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“El valor terapéutico del humor”

Autor: Ángel Rz. Idígoras

Resumen

El humor es un tema de siempre y con gran amplitud. Está relacionado con las raíces
antropológicas del ser humano y con sus diversas manifestaciones: su expresión en la
literatura y el cine; en las formas de causar gracia: sonrisa, carcajadas o risa; el humor
gráfico de los comics, chistes, historietas o grafittis; en los chistes populares y del momento,
en la sorpresa de la magia, entre otras. También el humor tiene mucho de histórico y
cultural. Cada país y cada época tiene sus patrones en su manera de hacer o recibir el humor
y al mismo tiempo sus propias manifestaciones, históricas o culturales de esa generación y
para esas personas.

Pero, ¿qué es el humor? Según el autor del libro, ángel Rz. Idígoras (psicólogo y
humorista gráfico), supone una atrocidad y una contradicción. Algunas definiciones
surgidas de distintos humoristas:
- Ramón Gómez De La Sierra: “El humor es una actitud más cierta ante la efemeridad
de la vida; es el deber racional más indispensable, y en su almohada de trivialidades,
mezcladas de gravedades, se descansa con plenitud”
- Wenceslao Fernández Flores: “El humor es, sencillamente, una posición antue la
vida. El humor se coge del brazo de la vida, con una sonrisa un poco melancólica…
y se esfuerza en llevarla ante su espejo cóncavo o convexo, en el que las más
solemnes actitudes se deforman hasta un límite que no puede conservar su seriedad”

Según el autor, la definición que más interesa en el libro es la dada por el maestro
Mingote: “el humor es no tenerle miedo a pensar” Esto propone, por un lado, que el humor
no necesariamente tiene que llevar a la risa, ni a la sonrisa. El humor cumple con la tarea
“sólo” con mostrar que pueden verse las cosas de formas diferentes a las acostumbradas.
Por otro lado, la capacidad para tratar las cosas de manera humorista depende del propio
pensamiento y para desarrollarlo es necesario que se activen los mecanismos intelectuales
que se disponen.

Es posible agrupar las distintas formas que adopta el fenómeno humorístico. Peter Berger
clasifica las manifestaciones de lo cómico en:
- Humor benigno. Es aquel que surge cuando la única intención de lo cómico es la
diversión. Proporciona una suave sensación placentera y no supone una amenaza.
- Tragicomedia. Se trata del humor entendido como consuelo. Este hace aparecer la risa a
través de la tristeza. Consigue hacer el sufrimiento más llevadero.
- El ingenio. Es el humor que procede de la actividad lúdica de la inteligencia. Se utiliza la
paradoja e ironía para relacionar aspectos de la realidad que no tienen conexión aparente y
que unidos, hacen estallar la chispa cómica.
- La sátira. El fenómeno humorístico es utilizado como arma con la que atacar a individuos,
grupos sociales, instituciones, etc. Su fin es afectar agresivamente.
- La locura. Se incluye el humor absurdo, que se aleja de las leyes naturales, el que atiende
sólo a sus caprichos; el humor de los sueños, que pasa por la realidad de puntillas.

El humor puede incluso tener un impacto en la salud. Las investigaciones han


demostrado que determinados trastornos físicos pueden tener su origen en la esfera mental.
Estas son las enfermedades somáticas. Las migrañas, enfermedades cutáneas, hipertensión
arterial, úlceras del estómago, alopecia, reumatismos, anorexia, bulimia y diarreas son,
entre muchos otros, padecimientos cuyo origen está en los procesos mentales, conducidos
por la rigidez, severidad, excesiva confianza en las conclusiones del intelecto y en una
carencia de humor.
Por otro lado, la presencia del humor y su prima, la alegría, son beneficiosas para el buen
estado del cuerpo y, por lo tanto, para el bienestar psíquico. Entre los beneficios se pueden
mencionar: enseña a las personas a ser menos arrogantes y más humildes, puede ayudar a
relacionarse con los otros de manera más destendida y a alejarse de un excesivo
individualismo, rivaliza contra el miedo al ridículo, relativiza la realidad buscando distintas
perspectivas de todo aquello que haga la existencia más complicada, ayuda a encontrar
soluciones a los problemas de la vida cotidiana, favorece la adaptación al cambio, sirve
para disminuir el sentimiento de frustración que provoca la percepción de nuestras propias
limitaciones, permite defenderse ante una crítica o una ofensa que desafía el equilibrio
emocional de la persona; ayuda a prevenir conflictos, actuando como un colchón para
recibir la invasión de las situaciones negativas que los causan de manera menos violenta;
favorece el avance emocional de ir cerrando asuntos inconclusos de la biografía; según
Freud y sus seguidores, tiene una función sexual y de satisfacción de deseos reprimidos.
También tiene una función agresiva, no menos importante que las demás y, en ocasiones,
igualmente sanadora.

Después de mencionar algunos de los muchos beneficios resultados de la aplicación del


humor, del buen sentido del humor, no se puede obviar que lo humorístico puede ser
utilizado como una herramienta en la terapia (que es uno de los puntos más interesantes).
Uno de los libros de psicología más leído en los últimos años, La estructura de la magia, de
Bandler y Grinder; trata acerca de esa cualidad que poseen algunos psicoterapeutas “magia”
para contactar íntimamente con la representación que se han formado (los que acuden a
ellos) de la realidad y que se encuentra empobrecida y alejada de ella. Estos psicoterapeutas
pueden borrar esquemas mentales no coincidentes con la realidad, pueden ayudar a
sustituirlo por otros menos contaminados y pueden dotar a las personas del poder de
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creación de nuevas percepciones del mundo. Algo similar a esto ocurre con el humor y
distintas escuelas psicológicas lo demuestran como la terapia gestáltica que hace énfasis en
la necesidad de descubrir lo obvio de la realidad, que en muchas ocasiones permanece
escondido en forma de fantasías o análisis equivocados. El terapeuta introduce el humor
para descubrir lo obvio en la terapia y en la vida cotidiana, poniendo de frente al paciente la
caricatura de sus pensamientos erróneos, exagerándolos para descubrir dónde está el
desajuste y poder desmontarlo.
Otra escuela psicológica que más atención ha dedicado a lo humorístico como
instrumento para la curación ha sido la Terapia Racional Emotiva de Albert Ellis. Algunos
recursos humorísticos utilizados por Ellis: llevar las cosas al extremo, reducir las ideas al
absurdo, comparaciones paradójicas, lenguaje evocativo, argot o lenguaje coloquial y otras
clases de bromas chistosas. Todo esto para desenmascarar las ideas irracionales exagerando
sus efectos hasta dejarlas en ridículo.
Según Ellis, algunos de los beneficios del humor son: puede ayudar a los enfermos a reírse
de sí mismos y de ahí a auto aceptarse con sus puntos vulnerables, evidencia muchos
comportamientos auto-destructivos, proporciona nuevos datos para hallar mejores
soluciones, desinfla el artificio de la grandiosidad humana, entre otras.
Además, desde el punto de vista psicodinámico, el humor tiene la capacidad de liberar
tensiones y exteriorizar conflictos psíquicos que originan angustia, miedos, tristeza, etc.
Freud estudió de qué manera pueden los conflictos inconscientes burlar la vigilancia de la
censura de la conciencia, camuflados con maquillaje humorístico.

Como se ha visto el humor tiene un gran papel dentro del mejoramiento de la salud física
y mental. Esto permite pensar que puede desarrollar un papel importante en el campo de la
prevención. El hombre aún no ha encontrado la vacuna contra la tristeza y la alegría no se
da en jarabe; para esto lo mejor es comenzar con lo que se tiene, nosotros mismo (la cada
ser humano). Rocamora en “Sonría, por favor” opina que un signo de salud mental es reírse
de uno mismo. Cuando se haya logrado esto, lo más difícil estará hecho. Al ser el humor
patrimonio de la humanidad, más humano será el que más sonría.

Esto se aplica a psicoterapeutas, pacientes e interesados: el humor será más frecuente


cuanto mejor predisposición se tenga a encontrar el lado jocoso de las cosas. Que lo
humorístico está presente en todos los ámbitos de la vida, incluso en aquellos en los que
jamás se sospecharía que pueda esconderse. Que la predisposición al humor hará más
sencillo el descubrimiento del lado gracioso de las cosas que el azar propone.

Después de realizar un repaso sobre la dimensión terapéutica del humor. Se puede


seguir con el segundo capítulo que trata en los aspectos más fisiológicos o médicos del
humor. La risa es patrimonio del hombre y, sin duda, la manifestación formal de los
estados positivos (aunque sea muy temporalmente a la felicidad), de los estados de buen
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humor. Se puede afirmar que el sentido del humor, es decir la capacidad de sentir algo
como gracioso es universal. La capacidad de reír se ejerce pronto. El bebé ríe a los cuarenta
días o antes, tomando como gesto posesión de su condición humana, y transmitiendo esa
sensación de bienestar a los demás. Un estudio concluye que los niños de 7 a 10 años se
ríen en torno a 300 veces cada 24 horas, mientras que esa cifra desciende radicalmente
hasta 80 veces en los adultos.

