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ALGUNOS DE LOS PRINCIPALES DICCIONARIOS DEL ESPAÑOL

El Diccionario ideológico de la lengua española de Julio Casares

“Supongamos, en cambio, que hay un medio de que el escritor pueda ver


reunidas en cada caso cuantas palabras — nombres, adjetivos, verbos, frases, etc. — se
relacionan con la idea que trata de expresar. Ya no le agobiará el recelo de que una
momentánea flaqueza de memoria le prive del preciso vocablo que necesita. Estará
siempre cierto, como el pintor que mira extendida en su paleta toda la gama de colores,
de hallar el matiz deseado y de poder usar […] ora el término culto, ora el nombre
vulgar, ya el arcaísmo venerable, ya el vocablo moderno y atrevido, […].
Y para esto hay que crear, junto al actual registro por abecé, archivo hermético y
desarticulado, el diccionario orgánico, viviente, sugeridor de imágenes y asociaciones,
donde, al conjuro de la idea, se ofrezcan en tropel las voces, seguidas del utilísimo
cortejo de sinonimias , analogías, antítesis y referencias; […].”
Nos parecen significativas estas palabras que recoge Julio Casares en el prólogo
a su Diccionario ideológico para introducir esta gran obra lexicográfica. Efectivamente,
la particularidad principal es que presenta una ordenación de las palabras de acuerdo
con la relación semántica que existe entre ellas, por lo que no se trata de un orden
arbitrario, como sí lo es el orden alfabético. Un diccionario ideológico, al ordenar el
léxico de una lengua, refleja, por otro lado, la cultura que hay detrás de ella. Las lenguas
reflejan muchos prejuicios por parte de las sociedades que las hablan, algo que un
usuario puede descubrir fácilmente a través de una ordenación ideológica, y con mucha
más dificultad a través de una ordenación alfabética. Es una obra muy útil, como señala
Casares, entre otros para escritores, entendiendo el que ejerce la profesión de escritor y
el que simplemente debe escribir en español, puesto que encuentran series de columnas
de vocablos ordenados por ideas.
Tras estos preliminares, nos introducimos a continuación en su estudio. Este
diccionario está dividido en tres grandes partes: una parte sinóptica, una parte
ideológica o analógica y una parte alfabética. La parte sinóptica recoge una
clasificación del léxico en 38 grupos. Al principio de esta parte aparece el “plan general
de la clasificación ideológica”, que es un cuadro esquemático que precede a la
2

subclasificación siguiente de los 38 grupos. Recogemos a continuación dicho “plan


general”:

Como observamos, aparece una clasificación desde los términos de carácter más
general hasta aquellos de carácter más particular. Los números que aparecen entre
paréntesis, como indica el autor en la nota del plan general, remiten a los cuadros
sinópticos que se desarrollan en torno a una determinada palabra. Ilustremos, por
ejemplo, los cuadros que encabezan los términos “Sensibilidad” y “Sentimiento”,
respectivamente 13 y 14:
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Los primeros términos del cuadro 13 son “sensibilidad, sensación, sentidos”, y


separados por puntos suspensivos aparecen otros vocablos que se oponen
semánticamente, aunque no en todos los casos se trate de una relación de antonimia en
sentido estricto. Observamos, además, que junto a los sustantivos encontramos adjetivos
y verbos, dado que el criterio que se ha seguido no tiene que ver con la categoría
gramatical de las palabras, sino con la relación semántica que existe entre ellas. Dentro
de cada cuadro observamos que el autor nos remite a otros cuadros sinópticos, como en
“Óptica”, que nos remite al cuadro 2.
Señala acertadamente Casares en el prólogo que si nos dirigimos a un cuadro
sinóptico como el de la “Zoología”, podemos observar ciertas diferencias con un tratado
científico que trate sobre esta materia. Ello se debe a que estamos ante un diccionario
lingüístico, por lo que “se clasifican las voces referentes a las cosas y no las cosas
mismas.”1 Así, dice el autor, un naturalista introducirá dentro de la familia de los

