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Práctica de Tribunales nº 146, septiembre-octubre: Propuestas procesales de reforma de la Justicia en la post

pandemia coronavirus, Nº 146, 1 de sep. de 2020, Editorial Wolters Kluwer

¿Qué clase de optimización necesita el juicio verbal


para agilizar la justicia civil?

Alberto Martínez de Santos

Letrado de la Administración de Justicia

Resumen: Diferentes instituciones y colectivos han propuesto medidas de variada naturaleza


para afrontar el colapso que probablemente sufra la administración de justicia cuando esta
recobre la plena normalidad en su funcionamiento. Sin embargo, y en lo que se refiere a la
justicia civil, un análisis detallado de las demandas que se presentan nos permitirá concluir la
irrealidad, siquiera parcial, del colapso que suele denunciarse y, que modificaciones legislativas
de muy escaso calado en el juicio verbal en materia de prueba y en el señalamiento de la
vista, podrían convertirse en una solución duradera para un proceso más eficaz.

Palabras clave: Juicio verbal, oralidad, escritura, pretensión, prueba, cuantía, materia,
expediente digital.

Abstract: Different institutions and groups have proposed measures of various kinds to deal
with the collapse that the administration of justice is likely to suffer when it recovers full
normality in its operation. However, as far as civil justice is concerned, a detailed analysis of
the claims presented will allow us to conclude that the collapse that is usually reported is
unrealistic, even partial, and that legislative amendments of very little significance in terms of
evidence in oral proceedings and notice of the hearing could become a lasting solution for a
more effective process.

Keywords: Oral proceedings, orality, deeds, claim, evidence, amount, subject, digital file.

I. Introducción: ¿es real el colapso de la justicia civil?

La publicación d e l Real Decreto-ley 16/2020, de 28 de abril, de medidas procesales y


organizativas para hacer frente al COVID-19 en el ámbito de la Administración de Justicia,
posteriormente tramitado por el procedimiento de urgencia como proyecto de ley y pendiente de
publicación en el BOE, al haber sido aprobado por la Comisión de Justicia del Congreso de los
Diputados el día 31 de julio de 2020, responde y permítaseme la expresión, a la necesidad de

