyas calles, casas,
teinplos, palacios y fortificaciones ocupaban extensiones de cientos de acÍ·es l.n difusión del Neolítico
y estaban rodeadas por miles de acres de campos de regadíos.
El catálogo de logros tecnológicos comprendía el hilado y tejido (inven- Ln enonne distribución geográfica de los útiles sobre núcleo, lasca y
ciones neolíticas inuy antiguas), así co1no la cerá1nica) la fundición y cola- 11oi" del Paleolítico demuestra los poderosos efectos de la difusión cultu-
do del bronce, el ladrillo cocido, la ina1npostería con arcos, el torno del r-n!. Las grandes innovaciones tecnológicas han tendido a difundirse a todas
alfarero, los barcos de vela, los primeros vehículos de ruedas, la escritura, !ns regiones del globo a las que se adaptan ecológica1nente. Durante todo
los calendarios para co1nputar el tien1po, pesos y inedidas, y los inicios de el Pnleolítico 1 la tasa de difusión de Ílnpottantes desarrollos tecnológicos
las n1atcn1áticas. Aquí, y por pri1nera vez, ]as con1unidades hun1anas se f11e superior a la de inpovacíón. Sin embargo) el progreso del Neolítico
dividieron en gobernantes y gobernados, ricos y pobres, individuos que ahritS tantas posibilidades culturales y ecológicas nuevas que se invirtió esta
saben leer y escribir y analfabetos, ciudadanos y ca1npesinos, artistas, gue- rclnción. Por prin1era vez en la historia del 1nundo, nuevos siste111as ecoló-
rreros, sacerdotes y reyes. gÍ1:0-culturales se sucedieron rápidan1ente unos a otros, con n1ás rapidez
Volveremos sobre la cuestión de las causas generales del desarrollo de ;¡t~ l:i que podían difundirse a regiones potencialn1cnte receptivas. Así, el
las ciudades y estados en el capítl1lo 17. El proceso de formación de estados período comprendido entre el 10.000 y el 5.000 B.P. marcó el inicio de
de Mesopota1nia (la región situada entre los ríos Tigris y Eufrates) parece desigualdades drásticas no sólo dentro de los sistetnas sociales) sino tarn-
haber itnplicado varios factores que se repiten en otras regiones en las que hién entre ellos. En realidad, la agricultura se estaba difundiendo todavía
se desarrollaron ciudades y estados después de la aparición de las aldeas h:icia regiones tan lejanas con10 Patagonía y Australia cuando la oleada de
agrícolas. Los suelos 1nesopotá1nicos eran su1nan1ente fértiles, pero debido rasgos neolíticos fue arrollada en todas partes por los efectos convulsivos
a la carencia de lluvias, fue necesario el regadío para au1nentar e intensificar del colonialís1no y la industrialización euroatnericanos.
la producción agrícola. Al crecer la densidad demográfica, también lo hizo La difusión del cornplejo neolítico se retrasó y se con1plicó por las di-
la co1npetencia dentro y entre asenta1nientos locales por el acceso y control fknltades que entrañaba el trasplante y puesta en explotación de las espe-
del agua necesaria para el regadío. Mesopota1nia era tan1bién deficitaria en cies do1nestícadas en ecosisten1as con1pleta1nente distintos de sus hábitats
piedra, 1ninerales 1netalíferos, 1nadera y inuchas otras n1aterias prin1as. Estas on1u1«1les. El ecosisten1a de los cazadores europeos del Mesolítico, pot po-
carencias se con1pensaban n1ediante el con1ercio extensivo con otras regio- 11cr un caso) difería básíca111ente del que dio lugar a las especies don1estica-
nes; así, la necesidad de organizar y controlar las actividades comerciales d11s del Oriente Medio. Estas últünas) a excepción del cerdo (véase infra),
168 I ntroducción a la antropología general El Neolítico y la aparición de ciudades y estados 169

no se podían transferir directamente a regiones boscosas. (En realidad la el mijo de Pan-p'o como el producto de un desarrollo independiente, ya
domesticación del cerdo en Grecia tal vez se remonte a fechas tan tempra- que si éste se hubier a obtenido a través de la difusión, lo lógico sería que
nas como las de cualquier otro lugar [Protsch y Berger, 197 3] .) De ahí su cultivo se hubiera aplicado por primera vez en regiones de lluvias más
que la difusión de la agricultura a Europa entrañara modificaciones sustan- nbundantes o en los valles fluviales . Aunque los suelos vírgenes de loes.,Je
ciales en el sistema neolítico originario. Por esta razón, Europa siguió un China son extremadamente fértiles, tienen el inconveniente de necesitar :un
curso hacia la urbanización radicalmente distinto del del Oriente Medio 11110 de meteorización antes de poder ser trabajados. Por lo demás, las pfin-
(v.~ase p .. 366). Incluso los cereales, como en el caso del centeno, avena y ripales variedades de mijo halladas en Pan-p'o poseen antepasados silvestres
m110, tuvieron que experimentar modificaciones importantes para sobrevi- que se daban tanto en China como en Europa.
vir en el clima europeo, generalmente más frío y húmedo. Hacia~ el En Europa, el mijo domesticado más antiguo se ha hallado en Argissa,
8.500 B.P., las comunidades agrícolas se habían establecido firmemente en Grecia, y ha sido datado hacia el 7.500 B.P. Si consideramos el lapso de
Grecia. En el siguiente milenio, habían avanzado hacia las llanuras de 1iempo requerido para que el trigo y la cebada llegaran a la India, parece
Hungría y extendido por la cuenca del Danubio. La continua penetración sumamente improbable que hubiera alguna conexión entre los inicios del
del complejo neolítico se vio acompañada de una extensa quema de los cultivo de mijo en Europa y China . Aún lo es más que la domesticación
bosques del centro y norte de Europa. En el 6.000 B.P., la agricultura del cerdo en el Oeste estuviera relacionada con su domesticación en el
había alcanzado España, el mar del Norte y el sur de Inglaterra, aunque l•:ste . El cerdo era un componente marginal en el complejo agrícola del
el estilo de vida neolítico sólo se generalizó en las islas Británicas hacia el Oriente Medio, pero en China siempre ha desempeñado un papel capital.
5.500 B.P. (Murray, 1970; Herre y Rohrs, 1975; Renfrew, 1973). Como Al parecer, el mijo proporcionó la base energética para las primeras
ya se ha señalado (p. 119), hay una base genética para concluir que la difu- ciudades chinas, ubicadas a lo largo de las llanuras de aluvión de la parte
s~~n del complejo neolítico por la Europa septentrional implicó la emigra- central de la gran curva del río Amarillo. Su antigüedad ha sido fijada en
c10n real de pueblos agrícolas pioneros del Asia sudoccidental. 11.000 años. Finalmente, durante el período comprendido entre el 3.300

y el 3.000 B.P., el trigo y la cebada llegaron a China y fueron incorpora-


dos al sistema agrícola. Pero en esta época se pr acticaban ya otros dos cul-
El Neolítico en el este de Asia
1ivos importantes, el arroz y la soja, desconocidos en Europa y el Oriente
Medio. El arado y los bueyes del Oriente Medio llegaron todavía más tar-
El Neolítico del Oriente Medio se desplazó hacia el este con la misma de (2.000 B.P.).
rapidez. Alcanzó Afganistán y Pakistán hace unos 5.000 años, y el valle Todo eso indica que el primitivo sistema de cultivo de campos y gana-
del Indo, hace 4.500 (Vishnu-Mittre, 1975). No obstante, rebasado este dería del nor te de China se desarrolló con independencia del Oriente Medio
punto, el papel de la difusión se vuelve oscuro. Se dispone cada vez de (lfo, 1975, 1978; H adan 1978; Chang, 1973 ). Además, ca~a vez. se dispo-
más datos de que China y el Sudeste asiático fueron los centros de una ne de má:; elementos de juicio que sugieren la posible existencia de una
o más «revoluciones» neolíticas en la producción de alimentos, basadas en segunda transición independiente al Neolítico en la China central, en las
un complejo de especies domesticadas distinto del del Oriente Medio y, en llanura,s fluviales del bajo Yangtse y Huai, y una tercera transición en las
buena medida, totalmente independiente de las influencias que emanaban regiones costeras del sudeste (Chang, 1977a y b). De todas formas, los
de esta última región.
detalles de estas secuencias son todavía oscuros. Al igual que en Mesopo-
Dataciones radiométricas recientes han fechado los inicios de la vida tamia las monumentales obras de regadío y control de las inundaciones
sedentaria en China antes del 6.000 B.P. Uno de los yacimientos más anti- administradas por el Estado destacan en el período comprendido entre el
guos se encuentra en Pan-p'o, en las semiáridas tierras altas de loes que 3.000 y el 2.500 B.P. La vida bajo las dinastías despóticas chinas, pese a
bordean los tramos rectos del Alto Amarillo. Existieron allí asentamientos los orígenes independientes de la civilización china, guardaba notables y
en poblados que practicaban el cultivo del mijo y criaban cerdos domesti-
nu merosas semejanzas con la vida en la Mesopotamia y el Egipto dinás-
ca~os. Los enterramientos bien configurados, la cerámica pintada y los pro-
ticos.
totipos de caracteres como los empleados en la escritura china indican que
todavía quedan por descubrir enclaves neolíticos y protoagrícolas más an-
tiguos. Al igual que los más antiguos yacimientos agrícolas del Oriente El Neolítico en el Sudeste asiático
Medio, tanto Pan-p'o como los restantes poblados primitivos de China se
encuentran lejos de las principales corrientes de agua y de los valles fluvia- El Neolítico en el norte de China y el Oriente Medio se basó en la
les más fértiles. Debido a estas circunstancias resulta difícil no interpretar domesticación de cereales cuyos antepasados silvestres estaban adaptados
171
170 Introducción a la antropología general El Neolítico y la aparición de ciudades y estados

a hábitats de altiplanos ten1plados y serniárídos. No hay que descartar la El Neolítico africano


posibilidad de que también los húmedos hábitats semitropicales del Sud-
este asiático realizaran independiente1nente la transición a la vida neolí- Los indicios más antiguos de agricultura en Aftica proceden del oasis
:_ica sedentaria n1ediante la don1esticación de tubérculos, especialinente del Fayu1n, en Egipto, donde se ha asignado a granos de t.rigo y cebada
namc y taro (Hadan, 1975; D. Harris, 1975; Hutterer, 1976; Meacham, ]a fecha de 6.500 B .P. Esto se ha interpretado en el sentido de qu~ la
1977). Los restos de tales cultivos se descon1ponen n1ás rápída1nente que agricultura egipcia, pese a la presencia de una recolec~i~n de sen1ílla.s. ?e
los cereales) y son difíciles de recuperar para el registro arqueológico. No espectro a1nplio de 15.000 aíios de antigüedad, se derivo de la trans1c1?n
cabe la n1enor duda de que el interés por la recolección de plantas de del Oriente Medio (Shaw, 1976). Hay acuerdo en el hecho de que Afnca
espectro an1plio se ren1onta aproxin1adan1ente a la 1nisma época tanto en es la cuna de don1esticación de varios cultivos ünportantes. Estos co1:1p1:en-
c_l Sudeste asiático coino. en ~l Próxin10 Oriente. En la Cueva de los ESpí- den el sorgo, el arroz africano, los ña1nes africanos, el teff. (el pr1n~1l?al
utus, al noroeste de Tailandia, se ha logrado identificar 'testas de aln1en- cereal de Etiopía) y la eleusine (raggee o karakan). En_ camb10, las o_pm10-
dr~s, nuez de. las Molucas, arecas, pin1ientos, calabazas vinateras, judías 1 nes en cuanto al efecto de la difusión de plantas y an1n1ales don1est1cados
guisantes, pepinos y otras plantas con1estibles que datan de hace 11.500 en Oriente Medio a Egipto, Marruecos y Etiopía se n1ues~ran diví~ídas.
años. Algunas de estas plantas tal vez pertenecieran a variedades don1és- 'l'ransícíones independientes basadas en los ña1nes han podido ocurrir en
ticas, pero la opinión de los expertos está dividida (Gorman 1969 1978· Africa occidental, pero no mucho antes del 4.500 B.P (Munson,, 1976;
Solheim, 1970; Vishnu-Mittre, 1975). ' ' ' Ellis, 1979). Un complejo de poblados amurallados y ammales don;estlcos;
Todavía no se comprende bien el papel del arroz en el desarrollo de un cuyos rasgos son esencialn1ente los mis111os que los del Oriente 0ed1?, l.leg?
Neolítico distintivo del SudCste asiático. Especies de arroz silvestre se a Dar 1"ichitt Mauritania, hace unos 3.150 años, pero no hay n1ngun 1nd1-
dieron en casi todos los deltas y estuarios del sur y sudeste de Asia pero cio claro de )cultivo de cereales entre el Nilo y el Atlántico antes del
es posible que las prin1eras variedades cultivadas crecieran en hábit~ts de 3.100 B.P. (J. D. Clark, 1972; Munson, 1976). Como en el caso de Euro-
sabanas interiores y en otras zonas de secano (Chesnov, 1973). Con arreglo pa occidental, la transición relativan1en~e tardía al .Neolítico ~·efleja las pro-
a una de las teorías, las pri111eras plantas cultivadas en el Su<leste asiático fundas diferencias ecológicas entre Afnca y el Oneute Med10.
fueron el taro y el fi.an1e. El prin1ero se da, en su estado silvestre, en zonas
pantanosas, 1nientras que los ña1nes son propios de bosque. El trasplante
del ña1ne a áreas pantanosas habría exigido la construcción de ribazos y Resumen
obras de avena1niento. El arroz tal vez brotara en un principio como una
La do1nesticación de plantas y aniinales y el desarrollo de los pritneros
n1ala hierba en los can1pos de regadío de taro de las tierras altas (Conda-
modos de producción agrícola en el V,iej~ Mundo tuvie_ror_i lugar durante
n1inas, 1972). Si1} en1bargo, hasta ahora los indicios arqueológicos n1ás an-
el período arqueológico denon1inado Neolrtico. La tra.i1s1c1on de la~ cultu-
tiguos de cultivo de arroz en Asia aparecen en dos yacimientos de la meseta
ras del Mesolítico o del Paleolítico Superior al Neolítico se produ¡o, pto-
baja del nordeste, o piedemonte, de Tailandia. En Non Nok Tha, una bablemente, de forma ·independiente en China y el Sudeste asiático. Toda-
cer~111ica con incisiones y 1narcas de cuerdas, ganado vacuno domesticado y vía no se dispone .de elementos de juicio lo suficíenten1ente concluyentes
agricultura de artoz de secano parecen haber estado presentes hace unos con10 para descartar la posibilidad de que estas u o~ras regio~es cruzaran
6.500 años (Bayard, 1968). En el segundo yacimiento, Ban Chiang, la agri- el umbral del Neolítico en la misma época que el Onente Med10.
cultura de arroz de regadío data al parecer del 5.500 B.P. (Gorman, 1975). La transición en el Oriente Medio fue precedida por un cambio de un
Estos indicios sugieren que si el taro y/ o los ñames fueron realmente los tnodo de vida especializado en la caza 1nayor a una c.aza y. recolecció.n de
prin1eros cultivos de la región, entonces. los inicios de la agricultura en el espectro amplío que guarda 1 salvo en lo que a la creciente 1mporta/n~1a de
Sudeste asiático quizá se sitúen en el 9.000 B.P.; esto es, aproxÍlnadan1ente Jos cereales silvestres se refiere, estrechas sen1ejanzas con el Mesoht1co de
al mismo tiempo que en el Oriente Medio. Chester Gorman (1978) ha la Europa occidental. Estos cereales silvestres posibilitaror_i ,la vida scden:a-
propuesto que el propio arroz pudo haber sido la planta domesticada más ria en poblados unos 2.000 afi.os antes de la don1est1cac1on. L~s venta¡as
antigua del Sudeste asiático y que el inicio del Neolítico en esta región que se le suponen a una vida sedentaria en poblados con una dieta basada
estuvo relacionado con la elevación del nivel del mar a finales de la última en los cereales silvestres, consistían en que aliviaban el peso que repre-
glaciación. Dicha elevación redujo el área de tierra del Sudeste asiático a sentaba tener que ttansportar a los recién nacidos. De la vida en los asen-
la niitad, so1netiendo a los cazadores y recolectores del Paleolítico Superior tanüentos sedentarios Surgió gradualtnente la dotnesticación tanto de los
a una presión de1nográfica análoga a la experín1entada por los cazadores de cereales silvestres como de los animales salvajes at'raídos por estos cereales.
Europa y el Oriente Medio a finales del Pleistoceno (Mark Cohen, 1977). Las variedades de cebada y trigo de raquis duro recibieron un trato de
172 Introducción a la anrropología general
Capítulo 10
favor y, paulatina1nente, fueron sustituyendo a las variedades frágiles; LA SEGUNDA TIERRA
por su parte, las ovejas y cabras eran alin1cnta.das con rastrojos y seleccio-
nadas con arreglo a la utilidad de sus rasgos físicos y conductuales.
La transición a la agricultura y ganadería con1portó benefícios adiciona-
les en forn1a de una 1nayor producción per cápíta de proteínas e hidratos
de carbono, nütigando así ten1poraln1ente Ja presión dc1nográfíca asociada
al período de caza· y recolección de espectro a1nplío. Sin e1nbargo, la conti-
nuación del crecin1iento den1ográfíco au1nentó rápidan1ente la densidad de
los asentanüentos hun1anos en el Oriente lvledio, forzando la difusión de
la agricultura a Mesopotan1ia, región deficitaria en lluvia y otros recursos
naturales. Estas deficiencias se superaron 1nediante la agricultura de rega-
dío y el co1nercio. Al aun1entar la densidad de1nográfica, la co1npetencia
por el acceso a las tierras de regadío y los bienes co1nerciales vitales inten-
sificó la incidencia de la guerra. El nacin1iento de burocracias incipientes y
la división de la sociedad en gobernantes y gobernados dieron satisfacción
a la necesidad de organizar las obras de regadío, controlar el con1ercio y
coordinar las actividades policiales y n1ilitares.
El complejo neolítico del Ódente Medio se difundió del sudeste al
noroeste de Europa en el periodo comprendido entre el 8 .500 y el
5.500 B.P. El ritmo de la difusión se vio aminorado por la necesidad de
readaptar las especies don1esticadas al frío y boscoso ecosiste1na europeo. Este capítulo describe los principales datos arqueológicos acerca de. la evo~ución
En China, el hecho de que las especies do1ncsticadas 1nás antiguas <le las culturas en Ainérica del Norte y del Sur. \Tere1nos que hay d1ferenc1as
fueran el nüjo y el cerdo sugiere un origen independiente de la transición significativas y se1nejanzas notables en la evolución de las culturas en el «Nuevo»
y «Viejo» Mundos. Constataren1os aden1ás que) en ge.neraC la e_v~lución cultural
al Neolítico en Asia oriental y del posterior desarrollo de ciudades y esta- en las Atnéricas nó dependió de las secuencias evoluuv.as d~l \l1e10 Nlundo.
dos. Tal vez hubiera hasta tres centros de don1esticación independientes en y que la cornparación de la arqueología de Jos dos hcn11sfenos 1~os proporciona,
China: la región central del valle del río Amarillo, el bajo Yangtse y la pues, una «segunda Tierra»: un banco de pruebas para las tcor1as sobre los
costa de la China n1eridional. procesos socioculturales.
Es posible que en el Sudeste asiático también se produjera una transi-
síción. independiente basada en el cultivo de tubérculos, legun1bres y arroz.
Con todo, los datos arqueológicos sobre este área son todavía ptovisiona- ¿Cuándo se descubrió América?
les. Los n1ás sugerentes provienen del noroeste de Tailandia, donde se ha
hallado un an1plio espectro de plantas con una antigüedad rayana en los Los antepasados de los «indios» a1nericanos alca?z.aron el sta.tus. de
11.500 años, algunas de las cuales presentan indicios de una posible do- Homo sapiens en el Viejo Mundo. No se han halla?o fos1les de hom11101des
1nesticación. en las Ainéricas, y nadie espera encontrarlos. La fortnula dental ~le los n1~­
Por el ino1nenfo, se dispone de escasos elementos de jUicio que avalen nos ceboides del Nuevo Mundo indica que se separaron de la !mea hom1-
la hipótesis de una transición independiente al Neolítico en Africa. El Neo- noide del Viejo Mundo entre hace 30 y 40 millones .años. Sin embargo,
lítico egipcio parece ser un derivado del del Oriente Medio. Sin e1nbargo, una ardiente controversia rodea la cuestión de cuánto uen1po llevan v1v1en-
pueblos que ya habían sufrido influencias debidas a la difusión de elemen- do los hun1anos en el Nuevo Mundo. Sílex fracturados con una antigüedad
tos del co1nplejo de Oriente Medio do1nesticaron varias plantas originarías de más de 50.000 años han aparecido en Calico Hills, California, pero su
de Africa. A este respecto, el Africa subsahariana 1nuestra ciertas sen1e- status como útiles es dudoso (Leakey y Goodall, 1969; Haynes, 1973). Se
janzas con la Europa occidental. conoce un único útil de hueso, procedente del Yukon canadiense) datado por
el radiocarbono en el 27.000 B.P. (Irving y Harrington, 1973), y a algunos
yacimientos de la n1eseta 1nexicana se les ha atribuido una antigüedad su-
perior a los 20.000 años (MacNeish, 1978: 135). En cuanto a los ,restos
físicos, los huesos 1nás antiguos pueden ser los fragn1entos ~e cr.aneo y
costillas desenterrados por una excavadora en el sur de California, que
173
174 Introducción a la antropología general 1.n segunda Tierra 175

recientemente han sido datados por nuevas técnicas de aminoácidos en el qucando el camino hacia el sur . Sin embargo, el bloqueo no fue total. En
48.000 B.P. (Bada, Schroeder y Carter, 1974). Si se confirma este hallaz- diferentes intervalos hubo un corredor libre de hielos que conectaba la
go, esto convertiría a las gentes más antiguas del Nuevo Mundo en contem- ~os ta norte de Alaska con las grandes llanuras al este de las Montañas Ro-
poráneas d.e los. últimos neandertales europeos. Un esqueleto encontrado en cosas. Este corredor permaneció abier to entre el 36.000 y el 32.000 B.P.,
Yuha, Caltforma, tal vez tenga también una antigüedad superior a los entre el 28.000 y el 20.000 B.P., y desde el 13.000 B.P. en adelante.:~Las
20.000 años (Bischoff y otros, 1976, 1979). migraciones hacia el sur de gentes y animales debieron ocurrir al mienos
El origen ~ás verosímil de los primeros indios es Asia. Esto parece durante uno de estos intervalos, y es probable que se aprovecharan las tres
probable, en primer lugar, porque las poblaciones americanas nativas de oportunidades.
hoy e?, ~ía se ~semejan, fenotípicamente, a las poblaciones asiáticas . Como
lo~ ~sia.ticos orientales, muchos indios tienen cabello negro y lacio, plieg~es
epicanticos Y. muy poco vello en el cuerpo. No parece probable que estos El Paleolítico del Nuevo Mundo
rasgos se derivei: de ancestros europeos o africanos. Por lo demás, si consi-
deramos las posibles formas en que los primeros americanos arribaron al El problema de las clases de utillaje y modos de producción que. los
N~evo Mund.o , todo parece indicar que su lugar de origen se encontraba en primeros americanos trajeron consigo desde Asia plantea numerosas du-
Asia . Las migraciones se iniciaron probablemente durante el Pleistoceno das. Con el paso de los años, sin embargo, se están acumulando datos que
tardio-?aleolitico Superior; esto es, mucho antes de la invención de em- sugieren una estrecha correspondencia entre los utillajes americanos más
barc.aci?nes cap~ces de surcar el océano. Es harto improbable, pues, que antiguos y los útiles fabricados con técnicas de núcleo discoidal y retoque
l~s md10s amencanos atravesaran el océano Atlántico o Pacifico. En cam- de bordes característicos del Paleolítico Superior en el noroeste de Asia.
b10'. es muy p~sible que penetraran en el Nuevo Mundo por el estrecho de Huellas de este complejo lítico inicial, que datan aproximadamente del
Ber.mg, a trav~s del cual, en un día claro, se puede ver Alaska desde Si- 16.000 B.P., han aparecido en el noroeste de Alaska y cerca de Ayacucho,
beria. En realidad, en el punto culminante de la última glaciación conti- Perú . Los datos más fiables, empero, son los que aportan los artefactos del
nental no había nada de agua entre Siberia y Alaska. En el máximo avance complejo de El Jobo, encontrados en Taima-taima, Venezuela. Uno de
glacial, una cantidad de humedad suficiente para reducir el nivel de los estos artefactos, una punta de flecha de cuarcita, se recuperó en el hueso
o~éanos al menos en 300 pies quedaba retenida en la tierra en forma de pélvico de un .mastodonte joven muerto hace como mínimo 13 .000 y,
hielo ..Como e~ es~recho de Berin~ tiene menos de 300 pies de profundidad, posiblemente, más de 14.000 años. Entre los úti les descubiertos en Taima-
los primeros mmigrantes no tuvieron que nadar ni saltar de un iceberg a taima figuran un cuchillo, raederas y piedras poco trabajadas, empleadas
otro para ent1:ar en el Hemisferio Occidental. Los primeros y desconoci-. como choppers o machacadores (Bryan y otros, 1978).
dos . «Descubrid?res ~e América» pudieron, fácilmente, cruzarlo a pie, Utiles fabricados a partir de lascas extraídas de núcleos preparados dis-
cammando por tierra fll'me. Y cuando el descenso del nivel del mar era tan coidales mediante una técnica que recuerda a los núcleos en forma de tor-
sólo de 150 pies, existía un «puente» transitable de más de 100 millas de tuga del levalloisiense .del Viejo Mundo se han encontrado en el yacimien-
ancho. En su máximo, Beringia, como se le llama a esta tierra actualmente - to Shriver, en el noroeste de Misouri. Su antigüedad se estima superior
sumergida, tenia 1.000 millas de ancho. incluso a los de Taima-taima (Reagan y otros, 1978). Estos útiles establecen
Incluso sin este puente de tierra, el estrecho de Bering no habría su- la existencia de una fase temprana de la tecnología cazadora-recolectora
puesto un obstáculo difícilmente franqueable. De vez en cuando el estre- americana que conservaba numerosos rasgos originarios del Paleolítico del
cho se congela formando una capa de hielo lo suficientemente sóÍida como Viejo Mundo y precede al desarrollo de tipos distintivos del Nuevo Mun-
para permit}r el tránsito de gentes y animales. Por lo demás, motivos para do. Fueron descubiertos en estratos inferiores a aquellos en que aparecen
es~as travestas .n o faltaban. Como otros pueblos del Paleolítico Superior, los útiles americanos autóctonos más avanzados, considerados hasta hace poco
primeros americanos eran. c?zad~res de herbívoros migratorios, en especial por los arqueólogos como los tipos más antiguos. Hoy en día, parece pro-
de mamuts, c,aballos, caribus, bisontes, bueyes almizcleros. Estos y otros bable que las tradiciones americanas distintivas y más avanzadas se des-
grandes mamiferos abundaban en enormes manadas sin explotar desde arrollaron varios miles de años después de la penetración, en Norte y
Alaska hasta la Tierra del Fuego. Sudamérica, de las primeras bandas de cazadores y recolectores del Paleo-
El puente de Beringia existió antes del 35 .000 B.P., estuvo sumergido lítico Superior.
entre el 32.000 y el 28.000 B.P., volvió a emerger entre el 28.000 y el En América del Norte, estas tradiciones más avanzadas se caracterizan
13 .000 B.P ., y está sumergido desde entonces (Hopkins, 1967) . Pero los principalmente por puntas de flecha sobre hoja, talladas por presión,
cazadores que utilizaron el puente afrontaron un nuevo obstáculo: barre- con superficies acanaladas o de base cóncava. Estas puntas de flecha no tie-
ras de hielo de una milla de altura cubrían la mayor parte de Alaska, blo- nen paralelos precisos en el Viejo Mundo y se cree que fueron talladas para
176 I ntroducción a la antropología general La segunda Tierra 177
facilitar el en mangue en las lanzas. Empiezan a aparecer hacia el 11.500
B.P. Se. reconocen dos colecciones de útiles: Clovis y Folsom. Clovis se
caracteriza por grandes puntas acanaladas halladas en yacimientos en los
que fueron matados y descuartizados mamuts de las altas llanuras de
Oklahoma, Colorado, Nuevo México y sur de Arizona (aunque también se
han hallado en ~a pradera y en los bosques del Este). Las colecciones Fol-
som_ se caracterizan por .las pun~as Folsom y Sandía (fig. 10.1), que se FIG. 10.2.-Punta Folsom incrustada
usaron para matar especies de bisontes, en la actualidad extintas, en las en las costillas de un bisonte extinto.
llanuras centrales desde Montana hasta Texas (fig. 10.2). En el yacimien- Un histórico descubrimiento que al·
teró la concepción sobre la antigüe-
dad de la presencia del indio ameri-
cano en el Nuevo Mundo. [ Museo
Americano de Historia Natural.]

como sucedió en el Mesolítico europeo, se colonizaron muchos hábitats


forestales, costeros y fluviales, y el pescado, marisco y otros recursos acuá-
ticos recibieron mayor atención . Aunque no todos los arqueólogos están
de acuerdo, hay mucho que decir en favor de la visión de los modos de
producción norteamericanos posteriores al 9 .000 B.P. como otras tantas
versiones autóctonas de los sistemas de caza y recolección de «espectro
amplio» característicos del Mesolítico en Europa y Oriente Medio y de
la época de agricultura incipiente en China y el Sudeste asiático.
Clovís Folsom Slndi1
FIG. 10.1.-Puntas de flecha del Paleolítico del Como en el Viejo Mundo, la causa básica de la transición a una pro-
Nuevo Mundo.
ducción alim~ntaria de espectro amplio tal vez fuera la extinción de mu-
chas especies de- grandes animales que habían florecido durante el Pleis-
to Shriver, los útiles de núcleo discoidal ap~recieron bajo una colección de toceno. En el Nuevo Mundo, estas extinciones afectaron a más especies
tipo. Folsom. Tamb_ién se han hallado tradiciones regionales de caza mayor que en el Viejo. Desaparecieron 31 géneros, incluyendo mastodontes, ma-
distmtas, pero, J.?Osiblemente relacionadas y de antigüedad comparable en muts, bisontes de grandes cuernos, camellos, tapires, caballos, cerdos, di-
el Valle de Mexico, en los Andes desde Argentina a Chile y en Venezuela. versas clases de ovejas y cabras, bueyes almizcleros, variedades de antílopes,
Uno de los tipos más interesantes es el de la cueva de Fell cerca del bueyes, yaks, castores gigantes y tigres, y especies de osos,, lobos y coyotes.
estrecho de Mag,a~anes .en la. pun~a meridional de América dei' Sur. Aquí
1 La importancia relativa· de la sobredepredación humana y de factores na-
se han hallado uules líticos'. 111cluidas puntas acanaladas, junto con restos turales· relacionados con la retirada de la última glaciación es objeto de
de perez~so~ y caballo.s amencanos extintos, lo que revela que los ancestros considerable debate: Las gentes equipadas con armas de tipo Folsom y
de los «111d10s» amencanos ya habían completado su invasión del Nuevo Clovis fueron, sin duda alguna, cazadores extremadamen te eficientes. De
Mundo hace 11.000 años . hecho, se podría razonablemen te interpretar su avanzada técnica lítica a la
. Los tipos Clovis y Folsom dominan casi todos los yacimientos arqueo- vez como respuesta y como causa de la crecien te escasez de la caza mayor,
lógicos d~ Norteamé~·ica entre el 11.500 y el 9 .000 B.P. De los útiles y provocada inicialmente por cambios ambientales. No resulta improbable
restos .ammales relacionados con ellos parece deducirse que, en estrecho que aumentaran la presión que experimentaba la fauna pleistocénica. Sea
paralelismo con ~} Pale~lítico Superior terminal del Viejo M undo, el como fuere, lo que sí podemos afirmar es q ue no impidieron la extinción
mo?o. de producc.10n dommante era la caza mayor especializada. «En estos de muchas esp~cies
1
valiosas y, como se podrá constatar, esto habría de
yacimientos las piezas de :quipo de molienda son infrecuentes y a menudo tener consec.uencias desastrosas en época posteriores.
dudosas;. n? aparecen casi nunca restos vegetales; el pescado, el marisco
Y los ut11la¡es de pesca son raros o están ausentes» (Mark Cohen 1977: El «Neolítico» del Nuevo Mundo
130). Los yac!mientos con numerosas piedras de moler -que ;ugieren
u~a concentración en las semillas y otros alimentos vegetales- sólo em- La explicación de los orígenes de la agricultura en el Nuevo Mundo
piezan a ser frecuen tes después del 10.000 B.P. A partir de estas fechas, constituye un logro científico relevante. Todavía se desconocen muchos
178
Introducción a la antropología general
La segunda Tierra 179
detalles,. pe~o hay u.n hecho básico: la domesticación de plantas y animales
PO,r los md10s americanos no dependió de la difusión desde ninguno de los domesticar estas plantas importantes sin ayuda del Viejo Mundo. Esta
centros de domesticación del Viejo Mundo. Esto significa que la difusión opinión persistía debido, en parte, a la aparente prioridad cronológica de
tampoco r~~resenta una explicación probable de otras semejanzas notables la domesticación de plantas en el O riente Medio, China y Sudeste asiá-
e?tre el V1e10. Y el Nuevo Mundo, como, por ejemplo, el desarrollo de una tico. Se sugería, así, que una barca cargada d e emigrantes postneolítico.s
~ida sede?taria en poblados o el surgimiento de ciudades estados impe- del otro lado del Atlántico o Pacífico fue arrastrada hacia Múico, Brasil
nos~r arquitectura m~numen tal, escritura y metalurgia. Lo~ orígene's inde- o Perú, trayendo consigo la idea de la domesticación de plantas. Como
pen tent~s de la agnc~ltura del Nuevo Mundo avalan la hipótesis de que todavía no se habían identificado los antepasados silvestres del ·maíz, algu-
~~s cu~turas humanas tienen mayores probabilidades de evolucionar en unas nos arqueólogos adujeron incluso que los viajeros debieron llevarlo con-
1r~:c1ones que en otras .. Indica?, además, que hay que buscar la explí- sigo (Godfrey y Cole, 1979; cf. Schneider, 1977).
cacto~ de las convergencias y. divergencias de la historia humana en el Las teorías difusionistas de los orígenes de la agricultura en el Nuevo
e~t~dl10 dbe .los pro~~sos materiales que tienden a producir consecuencias Mundo han sido refutadas definitivamente por la identificación de las
s1m1 ares a¡o cond1c1ones similares, formas ancestrales del maíz y de la secuencia de modificaciones que expe-
~a tesis ~el desarrollo independiente de la agricultura entre los indios rimentaron estas formas durante su domesticación. Los descubrimientos
amenc.anos dtsp~ne de numerosos elementos de juicio a su favor. El in- más importantes fueron realizados por Richard S. MacNeish en las tierras
ventan o d.e cultivos del Nuevo Mundo se compone casi en su totalidad altas del estado mexicano de Tamaulipas y en el valle de Tehuacán, en el
de domesticados que. sólo se encuentran en las Américas. En la época del estado de Puebla, en 1958 y 1964, respectivamente. MacNeish demostró
cont~~to con los pnmeros europeos, es te inventario era tan variado que, en estas dos áreas de altiplanos bastante áridos, la domesticación d~l
nutr~ttvamente satisfactorio como los comple1·os de plantas del o.· y maíz y otras plantas originarias de América fue resultado de una sen e
Medio S d ·, · b. uente
Y u este a~tattco com mados. Comprendía granos como el maíz de interacciones cul turales y ecológicas determinadas por condiciones loca-
el am~rd~to Y la. quinua; leg~mbres como las judías negras, las habichuela; les específicas.
1
Y as Ju tas de Lima, Y otros importantes vegetales como calabazas melones La identidad precisa del antepasado silvestre del maíz es objeto de
b tomates. E?_tre los, tubérculos figuraban la mandioca, la pa~ata y la controversia . U na de las posibilidades barajadas es que el maíz fuera do-
ª~ª~ª · . Tamb~e? babia c~mdimentos tales como el chile, el cacao y la mesticado a partir de una gramínea denominada teosinte, que todavía se
vam1lla, narcott~os y ,e~t1mulantes como la. coca· y el tabaco, y plantas encuentra en estado silvestre en esta zona (Flannery, 197 3); otra es que
~roductoras de ~1bras uttles co?1o el .henequén, el maguey, el algodón y el existiera una forma silvestre de maíz antecesora tanto del maíz propia-
sNtsal. (El algodon fue domesticado independientemente en el Viejo y el mente dicho como del teosinte (Mangelsdorf, 1974) . En cualquier caso,
uevo Mundo.)
su domesticación debe ser anterior al 7.000 B.P., puesto que las gentes
. .La unión de est?s domesticados originarios de América con los del que poblaban el valle de Tehuacán hacia esa época ya cultivaban una
VdJO ~undo despues .de 1492 ha tenido importantes consecuencias en forma primitiva de maíz que tenía una pequeña mazorca con dos o trc:.s
to o e mundo. P~r e1em~lo, el azúcar combinado con el cacao produjo hileras de semillas de cáscara blanda y raquis endurecido (véase p. 160 ).
el.:~ocolate. La cana de azucar, domesticada por primera vez en el Sudeste · En los 3 .000 años siguientes, la continuación de la selección e hibri-
asiattco, fu,e plantada en Brasil y en las islas del Caribe con el fin de dación produjo variedades que se parecen mucho a las cultivadas hoy en
obtener azucar para el chocolate y para endulza r el café y el té. El intento día. Así, los americanos nativos no sólo domesticaron el maíz por su cuen-
de encontrar mano, ~e obra barata para las plantaciones d e azúcar llevó ta, sino que lo sometieron a una selección y cambio morfológic~ y lo
al . desarrollo del trafico de esclavos y la migración forzosa de decenas de adaptaron a una extensión geográfica que no conoce parangón en nmguna
mdlo?es de negros afric~no~ hacia, el Nuevo Mundo. E l maíz fue llevado otra planta alimenticia importante (Flannery, 1973). En este proceso, las
d fh~na, donde propor~tono calonas extra para la explosión demográfica «ideas» eurasiáticas o africanas sobre otros cultivos no pudieron haber
.e siglo x~r. La mand1~ca se convirtió en un cultivo básico de las pobla- desempeñado un papel significativo (Pickersgill y H eiser, 1975).
c10nes. tropicales de .Afnca. La patata fue introducida en Irlanda donde
hrodu10 una exp~os1ón de~ográfic~ seguida por pérdidas de c~sechas,
ambrunas y un exo.do mas1.vo hacia América. Y el tabaco, llevado pri- La secuencia mesoamericana
mero a E uropa Y ~·emtroductdo después en Virginia, dio impulso al des-
arrollo de la es~lavttud en las plantaciones de Estados Unidos. Hacia el 10.000 B.P., las tierras altas mexicanas estaban ocupadas
.~asta la de~a.da de 1960, muchos antropólogos mos traban escasa dis- por pueblos cazadores y recolectores cuyo modo de vida era probable-
pos1Clón a admtttr que los americanos nativos hubieran sido capaces de mente similar al hallado en otras partes de América del Norte aproxima-
damente en el mismo nivel cronológico. Pero los animales cazados en
180 La segunda Tierra 181
Introducción a la antropología general

Tamaulipas Y Tehuacán no parecen haber sido tan grandes o abundantes tación de un amplio espectro de recursos fluviales y costeros. Fue en las
como aquellos de los que dependían los cazadores de caza mayor de Clovis tierras bajas, poco después del 4.500 B.P., donde se construyó el primer
Y Folsom: Tras la extinción de la fauna pleistocénica en las tierras altas centro ceremonial de Mesoamérica (véase infra). Pero es en las tierras
mes~amencanas, a.i:iarecen piedras de moler junto con una pauta de depen- altas, en las que se practicaba la agricultura de regadío, donde encontr~­
den.cia de un amplio espectro de pequeños animales como ciervos conejos mos paralelismos más estrechos con el Oriente Medio.
ardillas ~erres.tres, ratas, tor tugas y aves, así como una gran va;iedad d~
pla?tas, rnclui~os los antepasados de la calabaza de cidra, el aguacate, el
ma1z y las habichuelas domesticados. El papel de los animales domesticados
D urante la f~se de Ajuereado .(12.000-9.000 B.P.), se extinguierop
el caballo, el antilope, la ~or~u?a gigante, los grandes roedores y proba- Así, una de las principales diferencias entre el período de agricultura
blemente el man:u t. Al prrncipio de esta fase, el énfasis recae sobre la incipiente en el Oriente Medio y Mesoamérica consistió en que los ame-
caza; sólo .i:ios;er10rment~ destacan los útiles de molienda . Inicialmente, la ricanos siguieron conservando su estilo de vida seminómada mucho tiempo
carne constituia, ,d~pendiendo de la estación, entre el 76 y el 89 por 100 después de haber iniciado la domesticación de sus cultivos básicos. Por
del consumo calonco. Las bandas eran pequeñas y sus movimientos irre- el momento, no se han hallado grandes poblados mesoamericanos ante-
g;ilares. Durante la fase siguiente (El Riego, 9.000-7.000 B.P.), las calo- riores al 5 .000 B.P . La base ecológica de esta diferencia parece bastante
rias pro.cedentes ~e. ~a carne ~foscendie~on al 31-69 por 100. La recolección clara. En el Oriente Medio, como la domesticación de animales y plantas
de ~em1llas adqumo tanta importancia como la caza. La plantación de fue simultánea, las aldeas sedentarias podían abastecerse tanto de vegetales
se1?11las y huesos de frutos surgió gradualmente formando parte de un como de proteína animal. En cambio, en el Nuevo Mundo, debido a la
cu1dado~o progr.ama de movimientos entre distintas ecozonas ajustado amplísima gama de extinciones que afectó a la fauna pleistocénica, las
a cambios e~tacionales. Las primeras variedades domesticadas fueron la oportunidades para la domesticación de animales estaban limitadas por una
calabaza de cidr~,. el amaranto, los chiles y el aguacate, pero su contribución falta de especies salvajes adecuadas. El único animal del Nuevo Mundo
al consumo calonco no rebasaba el 1 por 100. El tamaño de las bandas comparable a las ovejas, cabras o vacunos es la llama. Ahora bien, los an-
era mayor ,Y la densidad demográfica más elevada. A esta fase siguió la tepasados de esta bestia marginalmente útil no sobrevivieron en Mesoamé-
de Coxca~lan (7.000-5.400 B.P.), durante la. cual se domesticaron el maíz rica. Aunque los antiguos peruanos domesticaron a la llama, los mesoame-
Y las. habichuelas. El 8 por 100 de las calorías provenía ahora de los do- ricanos no tuvieron esta oportunidad. Lo mismo cabe decir del conejillo
mestica??s. El porcentaje de la carne descendió a 23-62, dependiendo de de Indias, que se convirtió en una importante fuente de proteína animal
la estacion. En la fase de Abejas (5.400-4.300 B.P.), la carne sólo aportaba. en los Andes pero no en México.
el 15 po~· 100 del .consumo calórico durante parte del año, en tanto que Con el tiempo, los mexicanos lograron domesticar el pavo, el pato de
l~s especies domesticadas proporcionaban el 21 por 100. Caseríos y vi- Berbería, la ' abeja melífera y perros sin pelo criados para carne, pero estas
viendas p~rm~nentes no se construyeron hasta el 3.500 B.P., durante I~ especies no revistieron significación alguna dura nte la fase de agricultura
fase de A~alpan. Pa~a entonces, el consumo de calorías procedentes de la íncipiente y tampoco _llegaron a cobrar gran importancia en períodos pos-
carn~ habia, descendido por debajo del 25 por 100, pero las plantas sil- teriores.
vestres seguian ocupando un puesto central en la dieta . En el Oriente Medio, la vida sedentaria en aldeas se basaba en la do-
, Grandes aldeas permanentes no aparecieron en Tehuacán hasta des- mesticación de plantas y animales. El sedentarismo aumentó la producti-
pues·del ~.850 B.P. (MacNeish, 1978). Pero en otros valles de las tierras vidad de las plantas domesticadas, lo que a su vez incrementó la productivi-
alta~ empiezan a aparecer aldeas de chozas de cañas y barro con más de 300 dad de los animales domesticados, y ésta la productividad de la vida se-
h~bitan~es poco después del 3 .500 B.P. Los estudios realizados en Tehua- dentaria en poblados, etc. Sin embargo, en las tierras altas de México, la
can sugieren que, en la transició~ ª. agregados aldeanos todavía más grandes necesidad de conservar proteínas animales en la dieta actuó en contra' del
Y a los estados, «uno de los prrnc1pales factores causales fue el desarrollo abandono de la caza, puesto que había pocos animales aptos para la do-
del control sobre el agua y de diversas clases de regadío» (MacNeish mesticación como fuente de alimento. Por consiguiente, el desarrollo del
1972: 93). , sedentarismo en Mesoamérica, comparado con el Oriente Medio, no pre-
. ~n algún mom~nto entre el 5 .000 y el 4.000 B.P., el maíz, cuyo hábitat cedió sino que siguió a las primeras fases de cultivo tras un lapso de varios
ongrnal eran las. tierras altas, ~ue adoptado por los pueblos que habitaban miles de años. (Tanto en el Viejo como en el Nuevo Mu.ndo existieron
los bosques .trc:p1cales de las tierras bajas de Veracruz y Guatemala. Es tos grandes asentamientos costeros y ribereños antes del desarrollo de la agri-
pueblos ya habian alcanzado una forma de vida aldeana basada en la explo- cultura.)
182 Introducción a 1a antropología general La segunda Tierra 183

El desarrollo de los estados, ciudades e imperios del Nuevo Mundo: de tierra en forma de volcán con laderas abruptas. Tiene 105 pies de altura
las tierras bajas mesoamericanas y 400 pies de diámetro. La construcción se emprendió hace 3.000 años.
Como en otras localidades olmecas, también aparecen cabezas de piedra
~orno en el caso del Oriente Medio, una vez traspasado el umbral de de cara redonda de 9 pies de alto, altares de piedra, tumbas y estelas
l~ vida plenamente sedentaria en poblados basada en la agricultura, la den- (columnas monolíticas esculpidas). El basalto para estas construcciones te- ·~
sidad demográfica creció rápidamente y surgieron unidades sociales de ma- nía que ser transportado desde canteras situadas a más de 50 millas de dis- '
yor tama?º· Durante el período comprendido entre el 4.500 y el 2.000 B.P. tanda (cf. Coe, 1968; Heizer, 1960). Los yacimientos olmecas parecen
se produieron, en Mesoamérica y la región andina, transformaciones para- estar asociados con diques naturales formados por meandros que posibilita-
lelas y, con toda probabilidad, mutuamente relacionadas hacia estados es- ban la práctica de una agricultura inten!'iva. Estas zonas favorecidas, sin
tratifica.do.s integrad.os por muchas comunidades. En las fases posteriores~ embargo, eran bastante pequeñas y estaban rodeadas de bosques, que se
de crecimiento, vanas de las secuencias de desarrollo del Nuevo Mundo explotaban con la técnica de tala y quema. Debido a ello, el potencial de
culminaron en estados de dimensiones imperiales cuya población se contaba crecimiento de los olmecas fue limitado y no evolucionaron mucho más
por millones. Est~s imperios eran gobernados desde ciudades que tenían allá del nivel de Estado incipiente o pequeño reino, careciendo de ciudades
hasta 150.000 habitantes y grandes concentraciones de arquitectura monu- propiamente dichas .
mental, ~orno templos, palacios y pirámides gigantescas (E. Wolf, 1959; Se sabe que los olmecas no fueron el primer pueblo mesoamericano que
Gor~nstem, 19~4). Como en el Oriente Medio, la primera manifestación construyó centros administrativos monumentales, como se pensó durante
del i.mpulso hacia la estatalidad fue la construcción de grandes centros cere- mucho tiempo. Desarrollos parecidos a los de los olmecas tuvieron lugar
momales y administrativos. En Mesoamérica dos variedades de centros también entre los mayas, en la península de Yucatán. La estructu ra monu-
ceremoniales empiezan a aparecer poco despué~ del 4.500 B.P.: (1) los que mental más antigua que se conoce -una plataforma baja de mamposte-
se d~sarroll~ron en las boscosas tierras bajas de la costa del golfo de ría- se empezó a construir hacia el 4.600 B.P. en el yacimiento de Cuello,
México y mitad su~ de la península de Yuca tán, y (2) los que lo hicieron en
Belice (Hammond y otros, 1979; Ham mond, 1978). Aunque la naturaleza
los valles de las tierras altas. En esta sección nos consagramos a los pri-
meros. precisa del Estado maya sigue siendo una cuestión muy controvertida, es
~~mo hemos visto, los poblados sedentarios basados en modos de pro- evidente que este pueblo alcanzó un alto grado de centralización política
ducc10n de espectro amplio se desarrollaron en fecha temprana en enclaves y urbanización, además de un gran refinamiento en los campos del saber, la
costeros y ribereños favorables. Sin embargo hasta la introducción del arquitectura y la escultura. Entre el 300 y el 900 d. C., los centros cere-
maíz plenamente domesticado, algo después del 5.000 B.P., la densidad moniales mayas alcanzaron su máximo apogeo. Se construyeron sobre
demográfica y el tamaño de las aldeas no empezaron a crecer a un ritmo plataformas edificios con muchas salas, cuidadosamente ornamentados y
rápido. Al princ~pio, el maíz y otros cultivos básicos - habichuelas y cala- agrupados simétricamente alrededor de plazas. «Juegos de pelota» ceremo-
bazas- s~, c~ltivaban por el método de tala y quema. Este implica la niales, estelas y altares grabados con jeroglíficos, y estatuas imponentes
q uema pe~10dica de .~arcelas de bosque a fin de desbrozar espacio cultivable también formaban parte de· estos complejos estructurales. Destacaban sobre
y proporcionar fertilizante en forma de ceniza. Se trata de una forma de toao el conjunto grandes pirámides truncadas revestidas de piedra y con
a~ricultura extensiva; esto es, requiere grandes extensiones de tierra en escalinatas que conducen a los templos situados en sus cimas (Coe, 1966;
diversas fases de cultivo y barbecho (período de espera hasta que vuelve Weaver, 1972). Había «como mínimo una docena de centros administra-
~ crecer .una vegetación que pueda ser quemada) y una inversión de traba- tivos y ceremoniales gigantescos, multitud de centros más pequeños, pero
lº y capital por hectárea relativamente pequeña. · no menos imponentes, .cientos de pequeños centros ceremoniales, decenas
A medida que aumentaba la densidad demográfica, la tala y quema. fue de miles de caseríos y una población que debía contarse por millones» (San-
complementada o reemplazada con formas de agricultura más intensivas ders, 1972: 121). Se ha calculado que en el área de 113 km2 que rodea a
(que requieren mayor esfuerzo por hectárea y emplean terreros canales de Tikal, el más grande de los centros mayas, existía una población de 45.000
drenaje y cultivos arbóreos). No obstante, como veremos las ;est,ricciones habitantes (Haviland, 1970). La mayor parte de estas personas vivía en
eco~ó~icas sobre l_:i agr~c~ltura en las, tierras bajas impusi~ron límites muy pequeñas granjas a una hora de camino de los principales centros ceremo-
defmidos al tamano max1mo que podian alcanzar las ciudades y estados. niales. El tamaño del grupo central de gobernantes, sacerdotes, burócratas
Algunos de los ejemplos más antiguos de grandes centros administrati- y artesanos que habitaban estos últimos era mucho más pequeño. Sobre
v?s y arquitectura monumental se encuentran en el piedemonte y en los la base de analogías con los descendientes actuales de los mayas, es posible
distntos costeros de Veracruz y Tabasco y pertenecen a la cultura olmeca. que algunos de los centros administrativos permanecieran rela tivamente
En el yacimiento olmeca mejor conocido, La Venta, existe una pirámide despoblados durante la mayor parte del año, llenándose de gente solamente
184 Introducción a la antropología genern.1 La segunda Tierra 185

en ocasiones ceremoniales, en las cuales probablemente funcionaban tam- ble. Los efectos deletéreos de las actividades mayas sobre los suelos del
bién como centros de mercado para la dispersa población (Vogt, 1969). Petén son todavía visibles después de 1.000 años de abandono (Cowgill,
A~nque el área ~aya de las tierras bajas tiene espesos bosques, está 1964; Willey y Shimkin, 1971; Sanders , 1972; Cook, 1972; Culbert,
sometida a una estación seca anual. Además, como el sustrato rocoso que 1973; Willey, 1977; Olson, 1978).
forma .l~ península de Yuca tán es de piedra caliza, casi toda el agua de la
superficie penetra en la tierra y desaparece durante la temporada seca. Por
ello, todos sus centros administrativos se localizaban cerca de pozos natu- El desarrollo de los estados del Nuevo Mundo:
r~l~s o están asociados a embalses artificiales. Así, es posible que la clase las tierras altas mesoamericanas
d1~·i~ente maya contro!ara ~l acceso a las fuentes de agua potable, que eran
c~·iucas J?ªra la supervivencia en años de sequía. Pero no es probable que la~ En las tierras altas se daba un tipo radicalmente diferente de potencial
vida social de los maya~ se caracterizara por grandes diferencias en poder, de crecimiento . En este caso, la secuencia de desarrollo de las culturas
ya q~e a lo.s aldeanos dispersos no se les podía imponer fácilmente impues- muestra algunos paralelos notables con lo que ocurrió durante la urbaniza-
tos nt reum: para la co~v~a (trabajo obliga torio). Es to sugiere que gran par- ción del Oriente Medio .
te del traba¡o que requmeron las construcciones monumentales fue donado Los primeros agricultores que colonizaron la regió.n .de las tierras .altas
voluntariamente o, al menos, compensado con alimentos o artículos de denominada Valle de México ocuparon las partes meridional y sudocciden-
comercio en vez de ser obligatorio (Vogt y Candan, 1970). tal del mismo en fechas relativamente tardías (3.400-3.200 B .P.), y, según
Se di:p~ne de. elemento~ de juicio que indican que la agricultura maya se parece, sólo después de que las regiones adyacentes más favorable.s hubieran
tornó. mas mten~iva a medida que aumentaba la densidad demográfica. La sido explotadas durante varios siglos. Los primeros. colonos pracucab.an una
necesidad de ubicar los asentamientos junto a fuentes, naturales o artificia- agricul tura de tala y quema dependiente de la lluvia en las ladera,s situadas
les, de agua po~able resu:i~gía la, movilidad de los agricultores de tala y en alti tudes medias con respecto al fondo del valle, donde se podia obtener
quema y los obligaba a utilizar metodos de producción más concentrados e un máximo de precipitaciones con un mínimo de heladas. Entre el 2.900 y
intensivos. Así, en Tikal se encuentran huertos de ramoncillos en todas las el 2.200 B.P., la parte central menos favorable del Valle se pobló de as~n­
zonas habitadas. E n otras partes, se crearon campos permanentes o de bar- tamientos y el crecimiento demográfico forzó gradualmente l~ ocupación
becho corto amontonando tierra húmeda extraída de las redes de canales del margen septentrional, todavía menos favorable, donde el nivel de pre-
de drenaje, cuya flora y fauna, probablemente, se explotaban también cipitaciones era el más bajo (500-600 mm anual~s). Fue aquí,' ~n el valle de
(Puleston y P uleston, 1971;. Puleston, 1974; Matheny, 1976; Turner, Teotihuacán, 25 millas al noreste de la actual cmdad de MexJCo, donde se
1974; Hammond, 1978; Hamson y Turner, 1974). fundó la primera gran ciudad imperial del Nuevo Mundo.
~a relati,va carencia ~e potencial para la expansión de los modos de pro- Debido a la escasez e irregularidad de las precipitaciones en esta parte
du~ción ~gncola dependientes d.e las lluvias que existieron en las tierras del valle las aldeas cercanas a Teotihuacán hicieron uso creciente del con-
b.a¡as esta, pro.bablemente, relac10nada con el súbito colapso de la civiliza- junto de' manantiales per~anentes, de los que el agua brotab,a a razón de
ción maya hacia. el 80~ d. C. No sólo fueron abandonados los principales 60.000 li tros por minuto . Empleando este agua para el regadio, superaron
centr?s ceremomales, smo que la región de Petén, en la que se hallaban las limitaciones deriv~das de la lluvia y las heladas. Pero para poder ser-
la.s ciudades más gra~des, quedó prácticamente despoblada y jamás vol- virse de ella tuvieron que realizar una inversión de trabajo en la construc-
vió a recuperar su antiguo esplendor. ción y mant~nimiento de diques, canales y obras .de drenaje muy. superi~r
. Una teoría que explica la i;nayor parte de los hechos pertinentes con- a lo que solía ser normal en los sistemas depend ientes de l~ lluvia. Hacia
siste en que al crecer la población, la clase dirigente intentó intensificar la el 2 .200 B .P ., existían tres grandes aldeas y unos 25 casenos en el valle
produc~ión agrícola aumen.tando sus demandas de impuestos y trabajo al de Teotihuacán, que en su mayor parte, probablemente, seguían depen-
campesmado. Los campesmos respondieron intensificando sus esfuerzos diendo de la agricultura de lluvia. Entre estas fechas y el 100 d. C., la
agr~colas.,, reducie~do progresivamente los períodos de barbecho hasta que dispersa población del valle se fundió d.e manera u~ tanto súbita en un
la mvasion de hierbas y el agotamiento y erosión del suelo hicieron i m- único gran centro cercano a los manantiales. A partir de este momento,
posible mantene~ altos re~dimientos. E n Tikal hay indicios de que las la- Teotihuacán creció a un ritmo explosivo. H acia el 500 d . C., se exten-
deras de las colmas perdieron su mantillo, que se sedimentó en lechos día sobre un área de 20 km2 y tenía una población de más de 100.000 ha-
cana le~ de drenaje y llanuras aluviales, creando condiciones adversas par~ bitantes. Sin duda alguna, el control de las rutas comerciales estratégicas
la agricultura .. 1:al ~ez desempeñó también algún papel la alteración de la también desempeñó algún papel en esta expansión (Charlton, 1978). Hubo
Pª.u.ta de precip1tac10nes causada por una tala excesiva del bosque. Otras un planeamiento formal de las zonas residenciales ~ públicas de la ciuda.d,
cnsis pudieron deberse a la sedimentación en los depósitos de agua pota· como indica la disposición en cuadrícula de las avemdas y paseos, y la exis-
186
Introducción a la antropología general La segunda Tierra 187

tencia de mer~a~os en diferentes distritos y de barrios asignados exclusiva- Pese a la elevada productividad de las chinampas, los aztecas no p~dían
me?te a esp~~1~listas artesanos (Millon, 1970). Por comparación con el com- producir grandes cantidades de proteína~ animales debi?o a la aus~ncia. ~e
pleJ?. de ed1f1c1os Y. ~onumentos públ!c~s del centro de Teotihuacán, los especies domesticadas adecuadas. La posible consecuencia de esta s1tuac10n
de f1kal parecen diminutos y los yac1m1entos olmecas insignificantes. El se analizará en el capítulo 12.
monume~to centr~l. e~ la llamada Pirámide del Sol, todavía hoy una de las
construcc10nes artJÍlClales más grandes del mundo. Este edificio que mide
670 metr,os. de alto y 2.13.3 metros de lado, tiene un volumen de 840.000 Los desarrollos al norte de México
n:et.ros cub1cos .. Una ~egunda pirámide más pequeña tiene 210.000 metros
cu?~c~s, es, d~m, casi el doble que la pirámide olmeca de La Venta. Los Así como el Neolítico se difundió desde el centro de domesticación del
ed1f1Clo.s publicos .de Tikal sólo ocupan una pequeña fracción del área dél Oriente Medio hacia Europa, India y Africa, también en el Nuevo Mund?
comple10 ce:e~onial de Teotihuacán (Sanders y Price, 1968; Millon, 197.3) . el complejo agrícola básico mesoamericano afectó gradualme~te a los esti-
Con el surg1m1ento de Teotihuacán, las tierras altas mesoamericanas entra- los de vida de gentes que vivían en regiones lejanas de Aménca del Norte.
ron en .un período de rivalidad imperial y numerosas guerras. Y como en el Viejo Mundo, al difundirse el complejo agrícola, se encon-
Hacia el 700 d. C., Teotihuacán fue abandonado. Una vez más, hay tró con diferentes medios ambientes, siendo adaptado y readaptado por
razo~es para ~ospechar que ~a s~~reintensifica~ión en la explotación de los cientos de culturas focales diferentes. Hacia el 5 .000 B.P ., ya se plantaban
recu~~os naturales, =~ con;bmac10n con la agitación interna y las guerras variedades primitivas de maíz cerca de la cueva de Bat, ~n el suroeste d~
exteuores, desempeno algun papel. Es posible que la deforestación de las Nuevo México. Pero, al igual que en Tehuacán, la agricultura no llevo
lade~·as qu.e r?deaban a Teotihuacán alterara la pauta de desagüe de la inmediata o inexorablemente a una vida sedentaria en poblados. Casi
lluvia Y disminuyera el flujo de agua de regadío para la red de canales 3 .000 años tuvieron que transcurrir antes de que aparecieran los primeros
basada en los manantia~es (Sanders, Santley y Parsons, 1979. poblados permanentes en el Suroeste. Consistían en pequeños agrupamien-
Con todo, al contrano de lo que sucedió en el Petén, el Valle de México tos de «casas pozo» halladas en los valles de la cordillera de Mogollón,
nunc~ llegó a despoblarse. El puesto de Teotihuacán fue ocupado por una Nuevo México, que datan aproximadamente del 2.300 B.P. Pronto apare-
sucesión de núcleos imperiales centrados en sus proximidades. El primero cieron poblados más grandes asociados a una cultura llamada hohokam en
d~ ello~ se centró en Cholula, donde existe una pirámide inexcavada cuyas los valles de los ríos Salt y Gila, al sur de Arizona. Los pueblos hohokam
d1n:ensiones emp~queñecen incluso a las de la Pirámide del Sol. En el construyeron extensos sistemas de regadío alimentados por canales. de
periodo comprendido entre el 968 y el 1156 d. C., el imperio reinante fue 30 millas de largo, levantaron montículos piramidales y construyeron <<Jue-
e~ del puebl~ llamado tolteca, cuya capital era Tula. Su influencia se exten- gos de pelota» al estilo mexicano (] ennings, 197 4).
d1a hasta Ch1chén I tzá, en Yucatán.
La tercera gran cultura del Suroeste basada en la agricultura se denomi-
. El último Y más grande de los imperios en el linaje imperial mesoame- na anasazi. Estas eran las gentes de los «pueblos» de Arizona, Nuevo
ricano fue e! de los aztecas, cuya capital Tenochtitlán sobrepasaba los México, Utah y Colorado. En Pueblo Bonito, mucho antes de la llegada de
10.0.000 habitantes cuando los ojos incrédulos de Cortés vislumbraron por los primeros europeos, C:onstruyeron una casa de cinco pisos de alto y
primera vez sus huert~s, calzadas, mercados, pirámides y templos (E. Wolf 800 habitaciones. Los anasazi se vieron obligados a abandonar muchos de
1959; Coe,. ~962; V~1llan;, ~966) .. La agricultura azteca implicaba un mod~ sus pueblos a causa de una sequía prolongada que asoló el Suroeste durante
de producc1on tod~via ma~ intensivo que el de Teotihuacán. Se basaba en el siglo xm d. C. , . . . .
un contro! _de las inundaciones, desalinización y obras de drenaje masivos El cultivo de maíz se propagó por los valles de los nos M1ss1ss1pp1 y
9ue. permrtian obtener. cosechas durante todo el año en los mal llamados Ohio empezando aproximadamente en el .3.000 B.P. y provocando profun-
Jardines. flotantes o chmampas. Estos eran, en realidad, montículos alzados das t~ansformaciones en los estilos de vida de los habitantes seminómadas.
construidos a base de lodo. y escombros extraídos de las tierras adyacentes Las tres principales fases -denominadas Adena, Hopewell y mississippien-
a las lagun.as que estaban interconectados para el drenaje y transporte por se- se caracterizaron por la construcción de miles de montículos de tierra,
una complicada red de canales. Como señala Jeffry Parsons: algunos de los cuales contenían enterramientos, mientras que otros .se~ví~n
El continuo .funciona~iento y ma~tenü~iento de todo el sistema de chinampas como plataformas para templos o residencias. Durante la fase m1ss1ss1p-
sólo era posible gracias a un .masivo sistema de diques, compuertas de esclusa piense aparecieron densas poblaciones, dando lugar a la formación de
Y. canales que regulaban el nivel del agua dentro de estrechos límites ... Este núcleos urbanos y complejos cultos centrados en templos, sacerdotes e ído-
sistema de control del. agua era de una magnitud, complejidad e interconexión los que mostraban fuertes influencias mesoamericanas. La expresión más
ta.les que podemos af1rmar con segurid~d casi absoluta que lo administraba consumada de esta tendencia hacia la monumentalidad, urbanismo y for-
directamente el Estado azteca ( 1976: 253 ).
mación de estados ocurrió en Cahokia, hacia el este de San Luis, entre los
188 La segunda Tierra 189
lntroduccíón a la antropología gcncnll

afios 900 y 1100 d. C. Aquí, con la energía derivada de la «trinidad» de nuevo casi la 1nisrna antrgúedad que la del ma,íz descubi~~to por ~ac­
de plantas alin1enticias inexicanas -n1aíz, calabaza de cidra y habichuelas-, Neish en el valle de Tehuacán (MacNeish tambien d,escubno el ma1z de
los n1ississippienses construyeron un n1ontículo que tenía 100 pies de alto Ayacucho). En cuanto a los an11nales sólo en la reg1on ~nd1.n,a se do111e~­
1

y ocupaba una extensión de 15 acres. La estructura principal estaba rodea- ticaron grandes herbívoros (la llan1a y la alpaca), don1est1cac1on que pos1~
do de nun1erosos n1ontículos, grandes y pequeños, que servían de soporte blemente tuvo lugar hacia el 6.000 B.P. (Ilrowman; 1976: 469). :
a casas y te1nplos. Es evidente que los 111ississippienses habían alcanzado las Como en Mesoamérica, las aldeas sedentarias mas an~rguas apa~ecen e.o.
fase~ incipientes de la forn1ación del Estado. No obstante, hay razones zonas costeras y preceden a la introducc~ó~ d~ los pr11neros ~nunales Y
teóricas para suponer que su potencial de crecüniento era n1uy lünitado. Es- plantas don1estícados, presu1nible111ente orig1n.ar1os de otr~s regiones (Mo-
tas razones se analizarán en e] capítulo 17 (Stoltn1an, 1978). sely 1975; Martínez, 1979). Los prin1eros signos de agricultura_ en1peza-
1

Los efectos de la introducción de Ja agricultura del n1aíz fueron n1enos ron a aparecer a lo largo de la costa peruana hace u1.1os 5:000 anos: con_-
espectaculares en los bosques del J~ste, donde pueblos con10 los iroqueses sistiendo al principio en su n1ayor parte en calabazas v1nate1as, calaba~as de
y los dela\vare continuaron viviendo en pequeñas aldeas y dependiendo de cidra y piffiíentos. Pero todavía estaban asociados a .una econo1:11a de
la caza y recolección con10 fuente principal de su provisión de alitnentos. subsistencia fuerten1ente dependiente de la pesca, recogida de n1anscos y
En otras partes de An1érica del Notte, que co1nprenden extensas regiones, caza de n1amíferos 1narinos. Cuando se incorporaron nuevas pl~ntas do1nes-
nunca penetró Ja agricultura. I. .os pueblos de toda Ja Costa del Pacífico, tícadas al repertorio agrícola, los asentainíentos se es.tablec1eron en _l~s
desde California hasta Alaska, por eje1nplo, nunca abandonaron su depen- llanuras anegadas de los ríos costeros peruanos, ~scend1endo la poblac1on
dencia de la caza, recolección de sen1í1las silvestres, pesca y recogida de a 3 ó 4.000 habitantes en el período comprendido entre el 3.90_0 Y el
111ariscos. Sólo pode1nos concluir que las fases iniciales de la agricultura no 3.750 B.P. (Mark Cohen, 1975). Antes y después de l~ 111troducc10n del
ofrecían ninguna ventaja l1a1nativa sobre las prácticas de subsistencia regadío y el inaíz, la población de la costa exper11nento un rap1do creci-
existentes en estas regiones. 1'al es el caso especialn1ente del Noroeste del miento. Se construyeron sisten1as de canales que atravesaban valles ente-
Pacífico, donde los pueblos podían vivir en aldeas pennanentes de casas ros y aparecieron los priineros pequeños estados entre .el 2.~50 B.I). Y el
de n1adera explotando las 111igraciones río arriba del pescado (véase capí- co 1{1ienzo de nuestra era. A partir de este 1no1nento, una serie de .g~1erras
tulo 13). . y conquistas llevó al sutgimiento de estados. n1ás grandes ~ue. un1f~caron
polítícan1ente los valles de la costa y de }as tle~Tas a~tas: pr11n:10; Tiahua-
naco y Huari (550-800 d. C\ despi.;es, el _1mper10 de Chunu_ con la
El desarrollo de estados en América del Sur enorme ciudad amurallada de Chanchan y, f1naln1ente, el In1pe11~ 11:c,a,
1438-1525 (Lanning, 1974). En el capítulo 17, se analizará la orga111zac1011
La región andina de A1nérica del Sur fue el centro de un con1plejo del Imperio inca.
de anin1ales y plantas do1nesticados que se desarrolló independiente111ente.
Este con1plejo proporcionó la base para el desarrollo de otros estados an1e-
ricanos autóctonos y del J11ayor de los Ílnperios del Nuevo 1v1undo. El significado de la «Segunda Tierra»
En Sudan1érica, al igual que en el resto del hen1isferio, la fase de caza
n1ayor fue seguida por la expansión de los 111odos de producción de espectro Hasta la conquista española, la tecnología en el Mundo Mundo evolu-
an1plio a una abigarrada variedad de hábitats, especíali11ente a regiones cionó según líneas claran1ente paralelas a 1~ s~cuenc1a .del Oriente lvl.~dff:
de elevada altitud y zonas costeras y ribereñas. No obstante el cainbio tecnológico de los indio~ an1encanos se desairo .?
Aunque el 111aíz acabaría convirtiéndose en el principal cultivo del claran1ente a' un rítrno 1nás lento. En buena 1ned1da, ~ste «retraso_» es a~1-~­
I111perio inca, y aunque la región andina compartió con Mesoa1nérica inu- buible a las diferentes dotaciones naturales de las rc?1ones 1:uclea1es an~t1~­
chas otras especies do111esticadas, varias plantas y anin1ales in1portantes canas y del Oriente Medio. La extinción. de pote1:c1a!es an1n1?les don1est1~
del Nuevo Mundo fueron especialidades de los Andes. Entre éstos destacan cos entre la 111egafauna del Pleistoceno hizo a los indios an1er1canos vulne-
tubérculos y granos de elevadas altitudes con10 la patata y la quinua. El re- rables a la conquista militar a n1anos de aventure~·o~ euro¡~~os n1ont~dJ~ a
ciente descubrimiento de dos tipos de judías domesticadas en Callejón de caballo. La inisina extinción de la n1ega~au.na privo ta1n,bien a l~s 1~ .1os
Huaylas, Perú, que datan del período comprendido entre el 7 .680 y el ainerícanos de potenciales anin1ales do1nesucos .qu~ pod1an. habe1 set\1:do
10.000 B.P., sugiere que la domesticación se inició casi al misn10 tien1po para tirar de arados y vehículos de ruedas: Lo~ indios a1.11enca'.1os carecian
en los Andes y en Mesoamérica (Kaplan, Lynch y Smith, 1973). El maíz de estos objetos no porque fueran n1enos inteligentes o Inventivos que los
más antiguo de América del Sur, que data del período comprendido entre europeos 0 asiáticos. De hecho, los incas poseían una fonna de ~rada que
el 6.300 y el 4.800 B.P., se ha hallado en Ayacucho, Perú, lo que indica era empujado y arrastrado por seres hun1anos. Y los 1nesoamer1canos de
190 Introducción a la antropología general 191
La segunda Tierra

tiempos anteriores a la conquista comprendían el principio de la rueda ticas sitnilares. El determinismo que rige los sistemas culturales produce
al menos lo suficientemente bien como para emplearla en juguetes para trayectorias sí1nilares y diferentes de transforn1ación e"'.olutíva. Esto es así
niños. Es de suponer que de haber dispuesto de inás tiempo, estas inven~ porque las condiciones bajo las que ocurre la interacción entre cultura y
ciones y sus aplicaciones se habrían perfeccionado y ampliado. naturaleza 1nanifiestan una enorme diversidad. Sin embargo, lo que enseña
Una situación similar se produjo respecto al desarrollo de las técnicas la perspectiva temporal geológica de la arqueología es que aun cuando las
metalúrgicas. La falta de útiles de acero colocó a los indios americanos en culturas divergen, sus diferencias pueden nonnal1nente co1nprenderse en
gran desventaja durante las invasiones europeas. Pero el desarrollo de las términos de procesos ordenados, científicamente inteligibles (cf. Coe Y
técnicas metalúrgicas entre los indios americanos ya había sobrepasado el Flannery, 1966; R. M. Adams, 1966; Sanders, y Price, 1968; Parsons Y
martilleo de chapas de cobre llegando a la fundición y colada del cobre, Price 1971 · Binford 1972; Clarke, 1972; P. Smith, 1972b; Plog, 1974;
oro, plata y diferentes aleaciones. Justo antes de la conquista, se estab~,n Tho~as, 19l4, 1979; Schiffer, 1978; Redman y otros, 1978).
haciendo cuchillos y cabezas de maza de bronce, por lo que parece razo-
nable concluir, dado el intervalo de 2.000 años que separa las edades del
Bronce y del Hierro en el Oriente Medio, que si se les hubiese dejado solos Resumen
a los indios an1ericanos, éstos también habrían acabado por descubrir las
superiores cualidades del hierro y el acero. El fionio sapiens fue el prin1er hon1ínido en el Nuevo Mundo. No se
Mi confianza en esta predicción tal vez incontrastable se basa en el sabe la fecha exacta del «descubrin1iento de Atnéríca». Sin duda alguna,
logro independiente de cosas mucho más complejas que los arados, los se produjo antes del 14.000 B.P. y, probablemente, antes del 20.000.B.P.
vehículos de ruedas o la fundición del hierro. Como sus homólogos del Los descubridores fueron indudablemente grupos de cazadores stbenanos
Oriente Medio, los sacerdotes y gobernantes an1ericanos se ocupaban de la que atravesaron el estrecho de Bering cuando estaba helado o sobresalía
regulación de la producción agrícola. Bajo los auspicios del Estado y del del agua. Los tipos de útiles a1nericanos n1ás antiguos que se conocen se
templo, se llevaban a cabo observaciones astronómicas que condujeron al fabricaron a partir de núcleos discoidales y se ase1nejan a tipos de útiles
desarrollo de calendarios. De hecho, el calendario maya era mucho más asiáticos del Paleolítico Superior. 1'radíciones distintivas de An1érica apa~
exacto que su homólogo egipcio. Para llevar registros del tipo de los calen- recieron hace unos 11.500 años. En A1nérica del Norte, se caracterizan por
darios, así como registros de Ja producción agrícola, los impuestos y otros las puntas acanaladas finan1ente trabajadas y las puntas de base cóncava
asuntos de Estado, varios pueblos mesoamericanos inventaron sistemas de de las tradiciones de Clovis y Folso1n, que están asociadas con grandes
escritura jeroglífica. Especial interés reviste el sistema de numeración vi- yacímientos-111atadero. La auscnc.ia de muelas de piedra sugiere que las
gesimal maya, que incorpotaba el principio del cero. Este rasgo faltaba en colecciones de Clovis y Folson fueron utilizadas por especialistas en caza
los sistemas nu1néricos de Oriente Medio, Grecia y Roma. Sin el concepto inayor sumamente diestros para Jos que la recolección de I?lantas tení~ una
de una cantidad cero para marcar la ausencia de la base o sus exponentes, importancia secundaria. Después del 10.000 B.P., el equipo de molienda
resulta su1na1nente difícil realizar operaciones aritméticas con grandes nú- se vuelve corriente y Ja actividad de las bandas se extiende desde ~as llan:i-
meros. A este respecto, al n1enos, los indios americanos parecen haber sido ras hasta los hábitats bosccisos fluviales y costeros. 1~1 ca1nbio inferido hacia
más precoces que sus contemporáneos del Oriente Medio. níodos de producción de esp~ctro a1nplio coincide, co1no en el Mesolítico
Dado el hecho de que los ecosistemas del Oriente Medio y Mesoamérica del Viejo Mundo, con una serie dra1nática de extinciones de la n1e?afauna.
eran en un principio bastante diferentes, no hay que esperar hallar paralelos Es probable que tanto los ca1nbíos climáticos posteriores al Ple1stoc.eno
exactos en las trayectorias evolutivas que conducen a las sociedades urba- co1no Ja depredación intensiva por parte de cazadores eficientes contribu-
nas e ünperiales en los dos hemisferios. No obstante, numerosas veces yeran a la pérdida de nu1nerosos géneros y especies.
los pueblos de los dos hemisferios alcanzaron independientemente solucio- Al igual que en el Viejo Mundo, existieron n1odos de producción de
nes convergentes a problemas similares cuando las condiciones tecnológi- espectro a1nplío en diferentes hábitats, algunos de los cuales incluían es-
cas, ambientales y demográficas subyacentes eran inás o menos parecidas. pecies de plantas y animales apropiados para la domesticación. Las especies
Por consiguiente, el significado de la «segunda 'fierra» consiste en que los do1nesticadas del Nuevo Mundo comprendían una gran variedad de cerea-
asuntos humanos están sujetos a fuerzas determinantes que seleccionan las les, tubérculos, legumbres y vegetales. Sin embargo, debido al grndo de
innovaciones y 1nodelan el curso de la evolución cultural de la misma extinción de la n1egafauna, sólo se do1nestícó una gama inuy reducida de
manera que la selección natural determina la evolución biológica. No quie- anin1ales. La difusión de cultivos del Nuevo Mundo, coino el maíz, el cacao,
re decir esto que todas las culturas tengan que desarrollarse a través de los la mandioca y la patata, tuvo un enorn1e ünpacto en lá historia del mundo
mismos estadios evolutivos, como tampoco significa el principio de selec- desde 1492. El hecho de que las principales plantas domesticadas del Nue-
ción natural que todos los organismos deban tener experiencias filogené- vo Mundo fueran desconocidas en el Viejo Mundo sugiere que Ja agricultura
192 Introducción a la antropología general La segunda Tierra 193

del primero se desarrolló de modo independiente. Los descubrimientos n1esticados andinos apunta a una transición fundamentalmente indepen-
recientes de los pasos graduales en la mejora del 1naíz convierten esta hipó- diente desde pequeños poblados de espectro amplio asentados a lo largo
tesis en una certeza. de la costa a grandes comunidades agrícolas en los valles fluviales de re-
La transición de n1odos de producción de espectro amplio a la agricul- gadío. Con una amplia gama de cereales, tubérculos y vegetales, 1nás las
tura está docu1nentada en el valle de 1'ehuacán, en las tierras altas 111exi- llamas y conejillos de indias, el potencial para el desarrollo de los estados
canas. Después de las extinciones de la inegafauna, pequefios aniinales, aves andinos fue mayor que el de Mesoan1érica y se reflejó en el In1perio
y una gran diversidad de plantas -incluidas n1uchas de las posteriores inca, que se desarrolló poco antes de la conqtiista española.
especies do111esticadas- constituyeron la principal fuente de subsistencia El origen independiente de ciudades, estados e ünperios en el Nuevo
para las p(;quefias bandas de cazadorc~ y recolectores de 'fehuacán. Después Mundo presta apoyo a las estrategias de investigación nomotéticas y en es~
del 9 .000 B .P. adquirieron importancia los útiles de molienda y la carne pecia1 a las que se ocupan de los procesos eyolutívos cultutales.
en1pezó a perder ünportancia con10 fuente de calorías. Para sacar provecho
de la disponibilidad estucional de ciertas plantas silvestres en diferentes
ecozonas, era necesaria una cuidadosa progra111ación de los inovi1nientos
de las bandas. La vuelta periódica a los ca1npos de ceteales sílvestres 1
calabazas de cidra y otras plantas llevó a plantar semillas y huesos de fru-
tos co1no un n1edio de garantizar una cosecha regular. La calabaza de cidra,
el an1atanto, los chiles y los aguacates fueron las especies do1nesticadas 1nás
antiguas. A 1nedida que se introdujeton 1nás especies do111esticadas de plan-
tas, la plantación y cosecha regulares se convirtieron en un foco principal
de actividad, pero transcurrieron 3.500 años antes de que se construyeran
casas y caseríos pern1anentes. De hecho, los poblados sedentarios fueron
construidos por prünera vez no por los agricultores incipíentes 1 sino por
cazadores y recolectores de espectro an1plio que vivían en exuberantes há-
bitats costeros y fluviales. Parece probable que la demora en alcanzar el
sedentarisn10 en las tierras altas estaba relacionada con la ausencia de aní-
1nales <lon1esticados y el intento de obtenCr proteínas anin1ales de esptcies
salvajes.
Al igual que en el Viejo Mundo, los modos de producción agrícola
sentaron la base para el surgiiniento de ciudades) estados e ünperios a111e-
ricanos autóctonos. Sin en1bargo, diversas regiones han tenido diferentes
Jíniites de desarrollo. En las tierras bajas ele Mcsoan1érica, los olmccas y, en
n1ayor n1edida, los mayas con1ple1nentaron las técnicas de tala y que111a con
fonnas de agricultura intensiva. El agotan1íento del suelo y otros efectos de
la explotación excesiva, probable1nente, provocaron el derrun1ban1íento de
los grandes centros cere1noníales rnayas y el despoblan1iento del área de
Petén. En las tierras altas, el uso de canales de regadío alin1entados por
111anantialcs en Teotihuacán y de chinan1pas cerca de la capital azteca de
·:rcnochtitlán, junto con extensas redes con1erciales, itnpulsó el desarrollo
de siste1nas estatales niás grandes y poderosos. Por otra parte, al norte de
México hubo n1uchas regiones en las que nunca se adoptó la agricultura.
En general, las condiciones naturales y culturales al norte de México no eran
las adecuadas para el desarrollo de estados o iinperios a1nericanos autóc-
tonos.
Los estados e in1períos 1nás grandes del Nuevo Mundo se desarrollaron.
en la región andina de An1érica del Sur) incluida la costa adyacente del
Pacífico. Una vez 1nás, la distintividad de n1uchas plantas y anin1ales do-
Capítulo 11 L·:ncrgía y ccosis1c1na 195
ENERGIA Y ECOSISTEMA la de factores inorgánicos tales co1no los tipos de suelos, las lluvias y otras
condiciones a1nbientales. Durante el proceso de absorción, intercan1bio y
utilización de la energía, las con1unidades de organis111os tra11sforn1an las
condiciones naturales, y estos cainbios n1odifican) a su vez, la naturaleza
de la co111unidad orgánica. ~
Debido a la gran versatilidad del inodo de adaptación cultural, el '"ser
hurnano es ün anin1al itnportante, aunque no neccsaria1nente don1inante)
en la 1nayoría de los ecosístcinas. E,l estudio Je los ecosísten1as centrados
en las relaciones ecológicas entre los seres hu1nanos y sus culturas y el
resto de su entorno orgánico e inorgánico se denon1ína ecología hu111ana (o
ecología cultural) La producción e intercan1bio de energía proporcionan la
clave para con1prender las relaciones entre las poblaciones hun1anas y los
restantes con1ponentes, vivos y no vivos, de sus ecosiste1nas. Esto propor-
ciona, a su vez, la clave para co1nprender inuchos rasgos básicos de los
aspectos infraestructurales) estructurales y superestructurales de la vida
sociocultural.

La influencia de la tecnología
Con este capí~ulo i~ici~1nos el examen de las pautas culturales cuyo conocinüento
se basa en,Ja 1nvestrgac1ón etnográfica e histórica n1ás que en los datos de Ja La gran importancia de la tecnología en la vida hu1nana proviene del
arqueolog1a. Pero nue~t-ro principal interés se centra todavía en la explicación hecho de que, entre todas las especies vivas, sólo el Horno sapiens obtiene
de los proce~os evolut1v~s responsables de las diferencias y sc1nejanzas su provisión energética n1ediante útiles, 1náquinas y anin1ales y plantas do-
cultu~·ales. (,orno los occ1dentalcs han con1prendido rcciente1nente la cantidad n1esticados. Nuestra provisión de energía ha au1nentado a n1edida que la
Y el ttp~ de e1:crgfa utiliz~?a en la vida diaria afectan a todos Jos a'spectos tecnología de la producción energética se ha ido transforn1ando. Al prin·
de la ex1stenc1a hu111ana. En este capítulo analizare1nos las interrelaciones entre cipio, las únicas for1nas de energía utilizadas etan la fuerza 1nuscular del
la P.roducción de energía, el e.nt.orno natural y la tecnología, así con1o su efecto ho1nbre y el alimento contenido e11 plantas y animales. Durante una tem~
coniunto sobre las pautas cot1d1anas de trabajo y ocio en diferentes sociedades.
prana fase del l)aleolítico 1 se agregaron a éstas la energía de la 111adera, em-
pleada para el fuego de la cocina, y, en un grado todavía no bien conocido,
La energía, la ecología y los ecosistemas humanos la procedente de la querna de hiei-bas, que servía para conttolar la caza
y favorecer la difusión ·de .ciertas plantas. Durante el Neolítico, los anirria-
El sistema de relaciones entre los organis1nos en un medio a1nbiente se les, uncidos a arados, trineos y vehículos de ruedas) einpezaron a propor-
deno1nina ecosistenta. El aspecto más in1portante de un ecosistema es la cionar energía en forma de fuerza muscular. Aproxin1ada1nente en la n1isn1a
P?uta de flujo energético característica de sus co1nponentes vivos y no época, se consun1ía una considerable cantidad de energía de madera y car-
vivos. _Antes d~ la invención de la energía nuclear casi toda la energía de bón vegetal en la fabricación de cerán1ica. Con la aparición de estados inci-
cualquier ecosistema se obtenía, directa o indirecta1nente, de la luz so- pientes, comienza a utilizarse la energía eólica en los barcos de vela y la
lar '". Este hecho se ve oscurecido por nuestra clasificación convencional energía de la madera en los procesos de fundir y colar 1nerales. La energía
de la energía en hidráulica, eólica, alin1entaria, de con1bustibles fósiles, etc. que genera el agua no se explotó extensarnente en Europa hasta el período
La luz solar e/s respo1:sabl/e de todas estas for111as diferentes de energía. medieval. Sólo en los últimos 200 6 300 años, los combustibles fósiles
La ecolog1a est:1d1a con10 las plantas absoi-be1i y alinacenan la energía (carbón petróleo y gas) empezaron a dominar los ecosiste1nas humanos.
1

d~ la luz solar ei: diferentes entornos naturales y cón10 utilizan esta energía Nuevas fuentes de energía se han sucedido unas a otras siguiendo una
chversas «Co1nun1dades» de plantas y anin1ales dada su inutua influencia y progi-esión lógica en la que el don1inio de las forn1as n1ás recientes depen-
de del don1inio de forn1as anteriores. Por eje111plo, tanto en el Viejo con10
* La energía obtenida ~e las n1areas y de fuentes gcotérn1icas, como las aguas ter- en el Nuevo Mundo la secuencia de inventos que llevó a la metalurgia
n1ales. o los volcanes, constituye la principal cxceptión, aunque su importancia es muy
reducida. dependió del logro anterior de hornos de leña de alta temperatura para
cocer la cerámica, y éste a su vez de apre1ider a hacer y controlar los fue-
194
196 Introducción a la antropología general Energía y ecosistema 197

gos de leña necesarios para la cocina. La experiencia con la metalurgia de o transforma recursos naturales o en los que aparece alguna forma de cons-
baja temperatura del cobre y el estaño tuvo que preceder, necesariamente, trucción o producción industrial se plantea el problema de los residuos
al desarrollo del hierro y el acero. Por su parte, este último precedió al industriales 1 los agentes contaminantes y otros derivados biológicamehte
desarrollo de las máquinas que hicieron posible tanto la minería como la in1portantes. Varias naciones industriales realizan en la actualidad esfuerzos
utilización del carbón, el petróleo y el gas. Finalmente, el uso de estos .para reducir la contaminación del aire y el agua e it_npedir el agotamiento y
combustibles fósiles produjo la Revolución Industrial, de la cual se deriva envenenamiento del medio an1biente. Los costos de estos esfuerzos testiino·
la tecnología de la energía nuclear de nuestros días. nian la continua importancia de la interacción entre tecnología y medio
Estos avances tecnológicos han incre1nentado constantemente la canti- ambiente. Estos costos continuarán aumentando, puesto que nos halla1nos
dad media de energía disponible por ser humano desde la época del Paleo- simplemente en el inicio de la era industrial. En los siglos venideros, los
lítico hasta la actualidad. Este incren1ento no significa, forzosarnente, qué habitantes de algunas regiones pagarán la industrialización a costos hoy
la capacidad <le la humanidad para controlar la naturaleza haya aumentado por hoy incalculables. Sobre la producción, la estructura social y otros as-
de modo constante. La lección de la actual crisis energética y ecológica es pectos de la cultura gravitarán lin1ítacíones tan definidas y trasc_endentales
que un 111ayor uso de energía per cápita no con1porta, necesarizn1ente, un como las que impuso la extinción de la megafauna pleistocénica.
nivel de vida tnás alto o 1nenos trabajo per cápita. Hay que distinguir,
adernás, entre la cantidad total de energía disponible y la eficiencia con que
esta energía se produce y utiliza. Co1no vere1nos en los siguientes apartados, Sistemas de energía alimentaria
en algunos aspectos los ecosistemas industriales se asocian a n1enos ocio
per cápita y tnodos de producción energética menos eficientes que los basa· Los aspectos más importantes de cualquier ecosisten1a humaría son la
dos e ... ~J. caza y recolección. producción y consumo de energía alünentaria. Los sistemas de energía
~limentaría se pueden describir en términos del balance entre la energía
gastada en la producción de alimentos y la energía obtenida gracias a ella.
La influencia del medio ambiente La descripción y comparación de sisten1as de energía alimentaria depende
de la cuantificación del trabajo y tiempo empleados en la producción de ali-
Toda forma tecnológica debe interactuar con los factores presentes en
mentos. Las principales características de los diferentes sisten1as se pueden
un entorno dado. Tipos similares de tecnologías en diferentes entornos pue~
den producir distintos outputs energéticos. Así, por ejemplo, la pro· poner de manifiesto mediante una sencilla ecuación. La energía alín1entaria
ductividad de la agricultura de regadío varía de acuerdo con la n1agnitud y total (E) que fluye a través del sistema cada año es igual al número de
seguridad <le! abastecimiento de agua, la disponibilidad de terreno llano y productores de alimentos (m) multiplicado por las horas de trabajo de
el contenido de minerales del agua. Análogamente, la productividad de la cada productor (1), la energía gastada por productor y hora (r) y la cantidad
agricultura de tala y quema varía según la disponibilidad de bosque para media de energía alimentaria obtenida por unidad <le energía gastada en la
la quema y la rapidez con que se regenera. Así pues, no cabe realmente producción de alimentoS (e). La unidad energética 1nás adecuada para ex·
hablar de la tecnología en abstracto. Antes bien, debemos aludir siempre presar esta ecuación .es la kilocaloría: la cantidad de energía necesaria para
a la interacción entre la tecnología y las condiciones que son características elevar la temperatura de un kilogramo de agua en un grado Celsius.
de un específico entorno natutal.
En las sociedades industriales, la influencia del medio atnbiente parece E=mXtXrXe
estar a n1enudo subordinada a la influencia que ejerce la tecnología. Pero
la creencia de que las sociedades industriales se han liberado de la influen- El último término de la ecuación, e, debe tener un valor mayor que 1
cia del medio ambiente o de que, en la actualidad, nuestra especie lo don1i· para que la energía producida sea 1nayor que la gastada en su producción.
na o controla es errónea. Es verdad que se han construido réplicas de los Este factor refleja tanto el inventario tecnológico de la producción de
suburbios residenciales norteamericanos en los desiertos de la Arabia Saudí alünentos co1no la aplicación de esta tecnología por parte de los produc-
" en los nevados campos de Alaska, y que tan1bién se pueden construir en tores a las tareas de producir alin1entos en un medio ambiente específico.
la Luna. Pero la energía y 1nateriales necesarios para tales realizaciones pro· Cuanto más alto es el valor de e, mayor es la productividad del trabajo
ceden de interacciones entre tecnología y medio ambiente en minas, fábri· o la eficiencia tecnoa1nbiental de que gozan los productores en su intento
cas y granjas de diferentes regiones del mundo que están agotando reser- de obtener energía alimentaria del medio a1nbiente. Es decir, cuanto
vas insustituibles de petróleo, agua, suelo, bosques y n1inerales metalíferos. mayor es el valor de e, mayor es el nútnero de calorías obtenidas por
Asimismo, en todos los lugares en los que la moderna tecnología extrae cada caloría gastada.
198 Introducción a Ja antropología general Energía y ecosistema 199

Un sistema de energía alimentaria de caza y recolección .Esta fór1nula está construida a partir de varias «esti1naciones hipotéticas».
El factor más problemático es el valor de r (1.50 calorías/hora). Resulta
Esta fór1nula se puede aplicar al sistema de energía alin1entaria de muy difícil medir el gasto de calorías por unidad de tiempo bajo condi-
las bandas de cazadores y recolectores !kung del desierto del KaJahari, ciones naturales. Un estudio llevado a cabo en Afríca occidental (vé..ase
estudiadas por Richard Lee (1968). Lee estimó que la producción media i11/rn) indicaba una media global de 157 calorías por hora en base a
diaria en un catnparnento !kung era de 64.200 calorías. Para alcanzar este (:stiinaciones y pruebas de can1po. Ed\vard Montgotnery y Allen Johrlson
nivel de producción, se requería una n1edia de 7 ,4 productores por día ( 1976) n1idieron el gasto de energía 1ncdiante ligeros contadores de con-
de trabajo. Lee calcula que la jornada de trabajo de un !kung medio era su1no de oxígeno portados por los informantes machiguenga mientras rea~
de 6 horas. Así pues, 7 ,4 productores trabajaban 6 horas cada uno para ]izaban las tareas típicas de una jornada rutinaria. I,Iallaron que el valor
producir un total de 64.200 calorías. (Obsérvese que esta cifra no tieric de r de los varones daba una 1nedia de 275 calorías/hora por encín1a del
en cuenta el trabajo e1npleado en preparar y cocinar los alünentos llevados 1nctabolis1no basal durante la obtención de alin1entos silvestres. Sin en1-
al can1pa1nento.) Si el rít1no de trabajo era moderado) cada productor hargo) sus cálculos se refieren a 111uestras de cortos intervalos y no son,
consun1ía unas 150 calorías por hora por encin1a del n1etabolismo basal. necesarian1ente> representativos del ritn10 de consu1no energético durante
Por consiguiente, el costo cB.lórico del trabajo realizado en un día era: prolongadas expediciones de recolección, caza y pesca. Puesto que rara
vez son asequibles datos con1parables, usaré el valor de 150 calorías por
6 horas 150 calorías hora a lo largo de todo el análisis que sigue ..Este procediiniento está
7 ,4 trabajadores X X = 6.660 calorías
trabajador hora _justificado porque el rít1no de trabajo es probablen1entc:: el n1cnos vatíable
d~ los factores de input preindustriales. El trabajo es susceptible de «ace-
Así pues, se invertían 6.660 calorías en un día medio de actividades de leración» bajo condiciones industriales o sie111pre que el trabajador indi-
caza y recolección, y esta inversión rendía un output medio de 64.200 ca·· vidual esté son1etido a una estrecha vigilancia por parte de capataces y
lorías. La razón 64.200/6.660 = 9,6 es el valor de e, la ventaja terno· gerentes. Pero la 111ayor parte del trabajo preindustrial tiende a realizarse
ambiental o productividad del trabajo en el principal modo de producción a un rittno que resulta fisiológican1ente có111odo) de tal n1odo que el tra-
energética de los !kung. h,ijn<lor no se acalore exccsiva111ente o quede sin aliento.
El valor de E durante lo que, probablen1ente, fue un año 1nedio puede
con1pletarse de la siguiente inanera: si eI output calórico diario es de
64.200 calorías, entonces el output anual es de 365 X 64.200 = 23 .433 .000 Límites ambientales al tamaño de la banda
calorías. La fórinula queda, pues, co1no sigue:
Para comprender por qué los !kung no construyen aldeas es necesario
E m t r e considerar ciertos factores a1nbientales que no aparecen en la fórrnula
encrgétíca. Díchos facto.res fijan lí1nítes al nún1ero de personas que pueden
23.433.000 ? X ? X 150 X 9,6 servirse de la tecnología cazadora y recolectora sin reducir e y agotar de
n1odo pennanente el Cntorno. En el caso de los !kung) Ja escasez de agua
En un período de varias se1nanas) una n1edia de 20 adultos diferentes par- y caza son los principales factores lin1itadores.
ticiparon en la producción de alin1entos 1nediante actividades de caza ])urante la estación seca, cada banda !kung se ve obligada a acan1par
y recolección. Si insertan1os 20 con10 el valor de ni, la fórmula queda así: rcrca de un pozo o charca perinanentes. l)esde este ca1npa111ento, los
cazadores y recolectores parten cada día, regresando al atardecer con
E m t r e el producto de su caza o recolección. Alrededor de un tercio de la ración
X X X
23.433.000 20 ? 1.50 9,6 cdórica de los !kung se obtiene de las nueces, ricas en proteínas, del árbol
t11ongongo. De hecho, son lo bastante abundantes con10 para satisfacer
Despejando t, la fórmula completa (en números redondos) es: ni 100 por 100 las necesidades calóricas de los !kung dados los actuales
efectivos den1ográficos; pero los árboles nzongongo se encuentran lejos de
horas por calorías eficiencia las charcas. Durante la estación lluviosa los !kung aca111pan cerca de ellos;
calorías productores productor de gastadas tecno- en can1bio) durante la seca deben transportar las nueces a una considera-
anuales de alin1entos ali111entos por hora an1biental ble distancia hasta la charca. En un área de 15.000 km 2 sólo se puede
contar con 10 charcas que dispongan de agua durante todo el año. En
23 .000.0.00 20 X 811 X 150 X 9,6 plena estación seca) la gente debe reunirse junto a las charcas n1ás grandes
200 Introducción a la antropología general Energía y ecosistema 201

y restringir la gan1a de productos que recolectan o cazan. Pero no pueden a los anitnales de tierra asequibles durante todo el año, a la cantidad de
per1nanecer juntos durante 1nucho tie111po sin agotar todas las plantas pescado disponible durante los ineses de invierno. . ..
y anitnalcs del área circundante, salvo junto a las charcas de mayor ta1naño Sin en1bargo, en la actualidad se dispone de ele1nentos d~ JUICIO que
(Yellen y Lee, 1976). indican que el flujo energético anual total (E) de muchos sistemas ¡-ire-
No hay que considerar el problema de abastecimiento de agua entre industriales sólo co1nprende un tercio del potencial que ofrece un aprove-
los !kung con10 prototípico de los grupos preneolíticos de cazadores y cha1niento al 1náxín10 de la capacidad de sustentación del n1edio a1nbiente
recolectores, ya que éstos vivían en regiones n1ás favorables, hoy en día mediante la tecnología existente (Sahlins, 1972). Para comprender por qué
ocupadas en todas partes por grupos agricultores. Pero siernpre que re- esta «subproducción» acaece tan a menudo, deben1os distinguir entre los
sultase necesario perseguir a 111anadas inigratorias o a aniinales muy dis- efectos de sobrepasar la capacidad de sustentación y los de rebasar el punto
persos para obtener proteínas esenciales, la densidad por ca1npa1nentó de los rendimientos decrecientes (fig. 11.1). Cuando se sobrepasa la capa-
habría tenido que ser bastante baja. Co1no he1nos visto, bajo condiciones
ecológicas distintas, la for1nación de núcleos ünportantes es perfecta1nente
con1patíble con 1nodos de producción cazadores y recolectores. FrG. 11.l.-Representación grá- Capacidad de sustentación
fica de la reladón entre la ca-

La capacidad de sustentación y la ley de los rendimientos decrecientes


pacidad de sustentación y el
¡;unto de los rendiniientos de- •
Output \
'§ \_ ,,'.l::!"P'.::"~t---.,,.,<::::::::
Factores co1no la abundancia de caza, calidad de los suelos, pluvio-
crecientes. La producción con-
tinúa incrementándose incluso
después de rebasar el punto <le
..
ü
sidad y extensión de bosques disponibles para la producción de energía Jos rendirnicntos decrecientes. rendimientos
fijan el lí1nite superior a la cantidad de energía que se puede extraer de Pero, una vez alcanzada la ca- decrecientes
un detenninado inedia a1nbiente con una tecnología concreta de produc- pacidad de sustentación, ya 110
Años
oión energética. El límite superior de la producción de energía fija, a su puede seguir haciéndolo.
vez, otro límite máxin10 al nú1nero de seres hu1nanos que pueden vivir en
este n1edío a1nbiente. Este lín1ite superior de la población se denotnina ciclad de sustentación el flujo energético anual total empezará a dís1ninuir
capacidad de sustentación [carrying capacity ]. co1no consecuencia d~l daño irreversible al ecosisten1a. El agotan1icnto de
Medir la capacidad de sustentación no resulta fácil (Street, 1969; los suelos 1nayas· constituye un ejen1plo de la consecuencia de sobrepasar
Glassow, 1978). Hay que tener sumo cuidado antes de concluir que una la capacidad de sustentación (véase p. 184). Sin embargo, cuando se rebasa
cultura dada puede «fácihnente» aumentar su flujo total de energía incre- el punto de los ren<litnientos decrecientes, la producción puede inantencrse
mentando el tamaño de su fuerza de trabajo o la cantidad de tiempo dedi- estable o incluso continuar creciendo, aun cuando se produzca 1nenos por
cado a la producción de alimentos. Especialmente dudosas son las afirma- unidad de esfuerzo debido a la creciente escasez o e1npobrecín1iento de
ciones acerca de un potencial an1biental sin explotar cuando se basan en uno o niás factores a1nbicntales, Ejen1plo de este efecto es Ja actual situa~
cortos períodos de observación. Muchos rasgos enign1áticos de los ecosis- ción de las pesquerías ·oceánicas en el n1undo. Desde 1970 el índice de 1

ternas humanos tienen su origen en adaptaciones a crisis ecológicas perió- rcndin1íento por unidad de esfuerzo ha caído casi a la niitad, pero la
dicas pero poco frecuentes, co1no sequías, inundaciones, heladas, hura- captura total de pescado se ha mantenido constante (Brown, 1978). Exi.s,te
canes y enfermedades cíclicas de animales y plantas. una situación sünilar tespecto a la agricultura 1nund1al y en la producc1on
Uno de los prmcipios básicos del análisis ecológico afirma que las de petróleo y gas (véase infra).
co1nunidades de organis1nos no se adaptan a las condiciones medias de Salvo cuando están so1netidos a cierto tipo de presiones, los seres hu-
sus hábitats, sino a las condiciones 1nínimas para el sostenimiento de la 1nanos intentatán n1antener la razón entre output e input por debajo del
vida. Una fonnulación de este principio se conoce co1no Ley del Mínhno de punto de los ren<lin1ientos decrecientes li1nítando la expansión de sus es-
Liebig: el crecimiento está limitado no tanto por la abundancia de todos fuerzos productivos. Nadie desea, voluntaria1nente, trabajar más a ca1nbio
los factores necesarios co1no por la disponibilidad mínirna de cualquiera de n1enos. (Sin en1bargo, con10 vere1nos en el siguiente capítulo, suele
de ellos. Es probable que el observador a corto plazo de los ecosistemas existir al menos una fuerte razón para actuar así.)
hun1anos vea la condición media pero no los extren1os, y pase por alto el
factor !imitador. La Ley de Liebig se aplica ta1nbién a 1nínünos estacio- Expansión, intensificación y cambio tecnológico
nales tales como la disponibilidad de agua entre los !kung. Como ha mos-
trado Richard W. Casteel (1979), la población de muchos cazadores y Para comprender la forn1a en que funcionan los sisten1as de energía
recolectores subárticos de An1érica del Norte estaba ajustada, más que alin1entaria de los hornbres, hay que distinguir entre expansión e íntensífí-
202 Energía y ecosistema 203
Introducción a la antropología general

cación. La fórn1~1la de la ~nergía alimentaria nos permite hacerlo de una Un sistema energético de agricultura dependiente de las lluvias
n1aner~ clara. S1 se 1n~nt1ene constante el factor tecnoa111biental (e) se
pue?e incr~n1entar ~l flu10 anual total de energía (E) auir1entado 1111 t 0 1 ~- es Exan1ine1nos ahora el siste1na de energía alín1entaria de los agricul-
~ec1r, pon1e~1do n1~s ge1:te a ~rabajar o haciéndoles trabajar durante tnás tores preindustriales. Un caso bien estudiado es el de la aldea Genieri en
t1en1po~ o 111as deprisa. Sr este rncrenlento en el input se realiza sin auinen~ Gambia, Africa occidental (Haswell, 1953). Aquí el modo básico de sub-
t~1~ el .~rea ~n que ocurre la producción de alin1entos, se produce la inten~ sistencia se basa en el cultivo de cacahuetes y diversas variedades de,.· ce-
s1frcac1011. Sin en1batgo, si hay un incremento proporcional en el área en reales. Los aldeanos geníeri labran sus can1pos con azadas de hierro, prac-
la que la producción de alin1entos tiene lugar de tal forn1a que el input tican el barbecho para mantener la fertilidad del suelo y dependen de las
(111 X t X r) por hectárea o kilón1etro cuadrado no se alteta entonces lluvias para proveer de agua a sus cultivos. lJn equipo de agróno1nos y
el siste1na se expansiona o crece pero no se intensifica. ) .. antropólogos llevó a cabo un detallado registro de las horas empleadas
Como todos los modos de producción de alimentos (en realidad todos por todos los miembros de la aldea en cada fase de la producción de ali-
los 1110.d,os de cualquier tipo de actividad} dependen de recursos finitos, la 111entos, incluidos el tie1npo empleado por Jos adolescentes en espantar
expans1.on n.~ puede co!1ti.nuar indefinidan1ente. Más pronto o 1nás tarde, pájaros y el gastado en trillar y aventar el grano. Sin etnbargo, co1no en
la contmuac10n del crec11mento en el flujo anual total de energía (E) tendrá el caso de los !kung, voy a presciuclir de la energía gastada en la prepara-
gu_; depender de Ja intensificación. Y la intensificación debe llevar, con ción y cocinado de los alünentos. La fónnula energética de los genieri viene
inas o n1enos rap1de~, al punto de los rendirnientos decrecientes) provo- a ser, en números redondos, la siguiente:
ca?~ P?r el agota~n1ento de recursos no renovables y una caída en la
horas por calorías eficiencia
eftc1:nc1a ~~cnoa1nb1ent,al (e) . . persiste la intensificación, antes o después,
si calorías productores productor de gastadas tecno-
la p1oducc1on se vendra a aba10 y se reducirá a cero.
anuales de ali1nentos alimentos por hora ambiental
No ?bstante, la condición funda1nental en esta situación es que la
tecnolog1a se n1antenga constante. En los ecosisten1as hu1nanos el cambio 460.000.000= 334 820 150 11,2
X X X
tecnológico constituye una frecuente respuesta a Jos rendin1ie~tos decre-
cientes. Así, como sugiere la obra de Ester Boserup (1965), cuando los La diferencia más sorprendente entre los sistemas de energía alünen-
c~za.dores y recol.ectores agotan su entorno y rebasan el punto de los ren- taria de los genieri y de los !kung consiste en que E (las calorías anuales
d1n11ent~~ dccr:c1entes, es probable que c1npiecen a adoptar un n1odo de totales producidas) se ha incre1nentado veinte veces. En buena tnedída,
producc1on agr1cola; cuando esto les sucede a Jos pueblos que practican esta diferencia se debe al hecbo de que la aldea genieri tiene una población
la t.a~a Y quen:a, pueden pasar al cultivo de can1pos permanentes usando mayor que la banda !kung (unos 500 habitantes) y, por tanto, una fuerza
fcrul1za.ntes an1n1ales, y cuando los grupos· que practican una agricultura de trabajo más nutrida. Los dos siste111as 1nuestran niveles sünilares de
dependiente de las lluvias en can1pos pennanentes agotan sus suelos eficiencia tecnoan1biental (9,6 y 11)2). La escasa diferencia entre la efi-
pueden can1biar a una agricultura de regadío. 'rambién cabe considera1~ ciencia tecnoan1bicntal ·de una forn1a sÍlnple de agricultura y la de la caza
!ª tran~for111ación de las for1nas de agricultura preindustrial en las de tipo y recolección respalda la teoría de la evolución agrícola presentada en el
1ndustr1al. b~sadas en la. petroquín1íca con10 una respuesta al agota111iento capítulo 9, Bajo co'ndiciones primitivas, la agricultura puede producir 1nás
y al rend11mento denec1ente por unidad de esfuerzo (Harris, 1977). caiorías con menos trabajo que el sistema de caza y recolección, pero esta
eficiencia pronto distninuye cuando crece la población, se intensifica el
~stos can1b1os de un modo de producción a otro i111plican inputs por
input y los recursos del suelo y del bosque se agotan.
hectarea cada vez n1ayores. De ahí que se califique a la agricultura de tala
Y que1na de n:odo de pr~ducción más intensivo que la caza y recolección}
Y ~u~ se c~ns1dere la agncultura de regadío como un n1odo de producción Un sistema de energía alimentaria de tala y quema
1:1as tntens1v? que. ~a d;=, tala y quen1a. No hay que confundir este signi-
ficado de la 1ntens1ficac1on con el que se aplica a Ja intensificación con una Roy Rappaport (1968) ha realizado un cuidadoso estudio sobre el sis-
tec~1ología constante. Las consecuencias de estas dos clases de intensifí- tema energético de los tsembaga 1naring, clan que vive en las laderas sep-
cac1ó1: son bastante distintas. Co1110 veren1os en los siguientes apartados el tentrionales de las tierras altas del centro de Nueva Guinea. Los tsembaga,
ca1n~10 a 11:od~s de producció~ :nás. intensivos ~on nuevas tecnologías' da cuya población asciende a 204 personas, cultivan taro, ñan1es, batatas}
luga1 a un 1nc1emento en Ja ef1c1enc1a tecnoamb1ental (cf. Bronson 1972· inandioca) caña de azúcar y algunos otros productos en pequeños huertos
Hanks, 1972). ' ' desbrozados y fertilizados por el método de tala y quema. Rappaport calcula
204
Introducción a la antropología general Energía y ecosistema 205
en un ~~lor aproximado de 18 la eficiencia tecnoambiental (e) para la cientas personas y si quemaran los emplazamientos de los huertos en
producc1011 de/ ahn:entos ~egetales. Estima, asimisn10, que el consun1o
terrenos de sucesión secundaria cada veinte años. Rappaport estitna que
anual de energia a!tmentana supone 150.000.000 calorías. Sí se conside- los tsembaga tenían a su disposición la suficiente extensión de bosque
ran í_ncluídas en la fuerza de trabajo todas las personas de más de co1110 para sustentar a otras 84 personas inás sin perjudicar per1nanente~
lO_anos, el valor de mes 146. La fórmula completa de la energía alimen- mente la capacidad de regeneración del bosque. Sin embargo, la mayor
taria de las plantas entre los tsembaga es:
parte de esta tierra se halla situada por encima o por debajo de los niveles
E óptünos de altitud para sus principales cultivos, por lo que la eficiencia
1n t r e probable111ente suftiría algún decre1nento si se explotara. Co1no dicen los
150.000.000 146 X 380 X 150 X 18 mnong-gar de Vietnam (Condominas, 1957), todos los pueblos que prac-
tican la tala y quen1a afrontan el espectro últiino de «devorar su bosque»
El modo de producción de tala y quema permite a los tsembaga satis- al reducir el período de barbecho hasta un punto en el que las malas
facer sus nece~1dad;s calóricas con una inversión en tietnpo de trabajo 110 .. hierbas reemplazan a los bosques (recordemos el caso de los inayas; véase
tablemente ba¡a_: solo 380 horas por año y productor de alimentos en el p. 184). Al menos, esto es lo que les ha sucedido a otros pueblos de Nueva
proceso de cultivo. L~ alta productividad de las técnicas de tala y quema (}uinea no n1uy distantes de los tse111baga (Sorenson, 1972; Sorenson y
explica, e:,n. parte,. la 1n1portanc1a persistente de esta forma de agricultura Ken111ore, 1974). No obstante, hay situaciones, como, por ejemplo) la de
e? los trop1cos. Sin e1nba:go, todos los .datos sobre los sisten1as energétí- la jungla amazónica, en la que inmensas reservas de bosque per1nanecen
c1so de tala y quema provienen de estudios sobre pueblos que usan hachas inexplotadas y las densidades demográficas son tan bajas que las existen-
de acero obtenidas inediante comercio mucho antes de que los antropó- cias de árboles quemables no pueden ser el factor que limita la capacidad
logos llegaran_ hasta ellos. Se ha demostrado experimentalmente que el de sustentación o determina el punto de los rendin1ientos decrecientes.
gasto de calor1as r.ara cortar una pulgada de madera es cinco veces mayor Sin embargo, muchos sistemas energéticos tropicales de tala y quema
con un hacha de piedra que con una de acero (Saraydar y Shimada, 1971). afrontan otro problema que limita la expansión de su población y de su
Por .d:sgrac1a) no s~ s.abe cón10 afecta esto a las pautas de trabajo y pro- esfuerzo productivo. Este problema es especialmente agudo cuando la ali-
duct!V!dad en la practica sobre el terreno de la horticultura. 1ncntación se basa, primordialmente, en el cultivo de tubérculos deficitarios
. Dos lími~es ambientales son especialmente pertinentes para los eco- en proteínas, como las batatas, los fiames, la mandioca y el taro. Los eco-
sistemas trop,icales de tala y quema. En primer lugar, está el problema de sistemas naturales de los bosques tropicales producen gran cantidad de bio-
la regeneraci~n del _bosque. Debido a la lixiviación producida por los agua- 1nasa vegetal por hectárea, pero son productores muy pobres de biomasa
ceros Y a la rnvas10n de rnsectos y malas hierbas, la productividad de los nnin1al comparados, por ejemplo, con las praderas y los ecosistemas marinos
h~ertos de tala y quema disminuye rápidamente después de dos o tres (Richards, 1973). Los animales que habitan los bosques tropicales tienden
anos de uso, por lo cual se deben desbrozar nuevos terrenos para evitar a ser pequeños, furtivos y arbóreos. Cuando crece la densidad demográfica
fuertes reducc10nes en el output y la eficiencia del trabajo (Janzen 1973· humana, estos animales empiezan a escasear rápidamente y se hacen difí-
Clarke, 1976). La productividad óptima se obtiene desbrozando los buerto; ciles de encontrar. La· biomasa animal total (el peso de todas las arañas,
en terrenos en los que existe un considerable desarrollo secundario de insectos, gusanos) serpientes, 1namíferos, etc.) en una hectárea de pluvisilva
grandes árboles. Si se hace cuando la sucesión secundaria no ha alcanzado del Amazonas central es de 45 kg. Esta cifra contrasta con los 304 kg que
un _adecuado gr~do de madurez, la quema de la cubierta vegetal sólo apor- ofrece un bosque de espinos del Africa oriental. En las praderas de sabana
tara una pequena cantidad de fertilizante en forma de ceniza. Por otra del Africa oriental hallarnos 254 kg de grandes herbívoros por acre, cifra
P~~t~, si los árboles alcanzan el tamaño del bosque climácico, serán muy que sobrepasa con mucho el peso total de todos los grandes y pequeños
d~ficiles ?e talar. La regeneración óptima puede durar de diez a veinte animales hallados por acre en el Amazonas (Frittkau y Klinge, 1973: 8).
anos o mas, dependiendo de los suelos y climas locales. Aunque los alimentos vegetales pueden proporcionar cantidades de proteí-
. Así pues, a l~rgo plazo, las culturas de tala y quema consumen una nas nutritívamente adecuadas si se ingieren en variedad y abunda.ncia) la
1m~ortante extensión de bosque per cápita, aunque el porcentaje de terri~
carne es la fuente más eficiente de todos los aminoácidos necesarios para la
nutrición. Por eso, uno de los factores !imitadores fundamentales en el
tono explotado durante un año a veces no exceda del 5 por 100 (Boserup,
crecimiento de los sistemas energéticos de tala y quema es la disponibilidad
1965: 31). Por e¡emplo, los tsembaga sólo tenían 42 acres plantados
de proteínas animales (Gross, 1975). Sin embargo, esta cuestión se ha
en 1962-63. Sin embargo, habían desbrozado alrededor de 864 acres de
convertido en centro de una importante controversia. Emprenderé un aná-
su terr1tor10. f:sta /es, ~proximada1;:ente, la extensión de bosque que los
lisis de la relevancia ecológica y nutricional de la carne y otras fuentes de
tsembaga necesitanan si su poblac10n permaneciera alrededor de las dos-
proteínas animales en el siguiente capítulo.
206
Introducción a la antropología general Energía y ecosistema 207
El elevado costo de los cerdos
de regadío, los chinos han destacado durante milenios. Los antropólogos
Fei Hsiao-t'ung y Chang Chih-i (1947) llevaron a cabo, en tiempos ante-
d d Se~ cual frre la razón ecológica Y alimentaria de tipo etic no cabe
u hl que os, tsemb.aga, como cualquier otro grupo humano: aprecian
mue o . as protemas an11:iales, en especial en forma de carne y grasa (los
riores al comunismo, un detallado estudio sobre los inputs de trabajo y
el rendimiento en peso de la producción agrícola en la aldea de Luts'un,
provincia de Yunnan. Teniendo en cuenta, exclusivamente, los costos y
vegetarianos, que se abstienen de comer carne, suelen apreciarlas en forma rendimientos energéticos derivados de la producción de arroz, la fórthula
fe l~~heh\yogur). Los ts~mbaga, cuya densidad demográfica ha alcanzado energética de Luts'un viene a ser como sigue:
os ª. tta?tes por milla cuadrada, han agotado los animales salva 'es
en. su l tdrnt?n:» pero compensan este déficit poblando su tierra con ~n
E m t r e
anima ome,st1co: el cerdo. Los cer~os d.e los tsembaga, que hozan solos
~urante.Jl dt, vuc~lven a casa para· ingerir una ración de batatas y restos 2 .841 .000 .000 418 X 847 X 150 X 53,5
Re com1 a a .atar ecer. Un cerdo medio pesa tanto como un tsembaga.
appaport estima que cada uno consume casi tantos productos hortícolas El arroz constituía alrededor del 75 por 100 del output de Luts'un;
~~l~b una pers~na. En la tierra maring, los cerdos ganan alrededor de otros productos agrícolas, como la soja, el maíz, la mandioca y las patatas,
. 1 ras por ano. El número máximo de cerdos era de 160. Por consi- eran cultivados en los márgenes de los arrozales y, probablemente, produ-
guiente, estos cerdos ganaron un total de 160 x 50 = 8 000 I'b E cían altos rendimientos. Por consiguiente, la fórmula para todos los cultivos
se traduce a un valor calórico alimentario de 5 252 000. 1 ! ras. sto muy bien podría ser la siguiente:
puede to l l d · · ca onas que se
. d'mar como e ~a or e E. Datos adicionales facilitados po; Rappa-
port m . I~an que la cna de los cerdos daba trabajo a 26 mujeres y que la E m t r e
productiv1?ad del trabajo (~) era de 0,7 (Rappaport, 1968: 62). Des e'an- = X X X
do t, la formula para la cria de cerdos cuando la piara alcanza su taPmlan-o 3.788.000.000 418 1.129 150 53,5
máximo es:
La población total de Luts'un ascendía a unas 700 personas. Una ración
E = m t r e calórica generosa de 2.500 calorías por día y persona requeriría una pro-
5.252.000 66 X 758 X 150 X 0,7 ducción anual de 638 .000 .000 calorías. Por falta de datos, estas estimacio-
nes no incluyen los costos energéticos relacionados con el cuidado y alimen-
Es decir, se dedi~a casi tanto tiempo y energía a alimentar a los cerdos tación de animales de tiro y la construcción y mantenimiento de las instala-
como a la ~ente. Al igual que muchas culturas de Nueva Guinea, los tsem- ciones de regadío; pero no creo que el factor eficiencia variara sustancial-
bag~ permiten qu~ su pob}ación de cerdos aumente durante varios años, mente si se incluyeran estos costos. Los animales de tiro reducen los' inputs
sacrificando los animales solo con ocasión de acontecimientos. ceremoniales de frabajo humano en tareas agrícolas como la trilla, el transporte y la
(Watson, 1?77). Cuando el esfuerzo necesario para cuidar de los cerdos se molienda. Estos ahorros probablemente compensan los costos de alimenta-
torhla ~~ces1vo,. se celebra un festín que origina un drástico descenso en la ción y cuidado de los animales. En cuanto a las instalaciones de regadío,
po ac1on porcina. ,Este ~estín, como mostraremos en el siguiente capítulo, lo normal es que el· trabajo que representa su construcción se reparta entre
prf bable}e?;e esta relacionado con el ciclo de reforestación en los huertos muchas generaciones y, por tanto, requieran un input per cápita y año
Y a regu ac1on de la guerra y la paz entre los tsembaga y sus vecinos relativamente pequeño.
Por ende, .la .situación de los tsembaga no es de hecho tan desahogada ¿Qué sucede entonces con los más de 3 mil millones de calorías por
como pare~e 1nd1car la, fórm~la energética para la producción de plantas. año no consumidas por las gentes de Luts 'un? Debo señalar aquí que
Cuantos mas cerdo; cnan, mas duro han de trabajar. Pero si criaran más Luts'un era simplemente una parte diminuta de una vasta sociedad de
gente en .v,ez de mas cerdos, tendrían que trabajar igual de duro y su salud nivel estatal. La población china comprende varios cientos de millones de
se resentina. personas que viven en ciudades, grandes y pequeñas, y que no participan
en absoluto en la producción de alimentos . En síntesis, la energía en cues-
tión se desvió desde la aldea hacia las ciudades; se intercambió a través de
Un sistema de energía alimentaria de agricultura de regadío mercados y dinero por bienes y servicios no agrícolas; se transfirió en for-
ma .de impuestos a los gobiernos local, provincial y central; se pagó como
La eficiencia tecno~mbiental .asociada a .la agricultura de regadío es más renta por la explotación de la tierra, y se empleó para criar gran número de
elevada que en cualquier otro sistema preindustrial. Entre los agricultores hijos y mantener una alta tasa de crecimiento demográfico.
Energía y ecosistema 209
208 Introducción a la antropología general

Energía y pastoreo nómada 81 bushels * de maíz con una energía equivalente a 8.164.800 calorías (Pi-
inentel y otros, 1973). Esto da una razón non1inal de 6.000 caloría~ de
Los cereales convierten alrededor de 0,4 por 100 de luz solar fotosin- output por cada caloría de input; pero esta ci~ra es su1n.amente enganosa .
tétican1ente activa en 1nateria apta para el consumo hu111ano. Si se emplean .En priiner lugar) las 3/4 partes de t~¿as las t1err.as culuva~as en Esta~os
para alünent.ar a anitnales en lugar de personas y después se consume Unidos están dedicadas a la producc1on de forraie para an1n1ales) lo . que
su carne, se perderá, pot térn1ino 1nedio, un 95 por 100 de la energía supone una reducción del 90 al 9 5 por 100 en las calorías aptas par'a el
disponible en los cereales (National Research Council, 1974). La pérdida consun1o hun1ano. Con las calorías consu1nidas por la cabafi.a de Estad9s
de eficiencia asociada a la ti-ansforrnación del alünento vegetal a través de Unidos se podría nutrir a 1.300 millones de personas (Cfoud, 1973): En
los anin1ales dotnesticados explica la relativa escasez de las culturas cuyo segundo lugar, en los tractores, can1iones, cosecha~oras, petroleo) pesnc1das,
n1odo de producción de alitnentos se basa en el pastoreo nó1nada. Los pas- herbicidas y fertilizantes empleados por el agricultor de Iow.a se halla
tores plena1nente nón1adas son gentes que crían anin1ales domesticados y incorporada una enorn1e cantidad de trabajo hun1ano. ~esgrac1ada1nen.te,
cuya dieta, en lo fundamental, no depende de la caza, la recolección o el nadie ha calculado todavía el input de calorías que requ1ete este traba10;
vcgecultívo. Suelen habitar praderas y estepas áridas en las que las preci- por ende, no es posible calcular la fórn1ula energétíco-alin1entaria para un
pitaciones son demasiado escasas o irregulares como para inantener una sistema industrial.
agdcultura dependiente de las lluvias, y el regadío tesulta impracticable Otro aspecto engañoso de la producción industrial de alimentos es la
debido a la altura o a la excesiva distancia de los grandes valles fluviales. aparente reducción del porcentaje de trabajadores agrícolas en.'.ª pobla-
Al especializarse en la ganadería, los pastores nó1nadas pueden conducir ción activa. Así) se dice que 1nenos del 3 por 100 de la. poblac1on activa
sus rebaños a latgas distancias y aprovechar los 111ejores pastos. estadounidense se etnplea en la agricultura y que un agricultor puede, en
Sin embargo, los pueblos pastores han de co1nplementar con cereales Ja actualidad, alünentar a 50 personas. Pero hay otra 1nanera de co.nten1plar
su dieta de leche, queso, sangre y carne (esta última representa una parte esta proporción. Si los agricultores dependen del input de traba10 ele los
relativamente pequeña de la comida diaria). La productividad del pastoreo obreros que fabrican, extraen y transportan l~s, co1nbu~t1bles, productos
no basta) por sí sola, para mantener densas poblaciones. Norn1aln1ente, los quí1nícos y rnáquinas en1pleados en la producc1on de ahn1entos 1 ~ntonccs
cereales se obtienen co1nerciando con agricultores vecinos, quienes a su veí': estos obreros deben ta111bién considerarse con10 productores de ahn1entos.
ansían adquirir pieles, queso) leche y otros productos animales que sie1n- En otras palabras) la agricultura industrial no red_uce tant.o l? .población
pre escasean en sisten1as agrícolas preindustriales que sustenten poblacio- activa agrícola cuanto la dispersa lejos de la ~ranJ.ª· Los. 1nd1v11uos que
nes densas. A menudo, los pastores intentan' 1nejorar su «posición negocia- pern1anecen en el campo para nianejar la 1naquinar1a agro1ndustn,al .se paff
dora» atacando a lo aldeanos sedentatios y llevándose Ja cosecha de cereales recen más (desde una perspectiva etic) a los o~reros de una. fabrica de
sin pagar nada a cambio) cosa que 1nuchas veces pueden hacet con total auton1óviles que a los agricultores propían1ente dichos .. Los agr1~c~Ito:·es de
ünpunidad gracias a la posesión de anin1ales co1no los ca1nellos y caballos Estados Unidos consumen más del 12 por 100 del flu10 energetico rndus-
que les otorga gran niovilidad y eficacia militar. Y si las incursiones se ven trial total. Por cada persona que cfcctivan1cntc trabaja en la granja, se neff
coronadas por repetidos triunfos, la población can1pesina puede verse for- cesitan al n1enos dos t¡·abajadores pertenecientes a los sectores vinculados
zada a reconocerles con10 an1os y sefiores. Repetidas veces en la historia del con la agricultura fuera de ella. En un sentido n1ás an1plio, casi todos los
\Tiejo Mundo) grupos relativa1nente pequeños de pastores nón1adas -los trabajadores de la industria y los ser\~icios c~ntribuyen ?e algún n1odo al
1nongoles y los árabes son los dos ejemplos 1nás fa1nosos- han consegui- 1nantenitniento de la ptoducción agro-1ndustr1al. «El agricultor de ayer se
do don1inar enotn1es civilizaciones basadas en la agricultura de regadío. ha convertido en Ja actualidad en conservero, 1necánico de ttactores Y ca-
Con todo) el resultado inevitable de estas conquistas era que el siste1na marero de platos rápidos» (Steinhart y Steinhart, l 974). Hoy en día, los
agrícola acababa absorbiendo a los conquistadores cuando trataban de ali- agricultotes, co1no todo el inundo) adquie~·en su P.rop1a conuda pagando
1nentar a las enor1nes poblaciones que habían caído bajo su control (Latti- en la caja registradora del supermercado. S1 se admite to?o esto, entonces
more. 1962: Saltzman, 1971; Lees y Bates, 1974). es más exacto decir que se necesitan 50 personas para alunentat a un tra-
bajador agroindustrial que no al revés. . . . ,
El aspecto peor comprendido de los sistemas mdustriales de energ_ia
Sistemas industriales de energía alimentaría
alimentaria es la diferencia entre rendin1ientos más altos por acre y la razon
Es difícil estin1ar la eficiencia tecnoambiental de la agricultura indus- entre input y output energéticos. Co1no consecuencia de 1nodos de produc-
trial debido a que la cantidad de trabajo indirecto invertido en la produc-
ción de alin1entos sobrepasa a la de trabajo directo. Por eje1nplo, un agri- * Medida de capacidad, utilizada en Estados Unidos, que se aplica a granos Y sóli·
cultor de inaíz de Iowa emplea nueve botas de trabajo por acre, que rinden dos disgregados; equivale a 35)3 litros. (N. del T.)
210 I ntroducción a Ja antropología general Energía y ecosistema 211

c~ón cada v.ez más intensivos que implican una mejora genética de los cul- machiguenga, pueblo aldeano que practica la tala y quema y habita a
tivos y dosis más altas de fertilizantes químicos y pesticidas se han incre- orillas del Alto Urubamba, en las laderas orientales de los Andes, en el
men~ado los. rendim i.e ntos por acre (Jensen, 1978). P ero es~a mejora sólo Perú. J ohnson tomó una muestra aleatoria de lo que hacían los miembros
ha sido posible gracias a un incremento constante en la cantidad de com- de 13 unidades domésticas entre las 6 a.m. y las 7 p.m. durante un año
bustible in~ertida ~or. cada caloría de energía alimentaria producida. En entero . Sus resultados, presentados en la tabla 11.1, muestran que la prq-
Es~ados Umd?s se invierte~ .15 toneladas de maquinaria, 22 galones de ga- ducción y preparación de alimentos, así como la fabricación de artícul©s
solii:a~ 203 libras de !erul1.zantes y 2 libras de insecticidas químicos y esenciales tales como ropas, útiles y alojamiento, consumen sólo seis horas
pesticidas por acre y ano (P1mentel y otros, 1973). Este costo se ha incre- diarias, en el caso de los varones casados, y 6,3, en el de las mujeres ca-
mentado continuamente desde el inicio del siglo. Antes de 1910 se obte- sadas.
nían de la agricultura más calorías de las que se invertían en ella. En 1970
se necesit,aban 8 .calorías e~ forma de combustibles fósiles para producü'.
L~na caloria de al.1mentos. Si el pueblo de la India tuviera que emular el TABLA 11.1
sistem,ª. estadou~idense de producción de alimentos, todo su presupuesto Tiempo diario dedicado a diferentes actividades
energet1co tendna que emplearse, única y exclusivamente en la agricul- por los hombres y muieres casados machiguenga
tura (Steinhart y Steinhart, 197 4). '
Hombres casados Muieres casadas
El mito del incremento del ocio (horas) (horas)

~tro male~tendid.o frecuenfe respecto de los modos de producción in- Producción de alimentos . . . . . . . .. 4,4 1,8
dustnal Y premdustnal es que los trabajadores industriales disfrutan de Preparación de alimentos . . . . . . . .. 0,2 2,4
más ?cío que sus antepasa~os preindustriales. Sin embargo, la verdad parece Fabricación . . . . . . . . . . . . . .. . .... . 1,4 2,1
ser J~stamente lo contrario. Con una semana de cuarenta horas y unas
vacac10nes de tres semanas, el típico obrero de una fábrica moderna se
Cuidado de los niños . .. o 1,1
Higiene .............. . ........ . 0,3 0,6
acerca a las dos mil horas por año bajo condiciones que los cazadores y
Visitas ........... . 1,0 0,8
recolectores probablemente calificarían de «inhumanas». Cuando los líderes
o.breros ~e jactan de los grandes progresos alcanzados en la obtención de Ociosidad ...... . .. .... .. ..... . 2,3 2,5
tiempo libre para la clase obrera, piensan ciertamente en el nivel estable- Total ............ ... .. . 9,6 11,3
cido en la «civilizada» Europa del siglo XIX, cuando los obreros dedicaban
doce o más horas diarias a la subsistencia básica, y no en las normas segui- FUENTE: Johnson, 1975; 1978.
das por los !kung. Como hemos visto, la jornada media de trabajo entre
los !kung es de sólo seis horas y sus «vacaciones» duran más de tres sema-
nas, puesto que sólo trabajan ochocientas cinco horas en todo el año. Si a las ocho horas que el asalariado urbano norteamericano pasa
Natural1pente, estos datos no toman en consideración otras actividades en su puesto de trabajo añadimos las empleadas en transporte, compras,
que se podrían clasificar, desde una perspectiva etic, como trabajo. Los limpieza, cocina y arreglos caseros, los machiguenga salen a todas luces
pueblos preindustriales no están ociosos cuando no duermen elaboran o ganando.
p;oducen aliment~s .. En toda~ !as culturas se dedica mucho ti;mpo y ener- Esto nos lleva a preguntarnos por qué se ha dedicado el gran potencial
gia a tareas y actividades ad1c1onales, algunas de las cuales son esenciales para ahorrar trabajo que encierra la tecnología a una expansión cada vez
para la subsis~encia de la población. P or desgracia, los antropólogos rara mayor de los sistemas energéticos en vez de a la consecución de un progre-
vez ha~ recogido los datos pertinentes y, por lo tanto, resulta muy difícil sivo incremento del ocio basado en una población constante y un nivel
g.e~eralizar ace~ca de la distribución del tiempo entre distintas tareas y ac- estable de producción y consumo. Este es uno de los temas abordados en
tl~idades .en diferent~s culturas .. Sin embargo, no creo que una definición el próximo capítulo.
mas amplia de «traba¡o» proporc10ne al asalariado o administrativo de clase
media en los sistei:n~s industriales una ventaja sobre aquellos pueblos Resumen
cuyas pautas de actividad se han estudiado con más cuidado.
A!l~n Johson (1974) ha llevado a cabo uno de los mejores intentos de El estudio comparativo de las. infraestructuras implica la consideración
cuantificar las pautas de actividad diaria de una población entera entre los de las variables ecología y ecosistema, y éstas a su vez exigen el examen
212 Introducción a la antropología general Energía y ecosistema 213

de los aspectos cuantitativos y cualitativos de la producción y consumo de


energía. La mayor parte de la energía que fluye a través de los sistemas
energéticos preindustriales consiste en energía alimentaria. No se puede
alterar a capricho la tecnología de la producción energética. Ha evoluciona-
do a través de estadios sucesivos de competencia técnica en los que el ·~
dominio de un conjunto de útiles y máquinas se basa en un conjunto •
anterior. Gracias al avance tecnológico, la energía disponible per cápita
ha crecido constantemente. Sin embargo, la tecnología nunca existe en abs-
tracto, sino sólo en casos concretos y en interacción con un entorno particu-
lar; la tecnología no domina o controla el entorno natural. Incluso en los
ecosistemas industriales más avanzados, el agotamiento y contaminación de
los hábitats agrega costos inevitables a la producción y consumo de energía.
La ecuación E = m X t X r X e constituye un medio adecuado para
analizar los sistemas de energía alimentaria desde una perspectiva ecológica
y comparativa. En los cuatro casos presentados (!Kung, Genieri, Maring
y Luts'un) se muestra que los cambios de E están relacionados con cam-
bios en m, o número de productores; t, o tiempo medio dedicado al tra-
bajo por año; y e, o razón de la eficiencia tecnológica .
También hay que tener en cuenta otros factores no incluidos en la
ecuación para comprender los procesos dinámicos que dan lugar a diferen-
tes sistemas de energía alimentaria. Por ejemplo, la organización en bandas
de los !kung está influida por la distribución territorial de los pozos y la
caza y la naturaleza estacional de las nueces mongongo. La densidad demo-
gráfica maring está limitada por la cría de costosos cerdos como fuente de
proteínas animales y· por la capacidad de regeneración del bosque tropical.
La producción de energía alimentaria de Luts'un depende de la disponi-
bilidad de agua de regadío para recuperar los elementos nutritivos del
suelo.
Estos factores modifican la capacidad de sustentación del territorio, es
decir, el límite superior de la población humana en un entorno determinado
exl'lotado mediante una técnología concreta. De acuerdo con la Ley de
Liebig, todos estos factores deben medirse en términos de sus valores extre-
mos ocasionales a largó plazo en vez de sus valores medios.
Cuando se rebasa la capacidad de sustentación, la producción disminui-
rá bruscamente. Sin embargo, el hecho de que un sistema de energía ali-
mentaria funcione dos tercios por debajo de la capacidad de sustentación,
teniendo en cuenta todas las limitaciones no energéticas, no significa que
las restricciones ecológicas hayan cesado de funcionar. Los sistemas de ener-
gía alimentaria tienden a detener el crecimiento antes de alcanzar el punto
de los rendimientos decrecientes, definido como el punto en el que la razón
entre output e input empieza a disminuir, manteniendo constante la tecno-
logía. También hay que hacer una distinción entre los efectos del crecimien-
to y los de la intensificación. El crecimiento puede continuar durante un
largo tiempo sin que provoque una disminución en la razón entre output
e input. Sin embargo, la intensificación, que se define como un incremento
en m X t X r por hectárea agotará rápidamente los factores !imitadores
214 Introducción a la antropología general Capítulo 12
vitales sobrepasando el punto de los rendimientos decrecientes. Hay que REGULACION DEMOGRAFICA Y GUERRA
hacer otra distinción entre la intensificación de una determinada relación
tecnoambiental y la intensificación representada por sucesivos modos de
producción con nuevas tecnologías que exigen más energía por hectárea para
su funcionamiento. Una solución frecuente a los problemas del crecimiento
y la intensificación es la sustitución de modos de producción poco intensi-
vos y eficientes por otros que lo son más. La comparación de e en los casos
!kung, genieri, tsembaga y Luts'un revela que esto es así. Sin embargo,
como muestra la comparación de estos cuatro casos, el desarrollo de modos
de pro~ucción más eficientes no es ninguna garantía de que la gente vaya~
a traba¡ar menos.
Este enfoque comparativo y cuantitativo también nos permite disipar
varios malentendidos sobre los sistemas industriales de energía alimentaria.
Aunque ~stá claro que ha aumentado el output por hectárea, cabe dudar
de la eficiencia global de la agricultura industrial. Dada la gran cantidad de
costos laborales indirectos requeridos por la moderna producción agrícola,
es difíci! medir e. También está claro que cuando las razones entre input y
out~ut incl.uyen c?st~s de co1?bustible la eficiencia de los sistemas agríco-
las industriales disminuye. Finalmente, también es evidente que muchos
pueblos industriales trabajan más duro que los cazadores y recolectores
para obtener su subsistencia básica. Este capítulo examina el papel de la reproducción en los ecosistemas humanos.
La cuestión en que se centra -si el crecimiento demográfico en las sociedades
preindustriales está regulado y, en tal caso, cómo-- nos conduce al análisis
de la posibilidad de que la guerra y el énfasis casi universal en el varón
combatiente regulen el crecimiento demográfico. Veremos que los modos
de regular la reproducción son tan importantes como los modos de producción
para comprender la evolución de las culturas.

