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RESUMEN
La geografía es una ciencia que como todas las conocidas en el mundo occidental tiene
su origen en el pensamiento y quehacer europeos; desde los griegos que se interesaron
en conocer y explicar el origen y funcionamiento de la naturaleza hasta la oficialización
en el siglo XIX de la ciencia académica, los europeos instauraron una forma de ver e
interpretar el mundo, la cual durante los siglos de la expansión y colonización de sus
imperios, se traslada avasalladoramente a lo que hoy se llama América. Con esa
invasión de estas tierras, las civilizaciones nativas se minimizan y sus formas de ser,
pensar y hacer casi desaparecen. La geografía como quehacer interesado en conocer
la superficie terrestre y la acción humana sobre ella, llega a América para servir de
herramienta predadora y colonizadora. Este ensayo se propone, primero, exponer que
la enseñanza de la geografía universitaria colombiana continúa bajo los preceptos del
pensamiento neocolonial europeo; segundo, señalar las evidencias de dicho enfoque en
la formación de geógrafos y licenciados (docentes en formación) en ciencias sociales y,
tercero, mostrar que al lado de este panorama de la formación geográfica tradicional
vinculada al pensamiento colonial y su expresión en los programas de formación de
geógrafos y licenciados en ciencias sociales, poco a poco surgen trabajos monográficos,
que desde la pedagogía universitaria a manera de resistencia intentan producir una
forma autónoma de conocer el espacio social partiendo de aceptar que las sociedades
colombianas son múltiples.
Se trata aquí del caso de la Universidad del Valle, Cali-Colombia, donde el aula
universitaria ha sido el escenario para reconocer y destacar que en nuestra forma de
ser, hacer y pensar el espacio, se encuentran elementos indígenas, africanos y
europeos; será precisamente por la particular multiculturalidad de la región en la que se
inserta esta universidad con presencia de estudiantado afro, indígena y mestizo. Así lo
evidencian trabajos que van desde la identificación de las identidades territoriales de
cada uno de estos grupos -en especial en el pacífico colombiano-; el género y
sexualidad; la marginalidad y exclusión; hasta Derechos Humanos e inclusión educativa,
la recuperación de las danzas folclóricas, y los problemas medioambientales vistos
desde la educación en ciencias sociales con enfoque geográfico.
Reconocer estas características proporciona sensibilización hacia el nosotros y sentido
de identidad, lo cual es necesario para configurar una riqueza cultural a ser usada en
cualquier proyecto de desarrollo social autónomo. Y en este marco, la educación cumple
un papel fundamental como reproductora de la cultura, de manera que realizar la
transposición didáctica de este pensamiento pos-colonialista a la formación de
geógrafos y licenciados –estos últimos ejercerán en la educación Básica y Media- se
constituye en un reto, un escenario potencial en construcción.
POR UNA GEOGRAFÍA POSCOLONIALISTA
Podría parecer contradictorio que una ponencia que quiere destacar la ausencia de un
pensamiento geográfico colombiano quiera empezar sus reflexiones con una autora
inglesa, Doreen Massey. Sin embargo, nos parece que uno de sus postulados sobre la
producción del espacio social expresa ampliamente el gran sentido de lo múltiple y
diverso, aspectos que no son suficientemente considerados en la enseñanza de la
geografía en Colombia:
“El espacio […] es la esfera en la que coexisten distintas trayectorias […] Sin
espacio no hay multiplicidad; sin multiplicidad, no hay espacio. Si el espacio es
en efecto producto de interrelaciones, entonces debe ser una cualidad de la
existencia de la pluralidad. La multiplicidad debe ser co-constitutivos”1
Sin embargo, en el entrecruzamiento de las culturas de Europa con las culturas de estas
tierras y las traídas de África, el criterio de los recién llegados fue de usurpación,
explotación y aniquilamiento. Los indígenas murieron por millones, principalmente por
causa de las enfermedades traídas por los españoles y portugueses, y fueron pocos lo
que quedaron para contar cómo eran sus sociedades. Los negros africanos
sobrevivieron por su aguerrida forma de asumir su condición de objetos comerciales. A
lo largo de este triste entrecruzamiento biológico y cultural se promovió ignorar,
despreciar y eliminar aquello que no fuera de origen Europeo, aún incluso si hubiera
sido producido en el marco de las recientes formas de organización social necesarias
para sostener los nuevos Estados nacionales de estas tierras. Hasta hace pocos años
esta realidad se negaba; incluso la sociedad hegemónica, marcada principalmente por
el color blanco de la piel, la ignoraba con el ánimo de no querer reconocer la existencia
de vestigios de otras civilizaciones, la dejaba en el trasfondo, como una realidad
incomoda2. De unas décadas para acá lo negro e indígena empiezan a evidenciar su
presencia y la sociedad hegemónica mestiza ya no tiene otro remedio que comenzar a
aceptar a regañadientes esta nueva situación. Aún con visos de racismo y segregación
racial, las ciudades colombianas facilitan el cruzamiento, en los intersticios de las
estructuras ideológicas dominantes, de lo que resta de los saberes negros e indígenas
con los heredados de los europeos, dando origen a nuevas prácticas socioculturales.