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hacer algo, aunque eso algo, poco o nada tenga que ver con la realidad de la justicia civil y, en
particular, con el juicio verbal que es el motivo de este trabajo.
No puede negarse que el confinamiento obligado por la pandemia sorprendió a la Administración
de Justicia y, especialmente a la civil, que fue incapaz de atender a la demanda que recibía y a la
que se le pidió un rendimiento imposible de prestar en la situación procesal y tecnológica en la que
se encontraba (y se encuentra); y, escribo demanda en singular, para distinguirla de las miles de
demandas que según se afirma, se encontraban pendientes de reparto en los Servicios comunes de
numerosos partidos judiciales, porque no hablamos de lo mismo y el confusionismo, interesado,
que se crea, entre lo que la sociedad necesita de su administración de justicia (demanda o si lo
prefieren tutela) y lo que se le pide (las miles de demandas) distan de acercarse y, antes al
contrario, cada vez se encuentran más separados.
A esa primera confusión que podría resumirse de la siguiente forma: la Administración de
Justicia solo será eficaz y gozará de la mejor opinión en la ciudadanía cuando pueda gestionar,
tramitar, resolver y ejecutar cualquier petición que se le formule (no hará falta que explique la
falacia); se añade otra de igual o parecido interés: un sistema de comunicación electrónica es un
medio para un fin, no el fin en sí mismo, que sería el proceso y su resolución y, por ello nunca
podrá iniciarlo el justiciable, sea un profesional, un particular o una persona jurídica.
Quien acude a los órganos judiciales procurará, en lo que cree que es su legítimo derecho a la
tutela judicial efectiva, llenarse de razones mediante el envío de alegaciones y de la
documentación que tiene por conveniente; ausencia de limitación que no se produce en otras
administraciones públicas y que solo garantiza, incluso a corto plazo, la imposibilidad técnica de
manejar toda la información que se recibe. Y por eso el art. 18 RD 1065/2015 prevé que si por el
exceso del volumen de los archivos adjuntos, por el formato de éstos o por la insuficiencia de
capacidad del sistema LexNET, el sistema no permitiera su inclusión, impidiendo el envío en forma
conjunta con el escrito principal, se remitirá únicamente el escrito a través del sistema electrónico
y el resto de documentación, se presentará en soporte digital o en cualquier otro tipo de medio
electrónico que sea accesible para los órganos y oficinas judiciales y fiscales, ese día o el día hábil
inmediatamente posterior a la fecha de realización del envío principal, en el órgano u oficina
judicial o fiscal correspondiente.
Cambiemos de rumbo y vayamos ahora con las jurisdicciones que deberían ser especializadas.
En la primera semana del confinamiento no fueron pocas las peticiones que se formularon en los
Juzgados de familia al amparo del art. 158 CC, lo que llegó a provocar en Valencia que el día 25 de
marzo de 2020 los Magistrados de dicho orden jurisdiccional, resolvieran que las medidas previstas
en el mandato, de carácter apremiante y necesario ante situaciones puntuales de excepcionalidad
por la posibilidad de que se incurriera en circunstancias de peligro o perjudiciales para el menor,
determinaba que la utilización de esta vía debía reservarse para casos de necesidad y urgencia,
esto es, para asuntos que no pudieran ser resueltos por otra vía. «Y todo ello, en principio no
puede predicarse de una situación de confinamiento con uno de los progenitores o de la interrupción
del régimen ordinario de comunicaciones y estancias por mor del citado Real Decreto (se refiere al
R D 4 6 3/2020). Consecuentemente, su admisión a trámite requerirá inexcusablemente la
justificación de dicho prejuicio, peligro para el menor, urgente y absolutamente inaplazable, previa
valoración de todo ello» (1) .
Observen ahora: si hubiésemos preguntado al ciudadano y a su abogado nos dirían que sabían
que eran cientos las solicitudes del art.158 CC en trámite en los Juzgados y que hacían falta más
medios y por supuesto, más juzgados; pero si hiciéramos la misma pregunta en los Juzgados de
familia la respuesta, como acabamos de ver, sería muy distinta. En este supuesto (y, en otros
muchos) no hay una demanda real de la sociedad a su administración de justicia, sino el intento de
aprovechamiento de un mandato legal para una finalidad distinta al que inspiró o motivó su
introducción.
La conclusión que puede extraerse de esta introducción es también triple:
(i) la demanda de la sociedad a su Justicia no equivale a las peticiones (demandas) que se
formulan en los juzgados y, mientras aquella se desconoce, esta se multiplica sin sentido;
(ii) no hay expediente digital en la administración de justicia, lo que permite que el sistema

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deba gestionar lo que quiere el justiciable y no lo que se necesita para un pronunciamiento


judicial y;
(iii) por último, las jurisdicciones especializadas de familia y de mercantil deberían ser una
realidad que no puede dilatarse más en el tiempo.

