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Economía cultural
Angélica Abelleyra
Adalberto Saviñón
René Avilés Fabila
Eduardo Caccia
David F. Dávila
Víctor Ugalde
Elena Catalán
Héctor Garay
Portada economía.indd 1 6/22/10 1:39:01 PM
Economía cultural para emprendedores perspectivas
ISBN (uanl)
ISBN (uam) 978-607-477-314-9
palabras preliminares
que conocemos como el sector cultural, detona este libro. Su abordaje proviene
no de una escuela o corriente, como tampoco de un trabajo docente amparado
por un programa, menos del rigor de una investigación ordenada desde los cá-
nones de la academia.
Economía cultural para emprendedores. Perspectivas, reúne el empeño de un grupo
de profesionales de diversas disciplinas, cuyos enfoques intentan una visión
integral del valor económico de la cultura en el contexto de la realidad mexicana,
a efecto de colocarla a disposición de los emprendedores culturales. Dicho de
otra forma, son atisbos que buscan sentar precedente para comprender la im-
portancia de un sistema al que poca atención se le ha prestado en el país, pero
cuyos aportes a la dinámica económica son palpables.
Los que concurren a esta primera obra en su tipo, que por igual busca cons-
tituirse en una suerte de compendio útil para quienes desean emprender un
negocio en tan vasto campo, tuvieron punto de coincidencia no hace mucho
tiempo. Ocurre en primera instancia a partir de mi desempeño como periodista,
ya que por varios años, motivado por tratar de comprender la carencia de oferta
de trabajo en el sector cultural, tuve a bien desplegar una intensa labor de inves-
tigación y reporteo a efecto de desentrañar un modo de estudio de esta lacerante
realidad. Fueron y son, en mi caso, las herramientas del periodista las que me
condujeron a promover el análisis económico del sector cultural.
Dicho acervo reveló, hacia mediados del año 2008, la carencia de programas
de investigación en las instituciones de educación superior, ya fueran públi-
cas o privadas. También, la escasa integración de asignaturas específicas en los
planes de estudio de numerosas licenciaturas cuyo campo profesional está en
el medio cultural. Tampoco eran palpables políticas públicas para recono-
cer el sector, para alentar al emprendedor cultural y mucho menos, líneas de
incubación y financiamiento específicas para micro, pequeñas o medianas em-
presas culturales.
Pero también es cierto que, de alguna forma, en México la economía cultural
era tema de unos cuantos estudiosos, la mayoría vinculados a las ciencias socia-
les, particularmente desde la antropología. Que las deliberaciones abrevaban
en su mayoría de las experiencias internacionales, aleccionadoras de las inci-
12 pientes demandas de atención a dicho tramado. Bibliografía escasa, fuentes
estadísticas dispersas e inconsistentes, nula discusión pública, segmentación
perspectivas
palabras preliminares
El lector encontrará, por un lado, las aportaciones de algunos integrantes
del grecu. Por otro, las de aquellos invitados a colaborar en esta tarea, en
virtud de su trayectoria en los temas que abordan y al afecto procurado al paso
de los años. De esta manera, por lo que respecta a los miembros del Grupo,
Angélica Abelleyra despliega un mapeo y rutas de algunas empresas culturales;
René Avilés Fabila se ocupa de la realidad de los escritores; Elena Catalán
ofrece un panorama de oportunidades en el turismo cultural; David Dávila
Gómez condensa de manera puntual las estructuras jurídicas en las que puede
fincarse un emprendedor; Héctor Garay clarifica los intereses que confluyen
en las artes escénicas; Carlos García de Alba confronta acepciones y alcances
de la economía y la cultura; Federico González Compeán hace un apretado
recuento del periplo de la Corporación Interamericana de Entretenimiento;
Alejandro González Hernández pondera de forma veraz la trascendencia de
los emprendedores culturales; Alejandro Ordorica Saavedra pone el acento
en la Reforma Política y la Cultura; Leobardo y Carlos Sarabia abordan expe-
riencias aleccionadoras en Tijuana, y por mi parte, en tanto coordinador,
propongo un abordaje integral de la economía y el sector cultural.
Complementan este mosaico Eduardo Caccia, quien se mueve entre la
formación de públicos y consumidores; Alfonso Castellanos, en el terreno
de las estadísticas e indicadores culturales; Eduardo Nivón Bolán, con el
enfoque desde las políticas culturales; Adalberto Saviñón nos entrega el re
paso de otras experiencias en el orbe y, finalmente, Víctor Ugalde desen-
traña el camino nada fácil del cine mexicano.1 Y como bien ocurre en los
llamados libros de ocasión, durante las semanas previas al cierre surgió la
idea de incorporar algunos enfoques venidos de fuera. De esta manera,
tuvimos la fortuna de vincular a José Luis García Delgado, catedrático de
la Universidad Complutense de Madrid y coordinador de una extraordina-
ria investigación patrocinada por Fundación Telefónica en torno al valor
económico del español y su aportación al Producto Interno Bruto (pib) de
España. A su vez, logramos el rescate de una espléndida disertación a cuatro
manos colombianas, las de Winston Licona y Rodrigo Vélez, economista y
filósofo de la Universidad del Rosario, quienes tejen desde un novedoso
14 modelo académico, los hilos entre filosofía, economía, administración y
gestión cultural.
perspectivas
1
Entre quienes se han ocupado del tema, además de los colaboradores en este libro, se
cuentan Néstor García Canclini, Lucina Jiménez, Jorge Ruiz Dueñas, Ernesto Piedras,
Lourdes Arizpe, Liliana López y José Antonio MacGregor. A todos ellos nuestro reconoci-
miento por sus empeños incesantes en este campo.
la edición del libro en la Dirección de Publicaciones de la Universidad Autónoma
de Nuevo León. A su titular, el periodista José Garza, nuestra gratitud por su
generosidad y capacidad de apuesta en lo que es también un producto que as-
pira a generar demanda en el mercado editorial.
Diremos también que la obra se significa por cerrar con ella un ciclo. Desde
que iniciamos el grecu, tuvimos en claro que se trataba de una etapa coyun-
tural. Estamos en la expectativa de que los resultados que arrojen estas páginas
nos brinden las claves para continuar en el camino. De ser así, habremos de
dar cuenta oportuna de ello.
15
Eduardo Cruz Vázquez
palabras preliminares
Coordinador
Caracterización de la economía cultural
y el sector cultural en México
Atisbos de un problema de estudio
Eduardo Cruz Vázquez*
* Estudió Comunicación en la uam-Xochimilco y ejerce el periodismo desde hace treinta
años. Gestor cultural, entre sus quehaceres destaca haber sido agregado cultural de las
embajadas de México en Chile y Colombia, cuyo gobierno lo condecoró con la Medalla
al Mérito Cultural. Entre sus obras destacan la coordinación de los libros Diplomacia y
cooperación cultural de México: una aproximación (Unicach/uanl, 2007) y 1968-2008. Los
silencios de la democracia (Planeta, 2008).
19
Plantear una suerte de historiografía de la economía y la empresa cultural, bien
1
http://www.inegi.gob.mx/est/contenidos/espanol/metodologias/censos/scian/scian2002/
lib/toc/Mapasitio/defaulttoc.aspx?s=clasifica&tc=1&h=0
Por ejemplo, para la Secretaría de Economía, las actividades económicas
culturales se dispersan en las clasificaciones de servicios, comercio y, en menor
medida, de industrias. De las 699 registradas mediante el instrumental de
“Contacto Pyme”, 47 son vinculadas a lo cultural.2 Sin embargo, la correlación
entre estas actividades y los datos que sobre empleo y/o ocupación brinda el
Observatorio Laboral de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social,3 son poco
concluyentes para los propósitos de configuración de un panorama integral
del sector. En este sentido despunta lo primario no resuelto: definir el trabajo
y/o empleo cultural y su universo laboral.
Otro afluente para la comprensión del sector cultural se encuentra en el 23
sistema de cuentas nacionales, es decir, en las tareas del Instituto Nacional
2
http://www.economía-chat.gob.mx/guiasdetramites/
3
http://www.observatoriolaboral.gob.mx
4
http://inegi.gob.mx/inegi/default.aspx?s=est&c=11015
5
http://sic.conaculta.gob.mx/
tareas del grecu. Se leerá una combinación de la información acumulada, de
propuestas de abordaje y de especulación sobre cómo debería concebirse y
transformarse el sector cultural. Despuntan en las siguientes páginas algunas
iniciativas que intentan responder al caudal de pendientes por estudiar y de
puesta en marcha de políticas públicas y privadas que son urgentes dado que
la crisis —las crisis— también les pegan “a los de la cultura”.
Vislumbremos al menos cuatro elementos que articulan mi propuesta:
1. La caracterización del sector, del trabajo y el consumo cultural. Por un
lado, a partir del scian, construir el sector. Ello debe ir atado a la conceptuali-
24 zación de una definición apropiada del trabajo cultural, así como las ocupacio-
nes que le corresponden y la cantidad de personas que integran el universo
perspectivas
laboral del sector. Para tal propósito se requiere de un censo que ofrezca el
cabal conocimiento de dicha realidad. Ello permitiría derivar en un mapa de
economía cultural para emprendedores
6
Las implicaciones de la Ley de Planeación, como del Plan Nacional de Desarrollo (pnd)
y del Programa sectorial 2007-2012, son vitales en cualquier valoración y perspectivas de ajus-
te estructural. Para los propósitos de este trabajo vale señalar al lector que no se soslayan; pero
cierto que por el momento no habremos de internarnos en ello. De igual forma, hubiéramos
deseado detenernos en un análisis de gasto e inversión en este y otros subsectores y redondear
una cifra nacional que México destina a cultura. No tardaremos mucho en lograrlo.
y del Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías, que si bien se encuen-
tra atado a la Secretaría de Desarrollo Social, por sus características atañe al
sector cultural.
A su vez, se implican las asignaciones al aparato de la educación superior
pública, de cuyas partidas se canalizan significativos recursos a la actividad cul-
tural. Situación similar ocurre por lo que refiere a los recursos federales que se
destinan al D.F., a los estados y municipios, en virtud de que se etiquetan pre-
supuestos a los organismos de cultura con que cuentan para atender a sus
comunidades.
A este complejo panorama del sector y la economía cultural se suman ins 27
tancias como el imss, el issste, la Secretaría de Relaciones Exteriores en el
7
Según cifra ofrecida por el Fonart.
o productos que están constituidos, fundamentalmente, por un componente
creativo, que pone en relieve valores simbólicos, que pueden ser sujetos de pro-
piedad intelectual y que no tiene producción masiva para cubrir mercados loca-
les y globales. Este bien, servicio o mercancía puede ser a su vez transformado o
mediado con el propósito de colocarlo a disposición de diversos consumidores.
3. Subsector de organismos asistenciales y de cooperación-coproducción
internacional. Asociaciones civiles,8 fundaciones, fideicomisos, organizaciones
no gubernamentales y organismos en red (mediante internet), dan sentido a este
subsector. Su economía cultural está marcada por capitales de una o varias fuen-
28 tes, cuyo porcentaje mayoritario no procede de los subsidios públicos, si bien
se pueden beneficiar, por ejemplo, de políticas fiscales. Es factible integrar
perspectivas
8
Para el Centro Mexicano para la Filantropía, hay cerca de 20 mil asociaciones civi-
les de beneficio a terceros, de las cuales sólo 3% atiende arte, cultura y deportes. El nú-
mero de donatarias pasan de 6 mil al año 2009, siendo sólo 5.6% culturales. Para el ejer-
cicio fiscal de 2007, las organizaciones donatarias reportaron cerca de 33 mil millones de
pesos en donativos para sus actividades, un poco más de lo que se recauda de impuestos
al tabaco.
componen. De su mejor conocimiento y clasificación dependerán las posibili
dades de su inserción en el desarrollo de la nación.
La fijación tiene sus razones. El Estado nacional observa una fuerte carga de
responsabilidad en la generación de empleos y en la movilidad del aparato pro- 29
ductivo. Por ello es válido considerar que el impulso a la economía cultural pasa
9
Es de esperarse que en un momento dado, tanto el pnd como el programa sectorial
concordaran políticas y líneas de trabajo con ajustes estructurales. Sin duda, toca esperar al
lapso 2012-2018. Cabe señalar al menos un ejemplo de lo inútil que ha venido a resultar el
documento del Conaculta. Referir en el capítulo de “Industrias Culturales”, sólo a las estruc-
turas del aparato.
desarrollo nacional e internacional. De manera relevante, supone que el fonca
impulse una articulación renovada de la Responsabilidad Social Empresarial
más allá del voluntarismo y la filantropía. Ello nos remite al ya largamente deman-
dado marco legal para el mecenazgo y la inversión.
Aunque “tocarlo” implica un fuerte debate político e ideológico, el Instituto
Nacional de Bellas Artes y Literatura debe desprenderse de la educación artís-
tica y concentrarla, bajo nuevas reglas, en el Centro Nacional de las Artes que,
por lo demás, fue uno de los propósitos que motivó su creación (al momento
de cerrar estas páginas se vuelve a filtrar la inminencia de una “Universidad de
30 las Artes”). Por lo que refiere a las políticas y programas de preservación del pa
trimonio que el instituto ejerce, deben integrarse al Instituto Nacional de Antro
perspectivas
pología e Historia, bajo un marco legal idóneo para dichos propósitos. Un nuevo
inbal (bien podría cambiar su denominación) debe contener al Festival Inter
economía cultural para emprendedores
debe saldarse. Hay elementos de sobra para caracterizar el sector cultural. Los
beneficios que este subsector obtendría son innumerables y más los que reco-
gería el propio Estado e incluso el tramado de intereses con el orden interna-
cional. No es cuestión de oráculo que las secretarías de Economía y del Trabajo
y Previsión Social reconozcan a la economía cultural como parte de la econo-
mía nacional y lo convaliden mediante el andamiaje que se requiere.
Hablamos ya de que conjuntamente con el fonca, la Secretaría de Eco
nomía y la banca de desarrollo dediquen un capítulo específico a las empresas
culturales. A ello habrá que sumar programas para formar emprendedores cul
turales. Tal implante conlleva el tejido hacia dependencias como la Secretaría
de Hacienda, el inegi, ProMéxico-Bancomext y el Instituto Mexicano del
Seguro Social. Ampliar los márgenes de desregulación, de vigilancia en la com
petencia y de apertura de la banca comercial, son parte del alud de acciones
para las cuales existen condiciones propicias de aplicación.
Reforma Cultural:
algunos capítulos
Cuitas de un matrimonio
Según el estudio Información sobre la Cultura en México, con base en cifras del
inegi el total de ingresos del sector de servicios de esparcimientos culturales
y deportivos en 2003, sumó 23 mil 405 millones de pesos. Para 2008, sumó
más de 53 mil millones.
La labor de estudio de Ernesto Piedras arroja que a 2009, existen 185 mil
micros, pequeñas y medianas empresas culturales, las cuales dan empleo a más
de un millón de personas. Su estudio, por lo demás pionero y referente ¿Cuánto
vale la cultura?, arroja una cifra sobre la aportación de la cultura al pib de 7.3
por ciento.
El número de trabajadores del sector cultural a nivel federal es complejo
conocerlo. En el Conaculta (cifras 2006), sobrepasaban los 14 mil.
La Industria Grafica —datos de 2008— genera 119 mil empleos. Su ba-
lanza comercial es deficitaria, alcanzando casi 12 mil millones de pesos en
importaciones.
Más de 6 mil obras, fruto del Pago en Especie de impuestos que concede la
shcp a artistas plásticos, en el mercado activarían tanto un circuito productivo
como la recaudación. El programa de adquisiciones del inba fue de diez millo-
nes en 2008.
Con las celebraciones del 2010 se imprimirán más de sesenta millones de
libros. Si se diseña una adjudicación idónea, permitiría al sector editorial vivir
una etapa de dinamismo sin precedente.
Si a ello se suman las derramas que en diversos niveles harán los sectores
público, social y privado con motivo de las efemérides, estamos ante negocios
que ponderan la aportación de la economía cultural al país.
A 2008, el mercado de instrumentos musicales sumó alrededor de 650 mi-
llones de pesos anuales, en tanto que las ganancias en taquilla del cine en
salas comerciales en dicho año alcanzaron más de seis mil millones de pesos.
36 Sólo un dato: la película La era del hielo 3, captó 536 millones de pesos, en tanto
el imcine contará con 364 millones en 2010.
perspectivas
Por sí sola, la piratería de películas en 2009 se ubica por arriba del presu-
puesto del Conaculta. Es decir, más de 10 mil millones de pesos.
economía cultural para emprendedores
Los emprendedores han existido en todas las épocas y han sido desde siem-
pre responsables de los avances que han transformado la manera de vivir de
la humanidad. Uno de los emprendedores más importantes de la historia
fue sin lugar a dudas aquel que hizo posible el inicio de la primera gran re-
volución de la humanidad, mejor conocida como revolución verde o de la
agricultura. Ese emprendedor anónimo que propició la obtención de la pri-
mera cosecha de la historia, mostró el camino que hizo posible que los seres
humanos superaran la etapa de la caza y la recolección, abandonaran la vida
nómada e iniciaran de facto la civilización. Otro emprendedor importante de
aquellos tiempos fue aquel que una vez descubierta la rueda, tuvo la brillante
iniciativa de utilizarla como elemento crucial en la fabricación de carretas para
el transporte humano y de carga. La creatividad humana fue crucial para los
avances e inventos de la época, ante la escasez de conocimientos.
