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Capítulo I
Metodologías de enseñanza
P
¿ OR QUE ESTILO ES ACONSEJABLE EMPEZAR LA ENSEÑANZA DE LA
NATACIÓN?
Desde que los técnicos se ocupan de la enseñanza de la natación, tanto técnica como
prácticamente, están estudiando cuál es el estilo ideal para los principiantes. Después de
muchos años, se han emitido numerosas y contradictorias opiniones sobre ello, pero hasta
el momento el problema todavía no ha sido resuelto.
Se han realizado numerosas investigaciones. Casi todos los expertos en natación, de fama
nacional en internacional, han expresado su parecer sobre el problema. Incluso los
estudiantes de materias deportivas han desarrollado trabajos en sus exámenes sobre este
tema. Pero a todo ello y hasta el momento, es muy difícil sacar conclusiones definitivas.
Este artículo tiene como objetivo tratar de poner en orden todas las ideas y puntos de vista.
Puede que algún que otro monitor de club o escuela, encuentre en su lectura algunas ideas
que le ayuden en sus cursos de enseñanza.
En los años 1926-1927, y en la ciudad de Viena tuvo lugar una experiencia con 10.000
alumnos (5000 aprendieron crol y 5000 braza) con el fin de tratar de determinar el estilo
más apropiado para el aprendizaje de la natación. Las conclusiones de este gigantesco
experimento permitieron comprobar que los alumnos que aprendieron el estilo braza habían
adquirido mayor fondo y endurecimiento. En cambio los que aprendieron crol nadaron más
pronto. Como conclusión se estimó que la enseñanza de la braza era más aconsejable que la
de crol, debido al mayor fondo adquirido. No obstante, esta conclusión no convenció a todo
el mundo y aún en la actualidad, las opiniones están divididas.
Kurt Wiessner es de la opinión de que el estilo más aconsejable es la braza, sea en posición
ventral o dorsal. De todas maneras cree que deben enseñarse también los movimientos
básicos de los demás estilos.
Hans Lorenzen cree que debe escogerse el estilo braza. Por otra parte, no es partidario de
enseñar al principiante varios estilos, debido a que los movimientos diferentes no hacen
más que crear confusión en los niños.
Gerhard Lewin es partidario del crol y lo justifica con los siguientes razonamientos:
Los razonamientos de los técnicos Putzne y Schoers, partidarios asimismo del crol no se
diferencian mucho de los de Andresas y Lewin.
Una tercera opinión sobre este tema es la defendida por Wihelm Mielke, para el que el
primer estilo de aprendizaje no tiene importancia. La manera usual de aprender (braza, crol
o nado de salvamento) y el problema eterno de la adopción del primer estilo, cree
aconsejable, pedagógicamente dejarlo para más adelante. “Cada nadador empieza nadando
a su manera, la que mejor le va, dando a su estilo un sello personal inimitable”. Lo principal
para Mielke, es que el aprendizaje dé al debutante una sensación de seguridad en el agua.
Kurt Wiessner es partidario de la braza ventral o dorsal. Pues hay además otros motivos
fácilmente comprensibles. El consumo de gran cantidad de energía en el otro estilo les
permite nadar muy poco.
Para la mayor parte de los entrenadores, ello depende evidentemente de los objetivos que se
pretenden conseguir. Si quieren formar nadadores de competición y ver si por casualidad
sale algún buen elemento, escogerán el ando alternativo. Si no tienen preferencia por uno u
otro estilo, pero quieren que los principiantes se encuentren seguros en el agua como en
tierra firme lo antes posible, dejarán que escojan el estilo que prefieran.
En este tercer caso existe un peligro muy conocido por los entrenadores: la dificultad de
corregir las faltas, defectos personales o malos hábitos adquiridos durante el aprendizaje.
Otros peligros provienen de conceptos rígidos que algunos técnicos hayan adoptado por
uno u otro estilo.
Voy a citarlos brevemente: algunos principiantes, bajo el punto de vista fisiológico, parecen
destinados para un determinado estilo. No obstante, puede ser difícil al monitor darse
cuenta de ello durante el curso y efectuar los movimientos para lo que no están dotados,
resulta que no progresan. Ello tiene gran importancia desde el punto de vista psicológico
pues, estos alumnos pronto perderán la afición y las ganas de seguir el curso o empezar
nuevamente en otro curso colectivo.
Para dar al lector de este artículo ideas más claras para escoger un estilo para principiantes,
comparo las ventajas y las desventajas de los diferentes estilos en las líneas siguientes:
BRAZA
Ventajas
• Buenas posibilidades de respiración.
• Buena orientación (ojos y oídos libres).
• Nado de largas distancias.
• Exige un gasto de energías poco importante, en movimientos suaves.
• Buen control de movimientos de brazos.
• Rendimiento equilibrado de brazos y piernas.
• Estilo que permite nadar cómodamente largo rato.
• Estilo muy apropiado para el nado de salvamento.
• Virales relativamente fáciles.
Desventajas
CROL
Ventajas
Desventajas
ESPALDA
Ventajas
Desventajas
MARIPOSA
Ventajas
De todo lo escrito hasta aquí se desprende que lo mismo las ventajas que los inconvenientes
tienen valores importantes en unos y otros estilos y, su enumeración, aún podría
profundizarse y aumentarse. Pero yo dudo que este estudio aporte cambios radicales en las
conclusiones. De lo que podemos deducir que no puede excluirse uno u otro estilo en las
preferencias como primer nado de aprendizaje.
M. Wielke tiene, pues, razón, al manifestar que cada principiante debe manifestar su propio
estilo. Sin embargo, debo prevenir a los monitores acojan con cierta reserva esta opinión;
pues debemos darnos cuenta que tarde o temprano, este problema estará incluido y
reglamentado en la Federación. Entonces en la escuela o en los clubes, deberán seguirse los
reglamentos de la Federación con respecto a la enseñanza de los estilos. Y cada entrenador,
por su experiencia, sabrá si le resulta más provechoso enseñar desde un principio los
movimientos correctos o más adelante tener que corregir los defectuosos.
Como ya he llamado la atención sobre los peligros que pueden derivar cuando un monitor o
entrenador orienta su curso hacia un estilo determinado, sólo me resta sacar las
conclusiones de este artículo.
Ningún monitor debe tratar de imponer un estilo a sus alumnos. Pero debe velar para que
sus alumnos, el estilo que naden, lo hagan siguiendo las normas de la Federación. Un buen
entrenador deja a sus alumnos escoger el estilo que mejor les convenga, pero guiándoles lo
mejor posible y dándoles los consejos necesarios.
Un alumno no podrá tomar una decisión hasta haber aprendido los movimientos
fundamentales de cada estilo. El monitor procurará en primer lugar, que cada alumno
aprenda correctamente uno de los cuatro estilos. Conseguido esto, el monitor, según el
objetivo que se haya propuesto (nadador de competición, de salvamento, etc.) puede
orientar el curso en función del primer estilo escogido.
Ambientación
Pero también debe tener en cuenta cada nuevo profesor, que no existe una “receta”
metodológica, sino que en realidad existen tantas metodologías como alumnos. Esto quiere
decir que cada alumno es un caso diferente, con el cual debemos aplicar las ejercitaciones
que a él más le convengan.
Cuando el profesor Masondo propone 26 ejercitaciones para una primera clase no quiere
decir con eso que “todas” las veces que el profesor dicte su primer clase a un grupo de
niños debe dar esos 26 ejercitaciones, sino que eso es tan sólo un modelo alrededor del cual
cada profesor estructurará su clase, de acuerdo al nivel de niños con que se enfrente. Es mi
deseo, al realizar esta aclaración que ningún profesor deje de poner en cada clase su propia
cuota de ingenio sin dejarse llevar por “recetas” que podrán conducirlo al fracaso.
¿Qué significa saber nadar? Significa utilizar una serie de movimientos proporcionados y
armónicos que nos permitan mantenernos a flote y deslizarnos en el agua.
En los EE.UU. se dice que si vivimos en un mundo construido por una parte de tierra y otra
parte de agua, y nosotros formamos parte de él , tenemos forzadamente que saber
desempeñarnos en los dos sitios por igual.
La natación es el deporte que más ha evolucionado en la época moderna. Sin ninguna duda
representa el deporte ideal ya que puede practicarse a cualquier edad, inclusive está al
alcance de los impedidos físicamente. Conocidos son los casos de niños que practicaron la
natación como medio de rehabilitación y que llegaron con el correr del tiempo a brillar en
las competencias.
Alguien dijo que debería estar prohibido nadar mal, yo creo que tiene razón quien lo haya
dicho. La natación es un deporte estético, no una serie de movimientos desordenados que
llevan como único fin mantenerse y defenderse en el agua.
Aquí radica la extraordinaria importancia que tiene la función del profesor de natación o de
educación física, hago esta diferencia porque considero que no todas las veces el profesor
de educación física es especialista en natación.
La enseñanza de la natación está dividida en varias fases. La más general es la que dice que
la metodología se tiene que dividir en tres partes:
• Ambientación
• Flotación
• Técnica de distintos estilos
Esta división se hace para el análisis de la metodología, ya que en la realidad las dos
primeras están íntimamente ligadas entre sí, prácticamente se fusionan. Puede haber un
alumno que flota y no abre los ojos adentro del agua, como así también puedo estar
enseñando en movimiento de brazos a nivel de ambientación, y no de técnicas y que el
alumno no sepa flotar. Vale decir que en la práctica este proceso se reduce a dos:
ambientación y enseñanza de la técnica.
Mientras que el niño, mediante el juego, trataremos de lograr que realice una serie de
ejercitaciones y destreza sin que prácticamente se de cuenta, como por ejemplo hacerle
recoger un objetivo desde el fondo para que se acostumbre a abrir los ojos debajo del agua;
al adulto habrá que hablarlo y convencerlo para hacer las ejercitaciones de una manera
sincera explicándole con claridad las situaciones que va a vivir, por ejemplo, cuando le
decimos que sumerja la cabeza bajo el agua, él ya debe saber que no se escuchará más
ruidos, que sentirá una sensación de asfixia pasajera, etc. No olvidemos que cuando se
trabaja con adultos la primera clase es prácticamente definitiva puesto que el profesor que
se ganó la confianza de ese alumno en esa primera clase tiene asegurado en gran parte el
éxito de ese alumno o con ese alumno.
Nosotros veremos que existe una gran bibliografía sobre la enseñanza de la natación y su
metodología, pero lamentablemente muchas de ellas provienen de países extranjeros donde
las instalaciones son perfectas y los métodos se pueden seguir al pie de la letra; no quiero
decir que sean malos, al contrario son excelentes, pero muchos de ellos no se adaptan a la
realización de nuestro país y en muchos casos no nos sirve de guía.
Es muy común en esas bibliografías ver hermosas piletas en sus fotografías en donde el
monitor es un solo alumno realizando todos los ejercicios a la perfección, pero en muchas
circunstancias no podemos adaptarlas a nuestra clase, porque ese libro no le dice al profesor
sobre la dificultad que tendrá cuando se encuentre solo frente al grupo que deberá enseñar.