El resultado del ejercicio del humor, o mejor expresado, buen sentido del humor es la
sonrisa y su hermana mayor la risa. Ambas constituyen una verdadera terapia para tratar y
curar diversos cuadros psicosomáticos. Pero se debe tener cuidado de no traspasar la
frontera de la moderación, porque sino se cae en el sarcasmo (antítesis del buen humor).
Durante la historia se ha demostrado que la risa interviene en la curación o mejoría de
diversas enfermedades. En la Antigua Grecia ya se mantenía las hipótesis de que la risa
tiene virtudes terapéutica; los médicos recomendaban la risa como medio de fortifica los
pulmones y reforzar el organismo. La Biblia también expresa en sus sabias palabras “Un
corazón festivo y alegre sana como una medicina, pero un espíritu triste agota y deshace
los huesos” (Proverbios 15:22).
En el siglo XVI, el Dr. Laurent Joubert observa que los estados de risa provocan amplios
movimientos respiratorios. Esto hace que el semblante se alargue, ojos brillen y se coloreen
las mejillas. En ese mismo siglo, Bambrilla afirma que las situaciones emotivas negativas
agraven el estado de las heridas, mientras que la risa y la esperanza facilitan su
cicatrización. En el siglo XIX el médico alemán Gottlisb Huplan sostiene que la risa es una
excelente ayuda a la digestión. En 1860, Herbert Spencer opina que la risa libera las
tensiones severas (conocido hoy como situaciones estresantes).
En el siglo XX son muchos también los que relacionan el buen humor y su influencia
positiva en la salud. En la década de los treinta de ese siglo se dan diversos hallazgos
fisiológicos en el sistema nervioso central. Cannon y Bard demostraron que en las
estructuras de la base del cerebro- sistema límbico, hipotálamo, hipocampo, amígdala-
reside el centro donde se modulan las emocionales. Además el descubrimiento de las bases
de elaboración del estrés por Selye (1930) permitió comprender el propio síndrome de
adaptación (expresiones orgánicas como: sudoración, taquipnea, taquicardia, tensión
muscular, entre otras); a partir de esto se desarrollaron técnicas antiestrés entre las cuales
están provocar estados placenteros como la risa.
Recientemente un grupo de neurólogos de la Universidad de California han demostrado
que la zona cerebral relacionada con el aprendizaje del lenguaje, que es la que controla los
estados del buen humor, está más desarrollada en el ser humano que en el resto de los seres
vivientes. Se podría seguir con una gran cantidad de investigaciones y evidencias
científicas que confirman la relación entre el humor y la risa con la salud, pero a
continuación se explicará la fisiología de la risa: ¿Qué pasa en el organismo cuando nos
reímos? Antes de dar esta explicación es útil definir lo que es la risa. Según el Dr. Henri
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Rubinstein, “la risa es una respuesta física, involuntaria en forma de emoción placentera”.
Esta se puede desglosar y desarrollar de mejor manera. Es una respuesta física, es decir un
reflejo ante un estímulo físico o psíquico. Es un reflejo porque en ella participan diferentes
grupos musculares, además de la respiración por movimientos diafragmáticos. Es de
carácter involuntario, como reflejo que es; no es posible o al menos difícil evitar o
autocontrolar la risa. Es una emoción placentera ya que es una necesidad evidente para
considerarla como un factor positivo entre las técnicas de prevención y promoción de la
salud.

La expresión fisiológica del humor: la risa, se desarrolla a través de tres complejos. El


primer complejo es el neuroquímico. Parece que se puede hacer “residir” la risa (en las
culturas occidentales) en el hemisferio derecho. Este es el que capta las situaciones como
un todo efectuando un proceso de síntesis, allí residen también las actividades artísticas.
Allí “habitaría” el buen humor y la risa, en la corteza prefrontal, la que se encuentra muy
conectada con el sistema límbico- este es el verdadero centro de las emociones.
Cuando se produce un estímulo placentero, gracioso (como oír un chiste o leer alguna
revista humorística), se estimula el cortex prefrontal del hemisferio derecho del cerebro.
Esta dicta al sistema límbico el tipo de respuesta que debe dar, y el sistema límbico ajusta el
nivel de respuesta: simple entretenimiento a risa insaciable, odio o leve contrariedad.
La transmisión periférica de la respuesta emocional a partir de la respuesta emocional a
partir del sistema límbico se hace por intermediario del sistema vegetativo por medio de los
neurotransmisores (acetilcolina, dopamina, serotonina, noradrenalina). Estos
neurotransmisores actúan a través de receptores específicos cerebrales para opiáceos
endógenos. Tras una búsqueda de un analgésico potente y no adictivo; y rechazando el uso
de la heroína se pudo conocer y explicar cómo sucedían las cosas en la intimidad del
sistema nervioso central y por lo tanto conocer el mecanismo de acción de los receptores
para opiáceos endógenos. Se comenzó con la localización de receptores específicos en el
cerebro a través de pequeñas concentraciones de opiáceos radioactivos; se demostró que
cuando un opiáceo (droga) funciona como agonista sobre un receptor se produce un efecto
sedante, calmante y analgésico de estas drogas. Después, se averiguó donde se localizaban
estos receptores en las sinapsis neuronales; se encontró en el tallo cerebral, tálamo medial y
en la médula espinal.
Luego se continuó en la búsqueda de opiáceos endógenos (producidos por el cuerpo
humano) y naturales para rellenar dichos receptores. En 1976, se demostró la existencia de
beta-endorfinas, con gran afinidad por los receptores y con acción analgésica. Se puede
argumentar, aplicado al tema que se trata, que el buen humor posee la facultad de animar la
producción de endorfinas. Además los estados de buen humor mejoran la capacidad
inmunológica, al aumentar los niveles de endorfinas, que permite al organismo luchar
contra las agresiones de agentes microscópicos y dañinos para el cuerpo. También
incrementa el valor de las inmunoglobinas que permite al cuerpo defenderse mejor de las
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agresiones, y reducen el nivel de las hormonas que dan lugar a las manifestaciones
orgánicas de los estados estresantes.

El segundo complejo es el muscular. Para reírse es necesario poner en actividad una serie
de músculos. Los de la cara que son los encargados de expresar al exterior el estado de
ánimo (risorio de Santorini, cigomático mayor y elevador del ángulo de la sonrisa). Según
el fisionomista Lavater, en el Siglo XVIII, la risa “es un movimiento que se expresa por la
elevación de las cejas en su punto medio, y descenso en su parte interior, la que se halla
cerca de la raíz de la nariz, los ojos se cierran, la boca se abre porque sus comisuras se
dirigen hacia arriba y atrás (esto le permitirá ver el interior de la boca, a veces hasta las
campanillas) y, en consecuencia, las mejillas se hacen prominentes pareciendo que tratan de
montar sobre los ojos; la cara se enrojece, los orificios nasales se abren y los ojos se
enmudecen pudiendo verter lágrimas”
Pero esto no es lo único que sucede, el acto de reírse se compara a una onda que progresa
de arriba hacia abajo, en la que se implica la musculatura tanto voluntaria como
involuntaria. Siguiendo hacia abajo, interviene los músculos laríngeos, originándose
entonces la vocalización de la risa, el ja,ja,ja, que tiene su origen en profundas y
continuadas inspiraciones seguidas de espasmódicas contracciones de músculos
respiratorios. De ahí que, además de vocalizar el “ja,ja,ja”, la caja torácica se expande en
tres dimensiones (transversal, antero-posterior y vertical), y en consecuencia aumenta la
capacidad respiratoria total. También otras acciones se originan como las sacudidas de
hombros, la cabeza oscila, las manos se abren, los músculos de las extremidades inferiores
se relajan. La relajación muscular afecta el esfínter, sobre todo en mujeres. También el
corazón se desboca taquicárdicamente y la tensión arterial desciende por relajarse los
músculos lisos de las paredes de las arterias. La risa proporciona, pues, un ejercicio
muscular profundo y fisiológico, siendo recomendado para la protección de la salud.

Por último, el tercer complejo es el respiratorio. Este está íntimamente ligado con el
muscular, que ya ha sido expuesto y en la que se detalla parte de este aspecto. Es necesario,
recalcar que las diferentes fases de la respiración están muy aumentadas cuando se ríe: la
inspiración es más profunda, la pausa respiratoria es mucho más extensa que en reposo, y la
espiración entrecortada, prolongada y amplia que vacía los pulmones del aire de reserva o
volumen residual (RV) que contiene en estado de reposo. Como consecuencia de esta se
originará una mejor oxigenación de todos los tejidos, incluidos los del tubo digestivo,
dando origen, por otro mecanismo, a lograr mejores digestiones.

Por ser la risa una emoción liberadora es natural que disminuya el nivel de ansiedad el
nivel de ansiedad. Además el buen humor y la risa deben ser los aliados del medico en el
tratamiento de los enfermos. La risa anima los mecanismos de curación e integra al
enfermo a su medio social y familiar. Es importante recalcar que en esta actitud nadie se ríe
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de alguien (es cruel), sino que los integrantes de la comunicación (médico y enfermo) se
ríen juntos.

El siguiente capítulo aborda uno de los retos pendientes y en que todos se pueden sentir
involucrados, “Saber educar para el humor”. ¿Por qué es importante tener en cuenta el
humor como un componente de la educación? El sentido del humor es una clave y una
actitud vital de las personas que trabajan desde una perspectiva educativa. También ayuda a
superar las frustraciones, a relativizar los fracasos, permite establecer buena comunicación
con uno mismo y con el entorno en que se realiza la labor educativa. Además el sentido de
humor proporciona nuevas perspectivas para analizar la realidad, muestra nuevos métodos
de intervención, potencia el ingenio y creatividad, permite configurar identidad en los
grupos, entre otros.

Es necesario que las personas puedan aprender a desaprender todo aquellos que durante
mucho tiempo ha bloqueado cualquier iniciativa de comenzar a trabajar el humor con fines
educativos. Estas dificultades y obstáculos son:
1) El sentido del ridículo. Se experimenta sentimientos de rubor y vergüenza, aumenta el
nivel de ansiedad, crece el umbral de preocupación y se vive la situación con sentimientos
de rechazo. Ante estas situaciones es necesario una autocrítica sana: distanciarse de sí,
reírse de sí y tomar conciencia de las propias limitaciones.
2) La auto-arrogancia. Creerse más de lo que uno es, concederse más importancia.
Perseguir el reconocimiento y el aplauso. Mirar por encima de los hombros. Despreciar
iniciativas ajenas.
3) El fanatismo. Es el idealismo radical, es contrario al humor. Puede ser ya sea político,
religioso, ideológico, entre otras. Se demuestra en la exaltación de una idea, el sectarismo y
la intolerancia para dar culto a una idea o personaje que está por encima de todos.
4) La focalización de la realidad. Se deja de incorporar nuevos datos para el análisis, limita
el pluralismo de las matices, se observa la realidad exclusivamente desde una perspectiva
lo que distorsiona y empobrece a la misma.

Además existen muchos recelos para emplear el humor en los grupos. Especialmente en
los grupos educativos o formales. Tres barreras fundamentales son: el humor es entendido
como equivalente a inmadurez, el humor es entendido como malgastar el tiempo y el humor
es entendido como ausencia de formalidad y de eficacia.
Según Marz, F. (1967), un estudioso de la educación y el humor, el sentido del humor es
un requisito imprescindible en la tarea educativa. Algunas afirmaciones que justifican esta
son: ofrece una respuesta positiva, ofrece pistas sobre un modelo de educador, ayuda a
soportar los contratiempos, muestra nuevas pistas de actuación innovadora y emprendedora,
ayuda a ser personas lúcidas y consientes de las limitaciones y ventajas, abre la mente
permitiendo pensar de distintas maneras y no de forma irracional, genera un estilo de
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enseñanza peculiar, ayuda a crear materiales educativos estimulantes y productivos,
estimula la renovación pedagógica a través de la formación continua y ayuda en el
autoanálisis del rol del educador. Todo esto trae efectos inmediatos y positivos tanto en el
educador, el equipo de educadores y en relación con el resto de las personas.

