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CAPÍTULO I

ESPACIO GEOGRÁFICO Y SOCIEDADES

Cuando preguntamos qué es la geografía, las respuestas, generalmente, están


asociadas con las experiencias escolares; ello justifica que la identifiquen con
inventarios de datos, nombres y estadísticas, algo muy diferente de lo que es la
disciplina en el campo de la investigación científica. Algunas personas podrían
responder que los geógrafos tienen como principal tarea la elaboración y empleo de
mapas, relacionándola con itinerarios (guías de viajes, descripciones físicas del
paisaje, etc.), en los que los protagonistas son los lugares.

Esta percepción está alejada tanto de la moderna concepción de la geografía


como de lo que en realidad hoy los geógrafos hacen, y en especial de su producción
científica. Esto no significa que el geógrafo no necesite observar las características
de los lugares donde se localizan los fenómenos sociales. Durante mucho tiempo, la
geografía tuvo como objetivo la descripción y la cartografía de los lugares, jugando
un papel central en la producción y difusión de conocimiento que respondía a los
intereses de imperios y estados en expansión. Es decir, que la localización de los
lugares, su descripción y el trazado de rutas era una necesidad urgente de los
estados a la que la geografía debió responder. La tarea de “inventariar” el mundo
estaba en manos de quienes podríamos llamar geógrafos, que pasaron a ser
minuciosos relatores de una geografía de sectores del planeta hasta entonces
desconocidos. Durante este largo período apenas existía como disciplina aunque sus
fundamentos fueran ya expuestos por Estrabón en el siglo I, renovados por Varenius
en el siglo XVII y reformulados por Humboldt y Ritter al despuntar el siglo XIX,
pero, a partir de fines del siglo XIX, en el marco de la expansión de las potencias
europeas, del nacionalismo, del auge de la revolución industrial, del poderío militar
ELENA MARGARITA CHIOZZA, CRISTINA TERESA CARBALLO
y económico, los conocimientos de la geografía serían indispensables para el
dominio planetario.

En el proceso de consolidación del Estado moderno, la geografía y la historia


tienen un papel central como transmisores de los valores de la época: contenidos y
valores fundamentales para un discurso necesario, difundido a través de la
enseñanza, que lleva a la construcción de la nación.

Toda vida social necesita de los conocimientos geográficos y se afianza en


ellos: necesita conocer los recursos existentes, apropiarlos, explotarlos y
organizados. Debe conocer su medio para instalarse, proveerse de agua potable y
alimentarse, circular y comunicarse con otras sociedades; para ello construirá así su
propio espacio, en esta relación sistémica y dialéctica entre sociedad y Naturaleza.
Espacio y territorio estarán marcados e identificados por símbolos compartidos por
cada grupo social.

Los pueblos occidentales no tienen el monopolio de los saberes geográficos,


ya que toda cultura se desarrolla y dispone de sus propios símbolos, de un capital de
conocimientos y convenciones sociales que son transmitidos por generaciones para
la apropiación del territorio, para asegurar su subsistencia. No obstante, sabemos
que a través de los últimos tres siglos, esos conocimientos y practicas geográficas de
intercambio e hibridación cultural, darán lugar al cuerpo disciplinar que hoy
ELENA MARGARITA CHIOZZA, CRISTINA TERESA CARBALLO
conocemos.

El conocimiento geográfico de América por los europeos está ligado al


proceso de conquista y expansión colonial de España que proporciona crónicas,
memorias, informes y cartografía cuyas primeras manifestaciones han sido
recogidas en buena parte por Levillier en su obra América, la bien llamada.
INTRODUCCIÓN A LA GEOGRAFÍA 1
Con el descubrimiento por los europeos de este mundo, que por desconocido
para ellos llamaron “Nuevo”, se inicia, desde luego, el conocimiento
geográfico del mismo. Por lo tanto, para historiarlo, en cualquier país de
América, ha de comenzarse desde la época en que fuera descubierto. Mas si
hemos de afinar el concepto y entender por conocimiento geográfico no sólo la
simple noticia de la existencia de tierras hasta ese momento ignorado, sino la
descripción más o menos sistemática de esas tierras en escritos de carácter o al
menos de contenido geográfico, el plan de investigación varía. La historia de
ese conocimiento no es, por lo tanto, la del descubrimiento y la exploración de
un territorio, sino la historia de las relaciones de carácter geográfico, escritas
acerca de él. Por lo que respecta a la América española, el origen y desarrollo
del conocimiento geográfico marcha muy a la par con el proceso del
descubrimiento, exploración y ocupación de su suelo. Descubridores y
conquistadores, primero, y funcionarios de toda laya, después, produjeron
muchedumbre de relaciones, memorias y crónicas de asuntos geográficos
(Francisco de Aparicio, 1958, p. 3).
De esta forma, podríamos sintetizar que las prácticas geográficas y la geografía
científica no son cosas opuestas. Luego, en el siglo XVIII tendrán inicio por toda
América los viajes científicos, que proveerán para la burocracia de los imperios y,
luego, para los estados modernos la base de la información estadística y cartográfica
del mundo. Un lugar especial, en la exploración y sistematización de la información
geográfica en América tuvieron las órdenes religiosas, en especial la Compañía de
Jesús. Podemos decir entonces que hasta esos momentos el conocimiento
geográfico no tomaría forma de disciplina académica. No obstante, cabe destacar
que España se adelantó con el cargo de cartógrafo y cronista de Indias para la
elaboración de informes reales.

El siglo XIX se caracterizará, entre otras cosas, por la difusión y divulgación


de los conocimientos geográficos. En este período, la disciplina geográfica y la
cartografía adquirirán un valor social histórico. Una buena muestra de la
significación social del saber geográfico es, sin duda, la aparición de volúmenes
2 ELENA MARGARITA CHIOZZA, CRISTINA TERESA CARBALLO
especiales destinados a geografías de diferentes regiones del mundo. Por otro lado,
la disciplina conquistará un lugar institucional en las universidades europeas, y
además, se producirá el fenómeno del surgimiento y fundación de las reales
academias geográficas, la primera es la Royal Geographical Society, que data de
1830.

Esa misma tradición se mantiene durante el siglo XIX en el período de


consolidación del Estado nacional, que culmina con la eliminación de las fronteras
interiores. En Argentina, la institucionalización de la geografía en el ámbito de la
enseñanza universitaria se produce a fines del siglo XIX con el aporte de científicos
de diferentes nacionalidades y orígenes profesionales y fue acompañada con la
creación de la carrera docente en el Instituto Nacional Superior del Profesorado
Secundario (1904), precedida por la incorporación de la disciplina al ámbito de la
investigación académica se produce en el seno de la Facultad de Filosofía y Letras
de la Universidad de Buenos Aires al despuntar el siglo XX y en la Facultad de
Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata.

El campo de las ideas geográficas ha sido muy fértil en aportes al


conocimiento de la realidad terrestre. Sus contribuciones a lo largo de su historia
se han centrado en varios tópicos, siendo el concepto de espacio geográfico uno
de los más discutidos y sobre los que aún se mantienen fuertes debates. Hacer
una descripción o recortes del complejo devenir de las corrientes del
pensamiento geográfico no es el propósito de este trabajo, pero sí se tendrán
presentes, sintéticamente, algunas ideas o procesos que ayuden a contextualizar
sus principales aportes del conocimiento geográfico a través del tiempo.
3 ELENA MARGARITA CHIOZZA, CRISTINA TERESA CARBALLO
En este capítulo procuraremos aproximar a los lectores a los conceptos
centrales que guían este libro, mostrando, a la vez, algunos debates, reflexiones
y avances en la producción del conocimiento geográfico. En fin, nuestra
propuesta es revisar y reflexionar sobre aquellos conceptos que permitan
introducirnos en esta disciplina que se ha dado en llamar geografía.

1. Introducción al conocimiento geográfico


El punto de partida: el conocimiento empírico
El punto de partida del conocimiento geográfico ha sido la experiencia acumulada
por las sociedades primitivas al explorar las zonas que habitan reconociendo los
lugares que le brindan alimentación y refugio. ¿Cuándo comienza esa experiencia?
Tan lejos en el tiempo como podamos datar la aparición del hombre.

Este conocimiento empírico del entorno permite responder a las preguntas


“¿qué?”, “¿-dónde?” y “¿cómo?”; son preguntas que los humanos se formulan para
poder encontrar los medios de subsistencia más propicios, y también para eludir
lugares de riesgo. No obstante, estos elementos no alcanzan para entender por qué la
relación con la naturaleza remite al terreno mítico.
INTRODUCCIÓN A LA GEOGRAFÍA
Muchas personas en la actualidad no han sobrepasado el nivel del “¿qué?” y
el “¿dónde?”, y no han desarrollado la capacidad de interrogarse sobre el “¿por
qué?” e interpretar la realidad de la que forman parte y en la que tienen -aunque no
sean conscientes de ello- un papel protagónico.El conocimiento empírico sigue
siendo tan necesario hoy como en su momento lo fue para nuestros antepasados más
remotos, sólo que en lugar de una experiencia en gran medida dependiente del azar
se ha transformado en una instancia del conocimiento científico que debe estar
guiado, o tamizado, por los objetivos que perseguimos. De esta manera, nuestra
experiencia cotidiana, asistemática, se transforma en una fuente de conocimiento
científico a la luz de la búsqueda de su “racionalidad” en el marco de una teoría que
puede ser confirmada o refutada, en este último caso, dando origen a nuevas teorías.
Experiencias, entendimiento, comprensión, explicación, teorías, son la base del
pensamiento geográfico. Otros parten del camino inverso, en tal caso la experiencia,
corrobora o no los supuestos teóricos iniciales.

Podríamos sintetizar entonces, como lo plantea Roger Brunet (1990), que


uno de los objetivos esenciales de la geografía es investigar lo que es y lo que tiende
a ser, las permanencias en las localizaciones y las relaciones, las grandes
bifurcaciones y también los nuevos y profundos movimientos en la diferenciación y
en la organización de los territorios, los espacios desarrollados tecnológicamente y
los espacios en dificultad, los espacios abiertos y los espacios cerrados.

Viajes, descubrimientos y nuevas representaciones del mundo


Hay una diferencia entre el contexto actual y aquella situación histórica en la que
tienen su origen las primeras manifestaciones del conocimiento geográfico, que no
superan el nivel de lo que efectivamente se puede conocer por experiencia,
resumida en inventarios, itinerarios y descripciones de lugares, en un comienzo
limitados al alcance del desplazamiento a pie y más tarde en embarcaciones o a
caballo, pero siempre en contacto directo con la realidad. Desde el siglo XIX otros
medios de transporte, como el tren o el automóvil, amplían el radio de
desplazamiento a cambio de una visión fugaz de los paisajes sacrificados a la
ELENA MARGARITA CHIOZZA, CRISTINA TERESA CARBALLO
velocidad en que cambia la ecuación distancia-tiempo.
Hoy, a la experiencia vivencial —y por eso espacialmente limitada para la
mayoría de los hombres- se suma la “experiencia” obten ida a través de sensores
remotos que hacen accesibles otras escalas espaciales y permiten una
reinterpretación de la realidad y el acceso a rasgos que escapan a la escala de la
observación local.Conocer es una forma de posesión del objeto conocido, y darle
un nombre que lo identifique es reafirmar esa posesión: cordillera-Andes, rzo-
Amazonas, ciudad-México, mar-Tirreno, etc. Con la experiencia surge un
vocabulario que identifica los elementos de la realidad y denota su singularidad
con un topónimo.