Por ejemplo, no le dice que en el mismo momento que tengamos que trabajar hay 500
bañistas en nuestro alrededor que dificultan el correcto desempeño de la clase; que de los
15 a 20 alumnos que tenemos hay 4 ó 5 que no quieren entrar a la pileta a tomar las
lecciones, qué debemos hacer cuando un chico se ha pasado 2 ó 3 clases llorando y
provocando la indisciplina de la misma, que hay padres y madres que permanentemente
interrumpen la clase para decirle a su hijo que le haga caso al profesor o para hacerle algún
tipo de observación sin darse cuenta que lo único que logra es hacer que el chico esté
pendiente de los padres y no atienda la clase como debe ser. Posiblemente estos libros no
digan todo eso porque por lo general están dirigidos a todos aquellos que deseen aprender a
nadar y no escritos para aquél que va a enseñar a nadar, es más o menos lo que pasa con el
foletín de un automóvil recién comprado, que nos dice cómo cuidarlo y cómo asentarlo
pero no nos dice cómo se fabrica.
La respiración
tener contacto por primera vez con el agua, la nariz y los oídos -pinzamiento de los labios al
intentar introducir la cabeza en el agua- constipación, etc. Basta que pongan rígidos los
músculos de la cara que se vayan poniendo rígidos todos los del resto del cuerpo, esto
lógicamente dificulta la función respiratoria.
Analizando esto los casos veremos que el problema es uno solo, la respiración.
Sabemos que una mala oxigenación provoca la fatiga y sabemos que la fatiga entorpece los
movimientos provocando una asimetría en la coordinación y en el ritmo tanto en la
coordinación de los miembros como en la mecánica de la respiración.
La espiración se hace por la boca y por la nariz, el alumno llega a dominar perfectamente
este ejercicio. La espiración debe hacerse abajo del agua, ya que el tiempo que hay para
respirar es muy poco por lo tanto, cuando el nadador saca la cabeza fuera del agua,
inmediatamente tiene que volver a tragar el aire y el resto se lo facilita al salir con los
pulmones prácticamente vacíos.
3. Caminar a lo largo y a lo ancho de la pileta chica sin tomarse del borde, para lograr
confianza en sí mismos.
4. Caminar más a prisa.
5. Tratar de correr.
6. Tomados de la cintura del profesor jugar al trencito, luego hacerlo solos.
7. Jugar al trencito con enanos y como gigantes.
8. Hacer rondas, girar tomas de la mano.
9. En la misma forma salpicar con las piernas, primero una, luego con la otra.
10. Lanzar al agua al compañero, sin dar vuelta la cara y con los ojos abiertos para que
el agua castigue la misma.
11. Lanzar agua hacia arriba y con las manos (quién lanza más arriba).
12. Idem, pero de espaldas.
13. Juego en dos filas de blanco y negro.
14. Cinchada por grupos.
15. Tratar de jugar con pelotas u otro elemento flotante. Estos ejercicios deben ser
adaptados por el profesor de acuerdo a la edad del alumno, no olvidemos también
que la pileta en ese sector es muy baja.
16. Cruzar el ancho de a pileta baja en cuatro patas, cabeza fuera del agua.
17. Cruzar el ancho con las piernas estiradas, cabeza fuera del agua, ayudándose con las
manos apoyadas en el fondo.
18. Idem pero batiendo las piernas o sea pateando el agua.
19. Idem, pero sacando las manos de a una por vez y colocarlas más adelante.
20. Idem, pero con la cabeza debajo del agua.
21. Cruzar el ancho saltando en un pie.
22. Cruzar el ancho saltando en dos pies.
23. Cruzar lanzándose de panza al agua.
24. Si la pileta dispusiera de un escalón largo o dos pueden aprovecharse para realizar
ejercitación de todo tipo como: de panza en el escalón patalear sentados.
25. En rondas, sentarse, acostarse, saltar sin soltarse de las manos.
26. Tomar aire, luego mandarlo y soltarlo, todo el ejercicio fuera del agua.
27. Tomar aire y mantenerlo, pero debajo del agua.
28. Lavarse la cara.
29. Salpicarse la cara.
30. Acostarse boca arriba y boca abajo.
31. Mantener la cabeza debajo del agua, sacarla y mirar al profesor sin pasarse la mano
por la cara, ni mover la cabeza (revolearla).
32. Mirar al compañero por debajo del agua.
33. Contarse los dedos de los pies.
34. Buscar piedritas, figuritas de lata, monedas y otros elementos que se hundan.
Lógicamente que aquí se pueden incluir todos los ejercicios que se dan en
educación física en la escuela primaria en los niveles inferiores, como ser las formas
básicas primarias, conejo, cangrejo, etc.
35. Ejercicios que pueden realizarse en parte profunda de una pileta chica o en parte
baja de una pileta grande, 1,20 ms. aproximadamente.
36. Saltar de diferentes formas tratando de no caer mal.
37. Arrojarse de panza.
38. Arrojarse de cabeza, lógicamente sin técnica porque todavía no se ha enseñado.
Si observamos detenidamente toda esta serie de ejercicios veremos que hay entre ellos una
gran variación, pero no un ordenamiento. Esto se debe a que cada profesor deberá
adaptarlos a cada clase en particular. Si se tiene la facilidad de contar con pelotas de goma
o plástico para realizar la ambientación, entonces se podrá incluir ejercitaciones con ese
elemento, adaptadas a la edad de los alumnos. Se realizarán ejercicios de lanzar
preferentemente, los de rodar y picar prácticamente no se pueden realizar, pero son
suplementados por los de llevar a impulsar.
Más adelante podremos observar ejemplos de clases en las distintas edades y situaciones y
allí sí podremos ver un ordenamiento en el dictado de cada clase.
MODELOS DE CLASES
Con chicos de 6 a 7 años en pileta para niños parte baja 35 cms. profunda 1 m.
Primera clase
A esta altura de la clase se les deja sin ordenarlas ni mostrarles nada, para que ellos mismos
investiguen y realicen sus propias experiencias. Simplemente tienen que estar bien
vigilados y lógicamente extremar las medidas de seguridad al máximo (alumno que sufra
un percance o se asuste en esta etapa puede ser un elemento negativo para el grupo y por
consiguiente retardará su aprendizaje).
El profesor en este momento de recreación que le da al alumno debe observarlo muy bien y
sacar de ello el máximo de experiencias para luego hacerlos practicar a ellos.
Sabemos que hay alumnos más audaces que otros y que siempre aprovechan estos
momentos para inventar ejercicios y sino para poner en práctica otros que han visto en la
otra pileta. Cuando esto sucede se debe tener muy en cuenta al alumno y al ejercicio para
luego mostrarlo y hacer que lo realice el resto del grupo. Una vez finalizado el recreo
nuevamente haremos ejecutar algunos de los ejercicios que enseñamos en la primera parte
(los que el profesor crea más conveniente, los que entusiasmaron más al alumno) y ya
conviene que el profesor vaya haciendo su primera entrada al agua para darle más
confianza al niño. Nos restan enseñar todavía algunos ejercicios de mayor dificultad y en
ese momento de la clase el profesor tiene que ser un alumno más, para que el niño lo vea a
su lado y no por sobre él.
20. De pie, juntar agua con las manos y mojarse la cara, lo mismo que si se estuvieran
lavando la cara.
21. Enseñarle a inspirar y espirar estando ellos de pie, adentro de la pileta. Cuando
vemos que dominan la respiración continúa el siguiente ejercicio: Tomar aire, cerrar
la boca y tratar de meter la boca solamente en el agua.
22. Jugar a los autitos -preguntar quién sabe manejar y hacerlos jugar como si fueran
manejando cada uno de ellos un auto. Al principio deberán manejar de tal forma que
si estuviésemos viéndolos desde afuera, veríamos nada más que la cabeza, el cuello
y los hombros de chofer. Luego, cabeza y cuello; cabeza sola, cabeza hasta la boca,
cabeza hasta la nariz, cabeza hasta los ojos, frente, hasta que al chofer no se le vea
más nada. Hemos logrado con un juego que el niño, sin darse cuenta meta la cabeza
adentro del agua. (Este ejercicio fue propuesto por el alumno Carlos
Rómbola, del 2º año del Instituto del Profesorado en Educación Física de córdoba,
al solicitársele un trabajo sobre la ambientación en natación).
23. A partir del ahora vamos a lo específico. Tomar aire y meter la cabeza hasta las
orejas abajo del agua.
24. Idem, metiendo toda la cabeza debajo del agua. Estos ejercicios habrá de realizarlos
cerca del borde porque por lo general, en los primeros contactos que tiene el niño de
su cabeza con el agua, aparecen los reflejos de enderezamiento naturales, vale decir
que el niño tiende y de una manera violenta a sacar la cabeza fuera del agua. Esto
trae como consecuencia, la mayoría de las veces, una pérdida de equilibrio, porque
esa acción de querer salir rápidamente fuera del agua, es efectuada con tanta fuerza
que se produce en muchos casos un salto e inmediatamente la intención de tomarse
de algo. Si tiene un compañero cerca al que pueda sujetarse, bien si no, lo más
probable es que se hunda, y como no hemos todavía prendido a flotar y a dominar el
agua, el alumno puede asustarse con las ya consabidas consecuencias. Conviene
muchas veces mostrarles el ejercicio correctamente y explicarles las sensaciones
que sentirán al hundir la cabeza.
25. Una vez que se domina perfectamente este ejercicio, lo invitamos a que suelte el
aire abajo del agua: Tomar mucho aire, meter la cabeza abajo del agua, y cuando
estamos abajo soplamos, como si fuésemos a inflar un globo o a apagar una vela. Se
les explica que deberán hacer mucha fuerza para que el aire pueda salir, y que
mientras esté saliendo, sentirán en la cara algo que les camina en ellas, pero que no
son nada más que globitos de aire, burbujas.
26. Tomados del borde tragar mucho aire, cerrar fuerte la boca y meter la cabeza dentro
del agua. Vamos a ver quién de ustedes aguanta más debajo del agua.
27. Idem. Pero estirando las piernas. Veremos que tenemos aquí la primera
manifestación de intento de flotación del niño, que lógicamente lo está realizando
sin darse cuenta, o sea jugando.
28. La clase se puede dar por terminada, dejándolos jugar nuevamente 5 ó 6 minutos
antes de sacarlos del agua. Esto sería el dulce para ellos, no olvidemos que el niño
que se va contento vuelve contento.
Segunda clase
La segunda clase se debe comenzar repasando ejercicios de la anterior, por supuesto los de
mayor dificultad. No deben faltar ejercitaciones de respiración, que ya hemos dicho tienen
que figurar en todas las clases.
Muchas veces conviene, (yo acostumbre a ello) comenzar, de ahora en adelante, la clase
con recreo. Porque damos la oportunidad a que el niño practique todo lo que aprendió, sin
necesidad de que se sienta controlado por nosotros, es decir, que practique lo que ya sabe
libremente. De paso descarga energía, lo que significa una gran ayuda para el profesor, ya
que al enseñar las ejercitaciones el día, el alumno no se encontrará tan eufórico, sino que
estará algo cansado, facilitando la labor del profesor. No olvidemos que en natación el
alumno se cansa se relaja y es entonces cuando mejor se puede enseñar. Una vez que pasó
el recreo o que repetimos todos los ejercicios comenzaremos con los nuevos.
