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Marzo 2019
El Abuso Sexual Infantil es considerado de las formas más terribles de maltrato que
puede vivir un niño, considera la Organización Mundial de la Salud (OMS) que causa
deterioro significativo en el desarrollo de su personalidad, en la seguridad y confianza de sí
mismo y los que le rodean, asumiendo que se vive como vulnerable y desprotegido, para
definir a Niñas, Niños y Adolescentes en el marco de la OMS, la Constitución Mexicana, la
Ley General de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes se considera sujeto de derechos
a todo menor de 18 años.
“El maltrato infantil se define como los abusos y la desatención de que son objeto
los menores de 18 años, e incluye todos los tipos de maltrato físico o psicológico, abuso
sexual, desatención, negligencia y explotación comercial o de otro tipo que causen o
puedan causar un daño a la salud, desarrollo o dignidad del niño, o poner en peligro su
supervivencia, en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder. La
exposición a la violencia de pareja también se incluye a veces entre las formas de maltrato
infantil”.
Una de cada 5 mujeres y 1 de cada 13 hombres declaran haber sufrido abusos
sexuales en la infancia. UNICEF estima que, en México, el 62% de los niños y niñas han
sufrido maltrato en algún momento de su vida, 10.1% de los estudiantes han padecido algún
tipo de agresión física en la escuela, 5.5% ha sido víctima de violencia de sexual y un 16.6%
de violencia emocional. Actualmente se identifican que el 10.9% de niñas y 15.5 de niños
de entre 6 y 9 años han sido tocados en su cuerpo por un familiar durante el año 2012,
según el Centro de Estudios para el adelanto y la Equidad de Género (CEAMEG), Se
desconoce el porcentaje de niñas y niños que han sido víctimas de un abuso sexual infantil
y no ha sido identificado como tal, por falta de una evidencia que declare, la alarma y
sospecha de que estos pasan por un trauma y que se denotan síntomas que merman la
salud emocional, social y cognitiva, no son identificados y tratados por un profesional de la
psicología que lleve a resignificar la experiencia y lo motive a tomar herramientas para su
resolución. En la situación familiar en común que se guarde el secreto del abuso sexual, no
hablando de la situación, evitando que el niño mencione lo ocurrido, como si con ellos se
pueda evitar las sensaciones y dolores emocionales que viven niñas y niños mientras está
pasando el abuso o cuando saben que le puede estar pasando a otros.
Conceptos básicos:
El abuso sexual infantil (ASI) se puede definir como los «contactos e interacciones sexuales
entre un menor de edad y un adulto o entre menores de edad si existe una diferencia de
cinco años entre ellos, o si el niño/adolescente agresor se encuentra en una posición de
poder o control sobre la víctima, aunque no haya diferencia de edad» (Hartman y Burgess,
2009).
Navarro y Cols (2003) destacan que la definición de abuso sexual a menores incorpora la
noción de una acción sexual transgresora e impuesta a otro, es decir una acción abusiva por
parte de un agresor contra una víctima. Esta acción abusiva está referida a conductas
sexuales inapropiadas para la edad y el desarrollo psicosexual del menor. Además, estas
autoras agregan que la relación en el abuso es asimétrica, debido a la edad del niño o de la
niña y a su dependencia del adulto, en este sentido, existe una desigualdad de poder. Estos
actos implican una explotación de poder porque el menor no tiene las capacidades para
consentir la relación.
El abuso sexual a menores se encuadra dentro del maltrato infantil en general. Por ello es
importante introducir esta problemática para poder comprender mejor la especificación de
los distintos tipos de violencia dirigida a los niños/as y adolescentes. Ya que existen casos
de abusos sexuales que van acompañados de otros tipos de maltratos.
La detección puede comenzar incluso antes de que se inicie la intervención: una madre, una
abuela o una niñera pueden ser las primeras personas que detecten lo que está sucediendo.