1
“Prólogo”, pág. XV.
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cánidos tanto a los perros como a los chacales2 sin dar más valor a uno que a otro,
mientras que un lexicógrafo tendrá en cuenta que el perro forma parte de nuestra cultura
diaria, de modo que constituirá un grupo especial que incluirá todos los términos
relacionados con él.
Otro de los ejemplos con los que ilustra Casares en su prólogo la diferencia entre
un tratado de zoología y un diccionario lingüístico se refiere a la palabra “pescado”, esto
es, al pez comestible. De nuevo se trata de un término importante para un lexicógrafo
porque forma parte de nuestra cultura, pero que no tiene sentido incluirlo en un tratado
de zoología.
La segunda parte del diccionario de Julio Casares es la ideológica o analógica,
que consiste en una serie de columnas de palabras relacionadas entre sí, cuyos
“encabezamientos” o palabras que sirven de enunciado a cada grupo están ordenadas
alfabéticamente. La mayoría de los encabezamientos son sustantivos. Recojamos a
continuación dos páginas de esta segunda parte del diccionario para ilustrar sus
características:

2
Mamífero de la familia de los cánidos, de tamaño medio entre el lobo y el zorro, que vive en las zonas
templadas de África y Asia.
5

La columna encabezada por el término “situación”, que aparece en mayúsculas y


en negrita, incluye toda una serie de palabras relacionada semánticamente con este
término, como “disposición”, “posición”, “postura”, “aspecto”, “actitud”, etc. Explica
Casares en el prólogo que, en lo que se refiere a la ordenación interior de cada grupo, si
tomamos los nombres, aparecen en primer lugar, si existen, los sinónimos, después los
aumentativos y diminutivos, después los despectivos y colectivos, posteriormente los
nombres que designan partes de la cosa, luego los verbos, les siguen los nombres que
denotan la acción y efecto de éstos y por último, si existen, nombres de agente, del lugar
en que actúa y de los instrumentos que utiliza.
En lo que respecta a la ordenación de los verbos, se distinguen los transitivos de
los intransitivos y reflexivos y también los verbos cuyo sujeto es una persona y aquellos
cuyo sujeto es un animal o cosa.
En cuanto a los adjetivos, se distingue entre los de valor agentivo (aborrecedor,
rencoroso) y los de valor pasivo (aborrecible, odioso).
Dentro de cada columna aparecen generalmente algunas palabras en negrita; este
modo de destacarlas sirve para indicar que, a su vez, constituyen encabezamientos.
Señalábamos arriba que las lenguas reflejan muchos prejuicios que poseen las
sociedades que las hablan, algo que un usuario puede descubrir fácilmente a través de
una ordenación ideológica. Pongamos un ejemplo: el encabezamiento de la palabra
“prostitución” de la parte analógica del Diccionario de Casares incluye una serie de
términos relacionados con la mujer, entre ellos “ginecología”. Entre los nombres
referidos a las personas que ejercen la prostitución figuran solamente aquellos que se
aplican a las mujeres. Es un reflejo, por tanto, de la consideración de los dos sexos por
parte de una determinada sociedad.
Por último, el diccionario de Julio Casares incluye una tercera parte que es la
alfabética. En ella aparecen numerosas remisiones a la parte analógica; entre otras,
figuran los asteriscos, que indican que la palabra constituye un encabezamiento de la
sección ideológica. Recogemos también a continuación dos páginas de esta tercera
parte del diccionario:
6

Ha intentado Julio Casares que cada una de las secciones de su gran obra
lexicográfica mantuviera relación entre sí, con independencia de que al usuario le
interese consultar, por ejemplo, exclusivamente la parte analógica.

El trabajo lexicográfico de la Real Academia Española


Los diccionarios

Estudiaremos en este apartado los principales diccionarios que ha elaborado la


Real Academia Española. Señalemos antes de comenzar que la Academia es una
institución fundada en el siglo XVIII por el marqués de Villena, que responde al deseo
de renovación intelectual que existía en este período por parte de determinados
intelectuales. Con esta institución creaban un órgano que tendría como objetivo, entre
otros, el de fijar una norma para el uso de la lengua.

El Diccionario de Autoridades (1726-1739)


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La primera creación lexicográfica de la Real Academia fue el Diccionario de


Autoridades, publicado entre 1726 y 1739 y denominado así porque las definiciones
están avaladas por los escritores que se consideraban autoridades de la lengua, que eran
principalmente los del denominado “Siglo de Oro”, es decir, los de los siglos XVI y
XVII. La mayoría de las citas proceden de obras literarias, pero también hay citas de
obras técnicas, científicas, etc. Como método y objetivos sigue los del Vocabolario
della Crusca.

El Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) y el Diccionario manual e


ilustrado de la lengua española

En 1780 la RAE publicó el Diccionario de la lengua castellana reducido a un


tomo para su más fácil uso, que es la primera edición (actualmente cuenta con 23
ediciones) del Diccionario de la Real Academia Española conocido comúnmente como
DRAE. Nació como una versión reducida, menos completa por tanto pero más
manejable, del Diccionario de Autoridades, aunque, como es esperable, las sucesivas
ediciones han ido incorporando numerosos cambios.
En la actualidad está integrada en el DRAE la conjugación verbal, de modo que
desde los diferentes artículos el usuario puede consultar la conjugación de cada verbo.
Otra de las creaciones lexicográficas de la Real Academia es el Diccionario
manual e ilustrado de la lengua española, que parte del DRAE, pero con un enfoque
distinto, puesto que intenta eliminar todos aquellos vocablos en desuso e incorporar
neologismos, términos del lenguaje familiar y de argot, etc. Presenta entre corchetes
aquellas palabras que no aparecen en el DRAE.
La Academia ha creado también un Diccionario escolar, cuya primera edición
es de 1996.

El Diccionario panhispánico de dudas

Esta obra lexicográfica que lleva también a cabo la RAE tiene como objetivo
fundamental resolver las dudas que se suelen plantear en los distintos niveles de la
lengua: en el ortográfico (dudas sobre acentuación y puntuación), en el morfológico
(tanto de morfología nominal: formación del femenino, del plural, formación de
derivados, como de morfología verbal: formas de la conjugación, defectividad de ciertos
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verbos), en el sintáctico (resuelve dudas de construcción y régimen, de concordancias,


etc., o en el nivel lexicosemántico (se señalan impropiedades léxicas, se orienta sobre el
uso de neologismos y extranjerismos, etc.). Es un diccionario de carácter normativo en
cuanto a que los juicios que presenta están basados en la norma que regula el uso de la
lengua española actualmente.
Presentaremos a continuación enumeradas las principales características de este
diccionario:

1. Tiene en cuenta las distintas variedades del idioma y señala las divergencias que
puedan existir en cada caso entre la norma española y la americana. Señala, así mismo,
el nivel de lengua al que pueden pertenecer los usos que se comentan: lengua escrita,
lengua literaria, habla formal, coloquial o familiar, etc.
2. Las definiciones que incluye en las distintas entradas léxicas son generalmente
someras, ya que el objetivo fundamental del diccionario es el de resolver las dudas de
diversa índole que puedan plantear los términos, por lo que sólo será más extensa en
aquellos casos en que la información que presente el diccionario verse sobre temas
semánticos.
3. Las cuestiones lingüísticas a las que responde son de muy diverso tipo, entre otras:

Leísmo, laísmo y loísmo.


Dequeísmo y queísmo.
Verbos que plantean dudas de construcción y régimen.
Dudas de concordancia nominal y verbal.
Distinción y uso de las oraciones impersonales y de pasiva refleja.
Uso de los signos ortográficos.
Uso de la tilde.
Palabras que admiten variantes gráficas.
Uso de mayúsculas y minúsculas.
Extranjerismos que se usan corrientemente en español, etc.

4. Incluye tres tipos de lemas: lemas simples, lemas dobles y lemas con superíndice. Los
primeros, que constituyen la mayoría, están formados por una sola palabra. Los
segundos suelen ser casos en los que se admite una doble acentuación, por ejemplo:
9

video o vídeo. ‘Cierto sistema de grabación y reproducción de imágenes’.


Procedente del inglés video, se ha adaptado al español con dos acentuaciones,
ambas válidas: la forma esdrújula vídeo [bídeo], que conserva la acentuación
etimológica, es la única usada en España; en América, en cambio, se usa
mayoritariamente la forma llana video [bidéo]. Cuando esta voz se emplea como
elemento prefijo en la formación de compuestos, es átona y, por tanto, debe

escribirse sin tilde (→ TILDE2, 4.1): videoconferencia, videoclub, videojuego.

