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Como observamos, aparece una clasificación desde los términos de carácter más
general hasta aquellos de carácter más particular. Los números que aparecen entre
paréntesis, como indica el autor en la nota del plan general, remiten a los cuadros
sinópticos que se desarrollan en torno a una determinada palabra. Ilustremos, por
ejemplo, los cuadros que encabezan los términos “Sensibilidad” y “Sentimiento”,
respectivamente 13 y 14:
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1
“Prólogo”, pág. XV.
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cánidos tanto a los perros como a los chacales2 sin dar más valor a uno que a otro,
mientras que un lexicógrafo tendrá en cuenta que el perro forma parte de nuestra cultura
diaria, de modo que constituirá un grupo especial que incluirá todos los términos
relacionados con él.
Otro de los ejemplos con los que ilustra Casares en su prólogo la diferencia entre
un tratado de zoología y un diccionario lingüístico se refiere a la palabra “pescado”, esto
es, al pez comestible. De nuevo se trata de un término importante para un lexicógrafo
porque forma parte de nuestra cultura, pero que no tiene sentido incluirlo en un tratado
de zoología.
La segunda parte del diccionario de Julio Casares es la ideológica o analógica,
que consiste en una serie de columnas de palabras relacionadas entre sí, cuyos
“encabezamientos” o palabras que sirven de enunciado a cada grupo están ordenadas
alfabéticamente. La mayoría de los encabezamientos son sustantivos. Recojamos a
continuación dos páginas de esta segunda parte del diccionario para ilustrar sus
características:
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Mamífero de la familia de los cánidos, de tamaño medio entre el lobo y el zorro, que vive en las zonas
templadas de África y Asia.
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Ha intentado Julio Casares que cada una de las secciones de su gran obra
lexicográfica mantuviera relación entre sí, con independencia de que al usuario le
interese consultar, por ejemplo, exclusivamente la parte analógica.
Esta obra lexicográfica que lleva también a cabo la RAE tiene como objetivo
fundamental resolver las dudas que se suelen plantear en los distintos niveles de la
lengua: en el ortográfico (dudas sobre acentuación y puntuación), en el morfológico
(tanto de morfología nominal: formación del femenino, del plural, formación de
derivados, como de morfología verbal: formas de la conjugación, defectividad de ciertos
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1. Tiene en cuenta las distintas variedades del idioma y señala las divergencias que
puedan existir en cada caso entre la norma española y la americana. Señala, así mismo,
el nivel de lengua al que pueden pertenecer los usos que se comentan: lengua escrita,
lengua literaria, habla formal, coloquial o familiar, etc.
2. Las definiciones que incluye en las distintas entradas léxicas son generalmente
someras, ya que el objetivo fundamental del diccionario es el de resolver las dudas de
diversa índole que puedan plantear los términos, por lo que sólo será más extensa en
aquellos casos en que la información que presente el diccionario verse sobre temas
semánticos.
3. Las cuestiones lingüísticas a las que responde son de muy diverso tipo, entre otras:
4. Incluye tres tipos de lemas: lemas simples, lemas dobles y lemas con superíndice. Los
primeros, que constituyen la mayoría, están formados por una sola palabra. Los
segundos suelen ser casos en los que se admite una doble acentuación, por ejemplo:
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como acertar (→ APÉNDICE 1, n.º 16): «El destrozo de la humilde casa que el
5. Los artículos generalmente están ilustrados con citas que proceden en gran medida
del corpus sincrónico CREA y en menor medida del corpus diacrónico CORDE, de los
que hablaremos más adelante.
ninguna palabra átona que se escriba igual y con la que pueda confundirse (→ TILDE
2
,
2. En su uso normal y más habitual (‘comunicar [algo] con palabras’), este verbo es
transitivo, por lo que es incorrecto anteponer de al complemento directo
(→ DEQUEÍSMO, 1b): «Limonier a mí me dijo DE que el señor [...] le había dado una
pistola» (Caretas [Perú] 29.8.96); debió decirse me dijo que... A menudo lleva también
un complemento indirecto, que expresa la persona a quien se comunica lo dicho;
cuando este complemento se expresa mediante un pronombre átono de tercera persona,
este debe ser siempre le(s): «A Alba LE dijeron que su padre había sido un noble
caballero» (Allende Casa [Chile 1982]); es, pues, incorrecto usar la(s) cuando el
referente es femenino (→ LAÍSMO): «Yo LA dije: pierda cuidao, que sin lentes y
entre dos luces, como si no hubiera visto nada» (Berlanga Gaznápira [Esp. 1984]).