Es necesario indicar que muchos de los saberes originales fueron transformados e
ideologizados por el dominio blanco sobre el negro y el indígena; así la violencia se
instauró como forma de eliminación de los saberes originales; sin embargo, fueron
muchas las estrategias que los negros e indígenas generaron para salvaguardar sus
1
Massey, D. (2005). Filosofía y política de la espacialidad: algunas consideraciones. En: Arfuch, L (Comp.)
Pensar este tiempo. Espacios, afectos, pertenencias. Buenos Aires: Paidos. Pag. 105.
2
Al respecto de las comunidades Afrocolombianas, Motta (2005: 129) asegura que en América han sido
consideradas como gente sin historia, sin legado cultural y que su existencia social y económica comienza
con la esclavitud en el continente americano.
saberes ancestrales y proyectarlos al futuro: algunas de ellas mimetizadas lograron
llegar hasta el presente.
Ejemplo de ello es la idea de totalidad cósmica del mundo. Cuando se pregunta a las
comunidades indígenas o afro por la forma como conciben la relación sociedad
naturaleza, se llega a la conclusión de que no se puede pensar en el concepto de
relación ya que para ellos ser humano, vida y naturaleza es una totalidad, un algo
indisoluble. En las comunidades Nasa del Departamento del Cauca naturaleza,
sociedad y territorio es una totalidad, es todo3. En el caso de las comunidades
afrocolombianas al respecto Motta plantea que subsiste la idea Nommo “el motor que
provee a todas las fuerzas de vida y actividad […] que además es semilla, agua y sangre
a la vez”4, en donde todo está emparentado con todo, “todas las cosas son fuerza: el
hombre y la mujer, el perro y la piedra, el lugar y el tiempo, la belleza y la risa”5. Para el
pensamiento occidental, cuyas raíces se pueden sondear en la Gracia Antigua y a lo
largo de la formación sociohistórica de Europa, existen varios momentos en que el ser
humano se separa de la naturaleza (physis). Según Ledesma (2012) antes de Sócrates
la idea del todo indisoluble fundaba el cosmos griego, pero precisamente con ese
pensador comienza el interés por el ser humano; en términos prácticos, el pensamiento
judeo-cristiano establece un mundo jerarquizado en tres planos: el plano superior en
dónde está Dios, el plano del hombre su hijo y heredero de la tierra y, por último, el plano
de la naturaleza salvaje, fuente de riqueza pero indómita y amenazante, región en dónde
se demuestra el autodominio del ser humano y amor por Dios. Al respecto de esta
perspectiva Broda (2012) menciona que:
3
Broda, Johanna (2012) en su estudio sobre la observación de la naturaleza en el México prehispánico
menciona que tal visión de totalidad se evidencia en el lenguaje, así por ejemplo, la palabra altepetl del
idioma náhualtl es usada tanto para indicar lo que en español se entiende como pueblo, pero su
traducción significa cerro lleno de agua.
4
Motta, N. Gramática Ritual. Territorio, poblamiento e identidad afropacífica. Cali: Universidad del Valle,
2005, pag. 144.