Sin embargo, conforme el mundo se modernizó y los productos, artefactos
y equipos fueron haciéndose más complejos y sofisticados, las características
de los emprendedores cambiaron, pues el conocimiento se convirtió en privi-
legio de unos pocos. La Revolución Industrial tuvo como objetivo sustituir el
trabajo manual con máquinas que aumentaran la velocidad y la calidad de la
producción a niveles superiores a los de la capacidad humana. Los emprende-
dores capaces de contribuir a la creación de dichas máquinas y productos avan-
zados, fueron sólo aquéllos con la educación y los conocimientos suficientes
para poder hacer tales contribuciones. Por eso, desde esa época fue ya posible
identificarlos individualmente. Pongamos el ejemplo de Jerónimo de Ayanz y
Beaumont, quien registró en 1606 la primera patente de la máquina de vapor,
y el de James Watt, quien realmente llevaría dicho invento a su utilización co-
mercial en la industria muchos años después, en 1774, para convertirlo en el
verdadero motor de la Revolución Industrial.
La tercera revolución de la humanidad, la de la información, que se inicia
alrededor de los años ochenta del siglo pasado, marcó nuevamente otro cam-
bio trascendental, pues hizo posible que el conocimiento dejara de ser privile-
52 gio de unos pocos y llegara finalmente al alcance de cualquier persona. Cabe
mencionar que desde el inicio de la humanidad, los límites en su capacidad
perspectivas
electrónica de datos haya derribado todas las barreras y dado origen a la era del
conocimiento, la cual ha traído al mundo la oportunidad de lograr avances
insospechados. Sin lugar a dudas, el siglo xxi permitirá a la humanidad avan
ces jamás soñados antes por el hombre.
En este contexto en el que las barreras a la información han sido derribadas
y que el conocimiento está al alcance de cualquier persona que tenga acceso
a una computadora e internet, la creatividad humana ha vuelto a convertirse
en el factor decisivo del desarrollo económico y del avance de la humanidad
hacia nuevos niveles de bienestar. El individuo es pieza clave de la nueva eco-
nomía. Los emprendedores tienen el mundo en sus manos. Hoy, las fortunas
más grandes del mundo provienen de emprendimientos realizados hace no
muchos años. Dichos emprendimientos se transformaron en empresas estra-
tégicamente posicionadas en las áreas de tecnologías de la información y
comunicaciones, que hoy están valuadas muy por arriba de las empresas pro-
ductoras de bienes materiales.
Tan importantes son los emprendedores en nuestros días, que gobiernos,
organismos, universidades e instituciones internacionales realizan estudios
para comprender cuáles son las variables que influyen en su surgimiento, mul-
tiplicación y desempeño. Algunos mencionan como variables importantes el
ambiente de negocios del país, la educación y el papel de las universidades.
Otros señalan como fundamentales las oportunidades de mercado y la exis-
tencia de empresas tractoras nacionales que ofrezcan nichos seguros de opor-
tunidad para los emprendedores, como en el caso coreano. Pero tal vez en el
caso de México, la respuesta correcta se encuentra en la gestación de todo
un sistema propicio para el emprendimiento y en una buena estrategia de
difusión y sensibilización.
De hecho, en México ya se han hecho avances importantes en la creación de
sistemas regionales de fomento al emprendimiento. Los principales agentes
de esos sistemas, tales como gobiernos, universidades, entidades financieras,
empresas y emprendedores, están ya en muchos casos interactuando de manera
muy fluida para promover la innovación, el espíritu emprendedor y la gene- 53
ración de valor para beneficio de la sociedad en su conjunto. Un buen ejemplo
Como lo describió por primera vez Adam Smith, la riqueza de las naciones
estuvo vinculada primeramente desde tiempos inmemoriales, al crecimiento
económico que logra una nación a través de la división del trabajo, mediante
la producción de bienes con valor de cambio que pueden ser intercambiados
con otras naciones. Posteriormente, David Ricardo perfeccionaría la tesis de
Adam Smith y crearía la teoría de las ventajas comparativas en la que definía
como factores cruciales, la abundancia de recursos naturales y una adecuada
dotación de factores de la producción. Ricardo sostenía que si el país A produce
un bien con un menor costo que el país B, entonces al país B le convendrá más
comprar ese bien que producirlo. Por ello, a lo largo de la historia conocimos
numerosos ejemplos de países que gracias a sus ventajas comparativas domi-
naron el comercio y la industria de determinados productos. La seda china, las
alfombras persas, el marfil de la India y la plata mexicana, son algunos ejem-
plos de dichas ventajas, que en su momento reportaron fuertes ingresos para
los países productores.
Con el tiempo, las naciones aprendieron incluso a ir construyendo ven-
54 tajas en productos y sectores en los que la madre naturaleza no les había dado
una ventaja natural en relación con los demás países. Esas ventajas se constru-
perspectivas
de ese tipo de bienes. Nacieron así las ventajas competitivas, a través de las
cuales las naciones pudieron competir y aventajar a otras gracias a una mayor
especialización. Hoy, las ventajas comparativas han ido perdiendo relevancia,
sobre todo ante las grandes ventajas competitivas que los diversos países han
ido desarrollando y fortaleciendo. La vocación de los países avanzados, gracias
a esas ventajas competitivas adquiridas, se sitúa sobre todo en los bienes de alto
valor agregado. La manufactura ha ido decreciendo su importancia y son ahora
las industrias del conocimiento, llamadas también industrias limpias, las que
han ido aumentando significativamente su importancia.
Algunos países en desarrollo han ido también estableciendo claras venta-
jas en la producción de determinado tipo de bienes. La India en software,
Corea en la industria electrónica, Brasil en un sector de la industria aeronáu-
tica y en la producción de biocombustibles, y México, si acaso, en la industria
de autopartes.
Sin embargo, en la vorágine de la competencia global actual, bien pudiéra-
mos encontrar utilidad en volver los ojos hacia las ventajas comparativas ori-
ginales de México. No es el petróleo o la plata a lo que hago referencia. Me
refiero al patrimonio artístico, cultural, histórico y natural de México, una
ventaja comparativa contra la que no tenemos rival. La gran herencia cultural
de México ha sido reconocida ampliamente en el mundo, al igual que su capa-
cidad para atraer el turismo gracias a su privilegiado patrimonio natural.
En estas áreas México destaca como una de las mayores potencias del planeta
y pocos países pueden competir con nosotros. Sin embargo, aunque las ven-
tajas comparativas de México en estos renglones son superiores a las de mu-
chos rivales, México ha hecho poco para convertir esas ventajas en oportuni-
dades de negocios, a diferencia de España, por ejemplo, que ocupa uno de
los primeros lugares del mundo en materia de empresas artísticas, culturales
y turísticas.
No obstante lo anterior, en la era del conocimiento todo es posible, los
vientos del cambio generan impulsos transformadores que afectan las estruc-
turas y formas de actuar de gobiernos, instituciones, empresas y emprende- 55
dores, generando vínculos que si bien antes eran poco comunes, en la actua-
Debido a que las actividades de apoyo en el país para los emprendedores cultura
les se encuentran en etapa muy temprana, desde hace tres años se formó la aso
economía cultural para emprendedores
Una de las fallas más grandes que enfrentan los emprendedores culturales es su
falta de capacidad de gestión. Esto se debe a que generalmente estos empren-
dedores tienen menos inclinación, habilidades e interés por la parte de ges-
tión, es decir, no les es fácil realizar actividades vinculadas con la búsqueda
de clientes, la identificación de públicos interesados en sus obras y los espa-
cios adecuados para la presentación de las mismas. Además el surgimiento de
dificultades financieras y de problemas en la operación del proyecto, no son
factores que les guste enfrentar y resolver.
Es por ello que el modelo de la asociación pone un énfasis especial en
fomentar las habilidades gerenciales y administrativas de los emprendedores
culturales, desde una perspectiva amigable para el perfil y la sensibilidad de
éstos. Si se trata de un equipo formado por varios emprendedores, entonces
habrá que identificar a la persona indicada para dirigir y administrar la empresa.
Si se trata de un solo emprendedor, debe siempre analizarse la posibilidad de
contratar a un gerente o persona especializada en negocios. Sin embargo, si
esto no es posible, entonces habrá que capacitar de la mejor manera posible
al emprendedor.
62 Establecer desde un principio las actividades específicas de los miembros
de un equipo es crucial para el éxito del negocio. Un artista no deberá tener que
perspectivas
habrá que identificar a los miembros del equipo que desarrollarán cada una de
las actividades necesarias con esmero y profesionalismo.
Otro de los valores agregados con que cuenta el modelo de Emprendedores del
Arte, la Cultura y el Turismo es ayudar siempre a los emprendedores culturales a
buscar un equilibrio entre lo comercial y sus convicciones, sentido social, sensi-
bilidad artística y respeto por la estética, la belleza y la individualidad. Sin afec-
tar dichos valores, el emprendedor cultural debe lograr identificar el potencial
comercial de su obra con respecto al mercado objetivo identificado. Preservar
dichos valores y, a la vez, aprovecharlos para vender mejor sus creaciones, es una
habilidad que debe llegar a ser natural en los emprendedores culturales y lo que
eventualmente los convertirá en empresarios culturales dignos y exitosos.
El modelo de la asociación tiene también como característica distintiva su
capacidad única para comprender e incentivar a los emprendedores culturales
de una manera acorde con su sensibilidad y talento, empleando técnicas espe-
ciales de impulso a la creatividad. Esto se debe a que un pintor, un escultor o
un músico tienen un proceso creativo diferente al de otros emprendedores. Su
manera de reaccionar ante presiones es muy distinta a la de los emprendedores
comunes. Por ello, en lugar de los mecanismos de estímulo que se utilizan en
modelos tradicionales de creación de empresas, en este caso se utilizan fun-
damentalmente técnicas de fomento de la creatividad.
Todas las empresas que inician operaciones necesitan ayuda para crecer y
desarrollarse. En México existen diversas maneras de allegarse el capital ne
economía cultural para emprendedores
Conclusiones
1
Las referencias de libros y artículos se han colocado al final del texto. Las de notas de
prensa y páginas web van en notas de pie de página.
conciencia de que dejarlo a sus propias fuerzas, como lo han querido hacer algu-
nas tendencias extremas del liberalismo, es tan peligroso como intentar supri-
mirlo o dominarlo totalmente como lo pretendió hacer la experiencia del co-
munismo durante el siglo xx. El intento por controlar al mercado absolutizó
radicalmente la vida social en el sentido de hacer de la existencia colectiva una
experiencia totalmente pública negando cualquier vestigio de individualidad
o privacidad. Y en la borrachera neoliberal de los años ochenta el proceso con-
trario condujo a un retroceso de lo público y de las responsabilidades del Es
tado en la conducción de la dimensión pública de lo económico. Es necesario
70 entonces encontrar nuevos modos de relación entre lo colectivo y lo indivi-
dual para superar las confusiones y las ambigüedades que en ocasiones han
perspectivas
2
Durante el Foro Social Mundial de 2002 que se celebró en Porto Alegre, Global Exchange
y Corp Watch, dos ong críticas del rumbo que seguía la economía mundial denunciaron que
de las cien mayores “economías” del mundo, 51 no son países sino multinacionales de los países
ricos (Néstor Restivo, “Entre las cien economías más grandes, cincuenta y uno son multinacio-
nales”, Clarín, 17 de marzo de 2002, http://www.clarin.com/diario/2002/03/17/e-02415.htm);
“De las cien principales economías del mundo más de cincuenta son ya empresas y Wall
Mart, BP, Exxon-Mob, son economías más potentes que Turquía, Austria, Indonesia, Arabia
Saudita, Noruega, Polonia o Dinamarca; General Motors está por encima de Grecia o Daimler
Chrysler. Toyota o Ford tienen más poder económico que Finlandia, Sudáfrica, Tailandia o
Irán”. (Reyes Heroles, 2008:10).
actividades, como ha sucedido en el campo de la información y comunicación,
ha sido denunciada por diversos organismos internaciones, y en particular por
la unesco, porque ese fenómeno ha dotado a las grandes corporaciones de
una enorme capacidad de control de los contenidos de información. Éste fue
el caso del conflicto abierto en los años ochenta por la secretaría general de la
unesco al denunciar el orden informativo existente y demandar uno nuevo.3
Sin embargo, las pequeñas y las medianas empresas culturales carecen de esta
capacidad de control y, en cambio, ejercen de saludable canal de creatividad del
que toda la sociedad se puede beneficiar. En el Informe sobre Economía Crea
tiva publicado por la unctad4 en 2008, se hace mención de la gran presencia 73
de las pequeñas y medianas empresas en el campo de la economía creativa y su
3
En 1980 fue sometido a discusión de la Asamblea General de la unesco el informe de
la Comisión McBride sobre la situación del orden informativo y de la comunicación en el
mundo, el cual recibió un apoyo mayoritario por parte de los países miembros. Sin embargo,
este apoyo no fue suficiente para transformar el status quo informativo de la época y en cam-
bio fue el origen del alejamiento de Estados Unidos y el Reino Unido de la organización
durante casi 20 años. El documento en cuestión, titulado Many Voices One World. Toward a
new more just and more efficient world information and communication order, puede consultarse en
http://unesdoc.unesco.org/images/0004/000400/040066eb.pdf
4
La unctad es Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo.
nanoempresas, con uno o dos empleados, y aunque se demuestra que tienen
un papel clave en muchos casos tienen problemas para conseguir créditos de
los bancos para sus actividades”.5
En el caso de México, el doctor Ernesto Piedras ha estudiado, con el detalle
que le permite la información disponible, la participación del sector cultural
en la economía. La evolución del aporte de la cultura al pib pasó de 5.6% en
1988 a 6.7% en 1998 y a 7.3% en 2003 (Piedras, 2004:8 y 9; y 2008:26).6 Estos
porcentajes incluyen las actividades dedicadas directa o indirectamente a la
creación, producción, difusión, comunicación, exposición y distribución de
74 material protegido por los derechos de autor. Aunque no podemos identificar
turismo y cultura, su estrecha vinculación es indiscutible y, por ello, es impor-
perspectivas
5
Catalina Serra, “Europa quiere potenciar las pymes culturales en su estrategia 2020”,
El País, 01-04-2010.
6
Estas cifras incluyen lo que el mismo doctor Piedras llama la participación de la economía
sombra o informal, que fue de 1% en 1998 y de 2.2% en 2003.
comunicación pública y la comercialización de productos y servicios, mientras
que las empresas más pequeñas o microempresas, que además cuentan con
menos remuneraciones y empleados, son las que se relacionan más estrechamen-
te con la fase de creación e innovación culturales” (2007:27).
De este panorama se deducen numerosos problemas relacionados con la
implantación, financiamiento, desarrollo, capacitación de las empresas cultu-
rales, pero tal vez el más notable es la escasa visibilidad de este sector. Entre las
grandes definiciones públicas sobre la cultura, la importancia y el papel de
las empresas culturales es un tema poco discutido con muy escasos programas
de atención y fomento, salvo el caso de la producción cinematográfica. Tal vez 75
podría aplicarse a este campo la pregunta que se hace Gabriel Zaid en relación
7
Zaid dice exactamente: “Una singularidad del estado mexicano, en comparación con
muchos otros, ha sido su papel como promotor de la cultura. México se adelantó a lo que
Francia llama hoy “la excepción cultural”: la doctrina de que el fomento de la cultura nacio-
nal es de interés social, por lo cual la cultura merece trato aparte. Aunque encarna material-
mente en bienes y servicios, no debe ser tratada como el resto de la vida material” (2000:64).