En el humor se encuentran diferentes dimensiones que ayudan a establecer las claves para
su estudio y profundización: 1) capacidad de crear y apreciar el humor. El acto creativo está
en mano de cualquiera que se lo proponga. Esto requiere del aprendizaje y la puesta en
práctica. 2) Dimensión social. Por medio del humor se produce el encuentro entre las
personas. Es importante en la relación de los miembros de un grupo, en la realización de
tarea, potencia los canales de comunicación, para afrontar situaciones negativas y como
apoyo. 3) Dimensión destructiva y constructiva. Cuando se utiliza para derribar el oponente,
reírse del otro, es un humor destructivo. En cambio, cuando el sentido de humor trabaja
desde lo positivo y para lo positivo del ser humano es constructivo. 4) Dimensión
revolucionaria. Está en desacuerdo con el modelo de sociedad en la que vive, realiza
preguntas molestas, señala y critica lo absurdo de la sociedad.

El humor desempeña distintas funciones aplicado a la educación: motivadora (consigue


despertar el espíritu de búsqueda e interés en los educandos), camaradería (se establecen y
correcta interacciones entre sujetos), distensión (válvula de escape ante situaciones
imprevistas), diversión (se experimentan sensaciones de alegría y de estar contento),
agresividad, agresiva (utiliza la mofa, ironía o sarcasmo para arremeter contra los iguales y
superiores), defensiva (debilita y contiene los ataques de los enemigos), intelectual (se
desarrolla el componente cognitivo y racional), creativa (estimula el pensamiento lateral o
divergente), transformadora (herramienta para conseguir el cambio deseado en la sociedad),
pedagógica (mejora y agiliza los procesos enseñanza y aprendizaje) y terapéutica. Se
ahonda en este último punto especialmente debido a su relación con la psicología y
psicoterapia. Según Albert Ellis, el humor actúa a tres niveles desde el punto de vista
terapéutico: 1) nivel cognitivo: ayuda a pensar de forma racional frente a pensamientos
distorsionados e ideas irracionales. 2) nivel afectivo: proporciona sentimientos de alegría y
gozo. 3) nivel conductual: proporciona nuevas y diferentes acciones. De igual manera otros
autores como Holden, R; Sigmund Freud, Alfred Adler, Victor Frankl y Guttman, han
constatado la función terapéutica del humor. Esto se tocará más a fondo en un apartado
posterior.

Después de conocer las dimensiones y funciones del humor y sus beneficios en el campo
educativo, se dará una explicación sobre la pedagogía del humor. La pedagogía es el arte y
la ciencia de la educación. Por lo tanto, la pedagogía del humor, es aquella disciplina que
teniendo por objeto la educación incorpora el humor como clave procesual y metodológica
de sus intervenciones. Este es más que el arte de contar chistes, es un modelo a los agentes
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educadores y despierta un estilo de enseñanza y aprendizaje. Además abarca todas las
edades y etapas del individuo, no es exclusivo para las edades más tempranas.

En la actualidad, como lo señala Pedro Morales (1998), es conveniente preguntarse por la


relación educativa entre el educador y el educando. Hablar de esto es disertar acerca de los
procesos enseñanza/aprendizaje. Para hacer más eficaz la tarea profesional como
educadores es necesario preguntarse cómo poder mejorar la relación entre las personas que
componen el escenario educativo. La educación no debe seguir por tormentosos caminos de
hastío, aburrimiento y pesadez. El aprendizaje es algo más que la acumulación de
contenidos sin análisis ni reflexiones, en la que el salir bien en un examen demuestra que se
dio un aprendizaje. El sentido de humor aplicado a la educación formal y no formal
presenta una nueva disposición para reaccionar ante los procesos formativos (Benigno, José,
1996). Permite ensamblar y transformar el trabajo cotidiano para formar una correcta
actitud frente a la vida.

El uso del humor dentro del campo educativo representa una didáctica que es “la ciencia
y el arte de enseñar”. La pregunta es: ¿Cuál es la disciplina que se preocupa en ayudar a
descubrir cómo enseñar un determinado campo del saber? Sin lugar a dudas se encuentra en
el sentido del humor el gran aliado de la didáctica. El sentido del humor aplicado como
elemento didáctico motiva a los educandos para el aprendizaje. Los predispone en una
inmejorable actitud positiva. Posibilita un clima distendido y agradable. Favorece la
empatía del educador. Potencia la simpatía educador/educando. Facilita nuevas
herramientas de trabajo. Ejercita creativas destrezas y habilidades docentes.
Los educadores, maestros y pedagogos son conscientes de la importancia que tiene el
humor en la vida de los grupos. El sentido del humor es mucho más que una técnica fría o
una habilidad del educador; es una forma para trabajar con los miembros del grupo.

Finalmente, para terminar esta sección, existen distintos autores (Miller, N.P; Robinson,
D.P.; Andr-Egg; Del Valle, A., Alinshi S., entre otros) que ratifican la dimensión del
sentido del humor de los educadores como cualidad necesaria en la tarea educativa.
Cultivar el perfil del educador alegre y con un buen sentido del humor no es tarea fácil y
requiere de trabajo y disciplina. Este es apreciado no sólo por los educandos sino por el
resto de compañeros. El sentido del humor ayuda a los educadores a restablecer el correcto
equilibrio emocional, a evitar estados depresivos, a afrontar el cansancio y las situaciones
de desánimo, a amortiguar los fracasos, facilita la liberación del estrés, entre otros.
El sentido de humor es un estilo de educación y un medio para enseñar y una clave para
aprender. Además es un requisito imprescindible de los profesionales de la intervención
educativa que desean vivir plenamente su trabajo.

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El cuarto capítulo trata de la risa patológica. Además de cómo se expresa en las diversas
enfermedades mentales y en qué consiste la diferencia entre sonrisa y risa. Primero se
expondrá lo que implica la risa sana. Como se ha explicado en secciones anteriores la risa
es un privilegio exclusivo del ser humano. Desde tiempos antiguos, el hombre y la mujer
han procurado formas y modos de buscar o provocar algo que le produjera la risa. Además
se ha expuesto varios de los beneficios tanto a nivel psíquico como fisiológico de la risa.

Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), la salud es un estado de absoluto


bienestar físico, psíquico y social, y no la antigua definición de ausencia de enfermedad.
La humanidad ha querido dar un paso adelante, exigir una mejor calidad de vida en la que
encontrarse bien, no sólo es necesario no padecer de alguna dolencia física, además, ese
bienestar debe ampliarse al terreno psíquico con buen estado de ánimo; con ausencia de
angustia, inquietud, preocupación; tener un acoplamiento familiar, social y laboral; y una
buena capacidad para relacionarse y para integrarse. Si se observa con detenimiento, en
todo el proceso, el auténtico denominado común es la risa. Esa risa sana, espontánea.
Sería difícil hacer una clasificación de los distintos tipos de personalidad atendiendo a la
capacidad de reír, pero se puede definir a una persona con facilidad para reírse con ciertos
calificativos positivos como: divertido, ameno, extrovertido, agradable, abierto, etc. Por
otro lado, los calificativos para la persona que no se ríe es negativa: antipático, esquivo “un
carácter amargado, no hay quien le soporte”.

Es necesario diferenciar sonrisa de la risa. La sonrisa es más fácil de provocar, es más


fácil de aparecer pero nada tiene que ver con la risa; es como un estado intermedio, como
un estado híbrido que prácticamente no transmite nada o es difícil saber lo que quiere
transmitir. Una persona que sonríe puede hacerlo porque se encuentra distendida en la
conversación o puede que no entienda lo que se hable. Puede estar de acuerdo con algo y
sonríe, pero también puede estar en desacuerdo con todo lo que se está diciendo. Puede
estar mofándose del interlocutor y sonríe. Puede estar pensando en algo maléfico o en algo
agradable y sonreír ante los dos extremos. En fin, pueden ser muchas explicaciones.
Existe otro tipo de risa que es diferente a la risa que se ha estudiado a lo largo del libro, la
risa patológica. Este tipo de risa, en comparación con la risa sana, no demuestra bienestar
psíquico ni físico, no provoca una elevación del estado de ánimo, no significa ni traduce
situaciones o momentos agradables, es más duradera que la risa sana. La risa patológica es
aquella que sobreviene como producto innegable de una enfermedad y la enfermedad que
puede producir esta risa, no sólo es de tipo psíquico; también hay patologías físicas y
orgánicas que tienen entre sus síntomas la aparición de la risa patológica. Entre las
enfermedades orgánicas que producen risa patológica, se tiene: tumores cerebrales frontales,
tumores cerebrales de fosa posterior, algunos traumatismos craneoencefálicos, demencias y
ticks, muecas. Las enfermedades psíquicas que producen este tipo de risa son: trastorno

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histriónico de la personalidad, trastorno límite de la personalidad, psicosis maníaco-
depresiva, esquizofrenia, oligofrenia, psicosis endógena.
También existe otro tipo de risa, la risa artificial que está provocada por sustancias
euforizantes como el alcohol, cocaína, anfetaminas, hachís, L.S.D., y otras. Estas pueden
producir ese efecto al parecer “beneficioso”, provocan una elevación ficticia del estado de
ánimo, producen una mayor capacidad para el trabajo, suprimen necesidad de dormir, entre
otros efectos. El uso continuado de las mismas puede dar lugar a una psicosis tóxica cuyos
síntomas son alucinaciones auditivas y visuales, delirios de persecución y de prejuicio, de
tipo paranoide, etc.