5
Ibid. Pag. 144.
del Estado y de las clases dominantes. Solo sobrevivieron a la Conquista los
conocimientos indígenas del pueblo campesino, prácticas y calendarios
agrícolas” (BRODA, 2012: 103).
Para el caso de Colombia se encuentra una relación de vieja data entre la ciencia
geográfica Europea y el estudio del territorio. Se ha destacado la presencia de geógrafos
6
Gómez Arredondo, D. Caliban en cuestión. Aproximaciones teóricas y filosóficas desde nuestra América.
Bogotá: Ediciones Desde Abajo, 2014.
7
Hurtado Fuertes, C. Geografía del Tahuantinsuyo y su trascendencia. Lima: Juan Gutemberg Editores,
2005.
8
Ibid. Pag. 16.
como Alexander von Humboldt y Agustín Codazzi en el siglo XIX, quienes trajeron los
conceptos y técnicas de la ciencia geográfica decimonónica, la cual estuvo vigente hasta
principios del siglo XX; todo para decir que ha sido una geografía dependiente desde
sus raíces y que al institucionalizarse tardíamente ha seguido reproduciendo enfoques
europeos y norteamericanos, tendencia que hoy en día se ve presionada por la realidad
de la que emergen, por ejemplo, los estudios culturales y de género necesarios para
entender la formación de las múltiples territorialidades existentes en el país. Estas
condiciones se replican en los pocos programas universitarios de geografía y ciencias
sociales, en los cuales han predominado las epistemologías europeas y
norteamericanas, hecho que aleja al estudiante de una interpretación crítica de la
realidad socioespacial multiétnica y pluricultural del país. En particular en el ámbito
escolar ha tenido diversas repercusiones, entre ellas, la enseñanza de una idea errónea
de la geografía impartida además desde pedagogías tradicionales, memorísticas y
nemotécnicas, que conciben el espacio como absoluto o contendor. La intensión de esa
geografía escolar ha sido la formación de una idea de identidad nacional, a partir de la
geografía nacional, en la que se reconocen las diferencias regionales desde un enfoque
determinístico ambiental, y la promoción sutil de la superioridad mestiza al destacar
prejuiciosamente aspectos de las regiones de dominio blanco sobre las periféricas
indígenas y afro.
9
El sistema de cuotas se refiere a un mecanismo de reparación afirmativa que busca reconocer la
diversidad étnica y cultural de la nación brindar posibilidades de equidad social entre los pueblos. Se
sustenta en la Constitución Política de 1991, Artículo 7. Es un instrumento utilizado por la Universidad del
Valle y otras universidades públicas para permitir el ingreso diferenciado de personas de acuerdo a su
origen étnico.
10
MENESES PARDO, A. Estudio sobre los factores asociados a la deserción entre estudiantes
afrocolombianos e indígenas de la Universidad del Valle. Programa de Jóvenes Investigadores de
Colciencias Informe Final. Cali, Universidad del Valle, Año 2011.
11
Ibid.
12
UNIVERSIDAD DEL VALLE. Anuario Estadístico 2011.
13
De acuerdo con Meneses, A (2012), la preferencia de los indígenas y afro que ingresaron por condiciones
de excepción a la Universidad en 2001 y 2004, fueron las ingenierías y las ciencias de la salud.
formación de educadores y un fuerte componente de Historia; y el pregrado en
Geografía, que se desarrolla en un momento en que se promulga la Ley 388 de
Ordenamiento Territorial, lo que incentiva el inicio de la carrera, buscando dotar a los
profesionales de las herramientas necesarias para apoyar el desarrollo de los procesos
relacionados con ello (áreas: Ordenamiento Territorial, gestión territorial del riesgo, SIG,
Educación Geográfica).
Al revisar los programas de los cursos ofrecidos en los años 2008 y 2013, en general se
puede decir que los contenidos para la formación de geógrafos profesionales en la
Universidad del Valle se basan principalmente en teorías y conceptos producidos en
Europa y Estados Unidos. Cabe decir que los conocimientos comunicados sobre el país
son carácter descriptivo: tipos de suelos, clima o vegetación, tamaño de población,
sistemas productivos, morfología urbana, legislación ambiental, entre otros; los cuáles
además de ser producidos bajo teorías y métodos foráneos (clasificaciones climáticas y
edafológicas, por ejemplo), no presentan análisis relacionado con la diversidad cultural
y de género de Colombia.
