el apretón de manos, ya no quedó el saludo, la charla sin horario en el café, la muestra del poema. Hubo una desconfianza geográfica de voces, horarios sin sentido, consejos, advertencias y una sombra del miedo. La vejez encerrada tras la ventana abierta para atrapar al sol en su paso cortísimo. La puerta, una olvidada maravilla perdida. Algo hay que sobrevuela la ciudad que cambiamos: todo parece lejos. Y el tiempo es una duda que sugiere contarse con otra cuenta extraña casi desconocida. La ausencia es sólo un eco del canto de sirenas que atormentara a Ulises. Cuándo es una palabra que el idioma ha extraviado.