Controles culturales sobre el crecimiento demográfico


La mayor parte de lo·s pueblos contemporáneos de cazadores y . reco-
léctores tienen poblaciones cuyas densidades no llegan a un habitante
por milla cuadrada. Si ·estos grupos son representativos de la época prehis-
tórica, el Horno sapiens debió ser una criatura muy rara durante el Pa.leo-
lítico Superior. Tal vez no hubiera más que seis o, a lo sumo, quince
millones de personas en el mundo entero en esta época (Hassan, 1978: 78;
Dumond, 1975; Mark Cohen, 1977 : 54 ), comparados con los casi 4.000
de nuestros días. Ya se tome la estimación superior o la inferior, de lo
que no cabe duda es que, durante decenas de miles de años, la tasa de
crecimiento de la población humana fue muy baja (véase tabla 12.1) . En
potencia las poblaciones humanas pueden doblar sus efectivos cada vein-
tiocho aÍlos, lo que equivale a una tasa anual de crecimiento de alrededor
del 2,5 por 100. Esta fue la tasa de crecimiento observada entre los
!kung durante el período 1963-69 (Howell, 1976a: 141 ); tasas del 3
por 100 o más son frecuentes en la actualidad en los paíse.s subdesarro~la­
dos. Sin embargo, durante la mayor parte de la prehtstona, la población
215
216 Introducción a la antropología general Regulación demográfica y guerra 217
TABLA 12.1 efectos anticonceptivos de la lactancia prolongada. Una hace hincapit en
Tasa de crecimiento ae la población humana la secreción de ciertas hormonas que suprimen la ovulación (Minaguchi
y Meites, 1967). La otra atribuye la falta de ovulación a la dificultad de
5anar peso mientras se da de mamar. Es posible que se requiera un porcen-
Población mundial Tasa de crecimiento
Periodo por ciento y año taje mínimo de grasa corporal antes de que el cuerpo esté preparado para'
al fin al del periodo iniciar otro embarazo (o el primero). La pérdida de calorías que su pone la
durante el periodo
lactancia dificulta el rebasamiento de este límite (Frisch y MacArthur,
Paleolítico .. . 6.000.000 0,0015
1974; Frisch , 1978; Huffman y otros, 1978, 1979; Tuson y Pérez, 1978).
Mesolítico .. . Prescindiendo de cómo produce este efecto anticonceptivo, cada vez es
8.500.000 0,0330 mayor el acuerdo de que efectivamente funciona y puede alargar el inter-
Neolítico ............................. . 75.000.000 0,1000 valo entre nacimiento y concepción más allá de los 3 meses típicos de
Imperios antiguos (hasta nuestra era) .. . 225.000.000 0,5000 madres no lactantes, sanas y sexualmente activas hasta 3 ó 4 años (Lee,
1979; Howell, 1976b).
FUENTES: .Hassan, 1978; Spengler, 1974.

Técnicas empleadas después de la concepción


creció sólo a una fracción de este ritmo potencial (tabla 12.1). Otra ma-
nera de plantear este problema es considerar la capacidad reproductora Las barreras más eficaces contra un rápido crecimiento demográfico son
de la. hembra. humana. Entre los huteritas, una secta religiosa de carácter acontecimientos que influyen en la vida de la criatura después de la con-
agran_o que vive en Canadá, cada mujer tiene una media de 10,7 nacimien- cepción o del nacimiento. En su mayor parte están, hasta cierto punto,
tos vivos du_ra~te su período reproductor. Sin embargo, para mantener la sometidos al control humano. Por ejemplo, casi todas las culturas cono-
tasa de. crec1m1ento del 0,0015 del Paleolítico, la media de nacimientos cidas disponen de una variedad de métodos para acabar con los embarazos
por mu1er tendría que haber sido inferior a 2,1 hijos que sobreviviesen no deseados. Los más frecuentes son aquellos que inducen traumatismos
hasta la ~?ad de 1~ reproducción. ¿Cómo y p9r qué creció tan lentamente o envenenamientos· tanto en la madre como en el feto: Atar fajas apre-
la poblac1on mundial durante un período tan largo? tadas, descargar golpes sobre el abdomen y saltar sobre tablas colocadas
encima del mismo, son algunos de los traumas físicos que provocan el
Las técnicas anticonceptivas aborto. La ingestión de brebajes o purgantes venenosos es una forma
frecuente de trauma químico. Todos estos métodos ponen en peligro a la
Los mecanismos reguladores de la población pueden intervenir antes madre además del feto. Por esta razón, los abortos provocados no figuran,
o después de la concepción. En contra de las creencias románticas sobre probablemente, entre los · principales factores de control demográfico de
los _anticonceptiv.o,s populares, los .pueblos preindustriales no pueden im- lós cazadores y recolectores y otros pueblos preestatales (Devereux, 1967;
pedir_ la co~cepc1on con ~lgo parecido a la «píldora». Su principal medio Nurge, 1975). ·
para 1mpedtr que las mu1eres queden embarazadas es la abstención de la La mayoría de los pueblos preindustriales acortan sistemáticamente
relación heterosexual. Una forma frecuente es el tabú contra esta relación la vida de los hijos no deseados no tanto antes como después del naci-
durante el período puerperal. También las relaciones homosexuales pueden miento. Dicho acortamiento adopta muchas formas. Los infanticidios
formar parte de estos medios, pero se desconoce su efecto sobre las tasas plenamente conscientes y deliberados están documentados en numerosas
de ~atalidad. La prá~tic~ conocida ~orno clitoridectomía -la amputación culturas. En otras, en cambio, la existencia de semejantes prácticas, aun
parcial o. total del c~itons- se realiza en algunos pueblos agricultores de cuando muestren tasas muy altas de mortalidad infantil, no se reconoce
alta densidad de Afnca y puede influir en las tasas de embarazo al reducir abiertamente. Cuando la tasa de mortalidad infantil es más alta para un
el ~eseo de la muje.r. Algunos grupos también practican la infibulación, es sexo que para otro, hay razones para pensar que a los niños no deseados
decir, ~osen los lab10s de la vagina. Ahora bien, al igual que la castración se les alimenta deficientemente o se les cuida peor, aunque quizá no se
masculina, este tipo de operaciones apenas está documentado entre los hagan intentos conscientes por acortar sus vidas. El efecto etic de la
cazadores y recolectores. negligencia sistemática es probablemente más poderoso que el homicidio
Un medio eficaz. de reducir ~2 número de concepciones por mujer es manifiesto como método de reducir la tasa de crecimiento demográfico .
prolongar la lactancia de los nmos. Hay dos teorías que explican los Entre las medidas que afectan a la mortalidad infantil, Susan Scrimshaw
218 Regulación d emográfica y guerra 219
Introducción a Ja antropología general

( 1918) señala. el destete prematuro de la criatura sin proporcionarle ali- dores y recolectores y los primeros agricultores (Cockburn, 1971; Wood,
mentos apropiados para el período de ablactación; la privación de alimen- 1975; Black, 1975; Armelagos y McArdle, 1975). L~ capacidad de r~cu­
tos a los niños enfermos; la negación de alimentos ricos en proteínas a los perarse de estas infecciones está estrechamente relac10na~a c~n el mvel
niños débiles, y el tratamiento descuidado del cordón umbilical. general de salud física, que a su vez está fuertemente mflu1do. por la •
La importancia demográfica del infanticidio y la negligencia sistemá- dieta en especial por unos niveles equilibrados de proteínas (Scnmshaw,
1977 El papel 'de la enfermedad como regulador a largo ~lazo d,e . la '
1
tica es objeto de ,f~erte controversia. Algunos antropólogos sostienen que, ).

dur~nte el Paleolittco, del 25 al 50 por 100 de todos los niños que no población humana es, pues, hasta cierto punto, una conse~~encia, dd .exlto
mu~·1eron. ~e. enferme?ades. naturales perecieron a causa de alguna forma o fracaso de otros mecanismos reguladores de la poblac1on. Solo s1 son
de mfant1c1d10 o negligencia (Hassan, 1973; Birdsell, 1968, 1972). Otros ineficaces estas alternativas y aumenta la densidad demográfica, disminuye
a~irman que la lactancia prolongada supr imió la necesidad de estas prác- la eficiencia productiva y se deteriora la dieta, figurará la enfermedad como
ticas. Entre los !kung (pese a su elevada mortalidad infantil), el infanti- control importante sobre el crecimiento demográfico.
cidio, manifiesto o encubierto, no parece ser un hecho frecuente. Como Hay indicios de que los pueblos del Paleolítico y de ~ri~ci~i?s del
han subrayado Richard Lee (1979) y Nancy Howell (1979b), la lactancia Neolítico el'an relativamente sanos y que, por tanto, la hm1tac1on del
prolongada constituye su principal método para reducir el crecimiento crecimiento demográfico descansaba en controles «artificiales» y no en
demográfico. Sin embargo, la tasa de crecimiento a largo plazo de la po- la incidencia de enfermedades graves. En base a un examen de la estatura
blación !kung es del 0,5 por 100 (Howell, 1976a: 150). Esto significa y número de dientes que faltan en los esqueletos prehistóricos e históricos,
que se dobla cada 139 años. Si esta tasa se hubiera mantenido sólo du- Lawrence Angel (1975) concluye que los pueblos del Paleolítico y prin-
r~nte los últimos 10.000 años del Paleolítico Superior, la población de la cipios del Neolítico gozaban de mejores condiciones físicas que los plebeyos
tierra habría alcanzado la cifra de 604 .463 .000 .000 .000 .000 .000 .000 habi- de las antiguas sociedades de nivel estatal.
tantes al inicio del Neolítico en vez de los 6.000.000 antes mencionados.
Además, s~ dispone de elementos de juicio que indican que una prolongada
dependencia de la leche materna podría producir una salud deficiente en La presión demográfica
niños cuyas dietas no contienen suplementos minerales. La leche materna
carece, por ejemplo, de hierro o cobre. Tanto una lactancia demasiado Todos los mecanismos, naturales y culturales, de regulación demo-
prolongada como demasiado corta puede ser peÜgrosa para el niño y, de gráfica antes mencionados tienen algo en común. Todos comportan «cos-
hecho, los !kung tienen una alta tasa de mortalidad infantil (Willen- tos» psicológicos, fisiqlógicos o conductuales que la mayo~· parte de la
sen, 1979). gente preferiría evitar. Incluso la práctica de una lactancia prolongada
impone restricciones o exigencias ~ la r:iadre lactant~, de las que probable-
mente preferiría liberarse. La abstmencia de la relac1on heterosexual cons-
La influencia de las enfermedades tituye una grave penalidad · para la mayoría de los adultos, y el abort?
traumático el infanticidio y las muertes prematuras provocados por negli-
Los antropólogos que asignan un importante papel al infanticidio y la gencia, de;nutrición o enferme?ad tambié~ son .indeseable~. De ahí que,
negligencia tienden a minimizar el efecto de las enfermedades en las hasta cierto punto, todas las soe1edades .premdustn.al.es ,e~penment~n a,1g.una
tasas de crecimiento del Paleolítico. La mayoría de las grandes enferme- forma de presión demográfica; es decir, costos f1S1olog1co.s y ps1c?log1cos
dad~s .epidémicas de ca:ácter letal - viruela, fiebre tifoidea, gripe, peste contraídos al limitar el crecimiento demográfico por. deba¡o del mvel que
bubomca y cólera- estan asociadas a las densas poblaciones urbanas, más se alcanzaría si no hubiera restricciones sobre la tasa de nacimientos Y los
que a los dispersos cazadores y recolectores o las pequeñas culturas aldea- recursos fueran infinitos . En este sentido, la presión demográfica se pro-
nas . Incluso enfermedades como la malaria y la fiebre amarilla revistieron duce incluso si una población preindustrial no crece o se red~ce: En general,
probablemente menos importancia entre poblaciones de baja densidad, la presión demográfica aumenta en el punto de los rend1m1entos d~cre­
las cuales podían evitar los terrenos pantanosos en los que se crían los cientes (véase p. 201) y es todavía mayor cuando se alcanza la capacidad
mosquitos. (El conocimiento de la relación entre terrenos pantanosos y de sustentación.
enfermedades es muy antiguo, aun cuando no se reconociera en los mos- En los últimos tiempos, muchos antropólog?s .han propuesto te?ría.s
quitos a los agentes portadores de las mismas.) Otas enfermedades como que vinculan la presión demográfica, directa o md1rectamente, con mst;-
la disentería, el sarampión, la tuberculosis, la tosferina, la escarlatina y el tuciones ampliamente difundidas. La guerra preestatal es una de las mas
resfriado común posiblemente tuvieron menos importancia entre los caza- importantes.
220 Introducción a la antropología general Regulación demográfica y guerra 221

La guerra entre los pueblos cazadores y recolectores (1960), algunos hombres que residían en la banda Mandiimbula habían
inferido agravios a individuos per tenecientes a las bandas Tiklauila y
La guerra se define como un combate armado entre gttupos humanos Rangwila. Los agraviados, junto con sus parientes, se aplicaron las blancas
que constituyen agrupamientos territoriales o comunidades políticas dife- pinturas de guerra, se armaron y partieron en número de 30 para combatir_
rentes (Otterbein, 1972). Algunos antropólogos creen que la guerra fue contra los mandiimbula.
1
una práctica universal incluso entre los cazadores y recolectores del Pa- Al llegar al lugar en el que los últimos, debidamente advertidos de su acerca-
leolítico (Lizot, 1979: 151). O tros sostienen que fue un hecho poco miento, se habían agrupado, la partida de guerra anunció su presencia. Ambos
frecuente hasta la aparición de las sociedades estatales. Se ha dicho que bandos intercambiaron entonces algunos insultos y acordaron reunirse formal-
la guerra era desconocida entre los siguientes pueblos de cazadores y reco- mente en un lugar abierto en el que había espacio suficiente para combatir
lectores: los isleños de Andaman, los shoshone, los yahganes, los indios ~ (1960: 84).
mission de California y los tasaday de Filipinas (Lesser, 1968; MacLeish,
1972 ). Sin embargo, puede que estos grupos la practicaran en algún mo- Durante la noche, individuos de ambos grupos se visitaron reanudando
mento del pasado. Por otra parte, William Divale (1972) enumera 37 cul- sus relaciones. Por la mañana, los dos ejércitos se alinearon frente a frente
en el campo de batalla. Los ancianos iniciaron las hostilidades profiriendo
turas de cazadores y recolectores en las que sí está documentada. Algunos
antropólogos atribuyen estos casos al «choque» cultural producido por insultos y acusaciones contra individuos concretos de las filas «enemigas».
el contacto con sistemas coloniales de nivel estatal. Probablemente la Aunque algunos de los ancianos instaban a lanzar un ataque general, sus
guerra fue practicada por los cazadores y recolectores del Paleolítico, pero quejas se dirigían no contra la banda mandiimbula, sino contra uno o,
sólo ª.pequeña escala y esporádicamente, cobrando intensidad durante el a lo sumo, dos o tres individuos. «Así pues, los individuos que empezaron
Neolítico entre las culturas agrícolas organizadas en poblados. a arrojar las lanzas, lo hicieron por razones basadas en disputas individuales.
Los indicios arqueológicos de guerra en el Paleolítico son poco convin- La puntería brillaba por su ausencia, porque la mayor parte de las lanzas
centes. A veces se han interpretado los cráneos mutilados hallados en cue- las arrojaban ancianos» (H ar t y Pilling, 1960 : 84) .
vas paleolíticas como pruebas de canibalismo y caza de cabezas en tiempos No era raro que la persona herida fuera algún inocente que no combatía o
prehistóricos. Pero no se sabe a ciencia cierta cómo murieron los indivi- alguna de las viejas vociferantes que zigzagueaban entre los combatientes, gri-
duos. Aun cuando se practicara el canibalismo, los individuos afectados no tando obscenidades a todo el mundo, y cuyos reflejos para esquivar las lanzas
tenían por qué ser necesariamente enemigos. El consumo de los cerebros no eran tan rápidos como los de los hombres .. . Tan pronto como alguien caía
herido... cesaba inmediatamente el combate hasta que ambos bandos evalua-
de parientes fallecidos constituye una forma frecuente de ritual funerario.
ban las consecuencias de este nuevo incidente (Hart y Pilling, 1960: 84).
La evidencia arqueológica más antigua y convincente en favor de la guerra
se halla en el Jericó neolítico, en forma de murallas, torres y fosos defen- Aunque los cazadores y recolectores rara vez intentan aniquilarse mu-
sivos (Roper, 1969, 1975; Bigelow, 1975). tuamente y a menudo se retiran del campo cuando se han producido una
T ras el desarrollo de poblados permanentes con grandes inversiones en o dos bajas, el efecto acumulativo puede ser bastante considerable. Recor-
cultivos, animales y alimentos almacenados, la forma de guerra cambió. demos que la banda !kung media sólo consta de unas 30 personas. Si
Entre los cazadores y recolectores no sedentarios, la guerra entrañaba un tal banda emprende la guerra sólo dos veces por generación y siempre con
mayor grado de combate individualizado encaminado al ajuste de ofensas la pérdida de un solo varón adulto, las bajas debidas a la guerra explicarían
y pérdidas personales, reales o imaginadas. Aunque los grupos de combate más del 10 por 100 de todas las muertes de varones adultos . Esta es una
podían tener una base territorial temporal, la organización de la batalla y cifra muy alta si se tiene en cuenta que menos del 1 por 100 de todas las
las consecuencias de la victoria o derrota reflejaban la débil asociación en- muertes de varones en Europa y Estados Unidos durante el siglo xx se
tre gentes y territorio. Los vencedores no se adueñaban de territorios ex- debe a bajas en el ·Campo de batalla. Por contraposición, Lloyd Warner
pulsando a sus enemigos. Por el contrario, la guerra entre los cultivadores estimó que entre los murngin, una cultura de cazadores y recolectores del
que viven en aldeas implica frecuentemente un esfuerzo colectivo total, ya norte de Australia, el 28 por 100 de las muertes de ·varones adultos se
que se combate por territorios definidos y la derrota puede acarrear la debía a bajas en el campo de batalla (Livingstone, 1968) .
expulsión de una comunidad entera de sus campos, viviendas y recursos
naturales.
La difusa línea que separa la guerra de la retribución personal entre los La guerra entre agricultores aldeanos
cazadores y recolectores queda bien ilustrada en el siguiente ejemplo de
conflicto armado, observado entre los tiwi de las islas Bathurst y Melville, Aunque los pueblos aldeanos no fueron los primeros en practicar la
en el norte de Australia. Tal como relatan C. W. Hart y Arnold Pilling guerra, sin embargo, sí ampliaron la escala y ferocidad de los enfrenta-
222 Introducci6n a la antropología general Regulación demográfica y guerra 223

1nientos tnilitares. Las casas de las aldeas, el equipo para elaborar los ali- guerra, los yano111amO son políginos (es decir, un ho1nbre tiene varias es*
mentos, los cultivos en los campos, los aniinales do1nésticos, los bosques posas; véase capítulo 14). Esto significa que cualquier 1nujer cuyo 1narido
en sucesión secundaria y las tierras de los huertos de priinera calidad repte" haya inuerto, se vuelve a casar in1nediata1nentc con otro hon1bre. Los ín*
sentan inversiones de capital estrecha1nente identificadas con los ínputs de dices de 111ortali<lad fe111enina, debidos a bajas en co111bate, no suelen
arduo trabajo de grupos hu1nanos específicos. La defensa de esta inversión llegar casi en ningún sitio al 10 por 100 (d. Folgar, 1972: 206), lo qtie
sentó las bases para el desarrollo de identidades territoriales de índole no es suficiente para producir una teducción sustancial en el crecünien'to
estable y excluyent.e. A n1enudo, las aldeas se oponen entre sí co1no ene- de1nográfico. Se ha llegado a conclusiones silnilares con respecto a la guerra
migos tradicionales, se atacan y saquean repetidas veces) y se expropian sus en contextos industtiales. Catástrofes co1no la Segunda Guerra Mundial
territorios. Desde el punto de vista arqueológico, el inicio de la territoriali- «no tienen ningún efecto en el crecínüento o ta111año de la población» (1,i*
dad lo sugiere la práctica de enterrat a los aldeanos fallecidos bajo las vingstone, 1968: 5). Podemos ver esto con más claridad en el caso de
casas que ocuparon en vida (Flannery, 1972). Etnológicamente, la intensi- Vietna111, donde la población continuó incre1nentándose a una tasa fabulosa
ficación de las identidades locales viene sugerida por el desarrollo de siste- del 3 por 100 anual durante la década 1960-1970.
1nas de parentesco basados en la filiación unilineal entre padres e hijos o Sin embargo, entre los pueblos organizados en bandas y aldeas, la
tíos y sobrinos (véase capítulo 15). Como ha mostrado Michael Harner guerra puede alcanzar su principal efecto con10 regulador del crccin1iento
(1970), el desarrollo del interés por la filiación y la herencia está estrecha- de111ográfico a través de una consecuencia indirecta. Willia111 Di vale· ha
mente relacionado con el grado en que las poblaciones agrícolas dejan de demostrado que existe una alta correlación entre la práctica de la guerra
recurrir a la caza y recoleccíón para subvenir a las necesidades de la subsis- y los elevados niveles de 111ortalidad fetnenina en el grupo de edades co1n*
tencia (véase p. 292). prendidas entre cero y catorce años (Divale y Harris, 1976; cf. Hirschfeld
Es probable que la guerra entre los cultivadores aldeanos sea más cos- y otros, 1978; Divale y otros, 1978). Esto se pone de manifiesto en la
tosa, en térn1inos de bajas en el con1bate) que entte cazadores y recolec- razón entre varones y hen1bras en el 111encionado grupo de edad en socieda-
tores se1ninórnadas. Entre los dani de Irían occidental, Nueva Guinea, la des que practicaban activamente la guerra cuando fueron censadas por pri*
guerra tiene una fase ritualista, en can1po abierto (parecida a los encuentros mera vez (véase tabla 12.2).
de. los ti\VÍ que acabainos de describir) 1 en la que se producen escasas
ba1as. I.>ero ta1nbién se lanzan ataques furtivos que causan cientos de muer-
tos y la destrucción y expulsión de aldeas euteras. Karl G. Heider (1972) TABLA 12.2
estima que los dani perdían alrededot del O,5 por 100 de su población La guerra y la proporción entre los sexos
por año debido a la guerra, y que el 29 por 100 de los hombres y el 3
pot 100 de las mujetes fallecía a causa de las heridas recibidas en incur- Né1nero de
siones y e1nboscadas. Entre los yano1na1110 de Brasil y Venezuela, que tienen 1nuchachos por
fama de ser una de las culturas n1ás «feroces» y belicosas del inundo, las cada 100
incursiones y emboscadas furtivas explican alrededor del 33 por 100 de las muchachas
muertes de varones adultos y alrededor del 7 por 100 de las muertes de
mujeres adultas (Chagnon, 1974: 160-161). Guerra presente en el n1on1cnto del censo 128
Interrumpida 2-25 afias antes del censo ... 113

La guerra y la regulación del crecimiento demográfico Interrumpida 1nás de 25 afias antes del censo 109

Puede parecer evidente que la guerra, dado que en ella la gente se FUENTE: Divale y Harris, 1976.
mata entre sí, constituye un freno al crecüniento de1nográfico. Pero la
cuestión no es tan sencilla. Los pueblos belicosos co1no los yanomarnü y
los tse1nbaga n1aring no pueden controlar el creci1niento de su población En general, se acepta que, a escala 111undial, nacen niás muchachos
111atándose unos a otros, según los índices antes n1encionados. El problen1a que 111uchachas, y que la ra:-:ón inedia entre los sexos en el naci111iento es
radica en que los individuos que n1ueren en el con1batc son) en su mayor de unos 105 varones por cada 100 hc1nbras. Sin c1nbargo, este desequili"
parte, varones. Las muertes de vatones provocadas por la guerra entre los brio es n1ucho n1ás pequeño que el hallado en las sociedades que se encucn*
yano1nan10 no tienen ningún efecto a la larga en el ta1naño de su Pobla* tran en estado de guerra. E,sta diferencia sólo es explicable por una 1nayor
ción porque, como casi todas las sociedades preindustriales que practican la tasa de inortalidad entre las niñas y 1nuchachas que entre los nüe1nbros del
224 Introducción a la antropología general Regulación demográfica y guerra 225
l
sexo opuesto. Esta tasa más alta de mortalidad femenina probablemente cuerda con la pauta predicha de trato sistemáticamente negligente de las
refleja la práctica de un infanticidio y de diversas formas de negligencia niñas.
que afectan 1nás a las muchachas que a los muchachos. Hay una alta corre- Los clanes maring creen que el apoyo de sus antepasados resulta nece~
lación entre las sociedades que reconocen abierta1nente la práctica del in- sario para ganar las; guerras. Ahora bien, los antepasados sólo se 1nuestran
fanticidio y las que se encontraban en estado de guerra activa cuando propicios si se les ofrendan cerdos en acción de gracias. Tales ofrendas Se
fueron censadas por prünera vez; en estas sociedades, al tnenos, es eviden- realizan durante una serie de festines que duran unos cuantos n1eses y en
te que el infanticidio fen1cnino era más frecuente que el 1nasculino. los que se sacrifica y consu1ne la inayor parte de la piara. A estos festines
Tal vez la razón de que se 1nate o se tra~ con negligencia a las niñas es- se invita a los aliados para que participen en la acción de gracias y co1npar-
triba en que el éxito en la guerra preindustHal depende del tamaño de los tan la suculenta carne y manteca de los cerdos. Una vez propiciados los
grupos de con1bate masculinos. Cuando las arn1as de guerra consisten eR antepasados co1no es debido y compron1etidos los aliados a prestar asisten-
1nazas, lanzas, arcos y flechas -es decir, instru1nentos dependientes de la cia, se inician las hostilidades. Por lo general, se lucha contra clanes tradi-
fuerza muscular-, la victoria corresponde al grupo que tiene mayor nún1e- cionaltnente ene1nigos, esgrimiendo co1no razones alguna antigua deuda de
ro de varones fuertes y agresivos a -su disposición. Y debido· a los límites sangre o violación de la integridad territorial. El co111bate se escalona en
ecológicos que acotan los efectivos den1ográficos de las sociedades organiza~ varias fases e1npezando con encuentros regulados, como los descritos para
das en bandas y aldCas, las comunidades belicosas tnanifiestan una tendencia los ti\vi (p. 220). Pero si un bando cree tener una ventaja decisiva sobre el
a criar niás varones que hembras. Esta preferencia por los niños varones otro, puede lanzar un ataque por sorpresa directa1nente contra la aldea ene-
reduce la tasa de creciiniento de las poblaciones regionales y, sin entrar a miga: quen1a sus casas; mata tantos ho111bres, mujeres, nifios y,cerdos como
juzgar las intenciones de quienes la practican, puede ayudar a explicar por le es posible, y expulsa a todos los supervivientes de su propio territorio.
qué la guerra está tan extendida entre los pueblos preindustriales. Según Cuando esto se produce, los supervivientes buscan refugio en las aldeas de
esta teoría, la reducción del crecin1iento demográfico regional no se podría sus aliados. No obstante, el clan victorioso no ocupa in1nediata1nente la
alcanzar sin la guerra, puesto que sin la motivación bélica para preferir a parte central del antiguo territorio enemigo. Sus tniembros, según dicen, no
los niños sobre las niñas, cada grupo tendería a reducir al n1ínitno las lo hacen por temor a los espíritus de los enemigos niuertos, quienes per-
penalidades posteriores a la concepción, criar a todas las niñas y aumentar manecen cerca del escenar-io de la destrucción. Pero la razón de que no
ocupen las tiertas de los huertos centrales, abandonadas en su huida por el
su población a expensas de los vecinos. La guerra tiende a igualar estos
enemigo, es también de índole ecológica. Se trata de las tierras que se han
costos, o; cuando menos, a distribuirlos entre todas las bandas y aldeas de
cultivado de modo más intensivo y que, por tanto, más necesitadas están
la región en forma de altas tasas de mortalidad femenina, producidas por el
de barbecho. Los vencedores desbrozan sus huertos en bosques en barbecho
infanticidio y la negligencia, y altas tasas de mortalidad masculina, provoca- en las zonas que antes eran fronterizas tierras de nadie. Por su parte, el
das por el combate. Aunque este sistema puede parecer cruel y despilfarra- clan derrotado obra de la misma manera. Establece sus huertos en la fron-
dor, las alternativas preindustriales -aborto, desnutrición y enfermedad- tera de su anterior territorio, pero en aquellas partes que están próximas
para mantener la población por debajo del punto de los rendimientos de- a las aldeas ainigas en las que se han refugiado. Así, gracias a esta
crecientes tal vez no lo sean menos sino más. 'Queda advertido el lector éxpulsión, se dejan en barbecho las áreas centraJes en las que se ubican
de que esta teoría es suman1ente polémica. los huertos de mejor calidad.
Cuando finaliza la guerra, ambos bandos celebran por separado cere-
monias en las que plantan un árbol sagrado, jurando no en1prender una
Guerra, población y ecología: los maring nueva guerra hasta que no haya crecido y en tanto per1nanezca plantado
en el suelo. Al mismo tiempo, invocan a los antepasados y les prometen
Un eje1nplo clásico de cómo la guerra entre aldeas contribuye a una trabajar denodadamente para recomponer la piara, de tal modo que puedan
distribución más equilibrada de la población regional y a la protección de los agradecerles como es debido haber preservado la vida o conseguido la vic-
recursos críticos lo constituye el de los tsembaga maring (Rappaport, 1968). toria.
Aunque los tsembaga maring, que son uno de los diversos clanes maring, Como he indicado en el capítulo anterior, un cerdo adulto consume
niegan que practiquen el infanticidio salvo cuando nacen gemelos, la razón tantos productos hortícolas como una persona adulta. Cuando aumenta la
entre los sexos en el grupo de edad más joven es de 146 : 100. Otros cla- población porcina, es preciso dedicar un esfuerzo cada vez mayor a ali-
nes n1aring, en cambio, sí lo ad1niten. Por lo demás, las hembras solían mentarla. Pronto la gente se ve obligada a trabajar más duramente y a
estar peor alin1entadas que los varones y, por ende, expuestas ~ mayor ampliar las tierras de sus huertos. Las mujeres, sobre las que recae 1nás
número de enfermedades infecciosas (Buchbinder, s.f.). Todo lo cual con- severamente el peso del esfuerzo extra en los huertos y en la cría de cerdos,
l

226 Introducción a la antropología general Regulación demográfica y guerra 227

ernpiezan a quejarse. Tan1bién surgen otras fuentes de tensión. Los cerdos más de la cuenta en los huertos en barbecho (véase capítulo 22). Así pues,
derriban las e1npalizadas e irru111pen en los huertos. La aldea se convierte el árbol sagrado hace las veces de calendario que registra el paso de inter-
en un hervidero de disputas y sospechas. La gente se acusa n1utua1nente de valos ecológicamente significativos.
brujería. Co1no algunas n1ujeres tienen que cuidar una cantidad de cerdos Ahora bien, ¿qué pasa con los cerdos? ¿Por qué los crían en tal nún1ero
y nifios superior a la inedia, H.appaport observa que son precisa1nente estas y después los sacrifican todos de una vez? Rappaport contó 169 cerdos y
111ujeres aquejadas de exceso de trabajo las prüneras en prornover la 200 tsembaga antes del inicio del festín presenciado por él en 1963 .. Las
can1paña en favor del sacrificio de los cerdos. Así pues, en todas las poblaM 7 /8 partes del peso total de la piara fueron consuniidas durante estas fes-
ciones habrá individuos que sientan la tensión de acercarse al punto de tividades. La fórmula de la página 206 muestra que casi se dedicó tanto
los rcndüriientos dectecientes antes de que todo el grupo experin1ente este esfuerzo a la alin1entación y cuidado de estos anin1ales como al cultivo de
lí1nite. productos hortícolas pata la gente. Entonces, ¿por qué no criar 1nenos
Co1110 indica Rappaport, las causas de frustración o enojo en una po- cerdos y inás gente? La respuesta tal vez estribe en que es posible reducir
blación se incre1nentan geo1nétrica1nente en relación con la presión den10- con facilidad la población porcina cuando provoca una presión den1asia-
gráfica. Y 1nuchos procesos biológicos y sociales se resienten de esta situa- do fuerte sobre los huertos y amenaza al sistema con períodos cortos de
ción. Por eje1nplo, las inadres que están so111etidas a stress pueden dar a luz barbe~ho, escasez de sucesión secundaría y degradación ecológica. Con10
bebés enfennizos y de poco peso; el stress persistente puede afectar a la los d1fere~1tes clanes maríng se dedican continua1nente a poner a prueba
cantidad y calidad de la leche 1naterna. Incluso si no se ha producido ningún su~ cap~c1dades respectivas para defender los territorios (Vayda, 1971),
deterioro fisiológico en la madre o la criatura 1 el stress puede n1enguar la criar 1nas cerdos y n1enos hijos puede pern1itír rápidos ajustes hacia arriba
capacidad de la nJadre para enttegarse al cuidado y protección de su hijo. y hacia a.baj? de la presión que cada grupo local experimenta, ya que su
En se111ejantes circunstancias, sólo una tenue línea separa la muerte pre1na- base terr1tor1al se expansiona y contrae, respectiva1nente 1 con la victoria o
tura por negligencia del infanticidio 1nanificsto. En efecto; las nJujeres están la derrota. Además, los grupos que tienen muchos cerdos per cápita pueden
n1atando a sus criaturas por ali1nentar a sus cerdos. En últüna instancia, atraer aliados1 están 1nejor alünentados y 1 por lo tanto 1 n¡ejor preparados
se hace evidente que el origen de los trastornos está en el hecho de haber para defender y an1pliar su territorio. A la larga, la energía invertida en la
descuidado las obligaciones con respecto a los antepasados. Los ho1nbres cría de cerdos puede dar mejores rendimientos que la invertida en la crianza
salen a inspeccionar el árbol sagrado. Si está lo bastante alto, lo agarran de personas. En ténninos energéticos, los cerdos sitnbolizan las calorías tem-
entre todos y lo arrancan de raíz. Con1íenzan .entonces los preparativos para poraln1ente «excedentes» que las inujeres podrían haber invertido en criar
el f~stín de cerdos. Se invita a los aliados, se sacrifica la píara 1 se da las inás hijas. Pero cuando las hijas crecen y amenazan con «devorar» el bos-
gracias. a los antepasados y se reanudan las hostilidades. Pronto se planta que, éstas no pueden ser sacrificadas ni co1nidas como los cerdos. Esta
otro árbol sagrado y se establece un nuevo intervalo de paz, basado en una teoría puede ayudar a explicar por qué entre los tnaring el cerdo está
nueva repartición de las tierras de los huertos entre los clanes en guerra. considerado co1no un animal sagrado. Los antepasados los comen en vez
Si el i11isn10 clan sufte un nuevo descalabro 1 sus ene111igos ocuparán y de comer a la gente (véase capítulo 22).
rcpla1:itarán el área de sus huertos centrales en barbecho; pero si se
ca1nb1an las tornas, los nuevos vencedores volverán a ocupar su antiguo te-
1Titotio y establecerán sus huertos en la sucesión secundaria que ha tnadu- Explicaciones alternativas de la guerra en Nueva Guinea
rado durante su ausencia.
, ¿Cuánto tiempo pasa hasta que la gente decide que el árbol sagrado Los motivos que los mismos beligerantes aducen para emprender la
esta lo bastante alto co1no para ser arrancado? Rappaport indica que los guer:a ~? ex~lican ~as condiciones etic bajo las que ésta tiene lugar. La
grandes sacrificios de cerdos se realizan norn1almente cada diez o doce años. expltcac1on n1as corriente es la venganza por ofensas o insultos. Tales ofenH
Este período corresponde al intervalo n1íni1no necesario para la regenera- sas ? insultos inc~uyen el homicidio> la violación de la propiedad, la caza
c~?n de la sucesión secundaria. El hecho de que el ciclo de guerra y paz se fumva, el adu!ter10 y el rapto de mujeres. A menudo, la provocación ma-
r1¡a por la altura de un árbol plantado constituye una inedida sünbólica a nifiesta entraña una acusación de brujería. Desde el punto de vista etnic
la par que práctica, del nexo entre la guerra y la conservació;1 del bosque los pueblos organizados en bandas y aldeas emprenden la guerra par~
mantenedor de la vida. Si el árbol sagrado es demasiado pequeño 1 la su- «traer cueros cabelludos», «obtener carne hun1ana», «demostrar su hom-
ces1on secundaria en las tierras ten1poral1nentc desocu1)adas no será lo bría» o incluso «practicar un deporte excitante».
bastante nladura para la teplantación. Pero si el árbol sagrado crece den1a- Los antropólogos no se ponen de acuerdo sobre el sioníficado relativo
siado1 los hombres tendrán dificultades para arrancarlo 1 de la n1isn1a inane- de los factores psicológicos y ecológicos en la provocació~ y reoulación de
ra que tendrán proble1nas cuando se ocupen de los árboles que han crecido la guerra en Nueva Guinea (Koch, 1974; Sillitoe, 1977). P~r ejemplo,
228 Introducción a la antropología general Regulación demográfica y guerra 229

C. R. Hallpike ha subrayado la aparente falta de presión demográfica y de presión demográfica. No es probable que los guerreros que cuestionan su
consecuencias ecológicas beneficiosas en la práctica de la guerra entre los propia causa sean eficaces en el combate cuerpo a cuerpo. Sólo los que
tauade de las tierras altas de Nueva Guinea: están psicológicamente convencidos de que deben matar a sus enemigos
tienen posibilidad de vencer (cf. Moskos, 1969; Givens, 1973).
La cría de cerdos, los festines y danzas, los combates y venganzas entre los
tauade no son biológicamente adaptativos, o incluso socialmente útiles en un
sentido objetivo. Forn1an un con1plejo de rasgos a los que da coherencia la ... Proteínas animales y guerra: los yanomamii
orientación cognitiva y el siste1na de valores de la sociedad. La vida tradiciohal
de los tauade era una fantasía prolongada de poder, una religión cuyos ritos El estilo de .vida yanomamO está dominado por incesantes peleas, in-
eran las aldeas en llan1as; los gritos de los guerreros y las víctimas; las plumas
cursiones, duelos, palizas y 1natanzas y altos índices de infanticidio feme-
y la sangre; el sacrificio de cerdos, y las ,monstruosas figuras de danzantes can-~
tando tumultuosamente en la oscuridad del bosque. No eran sobrios agriculto- nino. Sin e1nbargo, obtienen con poco esfuerzo su principal fuente de ca-
res, calculadores nünudosos de los beneficios y pérdidas para mejorar sus lorías de los plataneros y bananeros que crecen en sus huertos del bosque.
circunstancias materiales, sino salvajes do1ninados por una obsesión colectiva Al igual que los maring, queman el bosque para iniciar la explotación de
con la ·sangre y la muerte. Para ellos, el trabajo en los huertos era una aburrida estos huertos. Pero las bananas y plátanos son plantas perennes que propor-
necesidad que, en la n1cdida de lo posible, había que descargar en las n1ujeres, cionan altos rendimientos por unidad de input de trabajo durante muchos
sólo valioso como fundan1ento de una auténtica ocupación vital: la búsqueda años consecutivos. Co1110 los yanoman10 viven en medio del mayor bosque
de gloria (1977: 253). tropical del n1undo, las pocas que1nas que realizan no a1nenazan con «de~
vorar» los árboles. Una aldea yano1namO típica tiene menos -de 100 habitan~
Sic, embargo, al menos algunos de los habitantes de las tierras altas de tes, una población que fácilmente podría cultivar suficientes bananas o
Nueva Guinea son bien conscientes de la relación entre la guerra y la plátanos en huertos cercanos sin tener que desplazarse jamás. Sin embar-
presión sobre los recursos. Entre los inae enga, estudiados por Mervyn go, las aldeas yanomamü se escinden continuamente en fracciones que se
Meggitt (1977), la densidad demográfica ha alcanzado los 300 habitantes desplazan a nuevos territorios.
por 1nilla cuadrada, y no quedan ya tierras vírgenes o territorios sobre los Se ha sugerido que pese a la aparente abundancia de recursos, el alto
que nadie ejerza derechos de propiedad. Toda la tierra cultivable es explo- índice de guerras entre los yanornarnO es provocado por el agotan1iento de
tada y los niis1nos mae enga piensan que necesitan 1nás tierras para susten- recursos y la presión demográfica. Los recursos en cuestión son las proteí-
tar su creciente población humana y porcina: Grupos locales ha1nbrientos nas animales. Al contrarío de los maring, los yanomamO no tienen fuentes
de tierra usurpan, deliberadamente, los territorios de vecinos más peque- domesticadas de proteínas animales, por lo que deben obtenerlas de la caza
ños y débiles. En más del 70 por 100 de las guerras estudiadas por Meg- y la recolección. Además, a diferencia de muchos otros habitantes de la
gitt los atacantes ocuparon algún territorio. Las expulsiones totales sólo cuenca amazónica, los yanomamO tradicionalmente no han tenido acceso
ocurren en el 20 por 100 de las guerras, pero el efecto acumulado de éstas a los grandes peces fluv)ales y los animales acuáticos que, en otros lugares,
ha sido el desplazamiento de n1ás de 1.500 personas. Las tierras recién con- . proporcionaban proteínas animales de alta calidad, suficientes para abaste-
quistadas son rápidamente explotadas y los grupos mae enga son plena- cer a aldeas con más de 1.000 habitantes. La teoría que relaciona las pro-
mente conscientes de la relación entre el tamaño de sus territorios y su teínas animales con la guerra entre los yanomamO viene a ser como sigue: A
capacidad para atraer esposas y emprender guerras con éxito. medida que las aldeas crecen, la caza intensiva disminuye la disponibilidad
Evidente1nente, objetivos y valores como la búsqueda de gloria juegan de presas en el entorno. La carne de los grandes animales escasea y la gente
un itnportante papel en la regulación y conducción de los conflictos con- se ve obligada a consumir más animales pequeños, insectos y larvas. Se
cretos. Pero a menos que sepamos enunciar las condiciones generales bajo alcanza el _punto de los rendi1nientos decrecientes. Auinentan las tensiones
las cuales los hombres buscan venganza, raptan 1nujeres, violan la propie- dentro y entre las aldeas, y esto las lleva a escindirse antes de agotar de
dad, practican la brujería, ansían la carne del enemigo, etc., las causas de la modo permanente los recursos animales. Esto provoca, asimismo, la escala-
guerra pern1anecerán oscuras. da de incursiones, que dispersa las aldeas yanomamO sobre un extenso te-
Puede parecer extraño que los guerreros que exponen su vida en com- rritorio, a la vez que protege los recursos vitales al crear tierras de nadie
bates annados rara vez traten de comprender por qué actúan así. Pero el que funcionan como reservas de caza (Harris, 1977).
en1nascaramiento de las causas profundas con n1otivos psicológicos super- Los antropólogos con un conocimiento de primera mano de los yano-
ficiales reporta ciertas ventajas a gentes cuyo bienestar depende de la prác- mamo ban rechazado esta teoría. Subrayan el heeho de que no hay indicios
tica de la guerra. Para ser eficaces en el co1nbate, los guerreros deben creer clínicos de deficiencia de proteínas entre los yanomamo: el kwashiorkor,
que el culpable es el enemigo, no el suelo o el bosque o la impersonal una enfermedad provocada por una deficiencia aguda de proteínas, es des·
230 Introducción a la antropología general Regulación den1ográfica y guerra 231

conocido. Han 1nostrado, además, que, al menos en una aldea cuya pobla- ¿Por qué las proteínas anitnales?
ción era de 35 habitantes, el consun10 total de proteínas per cápita era de
75 gramos por día y adulto, cifra muy superior a la ración mínÍlna de Es i1nportante distinguir entre la provisión de un consun10 adecuado de
35 gramos para todas las formas de proteínas recomendada por la FAO. proteínas a partir de fuentes aniinales y a partir de fuentes vegetales. 'fo9as
También han demostrado que las aldeas yanomamo con bajos niveles de las culturas conocidas valoran las fuentes anin1ales 111ás que las vegetales.
consu~o de proteínas (36 gra1nos) guerrean, al parecer, con la misma fre- Esto concuerda con el hecho de que las proteínas ani1nales contienen tddos
cuencia que las que tienen un alto consumo de proteínas (75 gramos) por los a111inoácidos que no pueden ser sintetizados por el cuerpo hu111ano: los
adulto. Finalmente, señalan que otros grupos en el An1azonas, tales como lla1nados an1inoácídos esenciales. Aun cuando diferentes co1nbinaci0nes de
los achuara, consumen hasta 107 gramos de proteínas animales per cápíta y, alin1entos vegetales, tales con10 el 1naíz y las judías o el arroz y las lentejas,
a pesar de todo, son muy belicosos (Chagnon y Haynes 1979; Lizot 1977 pueden ta1nbién proporcionar los n1isn1os elen1entos nutritivos esenciales 1
1979). ' ' ' deben ser consun1idos juntos y en grandes cantidades. Así, las proteínas
Erk Ross ( 1979) señala, sin embargo, que el promedio diario de proteí- anin1ales constituyen un «paquete» n1ás eficiente de proteínas que los ali-
nas animales consun1idas es una cifra n1uy engañosa. Debido a las fluctua- 1nentos vegetales.
ciones en el nú1nero y ta1naño de los animales capturados por los cazadores Las proteínas son vitales para todas las funciones norinales del cuerpo.
yano1na1nü, en realidad hay 1nuchos días en los que se dispone de poco o Sin etnbargo, co1no ha sefialado Nevin Scrin1sha\v (1977), son especial-
nad.a de ..car:ie. En los días en que se captura un gran anín1al como un mente importantes durante períodos en los que el cuerpo ha sufrido un
tapir, el md1ce de consumo puede llegar hasta 250 gramos o más por adul- traun1a a causa de infecciones bacteriológicas o virales, o heridas. Durante
to; pero durante se1nanas enteras 1 el índice de consumo puede que no las fases de recuperación de la enfennedad, la necesidad de consun1ir
sobrepase los 30 gramos por adulto y día. proteínas puede alcanzar hasta 2 y 3 veces los niveles establecidos por
Ade1nás) estas críticas no falsan decisivamente la teoría en cuestión. La la FAO. Ade1nás, el cuerpo no alinacena proteínas para su uso durante
teoría predice que las sociedades aldeanas recurrirán a la guerra antes de períodos de crisis. Como el cuerpo no puede reunir provisiones de reserva,
que se alcance la capacidad de sustentación y el consumo de proteínas de· resulta adaptativo en el sentido de la ley de Liebig (véase p. 201) que
caiga a niveles nocivos para la salud. Así pues, la ausencia de signos clínicos cada cultuta trate de inantener su producción diaria de proteínas en el
d.e deficiencia de proteínas no supone un argumento en contra de la teoría, inás alto nivel posible dados sus 1nodos de producción y reproducción y sus
sino que corrobora la tesis general de que los pueblos organizados en ban- 1í1nites ambientales. Por esta razón, práctica1nente todas las culturas consi-
das y aldeas gozan de altos niveles de salud en la medida que controlan su deran la carne, la sangre o los productos lácteos con10 aliinentos ideales.
crecimiento demográfico. El hecho de que tanto las aldeas que gozan de un (Una explicación altetnativa consiste en que la preferencia por las proteí-
elevado consun10 de proteínas como las que consumen menos manifiesten nas animales es instintiva; Ha1nilton y Busse, 1978.)
idénticos niveles de actividad bélica ta1npoco cuestiona la teoría, porque, Los análisis que no tienen en cuenta la calidad 1 ade111ás de la cantidad)
con10 sucede entre los maring y los 1nae enga, la guerra enfrenta for- de las proteínas animale.s contribuyen a su1nir el proble111a en Ja confusión.
zosa111ente a aldeas que se encuentran en diferentes estadios de ctecí- .- Recurtiendo a pequeños anin1ales, peces con 111uchas espinas, aves flacas y
miento. De ahí que los grupos yanomamO que experimentan escasa huesudas) insectos, serpientes y gusanos 1 los grupos que han agotado gran-
motivación ecológica para en1prender la guerra tal vez no tengan otra op- des recursos de Caza y pesca pueden continuar consun1iendo 35 o 111ás gra-
ción que la de organizar contraincursiones contra grandes grupos que están mos de proteínas anitnales per cápita. Sin etnbargo, tanto a los cazadores
agotando sus reservas de caza y atacando a sus vecinos con menor densi- y recolectores como a los pueblos aldeanos les resulta ventajoso no tener
dad de población para a1npliar su territorio de caza. La teoría en cuestión que depender de estas formas pequeñas y dispersas de vida anin1al. En vez
hace hincapié en que la guerra es un fenó1neno regional que implica ajustes de ello, es menos costoso, en ténninos de esfuerzo hun1ano, con1er, ordeñar
de población y recursos. o sangrar aniinales que proporcionan proteínas en «paquetes» n1ayores y
¿Cómo se puede verificar la explicación ecológica de la guerra entre más concentrados. Asünismo, es señal de agotamiento avanzado de los
los yano111an10? Hay que conocer los siguientes datos: prin1ero, si la can· recursos el que las necesidades 1níní1nas de proteínas se satisfagan, exclusí·
tidad y calidad de las proteínas animales disminuye y/ o el costo laboral va o principal1nente, mediante alin1entos vegetales en lugar de productos
de obtenerlas aumenta cuando las aldeas pasan de 25 a 100 o más habi- animales. Aunque se puede obtener una nutrición adecuada con una dieta
tantes; y segundo, si la frecuencia de la guerra en la región en general pura1nente vegetariana, el margen de seguridad en caso de infección o herí·
aumenta cuando lo hace el tamaño medio de las aldeas y la cantidad y cali- das será necesarían1ente 1nenor que en las culturas en las que las existencias
dad de las proteínas animales per cápita disminuye. Todavía no se dispone de carne u otras fonnas de proteínas ani1nales son abundantes. Por ello,
de estos datos y son difíciles de conseguil". cualquier deterioro en la oferta de proteínas ani1nales per cápita 1 incluso
232 Introducción a la anuopología general Regulaci6n demográfica y guerra 233

desde niveles superiores a los 100 gramos por persona y día, tenderá a ser Prescindiendo de sus efectos sobre el crec11111ento de1nográfico y el
co1nbatido co1no parte de una estrategia adaptativa de c-arácter general en- agota1niento de los recutsos, hay que prestar gran atención a la guerra co1no
can1ínada a 1naxin1izar la supervivencia y bienestar del grupo. detenninante de los roles sexuales n1asculinos y fen1eninos. Dado que en
todas las culturas los combatientes de priinera línea son, pri1nordialmente,
los ho1nbres 1 el casi universal dominio de las econo1nías doméstica y po1í-
Aspectos adaptativos e inadaptativos de la guerra tica por los varones puede estar arraigado en la práctica, igualinente exten-
dida, de la guerra. Este tema se examinará en el capítulo 25.
Reconocer el valor adaptativo general de algunas formas de guerra
como 1necanisn1os de control den1ográfíco no equivale a conceder que 1 en
cualquier caso concreto, la pauta de la guerra en su totalídad sea explicable~ Resumen
en tér1ninos de consideraciones ecológicas, ni tan1poco que la propia fun-
ción de control demográfico se cutnpla sie1npre perfecta1ne11te. En el 1nejor La capacidad reproductora de los seres humanos fue controlada por
de los casos, la guetra constituye una solución pobre a un problema difícil. 1necanis1nos culturales durante la n1ayor parte de la historia y prehistoria
Es decir, aunque sólo n1uera el n1ínin10 de individuos mientras que la po- hu1nanas, n1anteniéndose 1nuy por debajo del ritmo potencial de creci-
blación se mantiene en un nivel óptimo por debajo de la capacidad de 1níento. Con arreglo a este potencial, la población hun1ana puede doblarse
sustentación, desde un punto de vista humano tal sistema deja, evidente- cada veintiocho años. Entre los principales n1edios anticonceptivos figura-
mente, 1nucho que desear. Cualquier adaptación ecológica que exija el ban la lactancia prolongada y la abstención de la relación heterosexual. La
sacrificio de vidas humanas es un rasgo desagradable del ecosistema. La lactancia prolongada puede retrasar el inicio de la ovulación debido al
guerra puede intensificarse hasta el punto en que toda la textura de la vida efecto de la succión del pezón en el sistcn1a horn1onal, o debido al efecto
quede do1ninada por incursiones y n1atanzas, contraincursiones y cop.trama- del costo calórico de la leche materna sobre la capacidad de las madres
tanzas. En estas circunstancias, no sólo puede aumentar el sufrimiento, sino lactantes para elevar el porcentaje de grasa corporal por encín1a de un u1n-
que el sisten1a puede escapar al control humano. Al provocar más muertes bral crítico.
Los conttoles utilizados después de la concepción entre los pueblos
de las precisas para n1antener el equilibrio, y al obstaculizar la eficiencia de
organizados en bandas y aldeas con1prenden el aborto, el infanticidio y el
la producción de alin1entos, la guerra puede causar 1nuchos sufrimientos
trato siste1nática1nentc negligente de los hijos no deseados. l...os abortos
innecesarios, incluso entre cultivadores aldeaii.os preindustriales.
no n1édicos se Provocan n1ediante 1nétodos traun1áticos de índole n1ecáníca
Nada en la relación entre gente, naturaleza y cultura garantiza que to-
o quín1ica y ponen en peligro no sólo la vida del feto, sino tan1bién la de la
dos los siste1nas culturales vayan a estabilizarse en los n1ás altos niveles de
madre. El infanticidio, sobre todo el femenino, está muy difundido, aunque
eficiencia productiva y reproductora. La guerra excesiva es una trampa
a 1nenudo no se reconozca abierta1nente. El infanticidio adopta toda una
ecológica en la que la humanidad ha caído una y otra vez. Además hay que
imperceptible graduación de formas de negligencia en el cuidado de los
subrayar que la guerra no sien1pre produce el efecto de limitar el crecimien-
·neonatos y niños no deseados, los cuales quedan subprotcgídos ante los
to den1ográfico y que, a veces, puede de hecho surtir el efecto opuesto. Si
se logra n1antener el suficiente control político, se pueden incrementar la peligros de las enfermedades y la desnutrición.
Con el en1pleo de estas técnicas> los pueblos organizados en bandas y
producción y densidad de1nográfica y evitar las amenazas al ecosistema
aldeas consiguen limitar sus poblaciones por debajo de la capacidad de
1nediante la continua expansión hacia territorios adyacentes. Corno veremos
(capítulo 17), existe una estrecha relación entre la guerra y el surgimiento sustentación, y al propio tie1npo, logran 1nantener niveles relatívan1ente
evolutivo del Estado. Una vez nacidos, los estados intensifican la produc- altos de salud entre aquellos individuos que sobreviven hasta la 1nadurez.
c1on y reproducción en apoyo de einpresas militares en las que intervienen No parece probable que las enferinedades, por sf solas) supusietan una res-
cada vez más con1batientes, equipos y medios logísticos. tricción significativa sobre el crecin1iento demográfico mientras la densi-
Desde que existe el Estado, la guerra forma parte de un sistema que dad demográfica entre este tipo de pueblos fue baja, los asentamientos
es responsable de la expansión explosiva de la producción y la población. estuvieron dispersos a lo largo y ancho de grandes territorios, y el consu1no
Aunque las causas de tnuchas guerras inodernas deben atribuirse, en parte, de calorías y proteínas per cápita se mantuvo en niveles altos.
al agotan1iento de los recursos y la presión de1nográfica, no hay pruebas de Sin embargo, los más eficaces modos preindustriales de controlar la
que tiendan a restringir la tasa de crecimiento demográfico o proteger el reproducción implicaban una pérdida considerable de vidas hu1nanas y
1nedío an1biente de su progresivo agota1niento. Por el contrarío, constituyen severas penalidades psicológicas o físicas. Cabe hablar, pues, de algún
la n1ayor an1enaza para el ecosistema y la supervivencia hurnana. grado de presión den1ográfica aun cuando una población sea estable o
234 Introducción a la antropología general H.egulación demográfica y guerra 235

incluso dis1ninuya, en el sentido de que siempre hay que pagar un precio nera inás eficaz y 1nenos costosa. A veces, la guerra puede intensificarse de
por 1nantener la reproducción en equilibrio con la producción. 1nanera incontrolada, incluso entre los pueblos preestatales. Por otra parte,
Se dispone de nu1nerosos elen1entos de juicio que ligan la práctica de la en las sociedades de nivel estatal, la guerra tal. v~z. fonne par~e. de un
guerra con la presión den1ográfica y el agotanüento de los recu1sos. Parece sistema para fo1nentar, 1nás que restringir, el crec1n11ento de1nografico Y el
probable que la guerra en ciertos contextos preindustriales ayudaba a res- agotaniiento de los recursos. -
tringir el crecin1iento den1ográfico y proteger los recursos contra su agota-
1niento. La guerra provocaba este efecto 111edíante las 1nuertes en co1nbate,
el estírnulo del infanticidio fe1nenino y la creación de reservas de caza en
tierras de nadie. Esta interpretación ecológica de la guerra se basa en datos
procedentes de estudios ttansculturales que correlacionan las proporcioneS'
de sexos desequilibradas con la guerra activa, y en descripciones deta-
lladas sobre la relación entre los ciclos de guerra y paz y el agota1niento
y la renovación de los recursos. Aunque los cazadores y recolectores y los
agricultores aldeanos pueden ser belicosos, hay razones para pensar que la
guerra era 1nenos frecuente en el Paleolítico que en el Neolítico y que tal
vez es tnás probable entre los agricultores aldeanos debido a las disputas
territoriales.
r~ntre los niaring, las fases de la guerra y la paz están/ al parecer,
reguladas por celebraciones rituales que relacionan la creciente presión
den1ográfica con el inicio de las hostilidades. Esta presión tiene su origen
sobre todo en el increinento de la población porcina, que es periódica1nente
reducida como preludio para el inicio de la guerra. Las hostilidades alejan
a la gente de las tierras de los huertos centrales y fomentan la regeneración
del bosque.
La teoría de que la guerra regula el creclmiento demográfico o impide
el agotatniento de los recursos no es aceptada por muchos antropólogos.
Otros niegan incluso que la guerra sea causada por la presión demográfica
e insisten en que las razones son, sobre todo 1 psicológicas. Sin embargo, la
tierra cultivable está dírectan1ente in1plicada en la guerra de los niae enga.
En el caso de los yanon1an10 1 el papel de las proteínas como factor limitador
en las capacidades regionales de sustentación es centro de una viva polé1ni-
ca. No puede afinnarse que este pueblo sufra una escasez de proteínas. Con
todo, parece probable que a medida que crecen las aldeas, la calidad y can-
tidad de los recursos de proteínas anin1ales disminuye y au1nentan los costos
de obtener dietas de alta calidad. Es razonable y adaptativo que las culturas
humanas traten de mantener la producción y el consumo de proteínas
animales en niveles n1ucho mayores que los mínin1amente necesarios para
evitar la desnutrición. Para poner fin a estas controversias se echan en
falta investigaciones más profundas, que cubran tendencias regionales de
largo alcance en la densidad demográfica y estudien la frecuencia de la
guerra y los cambios en la cantidad y calidad del consumo de proteínas.
De todas forn1as, hay que subrayar que nadie afirma que la guerra es
siempre provocada por la presión demográfica o que sea siempre adaptativa,
en el sentido de regular y distribuir el crecimiento demográfico de la ma-
Capítulo 13 Economía, intercambio y control 237
ECONOMIA, INTERCAMBIO Y CONTROL Las dos definiciones de econon1ía no son necesaria1nente íncon1patibles.
Los antropólogos subrayan el hecho de que las motivaciones para pro-
ducir, intcrca1nbiar y consu1nir bienes y servicios están n1oldeadas por las
tradiciones culturales. Las diferentes culturas valoran distintos bicn<;s y
servicios y toleran o prohíben diferentes tipos de relaciones entre la gente
que produce, intercambia y consu1ne. Por ejernplo, co1no veren1os en bi"eve,
algunas culturas hacen hincapié en la adquisición cooperativa y la práctica
de compartir la riqueza, n1ientras que otras lo hacen en la adquisición
competitiva y en la retención de la riqueza. Algunas culturas subrayan la
propiedad colectiva y otras la privada. Es, pues, evidente que la «econo1ní-
zacíón» tiene diferentes pren1isas y consecuencias en los distintos contextos
culturales. Sin embargo, es posible que bajo especificaciones culturales de
los medios y fines aparentemente diversas, exista un cálculo humano co1nún
tendente a 1niniinizar los costes y 1naxiinizar los beneficios que explica tan-
to el origen co1no la perpetuación de los diferentes siste1nas econóinicos. El
punto de vista adoptado en este libro es que la existencia de relaciones
«n1ini-max» (costos n1ínin1os-beneficios 1náxiinos) es un problcn1a ernpírico
que sólo se puede resolver inediante la investigación e1npírica.

Este capítulo inicia el estudio comparativo de los aspectos estructurales


u organizativos de los sectores econó1nicos de los si<>temas socioculturales. El intercambio
Nos centraremos en la distribución de bienes y servicios 1nediante diferentes
1nodos de intercainbio y en los 1nodos alternativos de controlar el reparto de La mayor parte de lo que es producido por el trabajo humano se dis-
estos bienes entre los individuos, Nuestro foco de investigación se desplazará, tribuye 1nediant.e el interca1nbio. (J_,os casos de consu1no directo por parte
así, de los con1ponentes ínfraestructurales de los sistemas socioculturales de los mismos productores constituyen la excepción.) El intercambio desig-
a los estructurales. Este capítulo está concebido como un puente entre el análisis na la pauta panhumana de dar y recibir objetos y servicios valiosos. Como
anterior de los n1odos de producción (capítulo 11) y los capítulos posteriores hemos visto en el capítulo 3, el aprovisiona1niento en común de los niños
dedicados al origen del Estado y el 1nantenin1iento de la ley y el orden tanto por los hombres y tnujeres adultos es una forma de dar y recibir que, prác-
en sociedades igualitarias como estratificadas.
tica1nente, está restringida a los homínidos y que es ilnportante para la
definición de lo que s,ignifica ser hu1nano. Los seres humanos no pueden
vivir sin intercambiar su trabajo o los productos del mismo entre sí (Ro-
Definición de economía binson Crusoe, incluso antes de la llegada de Viernes, ton1aba, aunque no
daba; los ermitaños también dependen ínevitablernente de bienes que se lle-
En su sentido más restringido, la econontía alude a la asignac1on de van consigo al desierto y normalmente devuelven a ca1nbio de algún tipo de
medios escasos a fines competidores. La mayor parte de los economistas servicio). Sin embargo, las pautas de intercan1bio difieren clara1nente según
profesionales sóstienen que los seres humanos en general tienden a «econo- las culturas. Siguiendo la obra del economista Karl Polanyi, los antropólo-
mizar», es decir 1 asigna~· medíos escasos de tal inanera que se maximice la gos han distinguido tres tipos principales de intercambio: el recíproco 1 el
consecución de los fines y se ininímice el gasto de los inedias. Sin embargo 1 redistributívo y el de niercado. Con10 vere1nos 1 estos diferentes tipos de in-
muchos antropólogos ven la econotnizacíón sólo co1no un aspecto de las tercambio están relacionados con otras diferencias en los niveles infra-
actividades con que una sociedad se abastece de bienes y servicios. Desde estructura! y estructural.
una perspectiva más amplia:

Una economía es un conjunto de actividades institucionalizadas que combinan Los intercambios recíprocos
recursos naturales 1 trabajo humano y tecnología para adquirir, producir y
distribuir bienes materiales y servidos especializados de una manera estructu- Uno de los rasgos más sorprendentes de la vida econom1ca de las so-
rada y repetitiva (Dalton, 1969: 97).
236
, ciedades organizadas en bandas y aldeas es la importancia de los intercam-
238 Econo1nía, intercan1bío y control 239
Introducción a la antropología general

bias 1.·ealiza(!os según el p~incipío conocido con10 reciprocidad. En los inter- apercibido. Así, algunos individuos tendrán fan1a de recolectores diligentes
ca1nb1os _rcc1procos, el fl\lJO de_ s~rvícios y ptoductos del trabajo no parece o cazadores excepcionales) n1ientras que otros adquieren reputación de
dep;nde1 de un. contrafluJo definido. Los asociados en el intercan1bio ton1an gandules o ren1olones. Mecanisn1os específicos que obliguen a los deudores
s~gun su necesidad Y dan sin ninguna regla establecida de tie1npo o can- a sa1<lat la cuenta no existen. Pero sí hay sutiles sanciones para itnpedir
t!dad. que existan aprovechados. La conducta de este estilo genera una corriente
Richard Lee ha descrito de un modo sucinto la reciprocidad tal como soterrada y pern1anente de desaprobación. Los aprovechados acaban su~i,ien­
ocurre ~ntte los 1lrnng. Por la mañana, de 1 a 16 de los 20 adultos de la clo sanciones colectivas. A veces, pueden ser objeto de reacciones violentas
banda .kung abandonan el ca1npa1nento para pasar el día recolectando 0 porque se sospeche que están en1brujados o que han en1brujaclo a otros
cazando. Vuelven al atardecer con el alín1ento que han encontrado. Todo 1ncdiante hechizos (véase p. 309).
lo que se trae al carnpan1ento es cornpartido por igual, prescindiendo der Lo que distingue, pues, al intercan1bio recíproco no es) sin1plcn1ente,
hecho de que los receptores hayan pasado el día durmiendo o cazando: que se regalen productos y servicios sin ningún pensa1niento o expectativa
de devolución, sino 1nás bien que: (1) no hay ninguna devolución in1nedía~
No sólo las. familias r~ú_nen la producción del día, sino que el campamento ta) (2) no se efectúa ningún cálculo sisten1átíco del valor de los servicios y
ente.ro -res1dent~s y v1s1tantes- co1nparte equitativamente los aliinentos dis- productos intercan1biados y (3) no se reconocen abicrtarnente este tipo
ponibles. La co1n1da de cualquier fan1ilia se compone de alimentos aportados de cálculos ni la necesidad de que la balanza acabe nivelándose.
~o;-- todas ? c~da una de las dcinás fainilias residentes. Los productos alimen- ¿No hay) entonces, intercan1bíos correspondientes a lo que Bronisla\V
t.1cios_ se distnbuyen cru~os o son preparados previamente por los recolecto-
Malino\vski llan1aba «regalo puro»? ¿Síen1pre hcn1os ele buscar 1notivos
res .. I:fay un constante flu¡o de nueces, bayas, raíces y rnelones entre los hogares
fan:1hares, h~sta que cada residente ha recibido una parte equitativa. A la ocultos, egoístas) inateriales cada vez que los productos del trabajo se
manana .sig~1:nte, un grupo disti~to de .rec.olec~ores sale del cainpamento y, transfieren de un individuo o grupo a otro? No queren1os decir nada <le
~~)~do reg1esa al atardecer, se repite la d1stnbuc1ón de alimentos (Lee, 1969b: esto. La concesión de regalos sin ninguna reciprocidad tangible en servicios
o productos es un fenón1eno universal. De hecho, esta relación se está vol-
viendo cada vez 1nás frecuente en todo el n1undo industrializado. l~:n los
A la postre, todos los adultos habrán participado en la recolección o contextos preindustriales, los padres generalinente esperan y reciben reci-
cazai Y habrá1: ~ado y .recibido alin1entos. Durante largos períodos de tiem- procidad 1naterial por sus esfuerzos en la crianza de los hijos. Los hijos
po pu~den ~xistll: considerables desigualdades en la balanza del dar y recibir corresponden trabajando en faenas agrícolas y Jon1éstícas a una edad n1uy
ent1e 1nd1v1duos, pero ello no da lugar a habladurías o acciones especiales. temprana, y esta relación continúa hasta la vejez de los padres, quienes
En todas la~ culturas se. da alguna forma de ínterca1nbio recíproco 1 sobre frecuente1nente finalizan sus vidas con un saldo neto de trabajo y produc-
~odoi entre par1ent~s y amigos. En Estados Unidos, por eje1nplo, los 1nari- tos a su favor. En ca1nbio, todos los estados industriales cont:en1poráneos
?S _Y esposas, a1n_igos, hermanos 1 her1nanas y otros parientes regulan y tienden hacia un saldo de interca1nbios entre pad1·es e hijos favorable a la
a1ustan una pequena parcela de su vícla econótnica según transacciones de generación n1ás joven. Los padres deben depender cada vez 1nás de sus pro-
to1na Y .daca de carácter informal y desinteresado. Los jóvenes no pagan pios ahorros y de la ayuda estatal en forn1a de seguros, pensiones, subsidios
sus. co1111das en casa o abonan un alquiler por el coche de sus padres. Las de vejez y otros progran1as de bienestar social para n1antenerse durante
1~u3eres no cobran pot cocinar la con1ida. Los an1ígos se hacen regalos el períodos de enfermedad y la vejez (Minge-Kalman, 1977).
dra d~ su cu1npleaños y en Navidad. Sin embargo, estos íntercan1bios sólo Nadie pone en duda, pues, que algunos seres humanos se desprenden
constituyen una porción inínin1a de los actos totales de interca1nbio. La voluntarian1ente de sus posesiones n1ás valiosas sin esperar ninguna reco1n-
gra.n n1~y.oría de los ü:t~rcan1bios en las culturas niodernas implican contra- pensa material a ca1nbío. Pero tan1bién está fuera de toda discusión que
flu¡os ngidamente <lefmidos que se deben realizar en un plazo determinado. algunos seres humanos, en todas las poblaciones, tenderán a «aprovechar-
se» si se les presenta la ocasión. Aunque todo niodo ele producción puede
tolerar un cierto nú1nero de este tipo de personas, en algún punto debe
El problema de los aprovechados establecer un lín1ite. Es decir, ninguna cultura puede basar la producción y
distribución de bienes y servicios en sentitníentos puran1ente áltruistas. Lo
To.dos sabemos por propia experiencia con los regalos de cumpleaños que sucede, sobre todo en las sociedades del nivel de las bandas y las al-
Y Navidad que no ,c~mphr con los deberes de reciprocidad suscita malestar deas, es que los bienes y servicios son producidos e intercan1bíndos recípro~
entre parientes prox1mos y amigos y entre maridos y esposas. Los «gorro- can1ente de tal inodo que las nociones de balance, deuda u obligación n1a-
nes» no gozan de la.s simpatí~s de nadie. En las culturas organizadas en terial se n1antienen en una posición subordinada desde un punto de vista
bandas Y aldeas, el 1ntercamb10 claran1ente asünétrico ta1npoco pasa des- ernic. Como en el caso de los intercan1bios en el seno de la nioderna uni-
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240 Introducción a la antropología general Economía, intercambio y control 241

dad don1éstica euroa1nericana, esto se lleva a cabo expresando la necesi- bros de diferentes bandas o aldeas llegan a considerarse unos a otros con10
dad del intercan1bio recíproco en forn1a de obligaciones de parentesco. Di- parientes nletafóricos. Los que participan en las expediciones comerciales
chas obligaciones de parentesco establecen expectativas recíprocas respecto tratan exclusivamente con sus asociados, de quienes reciben el trato de
a los alin1entos, la vestin1enta, el alojan1iento y otros bienes econó1nicos. «het1nanos», así con10 alirnento y alojainiento. Los asociados se rigen_ en
Las transacciones basadas en el parentesco sólo constituyen una parte sus tratos de acuerdo con el principio de la reciprocidad, niegan estar iñte-
111uy exigua de los 1nodernos siste1nas de intercambio, n1ientras que en los resados en salir ganando de la negociación y ofrecen sus nlercancías en •for-
pueblos organizados en bandas y aldeas casi todos los interca1nbios ocurren ma de regalos (Heider, 1969).
entre parientes o al menos an1igos ínti1nos, para los que dar, recibir y usar
b~enes está in1pregnado de un significado sentünental y personal.
El Kula
)
La reciprocidad y el comercio El eje1nplo clásico de las asociaciones de comercio se describe en la obra
de Bronislaw Malinowski, Argonauts of the Western Pacific. Los argonau-
La reciprocidad es la forma dominante de intercambio dentro de las tas en cuestión son los isleños trobriandeses, quienes co1nercian con la isla
sociedades organizadas en bandas y aldeas. Pero incluso los cazadores y vecina de Dobú) emprendiendo audaces víajes en canoas a través de mar
recolectores desean objetos de valor, tales con10 sal) sílex) obsidiana) ocre abierto. Todo el complejo vinculado a este co1nercio se conoce con10 el
rojo, cañas y miel, que son producidos o controlados por grupos con los que Kula. Según los hombres que arriesgan 1, vida en estos viajes, la finalidad
no tienen ningún lazo de parentesco. Entre pueblos organizados en bandas dCl- con1ercio del Kula es interca1nbiar adornos de conchas con sus asocia-
y aldeas, las transacciones econó1nicas entre individuos no e1nparentados d_qs. Los adornos, denotninados por los trobriandeses vaygt/a, consisten
se basan en el supuesto de que todos los qÜe en ellas intervienen tratarán en brazaletes y collares. Cuando co1nercian con los dobuanos, qüe vh1 en al
de salir ganando en el intercambio 1nediante argucias y hurtos. Con10 con- sureste, los trobriandeses dan braz::~etes y reciben collares. Cuando lo hacen
secuencia, es probable que las expediciones con1erciales sean extren1ada- con las gentes que viven en el suroeste, dan collares y reciben brazaletes.
mente peligrosas y guarden cierto parecido con partidas de guerra. L.os brazaletes y los collares se co1nercian en direcciones opuestas de isla en
Un tnecanismo interesante para facílitar el comercio entre grupos dis- isla y) con el tie1npo, pasan a través de sus puntos de origen procediendo
tantes sé denomina contercio silencioso. Los objetos a intercatnbiar se ex- de la di,rección ópuesta a aquélla en la que se interca1nbiaron por priine-
ponen en un calvero y el prin1er grupo se rCtira. El otro inspecciona las ra vez.
nlercancías y deposita los productos que estiina son un interca1nbio justo. La participación en el co1nercio del Kula reptesenta una ainbición in1-
F~l pritner grupo vuelve y, si está satisfecho, retira los objetos íntercan1bia- portan_te para la juventud y una pasión rayana en el paroxis1no para los
dos. E,n caso contrario, deja intactas las inercancías en sefial de que todavía h6n1bres 1naduros. Los vaygu'a se han comparado con las joyas de fatnilia
no se ha igualado la cuenta. Los mbutí del bosque Ituri interca111bian de o las joyas reales. Cuanto 1nás antiguos son y nlás con1pleja es su historia,
esta nlanera carne por bananas con los agricultores bantúes, y los veddas de .n1ás valor tienen a los· ojos de los trobriandeses. Nada se hace con ellos
Sri I.,anka intercambian con los cingaleses n1iel por útiles de hierro. e• salvo po~·tarlos con10 adornos en algunos acontecin1íentos ceretnonialcs;
En las aldeas agrícolas preestatales encontran1os relaciones co1nerciales el resto del tien1po pern1anecen en casa 1 donde se exan1inan y adn1iran de
más desarrolladas. Condiciones especial1nente favorables para la aparición de vez en cuando en privado. Aunque están considerados con10 las posesiones
mercados parecen haber existido en Melanesia, donde, con10 en Malaita 1nás valiosas de un hon1bre, sólo se pueden usar para obtener otros brazale-
en las islas Salomón, las 111ujeres intercan1biaban con regularidad pescado tes o collares.
por cerdos y vegetales bajo la protección arn1ada de sus hon1bres. Entre los Cada expedición exige an1plios preparativos sociales y rituales. Para
kapauku de Nueva Guinea occidental tal vez existieran 1nercados plena- co111placer a los asociados, se llevan algunos regalos de nlenor iinportancia
mente desarrollados 1 que usaban conchas y abalorios co1no dinero (véase ade111ás de los vaygu 1a. Estas asociaciones se trans1niten nonnaln1ente de
infra), antes de la llegada de la dominación europea. Sin embargo, hablan- un pariente a otro, y los jóvenes se inician en el con1ercio del Kula here-
.do en general 1 el 1nercado y el dinero co1no 1nodo regular de co1nercio están dando o recibiendo un brazalete o un collar de un pariente. Cuando la
asociados a la evolución del Estado y al n1antenÍlniento del orden inediante expedición llega a la orilla, los asociados se saludan e intercan1bian regalos.
fuerzas policiales y 1nilitares. Después, los trobriandeses hacen entrega de los preciosos brazaletes, entre-
Tal vez la solución más frecuente al problema del con1ercio sin lazos ga que va acompañada de discursos rituales y actos fonnales en los que se
de parentesco o increados supervisados por el Estado sea el establecitniento resalta el carácter de regalo honorable que posee el 'intertii11bi·o-:··--Con10
de asociaciones especiales de co1nercio. Mediante esta institución, los miem- sucede en las transacciones recíptocas dentto de la fa1nilia, los asociados
242 Introducción a la antropología general Economía, intercambio y control 243

a veces no disponen inn1ediata1nente de un collar de valor con1parable al de1nográfica, el agotan1iento de recursos, el increinento de la guerra y el
del btazalete que acaban de recibir. Pero, aunque el viajero tenga que surgimiento de las clases y el Estado (véase capítulo 17). ..
retornar con las tnanos vacías, salvo por lo que a algunos regalos prelin1i- Hay que distinguir las formas igualitarias de las formas estratificadas de
nares se refiere, no se quejará. Sabe que su asociado trabajará duro para redistribución. La redistribución, con10 sistema de interca1nb10 1guahta~10,
co1npensar la de1nora, presentándole un collar todavía 111ás valioso en su corre a cargo de un redistribuidor que ha trabajado más duro que nadie
próxüno encuentro. para producir los artículos que se van a distribuir, que guarda para sí 1nis'mo
¿A qué obedece todo este esfuerzo por obtener unas pocas baratijas la parte más pequeña o nada y que, una vez que todo ha ~ca~)ado, se que?a
de valor sentí111ental o estético? Co1110 sucede a 111enudo, los aspectos etic con menos posesiones 1nateriales que ninguno. Por cons1gu1ente, Ja redis-
del Kula, son diferentes de los·- aspectos erni'c. Las cn1barcaciones que tribución en su forma igualitatia no patece ser sino un caso extremo de
·ron1an parte en la expedición del Kula suelen estar cargadas de artículos reciprocidad; el generoso proveedor lo distribuy~. todo y no espera nada
co1nerciales de gran valor práctico en la vida de los diferentes pueblos a cainbio salvo la admiración de los que se benefician de sus esfuerzos.
isleños qu~ intervienen en el anillo del Kula. Mientras otros n1Íembros de Sin e~bargo, en la modalidad estratificada, el redistribuidor se abstiene
la expedición truecan a,rt_í_c_t,~l_o_~ __gg j)_t:i_p1e_r:1 )lC_ce_sídad, los asociados en el de trabajar en el ptoceso de producción, se queda con la tnayot parte y
con1ercio acarician y ad111ú:;ln- ¿~1s inestin1abJes joyas de fan1ília. _En la 111edida termina con más posesiones materiales que nadie. .
en que todos están de acuerdo en que la expedición no se ocupa en realidad El intercambio redistributivo, al igual que el recíproco, se inserta, ge-
de artículos 1nundanos de prin1cra necesidad, tales co1no cocos, harina ·de
neralmente en un conjunto complejo de relaciones de parentesco y rituales
sqgú, pescado, ña1nes 1 cestas, esteras, espadas y palos de inadera, glauco-
que puede~ oscurecer el significado etic de la conducta ,de intercambio.
nita para útiles, conchas de 1nejillones para cuchillos) enredaderas y lianas
para cuerdas, estos artículos se pueden regatear con itnpunidad. Aunque La redistribución adopta a menudo la forma de un festm para celebrar
ningl1n trobriandés lo adn1ita, o incluso conciba que ésta pueda ser la algún acontecimiento importante) como una cosecha, el final de un tab~
verdad 1 -los __ va.vgu'ct son valiosos no por sus cualí_dades co1no joyas de ritual la construcción de una casa, una muerte, un nacimiento o un matn-
fan1ilía/---síno por el don) -realn1ente ínestin1able, que supone el cbúietcio moni~. Un rasgo co1nún de los banquetes redistributivos n1elanesios con-
que hacen posible (cf. Uberoi, 1962). siste en que los huéspedes se atiborran de comida, se internan tan1baleán-
dose en la espesura, vomitan introduciéndose los dedos en. la garganta
y regresan despUés para seguir comiendo con renovado entusiasmo .. Otro
El intercambio redistributivo rasgo común de los banquetes redistributivos es la actitud jactanc1o:a y
competitiva de los redistribuidores y sus parientes respecto a otros ind1~
La evolución de los siste1nas econon11cos y políticos desde las bandas viduos o grupos que han dado festines. Esto contrasta notablemente con el
y aldeas a las jefaturas y estados es) en gran n1edida, una consecuencia del intercambio recíproco. Examinemos con más detenimiento este contraste.
desartollo de forn1as de interca1nbio coactivas) que suplen o sustituyen
casi total1nente al intercan1bio recíproco. Las forn1as de intercan1bio co?i.cti-
vas no han surgido co1no una oposición súbita y plenamente desarrollada La reciprocidad frente a la redistribución
a las forn1as recíprocas. Más bien, es probable que aparecieran por prin1era
vez co1no una extensión de las fonnas recíprocas fa1niliares. La fanfarronería y el reconocimiento de Ja generosidad son incompati-
J_,a 1nejot n1anera de con1prender el sisten1a de interca1nbio que califíca- bles con las normas de etiqueta básicas de los intercambios recíprocos.
1nos de redistribución es conten1plado con10 una extensión de este estilo. Entre los semai de la Malasia central, nadie da nunca las «gracias» por la
En el intercan1bio redístributivo, los productos del trabajo de varios indi~ carne recibida de otro cazador. Después de luchar todo el día arrastrando
viduos diferentes se llevan a un lugar central, se clasifican por tipos, se hasta casa 1 bajo el calor de la Jungla, un cerdo 1nuerto, el cazado_r p~rmite
cuentan y después se distribuyen ent_re productores y no productores indis- que su presa sea dividida en partes exactamente iguales) qu.e se d1str1buyen
tintan1ente. Se requiere un esfuerzo i1nportante de organización para llevar a todo el grupo. Como explica Robert Dentan, expresar grarnud por la parte
sin1ultánea1nente grandes cantidades de bienes a un solo lugar y distdbuir- recibida indica que se es un tipo de persona que calcula cuánto da y cuán-
los en partes definidas. Esta coordinación se consigue nonnaltnente gracias to recibe.
a individuos que actúan con10 redistribuidores. Por lo con1ún, el redistriH
buídor intenta conscienten1ente aun1entar e intensificar la producción, por En este contexto, dar las gracias es de muy mala educación, puesto que sugiere,
lo cual obtiene prestigio a los ojos de sus con1pañeros. Co1no vere1nos, este primero, que uno ha calculado la cantidad del regalo y, en segundo lugar, que
intento está estrechamente relacionado con la expansión de la densidad no se esperaba que el donante fuera tan generoso (1968: 49).
1

244 Introducción a la antropología general Economía, intercambio y control 245

Por tanto, llamar la atención sobre nuestra generosidad equivale a indicar Tribus, traed a vuestro tasador de propiedades para que en vano trate de
que los demás están en deuda con nosotros y que esperamos que nos corres- contar los bienes que serán distribuidos por el gran hacedor de cobre, el jefe
(Benedict, 1934: 190).
pondan. A los pueblos igualitarios les repugna incluso sugerir que han sido
tratados generosamente. Richard Lee cuenta cómo aprendió este aspecto
En el potlatch, los huéspedes continúan comportándose hasta ciertb
de la reciprocidad gracias a un revelador incidente. Para complacer a los
punto como los !kung de Lee. Refunfuñan, se quejan y tienen cuidado d~
!kung con los que vivía, decidió comprar un gran buey y sacrificarlo como
no aparecer nunca satisfechos o impresionados. Sin embargo se realiza un
presente de Navidad. Pasó días buscando en las vecinas aldeas bantúes el
buey más grande y cebado de toda la región. Finalmente, compró lo que
y
cómputo cuidadoso y público de todos los regalos exhibidos distribuidos.
Tanto los anfitriones como los huéspedes piensan que la única manera de
parecía ser un espécimen perfecto. Pero no hubo un solo !kung que no le
asegurase, reservadamente, que había sido timado al comprar un animal ~ liberarse de las obligaciones contraídas al aceptar estos regalos es celebrar
otro potlatch en el que cambien las tornas.
de tan escaso valor. «Naturalmente, nos lo comeremos», decían, «pero nÓ
nos saciará; nos lo comeremos y nos iremos a dormir a casa con las tripas
rugiendo.» Sin embargo, cuando se sacrificó el buey de Lee, resultó estar
cubierto de una gruesa capa de grasa . Al cabo del tiempo, Lee consiguió La ecología cultural de la redistribución y la reciprocidad
que sus informantes le explicaran por qué le habían dicho que su regalo no
tenía valor, aun cuando ciertamente sabían mejor que él lo que había bajo ¿Por qué los !kung aprecian al cazador que nunca llama la atención
la piel del animal. · sobre su generosidad y los kwakiutl y otros pueblos redistribuidores al
que es capaz de jactarse de lo que ha regalado? Una teoría compatible con
Cuando un joven trae tanta carne, llega a creerse un jefe o un gran hombre, y los principios «mini-max» es que la reciprocidad refleja una adaptación a
piensa que los demás son sus servidores o inferiores. No podemos aceptar condiciones tecnológicas y ambientales en las que un incremento en la
esto, rechazamos a quien se jacta, porque, algún día, su orgullo le llevará a producción provocará rápidamente rendimientos decrecientes y un agota-
matar a alguien. Así, siempre hablamos de su carne como si no tuviera valor. miento del medio ambiente. Los cazadores y recolectores rara vez tienen
De esta manera ablandamos su corazón y le hacemos generoso (1968: 62). oportunidad de intensificar la producción sin alcanzar el punto de los
rendimientos decredentes. La intensificación plantea una grave amenaza a
En flagrante violación de estas prescripciones de modestia en los inter- tales pueblos en forma de destrucción de la fauna. Incitar a los cazadores
cambios recíprocos, los sistemas de intercambio redistributivo entrañan pro- !kung a ser jactanciosos supone poner en peligro la supervivencia del
clamaciones públicas de que el anfitrión es una persona generosa y un grupo: En cambio, las aldea~ agrícolas en general disponen de mayor margen
gran proveedor. Esta fanfarronería es uno de los rasgos más conspicuos para mcrementar la producción mediante la inversión de trabajo. Pueden
de los potlatches dados por los americanos nativos que habitan la Costa elevar sus niveles de consumo si trabajan más duro y, aun así, no ponen
Noroeste de Estados Unidos y Canadá. En las descripciones que Ruth en peligro inmediato su e~iciencia tecnoambiental al agotar sus hábitats. Por
Benedict hizo famosas en Patterns of Culture, el redistribuidor kwakiutl S}lpuesto, los kwakiutl no son agricultores . Ahora bien, basaban su subsis-
se nos aparece como un auténtico megalómano. He aquí lo que dicen los tencia en las migraciones anuales río arriba del salmón y el pez-bujía. Al
jefes kwakiutl de sí mismos: usar redes de pesca aborígenes, era imposible que los kwakiutl y sus
vecinos afectaran a- la tasa global de reproducción de estas especies. Así
Yo soy el gran jefe que hace avergonzarse a la gente.
Yo soy el gran jefe que hace avergonzarse a la gente. pues, poseían un modo de producción sumamente intensificable. Además,
Nuestro jefe enciende la vergüenza en los rostros. había fluctuaciones periódicas en la magnitud de las migraciones anuales
Nuestro jefe enciende la envidia en los rostros. de estos peces entre unos años y otros (Langdon, 1979). De ahí que fuera
Nuestro jefe obliga a la gente a cubrirse el rostro por lo que continuamente está ecológicamente adaptativo que los kwakiutl trataran de maximizar su
haciendo en este mundo. producción y recompensaran con prestigio y el privilegio de la jactancia
Dando una y otra vez festines de aceite a todas las tribus. a los que desempeñaban el papel de hacer que todos trabajaran más duro.
¡Yo soy el único gran árbol, yo, el jefe!
¡Yo soy el único gran árbol, yo, el jefe!
Tribus, sois mis subordinadas.
Tribus, os sentáis en el centro de la parte posterior de mi casa.
....
El origen de los potlatches destructivos

Los potlatches fueron objeto de examen científico mucho tiempo des-


Tribus, yo soy el primero en daros bienes.
¡Tribus, yo soy vuestro águila! pués de que los pueblos del Noroeste del Pacífico entablaran relaciones co-
"

246 Introducción a la antropología general Economía, intercambio y control 247

merciales y de trabajo asalariado con rusos ingleses canadienses y nortea- dencia junto a parientes de aldeas más productivas. En esta interpretación,
mericano.s. El descenso de la población y la' afluenci; inesperada de riqueza la jactancia, la distribución y exhibición de riqueza eran anuncios publici-
se com~maron para hacer los potlatches cada vez más competitivos y tarios que ayudaban a reclutar mano de obra para la fuerza de trabajo reuni-
destructivos hacia la época en que Franz Boas empezó a estudiarlos en da en torno a un redistribuidor especialmente eficiente. Dicho sea de paso,
la década de 1880 (Rohner, 1969). En este período la tribu en su totalidad si esta hipótesis es correcta, resulta más comprensible por qué los puebl~s
residía en la factoría de Fort Rupert de la Hudson'~ Bay Company, y entre de la Costa Noroeste prodigaron tanto esfuerzo en la producción de sus
los donantes de potlatches la intención de humillarse unos a otros se había mundialmente famosos postes totémicos. En estos postes estaban grabados
converti~o en una pasión devoradora. Mantas, cajas de aceites de pescado y los «timbres» del jefe redistribuidor a manera de figuras míticas; el derecho
otros ob¡etos de valor eran destruidos deliberadamente quemándolos o a los «timbres» se reivindicaba en base a la cel~bración de potlatches so-
arrojándolos al mar. En cierta ocasión, que Benedict ha 'hecho famosa en ~ bresalientes. Cuanto mayor es el poste, mayor la capacidad de ofrecer
Patt~rns of Cut:ure, se quemó una casa entera por culpa de la excesiva potlatches, y mayor la tentación de los miembros de aldeas pobres a cam-
cantidad de aceite del pescado venida en el fuego. Los potlatches que biar de residencia. Así, la pauta del potlatch aborigen tal vez fuera un
acababan de esta manera se consideraban grandes victorias para los anfi- ejemplo ecológicamente adaptativo de intercambio redistributivo.
triones. Sin embargo, con la llegada de los europeos se produjo un cambio hacia
T?do parece indicar que, antes de la llegada de los europeos, el potlatch formas de redistribución más destructivas . El impacto de las enfermedades
kwakiutl era menos destructivo y más similar a los festines melanesios. europeas redujo la población kwakiutl de los 10.000 habitantes con que
Aunque los festines competitivos son despilfarradores, el incremento neto contaba en 1835 a 2.000 a finales de siglo. Al mismo tiempo, las compañías
en la producción total enjuga las pérdidas debidas al exceso de consumo y el comerciales, fábricas de conservas, aserraderos y campamentos de minas de
despilfarro. Además, después de que los visitantes han comido hasta saciar- oro inyectaron una riqueza sin precedentes en la economía aborígen. El por-
se, todavía queda mucho alimento para que se lo lleven a sus hogares. centaje de gente dispuesta a reivindicar los timbres que simbolizaban los
El hecho de que los huéspedes vengan de aldeas distantes da lugar a logros creció, en tanto que disminuyó el número de gente disponible para
o.tra~ importantes ~entajas ecológicas y económicas. Se ha sugerido que la celebrar la gloria del donante de potlatches. Muchas aldeas fueron aban-
nval~d~d que suscitan los festines entre distintos grupos aumenta la pro- donadas; de ahí que se intensificara la rivalidad por ganarse la lealtad de
ductividad en toda la región más que si cada aldea agasajara sólo a sus los supervivientes.
propios productores. En segundo lugar, como han apuntado Wayne Suttles Un último fac.tor, tal vez el más importante, en el desarrollo de los
(1960) y Stuart Piddocke (1965) en sus análisis sobre el Noroeste del potlatches destructivos fue el cambio en la tecnología e intensidad de la
P.acífico, las redis.~ribuciones competitivas entre aldeas pueden ser ecoló- guerra. Como ha sugerido Brian Ferguson (1979), los contactos más anti-
g1camente adaptativas como medio de paliar los efectos de desastres pro- guos a finales del siglo xvm entre los europeos y los americanos nativos
ductivos de carácter local debidos a causas naturales. La ausencia inesperada del Noroeste del Pacífico se centraron en el comercio de pieles. A cambio
de salmones en un río concreto podía poner en peligro la supervivencia de de las pieles de nutrias, los europeos vendieron fusiles tanto a los kwakiutl
algu?as aldeas, mientras poblados vecinos, situados junto a otros ríos, c;omo a sus enemigos trádicionales. Esto surtió un doble efecto. Por una
contmuaban capturando sus contingentes habituales. En estas circunstan- parte, la guerra se volvió más mortífera; por otra, obligó a los grupos loca-
cias, los ald~anos empobrecidos desearían asistir a tantos potlatches como les a combatir entre sí por el control del comercio que permitía conseguir
les fuera P.os~ble y llevarse tantas provisiones vitales como pudieran obtener la munición de la que ahora dependía el éxito en la guerra. No es de extra-
de sus anfitnones recordándoles cuán grandes habían sido sus potlatches en ñar, pues, que a medida que disminuía la población, los jefes del potlatch
años anteriores. Así pues, los potlatches interaldeanos representaban una estuvieran dispuestos a tirar o destruir una riqueza que carecía de impor-
forma de ahorro en la que el prestigio adquirido en la donación de festines tancia militar para atraer mano de obra para la guerra y el comercio de
servía como talón de salvaguarda. Este se hacía efectivo cuando los hués- pieles.
pedes se torna~an anfitriones, tratando de colocarse en la posición no ya
de deudores, smo de acreedores de prestigio. Si al cabo de los años una
aldea no podía dar potlatches propios, su crédito de prestigio desaparecía. La redistribución estratificada
A este respecto, Thomas Hazard (1960) sugiere una tercera función
e~?lógica de las redistribuciones competitivas, a saber, el trasvase de pobla- Una tenue línea separa las formas igualitarias de redistribución de las
c10n desde aldeas menos productivas a otras más productivas. Cuando un estratificadas. En la forma igualitaria, la aportación a los fondos centrales
grupo empobrecido y sin prestigio no podía ya celebrar sus propios potlat- es voluntaria y los trabajadores recuperan todo o la mayor parte de lo que
ches, la gente abandonaba al jefe-redistribuidor derrotado y fijaba su resi- han aportado o artículos de valor comparable. En la forma estratificada,
248 Introducción a la antropología general Economía, intercambio y control 249

los trabajadores deben contribuir a los fondos centrales o sufrir castigos, y y la compra-venta se convierte en una importante preocupación o incluso
pu~de que no se les dé nada a cambio. En la forma igualitaria, el redistri- obsesión cultural.
buidor carece de poder para obligar a sus seguidores a intensificar la Es posible participar en un intercambio recíproco usando dinero, como
producción, y debe depender de su buena voluntad; en la estratificada el es el caso del amigo que otorga un préstamo sin especificar cuándo hay
redistribuidor tiene este poder y son los trabajadores los que dependen de que devolverlo. También se puede llevar a cabo un intercambio redistJ.'.i-
su buena voluntad. Los procesos responsables de la transformación de la butivo a través del dinero, como en la recaudación de impuestos y 1el
primera forma en la segunda se analizan en el capítulo 17. Aquí sólo indi- desembolso de pagos sociales . Sin embargo, la compra-venta en un mer-
caremos que las formas plenamente desarrolladas de redistribución estratifi- cado constituye un modo distintivo de intercambio puesto que especifica
cad~ implican la existen.cía de una clase de gobernantes con poder para con toda exactitud el tiempo, cantidad y forma de pago. Además, a dife-
obh~ar a otros a cumplir sus órdenes. La expresión de este poder en el ~ rencia de la reciprocidad o la redistribución, una vez concluido el pago
ámbito de la producción y el intercambio da lugar a la subordinación eco- en dinero, no existen posteriores obligaciones o responsabilidades entre
nómica de los trabajadores y su pérdida, parcial o total del control sobre comprador y vendedor. Pueden separarse sin volverse a ver jamás. Los
la producción y el intercambio. En particular, los trab~jadores pierden el intercambios de mercado son , pues, notables por el anonimato y la imper-
control sobre: sonalidad del proceso de intercambio y contrastan con los intercambios per-
sonales y basados en el parentesco de las economías preestatales. Examine-
1. El acceso a la tierra y a las materias primas. mos más detenidamente la naturaleza de esta extraña entidad llamada
2. La tecnología de la producción. dinero.
3. H oras y planes de trabajo.
4. Lugar y modo de actividad productiva.
5. Disposición de los productos del trabajo. El dinero
Las formas de producción e intercambio que dependen de los efectos Tanto la idea como la práctica de dotar a un objeto material de la
coactivos del poder sólo se pueden entender dentro del marco de un aná- capacidad de medir el valor social de otros objetos materiales, animales,
lisis ~~l~tico y eco~ómico combinado. Todos los conceptos adecuados para gente y trabajo son casi universales. Estos objetos utilizados como patrón
el analisis de los sistemas económicos contemporáneos tales como salarios de valor se intercambian en todas partes por bienes y servicios. Por ejem-
rentas, intereses, propiedad y capital, poseen m1a corre;pondiente dimensió~ plo, en gran parte de Africa, un joven entrega ganado a su suegro y recibe
po~ítica. ~sí como la .rro~ucc!ón y el intercambio en las sociedades iguali- a cambio una esposa (véase p. 273 ). En muchas partes de Melanesia se
tanas se rn.s~r tan . en rns t1t~c10nes basadas en el parentesco, los procesos intercambian conchas por instrumentos líticos, vasijas de barro y otros
de produccion e Intercambio en las sociedades de nivel estatal lo hacen artefactos de valor. En otros lugares, cuentas, plumas, dientes de tiburón
en instituciones de control político. y de perro, o colmillos de cerdo se intercambian por otros artículos de
valor y se dan como compensación por muertes u ofensas y por los servicios
El intercambio de mercado : la compra-venta personales que prestan magos, constructores de canoas y otros especialistas.
Sin embargo, salvo raras y a veces controvertidas excepciones, esta «mo-
Los mer~ados aparecen en forma rudimentaria dondequiera que grupos neda» carece de algunas de las principales características de las halladas en
de gentes srn lazos de parentesco y extraños se reúnen e intercambian las economías de mercado . En estas economías, el dinero es comercial o
artículos. Entre los pueblos organizados en bandas y aldeas, el comercio en dinero de mercado, es decir, es un medio de intercambio multifuncional.
mercados normalmente implica el trueque de artículos de consumo: pescado Consta de los siguientes rasgos :
por ñames; cocos por hachas, etc. En este tipo de mercados, anterior al
desarrollo del dinero multifuncional, sólo se intercambia una variedad l. Portabilidad.- Tiene un tamaño y unas formas adecuadas para ser
limitada de bienes o servicios. La mayor parte de las transacciones · de in- transportado durante las transacciones .
tercambio tienen lugar fuera de él e implican diversas formas de reciproci-
2. Divisibilidad.-Sus diferentes formas y valores son múltiplos ex-
dad y redistribución. Sin embargo, con el desarrollo del dinero multifuncio-
plícitos entre sí.
nal, los intercambios mercantiles pasan a dominar todas las demás formas
de intercambio. En un mercado, el precio de los bienes y servicios inter- 3. Convertibilidad.-Una transacción realizada con una unidad de
cambia9os :s .determinado por compradores y vendedores que compiten valor más alto también puede realizarse con múltiplos de valor más
entre si. Pracucamente todo lo que se produce o consume tiene un precio, bajo.
..

250
Introducción a la antropología general Economía, intercambio y control 251
4. Generalidad.-:Prácticamente todos los bienes y servicios tienen un convertibles entre sí ni respecto a las otras series. Por ejemplo, la concha
valor monetario. del número 18 es la única que se puede usar para la compra de esposas o
5. Anonimato.-:-Para la ma~~r parte de las compras, todo el mundo para el patrocinio de un festín de cerdos. La concha del número 20 es la
puede concluir la transacc1on al precio de mercado. única que se puede usar como indemnización por un asesinato ritual. Como
observa George Dalton (1965), «reviste casi la misma utilidad describir ~
6. Legalidad.-La naturaleza y cantidad del dinero en circulación festín de cerdo en Rossel como la compra de un cerdo con un ndap c\el
son controladas por el Estado. número 18 que describir el matrimonio en América como la compra de
una esposa con un anillo de boda».
Aunqu~ algunos de estos rasgos pueden estar asociados al «dinero» de
las economias de bandas y aldeas, en conjunto dependen de una economía -
en la 9ue la compra-venta en ~l mercado es un acontecimiento diario que El capitalismo
~e rep1t~ a lo largo d~ toda la vida. Donde la reciprocidad, la redistribución
1gual.aana y las. relac10ne.s entre. «asociados» (véase supra) son los modos El intercambio de mercado alcanza su max1mo desarrollo cuando está
domman~es. de intercambio, el dmero, en el sentido moderno ni existe ni inserto en la forma de economía política llamada capitalismo. En las socie-
puede ex1sur. '
dades capitalistas, la compra-venta mediante dinero multifuncional se ex-
Por ejemplo, el ganado vacuno que se intercambia por esposas no es la tiende a la tierra, recursos y alojamiento. El trabajo tiene un precio llama-
clase de moneda que se .podría depositar en la caja registradora del super- do salario y el mismo dinero tiene un precio llamado interés. Por supuesto,
mercado, ya que no es ni portable ni fácilmente divisible. El ganado vacu- no existe 'nada parecido a un mercado totalmente libre en el que el precio
no, tal como se emplea en el precio de ta novia (véase p. 273) no es esté fijado única y exclusivamente por la oferta y la demanda y en el que
frecuentemente convertible; es decir, no se puede sustituir fácilm~nte un todo se pueda vender. Sin embargo, en comparación con otras formas de
~oro grande, ?ermoso, cebado, con fama local por dos animales más peque- economía política, el capitalismo se puede describir como una economía
nos p~ro med10cres. Además, el ganado vacuno carece de generalidad, puesto política en la que con dinero se puede comprar todas las cosas. Por ello,
que so}o se pu_:de «comprar» con él esposas, y de anonimato, puesto que todo el mundo trata de adquirir tanto dinero como sea posible, y el objeto
cual9uier extrano que aparezca con la cantidad necesaria de reses se encon- de la producción no es simplemente proporcionar bienes y servicios valiosos,
~rara con .que no puede llevarse la mujer y dejar el ganado. El ganado se sino incrementar la posesión de dinero, es decir, rendir beneficios. El ritmo
Intercambia por mujeres sólo entre grupos de parentesco que están intere- de producción capitalista depende de la tasa a la que se pueden obtener
sados en estable.cer relaciones sociales o reforzar las preexistentes. Final- beneficios, y ésta a su vez de la tasa a la que la gente compra, usa, gasta
mente, ca~a unidad doméstica individual lo pone en circulación como y destruye bienes y servicios. De ahí que se dedique un enorme esfuerzo a
consecuencia de un esfuerzo productivo no regulado por autoridad central ensalzar las virtudes y beneficios de los productos para convencer a los
alguna.
consumidores de que realicen nuevas compras. El prestigio se otorga no
En otros. casos, esta «moneda» no comercial guarda una mayor semejan- a la persona que trabaja· más duro o reparte la mayor cantidad de riqueza,
za con e! dinero comercial. Por ejemplo, entre los habitantes de la isla "sino a la que tiene más posesiones y consume al ritmo más alto. Por ejem-
Rossel, situada en la costa oriental de Nueva Guinea, hay un tipo de di- plo, la profesión más prestigiosa en Estados Unidos, la de médico, es
nero de conchas 9~e- a veces se ha confundido con el dinero comercial. Las también aquella cuyos miembros ganan más dinero (New York Times,
conchas en cuest10n son portables y se dividen en 22 unidades de valor 1978). ~
que p~s~en nombre, es decir, desde 1 a 22. Sin embargo, estas unidades En teoría, las economías políticas socialistas y comunistas intentaron sus-
se clasifican en tres grupos: los números del 1 al 10 del 11 al 17 d 1 tituir el consumismo de mercado y la preocupación obsesiva por la ganan-
18 al 22. Una persona que pide prestada una concha' del número 1 ydebee cia de dinero por formas igualitarias de redistribución e intercambios recí-
devolver otra del número 2. Una que pide prestada una del núm~ro 2 procos. Sin embargo, todos los estados socialistas contemporáneos funcio-
debe devolver otra. del número 3. Así se continúa hasta la número 9. Per~ nan con economías monetarias de mercado, y muchos de ellos· están tan
una persona que pide prestada una concha del número 10 no está obligada orientados hacia la posesión como los Estados Unidos. También es cues-
a ?evo.lver otra del número 11. Así, la serie del 1 al 1O es divisible. Ade- tionable que alguno de ellos haya alcanzado la sociedad sin clases que es el
mas, tiene gran g~~1eralídad, siendo utilizada para comprar artículos tales requisito previo para las formas realmente igualitarias de redistribución
c~n:~ cesta~ Y vas1¡~s. Pero las dos series, 1 al 10 y 11 al 17, no son ni (véase capítulo 18).
d.1v1Slbles ni convertibles entre sí. Asimismo, la serie del 18 al 22 se man- El capitalismo provoca, inevitablemente, desigualdades acusadas en la
tiene aparte. Sólo hay en circulación 60 conchas de esta serie, y n~ son riqueza, cimentadas en la propiedad privada o acceso diferencial a los
-
252 Economía, intercambio y control 253
Introducción a la antropología general

recursos y a la base tecnoambiental de la producción. Como en todas las hermanos se exigen unos a otr~s pagos por arrendamiento, el crédito se
econon1ías estratificadas, la coaccíón del Estado es necesaria para evitar concede libremente a todos los miembros del sublinaje. La forma más
que los pobres ;xpropien la dqueza y privilegios de los ricos. Sin embargo, frecuente de crédito respecto a la tierra consiste simplen1ente en cederla
algunos antropologos aprecian muchos de los rasgos del capitalismo en en calidad de préstamo, es decir, con Ja esperanza de que se devolverá en
so.c1edades preestatales qu~ ~atecen de las ley;s y de los medios policiales y breve el favor en especie. (4) Cada sublinaje está bajo el liderazgo de un
mdit~1~es de control adm1n1stra~os _por el ~stado. Examinemos, pues, la cabecilla (véase capítulo 16). Pero la autoridad del cabecilla depende de &u
cuesuon del grado en que el cap1tahsmo esta prefigurado en algunas socie- generosidad, en especial, hacia los miembros de su propio sublinaje. Un
dades preestatales. cabecilla rico no rehúsa prestar a sus parientes todo lo que necesitan para
acceder al inedio an1biente, puesto que un «individuo egoísta que amasa
dinero y no es generoso, nunca verá el tnodo de que su palabra se torne en
El capitalismo sin Estado: el caso de los kapauku serio y sus consejos y decisiones sean acatados, no importa cuán rico pue-
da ser>> (Pospisil, 1963: 49).
No cabe la menor duda de que, en general, las sociedades organizadas en Es evidente, pues, que la riqueza del cabecilla no incluye el poder de
bandas y aldea.s carecen .de los rasg?s esenci~les del capitalismo porque, la propiedad asociado al verdadero capitalismo. En el Brasil o la India, a
con}o hemos vis.to,. sus. sistemas de 1ntercamb10 se basan en interca1nbios los arrendatarios o aparceros se les puede prohibir el acceso a la tierra y al
rec1procos y red1str1but1vos en vez de intercambios de mercado Con todo agua sin que importe la reputación del terrateniente. Bajo las reglas de la
en_.algunos casos los sistemas recíprocos redistributivos de carácter iguali~ verdadera propiedad privada de tierras, al alguacil y a los funcionarios poli-
t~110 pueder: m?strar algunos rasgos que nos recuerdan n1ucho a los de los ciales que expulsan a los .arrendatarios de las tierras les trae sin cuidado
s1sten:as capitalistas conten1poráneos. Lo norn1al es que tras un examen más que el terrateniente sea «egoísta».
detenido, con10 en el caso del «dinero» de la isla Rossel se pueda demos- Pospisil argumenta que las diferencias en la riqueza se correlacionan
trar ~ue ~ales ,semejanzas son superficiales. Sin embargo, ~stos casos son de con llarnativas diferencias en el consu1no de alünentos y que los niños ka-
esp~c1al interes .~orque. revelan .las permanentes limitaciones que pesan pauku de los hogares pobres están desnutridos, mientras que sus vecinos
sobre la producc1on, el 1ntercamb10 y el consumo cuando no existe el Esta- están bien alitnentados. Sin embargo, estos vecinos no son miembros del
do y, por ta~to1 no se puede mantener un acceso diferencial a los recursos n1is1no sublinaje: co1no señala Pospisil, los parientes del sublinaje «mues-
y la tecnologia. tran un afecto mutuo y un fuerte sentido de pertenencia y unidad» y
Los _papúes kapauku de Nueva Guinea occidental (hoy Irian occidental «Cualquier clase de fricción dentro del grupo se considera deplorable»
Indonesia) son _un caso pertine?te. Según Leopold Pospisil (1963), la mejo; (1963: 39). No debe causar ninguna sorpresa el que algunos sublinajes
f~:1n~. de desc11b1r l~ econom~a de los kapauku es como un «capitalismo sean más pobres que otros. Enfermedades y desgracias de diferentes clases
p~1n1it1vo>~. Toda la tierra cult1v.able de los kapauku es, según se dice, pro- a menudo provocan desigualdades en el bienestar físico entre las diferen-
p1ed.ad privada; las ventas en dinero son el medio regular de intercambio; tes unidades de parentesco que son los pilares de las sociedades sin Estado.
el. dinero, en .forma de conc?as y abalo:ios, se puede utilizar para comprar Sin ernbargo, sería raro que estas desgracias se perpetuasen de modo tal
~hmentos,. an11.nal~s do1ne~t1cados 1 c:i,lt1vos y tie~·ra; también se usa para que los pobres kapauku llegaran a formar una clase indigente como sucede
1e1nunera1 el t1aba10. Se af1rn1a tamb1en que hay tierras arrendadas e interés en el verdadero capitalismo. Sin el Estado, las desigualdades económicas
sobre los préstamo~. Sin embargo, un exámen más detenido de la situación acusadas sien1pre serán efímeras, porque los ricos no pueden defenderse
de _;~nenc1a de la tierra revela diferencias fundamentales entre la economía frente a Ja petición de los pobres de que se les dé crédito, dinero, tierra o
pohtica de los kapauku Y. las sociedades campesinas capitalistas (véase lo que sea necesario para acabar con su pobreza. Bajo condiciones aboríge-
znfra): Para empezar, no existe una clase terrateniente. En efecto, el acceso nes, algunos aldeanos kapauku podían pasar hambre mientras sus vecinos
a la tlerra es ;ontr?lª~º. por grupo.s de parentesco llamados sublinajes (véa- con1ían bien; pero es suman1ente improbable que esto se debiera a la falta
se P: 2_90). lodo md1v1duo es nuernbro de un grupo de este tipo. Estos de acceso a la tierra, el dinero o el crédito.
subh~a1es controlan los ter~en~s comunales que Pospisil llama «territorios». Pospisil aporta datos reveladores acerca de por qué no podía ocurrir
. Solo dentro de los. te;:ritonos de !ºs. sublinajes se puede hablar de pro- esto muy a menudo. El quid de la cuestión estriba en que el hombre rico
p1eda_d _p1wada, yd s1gmfICado econom1co de estos derechos de propiedad kapauku es inás bien un redistribuídor igualitario que un capitalista. Posee
es min11no en varios aspectos: (1) El precio de la tierra es tan barato que capital, pero no controla su disposición; no puede pern1itirse el lujo de no
t'?dos los huertos explotados en 1955 tenían un valor comercial en conchas- distribuirlo si se le pide. Si pudiera negarlo a aquellos que más lo necesi-
d;nero inferior al. de 10 cerdas. (2) La prohibición de transgredir la pro- tan, entonces dejaría de ser un verdadero cabecilla. Se convertiría entonces
piedad no se aplica a los parientes del sublinaje. (3) Aunque hasta los en un mie1nbro de una clase dirigente. Pero esto no puede ocurrir, porque
254 Introducción a la antropología general Economía, intercambio y control 255

la gente no tolera voluntariamente la pobreza para que otros se enriquezM terrateniente se apropia en calidad de renta no es, forzosa1nente, una canti-
can. Un redistribuidor tacaño en una sociedad sin Estado es una contraM dad superflua desde el punto de vista del productor. Estos últimos pueden
dicción de términos por la sencilla razón de que no existe una policía que muy bien usar el monto total de su output para au1nentar el tamaño de su
proteja a esta gente de las intenciones asesinas de aquéllos a los que rehúsa fa1nilia o elevar su propio nivel de vida. Sí entregan sus productos es po1~­
ayuda. Como dice Pospisil: que no disponen del poder para retenerlos. En este sentido, toda renta es
un aspecto de la política, puesto que sin el poder para hacer respetar lo's
Los individuos egoístas y avaros, que han amasado una enorme fortuna perso-
títulos de propiedad, la- renta rara vez se pagaría. Así pues, existe una
nal, pero que no han cu1nplido con el requisito de la «generosidad» hada sus
compañeros de tribu inenos afortunados, pueden ser, y de hecho frecuenteJnente estrecha se1nejanza entre renta e itnpuestos. Ainbos dependen de la presen-
lo son, ejecutados... Incluso en regiones como el valle de Kan10, donde la cia de un poder coactivo, en forn1a de policía y annas, que se puede ein-
avaricia no está penada con la muexte, un ho1nbre rico no generoso puede sei plear si el contribuyente o arrendatario se niega a pagar.
condenado al ostracismo, reprendido y, por consiguiente, inducido finalmente a En algunos estados sun1a1nente centralizados, co1no en el antiguo I1n-
cambiar su modo de ser (1963: 49). perio inca (véase p. 329), no cabe establecer distinción entre renta e ün-
puestos, ya que no existe una clase terrateniente. En efecto, la buroc1:acia
estatal n1onopoliza los inedias de extraer riqueza a los productores prnna-
La propiedad de la tierra rios plebeyos. Estos estados tarnbién detentan un control directo sobre la
producción fijando contingentes regionales o co1nunitarios para cultivos
La propiedad de tierra y recursos es uno de los aspectos más importan- concretos y reclutando ejércitos de plebeyos para trabajar en proyectos de
tes del control político. Y esto es así porque las desigualdades en el acceso construcción patrocinados por el Estado. El reclutamiento obligatorio de
al n1edio ambiente implican alguna forma de coacción sobre los que carecen tnano de obra auspiciado por el Estado, denonünado corvea, constituye
de poder político. otra fortna de recaudación de in1pucstos. Co1no veren1os en el capítulo 17,
Co1110 he1nos visto, hay formas de propiedad de tierras y recursos en todas estas for1nas coactivas de extraer riqueza de los productores plebeyos
sociedades ·sin clases y sin Estado. En las comunidades aldeanas, la propie- probablemente tienen sus raíces en for1nas igualitarias de redistribución e
dad de huertos es a menudo reivindicada por grupos de parentesco; pero intensificación del trabajo.
todo el mundo pertenece a tales grupos de parentesco y, por ende, no se
puede impedir a los adultos el uso de los re~ursos que necesitan para ga-
narse la vida. Sin embargo, la propiedad de tierras por parte de terratenien- La eeonomía política de la vida eampesina
tes, gobernantes o el Estado significa que se puede excluir del uso de la
La n1ayor parte de los seres humanos que viven en la actualidad son
tierra a los individuos que carecen de títulos de propiedad o tenencias, aun
cuando esto provoque su inuerte por inanición. ca1npesinos, productores de alitnentos preindustriales que pagan rentas o
ünpuestos. Muchas clases diferentes de rentas o in1puestos se extraen de los
Como vere1nos en el capítulo 17, la propiedad de tierras y recursos no
can1pesinos según las posibilidades detnográficas, tecnoa1nbientales y tec-
proviene del impulso egoísta de riqueza y poder de unos individuos am-
noeconónücas locales. Pero «los ca1npesinos de todos los tie1npos y lugares
biciosos. Se origina en procesos sisténücos que seleccionan poblaciones
fon inferiores esttucturales» (Dalton, 1972: 406). La clase de rentas o
más densas y productivas. La propiedad de tierras supone un gran estí1nulo
hnpuestos extraídos del ca1npesinado define los rasgos esenciales de esta
para la producción porque obliga a los productores de alimentos a trabajar
más tietnpo y más duro de lo que harían si tuvieran libre acceso a los inferioridad esttuctural.
Cada uno de los principales tipos de econon1ía política campesina es
recursos. Incrementa la producción, sobre todo, mediante la extracción de
te1na de una extensa bibliografía. Los estudios antropológicos de los ca1n-
rentas de los productores de alünentos. La renta es un pago en especie o
pesinos han adoptado por lo generaC la fornla de «estudios de co1nunida-
dinero por la oportunidad de vivir o trabajar en la tierra del propietario. 1

des». Los antropólogos han estudiado las con1unidades can1pesinas 1nás a


Este pago obliga auto1náticamente a_ los arrendatarios a incre1nentar su
fondo aún que las sociedades tribales o las cazadoras y recolectoras (Pelta
input de trabajo. Al aun1entar o bajar las rentas, el terrateniente ejerce un
control bastante directo sobre el input de trabajo y la producción. y Pelta, 1973). Para comprender estos estudios (E. Wolf, 1966, 1969), es
esencial clasificar las principales variedades de tipos can1pesinos en base a
Co1110 la extracción de rentas se asocia evolutivatnente a un incre1nento
su relación con fonnas específicas de rentas, Ílnpuestos y control político
en la producción de ali1nentos, algunos antropólogos consideran el pago de
rentas co1no indicador de la existencia de un excedente de alimentos: una (Riegelhaupt y Forman, 1970).
cantidad 1nayor que la necesaria para el consu1no in1nediato de los produc- l. Campesinos feudales.-Están sujetos al control de una clase diri-
tores. Pero es itnportante señalar que el «excedente» de alitnentos que el gente hereditaria de carácter descentralizado cuyos 1nie1nbros se prestan
' ------ ----ir~-----------------------------""

256 Introducción a la antropología general Econo1nía, intercainbio y control 25l

n1utuamente ayuda militar, pero no interfieren en los dominios tetritoria- buyeron a un drástico descenso de sus efectivos de1nográficos (Dobyns,
les de los demás. Los campesinos feudales, o «siervos», heredan la oportu- 1966; Smith, 1970; Harris, 1974b).
nidad de explotar una parcela concreta de tierra; de ahí que se diga que
están «ligados a la tierra». Por el privilegio de cultivar sus propios alimen- 2. Campesinados de estados agrogerencialn-Donde el Estado
tos, los campesinos entregan al señor una renta en especie o en dinero: La está fuerte1nente centralizado, co1no en los casos del antiguo Perú,
renta puede adoptar ta1nbién la forma de servicio laboral en las cocinas, Egipto, Mesopotan1ia y China, los ca1npesínos pueden estar directa111erlte
establos o campos del señor. so1netidos al control estatal aden1ás del de una clase terrateniente local 1
Algunos antropólogos, siguiendo las directrices de los historiadores del aunque a veces ésta es inexistente. A diferencia de los ca1npesinos feuda-
feudalismo europeo, describen las relaciones feudales con10 un intercambio les1 los ca1npesinos de este tipo de estados están sujetos a un recluta-
más o menos equitativo de obligaciones, deberes, privilegios y derecho3 1niento frecuente para brigadas de trabajo, que se efectúa en aldeas de
mutuos entre señor y siervo. Por ejemplo, George Dalton (1972: 390- todo el reino con objeto de construir carreteras, presas) canales de regadío,
391) enumera los siguientes servicios y pagos de los señores feudales euro- palacios y inonu1nentos. Co1110 compensación) el Estado hace un esfuerzo
peos a los ca1npesinos: para ali111entar a sus can1pesinos en caso de escasez de alünentos causada
por sequías y otras cala1nidades. Se ha con1parado a 111enudo el fuerte
1. Concesión a los campesinos del derecho a usar la tierra para su control burocrático sobre los contingentes de producción y los estilos de
subsistencia y para la explotación de cultivos comercializables. vida en los antiguos estados agrogerenciales con el trato recibido por los
2. Protección militar (por ejemplo, contra invasores). ca111pesínos en modernas sociedades socialistas y comunistas como China,
3. Protección policial (por ejemplo, contra robos). Albania 1 Vietnam y Ca111boya. El Estado en estos países es 0111nipotente: fija
4. Servicios jurídicos para dirin1ir las disputas. los contingentes de producción, controla los precios y recauda in1puestos en
5. Donación de festines en Navidad y Pascua, así como regalos de especie y en trabajo. Por supuesto, reviste ünpottancia el grado en que
cosechas. los campesinos pueden acceder a puestos de dirigentes del partido y buró-
6. Alimento en los días que trabajan las tierras del señor. cratas (y viceversa). En China se está realizando un considerable esfuerzo
7. Provisión de alimentos de emergencia en tie1npos de desastres. por destruir la naturaleza clasista de la identidad campesina y fundir toda
la fuerza de trabajo -intelectual, industrial y agrícola- en una única clase
Dalton critica a algunos antropólogos por calificar las transacciones obrera. Pero algunos analistas insisten en que la econo1nía política china no
materiales entre señor y campesino de «explotación», puesto que no se equivale ní inás ni 111enos que a la restauración del socialismo estatal de
puede dar por supuesto que «el campesino pagara al señor mucho más de carácter despótico y agrogerencial que existió durante miles de años bajo
lo que recibía». A modo de réplica debo señalar que la razón de que los las dinastías Ming, Hang y Chou (Wittfogel, 1957, 1960, en prensa).
campesinos sean «inferiores estructurales», a total diferencia de los !kung
o los maring, consiste en que la clase dirigente feudal. les priva del libre 3. Campesinos capilalistas.-En Europa, Japón, Latinoamérica, In-
acceso a la tierra y a los recursos que sostienen la vida. Esta forn1a de dia y Sudeste asiático, los tipos de campesinados feudal y estatal fueron
privación es la antítesis del principio de reciprocidad y de la redistribución frecuente1nente sustituidos por can1pesinos que gozaban de mayores opor-
igualitaria. El contraf!ujo de bienes y servicios enumerados por. Dalton tunidades para con1prar y vender tierra, trabajo y ali1nentos en mercados
simplemente perpetúa la inferioridad estructural de los campesrnos. El co111petitivos. La mayor parte de los campesinados existentes en el n1undo
único regalo que alteraría esta relación, el regalo de la tierra (exenta de fuera del bloque con1unista pertenecen a esta categoría. Las variedades de
rentas o in1puestos) nunca se da. inferioridad estructural dentro de este grupo desafían cualquier taxonon1ía
La historia nos enseña que la inferioridad estructural de los campesinos sÍlnplista. Algunos ca111pesinos capitalistas están subordinados a grandes
no es algo que les resulte aceptable. Una y otra vez, el mundo se ha visto terratenientes; ottos a bancos por hipotecas y pagarés. Los. campesinos
convulsionado por revoluciones en las que los campesinos luchaban con la capitalistas pagan rentas en forma de dinero en efectivo, capitaciones o
esperanza de restablecer el libre acceso a la tierra (E. Wolf, 1969). faenas (aparceros) e intereses sobre las hipotecas y los préstamos.
Muchos ca1npesinados feudales deben su existencia a la conquista mili- Cuando los cultivos en explotación se envían al 1nercado internacional,
tar, lo que subraya la naturaleza explotadora de la relación entre terrate- las haciendas son de tipo grande (latifundios) y los propietarios reales de
nie:Ute y siervo. Por ejemplo, la corona española recompensó a Cortés y las tierras tienden a ser los bancos con1erciales ..En otras partes, en regio-
Pizarra y a los demás conquistadores con señoríos sobre grandes zonas de nes más aisladas o improductivas 1 las haciendas pueden ser muy pequeñas,
los territorios conquistados en México y Perú. Las fuertes demandas de dando lugar a granjas diminutas llamadas minifundios y al fenómeno que
itnpuestos y corveas exigidas a los americanos nativos conquistados contri- Sol Tax ha llamado acertadamente «capitalismo del céntimo».
258 Introducción a la antropología general Economía, intercambio y control 259

Los campesinos capitalistas corresponden a lo que Dalton llama «pri- está. _inse1:to. en est1~echas relaciones personales o de parentesco. La distri-
n1eros ca1npesinos modernizados». Muestran los siguientes rasgos: bu:1on d1ar1a de alin1entos entre los !kung es un ejen1plo de intetcan1bio
rec1?roco .. El control ~?bre el c?nt~·aflujo en el interca1nbío recíproco se
l. Tenencia de tierras negociable. logia nied1a:ite l~ pres1on .con1unitar1a sobre los aprovechados y los gandu-
2. Predominio de la producción para el mercado. les. La rec1proc1dad persiste en las sociedades de nivel estatal basadas
3. Sensibilidad creciente a los mercados de bienes y trabajo nacio- en el n1erca.~o en el seno de I?s grupos de parentesco y nos es faniilíar
nales. como donac101: de regalos a parientes y anügos.
4. Inícíos de inodernización tecnológica. En au~enc1a de 1nercados y de la supervisión policial y n1ilitar estatal,
el comem~ plantea un problema especial a la gente habituada al inter-
Aunque rnuchos campesinos capitalistas poseen su propia tierra, no se. ca1nb10 re:1~roco. El trueque silencioso representa una solución. Otra es
libran del pago de rentas o su equivalente. Muchas comunidades de cam- crear asoc1ac1ones de con1ercio, en las que las parejas de asociados se tra-
pesinos propietarios de tierras constituyen reservas de 1nano de obra tan. entre sí con10 parientes. El Kula es un ejen1plo clásico de có1no se
para plantaciones y agricultores inayores y 1nás fuerten1ente capitalizados. real_iza el tr~eque de ?rtícul~s prácticos de prÍinera necesidad con el pre-
Los ca1npesinos del «Capitalisn10 del céntin10» están obligados a 1nenudo a texto de los 1ntercamb1os rec1procos.
trabajar con10 asalariados en estas en1presas de cultivos comercializados y El intercan1bio redistributivo implica la reunión de los bienes en un
no pueden obtener los ingresos suficientes para satisfacer las necesidades l~1gar centr~I. y su reparto por un redistribuidor entre los productores.
de subsistencia con la venta de sus productos en el increado local. Por ello, En la trans1cion de las formas igualitarias de redistribución a las estratifi-
se ven obligados a trabajar por salarios con10 inn1igrantes estacionales en cadas, 1? produsción e intercambio cruzan la línea que separa las conductas
latifundios y plantaciones de cultivos co1nercializados, y se encuentran bajo
el control de clases n1ercantiles o terratenientes do1ninantes al igual que sus
econó~11c~s ?e indole voluntaria de las coactivas. En la forn1a igualitaria,
el red1stnbmdor depende de la buena voluntad de los productores; en la
ho1nólogos sin tierras de los que se extraen rentas de una fonna más estrat1f1cad~, los s~~undos dependen de la buena voluntad del primero.
directa (Wolf y Mintz, 1957; Stavenhagen, 1975; Wolf, 1976; Wassers- La. red1str~buc1on. se caract~riza por el cómputo de lo aportado y lo
trom, 1977). reparn_do. A d~ferencia de la reciprocidad, conduce a la jactancia y a la com-
peten~ia mamf1est_a por el status prestigioso de gran proveedor. El potlatch
Resumen k\vakrutl es un e1emplo clásico de Ja relación entre redistribución y con-
ducta osten_tosa. El ptedominio de la redistribución sobre la reciprocidad
Todas las culturas tienen una econon1ía: un conjunto de instituciones t~I vez este relacionado con la posibilidad de intensificación que brindan
que combinan la tecnología, el trabajo y los recursos naturales para produ- ciertos 1nodos de_ producción. Donde puede intensificarse la producción sin
cir y distribuir bienes y setvicios ..En la medida en que se produce la eco- prov?car agot~n~1entos, las redistribuciones competitivas pueden cumplir
non1ización, es decir, se minimizan los costos y se n1axiinizan los beneficios, funciones ecolog1cas co~ valor de adaptación, tales como proporcionar un
ésta sien1pre se produce en un contexto cultural definido, insertándose ina~·gen ex,tra de seguridad en afias de escasez y nivelar la producción
sie111pre en relaciones institucionales con10 el parentesco o el control polí- regional. El desarrollo de los potlatches destructivos entre los kwakiutl
tico. }lasta qué punto se ajustan las econo1nías a principios «tnini-1nax» pudo haber sido causado por factores asociados a la situación originada
constituye un proble1na que debe ser investigado empírica1nente, pero no por el contacto con europeos, como el recrudecüniento de la guerra la
hay que perder de vista la posibilidad de que las conductas aparentemente introdu.cción COfl?ercial de fusiles y munición, y la despoblación. '
despilfarradoras y «antieconó1nicas», co1no los festines glotones, se ajusten El mtercamb10 de mercado depende del desarrollo del dinero multifun-
a los principios «mini-1nax» en un nivel 1nás an:iplio de análisis. donal, definido po1· los criterios de portabilidad, divisibilidad, convertibi-
Los increados 1nodernos sólo representan uno de los varios modos lidad, generalidad, anonimato y legalidad. Aunque algunos de estos rasgos
alternativos de intercan1bío. La co1npra-venta no es un rasgo universal. La aparecen en patrones de valor de finalidad limitada empleados por socieda-
idea de que el dinero puede comprar todas (o casi todas) las cosas ha des pteestatales, los mercados implican la existencia de forn1as estatales
sido ajena a la n1ayoría de los seres humanos que han vivído a lo largo de de control.
la historia. Otros dos modos de intercambio, la reciprocidad y la redistri- El pleno desarrollo del modo de intercambio de mercado está asociado
bución, han dese1npeñado un papel econó1nico niás itnportante que los a. la economí~ política del capitalis1no, en Ja cual prácticamente todos los
mercados durante toda la prehistoria y antes de la evolución del Estado. b1er:es. y serv1c1os son susceptibles de compra-venta. Coino la producción
En el interca1nbio recíproco no se especifican el tie1npo y la cantidad capitalista depende del consumisn10, el prestigio se otorga a Jos que poseen
Je! contraflujo. Este tipo de intercambio sólo puede ser efectivo cuando o consumen el mayor número de bienes y servicios. Al igual que todos los
260 Introducción a la antropología general Capítulo 14
den1ás n1odos de íntercarnbio de nivel estatal, los intercambios de metcado LA ORGANIZACION DE LA VIDA DOMESTICA
se insertan en una econo1nía política de control, necesaria por las desigual-
dades en el acceso a los recursos y el conflicto entte pobres y ricos. El caso
de los kapauku ilustra las razones por las que no pueden existir institucio-
nes de n1ercado y capitalismo en ausencia de controles estatales.
La relación entre formas políticas de control y modos de producción
e intercambio se centra en 1nuchas sociedades en torno a la cuestión de
la propiedad de tierras. La renta, el trabajo de corvea y los in1puestos
reflejan un acceso diferencial a la tierra y a los recursos estratégicos. La
inayor parte de los habitantes actuales del n1undo son campesinos: inferio-
res estructurales que cultivan la tierra con tecnologías preindustriales y
pagan rentas o impuestos. Cabe distinguir tres principales variedades de
ca111pesinos: feudales agrogerenciales y capitalistas. Su inferioridad estruc-
tural depende, en el 'primer caso, de la incapacidad de cambiar o a?quirir
tierra; en el segundo, de la existencia de una poderosa élite gerencial q~e
fija los contingentes de producción y trabajo, y en el tercero, del func10-
na1niento de un mercado de tierra y trabajo controlado por grandes terrate-
nientes, sociedades anónin1as y bancos. Así pues, vemos por qué el estudio
comp<..._(1t1vo de la economía debe incluir el de las instituciones en las que se
inserta la economización.
l~n este capítulo continuamos el estudio comparativo del nivel estructural
de los sistemas socioculturales y exan1inamos las principales modalidades
de organización doméstica. Investigaren1os si todos los grupos doinésticos
están, básica1nente, compuestos de una sola fonna de fan1ilia y si existe una
base genética para .los intercan1bios de personal que vinculan entre sí a los
grupos domésticos. Este capítulo es principalinente descriptivo, pero se discuten
de un modo preliminar algunas explicaciones teóricas que se elaborarán más
plena1nente en capítulos posteriores. Debemos tener algún conocimiento sobre
el grado de variación en los asuntos domésticos hurnanos antes de poder
abordar el proble1n~ de la explicación de por qué algunas variedades, y no otras,
aparecen en detern11nadas culturas.

La esfera domésticá de la cultura

Todas las culturas tienen actividades pautadas que se pueden agrupar


en la categoría de la esfera doméstica de la vida. El ingrediente básico es
un espacio de vivienda 1 abrigo, residencia o domicilio que sirve como
lugar en el que se realizan ciertas actividades de carácter universal. Ahora
bien, no es posible ofrecer una lista rígida de estas actividades domésticas.
~:n inuchas culturas cotnprenden la preparación y consu1no de aliinentos;
el aseo, acicalamiento y disciplinan1iento del joven; dorn1ir, y las relacio-
nes sexuales entre adultos. Sin en1bargo, no hay ninguna cultura en la que
estas actividades se realicen exclusiva111ente dentro de inarcos don1ésticos
y, en muchas, algunas se realizan fuera de ellos. Por ejen1plo, las relaciones
sexuales en los pueblos organizados en bandas y aldeas tienen lugar más a
inenudo entre los matorrales o en el bosque que en la casa donde se duer-
261
262 Introducción a la antropología general
La organización de la vida doméstica 26)
me. En otros casos, se duertne lejos del lugar en el que se come, y se
conocen otros en que los domicilios no tienen niños residentes, como cuan- res,. patológi.cas o contr?ri~s a la naturaleza humana. Sin embargo, en
do los adultos viven solos o cuando se envía a los hijos a la escuela. La realidad ¡1ad1e sabe los lurntes a los que deben reducirse las instituciones
variedad de combinaciones de actividades características de la vida dotnés- d~1né~ticas hun1anas para satisfacer Ja naturaleza hun1ana y cun1plir con
tica es tan grande que resulta difícil encontrar un único denominador común eficacia algunas o todas las funciones antes señaladas, o incluso ninguna.
para todas ellas. (Cabría insistir en que debe haber, co1no n1ínin10, inadres
e hijos 1nuy jóvenes, ¿pero qué hacer de las unidades don1ésticas sin
hijos?) Sin embargo, esto constituye en sí mismo un hecho importante, pues Alternativas a la familia nuclear
ninguna otra especie muestra una variedad tan enonne de con1porta1nientos
asociados a las pautas de con1er, dorn1ir, buscar abrigo, tener relaciones~ Aun cuando la familia nuclear está presente en la gran mayoría de las
sexua1es y criar a los neonatos y niños. cul~uras humanas, es evidente que todas las culturas tienen forinas alter-
~1at1vas de o~·gani.zación do1néstica y que éstas son con frecuencia n1ás
unportantes (implican a una proporción más alta de la población) que la
La familia nuclear fa1111ha nuclear. Ade1nás, con10 ya he sugerido, las cuatro funciones seña-
ladas se pueden realizar en el contexto de instituciones alternativas que a
¿Existe algún grupo de personas que esté presente en todos los marcos veces son totalmente ajenas a la esfera doméstica.
do1nésticos? Muchos antropólogos creen que sí y lo deno1ninan fan1ilia nu- En el caso de la fa1nilia nuclear estadounidense, esto es evidente con
clear: marido, esposa e hijos. Según Ralph Linton, la fórmula padre-madre- respecto.ª la enculturación y la educación. En la vida conte1nporánea, estas
hijos es el «sustrato de todas las den1ás estructuras familiares». Linton do: _{~nc1ones :on cada vez 1nás un asunto no don1éstico que tiene lugar en
predijo que «el último hon1bre pasará sus últitnas horas buscando a su ec!1fic1os especiales -escuelas- bajo los auspicios de especialistas sin nin-
esposa e hijos» (1959: 52). George Peter Murdock halló la familia nuclear gun lazo de parentesco -los 1naestros.
en 250 sociedades y sacó la conclusión de que era universal. De acuerdo M.uchas sociedades organizadas en bandas y aldeas también separan a
con Murdocl< (1949), la familia nuclear cumple funciones vitales que otros sus ~IJOS y adolescei;-te: de la fa1nilia nuclear y el marco doméstico para
grupos no pueden llevar a cabo tan eficazmente. Dichas funciones compren- c:1senarles los conoc11n:e.ntos Y. el ritual de los antepasados, la competen-
den: (1) la relación sexual, (2) la reproducción, (3) la educación y (4) la c:a sexual o la~~artes 1ni11tares. Entre los nyakyusa del sur de Tanzania, por
subsistencia. c1en1plo, los n1nos varones de seis o siete años ·e1npiezan a construir en las
afueras de su aldea refugios y chozas de juncos en los que juegan. Poco a
l. La familia nuclear satisface las necesidades sexuales y reduce la poco, estas chozas de juego se 1nejoran y an1plían 1 deSen1bocando a la
fuerza perturbadora de la competencia sexual. postre en la construcción de una aldea totalmente nueva. Entre los seis y
2. La fa1nilia nuclear garantiza la protección de la mujer durante su once años. lo inucha~hos · nyakyusa duerrnen en casa de sus padres; pero
embarazo, relativarnente largo, y durante los meses o años de la durante la adolescencia ·sólo se les pennite visitarles por el día. Para enton-
lactancia. ces duertnen Yª. en la nueva aldea, aunque la n1adre les sigue todavía pre-
3. La familia nuclear es esencial para la enculturación. Sólo el hom- para!1,do la conuda. ·La fundación de una nueva aldea se co1npleta cuando
bre y la inujer adultos que residen juntos poseen conocimientos los Jovenes toman esposas que les preparan la con1ida y empiezan a dar
adecuados para la enculturación de los niños de atnbos sexos. H luz a la generación siguiente (Wilson, 1963).

