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Inscrita en el Registro Mercantil de Sevilla: Tomo 1.601. Hoja SE-9 581, Folio 119 – C.I.F.

A-41/555749

Inversión
Micropíldora 5: Evaluación y Selección de proyectos de
ÍNDICE

MC 05 – EVALUACIÓN Y SELECCIÓN DE PROYECTOS DE INVERSIÓN


1. Dimensiones financieras de un proyecto.
2. VAN.
3. TIR y rrn.
4. Plazo de recuperación o payback.
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1.- Dimensiones Financieras de un proyecto.
Como ya sabemos, para arrancar un proyecto nos hacen falta:

o Inversiones en bienes de equipo, naves industriales, activos corrientes...


(activo)
o Recursos financieros para su adquisición (pasivo y patrimonio neto).
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Podemos definir la empresa como una sucesión en el tiempo de proyectos de


inversión y financiación.

La condición suficiente para arrancar un proyecto es que la rentabilidad que


producen los activos sea mayor que el coste de los pasivos y que la
diferencia sea lo suficientemente grande como para que al inversor le
compense el riesgo que supone acometer el proyecto y no invertir el dinero en
activos sin riesgo.

Por tanto, lo que vamos aprender en esta última micropíldora es cómo valorar
si la inversión en determinados proyectos es o no rentable. Es decir, si interesa
o no desde el punto de vista económico entrar en este proyecto de inversión.

Para ello debemos aprender una serie de conceptos básicos.

El primero de ellos es el de dimensión financiera de una inversión. Se trata


de un gráfico igual que el que se muestra a continuación que nos informa
acerca de la inversión que hay que acometer para entrar en un proyecto y,
cómo, en los sucesivos periodos del horizonte de planificación, se espera ir
recuperando ese capital y obteniendo beneficios:

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En esta dimensión financiera nos encontramos los siguientes conceptos:


o A: Capital invertido. Se trata de los recursos que hacen falta para arrancar
el proyecto, de ahí que se pongan con una flecha hacia abajo (suponen un
pago) y en el momento cero del proyecto. Suponen, por tanto, una salida
inicial de tesorería. Calcularemos en nuestro proyecto esta A como la
suma de todos los activos no corrientes necesarios para acometer el
proyecto (los que están en el balance inicial) más el FMN (calculado
como activo corriente menos pasivo corriente). De esta manera
obtendremos lo que nos cuesta entrar en el proyecto, lo que nos hace falta.
o Qi)expl.: Cash flow de cada ejercicio. Representan lo que cada año
esperamos ganar o perder en nuestro negocio. Más concretamente, lo que
esperamos generar de caja. Como es lógico, esperamos que sean positivos
para poder recuperar la inversión inicial A. Vamos a calcularlos con ayuda
de la cuenta de resultados de cada ejercicio como BAIT +
amortizaciones de cada ejercicio. En el gráfico, los representaremos con
una flecha hacia arriba o hacia abajo en función de que sean positivos o
negativos.
o VR: Valor Residual. Lo situaremos el último año, sumándolo al CF del
último ejercicio y representará lo que, una vez terminado el horizonte
temporal y, por tanto, cerrado el negocio, obtenemos por la venta de los
activos no corrientes que compramos en el momento 0 (incluidos en la A).
Por ejemplo, si en el momento 0 compramos un camión que nos costó
100.000€ y que se desgasta (se amortiza) a razón de 10.000€/año, si el
proyecto dura 5 años se habrá desgastado 50.000 y su valor residual será
de otros 50.000. Es decir, se trata de recoger en el modelo el valor de venta
de los activos una vez finalizado el proyecto.

Por tanto, esta dimensión financiera de la inversión nos servirá como


herramienta para hacer una serie de cálculos y evaluar la viabilidad
económica del proyecto, su rentabilidad.

El segundo concepto que tenemos que conocer es el de dimensión financiera


de una financiación. Se trata se un gráfico como el que sigue:

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Esta dimensión financiera de la financiación representa justamente lo


contrario que la de la inversión. En este caso, en el año 0 se pone lo que nos
hace falta para arrancar el proyecto (que coincide, lógicamente, con la A).

Obsérvese que en este gráfico las flechas van en sentido contrario a como iban
en la dimensión financiera de la inversión. Esto es así porque, en una
financiación, a diferencia de una inversión, se empieza tomando dinero para
después, a lo largo de los años, ir devolviéndolo.

Por tanto, en el momento 0 ponemos lo que recibimos de los socios en forma


de capitales propios (capital social) y lo que recibimos de los bancos en forma
de capitales ajenos (préstamos). A lo largo del resto de años, lo que ponemos
es lo que vamos pagando a los socios en forma de dividendos y a los bancos
en concepto de devolución del principal más intereses. Además, partimos de la
base de que el último año, una vez concluido el proyecto y disuelta la sociedad,
se le devuelve a los socios el capital que pusieron al principio.

