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Este aviso fue puesto el 15 de marzo de 2015.
Para el grupo de diócesis bajo un patriarca, véase patriarcado (iglesia).
Manifestación por los derechos de las mujeres en la Plaça Sant Jaume de Barcelona
(2019)
Se denomina patriarcado a toda forma de organización social cuya autoridad se
reserva exclusivamente al hombre o sexo masculino. En una estructura social
patriarcal, la mujer no asume liderazgo político, ni autoridad moral, ni privilegio
social ni control sobre la propiedad. Deriva del término «patriarca»,4 que ya desde
la antigüedad europea se entiende como un jefe varón de una familia o comunidad. Su
opuesto lingüístico es «matriarcado». Las sociedades patriarcales generalmente son
también patrilineales. El concepto puede asociarse a todas las organizaciones
sociales, políticas, económicas y religiosas en las que existe un desequilibrio de
poder entre hombres y mujeres, en favor de los primeros.5
Índice
1 Etimología, otros usos y palabras relacionadas
2 Características en la sociedad occidental contemporánea
3 Patriarcado según autoras
4 Historia del patriarcado
4.1 Prehistoria y origen del patriarcado
4.1.1 La Monogamia y la división sexual del trabajo
4.1.2 El descubrimiento de la paternidad
4.1.3 El origen del patriarcado
4.2 Antigüedad en Occidente y Oriente Medio
5 Historia de las ideas sobre la mujer
5.1 Antigüedad europea
5.2 Edad Media europea
6 El patriarcado y los varones
7 Nuevas ideas. «Neopatriarcalismo», «Neomachismo»
8 Véase también
9 Notas
10 Referencias
11 Bibliografía
Etimología, otros usos y palabras relacionadas
La palabra «patriarca» proviene de las palabras griegas ἄρχειν árchein, que
significa mandar, y πατήρ patḗr, que significa padre. En su sentido literal, el
patriarcado es la autoridad del padre.7
Fueron patriarcas los jefes de las primeras familias hebreas. Luego pasó a ser el
nombre de una jerarquía eclesiástica de la iglesia cristiana primitiva. Varias
iglesias cristianas modernas siguen usando la palabra patriarcado para designar un
grupo de diócesis.[cita requerida]
Uno de los objetivos principales de parte del movimiento feminista es terminar con
la asimetría de poder entre hombres y mujeres en sus múltiples formas. El
patriarcado, en este marco, es entendido como el sistema contra el que hay que
luchar. Para la definición feminista, padre o marido son lo mismo.7
Falta de autonomía económica: por falta de ingresos o ingresos bajos por trabajos
precarios, inestables o de tiempo parcial.
División sexual del trabajo: las mujeres cargan con todo o a mayor parte del
trabajo no remunerado (trabajo doméstico y cuidado de personas).
Preponderancia masculina en el trabajo: para las mujeres se reservan los puestos de
«bajo perfil» o de «perfil asistencial». Los salarios de las mujeres son más bajos
y ellas ocupan la mayoría de los contratos de trabajo parcial.
Expectativas del mundo laboral: muchos asumen que, entre los trabajadores, los
varones tendrán una disponibilidad hacia el trabajo diferente a la de las mujeres,
quienes presumiblemente tendrán mayor preferencia por encargarse de sus hijos y su
hogar que sus parejas masculinas.
El «techo de cristal», entendido como un conjunto de prácticas socialmente
incorporadas que reproducen la situación de discriminación de la mujer en todos los
espacios. Este entramado nos hace imposible acceder a la igualdad pues configura un
muro implícito e indeterminado para alcanzarla.10 Aun cuando algunas mujeres logren
ascender a altas jerarquías, en general quedan a un paso de los verdaderos puestos
de decisión. Las que consiguen superar ese techo son la minoría.11
Violencia doméstica, acoso sexual y violación: a pesar de la igualdad jurídica de
las mujeres en muchos países, siguen existiendo numerosos casos de violencia
doméstica, acoso sexual y violación. Algunos de estos actos cuentan con apologías y
justificaciones, e incluso han existido actuaciones de tribunales que encuentran
atenuantes en supuestas provocaciones por parte de la víctima.12
La sexualidad: escaso respeto de los derechos sexuales y reproductivos de las
mujeres.13
Patriarcado según autoras
Una definición completa del término que integra distintas corrientes del feminismo
fue elaborada por Marta Fontenla:
Cuando dice que son relaciones «sexuales y políticas», está refriéndose a los
postulados del feminismo radical establecidos por Kate Millett, según la cual las
relaciones sexuales son relaciones políticas, a través de las cuales los varones
dominan a las mujeres.