Ahora se realizará una explicación un poco más detallada de las causas de la risa
patológica. Primero, las causas físicas u orgánicas. Varios tipos de tumores pueden dar al
paciente una falsa euforia como consecuencia de la cual, puede aparecer la risa. El tumor es
un crecimiento exagerado de células en una cierta parte del organismo. Este crecimiento,
provoca un abultamiento que comprime los tejidos vecinos. Cuando la comprensión
tumoral actúa sobre el área frontal del cerebro o sobre la fosa posterior, un síntoma muy
frecuente es la aparición de la risa inmotivada. Del mismo modo puede actuar un
traumatismo craneoencefálico, dependiendo también de la zona cerebral que haya quedado
afectada en el impacto, tanto directa como indirectamente por la posible hemorragia interior.
En la demencia, también aparece la risa sin motivo. La demencia es la pérdida de
inteligencia adquirida a lo largo de la vida. Esta puede tener muchas causas pero en
definitiva están provocadas por un envejecimiento cerebral, una disminución de las
neuronas y un déficit de oxigenación producido por una deficiente circulación sanguínea
cerebral. La enfermedad de Alzheimer, es el tipo más frecuente de demencia, con aparición
en una edad relativamente sobre todo si se compara con la edad de aparición de la demencia
senil.
Los tics, son contracciones musculares que se repiten rápida e involuntariamente y que
con frecuencia poseen un contenido expresivo. Estos tics y muecas, pueden a veces
recordar el acto de reírse, con o sin sonidos. También pueden estar tan imbricados en el
individuo que resulta difícil hacerlos desaparecer, sobre todo por que las personas que
tienen este tipo de muecas se acostumbran a ellas y hacen poco o nada para corregirlas.

En cuanto a las causas psíquicas, dentro de los diferentes trastornos mentales, hay una
buena parte de ellos que pueden producir una risa patológica como un síntoma más de la
enfermedad. A continuación se explicará cómo se manifiesta la risa patológica en cada uno
de los cuadros psiquiátricos sin detenerse en la explicación detallada de cada uno.

En el trastorno histriónico de la personalidad cuya característica esencial es la búsqueda


de atención, la risa es como su propia personalidad: sonora, a veces excesivamente sonora,

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gesticulante, teatral, dramática; sería como la sobreactuación de un actor con la inequívoca
intención de llamar la atención de su auditorio.

En el trastorno límite de la personalidad que se caracteriza esencialmente por un patrón


general de inestabilidad en las relaciones interpersonales, la autoimagen y la afectividad.
Aquí la risa es forzada, amenazante, asusta, intimida; que en general, molesta por todas sus
connotaciones negativas. Esta acaba bruscamente, con inmediato cambio en las facciones,
no tiene “término medio”, no tiene recuperación, que pasa de un extremo a otro, siendo
ambos igualmente inquietantes o al menos poco tranquilizadores.

La psicosis maníaco-depresiva se caracteriza por la aparición de fases endógenas, tanto


maníacas como depresivas. La fase maníaca se caracteriza por un humor eufóricamente
exaltado y casi siempre alegre pero a veces puede resultar bastante irritado. Es sin duda la
forma más patológica de la alegría, es una alegría constante, sin motivo aparente. El
maníaco puede reír por todo, incluso por las cosas que, o no tiene gracia o son en sí
anodinas (que carece de interés o importancia) e incluso triste. Es una risa acaparadora,
insolente, insultante a veces, provocadora, contagiosa en principio y que al poco tiempo
resulta desagradable por lo absurdo de su contenido. En la fase depresiva, rara vez aparece
la risa y si aparece es una risa que se inicia pero no se prolonga.

En la esquizofrenia, que se puede definir como la ruptura inmediata o lenta con la


biografía de una persona, una pérdida de contacto con el mundo normal y la irrupción de un
mundo extraño. Sus síntomas más importantes son los trastornos del pensamiento,
alucinaciones y las ideas delirantes. La risa, en muchas ocasiones no se diferencia de la risa
normal, lo único es que no existe ningún motivo aparente para que la produzca; o mejor
dicho, no existe ese motivo para los demás pues para el esquizofrénico está muy claro,
incluso puede llegar a enfadarse porque a los otros no le hace gracia eso tan cómico que
está viviendo. Es una risa que alarma a los demás, que inquieta, que asusta.

La debilidad mental es un retardo en el desarrollo intelectual. La jocosidad del débil


mental, hace que parezca alegre y divertido la mayor parte del tiempo. La facies de estas
personas presenta una especie de mueca en constante sonrisa y la risa, brota con facilidad.
La risa es de corta duración pero no se repite a menudo, no llega nunca a ser carcajada y a
veces se queda en simples sonidos. Está vacía de contenido la mayor parte de las veces y es
inmotivada. Está acostumbrado a sufrir las bromas y las risas de los demás a lo que
responde también con risas; pero no suele responder de esta manera ante una situación
cómica, divertida y que requiere de cierta elaboración interior.

Finalmente, el quinto capítulo da cuenta de una manera sintética y al mismo tiempo


amplio de la cantidad de estudios e investigaciones que se está haciendo en el campo del
12
humor en relación con la psicoterapia. Además de su relación con orientaciones
terapéuticas y su uso en distintas intervenciones. El humor en sí mismo es difícil de
conceptualizar y todavía resulta más difícil de tratar de examinar cómo interfiere con el
igualmente complejo campo de la terapia. En un sentido global, la mayoría de los
profesionales del área de la salud y de la relación de ayuda están de acuerdo en que la risa
de hecho es una buena medicina, pero es difícil concretar exactamente cuándo se puede y
debe usar el humor como facilitador del proceso terapéutico. También existen personas que
no quieren reconocer el valor del humor para el crecimiento personal, por la propia
ausencia de este sentido en ellos.

Aunque el uso del humor en el proceso psicoterapéutico ha sido ignorado durante muchos
años, algunos pioneros han tratado de desarrollar el tema mediante investigaciones teóricas
y experimentales. En base a todas estas investigaciones, se desarrolla la idea de que el
humor es un recurso que hay que nutrir, cultivar y conservar. Los beneficios del humor son
múltiples, como se ha visto en secciones anteriores, y están al alcance de todos los
individuos en su forma de ser cotidiana, como en las relaciones que establecen con otros
dentro de los grupos a los que pertenecen.

En una interesante tesis doctoral, Jáuregui, E.S. (1998), plantea lo que él llama la tríada
de la risa, que para él estaría compuesta por la diversión, la risa y el humor. A continuación
se explica cada uno de estos componentes de la triada: La diversión. Es un proceso mental
y corporal caracterizado por un sentido de júbilo y seguido por la producción de ciertos
movimientos y ruidos. Es una respuesta involuntaria, no programada e innata y parece ser
universal; la risa: se refiere al signo observable de la diversión. Puede o no reflejar el estado
emocional del individuo que la manifiesta. Puede ser espontánea o resultar controlada,
mantenida y suprimida de forma voluntaria. También puede resultar manipulada; y el tercer
componente es el humor. Se trata de comportamientos que desarrolla un individuo para
provocar en otros la diversión.

Además cabe mencionar las categorías en la que se pueden clasificar las intervenciones
humorísticas del terapeuta como posibles productoras de risa según Landis y Ross (1933)
junto con nuevas ideas introducidas por Koesteler (1974). Estas categorías pueden ser
positivas o negativas en el proceso terapéutico. Estas son:
1. Exageración o simplificación: es la sobre o infra valoración de un hecho, idea,
sentimiento o sensación, etc. con el propósito de enfatizar una situación a través del
dramatismo, mímica, para así llevarla al extremo o al ridículo.
2. Incongruencia: cuando se mezclan dos marcos de referencia opuestos para conseguir un
efecto cómico.
3. Sorpresa o algo inesperado: una idea que es presentada como opuesta a lo que el oyente
espera escuchar (analogías, juegos de palabras, metáforas o paradojas).
13
4. Revelaciones de verdades: Exposición de las propias vivencias, pensamientos y
sentimientos no revelados.
5. Superioridad o ridículo: Mediante la ridiculización de la conducta o apariencia del otro.
Surge de ver a los otros como incapaces de hacer algo. Revelan falta de empatía.
6. Represión y liberación: Son intervenciones en la que el terapeuta libera ciertos
sentimientos o pensamientos sobre los miedos, sexualidad, las cosas que provocan felicidad
o placer.
7. Juego de palabras: consiste en el uso de la lógica sin sentido, dichos cómicos o juegos de
palabras (rimas y aliteraciones).

Koestler (1974) desarrolló unos nuevos criterios globales. Estos son: originalidad.
Cuando la intervención proporciona los elementos esenciales de sorpresa que rebasan las
expectativas por la originalidad, exclusividad e inteligencia; énfasis. Si se genera un efecto
de tensión acumulada gracias a diversas técnicas como exageración, simplificación o
repetición; y economía. Se realizan las aseveraciones de forma implícita en lugar de
explícita y se busca la extrapolación o transposición del contenido.

Todas estas categorías revisadas anteriormente han servido para llevar a cabo múltiples
investigaciones. Una de ellas, Killinger (1976) mostró la independencia entre la frecuencia
del uso del humor en relación con la experiencia del terapeuta. Esto demuestra que la
experiencia no es el factor fundamental a la hora de determinar la frecuencia del uso del
humor. En realidad parece más significativa el grado de madurez y la influencia del
entorno. El humor en psicoterapia es una herramienta para comunicar una actitud entre el
terapeuta y el cliente: genera un proceso de autoexploración positivo. Otro elemento que
determina si se producirá la risa o no es si el cliente se siente seguro para reaccionar frente
a dichas intervenciones por parte del terapeuta. También el momento de la alianza
terapéutica determina la reacción del cliente. En las fases iniciales de la terapia el cliente
puede adoptar una reacción emocionalmente distante, juzgando si el terapeuta realmente
comprende sus pensamientos y sentimientos. También se ha demostrado que la efectividad
terapéutica del humor va estrechamente relacionada con otras cualidades relativas al
terapeuta como la madurez. El terapeuta maduro es capaz de emplear el sentido del humos
de forma relajada y generando el apoyo suficiente sobre el cliente para conseguir una
preocupación, una comprensión y un interés genuino. En cambio, Kubie, L.S. (1970)
asegura que el uso del humor por los psiquiatras es potencialmente destructivo para la
relación terapéutica ya que con mucha frecuencia los sentimientos pueden ser sacados de su
cauce natural. Sólo al final de la terapia cuando el paciente ha logrado mayor
autoconocimiento se puede usar el humor de manera empática.

Por otro lado, Cassell, J.L. el humor se convierte en una herramienta muy útil para
establecer un diagnóstico y evaluar los cambios producidos durante la terapia. Rule, W.R.
14
(1977) asume que la terapia es una forma de educación y debe promover el humor auto
dirigido. Lukas, E. (1982) afirma que el uso del humor en psicoterapia puede ayudar al
paciente a caer en la cuenta de la naturaleza ilógica de sus miedos y compulsiones. Prerost,
F.J. (1985,1988, 1989) emplea un procedimiento que incluye el humor en la elaboración de
las distintas escenas que van a ser presentadas a la imaginación. Esto permite que el cliente
sea capaz de resolver conflictos personales reduciendo la tensión que generan. Poland, W.S.
(1990) indica que es necesario establecer la fortaleza de la alianza terapéutica antes de
realizar intervenciones humorísticas. Cuando el humor es espontáneo denota una buena
alianza terapéutica y resultará de ayuda en la intervención.

