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proceso
Profesor(a): Alumno(a):
Lic. Javier Herrera Andrea Sequera C.I:26.605.443
CP-01 T4-F2
En la primera etapa, existe una dependencia muy alta de los demás. En esta etapa las
personas muestran competencia en una parte del proyecto, pero se centran en tareas
minuciosas y rutinarias. Se puede confiar en ellos para que cumplan a tiempo y en calidad
lo que requiere el presupuesto, pero su potencial de liderazgo no está siendo aprovechado.
Esta es una etapa muy temprana en la que los individuos todavía no han asumido su rol
como líderes y por lo tanto aunque en su tarjeta ponga «coordinador», «responsable» o
«director», su contribución como líderes es muy baja.
Es la etapa típica de una persona cuando empieza a asumir su primer rol de dirección de
equipos. Como el enfoque es el de la dependencia no exhiben cualidades de liderazgo. En
realidad son personas lideradas, no lideran. Se ha demostrado que algunas personas nunca
salen de esta etapa.
Cuando ya hemos pasado la primera etapa empezamos a asumir nuestro papel como líderes
o coordinadores de un proyecto. En ese momento empezamos a contribuir al mismo de
forma individual e independiente, dando lo mejor de nosotros, pero sin conseguir que las
personas sean las protagonistas del trabajo, sino siendo nosotros los ejecutores.
Esta etapa es muy típica en perfiles técnicos que asumen funciones de liderazgo.
Para ser un líder extraordinario hay que pasar por esta etapa, contar con un conjunto de
capacidades personales que te hagan resolver el proyecto o el desafío es importante para
ganarse la credibilidad del grupo y convertirse en alguien de referencia para este.
En esta etapa se desarrolla la confianza en uno mismo y la seguridad para afrontar futuras
situaciones.
Si hemos pasado por las etapas I y II, entonces nos adentramos en la etapa en la cual
conseguimos resultados a través de las personas. Sin embargo muchas personas que
ostentan el título de «Coordinador» todavía no han llegado hasta aquí. Los que llegan a esta
etapa ya han asumido plenamente su rol como «directores de orquesta» y consiguen salir un
poco de la operativa del día a día para centrarse en la dirección de personas, en la
planificación, y en la tutorización del trabajo de otros.
Los que se encuentran en esta etapa logran resultados positivos en la medida en la que
trabajan para servir a los demás a que se sean mejores. Producen impactos positivos en sus
organizaciones a través de los consejos y el asesoramiento que ofrecen:
Dirigiendo a un equipo.
Crean una visión global para su equipo, departamento o empresa y la promueven, siendo
abanderados del cambio.
Ejercen una fuerte influencia en la toma de decisiones en la empresa, una influencia que
muchas veces va más allá de su propio departamento o equipo, son preguntados a menudo
sobre las decisiones a tomar.
Comunican los indicadores clave del rendimiento que darán el éxito al equipo.
Impulsan a las personas y les contagian visión y pasión, inspirándoles para ser su mejor
versión.
Confianza.
Ha de dar confianza, decir las tareas que se tienen que hacer y retirarse para que los
miembros del equipo tengan la suficiente libertad para llevarlas a cabo.
Orientación a objetivos.
Comunicación directa.
Comprensión.
Ser comprensivo significa mucho más que expresar una palabra de estímulo y dar
palmaditas en el hombro, la función del líder es aportar a sus colaboradores lo que
necesitan para realizar un trabajo eficiente.
Observación.
Observar es ser consciente de lo que se expresa, pero también de lo que no se expresa con
palabras. Debemos intentar ver más allá, ampliando nuestra mirada.
Si prestas atención no tendrás que esperar a que alguien mencione que existe un problema,
podrás anticiparte a su presentación y, tal vez, evitarlo.
Entusiasmo.
Positividad.
Tu labor como líder no es corregir errores, encontrar faltas o evaluar la culpa, sino alcanzar
las metas de productividad brindando ayuda a tus empleados para que logren un
rendimiento óptimo.
Experiencia.
Atraerás respeto porque conoces el trabajo en profundidad, así como las fortalezas y
debilidades de tus colaboradores. Es importante dotarse de los conocimientos,
comportamientos y habilidades necesarias para el desarrollo de nuestro propio liderazgo.
Seguridad.
El líder se asegura de comprender lo que cualquier decisión implica, que puede comunicar
sus decisiones con eficacia y que los colaboradores están dispuestos y son capaces de actuar
de conformidad con tus decisiones. De esta forma es como logras que las cosas se hagan.
Ser seguro significa mantener una presencia fuerte que no se deja llevar por las dudas ni
inseguridades.
Respeto.
Respeta a las personas que le rodean, sus derechos como empleados y como personas.
Haz que los colaboradores se sientan importantes a través del trato y reconocimiento que
les dispensas como líder.
Claridad.
Un líder efectivo es claro. Si tus colaboradores no escucharon algo con claridad, tal vez fue
porque no se expresó de la forma más clara posible. Si estás tratando de comunicarte y la
otra persona no entiende, asume la responsabilidad de favorecer la conexión y el
entendimiento.
Sobre todo, evita empeorar las cosas repitiendo las mismas palabras en voz más alta o más
lentamente.
Paciencia.
La paciencia, más que una virtud, es una habilidad de supervivencia en el puesto de trabajo.
El liderazgo situacional
El uso común del término “estratégico” se relaciona con el concepto de estrategia, un plan
para lograr una meta. Dichas estrategias del plan se basan en conocimientos, información y
algunos antecedentes con los cuales es posible trabajar.
El liderazgo estratégico comprende diversas actividades que ayudarán tanto al líder como a
los empleados a ser dirigidos correctamente. Algunas de estas actividades son:
establecimiento de una visión clara, mantenimiento de la cultura y valores, manifestación
de iniciativas, etc.
Liderazgo estratégico
Si bien esas son algunas de sus actividades este tipo de liderazgo hace referencia a todas las
actividades que fijen y ayuden a la empresa. La visión, las ideas y acciones de la
organización son algunos de los enfoques más importantes de este liderazgo. De esta
manera el proceso de fijar metas organizacionales se vuelve algo más claro y sencillo de
cumplir.
Algunas de las habilidades que podemos encontrar dentro del liderazgo estratégico son:
Tener un futuro enfocado, el líder opera con un programa de largo plazo, integrando
resultados de corto plazo. De esta manera este tipo de liderazgo permite al líder y a la
organización a tener un enfoque a futuro.
Estar orientado al cambio, el líder es a menudo quien dirige los cambios que ocurren dentro
de la organización. El impacto de las decisiones tomadas por él y su trabajo se expanden en
toda la organización.
De esta manera el liderazgo estratégico es un proceso, más no es una posición, que exige la
participación de todos. Es así que al involucrar a los demás, permite que tengan un
compromiso para aprender y crecer como equipo.