En este caso, como vemos, se resuelve una duda sobre la acentuación de la


palabra.
Los lemas con superíndice suelen corresponder a artículos que se refieren a
palabras que tienen la misma forma pero etimología y significado distintos. Recogemos
el ejemplo con el que ilustran los autores en el prólogo este tipo de lemas:

aterrar(se). Este infinitivo corresponde a dos verbos diferentes:


a) ‘Aterrorizar(se)’. En este caso es regular. Por tratarse de un verbo de

«afección psíquica», dependiendo de distintos factores (→ LEÍSMO, 4a), el

complemento de persona puede interpretarse como directo o como indirecto: «El


cambio LA aterra» (Antognazza Vida [Arg. 1993]); «A mi madre LE aterraba
verme así» (Asenjo Días [Esp. 1982]).
b) ‘Derribar o echar por tierra’ y ‘cubrir(se) de tierra’. Como otros verbos
derivados de tierra (soterrar, desterrar, enterrar, etc.), es irregular y se conjuga

como acertar (→ APÉNDICE 1, n.º 16): «El destrozo de la humilde casa que el

huracán atierra» (LpzPeláez Vida [Esp. 1916]).

Separan el verbo que corresponde a terror, en primer lugar, y el que corresponde


a tierra, en segundo lugar, y para cada superíndice señalan las cuestiones que
consideran pertinentes: en el primer caso, por ejemplo, el hecho de que el complemento
de persona pueda ser interpretado como complemento directo o como indirecto; en el
segundo caso señalan la irregularidad del verbo y el modo en que se conjuga.
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5. Los artículos generalmente están ilustrados con citas que proceden en gran medida
del corpus sincrónico CREA y en menor medida del corpus diacrónico CORDE, de los
que hablaremos más adelante.

6. Distingue el diccionario entre los usos incorrectos o desaconsejados de acuerdo con

la norma, que se indican con el signo , y los usos agramaticales o inadecuados


según el sistema de la lengua, que se indican con el asterisco *.
Para concluir, recogemos a continuación la entrada léxica del verbo decir:

decir. 1. ‘Comunicar [algo] con palabras’. Verbo irregular: v. conjugación modelo


(→ APÉNDICE 1, n.º 28). El imperativo singular es di (tú) y decí (vos), y no dice. La

forma di del imperativo no lleva tilde, ya que se trata de un monosílabo y no existe

ninguna palabra átona que se escriba igual y con la que pueda confundirse (→ TILDE
2
,

3). Aunque raramente se encuentran en la lengua escrita, en hablantes de bajo nivel


cultural pueden oírse formas con diptongo, como dijieron, dijiera, etc. (en lugar de
dijeron, dijera, etc.), inadmisibles en el habla culta. En la actualidad, la voz apocopada
arcaica diz carece de uso como forma de tercera persona del singular del presente de
indicativo (‘dice’), pero ha quedado fosilizada en la expresión de sentido adverbial
dizque (o, a veces, diz que), rara hoy en España, pero de uso frecuente en el español de

amplias zonas de América (→ dizque).

2. En su uso normal y más habitual (‘comunicar [algo] con palabras’), este verbo es
transitivo, por lo que es incorrecto anteponer de al complemento directo

(→ DEQUEÍSMO, 1b): «Limonier a mí me dijo DE que el señor [...] le había dado una

pistola» (Caretas [Perú] 29.8.96); debió decirse me dijo que... A menudo lleva también
un complemento indirecto, que expresa la persona a quien se comunica lo dicho;
cuando este complemento se expresa mediante un pronombre átono de tercera persona,
este debe ser siempre le(s): «A Alba LE dijeron que su padre había sido un noble
caballero» (Allende Casa [Chile 1982]); es, pues, incorrecto usar la(s) cuando el

referente es femenino (→ LAÍSMO): «Yo LA dije: pierda cuidao, que sin lentes y

entre dos luces, como si no hubiera visto nada» (Berlanga Gaznápira [Esp. 1984]).
11

3. decir de + infinitivo. En el habla coloquial, decir se usa a veces como intransitivo,


seguido de la preposición de y un infinitivo, con el sentido de ‘proponer o sugerir’:
«Busco la pensión Unzué, me dijeron DE preguntar por don Justo, el encargado»
(Posse Pasión [Arg. 1995]); «Yo dije DE mandarte a la escuela pública, pero ella se
emperró en mandarte con esos cuervos» (Mendizábal Antoñito [Esp. 1990]). En
registros formales se prefiere usar la construcción transitiva normal decir que + verbo
en forma personal: me dijeron QUE PREGUNTARA..., yo dije QUE TE MANDÁRAMOS...