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Observamos que, entre otras cuestiones, se habla del dequeísmo y del laísmo,
dos fenómenos incorrectos que son especialmente frecuentes con este verbo. Se
advierte, además, de la incorrección de formas diptongadas como dijiere o dijieron.
2. Dado que constituye un corpus del español actual, los textos más antiguos que se
recogen son de 1975.
3. El 50% de los textos corresponde a España y el otro 50% a textos del resto de países
hispanoablantes.
4. Se incluyen tanto textos escritos (la mayoría), como textos que proceden del lenguaje
oral: hay textos de periódicos, de revistas, de libros, de propaganda, de entrevistas, de
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llamadas telefónicas, etc. Los datos, además, están agrupados por áreas temáticas:
ciencias y tecnologías, salud, ficción, artes, política, economía, comercio y finanzas, etc.
Supongamos, por ejemplo, que dudamos entre los usos de ser y estar y no
sabemos si se puede decir “es representado por” o si sólo es correcto “está representado
por”. Realizamos una búsqueda en el CREA y comprobamos que es correcta tanto la
primera como la segunda construcción. Entre los ejemplos que encontramos, figura:
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uso máximo del derecho penal, e incluye elementos socio-políticos y económicos en el análisis. Finalmente, para estos autores el uso máximo del derecho
penal por parte del Estado lleva a que se cumpla la profecía anunciada por el discurso oficial. De acuerdo con ella, el narcotráfico va a acabar con nuestra
democracia y, en su lugar, se impondrá progresivamente un Estado-policía y un Estado del terror. En efecto, la puesta en práctica de la política estatal de
las drogas ha implicado, para esta línea de pensamiento, recortes fundamentales a los derechos humanos y a las garantías democráticas. No es pues el
narcotráfico, en sí mismo considerado, sino los efectos de la intervención penal abusiva, los que harán cumplir la mencionada profecía.
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LA PROPUESTA DESCRIMINALIZADORA: LOS COSTOS EXPLÍCITOS E IMPLÍCITOS DE LA POLÍTICA CRIMINAL REPRESIVA EN MATERIA DE DROGAS 306
Este segundo nivel discursivo crítico es representado por autores generalmente extranjeros. Sus argumentos han
Como lo anotamos en el capítulo anterior, los presupuestos teóricos y políticos del discurso oficial son, también, objeto de análisis críticos por parte de
sectores ajenos al campo estrictamente jurídico. En este acápite presentaremos los principales argumentos elaborados por estos autores, en lo que
hemos denominado el segundo nivel discursivo crítico.
Para esta corriente de pensamiento, la problemática de las drogas no puede ser entendida exclusivamente con criterios jurídicos o médicos, sino que
debe ser estudiada a partir del conjunto de relaciones sociales y de poder que están permanentemente en juego en la sociedad. En ese sentido, a
diferencia del primer enfoque crítico arriba descrito, sostiene que los principales problemas en materia de drogas no se originan en un uso excesivo o
dañino del derecho penal, sino en
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AÑO: 1991
AUTOR: VV.AA.
PAÍS: COLOMBIA
2. Recoge textos desde los orígenes del idioma hasta 1975, año a partir del cual se
recogen los textos del CREA.
3. Incluye, al igual que el CREA, textos del español hablado en todo el mundo, pero un
74% procede del léxico del español peninsular y un 26% del resto del léxico del área
hispanoablante.
Esta es otra de las grandes obras lexicográficas del ámbito hispánico. Se trata de
un diccionario cuyo objetivo fundamental es la explicación del funcionamiento
sintáctico de las palabras. Por este motivo, hay en la obra una selección de términos, de
tal modo que se incluyen los que ofrecen un especial interés sintáctico.
El autor, de nacionalidad colombiana, no pudo ver concluido su trabajo.
Afortunadamente, no obstante, éste fue continuado y concluido por otros grandes
lexicógrafos, como Joan Coromines, José Álvaro Porto Dapena o Fernando Antonio
Martínez.
Es una obra muy útil desde el punto de vista gramatical, puesto que ofrece una
información muy rica sobre la construcción sintáctica de las palabras. Nos resultará muy
útil, por ejemplo, en los casos en que dudemos del régimen preposicional del verbo, de
la preposición con la que se construye cuando aparece en la forma pronominal, etc.
