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Todos pecamos en algún momento con este pecado, no solo por el alimento
que comemos de mas, sino por lo que a veces compramos sin necesitarlo,
y apenas caímos en cuenta con esas preguntas que reflexionábamos ayer,
posiblemente de entre todos los pecados capitales todos consideramos la
gula como el pecado más inofensivo, sin embargo, por su misma
apariencia inofensiva, es posible que sea de los más cometidos entre todos
nosotros, fieles de no cometer otros pecados más evidentes.
Preguntemos hoy ¿Qué tiene de malo realmente la gula? Primero es fácil
poder ver las graves consecuencias físicas que hoy día están matando a
muchas personas como la obesidad, la diabetes, la presión alta y algunas
otras enfermedades, pero son más importantes las consecuencias para el
alma de este pecado. ¿Cuáles? Primero es fácil olvidarnos de las cosas
importantes que debemos hacer por estar ocupados buscando
egoístamente exceso de placeres, porque eso es la gula, un exceso de la
búsqueda de placer en los alimentos. Reflexionemos hoy ¿Somos egoístas
con los alimentos de nuestro prójimo? ¿Buscamos placer cuando comemos
y bebemos? ¿Pensamos en el otro cuando compramos algo que no es
primordial? ¿Nos preguntamos a nosotros mismos si con eso que
compramos que no es necesario podría haber servido al que no tiene que
comer?
Reflexionemos hoy durante el día sobre esto en nuestra vida
Dios nos ha bendecido al llenar la tierra con alimentos que son deliciosos,
nutritivos y aún placenteros, debemos honrar la creación de Dios,
disfrutando de estas comidas, y consumiéndolas en cantidades
apropiadas. Dios nos llama a controlar nuestros apetitos, en lugar de
permitir que ellos nos controlen.
Todo debe terminar, no que tal solo hemos empezado en este tema de los
pecados capitales continuemos reflexionando sobre estos e errores
morales, graves iniciaremos mañana con la Lujuria
No existe una única forma para atenuar la lujuria; la gracia de Dios nos
permite calmar la misma ya que se manifestó a los hombres para
renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos ansiando que los seres
humanos gocen de una vida sobria, justa y piadosa.
El amor hacia Dios y el reconocimiento del otro, como objeto de creación
divina, es una muestra del amor que busca honrar, valorar y buscar lo
mejor para la otra persona.
Miremos lo negativo: “Quiero placer aquí y ahora”, satisfacer un deseo
sexual inmediato es la prioridad de la persona incapaz de controlar
sus impulsos.
Desordenado, incontrolable y exagerado, así es el deseo sexual del
lujurioso, una persona que no suele pensar en las consecuencias de sus
actos y se mueve por impulsos. “suelen ser personas que no tienen otras
gratificaciones vitales”. Los problemas surgen cuando el impulso sexual
nos domina y no al revés, una persona que necesita sexo a todas horas
puede tener problemas en su relación de pareja., hay varios factores que
fomentan la lujuria:
Base biológica. “El comportamiento sexual es el componente
biológico más gratificante que tiene el ser humano. Las hormonas
producen una tensión sexual que se resuelve a través del orgasmo”.
Aprendizaje. Cuando se es niño se está acostumbrado a explotar
cuando no se obtiene lo que se quiere, la falta de control de impulsos
es uno de los principales rasgos de la lujuria.
Edad. El ser humano experimenta su máxima potencia sexual a
partir de los 17 o 18 años. “Con esa edad tenemos una cabeza
lujuriosa”, subrayan los psicólogos.
Presión del entorno. Tenemos claro que los adolescentes tienen las
hormonas locas, pero… ¿cómo influye el grupo de amigos en su
actitud? El ambiente en el que los jóvenes se mueven es clave para
determinar su comportamiento sexual, a menudo no acorde con su
madurez.
Refuerzo social. “Los varones tenemos más boca que aparato
genital”. Me refiero a la extendida costumbre masculina de relatar
las aventuras sexuales sean reales o inventadas, en busca de un
refuerzo social que puede fomentar la lujuria.
