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FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS HUMANAS

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

COMENTARIO SOBRE EL DECRETO LEGISLATIVO Nº 1384

AUTORES
CONTRERAS RODRIGUÉZ, RAI NICANOR
GUEVARA AGREDA, GÉNESIS KAROLINA
HARO ANDRADE, ALONSO ZDRAKOV
TRUJILLO CHURANO, MELANI YADIRA
VILQUINICHE POLO, ROSITA

DOCENTE
MGTR. BECERRA SÁNCHEZ, JOSÉ

CHIMBOTE- PERÚ
2023
Comentario sobre el Decreto Legislativo Nº 1384.
“Artículo 3.- Capacidad jurídica”
Toda persona tiene capacidad jurídica para el goce y ejercicio de sus derechos. La
capacidad de ejercicio solo puede ser restringida por ley. Las personas con
discapacidad tienen capacidad de ejercicio en igualdad de condiciones en todos los
aspectos de la vida.
Si bien, el Código Civil de 1984 partió de la distinción entre capacidad de goce (o de
derecho) y capacidad de ejercicio (o, de hecho); el artículo 43 del texto original del
Código, no hacía mención expresa a esta última capacidad, ella estaba tratada a partir
del artículo 42. En tal virtud, la precisión que hace el nuevo artículo al inicio, al hablar de
ambos tipos de capacidades, no constituye novedad alguna, sino, en todo caso, una
explicación algo más didáctica sobre la existencia de ambas capacidades.
La capacidad jurídica se encuentra relacionada con la personalidad jurídica que es,
según Roca, el reconocimiento del ser humano como persona ante la ley (2015, p.114).
La capacidad jurídica se subdivide en capacidad de goce y capacidad de ejercicio. La
primera se refiere a la aptitud para ser beneficiado con derechos y asumir obligaciones
y la segunda se refiere al poder ejercerlos por sí mismo. Con la modificación hecha a
los artículos antes mencionados, podemos señalar que ahora las personas con alguna
discapacidad poseen capacidad jurídica absoluta y tienen tanto capacidad de goce
como capacidad de ejercicio.
Así mismo, Santillán Santa Cruz (2014), menciona que el padecimiento de una
deficiencia sensorial no implica que una persona no pueda expresar su voluntad usando
medios alternativos, por lo que las personas con discapacidad tienen capacidad de
ejercicio en igualdad de condiciones con las demás y en todos los aspectos de la vida;
lo que es cierto efectivamente, pero teniendo siempre en cuenta que toda persona en
general, tenga o no una discapacidad, tiene capacidad de goce y también, en principio,
capacidad de ejercicio, como cualquier otra persona. Por otro lado, Padilla-Muñoz,
precisando más el concepto, señala que: La discapacidad es una situación heterogénea
que envuelve la interacción de una persona en sus dimensiones física o psíquica y los
componentes de la sociedad en la que se desarrolla y vive.

“Artículo 42.- Capacidad de ejercicio plena”