Esas palabras forman parte del lenguaje cotidiano, pero su incorporación al


lenguaje científico exige una redefinición, precisando los conceptos de modo que
su significado sea el mismo para toda la comunidad científica. Muchos términos
tienen un uso estrictamente local y su empleo demanda, con mayor razón, una
definición: por ejemplo, uadi, huayco, destacando que aunque tengan similitud, no
son lo mismo. En el primer caso, la voz se aplica a los cauces secos con agua
subsuperficial del desértico ámbito sahariano; en el segundo, la voz quechua se
aplica a las torrenteras originadas por las lluvias excepcionales que labran
profundas quebradas en tierras áridas, como las Huayquerías del Tunuyán.

Para la geografía, además de identificar los elementos de la realidad y


nombrarlos es necesario también representarlos, acrecentar el dominio y hacer que
los mapas mentales que surgen de la experiencia sean inteligibles para otros
mediante su expresión gráfica.
Representar significa no sólo individualizar los elementos significativos,
sino también asignar a cada uno un símbolo y un lugar. Con la representación
pictórica asistimos a los albores de la cartografía, cuya historia constituye un
apasionante capítulo de la ciencia y de la técnica, que busca todavía la definición
de una simbología universalmente aceptada.

Estos mapas, como reflejo de la realidad, adquieren rigor a medida que la


exploración del planeta y los instrumentos de medición evolucionan
simultáneamente para determinar distancias y altitudes. Son los grandes viajes,
inventos y descubrimientos que se desarrollan a partir de los siglos XV y XVI los
que llevan finalmente a la confección de los mapas del mundo y de los globos
terráqueos que nos proporcionan un modelo que torna coherentes e inteligibles las
visiones fragmentarias que sirvieron de base para su construcción. Eso significó
resolver problemas de matemática y geometría que dieron nacimiento a la
geodesia.
INTRODUCCIÓN A LA GEOGRAFÍA 1
Esa cartografía nos ha acostumbrado a una manera de mirar al mundo, en un
plano y desde el hemisferio norte. Siempre nos asombra por ejemplo, la rústica
representación de las costas de América del Sur: en el mapa de Pigafetta, en el que
se aprecia una visión de las costas de América del Sur, el Estrecho de Magallanes
está ubicado en la parte superior.
Mapa de Pigafetta: visión de las
costas de América del Sur

Fuente: La Argentina. Suma de geografía,


p. 19.
En el dibujo de Antonio Pigafetta, que viajó con
Hernando de Magallanes (1522), aparece la
costa argentina desde el río de la Plata (Fiume
de Johan de Solis) hasta el Estrecho de
Magallanes (Streto patagónico). La región
pluvial incluye los dos afluentes mayores del
plata, Uruguay y Paraná, y el delta de este
último, pero sin nombres. En la costa del
Atlántico (Mare océano), desde el río de la
Plata hasta el cabo Vírgenes (Capo de le ij m.
vir., Cabo de las Once Mil Vírgenes) figuran
cinco grandes entradas que probablemente
correspondan actualmente a: Bahía Blanca,
golfo de San Matías, golfo de San Jorge, puerto
de San Julián (Porto de Santo Juliano) y al río
Santa Cruz. San Matías y Santa Cruz son
registrados por Francisco Albo, piloto de la
expedición, pero no por Pigafetta. La profunda entrada con una isla debe ser el estuario de Santa Cruz.
Las leyendas están invertidas con respecto al rumbo porque el autor las escribió de acuerdo con la
dirección del viaje, mirando al sur como para tomar

Como idea de síntesis, podemos decir que junto con el imaginario social van sus
representacioñes. O también, dicho de otra forma, entendiendo que las
representaciones del mundo no pueden disociarse de los contextos sociales e
históricos de los cuales se nutren.
Así tenemos que la evolución de la cartografía -o la manera de aprehender el mundo— como el Mapa de Tolomeo, reproducido en
1482 por Johannes Schnitzer, la reproducción de Orteluis o la versión más sofisticada de Carel Allard de 1696, adquieren el claro
propósito de representar al extenso y complejo, pero medióle, mundo.
Abraham Oiielius: Americae Sive Moví Orbis Nova Descriptio
Jhon Tallis: Hemisferio orienta]
El Atlas ilustrada de Jhon Tallis refleja una lejana influencia del sombrío condujo al naci- más decorativos de entonces, los llamados carte~d-figures.
estilo científico que tipificaron los cartógrafos de principios del siglo XIX.
Publicado en conmemoración de la Exposición Universal de 1851, refleja la Jhon Tallis y Thomas Mou- le reavivaron con más fuerza la idea de las carte-
á-figures. op.
gloria del Imperio Británi-Jhon Tallis: Hemisferio oriental ( Fuente. R. Barrón, En lacit.)
era del vapor y del imperio, el viajero del sillón Victoriano
vastas extensiones del mundo. Las gentes y sus costumbres, lugares, la flora y podía evocar de un simple vistazo imágenes de países lejanos y de no tan
la fauna, la historia y la geografía, eran recursos utilizados para producir lejanos condados ingleses. El turismo del sillón estaba contenido en el mapa.
“espejos” del mundo, Otro rasgo para destacar de la cartografía de la época del siglo XIX fue la
apogeo durante el siglo XVI. Este deseo de captar la esencia del lugar aparición y representación de la información topográfica (Colección privada
)Una1 representación cada vezELENA MARGARITA CHIOZZA, CRISTINA TERESA CARB ALLO
más precisa
El progreso en la representación de los rasgos morfológicos fue extraordinario al
punto que, cuando pudo contemplarse la superficie terrestre desde el avión,
asombraba ver la correspondencia entre formas de la realidad y mapas.

El mapa elaborado por los geodestas fue, hasta la Primera Guerra


Mundial, el medio más adecuado para integrar la experiencia de cada investigador
en un marco más amplio. El desarrollo de la aviación y la toma de fotografías
aéreas impulsaron el desarrollo y el enriquecimiento de la cartografía con nuevos
datos. La aereofotointerpretación y el uso de aparatos que permiten recuperar las
formas de relieve dieron mayor precisión a los elementos representados, pero a la
vez pusieron al descubierto el vigor y la riqueza de los rasgos de la impronta de la
actividad humana sobre Ja Tierra, y esto fue válido no sólo para la actividad
presente, sino también para la del pasado remoto. La fotografía aérea se convirtió
en auxiliar no sólo de la geografía, sino también de la historia y la arqueología
arqueología (véase foto aérea del puerto de Ostia).

Sin duda, a partir de entonces los saltos y las continuidades en los avances
tecnológicos han evolucionado significativamente, cada vez con mayor precisión
en la representación del planeta. Luego, además de los vuelos de aviones, se
fueron sumando las naves espaciales, y con ellos las fotografías aéreas
adquirieron más alcance y precisión (véanse las fotografías aéreas del Géminis).
No obstante, lentamente, éstas fueron desplazadas por otros avances técnicos,
como los satélites artificiales y sus sensores remotos, que permitieron la
obtención de las imágenes sateli- tales, otrora monopolio de la NASA, hoy en
fuerte competencia con los países de la Europa occidental. Y es así, que en
cualquier computadora con extensión a internet se puede obtener, a través del
programa
2 Earth del Google, unaELENA
vistaMARGARITA
de cualquier parte CRISTINA
CHIOZZA, del mundo en imágenes
TERESA CARBAUO
sateli- tales de gran alcance, por su definición técnica y por los detalles de la
realidad que pueden captar.

Hoy puede decirse que ningún lugar de la Tierra, por apartado, inhóspito y
recóndito que parezca, es inaccesible al conocimiento humano. Las imágenes
captadas por los sensores remotos, las determinaciones de posición y las medidas
realizadas por modernos instrumentos permiten responder a las preguntas qué y
dónde con gran precisión.
Foto aérea del puerto de Ostia
INTRODUCCIÓN A LA GEOGRAFÍA 3

Fuente-, Raymond Chevalier (1964).


La fotografía aérea tuvo la virtud de mostrar la disposición relativa de los objetos en el espacio
y a la vez recuperar la dimensión temporal del espacio geográfico, descubriendo los elementos
del mismo correspondientes a organizaciones espaciales del pasado. Las técnicas de registro,
lectura e interpretación de las fotografías aéreas permiten alcanzar una profundidad histórica,
antes insospechada y establecer correlaciones entre las diferentes dinámicas del medio natural y
el medio social. Raymond Chevalier ha prestado especial atención a la lectura y reconstitución
de antiguos paisajes. Entre otros casos analiza el del puerto de Ostia, que fue el nexo de Roma
con su imperio marítimo ubicado en la desembocadura del Tíber, que fue segado y finalmente
abandonado. Una serie de restos superficiales, sin orden ni concierto aparente, fueron
resignificados por la fotografía aérea, que certificó la real existencia y la ubicación de la ciudad
y puerto imperial. En esta fotografía, Ostia ocupa el sector inferior de la misma, y en el centro
de la planta urbana se identifica claramente el ámbito del teatro y otras construcciones
domésticas y oficiales ordenadas según un prolijo trazado de calles.
Fotografía aérea del Géminis. Foto del delta del Nilo
4 ELENA MARGARITA CHIOZZA, CRISTINA TERESA CARBAUO

Fuente-, NASA (1967).