Cultura. Adulterio, prostitución al alcance de cualquiera,
pornografía en internet… Las oportunidades para dar rienda suelta a
la lujuria nunca fueron tantas.
Un tipo de comportamiento así incapacita el desarrollo de una vida
normal o perjudica a terceros, podemos estar hablando de un problema
más serio como las parafilias: exhibicionismo, voyeurismo,
sadomasoquismo…
Cuando ya no podemos entender la relación sexual sin el fetiche, el daño o
la humillación, hay que pedir ayuda.
Algunas de estas perversiones pueden incluso constituir un delito.
“Fantasear con niños o con animales conlleva un componente patológico.
Miremos nuestro interior y preguntémonos que actos impuros hemos
cometido y pidamos perdón por ellos. Mañana veremos cómo tener esos
impulsos bajo control.
Es muy interesante conocer el origen del término lujuria para saber cómo
han evolucionado con el paso del tiempo.
Pero no solo tenemos que irnos hasta las prácticas religiosas para
condenar la lujuria, a pesar de que su origen no fue sexual, con el paso del
tiempo y de los siglos, lo cierto es que su significado actual sí está muy
ligado al sexo, nuestra sociedad ha heredado los conceptos anteriores
incluso para aquellos que no se consideran religiosos. ¿Cuál cree usted
que es la estrategia de Satanás?
Hace falta valor para llamar a las cosas por su nombre y sin tapujos, la
pereza es un vicio muy grave y por lo tanto hay que actuar contra ella con
inteligencia, energía y diligencia en beneficio propio, de la familia y de la
sociedad, se debe tener en cuenta la gravedad de las omisiones que
pueden resultar de la pereza, del peligro de su hábito y de los costos
económicos y morales de ella, al rehuir el esfuerzo que supone el trabajo.
Hoy, en cambio, los fines son privados, por lo tanto hay que razonarlos:
¿Para qué y por qué hacemos las cosas? El problema es que muchos de los
objetivos humanos son difíciles de razonar y contestar: ¿Para qué quieres
subir a la cima de la montaña? En tu interior en el momento del día que
tengas de ocio, da respuesta para ti a estas dos últimas preguntas
Así hay individuos que pasan por la vida intentando buscar una razón a
las acciones y situaciones, antes de encararlas, y el resultado es que se
paralizan y nunca hacen nada, coloquemos unos ejemplos: La flojera, el
desgano y el tedio para llevar a cabo una determinada acción dan origen a
ese cuadro conocido como pereza, esta como sabrán por experiencia
propia, puede desencadenarse por múltiples razones en distintos
contextos, a veces, se debe a cuestiones patológicas o físicas que
trascienden la voluntad personal pero, en la mayoría de las ocasiones es
resultado de la holgazanería y el deseo de hacer únicamente lo que
deseemos, sin obligaciones o rutinas de por medio, por señalar algunos
ejemplos son los cuales mucha gente puede identificarse: “Ya sé que es
saludable caminar, pero me da pereza: prefiero subir al auto y llegar más
rápido”, “Me da pereza la idea de levantarme temprano y salir a hacer
ejercicio físico cuando hace mucho frío, si no es por algo obligatorio,
prefiero quedarme durmiendo”.
La pereza crea una muralla ante todo lo que hay que hacer, primero suele
ser la pereza para levantarse de la cama, una vez levantado de la cama
empieza a actuar la pereza para impedir el comienzo de las actividades
obligatorias o recomendadas., después, pereza para estudiar, pereza para
enfrentarse a los problemas cotidianos, pereza para ir al médico de forma
preventiva, pereza para hacer las cosas de la organización de la casa,
pereza para llevar las cuentas de la familia, pereza para hacer un Plan de
Vida, etc.