Aquí es donde entran a jugar conceptos como sospecha y develamiento, a los que se hará
referencia más adelante. La detección también puede comenzar en un hospital, en una
escuela, en el consultorio de un pediatra, de un psicólogo, de una psicopedagoga, es decir,
de la mano de personas que, incluso aunque no trabajen de manera específica y directa en
la temática, tengan indicios más o menos claros de que el as podría estar ocurriendo. La
detección involucra tres tipos de signos:
2. signos conductuales que llamen la atención (usualmente este lugar lo encabezan las
conductas sexualizadas),
Develamiento
La retracción
La retractación es la acción por la cual el niño, niña o adolescente que ha hecho un primer
develamiento de as se desdice de sus dichos iniciales. La retractación puede ser parcial,
cuando el niño se desdice de solo una parte de sus dichos originales.
¿Qué es la evaluación psicológica?
Realizar una hipótesis de lo que sucede con el niño y tratar de verificarlas es parte de la
psicología científica, de lo que sustenta nuestra ciencia, pero debemos valorar las posibles
intervenciones responsables y compartidas que pueden mejorar el tratamiento. La
evaluación y psicodiagnóstico representan “El estudio científico del funcionamiento bio-
pico-social del niño en interacción con el medio al que pertenece con objeto de determinar
para el sujeto y su familia, la orientación o el tratamiento más apto a las necesidades
planteadas y a la personalidad del sujeto evaluado”1 (Vives, 2008) . Constantemente el
motivo de consulta es referido por los padres o un tercero (maestro, cuidador) sobre lo que
sucede con las niñas o niños, responsabilizar de las conductas sintomáticas a estos es muy
común, pero dentro de la evaluación psicológica para reconocer el tipo de abuso y/o
maltrato, se busca cuáles son los repercusiones psicológicas que se observan o traducen en
conductas reconocidas por los otros, en este caso evaluaremos las características que
responden a un abuso sexual infantil, con la finalidad de construir y probar una batería de
pruebas que nos ayude a reconocer los síntomas del trastorno de estrés postraumático, los
rasgos depresivos, ansiosos, irritabilidad y cambios en el estado de ánimo de una niño, que
según lo sugerido en la teoría son las repercusiones en el estado interno de una niño al no
poder entender el conflicto psíquico que representa un abuso sexual.
Las pruebas proyectivas tienen como principio que cada individuo tiene un mundo
privado y una organización de personalidad y los test proyectivos estudian al sujeto
induciendo a que ponga de manifiesto dicha organización, las repuestas no son causales,
sino significativas y será entendido como un signo de personalidad, entre más ambiguos
sean los estímulos de una técnica, tanto más reflejara las respuestas del sujeto, la
personalidad del mismo. El psicoanálisis ha sido el marco teórico de mayor uso en estas
técnicas.
“La proyección despliega una serie de aspectos a evaluar, estos son: nivel de
maduración, grado de desarrollo cognitivo y emocional, organización y fortaleza yoica,
organización del esquema corporal, percepción de los otros y del mundo, grado de
diferenciación sexual, modos de vincularse con el medio, conflictos, impulsos, ansiedades y
defensas. Respecto al concepto de proyección, éste hace referencia a un: Dinamismo
psicológico por el cual uno atribuye las propias cualidades, sentimientos, actitudes y
esfuerzos a objetos del medio.
El contenido de la proyección puede o no ser reconocido por la persona como parte de sí
mismo”. (Alvarez Cabezas, 2016)
Las pruebas estandarizadas por diferencia ofrecen atributos objetivos y válidos para
su aplicación, calificación e interpretación, dichas pruebas gozan una confianza y validez por
el uso de las estadísticas para comprobar que ese ítem refleja el atributo intrapsíquico que
se busca. Las pruebas psicométricas representan a las matemáticas de la psicología, ya que
usan la técnica cuantitativa para validar las respuestas de los examinados. Las pruebas
psicométricas pasan por un proceso intenso de investigación y a su vez estandarización y
actualización. La estandarización significa que la prueba ha sido normalizada, es decir
aprobada, en una población con distribución normal para las características a estudiar. La
validez implica que los reactivos que integran la prueba deberán relacionarse
estrechamente con la función o conducta que se pretende evaluar, esto es que mida lo que
se desea medir. La confiabilidad implica la consistencia de las prueba, es decir, que al
aplicarse varias veces bajo las mismas condiciones se obtendrán resultados similares.