4. Dadas las especialidades conductuales impuestas a la hembra hu- Otra célebre variante de esta pauta se da entre los masai de Africa
mana por su papel reproductor y las diferencias anató1nicas entre ori~n!al, donde los hon1bres solteros de la mis1na generación ritualn1ente
hon1bres y mujeres) la división sexual del trabajo hace 1nás eficien~ definida, o grupo de edad, establecen aldeas especiales o ca1npa1nentos
te la subsistencia. <-~esde los que lanzan expediciones bélicas e incursiones para robar ganado.
?,us n~~dres Y hermanas preparan la con1ida y llevan las riendas de la casa .
Según este punto de vista, la familia nuclear garantiza así la relación .l a1nb1en hay que reseñar la práctica, muy frecuente entre la clase alta
heterosexual) la reproducción, la enculturación y el sostén econó1nico con ingles~, ~e enviar los hijos de seis años de edad o más a internados. La aris-
n1ás eficacia que cualquier otra institución. tocracia inglesa, l? n:ísn10 que los 1:1asai) se niega a dejar que la carga de
Es importante investigar la valídez de estas afirmaciones. La idea de n1antener la cont1n111dad de su sociedad descanse sobre los recursos edu-
que la familia nuclear es universal o casi universal apoya el punto de cativos de la unidad doméstica nuclear.
vista de que las unidades doinésticas de fan1ilias no nucleares son inferio" . En 111uchas socieda?es, los n1aridos pasan mucho tiempo en casas espe-
ciales de hombres. Alh les llevan la comida las esposas e hijos, a quienes
La organización de la vida don1éstica 265
264 Introducción a la antropología general
sus h!jos a través ?~ una jerarquía de esposas produce efectos psicológicos
les está prohibido entrar. Asin1is1no, los hon1bres duennen y trabajan en especiales. La familia nuclear y 1nonóga111a nortea1nericana sitúa el centro
estos «clubs», aunque de vez en cuando lo hagan junto a sus esposas e ~.e atención de los ad;1It?s en ".n.pequefio grupo de germanos* [siblings].
hijos. Entre los fur del Sudán, los maridos suelen dormir separados de sus En una un1d~d do1nest1ca polr?1na, una docena o inás de se1nigern1anos
esposas, en casas propias, y con1en en un con1edor exclusivo para ho1nbres. debe co1npart1r el afecto del 1rusn10 ho1nbre. Ade1nás, la presencia de" co-
Uno de los casos n1ás interesantes de separación entre las pautas de cocinar esposas o co"maridos altera el peso del cuidado de los niños que incu1nbe
y cerner ocurre entre los ashanti de Africa occidental. Los ho1nbres ashanti a un progenitor en concreto. Por ejernplo, los padres nortea1nericanos tie-
con1en con sus hern1anas, madres, sobtínos y sobrinas, pero no con sus nen que afrontar el problen1a de qué hacer con los hijos cuando ambos
esposas e hijos. Ahora bien, son las esposas quienes cocinan. En la tierra de s~ encuentran ?cupados en actividades propias de adultos. La fan1ília polí-
los ahanti, todas las tardes hay un tráfico incesante de niños que transporM g1na, en can1b10, lleva una solución incorporada al problen1a del cuidado
tan la conlida preparada por sus inadres a las casas de las hetmanas de sus~ de los niños en la existencia de ca-esposas.
padres (cf. Barnes, 1960; Bender, 1967). Finaln1ente, si pasa1nos a las funciones econó1nicas 1 la unidad econón1ica
Finaltnente, hay al menos un caso famoso -los nayar de Kerala- en n1fnin1a de. tipo políga1no se con1pone del grupo de ptoducción formado
que el «esposo» y la «esposa» no viven juntos. Las mujeres se «casaban» por la totalidad de los corresidentes y no de una serie de parejas diferentes
con n1aridos rituales y tesidían en el don1icilio de sus herinanos y hennanas. formadas por marido y esposa. Por ejemplo, bajo la poliginia, una sola
Sus compañeros eran hombres que les visitaban durante la noche. Los esposa a n1enudo no puede realizar satisfactorían1ente todas las tareas do-
hijos nacidos de estas relaciones sexuales eran educados en unidades do- n1éstic~s: lactancia,. acicala1niento, aseo, ir a buscar agua, cocinar, etc. En
mésticas dominadas por el hern1ano de su 1nadre y nunca conocían a su las sociedades políg1nas 1 una de las principales n1otivaciones para to1nar una
padre. Más adelante examinaren1os con 1nayor detenin1iento el caso de los segu~d~ esp~sa es la :fe re.partir el peso del trabajo e íncren1entar el output
nayar. do1nestico. Es inuy discutible, por tanto, que las fa1nilias nucleares en con-
textos do1nésticos monógan1os sean equiparables a las fór1nulas marído-
La poligamia y Ja familia nuclear esposa-hijos insertas en unidades do1néstícas polígamas.
A continuación debemos considerar si la fórmula padre-madre-hijos tie-
ne el nüsmo significado funcional cuando el padre o la madre están casados La familia extensa
y viven sitnultáneamente con 1nás de un cónyuge. Esta es una cuestión
importante porque el matrimonio plural -la poligamia- se da en alguna En una prop.orc10n importante de las sociedades estudiadas por los an-
medida, como n1ínimo, en el 90 por 100 de todas las culturas. tropologos, la vida don1ést1ca está don1inada por ag1upan1ientos más an1-
En la forma llamada poliginia, el marido es compartido por varias es- plios que las familias nucleares o polígan1as. Probable1nente, la mayor
posas; y en otta forrna, 1nucho menos común, denon1inada poliandria1 la parte de las culturas conten1poráneas todavía realiza sus rutinas do1nésticas
esposa es compartida por varios niaridos (discutiren1os las razones de la en e~ c?nte~to de alguna n1odalidad de fanzilia extensa, es decir, un grupo
existencia de ambas en el capítulo 25). ¿Cabe hablar de familia nuclear don::suco 1ntegtado P?r gern1anos) sus cónyuges y sus hijos y/o padres
cuando hay varios maridos o esposas? Según G. P. Murdock, las familias ~· h11os casados. Ta?1b1én las f~1~1ilias extensas pueden ser políginas. Por
nucleares existen en tales situaciones. Sencillamente, el hombre o la mujer c1e1nplo, una 1nodahdad de fanul1a extensa frecuente en Africa consiste en
pertenecen simultáneamente a más de una familia nuclear. Pero esto pasa dos o iná~. hern1anos, cad~ uno de ellos con dos o tres esposas, que viven
por alto el hecho de que los n1atri1nonios plurales crean situaciones domés- con su~ hi1os adulto~, y estos,, con una,º. dos esposas. Entre los bathonga
ticas que son, desde los puntos de vista conductual y mental, inuy diferentes del sur de Mozambique, la vida domestica estaba bajo el control de los
de las creadas por los nzatrinzonios nionóga1nos (un marido, una esposa). varo1~es de más edad de la prin1era generación de una fan1ílía extensa
Las instituciones sexuales políga1nas, por ejemplo, difieren radicalmente polígma. Es'.º' prestigios~s y poderosos hombres formaban el consejo de
de las características de los niatrimoníos monógan1os. El inodo de repro- adn11n1strac10~ ?euna sociedad anónin1a de tipo fan1iliar. Eran responsables
ducción también es diferente, especialmente en el caso de la poliginia, por- de to1nar dec1.s1ones sobre las posesiones en tierra, ganado y edificios del
que es más fácil controlar el espacian1iento de los nacitníentos cuando los grupo dor:iésuco; orga1:izaban el esfuerzo de subsistencia de los producto-
maridos poseen varias esposas. También surgen pautas distintivas de lac- res corres1dentes, espec1aln1ente de las mujeres y niños, asignándoles can1"
tancia y cuidado de las criaturas cuando la madre duerme sola con sus
hijos, mientras el padre lo hace con una esposa diferente cada noche . * Térn1ír:o de parentesco en;ipleado para designar a los hernrn.nos carnales ~hi­
JO.s ~e un n11s1no padre y una 1n1s1na madre- de uno u otro sexo (del latín gennanus1
(véase p. 513). Desde el punto de vista de la crianza de los hijos, el hecho chps1s de /rater gennanus1 hennano verdadero). (N. del T.)
de que el padre divida su tie1npo entre varias 1nadres y se relacione con
266 Introducción a la antropología general 267
La organización de la vida doméstica
pos, cultivos y trabajos estacionales. Trataban de incrementar el ta1naño 1nésticas y de subsistencia. Las fan1ilias extensas proporcion~n un n1ayo:·
de sus rebaños de ganado vacuno y las provisiones de alin1entos y cerveza contingente de 1nano de obra y pueden realizar una gran variedad de acti-
disponibles, obtener más esposas y acrecentar el tan1año y fuerza de toda vidades simultáneamente (Pasternak, Ember y Ember, 1976).
la unidad. Los hermanos inás jóvenes, los hijos y los nietos de las fan1ilias
extensas bathonga alcanzaban la inadurez, se casaban, construían sus chozas,
realizaban tareas de subsistencia y tenían hijos sólo con10 111ie111bros del Los grupos domésticos con uno solo de los padres
orupo 1nás extenso sie1npre son1etidos a los principios y priotidades que Millones de niños de todo el mundo se crían en grupos domésticos
~stablecían los varo~es adultos. Dentro de las unidades do111éstícas bathon- en los que sólo está presente uno de sus padres. Esto puede deberse al
ga no había en realidad ninguna unidad equivalente a una fan1ilia nuclear, y divorcio o la inuerte de uno de los padres, pero ta111bién a la imposibilidad
esto vale para las fan1ilias extensas de n1uchas otras cultutas, sean 1nonÓ· o negativa a casarse. La fotn1a más· frecuente de instituciones do1néstícas
gamas o polígamas. no nucleares con un solo ptogenítor es aquella en la que la madre está
En las familias extensas tradicionales de China, por ejemplo, el matri- presente y el padre ausente. Se les denomina unidades domésticas matrifo-
n1onio es norn1altnente monóga1no. Una pareja de más edad ad1ninistra cales. La madre acepta una serie de hombres como compañeros, nor1nal·
la 1nano de obra don1éstica y concierta los n1atrin1oníos. Las 1nujeres traídas 1nente uno cada vez, pero a veces de 111odo poliándrico. Estos ho1nbres
a la unidad doméstica como esposas para los hijos de la pareja de más edad suelen ser corresidentes durante breves períodos, pero a lo largo de los
están bajo el control directo de la suegra, quien supervisa la lilnpieza, cocí· años puede haber largos intervalos en los que la 1nadre carece de con1pañero
na y crianza de los hijos. Cuando hay varias nueras, a 1nenudo se turnan residente.
en las faenas de la cocina, de tal n1odo que se puede enviar el máxin10 En un extremo asociado con mujeres muy ricas ü muy pobres, la niadre
contingente de productores don1ésticos a ttabajar en los can1pos fan1iliares y los hijos pueden 'vivir solos. En el otro, la madre y sus hijos pueden vivir
(Myron L. Cohen, 1976). El grado en que estas prácticas sumergen y juntos con sus hermanas y su inadre y constituir una gran fa1nilia extensa
eclipsan a la constelación nuclear se pone de relieve en una antigua cos" en la que los varones adultos sólo desempeñan papeles ten1porales con10
tun1brc de algunas unidades don1ésticas tai\vanesas: «adoptar una nuera; visitantes o amantes.
casarse con una hennana». Para hacerse con el control sobre la esposa de Los estudios más profundos sobre unidades domésticas n1atrifocales se
su hijo, la pareja de más edad adopta una hija. Introducen a esta muchacha han realizado en las Antillas (Blake, 1961; M. G. Smith, 1966; R. T.
en la unidad doméstica cuando es n1uy joven. y la adiestran para que sea Smith, 1973), en Latinoamérica (Adams, 1968; Lewis, 1961, 1964) y entre
trabajadora y obediente. Después obligan a su hijo a casarse con esta her· los negros estadounidenses de las ciudades (F~:stenberg y otros,. 1975;
manastra, itnpidiendo así la fonnación de una farnilia nuclear econón1ica- Stack, 1974; González, 1970; Tanner, 1974). Sm embargo, la rnc1dencra
n1ente independiente y acatando, al 1nisn10 tiempo, las prohibiciones del mundial de la matrifocalidad se ha visto oscurecida por la tendencia a
incesto socialmente impuestas (A. Wolf, 1968). considerar tales unidades do1nésticas como aberrantes o patológicas (Moy·
Entre los rajputs del norte de la India, las familias extensas toman nihan, 1965). Al desctibir los grupos domésticos, los científico'. sociales
medidas no menos severas para 1nantener la subordinación de cada pareja a menudo se centran en la forma preferida desde el punto de vista emzc
casada. A un joven y a su esposa se les prohíbe incluso hablar entre sí en o ideal y descuidan las realidades etic y conductuales. Los grupos domésti-
presencia de personas inayores, lo que significa que «sólo pueden conversar cos de 1nadre e hijo son muchas veces producto de la pobreza y, por tanto,
subrepticiamente por la noche» (Minturn y Hitchcock, 1963: 241). En este esuín asociados a muchas lacras sociales y considerados con10 algo poco
caso el marido no debe mostrar un interés n1anifiesto pot el bienestar de deseable. Pero no hay nada que pruebe que tales instituciones domésticas
su e~posa; si ésta se encuentra eñfenna, incumbe a su suegra o suegro cui- sean inherentemente 1nás patológicas, inestables o contrarias a la «natura·
dar de ella. «La madre alimenta a su hijo, incluso después de casado ... leza humana» que la familia nuclear (véase p. 539).
dirige la familia todo el tiempo que desee asumir tal responsabilidad.» Las unidades domésticas basadas en la fa111ilía extensa n1atrifocal se
Un comentario irónico de Max Gluckman sobre los harotse de Zambia funden in1perceptiblemente con las basadas en la fa1nilia extensa matrilocal
nos puede servir con10 un últin10 ejemplo sobre el n1odo en que las familias (véase tabla 15.1). Por ejemplo, entte los matrílocales nayar, los compañe·
extensas modifican la constelación nuclear: «Si un hombre muestra dema- ros de la n1adre nunca residían junto a la n1adre y sus hijos. Ade1nás, a
siada devoción pol' su esposa, se supone que es víctin1a de brujería» difetencia de las unidades matrifocales, las unidades domésticas nayar
(1955: 60). contenían varias generaciones de varones emparentados a través de las n1u·
¿Por qué tienen tantas sociedades familias extensas? Probablemente, jeres. El cabeza de la unidad doméstica era uno de los varones de más
porque muchas veces las familias nucleares no disponen de suficiente mano edad, es decir, un hertnano de la 1nadrc, no una abuela como en el caso
de obra masculina y femenina para dese1npeñar con eficacia las tareas do- de la familia matrifocal extensa.
268 Introducción a la antropología general La otganizaci6n de la vida doméstica 269

¿Qué es el matrimonio? Pero, ¿qué razones puede haber pata definir el matrimonio como una
relación entre una 1nujer y «personas» en vez de entre «mujeres y ho1n-
Uno de los problemas que plantea la teoda de que la familia nuclear es bres»? Entre los pueblos africanos se dan varios casos -el mejor cono-
el pilar básico de todos los grupos domésticos consiste en que se funda en cido es el de los daho1ney- en que las 1nujeres se «casan» con «tnari.dos»
el supuesto de que todas las diferentes formas de apareamiento pueden cali- femeninos. Esto es posible porque una lnujer, que por lo general ya~ está
ficarse de «Inatritnonio». Sin en1bargo, pata cubrir la extraordinaria varie~ casada con un ho1nbre, paga. el precio de la novia. La niujer que paga el
dad de conductas de aparean1iento características de la especie humana, precio de la novia se convierte, así, en un «marido fe1nenino». Funda una
habría que a111pliar tanto la definición de matrimonio que se tornaría fa1nilía propia per1nitiendo que sus «esposas» queden embarazadas 1nedíante
su1nan1ente confusa. Entre los tnuchos intentos ingeniosos de definir el relaciones con varones designados. La prole de estas uniones está bajo el
matrin1onio con10 una relación de carácter universal, merece especial aten~ .. control del «padre femenino» en lugar del de los genitores biológicos (véa-
ción la definición propuesta por Kathleen Gough, quien ha realizado es- se p. 283).
tudios sobre los nayar. Ahora bien, habrá de leerse n1ás de una vez: Sin embargo, pese a su amplitud, la definición de Gough ignora las
uniones en las que no está presente ninguna 1nujer, que algunos antropó-
El n1atrimonio es la relación establecida entre una 1nujer y una o más personas, logos ta1nbién incluyen en la definición del niatrin1oio. Por eje1nplo,
que asegura que el hijo nacido de la mujer, en circunstancias que no estén entre los kwakiutl 1 un ho1nbre que desea adquirir los privilegios asociados
ptohibidas por las reglas de Ja relación, obtenga los plenos derechos del status a un deterininado jefe puede «casarse» con su heredero 1nasculino. Y si
por nacimiento que sean comunes a los miembros normales de su sociedad carece de herederos, puede «Casarse» con el lado derecho o izquierdo del
o de su estrato social (1968: 68),
jefe, o con una de sus piernas o brazos. En la cultura euroan1ericana, tam-
bién se califica a nienudo las relaciones estables entre varones ho1nosexuales
Según Gough, para la mayor parte, si no la totalidad, de las sociedades que residen juntos de tnatrilnonio. Se ha sugerido así que, al objeto de
esta definición identifica una relación «que la mis1na gente distingue de acomodar estos casos, debería omitirse en la definición del matrÍlnonio
todas las demás clases de relaciones». Sin en1bargo, su definición, por extra- toda referencia al sexo de las personas que intervienen en la relación
ño que parezca, está en desacuerdo con el diccionario inglés y las nociones (Dillingham e Isaac, 1975). Sin embargo, la tarea de comprender las varie-
occidentales sobre el 1natriinonío. En primer lugar, no se alude para nada dades de organización doméstica se vuelve más difícil cuando todas estas
a los derechos y deberes sexuales, ni tan1poco al comportatniento sexual. diferentes forn1as de aparea1niento se incluyen en el 1nisrno concepto de
Ade1nás, si se acepta la definición de Gough, el 1natrimonio no entraña matrimonio. Parte del problema estriba en que cuando la cultura occidental
necesariatnente una relación entre hon1bres y rnujeres. Gough sünplemente se niega a calificar cierto tipo de uniones de «tnatritnonio», hay una injus~
especifica que debe haber una mujer y ¡«una o n1ás personas» de sexo no ta tendencia a considerarlas como relaciones inenos honrosas o auténticas.
definido! Y por eso los antropólogos se muestran reacios a estigmatizar las uniones
- La principal razón de que no n1encione los derechos y deberes sexuales entre mujeres o entre hombres, o las instituciones nayar o niatrifocales,
es el caso de los nayar. Para tener hijos de una 1nanera socialmente acepta- afinnando que no se ·trata de n1atrÍlnoníos. Pero se les llan1e con10 se les
ble, las púberes nayar tenían que sotnetetse a una cere1nonia de cuatro días llame, está claro que abarcan una enorme garna conductual y cognitiva. No
de duración que las vinculaba a un «marido ritual». La realización de esta está científican1ente docun1entado que alguna de ellas sea menos deseable
ceremonia era un requisito previo necesario para el inicio de la carrera o hun1ana, sie1npre que no Ílnpliquen la coacción, el n1altrato y la explota-
sexual y reproductora de una mujer nayar. Idealmente, la mujer nayar ción de uno de los partícipes en la relación (cláusula que, naturalmente, se
trataba de encontrar un marido ritual entre los hombres de la casta brah- aplica también a la monogamia occidental).
man na1nbodri, de rango superior. Los inien1bros de esta casta estaban Puesto que el ténnino nzatriJnonío es demasiado útil para desecharlo
interesados en mantener relaciones sexuales con las mujeres nayar, pero del todo, brindo la siguiente definición: el ntatrÍ1nonío designa la conducta,
se negaban a considerar a los hijos nacidos de estas relaciones como sus sentimientos y reglas concernientes al aparea1niento heterosexual entre
herederos. Así, después del matrimonio ritual, las mujeres nayar se que- corresidentes y a la reproducción en contextos domésticos. Para no h~rir
daban en casa con sus her1nanas y hermanos y eran visitadas por brahmanes susceptibilidades al aplicar este concepto exclusivamente a corresídentes
nambrodi y hombres nayar. Gough considera la existencia de maridos do1nésticos heterosexuales, se puede recutrir a un sencillo expediente:
rituales como prueba de la universalidad del matrimonio (aunque no de designar las demás relaciones co1no «matrimonios entre no corresidentes»,
la familia nuclear), puesto que sólo los hijos nacidos de mujeres nayar «matrimonios entre hombres», «matrimonios entre mujeres», o mediante
casadas ritualmente eran «legítimos», aun en el caso de que se desconociera cualquier otra nomenclatura específica que demuestre ser apropiada. Está
la identidad de sus padres. claro que estas uniones tienen diferentes implicaciones ecológicas, demográ-
270 La organización de la vida doméstica 271
Introducción a la antropología general

ficas, econo1n1cas e ideológicas. Por tanto, n~da se gana discutiendo si son nacin1iento según el tipo de 1natrünonio. En algunas n1odalidadesj el hijo
o no son «verdaderos» 111atrünonios. estaba bajo el control del grupo doméstico del padre y, en otros, bajo el
control de un grupo don1éstico encabezado por un «padre fen1enino» (véa-
se supra). La cuestión no estriba en que el hijo sea legítin10 o ilegftitno,
La legitimidad sino más bien en que hay tipos específicos de derechos, obligaciones y
agrupa1nientos que en1anan de diferentes 1nodos de relaciones sexualés y
Según algunos antropólogos, la esencia de la relación marital reside en reproductoras. A la mayor parte de los pueblos del mundo no les preocupa
esa parte de la definición de Gough que trata de la asignación de los «de- tanto la cuestión de la legititnidad del hijo con10 la cuestión de quién
rechos del s'.atus por nacimiento» a los hijos. Los hijos nacidos de mujer tendrá el derecho de controlar su destino. Por ello, el hecho de no seguir
c~~ada «en c~rcunstanc1as que no estén prohibidas por las reglas de la rela- ~ el modo preferido de concebir y criar hijos rara vez acarrea a éstos priva·
c10n» (por e¡emplo, adulterio) son hijos legítimos. Los nacidos de solteras cienes económicas u os tracis1no social. A este tespecto, la sociedad occiden·
son ilegítünos. Co1110 dice Malinowski: «El matrimonio es la autorización tal ha sido una excepción.
de la maternidad.» La mujer que no cumple las condiciones preferidas para la maternidad
La defensa de la universalidad del matrimonio se basa en la afirmación se hace acreedora a diversos tipos de castigos y de desaprobación. No obs·
de. qu; .todas las sociedades trazan una distinción enzic entre hijos legíti1nos tante 1 incluso en este aspecto es falso suponer que las n1ujeres están sujetas
e, tleg1~1111os. Esto}'. de acuerdo en que en todas las sociedades se intenta en todas partes a alguna fonna de desaprobación si se desvían del curso
d1suad1r ª.las mu1eres de que tengan hijos o dispongan de sus criaturas normal de la cría de hijos. Todo depende del contexto doméstico y social
rec1en .na.ciclas según su ~)~opio capricho y capacidades. Pero el concepto más amplio en el que la mujer ha quedado embarazada. Ninguna sociedad
de nac11n1ento legal o leg1tu:io no es universal. Bajo este concepto subyace garantiza a las 1nujeres total «libertad» de concepción, pero las restriccio-
el supuesto de. que .t?da soc1eda~ posee un conjunto único y bien definido nes irnpuestas a la n1aternidad y las ocasiones para el castigo y la desapro·
de reglas que 1dent1f1can }os n?c1mientos legítimos e ilegítimos, y también bación varían enorn1en1ente.
que los transgresores seran ob1eto de castigo o desaprobación. Ambos su· Cuando el 1narco don1éstico está don1Ínado por grandes fanülias ex·
puesto~ carec~n de u~a base e1npírica fírn1e. Muchas sociedades disponen tensas y cuando no hay severas restricciones sobre las relaciones sexuales
de vanos con¡untos diferentes de reglas que definen modos permisibles de pre1naritales, rara vez se da gran ünpottancia al en1barazo de una joven
c?ncebir y criar hijos. Con bastante frecuencia, algunas de estas alterna· soltera. Bajo ciettas circunstancias, una «tnadre soltera» puede ser incluso
tlvas pueden gozar de mayor estÍina que otras, pero los 1nodos menos felicitada en vez de condenada. Entre los kadar del norte de Nigeria, con10
est~n1a??s .no sitú~n necesaria1nente a los hijos en un status análogo al de relata M. G. Smith (1968), la mayor parte de los matrimonios son resulta-
la il~gi_:im1dad oc;cidental (Scheffler, 1973: 754-55). Por ejemplo, enue los do de esponsales concertados por los padres de los futuros novios cuando la
brasilenos que viven en pequeños poblados hay cuatro tipos de relaciones niña tiene entre tres y seis años de edad. Así, pueden transcurrir diez años o
entre u.n ~01nbre y una inujer que proporcionan a los hijos plenos derechos 1nás hasta que la novia se va a vivir con su pron1etido. Durante este tien1po
de nac1m1ento: el n1atri1nonio eclesiástico 1 el civil el 1natrin1onio eclesiás· es bastante probable que quede e111barazada. En1peroj este aco~1tecin1ien­
tico y civil siinultáneo y el consensual. Para una n1~1jer brasileña la 1nanera
1
to no perturbará a nadie, incluso si el padre biológico es un hombre distin-
n:ás es,tiinada de tener l?ijos es a través del 1natrilnonío eclesiás tíco y civil to de su futuro 1narido:
smrnltaneo. Esta modalidad legalmente le da derecho a una parte de la Los kadar no otorgan ningún valor a .Ja castídad premarital. Es bastante fre·
prop1~dad de su esposo después de su niuerte. También proporciona la cuente que las muchachas solteras queden einbarazadas o tengan hijos con
seguridad de saber que su esposo no puede abandonarla y contraer en otra jóvenes diferentes de su pron1etido. La prole de estos e1nbarazos pren1aritales
parte un 1natrünonio civil o religioso. La n1odalidad menos deseable es el pasa a forn1ar parte del patrilinaje ... del pro1netido de la muchacha y son bien
inatrimonio consensual, porque en él la 1nujer no puede recla1nar derechos recibidos con10 prueba de la fertilidad de la novia {1968: 11.3).
de propiedad a su consorte ni tampoco impedirle fácilmente que la abando- Situaciones análogas son bastante frecuentes entte otras sociedades cuyos
ne. Sin e1nbargo, n1ientras el padre reconozca a los hijos, éstos pueden grupos don1ésticos valoran 1nás los hijos que la castidad.
reclamar derechos de propiedad al padre y a la madre y no sufren menos-
cabo de sus derechos de nacin1iento en forina de desventajas legales o
desaprobación social. Funciones del matrimonio
Entre los dahomey, Herskovits (1938) constató la existencia de 13 ti-
nos diferent~s de n1atrimonio, determinados, en gran parte, mediante pa· Toda sociedad regula las actividades reproductoras de sus adultos se-
gos de precio de la novia. Los hijos gozaban de diferentes derechos de xualincnte inaduros. Una n1anera de hacerlo consiste en establecer reo-las
b
272 Introducción a la antropología general La organización de la vida doméstica 273

que definen las condiciones en que las relaciones sexuales, el en1batazo) el influye en las uniones presentes y futuras en que intervengan otros 111iem-
naciiniento y la cría de los hijos son pennisibles y que asignan privilegios bros de ambos grupos.
y deberes en relación con estas condiciones. Cada sociedad tiene su propia En inuchas sociedades, la naturaleza corporativa del n1atrÍlnonio se
co1nbinacíón, a veces única, de reglas y de reglas para la transgresión de pone de inanifiesto en el interca111bio de personal o de bienes valiosos en-
reglas en este ca1npo. Sería un ejercicio bastante inútil tratar de definir el tre los respectivos grupos do1nésticos en que han nacido el novio y la no_Yia.
n1atrin1onio con respecto a algún ingrediente de estas reglas -co1no la La fortna 1nás sencilla de tales transacciones se denon1ina intercarnbio de
legitin1ación de los hijos-, aun cuando se pudiera deinostrar que tal herntanas e Ílnplica la donación recíproca de hern1anas del novio co1no
ingrediente es universal. Esta tesis se puede ilustrar enumerando algunas co1npensación por la pérdida de una 1nujer de cada grupo.
de las variables funciones reguladoras asociadas a las instituciones identi- En n1uchos pueblos del inundo, los intereses corporativos se expresan
ficadas generahnente con10 «111atri1nonio». La siguiente lista incorpora las .. en la institución conocida con10 precio de la novia. El donatario de esposas
sugerencias de Edmund Leach (1968). El matrimonio a veces: da artículos valiosos al donador. Por supuesto 1 el precio de la novia no es
equivalente a la cornpra-venta de auto1nóviles y frigoríficos en las socieda-
l. Establece el padre legítimo de los hijos de una mujer. des euroan1ericanas con econo111ías de n1ercado. Los donatarios de esposas
2. Establece la madre legítima de los hijos de un hombre. no «poseen» a la mujer en un sentido total; deben cuidar bien de ella o,
3. Da al 111arído o a su fanülía extensa control sobre los servicios de lo contrario, sus hern1anos y «padres» (es decir, su padte y los hennanos
sexuales de la esposa. del padre) exigirán que sea devuelta. La cuantía del precio de la novia no
4. Da a la esposa o a su familia extensa control sobre los servicios es fija; fluctúa según los contratos. En Africa la n1edída tradicional era el
sexuales del marido. ganado vacuno, aunque ta1nbién se usaban otros objetos de valor tales con10
5. Da al marido o a su familia extensa control sobre la fuerza de útiles de hierro (hoy en día los pagos al contado son la regla). Entre los
trabajo de la esposa. bathonga, una fan1ilia que tenía inuchas hijas-her1nanas se encontraba en
6. Da a la esposa o a su familia extensa control sobre la fuerza de una posición favorable. Inte1-can1biando 1nujeres por ganado vacuno, podían
trabajo del marido. volver a intercan1biar ganado por n1ujeres. Cuanto 111ás ganado, n1ás n1uje-
7. Da al marido o a su familia extensa control sobre la propiedad res-esposas; cuantas 1nás 1nujeres-esposas n1ayor ]a fuerza de trabajo produc-
de la esposa. tiva y reproductora y 1nayorcs la influencia y bienestar n1aterial corporativos
8. Da a la esposa o a su familia extensa control sobre la propiedad de la familia extensa.
del marido. A veces> la transferencia de riqueza de un grupo a otro se tealiza a
9. Establece un fondo común de propiedad en beneficio de los hijos. plazos: una parte en el acuerdo inicial, otra cuando la 1nujer va a vivir con
10. Establece una relación sociaJ111ente significativa entre los grupos su 1narido> y otro pago, nor1naln1ente el últiino, cuando tiene su priiner
domésticos del marido y de la esposa. hijo. Con frecuencia, la esterilidad anula el contrato; la n1ujer vuelve a casa
de sus hennanos y padres) y el precio de la novia se devuelve al marido;
Con10 subraya Leach, esta lista podría an1pliarse, pero la cuestión radi- Una alternativa freci.Jente al precio de la novia es el servicio ele la novia
ca en «que en ninguna sociedad el n1atrin1onio puede servir para establecer {a veces lla1nado servicio de pretendiente). El novio o n1arido compensa a
sin1ultánca111ente todos estos tipos de derechos, ni ninguno de estos dere- sus parientes políticos trabajando para ellos durante varios meses o años
chos se establece sie1npre gracias al inatrin1onio en todas las sociedades antes de llevarse a su novia a vivir y trabajar con él y su fa1nilia extensa.
conocidas» (Leacl1, 1968: 76). A veces, el servicio de la novia in1plica un tipo de condiciones que pueden
dar lugar a la residencia n1atrilocali con10 veren1os en el capítulo 15. Si el
pretendiente da largas y nunca se lleva la novia a casa, quizá ello indique
El matrimonio en las familias extensas un posible ca1nbio etic de la residencia patrilocal a la n1atdlocal.
El precio de la novia y el servicio de pretendiente tienden a aparecer
En las fa1nilias extensas, debemos exa1ninar el matriinonio en el contex- allí donde la producción se intensifica> la tierra es abundante y el trabajo
to de los intereses de grupo. Los individuos sirven a los intereses de la de 1nujeres e hijos adicionales se considera necesario para los intereses del
fan1ilia extensa. El grupo don1éstico 1nás extenso nunca pierde interés ni grupo corporativo (Goody, 1976). Cuando el grupo corporativo no está
cede totalmente sus derechos sobre las funciones productivas, reproducto- interesado o no es capaz de intensificar la producción o incrementar sus
ras y sexuales de los cónyuges e hijos de la pareja casada. En estas efectivos, las esposas pueden ser consideradas co1no una carga y en vez de
circunstancias, el matrin1onio se describe adecuadan1ente como un «contra- pagar el precio de la novia a la familia de ésta, la familia del novio puede
to» o una «alianza» entre gtupos. Este contrato varía en contenido, pero exigir el pago contrario, es decir, una dote. En las sociedades de nivel
274 Introducción a la antropología general La organización de la vida doméstica 275

estatal, cuando este pago consiste en dinero o bienes 1nuebles en vez de nas que se crían juntas. La existencia de esta_ aversión se ha atribuido a
tierra, nonnal1nente se asocia a un status bajo u oprin1ido para las n1ujeres. la selección natural. Se afinna que los individúas que carecían de tal avet-
Ahora bien, en realidad lo contrario del precio de la novia no es la sión y por ende se apareaban incestuosamente, tendían a tener menos prole.
dote sino el precio del novio: el novio va a trabajar para la fan1ilia de La 1~azón de ello consistía en que los apareamientos incestuosos aume~an
la n~vía y ésta co1npensa a la fan1ilia de aquél por la pérdida que sus capaci~ la probabilidad de que los alelos recesivos de carácter perjudicial aparezcan
dades productiva y reproductora suponen. Esta forn1a de ínterca111bio es en el estado homocigótico (véase capítulo 2). De ahí que el instinto de
1nuy rara -sólo se conoce un caso bien docun1entado (Nash, 1974)-, aversión al incesto se propagara por toda la especie (Wilson, 1978: 38-39).
probablemente, con10 vere1nos en el capítulo 25, por razones relacion~das Frente a esta línea de teorías, cabe citar los siguientes argumentos: El
con el predo1ninio de las instituciones basadas en la supre1nacía 1nascuhna. matrimonio de los miembros del kibbutz se realiza después de un largo
período de servicio militar obligatorio, durante el cual los muchachos Y
muchachas se relacionan con una 1nayor variedad de cónyuges potenciales.
Los grupos domésticos y la evitación del incesto Por lo demás al retornar del servicio militar, los miembros del kibbutz son
enviados indi~ridualmente para que se establezcan en nuevos asenta1nientos
'fados estos interca1nbios apuntan a la existencia de una profunda pa- (Y. Cohen, 1978). En cuanto a los datos de Wolf, los taiwaneses recono-
radoja en la 1nanera en que los seres hu1nanos se aparean. El 1natrünonio cen explícitamente que el matrimonio con arreglo a la fórn1ula «adoptar a
entre los n1ien1bros del 111isn10 grupo don1éstico está an1plian1ente prohi- una hija; casarse con una her1nana» representa u·na f~rma ínfe1:ior de unió?.
bido. El n1arído y la esposa deben provenir de distintos grupos don1ésticos. La forma preferida, que implica las mayores dotes e mtercambo.s del prec10
Los n1ie111btos del grupo don1éstico deben «casarse fuera» es decir, de una
1 de' la novia y, por ende, el mayor grado de apoyo defas famrhas extensas
forn1a exógarlla; no ptJeden «casarse dentro» del grupo, es decir) de. un~ del novio y de la novia, es aquella en la que la novia y el novio perrn~­
fortníl ·endóganta. , necen separados hasta la noche de bodas. Por tanto no hace falta recurrir
1
· Ciertas modalidades de endogamia están prohibidas :universalmente. a las aversiones instintivas para darse cuenta de que las uniones entre per-
Nii1guna cultura tolera los 111atritnonios entre padre e hija y entre 1nadre e sonas que se crían juntas no tendrán tanto éxito cotno los matrilnonios,
hijo. Ta1nbién está extensa1nente prohibido el matrünonio de la hern1ana n1ucho más frecuentes entre individuos que se crían separados.
con el hern1ano) pero no así en el seno de la clase dirigente de algunos La teoría instintiva' plantea dificultades adicionales cuando se consideran
estados muy estratificados) con10 eran el I1nperio inca, el antiguo Iíawaii los datos relativos a los efectos perjudiciales de la homocigosis en pequeñas
y el Egipto dinástico. Desde la perspectiva eniíc de la civilización occiden- poblaciones. Es verdad que, en las grandes poblaciones modernas, el incesto
tal, los n1atrin1onios de la her111ana con el hermano, del padre con la hija provoca una alta proporción tanto de niños que nacen muertos ~orno de
y de la madre con el hijo se califican de «incesto». ¿A qué obedece el enfetmedades y lesiones congénitas. Pero no está claro que esto n11smo sea
hecho de que estos mattímonios estén prohibidos en tantas culturas? aplicable a pequeñas poblaciones organizadas .en bandas y a_Jdeas. Como
Las explicaciones de la interdicción del incesto en el seno de la familia Frank Livingstone (1969) ha señalado, las uniones consangurneas pueden
nuclear se dividen en ,.d9sgrandes grupos: ( 1) las que hacen hincapié en producir la eliminación gradual de genes recesivos deletéreos. Sr un peque-
el factor instintivo y (2) .'las que subrayan las ventajas sociales y culturales ño grupo consanguíneo es capaz. de super~r ~1. índice. más alto con qu:
de la exogamia. · inicialmente aparecen los ho1noc1gotos per¡ud1c1ales, finalmente alcanzara
l. Se dispone de elementos de juicio que indican que los niños no un equilibrio genético que implica un porcentaje más bajo de genes dele-
en1parentados de sexo opuesto que viven juntos durante la infancia pierden téreos. El efecto de cruzamientos consanguíneos restringidos depende de
1nutuo interés co1no co1npañeros sexuales. Los muchachos y muchachas la frecuencia original de los alelos deletéreos. Teóricamente, una sucesión
criados juntos en las «casas de niños» de los kibbutz (granjas colectivas) de familias nucleares podría practicar cruzamientos consanguíneos durante
israelíes rara vez n1antienen relaciones sexuales y se casan entre sí (She- varias generaciones sin efectos adversos. Cleopatra, reina de Egipto, fue
pher, 1971; Spiro, 1954). Se ha descubierto, asimismo, que los matrimonios el producto de 11 generaciones de matrimonios entre herman~s dentro d.e
tai\vaneses que son resultado del sisten1a «adoptar una hija; casarse con la dinastía Ptolemaica. No hay que tomar esto como un conseJO para ami-
una hermana» (véase p. 266), en los cuales el marido y la esposa se crían gos y parientes, puesto que las probabilidades (en las poblaciones moder-
juntos) tienen menos hijos y unos índices de adulterio y divorcio n1ás altos nas) parecen estar totalmente en contra de resultados tan afortunados como
que los n1atrünonios en los que 1narido y esposa pern1anecen en diferentes éste (Adams y Neil, 1967; Stern, 1973: 497).
unidades domésticas hasta la noche de bodas (Wolf, 1974). Las poblaciones modernas llevan una «carga» muc~o 1nayot de Se~es
Estos casos se han interpretado como prueba de la existencia de 1ne- recesivos perjudiciales que la hallada en gru~os pequenos y demografr;~­
canis1nos de base genética que producen aversiones sexuales entre perso- mente estables como las bandas y aldeas. Segun Lrvmgstone, las probabrlr-
276 Introducción a la antropología general La organización de la vida doméstica 277

dades de catástrofes genet1cas entre grupos con altos niveles de consangui- que los donatarios pagarán con la misma moneda. Los tabúes contra los
nidad son 1nucho inenores que en una población 1noderna en la que estos matrünonios entre madre e hijo, padre e hija y hennano y hernlana se
niveles son n1ucho 1nás bajos. Pequeños grupos de aldeanos consanguíneos, pueden interpretar con10 una defensa de estas relaciones de intercan1bio
co1no los kaingang del Brasil central, tienen frecuencias notablernente bajas recíproco frente a la eterna tentación de los padres de retener sus hijos para
de genes recesivos perjudiciales. La tnayoría de los pueblos organizados en sí (o de los hern1anos y hermanas a retenerse mutuan1ente).
bandas y aldeas n1uestran escasa tolerancia hacia las criaturas y niños con A este respecto 1 a menudo se pasa por alto ciue una vez prohibido~· los
lesíones 1 físicas o mentales, de tipo congénito. l.,o n1ás probable es que matrimonios padre-hija y madre-hijo, las relaciones sexuales entre estas
tales niños sean víctünas del infanticidio o de la negligencia sisten1ática parejas constituyen una forma de adulterio. El incesto n1adre-hijo es una
y que no transmitan sus alelos perjudiciales. variedad de adulterio especial1nente a1nenazadora en sociedades que tienen
J.,a proposición de que existe una aversión sexual instintiva dentro de la~ fuertes instituciones de supremacía masculina. En este caso, no sólo la
fa1nilia nuclear se ve tan1bién contradicha por la fuerte, y bien docu1nenta- esposa engaña al inarido, sino que el hijo engaña al padre. Esto puede expli-
da, atracción sexual entre padre e hija y inadre e hijo. El psicoanálisis freu- car por qué la forma de incesto inenos frecuente y, desde el punto de vista
diano indica que los hijos y progenitores de sexos opuestos experin1entan entic, más ten1Ída y aborrecida sea Ja relación n1adre-hijo. De ahí se sigue
un gran deseo de relaciones sexuales. En el caso de la relación padre-hija, que el incesto entre padre e hija será algo niás frecuente porque los n1aridos
al n1enos, estos deseos se realizan n1ás a inenudo de lo que generalinente gozan n1ás n1enudo que las esposas de una doble pauta de conducta sexual
se cree. Por ejemplo 1 los asistentes sociales estin1an que decenas de tniles y son menos vulnerables al castigo por adulterio. Finalmente, la inis1na
de casos de incesto se producen anualinente en Estados Unidos 1 pertene- consideración sugiere una explicación de la frecuencia relativa1nente alta de
ciendo la gran mayoría a la variedad padre-hija (Armstrong, 1978). Final- las uniones entre hern1ano y hern1ana y su legitünación co1no tnatrimonios
n1ente1 resulta difícil reconciliar la teoría instintiva de la evitación del in- en las clases elitistas: no entran en conflicto con las reglas de adulterio.
cesto con la extendida presencia de prácticas endóga1nas que coexisten con Después de la aparición del Estado 1 las alíanzas exógan1as entre grupos
instituciones exóga1nas a las que sirven de apoyo. Así, determinados siste- domésticos siguen teniendo importantes consecuencias infraestructurales.
mas tnatritnoniales estilnulan a los n1iembros de familias extensas exóga- Entre los campesinos) la exoga1nia ta111bién incrementa la fuerza producti~
mas a unirse con un tipo de primos hennanos (los pri111os cruzados), pero va y reproductora total de los grupos que se casan entre sí. Pern1ite la
no con otro (los primos paralelos; véase p. 287). La diferencia entre estas explotación de recursos en un área n1ás vasta que la que podrían utilizar las 1
dos formas de cruza1niento consanguíneo no se puede explicar con arreglo fa1nilias nucleares extensas sobre una base individual; facilita el con1ercio
a una selección favorable a la heterocigosis (cf. Alexander, 1977). Además, y eleva el límite superior del tamafio de los grupos que se pueden formar
la propia frecuencia de la preferencia por alguna for1na de matrimonio entre para etnprender actividades estacionales (por eje1nplo, cacerías en con1ún,
primos desn1Íente Ja conclusión de que la exoga1nia expresa un instinto cosechas 1 etc.) que exigen grandes inputs de trabajo. Pot lo den1ás 1 allí
establecido por los efectos perjudiciales de la consanguinidad. donde la guerra intergrupal constituye una an1enaza para la supervivencia
2.) La evitación del incesto dentro de la familia nuclear y otras formas del grupo, la capacidad .de movilizar gran nú1nero de guerreros es decisiva.
ae-- . ·e-Xogan1ia entre grupos do1nésticos se pueden explicar bastante bien en De ahí que 1 en las culturas aldeanas de carácter inilitarista y centradas en
· ··· .:·.~·tei·t1.1Trios de_ v.~n.t_ajas _d_~1nográficas~ econó1nicas y ecológicas. Estas ventajas el varón, las hermanas e hijas suelan utilizarse con10 prendas para el esta-
no son neces9.ria1nente las 1nisn1as para todas las sociedades. Por ejemplo, blecin1iento de alianzas. Estas alianzas no fo1nentan necesaria1nente la paz,
se sabe que las sociedades organizadas en bandas dependen de intercambios como se podría esperar de la presencia de hern1anas e hijas en las filas
matrimoniales para establecer redes de parientes a lo largo de grandes <lis- del enemigo (Tefft, 1975; Kang, 1979); pero son una parte integral de
. tanCías. Las bandas que formaran una unidad reproductora totalmente todo el sistema bélico cuyas profundas consecuencias dernográficas y eco·
cerrada carecerían de la movilidad y flexibilidad terri totial esenciales para lógicas ya se han analizado (véase capítulo 12).
su estrategia de subsistencia. Asimisn10) las bandas endógamas y territorial- Entre las clases y castas elitistas, la endoga1nia a menudo se co1nbina
mente restringidas de 20 a 30 personas c_orrerían un alto riesgo de extinción con la exogamia propia de la familia extensa para inantener la riqueza y
si ocurrieran desequilibrios sexuales provocados por una serie desafortu~ el poder dentro del estrato dirigente (véase p. 243). Pero como ya se ha
nada de nacimientos 1nasculinos y inuertes de mujeres adultas, que carga- señalado 1 incluso la familia nuclear se puede volver endóga1na cuando hay
rían el peso de la reproducción del grupo sobre los hombros de una o una excepcional concentración del poder político, económico y 1nilitar. Con
dos mujeres de edad. La exogamia es 1 pues, esencial .. para la utilización la evolución de las formas de intercambio de mercado, la fa111ilia extensa
eficiente del potencial reproductor y productivo de una pequeña población. tiende a ser sustituida por unidades domésticas basadas en la fan1ilia nu-
Una vez que la banda empieza a obtener cónyuges de otras bandas, el clear. Las alianzas entre los grupos domésticos pierden algo de su anterior
predominio de relaciones económicas recíprocas conduce a la expectativa de importancia adaptativa y las funciones tradicionales de la evitación del
La organización de la vida doméstica 279
278 Introducción a la antropología general
nadas comnubios circulares y se llevan a la práctica mediante el matrimonio
incesto deben ser reinterpretadas. Yehudi Cohen (1978) sugiere que el tabú preferencial con clases apropiadas de primos, sobrinos, sobrinas y otros ti-
del incesto tal vez haya quedado, en buena medida, anticuado en el contexto pos de parientes. . .
de las modernas sociedades estatales y que las actuales leyes contra el in- Otra manifestación frecuente del interés doméstico corporativo en
cesto tal vez estén a punto de ser derogadas. Sin embargo, dado el conoci- el matrimonio es la práctica de proporcionar sustitutas para las mujeres
miento científico d e que el incesto dentro de la familia nuclear es genéti- integradas al grupo por vía matrimonial que fallecen prem~tura?1ente.
camente peligroso en poblaciones que portan una fuerte carga de alelos A fin de mantener la reciprocidad o cumplir un contrato matrimonial por
recesivos perjudiciales, la anulación de la legislación anti-incestuosa parece el que se ha pagado el precio de la novia, el hermano de la mujer fallecida
improbable y poco aconsejable. puede permitir al viudo casarse con una o más de sus hermanas. Esta cos-
La posibilidad de que la evitación del incesto esté genéticamente pro- r tumbre se llama sororato. En el matrimonio preferencial denominado
gramada en el Homo sapiens ha recibido algún apoyo de estudios de campo levirato estrechamente relacionado con la anterior práctica, los servicios
sobre la conducta de apareamiento en monos y simios. Como sucede entre de las ~iudas de un hombre se retienen dentro de la unidad doméstica
los humanos, los apareamientos entre padre e hija, madre e hijo y hermano obligándolas a casarse con u no de los hermanos de éste. Si las viudas son
y hermana son raros en nuestros parientes animales más cercanos. Sin e'm• viejas, estos servicios pueden ser mínimos y el levirato funciona entonces
bargo, hasta cierto punto, la evitación de las relaciones sexuales entre para proporcionar seguridad a mujeres que, en cualquier caso, no podrían
estas parejas se puede explicar en términos del dominio masculino y la volverse a casar.
rivalidad sexual. No existen datos experiinentales que sugieran la existen- Así pues, en todas partes la organizaóón de la vida doméstica refleja
cia de una aversión al incesto per se entre monos y simios. Además, aun el hecho de que los maridos y esposas provienen de grupos distintos que
en el caso de que tal aversión instintiva existiese, su significado para la continúan manteniendo un interés sentimental y práctico en los cónyuges
naturaleza humana seguiría siendo dudoso (cf. D emarest, 1977). y en sus hijos.

Los matrimonios preferenciales Resumen

La presencia de la exogamia implica que los intereses corporativos de El nivel estructural de los sistemas socioculturales está integrado en
los grupos domésticos deben ser protegidos mediante reglas que estipulan parte por grupos domésticos interrelacionados. Cabe identificar tales grupos
quién ha de casarse con quién. Por lo general, los grupos que han donado por su ligazón a un espacio vital o domicilio en el que tienen lugar las
una mujer para el matrimonio esperan, a cambio, o bien riqueza material, actividades de comer y dormir, las relaciones sexuales maritales y la crianza
o bien otras mujeres. Considérese el caso de dos grupos domésticos, A y B, y disciplinamiento de los jóvenes. Sin embargo, no hay una pauta única o
cada uno de ellos con un núcleo de hermanos residentes. Si A da una mínima de actividades domésticas. Análogamente, tampoco se puede con-
mujer a B, B puede corresponder inmediatamente cediendo u na mujer a A. siderar la familia nuclear ·como la célula básica de todos los grupos domés-
Esta reciprocidad se alcanza a menudo, como ya he señalado, mediante el ticos. Aunque las familias nucleares existen en casi todas las sociedades, no
intercambio directo de la hermana del novio. Pero la reciprocidad también siempre son el grupo · doméstico dominante, y sus fu nciones sexual, repro-
puede adoptar una forma más indirecta. B puede devolver una hija de la d uctora y productiva pueden ser satisfechas por instituciones alternativas. no
unión entre el hombre B y la mujer A. La novia en este matrimonio será necesariamente domésticas. En las familias polígamas y extensas es posible
la hija de la hermana del padre de su marido, y el novio será el hijo del que el subconjunto padre-madre-hijo carezca de u na existencia práctica
hermano de la madre de su esposa. (El mismo resultado se obtendría separada del conjunto de los demás parientes y sus múl tiples cónyuges. Se
mediante un matrimonio entre un hombre y la hija del hermano de su conocen numerosos casos de grupos domésticos sin marido-padre corresi-
madre.) Los novios son primos cruzados entre sí (véase p. 287). Si A dente. Aunque hay que educar y proteger a los niños, nadie sabe los
y B tienen una regla que dice que tales matrimonios han de celebrarse siem- límites mínimos que deben tener las instituciones domésticas h umanas
pre que sea posible, entonces se dice que existe un matrimonio preferencial para satisfacer la naturaleza humana. Uno de los hechos más importantes
entre primos cruzados. acerca de las instituciones domésticas h umanas es que no existe una sola
A veces se obtiene la reciprocidad en el matrimonio mediante varios pauta que sea más «natural» que otra.
grupos domésticos que establecen alianzas matrimoniales entre sí intercam- Por lo demás las pautas humanas de apareamiento muestran un enorme
biando mujeres en ciclos. Por ejemplo, A~B~c~A; o AHB y CHD grado de diversidad. Aunque en todo el mundo se da algo similar a lo
en una generación, AHD y BHC en la siguiente, y después de nuevo que se llama matrimonio, es difícil especificar la esencia mental y conduc-
AHB y CHD. Estos intercambios establecen alianzas domésticas denomi-
280 Introducción a la antropología genen1l La organización de la vida dornéstica 281

tual de esta relación. La existencia de tnatrirnonios entre hombres, entre que la reciprocidad entre los grupos don1ésticos puede ser directa .º indi-
1nujeres, con «padre fen1enino» y sin hijos dificultan una definición n1ínin1a recta. 'fales preferencias se pueden expresar en reglas que prescr1.ben ~l
que no vulnere los senti111ientos de nadie. I-Iasta la corresídencia puede no matrin1onio con un tipo concreto de prin1os. Ciertas reglas del :1;at~·1n101110
ser esencial, co1no den1uestran los nayar y otras unidades do1nésticas con preferencial, con10, por eje1nplo, el levirato y el sororato 1 ta1nb1en dus!ran
uno solo de los padres. Incluso restringiendo la definición de 1natrünonio la naturaleza corporativa del vínculo n1arital.
a las uniones heterosexuales entre corresidentes que dan por resultado la
reproducción, hay una ason1brosa variedad de derechos y deberes asociados
a las funciones productiva, sexual y reproductora de los cónyuges y su
prole.
Para con1prender el inatrín1onio heterosexual entre corresidentes de-
finalidad reproductora en las fan1ilias extensas, ha de conten1plarse el ma-
triinonio con10 una relación tanto entre grupos corporativos con10 entre
individuos que cohabitan. Los intereses divergentes de estos grupos cor-
porativos se reconcilian n1ediante intercan1bios recíptocos que adoptan las
forn1as de interca1nbío de hern1anas 1 precio de la novia, servicio de preten-
diente, dote y precio del novio. El princii)ÍO común subyacente consiste en
que, al donar un hon1bre o una n1ujer a otra fan1ilia extensa, la corporación
don1éstica no renuncia a sus intereses sobre la prole de la pareja casada y
espera una con1pensación por la pérdida de un trabajador valioso.
La mayoría de los grupos do1nésticos son exógan1os. Esto puede ser
consecuencia de la progra1nación instintiva o de una adaptación social y
cultural. El análisis de la exogan1ia se centra necesarüunente en las prohi-
biciones del incesto en el seno de la fa111ilia nuclear. Los aparean1ientos
y 1natrit11onios entre padre e hija, hern1ana y hennano y madre e hijo están
prohibidos casi universaln1ente. J_,a principal, excepción la constituyen los
n1atrin1onios entre hermano y her1nana observables en las élites dirigentes
de varias sociedades estatales su111an1ente estratificadas. La teoría que fun-
da1nenta la evitación del incesto en factores instintivos hace hincapié en
datos recogidos en Tahvan e Israel, que sugieren que los niños que se
crían juntos desarrollan una n1utua avetsión sexual. Esta aversión se
consídeta genética1nente adaptativa 1 puesto que reduciría los cruzan1ientos
consanguíneos y el riesgo de una ho1nocigosis perjudicial. Ahora bien, es
posible dar otras interpretaciones a los estudios realizados en Tahvan e
Israel. Se puede construir una teoría puratnente cultural de la evitación
del incesto a partir de la necesidad de las bandas y grupos domésticos de
defender su capacidad de realizar ínterca1nbios 1natrin1oniales recíprocos
evitando que los padres guarden sus hijos para sí. La naturaleza exacta de
las ventajas infraestructurales y estructurales que supone la evitación del
incesto varían de la banda a la aldea y al nivel estatal. En el futuro, la
perpetuación de los tabúes del incesto puede estar telacionada exclusiva-
n1ente con los crecientes peligros genéticos de la consaguinidad en pobla-
ciones que portan una gran carga de alelos recesivos perjudiciales.
La exogamia y la evitación del incesto sólo son una pequefia parte del
espectro de matrimonios preferidos y prohibidos que reflejan los fuertes
intereses corporativos de los grupos don1ésticos. Las preferencias por cier~
tos tipos de interca1nbios matrÍinoniales crean connubíos circulares en los
Capítulo 15 Parentesco, residencia y filiación 283

significado biológico. Como ya he indicado (p. 272), el matrimonio puede


PARENTESCO, RESIDENCIA Y FILIACION esral5lécercte moao explícito la «filiación» respecto a hijos que, desde un
punto de vista ~iológico, no están relacionados con el «padre» cultural-
mente definido. Incluso cuando una cultura insiste en que la filiación ha
de basarse en la paternidad biológica real, las instituciones domésticas
pueden hacer difícil la identificación del padre biológico. Por estas razones
los antropólogos han distinguido entre el «padre}> culturalmente definido
y el genitor, o padre biológico real. Una distinción similar es necesaria en
elTaso ae la «madre». Aunque la madre culturalmente definida es normal-
mente la genetrix, la práctica de la adopción crea muchas discrepancias
entre las maternidades emic y etic. . ._
Las teorías de la reproducción y la herencia varían de una cultura a
otra, «pero por lo que sabemos, ninguna sociedad humana carece de una
teoría de este tipo» (Scheffler, 1973: 749). La filiación es la creencia de que
ciertas personas desempeñan un importante papel en la creación, nacimien-
to y crianza de los hijos . Como ha sugerido Daniel Craig (1979), la filiación
implica la conservación de algún aspecto de la sustancia o espíritu de la
gente en futuras generaciones, y es, pues, una forma simbólica de inmorta-
lidad. Tal vez sea ésta la razón por la que se cree universalmente en la
filiación.
Este ~ap~tulo continúa el análisis de la organización doméstica. Examina En las tradiciones populares occidentales, las parejas casadas están
los punc1~ales componentes mentales y emic de los grupos domésticos vinculadas a sus hijos sobre la base de la creencia de que tanto el varón co-
Y los relaciona con sus aspectos etic y conductuales. Expone algunas de las teorías mo la hembra contribuyen por igual a su existencia. El semen del varón se
que t~atai: de fun~ar_ las causas de l.a~ variaciones mentales y conductuales de la considera análogo a la semilla, y el útero de la mujer al campo en el que
organización domestica en las cond1c1ones infraestructurales. ésta se planta. Se · supone que la sangre, el fluido más importante que sus-
tenta y define la vida, varía según la filiación. Por las venas de cada hijo
El parentesco corre, según se cree, una sangre que procede de la madre y del padre. A
consecuencia de estas imágenes, «los parientes consanguíneos» se distin-
El estudio de la vida doméstica en multitud de culturas de todo el guen de los parientes relacionados sólo por el matrimonio. Esto llevó a los
mundo h~ lleva.do a los antropólogos a concluir que dos ideas o principios antropólogos del siglo XIX a emplear la calificación etnocéntrica de con-
mentales ~nterv1enen en la organización de la vida doméstica en todas par- sanguíneas (de la misma· sangre} para designar las relaciones de filiación.
tes. El P_rime~o de éstos es la idea de afinidad o de las relaciones a través La filiación no depende necesariamente de la idea de herencia de san-
del ma~rimomoj .el segu~~o,. la idea de filiación. Las personas relacionadas gre, ni tampoco implica necesariamente aportaciones iguales del padre y de
e?_tre s1 a tra~es de la f1hac1ón o de. una combinación de afinidad y filia- la madre. Los ashanti, por ejemplo, creen que la madre sólo aporta la
cwn so~ «parientes». E~ ~mpo de ideas constituido por las creencias y sangre, y que únicamente determina las características físicas del hijo. Su
_expec.tat1vas que los parientes comparten entre sí se llama parentesco El disposición espiritual y temperamento son, por el contrario, producto del
es tud10 de~ parentesco debe empezar, por tanto, con los componentes ~en­ semen del padre. Para los alorese de I ndonesia, el hijo se forma a partir
ta1es y emtc de la vida doméstica. de una mezcla de fluidos seminales y menstruales, que se acumulan durante
dos meses antes de empezar a solidificarse. Muchas otras culturas compar-
La filiación *
ten esta idea de un crecimiento lento del feto que resulta de adiciones
. ~a~ relaciones de. p~r7ntesco se confunden a menudo con las relaciones repetidas de semen durante el embarazo. Según los poliándricos tamil de
b10log1cas. Pero el s1gmf1cado emic de la filiación no es equivalente a su la costa de Malabar, en la India, el semen de varios varones diferentes
puede contribuir al desarrollo de un mismo feto. Los esquimales piensan
* Lls ~ntropólogos soc!ales británicos restringen el término «filiación» [descent] que el embarazo se produce cuando un niño-espíritu trepa por las orejas
a 1as re ac1ones que se extienden más allá de dos generaciones em ¡ r é · de las botas de una mujer y es alimentado con semen. En cambio, los
«descendencia» [filiation] para designar las relaciones de filiació1 den~r~ª<l/1 t/mil~º
nuclear (Portes, 1969). a am ia trobriandeses profesan un famoso dogma que niega al semen cualquier
282
285
284 Introducción a la antropología general Parentesco, residencia y filiación

papel en la procreación. Pero, también en este caso, la mujer queda emba- 6 Varón
razada cuando un niño-espíritu se introduce, trepando, en su vagina. La
única función física del varón trobriandés consiste en ensanchar el canal Q Hembra

hacia el útero. Sin embargo, el «padre» trobriandés desempeña un papel Casado con

social esencial, puesto que ningún niño-espíritu que se precie se introducirá Desciende de
en una muchacha trobriandesa que no esté casada.
Una negación similar del papel procreador del varón se da en Australia; rl Es germano de

por ejemplo, los murngin, creen que los niños-espíritu viven en las pro- I&'\ Ego cuya genealogia
fundidades de algunos pozos sagrados. Para que ocurra la concepción, uno 'e' se muestra

de estos espíritus aparece en los sueños del futuro padre. Durante el sue- - FIG. 15.1.-Cómo leer diagramas de pu
ño, el niño-espíritu se da a conocer y pregunta a su padre cuál es la mujer rentesco.
que va a ser su madre. Después, cuando esta mujer pasa cerca del pozo
sagrado, el niño-espíritu sale nadando en forma de pez y se introduce en
su útero. Ego
~ Así pues, a pesar de la gran diversidad de teorías sobre la naturaleza
de los papeles procreadores, hay un reconocimiento universal de alguna FIG. 15.3.-Filiación ambilineal. Ego tra·
za la filiación a través de los hombres
acción especial de cooperación que vincula tanto al marido como a la esposa y las mujeres, pero no de una forma
al proceso de la reproducción, aunque a veces lo haga de forma bastante igual y simultánea.
desigual y con expectativas muy diferentes en cuanto a derechos y obliga-
+- dones.

Las reglas de filiacióJ

-'>- De las ~elacione~-de filiación de un indivi~ueden. deducirse sus


deberes, derechos y privilegios con respectoaotras personas y en relación
con muChos aspectos distintos de la vida social. Su nombre, familia, resi-
dencia, rango, propie<lad y status é.tnico y nacional pueden depender de
estas adscripciones basadas en la filiación, adscripciones que son indepen-
< • dientes de cualquier logro, salvo nacer y mantenerse vivo . (Los status
adscri tos y los adquiridos o logrados existen en todas las culturas.)
Los antropólogos distinguen dos grandes clases de reglas de filiación: FIG. 15.2.-FiliacJn bila~eral. T~das
las
la cognaticia y la unilúy,Ial. Las reglas de filiación cognaticias son aquéllas personas que aparecen. ~n . el diagrama
en las que se usa la fifiación masculina y femenina para establecer cualquie- tienen un vínculo de filiación con ego. Ego
ra de los deberes, derechos y privilegios antes mencionados .j,;J.s_un.ilineales
restrin~n los lazos parentales, o bien exclusivamente a los varones, o bien Parientes

V exclusivamente a las hembras (fig. 15.1). La forma más frecue nte de regla 1 patrilineeles

cognaticia es la filiación bilateral: el parentesco se traza de forma igual y


simétrica siguiendo las lineas materna y paterna en las generaciones ascen-
dente y descendente y a través de individuos de ambos sexos (fig. 15.2).
La segunda variedad importante de la regla cognaticia se denomina FJG. l5.4 .-Filiaci6n patrilineal., La filia
-") filiación ambilineal (fig. 15 .3). En este caso, las líneas de filiación trazadas ción se traza por vía exclusivamcntc-
por ego * ignoran el sexo de los lazos parentales, pero las líneas no se masculina.

* Los antropólogos emplean el término ego para designar al «yo» desde cuyo
punto de vista se trazan las relaciones de parentesco. A veces resulta necesario espe-
cificar si la persona de referencia es un ego masculino o femenino.
286 Introducción a la antropología general Parentesco, residencia y filiación 287
é::- t~azan de igual forma en todas las direcciones. Como sucede en la filiación
cuyos padres están emparentados entre sí como hermano y hermana se
~ilateral, el ego traza la filiación a través de varones y hembras, pero la llaman primos cruzados; los hijos cuyos padres están emparentados entre
lmea se tuerce_ de un lado para otro, incluyendo a determinados antepasa-
sí como hermano y hermano o como hermana y hermana se llaman primos
dos o descendientes, sean masculinos o femeninos, y excluyendo a otros.
paralelos (fig. 15.6). , ~
En otras palabras, el ego no computa la filiación de forma simultánea e
igual a través de madres, padres y abuelos.
. T~mbién hay do~ ~ran?es variedades en la filiación unilineal: la patri-

J~
lmealz~a~ y la mat~zlznealzdad. En el primer caso, el ego sigue las líneas
g~nealog1cas ascendiente y descendiente sólo a través de los varones
(f1g. 15.4). Hay que señalar que esto no significa que los individuos em-
parentados por filiaci~n sean sólo varones; en cada generación hay parien- -
tes de ai:nbos sexos. Sm embargo, en el paso de una generación a otra sólo
11 11 X X Ego X X 11 11
son pertmentes los lazos masculinos; los hijos de las mujeres se pasan por
alto en el cómputo de la filiación. FIG. 15.6.-Primos cruzados y primos para· X = Primos erutados

Cu~ndo la filiació? se traza matrilinealmente, el ego sigue las líneas lelos. 11 = Primos paralelos

ascend~ente y descendiente sólo a través de las hembras (fig. 15.5). Una


vez mas, hay que señala~ .que tanto los varones como las hembras pueden Los antropólogos también distinguen otra variedad de regla de filiación, t-
estar empa~entados ~atrtlmealmente; sólo en el paso de una generación a llamada doble filiación, en la que el ego traza de modo simultáneo la filia-
otra se omiten los h1¡os de los varones en el cómputo de la filiación. ción, matrilinealmente, a través de la madre y, patrilinealmente, a través
Una ~e las consecuencias lógicas más importantes de la filiación unili- del pad re. Esta difiere de la filiación unilineal en la que la filiación se
neal co;is1st~ en que separa a los hijos de germanos de sexo opuesto en computa sólo a través de varones o de hembras, pero no de ambos a la vez. -
catego~ias difere~tes. Este efecto es especialmente importante en el caso de Puede haber, asimismo, muchas otras combinaciones de las reglas
los primos. Adv1ért,ase que, en el caso patrilineal, el hijo y la hija de la de filiación antes mencionadas. Por ejemplo, en todas las culturas existe
he.rmana del padre Clel ego no comparten una afiliación común con el ego algún grado de filiación bilateral en el cómputo de derechos y obligaciones.
mientras que el hijo y l~. hij~ del he~i:nano del padre del ego sí la compa/ Si una sociedad observa la filiación patrilineal para agrupar a la gente en
ten . En el caso de la fd1ac1on matnlineal, el mismo tipo de distinción se grupos domésticos propietarios de tierras, esto no significa que el ego y la
produce respecto a los «primos» del ego por el lado materno. Los hijos hija del hermano de la madre no tengan derechos y obligaciones especiales
entre sí. La moderna cultura euroamericana es fuertemente bilateral en lo <
que atañe a la composición de los grupos de parentesco y a la herencia de
riqueza y propiedades; sin embargo, los nombres de familia son patroními-
cos; es decir, siguen líneas de filiación patrilineal. La cuestión estriba en ,.,
que distintas variedades de filiación pueden ocurrir simultáneamente den-
tro de una sociedad determinada en la medida en que las reglas de filiación
se aplican a dife rentes esferas del pepsamiento y la conducta.
Cada una de las anteriores reglas de filiación proporciona la base lógica ¿_
para alinear mentalmente a la gente en grupos de parentesco emic. Estos
grupos tienen una influencia impor tante sobre su manera de pensar y com-
portarse en situaciones domésticas y extradomésticas . Un dato a tener en
cuenta sobre los grupos de parentesco es que no tienen por qué componer-
se de parientes c01-residentes, es decir, no tienen que ser grupos domésti- ~
cos. A continuación, describimos las principales variedades de estos grupos.
e}matrlllneales
A
Par ientes
Grupos de filiación cognaticia: variedad bilateral
FrG. 15.5.-Filiaci6n matrilineal. La fi.
liación se traza por vía exclusivamente La filiación bilateral aplicada a una esfera de parientes de amplitud
femen ina. indefinida y a un número indeterminado de generaciones, da lugar al tipo
288 Introducción a la antropología general Parentesco, residencia y filiación 289

de. grupo llamado parentela (fig. 15.7). Cuando los modernos americanos
y europeos utilizan la palabra «familia» en un sentido más amplio que el
de la familia nuclear, se están refiriendo a su parentela. Su principal ca-
racterística es que la amplitud y profundidad del cómputo bilateral son
indefinidas. Los parientes dentro de la parentela del ego pueden consi-
derarse «cercanos» o «lejanos», dependiendo del número de lazos genea-
lógicos que los separan, pero no hay ningún principio definido o uniforme
para hacer tales juicios o para acotar la extensión del círculo de parentes-
co. Una consecuencia importante de este rasgo, como se muestra en la fi-
gura 15 .7, consiste en que los egos y sus germanos se identifican con una ~
parentela cuya composición no puede ser la misma para otras personas
(salvo para los primos dobles del ego: primos cuyos padres son dos her-

----------

FIG. 15.8.-Linaie cognaticio. La filiación se


traza hasta un antepasado fundador a través
de los varones y/o las hembras.
e} Miembros
Á del llnaJa
1
sultante tiene una cor:iposición potencialm~nte idéntica para cualquier ego
que lleve a ca?o el computo. Este es el lma;e cognaticio (también se em-
plean los términos rama;e y sept *) (fig. 15.8).
El linaje cognaticio se basa en el supuesto de que todos los miembros
del grupo de filiación pueden especificar los lazos genealógicos exactos que
1 los emparentan con el fundador del linaje. Una alternativa frecuente como
1
\ en los «clanes» ambilineales de Escocia, consiste en que la filiación' desde
\
\ el fundador del linaje .no· necesita ser demostrada porque viene estipulada.
F1G. 15.7.-Parentelas. Los hijos tienen
parentelas diferentes de las de cualquiera
Esto se puede conseguir con bastante facilidad si el nombre del fundador se
de los padres. t~·ansmite ambilinealmente a través de muchas generaciones. Al cabo del
tiempo, muchas de .las personas. que llevan el nombre pertenecerán al grupo
senc1lla~ente en v1rtud del mismo, no porque puedan trazar su relación
manos que han intercambiado hermanas). Esto significa que es práctica- genealógica hasta el antepasado fundador. Una designación adecuada para
0 mente imposible que los grupos domésticos corresidentes estén integrados este grupo es la de clan cognaticio. (En épocas recientes algunos miembros
por parentelas y que es muy difícil que las parentelas mantengan intereses de los .cl~nes escoceses tienen diferentes apellidos como consecuencia de la
'(-- corporativos en tierras y personas. patronim1a y deben demostrar la filiación [Neville, 1979].)

Grupos de filiación unilineal


Grupos de filiación cognaticia: variedad ambilineal
Cuando la filiación unilineal se demuestra sistemáticamente respecto a
Se pueden soslayar las características de la parentela bilateral, indefi- un antepasado concreto, el grupo de parentesco resultante se llama matri-
da y centrada en el ego, especificando uno o más antepasados desde los que
se traza la filiación a través de varones y/o hembras. El agrupamiento re- * Término de origen irlandés de significado parecido al del clan escocés. (N. del T. ]
290 Introducción a la antropología general Parentesco, residencia y filiación 291
linaje o patrilinaje (fig. 15.9). Todos los linajes incluyen el mismo conjunto TABLA 15.1
de personas, independientemente de la perspectiva genealógica desde la Principales variedades de reglas de residencia postmarital
que se contemplan. Esto los convierte, idealmente, en instrumentos idóneos
para formar grupos domésticos de personas corresidentes y para mantener
intereses colectivos sobre personas y propiedades. Sin embargo, debido a la Nombre de la regla Lugar donde reside la pare;a casada
exogamia, ambos sexos no pueden seguir residiendo juntos después de la
infancia. Algu nos linajes incluyen todas las generaciones y todos los des- Neolocalidad Domicilio diferente del de los parientes del marido o de
cendientes colaterales del primer antepasado. Se trata de los linajes máxi- la esposa.
mos. Los linajes que sólo abarcan tres generaciones se denominan mínimos Bilocalidad Cambia alternativamente desde los parientes del marido a
(fig. 15.9). los de la esposa.
Ambilocalidad Algunas parejas residen junto a Jos parientes del marido
y otras junto a Jos de la esposa.

Patrilocalidad Residencia en el domicilio del padre del marido.


Matrilocalidad Residencia en el domicilio de la madre de la esposa.
A vunculocalidad Residencia en el domicilio del hermano de la madre del
marido.
Amitalocalidad Residencia en el domicilio de la hermana del padre de la
esposa. (Esta pauta sólo existe como posibilidad teórica.)
Uxorilocalidad Residenc~a junto a Jos parientes de la esposa. (Algunas de
las antenores pueden combinarse con la uxorilocalidad.)
Virilocalidad Residencia _junto a los parientes del marido. (Algunas de
FrG. 15.9.-Patrilinaies. Todos ios que aparecen
en el diagrama pertenecen al mismo linaje má- las anteriores pueden combinarse con la virilocalidad .)
ximo.

Cuando la filiación unilineal desde un antepasado específico es estipu- . Las prácticas d~ reside.n_cia postmarital influyen en las reglas de filia-
lada y no necesita ser demostrada, el grupo resultante se denomina patri- c~ón porque determman quien entra, deja o permanece en un grupo domés-
clán o matriclán (también se usan los términos patrisib y matrisib). No obs- t~co (M;irdock, _1 ~4~; Naroll, 1~ 73) . Así, proporcionan a los grupos domés-
tante, hay muchos casos fronterizos en los que es difícil decidir si se tra ta ticos i:ucleos dtstmtivos de partentes que corresponden a las inclusiones y
de un linaje o un clan. Del mismo modo en que los linajes pueden conte- exclusiones producidas por los movimientos de las parejas casadas. Estos
ner en su seno otros linajes, los clanes también pueden incluir otros clanes, movimientos están,- a su vez, influidos por las condiciones demográficas,
q ue se suelen llamar subclanes. Finalmente, hay que señalar que los clanes tecnológicas, económicas y ecológicas a que están sujetos los seres humanos.
también pueden abarcar linajes. De ~hí que, en las sociedades organizadas en bandas y aldeas, la principal
func~~n de l?s ~e?las de filiación y otros principios del parentesco sea
movilizar y 1ust1f1car las estructuras de los grupos domésticos que son
Pautas de residencia postmarital adaptativas bajo condiciones infraestructurales concretas. Por supuesto los
factores político-económicos también contribuyen fuertemente a la fo;ma-
Para comprender los procesos causales responsables de las diferentes ción de las prácticas de residencia y las reglas de filiación.
variedades de grupos domésticos e ideologías de filiación, hay que analizar
otro aspecto de la organización doméstica. Existe un amplio acuerdo entre Causas de la filiación bilateral
los antropólogos en el sentido de que la pauta de residencia que se sigue
después del matrimonio constituye un importante determinante de las La filiación bilateral está asociada a diferentes combinaciones de neo-
reglas de filiación. Las principales prácticas de residencia postmarital se local~dad , ambilocalidad y bilocalidad. A su vez, las prácticas de residencia
describen en la tabla 15.1. refleian un alto grado de movilidad y flexibilidad entre las familias nuclea-
-- - ------ ---

Introducción a Ja antropología general Parentesco, resrdencia y filiación 293


292
res. Tal movilidad, como hemos visto (cap. 11), posee valor de adaptación buscaban atraer y reunir en torno suyo tanta mano de obra como les fuera
para los cazadores y recolectores y es un rasgo intrínseco de la organización posible. Cuanta más gente se pone a trabajar durante una migración de
en bandas. Por ejemplo, los !kung son primordialmente bilaterales, lo que salmones, más pescado se captura.
refleja el predominio de una pauta de residencia postmarital bilocal. En los El núcleo de cada aldea estaba integrado por un caudillo y sus s'egui-
campamentos !kung predominan los lazos madre-hija, seguidos por los de dores, generalmente emparentados con él de una forma demostrable 'á tra-
hermana-hermana y hermano-hermano; pero también son frecuentes los vés de la filiación ambilineal, constituyendo un linaje cognaticio llamado un
lazos padre-hijo y hermano-hermano. La clave de la estructura de las bandas numaym. E l caudillo reivindicaba privilegios hereditarios y rango de no-
es el mantenimiento de la flexibilidad para adaptarse a las cambiantes bleza sobre la base del cómputo ambilineal desde sus antepasados nobles.
circunstancias ecológicas. Entre los !kung, alrededor del 15 por 100 de La validación de este status dependía de su capacidad para reclutar y tener
los individuos realizan cada año un desplazamiento permanente a otro ~ un nutrido grupo de seguidores frente a la competencia de caudillos vecinos
campamento, mientras que un 35 por 100 divide su tiempo por igual entre ~on i~ual mentalidad. La importancia otorgada a la elección individual y la
períodos de residencia en dos o tres campamentos diferentes (Lee, 1972a; mcert1dumbre que rodea a la hacienda corporativa del grupo son típicas
Yellen, 1976: 60). también de los linajes cognaticios en otras culturas.
La bilateralidad nor teamericana está asociada a una flexibilidad y mo-
vilidad similares en las familias nucleares, pero la adaptación básica no es
a circunstancias ecológicas cambiantes. La bilateralidad refleja, en este Determinantes de los linajes y clanes unilineales
caso, una pauta neolocal que es adaptativa respecto a las op.ortuni~a~es de
trabajo asalariado y la sustitución de las formas de intercambio mediatizadas Aunque no hay base alguna para revivir las nociones decimonónicas de
por el::- .:.rcntesco por intercambios monetarios de mercado. En tanto qu~ ~os los estadios universales en la evolución del parentesco, sí existen ciertas
!kung siempre viven junto a parientes y dependen de parentelas y familias tendencias evolutivas de carácter general que están verificadas. Las bandas
extensas para su subsistencia, las familias nucleares americanas viven se- cazadoras y recolectoras suelen formar grupos de filiación cognaticia y/ o
paradas de sus parientes. Los grupos domésticos norteamericanos se compo- residencia bilocal porque su ajuste ecológico básico exige que los grupos
nen de familias nucleares geográfica y socialmente aisladas de los parientes locales sean abiertos, flexibles y no territoriales. Con el desarrollo de la
del marido y de la esposa, salvo para los rituales del ciclo vital (véase capí- horticultura y ~na vida más sedentaria en poblados, la identificación entre
tulo 21 ) y las fiestas de Navidad y Acción de Gracias. grupos domésticos o aldeas y territorios definidos se desarrolló y se volvió
más exclusiva. Debido a razones ya discutidas (capítulo 13), la densidad
demográfica se incrementó y la guerra se intensificó, lo que contri-
Determinantes de los linajes y clanes cognaticios buyó a la necesidad de poner énfasis en la solidaridad y la unidad de grupo
(Ember, Ember y Pasternak, 1974). Bajo estas condiciones, los grupos de
Los linajes y clanes cognaticios están asociados a la am~ilocatidad. E~ta filiación unilineal con núcleos de miembros localizados y bien definidos,
es una forma de residencia postmarital en la cual la pare¡a casada decide · así como un sentido creciente de solidaridad y una ideología de derechos
permanecer de un modo relativamente permanente . junt~ al gr~~o domés- exclusivos sobre recursos y gente se convirtieron en la forma predominante
tico de la esposa o junto al del marido. La ambilocalidad difiere de la de los grupos de parentesco. A partir de una muestra de 797 sociedades
neolocalidad de la familia americana en que la residencia se establece junto agrícolas, Michael Harner (1970) ha mostrado que existe una correlación
a un grupo definido de parientes. Difiere, asimismo, de la bilocalidad de estadística muy alta entre una dependencia creciente de la agricultura, como
las bandas cazadoras y recolectoras en que el traslado de un grupo domés- a~go opuesto a la caza y recolección, y la sustitución de los grupos de filia-
tico a otro se produce con menos frecuencia. Implica, por tanto, una f~r­ ción cognaticia por grupos de filiación unilineal.
ma de vida aldeana relativamente más sedentaria, así como un potencial No obstante, no se trata de un proceso unidireccional. Cabe esperar
algo mayor para el desarrollo de intereses corporativos ex~l.us~vos sobre la regresión a formas cognaticias si se elimina la guerra y/ o desciende
propiedades y personas. Sin embargo, todos los grupo~ de filiación cogn~­ bruscamente la población. Los grupos de filiación cognaticia kwakiutl, pro-
ticia, sean bilaterales o ambilineales, tienen un potencial para formar uru- ba~lemente, repr~~entan una regresión de este estilo desde organizaciones
dades corporativas menor que los grupos de filiación unilineal, punto sobre a~tiguamente umlmeales. Como se recordará, la población kwakiutl fue
el que volveremos en breve. . . . diezmada a causa de enfermedades contagiosas introducidas por comercian-
Ya hemos analizado un ejemplo de cómo funcionan los lmaies cogna- tes euroamericanos y rusos . El gobierno canadiense suprimió la guerra
ticios . Tales linajes existieron entre los donantes de potlatches de la Costa característica de los primeros días del contacto. Las sociedades de aldeanos
Noroeste del Pacífico (véase capítulo 13). Los jefes del potlatch kwakiutl horticultores organizadas de modo unilineal son más numerosas que las
292 Introducción a Ja antropología general Parentesco, resrdencia y filiación 29.3

res. Tal movilidad, como hemos visto (cap. 11), posee valor de adaptación buscaban atraer y reunir en torno suyo tanta mano de obra como les fuera
para los cazadores y recolectores y es un rasgo intrínseco de la organización posible. Cuanta más gente se pone a trabajar durante una migración de
en bandas. Por ejemplo, los !kung son primordialmente bilaterales, lo que salmones, más pescado se captura.
refleja el predominio de una pauta de residencia postmarital bilocal. En los El núcleo de cada aldea estaba integrado por un caudillo y sus segui-
campamentos !kung predominan los lazos madre-hija, seguidos por los de dores, generalmente emparentados con él de una forma demostrable a' tra-
hermana-hermana y hermano-hermano; pero también son frecuentes los vés de la filiación ambilineal, constituyendo un linaje cognaticio llamado un
lazos padre-hijo y hermano-hermano. La clave de la estructura de las bandas numaym. El caudillo reivindicaba privilegios hereditarios y rango de no-
es el mantenimiento de la flexibilidad para adaptarse a las cambiantes bleza sobre la base del cómputo ambilineal desde sus antepasados nobles.
circunstancias ecológicas. Entre los !kung, alrededor del 15 por 100 de La validación de este status dependía de su capacidad para reclutar y tener
los individuos realizan cada año un desplazamiento permanente a otro - un nutrido grupo de seguidores frente a la competencia de caudillos vecinos
campamento, mientras que un 35 por 100 divide su tiempo por igual entre ~on i&ual mentalidad. La importancia otorgada a la elección individual y la
períodos de residencia en dos o tres campamentos diferentes (Lee, 1972a; mcer~1dumbre que rodea a la hacienda corporativa del grupo son típicas
Yellen, 1976: 60). también de los linajes cognaticios en otras culturas.
La bilateralidad norteamericana está asociada a una flexibilidad y mo-
vilidad similares en las familias nucleares, pero la adaptación básica no es
a circunstancias ecológicas cambiantes. La bilateralidad refleja, en este Determinantes de los linajes y clanes unilineales
caso, una pauta neolocal que es adaptativa respecto a las oportuni~a~es de
trabajo asalariado y la sustitución de las formas de intercambio mediatizadas Aunque no hay base alguna para revivir las nociones decimonónicas de
por el; .:.rcntesco por intercambios monetarios de mercado. En tanto qu~ ~os los estadios universales en la evolución del parentesco, sí existen ciertas
!kung siempre viven junto a parientes y dependen de parentelas y familias tendencias evolutivas de carácter general que están verificadas. Las bandas
extensas para su subsistencia, las familias nucleares americanas viven se- caz~dora.s y . recolectoras suelen formar grupos de filiación cognaticia y/ o
paradas de sus parientes . Los grupos domésticos norteamericanos se compo- residencia bilocal porque su ajuste ecológico básico exige que los grupos
nen de familias nucleares geográfica y socialmente aisladas de los parientes locales sean abiertos, flexibles y no territoriales. Con el desarrollo de la
del marido y de la esposa, salvo para los rituales del ciclo vital (véase capí- horticultura y u~a vida más sedentaria en poblados, la identificación entre
tulo 21 ) y las fiestas de Navidad y Acción de Gracias. grupos domésticos o aldeas y territorios definidos se desarrolló y se volvió
más exclusiva. Debido a razones ya discutidas (capítulo 13) la densidad
demográfica se incrementó y la guerra se intensificó lo' que contri-
Determinantes de los linajes y clanes cognaticios 1;
buyó a la necesidad de poner énfasis en la solidaridad y unidad de grupo
C~;n~er, E~~er y Pasternak, 1974). Bajo estas condiciones, los grupos de
Los linajes y clanes cognaticios están asociados a la am~ilocalidad. E.sta filiación umlmeal con _núcleos de miembros localizados y bien definidos,
es una forma de residencia postmarital en la cual la pare¡a casada decide así co?1o un sentido creciente de solidaridad y una ideología de derechos
permanecer de un modo relativamente permanente. junt~ al gr~ro domés- exclusivos sobre recursos y gente se convirtieron en la forma predominante
tico de la esposa o junto al del marido. La ambilocalidad d1f1ere de la de los grupos de parentesco. A partir de una muestra de 797 sociedades
neolocalidad de la familia americana en que la residencia se establece junto agrícolas, Michael H arner (1970) ha mostrado que existe una correlación
a un grupo definido de parientes. Difiere, asimismo, de la bilocalidad ?e estadística muy alta entre una dependencia creciente de la agricultura como
las bandas cazadoras y recolectoras en que el traslado de un grupo domes- a!go opuest?. a la caza y recolección, y la sustitución de los grupos d~ filia-
tico a otro se produce con menos frecuencia. Implica, por tanto, una f~r­ ción cognaucia por grupos de filiación unilineal.
ma de vida aldeana relativamente más sedentaria, así como un potencial No obstante, no se trata de un proceso unidireccional. Cabe esperar
algo mayor para el desarrollo de intereses corporativos ex~l.us~~os sobre la regresión a formas cogna ticias si se elimina la guerra y/ o desciende
propiedades y personas. Sin embargo, todos los grupo~ de f1liac1on cogn~­ bruscamente la población. Los grupos de filiación cognaticia kwakiutl, pro-
ticia, sean bilaterales o ambilineales, tienen un potencial para formar uru- ba~lemente, repr~~entan una regresión de este estilo desde organizaciones
dades corporativas menor que los grupos de filiación unilineal, punto sobre a~tlguamente umlmeales . Como se recordará, la población kwakiutl fue
el que volveremos en breve. . . . diezmada a causa de enfermedades contagiosas introducidas por comercian-
Y a hemos analizado un ejemplo de cómo funcionan los lma¡es cogna- tes eur?ai:nericanos y . rusos. ~1 gobierno canadiense suprimió la guerra
ticios. Tales linajes existieron entre los donantes de potlatches de la C~sta caracteristica de los pnmeros dias del contacto. Las sociedades de aldeanos
Noroeste del Pacífico (véase capítulo 13). Los jefes del potlatch kwakiutl horticultores organizadas de modo unilineal son más numerosas que las
294 Introducción a la antropología general Parentesco, residencia y filiación
295
basadas en sistemas cognauc1os; en la muestra de Harner, las primeras cooperación entre las hembras . Esto obedece a que los varones suelen mono-
superan a las segundas en una proporción de .380 a 111. Además, casi todas pol:zar las armas de guerra y caza, y controlan el comercio y la política. La
las sociedades unilineales muestran signos de creciente presión demográfica, razon de esto probablemente tiene que ver con la mayor eficacia de los
como el agotamiento de los recursos de alimentos y plantas silves tres. varones en ; l com.bate cuerpo a c~~rpo y la menor movilidad de las ~uje­
Los grupos de filiación unilineal están asociados a una u otra variedad res, que es ~a relac!onada con }as. dificultades del. emba~·azo y la lactancia en
de residencia unilocal; es decir, la patrilinealidad a la patrilocalidad, y la marcos premdus trial~s . La practica de la guerra mtens1va y a pequeña esca-
matrilinealidad a la matrilocalidad. Por añadidura, hay una estrecha rela- la entr~ ald:as .vec~nas puede ser el fac tor crucial que fomenta todo el
ción entre avunculocalidad y matrilinealidad . E n la patrilinealidad, los pa- co~ple¡o de mstltucrones centradas en el varón y dominadas por éste (véase
dres, hermanos e hijos forman el núcleo del grupo doméstico; con la matri- capitulo 25). Al estructurar los grupos domésticos en torno a un núcleo de
localidad, lo forman las madres, hermanas e hijas. Por tanto, las relaciones- padres, hermanos e hijos, la patrilocalidad facilita la cooperación militar
entre estas prácticas de residencia y reglas de filiación deberían ser claras. entre los varones que se han criado juntos y evita que padres, hijos y
Sin embargo, la razón de la relación entre avunculocalidad y matrilinealidad hermanos se enfrenten en el terreno de combate cuando una aldea ataca a
es más compleja. En la avunculocalidad los hermanos de la madre y los otra (Divale y Harris, 1976).
hijos de la hermana forman el núcleo de la unidad doméstica; el hijo de
la hermana ha nacido en la unidad doméstica del hermano de la madre de Causas de la matrilocalidad
su marido, pero de joven o de adulto el hijo de la hermana abandona esta
unidad doméstica y fija su residencia junto al hermano de su propia ma- H ay acuerdo general en que los grupos de filiación matrilineal no se
dre (fig. 15.10). La manera en que funciona la avunculocalidad y la razón fo.r~an de un modo independiente - es decir, en ausencia de vecinos ma-
de que aparezca vinculada con la matrilinealidad se apreciarán con mayor trrl1?eales-, salv? que la matrilocalidad sea la práctica de residencia post-
claridad cuando examinemos las causas infraes tructurales de la matrilocali- ~antal. Ahora ~ten, ¿a qué se de?~? Una .teoría afirma. que cuando el
dad y la patrilocalidad. pap~l de las mu¡eres en la producc10n de alimentos adquiere más impor-
t~ncia, como, sucede en las sociedades de horticultores, los grupos domés-
Ó=6 o-l ticos tenderan a estructurarse en torno a un núcleo de hembras Sin em-
bargo, .esta .teoría debe rechazarse porque la asociación entre ho~·ticultura
1
Y ~atnlocalidad ·no es mayor qu~ la existente entre horticultura y patrilo-
6¡6 o:i
FIG. 15.10.-Avunculocalidad. Los varones casados
en la zona sombreada constituyen el núcleo matri-
lineal de un grupo avunculocal. Sus hijos abandonan
calidad (Ember y Ember, 1971; D1vale, 1974). Además, resulta difícil enten-
der por qué ha de :xigir el t~·abajo en el campo un grado de cooperación
el grupo avunculocal y son reemplazados por hijos
tan alto .que las mu¡eres de diferentes grupos domésticos no puedan reali-
6-6 o-l de la hermana.
zarlo ba¡o una a~ecuada super visión , ni por qué ha de exigir que todos
los hermanos e h1¡os sean expulsados de su grupo doméstico natal (cf. Bar-
Causas de la patrilocalidad ton y otros, 1977; Whíte, 1977; Sanday, 197.3).
Dada la importancia que revisten en las sociedades aldeanas ciertas
La abrumadora mayoría de las sociedades conocidas muestran pautas de a~tividades dominada~ por los varone.s, como la guerra, la caza y el comer-
residencia y filiación centradas en el :varón. El 71 por 100 de las 1.179 so- cio entr~ .grupos patnlocales, la cuestion que debe plantearse es qué clases
ciedades clasificadas por George Murdock (1967) son ya patrilocales, ya de mod1f1cac1ones en estas especialidades masculinas se beneficiarían con
virilocales ; y, en esta misma muestra, el número de sociedades que tienen un cambio a la matrilocalidad. La respuesta más probable es que esto ocurra
grupos de parentesco patrilineales supera al de las que poseen grupos de cuando la guerra, la caza y el comercio dejan de ser actividades de corta
parentesco matrilineales en la proporción de 558 a 164 . La patrilocalidad duración .q~e tienen lugar .en las inmediaciones de la aldea para convertirse
y la patrilinealidad constituyen el modo estadísticamente «normal» de orga- en exped1c1ones a larga distancia que pueden durar varios meses. Cuando
nización doméstica. H an predominado no sólo, como antes se creía, en l?s varones ~atrilocales se ausentan de la aldea durante largos períodos de
sociedades que disponen de araclos y animales de tiro o que practican el tlemp~, los mtereses corporativos de sus patrigrupos quedan al cuidado
pastoreo nómada, sino también en sociedades basadas en la horticultura y exclusivo de sus esposas. Las lealtades de éstas, empero, se dirigen hacia
la tala y quema (Divale, 1974). un ~rupo de par:ntesco patrilineal distinto. Las mujeres del grupo local
Es difícil soslayar la conclusión de que la razón subyacente en el predo- prov1en:n de unidades ~e parentesco diferentes y comparten una base
minio de la patrilocalidad entre las sociedades pre-estatales consiste en que muy exigua para ~n.a actividad de cooperación cuando no están supervi-
la cooperación entre los varones es adaptativamente más significativa que la sadas por los admmrstradores masculinos de las unidades domésticas cor-
296 Introducción a la antropología general
Parentesco, residencia y filiación 297
porativas a las que se han incorporado por tnatrí1nonio. No queda nadie en Sin en1bargo, persiste la cuestión de por qué las expediciones bélicas
el hogar, por así decirlo, «que atienda el negocio». La n1atrilocalidad resuel~ cin~géticas y con1erciales de larga distancia son importantes para alguna;
ve este proble1na porque estructura la unidad do1néstica en torno a un sociedades aldeanas y no para otras. La respuesta, probable1nente, radica en
núcleo pennanente de inadres, hijas y hennanas residentes a las que se la creciente presión den1ográfica provocada por la intensificación de la _pro-
adiestra, desde su nacüniento, en pautas laborales de cooperación y que ducción y el agota1niento de Jos recursos locales. Las sociedades 111atrilínea-
identifican el «cuidado del negocio» con sus propios intereses 1nateriales y Ies y 111atrilocales suelen tener aldeas de mayor ta1naño e instituciones
senti1nentales. Así, los varones criados en grupos do1nésticos inatrílocales políticas más desarrolladas que las patrilocales. Volveremos sobre este
se ven inenos constreñidos a volver a sus aldeas y pueden pennanecer tema en el capítulo 26.
ausentes durante largos períodos de tíe1npo.
La capacidad de emprender y terminar con éxito expediciones de larga -
distancia implica que las aldeas vecinas no se atacarán n1utua1nente apro- Causas de la avunculocalidad
vechando la ausencia de los varones. La 1nejor forn1a de asegurarse de que
esto no suceda consiste en formar las expediciones alrededor de un núcleo En las sociedades matrilocalcs y matrilineales, los varones son reacios
de varones procedentes de diversas aldeas vecinas o de diferentes unidades a ceder el control sobre sus propios hijos a los miembros de los grupos de
domésticas dentro de una misma aldea. En las aldeas patrilineales y patri- parentesco de sus esposas, y no se resignan fácilmente al hecho de que
locales, los grupos territoriales beligerantes se cornponen de parientes sean sus hijos en vez de sus hijas los que deban separarse de ellos al ca-
patrilineales que constituyen grupos de interés fraternos de índole co1npe- sarse. Debido a esta contradicción, estos siste1nas 1nanifiestan una tendencia
titiva. Estos grupos establecen alianzas can1biantes con aldeas vecinas in- a ret?1~nar a Ja fónnula patrílocal-patdlineal tan pronto co1nO desaparecen o
tercambian hermanas y se atacan 1nutua1nente. La inayoría de los cornbates se n11ttgan las fuerzas que obligan a los varones a ausentarse de. sus aldeas
ocurren entre aldeas separadas, aproxünadamente, por un día de ca1nino. natales y grupos do1nésticos.
En ca1nbio, en las culturas matrilineales y rnatrílocales los vínculos no se Una manera de resolver esta contradicción consiste en reducir las obli-
establecen 1nediante el intercan1bio de niujeres, sino niediante la integra- gaciones maritales del varón (débiles de por sí en las sociedades inatriloca-
ción en el grupo, por vía matrin1onial, de varones procedentes de distintos J:s) hasta el ,punto .de que la convivencia con la esposa deje de ser necesaria.
grupos domésticos, y esto in1pide la forn1ación de grupos de interés frater- E.sta es la v1a seguida por los na y ar. Co1no he1nos visto los hon1bres na¡rar
, otro· hogar que su unidad doméstica natal; 'no se preocupaban
no ten1an
nos de talante con1petitivo y belicoso al dispersar a los padres y hern1anos
entre diferentes unidades do1nésticas pertenecientes a distintas aldeas. po~· lo que les srn;ediera. a sus hijos -a los que difícilmente podían iden-
Así, sociedades 1natrilocal-1natrilíneales, con10 los iroqueses de Nueva tificar- y no ten1an d1f1cultad en mantener a sus hermanas y a sus sobri-
York y los huron de Ontario, gozan de un grado de paz interna que nas bajo un conveniente control fraterno y avuncular.
contrasta notable1nente con las constantes disputas, venganzas de sangre e Con todo, la solución 1nás co1nún a la tensión entre los intereses
incursiones de grupos corno los tse1nbaga rnaring o los yanon1amü. Pero masculinos y la matrilinealidad es el desarrollo de una pauta de residencia
la n1ayoría de las sociedades rnatrilineales, con10 los iroqueses y los huron, avunculocal. Es un hecho destacable que los grupos de filiación matrilineal
tienen una historia de intensas guerras dirigidas hacia el exterior contra con residencia avunculocal son más frecuentes que los grupos matrilineales
poderosos enemigos (Gramby, 1977; Trigger, 1978). Los nayar, por ejem- de tipo matrilocal (véase tabla 15.2).
plo, eran una casta de soldados al servicio de los reyes de Malabar. Los
niatrilocales rnundurucu del An1azonas desconocían el conflicto entre aldeas TABLA 15.2
y habían suprin1ido Ja agresión interpersonal. Pero hacían incursiones contra Relación entre residencia y filiación en el Atlas Etnogl'áfico
enemigos situados a muchos kilón1etros de distancia) y una hostilidad y
violencia implacables caracterizaban sus relaciones con el «n1undo exterior» Residencia pos111arital
(Murphy, 1956). Grupos de
Otra razón para la supresión de la hostilidad interna entre los grupos parentesco Mall'ilocal Patrilocal
matrilocales consiste en que la matrilocalidad es incompatible con la poli- o IJ xorilocal Avunculocal o Virilocal
Otra Total
ginia. Los varones que están a cargo de la hacienda matrílineal no están
interesa.dos en que varias de sus her1nanas se casen con un 1nis1no varón, y Patrílincal 1 o 563 25 589
ellos 1n1s1nos ta1npoco se beneficiarán de tener 1nuchas esposas e hijos. Así, J\1atrilineal . 53 62 30 19 164
se reduce el conflicto por las 1nujeres) una de las causas principales de la
guerra entre aldeas vecinas. FUENTE: Murdock, 1967; Divale y Harris, 1975.
Parentesco, residencia y filiación 299
298 Introducd6n a la antropología general
Terminologías de parentesco
En el sisten1a avuncu1ocal, el varón acaba yéndose a vivir con los her-
rnanos de su 1nadre en su unidad don1éstica 1natrilíneal, donde se le une su Otro aspecto de la ideología doméstica que comparte esta misma ten-
esposa. Al alcanzar la n1adure;i;, el hijo de un ego rnasculino partirá a su vez dencia hacia la coherencia funcional es la terminología de parentesco. Todas
hacia la unidad doméstica del hermano ele la esposa del ego (sin embargo, las culturas poseen un Conjunto especial de térn1ínos para designar ~ lo.s
la hija del ego puede continuat residiendo en su grupo si se casa con el distintos tipos de parientes. Los ténninos y las reglas para usarlos const1~
hijo de la hermana de su padre). Así, el núcleo de una unidad doméstica tuyen el sistenta ter:ninológico. de paren.te seo de una. cul;u;·a. .
avunculocal est~ integrado por un grupo de hern1anos y los hijos de sus Cuando se describen y analizan los sistemas ter1n1nolog1cos de pa1entes-
hennanas. La función de esta práctica es reinsertar un grupo de interés co, no hay que regatear esfuerzos para evitar el empleo de i:uestros pro-
fraterno 1nasculino como núcleo residencial del grupo de filiación matrili- pios ténninos de parentesco al traducir los hallados en º}ro~ s1ste1na.s. Para
neal. reducir la posibilidad de imponer preconceptos etnocentrtcos a s1sten1as
La avunculocalidad se da tan a n1enudo porque (cuando la guerra no tern1inológicos que no tienen en co1nún ningún tipo de pariente, hay que
ha sido suprí1nida) los varones continúan do1ninando los asuntos de los reducir al n1ÍnÍlno el uso de palabras co1no «tío», «tía» o «prin10». Incluso
grupos 1natrilineales. Esta interpretación concuerda con otro destacable el empleo de tér1ninos co1no «padre», «Inadre», «her1nana», «hermano»,
hecho universal: la oposición lógica de la avunculocalidad nunca ocurre. «hijo» e «hija» puede conllevar el riesgo de distorsionar la n1anera en que
La an?italocalidad («residencia junto a la tía»), lo contrario de la avuncu- otras culturas clasifican y designan a sus parientes. .;
localidad, existiría si las hijas del hermano y las hermanas del padre cons- Lewis Henry Margan fue el primer antropólogo que comprend10 que,
tituyeran el núcleo de una unidad don1éstíca patrilineal. Las tnujeres, e111- pese a la infinidad de lenguas que existen s.obre la faz de la uerra y al
pero, nunca han sido capaces de controlar los grupos de parentesco patri- enorme nútnero de términos de parentesco diferentes que se dan en ellas,
Iineales con10 los varones han lograd~ hacer con los n1atrilineales. De ahí sólo hay un pequeño nú1nero de tipos básicos de sistemas tertninológicos
que sean los varones, no las he1nbras, quienes constituyen el núcleo residen- de parentesco. La 1nejor manera de definirlos es con arreglo al 1nodo en
cial de la práctica totalidad de los grupos de parentesco patrilineales, así que los ténninos se aplican en una cuadrícula genealógica abreviada .con-
cotno de la 1nayor parte de los casos n1atrilineales conocidos. sistente en dos generaciones, incluyendo a los germanos del ~g~, del in1~n10
y de sexo opuesto, y sus prin1os cruzados y paralelos. Aqu1 solo examina-
Una línea sumatnente tenue sepai-a la avunculocalidad de la patriloca-
remos tres de· los sistemas niejor conocidos para ilustrar la naturaleza
lidad. Si el grupo residencial de hermanos de.cicle que uno o más de sus
de las relaciones causales y funcionales que ligan las distintas tenninolo~
hijos pern1anezca con ellos después del 1natrin1onio, el núcleo residencial
gías de parentesco con los de1nás aspectos de la organización doméstica.
e1npezará a parecerse a un grupo doméstico an1bilocal. Si se mantienen (I-Iay que subrayar que éstos son tipos ter1ninológícos básicos. Los casos
en la residencia inás híjos que sobtinos, se for1nará la base residencial reales a menudo varían en los detalles.)
para una reafirmaci6n de la filiaci6n patdlineal.
Con posterioridad a la adopci6n de la matrilocalidad y al desarrollo
de grupos de filiación 1natrilineales en el seno de una sociedad, ca1nbíos en La terminología esquimal
las condiciones originarias pueden llevar a un restablecin1iento de Ja pauta
matrilocal-1natrilinea1. En un 1nomento detertninado, es posible que tnuchas El tipo de siste1na tern1inológico de parentesco con el que están n1ás
sociedades se encuentren atravesando algún estadio de transición entre a1n- familia1izados los nortea1nericanos es el esquimal, represen~ado en .1~
bas formas de residencia y de ideología de parentesco. Como las más de figura 15 .11. Dos rasgos importantes de este sistetna son: primero, nin~
las veces los can1bios en la residencia y filiación no se producen en perfec- guno de los tér1ninos que designan a Jos parientes nucleares del ego -1,
to tánde1n -es decir, los ca1nbios de filiación pueden den1orarse respecto 2, 6, 5- se aplica fuera de la fan1ilia nuclear; y segun~o, no se ~st~blece
a los ca1nbios de residencia-) es de esperar que encontre1nos con1bínacío- distinción alguna entre los lados materno y paterno. As1) no se d1sc1ernen
nes de residencia con una regla de filiación «incorrecta». los «pritnos» cruzados de los paralelos o las «tías» y «tíos)> cruzados de
Por ejen1plo, algunas sociedades patrilocales y un nú1nero bastante ele-

~4 ~A-~hA
vado de sociedades virílocales tienen filiación tnattilineal; y una o dos
sociedades uxorilocales, filiación patrilineal (véase tabla 15.2). Pero en la
actualidad se dispone de ele1nent?s de juicio que indican que entre los
grupos do1nésticos) sus funciones ecológica, niilitar y política y sus ideolo- n776Ego57777
gías de filiación existe una correlación que tiende a ser fuerten1ente 1·10. 15.11.·· r,•rminologí11 esquitnal.
coherente.
300 Introducción a Ja antropología general Parentesco, residencia y filiación 301

los paralelos. Estos rasgos reflejan el hecho de que las sociedades que 01nite, empleándose un solo térinino para los n1ien1bros de la generac1on
usan la tcnninología esquitnal carecen, por lo con1ún, de grupos de filia- del ego y otro para los 1nie1nbros de la generación de los padres del ego.
ción corporativos. En ausencia de tales grupos, la familia nuclear tiende Su rasgo n1ás destacable, en co1nparación con la esquí1nal, es la aplicación
a sobresalir como una unidad productiva y reproductora independiente de idénticos ténninos a personas que están dentro y fuera de la fan1ilia
y funcionalinente do111inante. Pot esta razón, a sus mien1bros se les da nuclear. La tertninología ha\vaiana es, pues, co1npatible con situaciones
una identidad tennínológica diferente de todos los otros tipos de parien- en las que la familia nuclear está ininersa dentro de un contexto do1n~stico
tes. Por otra parte, el agrupatnicnto de todos los «ptitnos» bajo un único do1ninado por fan1ilias extensas y otros grupos de filiación corporativos.
término (7) refleja la fuerza de la filiación bilateral por oposición a la En el Atlas Etnováfico de Murdock, el 21 por 100 de las sociedades
unilineal. La influencia de la filiación bilateml también se refleja en el con ter1ninología ha\vaiana tienen, en efecto, grandes fanülias extensas.
hecho de que no exista una distinción terminológica entre «tÍas» y «tíos» Además, más del 50 por 100 de este tipo de sociedades poseen alguna
en el lado 111aterno y «tías» y «tíos» en el paterno. Las predicciones teóri- fonna de grupo de filiación cotporativo distinto de las fa1nilias "extensas.
cas concernientes a la terminología esqui1nal se ven clara1nente confinna- En teoría, la n1ayor parte de estos grupos de filiación deberían ser
das en las tabulaciones del Atlas Etnográfico de Murdock (1967). De las cognaticios y no unilineales. Esta predicción se basa en que la falta de dis-
71 sociedades con terminología esquimal, sólo 4 tienen grandes familias tinción entre los parientes del lado 1naterno y los del lado paterno es indi-
extensas, y únicamente 13 grupos de filiación unilineal. En 54 de las 71 so- cativa de una indiferencia hacia la unilínealidad. Y esta indiferencia, a su
ciedades con terminología esquimal, los grupos de filiación están total- vez) coherente, desde un punto de vista lógico, con las forn1as de filiación
1nente ausentes o representados sólo por parentelas. ambilineal y bilateral.
El sistema ter1ninológico de la Nortea1nérica inoderna es el esquiinal .,,.. Con todo, los datos de la muestra etnogfáfica de Murdock sólo res-
Pero como sugiere el nornbre «esquimal», esta mísrna pauta se halla paldan patcialmente esta predicción: hay, en efecto, muchas más socie-
con frecuencia entre pueblos cazadores y recolectores. La razón de esto dades con terminología hav.raiana que tienen filiación cognaticia en vez de
consiste en que todos los factores que aíslan a la familia nuclear increM unilineal, pero existen asin1is1no nun1erosas excepciones para las que no
mentan la probabilidad de que aparezca una terminología de tipo esqui- se dispone todavía de una explicación que goce de aceptación general.
mal. Entre los grupos de cazadores y recolectores, los factores detenni-
nantes son la baja densidad demográfica y la necesidad de una máxima
movilidad geográfica impuesta por las fluctuaciones en la disponibilidad La terminología iroquesa
de caza y otros recursos. En una nación industrializada como los Estados
Unidos, la misma pauta terminológica refleja, pot una patte, la intrusión En presencia de grupos de parentesco unilineales, hay una tendencia
del Estado y de las instituciones de mercado en la rutina doméstica y, n1undial a establecer una distinción ter1ninológica entre los prin1os pa-
por otra, el alto nivel de movilidad social y geográfica causado por los ralelos y los cruzados. Esta pauta está amplia1nente asociada a una dis-
salarios. tinción similar en la primera generación ascendente que diferencia a los
hermanos del padre de los hermanos de la madre y las hermanas del
padre de las hermanas de la madre.
La terminología hawaiana Una terminolügía iroquesa existe donde -aden1ás de estas distin-
ciones entre primos cruzados y paralelos, y tías y tíos cruzados y parale-
Otro sisten1a terminológico de parentesco común es el ha\\raiano. Es el los- la hermana de la madre se asimila terminológicamente a la 1nadre,
sistetna n1ás fácil de describir, ya que tiene el menor número de térn1inos el bermano del padre al padre y los primos paralelos a los hermanos y
(fig. 15.12). En algunas versiones, incluso la distinción entre los sexos se hermanas del ego (fig. 15.13).
Esta pauta de asimilación obedece, en buena medida, a que los ger-
,¡;- ~<5 6 ·~ L ~L 6~ n1anos pertenecen a un tnismo grupo de filiación unilineal de carácter

hhi-hhrl
34343Ego43434
corporativo y a que las alianzas matrin1oniales se basan en matrimonios

..¿ 6 o. . ¿--:¿; Ó·
hf2~,h0~
FrG. 15.12.-Tenninología hawaiana.

* Como el lector habrá podido comprobar, el sistema español también es de tipo 87565Ego65687
esquimal [N. del T.]. FrG. 15.lJ.-Tenninología iroquesa.
302 Introducción a la antropología general Parentesco, residencia y filiación 303
de prünos cruzados entre estos grupos. Así, de las 166 sociedades con Resumen
terminología iroquesa que recoge la muestt'.a etnográfica de Murdock,
119 poseen alguna forma de grupo de filiación unilineal (70 por 100). Estudiar el parentesco es estudiar las ideologías que justifican y nor-
Apenas hetnos arañado la superficie de algunos de los nu1nerosos, fas- 1nalizan la estructura corporativa de los grupos do111ésticos. El paren~esco
cinantes e importantes proble1nas del ca1npo de la tertninología del paren- se basa en relaciones trazadas a través del n1atri111onio y la filiación. La
tesco (véase, por ejemplo, el gráfico de la p. 302). Pero quizá se haya dicho filiación es la creencia de que ciertas personas dese111peñan un papel 'espe-
lo suficiente como para dejar un punto en claro: los sisten1as terminoló- cial en la concepción, nacinüento o crianza de los hijos. Existen muchas
gicos de parentesco poseen una notable coherencia lógica. Sin e1nbargo 1 teorías populares sobre la filiación, aunque ninguna de ellas corresponde
como tantos otros aspectos de la cultura, nunca son el producto planeado con exactitud a las actuales explicaciones científicas de la procreación y la
de algún genio inventivo. La mayoría de la gente no es consciente de su reproducción.
existencia. Evidentemente, los principales rasgos de esos sistemas repre- Las principales vadedades de reglas de filiación cognaticia son la
sentan adaptaciones inconscientes y repetitivas a las condiciones en que bilateral y la a111bilineal; están asociadas, respectiva1nente, a las parentelas
se desarrolla la vida don1éstica. No obstante, todavía no se comprenden y a los linajes y clanes cognaticios. Las principales variedades de filiación
bien muchos detalles de las terminologías de parentesco, así corno de unilineal son la matrilinealidad y la patnlmeahdad, asociadas a los patri- y
n1uchos otros fenón1enos propios del parentesco.
matrilinajes o a los patri- y matriclanes. . ..
Una clave importante para comprender los inodos alternativos de filia-
PARA EL ENTUSIASTA DEL PARENTESCO: TERMINOLOGIA CROW, ción y organización doméstica es la pauta de residenci~ postmarital. Así,
EGO MASCULINO la filiación bilateral y los grupos basados en ella se relac10nan con la neolo-
calidad la bilocalidad y la arnbilocalidad. Más específicamente, las formas
flexibl~s y móviles propias de la organización en bandas se ven facilitadas

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por la bilocalidad, mientras que el mayor aislamiento. de la familia nuclear
en las economías de mercado da lugar a la neolocahdad. Por otra parte,
los linajes y clanes cognaticios dan expresión. funcional a la arnbilocalidad.
Los gtupos domésticos unilineales refle¡an pautas de residenc.ia. de
tipo unilocal, que a su vez implican núcleos de miembros bien defmidos
y un énfasis en los derechos exclusi_vos sobre re.c~rso~ y personas. Hay una
alta correlación entre la patrilocahdad y patnlmeahdad, por un lado, y
matrilinealidad rnatrilocalidad y avunculocalidad, por otro. Los giupos
patrilocales y ~atrilineales son mucho más frecuentes _que los n1atrilíneales
y inatrilocales o avun~ulocales. La razón de ello estriba en qu~, entre las
sociedades aldeanas, las actividades de caza, guerra y con1erc10 son 1no-
nopolio de los varones. El énfasis en la corresidencia de padres, hermanos
e hijos y la formación de grupos de interés fraterno resulta ~entajoso par.a

1lll ll1J: lJ:J2ll :llJ2l llló(


8
el desarrollo de estas actividades. Cuando aumentan la densidad dernogra-
fica y la presión sobre los recursos, las expediciones d~.. guerra, co111ercio
y caza a largas distancias pueden cobrar valor de adaptac10n para los grup?s
3 25 69107 8 locales. La disolución de los grupos de interés fraterno y la estrucrurac~?n
0- ll de la vida do111éstica en torno a un núcleo de madres, hermanas e hIJas
6-12
--dicho de otro modo, el desarrollo de una organización matrilocal y rna-
Muchas culturas poseen sistemas tenninológicos en los que la influencia de la lineali- trilineal- facilita este tipo de empresas. Ahora bien, corno los varones de
dad relega los criterios generacionales a un segundo plano. Estos siste1nas existen en las sociedades n1atrilineales y matrilocales continúan do1ninando las ins-
versión 1natrilineal y patrilineal. La variedad n1atrilineal se deno1nina cro\v. Los siste- tituciones militares y políticas, muestran una inclinación a reinjertar el
inas cro\v implican una distinción entre primos cruzados patrilaterales y matrilaterales.
Estos «primos» no sólo se distinguen unos de otros, sino que se equipara a los prirnos principio patrilineal en la vida doméstica y moderar los efectos de la ma-
cruzados patrilaterales con la hermana del padre y el padre. Se da tainbién el hecho trilocalidad sobre su control de los hijos e hijas. Esto explica el hecho
curioso de que los prhnos cruzados matrilatcrales se equiparan con la hija y el hijo de que haya tantas sociedades rnatrilineales de tipo avunculocal c?mo de
de ego.
tipo matrilocal. Así, la principal función de las reglas alternativas de
304 Introducción a la antropología general Capítulo 16
filiación puede describirse como el establecÍlniento y mantenimiento de LA ORGANIZACION POLITICA EN LAS BANDAS
redes de parientes cooperadores e interdependientes, incorporados a uni~ Y ALDEAS
dades domésticas de producción y reproducción adaptadas a su entorno
ecológico y militarmente seguras. Para que estas unidades actúen con
eficacia y seguridad, deben compartir una ideología organizativa que in-
terprete y valide la estructura del grupo y la conducta de sus miembros.
Esta interpretación de las reglas de parentesco es también aplicable a las
principales modalidades de los sistemas terminológicos de parentesco.
Dichos sistemas tienden a agrupar a los parientes de acuerdo con los prin~
cipales rasgos de la organización doméstica, las prácticas de residencia y las -
reglas de filiación. Por ejemplo, la terminología esquimal está funcionalmen-
te relacionada con organizaciones domésticas en las que la familia nuclear
tiende a ser móvil y aislada; la terminología ha\vaiana, con linajes y clanes
cognaticios, y la iroquesa 1 que hace hincapié en la distinción entre primos
cruzados y paralelos, con grupos de filiación unilineal.

En este capítulo continuamos nuestro análisis del nivel estructural de los


siste1nas socioculturales. Ahora el foco cambia de la estructura de los grupos
doinésticos a las relaciones existentes entre individuos de diferentes
grupos dornésticos y entre diferentes grupos do1nésticos con10 unidades.
Nuestro objetivo es describir las instituciones alternativas para el 111antcnimiento
de la ley y el orden que son características de las sociedades organizadas
en bandas y aldeas.