En realidad Zaid exagera en cuanto al compromiso de México con la excepción cultural que
no ha llegado nunca más allá de las declaraciones de algunos funcionarios, si es que la ha
habido; sin embargo, es cierto que muchos intelectuales, productores y gestores culturales
públicos y privados han manifestado gran simpatía con esta propuesta francesa.
condiciones más propicias para su desarrollo. Otra área de trabajo está en lo que
sucede en el interior de las empresas culturales, sus problemas internos de orga-
nización, las necesidades administrativas, financieras, etc. En general se conoce
la necesidad de capacitación de quienes trabajan o pretenden trabajar en este
terreno, pero, a pesar de varios proyectos para enfrentar este problema, parece no
existir aún una línea exitosa de capacitación o de incubación de empresas. En
ocasiones las empresas culturales arrastran inercias de etapas anteriores puesto
que muchas de ellas no nacieron como tales, sino como colectivos informa-
les que asumieron posteriormente la modalidad de empresa, por tanto la trans-
76 formación organizativa del grupo artístico en empresa resulta lenta o incom-
pleta. Hay además dificultad para acceder a los espacios de difusión, líneas de
perspectivas
nismos que den un trato distinto a las empresas generadoras de bienes cultura-
les, o líneas especiales de apoyos financieros o esquemas particulares de tributa-
ción fiscal. ¿Por qué no pensar en políticas aduanales específicas para la importación
de libros o insumos para la creación?, o bien ¿no sería conveniente, si la cultura
es un factor de integración regional, que hubiera políticas de migración más
flexibles para el fomento de intercambios y movilidad de los creadores, o que
existieran esquemas aduanales que permitan la importación temporal rápida
de los requerimientos para festivales, muestras artísticas, etcétera?
Muchos de estos problemas relacionados con las empresas culturales se han
buscado resolver a partir de universidades, asociaciones empresarias y de los
propios colectivos artísticos, pero la estrecha vinculación del sector cultural con
las orientaciones públicas sobre la cultura deberían hacer de los programas pú-
blicos de formación de empresas una de los recursos principales.
Un breve recorrido por algunas experiencias internacionales serviría para
pensar lo que se puede hacer.
Francia: La política cultural francesa tiene una gran tradición centrada en
la difusión de las principales obras de la humanidad8 y las actuales institucio-
nes culturales francesas preservan esta herencia con una intensa actividad en
8
Art. 1 del Décret n°59-889 portant Organisation du Ministère Chargé des Affaires
Culturelles, 24 juillet 1959.
los campos del patrimonio y la creación artística. El actual Ministerio de
Cultura y Comunicación cuenta con tres direcciones generales: patrimonio,
creación artística y medios e industrias culturales. Esta última define, coordina
y evalúa la política del Estado francés a favor del desarrollo del pluralismo de
los media, la industria de la publicidad del conjunto de servicios de comuni-
cación pública por medios electrónicos, de la industria fonográfica, del libro y
la lectura y de la economía cultural. En este marco, la dirección propone y coor-
dina la puesta en práctica de medidas destinadas a apoyar el desarrollo de las
industrias culturales, el mecenazgo y el mercado del arte. Supervisa las activi-
dades del Centro Nacional del Cine y la Imagen Animada. Esta dirección com- 77
prende: el servicio del libro y la lectura, el servicio de los media formado, a su
9
Véase la página del Ministerio de Cultura y Comunicación: http://www.culture.gouv.
fr/culture/historique/index-historique09.html. Por otra parte, en el informe de actividades
del Ministerio de 2006 y 2007, se informa que la ayuda al cine francés fue en esos años de
más de 500 millones de euros anuales; Ministère de la Culture et de la Communication,
Rapport annuel d’activité 2006-2007, p. 43, http://www.culture.gouv.fr/nav/index-min.html
10
http://www.koreacontent.org/global/index.jsp
que contempla el apoyo a la promoción exterior de los sectores editorial, audio-
visual, videojuegos, servicios educativos y musical. El Plan contó con un pre-
supuesto de 20 millones de euros para el periodo 2007-2009. No se trata de
un plan de promoción de la cultura española, sino que se configura como el
desarrollo de unas políticas de promoción internacional de las empresas cul-
turales liderado por icex, en el que participarán otras entidades. El proyecto
pretende exportar, prioritariamente a América Latina, empresas culturales espa-
ñolas, principalmente disqueras y editoriales.11
Quebec: La Sociedad para el Desarrollo de las Industrias Culturales, sodec
78 (1995), del Ministerio de Cultura de Quebec, ha desarrollado un amplio cono-
cimiento de las industrias culturales. Apoya el desarrollo de todas las empresas
perspectivas
11
http://intranet.ivex.es/redivex/redivex09/ponencias/industrias_culturales.pdf
12
http://www.sodec.gouv.qc.ca/
13
http://www.kum.dk/sw3065.asp
así como en el área de entretenimiento cultural, promoviendo a los artistas, a
las instituciones y empresarios culturales, para una cooperación más estrecha
que aumente la competitividad. En mayo de 2008 se creó un nuevo Centro
para la Cultura y Economía para mejorar la cooperación cultural entre las em-
presas, universidades e instituciones culturales.14
Reino Unido: La mitad del empleo de las Industrias Creativas en el Reino
Unido se concentra en los juegos de ordenador y en software. Otro 20%
corresponde a la televisión y publicidad. Estos sectores están dominados por
grandes empresas internacionales, aunque algunas son nacionales. Para el
gobierno del Reino Unido, el reto consiste en crear políticas para el pequeño 79
productor independiente.15 En este sentido, sus políticas culturales se han en-
Experiencias latinoamericanas
Los casos de países latinoamericanos son muy interesantes dado que comparten
con México características parecidas. Brasil, por ejemplo, ha hecho de la defensa
y promoción de la diversidad cultural, el acceso a la cultura y la inclusión digital
los ejes de sus políticas culturales. Uno de los programas más importantes
para la persecución de estos objetivos ha sido el Programa Cultura Viva. Este
programa fue concebido como una red orgánica de creación y gestión cultural
en el reconocimiento de los “Puntos de Cultura”, su principal acción. El Punto
de Cultura es la acción prioritaria del Programa Cultura Viva y articula todas
sus otras acciones en función de una red horizontal de articulación, recepción
y diseminación de iniciativas y voluntades creadoras. Un punto de cultura es
14
http://www.culturalpolicies.net/web/denmark.php?aid=426
15
Collin Stutt (2007), Creative Industries Policies. A short & sceptical review, pp. 12 y 13, en
http://www.derrycity.gov.uk/economicdevelopment/docs/Colin_Stutt.pdf
una pequeña marca, una señal, un punto sin graduación jerárquica, un punto de
apoyo, una palanca para un nuevo proceso social y cultural. Es un proyecto
de la sociedad civil que actúa como un mediador en la relación entre Estado y
sociedad. Actualmente existen poco más de 400 puntos de cultura esparcidos
por Brasil.16 Los puntos de cultura tienen una actividad muy diversa y mu-
chos de ellos actúan a favor del desarrollo de las industrias culturales locales.
En este terreno, en 2001 el Ministerio de Cultura agrupó a todas las organi-
zaciones discográficas y coordinó los esfuerzos de promoción, difusión y finan-
ciamiento en Brasil, Música y Arte, una organización de sociedad civil de inte-
80 rés público (oscip), sin fines lucrativos, con sede en São Paulo. Su objetivo es la
difusión internacional de la música brasileña, para apoyar las exportaciones
perspectivas
16
Ministerio de Cultura del Brasil, “Acceso a la Cultura, Derechos de Autor y Nuevas
Tecnologías: Desafíos en Evolución para la Diversidad Cultural”, p. 1, http://www.incp-ripc.
org/meetings/2006/session1_s.pdf
17
http://www.bma.org.br/
valor del proyecto a título de patrocinio, y deducir hasta 4% de su impuesto
sobre la renta.18
A quince años de su vigencia ha impactado de una manera notable la vida
cultual brasileña; la Ley Rouanet se ha convertido en uno de los ejes básicos
del financiamiento a la cultura, si no es que el más importante. Por ejemplo,
según datos del Ministerio de Cultura de Brasil entre la recaudación lograda
a partir de esta Ley, así como de otro instrumento parecido relacionado con
el audiovisual, entre 2003 y 2007 los recursos financieros para la cultura pa
saron de 707 millones de reales a mil 184, es decir crecieron más de 60%. Sin
embargo no dejan de apreciarse algunos inconvenientes: falta de percepción de 81
que se trata de recursos públicos, inexistencia de una política para la economía
18
Estoy siguiendo la presentación que de la Ley Rouanet hacen Cristiane Olivieri y Edson
Natale, 2010:212.
19
Ronaldo Lemos, director de Creative Commons Brasil y del Centro de Tecnologia e
Sociedade da Escola de Direito da Fundação Getúlio Vargas. Sus opiniones son resultado
de una entrevista sobre la ley de incentivos de Brasil y son presentadas por el colectivo
Yproductions (2009:50).
Argentina ha seguido otra ruta para el diseño de sus políticas públicas sobre
las industrias culturales. La provincia de Buenos Aires cuenta en su Ministerio
de Producción con una Subsecretaría de pequeñas, medianas y microempresas.
En otro momento de su desarrollo institucional, este ministerio contó con una
subsecretaría especialmente dedicada a las industrias culturales. Un encuen-
tro internacional para analizar los problemas de las industrias culturales de la
provincia y del país permitió el debate de tres grandes temas: la creación y
la producción cultural frente a los desafíos que ofrece la globalización, el acceso
al financiamiento de las Pymes culturales y las estrategias y políticas necesarias
82 para que la producción de las Pymes culturales tenga acceso a los mercados
(locales y externos). Es notable la incorporación de varias áreas de la adminis-
perspectivas
20
Véase Observatorio de Industrias Culturales (2005), pymes de la Cultura. El desafío de
la competitividad, Buenos Aires, oic, http://estatico.buenosaires.gov.ar/areas/produccion/
industrias/observatorio/documentos/publicacion_jornada_pymes_2005.pdf
21
Para conocer más sobre el Laboratorio de Industrias Culturales puede visitarse el sitio
http://lic.cultura.gov.ar/
Cuatro temas urgentes
Al final de este breve recorrido es posible enunciar al menos una agenda mí-
nima para una política pública sobre las empresas culturales. Durante las nego-
ciaciones de la Ronda de Uruguay o Acuerdo General de Aranceles y Comercio,
gatt (1993), Francia propuso que los bienes y servicios culturales no tuvieran
el mismo trato que las demás mercancías, en razón de que suponen contenidos,
valores y modos de vida estrechamente ligados con la identidad cultural de un
país y reflejan la diversidad cultural. Esta propuesta como tal fue marginada y
no se incluyó en el acuerdo porque se la consideró una amenaza contra la diver- 83
sidad cultural. Sin embargo, cuando años más tarde, en 2005, se aprobó por la
22
Elsa Fernández-Santos, “La cultura contra los excesos del mercado”, El País, 28-08-2004.
encerrado en su estudio o taller o sentado ante su mesa de trabajo diseñaba,
imaginaba o daba forma a una idea, el trabajo creativo hoy depende más y más
de redes tecnológicas muy sofisticadas. Un primer punto entonces para el dise-
ño de una política adecuada para la promoción de las condiciones de creativi-
dad, consiste en la evaluación de acceso a la sociedad de la información o del
conocimiento y la disposición de los recursos tecnológicos —hardware, software,
internet, etc.— que son necesarios. La discusión de un estándar tecnológico
mínimo indispensable para el despliegue de las industrias creativas, a costos
accesibles y tecnológicamente funcionales, es una de las bases para el desplie-
84 gue de las industrias culturales.
2) La capacitación, habilitación, formación de recursos humanos necesarios
perspectivas
de música, plástica, literatura, artes escénicas y video, las condiciones para in-
tegrar adecuadamente toda la cadena productiva no está igualmente desarro-
llada por falta de personal apropiado y de una adecuada organización de los
apoyos institucionales. La disposición de recursos culturales, de personal espe-
cializado, de programas de formación de los creadores y gestores culturales es
una tarea indispensable para el despliegue de la creatividad. Un lugar muy im-
portante ocupa la tarea de hacer visible el sector de las industrias culturales.
Junto a la enorme sensibilidad de la sociedad mexicana por el patrimonio, el
despliegue de la creatividad a través de las industrias culturales debiera tener un
lugar igualmente relevante. Para lograr esto es necesaria una enorme inversión
institucional, es decir, la reorganización de los aparatos públicos de cultura para
que difundan, fortalezcan y expliquen la relevancia de las pequeñas y medianas
industrias en el fomento de la diversidad cultural.
3) Es indispensable disponer u organizar un conjunto de programas que
rebasan al aparato institucional de la cultura. ¿Es posible que los actuales recur-
sos financieros, con sus programas y su personal actual, puedan movilizarse a
favor de las industrias culturales o es indispensable la capacitación y sensibili-
zación de los responsables de economía del país, de los estados y de los muni-
cipios para atender este sector económico? El tema llama a la discusión de qué
se requiere para que una definición política a favor del desarrollo de las indus-
trias culturales se convierta en programas y acciones de políticas públicas. En
este sentido es conveniente que los programas de economía, desarrollo tecnoló-
gico, comercio exterior y otros más, promuevan la formación de especialistas en
el área de las industrias culturales que tengan la habilidad de reconocer nichos
de oportunidad y de orientar las actividades de las industrias culturales para
promover su eficiencia.
Por otra parte, la creación de mecanismos que permitan el despliegue de las
industrias culturales exige pensar en cómo canalizar parte de la riqueza social
a este sector de una manera ágil y consensuada. La discusión del mecenazgo
público es tal vez uno de los mecanismos más adecuados para alcanzar esta meta
y por ello debe estar ligado a la elaboración de la agenda pública que intenta 85
fomentar y desarrollar las industrias culturales.
Referencias
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Zaid, Gabriel (2000), “La excepción cultural”, en Letras Libres, México, pp. 64-65.
Estadísticas e indicadores para la
economía de la cultura en México
Alfonso Castellanos Ribot*
* Antropólogo social. Fue coordinador nacional de Estrategia y Prospectiva del Consejo
Nacional para la Cultura y las Artes. Actualmente realiza labores de consultoría para
unesco, la oea, la oei y el cerlalc. Recientemente encabezó al grupo de expertos que
coordinó la revisión del nuevo Marco de Estadísticas Culturales 2009 de la unesco.
89
La economía de la cultura en el contexto mundial
Las industrias creativas representan el 3.4 por ciento del comercio mundial, con
exportaciones que alcanzaron $424.4 billones de dólares en 2005 y una tasa anual
de crecimiento promedio de 8.7 por ciento en el periodo 2000-2005.1
1
Creative Economy Report 2008, The Challenge of Assessing the Creative Economy: towards
Informed Policy-making, un-unctad, Geneva, 2008, unctad, p. 5.
2
International Flows of Selected Cultural Goods and Services, 1994-2003, unesco uis,
Montreal, 2005.
3
“Urban Development Needs Creativity: How Creative Industries Affect Urban Areas”,
Development Outreach, World Bank, Washington, 2003.
en 4.9 millones de personas, lo que representa 2.4% del empleo total, oscilando
entre 1.1% para Rumania y 3.8% para Holanda.4 De acuerdo a otro estudio,
las industrias creativas facturaron en 2003 654 billones de euros, crecieron
12.3% más rápido que la economía en su conjunto y emplearon más de 5.6
millones de personas.5
La creciente importancia de las industrias culturales en la economía mun-
dial se explica por una combinación de razones. Por una parte, el incremento
en el ingreso disponible de los países más desarrollados se ha traducido en un
incremento en el gasto en bienes y servicios culturales, de manera que la cul-
90 tura se ha convertido en una parte esencial del ciclo de reproducción econó-
mica más que en un lujo. Por otra parte, los cambios tecnológicos han afectado
perspectivas
4
Cultural statistics, Luxembourg, Eurostat, 2007.
5
Economy of Culture in Europe, kea, Brussels, European Affairs, 2006.
6
Marco de Estadísticas Culturales 2009 de unesco, Montreal, uis unesco, 2009.
7
Declaración del Secretario General de la unctad durante la apertura de la Sesión
Anual del Consejo de Comercio y Desarrollo, 2007.
Sin embargo, existe todavía un amplio potencial que no ha sido debidamente
aprovechado, particularmente en buena parte de los países de América Latina
y el Caribe. Estos países, entre los que México tiene una posición destacada,
poseen un patrimonio cultural (tangible e intangible) amplio y diverso que no
se refleja todavía en el volumen de la producción y las exportaciones de bienes
y servicios culturales.
En la III Reunión Interamericana de Ministros y Máximas Autoridades de
Cultura de la Organización de Estados Americanos (oea), realizada en Montreal
en 2006, el vicepresidente del Banco Interamericano de Desarrollo (bid),
basándose en distintos estudios, estimó que la contribución promedio de las 91
industrias culturales al pib de los países latinoamericanos oscilaba entre 3.5 y
8
Remarks by the Executive Vice President of the Inter-American Development Bank, Dr. Ciro de
Falco, Third Inter-American Meeting of Ministers of Culture and Highest Appropriate
Authorities, oas, 2006.
9
Measuring the Core Copyright Industries. A perspective from wipo, presentación de Dimiter
Gantchev, Asia Pacific Workshop for Reviewing unesco Framework for Culture Statistics,
Bangkok, 2008. Los datos para México son de 2003.
10
Ernesto Piedras, ¿Cuánto vale la cultura? Contribución económica de las industrias protegidas
por el derecho de autor, México, Conaculta-sogem-sacm-caniem, 2004.
de Autor creció a 7.3% del pib, considerando el sector informal, pero que si
sólo se considera la economía formal se da un retroceso a 5.1 por ciento.11
Las diferencias en las cifras que arrojan diferentes estudios se explican por
varias razones:
• Los términos de industrias culturales, industrias creativas o industrias pro-
tegidas por derechos de autor representan conjuntos diferentes de activi-
dades económicas.