Para la aplicación de las pruebas el examinador debe conocer los siguientes puntos:
Cada prueba tiene su forma de calificar, por ello se sugiere cautela y habilidad para
calificarlo e interpretarlo, la puntuación alcanzada en las respuestas debe traducirse en una
puntuación estandarizada para que así se pueda generar una hipótesis interpretativa que
sirva para la orientación diagnostica del test.
• Revisar que los test estén contestados y marcar las respuestas que se omitieron.
• Marcar las respuestas que no se pueden calificar, como las que se responden dos
veces.
• Identificar las puntuaciones brutas o naturales.
• Tener siempre en mente la edad del sujeto para validar las puntuaciones naturales
y poder procesar las puntuaciones estandarizadas.
• Seguir los procedimientos para la conversión las puntuaciones, así como identificar
las tablas de acuerdo con la edad para la estandarización.
La integración de los resultados de los test es una de las tareas del profesional, donde la
ética tiene un reconocido lugar, no podrá hacer uso de puntuaciones y sus interpretaciones
según el/la profesional crea, deberán estar respaldadas en la confiabilidad y validez test, no
podrá alterar puntuaciones con la intención hacer caer el sujeto evaluado en rasgos de
personalidad o habilidades que no tiene; algunos de estos puntos se mencionan en el código
ético del psicólogo en México.
Del informe y entrega de resultados de la evaluación psicológica
En el caso particular de la evaluación infantil, dadas las fantasías inconscientes que pueden
existir en cuanto a la enfermedad y la curación, es importante hacer un cierre expresamente
con el niño separado de sus padres, ya que tiene derecho de saber, a ser escuchado y a ser
respondido en sus inquietudes.
Cuando se planifica una devolución por separado a los padres y al niño, es conveniente
primero realizarla con los padres, ya que son éstos quienes deberán decidir si aceptan o no
nuestras indicaciones, y es con ellos con quienes haremos el contrato terapéutico, la
indicación de una derivación, el compromiso de un seguimiento. Necesitaremos de esta
información previa para poder planificar adecuadamente la devolución del niño, y dosificar
su contenido según el posterior destino de la estrategia propuesta.
Resumir resultados e implicaciones de ellos en forma clara.
Los principios éticos son interdependientes entre sí. Para resolver cualquier dilema o asunto
ético, el psicólogo debe sopesar los diversos principios dando prioridad al principio de
respeto a los derechos y dignidad de las personas.
Artículo 16. El psicólogo que desarrolla y conduce investigación con pruebas y otras técnicas
de valoración utiliza procedimientos científicos y conocimiento profesional actualizados
para su diseño, estandarización, validación, reducción o eliminación de sesgos y
recomendaciones de uso.
Artículo 17. El psicólogo que administra, califica, interpreta, o usa técnicas de valoración se
cerciora de que éstas se basen en datos sólidos que garanticen la confiabilidad, validez, y
normas, así como la aplicación apropiada y uso de técnicas
Artículo 23. El psicólogo que realiza valoraciones psicológicas por medio de procedimientos
automatizados a distancia, como pueden ser: internet o el teléfono, se mantiene alerta de
las limitaciones a la calificación e interpretación de los resultados, y las comunica a la
persona valorada. Asimismo, le advierte de los posibles límites a la confidencialidad y toma
las medidas pertinentes para ocultar la identidad de la persona valorada.
Artículo 63. En reconocimiento a que la posesión de datos y registros está regulada por
principios legales, el psicólogo toma las providencias razonables y apegadas a la ley con el
fin de tenerlos disponibles, en la medida que se requieran, para servir a los mejores
intereses de pacientes, clientes individuales u organizaciones, sujetos o participantes de
investigación u otros a quienes correspondan.
Consentimiento informado
Artículo 119. Cuando las personas presenten incapacidad legal para dar un consentimiento
informado, el psicólogo lo obtiene de una persona legalmente autorizada.
Confidencialidad
Artículo 132. El psicólogo tiene la obligación básica de respetar los derechos a la
confidencialidad de aquellos con quienes trabaja o le consultan, reconociendo que la
confidencialidad puede establecerse por ley, por reglas institucionales o profesionales, o
por relaciones científicas, y toma las precauciones razonables para tal efecto.