La ley y el orden en las sociedades organizadas en bandas y aldeas

La gente en todas las sociedades tiene intereses contrapuestos. Incluso


en sociedades del nivel de las bandas) viejos y jóvenes, enfermos y sanos,
hon1bres y mujeres no desean lo misn10 al 1nis1no tiempo, Ade1nási en
todas las sociedades) las personas desean cosas que los otros poseen y son
reacios a regalar. Todas las culturas deben tener) pues, disposiciones estruc~
tunJes para resolver los conflictos de interés de un modo ordenado e
in1pedir que los conflictos dese1nboquen en confrontaciones perturbadoras.
Sin e1nbargo) existen marcadas diferencias cualitativas y cuantitativas entre
los tipos de intereses contrapuestos hallados en las sociedades organizadas
en bandas y aldeas y los hallados en las sociedades de nivel estatal. También
las hay en los métodos empleados para impedir confrontaciones perjudi-
ciales.
El enorme aparato de «la ley y el orden)) asociado a la vida n1oderna
está ausente en las culturas organizadas en aldeas y bandas. Sin embargo 1
no hay ninguna «guerra de todos contra todos». Los esguimales 1 los !kung
del Kalaharii los aborígenes australianos y muchas otras sociedades gozan de
305
---------------------~"'~;

306 Introducción a la antropología general La organización política en las bandas y aldeas 30"i

un alto grado de seguridad personal sin tener soberanos o especialistas en informa que las charcas entre los cazadores y recolectores del Kalahari son
la ley y el orden. Carecen de reyes, reinas, dictadores, presidentes, goberna- propiedad de individuos concretos (Lee, 1976: 77). Sin embargo, también
dores o coinandantes; de fuerzas policiales, soldados) marineros o mari- se nos informa que la gente que usa las charcas no se considera en deuda
nes; de CIA, FBI, agentes del tesoro o jefes de la policía federal. No hay con el propietario. Como ha señalado Morton Fried (1967: 87-88), parece
códigos de leyes escritas ni tribunales de justicia formales; ni abogados, claro que los propietarios «comprenden a todas las personas próximas a
alguaciles, jueces, fiscales, jurados o funcionarios de tribunales; ni tampoco los recursos». '
coches patrulla, coches celulares, cárceles o penitenciarías. ¿Có1no se las El predominio de la propiedad colectiva de la tierra no significa que
arregla la gente de las bandas y aldeas sin estos especialistas y medios las bandas de cazadores y recolectores carezcan por completo de propiedad
de hacer cumplir la ley? Y ¿por qué dependen las modernas sociedades privada. La teoría del «comunistno primitivo», según la cual uno de los
estatales tanto de ellos? estadios universales en el desarrollo de la cultura se caracterizó por la
Las razones básicas de estas diferencias se encuentran en: (1) el pe- ausencia total de propiedad privada (cf. Epstein, 1968), no se ve respalda-
queño tamaño de las sociedades organizadas en bandas y aldeas; (2) la da por los hechos. Muchos objetos materiales de las sociedades organiza-
unportancia central de los grupos don1ésticos y el parentesco en su orga- das en bandas están bajo el control (esto es, son «propiedad») de individuos
nización social, y (3) la ausencia de desigualdades acusadas en el acceso a específicos, en especial, los artículos que el propio usuario ha producido.
la tecnología y los tecutsos. El ta1naño pequeño supone que todos se cono- Hasta los mie1nbros de las sociedades más igualitarias creen norn1almente
cen personaln1ente y que los individuos tacaños, agresivos y perturbadores que las armas, ropas, recipientes, adornos, útiles y otros «efectos persona-
pueden ser ident~ficados por el grupo y son1etidos a la presión de la opi- l~s» no se deben coger o utilizar sin el consentitniento de su «propietario».
nión pública. La posición central del grupo doméstico y las relaciones de Sm embargo, es remota la posibilidad de que el hurto o la apropiación inde-
parentesco significa que la reciprocidad puede ser el principal n1odo de bida de tales objetos provoque graves conflictos.
intercan1bio y que los intereses colectivos de la unidad don1éstica pueden En prüner lugar, la acumulación de posesiones materiales está rígida-
ser reconocidos por todos sus 1nien1bros. Finaltnente, la igualdad en el mente limitada por la necesidad periódica de levantar el ca1npa1nento y
acceso a la tecnología y los recursos naturales con1porta que algunas perso- recorrer largas distancias a pie. Por añadidura, la mayoría de los artículos
nas no pueden acaparar los alimentos y otras forn1as de riqueza mientras utilitarios pueden pedirse prestados sin dificultad cuando su propietario no
otras padecen escasez y peli.alidades. los usa. Si estos artículos (flechas, puntas, redes, recipientes de corteza o
calabaza) no existen en cantidad suficiente para todos, el fácil acceso a las
tnaterias primas y la posesión de las habilidades requeridas proporcionan a
El «comunismo primitivo» los necesitados la posibilidad de fabricarse los suyos. Además, en las socieda-
des formadas tan sólo por unos cuantos cientos de personas 1 los ladrones no
En las sociedades organizadas en bandas, todos los adultos tienen nor- pueden ser anónimos. Si el robo se vuelve habitual, finalmente una coali-
malmente libre acceso a los ríos, lagos, playas y océanos, a todas las plantas ción de las partes afectadas tomará medidas. Si sólo se codicia algún que
y ani1nales, y al suelo y subsuelo. En la n1edida en que estos factores son otro artículo, lo mejor ·es pedirlo abiertan1ente. La 1nayor parte de estas
básicos para la obtención de energía y n1ateriales que sustentan la vida, son peticiones se satisfac~n fácil1nente, ya que la reciprocidad es el 1nodo predo-
«propiedad» colectiva. nünante de intercambio. Por últilno, hay que señalar que 1 al contrario
Los antropólogos han registrado la existencia de territorios de caza y de lo que indica la experiencia de los modernos atracadores de bancos,
recolección que son propiedad de una fan1ilia nuclear o incluso de un in- nadie puede ganarse la vida robando arcos y flechas o tocados de plumas
dividuo en sociedades an1ericanas organizadas en bandas del Canadá. Pero porque no hay ningún mercado regular en el que tales artículos puedan
la posterior investigación ha 1nostrado que estas pautas de propiedad esta- intercambiarse por alimentos (véase capítulo 13).
ban asociadas al comercio de pieles y no existían en tiempos abotígenes
(Speck, 1915; Leacock, 1973; Knight, 1974). En otros casos, los relatos
sobre territorios propiedad de .una familia no distinguen entre derechos Movilización de la opinión pública: el duelo de cauciones
ideológicos y conducta real. Hay que contrastar el hecho de que una familia
nuclear considere un área concreta co1no «suya» con las condiciones bajo El requisito más importante para el control de las disputas en las socie-
las que otros puedan usarla y las consecuencias que tiene la violación de dades organizadas en bandas y aldeas es el aislamiento temporal de los
la «propiedad». Si el permiso para utilizar el área se otorga sietnpre libre~ litigantes, de tal manera que no se produzca una respuesta corporativa por
1nente y si su explotación sin penniso suscita si1nple1nente alguna queja o parte de sus respectivos grupos de parentesco. Mientras los litigantes crean
insultos, es incorrecto usar el concepto moderno de «propiedad». Así, se nos contar con el apoyo de sus grupos de parentesco, continuarán insistiendo
308 Introducción a la antropología general La organización política en las bandas y aldeas 309

en sus pretensiones contrapuestas. Ahora bien, los n1ien1bros de estos gru- no puede contar con nadie que le apoye si opta por continuar la disputa.
pos nunca reaccionan n1ecánica1nente. No desean verse atrapados en una No obstante) la parte derrotada puede decidir actuar por su cuenta.
situación en la que la mayoría de la gente de la banda o aldea se les opone. En ocasiones, el rapto de esposas lleva al hoinicidío. Cuando esto su-
En otras palabras, la opinión pública influye en el apoyo que los litigantes cede, el hombre que ha perdido apoyo público puede seguir con vida du-
pueden esperar de sus grupos de parentesco. Debido a la importancia de rante bastante tiempo merced a su propia vigilancia y habilidad en- el
alinear a los parridarios potenciales de los grupos de parentesco al lado de combate. Probablemente tendrá que volver a matar, y con cada transgre-
la corriente de la opinión pública, el concepto de justicia en las aldeas y sión, la coalición contra él será mayor y más decidida, hasta que finalmente
bandas resulta extrafio a los occidentales. Lo que itnporta no es tanto quién caiga en una emboscada.
tiene n1oraln1ente la razón o está equivocado; o quién iniente o dice la
verdad. Lo in1portante es n1ovilizar la opinión pública hacia uno u otro.
bando con la fuerza suficiente para impedir el estallido de venganzas de Movilización de la opinión pública: acusaciones de brujería
sangre a gran escala. En las sociedades igualitarias, Jos especialistas 1nágico-religiosos con dedi-
Un ejen1plo clásico de có1no se puede alcanzar esta movilización inde- cación a tiempo parcial lla1nados cha111anes a inenudo dese1npeñan un. iln-
pendientemente de los principios abstractos de la justicia es el duelo de portante papel al movilizar la opinión pública y elin1inar fuentes persisten-
canciones entre los esquitnales centrales y orientales. Aquí) es frecuente tes de conflictos. La mayoría de las culturas rechazan la idea de que las
que un hombre afir111e que otro le ha robado su esposa. La reconvención desgracias puedan provenir de causas naturales. Sí escasean de repente los
consiste en que ella no fue raptada, sino que se fue voluntariamente porque animales o si varias personas caen enfern1as) se supone que alguien está
su inarido «no era lo bastante ho1nbre» para cuidar bien de ella. La cuestión practicando la brujería. La tarea del chamán consiste en identificar al cul-
se resuelve en una gran reunión pública que se podría comparar con un pable. Norn1alinente, esto se realiza mediante el arte de adivinación o
tribunal. Pero no se escuchan testi1nonios en apoyo de una u otra versión clarividencia. Los cha1nanes averiguan el non1bre del culpable entrando en
del incidente. En vez de ello) los «litigantes» se turnan para cantar cancio- trance con la ayuda de drogas, tabaco o sonidos n1onótonos de tan1bores. El
nes insultantes contra su adversario. El «tribunal» responde a cada actua- pueblo exige venganza, y el malhechor cae en una emboscada y es asesinado.
ción con diferentes grados de risas. Finalmente, uno de los cantores se Se puede pensar que esta secuencia de acontecimientos tendría que pro-
pone nervioso, arreciando los gritos proferidos contra él; incluso sus vocar más conflictos internos de los que eli111ina. Incluso si el acusado
parientes pasan n101nentos difíciles para no _reír. hubiera practicado realn1ente la brujería, las consecuencias de esta fonna de
agresión simbólica parecerían mucho menos pelígtosas que las derivadas
Corrió un rumor
Sobre un hoinbre y una esposa de un ho1nicídio real. Pero es probable que los individuos asesinados no
Que no podían avenirse hayan intentado practicar la específica brujería de la que se les acusa oi en
¿Y en qué consistía? realidad, ni siquiera practiquen la brujería. En otras palabras, cabe la posi-
Una esposa que, en su legítimo enojo, bilidad de que los brujos sean «total1nente inocentes» del critnen que se
Desgarró las pieles de su marido) les imputa. No obstante, lo normal es que las acusaciones de brujería del
Cogió su canoa chamán) más que destruir, preserven el sentitnicnto de unidad del gtupo.
Y se alejó remando con su hijo. Examinemos el caso relatado por Gertrude Dole (1966) referente a los
Ay-Ay, todos los que me escucháis,
kuikúru) grupo de indios brasileños igualitarios que viven en aldeas. Un
¿Qué pensáis de él
Que es grande en su enojo
rayo había prendido fuego a dos casas. El chamán entró en trance y des-
Pero débil en fuerza, cubrió que el rayo había sido enviado por un hombre que había abandona-
Lloriqueando en vano? do la aldea unos años antes y no había vuelto. Este hombre sólo tenía un
Obtuvo lo que se merecía pariente varón, el cual tampoco vivía ya en la aldea. Antes de abandonar
Aunque fue él quien orgullosamente la aldea, el brujo acusado se había prometido en matrimonio a una mucha-
Inició esta disputa con palabras estúpidas. cha. El hermano del ch amán había persuadido a la madre de la muchacha
para que rompiera los esponsales y le permitiera casarse con ella.
(Adaptado de Rasmussen, 1929: 231-232.)
En el transcutso de la ceren1onia de adivinación, el chamán entabló diálogos con
Los esquimales no tienen especialistas policiales y militares que se en~ varios miembros interesados de la co1nunidad. Cuando, finalmente, reveló la
carguen de hacer respetar la «decisión». Sin embargo, es probable que el identidad del culpable, suscitó gran ansiedad. Varios individuos, uno tras otroi
hombre que ha perdido el duelo de canciones se dé por vencido porque ya se mantuvieron aparte en la plaza y hablaron largos monólogos ... En el calor
310 Introducción a la antropología general La organización política en las bandas y aldeas .ll I
de la excitación, el hertnano del charnán se n1archó con algunos compañeros
para 1natar al hombre sospechoso de brujería (Dale, 1966: 76). Este sisten1a no está exento de fallos. Se conocen n1uchos casos Je sistC··
1nas de brujería que parecen haberse des111oronado) involucrando a la coinu-·
El etnógrafo señala que entre los kuikuru un cambio de residencia nidad en una destructiva serie de acusaciones de brujería y ho111icidios
de una aldea a otra normalmente indica que ha estallado alguna pelea y vengativos. No obstante, la interpretación de estos casos (en especiil en
que, en efecto, el individuo ha sído condenado al ostracis1no (los kuikuru situaciones de intenso contacto colonial, con10 en Africa y Melanesia)- debe
sospechaban que a Dole y a su 1narido antropólogo se les había «echado relacionarse cuidadosan1ente con las condiciones subyacentes en la vida
a patadas» de su propia sociedad). Así, el hombre acusado de hechicería con1unitaria. En general, la incidencia de las acusaciones de brujería varia
no era una figura elegida al azar, sino alguien que cumplía varías criterios de acuerdo con la disensión y frustración existentes en la co'tnunidad
bien definidos: (1) una historia de disputas y peleas dentro de la aldea; (Mair, 1969; Wadel, 1952). Cuando una cultura tradicional se ha trasto-.
(2) motivación para continuar haciendo daño (el compromiso roto); (3) dé- cado por la exposición a nuevas enfern1edades, la con1petencia creciente por
bil apoyo del grupo de parentesco. la tierra y el recluta1niento de n1ano de obra asalariada, se puede esperar
Así, la acusación del chamán no se basaba en una decisión impensada; una época de 1nayor disensión y frustración. 1:'.:ste período ta111bién se carac-
había habido un largo período de incubación en el que el chamán, en o tedzará por una gran actividad en aquellos que son hábiles en descubrir
fuera de trance, había tenido amplia oportunidad de sondear la actitud de y exponer los efectos malévolos de las brujas. Más adelante discutiré la
sus conaldeanos hacia el acusado. Como indica Dale, la autoridad sobrena- gran locura europea de las brujas co1no reacción al desn1orona1niento de Ja
tural del cha1nán le pet1nite hacet acusaciones públicas. Pero los cha1nanes sociedad feudal (véase capítulo 21).
no tienen el mando (co1no pretenden hacernos creer las versiones de cine
y televisión en las que el siniestro curandero pone a los «nativos» en contra
de los amistosos exploradores eutopeos). Antes bien, están constteñidos en El liderazgo de los cabecillas
buena medida por la opinión pública. Aunque el acto de adivinación pare-
ce descargar la responsabilidad del proceso judicial en el chamán, es obvio En la n1edida en que se puede afinnar que el liderazgo político existe
que éste en realidad «deduce, formula y expresa la voluntad del pueblo» en sociedades organizadas en bandas y aldeas, éste es detentado por «ca-
(Dale 1966: 76). Los chamanes abusan de sus dones sobrenaturales si becillas». El cabecilla, a diferencia de especialistas de nivel estatal tales
acusan a gente que es muy apteciada Y, goza de un fuerte apoyo del grupo con10 rey, presidente o dictador, es una figura relativa1nente carente de
de parentesco. Sí persisten en con1eter tales errores, serán condenados al poder incapaz de exigír obediencia a sus órdenes. No tiene fuerza suficiente
ostracismo y, finaln1ente, asesinados. para hacerlo. Cuando da una orden, nunca está seguro de poder castigar
Lo peculiar de la brujería como medio de control social es que rara físican1ente a quienes la desobedecen. (I)or tanto, si desea seguir en el
vez se puede descubrir a sus prácticantes, si es que existen. El número de <~cargo», debe dar pocas órdenes directas.) Por contraposición, el poder
personas falsamente acusadas de brujería, probablemente, excede con mucho político en el nivel estatal descansa en Ja capacidad de los gobernantes para
al número de los que lo son justamente. Está claro, pues, que el hecho de a
expulsar o exterminar cualquier combinación fáciln1ente previsible de in-
no practicarla no representa ninguna gatantía contra una acusación de dividuos y grupos disconformes. Los gobernantes de nivel estatal conttolan
brujería. ¿Cón10 cabe protegerse de estas acusaciones falsas? Actuando el acceso a los recursos básicos y a los instru111entos y ar1nas útiles para
de una manera a1nable 1 abierta, generosa; evitando las peleas, haciendo.todo herir o 1natar a la gente.
lo posible para no perder el apoyo del propio grupo de parentesco. Así, la Entre los esquünales, el liderazgo es especialtnente difuso, estando
muerte en ocasiones de un supuesto hechicero produce algo 1nás que la estrecha1nente relacionado con el éxito en la caza. Un grupo seguirá a un
sin1ple elin1inación de unos cuantos individuos real o potencial1nente antiso- cazador notable y se someterá a su opinión respecto a Ja elección de terrenos
ciales. Estos incidentes violentos convencen a todo el mundo de la impor- de caza. Pero en todas las dernás cuestiones, la opinión del «líder» no tiene
tancia de no ser tornado pot un malhechor. De ahí que, co1no sucede entte más peso que la de cualquier otro hombre. Algunos cazadores y recolectotes
los kuikuru, la gente se vuelve más amable, cordial, generosa y dispuesta
del Kalahari tienen formas más definidas de liderazgo, regidas por una regla
a cooperar.
de sucesión de padre a hijo. Aunque el cabecilla se identifica con los
La notma de ser an1able disuade a los individuos de acusarse mutuamente derechos sobre las charcas del desierto y zonas de vegetales silvestres, el
de delitos; por lo tanto, en ausencia de un control político o de parentesco efi- acceso teal, como ya hen1os vísto, es libre y fácil. Teóricamente, es el cabe-
ciente, las relaciones interpersonales se han convertido en una especie de cilla quien decide cuándo se ha de levantar el campamento y qué dirección
juego, en el que casi la única regla restrictiva es no mostrarse hostilidad unos se ha de seguir. Sin embargo, en la práctica todas las medidas críticas se
a otros por temor a hacerse sospechosos de brujería (Dele, 1966: 74). toman por consenso (Fried, 1967: 88; Lee, 1976: 77).
312 La organización política en las bandas y aldeas 313
Introducción a la antropología general
arte de la oratoria. Todas las tardes debe presentarse en el centro de la plaz:i y
Una pauta similar de liderazgo se relata de los semai de Malasia. Pese exhortar a sus con1pañeros de tribu a ser buenos ciudadanos. Debe pedirles
a recientes intentos por parte de ele111entos ajenos a los se1nai de robuste· que trabajen duro en sus huertos, se bañen a 1nenudo, no duern1an durante d
c~r el poder de sus líde1:es, el cabecilla es 1neran1ente Ja figura 1nás presti- día, no se enojen entre sí y no tengan relaciones sexuales con demasiada fre-
giosa. entre un grupo de iguales. Como apunta Robert Dentan, quien realizó cuencia ... Ade1nás de ser un orador habilidoso, se espera que el jefe sea un
trabajo de ca1npo entre estos horticultores itinerantes igualitarios en 1962M ho1nbre generoso. Esto significa que cuando regresa con éxito de una expedi-
1963: ci6n de pesca, distribuirá la n1ayor parte de su captura entre las casas en las
que los ho.mbres de la tribu cocinan y co1nparten los alimentos. Su esposa
[El cabecilla] lnantiene la paz mediante la conciliación en vez de la coacción. debe ser generosa, llevando pasteles de mandioca y pinüentos a los ho1nbres
Debe ser personahnente respetado ... De lo contrario, la gente se alejará de él sien1pre que se lo pidan. Además, el jefe debe estar dispuesto a desprenderse
o gradualinente dejará de prestarle atención. Además, los seinai sólo reconocefi de sus posesiones. Por cjen1plo, cuando uno de los hon1bres captura un águila
dos o tres ocasiones en las que puede hacer valer su autoridad: cuando trata arpía, el jefe debe intercainbiársela por un cinturón valioso de conchas en
coino representante de su pueblo con los que no son sen1ai; cuando sirve de nombre de toda la tribu ... El jefe debe ser tan1bién un ho1nbre que nunca se
intcrn1ediario en una disputa, pero sólo si es invitado por las partes en litigio enoja en público. En sus discursos públicos nunca debe criticar a ningún coin-
para actuar así; y ... cuando selecciona y reparte la tierra a cultivar. Aden1ás, pañero de tribu, por grave que sea la afrenta que haya podido causar al jefe o
la mayoría de las veces, un buen cabecilla evalúa el sentimiento general sobre a .la tribu como un todo (Gregor, 1969: 88-89).
una cuestión Y basa en él su decisión, de tal 1nodo que es más bien un por-
tavoz de la opinión pública que un moldeador de ella (1968: 68). Es pertinente en este punto recordar la difícil situación del cabecilla
kapauku poco generoso (capítulo 13). Incluso el cabecilla más generoso en
También se ~plica a menudo el término iefe a los líderes que no pue- buena posición no puede exigir obediencia a sus decisiones. Según Pospisil:
den ex1g1r obed1enc1a entre sus seguidores. Claude Lévi-Strauss constata Si los principales no están dispuestos a obedecer, la autoridad se vuelve emo-
q_ue los indios nambikwara de Brasil tienen «jefes». No obstante, declara cional y e1npieza a proferir reproches: hace largos discursos en los que la
finnemente: evidencia, reglas, decisiones y amenazas constituyen estúnulos. En efecto, la
autoridad puede llegar hasta iniciar la wainai {la danza de la furia), o cambiar
Hay que decir al mismo tiempo que el jefe no puede buscar apoyo ni en poderes de repente su táctica y llorar amargamente por la 1nala conducta del acusado y
clanunente definidos ni en una autoridad públicamente reconocida .. , Uno o el hecho de que se niegue a obedecer. Algunas autoridades nativas son tan
dos individuos descontentos pueden dar al tr~ste con todo su programa. Si esto habilidosas ·en el arte de la persuasión que pueden verter lágrimas sinceras que
sucede, el jefe no tienen ningún poder de coacción. Puede desen1barazarse de casi sie1npre rompen la resistencia de la parte rebelde (Pospisil, 1968: 221).
los elementos indeseables sólo en la medida en que todos los demás piensan
igual que él (1963b: 303 ). Nos podemos preguntar si las lágrimas del cabecilla kapauku no se
deben más a su frustración que a su habilidad.
El status de cabecilla puede ser una posición frustrante y tediosa. La
iinpresión que se desprende de las descripciones de cabecillas entre los
grupos de indios brasileños es la de un jefe de exploradores excesivamente La oposición complementaria
celoso durante una con1ida en el campo. El cabecilla, que es el primero en
levantarse p~r la mañana, trata de despertar a sus compañeros presentánM Cuando se rebasa un cierto punto, es técnica1nente imposible que los
dose en med10 d_e la plaza de la aldea y gritando. El cabecilla parece enga- cabecillas intuyan Ja opinión pública y actúen en non1bre de un consenso
tusar, arengar e implorar desde la mañana hasta la noche. Si hay que hacer firme. Aun así, se ha descubierto que para fines Jünitadosi en especial
alguna tarea, él es el que la inicia y tan1bién quien trabaja n1ás duro en ella. para Ja guerra, se puede reunir gran nú1nero de gente en alianzas te1nporales
Además, el cabecilla no sólo debe dar ejemplo de laboriosidad sino también sin ningún liderazgo político centralizado.
1
de generosidad. Después de una expedición de pesca o caza, se espera que El principal caso etnográfico es el de los nuer, un pueblo de pastores
regale más que nadie; si se obtienen artículos de con1ercio, debe tener cui- y agricultores que viven a horcajadas de las praderas pantanosas del alto
dado de no quedarse con las n1ejores piezas para sí. Nilo en Sudán. No cabe la menor duda de la ausencia de un liderazgo
Tho~as Grego:', quien estudió a los indios mehinacu del Parque Nacio- político centralizado en toda Nuerlandia:
nal Xrngu de Brasil en 196 7, describe al cabecilla mehinacu de la siguiente Es destacable la falta de órganos gubernamentales entre los nuer, la ausencia
manera:
de instituciones legales de liderazgo desarrollado, y en general de una vida
política organizada... La anarquía ordenada en la que viven concuerda perfec-
L~s aptitud.es más importantes para. el liderazgo mehinacu son habilidades apren-
taincnte con su carácter, puesto que es imposible vivir entre los nuer e ima-
didas y atnbutos personales. Por e1en1plo, se espera que el jefe sobresalga en el
314
Introducción a la antropología general
La organización política en las bandas y aldeas 315
ginarse dirigentes que gobiernen sobre ellos,.. El nuer es producto de una
educación dura e igualitaria; es profundamente de1nocrático y fácilmente se Las venganzas de sangre
despierta en él la violencia. E!>te espídtu turbulento encuentta molesta toda
restricción y ningún hombre reconoce a un st1perior. La riqueza no establece Como hemos visto, el peligro persistente que afrontan las socieda_des
diferencias. Un ho1nbre con mucho ganado es envidiado, pero no recibe un
trato diferente de otro con poco ganado. El naciiniento no establece ninguna
organizadas en bandas y aldeas radica en que los grupos de parentesco tien-
diferencia ... No hay señores o siervos en su sociedad, sino sólo iguales que se den a reaccionar con10 unidades frente a una agre~1ón, real o sup~esta,
consideran con10 la 1nás noble creación de Dios.. Incluso la sospecha de un contra uno de sus miembros. De esta mane1:a, las disputas que afectan a
orden irrita a un ho111bre ... no se son1eterá a ninguna autoridad que choque los individuos se pueden intensificar hasta i~voluctar. a aldeas en~eras o
con su propio interés y no se considera ligado a nadie (Evans-Pritchard, 1940: rupos de aldeas. Por supuesto, el mayor peligro proviene de las disputas
181-182).
~ue terminan en homicidios. Las gentes de las bandas y al~eas,
cuya ba_se
organizativa es el parentesco, muestran una 1nten.s~ ~dhes1on a li con~1cM
Los nuer están organizados según principios de parentesco. La unídad ción de que la única respuesta adecuada a un hom1c1d10 es nlatar a asesino
política 1nás grande es un enor1ne patriclán, dividido en nu1nerosos linajes. 0 a un miembro apropiado de su grupo de parentesco. d
Hablando en términos generales 1 la distancia genealógica crece con la dis- Todos los nuer temen el peligro de una escalada de la. v~nganza e
tancia geográfica de tal 1nodo que las aldeas adyacentes tienen núcleos de sangre. La principal razón de esto es el pr~ncipio de la opo_sic10n compld
linaje pertenecientes al misino linaje mayor. Lo que es distintivo de la 1nentaria: segmentos de linaje cada vez ~as amplios se activan en vutu.
organización nuer es que se pueden utilizar las diferentes profundidades y de su oposición bajo condiciones de tension. Pero en~ :ada es:alada, en~1a
amplitudes de los parientes del linaje para una alianza militar, en la que en la disputa más gente intere~ada e~ un arreglo pacifico. Asi, c~1110 dice
pueden participar desde los miembros de un solo linaje mínimo hasta todos Evans-Pritchard, «el nliedo a incu1-r1r en una venganza .de sang1e .es" de
los linajes máxitnos. La extensión de Ja activación de estos seg1nentos hecho ]a sanción legal más importante dentro de una tribu. y la pnnc1pal
depende total1nente del tan1afio y naturaleza de las fuerzas opuestas. A garan{ía de la vida y propiedad de un individuo» (Evans-Pntchard, 1940:

150~n par~
veces la oposición surge entre los nlisrnos nuer; entonces cada segn1ento
recurre a parientes hasta la a1nplitud y nivel de la oposición o hasta al- muchas sociedades preestatales, los mecanismos formales im-
canzar un antepasado con1ún. Cuando la an1enaza tiene su origen entre pedir que el homicidio estalle en una venga~za de sangre prolongada m~u­
los no nuer, la demanda de asistencia se propaga en todas las direcciones ycn la transfereµcia de cantida?es sustancial~es, de poses1o~~es. ap1ec1a ~~
a través de segn1e11tos cada vez inás extensos hasta que todos los nuer del grupo de parentesco del ases1110 al de la· viwma. Esta practica e~ esy
están involucrados. En efecto 1· se puede decir que la 111isma existencia de cialmente frecuente y eficaz entre pueblos de pastores, cuyo'¡ amma e¡
los segmentos depende de la oposición que afrontan. Para dar al fenómeno constituyen una forma concentrada de riqueza material Y para os que. e
su no1nbre técnico, los seg1nentos existen en vittud de su oposición co1nple- precio de la novia es un aspecto regular de la exogamia de los grnpos de
::~~·.ia; es decir, se unen sólo en Ja medida en que afrontan un eneinigo parentesco. Los nuer resuelven sus venganzas de sangre (o al ny:no~ 1¿s
atnortiguan) transfítien4o 40 o nlás cabezas d.e ganado v.ac/uno al inaJe . e
La oposición complementatía parece estar relacionada con la expansión la víctiina. Si se mata a un ho1nbre, estos animales serv1ran para con1~1ar
de los nuer hacia su hábitat actual a costa de los grupos que antes ocupa- una esposa cuyos hijos llenarán el vacío dejado por su 1nuerte. I.os parien-
ban la región. El n1is1110 hábitat se distingue por una alternancia regular tes del hombre fallecido están obligados a rehus~r la oferta de ganadob va-
de inundaciones y graves sequías. I.os asentan1ientos grandes y pern1anen- cuno, exigiendo en su lugat una vida p~r ot~·a. Sin embargo, l~s 1111em ~os
tes son imposibles durante todo el año. En la estación lluviosa, las áreas de los segmentos de linaje que se ven 1n1phcados por ser parientes ce1ca-
bajas están totalmente anegadas, aislando los diferentes seginentos terri- nos no están obligados. Hacen todo lo que pueden para convencer al r·upo
toriales. Durante las sequías, el ganado vacuno debe dispetsarse en busca de parentesco perjudicado de que ac~pte la compensación. E~ .e~t~ es L:etzo
de charcas. No hay 1 pues, ninguna base infraesttuctural para la centraliza- les ayudan algunos especialistas semisagrados que hacen de aib1trosi Estos
ción del poder y el liderazgo. Sin embargo, debido al «efecto de concentra- últimos conocidos como los jefes de la piel de leopardo, son norma mente
ción» de la oposición con1plernentaria, los nuer han podido expulsar y des- hombre~ cuyos linajes no están represe~tados Jo~al;nente y que pueden,
plazar a pueblos vecinos, en especial a los dinka, contra cuyo territorio conM por tanto actuar nlás fácilmente como inter1ned1ar1os n~utrales. .·
tinúan presionando con celo implacable (cf. Sahlins, 1961; Salzman, 1978). El jef~ de la piel de leopardo es el único qu~ puede, rltu~lmente.' puu-
Como veremos en el capítulo siguiente, la oposición co1nplementaria está ficar a un hoinicida. De ahí que si ocurre un hornic1d10, el asesino se refug~a
probablemente relaci0nada con las peculiaridades de la guena entre las ínn1ediatamente en su casa, santuario respetado por todos }os nuer. Sin
sociedades de pastores. embargo el jefe de piel de leopardo carece hasta de los mas elementales
atributo; del poder político; lo más que puede hacer es amenazar a os
.116 Introducción a la antropología general La organización política en las bandas y aldeas 317

1níembros reacios del linaje del hon1bre asesin,ido con diversas maldiciones defender el «honor y prestigio en el combate de la tribu». Sin embargo,
sobrenaturales. Con todo 1 la. de.tern1ii:iac~ón de impedir una venganza de con ocasión de una larga marcha a un nuevo territorio o de cacerías colecti-
sangre es tan grande que. d ltna)e per¡udtcado finalmente acepta el ganado vas a gran escala, los clubs militares se turnaban supervisando y mante-
vacuno co1no co~1pensac1~n. }lay que sefialar que la capacidad de los niendo el orden en la población general. Por ejemplo, impedían que Jos
nuer pata poner ftn a las. venganzas de sangre n1ediante la compensación del cazadores demasiado ansiosos provocaran la desbandada de las 111anadas ·de
g~nado vacuno .es,. senc11la111ente, el anverso de su capacidad de agrupar búfalos y reprí1nían la conducta pendenciera en los cerenloniales multaÍ1do
segmentos de hna1e co1no respuesta a a1nenazas externas. o desterrando a los can1orristas. Pero éstas sólo eran funciones estacionales)
puesto que sólo durante la primavera y el verano se podía congregar a
gran número de personas no emparentadas en un n1is1110 ca1npa1nento.
Asociaciones no basadas en el parentesco: las asociaciones
no residenciales Ade1nás, al estimar la capacidad de las sociedades preestatales, en general,
de gobernarse por asociaciones no residenciales, hay que tener en cuenta
que los crow, cheyenne y otros pueblos de las Grandes Llanuras estaban
Aunque las relaciones de afin_idad y filiación dominan la vida política
de los p~ebl?~ pree~t.atal_es, tamb1en aparecen, en un grado litnitado, fonnas bajo una presión provocada tanto por otros americanos nativos con10 por
de o_rg~n1zac1on poh_uca 1?tegtadas por no parientes. 1'ales gtupos se Jlan1an la invasión de colonos blancos y del ejército estadounidense. Observaciones
a~o~1?c1ones n~ res~denc1ales [sodalities] *. Una ferina frecuente de aso- similares se pueden hacer sobre el florecimiento de grados de edad milita-
c1ac1on no res1denc1a1 ;s la sociedad exclus.iva de hon1bres 0 inujeres, 0 res en Africa oriental en relación con el co1nercio de esclavos y el desartollo
cl~b'. Normalmente, reune a h?mbres y 1nu¡eres de diferentes grupos do- del gobierno colonial. De ahí que el desarrollo de las asociaciones de indi-
1:1est1cos que coope.ran .en un ritual secreto o actuaciones gremiales. Discu- viduos no emparentados en estos casos puede representar una for1na espe-
ti,ren1os estas organ1z~c1ones en el capítulo dedicado a los roles sexuales (ca- cial de respuesta de las sociedades preestatales basadas en el parentesco
pitulo 25):, Las aso~taciones de grados de edad son otra forma frecuente ante la necesidad de desarrollar instituciones políticas para afrontar los
de asoc1ac1on no resrde_ncial, ya 1ncncionada en relación con los catnpan1en- desafíos que plantea la invasión por parte de sociedades de nivel estatal.
tos de guerrc;ros masa1 (p. 263 ). Entre los samburu, otro grupo de pas-
to1es d; Afnca oriental, todos los hombres iniciados formaban durante
un ,Periodo de. d_oce a catorce años, un grupo de edad cuyos i'uien1bros Resumen
ten1an. un sent1n11en,to. especial de. s~lidaddad que entrecortaba los grupos
de pa1entesco .domest1cos y de ltna¡e. Los miembros del grupo de edad Las relaciones ordenadas entre los individuos y los grupos don1ésticos
avanzaba,n con1un~a1nente del status 1nás joven al de 1nás edad. Cuando en las sociedades organizadas en bandas y aldeas se tnantienen sin los espe-
pertenec1an al primero) eran responsables del con1bate n1ilitar· en el se- cialistas e instituciones de hacer cu1nplir la ley y el orden, que son carac-
gundo, se encargaban de iniciar y adiestrat a los grupos de edad n1ás jóve- terísticos de las sociedades de nivel estatal. Esto es posible debido al pe-
nes (Spencer, 1965; cf. Kertzer, 1978). queño ta1naño, el predoininio del parentesco y la reciprocidad, y el acceso
Un caso c!ás~co de a_s?ciación de no parientes en el nivel preestatal es igualitario a Jos recu.rsos vitales. En estas sociedades, la opinión pública es
el de las asoc1ac1ones in1lrtares de la Norteamérica nativa, que se desarro- la principal fuente de la ley y el orden.
llaron en las Grandes Llanuras después de la introducción del caballo. Entre las bandas de cazadores y recolectores y en la mayoría de los
Entre los cro'v y los. cheyenne, los 1nie111bros de estas asociaciones trataban pueblos aldeanos preestatales no existe la propiedad de tierras a nivel indi-
de superarse en acciones de osadía durante el co1nbate y en expediciones vidual o de familia nuclear. Sin embargo, hasta en las sociedades más
para robar caballos. Aunque los miembtos de cada club no combatían como igualitarias, existe la propiedad privada de algunos artículos. El predominio
una unidad) srn en~bargo, se reunían en sus respectivos tipis para recordar del modo de intercambio recíproco y la ausencia de n1ercados anónhnos
Y ~~1:tar s~s hazanas) y llevaban insignias y ropas distintivas. Gretel y hacen innecesario y poco práctico el robo.
Pern1e Pelta (1976: 324) las han comparado acertadamente con organi- La principal amenaza a la ley y el orden entte las sociedades organi-
z~crones como los Ve~er~nos de las Guetras Exttanjeras y la Legión Aine- zadas en bandas y aldeas proviene de la tendencia de los grupos domésticos
r1cana, porque su pr1nc1pal función era .Celebrar las hazañas inilitares y y de parentesco a intensificar los conflictos en apoyo de ofensas reales o
*RLo . .1ns!u1~
' dentro del término «sodality» las asociaciones voluntarias in1aginarias a uno de sus mie1nbros. Tal apoyo no depende de principios
. · .. \Vte abstractos sobre el bien y el mal, sino del probable resultado de una línea
Serv1ce ut1hza el ter!n1no «sodality» para designar una asociación no residencial ·
cun:ple algunas funciones o fines corporativos (Service, E., Prinzítive Social Or 'd~Z de acción concreta frente a la opinión pública. El duelo de canciones entre
zatzon, Rando1n I-1ouse, Nueva York, 2." edición, 1971). [N. del T.] g los esguin1ales es una ilustración de cómo se puede poner a prueba y utili-
318
Introducción a la antropología general Capítulo 17
zar la opinión pública para acabar con conflictos entre individuos que per-
tenecen a diferentes grupos do1nésticos y de parentesco. EL CONTROL Y EL ORIGEN DEL ESTADO
Las acusaciones de brujería son otro inedia de dar a la opinión pública
una oportunidad de identificar y castigar a los violadores persistentes de
las reglas de reciprocidad y a otros alborotadores. Los chamanes actúan
co1no portavoces de su comunidad, pero su posición es precaria y a 1nenu-
do se les identifica como fuente de desgracias y conflictos. Como sucede
entre los kuikutu, el ten1or a ser acusado de brujería hace a Ja gente an1able
y generosa. Sin e1nbargo, bajo condiciones de presión, las acusaciones de
btujería pueden alcanzar proporciones epidén:iicas y constituir una amenaza
para el mantenimiento de la ley y el orden.
El tipo de liderazgo que ejercen los cabecillas refleja la naturaleza igua-
litaria de las instituciones de la ley y el orden en las sociedades organizadas
en bandas y aldeas. Los cabecillas poco más pueden hacer que arengar a la
gente y suplicarle apoyo. No disponen de medios físicos o materiales para
imponer sus decisiones. Su éxito depende de su capacidad para intuir la
opinión pública.
1'al como ilustran los nuer, se puede movilizar un gtan número de
personas para la guerra sin tener que concentrar el poder político en espe-
cialistas de la ley y el orden mediante el principio de la oposición comple-
n1entaria. En presencia de la oposición complen1entaria, la evitación de la En este capítulo contrastan1os las fo:1nas igualitarias de vida polítíc~d
venganza de sangre se convierte en Ja suprema preocupación de los linajes C'iracterísticas de las sociedades organizadas en bandas y aldeas co? la v1 ~
de orden superior. Entre los nuer 1 esta preocupación se expresa en Ja ins- J.oÚtica de las sociedades de nivel estatal. Exanünare1nos una teor1a plausible
y ~ldeas
titución del jefe de la piel de leopardo, cuya autoridad dtnal no tiene nin-
guna base en el poder político y econó1nico ni en las relaciones de paren-
tesco.
)1c cómo han ocurrido las grandes transformaciones de las bandas
· t.1va y de foi·n1.as 1na's sutiles de control del pensaintento
coac . en
d el
1
en jefaturas y estados. 1'ainbíén anahzare1nos el papel ~e la fuerza is1ca . .
. manten11111ento
de la desigualdad y el statu quo en los estados antiguos y mo e1nos.
Otros casos de organización política no basada en el parentesco entre
pueblos preestatales adoptan la forma de asociaciones voluntarias [sodali-
ties], tales como los clubs de hombres y mujeres, las sociedades secretas y
los grados de edad. Sin embargo, en ausencia del Estado, todos estos modos La gran .transformaciq11
de organización política de individuos no en1parentados son bastante rudi-
mentarios y están eclipsados por las redes de alianzas de parentesco basadas La conversión de los pueblos igualitarios organizado~ en bandas y aldeas
en el matrimonio y la filiación. en cainpesinos que pagan rentas e in1pu:;tos t~a1:s.f?rmo tod~s los aspee.tos
J-· la existencia humana. Con ella surgro la div1s1on entre ricos y pob1es,
;,~b:rnantes y gobernados. Esta transformación, n? fue resultado dd alJu'.oa
;úbita conspiración de los fuertes con:ra los debtles, m tampo~o e a g~n
súbito colapso de los componentes caritativos de ~a natu/raleza uman_ª: e
debió a procesos evolutivos recurrentes que pro.du¡eron. lineas de d¡sa1:ollo
iaralelas en diferentes partes del globo. No qmere decn es.to que ª. tr~n~­
formación de las sociedades igualitarias en sociedades estrat1ftcadab srgurern
l;n todas partes los mismos pasos. En un sentid? ~mpho, sin :in ~r/go) es
probable que en todos los primeros centros «pr1st1nos» de fo1ma:;~n ~el
l~stado se dieran ciertas clases sin1ilares de paso.s ..Los datos et'.1og1afiho Y
arquéológicos sugieren los siguientes:. (1) surgun1e?t~ d~ «g1~ndes oin~
brcs» [big men]; (2) surgimiento de ¡efes; (3) surgrmrento de 1eyes y em
peradores.
319
320 Introducción a la antropología general
El control y el origen del Estado 321
Los sistemas de «grandes hombres»
confiere el poder de coaccionar a otros para que cun1plan sus órdenes, ní
Como hemos visto (p. 311), con frecuencia los cabecillas actúan como tan1poco eleva su nivel de vida por encin1a del de nadie. ?e hecho, con10
intensificadores de la producción y redistribuidores. Consiguen que sus la esencia de este status es regalar cosas, los grandes n1un11s pue.den consuff
parientes trabajen más, y recogen el producto extra para repartitlo. Es 1nir n1enos carne y otros tnanjares que los siuai vulgares y co1T1entes. Los
posible que en una n1isn1a aldea vivan varios cabecillas y, en los casos en kaoka, otro grupo de las islas Salo1nón que ha sido estudiado por II;.-lan
que las condiciones tecnológicas y ecológicas estitnulan la intensificación, Hogbin ( 1964: 66), tienen el siguiente dicho: «El que dona el festrn se
puede surgir entre ellos un considerable gtado de rivalidad. Compiten entre queda con los huesos y los pasteles rancios i la carne y el tocino se los llevan
sí para celebrar los festines más generosos y redistribuir las mayores canti~ los demás.» Durante un gran festín, celebrado el 10 de enero de 1939, a)
dades de bienes. A menudo, los redistribuidores más afottunados se gan~n que asistieron 1.100 personas, el Jntoni anfitrión, llan1ado ~onii ?frec10
la reputación de «grandes hombres». ,32 cerdos y una gran cantidad de budines de frutos de sagu. Son1 y sus
El antropólogo Douglas Oliver (1955) realizó un estudio clásico _del colaboradores n1ás íntin1os, sin e1nbargo 1 se quedaron con hatnbte. «Nos
sistema de «grandes hon1bres» durante su trabajo de campo entre los s1ua1 co1ncre1nos su reno1nbre») dijeron los seguidores.
de Bougainville, en las islas Salo1nón. Entre los siaui, el «gran ho1nbre» es
llamado mumi, y la mayor aspiración de cualquier joven es alcanzar el
status de munti. Un_ homQre joven demuestra su capacidad para convertitse Los «grandes hombres» y la guerra
en uno de ellos trabajando duro y restringiendo cuidadosan1ente su con-
sumo de carne y cocos. Con el tiempo, logta convencer a su mujer, hijos y Antiguan1ente, los 1nunús eran tan fa1nosos por su h~~ilidad para con"
parientes próxünos de la seriedad de sus intenciones, arrancando de ellos seguir ho111btes que luchasen por ellos con10 por su !1ab!hdad p~ra. conseff
el compromiso de ayudarle en la preparación de su primer festín. Si éste g11ir ho1nbres que trabajasen para ellos. L.a guerra h.ab1a sido supr11111da pot
tiene éxito, su círculo de seguidores se amplía y nuestro hombre pone J:is nutoridades coloniales 1nucho antes de que Ohver llevara a efecto su
manos a la obra para ultimar los preparativos de un despliegue de gene- cstudio 1 pero el recuerdo de los caudillos guerreros 1nt11ni seguía vivo entre
rosidad aún mayor. ~u próxitno objetivo es la construcción de una casa o los siuni. En palabras de un anciano:
club de hombres en la que pueden holgazanear sus seguidores masculinos
En los viejos tiempos había tlltttnis más grandes que hoy. En aquel tiempo eran
y ser agasajados los huéspedes. Con motivo de la consagración de este club fieros e ünplacables caudillos guerreros. Asolaban la can1piña y sus casas de
Se celebra otro festín, y si ta1nbién éste resulta un éxito, crece el círculo hon1bres estaban co1npletamente cubiertas con los cxáneos de los individuos que
de personas dispuestas a trabajar para él y empezará a hablarse de él como habfan inatado (Oliver, 1955: 411).
de un 1nunzi. La sucesión de festines cada vez más grandes supone que las
demandas del mu mi sobre sus seguidores se vuelven más fastidiosas. Pero Al cantar las alabanzas de sus Jnun1is) la generación de síuai pacificados
aunque se quejen de lo mucho que tienen que trabajar, permanecerán leales les lla1na «guerreros» y «Inatadores de hotnbres y de cerdos».
núentras su mumi mantenga o incremente su reno1nbre de «gran proff
veedor». Trueno que hace temblar la tierra
Finalmente, llega el momento en que el nuevo mumi debe desafiar a Hacedor de 1nuchos festines
los que alcanzaron este status antes que él. Esto se lleva a cabo en el festín ¡Qué vacíos de sones de gong quedarán todos los lugares
nzunzinai) donde se realiza un recuento de todos los cerdos, tartas de coco cuando nos dejes!
y budines de fruto de sagú que el mumi anfitrión y sus seguidores donan Guerrero, gallarda flor
Matador de hon1bres y de cerdos
al Jnu1ni huésped y sus seguidores. Si en el plazo de un año, más o menos,
Que traerás reno1nbre a nuestros lugares
este último-no logra co1·responder a sus competidores con un banquete tan cuando nos dejes.
generosó, por lo tnenos, como el que éstos le ofrecieron, sufre una gran
humillación social y su caída del status de mumi es inmediata. Al decidir a (Oliver: 1955: 399.)
quién debe desafiar 1 un tnunzi debe tener sumo cuidado. 'frata de elegir un
huésped cuya caída au1nente su propia reputación, pero debe evitar a aque- Los informantes de Oliver le dijeron que los mumis gozaban de más
llos cuya capacidad para desquitarse exceda a la suya. nutoridad en los días en que todavía se practicab~ Ja guerra. Alg.u1;os
Después de un festín que sea un éxito, hasta el 111ás grande de los c·u1dillos oue1-reros 1ntonis tenían incluso uno o dos pr1s1oneros que rec1b1an
mumis afronta una vida de afanes personales y de dependencia de los ,;.nto de :sclavos y eran forzados a trabajar en sus huertos fa1niliares .. Y Ja
estados de humor e inclinaciones de sus seguidores. El status de 1numi no gente no podía «hablar alto e ~nfan1atoría1nentc ~ontra ,s~s 1nzants sin
tc1nor a ser castigados». Esto encaJa con las expectativas teor1cas1 ya que Ja
El control y el origen del Estado 323
322 Introducción a la antropología general
a quien Malino\vski consideraba el «jefe supre1no» de los trobríandeses
capacidad para redistribuir carne va de la n1ano con la capacidad para atraer
un séquito de guerreros, equiparlos para el co1nbate y recoinpensarlos con
gol~ernab~ sobre 1ná~ de una docena de aldeas que, en conjunto, contcnía1;
vanos nules de hab!tantes. Las jefaturas se heredaban en el seno de los
el expolio de la batalla. Según parece, la rivalidad entre mumis belicosos
subclanes inás grandes y ricos, y los trobríandeses atribuían estas desígual-
estaba conduciendo a una organización política de án1bito insular cuando
dad;s a guerras .de conquista libradas en un pasado remoto. Sólo los jefes
llegaron los priineros viajeros europeos a Bougainville. De acuerdo con
pod1an portat ciertos ornamentos de conchas con10 insignias de su, alto
Olivcr (1955: 420), «durante ciertos períodos de tiempo muchas aldeas
rango y a los plebeyos les estaba prohibido permanecer de pie o estar
vec~nas luchaban juntas de 1nanera tan estable que surgió un esque1na de
sentados en una posición que colocase la cabeza del jefe a una altuta in-
regiones en guerra) cada una de ellas 111ás o 1nenos en paz interna y con un
ferior a la suya. Malinowski ( 1922) relata haber visto cómo todas las
111u1ni destacado cuyas actividades bélicas proporcionaban cohesión social
personas presentes en la aldea de Bwoytalu se dejaban caer de los balcones
interna». Estos ¡nu1nis disfrutaban de fa1na regional, pero sus prerrogativas
con10 segados pot un hutacán al sonido de un prolongado grito que anuncia-
seguían siendo rudi1nentarías. Esto se den1uestra en el hecho de que tu-
ba la llegada de un jefe importante.
vieran que propor~ionar prostitutas a sus seguidores y regalarles carne de
cerdo y otros man1ares. Co1no decía un viejo guerrero: El poder del jefe trobriandés descansaba en última instancia sobre su
capacidad para dese1npeííar el papel de «gra~ proveedor», el cuai' dependía
1n<Ís de lazos consuetudínatíos y sentÍlnentales de parentesco y n1atrin1onio
Si el 111u11li no nos traía .mujeres nos enfadábamos ... Podíamos pasar la noche
copulando y todavía querer n1ás. Lo 1nismo pasaba con la co1nída. La casa de que del control sobre ar1nas y tecursos. Entre los plebeyos, la residencia
ho1nbres solía estar repleta de alí1nentos, y por más que comiésemos, jamás nos era norn1alinentc avunculocal (véase capítulo 15). Los 1nuchachos adoles-
sentíamos satisfechos. Aquellos eran tie1npos n1aravíllosos {Oliver, 1955: 415). centes vivían en cabañas de soltetos hasta su n1atrin101üo. Después de éste,
llevaban a sus esposas a vivir en la unidad do1néstica del het1nano de su
Ade1nás, el 1nurni que quisiera acaudillar una partida de guerreros niad.re, donde laboraban conjunta1nente en los huertos del matrilinaje del
tenía que estar personal1nente preparado para pagar una indemnización inando. E,n reconocin1iento de la existencia de la 1natrilineali<lad al reali-
por cada uno de sus hon1bres que cayera en la batalla y proporcionar un zar la cosecha, los hennanos adn1itían que una parte del produc~o de las
c~rdo para su festín funerario.
licrras inatrilíneales se adeudaba a sus hern1anas y les enviaban con10
presentes cestas llenas de ña1nes, su cultivo principal. El jefe trobriandés
se basaba en esta costun1bre pata revalidar su título. Desposaba a las her-
Jefes, guerreros y redistribución: trobriancÍeses y cherokee 1nanas ?~ los c;abecillas de un gran nú111ero de sublinajes. Algunos llegaban
a adqu1t1r varias docenas de esposas, cada una de las cuales tenía derecho
:1 un regalo obligatorio de ñaines por parte de -sus hern1anos. Estos fía1nes
Apenas una tenue línea separa a los «grandes hombres» con éxito de
los jefes. Mientras que los primeros deben adquirir y revalidar constante- se transportaban a la aldea del jefe y eran exhibidos sobre unos bastidores
mente su status donando repetidos festines, los segundos heredan su cargo especiales. Parte de los mis1nos se redistribuían en elaborados festines en
y se mantienen en él aunque durante un tien1po sean incapaces de propor- los que el jefe revalidaba su posición con10 «gran proveedor», einpleándose
cionar a sus seguidores redisttibuciones generosas. Los jefes suelen vivir el resto en la alí1nentación de los especialistas en construir canoas attesa-
1nejor que los plebeyos; al revés que los «grandes ho1nbres» 1 no se quedan nos,. 1nagos y sitviCntes fa1niliares> que de este n1odo pasaban a d~¡-}ender
con «los huesos y los pasteles rancios»; A la larga, e1npero, tan1bién deben parcialmente del poder del jefe. Antiguamente los almacenes de ñames
tevalidar su título conduciendo a la victotia en la guerra, obteniendo 1ner- proporcionaban tan1bién la base para expedici~nes con1erciales del Kula
cancías y regalando co1nida y otros bienes a sus partidarios. entre ~rupos atnigos e incursiones militares contra grupos ene1nígos (Malí-
La diferencia entre los «grandes ho1nbres» y los jefes puede ilustrarse nnwski, 1935; Brunton, 1975).
con el caso de los isleños de las Trobriand. La sociedad trobriandesa estaba La organización política de los cherokee de Tenncsee (y de otros pue-
dividida en varios clanes y subclanes matrilinealcs de rango y privilegios hlos nativos de los bosques del Sudeste) muestra llamativas semejanzas
desiguales a ttavés de los cúales se heredaba el acceso a las tierras de huer- con el. con1plejo de redistribución-guerra-con1ercio-jefes de los trobriandeses.
ta. Según Bronislaw Malinowski (1920), los trobriandeses disfrutaban Lo n~1s1no que é~tos; los cher?kee eran n1atrilineales y libraban guerras
luchando y libraban guerras siste1náticas e ilnplacables, aventurándose en t:xtc.rrores en ~e1-r1tor1os n1uy le1anos. En el centro de los principales asen-
mar abierto con sus canoas para co1nerciar -o, si hacia al caso, co1nbatir- 1.a1n1cntos hab1a una gran <~casa de consejos» de esttuctura circular, en la
con las gentes de islas situadas a más de 150 km de distancia. Al contrario que el consejo de los jefes discutía los problemas que afectaban a varias
'de los mumis siuai, los jefes trobriandeses ocupaban cargos hereditarios y :.rldcas di~tintas. y se celebraban festines redistributivos. El consejo de los
sólo podían ser depuestos con n1otivo de una dettota bélica. Uno de ellos, 1cfcs tenia un Jefe supre1110, o 1nico, que era la figura central en la red
324 Introducción a la antropología general El control y el origen del Estado .125

redistributiva cherokee. Durante la cosecha, se erigía en cada can1po una gados a celebrar grandes festines, que a su vez se basaban en el trabajo
gran choza, denon1inada el «granero del 1nico». «Cada fa1nilia deposita en voluntario y aportaciones de alin1entos de sus parientes. Los lazos de
ella cierta cantidad según su capacidad o su inclinación, o nada en absoluto parentesco tendían a eclipsar los prerrequisitos y etiqueta abstractos pro-
si tal era su deseo.» Los granetos del nzico hacían las veces de «tesoro pios del rango superior. Rayinond Firth describe cón10 un hon1bre pertene-
público ... al que poder recurrir» en caso de pérdidas de cosechas) de fuente ciente a una fan1ilia plebeya, que en la tern1inología de parentesco tikopia
de con1ida «para cuando hay qüe hospedar a fotasteros o viajeros» y de al~ era clasificado coino «her1nano», podía intercan1biar insultos obscenoS con
n1acén 1nilitar «cuando parten en expediciones hostiles». 1\unque todos dis~ el jefe de más alto rango de la isla:
frutaban del «derecho a un acceso público y libre», los plebeyos tenían
que reconocer claran1ente que el aln1acén pettenecía en realidad al jefe En una ocasión paseaba con el Ariki (jefe) Kafika . ., cuando pasa1nos por
supre1no, pues el «tesoro está a disposición del rey o n1íco», quien ten~a delante del huerto de Pae Sao.. Todos los principales presentes eran «hern1a-
nos» a través de vados lazos, y de co1nlin acuerdo, le gastaron broinas obsce-
«el derecho y capacidad exclusivos ... de distribuir auxilio y protección
nas. Insultos con10 «¡grandes testículos!», «¡vosotros sois los enormes testícu-
entre los necesitados» (Bartram en Renfrew, 1973: 234). los!», acompañados de carcajadas, volaban entre uno y otro bando. Me quedé
algo sorprendido por el vigor de Ja burla, ya que el Ariki Kafika, como jefe 1nás
respetado de la isla, gozaba de inucha santidad ... Sin embargo, esto no le
Limitaciones del poder de los jefes protegió y no se lo to111ó a mal. .. » (Fírtb, 1957: 176-177).

Aunque te1nían y respetaban a sus «grandes proveedores», los jefes (:onsideraciones sin1ilares son aplicables al niico cherokee. Fuera del
guerreros, los plebeyos trobriandeses estaban muy lejos de verse reducidos cnnscjo «Se relaciona con las personas co1110 un ho111bre del cotnún, con-
al status de can1pesinos. Al vivir en islas, los trobríandeses no podían ex- versa con ellas y ellas con él con perfecta normalidad y familiaridad» (Bar-
pandirse libremente, y su densidad demográfica había alcanzado los 60 ha- (l';lll) en Renfrew, 1973: 2.33).

bitantes por n1illa cuadrada en tie1npos de Malino\vsld. Sin e1nbargo, el


control de 1 los jefes sobre el sisten1a de producción no era lo suficiente
profundo con10 para proporcionarles un gran poder. Una de las razones De la jefatura al reino
de esto tal vez fuera el hecho de que la agricultura ttobriandesa carecía
de cereales. Con10 los ñan1es (al contrario del arroz o el 1naíz) se pudren Cuanto n1ás ·grande y densa es la población 1nayor es la red redistribu-
1

a los tres o cuatro n1eses, el «gran proveedÜr» trobríandés no podía 1nani- 1ív:1 y el poder del jefe guerrero redistribuidor. Bajo ciertas circunstancias,
pular a personas repartiendo con1ida dutante todo el año ni 111antener una qne cspccificare111os enseguida la balanza del poder entre los jefes, de una
1
guarnición policiaco-n1ilitar pern1anente con sus aln1acenes. Otro factor parte, y los productores de alin1entos ordinarios, de otra, se vuelve n1uy
ünportante eran los recursos libres de las lagunas y el océano cuya explo- desequilibrada. Las contribuciones al al1nacén central dejan de ser volunta-
tación surtía de proteínas a los trobríandeses. El jefe no podía i1npedir el rías y se convierten en tributos; el acceso a las tierras cultivables y los
acceso a estos recursos y, por tanto, ta1npoco podía ejercer un control rcciirsos naturales dejan de ser un derecho, ti·ansfor1nándose en un favor;
coercitivo pet1nanente sobre sus subordinados. Sólo gracias a fonnas 1nás los redistribuidores· dejan de ser jefes para convertirse en reyes, y las jcfa-
intensivas de agricultura y grandes cosechas de cereales pudo el poder del
1111·;1s dejan de ser jefaturas para convertirse en estados.
«gran proveedor» rebasar el nivel de los jefes trobriandeses.
Otro ejemplo clásico del carácter limitado del poder de los jefes es el Los estados n1aduros tienen varios niveles de gobierno, es decir,
de los jefes de Tikopia, una de las islas Salomón más pequeñas. b11rocracias ad1ninistrativas que coordinan las actividades n1ilitares eco- 1

Aquí, las pretensiones y derechos del jefe eran mayores que los del jefe nómicas, legales y rituales de una red de aldeas (Wright, 1977). Desde
trobriandés, pero el poder real de que disponía era n1ucho inenor. Así, los nn punto de vista arqueológico, el Estado resulta a 111enu<lo identificable
jefes de Tikopia afinnaban «poseer» todos los recursos de la tierra y e1 pc_)f la estratífícacíón del yach11íento: grandes poblados con edificios pú-
1nat; sin c111bargo, la din1ensión de la red redistributiva y de las cosechas hlicos rodeados de caseríos y aldeas más pequeñas (Price, 1977; McEvan y
bajo su control hacía inviables tales derechos. Los jefes tikopia gozaban Dickson, 1978).
de pocos privilegios suntuarios. No111inaln1ente reivindicaban el control de Una de las condiciones que, probablemente, contribuyeron al desarrollo
los huertos de su grupo de parentesco cognaticio; pero, en la práctica, no de los prüneros estados fue la concentración de la población en hábitats
podían testringir a sus patientes el uso de tierras sin explotar. La oferta restringidos, con10 estrechos valles fluviales rodeados de desiertos o valles
de trabajo para sus propios huertos escaseaba, y ellos tnisrnos trabajaban JJ)ontafiosos rodeados de escarpadas laderas. Estos se denon1inan hábitats
co1no «plebeyos» en Jos carnpos. Para hacer valer su posición estaban oblí- <.'irc1111scrítos, porque si la gente intenta en1igrar de ellos a fin de evitar el
326 Introducción a la antropología general
El control y el origen del Estado 327
pago de los impuestos, no podrán seguir utilizando el mismo modo de
producción y tendrán que sufrir penalidades o confor1narse con un nivel Un reino africano: Bunyoro
de vida más bajo (Carneifo, 1970). En grandes jefaturas situadas en hábi-
tats circunscritos algunas petsonas e incluso aldeas enteras preferirán aceptar La diferencia entre un Estado y una jefatura puede ilustrarse con el
un status político de subordinación permanente a tener que emigrar a un caso de Bunyoro, reino situado en Uganda que ha sido estudiado- por
hábitat poco favorable en el que se vieran obligados a can1biar todo su John Beattle (1960). Bunyoro tenía una población de unas 100.000, per-
modo de vida. sonas y una superficie de alrededor de .5 .000 millas cuadradas. El poder
Los datos arqueológicos sugieren que los priineros estados surgieron supre1no sobre el territorio de Bunyoro y sus habitantes recaía sobre el
en valles fluviales áridos, costas, valles de n1ontañas u otros hábitats cir- Mukan1a, descendiente de un linaje real que cotnputaba su filiación hasta
cunscritos (Renfre\v, 1973). En este tipo de hábitats no sería necesatio el principí~ de los tien1pos ..La explotación de todos los recursos naturales,
pero espec1aln1ente de las tierras cultivables, era una concesión específica-
en1plear una coerción física directa para 1nantencr disciplinados a los ca1n-
1nente otor~ada por el. Mukama a una docena o más de «jefes» o a
pesinos. El parentesco se utilizatía para justificar el acceso diferencial a los
plebeyos bajo su respectivo control. A can1bio de estas concesiones ciertas
recursos por parte de linajes niayores y n1enores y grupos de alianza dona- cantidades de ali1ncntos, artesanías y servicios de trabajo se canali~aban a
dores y donatarios de esposas (los que daban esposas lo harían a can1bio través de la jerarquía de poderes hacia los cuarteles generales del Muka-
de ttibutos y servicios laborales). El B.cceso a las cosechas al1nacenadas 1na. A su vez, éste dirigía el uso de estos bienes y servicios en beneficio
podría hacerse depender de Ja prestación de servicios de tipo militar o de en1presas estatales. La pauta básica de redistribución era clara1nente
artesanal. La guerra exterior se recrudecería y las aldeas derrotadas serían inanifiesta:
incorporadas a la red fiscal y tributaria. Un creciente cuerpo de especialistas
niilitares) religiosos y artesanos obtendría su sustento de los almacenes cen- En el. s~stema tradicional, se vefa al rey con10 el supremo receptor de bienes
trales de coniida, dando soporte a la in1agen de los gobernantes con10 bené- Y serv1c1os, y como el suprerno donador ... A los grandes jefes, que recibían tri-
ficos «grandes proveedores». Y la distancia social entre la élite policiaco- butos de sus dependientes, se les exigía entregar al Mukama una parte de los
~r~ductos de sus haciendas en forr:ia de cul~ívos 1 ganado, cerveza o rnujeres ...
milítar-sacerdotal-gerencial y la clase de los can1pesinos productores de I ero todos deben dar al rey, no solo a los ¡efes ... No 1nenos relevante era el
ali1nentos continuaría ensanchándose a 1nedída que au1nentaba la produc- correspondiente papel del Mukaina con10 donador. Muchos de sus noinbres es-
ción de ali1nentos, se expandían las redes con1erciales, crecía la población peciales subtayaban su n1agnaniinidad) y uadicionalinente se esperaba que diera
y se intensificaba la producción mediante la· tributación y el reclutan1iento profusamente en forn1a de festines y regalos a individuos (Beattie, 1960: 34).
forzoso de mano de obra (cf. Fried, 1978; Serviee, 1975).
Con arreglo a los datos arqueológicos, parece probable que algunos de P~se a la gran reputación de generosidad del Mukama está claro que
los estados niás antiguos surgieron en valles fluviales y de niontaña y no di:tribuía ~anto como ~recibía. Cierta1nente) no seguía er' eje1nplo de los
otros hábitats circunscritos del Oriente Medio y Mesoamérica (Renfre\v, 111t11n1s de las islas Salo1non, que se quedaban con los pasteles rancios y los

1973). Sin embargo, la arqueología también aporta elementos de juicio que huesos. Aden;ás, gi~an parte de lo que distribuía no revertía a los producH
indican que algunos de los estados inás antiguos tal vez surgieron en há- lores ca1npes1nos. En vez de ello, pennanecía en nianos de sus parientes
bitats no circunscritos (Macneish) s.f.). No puede decirse que los 1nayas, gcnealógica1nente próxitnos, quienes constituían una clase arístocrátíca cla-
por ejemplo, tal como se los describe en el capítulo 10, se ajusten a la ra1nente de1narcada. Parte de lo que el Muka1na detraía de los ca1npesinos
teoría de Carneiro. Mucha investigación resta aún por hacer antes de que se otorgaba a no parientes que realizaban servicios extraordinarios en favor
esta cuestión quede del todo clarificada. del Estado 1 especial1nente en relación con empresas inilitares. Otra parte
Una vez nacidos los pri1neros estados, ellos mismos constituyeron se e1npleaba para mantener la guardia palaciega y el personal residente
barreras contra la huida de la gente que trataba de 1nantener siste1nas pcnnanentes que atendían las necesidades personales del Muka1na y reali-
igualitarios. Por af:íadidura, al tener estados por vecinos, los pueblos zt;ban los ritos inágico-religiosos considerados esenciales tanto para su
igualitarios se ven arrastrados a la guerra y obligados a incrementar la bienestar coino para el ele la nación. En 1951-1955) cuando Beattie hizo su
producción y a conferir a sus jefes redistribuidores cada vez n1ás poder a trabaj? de catnpo, existían todavía nun1erosos funcionarios palaciegos: el
fin de inantenerse frente a las tendencias expansionistas de sus vecinos. guardián de las lanzas, el guardián de las tun1bas reales, el guardián de los
Así, la niayoría de los estados del n1undo tiene su origen en una gran tan1bores reales, el guardián de las coronas reales) los portadores de las
diversidad de condiciones históricas y ecológicas específicas (Fried, 1967). coro~as real;"' los guardianes de los tronos (escabeles) reales y otros dig-
Y una vez nacidos, tienden a expandirse conquistando y don1inando a los nata~·1os, as1 coino cocineros) encargados del bafi.o, pastores, alfareros,
pueblos no estatales (Carneiro, 1978). fabricantes de telas de corteza 1 niúsicos y otros. Muchos de estos funcio-
narios tenían varios asistentes.
328 Introducción a la antropología general El control y el origen del Estado >29

Por añadidura, había una categoría vagan1ente definida de consejeros, Cuando se con1para el desarrollo político afi·icano con el europeo, hay
adivinos y otros servidores, integrados con10 dependientes en el grupo que recordar que hubo dos períodos de feudalismo en la Europa occidental
doméstico del Mukama, que deambulaban por el palacio con la esperanza y septentrional. El prin1ero, sobre el que se sabe poco, precedió al desarro~
de ser no1nbrados para alguna jefatura. A esto hay que sun1ar el extenso llo del In1perio ro1nano y fue interru1npido por la conquista ron1ana. El
harén del Mukan1a, sus nun1erosos hijos y las unidades don1ésticas políginas segundo siguió al derru1nban1iento del I1nperio ro1nano. Aunque el ültin10
de sus herinanos y de otros personajes reales. Para n1antenet intacto su período proporciona el modelo estandarizado del feudalismo, el tipo de
poder, el Muka111a, aco1npañado de parte de su corte, realizaba frecuentes con1unidad política existente en Bunyoro es en realidad una forn1a n1ucho
viajes por todo Bunyoro, alojándose en palacios locales 1nantenidos a costa n1cis extendida y, probablernente, se patece 1nás a los siste1nas políticos que
de sus jefes y plebeyos. (.En épocas anteriores al contacto, puede que no los ro1nanos encontraron e invadieron en su conquista de la Europa occi~
tuviera ningún cuartel general pern1anente.) dental (d. Bloch, 1964; Renfrew, 1973; Pigget, 1966).
Gracias al In1perio ro1nano, el feudalísn10 de la Europa n1edieval se
fundó en una tecnología inucho niás avanzada que la hallada incluso en los
El feudalismo
reinos subsaharianos 111ás populosos. El producto recaudado en forn1a de
Como señala Beattic, hay muchas analogías entre el Estado de Bun- in1puestos por la clase dirigente de Bunyoro era n1uy pequeño con1parado
yoro y el siste1na «feudal» existente en Inglatetra en tie1npos de la invasión con el expropiado por la aristocracia feudal inglesa. La arquitectura, la
normanda (1066 d. C.). La estratificación en Bunyoro, al igual que en 1nctalurgia, los tejidos, las arn1as y otras industrias estaban n1ucho 1nás
la Inglaterra de principios del Medievo, implicaba un voto de fidelidad por avanzadas en la Europa niedieval.
parte de los jefes de distrito («señores») a can1bio de concesiones de tierra
y de los servicios laborales de los ca1npesinos («siervos») que vivían en
estas tierras. J:'.'.l rey inglés, al igual que el Mukatna, podía recurrir a estos Un itnperio americano autóctono
jefes para que le proporcionaran arn1as, víveres y guerreros sie111pre que
surgía una a1nenaza interna o externa a su soberanía. La capacidad del rey Vías evolutivas alternativas condujeron a sisten1as estatales 1nás gran-
para reunir coaliciones de señores y de sus fuerzas 1nilitares n1ayores que des y centralizados que los de Europa inedieval. En diversas regiones sur-
las que podía conseguir otra asociación de señores desleales hacía posible gieron sisten1a~ que incorporaban en su seno a centenares de antiguos
la supervivencia del linaje real feudal inglés, ·al igual que en Bunyoro. Pero estados 1nás pequeños, forn1ando superestados o in1perios alta1nente cen-
hay que señalar in1portantes diferencias en la escala de1nográfica y en el 1.ralizados. En el Nuevo Mundo, el 1nayor y 111ás poderoso de estos siste1nas
papel del dirigente con10 redistribuidot. Aunque la redistribución se n1an- l.uc el In1perio inca.
tenía inediante un siste1na de i111puestos y tributos reales, la función poli- En su ino1nento culininante, el I1nperio inca se extendía a lo largo de
cial-1nilitar del rey inglés era 1nás conspicua que entre los bunyoro. El :l .000 km, desde el norte de Chile basta el sur de Colombia, contando con
soberano inglés no era el «gran proveedor». En ca1nbio, era el «gran pto- una población de unos seis 1nillones de habitantes. Debido a la interven-
tector». Con una población que ascendía a 1nás de un inillón de personas, l'ión del gobierno en· el inodo básico de producción, la agricultura no se
y con una producción agrícola y artesanal organizada sobre la base de encontraba organizada en función de haciendas feudales, sino en función
haciendas locales independientes y autosuficientes, la función redistdbutiva de aldeas, distritos y provincias. Cada una de estas unidades estaba bajo
de los reyes feudales de Europa era totalmente asimétrica. Guillermo el la supervisión no de un señor feudal que había jurado fidelidad a otro
Conquistador no necesitaba cultivar una i111agen de generosidad entre supetior a él y que era libre para usar sus tierras y 111ano de obra con10
la n1asa de siervos de su reinado. r\unque se preocupaba de ser generoso juzgara conveniente, sino de funcionarios del gobierno, 1101nbrados por el
con los señores que le apoyaban, la exhibición de generosidad hacia los lnca y responsables de la planificación de obras públicas y la entrega de
productores prin1arios ya no era una preocupación in1portante. Un enor1ne los contingentes de n1ano de obra, alitnentos y otros 111ateriales establecidos
abismo se había abierto entre los estilos de vida de los productores prima- por el gobierno (Motris, 1976). Las tierras de la aldea estaban divididas
rios y sus señores feudales. Y el niantenin1iento de estas diferencias ya en ttes pattes, la 1nayor de las cuales constituía, probable1nente, la
no se fundaba príncipa11nente en la aportación especial que los señores fuente de subsistencia de los propios trabajadores; las cosechas de las
feudales hacían a la producción) sino) en gran parte, en su capacidad de partes segunda y tercera se enttcgaban a los agentes eclesiásticos y guberna-
privar a los siervos de los inedios de subsistencia y de la n1isma vida. Por 1ncntales, quienes las ahnacenaban en graneros provinciales. La distribución
supuesto, en los sefioríos de la Europa inedieval, los señores feudales se de estas provisiones estaba totaln1ente bajo el control de la adn1inistración
guardaban bien de no llevar la explotación (véase p. 342) de sus siervos central. Asimisn10) cuando se necesitaba n1ano de obra para construir carre-
más allá de ciertos lúnites, para no niínar la base de su propia existencia. 1cras, puentes, canales, fortalezas u ottas obras públicas, los reclutadores
330 Introducción a la antropología general
El control y el origen del Estado 331
del gobierno llegaban directamente a las aldeas, Debido a la dimensión
de la. red adtninistrativa y a la densidad de1nográfica, enor1nes n1asas de Esto explica la gran complejidad tanto de las fuerzas policiales y paramili-
traba1ado~-;s se podían poner a disposición de Jos ingenieros incas. En la tares como de las demás instituciones y especialistas estatales que se ocupan
construcc1on de !a fortaleza de Sacsahuatnán, en Cuzco, probablcn1ente la del crimen y del castigo. Aunque, en última instancia, todo Estado se halla
preparado para aplastat a los crítninales y subversivos políticos encarcc;lán-
n1ayor construcc1ón de 111an1postería en el Nuevo Mundo, se en1plearon
30.000 personas en cortar, extraer, transportar y levantar cnorines n1onoli- dolos, mutilándolos o ejecutándolos, el peso de la labor cotidiana de man-
tos, ~lgunos de los c~ales pesaban hasta 200 toneladas. Contingentes de tener la ley y el orden frente a individuos o grupos descontentós lo
trabaJ~, ~e esta n1a?n1tud era_n raros en la l~uropa 1nedieval, pero no así soportan, en su mayor patte> instituciones que tratan de confundir, dis-
en el Egipw, ~l Onen;e. Medro y la Chin~ antiguos. (Debe recordarse que traer o des1noralizar a los alborotadores en potencia antes de que sea
los }neas carec1an de utiles de inetal, veh1culos de ruedas y poleas; véase necesario someterlos por la fuerza. Por tanto, todo Estado, antiguo o mo-
capitulas 9 y 10.) derno, dispone de especialistas que realizan servicios ideológicos en apoyo
~l, control d~ tod? .el imperio se concentraba en manos del Inca, pri· del statu qua. A menudo, estos servicios se prestan de formas y en con-
mogernto dd pnmoge111to, .descendiente del dios del Sol y ser celestial de textos que no parecen tener relación con los proble1nas económicos o
santidad ,:in igual. Este «d10s. sobre la Tierra» gozaba de un poder y lujo políticos.
n~n7a sonados por el po?re .«Jefe» n1ehinacu en su queju1nbrosa búsqueda Así, por ejemplo, el aparato de control del pensamiento de los sistemas
d1ar1a de respeto y obe?1en_c1a. La gente ordinaria no podía acercarse cara estatales preindustriales se compone de instituciones mágico-religiosas. Las
a cara al Inca. Sus aud1enc1as privadas se realizaban detrás de un biombo co1nplejas religiones de los incas, aztecas, antiguos egipcios y ottas civili-
Y todos los. que se le acercaban llevaban tina carga sobre sus espaldas. zaciones preindusttiales santificaban los privilegios y poderes de la élite
Cuando ''.1ªJaba) era transportado, sobre un palanquín adornado) por equí· dirigente. Defendían la doctrina de la filiación divina del Inca y del faraón
pos especiales de portadores (Masan, 1957: 184). Un pequeño ejército de y ensefiaban que el equilibrio y continuidad del universo exigían la subor-
barrenderos, aguadores, }efiadorcs 1 cocineros 1 guardarropas, tesoreros 1 jardi· dinación de los plebeyos a personas de nacimiento noble y divino. Entre los
ncros Y cazadores ?tend1a l~s necesidades do1néstícas del Inca en su palacio aztecas, los sacerdotes estaban convencidos de que los dioses debían ser
del Cuzco, la capllal del imperio. Según las crónicas de Garcilaso de la alin1entados con sangre humana; y arrancaban personahnente los corazones
Vega, _si los inien1bros del 1nis1no ofendían al Inca, su aldea entera era latientes de los prisioneros de guerra en lo alto de las pirámides de
destruida. Tenochtitlán (véase capítulo 22). En muchos estados, la religión ha sido
El Inca comfa en platos de oro y plata y ·en habitaciones cuyas paredes uti.lizada para condicionar a grandes masas a aceptar la depauperación
estaban recubiertas de metales preciosos. Sus vestidos estaban hechos de relativa como una necesidad, a esperar recompensas 1nateriales en la otra
la lana n1ás suave de vicuña y regalaba cada prenda usada a los n1ie1nbros vida en vez de en el presente y a mostratse agradecidos por los pequeños
de la fan1il~a.real, sin llevar ja..n1ás dos veces la 1nis1na ropa. El Inca gozaba favores recibidos de los superiores (pues la ingtatitud acarrea una retribu-
d~ los scrv1c1os de un gran nun1ero de concubinas que eran elegidas inetó- ción llameante en esta vida o en un infierno fututo).
d1can1ente entre las n1uchachas tnás herniosas del itnperio. Sin en1bargo, Para transniítir mensajes de este tipo y demostrar las verdades en
su esposa, para conservar la línea sagrada de filiación desde el dios del Sol las que están basados, las sociedades estatales invierten una gran parte de
t:nfa que ser su propia hern:ana·. Cuando nioría el Inca, su esposa, concu~ 111 riqueza nacional en arquitectura monumental. Desde las pirámides de
binas Y 1nuch?s otros servidores eran estrangulados durante una gran Egipto o Teotihuacán hasta las catedrales góticas de la Europa medieval,
danza de. e1nbr1aguez para que no sufrieta ninguna pérdida de bieriestar en d monumentalismo de los edificios religiosos subvencionados por el Estado
la otra vida. Al cuerpo del Inca se le extraían las vísceras se le envolvía ha tenido un tema común: hacer que el individuo se sienta in1potente e
en telas y se le 1no~ificaba. Mujeres con abanicos acompañ~ban constante- insignificante. Los grandes edificios públicos, ya parezcan flotar como en
mente a estas inon;1as· para. espantar las inoscas y ocuparse de las demás el caso de la catedral de Amiens o aplastar el suelo con un peso infinito
cosas que las mo1n1as necesitan para ser felices. como en el caso de las pirámides de Khufu, enseñan la inutilidad del des-
contento, la invencibilidad de los que gobietnan y la gloria del cielo y los
dioses.
El Estado y el control del pensamiento

, Las ~randesyoblaciones, el anonimato, el empleo de dinero y las v.astas El control del pensamiento en contextos modernos
di'.ere~c;~s en nquez~ hacen que el mantenimiento de la ley y el orden sea
mas dificil en las sociedades estatales que en las bandas, aldeas y jefaturas. Una manera impottante de lograr el control del pensamiento consiste
no en asustar o amenazar a las masas, sino en invitarlas a identificarse con
333
332 Introducción a la antropología general El control y el origen del Estado

la élite gobernante y gozar indirectan1ente de Ja pon1pa de los acontecimien- H Jos estudiantes a que sean creativos, perseverantes, metódi~os, lógicos e
tos estatales. Espectáculos públicos tales con10 procesiones religiosas, coro- inquisitivos. Por otta parte, los cursos que tratan d~ los fenon1e?os cultu-
naciones y desfiles de victoria operan en contra de los efectos alienantes de rales evitan sistemáticamente los «temas controvertidos» (por eJem~lo, 1.a
la pobreza y la explotación. Como todo el mundo sabe, durante la época concentración de riqueza, la propiedad d~ las n1ult.i?acionales, la n~c1c::nal~~
ro1nana, las n1asas eran son1etidas a control pern1itiéndoles conten1plar co1n- zacíón de las compañías petrolíferas) la involucrac1on de banco~ e 1n1?ob1-
bates de gladiadores y otros espectáculos circenses. Los siste1nas estatales liarias en la especulación del suelo urbano, los puntos de v1~ta .~e las
n1odernos tienen en las películas, la televisión 1 la radío, los deportes organi- 1ninorías étnicas y raciales, el control de los n1ed1os d~ co1nun1cac10.n de
zados, la puesta en órbita de satélites y los aterrizajes lunares técnicas inasas, el presupuesto de defensa militar, los puntos de v:sta ~e las nacton;s
infinitarnente 1nás poderosas para distraer y entretener a sus ciudadanos. ;:;ubdcsarrolladas, las alternativas al capitalis1no y al nac1o?all:~no, el ate1s-
A través de los 1nodernos 111edios de con1unicación la conciencia de 1nilloneS' ino etc.). Pero las escuelas van 1nás allá de la 111era ev1tac10.n de te1naS
de oyentes, lectores y espectadores es a 1nenudo n1anipulada según vías coi;trovertidos. Algunos puntos de vista políticos son tan cse?c1ales r:_ara el
determinadas con precisión por especialistas a sueldo del gobierno (Ellul, inantcnitniento de la ley y el orden que no se pueden confiar a inetodos
1965; Efron, 1972; Key, 1976). Pero tal vez la forma más efectiva de nhjctivos de educación; en vez de .ello, se in1~l,antan en la inente .~e los
«circo ro1nano» hasta ahora ideada sean los «entrcteniinientos» transn1itidos j{1vcnes apelando al miedo y al odio. La reaccton de los nortean:e11ca:ios
por el aire directa1nente hasta la chabola o el aparta1nento. La televisión nn!e el socialisn10 y el con1unisn10 no es 1nenos resultado del a<loctrinan11en-
y la radio no sólo reducen el descontento al divertir al espectador, sino 1o que la reacción de los rusos an~e el capi~alismo. ~.?~ saludos a la ba~de~
que ta1nbién n1antiencn a la gente fuera de las calles. En un sentido his- rn) juran1entos de fidelidad, canciones y ritos ,~att1ot.1cos. (asa111ble,as, JU~­
tórico muy concreto, los pobres urbanos modernos han ca1nbiado los bos- gos y desfiles) son algunos de los aspectos polrti~os i:itualizados n1as fam1-
ques de pinos, robles y secoyas de sus ancestros por bosques de antenas n~ncs de los planes de estudios en las escuelas p1:1n1~r1as' . .
de televisión de alu1ninio. .Julcs Henry, quien pasó del cstu_dio de ,los rnd!os en Brasil al_ estudio
Sin embargo, los medios modernos más poderosos de control del pen- de Jos institutos de enseñanza n1ed1a en St. Lou1s, ha. ~ontr~buido a la
samiento puede que no estén en los narcóticos electrónicos de la indus- ~)iinprcnsión de algunas de las maneras en que la educac1on u1;1versal mol-
tria de entreteniiniento, sino en el apartado de educación obligatoria apo- den la pauta de conformidad nacional. !:"Ienry n1uestra et: su hbro Culture
yado por el Estado. Maestros y escuelas satifacen evidentemente las nece- ilJ;iu'nst Man cón10 incluso en las lecciones d~ ortografia Y .c~nto pt:ede
sidades instru1nentales de las complejas civilizaciones industriales adiestran- h;ihcr un adíestrarníento básico en apoyo del «Slsten1a co1npet1t1vo d~ ,libre
do a cada generación en los servicios técnicos y de organización necesarios (~niprcsa». A los niños se les enseña a tener miedo al f~·acaso; tamb1en se
para la supervivencia y bienestar. Pero maestros y escuelas ta1nbién dedican ll's enseña a ser con1petitivos. De ahí que proi:to en1p1ecen a ver en los
mucho tiempo a una educación no instrumental: formación cívica, historia, dcrnás la principal causa de fracaso y tengan tntedo unos de ?tros. ~01110
educación política y estudios sociales. Estas n1aterias están llenas de supues- (lhscrva Henry ( 1963: 305): «La escuela es, en efecto, un ad1estran11.ento
tos Ílnplícitos y explícitos sobre la cultura, el ser humano y la naturaleza para la vida po~terior.no p~rquc enseñe (n1~jor o peo~·) la lect:-1r~, es.~r1turj
que indican la superioridad del sisteina político-económico en el que son v nrittnética, sino porque inculca la pesadilla cultu1al esencial. n11edo a
enseñadas. En la Unión Soviética y otros países coinunistas muy centrali- 'fraraso envidia del éxito ... »
zados, no se hace ningún intento para enmascarar el hecho de que una de En '!os Estados Unidos de nuestros días, la aceptación de la desigu~ldad
las principales funciones de la educación obligatoria es el adoctrinamiento cconc)111ica depende mucho 1nás del control del pensa1:i~ento qu~ d~l e¡etc1-
político. Las den1octacias capitalistas occidentales son, en general, n1enos cío de la pura fuerza represiva. A los ~ijo.s de fa1n;has econo1n1c~111e1:te
propensas a reconocer que sus sistemas educativos son también instrumen- d(:biles se les enseña a creer que el pr1nc1pal obstaculo que les .11np1~e
tos de control político. Muchos maestros y alumnos, al carecer de una pers- alcanzar riqueza y poder son sus propios n1éritos intele:tuales, res1stenc1a
pectiva comparativa, no son conscientes del grado en que sus libros, planes física y voluntad de competir. A los pobre~ s~ les ens~na a. cargar con la
de estudios y exposiciones en clase apoyan al statu qua. Sin embargo, en culpa de su pobreza y, así, dirigen su resent1m1ento, pr1n1ord1a~1nente, con-
otras partes, consejos locales de educación, juntas de regentes y comités tra sí 1nismos o contra aquellos con quienes deben c~1:ipetlr y que se
legislativos exigen abiertamente la conformidad con el statu qua (Kozol, encuentran en el mismo peldaño de la escala de la movilidad as~?ndente.
1973; Wax y otros, 1961; Ianni y Story, 1973; Gearing y Tindale, 1973; Por añadidura a la porción económicamente débil de la poblacion se le
Freire, 1973; D. Smith, 1974). enseí'ía a creer' que el proceso electoral garantiza la reparación de. los. ab_usos
Los modernos sistemas de educación obligatoria, desde los jardines de de ricos y poderosos mediante la legislación end~i:ezada a redi~wbuir la
infancia hasta las universidades, operan con un doble modelo políticamente riqueza. Por último, a la mayor parte de l_a poblac10~ _se la ma,nt'.ene en la
útil. En la esfera de la matemática y de las ciencias biofísicas, se estimula ignorancia del funcionamiento real del s1sten1a pohtico-econom1co Y del
334 Introducción a la antropología general El control y el origen del Estado 335

poder desptoporcionad~ que ejercen lobbies representativos de corporacio- Algunos de los episodios más brutales en la carrera del Estado se pro-
nes_ Y otros grupos de interés. Henry concluye que las escuelas de Estados dujeron co1no secuelas de la revolución rusa, cuando i11illones de personas
Un1~~s, pese a su_ ~stens~ble d~dicación a la investigación creadora, castigan sospechosas de pensan1ientos y actitudes «contrarrevolucionarios» fueron
a~ ntno .que n1an1fiesta ideas intelectualmente creativas con respecto a la ejecutados o condenados a rnuerte lenta en un vasto siste1na de catnpos de
vida social y cultural: concenttación (Solzhenitsyn, 1974). A la revolución china ta111bién siguieron
oleadas de ataques sin restticción alguna contra 1nillones de petsonas,· sos-
A~rend.er estudios sociales es, en gran medida, en la escuela primaria 0 en la pechosas de siinpatías burguesas, y recicnten1ente han salido a la luz prue-
un1vers1dad, aprender a ser estúpido. La 1nayoría de nosotros realizamos esta bas de un extenso sisten1a de can1pos de trabajos forzados políticos dentro
t~rea. ~ntes ~e entrar en el ínstítuto de enseñanza inedia. Pero al niño con Í!na- de la China contemporánea (Bao y Chelminski, 1973; Bett!eheim, 1978;
g1nac1on socialmente creadora no se le alentatá a jugar con sistemas sociales-: London y London, 1979).
valores. Y relaciones nuevos; no hay mucha probabilidad de que esto suceda po; Sin en1bargo, según Karl Marx, el con1unisrno no sólo es Ja antítesis
I~_senc1l1a razón de. que los pt·ofesores de estudios sociales catalogarán a tal
n1no como un estudiante mediocre. Además, este niíío sencillainente no podrá
del despotis1110, sino de cualquier fon11a de Estado. Marx estaba convencido
comprender los absu:·d_os que al maestro le parecen verdades transparentes ... de que el Estado había nacido con el único fin de proteger los intereses
Aprender a ser un idiota o, con10 dice Camus, aprender a ser absurdo, for- cconó1nicos de la clase dirigente. Pensaba que si se podía restablecer la
ma parte del desarrollo. Así, el niño a quien le resulta imposible aprender igualdad econó111ica, el Estado «Se desvanecería». La n1is1na noción de «Es-
a pensar que lo absurdo es la verdad ... normalmente llega a considerarse un tado con1unista» es una contradicción en tén11inos desde el punto de vista
estúpido (1963: 287-288). de la teoría marxista (Marx y Engels, 1948; Lichtheim, 1961). La existen-
cia del Estado con1unista se atribuye ofícialn1ente a la necesidad de proteger
nl pueblo que está construyendo un orden comunista de la agresión de los
El Estado y la coacción física estados capitalistas o de Ja persistente a1nenaza de los ciudadanos procapita·
lhtas (Lenín, 1965 [ 1917] ). No obstante, una interpretación igualmente
La ley Y el orden en las sociedades estratificadas dependen de una plausible es que las clases dirigentes de la Unión Soviética y China ni
m~~cla infinitan1ente variable de coacción física mediante la fuerza policial- en! regarán voluntaria1nente su control sobre los medios de producción ni
m1htar y control del pensan1iento basado en las técnicas discutidas en el disolverán voluntaria1nente el todavía creciente aparato de coacción estatal.
apartado anterior. f~n general, cuanto 1nás acusadas las desigualdades sociales Aunque las· clases don1inantes ele las de1nocracias parla111entarias occi·
Y más intensa la explotación en el trabajo, mayor debe ser la contribución dentales (véase capítulo 18) recurren más al control del pensamiento que
de ambas ferinas de control. Los regímenes que recurren n1ás intensamente a la coacción física para mantener la ley y el oi-den, en últi1110 análisis tam-
a dosis brutales de intervención policial-militar no son necesarian1ente los híl~n dependen de armas y cárceles para proteger sus privilegios. Huelgas
que muesttan el mayor nú1neto de desigualdades· sociales visibles. Más de policías en ciudades co1no Montteal y apagones como el que ocurrió en
bien, los sistemas más brutales de control policial y militar parecen estar Nueva York en 1977 dieron lugar a pillajes y desórdenes generalizados,
asociados a petíodos de in1portantes transfortnaciones cultutales durante de1nostrando que el cbntrol del pensa1niento no es suficiente y que gran
ntí1nero de ciudadanos ordinarios no creen en el sisten1a y se los mantiene
los cuales las clases gobernantes están inseguras y son propens'as a una
a raya sólo con la amenaza del castigo físico (Curvin y Porter, 1978;
reacción excesiva. Petíodos de convulsión dinástica y de agitación pre y Weisman, 1978).
post-revolucionaria son especialmente propicios para la brutalidad.
Los más duraderos de los despotismos del mundo mantienen sus pode-
res de coacción. en estado de aletta. Por ejemplo, en la medida en que los Resumen
en1peradotes chinos se sentían políticamente seguros, sólo necesitaban dar
alguna que otra demostración de desttucción física para elin1inar las faccio" Las sociedades con «grandes ho1nbres>>¡ jefes y clases dirigentes repre"
nes desleales. Karl Wittfogel (1957) ha proporcionado una viva exposición r-;cntan tres for1nas diferentes de organización política presentes en la
de los terrores a disposición de los antiguos despotismos. Habla de la 1rnnsfor1nación de las sociedades igualitarias en siste1nas estatales esttatifi-
«total soleda~ en, la hora del destino fatídko» que aguarda a aquellos rndos. El «gran hombre» es una forma de liderazgo basada en la rivalidad
q~e dan el mas min1mo motivo para ser prendidos por el soberano. En las y caracterizada por redistribuciones co1npetitivas que aun1entan e intensifi"
c~mar~s de tortura y en los tajos de ejecución, el enorme poder del Estado, can la producción. Tal como ilustran los mumis de las islas Salomón, la
s1mbohza.do tan perfectameMe ~n colosales monumentos y edificios públi- posición de «gran hombre» es un status te1nporal que exige una constante
cos, el11n1naba de fotma rut1nar1a a los potenciales agitadores. validación mediante exhibiciones de generosidad que le dejan con pocas
Intl'oducción a la antropología general El control y el origen del Estado 337
336

posesiones, pero con mucho prestigio y autoridad. Co1110 son n1uy respeta~ los tnílitares con su control de los tnedios de coacc1011 física los que n1an-
dos, los «grandes hombres» se adaptan bien a la función de acaudillar par- 1ienen a raya a los pobres y explotados. Sin en1bargo, todos los estados
tidas de guerra, expediciones co1nerciales de larga distancia y otras activida~ encuentran 111ás conveniente 1nantener la ley y el orden controlando el pen-
des colectivas que requieren un liderazgo entre los pueblos igualitarios. :;:uniento de la gente. Esto se hace de diferentes n1anerasi.que abarcan de_~~le
Al igual que los «grandes hombres», también los jefes desempeñan el las religiones estatales hasta los ritos y espectáculos públicos y la educac1011
papel de gran proveedor, incte111entan e intensifican Ja producción, celebran obligatoria. '
festines y organizan expediciones de guerra y con1ercio de larga distancia.
Sin en1bargo, con10 ilustran las jefaturas trobríandesa, cherokee y tikopia,
los jefes gozan de un st_atus heredit_ario> tienden a vivir algo n1ejor que e:l
plebeyo medio y sólo pueden ser depuestos por la derrota en la guerra. Sin
embargo, su poder es limitado debido a que carecen del apoyo de un grupo
per1nancnte de especialistas policiales y tnílitares y no pueden itnpedir a un
nún1ero ii11portante de sus seguidores el acceso a los inedias de ganarse la
vida.
En las sociedades estatales estratificadas, el poder de los reyes se basa
en la capacidad de recaudar iinpuestos. J_,a negativa de los can1pesinos a
contribuir al sísten1a redistríbutivo puede acarrearles la pérdida de los ine-
dios de subsistencia. Las actividades 111ilitares, econó111icas y rituales de una
red de aldeas son coordinadas por una burocracia ad111inistrativa y los 111is-
1nos asenta111ientos inuestran diferencias jerárquicas deno1ninadas «estra-
tificación del yacin1iento».
Las for1nas prístinas de estratificación y estatalidad probablen1ente es-
tuvieron ligadas al desarrollo de densas poblaciones en hábitats circunscri-
tos. Los ca111pesinos surgieron cuando las aldeas y linajes subordinados no
pudieron evitar la recaudación de in1puestos huyendo a otros hábitats sin
ca1nbiar su estilo de vida. Sin einbargo, los. estados secundarios surgieron
bajo una variedad de condiciones relacionadas con la difusión de los estados
prístinos.
La diferencia entre las jefaturas y los estados es ilustrada por el caso
bunyoro. I;] Mukan1a era un gran proveedor para sí inis1no y sus seguido-
res 111ás íntin1os, pero no para la 1nayoría de los ca111pesinos bunyoro. A
diferencia del jefe trobriandés, el Mukan1a n1antenía una corte perinanente
de criados y una guardia palaciega. Hay 111uchas se1nejanzas entre Bun-
yoro y los reinos «feudales» de la Europa medieval. Pero el poder de los
antiguos reyes ingleses era mayor y dependía n1enos de la itnagen de gran
proveedor que de la de gran protector.
La forma de Estado más desarrollada y estratificada es la del imperio.
Con10 ilustra el caso del Inca del Perú, los líderes de los antiguos Í!nperios
poseían un enorine poder y eran inaccesibles para los ciudadanos ordinarios.
La producción era supervisada por un ejército de ad1ninistradores y recau-
dadores de impuestos. Aunque el Inca se ocupaba del bienestar de sus
súbditos, éstos le consideraban con10 un dios al que le debían todo en vez
de como un cabecilla o jefe que se lo debía todo a ellos.
Como todas las sociedades estatales se basan en desigualdades acusadas
entre ricos y pobres, gobernantes y gobernados, el n1anteniiniento de la ley
y el orden presenta un desafío crítico. En último análisis, son la policía y
Capítulo 18
Los grupos estratificados 339
LOS GRUPOS ESTRATIFICADOS
pescadores y a sus vecinos campesinos como dos clases dis tintas, porque /· ':>
1ienen diferentes pautas de propiedad, renta y tributación, y explotan sec-
1ores del medio ambiente completamente distintos. Sin embargo, ninguno
de los dos grupos posee una clara ventaja o desventaja de poder con res-
pecto al otro. Análogamente, los antropólogos suelen hablar de la clase qaja
111·bana como algo opuesto a la clase baja rural, aunque las diferencias cuan-
ti tativas de poder entre ambas pueden ser mínimas.
Antes de proseguir, debemos explicitar lo más posible la naturaleza del
poder que implican las jerarquías de clases. Como en la naturaleza, el poder
en los asuntos humanos consiste en la capacidad de controlar la energía. El
control de la energía está mediatizado por los útiles, máquinas y técnicas
para aplicar esta energía a empresas individuales o colectivas. En este sen-
1ldo, controlar la energía supone poseer los medios para trasladar, dar for-
ma y destruir minerales, vegetales, animales y personas. El poder es el €--
control sobre la gente y la naturaleza (Adams, 1970) .
El poder de seres humanos concretos no se puede medir simplemente
11umando la cantidad de energía que regulan o canalizan. Si este fuera el
caso, la clase más poderosa del mundo serían los técnicos que manejan los
Interruptores de las centr ales nucleares o los pilotos de los reactores comer-
Este capí~ulo examina_ las principales variedades de grupos estratificados halladas ciales que, al abrir las válvulas de admisión, ponen en funcionamiento
en las ~oc1edades d<; mvel estatal. Veremos que las personas que viven cuatro motores de 40.000 caballos de fuerza. Los jefes militares de las
en sociedades ~e mvel, estatal p~ensan y se comportan en formas que, fuerzas armadas, con su enorme capacidad para matar y mutilar, no son
en buena me_d~da, estan d~termmadas por su pertenencia a grupos estratificados necesariamente individuos poderosos. La cuestión crucial en todos estos
Y por su pos1c16n en una ¡erarquía de estratificación. Los valores casos es: ¿quién ·controla a estos técnicos, funcionarios y generales y les
y comportamiento de tales wupos están relacionados con la lucha por el acceso
a las fuentes estructurales e mfraestructurales de la riqueza y el poder. hace conectar o desconectar sus «interruptores»? ¿Quién les dice cuándo,
<.l6nde y cómo volar? ¿A quién y cuándo deben disparar y matar ? O, lo que
es igual de importante, ¿quién tiene el poder de determinar dónde y cuándo
Clase y poder se construirá una central nuclear o un vehículo espacial o qué tamaño
debe tener la fuerza policiaco-militar que se recluta y con qué equipos de
-J Todas las sociedades de nivel estatal están organizadas en una jerarquía des trucción se le va a dotar?
de segmentos llamados clases. Resulta difícil ofrecer una definición de clase No podemos simplemente sumar toda la energía en forma de alimentos,
que valga para las diferentes maneras en que han empleado este término productos químicos y fuerzas cinéticas que fluye por las masas de plebeyos
antropólogos, sociólogos, historiadores y economistas . Pero de acuerdo con incas en comparación con la nobleza inca y obtener una evaluación de sus
e~ énfasi~ estratégico en los aspectos materiales, etic y conductuales de la relativas posiciones de poder. El hecho es que gr an parte de la energía (..
vida social que caracteriza a este libro, la siguien te definición de clase co nsumida por las masas subordinadas en las sociedades estratificadas se
arranca del hecho de que ciertos tipos de personas ejercen diferentes cotas gasta bajo condiciones y para tareas que el grupo dominante estipula o
~> de poder sobre otras personas. Así, una clase es un grupo o categoría de constriñe. En otras palabras, la propia realización de estas tareas depende
personas que se relacionan de manera similar con el aparato de control de que aumenten el poder y bienestar del grupo dominante. No significa
de las sociedades estatales y que disponen de cotas de poder similares con esto que las masas subordinadas no obtengan beneficio alguno, sino senci-
respecto a la distribución de la riqueza y los privilegios y el acceso a los llamente q ue no se llevarían a efecto si al grupo dominante no le reportara
~ recursos y la tecnología. también algún tipo de beneficio. ~
Como veremos, todas las sociedades estatales poseen forzosamente dos
e clases, como m_ínimo, organiz~das je~árquicamente: gobernantes y gober- Sexo, edad y clase
nados. ~~ora bien, cu~nd? e~isten mas. de dos clases, no es necesario que
su relacion mutua sea Jerarquica. P or e1emplo, resulta útil considerar a los Las jerarquías sexuales se distingen convencionalmente de las jerar-
quías de clases. Aquí seguiremos esta convención, posponiendo el análisis
338
340 Introducción a la antropología general Los grupos estratificados 341

7 de las mismas hasta el capítulo 25 . La distinción se basa en el hecho de nborígenes australianos, han hecho hincapié en el punto de vista emic
q ue las jerarquías de clases incluyen a ambos sexos, en tanto que las sexua- nl investigar la estratificación en Estados Unidos. Según Warner, el punto
les hacen referencia a la dominación de un sexo por parte de otro dentro más importante a retener cuando se investiga una jerarquía de clases es que
:- y a través de las clases. Además, a diferencia de las jerarquías clasistas, las los criterios de selección:
-? sexuales se dan tanto en los estados como en bandas, aldeas y jefaturas. No
quiere esto decir que las segundas revistan menos importancia o sean Deben reflejar qué sienten y piensan los americanos sobre el valor relativo' de
menos severas, sino pura y simplemente que es mejor analizarlas en el con- cada empleo, las fuentes de ingresos que los mantienen, y las evaluaciones de
_,. texto de un examen de los roles sexuales generales en vez- de en el contex- las casas y vecindarios en que viven. Pues no es tanto la casa, el empleo, los
to de las fo rmas esta tales de estratificación. ingresos o el vecindario lo que se mide, cuanto las evaluaciones que están
en lo más recóndito de nuestras mentes, evaluaciones fijadas ahí por nuestras
-} Hay que subrayar que los grupos de edad, tanto en las sociedades ésta-
tradiciones culturales y nuestra sociedad (Warner, Meeker y Ells, 1949: 40).
tales como en las preestatales, están a menudo asociados a distribuciones
de poder desiguales. De hecho, las diferencias jerárquicas entre adultos Combinando las opiniones de diferentes informadores, Warncr intentó
b- maduros y jóvenes y niños son universales. Por añadidura, el trato que los
desarrollar un único cuadro compuesto de clases sociales. Por ejemplo,
niños reciben de los adultos implica a veces prácticas sumamen te explota-
representó la estructura de clases de Yankee City (seudónimo de Newbury-
) doras y física y mentalmente punitivas. Se podría argüir que la diferencia
port, Massachusetts) en términos del diagrama representado en la figu-
· fundamental entre las jerarquías de edad y las clasistas y sexuales consiste
ro 18.1.
e? que los niños son objeto de malos tratos y explotación «por su prQPio
' _; bien» . Ahora bien, esto es lo que cualquier tipo de grupo domihante
? dice siempre a los grupos subordinados bajo su control. El hecho de que
algún grado de subordinación de los jóvenes y niños resulta necesario para
la enculturación y la supervivencia de la población no significa que estas
jerarquías difieran fundamentalmente de las basadas en la clase y el sexo.
Como el trato brutal a los niños puede infligir daños permanentes a su
salud y bienestar, está claro que las jerarquías de edad no siempre son para
el bien del grupo de edad subordinado. La semejanza entre las jerarquías
de edad y las clasistas es también palpable en los casos en que los ancianos
·>constituyen un grupo menospreciado y carente de poder. En muchas socie- FJG. 18.l.-Jerarquía de clases
dades, los ancianos son víctimas de un trato físico y psicológico de carácter tic Yankee City. [Adaptado de
\ punitivo comparable al que se da a los criminales y enemigos del Estado. \'(/nmcr y otros, 1949:42.)
L.as descripciones de la estructura de clases nunca deben, pues, perder de
vista las diferencias en el poder y en el estilo de vida asociadas a los grupos
de sexo y edad dentro de cada clase . Muchos científicos sociales aceptan las distinciones clasistas · como algo ~ 1
1l•nl o importante sólo cuando las gentes de que se trate las perciben y
ponen en práctica conscientemente. Desde este punto de vista, para que un
Las dimensiones emic y etic y la conciencia de clase grupo sea considerado como una clase, sus miembros deben tener una
rnnciencia de su propia identidad, mostrar un sentido común de solidari-
La clase es un aspecto de la cultura en el que se dan acusados contrastes dnd y realizar intentos organizados para promover y proteger sus intereses
entre los puntos de vista emic y etic. Por ejemplo, numerosos estudios han rnlectivos. Es más, para , muchos .científicos sociales (cf. Bendix y Lipset,
mostrado que las diferencias de clase en Estados Unidos no se conciben en 1966) las clases sólo existen cuando personas con formas y cantidades simi·
términos de acceso a los recursos básicos, control sobre los útiles y técnicas lores de poder social se organizan en asociaciones colectivas, tales como
de producción, energía y provisiones, y control sobre la dirección del Es- pnrtidos políticos y sindicatos.
tado . En vez de ello, las persona~ clasifican a otras según su riqueza, educa- Otros científicos sociales piensan que los rasgos más importantes de
ción, relaciones familiares, vecindario, r aza, religión, clubs sociales e incluso los jerarquías de clases son las concentraciones efectivas de poder en manos ...
modales y etiqueta (West, 194,5). Antropólogos y sociólogos, dirigidos por de ciertos grupos y la carencia de poder de otros, independientemente de
Lloyd Warner, un antropólogo que emprendió el estudio de la cultura de que las gentes afectadas sean o no conscientes de estas diferencias y de
Estados Unidos después de haber realizado trabajo de campo entre los 1111e existan organizaciones colectivas. D ebería ser evidente que los desacuer- ...,.
342 l .Qs grupos estratificados 343
Introducción a la antropología general

dos de esta índole se derivan de una falta de distinción entre los compo- tnnnente desequilibrio estructural en el flujo de bienes y servicios ~n.tre
nentes emic y etic, mentales y conductuales de los sistemas socioculturales. dos grupos (Newcomer, 1977; Ruyle, 1973, 19,75): ~rente a est~ ~1s1ón -t7
Definir las clases en términos puramente emic y mentales no está más justi- l'llbe aducir que las actividades de patronos y red1stnbu1dores ~strat1f1cados
ficado que definir cualquier otro componente del patrón universal en tér- pueden producir una mejora en .el bienestar de_ l_a clase subordmad? y que,
minos puramente emic y mentales. Y en tanto fenómenos etic y conductua- Hin el liderazgo de los empresarios o la clase dmgente, todos saldnan pepr
les, las clases irán acompañadas de formas emic y mentales variables. pnrados (Dalton, 1972, 1974). ~or tanto, no p~ede. afirmarse ~ue toda ¿_.
_,. Desde un punto de vista etic y conductual, una clase puede existir aun desigualdad en el poder y en el nivel de consumo implique, necesariamente, ~
cuando sus miembros nieguen que constituyen una clase e incluso cuando, una situación de explotación. Si gracias a las recompensas que se otorgan
11 la clase dirigente o que ésta se apropia, el bienestar económico .de todas
en vez de organizaciones colectivas, poseen organizaciones que compj ten
entre sí (como corporaciones mercantiles rivales o sindicatos rivales). La l11s clases mejora constantemente, no parece muy adecuado referirse a las
razón de esto consiste en que las clases subordinadas sin conciencia de clase personas responsables de esta mejora como explotadores. . .
< no están, obviamente, exentas del dominio de las clases dirigentes. Análo-
Sugiero que existe explotación cuando se dan estas cuatro condic~ones: ,
( 1 ) la clase subordinada experime~ta privaci~nes r_espec~o a ,n~cesidad_es ._--
gamente, las clases dirigentes que contienen elementos antagónicos y com-
h~sicas tales como comida, agua, aire, luz, oc10, asistencia me?ica, al?ja-
petidores dominan, sin embargo, a los que carecen de poder Social. Las cla-
ses dirigentes no necesitan formar organizaciones permanentes, hereditarias, miento y transporte; (2) la clase dirigente goza de una abundancia ~e lujos;
monolíticas, conspiradoras para proteger y acrecentar sus propios intereses. (.3 ) los lujos de que disfruta la clase dirigente dependen del trabajo de l~
La lucha por el poder en el seno de la clase dirigente no tiene por qué clase subordinada, y (4) las privaciones que experimenta la clase subordi-
producir una alteración fundamental en la balanza de poder entre las clases. nada se deben a la negativa de la clase dirigente a aplicar su poder a_ la
La lucha por el control de las monarquías europeas, las dinastías chinas, producción de artículos de primera necesidad, en vez de artículos de lujo,
el aparato del partido soviético y las modernas multinacionales atestigua el y a redistribuirlos entre la clase subordinada (Boulding, 197 3). Estas ~~n­
hecho de que los miembros de las clases dirigentes pueden compaginar las diciones representan una definición etic y conductual _de la explo~aci?n.
luchas internas con el dominio o explotación de sus subordinados. Pero algunos antropólogos insisten en que _la exp!otac1ón _es un termmo
.... Por supuesto, nadie pone en duda la importancia de las creencias de que sólo se puede definir desde una perspectiva emzc. Por ejemplo, George -.)
un pueblo sobre la forma y origen de su sistema de estratificación . La con- Oalton afirma:
ciencia de un destino común entre los miembros de una clase oprimida y Un verdadero creyente que cede de buena gana una déc~~ parte de su.s ingre-
explotada puede muy bien llevar al estallido de una guerra entre clases. sos a la Iglesia no se siente explotado. Aprueba su religión, su Iglesia Y los
La conciencia es, pues;un elemento en la lucha de clases, pero no la causa servicios que ambas le prestan. Cuando un observador extraño que desapru_eba
!:- de las diferencias clasistas. la religión califica al verdadero creyente de «explotado», lo que hace sencilla-
mente es registrar un prejuicio (1972: 413414).

La explotación económica La restricción de la ~xplotación a una realidad_me.ntal y emic va ap_a- -


rejada a la restricción del concepto de clase a una realida~ mental Y. emt~.
El control de un gran poder por parte de una clase en su relación con Ahora bien, la explotación, al igual que las ~lases, tambi~~ puede ident~- 1 -
otra permite a los miembros de la clase más poderosa explotar a los de la ficarse sobre una base etic y conductual. Debido a su relac10n c~n el sufri-
más débil. No hay ningún significado generalmente aceptado del término miento humano, el estudio de la explotación constituye una tmp~rtan~e
~ explotación, pero podemos identificar las condiciones básicas responsables responsabilidad para los científicos sociales interesados en la super_v1vencia
de la explotación económica por referencia a la discusión anterior de la y bienestar de nuestra especie. Debemos p1~o~urar que el es~ud10 d~ la
~ reciprocidad y la redistribución. Cuando prevalece la reciprocidad o cuando explotación se lleve a cabo en el terreno ~mpmco y con la debid~ cons~de­
los redistribuidores se quedan con los «pasteles rancios y los huesos», no ración hacia sus aspectos mentales y emzc, ademas de los de tipo etzc Y::,
existe explotación económica. En cambio, cuando los redistribuidores em- conductual.
piezan a quedarse con la «carne y la manteca», ésta puede estar a punto de
desarrollarse.
-~ Según las teorías de Karl Marx, todos los trabajadores asalariados son La clase dirigente en la Unión Soviética y los Estados Unidos
explotados porque el valor de lo que producen es siempre mayor que el
+-de su paga. Análogamente, algunos antropólogos adoptan el punto de Las estructuras de clases de la Unión Soviética y los Estados Unidos
_, vista de que la explotación comienza en el momento en que existe un per- demuestran la tesis de que todas las sociedades estatales poseen una clase
344 Introducción a la antropología general Los grupos estratificados 345

dirigente. Por ejemplo, tanto los Estados Unidos como la Unión Soviética mayor parte del proceso de toma de decisiones consiste en respuestas a
fomentan la ilusión de que carecen de clases dirigentes. Las élites gobernan- presiones, que van desde insinuaciones sutiles hasta regalos y sobornos
tes de los dos países afirman que el pueblo es la fuente de todo poder. manifiestos (Aron, 1966; Dahl, 1961; Lundberg, 1968; Domhoff, 1970).
Ambas naciones declaran ser democráticas y, en su mayor parte, los ciuda- En las campañas para el congreso, los. candidatos eleg.idos suelen ser ~os
danos soviéticos y estadounidenses parecen aceptar estas proposiciones que gastan más dinero. En 1978, por e¡emplo, los candidatos que gas~aron
como descripciones ajustadas de las condiciones reales de su propio país, más que sus rivales ganaron en el 87 por 100 de los casos en las el7cciones
pero no del otro. n la Cámara de Representantes, y en el 85 por 100 en las elecciones al
Según la ideología soviética, las clases en la Unión Soviética empezaron Senado (New York Times, 1979).
a desaparecer después de 1917 a causa de la transferencia de la propiedad El hecho de que las elecciones sean sólo la punta del iceberg y que los
de los medios de producción al pueblo bajo el liderazgo del partido comu- vo tos del pueblo sean manipulados entre bastidores por poderosos grup~s
nista (Lenin, 1965 [ 1917]). Este último había de organizar los recursos de interés no prueba que exista una clase dirigente en los Esta~os. ~ru­
productivos de la nación, supuestamente, para maximizar el bienestar espi- dos. Los que rechazan esta idea basan sus argumentos en la multiplicidad
ritual y material de toda la población. En el gobierno recién creado, todos <le los grupos de interés. Aducen que el poder ~stá disperso e?tre tantos
los líderes eran también miembros del partido comunista. El partido ele- bloques, grupos de presión, asociaciones, clubs, industnas, regiones, c.ate-
gía a sus propios dirigentes supremos, y esta dirección acaparaba los puestos gorías de renta, grupos étnicos, estados, ciudades, grupos de ~dad, legisl~­
más importantes en el gobierno mediante nombramientos y elecciones si- turas, tribunales y confederaciones que no se puede forma r n~nguna coali-
muladas. Pese al hecho de que todo el aparato del par tido y del gobierno ción entre ellos lo suficientemente poderosa como para dominar a to~os
había caído rápidamente bajo el control de un solo hombre (o un pequeño los demás. En la terminología del economista John Kenneth ~albraith
grupo, después de la muerte de Stalin), los ideólogos del sistema insistían ( l958, 1967) no hay ninguna clase dirigente, sino única y exclusiv~mente
en que no había ninguna clase dirigente (cf. Djilas, 1957). Durante el un poder que se «contrarresta» (Roach y otros, 1969). Ahora bien, la
período estalinista, millones de ciudadanos sospechosos de creer que el cuestión crucial es si existe o no una categoría de personas que comparten
partido y su burocracia gubernamental eran efectivamente una clase diri- un mismo conjunto de intereses soterrados en la perp~tuación d~l .statu
gente sufrieron destierro, trabajos forzados, tortura, intimidación y muer- r¡u o y que, gracias a su inmensa riqueza, son, :apac~s de. imponer lui:ites a
te. Sin embargo, hoy en día, a pesar de la censura sistemática del trabajo los tipos de leye$ que se decretan y a las pohticas e¡ecuuvas que se siguen.
artístico, literario y erudito, del control estatal directo de todos los medios f..os datos que avalan la existencia de esta categoría de per~~nas proc~den,
de comunicación y de la total ausencia de partidos de la oposición, la Unión f undamentalrnente de estudios sobre el grado de concentracion de la n que-
Soviética continúa representándose a sí misma como una democracia so- :t.n en sociedades ~nónimas gigantescas y familiares adineradas. Est? clase
cialista (Rothberg, 1972). Aunque es bastante fácil que los occidentales des- de datos, por sí solos, no demuestra la existencia ?e u~a clase dominante,
cifren esta charada, resulta muy difícil aceptar el hecho de que gran nú- puesto que subsiste el problema de vincular a las direcciones de e?t.as pode-
mero de ciudadanos soviéticos probablemente no pueden hacerlo (cf. Inke- rosas corporaciones y lideres de las familias adineradas con decisione? .en
les, 1976; Feldmersen, 1966; Fainsod, 1967; Sweezy, 1978; Shippler, 1977 ; . cuestiones capitales, como la tasa de inflación, el desempleo, los servicios
Connor, 1979). :;nnitarios nacionales, la política energética, la estructura fiscal, el agota-
En el caso de Estados Unidos, la existencia de una clase dirigente se miento de los recursos la contaminación los gastos militares, la especu-
ve oscurecida por un proceso electoral abierto, que aparentemente hace lnción del suelo urban~, etc. Sin embarg~, como veremos en el siguiente
posible que la voluntad del pueblo determine el destino político y eco- npartado, la extraordinaria concentración de la riqueza y el poder ec.onó-
nómico de la nación. Sin embargo, el hecho de que sólo la mitad del elec- rnico en los Estados Unidos sugiere claramente que tales vínculos existen
torado votara en la elección presidencial de 1976 sugiere que la mayoría en la realidad.
de los ciudadanos, o bien desconfía de las promesas de los candidatos, o
duda que cualquiera de ellos pueda hacer más que los demás para mejorar
significativamente la vida. Además, es bien sabido que la selección real de La concentración de la riqueza
los candidatos políticos y la financiación y conducción de las campañas
electorales están controladas por grupos de interés especiales más que por La investigación oficial sobre la distribución de la riqueza y . el poder
el «pueblo». Pequeñas coaliciones de individuos poderosos que operan a en los Estados Unidos adopta, normalmente, la forma de estudios sobr~
través de agen tes, firmas jurídicas, legisla turas, tribunales, agencias eje- . ingresos. Así, el Consejo Económico de los. ~s tados Uni~os (1974) dec!ara-
cutivas y administrativas y los medios de comunicación de masas influyen bn que en 1972 el 5,1 por 100 de las familias estadoumd~nses absorbia el
decisivamente en el curso de las elecciones y de los asuntos nacionales. La 15,9 por 100 de todos los ingresos personales de este pais. Aunque estas
346
Introducción a la antropología general Los grupos estratificados 347

cifras sugieren una distribución desequilibrada de la renta, en realidad oscu- . . rativas o públicas. Pero sí significa que
recen el grado real de concentración de la riqueza. Entre las familias muy para influir sobre decils10f es ·]·orpo den prevenir decisiones que sean adver-
ricas, los ingresos anuales son una parte insignificante del incremento de
los miembros clave de a alill ra p1:t
sas a sus intereses en los asuntos e compa
ñías como Gulf Oil Alcoa Alu-
'
riqueza obtenido cada año. Las ganancias de capital (incrementos en el
minium y el Mellan Nati?nal Bank. 1 iedades anónimas en los Esta-
El interrogante de. ~u!én controla as s~l accionista medio sólo pqsee
valor de acciones, obligaciones y bienes inmuebles) no se ponen de mani-
fiesto como ingresos, a no ser que las propiedades se vendan o hereden dos Unidos resulta dificil de re.sponder. m aración con los directores
(Peckman y Okner, 1974).
cantidades insignificantes de aw~ne~ en ;/iº p de 90 000 individuos (el
El mejor estudio de la concentración de la riqueza, como algo diferente generales y los accionistas ~ay~ntar)ios. enos, del 25 por 100 de todas
0,3 por 100 de todos lo~ adion~as pdse~~ ~;~ individuos (0,1 por 100)
de los ingresos, se basa en datos sobre la herencia de bienes, proporciona-
dos por el Interna! Revenue Service (Smith, Franklin y Wion, 1973). Este las acciones en manos pnva as. enos e icl ales libres de impuestos en
poseen todos los bon~s del Estado 11omu? a1fto de individuos ricos posee
estudio indica que menos del 5 por 100 de individuos adultos que tienen
patrimonios de 60.000 dólares o más poseen el 35,6 por 100 de la riqueza
manos privadas. El mismo O,bllipor. deis Gobierno pagarés e hipotecas.
de la nación. Su riqueza media era de 200.000 dólares. Por contraposición, el 40 por 100 de. todas las o .gacioneb no es:án en manos de indi-
Ahora bien, la mitad de las accio?d ~ º:J~sl~sª llamados inversores institu-
el 53 por 100 de la población adulta tenía una fortuna de menos de
3.000 dólares si vendía todas sus posesiones y pagaba todas sus deudas.
viduos; en vez de ello, son propie a es. cre'di'tos y primas de seguros.
. d · · t fondos de pensiones .
El 4 por 100 de la población poseía más de la cuarta parte de los bienes c10nales que a m!ms ranf .1. s que controlan estos mversores
Son las corporac10nes, ami ras Y persona d ó i'co
inmuebles de la nación, tres quintas partes de todas las acciones de sociedades
. 1 1 en el mayor po er econ m . .
anónimas, cuatro quintas partes de los bonos estatales y locales, dos quintas instituciona es as que pose d h d voto en las principales corporacio-
partes del activo de las empresas (excluyendo los bienes inmuebles), un tercio Según un estudio sobre. erec Ss ed ara Asuntos Gubernamentales
del dinero en efectivo y prácticamente todos los pagarés, hipotecas y bónos nes realizado por el Comité lg~l dee~: ~ri~cipales sociedades por acciones
exteriores y de sociedades anónimas. Después de deducir sus deudas, tenían
(1978), la fuerza de voto en . ersores institucionales. Estas 122 so-
una fortuna de más de un billón de dólares, lo suficiente para haber compra- de Norteamérica se concenJra en 21dmd nos 5 mil millones de dólares y
ciedades tenía.:1, un v~º·<l· :. mercaaHliada~ comprendiendo las firmas de
do todo el output nacional de Estados Unidos más el output conjunto de Suiza,
Dinamarca, Noruega y Suecia en 1969 (J. Smith, 1973: 44).

El mismo estudio muestra que el 1 por too de adultos más ricos (alrede- mayor entidad en los campos e t
2 .259 compamas su si rauasd y1 indust;ia finanzas transporte, seguros,
21 ra~des inve~sores institucionales
servicios y venta al por menor. -~s de ~eguros como Morgan Guaranty,
dor de 550.000 individuos) poseen el 21,2 por 100 de toda la riqueza.
Hay unos 2.500 individuos que poseen más de 10 millones de dólares, con eran, sobre todo, . bancos compan~s ·i a Manufacturers Hanover, Ban-
'!
una media de ¡casi 20 millones de dólares por cabeza! Aunque estas cifras Citicorp, Prudentral Ins~ranceC~an :ehc t~ n Cada uno de estos bancos
revelan más acerca de la estructura de clases en los Estados Unidos que kers Trust, Equitable Li~e y ..ªs~ 1an f~e:za.s de voto en cualquiera de
no es sólo una de las cmco punci~a es mo ru o son la fuerza de
8 a 56 de ~as .grandes soci~dades, ~i;~t{~se,b~~cos. gM~·g'an Guaranty' que
los estudios sobre ingresos, también oscurecen el significado estructural
de la concentración de riqueza, ya que no muestran (sin culpa alguna de
los autores) hasta qué punto el 1 por 100 de los individuos más ricos son voto mayontana de cualquiera de l 27 de las sociedades anónimas
es el primer ac:ionista b~~ cyant~ e~ ~?tti~o~;, Manufacturers H anover, ~h~­
realmente miembros de las mismas unidades domésticas o familias.
Cuando las posesiones de las familias más ricas se identifican como una de mayor tamano' tam i. n T ~ e B nkamerica. y ¿quiénes son los prmci-
mical New York, Bankers rust y a M an Guaranty? No son otros
pales accionistas en cuantho al vo~ en f ~r!s Hanover y Bankers Trust
sola unidad, el grado de concentración de la riqueza puede ser bastante
asombroso. Por ejemplo, el valor de los activos pertenecientes a los descen- que Citicorp Chase Man attan, anu ac u 1 1978. 3)
dientes de Thomas Mellan excede de los 5 mil millones de dólares. Aun- (Comité del 'senado sobre Asuntos Gubernam~n~e~¿ rupo. de lndividuos
Es enteramente posible, por ~ªftº' q~e d~hi;a en ~s políticas de este
que esta riqueza se reparte en empresas y cuentas de unos 50 descendientes
(a una media de 100 millones por cabeza), un gran bloque de la misma es
y familias ejerz.a de hecho una m .uenciaru o de sociedades por acciones.
reducido pero mrr.ien~a!11dente pfde\~so g n ten conocidos. Además de los
administrada por un único grupo inversionista con sede en un rascacielos
de Pittsburgh (Koskoff, 1978; H ersh, 1978). Los intereses familiares de
los Mellan controlan el 23 por 100 de la Mellon National Corporation, que
Algunos de estos mdivi f°u Y ~m1 ra\ soF rd Hunt Pew y Getty. Pero
Mellan, están los Rocke e er, upon ' . ? 'n un ~undo aparte da fe el
a su vez controla el 15 por 100 de la Gulf Oil Corporation, la décima
de la capacidad de los bsupedricos phra ~~~;~ familias superricas sean com-
los n~dmosres
paraeelu~bll~o
compañía del mundo en cuanto al tamaño. No significa esto que todos los
miembros de la familia piensen de forma parecida o conspiren como unidad hecho de que
pletamente desconoci pu en general. Según Robert Heilbro-
.348
Introducción a la antropología general 1 M grupos estratificados 349
ner (19~6.:, 26), entre 200 y 300 de las familias superricas se encuentran en En muchas partes del mundo, la identidad de clase continúa siendo (
un~ pos1C1on 9u~ les permite controlar la gestión de 150 de las principales 11111rcada e inequívoca. E n la mayoría de las naciones contemporáneas, las
sociedades ?nomm?s en los Estados Unidos. Sin embargo, el grado en que d iícrencias en los estilos de vida vinculados a clases muestran pocos visos
este potencial se e¡erce y la naturaleza exacta de las decisiones tendentes a de disminuir o desaparecer. En efecto, dado el incremento en los bienes y '
~r?teger ª. los superricos, todavía no han sido investigados por los cien- Nl ' I vicios de lujo asequibles a las élites contemporáneas, los con trastes -en
ti.ficos sociales. Los antropólogos, en particular, con sus numerosos estu- los estilos de vida entre las oligarquías de base metropolitana y los habitan-
dios sobre los po?res, han ~~scuidado el estudio de las correspondientes ll'S de aldeas campesinas o de chabolas urbanas pueden alcanzar un nivel
pautas de pensanuento y accion entre los superricos (L. Nader, 1972). 11unca visto . Durante las épocas recientes de progreso industrial, las clases
11obernantes en todo el mundo han pasado de palanquines a «Cadillacs»
y reactores privados, mientras que sus subordinados carecen hasta de un
Clase y estilo de vida 11sno o una pareja de bueyes. Mientras las élites gobernan tes se aprovechan
l'll la actualidad de la asistencia sanitaria en los mejores centros médicos
-7 . L~s. clas:s difiere~ unas de ?tra~ no sólo en el poder que detentan del mundo un vasto número de personas menos afortunadas nunca ha
per caplta, sino tan~bien en. amplias areas de pensamiento y conducta pau- ofdo habla; de la teoría de los gérmenes de la enfermedad y nunca será
.-. tados llamadas «estilo de vida». Los campesinos, los asalariados industria- 1rotado con técnicas médicas modernas. Mientras que las élites gobernantes
le~ urbanos, las gentes ~e clase. media que viven en las afueras y los indus- nsisten a las mejores universidades, la mitad de la población mundial sigue
tnales de la clase alta tienen diferentes estilos de vida. Los contrastes cul- sie ndo analfabeta.
turales entre las esp~cialidades en el estilo de vida ligadas a la clase son tan
grandes como l~s existentes entre la vida en un iglú esquimal y la vida en
una aldea mbutl del bosque Ituri. Por ejemplo, la anterior señora de Se- Clases cerradas y abiertas
war~ Prosse~ Mellon tenía un presupuesto doméstico de 750.000 dólares
al ano, excluidos los 250.000 dólares para gastos cotidianos de su marido Las clases difieren en la manera en que se establece su pertenencia y ~
Y uno de 20.000 dólares para el perro de la familia (Koskoff, 1978: 467)'. t·n el ritmo al que ésta cambia. Cuando la pertenencia a la clase se estable-
--'> En otras palabr~s, las clases tienen sus propias subculturas, integradas ce exclusivamente por adscripción hereditaria (mediante la herencia de un
P.°.r i::autas de. traba¡o, arquitectura, mobiliario, dieta, ropas, rutinas domi- poder perdurable en forma de dinero, propiedad o cualquier otra forma de
cili.a1:ias, relacion~s sex~ales. Y. p~·ácticas · de apareamiento, ritual mágico- riqueza), necesariamente hay un ritmo bajo de movilidad ha~~a dentro y
reltgioso, arte e 1deologia distmtlvos. En muchos casos las clases hablan hacia fuera . Se dice que tal clase es «cerrada» (a veces tambien se la de-
f.- con acento.s . distintos, haciendo difícil la comunicación ~ntre ellas. D ebido nomina casta o «del tipo de la casta»; véase infra). Las clases dirigentes de '>
a la exposic~ón de p artes del cuerpo al sol, el viento y fricciones que pro- los estados despóticos orientales, la nobleza de la Europa del siglo XVII Y
d ucen .callos1dades, las personas de la clase obrera tienden a tener aspectos los escalones más altos de las élites supermillonarias contemporáneas en los
muy diferentes d e los de sus «superiores». Otras distinciones son resultado Estados Unidos son ejemplos de clases cerradas dominantes.
_ de especiali~ades dietéticas: en un tiempo rico y gordo fue.ron sinónimos. Las clases cerradas suelen ser endógamas. Entre los grupos dominantes,&-
- pura:ite casi todo el curso evolutivo de las sociedades estratificadas la lo endogamia constituye un medio de i mpedir la dispersión del poder; las -'?
identidad de clase ha sido tan explícita e inequívoca como la distin~ión alianzas matrimoniales entre las familias dominantes consolidan y concen-
- ~ntre varón. y hembra. P ara. el campesino de la dinastía Han, el plebeyo tran las líneas d~ control sobre las fuentes naturales y culturales del po-
mea o el siervo ruso, era mconcebible sobrevivir hasta la madurez sin der (véase p . 543) . Para las clases subordinadas, la endogamia es casi siem- <
sabe~ .cómo reconocer a los miembros de las clases «superiores». La duda pre una condición impuesta que impide a los hombres y mujeres de cuna
se d1s1paba en muchos cas~s por l~s mo~elos de vestidos impuestos por el humilde cambiar su identidad de clase y compartir las prerrogativas de
Estado: sólo la nobleza chma podia vesta· ropas de seda; sólo los señores poder de los segm~ntos dominantes.
~eudales ~uropeos podían portar puñales y espadas; sólo los gobernantes En las modernas «democracias» industriales se concede gran impor-
meas P?dian llevar ador:ios de oro. Los transgresores eran ejecutados. En tancia a la movilidad desde las clases subordinadas a las dominantes. En
P~esencia de su~ «s~penores», los plebeyos todavía realizan rituales defi- los Estados Unidos se sostenía tradicionalmente que los pobres podían
nidos de sub.ordmació? entre los que bajar la cabeza, quitarse el sombrero, ascender a la riqueza gracias a su esfuerzo diligente en el transcurso de su
ap~rt?r lo~ o¡os, arrodillarse, hacer. 1::verencias, arrastrarse a los pies y guar- vida. Sin embargo, está claro que sólo un segmento diminuto de la po~l~­
dar silenc10, a no ser que se les dm¡a la palabra, son prácticas casi univer- ción puede abrigar la esperanza de pasar a formar parte de la clase dm-
sales .
gente. Además, la probabilidad de éxito del recién llegado siempre es más
.350 Introducción a la antropología general
l .os grupos estratificados .351
pequeña que la de los que compitieron por el éxito antes que él. La lista
de los supermillonarios en Estados Unidos está integrada en su abrumadora f .os natchez del Bajo Mississippi estaban organizados en dos clases: gober-
mayoría por personas que heredaron una gran fortuna de sus antepasados. 11nntes y plebeyos. Los primeros exploradores franceses ~a~aron a estos
11 1timos stinkards. A su vez, los miembros del grupo dmgente estaban
En los niveles más bajos, el sistema de estratificación estadounidense
es bastante abierto, pero no tanto como se pensaba tradicionalmente. De div ididos en tres grados, llamados soles, nobles. y gente de honor. Todos los
hecho, el principal factor que determina las posibilidades personales de mo- 11iicmbros del grupo dirigente estaban obligados a casa;se con pleberos
vilidad ascendente es el nivel en el que se empieza. «Hay mucha movilidad (pe ro como había más plebeyos ~~e gobernan~es, la mayona ?e los plebeyos
ascendente en los Estados Unidos, pero, en su mayor parte, implica dis- M' casaban con plebeyos). Los hiios de los miembros fem~?mos de la ~!ase
tancias sociales muy cortas» (Blau y Dunkan, 1967: 420). Cabe apreciar dirigente heredaban la posició.n. de sus ~adres, pero los hiios de los m~em­
esto por el porcentaje de hombres que parten de diferentes líneas de •alida hros masculinos de la clase dirigente baiaban un grado .con cada matrim?-
ocupacionales y alcanzan la «élite» profesional y técnica de la población 11io. Así, un varón sol tenía un ~ijo varó~: noble, quien a su, vez .tema
activa estadounidense. El porcentaje de miembros de la clase obrera manual 1111 hijo varón stinkard. En cambio, los hi¡os de una sol segui~n siendo
que alcanzó este nivel en 1962 fue del 9 por 100, mientras que el porcen- wlcs; los hijos de una noble seguían siendo nobles, etc. Este si.stema . se
taje de hombres de la clase media (administrativos) que alcanzó este nivel ¡iodrfa comparar a una costumbre que obligar~ ª. todos l?s . m~~onanos
fue del 21 por 100 (ibid). Dicho sea de paso, la «élite» a que se refieren vnrones a casarse con mujeres pobres; no pondna fm ~ la ~stinci?n entre
estos cálculos no debe confundirse con la clase dirigente antes analizada. llli llonarios y pobres, pero ciert~~ente reduciría la distancia so~ial. entre
r llos . La exogamia de la clase dmgente natchez probablemente. md.i~a un 1
"111·gimiento bastante reciente a partir de una forma de. orgamzac~on no
Límites de la movilidad de las clases <'M lratificada (C. Mason, 1964). Sin embargo, .bajo otras cir~u?stancias, no
hny ninguna razón estru~tural para esperar q.ue una clase dmgente acepte
¿Será posible alguna vez producir una estructura de clases totalmente prescripciones matrimoniales exógamas que dispersan el poder.
abierta? ¿Cuáles serían las características de este sistema? Si sólo hubiera
dos clases, se podría conseguir la movilidad total si cada persona empleara
la mitad de su vida en el grupo superior y la otra mitad en el inferior. Minorías y mayorías
Aparte de la increíble confusión que esta transferencia de riqueza, poder
y liderazgo crearía, hay otra razón intrínseca a la naturaleza de la estrati- Además de l~s clases, la mayor parte de las sociedades estatales se (
ficación en clases que hace improbable un sistema de clases totalmente l1111la estratificada ·en grupos raciales, étnicos y ~ult~rales (R. C~hen, .1?78a
abierto. Para que un sistema de clases sea totalmente abierto, los miembros y b) . Estos grupos, denominados a menudo mznorzas o m.ayorzas, ~ifier~n
de la clase dirigente deben renunciar voluntariamente a sus posiciones de de las clases en tres aspectos importantes: (1) poseen estilos de vi~a dis-
poder. Pero en todo el curso evolutivo de las sociedades de nivel estatal t lntivos que pueden remontarse a tradicion~s culturales de otra socie~ad;
no se conoce ninguna clase dirigente que haya renunciado voluntariamente (;.? ) sus miembros pertenecen .ª mei:udo a diferentes clases; (3) .sus miem-
a las ventajas de su poder de decisión simplemente por un sentido de hros son conscientes de su existencia como grupo separado del resto de la
compromiso con principios éticos o morales . Naturalmente, los individuos población. · d d d 1 · ·
pueden actuar así, pero siempre habrá un residuo que utilizará su poder La división en minorías raciales, étnicas o culturales . ep~n ~ . e rnteri?
para permanecer en él. Una interpretación de los levantamientos periódicos h~sico de pertenencia al grupo que se apli~ue: la apari~ncia fi~ica, .el .or~­
en China, conocidos como «revoluciones culturales», es que se han pla- ¡¡cn común en otro país o región, o la posesión .de ~n estilo de vida di~tlnti­
neado para impedir que los burócratas del gobierno muestren favoritismo vó. En la realidad, sin embargo, todos estos crlterios se dan en un n_umero
hacia sus propios hijos en cuanto a las oportunidades educativas y exención desconcertante de combinaciones diferentes. Es frecuente que se atnbuyan
de los batallones de trabajo. Sin embargo, es evidente que estas revolucio- difcrencias raciales y culturales y una ascendencia ~~mú.n a gr~pos ~ue
nes no se han planeado para destruir el poder de los que controlan el ini- cnrccen de ellas, o que los propios afectados las re~vmdiqu~n sm. razon,
cio e interrupción de cada levantamiento sucesivo. Tal vez un sistema de dondo así lugar a acusadas discrepancias entre las versiones emtc y ettc de la
clases totalmente abierto sea una contradicción en términos; lo más que se Identidad grupal. .
puede esperar son índices relativamente altos de movilidad. Las minorías raciales, étnicas y cultu1:ales. son grupos ~ubordma~os o
En el gran museo mundial de formas etnográficas exóticas, al menos rnya posición es vulnerabl.e a la s~bordmac1ón . El término ma~?na se
una sociedad ha realizado un intento ingenioso de crear un sistema de clases nplica a los segmentos raciales, étmc?s Y. culturales de la ~oblac10~ q~e
lo más abiertó posible mediante reglas especiales de ma trimonio y filiación. ~mrnn de un rango más alto y de una situac~ón de i:nayor segundad. Mmoua
y mayoría son términos escasamente satisfactonos, porque a veces las
352 Introducción a la antropología general l,os grupos estratificados 353

«mayorías», como sucede con los blancos en Sudáfrica, son ampliamente trnn como inmigrantes que buscan liberarse de los sistemas clasistas explo-
superadas en número por las «minorías» que explotan y oprimen. Sea como tndores que existen en sus países de origen; como pueblos derrotados que
fuere, por el momento no se dispone de un sustituto satisfactorio (Simp- hnn sufrido una invasión durante guerras de conquista y expansión; o como
son y Yinger, 1962). pueblos derrotados transferidos desde enclaves coloniales para servir como
El punto más importante a retener acerca de las minorías y las mayorías l'sclavos o criados. '
es que están invariablemente ligadas a una forma, más o menos manifiesta, Cada minoría posee una peculiar capacidad adaptativa para sobrevivir
de lucha económica, política y social para proteger o elevar su posición y prnsperar en la situación concreta en la que se encuentra. Esta capacidad
en el sistema de estratificación (Wagley y Harris, 1958; Schermerhorn, NC basa en sus anteriores experiencias, historia, lenguaje y cultura. Si la
1970; Despres, 1975). Dependiendo de su respectivo peso demográfico, t•s tructura de clases del sistema social de la mayoría se caracteriza por una
sus peculiares virtudes y debilidades culturales, y sus ventajas o desventajas mmpetencia individualizada por la movilidad ascendente y una falta
iniciales durante la formación del sistema de estratificación, su status como rnn cspondiente de identidad o solidaridad de clase, a la minoría le puede
grupo puede ascender o descender en la jerarquía. Así, aunque muchas mi- rtsultar ventajoso practicar la endogamia, asentarse en regiones o vecin-
norías son objeto de atroces formas de discriminación, segregación y explo- dnrios restringidos y perseguir objetivos pluralistas.
tación, otras pueden disfrutar de posiciones bastante altas aunque no domi- Las razones para el desarrollo de objetivos pluralistas son tan diversas
nantes. rnmo las capacidades adaptativas del inventario mundial de minorías y la
1·structura de las sociedades estatales en las que viven. Es probable que
11lgunos grupos se beneficien más que otros de la conservación de sus
Asimilación frente a pluralismo pnuLas culturales tradicionales debido a que estas pautas tienen una alta
rnpacidad adaptativa. Por ejemplo, los judíos, excluidos durante mucho
Las minorías, como las clases, aparecen en versiones relativamente 1kmpo en Europa de los medios de ganarse la vida basados en la tierra,
abiertas y cerradas. Algunas minorías son casi totalmente endógamas, y lltgaron a la sociedad estadounidense de finales del siglo x1x, que expe·
de éstas muchas lo son por «eleccción propia». Los judíos, chinos y griegos 1 imentaba un proceso de rápida urbanización, «preadaptados» para compe-
en Estados Unidos, los hindúes en Guyana, los musulmanes en la India y 1ir por la movilidad ascendente en profesiones que exigían altos niveles de
los japoneses en Brasil son ejemplos de grupos para los que la endogamia dominio del lenguaje escrito. Los emigrantes japoneses contemporáneos
es una práctica apreciada tanto por la .minoría como por el resto de la ll1·van consigo a Brasil habilidades especiales relacionadas con la agricultura
población. Otras minorías, como los negros de Estados Unidos y los colo- l111cnsiva y la horticultura . Los inmigrantes chinos en muchas partes del
reds de Sudáfrica, no tienen fuertes preferencias endógamas propias, pero 11111ndo alcanzan un éxito sobresaliente adhiriéndose a las pautas tradiciona-
encuentran el intercambio matrimonial con otros grupos bloqueado en l1!s de actividades comerciales basadas en la familia.
gran parte por la hostilidad del resto de la población. Otras minorías ni El énfasis en las diferencias en el lenguaje, religión y otros aspectos de
ponen barreras internas a la exogamia ni encuentran resistencia externa. los estilos de vida puede incrementar el sentido de identidad de las mi-
Tales grupos (por ejemplo, los alemanes o escoceses en Estados Unidos y 11orfas y ayudar a sus miembros a competir en contextos despersonalizados,
los italianos en Brasil) normalmente caminan hacia la asimilaci6n: la pér- 1 ompetitivos y estn,icturados en clases. Los comerciantes y hombres de
dida de una identidad separada como grupo minoritario. 111•gocios judíos, chinos, japoneses, griegos, sirios, hindúes o musulmanes
Donde prevalece la endogamia, por elección de la minoría o imposición 11 menudo disfrutan de importantes ventajas comerciales en situaciones su-
de la «mayoría», una situación pluralista puede perdurar durante siglos 11111mente competitivas. Leo Despres (1975) sugiere, sobre la base de su
o incluso milenios. También es posible que no se produzca la asimilación l'Studio sobre las relaciones entre afroamericanos e hindúes en Guyana,
aunque se dé un cierto número de intercambios matrimoniales si hay una · 1111c las identidades étnicas culturales y raciales confieren una ventaja com-
forma de regla de filiación que asigna la prole mixta a la minoría, como pt•t itiva respecto a los recursos ambientales. El segmento hindú, por ejem-
sucede en los Estados Unidos, o si el índice de intercambios matrimoniales plo, está más arraigado en la tierra que el negro.
entre los distintos grupos no es muy alto por comparación con la tasa de En muchas situaciones, sin embargo, la solidaridad de minoría com-
crecimiento demográfico. . porta el peligro de sobreexposición y reacción. Al mantener e incrementar
¿Cuál es la explicación de estas variaciones? Cualquier intento de expli- N11 propia solidaridad, las minorías corren el riesgo de intensificar el sen-
car por qué una minoría se desarrollará siguiendo líneas más bien plura- limiento de alienación del resto de la población y de convertirse en chivos
listas que de asimilación requiere un amplio enfoque evolutivo y compara- 1•xpiatorios de políticas genocidas. El destino de los judíos en Alemania y
tivo. El hecho más importante que hay que considerar es este: las minorías P1ilonia, de los hindúes en Africa oriental y Sudáfrica, de los chinos en
se integran en una sociedad estatal bajo circunstancias desventajosas. En- 1ndonesia y de los musulmanes en la India son algunos ejemplos de adap-
354 Introducción a la antropología general Los grupos estratificados 355

taciones «exitosas» de minorías que fueron seguidas de matanzas y/o ex- a sus partidarios bajo la bandera del «poder negro», trataron de modificar
pulsiones en masa. el statu quo dentro de muchas grandes ciudades y regiones.
Por lo demás, no hay que perder de vista que las minorías también Dur ante el primer siglo después del fin de la esclavitud, los afroameri-
están estratificadas y que, por tanto, la perpetuación de la minoría puede canos se adaptaron a la violencia y amenaza de violencia evitando la con-
repor tarle más beneficios a las clases altas o élites dentro de ellas que al frontación política. Líderes como Booker T. Washington argüían que los
miembro ordinario. Una razón importante para la perpetuación de objetos problemas de su pueblo sólo se resolverían convenciendo a los blancos ;para
y símbolos pluralistas consiste en que los segmentos más ricos y poderosos que fueran más benévolos hacia sus criados y trabajadores negros. Entre-
de la comunidad obtienen un poder económico y político del mantenimien- tanto los negros habían de evitar los peores efectos de los prejuicios y la
to de una identidad diferente para sus subordinados. Roger Sanjek (1972) discriminación mostrando paciencia y lealtad hacia sus patronos blancos.
estudió la relación entre 23 grupos tribales diferentes que viven en la Durante este período, los sentimientos contra los negros fueron interiori-
ciudad de Acera, Ghana, y descubrió que, en términos de lenguaje, conduc- zados por los mismos negros . Los miembros de la élite afroamericana
ta, vestimenta, residencia y rasgos faciales, los grupos se distinguen poco buscaron minimizar su identidad racial: estiraron su cabello acentuaron
unos de otros . Sin embargo, los políticos dependían fuertemente de sus como deseable la piel más clara en el compañero sexual y' aspiraron a
identidades «tribales» al competir por cargos públicos. Análogamente la vivir en vecindarios de la clase media blanca y asistir a sus escuelas.
trágica historia del Líbano no puede comprenderse prescindiendo de' las La emigración de los negros hacia los principales centros urbanos hizo
fortunas privadas que las élites cristiana y musulmana han logrado ama- posible una inversión de esta estrategia de asimilación. El nuevo liderazgo
sar como resultado del dilatado conflicto comunitario (Joseph, 1978). militante puso en tela de juicio la creencia secular de que sólo se podía
Alcanzar la igualdad apelando a los valores caritativos de la mayoría blan-
ca. Adujo que sólo se podía alcanzar la igualdad intensificando las presiones
Pluralismo y «poder negro» políticas y económicas ya existentes en los guetos negros segregados . Me-
didas tendentes a fortalecer el sentido de identidad y amor propio raciales
Los grupos minoritarios que continúan identificándose como enclaves cobraron, así, gr an importancia en la lucha por superar las desventajas
de minorías, en especial con una fuerte base residencial, minimizan las ten- competitivas históricamente condicionadas de la minoría negra. Los peina-
siones psicológicas a las que están expuestos en su intento, salpicado de dos «afro» sigQificaron un renovado orgullo en la filiación africana; la
obstáculos, de alcanzar una movilidad ascendente . Al vivir con su «propia «Comida soul» fue presentada como una tradición culinaria superior; se
clase», es probable que sufran menos los efectos psicológicos de los este- instó a los hombres negros a considerar a las mujeres negras más hermosas
reotipos difamatorios y las prácticas discriminatorias que afectan a los in- que las blancas, y los héroes negros de las rebeliones de esclavos, los cam-
tentos de cualquier extraño de hallar un lugar decente dentro de la jerar- peones de pruebas deportivas y los genios negros en las artes y profesiones
q uía de clases. Íucron agrupados en un nuevo panteón de héroes cultur ales que los niños
La asociación de los miembros de minorías en guetos, vecindarios y negros debían emular. Esta estrategia pluralista consiguió beneficios sustan-
regiones es, primordialmente, una consecuencia de los prejuicios y discri-
ciales para muchos negros, pero no ha logrado alterar el statu quo para la
minaciones de la «mayoría anfitriona». Pero la segregación residencial (con
mayoría atrapada en los guetos urbanos (Mullings, 1978; Herbers, 1978;
sus consecuencias concomitantes en escuelas, empresas y otras institucio-
nes) es normalmente un arma de doble filo. Por una parte, el confinamien- Shabecoff, 1978).
to de la gente dentro de áreas segregadas proporciona oportunidades para Una de las razones del limitado éxito del movimiento del «poder ne-
una explotación intensiva en forma de salarios bajos, alquileres altos, pre- Al'O» es que, como se predice supra, provocó un incremento reactivo de
cios abusivos y servicios sanitarios y sociales de calidad ínfima. Pero la los sentimientos y actividades solidarios de los grupos culturales, raciales
concentración r esidencial también puede proporcionar nuevas posibilidades y étnicos blancos de los Estados Unidos. En respuesta a amenazas reales o
adaptativas a la minoría. La segregación puede intensificar el sentido de imaginarias contra sus escuelas superiores, vecindarios y empleos, las «etnias
solidaridad del grupo, incrementar su capacidad de organización política y blancas» -gentes de ascendencia italiana, polaca, irlandesa o judía- con-
económica y estimularle a defenderse contra los prejuicios y las discrimi- . traatacaron al «poder negro». Lanzaron la campaña contr a el transporte
naciones en oposición a, o a costa de, clases y grupos minoritarios compe- ~·scolar que pretendía combatir la segregación racial y crearon nuevos siste-
tidores ( Safa, 1968). mas de escuelas privadas y públicas basados en pautas de residencia urbana
En la década 1960-1970, la naturaleza de doble filo de la segregación HCgregadas (Stein e Hill, 1977). Como sugiere Orlando Patterson (1977),
entre los afroamericanos se convirtió en uno de los factores más impor- to l vez haya llegado ya el momento de que tanto las minorías blancas como
tantes de la vida política estadounidense. Líderes militantes que reunían lns negras se replanteen las consecuencias del «chauvinismo étnico».
356 Introducción a la antropología general Los grupos estratificados 357

El chauvinismo étnico frente a la conciencia de clase Las peculiaridades de las castas indias tienen que ver con el hecho de
l{Ue la jerarquía de castas es una parte integral del hinduismo, la religión
En los Estados Unidos, la intensidad y claridad de las luchas raciales y más importante de la India. En este país, es cuestión de convicción
étnicas presenta un curioso contrapunto con la naturaleza generalmente religiosa que no todas las personas son iguales desde un punto de vista
amorfa y confusa de las relaciones clasistas. Son las m~~orías y minoría.s espiritual y que los dioses han establecido una jerarquía de grupos. Esta
raciales y étnicas en vez de las clases, los grupos estratificados que mam- jerarquía consiste en los cuatro principales varnas, o grados de ser. Según
fiestan un sentid~ de su propia identidad, una conciencia de destino común Iris tradiciones más antiguas (por ejemplo, los Himnos del Rigveda), los
y un proyecto colectivo. Estos fe~ómenos están rela~ion~do~. Tanto la cuatro varnas corresponden a las partes físicas del Purusa, cuya desmem-
persecución, segregación y explotación de encla~es m~n?ntanos. po~ ma- bración dio origen a la raza humana. Su boca se convirtió en los brahma-
yorías raciales y étnicas solidarias como el propio activismo sohdane d; nes (sacerdotes), sus brazos en los kshatriyas (guerreros) sus muslos en los
los enclaves minoritarios pueden contemplarse como formas de lucha poh- t/(/ishayas (comerciantes y artesanos) y sus pies en los shudras (criados)
tica y económica que preservan la pauta global de la es:ratificación clasist~. (1L Gould, -1971). Según la Escritura hindú, el varna de un individuo está
En lugar de organizarse para mejorar las escuelas, barrios, empl.eos y servi- determinado por una regla de filiación; es decir, corresponde al varna de
cios sanitarios de todos las minorías militantes buscan su propio provecho sus padres biológicos y es inalterable durante su vida.
a expensas de otras mi~orías. El chauvinismo étn~c? empuja, así, a l~s. que La base de toda la moralidad hindú es la idea de que cada varna
no tienen nada contra los que tienen poco, permitiendo a la clase dmgen- tiene sus propias reglas de conducta, o «senda del deber» (dharma). Con
te mantener su concentración de riqueza y poder (cf. Bottomore, 1966; In muerte corporal, el alma afronta su destino en forma de transmigración
Perlo, 1976). . ., 11 un ser inferior o superior (karma). Quienes siguen la «senda del deber»
u,,..1 vez más, la distinción emic/etic resulta vital para la comprension Ml' encontrarán en un punto más alto del cuerpo del Purusa en su siguiente
de esta situación. El pluralismo étnico de los Estados Unidos no ha surgido 1 t·encarnación. La desviación de la «senda del deber» provocará un des-

como resultado de una conspiración consciente de la clase dirigente. La H·nso, en la próxima reencarnación del alma, al rango de paria o incluso
formación de segmentos étnicos y raciales solidarios cobró precedencia nnimal.
sobre la formación de unidades de clase solidarias debido al alto índice de Uno de los aspectos más importantes de la «senda del deber» es la
movilidad interclasista de que gozó la gran mayoría de los inmigrantes práctica de ciertos tabúes con respecto al matrimonio, la alimentación y
blancos. La conciencia de clase no se desarrolló porque para la clase obrera 1•1 contacto físico. El matrimonio con una persona de varna inferior se
e onsidera impuro y contaminador; también lo es aceptar alimentos cocina-
blanca, con su movilidad relativamente alta, parecía desventajoso establecer
una alianza con la clase obrera negra. Los negros fueron abandonados (y dos o tocados por personas de varna inferior, y el simple contacto corporal
1•11trc un brahman y un shudra está prohibido. En algunas partes de la
perseguidos activamente) por los blancos de la clase obrera; ·se les dejó
l ndia, no sólo había intocables, sino también invisibles: gentes que única-
que sufrieran los peores efectos de los bajos salarios, el desempleo Y la
uicnte podían salir de noche.
explotación porque, al actuar así, gran número de blancos tenía una mayor Aunque las líneas generales de este sistema se aceptan en toda la India
probabilidad de alcanzar el status de la clase media. Sin embargo, a la liindú, hay enormes · diferencias regionales y locales en los detalles más
larga, los blancos de la clase obrera han ~enido que pagar una enorme ddicados de la ideología y práctica de las relaciones entre castas. La prin-
penalización económica por no haberse umdo a la clase obrera y pobre 1 ipal fuente de estas complicaciones es el hecho de que no es el varna, sino
negra (véase capítulo 20). 111illares de subdivisiones internamente estratificadas llamadas ;atis (o sub-
e 11stas) las que constituyen las unidades endógamas que funcionan en la
práctica. Además, incluso jatis del mismo nombre (por ejemplo, «lavande-
Las castas en la India 1 os» , «zapateros», «pastores», etc.) se dividen a su vez en subgrupos
1•ndógamos y linajes exógamos (Klass, 1979).
Las castas indias son grupos de filiación cerrados, endógamos y estrati-
ficados que guardan numerosas semejanzas tanto con las clas~s en~ógamas
como con las minorías raciales, étnicas y culturales. Resulta 1mpos1ble tra- 1,ns castas vistas desde arriba y desde abajo
zar una frontera precisa entre grupos como los negros y judíos en Estados
Unidos o la élite inca y las castas de la India. Con todo, la jerarquía de Hay dos formas diametralmente opuestas de contemplar el sistema
castas india posee ciertos rasgos que le son peculiares y merecen ui:ia espe- 1k· castas. La visión que predomina entre los científicos sociales se ajusta,
cial atención. 1•11 buena medida, a la que corresponde a la perspectiva emic de la casta
358 Introducción a la antropología general Los grupos estratificados 359
dominante de los brahmanes. Con arreglo a esta visión, cada casta y local se ajusta al po?er ~conom1co y político local real. Puede que haya
subcasta posee una ocupación hereditaria que garantiza a sus miembros los subcastas de rango rnfenor que aceptan pasivamente el destino que su
medios básicos de subsistencia y seguridad en el empleo. Las castas infe- karma les asigna en la vida; ahora bien, estos grupos suelen carecer total-
riores rinden servicios vitales a las superiores. Por tanto, estas últimas, mente de oportunidades de movilidad económica y política. «Pero ba~ta
conscientes de su dependencia de las castas inferiores, procuran no abusar con que las oportunidades de progreso político y económico se vislumbren
de ellas, y en momentos de crisis, les prestarán ayuda de emergencia en como posibles, para que tal resignación desaparezca más rápidamente de' lo
forma de comida o créditos. Además, como la religión hindú brinda a que uno se puede imaginar» {Ürans, 1968: 878).
todos una explicación convincente de por qué algunos individuos son . . Uno de .l~s sín.tomas de esta propensión subyacente en las jatis a rede-
inferiores y otros superiores, los miembros de las castas inferiores no se Í1ntr su ~os1c1ón ntual con arreglo a su potencial político y económico es
ofenden por ser considerados como una fuente de contaminación e impure- una amplia falta de acuerdo sobre la forma de las jerarquías rituales loca-
za y no tienen interés en modificar el status de su casta en la jerarquía les tal como las ven los habitantes de la misma aldea, ciudad o región.
local o regional {Dumont, 1970). C?mo .~ª indicado el sociólogo Bernard Barber (1968), el estudio de
Visto desde abajo, el sistema de castas indio resulta difícil de distin- h.1 «d1sens1on» entre castas es actualmente un tema central en la investiga-
guir de las minorías raciales, étnicas y culturales con que están familiarizados n ón sobre las aldeas indias. Kathleen Gough (1959) señala que en las
los occidentales. Los críticos de la visión «desde arriba», ponen de relieve uIdeas del sur de la India, las capas medias de la jerarquía de castas' pueden
que en otro tiempo los blancos estadounidenses insistían en que la Biblia tener hasta 15 castas cuyos rangos rituales relativos son ambiguos u objeto
justificaba la esclavitud y que los negros recibían un buen trato, estaban de disputa. Individuos y familias diferentes, incluso dentro de la misma
contentos con la vida que les había tocado en suerte y no deseaban cambiar rnsta, dan :rersiones dis~intas del orden jerárquico de estos grupos. En otras
su status. Según Joan Mencher, que ha vivido y trabajado entre las castas pnrtes, se impugnan abiertamente incluso las pretensiones de las sub,castas
intocables de la India meridional, la visión «desde arriba» es tan errónea de ~ra.hmanes a una superioridad ritual (Srinivas, 1955). El conflicto entre
en el caso de la India como en el de los Estados Unidos . De acuerdo con l11s ¡atts en lo que atañe a su posición ritual puede acarrear un litigio pro-
Mencher, las castas inferiores no están satisfechas con su posición en la 11,ingado en. los tribunales locales y, si no se resuelve, puede, bajo ciertas
vida y no creen que sus superiores de casta les traten con equidad. En 1~1·cunstancias, provocar gran violencia y derramamiento de sangre (cf. B.
cuanto a la seguridad que supuestamente proporciona el monopolio sobre <.ohn, 1955; Berr~man, 1974).
oficios tales como herrero, lavandero, barbero, alfarero, etc., estas castas Contrariamente a la visión de que estos rasgos de las castas constitu-
en su conjunto nunca constituyeron más del 10 al 15 por 100 de la pobla- y1·n una respuesta a la reciente «modernización» de la India, Karen Leo-
ción total, e incluso dentro ae tales castas, la profesión de casta nunca 1111rd (1978) ha demostrado que en el siglo XVIII, como mínimo, las estrate-
facilitó los medios básicos de subsistencia para la mayoría de la gente. Por ¡¡lns de subcastas, familias e individuos mostraban ya una fluidez y flexi-
ejemplo, entre los chamars, que son conocidos como curtidores, sólo hilidad análogas. Según Leonard, la organización interna y relaciones exter-
una pequeña parte de la casta se dedica a la industria del cuero, y en el 1111s ~~ los kayast~, origii:iariamente una casta de escribanos y contables, se
campo casi todos los chamars son una fuente de mano de obra barata para 11111d1ficaron continuamente para adaptarse a las cambiantes circunstancias
la agricultura. Cuando se les preguntaba por su baja posición en la vida, n nnómicas, políticas . y demográficas. Los kayastk inten taron mejorar su
muchos de los informantes de casta inferior explicaban a Mencher que -11erte e.n la vida, como individuos, familias y subcastas, con arreglo a las
tenían que depender de las demás castas porque no disponían de tierras 11¡~01tuntdades cambiantes. Las pautas matrimoniales y las reglas de filia-
propias. ¿Daban realmente los terratenientes, en tiempos de extrema nece- ' 11111 eran alteradas constantemente al objeto de proporcionar las máximas
sidad o crisis, alimento y asistencia gratuitas a sus subordinados de cast~ v1·majas con respecto al empleo gubernamental o comercial, y hasta la norma
inferior? « ... A mis informadores, sean jóvenes o viejos, esto les suena tlr la endogamia se quebrantaba cuando las alianzas con otras subcastas
como un cuento de hadas» (Mencher, 1975). Obsérvese la semejanza entre ll' VC~ tían utilidad: «ha sido la adaptatibilidad, no la conformidad con las
las visiones de las castas «desde arriba» y «desde abajo» y las diferentes 11ocione~ brahmánicas o aca~émicas aceptadas sobre las castas, lo que ha
interpretaciones de la servidumbre feudal en la página 256. 111r11ctenzado las redes matrimoniales y grupos de parentesco de los ka-
Los estudios antropológicos sobre la vida en las aldeas de la India han yustk» (Leonard, 1978: 294) .
proporcionado un cuadro de las relaciones entre las castas que se opone Cuando se compara las castas indias con minorías de otras partes del
drásticamente a los ideales postulados en la teología hindú (Carro!, 1977). 11111ndo, hay que subrayar que importantes diferencias culturales se aso-
Uno de los descubrimientos más importantes es ·que las jatis locales inten- 1 11111. frecuent~mente a cada jat.i local. Las subcastas pueden hablar lenguas
tan continuamente elevar su status ritual. Normalmente, estos intentos 11 d1~l ectos di~erentes,. tener diferentes. clases de reglas de filiación y resi-
se llevan a cabo como parte de un proceso general por el que status ritual dr 11c1a, modalidades diferentes de matrimonio, rendir culto a dioses distin-
360 Introducción a la antropología general 1.os grupos estratificados 361

tos, consumir alimentos diferentes y en conjunto presentar un contraste que constituyen una clase dirigente. Análogamente, las clases subordinadas
en el estilo de vida mayor que el que existe entre los neoyorquinos y los 110 tienen por qué ser conscientes de su iden tidad y pueden existir sólo en
indios zuñi. Además, muchas castas de la India están asociadas a diferen- 1111 sentido etic y conductual.

cias raciales comparables al contraste entre blancos y negros en Estados La comprensión del fenómeno de la explotación también depende de la
Unidos. En vista de todas estas semejanzas cabe argüir que o bien el térmi- dist inción entre las perspectivas emic y etic. No se puede sostener que
no «casta» o el de «minoría» podrían eliminarse sin causar perjuicio alguno 111 mera existencia de diferencias en poder, riqueza y privilegios garanti-
a la comprensión de los fenómenos de la estratificación. 111 la existencia de la explotación; ni tampoco que la explotación sólo existe
El sistema de estratificación de la India no es notable simplemente por ninndo o en la medida en que la gente se siente explotada. Los criterios
la presencia de grupos de filiación endógamos que poseen especialidades 1•/ir de la explotación se centran en la adquisición de artículos de lujo por
raciales y culturales reales o imaginadas. En todas las sociedades dé nivel 1111·tc de élites basada en la privación de productos de primera necesidad a
estatal existen tales grupos. Es más bien su extraordinaria profusión lo 1us plebeyos y la perpetuación o intensificación de la miseria y la pobreza.
que llama nuestra atención. Con todo, el sistema de castas de la India es La cuestión de la existencia de una clase dirigente etic en la Unión
fundamentalmente similar al de otros países que tienen clases cerradas y Soviética y los Estados Unidos proporciona una prueba importante de la
numerosas minorías étnicas y raciales . Como los negros en Estados Unidos proposición de que todas las sociedades estatales tienen al menos dos clases:
o los católicos en I rlanda del Norte, las castas inferiores de la India ¡¡obernantes y gobernados. Dada la ausencia de partidos de oposición y
d(; auténticas elecciones nacionales, los occidentales rechazan la afirmación
se oponen al status que se les ha otorgado, con sus consiguientes desventajas y 1lc que los jerarcas del partido comunista soviético no forman parte de una
discriminaciones, y luchan por alcanzar un status más alto y las consiguientes dusc dirigente. Pero el caso de los Estados Unidos es más complejo. Aun-
ventajas. Las castas superiores tratan de impedir tales esfuerzos y la amenaza que se celebran elecciones, la gama de candidatos es pequeña y casi la
que esto supone a su posición. En este conflicto de intereses radica el poten- 1nitacl del electorado se abstiene de votar . La legislación es controlada por
cial explosivo de todas las sociedades basadas en las castas (Berreman 1966:
318). )
wllpos de presión, gracias a los cuales los intereses de los directores de las
~oc i cdades anónimas y los superricos se defienden y protegen con más fa-
1 llidad que los de los individuos ordinarios. Pese al gran número de focos

Resumen
1k· poder que se contrarrestan, hay una fuerte concentración de riqueza y
poder en un pequeño número de familias superricas y en un puñado de
Todas las sociedades estatales están organizadas en grupos estratificados, l11vcrsores institucionales y sociedades anónimas .
tales como clases, minorías y castas . Los grupos estratificados se componen Los sistemas de estratificación en clases difieren en el grado de movili-
de personas que se relacionan con el aparato de control en formas similares dncl ascendente que permiten. E n los Estados Unidos, los índices de movili-
y que poseen cotas parecidas de poder con respecto a la asignación de rique- dud son bastante elevados, pero hay muy pocas probabilidades de cambios
za, privilegios, recursos y tecnología. En este contexto, poder significa con- tll usados en el status de clase durante la vida. Si las clases fueran exógamas

trol sobre la energía o la capacidad de mover y conformar personas y y si los hijos de los más'ricos fueran desheredados, la movilidad sería mucho
cosas. Todas las sociedades estatales tienen, al menos, dos clases : gobernan- 1n~s alta. Uno de los sistemas más fluidos de estratificación social es el de
tes y gobernados. En teoría, las clases dirigentes pueden actuar voluntaria- l<is na tchez. .
mente en beneficio de los plebeyos, pero sólo si con ello no se reduce su Las minorías y mayorías raciales, étnicas y culturales existen, práctica-
poder. mente, en todas las sociedades estatales. Estos grupos d ifieren de las
Las jerarquías de sexo y edad, que no se limitan a las sociedades esta- l'lrises en que poseen estilos de vida dis tin tos originados en otra sociedad;
tales, también son formas importantes de estratificación. Las diferencias 11rnnifiestan diferencias internas de clase, y muestran un al to grado de con-
de clase implican tanto un acceso diferencial al poder como profundas ciencia de grupo. Las minorías y las mayorías luchan por el acceso y
diferencias en los estilos de vida. El hecho de no distinguir las versiones rontrol de las fuentes de riqueza y poder, ayudadas o entorpecidas por
emic y etic de las jerarquías de estratificación dificulta la comprensión de sus fuerzas y debilidades adaptativas en relación con esferas específicas de
las clases y de todas las demás formas de estratificación social. Desde un competencia. Es la naturaleza específica de esta lucha en la historia de la
punto de vista etic y conductual, las clases pueden existir aunque no haya l'dación entre minoría y mayoría la que determina el hecho de que la
un reconocimiento emic de su existencia y aunque los segmentos de la mis- minoría y/ o mayoría haga hincapié en la asimilación o en el pluralismo .
ma clase compitan entre sí. Las clases dirigentes no tienen por qué formar Ambas opciones tienen ventajas y desventajas . Como ilustra el caso del
organizaciones solidarias permanentes, hereditarias y monolíticas. Su com- movimiento del poder negro, a veces ni la estrategia de asimilación ni la
posición puede cambiar rápidamente y sus miembros negar de modo activo de pluralismo son suficientes para superar los efectos de la segregación, la
362
Introducci6n a la antropología general
( ;npitulo 19
discriminación
f · y la, explotación · Cabe argu"iºr· que el chauv1msmo
· · ·1 y
' · b racta l)l ~SARROLLO Y SUBDESARROLLO
etmcod ene ic!a n:as a la clase dirigente que a los miembros ordinarios
tanto e !a n:1.nona c~mo de la mayoría.
'f L~s llenuf1cos sociales suelen identificar un tercer tipo de grupo estra-
u. tea, o amado ca~ta. Epítome del sistema de castas es el caso de la India
h1~du. Las. con~epc.1ones tradicionales de las castas indias han estado domi-
na js por idealizac1ones, basadas en una visión «desde arriba» del sistema
en as qbe s7 representaba a las castas inferiores como si aceptaran s~
"
t

status su º.rdmado. Los estudios que parten de la visión que se obtiene


«dedde aba¡o» muestran qu~ las castas indias luchan por la movilidaEI as-
ee? e~te de un modo _flexible y adaptativo y se asemejan m uch o a las
mmonas culturales, étmcas y raciales de otras sociedades.