• Aún dentro de cada una de estas categorías, los distintos estudios dis-
ponibles no siempre adoptan una misma delimitación.
92 • Finalmente, aún cuando la delimitación sea la misma, las metodolo-
gías que se aplican pueden ser diferentes, así como la información es-
perspectivas
Ernesto Piedras, Industrias Culturales en México: Una actualización de los cálculos al 2003.
11
Londres, 1998.
y visuales, hasta grupos de actividades más intensivas tecnológicamente y orien-
tadas a servicios como el cine, la televisión, la radio, los nuevos medios y el
diseño”.13
La unesco define a una industria cultural como aquella que combina la
creación, producción y comercialización de contenidos intangibles de natu-
raleza cultural, generalmente protegidos por derecho de autor, que pueden
tomar la forma de bienes o servicios. Las “actividades, bienes y servicios cul-
turales” se refieren a las actividades, los bienes y los servicios que, considerados
desde el punto de vista de su calidad, utilización o finalidad específicas, encar-
nan o transmiten expresiones culturales, independientemente del valor comer- 93
cial que puedan tener.14
13
Creative Economy Report 2008. The Challenge of Assessing the Creative Economy: towards
Informed Policy-making, Ginebra, un-unctad, 2008, p. 4.
14
Convención sobre la protección y la promoción de la diversidad de las expresiones culturales,
París, unesco, 2005.
15
Throsby, David, “From cultural to creative industries”, presentación en la Tercera Con
ferencia sobre Economía Cultural Nouvelles Frontieres de l’economie de la culture, París, 2008.
16
Marco de Estadísticas Culturales de unesco 2009, Montreal, uis-unesco, 2009.
gráficas y visuales; servicios de publicidad; y sociedades de manejo colectivo de
derechos de autor.17
Aun considerando las diferencias anteriores en cuanto a definiciones y me-
todologías, las cifras de que se dispone muestran en su conjunto una impor-
tancia significativa y creciente de estas industrias, siendo ésta normalmente ma-
yor en los países más desarrollados.
Cabe señalar también que la mayor parte de las investigaciones disponibles,
con excepción notable la de Ernesto Piedras, no captan la contribución del
sector informal, aún cuando se ha reconocido que en muchos de los países en
94 desarrollo su importancia es fundamental para contar con estimaciones confia-
bles sobre el peso económico de las industrias culturales. En México los estu-
perspectivas
dios realizados por Ernesto Piedras, ya mencionados, estiman que el peso de las
actividades informales relacionadas con las ipda representó 0.96% del pib
economía cultural para emprendedores
17
Guide on Surveying the Economic Contribution of the Copyright-Based Industries, Ginebra,
ompi, 2003, p. 28.
18
Lifting People, Lifting Places, Londres, Department for Culture, Media and Sports, 2009.
parte del mundo. Se les reconoce como elementos esenciales para orientar la
toma de decisiones y la rendición de cuentas, para promover una discusión
pública mejor informada y para sustentar argumentos que permitan obtener
mayores recursos. En particular, en diversos países, existe una creciente con-
ciencia sobre la importancia de la cultura para la economía y, en esa medida, se
ha avanzado en el desarrollo de metodologías y herramientas estadísticas más
completas y adecuadas para medir estos aportes.
Las estadísticas constituyen herramientas básicas para el conocimiento y la
acción. Recolectamos datos y construimos estadísticas para obtener un mejor
conocimiento de las situaciones que se nos presentan e incidir sobre ellas en 95
función de ciertos propósitos. Las estadísticas culturales representan un compo-
man sobre los resultados de las actividades que llevamos a cabo, sino que, más
importante aún, fungen como incentivos y directrices para conducir las polí-
economía cultural para emprendedores
Consideraciones conceptuales
y metodológicas
¿Hasta dónde es conveniente buscar una definición que refleje las particularidades de
cada cultura nacional?
En numerosas ocasiones se han criticado algunos marcos conceptuales de esta-
dísticas por haber sido formulados a partir de criterios eurocentristas y se señala
que no reflejan adecuadamente las condiciones de las culturas de los países
en desarrollo.
Sin embargo, una de las cualidades de las estadísticas es que proporcionan
un marco de referencia que permite comparar lo que pasa en diferentes países.
El reto entonces es lograr un balance entre la conveniencia de buscar estadísticas
culturales que respondan a las especificidades de la cultura nacional y la im-
portancia de generar información que sea comparable internacionalmente.
En particular el Marco de Estadísticas Culturales 2009 de la unesco adopta
un enfoque flexible que puede ajustarse a las condiciones de cada país, pro-
pone una definición que incluye las expresiones culturales independiente-
mente de sus condiciones económicas de producción, a la vez que busca maxi-
mizar el uso de la información estadística ya existente. 99
ción en torno a las líneas de acción, a los objetivos y las metas de las políticas
públicas en materia de cultura. Si lo que se mide no tiene ningún interés o re-
economía cultural para emprendedores
levancia para los grandes temas de la política cultural es muy probable que acabe
siendo un esfuerzo desperdiciado.
19
Atlas de Infraestructura Cultural de México, México, Consejo Nacional para la Cultura y las
Artes, 2003. Se encuentra disponible en versión pdf en la página de internet del sic.
tros culturales presentan un patrón de distribución con mayor cobertura geo-
gráfica, mientras que aquellos que responden a la demanda de tipo comercial,
como las librerías y las pantallas de cine, se concentran en los municipios de
mayor población.
20
Encuesta Nacional de Prácticas y Consumo Culturales, México, Consejo Nacional para la
Cultura y las Artes, 2004. Se encuentra disponible en versión pdf en la página de internet
del sic.
Cuadro 1. Consumo
Televisión
Radio
Música grabada
Prensa
Video
Computadora
Internet
106
Videojuegos
perspectivas
0 20 40 60 80 100
economía cultural para emprendedores
21
Encuesta Nacional de Lectura, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes,
2006. Se encuentra disponible en versión pdf en la página de internet del sic.
como para analizar a profundidad un tema que tiene implicaciones sociales,
educativas, económicas y culturales.
En consecuencia, la Encuesta Nacional de Lectura se elaboró partiendo de
una concepción amplia de la cultura escrita. Por ello se consideraron diver-
sos soportes, tanto impresos en papel (libros, periódicos, revistas e historie-
tas) como en pantalla, y se preguntó sobre algunos usos de las nuevas tecno-
logías de la información y la comunicación (computadora e internet) que
tienen cada vez mayor incidencia en la producción, lectura y circulación de
textos escritos. Se recogió información acerca de la frecuentación (tiempo,
108 periodicidad, lugares de lectura), de las diferentes motivaciones para acercarse
a las palabras escritas, las formas de acceso a los materiales de lectura (compra,
perspectivas
115
El general Lázaro Cárdenas y el dilema de en qué se parecen cultura y con-
neran las palabras asociadas a sus descripciones, si nos adentramos, como Alicia,
en la madriguera del conejo para encontrarnos paradojas y sorpresas.
Me parece prudente iniciar con el entendimiento de lo que es el “consumo”,
una palabra cuya carga semántica es tan fuerte que genera fuertes reacciones, mu-
chas veces extremas, entre quienes defienden, desde un punto fundamentalista,
que la cultura debe ser un territorio exento de consumidores, emisarios del libre
mercado. Pero consumidor no es únicamente el que consume sino el que destruye.
Según el Diccionario de la Real Academia Española, consumir es “destruir, extin-
guir”, no extrañe que se vea a los consumidores como destructores por definición.
No es de extrañar que las posiciones tradicionales vean en el consumo una
terrible amenaza, como el perro Cerbero, ser mitológico de tres cabezas, feroz
e insaciable; que se vea al consumidor como un ser ligado al “consumismo” y al
“capitalismo”, ismos ideológicamente adversos a las posiciones en favor de no
“comercializar” la cultura.
Ciertamente los excesos de comercialización han sido como el can Cerbero,
han antepuesto sus intereses a la legitimidad de la creación artística y han pro
vocado juicios en automático. Si lo patrocina Telmex, está malo por definición.
Nada como un logotipo para prostituir al artista. Si es trasnacional, cuanto
peor el agravio.
Por otro lado, el mismo diccionario apunta que “Cultura” proviene de “cul-
tivo, crianza”, es “el conjunto de las manifestaciones en que se expresa la vida
tradicional de un pueblo”. La defensa de la cultura está íntimamente asociada a
la defensa de las tradiciones, por lo tanto a la defensa de la identidad. Cualquier
ataque percibido o real contra la cultura es uno en contra de la identidad.
Si observamos con detalle, y convengamos que no se requiere mayor talen-
to para darse cuenta de lo evidente, la terminología y el sentido que cultural-
mente hemos adoptado en los significados que provocan las palabras, tenemos
un enfrentamiento de raíz, por un lado los “creadores”, aquellos defensores a
ultranza de la cultura, y por el otro lado los “destructores”, los consumidores
que son vistos como plaga voraz que arrasa y devora todo lo que toca. No
es raro que cultura y consumidores sean antípodas y que generen posiciones 117
tan encontradas y recalcitrantes. Nada como la “creación” y la “destrucción”
trucción. ¡Entonces sí! El que apropia, consume y al consumir crea, lo que nos
lleva a una aparente paradoja: el artista es también consumidor y el consumi-
dor es artista. Ambos crean, ambos consumen, ambos destruyen.
Inicié este texto con un pasaje de la obra de C. L. Dodgson quien decidió
recrearse como Lewis Carroll, donde una adivinanza es la antesala a un inge-
nioso intercambio:
acercamiento vamos a ver que el que alguien valore algo tiene tres grandes es-
labones, secuenciales y complementarios que en conjunto representan una
economía cultural para emprendedores
Roger Bartra, Antropología del cerebro, la conciencia y los sistemas simbólicos, México, fce,
1
2007, p. 13.
¿Cómo construir Valor Simbólico?
Estamos pues ante el reto de ser productores de significados, unos que la gente,
llamémosle público o consumidores, quiera y pueda valorar.
Toda propuesta comercial o cultural tiene un Valor Simbólico implícito, ¿por
qué dejar al receptor del mensaje la posibilidad de definirlo cuando podría ser
parte de una estrategia del emisor? Si tanto público como consumidores deben
ser persuadidos para aceptar un consumo, más valdría que quienes propo-
nen una oferta supieran de las intrincadas aristas de creación de valor.
La economía cultural debería estar regida por varios principios que, sin trai-
cionar el espíritu creador de la oferta, hicieran posible un éxito de ésta. Con
vengamos que toda oferta cultural persigue un éxito, no puedo imaginar aquella
que persiga lo contrario. El éxito en el consumo se llama rentabilidad, otra pa-
labra que pudiera estar cargada de atavismos y desviaciones del “deber ser” para
los fundamentalistas de la cultura.
La rentabilidad cultural debería ser uno de los principios de actuación en la
economía de cultura, y esto no significa, que quede muy claro, que esté propo
niendo cobrar lo que hoy no se cobra, o cobrar más por algo que hoy tiene un
precio bajo, nada de eso, lo que propongo es que hoy se valore más aquello que
no se valora tanto. Al elevar el valor, las diferentes ofertas culturales podrán
allegarse de más y mejores recursos sin sentir que entregan su bandera a los
vaivenes del mercado salvaje, de los fundamentalistas mercantiles, que los hay,
y que como mercenarios están dispuestos a todo por un precio.
No debe negarse la dimensión económica de la cultura y como tal su po-
tencial impacto social como generador de bienestar (empleos) y motivador de
otras ramas económicas, como el llamado turismo cultural. Por otro lado, la
dimensión humana y social de la cultura no debe estar enfrentada con la posi-
bilidad de generar riqueza y derrama económica al aplicar las leyes del mercado.
México tiene una enorme vocación hacia el turismo cultural, tanto interno
como externo, desgraciadamente este potencial se ve frenado por visiones limi-
tativas que ven de un lado al libre mercado incontenible y del otro a la cultura
como patrimonio de la humanidad.
La cultura no está peleada con la rentabilidad. Hay evidencia de oferta cul- 123
tural que sin perder su esencia logra crear riqueza para sí y para sus alrededo-
Asociaciones Civiles
128
Se formará una Asociación Civil cuando varios individuos acuerden reunirse
perspectivas
de manera que no sea enteramente transitoria para realizar un fin común que
no esté prohibido por la Ley y que no tenga carácter preponderantemente eco-
economía cultural para emprendedores
Su órgano ejecutivo podrá ser una mesa directiva integrada por el número
de miembros que determinen los estatutos y que tendrá las facultades que los
mismos emprendedores culturales decidieran en los estatutos de la misma
asociación.
Los empleadores culturales sólo podrán ser excluidos de la asociación por las
causas que se señalen expresamente en los estatutos.
Los emprendedores culturales tienen derecho a vigilar que las cuotas se de-
diquen al fin que propone la asociación y con ese objeto pueden examinar
los libros de contabilidad y demás papeles de ésta.
En los términos del artículo 95 fracción VI de la Ley del Impuesto Sobre la
Renta, las Asociaciones Civiles podrán recibir donativos deducibles del Impuesto
Sobre la Renta y entonces la asociación deberá consignar en sus estatutos una
cláusula que establezca que en ningún caso el patrimonio de la misma podrá ser
repartido entre sus miembros, y en caso de disolverse por cualquiera de los su-
puestos que se mencionarán más adelante, su patrimonio deberá ser aplicado a
asociaciones de objeto similar, teniéndose los contenidos antes mencionados como 129
cláusulas que no podrán ser modificadas por acuerdos de ninguna asamblea.
Sociedad Civil
los socios.
Es importante determinar por parte de los emprendedores culturales cuál
economía cultural para emprendedores
dad podría tener, como razón social, “Para la difusión de la música, S.C.”.
Fundaciones
Dentro de las entidades creadas por el Derecho Civil, encontramos a las Fun
daciones, reguladas por la Ley de Instituciones de Asistencia Privada del Distrito
Federal, las cuales son personas morales que se constituyen destinando bienes
de propiedad privada a la realización de fines de asistencia social, entendida
ésta como las acciones destinadas a proporcionar apoyo, integración social y
sano desarrollo a los individuos o grupos de población vulnerable o en situación
de riesgo o desprotección física, mental, jurídica o social, comprendiendo accio-
nes de promoción, previsión, prevención, protección y rehabilitación.
Las fundaciones pueden constituirse por acto entre vivos, afectando los consti
tuyentes los bienes necesarios para ello, o bien, una persona puede disponer en
testamento la afectación de ciertos bienes de su patrimonio para constituirla.
Quienes en vida quieran constituir una Fundación, deben presentar solici-
tud a la Junta de Asistencia Privada del Distrito Federal y formular proyecto de
estatuto, que debe cumplir con los requisitos que señala el artículo 8 de la Ley
de Instituciones de Asistencia Privada del Distrito Federal; si la Junta aprueba
el proyecto de estatuto, expedirá copia certificada para que los mismos sean pro
tocolizados por Notario e inscritos en el Registro de Personas Morales del Re
gistro Público de la Propiedad.
Cabe precisar que los bienes que se destinan a una Fundación quedan afec-
tos a ese fin con carácter irrevocable a los fines de asistencia que se señalaron en
la solicitud respectiva.
Cuando se disponga por testamento constituir una Fundación, es conve-
niente que el testador señale en dicho acto los elementos a que se refiere el
artículo 8 de la Ley antes mencionada; en caso de que ello no suceda, el albacea
señalará en la solicitud que presente los elementos que falten.
Ahora bien, consideramos que puede constituirse una Fundación con la 133
finalidad de fomentar y desarrollar diversas expresiones culturales, pues es-
Por lo que respecta a los elementos que se desprenden del concepto ante-
rior, este tipo social puede tener una razón social o una denominación, según
los emprendedores culturales quieran destacar uno u otro aspecto. En el primer
caso, el de la razón social, se formará con el nombre de uno o más socios y la
denominación quedará a la creatividad de los socios que la componen y podrá
expresar la finalidad a la cual piensen dedicarla o no tener que ver ya con ella,
señalando expresamente la Ley que en cualquiera de los dos supuestos tendrá
que ir seguida de la palabra “Sociedad de Responsabilidad Limitada” o de su
abreviatura “S. de R. L.”. Debe recordarse que será la Secretaría de Relaciones
Exteriores la encargada de otorgar el permiso para su constitución.
Como ya mencionamos con anterioridad, este tipo de sociedades presenta
la facilidad de que puede ser empleada por emprendedores culturales que de-
cidan mantener el control de los miembros de la misma, en virtud de que la
admisión de nuevos socios debe estar autorizada por la mayoría de los demás
miembros, y cuando un socio decida ceder su parte social también deberá cum-
plir con el mismo requisito.