II. De la Ley de Enjuiciamiento Civil del año 2000 a la reforma del año
2015

El legislador del año 2000 diseñó un proceso civil con dos declarativos (el ordinario y el verbal)
y unas reglas comunes para la prueba. La elección del proceso se llevaría a cabo combinando
criterios de materia y de cuantía; considerando la materia factor predominante sobre la cuantía,
como elemento de muy superior relevancia y, lógica consecuencia de la preocupación de la Ley por
la efectividad de la tutela judicial y de que con independencia de la evaluación dineraria del interés
del asunto, se solventase con rapidez gran número de casos y cuestiones.
Estas afirmaciones que pueden encontrarse en la Exposición de motivos de la Ley de
Enjuiciamiento Civil 1/2000, se completan con una síntesis: se reservaron para el juicio verbal,
iniciado mediante demanda sucinta con inmediata citación para la vista, aquellos litigios
caracterizados, en primer lugar, por la singular simplicidad de lo controvertido y, en segundo
término, por su pequeño interés económico. Y el resto de litigios habían de seguir el cauce del
juicio ordinario. En consecuencia sólo sería conveniente acudir a la máxima concentración de actos
para asuntos litigiosos desprovistos de complejidad o que reclamasen una tutela con singular
rapidez. En otros casos, la opción legislativa sería el juicio ordinario, con una audiencia previa
dirigida a depurar el proceso y a fijar el objeto del debate.
Con estas premisas, la Ley diseñó los procesos declarativos de modo que la inmediación, la
publicidad y la oralidad fueran efectivas. En los juicios verbales, por la trascendencia de la vista;
en el ordinario, porque tras demanda y contestación, los hitos procedimentales más sobresalientes
serían la audiencia previa al juicio y el juicio mismo, ambos con la inexcusable presencia del
juzgador.
No nos ocupara rebatir al legislador del año 2000, pero quince años después y cuando la mayor
parte de las reclamaciones de «escasa trascendencia por razón de la materia» se tramitan en
reclamaciones monitorias, la Ley 42/2015 transformó el juicio verbal en una especie de juicio
ordinario abreviado.
Entre esos dos momentos las especialidades procesales se habían multiplicado en el juicio
verbal y, no podía hablarse ya de un único juicio verbal; también la cuantía de las reclamaciones
en la que podía acudirse al monitorio, desdibujando la distinción entre la «materia» y l a
«cuantía »; y, la transcendencia de la vista del juicio verbal solo producía graves perjuicios (o si lo
prefieren, indefensión) para la parte actora ya que la contestación de la demanda, la proposición
de la prueba y su práctica tenían lugar en el acto la repetida vista. Y aunque en teoría, el
demandante conocería los motivos de oposición de la contraparte en ese acto, venía obligado a
anticipar en la demanda una posible contestación al fondo del asunto. En cualquier caso, el
principal problema se encontraba en la prueba y sobre todo con la pericial, porque el art. 265.4
LEC toleraba que la demandada la aportase en el acto del juicio.
Las principales novedades que se introdujeron en el año 2015 en lo que interesa a este
trabajo, fueron las siguientes:
1. Exigencia de demanda en forma ordinaria y limitación de la sucinta para los casos en los
que no se exigiera postulación (art. 437 LEC). El juicio verbal principiaría por demanda, con el
contenido y forma propios del juicio ordinario, siendo también de aplicación lo dispuesto para
dicho juicio en materia de preclusión de alegaciones y litispendencia. Pero en los juicios
verbales, cuando no se actuase con abogado y procurador, el demandante podría formular una
demanda sucinta, si bien exponiendo los «hechos fundamentales en que se basa la petición»
(art. 437.2 LEC)
2. Se introdujo una nueva contestación que se haría en la forma prevista para el juicio

