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UNIVERSIDAD DE GUANAJUATO

CAMPUS GUANAJUATO

DIVISIÓN DE ARQUITECTURA, ARTE Y DISEÑO


LICENCIATURA EN ARTES VISUALES

LENGUAJE EXTENDIDO:
LA CALIGRAFÍA ISLÁMICA

GENDA MONTER

GUANAJUATO, GUANAJUATO, 28 DE MAYO DEL 2020


ÍNDICE

INTRODUCCIÓN .............................................................................................................. 2
1. GENERALIDADES .................................................................................................... 2
1.1. NOCIONES GENERALES DE LA ESCRITURA ÁRABE .............................................. 2
1.2. EL PAPEL DE LA LENGUA ÁRABE EN LA EXPANSIÓN DEL ISLAM POR EL MUNDO ... 3
2. EL ARTE CALIGRÁFICO ............................................................................................ 4
2.1. LA DIMENSIÓN GEOMÉTRICA ............................................................................ 5
2.2. EL VALOR VISUAL Y LA POLISEMIA .................................................................. 6
2.3. EL CALÍGRAFE................................................................................................. 7
3. CONCLUSIONES....................................................................................................... 9
BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................. 10
ÍNDICE DE ILUSTRACIONES ........................................................................................... 12

1
INTRODUCCIÓN
En el año 610, el Corán comenzó a ser revelado al profeta Abū l-Qāsim Muḥammad ibn
‘Abd Allāh ibn ‘Abd al-Muttalib ibn Hāšim al-Qurayšī, y su escritura fue finalizada en el
año 656 por su sucesor, el Califa ʿUthmān ibn ʿAffān. La palabra escrita comenzó a
difundirse rápidamente a lo largo y ancho del mundo árabe, lo que supuso una demanda
importante de copias del Corán y, por lo tanto, de escribas que satisficieran este mercado.
Pronto, el intercambio cultural y la llegada de nuevos materiales gracias al comercio
regional, transformó las posibilidades de los escribas, y pasados los años, estos se
convirtieron en maestros calígrafes, y la escritura se consagró como el arte islámico por
excelencia1.

En las siguientes páginas exploraremos los aspectos generales que contribuyeron a


este fin, como un primer acercamiento a las particularidades del desarrollo cultural del
mundo oriental.

1. GENERALIDADES
1.1. NOCIONES GENERALES DE LA ESCRITURA ÁRABE
El alfabeto árabe, mejor conocido como
alifato (fig. 1), es el segundo sistema más
extendido por el mundo, solo después del
alfabeto latino. Los aspectos generales de
este, que nos ayudarán a comprender mejor
la estructura del arte caligráfico, son:

• Se compone de 28 grafemas
consonánticos, y se apoya ocasionalmente
Fig. 1
Alifato de algunos signos auxiliares que fungen
como vocales cortas, sin embargo, la
representación gráfica de estas es inusual.
• La lectoescritura de palabras y oraciones funciona de derecha a izquierda, de
arriba hacia abajo; los números, en cambio, se escriben y se leen de izquierda a
derecha.

1
Schimmel/Rivolta, 1992: 3-4

2
• No existen mayúsculas dentro del sistema.
• Su escritura es cursiva y, por lo tanto, las letras tienen configuraciones distintas
dependiendo del lugar que ocupen dentro de una palabra (fig. 2).

Fig. 2
Ejemplo: modificación de las letras dependiendo de su posición en un texto.

• No es posible dividir palabras al final de un renglón, sin embargo, es posible


alargar las letras cuanto sea necesario para ajustar el texto a la página.

1.2. EL PAPEL DE LA LENGUA ÁRABE EN LA EXPANSIÓN DEL


ISLAM POR EL MUNDO

El árabe pertenece al grupo de lenguas semíticas


del también que forman parte otras lenguas
habladas en otras regiones del mediterráneo2. La
lengua árabe ha sufrido mestizajes, variaciones
y adaptaciones como producto de su expansión
a lo largo y ancho del mundo a través de los años
y hasta hoy, llegando a ser el idioma oficial en
más de 20 países . Se hace la distinción de tres
grupos: el árabe clásico, o fuṣḥà, es la variante
considerada más ‘elevada’, las formas
dialectales, ‘āmiya, dāriŷa, y lahŷa, una forma
informal y cotidiana de comunicación, y el árabe
medio, o ‘arabī al-wuṣṭà, una especie de eslabón
entre el árabe clásico y las formas dialectales3.
Fig. 3
Hoja manuscrita del Corán.