También se deberá contar con la autorización de los socios que representen
la mayoría del capital social. Cuando la cesión se autorice a favor de una persona
extraña a la sociedad, los socios tendrán el derecho del tanto y gozarán de un
plazo de 15 días para ejercitarlo. Los matices anteriores permiten que los so-
cios puedan tener el adecuado control sobre ella. Cada socio no podrá tener
más de una parte social, por lo que cuando un socio haga nueva aportación o
adquiera la totalidad o una fracción, o la parte de un coasociado, se aumentará
en la cantidad respectiva.
En los aumentos de capital los socios tendrán, en proporción a sus partes
sociales, preferencia para suscribir las nuevamente emitidas; la sociedad deberá
llevar un libro especial de los socios en el cual se inscribirá el nombre y el do-
micilio de cada uno, con indicación de sus aportaciones y la transmisión de las
partes sociales; cualquier persona que compruebe interés legítimo tendrá dere-
cho a consultar este libro que estará al cuidado de los administradores.
El órgano supremo de la sociedad, será la asamblea de socios, la cual tendrá 135
las facultades que a continuación se mencionan:
Sociedad Anónima
mente suscrito.
III. Que se exhiba en dinero efectivo, cuando menos 20% del valor de
cada acción pagadera en numerario.
IV. Que se exhiba íntegramente el valor de cada acción que haya de pagarse,
en todo o en parte, con bienes distintos del numerario.
La Ley General de Sociedades Mercantiles exige que el contrato de sociedad
necesariamente deba celebrarse en escritura pública otorgada con la forma que
la Ley establece, ante notario público, quedando inscrita dicha escritura en el
Registro Público de Comercio.
Es pues la escritura pública la norma y base para los acreedores y para cuan-
tos de una manera directa o indirecta hayan de entenderse con la sociedad, ya
que cualquier persona puede informarse en dicho registro sobre las condicio-
nes y duración de la sociedad.
La escritura pública no sólo es indispensable para que el contrato exista, sino
que con su contenido los socios no podrán alegar pacto ni cosa alguna que se
oponga o vaya más allá de lo estipulado en dicho documento, y que si alguna
modificación quisieran incluir en ella, es preciso que se haga constar en otra
escritura pública llenando las mismas formalidades que para la primera.
Por su parte, el artículo 91 de la Ley establece los requisitos que deberá
tener la escritura pública por la cual se constituya la sociedad, que son los
siguientes:
I. La parte exhibida del capital social.
II. El número, valor nominal y naturaleza de las acciones en que se divide
el capital social, salvo lo dispuesto en el segundo párrafo de la fracción IV del
artículo 125.
III. La forma y términos en que deba pagarse la parte insoluta de las acciones.
IV. La participación en las utilidades concedidas a los fundadores.
V. El nombramiento de uno o varios comisarios.
VI. Las facultades de la Asamblea General y las condiciones para la vali-
dez de sus deliberaciones, así como para el ejercicio del derecho de voto, en
cuanto las disposiciones legales puedan ser modificadas por la voluntad de 139
los socios.
144
perspectivas
economía cultural para emprendedores
Mapeo y rutas de las empresas culturales
Angélica Abelleyra*
* Periodista desde hace 26 años, es egresada de Comunicación de la uam-Xochimilco. Es
fundadora del diario La Jornada, donde laboró por 15 años en la sección cultural. Es
autora, entre otros libros, de Se busca un alma. Retrato biográfico de Francisco Toledo (Plaza
& Janés, 2001), y Mujeres insumisas (uanl, 2007).
147
Introducción
* http://www.senado.gob.mx/gace61.php?ver=gaceta&sm=1001&id=10965&lg=59. Reforma
a la Ley por el Desarrollo de la Competitividad de la micro, pequeña y mediana empresa. Último
párrafo de la fracción III del Artículo 3. Prestadores de Servicios Turísticos y Culturales. N de E.
en la vida diaria todos los productores que podrían situarse en este universo
no observan ni los criterios económicos ni las motivaciones para que los
empresarios afiancen sus estrategias comerciales y cumplan un rol social y
financiero relevante en el país.
y el Libro, aprobada en 2008, y que ya había sido vetada por el entonces pre-
sidente Vicente Fox dos años antes. Uno de los puntos más polémicos del
economía cultural para emprendedores
reglamento es el que se refiere al llamado “precio único” (pu), con el cual los
editores e importadores tendrán la obligación de fijar libremente el pu de
cada edición y solicitar al Consejo Nacional de Fomento para el Libro y la
Lectura su inscripción en el registro correspondiente. Este precio tendrá
vigencia de 18 meses y los importadores y editores podrán comercializar el
libro en territorio nacional. Tarea fundamental será la del Consejo Nacional
para la Cultura y las Artes (Conaculta), organismo que establecerá los linea-
mientos de operación; tendrá un plazo de 90 días a partir de la publicación
del reglamento.
Ante este panorama, la industria atraviesa una época de incertidumbre.
La presencia de editores mexicanos en el Salón Internacional del Libro, en
Quebec (Canadá, abril de 2010), ayudó a establecer un panorama sucinto de
este mundo, en comparación con aquél. Las 220 editoriales mexicanas pro-
dujeron en 2008 más de 289 millones de ejemplares. Pero 2009 cerró con
un decremento de su producción de 9.5% respecto del año anterior, una
reducción de ventas del 23.6% además de un incremento en los costos de
producción por el alza del papel en 11.1%. Empero, la importación de libros
en 2008 llegó a 56% de los 133 mil 314 libros comercializados (El Universal,
16 de abril, 2010). Para hablar de su experiencia en el rubro, le presentamos
los testimonios de la librería Conejo Blanco y las editoriales Sexto Piso y La
Tempestad.
Trato diferenciado a las Mipymes culturales
El mercado mundial del arte presentó una fuerte crisis en 2009, por efecto de la
recesión mundial en las compras de piezas artísticas. Los ingresos globales de las
ventas de bellas artes se redujeron en tres mil 700 millones de dólares en 2009,
y fue sólo la mitad de los nueve mil 300 millones de dólares reportados en
2007, según datos de Artprice, un proveedor de información del mercado del
arte (El Universal, 21 marzo, 2010). En tanto, se habla mucho de la activación
del coleccionismo en México y ferias de arte como Zona maco reporta un éxito
relativo de ventas y públicos, como sucedió en la reciente emisión (abril 2010)
con la presencia de 96 galerías de 20 países, unos mil artistas y una inversión
de 21 millones de pesos. A decir de la directora, Zélika García, 50% de los com
pradores son mexicanos. Junto a estos datos sucintos, traemos los testimonios
de dos responsables de galerías con tradición en la ciudad de México: Galería
Arvil y Galería de Arte Contemporáneo Lourdes Chumacero. Eso sí, los nú-
meros en este sector son escasísimos. Todo mundo lo guarda como secreto de
Estado y sólo las comisiones por venta de obra, oscilantes entre 30 y 50% son
datos accesibles. Lo demás queda en los cuadernos contables y, quizás, en las de-
claraciones a Hacienda. Otra vez, la desconfianza por fiscalizaciones o los argu-
mentos de la inseguridad en el país son vías para guardar la información.
Futuro incierto de los egresados en arte
porque no sabíamos nada de la edición y ésa fue nuestra ventaja. Quizás con un
poco de conocimiento no le entrábamos. Sucedió que se nos metió como con-
economía cultural para emprendedores
más interesantes para el colectivo en temas que nos hacían falta: arte contem-
poráneo, teatro, cine, danza y ópera, además de libros más técnicos sobre ofi-
economía cultural para emprendedores
La Tempestad, S.A.
José Antonio Chaurán, director general y socio
La idea de crear una revista fue una inquietud personal. Estudié economía y en
los semestres finales de la carrera pensé en las posibilidades de ser productivo.
Y como un rayo de la nada, vino la idea de una revista; hablé con Nicolás Cabral
(director editorial hasta la fecha) y nos pusimos a trabajar. Era septiembre de
1997. Mi área de interés es la literatura, para él es la arquitectura y conjuntamos
ambas inquietudes. Al principio fue La Tempestad, revista de imágenes, letras e
ideas, así de amplio el concepto, en mayo de 1998. En ese primer número logra-
mos distribución nacional y fue el inicio para ver hacia adelante.
Tuve la fortuna de venir del área de economía y negocios; eso nos ha per-
mitido, desde hace doce años, tener clara cada una de las áreas que debemos
atender para una publicación seria, sustentable y que sí se vende. Hablando
de negocios, nos hemos dado cuenta de que así sea una empresa de coches o de
cultura, todo funciona igual. El mercado es rudo y tenemos que pensar en estra-
tegias para combinar intereses y estar al parejo de otros medios. Es claro que los
anunciantes cumplen un rol según sus intereses y necesidades. Esto quiere
decir que no porque sea de cultura nuestro medio debiera de generar más inte-
rés que una revista de bikinis. La manera que nosotros tenemos de combinar
intereses es que Nicolás se hace cargo de los contenidos y yo de la parte admi-
nistrativa. Lo que sí es que buscamos ser distintos en el tratamiento de los temas
y con un rango de calidad; dar lo mejor que podemos en cada aspecto: tipo de 161
papel que usamos, granulado en la impresión de las portadas, preprensa, conte-
tor. Por un lado que las empresas culturales sigan ciertos lineamientos de res-
ponsabilidad, pero que no sigamos haciendo estados financieros como si
economía cultural para emprendedores
vendiéramos llaves Allen. Pagamos lo mismo de isr, iva y retenciones que cual-
quier empresa. En revistas especializadas hay una inelasticidad. Por otro lado,
en la Secretaría de Economía (se) hay apoyos serios para la división de expor-
tadores, por ejemplo, pero no se da en la cultura. Una vez, en la se me dijeron
que hablara a Santander, donde tienen un Fondo Vinculado que administran.
Y al ver mis estándares, me dicen que yo, como editorial, no aplico, pues no hay
criterios especiales para este tipo de préstamos. Hace falta generarlos.
atender en especial al sector de empresas culturales sin fines de lucro para darles
préstamos a fondo perdido. Pero cuando uno le plantea posibilidades así a
gente del Conaculta o Nafinsa no dicen nada; menos toman acciones.
Para cerrar, lo más importante es que deberíamos crear una economía del
mercado de lo simbólico, que es reconocernos como mexicanos en la total
amplitud del término.
Socios iniciales (1991): Daniel Giménez Cacho, Tolita Figueroa, Lorena
Maza, David Olguín, Pablo Moya. Socios actuales (2010): Daniel Giménez Cacho,
David Olguín, Pablo Moya y Gabriel Pascal.
El motor principal para crear Pentagrama en 1981 fue difundir aquella música y
poesía olvidada por los grandes medios de comunicación. Abrimos el espacio con
un pensamiento: que lo editado contribuyera al crecimiento del ser humano.
Yo venía de un grupo itinerante de teatro, música y títeres que recorría
América Latina. Hacíamos grabaciones de la música, la poesía y las tradiciones
de cada país. Cuando se acabó el colectivo después de cinco años, vine a México
a vivir en 1979 y empecé a trabajar en una empresa disquera, Fotón. En esos
años existían Discos Pueblo, Nueva Cultura Latinoamericana, Nueva Voz Lati
noamericana y Fotón, pero yo quería algo tipo Chants du monde que funcionaba
en Europa. Así, con el apoyo de amigos (Adolfo de la Huerta y David Baz) crea-
mos Pentagrama.
Los primeros pasos fueron difíciles. Tenía cinco mil dólares y los gasté en
el primer disco del que tardé en vender mil ejemplares en diez años. Trasta
billando, sacamos el segundo disco de Betsy Pecanins pero tuve que vender el
carro de mi esposa. Estuve cuatro años tambaleando hasta que decidí tomar
al toro por las astas y organicé las ventas y los circuitos.
Advertí que uno de los problemas más grandes de la cultura no es producir 165
sino llegar con tu producto a donde quieres. Y es una labor que se nos dificulta
Galería Arvil
Armando Colina (testimonio) y Víctor Acuña
Víctor y yo hemos hecho todo por amor al arte. Hace 40 años empezamos
como librería, mientras la exhibición de arte era un hobby más para las rela-
ciones públicas que para vender. Sin embargo, al tercer año tuvimos tal éxito
que abrimos la galería en el segundo piso, empezamos a planear más las expo-
siciones y nos ligamos a la promoción de la plástica. Se rompió aquella cadena
ideal de librería-galería por problemas de aduanas y por una competencia
desleal de tiendas que metían libros abaratados como gancho. La librería se fue
apagando poco a poco pero la galería permanece después de muchas crisis y
siete gobiernos que hemos sufrido. Pese a todo hemos sido un puente cultural
por una convicción total: pensamos que nuestra labor es benéfica para la
patria, aunque suene fuera de lugar. Seguimos creyendo que apoyar exposi-
ciones como la de Frida Kahlo en la Tate Modern, de Londres, sigue siendo
un buen contrapeso a las asesinadas en Ciudad Juárez.
Lamentablemente, la inseguridad en este país y el abandono de ciertas zonas
de la ciudad de México provocó que desde 15 años atrás hayamos dejado de
hacer exposiciones. Cuando cumplimos 25 años, hicimos un festejo con 15
exposiciones: en un mismo espacio teníamos obra de Leonora Carrington,
María Izquierdo, Alice Rahon y Remedios Varo. Cuarenta cuadros y uno de
ellos con valor de tres millones y medio de dólares, mil personas deambulando
en una noche… se nos volvió inmanejable. Además, la casa de la Arvil cambió:
de ser Zona Rosa se volvió Zona Roja y no tenía sentido arriesgarnos.
Pese a no estar abierta físicamente, la galería no para. Si antes fuimos libreros
ahora somos editores. Con el Fondo de Cultura Económica hemos publicado
obra de Francisco Toledo, como su libreta de apuntes, en edición facsimilar.
En ese contexto fuimos a parar al Museo de Antropología, donde se exhibieron 167
las 80 páginas del cuaderno y acabamos haciendo una exposición que visita-
dos con Hacienda para planes de pago a diez años o de cuotas fijas de im-
puestos los primeros tres años y una revisión en el primer lustro. No somos
economía cultural para emprendedores
Macondo Cinematográfica
Carlos Sánchez Sosa, director
dejar hacer nuestro cine pero no nos van a dejar verlo”. Además, a un gobierno
como el actual (panista) no le interesa la cultura en general.
economía cultural para emprendedores
Las posibles soluciones: 1) que la sociedad civil demande ver otro cine;
2) una acción de Estado que se decida a proteger al cine como industria cul-
tural. Ahora, si alguien quisiera abrir una hermana de Macondo le diría que
hiciera una sala digital, tipo Cinemanía. En este momento ése es el nicho de
mercado. La tecnología está de nuestro lado y si bien pareciera que todo lo
demás está en contra, sí se puede hacer un huerto en el desierto.
El tianguis inició en 1980 cuando Ángeles Mastretta fue directora del Museo
del Chopo. A los dos años, el tianguis había crecido, tuvo problemas sindicales
por exceso de público, basura e inseguridad. Se suspendió, se puso en la ban-
queta y se volvió autogestivo de manera casi natural. Primero fue itinerante y
ahora está en la Colonia Guerrero, donde se ha convertido en un espacio alter-
nativo para los jóvenes, libre, solidario y flexible que creció y permanece. Ni
bazar de libros ni feria de discos sino suma de todo, más el trueque o la simple
oportunidad de estar. Ha trascendido la propuesta rockera y se convirtió en
una red de intercambio cultural alternativo, con arraigo en muchos sectores de
la sociedad mexicana.
Crecer bajo el cobijo de la unam fue parte del éxito. Pero siempre he dicho
que el Chopo es la autonomía dentro de la autonomía de la universidad. Además
creo que sí se ha convertido en un conjunto de pequeñas empresas culturales
que sí son negocio porque los puestos o se heredan o venden. Ya no es sub-
terráneo sino una parte de la vida económica de los capitalinos. Hay un amigo
que vende rock alemán, por ejemplo, y me decía que iba 30 veces al año a
Alemania a conseguir material para surtirse. Ya no estoy involucrado directa-
mente pero le tengo afecto y me da a gusto comprobar la asistencia por miles
cada fin de semana. Ese imán debe estudiarse porque si bien se han tratado de
hacer réplicas en estados de la República e incluso en el extranjero (Colombia, 177
por ejemplo), ninguno ha funcionado como éste.
ocupamos media cuadra para Radio Chopo y el Corredor Cultural que tiene
más de dos años para dar operatividad a las actividades culturales (Cinemató
economía cultural para emprendedores
Algunas cifras
1
México negoció las industrias culturales mientras que Canadá las incluyó en un capítulo
de excepción. Se considera industria cultural a medios gráficos e impresos; medios visuales;
medios sonoros; medios audiovisuales; “industrias de edición discontinua” (libro, disco, cine,
video); las “industrias de producción y difusión continua” (prensa, radio, televisión), las “in-
dustrias de soporte” (equipos e insumos), a las que pueden agregarse las “industrias de con-
tenidos” —destinadas a proporcionar los insumos simbólicos e intangibles que serán trasladados
a soportes para su conversión en mercancías tangibles.