Los diferentes conceptos que aparecen en esta dimensión financiera significan


lo siguiente:
– Qi = Qi)expl. + VR= Cash-flow de activo.
– n: Horizonte temporal o duración de la inversión, número de años previstos
para el proyecto.
– CF: Costes Financieros: intereses del capital ajeno.
– di = Dividendos: coste del capital propio.
– CAF = Cuota de Amortización Financiera: Devolución de capitales propios o
ajenos.

Por tanto, esta dimensión financiera, a diferencia de la anterior, nos


servirá como herramienta para hacer una serie de cálculos y evaluar el
coste de la financiación (también llamado tasa de actualización o CMPC,
coste medio ponderado de los capitales).

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El objetivo de cualquier proyecto será que su rentabilidad sea superior al
coste de la financiación.
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A continuación veremos una serie de criterios que, teniendo en cuenta esta


rentabilidad y coste de la inversión y financiación respectivamente, nos permita
tener información acerca de la viabilidad del proyecto.

2.- VAN.
Con este criterio, pretendemos asignar a cada proyecto un sólo índice que
resuma toda la información financiera sobre la inversión y sea representativo
de la deseabilidad del mismo por parte de la empresa:

Buscamos, por tanto, un índice de rentabilidad. Pues bien, basándonos en la


dimensión financiera de la inversión que acabamos de ver, obtenemos que:

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Nos quedaremos con la última de las expresiones para calcular el VAN


dado que es la única que tiene en cuenta el valor del dinero en el tiempo.
Es decir, no podemos sumar cash flows que pertenecen a diferentes periodos,
no se pueden sumar directamente euros de hoy con euros de dentro de dos,
tres, cuatro o cinco años porque el valor del dinero en el tiempo va cambiando
(piense en el caso de nuestros abuelos que iban al cine con 1 peseta y hoy con
0,60€ no tenemos nada que comprar). Por tanto, la expresión que nos interesa
es la última de las tres.

Con esa última expresión obtenemos el VAN que nos proporciona la


rentabilidad total neta del proyecto, actualizada al momento inicial, es decir,
proporciona la ganancia total neta en unidades monetarias (euros) en el
momento de la evaluación. Esta rentabilidad es neta porque, para ello estamos
teniendo en cuenta la k* que es el coste de la financiación (o coste de la
financiación o coste medio ponderado de los capitales o tasa de actualización).

NOTA: K*, en esta micropíldora no entraremos en el cálculo de la k.

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Nuestro criterio de decisión será el siguiente:
• si el VAN > 0 entonces el proyecto interesa.
• si el VAN < 0 entonces el proyecto no interesa.
• si el VAN = 0 entonces el proyecto es indiferente (ni interesa ni deja de
interesar, aunque nadie se metería en un proyecto con un determinado riesgo
en el que espera obtener un beneficio de 0).

3.- TIR y rrn.


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Éste es el segundo criterio que vamos a tener en cuenta. Se define como aquel
valor de la tasa de actualización que hace cero el VAN. Por tanto, nos
proporciona la rentabilidad relativa bruta del proyecto. Es una medida relativa
porque viene expresada en porcentaje. Es bruta porque, para su cálculo, no se
tiene en cuenta la k, el coste de la financiación.

Por tanto, el TIR nos proporciona la rentabilidad relativa anual bruta del
proyecto de inversión, sobre el desembolso inicial.

De esta manera, el TIR es un índice de medida para la rentabilidad de la


inversión, mientras que el VAN es un índice de medida para la rentabilidad de
la inversión y financiación asociada a la misma.

Para su cálculo usaremos la siguiente expresión:

De esta expresión hemos de obtener el TIR. Como puede observarse, se trata


de una variable complicada de despejar de manera manual (sobre todo si
tenemos proyectos con un horizonte de planificación de muchos años). Por
eso, lo más fácil de usar Excel para calcularlo. A continuación se pone un
ejemplo donde se puede ver lo sencillo que es el cálculo con Excel.

Se trata de representar en una fila o columna los importes relativos a la


dimensión financiera de la inversión y después aplicar la fórmula TIR tomando
el rango de la dimensión financiera entera:

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Si a la rentabilidad obtenida por el TIR le quitamos la k (el coste de la


financiación), obtendremos la rentabilidad relativa neta de la empresa
(una rentabilidad en porcentaje que si tiene en cuenta el coste de la
financiación).

Esta rentabilidad relativa neta la interpretaremos de la siguiente manera:


• si la rrn > 0 entonces el proyecto interesa.
• si la rrn < 0 entonces el proyecto no interesa.
• si la rrn = 0 entonces es indiferente entrar o o en el proyecto.

El criterio del VAN y la rrn coincidirán siempre a la hora de aceptar o


rechazar un proyecto de inversión. Si según el criterio del VAN el proyecto
interesa, interesará también según el criterio de la rrn.