Fs1 c capítulo aborda las desigualdades que se producen en el mundo actual


1 omo consecuencia de los niveles de desarrollo y subdesarrollo económicos.
l 111cntaremos analizar las causas del desarrollo y subdesarrollo en relación
1 on la herencia de los imperios coloniales. Trataremos de describir y evaluar
111¡.¡unas de las proposiciones para estimular el desarrollo, así como soluciones
1il1crnativas que ex·igen tecnologías «apropiadas». Los antropólogos tienen mucho
1¡uc aportar al estudio del subdesarrollo debido a su experiencia de primera
11111110 con campesinos, clases bajas urbanas y otros grupos pobres y explotados
de todo el mundo. Los antropólogos también pueden hacer una importante
10ntribución a la evaluación de planes que pretenden acabar con el subdesarrollo
y In pobreza mostrando cómo afectan tales planes a las vidas de gente normal.

l)cfinición de desarrollo y subdesarrollo

El desarrollo es una característica de los estados nacionales contemporá-


11cos cuyas culturas h an sido transformadas por la revolución industrial.
Lns sociedades desarrolladas gozan de altos niveles de salud y bienestar
íísico medidos en términos de consumo per cápita de energía y bienes y
servicios industriales y agroindustriales, y de esperanza de vida al nacer. Las
nociones subdesarrolladas son sociedades contemporáneas de nivel estatal
que han estado en estrecho contacto con las naciones en proc_eso de indus-
1riolización, pero que no han alcanzado los modernos niveles de consumo
y bienestar físico. Los habitan tes de las naciones subdesarrolladas tienen
una salud deficiente y esperanzas de vida más cortas (cf. Bairoch, 1975;
J Iellburn y otros, 1976).

363
364 Introducción a la antropología general 1)csnrrollo y subdesarrollo 365
TABLA 19.l
El producto nacional bruto (PNB) de bienes y serv1c1os per cápita
Estadísticas del subdesarrollo v año nos proporciona una medida aproximativa de la forma desigual en
Esperan-
PNB per índice de Kilovatios q11e se ha producido el desarrollo postindustrial. Como muestra la ta-
Número za de vida crecimien- %de
cápita de energía
alfabe-
hi n 19 .1, el PNB medio per cápita de 34 países de renta baja asciende a
de países al nacer to anual
(años) (dólares)
del PNB
per cápita
y aíio tizados 150 dólares, comparado con los 6.200 de los 19 países indus trializado~ de
Renta baja 34 44
libre mercado. La esperanza media de vida al nacer en los países más póbres
150 0,9 52 23
Renta media 58 68 750 2,8 524 63
1·s de cuarenta y cuatro años, comparada con los setenta de los países indus-
Industrializados 19 70 6.200 3,4 5.016 t rinlizados. Sólo el 23 por 100 de los habitantes de los países más pobres
Exportadores de 99
petróleo 3 1·s 1 i~ alfabetizado. La población en estas naciones de renta baja alcanza los
66 6.310 7,0 1.398 ?
De planificación 1 .200 millones de habitantes . Lo que más llama la atención en esta situa-
central 11 45 2.280 3,5 3.264 ? 1 16n es que la tasa de crecimiento económico de los países desarrollados
1111pera la de los países subdesarrollados, creando un desequilibrio cada vez
125 PAISES CLASIFICADOS SEGUN SU STATUS DE DESARROLLO
rnuyor entre las naciones más ricas y las más pobres, como también cabe
Países de renta Países de renta 68 Malasia observar en la tabla 19.l. Especialmente alarmante a este respecto es el
baja 102 Países Bajos
media 69 Argelia 103 Francia
70 Turquía
hecho de que, durante el quinquenio 1970-75, el output agrícola en los
1 Bután 35 Togo 104 Bélgica
2 Camboya 36 Egipto 71 Costa Rica 105 Alemania, pníses más pobres se incrementó a una tasa anual media del 7,6 por 100
3 Laos, RDP 37 Yemen, RDP 72 Chile Rep. Fed. y nño, mientras que la población de estos países lo hizo a una tasa anual
4 Etiopía 38 Camerún 73 China (Taiwán) 106 Noruega media del 2,4 por 100, produciendo un deterioro absoluto en sus niveles
5 Mali 39 Sudán 74 Jamaica 107 Dinamarca
6 Bangladesh 40 Angola 75 Líbano 108 Canadá de vida (tabla 19.2).
7 Ruanda 41 Mauritania 76 México 109 EE.UU.
8 Somalia 42 Nigeria 77 Brasil 110 Suecia
9 Alto Volta 43 Tailandia 78 Panamá 111 Suiza
10 Birmania 79 Iraq ' l'Al3 LA 19.2
44 Bolivia
11 Burundi 45 Honduras 80 Uruguay Exportadores de 1:1 1imaciones de. la población mundial
12 Chad 46 Senegal 81 . Rumania petróleo con exce-
13 Nepal 47 Filipinas 82 Argentina dentes de capital
14 Benín 48 Zambia 83 Yugoslavia Poblaci6n
84 Portugal 112 Arabia Saudí Poblaci6n actual Tasa de crecimiento
15 Malawi 49 Liberia 113 Libia en el año 2000
16 Zaire 85 Irán (miles de millones) (%anual)
50 El Salvador 114 Kuwait (miles de millones)
17 Guinea 51 Nueva Guinea 86 HongKong
18 India Papúa 87 Trinidad y
Tobago Economías de pla-
19 Vietnam 52 Congo, Rep. nificación central Mundo 4,4 2,0 6,5
20 Afganistán Popular 88 Venezuela
21 Níger 53 Marruecos 89 Grecia 115 Rep. Pop. M~ s desarrollados 1,2 0,8 1,4
22 Lesotho 54 Rhodesia 90 Singapur China
23 Mozambique 55 Ghana 91 España 116 Rep. Dem. Menos desarrollados 3,2 2,4 5,1
24 Pakistán 56 Costa de Marfil 92 Israel de Corea
25 Tanzania 57 Jordania 117 Albania
26 Haití 58 Colombia Países 118 Cuba Fur.NTE: Fondo Ambiental, 1978.
27 Madagascar 59 Guatemala industrializados 119 Mongolia
28 Sierra Leona 60 Ecuador 93 Sudáfrica 120 Hungría
29 Sri Lanka 61 Paraguay 121 Bulgaria
30 Imperio Cen-
94 Irlanda
122 URSS Pero la renta per cápita sólo nos cuenta una parte de la historia. La
62 Rep. de Corea 95 Italia
tro-africano 63 Nicaragua 96 Reino Unido 123 Polonia renta en la mayoría de los países subdesarrollados se distribuye de la mis-
31 Indonesia 64 R . Dominicana 97 Nueva Zelanda 124 Checoslo- ma manera desequilibrada que la renta mundial. Esto significa que muchos
32 Kenia 65 Rep. Arabe 98 Japón vaquia países, como Brasil o México, que muestran tasas relativamente altas de
33 Uganda de Siria 99 Austria 125 Rep. Dem
34 Rep. Arabe 66 Perú Alemana crecimiento per cápita, tienen, sin embargo, un número cada vez mayor de
100 Finlandia
del Yemen 67 Túnez 101 Austra.lia habitantes que están casi totalmente privados de los beneficios sanitarios
y sociales de la era industrial. ¿Cuál es la causa de este desequilibrio en el
FUENTE: Informe sobre el Desarrollo del Banco Mundial, 1978.
desarrollo mundial?
366 Introducción a la antropología general Desarrollo y subdesarrollo 367

Las causas de la revolución industrial artículos de lujo que no podían producir ellos mismos. Pero cuando los
comerciantes europeos llegaron finalmente a China ( «Cathay») a través
Aunque la industrialización se produjo por primera vez en Europa, del cabo de Buena Esperanza, descubrieron que los chinos no querían co-
no se trata de un logro exclusivamente europeo. La base de la moderna merciar con ellos. En el siglo xvm, Inglaterra envió delegaciones para pe-
tecnología se sent~ hace millones de años cuando los homínidos prehistóri- di r a los chinos concesiones de comercio. La expedición más famosa. fue
cos tallaron los primeros choppers olduvaienses a partir de cantos rodados. llevada a cabo por George Macartney, quien llegó a Pekín en el año F9.3.
Una secuencia ininterrumpida de evolución tecnológica conecta nuestras La expedición de Macartney gozó del espectáculo que se le ofrecía a la
máquinas más complejas con los primeros útiles de piedra, madera y hueso vista, pero la misión terminó en un fracaso total. El emperador Ch'ien-lung
del Paleolítico . El lento crecimiento y los esfuerzos combinados de miles explicó que no había ninguna necesidad de desarrollar el comercio entre
de pueblos actualmente extintos y olvidados y de inventores anóniR1os China y el pueblo «bárbaro de tez rubicunda» de Inglaterra. China ya es-
de.sarrollaron, en el transcurso de milenios, los útiles, técnicas y conoci- rnba bien dotada de todo lo que posiblemente podría ofrecerle Europa. Las
mientos que han proporcionado la base de la era industrial. El ritmo de palabras de Ch'ien-lung, dirigidas a Jorge III, rey de Inglaterra, merecen
innovación tecnológica fue al principio sumamente lento· al comienzo del un estudio cuidadoso:
Neolítico este ritmo empezó a acelerarse; y cuando apar~cieron las prime-
ras grandes ciudades, en los milenios IV y m a. C., el ritmo se hizo to- En cuanto a vuestra súplica de enviar uno de vuestros compatriotas para acre-
davía más rápido. ditarlo ante mi Corte Celestial y controlar el comercio de vuestro país con
Desde el 9000, al 500 a. C., Europa era una región tecnológicamen- China, esta petición es contraria a todos los usos de mi dinastía y no es posi-
te atra~ada; los centr?s del progreso tecnológico se encontraban en Egipto, ble considerarla ...
Nuestra dinastía Celestial posee vastos territorios, y las misiones tributarias
Anafolia, Mesopotamia, el Valle del Indo y China. El inventario de cultivos de las dependencias son estipuladas por el Departamento de Estados Tributarios,
básicos de Europa -trigo y cebada- fue importado de pueblos no euro- que atiende a sus necesidades y ejerce un estricto control sobre sus movimien-
peos. Asimismo, los animales de transporte y tiro de Europa -caballos, tos ...
?ueyes, ~snos-: fuero? domesticados por primera vez fuera de Europa. El Yo, que gobierno el ancho mundo, sólo tengo un objetivo, a saber, mante-
mventano arquitectónico de Europa -ladrillos cocidos piedra tallada el ner un gobierno perfecto y cumplir los deberes del Estado: los objetos extraños
arco- también se componía de importaciones. Todas la's técnicas metaÍúr- y costosos no me interesan. Si he ordenado aceptar las ofrendas de tributos
gicas y químicas básicas de Europa tuvieron su origen en el Oriente Medio. enviados por vos, Oh Rey, sólo fue en consideración al espíritu que os impul-
Tanto los r:cipientes de cerámica y vidrio,' como los útiles de bronce, hierro só a mandarlas desde tan lejos. La virtud majestuosa de nuestra dinastía ha
y acero se inventaron fuera de Europa. Lo mismo cabe decir de ruedas en- penetrado en todos los países bajo el cielo, y reyes de todas las naciones han
enviado su costoso tributo por tierra y mar. Como puede ver vuestro embajador
granajes, tornillos, palancas, poleas, bombas, taladros, pistones, pre~sas, por sí mismo, poseemos todas las cosas (Schurmann y Schell, 1967: 105-113).
fuelles, hornos y telares. También las carretas, los carros y los barcos de
vela fueron inventos no europeos. Y, por supuesto también lo fueron el
En el campo de la mecánica, la China del siglo xv igualaba los princi-
al~abet~, la escritura, los libros, el calendario y lo; principios básicos de
aritmética, álgebra, geometría y astronomía (véase capítulo 9). pales adelan tos de la Europa de este siglo. Los chinos fueron responsables
Con los griegos y romanos, Europa empezó por primera vez a aportar del desarrollo de un elemento crucial del reloj, a saber, el escape, pieza que
importantes innovaciones técnicas y científicas; durante la Edad Media impide que el resorte se desenrolle más deprisa cuando está estrechamente
tuvo. especial importancia la perfección gradual de molinos engranados'. nrrollado. Irónicamente, fueron los chinos los que inven taron la pólvora,
~ovidos ~or el viento y el agua. Los progresos en la metalurgia y la mecá- que los europeos utilizarían en su conquista del Oriente. Debido a su
nica culmi~aron ~n la .invención del reloj: la máquina más compleja del inversión en presas, canales y sistemas de regadío controlados por el
mundo preindustrial. Sm embargo, hasta el siglo XVI, Europa todavía no 11obierno, los chinos aven tajaban a los europeos en muchos tipos de molinos
había alcanzado una ventaja tecnológica decisiva sobre Persia India y de agua. Joseph Needham, el gran historiador de la ciencia y tecnología chi-
China. ' nas, considera el fuelle metalúrgico chino accionado por agua como el ante-
pasado directo de la máquina de vapor. Los chinos inventaron también la
primera calculadora mecánica, las compuertas de esclusa en canales, el
La tecnología en China puente colgante con cadenas de hierro, la primera auténtica manivela me-
cánica, el timón de codaste y la cometa capaz de levantar hombres (Need-
Los europeos realizaron un esfuerzo prodigioso para mantener el co- ham y Ling, 1959; Needham, 1970). En el año 1.31.3 d . C., los chinos esta-
mercio con el Oriente. Necesitaban las especias, sedas, cerámicas y otros ban experimentando con máquinas de hilar accionadas por agua que fueron
368 Introducción a la antropología general Desarrollo y subdesarrollo 369
los prototipos directos de las primeras máquinas de hilar europeas (Elvin, In formación de una burocracia agraria centralizada. Todo parece indicar
1974: 196). que la ausencia de una burocracia centralizada que gobernase sobre una
En el último cuarto del siglo xvm, el imperio manchú se extendía vosta población preparó el escenario para el desarrollo del capitalismo y su
desde el Círculo Artico hasta el Océano Indico y 3 .000 millas hacia el udjunto político, la democracia parlamentaria.
interior. Tenía una población de 300 millones bajo el control de una única
burocracia centralizada. Era el imperio más grande y poderoso que jamás
había visto el mundo. ('opitalismo y tecnología
Sin embargo, menos de cincuenta años después del arrogante rechazo
de los «bárbaros de tez rubicunda» de Inglaterra por parte de Ch'ien-lung, La economía política de Europa fue dominada por «compañías» compe-
el poder imperial chino fue destruido, sus ejércitos humillados, sus puettos lidorns que disponían de existencias acumuladas de dinero. Este «capital»
de mar dominados por los comerciantes ingleses, franceses, alemanes y nor- rw nplicaba libremente a las tareas productivas o distributivas que los em-
teamericanos, sus masas campesinas presas del hambre y la peste. En estos 1wcsarios consideraban más rentables. A medida que aumentaba el número
cincuenta años (1775-1825), Europa logró por primera vez una ventaja dl· compañías que concurrían en el mercado, aumentaron también las nece-
militar y tecnológica decisiva sobre el resto del mundo. Con el gobierno ~ idudes de mano de obra. Ahora bien, Europa carecía de las vastas. pobla-
central bajo el control de intereses comerciales europeos y las provincias ' iones que son características del Asia meridional y oriental. Por eso, mu-
convertidas en un hervidero de rebeliones, China se transformó en una ' hns veces resultaba más rentable sustituir a los obreros por máquinas. La
atrasada colonia política y económica. ' 1cncia y la ingeniería se aplicaron a la tarea de diseñar estas máquinas,
lográndose espectaculares avances en la tecnología industrial desde el si-
¡do xv en adelante.
Despotismo oriental e industrialización En China en cambio el capitalismo no fue la forma dominante de
'
1·1 onomía política. '
Los chinos tenían una economía monetaria; vend'ian sus
Si los chinos eran tan inventivos, ¿por qué no ocurrió la revolución hll'nes agrícolas e industriales en mercados para obtener un beneficio; ha-
industrial en China en vez de en Europa? Hoy por hoy, no se puede dar lil11 numerosos comerciantes ricos y una red de bancos y asociaciones de
una respuesta definitiva a esta pregunta. Sin embargo, las diferencias· en 111merciantes. Por lo demás, las unidades domésticas campesinas participa-
las economías políticas de las dos regiones tal vez fueran el factor decisivo. 111111 en los mercados locales y trataban de obtener los máximos beneficios
China fue un ejemplo primordial de lo ·que Karl Wittfogel (1957) ha de• sus haciendas familiares. La tierra podía comprarse y venderse. Pero en
llamado «civilización hidráulica» . Su riqueza y enorme población, tan fa- ( :hina la rentabilidad en gran escala era función de la burocracia, no de la
bulosas a los ojos .de los observadores europeos del Renacimiento, se , l lricncia. Sin las adecuadas conexiones imperiales, los beneficios eran inse-
basaban en una agricultura de regadío intensiva. Esta agricultura era po- 1111ros y no podía acumularse capital. El capital podía esfumarse en los im-
sible gracias a un sistema nacional de diques, presas, canales, lagos arti- puestos que recaudaban funcionarios corruptos; las licencias al comercio
ficiales y embalses que controlaban las crecidas de los ríos Amarillo (Hwang p11dfan ser suspendidas arbitrariamente, y el emperador y sus funcionarios
Ho) y Yangtze, y abastecían de agua a los campos de millones de agricul- 1 ~ propiaban y absorbían constantemente los negocios más lucrativos. Exis-
tores campesinos . La construcción y el mantenimiento de las instalaciones if1m compañías, pero competían entre sí principalmente por el acceso a la
hidráulicas requerían enormes contingentes de mano de obra. Una de las 1111dicncia de algún burócrata, no por precios más bajos. Se estimulaban las
principales funciones de la burocracia imperial china era organizar, coordi- 11111ovaciones científicas y tecnológicas, pero sólo en relación con las necesi-
nar y dirigir estas obras públicas. Al igual que los imperios de los valles del dmlcs del poder imperial. La burocracia imperial estaba realmente interesa-
Indo, Tigris-Eufrates y Nilo, China estaba sumamente centralizada (Ulman, d11 en incrementar la rentabilidad y la eficiencia del trabajo. Pero como
1979). , 11ntrolaba enormes masas de campesinos, rara vez sentía la necesidad de
Por contraposición, la Europa anterior a la industrialización era feudal 1111tituir a las personas por máquinas . China estaba atrapada en lo que
y descentralizada. Los cultivos de Europa dependían de las lluvias, la ade- M11rk Elvin (1974) ha llamado una «trampa de equilibrio de alto nivel». El
cuada rotación de los campos y el ajustado equilibrio entre ganadería, in- •iMICma de artesanía, agricultura, transporte y administración funcionaba a
dustria lechera y agricultura . La mejor aportación que el Estado podía 11110 escala tan enorme que era difícil mejorar su eficiencia sustituyendo a
hacer era construir carreteras e, incluso en esta tarea, los reyes feudales l11N obreros por máquinas.
europeos destacaron por lo poco que realizaron. La agricultura europea no Así en China el crecimiento de la industria y el comercio privados si-
podía igualar a la china en lo que a la productividad por acre se refiere 111iió al' crecimiento de la estructura política y permaneció supeditado ~ la
(Cooter, 1978). Sin embargo, esta debilidad ocultaba una fuerza: impidió politíca imperial (Chu'u, 1964) . P or el contrario, en Europa el comemo y
370 Introducción a la antropología general Desarrollo y subdesarrollo 371
la in~ustria privados se desarrollaron simultáneamente con el surgimiento lu frugalidad y la reinversión no constituyen por sí mismas garantía alguna
de re~n.os tales como Inglaterra, Francia y Prusia. El rey y el comerciante de desarrollo empresarial. Si estas actitudes se expresan en una economía
compitieron por el control de la economía política postfeudal. Si se les com- política que impide sistemáticamente la formación de capital y que no
~ara con los emp~radores chinos, los reyes europeos eran príncipes insigni- premia ni siquiera los esfuerzos más enérgicos, tendrán poco efecto en jn-
f1eantes. Cuando. intentaron reivindicar mandatos divinos y una autoridad rrcmentar la renta per c~pita (cf. Hoeslitz, 1977).
a?soluta, las nac1~ntes clases capitalistas en Francia e Inglaterra se les opu-
sieron. Los «~spirantes a emperadores» de la Europa de los siglos XVII
Y ~VII! .o cedieron sus derechos divinos al parlamento o acabaron en la ('olonialismo y subdesarrollo
guillotina. Por tanto, la experiencia de Europa con el derecho divino de los
reyes no es comparable a lo que Wittfogel (1957) llama el «pode1- total» En buena medida, el desigual desarrollo de las naciones industriales y
de los déspotas orientales . 1w industriales de hoy en día es una herencia del reciente imperialismo
político . y económico, causado por la búsqueda incesante de nuevas fuentes
de ma terias primas para las industrias de las naciones capitalistas (Wallers-
El capitalismo y la ética protestante ll'Ín, 1974). Los beneficios de estas remotas empresas favorecieron a las
poLcncias coloniales y contribuyeron a acelerar su desarrollo; pero, en ge-
Al comparar las naciones desarrolladas y subdesarrolladas se ha escrito lll'ral, tuvieron un efecto negativo para las naciones dependientes. Por
mucho sobre el «espíritu» de empresa europeo. Los intent¿s de vincular r j<:mplo, desde el siglo XVI, las colonias tropicales y semitropicales fueron
este «espí:itu» a creencias religiosas han sido numerosos. Según el soció- 1 onsagradas a cultivos de plantación tales como azúcar, algodón, té, tabaco,

logo. ~leman M~x Weber , el protestantismo, especialmente en sus formas 11Nnl, cáñamo y copra. Aunque estos cultivos rendían grandes beneficios a
cal~1msta Y puntana, ?i.o sanción religiosa a formas d~ conducta social que los extranjeros que controlaban las plantaciones, los obreros recibían sala-
teman .muchas probabilidades de conducir al éxito en los negocios . El pro- 1 los muy bajos en relación con el costo de los artículos manufacturados y no
tes~ant1smo pone. el. énfasis en la iniciativa y responsabilidad individuales; podían acumular capital alguno. En vez de sustituir la mano de obra por
estimula la. 1.a,bonos1d_ad y el ahorro al hacer del éxito mundano un signo 111~quinas, los empresarios defendían su competitividad manteniendo los
de la b~nd~c1on de ?.10s y un presagio de salvación. Así, el protestantismo t oslos de la mano de obra en los niveles más bajos posibles . Los terrate-
proporciono .una «~t1~a» adm1rableme1!te adaptada a los objetivos vitales 11il·ntes coloniales no necesitaban invertir en la modernización de los me-
del. e.mpresan o capitalista: trabajo duro y prudente reinversión de los be- di os de producción para mantener el negocio . Con la asistencia de fuerzas
nef1c1os. mliciaco-militares, podían rebajar el precio de la mano de obra. Cuando
En cualquier caso, las teorías que vinculan el éxito empresarial a los l t1K salarios descendían hasta el nivel de subsistencia o por debajo de éste,
valores pr_?testantes han a~canzado gran popularidad (Eisenstadt, 1968). lt'rlutaban toda la mano de obr a que necesitaban para producir beneficios .
Es.tas teonas tr atan de explicar no sólo por qué el capitalismo se desarrolló l .1 1 esclavitud fue un medio de alcanzar este resultado. Sin embargo, llegó
pnme~o en Europa, sino también por qué tantos países del mundo han per- 1111 tiempo en que incluso el costo del mantenimiento de esclavos se hizo
manecido subdesarrollados. Así, un estereotipo popular de los países sub- p1 ohibitivo. Una solución alternativa bastante extendida fueron los siste-
desarro~ados consiste en que sus pueblos son holgazanes y carecen de la 11111s de corvea. La .ti1ano de obra sujeta a corvea dedicaba la mayor parte
propensión a ahorrar, lo que les impide acumular capital. di· su tiempo a trabajar para su propia subsistencia en pequeñas granjas.
Esta explicación del subdesarrollo tiene poco valor científico. El mismo 1.os medios de conseguir mano de obra barata para la producción de artícu-
Weber no afirmó que la ética protestante fuera la causa del desarrollo del l11N de exportación eran la imposición de un impuesto sobre el número de
capitalismo. Sencillamente, sugirió que, al adoptar el protestantismo lo·s ¡u•rsonas en una unidad doméstica (capitación), que había que pagar en
europeos d~l norte. a~quirier?n una ve_:i~aja empresarial sobre los europeos 1 l1•ctivo; la promulgación de leyes que especificaban que todos los hom-
?el sur, quienes s1gu1e~on siendo catolicos. Pero Weber no respondió al litt'S debían trabajar tantos meses del año por salarios, o la requisa incon-
interrogante de por que fue la Europa del norte la qué adoptó el protes- d ldonal para equipos de trabajo (Amín, 1976).
tantismo (Samulsson, 1964). Este tipo de sistemas predominó especialmente en Afric? durante el
. La antropología no respalda la noción de que la raíz causal del sub- prrfodo comprendido entre el fin de la esclavitud y la independencia, flo-
d.e,sarrollo sea la ausencia de una ética de trabajo duro, frugalidad y reinver- 1r 1 icron en el pasado más inmediato en las colonias portuguesas de Mo-
s10n. ~e hecho, como se mostrará en el capítulo siguiente, esta ética está 1111lbique y Angola y todavía se hallan en las reser vas y bantustans * de
en realidad presente en muchas de las regiones no protestantes en las que
* Territorios sometidos a un régimen de autonomía interna, reservados a la po-
el subdesarrollo es más patente. El problema estriba en que el trabajo duro, l•lud ón africana. [N. del T.]
372 Introducción a la antropología general Desarrollo y subdesarrollo 373

la República de Sudáfrica. En Mozambique, los africanos q.ue no podían Muy pronto se establecieron relaciones comerciales regulares entre Ja-
demostrar que habían trabajado como asalariados en plantac10nes europeas pón y España a través de Nagasaki y Manila, y entre Japón y Portugal a
o en otros negocios controlados por los europeos, eran reclutados para través de Nagasaki y Macao. Los portugueses lograron introducirse en los
brigadas de trabajo y obligados a trabajar en puertos y carreteras. Los mercados japoneses gracias a la obra misionera de la orden jesuita bajo la
salarios que se les asignaba eran todavía más bajos que los salarios, ya por dirección del español Francisco Javier. Por otra parte, la vanguardia de la
debajo del nivel mínimo de subsistencia, que habrían percibido si se hubie- penetración española estaba constituida por misioneros de la orden francis-
ran ofrecido sumisamente «como voluntarios» para trabajar. Otra solución cana . Misioneros, comerciantes europeos, príncipes feudales rivales y cam-
colonial frecuente al problema de hacer rentable una agricultura tropical pesinos rebeldes empezaron a luchar unos con otros hasta que en 1614
ineficiente consistía en otorgar concesiones de compra a compañías prote- los europeos fueron expulsados del país. (Volveremos 'sobre este Ímportant~
gidas y después obligar a todos los «nativos» de un área determill'!lda a acontecimiento más adelante.)
plantar un mínimo fijo de un cultivo señalado. En Mozambique y Angola En Java la difusión del islamismo entorpeció la primera obra misione-
se obligó a millones de personas a dedicar una parte de sus parcelas de ra de los portugueses, y pareció durante algún tiempo que los europeos
subsistencia al cultivo del algodón, incluso en áreas en las que tal cultiv? también iban a ser expulsados de las Indias orientales. Bajo la influencia
era ecológicamente arriesgado y propenso a un fracaso total. Estos experi- islámica, una vigorosa clase de comerciantes y hombres de negocios indo-
mentos nada costaban a los concesionarios; sólo la familia campesina paga- nesios se man tuvo firme en la competencia con los portugueses . Sin embar-
ba en forma de desnutrición y trabajo esclavizador (Harris, 1958; 1972; go, los holandeses, recién emancipados de la tutela española, formaron la
1974a; Mondlane, 1969). Compañía Holandesa de las Indias Orientales en el año 1602 y practicaron
una política de conquista armada enderezada a asegurar un control mono-
polizador sobre todo el área comercial de las Indias orientales. Maniobran-
Indonesia y Japón do entre los reinos de javaneses rivales, los holandeses ampliaron continua-
mente su dominación político-económica de Java y las islas circundantes
P odemos comprender mejor la magnitud del desastre económico inhe- (Sumatra, Borneo, las Célebes).
rente al colonialismo comparando áreas que estuvieron sometidas a un Cuando se extendió la conquista, las familias dirigentes derrotadas se
gobierno colonial con otras que se libraron, total o parcialmente, del mis- convirtieron en agentes de la Compañía. Los beneficios se obtenían de
mo. A este respecto resulta especialmente elocuente la comparación entre diferentes maneras: mediante la plantación forzosa de cultivos para la ex-
J apón y Java, iniciada por el antropólogo Clifford Geertz (1963). portación (índigo, café, azúcar) sobre los que la Compañía ejercía privile-
Java, la isla más populosa de la actual República de I ndonesia, se gios monopolizadores; la recaudación de tributos en especie (arroz madera
parece a las islas japonesas más grandes en algunos importantes aspecto.s algodón, hilo, judías); los impuestos monetarios, y las exportacio~es desd~
ecológicos y políticos . Cuando los europeos entraron en contacto por pn- plantaciones de azúcar y café explotadas con trabajadores forzados. Esta
mera vez con Japón y Java, ambas islas tenían organizaciones feudales ba- fase del gobierno colonial holandés duró desde 1602 a 1798. Su principal
consecuencia económica· fue la destrucción de la clase comerciante javanesa
sadas en una agricultura de arroz de regadío. El regadío era esencial para
que casi había conseguido aventajar a los portugueses . '
ambas, pero las redes hidráulicas eran pequeñas en comparació~ con el Entre 1798 y 1825, hubo un intervalo en el que la Compañía de las
sistema chino. T anto Java como J apón tienen masas terrestres relativamente Indias Orientales quebró por pagar dividendos a un interés anual del 40
pequeñas, divididas en valles relativamente pequeños por numerosas mon- por 100. Los ingleses la sustituyeron tempor almente durante las Guerras
tañas y volcanes. A principios del siglo XVI, cuando la influencia europea. Napoleónicas. Los holandeses regresaron en 1816, pero entre los campesinos
empezó por primera vez a propagarse hacia el Pacífico occidental, Java era javaneses reinaba un profundo descontento, y en 1825 estalló una sangrien-
el objetivo colonial más atr activo debido a sus productos tropicales. Ade- ta guerra de independencia en la que 200.000 javaneses perdieron inútil-
más, la conquista de Java era más fácil que la de Japón. J ava estaba frag- r~ente, la vida. (Por contraste, bastaron 4 .000 muertos para asegurar la
mentada en reinos que guerreaban entre sí, subdivididos a su vez en fe u- libertad de las 13 colonias norteamericanas.) Al finalizar esta guerra, en
dos . Japón, en cambio, era nominalmente un único reino, encabezado por 1830, los holandeses intensificaron sus esfuerzos para obtener beneficios
un emperador; las subdivisiones feudales japonesas tendían, pues, a ser imponiendo contingentes obligatorios de determinados cultivos. Mediante
más grandes y a estar mejor organizadas, desde un punto de vista militar, corveas masivas plantaron café en gran parte de las restantes tierras sin
que las de los reinos javaneses independientes. Los primeros inte.n tos de regar de Java: 300 millones de árboles entre 1~37 y 1850 (los suficientes
penetración europea · los llevaron a cabo, en ambos casos, comerciantes y como par a convertir la expresión «una taza de Java» en sustituto casero de
sacerdotes portugueses y españoles. «una taza de café» en muchas partes del mundo). Al mismo tiempo, para
374 Introducción a la antropología general Desarrollo y subdesarrollo 375

estimular a los aldeanos a plantar caña de azúcar en sus arrozales, las au to- En 1614, bajo el victorioso señor de la guerra Tokugawa Ieyasu, se
ridades holandesas emprendieron una vasta expansión de las instalaciones aceleró el proceso de consolidación de la nación japonesa. Los intereses co-
de regadío, recurriendo de nuevo al trabajo obligatorio. La política oficial merciales extranjeros toparon con una vigorosa resistencia; pronto se pro-
exigía que los campesinos rotaran la plantación de azúcar y de arroz .en sus hibió incluso a los japoneses construir barcos para el comercio exterior.
propios arrozales. La producción de azúcar se incrementó constantemente , Hacia 163 7, Japón cortó totalmente la «asistencia» de los administi,"ado-
pero también la población. Al aprovecharse del agua extra que los proyectos res, misioneros y hombres de negocios europeos, salvo un pequeño grupo
azucareros ponían a su disposición, y trabajando de modo intensivo en sus de comerciantes holandeses mantenidos en cuarentena en una isla del puer-
arrozales, los campesinos javaneses produjeron el suficiente arroz para incre- to de Nagasaki, «la ventana al Occidente» del Japón. Este estado de co-
mentar su población en un 700 por 100 durante el siglo XIX (de 4 a 30 mi- sas duró hasta 1853. Sin embargo, durante los 250 años de «aislamiento»,
llones). A pesar de este crecimiento demográfico, se produjo una ~gran la organización social japonesa evolucionó en una dirección convergente
acumulación de capital gracias al azúcar y el café; pero estas instalaciones con la de la transición europea del feudalismo al capitalismo (Bloch, 1961,
y fondos permanecieron totalmente bajo el control de empresarios holande- 1964; J acobs, 1958). La actividad empresarial se expansionó a costa de
ses en vez de indonesios. En 1870, el gobierno cedió el control directo de los privilegios feudales, y cuando el Commodoro Perty llegó en 1853 para
la industria azucarera a compañías privadas que eran todas holandesas. obligar al Japón a abrir sus puertas al comercio internacional, las puertas
Como los holandeses deseaban preservar la economía campesina y ga- estaban a punto de saltar por sí mismas debido a la presión de los empre-
rantizar al mismo tiempo los beneficios de sus compañías, el gobierno pro- sarios capitalistas japoneses (Hanley y Yamamura, 1977).
hibió la venta de los arrozales de las aldeas. El cultivo del azúcar se llevó Además, a pesar de su «aislamiento», los japoneses habían estado estu-
a cabo en tierras arrendadas por las compañías privadas. Dado el enorme diando asiduamente el desarrollo de la tecnología occidental, tal como se
incremento de población, a las sociedades anónimas azucareras nunca les describfa en libros holandeses pasadÓs por la «ventana» del puerto de Na-
faltó mano de obra para plantar y cortar la caña; sin embargo, el sistema gasaki. An tes incluso de la llegada de P erry, habían hecho experimentos
de arrendamiento preservó la ilusión de la propiedad y, así, redujo los
con todo, desde el telégrafo hasta las acerías, siguiendo las directrices de
riesgos políticos de crear una clase de jornaleros agroindustriales sin tierras.
El resultado neto de todo este «desarrollo» es que, cuando se alcanzó estos libros. Se habían creado laboratorios especiales par a explorar la apli-
finalmente la independencia en 1949, los campesinos javaneses se encon- cación práctica de todas las ramas de los conocimientos «holandeses»: fo-
traban en una situación palpablemente . peor que al principio de los 3 50 tografía, hilado· de algodón, refinado de azúcar, chapado de metal y fabri-
años de dominación holandesa. La industrialización no había realizado nin- cación de áddos, alcohol y vidrio (T. Smith, 1955: 3).
gún progreso significativo; la población había aumentado desde 4 a 60 mi- Lo que todavía es más importante, la apertura de J apón al Occidente
llones; el consumo de calorías nunca había sobrepasado las 2.000 calorías sólo se inició después que J apón había conseguido fabricar su propio ca-
por día; la isla entera, con sus millones de minifundios, se había conver- ñón de gran calibre en sus propias fundiciones. Na turalmente, después del
tido en «un vasto barrio bajo rural». Prácticamente todo su capital había restablecimiento del comercio internacional, los hombres de negocios y los
sido esquilmado para construir la economía de Holanda y Europa (Geertz, funcionarios del gobiérno japonés recurrieron cada vez más al asesora-
1963 ). miento tecnológico. extranjero. I mportaron técnicos e ingenieros y realiza-
ron incontables viajes de inspección por el extranjero . Pero la diferencia
decisiva entre este tipo de asistencia tecnológica y muchos programas mo-
Japón dernos de ayuda a naciones subdesarrolladas radica en que los beneficia-
rios eran industrias japonesas protegidas por un gobierno japonés que con-
Momentáneamente, hacia finales del siglo XVI, pareció que Japón no fiaba en sus propias armas . Con el establecimiento del gobierno Meiji en
escaparía al destino de J ava. En efecto, la actividad misionera emprendi-
1868, la protección de la actividad empresarial japonesa fue garantizada
da por Francisco J avier había tenido un éxito destacable; pero el feudalis-
mo japonés era más centralizado que su homólogo javanés. Bajo la ame- por el surgimiento de un Estado centralizado comprometido con una rá-
naza de una ocupación europea, los señores feudales japoneses cerraron fi- pida industrialización y el fomento de todas las formas de acumulación de
las con su emperador y se dedicaron a la tarea de expulsar a los misione- capital mientras los beneficiarios fueran japoneses.
ros, acabar con el cristianismo y controlar su propio comercio. Los jesuitas En la actualidad, Japón es la tercera potencia industrial del mundo.
y sus aliados japoneses se defendieron, pero fueron derrotados; gran nú- Sus industrias navales, automovilísticas, siderúrgicas, ópticas, electróni-
mero de cristianos fueron asesinados y el comercio con los diferentes paí- cas, textiles y de plásticos son envidiadas en el mundo enteró. Cuando se
ses europeos quedó interrumpido. compara el surgimiento de Japón como nación desarrollada con lo que
376 Introducción a la antropología general Desarrollo y subdesarrollo 377

Geertz ha llamado la «antología de oportunidades malogradas» y el «con- una economía socialista, pero sólo a cambio de una nueva relación de de-
servatorio de posibilidades perdidas» representados por Java es difícil pendeñcia con la Unión Soviética.
evitar la conclusión de que la diferencia entre ambos casos estriba en la Por lo demás, no está del todo claro que, una vez completada la tran-
exención única del Japón de los lazos coloniales. Como concluye Geertz: sición a una economía socialista, puede o deba lograrse el desarrollo in-
«La existencia de un gobierno colonial fue decisiva porque significaba que dustrial a costa, exclusivamente, del ahorro y tecnología nacionales~ La
el potencial de crecimiento inherente en la economía javanesa tradicional. .. decisión del gobierno chino de establecer relaciones comerciales extensivas
se utilizó no para el desarrollo javanés (o indonesio), sino para el ho- con Occidente, por ejemplo, puede interpretarse como una admisión del
landés.» fracaso del más importante experimento autárquico en la historia.
Una solución alternativa consiste en abrir de par en par las puertas a
las compañías multinacionales y otorgarles concesiones fiscales y monopo-
Alternativas al subdesarrollo en la era postcolonial lísticas para fomentar una máxima tasa de inversión. Aunque se reconoce
generalmente que las empresas privadas benefician a las clases alta y me-
¿Por qué ha persistido el subdesarrollo e incluso ha empeorado en dia más que a la gran masa de gentes pobres, los economistas capitalistas
el momento en que tantos países han alcanzado su independencia? No se sostienen que si la tasa de desarrollo económico es lo suficientemente ele-
puede esperar que ninguna fórmula general explique todos los problemas
vada, los beneficios acaban «goteando» sobre las clases más pobres. El
de la era postcolonial. Las diferencias en el potencial de desarrollo están
mejor ejemplo de desarrollo capitalista postcolonial es, probablemente, el
asociadas con los siguientes factores: ( 1) las diferentes dotaciones de re-
cursos naturales; (2) el tamaño y densidad de la población; (3) el grado de Taiwan. Pero, al igual que Cuba, Taiwan tenía un valor geopolítico
de e.xplotación bajo el colonialismo; ( 4) el grado en que la independencia sumamente estratégico y recibió desde el exterior enormes sumas en con-
es simplemente una palabra para designar una forma más sutil de sub- cepto de ayuda militar y económica. En otras partes, como en Brasil, dos
ordinación política y económica; (5) las condiciones bajo las que se obtu- décadas de inversiones extranjeras en gran escala han beneficiado a las
vo la libertad (por ejemplo, mediante guerras unificadoras de liberación clases alta y media, pero dejado a las masas de pobres en una situación
o abandono voluntario de una administración en bancarrota), y (6) gra- tan mala como la de antes, o incluso peor (Pastore y Haller, 1977).
do de unidad cultural y lingüística. Una de las razones de esto es que el tipo y cantidad de la inversión
Uno de los problemas básicos de los. países en vías de desarrollo es el está limitado por lo que conviene a las multinacionales respecto a sus
handicap que supone haber tomado la salida tarde. Se parecen al fabri- empresas ya establecidas. Por lo demás, los beneficios de las multinaciona-
cante de bicicletas que desea empezar a fabricar automóviles o al fabri- les se retiran como dividendos y costos a la casa central. Como los países
cante de cometas que desearía construir aviones. Como indica el sociólogo subdesarrollados suelen ser políticamente inestables, invertir demasiado
sueco Gunnar Myrdal (1957: 26), una vez alcanzado cierto nivel de com- capital en un país resulta claramente imprudente para la compañía.
petencia tecnológica y organizativa en un sector concreto de la industria, Así la cantidad de capital retirado de los países subdesarrollados en
a los últimos en llegar les resulta cada vez más difícil competir. forma de beneficios, pagos de préstamos y déficits comerciales es mayor
Una solución obvia a este problema consiste en que los países sub- que la cantidad invertida. Además, desde 1970, los precios de los pro-
ductos exportados · por la mayoría de los países en vías de desarrollo han
desarrollados rompan la relación entre sus industrias nacientes y las fuer-
experimentado un constante deterioro en relación con el valor de los bie-
zas des tructivas del mercado mundial capitalista. Ahora bien, una deci- nes exportados por los países desarrollados y con el precio del petróleo
sión de este tipo supone transformar una economía política esencialmente (Naciones Unidas, 1974a). Entre 1955 y 1972 estos términos comerciales
capitalista en una economía política esencialmente socialista. A su vez, se han deteriorado en un 15 por 100, equiv-alente:
esto implica una transición revolucionaria y llena de tensiones para some-
ter a las clases cuya riqueza y medios de vida están firmemente ligados a una pérdida, en 1972, de alrededor de 10.000 millones de dólares, o más del
a mercados capitalistas internacionales y empresas privadas nacionales. 20 por 100 de las exportaciones totales de estos países, que excede considera-
Además, los movimientos socialistas en países dominados por potencias blemente a la asistencia oficial total al desarrollo prestada por los países desarro-
llados de economía de mercado a los que están en vías de desarrollo en Africa,
del bloque occidental están sujetos a una represión política y militar más Asia y Latinoamérica (unos 8.400 millones de dólares en 1972). En otras
o menos directa . Tal es especialmente el caso de Latinoamérica donde los palabras, hubo, en efecto, durante este período una transferencia neta de re-
Estados Unidos han intervenido para impedir transformacione; socialistas cursos reales desde los países en vías de desarrollo a los desarrollados, siendo
en la República Dominicana, Brasil, Cuba y Chile (Souza, Alfonso y Jun- más que compensado el flujo de ayuda por la corriente adversa en los términos ·
geira, 1976: 27-29). De este grupo, Cuba es la única que ha logrado crear comerciales de los países en vías de desarrollo (Naciones Unidas, 1974b: 4).
378
Introducción a la antropología general Desarrollo y subdesarrollo 379
Es, pues, comprensible por é 1 ·
en la actualidad d .d qu d as nac10nes subdesarrolladas tratan las variedades de alto rendimiento dan resultados no mucho mejores, y en
primas. esespeia amente e elevar los precios de sus materias ocasiones peores, que las variedades nativas, especialmente bajo condicio-
En la prácti · 1 ·r nes adversas de suelo y clima.
lismo de puert~sª' c~~~lest~%~~st;o b?mpletamentedautárquic~ ni el capita- Cómo obtener estos inputs y cómo y entre quién distribuirlos son
ninguno de los países en vías de ad~:~~·~s gozan e la. con~ranza de casi pregun tas que suscitan inmediatamen te profundas cuestiones ecológicas
parte aceptan la necesidad de alguna for~~od de mdes t1os ~1as. La mayor y político-económicas. Las tierras de regadío únicamente forman fil 30
algunas compr as y ventas en el . d e. ayu a exterior, de realizar por 100 de las tierras cultivadas de Asia (Wade, 1973). La mayoría de
intervención estatal en el proces:d~c~e~a~~~.1al y de una buena dosis de los campesinos del mundo subdesarrollado no sólo no tienen acceso a can-
tidades adecuadas de agua para regar, sino que no p ueden pagar los cos-
tosos abonos y los demás inputs químicos. Esto significa que, a
La revolución verde menos que los gobiernos de los países que recurren a las semillas mila-
grosas hagan esfuerzos extraordinarios para impedirlo, los principales be-
neficiarios de la revolución verde serán los comerciantes y agricultores
más ricos que ya poseen tierras de regadío y que están en mejor situación
de pagar los inputs químicos.
Richard Franke (1973, 1974) estudió la revolución verde en la Java
central. Describe tres fases diferentes del intento por parte del gobierno
indonesio de distribuir el arroz milagroso.
La fase III se inició en 1970. A pesar de que se estaban obteniendo
incrementos en los rendimientos de hasta el 70 por 100, en la aldea es-
tudiada por Franke sólo el 20 por 100 de las unidades domésticas cam-
pesinas se habían unido al programa. Los principales beneficiarios eran
agricultores que ya eran más ricos que la media, poseían la mayor parte
de las tierras y tenían abastecimientos adecuados de agua. Las familias
más pobres no· adoptaron las n uevas semillas. Se las arreglaban para sub-
sistir trabajando a jornada parcial en las haciendas de los agricultores ri-
cos, quienes les prestaban dinero para comprar alimentos. Los agriculto-
res ricos impidieron a sus jornaleros adoptar las nuevas semillas . Los
·agricultores ricos temían perder su abastecimiento de mano de obra ba-
rata, y los pobres que, si se independizaban de sus patronos, no tendrían
a nadie a quien recuüir en caso de enfermedad o sequía. Franke conclu-
ye que las teorías que están detrás de la revolución verde son principal-
mente racionalizaéiones para las élites dirigentes, que tratan de encon-
trar la forma de alcanzar el desarrollo económico sin la transformación
social y política que sus sociedades requieren.
¿Por qué han despertado tanto entusiasmo público unas semillas mila-
grosas que no pueden usar la gran masa de los campesinos? Desde el pun-
to de vista de los campesinos pobres, estas semillas, con sus ingentes ne-
cesidades de agua e inputs químicos, son todo lo contrario de los mila-
gros. Si lo fueran, requerirían menos agua y abonos, no más. Pero las
autoridades y técnicos responsables de promover la revolución verde tra-
taban de transformar la agricultura campesina conforme al modelo de la
agricultura con alto consumo de energía predominante en los países des-
arrollados. Se esperaba q ue al estimular el c;lesarrollo de la agricultura
mecanizada en los trópicos, la productividad se elevaría con la rapidez
suficien te como para poder alcanzar la tasa de crecimiento demográfico.
....

380
Introducción a la antropología general Desarrollo y subdesarrollo 381
E~i~entei_nente, es.ta transformación exige la virtual destrucción de los exportado» (Paddock y Paddock, 1973: 218). Lo que caracteriza, según
1
~m1~~nd10s, lo mism~ que e.n los Estados Unidos ha significad.(\ la des- Cynthia Hewitt de Alcántara (1976: 320), a la revolución verde de Mé-
Jruccion de la pequen~ gran1a familiar. Hasta en las naciones industrfa- xiq> es el despilfarro de recursos naturales y humanos y de la riqueza
es,. e.n 1as que la antigua población agrícola puede emplearse como ca- creada por las inversiones públicas en instalaciones de regadío. «La ca-
mareros, envasa~ores de carne y mecánicos de tractores (véase p. 208) pacidad del grueso de la población rural para satisfacer sus necesidades
esta .t.ransformación comporta graves penalidades. Pero en los países sub~ básicas sigue siendo, después de treinta años de moderni.:ación agrícoJ'a,
desau ?l!ados, en !os '-!ue hay poco trabajo en los sectores de la industria extraordinariamente limitada» (Hewitt de Alcántara, 1976: 135).
~ srvici.os, la emigr.ación a las ciudades no puede elevar el nivel de vida Recientemente, gobiernos y fundaciones han reconocido la importan- '
e os cientos de i_nillones de campesinos subempleados. cia de concentrarse en la ayuda a los campesinos pobres que dependen de
E? bdeni medid~, el. entusiasmo por la revolución verde nació err los la agricultura de lluvias. Así, por ejemplo, el I CRISAT * de H yderabad,
co~se1~s . e as !11ultmac~onales que venden los inputs químicos y la ma- India, ha emprendido un programa para incrementar la producción de
quma~ia mdustrial esenciales para la agricultura mecanizada E FT · cultivos de secano, como sorgo, mijo, garbanzos y cacahuetes, que son
por c:!~mplo, la Esso Standard Fertilizer and Agricultura! Co~pain~~:~~ alimentos básicos de 500 millones de personas en Asia y Africa (ICRI-
~mp1no undpa.pel clave en la introducción y comercialización del arroz
he tod rln imiento. Esta compañía instaló 400 almacenes a lo largo y
SAT, s. f.). Queda ver si es posible obtener mejoras sustanciales en los
rendimientos de estos cultivos sin inversiones costosas.
dnc 0 e país Y contrató un equipo de ventas compuesto por cientos
e ~?entes-representantes-empresarios que servían como agentes de ex-
tension para promover el progra d di 1 Los límites de la tecnificación y el crecimiento industrial
(US-AID 1971) p . ma e. arroz Y.ª. estrar a os agricultores
con 1 ' 1 . or. su parte, el gobierno filipmo facilitó los préstamos
b os que os agricultores compraban los envases que contenían los Durante la últimas dos décadas muchos antropólogos y sociólogos han
ª ~nos by ot1:os productos químicos fabricados por la Esso en una fae- dejado de creer que alcanzar un desarrollo mediante tecnologías indus-
tona su venc10nada por el gobierno. triales y métodos de producción avanzados sea posible o deseable. En
d L~ asociación entre las semillas milagrosas y la agricultura mecani- vez de emular la experiencia de las naciones industriales, hoy en día se
za a a .~stado '.presente en, el mismo inicio del experimento mexicano otorga más importancia a elevar los niveles de vida por medio de tec-
con e~ tngo. Ci~dad Obregon en Sonori:t era el centro de enormes ex- nologías de tipo .«intermedio» o «apropiado». Estas tecnologías emplean
flot~cionesd?e trigo que dependían de extensos proyectos gubernamenta- las materias locales y las habilidades existentes, tienen una alta demanda
~s e rega 10 en el Valle ?el.río Yaqui. Los antiguos habitantes cam e- de mano de obra y bajos presupuestos energéticos, y elevan la eficiencia
s~n?.s de este Val!e - los mdios yaqui- habían sido expulsados de ;us de la producción sin destruir la continuidad de la cultura local.
tt~~ras en una sene de encuentros militares, el último de los cuales ocu- Esta forma de enfocar el problema se ha visto estimulada por el re-
~n en 1926,. cuando los yaqui intentaron sin éxito secuestrar al presi- conocimiento de que la prosperidad de los países desarrollados se encuen-
ent~ de México, Obregón. ~~eron sustituidos por agricultores de media tra amenazada por los .efectos laterales de la industrialización, como la
Y gran escala que se beneficiaron de inversiones públicas que sólo en contaminación, y el rápido incremento de los costos de los combustibles
p~esas alcanz~ban los ?5 millones de dólares. Como en el caso de Fili- fósiles (Lovins, 1976). Sólo por consideraciones energéticas, resulta im-
prnas,, e~ gobierno mexi~ano subvencionó el desarrollo de la industria e- posible exportar intacta la agricultura mecanizada norteamericana al res-
trbqmm~ca que proporcionaba los abonos para las nuevas semillas Ot~as to del mundo. Este sistema, como se analiza en el capítulo 11, es el modo
fu. ven~one~ ~e concedieron a los productores del trigo milagr~so en de producción alimentaria más caro, en términos energéticos, que jamás
ori_na J p~ec10s apoyados por el gobierno, fijados un 33 por 100 'por se haya inventado. De emplearse para alimentar al mundo entero, absor-
enc~ma e s pr~~1os en el i_nercado mundial. Cierto es que el tri 0 mi- bería casi el 80 por 100 del consumo energét'ico anual total del globo
la~roso ha {onve.ltldo a I:'Iéxico ~n una nación exportadora de tri:o. No (Steinhart y Steinhart, 1974: 312). Según cálculos de David Pimentel y
º. stante, e precio del tngo m~xicano es tan alto que no hay más reme- sus colaboradores, si el petróleo fuera la fuente de energía de un sistema
dio 9ue exportar!?; el campesmo mexicano medio no puede permitirse agrícola mundial según el modelo norteamericano, las reservas mundiales
el lu10 .de consumirlo. Los mexicanos pobres comen maíz y · d' · conocidas se agotarían en trece años (Pimentel y otros, 1975: 758).
gu.en .siendo los ~u1ttvos
. bá . d 1u tas, que si-
s1cos el país. Entretanto, en 1969 el tri 0 Se dispone, además, de elementos de juicio que indican que, debido
milagroso, producido a un costo de 73 dólares la tonelada el precio ~e a la sobreexplotación de los recursos naturales y la falta de tierras cul-
ª~~o.' se vdr:día a 49 dólares la tonelada a los comprador~s extranjeros * Internacional Crops Research Institute for the Semi-Arid Tropics (Instituto de
« exico per ta así 30 dólares por tonelada, ó 80 centavos por cada bushel Investigación de Cultivos para los Trópicos Semiáridos).
382 Introducción a la antropología general Desarrollo y subdesarrollo 383

tivables adicionales, el sistema de producción industrializada de alimentos en vez de alto, materiales reciclables en vez de nuevos y recursos renova-
en su totalidad es cada vez menos eficiente. Lester Brown (1978) ha de- bles en vez de no renovables. Ejemplo de tecnología apropiada es la utili-
mostrado que la ley de rendimientos decrecientes (menos producción con zación de la fuerza de bueyes en lugar de tractores, que está siendo con-
idéntico esfuerzo) afecta hoy en día a actividades tan dispares como la siderada hoy en día como posible alternativa a la tecnificación en la India.
producción de cereales, las pesquerías oceánicas y la producción de pe- En la actualidad, se emplean ya cerca de 83 millones de bueyes. Se los ali-
tróleo (véase p. 201). Ejemplo alarmante es la curva de respuesta cerea- menta, fundamentalmente, a base de subproductos agrícolas renovables,
les-fertilizantes, que describe el incremento anual medio en la producción como paja complementada con tortas de aceite de semilla de algodón o
de cereales por unidad de fertilizante empleado en la misma. Pese a la re- sésamo. Al contrario de los tractores, los bueyes reciclan su combustible
volución verde, éste ha sufrido un constante descenso: de 14,8 en 1948-52 al producir estiércol que se emplea como abono. Y mientr as que el man-
a 5 ,8 en 197 4-76 . La razón es que prácticamente todas las tierras con- con- tenimiento y reemplazamiento de los primeros obliga al agricultor a de-
diciones óptimas, en cuanto a suelo y clima, para aplicar fertilizantes ya pender de factorías distan tes y especialistas urbanos de la India y el ex-
han sido puestas en explotación; lo que quedan son tierras marginales des- tranjero, a los bueyes se les puede producir y mantener por métodos tra-
de un punto de vista agrícola (Jensen, 1978). Análogamente, el tonelaje dicionales y en el propio campo. Pero, ¿cuál es su eficiencia por compa-
bruto total de las principales flotas pesqueras del mundo aumentó en ración con los tractores? Por sorprendente que parezca, resulta en extremo
más del 50 por 100 entre 1970 y 197"5, pero las capturas totales de pes- difícil demostrar que la sustitución de bueyes por tractores pueda mejo-
cado permanecieron estables, lo que significa que la captura por dólar rar la situación del campesino medio. Aunque un tractor de 35 caballos
invertido cayó en picado. Esto se debe a que todos los bancos de pesca puede arar un campo diez veces más rápido que un par de bueyes, la in-
cercanos a costas y de mares poco profundos ya han alcanzado niveles de versión inicial en el tractor es veinte veces más elevada que la inversión
rendimiento máximos o han sido completamente agotados. De hecho, la en los bueyes. Además, el costo por hora del trac tor supera al del buey,
producción mundial de pescado per cápita ha empezado incluso a dis- salvo que se utilice el primero más de 900 horas al año. Esto significa
minuir. Por último, como todo el mundo comprende hoy en día, el pe- que los tractores sólo resultan más económicos que los bueyes en granjas
tróleo, que antes brotaba del suelo prácticamente solo, hoy es buscado de gran tamaño. Ahor a bien, la mayoría de las granjas indias son minúscu-
a un costo enorme en medio de los eriales árticos y a cientos de metros lns y el empleo de tractores sólo estaría justificado si se tomaran comple-
de profundidad en los océanos . jas medidas para facilitar el arrendamiento o alquiler de la maquinaria.
Otra consideración de peso contra la tecnificación de la producción Sin embargo, con · medidas similares también se podría rebajar fácilmente
es que, en economías dependientes de fa mano de obra asalariada, la sus- el costo de utilizar bueyes. Por ende, dado el enorme desembolso inicial
titución del trabajo humano por máquinas no hace sino engrosar las filas ~¡ue representa la conversión de los bueyes en tractores, tal vez sea más
de los vastos ejércitos de parados. Por ejemplo, según Collin Norman cconómico concentrarse en los modos de mejorar la fuerza de los bue-
(1978), cuando el Banco Mundial concedió a Pakistán un crédito para yes mediante programas de selección genética y cambios en las pautas de
comprar 18.000 tractores, la demanda de mano de obra descendió en un cultivo y tenencia de tierras, que a su vez permitirían aumentar el nú-
40 por 100, causando gran sufrimiento entre los pequeños agricultores mero de horas de trabajó de los bueyes y continuar rebajando los costos
que dependían del trabajo en grandes haciendas para nivelar su presupues- 1Subrahmanyan y Ryan, 1975; Binswanger, 1977).
to familiar. Con la introducción de maquinaria agrícola e industrial en Este ejemplo sugíere que, en países mal dotados con fuentes de ener-
los países en vías de desarrollo no sólo se despilfarra energía y esquilma Hfa industriales, el proceso de desarrollo tendrá que llevarse a cabo, en
el medio ambiente, sino que resulta imposible dar empleo a una fuerza buena medida, mediante una administración más equitativa y eficiente de
de trabajo en rápida expansión. Norman estima que son necesarios 30 mi- lns infraestructuras existentes y no mediante la introducción de una base
llones de nuevos puestos de trabajo cada año simpl~mente para seguir el 1ccnológica nueva. La reciente decisión de los chinos de intentar una mo-
paso del crecimiento demogr áfico del Tercer Mundo y que, antes del año dernización total de la producción refleja la esperanza de que en un fu-
2000, deben crearsi;! mil millones de puestos de trabajo a fin de alcanzar 1uro próximo el pueblo chino pueda disponer de vas tas e inexplotadas
el pleno empleo. 1cscrvas de petróleo y gas . La India no abriga es ta esperanza.

Bueyes frente a tractores Población y desarrollo

El desarrollo basado en tecnologías intermedias o apropiadas impli- La penetrante influencia del rápido crecimiento demográfico (véase ta-
ca un compromiso con procesos de producción de consumo energético bajo hin 19 .2) asoma tras todos los esfuerzos de desarrollo fracasados tanto en
384 Introducción a la antropología general Desarrollo y subdesarrollo 385

países socialistas como capitalistas. Pese al lastre que supone la pobreza, Otra explicación de la actual explosión demográfica que ha perdido
la población de los países subdesarrollados se incrementó en un 92 por 100 gran parte de su credibilidad consiste en que la elevada tasa de crecimien-
entre 1950 y 1978. Si el crecimiento continúa al presente ritmo del 2,4 to se debe a la introducción de una mejor asistencia sanitaria. Las técnicas
por 100 anual, su población se duplicará en menos de treinta años, pa- médicas modernas, se dice a menudo, han reducido la mor talidad infartil
sando de los 3.200 millones de hoy en día a 6.400 millones. Según pro- y fomentado la longevidad. La gente continúa teniendo hijos según la ta-
yecciones medias de las Naciones Unidas, hacia el año 2000, cuatro de sa anterior y la diferencia cada vez mayor entre los índices de natalldad
cada cinco seres humanos vivirán en las actuales regiones subdesarrolladas y de mortalidad produce la explosión. Esta explicación olvida el hecho de
(Fondo Ambiental, 1978). Es indudable que el rápido crecimiento demo- que la explosión demográfica se inició en la mayoría de los países antes
gráfico dificulta enormemente la tarea de elevar los niveles de consumo de la introducción de una asistencia médica de mejor calidad . Por ejem-
per cápita . Si la población mundial se hubiera estabilizado en las -cifras plo, las poblaciones de India, Indonesia, Egipto y México empezaron a
de 1950, los alimentos que actualmente se producen en el planeta basta- crecer fuer temente durante el siglo XIX, y el incremento puede incluso ha-
rían para elevar el consumo de calorías y proteínas de cada uno de sus ber estado asociado a una esperanza media de vida más corta y a un de-
habitantes hasta niveles estadounidenses . (Como es lógico la producción terioro de las condiciones sanitarias . Aun hoy en día, algunas de las ta-
alimentaria es sólo una de las caras del problema; la otra es conseguir que sas de crecimiento y natalidad más altas corresponden a áreas que tienen ·
se distribuya con justicia.) los índices de mortalidad más elevados y las peores condiciones sanitarias.
H asta hace poco la solución al problema de la explosión demogr áfica De hecho, se dispone de numerosos elementos de juicio que indican que,
era buscada, primordialmente, en el desarrollo y difusión de técnicas anti- cuando otros factores son favorables, la mejora de los sistemas sanitarios
concep tivas baratas . El uso de estas técnicas se ha solido dejar a la discre- públicos produce un rápido descenso en el número de nacimientos por
mujer. Esto obedece al hecho de que el nivel de nacimientos suele ir
ción de las unidades domésticas y los llamados programas de planificación
unido al nivel de super vivencia . Los padres quieren asegurarse que, al
familiar. Sin embargo, hoy en día todo el mundo reconoce que los pro-
menos, algunos de sus hijos vivirán el tiempo suficiente para cuidar de
gramas de planificación familiar, por sí solos, son un medio ineficaz de ellos en la vejez (Polga r, 1972: 211). También está documentado que,
control demográfico. Como previó Kingsley Davis : cuando los índices de mortalidad descienden lo suficiente y hay grandes
probabilidades de que la mayor parte de los hijos sobrevivan hasta la ma-
Los programas actuales no permitirán a un gobierno controlar el tamaño de la
población. En los países en los que las parejas tienen una prole numerosa que
durez, tendrán menos hijos . Así, en contra de la opinión popular, la me-
no desean, tales programas posiblemente puedan acelerar un descenso del índice joría de la dieta y salud de las criaturas y niños no es, necesariamente,
de natalidad que, en cualquier caso, se produciría, pero las condiciones que una actividad contraproducente que da por resultado un mayor sufrimien-
hacen que los nacimientos sean o no deseados escapan al control de la planifi- Lo para todos (Brown y Wray, 1974).
cación familiar y, por tanto, al de cualquier nación cuya política demográfica se Se dispone, asimismo, de datos que indican que las familias en mu-
base exclusivamente en ella (1967: 734). chos países subdesarrollados desean tener más hijos a fin de mejorar su posi-
- ción económica o impédir su deterioro. El hecho de que esta conducta
El énfasis en las técnicas anticonceptivas no tiene en cuenta el he- provoque, en conjui;ito, un descenso de la renta per cápita desconcierta
cho de que, a lo largo de la prehistoria y la historia, los seres humanos han a muchos observadores extraños. Parece irracional que los pobres tengan
sido capaces de elevar y disminuir sus tasas de crecimiento demográfico tantos hijos. No ·obstante, desde el punto de vista de cada unidad do-
(véase cap. 12). Sin recurrir al infanticidio (reprimido de un modo gene- méstica, la única esperanza de mejorar el nivel de vida, o incluso de afe-
ralizado durante el período colonial), el tr ato negligente de los hijos no rrarse a lo que se tiene, por exiguo que sea, depende a menudo de in-
deseados es suficiente para desacelerar el ritmo de crecimiento. De hecho, crementar el tamaño de la fuerza de trabajo doméstica (Mamdani, 1973).
numerosos casos de elevada mortalidad temprana e infantil del mundo Al buscar una explicación de la desastrosa decuplicación de la pobla-
actual pueden interpretarse como formas etic de control demográfico ción de Java entre 1820 y 1920, Benjamin White (1973) ha sugerido
(cf. Scrimshaw, 1978). También ha de tenerse presente que el descenso que las familias campesinas respondieron a necesidades y oportunidades
de la tasa de crecimiento europea comenzó a mediados del siglo XIX, es impuestas de aumentar el input de trabajo agrícola por unidad doméstica.
decir, antes de que se abarataran las técnicas anticonceptivas lo suficiente Los holandeses, tal como se describe en un apartado anterior, establecie-
como para permitir su uso generalizado. Un descenso análogo subyace en el ron plantaciones de azúcar, ampliaron los canales de regadío y la esfera
desarrollo de la economía japonesa en el siglo XIX (véase supra). En Ja- de la agricultura comercial. Al mismo tiempo, impusieron diferentes for-
pón, sin embargo, el infanticidio se pr acticaba abier tamente (H anley y mas de rentas, impuestos y corvea . La reacción de los campesinos consis-
Yamamura, 1977). tió en tener más hijos y ponerlos a trabajar a una temprana edad. Y con-
386 Introducción a la antropología general Desarrollo y subdesarrollo 387
tinuaron teniéndolos mientras el costo de su crianza se vio más que com- y los países no industrializados subdesarrollados o menos desarrollados.
pensado por el valor de la comida y artículos ar tesanales que cada hijo Para comprender las causas de esta situación desde una perspectiva an-
producía. E n un estudio sobre la aportación laboral de los niños javane- tropológica, hay que entender por qué la revolución industrial ocurrió
s~s. a la economía doméstica, White (1975) ha mostrado de forma pro- antes en Europa y Japón que en lugares como Java, India o China.
v1~1onal que el costo de la crianza J e los hijos es, todavía hoy, un deter- Hace quinientos años, Europa no estaba tecnológicamente más avan-
mmante importante del tamaño de la familia en la Java rural. Cuantos zada que las regiones más populosas de Asia. En concreto, China había
más hijos posee una familia, más puede liberar de las faenas domésticas alcanzado un nivel de refinamiento científico y tecnológico comparable
y ponerlos a trabajar tejiendo esteras o como asalariados en los campos al de Europa. Una explicación plausible de la subsiguiente disparidad en
(Nag, W hite y P eet, 1978). las tasas de desarrollo es la que sugiere la teoría del despo tismo oriental
Esta teoría ayuda a explicar por qué es más probable que las familias de Karl Wittfogel. Las diferencias cruciales están relacionadas con las eco-
de clase media en Europa, Japón y Estados Unidos prefieran tener me- nomías políticas de las dos regiones y éstas, a su vez, con las diferentes
nos hijos que las familias campesinas de las regiones subdesarrolladas del condiciones ecológicas. Europa tuvo un sistema de economía política de cor-
mundo. Cuantos más hijos tiene una pareja moderna de clase media más te feudal y descentralizado, con una densidad demográfica relativamente
próximos a la bancarrota han de vivir. En los países desarrollados s~ pro- baja y un modo de producción dependiente de las lluvias; China una buro-
híbe trabajar a los niños hasta que no alcanzan los catorce o dieciséis años cracia agrogerencial sumamente centralizada, una población densa y un
de edad; la apor tación económica que a lo largo de sus vidas hacen a sus modo de producción basado en el regadío. Bajo condiciones descentrali-
padres consiste, en gran parte, en alguna q ue otra tarea doméstica y pe- ;mdas y de densidad relativamente baja, el intento de incrementar la pro-
queñas deducciones fiscales. El mantenimiento del hijo puede durar in- ducción adoptó la forma de una acentuación de la iniciativa privada en
c~u~o hasta los t~einta años, en el caso de estudiantes educados para espe- fuer te competencia, acumulación de capital privado y susti tución del tra-
cialidades profes10nales, y la mayoría de los padres modernos no abrigan bajo humano por máquinas. De· ahí el desarrollo del capitalismo en Eu-
esperanza alguna de obtener un flujo de compensación en su vejez. Vol- ropa y la transición a una economía Je tipo industrial. En cambio, bajo
veremos sobre el descenso de las tasas de natalidad en los países desarro- condiciones centralizadas y de alta densidad, la acumulación de capital
llados cuando, en el capítulo 25, analicemos los cambios en los roles se- privado y la sustitución de trabajo humano por máquinas se realizaron
xuales. más lentamente y ateniéndose a las conveniencias de la burocracia imperial;
Sobre la base de los datos que aportan los estudios antropológicos de de ahí la «trampa» de alto nivel en la que se encontraba China.
las tendencias demográficas, un programa para reducir rápidamente la tasa Una vez que los europeos cruzaron el umbral que separa al feudalismo
de crecimiento demográfico debería incluir, para ser máximamente efecti- del capitalismo, sus máquinas les proporcionaron una ventaja militar
vo (y humanitario), las siguientes disposiciones: decisiva y pudieron conquistar y dominar la mayor parte del resto del
mundo. En su incesante búsqueda de ma terias primas, mano de obra ba-
1. Mejora de la asistencia sanitaria pública, especialmente por lo que ra ta y nuevos mercados para sus productos, crearon vastos sistemas de
a neona tos y niños se refiere. países colonizados y dependientes. Debido a las res tricciones político-eco-
2. Un sistema nacional de seguridad social para los ancianos. nómicas y a la explotación, estos países no pudieron acumular capital ni
3. Educación obligatoria hasta los dieciséis años y leyes contra el desarrollar sus propias formas de producción industrial y, como en el
trabajo infantil.
caso de China muchos incluso retrocedieron a niveles anteriores de pro-
4. Acceso barato y fácil a anticonceptivos, abortos médicos y esteri- ductividad. '
lización médica.
Podemos observar, en el caso del Japón, que gran parte del fenómeno
Como concluye Steven Polgar (1975: 22): «El crecimiento demográfico del subdesarrollo es un legado del colonialismo y del imperialismo. La
se nivelará cuando las oportunidades para la supervivencia y progreso eco- comparación del Japón con Java es especialmente reveladora puesto que,
nómicos dejen de estar encadenadas a tener cuatro o cinco hijos por fa. en la época precolonial, ambos países tenían condiciones políticas y e.co-
milia.» nómicas feudales descentralizadas adecuadas para el desarrollo del capita-
lismo y la industrialización. El Japón, que se aisló de la influencia europea
directa, logró una transición con éxito al capitalismo industri.al, ,mi~ntras
Resumen que Java, gobernada directamente por los holandeses, contmuo siendo
ru ral, agraria y pobre.
Una importante fuente de desigualdad en el mundo actual es la d is- Con el próximo fi nal de la era del gobierno colonial d irecto, los paí-
paridad en los niveles de vida entre los países industrializados desarrollados ses subdesarrollados tienen que encontrar una vía fácil o segura para me-
388 Introducción a la antl'opología general
Capítulo 20
¡orar su destino. 'ranto la alternativa capitalista co1no la socialista po-
seen ventajas y desventajas, y hasta ahora no hay evidencia de que cual- POBREZA Y CAMBIO CULTURAL
quiera de ellas sea practicable en su forn1a extren1a. La 1nayor parte de
los esfuerzos actuales de desartollo con1binan ele1nentos de arnbos sis-
te1nas.
Es cada vez inayor la tendencia a ver en el proceso de desarrollo una
interacción con1pleja entre co1nponentes infraestructurales y estructurales.
Las soluciones tecnológicas estrechas, con10 la que encarna la revolución
verde, han caído en el desprestigio. Co1no en el caso de Java y México,
en general se reconoce que las nuevas y costosas técnicas de ptoducciGn
tienden a beneficiar n1ás a los agricultores ricos que a los pobres.
Por lo de1nás, la desilusión con la n1era tecnificación obedece también
a las consecuencias adversas que la sustitución del trabajo hu1nano pot
máquinas ha provocado en la situación del einpleo.
Tanto en los países desarrollados co1no en los que lo son menos, crece
el reconocüniento de que una parte considerable del proceso de desarrollo
tendrá que depender de tecnologías apropiadas, como la basada en la
fuerza de los bueyes, que utilizan habilidades y recursos locales en com-
binaci~.~ con una política de ad1ninistración social inás eficiente y equi-
tativa. La transferencia del actual siste1na de agricultura industrial al
resto del mundo no parece posible o deseable a la luz del ritmo de ago-
Este ca~í~ulo añade otra diincnsión al estn<lio de la desigualdad. Se centra
ta1niento de los co1nbustibles fósiles, la alta tasa de crecin1iento de1no- en las ~lif1cultades ele los ]~obres rurales y urbnnos y en pequcñ;:ls sociedades,
gráfico 1nundial y los ingratos efectos secundarios de la industrialización. con~un1dades y grupos étnicos que expcri1nentan un rápido ca1nbio en una
No cabe duda de que, en general, las altas tasas de crechniento de- vaucdad de contextos econón1icos y políticos característicos de los tíe1npos
1nográfico surten un efecto adverso sobre. el proceso de desarrollo. Sin inodernos. Prestarc1nos especial atención al papel 1nediador de los valores
en1bargo, no se dispone de una solución puran1ente tecnológica al proble- y de la ideología en los ajustes a las tensiones de la vida inodcrna.
1na den1ográfico. I.,as actuales tasas de natalidad reflejan la in1portancia Los antropólogos han _vivído y estudiado junto a grupos pobres y oprinüdos
de los hijos para la seguridad y progreso econó1nicos bajo condiciones en de todo el 1nundo, registrando las luchas, esperanzas y te1nores asociados
las que la supervivencia es insegura, no existen instituciones alternativas a la pobreza y a los pctíodos. de tensión y de rápido can1bio cultural.
para la protección de los ancianos y los niños dese1npeüan un in1portante
papel en la fuerza de trabajo. J_,as técnicas anticonceptivas econón1icas no
reducirán sustancialinente la tasa de crecin1iento en tanto prevalezcan estas La imagen de la limitación de lo bueno
condiciones sociales, políticas y econó1nicas.
Una pregunta recurrente en lo que atañe a las dificultades de las n1oder-
nas co1nuni<ladcs can1pesinas es hasta qué punto son víctin1as de sus pro-
pios valores. l)or eje1nplo, se ha observado a inenudo que los can1pesinos
son n1uy desconfiados de las innovaciones y se aferran a sus viejos estilos
de hacer las cosas. Partiendo de su estudio del n1unicipio de Tzintzuntzan
en el estado de Michoacán, México, George Foster (1967) ha desarrollado
una teoría general ele la vida ca1npesina basada en el concepto de la «Ílnaaen
de la linütación de lo bueno,>. Según Foster, las gentes de Tzintzuntz~n,
con10 1nuchos ca1npesinos del n1undo entero, creen que la vida es una lucha
1non¿tona, que n1uy poca gente puede «triunfar» y que sólo pueden 1ncjorar
su vida a costa de los den1ás. Si.alguien intenta algo nuevo y lo consigue,
:I ~e~to de la co1n~nidad lo to1na a 111al, se vuelve envidiosa y desptecia al
1nd1v1duo «progresista». De ahí que 1nuchos ca1npesinos que desean can1-
389
Pobreza y cambio cultural J\1 1
Introducción a la antropología general
390
L?s ~abi.tante~ de Tzintzuntzan también se han mostrado dispuestos n
biar su estilo de vida teman hacerlo por no despertar la envidia y hostili- asu~ir riesgos e m~ovar en o tra e~fera de actividad. La mayor parte de
dad de sus amigos y parientes. los mgre~~s monetar10s de la comunidad los han obtenido trabajando como
Aunque no cabe duda de que una «imagen de la limitación de lo bueno» braceros · en lo~ E~tados Unidos. Para cruzar la frontera, los braceros
existe en muchas aldeas campesinas de México y otros lugares, no está deben sobornar, m,tngar y p~sar muchos apuros. Sin embargo, hacia 1960
claro el papel que desempeña en impedir el desarrollo económico. El mismo el 50 po~· 100 hab1a conseguido pasar la frontera, «muchos de ellos 10 ve-
Foster aporta datos que hacen dudar de la importancia de la «imagen» en ces o mas» (Foster, 1967: 277).
Tzintzuntzan. Relata la historia de cómo un proyecto de desarrollo comu- Como sugiere el mismo Foster, la «imagen de la limitación de lo bue-
nitario patrocinado por las Naciones Unidas, obtuvo inicialmente un gran no» no 7s una ilusión paralizante, sino una evaluación realista de los hechos
éxito, 'pero acabó en un desastre que poco tenía que ver con los val~res de l.a vida en una sociedad en la que el éxito o fracaso económico es
de los lugareños. capn~~oso y depende de fuerzas que escapan totalmente al control o com-
El proyecto de desarrollo comunitario intentó cambiar las pauta,s de pre~s1on ~e los lugareños (como, por ejemplo, cuando los Estados Unidos
producción y elevar el nivel de vida en cinco .~ectores de l~ economia de pusieron fm de modo unilateral al programa de braceros).
Tzintzuntzan: (1) alfarería para turistas, (2) tc¡1dos para tumtas, (3) mue-
bles para turistas, (4) bordados para turistas y (5) avicultura. El resultado Pu~s la verdad subyacente y fundamental es que, en una economía como la de
fue el siguiente: Tzmtzuntz~n, el tra~ajo duro y el ahorro son cualidades morales de escasísimo
val?r funciona.!. Debido ~ ~as limitaciones que pesan sobre la tierra y la tecno-
1. Los técnicos persuadieron a cuatro altareros de que probaran con log1a el tra~a¡o duro. adicional no produce un incremento significativo en la
hornos de ladrillo calentados con un quemador de queroseno accionado por renta. No uene sentido hablar de ahorro en una economía de subsistencia
un motor. El nuevo horno se calentó excesivamente y ennegreció la cerámi- pues~~ que. normalmente no hay excedentes con los que ser ahorrativo. L~
p~evmón, ¡unto con una planificación cuidadosa del futuro, también es una
ca. La chimenea se derrumbó y rompió todos los cacharros. Los cuatro
v1rtud de dudoso valor en un mundo en que hasta los proyectos mejor diseña-
innovadores contrajeron deudas individuales equivalentes a dos años de dos han de descansar sobre unos cimientos de azar y capricho (Foster 1967·
ingresos brutos . , . 150-151). ' .
2. Los expertos enseñaron a varias personas que nunca habian visto
un telar a tejer ropa para turistas. El costo de producc.ió.n era dos ve~e.s Con el paso del tie~po, .~ª quedado claro que muchos de los proyectos
superior al existente en las aldeas vecinas, pero al principio no hubo difi- de desan:ollo con partlcipac10n de numerosos expertos en el área tarasco
cultad alguna en vender la ropa, ya que la gente venía de todas partes para han funcionado peor 9ue Jos esfuerzos de desarrollo realizados por la mis-
ver lo que habían realizado los expertos. Después que éstos. regresaron .ª ma .. ?ente con el capital acumulado trabajando como braceros. Como ha
sus casas nadie vino a comprar más ropa. Entretanto, los te¡edores conti- arguido James Ach~s~n'. quien estu.dió la comunidad tarasco de Cuanajo, el
nuaron p'roduciendo cientos de metros de tela fina que no podía~ vender. des~rrollo no ocurnra s~n oport~m~a?es eco.nómicas realistas. Si las opor-
3. Se fundó una cooperativa y 21 jóvenes aprendieron a fabricar ~ue­ t~m?ades se pres~ntan, algunos md1viduos siempre las aprovecharán pres-
bles de palma tejida. Los artículos se vendieron bien, pero su precio se cindiendo de la «Imagen de la limitación de lo bueno». '
había fijado por encima del de las ald.eas vecinas. Como ~~ el caso de la
ropa, la mayoría de las ventas se realizaron a expertos vi~itantes o .ª sus Una cos~, es afirmar que los tarascos son recelosos, desconfiados y reacios a la
amigos . Cuando los expertos se marcharon las ventas se mterrui:ipieron. cooperac1~n! ,Y otra muy distint?, suponer que esta falta de cooperación excluye
4. Veinticinco muchachas empezaron a bordar telas en pequenos tela- toda pos1b1hdad de un camb10 económico positivo (Acheson 1972: 1165·
res. Cuando se marchó el experto, las ventas descendieron, pero algunas de cf. Foster, 1974; Acheson, 1974). ' '
ellas continuaron ganando pequeñas sumas de dinero comerciando con tu-
ristas.
5. Seis personas consiguieron préstamos para construir nav~~ con una El sisal en Brasil
capacidad para 125 aves cada una. La mayoría de la~ aves mun o duran~e
un invierno húmedo y frío, quedando sólo una mu¡er con una pequena .Los antropólog~s han descrito muchos otros casos de comunidades cam-
huevería. pesmas q~e exl?enmentan un rápido cambio sólo para encontrarse no
mucho me¡or o mcluso peor de como estaban antes. Uno de ellos, estudia-
¿Esta serie de fracasos fue provocada por la negativa de las g~ntes de
Tzintzuntzan a intentar algo nuevo? Tal vez fueron menos sµsp1caces Y * En castellano en el original [N. del T.].
conservadoras de lo que deberían haber sido.
392 Introducción a la antropología general Pobreza y cambio cultural 393

do por David Gross (1970), se refiere al cambio de una agricultura de hombres que introducían el sisal en la máquina y calculó que gastaban hasta
subsistencia a otra basada en el cultivo de sisal en el Brasil nororiental. 5.000 calorías por día. La única manera de que un hombre pudiera consu-
En el interior del saliente atlántico de Brasil, hay una región subdesarro- mir las calorías suficientes para trabajar al ritmo requerido era mantener a
llada y azotada por sequías denominada el Nordeste, en la que viven unos su mujer e hijos desnutridos. Como consecuencia, la condición física media
30 millones de personas. Durante las sequías, cientos de miles de refugia- de los agricultores pobres se deterioró en vez de mejorar (Gross y Unaer-
dos se desplazan por las polvorientas carreteras en busca de empleo y alo- wood, 1969; Gross, 1970).
jamiento temporales. Cuando vuelven las lluvias, regresan a sus hogares
para plantar dos o tres acres de maíz, judías y mandioca .
El sisal, una planta que produce una fibra de alta calidad adecuada para San Pedro: una historia con éxito
hacer bramante, no se cultivó extensamente en Brasil hasta la Segunda
Guerra Mundial. Durante la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, se A pesar de los muchos fracasos y desgracias experimentados por las
cortaron los suministros asiáticos de fibra natural, desatándose una gran sociedades rurales y campesinas en su intento de mejorar su posición en el
demanda del sisal brasileño. Durante la década de 1950, el precio subió mundo moderno, ha habido algunas historias con éxito. Una de éstas fue
constantemente en respuesta a la difusión mundial de la maquinaria de estudiada por Waldemar Smith (1977). Se trata de la comunidad de indios
embalar heno, en la que el bramante natural goza de ciertas vent~jas sobre mayas de San Pedro, localizada en las tierras altas occidentales de Guatema-
el alambre (si un animal se traga accidentalmente el bramante ¡unto con la. Este caso es sumamente interesante porque revela que en algunos con-
el heno, no se produce ningún daño). En unos cuantos años, millones de text~s los rasgos tradicionales de la vida familiar y la subordinación étnica
plantas de sisal brotaron allí donde antes no había nada, salvo arbustos y contienen una fuerza oculta que puede dar a las comunidades de indios
cactus . «atrasados» una ventaja competitiva sobre las comunidades de ladinos (es
Los plantadores en gran escala se beneficiaron de esta conversión. Tam- decir, no indios), normalmente más «progresistas».
bién prosperó un pequeño grupo de compradores y transportistas de sisal «Bienvenidos al pueblo moderno y progresista de San Pedro», reza el
que financiaron y distribuyeron las máquinas accionadas por un motor let~ero a la_ entrada del poblado. El letrero dice Ja verdad según Smith,
Diesel que quitan la parte verde de la hoja de sisal dejando las fibras apro- quien considera a San Pedro como una «comunidad india única... de
vechables. más de 10.000 personas con una economía dinámica y en desarrollo, una
Entre 1955 y 1965, se introdujeron unas 800 de estas máquinas en el estructura de clases en evolución y una cultura que se moderniza» (Smith,
área estudiada por Gross, una típica región de sisal en el e~tado de Bahía. 1977: 54-55). Desde la década de 1940, la economía de San Pedro ha
Los pequeños agricultores también empezaron a plantar sisal. De hecho, conocido una rápida expansión. Todas las tiendas importantes son propie-
cuanto más pequeña era la explotación, más alto era el porcentaje de tierra dad de indios; se fabrican tejidos y otros productos que se exportan en
plantada con sisal. Sin embargo, los ingresos que generaba su cultivo no 42 ~ra_ndes camiones de 8 ó 10 toneladas, de propiedad local, que han
bastaban al pequeño agricultor para subsistir. Muchos de ellos tenían que sustituido a las mulas, antes utilizadas para el transporte. El pueblo ha
trabajar como asalariados en las máquinas de sisal. Cortaban y amontonaban puesto tal énfasis en la' educación que ya han surgido un médico, algunos
las hojas, las hacían pasar por la peligrosa escofina, apartaban los desechos, abogados y varios cientos de maestros. «Está activo con energía ... hasta
secaban y pesaban las fibras, y todo por menos de 50 centavos al día. Como altas horas de la noche, golpetean los telares, hacen ruido las máquinas
los campesinos de Tzintzuntzan, los agricultores del Nordeste se mostraron de coser, y entran y salen los camiones de Diesel» (Smith, 1977: 104). La
demasiado deseosos de cambiar. El sisal planteaba problemas que ellos no biografía de Anselmo, nacido pobre y sin tierras pero hoy en día uno de
conocieron hasta que fue demasiado tarde. Entre 1951 y 1969, el precio ~os. comerciantes más ricos de la región, se parece poco al estereotipo del
del sisal en el mercado mundial bajó de 600 a 170 dólares por tonelada 111d10 guatemalteco aferrado a la tradición. Con sólo dos años de escuela
métrica, como consecuencia, en gran parte, del exceso de producción y de Anselmo y su esposa abrieron un negocio de fab ricar jabón. El sebo l¿
la utilización de fibras artificiales en las máquinas de embalar heno. compraba en grandes recipientes y la ceniza necesaria para hacer jabón la
En 1968, el output total de una cuadrilla de ocho hombres que traba- recogía de las cocinas de sus vecinos . Fabricaba 400 libras de jabón a la
jaban en la máquina de sisal desde . el alba hasta el anochecer valía unos semana, que él mismo llevaba después a los mercados regionales. Al cabo
16 dólares en el mercado mundial. Sin embargo, la producción continuó de poco tiempo, compró un caballo tuerto para ayudarle a recoger la ceni-
puesto que todavía no se habían amortizado las máquinas, y los an tiguos za. Viviendo frugalmente, Anselmo ahorró el dinero suficiente para formar
agricultores de subsistencia no podían desprenderse de las plantas, prác- una sociedad con su hermano y adquirir un camión de segunda mano de
ticamente indestructibles (el sisal es una planta muy resistente con extensas 4 toneladas . Trabajando más duro y ahorrando, Anselmo se convirtió en
raíces y hojas espinosas). Gross computó el tiempo y movimiento de los propietario de un camión Diesel de 10 toneladas, una furgoneta de reparto,
394 Introducción a la antropología general P obreza y cambio cultural 3~5

una casa en el pueblo y un almacén. Sus hijos estudian en institutos de muchos aspectos y representan intentos similares de explicar la perpetua-
segunda enseñanza y de enseñanza superior. ción de la pobreza centrándose en las tradiciones y valores de los grupos
Smith señala q~e. la interacción entre condiciones nacionales y locales indigentes. Lewis (1966) describe a los pobres de las ciudades de México,
aporta la clave del exlto de Anselmo y muchos otros como él en San Pedro. Nueva York y Lima como seres temerosos, recelosos y apáticos hacia ]as
Carreteras, camiones, ?1ercados y escuelas tuvieron que ser proporciona- principales instituciones de la sociedad más extensa, como gentes que odian
dos desde fuera, mediante planes de desarrollo nacionales e inversiones a la policía, desconfían del gobierno y «tienden a ser cínicos frente a la.Jgle-
públicas. Pero muchas otras comunidades de las tierras altas tienen acceso sia». También poseen «una fuerte orientación hacia el presente con una
a instalaciones similares y, sin embargo, permanecen aferrados a la tradición disposición relativamente pequeña para diferir la gratificación y planear
Y económic~mente dependie~ tes. Una diferencia importante es que San el fut uro» . Esto implica que la gente pobre está menos dispuesta a ahorrar
Pedro ha sido desde hace tiempo un centro de artesanías y servicioS"" de dinero y más interesada en «gastárselo en el momento» en forma de equi-
transporte más que de agricultura de subsistencia. Por añadidura, San Pedro pos estereofónicos, televisiones en color, ropas a la última moda y coches
~ra. un pueblo mucho más grande que la mayoría de los asentamientos llamativos. También implica que los pobres «despilfarran» sus ingresos
md1?s. En estas ~or:dic~~nes, los empresarios indios fueron ayudados por emborrachándose o haciendo compras dilapidadoras. Al igual que George
la «Imagen de la lim1tac1on de lo bueno». Para evitar la envidia de sus veci- Foster, Lewis reconoce que, hasta cierto punto, la cultura de la pobreza
nos, .vivía~ frugalmente y no exhibían su riqueza. Esto les permitió ahorrar constituye una respuesta racional a las condiciones objetivas de impoten-
Y .r~mverur sus beneficios. Además, su vida social, al centrarse en la fa- cia y pobreza: «una adaptación y una reacción de los pobres ante su po-
milia! les daba acceso a un gran número de parientes que se prestaban a sición marginal en u,na sociedad capitalista estratificada en clases y suma-
traba¡ar durante muchas horas a cambio de poca retribución en beneficio mente individualista» (Lewis, 1966: 21). Pero también afirma que, una
del negocio familiar. vez que surge, la cultura de la pobreza tiende a perpetuarse:
Todos los hombres de negocios ladinos temen a sus competidores indios debi- Cuando los niños de los barrios bajos cumplen seis o siete años, normalmente
do ... a Ja disposición de los indios a vivir «por debajo de sus medios» ... Los ya han asimilado las actitudes y valores básicos de su subcultura. A partir
empresa.ríos indios mantienen su nivel de vida habitual, posponiendo las mejoras de este momento, ya no están preparados psicológicamente para sacar pleno
en la dieta, ropa y alojamiento en favor de la reinversión. Comparados con los provecho de los cambios en las condiciones o las oportunidades de progreso
!adi.nos, lo~ niño~ indios empiezan a trabajar a una tierna edad, y las esposas que puedan aparecer en el transcurso de su vida (Lewis, 1966: 21 ).
md1as, a d1ferenc1a de las ladinas, que normalmente no tienen empleo y además
piden ayuda doméstica, llevan a sus criaturas atadas a la espalda mientras se
ocupan de sus negocios y oficios. Además, las familias indias suelen mantener Lewis propone que sólo el 20 por 100 de los pobres urbanos tiene en
un estrech~ co.ntacto con sus actividades, en vez de asignar las tareas más realidad la cultura de la pobreza, lo que implica que el 80 por 100 restante
duras Y rutmanas a empleados de poca confianza ... La unidad doméstica india pertenece a la categoría de aquellos cuya pobreza proviene más bien de
de .carác~er dinámic? genera, así, más ingresos, asigna una mayor proporción a condiciones infraestructurales y estructurales que de las tradiciones y valo-
la mvers1ón de capital y puede vender más barato que Ja competencia ladina res de una cultura de la pobreza. Al igual que el concepto de la «imagen
(Smith, 1977: 178).
de la limitación de lo bueno», el concepto de cultura de la pobreza ha
Finalme~ te, ~ay que subrayar que ninguna de estas ventajas sería real-
sido objeto de crítica en dos puntos importantes: primero, los pobres
ment.e efecu~a s1. no fuera por la capacidad de los indios de elegir sus tienen muchos valores distintos de los subrayados en la cultura de la po-
propios func1onanos y controlar la política local. Por el hecho de ser un breza, y segundo, no hay indicios de que los factores emic y superestructu-
rales expliquen siquiera el 20 por 100 de la pobreza urbana (Leeds, 1970;
g,ra.n asen tamjento, San. P~dro. goza de más influencia política que las
tip1cas pequenas aldeas mdias dispersas por las tierras altas guatemaltecas . Valentine, 1970 ; cf. Parker y Kleiner, 1970).
Aunque los pobres pueden tener algunos valores propios distintos de
los de los miembros de otras clases, no se puede mostrar que sean perjudi-
La cultura de la pobreza ciales. Helen Icken Safa (1967) ha mostrado, por ejemplo, que las pautas
de cooperación entre vecinos son frecuentes en barrios bajos y de chabolas.
. Al estudiar los problemas de la gente que vive en chabolas y barrios Betty y Charles Valentine ( 1970) destacan el ingenio, sentido del humor e
ba¡os urbanos, Osear Lewis descubrió indicios de un conjunto característico informalidad de la cultura de los guetos negros. Y el mismo Osear Lewis
de valores y prácticas que llamó «cultura de la pobreza». Aunque no son (1961, 1966) ha demostrado, con declaraciones grabadas de los propios
exactamente comparables punto por punto, los conceptos de la cultura de protagonistas, que muchos individuos atrapados en la pobreza alcanzan, a
la pobreza y de la «imagen de la limitación de lo bueno» se asemejan en pesar de todo, una gran nobleza de espíritu.
.396 Introducción a la antropología general Pobreza y cambio cultural 397

Además, muchos de los valores que se dice son distintivos de los po- ren en la cultura de la pobreza. H istóricamente, las heces del mer~ado, de
bres urbanos los comparte también la clase media. Por ejemplo, desconfiar trabajo en los Estados Unidos se han dejado a los negros y a otras mm~nas:
del gobierno, los . políticos y las religiones organizadas no es un rasgo empleos cuyas condiciones y perspectivas son la ma:~a del. fracaso, mfra-
exclusivo de la clase indigente, como tampoco lo es la tendencia a gastar valorados y ridiculizados por el resto de la poblac1on activa, y . t.an _mal
por encima de los recursos propios. Consumir ahora y pagar después es un retribuidos que no permiten a un hom~re ~asarse y form~r familia; .em-
compromiso nacional en la economía inflacionista de los Estados Unidos, pleos que son monótonos (lavar platos, limpiar. suelos), sucios (recoger ba-
como ponen de relieve deudas federales, estatales y del consumidor que sura, limpiar retretes) o agotadores (cargar camiones, transportar muebles).
ascienden a más de un billón de dólares. En tiempos de recesión, endeu- Cuanto más monótono, sucio y agotador es el empleo, mayor es la
darse se considera incluso un deber patriótico. Los bancos se muestran más probabilidad de que se recompense el esfuerzo y diligencia extras con más
deseosos de conceder préstamos a personas que van a utilizarlos para co§- trabajo del mismo tipo. No hay ningún «sendero» que conduzca desde
tearse unas vacaciones de lujo que de pagar gastos médicos. La caducidad la empleada que limpia por la .noche la oficina del ejecutivo hasta éste; des-
planificada, los envases no retornables, la degradación deliberada de la ca- de el lavaplatos hasta el propietario del restaurante; desde el pe?n de la
lidad y los cambios de estilo se han ideado para insertar el despilfarro en la construcción no cualificado hasta el oficial electricista o el albañil. Estos
economía. empleos no tienen ningún porvenir desde el principio. Espe1:a7 que la gente
La buena práctica mercantil exige «amortizaciones» de factorías y no se muestre apática, pasiva y desinteresada en esas cond1c10nes es espe-
maquinaria utilizables para obtener exenciones fiscales. En la clase media rar más de los pobres que de los opulentos. Como indica Liebow, nadie
opulenta contraer deudas con bancos y compañías hipotecarias, lejos de ser expresa más explícitamente la futilidad del trabajo que el patrón .q~e lo
desaprobado, se considera un logro importante. Las compañías de crédito paga. El patrón paga menos de lo necesario para mantener una familia. El
prefieren los clientes que ya han contraído deudas a aquellos que no tieneq resto de la sociedad, contradiciendo sus valores declarados referentes a la
registrado ningún préstamo. En síntesis, no se dispone de elementos de dignidad del trabajo, también infravalora el trabajo de lavaplatos o portero.
juicio que indiquen que la clase media en su conjunto se las arregle para
vivir sin salirse de su presupuesto mejor que la gente pobre. Lo único cierto Lo mismo hace el «hombre de la esquina». No puede actuar de otra manera. No
es que cuando los pobres administran mal sus ingresos, las consecuencias puede obtener de un empleo aquellos valores sociales que otros no le dan
son mucho más graves. Si el cabeza de una familia pobre cede a la tentación (1967: 59).
de comprar artículos no esenciales, sus hijos pueden pasar hambre o su
esposa quedar sin asistencia médica. Pero estas consecuencias son el resul- Una nueva señal de la degradación implícita en estos trabajos es, según
tado de ser pobre, no de una diferencia demostrable en la capacidad de Liebow que los salarios que se pagan por los mismos en hoteles, restau-
diferir la gratificación. rantes, hospitales, oficinas y edificios de aparta~entos tienen en cue~ta la
El estereotipo del pobre imprevisor enmascara una creencia implícita de probabilidad de que los trabajadores roben 7omida, rop~ u o~ros articul?s
que los segmentos empobrecidos de la sociedad deben ser más ahorradores para elevar su sueldo neto por encima del mvel d~ su?sistencia. El patron
y pacientes que los miembros de la clase media. Atribuir la pobreza a fija, pues, salarios tall' bajos qu~ el robo resulta mevi,ra~le . Per~, aunc;iue
valores de los que cabe responsabilizar a los mismos pobres es una manera reconoce implícitamente la necesidad de robar, el patron mtenta impedirlo
de tranquilizar la conciencia (Piven y Cloward, 1971). y llamará a la policía si atrapa a alguie~ .robando . . . .
Muchos jóvenes se muestran apaucos ~l prmcipio d~ su carrera de
empleos, y rápidamente tienden hacia la vida. de la es~uma. de la calle:
La gratificación diferida y la futilidad del trabajo empleos ocasionales, dinero prestado por amigas,.. matrimomos d~ corta
duración seguidos por abandono de la esposa e h1¡os, drogas y cnmenes.
El punto de vista de que los pobres se niegan a trabajar duro y ahorrar Sin embargo, muchos otros aspiran a una vida mejor. . . _
debido a una cultura de la pobreza no tiene en cuenta el tipo de trabajo Liebow cuenta la historia de Richard, un negro de vemtitantos anos
y las oportunidades de progresar que se les brindan. En su libro T ally's que había intentado mantener a su fa~ilia con empleos ;xtras, de~de
Corner (1967), Elliot Liebow, un etnógrafo que ha estudiado a los «hom- quitar nieve con palas hasta recoger guisantes, y que habla .consegu_1_d o
bres de la esquina» [streetcorner men] de Washington D.C., nos presenta fama de ser uno de los hombres más trabajadores en la calle. Richard di¡o:
una vívida descripción de las condiciones infraestructurales y estructurales «Me imagino que debes salir ahí fuera y esforzarte. Debes esforzarte. antes
que conforman las pautas de trabajo del varón negro no cualificado. Los de poder conseguir algo.» Despu~s de cinco a?os de esfuerzos, Richard
«hombres de la esquina» desprecian el trabajo degradante que deben reali- logró una cama andrajosa, un sofa, un par de sillas y un aparato de tele-
zar, pero esto no es consecuencia de alguna tradición especial que adquie- visión, y se dio por vencido:
398 Introducción a Ja antropología general Pobreza y cambio cultural 399

He estado luchando durante cinco años de la mañana a Ja noche, y ni mis En un estudio sobre una comunidad de Terranova llamada Squid Cove,
hijos ni mi mujer ni yo tenemos nada» (1967: 67). Cato Wadel (1973) ha mostrado cómo un problema estructural de desem-
pleo, producido por factores que escapan al control de la comunidad local,
En un punto a lo largo del camino que condujo a su ingreso en las puede dar lugar a una interpretación tendente a enfrentar a unos vecinos
filas de los «hombres de la esquina», Richard obtuvo un empleo en una con otros. Los hombres de Squid Cove se ganan la vida en la explot~ción
compañía de vallas en Virginia. Como muchos de los empleos no sindica- forestal, la pesca y la construcción. La mecanización de la explotación fo-
dos de la construcción, el trabajo requerido era mayor que el que podía res tal, el agotamiento de los bancos de pesca y la especialización de los
realizar físicamente la mayoría de los «hombres de la esquina». Richard, oficios de la construcción han dejado a la mayoría de los hombres sin un
que gritaba en sueños «¡maldito cavar!», no pudo aguantar el tiempo sufi- medio estable de ganarse la vida durante todo el año. Un cierto número de
ciente para ahorrar algún dinero . Los empleos de la construcción cuyos al~s hombres, en especial los que tienen familias numerosas y ya no se encuen-
salarios por hora podrían ser una salida para, al menos, algunos de los tran en la plenitud física, se han incorporado a las listas de desempleo.
«hombres de la esquina», también tienden a ser estacionales y se in- Al actuar así, deben estar preparados para librar una lucha desesperada a
terrumpen por la lluvia o la nieve. Además, la mayoría de los empleos fin de conservar su amor propio frente a la tendencia de sus vecinos a
de la construcción se localizan muy lejos de la ciudad y rara vez llegan considerarles como gandules que «no hacen nada por el dinero que reci-
hasta allí los transportes públicos. Liebow resume las condiciones etic que ben» . Lo que es especialmente conmovedor en la difícil situación de estos
regulan la pauta de trabajo de los «hombres de la esquina» de la siguiente hombres acogidos al subsidio de desempleo en Squid Cove es que los
manera: habitantes de Terranova han destacado durante mucho tiempo por su severa
ética de trabajo. Muchos de los beneficiarios del subsidio de desempleo tra-
El hecho más importante es que un hombre capacitado y dispuesto a trabajar bajaron antaño en empleos no cualificados sumamente arduos. Por ejemplo,
no puede ganar el dinero suficiente para mantenerse a sí mismo, a su esposa
y a uno o más hijos. La posibilidad de encontrar empleo regular es alta sólo
el principal informante de Wadel, George, trabajó como leñador durante
si accede a trabajar por menos de lo necesario para vivit, y a veces ni eso veintinueve años. George dejó de cortar árboles porque se dislocó un disco
siquiera. En algunos empleos, el nivel de los salarios es engañosamente más de su columna vertebral. La lesión fue suficiente para impedirle competir
alto que en otros, pero cuanto más alto es este nivel, más difícil resulta obte- por los puestos de trabajo no cualificados mejor retribuidos, pero no para
nerlos y menor es la seguridad en el empleo. Los trabajos mejor retribuidos permitirle beneficiarse de alguna prestación social como trabajador inváli-
de la construcción tienden a ser estacionales y, durante Ja temporada, Jos pues-
do. George afirma estar dispuesto a trabajar siempre que el empleo no
tos de trabajo disponibles son muy sensibles a las condiciones de los negocios
y del tiempo y a las necesidades cambiantes de los proyectos individuales. Ade- sea demasiado duro y no le exija abandonar la casa que posee en Squid
más, los empleos mejor retribuidos de la construcción frecuentemente exigen Cove : «Deseo trabajar, pero no hay ningún empleo por aquí.» «Entonces,
un esfuerzo por encima de la capacidad física de algunos hombres, y algunos de ¿quién tiene la culpa de esto?», se pregunta. Otros están en desacuerdo.
los salarios de los empleos peor retribuidos se reducen todavía más de acuerdo En Squid Cove, el .subsidio de desempleo se concibe algo así como
con... el supuesto de que el hombre robará parte de su salario en el trabajo «nosotros», los contribuyentes, les damos a «ellos», los parados. No hay
(1967: 50-52).
ningún sentimiento generalmente aceptado de que el gobierno o la sociedad
tengan la responsabilidad de asegurar un empleo apropiado; la responsa-
Entonces, ¿quién tiene la culpa? bilidad de encontrarlo recae sobre el individuo y nadie más.

No se aprueba que la persona acogida al desempleo afirme rotundamente que,


La tendencia a culpar a los pobres de su situación no es privativa de si no hay trabajo, incumbe al gobierno prestar la asistencia adecuada. Los pa-
los miembros relativamente opulentos de la clase media. Los mismos po- rados deben cuidar, pues, de no hablar de sus «derechos» ... Por otra parte,
bres o casi pobres son a menudo los partidarios más acérrimos del punto si un parado no se queja, esto podía tomarse como señal de que está satisfecho
de vista de que la persona que realmente desee trabajar siempre encon- con el subsidio de desempleo, que en realidad no está dispuesto a trabajar.
trará empleo. Esta actitud forma parte de una visión del mundo más amplia Haga lo que haga el parado, se queje o no, lo más probable es que sea san-
que demuestra escasa comprensión de las condiciones político-económicas cionado (Wadel, 1973: 38).
que hacen la pobreza inevitable para algunos. Lo que hay que ver como un
sistema, se ve puramente en términos de fallos, motivos y opciones indivi- Al explicar por qué eligió estudiar la difícil situación de los beneficiarios
duales. De ahí que los pobres se vuelvan unos contra otros y se culpen de la seguridad social, Cato Wadel escribe: «Por lo dicho hasta ahora, debe
mutuamente de su difícil situación. quedar claro que no abrigo la menor duda de 'quién tiene la culpa'.»
-!UO Introducción a Ja antropología general Pobreza y cambio cultural 401

La culpa no Ja tiene el individuo en paro. Si este estudio se sintetizara en un Graves también contrastó una segunda hipótesis. Muchos de los emi-
enunciado sencillo y claro, sería que es el desempleo en sí el que provoca una grantes navajos a Denver eran detenidos por embriaguez y conducta alboro-
conducta en el parado que hace que Ja gente culpe del desempleo al individuo, tadora. Cabría suponer que aquellos navajos cuyos valores eran más simi-
pero no a Ja inversa: Que la causa del desempleo es una actitud especial o
lares a los de la clase media se emborracharían y serían detenidos menos
un defecto personal (Wadel, 197.3: 127).
veces que los que manifestaban valores propios de la cultura de la pobreza.
Pero los navajos que mostraban una orientación hacia el futuro y un oim-
pulso de logros más acusados se emborrachaban y eran detenidos no menos,
Emborracharse en D enver
sino más a menudo que los otros. Graves sugiere que los inmigrantes que
no triunfan en el terreno económico y tienen una orientación hacia el futu-
Uno de los pocos estudios cuantitativos sobre la relación existente en
ro tienden a culparse a sí mismos y estar más angustiados que los que viven
la cultura de la pobreza entre valores personales y éxito económico 'ha
al día. Asimismo, los inmigrantes que no triunfan en el terreno económico
proporcionado algunos resultados sorprendentes . Theodore Graves (197 4)
y tienen un fuerte impulso de logros sienten más profundamente su fracaso.
seleccionó tres atributos de la personalidad que ocupan un lugar central en
Ambos tipos se emborrachan más a menudo, lo que les lleva a ser detenidos
las discusiones sobre la cultura de la pobreza: (1) perspectiva de futuro y
con más frecuencia. Graves concluye:
gratificación diferida, (2) control del propio destino (lugar interno de con-
trol) y (.3) impulso de logros. Graves intentó medir hasta qué punto estos La personalidad de clase media es adaptativa sólo dentro de un marco estruc-
atributos contribuían al éxito o fracaso de los indios navajos que habían tural que permite alcanzar objetivos propios de la clase media. De lo contrario,
emigrado a Denver en busca de trabajo. Graves formuló una hipótesis estos rasgos psicológicos tienden a ser desadaptativos y a crear nuevos proble-
específica: a los inmigrantes que poseen los anteriores atributos les irá mas de ajuste en quienes los han adquirido (1974: 83).
en la ciudad significativamente mejor, desde un punto de vista económico,
que a los que no los poseen .
Emborracharse en Truk : «Guerreros de fin de semana»
Para determinar la fuerza de cada uno de los tres atributos en una
muestra de inmigrantes navajos, Graves les aplicó tres tests. En el primero Una implicación del estudio de Graves es que la conducta que parece
se medía su orientación hacia el futuro pidiéndoles que nombraran cosas desviada al observador extraño puede, de hecho, representar una pauta
que esperaban realizar o que les sucedieran. Se les solicitaba después que perfectamente normal y culturalmente sancionada para afrontar las presio-
especificaran cuándo pensaban que iban a ocurrir estos acontecimientos nes y tensiones de la vida por lo que respecta a los miembros de la cultura.
(siendo el tiempo medio citado la medida de su orientación hacia el futuro). La embriaguez, las reyertas y la ociosidad, por ejemplo, no son necesaria-
El segundo test medía su fe en su capacidad para controlar su propio mente más desviadas que la sobriedad total, la represión de la agresividad
destino. En él, se pedía a los inmigrantes que eligieran entre parejas de y los hábitos de trabajo altamente compulsivos como modos de ajuste al
enunciados que expresaban sentimienos de fatalismo o de control personal cambio cultural. Además, no se puede decir en abstracto que las reyertas
(por ejemplo: «Cuando hago planes, estoy casi seguro de que puedo hacer- y la bebida sean perniciosas para la gente; esto depende del contexto más
los realidad» frente a «Normalmente he hallado que lo que va a suceder, amplio.
sucederá sean cuales sean mis planes»). Finalmente, en el tercer test, se Este punto de vista ha sido defendido por el antropólogo Mac Mar-
presentaba a los inmigrantes seis dibujos de navajos en escenas cotidianas, shall en su estudio sobre la bebida y las reyertas entre los jóvenes de Truk,
solicitándoles que explicaran lo que ocurría en las láminas . Las respuestas una isla de las Carolinas orientales de Micronesia. Prácticamente todos los
se puntuaron con arreglo al grado en qué revelaban un interés psicológico jóvenes sanos entre dieciocho y treinta y cinco años participan en reuniones
por llevar las cosas a buen término y superar los obstáculos. diarias o semanales para beber en las que se producen frecuentes brotes
Los resultados de los tres tests se compararon entonces con datos de conducta violenta, normalmente dirigida contra jóvenes de otras aldeas.
referentes al éxito que habían tenido los inmigrantes en encontrar empleos Especialmente animados son los fines de semana. Al emborracharse, los
en diferentes niveles salariales y en mantenerlos. En contra de los estereoti- jóvenes se sientan en los matorrales, ríen, cantan, intercambian cuentos y
pos populares, no había ninguna correlación significativa entre tener la planean aventuras con muchachas. Una vez borrachos, fanfarronean, mal-
mentalidad de la cultura de la pobreza y conseguir y mantener un empleo dicen, profieren gritos de guerra capaces de taladrar el oído, derriban puer-
decente. Graves (1974: 76) escribe: «Nuestros datos no proporcionan nin- tas, corren detrás de las mujeres, intimidan por igual a amigos y enemigos,
gún apoyo empírico a la tesis de que la ausencia de rasgos de la personali- y se amenazan unos a otros blandiendo el nanchaku (dos palos unidos por
dad de la clase media contribuye a la marginación de los navajos en la un trozo de cadena). A los borrachos se les llama «sardinas» porque, como
esfera económica.» las sardinas en lata, han perdido la cabeza.
402 Introducción a la antropología general Pobreza y cambio cultural '103

A los borrachos se les considera locos, como los animales, sin capacidad padre en su familia . Se crían en unidades domésticas en las que, normal-
de raciocinio. Sin embargo, rara vez se les censura por lo que hacen cuando mente, sólo las mujeres tienen empleo. Los varones adultos entran y ~alen
están bajo esta influencia. Todo esto, afirma Marshall, no es una conducta de estas unidades domésticas, con lo que los jóvenes negros crecen sm la
desviada, sino que se ajusta a lo que la cultura espera de los jóvenes. Lo ayuda e inspiración de una figura masculina estable que tenga un empleo
desviado es no emborracharse. Los jóvenes deben comportarse agresivamen- fijo y proporcione bienestar y seguridad a su esposa e hijos. M~ynihan p~o­
te, preocuparse de demostrar su virilidad, correr riesgos y tener aventuras puso que la matrifocalidad no sólo era causa de la pobreza, smo también
amorosas:
del crimen y la toxicomanía.
Hay que rechazar las explicaciones de la pobreza que recurren a la ex-
Se espera que los jóvenes beban y se comporten de modo extravagante cuando
están borrachos; en Truk, el joven abstemio es «anormal», no al revés (!viar-
periencia de enculturación dentro de la unidad doméstica matrifocal'. porque
shall, 1978: 67). el mismo fenómeno de la matrifocalidad es una respuesta adaptativa a la
pobreza. Los principales rasgos estructurales de la matrifocalidad ~?n los
siguientes : la unidad doméstica se compone de una madre y los hi¡os de
La embriaguez expresa las frustraciones que provocan el que las propias
varios hombres diferentes. Algunas de las hijas adultas que residen con ella
opiniones no sean tomadas en serio y tener que mostrar respeto a los
también pueden tener hijos . Los padres sólo proporcionan una ayuda tem-
mayores. Es una manera de desahogar la agresividad reprimida, que antaño
poral y parcial. Los hombres que entran y salen de la unidad doméstica
se expresaba en el combate armado durante hazañas militares.
están, desde la perspectiva etic, «casados» con las madres (desempeñan
Tradicionalmente, se ha visto en los jóvenes a personas muy fogosas e irres- todos los roles típicos del marido-padre) . Sin embargo, desde el punto de
ponsables, preocupadas únicamente de tener aventuras amorosas y dejar volar vista emic, la relación se d istingue del «verdadero matri monio» y los hijos
la imaginación. Se espera literalmente que los jóvenes se dediquen al «vino, se consideran legalmente como «ilegítimos» (González, 1970).
las mujeres y las canciones», aproximadamente en este orden. No se consulta La familia matrifocal, como todas las instituciones domésticas, repre-
su opinión en las decisiones importantes del linaje o la comunidad (ibíd.) ... En senta un logro adaptativo que no es ni más ni menos «patológico» qu~
los tiempos aborígenes, la principal salida a través de la cual los jóvenes po- cualquier otra forma de familia . Las condiciones en cuestión so,n: (1) m
dían desahogarse ... era la guerra ... Cuando se cerró esta salida [después del los hombres ni las mujeres tienen acceso a los recursos estrateg1cos; es
contacto colonial], la embriaguez proporcionó una nueva válvula de escape decir, no poseen ninguna propiedad importante; (2) hay trabajos asalaria-
(Marshall, 1978: 125).
dos asequibles a ambos; (3) las mujeres ganan tanto o más que los varo~~s,
v (4) los salarios de éstos no alcanzan para mantener una esposa e h11os
El análisis de Mac Marshall nos indica que Ja conducta ebria, camorris-
dependientes. , . . . . . .
ta y perturbadora no implica necesariamente que la cultura se está desinte- En los Estados Unidos es practtcamente inevitable una alta incidencia
grando. De hecho, considera la embriaguez en Truk como una afirmación de familias matrifocales entre los pobres. Debido a la estructura e ideolo-
de la continuidad cultural, no como una desintegración. Sin embargo, no hay
gía del sistema de segur.i dad social, las unidades do~é~ticas pobres q.ue bus-
que olvidar que la principal función de las reuniones para beber es expresar
can ayuda social no pueden tener «padres» en cond1c1ones de traba¡ar. Las
la agresividad de una manera socialmente sancionada. Mac Marshall deja
sin explicar por qué tiene la cultura truk, históricamente y en el presente, madres cuyos maridos o padres de sus hijos no ganan el dinero suficiente
instituciones que generan ranta agresividad en sus jóvenes. para mantener la unidad doméstica pueden solicitar prestacione.s sociales a
la «Ayuda a las Familias con Hijos Dependientes» (AFDC), siempre que
los padres no residan con sus hijos. La razón de que este esquema se haya
Valores y familia matrifocal: los Flats incorporado a las leyes de seguridad social nacionales y estatales es que
al gobierno le resulta mucho más barato proporcionar tales prestaciones que
Una de las explicaciones de la pobreza en los guetos urbanos centra su establecer un sistema de guarderías infantiles de alta calidad, que dejaría
atención en el problema de las llamadas familias «sin padre» o matrifoca- libres a las madres para ayudar a sus maridos trabajando. Como los padres
les (véase p. 267). En 1965, tras la publicación de un informe de Daniel no pueden permanecer en el hogar con sus hijos y solicitar prestaciones
P. Moynihan, a la sazón Subsecretario de Trabajo de los Estados Unidos, de la AFDC, la ley otorga a las mujeres un valor económico extra, lo cual
la matrifocalidad recibió reconocimiento oficial como principal causa de la hace inevitable que se conviertan en el centro de la organización doméstica
perpetuación de la pobreza entre los negros. Según Moynihan, los jóvenes mientras los hombres no puedan ganar lo suficiente como para prescindir
negros carecen de Ja motivación necesaria para ocupar puestos de trabajo de las prestaciones del AFDC. Y, como es la mujer quien resulta favorecida
que están realmente disponibles debido a la ausencia de una figura del con las prestaciones del AFDC, ella es quien consigue el arrendamiento en
404 Introducción a la antropología general Pobreza y cambio cul tural 405
los bloques de viviendas públicas y quien controla (aunque no posee) el sociedades de ~ivel esta~al se ha caracterizado por una continua expansión
espacio de vivienda de la familia. a c~sta de las tierras y libertades de los pueblos preestatales. En el caso de
En su estudio sobre los Flats, un gueto negro de una ciudad del Medio las Jefaturas avanzadas, la aparición de soldados comerciantes misioneros
Oeste. Caro! Ste.ck (1974) brinda una vívida descripción de las estrategias Y colonos de nivel estatal a menudo provocó u~a transición ;fortunada a
adaptativas que siguen las familias negras del nivel de la pobreza al inten- una organización de nivel estatal. Pero en vastas regiones del mundo habi-
tar maximizar su seguridad y bienestar dadas las leyes de AFDC y el tadas por bandas y aldeas dispersas, la difusión del Estado ha dado por
salario insuficiente del varón no cualificado. No hay familias nucleares se- resultado ya la aniquilación, ya la distorsión total del estilo de vida de miles
gún el modelo de la clase media porque no existen las condiciones materia- de pueblos antaño .libres y orgullosos. Estos cambios devastadores se descri-
les necesarias para que existan estas familias. En vez de ello, los habitantes ben acertadamente como genocidios, exterminio de poblaciones enteras o
de Flats se organizan en grandes redes centradas en la mujer de parien tes como etnocidios, exterminio sistemático de culturas. '
v vecinos. Los miembros de estas redes realizan intercambios económicos La difusión de la «civilización» europea hacia América tuvo un efecto
recíprocos, se ayudan unos a otros en el cuidado de los hijos, se propor- devastador en los habitantes preestatales del Nuevo Mundo. Muchos fue-
cionan alojamiento de emergencia y se apoyan de muchas maneras que no ron l?s métod.os utilizados para expulsar a los pobladores autóctonos de
son características de los gr upos domésticos de la clase media. sus tierras a fm d~ ,dejar espacio a las granjas e industrias necesarias para
En los Flats, el factor más impor tante que afecta a las relaciones inter- sostene~· la poblac10n rebosante de Europa. Los pueblos nativos fueron
personales entre los hombres y las mujeres es «el desempleo» y la impo- extermmados en guerras desiguales en las que se enfrentaban fusiles contra
sibilidad de que los hombres dispongan de un puesto de trabajo seguro. flechas; otros fueron víctimas de las enfermedades urbanas introducidas
por los colonos -como la viruela, el sarampión y el resfriado común-
Perder un empleo o estar en paro un mes tras otro, debilita la autoestima contra las que los individuos, que vivían en pequeños asentamientos dis~
e independencia del individuo y, en el caso de los hombres, exige que sacri- pe:sos, n~ estaban inmunizados. A veces, los «civilizados» colonos distri-
fiquen su rol en el mantenimiento económico de sus familias. A partir de este bman deliberadamente ropas infectadas para acelerar Ja propagación de
momento, les resulta imposible asumir el rol masculino tal como lo define
estas enfermedades, como en una especie de guerra bacteriológica. Pero
la sociedad americana (Stack, 1974: 112).
cont~·a las culturas _de los n?tivos había otras armas. Sus modos de pro-
d~cci?n eran .des~nudos. media~t.e la esclavitud, el peonaje por deudas y el
I rónicamente, como indica Stack:
tr~ba¡o .asalariado; su vida poliuca anulada con la creación de jefes y con-
La política de seguridad social desalienta eficazmente todo intento por parte se¡o~ ~nbales que eran mario.netas y medios adecuados de control para los
de las personas acogidas a la misma de formar familias nucleares. De hecho, adm1mstra?ores estata~es. (Fned, 1~7.5); sus creencias y rituales religiosos
la política de seguridad social fomenta el mantenimiento de redes domésticas menospreciados y suprimidos por m1s10neros que deseaban salvar sus almas
de índole cooperativa y no corresidencial (1974: 127). pero no sus tierras y libertades (Ribeiro, 1971; Walker, 1972). '
Estos ataques genocidas y etnocidas no se limitaron a las Américas.
A una mujer se le puede privar de las prestaciones sociales tan pronto 1'.am~ién se llevaron a ·cabo en Australia, en las islas del Pacífico y en
como su marido se licencia del ejército, regresa a casa de la cárcel o se casa. S.i beria. No se trata . sólo de acontecimientos que ocurrieron hace mucho
Así, «las mujeres acaban por comprender que las prestaciones sociales y los tiempo Y que ya no se pueden remediar. Porque todavía continúan en la
lazos con las redes de parentesco les proporcionan, a ellas y a sus hijos, remota inmensidad de la cuenca amazónica y en otras regiones de América
mayor seguridad» (Stack, 1974: 113). de.l Sur en ~as que los últimos pueblos organizados en bandas y aldeas libres
e mdepend1en~es han sido arrinconados por la expansión despiadada de co-
lonos, comerciantes, compañías petroleras, maestros, rancheros y misio-
El destino de las bandas y aldeas preestatales neros (Bodley, 1975; Davis, 1977).
La trágica situación de los indios aché del Paraguay oriental es un caso
La multiplicidad de problemas asociados a las sociedades complejas de per~inen.te. Como ha documentado Mark Munzel (1973), estos grupos de
nivel estatal, y en especial a la industrialización, la urbanización y la lla- nat~v?s mdependientes son sistemáticamente cazados, acorralados y forzados
mada «modernización», plantea como cuestión de prioridad urgente el de- a vivir en .~equeñas reservas para dejar espacio a los rancheros y agriculto-
recho de las culturas tradicionales a que no se les fuerce a cambiar su re~. Los nmos aché son separados de sus padres y vendidos a colonos como
estilo de vida si no lo desean. Los grupos que más tienen que perder con cnados. Los cazadores de hombres disparan contra todo aquel que muestre
la modernización son los cazadores-recolectores y horticultores aldeanos que algún signo de resistencia, violan a las mujeres y venden a los niños. E n
aún perviven. Tal como se explicó en el capítulo 17, la trayectoria de las marzo y abril de 1972, unos 171 achés «salvajes» fueron capturados y
Introducción a la antropología general Pobreza y cambio cultural 407
406
llevados a la reserva aché donde se sabía que hacía estragos una epidemia de tema tradicional de agricultura de subsistencia para probar con un cultivo
gripe. En julio, murieron 55 achés en la reserv~. Munzel. co~cluye (1973: comercializable.
56): «Llevar allí, en aquel momento, un gran n~mero de md1~s ~e la selva Como ilustra el caso de San Pedro, los valores y organizaciones tradi-
sin prever sus necesidades sanitarias, era un asesinato en .masa mduecto.» cionales pueden en realidad encerrar fuerzas ocultas que confieren ventajas
Como señala Gerald Weiss, las últimas culturas «ttlbales» que quedan competitivas sobre otros grupos subordinados que también tratan de mejo-
se localizan en las regiones remotas de países en desarrollo que a menudo rar su destino . Mucho depende de la mezcla de condiciones infraestrudura-
consideran la supervivencia de estos pueblos independientes como una ame- les y estructurales locales, nacionales e incluso internacionales. Así, el éxito
naza a su unidad nacional. de San Pedro fue posible por la combinación de su tradicional inclinación
a ahorrar, emplear mano de obra familiar y trabajar d uro, con la existencia
Las últimas culturas tribales se encuentran en grave peligro. Cuando ~hayan
desaparecido, nunca volveremos a ver otras iguales. Las ~ultura~ ~statales no
de carreteras, escuelas y mercados, y la seguridad política que le confería
industrializadas han hecho frente común con los estados mdustnalizados para a la comunidad su gran tamaño.
eliminarlas. La razón de esto radica en la naturaleza contrapuesta de las Entre los pobres de la ciudad, la contrapartida de la «imagen de la
culturas estatales y tribales: las primeras son más grandes, más poderosas Y limitación de lo bueno» es la cultura de la pobreza. Este concepto se centra
expansionistas. A las culturas tribales, que repres~ntan una forma c~ltural más en los valores y las tradiciones de los pobres urbanos como explicación de
antigua, se las califica para denigrarlas de «salva¡es» y se las considera. co~o
un anacronismo en el «mundo moderno». Las culturas estatales han e¡erc1do
la pobreza. Sin embargo, muchos de los valores de la cultura de la pobreza,
su poder repartiéndose toda la tierra de este planeta... Esto es verdad ~anto como el recelo ante la autoridad, el consumismo y la imprevisión también
para el Tercer Mundo, donde se realizan esfuerzos concert~dos para. destruir los se hallan en la clase media y en la economía inflacionista de Estados Unidos
últimos vestigios del tribalismo como amenaza a la unidad nacional, como en su totalidad. Además, para comprender la ac titud de los pobres urbanos
lo ha sido para el mundo occidental (1977: 89). hacia el trabajo, es necesario considerar la naturaleza tediosa e ingrata del
trabajo que deben realizar. Como demuestra Tally's Corner, para la mayoría
Weiss arguye que es probable, pero no in~vi~able , que ninguna de Jas de los jóvenes de color pobres resulta poco realista creer en la posibilidad
sociedades «tribales» sobreviva. Sin embargo, insiste en que los antropolo-
de alcanzar un status de clase media trabajando en empleos degradantes.
gos no deben ser derrotistas y deben esforzarse para que esto no suceda :
La falta de pertinencia del énfasis que la gente otorga al valor del
Nino-ún biólogo afirmaría que la evolución en el reino orgánico hace nec~saria trabajo para comprender la génesis de la pobreza puede apreciarse en el
o d~seable la desaparición de las formas más antiguas; ?ºr tanto, nm~n caso de Squid Cove. Los habitantes de Terranova son mundialmente céle-
antropólogo debe contentarse con ser un observador pasivo ante la extin- bres por su ética de trabajo; sin embargo, cuando la mecanización y el
ción del Mundo Tribal (1977: 891). agotamiento de los recursos les dejó sin empleos fijos, no tuvieron otra
alterna tiva que aceptar la seguridad social.
La relación entre valores de la clase media y éxito económico y social
Resumen también se aclara en el" caso de los navajos en Denver. Los varones navajos
con fuertes valores .de clase media tienen la misma probabilidad de ocupar
El subdesarrollo y la pobreza no se pueden atribuir p7incipalmen.te a los buenos puestos de trabajo que aquellos que manifiestan valores propios de
valores y otros componentes su~erestructurales. d~ l~s, sistemas soc10cultu: la cultura de la pobreza. Por lo demás, los navajos con una fuerte orienta-
rales . Entre los campesinos, la «Imagen de la hm1tac10~ de lo bueno» esta ción hacia el fu turo y un mayor impulso de logros se emborrachaban y eran
muy difundida. Sin embargo, también hay valores y acutu?es opuestos que detenidos más a menudo.
conducen a innovaciones bajo condiciones estructurales e i~fr~est:~cturales No siempre se puede suponer que la embriaguez, las reyertas y la ocio-
apropiadas. En Tzintzuntzan, pese a la «imagen de la ltm1tac10n de .lo sidad son conductas desviadas . Pueden representar adaptaciones racionales
bueno» los hombres luchaban por conseguir la oportunidad de traba¡a r a situaciones de fustración a las que algunas culturas otorgan recompensas
como j~rnalerós emigrantes, y tanto los hombre~ como las mujeres se em· positivas . Esto se pone de manifiesto en el caso de los jóvenes «guerreros
barcaron en una serie de desafortunados experimentos para el desarrollo de fin de semana» de Truk, que se dedicaban a beber y alborotar como
con la esperanza de mejorar sus vidas . . _ desahogo de fustraciones que antes se descargaban en la guerra.
El caso del experimento del sisal en el Nordeste brasile!lo lleva ~ ~na Volviendo a las causas de la pobreza en Estados Unidos, el predominio
conclusión similar. Aunque se puede describir a los campesmos brasilenos de la organización matrifocal en los Flats muestra la naturaleza esencial-
como seres recelosos, desconfiados y poco dispuestos a cooperar, esto 1:1º mente adaptativa de las subculturas de los pobres de la ciudad. La matri-
les impidió ser crédulos, miopes y demasiado sumisos al abandonar su sis- focalidad no es la causa de la pobreza, sino una consecuencia de factores
408 Introducción a Ja antropología general Capítulo 21
como el desempleo masculino y las regulaciones sociales que, ha.cen de las VARIEDADES DE EXPERIENCIA RELIGIOSA
mujeres el cuerpo de la casa y de los hombres el soporte econom1co. .
Ante la multiplicidad de problemas asociados a los proceso~ ~~ ca~b10
cultural y la falsedad de gran parte de lo que aparenta ser «c1v1lizac1on»,
no hay que pasar por alto la difícil situación de las sociedades d,e ban?a.s
y aldeas preestatales que aún quedan. P ara gentes como los ache, la civi-
lización y la modernización suponen la esclavitud, la enfermedad y la po-
breza.