Al comparar los contenidos de los cursos entre estos dos años, se puede concluir dos
cosas: primero, que existe una tendencia a incorporar aspectos relacionados con
América Latina en general, lo cual se visualiza principalmente en los cursos de
Geografía Rural, Problemas Territoriales Colombianos y Planificación Regional, los
cuales aluden a la necesaria unidad territorial del continente; sin embargo, no se
evidencia explícitamente contenidos sobre lo étnico, debate necesario para entender los
hechos sociales actuales, tanto de América Latina como de Colombia. En segundo
lugar, que es por vía de la valoración de la diversidad ecológica del país que se están
incorporando elementos de diversidad étnica en la formación del geógrafo de la
Universidad del Valle.
Tesis
Cabe resaltar que de todos los autores citados en las bibliografías, se mencionan 12
nacionales que se relacionan directamente con la geografía, ya sea por ser profesores
de Departamentos de Geografía o investigadores relacionados con los riesgos naturales
o el ordenamiento territorial.
Cabe señalar que una línea fuerte que viene desarrollando el Departamento es la
Educación Geográfica donde sobresalen tres temáticas: una que tiene que ver con
escuela (la educación formal), una segunda que tiene que ver con la educación
ciudadana, y una tercera que tiene que ver con la intervención profesional desde el
Geógrafo en la construcción de un proyecto de ciudad, región y nación.
Tesis
Tras revisar las 143 monografías de la LEBECS que componen el universo revisado
durante el periodo analizado, se encontró que 75 de ellas, es decir el 52%, se orientaron
a temas específicos de la geografía (lo que muestra que los estudiantes asumen esta
disciplina como una fortaleza en su formación), de las que solamente 7, es decir el 9,3%,
evidencian la emergencia del tema de la etnicidad afro e indígena, así como los estudios
de género.
CONCLUSIONES
La Universidad del Valle está localizada en una región de alta diversidad étnica y cultural
que la hace un espacio propicio para que emerjan nuevas epistemologías que desde el
sur lean el mundo; sin embargo, la geografía que predomina en la formación de
geógrafos y licenciados en ciencias sociales, es de enfoque eurocéntrico y
norteamericano.
Los encuentros entre las dos culturas, europea y latinoamericana, han contribuido a la
producción de conocimiento y a la institución de la academia (Geografía) en este último
continente, no obstante la realidad ha desbordado los marcos epistemológicos
hegemónicos evidenciando el tránsito hacia categorías conceptuales propias. La
realidad está desbordando el campo de interpretación epistemológica tradicional, como
lo muestran las temáticas que aparecen en las monografías de grado en particular en
las Ciencias Sociales. En el caso del programa de Geografía estos temas aparecen
tardíamente en relación con el de Ciencias Sociales, lo cual puede deberse a que no
existe un debate sobre este tema en específico. De otra parte, la geografía por ser una
disciplina reciente en la Universidad del Valle, no goza del reconocimiento social de su
quehacer, lo que hace que no sea una opción llamativa para los estudiantes afro e
indígenas, quienes prefieren ingresar a carreras de mayor reconocimiento social como
las ingenierías y ciencias de la salud.
Si bien en Colombia no tenemos la tradición de México, Perú, Bolivia o Ecuador que son
países indigenistas y tienen desarrollos teóricos propios para comprender sus
territorialidades - por ejemplo la idea de “sumak kawsay” o buen vivir -, aunque no
necesariamente provengan de la geografía, sí existe una fuerte presencia
afrodescendiente que urge y está planeando marcos de interpretación distintos que
transitan hacia el reconocimiento de las realidades multiculturales del país. Se puede
afirmar que la semilla está brotando y van surgiendo temas y categorías de análisis
propios que requieren emanciparse de los enfoques dependentistas que resultan
insuficientes para leer otro tipo de realidades.
BIBLIOGRAFÍA
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