La necesidad de identificar y localizar los fenómenos geográficos no es menos imperiosa en la
época de la guerraAdeLAlasGEOGRAFÍA
INTRODUCCIÓN galaxias de lo que lo fue en la etapa de la constitución de los grandes5
imperios del pasado. Como un subproducto de las experiencias realizadas por el Programa
Géminis de los Estados Unidos, destinado a experimentar la posibilidad de realizar viajes
espaciales tripulados con retorno a la Tierra, los científicos de las Géminis III obtuvieron el 23
de marzo de 1965 las 25 primeras fotografías color de la superficie terrestre desde el espacio,
por iniciativa propia. Esa experiencia motivó la incorporación de un proyecto fotográfico en
los viajes de la Géminis IV (3 al 5 de junio) y la Géminis V (21 al 29 de agosto del mismo
año). La Géminis V fijó su derrota en la franja que comprende las zonas limítrofes de Estados
Unidos y México, el Norte de Alfica, el Cercano, Medio y Lejano Oriente en esas latitudes. El
equipamiento fue mejorado para obtener información geológica, geográfica y meteorológica.
De la multitud de imágenes registradas por los investigadores de la NASA y el U.S. Weather
Bureau, hemos seleccionado dos fotografías, una corresponde al sector occidental del delta del
Nilo, cuya mancha verde contrasta con los tonos ocres del desierto colindante. Sobre la costa
se distingue el Puerto de Alejandría y en el delta, los canales de riego y el curso del Brazo
Rosetta en el borde inferior de la zona fértil del valle. En el corazón del desierto se observa un
trazo fino que se identifica como una serie de lagos salados ubicados bajo el nivel del mar
alojados en el uadi el Natrun (S-65-45736).Fotografía aérea del Géminis. Foto del valle del
Río Grande
La imagen reproduce un área captada anteriormente por la Géminis IV en forma reiterada. Se
trata del Valle del Río Grande en el límite entre Chihuahua (México) y Nuevo México (Estados
6
Unidos). En el centro aparece unaELENA
zona MARGARITA
neurálgica deCHIOZZA, CRISTINA
interés para TERESAelCARBALLO
ambos países: área
metropolitana de las ciudades fronterizas de Ciudad Juárez y El Paso localizadas aguas abajo
del punto en que el Valle se estrangula y hace más fácil el vado del río. A lo largo del valle se
identifican las áreas de cultivo cuyo verdor contrasta con la aridez de las zonas que lo enmarcan
(S-65-45752).
Esta fotografía y la del delta del Nilo han sido publicadas por la NASA y constituyen el
antecedente que más tarde dará origen al lanzamiento de satélites no tripulados destinados al
relevamiento de los recursos de la Tierra (ERS 1, Lansat, etc.). El último intento de obtener un
registro de máxima precisión consiste en el lanzamiento de una misión espacial iniciada el 11
de febrero del año 2000, destinada al relevamiento tridimensional de la superficie terrestre, a
bordo del transbordador espacial “Endeavour”. Se verifica una vez más que en materia de
conocimiento geográfico, saber es poder.
Queda responder por qué es así y por qué allí como tarea del geógrafo que no
podrá prescindir de la utilización (como medios de aprehender el espacio
geográfico, su objeto de conocimiento) de la experiencia, del dominio de un
lenguaje preciso y de las representaciones simbólicas de la realidad: cartas,
mapas, planos, fotografías e imágenes.

Sin embargo, eso no es todo. En su campo, el geógrafo no ha de trabajar


sólo en compañía de geodestas, cartógrafos y naturalistas, sino también con
quienes le proporcionen los medios necesarios para el acceso al conocimiento de
las sociedades: se trata de captar la diversidad de grupos humanos que tienen
diferentes formas de inserción social, cultural y económica, ya que cada uno
imprime un sello peculiar a su accionar sobre el planeta, llevando a la
configuración de espacios geográficos diferenciados.

Geografía, ciencia humana, disciplina científica


Una mirada histórica sobre la evolución de la disciplina geográfica nos muestra
tres componentes-procesos significativos: 1) el salto cualitativo y cuantitativo que
significaron las exploraciones y los descubrimientos geográficos de la totalidad
del planeta; 2) las representaciones, mediciones e inventarios aportados por la
cartografía y, por último, 3) el paso siguiente... el pensamiento geográfico,
entendido como la etapa en que estos conocimientos lograron su formalización en
elINTRODUCCIÓN
campo científico. Geografía, ¿ciencia humana? No será hasta el siglo XVIII 7en
A LA GEOGRAFÍA
que se den las condiciones para que se desarrolle como tal, gracias al interés y a la
atenta mirada de los ilustrados de la Europa occidental, que está puesta en los
datos geográficos del Nuevo Mundo, y del Estado moderno, atentos a la
explotación de sus recursos y el monopolio del comercio.

Hablar de ciencia moderna y de geografía humana, nos lleva a invocar los


nombres de Humboldt (1769-1859) y Ritter (1779-1859). Ellos son reconocidos
como los fundadores de esta disciplina gracias a sus formulaciones sistemáticas
de los conocimientos hasta ese entonces fragmentados. Son los primeros que se
esfuerzan por establecer relaciones causales a escala planetaria. No obstante,
como nos recuerda Paul Claval, fueron casos excepcionales. Estos geógrafos eran
estudiosos o curiosos que no respondían a una formación común, sino que
provenían de trayectorias diversas.
Esto cambia, luego de 1870, ¿por qué? Como estrategia del impe-rio alemán, se
impone
42 la enseñanza de la geografía; camino que
ELENA MARGARITA luego CRISTINA
CHIOZZA, tomaránTERESA
FranciaCARBALLO
y el resto
de los estados europeos.

Con ello, hasta el siglo XIX, podemos caracterizar a los geógrafos como
autodidactas, dado que no aprendieron la disciplina en la universidad, sus orígenes
y formaciones fueron de lo más diversas, pero sin duda la influencia de las ciencias
naturales estuvo presente. La influencia del evolucionismo de Darwin (1808-1882)
tuvo su impacto en la conformación del determinismo y el ambientalismo en
geografía. Esto nos plantea otra cuestión, ¿cuándo entonces podemos hablar de
escuelas geográfica? Esto no será posible hasta la consolidación de las cátedras de
geografía en las universidades europeas, es decir, a fines del siglo XIX.

Pero con ello, también se consolidan las primeras ¡deas renovadas de la


disciplina, en Alemania, con F. Ratzel (1844-1904):
¿E Ratzel, inspirador de la geografía humana?

En realidad Ratzel ha renovado la manera de comprender a la


humanidad y a la actividad humana como hechos geográficos. Ha visto a
los hombres como realidades que cubren parcelas de la superficie terrestre,
revestimiento viviente digno de la observación del geógrafo que se halla al
mismo nivel que el revestimiento vegetal o la “población” animal. Ha
observado permanentemente a los grupos humanos y a las sociedades
42 humanas desarrollándose
ELENAen los límites
MARGARITA de un
CHIOZZA, ciertoTERESA
CRISTINA cuadro natural,
CARBALLO
ocupando siempre un lugar preciso sobre el globo, y teniendo siempre la
necesidad de alimentarse para subsistir, para crecer en un determinado
espacio.

Todo ello adquiere bajo la pluma de Ratzel un sentido nuevo; todo ello
es tomado y traducido a través de él de una manera nueva. Posee, en un
alto grado, el sentido de la realidad terrestre. Percibe los hechos humanos
sobre la tierra, no como un filósofo, ni como un historiador, ni como un
simple etnógrafo, ni como un economista, sino que él discierne las
múltiples, complejas y variables conexiones con los hechos de orden físico,
altitud, topografía, clima, vegetación [...] Observa a los hombres que
pueblan el globo, que trabajan la superficie, que buscan su vida y que
hacen historia sobre la tierra; él los observa con los ojos de un verdadero
naturalista (J. Brunhes, La géographie humaine, [Armand Colin I a ed.
1912], según la edición de 1925, pp. 41-42).

Le debemos al determinismo de Ratzel la unidad de la geografía dado que sus


principios metodológicos de análisis necesitaban tanto de las ciencias naturales
como de las ciencias del hombre, de allí su éxito. Desde entonces la puja entre el
determinismo y lo que luego se dio en llamar posibilismo tendrá frecuentes batallas
en el campo de las ideas y escuelas geográficas. Representante de fuertes críticas al
determinismo fue Vidal de La Blache (1843-1918), fundador de la escuela
geográfica francesa en la que el posibilismo nace como respuesta al ambientalismo,
al que no sólo critica sino que lo nutre, de allí surgirán los principios de la
geografía clásica que atiende tanto al valor de las interrelaciones del mundo físico-
natural como a su carácter dinámico e histórico.
42 ELENA MARGARITA CHIOZZA, CRISTINA TERESA CARBALLO

El trayecto de nuestra disciplina ha sido accidentado y sobre todo muy


cuestionado interna y externamente en el mundo científico. Ricardo Figueira, en su
introducción a la Geografía, ciencia humana (1977), ha rescatado los conflictos
por los que atravesó la geografía como disciplina desde sus primeros pasos. En sus
palabras, podremos identificar la compleja construcción histórica y el contexto
científico en que se desarrollan los supuestos básicos de la ciencia geográfica, los
que por cierto irán transmutando a través de las ideas y del tiempo al influjo de
renovados enfoques teóricos.

En el panorama de las ciencias del hombre, la geografía es quizá la única


disciplina cuyo territorio suele aparecer difusamente fijado, cuando no
efectivamente discutido. La existencia de los geógrafos no parece ser, claro está,
razón de peso para confirmar la suya propia. Ellos mismos lo ponen en evidencia
con la casi infaltable afirmación de su entidad en toda discusión metodológica o
teórica. Braudel, un historiador de la escuela sociológica francesa, heredero del
pensamiento de Vidal de La Blache, señalaba al respecto: “la geografía (como la
historia) es una ciencia muy imperfecta, mucho más imperfecta que otras ciencias
de lo social. Tal vez tan imperfecta como la misma historia, esa otra vieja aventura
intelectual. Tampoco ella tiene métodos seguros ni, aún menos, posee un dominio
perfectamente reconocido. ¿A qué se debe esta situación de inferioridad de una
ciencia que nació en el mismo ambiente y con la misma vitalidad que la sociología
o la antropología?”.
Varios factores parecen converger. La ciencia geográfica diseñó su proyecto
en 42medio de la poderosa mareaELENA
romántica y en CHIOZZA,
MARGARITA el marcoCRISTINA
del positivismo: la última
TERESA CARBALLO
gran síntesis filosófica operativa de una burguesía que quería racionalizar el mundo
a su imagen; dentro de ese mismo marco nacieron las otras ciencias del hombre y
hallaron su ubicación dentro de la naturaleza. El carácter sintético y generalizador
de la geografía, el mismo que definió su especialidad, parece haber sido la causa
de su flaqueza: ciencia que debe acudir al aporte de todas las ciencias requiere, más
que otras, una razón general y totalizadora como la que brindó el romanticismo o el
positivismo comtiano. La crisis del universo que sustentaba al positivismo acarreó
la propia y con ella se alejó la unidad del saber científico sobre el hombre, que se
fue dividiendo en ciencias especiales que, a su vez, se pulverizaron en estudios más
y más especializados, desarrollaron lenguajes propios y racionalidades específicas.
El proyecto de la geografía parece haber sufrido entonces un triple proceso de
deterioro: en primer lugar, su labor científica se dificulta progresivamente porque
los campos de donde debe asimilar materiales se alejan por sendas más apartadas;
en segundo lugar, sus propios estudios se van especializando y alejando de su
proyecto original; en tercer lugar, porque la labor crecientemente especializada y
expansiva de otras ciencias (la historia, la sociología, la economía, la demografía,
la ecología) descubre e incorpora parte de su ámbito y lo reivindica con,
aparentemente, el mismo derecho que el del geógrafo dedicado a estudiar el mismo
territorio. El cuarto motivo es compartido con otras ciencias del hombre, pero en la
geografía, que se encuentra vinculada también con las ciencias de la naturaleza,
tiene mayor vigencia: es la atracción que ejerce el modelo epistemológico de las
ciencias físicas, que da lugar a desnaturalizaciones y desgarramientos.