En este capítulo el foco de nuestra investigación se desplaza de la estructura


a la superestructura. En él se examinan aspectos generales de las ideas
culturalmente pautadas que, convencionalmente se denominan religión, mito
y magia. También se estudian las pautas de conducta llamadas ritual y que
pretenden mediar entre seres humanos y fuerzas naturales, por una parte, y seres
y fuerzas sobrenaturales, por otra. Este capítulo es, sobre todo, descriptivo.
Define conceptos básicos, tales como religión y magia, y expone los tipos
básicos de organizaciones y rituales religiosos. Las teorías que tratan de explicar
las modalidades de la experiencia religiosa se presentarán en el capítulo siguiente.

El animismo
¿Qué es la religión? El primer i ntento antropológico d e definirla fue
el de E. B. Tylor. Para T ylor, la esencia de la creencia religiosa era la
idea de «dios». Probablemente, la mayoría de los occidentales todavía
considera tal creencia como un ingrediente esencial de su propia concep-
ción de lo que constituye la religión. Sin embargo, la época victoriana en
la que Tylor vivió tendía a considerar la religión en términos todavía más
restringidos, limitando a menudo el concepto al cristianismo. Las creen-
cias en dios de otros pueblos se relegaban al reino de la «superstición>>
y «el paganismo». La principal aportación de T ylor fue demostrar que el
concepto judeo-cristiano de Dios era esencialmente similar a las creencias
sobre seres sobrenaturales halladas en todo el mundo.
Tylor in tentó, con considerable éxito, poner de relieve que la idea
de dios era una elaboración del concepto de «alma». En su libro h imitive
Culture (187 1), demostró que la creencia en «la doctrina de las almas»,
409
410 Introducción a Ja antropología general Variedades de experiencia religiosa 411

a la que llamó animismo, está presente hasta cierto punto y de una u otra comer alimentos reales y permanece, así, eternamente hambrienta. Ni que
forma en todas las sociedades. El animismo es la creencia de que dentro decir tiene que los jívaros no aguardan con ansia esta experiencia. Des-
del cuerpo tangible, visible, ordinario hay un ser normalmente invisible e pués que el alma verdadera ha revivido toda la vida de su poseedor fa-
intangible: el alma. En todo el mundo se cree que las almas se aparecen llecido, se inicia la segunda fase. Se convierte entonces en un demonio
en los sueños, trances, visiones, sombras y reflejos y que intervienen en que vaga por el bosque, solitario y hambriento. La segunda fase dura el
los desmayos, la pérdida del conocimiento, el nacimiento y la muerte. equivalente a otra vida . El alma verdadera vuelve a morir y entra en su
Tylor razonaba que la idea básica de alma se ha debido inventar para ex- tercera fase. Se convierte en un wampang, una especie de mariposa gigante,
plicar todos estos fenómenos enigmáticos. Una vez establecida, la idea a la que de cuando en cuando se ve revolotear de un lado para otro. Los
básica de alma fue embellecida, dando lugar finalmente a toda una varie- vivos tratan de alimentarla porque también está eternamente hambrienta.
dad de seres sobrenaturales, incluidas las almas de los animales, planeas y En su cuarta y última fase, el alma verdadera se transforma en niebla.
objetos materiales, así como los dioses, demonios, espíritus, diablos, es-
pectros, santos, hadas, duendes, gnomos, ángeles, etcétera. Después de un período de tiempo de cuya duración los jívaros no están segu-
Los antropólogos del siglo xx han criticado a Tylor por su sugerencia ros, las alas del wampang son finalmente dañadas por gotas de lluvias al atra-
vesar revoloteando una tormenta y cae para morir en el suelo. El alma verdade-
de que el animismo surgió sencillamente como consecuencia del intento
ra se convierte entonces en vapor de agua entre la lluvia que cae. Se cree que
de comprender fenómenos humanos y naturales enigmáticos. Como otros todas las nieblas y nubes son la última forma que adoptan las almas verda-
aspectos de la superestructura, la religión cumple una gran diversidad de deras. El alma verdadera ya no sufre más transformaciones y persiste eterna-
funciones económicas, políticas y psicológicas. mente en forma de niebla (Harner, 1972b: 151 ).
Otra crítica importante al énfasis de Tylor en la función de resolver
enigmas de la religión atañe al papel de las alucinaciones en la formación Ningún jívaro nace con la segunda alma, la arutam. Hay que adqui-
de las creencias religiosas. Durante los trances provocados por drogas y rirla. Todos los hombres, y en ocasiones algunas mujeres, tratan de adqui-
otras formas de experiencia alucinatoria, la gente «Ve» y «oye» cosas ex- rir una. El poseedor de una arutam experimenta gran poder y no puede
traordinarias que parecen más «reales» que las personas y animales or- ser matado. Para obtener una arutam hay que ayunar, bañarse en una
dinarios. Cabe argüir, por tanto, que las teorías animistas no son intentos cascada sagrada y beber agua de tabaco o el jugo de una planta que con-
intelectuales de explicar trances y sueños, sino expresiones directas de tiene la sustancia alucinógena datura. La arutam surge de las profundida-
experiencias psicológicas de carácter extraordinario. Sin embargo, no se des del bosque én forma de un par de jaguares gigantes o un par de enor-
puede negar que la religión y la doctrina de las almas también cumplen mes serpientes que ruedan sin cesar hacia el buscador de un alma. Cuan-
la fu nción de proporcionar respues tas a las preguntas fundamentales so- do se aproxima la aparición, el aterrorizado buscador de un alma debe
bre el significado de la vida y la muerte y las causas de los acontecimientos. correr hacia ella y tocarla. Si esto se consigue, el alma arutam penetrará
en su cuerpo mientras duerme, alojándose en su pecho. La gente que po-
see un alma arutam es diferente de otros hombres y mujeres. Hablan y
Las tres almas de los jívaros actúan con gran seguridad y sienten un deseo irresistible de matar a sus
enemigos. Los gran.des guerreros y otros individuos excepcionalmente po-
Aunque hay algunas creencias anim1stas universales, cada cultura tie- deros9s pueden poseer simultáneamente más de un alma arutam. Por des-
ne sus propios seres animistas distintivos y su elaboración específica del gracia, el alma arutam no puede ser una posesión permanente. El alma aru-
concepto de alma. Algunas culturas insisten en que la gente tiene dos o tam abandona su morada temporal justo antes de que su poseedor mate
más almas, y otras creen que algunos individuos tienen más almas que a alguien. Finalmente, mientras vaga por el bosque, será capturada por
otros. Los jívaros del este del Ecuador reconocen tres tipos de almas: otros buscadores de almas lo suficientemente valientes como para tocarla.
una ordinaria o «verdadera», un alma arutam y un alma muisak (H arner, El tercer alma de los jívaros es la muisak, el alma vengadora. La mui-
1972b). sak sólo aparece cuando la persona que antes poseía un alma arutam es
Los jívaros creen que el alma verdadera está presente desde el naci- muerta por sus enemigos. La muisak se desarrolla dentro de la cabeza de
miento dentro de todos los jívaros vivos, sean varones o hembras. Con la víctima, de la cual trata de escapar para atacar a su asesino. Para im-
la muerte, esta alma abandona el cuerpo y experimenta una serie de cam- pedir esto lo mejor es cortar la cabeza de la víctima, «reducirla» y lle-
bios. Durante la primera fase de su vida de ultra tumba, las verdaderas varla a casa. Si se maneja adecuadamente en diversos rituales y danzas, la
almas regresan al lugar de nacimiento del cuerpo y reviven su vida ante- muisak puede hacer al asesino fuerte y feliz. Después que la muisak se ha
rior en una forma invisible . La pri ncipal diferencia entre las dos existen- usado en provecho del asesino, se celebra un ritual para devolverla a su
cias consiste en que, después de la muerte, el alma verdadera no puede aldea de procedencia . Para ello, las mujeres cantan esta canción:
Variedades de experiencia religiosa 413
412 Introducción a la antropología general
los espíritus siempre están presentes, proveer a los antepasados fallecidos de
Ahora, ahora, vuelve a la casa en la que viviste.
Tu esposa está allí, llamándote desde tu casa.
alimento y bebida no tiene por qué ser necesariamente natural o sobrena-
Has venido aquí para hacernos felices. tural. La cultura puede carecer de las categorías emic «natural» y «sobre-
Finalmente hemos acabado. natural». Asimismo, cuando un chamán sopla humo sobre un paciente y ex-
Vuelve, pues (Harner, 1972b: 146). trae triunfalmente un pedazo de hueso supuestamente introducido en él -por
un enemigo, la pregunta de si la actuación es natural o sobrenatural p uede
carecer de significado emic.
Animatismo y mana Cuando escri be sobre los gururumba de las tierras altas de Nueva Gui-
nea occidental, Philip Newman señala que «tienen una serie de creencias
La definición dada por Tylor de la religión como amm1sm_g pro~to se que postulan la existencia de entidades y fuerzas que nosotros llamaríamos
consideró demasiado estrecna:-como ha indicado Robert Marett (1914), sobrenaturales». No obstante, el contraste entre lo natural y lo sobrenatural
cuando la gente atribuye propiedades vitales a rocas, vasijas, tormentas y no es pertinente, desde el punto de vista emic, para los mismos gururumba:
volcanes no cree, forzosamente, que las almas son la causa de la conducta
vital de estos objetos. De ahí que resulte necesario distinguir el concepto de Hay que decir. .. que nuestro uso de la noción de «Sobrenatural» no corres-
una fuerza sobrenatural que no deriva su efecto de las almas. Marett acuñó ponde a ningún concepto gururumba: éstos no dividen el mundo en una parte
el término animatismo para designar la creencia en estas fuerzas que no natural y otra sobrenatural. Algunas entidades, fuerzas y procesos deben ser
cont.rolados en parte mediante lusu, un término que denota rituales relacionados
son almas. La posesión de una fuerza animatista concentrada puede d ar a
con el crecimiento, la curación o la estimulación de la fuerza, mientras que
algunos objetos, animales y personas poderes extraordinarios ~n­ otros rara vez necesitan ser controlados de esta manera ... Sin embargo, lusu no
tes del poder proveniente de las almas y los dioses . Marett introdujo el
e
térmmo mela nesio mana _Q.ara designar esta forma concentrada de poder
animatista. Así, una azuela que hace tallas intrincadas, un anzuelo que cap-
contrasta con ningún término que designe un campo de control en el que la
naturaleza de los controles d ifiere de lusu. Por consiguiente, lusu forma parte
sencillamente de todas las técnicas de control, y lo que controla forma parte de
tura peces de gran tamaño, una maza que mata a muchos enemigos o la todas las cosas que requieren un control humano (Newman, 1965: 83 ).
pata de un conejo que trae «buena suerte» tienen mucho mana. También se
puede decir que la gente tiene más o menos mana. Un escultor cuyas tallas
son especialmen te complicadas y hermosas posee mana, mientras que un Lo sagrado y lo· profano
guerrero capturado por su enemigo evidentemente ha perdido el suyo.
En su sentido más amplio, mana simplemente indica creencia en una Algunos antropólogos han sugerido que el verdadero rasgo definidor
fuerza poderosa . Numerosas relaciones vernáculas normalmente no recono- de una creencia o práctica religiosa es el estado emocional del participante.
cidas como creencias religiosas en las culturas occidentales pueden conside- Robert R. Marett, Alexander Goldenweiser y Robert Lowie buscaron la
rarse como mana. Por ejemplo, muchos millones de personas consumen esencia de la religión en la «experiencia religiosa». Lowie (1948: 339)
píldoras de vitaminas con la esperanza de que tendrán un efecto poderoso caracterizó esta experiencia como de «asombro y temor», una sensación de
sobre su salud y bienestar. Se dice que los jabones y detergentes limpian estar en presencia de algo extraordinario, misterioso, sagrado, santo, divino.
gracias a su «poder de limpieza»; la gasolina proporciona a los motores Lowie llegó incluso ·a sostener que las creencias sobre los dioses y las almas
«poder de arranque» o «poder de avanzar»; los vendedores son apreciados no eran religiosas si se daba por supuesta la existencia de estos
por su «poder de venta»; y se dice que los políticos tienen carisma o «poder seres y si, al contemplarlos, el individuo no experimentaba temor o asombro.
de ganar votos». Algunas personas creen fervientemente que tienen «suerte» El teórico que más contribuyó a esta manera de concebir la religión fue
o «mala suerte», lo que se podría traducir como una creencia en el control Emile Durkheim . Como muchos otros, D urkheim propuso que la esencia
de cantidades variables de mana. de la creencia religiosa consistía en que evocaba un sentimiento misterioso
de comunión con un ámbito de lo sagrado. Todas las sociedades tienen sus
creencias, símbolos y rituales sagrados que se oponen a los acontecimientos
Lo natural y lo sobrenatural ordinarios o profanos. La aportación distintiva de Durkheim fue relacionar
el ámbito de lo sagrado con el control que ejercen la sociedad y la cultura
Una manera de impedir que la definición de religión se haga tan amplia sobre la conciencia de cada individuo. Cuando la gente cree estar en comu-
que abarque prácticamente todas las creencias consiste en distinguir entre nión con fuerzas ocultas y misteriosas y seres sobrenaturales, lo que en
seres y fuerzas sobrenaturales y naturales. Sin embargo, hay que subrayar realidad experimenta es la fuerza de la vida social. Para Durkheim, la
que pocas culturas dividen clara y oportunamente sus creencias en catego- esencia del ser humano era nacer dentro y estar sostenido por la sociedad
rías naturales y sobrenaturales. En una cultura en la que la gen te cree que
414 Introducción a la antropología general Variedades de experiencia religiosa 415

y la cultura. En nuestro temor a lo sagrado expresamos nuestra depen- O tra parte importante del esquema de Frazer es su intento de distinguir
dencia de la sociedad en forma simbólica. Así, según Durkheim, la idea de la magia de la ciencia . Sostenía que la actitud del mago era exactamente
«dios» sólo es una forma del culto a la sociedad. la del científico . El mago y el científico creen que si se hace A bajo un con-
Es probable que todas las culturas establezcan una distinción entre los junto apropiado de condiciones, entonces se seguirá B, prescindiendo de
ámbitos sagrado y profano y que la idea durkheimiana de que lo sagrado quién sea el practicante o de cuál pueda ser la actitud hacia el resultado : Se
representa el culto a la vida colectiva contenga algún elemento de verdad. cree que arrojar al fuego un trozo de uña de la pretendida víctima o cla.var
Como veremos en el capítulo siguiente, la capacidad de apelar al carácter alfileres en un muñeco efigie obtienen sus resultados con la certeza auto-
sagrado de algunas creencias y costumbres tiene gran valor práctico para mática característica del disparo de una flecha con un arco o el corte de un
reducir la disensión, imponer la conformidad y resolver las ambigüedades árbol con un hacha. Frazer reconoció que si ésta fuera la esencia de la dis-
(cf. Rappaport, 1971a, b). tinción entre magia y religión, entonces, poco se diferenciaría la magia de
la ciencia . De hecho calificó a la magia de «falsa ciencia» y postuló una
secuencia evolutiva universal en la que la magia, con su interés por· las
Magia y religión relaciones de causa y efecto, dio lugar a la ciencia, mientras que la religión
evolucionó siguiendo líneas completamente independientes .
Sir James Frazer trató de definir la religión en su famoso libro The Gol- El esquema de Frazer no ha resistido la prueba del trabajo de campo.
den Bough. Para Frazer, el que una creencia concreta fuera o no religiosa Las actitudes con las que los temerosos magos dobuanos se deshacen de
dependía del grado en que los participantes creían poder lograr que una las uñas y los confiados sacerdotes zuñís agitan la cer veza de yuca para
entidad o fuerza obedeciera sus órdenes. Si la actitud de los participantes provocar lluvias no se ajustan a los nítidos compartimentos de Frazer.
era de incertidumbre y humildad, si se inclinaban a suplicar y pedir favores La conducta humana se revela como una compleja mezcla en la que el
y concesiones, entonces sus creencias y acciones eran esencialmente religio- temor y la admiración, el aburrimiento y la diversión, el poder y la impoten-
sas. Si pensaban que controlaban las entidades y fuerzas que rigen los acon- cia, todos están presentes al mismo tiempo.
tecimientos, no dudaban del resultado y no experimentaban ninguna nece- Probablemente, lo que regula el grado de ansiedad y súplica asociados
sidad de suplicar con humildad, entonces sus prácticas y creencias eran a cualquier secuencia de conducta es más la importancia del resultado para
ejemplos no tanto de religión como de magia. los participantes que su filosofía de la causa y el efecto. Nuestro conoci-
Frazer consideraba la oración como la esencia del ritual religioso. Ahora miento del estado psicológico interno de los sacerdotes, magos, chamanes
bien, las oraciones no siempre se recitan· en tono de súplica . Por ejemplo, y científicos es demasiado precario para hacer declaraciones firmes en este
las oraciones entre los navajos deben recitarse al píe de la letra para ser campo.
eficaces . Sin embargo, los navajos no esperan que las or aciones recitadas al
pie de la letra siempre den resultado . Así, es difícil trazar una línea separa-
toria entre oraciones y «hechizos mágicos». Por supuesto, no hay que tomar La organización de las creencias y prácticas religiosas
la súplica como característica de la comunicación verbal entre la gente y
sus dioses. Como indicó Ruth Benedict (1938: 640 ), «la adulación, el so- Como acabamos de ver, en las creencias y rituales religiosos intervie-
nen una gran variedad de pensamientos, sentimientos y prácticas. No obs-
borno y el fraude son medios frecuentes de influir en lo sobrenatural». Así,
tante, en este campo, como en todos los demás, hay procesos ordenados.
los kai de Nueva Guinea timan a sus espíritus ancestrales como también lo
Una buena manera de empezar a comprender la diversidad de los fenóme-
hacen entre sí; algunas culturas intentan burlar a los espíritus mintiéndoles . nos religiosos es investigar si hay creencias y prácticas asociadas a niveles
Los tsimshian de la costa canadiense del Pacífico golpean el suelo con los concretos de desarrollo político y económico.
pies, amenazan al cielo con sus puños y llaman a sus dioses «esclavos», en Anthony F . C. Wallace (1966) ha distinguido cuatro variedades prin-
tono de reproche. Los manus del archipiélago Birmarck guardan los cráneos cipales de «cultos» religiosos, es decir, formas de organización de las doctri-
de sus antepasados en una esquina de la casa y hacen todo lo posible par a nas y actividades religiosas, que tiene grandes implicaciones evolutivas . Las
complacer al «Señor Espíritu» . Ahora bien, si una persona cae enferma, cuatro principales formas son: (1) cultos individualistas, (2) cultos chama-
los manus pueden amenazar airadamente al Señor Espíritu con echarle de nistas, (3) cultos comunitarios y (4) cultos eclesiásticos, definidos de la si-
la casa. Esto es lo que dicen: µu iente manera:

Como muera este hombre te quedas sin casa. Sólo podrás vagar por las orillas 1. Cultos individualistas.-La forma más básica de la vida religiosa
de la isla (usadas para fines excretorios) (Fortune, 1965: 216). implica creencias y rituales individualistas (pero culturalmente pautados).
416 Introducción a la antropología general Variedades de experiencia religiosa 417

1'oda persona es un especialista; cada individuo entabla relación con seres Creencias y rituales individualistas: los esquimales
y fuerzas anin1istas y aniinatistas en cuanto experin1enta personaltnente la
necesidad de control y protección. Podría1nos calíficar a este tipo de culto El individualis1no de gran parte de las creencias y tituales esquí111alcs
de un «hágalo usted inis1no» en el terreno de lo religioso. es paralelo al individualís1no de su n1odo de producción. Solos o en peque-
ños grupos, los cazadores n1iden su ingenio con la astucia y fuerza de ~la
2. Cultos cha111anistas.-Con10 indica WalJace, ninguna cultura cono- presa anitnal y hacen frente a los peligros de viajar sobre el hielo y ª'la
an1enaza de torn1cntas y noches que duran n1eses. ]~J cazador esquitnal esta-
cida por la antropología tiene una religión totaln1ente individualista, aun-
ba equipado con un conjunto ingenioso de artefactos tecnológicos que, por
que los esquí1nales y otros cazadores y recolectores se inclinan fuerten1entc
sí solos, hacían posible la vida en el Artico. Pero el resultado de la lucha
en esta dirección. 'l'odas las sociedades conocidas ta1nbién n1uestran, cuan-
diaria era dudoso. Desde el punto de vista de los esquimales, no bastaba
do inenos, el nivel chcunanista de especialización religiosa. El térn1ino con estar bien equipado con anteojos para la nieve, parkas de piel, tran1-
chamán proviene de la palabra usada por los pueblos de habla tungús de pas con resorte <le hueso, puntas dentadas y desn1ontablcs para arpones
Siberia para designar al especialista relígioso con dedicación a tien1po par- y poderosos arcos con1puestos. 'fa111bién había que estar equipado para
cial, a quien se consulta en 1non1enros de tensión y ansiedad. Sin e1nbargo, niancjar a los espíritus y fuerzas invisibles que acechan por doquier en la
en aplicaciones transculturales, el ténnino chanián puede referirse a indi- naturaleza y que) si se les ofende o no se les evita con10 es debido, podrían
viduos que actúan con10 adivinos, curanderos, n1édíun1s espiritistas y 1na- reducir al n1ejor cazador a un pobre han1bríento. Era necesario un esfuerzo
gos para otras personas a ca1nbío de regalos, honorarios, prestigio y poder. de vigilancia individual para tratar con al1nas hun1anas y anin1alcs erran-
tes, espíritus locales, Scdna (el Guardián de los Animales Marinos), el Sol,
3. Cultos conzunitarios.-En un nivel más complejo de la econon1ía la Luna y el Espíritu del Aire (\Xlallace, 1966: 89). Parte del equipo de
política) las formas co1nunitarias de creencias y prácticas se vuelven 111ás cada cazador consistía en su canción de caza (una con1binación de canto,
elaboradas. Grupos de no especialistas organizados en térn1inos de grados oración y fórn1ula n1ágica), que heredaba de su padre o de los hern1anos de
de edad, sociedades de hombres, clanes o linajes asumen la responsabilidad su padte o que con1praba a algún fan1oso cazador o chan1án. La cantaba en
de celebrar, regular u ocasionaln1ente, rituales considerados esenciales para voz baja n1icntras se preparaba para las actividades del día. Alrededor de
su propio bienestar o para la supervivencia de la sociedad. Aunque los su cuello llevaba una pequeña bolsa llena de din1ínutas esculturas ani1nales,
rituales con1unitarios pueden en1plear especialistas tales co1no chamanes, trozos de garras y piel, guijarros, insectos y otros artículos, cada uno de
los cuales correspondía a algún Espíritu Ayudante con el que 1nantenía
oradores, danzantes y músicos muy diestros, una vez finalizada la celebra-
una relación especial. A ca1nbío de la protección y el éxito en la caza que
ción ritual, los participantes vuelven a sus rutinas diarias. No hay especialis-
le concedían sus Espíritus Ayudantes, el cazador tenía que observar ciettos
tas religiosos con dedicación plena.
tabúes, abstenerse de cazar o co1net algunas especies o evitar dcter1ninados
lugares. Un cazador nunca debe dorn1ir fuera sobre la nieve. 'I'odas las
4. Los cultos eclesiásticos.-El nivel eclesiástico de organizac1on re- tardes debe volver a tierra finne o al antiguo hielo sólido que está a cierta
ligiosa implica un sacerdocio o clero profesional con dedicación plena, Estos distancia del n1ar abierto, puesto que al Espíritu del Mar no le gusta que sus
profesionales fortnan una burocracia que inonopoliza la celebración de criaturas huelan a seres hun1anos 1nientras no cazan (Rasn1usscn, 1929: 76).
ciertos ritos en no1nbre de individuos, grupos y la sociedad entera. Norn1al- Tan1bién hay que tener cuidado en no cocinar n1an1Íferos de tierra y niar
n1ente las burocracias eclesiásticas están estrechan1ente asociadas a siste- en la niísn1a olla; hay que colocar agua dulce en h1 boca de los nian1íferos
111as políticos de nivel estatal. En la mayoría de los casos, los líderes de la inarinos recién 111atados y grasa en la de los n1an1íferos terrestres (Wallace,
jerarquía eclesiástica son inie1nbros de la clase dirigente y, en algunos casos, 1966: 90). Adviértase que algunas de estas «supersticiones» podían 1niti-
no se pueden distinguir las jerarquías política y eclesiástica de un Estado. gar stress psicológicos o tener un valor práctico para la caza o algún otro
aspecto de la vida esquii11al. Por ejen1plo, el no dorn1ir fuera sobre el hielo
Wallace señala que las forn1as individualista, chamanista, comunitaria y es una precaución de seguridad.
eclesiástica de creencias y rituales forn1an una escala. Es decir, cada uno de
los niveles n1ás complejos con1prende las creencias y prácticas de todos los
niveles inenos con1plejos. Por consiguiente, en las sociedades con cultos La organización de las creencias y rituales individualistas
eclesiásticos existen tan1bién cultos con1unitarios y cha1nanistas, así con10
creencias y rituales estricta1nente individualistas. En Jos siguientes apar- Desde una perspectiva transcultural, es evidente que las creencias y
tados se presentarán eje1nplos de cada una de estas for111as de religión. prácticas religiosas sie1npre 1nuestran una fuerte organización cultural. Los
418 Introducción a la antropología general
Variedades de experiencia religiosa ,¡ ¡ •1
ho1nbres que «hacen» su propia religión nunca inventan la mayor parte de
sus religiones ..Esto es verdad incluso bajo la influ~ncia de las drogas, dura~­ (el cuatro era el nún1ero sagrado de los nativos de Nortean1érica). (5) Pr,\i-
te estados de trance y en suefios y visiones. Por e¡einplo, una for1~1a ~: reh- tican1ente a todas las visiones aco1npañaba la adquisición de una canci1:'ii1
aíón individualista frecuente en A1nérica del Norte y del Sur 1n1p11ca la sagrada. (4) Los espíritus an1istosos en Ja visión adoptaban al joven. (_5) Los
~dquisición de un espíritu guardián personal. o un p1:otector sobrena.tur~l. árboles o rocas a n1enudo se convertían en enen1igos que en 'Vnno
Nonnaln1ente este espíritu protector se adquiere ~·ned1ante una expe;·1enc1a disparaban contra los espítitus ínvulnerables. Lo\víe concluye:
visionaria provocada por ayuno, tortura voluntaria_? drog~: alucrnogcn~s.
La búsqueda de un alina aruta111 por parte de los Jovenes pvaros, des.ci:i/ta El ve y oye no siinplen1ente lo que cualquier ayunador, pongan1os por caso en
antes es una variante de este con1plejo tan difundido. Aunque cada v1s1o:i la Columbia Británica o en Sudáfrica, vería y oiría bajo condiciones sinlilares
aruta~11 es ligcran1ente diferente) todas siguen una pauta :in1i~ar. ~ de agota1niento fisiológico y bajo el iinpulso de deseos con1unes a todos los
hun1anos, sino lo que la tradición social de la tribu cro\v sugiere iinperiosan1ente
Para n1uchos nativos de América del Norte, la exper1enc1a central de (1948: 14).
la vida era tan1bién una visión alucinatoria. Los jóvenes necesitaban esta
experiencia alucinatoria para tener éxito en el an1or, la guerra, el robo de
caballos, el con1ercio y otras actividades ünportantes. De a~u.erdo cot~ s~ Los cultos chamanistas
código de valentía y resistencia personales, buscaban estas visiones pr1nc1-
pal1nente n1ediante la tortura voluntaria. . . , . . Los cha1nanes son individuos a quienes socíaln1ente se les reconoce
Por ejen1plo, los jóvenes cro\v que anhelaban la ~xper1enc1a v1s1onar1a capacidades especiales para entrar en contacto con seres espirituales y con-
de sus n1ayores, iban solos a las inontañas, se despo1aban de sus ropas Y trolar las fuerzas sobrenaturales. Todo el con1plejo chan1anista incluye algu-
se abstenían de con1er y beber. Si esto no bastaba, se cortaban una falange na fortna de experiencia de trance durante la cual se aun1entan los poderes
del dedo anular de la mano izquierda. Adiestrados desde la infancia en la
del chan1án. La fonna n1ás frecuente de trance cha1nánico es la posesíón 1
espera de tal visión) la 1nayoría de los buscadores cro\v de ,visiones t~~ían la invasión del cuerpo hun1ano por un dios o espíritu. El cha1nán entra en
éxito. Aparecía un búfalo, una serpiente, un pollo-halcon, un. P.~l.Jaro­ trance fu1nando tabaco, ingiriendo drogas) golpeando un tan1bor, danzan-
trueno) un enano o un extraño 1nisterioso; se revelaban acontec1n11entos do de fonna n1onótona o silnplen1ente cerrando los ojos y concentrándose.
milagrosos; y entonces estos seres extraños «adoptaban» al buscador de
El trance empieza con rigidez corporal, sudor y jadeos. Mientras está en
visiones y desaparecían. Cara-Rasgada, uno de los ínfo.r1nantes de Robert
trance) el chainán puede actuar con10 n1édítan 1 trans1nitiendo n1ensajes de
Lowie, oraba, así, al lucero del alba: ·
los antepasados. Con la ayuda de espíritus anüstosos, los chamanes predicen
Nieto de Ja anciana te doy esto (una falange). Dame algo bueno a cainbio ... acontecimientos futuros, descubren objetos perdidos, identifican la causa
un buen caballo ... 'una 1nujcr bondadosa ... una tienda propia para vivir en de la enfern1edad, prescriben curas y dan consejos a los clientes sobre có1110
ella (Lowie, 1948: 6). protegerse contra las intenciones 1nalvadas de los enemigos.
:E-lay una estrecha relación entte cultos cha1nanistas y búsqueda indi-
Lowie relata que después de cortarse la falange Cara-Rasgada vio a vidualista de visiones. Nonnalinente los cha1nanes son personalidades psi-
0
seis hombres montados a caballo. Uno de ellos le di¡o: «Has sido pobre, cológica1nente pted~spuestas a las experiencias alucinatorias. En culturas
por eso te daré lo que necesitas.» De repente) los árbole~ a su alrededor que usan libremente sustancias alucinógenas para penetrar los rnisterios del
se convirtieron en guerreros enen1igos que en1pezaron a disparar sobre ~?s otro mundo, 111ucha gente puede reivindicar un status cha1nánico ..Entre
seis jinetes. Los jinetes se alejaron, pero volvieron ilesos. El portavoz dljo los jívaros, uno de cada cuatro ho1nbres es charnán, puesto que el uso de
entonces a Cara-Rasgada: «Si quieres luchar contra toda la g:nte .en la plantas alucinógenas permite a casi todo el inundo alcanzar los estados de
tierra, haz co1no yo y podrás combatir durante tres o cuatro chas sin ser trance esenciales para la práctica del chamanismo (Harner, 1972b: 154). En
herido.» El enen1igo atacó de nuevo, pero el benefactor de Cara-Rasgada otras partes) llegar a ser charnán puede restringirse a personas propensas
los dertibó con una lanza. Según l,o\vÍe ( 194~: 6); «A ca u s.a de ,su b~?­ a tener alucinaciones auditivas y visuales.
dición, Cara-Rasgada golpeó y inató a t~n enenugo sin ser he1:ido. 1 an1b1en Una parte in1portante de la actuación cha1nanista en n1uchas regiones
obtuvo caballos y se casó con una tnu¡er bondadosa y traba1adora.~> del inundo consiste en sitnples trucos de ventriloquia, prestidigitación e
Aunque la visión de cada cro\v contenía algunos ele1nentos únicos) nor- ilusionismo. Por ejemplo, los chamanes de Siberia señalaban la llegada del
1naln1ente eran siinilares en los siguientes aspectos: ( 1) 1-Iabía alguna reve- espíritu posesor moviendo subrepticia1nente las pai-edes de una tienda a
lación de éxito futuro en la guerra, incursiones a caballo u otros actos ~e oscuras. En toda Suda1nérica la ceren1onia corriente de la cura cha1nánica
valentía. (2) Las visiones normalmente tenían lugar al final del cuarto dia implica la extracción de trocitos de hueso, guijarros, bichos y ottos objetos
extraños del cuerpo del paciente. No hay que considerar la práctica de estos
420 Introducción a la antropología general Vadedades de experiencia religiosa 421
trucos co1no prueba de que el cban1án tiene una actitud cínica o incrédula Hares cn.trando en una situación de se1nitrance provocada ingiriendo grnn··
hacia el resto de la actuación. La 111cnte hun1ana es plena1nente capaz de des cantidades de tabaco. Este es el relato clásico de Charles Waoley sobre
0
bloquear y con1partin1cntar la inforn1ación contradictoria o inoportuna re- la cura niediante vón1ito:
prin1íéndola a un plano inconsciente y 1nediante la racionalización («es un
truco, pero para su propio bien»; o «es un truco, pero funciona»). Salvo que la cnfennedad sea lo bastante grave para justificar un tratan1Íento
Aunque el trance forn1a parte del repertorio chan1anista en centenares in1nc<liato, los cban1anes sieinpre curan al anochecer. Un chan1án se aceÍ·ca a
de culturas, no es universal. Muchas culturas tienen especialistas con dedi- su. paciente y s~ pone en cuclillas cerca de la hainaca en que éste yace; su
cación a tie1npo parcial que no usan el trance, pero que diagnostican y pr;n1er. Acto ~s siempre encender su pipa. Cuando el paciente tiene fiebre 0 ha
ca1do 1nconsc1ente por la visión de un espíritu, el principal Jl)étodo de trata-
curan cnfcrn1edades, encuentran objetos perdidos, ptedicen el futuro y
inient~ es el 1nasaje. El chan)cÍn so!'la hu1no sobre todo el cuerpo del paciente;
confieren in111unidad en la guerra y éxito en el air1or. Se puede designar-a des!)ues sopla hun10 sobre sus propias inanes, escupe en ellas y aplica 1nasajes al
estas personas con no111bres tan diversos con10 1nagos, videntes) hechiceros, paciente lenta y finnen1cntc, sietDpre hacia las extre111idadcs del cuerpo. Muestra
doctores brujos, hon1bres n1édicos y curanderos. El co1nplejo chan1anista que cst~í exu·ayenclo una sustancia extraña 111ediante un rápido inoviiniento de
incluye todos estos roles. sus .1.11anos cuando llega al extre1no de un brazo o pierna.
Sin. e111bargo:, el n1éto~.º n1ás frecuente de cura consiste en extraer un obje.
to 1nal1gno succionando. El chainán se pone en cuclillas justo al lado de Ja ha·
El chamauismo tapirapé 1naca de su paciente y e111píeza a «con1er hun10», es decir, traga grandes
boc,anadas d~ hu1no de tabaco de su pipa. liace penetrar el hun10 hasta su
esto1.11ago aspirando profundan1ente; pronto se intoxica y le dan náuseas; vomi-
Los tapírapé, un pueblo aldeano del centro del Brasil, tienen un culto
ta v1olentan1en.tc hun10 de su estómago. Güne y adara su garganta igual que una
chan1a .. :<>La típico (Wagley, 1977). I...os chan1anes tapirapé obtienen sus persona que tiene náuseas pero no puede vonütar. Volviendo a succionar Jo
poderes de sueños en los que se encuenttan con seres espirituales que se que vo1nita, acuinula saliva en su boca.
convierten en ayudantes del cha1nán. Los sueños son provados por aln1as En me.dio de es.re proceso, se detiene varías veces para succionar el cuerpo
que abandonan el cuerpo y van de viaje. Los suefios frecuentes son un de su. paciente y, f1nalinentc, con un esfuerzo terrible, von1ita al suelo todo el
signo de talento chan1anísta. Los chan1anes 1naduros 1 con la ayuda de sus n1atenal acu111ulado. l)espués busca en esta porquería el objeto intruso que
espíritus fan1íliares, pueden convertirse en pájaros o lanzarse al aíre en ~la provocado la enfennedad. Nunca he visto a un chainán n1ostrar el objeto
«canoas» de calabaza, charlar con espíritus y.den1onios, o viajar hasta aldeas 1nu:uso a los· observadores. Norn)almente, en un tratainiento, el chain<Ín tapirapé
lejanas a través del tien1po. I-le aquí un relato de cón10 el chan1án Ikanan· repite este proceso de «coiner hu1no», succionando y vonlitando varias veces.
Cuan?o .un ho1nbrc de prestigio está enfenno, dos o incluso tres chamanes
co\vÍ adquirió sus poderes: curaran Juntos de esta 1nanera y el ruido de los vó1nitos violentos resuena en
toda la aldea (Waglcy, 1943: 73-74).
En su sueño [Ikananco,vi] se alejó hasta las orillas de un gran lago en la es·
pesura de la jungla. Allí oyó ladrar a perros y corrió en dirección al lugar
del que venía el ruido, hasta que se encontró con varios espíritus del bosque Por lo que respecta al uso tan difundido del tabaco en los rituales de los
pertenecientes al tipo llainado 1nunpí an.ká. Estaban desgarrando un 111urciélago an1ericanos nativos es interesante indicar que el tabaco contiene alcaloides
de un árbol co1no ali1nento. [Los espíritus] hablaron con lkananco\vÍ y le invi· alucinógenos y puede provocar visiones si se consu1nc en grandes cantí-
taran a volver a su aldea, que estaba situada en el lago. En la aldea vio pel'i- dades.
quitos y nnichos socó.. aves que criaban co1no aniinales do1nésticos. Tenían
varias ollas de kauí [gachas de avena] e invitaron a Ikananco\vi a co1ner con
ellos. El rehusó puesto que vio que habían hecho su kauí de sangre hun1ana. Cha111anes, brujería y caza de brujas
Ikananco\vi vio a un espíritu beber del kauí y von1itar sangre ininediatainente
después; el cha111án vio a un segundo espíritu beber de otra olla e in1nediata-
mente echar sangre por su ano. \Tio a los n1unpí anká v01nitar sus en- Sólo u1:a tenue línea separa a los chan1anes de los brujos. Con10 los
trañas y arrojadas al suelo, pero pronto se percató de que esto era sólo un chan1anes tienen el poder de curar 1 tan1bién tienen el poder de 1natar, Gran
truco; no 111urieron, puesto que tenían 1nás intestinos. Después de esta visita, pai:·~e de la actividad chan1ánica se centra en el probJen1a de identificar
los n1unpí anká llan1aron a Ikananco\vi padre y éste les llainó hijos; les visitaba quien es el responsable de las enfer1nedades y n1uertes que ocurren en ,,su
frecuenten1ente en sus suefios y siempre tuvo 111unpí anká cerca de él (\"Xlagley, ~:anda o aldea. ~01110 he indicado en el capítulo 16, los chan1ancs desen1pe-
1943: 66-67). 1u11'. un papel u11portante en el n1antenin1iento de la ley y el orden en
sociedades preestatalcs ct_1lpando de las desgracias a chivos expiatorios que
A n1enudo) se acude a los cha1nanes tapirapé para curar enfermedades pueden ser n1atados o condenados al ostracisn10 sin dañar la estructura de
Esto lo consiguen con la prestidigitación y la ayuda de sus espíritus fa1ni- la unidad social. Bajo condiciones de continua tensión provocada por derro-
Variedades de experiencia religiosa
422 Introducción a la antropología general
Los cultos co1nu11itarios
tas repetidas en la guerra 1 inundaciones, sequías o epíde111ias, la gente a
1nenudo pierde la fe en los chan1anes, decide que éstos son realrnente
brujos y los ejecuta. !~das las cu~tur?s ~ienen creencias y prácticas religiosas organizad.is
Con el desarrollo de formas eclesiásticas de religión y jerarquías buro- de.foun~ con1un1ta1:1ª· Incluso los esquimales tienen ritos con1unitarios.
cratizadas de sacerdotes, se tiende a considerar a los chan1anes que están ~ªJº el :nt~rrogatorio. de ~ha1nanes, esquin1ales asustados y enfernios con"
al n1argen de la estructura eclesiástica coino brujos y «n1agos» antisociales. fiesan pubhcan1ente violaciones de tabúes que han provocado su enfel·n1e-
Con10 sucede en las culturas organizadas en bandas y aldeas, las autorida- dad y que han puesto en peligro al resto de la comunidad.
des eclesiásticas y civiles establecidas encuentran conveni.ente culpar de las , ~ntre los a1nerícanos nativos de las llanuras occidentales había ritos
desgracias a chivos cspiatorios. De hecho, la urgencia de encontrar algún pubhcos anuales de autotortura y búsqueda de visiones conocidos con10 Ja
ser hun1ano al que se pueda culpar de la n1iseria, la enfennedad y la 1nuefte Danz~ del Sol. Bajo la dirección de líderes chamanes, los danzantes de'!
es 1nayor en las culturas estratificadas que en las igualitarias. La caza de s?1 se ataban a un poste con una cuetda pasada a través de un corte en su
piel. Observ~dos por el grupo reunido, daban vueltas o danzaban alrededor
brujas curnple la función de confundir a la gente respecto al grado en que
es explotada por una clase dirigente. L,as autoridades tratan de descubrir r
de~ .poste tiraban .d~ ~a cuerd~, ~asta que se desn1ayaban o su piel se des"
ga1iaba. Estas exh1b1c1ones publicas de resistencia y valentía forniaban
a sus brujas 1nediante técnicas que ellas n1isn1as controlan. De ahf el pre-
don1inio de técnicas tales con10 arrojar a las personas acusadas de brujerfa parte del fuerte complejo de pillaje y guerra que se desarrolló después de
la llegada de los europeos.
al agua para ver si se hunden o no, o adn1inistrar venenos a los acusados
para ver si los von1itan) o aplicarles hierros calientes para ver si se que1nan. Lo.s ri~os con1unit~rios se agrupan en dos grandes categorías: (1) ritos
Algunas sociedades que tienen jerarquías ecleshlsticas torturan a la gente d.e, so!tda1:idad Y (~) ritos de paso . .En los ritos de solidaddad, la participa-
cion en rituales publtcos de carácter dran1átíco tealza el sentido de identi-
hasta que confiesa que son brujas.
La Iglesia y el Estado en la Europa del Renacimiento (católica y pro- ~ad del grupo, coordina l~s acciones de sus nlietnbros individuales y prcpa-
la al grupo para una acción de cooperación inn1ediata o futura. Los ritos
testante) hicieron uso de la tortura con10 111edio de identificar a las brujas.
de paso celebran el 1noví.n1iento social de los individuos al entrar 0 salir de
Se creía que las brujas volaban por el aire para asistir a reuniones sen1anales
los grt;pos o status de llnportancia crítica tanto para ellos con10 para la
llan1adas aquelarres. Los inqu~sidores insistían no sólo en que cada bruja coniu~11c!~d. En ~od.o el niundo, los principales acontecimientos para la
confesara ser una bruja, sino tan1bién en que diera los non1bres de las celc~iacion de los ritos de paso son la reproducción, la inadurez, el 1natri·
den1ás personas que asistían al aquelarre. Negarse a confesar y dar los no1n- n1on10 y la muerte.
bres significaba que se haría volver al acusado una y otra vez a la cán1ara
de tortura. Los individuos que confesaban eran estrangulados antes de ser
quen1ados. Los prüneros en ser acusados eran 1nujeres y niños indefensos Ritos comunitarios de solidaridad: el totemismo
o sin hogar.
Inicialmente, nadie daba el nombre de miembros del clero o la . . ~~s ritos de solidaridad son frecuentes entre clanes y otros grupos de
nobleza poi· ten1or a set torturado hasta que se retractaba. Sin embargo) f~l~ac1on. Norn:ain1en.te estos grupos tienen non1bres y en1blenias que iclcn·
cuando los torturados en1pezaban a dar los no1nbres de individuos ii11por" tl~1can a los 1n1e1nbros del grupo y separan a unos grupos de otros. Predo-
tantes y protegidos, la «locura de las brujas» cesaba de repente, y los ;nrnan los no1nbres y en1ble1nas de anin1ales, pero ta1nbién se dan los de
inquisidores se inarchaban a la siguiente ciudad (Kephart) s.f.). F,n total, 1ns.ectos, pla.ntas Y. fenón1enos naturales tales con10 lluvia y nubes. Estos
alrededor de 500.000 personas n1urieron que1nadas durante los dos siglos ob1etos que 1dent1fican al grupo se Jlan1an tóten1s. Muchos tóteins -el oso
en que este sisteina estuvo en su apogeo (l-Iards, 1974b). el fruto del árbol del pan, el canguro- son especies útiles 0 comestibles'
Es probable que pocas de las personas ejecutadas tuvieran algún cono- Y a n1enudo hay una relación de filiación estipulada entre los niieinbro;
cimiento sobte las reuniones de las brujas. Como Michael Harner (1972a) del grupo Y su antepasad? totémico. A veces, los miembros del grupo deben
ha 1nostrado, algunos de los acusados se frotaban con un ungüento hecho ~~b:.re1:ersc de causar dano o co~1.er su tóten1. No obstante, hay muchas
de hierba 1nora, beleño, belladonna y otras plantas que contienen atropina, ~ ~1.1ac1~nes en }as forn1~s. especifica~ de 1? :reencia totémica, y no cabe
una sustancia alucinógena que penetra la piel. La aplicación de estas sustan" ,~fnn:~1 que exista ~ln unico comple10 totcn1ico. Lévi"Strauss (1963a) ha
cias en los pies y en los genitales produce un estado con1atoso que dura sugco~lo que la unidad del concepto de tote1nismo consiste no en una
cuarenta y ocho horas en las gue se experin1entan fuertes sensaciones de :re~nc1a o práctica espe~ífica, sino en ciertas relaciones lógicas generales
vuelo. Las personas guc se frotaban con el ungüento difícilinente podían cn!re los grupos de1;01ninados y sus non1bres. Sea cual fuere Ja clase de
asistir al aquelarre por su propio píe, n1ucho inenos sobre una escoba. 11n11nal o cosa que sirve co1no tótein, es más bien el contraste con otros
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424 Introducción a la antropología general


Variedades de experiencia religiosa
tótc1ns en vez de sus propiedades específicas lo que los hace útiles para Estos rituales tienen inuchos significados y funciones. I... as gentes \vit-
la identificación de grupo. chetty se ocupan seria1nente de controlar la reproducción de los \Vitchct t v,
Los arunta de Australia proporcionan uno de los casos clásicos de que se consideran un inanjar exquisito. Pero la pertenencia testringida d~·l
ritual toté1nico. l~ntre los arunta, cada individuo se identifica con el tóte1n grupo ritual tainbién índica que están representando el dogn1a n1Ítológíco
de un lugar sagrado cerca del cual pasó su n1adrc poco antes de quedar
en1barazada. Estos lugares contienen los objetos de piedra denon1inados
?e su .ª:cendencia con1ún. Las cercn1onias del tóte111 \VÍtchetty reafirn1an e
intensifican el sentido de identidad con1ún de los niien1bros de una co'n1u-
churingas, que son la inanifestación visible del espíritu de cada persona. Se nidad regional. Las ceren1onias confitinan el hecho de que las gentes \VÍt-
ctee que los antepasados toténücos dejaron los churingas cuando viajaron chetty tiene «piedras1> o ' con una n1etáfora 1nás fa111ilíar «raíces» en una
'
por el ca1npo al principio del inundo. Después, los antepasados se trans- tierra concreta.
')

for111aron en anin1ales, objetos y otros fenón1enos que constituyen el invon-


tario de tóten1s. Una vez al año, durante ciertos ritos conocidos con10 In-
tichiunza, se visita los lugares sagrados de cada tóte111. Ritos co1nunitarios: los ritos de paso
IIe aquí una descripción del Intichiutna <le los ho111bres \VÍtchetty: Se
alejan <lel ca111pa111ento. Bajo la dirección de su cabecilla, vuelven a re- Los ritos de paso acon1pañan a can1bios en la posición estructural o
correr el ca111ino seguido por Int\vailiuka, el líder \Vitchetty en los albores. status que son de interés público general. ¿Por qué son el nacin1íento la
Durante el recorrido de este can1ino, se encuentran con los churíngas y P.t~bertad, .el 1natrÍlnonio y Ja n1uerte tan 111enudo ocasiones para la celebra-
otros recuerdos del viaje del Int\vailiuka. lJn lugar sagrado consiste en :101: .de ritos de paso? Probable111ente por sus Ílnplicaciones públicas: el
una cueva poco profunda en la que una gran piedra está rodeada por ind1v1duo que nace, alcanza la 1nadurez se casa o fallece no es la única
pequeñas piedras redondas. l~l cabecilla identifica la gran piedra con10 el p:=rsona involucrada en estos acontecinüe;1tos. Muchas otras personas deben
cuerpo del \Vitchetty y las pequeñas piedras con10 los huevos del \Vi tchetty. 8.JUStarse a estos can1bios trascendentales. El nacín1ícnto no sólo define una
El cabecilla en1pieza a cantar 1 golpeando ligera1nente las piedras con una nueva vida, sino que tan1bién origina o n1odifica la posición de los padres,
ran1a de n1adera n1ientras que los dcn1ás se unen ta111bién golpeando con abuelos 1 hern1anos, herederos, con1pañeros de edad y n1uchas otras relacio-
ran1itas. La canción pide nl \Vitchetty que ponga inás huevos. I~l cabecilla nes do1néstícas y políticas. La principal función de los ritos de paso es dar
r~c?nocü11iento con1unitario a todo el co111plejo de relaciones nuevas o n10-
golpea entonces a cada ho1nbre en el estón1ago con una de las piedtas
d1f1cadas y no n1era111ente a los can1bios experitncntados por los individuos
«huevo» diciendo: «l-íabéis co111ido 111uchÓ.1> que nacen, se casan o in ueren.
El grupo se desplaza entonces al siguiente lugar sagrado bajo una gran
Los ritos de p<lso se <ljustan a una pauta notable111ente sünilar en las
piedra en donde Int\vailiuka solía cocinar y con1er. Los bon1bres cantan,
culturas más diversas (Eliade, 1958; cf. Schlcgcl y Barry, 1979). En primer
dan ligeros golpes con sus rarnitas y arrojan las piedras-huevo hasta lo alto
lugar> los principales actores son separados de las rutinas asociadas a su
del acantilado, con10 hizo Int\vailiuka. Después van al siguiente lugar
vida nnteríor. l~n segundo lugar, se dan pasos físicos y sin1bólicos decisivos
sagrado que es un agujero de 4 ó 5 pies de profundidad. El cabecilla quita
~)ara extinguir los status anteriores. A 111enudo estos pasos incluyen la
la suciedad del fondo de este agujero, desenterrando 111ás churíngas de idea de n1atar la vieja personalidad. Para pron1over «la n1uerte y la trans-
\Vitcbetty. Las piedras son cuidadosan1entc litnpiadas, pasadas de 111ano en
niano y después vueltas a colocar. El grupo se detiene en un total de 10 de
fi~uración» :e ca1nbian las ropas y adornos viejos por otros nuevos y se
pinta o 111uula el cuerpo. Finaln1cnte 1 los participantes retornan ccre111011io-
estos lugares antes de regresar al ca111pa111ento. Con10 preparación para su
san1ente a la vida norn1al.
regreso, los ho111bres se adornan con cuerdas, huesos de nariz, colas de rata
y plu111as. 'Ia111bién se pintan sus cuerpos con el dibujo sagrado del \Vit~
chetty. Mientras los dcn1ás estaban fuera, uno de los hon1bres \Vitchetty
La circuncisión
ha construido una choza de tnaleza en fonna de crisálida de \Vi tchetty. Los
hon1bres entran en la choza y cantan acerca del viaje que han realizado. Poden1os ver esta pauta de los ritos de paso en las ccren1onias de
Después sale el cabecilla arrastrando los pies y deslizándose, seguido por iniciación n1asculina de los nden1bu del norte de Zan1bia. Aquí, al igual
todos los den1ás, a inütación de los \Vitchetty adultos que salen de su crisá- que entre n1uchos pueblos de Africa y Oriente Medio, la transición de la
lida. Esto se repite varias veces. Durante esta fase de la cere1nonia, todos infancia a la n1adurez ilnplica el rito de la circuncisión. Se saca a los niños
los espectadores que no son \VÍtchetty se mantienen a distancia y están de sus difetentes aldeas y se les reúne en una «escuela1> especial en el i11a-
obligados a seguir las órdenes de los hon1bres y inujeres \Vitchetty (Spencer tortal. Son circuncidados por sus propios parientes o vecinos; y después de
y Gillen, 1968). que cicatrizan sus heridas, vuelven a la vida norinal. Entre los nden1bu el
'
Variedades de experiencia religiosa ·121
426 Introducci6n a la antropología general
un ruido zu111bador cuando se le hace dar vueltas en el extre1110 de una
proceso de transformar pública111ente a los nifíos en ho1nbres duta cua- cuerda. Los danzantes en111ascarados, a quienes los niños creían «gente
tro meses y se llama mukanda. Victor Turner (1967) ha brindado una des- roja de las tu111bas», aparecían de repente y les golpeaban con palos. Estos
cripción detallada sobre un inukanda que se Je pennitió presenciar en 1953.
n1isn1os n1onstruos visitaban el c1111pa1nento cocina, danzaban delante de las
l:'..n1pezó con el aln1acenan1íento Je con1ída y cerveza. Después se hizo un
n1ujeres y aterrorizaban a los niños pequcfios. Durante su reclusión, se-les
calvero en el 111atorral y se estableció un can1pan1ento. Este ca1npamento
ensefiaba a los nifios las reglas de la virilidad, cón10 ser valientes y se~ual-
incluía un hogar en el que las 111adres de los nifios so1netidos a la circunci- 1nentc potentes. Se les sern1oneaba y arengaba y se les hacía responder a
sión cocinaban para ellos. El día que precedió a la circuncisión, los circun- enígn1as ricos en significados si111bólicos.
cisores danzaron y cantaron canciones en las que expresaban su antagonis1no l)ara su «renacin1iento» se pintarrajeó todo el cuerpo de los niños con
a las n1adres de los niños y aludían a la «n1uertc» que iba a ocurrir. Los
arcilla blanca, que sü11bolizaba su nuevo ser. I)espués les condujeron al
niños y sus fan1ilias se congregaron en el ca111pa111ento; se encendieron lu1ñ-
ca1npa1nento cocina donde se les presentó a sus 111adres.
bres y se inició una noche de danzas y licencia sexual.
Al principio las madres lloraron, después su aflicción se convirtió en cantos
De pronto los circuncisorcs entraron en procesión, Uevando su equipo ... El resto de regocijo al ver que sus hijos estaban sanos y salvos. Resulta ünposible des-
de la reunión les siguió cuando danzaban en cuclillas, levantando diferentes cribir adecuadan1ente la consiguiente escena de júbilo total. Los guardianes co-
artículos del equipo y cantando roncamente. A la luz de la lumbre y de la rrían en un círculo interior, las n1adres danzaban al lado de ellos.. 111ientras
luna, la danza se volvió cada vez rnás frenética (1967: 205). que otras parientas y ainigas forn1aban un círculo externo de danzantes que
cantaban con alegría. Los ho1nbres pennanccían fuera del re1nolino, riendo con
Entretanto, aquellos que estaban a punto de «n1orir» se sentaron en gran placer. Se levantaban nubes de polvo (Turner, 1967: 255).
fila acon1pafiados por sus rnadres y padres. Durante la noche sus parientes
1nasculínos les despertaron repetidas veces llevándolos de un lado para A la mafiana siguiente, se que1nó el pabellón de la reclusión, se lavó
otro. A la n1añana siguiente sus i11adres les dieron una «últii11a cena» (es a los nifios en el río y se les dio nuevas ropas; después, cada uno realizó la
decir, un últin10 desayuno); «cada n1adrc alí1nentaba a su hijo con la n1ano danza de guerra con10 signo de virilidad.
con10 si fuera una criatura». L,os niños trataban de no parecer aterrorizados En n1uchas culturas, se so111ete a las nifias a ritos sin1ilares de separa-
cuando, después del desayuno) los circuncísores con sus cejas y frentes pin- ción, reclusión y retorno con 111otivo de sus prit11eras n1enstruacioncs y su
tarrajeadas con arcilla roja danzaban blandiendo sus cuchillos. elegibilidad para· el 1natrí1nonio. J_,a n1utilación genital tan1bién es frecuen-
La circuncisión real tuvo lugar en otro -calvero a cierta distancia del te entre las 111uchachas y, en 1nuchas partes del n1unclo, se practica la opera-
can1pan1ento cocina. Los niños perinanecieron recluidos en este lugar, ción lla1nada clitoridectoniía. En esta operacióú se corta Ja parte externa del
lla1nado el «lugar de n1orir». Durn1ieron en un pabellón de n1alcza vigilados clítoris. l\1uchos grupos australianos practicaban tanto la circuncisión con10
por un grupo de «guardianes 1nasculinos» que no cesaban de darles órde- la clitoridecto1nía. Por añadidura, los australianos arrancaban el diente
nes. Después de su «últüno desayuno», los niños fueron conducidos camino delantero de los nifios púberes. Los varones eran ta111bién son1etidos a la
abajo hacia el «lugar de n1orir». Los guardianes salieron precipitadamente, operación de la subincisión, en la cual se hacía una abertura en la parte
les cogieron y desgarraron sus ropas. Se obligó a las 1nadres a retirarse al inferior del pene hasta llegar a la uretra.
campa1nento cocina donde einpezaron a llorar con10 ante el anuncio de una La pauta de los ritos de paso caracteriza a n1uchos rituales modernos)
1nuerte. Los guatdianes sujetaban a los nifios 1nientras que los circuncisores aunque las fases de separación, reclusión y retorno pueden aparecer en
rápida sucesión. Por eje1nplo, en las cere1nonias de entrega de títulos en
estiran el prepucio, hacen un pequeño corte arriba y otro abajo como guías, las facultades) los graduados se reúnen en algún lugar entre bastidores. Se
después cortan a través de la sección dorsal con un único n1ovÍlnicnto y pro- ponen vestidos especiales. Cuando ca1ninan, pern1anecen separados de sus
siguen hendiendo a lo largo de la sección ventral; finalinente, quitan el prepucio
parientes y a1nigos. Individuos equivalentes a .los guardianes ndeinbu les dan
suficiente para dejar bien al descubierto el glande (Turner, 1967: 216).
consejos y se les entrega un docu1nento cere1nonial. Después vuelven junto
a sus parientes y a1nigos alegres para 1nezclarse de nuevo libre1nente con
Durante la reclusión en el «lugar de 111orir», los niños estaban son1eti-
ellos.
dos a la estricta disciplina de sus guardianes. «Tenían que n1antener un
comportamiento discreto, hablar sólo cuando se les dirigía la palabra, ir
a buscar y transportar corriendo todo lo que se les pedía y hacer recados.» Los cultos eclesiásticos
En tiempos anteriores, se les enviaba a n1isiones peligrosas de caza y sufrían Los cultos eclesiásticos tienen en co111ún la existencia de un clero o
severas palizas si ron1pían la disciplina o 111ostraban cobardía. Se les aterro- sacerdocio profesional organizado co1no una burocracia. Generaln1ente, esta
rizaba de noche con el sonido de la bramadaa, un disco plano que provoca
428 Introducción a la antropología general Variedades de experiencia religiosa ·!}')

burocracia está asociada a y bajo el control de un te1nplo central. El clero por un cataclisn10. I,a prín1era edad ten11inó cuando el dios reinante 1 'fez·
puede gozar de gran independencia en centros de ten1plos secundarios o cc1tlipoca, se transforn1ó en el sol y toda la gente de la tierra fue devorada
provinciales. I~n genen°il, cuanto n1ás centralizado está el sístc111a político, por jaguares. La segunda edad, gobernada por la serpiente c111plu111ada,
111ás lo está la burocracia eclesiástica. Quet;;,alcoatC fue destruida por huracanes que convirtieron a la gente en
Los cspccitllistas eclesiásticos difieren tanto de los chan1anes tapirapé n1onos. La tercera edad, gobernada por 'flaloc, dios de la lluvia, finfilizó
con10 de los circuncisores y guardianes nden1bu. Son personas for1nal111cnte cuando los cielos llovieron fuego. Después vino el gobierno de Chalchfhuit-
dcsígna<las que se consagran totalincnte a los rituales de su oficio. Estos licue, diosa del agua 1 cuyo tie111po finalizó con un diluvio universal en el
ritu~iles norn1aln1ente incluyen una gran variedad de técnicas para influir que la gente se transforn1ó en peces. La quinta edad está en curso, gober-
y controlar los seres anilnistas y h1s fuerzas ani1natistas. El apoyo 111ateríal nada por el dios Sol, 'fonatiuh, y condenada i11ás pronto o 1nás tarde a la
a estos especialistas con plena dedicación está cstrechan1cntc relacionado destrucción por terrcn1otos.
con el poder y los privilegios fiscales. Con10 sucede entre los incas (p. 329), La principal función de los 5.000 sacerdotes que vivían en la capital
el .Estado y el sacerdocio pueden repartirse las rentas y tributos exigidos a a;.-:teca era asegurar que el fin del n1undo se produjerH Jo inás tarde posible.
los ca111pcsinos. Bajo el feudalisn10 1 In jerarquía eclesiástica obtiene sus Esto sólo se podía garantizar con1placiendo a los dioses que se creía gober~
ingresos de sus propias haciendas y de Jos regalos de poderosos príncipes n·aban el n1undo. l,a n1ejor n1anera de hacerlo consistía en ofrecerles rega-
v reyes. Los altos funcionarios en las jerarquías eclesiásticas feudales son los1 el nJás precioso de los cuales eran Jos corazones aún palpitantes de
casi sic111pre paticntes de los n1ie111bros de la clase dirigente o personas seres hun1anos. I...os corazones de los cautivos de guerra eran los regalos
designadas por éstos. En el caso de las n1odernas jerarquías eclesiásticas, 1nás estin1ados porque se obtenían con gran esfuerzo y riesgo.
el apoyo fiscal puede ser indirecto pero vital. Por ejen1plo, en F~stados I..os centros ceren1onialcs aztecas estaban don1ínados por grandes plata-
Unidos, los bienes inn1uebles que son propiedad eclesiástica y los ingresos forn1as piran1idales coronadas por teinplos. I~stas estructuras eran los esce-
obtenidos por acciones y otras inversiones están libres de in1puestos; y las narios en los que se representaba el drarna del sacrificio hun1ano, al n1enos,
donaciones a los grupos religiosos son objeto de desgravación fiscal. una vez al día durante todo el año. I~n días especialn1ente críticos había
La presencia de organizaciones eclesiásticas provoca una profunda esci- 1núltiples sacrificios. I.,a pauta fijada para estas celebraciones in1plicaba, pri-
sión entre aquellos que participan en las celebraciones rituales. Por una n1ero, el ascenso de la víctü11a por la gran escalinata hasta la ci111a de la
parte 1 hay un segn1ento activo, el sacerdocio, y por otra la «congregación» pirá111ide; después, en la cii11a, la víctin1a era sujetada por cuatro sacerdotes,
pasiva) cuyos n1ic111bros quedan teducidos a Ja condición de espectadores uno para cada e"xtren1idad, y tendida boca arriba sobre la piedra sacrificial.
virtuales. Los n1ie1nbros del sacerdocio deben adquirir con1plejos conocin1ien- Un quinto sacerdote desgarraba el pecho de la víctin1a con un cuchillo
tos sobre rituales, historia, calendarios y astronon1ía. A n1enudo son escri- de obsidiana y le arrancaba el corazón aún palpitante, que prin1ero se
bas y personas cuhas. No obstante, hay que subrayar que la «congregación» pasaba por la estatua del dios y después se quen1aba. Fínaln1cnte 1 el cuerpo
no abandona del todo sus creencias y rituales cha1nanistas, individualistas y sin vida era arrojado por la escalinata de la pirán1ide.
con1unítaríos. I:'.:stos se realizan a veces en secreto, en vecindarios, aldeas o Todos los aspectos del ritual azteca estaban regulados por con1plejos
unidades don1ésticas junto con Jos i-itualcs «superiores», pese a los esfuer-
1
sisten1as de calendarios" que sólo entendían los sacerdotes. Mediante estos
zos n1ás o 111enos enérgicos por parte de la jerarquía eclesiástica de acabar calendarios, los sacerdotes llevaban la cuenta de los dioses a los que había
con las creencias y celebraciones idolátricas supersticiosas, paganas o heré-
1 que aplacar y de los días peligrosos cuyo olvido podría provocar el final
ticas. del mundo.
Los aztecas con1putaban el año en 36.5 días. Dividían este petíodo en
18 meses de 20 días cada uno (18 X 20 = 360), dejando 5 días como
La religión de los aztecas un período anual de desgracias. Cada uno de estos 20 días tenía un 110111-
bre y estaban enu1ncrados sucesivan1ente del 1 al 13. Cada 13 X 20 =
Podcn1os ver inuchas de las características principales de la creencia y el = 260 días 1 el nún1ero 1 ocurría al principio de un nies . .l~ste período
ritual en contextos estratificados en la organización eclesiástica de los aztecas de 260 días se engranaba en el afio de 365 días. Cada 52 afios coincidía
de México, Los aztecas hacían a sus sacerdotes responsables del n1anteni- el inicio de los ciclos de 260 y 365 días. Los días más sagrados estaban
n1iento y renovación del universo entero. Los sacerdotes podían obtener asociados al final de cada ciclo de 52 años. En este período, los sacerdotes
la bendición de los dioses aztecas, asegurar el bienestar del pueblo azteca y luchaban denodada111ente para in1pedir el final del niundo. Se extinguían
proteger al n1undo contta el hundin1iento en el caos y las tinieblas celebran- los fuegos del altar, que habían ardido perpetuainente dun1nte 52 tlfios,
do ritos anuales. Según la teología azteca, el niundo ya había pasado por junto con todos los fuegos existentes en todo el reino. La gente destruía los
cuatto edades, cada una de las cuales había tern1inado en una desttucción muebles del hogar, ayunaba, y oraba, aguardando la últüna catástrofe. Se
430 Introducción a la antropología general
Variedades de experiencia relígiosa
escondía a las 1nujeres e111barazadas y se írnpedía a los niños quedarse dor-
n1idos. En la puesta del sol del últin10 día, los sacerdotes subían a un crátet lo natural y lo sobrenatural. Según Durkhein1, la sensación de que :ilgn f·s
volcánico extinguido en el centro del Valle de lvléxíco y observaban ansiosa- sagrado expresa el ten1or que se tiene a la fuerza oculta del consenso
n1ente el cielo en busca de signos de que continuaría el n1undo. Cuando social. Así, aunque el contenido del á1nbito de lo sagrado puede variar scgt'ín
ciertas estrellas pas~1ban el 111eridiano, sacrificaban un cautivo y encendían las culturas, el contraste entre lo sagrado y lo profano probable1nentc ocu··
un nuevo fuego en el pecho de la víctin1a. Algunos corredores portaban rre de inodo universal. ·
antorchas encendidas con este fuego sagrado por todo el reino. Frazer intentó abordar la enor1ne variedad de la experiencia religiosa
Se cree que durante una cere1nonía de consagración de 4 días del prin- se~arando la rc~igión de la inagia. La hun1ildad 1 la súplica y la duda carac-
cipal ten1plo azteca en 1~enochtítlán, se sacrificaron 20.000 prisioneros de terizan a la religión; la causa y efecto rutinarios caracteri?:an a la inaoia.
guerra de la n1anera antes desc1·ita. Se enviaban hasta 15.000 personas a la Esta distinción es difícil de n1antenct ante la rutina y el 1nodo coactivo ~on
n1ucrte por afio para aplacar a los dioses sedientos de sangre. La n1ayoría que a 1nenudo se n1anipula a los seres anin1istas .No hay diferencias pro-
de estas víctin1as eran prisionetos de guerra 1 aunque ta1nbíén se sacrifica- fundas entre oraciones y hechi:.i:os tnágicos. La religión es una inezcla de
ban de vez en cuando jóvcnes 1 doncellas y niños locales (cf. \Taillant, 1966; te111or y aso1nbro) aburrín1iento y entusiasino, poder y debilidad.
Coe, 1962; Soustelle, 1970). Los cuerpos de la mayoría de las personas Las principales variedades de creencias y rituales 1nuestran una corre-
sacrificadas rodaban por las escalinatas de la pirán1ide eran des1nen1brados, lac_ión con los niveles de organización econón1ica política. Se pueden distin-
1

cocinados y co1nidos. T~n el capítulo siguiente cliscutiren1os la controvertida guir cuatro niveles de organizaciones o cultos religiosos: individualista cha-
explicación dada por Hatner (1977) a este raro aspecto del complejo ecle- 1nanista, con1u1ütatio y eclesiástico. '
siástico azteca. La religión esquin1al ilustra el nivel individualista. Cada individuo
realiza una setie de rituales y obsetva un conjunto de tabúes que se consi~
d.er~n esenciales. para la supervivencia y bienestar 1 sin la ayuda de un espe-
Resumen cialista con dedicación plena o a tieinpo parcial. Sin e1nbargo, no hay que
confundir los cultos que uno n1isn10 hace con «cualquier cosa vale». (~01110
Edward Tylor definió la religión como an11111smo o doctrina de las de1nuestra el ejen1plo de la búsqueda de visiones entte los cro\v las creen-
altnas. Según 1'ylor 1 de la idea de aln1a surgió la de todos los seres divinos, cias y rituales individualistas sie1npre síguen pautas definidas cul~uraln1ente
inientras que la n1isn1a idea de aln1a se desa1~rolló con10 un intento de expli- detenninadas.
car fenón1enos tales co1no trances, sueños, son1bras y reflejos. Se ha critica- Ninguna cultura carece de los cultos chamanístas 1 definidos por la-pre-
do la definición de Tylor por no considerar la naturaleza inultifuncional de scnc~a de exr:ertos inágíco-teligiosos o cha1nanes con dedicación a tíen1po
la religión y por pasar por <ilto la realidad del contacto alucinatorio direc- parcial que ttenen talentos y conocin1ientos especiales, incluidos la pres-
to con seres extraordinarios. Con10 den1uestra la creencia de los jívaros en tidigitación, los trances y la posesión. Co1110 indica el caso del cba1nanisn10
las u·es alinas, cada cultura utiliza los conceptos básicos de anin1is;:no de tapirapé, se recurre a menudo a los cha1nanes para curar enfen11os así co1no
una n1anera distintiva. para identificar y des_ttuir a 1nalhcchores. Muchos cha111anes cr~en poder
La definición de religión dada por Tylor se completó con los conceptos volar y desplazarse a través del tien1po.
de anirnatisn10 y n1ana de l\1arett. El anünatísn10 alude a la creencia en la A inenudo se. culpa a los cha1nancs de las desgracias debido a sus
presencia de una fuerza vital, í111pcrsonal, de índole distínta a la del alina poderes extraordinarios y sus personalidades extrañas. La línea separatoria
en personas, aní111ales y objetos. La concenttación de esta fuerza confiere entre el cha1nán y el brujo es inuy tenue, con10 ilustra el caso de la caza
a las personas ani1nales y objetos n1ana o capacidad de tener un poder y d~ brujas en Europa. En las sociedades con cultos eclesiásticos 1 los indi-
1

éxito extraordinarios. viduos propensos a tener visiones y sueños) que serían inuy respetados
Hay que señalar que la distinción occidental entre lo natui-al y lo so- en sociedades del tipo de las bandas y aldeas, son condenados con10 brujos
brenatural es de utilidad limitada al definir la religión desde un punto de o n1agos y perseguidos n1ás o 1nenos activan1ente.
vista etnic. Co1no indica el caso de los gururun1ba, la necesidad de rituales Los cultos con1unitarios) que i1nplican tituales públicos considerados
para controlar ciertas entidades, procesos o fuerzas no significa que otras esenciales para el bienestar o supervivencia de todo el grupo social tam-
entidades, procesos o fuetzas puedan ser controlados por un conjunto con- bién están presentes hasta cíetto punto en todos los niveles p¿lítico-
trastante de rituales. En otras palabras) en n1uchas cult11rJs no existe una econó1nicos. Incluso en culturas con10 la esquín1al y la cro\v en las que
oposición entre controles sobrenaturales y naturales síno sólo controles. predon1inan los rituales individualistas y cha1nanistas tan1bién existen
1

La distinción entre los ámbitos sagrado y profano de la experiencia rituales conlunitarios) tales co1no la confesión pública y' la Danza del Sol.
hun1ana puede tener una validez universal inayor que la distinción entre Se pueden distinguir dos tipos principales de ritos con1unítarios: los de
solidaridad y los de paso. Tal como ilustran los rituales totémicos de los
432 Introducción a la antropología general Capítulo 22
arunta, los ritos de solidaridad reafírn1an e intensifican el sentido de iden- LA RELIGION COMO ADAPTACION
tidad con1ún del gtupo y expresan en forn1a sünbólica sus derechos sobre
un <lcter111inado territorio y los recursos que contiene. Co1no se ilustra en
los rituales de circuncisión ndcn1bu, los ritos de paso denotan sin1bólica y
públican1ente la extinción o «n1ucrte» del status socialn1ente significativo
de un individuo o gtupo y la adquisición o «nacinliento» de un nuevo
status socialn1ente significativo.
Finaln1ente, los cultos eclesiásticos están don1inados por una jerarquía
de especialistas o «sacerdotes» con plena dedicación cuyo conocinüento y
habilidades suelen estar al servicio de una clase dirigente de nivel estatar.
Para preservar y aun1cntar el bienestar del Estado y del universo, los es~
pccialistas eclesiásticos deben adquirir inforinación histórica, astronó1nica y
ritual. Asin1is1no, los cultos eclesiásticos se caracterizan por ingentes inver~
siones en edificios, inonun1entos y personal y por una profunda división
entre los celebrantes especialistas del ritual y la gran inasa de espectadores
n1ás o n1enos pasivos que constituyen la «congregación». La religión de los
aztecas ilustra todos estos aspectos de los grupos eclesiásticos.

Este capítulo aborda la explicación de la vadedad en cuanto a fonna


y contenido de las creencias y rituales religiosos. Explora la posibilidad de que
creencias y rituales religiosos específicos estén deterininados por la influencia
con1binada de factores infraestructurales y estructurales. Sin e1nbargo, vere1nos
que la religión no es un «n1ero» reflejo pasivo de las de1nás partes del sisten1a
cultural. Al contrario, las creencias y rituales religiosos a n1enudo deseinpefian
un papel crucial al organizar iinpulsos que conducen a grandes transforn1aciones
de la vida cotidiana. Sin cn1bargo, las condiciones infraestructurales
y estructurales proporcionan un n1edio para con1prender el origen de creencias
y rituales específicos, 1nicntras que la religión no puede fácil1nente explicar
el origen de condiciones ~nfraestructurales y estructurales específicas.

Religión y economía política: los dioses supremos

La in1portancia de la econon1Ía política con10 deterniinante de rituales


y creencias religiosos es a todas luces evidente en las religiones eclesiásticas.
Los especialistas con dedicación plena) los ten1plos n1onun1entales) las proce-
siones dran1áticas y los ritos con1plejos celebrados ante congregaciones de
espectadores son incon1patibles con la infraestructura y la econon1ía política
de los cazadores y recolectores. Análogan1cnte, la con1pleja base astronón1ica
y n1ate1nática de las creencias y rituales eclesiásticos nunca se encuentra
entre los pueblos organizados en bandas y aldeas.
El nivel <le la econon1ía política tan1bién influye en la n1anera en que
se concibe la relación de los dioses con los seres hu1nanos y entre sí. Por
eje1nplo, la idea de un único Dios supren10, creador del universo, se halla
en culturas de todos los niveles de desarrollo cconón1ico y político. No obs-
433
La religión con10 adaptación
434 Introducción a la antropología general
La religión imperial
tantc, estos dioses supreinos desen1pefian papeles 1nuy diferentes en la dí#
rección del universo después de haberlo creado. Entre los cazadores y Uno de los contrastes niás interesantes entre las religiones eclesi<lsticns
recolectores y otros pueblos preestatales, los dioses supre111os tienden a y las halladas en bandas) aldeas y jefaturas es la tendencia de lus prin1eras n
volverse inactivos una vez finalizada la tarea de la creación. Para obtener hacerse universalistc1s, es decir, a hacer que sus sacran1entos y nonnas nio-
asístencia 1 hay que dirigirse a una inultitud de dioses inenores, de1nonios rales sean aplicables a todos los pueblos del inundo. Un ingrediente iinpor-
y espíritus ancestrales. E.n ca1nbio, en las sociedades estratificadas el dios tante en las religiones eclesiásticas del budisn10, hinduistno, cristianis1no e
supre1110 doiriina a los dioses n1enores y tíende a ser una figura n1ás activa islan1 es que subrayan la necesidad de que los seres hutnanos sean caritati-
a la cual sacerdotes y plebeyos dirigen sus oraciones (S\vanson, 1960). vos y con1pasivos con los débiles y los pobres. 1'an1bién con1parten la prohi-
Una explicación plausible de esta diferencía es que las culturas prees- bición del sacrificio hun1ano y del consu1no de carne hun1arra, así co1no un
tatales no necesitan la idea de una autoridad central o supre1na. Así co1nó respeto general a la vida hun1ana.
eh la vida no existe un control centralizado sobre la gente y los recursos El origen de estas tendencias univetsalistas y caritativas radica) proba-
estratégicos) tan1poco en la creencia religiosa goza ninguno de los habitantes blcn1ente, en la naturaleza expansionista del Estado. Antes de la evolución
del inundo espiritual de un control decisivo sobre los den1ás. Forn1an un del Estado, las religiones tendían a estar estrechan1ente asocíadas a las tra-
gtupo n1ás o 1nenos igualitario. Por otra parte, la creencia de que el don1i- diciones e historia de jefaturas) aldeas o bandas concretas. Con10 hernos
nio y la subordinación caracterizan las relaciones entre los dioses es de gran visto (capítulo 12), la guerra preestatal rara vez daba lugar a la incorpora-
valor para obtener la cooperación de las clases plebeyas en sociedades ción de poblaciones enen1igas a la organización social del vencedor. En con-
estratificadas. diciones pteestatales, la incorporación de las poblaciones enen1igas habría
significado una reducción de los niveles de vida para todo el 111undo . .l)e
ahí que el enen1igo fuera expulsado y sólo se hicieran algunos cautivos.
TABLA 22.1 Aden1ás, había una pauta n1uy difundida de hacer trofeos con cráneos y
Religión, clase y motalidad huesos hu1nanos y de llevarse algunos cautivos, torturarlos y co1nerlos.
Sin embargo, con el desarrollo del Estado, se pudo dejar a las poblacio-
nes enen1igas en sus territorios y obligarlas a que aportaran in1puestos, tri-
Sociedades
Dioses interesados butos y niano de obra que incre1nentaban el poder del Estado y le penni-
en la 1noralidad tían expansionarse aún niás e incorporar nuevas jefaturas y reinos hasta
Con clases sociales Sin clases sociales
alcanzar finaln1ente las din1ensiones de un i1nperio. Bajo estas condiciones,
ya no era útil aterrorizar a los enen1igos a1nenazándoles con 1natarles y
Presentes 25 2 co1netlcs si no huían. Eta 1nucho niás útil pro1neter que la vida 1nejoraría
Ausentes 8 12 bajo los nuevos gobernantes una vez que el ene1nigo aceptara el don1inio
político del Estado y adoptara sus valores y religión. De ahí que) incluso
antes del desarrollo de las n1odetnas religiones universalistas) las religio-
FUENTE: Adaptado de S\vanson (1960: 166).
nes e.statales tendían a prohibir el sacrificio y consun10 de los soldados
enen11gos.
El paso final en el desarrollo de los valores del amor, la misericordia y
Una n1anera de obtener conforinidad en las sociedades estratificadas es la caridad con10 aspectos de las religiones eclesiásticas universales, proba-
convencer a los plebeyos de que los dioses exigen obediencia al Estado. blc1nente, está relacionado con la incapacidad de los estados ünperiales para
La desobediencia y di~conforn1idad no sólo acarrean el castigo del aparato cun1plir su pro1nesa de proporcionar una vida n1ejor en la tierra a las
policial y inílitar del Estado, sino tan1bién el de los dioses supre1nos.1 en poblaciones, cada vez n1ás acosadas y explotadas, bajo su control. El cris-
ésta o en la otra vida. En las sociedades preestatales, por las razones discu- tianisn10, hinduis1no, budisn10 e isla1n preconizan la bondad y respeto hacia
tidas en el capítulo 16, la ley y el orden están anaigados en el interés el prójin10) pero no culpan a los ricos de la miseria de los pobres ní pro-
común. Pot consiguiente) hay poca necesidad de que los dioses supre1nos 1neten acabar con la pobreza en esta vida. Se responsabiliza a dios o al
ad1ninistren castigos a los que han sido «n1alos» y recompensas a los que diablo o a los mismos pobres, en vez de al emperador o al rey, de la
han sido «buenos». Sin e1nbargo, como 1nuestra la tabla 22.1, donde exis- n1iseria que aco1npañaba a la sucesión de imperios y al agotamiento de los
ten diferencias de clase, se cree que los dioses tienen un vivo interés en el recursos en la India, Oriente Próximo y Medio, Africa del Norte y Sur
grado en que los pensa1nientos y conducta de cada individuo son in1norales de Europa. No es accidental que, pese a predicar respeto a la vida hun1ana,
o ética1nente subversivos.
436 Introducción a la antropología general La religión como adaptación 11 I

el cristianismo, el islam, el hinduismo y el budismo se propagaran por la sistible para los aztecas. Su culto eclesiástico se volcó en fa vor de un 111
guerra de imperios expansionistas (Harris, 1977). cremento, en vez de una disminución, del sacrificio ritual de los cautivo~
y la r_edistribución de la carne humana como medio de recompensar 111
valentia y lealtad en el combate. El Estado azteca a diferencia de cual-
El sacrificio humano y el canibalismo entre los aztecas quier otro gobierno anterior o posterior, se vio e~ la necesidad de em-
prender la. guerra no par~ conquistar nuevas tierras y asimilar más' jefa-
Se ha mencionado en el capítulo anterior que el culto eclesiástico de los turas y remos, smo para mcrementar el flujo de cautivos comestibles.
aztecas no se ajustó a la pauta común de convertir el sacrificio humano y Es importante señalar que esta teoría no sostiene que los aztecas eran
el canibalismo en tabúes y fomentar la caridad y bondad hacia los pueblos caníbales porque la carne humana resultaba más barata o abundante que
enemigos. En el caso azteca, el mismo Estado asumió un complejo anterior otras fuentes de proteínas animales o que no había en absoluto fuentes
de sacrificios humanos y canibalismo y lo convirtió en el foco principal de alternativas de proteínas. Los costos y beneficios pertinentes no eran los
creencias y rituales eclesiásticos. Cuando los aztecas evolucionaron de la relativos a la elección entre dos fuentes de carne, sino los asociados a
jefatura al Estado y se volvieron más poderosos, siguieron comiendo a sus modos de justificar, aumentar y consolidar el control de la clase dirigente
enemigos . Como los cráneos de las víctimas quedaban expuestos al público azteca sobre los recursos estratégicos y la mano de obra (véase cap. 17).
una vez extraído y consumido el cerebro, los miembros de la expedición También reviste importancia señalar los male;:itendidos que han surgido
de Cortés pud ieron realizar un recuento preciso, al menos, de una categoría respecto al papel de fue ntes alternativas de proteínas en la dieta humana
de víctimas. H allaron q ue los anaqueles en que se exhibían estos cráneos (Ortiz de Montellano, 1978; Harner, 1978; Ross, 1979; Harris, 1979a, b).
en Tenochtitlán contenían 136.000 cabezas, pero que no pudieron contar Es verdad que los aztecas podían haber obtenido todos los aminoácidos
otro grupo de víctimas cuyas cabezas se amontonaba n en dos altas torres esenc~ales. (los nueve elementos básicos de las proteínas que no pueden
hechas totalmente de cráneos y maxilares (Tapia, 1971: 583). ser, smt~t1z~dos por el _c uerpo humano ) de los gusanos, insectos, algas,
Aunque ha sido muy criticada, la explicación dada por Michael H arner ma1z y Judias y ~tros alimentos vegetales. Pero estos alimentos nunca go-
( 1977) sobre Ja religión caníbal de los aztecas merece gran atención. Har- zan de preferencia sobre los grandes animales vertebrados como fuentes
ner parte del hecho de que, como consecuencia de milenios de intensifica- de_ los aminoácidos esenciales. Todas las culturas prefieren las proteínas
ción y crecimiento demográfico, habían desapa recido en las tierras altas del ammales a las vegetales, y la carne, huevos o productos lácteos a la carne
México central los hervíboros y cerdos domesticables (véase capítulo 10) . A de g~sanos e insectos. E n tre las sociedades preestatales, estas preferencias
di ferencia de los incas, que obtenían proteínas animales de la llama, la refle1an probablemente un proceso selectivo en el que las culturas centra-
alpaca y los conejillos de indias, o de los estados del Viejo Mundo, que dis- das en la producción de proteínas vegetales en vez de animales o en la
ponían de ovejas, cabras, cerdos y ganado vacuno, los habi tantes de Me- captura de insectos y gusanos en vez de en la caza de orandes ve1:tebrados
b '

soamérica sólo criaban patos y pavos semidomesticados y perros sin pelo. se encontraron en desventaja competitiva. Esta desventaja se deriva, pro-
La fauna salvaje, como el ciervo y las aves acuáticas migr atorias, no era bablemente, de los costos y beneficios productivos y nutritivos relaciona-
lo bas tante abundante para proporcionar a los aztecas más de uno o dos dos c~n las proteínas ·de origen animal frente a las de origen vegetal y
gramos de proteínas an imales per cápita y día (comparados con más de los ammales vertebrados frente a los invertebrados. Los gusanos e insec-
100 gramos en los Estados Un idos) . El agotamiento de la fauna na tural se tos .s?? paquetes de pro teínas pequeños y dispersos que ocupan una baja
refleja en la importancia dada en la d ieta de los aztecas a los insectos, pos1c10n en la cadena alimentaria. Normalmente es más eficiente en tér-
gusanos y «pasteles de verdín», hechos de algas que cubrían la superficie minos ?e energía humana, dejar que organismo~ superiores -av~s, peces
del lago Texcoco (cf. Sahli ns, 1978; H arris, 1979a) . Y. mam1fe1?s- cacen y recolecten los gusanos e insectos y · comer las espe-
La teoría de Harner es que el agotamiento extraordi nariamente grave cies supertores en lugar de su presa. También es mucho más eficiente de-
de los recursos de proteínas animales le puso las cosas extraordinariamen- jar que los peces coman !as algas y comer luego los peces que recoger y
te difíciles al Estado azteca en lo que a prohibir el consumo de la carne transformar las algas y pnvar a los peces de su alimento. Finalmente aun-
animal para facilitar sus fines expansionistas se refiere. Debido al ago- q_ue combinaciones como el maíz y las judías reúnen los aminoácidos ' esen-
tamiento de estos recursos resultaba particularmente d ifícil impedir que c_1ales, deben ser consumidas juntas en la misma comida y en grandes can-
el ejército azteca comiera los prisioneros de guerra. Además, convertir a los tidades par~ alcanzar el e9uilibrio nutritivo. La carne, los huevos y los
cautivos en siervos o esclavos habría empeorado la escasez de proteínas P.r oductos lacteos, en c~mbto, se presentan en raciones equilibradas y sólo
animales y reducido el nivel de vida de todas las personas. Así, había mu- tienen que ser consumidas en pequeñas cantidades.
cho que perder y poco que ganar si se prohibía el canibalismo . Por tanto, Las proteínas dietéticas son necesarias para el normal funcionamiento
el sacrificio humano y el canibalismo siguieron siendo una tentación irre- del cuerpo, pero especialmente críticas durante períodos de stress y recu-
438 Introducción a la antropología general
La religión como adaptación 439
pcración asociados a enfcn11edades infecciosas, lesiones y herida~ (Scri.n~­
sha\V 1977). En regiones concretas con deterrnínados niveles de 1ntens1f1 carecen de un ten1a político n1anifiesto) sea conservador o revolucionario.
cació1;, densidad de1nográfica y organización política, las culturas. que ,no Esto no significa que podan1os pasar por alto sus funciones políticas, sino
protegfr1n y n1axí1nízaban su provisión de proteínas y que no d1spon1an que las circunstancias concretas tal vez no sean apropiadas para una fase
de n1edios de abastecerse de proteínas extras durante períodos de stress, madura de la lucha política.
auton1átican1entc habrían sido sustituidas por culturas n1ás orientadas ha- Con10 ha 111ostrado Peter Worsley (1968), las revitalizaciones que ocu-
cia las proteínas. De ahí que no sea casual que todas las culturas conoci- rren bajo condiciones de sufrilniento y explotación 111asivos, 111ás pi·onto
das prefieran las fuentes anÍlnales de proteínas, que son n1ás eficientes, a las o 1nás tarde provocan tanteos o confrontaciones políticas o incluso 1níli-
vegetales, que lo son 111enos. (Obsérvese que la n1ayoría ~e las lla:nadas tares, aun cuando a1nbas partes deseen abierta111ente evitar el conflicto.
«culturas vegetarianas» son lacto u ovovegetarianas; es decir) desdenan 1¡1
carne pero prefieren productos lácteos y huevos.)
La revitalización entre los americanos nativos

Los movitnientos de revitalización La invasión europea del Nuevo Mundo, la conquista y expulsión de
los pueblos a1nerícanos nativos y la destrucción de sus recursos naturales
Se puede ver la relación entre creencia y ritual religiosos y condiciones provocaron revitalizaciones 111uy difundidas.
políticas y cconótnicas en el proceso lla11.1ado revitali~ación. Bajo las .g,raves Y a en el afio 1680 los indios pueblo de Nuevo México suftieron una
J

tensiones asociadas a la conquista colonial y a una Intensa explotac1011 de violenta conversión político-religiosa dirigida por el profeta Popé. Según
clases o ininorías las creencias y rituales tienden a preocuparse de alcan- las visiones de Popé, el Dios de los cristianos había n1uerto. Bajo su di-
zar una n1ejora drástica en las condiciones in111ediatas de la vi<la y/ o en rección se quen1ó a los n1isioneros católicos en los altares de sus iglesias
la perspectiva de una vida futura. A veces se ca.lítica. a estas c~~ee.ncías y y se destruyeron todos los artefactos europeos.
rituales de n1ovinüentos nativistas, revivalistas, nulenartos o 1nestan1cos. El Otras regiones de Estados Unidos experitnentaron revitalizaciones, ar-
térnüno «revitalización)> pretende abarcar to<las las variantes cognitivas y 111adas o pasivas, organizadas en torno a visiones y profecías estirnuladas
rituales específicas que implican estos términos (cf. A. Wallace,. 1966). por la expansión europea. 1'en1a co1nún de estas revitalizaciones era la
La revitalización es un proceso de interacción política y rclíg1osa en- derrota y expulsión de los invasores blancos. En la región de los Grandes
tre una casta clase n1inoría u otro grupo sücial necesitado y subordinado Lagos, el jefe Pontiac atacó a los blancos tal co1no se presagiaba en una
y un grupo do1nin~ntc. Algunos n1ovÍinientos de revitalización hacen. hin- visión profética.
capié en las actitudes pasivas, la adopción de prácticas cu!turales antlguas Después surgió el profeta sha\vnee Tensk\vata\va, quien ptevió la ex-
en vez de nuevas o la salvación co1110 recon1pensa despues de la 1nuerte; pulsión de los blancos si los a111ericanos nativos abandonaban el alcohol
otros preconizan una resistencia 111ás o n1enos abierta o una acción polí- y destituían a los jefes de la paz. El hermano gemelo del profeta, Tecum-
tica o n1ilitar agresiva. Estas diferencias reflejan, funda111entahnente 1 el seh, fonnó una alianza inilitar entre tribus de regiones tan alejadas con10
grado en que los grupos do111inantes están preparados para J:acer .frente Florida y las Mont.afi.as Rocosas. El 111isn10 Tensk\vata\va n1urió en 'fippe-
al desafío a su poder y autoridad. No hay que esperar dcsaf1os directos canoe en el río Wabash durante un ataque contra las fuerzas dirigidas
a la autoridad política, co1110) por eje111plo, en una visión del tipo ?~ la por William Henry Han:ison. Esta batalla hizo famoso a Harrison. El y
de Tuana de Arco, cuando no existe posibilidad alguna de acción militar. John Tyler llevaron a cabo con éxito una ca111paña para pres1<lente y vice-
Si ia revitalización es bastante pasiva, al grupo don1inante le puede re-
presidente bajo el eslogan «Tippecanoe and Tyler Too» con10 héroes res-
portar ventajas el estünular o, al 111enos) no reprii11ir el 111ovi1~1íento de ponsables de la supresión de los «salvajes» rebeldes.
revitalización. Muchas sectas cristianas de carácter fundan1entahsta y re-
Cuando las revitalizaciones rnás abiertan1ente políticas y n1ilitaristas
vivalista son revitalizaciones polítican1ente conservadoras que descargan
fueron aplastadas por la enfermedad, el hambre y la derrota militar fue-
el peso de la enfermedad, la pobreza y la angustia psicológica e.n el indi- ron sustituidas por forn1as 111ás pasivas de revitalización. Así, el sucesor
viduo. Se insta. a los discípulos a dejar de fu1nar, beber) mentir, estafar
de Tensk\vata\va fue Kanakuk) quien profetizó que si los kickapoo re-
y fornicar para alcanzar una nueva identidad libre de pecado que les dará
nunciaban a la guerra, la mentira 1 el robo y el alcohol, encontrarían enor-
derecho a la vida eterna. En algunos casos 1 la revitalización fundamenta-
n1es praderas que sustituirfr¡n a las que les habían robado los blancos.
lista cristiana) con sus ser111ones patrióticos y su entrega a la lucha contra
Las profecías de Kanakuk fueron tan erróneas co1no las de 'fenskv.rata\va)
el ateísmo y el «comunismo ateo») está explícitamente vin;ul~da . a la
puesto que los obedientes kickapoo fueron expulsados hacia el Oeste a
conservación del statu quo político. No obstante) 111uchas revitahzac1ones
reservas cada vez rnás pequeñas.
La religión como adaptación 111
440 Introducción a la antropología general
en que vuelva el búfalo o en hacerse invulnerables a las balas. Más hil'll
La revitalización en lo.s territorios del Noroeste estuvo dirigida por buscan el autoconocimiento, la fuerza moral personal y la salud física ( l.11
d profeta Smohalla, conocido como el «Soñador». Las conversaciones con Barre, 1938; Stewart, 1948) .
el Gran Espíritu convencieron a Smohalla de que los americanos nativos
debían oponer~e. al intento del hombre blanco de convertirlos en agri- La religión peyotista es un culto sincrético, que incorpora antiguos elemen tos
cul.tores. Sus vi.si?nes y prof~;ías inspiraron al jefe José de los nez percé, indios y otros modernos del cristianismo. La teología cristiana del amor la ca-
quien protagomzo una rebelion frustrada en 1877 . ridad y ~l. perdón se ha incorporado al antiguo ritual indio y al deseo aborigen
El más famoso de los movimientos de revitalización indios del si- de adqumr un poder personal mediante visiones individuales. E l peyotismo ha
e~señado un programa de acomodación durante más de cincuenta años, y la reli-
glo XIX fue la Danza de los Espíritus, también conocida como la locura
gión del peyote ha conseguido despertar en los indios el orgullo por su cultura
~el 1'.fesías. Este movimiento tuvo su origen cerca de la frontera de Ca- nativa al mismo tiempo que los adaptaba a la civilización dominante de los
lifo~nta y ~evada.~ coincidió más o menos con la terminación del ferro- blancos (Stewart, 1968 : 108).
carnl «Umon P ac1fic». El profeta paviotso Wodziwob tuvo la visión del
retorno de los antepasados fallecidos del mundo de los espíritus en un El peyotismo y otros movimientos de cul to relacionados no indican
g;an tren cuya llegada sería anunciada por una enorme explosión. Simul- el final de la lucha política por parte de los americanos nativos. Con el
ta~ea~ente , los blancos . serían barridos de la tierra, pero sus edificios, surgimiento del movimien to del «P oder Rojo», el intento de los americanos
maqt~mas y otras posesiones permanecerían. (Es digna de mencionar la nativos de conservar y recuperar sus tierras robadas se realiza actualmente
semeianza con la bomba de neutrones.) Para acelerar la llegada de los an- a través de abogados, políticos, novelistas, lobbies de Washington, sen-
tepasados se celebrarían danzas ceremoniales acompañadas de las cancio- tadas y ocupaciones (Deloria, 1969; Walker, 1972).
nes reveladas a Wodziwob durante sus visiones.
,Un~ se?~nda versión de la Danza de los Espíritus se inició en 1889 bajo
la mspiracion de ,\Yovoka. !an;bién se relató una visión en la que la Los cultos «cargo »
Danza d'.: los Espmtus resucltana a todos los fallecidos. Aparentemente,
las ensenanzas de Wovoka carecían de contenido político, y cuando la En Nueva Guinea y Melanesia, la revitalización está asociada al con-
Danza de los Espíritus se difundió hacia el Este al otro lado de las Mon- cepto de cargo. La visión característica de los profetas melanesios de la
tañas Rocosas, sus implicaciones políticas siguie~on siendo a~1biguas. Sin revitalización es la de un barco que trae a los antepasados y un «carga-
embargo, rar~. los americanos nativos de las Llanuras, el regreso de los mento» (cargo) de bienes europeos . E n los últimos tiempos los aviones
muertos ,sigmficaba que serían más numerosos que los blancos y, por y las naves espaciales se han convertido en los medios favoritos para en-
tanto, mas poderosos. tregar el «cargo» (cf. Worsley, 1968).
. Entre los sioux ~u?o una versión que incluía el regreso de todos los E n uno de los movimientos más antiguos, el de 1893 en Milne Bay,
b1so~tes y el exterm11110 de los blancos por un enorme desprendimiento Nueva Guinea, un profeta predijo erupciones volcánicas y maremotos a
de :1:rras. Los guerreros sioux se pusieron las camisas de la Danza de los los que seguirían la aparición del barco de los antepasados y un período
Espmtus, que creían les harían invulnerables a las balas. Los encuentros de gran abundancia de cerdos, frutos y todas las cosas buenas. Sin em-
e,ntrc ~l ejérc!to. estadounidense y los sioux se hicieron más frecuentes y el bargo, para que esto sucediera había que consumir todos los cerdos dispo-
lider sioux S1tt111g Bull fue detenido y ejecutado. El segundo movimien- nibles y demás productos alimenticios. Después que fracasó la aparición
to de la Danza de los Espíritus fin alizó con la masacre de 200 sioux en del maremoto, los funcio narios coloniales encarcelaron al profeta.
Wounded Knee, al sur de Dakota el 29 de diciembre de 1890 (Mooney En el año 1914, en la isla de Sabai, en el estrecho de Torres los
1965). ) ' profetas prometieron la llegada de los antepasados en un buque de v'apor
U na vez aplastada toda posibilidad de resistencia militar el movimiento cargado con dinero, harina, productos enlatados y otros artículos de va-
de revitalización entre los americanos na tivos tomó una forma cada vez lor. Con la ayuda de los antepasados se daría muerte o expulsaría de la
más introvertida y pasiva . Cesan las visiones en las que se an iquila a isla a los administradores británicos y habría un período de gran abun-
todos los blancos, lo que confirma una vez más la sensibilidad de la re- dancia . Los líderes deJ. movimiento, inspirados por misioneros wesleyanos
ligión a la realidad política. El desarrollo y difusión de creencias y ri- e impresionados por la enemistad entre los alemanes y los ingleses, se
tuales, c7ntrados en el peyot~, 1?ezcal y otras drogas alucinógenas son ca- llamaron a sí mismos W eslin alemanes. Los líderes usaron títulos milita-
ractenst1cos de muchos movimientos de revitalización entre los america- res tales como general y capitán y ordenaron a todos los hombres que
nos ~ativos del siglo xx. El ritual peyotista implica una noche de oración, fuera n al cementerio donde se oraba tanto a los antepasad os como al Dios
canciones, consum? de peyote y ~on templación extática seguida por un de los cristianos, quien según se creía se ocupaba de cargar el «cargo».
desayuno en comun. Los consumidores de peyote no están interesados
442 Introducción a la antropología general La religión como adaptación 44)

Los ad1ninistradores coloniales intervinieron exiliando a los líderes y pro- aterrizar. Bos Malik aconsejó que para conseguir que Johnson fuera su
hibiendo toda actividad de culto. presidente 1 tendrían que «co1nprarle1>. J=:sto se realizaría .pagando la capi-
Una revitalización sinülar ocurrió entre los pueblos de Nueva Guinea tación anual a i\!1alík en ve:-: de a los recaudadores de unpuestos austra-
que vivían a lo largo del Golfo de Papua. Conocida con10 la Locura \Tai- lianos. Cuando llegó a Nueva lianover la noticia de que se había cn\~iado
lala, fue iniciada por el profeta Evara, quien predijo la llegada de los an- una fuerza aunada para aplastar la revuelta de los iinpuestos, Malik ·pro-
tepasados en un buque de vapor cargado con harina, arroz, tabaco y rifles. fetizó que pronto llegaría el trasatlántico Queen Mary transportando el
Se levantaron postes de n1adera conectados por cuerdas a inütacíón de las «cargo» y tropas estadounidenses para liberar .ª los isleños de s~1s opre~
en'lisoras de radio para poder guiar a los antepasados hasta el puerto. sores australianos. Al ver que no se hacía realidad el barco, Mahk acuso
Al igual que I~vara, n1uchos de los participantes en el culto te1nblaron y a los funcionarios australianos de robar el «cargo».
tuvieron visiones del futuro. La confusión de los profetas de la revitalización n1elanesia es una con"
En la isla de F,spírítu Santo en las Nuevüs l-Iébridas, los cultos «car* fusión sobre el funciona1nícnto de los sisteinas culturales. 'No con1prenden
go» han tenido una historia larga y an1arga. En 1923 el profeta Ronovuro cón10 están organizadas las inodernas sociedades industríales, basadas en el
predijo que los europeos iinpedirían dese1nbarcar el barco con el «cargo». trabajo asalaríado 1 ni ta111poco có1110 se 1nantiene Ja ley y e~ orden entre
Los trabajadores de una plantación asesinaron a su propietario para ad" los pueblos de nivel estatal. Para ellos la abundancia material de las na-
vertir a los europeos de que no se entron1etieran. Las represalias del go" ciones industriales y la penuria de otras constituyen un fallo irracional,
bierno sofocaron el 1noviiniento, pero éste volvió a estallar en 1939 una enorme contradicción en Ja estructura del inundo.
(Malefijt, 1968). El siste1na de creencias de los cultos «cargo» de111uestra por qué es
A causa de la abundancia de bienes exhibidos por las fuerzas n1ilitares incorrecto el supuesto de que todos los pueblos distinguen entte catego-
estadounidenses durante las ca1npañas de la Segunda Guerra Mundial en las rías sobrenaturales y naturales (véase cap. 21). Los profetas «cargo» que
islas del Pacífico, las revitalizaciones han puesto el énfasis a 1nenudo en han sido llevados a conte111plar ·1nodernas fábricas y aln1acenes australia~
el regreso de los an1ericanos. Así, en Espíritu Santo 1 en 1944, el profeta .nos con la esperanza de que renunciarían a sus creencias, regres~n a sus
Tsck instó a su gente a destruir todos los bienes co1nerciales y arrojar sus aldeas 1nás convencidos que nunca de que están siguiendo la n1CJOr pres"
ropas con10 preparación para el regreso de los a1neticanos n1isteriosan1ente cripción para obtener el «cargo». Con sus propios ojos han o.b:ervado la
desaparecidos. Algunas de las revitalizaciones orientadas hacia los an1eri" abundancia fan~ástica que las autoridades no les habían pern11t1<lo poseer
canos han asignado a soldados an1ericanos específicos el papel de repat- (Lawrenee, 1964).
tidores del «cargo». En la Isla de Tana, en ·las Nuevas Hébridas, el culto
a John Fru1n1n se centra en una vieja chaqueta de soldado, reliquia de
un tal John Frun1m, cuya identidad sólo se conoce de esta inanera. Los Cristianis1no y revitalización
profetas de John Frun1111 construyeron pistas de aterrizaje, torres de con-
trol de ban1bú y naves «cargo» de paja. En algunos casos, se encendían Tan1bién la revitalización está en la raíz de los n1ítos fundan1entales
por la noche balizas de fuego y operadores de radio estaban preparados de la civilización occidental. El judaís1no y el cristianis1no son religiones
con n1icrófonos y auticulares hechos con latas para guiar los aviones «car- 111 esíánicas nacidas. de las luchas contra la pobreza, el colonialisn10 y el
go» a un aterrizaje seguro. ünperialisn10 en el antiguo Oriente Medio. El. antiguo l~sta<lo judío, fun"
Un ten1a i1nportante es que los antepasados han logrado cargar los dado por David y su hijo Salo1nón, fue conquistado y gobernado por .una
aviones y barcos en puertos estadounidenses, pero las autoridades locales sucesión de poderosos i1nperíos: egipcio 1 asirio, babilonio) persa, griego
no han pennitido dcsernbarcar el «cargo». En otras versiones, los aviones y ron1ano, en este orden. Cada conquista sucesiva no hacía s1110 au1nen.tar
«cargo» son engañados para que aterricen en un aeropuerto distinto. En la esperanza de los 1nisn1os judíos de que al final alcanzarían un status 1111"
un sentido n1etafórico, estos senti111íentos se pueden aplicar a los contex- perial propio. Esta esperanza fue alitnentada por los principale: profetas
tos coloniales reales. A menudo, los pueblos de los Mares del Sur han postbabilónícos del Antiguo Testa1nento (Isaías, Jeren1ías, Zacar1as y Eze-
sido despojados de sus tierras y recursos 1nedíante engaños (M. I-Iarris, quiel), los cuales predijeron que, finahnente) Dios enviaría un libertador
1947b). En 1964, la Isla de Nueva Hanover se convirtió en escenario divino, un incsías, que establecería el últin10, único: verdadero, justo,
del culto a Lyndon Johnson. Bajo el liderazgo del profeta Bos Malik, los saorado v eterno ünperio. Durante el período del gobierno ron1ano hubo
n1ie1nbros del culto pidieron que se les perinitiera votar a Johnson en las n1~chos ~ultos 111esiánicos y n1esías. Con10 en todos los 1novin1ientos de
elecciones de las aldeas que les ünponía la adnlinistración australiana. revitalización) entre las autoridades civiles y los n1ien1bros del culto ac~­
Se dijo que los aviones que pasaban por encin1a de sus cabezas por la bó por estailar un conflicto político"111ilitar directo. En el año del i:ac1-
noche eran aviones del presidente Johnson que buscaban un lugar dónde 1niento de Jesús, el gobernador ron1ano \Taro crucificó a 2.000 n11en1-
·H4 Introducción a la antropología general La religión como adaptación 445

bros de cultos mesiamcos. Una continua serie de levantamientos mesiáni- religiones eclesiásticas establecidas, poco tiempo después el cristianismo
co-militares precedieron y siguieron a los episodios mesiánicos en que desempeñó un papel clave en la defensa de los privilegios y desigualdades
intervinieron Juan el Bautista y Jesús. Según el historiador y testigo ju- característicos de la relación entre la clase dirigente y el campesinado.
deorromano Flavio Josefo, miembros revolucionarios de los cultos dirigi- Estas eran esencialmente las mismas desigualdades que habían dado lu-
dos por «impostores religiosos» recorrían el campo «saqueando las casas de gar a los movimientos mesiánicos del primer siglo después de Cristo. Bl
los ricos, matando a sus ocupantes y prendiendo fuego a las aldeas, hasta cristianismo, sin embargo, prometió que el mesías volvería y finalmen'te
que su locura incontenible penetró en todos los rincones de Judea» (Jo- establecería un nuevo reino libre de la pobreza y el trabajo. Esta doctrina
sefo, 1970). Estos levantamientos culminaron en dos guerras mesiánicas nunca perdió del todo su potencial revolucionario. Desde el siglo x en
totales, las cuales estuvieron a punto de derrotar a las fuerzas romanas. a?elante, Europa se vio asolada por una serie continua de guerras reli-
En la primera, que duró desde el 68 hasta el 73 d. C., el ejército ro- - giosas, cruzadas, revueltas campesinas y levantamientos mesiánicos. Una
mano fue dirigido por Vespasiano y su hijo Tito. Estos generales llega- de las causas fundamentales de estos levantamientos fue el surgimiento
ron a ser emperadores de Roma a causa de su éxito en la represión de del capitalismo. El desarrollo del comercio, mercados y banca obligó a Ja
los «bandidos» mesiánicos. Entre los mesías y profetas judíos que conti- clase dirigente feudal a participar en empresas orientadas a maximizar
nuaron la guerra, el más famoso fue Manahem. Josefo culpó del millón de los beneficios. Como consecuencia, se socavaron las relaciones paternalis-
muertes sufridas por los judíos a Manahem y a otros mesías «falsos men- tas características de los señoríos feudales y de los barones encastillados.
sajeros [que] inducían a la gente a creer que la liberació~ sobrenatural Se dividieron las tenencias de tierras y los siervos y criados cedieron el
sería, sin embargo, suya» . La segunda y última gran rebelión contra Ro- paso a los arrendatarios y aparceros. Los campesinos perdieron su tierra
ma ocurrió en los años 132-136 d. C. Fue dirigida por Bar Kochva, Hijo y gran número de gente empezó a vagar en busca de trabajo en las ciu-
de una Estrella, quien, a causa de sus victorias milagrosas, fue identifica- d~d:s. Aumentaron la pobreza y Ja alienación, lo mismo que las pre-
do por el gran rabino de J erusalén como el mesías tanto tiempo esperado. d1Cc1ones sobre la vuelta de Cristo.
La gente contaba haber visto a Bar Kochva montado en un león. Des- La gente creía que el fi n del mundo se estaba manifestando ante sus
pués de la muerte de Bar Kochva durante una batalla los romanos arra- ojos. El pecado y lujo del clero, la polarización de la riqueza, las ham-
saron miles de aldeas, ejecutaron a 500.000 miembro; del culto y trans- brunas, las pestes, la amenaza del islam y las 1ncesantes guerras entre
portaron como esclavos al extranjero a millares (W. Wallace, 1943). facciones rivales de la nobleza dieron lugar a una continua serie de revi-
Está claro que la difusión del culto mesiánico judío de carácter pacífico talizaciones mesiáñicas. Muchas de las cruzadas contra el islam estaban
en que acabaría convirtiéndose el cristianismo guardó una estrecha rela- dirigidas por profetas mesiánicos. En el siglo x1v, las gentes de Turingia
ción con los intentos malogrados por parte de los mesías militares vendieron sus posesiones, dejaron de trabajar y se prepararon para el Jui-
de derribar el Imperio Romano. Aunque Jesús fue crucificado en el año cio F~nal flagelándose hasta que brotaba la sangre. Durante el siglo xv, los
30 ó 33 d. C., el primer evangelio no se escribió hasta que J erusalén fue tabontas se prepararon para el fi n del mundo aboliendo la propiedad pri-
destruida por Tito. Al ver que los generales que habían conquistado Is- vada v estableciendo una comuna militar de «espíritus libres» dirigida
rael estaban sentados en el trono imperial, muchos judíos y otras mino- ~or profetas mesiánicos. 'En 1476, un profeta llamado Hans Bohm tuvo
rías que vivían bajo el dominio romano rechazaron la idea de una salva- una visión en la que .se le dijo, como a los profetas «cargo», que los po-
ción militar y recurrieron en su lugar al sueño de la redención por un bres dejarían de pagar impuestos y que muy pronto toda la gente tendría
mesías cuyo «reino» no era de este mundo. Se dispone de numerosos igual acceso a bosques, ríos, pastos y caza. Peregrinos de toda Alemania
elementos de juicio de que la imagen de Jesús como «Príncipe de la Paz» afluyeron a la casa de Bohm en Niklashausen. Los peregrinos formaban
no cobró forma hasta después de la caída de Jerusalén (Brandon, 1968a, b; largas columnas cogidos de Ja mano, cantaban canciones revolucionarias y
M. Harris, 1974b) . Una cosa parece cierta: Prescindiendo de las inten- llamaban a todos «hermanos» y «hermanas» (Cohn, 1962).
ciones de Jesús, el gobernador romano le trató como si fuera culpable La reforma protestante estuvo estrechamente vinculada a estos movi-
de un crimen político. La crucifixión era el destino común de todos los mientos mesiánicos. Martín Lutero estaba convencido de vivir en los Ul-
mesías militares declarados culpables y sus seguidores. timos Días y que la venida de Cristo era inminente. Cuando condenó los
movimientos campesinos comunitarios de talante radical que pretendían
una redistribución de la riqueza, su discípulo Thomas Müntzer se volvió
Revitalizaciones en Europa contra él y le acusó de haberse coaligado con los responsables de la mi-
seria de los campesinos. Müntzer caracterizó a los señores y príncipes que
Con la conversión del emperador romano Constantino, el cristianis- apoyaban a Lutero como «canallas impíos», «semilleros de la usura, el
mo pasó a ser la religión oficial del I mperio Romano. Al igual que otras hurto y el robo» y «ladrones que usan la ley para impedir que otros ro-
La religión coino adaptación 447
446 Introducción a la antropología general
capacidad de los individuos y los grupos locales para establecer re}¡1cioncs
ben». Convencido de que la gran revuelta ca1npesina de 1525 era el íní- intergrupales adaptativas (véase p. 274). Rodeando las prohibiciones del
cio del Nuevo J:Zeino, Müntzer asu111ió el 1nando del ejército can1pesino. incesto de la aureola de .lo sagrado, acaba por prevalecer el interés indivi-
Dí os le habló y le pro1netió la victoria. Di jo a sus seguidores que él los dual y colectivo a largo plazo, y las an1bigüedades y dudas que el individuo
protegería contra la artillería del cnen1igo cogiendo las balas de_ cañón con experiinenta al renunciar a las relaciones sexuales prohibidas se i-esuelVen
la inanga de su capote. Cinco n1il seguidores <le Mün~zer n1ur1er?n. en la inás decísíva111ente de lo que de otro niodo sería posible. Esto no significa
batalla y él n1isn10 fue capturado) torturado y decapitado. Mov11111entos que el incesto no se produzca o que se disipen todas las dudas psicológi-
1nesiánicos sin1ílares continuaron durante los siglos xvr y xvrr, siendo los cas, sino que tales dudas son objeto de un conti-ol social efectivo.
n1ás conocidos los relacionados con los anabaptistas. Una tensión sin1ilar entre costos y beneficios a corto y a largo plazo
Moviinientos con1unitarios actuales, co1no el del 1'e1nplo del Pueblo, en- puede explicar el origen de ciertos tabúes dietéticos considerados con10
cabezado por el reverendo Jí1n Jones, perpetúan esta tradición de lucl~a obligaciones sagradas. I)or ejen1plo, es probable que la antigua prohibi-
n1esiánica contra fuerzas aplastantes. Unos 900 nüe1nbros de este 1T1ov1- ción israelita del consun10 de la carne de cerdo refleje la contradicción
1nicnto con1unitario n1urieron envenenados en 1978 en Jonesto\vn, Gu- entre la tentación de ci-iar cerdos y las consecuencias negativas de criar
yana, con la esperanza de encontrar una vida 1nejor en el ci_elo que en el anin1alcs que sólo son útiles para carne. Los cerdos necesitan son1bra y
asentan1íento de Ja jungla, 1nílitarizado y cargado de tensiones, al que hun1edad para regular la ten1peratura de su cuerpo. Con la progresiva
se Je había puesto el non1bre de su psicótico líder n1esiánico. . . . . deforestación y desertización del Oriente Medio, causadas por Ja difusión
Las revitalizaciones co1nunitarias, con su base en los pnnc1p1os cris- e intensificación de la agricultura y la ganadería y por el creciiniento de-
tianos de la fraternidad, el a111or, la caridad y la condena de la riqueza, n1ográfico, las zonas adecuadas para Ja cría de cerdos se hicieron escasas.
pueden considerarse con10 antecedentes directos de las «.revit.alíz?ciones» De ahí que un anünal, en otro tie1npo criado y consun1ido con10 fuente
seculares que condujeron a la H.evolución Francesa y al 1gualitansn10 ra- relativan1ente econón1ica de grasa y proteínas, ya no pudiera ser ci-iado y
dical de ]as doctrinas de Marx y Lenín. Es irónico, por consiguiente, que consun1ido por gran nún1ero de personas sin que disniínuyera la eficiencia
Marx (1973: 14) calificara a la religión de «Opio del pueblo». Bajo con- del principal siste1na de producción ali1nentaria (J-:Iarris, 1979c; cf. Diener
diciones adecuadas para el desarrollo del liderazgo niesiánico, Ja religión y H. obkin, 1978). Sin en1bargo 1 persistió la tentación de continuar la prác~
ha de1nostrado una y otra vez su capacidad de 1novilizar a las 111asas opri- tica de Ja cría de cerdos; de ahí la invocación de inandarnientos sagrados
111idas y explotadas para forn1ar no sólo autón1atas co1no los de Jone~t?\VD, en la antigua religión hebrea. Obsérvese que la explicación del antiguo
sino tainbíén ejércitos revolucíonatíos. })e.pendiendo de las cond1c10~1es origen de este tabú no da cuenta de su perpetuación en el presente. Una
subyacentes, la teligión puede ser, pues, totahnente conservadora, radical vez puesto en práctica, el tabú contra la carne de cerdo (y otros alin1en-
o cualquier otra cosa intermedia (Cohn, 1962; Thrupp, 1962; Lanterna- tos) adquirió la función de den1arcar o delin1itar las 1ninorías étnicas ju-
ri, 1963; Hohsbawm, 1965; E. Wolf, 1969). días frente a otros gi-upos e incrernentar su sentido de identidad y soli~
claridad (véase p. 352). Fuera del Oriente Medio, dejó de cumplir una
función ecológica, pero continuó siendo útil en el nivel de las relaciones
Tabú, religión y ecología estructurales.
La adaptativídad ·ecológica general de tabúes que regulan fuentes po-
Con10 se analizó en el capítulo anterior, la religión puede considera1~se tencial111ente in1portantes de proteínas anin1ales en la cuenca an1azónica
cotno la concentración del sentido de lo sagrado. En las teorías de Enule ha sido estudiada por Eric Ross (1978). Ross sostiene que los achuarn ni
Durkheiin lo saorado es el sentin1iento de ten1or reverencial que suscita el cazan ni coinen algunos grandes anin1ales, con10 el ciervo, el tapir y el pe-
poder de Ía vid; social. Se deduce de ello que la apelación a la naturaleza carí de pico blanco, porque hacerlo supondría sustraer esfuerzos a la caza
sagrada de una regla que rige las relaciones interpersonales o la relación de especies gregarias abundantes, relativan1cntc accesibles y 1nenos cos-
entre una población y su entorno será útil para resolver las incertíduin- tosas, con10 111onos, aves y peces. Los costos de obtener especies con10
bres que la gente puede experin1entar respecto a lo que debe .I:acer. el ciervo y el tapir entre los achuara son prohibitivos debido a que viven
Por ejemplo, la prohibición del incesto dentro de la familia nuclear en aldeas dispersas y n1uy pequeñas y no pueden forn1ar partidas de c<lza
se considera en todo el inundo con10 una obligación sagrada y la viola- con el suficiente nún1ero de hon1bres co1no para petseguir, 1natar y traer
ción del tabú del incesto co1110 un acto sucio o antisagrado. Una explica- a los aniinales n1ás grandes.
ción plausible de este poderoso sentinüento es que el i1;divi~uo está fuer- Ross subraya Ja necesidad de concebir los tabúes dietéticos desde una
ten1ente tentado a con1eter el incesto, pero que las satisfacciones a co1:to perspectiva dinán1ica a largo plazo. Especies que en un tien1po son abun-
plazo que podría obtener de tales actos tendrían ~ la lar_ga consecuei;c1as dantes y fáciltnente accesibles pueden después escasear y extinguirse. Los
negativas, para él y para la continuidad de la vida social, al reducir la
448 Introducción a la antropología general
La religión como adaptación
449
tabúes pueden can1biar de la indiferencia casual hacia un ani1nal .escas~
d ·¡· ·¡ de J al)•¡¡· a la interdicción saorada del consu1no de su carne. S1 No obstante, la religión hindú prohíbe el sacrificio de ganado vacuno
O 1 lCl 1, ' ' 0
'bj j b' ·e-
el anín1al vuelve entonces a ser abundante, es po~1. ~ que e ta u lse 1 y hace un tabú del consu1no de su carne. A n1enudo 1 se responsabili2a
!aje 0 desaparezca del todo. Esto plantea la pos1b1hdad de que a guno.s a estos tabúes de Ja creación de gran nú1nero de vacas viejas, decrépitas,
tabúes dietéticos entre bandas y aldeas en real.1dad func1a_ne~1~ con10 ~11~d1- estériles e inútiles. Se describe a estos aní1nales con10 si no hicieran otra
das de conservación que ayudan a alejar el .peligro de cxt1nc1011 de c1e1Mtos cosa que vagar sin objeto alguno por los campos de Ja India, obstruyendo
recursos al.1111cntar1os· (R oss, 1978·, ef . Lizot " , 1979·, Ross ' 1979·, c- las carreteras, deteniendo trenes, robando alin1entos en el n1ercado y blo-
Donald, 1977). , q11eando las calles de Ja ciudad. Un exan1en n1ás n1inucioso de algunos de
1
- j ar a es t e resp ee to el origen de la palab1a taou
H.eviste interes ' sena L.J • los detalles del ecosiste1na del subcontinente indio sugiere, sin en1bargo,
Se trata de un térnüno polinesio que denota 1~ p1áctlca .seguida por lo~ que el tabú en cuestión no dis1ninuye la capacidad del actual siste1na in-
jefes polinesios al lín1itar el acceso a ?lgunas tterras cultivabl~s. ago:adas dio de producción de alin1entos para 1nantener la vida hu1nana.
0 a zonas litorales esquiln1adas de su riqueza p~squcra. Cualquier persona Co1no se discutió en el capítulo 19, la base de la agricultura india tra-
que violara estos tabúes era objeto de un castigo tanto natural con10 so- dicional es el arado tirado por bueyes. Cada can1pesino necesita al n1enos
brenatural. dos bueyes para arar los can1pos en el n101nento oportuno del año. A pe-
:->:1r de Ja in1presión de que existe un excedente de ganado vacuno, el he-
cho central de la vida rural india es que hay un déficit de bueyes, puesto
La vaca sagrada que una tercera parte de las unidades do1néstícas ca1npesinas poseen n1enos
de una pareja. Muchas vacas son den1asiado viejas 1 decrépitas y enfern1as
El caso de la vaca sagrada en la India se ajusta a la teoría general de para reproducirse con10 es debido. En esta situación se cree que la pro-
que la carne de algunos anin1alcs se, ~onvicrte . en tabú cua~1do , fe vuelv~ hibición del sacrificio y consun10 de la carne de vaca ejerce un efecto per-
111u 1 costosa debido a can1bios ecologicos. Al igual que los .cercos en e judicial. Porque en lugar de n1atar a las vacas secas, estériles y viejas, se
Ori~nte Medio. el ganado vacuno fue sac;i~ícado.
y cons:1n11do con ba~: nos presenta al can1pesino hindú con10 sí actuai-a bajo la obsesión ritual
t'tnte libertad en la India durante el Neohuco. Sin en1ba1go, con el su1 de preservar la vida de cada anin1al sagrado) no iinporta cuán inútil pue-
'in1iento del Estado y de densas poblaciones rurales y urbai:a~, el ganado da ser. Sin en1bargo, desde el punto de vista del agricultor pobre estas
~acuno ya no se pudo seguir criando en ~1ú1~1cro
suf1c1ente , co~1;0 cri::ituras relativa1nente indeseables pueden ser bastante esenciales y úti-
ara servir a la vez de fuente de carne y de pr1nc1pal, fuerza de tracc1on les. El agricultor preferiría tener vacas 111ás vigorosas, pero lo que le ün-
~ara tirar de arados. Pero cuando se desarrolló ~l
tabu contra :I .e1:1pl.eo pide alcanzar este fin no son los tabúes contra el sacrificio, sino el dé-
del ganado vacuno, adoptó una forn1a bastante d1~erente ~el tabu. israeh~a ficit de tierras y pastos.
contra el cerdo. Mientras que el cerdo era apreciado casi exclt;s1va1ncnte Pero ni siquiera las vacas estériles suponen, en 1nodo alguno una pér-
1
1JOr su carne, el ganado vacuno lo era por su leche y, en e~pec1al 1 por ?u dida total. El estiércol constituye una aportación funda1nenta1 al siste1na
¡·uerza d e tn1cc1on
., (p . 382) · Así
, ' cuando los cerdos se volvieron
b' demasia-
d b, energético con10 abono y. con1bustible para la cocina. Se necesitarían n1i-
do costosos para su cría con10 carne, todo el anin1al fue o Jeto e ta u llones de toneladas de fertilizantes artificiales a precios fuera del al-
·
y a1)On11nac1on.·' p ero
· cuando
, ocurrió esto con. el ganado
. vacuno,, au1nen- cance del pequefio agricultor pata co1npcnsar la pérdida de estiércol si
tó su valor con1o fuente de fuerza de tracc1ón (la . tierra ten1a q:1e . ser se enviara un nú1nero iinportante de vacas al n1atadeto. Co1no Ja bofii-
arada 111 ás intensiva1nente cuando au1nentó la poblac1ó1:). Po\. c?;1s1y\11Jn: ga de vaca es una fuente Ílnportante de co1nbustible para la cocina)
te, tenía que ser protegido en vez de aborrec1do 1 y as1 la re 1g1on 11n L~ el sacrificio de un nú1nero i1nportante de anitnales exigiría tan1bién la
hizo hincapié en el deber sagrado de abstenerse de matar el ganado. va con1pra de costosos sustitutos, co1no n1adera, carbón o queroseno. La bo-
cuno 0 corner su carne. }lay que señalar que los brah111anes, en otro tre1~­ fiiga de vaca es barata porque las vacas no con1en ali1nentos aptos para
po Ja casta responsable del sacrificio ritual del gana_do .~acuno,, despues el consu1no hu1nano. En vez de esto se ali1nentan de los rastrojos aban-
se convirtieron en la casta 1nás preocupada por su .P~-~tecc1on y n1as opues- donados en los ca1npos y de hierbas que crecen en laderas escarpadas cu-
ta al desarrollo de una industria basada en el sacr1~1c10 del ganado vacuno 1
netas de carreteras, terraplenes junto a vías férreas y otras tierras no cul-
en la India (Harris, 1977; cf. Simons, 1979; Harns, 1979b). , , ., tivables. Esta constante búsqueda de desechos da Ja Ílnpresión de que las
·Pero qué sucede con la vaca sagrada hoy en día? ¿Es la proh1b1c~on vacas están deainbulando de aquf para allá sin objetivo alguno) devoran-
religlosa del sacrificio y consumo del ganado vacuno un rasg? adaptando do todo lo que encuentran a su alcance. Pero la n1ayoría de las vacas tie-
0 desadaptativo del hinduis1no 1nodcrno? Todo el ri;undo i:sta de acu~t o nen un propietario y 1 en las ciudades, después de hurgar entre las basu-
en que la población hun1ana de la India necesita 1nas calor1as y prote1nas. ras del n1ercado y mordisquear en los céspedes de sus vecinos, cada ani-
mal vuelve a su establo al final del día.
450 Introducción a la antropología general La religión como adaptación
•1')!
En un estudio sobre el equilibrio bioenergétíco implicado en el com- vaca to~1a un nuevo significado en el contexto del ecosístcn1a indin.
plejo ganadero de aldeas en Bengala occidental, Stewart Odend'hal Como dice Mahatma Gandhi:
( 1972) descubrió que «básican1ente, el ganado convierte artículos de poco
valor hutnano directo en productos de utilidad hu1nana in1nediata». Su 1:e resulta o~vio por. qué la vaca fue seleccionada para su apoteosis. La vaca
eficiencia energética bruta en el su1ninistro de productos útiles era va- e1a en la In~ia la me1or c?;npañe,ra. Era la donante de la abundancia. N(; sólo
rias veces inayor que la característica de la producción agroindustríal de daba leche, sino que ta1nb1en hacia posible la agricultura (1954: J).
carne de vaca. Concluye que «juzgar el valor productivo de las vacas in-
dias sobre la base de criterios occidentales es inadecuado». Hay qu~ advertir al estudiante de que todas las teorías presentadas
Aunque se pudiera inantener o rebasar el nivel actual de producción ~n es~e c~?itulo son controvertibles y objeto de gran debate, discusión e
de bueyes y estiércol con menos vacas de razas n1ejores y de n1ayor ta- - 1nvestigac1on de c~1npo: N? .hay qt~e tomarlas co1no verdades últünas. Co-
1naño, se plantea el proble1na de cómo distribuir estas vacas entre los n:~ todas las teor1as c1ent1ficas, solo s~ pueden inantener de niodo pro-
agricultores pobres. ¿I-Iay que expulsar de la tierra a los agricultores que y1s1on~l, Y es ~ro.bable que la futura investigación las niodifique y ine-
JOre, s1 no las el1m1na.
sólo tienen uno o dos aniinales decrépitos?
Aparte del proble111a de si se podrían 1nantener los niveles actuales de
producción y productividad con 111enos vacas) está la cuestión, n1ás. ~r~­ Resun1en
cial desde un punto de vista teórico, de si es el tabú contra su sactif1c10
el que explica la razón observada entre ganado vacuno y gente. Esto pa- Las variedad~s. de creencias y prácticas religiosas están influidas y
rece sun1an1ente ünprobable. A pesar de la prohibición del sacrificio, los adaptadas a cond1c~~nes estructurales e inftaestructuralcs. Por ejemplo, hay
agricultores indios seleccionan sus rebaños y ajustan las proporciones en- una ~str~c:,ha relac1on. entre las religiones eclesiásticas y el Estado. La
tre los sexos a los cultivos, cli1na y condiciones regionales. J_,a 1nuerte organ1zac1on de los dioses refleja la organización de la sociedad con1o
del ganado vacuno se provoca por varios inedios indirectos equivalentes s:1ce<le con los seres supren:os que castigan las transgresiones. La' mora-
a las fonnas de negligencia benigna y n1aligna discutidas en e.l capítulo 1~ lidad sobrenatural se correlaciona con las clases sociales.
con respecto al control de la población hu1nana. Podernos Juzgar la efi- . La tende~c:,ia de las religiones eclesiásticas a preconizar ctedos univet·
cacia de esta fonna de control por el siguiente hecho. En la llanura del s,al.r:tas .tamb1en n1uestra la relación entre econon1ía política y super-
Ganges, una de las ·regiones inás ottodoxas en 1nateria religiosa de la ~strnctuta~ Con el desarroll? del Estado, el objetivo de la guerra cambió de
India hay más de 200 bueyes por cada 100 vacas (Vaidyanathan, 1978). L1 expuls10!1 de la poblac1on. enenuga a su incorporación dentro de siste-
Dejando a un lado el punto de vista del agricultor individual, hay va- 1,1.1as :n1per1ales. Esto puso, fin a la práctica de torturar y co1ner los pri .
rias razones lJara concluit que los tabúes hindúes tienen un efecto tnás .s1one1os d~ g~e1Ta. Y llevo al desarrollo de religiones universalistas de
bien positivo que negativo sobre la capacidad de sustentación del eco* an1or Y miser~c~1:d1a. J_,a religión eclesiástica azteca no se ajustó a esta
sistetna. La prohibición del sacrificio, cualesquiera sean sus cons~cuenci~s pauta. El sacr1f1c10 hui:nano y el canibalisn10 se volvieron 1nás in1portan.
en la selección de los rebaños, desalienta el desarrollo de una industria tes cuan~o el Estado se hizo !nás poderoso y las guerras se emprendían
envasadora de carne. Esta industria sería ecológica1nente desastrosa en n? para 1nco:~o.rar las poblaciones conquistadas, sino para obtener n1ás
una tietra tan densan1ente poblada con10 la India. A este respecto hay \?~t~1nas sacr1ftc1ales. Una teoría que explica los rasgos únicos de Ja re-
que señalar que el output de proteínas del sisten1a existente es ünpor~ ltg1on azteca es que s; .habían agotado los recutsos de proteínas anÍ!na-
tante. Aunque las vacas indias producen poca leche según los criterios les en el centro de Mex1co. Al Estado azteca le resultaba difícil abstener-
occidentales, no obstante, aportan cantidades de ptoteínas críticas aun~ se de tecompensar a sus ejércitos con la carne de los soldados cncniiaos
que pequeñas a la dieta de rnillones de petsonas. Aden1ás, se consun1e una e:1. su esfuetzo por justificar, au1nentar y consolidar el poder de la cl~se
cantidad considerable de carne de vaca en el transcurso del año puesto 1 ~l.1ngente. El ag.ota1nient? de los recursos de proteínas anin1ales entre los
que los anÍlnales que 1nueren de n1uerte natural los con1en los parias de- ·~ztecas se refleJa en la 1n1portancia dada en su dieta a los insectos, gu·
voradores de carrofia. Finalmente, hay que sefialar la función crítica de sanos Y algas. ~unque se pueden obtener raciones equilibradas de proteí-
la prohibición del sacrificio durante épocas de hambre. Cua11do el ham- nas d~ estos alunentos, así corno del niaíz y las judías el énfasis en la
bre cunde por el campo indio, el tabú contra el sacrificio ayuda a los cam- <~bten.c1ón. Y consun10 d~ carne d~ anin1.ales vertebrados y productos lác-
1

pesinos a resistir la tentación de cotner su ganado vacuno. Si esta tenta- t,~?s 1efle1a una esttateg1a, adaptativa, universal para n1axin1izat la ptoduc·
ción triunfara sobre los escrúpulos religiosos) les resultaría in1posible ~Ion Y consun10. ?e prote1nas. La busqueda de carne hu 1nana por los az.
plantar nuevos cultivos cuando llegaran las lluvias. Así, la fuerte resis- t~cas era expte.s1on de la estrategia adaptativa; no se pudo suprimir de·
tencia de los santones hindúes al sacrificio y consun10 de la carne de brdo al agotamiento de las fuentes alternativas de carne anÍtnal.
- E

