UNIVERSIDAD CATOLICA DE SANTA MARIA
“ALGUNA PRECISIONES SOBRE LOS APOYOS Y SALIVAGUARDAS:
LAS NUEVAS INSTITUCIONES EN EL DERECHO CIVIL PERUANO”
AUTOR: LUZ MAYLU MARQUEZ ARCAYA
RESUMEN
En el presente ensayo investigativo se examinaran la
aplicación de las nuevas instituciones nombradas así: apoyos
y salvaguardas; y se hará un comparativa minuciosa en
relación a la curatela; si estos primeros desempeñan una
función más efectiva en el ejercicio de los derechos de las
personas incapaces; asimismo también se evaluara la
evolución del término “incapacidad” por el de “capacidad
restringida” en nuestro código civil peruano.
INTRODUCCIÓN
Con la suscripción y ratificación por parte del Estado Peruano
al Convenio de los Derechos de las Personas con
discapacidad, el Perú se vio obligado a readaptar gran parte
de su normativa en general; con la finalidad de reafirmar la
igualdad de ejercicio de derechos para la personas con
discapacidad, y asimismo garantizar a los organismos
internacionales en hechos concretos el compromiso
asumido por el Perú de velar por los derechos de las
personas con discapacidad en todo su territorio nacional. En
materia laboral, se introdujeron las figuras denominadas
“ajustes razonables” para que los trabajadores con
discapacidad puedan ejercer sus actividades con normalidad
y en nuestro ordenamiento civil se introdujeron las figuras
de los apoyos y salvaguardas para el ejercicio de sus
derechos civiles.
DESARROLLO
El código civil peruano en su artículo 3, con anterioridad a la
introducción de las figuras de los apoyos y salvaguardas;
regulo y reconoció la capacidad de goce. La capacidad goce
debe ser entendida como aquel estatus que solamente
posee el hombre, es decir el ser humano en general que por
su calidad y naturaleza de tal, se hace merecedor de
derechos y obligaciones. Siendo ello así, solamente el
hombre es sujeto de derecho, “centro de derechos, deberes
y obligaciones” (TORRES VASQUEZ, Anibal 2014, Pag. 26). La
capacidad de goce, todos los seres humanos la poseen como
tales, y por tanto, no puede ser limitada ni despojada a
ningún ser humano. En cambio la capacidad de ejercicio si
puede ser limitada, ya que por ciertos motivos se considera
que el sujeto no puede ejercer sus derechos por sí mismo,
debido a un impedimento que puede ser mental o físico. Al
respecto sobre la capacidad de ejercicio Varsi Rospigliosi
comenta que: “Existen algunas situaciones en las que la
norma considera necesario limitar el ejercicio de derechos y
PRÁCTICA FORENSE ESPECIAL II
que aquellos puedan ser representados por terceros, debido
a un impedimento que lo general de las veces es
insuperable”. (VARSI ROSPIGLIOSI, Enrique, Pag 26, 2014).
En la actualidad la redacción del artículo tercero de nuestro
Código civil quedo preceptuado de la siguiente manera:
“Toda persona tiene capacidad jurídica para el goce y
ejercicio de sus derechos. La capacidad de ejercicio solo
puede ser restringida por ley. Las personas con discapacidad
tienen capacidad de ejercicio en igualdad de condiciones en
todos los aspectos de la vida.”. El artículo en mención en la
actualidad, redacto lo que anteriormente estipulaba el
artículo 42 de nuestro código civil; que la capacidad de
ejercicio solamente puede ser limitada por ley. Pero además,
se agregó creemos una línea innecesaria en el artículo, pues
como veremos y hemos apreciado en el ejercicio de los
derechos civiles al menos en nuestro ordenamiento jurídico
civil no se hacía diferenciación entre los derechos civiles de
las personas con discapacidad y las que no tenían ninguna
discapacidad, además que bastaba con solamente citar que
la capacidad de ejercicio solamente podía ser limitada por
ley, con lo que obviamente se hacía mención que solo en
circunstancias especiales en que el sujeto no podía ejercer
por sí mismo sus derechos, se limitaba el ejercicio de los
derechos de los mismos, y en caso de que el impedimento
sea insuperable, se declaraba su interdicción. Por otra parte
la redacción del artículo 42 con la modificación introducida
por el decreto legislativo 1384 quedo establecido de la
siguiente manera: “Toda persona mayor de dieciocho años
tiene plena capacidad de ejercicio. Esto incluye a todas las
personas con discapacidad, en igualdad de condiciones con
las demás y en todos los aspectos de la vida,
independientemente de si usan o requieren de ajustes
razonables o apoyos para la manifestación de su voluntad”.
Esto significa que si una persona nombra una persona para
que haga las veces de apoyo o salvaguarda (que veremos a
continuación) su voluntad valdrá como propia, como si
efectivamente la hubiese efectuado el mismo. Ello lo
podemos concordar con la redacción del artículo 141 que
regula la manifestación de voluntad, y que reconoce como la
misma, la voluntad expresada a través de apoyos y
salvaguardas.