Observamos que, entre otras cuestiones, se habla del dequeísmo y del laísmo,
dos fenómenos incorrectos que son especialmente frecuentes con este verbo. Se
advierte, además, de la incorrección de formas diptongadas como dijiere o dijieron.

Los corpus de datos

Entre las últimas aportaciones de la Real Academia en el terreno lexicográfico


figuran el CORDE y el CREA. Son conjuntos de textos lingüísticos almacenados en
formato electrónico que constituyen muy buenos elementos de referencia para el estudio
del español. Se pueden consultar desde la página web de la Real Academia:
www.rae.es. Han sido realizados en colaboración con el Ministerio de Educación.
Estudiemos a continuación brevemente cada una de estas bases de datos.

CREA (Corpus de Referencia del Español Actual)

Enumeremos algunas de sus características principales:

1. Incluye términos de uso común en el español de todo el dominio hispanoablante,


tanto si están o no registrados en el DRAE y si son o no usos normativos.

2. Dado que constituye un corpus del español actual, los textos más antiguos que se
recogen son de 1975.

3. El 50% de los textos corresponde a España y el otro 50% a textos del resto de países
hispanoablantes.

4. Se incluyen tanto textos escritos (la mayoría), como textos que proceden del lenguaje
oral: hay textos de periódicos, de revistas, de libros, de propaganda, de entrevistas, de
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llamadas telefónicas, etc. Los datos, además, están agrupados por áreas temáticas:
ciencias y tecnologías, salud, ficción, artes, política, economía, comercio y finanzas, etc.

5. El proceso de búsqueda consiste en introducir la palabra o el conjunto de palabras que


se desee, elegir posteriormente la restricción geográfica (un país concreto o toda el área
hispanoablante), la restricción en función del área temática, etc., y después recoger los
textos que se nos proponen, en los que aparecerán destacadas en rojo la palabra o
palabras que hayamos buscado.

Supongamos, por ejemplo, que dudamos entre los usos de ser y estar y no
sabemos si se puede decir “es representado por” o si sólo es correcto “está representado
por”. Realizamos una búsqueda en el CREA y comprobamos que es correcta tanto la
primera como la segunda construcción. Entre los ejemplos que encontramos, figura:

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uso máximo del derecho penal, e incluye elementos socio-políticos y económicos en el análisis. Finalmente, para estos autores el uso máximo del derecho
penal por parte del Estado lleva a que se cumpla la profecía anunciada por el discurso oficial. De acuerdo con ella, el narcotráfico va a acabar con nuestra
democracia y, en su lugar, se impondrá progresivamente un Estado-policía y un Estado del terror. En efecto, la puesta en práctica de la política estatal de
las drogas ha implicado, para esta línea de pensamiento, recortes fundamentales a los derechos humanos y a las garantías democráticas. No es pues el
narcotráfico, en sí mismo considerado, sino los efectos de la intervención penal abusiva, los que harán cumplir la mencionada profecía.

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LA PROPUESTA DESCRIMINALIZADORA: LOS COSTOS EXPLÍCITOS E IMPLÍCITOS DE LA POLÍTICA CRIMINAL REPRESIVA EN MATERIA DE DROGAS 306

Este segundo nivel discursivo crítico es representado por autores generalmente extranjeros. Sus argumentos han

tenido poca elaboración en nuestro país.

Como lo anotamos en el capítulo anterior, los presupuestos teóricos y políticos del discurso oficial son, también, objeto de análisis críticos por parte de
sectores ajenos al campo estrictamente jurídico. En este acápite presentaremos los principales argumentos elaborados por estos autores, en lo que
hemos denominado el segundo nivel discursivo crítico.