12. Idem, pero una vez abajo tratar de mirarse con el compañero. Aquí pueden hacerse
señas, morisquetas, buscar cualquier elemento, monedas, piedras o simplemente, si
tiene la pileta, contar azulejos.
13. Un compañero de pie con las manos tomadas del otro que practicará flotación boca
abajo. El que está de pie comenzará de a poco a soltarlo, manteniendo su mano por
debajo de las del compañero y de esta forma jugarán a quién dura más flotando. De
esta forma aprenderán la flotación en la parte más honda. Luego el ejercicio será
practicado por el otro.
14. Idem, pero el que flota debe agregar pataleo. El que sostiene caminará hacia atrás,
haciendo entre los dos una especie de carrito, de vez en cuando habrá que soltar al
compañero para poder arrastrar al otro.
15. Enfrentados, tomados de las manos, zambullirse simultáneamente sin soltarse
tratando de flotar.
16. Un compañero se coloca de pie, piernas abiertas, el otro tratará de pasar por abajo,
habrá que aclarar que tendrá que mantener los ojos bien abiertos, el compañero lo
tomará de la cintura, lo hundirá y le dará el empujón correspondiente para que
pueda pasar más fácilmente.
17. Todos en fila tomados del borde, toman aire, meten la cabeza abajo del agua, estiran
las piernas y cuando están flotando empujan hacia atrás sin flexionar los brazos y
sin levantar la cabeza.
18. Idem, agregando pataleo para regresar al borde. Muchos de los alumnos no logran
llegar y cuando se les acaba el aire, por lo general tratan de bajar una sola pierna, a
la vez que intentan levantar la cabeza para incorporarse. Esto lo realiza la mayoría
de los alumnos, inclusive los adultos. Lo único que lograron con esto es tragar agua,
ya que el cuerpo se neutraliza, ni flota ni se hunde, queda en la mitad. Aquí debe
explicarse que para ponerse de pie basta con llevar las piernas juntas y flexionadas
al estómago, acercar las manos a los pies, mantener la cabeza con el mentón pegado
al pecho. De esta forma el cuerpo recupera la vertical y sólo tendrá el alumno que
estirar las piernas y levantar la cabeza para quedar en posición de pie o vertical.
A partir de este momento se les debe dejar nuevamente solos unos cuantos minutos, puesto
que han tenido que realizar una serie de ejercicios difíciles que exigieron su atención.
Luego se da por terminada la clase.
Aquí les he puesto dos ejemplos de una primera y segunda clase con un determinado grupo
de alumnos. Generalmente después de estas dos clases ya hay alumnos más precoces que
otros con respecto al aprendizaje y el profesor deberá ya adoptar una diferencia de grupos,
según la calidad de cada uno de ellos y la habilidad, por supuesto.
Simplemente he querido demostrar cómo se van agregando dificultades con el correr de las
clases y cómo existe una variación en los diferentes ejercicios. También tenemos que tener
en cuenta el clima en donde se da la clase, si hace frío, lógicamente no se podrán dar la
cantidad de ejercicios que figuran en los planes. Los profesores deberán adaptarlos respecto
a la situación de cada uno de ellos. La duración del aprendizaje está supeditada a la
condición del alumno para ir superando las dificultades, de ahí que algunos aprenderán más
rápido que otros. A pesar de esto no se puede dar, en concreto, la duración en días, que
puede tener un aprendizaje.
Ya hemos mencionado anteriormente que para enseñarle a nadar a un adulto hay que tener
en cuenta dos cosas: enseñarle a perder el miedo al agua y ayudarlo a superar los posibles
complejos adquiridos.
Es muy común cuando un adulto se nos acerca para averiguar si somos capaces de
enseñarle a nadar, escuchar más o menos siempre las mismas historias: Cuando era chico
mis hermanos jugaban conmigo y me hundían haciéndome tragar mucha agua. Una vez mis
amigos me hicieron una broma y me tiraron a la pileta y casi me ahogo. Si uno no aprendió
de chico ya no aprende más. Me da no sé qué aprender a nadar adelante de tanta gente, uno
es grande y la gente se me va a reír. La culpa la tienen en mi casa, porque cada vez que
quería ir a lo hondo me decían que me iba a ahogar y no me dejaban. Una vez vi cómo se
ahogó un señor al lado mío. Tenía un pariente que se ahogó cuando fuimos a un pic-nic.
Y hay muchas historias más, lo cierto es que la persona adulta no sabe nadar, tiene sobrados
motivos para no saber hacerlo, y son muy pocos los casos en que no saben por carecer de
lugar para poder practicar (aunque hay excepciones).
Sabiendo todo esto podemos darnos cuenta que esta persona que quiere aprender a nadar,
necesita de un trato y de un vocabulario muy especial. Desde un comienzo tenemos algo a
favor, que es la predisposición del mismo, al solicitar del ser enseñado.
Nunca debe prometérsele nada, porque bien sabemos que de acuerdo a la constitución
física, fisiológica y psíquica, la duración del aprendizaje varía mucho.
Veremos pues que hay personas que en 6 ó 7 clases nadan y otras que necesitan de dos o
más temporadas (si trabajamos en pileta al aire libre, por supuesto).
En el caso del adulto, el profesor tiene que tratar de ganar su confianza para poder asegurar
el éxito de la clase. Para poder enseñar al alumno es necesario e indispensable hablarle
claro, con toda sinceridad y naturalidad. La dificultad en los ejercicios debe ser muy, pero
muy progresiva. A continuación veremos un ejemplo de clase de este tipo y trataré en lo
posible, para facilitarle la tarea al lector, de ubicarme en el mismo momento en que estamos
dando la clase. El vocabulario empleado es el mismo para una clase individual que para una
colectiva.
aire y tratamos de practicar la flotación con el sólo envión del salto que daremos
para ponernos horizontal. En un primer momento Ud. notará que se hunde, esto
ocurre por el peso del cuerpo. Luego, como tiene aire adentro, volverá a subir,
nunca levante la cabeza y no flexione brazos ni piernas.
11. El ejercicio de recién fue perfecto, ahora hacemos lo mismo, pero cuando sentimos
que flotamos, que el aire nos da en la espalda, comenzaremos a patear el con los
empeines, verá cómo avanzamos.
12. Tomados del borde, realizamos ejercicios de pataleo, corrigiendo ya las piernas y
tratando de que no haya defectos.
13. Idem, pero le agregamos práctica de respiración, primero tomando el aire por
adelante, luego por el costado, lógico que para el lado que le quede más cómodo.
14. Vamos a realizar algo muy lindo, pero quizá un poco difícil. Nos vamos a tomar las
piernas con los brazos, rodillas flexionadas y mentón pegado al pecho. Veremos que
en esta posición el cuerpo al principio se hunde, luego flotará. Al flotar va a sentir la
sensación de que se da vuelta, como siempre no pasa de ser sensación.
15. Idem, pero una vez que esté flotando, soltarse las piernas estirarse y quedarse
flotando boca abajo. Esto representa un gran ejercicio de relajamiento.
16. Parado frente al borde, las manos apoyadas en el mismo. Pasar una mano por la
pared hasta llegar a la altura de las piernas, levantar el codo, haciendo ademán de
sacar plata del bolsillo y volver a tomarse del borde. Realizar lo mismo con el otro
brazo de uno por vez.
17. Una vez que se domina este movimiento practicarlo cuando están haciendo
flotación y veremos que nuestro alumno al cabo de la primera clase flota, bracea y
patalea. Lógicamente que habrá casos que no lleguen a tanto en la primera clase e
inclusive habrá que meterse al agua para enseñarle algunos ejercicios. Estos
alumnos saldrán a lo sumo flotando, ya hemos dicho que no todos los casos son
iguales. Lo que sí debemos estar seguros es que nadie llegará a más de lo explicado
en este ejemplo. Aparte de lo complejo que resultan los ejercicios, está también la
resistencia del individuo que no le permite mantener una primera clase muy extensa.
Todo esto en base al trabajo en parte baja de pileta grande, porque si trabajamos
directamente en parte profunda los resultados serán otros.
Su técnica y aplicación
En el primer caso puede ocurrir que el niño sepa nadar correctamente un estilo y no se
anime a nadar en la grande. Aquí debemos proceder con mucho cuidado, porque cualquier
traspié que sufra el niño nos puede desorganizar la clase. También se da el caso del niño
que sabe flotar apenas con unos movimientos de brazos y piernas y ya quiere pasar a la
pileta grande. Conviene lógicamente hacerlo de una manera progresiva. Primero a la parte
baja, luego a la profunda. Trasladémonos a la realidad y veremos cómo proceder.
1. Hacemos sentar a los alumnos en el borde de la pileta grande, parte baja. Se les
explica lo que significa nadar allí y que nunca deben hacerlo solo si que esté el
profesor, hasta que él decida cuándo estén en condiciones de hacerlo. Una vez
explicado todo esto, el profesor les indicará que se va a meter el agua y que ellos no
deben moverse del lugar en donde están. Hecho esto el profesor se arroja al agua y
les hace ver que no lo tapa y matiza un poco la clase para darles entusiasmo y
confianza, con algunos ejercicios de buceo y cosas que hacen disfrutar al niño desde
afuera, como ser saltos, contorsiones, figuras, etc.
2. Hecho esto se acerca a los alumnos y pregunta quién quiere bajar primero, les
aseguro que el 90% quiere bajar. De a uno los va ambientando tomándolos de la
mano, hundiéndolos y ayudándolos a flotar, etc.
3. Cuando se ha conseguido que entren todos, entonces sale de la pileta para comenzar
la clase. Los hace bajar con todo cuidado tomados del borde sin soltarse.
4. Comenzamos con ejercicios de respiración sin soltarse.
5. Ejercicios con pataleo y pataleo con respiración.
6. Aquí comienzan los ejercicios de dominio del cuerpo en el agua, soltarse con una
mano y sumergirse y tratar de relajarse para flotar. De paso comprobar que solos y
por sus propios medios pueden tocar el fondo de la pileta sin que les pase nada. (con
los pies).
7. El profesor vuelve a entrar al agua. Enseña a soltarse de las manos, cuidando desde
atrás que ninguno se aleje del borde.
8. Los alumnos tomados del borde, el profesor va tomando uno por uno, mientras el
resto observa y le hace realizar el siguiente ejercicio: flotar boca abajo y cuando ha
logrado esto levantar bruscamente la cadera, hundir la cabeza y tratar de sacar las
piernas afuera del agua. Con esto el niño aprende a sumergirse para bucear. Lo
realizará uno por uno y luego todos juntos.
9. Flotación de perrito.
10. Idem, pero luego de meterse abajo y tratar de hacer tirabuzón abajo del agua o
tumba carnero.
11. Todos estos ejercicios deberán realizarlos los niños que no hagan pie en esta parte
del natatorio. Por ejemplo niños de 5 a 8 años en una profundidad de 1,20 mts.
FOCOS INFECCIOSOS
Por Dr. Manuel Torrado. España. Focos infecciosos 1976-2-14
En mi constante que hacer de médico deportivo, al igual que les ocurre a los preparadores y
entrenadores, me encuentro con relativa frecuencia lesiones sin trauma previo, lesiones que
aún cuando han tenido tratamiento correcto se hacen crónicas o incluso disminuciones en el
rendimiento deportivo y que a primera vista tienen difícil explicación, pero si investigamos
minuciosamente encontramos muchas veces que la causa de tales trastornos lo constituye
una infección focal o también denominada foco infeccioso, que sin expresión clínica
aparente tiene amplia repercusión sobre todos los sistemas del organismo, pero
preferentemente sobre el muscular.