2
Presidente surgido bajo la sospecha de un fraude electoral que buscando su reconocimiento
y legitimación negoció el tlcan 1988-1994. Entre otros funcionarios que intervinieron destacan:
Ángel Gurría, Jaime Serra Puche, Rafael Tovar y de Teresa e Ignacio Durán Loera.
grandes trasnacionales de la comunicación norteamericana agrupadas en la
Motion Pictures Association (mpa).3 Modelo que hasta el momento sólo ha bene-
ficiado al cine norteamericano de gran capital incorporado en los grandes gru-
pos de la comunicación y ha perjudicado a la producción y circulación del cine
mexicano y del resto del mundo occidental.
En estos 20 años, el cine mexicano pasó de ser una industria cinemato-
gráfica de potencial medio, con una cadena productiva sana de alto consu-
mo popular y estrecha comunicación con un público de escasos recursos
económicos y educativos, a ser una industria de producción media con una
184 cadena pervertida que sólo beneficia a los distribuidores y exhibidores, y que
a mediados de la década de los noventa estuvo a punto de desaparecer como
perspectivas
3
Motion Picture Association of America (mpaa, Asociación Cinematográfica de Esta
dos Unidos), llamada originalmente Motion Picture Producers and Distributors Association
of America (Asociación de Productores y Distribuidores Cinematográficos de Estados
Unidos); es una asociación industrial sin ánimo de lucro con sede en los Estados Unidos
que se constituyó para velar por los intereses de los estudios cinematográficos. Sus miem-
bros son los seis mayores estudios de Hollywood: Buena Vista (The Walt Disney Company),
Sony Pictures, Paramount Pictures (Viacom, que compró Dream Works en febrero de 2006),
20th Century Fox (News Corporation), Universal Studios (NBC Universal) y Warner Bros.
(Time Warner).
El modelo de industria cultural
cinematográfica de consumo popular
En la producción
4
Asociación Mexicana de Productores y Distribuidores de Películas en la República
Mexicana. Agrupa a los productores que produjeron a partir de los años cuarenta y hasta
los ochenta.
5
Compañía Películas Nacionales S. de R.L. de I.P. de C.V. Empresa distribuidora de
interés público surgida en los años cuarenta. Aglutinó a todos los productores de películas
mexicanas mediante créditos y adelantos por más de 40 años.
contrabandistas. Aparte de lo anterior, todos pretendían cintas de alto rendi-
miento con sus inversiones en comedias erótico-populares, como Tres mexicanos
calientes, Muévete como anoche o Que buena está mi ahijada, entre otros títulos.
En ese entonces 80% de las inversiones privadas en la producción mexicana
se alcanzaba a recuperar en el mercado nacional y se obtenían ganancias con
los ingresos del sur de los Estados Unidos.
Todo esto, al tiempo que se peleaban por el mercado nacional con la filial de
Televisa, las empresas Videocine y Televicine, que crecían y se fortalecían len-
tamente con cintas como Mentiras, Pero sigo siendo el rey, Soy libre, Música de viento,
186 Zapatos viejos, Más que alcanzar una estrella, etc. Esta disputa culminaría con la
desaparición de la empresa pelnac en 1994, y de manera paralela con la venta,
perspectivas
En la distribución
6
Las empresas de participación estatal que hicieron posible la existencia de nuestro cine
son: Estudios Churubusco Azteca S. A., Estudios América S. A., Procinemex, Arsuna, Películas
Mexicanas, Cinematográfica Mexicana Exportador, Publicidad Cuauhtémoc, pelnac, cotsa
y Cinematográfica Cadena de Oro.
estrenos pero sus ingresos representaban entre 35 y 40% del mercado. La ciu
dad de México representaba 20% de los ingresos de un título y el 80% restante
se obtenía en las salas de provincia. El 50% de los ingresos de esta distribui-
dora provenían de las empresas estatales Compañía Operadora de Teatros
(cotsa) y afiliados, y el 50% restante de los mil 600 pequeños exhibidores
independientes.
Las empresas norteamericanas como Fox Films de México, Cinema In
ternacional Corporation, Columbia Pictures y Warner, representaban los inte
reses a su vez del Film Board agrupado en la mpa. En tanto, con una suerte
de rol de cártel con prácticas monopólicas, aportaban 38.14% de los estrenos 187
y captaban 33.01% de los ingresos. La ciudad de México representaba para
En la exhibición
7
La industria cinematográfica mexicana se consideró en el sector servicios transfronteri-
zos y está supeditada a lo que indique la Ley de Cine Mexicano. Hay una reserva de 30% del
tiempo de pantalla para el cine mexicano en territorio mexicano y estadounidense.
producción industrial. A partir del 2005 y hasta el 2009 se cuenta con un pro-
medio superior a los 66 largometrajes al año.
En la producción
8
Fondo de Inversión y Estímulos al Cine. Fideicomiso creado en el 2002 para impulsar
las cintas de viabilidad comercial. Se diseñó en la Ley de 1998.
9
Fondo de Producción de Calidad Cinematográfica. Creado por el Ejecutivo en 1997
para hacer cine de calidad. Después de la creación de fidecine se redireccionó para impulsar
películas de arte, experimentales, documentales y de propuestas artísticas más difíciles.
10
Estímulo fiscal que consiste en la utilización de 10% del pago anual del Impuesto Sobre
la Renta del año anterior para producir una cinta de largometraje mediante aprobación de
un Comité integrado por la Secretaria de Hacienda, el Consejo Nacional para la Cultura y las
Artes y el Instituto Mexicano de Cinematografía.
primero, en coproducción con empresas privadas. En total el gobierno mexi-
cano aplicó más de 700 millones a la producción de películas de largometrajes.
Se mantuvo la tendencia de un amplio debut de directores y productores. La
temática es plural y se puede seleccionar desde una cinta eminentemente co-
mercial así como una de autor o un documental.
El imcine mantiene una fuerte política de apoyo a la escritura de guiones,
desarrollo de proyectos, internacionalización de las películas, apoyo a la asisten-
cia a festivales y apoyo a los festivales nacionales. Sin embargo, los recursos son
escasos de acuerdo a las solicitudes y al tamaño de nuestra economía y posibili-
192 dades reales. A los apoyos federales hay que agregar los impulsos estatales crea-
dos por diferentes gobiernos como Veracruz, Puebla, Zacatecas, Nuevo León y
perspectivas
En la distribución
196
A manera de conclusión
perspectivas
En el último año de la primera década del siglo xxi los resultados nos mues-
economía cultural para emprendedores
202 Escrito en 1976 por Baumol y Bowen, El dilema de las artes escénicas pone en
relieve preguntas en relación a la producción de este género y marca el naci-
perspectivas
algunos autores limita el desarrollo de las artes vivas. Sin embargo, también
define elementos a considerar para hacer más productiva y creativa esta activi-
dad humana.
Desde luego, estas artes fueron observadas por la economía clásica. No
obstante, las definieron como actividades no productivas; Adam Smith con-
sideraba que las profesiones dedicadas al arte y el esparcimiento no contri-
buían a la riqueza de las naciones. Aunque a este argumento hay que incorpo-
rar una idea más amplia del valor y lo productivo, y no sólo la idea de precio
y consumo.
El valor cultural de un bien, como son las artes escénicas, depende funda-
mentalmente de sus valores estéticos y simbólicos pero, en cualquier caso, va
más allá del eventual valor de mercado. La actividad artística va incrementando
de modo progresivo ese valor en un proceso encadenado en el que se distinguen
distintas fases. Las políticas culturales deben tener en cuenta el conjunto de
1
En sentido amplio, el dilema es debido a que el crecimiento del bienestar económico
o ingreso per cápita provoca una demanda de presentaciones teatrales y a la vez un incre-
mento en costos salariales; sumados a la dificultad de aumentar la productividad del trabajo
en este sector, por la imposibilidad de incorporar tecnología y disminuir costos, lo que hu-
biera provocado la extinción de las artes escénicas sino consiguieran subvenciones públicas
o patrocinios.
la cadena de valor, y por tanto es necesario identificar cuáles son los diversos
profesionales y agentes que como eslabones configuran la cadena de valor del
sector de las artes escénicas, interviniendo en la industria escénica, desde el crea-
dor hasta el consumidor.2
Las artes escénicas poseen el valor de ser aprovechadas como detonadores
del desarrollo económico, generadoras de empleo, formadoras de públicos y edu
cadoras de generaciones. Para ello hay que fundamentar y hacer más eficien-
tes los procesos de cadena de valor y comprenderlos de manera sistémica.
Consecuentes con este propósito debemos conocer los elementos que se ponen
en juego para subir el telón. 203
En primer lugar, y aunque parezca una obviedad, definiremos las artes escénicas.
Artes escénica, arte interpretativo o arte en vivo tiene como signo de iden-
tidad la relación entre artistas, intérpretes, obra y público en un espacio que se
convierte en teatro. Hablamos entonces de cuatro cualidades generales:
Interpretación
Arte vivo
2
Libro blanco de las Ferias de Artes Escénicas, España.
Escenario
ciudad de México, los teatros nacionales, etc. Además, desde luego el conjunto
de teatros comerciales que toda ciudad integra a sus atractivos turísticos y con-
economía cultural para emprendedores
Arte de interpretación
Arte vivo
Públicos
El arte escénico es el arte ejecutado por cuerpos activos frente a una audiencia
colectiva. No existen artes escénicas sin espectadores, sin audiencias. Con ellos
se confronta la creatividad y los contenidos. El entendimiento y estudio de las 205
audiencias contribuye a la formación de públicos y generar parte de los re-
En las artes escénicas se sigue un proceso definido por las etapas integradas que
forman la cadena de valor. Éstas son: creación, producción, difusión y consumo.
En ellas se identifican un conjunto de agentes que desempeñan funciones espe
206 cíficas y que van conformando un sistema de las artes escénicas, en el que se van
generando una serie de valores que se incrementan en procesos eslabonados.
perspectivas
economía cultural para emprendedores
Agentes
Artistas Productores Promotores Públicos
Autores Presentadores Programadores
Ejecutantes Realizadores Instituciones
Técnicos
Creación
Punto de origen de las artes. Lo que se lleva a escena es una idea, el impulso
creativo de un artista o profesional que involucra a otros. El punto de partida
para la creación es siempre tan variado como diverso es el universo de las men-
talidades humanas. Por lo general, hablamos de que el impulso surge del artista
que dirigirá y organizará la creación. Pero también se da el caso de que la idea
surge de otros participantes. Un ejemplo en este sentido es Sergei Diaghilev,
un empresario, promotor y organizador de exposiciones que formó los Ballets
Rusos en 1909. Él invitó a coreógrafos, bailarines, compositores y artistas visuales
a participar en un proyecto que revolucionó la forma de mirar la danza clásica.
Las artes escénicas son artes colectivas, que incluyen a grupos de artistas y
profesionales, con una relación estrecha con otras disciplinas del arte:
207
Cuadro 1. Etapas de creación
Producción
tre otros).
En la etapa de producción están presentes los agentes de la creación, además
de un conjunto de otros profesionales (véase cuadros 1 y 2). Pero también existe
la posibilidad de generar empleos indirectos entre los que figuran: construcción
de escenografía, grabación de música, construcción de instrumentos musicales,
confección de vestuario, diseñadores gráficos, impresores, etcétera.
Un capítulo completo de la producción de las artes escénicas es lo que co-
rresponde a su financiamiento y su relación con el costo de producción. Las
artes escénicas producidas desde el ámbito privado buscan la recuperación eco-
nómica, el autofinanciamiento. El tiempo en lograr la recuperación de la in-
versión va cambiando con el tiempo. Existe la idea de que Shakespeare lo con-
seguía en una semana, ahora se puede llegar hasta a un año y mucho más en el
caso de las comedias musicales o de ópera. La recuperación depende de la ven-
ta de boletos y la búsqueda de apoyos económicos adicionales.
Al tener mercados reducidos, incremento de los costos, tener la dificultad
para aumentar la productividad laboral, aunado a la crisis económica, entonces
hay dificultades para financiar las inversiones que requieren las artes escénicas.
Lo que sin duda justifica los apoyos estatales y los mecenazgos. Sin embargo,
como la producción de las artes escénicas desde el ámbito público (estatal)
tiene los apoyos asegurados, la idea de la recuperación en taquilla a veces es
considerada una frivolidad.
Difusión
Es imposible pensar en las artes escénicas sin la posibilidad de hacer llegar las
puestas en escena al público, sin considerar su distribución. Éste es el propó-
sito de la difusión en las artes escénicas: hacer posible el contacto de las creacio
nes y producciones escénicas con audiencias. La planeación de las artes escé-
nicas siempre piensa en el teatro (edificio o espacio) donde se van a presentar los
proyectos y por qué no pensar en los públicos a quienes se va a presentar. Ha
cerlo siempre incrementa la cadena de valor.
La difusión a veces queda fuera del ámbito del creador que originó la idea, 213
ensimismado en sus ensayos, pero jamás del productor. La distribución es más
Consumo
214
perspectivas
Creación Consumo
Artistas
economía cultural para emprendedores
Autores Públicos
Creadores Consumidores
Profesionales
Oferta Demanda
exclusivamente de su tarea como narrador o poeta. Ayer y hoy. Pero antes estaba
el Estado, el famoso ogro filantrópico que Paz criticó para ocultar su devoción
por el poder, preocupado por los intelectuales desde antes que Vasconcelos
creara la Secretaría de Educación Pública y pusiera los cimientos de un edificio
que jamás el sistema político mexicano logró concluir: una política cultural, a
lo sumo tuvo logros, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, el Consejo
Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), que finalmente ha naufragado,
sobre todo a partir del 2000 y que cada día que pasa crea más insatisfacciones
en la comunidad de creadores de toda índole. Salvo los beneficiados, los pro-
tegidos, los demás muestran su malestar.
Sí, ¿de qué vive el escritor en México? Alguna vez, el entonces no tan famoso
Gabriel García Márquez precisó: “Hay que vender como cuatro ejemplares de
una novela para llevar a los niños al cine”. Para él la situación ha cambiado, pero
es un caso extraño, su talento lo llevó al éxito y los problemas se acabaron, ¿y
los demás, los que asimismo poseen talento y sensibilidad y no logran vender
mucho? Está el caso de Rubén Bonifaz Nuño, quien siempre ha vivido de su
sueldo de profesor universitario y de galardones que nunca serán suficientes
a menos que el premio lleve el apellido de Alfred Nobel. Entre el analfabetismo,
el cada vez menos inteligente apoyo estatal y la competencia con los medios
electrónicos, la gente compra menos libros y ello agudiza las dificultades e im-
pide el desarrollo cabal de un joven poeta o de un incipiente novelista.
Hace más de 30 años los narradores, y particularmente los poetas, pensa-
ban que por milagro, con modestia o apresuramientos. Fernando del Paso
me dijo que apretándose el cinturón, limitando los gastos para dedicarse a la
creación. Me lo precisó cuando se veía obligado a trabajar en publicidad, en una
entrevista que hoy valdría la pena volver a publicar. En su turno, Vicente Leñero,
que todavía no obtenía el gran prestigio que ahora tiene, respondió a esa misma
pregunta señalando el periodismo, la cátedra y lo que se pudiera. Nada nega-
tivo veía en las tareas o profesiones (él es ingeniero de formación), enriquecen.
Eduardo Lizalde fue más parco, vale la pena intentar vivir de la literatura.
En aquella época yo hacía periodismo cultural no por la pasión que más 221
adelante adquirí sino por necesidad. Había estado con Fernando Benítez en
de mala educación, según me dijo Salvador Elizondo, ¿de qué viven los escritores
mexicanos? Los que mejor vivían eran sin duda aquellos que habían pasado por
la alta burocracia como el citado Jaime Torres Bodet, o quienes como Andrés
Henestrosa lo mismo aceptaba responsabilidades políticas que encargos perio-
dísticos e investigaciones literarias, o como Alfonso Reyes y Octavio Paz, que
fueron embajadores.
Las cosas no han cambiado gran cosa a pesar de la existencia del Sistema
Nacional de Creadores y de muchas otras becas y apoyos que de pronto reciben
los escritores, incluidos los premios que se han convertido en una manía cos-
tosa y que suele no tener críticos literarios entre sus dictaminadores, sino escri-
tores que analizan subjetivamente la obra de sus compañeros, a veces amigos,
otras rivales.
Parte del cuestionario que en aquella lejana época presenté a diversos escri-
tores, es el siguiente, en la parte económica. ¿De qué vive el escritor? Le dejo la
palabra a varios de los escritores que entonces entrevisté, no hay problema, las
dificultades económicas son idénticas a las que hoy responden los recién llega-
dos al panorama literario del país o, quizá, peores a causa de la sobrepoblación
y a las necesidades económicas de un país que tiene un elevado porcentaje de
seres humanos en total miseria. Con exactitud aquí están las preguntas y ense-
guida las respuestas de algunos escritores. Opto, en razones de espacio, por sólo
seleccionar un puñado de los escritores que respondieron la encuesta.