Para esta corriente de pensamiento, la problemática de las drogas no puede ser entendida exclusivamente con criterios jurídicos o médicos, sino que
debe ser estudiada a partir del conjunto de relaciones sociales y de poder que están permanentemente en juego en la sociedad. En ese sentido, a
diferencia del primer enfoque crítico arriba descrito, sostiene que los principales problemas en materia de drogas no se originan en un uso excesivo o
dañino del derecho penal, sino en

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AÑO: 1991

AUTOR: VV.AA.

TÍTULO: Narcotráfico en Colombia. Dimensiones políticas, económicas, jurídicas e internacionales

PAÍS: COLOMBIA

TEMA: 03.Economía y Hacienda

PUBLICACIÓN: Tercer Mundo Editores (Bogotá), 1991

CORDE (Corpus Diacrónico del Español)


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Como en el caso anterior, enumeramos sus características principales:

1. Es un corpus de textos que proceden exclusivamente del lenguaje escrito.

2. Recoge textos desde los orígenes del idioma hasta 1975, año a partir del cual se
recogen los textos del CREA.

3. Incluye, al igual que el CREA, textos del español hablado en todo el mundo, pero un
74% procede del léxico del español peninsular y un 26% del resto del léxico del área
hispanoablante.

4. Incluye también textos de diversas áreas temáticas: de ficción, científicos, técnicos,


religiosos, históricos, jurídicos, legislativos, etc.

El Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana de Rufino José


Cuervo

Esta es otra de las grandes obras lexicográficas del ámbito hispánico. Se trata de
un diccionario cuyo objetivo fundamental es la explicación del funcionamiento
sintáctico de las palabras. Por este motivo, hay en la obra una selección de términos, de
tal modo que se incluyen los que ofrecen un especial interés sintáctico.
El autor, de nacionalidad colombiana, no pudo ver concluido su trabajo.
Afortunadamente, no obstante, éste fue continuado y concluido por otros grandes
lexicógrafos, como Joan Coromines, José Álvaro Porto Dapena o Fernando Antonio
Martínez.

Es una obra muy útil desde el punto de vista gramatical, puesto que ofrece una
información muy rica sobre la construcción sintáctica de las palabras. Nos resultará muy
útil, por ejemplo, en los casos en que dudemos del régimen preposicional del verbo, de
la preposición con la que se construye cuando aparece en la forma pronominal, etc.
Señalemos, no obstante, que no ha sido diseñada como una obra de consulta rápida,
dada la minuciosidad con que se desarrolla la mayoría de las entradas léxicas. El propio
Cuervo afirmó en la introducción de su diccionario (pág. LIV): “Ha sido nuestro
designio formar una monografía de la palabra que encabeza cada artículo”. Creemos, en
efecto, que consiguió el objetivo que se proponía.
14

Para ilustrar el tipo de información que podemos encontrar, recogemos a


continuación la entrada léxica del verbo asustar:3

ASUSTAR. v.

Dar ó causar susto (trans.).

—  ) «No sé qué asombro,  Qué presagio ó qué recelo  Acá en el pecho


me asusta.» Mto. La misma conciencia acusa, 1. 5 (R. 39. 1031). «Entre los
retratos vi el de Felipe II, joven, pintado por el Ticiano: y á pesar de la
diferencia de la edad y del traje, se reconoce en él aquel malvado viejo que
asusta en la librería del Escorial.» Mor. Obr. póst. 1, p. 554. «Las miradas de
un hombre la asustan, y se da por muy ofendida.» Id. La escuela de los
maridos, 2. 4 (R. 2. 4492) «La inmensidad de estos objetos de la instrucción
humana no asustó á los primeros filósofos.» Jovell. Trat. de enseñ. (R. 46.
2392). «Sólo al que es culpable  Debe asustar la muerte.» Id. Pelayo, 5. 3
(R. 46. 711).

—   ) Part. «Entró el correo sudando y asustado, y sacando un pliego del


seno le puso en las manos del gobernador.» Cerv. Quij. 2. 47 (R. 1. 5011).
«Aunque iban ambas á dos  Algo tristes y asustadas,  Quedan ya más
consoladas  De verse estimar por vos.» Mto. S. Franco de Sena, 2. 1 (R.
39. 1273).