Siguiendo con Zangue podemos definirlo como “un área inflamatoria cerradura u ocluida
por retención de secreciones, la mayoría de tipo crónico y muy a menudo, de muy pequeña
extensión que de vez en cuando vierte en la circulación general sanguínea, gérmenes o
sustancias irritantes inanimadas y que provoca manifestaciones inflamatorias en otros
órganos y tejidos”.
¿Cuáles son las manifestaciones generales y locales que produce un foco infeccioso?
En cuanto a las manifestaciones locales, aparte de los síntomas que más adelante
reseñamos, en cada localización pertenecen 4 a los que se denomina enfermedades
secundarias al foco, dentro de las cuales se incluyen los procesos reumáticos articulares o
musculares, los renales, cardíacos, urogenitales, dermatológicos, etc.
Los focos infecciosos pueden ser múltiples y variados pero los más frecuentes residen en la
rinofarine y en las piezas dentarias, aunque no hay que descartar los demás (urológicos,
genital, apendicular).
Dentro del sistema dentario son dos los procesos que nos interesan: las caries y la evolución
de las muelas de juicio.
Cuando las caries se producen en las proximidades de la pulpa, esta pasa a ser la sede de
complicaciones infecciosas que evolucionan hacia la gangrena pulpar; más tarde la
infección alcanza la articulación alveolodentaria, estableciéndose la fase de artritis, seguida
de la de flemón óseo, con destrucción del hueso alveolar.
La duración de esta evolución es variable, depende de muchos factores, entre los que se
destacan la higiene bucal, del potencial de defensa del organismo y del diente y de la
importancia de los tejidos duros.
En cuanto a los accidentes en la evolución de las muelas de juicio, diremos que se dan con
mayor frecuencia en el maxilar inferior, aunque también pueden afectar al maxilar superior,
aunque con menor fuerza e intensidad.
Por último hay que tener en cuenta que la erradicación de estos focos ha curado a gran
número de deportistas.
Para ello es necesario un número de ejercicios con un propósito definido, mediante el uso y
práctica de juegos y material adecuados.
Desearíamos, sin embargo, en este punto señalar algo muy importante: el material
(diferentes aparatos) empleados en la enseñanza tiene por misión cooperar en el proceso de
aprendizaje. Esto no significa en ningún caso que ellos determinarán este proceso. Es
completamente falso colocar el material (aparatos) en el punto central de las clases y a
partir de sus posibilidades de ejercitación, organizarlas. De esta forma no tiene sentido su
utilización. Los puntos difíciles de la ejercitación son el acostumbramiento del agua,
respiración, buceo, deslizar, saltar, pero la solución de las tareas educativas y organizativas,
son los factores determinantes.
Con esto deben resolverse las preguntas o cuestiones referentes a la elección y a la ayuda
que este material presta. En este sentido deben comprenderse los ejemplos que siguen. Los
temas separados se estructuran sin embargo según los puntos críticos o difíciles.
Los juegos y material (se trata de pelotas, aros, objetos para buscar, tablas, animales de
plástico, varillas para deslizamiento y batido de piernas, y el aparato que denominaremos
“multiuso”) son utilizados de acuerdo a los siguientes aspectos:
Los ejemplos que seguirán son los resultados de experiencia colectivas en natación
preescolar del Instituto de Natación de la DHFK. Estos resultados resumen un período de
trabajo de 4 años. En este tiempo recibieron clase alrededor de 1.000 niños de entre 5 y 6
años de edad, distribuidos en aproximadamente 60 grupos, que fueron instruidos según los
puntos de vista en cuestión.
Una parte de los nombrados aparatos fue desarrollada y probada durante este tiempo, entre
ellos el aparato “Multiuso”, que pudo ser experimentado recién hace tres años.
En primer lugar, este trabajo persigue el propósito de proporcionar sugerencias para la tarea
educativa en jardines de infantes.
Además desearíamos dirigirnos a los maestros, que con el propósito de crear condiciones
favorables y por propia iniciativa, siguen las exigencias modernas y conducen las clases
obligatorias en el tercer año escolar, o también en forma particular en clases aún inferiores
(primero y segundo año escolar). Se sobreentiende que la elección de estas ejercitaciones
debe responder al desarrollo y rendimiento del niño.
Organización de la clase
El pedagogo sabe cuán decisiva es la primera hora de clase para un buen desarrollo del
trabajo posterior. Por eso, los buenos maestros concentran su atención, especialmente, en
esta primera hora.
Muchas posibilidades son probadas, pero el comienzo con el uso del aro se muestra como
una de las más felices. Con la pregunta “¿Quién desearía jugar con aro verde?”, “¿y con el
rojo?”, “¿y con el azul?”, “¿y con el amarillo?”, son ya solucionados los primeros
problemas en tierra y mediante una cuidadosa conducción del maestro, formados ya
pequeños grupos (en el ámbito de estas investigaciones se formaron ya los siguientes
grupos 15-16 niños como máximo, con algunos ayudantes a cuyo cargo estaban no más de
4 a 5 niños). Así de una manera simple y eficiente, fueron encontradas las primeras formas
organizativas de trabajo.
Aquí se realizan una serie de formas jugadas, a través de las cuales el niño es siempre
orientado hacia su aro y hacia su ayudante. De esta manera debe conseguirse que el niño
sepa desde el primer momento por dónde penetrar al agua, a qué grupo y ayudante él
pertenece y de dónde y de quién puede él, en cada caso, recibir ayuda.
Otro aspecto positivo es el hecho de que algunos ejercicios a practicarse en el agua, hayan
sido realizados ya en tierra. Además estos ejercicios en tierra debieran necesariamente
guardar una relación de continuidad con los siguientes a practicarse en el agua.
Los niños se confían rápida y alegremente al aro en el agua, porque este elemento no sólo
significa una ayuda sino también un sostén. Al principio es ciertamente importante la
indicación de que el aro flota por sí solo, de que se pueden sostener de él pero de que no
hay que empujarlo hacia abajo pues se hunde rápidamente. Los niños comprenden esto
rápidamente. La elección de los ejercicios es aquí también abundante: “¡Jugad a la fila de
anillos!”; al “¡ya! tienen que hacerse tan pequeños que solamente asome la cabeza en la
superficie. Tomar el aro con ambas manos y saltar en círculos. “¿Quién salta más alto?,
“¿Quién puede desaparecer después de un salto debajo del agua?” (Los niños toman aquí el
aro con ambas manos y se miran en la superficie del agua por él limitada como si fuera un
espejo).
Estos ejercicios pueden utilizarse a voluntad, así se sostienen los niños primero con dos
manos después con una y finalmente con ninguna. Ellos corren libremente a través del aro
que poco a poco es trasladado por el ayudante hacia aguas más profundas.
Los niños empujan los aros lejos, y corren después y los buscan. Ellos montan y desmontan
los aros en muy poca profundidad. Golpean los aros contra el agua y salpican.
Esta es una fase muy importante del aprendizaje. A diferencia de otros deportes, la natación
se realiza en un medio que no le es habitual al hombre, el agua. Y es precisamente ese
medio el que, en cierto modo, limita sus movimientos y determina, condiciona su
respiración. Y es sabido también, que muchas veces no se presta la debida atención a este
estado del proceso (y a veces ninguna atención), y no sólo durante el aprendizaje, sino a
veces también durante el entretenimiento. Y esto es grave, pues nunca podrá alcanzarse un
nivel competitivo de calidad sin entrenar previamente en la fase de trabajo anaeróbico.
Ya en la etapa anterior, cuando los niños saltaban y luego procuraban desaparecer debajo
del agua, fueron probadas las primeras posibilidades de respiración y buceo. Estas formas
son ahora remarcadas: “Soplad un profundo agujero en el agua” (en el contorno formado
por el aro en el agua). “¿Quién puede meter la cabeza en el agua sin después resfregarse los
ojos?” (aquí se debe dar la indicación de que sacudan la cabeza, así caen las gotas). “Todos
hacen ahora burbujas”. “¿Quién puede más fuerte?”, “Quién hace las burbujas más
grandes?”, “¿Quién se atreve ahora a meter la cabeza debajo del agua y soplar así el aire?”.
“Formar ahora un círculo grande con los aros que quedan flotando”. “¿Quién puede ahora
bucear debajo de su propio aro sin tocarlo?”
Cuando la respiración y el buceo han sido ya intentados, todos estos ejercicios son
cambiados en forma rápida. Ejemplo: bucear a través, montarse en los aros, bajo el agua,
expirar, etc. Esto estimula marcadamente y los niños ya no notan que hay gotas de agua
molestándoles los ojos. Luego se introducen otras motivaciones, como por ejemplo que un
grupo muestra a otro cómo lo hace.
Deseo señalar en este punto, que ha realizado algunas experiencias con nadadores de
experiencia y aún con niños en fases avanzadas del aprendizaje, aplicando ejercicios de
control respiratorio de la disciplina Yoga, con excelentes resultados. Considero que es
precisamente un buen control respiratorio (respiración costodia-fragmática con utilización a
pleno de las bases del pulmón, automatismo respiratorio para nadadores de competencia,
cambios de tiempo y ritmo, etc.) un aspecto fundamental a tenerse en cuenta en cualquier
fase de los trabajos de natación.
Estas no son, sin embargo, todas las posibilidades que ofrecen el aro. Así, por ejemplo, el
niño podrá tomarse del aro con brazos extendidos y dejarse arrastrar. También el “disparo
del pez” es un eficiente ejercicio. Primero se realiza con ayudante, pero totalmente solos,
empujados o tomados por aquél de las manos para pasar a través del o los aros sostenidos
verticalmente con la mitad fuera del agua, deslizándose en posición ventral. Los niños
encuentran sumamente agradable esta ejercitación y más adelante la realizan solos con
fuerte empuje de piernas contra la pared de la pileta.
Saltos
Estos representan, sin embargo, el punto culminante de esta fase del aprendizaje. Ellos se
realizan desde el borde de la pileta. Aquí también hay una serie de tareas a ejecutar.
Ejemplos: Saltar desde el borde entro del aro, tratando de no tocarlo y luego trepar de
nuevo a través de él, hasta el borde; bucear inmediatamente después del salto hasta afuera
del aro; levantar el aro con ambas manos inmediatamente después del salto (el aro siempre
debe estar a una distancia alcanzable). Colocar dos aros flotando, uno detrás del otro, los
niños saltan a través del primero y aparecen en la superficie a través del segundo. Se
sobreentiende que tales ejercitaciones pueden ser realizadas luego que el niño haya logrado
cierta seguridad y acostumbramiento al agua.
Resumen
El valor de este material reside en que facilita la organización de la clase, sobre todo, en sus
primeras fases. Los niños se acostumbran así a la sucesión de diferentes formas de trabajo,
que no sólo facilitan el desarrollo de la clase, sino que acrecientan su seguridad, que es
esencialmente lograda por el uso de este elemento. También comprenden estas
posibilidades todo el ámbito del período de acostumbramiento al agua, desde los ejercicios
más elementales hasta el aprendizaje del deslizamiento. Cuando más atrayente encuentra el
niño una tarea, más está él en la situación de concentrarse en la misma. Esta es una
importante condición para un aprendizaje exitoso, cualquiera sea el ámbito del mismo.