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ordinario (art. 438.1 LEC, que se remite al art. 404 LEC) (2) . En esta contestación se
impugnaría la cuantía o la inadecuación del procedimiento (art. 255.3 LEC), lo que se
resolvería en la vista, antes de entrar en el fondo del asunto y previo trámite de audiencia del
actor (3) .
Las partes deberían aportar con la demanda y la contestación los documentos de los arts.
264 y 265 LEC y, en el caso de la actora, los especiales que correspondiera por la acción
ejercitada.
En cuanto a la pericial, la actora debería aportar el dictamen de perito de parte junto con la
demanda (art. 336.1 LEC) o pedir la pericia judicial (art. 339.2 LEC) aunque si tuviera
reconocida la justicia gratuita bastaría con su anuncio. También podría aportar los dictámenes
cuya necesidad o utilidad viniera suscitada por la contestación a la demanda (art. 338.2 LEC),
pero siempre que tuviera que ver con hechos nuevos introducidos por la demandada y no con
la fundamentación de la propia demanda.
Y la demandada debería aportar el dictamen con la contestación (art. 336.1 LEC), también
podría anunciarlo en el caso de justicia gratuita, y pedir un perito judicial (art. 339.2 LEC).
3. La indicación de la pertinencia o no de celebración de la vista (art. 438 LEC). El
demandado, en su escrito de contestación, debería pronunciarse, necesariamente, sobre la
pertinencia de la celebración de la vista. Igualmente, el demandante debería pronunciarse
sobre ello, en el plazo de tres días desde el traslado del escrito de contestación. Si ninguna de
las partes la solicitase y el tribunal no considerase procedente su celebración, dictaría
sentencia sin más trámites.
En todo caso, bastaría con que una de las partes lo solicitase para que el Letrado de la
Administración de Justicia señalare su celebración. No obstante, en cualquier momento
posterior, previo a la celebración de la vista, cualquiera de las partes podría apartarse de su
solicitud por considerar que la discrepancia afectaba a cuestión o cuestiones meramente
jurídicas. En este caso se daría traslado a la otra parte y, si no se hubieren formulado
alegaciones o manifestado oposición, quedarían los autos conclusos para dictar sentencia si el
tribunal así lo considerase.
La reforma dejó pendiente de respuesta los dos siguientes interrogantes:
- Cuando el Juez entendiese que la cuestión a resolver fuera estrictamente jurídica y no
hubiera hechos controvertidos, podría dictar sentencia sin necesidad de vista (ex art. 438.4
LEC) sin que esa decisión estuviera condicionada por la petición o renuncia de las partes.
- Cuando solo hubiera prueba documental y no fuera necesaria ninguna otra actuación
podría aplicarse, por remisión, lo dispuesto en el art. 429.8 LEC. El problema en este caso
lo encontrábamos en que en el juicio verbal la prueba se propondría y practicaría en l a
vista (art. 443 LEC).
4. Sobre la regulación del desarrollo de la vista (art. 443 LEC):
- Se abriría la vista con la posibilidad de acuerdo de las partes o, de una posible
suspensión para someter el asunto a mediación.
- Si las partes no hubiesen llegado a un acuerdo o no se mostrasen dispuestas a
concluirlo de inmediato, el tribunal resolvería sobre las circunstancias que pudieran
impedir la válida prosecución y término del proceso mediante sentencia sobre el fondo de
acuerdo con los arts. 416 y ss. LEC.
Y ¿cuál ha sido el resultado de la reforma del año 2015? Si partimos del hecho de la
inexistencia de un juicio verbal único, que son múltiples las especialidades procesales según la
clase de acción ejercitada y que siguen tratándose como sinónimos la eficacia y la celeridad,
primando la cantidad sobre la calidad, el único resultado cierto de la reforma del año 2015 es que
en la actualidad el acto del juicio carece de interés, salvo que algún medio de prueba sorprenda al
Magistrado y le ayude a pronunciarse sobre el fondo del asunto. Y, en segundo lugar, que volvemos
a marchas forzadas a un proceso escrito (aunque digital) en el que el Juez deberá intervenir
cuando sea necesario para la resolución del asunto y, no cuando lo estime el legislador o lo
soliciten las partes.

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Les pondré un ejemplo de lo que trato de decir. Demanda de


juicio verbal con un relato de hechos; contestación a la
El resultado de la demanda a la que se adjunta una grabación en video de una
reforma del 2015 es cámara de seguridad que contradice el relato de hechos de la
que en la actualidad, demanda, no solo lo contradice, en realidad no tiene nada que
en el proceso verbal, ver lo que se describe en la demanda con lo que se ve en el
el acto del juicio video. A pesar de ello se celebra el acto del juicio y la actora,
carece de interés, que renuncia a los dos testigos que había propuesto, solicita
salvo que algún que se practique el interrogatorio (de sus clientes) y la pericial
medio de prueba que había presentado con la demanda. ¿Hay alguna razón por
sorprenda al la que el Magistrado no pueda dictar sentencia, aunque el actor
Magistrado insistiera en lo contrario, sin necesidad de vista, ni de ningún
otro medio de prueba, cuando no contradijo la grabación, ni
reprochó ninguna otra clase de vulneración?
Este proceso, más frecuente de lo que parece, no por la
existencia de la grabación, sino por los hechos en los que se funda la reclamación y su prueba,
demuestra que sigue sin atenderse a dos de los principales obstáculos que enfrenta la
administración de justicia: la tutela que se impetra y la prueba de la que se dispone para
obtenerla.