Pero la situación cambió con el desarrollo muscular mayor en los hombres, que
comenzaron a interesarse por tener un papel igual de relevante que el de las
mujeres en las decisiones sociales. Por ese motivo, vieron una posibilidad
interesante en la permanencia al lado de la mujer para, de esta forma, participar y
contribuir de la misma manera en la organización social. Dicha fuerza fue empleada
por los hombres en un principio para mejor transporte de los materiales o piezas de
caza. No obstante, esto derivó poco a poco en la utilización de la violencia y de
la agresividad en todos los aspectos de la vida. Esto justificaría porqué el
cerebro de los hombres invierte más en reacciones físicas. Es un resto de la
evolución humana, como por ejemplo, el apéndice. En algún momento tuvo su utilidad
pero ya no es funcional para ningún fin actualmente. Sin embargo, la imposición de
la fuerza fue lo que provocó una amenaza para las mujeres, quienes se vieron
obligadas a permitir a los hombres participar en las decisiones que implicaban al
grupo. La fuerza física permaneció como una característica plenamente masculina, al
igual que la procreación es femenina. Esto provocó la reafirmación entre ellos por
reforzar su propia potencia como seres fuertes.
Esta división sexual del trabajo primitivo se explica en el hecho de que la caza es
una actividad que necesita esfuerzos violentos e implica riesgo para la integridad
física, algo poco recomendable para mujeres embarazadas o con hijos lactantes. La
caza también podría haber tenido cierta función militar: mantener grupos de varones
entrenados y vigilando los territorios de posibles grupos rivales, un fenómeno que
también se encuentra en el antecedente chimpancé, cuyas únicas divisiones del
trabajo se centran en encomendar a los varones a cuidar del territorio ocupado y a
las hembras a formar a las crías.
El descubrimiento de la paternidad
Artículo principal: Paternidad
La antropología ha revelado que la conexión entre sexo y procreación no estaba
clara en ciertas sociedades, por lo que se admite que en las primeras culturas
humanas esta conexión pasó inicialmente inadvertida. Sin embargo, en la mayoría de
sociedades de cazadores-recolectores, el vínculo era conocido. El conocimiento
culturalmente añadido de la conexión entre sexo y procreación habría estado
relacionado con el concepto socialmente construido de adulterio. Este
descubrimiento constituye un hito importante, porque en ninguna otra especie la
actividad sexual estaba tan desconectada del acto generativo en sí. Este
descubrimiento originó la subordinación forzosa de los intereses reproductivos
femeninos a los masculinos.[cita requerida] En cualquier caso, esta constatación
tuvo que trastornar profundamente las relaciones naturales entre los sexos. Se
convirtió en una amenaza a ojos de las mujeres, para las que el sexo quedó asociado
a las penalidades de un embarazo prolongado y un parto difícil y doloroso que,
además, era una causa significativa de mortalidad femenina. Para los varones, en
cambio, trajo consigo la conciencia de la paternidad. Ahora cada neonato tenía un
padre. Si bien ya había un lazo instintivo entre los hombres y los hijos de sus
compañeras, ahora el conocimiento consciente del parentesco paternofilial le dio
sentido y contribuyó a intensificarlo. También contribuyó a exacerbar los celos y
la fobia al adulterio.20
Antigüedad europea
Aristóteles también mantenía la teoría del sexo único, según la cual la mujer era
un varón disminuido, imperfecto. En relación al cuerpo femenino, lo menciona como
dependiente del hombre para su salud y maltratado por su matriz, algo inacabado,
débil, frío, todo producto un defecto natural. Decía sobre ella: es como «el
defecto, la imperfección sistemática respecto a un modelo», el masculino. Con
respecto a características sociales, Aristóteles decía que en la administración
doméstica el varón tenía que mandar sobre los esclavos, los hijos y la esposa. Y
que el varón es, naturalmente, «más apto para el mando que la mujer...».21
Llegados a este punto, es posible concluir, tal como hacen los estudios feministas
que indagan acerca de la compleja noción de patriarcado, que al verificarse que se
trata de una construcción histórica y social, es posible modificarlo por un modelo
social justo e igualitario.26