La pereza suele ser una disculpa para defender un modelo de vida donde a
sabiendas, no se hace nada, con esa disculpa se pretende tapar muchas
actitudes que perjudican la vida de las personas, como: El sedentarismo
que origina muchas enfermedades, tales como la obesidad, la pérdida de
memoria, etc. El achacar a la pereza el modelo de vida, normalmente
desordenado, que se lleva, es la forma de tapar otras actitudes. ¿Cuál es tu
disculpa?
La pereza, además es un vicio que mata poco a poco, como las drogas,
cada vez el cuerpo y la mente exigen más dosis de pereza, y en muchos
otros campos, aunque el perezoso no quiera enterarse de que es muy
peligrosa para salud del cuerpo y de la mente.
Los perezosos dejan de hacer lo que tienen que hacer, aunque tengan
obligaciones físicas, de salud, profesional o familiar y se van encontrando
que poco a poco se les están entumeciendo todos los sentidos, se encierran
en la pereza para justificar todas las acciones que tienen que hacer, pero
que no hacen, pasa el tiempo y la pereza se ha adueñado tanto de ellos,
que es muy difícil que vuelvan a ser diligentes con sus obligaciones.
Con la pereza empieza una cuesta abajo que no tiene fin y donde es muy
difícil frenar, convertirse en uno del montón o en un vago, la pereza
modifica el carácter y produce el síntoma de la falta de fijeza en todo lo que
debiera de concernir a una persona diligente, un viejo refrán dice: No dejes
para mañana lo que puedas hacer hoy.
La pereza, que también genera cobardía, hace que una gran mayoría de
jóvenes y adultos, permanezcan gustosamente en la minoría de edad toda
su vida, dejándose utilizar y aprovechar por los que se erigen en sus
dominantes, hay quienes hacen tanta ostentación de su vicio de la pereza
que por presumir de ella terminan en situaciones lamentables
La pereza hace que la atención que se necesita para hacer las cosas se
distraiga con cualquier cosa que pase por delante de los ojos o de la
mente, bloquea, elimina o disuelve de la mente el objetivo principal de lo
que hay que hacer, origina que ante ciertas actividades el cuerpo se sienta
mal, desmotivado y sin energía, por lo que alarga el momento de empezar,
las aparca para otra ocasión o se busca barreras ficticias para no hacerlas.
Algo por lo que valga la pena luchar con inteligencia, disciplina, pasión,
motivación, energía y confianza en uno mismo. Pero sin olvidar que: Los
grandes sueños ocurren cuando se está bien despierto y en actividad. No
suceden cuando solamente se es espectador de los acontecimientos de la
vida.
8. Estar organizado: Cada cosa en su sitio y un sitio para cada cosa, con
las prioridades bien determinadas.
9. Estudiar con detalle el plan para hacer las cosas o cumplir las
obligaciones, para que la causa de no saber cómo empezar, no sea la
pereza.
10. Fijarse más en los beneficios que produce la diligencia que en las
dificultades y problemas que acarrea la pereza.
13. Inspirarse en los objetivos que otros han logrado, al salirse del vicio de
la pereza.
21. Tener la humildad suficiente para pedir ayuda externa. Cuando debido
a la falta de conocimiento, el miedo a hacer una tarea obligatoria o
planificada, produzca el vicio de la pereza, es muy conveniente pedir ayuda
hasta que desaparezca el miedo o se aprenda a realizarla bien.
24. Tratar de hacer en equipo, para ayudarse unos con otros a ser más
diligentes en las cosas que producen o pudieran producir pereza. La
pereza se puede contagiar pero también se contagia la diligencia.
3. Podemos confesarla.
La mejor manera de tratar con los sentimientos de enojo, es hablar con
Dios acerca de ellos, ésta es una buena forma de desahogarse sin pecar,
Dios nos conoce mejor que nos conocemos a nosotros mismos y siempre
será comprensivo con nosotros.
El sólo estar en la presencia de Dios nos ayuda a calmarnos, también nos
ayuda a ver las cosas en su perspectiva correcta, muchas veces nos damos
cuenta de que lo que nos molestaba tanto, en realidad no era tan
importante.