Toda persona mayor de dieciocho años tiene plena capacidad de ejercicio. Esto incluye
a todas las personas con discapacidad, en igualdad de condiciones con las demás y en
todos los aspectos de la vida, independientemente de si usan o requieren de ajustes
razonables o apoyos para la manifestación de su voluntad. Excepcionalmente tienen
plena capacidad de ejercicio los mayores de catorce años y menores de dieciocho años
que contraigan matrimonio, o quienes ejerciten la paternidad.”
En el anterior artículo 42 especificaba que tenían plena capacidad de ejercicio los que
hubieran cumplido 18 años, salvo lo señalado en los artículos 43 y 44; en cambio, en el
nuevo texto, ya no se consigna la restricción que acotaba el texto anterior. Por ello,
consideramos que la forma en la que el artículo ha sido redactado puede prestarse a
confusión, dado que solo hace énfasis en los discapacitados, pero no menciona al resto
de supuestos que podrían devenir en una incapacidad. Sin embargo, lo más
preocupante es la última parte del artículo, pues, menciona que la edad mínima para
casarse (previo permiso de los padres ante un juez) es a los 14 años, cuando con el
código actual era de 16 y solo para las mujeres. Entonces es necesario preguntarnos:
¿Acaso hoy los jóvenes son tan tempranamente maduros como para pensar que a los
14 años ya pueden contraer matrimonio?. Por otro lado, también podrán hacer lo mismo
los mayores de 14 que se conviertan en padres.
Esta modificación carece de lógica y pareciera ser una medida contraproducente
respecto a la protección y desarrollo de los menores. Pues la incorporación de la
paternidad como una nueva vía de emancipación para los menores, resulta bastante
delicada. Con ello, cualquier adolescente de 14 años, ya sea hombre o mujer, podrá
encontrar en la vida sexual una nueva forma de alcanzar la mayoría de edad. Esto no
tendría ninguna lógica puesto que, al menor irresponsable que termina siendo padre a
una edad tan temprana, la ley le termina concediendo esa mayoridad que le desconoce
al adolescente responsable que no es padre a esa edad.

Otro punto importante que se trata o resulta llamativo en nuestra codificación civil es
que se menciona en la modificatoria de “apoyos” cuando existen las categorías jurídicas
de tutores o de curadores, generando una nueva confusión terminológica. Cabe decir,
como antecedente, que la figura de “apoyos” es mencionada en la Ley Nº 29973 (Ley
General de la Persona con Discapacidad) en su Artículo 9: inciso primero, y en el
artículo 12 de la Convención sobre los Derechos de Personas con Discapacidad, en su
numeral se detalla que “Los Estados Partes adoptarán las medidas pertinentes para
proporcionar acceso a las personas con discapacidad el apoyo que puedan necesitar
en el ejercicio de su capacidad jurídica”. Las modificaciones al Código Civil hechas por
el Decreto Legislativo Nº 1384 en materia de capacidad, requieren ser revisadas por qué
existen algunas contradicciones, erróneas y falta de claridad en las nuevas
disposiciones, sin perjuicio del reconocimiento que merecen las buenas intenciones
plasmadas en ellas. Las modificaciones se reducen en algunos casos a meros cambios
terminológicos, los cuales aparte de quedarse a veces en lo meramente formal, pueden
ser hasta peligrosos, ya sea por la confusión que generan o por los mismos vacíos que
dejan. Hoy en día las personas con discapacidad que tengan un retardo mental grave
son plenamente capaces ante la ley, lo cual implica que puedan celebrar contratos de
distinta naturaleza. Antes, esos contratos eran nulos, porque la ley cautelar los intereses
de estas personas que no tenían discernimiento debido a esa discapacidad (retardo
mental grave).
Se aprecia que se ha metido en un solo supuesto todos los casos de problemas que
atacan de manera directa al discernimiento y se ha logrado otorgar (de manera
temeraria y muy peligrosa)el pleno ejercicio de derechos a estas personas, puesto que
ahora la ley señala que son capaces, se está permitiendo que un grupo de personas
con discapacidad ejerzan sus derechos sin que puedan discernir sobre las
consecuencias de sus actos y, peor aún, puedan ser inducidos a celebrar actos que
vayan en contra de sus propios intereses.
En conclusión, el cambio trascendental que se logró con el Decreto Legislativo Nº 1384
fue el reconocimiento de la capacidad jurídica: capacidad de goce y capacidad de
ejercicio. Esto involucra también el reconocimiento de su manifestación de voluntad y
plena autonomía privada, por ende, también se les atribuye capacidad de negociar y
capacidad delictual. En cuanto a los apoyos y salvaguardias, estos actúan ya no como
representantes o curadores que suplen a las personas con discapacidad, sino como un
soporte para la realización y ejercicio pleno de sus derechos.

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