III. ¿Qué clase de juicio civil se necesita?

En el documento de trabajo del CGPJ sobre medidas para el Plan de choque tras el estado
alarma se refieren, entre otros, los tres siguientes bloques temáticos (4) :
Un primer bloque dirigido a la adopción de medidas legislativas urgentes que permitan mayor
flexibilidad en las actuaciones, buscando una tramitación más expeditiva, evitando ralentizaciones
e incrementando el uso de medios tecnológicos. En este contexto se propone exigir a las partes la
aportación de un correo electrónico o de un teléfono en sus escritos alegatorios; o permitir el
dictado de sentencias orales en determinados procedimientos.
Otro bloque se dirigiría a desincentivar litigaciones sin fundamento. Resultan imprescindibles
medidas que condicionen, ya el ejercicio de pretensiones, ya la oposición a éstas, cuando
obedezcan a motivos censurables. A tal efecto, se propone una regulación específica de la condena
al pago de las costas procesales, ampliando el margen de valoración sobre circunstancias tales
como la formulación de planteamientos insostenibles, litigios que buscan únicamente la imposición
de las propias costas o, en las que se sostengan posiciones contrarias abiertamente a criterios
judiciales consolidados. Igualmente, se refuerza la posibilidad de imponer una multa como
consecuencia del mantenimiento de posiciones injustificables.
Y un tercer bloque se circunscribiría al juicio verbal, sentado que la contestación escrita lo
convierte en el cauce idóneo para sustanciar la mayor parte de las reclamaciones que tengan su
origen, directa o indirectamente, en la crisis originada por la pandemia.
¿Responden esos bloques a la pregunta que nos venimos formulando sobre el juicio civil que se
necesita o, sobre en qué sentido debería optimizarse el juicio verbal civil que regula la Ley de
Enjuiciamiento Civil? Evidentemente, no, como tampoco lo hace a la situación originada por la
pandemia.
En primer lugar, todas las medidas que sobre la jurisdicción civil se recogen en el documento del
Consejo General del Poder Judicial ya se reclaman desde hace tiempo y no tienen origen en la
pandemia, lo que no quiere decir que no sean necesarias; en segundo lugar, lo único que la citada
pandemia ha puesto a prueba es el carácter sacrosanto del principio de oralidad en el proceso civil,
y que ha desaparecido, siquiera temporalmente, como el instrumento perfecto para preservar la
celeridad procesal o el principio de concentración, garantizar la inmediación judicial y mejorar la
formación del juicio lógico que toda resolución judicial entraña (5) ; y, en tercer lugar, dejando al
margen el hecho puntual de la repetida pandemia, es irrebatible que la distinción entre un juicio
ordinario y otro verbal, no tiene ahora ningún sentido, y habiéndose introducido en el segundo la

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contestación a la demanda por escrito y estando sujetos ambos a la necesidad de vistas


