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CENTRO DE DOCENTES DE LA FACULTAD DE INGENIERÍA DE LA U.N.A.

COMUNICADO
El Centro de Docentes de Ingeniería (CDI), ante la creación de la “UNIVERSIDAD
POLITÉCNICA TAIWAN-PARAGUAY”, por Ley N° 6096 del 31 de mayo de
2018, comunica a la opinión pública paraguaya lo siguiente:

La Constitución Nacional establece en el artículo 242 que los ministros son los jefes de la
administración de sus respectivas carteras, en las cuales, bajo la administración del Presidente de la
República promueven y ejecutan la política relativa a las materias de su competencia, por lo tanto, la
Universidad Politécnica Taiwan-Paraguay es anticonstitucional pues fue creada y promovida en el
ámbito del Ministerio de Industria y Comercio, cartera no competente en materia de educación.

El ministro de Industria y Comercio aseguró que la Universidad Tecnológica Taiwán-Paraguay “ya


es una realidad” y representa tanto para el gobierno saliente como para el entrante una política de
Estado. Dijo que será una universidad estatal con rigor académico taiwanés, que solo requerirá cuatro
años de estudio intensivo para 100 estudiantes y que será impartido íntegramente en inglés por
prestigiosos catedráticos taiwaneses de la Universidad Taiwan Tech.

Es evidente que no se puede hablar de política de Estado cuando se viola la Constitución Nacional
impartiéndose las clases totalmente en inglés, contrariamente a lo establecido en los artículos 77 y
140 de la carta magna que mencionan al español como idioma oficial del Estado paraguayo.

Tampoco una política de Estado puede establecerse en detrimento de otras universidades públicas
que requieren inversión del Estado. Lo paradójico es que el Gobierno anuncia con bombos y platillos
el proyecto Taiwán-Paraguay, una universidad elitista que dará oportunidad a pocos, en el que
invertirá grandes recursos, pero alega falta de presupuesto a la hora de mejorar las condiciones de las
instituciones educativas ya existentes.

La universidad pública en el Paraguay es de baja calidad por ausencia del Estado, que invierte solo
3,9 % del PIB en educación, algo más de la mitad del mínimo necesario según la UNESCO.

Las universidades son instituciones fundamentales para la construcción, el desarrollo, mantenimiento,


actualización y proyección hacia el futuro del país. Si las universidades son de baja calidad, el país
será subdesarrollado.

Las universidades existen: a) para formar a la mayoría de los profesionales, b) para producir
conocimientos mediante la investigación, transferirlos y mejorarlos, y c) para extender sus saberes y
competencias a toda la sociedad, elevando constantemente los niveles de las culturas, las
humanidades y las ciencias.

La presencia de figuras políticas, ajenas a la construcción del conocimiento, como, por ejemplo, el
Ministro de Industria y Comercio sin trayectoria ni reconocimiento en el ámbito de las ciencias, ha
trastrocado el fin mismo de las universidades, pues ya no son plataformas de investigación y
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enseñanza, sino un mero mecanismo burocrático para la obtención de credenciales que de por sí no
aseguran habilidades cognitivas propias del proceso enseñanza-aprendizaje.

Los sectores económicos requieren con urgencia profesionales y técnicos, con conocimiento
actualizado, capacidad creativa, innovadora y de adaptación, para hacer que el crecimiento económico
se convierta también en desarrollo social.

Se requieren profesionales y técnicos que surjan de programas que incluyan las características y
dificultades del país, y no de planes elaborados por especialistas que no conocen la realidad nacional.
Por ejemplo, es muy importante el dominio del idioma inglés para tener mejor contacto con los
adelantos de la ciencia y la tecnología y para una adecuada revisión bibliográfica, pero no es
conveniente que los profesionales y técnicos se formen, a nivel de grado, en un idioma extraño al
medio donde prestarán servicios y donde redactarán informes, harán diagnósticos y ofrecerán
recomendaciones en el idioma español.

Sin un cambio radical en la valoración de la enseñanza superior, sin una verdadera reorganización
que mejore significativamente la remuneración de los docentes, la calidad educativa no mejorará.
Hay profesores que ganan menos de un millón de guaraníes al mes, mientras secretarias privilegiadas
ganan más de quince millones y otros beneficios.

Entre las 100 mejores universidades latinoamericanas no hay ninguna de Paraguay. Entonces, si en
las clasificaciones de mejores universidades de la región y del mundo, Paraguay no existe, ¿para qué
crear más centros superiores? La cantidad no garantiza calidad. La gran tarea no es crear nuevas
universidades sino aumentar la calidad educativa de las instituciones serias con que contamos.

Para conseguir una universidad paraguaya en mejor posición en la clasificación internacional de


universidades, y producir los conocimientos que nos clasifiquen cerca del puesto cuatrocientos en vez
de estar en el mil trecientos, de modo a tener una universidad de vanguardia, necesitamos que el
sistema educativo todo y desde luego la educación superior mejoren substancialmente. Si no hay
buenos estudiantes, profesores cualificados e investigadores de calidad, será muy difícil conseguir la
universidad de vanguardia.

En consideración a los antecedentes expuestos consideramos anticonstitucional, inoportuna,


injustificada, excluyente e injusta la creación de la “UNIVERSIDAD POLITÉCNICA TAIWAN-
PARAGUAY”

Consejo de Administración del CDI

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