Claro está que la especialización cientificista, la pérdida de vista de la


unidad y del sentido de la ciencia no es atribuible a la geografía, aunque en ella
pese con más fuerza. En la versión escolar, el objeto propio de su estudio parece
ser un sistemático cajón de sastre de datos físicos y humanos provenientes de los
más diversos ámbitos y ordenados competitivamente según principios más curiosos
que racionales, y por otra parte el reemplazo de la anquilosada ratio studiorum
jesuítica por proyectos no siempre irracionales no parece haber mejorado la
situación. En la versión mercantil, el objeto que se presenta como geografía suele
ofrecer
42 pintorescas descripciones ELENAdelMARGARITA
mundo, mezcla más
CHIOZZA, o menos
CRISTINA equilibrada
TERESA CARBALLOde
folleto turístico, historia natural del siglo XVIII, compendio de curiosidades, guía
Baedeker y almanaque del entre siglo.

Cuando hablamos de geografía no nos referimos a esas versiones


populares pero espurias, sino a lo que Pierre George, investigador de la geografía
francesa reconocido, caracteriza como:
Una ciencia que requiere conocer los métodos y resultados de numerosas
ciencias asociadas; que se afirma como modo de expresión de valores que
se aplican de modo continuo al conjunto del espacio terrestre y a la que la
variabilidad de sus orientaciones la hace aparecer como una ciencia muy
sensible a la coyuntura, que responde a una necesidad de conocimientos
globales, inherente a preocupaciones utilitarias y circunstanciales.
Según George, la geografía parte de la descripción para llegar a la explicación a
través de la observación analítica, la detección de correlaciones y la búsqueda de
relaciones de causalidad. Una de sus originalidades consiste en estudiar relaciones
espaciales que se establecen entre hechos heterogéneos y diacrónicos: “en un lugar
dado la realidad geográfica está constituida por la convergencia ocasional de
procesos evolutivos específicos, cada uno de los cuales se diferencia de los otros
por su dimensión y su ritmo tanto como por su naturaleza”. En consecuencia, la
geografía es una ciencia que debe aplicar métodos heterogéneos, tanto de las
ciencias de la naturaleza como de las del hombre, para acceder al conocimiento
analítico de los hechos que son objeto de su síntesis. Esto, señala George, amenaza
con fraccionar a la geografía y, ya que la especialización es inevitable, es preciso
que se dé en el ámbito de una unidad de pensamiento que debe basarse en la
concepción de la geografía como ciencia humana. Si bien le parece razonable
aprovechar la sistematización matemática y modelística, señala “el carácter
solamente indicativo de los modelos, que no pueden ser más que una base sobre la
que operar y no una imagen representativa de la realidad”. La sensibilidad a la
coyuntura histórica y la voluntad de acción concreta son, según George, los
componentes de la tercera característica de la geografía:
42 La geografía tiene comoELENA MARGARITA CHIOZZA, CRISTINA TERESA CARBALLO
objeto el estudio de las relaciones de hechos y de
movimientos cuyo conocimiento propio forma parte del dominio de otras
ciencias. No puede hacerse cargo de un objeto en particular si no es
ubicando en medio de esas relaciones la inquietud por la existencia de los
hombres. Los centros de gravedad de su investigación estarán, por lo tanto,
determinados por la coyuntura vital de la sociedad y la necesidad de actuar
sobre ella.
En suma, ¿qué es conocer? Es identificar, describir el objeto, interpretarlo,
nombrarlo e incorporarlo a la teoría. Hasta el siglo XX fue lícito pensar en un
espacio ecuménico, identificado con el espacio habitado (modificado) por el
hombre y, por oposición, en un espacio anecuménico como espacio deshabitado.
Al finalizar el siglo XX esa distinción es superflua. La humanidad habita la Tierra
entera y por leve que sea la impronta que deja en algunas partes y asombrosa que
parezca su concentración en otras, su actividad se deja sentir sobre la naturaleza de
todo el planeta y ha desarrollado técnicas que le permiten habitar en condiciones
extremas para un ser de su condición biológica.

Es precisamente ese desarrollo técnico y la capacidad de sobrevivir también


en el espacio exterior, lo que ha llevado a algunos a pretender incluir el espacio
exterior en el espacio geográfico. Esta inclusión significaría cambiar el objeto de la
geografía, que es el espacio de la Tierra modificado por las culturas. Reconocemos
sí, que la conquista del espacio exterior ha significado la adopción de ciertos
lugares de la superficie terrestre para la instalación de las plataformas de
lanzamiento de naves y vehículos espaciales, pero lo ha hecho como una más de las
instalaciones que el hombre desarrolla para hacer posible su traslado en la Tierra
(rutas, ferrocarriles, embarcaderos y puertos, aeropuertos, etc.). Queda entendido
pues que el objeto de estudio abarca el ámbito terrestre organizado por las
sociedades humanas, cuya extensión remite al planeta entero, pero no más que él.
2. ¿Geografía o geografías?
42 ELENA MARGARITA CHIOZZA, CRISTINA TERESA CARBALLO
A principios del siglo XIX Humboldt y Ritcher determinan sus
fundamentos [de la geografía] y la convierten en una ciencia moderna. La
enseñanza le concede un importante lugar. En resumen, la geografía es
una disciplina venerable, y a todos nos es familiar desde nuestra infancia.
Entonces, ¿por qué hablar de nueva geografía? Desde hace
principalmente cosa de una década esta vieja disciplina ha experimentado
una conside- rabie mutación, muy poco conocida fuera de un reducido
número de iniciados (Claval, 1979, p. 13).
El punto anterior nos permitió introducirnos en un análisis que llega a la década de
1970, desde entonces hasta la actualidad otras posturas han aparecido porque el
debate continúa.

¿Qué geografía se fue gestando desde fines del siglo XIX hasta la
actualidad? La producción es impresionante y dista mucho de ser lineal o simple,
se caracteriza justamente, por su riqueza y complejidad. Pero con el solo propósito
de situarnos en un contexto más amplio, intentaremos definir algunas coordenadas
que nos orienten hacia nuestro destino, la geografía contemporánea.

Ahora bien, lejos de asumir una visión simple e ingenua, se presentará a


continuación un particular recorte y esquema ordenador que nos facilite visualizar
las diversas corrientes de pensamiento geográfico, muchas de las cuales coexisten
simultáneamente en el presente.
La geografía como una vieja ciencia.. Como hemos dicho, el conocimiento
geográfico se inicia en las culturas primitivas por la necesidad de conocer su
ambiente para asegurar su supervivencia. Las primeras descripciones e intentos de
explicar racionalmente el funcionamiento de la Tierra {ecumene) están
estrechamente
42 vinculadas al mundo
ELENA mediterráneo.
MARGARITA CHIOZZA, CRISTINA TERESA CARBALLO

Desde el punto de vista de las representaciones, los periplos (descripciones


de las costas) fueron una fuente valiosa de conocimiento geográfico. Como
comerciantes y marinos, los fenicios y cartagineses precedieron a los griegos en la
exploración de nuevas tierras y el periplo de Hannon testimonia la vuelta al África
en el siglo VI antes de Cristo.

Desde entonces, en un interrumpido ir y venir se irán construyendo


representaciones de la Tierra cada vez más detalladas. Por último, el viaje de
Colón, a fines del siglo XV, permitirá que el mundo europeo tome contacto con
otros territorios, el “Nuevo Mundo”, y ponga a prueba las representaciones
simbólicas de la Tierra. Con la navegación de ultramar, los descubrimientos se
multiplicaron y transmutarán diferentes visiones del ecumene, y la producción
cartográfica se desarrollará como nunca antes en su historia. Con la
circunnavegación (1522) iniciada bajo el mando de Hernando de Magallanes y
consumada por Sebastián El Cano queda instalada definitivamente la nueva imagen
del mundo y, con ello, una nueva etapa de la historia de la geografía. El
descubrimiento de América plantea problemas que van más allá de la geografía de
los recursos y rutas comerciales; la presencia de la población originaria no encaja
en la tradicional concepción bíblica. Por eso, las descripciones del Nuevo Mundo
comienzan con una cosmogonía y sobre posibles teorías que expliquen el
poblamiento del continente.
Desde entonces, las limitaciones y las dificultades cartográficas fueron
siendo
42 superadas, y la geografía tuvoMARGARITA
ELENA un papel destacado en la revolución
CHIOZZA, CRISTINA científica
TERESA CARBALLO
del siglo XVII, que sentó las bases de la ciencia moderna.
La geografía, como ciencia que se ocupaba de la descripción y de la
representación cartográfica de la Tierra, formaba parte de las matemáticas.
Era una ciencia matemática mixta, como la astronomía, la óptica o la
música, entre otras, y en las universidades se enseñaba dentro de la cátedra
de matemáticas. La obra que mejor representa la relación de la geografía
del siglo XVII con los problemas de la revolución científica es la Geografía
general de Varenio, publicada en Leyden en 1650 (Capel y Urteaga, 1984,
p. 12).
En líneas generales, se recoge como una constante en las obras de todos ellos el
reconocimiento de un tránsito de la búsqueda del conocimiento de la naturaleza
terrestre, que dará origen a las hoy llamadas Ciencias de la Tierra, y abrirá el paso
hacia el interés del conocimiento de las relaciones humanas con el planeta.

Entre los cronistas de América, el padre Cobo —en su minuciosa descripción


del mundo andino y su prolija enumeración de intercambio de plantas y animales
domésticos entre España e Indias- brinda importantes elementos para comprender
las características del mundo indígena y los primeros contactos con los españoles.
La obra de los cronistas de América, deslumbrados a la vez por una naturaleza de
rasgos desconocidos en sus países de origen y por el mosaico de hombres y
culturas cuyas realizaciones pueden compararse sin desmedro con las de Europa,
constituyen un capítulo esencial para la historia de la geografía, que aún queda por
escribirse.
La geografía moderna del siglo XIX se caracterizó por la producción
geográfica
42 de Alejandro de Humboldt y Karl Ritter
ELENA MARGARITA en elCRISTINA
CHIOZZA, contextoTERESA
de la CARBALLO
revolución
industrial, el imperialismo europeo y la exploración del territorio. Ambos
compartían la filosofía idealista y el romanticismo alemán

y las ideas de Kant, Herder, Hegel, Schiller o Goethe se identificarán en sus


obras.
Aparece entonces una nueva geografía, que se define como la ciencia
que estudia las distribuciones en el espacio y las interacciones entre
fenómenos físicos y humanos en la superficie terrestre. La herencia de
Hum- boldt es ahora plenamente recogida, y la geografía se configura
como una ciencia nueva y aparte, en competencia con naturalistas, por un
lado, y con historiadores, por otro (Capel y Urteaga, 1984, p. 19).
El positivismo y las ciencias naturales dominarán la escena científica de este
período; por consiguiente, la idea del evolucionismo influyó ampliamente en los
geógrafos en el momento en que se produce la insti- tucionalización de la geografía
como disciplina (1860-1890).