—  ) Refl. Tener ó recibir susto. «Más me asusté cuando advertí que todos
los que de antes vivían en el pupilaje estaban como lesnas.» Quev. Gran
Tac. 3 (R. 23. 4892). «Asustáronse todos al oír semejantes lamentaciones.»
Cadalso, Cart. marr. 56 (2. 228).

—   ) Con de, para expresar el origen del susto. «De engañosos prodigios
é imposturas  Necia se asuste la canalla infame.» A. Saav. Moro expós. 9

3
Hemos de señalar que las citas del diccionario de Cuervo no siguen las reglas de la ortografía actual
dispuestas por la Real Academia. Así, la o que aparece al principio en la definición no se acentuaría ni la
a de a pesar en la tercera línea, entre otros ejemplos.
15

(2. 343). «Se asustó de que una mujer tratase tan espinosa materia.» Gil y
Zárate, Resum. histór. p. 533. «Mi amor se asusta de riqueza tanta.» Hartz.
Los amantes de Teruel, 4. 7 (21). «Tímido caminante en noche oscura  Se
asusta del benéfico pilar  Que próximo descanso le asegura  Tras largo y
afanoso caminar.» Id. La muerte (401).

El Diccionario de uso del español de María Moliner.

Estamos ante otra de las grandes obras lexicográficas del español. Presentaremos
aquí, como hemos hecho anteriormente con los otros diccionarios, sus principales
características. Tras la muerte de la autora, la editorial ha seguido publicando sucesivas
ediciones actualizadas.
En primer lugar, se declara desde el título como un “diccionario de uso”.
Efectivamente, la autora se propuso incluir en su obra las palabras que usaban en aquel
momento los hablantes, intentando eliminar todas aquellas que habían quedado en
desuso. Además, declara Moliner: “La denominación ‘de uso’ aplicada a este
diccionario significa que constituye un instrumento para guiar en el uso del español
tanto a los que lo tienen como idioma propio como a aquellos que lo aprenden y han
llegado en el conocimiento de él a ese punto en que el diccionario bilingüe puede y debe
ser sustituido por un diccionario en el propio idioma que se aprende.”4
Presentemos a continuación de forma enumerada las principales características
de esta obra:

1. Es un diccionario alfabético e ideológico a la vez, esto es, se sigue el orden tanto de


la palabra a la idea como de la idea a la palabra. La información ideológica, no obstante,
se incluye dentro de cada entrada léxica, a diferencia de lo que estudiábamos en el
diccionario de Julio Casares, que las distinguía claramente con la subdivisión en partes
del diccionario. María Moliner incluye la información ideoloógica dentro de lo que
denomina en la “Presentación” del diccionario “Catálogo de palabras afines”, que es
una información que se incluye al final de ciertos artículos del diccionario, entre la que
se incluyen modismos, fraseología, antónimos, etc. En algunos casos se incluyen
también los términos que con frecuencia suelen combinarse con el del encabezamiento,

4
“Presentación” a la primera edición del Diccionario de 1966.
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por ejemplo sueño suele combinarse con los adjetivos ligero, profundo, reparador, o el
verbo referir con las expresiones fraseológicas punto por punto o con pelos y señales.
Esta información es, precisamente, la que presenta el diccionario Redes, que se define
como un ‘diccionario combinatorio’.

2. En aquellos casos en que la autora lo considera pertinente, se presentan indicaciones


gramaticales sobre el término. Por ejemplo, se indica si el verbo se construye con
determinadas preposiciones, si puede ser tanto transitivo como de régimen preposicional
(Hemos olvidado las llaves de casa frente a Nos hemos olvidado de las llaves de casa).
El ejemplo máximo de la información gramatical que proporciona el diccionario lo
constituye la entrada léxica del verbo, que ocupa más de 40 páginas.

3. En lo que respecta a la ordenación de las acepciones, de los tres criterios de los que
hablábamos María Moliner recurre en su primera edición al criterio etimológico.

Redes. Diccionario combinatorio del español contemporáneo, dirigido por Ignacio


Bosque.