Acostumbramiento al agua
(Ambientación) Objetivo
Ejercicios de buceo
Se debe conseguir que los niños o se deslicen con el cuerpo totalmente bajo el agua, sentir
las condiciones de presión del elemento y poco a poco aprender a superarlas, y sobre todo
qué se puede conseguir con el buceo, o sea el abrir los ojos bajo el agua para orientarse.
Para esto los comienzos se realizan en aguas poco profundas. Por ejemplo con la pregunta:
“¿Qué pez puede nadar hasta el fondo?”, los niños deben procurar levar el objeto con una
mano hasta el fondo. Luego: “¿Quién puede ver bajo el agua cómo nada el pez?”, “¡Abrid
los ojos muy grandes!”. Esto representa para el niño una exigencia aún mayor.
Generalmente esto es ejecutado por el niño con ignorancia de la cosa y con arder en el
juego y sin titubear. Pero enseguida se nota, sobre todo en niños temerosos, un marcado
malestar. En este momento el maestro debe especialmente concentrarse y procurar atraer la
atención del niño sobre el objeto, con lo cual el niño olvida rápidamente estas
desacostumbradas y nuevas impresiones, sobre todo la presión y la molestia del agua en los
ojos abiertos.
Algunas preguntas y motivaciones tales como: “¿Quién ha visto su pez?” o “¿Qué pez ha
nadado más rápidamente hasta el fondo?”, suelen ayudar en estas situaciones. Una
indicación: es muy importante señalar a los niños que recién deben abrir los ojos debajo del
agua pues si zambullen con los ojos abiertos, la superficie o espejo de agua obra efectos
casi cortantes para el principiante no acostumbrado. Esto es muy doloroso y poco
provechoso.
Resultados muy valiosos y también alegría en los ejercicios se consiguen, por ejemplo, con
ejercitaciones como ésta: “¿Quién puede ver lo que nada sobre mi mano?” El profesor
muestra entonces algunos objetos sostenidos por sus manos bajo el agua. Los niños deben
bucear y determinarlos, con lo que el maestro puede controlar exactamente a los niños que
cumplen la tarea. Si alguno de estos objetos es provisto, por ejemplo, de agujeros y
utilizando en profundidad, todavía mayor la alegría y casi perfecto el correcto buceo.
Ejercicios de respiración
Con objetos de jugar, como el barquichuelo por ejemplo, puede orientarse los primeros
ejercicios respiratorios. Se trata de enseñar y entrenar al niño en la respiración intensiva, es
decir corta y profunda inspiración lenta y vigorosa expiración. (Que es precisamente la base
de la técnica respiratoria de la natación de competencia).
Esto se puede hacer con algunas motivaciones como: “Soplad vuestro barquito así puede
navegar”. Pero el profesor habrá indicado antes con la boca muy cerca del agua las formas
de respirar, inspirar corto y profundo y expirar lento y vigoroso. Los estímulos pueden
variar: “Soplad con cuidado, para que los barcos no se hundan”, Soplad tan fuerte como
una tormenta de viento”, “¿Quién se ha llevado soplando primero su barco a la meta?” (La
distancia de la meta se determina según el caso). “¿Quién consigue soplando una sola vez,
que su barco llegue a destino?”
Hay por supuesto numerosas variantes más, sobre todo cuando son también los aros usados
flotando sobre la superficie: “Soplad vuestro barco fuera del círculo” “Atención que los
otros niños no soplen su barco de nuestro propio círculo”, “Soplad los barcos a través del
puente” (Formado por los aros en posición vertical y con sólo la mitad de la superficie).
Resumen
Estos elementos encuentran parecidos usos y cumplen igual cometido que los animales.
Formas jugadas correspondientes a las características de cada edad ayudan a organizar una
clase feliz y con variaciones, a elevar la seguridad del niño en el agua como así también a
Aquí no hay fronteras para la imaginación creadora del profesor. Todos los objetos que
pueden verse bien bajo el agua, asibles por el niño y no peligrosos (sin cantos filosos,
esquinas o muy pesados), pueden usarse. Así, por ejemplo, las piedras chinas cumplen con
este propósito. Deben seleccionarse de diferentes colores de tal forma que sean visibles y
recogerse desde el fondo de la pileta. En el ámbito de estas experiencias fueron utilizadas
cubiertas de coches para niños. Por su tamaño son bien visibles tanto fuera como dentro del
agua (este detalle es para un desenvolvimiento sin dificultades, de no despreciable
significación) y brindan las exigencias que al niño deben ser requeridas. Dura muy poco
hasta que el niño busca uno, dos, tres o más de estos objetos desde el fondo de la pileta.
Metódicamente debe ser comenzado el buceo en aguas poco profundas. Poco a poco se
elevará la cantidad de exigencias, ya sea por el trabajo en aguas más profundas o por la
elección de los objetos por los cuales el niño debe bucear. Si el profesor presta especial
atención en que el niño busque los objetos bajo el agua con ojos bien abiertos y no que los
rastree a tientas con las manos no habrá luego dificultades ante exigencias mayores. Al
principio se buceará con el agua a la altura de las caderas, luego el pecho y finalmente hasta
la altura de los hombros. Esto tiene lugar exclusivamente en la superficie del agua, de
manera que el niño en el agua más profunda puede luego aprender la zambullida de cabeza.
Para esto es sumamente valioso que el niño aprenda la parada de manos en el fondo (es
indispensable una muestra por el profesor ayudante).
Durante estas experiencias pudo establecerse que a pesar de ciertas destrezas ya adquiridas
como zambullir de cabeza y abrir los ojos bajo el agua, algunos niños podrían llegar al
objeto y rescatarlo del fondo. La causa era que dichos niños poseían un buen peso
específico y no podían al principio superar la fuerza ascensorial del agua. Estos ejercicios
de buceo lograron todavía algo: sin querer separaban los niños uno u otro pie del fondo y
contemplaban con felicidad que podían flotar, y esto era para ellos un resultado muy
exitoso.
Esta resulta un auxiliar en los primeros estadios de la enseñanza. Estas varillas son
fabricadas de bambú o aluminio, ya que ambos materiales son livianos, limpias y durables.
Las varillas de madera se usan en casos necesarios solamente, o por falta de aquellas, pues
luego de un prolongado uso en el agua se impregnan totalmente, pierden su flotabilidad y
finalmente se pudren. Estas varillas son de 3.50 - 4 mts. de diámetro. Un efecto interesante
se logra pintándolas con franjas de diferentes colores luminosos, en franjas de
aproximadamente 50 cm de ancho. En comparación con los aros tienen todavía ventajas
adicionales:
Esto facilita la organización del trabajo, son suficientes dos ayudantes que las sostienen de
cada extremo. Indicar a los niños: no hundirlas ni levantarlas.
Mientras el uso de los aros es sobre todo importante en las primeras 6 - 8 hs. de clase, las
varillas pueden usarse aún en forma más prolongada. Ayudan no sólo al acostumbramiento
al agua a través de sus numerosas posibilidades de uso, sino que cooperan más adelante
para la adquisición de destrezas que conducirán al niño a nadar.
Del mismo modo que con las gomas, es importante trabajar con este elemento también en
tierra, mejor sobre un espacio de césped, en donde se probarán muchos de los ejercicios a
realizar en el agua. Esto no sólo ahorra al maestro largas explicaciones en el agua con el
consiguiente aburrimiento y aún enfriamiento de los niños, sino que constituyen una
eficiente fase de manera agradable e interesante en tierra, logra de los niños un alto
rendimiento luego en el agua.
La movilidad del niño, sus movimientos y afán de actividad apropiada de la edad como así
mismo la alegría que produce dicha actividad, ayudan considerablemente al profesor.
Naturalmente, habrá siempre dificultades que superar, ya sea al bucear como al deslizar,
pero los éxitos que el niño logra durante su trabajo permiten siempre hacer repeticiones,
afirmar las destrezas adquiridas e intentar obras superiores.
Los niños se toman de la varilla, en posición ventral estirados. La varilla es remolcada por
sus extremos por dos ayudantes. Algunas indicaciones a los niños: “¡Cabeza entre los
brazos!”, “expirar bajo el agua”, “piernas estiradas”. El mismo ejercicio en posición dorsal,
pero con la varilla en la nuca. Algunas indicaciones: “Cadera más alta (o más baja), piernas
estiradas”.
Otras ejercitaciones
Los niños en el agua, parados junto al borde, procuran con un salto-zambullida alcanzar con
las manos la varilla, la que es sostén a una distancia razonable por los ayudantes. Poco a
poco esta distancia se irá agrandando y para una mayor intensidad podrá hacerse este
trabajo ida y vuelta.
Los niños se empujan con una pierna contra la pared de la pileta y tratan de deslizarse por
sobre la varilla y levemente sumergida en el agua, tratando de no tocarla. Con la orilla
colocada en forma transversal a una pared de la pileta, los niños tratan de deslizarse hasta la
altura del extremo de la misma. También, por ejemplo, bucear bajo la varilla ida y vuelta o
ir y volver por debajo, etc.
El niño muestra, tan pronto se toma de la varilla y separa sus pies del fondo de la pileta una
natural manifestación de movimiento: salpica agua con sus piernas, y esta actividad motiva
su afán de movimientos. Esta necesidad o afán es aprovechada por el maestro en gran
medida. El no enseñará al niño los finos detalles del estilo pecho, por ejemplo, sino que
mediante naturales y apropiadas tareas conducirá al niño a las formas generales del estilo
crol o espalda. En esta fase del proceso, los movimientos son torpes y poco económicos y
se necesita alta concentración, trabajo laborioso y precisamente elementos tales como la
varilla para el trabajo en detalles.
La condición determinante para los correctos movimientos es una correcta posición del
cuerpo en el agua. Esta condición es excluyente cuando se trata de nadadores de
competencia que aspiran a buenos resultados. Ella se consigue mediante una posición suelta
de brazos estirados y una correcta postura de la cabeza. En total, es una posición como la de
un bote en el agua a la que hay que aspirar. Desde el principio todo esto debe ser practicado
justamente con la respiración.
“Salpicad fuerte”; “Salpicad rápido, para ver quien llega primero al borde”. Los niños
salpicarán batiendo el agua solamente con pantorrillas y pies. Este error que será observado
por tiempo más o menos específico. “Estirad vuestras piernas tan largas como vuestros
brazos al salpicar”. Aquí se hace necesaria una óptima muestra por el maestro, mientras los
niños observan desde el borde de la pileta. “Procurad nadar tan rápido como antes, pero
salpicando mucho menos” con lo que se induce al niño a batir más profundamente las
piernas.
Tan pronto como los niños hayan realizado sus primeras experiencias poco o poco
realizarán tareas más diferenciadas. Muchas veces será necesario que el profesor realice
buenas muestras, cuya atenta observación por los niños facilita grandemente el proceso de
aprendizaje.
Dado que el batido de piernas dorsal es igual al realizado en posición ventral, las tareas
serán parecidas. La indicación más valiosa será la de que al abrir las piernas, las rodillas no
deben asomar en la superficie. Esto obliga al niño a la auto-observación. En todas estas
ejercitaciones es importante la coordinación con la respiración.