Estas ideas, y en especial la idea de evolución propuesta por Dar- win y


Lamarck, se difundirán ampliamente en la disciplina. Un claro exponente de este
período es Friedrich Ratzel (1844-1904), quien recibirá tempranamente el impacto
de las ideas de la selección natural de Darwin. Todo se conjuga, las ideas
positivistas, el triunfo de la biología y la máxima meta de la ciencia, que es
establecer con rigurosidad las causas de los hechos y el descubrimiento de leyes.
Todos estos elementos estarán en la corriente del determinismo geográfico,
preocupado por la influencia del medio físico y la búsqueda de leyes que expliquen
las relaciones entre los factores físicos y humanos. En esta línea de ideas, Brisa
Várela
42 (1999) sintetiza, acertadamente:
ELENA MARGARITA CHIOZZA, CRISTINA TERESA CARBALLO
El modelo positivista tuvo además de los enfoques deterministas de la
escuela alemana -con fuerte arraigo en los geógrafos de los Estados Unidos-
otra importante vertiente en la escuela francesa posibilista con Vidal de La
Blache, que signó una nueva forma de concebir el objeto de estudio, los
problemas y los métodos en geografía. Desde su cátedra de geografía en la
Sorbona y en la Escuela Normal Superior de París planteará nuevos
enfoques que podemos sistematizar en los siguientes aspectos centrales:

1. Oponiéndose a la escuela determinista naturalista, Vidal planteará un


mundo que evoluciona desde los organismos inferiores a los superiores con
grados de libertad progresivos que en el caso de las sociedades humanas les
posibilita importantes niveles de dominio sobre el medio

natural, de modo que el medio condiciona a las sociedades pero no las


determina.

2. La acción humana es social, por lo tanto colectiva, y no individual.


Las decisiones sociales son, por otra parte, no un fruto del espontaneísmo o
del azar, sino conscientemente decididas y concertadamente ejecutadas.
3. En el espacio geográfico coexisten cambios y permanencias. Vidal
42 le dio un importante peso,
ELENAenMARGARITA
la explicación del CRISTINA
CHIOZZA, espacio social, al segundo
TERESA CARBALLO
aspecto.

4. En relación con los procesos de cambio, el papel del geógrafo es


entonces descubrir las acciones sociales antes que la perpetuidad de las
permanencias geológicas o los comportamientos de los fenómenos
naturales. De este modo, el posibilismo de Vidal hace que la geografía se
articule fuertemente con las ciencias sociales y especialmente con la
Historia en la comprensión de los procesos sociales de construcción del
espacio.

5. En el marco conceptual y en el trabajo sobre estudios de casos


intentará articular los elementos de la geografía “física” con la “humana” de
modo de no escindir la disciplina sino de demostrar la necesidad de integrar
ambos componentes, evitando lo que Capel (1981, p. 335) menciona como
el peligro de disgregación entre la geografía física y la humana.

6. La unidad de los aspectos del mundo de la naturaleza y el mundo


social se unifican en torno al concepto de región donde se combinan ambos
fenómenos. En este sentido a Vidal de La Blache se lo ha considerado como
el padre de la geografía regional francesa.
7. En el estudio de lo regional se incluyen no sólo los métodos
42 empiris- tas, experimentales e inductivos
ELENA MARGARITA delCRISTINA
CHIOZZA, positivismo
TERESAsino claves
CARBALLO
interpretativas procedentes del vitalismo. Se sostiene que es necesario hacer
jugar lo sensible para aprehender con profundidad la región y su
significación social.

8. El paisaje como reflejo de las relaciones sociales sobre el medio


natural se convertirá desde ese momento, en objeto central de la
investigación geográfica de la escuela francesa y el mapa, como imagen de
esa realidad, en un referente indispensable para su interpretación (Várela,
1999, p. 54).
Entre nosotros la influencia vidaleana se nota en la obra de Romualdo Ardissone.

Los intensos cambios y acontecimiento históricos, económicos y políticos del siglo


XX fueron el escenario material e intelectual de corrientes del pensamiento
científico con abordajes cada vez más complejos para el análisis de la realidad.
También el conocimiento geográfico se enriqueció en esta vertiginosa producción
de ideas y debates científicos. 1 Como plantea Brisa Varela, hay dos aspectos que
merecen destacarse especialmente: la inserción indiscutida de la disciplina en el
campo de las ciencias sociales y la proliferación de escuelas geográficas que se
plantearon nuevos problemas o abordaron los ya existentes desde distintas

1Véanse Capel, H. (1981), Filosofía y ciencia en la geografía contemporánea, Barcelona,


Barcanova, y Gómez Mendoza, J. y otros (1982), El pensamiento geográfico, Alianza Editorial,
Madrid.
perspectivas.
42 ELENA MARGARITA CHIOZZA, CRISTINA TERESA CARBALLO

Diversas escuelas y modelos explicativos en geografía coexisten en la


actualidad, entre ellos podemos nombrar: la geografía cuantitativa, la geografía
de la percepción y la geografía crítica. Nuevos centros de interés aparecen, en las
últimas décadas, en la producción geográfica como la problemática ambiental o la
del género, entre otros.

La revolución cuantitativa y la filosofía neopositivista dieron origen a lo que


se dio en llamar la geografía cuantitativa.2

Desde la década de 1940 y sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial


se formarán geógrafos que introducirán los modelos matemáticos para el análisis
del mundo, y con ello buscarán el descubrimiento de leyes y teorías que permitan
explicar y predecir los procesos de transformación territorial. La obras de Haggett
(1965), Harvey (1969) y otros marcaron, al final de la década de 1960 y al

2Dentro de la geografía cuantitativa, David Harvey buscó la forma de expresar las


singularidades en un lenguaje que pueda ser universalmente interpretado. Y por ese camino se
aproximó a la formulación de modelos, pero fue consciente de que los modelos tienen que
reflejar la teoría que subyace.
comienzo de la década siguiente, el auge del llamado paradigma neopositivista de
la “Nueva
42 Geografía”. ELENA MARGARITA CHIOZZA, CRISTINA TERESA CARBALLO
Hacia la década de 1960, cuando estaba en su formación inicial el movimiento
deINTRODUCCIÓN a la geografía cuantitativa (o llamada también teorética), 1una
A LA GEOGRAFÍA
cuestionamiento
de las corrientes contestatarias recibió el nombre de behaviorista, en función del
énfasis centrado en la investigación, no ya del hombre esencialmente dirigido por
lo económico y por la racionalidad de sus decisiones, sino con un comportamiento
más empírico y con visiones del mundo propias de seres humanos muy concretos,
con sus prejuicios, limitaciones, valores, etc. Rápidamente este movimiento creció
en forma considerable ampliándose y diversificándose; se manifestó en el
predominio de ciertos temas u objetivos dentro de ese movimiento general. Así es
como la denominación “behaviorista” fue superada por lo que se dio en llamar la
geografía de la percepción o del comportamiento, preocupada tanto por el espacio
urbano como por el rural. La principal propuesta sobre la que se construye este
movimiento es la de valorizar el peso de la subjetividad social en la interacción y
construcción del espacio geográfico. Esta subjetividad está directamente
relacionada con las experiencias de la vida y con la memoria histórica que ese
grupo posea. Cabe recordar que este enfoque estuvo fuertemente influenciado por
otras disciplinas como la psicología, la sociología y la antropología. Entre los
principales teóricos puede citarse la obra de Kevin Lynch, quien escribe un texto
clásico, La imagen de la ciudad. Una de las propuestas más innovadoras de este
enfoque son los mapas mentales, línea desarrollada por Peter Gould:
A través de este desarrollo la geografía enlaza dos tendencias fenomeno- lógicas y
44
existencialistas, que también ELENA
influyen más o menos
MARGARITA CHIOZZA,contemporáneamente en otras
CRISTINA TERESA CARBALLO
ciencias sociales. Es el campo de la experiencia personal realmente vivida lo que
aparece ahora, y al avanzar por él se avanza también en la crítica de las
abstracciones de los modelos cuantitativos. Aparece así, otra nueva geografía, una
geografía critica frente a las concepciones cuantitativas y frente a la realidad
social, y radical en el sentido de que pretende un cambio que llegue a la raíz de los
problemas. [...] Problemas nuevos aparecen con ello como temas de estudio
geográfico: la pobreza, la injusticia, el hambre, la enfermedad, la contaminación, la
marginación social. [...] Se considera una tarea necesaria la crítica del orden
espacial existente y la reflexión sobre las nuevas ordenaciones que ayuden a una
mayor felicidad de ios hombres. Para muchos, el marxismo aparece como un
marco teórico válido para abordar los problemas de una forma totalmente diferente
a la tradicional. Se trata de un marxismo con un fuerte sesgo historicista, y en ello
estos geógrafos coinciden con la otra gran rama del movimiento radical, la llamada
geografía humanista, que se basa más directamente en el existencialismo y en la
fenomenología (Capel y Urteaga, 1984, p. 46).Tres obras publicadas casi
simultáneamente, a comienzos de la década de 1970, son acaso las más
representativas del movimiento que se conoció como la geografía radical o crítica.
El filósofo y sociólogo Lefebvre (1974), el sociólogo Castells (1972) y el geógrafo
Harvey (1973) fueron los autores que llevaron a la “espacialización” del marxismo,
y a la “marxización” de la geografía. Algunos textos permiten realizar un recorrido
por estos paradigmas y sus discusiones implícitas. 3

Toda una serie de líneas de investigación tendrán lugar en los últimos 25 años.
En este camino reciente, existe una fuerte resignificación de la geografía cultural,
por nombrar una escuela que en la actualidad ha adquirido un lugar destacable en
las discusiones geográficas francesas. Y desde el neopositivismo, los especialistas
geógrafos en los Sistemas de Información Geográfica (SIG) se reclaman como el

3Veánse, Haggett, P. (1983) y Santos, M. (1990).


nuevo paradigma para el análisis geográfico. Por otro lado, los temas de género
44
adquirieron, en la década deELENA
1990, un papelCHIOZZA,
MARGARITA protagónico
CRISTINAenTERESA
el campo de las
CARBALLO
ciencias sociales dando lugar a la llamada geografía del género. También, desde la
década de 1980, la preocupación por el deterioro del ambiente tuvo un fuerte
impacto en la geografía, reavivando las discusiones del ambien- talismo o la
ecología humana de comienzos del siglo XIX. Y con ello, los planteos teóricos
sobre el objeto de estudio de la “verdadera” geografía, tema predilecto de los
geógrafos desde el siglo XX.