Walled Salameh es su trabajo de 1983 presentó una escala de valoración para evaluar el
nivel de humor empleado por el terapeuta. En 1986, identificó los rasgos del terapeuta que
ayudaban a optimizar el uso de del humor en psicoterapia. En un segundo trabajo ese
mismo año, desentraña el poder hipnótico del humor. En 1990, revisa algunas de los
aspectos de gran utilidad para el éxito en la práctica clínica, incluye los factores
actitudinales. Concluye que la relación terapéutica que incluye el humor llega a
evolucionar a ser una experiencia emocionalmente correctiva en beneficio del paciente. En
su trabajo de 1992, recoge las quejas habituales de los pacientes para la psicoterapia.
Además propone el término de humorofobia para designar el miedo que algunos terapeutas
tienen al uso del humor como herramienta psicoterapéutica. Sugiere que este es el eslabón
perdido en la evolución del proceso terapéutico para salvar esa distancia entre el paciente y
el terapeuta. Rutherford, K (1994) resalta el valor terapéutico del humor, indicando que
puede ser empleado para fortalecer la relación terapeuta-cliente y para ayudar en el
diagnóstico, interpretación y reorientación del cliente. Recientemente, Ortiz C. (2000)
constata que el humor es una herramienta fundamental en psicoterapia para enriquecer la
relación terapéutica y para facilitar al paciente observe sus problemas en su justa medida.

Después de realizar una breve descripción sobre las distintas investigaciones y trabajo en
el campo del humor y la psicoterapia, a continuación se describirá los usos del humor en las
distintas orientaciones terapéuticas.
1) Terapia psicoanalítica. Freud en su ensayo “El chiste y el inconsciente” (1905), presenta
el humor como un mecanismo de defensa que utilizará la condensación, la simbolización, el
desplazamiento y la represión como vehículo donde se expresará el humor. Jones (1992)
añade a estas funciones otro mecanismo que llama objetividad, como la habilidad para
reírse uno de sí mismo. Esto logra convertir un estado de conflicto y frustración de
inaceptable para lograr hacerlo aceptable.

Desde el punto de vista de vista psicoanalítico, el humor se ha relacionado con el


masoquismo y la dinámica compulsiva; así como con los desórdenes de carácter. También
sería una buena sublimación frente a los impulsos no deseados y las necesidades
15
inconscientes de destrucción. Además Goldstein y McGhee afirman que la visión de que
el sentido del humor no es independiente del conjunto de la personalidad del individuo da
como resultado que uno se encuentra un sano sentido del humor en las personas sanas y por
el contrario un insano sentido del humor en las personas no sanas.

Slap especifica dos tipos de dominio del humor: a) un dominio sobre los propios impulsos
agresivos y b) un dominio sobre la dependencia objeto-persona. El sarcasmo puede aliviar
la agresión y la rabia y ayudarnos a dominar los impulsos. Bloomfield, I (1980) asume que
el humor es una forma de expresión directa del proceso inconsciente. Con él se unen los
polos opuestos, se subrayan las contradicciones y muestra lo absurdo de que convivan
varios deseos irreconciliables. Lo paradójico y lo absurdo es lo que le hace a uno reír.
Concluye que la habilidad de reírse de uno mismo supone el reconocimiento de la propia
condición y el dominio de la relación de uno mismo. Los trabajos de Neto, D.A. (1984)
discuten las bases de la psicoterapia analítica grupal. Este tipo de encuadre usa las
anécdotas como un modo de expresión de las defensas ante el estrés y la angustia.

Sin embargo, hay autores que resaltan la vertiente negativa del uso del humor por parte
del terapeuta. Para estos clínicos el uso del humor suponía romper el encuadre terapéutico,
provocar una falta de alianza y un signo inequívoco de contratransferencia.

2) Terapia cognitivo-conductual. Según Koestler, A (1964) el propósito de incluir el humor


y la risa en la terapia de conducta es mostrarle al paciente una nueva forma de afrontar
situaciones que con anterioridad han sido consideradas como un problema. De este modo
la inclusión de elementos humorísticos en la jerarquía de la desensibilización sistemática
tiene el objeto de provocar una liberación de tensión; esta puede ser conceptual o física
dependiendo de si se produce risa o no. A parte de emplear el humor como elemento
terapéutico, es también de utilidad que el paciente se haga consciente de los valiosos usos
del humor en las distintas situaciones de la vida cotidiana. Además el terapeuta debe actuar
como estímulo reforzante ante el surgimiento de estas conductas.

La terapia racional emotiva de Albert Ellis, emplea una gran variedad de métodos para
interrumpir y alterar las creencias irracionales del paciente que actúan saboteando en forma
de resistencias los procedimientos terapéuticos. En todo este proceso para lograr vencer las
resistencias que impone el paciente, el humor y las estrategias de intención paradójica
funcionan especialmente bien con clientes resistentes y negativos. Además otro reto de la
terapia es ayudar a la gente a combatir la seriedad excesiva. En esto el humor tiene un gran
papel terapéutico.

16
Según J. Navas (1999) destaca cómo el humor y la ha sido referido como parte del
tratamiento conductual, pero no como ingrediente usado de manera deliberadas en la
estrategia terapéutica; sólo se ha hecho de manera expresa en la RET de Albert Ellis.

3) Terapia de familia y pareja. Según Cloe Madanes (1987) las intervenciones humorísticas
en la terapia de familia tienen el propósito de incluir elementos inesperados o sorpresivos.
Una redefinición o explicación humorística coge a la familia por sorpresa de modo que el
efecto de la intervención se ve amplificado por el impacto y el dramatismo de la situación
presentada. Para este tipo de terapia el terapeuta debe ser capaz de soportar el ridículo,
parecer como absurdo; se debe reír “con” el paciente y “no” del paciente. En este sentido el
humor no debe ser confundido como sarcasmo. Es mejor que el terapeuta se ridiculice a sí
mismo que un paciente o una familia.
Los trabajos de Cade, B. (1986) plantea que el humor no debe resultar una imposición
para el terapeuta; no obstante debe encontrarse abierto a su uso con el objetivo de facilitar
la relación terapéutica o dirimir la tensión generada en una situación específica. El humor
es más terapéutico cuanto más inclusivo es. Según Schnarch, D.M. (1990) el humor se
convierte en un entrenamiento de pareja y asimismo sirve de método para trazar el curso y
el progreso del tratamiento. Según Fogarty (1974) el humor facilita un espacio a los
miembros de la familia en el cual poderse mover desplazando así al criticismo y
encontrando maneras alternativas de mirar cualquier problema familiar.

4) Logoterapia de Viktor Frankl. Define la intención paradójica como “un proceso


mediante el que el paciente es animado a hacer, o a desear que ocurra, aquello que
precisamente teme” El humorismo juega un papel fundamental en la formulación de la
intención paradójica, que invita a manejar con éxito la capacidad de autodistanciamiento.
Esta técnica tendría de hecho que formularse del modo más humorista que fuera posible, de
manera que el paciente aprenda a mirar a la cara, e incluso reírse en la cara del ansia. Según
la doctora Lukas (1983) la intención paradójica es la liberación sustentada por el
humorismo que invita a la persona a que aprenda a reírse de su angustia.

El efecto de la intención paradójica va a depender mucho de las dotes particulares que


posean los terapeutas. Por ello es de extrema importancia que el terapeuta esté él mismo
dispuesto a ponerse en la aplicación en el lugar del paciente; a repetir con él todas las
fórmulas, a realizar todos los tratamientos, no sólo para ofrecerle un modelo, sino sobre
todo “para darle la impresión de que se toma muy en serio su problema, aunque sus
métodos sean humorísticos”.

5) Terapia de grupo. Grotjahn, M. (1972) sugiere que el terapeuta ha de sentirse libre para
reír con sus pacientes. Con esta reacción se muestra al grupo la libertad emocional. A partir
de ese momento la risa será considerada como un signo de libertad. Para Brown, J.R.
17
(1978), el humor es uno de los factores que entre otros propósitos pueden emplearse dentro
del grupo para generar descarga emocional.

Bloch, S., Borwing, S. y McGrath, G. (1983) plantean que el humor juega un papel muy
importante en la terapia de grupo. Puede ayudar al terapeuta a mostrar al grupo aspectos de
su propia personalidad, a ayudar a vencer las resisitencias del grupo. Favorece la cohesión
del grupo, los insights dentro de la dinámica del grupo y reducir la tensión. Además resulta
contraproducente cuando se usa para agredir a otro miembro del grupo. Para Tuttman, S.
(1991) el humor en la terapia grupal, puede servir como regulador de la ansiedad y
atenuador de la agresividad. Sirve para que los componentes del grupo afronten sus
conflictos con otros miembros del grupo. Martin y Lefcourt (1983) han notado que los
efectos negativos del estrés son menos pronunciados para los individuos que tienden a
reírse y a sonreír en una variedad de situaciones, para los que consideran el humor como un
valor esencial y para los que usan el humor como una forma de afrontar el estrés.

La última parte de este capítulo trata acerca del uso del humor en las diversas áreas de
intervención. Algunas de las áreas de intervención son:
1. Problemas de adicción: el alcohol. Von Wormer, K. (1986) parte de la idea de que el
humor es un sustituto al alcohol para poder afrontar las crueldades de la vida, que es muy
barato y que no produce daño.

2. Pacientes con trastornos mentales. En la tesis doctoral de Paulul, W.J. (1999) se realiza
una revisión en profundidad de la bibliografía sobre el tema y se trata de determinar los
posibles efectos terapéuticos del humor en la psicoterapia de pacientes con trastornos
mentales. Entre las conclusiones del estudio está aquella que tiene que ver con la relación
entre el nivel de sofisticación del humor que se emplea y el nivel de funcionamiento
cognitivo del paciente. Cuanto más sofisticadas son las bromas se requiere que el paciente
tenga unas habilidades cognitivas mucho más desarrolladas. Además, que los tipos de
humor menos sofisticados son más efectivos en el establecimiento de la relación terapéutica.