Artículo 133. Con el fin de minimizar intrusiones en la privacidad, el psicólogo solo incluye
en sus informes escritos u orales, consultorías o asesorías similares, aquella información
pertinente al propósito de dicha comunicación.
La intención del presente protocolo es la creación de baterías de pruebas y qué tipo de test
y/o pruebas psicológicas se pueden usar para la valoración del abuso sexual infantil; ya se
mencionó desde la psicología clínica es el sustento de la valoración psicológica, el
examinador o entrevistador tiene el conocimiento de teorías y experiencia de cómo usar
las pruebas, pero debe apegarse al protocolo de aplicación, corrección, calificación e
interpretación; una de la criticas a los test psicométricos es la capacidad de sesgo que
pueden presentar al momento de que el examinador califica o interpreta; por otro lado el
momento y circunstancias que está viviendo la persona evaluada va impactar directamente
en el resultado de los test, situación que sucede cuando evaluamos a niñas, niños,
adolescentes o adultos que pasaron por abuso sexual o se sospecha de ello. Lo interesante
es conocer el grado de impacto que tiene en su personalidad, la entrevista será la clave para
determinar y diagnosticar le grado de daño, los datos que lo confirman son los resultados
de test proyectivos, las pruebas psicológicas y escalas que se podrán usar e integrar el
informe psicológico. La propuesta de este protocolo es definir la batería de pruebas que se
usaran para el diagnóstico de la sospecha de abuso sexual infantil, así como los elementos
que se indagan en la afectación del abuso sexual en adultos.
Objetivo General:
• Definir qué instrumentos de evaluación psicológica son los indicados para identificar
y/o clarificar la sospecha de abuso sexual infantil.
• Jerarquizar los síntomas y signos que se reconocen en la evaluación psicológica del
abuso sexual de Niñas, Niños, Adolescentes o adultos.
El proceso de evaluación y diagnostico se realizará con el mayor cuidado y respeto para
niñas, niños y adolescentes, evitando la re-victimización de lo sucedido, no haciendo sentir
culpable y otorgando un valor especial como supervivientes de la situación de abuso sexual;
se antepone el lenguaje incluyente y el buen trato, resaltando los derechos humanos,
promoviendo una vida sana y una vida digna.
La valoración se llevará a cabo en un espacio destinado para la tarea, con buena iluminación,
ventilado y acorde con los materiales necesarios para su objetivo, se podrá realizar en 2 a 3
sesiones, aplicando test proyectivas y pruebas psicológicos, la duración de la sesión podrá
variar según la verbalización de los síntomas y/o dibujos. Con las y los niños pequeños se
deberá cuidar el tiempo de trabajo, debido que se pueden cansar más rápido o sentir
incomodos con los temas, el juego les puede aburrir, como una manera de defenderse ante
los estímulos que no son gratos para hablar, por ello las baterías de pruebas se diseñan por
grupos etarios.
Los tipos de juego que podremos identificar en la evaluación del abuso sexual:
• Juego postraumático: Para entender éste, debemos tener en cuenta que el niño
queda “atrapado en una re-escenificación a veces más real, otras veces más
simbólica de un fragmento de la realidad que tuvo que vivir, que es completamente
incomprensible para él, que está ahí presente y que se le impone todo el tiempo”.
Los signos y síntomas que indican la existencia del abuso sexual infantil son múltiples
y variados y, como en cualquier otra sintomatología, los efectos del abuso dependen de
cada niño/a. Los mismos deben valorarse en conjunto y el diagnóstico debe ser realizado
siempre por un profesional capacitado en la temática (Müeller, 2011). Los indicadores de
abuso sexual podrían estar presentes todos o solo algunos, no existe una regla para
determinar un nivel de indicadores que puede presentar un niño o niña, la realidad es que
las niñas podrían vivir con mayor culpa debido a la cultura y la visión de la sobre las mujeres.
En el siguiente apartado se plantean los posibles indicadores identificados en niñas, niños
que han pasado por abuso sexual infantil.
Los indicadores físicos son los más observables, pero no los más comunes, la mayoría de los
casos de abuso sexual en niños, llegan a consulta después de que paso algún tiempo, justo
cuando los padres o cuidadores reconocen varias conductas no propias de la edad o grupo
de referencia.
A. Indicadores altamente específicos
a) Físicos: