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Todos los seres vivos deben tener una constante fuente de energía para mantener
las más básicas funciones vitales. En algunos casos, esa energía viene directo
del sol a través de la fotosíntesis, en otros devorando otros seres vivientes, como
plantas o animales.
La energía debe ser consumida y entonces es convertida en una forma adecuado
como el adenosín trifosfato (ATP). Hay varios mecanismos para transformar la
fuente de energía original en ATP.
La forma más eficiente es a través de la respiración aeróbica, la cual requiere
oxígeno. Este método generará más ATP de la fuente.
Sin embargo, si no hay oxígeno disponible, los organismos pueden utilizar otros
mecanismos para convertir la energía. Los procesos que no necesitan oxígeno se
llaman anaeróbicos.
Respiración anaeróbica
En la respiración anaeróbica, los microorganismos transforman la glucosa de los
alimentos en etanol y dióxido de carbono para liberar energía. Esta energía es
usada por los organismos para su supervivencia. La respiración anaeróbica
produce menas energía en forma de ATP que la respiración aeróbica.
Algunos organismos no necesitan oxígeno para sobrevivir gracias a la respiración
anaeróbica. Esto ocurre en los tipos más primitivos de bacterias, y los científicos
creen que los primeros organismos en aparecer sobre la tierra fueron anaeróbicos.
Estos seres proliferaron cuando la atmósfera terrestre contenía muy poco oxígeno
y, como su composición comenzaba a incorporar más oxígeno a lo largo de
millones de años, nuevos organismos evolucionaron para adaptarse a esa
condición.
La aparición del oxígeno es resultado de la vida vegetal, la cual lo genera a partir
del dióxido de carbono a través de la fotosíntesis.
Las bacterias anaeróbicas también pueden ser beneficiosas a los humanos de
muchas manearas. Algunas participan activamente en la producción de alimentos,
por medio del proceso de fermentación.
Otras bacterias anaeróbicas juegan un rol en el tratamiento de aguas residuales.
Al vivir en entornos que podrían matar a la mayoría de las criaturas, y no solo por
la falta de oxígeno, consumen materiales de desechos, transformándolos
químicamente en compuestos más simples.