452 Introducción a la antropología general La religión como adaptación

La revitalización es otra categoría de fenón1enos religiosos que no se dcsei-tización. Una relacio'11 ana'l oga entre costos y b encfícios ,1 lül 10
puede entender al margen de las condiciones político-econó1nicas. Bajo .largo
. lplazo puede/ también. exp rIC~t l a pauta d e uso y no uso <e 1 t l<'J \'to»·'
tensiones político-econón1icas, las castas, clases, tninorías y grupos étnicos ,~1111na es Y tabucs asociados a diversas intensidades de lo sagiado qiic
subordinados desarrollan creencias y tituales enderezados a alcanzar una ~ab~ observa~ en a1dc:as de diferentes tatnafi.os del bosque tropical- nina
drástica n1cjora en su bienestar in1nediato y/o en una vida futura. Estos ~(:nido. Un e¡emplo final de; Ja for1na en que tabúes y relígiones ent.cl'a~
inoviinientos tienen la capacidad latente de atacar a los grupos donlÍnan- sc ª aptan a contextos poht1cos, econó1nicos y ecológicos ca1nbiantes es
tcs directa o indircctan1ente a través de la acción política o n1ilitar; por 1a vaca sagrada en la India.
otra parte, se pueden replegar sobre sí 1nis1nos y acon1odarse recurriendo 'fodas estas teorías se consideran controvertibles y son objeto de dis-
a doctrinas y rituales pasivos que itnplican una culpa individual, drogas y cusiones y debates en la actualidad.
conten1plación.
Las revitalizaciones de los an1ericanos nativos fueron al principio pro-
testas violentas contra el genocidio y el etnocidio. Los profetas predijeron
la expulsión de los blancos si los americanos nativos abandonaban la be~
bida y las luchas internas. Más tarde, hubo visiones en las que los blan-
cos eran barridos hacia el mar después de la llegada de un gran tren car-
gado con antepasados resucitados. Los sioux se pusieron las ca1nisas de
la Danza de los Espítitus para protegerse contra las balas. Después de la
represión del movimiento de la Danza de los Espíritus, la revitalización
volv:: a una renovación conte1nplativa de las tradiciones nativas, corno
la religión peyotista. En los últimos tiempos, la lucha de los ameri-
canos nativos se ha vuelto n1ás secular y legalista.
Las revitalizaciones «cargo» de Melanesia y Nueva Guinea vaticinaron
el retorno de los antepasados en barcos cargados de bienes co1nerciales
europeos. Posterior1nente, los aviones y las naves espaciales sustituyeron
a los barcos de vela y a los buques de vapor. Los cultos «Cargo» refleja-
ban una incon1prensión de los siste1nas estatales industriales por pueblos
que vivían en el nivel aldeano de la evolución política cuando entraron
en el siste1na de traba jo asalariado.
La revitalización también es un te1na fundatnental del antiguo judaís·
mo y cristianisn10. Durante el período de doininación ro1nana en Palestina
existieron muchos 1novünientos 1nesíánicos que buscaban el derrocamien·
to del Imperio Romano y el establecimiento de un cielo sobre la tierra.
Movilnientos sitnilares dese1npeñai-on un papel ünportante en la histoi-ia
europea y estuvieron estrechan1entc asociados a la reforma protestante.
Los te1nas de la revitalización continúan caracterizando a muchos cultos
conte1nporáneos en los Estados Unidos.
Las creencias y rituales religiosos también muestran relaciones adap-
tativas en forma de tabúes. A menudo los tabúes adoptan la forma de
111andatos sagrados que resuelven las ambigüedades y controlan la tenta-
ción de desarrollar conductas con10 el incesto, que tienen beneficios a
corto plazo pero que, a la larga, son socialmente perturbadoras. Con este
enfoque se pueden exa1ninar 1nuchos tabúes sobre anin1ales cuya explo-
tación provoca consecuencias ecológicas y económicas ambiguas. Por ejem-
plo, el tabú del cerdo entre los antiguos israelitas se puede comprender
como una adaptación al cambio de los costos y beneficios de la cría de
cerdos, provocado poi- el creciiniento demográfico, la deforestación y la
Capítulo 23 Lenguaje y cultura

LENGUAJE Y CULTURA 0rra n1anera de expresar Jo mísmo consiste en afirn1ar que el lcngDajc
hu1nano es, desde el punto de vísta semántico, infinitamente productivo
(Hockett y Asher, 1964). Esto significa que a cualquier mensaje que envie-
1nos siempre podreinos agregar otro cuyo contenido infor1natívo no . se
puede predecir a partir de la infonnación existente en los 1nensajes anterio-
res, y que pode1nos continuar añadiendo mensajes sin pérdida alguna eh la
eficiencia con la que se codifica tal inforn1ación (aunque la «descodíficación»
··-·~la co1nprensión del mensaje- puede ser cada vez inás difícil, con10 en
esta oración).
El estudio clásico de C. R. Carpenter (1940) sobre el lenguaje de los
1.;ibones muestta los lín1ites de la productividad de los lenguajes prÍlnates
no hun1anos. Carpenter descubrió que los gibones tienen nueve tipos princi-
pales de lla1nadas. Estas lla1nadas transn1iten infor1nación social1nente útil
tal con10: «estoy aquí»; «estoy enfadado»; «seguíd1ne»; «aquí está el alí-
1nento»; «¡peligro!»; «estoy herido». Puesto que cada llan1ada puede re-
petirse en diferente volu1nen y duración) el siste1na del gibón posee cierto
grndo de productividad. Por ejemplo, el gibón puede decir «¡peligro!» con
diferentes grados de énfasis 1nás o 1nenos equivalentes a la serie: «¡peli-
gro!»; «¡peligro!) ¡pelígto!»; «¡peligro!) ¡peligro!) ¡peligro!»; etc. l)ero
esta serie n1uestra una productividad exigua) ya que la cantidad de inforn1a-
Este capítulo aborda los aspectos di.stin.t~vos de las Ie:iguas humanas. . .. dón transnütida no aun1enta al unísono con la longitud del 1nensaje. Una
Se con1paran los sistemas de con1un1cac1on humana e infrahu1nana, se identifican
los cotnponentes básicos de las lenguas humanas y se investigan las razones lla1nada de «peligro» repetida veinte veces seguidas no difiere 1nucho,
de su diversidad. Después se explora la relación entt:e lenguaje y cu!tura desde el punto de vista de la infonnación, de la llan1ada de «peligro» repe-
y por último, se ilustra el significado de la conciencia para el cambio cultural tida 19 veces. Por contraposición, Ja productividad del lenguaje hun1ano es
~ediante la naturaleza de los procesos de can1bio)ingüístico. su1nan1ente tfíciei1te. Para trans1nitir inforinación cada vez 111ás específica
en un ca1npo concreto, nuestros inensajes no necesitan alargarse índefini-
da1nente. Poden1os decir: «tened cuidado) hay un extraño 1novinüento
La universalidad semántica i1llí»; «creo ver un leopardo»i «está en aquel árbol». Ade1nás, estas capa-
cidades únicas de productividad no están constreñidas al pegueüo conjunto
Como se constató en el capítulo 3, la capacidad para las adaptaciones de ca1npos «de los que hablan» los gibones y otros antropoides. Antes bien,
culturales, desde la tecnología a la religión, se basa en el desarrollo bumano soinos capaces de produCir un número infinito de mensajes acerca de un nú-
del lenguaje y de sistemas de pensamiento basado.s. en él. Aunque otros 111cro infinito de campos.
primates usan complejos siste1nas de señales par~ facrl~tar su co1~du~ta social, Otro con1ponente en el concepto de universalidad semántica es el rasgo,,-
los sistemas humanos de señales son cuantitativa, s1 no cuahtat1va1nente, conocído como desplazamiento (Hockett y Ascher, 1963). Un mensaje está
diferentes de todos los de1nás modos de co1nunicación anin1al. Los rasgos desplazado cuando el emisor o receptor no tiene ningún contacto sensorial
únicos del lenguaje humano indudablemente provienen de adaptaciones directo e inmediato con las condiciones o acontecünientos a los que se
genéticas relacionadas con la 111ayor dependencia de los prin1eros ho1nínidos refiere el mensaje. Por ejemplo, no tenemos ninguna dificultad en hablar·'-
de la cooperación social y de modos de subsistencia más culturales que unos con otros de acontecín1ientos) co1no partidos de fútbol, después de
·- genéticos. El tipo de circuitos neuronales con que nacen los ~1umanos hace haber finalizado o de otros, como encuentros y citas) antes de que ocurran.
que aprender a hablar sea tan natural como aprender a caminar. El lenguaje humano es capaz de comunicar una infinidad de detalles sobre
Una tnanera de sintetizar las características especiales del lenguaje huma- 11na infinidad de campos desplazados. Esto contrasta con todos los de1nás-<
no es afirmar que hemos alcanzado lo que el lingüista Joseph Greenberg sistc1nas de comunicación infrahumanos. Por ejemplo, entre los antropoi-
llama «universalidad semántica». Un sistema de co1nunicación que tiene des, normalmente sólo el oyente n1uestra algún grado de desplaza1niento,
universalidad semántica puede transn1itir infonnacíón sobre aspectos, ám- con10 cuando un mensaje de «peligro» es con1prendido a distancia. Pero el
bitos, propiedades) lugares o acontecimientos del pasado, presente o futuro, einisor debe estar en contacto sensorial con la fuente de peligro para dar
reales, posibles o imaginarios, cercanos o lejanos. nna alarma adecuada. Un chimpancé no dice: «¡Cuidado! Puede haber un
454
456 lntroducción a la antropología general Lenguaje y cultura 4Y/

leopardo al otro lado de esta colina.» En ca1nbío) en la co1nunicación hu1na- «Cau», «chien» y «111aíson» para transn1írir significados sin1ilares) y (3) to-
na tanto el en1isor con10 el receptor están frecuente1nente desplazados, con10 d\tS las criaturas hun1anas nor1nales provenientes de cualquier población
cuando alguien habla a otro sobre cómo co1nportarsc en el futuro. Entre :1dquirirán las palabras espafiolas o francesas con igual facilidad, dependien-
._..,_los hun1anos la inayor parte de la conducta lingüística está desplazada: do de que sean enculturados (véase p. 124) en .España o Francia 1:es-
hablan1os de' fonna rutinaria sobre individuos, lugares y cosas vistos, oí- pectivan1ente. ,
dos o sentidos en el pasado o futuro, o de los que otros nos han hablado, 1-íay otro sentido importante en el que el lenguaje hun1ano es arbitra-
o que gozan de una existencia total1ncnte itnaginaria. . . rio. L,os elen1entos codificadores del lenguaje hun1ano carecen de una rela-
El desplazan1iento es el r~sgo que 1 norn1ali:1ente 1 se tiene_ ~n 1~1ente ción física regular con los acontecín1ientos y propiedades que significan ..Es
cuando se atribuye al lenguaje hun1ano la cap~c1dad de ~rans1n1ttr «Inf~r­ decir, no hay ninguna razón física intrínseca para que «agua» designe agua.
n1ación abstracta». Alguna de las inayores glorias de la vida humana. -H1: Muchos sisten1as de con1unicación infrahun1anos, por el contrario) se basan
cluyendo la poesía, la literatura y la ciencia- dependen del ~esplaza1n1e1:to; en elen1entos codificadores que se ase111ejan, forn1an parte de o son análogos
pero tan1bién algunos de los n1ayores n1ales de nuestra especie: las rnentiras a los objetos que denotan. Por ejcn1plo, las abejas descubren la ubicación
y falsas pro111esas. de las fuentes de néctar olfateando los granos de polen adheridos a las
ptltas de sus co1npañeras de coln1ena. Los chilnpancés coinunican an1enazas
de violencia ro111piendo ra111as y agitándolas o arrojándolas. Aunque tan1-
La arbitrariedad bién los hu1nanos nos con1unican1os frecuente1nente n1ediante sí1nbolos
iconográ/ícos análogos (coino an1enazar con el pufio o apuntar a un objeto
¿Có1110 alcanza entonces el lenguaje humano su peculiar capací<l.ad de deseado), los elen1entos en el lenguaje hablado tienen norn1al1nente una
desplaza111iento y productividad? Un rasgo sorprendente del lenguaje hu- relación arbitraria con su significado. Incluso palabras con10 «guau-guau»
1nano es el grado sin precedent~s en qu~ nuestros código~ .portad_or~s. de son arbitrarías. «Ding <long» puede sonar con10 una can1pana para los
infonnación se construyen a part11· de sonidos cuya forn1a fts1ca y s1gn1fica- hablantes del inglés, pero no para los alemanes, para quienes las ca1npanas
do no han sido ptogra111ados en nuestros genes. La 1nayot parte de los 1-añcn «bi1n-bam».
síste111as de con1unícación infrahumanos consiste en sefiales genétíca1nente
estereotipadas cuyo significado depende de una cc:nducta desco?i~icadora
genética1nente prog1:a111ad~. Por ete117plo, al _co.n1u~1c~r st:, recep~1v1~a? .se- La dualidad de organización
xual, una perta c111lte senales qu1n11cas cuya inte1p1etac1on esta genetica-
mente progra1nada en todos los petros sexuali17ente madu~·os. Las paut?s El «inilagro» de la universalidad sen1ántica es que ésta se alcanza 1ne-
de llamada de los primates, como las de los g1bones de Carpen ter, estan di:-1nte un nlunero inuy pequeño de sonidos arbitrarios llan1ados fonentas.
algo menos vinculadas a progran1as genéticos específicos y se ~abe , que Los fonc1nas son sonidos que los hablantes nativos petcíbcn co1no dístín-
varían entre grupos locales de la 111isina especie. Pero el repertorio ?asrco 1os, es decir, como cont.rastantes con otros sonidos. Los fonen1as aislados
de sefiales de los sisteinas de co1nunicación de los pri1nates es específico de carecen de significado, pero cuando se con1binan en secuencias prescritas
la especie. Las expresiones faciales, los gestos 111anuales, los gritos) quejidos transn1íten un significado definido. Los sonidos contrastantes en la palabra
y chillidos de los chin1pancés constituyen un repertorio genética1nente con- inglesa «cat» no significan nada por sí solos; pero con1binados significan un
trolado que es co111partido por todos los chi111pancés. pequefio anii11al. En orden inverso ( <~tack»), los n1is111os sonidos significan
No sucede así con los lenguajes humanos. Bien es verdad que la ca~a­ untt pequefia tachuela o una 111aniobra de navegación. Así, los elen1entos
cidad general para el lenguaje humano es tan1bién específica de la espe71e. básicos en el lenguaje hun1ano tienen dualídad de organizacíón: los n1ísn1os-:-
Es decir, la capacidad de adquirir unívers~lidad se1nántica está ge~é:1ca­ sonidos contrastantes se con1binan y recon1binan para forn1ar 1nensajes di-_.._
inente detertninada. Sin einbargo, los constituyentes reales de los cod1gos ferentes.
lingüísticos hun1anos están práctica1nente libres de constricciones genéticas Teóricamente, la univetsalidad sen1ántica se puede obtener inediante un
(prescindiendo de aspectos tales como la fisiología del oído y del conducto código cuya dualidad de organización se base sólo en dos señales distintivas.
vocal). Ton1e1nos co1110 ejen1plo poblaciones de España y Francia. Nada hay Tal es el caso de los puntos y rayas del Código de Morse y ele los signos
en los genes del español que haga probable que. vo~ablos tales c~1no «agua>>¡ binarios + y - de los ordenadores digitales. Pero un lenguaje natural
«perro» o <~casa» formen parte de su lenguaje. Se puede decir que estas con sólo dos fonen1as requeriría una cadena 111ucho 111ás larga de forn1as
palabras son biogenéticainente arbitrarias, porque: (1) no apatecen en Ja por 111ensaje n1edio que uno que tenga varios. El nún1ero n1ás pcquefio de
conducta lingüística de la mayor parte de los seres humanos; (2) pobla.c10- fone1nas que se conoce en un lenguaje natural es de trece en el ha,vaiano.
nes vecinas de Francia con las que hay un flujo iinportante de genes ut1ltzan El inglés tiene entre 35 y 40 (dependiendo de la autoridad que se cite). Una
458 Introducción a la antropología general Lenguaje y cultura

vez que existen unos diez fone111as, no hay ninguna necesidad de producir tnaner_a, entonces, son diferentes? La principal diferencia articulatori<l en·
cadenas excepcionalmente largas por 1nensaje. Por ejen1plo, un repertorio tre [ t] y [ d] consiste en la manera en que la colun1na de aire pasa a través
de 10 fonemas puede combinarse para producir 10.000 palabras diferentes de las cuerdas vocales. La vibración de las cuerdas vocales produce un efec-
integradas cada una por cuatro fonetnas. Ahora exan1ine1nos 111ás detenida- to_ sonoro e,n. el caso de la [ d] pero no de la [ t]. La [ t] y la [ d] se des-
n1ente cón10 pueden identificarse los fonen1as y cón10 se combinan para cribe1:, fonencan1ente con1? oclttsiones alveolares, pero la [d] es ,una
fonnar locuciones con significado. o,cluszon alveolar sonora, n11entras que la [ t] es una oclusión alveolar sorda.
J:<,l uso de una oclusión alveolar sorda y sonora para distinguir locuciones
Sistemas fonémicos t~les c.a:no «ten»-«den», «~ock~>-«dock», «to»-«do», «train»-«drain», es un
drspos1nvo totalinente arb1trar10 característico del inglés, pero ausente en
Los fonemas consisten en sonidos lla1nados fanos. Para que los fanos 111uchas otras lenguas. Así, el sisten1a foné1nico de una lengua deterininada
de una lengua sean eficientes como ele1nentos codificadores, deben ser se C?11.1pone de conjuntos de fonos que son arbitraría e inconscíente111ente
claran1ente distinguibles. Una manera de alcanzar un conjunto bien definido perc1b1dos por los hablantes como contrastantes.
de fonos es hacer que cada uno de ellos contraste lo 1nás posible con cual- ~a estructura del sistenza fonénzico de una lengua detern1inada es dccii:
quier otro. Pero ¿cuándo contrasta un fonü' con otro? .No hay dos fanos s~1 s1ste111a, ~e contrastes fónicos, se pone de manifiesto cxa111ina1~do varia~
que contrasten de modo «natural» entre sL Si pode111os distinguir un fone- c~ones fon~ucas obs~rvadas dentto del contexto de pares de palabras que
ma de otro, sólo es porque heinos aprendido a aceptar y reconocer ciertos tienen sonidos parecidos en todos salvo en un aspecto. La prueba consiste)
fanos) pero no otros, con10 contrastantes. Por ejetnplci, los hablantes del c!1 J~ª!'te, en preguntar a los hablantes nativos si detectan un ca111bio en el
inglés auto111áticamente consideran la [t] en «ten» y la [d] en «den» con10 s1g?1f1cado. Es~o es lo que ,se. obtie?e. en la co111paración entre «ten» y
sonidos contrastantes. (Un sín1bolo entre corchetes denota un fono.) Sin «<len». Co1npa1ando pares niznunos s11111lares de palabras podemos detectar
e111bargo, estos dos sonidos comparten en realidad Jnuchos rasgos fonéti- l,a inayor parte de los. contraste~ distintivos en inglés. Por ejen1plo, otro
cos, es decir, acústicos. Es la cultura, no la naturaleza, la que los hace dife- caso ,en el qu~ la s.°1?0.r1dad .cons.t~tuye un con.traste se halla en «bat»-«pat».
rentes. Aqu1 lo~ sonidos H11c1ales ta111b1en son oclusiones. Pero en esta ocasión se
¿Cuál es la diferencia crítica entre [ t] y [ d] para los hablantes del in- forn1an Juntando. a1nbos labios y se lla1nan oclusiones bilabiales. De nuevo,
glés? Examíne1nos los rasgos articulatorios, es decir, la 1nanera en que son una de las o~lus.1ones [b] es sonora, n1ientras que la otra [p] es sorda.
producidos por el conducto vocal (fig. 23.1): Obsérvese que cuando se pro- Para el 01~0. entrenado del lingüista, 1nuchas diferencias fónicas que
ducen ambos sonidos, la punta de la lengua presiona contra la cresta alveolar p~san dcsaperc1b1das al hablante nativo aparecerán co1no posibles conten-
justamente por detrás de la parte de arriba de los dientes. Obsérvese, ade- d1e~1tes por el status foné1nico. Por ejen1plo, la supresión de la obstrucción
más, que cuando se producen atnbos sonidos, el flujo de la colu1nna de aire ,labial en la locució11 ~<p~t>~ va acompañada de un ligero soplo de aire que
proveniente de los puln1ones es interru1npido mon1entánea111ente y después no ~ncontran1os al pr111c1p10 de «bat». Este rasgo fonético se conoce coino
liberado sóto para formar el resto de los sonidos en la locución. ¿De qué asp.tración y puede ~ácili1:1ente detectarse si se coloca la inano junto a Jos
labios y se pronuncia pr11nero «pat» y después «bat» varias veces segui-
das .. Por tanto, una. descripción fonética 111ás precisa de la [p] en «pat»
c.o.ns1ste e~ que es una oclusió_n sorda bilahia! aspirada, cuyo sí1nbolo foné-
'.'.co es [p l. A,mbas. /p/ aspirada. y no aspirada aparecen en inglés. (Un
:;1.111bolo entre linea~ inchna~as indica un fone1na.) Así, las oclusiones bila-
1
l.n.al~s en «sap» ~ «fhp» y «h1p» no son ~spiradas. De ahí surge la cuestión
Paladar duro
Cavidad
Velo
nasa! de s1 [p] y [p l constituyen fonemas diferentes. La búsqueda de un con-
traste de pares 111íni111os entre [p] y [ph] en inglés está destinada al fraca-
Uvula :-i~\ p~rque no hay ninguna locución inglesa significativa en la que la sus-
111uc10n .de [.~"] por [p] alter~ su significado. En efecto, [p] y [p"] están
en d1str1buc1on con1plen1e11tarza; es decir, aparecen regulannente en dife-
rentes niedios fónicos. Sonidos 1nuy semejantes, pero no distintivos cotno
Cuerdas vocales
1p] Y [p"] se llaman. alófonos. En cierto sentido, cualquier caso específico
tr--- Laringe de .un f~nema deternunado es un alófono puesto que tanto en térn1inos de
FIG. 23.1.-Partes del con· 11rt~culac1ón como de efecto acústico, dos expresiones'nunca son exactainen-
dueto vocal. tc iguales. Un fone1na deter1ninado designa una gaina o clase de alófonos.
D. Dorso
E. Raíz
Lenguaje y cultura
460 Introducción a la antropología general
de las palabras y las reglas para hablar con propiedad en contextos concrt>
Los fonos que aparecen regular1nente en una lengua puede que no
t?s con10 parte. de la gran1ática. Poden1os ver la existencia de regln.s que
aparezcan en absoluto en otra. Cuando el n1isn10 fono aparece en dos len-
ngen la forn1ac1ón de secuencias pennitidas de fone1nas en la reacción de
guas, puede ser foné1nico en una lengua, pero no en la otra. Y cuando
los hablantes de inglés al nombre del máximo consejero de seguridad del
fonos sin1ilares son foné111icos en dos lenguas> pueden tener un conjunto
pres1de1~te ~arter, Zbi~nie\v Brzynski. A diferencia de las reglas del polaco,
diferente de alófonos libres y condicionados. las del ingles no pern11ten con1binaciones fónicas tales co1no zb. Asünisrno,
Por ejeinplo, en el chino, las [ t] aspirada y no aspirada no fonén1icas los hablantes del inglés saben por una regla inconsciente que las palabras
de las palabras inglesas «tick» y «stick)> son foné1nicas. Asiinis1no, el chino btop o ndak no pueden existir en inglés, puesto que Íinplican cotnbinacio-
utiliza diferencias tonales como contrastes foné1nicos en fonnas que el ncs fónicas prnhibidas.
inglés no hace. Por otra parte, en inglés, las diferencias fónicas iniciales en
«luck» y «rat» son foné1nícas, nüentras que en chino no (en una posiciórí
inicial). De ahí que «rots of ruck» suene igual que <dots of luck» a un
Gran1ática: sintaxis
chino que aprende inglés.
Reglas inconscientes sü11ilares rigen la co1nbinación de n1orfe1nas en
Los morfemas oraciones. Esta ran1a de la gra1nática se lla1na sintaxis. Los hablantes nati-
vos1 pueden distinguir entre oraciones gra1naticales y no gra1naticales aun
Las unidades tnás pequeñas de la lengua que tienen un significado de- cuando nunca hayan oído antes las cotnbinaciones concretas. El ejen1plo
finido se denon1inan n1orfentas. Cada tnorfe1na, con10 cada fone111a, designa chlsico es el siguiente:
una clase de unidades básicas o ;norfos. Así co1no los fonetnas son una clase
de alófonos 1 tan1bién los 1norfen1as son una clase .de aloniorfos. Por ejemplo, Colorless green ideas sleep furiously.
Furiously sleep ideas green colorless *.
los prefijos ingleses un- (con10 en «unsafe») e in- (con10 en «Ínsane») son
111orfos que pertenecen a un n1orfe1na que significa «no». Igualmente, el
sufijo inglés cuyo significado es «dos o n1ás» tiene tres alo1norfos: /-s/ I..,os hablantes nativos rara vez pueden enunciar las reglas que riaen la
construcción de· locuciones gramaticales. Incluso una transforn1ació~1 tan
como en /kaet-s/; /-z/ como en /dog-z/; y /-ez/ como en /hors-ez/.
siinpl~ con10, lá del singu~ar en. plural es difícil de for1nular con10 regla
Los n1orfen1as pueden consistir en fonen1as únicos o en cadenas de fo-
consciente. Co1110 se ha visto, s1 se añade una «s», «cat» se convierte en
nen1as en 1nuchas co1nbinaciones y pern1utaciones diferentes. Algunos 1nor~ «Cals», «slap» en «slaps», «Íat» en «fats»; pero otra cosa sucede con
fe111as pueden aparecer aislados) por contraposición a los que sólo pueden «house»"«houses», «tose»"<<roses~>, «nose»-«noscs» y con «crag»-«crags»)
aparecer en conjunción con otros n1orfe1nas. «Hello», «Stop», «sheep» son «ÍL1g»-«flags», «hand»-«hands». (Se en1plcan tres alomorfos diferentes:
n1orfe1nas libres porque pueden constituir la totalidad de un inensaje bien /-s/, /-ez/ y /-z/, según una compleja regla que la mayoría de los hablan-
formado («Are those goats or sheep?» «Sheep»). Pero el /-ed/ para formar 1es nativos del inglés 'no pueden fon11ular.)
el pasado de «talked» o «looked» y el /-er/ de «speaker» o «singer» son J~] conjunto de. reglas estructurales inconscientes y el hecho de que estas
n1orfe1nas ligados porque nunca pueden constituir por sí solos inensajes reglas sea~1 co1npartídas por los mien1btos de una con1unidad lingüística
bien for111ados. I.,as lenguas varían a1nplia111ente en cuanto a su dependencia hncen posible que los seres hu1nanos produzcan e interpreten un nú111ero
de n1orfen1as libres o ligados. Por eje1nplo, el chino tiene n1uchos morfe1nas potenc1alinente infinito de mensajes, ninguno de los cuales necesita repetir
libres mientras que el turco tiene n1uchos 1norfen1as ligados. Las palabras con exactitud otro anterior.
son 1norfe1nas libres o co1nbinaciones de 1norfen1as que pueden constituir Noan1 Cho1nsky ha descrito esta conducta de la siguiente tnanera:
mensajes bien fon11ados. (Según esta definición, el artículo «the» no es una
palabra, sino un 1norfema ligado.) La conducta lingüística norn1al... como hablante, lector u oyente se encuen"
1

tra generalmente ante locuciones nuevas locuciones que no tienen ninguna se1ne-
1

janza física o formal con ninguna de las que se han producido alguna vez en la
experiencia pasada del oyente o, a este respecto en la historia del lenguaje
Gramática: reglas que rigen la construcción de morfemas (1973, 118).
1

La gran1ática consiste en conjuntos de reglas inconscientes para combi-


nar los fone111as en n1orfe1nas y los morfetnas en oraciones apropiadas. Al- *.Ambas or~ciones carecen de sentido; pero la pri1nera es correcta desde un punto
de vista grmnat1cal, en tanto que la segunda no. [N. del T.]
gunos lingüistas también incluyen las reglas para interpretar el significado
462 Introducción a la antr('pología general Lenguaje y cultura ·l'•"

La estructura profunda sivo, el chitnpancé Viki aprendió a decir «1na1ná>>¡ «papá>> y «taza». (:nn
la de1nostración de que el conducto vocal de los sünios no pern1ite anató
¿Có1no es posible que creemos tantos mensajes diferentes y, no obs- 1nícan1cnte la producción de algunos sonidos necesarios para el habla hu1n;1~
tante, sean co1nprendídos? Nadie está totalinente seguro de la respuesta a na (véase p. 98), la atención se ha desplazado a tratar de ensefiarles a usar
e,sta pregunta. Una de las teorías más populares es la propuesta por lenguajes de signos- y a leer y escribir. Washoe, una hen1bra chin1pancé,
Chon1sky. Según Chotnsky, toda locución tiene una estructura superficial aptendíó 160 signos estandarizados diferentes del A1neslan (An1erical) Sign
y. una estruct~1ra profunda. Las estructuras superficiales pueden parecer I.. anguaje). J\den1ás \X!ashoe fue capaz de usar estos signos de una n1anera
diferentes y, sin en1bargo, tener estructuras profundas idénticas. Por eje111- 1nuy productiva. Priinero aprendió el signo de «abierto» con una puerta con~
plo, «~eat and gravy are loved by lions» (La carne y el jugo son a1nados creta y después a111plió espontánean1ente su uso 1nás allá del contexto inicial
por los leones) es superfícialn1ente diferente de la oración «Lions love- de adiestran1iento, prin1ero, a todas las puertas cerradas y, a continuación,
1nea~ and gravy» (Los leones a111an la carne y el jugo). Sin en1bargo, a1nbas a recipientes cerrados tales con10 frigoríficos, aparadores, cajones, carteras,
oraciones to1nan como modelo una tercera oración: «Lions love n1eat and cajas y tarros. Cuando Susana, una ayudante de investigación, pisó la mu-
lions lave gravy» (Los leones arnan la carne y los leones an1an el jugo). ñeca de Washoe, ésta encontró inuchas n1aneras de decirle lo que tenía in
Esta tercera oración refleja con inás exactitud Ja «estructura profunda» que nzente: «Arriba Susana, Susana arriba; tnío, por favor, arriba; dame bebé;
se puede transforn1ar en varias frases superficialn1ente diferentes. por favor zapato; 1nás inío; arriba, por favor; pot favor, arriba; 1nás arri-
¿Cuál es la estructura profunda de una oración con10 «John kno\vs a ba; bebé abajo; zapato arriba; bebé arriba; por favor, sube» (Gardner y
kinder person than Bill» (John conoce una persona n1ás an1able que Bill)? Gardner, 1971, 1975).
Obsérvese que el significado de esta oración es a111biguo. ¿Conoce John David Premack (1971, 1976) utilizó un conjunto de fichas de plástico
un/a persona 111ás a1nable que _la que conoce Bill, o conoce John una persona para enseñar a una chín1pancé llamada Sara el significado de un conjunto
mas amable que lo que es Btll? Debe haber dos estructuras profundas di- de 130 síinbolos con los que podían con1unicarse entre sí. Pre1nack podía
ferentes que se han confundido en una única estructura superficial ainbi- forn1ular a Sara preguntas bastante abstractas tales co1no: «¿A qué es igual
gua. A través de varias inferencias) el lingüista llega a las dos estructuras una 1nanzana?» Y Sara podía respoi¡der seleccionando las fichas que signi~
profundas distintivas: ficaban «rojo>>, «redondo», «tallo» y «1nenos deseable que uvas». Pre1nack
hizo un esfuerzo especial para incorporar algunas reglas gra1natícales rudi-
John kno\VS a person/a person is kinder/more than Bill is kind. John kno\vs 1nentarias a su lenguaje hu1nano-chin1pancé. Sara podía responder adecua-
a person/a person is kind/¡nore than a person Bill kno\vs. dan1ente a la orde,n 1nediante fichas de plástico: «Sara, coloca la banana
(John conoce una persona / una persona es ainable / más amable de lo en el cubo y la 1nanzana en el plato.» Sin e1nbargo, Sara no forrnulaba estas
que es Bill. John conoce una persona / una persona es amable / más que una peticiones co1nplejas a Pre1nack.
persona que Bill conoce.) (Katz, 1971: 79-81.)
Otro intento con un chimpancé de tres años y inedio llan1ado Lana
se sirvió de un teclado controlado por un ordenador y un lenguaje escrito
Teóticamente, un conocimiento de las reglas de transformación debería
conocido con10 yerkish. Lana podía leer y escribir oraciones tales con10
también conducir a Ja identificación de las estructuras profundas que subya-
«Por favor, n1áquina, deja abierta la ventana>>¡ distinguiendo correcta1nente
cen en formas aparente1nente diferentes de decir lo 1nismo. Pot desgracia,
entre oraciones que en1piezan adecuada e inadecuada1nente y que tienen
aún no ha resultado posible identificar todas las reglas de transformación
co1nbinaciones pennitidas y prohibidas de palabras yerkish en secuencias
en ninguna lengua detet1ninada, y 1nuchos lingüistas están convencidos de
permitidas y prnhibidas (Rambaugh, 1977).
que existe una diferencia en el significado entre las oraciones de estructura
Cada año que pasa) mayor es el nún1ero de sin1ios que intercambian
profunda y sus transfot1naciones de estructura superficial (Sílverstein,
inensajes cada vez 1nás complejos con experin1entadores) 1nostrando una
1972: 376).
sen1ejanza cada vez rnayor con las capacidades lingüísticas de los niños. La
nueva estrategia ha consistido en utilizar el An1esJan desde la infancia del
Los simios y. el lenguaje ·anilnal y hacer que el sin1io fonne parte de una familia hun1ana. Francis
Patterson ha logrado un éxito espectacular con Koko, una cría hembra de
En los últimos años, una serie revolucionaria de experimentos ha mos- gorila que, hasta ahora, detenta el récord de 300 palabras Amesland. Nim
trado que las diferencias entre las capacidades d~ siinbolización y gramática Chin1sky 1 un chin1pancé macho criado en casa, con1unicaba a la edad de
de los ho1nbres y de los sin1ios no son tan grandes como antes se creía. Se veintidós n1eses con 30 signos en combinaciones de hasta cuatro signos por
han llevado a cabo muchos intentos vanos para enseñar a los chí1npancés inensaje. rfanto Washoe como Lucy, una chiinpancé criada por Roger
a hablar en la for1na hun1ana. Después de seis años de adiestramiento inten- Fouts, aprendieron a generalizar el signo para sucio a partir de heces. Lucy
464 Introducción a la antropología general Lenguaje y cultura

lo aplicó a Fouts cuando se negó a sus peticiones. Lucy ta1nbién inventó otorgaban el pren1io de la eficiencia, elegancia y belleza al latín y el do1ni
las con1binaciones «gritar daño alünento» para denonünar a los rábanos y nio de la gran1ática latina fue durante largo tien1po una condición previa
«fruto de dulce» para la sandía. Koko hizo los signos de «brazalete de para el éxito acadé1nico en Occidente.
dedo» para anillo; «tigre blanco» para cabra; «so1nbrero del ojo» para n1ás- Uno de los esquen1as n1ás influyentes para evaluar el valor relativp de
cara. Koko tan1bíén ha en1pezado a hablar de sus sentin1ientos internos, las diferentes lenguas postulaba que las gra111áticas evolucionan a través de
seüalando la felicidad, la tristeza, el temor y la vergüenza (Hill, 1978: los estadios aislante, aglutinante y flexivo. En el estadio aislante ex'isten
98-99). pocos n1orfen1as ligados y pocos ca111bios en las raíces acordes con las reglas
Muchos lingüistas y psicólogos continúan dudando de que estos experi- gran1aticales. J~l chino es una de estas lenguas. En el estadio aglutinante,
n1entos dcn1uestren la existencia de una verdadera sintaxis, en el sentido con10 en el turco o en el finlandés, los afijos o n1orfen1as ligados se unen
de reglas estructurales profundas, entre los simios (Tenace, 1979). Pero_ a raíces en largas cadenas. Finaln1ente, en el estadio flexivo, representado
está elato que las capacidades sin1bólicas y 1netafóricas genética1nente de- por el latín, hay nu111erosos 111orfen1as ligados que están sujetos a variacio-
ternünadas de los sinüos están n1ucho más próximas a las capacidades nes regulares según su función se111ántica y gran1atical dentro de una lo-
hu1nanas de lo que la 111ayoría de los antropólogos están dispuestos a adnii- cución.
tir. Con10 todavía continúan los experiinentos, sería <le111asiado precipitado l)rescindiendo de la conveniencia de la distinción aislante-aglutinantc-
predecir con exactitud hasta qué punto llegará la conversación entre gente flexivo, no hay razones históricas ni funcionales para considerar un tipo
y siinios antes de encontrar un lín1ite absoluto. con10 superior a los otros. Clasificar el chino con10 una lengua «prin1itiva»
supone no sólo ignorar la naturaleza acabada y eficiente del chino co1no
sisten1a de co1nunicación, sino ta111bién el hecho de que el chino y el inglés
La adquisición del lenguaje son en la actualidad n1enos flexivos que en tie111pos pasados. Durante 111ilcs
de aííos la 1nayor parte de h1s fa1nilias lingüísticas del niundo probablen1en-
Recienten1ente, se han realizado grandes progresos en el estudio de te han sufrido varias alternancias entre tendencias aislantes y flexivas. Ade-
cón10 adquieren los niños sus lenguas nativas. Estos estudios tan1bién han 1nás, si la con1plejidad ha de ser el ctiterio de superioridad 1 entonces es
acortado las distancias entre hu1nanos y si1nios (sin elin1inar, e1npero, las inuy difícil que el latín pueda con1petir con niuchas lenguas indias an1erica-
diferencias). Han mostrado que la adquisición del lenguaje se desarrolla nas y otras lenguas «prin1itivas» que poseen casos de no111bres y tien1pos
poco a poco, desde el aprendizaje de fonen1as, sünples niorfe111as y reglas de verbos nunca ·soiíados por Cicerón.
gra1naticales basta vocabularios y reglas estru~turales cada vez inás con1ple- A partir del estudio de las lenguas indias a111ericanas, los lingüistas de
jos. Se ha descubierto que los niiíos no aprenderán a hablar sin1plemente si ol'ientación antropológica, dirigidos por Franz Boas, inostraron que la
oyen hablar a otros. Un 111uchacho con una audición y con1prensión norn1a- creencÍ<l en la superioridad de las «gran1áticas civilizadas» era insostenible.
les, pero con padres sordos que se co1nunicaban en el A1neslan, veía y Se descubrió que las reglas gran1aticales estaban presentes en toda la gan1a,
escuchaba la televisión todos los días. Sus padres esperaban que aprendería desde siste1nas relativan1ente sin1ples hasta sisten1as relatíva111entc con1-
inglés. Por ser asn1ático, el niño pern1anecía en casa y sólo interactuaba con plejos, entre pueblos de todos los niveles de desarrollo tecnológico y
personas que se con1unícaban en un lenguaje de signos. A los tres aííos de político. I.,a conclusión del gran lingüista de orientación antropológica Ed-
edad dominaba el Ameslan, pero ni comprendía ni hablaba el inglés. Esto ward Sapir (1921: 324) continúa indiscutida: «Cuando se llega a la forma
1nuestra que para aprender una lengua, los niños tienen que poner a prueba !ingi.iístíca, Platón ca1nina junto con el porquero n1acedónico; Confucio, con
y niejorar sus conocilnientos aproxiinativos de los fone1nas, inorfen1as y los salvajes cazadores de cabezas de Assam» (1921: 234).
gran1ática interactuando con otras personas. En otras palabras) aunque los
seres hun1anos tienen una capacidad única y específica de la especie para
el lenguaje, no en1peza111os auto111átican1ente a hablar tan pronto corno Generalidad y especificidad
oí111os a otros hacetlo. Aprende1nos nuestras lenguas usándolas para hacer
peticiones y responder a las peticiones que otros nos hacen (Moscowitz, Otros dos tipos de diferencias lingüísticas se citan a 111enudo con10
1978: 94b). prueba de que un siste1na es niás «pri1nitivo» que otro: (1) falta de térn1i-
no;-; generalizadores y (2) falta de térn1inos especializados. Iv1uchos obser-
La equivalencia de todas las gramáticas vndores han seiíalado la existencia de nu1ncrosas palabras para tipos dife-
rentes de loros en las lenguas tupi btasileíías y la falta de un térn1ino para
Los lingüistas europeos del siglo xrx estaban convencidos de que las los loros en general. Esto ha llevado a suponer que la falta de un ténnino
lenguas del nJundo se podían disponer en un orden jerárquico. Sien1pre general está asociada a una capacidad intelectual y lingüística pri111itivas. La
Introducción a la antropología general Lenguaje y cultura 467
466
otra cara de la moneda es la co1nparacíón que ~ace hi~ca~ié e~1 l~ falta de co 1 ferrocarril). L,os seres hun1anos sie111pre encontra1nos palabras con que
térn1inos específicos. Así, n1uchas lenguas no tienen n~ngun ten111no. espe- expresarnos, al tnenos a largo plazo.
cífico 1)ara nún1eros 111ayores que 5. Sünple1nente d_e,s1gnan las cantidades
mayores con «tnucho». ,De e~to se extt:ae la conclus1on de 9ue l~ fa.~:a .de
ténninos específicos esta asociada a un 111telecto y una capacidad hngu1stica Lenguaje, clase social y etnicidad
priinidvos.
Estas evaluaciones no tienen en cuenta el hecho de que el grado en. q_ue Una últí1na forma en la que se tnanifiesta Ja pretensión de superiori-
el discurso es específico o general refleja la necesidad culturalmente. defmida dad lingüística está asociada a las variaciones dialectales características de
de ser específico o general, no la capacidad lingüísti~a ~e trans.1n1!1r n.1en- las sociedades estratificadas. Oín1os hablar de la gra1nátíca «subestándan>
sajes sobre fenómenos específicos o generales. Un indio brasileno t1en~ o pronunciación «subestándar» de una clase social o un grupo étnico par-
poca necesidad de distinguir los loros en general d~ otras aves'. pero n:ce- ticular. Estas afirinaciones no tienen ninguna base en la ciencia lingüística,
síta distinguir un loro de otro, puesto qu.e cada tipo es _valorado po1. su salvo que se ad1nita que todas las lenguas conte111poráneas son versiones
plumaje. El individuo ordinario en un.a soCiedad de. pequena escala del upo corruptas y «subestándar» de lenguas n1ás priinitivas (véase infra).
de las bandas o aldeas puede denommar e identificar de 500 a LOOO es- Cuando la variante dialectal de un seg1nento de una con1unidad lingüís-
pecies diferentes de plantas, pero el habitante ordinario de una cmdad mo- tica tnás an1plia se etiqueta de «subestándar», norn1almente se trata de un
derna norinaltnente sólo puede denon11nar de 50 a 100 de estas. especie~. fenó1neno no tanto lingüístico con10 político (Hertzler, 1965; Southv.rorth,
Paradójica1nente 1 los habitantes de la ciudad suelen tener un con1unto tnas 1969). La degradación de los dialectos a un status inferior sólo se puede
con1plejo de ténninos generales -planta1 árbol 1 arbusto 1 enredadera- que con1prender como parte del proceso general 1nediante el cual los grupos
los pueblos de las bandas y aldeas, para los que tales cualidade~ tienen poco dirigentes intentan inantener su posición do1ninante (véase capítulo 18).
valor práctico (Witowski y Brown, 1978: 445-46). El mgles, que tiene Desde el punto de vista lingüístico, la fonología y gramática de las clases
términos para muchos vehículos especiales -cart (carro), stre.tcher (parihue- pobres e incultas son tan buenas co1no las de las clases ricas 1 educadas y
las), auto, sled (trineo}, snow1nobile (auton1óvil para la nieve)-;-, carece poderosas.
en cainbio de un térn1ino general para los vehículos de ruedas. Sin embar- Este punto no debe confundirse con el problema de las diferencias fun-
go, esto no impide con1unícar sobre los vehículos de ruedas, co.mo cosa.s cionales de vocabulario. Los grupos explotados y desvalidos carecen a
diferentes de los trineos o los helicópteros 1 cuando surge la necesidad. Asi- 1nenudo de palabras y conceptos especializados y técnicos de itnpottancia
mismo la ausencia de ténninos para nú1nerOs altos significa, normalmente) clave a causa de su lünitada experiencia educativa. Esto constituye un
que ha~ pocas· ocasiones en las que es útil especificar con precisión ~rancies handicap real en la búsqueda competitiva de puestos de trabajo. Pero nada
cantidades. Cuando estas ocasiones se hacen tnás frecuentes) cualquier l~n­ tiene que ver con la cuestión de la adecuación de los siste111as fonológicos
guaje puede afrontar el problema de la numeración repitiendo el térmmo y gramaticales de los dialectos de etnias y clases bajas.
mayor o inventando otros nuevos. . A menudo, educadores bien intencionados afirn1an que los niños de las
Se ha descubierto que las sociedades organizadas en bandas Y alde_as clases bajas y los gueto$ se crían en un a1nbíente lingüística1nente pobre.
tienden a tener lenguas con 1nenos térn1}nos para lo~ c~lores ~ue las socie- En un detallado estudio sobre la conducta verbal real de los negros en los
dades más complejas. Algunas lenguas solo poseen termmos diferentes para guetos del norte, William Labov (1972a, b) ha demostrado que esta creen-
contrastes de luminosidad como los designados por negro Y blanco; Confa cia refleja 111ás bien los prejuicios etnocéntricos de los profesores e inves-
evoluciórl de las jefaturas y estados, las lenguas tienden a añ~d1r mas d1st1n- tigadores de clase media que un déficit en la estructura gran1atical o lógica
ciones de color, ajustándose a una secuencia ~eg~lar: roJO _.,. ~er~e o del dialecto del gueto. El inglés no estándar del gueto negro -el inglés
azul -··> 111 arrón -> rosa, naranja, morado. El surg11n1ento de estos terri;1nos vulgar de los negros- contiene algunas ferinas que son inaceptables en los
diferentes para los colores está 1 probablemen~e 1 rela~íonado con el creciente círculos de Ja clase media blanca. Entre las inás co111unes figuran la invet-
control tecnológico de tintes y pinturas (Wnowski y Brown, 1978). sión negativa («don't nobody know»); la concordancia negativa («You ain't
En cualquier caso, estas diferencias son necesariamente sup.erfic1ales. La goin' to no heaven»); el «be» invariante («\vhen they be sayin 1 »); el «Ít»
productividad semántica es infinita en todas las lenguas conocidas. ~ua!1do ficticio en vez de «there» («it ain't no heaven»), y la supresión opcional
surge la necesidad social, cualquier lengua puede desarrollar los termmos de la cópula («if you're good ... if you bad»). No obstante, la utilización
apropiados a la civilización industrial. Esto se puede conseguir bren· ~e­ de estas ferinas en modo alguno impide o inhibe la expresión de pensa~
diante el préstamo directo de las palabras de una lengua a otra (sputnzk, 1nicntos complejos en pautas concisas y lógica1nente coherentes, como se
blitzkrieg, garaje), bien mediante la creación de nuevas palabras basa,das ilustra en una discusión de un joven negro sobre la vida después de la
en nuevas co111binaciones del repertorio existente de morfemas (radiometrt- 1nuerte:
Introducción a la antropología general Lenguaje y cultura

Soon as you die, your spirit leaves you. (And \vhere does the sp~rit g~?) Las fonnas de los pensamientos de una persona están bajo el control de leyes
\Xlell, it all depcnds. (On \vhat?) You kno\\', like son1e people s~~ 1f ~'º~re inexorables de las que no es consciente. Estas pautas son las intrincadas sistc"
good an' shit, your spidt goin't'heaven.. 'm'if you ba<l, your sp1nt go1~ to n1atizaciones inconscientes de su propia lengua, que se tnuestran con bastante
hell \Xfcll bullshit! Your spirit goin'to hell any\vay, good or bad. (Why?) facilidad en una cotnparación y contraste ingenuos con otras lenguas, especial-
\'{lh~'? I'll, tell you \vhy. 'Cause, you see, doesn' no body.really kno\V _that it's mente las de una fa111ilia lingüística diferente. Su 1nís1no pens<1lniento está en
a God, y'kno\V, 'catise, I mean I have seen black gods, p1nk g~ds, \\rh1te gods, una lengua: en inglés, en sánscrito, en chino. Y toda lengua es un vasto sisteina
all color gods, and don't nobody kno\V it's really ~ God. An \v~e? th7y, be de pautas, diferente de los den1ás, en el que están culturaltnente ordenadas las
saying' if you good, you goin' t'heaven, tha's bullsh1t, 'cause you a1n t gorn to fonnas y categorías con las que la personalidad, ade1nás de con1unicarse, ana-
no heaven causen it aint't no hcaven fer you go to. [En cuanto te 1nueres, tu liza la naturaleza, observa o ignora detenninados tipos de relaciones y fenó1ne-
alma se va'. (¿Y adónde va el aln1a?) Pues depende (¿De qué?). O sea, hay t.ipos nos, encauza su razonainiento y construye la casa de su conciencia (1956: 252).
que dicen que si te portas de puta madre, tu espírit.u ~e va al cielo ... Y s1 no
se va al infierno. ¡J\1enuda bola\ Tu alma se va al infierno de toda~ maneras, Según \Xlhorf, las oraciones inglesas se construyen de tal fonna que
seas bueno o n1alo. (¿Por qué?) Que ¿por qué? Te lo voy a dccll'. Porque indican que alguna sustancia o 1nateria ferina parte de un acontecin1iento
aquí nadie sabe si hay un Dios, que ~ioses los he visto Y? de to~os los colo· localizado en un tien1po y lugar detern1inados ..El tic1npo y el espacio se
res, negros, rosas, blancos, y aquí nadie sabe de verdad s1 hay Dios. Y cuan-
do te dicen que si eres bueno vas al cielo, te están metiendo un pufo, porque
pueden n1edir y dividir en unidades. Sin cn1bargo, en las oraciones hopi,
no te vas a ir a ningün cielo, porque no hay ningún cielo adonde ir.] (Labov, los acontecin1ientos no se localizan con referencia al tíe1npo, sino n1ás bien
1972a: 229.)
a las categorías opuestas de «ser» y «devenir». El inglés estünula a conce-
bir el tie1npo con10 una vara divisible que en1pieza en el pasado, pasa a tra-
Las propiedades gramaticales de una lengua no estándar no son varia- vés del presente y continúa en el futuro; de ahí los ticinpos pasado, pre-
ciones fortuitas y arbitrarias. Al contrario, se ajustan a teglas que pr.oducen sente y futuro de la lengua inglesa. En can1bio, la gra1nática hopi sin1ple-
diferencias regulares respecto a la gra1nática estándar. Tod?s los d1alec~os 111ente distingue todos los acontecin1ientos que ya se han 1nanifestado de
del inglés poseen rnedios equivalentes para expresar el mismo contenido todos aquellos todavía en proceso de n1anifestarse; no tiene ningún equi-
valente de los tíe1npos pasado, presente y futuro. ¿Significa esto que un
lógico:
hopí no puede indicar que un aconteci1niento ha sucedido en el últiino 1nes
Cualesquiera proble1nas que puedan tener los niños de la clase obrera al ma- o qué está sucediendo justa1nente ahora o que sucederá n1añana? Natural-
nejar operaciones lógicas no se deben atribuir a la estructura de su I7ngua. ~~da 1nente que no. Pero el argun1ento de \Xlhorf consiste en que el sisten1a de
hay en la lengua vernácula que obstaculice el desarrollo del pensan11ento logico, tien1pos del inglés hace 1nás fácil n1edír el tie1npo, y postulaba algún tipo
puesto que no hay modo de distinguir la ló?ica del inglés estándar de la lógica de conexión entre el sisten1a de tien1pos de las lenguas indoeuropeas y la
de cualquier otro dialecto del inglés 1nediante alguna prueba que podamos inclinación de los euroan1ericanos a leer horarios, efectuar pagos a plazos
hallar (Labov, 1972a: 229). y fichar en relojes registradores.
En refutación de Sl.-1 tesis, otros lingüistas han señalado que el siste1na
de tres tien1pos que se supone colorea el pensa1niento sobre el tie1npo
Lenguaje, pensamiento y causalidad realn1cnte no existe en inglés. En prin1er lugar, no hay ninguna forn1a ver-
bal específica que indique el tien1po futuro en inglés; se en1plean forn1as
Una pregunta que ha sido investigada, l?ºr los lingüis,tas durante ~uchos auxiliares co1no «\Vill» y «shall». :En segundo lugar, los hablantes ingleses
años es el grado en que diferentes gra1nat.1cas y ca~egor1as de palabras pro- c1nplean frecuente111ente el tie1npo presente e incluso el pasado para hablar
ducen modos de pensar habitualmente mcompaubles entre pueblos que del futuro: «I'nt eating at six thís eveníng» («con10 a las seis esta tarde»);
pertenecen a diferentes comunidades lingüísticas (cf. Hymes, 1971.l: En el «lf I told you, \vould yo u do anything? » («SÍ te lo di jera, ¿harías algo?»).
centro de esta controvetsia está la comparación que hizo el hngu1s.ta de I~:sto significa que el uso de tie1npos en inglés es n1ucho n1ás relajado y an1-
orientación antropológica Benja1nin Whotf entre ciertas lenguas a1ne~1can,as higuo que lo que indican las gra1náticas de los institutos de segunda ense-
nativas y la familia de lenguas indoeuropeas, a la que pertenece _el Ingles. fianza. Si alguien busca una oportunidad para hacerse un lío sobre el tie111po,
Según Whorf, cuando dos sistemas lingüís~icos tienen voc~bularros Y gra- el inglés da todas las facilidades (Haugen, 1975).
máticas radicalinente diferentes) sus respectivos hablantes viven e? mundos Una objeción n1ás in1portante al punto de vista de \X!horf consiste en
conceptuales total1nente diferentes. Incluso se dice que categor1as. funda~ que irnplícitan1ente distorsiona las relaciones causales funda1nentales entre
inentales tales con10 el espacio y el tie1npo se experimentan de d1~~rente lengua y cultura. Nadie negará que la ausencia de calendarios, relojes y
manera como consecuencia de Jos «tnoldes» lingüísticos que constr1nen el horarios debe haber dado a sociedades preindustriales, como la de los hopi,
pensan1iento. 11na orientación hacia el tien1po inuy diferente de la de las sociedades de la
470 Introducción a la antropología general Lenguaje y cultura ·111

época industrial. Pero no hay ningún dato que respalde la opinión de que de Latinoarnérica, en las que los terratenientes y funcionarios aplican 1:1
Ja industrialización se ve de alguna manera facilitada o es causada por el fonna tú a criados, trabajadores y can1pesinos) adernás de nifi.os y anitnalcs
hecho de tener un tipo de gramática en vez de otro. n1iinados. Estas forn1as reflejan clara1nente una conciencia activa de distin-
Un interés por los calendarios y otros dispositivos para computar el cio11es de clase y rango y tienen un significado social que está lejos ele ser
tiempo es un rasgo recurrente del desarrollo social y político asociado a trivial o n1era1nente convencional (Southworth, s.f.; Brown y Gi_ln1an,
pueblos de lenguas tan diversas como la egipcia y la maya. De hecho, los 1960). .
chinos contribuyeron tanto a la invención de los n1odernos relojes 1necáni· Análogan1ente, algunas categorías obligatorias en el inglés estándar pa-
cos como los europeos (véase p. 366). Por otra parte, la falta de interés en recen reflejar un prejuicio social 1nuy difundido en favor de puntos de vista
el cómputo del tiempo es característica de los pueblos preindustriales en ge- y actividades centrados en el varón. Muchos no111bres que aluden a seres
neral, desde la Patagonia hasta la Tierra de Baffin y desde Nueva Guineá huinanos carecen de género para el sexo: «Child», «everybody», «everyo-
hasta el desierto de Kalahari: pueblos que hablan mil lenguas diferentes. ne», «person», «citizen», «An1erican», «hun1an», etc. Los profesores del
Lo que ocurre en el có1nputo del tie1npo, ta1nbién vale para ot'ros as- inglés estándar prescriben pronombres n1asculinos en vez de fen1eninos
pectos de la cultura. Los aztecas, cuyo poderoso Estado tnarca el punto para estos non1bres. Así, se considera «correcto» decir: «Everyone n1ust re-
culininante del desarrollo político en la A111érica del Norte aborigen, ha- n1e1nber to take his toothbrush» ['fodo el niundo debe acordatse de coger
blaban una lengua cstrecha1nente relacionada con la de los utes, cazadores su (de él) cepillo de dientes], aun cuando el grupo al que uno se dirige
y recolectores de alimentos. Religiones .tan diferentes como el hinduis1110, se co1nponga de varones y he1nbras. A los colu1nnistas de los periódicos les
el cristianismo y el budismo han florecido entre pueblos que hablan len- gusta escribir: «The average A1nerican is in lave with his car» (El a1neríca-
guas indoeuropeas. El 1nalayo-polinesío) bantú y árabe han servido igual no medio está enan1orado de su coche). Y los gramáticos de los institutos
de bien co1110 n1edíos para la difusión del isla1n) mientras que el chino, de enseñanza inedia insisten en que hay que decir: «All the boys and girls
ruso y español se han utilizado con éxito para difundir el marxismo. El \Vere puzzled bu t no one \Vas willing to raise his hand» (1~odos los in ucha-
capitalismo industrial de Japón y Estados Unidos co1nparten nun1erosos chos y'n1uchachas estaban perplejos, pero nadie quería levantar su mano)
aspectos, aunque las lenguas japonesa e inglesa muestran escasas sen1ejanzas. (Roberts, 1964: 382). Obviamente, un sustituto perfectamente inteligible y
sexualn1ente imparcial es fácilinente asequible en el prono1nbre posesivo
plural «their» (de ellos/as). De hecho, casi todo el mundo usa «their» en
Elitismo y sexismo obligatorios la conversación cotidiana (cf. Nev.rrneyer, 1978). Así ¿por qué preocupar-
1
se en insistir en que «his» es correcto?
I,as lenguas difieren en cuanto a ciertas categorías obligatorias que se Los antropólogos afrontan una forina especiahnente aguda de este
insertan en sus reglas grarnaticales. EJ inglés exige que específique1nos el proble111a en su dependencia del térn1ino ho1nbre con10 forn1a vulgar para
número. Los hablantes de las lenguas romances deben indicar el sexo (gé- Hon20 sapiens. Consíderen1os el siguiente extracto de un libro de texto
nero) de todos los non1bres. Algunas lenguas indias atnericanas (por eje1n- popular:
plo, el kwakiut!) deben indicar si un objeto está cerca o lejos del hablante
y si es visible o invisible. Con toda probabilidad, estas categorías obliga- Hace un millón o más de años, el hombre se había diferenciado lo sufí-
torias no indican una tendencia psicológica a obsesionarse con el nú1nero, cienten1ente de los de1nás anilnales como para que podainos considerade retros-
el sexo o la localización de personas u objetos. pectivan1ente [<dock baclc on hin1»] como representante de una nueva fonna
No hay que concluir, sin en1bargo) que las convenciones gramaticales de vida. Un rasgo de esta diferenciación fue la elaboración de su [his] siste-
sean sien1pre triviales. Algunas categorías gramaticales obligatorias reflejan ma nervioso ... hasta el punto de que podía no sólo ver, oler y actuar, sino
con bastante fidelidad la vida social. Considérese el caso de los pronombres tainbíén representar simbólicamente una gran diversidad de experiencias. El
ho1nbre adquirió la capacidad de pensar y hablar, El hontbre pudo experimen-
y formas verbales para los iguales y para los subordinados en las lenguas tar indirectamente cosas y situaciones ... El hovtbre aprendió a co1nunicarse ex-
romances. Debido a la existencia de una forma «familiar» de la segunda per- periencias a sí nzis1no [«t© hitnself»] y a otros ... El honibre inició un proceso
sona en la conjugación de los verbos, el hablante del francés o el español de autoorganización. Empezó a ver el universo a su alrededor [«about hivt»] ...
frecuente1nente se ve obligado a evaluar y expresar la posición social rela- El 1Jotnbre adquirió la capacidad ... El ho!Jthre aprendió a crear ... El hotnbre
tiva de las personas con que entabla conversación. I-Ioy en día, estas for1nas e1npezó a dar forlna ... El ho111bre se volvió ünaginativo.
familiares de la segunda persona (por ejemplo, tú hablas, tu parles en espa-
ñol y francés respectiva1nente; aproxírnadan1ente, «thou speaketh» en in- Es muy probable que la gtamática de este pasaje refleje el hecho de
glés) se aplican principahnente a niños, animales mimados) amigos muy que Ja antropología, con10 otras profesiones académicas en la sociedad
íntimos y enan1orados. Pero persiste otro uso, especialn1ente en regiones occidental, ha estado dominada por los hombres. También lo parece que el
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472 Introducción a la antropología general Lenguaje y cultura


·11\
uso de «Him>> (le) y die» (él) como pronombres para Dios refleje el por los registros históricos, se verían obligados a P?~tular su exi~,tcnc~a en
hecho de que los hon1bres son los sacerdotes del judais1110 y cristianísn10 base a las correspondencias fónicas dentro de Ja fa1111ha ro1nance. Es cv1den--
(véase p. 587). Las convenciones centradas en el varón de la lengua inglesa te que toda lengua hablada conten1poránea sólo es una versi~n transf~nna­
tal vez no sean tan inocuas y triviales con10 piensan los antropólogos da Je un dialecto de una lengua anterior e, incluso en ausencia de regJstros
varones (Lakoff, 1973). l)cro no es 1ni intención insinuar que los antro- escritos, las lenguas pueden agruparse en base a su «filiación» des~~ .un
pólogos que persisten en el uso n1ás convencional están necesariatnente do- antepasado con1ún. Así, en un período n1ás re1noto, el proto"ger1nan1co
n1inados por estereotipos sexistas inconscientes. Aden1ás) co1no Frank occidental, no se diferenciaba del latín y de un gran nún1ero de lenguas,
South\vorth (s.f.) ha n1ostrado en su estudio sobre carnbíos en el uso de incluidas las forn1as ancestrales del hindú, persa, griego, ruso y gaélico. Este
forn1as obligatorias de tratan1iento en la India, los ca1nbíos 1nera1nente lin- grupo de lenguas constituye la fantilia de lenguas indoeuropeas. Inferencias
güísticos no resultan difíciles de introducir. De hecho, resulta tan fácil qtíe basadas en las correspondencias fónicas entre las lenguas indoeuropeas han
a veces funcionan con10 «tnáscaras para el poder» 1 creando una impresión llevado a los linoüistas a reconstruir el sistetna fónico de la protolengua de
superficial de de1nocratización. Por supuesto, no hay que tratar de can1biar la que, en últin1~ instancia, todas ellas derivan. Esta lengua se llan1a proto-
el inundo n1ediante la inagia de las palabras. Sin en1bargo, si una palabra indoeuropeo (fig. 23.2).
o regla gra1natical concreta hiere y ofende a detern1inadas personas, ¿por
qué continuar utilizándola?
Proto·_lndoeuro¡)ei>
Báltico> , -- -- , •

~
Esláv. i.co . . . . Ba!toes,1C
El cambio lingüístico Pqla_co _ occidental
Checo·~ Esiávico
El lenguaje, con10 todas las den1ás partes de la cultura, experitnei:ta
constanten1ente ca1nbios. Estos ca1nbios son provocados por ligeras varia" EsiávAidio"'f::::
Jn!1ól_ran/o_
cíones fonológicas 1 n1orfén1icas o grainaticalcs. A n1enudo, son identificables
con10 diferencias «dialectales», co1no las que distinguen el habla de los /-_ :: , ------""'- , Ucraniano
surcfios de la de los habitantes de Nueva Inglaterra o los londinenses. Si aúlg~rJ) Servocroata Anatolio
grupos de sureños, de habitantes de Nueva Inglaterra y de londinenses tu"
vieran que n1archarse a islas diferentes y perdieran todo contacto lingüís-
tico con sus tierras natales y entre sí, su habla dejaría de ser 1nutua1nente
Germánico
'nórdico
1
Germánico
'
Hélénli:::o

Griego
inteligible. Cuanto n1ás tien1po dure la separación, 1nenos se1nejanza exis" f:.IO!"Uego , ~ , , Germán'lé:o lraf)io
tirá entre ellas. ~~:¡;>~~~ntal ~
El proceso de forn1ación de dialectos y aislan1iento geográfico es respon-
sable de la gran diversidad de lenguas. Muchas lenguas actuales, inutua- _l::l_ol:a_ndé~-, _,_-_ __ Celta Persa -, , Kurdo- _Pashtu
n1ente ininteligibles, son «hijas» de una lengua 1nadre. Poden1os ver esto Alemán GaéJico-~ lt_álicO
en las scn1ejanzas regulares que las lenguas niuestran en sus rasgos fonoló- Galés~ ,
gicos. Por ejemplo, la /t/ inglesa corresponde a la /z/ alemana, como se Urdu
Port_úgués :==:::::~~11""';,i.,

Sánsc·r·.¡~···· }.~
puede constatar en las siguientes palabras (según Sturtevant 1 1964: 64-66): Español - latín
Francés Bengáli
tail za gel ten ..·..·· ··.·.. ·...·..·.....• •.··.·•. •·.··.·.... Jndl·.
zehn toe zehe ltaHi:inó -PunJabí
taine zahn1 tin zinn tooth -Rufoá'n'o
zahn Ci_ngalés
tap zapfen to zu
FIG. 23.2.-Fanli/ia de lenguas indoeuropeas.
Estas correspondencias provienen del hecho de que el inglés y el ale1nán
~e derivan de una 111isn1a lengua 1nadre llan1ada protogern1ánico occidental.
I~n los 2.000 años transcurridos desde la conquista ron1ana de la Euro" Asünismo las lenguas pueden ca1nbiar sin que exista una separación
pa occidental, el latín ha evolucionado hacia una fan1ilia entera de lengu~s, geográfica en~re diferentes sectores de una tnis1na con1uni.dad lingüística.
de las que el francés, italiano, portugués, run1ano y espafiol son los prin- I~n un período de n1il años, el inglés, por ejen1plo, can1b1ó de su fon:-ia
cipales representantes. Si los lingüistas no conocieran la existencia del latín antigua a la moderna co1no consecuencia de n1odificaciones en la pronuncia-
Introducción a la antropología general Lenguaje y cultura 475
474
Los incesantes procesos de cambio en la lengua son pdncipaln1ente ínconscicntcs
ción y el préstamo de palabras de otras lenguas. El siguiente texto de la o encubiertos, o al tnenos implícitos. Los resultados del cambio pueden llegar
Crónica anglo-sajona, escrita en el año 1066 d. C., ilustra el ca111bio a ser reconocidos por los hablantes de la lengua can1biante; el acto gradual Je
producido: las dos lenguas son en realidad 1nutuamente ininteligibles. ca1nbio y, especialn1ente, las causas se producen, la 1nayoría de las veces, sin
que el hablante se dé cuenta de ellos. Cuando un can1bio ha empezado a desli-
On bíssum eare ... be he cyning \vaes, he for ut mid scrip-here to eanes Willel- zarse, puede ser tácitainente aceptado o puede ser observado y objeto de l:esís·
111e; and ba h\vile co1n Tosti eorl into 1--Iumbran 1nid 60 scípum. Ead\vine eorl tencia consciente por parecer incorrecto, vulgar o exttaño. Pero los motivos
con1 n1id land-fierde and draf bine ut; and ba butsc-carlas bine forsocon, an<l subyacentes en los objetores y los impulsos del innovador probablen1ente son
he for to Scotlande mid 12 snaccum, and bine e1nette I-Iarald se Norrena cyning también desconocidos para ellos mismos (1948: 245).
n1id 300 scipum, an<l Tosti him tobeag. And man cyode Harolde cyning hu hit
waes baer edon and e\vorden, and he com mid miclu1n herc Engliscra 1nanna
and e1nette bine aet Staengfordes brycge and bine ofslog, and bon.e eorl 1'osü; Este aspecto del ca111bio lingüístico se puede generalizar a cambios en
and eallne bon.e here ehtlice ofercom. todos los den1ás sectores de los sistemas socioculturales. Como afirmó hace
In this )'ear when he [Harold] was king, he toent out with a fleet against tien1po Ada111 Fergusson, un gran filósofo escocés del siglo XVIII, las ferinas
\Villiatn; and 1neanwhile Earl Tosti came into the Humber with sixty ships. de sociedad, «incluso en las lla111adas épocas ilustradas, se dirigen con igual
Earl Edwin cmne with a land force and drove hi?n out; and then the sailors ceguera hacia el futuro». Los sistemas culturales son, en efecto, «el resul-
forsook hiJn [Tosti] 1 and he went to Scotland with twelve small boats1 and tado de la acción humana, pero no Ja ejecución de un proyecto humano».
Harald, the Norwegian king, tnet hhn with three hundred ships, and Tosti Es verdad que somos los únicos animales capaces de hablar de nosotros
subtnitted to hitn. And they told King Harold what had been done and had
befallen there, and he catne whith a large anny of Englishn1en and tnet hiln mismos y de analizar conscientemente nuestros problemas. Sólo nosotros
[líarald] at Sta1nford Bl'idge and slew hifn and Ead Tosti and courageously tenemos autoconciencia. Y esto, para mucha gente, es el atributo n1ás
overcatne the tohole anny *, in1portante de la naturaleza humana. Pero hay algo que nonnalmente
se pasa por alto cuando la conciencia se celebra como la gloria supre111a de
Como ilustran estos can1bios, el inglés n1oderno se puede considerar nuestra especie. Se omite que nuestras 111entes están sujetas a restricciones
con10 una corrupción del antiguo. De hecho, todas las lenguas inodernas que no afectan a la vida 1nental de otros organisn1os. Co1110 vivitnos con-
son «corrupciones» de lenguas más antiguas. Esto no impide a la gente fonne a la cultura, nuestras mentes están n10Ideadas y canalizadas por Ja
for111ar con1ités para salvar el «inglés del rey» o proteger la «pureza del cultura. De ahí .que el don de la universalidad semántica tenga tantas cintas
francés». Sin einbargo, evitar la continuaciól) del cambio lingüístico es tan atadas a él. El lenguaje no nos da necesariamente líbertad de pensamiento;
difícil como detener el cambio cultural. al contrario, a menudo nos atrapa en ilusiones y initos. Con10 vivimos con-
La previsión del ca111bio lingüístico es tan segura que los lingüistas forme a la cultura y corno nuestras n1entes son moldeadas por la cultura,
han desarrollado una técnica, llamada glotocronología, para datar la sepa-
tene1nos más cosas de qué ser conscientes que otras criaturas. Sólo nosotros
ración entre dos lenguas. Esta técnica se basa en el supuesto de que, debido
debemos luchar por comprender cómo la cultura controla lo que sucede
al préstamo y a los cambios internos, alrededor del 14 por 100 de las pala-
dentro de nuestras cabezas. Sin este nivel adicional de conciencia no se
bras más básicas del vocabulario de una lengua serán sustituidas cada
puede decir que la inente hun1ana sea plenan1ente consciente.
mil años.

Lenguaje y conciencia Resumen

El lenguaje y el cambio lingüístico ilustran las notables formas que El lenguaje hu111ano es el único que posee universalidad semántica o la
pueden surgir en la cultura hu111ana sin el designio consciente de los parti~ capacidad de producir un nú111ero ilünitado de inensajes nuevos sin pérdida
cipantes. Como ha señalado Alfred Kroeber: de eficiencia inforn1atíva. Por contraposición a las lla1nadas del gibón) por
ejemplo, el lenguaje humano tiene un potencial ilimitado de productividad.
'),· En aquel año, siendo [l-Iarold] rey, panió con una flota contra Guillermo; y Uno de los medios más importantes de alcanzar esta productividad es la
entretanto el conde Tostig se ínternó en el Humber con sesenta naves. El conde
Edwin llegó por tierra con un ejército y le expulsó, y entonces los marinos deserta· arbitrariedad de los elementos que transmiten la información. A pesar de la
ron de él [Tostig] y n1archó hacia Escocia con 12 pequeños botes, y I-Iarald, el rey ilnportancia de la herencia genética para adquirir el habla, los lenguajes
noruego, salió a su encuentro con trescientas naves y Tostig se rindió a él. Y contaron que se hablan en la realidad dependen totalmente de la enculturación; ade-
al rey Harold lo que se había hecho y lo que allí habría ocurrido, y llegó con un gran 1nási las palabras en general carecen de una se111ejanza física o iconográfica
ejército de ingleses. Se enfrentó con Fiarald en Stamford Bridge, mató a Harald y al
conde Tostig, y valerosamente venció a todo el ejército.
con sus referentes.
476 Introducción a la antropología general Lenguaje y cultura ,¡n

Otro cotnponente itnportante en el logro de la universalidad sc111ántica tales co1no el inglés vulgar de los negros no inhiben un pensa111iento clnrn
es la dualidad de organización. Esta alude al uso de clc111cntos codificadores y lógico.
arbitrarios en diferentes con1bínaciones para producir distintos incnsajes. Los intentos de 1nostrar que las diferencias en la gra1nática detern1in:1n
Los ele1nentos codificadores básicos del lenguaje hu1nano son los fone1nas cón10 piensa y se comporta la gente en diferentes culturas no han tenido
o clases de fanos contrastantes. Un foneina consiste en un conjunto de éxito. Existen inuy pocas correlaciones, sí es que hay alguna aparte ·del
alófonos que contrastan respecto a los alófonos de ottos fonen1as. Las dis- vocabulario, entre el lenguaje y las principales forn1as de adaptaciones de-
tintas lenguas tienen repertorios diferentes de fanos, fone1nas y alófonos. 1nográficas, tecnológicas, económicas, ecológicas, don1ésticas, políticas y
Ninguno de estos ele1nentos porta significado en sí 1nis1110. religiosas. Esto no significa que ciertas categorías y estructuras lingüísticas
La dualidad de organización es ilustrada por la co111binación de fonen1as obligatorias, con10 las referentes al sexo, edad y diferencias de clase, sean
en n1orfen1as, que son las unidades n1ínin1as de sonido con significado. Los nspectos triviales de la vida sociocultural. Hay que considerar y exan1inar
111orfemas son clases o fonemas y con1prenden forn1as variantes 1la1nadas con seriedad estos aspectos del lenguaje por sus posible efectos perjudi-
alomorfos. Los morfemas pueden ser libres o ligados, dependiendo de si ciales.
aparecen solos y constituyen locuciones bien for111adas. Las lenguas, como todos los demás aspectos de la cultura, están sujetas
La capacidad de enviar y recibir 1nensajes en un lenguaje humano de- a un ca111bio constante co1110 consecuencia de procesos internos y externos.
pende de la existencia de reglas compartidas para con1binar los fonemas en 'I'odas las lenguas son «corrupciones» de lenguas 111adres anteriores. La
111orfe1nas y éstos en oraciones. Estas reglas forman parte de la gra1nática glotocronología se basa en la pre111isa de que todas las lenguas no sólo
de una lengua. Nor111aln1ente, se sitúan en un plano inconsciente. En el nivel can1bían, sino que lo hacen a un rit1110 predecible.
foné111ico, especifican las con1binaciones pertnitidas y prohibidas de fone- El estudio tanto del cambio lingüístico con10 de los de1nás aspectos
1nas; en el nivel morfé1nico, especifican las secuencias de niorfen1as y alo- de la lingüística pone de inanifiesto el predotninio de factores inconscientes
morfos que requieren las locuciones bien forinadas. Tales reglas se llaman en la vida sociocultural. Aunque la universalidad semántica es un gran don
sintaxis. El conocüniento de las reglas de la sintaxis nos permite construir exclusivo del hombre, no nos otorga auto1nática1nente plena conciencia y
locuciones total1nente nuevas y, sin embargo, co1nprensibles. Una teoría verdadera libertad de pensa1niento. Para ser plena1nente conscientes, debe-
que explica esta propiedad de la sintaxis es que existe una estructura pro- n1os tratar de co111prender có1110 la cultura controla lo que pensatnos y
funda a la que se pueden reducir locuciones superficialn1ente diferentes. hace1nos.
Las oraciones nuevas son transfor1naciones de estas estructuras profundas
y se pueden co1nprendcr recurriendo a sus ·con1ponentes subyacentes.
Los recientes experin1entos con sin1ios han ayudado a esclarecer qué
aspectos de la universalidad semántica hun1ana están genética1nente deter-
minados y cuáles se deben al uso de capacidades de aprendizaje comparti-
das con otros ho1ninoides. El adiestran1iento con el An1eslan ha sido espe-
cialn1ente revelador y ha acortado la diferencia entre siinios y hu111anos.
Los chin1pancés y gorilas muestran capacidades inesperadas para la arbitra-
riedad, la productividad y el aprendizaje de reglas gramaticales. Los estu-
dios sobre criaturas humanas muestran que es la gran capacidad general de
aprendizaje, y no una estrecha programación instintiva, la que determina los
pasos dados en la adquisición del lenguaje.
'l'odas las lenguas hu111anas son inutuamente traducibles y no hay prue-
bas de que algunas dispongan de gran1átícas 111ás eficientes que otras. Las
categorías y vocabularios difieren atnplia1nente, pero estas diferencias no
indican un defecto intrínseco en una lengua, ni ta111poco una inf>t!oridad
intelectual por parte de los hablantes. Las categorizaciones genel'afos y espe-
cíficas, co1110 en los nú111eros, las clasificaciones de plantas y los términos
para los colores, reflejan la necesidad práctica de hacer distinciones genera-
les o específicas bajo condiciones culturales y naturales concretas.
El punto de vista de que algunos dialectos de lenguas estándar son for-
mas de habla «inferiores» refleja prejuicios étnicos y de clase. Dialectos
Capítulo 24 El anímal artístico

EL ANIMAL ARTISTICO 1ipo de afirrnación, 1nov11111ento, unagen u objeto 1netafóricos o sí1nhólinl~;


que sustituyen a lo que está siendo representado. Así, un retrato, pnr
«realista» que sea, sólo puede ser una transforn1ación del individuo re·
presentado.
Como subraya Alland, el juego, la adhesión a la forma y el sentido
estético se encuentran en muchos aní1nales infrahun1anos. A los chitnpan-
cés, poi- ejen1plo, les gusta jugar con pinturas. Su adhesión a la for1na se
deinuestra porque colocan sus dibujos en el centro de espacios en blanco
y porque buscan un equilibrio entre los dibujos que sitúan en diferentes
partes de una hoja. Cierto sentido de la estética puede inferirse de sus
reiterados intentos de copiar con exactitud dibujos sencillos, con10 círculos
y triángulos. Aden1ás) co1no he1nos visto en el capítulo anterior, la capa-
cidad de e1np1ear sín1bolos y aprender las reglas de la transforn1ación sinl-
bólica no es privativa de los seres hun1anos. El chünpancé Moja) de tres
:111.os de edad, dibujó un pájaro y dio el signo correspondiente al nlÍsino.
Para asegurarse de que no se trataba de una baya, en vez de un pájaro, su
entrenador le pidió que pintara una baya) cosa que realizó in1nediatan1ente
(Jlill, 1978: 98). De todas formas, a la capacidad artística de los simios
le sucede lo que a su do1ninio del lenguaje gran1atical: que no rebasa el
nivel n1ás rudimentario. Aunque los rudin1entos del arte pueden encon-
Este capítulo examina el aspecto de la superestructura llamado arte. Trata trarse en nuestra herencia prünate, sólo el flo1110 sapiens puede ser cali-
de encontrar el ele1nento con1ún que subyace en el pensan1iento y conducta ficado con justicia de animal artístico.
asociados con la pintura, la 1núsica, la poesía, la escultura, la danza y otros
inedias de creación artística. Al n1is1no tien1po, intenta explicar por qué for1nas
y estilos específicos de expresión artística varían de una cultura a otra.
El arte no es un sector aislado de la experiencia hun1ana. Está íntima1ncnte El arte como categoría cultural
relacionado con otros aspectos de Ja superestructura y con los componentes
estructurales e infraestructurales de los sisten1as socioculturales. Aunque es posible identificar el arte con10 categoría etic en todas las
culturas hun1anas, la distinción enzic entre lo que es arte y lo que no lo
es (lo n1isn10 que la distinción entre lo natural y lo sobtenatural) carece
¿Qué es el arte? de rango universal. Lo que la n1ayor parte de los occidentales entienden
por arte es una peculiar· categoría entic de la n1oderna civilización euroa1ne-
Alexander Alland (1977: 39) define el arte como un «juego con la ricana. A los niños se les inculca en la escuela la idea de que el arte es
forma que produce algún tipo de transforn1ación-reptesentación estética- una categoría de actividades y productos que se contrapone a la categoría
n1ente lograda». Los ingredientes clave en esta definición son «juego», de lo no artístico. Aprenden a cteer) en otras palabras, que ciertas pinturas,
«forma», «estética» y «transformación». El juego es un aspecto agradable esculturas, canciones, danzas y cuentos no son arte. En la civilización
v gratificante de la actividad que no cabe explicar sencillamente por sus occidental, una realización conci-eta, para ser considetada artística, debe
funciones utilitarias o de supervivencia. La forn1a designa un conjunto de ser valorada co1no tal por un grupo de autoridades que hacen o juzgan
restricciones que afectan a la organización espacial y temporal del juego el arte y que controlan los n1useos, conservatorios, revistas críticas y otras
artístico: las reglas del juego del arte. El ingrediente estético apunta a la organizaciones e instituciones consagradas al arte con10 inedio y estilo de
existencia universal de una capacidad humana para dar respuestas emo- vida. La 1nayoría de las culturas no tienen nada parecido a este establish-
cionales de apreciación y placer cuando el arte es logrado. La transforma- 111ent del arte, lo que no significa gue carezcan de cánones estéticos. Un
ción-representación se refiere al aspecto comunicativo del arte. El arte dibujo pintado sobre una vasija o una roca un palo o una n1áscara con
1

sien1pre representa alguna cosa -co1nunica una inforn1ación-, pero esta grabados, una canción o canto en una ordalía de pubertad están sujetos
cosa nunca es representada en su forma, sonido, color, niovimiento o sen- :1 la evaluación crítica de artistas y espectadores. 'fodas las culturas dis-
tüniento literales. A diferencia de lo que ocurre en otras for1nas de con1u- tinguen las experiencias estéticas n1ás satisfactorias -en el campo de la
nicación, la representación, para ser arte, debe transfor1narse en algún pintura la decoración, la expresión- de las que lo son 1nenos.
1

478
---"f-:~-~s~"""~
--~

480 Introducción a la antropología general /\! ;rnimal artístico

Una idea básica en la n1oderna concepción occidental del atte y de


lo que no es arte la constituye la exclusión de dibujos, relatos y ritn1os
con un uso definido en las actividades de subsistencia cotidianas y que se
producen principalinentc para fines prácticos o la venta con1crcial. Los
carpinteros se distinguen de los escultores que e1nplean la madera, los alba-
ííiles de los arquitectos} los pintores de brocha gotda de los que pintan
en lienzos, etc. Rara vez encontra1nos en otras culturas una oposición si-
n1ilar entre arte y sentido práctico. Muchas obras de arte se crean y repre-
sentan en clara arn1onía con objetivos utilitarios. En todas partes los se¡-cs
hu1nanos, sean o no especialistas) disfrutan einbelleciendo y perfeccionando
los contornos y superficies de vasijas, tejidos, maderas y productos de
metal (fig. 24.1). Sin embargo, todas las culturas reconocen que algunos
individuos son 111ás habilidosos que otros para hacer objetos utilitarios
y para embellecerlos con dibujos agradables. La mayor parte de los antro-
pólogos considera con10 un artista al tallista en 1nadera, cestero, alfarero,
tejedot o fabricante de sandalias que den1uestre tener gran destreza en
su oficio.

Arte e invención

Como sugiere Alland (1977: 24), el juego es una forma de conducta


exploratotia que pennite a los hu1nanos ensayar respuestas nuevas y1 a ve-
ces, adaptativas en un contexto protegido y controlado. Es probable) por
tanto) que el iinpulso de juego creativo que subyace en el atte guarde una
estrecha relación con el iinpulso creativo que anüna el desarrollo de la •
ciencia, de la tecnología y de instituciones nuevas. El arte y la tecnología
a menudo interactúan. Por ejemplo, a lo largo de todo el período del
Paleolítico resulta dificil afirmar dónde acaba la tecnología y dónde empieza
el arte, o viceversa. Una hoja de laurel solutrense es tanto una expresión
estética co1no un útil para cortar carne (véase fíg. 8 .11). La bella siinetría
de redes, cestos y tejidos es esencial para su buen funciona1níento. Incluso
el desarrollo de n1edios de expresión musical puede conllevar beneficios
tecnológicos. Por ejemplo, probablen1ente hubo algún tipo de tetroalin1en-
tación entre la invención del arco coino anna de caza y el tañido de cuerdas
tensas para obtener un efecto musical. Nadie puede decir cuál fue prin1ero,
pero las culturas con arcos y flechas sie1npre tienen instrumentos de cuerda.
Los instrumentos de viento) las cerbatanas, los pistones y los fuelles tan1-
bién están relacionados. Análogamente, la tnetalurgía y Ja quÍlnica están FrG. 24.1.-El arte se expresa en 111uchos tnedios. Las culturas an1ericanas autóctonas
vinculadas con la experin1entación con la forma ornan1ental, textura y j)J'Odujeron estos objetos: n1áscara de mo1nia de oro con ojos de. glauco~ita, .Chiml~,
color de los productos textiles y cerámicos. Por tanto) estimular a los arte- Perú (arriba, izquierda); cesto globular chu1nash con traina en espiral, Cali~ornrn (an·;-
sanos y artesanas a experin1entar con nuevas técnicas y materiales reporta ha derecha); máscara ta pi rapé con dibujo a base de plu1nas azules y ainanllas, Brasil
(centro, izquierda); cubilete de 01adera inca que representa a un ocelote, Perú (centro,
ventajas adaptativas. No es de extrañar, pues, que rnuchas culturas conside- derecha); vasija de cerámica nazca, Perú (abajo, izquierda); n1anta n~vajo en. azul,
ren el virtuosis1no técnico como n1ana y que otras vean en él un don de negro y blanco con grecas y calados (abajo, derecha). [Museo del Indio Ainencano,
los dioses, co1110 en Ja idea griega clásica de las musas -diosas de los F11ndación lieye.]
-----------·-·--~···-····-~

El animal artístico 48)


482 Introducción a la antropología general

oradotes, danzantes y músicos-, cuyas asistencia era necesaria para que se ción ha de cu1nplir su función con1unicativa -y debe co1nunicar algo para
produjeran realizaciones artísticas valiosas. ser un~ obra lograda- las reglas del juego no pueden ser invención privada
del artlsta. A ello se debe que la originalidad absoluta no sea, precisamente,
lo que la n1ayoría de las culturas buscan en el arte.
Arte y organización cultural Es la repetición de los elen1entos tradicionales y fan1iliares lo que ex-
plica las grandes diferencias entre los productos artísticos de diferentes
La n1ayor patte de las obras de arte se realizan, deliberadan1ente, a ima- culturas. Por ejen1plo, la escultura de los indios an1ericanos del Nor~este
gen de ciertas forn1as preexistentes. La tarea del artista consiste en repliH del Pacífico es célebre por su atención persistente a 1notivos ani1nales y
car estas fonnas 111ediante con1bínaciones originales de elen1entos cultutal- huinanos, representados de tal n1anera que tanto los órganos externos con10
111cnte estandarizados: sonidos, colores, líneas, fonnas fan1iliares y agrada- los internos quedan expuestos. Estos órganos se distribuyen de n1anera
bles, etc. Naturaln1ente, para que sea arte, debe haber sien1pre un ingre- sin1étrica dentro de forn1as geo1nétricas deli1nitadas (fig. 24.2). Por su
diente de juego y creación. Por otra parte, si la representación-transforn1a- parte, la escultura 1naorí exige que las superficies de n1adera estén caladas
con vigorosas aunque intrincadas filigranas y espirales (fig. 24.3). Entre

J<'1G. 24.3.-Proa de canoa 1vaorf. Los n1aoríc>s de Nueva Zeinnda figuran entre los
pueblos que 1nás desircza han alcanzado en el arte de trabajar la n1adera. [l\1useo
Ainericano de I-Hstoria Natural.]

los 1nochica del antiguo Perú 1 el n1edio en que se expresaba la escultura


era la alfarería, y la ccrán1ica n1ochica es fan1osa por el rcalisn10 figurativo
de los retratos y de las representaciones de escenas de la vida do1nésti-
FrG. 24.2.~Aiáscaras. Arriba: n1áscara dentro de ca y sexual (fig. 24.4). Cabe identificar centenares de estilos de arte fácil-
máscara_ El portador de esta ináscara kwakiutl 1nente reconocibles y distintivos de diferentes culturas. La continuidad e
aparta el águila n1cdiante un cordel para 1nostrar integridad de estos estilos proporcionan el contexto básico para la co1n-
un rostro hun1ano. lzquíerda: ináscara dentTo de
1náscara dentro de tnáscara. La ballena oculta a prensión y afición artísticas de un pueblo.
un ave, que oculta a un rostro humano, que a su El arte del establishn1e11t en la inoderna cultura occidental es único en
vez oculta el rostro del portador. Otra obra maes- su énfasis sobre la originalidad forn1al. Se considera nonnal que el arte deba
tra k\vakiult. [l\1useo Ainericano de 1-Iistoria ser interpretado y explicado por expertos para poderlo con1prender y apre-
Natural.]
484 Introducción a la antropología general El aniinal artístico 48.5

el que la oferta sien1prc excede a la den1anda. L,os artistas con dedicación


:1 1.ic1npo parcial que existen en las bandas y aldeas se preocupan de ser
originales sólo en la niedida en que esto aun1enta el gozo estético de su
1)hnl. Su sustento no depende de obtener una identidad artística y seguido-
res personales. Otro factor que hay que considerar es que el ritn10 de cán1-
hio cultural ha sido n1uy rápido en los últin1os años. }fasta cierto punto)
el énfasis en la originalidad, sencillan1ente, refleja este ritn10 de ca1nbios.
Por últin10) las tendencias filicnadores e incon1unícadoras de la n1oderna
sociedad de niasas tal vez ejerzan alguna influencia. Muchas obras ele arte
niodcrnas reflejan la soledad, perplejidad y angustia del individuo creativo
en un n1edio urbano de talante in1pcrsonal y hostil.

Arte y religión

L,a historia y etnografía del arte son inseparables de la historia y etno-


grafía de la religión. El arte en tanto aspecto de las creencias y rituales
rl'lacíonados con Jo sobrenatural data, con10 n1íni1110, de hace 40.000 años.
F1G.24.4.-Cerátnica 1nochica. [Museo ( :01110 ya vin1os, las pinturas rupestres europeas del Paleolítico Superior
A1nedcano de I.fistoria Natural.] desen1peñaron, seguramente, un papel en los rituales mágico-religiosos en-
1l('rczados a controlar los n1ovin1ientos, pautas reproductoras y vulnerabi-
lidad de la megafauna del Pleistoceno (véase p. 150). Es probable gne las
ciar. Desde finales del siglo XIX, los artistas nuls irnportantes para el esta- ('Sl;lluillas de Venus (véase p. 146) poseyeran tan1bién un significado n1á-
blish111e11t del arte occidental son los individuos que ron1pen con la tra~ giro"religíoso. 'fan1bíén parece probable que estos grupos, capaces de pin"
dición, introducen nuevas reglas formales y, al n1enos durante algún tiempo, Lir y esculpir, eriiplearan rituales con 1núsica y danza. Algunas de las pin-
logran que su obra resulte inco1nprensible pata un gran nún1ero. de pers~nas. 1uras 1nuralcs de finales del rnagdalcniense representaban figuras cnrnasca-
A este énfasis en la ruptura con la tradición se añade la peculiar y reciente radas (véanse pp. 148 y 149), pero resulta imposible attibuirles un signifi-
concepción occidental de los artistas co1no individuos solitario~ que luch~n c·.1do religioso preciso.
en la pobreza contra las limitaciones establecidas por la capacidad preexis- l~l arte está íntí1na1nente asociado a los cuatro niveles de organización
tente del público para apreciar y con1prender al verdadero ge.1110. de la creencia y el ritual. Por ejen1plo, en el nivel individualista, las can-
Así pues, los aspectos de creación, juego y transfonnac1ón ;I,cl arte <'Íones 111ágicas figuran ·a 1nenudo entre las revelaciones concedidas a los
n1oderno han cobrado precedencia sobre la forn1a y la rcpre~entac1on. Los huscadores de visiones de los indios de las Grandes Llanuras. Incluso la
artistas curoan1erícanos conte111poráneos se esfuerzan consc1ente1n~nte en preparación de cabézas-trofeo entre los jívaros debe satisfacer criterios
ser los creadores de reglas fon11ales con1pletan1ente n~evas. Con1plt~n en" c!;!l;ticos) y el canto se utiliza an1plian1ente durante las actuaciones chan1á-
tre sí en una lucha por inventar nuevas transforn1ac1ones que sust1tuya~1 nicas. I-Iay 111uchos con1ponentes estéticos en la descripción que el cha111án
a las tradicionales. Los modernos criterios estéticos sostienen que la ori- 1:1pirnpé nos brinda de su encuentro con los espíritus del bosque 1nu11pé
ginalidad reviste más importancia que la inteligibilidad. De hecho, una .111!:á (véase p. 420).
obra de arte demasiado fácil de entender puede gran1earse la condena del l;:n el nivel con1unitario 1 los rituales de pubertad proporcionan ocasio-
establishn1ent del arte. Muchos críticos dan por sentado, n1ás o inenos nes para contar n1itos e historias. Tan1bi-én se practica an1plian1ente la
conscienten1ente, que la novedad debe producir cierta oscuridad. ¿Cón10 ¡1intura corporal en las cereinonias con1unitarias, con10 ejemplifica el caso
se explica esta obsesión con la originalidad~, . ., . de los arunta. El canto, la danza y las n1áscaras son frecuentes tanto en los
Una influencia importante es la reacc1on a la fabr1cac1on en serie. La riros funerarios con10 en los de pubertad. Un gran esfuerzo artístico se
fabricación en serie, que da lugar a una degradación del virtuosis1110 técnico, dedica a la preparación de equipos funerarios con significado religioso, con10
tan1bién provoca la degradación de toda obra de ar~e que ~e parezca mucho postes 111ortuorios y recintos sagrados. Muchas culturas incluyen artefactos
a los objetos o realizaciones que otros han producido. Otro factor a _tener ccrc1noniales con10 vasijas de barro, 1nazas, puntas y otras annas entre los
en cuenta es la inserción del artista moderno en un niercado con1erc1al en hicncs funerarios de una persona fallecida. A n1enudo, se representa a los
486 Introducción a la antropología general E! aniinal artístico

antepasados y dioses en estatuas y 1náscaras que se guardar;i. en casas de :;e volvieron corrientes. Las artes se convirtieron en for1nas profan:is e índí
ho1nbres o santuarios. Los churíngas (p. 424), supren1os objetos sagrados vidualistas de expresión y entreteniiniento. l)ara proteger y prcscrvnr ~,1¡
de los aruntai están bellan1ente grabados con espirales y bucles que repre- rccit~n hallada autono1nía, el establishJJ1ent del arte inventó la dortrin:1
sentan el cainino seguido por los antepasados durante los suefios. del «arte por el arte». Libres para expresarse a su capricho, los artist;1s· y:i
En el nivel eclesiástico, arte y religión se funden en pirán1ides, aveni- no estaban seguros de lo que deseaban exprésar. Se consagraron cada vez
das n1onun1entales estatuas de piedra, calendarios grabados sobre n1onoli- n1:ís a sí1nbolos idiosincrásicos y oscuros, organizados según pautas origina-
tos, teiriplos, altar~s, indu111entarias sacerdotales y una variedad casi infi- les e ininteligibles, con10 ya he1nos discutido en este capítulo. Y los niecc-
nita de adornos rituales y objetos sagrados. ll<l$ del arte, interesados cada vez n1enos. en la con1unicación, se orientaron
Está claro que el arte, la religión y la 1nagia satisfacen necesidades psi- ¡irogresivan1ente hacia la adquisición y patrocinio de la obra de arte con10
cológicas siinilares en los seres hun1anos. Son inedias para expresar senti- npcración cornercial prestigiosa que producía importantes beneficios, de-
nüentos y en1ociones que no se manifiestan fácíltnente en 1a vida corriente. ducción de impuestos y un refugio contra la inflación. Por contraposición,
Trans1niten un sentido de dominio o de con1unión con acontecin1ientos iin- el nrlc en los países co1nunistas ha retornado al nJecenazgo estatal y se usa,
previsibles y poderes invisibles y inisteriosos. In1ponen significados y valo- 1ltJihcrada1nente, co1no 1nedio de convencer a los ciudadanos de que el
res hun1anos a un n1undo indiferente, un n1undo que carece de significados rlalt1 quo post-revolucionario es justo e inevitable. El resultado final ha
o valores propios asequibles a la inteligencia hun1ana. 1''ratan de desentrañar :;idn que los artistas -tanto en Occí<lente y los países del Este con10 en
el significado verdadero, cósmico ele las cosas oculto tras la fachada de las t'! 'J'crcer Mundo-, aden1ás de dedicarse a crear transforinaciones-represen-
apariencias ordinarias. Y se sirven <le ilusiones, trucos dra1náticos y presti- r.iciones para satisfacer nuestro hun1ano afán de placeres estéticos, se ven
digitación para hacer que la gente crea en ellos. envueltos en la controversia política. I)or cada artista actual que antepone
('l •H!'c a la política hay uno, con10 111ínin10, que antepone la política al
l!rl e.
Arte y política

Asj¡nis1no, el arte guarda íntin1a relación con la política) cosa que cabe L11 evolución del arte
apreciar con especial claridad en el caso del arte patrocinado por el Estado.
Con10 he1nos visto, en las culturas estratí(icadas, la religión es un 1nedio de Sostienen algünos antropólogos que la influencia de los co111ponentes
,-,~;tn1cturales e infracstructuralcs sobre el arte se extiende) directa111ente,
control social, y las habilidades del artista son aprovechadas por la clase
11 las características forinales y los cánones estéticos de los diferentes estilos
dirigente para inculcar ideas religiosas de obediencia y santificar el statu
quo. En contra de la popular iinagen n1oderna del artista co1no un espíritu c<1l1<11·ales. Según Allan Lomax (1968; Lomax y Arensberg, 1977) y sus
libre desdeüoso de la autoridad, el arte propio del nivel estatal es, en su ··1JL1horadores, poi- cjeinplo, ciertos aspectos de la canción, la n1úsica y la
1 L1111.a guardan una estrecha relación con el nivel de subsistencia alcanzado
mayor parte) política1nente conservador. El arte eclesiástico interpreta el
p1ir la cultura. Los pueblos organizados en bandas y aldeas suelen 1nani-
mundo conforn1e a los n1itos e ideologías preclon1ínantes que justifican las
injus.ticias y la explotación. El arte hace a los dioses visibles en forina de !('s1nr un con1plejo ele n1úsica) canto y danza diferente del de las jefaturas
ídolos. Al contemplar los imponentes bloques de piedra que parecen escul-. \' c!'.itados. (]asificando las culturas con arreglo a su posición en la escala de
L~ s11hsistencia, la productividad da por resultado las siguientes correla-
pidas por 1nanos sobtehun1anas) los plebeyos con1prenden la necesidad de
la sun1isión. Se sienten aten1orizados ante el inn1enso tan1año de las pirá-
duncs:
1nides, y quedan fascinados y atónitos ante las procesiones, oraciones, pon1- l ntervalos n1usicales.-Los sísten1as de subsistencia 1nenos avanzados
pa y sacrificios que los sacerdotes realizan en n1arcos dran1áticos: altares de (:1nplC<U1 escalas 1nusicales en las que las notas están an1plia1nente separadas,
oro, templos con colu1nnatas, grandes techos abovedados) gigantescas ratn- j", decir, los interv<Jlos son de tercera o incluso n1ayores. En los sistemas
pas y escalinatas, ventanas por las que sólo penetra la luz celestial. "v:1nzados las escalas tienen 1nayor nú111ero de intervalos y éstos son de
Salvo en los cien últimos afias de historia, la Iglesia y el Estado han JiH_·nos grados.
sido los inás in1portantes n1ecenas de las artes. Con el desarrollo del capi-
talis1no las instituciones eclesiásticas y civiles se descentralizaron paulatina- Repetición en el texto de las canciones.-Las culturas inenos avanzadas
n1ente, 'y los individuos ricos sustituyeron en un grado considerable a la r·niplcan la repetición en sus canciones n1ucho 1nás que las avanzadas.
Iglesia y el Estado en el tneccnazgo de las artes. Este patrocinio individua-
lizado fomentó una mayor flexibilidad y libertad de expresión. Los temas (,'(nnplejidad y tipo de la orquesta.-Los sísteinas avanzados se corre-
polítican1ente neutrales, ptofanos e incluso revolucionarios y sacrílegos lncionan con obras n1usicales que requieren 1nayor nú1nero de 1núsicos y
488 Introducción a la antropología general HI nnimal artístico 11111

una variedad de instrumentos más amplia. En las menos avanzadas, sólo nucliLOrio y narrador, que emplea poderosos artificios retóricos parn c 1t•111
se emplean uno o dos instrumentos distintos y en pequeño número. y realzar la cualidad de esa relación» (Weiss, 1977b: 173 ).
lle aquí unos cuantos ejemplos de estos artificios tal como los tra<lun·
Estilos de danza.-Los sistemas avanzados se correlacionan con estilos \X/eiss de la lengua campa, que pertenece a la familia de lenguajes ameri-
de danza en los cuales muchas partes del cuerpo -dedos, muñecas, brazos, rn nos nativos denominada Arawak.
torso, piernas, pies, etc.- tienen que realizar movimientos o «representar
papeles» distintos. Además, cuanto más avanzado es el sistema de subsis- PREGUNTAS RETÓRICAs.-El orador aduce que los campa descuidan las
tencia más tiende la danza a centrarse en complejos movimientos sinuosos 11hligaciones religiosas para con su dios celeste, el Sol, formulando una
por contraposición a los pasos sencillos basados en movimientos laterales pregunta que él mismo va a contestar:
o de subida y bajada, como arrastrar los pies o brincar.
¿Hacemos ruegos a aquél que mora en el cielo, el Sol? No sabemos
Para Lomax, estas correlaciones entre arte y subsistencia se deben a la cómo hacerle ruegos .
influencia, tanto directa como indirecta, de la segunda. Las orquestas gran- l'l'ERACIONES. -El orador comunica una cualidad enfática, cinematográ-
des y complejas, por ejemplo, reflejan la capacidad estructural de la socie- íkn a su argumento repitiendo algunas palabras clave. El enemigo sale
dad para formar grandes grupos coordinados. Por otra parte, los estilos de dd bosque:
danza tal vez no expresen sino los movimientos característicos empleados
al usar instrumentos de producción como bastones ele cavar, arados o com- Y así surgieron en gran número; él los vio surgir, surgir, surgir,
plicadas máquinas. Algunas danzas pueden considerarse como un entrena- surgir, surgir surgir, a todos, a todos
miento corporal para el trabajo, la guerra o la autodefensa.
Í MÁGENES Y METÁFORAS.-La siguiente frase hace alusión a la muerte:
Las correlaciones de Lomax han sido criticadas, desde un punto ele vis-
ta técnico, por los procedimientos de muestreo y codificación (cf. Kaeppler, La tierra lo devorará
1978). Con tocio, su intento de medir y comparar los estilos de música y
danza, y de relacionarlos con la estructura social y la subsistencia, constituye El cuerpo es descrito como:
una importante vía de aproximación. La ~úsica y la danza han sido campos
notablemente descuidados en las descripciones etnográficas y la teoría evo-
La vestimenta del alma
lutiva.
APELACIÓN A LA EVIDENCIA.-Para demostrar que el guácharo tuvo en
1111 tiempo forma humana:
La complejidad del arte primitivo : la retórica · campa Sí, antes era hu!11ano, ¿acaso no tiene patillas?

Los occidentales deben guardarse ele pensar que el arte en las socieda- APELACIÓN A LA AUTORIDAD:
des organizadas en bandas y aldeas es, necesariamente, más -sencillo o inge-
nuo que el propio ele las modernas sociedades industriales . Aunque, como Me lo dijeron hace mucho tiempo ellos, los ancianos, que hace
mucho tiempo oyeron estas palabras, así fue.
acabamos ele ver, muchos aspectos estilísticos del arte han evolucionado
hacia form'as más complejas, otros aspectos tal vez fueran tan complejos ANTÍTESIS (EFECTO POR CONTRASTE).-Un colibrí se halla a punto de
entre los cazadores y recolectores ele la Edad de Piedra como lo son hoy l'~t·n lar
la cuerda que conduce al cielo, empresa en la que han fracasado las
en día. Ejemplo de ello es el caso de la retórica campa. dcmiis criaturas más grandes que él:
La retórica es el arte del discurso público persuasivo y está estrecha-
mente emparentada con las artes dramáticas. Como ha descubierto Gerald Ellos son grandes, mientras que yo soy pequeño y rechoncho.
Weiss (1977b), los campa, pueblo ágrafo que habita en el Perú oriental
cerca de la cabecera del Amazonas, emplean la mayor parte de los artificios Por añadidura, el orador campa emplea una gran variedad de gestos, excla-
retóricos cultivados por los grandes filósofos y oradores de la Grecia y 11111ciones, súbitas llamadas de atención («¡Cuidado, allá va!»); «apartes»
Roma antiguas. En el discurso público no persiguen meramente el fin de («inrnginadlo, pues bien ... »; «cuidado no os vayáis a creer esto»). En
informar, sino el de persuadir y convencer. «Entre los campa, la narración 1 onjunto, Weiss enumera 19 artificios retóricos formales que son em-
es un 'tiempo aparte' en el cual se desarrolla una fascinante relación entre plt·ndos por los campa.
490 Introducción a la antropología general l•:I nnimal artístico 49 1

El mito y los contrastes binarios de las oposiciones inconscientes y sus representaciones a la vez familiares
y sorprendentes.
Los antropólogos han recogido numerosos datos que sugieren que cier- Los análisis estructuralistas pueden ampliarse desde el ámbito del mito
tas clases de estructuras formales se repiten en las más dispares tradiciones y el ritual hasta abarcar la textura de la vida social en su totalidad. Según
de literatura oral y escrita, incluyendo los mitos y los cuentos. Estas estruc- l)avid Hicks que estudió a los tetum de Timor, Indonesia, la cultura
turas se caracterizan por los contrastes binarios, es decir, por la presencia
tctum como ~n todo está estructurada según la siguiente matriz binaria:'
de dos temas o elementos que forman una oposición diametral. Cabe en-
contrar numerosos ejemplos de contrastes binarios en la religión, mitología
y literatura occidentales: el bien frente al ~!Jlal ; lo al to frente a lo bajo; lo
masculino frente a lo femenino; lo cultural fre nte a lo natural; la juvenk.ld a b
frente a la vejez; etc. Según el antropólogo francés Lévi-Strauss, fu ndador
de la estrategia de investigación denominada estructuralismo (véase pá- seres humanos espíritus
gina 551), la razón de que estos contrastes binarios aparezcan con tanta
frecuencia consiste en que el cerebro humano, debido a su estructura neu- profano sagrado
rológica, los encuentra especialmente atractivos o «buenos para pensar». mundo profano mundo sagrado
Desde el punto de vista estructuralista, la principal tarea del estudio antro-
pológico de la literatura, la mitología y el folklore estriba en identificar encima debajo
los contrastes binarios inconscientes y comunes que yacen bajo la superficie hombres mujeres
del pensamiento humano y en poner de manifiesto cómo experimentan
transformaciones-representaciones inconscientes. En otras palabras, el arte derecha izquierda
y la mitología poseen, al igual que el lenguaje (véase p. 462), una estruc-
tura profunda. superior inferior
Considérese el cuento de La Cenicienta: Una madre tiene dos hijas donadores de esposas donatarios de esposas
y una hijastra. Las mayores son las hijas; la más joven, la hijastra. Las
hermanas mayores son feas y malas, mie1:Jtras que Cenicienta es bella y aristócratas plebeyos
buena. Las hermanas mayores son agresivas; Cenicienta, pasiva. Gracias a autoridad secular autoridad sagrada
un hada madrina buena - lo opuesto de su madrasta mala-, Cenicienta
acude al baile, baila con el Príncipe y pierde su zapato mágico. Los pies de hermano mayor hermano· menor
sus hermanas son grandes; los suyos, pequeños. Cenicienta conquista al
Príncipe. Entre las oposiciones binarias inconscientes presentes en la estruc-
tura profunda de este cuento pueden figurar las siguientes: Cualquiera de estos contrastes binarios puede simbolizar a cualquier~ de
los demás (Hicks, 1976: 107); esto es, al oponer a hombres y mu¡eres
pasivo agresivo podríamos estar oponiendo igualmente a hermanos mayores y menores
joven mayor (entre los tetum los hermanos menores deben servir a los mayores lo
mismo que las mujeres sirven a los hombres). El mundo de la superficie,
pequeño grande masculino y profano, contrasta con el mundo subterráneo de los espíritus,
bueno malo femenino y sagrado. Así, la mitología tetum narra cómo los primeros huma-
nos salieron de agujeros en el suelo con forma vaginal y cómo después de
bello feo llevar una vida secular en la superficie de la tierra, los humanos retornan
naturaleza al sagrado mundo subterráneo junto a sus ancestros espirituales. La arqui-
cultura
tectura de las casas también participa de este mismo conjunto de oposicio-
(hada madrina) (madrastra) nes simbólicas. La casa tiene dos entradas; la entrada del baño de las
mujeres conduce al «Útero» o parte femeni na de la casa, que contiene el
Los estructuralistas sostienen que el placer que produce este tipo de cuen- hogar y el poste sagrado de la casa. La entrada frontal se reser va a los
Los y su durabilidad en el tiempo y el espacio se deriva, primordialmente, hombres y conduce a las estancias masculinas.
492 Introducción a- la antropología general El animal artístico 493
El fútbol frente a la música rock complejos y sutiles a otros que los son menos, para acabar finalmente con
oposiciones tan insípidas como cultura frente a naturaleza o masculino
El enfoque estructuralista ha sido empleado en un intento de descubrir frente a femenino (Harris, 1979c) .
los contrastes binarios que podrían explicar la importancia central de la
música rock y el fútbol en la vida norteamericana contemporánea (Monta-
gue y Morais, 1976). E n él se afirma que el rock y el fútbol exageran un Resumen
único conjunto de oposiciones inconscientes.
Simplificadas, estas oposiciones son: El juego creativo, la estructura formal, los sentimientos estéticos y
lns transformaciones simbólicas son los ingredientes esenciales del arte.
Aunque la capacidad para el arte está prefigurada en la conducta de los
ROCK FUTBOL primates no humanos, sólo el Homo sapiens es capaz de desarrollar un arte
que implica «transformaciones-representaciones» . Nuestra capacidad distin-
individuo grupo tiva para el arte guarda, así, una estrecha relación con otra capacidad tam-
(destaca el artista individual) (destaca el esfuerzo de equipo) hién privativa de los seres humanos : la de la transformación simbólica que
Nubyace en la universalidad semántica del lenguaje h umano.
femenino masculino Las definiciones emic occidentales de arte dependen de la existencia de
(se minimizan las diferencias sexua- (se maximizan las diferencias se- 11 11toridades y críticos que sitúan muchos ejemplos de juego, estética estruc-
les) xuales) t 11 rncla y transformación simbólica fuera de la categoría de lo artístico. La
distinción entre artesanía y arte forma parte de esta tradición. Los antro-
naturaleza cultura 111Slogos, en cambio, consideran a los artesanos d iestros en su oficio como
(salvaje, desinhibido) (controlado, coordinado) 11r1 istas.
mal El arte tiene fu nciones adapta tivas en relación con cambios creativos en
bien
los demás sectores de la vida social. Arte y tecnología se influyen mutua-
(uso de drogas y alcohol; relaciones (vida higiénica y continencia) mente, como ejemplifican el caso de los instrumentos de música y la caza,
sexuales ilícitas y promiscuas) 11 In búsqueda de nuevas formas, colores, texturas y materiales en la ce-
11fo1ica y los tejidos.
A pesar del énfasis en la innovación creadora, la mayoría de las cultu-
Saber ver la tensión entre estas oposlClones no sólo en el contraste 1ns poseen tradiciones o estilos ar tísticos que insisten en mantener la con-
entre el rock y el fútbol, sino también dentro del rock y del fútbol, es 1lnu idad fo rmal a través del tiempo. Esto permite identificar los estilos de
esencial para este análisis. Así, el propio rock exhibe muchos temas benig- '11lt uras tales como las de la Costa Noroeste del Pacífico, la maorí o la
nos, culturales, masculinos, orientados hacia el grupo, en tanto que el fút- 111ochica . La continuidad e integridad de estos estilos proporcionan el con-
bol comparte los temas individualistas, afeminados {los jugadores abrazán- lt'X IO básico para .la comprensión y apreciación de las transformaciones
dose), anticulturales y malignos (broncas y peleas después del partido). '1 ~·ndoras del artista en el seno de un pueblo. El arte del establishment de
Cabe preguntarse, por tanto, si estas oposiciones binarias - si es que 111 moderna cultura occidental es el único que hace hincapié en la creati-
existen- son experimentadas por los actores y participantes como tales o vltlnd estructural o formal y las transformaciones creadoras. Esto produce
como una compleja mezcla de diferentes temas que se diluye en cientos de 1•1 nis lamiento del artista. La falta de comunicación puede ser resultado de
motivaciones y sentimientos adicionales cuya peculiar fuerza psicológica se f11rtores como la reacción ante la producción masiva, los mercados de arte
deriva no de una oposición con cualquier cosa, sino de su propia contri- 111111crcial, el r ápido ritmo de cambio cultural y el talante despersonalizado
bución a la vida social {la comida, la música, la danza, las gr andes muche- ill· la vida indus trial urbana.
dumbres, los grandes hombres y las muchachas bonitas son interesantes por El arte y la religión están es trechamente relacionados. Esto se puede
derecho propio). w 1· en las pinturas rupestres del Paleolítico Superior, «las estatuas de Ve-
En antropología abundan los análisis estructurales de la literatura, el 1111s», las canciones de las búsquedas de visiones, la preparación de cabezas
arte los mitos los rituales y la religión. Sin embargo, el hecho de que sean 11·ducidas los cánticos en las actuaciones chamanistas, los mitos chamanistas
mu; controve1:tidos se debe, sobre todo, a que no está claro que las matri- lupirapé, '1a circuncisión ndembu, la narración de historias, las danzas, los
ces binarias que disciernen los antropólogos existan verdaderamente en las 1l111 ri ngas arunta, y muchos otros aspectos de los cultos individuales, cha-
mentes de las gentes que estudian. Siempre es posible reducir símbolos 11111nistas, comunitarios y eclesiásticos. El arte y la religión satisfacen mu-
Introducción a Ja antropología general Capítulo 25
494
chas necesidades psicológicas similares, y a menudo resulta difícil distin-
ROLES SEXUALES Y PERSONALIDAD
guirlos .
También el arte y la política están estrechamente relacionados. Esto es
evidente en el arte eclesiástico patrocinado por el Estado, que en buena
medida cumple la función de inculcar en la gente el temor a sus gobernan-
tes. Sólo en la época moderna, con el surgimiento de los estados capitalis-
tas descentralizados, ha gozado el arte de un grado significativo de libertad
con respecto al control político directo. Sin embargo, hoy en día, muchos
artistas de sociedades capitalistas y socialistas consideran el arte como un
importante medio de expresión política, tanto conservadora como revola-
cionaria.
En la medida en que las bandas, aldeas, jefaturas y estados representan
niveles evolutivos y en que el arte está funcionalmente relacionado con la
tecnología, la economía, la política, la religión y otros aspectos del patrón
cultural universal, es evidente que el contenido del arte ha sufrido una
evolución. Se dispone de elementos de juicio que indican que los estilos
de música, canción y danza -incluidos los intervalos musicales, la comple-
jidad y tipo de orquesta, el uso expresivo de las diferentes partes del cuer-
po y el énfasis en los movimientos curvilíneos- también han experimen-
tado cambios evolutivos. El ejemplo de la retórica campa demuestra que J•:n este c:apítulo examinaremos las formas en que la cultura influye en la
hay que tener sumo cuidado al juzgar la complejidad y sofisticación de los
l
irrsonahd~d. Pues~o que ~lgunos de los aspectos más conspicuos de
estilos artísticos de los pueblos ágrafos. 11 1~c r~onalidad estan r~lac1onado~ ~º~,las diferencias entre varones y hembras,
Una modalidad, hoy día muy popular, del análisis antropológico -el 1111cs t1 o foco se centrara en la defm1c1on cultural de los roles masculino
estructuralismo- intenta interpretar el contenido superficial de los mitos, y fe menino. E~aminaremos los conceptos centrales de las teorías freudianas
rituales y otras realizaciones expresivas en términos de una serie de oposi- 1k la. personahd~d y, después, pasaremos a las teorías más recientes que intentan
1·xplicar las van ac1ones y cambios en las definiciones ideales de la
ciones binarias de carácter universal e inconsciente. Oposiciones binarias musculinidad y la feminidad .
comunes se pueden encontrar en el mito de la Cenicienta, en la cosmología,
rituales y arquitectura de las casas de los tetum, y en los conciertos de rock
y los partidos de fútbol. Sin embargo, también éste es un modo de análisis ultura y personalidad
controvertido.
La cultura hace r~ferencia a las formas pautadas de pensar, sentir y
l'Ol11L?Ortarse de los miembros de una población. La personalidad también
m~c1e~r:e a las formas d~ pensar, sentir y comportarse, pero se centra en
l''. md.iv_1~~º · L~ personalidad, tal como la define Víctor Barnouw, «es una
11.1gan 1zac10n ma_s o menos duradera de fuerzas dentro del individuo aso-
11r1das a un con¡u~to de valores, actitudes y modos de percepción bastante
t'HtnbJes que explican, en parte, la consistencia de la conducta del indivi-
d110>~. Su~o?gamos, sin embargo, que queremos estudiar la personalidad
1111: d1a o t1p1Ca en una cultura determinada. ¿No deberían denotar los dos
wnccpt~~ -cultura y personalidad- la misma cosa? Teóricamente, una
1k·sCl'l~c;10n de las. pautas de personalidad media o típica presentes en una
pnblacion ~etermmada ha de constituir una descripción de la cultura de
1·~ 1 n población . En la práctica, empero, esto no sucede así; la razón es que
h1s conceptos que .se emplean al describir el pensamiento, sentimiento y
111nducta .de los tipos de personalidad difieren de los que se emplean
495
496 Introducción a la antropología general Roles sexuales y personalidad

cuando se describe la infraestructura, la estructura y la superestructura. Al al primer grito de hambre, o a intervalos regulares, cuando convk·11l' 11 111
describir personalidades, los psicólogos emplean conceptos tales como agre- madre. La lactancia del pecho de la madre puede durar sólo unos nwst·~,
siva, pasiva, ansiosa, obsesiva, histérica, maníaca, depresiva, introvertida, varios años o nada en absoluto. Asimismo, las criaturas pueden recibir 11ll
extrovertida, paranoica, autoritaria, esquizoide, masculina, femenina, in- mentos suplementarios desde las primeras semanas, que las madres les
fantil, reprimida, dependiente, etc. He aquí parte de una lista más exten- meten en la boca premasticados, con los que incluso juguetean las cria-
sa de términos adecuados para el estudio de la personalidad que apareció turas; pero también se puede prescindir de ellos.
en un estudio de cultura y personalidad en un pueblo de México: El destete puede producirse bruscamente, como cuando se untan los
pezones de la madre con sustancias amargas; y puede estar o no asociado
ni nacimiento de otro niño. En algunas culturas, las criaturas se mantienen
en contacto con la piel de la madre y son transportadas a dondequiera
práctico tranquilo bajo stress letárgico que ésta v~ya; en otras se puede dejar a los niños al cuidado de pa-
económico ordenado ansioso rientas . En algunas culturas, grandes grupos de niños y adultos miman,
abrazan, besan y se deshacen en atenciones con las criaturas. En otros ca-
cuidadoso metódico obstinado sos, se les mantiene relativamente aisladas y rara vez se les toca.
reservado leal indolente El adiestramiento en el aseo puede empezar bien a los seis, bien a los
falto de imaginación inerte
vei ntii:uatro meses; el modo de adiestramiento puede implicar muchas téc-
paciente
nicas diferentes, algunas basadas en intensas formas de castigo, vergüenza
precavido tacaño pedante y ridículo, otras en la sugerencia, emulación y ausencia de castigo.
imperturbable receloso obsesivo El tratamiento de la sexualidad infantil también varía ampliamente.
l ~n muchas culturas, las madres o padres acarician los genitales de sus
constante, tenaz frío posesivo criaturas para calmarles y acallar su llanto; en otras, se impide a la cria-
tura tocar sus propios genitales y se castiga severamente la masturbación.
FUENTE: Fromm y Maccoby, 1970:79 Otra serie de variables pertinentes para la formación de la personali-
dad son las experiencias del final de la infancia y de la adolescencia. El
número de hermanos; sus relaciones y mutuas responsabilidades; las pau-
Si se emplean estos conceptos para describir una población entera, la
descripción resultante evidentemente no equivaldrá a una descripción de
los modos de producción y reproducción, la economía doméstica y políti- PRIMARIAS SECUNDARIAS
ca, los sistemas de guerra y paz, o los ritos e instituciones mágico-religiosos.
Ecología Sistemas de Personalidad Comportamiento adulto
mantenimiento adulta Indices de criminalidad
Economía Indices de suicidio
Educación infantil y personalidad Estructura social Tiempo de ocio
Actividad, etc.
Los antropólogos interesados en cultura y personalidad generalmente Productos culturales
han aceptado la proposición fundamental de Freud de que las experien- Creencias religiosas
Teorías de Ja enfermedad
cias olvidadas o reprimidas de la infancia son la fuente primaria de las di- Cuentos populares
ferencias en la personalidad adulta. Pero han ampliado el ámbito de las
experiencias infantiles consideradas pertinentes para la formación de la Prácticas de Personalidad Comportamiento infantil
educación infantil infantil T rabajo
personalidad adulta teniendo en cuenta la enorme diversidad de relaciones, Juegos
culturalmente pautadas, entre infantes y adultos. Estas relaciones se lla-
man prácticas de educación infantil. Por ejemplo, la alimentación, limpie-
za y trato dado a los niños constituyen actividades culturalmente pautadas
que varían ampliamente según las sociedades. En muchas culturas, las cria-
L Necesidades, pulsiones,
capacidades biológicas
Productos culturales
Fantasías
Dichos
Recreación
Conceptos del mundo
turas están constreñidas por vendajes que los envuelven o tablas que in-
movilizan sus extremidades. En otras partes, se fomenta la libertad de F1c:. 25.1.-Relación entre personalidad básica, ecología, prácticas de ed11caci611 infan-
movimiento. Asimismo, la lactancia puede ser a petición de la criatura, 111 e instituciones secundarías y proyectivas. (Según Le Vine, 1973: 57. )
498 Introducción a la antropología general Roles sexuales y personalidad 49 1)

tas de juego; las oportunidades para observar las relaciones .sexuales de les de una cultura concreta. La «imagen de la limitación de lo bueno»,
los adultos o tener experiencias horno o heterosexuales propias; las res- yn analizada (p. 389), es uno de estos temas: Los temas. y valores ~on fá-
tricciones que pesan sobre el incesto, y el tipo de amenaza y castigo em- ci lmente traducibles a rasgos de la personalidad. Por e¡emplo, la imagen
pleados contra las prácticas sexuales prohibidas por, l~ cultura, so? todas de la limitación de lo bueno se supone que produce personalidades ~nvi­
ellas variables pertinentes para el concepto antropologico neofreudiano de diosas, desconfiadas, reservadas y temerosas. También la cultura de lll po-
las prácticas de educación infantil. breza tiene sus componentes psicológicos: propensión al consumo, falta de
La figura 25 .1 representa una teoría de cómo estas prácticas de edu- orientación hacia el futuro, promiscuid~d sexual. Un tema import~nte en
cación infantil pueden estar relacionadas con la personalidad y otros as- In India es «el carácter sagrado de la vida» y otro, en Estados Unidos, es
pectos de la cultura. Las variables básicas que influyen en las pautas. de el de «no ser menos que los vecinos». El problema que plantean los .inten-
crianza de los niños están, a su vez, influidas por la naturaleza de las J.ns- LOs de describir las culturas en términos de unos cuantos valores y actitudes
tituciones domésticas, sociales, políticas y económicas. Por su parte, éstas dominantes estriba en que, normalmente, se pueden identificar vale.res y
se ven afectadas por el ecosistema. Las prácticas de crianza de los niños nctitudes contradictorios en las mismas culturas e incluso en los mismos
están constreñidas por la necesidad de satisfacer algunas necesidades, pul- individuos. Así, aunque los campesinos hindúes creen en el carácter sa-
siones y capacidades universales biológicamente determinadas que todas grado de la vida (Opler, 1968), también creen en la necesidad de tener
las criaturas humanas comparten {por ejemplo, impulsos orales, anales y más bueyes que vacas (ver p. 448); y aunque mucha gente en Estados
genitales). La interacción entre las prácticas de crianza de los niños y Unidos trata de «no ser menos que los vecinos», hay millones que creen
estas necesidades, pulsiones y capacidades biológicas moldea su personali- ni mismo tiempo que el consumo desmesurado es estúpido y pecaminoso.
dad y ésta se expresa, a su vez, en instituciones «secundarias».

Personalidad básica y carácter nacional


Pautas y temas
Una aproximación algo diferente a la cultura y personalidad postula
Se han formulado muchas proposiciones diferentes respecto a cómo que todas las culturas producen una es tructura de la rersonali?ad. ~ásica o
abordar la relación entre personalidad y cultura. Una opción popular re- profunda que podemos encontrar en casi todos sus miembros md1v1d~a.les .
conoce el hecho de que la cultura y la personalidad son dos maneras dife- Cuando se trata de poblaciones organizadas en estados, se suele calificar
rentes de considerar la propensión a pensar, sentir y comportarse caracte- n la personalidad básica de carácter nacional. La idea de .la estructura de
rística de una población determinada y empl~a términos psicológic?s para In personalidad básica sie~pre ha goza?o de gran ?opulandad tanto en_rre
caracterizar tanto la personalidad como el sistema cultural. Por eiemplo, viajeros como entre estudiosos. Por e¡emplo, ¿c~a~tas veces hemos 01do
Ruth Benedict en su famoso libro Patterns o/ Culture, caracterizó la ins- decir que los ingleses son «reservados», los brasilenos «despreocupados»,
titución del p~tlatch kwakiutl (véase cap. Í3) como una actuación me- los franceses «sexy», los italianos «desinhibidos», los japoneses «ordena-
galómana, es decir, un comportamiento dominado por fantas~as .d,e rique- dos» los americanos «amables», etc.? Ger ardus Mercator, el padre belga
za y poder. Consideró el potlatch como parte de una pauta dzonz~taca que
era característica de todas las instituciones de la cultura kwakiutl. Por
de l; cartografía, escribió las siguientes descripciones de las personalidades
básicas europeas en el siglo xvr:
dionisíaco entendía el deseo de alcanzar un exceso emocional, como en la
embriaguez o el frenesí. Consideró a otras culturas -la de lo~, indios Franceses: sencillos, tarugos, furiosos.
pueblo, por ejemplo- como apolíneas: entregadas a la 1:1oderacion y al Bávaros: suntuosos, glotones, descarados.
«término medio» en todas las cosas. Las pautas de Benedict eran elemen- Suecos: alegres, charlatanes, jactanciosos.
tos psicológicos que presuntamente, estaban presentes en todos los aspec- Sajones: disimuladores, hipócritas, testarudos.
tos de la cultura «c~mparables a los cromosomas hallados en la mayoría de Españoles: desdeñosos, precavidos, voraces.
las células de u~ cuerpo» (Wallace, 1970: 149). La mayor parte de; lo.s Belgas: buenos 'jinetes, cariñosos, dóciles, delicados.
antropólogos han rechazado estos intentos de emp!ear uno o do~ term1-
nos psicológicos para describir el inmenso repertorio de personah~ades e Las modernas versiones eruditas de la estructura de la personalidad
instituciones funcionalmente diferentes que podemos encontrar incluso básica utilizan conceptos psicológicos más sofisticados, la mayoría de los
en las culturas más simples. . cuales deben algo al influjo de Sigmund Freud y del psicoanálisis.
Algunos antropólogos tratan de identifi~a~ los temas ? valores. d~m1- El concepto de personalidad básica no debe oscurecer el hecho de la
nantes que expresan el pensamiento y sentimientos esenciales o prmcipa- gran variedad de personalidades que existen en cada sociedad, .tanto ma-
500
Introducción a la antropología general Hules sexuales y personalidad 501

yor cu~nto más compleja, poblada y estratificada sea aquélla. En todas p1mccción, también impone una disciplina severa, reprimiendo el intento
la~ sociedades hay muchos individuos cuyas personalidades se desvían am- dl· su hijo de expresar el amor sexual a su madre. El hijo se frustra profun-
pli~mente de la moda .estadíst.ica. (tipo más frecuente), y las varianzas y d11mcnte y fantasea que es lo suficientemente fuer te como para matar a su
variedades ?e. personalidades md1viduales producen extensos solapamien- pudre. Estos celos y hostilidad bullentes suscitan temor y culpabilidad en
tos ent1:e d1stmtas culturas. Por ejemplo, ciertamente no sería incorrecto 1•1 niño: temor, porque el padre, de hecho o en la imaginación, amenaza,'con
caractenzar el tipo básico de personalidad masculina de los indios de las wrtnrl e el pene y los testículos; y culpabilidad, porque el padre no ~ sólo
Llanura.s c?m~, agresivo, independiente y valiente. Sin embargo, se sabe 1·s od iado sino también amado. Para resolver con éxito este conflicto, el
por la mstituc10n llamada berdache que siempre había algunos jóvenes cu- 1ilt1<) debe volver a canalizar su sexualidad hacia otras hembras y apren-
ya búsqueda de visiones est~?a condenada al fracaso y cuyo temperamen- d1·r a vencer su miedo y expresar su hostilidad de modo constructivo.
to ?,º era apto para la vocac1on guerrera. Estos hombres encontraban aéep- Para la niña, Freud concibió un trauma paralelo pero radicalmente di-
t~ci?n entre su, g.ente poniéndose ropas femeninas y entregándose a espe- f1•rcnte. La sexualidad de una niña se dirige inicialmente hacia su ma-
cialidades domesticas y sexuales femeninas. di c. Pero en la fase fálica, la niña hace un descubrimiento decisivo: ca-
~n realidad,. se sabe muy poco sobre la varianza de la personalidad 11·rc de pene. Culpa a su madre de ello y los deseos sexuales que sentía
~n difer~ntes socied~des. No obstante? es cierto que las poblaciones comple- l111da ella, se dirigirán a partir de ahora hacia su padre.
jas de ~ivel estata~ mtegradas por millones de personas exhiben una enor-
me vanedad de tip.o~. Además, cuanto más complejos son los criterios La razón de que esto ocurra depende de la reacción de desengaño de la niña cuan-
empleados p~ra defmir la p.ersonalidad básica, mayor es la probabilidad do descubre que un niño posee un órgano sexual saliente, el pene, mientras que
?e . q.ue el tipo de personalidad modal se halle en relativamente pocos
ella sólo tiene una cavidad. De este descubrimiento traumático se siguen varias
consecuencias importantes. En primer lugar, hace a su madre responsable de
mdiv~duos. Antho~y. Wallace (19.52) en;~leó 21 dimensiones de la per- su condición de castrada ... En segundo lugar, transfiere el amor a su padre
so?~ltdad pa~a defmir la personalidad basica entre los iroqueses y descu- porque tiene el órgano apreciado que aspira a compartir con él. Sin embargo,
bno que el tipo modal sólo era compartido por el 37 por 100 de la mues- su amor por el padre y por otros hombres está mezclado con un sentimiento de
tra total. envidia porque poseen algo que a ella le falta. La envidia del pene es la réplica
femenina a la angustia de castración en el niño ... (Hall y Lindzey, 1967: 18).