Una buena ¡dea de esta multiplicidad del quehacer científico y sus debates
epistemológicos de redefinición del objeto de estudio, aparece en un texto de J.
Levy:
Se debe atacar frontalmente la vieja geografía. No se trata de crear un clima
de violencia, aun verbal, contra los que sostienen la geografía actual. Pero
es importante definirse, ya que no se puede estar a la vez del lado de la
ciencia y de la no-ciencia [...].
La geografía tiene ya una larga historia. Todo lo que podía haberse hecho1 en
INTRODUCCIÓN A LA GEOGRAFÍA
el cuadro pre-científico ya está hecho. La crisis que la geografía conoce en
estos tiempos significa que las condiciones de la ruptura están reunidas.
Otra geografía, por lo tanto es posible; una ciencia del espacio social; de las
ciencias espaciales de la naturaleza; de las disciplinas teóri-cas, sistemáticas
y progresistas. La ciencia del tiempo social tiene más de cien años; la del
espacio social está por inventarse. Lograrlo constituirá una tarea difícil, que
exige esfuerzos sostenidos, largos análisis filosóficos y polémicas que
probablemente quisiéramos obviar. Sin embargo, el camino hacia la ciencia
merece pagar este precio (J. Lévy, 1975).
La principal reflexión que surge de este mosaico de enfoques, movimientos y
corrientes de pensamiento en geografía es que están orientados
epistemológicamente por lo que Kuhn define como el contexto de investigación y
el reemplazo de un paradigma por otro.
La discusión no es tan sencilla en el plano de los modelos científicos, sino que son
igualmente dinámicos,
INTRODUCCIÓN como lo son los contextos sociales e históricos. 1La
A LA GEOGRAFÍA
evolución reciente del pensamiento geográfico, por su diversidad y complejidad,
plantea dudas en cuanto a la validez absoluta de la propuesta de Kuhn. Diversos
geógrafos (y otros intelectuales) están más inclinados a aceptar la propuesta
elaborada por Laicatos (1977), que admite la coexistencia y la competencia entre
paradigmas explicativos diferentes. 4allá revela las interacciones complejas y
extendidas, se busca evaluar las estrategias de los actoies, las capacidades de
adaptación o rebeldía de las poblaciones. Nuestra crisis, ¿se puede explicar
exclusivamente a escala local?

El conocimiento de los “designios”, de las disparidades y de los conflictos


se acrecienta en tanto que su aprehensión y su interpretación se presta a

4El espacio geográfico y las sociedades


Aproximarnos a entender estas distintas miradas de lo que es geografía, posibilita
evitar las habituales confusiones sobre lo que es entendido como “espacio”, más
aún, al introducir nuevas posturas. En este sentido, las distintas concepciones del
espacio deben ser comprendidas tanto en sus posibilidades como en sus límites,
pero también se debe tener especial cuidado en entender el contexto histórico
específico en el que surgieron las diferentes perspectivas, dado que los problemas
y preocupaciones sociales se modificaron y es lícito preguntarse sobre la
pertinencia en la actualidad de algunas de las miradas de la geografía de otras
épocas.
En palabras de R. Brunet (1990), podemos afirmar que cuando cambia el mundo,
se necesita nuevos puntos de referencia. Día tras día aparecen en la escena de los
medios de comunicación lugares más lejanos cuya aparición nos interroga. Hoy
más que nunca, la dimensión de los problemas geográficos-sociales se volvió
mundial y el investigador toma conciencia de que el mundo es un sistema. Lo que
ocurre aquí o
2 ELENA MARGARITA CHIOZZA, CRISTINA TERESA CARBALLO

controversias. En este campo es lícita la aparición de escuelas o pensamientos que


intenten proponer diferentes marcos explicativos. Estos ruidos del mundo
resuenan mucho más en el silencio aparente de las ideologías simples. Los hechos
o acontecimientos geográficos actuales o pasados no son producto de procesos
“naturales” o espontáneos. El pensamiento geográfico, según su contexto
histórico, tendrá que realizar el esfuerzo de hacer inteligible la realidad socio-
espacial contemporánea.

Epistemología, geógrafos y espacio geográfico


En torno al concepto de espacio geográfico se han formulado tantas ideas como se
han desatado profundas críticas a las diversas propuestas teóri- co-conceptuales.
Para reflexionar y representar esta frondosa y entusiasta producción teórica, se
transcriben algunas ideas de geógrafos contemporáneos. Esta discusión es central
para la disciplina, ya que más allá del origen de las ideas, todos los geógrafos
convergen en la necesidad de construir un campo teórico-conceptual en que se
desarrollen aportes para su caracterización y definición. Entre los textos
seleccionados están: una transcripción de la introducción de El espacio
geográfico deOliver Dollfús; un fragmento de la entrevista que Geografikós
realizó a David Harvey en su paso por Buenos Aires con motivo del VI Encuentro
de Geógrafos de América Latina, y algunas palabras que Milton Santos pronunció
en la conferencia de cierre de dicho Encuentro.

Dice Dollfus:
En su sentido más amplio, el ámbito del espacio geográfico es la epidermis
de la Tierra, es decir, la superficie terrestre y la biosfera. En una acepción
más restrictiva, es el espacio habitable, allí donde las condiciones naturales
permiten la organización de la vida en sociedad. Hasta fecha reciente la
oikuméne coincidía más o menos con las tierras utilizables para la
agricultura y la ganadería. Pero esta noción debe ser revisada. El espacio
geográfico es el espacio accesible al hombre, usado por la humanidad para
su existencia. Por lo tanto, incluye los mares y los aires. Es localizable,
3 ELENA MARGARITA CHIOZZA, CRISTINA TERESA CARBALLO

concreto, diríamos “trivial”. Aunque cada punto del espacio puede ser
localizado, lo que importa es su situación en relación con un conjunto en el
cual se inscribe y las relaciones que mantiene con los diversos medios de los
que forma parte. Ese espacio geográfico se forma y evoluciona partiendo de
unos conjuntos de relaciones, que se establecen en el marco concreto de la
superficie de la Tierra. El espacio geográfico se presenta como el soporte de
unos sistemas de relaciones, determinándose unas a partir de los elementos
del medio físico, y las otras procedentes de las sociedades humanas que
ordenan el espacio en función de la densidad de poblamiento, de la
organización social y económica, del nivel de las técnicas, en una palabra,
de todo el tupido tejido histórico que constituye una civilización (Dollfiis,
1982, p. 7).
Expresa Harvey:
La discusión sobre el espacio es muy rica e interesante. Surgen muchas
cuestiones cruciales alrededor de esta discusión. La primera es que dentro
de la geografía tenemos que tener cuidado de no repetir siempre lo mismo
pero con un nombre distinto. En el mundo anglosajón la palabra región no
es muy usada, la “geografía regional” no es muy común; pero el concepto
de lugar se ha vuelto muy popular y surge una cuestión interesante que es
cuando los geógrafos hablan del Lugar y la teoría del lugar, se refieren a
conceptos básicamente diferentes a lo que se entiende por región, no le
están dando un nuevo nombre a una misma cuestión. Y en tal caso, ¿de
qué serviría usar un nombre distinto si estamos hablando de lo mismo? En
la geografía aparece ese tipo de planteos. En mi caso, prefiero el concepto
de lugar al de región porque cuando trato de teorizar acerca de la
construcción social del espacio, la relación entre espacio y lugar está
profundamente arraigada en el discurso filosófico e incluso en el
matemático, y todo eso me permite comprender la forma en que el espacio
puede ser fluido y cambiante; al mismo tiempo, los lugares están
imbricados en esa fluidez y ese cambio. Creo que la cuestión del espacio,
en este sentido, está en peligro de estancarse porque el espacio ha sido
considerado tradicionalmente como una estructura en la que se lleva a
cabo la acción no como algo que puede ser transformado por las acciones
que lo producen. Y es bastante difícil trabajar con esta última concepción
porque no contamos con muchos trabajos que estudien eso.
4 ELENA MARGARITA CHIOZZA, CRISTINA TERESA CARBALLO

La segunda cuestión que reviste gran interés es que en la teoría, el


espacio y la cartografía se usan como metáforas por medio de las cuales
se describe la realidad. Cuando Edward Soja habla del “giro o cambio
espacial” se refiere a la manera en que la teoría social trata de explicar las
metáforas y entender la realidad. Existen muchos libros actualmente que
se refieren a “cartografías”.

Nuestro desafío como geógrafos es el siguiente: podemos usarlas


como metáforas, pero lo que nos interesa es la realidad material que
define el significado de esas metáforas. Han surgido interesantes debates
acerca de la relación entre el espacio como una metáfora idealista y el
espacio como resultado de una construcción y producción material. Aquí
aparece un diálogo muy interesante que no hace estática a la discusión
sobre la espacialidad, sino muy dinámica, relacionada al espacio como
una representación y al espacio como el producto de una actividad
material (Harvey, 1997, p. 88).
Por último, Milton Santos, quien se confiesa discípulo de M. Sorre, argumenta:
Nuestra disciplina, en lo que va del siglo [XX], se ha enfrascado en una
interminable y casi vacía discusión alrededor de la palabra “geografía”. Me
parece que no hay nada que reiterar de la continuación de ese debate. El
debate central, el debate que permite un debate ontológico, no es alrededor
de un nombre de disciplina, sino alrededor de un problema que sea
ontológicamente trabajado. A mi juicio, ese tema es el tema del espacio.
Eso significa que hay que enfrentar, al mismo tiempo, lo que existe frente a
nuestros ojos como realidad actual y el tiempo. El tiempo debe ser datado
de forma empírica, si queremos que sea compatible con esa otra categoría
empírica que es el espacio y que podría ser definido brutalmente como el
conjunto de cosas, de ideas y de relaciones fundadas en cosas e ideas. Pero
no únicamente cosas e ideas de relaciones existentes, sino cosas e ideas de
relaciones posibles. En una época dada, ¿por qué no se puede trabajar,
enfrentar una situación contra aquello que llamábamos en el pasado “la
realidad” con enorme pretensión? Si no disponemos de conceptos,
5 ELENA MARGARITA CHIOZZA, CRISTINA TERESA CARBALLO

fabriquémolos. Que esa fabricación esté de acuerdo con la sistematización


de lo real del mundo. Así incorporamos la historia a nuestro raciocinio, y
nos ponemos como geógrafos en el mundo, frente al mundo. Hay que
encontrar una definición que permita hablar del presente, del pasado y del
futuro. Porque si mi definición no es abarcativa de esas cuasi dimensiones
del acontecer no sabremos cómo tratar lo que pasó, no sabremos cómo
enfrentar las situaciones y, por lo tanto, no estaremos en condiciones de
proponer. Estoy proponiendo, hace algunos años, que el espacio sea
definido como un conjunto indisociable de sistemas de objetos y sistemas
de acciones. Ni objetos separadamente, ni acciones separadamente. Objetos
y acciones conjuntamente.