3. En niños y adolescentes. En general los estudios que se han realizado en esta área están
de acuerdo en que el sentido del humor es un componente integral de una estructura del yo
sano. Otra dimensión es la relación del juego lúdico con la actividad física. Para los niños,
el humor puede manifestarse en formas de actividad física para lograr reducir la ansiedad,
para fortalecer la relación terapéutica o para lograr disfrute y placer en esas actividades.
Otro aspecto es la idea de que la capacidad de usar el humor tanto como creador como
disfrutador cambia conforme cambia la madurez cognitiva del niño y su capacidad para
comprender conceptos y sus significados. La naturaleza de la relación terapéutica implica
que en esta relación el niño necesita ser aceptado tal como es, y que se convertirá en el

18
centro de interés del terapeuta. Así podrán ser ellos mismos a través del juego, la fantasía,
etc.

Los estudios sobre el humor en los grupos de terapia adolescente (Dana, 1994) señalan
que suelen estar caracterizados por dos elementos: sexual y autoritario. Hay una evolución
en los grupos de terapia adolescentes. Al principio usan el humor de forma inadecuada y
atacante y poco a poco emergen formas más positivas y adaptativas de hacerlo. El terapeuta
podrá advertir el nivel cognitivo y evolutivo de cada miembro dependiendo del uso,
apreciación y comprensión del humor. No se debe ofender o confundir a los miembros con
dobles sentidos que no se entiendan o paradojas que se tomen literalmente.

4. Ámbito de la salud, pacientes de cáncer y enfermos terminales. Según Bellert (1989) y


Leiber (1986) que han trabajado en la línea de formación en humor de enfermeras de
enfermos de cáncer, indican que las enfermeras manifiestan que la práctica del humor
facilita la aproximación al paciente, relaja la tensión y hace la rutina diaria más gratificante.
En cuanto a su efecto sobre el paciente se observó que: relaja la tensión, aumenta la
percepción del bienestar y facilita el aprendizaje del auto cuidado.

Otro grupo de estudio son los enfermos terminales. B. Carbelo et. Al (2000) sugiere que
el humor es esencial y a veces representa la mayor necesidad para estos pacientes. Ayuda a
una mayor maduración de los pacientes y una mejor calidad de vida justo en la despedida
de ésta y de sus familiares. Además afirma que incluir el humor en la formación de
enfermería no es una sorpresa porque ningún otro profesional de la salud trata con el estrés,
sufrimiento y pérdida como lo hacen ella. Dean (1997) ha puesto de relieve que el humor
ayuda a engendrar esperanza, crea un sentido de perspectiva y ayuda a reencontrar una
comprensión y un sentido de sí mismo en momentos tan delicados.

5. La comunicación y relaciones interpersonales. Varios estudios han subrayado cómo el


humor facilita la recepción positiva de ideas, actúa de mecanismo de persuasión, establece
la relación, hace decrecer la hostilidad, relaja la tensión, facilita la respuesta, reduce la
distancia entre las personas, es grato y desestresante, refuerza el sentido de confianza y
ayuda a establecer el encuentro. Como reforzador de la comunicación, puede reforzar lo
que uno tiene que decir y hacerlo más aceptable, estrecha las diferencias, crea una
confianza básica sobre la que establece la relación interpersonal y la relación terapéutica.

El humor crea una comunicación sana y confiada. Es una parte integral del diálogo
humano. Permite estimular el crecimiento personal, aumentar los insights, mejorar nuestras
habilidades sociales, lograr una sensación de desapego y por todo ello facilitar el cambio de
actitudes y crear nuevos mecanismos para afrontar mejor la realidad.

19
6. Ámbito educativo y aula de clases. Este tema ha sido específicamente tratado en una
sección anterior, en el tercer capítulo. Algunos estudios que demuestran el uso del humor
dentro de este ámbito son: Bryant et al (1980) estudiaron la relación entre el uso del humor
por los profesores(as) en el aula de clases y su efecto en la evaluación por parte de los
alumnos. Los resultados indicaron que para los profesores masculinos el uso del humor se
percibió como positivamente relacionado con rasgos como su apariencia y forma de
enseñar. En cambio en las profesoras, únicamente el uso del humor hostil fue identificado
como rasgo de personalidad diferencia, relacionado con “falta de apariencia”.

Además en su trabajo de 1989, concluyeron que en el uso del humor de manera


razonable se ha visto efectos positivos: como facilitador de la atención del alumno para
mensajes especiales, hacer más atractivo el aprendizaje, promover la creatividad de los
estudiantes. Indican que el éxito de enseñar con humor dependerá de qué tipo de humor se
usa, si se hace bajo circunstancias apropiadas, en el momento oportuno y de la manera
pertinente.

Para finalizar se muestran una serie de pensamientos y pasajes extraídos del libro:

“La alegría del hombre prolonga su vida”


Eclesiastés 33: 22

“La humanidad se toma a sí misma demasiado serio. He aquí el pecado original del mundo.
Si el hombre de las cavernas huniera sido capaz de re;irse de sí mismo, la Historia hubiera
sido diferente”
Oscar Wilde
“Donde no hay humor, no hay humanidad.
Donde no hay humor, existe el campo de concentración”

Eugene Ionesco

“El humor es una de las funciones psíquicas más elevadas que goza del especial favor de
los pensadores”
Sigmund Freud

20
Ensayo

El libro me pareció muy interesante ya que toca una temática que no he específicamente
estudiado durante mis años de estudios en Psicología. A pesar de que es un tema que se
puede manejar en la vida diaria y que muchas veces lo aplicamos con conocidos, amistades
o familia; no me imaginaba el impacto que tiene dentro de la terapia. Realmente he
quedado muy satisfecho con lo que he aprendido, a pesar de que ha sido poco el tiempo
para poder “digerir” todo el material. Lo importante es que he quedado con el desafío de
seguir buscando más información sobre el tema y prepararme en este ámbito. Claro está,
que lo más importante es poder aplicar los conocimientos en mi vida personal y profesional.

Es muy interesante el enfoque multidisciplinar que adopta el autor junto con sus
colaboradores. Hay un humorista, psicólogos y terapeutas, educador y psiquiatra. Cada uno
de ellos pudo plasmar sus vivencias dentro de su práctica profesional y las investigaciones
que han realizado. Se demostró gran dominio de los temas en cada uno de los capítulos. El
capítulo uno es especial porque hace una introducción a todo lo que se verá más adelante y
es ameno y entretenido ya que incluye muchos chistes y situaciones graciosas. Al principio
pensé que estaba leyendo un libro con una temática cómica, pero a medida que iba
avanzando sentí como todo encajaba.

A pesar de ser un libro “pequeño”, es de admirar la labor bibliográfica e investigativa que


se realizó. Esto demuestra el valor que tienen las investigaciones para difundir el
conocimiento y generar más investigaciones sobre el humor y aplicación terapéutica.
Además es de gran ayuda porque dan listas completas y referencias de las investigaciones
utilizadas que puedo más adelante buscar y estudiar a profundidad. Además no sólo se
realizó una investigación de material psicológico y científico, sino que incluyo muchos
elementos literarios e interesantes; son muy bueno los chistes, pensamientos y frases con
contenido humorístico sacado de la literatura tanto españoles como de otras latitudes.

Cabe mencionar un parte del texto (para traer un poco de humor al presente escrito y que
espero no sea arriesgado) que dice así “Si aún no conoce Las cenizas de Ángela, lector o
lectora, francamente no entiendo qué hace leyendo este capítulo que se trae ahora entre
manos, lo primero es lo primero” (pág. 21) Al principio no me causó mucha gracia por las
circunstancia en la que estaba leyendo el libro, pero después de leer todo el libro
comprendo que valió la pena. El desafió de ese capítulo es leer la obra mencionada y
disfrutar de la misma.
21
Después de leer este libro creo que puedo arriesgarme a definir lo que es humor, no me
preocupo por que quizás el autor del libro no sabrá que me di esta difícil tarea y si lo hace,
quizás aparezca como una posible definición para el humor en la próxima edición de su
libro (si es que la hay). El humor es una expresión de nuestra felicidad, es lo que nos
permite sacar una sonrisa o una risa en las personas a quienes nos dirigimos. (YU, A. 2013).
Aunque la felicidad es un estado momentáneo, que muchas veces no dure mucho y
depende de las situaciones que nos cause placer y bienestar; podemos tener un buen sentido
del humor porque hay felicidad en nosotros y somos capaces de crear situaciones que
produzcan gracia o chiste a través de lo que decimos o hacemos y al final estas personas
puedan reaccionar de forma positiva a nuestro buen sentido del humor ya sea a través de
una risa o una sonrisa.

Me parece muy interesante la clasificación del fenómeno humorístico que se presentó en


el primer capítulo: humor benigno, tragicomedia, ingenio, sátira y locura. Considero que el
ideal es que las personas podamos desarrollar un humor benigno que no afecte a los demás,
que los respete y que no vayan dirigido a desvalorizar; sino a divertir y traer felicidad.
También pienso que se puede utilizar la tragicomedia como una manera poder mitigar el
dolor en los demás pero siempre respetando el mismo y demostrando mucha empatía.
Además debemos alejarnos de la sátira y la locura porque estas realmente no aportan a
nuestro bienestar, ni a la de los demás; en cambio, nos alejan de otros y no favorece a
nuestra salud mental. Es importante comprender que desarrollar el humor, un buen sentido
de humor, no se logra con leer un libro ni escuchar unas charlas; sino que esto se logra poco
a poco, con la maduración psicológica que tengamos y la capacidad de empatía para lidear
con nuestros sentimientos y la de los demás.

Además pienso que cuando se dice que el humor nos ayuda a encontrar soluciones a los
problemas de la vida cotidiana hay que tener en cuenta que esta depende de la madurez de
la persona y cómo perciba y comprenda la situación actual. El humor no es sólo decir o
hacer cosas graciosas para que otros se rían, también permite evaluar las situaciones y no
darle una connotación negativa o que no tengan solución; y ser capaz de buscar soluciones
alternativas para los problemas.

También se debe tener cuidado cuando se utiliza el humor para defenderse ante una
crítica o una ofensa que desafía el equilibrio emocional. Se necesita del intelecto y
asertividad para saber qué decir, cómo decirlo y cuándo decir algo a la otra persona sin que
esto cause más conflictos. También que la misma persona sea capaz de llegar a un control
22
interno y no reaccionar de una manera impulsiva, es decir, el humor irá dirigido a su
persona.