2
Aguilar/García/Palas: 7.
3
Garduño, 2012: 153-155.

3
Existe una relación simbiótica peculiar entre la lengua árabe y el libro del Corán,
este último siendo considerado como uno de los primeros modelos lingüísticos del árabe
clásico4. Garduño habla sobre la relación existente entre ambos elementos, en la siguiente
cita:

El Corán sentó las bases de una relación especial, duradera y complementaria entre el islam y el árabe.
Mientras la lengua fue un medio muy eficaz de transmisión del mensaje religioso, el islam le otorgó
el carácter de universal y la expandió más allá de las fronteras de la Península Arábiga5.

El árabe fue, pues, un vínculo de identidad entre los musulmanes del mundo, aún
fuera de las regiones donde esta era la lengua oficial, y al mismo tiempo, los devotos, en
su afán de recibir el mensaje divino y comprenderlo, iniciaron un proceso de arabización
dentro de sus localidades.

Como consecuencia de lo anterior, la gramática y el desarrollo del lenguaje, tanto


oral como escrito, sufrieron crecimientos acelerados. La poesía, la literatura y el discurso
se enriquecieron de todos estos cambios, lo que terminó por consolidar al árabe como la
lengua de la cultura, en un periodo conocido como la “época de oro del islam”6.

2. EL ARTE CALIGRÁFICO
En sus inicios, numerosos factores favorecieron el florecimiento de la caligrafía islámica,
y su posterior afirmación como el arte islámico, entre ellos, la renuencia de los maestros
de fe hacia las representaciones figurativas, la popularidad del lenguaje y la palabra
escrita dentro de la esfera cultural del mundo árabe, en contraste con lo anterior, el
analfabetismo y la variedad de dialectos, y finalmente, la clamada insuficiencia de
cualquier recipiente lingüístico humano, para contener adecuadamente al mensaje divino.

La facultad individual de la ‘fantasía’, o mutakhayyila, estaba asociada tanto a la


creación artística como a los sueños y a las visiones premonitorias7.

4
Ibidem: 157.
5
Ibidem: 158.
6
Ibidem: 159.
7
Necipoğlu, 1995: 197.

4
2.1. LA DIMENSIÓN GEOMÉTRICA
Como parte del proceso de abandono de la figuración, los artistas islámicos se inclinaron
hacia la geometría como solución para expresar el mundo interior y para buscar y
representar a Dios.

Debes saber que estudiar la geometría


aplicada sensible ayuda a la destreza en las
artes y que el estudio de la geometría
teórica intelectual y el conocimiento de las
cualidades de los números y las figuras
ayuda a entender los modos de influir los
seres celestiales y los sonidos musicales en
las almas de los oyentes8

La geometría tenía además, facilidades


que la hacían prácticas y funcionales en las obras Fig. 4
Teselación islámica: Los seis Ali.
arquitectónicas religiosas, como las mezquitas,
y en los muy populares mosaicos. Podemos encontrar, además, una influencia innegable
del profundo interés de los árabes por las matemáticas9.

Al rededor de esto existía también la teoría de que el alma es atraída hacia las formas
armónicamente proporcionadas y coloridas, no solo porque estas encarnaban a la belleza
ideal, sino por los procesos mentales y la respuesta emocional que despertaban en el
espectador10.

Fig. 5
Decoración geométrica del Palacio de Alhambra.

8
Franco, 2003: 67.
9
Ibidem: 68-69.
10
Necipoğlu, 1995: 197.

5
La presencia de estos patrones geométricos dentro de las mezquitas, podría ser un
indicio de la intención de manifestar el hecho de que el islam se mantiene independiente
de cualquier suceso histórico mundial o cósmico, y se apega a la universalidad de Alá 11.

2.2. EL VALOR VISUAL Y LA POLISEMIA


The eye is favored for seeing the writing's form
but the heart is ignorant of its meaning.
Its form and meaning are praiseworthy;
they brighten the pupil of the eye.

-Ghiyāś ad-Dīn Muḥammad Khwāndamīr

De acuerdo con las ideas musulmanas, cualquier desarrollo lingüístico humano se ve


rebasado por la profundidad de las revelaciones que recibió Mahoma a lo largo de su vida,
y ve en la caligrafía un extensor que permite ampliar sus capacidades comunicativas.

La caligrafía desafía al lenguaje a través de la crítica


de la forma escrita. Utiliza la estructura visual de las
letras y la representación estética de las frases para
explorar significados y expandir la significación y la
presencia de un texto. La forma de las letras, los
patrones que forman, su relación de tamaños, sus
colores, sus posiciones: estos elementos se convierten
en vehículos para explorar y mostrar “significado”, la
marca del lenguaje. La caligrafía se presenta como
una imagen que reside en el lenguaje escrito, aunque
no está aprisionado por el lenguaje.12

El mero acto de copiar una inscripción estaba


considerado como lleno de baraka, o bendición, aun si
fuera una copia inexacta o incorrecta. Esto, aunado al
analfabetismo, desarrolló la ‘pseudoescritura’ (fig.6,
fig.7), un estilo que se centraba casi exclusivamente en Fig. 6
Pseudoescritura: Pavorreal con
la visualidad de la pieza y relegaba al texto a un papel inscripciones caligráficas.
secundario, al ser por poco ilegible.13

Con el cambio de paradigma en la manera de ver la palabra escrita, los maestros


buscaban revelar la profundidad de lo batin (lo oculto), a través de lo zahir (lo aparente)14.

11
Zainal/ Othman, 2011: 107.
12
Osborn, 2005: 19.
13
Schimel/Rivolta, 1992:.53.
14
Osborn, 2005: 17.

6
Se privilegió la visualidad en detrimento de la rigurosidad gramatical, y como resultado
se logró establecer una nueva interacción entre el devoto y el Corán, que ya no dependía
tan fuertemente del aspecto textual y , por lo tanto, lo hacía accesible a muchas más
personas.

Fig. 7

Pseudoescritura:
halcón con
inscripciones
caligráficas.

2.3. EL CALÍGRAFE
En el mundo árabe, numerosos escribas fueron empleados dentro de talleres y cancillerías
para escribir y transcribir documentos ordinarios, sin embargo, estos pertenecían a
estratos socioeconómicos bajos, y eran pocos los que lograban escalar a puestos más
elevados dentro de la corte, donde recibirían reconocimiento y buenos salarios; dentro de
la tradición religiosa islámica, los calígrafes jugaron un papel fundamental, pues fueron
estos los encargados de materializar el mensaje divino para su apropiada transmisión y
difusión por el mundo.

La vida discipular de los calígrafes era estricta, y requería de años de dedicación y


práctica, proceso que concluía con el otorgamiento del ijāza, concesión que permitía al
aprendiz (ahora maestro) firmar sus trabajos caligráficos.15

Encontramos en el manuscrito titulado Ādāb al-mashq, escrito por el calígrafe iraní


Bābā Shāh Iṣfahānī, información muy rica sobre el proceso de aprendizaje de aquellos
que buscaban dominar el arte de la escritura. En los inicios del texto podemos encontrar
la siguiente invocación: “Recollection and praise be to the lord who created the simples
and compounds of the world and chose Adam out of all beings for the nobility of his
capacity for knowledge, and who inscribed some letters with the pen of might on the page
of his fortunate mind”. De lo que podemos deducir que la capacidad de lectura y de
escritura eran consideradas un don que había sido otorgado por Dios a la humanidad a

15
Schimmel/Rivolta, 1992: 19.

7
través de Adán; pero sabemos que, además, el recibir y proyectar el mensaje divino no
era una actividad meramente intelectual, sino que involucraba también al corazón.16

Iṣfahānī hace una distinción entre las aptitudes necesarias para convertirse en
maestro: las cualidades adquiridas (taḥṣīlī), son aquellas que se logran a través de la
disciplina y la madurez, y refieren principalmente a cuestiones estilísticas de la escritura,
mientras que las cualidades no adquiridas, son aquellas que vienen al escriba sin esfuerzo
alguno.17

Las primeras nueve cualidades adquiridas son las que tratan directamente el estilo
del aprendiz, y son: verdad de la composición (tarkīb), misma altura de letras similares
(kursī), proporción (nisbat), ‘debilidad’ (ẓaʿf) en brochazos curvos, ‘fuerza’ (quwwat) en
trazos largos, anchura (saṭḥ), longitud (dūr), elevación aparente (suʿūd-i majāzī), y caída
aparente (nuzūl-i majāzī). Las tres partes restantes apuntan al alcance de la maestría: la
primera, ‘principios’ (usūl), refiere al completo dominio de las nueve maneras anteriores,
la segunda, ‘pureza’ (ṣafāʾ), habla de la cualidad del corazón como fuente interna de
belleza, y la última, la ‘autoridad’ (shaʾn), es la que dota a la caligrafía de su cualidad
místico-religiosa, y es la manifestación material de lo divino.18