El Código civil nos da la redacción de los apoyos y
salvaguardas. En su artículo 659 B establece que los apoyos
son: “formas de asistencia libremente elegidos por una
persona mayor de edad para facilitar el ejercicio de sus
derechos, incluyendo el apoyo en la comunicación, en la
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comprensión de los actos jurídicos y de las consecuencias de
estos, y la manifestación e interpretación de la voluntad de
quien requiere el apoyo”. Como ejemplo podríamos citar el
caso de una persona ciega que no puede conocer por sí
mismo documentos o escritos, que para su comprensión
necesite alguna persona que le lea el documento o escrito, o
le haga comprender a través de escritos braille. Como
también podría ser el caso de la persona sorda o muda que
no pueda manifestar su voluntad o comprender la voluntad
de los mismos, con lo que podrá ser asistida por un tercero
para que pueda comunicarse a través de lenguaje de señas.
Por otra parte, en su artículo 659 G se define a las
salvaguardas como: “Las salvaguardias son medidas para
garantizar el respeto de los derechos, la voluntad y las
preferencias de la persona que recibe apoyo, prevenir el
abuso y la influencia indebida por parte de quien brinda tales
apoyos; así como evitar la afectación o poner en riesgo los
derechos de las personas asistidas”, como ejemplo se podría
decir cuando una persona nombra a otra para efectos que
realice una rendición de cuentas. Los apoyos y salvaguardas
constituyen desde nuestro punto de vista, instituciones muy
efectivas para velar y proteger el ejercicio de los derechos
con discapacidad, especialmente hay que agregar que
anteriormente se consideró como personas con incapacidad
absoluta a los ciegomudos, ciegosordos y sordomudos, que
“pese a que disponían de capacidad intelectual, que podría
considerarse como capacidad de ejercicio, pues existía el
discernimiento, por razones de impedimentos físicos se les
consideraba incapaces absolutos” (JIMENEZ VARGAS
MACHUCA, Roxana, 2014, Pag. 4)
A pesar de la introducción de los apoyos y salvaguardas, se
puede apreciar algunas diferencias básicas respecto a la
figura de la curatela. En primer lugar los apoyos y
salvaguardas son nombrados por la misma persona que
requiere de una asistencia para poder ejercer sus derechos;
y la curatela es nombrada por un juez, a pedido de un
familiar directo o interesado. Para la aplicación de la curatela
es necesario que se declare previamente la interdicción vía
del Código Civil que establece: “No se puede
judicial, lo que se puede deducir de la lectura del artículo 56 6
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salvaguarda, situaciones en las cuales que pese a haberse
efectuado esfuerzos para que la persona con discapacidad
manifestara su voluntad, lo que es considerado como ajustes
razonables, no se hubiese podido recoger la manifestación
de voluntad de la persona, el juez puede nombrar uno. Por
ultimo tenemos que la curatela se aplica a personas
comprendidas del inciso 4 al 8 de las personas con capacidad
restringida, que comprende: los ebrios habituales, los
toxicómanos, los que incurren en mala gestión, los pródigos,
y los que llevan anexa interdicción de pena civil.
CONCLUSIÓN
Los apoyos y salvaguardas constituyen en nuestro
ordenamiento civil, instituciones realmente aportantes y
progresivas para velar y proteger el ejercicio de derechos de
las personas con discapacidad, pero pese al reconocimiento
de los apoyos y salvaguardas en nuestro Código Civil,
consideramos también que se debe considerar a la figura de
la curatela; como una institución subsidiaria en caso que la
persona con discapacidad pese a habérsele realizado ajustes
razonables o nombrado personas que hagan las veces de
apoyos y salvaguardas; no puedan manifestar su voluntad o
ejercer por si mismos sus derechos.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS:
1. CALDERON BELTRAN, Javier. “La Curatela en el
Código civil peruano”, 2016, Pag. 5
2. JIMENEZ VARGAS MACHUCA, Roxana. “Código Civil
Comentado. Tomo II, Derecho de Familia, 2014
3. TORRES VASQUEZ, Anibal. “Introducción al
Derecho”, 3ra Edición, 2008, Idemnsa
4. VARSI ROSPIGLIOSI, Enrique. “Tratado de Derecho
de Personas”, 2014, Gaceta Jurídica, Lima, Pag. 26

nombrar curador para los incapaces sin que preceda

declaración judicial de interdicción”. (CALDERON BELTRAN,
Javier, 2016, Pag. 5). La persona que nombre apoyo o
salvaguarda, puede hacerlo notarialmente y además deberá
mencionar el alcance, la duración de la misma, y las
actividades específicas en la que se le brindara asistencia, el
nombre de la persona que haga de apoyo o salvaguarda,
etcétera. Excepcionalmente el juez puede nombrar una
persona que haga de las veces de apoyo y