Saltos
También la varilla es útil en el aprendizaje de los saltos. “Saltos sobre la varilla” (que flota
en el agua a corta distancia del borde). También pueden los niños saltar desde el borde del
agua, procurando tocar la varilla sostenida a cierta altura por el ayudante, o también saltar y
bucear para buscar un aro que se encuentran en el fondo a la altura de la varilla, etc, etc.
Para mejor seguridad en este aprendizaje de los saltos, siempre se debe indicar a los niños
que deben prenderse bien con los pies en los bordes de la pileta, lo que evita peligrosos
resbalones y provoca un empuje más fuerte.
Las hasta ahora conocidas tablas de madera, han sido ya casi totalmente reemplazadas por
las de “Ekazel” (trescientos por doscientos veintiocho por cuarenta mm) que poseen gran
flexibilidad, son manuables, durables, limpias y no ofrecen peligro alguno de lastimaduras.
Sus usos son innumerables, pero sobre todo ayudan al propio deslizamiento y al trabajo de
piernas. Al contrario de lo que ocurría con el trabajo de varillas, en donde el niño podía
firmemente tomarse de la misma, desde ahora deberá trabajar con la inestable tabla, según
sus propias fuerzas y destrezas. Esto es muy importante, pues el niño aprenderá
rápidamente a sostenerse, deslizarse y propulsarse.
Sus componentes son pequeñas tablas de “Ekazell” y bastones de gimnasia. Estas planchas
(225 x 225 mm) tienen en cada uno de sus costados una perforación, en donde se
introducen los bastones.
Así, pueden unirse varias planchas entre sí, formando diferentes figuras de acuerdo al uso
requerido. Este aparato ofrece las siguientes ventajas: sobre todo ha sido construido para su
uso en clases de natación de jardines de infantes, en donde por sus posibilidades de
combinación y usos es particularmente útil. Su costo es relativamente bajo y los bastones
pueden ser improvisados con platos de escoba. Sus partes pueden juntarse y separarse a
voluntad. Saltos, zambullidas, deslizamientos, batidos de piernas en ambas posiciones,
buceo, etc., son algunas posibilidades que este aparato ofrece.
Los cursillos escolares de natación son la base y la fuente de la natación en un club. Por lo
cual hay que tener en cuenta realizarlos correctamente, consiguiendo hacer una buena
captación, y despertar afición a este deporte tan completo y necesario como es la natación.
Puede haber varios sistemas a emplear al realizar un cursillo, todo dependerá de la cantidad
de cursillistas, instalaciones, material y principalmente de los monitores con que se cuenta,
voy a sugerir un sistema:
Grupos o categorías
1º Grupo cinta blanca
2º Grupo cinta amarilla
3º Grupo cinta verde
4º Grupo cinta roja
Al empezar el primer día de clase se seleccionan los cursillistas uno por uno, indicándoles
que demuestren lo que saben hacer en lugar de la piscina que no les cubra clasificándoles
por sus aptitudes, entregándoles el distintivo y distribuyéndolas al grupo al que pertenecen.
Este distintivo es un gran estímulo para los cursillistas e incluso en algunas ocasiones para
los padres que se sienten orgullosos cuando a su hijo le han dado una nueva cinta,
igualmente el cursillista con este estímulo hace cosas que posiblemente no haría sin él.
1º Grupo cinta blanca; los que no saben absolutamente nada y tienen miedo.
2º Grupo cinta amarilla; los que saben hacer pie en el borde, no tienen miedo, meten
la cabeza en el agua abriendo los ojos y expulsan el aire dentro de ella.
3º Grupo de cinta verde; los que saben flotar y bucear.
4º Grupo cinta roja; aquellos que saben coordinar la respiración con el braceo del
estilo crol.
El crol es el estilo que se le enseña al principiante, éste es el que domina sobre los demás,
así todos los ejercicios de los distintos grupos y la gimnasia son enfocados para el estilo de
crol. Se supone al empezar un cursillo que habrá cursillistas en las cuatro categorías antes
mencionadas. Cada grupo dispondrá de un monitor, en el caso de que no hay ningún
cursillista en alguna categoría, entonces pasará el monitor al grupo en que hay más. Hay
que procurar distribuir todos los monitores por los cursillistas que hay.
Todo monitor debe poseer unas condiciones humanas aparte de las técnicas para realizar su
labor, teniendo en cuenta que está tratando con niños y niñas de distintas edades y distintos
niveles sociales. Tiene que ser pedagogo, psicólogo con alto grado de comprensión, mucha
Gimnasia
La gimnasia debe estar enfocada a facilitar el aprendizaje de la natación. Para ellos se tiene
en cuenta realizar todos los ejercicios de asimilación como son la respiración, braceo,
batido de pies y coordinación de estos, acostumbrándolos a hacer lo que después harán en
el agua, así en ella, es más fácil de comprenderlo y realizarlo porque ya están
acostumbrados. El monitor procurará que haya siempre disciplina, pero no en el plan
dictado, empleando malas formas y mal genio, sino todo lo contrario, hacer la clase amena
y agradable para que los cursillistas le cojan simpatía. Ningún cursillista puede temer al
monitor, si esto ocurriera procurará poner atención y delicadeza intentando que pierdan el
temor y le tomen afecto, pues de lo contrario puede repercutir en la enseñanza de la
natación. Si quiere el monitor que la clase de gimnasia se desarrolle buscando los fines
deseados tiene que mandarla con energía y decisión, no prolongar demasiado los ejercicios.
Si el monitor hace o manda la gimnasia con energía o apatía de la misma forma se
comportarán y realizarán los ejercicios los cursillistas.
(1º) pies en el borde; (2º) respiraciones, (3º) flotación supina (el muerto), (4º) juegos
colectivos.
1º) Cogidos en el borde se les enseñará a batir los pies acompasados y procurando que no
separen las piernas, sino que se toque las rodillas entre sí para una mejor técnica, los brazos
relajados y relajando asimismo el cuerpo.
2º) Las respiraciones podrán hacerse cogidos al borde o cogidos unos a otros por las manos,
así evitar que se froten los ojos con ellas. A la señal del monitor estos hundirán la cabeza en
el agua sacando el agua por la boca y un poco por la nariz (haciendo burbujas) para evitar
que se quede agua en ella.
3º) La flotación se efectuará procurando que los cursillistas relajen el cuerpo en esta
posición echando la cabeza hacia atrás tanto como se pueda, esto facilita la flotación
haciendo cambiar el centro de gravedad. Para esto es necesario que el monitor efectúe una
demostración práctica con el fin que los cursillistas lo comprendan mejor, y adquieran
confianza, la primera vez el monitor cogerá a uno por uno para ayudarles a mantener esta
posición. Con una mano en la barbilla y la otra por detrás de la cabeza, tirará de ésta bien
atrás, procurando levantar tanto como se pueda la barbilla, al mismo tiempo dirá frases
animosas para que adquiera confianza en sí mismo y se relaje.
4º) Los juegos colectivos tienen la finalidad de eliminar la tensión y la monotonía de los
ejercicios a una fase de recreo y expansión. Durante los juegos pueden ser varios los que
logren este fin, todo dependerá de la imaginación del monitor.
(1º) pies en el borde, (2º) respiración, (3º) flotación prona (plancha), (4º) punto muerto, (5º)
flotación vertical (boya), (6º) buceo o zambullida.
1º) Los pies se efectuarán en el borde como en el primer grupo.
2º) La respiración se hará como en el primer grupo, pudiéndose hacer también respiraciones
durante el batido de los pies en la pared.
3º) La flotación prona o plancha se efectuará manteniendo el cuerpo completamente
inmóvil encima del agua en posición horizontal (boca abajo), para esto es necesario estirar
completamente el cuerpo relajado al mismo tiempo, la cabeza deberá estar más baja que la
altura de los hombros por debajo de los brazos, abriendo los ojos y reteniendo el aire para
expulsarlo cuando tenga necesidad. La plancha se podrá hacer más tarde con batido de pies.
4º) Punto muerto. Los cursillistas cogidos en el borde con los pies en el suelo coordinarán
la respiración con el braceo de un solo brazo girando la cabeza por un lado para respirar.
(Con preferencia el lado que el cursillista tenga más facilidad). Se procurará que cuando el
brazo llegue a la pared la cabeza esté en el agua expulsando el aire durante unos cinco
segundos.
5º) Flotación vertical (boya). El cursillista para flotar en esta posición deberá elevar las
rodillas hacia el abdomen tirando ligeramente la cabeza hacia atrás y moviendo las manos
lateralmente.
6º) El buceo o zambullida se efectuará por medio de una flexión de tronco y cabeza
ayudado por un pequeño tirón de brazos, tirando el agua hacia arriba. Para mayor aliciente
se echarán objetos en el agua para que sean recogidos por ellos.
(1º) batido de pies con tablas flotadoras; (2º) punto muerto, (3º) coordinación del estilo de
crol, (4º) saltos y zambullidas.
1º) Al empezar, el batido de pies puede hacerse cogidos al borde de la plancha con
respiración simultánea, para hacerlo a continuación con la tabla flotadora.
2º) Punto muerto coordinando la respiración con el braceo batiendo los pies al mismo
tiempo, que una vez aprendido se pasará a hacerlos con la tabla. Coordinación de braceo,
respiración y batido de pies en la pared. Lo mismo una vez aprendido con la tabla flotadora.
3º) Para la coordinación del estilo de crol se efectuará indicando a los cursillistas que naden
como si tuviera la tabla haciendo punto muerto con los brazos para acostumbrar la
respiración que es lo más importante y así poco a poco asimilar bien el estilo.
4º) Los saltos se efectuarán desde el borde de la piscina. El cuerpo encogido flexionado el
tronco y rodillas, los pies sujetos al borde con una separación de unos treinta centímetros
aproximadamente, tocarán las manos en el agua si es posible, tocarán las manos como si
dieran una voltereta en el suelo. Así varias veces para ir perfeccionándolo.
Tal como van progresando realizar los siguientes ejercicios por este orden:
Pies en la tabla, punto muerto sin tabla, pies de espalda, espalda, crol, pies mariposas
(delfín), braza, salidas, virajes.
Grupos
Cintas
Ejercicios
Observaciones
1º Grupo Blancos
Batido de pies al borde. Respiraciones. Flotación supina (el muerto). Juegos colectivos. Lo
más importante es la respiración y familiarizar el cursillista con el agua.
2º Grupo Amarillos
Batido de pies al borde. Flotación prona (la plancha). Punto muerto. Flotación vertical (la
boya). Buceo y zambullida.
El punto muerto y la plancha es de suma importancia para este grupo.
3º Grupo Verdes
Batido de pies con tabla flotador. Punto muerto en la pared. Punto muerto en la tabla.
Coordinación del estilo crol. Saltos y zambullidas.
Para la buena coordinación del estilo es necesario repetir el ejercicio de punto
muerto con la tabla flotadora, con el fin de acostumbrar la respiración con el braceo.
4º Grupo Rojos
Estilo completo de crol. Pies con la tabla flotadora. Pies de espalda, espalda. Pies de delfín,
mariposa. Braza, salidas, virajes.
Perfeccionar la técnica de estilo y la corrección de las tres restantes es importante para el
dominio del elemento.