Hay que hacer una definición operacional y que al mismo tiempo


incluya el pasado, el presente y el futuro. [...] El espacio no es sólo un
resultado de la producción, sino un resultado de la producción y de la vida.
Esto nos permitirá pensar que una epistemología que tenga en cuenta esa
realidad supone ser una epistemología existencial. [...]

Tiempo-espacio que es, hasta hoy, el problema más grande de nuestra


disciplina. [...] No se ha podido encontrar la solución, primero porque no
incluimos la cuestión de la técnica: la técnica y el tiempo; la técnica y el
espacio. Las dos cosas. La manera como definimos el acontecer en cada
período histórico está relacionada generalmente con lo que en cada período
histórico es la técnica. La construcción del espacio y la relación del
hombre con la extensión es igualmente marcada en cada período histórico
por la técnica correspondiente a ese período histórico. De ahí que la casi
totalidad, por no decir la totalidad, de los estudios geográficos sobre el
tiempo no tuvieran éxito, porque la ausencia de la noción de técnica
6 ELENA MARGARITA CHIOZZA, CRISTINA TERESA CARBALLO

supone la imposibilidad de unir el tiempo y espacio, aunque algunos


geógrafos imaginen que han resuelto la cuestión (Mil- ton Santos, 1997, p.
81).
Como hemos visto en el desarrollo de los apartados anteriores, el principal desafío
de nuestra disciplina ha sido y es entender la complejidad de la organización del
espacio geográfico y su materialización en el territorio. Es preciso aceptar que no
existen recetas establecidas para todo el universo social-espacial, sino más bien
metodologías y resignificaciones conceptuales que se pueden adaptar a nuestro
objetivo central, la comprensión de la realidad social y su expresión en el espacio
geográfico.

Para las preguntas ¿qué cambios?, y ¿cómo se desarrollan estructuras territoriales,


y sus mutaciones?, pueden formularse algunas respuestas provisorias a partir del
análisis del espacio geográfico.

El espacio geográfico
En este contexto de reflexión teórica y de múltiples perspectivas sugerimos una
propuesta que puede tener o no puntos de convergencia o divergencia, pero que
sin duda aporta a la construcción de nuestro concepto central: el espacio
geográfico. A propósito, diceMilton Santos (1996):
El espacio [geográfico] debe considerarse como un conjunto de
relaciones realizadas a través de las funciones y de las formas que se
presentan como testimonio de una historia escrita por los procesos del
pasado y del presente. Es decir, el espacio se define como un conjunto de
formas representativas de las relaciones que ocurren ante nuestros ojos y
que se manifiestan por medio de los procesos y funciones. El espacio es
entonces un verdadero campo de fuerzas cuya aceleración es desigual.
Ésta es la razón de que la evolución espacial no se realice de forma
idéntica en todos los lugares.
En otros términos, el mismo autor expresa: “El espacio debe considerarse como
7 ELENA MARGARITA CHIOZZA, CRISTINA TERESA CARBALLO

un conjunto indisociable en el que participan, por un lado, cierta combinación de


objetos geográficos, objetos naturales y objetos sociales y, por el otro, la vida que
los colma; es decir, la sociedad en movimiento” (M. Santos, 1991, p. 26).

En suma, el espacio geográfico es la configuración de la superficie terrestre


que resulta de la existencia del hombre en el planeta. Esto conlleva la idea del
carácter histórico de esas configuraciones que responden a procesos de cambio
asociados al devenir de las sociedades humanas.

Como toda ciencia, la geografía busca una descripción y explicación causal


de los procesos espaciales y la identificación de la tendencia en esos procesos, sin
olvidar que la evaluación de esa tendencia es contingente porque es impredecible
la evolución de la sociedad humana en su conjunto.

¿ Cuáles son las propiedades del espacio geográfico?


El espacio geográfico es localizable o localizado y tiene una extensión. Éste se
caracteriza por la distribución y el tipo de correlaciones causales existentes entre
los distintos elementos que la constituyen. Esas causalidades no siempre se
explican por los elementos localizados en él, lo que nos obliga a pensar que el
espacio debe ser analizado, no sólo en su concreta localización y extensión, sino
también en el contexto de su posición a escala regional y planetaria.
8 ELENA MARGARITA CHIOZZA, CRISTINA TERESA CARBALLO

Estas condiciones de posición son las que sufren las mayores variaciones a
lo largo del proceso histórico y nos explican por qué algunos lugares privilegiados
en cierto momento pueden ser abandonados en otros.

El espacio geográfico es localizado, tiene un referente territorial con una


ubicación, es decir, en términos geodésicos un ubi (dónde) en términos de latitud
y longitud (georreferenciado), ocupa un sitio que remite a las propiedades del
territorio y tiene una posición que da su ubicación relativa, no ya respecto al
sistema hoy universalmente aceptado de coordenadas terrestres, sino con relación
a otras localizaciones que sean para él significantes.

La posición lleva a la evaluación de la otra escala, que remite a espacios


exteriores a lugares próximos o lejanos. Por ejemplo: Buenos Aires, punto de
contacto entre mar y tierra, rutas marítimas y terrestres transcontinentales,
posición fronteriza, zona ecuménica, sirve a la salida de la producción pampeana
de exportación, etcétera.

La ubi es siempre la misma; el sitio se modifica por la dinámica natural o


social (por ejemplo puede haber mayor o menor contaminación, construcción de
barrios, etc.); la posición cambia históricamente por la acción terrestre o la
valorización social.
9 ELENA MARGARITA CHIOZZA, CRISTINA TERESA CARBALLO

Dado su contexto territorial estamos habituados a considerar el espacio


geográfico como una superficie, un polígono del que pueden reconocerse puntos,
formas y extensión. Esta concepción, arraigada en una visión cartográfica
adaptada a un plano, debe ser corregida por nuestra experiencia de la realidad. El
espacio geográfico no sólo incluye el terreno como soporte, sino también el aire
que respiramos, lo que nos obliga a considerar el espacio como un volumen, aun
más cuando la construcción de rascacielos nos aleja del nivel del suelo y la
navegación aérea y las comunicaciones implican el uso de las capas superiores de
la atmósfera. Si la ocupación y el uso de la atmósfera implican la concepción de
un espesor en altura, la ocupación y el uso del lecho del mar, así como las
excavaciones para el trazado de vías de circulación o explotaciones mineras
conllevan la consideración de los alcances en profundidad.

El alcance de la real dimensión volumétrica de un espacio dado en los


ámbitos aéreo, del subsuelo terrestre o marítimo, más allá del postulado de la
legislación nacional e internacional, depende de lo que efectivamente la sociedad
del espacio en cuestión pueda alcanzar. Un ejemplo evidente es la circulación de
naves espaciales fuera del alcance del control de las sociedades cuyos territorios
son sobrevalorados. Varias ramas del derecho se vinculan con estas dimensiones.

En el caso de la aviación, por ejemplo, los vuelos regulares deben encauzarse


a través de “corredores aéreos” y las ciudades no pueden sobrevolarse a menos de
500 m de altura. Otras consideraciones podrían hacerse sobre el alcance de las
comunicaciones radiales, la telefonía, etcétera.
10 ELENA MARGARITA CHIOZZA, CRISTINA TERESA CARBALLO

La estructura del espacio geográfico contiene puntos y líneas áreas, que no se


distribuyen al azar, sino respondiendo a la lógica que les impone la sociedad que
lo modela en su gestión de la naturaleza que le da sustento. Estos elementos
guardan entre sí relaciones estructurales, de cuyo equilibrio depende el
funcionamiento y la persistencia del sistema.

La identificación de las estructuras es, sin duda, uno de los puntos más
delicados, significativos y relevantes del análisis, necesarios además para la
descripción e interpretación del espacio geográfico como un geosistema
localizado y abierto. Al decir abierto, estamos señalando que pueden aparecer
algunos elementos nuevos que modifiquen en su debido momento la estructura
vigente. Por ejemplo, una autopista por la que fugan flujos sin conexiones locales
es un ingreso de energía que a la larga termina alterando la estructura del sistema;
igualmente testimonios del pasado que no responden a la lógica locacional actual
pueden ser considerados como energía fósil, que incide sobre el sistema actual y
puede en el futuro ser vivificado por su incorporación al sistema como patrimonio
cultural. Por ejemplo, las ruinas de Ostia, las del Pucará de Quilmes o las de
Machu Pichu, entre otras, que son revalorizadas para el turismo.

El espacio geográfico es dinámico. Es un sistema en equilibrio sujeto a


permanente transformación, impulsado por las dinámicas social y natural cuyos
ritmos, siendo diferentes, deben ser coordinados para que el equilibrio, aunque
cambiante, pueda mantenerse.5

5 Véase Santos, M. (1996), “A no$áo de espado”, cap. 9.


11 ELENA MARGARITA CHIOZZA, CRISTINA TERESA CARBALLO

En el espacio geográfico, sociedad y naturaleza están en transformación


perpetua e inevitable. Conocer sus dinámicas y tendencias a futuro es la más
delicada de las tareas del geógrafo y la culminación de su labor profesional, cuyos
logros pueden ser útiles a otros investigadores y a la sociedad en la que se inserte.

La dimensión temporal tiene diversas manifestaciones en el espacio


geográfico. Por un lado, el tiempo que transcurre ajeno a la voluntad del hombre:
la sucesión alternada de los días y las noches, la sucesión de las estaciones y el
ciclo anual, el tiempo biológico, etc. Por otro lado, el tiempo asociado a la
distancia guarda relación con la técnica de los medios de transporte y la velocidad
en la que se la recorre y el lapso de tiempo-reloj que se emplea en ello. La
distancia métrica se convierte en distancia geográfica, más o menos extensa según
la velocidad del medio de circulación que se emplee.

Pero hay otros tiempos que tienen que ver con las permanencias de los
sistemas sociales que interactúan con el espacio geográfico (naturaleza más o
menos modificada) y permiten establecer periodizaciones: períodos de
estabilización, de transformación o de sustitución de un sistema socioespacial por
otro.