Vamos a poner un ejemplo:

La empresa ARBELLES desea estudiar la conveniencia de llevar a cabo una


inversión de ampliación de su activo, con el objeto de suministrar bajo contrato
20 unidades por año de un producto a un cierto cliente. El precio que se
estipulará en contrato será de 100 u.m. por producto, constante para los tres
años que durará el suministro.

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Para la fabricación del producto anterior, la citada empresa necesita adquirir un
activo no corriente nuevo cuyo precio ya instalado asciende a 3.000 u.m.,
además de un terreno por 800 u.m. Además, necesitará un colchón (FMN) de
100 u.m. Al final de los 5 años que dura el proyecto, el activo no corriente se
estima que puede venderse por 100 u.m., mientras se cree que los terrenos
valdrán 1.200 u.m.

Los gastos anuales imputables a la inversión son: materia prima, 200 u.m./año;
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mano de obra, 150 u.m./año; y gastos generales, 250 u.m./año.

Determine si es conveniente la firma del contrato para la empresa, supuesto un


coste de capital del 10% (ésta es la k).

Pasos a dar para la solución:


1.- construir la dimensión financiera de la inversión. Para ello, calcular:
a.- el desembolso inicial A como Activos no corrientes + FMN.
b.- cash flows de cada año como BAIT de cada año + amortización (para lo
cual habrá que sacar la cuenta de resultados de cada año).
c.- en el último cash flow, añadir el VR de los activos.
2.- aplicar las fórmulas del VAN, el TIR y la rrn.

4.- El plazo de recuperación o payback.

El último criterio que vamos a estudiar es el del plazo de recuperación o


payback. Indica el tiempo en el que se espera recuperar una inversión.
Como es lógico, nos interesarán aquellos proyectos que se recuperan
pronto. Si usted es inversor y le ponen por delante dos proyectos en los que
tiene que invertir la misma cantidad y que tienen el mismo riesgo y la misma
rentabilidad bruta y neta, se quedará con aquél que se recupere antes.

Es decir, siempre será más interesante para un inversor entrar en un proyecto


en el que recupera su dinero en dos años que entrar en otro en el que se tarda
en recuperar en 5 años o, lo que es peor, en el que no recupera su dinero.

Por tanto, con este criterio calcularemos en cuánto se espera recuperar el


proyecto. Para ello partiremos, como siempre de la dimensión financiera de la
inversión.

Explicaremos cómo se calcula con un ejemplo sencillo.

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En una tabla, pondremos los cash flows de cada año y los cash flows
acumulados. Por ejemplo, el CF acumulado del año dos será el resultado de
sumar el CF del año 1 más el del año 2. El CF acumulado del año 3 será el
resultado de sumar el CF del año 1 más el del año 2 más al del año 3 (o el
resultado de sumar el CF acumulado del año 2 más el CF del año 3) y así
sucesivamente.

Pues bien, el criterio compara el CF acumulado de cada año con el


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desembolso inicial que se ha hecho (A). Cuando el CF acumulado supera la A,


en ese año se ha recuperado la inversión inicial y, por tanto, el proyecto se ha
recuperado.

Vamos a verlo a través de un ejemplo:

Desembolso Inicial a recuperar 10.000,00

A -10.000,00 Período CF CF acumulado ¿Recupera los 10.000?


CF 1 2.000,00 1 2.000,00 2.000,00 NO
CF 2 6.000,00 2 6.000,00 8.000,00 NO
CF 3 4.000,00 3 4.000,00 12.000,00 SÍ
CF 4 2.000,00 4
CF 5 + VR 2.500,00 5

Vamos a analizar el caso que hemos puesto de ejemplo. Se trata de un


proyecto con una inversión inicial de 10.000€ que espera ir recuperando con
los CF de los años siguientes.

En el primer año recupera 2.000 por lo que no ha recuperado los 10.000. El


segundo año recupera otros 6.000 que sumados a los 2.000 del primer año
hacen un total de 8.000. Sigue siendo insuficiente para recuperar los 10.000
iniciales. El tercer año recupera 4.000 con lo que, junto a los 8.000 que se
habían acumulado hasta el año 2, hemos recuperado un total de 12.000. En
este punto sí que hemos recuperado ya los 10.000 (de hecho, nos hemos
pasado).

De esta manera, el CF acumulado del año 2 eran 8.000. Nos faltaban 2.000
para recuperar y en el año 3 recuperamos 4.000. Suponiendo que los CF
anuales se generen de manera constante mes a mes, si en un año hemos
recuperado 4.000, en 6 meses habremos recuperado los 2.000 que nos habían
hecho falta para llegar a los 10.000€. Esto quiere decir que, tras esta sencilla
regla de tres, el proyecto se ha recuperado en 2,5 años.

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Por tanto, dado que el proyecto tenía previsto un horizonte temporal de 5
años y lo hemos recuperado en 2,5, podemos decir que, desde el punto
de vista del plazo de recuperación, el proyecto es interesante.
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