El período de aprendizaje concluye con un recorrido en el que se emplean los cuatro estilos:
mariposa, espalda, pecho y crol.
Pueden citarse las experiencias realizadas en las piscinas al aire libre de 16 centímetros de
enseñanza de la región pirenaica del Atlántico con un total de 15.738 niños.
Afortunadamente no hubo que lamentar accidente alguno durante toda la enseñanza.
Además de la zona de Burdeos, este método se está aplicando también en las piscinas de
Brive, Tulle y Tours.
Conviene subrayar que en todos los centros en que se realizó oficialmente esta experiencia,
tanto los niños como los equipos de profesores y maestros manifestaron su completa
aprobación al método. Por supuesto, sólo con una buena organización puede obtenerse
buenos resultados; todo el equipo de enseñanza tienen que celebrar previamente una
reunión teórica y práctica que comprenderá conferencias, películas y sesiones con alumnos
o entre profesores.
Organización general
Esta experiencia se llevó a cabo durante un semestre; los niños asisten aproximadamente a
15 sesiones semanales de 60 minutos cada una. El número de niños varía entre 80 y 100 en
cada sesión, repartidos en grupos de 14 a 16, cada uno de ellos con un profesor. Seis
profesores integran el grupo docente.
El método utilizado es siempre el mismo, y los profesores tienen que respetar sus principios
esenciales. Al final de cada sesión se reorganizan los grupos en función de los objetivos
alcanzados para cada uno de los niños.
Primeras sesiones
Durante la primera sesión, los niños están divididos en grupos. Cada profesor intenta
alcanzar los primeros objetivos con los niños de su grupo; puede conocer así el nivel de
cada uno de los niños al final de la sesión y anotarlo para que el profesor coordinador (jefe
de piscina) pueda constituir de este modo, en una ficha, unos grupos homogéneos de niños.
Al principio de la sesión siguiente, esta ficha permite al profesor responsable asignar a cada
niño su grupo respectivo. Cada profesor se encarga entonces de un grupo que casi nunca
conoce pero al que le resulta fácil dirigir, ya que conoce su nivel. Durante la lección, el
profesor procurará hacer constantemente correcciones individuales. Al finalizar la sesión,
vuelve a anotarse el nivel de cada niño y así sucesivamente, de manera que los grupos
varían siempre. El número de niños se calcula en función de la superficie utilizable de la
piscina y del número de profesores. Como medida de seguridad, es preferible dar las
lecciones a lo ancho de la piscina. Al principio de cada sesión el profesor comprobará con
cada niño, dentro del agua, si todos los de su grupo dominan perfectamente el objetivo
indicado en su ficha.
Las sesiones son individuales o en grupos muy reducidos y duran de 20 a 30 minutos. Estas
experiencias se han realizado con personas de todas las edades (de 20 a 65 años). El método
es exactamente el mismo y se ha comprobado que a pesar de haber fracasado en algunos
casos los métodos son tradicionales, los resultados fueron realmente sorprendentes con este
método.
3. Con minusválidos
Tales experiencias han confirmado la eficacia de esta forma de aprendizaje, pues el hecho
de aprender sin flotador permite un trabajo natural y recuperar así ciertas sensaciones que
parecerían olvidadas.
Tanto la Federación de Natación como las personas que han realizado trabajos sobre éste
método reconocen que:
Para definir este método podríamos decir que se trata de una forma de aprendizaje que
permite al niño, adulto sano o minusválido dominar simultáneamente la respiración,
flotación o equilibrio y propulsión, sin ayuda de ningún elemento de flotación, mediante
unos objetivos precisos.
Para determinar los objetivos y elaborar los medios de enseñanza se han tenido en cuenta,
al iniciarla, la evolución técnica de la natación, los trabajos de algunos expertos como los
señores Catteau, Menaud y Zins, y los puntos comunes a todos los estilos.
Entre estos puntos, son de destacar la aspiración al final de la fase motriz de los brazos,
realizándose la espiración el resto del tiempo; la búsqueda de una continuidad en la
propulsión; la demostración de las tres fases acuáticas del trabajo de brazo, es decir, apoyo-
En cuanto a los ejercicios, los que presentamos son los que se han realizado ya con éxito,
pero el profesor tiene la posibilidad de elegir otros que convengan más a la situación
pedagógica, con tal de que se alcance el objetivo deseado; no hay que olvidar que el
aprendizaje de un movimiento facilita la realización del siguiente.
Pueden proponerse varios ejercicios, pero solo indicaremos uno como ejemplo. Donde el
agua cubre. El profesor y el alumno están en el borde de la piscina, el uno al lado del otro,
sujetando cada uno el extremo de una vara.
Sin soltar la vara, el niño salta al agua (este ejercicio no presenta peligro alguno a quienes
no tienen miedo de saltar). Mientras tanto el profesor no suelta el otro extremo de la vara,
de modo que puede así ayudar al niño a llegar hasta el borde. Donde el agua no cubre. Los
alumnos pueden desaparecer completamente debajo del agua y volver a la superficie
impulsado desde el fondo. Este mismo ejercicio puede hacerse también en el mar.
Advertencia. Generalmente, con los adultos, niños o minusválidos que tienen miedo, se
pasan directamente al objetivo siguiente dejando éste.
Este objetivo es uno de los más importantes. Es preciso hacerlo muy bien, pues facilita
después todo el aprendizaje. Conviene realizar primero los ejercicios de respiración en
seco: breve aspiración y profunda espiración por la boca.
Para materializar la espiración, el sujeto puede soplar en su propia mano. Hay que hacer
sentir también el tiempo que apnea con la boca abierta. Después se hace lo mismo en el
agua. Donde el agua no cubre. El sujeto aspira brevemente, girando la cabeza hacia un lado;
después espira profundamente, metiendo la cabeza en el agua. Se ejecuta el ejercicio por los
dos lados, repitiéndolo muchas veces (no hay que olvidarse de mantener los ojos abiertos
debajo del agua). El sujeto aprenderá rápidamente a mantener el tiempo de apnea; después
de la aspiración, se retiene la respiración con la boca abierta debajo del agua y se aspira
siempre con la cabeza metida debajo del agua.
Advertencias. Para los niños que tienen ya cierta madurez y para los adultos, estos dos
ejercicios respiratorios permiten descubrir que el agua no penetra en la garganta aunque se
abra la boca debajo del agua. Se puede decir entonces que ya están familiarizados con el
elemento líquido.
Objetivo 3º: Desde la posición horizontal boca abajo, pasar a la posición vertical
Cuando los niños ya han aprendido a respirar bien, se ponen de dos en dos, el uno frente al
otro, tomados de la mano. Uno de ellos mete la cabeza dentro del agua y eleva las piernas
hasta poner el cuerpo horizontal. Para enderezarse de nuevo, tiene que flexionar las piernas
hacia el pecho, sin hacer fuerza con los brazos. Este ejercicio puede hacerse también
tomando al compañero por la barbilla.
Con este movimiento, los principiantes adquieren confianza en sí mismos; se dan cuenta de
que pueden flotar en el agua y avanzar al mismo tiempo, y que han resuelto en parte el
triple problema de la respiración, flotación y propulsión.
Donde el agua cubre: De espaldas a la pared, tomar impulso con una pierna contra la pared
y dejarse caer hacia adelante espirando al mismo tiempo. Al llegar abajo volver a
enderezarse. (Ver objetivo 3).
En el mar. SE toma apoyo en el fondo, ayudándose al principio con un fuerte empuje de las
piernas. Donde el agua cubre. Cada alumno tiene que realizar solo el ejercicio y al final, el
profesor lo ayuda con la vara desde el borde.
Advertencias. Es preciso hacer repetir este ejercicio varias veces y es mejor hacerlo en la
parte de la piscina que no cubre. Para volver a la orilla el alumno se ayudará con
propulsiones alternativas o simultáneas de brazos y piernas; de este modo el trabajo es
provechoso y variado desde el principio. Como complemento puede hacerse el mismo
ejercicio pero estando completamente sumergido.
Este objetivo puede ser un complemento del objetivo 4 y debe ejecutarse en agua
medianamente profunda o profunda. El profesor está afuera del agua y hace realizar los
ejercicios a cada alumno por separado. Salida desde la posición de tendido prono, sobre una
tabla móvil, o salida desde la posición de sentado o de pie.
En cuanto entra en el agua, el alumno se deja deslizar y, con los brazos extendidos, se
agarra a la vara que sujeta al profesor. Advertencia. Después de este ejercicio, los alumnos
descubren que pueden realmente flotar en el agua, tanto donde cubre como donde no cubre,
antes de realizar este ejercicio, tienen generalmente cierto temor, porque piensan que
pueden irse al fondo).
Objetivo 6º: En el agua, desde la posición horizontal boca arriba, pasar a la posición
vertical
Donde no cubre. Los alumnos se colocan de dos en dos, el uno detrás del otro. El de atrás
sostiene a su compañero por los omóplatos para ayudarle a ponerse completamente
horizontal (barbilla tocando el pecho, cadera inmóvil, piernas y pie extendidos brazos a lo
largo del cuerpo). Inclinando la cabeza hacia adelante y las rodillas hacia el pecho, el
alumno consigue ponerse en posición vertical.
Advertencia. Este ejercicio debe realizarse sin flotador y hay que tener cuidado de tener las
caderas completamente inmóviles.
Objetivo 7º: Dejarse caer hacia atrás en el agua y volver a la posición vertical
Advertencia. Como complemento, puede realizarse este ejercicio donde el agua cubre y,
después del salto al agua, se puede pasar de la posición de tendido boca abajo a tendido
boca arriba.
Cuando se dominan muy los objetivos anteriores, se pasa a realizar los siguientes; cuanto
mejor se dominen los primeros, más facilidades se tendrán para realizar perfectamente los
demás. Las dos primeras propulsiones son las simultáneas de los brazos en posición de
tendido boca abajo o boca arriba. Ya que éstas permiten al sujeto equilibrarse en el agua y
sentir mejor los apoyos. Las demás propulsiones deben intercambiarse, siendo el profesor
quien debe adaptarlas en función de cada alumno.
Objetivo 9: Propulsión simultánea de los dos brazos, tendido en el agua boca abajo
Hay que aprender primero el apoyo en forma estática, con los brazos extendidos debajo del
agua, el tirón, brazos flexionados y el empuje hacia abajo y atrás; el recobro se realiza fuera
del agua.
Se observará que se expira durante todo el trayecto de los brazos debajo del agua; la
aspiración es muy breve y se hace al final del empuje. Este ejercicio se realizará en forma
dinámica donde el agua cubre.
Advertencia. Es bastante difícil aprender y sentir bien el empuje, sobre todo en piscina;
para lograrlo se recurre a un sistema de dos cuerdas paralelas colocadas debajo del agua, a
lo ancho de la piscina, a unos diez centímetros de la superficie. El alumno se sitúa boca
abajo entre las dos cuerdas e intenta aprender sin los diferentes apoyos.
Objetivos 10º: Propulsión simultánea de los dos brazos, tendido en el agua boca arriba
Donde el agua no cubre. Después de dejarse caer hacia atrás en el agua, se realiza
globalmente la propulsión simultánea de los brazos. No hay que olvidar, que se aspira
siempre al final del empuje, y se espira durante todo el resto del tiempo. Si las piernas del
sujeto tienen tendencia a hundirse en el agua, se puede añadir un movimiento alternativo de
piernas en esta posición.