El problema económico
samente las ligadas a la literatura, claro está, salvo algunas excepciones. ¿Debe vivir
de su trabajo?, y al formular la pregunta pienso en un tipo de vida decorosa, de nin-
economía cultural para emprendedores
4. Las becas y los premios literarios, ¿ayudan a resolver los problemas económicos del escritor?
Augusto Monterroso: Por definición.
Salvador Elizondo: Provisionalmente está claro que sí.
Juan Tovar: Por supuesto, cuando los pagan. Recuerdo que cobré en 1968
un premio ganado en 1966.
José Agustín: Claro que las becas y los premios ayudan a resolver los proble-
mas económicos del escritor; pero, como en el caso de la “comercialización”
de la literatura, no es apropiado buscar los premios y las becas por el dinero en
sí, sino solamente por el gusto de participar. Coerción.
Julieta Campos: Las becas pueden resolver el problema, por unos cuantos
meses, a los escritores muy jóvenes. La Beca Guggenheim ayuda eventualmente,
a un escritor ya maduro, a escribir un libro. Los premios se esfuman pronto:
sirven para liquidar deudas o, en el mejor de los casos, para pagarse un viaje.
En realidad, becas y premios sirven más bien para añadir un poco de lustre
al currículum.
tir? ¿El funcionario-escritor no halla dentro del gobierno trabas para la creación literaria?
Augusto Monterroso: Entre nosotros, tradicionalmente el Estado propor-
economía cultural para emprendedores
Creadores. En todo ello prevalecieron más las injusticias que los actos de jus-
ticia. En 2010 los jóvenes exploran nuevos rumbos. Recurren a internet y se
economía cultural para emprendedores
Artistas
que vende boletos; otra cosa es lo que me gusta pero no vende boletos y una ter-
cera opción es lo que a mí no me gusta pero vende boletos. En cada caso asu-
economía cultural para emprendedores
mimos riesgos, medidos o no, para presentar conciertos o teatro, área donde
esto resulta más claro e ilustrativo. Porque si algo tengo claro es que ni cie ni
ocesa hacen al público. Son los grandes educadores del país, la familia, la es-
cuela y los medios masivos de comunicación quienes generan ese público con
esos gustos, por uno y otro artista. A mi juicio cada vez más nos entregan públi-
cos más deficientes y poco sofisticados comparados con el resto del mundo.
Por ejemplo, creo que ir a escuchar a Yo-Yo Ma es lo más educativo y placen-
tero para un fin de semana pero si lo programo en el Foro Sol, no llena. Es mejor
ponerlo en el Palacio de Bellas Artes. Aunque tratara de decir con promocio-
nales que es un artista valioso, no funcionaría; su público es pequeño y yo no
lo formé. Fueron estos tres educadores que cada vez nos entregan artistas más
parecidos a ellos y no están ampliando los públicos de quienes valen la pena. Es
una gran discusión nacional pendiente: qué estrategias podemos, pueden imple-
mentarse, para romper este círculo. En teatro es más claro, cómo apoyar no
sólo las comedias ligeras que dicen peladeces sino llevar la balanza hacia las obras
que te hagan pensar.
Creo que en este contexto, organismos públicos como el Consejo Nacional
para la Cultura y las Artes han hecho esfuerzos fundamentales pero no han
podido generar nuevos públicos. El reto sería hacer confluir a artistas de ambos
ámbitos: por un lado los masivos (y/o comerciales, pero de calidad) con los crea-
dores más de élite. Un ejemplo al vuelo: Luis de Tavira con Juan Gabriel. A lo
mejor hay un match de calidad entre ambos, un híbrido interesante que logre
romper el círculo vicioso de nichos alejados y restringidos. Ninguno de ambos
círculos se ha permitido trabajar con el otro y al final de cuentas, todos pode-
mos hacer de la tarea de que un público grande o chico nos vea, nos juzgue, nos
aprecie como arte, show o simplemente un entretenimiento.
Uno de los aspectos fundamentales para cualquier empresa, cultural o no, 235
son los números. Yo les doy mucho valor mientras que el área social y cultural,
es arte y ya. Muchas personas que viven de ese discurso, disfrutan amablemen
te de presupuesto nacional, por años. Y tampoco ofrecen cuentas.
economía cultural para emprendedores
Otros taquilleros
• Metallica/2009: 212 mil 609 boletos
• U2/2006: 191 mil 238 boletos
240 • Shakira/2006-2007: 141 mil 707 boletos
• Madonna/2008: 100 mil 236 boletos
perspectivas
Por género:
• Culturales: 803 pesos
• Internacionales: 769 pesos
• Deportivos: 620 pesos
• Rock latino: 448 pesos
• Inmuebles cie. Costo promedio general de boleto: 477 pesos
• Auditorio Coca Cola: 674 pesos
• Foro Sol: 659 pesos
• Arena vfg: 656 pesos
• Teatro Telmex 2: 585 pesos
• Palacio de los Deportes: 500 pesos
• Teatro Metropólitan: 459 pesos.
• Autódromo Hermanos Rodríguez: 433 pesos
• Vive Cuervo Salón: 367 pesos
• Teatro Blanquita: 331 pesos
vergencia de talentos y recursos. Hay que señalar que es uno de los pocos festiva-
les ciudadanos del país, impulsado por colectivos y organismos independientes.
economía cultural para emprendedores
El desafío es concebir al festival como una empresa con lo que esto supone en
términos organizativos y en su dinámica interna. Una estructura, un equipo de
trabajo; un régimen hacendario en regla y actuante, con los informes al día y
con margen de acción empresarial. En este sentido se trabaja bajo el amparo de
la Asociación Civil Tijuana Esplandián. La perspectiva es diversificar las funcio-
nes de esta Asociación, para incurrir, aparte del festival, en otras clases de acti-
vidades rentables como la edición, la consultoría, la publicación de impresos,
la organización de actividades artísticas, entre otras líneas de acción. Asimismo,
cada una de sus funciones debe potenciarse. La difusión tanto en medios tradi-
cionales con el amplio registro que representan las redes sociales. En este sentido
se requiere de un organismo —expresado por la Asociación Civil Tijuana Esplan
dián— funcional, con un equipo de profesionales, con formaciones específicas 245
que realicen las tareas encomendadas, en la planeación, definición de estrate-
las. Hay que buscar interlocución con la clase política, ocupada en otras inicia-
tivas y acciones. En estas técnicas hay mucho que avanzar; son necesarias accio-
nes más planificadas, una estructura administrativa fiable puesto que los informes
a instituciones y empresas son rigurosos y de ardua elaboración. Otra tarea
es hacer más visible socialmente la cultura, incorporar su presencia a un esque-
ma aceptado de desarrollo social, cosa que aún no se reconoce, y se relega a la
cultura a las identidades de costumbre: el entretenimiento, telón de fondo de
acciones filantrópicas, el ánimo decorativo (como sucede en los presupuestos
gubernamentales en muchos casos).
Impulsar un proyecto de difusión, basado en los medios habituales (prensa,
radio y televisión) y aparte intensificar nuestra presencia en las redes socia-
les. Integrar un programa de actividades atractivo, con audiencias aseguradas,
que ref leje la intensidad cultural de la región y las expectativas del intercam-
bio cultural.
El gran desafío es procurar los fondos suficientes con instituciones y particu-
lares. Hemos encontrado últimamente buena recepción en la dimensión pri-
vada: además del diario El Mexicano, la Universidad de Tijuana, Aeroméxico,
empresas restauranteras, entre otras. Hay el reto de forjar un presupuesto ade-
cuado; un fondo de tal magnitud que permita realizar un festival cada vez más
amplio y exigente con la calidad y el volumen deseable de actividades. Hay que
revisar los presupuestos de los festivales de algunos gobiernos estatales (Tamau
lipas, Nuevo León, Zacatecas) y los arropados por el gasto centralista (Cervan
tino, de México en el Centro Histórico) para darnos cuenta lo atrasados que
nos encontramos. Revisar experiencias en distintas latitudes tiene la ventaja
de que permite adaptar aquellos métodos, acciones y experiencias exitosas a
nuestro entorno.
•R ealizar las gestiones con los niveles municipal, estatal y federal para
lograr apoyos económicos para el financiamiento del programa. El fes-
tival ha contado con el respaldo del Consejo Nacional para la Cultura
y las Artes (gracias a una iniciativa de la Cámara de Diputados, más con-
cretamente de la Comisión de Cultura), y con el estímulo del Instituto de
Cultura de Baja California, además del respaldo de las instancias muni-
cipales de Tijuana, así como de organismos civiles, colectivos indepen-
dientes y empresariales.
•E ventos de recaudación. En el rubro de conciertos, recitales, y proyección
de películas.
• Cenas organizadas por el Grupo de Amigos del Festival.
• Coproducción de conciertos populares gratuitos con las delegaciones
del Ayuntamiento de la ciudad.
•V
enta del libro memoria del festival que se edita año tras año.
•C
oproducción de obras teatrales y musicales, con promotores de Los
Ángeles, California, colectivos tijuanenses e instituciones públicas.
•A
poyo y financiamiento de individuos y corporaciones privadas.
Perspectivas
con las fuerzas actuantes de la ciudad. No hay que olvidar los impactos econó-
micos de los festivales culturales sobre las ciudades. Atraen turismo y dinamizan
economía cultural para emprendedores
249
echan a andar más bien con fines declarativos que por su viabilidad en los
hechos reales. Como la reciente iniciativa por parte del gobierno federal que
economía cultural para emprendedores
turismo cultural
cultural, así como las ventajas competitivas que tiene al utilizarse como promo-
ción turística de cualquier destino en cualquier parte del mundo. Ejemplos
a nivel internacional los hay exitosos; es el caso de España, que ha realizado
excelentes campañas de mercadotecnia para públicos nacionales e internacio-
nales con muy buenos resultados que se ven reflejados con el creciente flujo de
visitantes, convirtiéndola así en una potencia turística a la alza.
La pregunta surge al pensar ¿por qué México, uno de los países con mayor
número de sitios declarados patrimonio cultural de la humanidad, con un vasto
acervo histórico, artístico y natural, carece de productos de turismo cultural que
incidan directamente en el desarrollo de comunidades mediante la generación
de economías sanas y que tengan como objetivo la sustentabilidad?
A lo largo de los años he podido ir dando respuesta a esta pregunta. Existe
un temor compartido en los dos actores principales del turismo cultural. Por un
lado el mundo de la cultura, ya que ha visto que cuando se inicia un desarrollo
turístico en destinos emergentes de nuestro país, la planificación y la inversión
está en manos de poderosos capitales internacionales que destinan escasos re-
cursos a la protección y conservación del patrimonio tanto histórico como cul-
tural y natural, motivo por el cual las instituciones culturales sobreprotegen el
patrimonio y en cierta manera crece una barrera que no permite el diseño de
un número necesario de productos turístico-culturales de calidad.
Por otra parte, el mundo del turismo no ha visualizado aún la oportunidad
que representa la cultura para la generación de nuevos perfiles de visitantes
a destinos de reciente creación y también para aquellos que necesitan de la
innovación, ya sea para acrecentar el número de turistas como para regresar
a las épocas de esplendor.
Turismo + Cultura resulta la fórmula perfecta para el desarrollo local y
regional de cualquier país; los beneficios de esta unión son muchos y los re-
sultados se ven a corto plazo: generación de fuentes de empleo, focalización de
nuevas inversiones, instrumentación de herramientas de promoción, preserva-
ción y difusión, entre otros.
Me vienen a la cabeza destinos como la Riviera Maya, que ya desde su nom-
bre nos remite a una de las civilizaciones más importantes del mundo; desgra-
262 ciadamente no se ha encontrado la manera que permita el nacimiento de em-
prendimientos de turismo cultural en la zona, que satisfagan las necesidades
perspectivas
turismo cultural
combinar los momentos de ocio con los de descubrimiento y diversión.
Crear conciencia en un sector como el turismo que en los últimos años se
ha consolidado como una de las industrias más fuertes a nivel mundial y con
una de las expectativas de crecimiento futuro más benévolas según la Organiza
ción Mundial de Turismo (omt), que la cultura proyecta una imagen positiva
del país como destino, que aumenta el flujo de visitantes y su tiempo de es-
tancia en los destinos, aumenta el gasto turístico y fideliza al visitante, además
de contribuir a reforzar la identidad cultural comunitaria.
El producto turístico-cultural
turismo cultural
ducto de turismo cultural; la consigna era consumir la cultura por medio de la
actividad turística. Pero quizá lo más importante era el involucramiento de
los habitantes vestidos con trajes de época, el sentimiento de haber traspasado
las barreras del tiempo y encontrarnos en una isla mediterránea atrapada por
el barroco.
Una excelente estrategia de promoción unida a una segmentación de mer-
cado con productos diseñados con base en perfiles de visitantes da como re-
sultado un balance económico favorable, un mayor número de visitantes.
Un caso parecido resulta Túnez, país norteafricano que por sus atractivos
naturales y culturales ha decidido apostar por dos grandes segmentos del turis-
mo, el de sol y playa masivo y localizado en la costa, y por otro lado, el turismo
cultural-aventura. Rutas que inician con cabalgatas a camello en la puerta del
Sahara, acampadas y noches de observación de estrellas, de bailes árabes a mitad
266 del desierto, leyendas, historias contadas por magníficos guías que hacen de
puente y unión entre el destino y el turista que se convierte en viajero. Uno de los
perspectivas
productos que más llama la atención es el tren de Tozeur, las viejas vías funcio-
nan como máquina del tiempo en la que podemos entender los caminos de una
economía cultural para emprendedores
parte del desierto y a sus habitantes, conectar con ellos y fidelizarnos al destino.
turismo cultural
Equipo + profesionalismo + calidad = sustentabilidad económica
turismo cultural
Comercialización + segmento de mercado + calidad precio + viabilidad =
sustentabilidad económica
turismo cultural
museo con ciudad.
Las oportunidades de generación de ventas son variadas y la dirección del
museo las ha sabido aprovechar. Programa de lealtad para empresas, servicio
de visitas guiadas privadas, renta de espacios (vestíbulo, atrio, auditorio, aulas),
servicio de catering por parte del restaurante del museo (cenas, cocteles, coffee
breaks), traducciones simultáneas, servicio de guardarropa, además de acceso
a internet previo pago de servicio. El Guggenheim Bilbao se presenta como
un excelente aliado para el turismo de congresos.
tro presente fortalece nuestra identidad, nos hace únicos frente a otros des-
tinos turísticos y atrae a nuevos mercados y perfiles de turistas, provocando
economía cultural para emprendedores
1
Claudio Rama considera a la cultura como producción mercantil simbólica.
No busco en este análisis retomar el añejo debate entre formalismo y sus-
tantivismo, sino más bien me propongo plantear algunas reflexiones y pro-
puestas en torno a la dualidad economía y cultura, a partir del reconocimiento
del profundo significado de la dimensión económica de la cultura y de la tras-
cendencia que ha adquirido frente a los grandes cambios que tienen lugar en
la sociedad contemporánea, como la globalización, el desarrollo de los medios
de comunicación y el despegue de las así llamadas industrias culturales, por men
cionar sólo algunos aspectos.
Las formas humanas de organización, las instituciones y los procesos sociales
actuales, de suyo complejos y en constante transformación, ya no pueden analizar 277
se en términos principalmente o exclusivamente económicos, como alguna vez se
2
En Arts & Economics – Analysis & Cultural Policy, Bruno S. Frey, profesor de la Universidad
de Zurich se refiere al número especial de Volkswirtschafliche Blätter dedicado a “El arte y la
economía” editado en 1910.
3
Siempre interesado en el arte, Keynes patrocinó e invirtió en el Cambridge Arts Theater.
En 1940 aceptó fungir como presidente del Council for Encouragement of Music and the Arts
del Reino Unido.
No es hasta la publicación en 1976 de Performings Arts-The Economic Dilemma de
William Baumol y William Bowen, donde analizan las dificultades para el finan-
ciamiento del espectáculo, que se sentaron las premisas para el reconocimiento
de la economía del arte como disciplina independiente dentro de la ciencia
económica moderna, dando paso a que un número cada vez mayor de eco-
nomistas hicieran nuevas aproximaciones al tema. Los trabajos que surgieron
posteriormente en distintos ámbitos académicos habrían de contribuir además
a la creación de la Association for Cultural Economics International (acei por sus
siglas en inglés), y a la aparición del Journal of Cultural Economics.