Ejemplos muy evidentes de la significación espacial de los cambios del


sistema sociocultural nos ofrecen los espacios geográficos surgidos de la
colonización hispánica. Si tomamos por caso el espacio pampeano indígena,
12 ELENA MARGARITA CHIOZZA, CRISTINA TERESA CARBALLO

cuyos rasgos aparecen definidos por una sociedad nómade de cazadores y


recolectores que actúan sobre una llanura de abundantes pastos y animales
silvestres, en función del uso de los recursos, se dibujan las sendas que recorren,
de aguada en aguada, sin establecer asentamientos permanentes, con una tasa de
reproducción muy baja, controlada por la disponibilidad de alimentos. Con la
instalación europea se consuma la extinción violenta de las culturas indígenas
acompañada por la aparición de asentamientos estables (ciudades y pueblos)
conectados por un sistema social, con apropiación y división de la tierra,
introducción de animales y plantas cultivadas de origen foráneo y sustitución de la
población por otra con una estructura social, económica y política que mantiene
su cohesión por la sujeción a los valores, normas y conductas de la sociedad
metropolitana. A lo largo de un extenso período de al menos dos siglos, este
espacio se consolida y expande trabajosamente desde el litoral hacia el interior
repitiendo el modelado con variantes que hacen a las condiciones de localización
de diferentes lugares hasta que factores de largo alcance, provenientes del exterior
(es un sistema abierto), llevan a cambios estructurales políticos y económicos de
la sociedad (apertura del puerto de Buenos Aires, creación del Virreinato del Río
de la Plata) que motivan la transición hacia un nuevo período que, a diferencia del
tránsito del período indígena al período colonial -que entrañó la sustitución de la
sociedad y el espacio indígena por la sociedad y el espacio colonial-, el que ahora
se inicia perfecciona, acentúa y enriquece los rasgos del período anterior. Y así,
podríamos seguir el análisis a través del tiempo histórico y descubrir, como en un
palimpsesto, los rasgos de la escritura en el espacio a lo largo de cada período: las
ciudades y los pueblos, las chacras y las colonias, los ferrocarriles y los puertos,
los caminos carreteras y las autopistas, los ramales del tren clausurados, los
pueblos abandonados, los complejos industriales, los clubes de campo... todo está
allí y no podemos explicar por qué ahí, si no identificamos el período histórico a
que pertenece, período en el que esos elementos eran funcionales al espacio
geográfico de la sociedad que lo modeló.
Sin una correcta lectura de los tiempos que se manifiestan en el espacio,
noINTRODUCCION
podremos captar su esencia: ¿qué es el centro de los negocios de una
A LA GEOGRAFÍA 13
ciudad metropolitana? ¿La desolación de las noches, el tedio y el silencio
de los sábados y los domingos? O el hacinamiento, el ruido, el trajinar de
las gentes en las calles, la congestión de vehículos en las rutas de entrada
y salida de la ciudad en los llamados “días hábiles”. ¿Qué nuevo
significado dan al espacio el uso de internet, el correo electrónico y el
trabajo a domicilio? ¿Qué tipo de espacio está configurándose con estas
nuevas dimensiones del tiempo? Geógrafos, sociólogos, historiadores,
filósofos y planificadores reflexionan sobre este tema, entre los que
podemos citar a Milton Santos, Marc Augé, Jacques Le Goff, Ke- vin
Lynch e Ilya Prigogine, entre otros.4. La complejidad del análisis
geográfico: el caso de Amposta, una permanente búsqueda de nuevos
equilibrios
La historia del delta del río Ebro no se puede separar de la historia geológica de la
zona que presenta acusadas variaciones sobre el nivel del mar vinculadas a las
glaciaciones. Entre 8.000 y 7.300 años atrás, el nivel del mar se estabilizó unos
dos metros por debajo del nivel actual. En tierra firme domina la cultura
mesolítica.

Entre 5.500 y 4.800 años atrás hasta nuestros días, el nivel desciende hasta
unos cinco metros por debajo del nivel actual, en correspondencia con el dominio
de la cultura neolítica, y sólo hace apenas unos 2.500 años que el nivel se
consolida a una altura semejante a la de la actualidad.

El descenso del nivel del mar Mediterráneo repercutió en la baja del nivel de
base de la desembocadura del río Ebro. Este suceso natural aumenta la pendiente
14 ELENA MARGARITA CHIOZZA, CRISTINA TERESA CARBALLO

y acrecienta su capacidad erosiva y de transporte de sedimentos que van


depositándose en el fondo marino, año tras año. Este nuevo descenso acentúa la
capacidad erosiva y aumenta el volumen de los sedimentos que transformados en
bancos primero, emergen después como islas, para que finalmente, el nivel se
estabilice con ligeras oscilaciones en el nivel actual.

Amposta: ¿puerto fluvial o puerto marítimo?


En el siglo XII, el delta se adentraba ya en el mar varios kilómetros desaguando
por tres bocas, en el siglo XVI los sedimentos al norte encierran el Port deis
Alfacs; otras acrecencias se producen entre el siglo XVIII y XIX.

La última gran perturbación fue provocada por las inundaciones y la apertura


de un nuevo brazo hacia el norte abandonando la salida al mar oriental. En 1946
el proceso de ensenegamiento de la zona occidental ha sido rápido, mientras se
acentuaba la erosión en el otro extremo. Esta dinámica fluvial muy activa será sin
duda alterada por las presas construidas a lo largo del Ebro que limitan la cantidad
de sedimentos que el río transporta (hacia 1950 los detritos eran de 21.000.000 de
toneladas métricas, y en 1990 no pasan de 3.000.000 por año). Como dijimos
antes, en la boca del río Ebro hay testimonios que indican que ha sido poblado
desde el mesolítico, y además, se han encontrado restos que testimonian la
colonización hecha por los fenicios y los romanos.
INTRODUCCIÓN A LA GEOGRAFÍA 15

Delta del río Ebro

La actual Amposta, ciudad de los íberos, fue destruida en la segunda guerra


púnica, después fue ocupada por los celtas como tierra de pastos, y más tarde, por
los árabes que comienzan su retirada entre 1097 y 11'54. Para ésta época, el Ebro
se va transformando en frontera “natural” del límite austral del principado de
Cataluña (por entonces, el delta es tierra de cacería y pesca). Sobre la margen
derecha, el reino de Valencia revive a la antigua Amposta que ha perdido parte de
sus funciones como puerto marítimo. Será después de 1154 que el delta adquiera
nueva vida por la instalación del puerto marítimo Port Fangos (la actual Platjola)
base de expediciones militares para la conquista de Mallorca, Sicilia y Cerdeña.
En los últimos dos mil años el proceso de sedimentación se acentúa, el delta
crece, se multiplican los brazos del Ebro, y Amposta, ubicada en la puerta de
acceso del valle, domina la franja litoral. A la vez, era también el punto de
contacto entre el área de influencia de catalanes al norte y valencianos al sur
como teatro de enfrentamientos. En el esquema de Amposta, observamos, que en
la actualidad, ambas márgenes del río están unidas por un puente, sitio que años
atrás fuese el término continental de la antigua navegación marítima.La
dinámica social y la construcción del espacio geográfico
En el siglo XII, los productos del delta son la sal -obtenida en sus lagunas—, el
regaliz, la sosa y las sanguijuelas. En 1466 Juan II destruye el castillo de Amposta,
la población es diezmada, y en el siglo XVI es frecuentemente atacada por los
piratas berberiscos. La repoblación de la zona se inicia en el siglo XVII cuando en
1607 los monjes de Benifassá inician el cultivo de arroz, que prospera con
dificultad por falta de riego. En 1719 se conceden permisos para sembrar los
terrenos de la ribera. Pero hay que esperar hasta la mitad del siglo XIX para que se
autorice la canalización del Ebro (desde Zaragoza hasta el mar), con el intento de
regularlo y hacerlo navegable. Ya en 1780, Carlos III ordenó la fundación de Sant
Caries de la Rápita para abrir un puerto al comercio de los catalanes con América,
hasta entonces prohibido.

En 1851, el canal de la derecha llega desde Xerta hasta la desembocadura y


hacia 1912 se habilita el canal de la margen izquierda, y los campos de arroz se
transforman en elemento dominante del paisaje: en 1860, 1.500 ha, en 1870, 4.200
ha y en 1960, 169.000 ha, convirtiéndose en cien años, en la más extensa
superficie adjudicada a un monocultivo en España. Es claro que esta
transformación viene de la mano de la disponibilidad de los recursos técnicos,
económicos y financieros que hicieron factible esta obra de infraestructura.
Simultáneamente, se acrecienta la población y la malaria, que constituyó el
azote de la zona, quedó completamente erradicada en 1918. La población saltó de
5-300 personas en 1957 a 40.696 en 1970. El delta no ha perdido su vocación
pesquera, aporta el 15% de la producción de Cataluña: langostinos y mariscos en
general; algunos pescadores, como los de la cofradía de San Pedro, obtuvieron sus
derechos en el siglo XII. En las bahías Els Alfacs y del Fangar se han instalado
criaderos de mejillones, a partir de 1962.

Al margen de este importante papel en la economía local, el delta, con sus


humedales, es una estación en la ruta migratoria de las aves que transitan entre las
latitudes boreales y el norte del Africa. Por ese motivo ha sido declarado Parque
Natural.

Cuando los objetivos y la dinámica social se ajustaron a la dinámica natural,


ésta impuso su ritmo de oportunidades y limitaciones, pero cuando los objetivos
de la dinámica social se imponen -por ejemplo, por su propio incremento
demográfico con recursos técnicos y con la fijación de nuevos objetivos- llevan a
la alteración del ritmo de la dinámica natural y a la generación de un nuevo
equilibrio dinámico del espacio geográfico. Nada puede entenderse sin tener en
cuenta ambas dinámicas.

El análisis del caso de Amposta tuvo dos propósitos: uno es estrictamente


didáctico, para introducir las categorías trabajadas a lo largo del capítulo y, el otro,
evidenciar la complejidad de variables que se deberían considerar en un análisis
geográfico. La tarea del quehacer geográfico no es sencilla, y las actuales
complejidades del mundo contemporáneo exigen, cada vez más, su adaptación
para un análisis de la realidad social.

La excelente cartografía de hoy no alcanza para vislumbrar el porqué de los


procesos que tienen lugar en el mundo contemporáneo. Para ello se necesita del
análisis geográfico.

El concepto de espacio geográfico fue evolucionando desde las propuestas


de comienzo del siglo XIX, entendido casi como sinónimo del espacio físico, no
obstante, no descuidando las relaciones de sus componentes tanto naturales como
sociales y sus interdependencias.

La geografía que hoy conocemos como disciplina científica no se ha


construido de una día para otro. Su desarrollo y crecimiento ha sido más que
complejo. Ha tenido momentos de gloria y reconocimiento mundial de sus
saberes, y también períodos de oscuridad y olvido. Pero su tarea ha sido constante
y ha podido ofrecer al mundo, desde sus pasos iniciales, herramientas y conceptos
para su aprehensión. La diversidad de la Tierra, sus diferentes culturas, sus modos
de vida, la pobreza, los conflictos geopolíticos, la puja por los recursos vitales
para sus sociedades, son cuestiones actuales que los geógrafos intentan descifrar.
Para ello, como desde sus comienzos, entablará relaciones desde diferentes esferas
científicas, tomará aportes del campo de las ciencias naturales y sus fundamentos
de las ciencias sociales, sin perder de vista la imprescindible ¡nterrelación entre
sociedad y naturaleza. La ambición de conocer el mundo a través del quehacer
geográfico ha sido, y es, extremadamente dinámica e inmensa, hoy enriquecida
por el enfoque sistémico de los problemas y la aceptación del curso aleatorio que
estas relaciones pueden asumir en el futuro. Ante cualquier cambio o mutación del
sistema-mundo, el resto no permanecerá ajeno.

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