telemáticas, el interrogante a solventar sería ahora en qué acciones y respecto a qué medios de
prueba sería necesaria la vista tal y como aparece hoy regulada y, en qué otros supuestos el Juez
podría prescindir de ella u obligar a las partes a la celebración de una vista telemática parcial.
Lo dicho significaría que habría un juicio c i v i l ú n i c o y
especialidades procesales según la materia. Juicio único que
Dejando al margen el vendría determinado por la cuantía y, por los medios de prueba
hecho puntual de la de los que las partes intentasen valerse, lo que implicaría en
repetida pandemia, es segundo lugar que fuera el Juez el que determinase, cuando se
irrebatible que la contestara a la demanda si se convocaría a vista, a vista
distinción entre un telemática para resolver algún particular o, si directamente
juicio ordinario y otro quedaría visto para sentencia.
verbal, no tiene ahora Ese juicio único obligaría a la creación de un único archivo
ningún sentido documental de modelos en formato PDF con los campos que
precisara cada uno de ellos, según fuera la acción ejercitada o
la petición que se dirigiera al órgano judicial. Y esto no es algo
novedoso, ni afecta a la tutela judicial efectiva, las limitaciones de extensión y de contenido se
recogen, por citar un solo ejemplo en las Instrucciones prácticas a las partes sobre los asuntos
sometidos al Tribunal de Justicia (6) y, no pocas jurisdicciones disponen en sus páginas web de
distintos tipos de formularios de obligatoria cumplimentación y que, por ello, no provocan ninguna
incompatibilidad técnica con la aplicación procesal (7) .
Es más, precisamente la adaptación del sistema electrónico a la acción ejercitada no solo
mejoraría el rendimiento, sino que respondería a la tutela judicial ya que permitiría volcar recursos
en los procesos que los precisaran. Se entenderá mejor con otro ejemplo: el monitorio puede
iniciarse con un formulario en formato PDF de dos hojas en los que se completarían los campos
necesarios —identificación de las partes, domicilios, importe reclamado y justificación de la deuda—
y al que únicamente debería adjuntarse un archivo con el documento que acreditare la
reclamación. En una acción de reclamación de daños cualquiera que fuera la causa, el acceso sería
idéntico, pero multiplicando la capacidad del sistema para aceptar archivos, previa determinación
de los que fueran necesarios para la resolución del litigio. No son pocos los pleitos en los que se
remiten al Juzgado copias de sentencias dictadas por otros órganos judiciales en formatos
incompatibles o recortes de periódico, que por su peso no admite el sistema y eso, ocioso es
decirlo, ni es un documento, ni es una prueba documental (8) .
En ese juicio al que me refiero, el punto de partida no se situaría en la demanda, sino en su
contestación y para lograr una correcta tramitación del asunto el tribunal remitiría a las partes, un
cuestionario pidiéndoles información sobre las posibilidades de llegar a un acuerdo y, los medios de
prueba. Cuestionario que por cierto ya se ha utilizado en algunos partidos judiciales para reseñalar
las vistas suspendidas en la pandemia y, cuyo escaso éxito vuelve a demostrar que el problema del
colapso no está solo en el sistema, sino en lo que accede al mismo y en cómo lo hace. Devuelto el
cuestionario el juez decidiría si celebrar vista, previa admisión de la prueba, vista telemática o
dejarlo para sentencia.
No se sorprendan los lectores de las afirmaciones que preceden porque acudo en su respaldo a
datos del Consejo General del Poder Judicial. En lo que se refiere a demandas de reclamaciones
derivadas de la Ley de Propiedad Horizontal en el año 2019 se habían tramitado por la vía del
juicio verbal 21.958 derivadas de procesos monitorios, más otras 7310 que se habían tramitado
por la del juicio ordinario por la razón cuantía. «El resto de los asuntos derivados de la legislación
sobre propiedad horizontal son residuales, ya que el grueso de reclamaciones es por cuotas de
comunidad tramitadas por previo juicio ordinario» (9) .
A pocos escapará que la prueba en esta clase de juicios es documental: las citaciones a las
juntas de propietarios y las notificaciones de los acuerdos de liquidación de la deuda, de tal modo
que si la actora justifica esos extremos, a la demandada, no lo quedará otro remedio que rebatir
esa documental mediante prueba de idéntica relevancia y no mediante la simple negación de los
hechos y a resultas del acto del juicio, que es lo que hoy sucede. Hablamos de 29.268 procesos y

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que la mayor parte de ellos quedarían visto para sentencia una vez remitido y contestado el
cuestionario.
Un segundo supuesto. Los juicios sobre circulación de vehículos a motor en los que solo hay
daños materiales en cuantía que no llega a los 1.000,00€ y en los que se trae al acto del juicio a
las partes, al titular del seguro, a testigos, algunos ignotos hasta que aparecen en el acto de la
vista, a los representantes legales de los talleres y, a agentes de tráfico de distintos cuerpos. No
insistiré en la argumentación que he venido exponiendo pero la simple lectura de la demanda y de
la contestación y las aclaraciones que el Juez estimará pertinentes evitaría la celebración del juicio
o, reduciría en los demás asuntos la prueba a un testigo, porque no creo que sea necesario entrar
en el análisis de la veracidad de las declaraciones que hacen los implicados y, tampoco en el de la
pérdida de tiempo (y de recursos públicos) que supone para los agentes de tráfico que, como no
podía ser otra forma, se remiten siempre al contenido del atestado.
Para terminar y a modo de anécdota les referiré que en los primeros años de vigencia de la Ley
de Enjuiciamiento Civil se llegaba a negar la validez de las facturas expedidas por los
concesionarios oficiales de las marcas de vehículos y, se obligaba a citar como testigos a los
representantes legales de dichas sociedades (los de los concesionarios). Estas citaciones acabaron
cuando los jefes de los talleres en la rama que se tratase (mecánica, electrónica, etc.) comenzaron
a reclamar las indemnizaciones correspondientes a la pérdida de horas de trabajo efectivo. Desde
hace años no cito a ningún trabajador de la categoría que sea, del taller de un concesionario oficial
de una marca y, tampoco se rebaten las facturas que se aportan.