278 Apenas hace 26 años, en 1984, por encomienda del Parlamento de Zurich,
se realizó un estudio económico para justificar las subvenciones otorgadas a la
perspectivas
ción un poco incoherente de sectores, pero que crean valor de signo, o valor
simbólico; segunda característica, ante un aumento del ingreso su consumo
crece a tasas mayores; tercera, tienden a competencia monopolista (en el sen-
tido de Chamberlin), y cuarta, animan a los productores a formar clusters o aglo
meraciones. En éstos las ventajas comparativas económicas y los recursos na-
turales poco a poco son superados por ventajas competitivas construidas social
y políticamente. Scott agrupa de la siguiente manera las aglomeraciones (véase
cuadro 1).
Las puntas de lanza del crecimiento y la innovación hoy coinciden crecien-
temente con sectores en los que el capital intelectual y humano, complementado
con las tecnologías digitales, se está convirtiendo en el ingrediente clave de los
procesos de producción y un requisito básico del éxito competitivo; estos sec-
tores representan la avant-garde de la economía cognitiva-cultural. En ésta las
facultades racionales y emotivas de las y los trabajadores son revaloradas, pero
también exigidas, aun en escalas bajas de trabajo.
Complementariamente a ello, para los expertos de mkw la cultura digital es
el resultado de una interacción entre la cultura tradicional (el contenido) y el
sector times (Telecomunicaciones, internet, Multimedia, E-comercio, Software
y Seguridad) y el de distribución y servicios (véase figura 1).
Estos sectores son para el gobierno del Reino Unido los medios a través
de los cuales una nación dinámica expresa sus valores, son fuente de placer,
Cuadro 1
Parques temáticos
Complejos de diversión Atracciones naturales
Patrimonio
Distritos museísticos
Espacios culturales de Distritos de compras
Productos ciudades centrales Distritos de
inmuebles entretenimiento
Aglomeraciones Festivales
temporales y cíclicas Convenciones
Eventos deportivos
Ropa
Muebles 289
Distritos
De ensamblado Joyería
Productos
Diseño gráfico eno-gastronómicos
Servicios de diseño Diseño industrial
Productos especializado Diseño web
Vinos
muebles Arquitectura
Licores
“Specialités du pays”
Películas
Producción de
programas de tv
Industria de la música
Libros
Industrias mediáticas y Edición Revistas
relacionadas Periódicos
Relaciones públicas
Publicidad
Fuente: Social Economy of the Metropolis: Cognitive-Cultural Capitalism and the Global Resurgence of Cities, Allen J. Scott,
Oxford University Press, 2008.
Servicios / Distribución
Cultura digital
290
perspectivas
Tecnología Contenido:
Tiempo-sector Sector digital
economía cultural para emprendedores
Fuente: Exploitation and development of the job potential in the cultural sector in the age of digitalization, mkw
Wirtschaftsforschung GmbH, Munich.
Las ciudades
gares tan “poco propicios” como antiguas regiones manufactureras como las
Midlands y el norte de Inglaterra o el Ruhr alemán. Para estos efectos el mer-
cadeo del territorio sigue siendo útil, pero deben relativizarse frente a políti-
cas de segunda generación como el establecimiento de activas industrias cultu-
rales que producen bienes y servicios que pueden ser exportados o transmitidos
a clientes en todo el mundo. Colin señala que numerosas regiones que re-
ducen su política a financiar empresas para que se establezcan en su territo-
rio tienen magros resultados, como es el caso de Lorena, donde del conjunto
de empresas receptoras de subsidios en los últimos 20 años, ya ninguna se
encuentra en su territorio.
Las nuevas tendencias crean pues tensiones que son aprovechadas para ir
constituyendo “constelaciones” de centros que se complementan y no el fenó-
meno que se esperaba —por la disminución de costos de transporte— de la emer-
gencia de un solo centro monopólico. Otra área en la que pone énfasis Scott
es el debate y tensiones entre quienes creen que lo central es el fomento de una
“clase creativa” cuya emergencia creará el resto de las condiciones. Scott consi-
dera que las tareas culturales y cognitivas que tienen que realizarse implican
muy diversos actores en colaboración entre sí, lo que requiere la creación de un
complejo productivo urbano, es decir la red de actividades industriales y de
servicios interrelacionadas que generen desarrollo polarizado territorialmen-
te al que luego se le brinde acceso a otros territorios.
Las tensiones están cambiando los patrones económicos, la organización
social y la estructura física de las ciudades. Un fenómeno que manifiesta estos
procesos es el reciclaje o renovación de zonas antiguas de las ciudades, como son
Harbor Front en Baltimore, Docklands en Londres y el desarrollo Zurich West
en Suiza. Otros ejemplos son Manchester Northern Quarter y Sheffield Cultural
Industries Quarter, y en Los Ángeles, para citar otro ejemplo, un nuevo distrito
de la moda se acaba de crear en una zona decaída de empresas de ropa. Pero las
zonas emblemáticas de la nueva economía y los centros nerviosos del nuevo
sistema productivo cognitivo-cultural son las grandes zonas metropolitanas
como las regiones globales en torno a Nueva York, Los Ángeles, Londres, París, 293
y Tokio que permiten estar anclado a un cluster específico por el que puede
Rullani confirma la visión de Scott que desde el punto de vista urbano hay una
transformación del sistema de ciudades que ahora se organizan según un es-
quema reticular, abandonando la forma jerárquica anterior, esto contribuye a
valorizar capacidades, proyectos y especificidades de cada nodo.
También para este autor es claro que en la realización de proyectos innova-
dores es absolutamente indispensable la intervención de sujetos internos y exter
nos al sistema cultural que desarrollen el papel de integradores de un proyec-
to ciudadano compartido por todos.
Señalan los funcionarios de la unctad que:
cómo se relacionan unos con otros, y cómo el sector creativo se relaciona con otros
sectores de la economía.
economía cultural para emprendedores
Consideraciones finales
296
Obras analizadas:
perspectivas
299
Preámbulo necesario
1
Sentencia de Jorge Dimitrov, dirigente búlgaro de los años cuarenta.
2
Sentencia de Liudmil Staikov, cineasta búlgaro, en los años ochenta.
Relación de términos: desde las resignificaciones
a las concreciones y aplicaciones
3
Avanzamos en la reconfiguración y relación de las cartografías del conocimiento. “En
realidad hablamos de un fenómeno que es lo bastante general y específico como para sugerir
que lo que estamos observando no es otro trazado del mapa cultural —el desplazamiento de unas
pocas fronteras en disputa, la señalización de ciertos lagos de montañas pintorescos—, sino
una alteración radical de los principios de la propia cartografía. Algo que le está sucediendo al
modo en que pensamos sobre el modo en que pensamos.(…) Un sesgo definitivamente demo-
crático se ha impuesto sobre nuestra concepción de lo que leemos y escribimos. Las propiedades
que conectan unos textos con otros, que los sitúan, al menos ontológicamente, a un mismo
nivel, empiezan a ser tan importantes para caracterizarlos como las que los dividen; y en lugar
de hallarnos frente a una matriz de especies naturales, de tipos fijos divididos por diferencias
cualitativas claras, nos vemos rodeados por un campo enorme y casi continuo de obras diver-
samente pensadas y variadamente construidas, campo que sólo podemos ordenar en la prác-
tica, relacionalmente, en razón de los propósitos que nos caracterizan. No se trata de que ya no
dispongamos de convenciones interpretativas; tenemos más que nunca, construidas (a me-
nudo en forma chapucera) para acomodarnos a una situación a la vez fluida, plural, dispersa e
Para una ilustración de tal tarea, nos abruma sólo revisar la Paideia griega con
los pensamientos como los de Sócrates, Platón y Aristóteles, la filosofía medieval
con su cultura teológica agustiniana y tomista, y las teorías particulares de la
moderna subjetividad iniciadas por Bacon y Descartes, Locke, Hume, Kant y
Hegel, y todos sus alumnos, hasta los actuales ensayistas como los filósofos cul-
turales, los filopsicosocioantropólogos como Néstor García Canclini, Jesús
Martín Barbero, José Joaquín Bruner, y los nuevos economistas de la cultura
como Yúdice, Throsby, Lluis Bonet, Rifkin, Mark Schuster, Amartya Sen, Geertz,
Guedez, entre muchos otros.
La cultura hoy, cuando son pocos los espacios para la innovación como fac- 301
tor ineludible de competencia, se ha convertido en el recurso vital para una
inevitablemente caótica. (…) las personas que se califican de científicos sociales (o conduc-
tuales, o humanistas, o culturales), liberadas de la tarea de convertirse en individuos taxonó-
micamente honorables, tarea que por otra parte nadie lleva a cabo, han logrado la libertad
necesaria para desarrollar su trabajo en función de sus necesidades, y no de acuerdo con las
ideas heredadas sobre lo que deben o no deben hacer” (Geertz, 1994:32).
desarrollo; entre desarrollo estatalista como gasto —que tiene implícito el asisten-
cialismo y la falta de autonomía comunitaria— y el desarrollo privado como
inversión estratégica que reduce la acción social a la racionalidad funcional
de la utilidad (Bell, 1989:24).
El concepto de desarrollo está articulado con la concepción del pensamiento
económico que va a una idea tanática, excluyente y de competencia económica.
La crítica contemporánea en su reflexión apunta a un concepto de desarrollo
asociado a ideas eróticas, de vida, incluyentes, de cooperación y asociación; el
imaginario de la ética de tercera generación en la cual las sociedades se condu-
302 cen por los valores de la solidaridad comprendida a partir de la integralidad,
porque se trata de la construcción relacional de todas las instituciones con sus
perspectivas
misma perspectiva de Adela Cortina con la ética cívica que debe acompañar
el desarrollo económico y empresarial, y de Amartya Sen, con una concepción
del desarrollo “como proceso de expansión de las libertades reales de que dis-
frutan los individuos”. Y están relacionadas entre sí (sen Amartya, 2000:19).
El concepto de desarrollo asociado únicamente a las presunciones del pen-
samiento económico reducido a la lógica del mercado actual es insostenible.
La lógica del capitalismo moderno tiene como premisa fundamental la acultu-
rización y el cambio y manipulación cultural.
La comprensión de la cultura como relación transversal del desarrollo
integral, supone la corresponsabilidad y la autonomía de la sociedad civil y
todas sus comunidades y organizaciones para empoderarse culturalmente
y superar el asistencialismo y la marginalidad como aparece en las reiteradas
recomendaciones de foros y conferencias mundiales que aluden a la diver-
sidad creativa (1996), a las políticas culturales para el desarrollo (1998), las
declaraciones protocolarias de buenas intenciones de los jefes de Estados y
regiones (2000–2004). El efecto de esta concepción matricial de la cultura
permite la articulación de políticas culturales, sociales y económicas armo-
nizadas en función del desarrollo integral sistémico sostenible, que se con-
creten en sectores culturales encadenados portadores de Producto Interno
Bruto (pib) y Producto Interno Culto (pic). De utilidad económica y utili-
dad social.
Esto es, una intervención del sector cultural que conlleve una reconversión
no sólo económico-industrial sino por ende político-socio-cultural desde las
organizaciones en las que cooperan todos los agentes y actores sociales de
cultura país-ciudad-comunidad-individuo-región. Las actividades culturales no
tienen un sentido disperso, aislado, olvidado, intervenido-manipulado; ellas
están encadenadas en un propósito estratégico que integran personas, empre-
sas, gobiernos, mercados. Propósito estratégico que es lo integral para la utopía
de la felicidad o el ansiado incremento sostenible de la calidad de vida… El
poder de marca y relación de las culturas… Marca país.
303
Cultura y desarrollo, dos realidades que son a su vez dos fenómenos cuyos pro-
pósitos estratégicos se enfrentan a unas antinomias que han generado disfun-
ciones en la concepción de las políticas y por tanto disonancias en las prácticas
causantes de las insuficiencias y los sinsentidos y contradicciones. Ya los filóso-
fos de la sospecha de finales del siglo xix —Nietzsche, Marx y Freud— advertían el
malestar cultural; el primero con su ataque a la metafísica y al idealismo alemán
proponiendo el vitalismo como forma de asegurar la autonomía, el segundo
desenmascarando la lógica capitalista y la alienación de las relaciones sociales
en ella; el tercero mostrando la pérdida de la erótica o de la vida y la necesidad
de recuperar el sentido del yo y el otro. Este malestar responde a la angustia del
mundo social sumido en las lógicas y retóricas del proyecto tecnoeconómico
moderno y de las organizaciones industriales con su pragmatismo mercantilista;
Marcuse, Althuser, Adorno, Horkheimer, entre otros, emprendieron un tra-
bajo de crítica a la cosmovisión moderna en el que identificaron las paradojas
del desarrollo y los sinsentidos de la cultura que impusieron un sentimiento de
existencia pseudotrágico por el moderno eros hedonista “(…) la idea del placer
como modo de vida, se ha convertido en la justificación cultural si no moral del
capitalismo” (Bell, 1989:33).
Los tratados de libre comercio reviven el malestar de la cultura, entendida
como sentimiento trágico de la existencia, como territorio de disputa a la manera
gramsciana. Malestar entendido como la conciencia de todo ser humano del
triunfo de la racionalidad y de la racionalización. Una salida es comprender
la cultura como eje articulador de las interacciones sociales en el mundo glo-
balizado y de economías de bloque.
Así, la antinomia civilizatoria del mundo culto-inculto, evanescente-prefor-
mateado, rico-pobre, mientras avanza el proyecto materialista y racionalista
del mundo. La cultura es la manifestación social en la historia de los pue-
blos; la antinomia del desarrollo es el mito en que terminó siendo la cultura,
cuya realidad contradice el ideal de la sociedad capitalista moderna que fue
304 la que estructuró ese sueño del progreso. “(…) el derrumbe de la idea clásica
de la modernidad, de la ideología de la Ilustración y del progreso se produce
perspectivas
Cambridge, 2001.
Estas dimensiones que pretenden resignificar los conceptos de cultura y
desarrollo, implican desmacroeconomizar los sectores económicos y sociales,
y por ende culturales; lo significa romper las visiones teóricas y abstractas que
consideran que el pib de un país, es el efecto de las manipulaciones hipotéticas
de las coaliciones de expertos acerca de la realidad económica y concentrarse
en lo macroeconómico, lo que significa intervenir las organizaciones que con
su actividad económica generan la riqueza material y espiritual desde lo micro
—léase persona, trabajador-consumidor, empresa, gremio, asociación, gobierno,
comunidad, localidad, ciudad, región—. Esto es asunto de cuidado, también
306 lo es, desmetafisicar la política y microeconomizar con sentido de cluster el
sector cultural, para que sea una microeconomía cultural encadenada. Lo que sig-
perspectivas
En donde:
ción como ecuación social del desarrollo cultural, y por ende de la sociedad
misma como resultados de lo integral.
Administración es igual a estrategia más gerencia. Las disfunciones de los
discursos y modelos gerenciales clásicos de finales de siglo xix hasta media-
dos del siglo xx crearon el paradigma de lo práctico en la administración, asi-
milando de manera práctica el pensamiento de Smith, en el que lo productivo
es la optimización que se concreta en los indicadores de utilidad a expensas
de la supervivencia y perdurabilidad. Hasta el detrimento de la rentabilidad
organizacional, sectorial, nacional y regional. Significó la pérdida de la visión
de largo plazo y la disciplina del pensamiento estratégico, privó el imperio del
corto plazo, la era de las expectativas limitadas, a decir de Krugman;5 la era
de las expectativas crecientes y los rendimientos decrecientes.
La intervención del sector cultural vista desde una perspectiva estratégica
genera y se constituye en un factor clave de equilibrio en las economías y socie-
dades de la globalización media en la búsqueda de la equidad. Reiterando, la
cultura es el poder de la marca, siendo insistentes, es la identidad que cada na-
ción tiene para relacionarla, mezclarla, preservarla.
5
Véase La era de las expectativas limitadas, Barcelona, Ariel Sociedad Económica, 1991.
España. El valor económico del español
José Luis García Delgado*
* Economista español. Catedrático de Economía Aplicada, Universidad Complutense y
de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.
313
Agradezco la oportunidad de presentar en esta obra un proyecto de investi-
§§§
§§§
Una segunda línea, que enlaza con la anterior, es hacer algún ejercicio de
agregación para estimar cifras que proporcionen órdenes de magnitud del valor
economía cultural para emprendedores
§§§ 321
mía en español. Al no haber mejor apoyo para una lengua —para una lengua,
por lo demás, con incesantes muestras de creatividad literaria— que la robustez
economía cultural para emprendedores
§§§
El estudio del valor económico del español es una tarea novedosa y tiene amplia
proyección social. Ocuparse de él resulta, por ende, además de un incitante co-
metido académico, un verdadero deber intelectual. De ahí que deba finalizar
agradeciendo la excelente ocasión que me brinda esta obra y a la Fundación
Telefónica su iniciativa y apoyo.
Economía cultural para emprendedores perspectivas
Se terminó de imprimir en julio de 2010, en los talleres de la
Dirección de Publicaciones de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
Para su composición se usaron los tipos de la familia Goudy Old Style.
El tiro consta de 1000 ejemplares.