Pero hay un sentimiento anormal cuando la ira llega a otro grado más alto
que llamamos "la rabia", la furia, ese es un grado muy grande de ira que
puede llevar, y ordinariamente lleva, a la agresión de palabra o de obra; la
rabia es una forma muy fuerte de ira, es terrible y lleva a la violencia, a la
agresión, no hay que confundir ira con rabia, con resentimiento.
En el resentimiento hay parte de ira también, que la persona va
almacenando, pensando en lo que le hicieron lo va guardando, por eso se
llama resentimiento, que significa volver a sentir, esta ira va destruyendo a
la persona que la siente, no al que causó el resentimiento, que a veces ni
se entera que hizo rabiar al otro, la ira destruye, si llega a convertirse en
odio, cuyo proceso final es el resentimiento, que es una ira congelada, la
ira se puede convertir en una adicción. ¿Cuándo se puede decir que una
persona es adicta a la ira? Cuando no tiene control sobre la ira y ésta es
algo crónico, compulsivo.
Nadie está libre de pecado y por eso está impedido de lanzarle piedras al
prójimo, eso es claro, sin embargo, el que todos seamos pecadores no nos
coloca en el mismo nivel, hay pecados de pecados, categorías según su
gravedad y daño a la sociedad, que es lo que sucede cuando los pecados se
convierten en delitos.
Cuarto día de la “IRA”
2) Ser oportunos (Ef 4:26-27). No debemos permitir que lo que nos está
molestando, crezca hasta perder el control, es importante manejar y
compartir lo que nos molesta antes que llegue hasta ese punto.
Por último, debemos actuar para resolver nuestra parte del problema (Ro
12:18). No podemos controlar la manera en que los demás actúen o
respondan, pero sí podemos hacer los cambios necesarios para hacerlo por
nuestra parte. Conquistar nuestro temperamento no es algo que suceda de
la noche a la mañana, pero a través de la oración pidiendo ayuda, el
estudio de la Biblia, y la confianza en el Espíritu Santo de Dios, se puede
vencer la ira, así como hemos permitido que la ira se haya atrincherado en
nuestras vidas por la práctica habitual, también debemos practicar
responder correctamente hasta que se convierta en un hábito que
reemplace a las viejas actitudes.
Las personas dominadas por este pecado son propensas a imponer a los
demás sus propias normas de vida, dar lecciones a los demás y corregir
todo aquello que según su criterio no es correcto, luchan por cambiar el
mundo.
Como la rigidez describe su estilo de conducta, esperan que el mundo
entero acepte su manera de ver las cosas. «Estoy en lo correcto» es la
fuerza de este pecado, es afirmar que uno tiene razón y que los demás
están equivocados.
Este tipo de personas sufren porque son unos inadaptados que tienen un
ojo especial para descubrir sólo ellos donde esta la imperfección. Tienen
una facilidad para percibir el pecado de los demás, pero grandes
dificultades para darse cuenta del suyo. Lo critican todo y nada está bien
hecho para este tipo de personas.
Todo lo que viven se lo toman tan a pecho, que les dificulta disfrutar de
todo lo que la vida puede ofrecernos de bueno.
Por eso los invito hoy a preguntarnos. ¿Soy intransigente e intolerante?
¿Impaciente e iracundo?¿Me pongo de mal humor cuando las cosas no
salen como yo quiero?¿Le echo la culpa a otras personas o a otras cosas
cuando pierdo el control (ej: “me sacaron de quicio”, “fue que él me hizo tal
cosa”? ¿O asumo mi responsabilidad?
Si a las preguntas hemos contestado SI, los invito al perdón, al perdón
hacia asi mismo, hacia los demás y hacia los acontecimientos ocurridos
que no corresponden a lo esperado es la respuesta a este pecado.
Se trata de perdonarse uno mismo, de perdonar a los demás y a las
circunstancia, es muy posible que no se entienda lo que ha ocurrido, pero
se acata, se perdona.
Las palabras de Jesús en la cruz hacia aquellos que le estaban
crucificando: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lc 23,34),
encontramos el sentido más profundo del perdón, porque para Jesús los
que le estaban crucificando, sólo estaban haciendo lo que creían correcto.