Las cualidades no adquiridas son: entintado (sawād), copiado adecuado (bayāz),


preparación (tashmir), elevación real (suʿūd-i ḥaqiqi), y caída real (nuzūl-i ḥaqiqi).

Tanto maestros como discípulos seguían reglas escritas que aseguraban una práctica
adecuada y un producto de calidad. Existía una manera apropiada de sentarse, con la mano
izquierda, que sostenía el pergamino, apoyada sobre la rodilla izquierda, lo que ofrecía
cierto margen de movimiento para seguir los trazos del qalam. Con similar rigor eran
monitoreados los instrumentos de trabajo; el qalam debía tener un corte oblicuo, con
pequeñas variaciones dependiendo del estilo tipográfico para el que fuera a utilizarse, y
contar con una pequeña incisión que permitiera a la tinta fluir con regularidad. La
preparación de las tintas y los pigmentos involucraban secretos ancestrales que se
transmitían de maestro a discípulo por generaciones.19

16
Ernst, 1992: 282.
17
Ibidem: 283.
18
Ibidem: 283-284.
19
Schimmel/Rivolta, 1992: 17.

8
Iṣfahānī nos habla de tres niveles de competencia desde el discipulado y hasta la
maestría:

1. Práctica visual (mashq-i naẓarī): el aprendiz observa la técnica de sus maestros,


aprende las características espirituales, y elimina los malos hábitos.
2. Práctica con pluma (mashq-i qalamī): el aprendiz copia el trabajo de sus
maestros.
3. Práctica imaginativa (mashq-i khayālī): el aprendiz ejercita su imaginación
purificada y la explora como fuente de belleza.20

La ejecución caligráfica es considerada por los islámicos como una actividad


litúrgica, y es, dentro de la tradición, un método complejo y bien estructurado de
invocación y oración. Al calígrafe se le exigen también cualidades espirituales
importantes, como el balance y la pureza del alma, para que le fuera posible alinearse al
mensaje divino y convertirse en una extensión misma de la palabra de Dios.

3. CONCLUSIONES
Después de lo expuesto anteriormente, podemos entender mejor el hilo de
acontecimientos que condujo a los islámicos hacia la consagración de su escritura.

Sabemos, pues, que fue un proceso multifactorial, que se inició con la difusión de
las sagradas escrituras por el mediterráneo, y en un intento de unificar a los musulmanes
del mundo, sin importar que fueran ajenos a la lengua árabe, o a la lectoescritura en
general.

Ponderar el valor visual de la letra, por encima de su significado textual, permitió


al lenguaje duplicarse y convertirse en un sistema polisémico con la que el devoto pudo
interactuar de una manera completamente nueva. Escribir se convirtió en una nueva
manera de orar, y como tal, fue sacralizado y se construyeron diversas tradiciones y reglas
estrictas a su alrededor; el ser maestro calígrafe se convirtió en un puesto honorable dentro
de la esfera social, y requería de una completa dedicación por parte del individuo hacia el
aprendizaje y perfeccionamiento de la técnica, pues era, después de todo, el recipiente y
vector del mensaje divino.

20
Ernst, 1992: 284.

9
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11
ÍNDICE DE ILUSTRACIONES

Figura 1. Alifato.
Serg!o, 2019.

Figura 2. Ejemplo: modificación de las letras dependiendo de su posición en un


texto.
Weber, 2004: 14.

Figura 3. Hoja manuscrita del Corán.


Schimmel/Rivolta, 1992: 28.

Figura 4. Teselación islámica: Los seis Ali.


Ahuja/Loeb, 1995: 42.

Figura 5 Decoración geométrica del Palacio de Alhambra.


Franco, 2003: 70.

Figura 6 Pseudoescritura: pavorreal con inscripciones caligráficas.


Schimmel/Rivolta, 1992: 54.

Figura 7 Pseudoescritura: halcón con escrituras caligráficas.


Osborn, 2005: 18.

12

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