Cuando se saben ya realizar estas dos propulsiones simultáneas, los objetivos siguientes
pueden realizarse siguiendo un orden distinto al que proponemos. Nos limitaremos a citarlo
solamente.
Otros objetivos
Los niños han alcanzado ya los objetivos de “propulsión simultánea de brazos boca arriba y
boca abajo”. Al principio se precisa la salida adelante y atrás, y las diferentes de brazos.
Después se ejercita la salida hacia atrás haciendo un movimiento alternativo de brazos al
mismo tiempo que el movimiento alternativo de piernas. Los niños empiezan a aprender así
el estilo de espalda; la sincronización se adquiere sencillamente aspirando siempre el
mismo lado y al final del empuje. Volver al borde, boca abajo, realizando un movimiento
alternativo o simultáneo de brazos y piernas.
Estos ejercicios se realizan a lo ancho de la piscina. De este modo el profesor, puede ver a
todos los alumnos y corregirlos. Durante una misma sesión, el alumno realiza por lo tanto
movimientos muy variados, experimenta diferentes sensaciones y se desplaza en varios
estilos. No se trata pues de una clase pasiva, sino de una clase activa en la cual el alumno
participa.
Observaciones: Pasar de donde no cubre el agua a donde cubre. Esta operación debe
realizarse con la máxima seguridad. Para ello, el profesor comprueba individualmente (a lo
ancho de la piscina) si el niño es capaz de ejecutar unos movimientos alternativos de
piernas, y volver al punto de partida en esta posición, haciendo un movimiento de piernas o
brazos. Hay que hacer ejecutar este movimiento muchas veces.
El profesor no puede proponer también otro ejercicio: con una tabla, el alumno empieza el
recorrido boca abajo, impulsándose con batidas de pies y vuelve al borde boca arriba,
haciendo al mismo tiempo, un movimiento alternativo de piernas.
El sujeto tiene que aprender fundamentalmente a colocar los pies y las piernas separados,
(se aspira en ese momento, después ejecuta el empuje efectuando un movimiento
semicircular de las piernas y de los pies desde el exterior hacia el interior y hacia abajo (se
aspira durante todo este tiempo). Se aspira cuando las manos vuelven hacia el pecho. La
ventaja de este estilo es que se obtiene una propulsión continua.
Hay que precisar que, en función del nivel alcanzado, se pueden incluir en la sesión algunos
ejercicios, como virajes, salidas con zambullida, nociones elementales de salto y nociones
más profundas de salvamento.
Una vez alcanzados todos estos objetivos, el individuo ha resuelto perfectamente el triple
problema que se le planteaba y es capaz de nadar ya en los cuatro estilos. Se puede decir
que ha aprendido realmente a nadar, y que, si lo desea, puede continuar entonces con
cualquier práctica deportiva.
Con niños de 4-5 años, si al principio aprenden muy rápidamente, el aprendizaje de los
cuatro estilos requiere después bastante tiempo. Esto demuestra una falta de madurez. Hay
que contar generalmente tres ciclos de aprendizaje repartidos en dos o tres años para llegar
a enseñarles a nadar bien.
De 9 a 10 años bastan generalmente dieciséis sesiones para abordar los objetivos. Después
de los 10 años los resultados son todavía más rápidos. Con adolescentes y adultos se
obtienen muy buenos resultados. Por ejemplo, con individuos medianamente dotados,
bastan seis u ocho sesiones para alcanzar todos los objetivos. Con los minusválidos, los
resultados son también excelentes, e incluso realmente sorprendentes en algunos casos.
V. Eficacia y seguridad
En toda organización y aplicación del método es preciso prestar mucha atención a las
condiciones materiales para estar seguro en todo momento de que los alumnos no corren
peligro alguno.
Condiciones de la eficacia
Como medida de seguridad, el profesor no tiene que perder nunca de vista a su grupo de
alumnos, por lo que las clases se darán a lo ancho de la piscina. Siempre que un ejercicio
presente cierto peligro, lo hará realizar individualmente, permanentemente fuera del agua
para poder intervenir inmediatamente, si fuera preciso. Los ejercicios tienen que ser
variados y hay que repetirlos muchas veces. De este modo el trabajo es a la vez técnico y
útil desde el principio.
Todos los alumnos del CREPS (Escuela de Educación Física de Burdeos) realizan
diferentes experiencias con niños de escuelas primarias y minusválidos, en su cuarto curso
de estudios. También lo hacen los maestros del Departamento de Gironde y los futuros
socorristas. Estos cursos prácticos son en nuestra opinión, absolutamente necesarios para
una buena formación. Sólo donde no cubre. Este método no presenta ningún peligro y
puede aplicarse con toda seguridad, pero es evidente que para mejorar los conocimientos
adquiridos (respiración, propulsión boca abajo y boca arriba) y para realizar algunos
ejercicios de saltos y virajes, hay que hacer también práctica donde el agua cure. De la parte
donde no cubre o zona aprendizaje, se pasa a la parte de donde cubre o zona de
competición. Se puede decir que ésta es la condición ideal, ya que es posible realizar un
aprendizaje completo sin utilizar flotadores. En el 90% de los casos se reúnen estas
condiciones.
Sólo donde cubre. Es sin duda el método menos favorable. Si el profesor tiene un grupo
importante de alumnos, se ve obligado a utilizar flotadores y esto es contraproducente, ya
que cambia totalmente las sensaciones, esencialmente en las posiciones fundamentales de
salida. Un profesor muy capacitado, puede suprimir los flotadores, pero ellos requiere una
atención y vigilancia constante y un número de alumnos muy reducido (enseñanza
prácticamente individual).
Observación. Creemos que cuando se construye una piscina, es necesario preveer una parte
poco profunda, aunque también puede ser una buena solución la piscina con fondo movible.
Este vocablo impreciso agrupa los casos de niños que -aunque correspondan a dominio de
la enseñanza colectiva- no pueden seguir, con todo el buen éxito que sería de esperar, el
programa de enseñanza propuesto a su clase o grupo de trabajo. Se trata de “refractarios”;
pero este término, tan gráfico y consagrado, se presta a confusiones. Lo más a menudo, los
fractarios en cuestión lo son más al medio pedagógico que al medio acuático, y en todo
caso lo son a título transitorio.
El siguiente estudio sistemático propone, pues, una lista -que no pretende ser exhaustiva- de
los casos más frecuentes, de las principales dificultades que pueden resultar de ellos y
algunas herramientas pedagógicas de las que dispone el maestro para corregir o atenuar la
dificultad y eventualmente eliminar la causa.
La falta de flotabilidad
Para paliar esta dificultad hay que buscar los procedimientos y medios apropiados para
facilitar el equilibrio horizontal del cuerpo.
De ellas a menudo resulta una incapacidad para realizar ciertos objetivos técnicos.
• Explotar las posibilidades que ofrece el trabajo en medio acuático, el cual crea
condiciones muy favorables para el perfeccionamiento de esos factores de ejecución.
• Diversificar los ejercicios para obtener musculación y flexibilización generalizadas o
específicas (práctica de los 4 estilos, trenes separados, estilos híbridos).
• Localizar o aumentar el esfuerzo mediante la utilización racional de material accesorio,
tal como patas de rana o palmetas.
• Prever para estos niños un trabajo complementario y adaptado durante las sesiones de
educación física.
Los friolentos
Se trata de la reacción primera al frío, que hay que distinguir de la reacción fisiológica
secundaria ligada al fenómeno del miedo al agua. En algunos niños, esta sensibilidad
agudiza al frío, que puede llevar a una verdadera inhibición, resulta verdaderamente
incapacitante. La elevación de la temperatura del agua permitiría resolver -por el absurdo,
pero eficazmente- este problema. En el plano práctico, esta solución no es realista; entonces
resulta evidente que hay que echar mano de paliativos.
Incoordinación
El trabajo en medio acuático debe ser considerado como un medio de formación y hasta de
reeducción, como un medio para remediar las deficiencias de factores perceptivos del
comportamiento. La adquisición de un nivel de natación es algo secundario. Hay que
practicar una “pedagogía de la información”; proponer al niño una gran variedad de
situaciones, multiplicar los datos kinestésicos, ópticos, vestibulares; facilitar la “toma de
conciencia”, la integración de estas múltiples informaciones sensorio-motoras.
Entre los principales defectos que pueden ser producidos por la incoordinación están:
Diferencias postulares
El trabajo en medio acuático puede resultar particularmente beneficioso, pero hay que
conocer los límites de la natación correctiva y evitar todo riesgo de compensación de la
deficiencia.
Retardo en el aprendizaje
En razón de ausencias, por ejemplo. Los defectos, esencialmente, son consecuencia del
dominio insuficiente de un objetivo de la progresión de enseñanza; esta falla es
particularmente notable en lo que concierne a la “respiración”.
El problema presenta similitudes con el anterior, pero es todavía más delicado porque hay
que llenar las lagunas, paliar las insuficiencias y al mismo tiempo tener en cuenta lo que el
niño haya experimentado para completarlo y eliminar ciertas adquisiciones defectuosas.
El miedo al agua
Con excepción de ciertos casos raros de verdadero terror pánico que caen dentro del
dominio de la psicoterapia, el miedo al agua debe ser considerado como un fenómeno de
angustia. En este caso la enseñanza adecuada debe caracterizarse por la preeminencia que
se da a la “entrada de confianza”, a la seguridad del alumno y a la necesidad de otorgar una
diferente jerarquía a los objetivos pedagógicos. Una pedagogía del éxito resulta muy
oportuna.
Raymond Attrée, en un estudio que consagró el miedo al agua, subraya con una justa razón
que el empleo de técnicas pedagógicas es menos importante que las relaciones humanas y
cita a Marian Kinget; “Para ser eficaz, el pedagogo debe adoptar una actitud empática”.
El estudio de este caso en particular pone de manifiesto la importancia capital que tiene
determinar el origen del defecto comprobado antes de encarar el proceso destinado a
remediar dicho defecto.
Miedo al agua:
Un aprendizaje defectuoso:
Incoordinación:
Hay que multiplicar los ejercicios “informales”, no técnicos; el mejoramiento de las tijeras
es secundario y a menudo largo y difícil.
La falta de flotabilidad
La falta de flotabilidad trae como consecuencia una dificultad evidente para mantener la
posición horizontal y una colección adecuada de las superficies propulsoras.
• Individualizar el ejercicio dentro del marco de una lección análoga (por ejemplo,
modificar la forma de asirse a la tabla: tomando apenas el borde o desde más del
medio; empleo de algunos alumnos de material de flotación o patas de ranas, etc.).
Sin embargo, esta reestructuración deberá hacerse con mesura y teniendo en cuenta la
eficiencia pedagógica de las relaciones dentro del grupo.
En la mayoría de los casos se trata de reparar una fracaso. A menudo ciertos niños, aptos
para seguir una enseñanza colectiva, por ser víctimas de dificultades o deficiencias de
diverso origen, se retrasa y adquieren defectos. El objetivo del pedagogo es evitar que estos
defectos se arraiguen; pero las situaciones de hecho son tales que también a veces debe
“recuperar” los casos difíciles.