Señalemos, no obstante, que no ha sido diseñada como una obra de consulta rápida,
dada la minuciosidad con que se desarrolla la mayoría de las entradas léxicas. El propio
Cuervo afirmó en la introducción de su diccionario (pág. LIV): “Ha sido nuestro
designio formar una monografía de la palabra que encabeza cada artículo”. Creemos, en
efecto, que consiguió el objetivo que se proponía.
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ASUSTAR. v.
— ) Refl. Tener ó recibir susto. «Más me asusté cuando advertí que todos
los que de antes vivían en el pupilaje estaban como lesnas.» Quev. Gran
Tac. 3 (R. 23. 4892). «Asustáronse todos al oír semejantes lamentaciones.»
Cadalso, Cart. marr. 56 (2. 228).
— ) Con de, para expresar el origen del susto. «De engañosos prodigios
é imposturas Necia se asuste la canalla infame.» A. Saav. Moro expós. 9
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Hemos de señalar que las citas del diccionario de Cuervo no siguen las reglas de la ortografía actual
dispuestas por la Real Academia. Así, la o que aparece al principio en la definición no se acentuaría ni la
a de a pesar en la tercera línea, entre otros ejemplos.
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(2. 343). «Se asustó de que una mujer tratase tan espinosa materia.» Gil y
Zárate, Resum. histór. p. 533. «Mi amor se asusta de riqueza tanta.» Hartz.
Los amantes de Teruel, 4. 7 (21). «Tímido caminante en noche oscura Se
asusta del benéfico pilar Que próximo descanso le asegura Tras largo y
afanoso caminar.» Id. La muerte (401).
Estamos ante otra de las grandes obras lexicográficas del español. Presentaremos
aquí, como hemos hecho anteriormente con los otros diccionarios, sus principales
características. Tras la muerte de la autora, la editorial ha seguido publicando sucesivas
ediciones actualizadas.
En primer lugar, se declara desde el título como un “diccionario de uso”.
Efectivamente, la autora se propuso incluir en su obra las palabras que usaban en aquel
momento los hablantes, intentando eliminar todas aquellas que habían quedado en
desuso. Además, declara Moliner: “La denominación ‘de uso’ aplicada a este
diccionario significa que constituye un instrumento para guiar en el uso del español
tanto a los que lo tienen como idioma propio como a aquellos que lo aprenden y han
llegado en el conocimiento de él a ese punto en que el diccionario bilingüe puede y debe
ser sustituido por un diccionario en el propio idioma que se aprende.”4
Presentemos a continuación de forma enumerada las principales características
de esta obra:
4
“Presentación” a la primera edición del Diccionario de 1966.
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por ejemplo sueño suele combinarse con los adjetivos ligero, profundo, reparador, o el
verbo referir con las expresiones fraseológicas punto por punto o con pelos y señales.
Esta información es, precisamente, la que presenta el diccionario Redes, que se define
como un ‘diccionario combinatorio’.
3. En lo que respecta a la ordenación de las acepciones, de los tres criterios de los que
hablábamos María Moliner recurre en su primera edición al criterio etimológico.
también las restricciones semánticas. Recojamos las palabras del autor de la obra al
respecto (pág. LXVI):
Es claro que no es posible suscitar un libro, pero sí una reacción sobre él; que resulta acuciante la
necesidad de encontrar un empleo, no el empleo mismo que uno necesita encontrar; que no se narra un
equipo de fútbol, pero sí el partido que el equipo juega; que no se puede solucionar decisivamente un
problema, pero sí se puede contribuir decisivamente a que el problema se solucione; que se puede hacer
una fiesta con motivo del cumpleaños de alguien, pero no con motivo de alguien; que no es posible sacar
petróleo de un lugar a borbotones, pero sí es posible que el petróleo salga a borbotones de ese mismo
lugar; […]
José Antonio Millán al hablar del diccionario Redes ilustra con un ejemplo la
información que podemos encontrar en esta obra: “Hay muchos casos en que la
presencia de una palabra nos exige seleccionar otras. Si queremos escribir ‘Juan –ó una
conferencia que –ó sobre el SIDA”, ¿qué verbos utilizaremos? La competencia normal
de un hablante nativo le propondrá respectivamente dio y trató, pero la variante
estilísticamente más rica impartió y versó sólo la encontrará utilizando Redes”.
Recojamos a continuación la primera página de la letra b del diccionario:
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