Me gustó la parte que dice que el humor sirve para disminuir el sentimiento de frustración
que provoca la percepción de nuestras propias limitaciones ya que muchas veces nos
damos cuenta de que no tenemos ciertas capacidades y esto nos hace sentir mal, pero con
un buen humor seremos capaces de suavizar la autocritica. Es difícil manejar la crítica
hacia uno mismo. Por eso, es necesario que nos sintamos satisfechos con quienes somos y
no busquemos ser como lo demás que sí tienen esas capacidades, ni sentir envidia por otros.
Si nos pasamos la vida enfocándonos en nuestros propios defectos y no nos consideramos
personas capaces y con virtudes y defectos; a la larga seremos infelices y no podremos
ejercer un buen sentido del humor.

Estoy de acuerdo con la definición que el autor encontró sobre la risa “es una respuesta
física, involuntaria en forma de emoción placentera” y después de dar la explicación
detallada sobre la misma quedé muy satisfecho. Muchas veces las cosas más cortas y
simples esconden grandes significados y respuesta.

Me llama mucho la atención cómo el humor y su expresión o manifestación física a través


de la risa y sonrisa es exclusiva del ser humano. Nos diferencia de los demás seres vivos
que habitan la tierra. Es sorprendente como algo, una risa, que muchas veces no creemos
que hace una gran diferencia en uno ya que casi todos los humanos nos reímos, nos
diferencia de cualquier otro ser que existe en la naturaleza.

Pienso que es difícil el proceso en el que la memoria tiene que emplear muchas veces sus
mecanismos de defensa, porque sería imposible vivir con la profundidad con que ataca
muchas vivencias negativas. La persona necesita tener muchos recursos personales para
poder transformar estas vivencias y recuerdos no tan placentero, en algo más “gracioso”,
menos catastrófico tales como una buena autoestima y autoconocimiento de las fortalezas y
debilidades. Esto no lo realiza la misma memoria como tal, si la misma persona no se lo
propone y no tiene una visión o perspectiva diferente frente a su situación que le permite
vivir con la misma.

Un aspecto positivo que este libro exploró es lo que pasa a nivel fisiológico cuando se
está de buen humor y nos reímos. A veces esto es algo que en muchas ocasiones se obvia
23
ya que sólo nos concentramos en la parte exterior en la risa o los comportamientos
graciosos de la persona sin tomar en cuenta todo el proceso que comienza a nivel cerebral y
que luego afecta tanto la musculatura y la respiración. Es impactante y sorprendente leer
todo el proceso por el que se da la risa. La descripción en palabras se ve tan sencilla pero lo
que ocurre en el organismo es complejo. Una risa que puede durar tan poco involucra
tantos procesos. Después de conocer, los tres complejos involucrados en la expresión de la
risa, ya puedo decir que para que nuestro cuerpo pueda experimentar felicidad y alegría es
un proceso complejo.

Para agregar, me parece muy interesante como la búsqueda de un analgésico, calmante o


sedante, permitió que se conocieran los mecanismos íntimos e inobservables que ocurren
dentro del sistema nervioso central que tienen que ver con el buen sentido del humor y su
expresión a través de la risa o sonrisa. Tal como dice nuestra profesora de introducción a la
psicofarmacología muchos de los descubrimientos se hicieron por ensayo y error. Lo
relacionó con esto ya que la búsqueda de la sustancia, permitió conocer ese mecanismo tan
íntimo que hoy día conozco.

También pienso que no sólo es la risa o sonrisa lo que nos permite expresar al exterior
nuestro estado de ánimo, el buen humor. Sino es la forma en que actuamos, todo nuestro
cuerpo también lo demuestra ya que podemos pararnos, mover las manos y realizar una
gran variedad de conductas para demostrar algo cómico y gracioso.

Es impresionante el dato que según un estudio realizado por la Asociación Internacional


para la Renovación de la Risa concluye que los niños de 7 a 10 años se ríen en torno a 300
veces cada 24 horas, mientras que esa cifra desciende radicalmente hasta 80 veces en los
adultos. Pienso que se debe hacer que los adultos rían más porque esto favorece a la salud
física y mental como se ha visto en las investigaciones. Es necesario que todos
comprendamos que reír no es una acción exclusiva de los niños, ni que esto denote una
falta de madurez. En cambio, se necesita de una madurez para poder tener un buen sentido
del humor. Además, esto también demuestra que los adultos pasan por distintas dificultades
y crisis que se experimentan a lo largo de la vida y que implican tareas que muchas veces
puede afectar el humor.

Me gusta mucho una frase que dice Steve M. Sultanoff (presidente de la Asociación para
el Humor Terapéutico de EUA): “los médicos deben bajarse de su pedestal, renunciar a la
actitud grave frente a las enfermedades y optar por el humor” ya que los médicos no deben
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estar alejados de los enfermos, no deben adoptar una actitud fría en el tratamiento de los
enfermos, sino que deben ser cálidos, cercanos y utilizar el humor para infundir en ellos paz
y de que realmente hay esperanzas para seguir viviendo.

Otro dato que me parece interesante es que la parte del cerebro relacionada con el
aprendizaje del lenguaje es la que controla los estados del buen humor. Es precisamente
esta capacidad que nos permite comunicarnos con los demás ya sea de forma verbal o no
verbal y hacer que nuestras relaciones con los demás y el mundo exterior estén
influenciadas por el humor. No es sólo cuestión de decir que uno tiene buen humor, sino
poderlo expresar.

Es interesante la perspectiva educativa que se muestra. “Educar para el humor” es una


tarea que no solamente va dirigido a los maestros y profesores, también a todos aquellos
profesionales que estén involucrados en un proceso de enseñanza. Tal como se demostró
en el libro, educar con un buen sentido del humor trae grandes beneficios. Uno de los
beneficios más grande es que cuando somos capaces de enseñar a otros utilizando el humor,
el alumnado puedan aprender; porque se ha hecho una labor que sale fuera de lo “normal”,
se ha utilizado una variedad de técnicas y la creatividad para despertar ese interés por
aprender por parte de los alumnos.

Es necesario que nos liberemos de todo prejuicio y estigma o al menos evitemos que esto
interfiera en nuestra labor educativa. Los procesos de enseñanza/aprendizaje pueden darse
sin problemas y de manera efectiva si se utiliza sentido del humor. Esto no significa que
seamos inmaduros, ni que tengamos las capacidades necesarias para enseñar a otros. Todo
educador debería estar abierto a utilizar el humor de una manera ideal y sin que afecte la
relación con los alumnos. Las aulas de clases deben ser ambientes favorables para que se de
un aprendizaje significativo y el uso del humor lo permite.

Estoy de acuerdo en que antes de utilizar el humor en la labor educativa, el educador debe
revisarse o hacerse un autoanálisis de cómo estamos en cada una de las dimensiones del
humor. No se puede esperar que un educador que no tenga un buen sentido del humor, lo
empiece a aplicar en cuestión de instante; sino, que tenga la capacidad de evaluarse y poder
crecer en esas dimensiones y poco a poco aplicarlas dentro de su labor. Es mejor no utilizar
el humor cuando no se está preparado ya que esto puede afectar a los alumnos y su proceso
de aprendizaje. Es necesario que se pueda tener una buena relación educador-educando
para así aplicar el buen sentido del humor.
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La dimensión revolucionaria del humor es un punto delicado ya que se debe utilizar el
humor de una manera sutil sin que afecte o desequilibre el orden. Además de la crítica,
siempre debe estar acompañada de una posible solución ante todas las necesidades e
injusticas sociales. Pienso que antes de hacer una crítica a la sociedad o los sistemas,
tenemos que siempre preguntarnos que estamos haciendo o podemos hacer para traer
solución.

Se necesitan cambiar paradigmas y permitir poco a poco que el uso del humor entre en
nuestros sistemas educativos ya sea formales o informales. Además, los profesores deben
comprender que se debe enseñar para la vida, no para un examen. El verdadero aprendizaje
no se demuestra con una nota, sino cuando se internaliza y se aplica lo aprendido. También
es necesario aplicar nuevas didácticas, ser creativos en los procesos aprendizaje/enseñanza.
Debemos hacer uso de esa función transformadora que nos dirija a una renovación
pedagógica. Esto comienza en cada educador y en su deseo de hacer uso del humor y como
esto poco a poco se verá reflejado en los mismos estudiantes.

No sólo se debe enseñar con sentido de humor, sino que se debe traspasar ese estilo a los
estudiantes. Que ellos puedan responder de manera adecuada a esto y que puedan empezar
a adoptarlos de una manera sana no sólo dentro del ambiente educativo, sino en sus
relaciones diarias. Los ambientes educativos no deben ser rígidos sino que deben fomentar
la expresión de la creatividad y libertad de opinión dentro de un ambiente de respeto.

Me parece que es necesario realizar una diferenciación entre risa patológica, sana y
artificial especialmente en el momento que realicemos evaluaciones psicológicas ya que
esto nos permitirá conocer o identificar algún tipo de trastorno producida ya sea por causa
física o orgánica. También si se sufre de alguna dependencia a alguna sustancia
psicotrópica como en el caso de la risa artificial.

En cuanto a la explicación sobre la demencia no estoy muy de acuerdo ya que el autor


expresa que es una pérdida de inteligencia adquirida a lo largo de la vida, sé que es una
explicación no tan profunda ya que está dirigida no sólo a terapeutas también a docentes y
personas interesadas en la temática. Pienso que se puede tomar como malentendida,
prefiero la definición que dice que es una pérdida progresiva de las funciones cognitivas,
debido a daños o desórdenes cerebrales. Ya que no sólo se enfoca en la inteligencia,
también en la memoria, atención y funciones ejecutivas. A pesar de esto, felicito al autor
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que es un psiquiatra por utilizar un lenguaje sencillo y no tan técnico en la explicación de
los distintos conceptos ya que hace que la lectura sea más amena y comprensible.

También me parece muy interesante cómo se plasma la manifestación de la risa en cada


uno de los trastornos psiquiátricos en la que aparece. Este es un aspecto que antes no había
estudiado o que no había puesto tanta atención y estoy seguro que me servirá para un futuro,
no muy lejano, cuando realice diagnósticos clínicos.

También prefiero que no se utilice el término de retraso mental, como sale en el DSM-IV,
sino que se utilice el término debilidad mental que es menos severo. Pienso que se debe
tener cuidado con este tipo de pacientes porque muchas veces la risa de otros (a través de
burla, bromas, agresiones, otras) va dirigida hacia estos pacientes y sus características y
aunque esto muchas veces no lo perciban como algo negativo, va en contra de su valor
como persona, de quién es y lo que representa.