Las palabras de Jesús: “Sed compasivos” (Lc 6,36) y “Haced bien a quien
os hace mal” (Mateo 6,35) son claves para este tipo de pecado.
Nunca podremos cambiar a los demás ni el mundo, lo que sí que podemos
es cambiar nuestra manera de situarnos ante lo que nos acontece.
Misericordia, paciencia y tolerancia por la imperfección humana, son
algunas de las características más hermosas de cómo es Dios, que hace
salir el sol sobre malos y buenos y manda la lluvia sobre justos e injustos.
La paciencia es el antídoto a la ira, la cual no debe confundirse con la
resignación que consiste en aceptar lo que se considera inevitable, lo cual
no es otra cosa que la sumisión, la paciencia tiene que ver más con el
dominio de las emociones, lo cual es una fortaleza y no una debilidad, no
es paciente el que huye del mal, sino el que no se deja arrastrar por su
presencia, la paciencia es una virtud creadora de esperanza.
La invitación a abandonar este tipo de pecado no es otra que aceptar que
no todo es perfecto en este mundo. «Ahora vemos por espejo en la
oscuridad», dijo el apóstol Pablo en 1 Corintios 13,9.
Jugar, disfrutar de la vida, alegrase de todo lo bueno que hay en el mundo,
permitir que las cosas sucedan sin ningún control, sustituir la aspiración
del “debe ser” por el disfrute de lo que es, vivir sabiendo que son más
importantes las personas que las reglas de juego, aprender a relajarse,
éstas son algunas de las señales más poderosas de la liberación de este
pecado.
Cuando eso ocurre, el profundo anhelo por la verdad y la justicia que es el
gran aporte de este tipo de personas a la humanidad, se manifiesta con
dulzura, paciencia, comprensión, compasión y esperanza.
Envidia significa “El que no ve con buen ojo”, los griegos le daban también
el nombre de Mal Ojo y para librar a sus hijos de las influencias de este
genio, tomaban con el dedo el cieno que había en el fondo de los baños y
señalaban sus tiernas frentes, cuentan que en las en zonas rurales de
nuestro país que para “curar” este “mal” se colcoaba en la frente un hilo
rojo pegado con saliva del curandero sobre la piel del niño.
Esta superstición permanece aún entre los griegos modernos, los cuales
temen a la Envidia o al Mal de Ojo., se representa a esta deidad bajo la
forma de un viejo espectro femenino con la cabeza ceñida de culebras, los
ojos fieros y hundidos, el color lívido, una flaqueza horrible, con las
serpientes en las manos y otra que le roe el seno, algunas veces se pone a
su lado una hidra de siete cabezas, la Envidia es un monstruo que el más
brillante mérito no puede ahogar.
El peligro del apego a las cosas es un tema muy presente en la Biblia: “El
dinero todo lo allana”; “No te afanes por enriquecerte, deja de preocuparte.
Apartas tu mirada y no queda nada, pues echa alas como águila y vuela
hasta el cielo” (Pr 23, 4-5); “No te apoyes en tus riquezas, ni digas: Ellas
me bastan»” (Si 5,1): “El insomnio del rico acaba con su salud, sus
preocupaciones ahuyentan el sueño” (Si 31, 1). Para Santo Tomás, se trata
de una tendencia también presente en los otros vicios capitales, ya que
muestra el elemento común de la avidez, “el apetito desordenado”, dirigido
hacia cualquier bien posible, sin que esté presente una verdadera
necesidad.
El asunto está en: ¿Hasta donde hemos, somos o podemos llegar a ser
contagiados por este virus de la soberbia? Dios nos manda a rodearnos de
gente que comparta nuestros propósitos, en otras palabras "Dime con
quién andas y te diré quién eres"... Debemos ser roca, sólidos en la fe en
Cristo y las enseñanzas del padre, por ello no podemos ser esponjas que
chupen las enfermedades de una sociedad con un tejido social roto.