Edipo y personalidad Se supone que las niñas sufren durante toda la vida el trauma de la
1·nvidia del pene a causa de su descubrimiento de que están anatómica-
El eje?1plo 1!1ás claro de personalidades diferentes, es el que existe mente «incompletas» . De esta manera, Freud trataba de fundar la supre-
en c.ualquier sociedad entre hombres y mujeres. En los últimos años han 11rncía psicológica de los varones en los hechos inalterables de la ana-
surgido. acalorados debates sobre si los rasgos de la personalidad asociados lcimía; de ahí el aforismo freudiano: «La anatomía es el destino» . La
respectivamente a varones y hembras expresan la naturaleza humana o son ínlta de un pene «rebaja» a las mujeres y las condena a un papel pasivo
los efectos del condicionamiento cultural. y subordinado, el papel del «segundo sexo» . Para Freud, la única espe-
. Los se,gu~dores de Sigmund Freud han man tenido que las caracterís- rnnza de superar la envidia del pene estriba en aceptar un papel secun-
ticas. anatomicas y los rol~s de reproducción del macho y la hembra pre- 1huio y pasivo en la vida, desarrollar su encanto y atractivo sexual, casarse
destinan a hombres y mujeres a tener diferentes personalidades: los hom- y tener niños.
bres a. ser má~ «mascul.inos», esto es, más activos, agresivos y violentos;
Su felicidad es grande si, después, su deseo de un hijo se cumple en la realidad,
l~s muie~es ma~ «femenmas», ? ~ea, más pasivas, dóciles y pacíficas. Freud y en especial si el hijo es un varón que porta el pene ardientemente deseado
vio 1~ ~tferencia entre masculinidad y feminidad como algo que surge de (Freud citado en Millet, 1970: 185).
las d1stmtas form.as en. que niños y niñas se relacionan con sus padres y
madre~ .desde ~a mfancia. has.ta la adolescencia. Según Freud, un conflicto
traumatico, universal e mevlta~le se produce durante los años que pre- Personalidades alternativas masculinas y femeninas
ceden. a la pu~ert~d. Este conflicto se llama el conflicto de Edipo y tiene
su ongen en ~i~alidades y celos sexuales biológicamen te determinados den- Desde las investigaciones de Bronislaw Malinowski (1927) sobre la
~:º de la far:i1~ia nu~lear. La ~exualidad que se despierta en los muchachos ínmilia avunculocal trobriandesa (véase cap. 15), los antropólogos han
Jovenes ~e dmge primero hacia su madre, pero al descubrir que su madre criticado el complejo de Edipo, ya que éste imponía al mundo una defi-
es e~ O~Jeto sexual del padre~ el niño. entra en competencia con él para nición de masculinidad y fe minidad apropiada a la clase media de la
dommar sexualmente a la misma mujer. El padre, aunque proporciona Viena decimonónica en que Freud practicó y desarrolló sus teorías.
502 Introducción a la antropología general Roles sexuales y personalidad 503

La investigación etnográfica indica que la definición vienesa que Freud Un complejo de supremacía masculina : la política
da ~e los temperamentos ideales masculinos y femeninos no puede ser
considerada como un carácter universal. El estudio de Margaret Mead A pesar de las desviaciones que se producen en la estrecha definición
(1950) s~bre tres tribus de Nueva Guinea (los arapesh, mundugumor y occidental de lo masculino y femenino, es evidente que los hombres tien-
tchambuh) es la obra antropológica clásica sobre el espectro de definicio- den a ser más agresivos y violentos que las mujeres en una abrumadora
nes culturales de personalidades masculinas y femeninas ideales. Mead mayoría de sociedades. Además, aunque el complejo de Edipo no es, ,como
descubrió que entre los arapesh se esperaba que los hombres y mujeres se foreud pensaba, universal, la hostilidad sexual entre la generación de los
comportaran de un modo bondadoso, amable y cooperador, que hace pen- mayores y sus hijos o sobrinos sí ocurre con gran frecuencia (Roheim,
sar en lo que nosotros esperaríamos de una madre ideal. Entre los mun- L950; Parsons, 1972; Barnow, 1973).
dugu?1or, se espera que hombres y mujeres sean igualmente feroces y Son muchos los casos que muestran cómo la relativamente más agre-
agresivos, y ambos sexos satisfacían los criterios de Mead para ser mas- siva personalidad masculina está asociada a un penetrante complejo que
culinos. Finalmente, entre los tchambuli, las mujeres se rapan la cabe- concede un rol más dominante al hombre que a las mujeres en las dis-
za, son propensas a una sonrisa cordial, muestran solidaridad de cama- tintas esferas de la vida social. La manifestación más clara de este com-
plejo se encuentra en la esfera de la economía política. De acuerdo con
radas y son agresivamente eficientes como proveedores de alimentos. Por
nuestra discusión sobre la evolución de la organización política (véase
otra. parte, l~s hombres tchambuli se ocupan del arte, gastan una gran capítulo 17), los hombres siempre han ocupado los más importantes cen-
cantidad de tiempo en sus tocados y siempre están chismorreando sobre el tros de control y poder públicos. Son los cabecillas y no las cabecillas los
sexo opuesto. Aunque las interpretaciones de Mead siempre se han consi- que dominan tanto la redistribución igualitaria como la estratificada. Los
derado como demasiado subjetivas, no cabe la menor duda de que existen cabecillas semai y mehinacu; los mumis de las islas Solomon y los «gran-
acusados contrastes en los roles sexuales en culturas diferentes y que en des hombres» de Nueva Guinea; los jefes de la piel de leopardo de los
pocas partes del mundo, fuera de la Viena decimonónica podemos encon- nuer; los jefes kwakiutl, trobiandeses y tikopia ; el mukama de los bun-
trar la co~figuración precisa que Freud creía universal. Por ejemplo, Mer- yoro; el Inca, el faraón, y los emperadores de China y Japón muestran la
vyn Meggitt (1964) ha propuesto una clasificación de las culturas de las preeminencia masculina. Si las reinas reinan en Europa o Africa, lo hacen
tierras altas de Nueva Guinea en dos grupos sobre la base del grado en como detentadoras temporales del poder que pertenece a los hombres de
que actúan como «mojigatas» o «libertinas» . su linaje. Nada mejor para mostrar la subordinación política de las mu-
Entre los mae enga, que son los «mojigatos» arquetípicos de Meggitt, jeres que el hecho de que entre todos los actuales ( 1980) miembros de
los hombres duermen separados de las mujeres. Un hombre nunca entra las Naciones Unidas solamente un jefe de Estado efectivo -Margaret
en el dort?itorio situado en la parte posterior de la choza de su esposa, Tbatcher- sea una mujer.
Y una mu¡er nunca entra en la casa de hombres. El contacto· con la san- Durante un tiempo se pensó que el control político de las mujeres o
gre menstrual puede provoca: la enfermedad y la muerte en un hombre matriarcado -lo opuesto del control político de los hombres o patriar-
mae enga. Los hombres mae enga creen que la relación sexual debilita y cado- tenía lugar en un determinado estadio evolutivo de la organiza-
después de la relación sexual, se someten a purificación sentándose en un~ ción social. En la actualidad, todos los antropólogos están de acuerdo en
choz.a hu.meante para protegerse. Los solteros mae enga hacen voto de rechazar la existencia de cualquier sociedad matriarcal. Ruby Rohrlich-
a?sunencra sexual hasta que se casan y se sienten incómodos y ansiosos Leavitt (1977: 57) es una excepción, ya que sostiene que en la Creta
s1 se habla del sexo, especialmente si están presentes las mujeres. Por minoica «las mujeres participaban en las decisiones políticas en igualdad
contraposición, los kuma, que son los «libertinos» de Meggitt, com- con los hombres como mínimo, mientras que en las actividades religiosas
parten los dormitorios, no tienen ningún miedo a la contaminación de las y sociales eran superiores a aquéllos». La afirmación de Rohrlich-Leavitt
mujeres, no practican ninguna purificación o ritos de iniciación y obtie- está basada en inferencias hechas a partir de datos arqueológicos que pue-
nen prestigio jactándose de sus conquistas amorosas. Las muchachas kuma den ser interpretados contradictoriamente. No hay duda de que la Creta
participan en grupos de cortejo en los que seleccionan compañeros sexua- minoica era matrilineal y que las mujeres gozaban de un status relativa-
les entre varones casados y solteros. Ambos sexos hablan abiertamente de mente alto. Sin embargo, la base de la economía cretense era el comercio
l~ relación sexual. Lorraine Sexton (197 3), ha sugerido que estas diferen- marítimo y eran los hombres, no las mujeres, quienes dominaban esta ac-
cias pueden estar asociadas a la alta presión demográfica experimentada tividad. Rohrlich-Leavitt mantiene que el matriarcado de Creta fue posi-
por los .mae enga ~.a la ,densidad demográfica relativamente baja de los ble por la inexistencia de la guerra y del complejo de supremacía masculi-
kuma, siendo la mo¡1gatena un mecanismo que reduce la frecuencia de las no-militar. No obstante, parece que las actividades militares se centraban
relaciones sexuales y limita, así, la fertilidad. en combates navales, que no han dejado restos arqueológicos. No hay ra-
504 Introducción a la antropología general llolcs sexuales y personalidad 505

zón, por tanto, para no aceptar la siguiente generalización de Michelle de la proposición «las mujeres están subord~nadas en lo que re~pecta a }a
Rosaldo y Louise Lamphere: 11uLoridad política en la mayoría de las sociedades» a «l~s mu¡eres estan
subordinadas bajo todos los aspectos en todas las sociedades». Sacks
Aunque algunos antropólogos mantengan que hay o ha habido verdaderas so- ( 197 1), al contrastar diferentes culturas africanas, encon tró que la~. mu-
ciedades igualitarias ... y todos estén de acuerdo en que existen sociedades en las j~: rcs mbuti y lovedu tenían un cont~ol sobre sus J.?roductos hortlcolas,
que las mujeres han alcanzado reconocimiento y poder social, ninguno ha obser- pnrLicipaban en intercambios de comida, ?aban fes tm_es d~ cerveza, to-
vado u na sociedad donde a las mujeres se las reconozca un poder y autoridad mnban esposas pagando con ganado el precio d~ la novia (vease P·. 263) Y
superior a los de los hombres (1974: 3). detentaban cargos políticos . Entre los ganda, sm embargo, las mu¡eres no
disponían de tierra ni de bananas para hacer cerveza y carecían de poder
La idea de que el matriarcado existió alguna vez, surge frecuentemen- político.
te de la confusión entre matrilinealidad y matriarcado. La matrilinealÍdad
no significa que las mujeres inviertan la d ominación del hombre en la po-
lítica y se conviertan en dominantes, tal como implica el concepto de ma- 1>olftica sexual y contaminación
triarcado. Como máximo, la matrilinealidad proporciona un mayor grado
de igualdad política entre ambos sexos; pero no convierte a la mujer en Los hombres en muchas culturas, piensan que son espiritualmente su-
dominante. Esto puede verse en la sociedad matrilineal iroquesa. Entre periores a las m'ujeres, mientras que éstas son peligrosas y contaminado-
éstos, las mujeres de edad tenían el poder de elevar y deponer a los an- rns débiles e indignas de confianza . Algu nos an tropólogos han argumenta-
cianos que eran elegidos para el más alto cuerpo de gobierno, el consejo. do' que las mujeres frecuentemente participan de los mismos o semejantes
A través de un representante masculino en el consejo, ellas podían in- pun tos de vista acerca de los hombres . Se d esconoce hasta qué punto las
fluenciar las decisiones de éste y ejercer su poder sobre la conducta en la 111ujcres comparten los difamatorios estereotipos que los hombres u:atan
guerra y la firma de tratados. La elegibilidad para el cargo era por línea 1k imponerlas (d. Kaberry, 1970; Sacks, 1971; Leacock, 1975; Mmge-
feme nina y las mujeres tenían el derecho de nombrar a los hombres que Kn lman, 1974) . Debe rechazarse la idea de que cualquier grupo subyu-
formaban el consejo. Pero las mujeres no podían pertenecer al consejo ¡¡11do acepta realmente la r azón que dan los subyugadores para mantener-
y los hombres influyen tes podían vetar la nominación que hacían las mu- los oprimidos (d. Harris, 1958, 1972, 1974a, y véanse pp. 339 Y ss.).
jeres. Judith Brown (1975: 240-24 1) concluye que entre los iroqueses Si los hombres· gozan de la ventaja q ue les proporciona su supremacía etic
«la nación no era un matriarcado, como proclamaban algunos». ~obre las mujeres respecto al acceso estratégico a los recursos, entonces
Al revisar la evidencia de la supremacía política masculina, es impor- 1·,1os estereotipos, compartidos o no por las mujeres, estarán, sin lugar a
tante estar prevenido con tra el uso de formas avanzadas de estratifica- du das, asociados a desventajas y carencias de tipo conductual etic.
ción de la jerarquía política como modelo de toda la política sexual. Como Este punto ha sido acentuado por Shirley Lindenbaum con respecto
Eleanor Leacock (1978: 247 ) pun tualiza, la misma noción de «igualdad» 11 dos sociedades con fuer te sesgo masculino, en las que realizó trabajos de
y «desigualdad» puede representar un desconf:lcimiento etnocén trico de la 111mpo. E n Bangladesh, Lindenbaum descubre la existencia de un mar-
clase de roles sexuales. existentes en muchas sociedades. En ausencia de 111do simbolismo relacionado con la contaminación femenina.
clases y de Estado, Leacock postula que los roles sexuales eran simple-
A los hombres se les asocia con la derecha, la cara privilegiada de las cosas; a
mente diferentes, no desiguales. Hay en realidad suficientes elementos
las mujeres con la izquierda. Los curanderos locales sostienen que una diferen-
de juicio para pensar que cualquier tipo de dominio de los hombres sobre cia fisiológica básica entre los sexos obliga a tomar el pulso del ?ombr~ en ~u
las mujeres o d e las mujeres sobre los hombres era trivial o inexistente en mano derecha, a la mujer en su izquierda y examman a sus pacientes mvana-
la mayor parte, aunque no la totalidad, de las bandas y sociedades aldea- blemente de esta manera . La mayoría de los aldeanos llevan amuletos para
nas, por las razones dadas en el capítulo 16. Sin embargo, Leacock (1978: conjurar a los malos espíritus causantes de enfermedades; los hombres _s: lo
225) no discute el hecho de que, cuando «está desarrollado un control des- atan al brazo derecho, las mujeres al izquierdo. Del mismo modo, los ad1vmos
leen la mano derecha del hombre y la izquierda de las mu jeres. En los dramas
igual sobre los recursos y una subyugación por clase y sexo», eran general-
aldeanos, los papeles masculinos y femeninos son interpretados por. hombres;
mente las mujeres las sub yugadas a los hombres (reconociendo, desde lue- los hombres se identifican porque gesticulan con la mano derecha, mientras las
go, que este grado de subyugación dependía de la ecología local y de las mujeres lo hacen con la izquierda. En las celebraciones religiosas . hay entra~as
condiciones políticas y económicas). Es esto lo que uno debiera tratar de separadas en lugares tales como tumbas de santos musulmanes e imágenes h1_n-
explicar. dúes estando reservada la avenida de la derecha para los hombres y la de la 1z-
Como precaución final al interpretar la manifestación del complejo de quie;da para las mujeres. Según creencia popular, las mujeres deben echar a
supremacía masculina, d ebemos dejar bien claro que no se puede pasar andar con el pie izquierdo, Jos hombres con el derecho.
506 Introducción a la antropología general Roles sexuales y personalidad 507

, En determinad~s .circunst~ncias, b asociación derecha-izquierda índica algo Las mujeres foré son temidas como fuente de contaminac10n y como
mas que el reconoc1m1ento social de una diferencia fisiológica y añade connotacio- brujas. Pero esto no debe ser tomado como indicio de que posean genui-
nes de prestigio, honor y autoridad. Las mujeres que desean comportarse tan res- no poder sobre los hombres.
petuosamente con sus maridos como debieran, se mantienen a su izquierda mien-
tras comen, están sentadas o acostadas en la cama. La misma señal de· respeto La persecución de brujas, estigmatización de hechiceras y la denuncia de- agen-
debe ~ostrarse an~e todo superior social, ante el rico y, en la actualidad, ante tes contaminadores afectan a la distribución de los frutos y de la pro4ucción
cualquiera que este bien educado. agrícola. La di famada puede ser asesinada, aterrorizada o confinada fuera de
Por tanto, la dicotomía derecha-izquierda no sólo denota masculino-femenino los límites de la comunidad. Y si se le permite permanecer en ella, se le impide
sino autorida~-su~!sión. Tiene también las connotaciones de bueno-malo y d~ compartir en pie de igualdad los recursos del entorno. Eliminando, dispersando
pureza-contammac1on. Los musulmanes creen que la derecha es el lado de los o dividiendo la población, los que detentan el poder crean una jerarquía social
buenos augurios, pensando que los ángeles permanecen a la derecha ae la en la que los individuos tienen diferentes accesos a los recursos del sistema de
espalda para tomar :iota de las buenas acciones que se leerán el día del juicio, producción local (Lindenbaum, 1979: 133).
~1;ntras los .demontos anotan las malas desde la izquierda. La izquierda tam-
?ten. se asocia al concepto de contaminación. El islam decreta que la mano Este análisis también puede aplicarse a las desdichadas viejas que fue-
1~q:.u~rda se reserve para limpiar las impurezas corporales, especialmente para ron las principales víctimas de la gran caza de brujas en Europa (véase
ltmpiarse el ano después de defecar. Nunca debe usarse para llevar comi-
capítulo 21) .
da a la boca o para enjuagarla con agua antes de las plegarias diadas (1977: 142).

Lindenbaum encuentra análogas nociones de contaminación e infe- Religión y política sexual


rioridad femeninas entre los foré de las tierras altas de Nueva Guinea.
Aquí las mujeres están confinadas en unos cobertizos especiales durante Con frecuencia, las mujeres se hallan excluidas de las principales fuen-
el embarazo y el parto.
tes del poder religioso. Incluso donde predominan los rituales de tipo
individualista las mujeres suelen tener menos acceso que los hombres
Su separación es un signo de la condición semisalvaje que conllevan las funcio-
a lo sobrenat~ral. Rara vez toman parte en las búsquedas de visiones que
n.es na~urales de su propio cuerpo. Otras mujeres les llevan la comida, porque
s1 fuesen a sus campos durante este período de aislamiento, echarían a per-
confieren a los varones la seguridad necesaria para ser agresivos y ma-
der .todas las cosechas. No deben enviar comida a su marido, ya que si éste tar con impunidad. Y rara vez se les permite ingerir las sus tancias alu-
comiese de lo que ella ha tocado se debilitaría, resfriaría y envejecería pre- cinógenas que otorgan a los hombres un conocimiento directo de la rea-
maturamente (Lindenbaum, 1979: 129). lidad que subyace en las apariencias mundanales.
Mientras los hombres ingieren ritualmente los diversos alucinógenos
Si una mujer foré aborta o da a luz a un niño deforme, ella es la úni- que les permiten viajar al mundo oculto, las mujeres permanecen como
ca responsable. Su marido y los hombres del caserío la denuncian acu- espectadoras, perplejas y aterrorizadas ante las alteraciones de la perso-
sándola de tratar de obstaculizar la autoridad masculina, y sacrifica~ uno nalidad y el extraño· comportamiento de sus hermanos y maridos. Entre
de sus cerdos. Entre los foré como entre otras muchas culturas de Nue- los yanomamo, por ejemplo, los hombres consumen la sustancia deno-
minada ebené, que además de ponerlos en contacto con los hekura, o de-
va Gu~nea, los hombres reservan para ellos las mejores fuentes de proteí-
monios invisibles de las montañas, provoca una secreción nasal de color
nas. animales. Los hombres argumentan que las fuentes de proteínas de las
verde. Durante el trance, recorren la aldea a gatas, emitiendo gruñidos y
mu1eres -ranas, caza menor e insectos- les harían caer enfermos. Estos haciendo muecas como animales salvajes, y amenazan con mazas y lanzas
prejuicios pueden tener efectos letales, pues en toda Nueva Guinea las a las mujeres y niños que se cruzan en su camino . Los hombres se ad-
tasas de mortalidad de las jóvenes son muy superiores a las de los mu- ministran el ebené por vía nasal, insuflándose la sustancia unos a o tros
chachos (Buchbinder) . Los mismos efectos letales son visibles en Ban- mediante tubos h uecos de tres pies de longitud.
gladesh:
Al tomar la d roga, el afectado se tambalea debido a la sacudida de aire, gime y
El ~iño recibe una nutric!ón preferente. Es el primero en comer con su padre se aleja a trompicones para vomitar en un lugar conveniente. A los diez minutos,
Y, st hay que escoger, recibe antes que sus hermanas los alimentos más suntuo- se le nubla la vista y enloquece, haciendo cabriolas frente a su casa, parando de
sos o escasos. El resultado es una preponderancia de varones en la población vez en cuando para vomitar o tomar aliento. En cada grupo, hay un hombre
bengalí Y un .cuadr~ demográfico en el que la tasa de mortalidad de mujeres particularmente experto en cantar a los hekura... Entretanto, los demás se hacen
menores de cmco anos supera, en algunos años en un 50 por 100 a la de los a un lado, en un estado de estupor, mientras una baba verde gotea de sus
hombres (Lindenbaum, 1977: 143). ' narices (Chagnon, 1977: 109).
508 Introducción a la antropología general !toles sexuales y personalidad 509

En la m~dida en que los cultos chamanistas están dominados por per- lidad, la matrilocalidad y la matrilinealidad. Además, donde existe la ma-
so??s que tienen acceso a al~cinógenos y que saben cómo prepar arlos y trilocalidad los hombres pueden seguir conservando el control sobre la
util1z?1fos, el control. mascultno sobre estas sustancias supone un serio vida doméstica. La matrilocalidad, efectivamente, libera a las mujeres de
handicap pa~a las mujeres .. Pero, aun en los casos en que los alucinógenos In dominación de sus maridos. Los varones que se integran por vía ma-
no desemp~nan un papel importante en el complejo chamanista, los va- l rimonial en la unidad doméstica de la mujer permanecen en un status de
rones mantienen, por lo general, el control sobre los conocimientos ne- «extranjeros». De hecho, son más bien como visitantes temporales, ya
cesarios ~~ra obtener visiones ~ tr~nces y realizar actos de prestidigitación. que están ausentes durante buena parte del año. Como los hijos de un
. Ta~b1en los c~ltos comumtanos suelen estar impregnados de creen- hombre no le «pertenecen», el divorcio es fácil. Si empiezan a producirse
cias Y ntuales propios del complejo de supremacía masculina. De todos los fricciones entre él y su esposa, reúne sus efectos per sonales y marcha «a
com?l~jos comunitari?:, uno de los más. difundidos tiene como objetivo rnsa» con sus hermanas. O, como sucede entre los hopi, la esposa puede
explicito la conservac1on de un monopolio masculino sobre los mitos re- tomar la iniciativa y poner las pertenecencias del marido en la puena.
lativos a los. orígenes h umanos y la naturaleza de los seres sobrenaturales. Pero la matrilocalidad no protege, necesariamente, a las mujeres de ser
~ste ~ompleJo comprende ritos de carácter secreto para los hombres; re- domi nadas por los varones. Antes bien, a menudo las subordina a sus
std~ncia s.i:_Parada de. los varones en casas especiales de las que están ex- hermanos en lugar de a sus maridos (Schlegel, 1972).
cl.u~dos nrnos ~ mujeres; danza:i~es masculinos enmascarados que perso- Como ya hemos analizado (cap. 15), es la presencia del control mas-
mf1can a los dioses y seres espmtuales; la bramadera, de la cual se dice nd ino en los sistemas ma trilineales lo que da lugar a la práctica de Ja
que ~s la voz de los dioses y que es agitada entre los matorrales o en la nvunculocalidad. El hecho de que la amitalocalidad, oposición lógica de
os,c~ndad para atemorizar a las mujeres y muchachos no iniciados (véase In avunculocalidad, no aparezca en el registro etnográfico respalda fuerte-
pagma 426; el almacenamiento de las máscaras, bramaderas y demás ob- mente la hipótesis de la existencia de un penetrante dominio masculino
J7:os sagr~dos en la ca~a de l?s hombres; la amenaza de muerte o ejecu- de aspectos críticos de la vida doméstica.
c10n efectiva de cualquier mu¡er que admita conocer el secreto del culto· Otros importantes rasgos de los sistemas de m atrimonios y alianzas
Y la amenaza . de muerte o ejecución de cualquier hombre que revele lo~ matrimoniales sugieren la misma conclusión. El predominio de la poliginia
secretos a mu¡eres o muchachos no iniciados. sobre la poliandria, por ejemplo, es claramente indicativo del control mas-
P or último, las religiones de tipo eclesiástico también se caracterizan rn lino sobre las capacidades sexuales, productivas y reproductoras de las
por una interconexión funcional entre lo~ rituales y mitos dominados por mujeres. (En un· matriarcado sería de esperar que cada mujer controlase las
los varones, de una parte, y la supremacía masculina, de otra. Tanto en rnpacidades sexuales, productivas y reproduc toras de varios hombres.) La
Roma, Grecia, Mesopotamia, Egipto y el antiguo Israel como en los mun- vir tual ausencia de la oposición lógica del precio de la novia forma parte
~os musulmán e hindú, los sumos sacerdotes eran hombres. Las sacerdo- del mismo complejo: los grupos matrilocales y matrilineales rara vez pa-
tisas de alto r~ng? con control autónomo sobre sus propios templos, como 11un «precio del novio» por el marido, porque la forma característica del
en la Creta. ~1.no1ca, son en todas partes la excepción, incluso cuando los 11rn trimonio en es tos sistemas implica un compromiso de residencia tem-
cultos. ecles1astic?s comprenden deidades femeninas. Hoy en día, los hom- poral y prolongadas ausencias por parte de los varones (Divale y Harris,
b~es siguen d.ommando la organización eclesiástica de todas las grandes reli- 1976) .
giones mundiales. Las tres grandes religiones de la civilización occidental
~ri~t~anismo, j.udaísmo e islam- hacen hincapié en la prioridad del
pnnc1p10 masculmo en la formación del mundo. Identifican al dios crea- l,n guerra y el complejo de supremacía masculina
dor con «El», Y en la medida en que admiten deidades femeninas como
s~cede en el catolicismo, les asignan un papel secundario en el mi~o y el Una teoría -todavía controvertida- consiste en que la difundida
rlt~al. Todas. sostienen que, primer?, fueron creados los hombres y, des- práctica de la guerra explica el complejo de supremacía masculina, inclu-
pues, las mu¡eres, a partir de una pieza de un hombre. yendo los ideales de personalidad viril para el hombre y personalidad «fe-
menina» para la mujer. La guerra está ligada a la supremacía masculina
porque, en el combate preindustrial con armas de mano, la victoria per-
Supr emacía masculina y organización doméstica tenece al grupo que puede poner el máximo número de combatientes fie-
ros y musculosos en pie de guerra. Por término medio, los hombres gozan
Como hemos visto (caps. 14 y 15), existe una asimetría fundamental de una ventaja física sobre las mujeres en lo que atañe a la fuerza con que
en. la organizació~ .de l.o s grupos domésticos. La virilocalidad, la patrilo- pueden manejar una maza, la distancia a que pueden arrojar una lanza,
caltdad y la patnlmeahdad son mucho más frecuentes que la uxoriloca- disparar una flecha o tirar una piedra, y la velocidad con que pueden re-
rr
510 Introducción a la antropología general Roles sexuales y personalidad 511
correr d istancias cortas (véase tabla 25.1 y fig. 25.2). Ahora bien, esto
no explica por qué es tan frecuente el monopolio masculino sobre las ar-
mas de guerra, por qué rara vez se entrena a las mujeres para el combate
o por qué se las prohíbe incluso que toquen las armas de los hombres
por temor de que las contaminen. ¿No resultaría venta)oso entrenar.~ las
mujeres más robustas y fuertes a ser feroces y agresivas, y perm1t1rlas 100 metros llsos
400 metros libres
unirse al equipo de combate? 9
8

TABLA 25.1
Récords mundiales (1978) j
Hom bres Muieres
Prueba (min: seg) (min: seg)
~
NCDO N
,..CD
~ ~º"'
~ ~
O)
--N N
~~~ ~ ~~~ "'
~ ~
100 metros lisos O: 09.95 O: 10. 8
Milla O: 55. 63 ª
~
~ .. "
~ ~
~ ~
R~cord masculino ........
3: 49.40 " "" Récord femenino .......

400 metros vallas O: 47.45 4: 23.80 1


1 u;. 25.2.- ¿Puede cerrarse ta brecha? Comparación entre récords olímpicos masculi-
nos y femeninos. Es posible que las mujeres acaben superando a los hombres en ciertas
111 ucbas atléticas, como la natación, pero no en las que están más estrechamente rela-
1 ionndas con el éxito en la guerra preindustrial, como las carreras.
pies pulgadas pies pulgadas

Salto de altura 7 7 3/4 6 6 3/4 11111jcres debidas al trato negligente que reciben y a las privaciones -por
Lanzamiento de disco 232 231 }b 1•jt·mplo, de proteínas- que sufren en su· nutrición (véase p. 231). En
6
111 rns palabras, cuando existe una situación de intensa guerra preindus-
Lanzamiento de jabalina 310 4 227 5 1ilnl1 lo más probable es que los grupos que desarrollan estos aspectos del
111111plejo de supremacía masculina derroten y expulsen a los que no lo
FUENTE: Guiness Sports Record Book 1978-1979.
lineen.
a Las vallas se colocan a menor altura para las mujeres . Resta aún la cuestión de cómo entrenar a los varones en la ferocidad
b El disco de las mujeres es más ligero que el de los hombres. ~ 111 agresividad de tal modo que arriesguen sus vidas en el combate.
1 111no la preferencia · por la crianza de varones supone que existirá una
1 1·11scz de mujeres y esposas, una forma de asegurarse de que los hom-
Sería ventajoso incluirlas como combatientes siempre y cuando no sus- l111·s mostrarán agresividad en el combate es hacer las relaciones sexuales
tituyeran a hombres todavía más fuertes que ellas. Pero en las sociedades l'I matrimonio dependientes de la ferocidad del guerrero. Lógicamente,
del tipo de las bandas, aldeas y jefaturas los constreñimien tos ecológicos 1 1lirfo suponer que la solución al problema de la escasez de mujeres es
limitan drásticamente el crecimiento demográfico. No sólo son los guerre- l 1 poli andria, pero, como acabamos de ver, esta fórmula es extremadamen-
ros enemigos los que amenazan la supervivencia, sino también la sobre- 11 rnra. De hecho, ocurre justamente lo comrario: en las sociedades pre-
población. El problema, por tanto, es doble: maximizar el número de • 1111nles que practican la guerra se da una fuerte tendencia a que los
guerreros masculinos y, al mismo tiempo, minimizar la presión demográfü:a l111111bres tomen varias esposas; es decir, existe una fuerte tendencia hacia
sobre los recursos. La solución a este problema consiste en criar preferen- l 1 poliginia. Así, en lugar de compartir las mujeres, los hombres com-
temente muchachos en vez de muchachas. Esto es lo que indica la co- 1llt•n por ellas y la escasez de las mismas se agrava por el hecho de que
rrelación entre la guerra, la proporción de sexos favorable a los varones 1111y hombres que poseen dos o tres esposas. Esto provoca celos, adul terio
en el grupo de edad más joven, el infanticidio feme nino, la preferencia por 1111 antagonismo cargado de sexualidad entre hombres y mujeres, así
los niños varones y las tasas de mortalidad infantil más elevadas para las 1111110 una hostilidad entre los propios hombres, especialmente entre los
Roles sexuales y personalidad 513
512 Introducción a la antropología general
implican la circuncisión u otras formas de mutilación, reclusiones prolon-
jóvenes, que carecen de mujeres, y los mayores, que tienen varias a la gadas, palizas, y pruebas de valor y resistencia. Whiting ha mostrado que
vez (Divale y H arris, 1976, 1978a; Divale y otros, 1978; cf. Howe,
existen correlaciones estadísticas entre estos ritos y otros siete factores:
1978; Lancaster y Lancaster, 1978; Norton, 1978). . ( 1) escasez de proteínas, (2) lactancia de los niños durante uno o más
Adviértase que esta teoría vincula la intensidad del comple¡o de su- nños, (3) prohibición de las relaciones sexuales entre marido y esposa
premacía masculina preindustrial con las intensidades de la guerra y la durante uno o más años después del nacimiento de su hijo, (4) poliginia,
presión reproductora. Predice que dondequiera que la intensidad de la (5) prácticas domésticas por las que la madre y el hijo duermen jun'tos,
ouerra y la presión reproductora sea baja, el complejo de supremacía mas- mientras que el padre lo hace en otro lugar, (6) educación infantil a car-
~ulina será débil o estará prácticamente ausente. Esta predicción concuerda AO de mujeres, y (7) patrilocalidad.
con la visión, ampliamente aceptada, de que muchas sociedad~s cazadoras
y recolectoras tenían no sólo bajos niveles de guerra sino también .mia alta Según nuestro modelo, se desarrolla la siguiente cadena: la baja disponibilidad
paridad y autonomía sexuales y que tanto la guerra como la desigualdad de proteínas y el riesgo de contraer el kwashiorkor [enfermedad por carencia
sexual aumentaron con el desarrollo de la agricultura y el Estado. Sin de proteínas ] estaban correlacionados con un prolongado tabú sexual puerperal
embargo, también explica la presencia documentada de fuertes complejos para dar a la madre tiempo de amamantar al recién nacido durante el estadio
de supremacía masculina en sociedades cazadoras y recolectoras de carác- crítico antes de volver a quedar embarazada. Dicho tabú estaba correlacionado
ter belicoso, como, por ejemplo, las halladas en Australia. No todas las significativamente con la institución de la poligin ia, que proporciona al varón
medios alternativos de desfogarse sexualmente. A su vez, la poliginia se asocia
sociedades cazadoras y recolectoras afrontaban condiciones ecológicas y
con unidades domésticas integradas por madre e hijos, educación infantil a
grados de presión reproductora similares (Leacock, 197 8) . cargo de mujeres, identificación de los niños con el sexo contrario y, donde
existe además patrilocalidad, con ritos de iniciación para resolver el conflicto
e inculcar debidamente en los niños su identidad masculina (H arrington y Whi-
Masculinidad, guerra y el complejo de Edipo ting, 1973: 492).

La explicación anterior invierte las relaciones causales en las explica- «La identificación con el sexo contrario» alude al proceso psicodiná-
ciones freudianas de la guerra . Para Freud, la agresividad y los celos se- 11lico por el que los niños que son criados exclusivamente por sus madres
xuales de los hombres eran instintivos. Tanto la guerra como el complejo y mujeres más ancianas se identifican con sus ma¿res y o tras mujeres.
de Edipo son productos de este instit?to de agresividad. Sin embargo, se 1)onde está presente la pa trilocalidad, la coherencia funcional exige que
dispone de numerosos elementos de juicio que indican que la agresividad lns varones adultos tengan una fuerte identificación con sus padres y
y los celos sexuales característicos de la personalidad masculina son cau- n ll'OS varones. De ahí que se produzca un conflicto entre lo que el varón
sados por la guerra, en tanto que ésta viene determinada P?r tensio?es tlt·bc hacer y pensar como adulto y lo que está adiestrado a hacer y pen-
ecológicas y político-económicas. Del mismo modo, el complejo de Ed~po """ como niño. Son necesarias, pues, severas ceremonias de iniciación mas-
no puede ser considerado en sí mismo como la causa de la guerra, s~no
como la consecuencia de tener que en trenar a los hombres para que arries-
guen sus vidas en el combate. Dondequiera que el objetivo de las institu-
ciones de educación infantil sea producir varones agresivos, m anipuladores", 1 1 ~co scz de Patrilocalidad I dentidad masculina
JllOtdnas 1 adulta
valientes, viriles y dominantes, es inevitable alguna forma de hostilidad 1
cargada de sexualidad entre los varones más jóvenes y los de más edad. l 1
1
1 11r tnncia
Pero esto no significa que el complejo de Edipo sea una expresión in-
evitable de la naturaleza humana. Más bien, es un resultado predecible
p1{1longada
1
?
1
1
del entrenamiento que sufren los hombres a fin de ser combativos y «mas-
1 1
1
Identificación
l'11bé1 sexual 1 masculina
culinos». 1111rrpcral 1

Ritos de iniciación masculina, guerra y roles sexuales


1
P11llginia
1
Iniciación m asculina
rigurosa

Educación de los niños


t l
Identificación con
l lo¡¡nr materno-filial - - - 'el sexo opuesto
a cargo de las mujeres
John Whiting (1969) y sus colaboradores han desarrollado una inte-
resante teoría que da cuenta de los d~stintos grados de severidad en los l 11, 25.3 .-Modelo psicodinámico de la relación entre dieta pobre e11 proteinas e im·
1 /1111611 masculina rigurosa.
ritos de iniciación masculinos. Estos, se definen como rigurosos cuando
514 ltolcs sexuales y personalidad
Introducción a Ja antropología general

culina para resolver este conflicto rompiendo la identidad prepúber. Los liicn, ha sucedido que bajo un conjunto amplio, pero finito, de condicio-
lazos funcional-causales en el modelo de Whiting están indicados en el 11cs culturales y na tura les se han seleccionado ciertas especialidades li-
diagrama de la figura 25 .3 gnclas al sexo e n un gran número de culturas. Cuando cambien las con-
.~u.chos factores de este complejo (por ejemplo, la patrilocalidad, la diciones demográficas, tecnológicas, económicas y ecológicas subyacentes
poligmia, ~1 hecho de que los hombres duerman aparte y los ritos de 11 las que están adaptados estos roles ligados al sexo, surgirán nuevas
p_ubertad n g_uroso,s) puede? consi?erarse como parte del complejo beli- definiciones cul turales de los mismos.
cista de sup1emac1a masculma. All1 donde la guerra preindustrial es inren-
sa, u~o de~e esperar que 1_os niños tendrán_ qu~ someterse a ordalías para
pone1 a prneba ~u hombna y t~mar conciencia de sus responsabilidades Modalidades de experiencias sexu ales
de adu ltos. E l diagrama de la figura 25 .4 postula una relación, todavía
no contrastada, entre guerra y dureza de los ritos de pubertad . La investigación antropológica presta fuerte apoyo al punto de vista
dl· que las definiciones concretas de masculinidad y fem inidad halladas
ESCASEZ DE PROTEINAS 1· 11 muchas sociedades contemporáneas pueden ser innecesariamente res-
11 ic tivas e imponer demandas poco realistas. El vigente temor a la des-
Lactancia prolongada Guerra (interna)
vi nción sexual, la preocupación del varón por la potencia sexual y la
obsesión de la hembra por la maternidad, la competencia sexual y el
t i 111 ractivo sexual no se pueden explicar o justificar a partir de factores
Tabú sexual puerperal Supremacía masculina
tr~~~~~~~~~~~~~.:.._._...,

Los hombres duermen separa- 1


t
puramente biológicos. Patrones alternativos de masculinidad y femini-
<lamente de las mujeres Patrilocalidad dnd que muestren una mayor sensibilidad hacia las diferencias indivi-
dunles son perfectamente compatibles con la naturaleza h umana (Mur-
Las mujerts educan Poligin} phy, 1976; Hite, 1976). Realmente se sabe muy poco con seguridad so-
a los infantes y niños ~ lirc la sexualidad humana en relación con la cultura. Sin embargo, los
Entrenamiento especial de 11111 ropólogos tienen la certeza de que Jos conocimientos sobre la sexua-
los varones para el compor- lidnd obtenidos del estudio de gentes que viven en una determinada cul-
tamiento agresivo (iniciaciones, 111 rn nunca se .pueden considerar represen tativos de la conducta sexual
ordalías, búsquedas de visiones) ltumana en general. Todos los aspectos de las relaciones sexuales, desde
lns experiencias infantiles hasta el n oviazgo y el matrimonio, manifiestan
F_1G" 25.4.-M?delo_ 110 psicológico de la relación entre diet11 pobre en proteínas e illl· 111111 enorme variación cultural. Existen numerosas combinaciones diferen-
cracrón masculma ngurosa. ·
it·s del «libertinaje» y la «mojigatería» de que nos h abla Meggit. Por ejem-
plo, según Donald Marshall, entre los mangaianos de Polinesia, los niños
La ana tomíá no es el des tino y niñas nunca se cogen de la mano, y los maridos y esposas nunca se abra-
' "" en público . Las madres e hijas y los padres e hijos no h ablan de cues-
IÍones sexuales entre sí. Con todo, ambos sexos tienen relaciones sexua-
~i las anteriores teorías son correctas, deben esperarse cambios sus- l1·s antes de la pubertad . Después de ella, ambos disfrutan de una intensa
tanciales en las personalidades masculina y femenina cuando cambie el
vida sexual premarital. Las muchachas reciben diferentes pretendien tes
rol ?el hombre en Ja guerra o cuando ésta sea abolida. La anatomía no 11ncturnos en la casa de sus padres, y Jos muchachos compiten con sus
destma ~ hombres y mujeres a continuar exhibiendo las características de iivnles para ver el número de orgasmos que pueden conseguir. A las mu-
personaltdad del pasado. Es cierto que los hombres son más altos fuer-
diachas mangaianas no les interesan las declaraciones amorosas románticas,
tes Y corpulentos que las mujeres y que tienen niveles más altos de tes- l11s caricias prolongadas o los juegos amorosos preliminares. La relación
tosterona (la hormona sexual masculina ); que las mujeres menstrúan
quedan preñadas y segregan leche. ' "l'Xwtl no es una recompensa del afecto masculino, sino que el afecto es
l.1 recompensa de la satisfacción sexual:
Per? la modern~ antr?pología se opone al punto de vista de que la
anatomta es el destino. N i los varones han nacido con una tendencia in- La relación sexual no se alcanza demostrando primero el afecto personal; más
nat~ a ser .cazadore~ o guerreros, o dominar sexual y políticamente a las bien ocurre lo contrario. La muchacha... mangaiana recibe una demostración
mu¡eres, _m las mu¡eres han nacido con una tendencia innata a cu idar inmediata de virilidad y masculinidad sexuales como la primera prueba del deseo
de las criaturas y niños y ser sexual y políticamente subordinadas . Más de su compañero por ella y como el reflejo de su propia deseabilidad ... El
f
516 Introducción a la antropología general
Roles sexuales y personalidad 517
~fe~to personal p_u~de o no provenir de actos de intimidad sexual, pero los
ulumos son requisitos para el primero, exactamente lo opuesto a los ideales 'l'ABLA 25.3
de la sociedad occidental (Marshall, 1971: 118). Sexualidades norteamericana e india

Según un consenso alcanzado por los informadores de Marshall, los va-


Grupo de edad Mujeres Mujeres
rones buscaban obtene_r al_ menos un orgasmo cada noche, y las mujeres estadou11ide11ses blancas hindúes
esperaban que cada ep1sod10 durara al menos quince minutos. Estaban de
acuerdo en que los datos que se ofrecen en la tabla 25 .2 eran indicativos
10- 14 0,4
de la actividad sexual masculina típica:
15 - 19 3,7 1,5
20-24 3,0 1,9
TABLA 25.2
Sexualidad mangaiana 25-29 2,6 1,8
30 -34 2,3 1,1
Media de orgasmos Media de noches 35 - 39 2,0 0,7
Edac$ aproximada
por noche por semana 40- 44 1,7 0,2
Más de 44 1,3 0,3
18 3 7
28 2 5-6 FuHNrn : Adaptado de Nag (1972: 235).
38 1 3-4
48 2-3 Queda claro, pues, que, en contra de las impresiones populares, el alto
ni ve l de fertilidad y crecimiento demográfico de la India no es el resultado
FUENTE: Marshall, 1971: 123. dt· un exceso -sexual provocado por «no tener otra cosa que hacer para
1•n1rctenerse por la noche».

Una actitud muy diferente hacia la actividad sexual parece caracterizar


a los hindúes. H ay una creencia muy d ifundida entre los hombres hindúes 1,u homosexualidad
de que el semen es una fuente de fuerza que no debe malgastarse:
Las actitudes hacia la homosexualidad oscilan entre el horror y el entu-
Todo el mundo sabía que el semen no se podía encontrar fácilmente· hace fal ta lnsmo chauvinista. El conocimiento de la homosexualidad masculina es más
cuarenta días Y 40. gotas de sangre para hacer una gota de semen ... Todos esta- 1111npleto que el de la femenina. Diversas culturas estudiadas por Jos antro-
ban de acuerdo ... en que el semen está finalmente almacenado en un depósito uilogos incorporan la homosexualidad masculina en su sistema de desarro-
en l~ ~abeza cuya capacidad es de 20 tolas (6,8 onzas) ... El celibato era el primer \111 de la personalidad masculina. Por ejemplo, el berdache u hombre afemi-
requ~s1to de la verdadera salud, puesto que todo orgasmo sexual significa la 1111do de los crow concedía sus favores sexuales a los grandes guerreros
pérdida de una cantidad de semen laboriosamente formado (Carstairs 1967· • 111 d isminuir el status masculino de éstos. Por el contrario, ser servido
citado en Moni Nag, 1972: 235). ' ' pm un berdache era prueba de valentía. Del mismo modo, entre los azande
, 11•1 Sudán, famosos por sus proezas guerreras, los hombres pertenecientes
. -~n contra de los ester~otipos P?Pulares relativos al erotismo hindú, hay 111 grupo de edad de los guerreros solteros, que vivían separados de las mu-
md1c1os de que la frecuencia del coito entre Jos hindúes es considerablemen- jl'll'S durante años, tenían relaciones homosexuales con los muchachos per-
te menor ~ue entre los blancos estadounidenses en grupos de edad compara- l1•m·cicntes al grupo de edad de los guerreros aprendices. Después de sus
bles. Mom Nag da el siguiente resumen (tabla 25 .3) de la media de la 1 pcricncias con los «chicos-esposas», los guerreros ascendían al siguiente

frecuencia del coi to por semana entre mujeres hindúes y estadounidenses • llllus de edad, se casaban y tenían muchos hijos (Evans-Pritchard, 1970) .
blancas: La homosexualidad masculina en N ueva Guinea está altamente institu-
1li111nlizada y estrechamente ligada a actitudes propias del complejo de su-
518 Introducción a la antropología general l(olcs sexuales y personalidad 519

premacía masculina y al miedo a la contaminación y la brujería por parte p11cidades menstruales es, al menos en parte, un producto de la supremacía
de las mujeres. Estos, a su vez, están estrechamente relacionados con ten- 111nsculina más q ue una de sus causas. Al observar que las mujeres ara-
siones ecológicas y reproductivas. E ntre los etoro, estudiados por Raymond pcsh de Nueva Guinea no relatan dolores menstruales, Margaret Mead
Kelly (197 6), los hombres creen que el semen es la sustancia que da la ( 1949 : 220) sugirió que el único factor firme para que las mujeres manifies-
vida. Al igual que los hindúes, creen q ue cada hombre tiene sólo unas l t·n tales dolores es «la exposición durante la infancia a otra hembra_ que
reservas limi tadas de semen. Cuando se acaban las reservas, se muere. A un- tdataba un dolor menstrual». ~
q ue el coito con su propia esposa es necesario para prevenir un excesivo No se puede considerar la menstruación como una barrera a la igualdad
descenso de la población, los .maridos están separados de sus mujeres la st·xual en las posiciones de liderazgo y control. El liderazgo más alto del
mayor parte del tiempo . En realidad, la relación sexual es tabú entre marido 1'.flt1blishment militar-industrial-educativo estadounidense, y de grupos equi-
y mujer durante doscientos días al año. Los hombres etoro miran como bru- vnlcntes en la Unión Soviética y en o tras grandes potencias contemporá-
jas a las mujeres que quieren quebrantar este tabú . Para complicarlo más, las neas, está integrado por hombres que cronológicamente han pasado la flor
reservas de semen no son idgo que nace con el hombre. El semen sólo puede de su vigor físico . Muchos de estos líderes sufren una alta tensión ar terial,
ser obtenido de otro hombre. Los muchachos etoro obtienen sus existencias enfermedades de los dientes y las encías, d igestión difícil, vista defectuosa,
de semen mediante relaciones orales con hombres mayores. Sin embargo, a pérdida de audición, dolores de espalda, encorvamientos y otros síndromes
los jóvenes se les prohíbe tener relaciones sexuales entre ellos y, como en dínicos asociados a una edad avanzada. Estos desórdenes, al igual que la
el caso de la mujer excesivamente sexual, a los muchachos ardientes se les menstruación, también producen con frecuencia un stress psicológico . Cier-
considera brujos y se les condena por robar las reservas de semen de sus 1arnente las mujeres sanas, pre-menopáusicas gozan de una ventaja bioló-
camaradas. Estos muchachos d íscolos pueden ser identificados por el hecho gica sobre el típico «estadista varón anciano». Las mujeres de más edad,
de crecer más rápidamente que los muchachos normales . A pesar de que post-menopáusicas, suelen gozar de una mejor salud que los hombres y
!os etoro han llevado su homosexualidad masculina a un punto que es 1icnden a ser más longevas que éstos.
tnusual entre las culturas estudiadas por los antropólogos, sirven como · Resulta, pues, difícil ver cómo la apelación a imperativos biológicos o
advertencia contra la confusión que puede suponer el considerar las expre- procesos ecológicos adaptativos puede explicar la d istribución de roles liga-
siones el.e la sexualidad de la propia cultura como algo consustancial a la dos al sexo en los estados industriales contemporáneos. La subordinación
naturaleza humana. política y económica de las mujeres a los hombres en contextos industriales
sólo tiene sentido como un fenómeno de estratificación: porque reporta ven-
1ajas a los hombres.
Roles sexuales en la sociedad industrial La industrialización ha preparado el escenario para el final del largo
periodo de supremacía masculina . No obstante, la desigualdad sexual conti-
Bajo condiciones industriales, no se puede decir q ue la mayoría de .las núa siendo un rasgo destacado de los sistemas ind us triales capitalista y
especialidades dominadas por el varón en la agricultura, industria y gobier- comunista. En los Estados Unidos, no hay que confundir la entrada de las
no se beneficien de la cantidad extra de fuerza muscular asociada a su mujeres en esferas de ·trabajo y posiciones de autoridad antes ocupadas por
constitución física . Aunque la menstruación, embarazo y lactancia im- varones con la igualdad sexual. Para las mujeres que tienen la buena fortu-
plican desventajas en algunas situaciones q ue exigen una rápida movili- na de penetrar eff las profesiones mejor retribuidas y que asume n respon-
dad o un esfuerzo continuo bajo stress, los modernos gobiernos y sociedades sabilidades administrativas y ejecutivas de alto nivel, la nueva conciencia
anónimas están ya ajustados a altos niveles de absentismo y cambio frecuen- femenina puede proporcionar una genuina liberación personal. Pero, en
te de personal. Además, con la tendencia de duración larga hacia la disminu- los Estados Unidos, sólo una mínima parte de los varones o hembras pue-
ción de la fertilidad bajo condiciones industriales, las mujeres están emba- den esperar eludir los empleos alienantes, degradan tes y aburridos que
razadas, por término medio, menos del 3 por 100 de sus vidas. caracterizan al actual mercado de trabajo asalariado industrial. La entrada
A veces se argumenta que la menstruación obstaculiza la capacidad de de millones de mujeres trabajadoras semicualificadas en la población activa
las mujeres de tomar decisiones racionales bajo stress y, por tanto, que la estadounidense puede reflejar sencillamente la disminución del poder ad-
exclusión de las mujeres de las posiciones de liderazgo en la industria, el qnisitivo del trabajador medio a causa de las tendencias inflacionistas a
gobierno o el ejército continúa basándose en un ajuste realista a los hechos largo plazo. Esta perspectiva es especialmente inquietan te para los negros
biológicos. No obstante, la asociación entre menstruación e irritabilidad, y otros grupos minoritarios cuyas familias ya tienen dos trabajadores asa-
depresión y dolor físico no es necesariamente un hecho biológico. E n los lariados. Las mujeres blancas de la clase media tienen una ventaja sobre las
estados psicológicos asociados a la menstruación hay gran variación en dife- mujeres negras y blancas con ingresos más bajos cuando compiten por em-
rentes culturas. Una hipótesis alternativa es que el folklore sobre inca- pleos de la clase media . E n las actuales circunstancias, su entrada en el mer-
. 520 Introducción a la antropología general
Roles sexuales y personalidad 521
cado de trabajo sólo puede retardar el ritmo de progreso de las familias
negras e incrementar la disparidad entre los ingresos medios de las familias obligatoria, subió rápidamente. El tiempo necesario para adquirir un oficio
negras y blancas. Como señalaba el Consejo de Asesores Económicos del que permita ganarse la vida se hizo más largo, por lo que los padres hubie-
Presidente (U. S. Economic Council, 1974), este peligro crecerá en pro- ron de esperar más tiempo para que sus hijos les proporcionaran beneficios
porción al éxito que las mujeres experimenten en ganar tanto dinero como económicos. Al mismo tiempo, la forma en que la gente se ganaba la vida
sus maridos: «Si se desarrollara una fuerte correlación positiva entre ingre- cambió totalmente. El trabajo dejó de ser algo que hacen los miembros de
sos del marido y de la esposa, esta correlación incrementará la desigualdad la fa milia en la granja o en la tienda familiar. Más bien, la gente obtenía
relativa de los ingresos entre familias.» La consecuencia de este análisis sus sueldos individualmente, en fáb ricas y oficinas . Lo que la familia hacía
no es que las mujeres estén mal aconsejadas al buscar la igualdad sexual, unida era consumir; su único producto eran los hijos . El contraflujo de
sino que el hecho de no comprender las constricciones y posibilidades~ del beneficios de la crianza de hijos empezó a depender cada vez más de la dis-
sistema más amplio en el que se está librando la lucha por la liberación de posición de éstos a ayudar a sus mayores a superar las crisis financieras y
la mujer puede producir resultados paradójicos e indeseados (cf. Gold, rné~icas que les asedian en la vejez. Pero el aumento de la vida media y la
1973 ). •sp1ral de los costos de asistencia médica hacen que los padres no puedan
El status de las mujeres en la Unión Soviética es un caso pertinente. La esperar ayuda de sus hijos. De este modo, las naciones industrializadas se
igualdad sexual era y sigue siendo un objetivo fundamental de la revolución hnn visto cada vez más obligadas a sustituir el sistema preindustrial en que
bolchevique y del Estado soviético. Las mujeres tuvieron que transformarse los hijos cuidan de sus padres por el seguro de vejez y asistencia médica
de amas de casa en trabajadoras para ocupar su lugar junto a los hombres y los asilos.
en la lucha por construir la nueva sociedad comunista. Cincuenta años des- Los intentos de medit el costo real de criar un hijo de la clase media en
pués de la revolución, las mujeres han logrado entrar en todos los segmen- los Estados Unidos topan con dificultades metodológicas. Pero está claro
tos de la economía y administración antes ocupados por hombres. Son tra- que los costos aumentan rápidamente. Los ingresos familiares necesarios
bajadoras de la construcción , barrenderas, ingenieras, médicas, cavadoras pn ra alimentar, ves tir, dar casa, proporcionar medicinas y educar a un niño
de zanjas, científicas, jefas del buró político. Pero al mismo tiempo todavía de la clase med ia desde su nacimiento hasta los dieciocho años se estiman
se espera que asuman la responsabilidad primordial en lo que atañe a llevar t'll 80.000 dólares, sin considerar los ingresos que la madre hubiera percibi-
la casa, ir de compras, cocinar y cuidar de los niños. Y esta doble carga les do si no hubiera tenido que estar en casa para cuidar del hijo. Estos, fácil-
ha im pedido alcanzar las posiciones más altas en los campos más relevantes men te ascenderían a unos 150.000 dólares. Poco es de extrañar, pues, que
de la ciencia, la industria y el gobierno, eri los que todavía continúan domi- In t.asa de natalidad haya descendido en la actualidad a 1,8 nacimientos por
nando los varones. 111u1er norteamericana, bien por debajo de los 2,1 nacimientos por mujer
necesarios para el simple reemplazo. Con la continua inflacción el alto
11ivel de desempleo y la necesidad de dos personas que perciban u~ salario
Roles sexuales para el futuro por cada familia para mantener el nivel de vida de la clase media se puede
predecir que la tasa de natalidad se reducirá todavía más y continuará ha-
Una de las más significativas tendencias del siglo xx ha sido la rápida t'i(:ndolo hasta que el valor económico de la maternidad sea reconocido y
redefinición de los roles sexuales y la reestructuración de la vida familiar pngndo. Porque como concluye Minge-Kalman, la totalidad de la fuerza de
en las naciones industriales. Todo el mundo es consciente de los profundos 1rnbajo industrial es producida en la actualidad en esa ~<industria casera»
cambios de actitudes hacia las experiencias sexuales y los modos de vivir que llamamos fa milia por trabajadores malpagados. Mientras se mantenga
nuevos. Las parejas viven frecuentemente juntas sin estar casadas; hombres t•s tn situación, cada vez más hombres y mujeres decidirán, probablemente,
y mujeres se casan cada vez más tarde; cuando lo hacen, el marido y la 1·ner un solo hijo o no tener ninguno, y cada vez más individuos descubri-
esposa continúan trabajando; los matrimonios tienen menos niños, y se 1 i1n que las formas de contacto sexual y emocional que proporciona la fami-

divorcian con más frecuencia. Las familias con un niño, las unidades do- lin constituyen un lujo que no se pueden permitir.
mésticas sin niños, los hogares con un solo progenitor y los «matrimonios»
de homosexuales van en aumento (cf. Westoff, 1978) .
¿A qué se deben estos cambios? Wanda Minge-Kalman (1978a, b) Hcsumen
sugiere que muchos de estos cambios pueden entenderse como consecuencia
del alza de los costos y la disminución de los beneficios del trabajo infantil. Cultura y personalidad son conceptos estrechamente relacionados que
Con la industrialización el costo de la crianza de los niños, especialmente •1• ocupan de las pautas de pensamiento, sentimien to y conducta. La perso-
desde la introducción de las leyes contra el trabajo infantil y la educación 1111lidad es, sobre todo, una característica de los individuos; la cultura lo es
dr los grupos . Sin embargo, es posible hablar de la personalidad de un gru-
1 "

522 Introducción a la antropología general Roles sexuales y personalidad 52J

po, es decir, de una personalidad básica, m?dal ? t~pica . Sin emba:g?, los uxorilocalidad, la matrilocalidad y la matrilinealidad; la avunculocalidad so-
dos enfoques utilizan d ife rentes vocabularios tecmcos para describir las bre Ja amitalocalidad; la poliginia sobre la poliandria, y el precio de la
pautas de pensamiento, sentimiento y conducta. novia sobre el precio del novio.
Los antropólogos que estudian la personalidad aceptan, en general, la En las sociedades preestatales, el complejo de supremacía masculina se
premisa freudiana de que aquella es moldeada fundamentalmente por las puede explicar por la persistente necesidad de criar un número máximo de
experiencias infantiles. Esto ha llevado a un interés por los modos e.n que varones valientes dispuestos para el combate en hábitats superpoblados. La
los adultos interactúan y se relacionan con infantes y niños, en especial, en teoría predice que la intensidad del complejo de supremacía masculina va-
materias tales como el adiestramiento en la limpieza, la lactancia, el destete riará directamente según la intensidad de la guerra y la presión reproduc-
y la disciplina sexual. Con arreglo a algunas teorías, estas experiencias de- !ºr~. !ambién puede explicar por qué se produce el complejo de Edipo,
terminan la na turaleza de instituciones «secundarias» tales como el arte 111vm1endo las flechas causales de Freud al considerar la guerra como
y la religión. rnus~, y no efec:o, de la agresividad y los celos sexuales. P or úl timo, puede
Otros enfoques en cultura y personalidad tratan de caracterizar las explicar por que los severos ritos de iniciación masculina están asociados
culturas enteras en términos de temas centrales, pautas, personalidades ". la patrilocalidad, la poliginia y otros factores discutidos por John Whi-
básicas o caracteres nacionales. Hay que tener cuidado de no generalizar t111g; Si la teoría e1:1 cuestión es correcta, entonces es evidente que la ana-
excesivamente la aplicabWdad de tales conceptos. Toda población de gran 1omia no es el destino. Es la cultura la que determina cómo se han de usar
tamaño da cabida a una gran variedad de tipos de personalidad . las diferencias anatómicas entre varones y hembras en la definición de la
Hay fuertes diferencias de personalidad asociadas a los roles masculino masculinidad y feminidad.
y femenino. Los freudianos subrayan el papel de los instintos y la anatomía . . ~os estudios an tropológicos corroboran el punto de vista de que las de-
en la formación de una personalidad «masculina» activa y agresiva, y una f1111c1ones contemporáneas de masculinidad y feminidad pueden ser innece-
personalidad «femenina» pasiva y subordinada . Estas diferencias reflejan la sariamente restrictivas. Las variaciones transcul turales en las pautas y con-
tensión entre resoluciones típicamente masculinas y típicamente femeninas ductas sexuales impiden que una sola cultura sirva como modelo de lo que
de lo que Freud llamaba el complejo de Eclipo. Los datos antropológicos es natural en el campo de las relaciones sexuales. Las pautas heterosexuales
han puesto en tela de juicio las ideas de Freud respecto a las personalidades mangaianas contrastan con las de la India hindú, y éstas con las de los Esta-
masculina y femenina típicas debido a su excesivo etnocentrismo. Los dos Unidos de nuestros días. La homosexualidad también desafía los este-
estereotipos sexuales de la Viena decimonónica no pueden representar la reotipos nítidos, como se puede ver en los ejemplos de los crow, azande
personalidad ideal masculina o femenina en grupos como los tchambuli, y etoro.
mundugumor, mae enga, kuma y otras culturas. Los roles sexuales en la sociedad industrial no se pueden atribuir a di-
Sin embargo, una gran variedad de indicios sugieren que, en la mayoría ferencias ana tómicas y fisiológicas. Al cambiar la tecnología de la produc-
de las sociedades los varones tienen una personalidad más agresiva y domi- ción, también lo hace la definición de roles masculinos y feme ninos ideales.
nante que las he~bras y que hay un núcleo residual de verdad en las nocio- 1:ª industrialización ha incrementado los costos de la crianza de los hijos al
nes freudianas de antagonismo entre generaciones adyacentes de varones. tiempo que ha reducido sus beneficios. Por tanto, ha alterado fundamental-
Los indicios en cuestión consisten, en primer lugar, en la preeminencia ge- 111ente el matrimonio y la vida doméstica. La continuación de estas corrien-
neral de los varones en las formas de liderazgo basadas en los cabecillas, la 1es modificará las personalidades ideales del hombre y mujer del futuro.
redistribución y las jefaturas y en instituciones políticas de tipo monárqui-
co e imperial, por un lado, y en la ausencia de matriarcados, por otro. En
segundo lugar, la persistente concepción masculina de la mujer como foco
de contaminación y brujería refleja diferencias reales de poder, prescindien-
do de que las mujeres estén o no de acuerdo c~m esta concepción. Tales
creencias, como en los casos de Bangladesh o los foré, forman parte de un
sistema para privar a las mujeres del acceso a los recursos estratégicos (por
ejemplo, proteínas) y no capacitan a las mujeres para alcanzar una auto-
nomía o un equilibrio de poder. En tercer lugar, hay un persistente control
masculino sobre los cargos, rituales y símbolos religiosos en todos los nive-
les, desde el culto chamanista al eclesiástico. I?or último, hay un sesgo es-
tructural persistente en las instituciones centrales de la vida doméstica: la
virilocalidad, la patrilocalidad y la patrilinealidad predominan sobre la
1(crcncia, cultura y libertad .52,
Capítulo 26
de las razas eran drásticamente diferentes. Una opinión típica de uno de los
HERENCIA, CULTURA Y LIBERTAD ricntíficos más eruditos del siglo xrx, Thomas H. Huxley, es la siguiente:

Puede ser verdad que algunos negros son mejores que algunos blancos; pero
ningún hombre racional, conocedor de los hechos, cree que el negro medio es
igual, y mucho menos superior, al hombre blanco medio (citado en Birch, 1968:
50-51).

El racismo de H uxley se basaba, en gran parte, en el hecho de que en


1•1 siglo XIX los europeos habían logrado dominar, por la fuerza de las ar-
111ns, el engaño y el comercio, a casi toda la especie humana. La aparente
1nc:1pacidad de los asiáticos, africanos y americanos nativos de oponerse a
In invasión de ejércitos, hombres de negocios, misioneros y administrado-
ll'S europeos se interpretaba como una prueba viva de la superioridad
liinlógica europea.
La explicación racial de la dominación política europea era u na excusa
11111·:1 el colonialismo europeo y la explotación y esclavizamiento de pueblos
l11rnpaces de defenderse contra la avanzada tecnología bélica europea. Hoy
1•11 día, pocos científicos informados atribuirían la temporal superioridad
lt't'nológica de Europa y Norteamérica a factores raciales. Como han puesto
Este ca ítulo aborda los enfoques determ~nistas gen,éticos. Analiza. la historia ill· man ifiesto los capítulos consagrados a la arqueología y la prehistoria,
y situaf¡ón actual de la raciología científica y evalua el s.tatusb •lt~ual fe ~os tests l'.11ropa no ha dispuesto siempre de la tecnología más avanzada. En diversos
de inteligencia como medidas de la influencia ?e la herenc1~ s~ re ,ª cu tura. 1·,1nclios de la evolución de la cultura, han sido pueblos no europeos, de
También se revisa y evalúa la posición genetic1~~a de la soc1o~!ologia. ANin o Africa, los que han llevado la delantera. Además, con la desmembra-
El capítulo y el libro con~luyen c~n ~n.a disc;us1on de la relac1on entre t li'm de los grandes imperios coloniales, sería extremadamente temerario
determinismo cultural y libertad md1v1dual. p 11rn las naciones industriales avanzadas imaginar que su herencia racial va
11 protegerlas del creciente poder económico y político del Tercer Mundo.
El desarrollo económico del Japón, versión asiática del de Gran Bretaña
La raciología científica \' Alemania, descarta la posibilidad de que el logro de una tecnología avan-
· · , adoptada en este libro es la de que las causas de las seme- 11dn sea atribuible a genes más comunes en u nas razas que en o tras. E l
L a posJC1on d 1 1 1 ' e biológi ¡i1 oh lema con la interpretación racial de la historia y la evolución cultural
janzas y diferencias socioculturales son de ín o e cu tura ml as q~ ºbl - 11111siste en que no puede explicar las vicisitudes de las diferentes regiones
H mos visto que se pueden construir teorías cultura es ? aus1 es Y v rnzas salvo añadiendo y . sustrayendo genes hipoté ticos.
~:·rific:bles para explicar muchos aspectos repet.itiv.os y va riables d;. la Por poner otro ejemplo, durante el siglo XIX los británicos pensaban
·d ocial humana. Estas teorías rara vez han atribu ido de modo explicito q1 l l ' los irlandeses eran una «raza» inferior. Para explicar el éxito económi-
~~ ªg;ado importante de causación a factores genéticos . Ha llegado la oca- 111 de los irlandeses en el Nuevo Mundo, u n racista tend ría que suponer que
sión de examinar los méritos de estrategias alternativas q ue subrayan la 11~ genes habían cambiado súbitamente o que los de los emigrantes tenían
importancia de los factores genéticos. . .d . il¡.¡o de especial. Semejantes explicaciones son poco deseables, desde un
E n el siglo XIX, casi todos los occidentales cultos eran f1.r~es paru. anos p1111to de vista cien tífico, porque dependen de la aparición y desaparición
de las doctrinas de la raciología científica. Creían que los asiat1cos~ africanos 111• genes para el éxito económico que nadie ha logrado identificar y que
y americanos nativos sólo podían alcanzar la ~ivi.liz~ción industna,1 lent.a e 1.11 vez ni siquiera existan. Las explicaciones culturales de las vicisitudes
imperfecta mente. Los científicos del siglo XI X ms1stian e n que teman pr ~e­ il1• lns diferentes poblaciones humanas son científicamente preferibles, por-
bas científicas de la superioridad intelectual de los blancos Y qhe un ~~ 1 d .¡111• dependen de factores tales como la pluviosidad , las condiciones del
mo biológico insuperable separaba a éstos del resto de la. uma?1 a llt'lo y la densidad demográfica, factores mucho más concretos que los
(Haller, 1971 ). Admitían la posibilidad de algún que otr~ «gemo» afr!ca~o, 111'lll'S hipotéticos para el ingenio tecnológico y el éxito económico. Adviér-
asiático 0 americano nativo; pero aducían que las capacidades hereditarias 1 m· que la explicación del ascenso del Japón al rango de gran potencia in-
524
llcrencia, cultura y libertad 527
Introducción a la antropología general
526
, .La evidencia. de aculturació~ y difusi.ón en todos los continentes y
dustrial, ofrecida en el capítulo 19, se tornaría innecesariamente complica- entre t.odas las g~~ndes razas y m1cropoblac1ones reproductoras prueban que
da, y por ende poco deseable desde un punto de vista científico, si además cualquier poblac10.n humana pue?~ adqui.rir el grueso del repertorio de res-
de los factores culturales y ecológicos analizados, hubiéramos de postular puest,as ?ecua.lqu1er otra poblac1on mediante procesos de aprend izaje y sin
la repentina aparición de genes japoneses para los transistores o las acerías . el mas ligero intercambio o mutación de sus genes. '

El nuevo racismo científico: la inteligencia


Etnografía y genes
_Durante e.l siglo xx, la pregunta de si hay pueblos biolóoicamente «SU-
O bjeciones similares se pueden formular al in ten to d e dar explica~ciones penores» e «mferio res» ha venido a basarse en la mediciónº de d iferencias
genéticas a rasgos como la matrilinealidad, la patrilinealidad , los grupos de rnda vez más su tiles en los logros culturales. Así los Thomas H H 1,
filiación cognaticia, las fa mil.ias nucleares y polígamas, las terminologías de de
. nuestr·os d'ias no t1en;n
· ·
.mco.nveniente en admi tir' que las razas se· solapan
u x ey
parentesco. la reciprocidad , la redistribución, el feudalismo, el despotismo lll cuanto a sus caractensucas mtelectuales y emocionales. Pero el aroumen-
oriental, el canibalismo azteca y todos los demás rasgos culturales discuti- IO ha pasado a ~entrarse en la cuestión de si la varianza (la desviaciÓn res-
dos en este libro. Los hechos establecidos respecto a los procesos de encul- pecto de. la media) se puede ex~li~ar P.Or factores culturales y ambien tales.
t uración y difusión con tradicen el supuesto de que hay genes para cad a uno La d isputa entre los deterministas raciales y los deterministas cultura-
de estos rasgos. Sabemos que los niños adoptados que se crían en culturas 1l,'S Y amb~en.ta~es se centra cada vez más en la medición de la in teligencia
diferentes de las de sus padres adquieren la cultura de los padres adoptivos. hn un pnnc1p10,.. la inteligencia se consideró como una esencia o carácte~
Y sabemos también que los rasgos originados en una cultura se pueden 1 ~>m~leta?1ente fi¡o que no podía verse afectado por la cultura y la expe-
difundir a las culturas de todo el mundo con demasiada rapidez para que se 11~·nc1a vital de ~n ~~dividuo. ~~rl Pearson, una de las figuras más influ-
produzca un cambio genético. Los niños criados separados de sus padres yt 11 1.es. ,en la aplicac1on de med1c10nes estadísticas a la variación biológica
adquieren la cultura de la gente entre la que se crían. Los hijos de blancos t•scnb10 en 1924: '
americanos de habla inglesa criados en hogares chinos crecen hablando un
chino perfecto; manejan sus palillos con precisión, y no experimentan nin- la m~nte de un homb~e es, en su. mayor pa~te, un producto congénito y los
gún impulso de comer en MacDonalds.. H ijos de chinos cria~os en ho~ares fac~o~ es quela determman son raciales y fam iliares; no se trata de una carac-
tcrJstlC~ mutable capaz de ser moldeada por el méd ico, el maestro, los padres 0
blancos estadounidenses hablan el inglés de sus padres adoptivos, son inep- el ambiente del hogar (Pearson citado en H irsch, 1970: 92).
tos en el uso de palillos, y no experimentan ningún anhelo incontrolable
de comer sopa de nido de golondrina o pa to a la pequinesa . Por lo demás, . ~e id~aron. diferentes tests par~ medir es te ingrediente fijo. La mayoría
las más diversas poblaciones han demostrado repetidas veces su capacidad d1 ellos, mclu1do el. tes t tan ampliamente usado del C.I. (cociente in telec-
de adquirir todos los aspectos imaginables del inventario cultural del mun- 111111) ele Stan~or~-~met? presentan en diferentes combinaciones tareas que
do. Los americanos nativos del Brasil incorporan complejos ritmos africanos 111mprenden. s~gm~~cados de palabras, relaciones verbales, razonamiento arit-
a sus celebraciones religiosas; los negros americanos que asisten a los con- 1111·11c,o! clas1f1cac1011 Je formas, relaciones espaciales y otros elementos
servatorios apropiados se convierten en estrellas en la ópera europea clási- 1111boli~os abstractos (Thorndike, 1968: 424). Como estas tareas son simila-
ca . Los jud íos criados en Alemania prefieren la ·cocina alemana; los criados 11•, al upo de tareas por las que se evalúa el rendimiento académico oene-
en el Yemen prefieren los platos del Oriente Medio. Bajo la influencia de mi- 1ti, los tests de inteligencia son buenos predictores del éxito académic~.
sioneros cristianos fundamentalistas, los pueblos sexualmen te desinhibido~
Je la Polinesia empezaron a vestir a sus mujeres con largas faldas y a segui1 1 us primeros tests de inteligencia
reglas de estricta castidad p remarital. Los australianos nativos criados en La era de la aplicación de tests de inteligencia en gran escala se inició
Sidney no muestran inclinación algu na a cazar canguros o mutilar sus geni- 11111 la ~ntrada de los Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial. Para
tales; no experimentan deseos incontrolables de cantar sobre los w itchet tys .11tl'~·rnmar sus destinos militares, se apl icaron los llamados tests alfa y beta
y los antepasados emús . Los indios mohawk del estado de Nueva York d ie- 1 1111llares ele reclutas. Después de la guerra, los psicólogos ordenaron los
ron en especializarse en el ramo de la construcción y ayudaron a levantar 11 ~111taJos de acuerdo con la raza y hallaron las esperad as correlaciones
las estructuras de acero de los rascacielos . Mientras caminaban sobre 11111 l' ~1egros y puntuaciones bajas, concluyendo que se había demostrado
estrechas vigas a una altura de 80 pisos sobre el nivel de la calle, no experi- 11 111ff1camente la innata inferioridad in telectual de los negros (Yer kes
mentaban ningún impulso de construir tiendas de campaña en vez de edi- l'UI). '
ficios de oficinas.
528 Introducción a la antropología general Herencia, cultura y libertad 529

Los tests del ejército se puntuaron según grados designados con las Cuando se compararon blancos de Alabama que no sabían leer ni escri-
letras A, B, C, D, E . La distribución porcentual de los 93.073 blancos y los bir con negros de Nueva York que tampoco sabían leer ni escribir, se in-
18.891 negros con respecto al grado medio (C) fue la siguiente: virtió la relación de «superioridad» e «inferioridad»:

Por debajo de C e Por encima de C Por debajo de C e Por encima de C

blancos 24 64 12 negrns de Nueva York 72 28 o


negros 79 20 1 blancos de Alabama 80 20 o

Estos resultados sirvieron para justificar el manterum1ento del status Algunos de los racistas científicos propusieron que la diferencia entre
social inferior de los negros dentro y fuera del ejército. Sin embargo, análisis los negros de Nueva York y los del sur se podía explicar genéticamente.
posteriores mostraron que las puntuaciones no servían para medir los fac- Sugirieron que fueron los negros más inteligentes los que habían emigrado
tores genéticos que determinaban la inteligencia (Bagley, 1924). No servían al norte. En contra de esta sugerencia, Otto Klineberg (1935, 1944), psicó-
porque los tests no habían distinguido entre los supuestos efectos heredi- logo social de formación antropológica, estudió la relación entre el período
tarios y los efectos, igualmente plausibles, de factores culturales y no gené- de tiempo que los emigrantes negros del sur habían vivido en el norte y
ticos. La fuerza de estos factores no genéticos se puso de manifiesto cuando sus C.I. Klineberg halló que las puntuaciones de muchachas negras de
se compararon las puntuaciones de negros de cinco estados del norte ~on doce años nacidas en el sur mejoraban en proporción al número de años
las puntuaciones de negros de cuatro estados del sur: transcurridos desde que lo abandonaron:
- -- - -- - · - --·- -- - -- --
Por debajo de C e Por encima de C Años en la ciudad C. I. medio
de Nueva York
negros del norte 46 51 3
1-2 72
negros del sur 86 14 o
3-4 76
5-6 84
La explicación más plausible de la superioridad en los resultados de
los negros del norte sobre los del sur es que los primeros habían estado 7-9 92
expuestos a condiciones culturales y ambientales favorables a la obtención Nacidos en Nueva York 92
de puntuaciones más altas en los tests. Entre estas condiciones, figurarían
la calidad y años de estudios, la experiencia con situaciones de tests, la dieta
y las condiciones de vida en el hogar y en el vecindario. Posteriores inten-
tos de interpretar los resultados de los tests en términos de posibles efectos Tests recientes de inteligencia
no genéticos pusieron de relieve que las diferencias entre las razas desapa-
recían cuando la comparación se restringía ,a negros de Nueva York que Como indicaban los datos de Klineberg, el cambio de residencia elevó
sabían leer y escribir y blancos de Alabama que también sabían leer y el C.I. de las muchachas negras del sur hasta el nivel de los negros del norte
escribir: en un período de siete a nueve años. Por primera vez, todos los interesad.os
admitían libremente que la experiencia vital podía influir en las puntuacio-
nes del C.I. Evidentemente, la diferencia entre las puntuaciones de blancos
Por debajo de C e Por encima de C
y negros en el C.I. podía reducirse, pero ¿ser~a posible suprimirla?, ~os
C.I. de los inmigrantes del sur habían llegado simplemente hasta ~l, limite
blancos de Alabama 19 72 9 de la puntuación media de los negros del norte, pero esta puntuaoon per-
negros de Nueva York 21 72 7 manecía unos 10 puntos por debajo de la media del C.I. de los blancos .del
norte. Esta diferencia entre los C.I . de negros y blancos del norte persiste
530 Introducción a la antropología general
H erencia, cultura y libertad 'i 11
hasta el momento actual. Si se comparan sobre una base nacional los C.I.
de negros y blancos, la diferencia es todavía mayor , equivalente a unos el que existe entre los ambien.tes famil~ares de nmos no. empa'.'L'llt 11c·l·11"
15 puntos (Shuey, 1966; McGurk, 1975). Ahora bien, este supues to ha sido cuestionado. Las agencias de ,1<lop~ 11111
Los deterministas raciales, todavía numerosos e influyentes en los cam- realizan un esfuerzo considerable para colocar a los hermanos en hogn •T~
pos de la psicología y la genética, ya no proponen que la diferencia total adoptivos de características socieconómic~s análoga.s a las de sus padJ:es y
de 15 puntos en el C.I. entre blancos y negros se deba a factores innatos, también en situaciones familiares adoptivas parecidas. Probablemer~te, la
hereditarios . En la actualidad, todo el mundo reconoce que las influencias motivación y la viabilidad de este intento de armonización son máx~mas en
ambientales pueden elevar o reducir la media de un grupo. ¿Pero cuánto ? el caso de los gemelos idénticos y mínimas con hermanos pertenecie~tes a
A finales del decenio de 1960 y principios del de 1970, los psicólogos diferentes grupos de edad. Además, la diferencia entre gemelos m?nocigotos
Arthur C. Jensen (1969), R. J. Herrenstein (1973) y H. J. Eysenck ( l-973) y dicigotos se explica fácilmente por el hecho. ~e que los mono~igotos son
afirmaron que había pruebas de que sólo se podían atribuir al medio am- siempre del mismo sexo, en tanto que los dic1gotos s?n la mitad de l.as
biente unos 3 puntos de las diferencias en el C.I. Esto no sólo valía para veces de sexo distinto. Por ende, todos los cálculos existentes .de la here-
las diferencias en el C.I. entre negros y blancos, sino también para las dabilidad de la inteligencia deben enjuiciarse con ~na bu~na doSJS de escep-
diferencias en el C.I. entre nifios de las clases alta y baja de la misma raza. ticismo (Kamin, 1974; cf. Osborne, 1978; Lochlm y Nichols, 1_976) .
Afirmaron que la i ntel igencia tenía un índice de «heredabilidad» del 80 Muchas de las conclusiones de Jensen, Eysenck, Herrenstem y ot~os
por 100; es decir, que el 80 por 100 de la varianza (dispersión estadística estudiosos del C.I. partidarios de la línea geneticista también h~n sid?
respecto a la media) se debía a la herencia y el 20 por 100 al medio am- puestas en entredicho debido a su fun~amentación en la ?br~ de Sir ~ynl
biente. Esta afirmación no ha sido demostrada . Bmt. Este psicólogo i nglés estaba considerado como la pnncipal autonda?
mundial en lo que respecta a la distribución de los C.I. en el seno de ~ami­
lias y clases sociales. Sus estudios, que demostrab?? la estrecha s~me¡ anza
La medición de la heredabilidad de los C.I. de gemelos y de los C.I. de padres e ht¡os dentro de.d1f; rentes
clases sociales se basaban en muestras más amplias que las de nmgun Otr?
¿Cómo se obtiene este valor del 80 por 100 para la heredabilidad? P ara investigador, ~ se estimaban como una demostración i,rrefut~ble de la posi-
med ir la «heredabilidad» hay que poder observar el desarrollo de muestras ción geneticista. H oy sabemos que Burt no sólo falseo l~s cifras. -:-alteran-
de individuos con genotipos parecidos, pero criados en ambientes diferen- do los resul tados para hacerlos concordar con sus propias conviccio nes-,
tes. Esto no plantea apenas dificultades en el caso de plantas y animales de sino que inventó los datos de sus estudios y afiad.ió firmas de cola~oradore.s
laboratorio, pero con seres humanos resulta no sólo difícil, sino también ficticios a sus publicaciones más veneradas (Kamm, 1974; McAsk1e Y Clar-
inmoral. Lo más que podemos aproximarnos a las condiciones controladas ker, 1976; Dorfman, 1978, 1979; H echinger, 1979). El de~enmasc~1:a­
necesarias para calcular la heredabilidad en los humanos es observar lo que miento de la falsificación de Burt debilita pero no refuta la teoria ge!1e~1cis­
sucede cuando gemelos monocigotos (gemelos nacidos del mismo óvulo y el ta de que las diferencias en el c.r. entre clases y razas se deben, pnnc1pal-
mismo espermatozoide) son criados en familias adoptivas diferentes. Como mente, a factores heteditarios.
los gemelos monocigotos tienen la misma herencia, toda diferencia en las
puntuaciones de sus C.I. debería obedecer, teóricamente, a factores ambien-
tales. Es difícil encontrar y contrastar una muestra grande de gemelos mo- Heredabilidad y cultura
nocigotos que, por una u o tra razón, hayan sido criados en diferentes fami-
lias. Así, se han estudiado también los C.I. de gemelos dicigotos (mismo Aunque se aceptara la afirmación de que el índice de hereda~ili~~d de
óvulo, diferente espermatozoide) y hermanos criados en dife rentes hogares. la inteligencia es del 80 por 100, este hallazgo tendría escaso ~i~mfica~o
E n general, se ha reconocidó que los C.I. de los monocigotos se parecen para la política educativa. E n ~l mejor ~e lo~ cas~s, la here.dab1hdad solo
más que los de los dicigotos criados separadamente, quienes a su vez tie- es una forma válida de predecir la mtehgencia ba¡? un, con¡un~o dado de
nen C.I. más parecidos que los hermanos criados separadamente, cuyas pun- condiciones ambientales. La heredabilidad no nos dice con~o sera~ l~s pun-
tuaciones a su vez manifiestan una mayor semejanza que ~as de ind ivid uos tuaciones en el C.I. u o tros rasgos heredables baj? un co~¡ u.nto d1st111to ~e
no emparentados. Así pues, el valor del 80 por 100 asignado a la hereda- condiciones ambientales. La heredabilidad no defme los lumtes de cambio.
bilidad se basa en que las puntuaciones de C.I. son tanto más similares cuan- Así aun cuando la heredabilidad del C.I. fuera tan alt.a como pretenden lo.s
to más estrecho es el grado de parentesco entre los individuos. par~idarios de la línea geneticista, se podrían produ~1~· cambios de ~agm­
El empleo de este método implica el supuesro de que el grado de dife- tud incalculable en las puntuaciones en el C.I. n;iod1ficando el medio a~­
rencia en el ambiente familiar de gemelos y hermanos es tan grande como biente de los nifios con C.I. bajo. Porque «Cu~lquiera que, s~a la heredab1h-
dad del C.I. (o, debería añadirse, de cualquier caracterntJca) , se pueden
532 Introducción a la antropología general Herencia, cultura y libertad

producir grandes cambios en el fenotipo creando medios ambientes adecua- po de niños de Milwaukee cuyas madres tenían C.I. inferiores a 70 ob-
dos, radicalmente diferentes, con los q ue nunca se ha encontrado antes [ el] tuvieron una media de 127 en el C.I ., por comparación con una media
genotipo» (Scarr-Salapatek, 197la: 1224). La mejor manera de apreciar de 90 en un grupo de control sin tutoría (Heber, 1969). Estos experimen-
esto consiste en aludir brevemente a la relación entre heredabilidad y medio tos demuestran que, aun en el caso de que sean correctas las altas estima-
ambiente modificado en el ejemplo clásico de la estatura humana. Los ciones de la heredabilidad, se podrían obtener cambios importantes eñ la
gemelos idénticos suelen ser de altura muy parecida; de ahí que exista un pauta de los resultados en el C .I. trasladando los hijos de padres con un
alto índice de heredabilidad para la estatura : un 90 por 100. Pero este alto C.I. bajo a hogares de padres con un C.I. alto (Scarr-Salapatek, 197lb;
valor de la heredabilidad para la estatura no ha impedido el gran incre- Layzer, 1974).
mento que la altura media de los gemelos (y de todas las personas) ha Los elementos de juicio de que se dispone indican que los C.I. son mo-
experim("ntado en las últimas generaciones gracias a la mejor a de la calidad dificables . En qué medida es cosa que nadie sabe a ciencia cierta. E l in-
de la dieta (Tanner, 1968). Como ha apuntado Lee J. Cronbadk (1969 : tento de los nuevos deterministas raciales de demostrar que el cambio
342), aunque el término «heredabilidad» está estandarizado en genética no puede alcanzar los 15 puntos nunca será convincen te si no se hace un
«~S perjudi~ial en la discusión pública porque sugiere al profano que des~ esfuerzo para salvar la brecha igualando todas las variables ambientales
cnbe el límite en que el cambio ambiental puede ser influyente» . En pala- que se sabe influyen de alguna manera en las puntuaciones de los tests.
bras del. ~enetista de la.conducta J erry Hirsch (1970: 101): «La alta o baja Esto significaría, por supuesto, eliminar hasta el último vestigio de fana-
heredab1hdad no nos dice absolutamente nada sobre cómo un determinado tismo y discriminación. Como dice el psicólogo Robyn Dawes :
individuo podría haberse desarrollado bajo condiciones diferentes de aqué- La afirmación que la discrepancia entre el C.I. medio de los blancos y de los
llas bajo las que se desarrolló». negros en los Estados Unidos se debe, en parte, a diferencias genéticas equivale
a afirmar que, de no existir diferencias en sus respectivos medios ambientes,
habría, sin embargo, una diferencia en su inteligencia media. Puede que no
La elevación del C.I.
sea productivo contrastar esta afirmación con estudios rle correlaciones en mues-
No parece muy probable, sin embargo, que el índice de heredabilidad tras obtenidas de la sociedad estadounidense tal como existe hoy en día. Tal
del C .I. alcance un valor tan alto como el del 80 por 100. Las puntuacio- vez un método mejor sería intentar una evaluación experimental de cómo cam-
biarían las diferencias en el C.I. si, de hecho, los ambientes de blancos y ne-
nes en el C .I. no son en modo alguno atributos fijos que los individuos
gros fueran · equivalentes. En otras palabras, la mejor manera de resolver esta
portan a lo l~rgo de sus vidas como el color de los ojos o las huellas digi- controversia quizá consista en eliminar el racismo (1972: 230).
tales'. Los niño~ normales de clase media criados en su propio hogar
cambian sustancialmente sus C.I. durante el desarrollo. Entre los dos años Una conclusión similar cabe extraer con respecto a los prejuicios y la
y medio y los diecisiete años, los C .I. de los niños de clase media criados discriminación clasistas y las diferencias en el C.I . entre niños de famil ias
en su propio hogar cambian, por término medio, 28,5 puntos. Según una pobres y de clase media. Un estudio llevado a cabo en Francia comparó
fuente « ... uno de cada tres niños manifestó un cambio progresivo de más los índices de fracaso escolar de niños criados en sus propios hogares de
de 30 puntos y uno de cada siete ganó más de 40 puntos» (McCall y otros, clase obrera con los de sus hermanos criados en familias adoptivas de
1973 : 70). Se sabe que la supresión de diferentes handicaps impuestos por clase media desde los seis meses de edad o incluso antes . El índice de
el medio ambiente produce incrementos de 15,20 e incluso 30 puntos en fracaso de los niños criados en hogares de clase obrera era del 56 por 100,
las puntuaciones medias en el C.I. mientras que sus hermanos y hermanas adoptados criados en hogares de
Asimismo, se dispone de datos que indican que cuando los niños criados clase media tenían un índice de fracaso de sólo el 13 por 100 ( Schiff
en un ambiente de graves pr ivaciones se transfieren a situaciones más y otros, 1978) . Una vez conocido el hecho de que el entorno familiar
«normales», se producen grandes incrementos en el C.I. Los niños de los puede tener efectos tan profundos sobre el rendimiento escolar, es evi-
orfanatos proporcionan el ejemplo clásico. Se sabe desde hace algún tiempo dente que los sistemas escolares democrátkos tienen la obligación de con-
que se puede conseguir un incremento de 35 puntos si los niños de los centrarse en superar las desventajas ambientales de los niños más que en
orfanatos se llevan a buenos hogares adoptivos antes de alcanzar los medir sus presuntas desventajas genéticas .
tres años de edad. Los que no son adoptados suelen acabar en instituciones
estatales para retrasados mentales (Hunt, 1969: 290) .
Estudios realizados con niños negros de ambientes pobres muestran C.I. y cultura
que .resulta posible conseguir incrementos en el C.I . de más de 15 puntos
med~ante programas especiales de instrucción intensiva (Karmes, 1968; Desde la perspectiva antropológica, la heredabilidad del C.I . es una
Berelter y Engelmann, 1966). Después de cuatro años de tutoría, un gru- medida trivial, si no carente de sentido. «Los tests de inteligencia ... mi-
534 Introducción a la antropología general Herencia, cultura y libertad

den, a lo sumo, una capacidad alcanzada» (Bodmer y Cavalli-Sforza, 1970: llevan a conclusiones de apariencia ilógica para un observador occidl·111 ,d
19). La inteligencia, tal como es medida por el test de Stanford-Binet, re- Por ejemplo, M. Cole y sus colaboradores plantearon a los kpcllc de J ,i
fleja cuántas cosas que son pertinentes para el éxito en las escuelas euro- beria el siguiente silogismo:
americanas ha aprendido un niño por comparación con otros niños de
la misma edad, sexo, status socioeconómico y sistema cultural. Flumo y Yakpalo siempre beben juntos jugo de caña (ron ). Flumo está bcbÍcndo
El uso del concepto de heredabilidad por quienes aplican los tests de jugo de caña. ¿Está bebiendo Yakpalo jugo de caña?
inteligencia ignora la subordinación de la adaptación genética a la adap-
tación cultural durante los últimos tres millones de años de evolución bio- La lógica occidental obliga a concluir que Yakpalo debe estar be-
lógica y cultural de los homínidos. Cuanto mayor es la diferencia cul- biendo jugo de caña porque Flumo y Y akpalo siempre beben al mismo
tural entre las poblaciones, más triviales e inútiles son las medicioñes de tiempo jugo de caña. Pero los kpelle veían las cosas de diferente ma-
la heredabilidad. Por esta razón los incrementos más altos registrados en nera :
el C.I. en estudios controlados se relatan de poblaciones con los mayo-
Hombre kpelle: Flumo y Yakpalo beben juntos jugo de caña, pero en el
res contrastes culturales. Por ejemplo, en I srael, inmigrantes judíos de
momento en que Flumo estaba bebiendo el primero, Yakpalo no estaba allí
países árabes muestran un incremento de 20 puntos en un año (Bereiter y aquel día.
Engelmann, 1966: 55-56). · Experimentador: Pero te dije que Flumo y Yakpalo siempre beben juntos
Cuando los psicólogos empezaron por primera vez a reconocer que el jugo de caña. Un día Flumo estaba bebiendo jugo ele cai1a. ¿Estaba bebiendo
test de inteligencia de Stanford-Binet estaba «ligado a influencias cultu- Yakpalo ese día jugo ele caña?
rales» trataron de desarrollar sustitutos que estuvieran «libres de in- Hombre kpelle: El día en que Flumo estaba bebiendo jugo de caña, Yakpa-
fluencias culturales». Ninguno de estos tests está o estará jamás «libre lo no estaba aquel día allí.
de influencias culturales» (Catell, 1940). Es una contradicción en tér- Experimentador: ¿Cuál es la razón?
minos su poner que se puede tratar a un ser humano enculturado de tal Hombre kpelle: La razón es que Yakpalo se fue aquel día a su granja mien-
tras que Flumo permaneció en el pueblo (Cole y otros, 1971: 187-188).
manera que se eliminen los efectos de la enculturación (cf. Lynn, 1978).
Como dice Paul Bohanan:
Los kpelle y el experimentador tienen diferentes premisas ocultas. El
No hay ninguna posibilidad de que un test de «inteligencia» no esté sesgado experimentadm' piensa que es razonable suponer que dos hombres siem-
culturalmente. El contenido de un test de inteligencia debe estar relacionado pre beban juntos. El entrevistado piensa, en cambio, qt!n semejante premi-
con las ideas, o los hábitos musculares, o Jos modos habituales de percepción y sa es absurda. Por tanto, se niega a completilr el silogismo como lo ha-
acción de la gente a la que se aplica al test. En todas estas cosas los seres hu- ría un occidental. Obviamente, esto nada tiene que ver con su inteli-
manos acusan la influencia o la mediatización de la cultura... Esto no es un gencia.
dicho o una definición, es el reconocimiento de la manera en que la experien-
Uno de los tests más interesantes supuestamente «libres de influencias
cia cultural impregna todo lo que los seres humanos perciben y hacen (1973:
115).
culturales» se llama el Test del dibu¡o de la Figura Humana (F. Good-
enough, 1926). Este test pretende medi r la inteligencia rransculturalmente
Una parte importante de muchos tests de inteligencia consiste en lis- puntuando a los niños según el grado de completitud con que represen-
tas de vocabulario que evidentemente dependen de la experiencia de en- tan las partes de la figura humana. Los niños hopi de seis y siete años
culturación de un niño, en especial cuando se considera el número y clase de edad alcanzaban una media de 124 puntos en estos tests, la misma
de libros leídos y adultos a los que escucha. Otras preguntas dependen que los niños de la clase media y alta de los Estados Unidos. En el ex-
del grado de obediencia a las normas morales o estéticas. Una pregunta tremo inferior de la distribución de los C.I. en este test figuran los niños
que se formula a niños de siete años en el test de Stanford-Binet es : árabes beduinos de Siria con una media de 52 :
«¿Qué es lo que harías cuando has roto algo que pertenece a otra perso- El correlato más evidente de esta variación en el C.I. medio es el grado de
na?» «Sentirlo» y «decirle que lo hice yo» son respuestas incorrectas . contacto con el arte pictórico. Entre los niños árabes musulmanes cuya religión
«Pagarlo» y «decirle que lo siento» son respuestas correctas. A los an- prohíbe el arte representativo de imágenes, la variación en el C.I. medio en
tropólogos esto les revela más la cultura de los examinadores que la inte- el test de la figura humana oscila entre 52 y 94 (Hunt, 1969: 29).
ligencia de aquellos a los que se les aplica los tests.
Aunque todos los seres humanos tienen la capacidad para razonar No hay ninguna razón para suponer que niños beduinos criados por
lógicamente extrayendo conclusiones a partir de premisas, pueden existir padres adoptivos hopi o de clase alta estadounidense no experimcn tarían
premisas no enunciadas, asociadas a tradiciones culturales particulares, que una «mejora» de 72 puntos en el test de la figura humana.
Herencia, cultura y libertad
536 Introducción a la antropología general 537

naturaleza humana, o prácticas socioculturales específicas, como el i nfan-


Nada hay en el nivel del C.I. de Stanford-Binet que s~giera que no se ticidio y la poliandria.
pueda incrementar en. una cantidad igual a la que es evidentemente po-
Es la estrategia de investigación denominada sociobiología la que ma-
sible en el test de la figura humana.
yor actividad ha desplegado en el intento de explicar tanto semeja~zas
culturales generales como diferencias culturales particulares.
La naturaleza humana La sociobiología es una estrategia de investigación que intenta expli-
car las diferencias y semejanzas socioculturales en función de la selección
Antes de acometer el análisis del enfoque sociobiológico de la nat~­ na tura!. Incorpora el principio darwiniano de la selección na tura! (véase
raleza humana, reviste importancia recalcar de nuevo que la ant_roi:;ologia capítulo 2) y le añade un refinamiento del mismo que se conoce como
se funda en el supuesto de que los seres humanos poseen, efectivai:nente, principio de la eficacia biológica inclusiva [inclusive fit ness). Este nue-
una naturaleza biológicamen te determinada. Este s.upuest? se refle¡~ con vo principio afirma que la selección natural favorece los caracteres que
toda claridad en el plan de la obra, ya que los siete pnme~·os ~api.tulos incrementan la proporción de los genes de un individuo en el pool gé-
se consagran a examinar la evolución de los homínidos y las imphcac10ne_s nico de una población. La selección natural consigue esto incrementando
de nuestros orígenes para la definición de la ~atur~le~a. humana .. Es e:i- no sólo el número de descendientes de un individuo, sino también el nú-
dente que muchos aspectos de nuestra herencia ?10logi~a han sido, ~ra­ mero de descendientes de parientes cercanos, como hermanos y herma-
tados en las teorías presentadas. De un modo, s1 no sie1_npre explicito, nas, que portan muchos genes idénticos. Lo que importa, por consiguien-
al menos implícito, ha salido a relucir que los hombres tienen ~oda un_a te, es que el carácter incremente el total inclusivo de los genes de un in-
serie de necesidades de origen biológico: relaciones sexuales, comida, abn- dividuo en generaciones sucesivas, y no meramente el número de sus
go, amistad, amor, afecto. Al ocuparnos de la religión, el a~te y el lengua- descendientes . (La eficacia biológica o fitness se define como el número
de descendientes.)
je, hemos resaltado el hecho de que _los ser:s ~u.manos disponen_. de una
peculiar capacidad para el comportamiento s1mbohco q~~ es de ongen ge- La eficacia biológica inclusiva -también llamada a veces selección
nético y específica de la especi~é aspectos difiere, pu~s, el ~n­ de parentesco [kin selection]- ha sido empleada para explicar ciertos
foque adoptado en este libro de los enfoques más orientados hacia lo b10- rasgos sociales infrahumanos que, en las versiones tradicionales de la se-
lógico? Fundamentalmente, en dos: Primero, sólo se postula un número lección natural, constituían un misterio. Ex¿lica, por ejemplo, la evolu-
reducido de instintos o pulsiones que sean importantes para compr~nder ción de castas estériles entre insectos sociales como las abejas y las hor-
las diferencias o semejanzas culturales. Segundo, aunque se ~onsidera migas. Se puede demostrar que, al dejar de tener una prole prop ia y ali-
que la capacidad para el comportamiento cultural se h.all~ arraiga~a en mentando y cuidando a sus hermanos y hermanas fértiles, la eficacia bio-
las capacidades genéticamente determinadas del aprend1za¡e Y. la simbo- lógica de cada individuo estéril se incrementa (véase cuadro, p. 538). O tros
lización se entiende asimismo que una vez que estas capacidades han rnsgos «altruistas» de las especies sociales pueden también explicarse de esta
pasado 'a formar par~e de la n;tural~za humana, la subsigui~nte evol~ci?n . manera (Wilson, 197 5; Barash, 1977). Aunque la sociobiología es una
cultural se produce independientemente de ulteriores camb10s o variacio- es trategia geneticista que hace hincapié en la importancia básica de los
nes en la naturaleza humana. íactores hereditarios como determinantes de la vida social hu mana, sus
defensores no aceptan, necesariamente, las interpretaciones gene ticistas de
los científicos que piensan que razas y clases sociales difieren en cuanto
La sociobiología 11 la capacidad intelectual y otros importantes rasgos conductuales. De he-
r ho, la mayoría de los sociobiólogos destacan la unidad del biograma hu-
Los modernos enfoques geneticistas y raciales no han intentado, ?ºr mano (la herencia genética básica que define la naturaleza humana ) y han
lo general, servirse de la herencia para explicar las diferencias y seme¡an- demostrado escaso interés por estudiar la posibilidad de que cada raza
zas socioculturales. En vez de ello, han concentrado sus esfuerzos en ex- 1osea un biograma propio. Antes bien, en la medida en que los socio-
plicar las amplias diferencias que se observan en los resultados a~c.anzados
11iólogos se interesan por las variaciones en la vida social humana, se han
por distintos grupos raciales y clases en el terren_o de ,l~ movili?a~ as- ocupado de bandas, aldeas, jefaturas y estados más que de categorías ra-
cendente y, en un grado menor, en la competencia poht~co-econom1c_a a 1•inles como blanco, negro, mongoloide, etc. Hay que tener sumo cuidado,
nivel internacional. No han tratado de emplear la herencia para e~phcar pues, de no agrupar indiscriminadamente a los sociobiólogos con los ra-
r iólogos científicos o los racistas políticos.
las características generales de la vida social, tal como las determrna la
Introducción a la antropología general Herencia, cultura y libertad
538
COMO
1 EXPLICA LA EFICACI A BIOLOGICA I NCLUSIVA 2) «poligima»;
LAS CASTAS DE INSECTOS ESTERlLES 3) «un largo período de socialización en lós jóvenes»;
4) «traslado del foco de los grupos maternos a los basados en el
macho o sexo y la edad»;
reina 9 - 5 ) «juego social»;
6) «expresiones faciales»;
7) «evitación del incesto»;
1 l l 1
9 9
1 1
o 8) «vínculos sexuales estrechos»;
9 9 9 zángano
reina 9) «vínculos entre progenitores e hijos»;
obreras
estériles
fértil 10) «vínculos entre varones»;
11) «territorialidad»;
1)Entre las abejas, los machos nacen de huevos no fecundados. Son, por tanto, 12) «reglas de parentesco complejas »;
homocigotos. . 13) «un lenguaje simbólico semántico que los jóvenes adquieren en
2) Las hembras nacen de huevos f unda~os._ Son, po.r tanto, heteroc1gota~. un lapso de tiempo relativamente corto» .
3) Así pues las obreras comparten, po termino medio, 3/ 4 de ~us genes. todos
los genes del padre zángano más la mitad de lo enes de la madre reina: Algunos fac tores de esta lista están más fuer temente determina dos
[1 X 1/2 X (1/2 X 1/ 2) = 3/4)
por los genes que otros, pero con la posible excepción del nú mero 13, es
dudoso que sea o pueda ser destructivo para el desarrollo men tal hacer
4) Por ende, las hermanas mayores estériles incr~mentan, su éxit? reproductor algo distin to . Examinados uno a uno, es obvio que la mayoría de estos
cuidando de sus hermanas menores fértiles (futura~ remas).. mas que sd cuidaran e~e rasgos, como nos muestra el registro etnográfico, no son, en realidad ,
sus propias hijas, ya que, como se. muestra. in/ra, remas e h1¡as no guar an un par -
universales y que se puede prescindir de ellos en el proceso sociali;rndor
tesco genético tan estrecho como remas y he11nanas.
con la misma facilidad con que se puede prescindir de o tros miles de rns-
gos culturales .
GR \DO DE PARENTESCO GENETICO ENTRE PARIENTES PROXIMOS
t EN LAS ABEJAS SOCIALES 1. Las relaciones humanas alcanzan su mayor grado de in timidad en
los grupos domésticos. Tales grupos comprenden millones de unidades do-
Padre Hermana Hermano Hijo Hija mésticas con un solo progenitor, con los dos y sin hijos (véase cap. 14).
Madre
En el mundo de hoy, cientos de millones de personas viven en gru pos de
1/ 2 menos de die?. miembros. P or lo demás, au nque los que superan los cien
1/ 2 1/2 3/4 1/ 4 1/2
Hembra son menos corrientes, también existen. Por ejemplo, está documentado
Macho o 1/ 2 1/ 2 o 1 que en la China de la d inastía Sung los agregados fa miliares de la élite
llegaban a constar de setecientas personas (citado en Cohen, 1976: 227).
Tampoco es necesario que las relaciones íntimas se limiten a los grnpos
FUENT E: Wilson, 1975: 416. domésticos con r esidencia común. Los vínculos que se dan en el seno
de grupos de parentesco no localizados, como linajes y parentelas, tam-
bién pueden satisfacer algunas definiciones de «intimidad» . Tales grupos
La sociobiología y la natul'aleza humana
pueden contar con varios centenares de miembros. El tamaño de grupos
· b.10' logo E . O . W1'lson (1977· humanos como familias, linajes, parentelas, aldeas y «comunidades» va-
El SOCIO . . 132) ha enumerado
1 unah serie ría según las condiciones infraestructurales analizadas en el capítulo 14.
de rasgos conductu ales que considera parte d~ . la natura eza, umana.
W ilson no asegu ra que la cultura no pueda mod1f1ca1}os, pero s1 que_·:t<l No hay indicios de que ser criado en familias pequeñas sea destructivo
ría en extremo d ifícil, por no decir imposible, y casi con to?a se~uu a para el desarrollo físico o mental.
destructivo para el desarrollo mental» ,O 977: 132). H e, aqu1 su lista d)~ 2. La poliginia, ciertamente, constituye una forma com.ú n de apa-
rasgos (en el orden presentado, excepcion hecha de los numeros 12 Y 13 · reamiento entre seres humanos, pero no se puede caracterizar a la espe-
cie como si fuera innatamente polígina . Como vimos, el comportamiento
1) «tamaño de los grupos sociales íntimos del orden de los 10-100 sexual es tan va riado que desafía cualquier caracterización específica de
la especie. La gama de relaciones heterosexuales abarca desde la promis-
individuos»;
1
I~~ción
Herencia, cultura y libertad
540 "'-.....
a la antropología general
6. Probablemente, las expresiones faciales constituyen uno de los
'"'
cuidad hasta la monogamia, y cada tip? de unión es practicado por de- mejores ejemplos de pautas de respuesta bajo control genético. Hay una
cenas de millones de personas. Es posible que las. hembras humanas no tendencia universal en el Homo sapiens a reír y sonreír para comunicar
tengan compañeros múltiples con tanta fre~uencia como lo.s varone.s; placer, a fru ncir el ceño y mirar fijamente para expresar enfado y a ha-
con todo, hay millones de mujeres que manuen~n una pluralidad. de r;- cer muecas y llorar en señal de dolor o pena. Aun así, ni siquiera en -este
laciones sexuales con idéntica o may.or fre~uencia que los hombres ~1as caso puede ser muy fuerte la programación genética, ya que muchas cul-
activos. Esto se puede ver con especial claridad en las fo~mas de pol'.ª~i turas relegan a un segundo plano los significados específicos de la espe-
dria que prevalecen en los hogares matrifocales del Caribe Y el Brasi cie y emplean las mismas expresiones faciales para denotar cosas muy
nororiental (véase p. 267). . 'd 1 distintas. En todo el mundo, se socializa a las personas a ocultar sus
Además, la poliand ria es práctica co.mún en la Ind1~ surocci enta sentimientos, a reír cuando están tristes, parecer desoladas cuando son
y el Tíbet. La idea de que los varones ti~nden, por natural~za, a. desear felices o sonreír cuando están enfadadas . En numerosas sociedades ama-
una pluralidad de experiencias sexuales 1mentras que las mu¡eres se co~­ zónicas, es costumbre llorar profusamente en honor de los invitados (Wa-
forman con una relación cada vez es, enteramente, producto de la dorr.u- gley; 1977). En otros lugares, como en el O riente Medio o la India, los
nación político-económica que han ejercido los hombres so?re las n:u¡e- ricos contratan a plañideras profesionales para los funerales. En todas las
res y que forma parte del complejo de supremacía masculina . de origen ocasiones en que reviste importancia no revelar los verdaderos sentimien-
cultural. La socialización sólo puede prescindir de la sexuah~ad a un tos -como en el póquer o durante las entrevistas de trabajo-, las per-
costo elevadísimo. Sin embargo, como constatamos .en .los cap1tul?s. ~4 sonas aprenden a domi nar sus músculos faciales.
y 25, la heterosexualidad, la homosexualid~d, la prom1scuid~~' la poliginia, 7. Como hemos podido constatar (cap. 14), existen explicaciones
la poliandria 0 la monogamia están relacionadas con condic1on~s cultura- cul turales de la universalidad de los tabúes del incesto en la familia nu-
les específicas. f clear. También hemos visto que las uniones hermano-hermana estaban
3. La socializaci6n humana dura mucho tiempo, y esto orma par.te instituidas en Hawai, Egipto, Perú y China y que en los Estados Unidos
sin duda de la naturaleza del Homo sapiens. Pero este rasgo pon~ de relie- se producen cada año miles de casos de incesto entre padre e hija.
ve, sencillamente, que los humanos dependemo~ .de las comple¡~s pa~tas 8. Como hemos afirmado, la sexualidad forma indudablemente par-
de respuestas aprendidas que forman las «tradiciones» o culturas (vease te de nuestra naturaleza. Pero que lleve a la promiscuidad, la monogamia
o cualquier fórmula intermedia es cosa de la cultura, no de la naturaleza.
página 136) . 1 b d 1
4. El traslado del foco de los grupos maternos. a os _asa os en a 9. ¿Vinculación entre progenitores e hijos? La existencia del infanti-
edad y el sexo es una de esas cosas que es necesa.n o. e:11senar a hacer al cidio (p. 217) y otras formas de violencia y trato negligente para con los
Homo sapiens y de las que la .socialización de, los md1v1~u?s puede pres- niños nos ponen en guardia contra la idea de que haya algo «natural» en
cindir con escasa dificultad. Vimos en el ca~1tulo antenor que u.~ª vez los vínculos entre padres e hijos.
establecidas fuertes relaciones de dependencia entre padres e . h1¡os se 10. ¿Formación de vínculos entre los varones? Desde una óptica
hacen necesarias técnicas de educación muy costosas p~ra desvincular a transcultural, los grupos de varones de carácter solidario, probablemente,
los hijos y enseñarles a desenvolverse en el mun~o p~r s1 solos. El Hamo superan en número a los grupos de mujeres del mismo estilo. Pero esta
sapiens es la única especie de primates que necesita ritos c~l5ur~les de p~­ situación no hace sino reflejar, una vez más, la tendencia cultural de los
bertad al objeto de impresionar y engatusar a la generac1on ¡oven para varones a impedirlas formar fuertes coaliciones solidarias. Sugerir que las
que acepte sus responsabilidades adultas. Aunq~e es. verdad que. !as ha- mujeres no pueden estrechar lazos solidarios entre sí porque son «gatu-
dres representan, por lo general, el vínculo p~1;nord1~l de los mnos .u- nas» y se preocupan de lo que los hombres piensan de ellas (cf. Tiger,
manos (como insistía Freud), este rasgo, tamb1en .esta estrechamente re- 1970) tiene escaso mérito. Disponemos de abundantes datos etnográficos
lacionado con el complejo de supremac1a, 1:1asculina, que,, como hedmos que indican que las mujeres pueden forma r , y de hecho forman, grupos
visto es una adaptación cultural, no geneuca. Hoy en ?1~, l~~ pa res políticos efectivos de carácter solidario (Hoffer, 197 5), como demuestra
dese~peñan a menudo un papel tan importa?te en ~a soc1ahza~1on como el moderno desarrollo de las asociaciones feminis tas. Y en el futuro, cuan-
las madres. y con frecuencia ambos progemtores siguen dominando las do las mujeres alcancen la paridad política y económica con los hombres,
actividades de sus hijos hasta bien entrada la ma~urez. . las asociaciones femeninas se harán mucho más comunes.
5. El Homo sapiens comparte con otros primates una tendencia ge- 11. ¿Territorialidad? Como se analizó en el capítulo 4, los modernos
néticamente programada hacia el juego. No obstante, ~s~e rasgo no hace estudios sobre sociedades cazadoras y recolectoras dan respaldo a Ja teo-
sino destacar la importancia de las respuest~s no geneuc~s.: del arte, la ría de que las unidades primordiales de la vida social humana estaban
invención y los repertorios de respuestas socialmente adqu1:idas . J ugar ~s formadas por grupos de campamento relativamente abiertos, cuyo tama-
propio de nuestra naturaleza; pero los juegos los determina la cultura.
Introducción a la antropología general Herencia, cultura y libertad
542
· .· arecían de delimita- cripciones popula res de la sociobiología han creado una impresión falsa
, las estaciones y cuyos tern ton os e l d d l de Ja manera en que los sociobiólogos relacionan el comportamiento hu-
ño oscilab a segun . . .· riales aparecieron como resu ta o e
ción precisa . Los mtereses dtern.t ? ' ld nos de carácter sedentario y el mano con su sustrato genético. Los sociobiólogos no niegan que la mayor
desarrollo de modos de pro u~c.1on a ea parte de las respuestas sociales humanas proceden del aprendizaje social
aumento de la densidad demograhc~. contramos «reglas de parentesco y, por tanto, escapan a un control genético directo. Wilson (1977 : i33)
12. En ninguna otra espe~1e l en, de parentesco for mas de orga- escribe: «Disponemos de elementos de juicio que nos indican que la' ma-
complejas». A h ora b .ten, las termmo .o" iash ·a 'los deudos- ' son demasia . do
0
yoría, aunque no la tota lidad, naturalmente, de las diferencias entre las
nización familiar y conductas¿ prescnlt~s ·l ac1,unos controles oenéticos. La culturas se basa en el aprendizaje y la socialización y no en los genes.»
. d . que pue an exp icar as " d Richard Alexander ( 1976: 6) se ha manifestado en idéntico sentido : «Sos-
vana as como para d be . ustamente a que escapan a to o
«complejidad» de estas reglas se l e . ' J. ¡·dad e~ una forma u ot_ra, no tengo Ja hipótesis de que, con el tiempo, se logrará demostrar que las va-
, . Pese a su actua universa l , . riaciones culturales entre los pueblos de nuestra época no tienen práctica-
control geneuco. 1 d arentesco como caractensucas per-
es necesario considerar las regl aEs el p, . dades estatales los grupos or- mente nada que ver con sus diferencias genéticas.» Así pues, son pocos
d l , niversa n as soC1e ' b d los sociobiólogos, si los hay, interesados en ligar las variaciones en el
ma~entes e pa:ron u . .co han sido sustituidos por gr~J:?os asa os
gamzados a traves del P.arente\ . l otros status adqumdos. La fa- comportamiento social humano con las frecuencias variables con que apa-
en la división del trab~J~, la e ª<l\soc1.a y en contextos industriales. Na- recen determinados genes en distintas poblaciones humanas .
milia ha sufrido ya drasticas mo ,1 icl afc1on~s n mater·ia de niños clónicos, Ahora bien, los sociobiólogos sí tratan de arrojar luz sobre ciertas
. , deparara e u tu ro e l prácticas culLUrales variables meJiante el principio de Ja «escala de con-
d ie puede d ec1r que nos . f 'b .· de niños patrocinadas por e
niños probeta, bancos de esperma y a neas ducta» (Wilson, 1975: 20-21) . «La escala ... se refiere a aquellos casos
Estado. 1 . 'mbólico semántico- es el más para los que el código genético no programa respuestas fenotípicas fijas,
13 . El rasgo final -un engufJl si a·e humano es único y que su sino respuestas variables, aunque predecibles, a condiciones ambientales
importante. No hay d~~a de que \er~f:;Ja (véa~e cap . 23). P ero la variables ... » (Dickeman, 1979: 1). Los ejemplos más conocidos de escala
peculiaridad está geneucamenlt e de . l . humana significa, sencillamen- de conducta son las respuestas dependientes de cambios en la densidad de-
. d t a~pecto de a natura eza , . mográfica. Así, en el caso de los hipopótamos, los enfrentamientos violen-
existencia e es e " ·¿ d 'nica de base geneuca para
·e ns posee una capac1 a u ' . tos entre individuos adultos son muy poco corrientes mientras las pobla-
te, que e l H omo ~a P .i , . mediante la adquisición, almacenam1en-
superar el determ1111smo gen~ucod . ·tas sociales «independientes de ciones se mantengan en niveles de densidad bajos o medios; pero cuando
to y transmisión de reperton osl e re.spul es h mana debe comenzar y ter- las densidades son elevadas, los machos empiezan a luchar entre sí con
. sión de a natura eza u .
los genes» . T od a d iscu leza porque su importancia re- verdadera furia, a veces a muerte. Las lechuzas blancas que, normalmente,
minar con este aspecto de nuedstral na¿ra ás De hecho la emergencia de no defienden su territorio, sí lo hacen, con displays característicos, en con-
lega a un segundo plano a to os. os em ~ovedad e~olutiva cuya rele- cliciones de sobrepoblación. La disponibilidad de comida también activa di-
la universalidad semántica c¡nsJ1tu{e un~. ión de las primeras hebras de versas partes de la escala de conducta. Las abejas melíferas permiten
vancia sólo es comparable a a f e. a a~~d:~1entaria entre los organismos sin la menor oposición ·que obreras intrusas procedentes de colmenas ve-
ADN. La cultura aparece en orma d . no es expansiva y acumulativa; cinas penetren en la suya y se lleven provisiones . Sin embargo, cuando las
inferiores, pero permanece ben ese esta o, mbio ha progresado geométrica- mismas colonias llevan días si n comida, atacan a todos los in trusos. «Así,
no evoluciona. La cultura d umana, en. edades 'y artefactos humanos e in- pues, es la escala en su totalidad, y no algunos pun tos aislados de la mis-
mente, inundando el mun º1 con soc1e o divergentes- de innova- ma, lo que constituye el carácter de base genética fijado por la selección
contables ejemplos -parale os, convergentes natural» (Wilson, 1975: 20).
ciones conductuales.

mcaso del infa nticidio femenino en el seno de la élite


La escala de conducta
. , . d 1 s sociobiólogos existieran en reali- A modo de ejemplo de cómo se aplica el principio de la escala de con-
Aunque los genes h1potet1co~ e .o , nicamente nos podría ayudar a ducta al comportamiento social humano permítasenos examinar la expli-
dad, el conocimiento de su existencia u sar una metáfora propuesta por rnción que nos ofrece la antropóloga Mildred Dickeman (1979) acerca del
comprender el «env~ltori~ytern~~7¿r q~e ha condicionado has ta el pre- lcnómeno del infanticidio femen ino. Según esta autora, el infanticidio es
E. O. Wilson <.I-:Iams .Y 1 s?n, ero ~o las diferencias y semejanzas que 11na respuesta inscrita en una escala de conducta producto de la selección
sente la evoluc1on soc1o~ultural, p do mal interpretado. Las des- natural. Para explicarlo recurre a un modelo sociobiológico elaborado por
se dan en el seno del mismo. Esto es a menu
introducción a la antropología general H erencia, cultura y libertad
544
Richard Alexander ( 197 4), según el cual el infanticidio preferencial de en ~u. conjunto¿ refleja un intento sistémico por parte de la élite di 11 111 1111
las hembras tiene mayores probabilidades de producirse entre las muje- s~ e~ditodreplro .u~to~ al o~jeto de mantener su posición privilcgiud11 i 11 l.1
res casadas con hombres de rango elevado que entre las que lo están con cuspi e e a piram1de social.
hombres de rango inferior. La lógica que subyace en dicho modelo es la si- . La expf.~taJión r!~de beneficios mucho más tangibles e inmedimos 11111
guiente: cuando se puede criar a los hijos varones con seguridad, su efi- 1a i?mo~ta i a ?e?ettca que hace posible el éxito reproductor. Debido 11
cacia biológica tenderá a superar a la de las hijas, ya que los hombres su enfads l n el. exlto reproductor, el pri ncipio de la escala de conducta 1108
pueden tener muchos más episodios reproductivos que las mujeres . De a~arta e os mtere~es más seguros y poderosos a que sirve la infracs-
ahí que, entre las castas y clases de la élite, en las que las probabilidade.s truct~r.a para cond,u~1 rnos a los remotos e hipotéticos a que sirve el tener
de supervivencia de los varones, gracias a la buena calidad de las condi- supe1vivientes genetrcos.
ciones de vida, es excelente, la maximización del éxito reproductor se
consiga invirtiendo en hijos más que en hijas. En cambio, entre las castas
y clases pobres, en las que la supervivencia de los varones es siempre Determinismo, ciencia e individuo
azarosa, el éxito reproductor se maximiza invirtiendo en hijas, ya que la
probabilidad de que éstan tengan, como mínimo, varios episodios repro- Este libr? ha ~resentado una larga serie de explicaciones determinis-
ductivos excede a la de que no tengan ninguno. Para completar este mo- t~s de ~ab d1ferenc;ras Y semejanzas socioculturales. Aunque estas explica-
delo, lo lógico será que los hombres de la élite se casen con mujeres de c~ones e en . co?~1derarse provisionales y aproximativas no obstante se
posición social inferior, en tanto que las mujeres humildes lo hagan con a¡~stan al pnncip10. c~mún básico de la causalidad : bafo condiciones' si-
hombres pertenecientes a los estratos superiores, siempre que sus padres milares, las causas s1~1lares producen efectos culturales similares.
puedan proveerlas de una dote que compense a la familia del novio. ~o?as las estrategias de investigación nomotéticas partidarias del de-
Esta explicación depende de genes hipotéticos que determinan la res- ~ermm1sdo cultu.ral (véase Apéndice) plantean al estudiante y al ciudadano
puesta escalada. Una explicación alternativa, que no necesita apelar a mteresa os. el mismo gran dilema. Si el comportamiento individual es en
genes hipotéticos, se halla implícita en el análisis de la estratificación y la ?uena me~ida, ~n resultado predecible del condicionamiento cultural ' ué
supremacía masculina de los capítulos 18 y 25, respectivamente. Viene a 1mpoi:-tancra atnbuy~ la antropología a los esfuerzos del individu~ ¿~ra
ser como sigue: P ara las élites euroasiáticas, las hijas eran menos valiosas cambiar su pe~sonahdad o modificar su cultura? ¿Somos acaso autó:atas
que los hijos porque los hombre~ dominaban las fuentes políticas, mili- c?ndenados .ª mterpretar la configuración cultural y personal que nos ha
tares comerciales y agrícolas de riqueza y poder. (Como hemos visto, la sido
·1 · 'predestmada?
"> ·P d
¿Es ·nuestro
. concepto del libi·e albed no
' meramente una
propia dominación político-económica de los varones es, asimismo, pro- i usion . <. o emos atnbu1rn?s la responsabilidad del estilo de vida cul-
ducto de una selección de índole cultural más que genética.) Los hijos tural Y pe~s.~nal que h.e~os sido educados a valorar como propio?
tienen la oportunidad de proteger y acrecentar el patrimonio y status . Una VlSlOn determ1111st.a de la historia humana puede conducir al fana-
político-económico de la familia elitista . Pero las hijas, que sólo pueden ~smo tanto como al fatalismo. ~l fanati~'!2º es creer que la historia está
acceder a fuentes significativas de riqueza y poder a través de los hom- . e .nuestra parte .Y que no hay via de accion alternativa que sea legítima o
bres, representan una carga. Por tanto, sólo se las puede casar mediante rac1onaJ ~l Ja~alismo e~ la creencia en que un resultado, sea o no deseable
el pago de una dote (véase p. 273). Para evitar su pago y consolidar la sh pro ucir~ mdepe?dientemente de los esfuerzos individuales. Los he~
riqueza y poderío familiares, los grupos de élite practican el infanticidio c ~s Y teonas descrrtos en este libro no justifican ninguna de estas dos
preferencial de las hembras. Entre las capas inferiores, éste no es tan fre- actitudes. La estrategia de investigación que se sigue a lo largo del mis-
cuente debido a que las muchachas campesinas pueden costearse el ma- m? .rechaza tanto. el fatalismo como el fanatismo debido a que el deter-
trimonio trabajando en los campos o las industrias artesanales. n:imisdmo qube bg?~ierna los asuntos humanos no es una cuestión de certeza
Es, pues, en la lucha por mantener y aumentar las diferencias en poder smo e pro a ihdad. '
y riqueza político-económicos, no en la lucha por alcanzar el éxito repro-
ductor, donde se encuentra la génesis del sistema. Prueba de ello es el re-
sultado de la hipoginia (matrimonio con mujeres de rango inferior) de Causalidad probabilística
los varones de la élite. Tales uniones suelen adoptar la forma de concu-
binatos y no confieren derechos de herencia a los descendientes, sean va- . El pri~cipio d~l. detern:zi~ismo uniformista se ocupa de variables si-
rones o hembras. Es decir, las élites disminuyen sistemáticamente su efi- m~1ares bC¡o cond1c1ones. similares tendentes a producir consecuencias si-
cacia biológica inclusiva al dejar de asegurar sistemas de manutención a ¡1 ares. orno hemos visto, las correlaciones basadas en procesos causa-
su propia prole. De hecho, el complejo de infanticidio, hipoginia y dote es nunca se cumplen en el cien por cien de los casos. En efecto, la ma-
Herencia, cultura y libertad
546 Introducción a la antropología general
Ahora bien, este libro no apoya el punto de vis ta de que, por la mera
yoría de las generalizaciones discutidas en este libro tienen bajos niveles fuerza de la voluntad, el individuo inspirado puede modificar el sistema
de predecibilidad en comparación con lo que un químico o físico estaría cultural según una dirección deseada. Las trayectorias convergentes y pa-
dispuesto a aceptar (au nque el nivel de predecibilidad del antropólogo ralelas son mucho más numerosas que las trayectorias divergentes en la
sería bastante respetable entre los meteorólogos y los geólogos) *. Las ex- evolución cultural. La historia se repite en innumerables actos de sumi-
cepciones se pueden deber a diversas causas: se pueden producir errores sión individual a las reglas y pautas culturales, y rara vez prevalece la vo-
en la recogida y proceso de 'datos; el enunciado de las condiciones inicia- luntad individual en cuestiones que exigen modificaciones radicales de
les puede ser inadecuado; las condiciones pueden estar sufriendo un cam- creencias y prácticas profundamente condicionadas.
bio evolutivo y, por último, la misma generalización puede estar mal cons- Si la antropología tiene algo que sugerir a los que tratan de partici-
truida. Todas estas fuentes de errores pueden reducirse a una : falta de par en la creación de variedades originales de vida personal y cultural,
información suficiente o conocimientos incompletos . ~ consiste en que para cambiar el mundo hay que tratar primero de com-
¿Da lo mismo que la incertidumbre surja del libre albedrío del actor prenderlo. La importancia de este consejo varía directamente con las pro-
humano o de la falta de conocimiento por parte del an tropólogo? Desde babilidades en contra de la innovación personal o cultural deseada. Cuan-
el punto de vista del individuo, tal vez sí. No se puede estar seguro de do las probabilidades están drásticamente en contra de un resultado es-
que un conjunto concreto de condiciones culturales producirá siempre perado, la ignorancia evitable de los factores causales en juego significa
un tipo cultural o de personalidad concreto. Si se es un fatalista y se una falta moral, especialmente si se recurre a otros para que arriesguen
piensa que uno no puede modificar su personalidad o su cultura, y se ac- sus vidas y sacrifiquen su bienestar. En este sentido el conocimiento dis-
túa o no se actúa en consecuencia, sencillamente se hace más probable ciplinado de la cultura, gente y naturaleza es una obligación moral.
el resultado más probable. Por otra parte, si se cree que se puede cam-
biar el resultado y se obra en consecuencia, se puede incrementar la pro-
babilidad del resultado, aunque esto no pueda convertirse en una cer- Resumen
teza.
Así, el reconocimiento de la naturaleza probabilística de la predicción En el siglo xrx, la pos1C1on política dominante del poder europeo se
científica resuelve efectivamente el problema clásico de cómo explicar el interpretaba como prueba de la superioridad de Ja raza blanca. Los prin-
libre albedrío en un universo que muestra regularidades uniformes. Los cipales problemas que plantean estas interpretaciones geneticistas de la
descubrimientos de la antropología se oponen al punto de vista de que el historia y de la evolución cultural es que no pueden explicar el lugar mó-
individuo está indefenso ante la implacable marcha de la historia y que vi l del cambio tecnológico y político, salvo si postulan alteraciones en Jas
la resignación y desesperación son la.s respuestas adecuadas para aque- í1·ecuencias de los genes . Pero Ja existencia de estos genes es puramente
llos que están descon tentos con las condiciones sociales actuales . El fu- hipotética.
turo nunca es tan completamente predecible como para hacer irrelevantes La capacidad de individuos y poblaciones enteras de cambiar sus re-
o superfluas algunas alternativas. La naturaleza probabilística de la evo- pertorios culturales a .través de la enculturación, Ja aculturación y la di-
lución cultural nada impone con tanta seguridad en el individuo como la Í11sión en una sola generación demuestra Ja independencia básica de las
necesidad de hacer elecciones . Cada decisión de aceptar, oponerse o cam- diícrencias y semejanzas culturales de la determinación genética.
biar el orden actual modifica la probabilidad de que se produzca un re- Los estudios raciológicos modernos se han centrado cada vez más en
sultado evolutivo concreto. Es perfectamente racional afrontar el desafío los tests de inteligencia como medio de medir las diferencias raciales. Al
de las condiciones adversas redoblando nuestros esfuerzos . principio se creía que los tests de inteligencia medían una característica
innata que no podían cambiar los factores ambientales. Sin embargo, los
* Muchos lectores estarán familiarizados con el hecho de que ni siquiera en la fís ica 1csullados de los tests alfa y beta aplicados en el ejército y del estudio de
se pretende alcanzar una predecibilidad del 100 por 100. [n el campo de las micropar- k.lincberg sobre inmigrantes del norte sugirieron que si se controlaban las
tículas reina el «principio de indeterminación» de Heisenberg, una de cuyas consecuen- rnncliciones ambientales, se podía eliminar gran parte de la diferencia en-
cias prácticas es la incapacidad de predecir el orden en que los átomos en una sustancia tre las puntuaciones de los negros y los blancos.
radiactiva experimentarán desintegración. También en la macrofísica reina la probabi-
lidad más que la certeza. Por ejemplo, n unca se ha mostrado que la fuerza de la La principal fuente de desacuerdo entre los partidarios de la herencia
gravedad es constante para todas las regiones del espacio o para todas las fases de y los ambientalistas concierne en la actualidad a qué proporción de la di-
la evolución cósmica. Así, la regla «una excepción falsa la ley» no es más aplicable a fncncia de 15 puntos entre los c.r. de negros y blancos se debe a la he-
la fís ica que a la antropología. Cierto es que la predecibilidad normalmente asociada a la 11·ncia. Los geneticistas afirman que la heredabilidad de la inteligencia
física es mucho más alta que la asociada a la antropología. Pero esto se debe a que
la físic a elimina todas las condiciones y variables mal controladas; es decir, evita el 1·~ de un 80 por 100; es decir, sólo el 20 por 100 de la varianza en las
estudio de acontecimientos históricos reales.
548 Introducción a la antropología general
Herencia, cultura y libertad
549
puntuaciones del C.I. se pueden atribuir a factores ambientales .. Esta
distintas condiciones de densidad demográfica. Sin embargo, es dudoso
estimación se basa en estudios sobre gemelos, hermanos y otros panentes
que se pueda utilizar la selección del éxito reproductor para explicar la
que se han criado separadamente. Sin embargo, los ambiente~ domésti-
variabilidad en los rasgos que los sociobiólogos consideran como casos de
cos no se han controlado apropiada o adecuadamente como posibles fuen- escala en los seres humanos.
tes de las puntuaciones muy similares halladas entre parientes próximo~.
El modelo de la eficacia biológica inclusiva, utilizado para explic~r el
Actualmente se sabe que los estudios clásicos de Burt sobre la heredabi-
infanticidio femenino en el seno de la élite y el matrimonio de los varo-
lidad de la inteligencia han sido fraudulentos.
nes con mujeres de posición social inferior, se puede sustituir fácilmente
La heredabilidad no es una medida de los límites hasta los que se
por un modelo cultural. El modelo sociobiológico depende de hipotéti-
puede modificar un rasgo bajo la influencia de ambientes radicalmente
cos genes que han sido seleccionados para maximizar el éxito reproductor.
nuevos. Esto se puede observar en el hecho de que s_e pueden increm:ntar
El modelo cultural prescinde de estos ingredientes hipotéticos. En vez
los C.I. hasta 35 puntos mediante programas especiales. Se ha mostra~o
de e)lo, analiza las pautas de apareamiento de la élite en relación con las
que las diferencias radicale~ en los ín.~ices de fra:as? escolar en Francia
recompensas concretas en riqueza y privilegios. Se puede demostrar que
están asociadas a diferencias de amEnentes domesticos entre hermanos
el éxito reproductor no es pertinente cuando obstaculiza los beneficios
adoptados y no adoptados. . económicos inmediatos.
Cuanto mayores son las diferencias culturales entre poblaciones, n:e-
No se puede negar la existencia de alguna forma de determinismo pro-
nos sentido tiene el concepto de heredabilidad. Los tests libres de la m-
fluencia cultural contradicen la condición humana básica. Los tests del babilístico en la vida social humana. Debido a la naturaleza probabilística
de este determinismo, nadie está obligado a ser fatalista . Sin embargo, es
dibujo de la figura humana están influidos por tradiciones gráficas como
falsa la creencia de que la voluntad humana puede crear cualq uier tipo de
indican las puntuaciones de los árabes sirios y los hopi. Los tests de ló-
cambio bajo cualesquiera circunstancias. La comprensión de las probabi-
gica también están influidos por las definic~on~s cultura~es de lo que es
lidades asociadas a las elecciones alternativas depende de un conocimien-
lóoico como en el caso del rechazo de los silogismos occidentales por los
o ' to sistemático de los temas abarcados en este libro. Se puede decir, pues,
kpelle. . d . . ., · · t' que el estudio de las relaciones entre cul tura, gente y naturaleza es una
La sociobiología es una estrategia e mvestigacion geneucista que es a
obligación moral de los ciudadanos preocupados que desean cambiar el
algo apartada de la raciología científica. Se oc~pa de los. efect~s de la na- mundo para mejor en vez de empeorarlo.
turaleza humana en la cultura y trata de explicar las diferencias y seme-
janzas culturales en relación con el principi~ :fe la efic_acia ?}ológica in-
clusiva o selección de parentesco. Este prmcipio hace hmcapie en la me-
dición del éxito reproductor de individuos estrechamente emparentados
como clave de la selección natural en las especies sociales.
No cabe duda de que existe una naturaleza humana. P ero es dudoso
que muchos de los rasgos incluidos en ella por los sociobiólogos se deban
primordialmente a naturaleza en vez d~ a la cultura .. ~a.sgos tales c~i;io el
tamaño de la familia, la evitación del mcesto, la poligmia y la crea~10n de
vínculos entre los hombres se pueden explicar fácilmente en térmmos d~
condiciones infraestructurales y estructurales. Los sociobiólogos están equi-
vocados al creer que muchos rasgos muy extendidos del complejo de su-
premacía masculina, que está cultural?1e~te determinado, forman parte
de la naturaleza humana. La parte mas importante de la naturaleza h~­
mana es la facultad simbólicamente mediatizada para la cultura y la act,i-
vidad creadora. Este rasgo relega a un segundo plano a todas las demas
tendencias genéticas y hace de la evolución cultural el principal modo de
adaptación humana. . . .
Los sociobiólogos sostienen que muchas vanac10nes en los repertorios
culturales se pueden explicar como respuestas inscritas en una «escala de
conducta». La escala alude a la selección de una gama de respuestas en
una diversidad de entornos, como en la gama de agresividad mostrada en
Apéndice Apéndice 55 1

ALGUNAS ESTRATEGIAS DE INVESTIGACION crementa la probabilidad individual de tener éxito en la reproducción


ALTERNATIVAS pasa a formar parte del repertorio cultural. Las regularidades de la cul-
tura se deben a la naturaleza humana. Los problemas de la sociobiología
se analizan en el capítulo 26 . ~

2. El funcionalismo estructural.-No es posible generalizar acercá de


los orígenes de los sistemas socioculturales. Una vez que existen sociedad
y cu.h ur a, sin embargo, el mejor modo de comprenderlas es analizar las
fu nciones de sus partes componentes, esto es, la contribución de cada
aspecto del patrón universal al mantenimiento de la integridad de la es-
trnctura social, más o menos equivalente al nivel estructural tal como
se define en el apartado consagrado al patrón universal (Radcliffe-Brown
1952; Portes, 1969). '

3. .El cognitivismo.- La principal tarea de la antropología cultural es


descubrn· los planos y reglas cognitivas y emic que rigen la organización
de la cultura . Se pone el énfasis en lo que resulta necesario conocer a fin
de poder comportarse como un nativo : en la «oramática» de la cultura . No
se realiza intento alguno de explicar por qué d ichas «gramáticas» son di-
ferentes, o semejantes, según las culturas. Se define la cultura como un
Estrategias idiográficas fenómeno puramente emic y mental (véase cap. 7 y Goodenough, 1970).
1. El difusionismo .-Las diferencias y semejanzas culturales se con-
sideran, primordialmente, como product?s de la di~usión. de rasgos cult~­ 4. La antropología psicológica.-Se da prioridad investiga tiva a la
rales entre distintas sociedades. Las sociedades vecinas tienden a ser mas relación entre et1ltura y personalidad . En algunas versiones, la cultura se
parecidas que las distantes. Por qué se ·originan cier~os rasgos .en una so- ncept~ como un d.ato y sus efectos sobre el carácter individual y grupal
ciedad y no en otra frecuentemente no puede determinarse (Driver, 1966; cor;st!tuyen el ob¡eto fundamental de investigación , considerándose las
H eyerdahl, 1950). . . . practicas que afectan a los niños, como el destete y el adiestramiento en
2. El particularismo histórico.- Se ven las diferencias y seme¡anzas d control ·de vejiga y esfínter, como la influencia crucial en el proceso de
culturales como una mezcla impredecible de creaciones independientes Y cnculturació~. En otr as, se hace hincapié en el efecto de los complejos
rasgos difundidos. Cada cultura posee una historia única. Para compren- de personalidad cultur~lmente determinados sobre las instituciones esté-
der o explicar una cultura concreta, lo más que podemos hacer es recons- - 1icas y religiosas. Por último, otras versiones intentan describir las cul-
truir el particular camino que ha recorrido desde sus inicios hasta el pre- tl1ras en términos del carácter o personalidad nacionales, desinteresándose
sente (Boas, 1948; Lowie, 1920). . del problema de la causalidad (véase cap. 25).
3. La fenomenología.-Los fenómenos humanos, para ser compren?1-
dos deben contemplarse desde una perspectiva emic y mental. Las descnp- 5. El estructuralismo.-Las regularidades culturales se derivan de la
cio~es de tipo etic carecen por completo de validez. Todo lo que la cien- ·structura del cerebro humano y las consecuentes· semejanzas de los pro-
cia social puede lograr es una comprensión afín de las motivaciones 9ue rcsos mentales inconscientes . El rasgo más destacable del espíritu humano
guían a las personas en sus actividades cotidian~s . La ciencia n? .~s sino l'S su tendencia a dicotomizar, a pensar en términos de oposiciones binarias
la perspectiva emic y mental de las cult~ras occidentales y la vision que y luego buscar un tercer concepto que medie en esta oposición al tiempo
ofrece no tienen más validez que cualquier otra (J. Douglas, 1970; Cas- que sirve de base para formular otra nueva. Cultura : naturaleza es una
oposición q ue se repite con frecuencia en numerosos mitos. Desde el pun-
taneda, 1969).
10 de vista estructuralista, cuanto más cambian las culturas, más iguales per-
manecen, ya que no son otra cosa que meras variaciones sobre el tema de
Estrategias nomotéticas
oposicion.es y resoluciones recurrentes. El estructuralismo se interesa, pues,
1. La sociobiología.- La evolución cultural se halla gobernada por ~os por explicar las semejanzas entre las culturas, pero no sus diferencias
mismos procesos que la evolución biológica. El comportamiento que in- (véase cap . 24) .
550
Apéndice
552 Introducción a la antropología general

6. El materialismo dialéctico.-La versión marxista-leninista del ma- tinción emic/etic, el materialismo diale'ct1ºco es ma's una cst rnl rH f11 1111111
terialismo dialéctico sostiene que la historia posee una dirección deter- el cambio político que para una ciencia de la cultura.
minada; a saber, se encamina hacia el surgimiento de sociedades comu- . , Por último, el problema con el eclecticismo consiste en que 111 clt•• 1
nistas carentes de clases sociales. Este movimiento se origina en las con- s~on de no comprometerse con ninguna estrategia en particular es de prn
tradicciones internas de los sistemas socioculturales. Para comprender las s1, una. estrategia q.u~ afectará inevitablemente al tipo de teorías ¡,,:odi1d
causas de las diferencias y semejanzas socioculturales, los científicos so- das ba¡o sus ausp1c10s. Combinando todas las estr ategias mencionados
ciales deben estudiar estas contradicciones y sus resoluciones «dialécticas», t~~to las nom?téti~as como las idiográficas, con sus presupuestos y prin'.
que suponen niveles superiores de progreso hacia el comunismo. La con- c1p10s .contrad1ct?r10s, el eclecticismo no puede abrigar la esperanza de
tradicción más importante en cualquier sociedad es la que se da entre producir un con¡unto coherente de teorías sobre las causas de las diíc
los medios de producción {la tecnología) y las relaciones de prodúcción rencias y las semejanzas culturales.
(esto es, quiénes poseen los medios de producción). Los medios más las Los. estud iantes in teresados en una comparación más de tallado de 1 11 ~
relaciones de producción constituyen la infraestructura marxista-leninista. estrategias de investigación alternativas deben consultar H arris l <) /1) 1
y 1968. ,
En palabras de Karl Marx [1970 (1859): 21]: «El modo de producción
de la vida material determina el carácter general de la vida social, política
y espiritual. No es la conciencia de los hombres la que determina su exis-
tencia, sino, al contrario, es su existencia social la que determina su
conciencia» (Leacock, 1972; O'Laughlin, 1975).

7. El eclecticismo.-Ninguna de las estrategias mencionadas debe se-


guirse de un modo exclusivo. Todas y cada una tienen méritos propios.
En ocasiones, domina la infraestructura, pero otras veces lo hacen la es-
tructura o la superestructura. No hay que dejarse influir por los prejuicios
estratégicos a la hora de recopilar datos y form ular hipótesis.

En la experiencia del autor, el materialismo cultural ha demostrado ser


más efectivo que las demás estrategias en lo que atañe a proporcionar una
explicación amplia y coherente de los procesos responsables de la evolu-
ción de las diferencias y semejanzas culturales. Es obvio que si adopta-
mos una estrategia idiográfica, no podremos descubrir jamás estos pro-
cesos. Entre las alternativas nomotéticas el estructuralismo el funciona-
lismo estructural, el cognitivismo y la a~tropología psicológlca tienen im-
portantes contribuciones que hacer, pero el alcance de sus teorías es li-
mitado. Ninguna de ellas se ocupa del origen de las diferencias culturales.
El problema con la sociobiología, por otra parte, estriba en que ignora
el hecho de que el aspecto más importante de la naturaleza humana, como
se analiza en capítulos anteriores, es la sustitución de la programación ge-
nética por adaptaciones culturales. El concepto de éxito reproductor no
puede aportar la clave para la comprensión de la evolución cultural por-
que las culturas pueden cambiar en el lapso de una sola generación sin
la más leve alteración en las frecuencias génicas.
El materialismo dialéctico, a diferencia de la mayor parte de las res-
tantes alternativas, se interesa por la evolución cultural en toda su ex-
tensión y por la explicación de las diferencias y semejanzas sociocultura-
les. Ahora bien , con su énfasis en las contradicciones internas su identi-
ficación con el punto de vista del proletariado y su rechazo' de la dis-

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