Me gusta la frase que el autor del capítulo 5 expresa “el humor es un recurso que hay que
nutrir, cultivar y conservar” definitivamente una persona no nace, por así decirlo, con el
humor o el buen sentido del humor. Sino que es un proceso de autoconocimiento y
desarrollo personal que día a días todos debemos aplicar y disfrutar de lo que la vida tiene
para nosotros.

Algo novedoso que puede aprender de las investigaciones es sobre la teoría energética
sobre la producción de la risa. La cantidad de energía emocional para producir la respuesta
de risa en el cliente depende de si el contenido humorístico necesita de energía intelectual
para llegar a comprender la broma. Interesante todo esto proceso ya que esto nos da el
desafío de utilizar el humor de manera tal que no sea muy difícil para comprender y, por lo
tanto, utilice menos energía intelectual, y se enfoque la energía emocional para producir
una risa que sea agradable.

Interesante la metodología de Prerost, F.J. (1985,1988, 1989) que emplea un


procedimiento que incluye el humor en la elaboración de las distintas escenas que van a ser
presentadas a la imaginación. Esta es muy parecida a la IRE (imaginación racional emotiva)
propuesta por Ellis. Pienso que con esta técnica no se expone mucho al paciente hacia las
situaciones que le crean ansiedad; en cambio, lo preparan para una futura aplicación del
humor en las situaciones reales.
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También estoy de acuerdo con lo que plantea Poland, W.S. (1990) indica que es necesario
establecer la fortaleza de la alianza terapéutica antes de realizar intervenciones humorísticas.
Esta es una de los resultados que han logrado obtener muchos de los estudiosos en la
materia. Es necesario que la alianza terapéutica esté basada en el respeto y la confianza.

Tal como dice Salameh, W. hay que acabar con la humorofobia. Pienso que tiene mucha
razón, no se puede vivir con el miedo a utilizar el humor dentro de las terapias porque si se
aplican de manera adecuada trae beneficios que favorecen al cambio en los pacientes.

No podría decir cual de las orientaciones terapéuticas ofrece un mejor tratamiento


tomando en cuenta el humor ya que sería muy escéptico. Puedo realizar comentarios y
sugerencias de las mismas:

1) Terapia psicoanalítica. Considero que esta debe ser utilizada siempre y cuando el
paciente esté dispuesto a escarbar dentro de su vida emocional y conflictos. El terapeuta
debe prepararlo para que pueda reconocer sus problemas y después ayudarlo a buscar una
manera o perspectiva más sana de ver sus problemas.

2) Terapia cognitivo-conductual. Esta terapia realmente puede ayudar a que las personas
dejen de percibir sus situaciones como amenazantes. Aquí es necesario que el terapeuta
evalué el nivel cognitivo de su paciente y la capacidad que tiene para desarrollar el humor
en cuanto a su situación.

3) Terapia de familia y pareja. Me parece muy interesante cómo incluir elementos


inesperados o sorpresivos durante la misma y cómo el terapeuta debe ser capaz de soportar
el ridículo, parecer como absurdo. Para esto, el terapeuta debe conocerse bien y tener una
buena autoestima y ser capaz de separar la práctica profesional y su vida interior. Debe
tener cuidado con las contratransferencia.

4) Logoterapia de Viktor Frankl. Es la primera vez que escucho ese término: intención
paradójica como “un proceso mediante el que el paciente es animado a hacer, o a desear
que ocurra, aquello que precisamente teme” En realidad no lo entiendo mucho, pero esto
me motiva a buscar a través de otras fuentes y comprender cómo es que es que se llega a
ese estado de autodistanciamiento.

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5) Terapia de grupo. Pienso que es muy importante porque permite a los miembros esa
comprensión de que no están solos, de que otros también pueden estar pasando por
situaciones parecidas y que juntos van a trabajar para lograr los cambios necesarios. El
terapeuta debe estar preparado para poder trabajar con personas con distintas capacidades y
personalidades. Debe buscar un punto de equilibrio y que el humor puede ser aplicado de
tal forma que sea una forma de comunicación eficaz con los demás.

Finalmente, es necesario revisar las áreas de intervención en la que se puede utilizar el


humor. El sentido del humor no debe ser tomado a la ligera, al contrario es un tema muy
serio aunque parezca que en su interior contiene comicidad y alegría.

1. Problemas de adicción: el alcohol. Me parece muy interesante la idea que un autor


propone que el humor es un sustituto del alcohol. En realidad, no comprendo muy bien
cómo se podría lograr esto, pero pienso que toma un gran trabajo por parte del terapeuta
que debe estar preparado para la recaída. Una de las preguntas que aún tengo: ¿cómo se
puede tratar las otras adicciones? ¿Se puede aplicar la misma idea de sustituir el humor por
el alcohol?

2. Pacientes con trastornos mentales. Pienso que aquí es muy necesario mirar el nivel de
sofisticación del humor que se emplea y el nivel de funcionamiento cognitivo del paciente
ya que muchos de estos pacientes pueden presentar problemas o dificultades en esta área lo
que puede traer más desafío al terapeuta que trabaje con esta población. Pienso que el
terapeuta debe ser muy cercano y empático y estar libre de cualquier estigma y estereotipas.

3. En niños y adolescentes. Un factor que tiene a favor los terapeutas que trabajan con niños
es que estos están más abiertos al juego y a la creatividad. Los terapeutas no deben
comportarse como niños, sino que deben ser capaces de ver el mundo como lo ven los
niños y poder adaptar los tratamientos a ellos. Además, debe tomar en cuenta el nivel de
maduración de los adolescentes ya que ellos están en una etapa de grandes cambios físicos
y psicológicos. El uso del humor debe ser muy cuidadoso y no caer o infundir las bromas
pesadas y que afecten la autoestima del adolescente.

4. Ámbito de la salud, pacientes de cáncer y enfermos terminales. Un desafío es trabajar en


la educación de enfermeras, médicos y todo el equipo en salud. Tal como se ha mencionado
en apartados anteriores, que puedan desarrollar el sentido del humor y aplicarlos en su
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práctica con los enfermos. Debe hacerse desde una posición de empatía hacia el dolor y el
sufrimiento humano, pero también infundir esperanzas.

5. La comunicación y relaciones interpersonales. El uso del humor nos debe llevar no sólo a
aplicarlo dentro del ámbito de la terapia, sino a que esta práctica se de en cada área de
nuestra vida. El humor y la capacidad de reír son capacidades netamente humanas y que
nos hace, vaya la redundancia, más humanos. Debemos ser capaces de tener un humor
benigno que no afecte a otros sino, que traiga alegría y bienestar a los demás y en última
instancia a nosotros mismos.

6. Ámbito educativo y aula de clases. Como se explicó anteriormente, el uso del humor
debe ser parte del currículo dentro de los centros educativos formales y no formales. Los
educadores no sólo deben impartir las materias utilizando esta capacidad del humor; sino
que también pueden influir a que los estudiantes lo apliquen para que las interacciones
dentro del salón de clase sean más fructíferas y placenteras. Es necesario “aprender
disfrutando” y “reír mientras se aprende”

Finalmente considero que como psicólogos debemos estar preparados para utilizar esta
herramienta siempre teniendo en cuenta la naturalidad y tratar de no imitar a otros, ni
aparentar algo que no somos. Si realmente no está dentro de nuestras características de
personalidad el utilizar el humor, pienso que debemos atrevernos y poco a poco utilizarlos.
Debemos salir de ese esquema frio y algo distante con el cual nos han educado a muchos y
ser capaces de explotar esa área humorística y así disfrutar de los beneficios y ganancias
que el uso del buen sentido del humor puede traer en la práctica profesional y en la vida
personal. Además pienso que como creadores y desarrolladores del conocimiento, debemos
adentrarnos más en investigaciones dentro de este campo y difundir los grandes beneficios
que tiene a toda la comunidad, tanto científica como a la sociedad general.

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Anexo

Decálogo del buen profesor


Por: P. Morales Vallejo (1998)

1. Nunca comuniques a tus alumnos los objetivos de la asignatura si es que alguna vez
los has pensado. Los alumnos podrían llegar a darse cuenta de que la asignatura es
inútil.

2. La información es una fuente de poder. Si no quieres perderlo mantente siempre en


una cierta ambigüedad. No des normas claras, ni mucho menos digas qué y cómo
vas a evaluar, te expones a perder autoridad o a que tus alumnos dejen de venir a
clase (¿para qué iban a hacerlo?). Cuanto menos te definas estarás más a salvo de
críticas.

3. Empéñate en explicar toda la asignatura en tiempo de clase; puedes dar por supuesto
que tus alumnos no saben leer. Además si no te pasas toda la clase explicando, tus
alumnos podrían llegar darse cuenta de que no sabes hacer otra cosa.

4. Convierte tus clases en clases de dictado. Cuanto más copien tus alumnos, mejor, y
cuanto más deprisa, mejor todavía; así no habrá tiempo para preguntas inútiles o
incómodas. Además si las cosas van mal, se deberá siempre a los malos apuntes, no
a tus malas explicaciones.

5. Evalúa solamente al final del curso o con pocos exámenes parciales, o por lo menos,
y esto es lo realmente importante, con muy pocas preguntas. A la emoción del
examen añadirás la emoción de la lotería. Y ya sabemos todos que el que no sabe
una o dos preguntas no puede saber ninguna otra.

6. No se te ocurra evaluar con frecuencia a lo largo del curso, aunque sea de una
manera más sencilla e informal, porque los alumnos podrían enterarse de lo que
saben, de lo que no saben y de lo que deberían saber. Si esto llega a ocurrir, te
expones a tener que aprobar a todos al final, y sufriría tu prestigio de mantenedor de
un alto nivel de exigencia.

7. No caigas en la tentación de guardar artículos de periódicos o revistas que tengan


que ver con tu asignatura, y mucho menos se te ocurra llevarlos a clase. Mantén el
prestigio de la ciencia pura.

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8. Nunca confíes en la motivación de tus alumnos ni en su capacidad de aportar algo
que merezca la pena. Si se han embarcado en una carrera de cinco años es porque
no tienen otra cosa mejor que hacer. Y si se trata de niños, lo mismo pero peor.

9. Convéncete de que somos pobrísimos y de que la escasez de medios nos impide


hacer las cosas mejor. Fotocopiar unos apuntes o un simple guión sale carísimo. Si en
tu centro o facultad hay posibilidad de utilizar transparencias u otros cachivaches, no lo
hagas; esos juguetes infantilizan la clase.

10. Cuando no puedas echar la culpa a los alumnos de lo mal que van las cosas,
échasela a la estructura. Los profesores somos ciudadanos por encima de toda sospecha.

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