Este diccionario posee como características, entre otras, el hecho de que no


proporciona la definición de las palabras, sino que nos informa sobre el contexto en el
que estas aparecen, las vincula con otras palabras con las que generalmente se combinan
y explica las relaciones semánticas que caracterizan las combinaciones. Redes
constituye no un conjunto de listas de palabras, sino un conjunto de conexiones entre
palabras creadas en función de vínculos semánticos.
Como indica Ignacio Bosque en la “Presentación” de su obra (pág. XXI), no se
trata de un diccionario de sinónimos, ni de modismos, ni de frases hechas ni de
expresiones idiomáticas o refranes. Lo que encontramos en esta obra son las
“combinaciones frecuentes” de las palabras. En este diccionario se especifican en cada
entrada las restricciones semánticas que las palabras imponen unas a otras.
Otra de las características de esta obra es que no aparecen todas las palabras,
puesto que el autor ha preferido dejar espacio a aquellas que restringen a través de
criterios lingüísticos a las que las acompañan. A propósito de restricciones, en este
diccionario se tienen en cuenta no sólo las restricciones sintácticas de las palabras, sino
17

también las restricciones semánticas. Recojamos las palabras del autor de la obra al
respecto (pág. LXVI):

Es claro que no es posible suscitar un libro, pero sí una reacción sobre él; que resulta acuciante la
necesidad de encontrar un empleo, no el empleo mismo que uno necesita encontrar; que no se narra un
equipo de fútbol, pero sí el partido que el equipo juega; que no se puede solucionar decisivamente un
problema, pero sí se puede contribuir decisivamente a que el problema se solucione; que se puede hacer
una fiesta con motivo del cumpleaños de alguien, pero no con motivo de alguien; que no es posible sacar
petróleo de un lugar a borbotones, pero sí es posible que el petróleo salga a borbotones de ese mismo
lugar; […]

José Antonio Millán al hablar del diccionario Redes ilustra con un ejemplo la
información que podemos encontrar en esta obra: “Hay muchos casos en que la
presencia de una palabra nos exige seleccionar otras. Si queremos escribir ‘Juan –ó una
conferencia que –ó sobre el SIDA”, ¿qué verbos utilizaremos? La competencia normal
de un hablante nativo le propondrá respectivamente dio y trató, pero la variante
estilísticamente más rica impartió y versó sólo la encontrará utilizando Redes”.
Recojamos a continuación la primera página de la letra b del diccionario:
18
19

Observemos, tomando uno de los ejemplos que han aparecido anteriormente,


que se suele decir libertad bajo fianza, donde la expresión se combina con un
sustantivo, y también dejar libre bajo fianza, liberar bajo fianza, poner en libertad bajo
fianza y salir bajo fianza, donde observamos que con frecuencia se combina con esta
serie de verbos.

Diccionario inverso de la lengua española, escrito por Ignacio Bosque y Manuel


Pérez Fernández.

De acuerdo con el criterio relativo a la ordenación de las entradas,


distinguíamos entre diccionarios alfabéticos, ideológicos o analógicos y de familias
etimológicas. A su vez, dentro del primer grupo hablábamos de diccionarios directos e
inversos, dependiendo de que siguieran la ordenación alfabética por la primera letra de
la palabra o por la última, respectivamente. Entre los segundos, destaca la obra
lexicográfica elaborada por Ignacio Bosque y Manuel Pérez Fernández, publicada por la
editorial Gredos en 1987. En este diccionario nos encontramos con una serie de palabras
ordenadas alfabéticamente por la última letra. La entrada léxica, por tanto, consta
exclusivamente del lema; no incluye ni definición, ni contorno. Resulta especialmente
útil para estudios de morfología derivativa o en poesía para encontrar la rima
adecuada. Es útil, además, para especialistas en fonología, en métrica, en lingüística
computacional, etc., entre otros muchos campos, como señalan los autores en el
“Prólogo” (pág. 7). Destacan que han podido descubrir que un diccionario así puede ser
de gran utilidad para profesionales que aparentemente están bastante alejados de la
lingüística, como pueden ser los publicistas, que los pueden utilizar para idear o
construir mensajes publicitarios que requieren una determinada técnica artesanal.
Este diccionario inverso, por ejemplo, incluye gran número de adverbios en –
mente, de diminutivos y de aumentativos, frente a la mayoría de los diccionarios, cuyo
objetivo principal es la definición de las palabras, que no los suelen incluir.
Recogemos a continuación, a modo de ilustración, una de las páginas del
Diccionario inverso, concretamente una de las referidas al sufijo –ble.
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