IV. La optimización del juicio verbal civil

Llegamos ahora al análisis de la situación actual en la que la crisis sanitaria que padecemos ha
provocado que el esfuerzo inmediato se centre —para superar la suspensión de señalamientos y la
gestión de los asuntos que no han podido repartirse a los Juzgados de Primera Instancia— en la
introducción de la tecnología, en forma de video conferencias y vistas telemáticas; y, el mediato en
una reforma legal que dote de soporte normativo a esa implantación apresurada de dicha
tecnología, para que constituido el juzgado o tribunal en su sede, los actos de juicio,
comparecencias, declaraciones y vistas y, en general, todos los actos procesales, puedan realizarse
preferentemente mediante presencia telemática.

1. Modificaciones procesales: actos de comunicación, prueba y vista


El CGPJ propone una modificación de los arts. 249 y 250 LEC, relativos a la normativa
reguladora del juicio verbal, para hacer del mismo un proceso más dinámico a través del cual
encauzar un mayor número de pretensiones. Este cauce procesal debería ser el idóneo para
sustanciar la mayor parte de las reclamaciones que se formulasen en asuntos que tuvieran su
origen, directa o indirectamente, en la crisis provocada por la pandemia. Por ello, se proponen
determinados ajustes que puedan contribuir a flexibilizar la normativa actual en unos momentos
donde la celeridad y la respuesta rápida deben priorizarse sobre otros objetivos (10) .
Las medidas que se proponen pretenden: a) que el juicio verbal sea aplicable a un mayor
número de pretensiones por razón de su cuantía y materia; b) atribuir a este cauce procesal el
enjuiciamiento de acciones individuales sobre condiciones generales de la contratación; y c)
agilizar (por efecto reflejo) la resolución en segunda instancia por un solo magistrado en los casos
en los que quepa interponer recurso de apelación contra lo resuelto.
Como quiera que la finalidad de las sucesivas reformas legales siempre va encaminada a que el
proceso (el declarativo) sea veloz (11) , es evidente que la simple introducción de la tecnología no
podrá ser nunca bastante y, entiendo que deberá ir acompañada de modificaciones legales de cierto
calado en los siguientes particulares: los actos de comunicación entendidos en sentido amplio
(emplazamientos y citaciones), la prueba y la resolución que pone fin al litigio.
La primera, la de los actos de comunicación, no solo

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comprendería el emplazamiento y la notificación por medios


La introducción de la electrónicos, sino la identificación y la localización de las partes
tecnología no es y de testigos y, esto plantea un conflicto entre el principio
suficiente y deberá ir dispositivo y la interpretación que h a c e e l T r i b u n a l
acompañada de Constitucional sobre la defectuosa práctica de los actos de
modificaciones comunicación, en la que sorprendentemente ha incluido l a s
legales de cierto diligencias de investigación con las herramientas de las que
calado en aspectos disponen los órganos judiciales. Pues bien, sabido es que con
como los actos de arreglo al principio dispositivo compete al actor alegar y probar
comunicación, la los hechos y aducir los fundamentos jurídicos correspondientes
prueba y la resolución a las pretensiones que formula y, que no le competiría al
que pone fin al litigio órgano judicial investigar y comprobar la veracidad de los
primeros; salvo claro está que el Juez pudiera entender
después de la contestación a la demanda, que las pruebas
propuestas por las partes resultaran insuficientes para el
esclarecimiento de los hechos controvertidos, señalando la prueba o pruebas cuya práctica
considere conveniente (argumento ex. art. 429.1 LEC).
Demos un paso más ya que hablamos del juicio verbal con contestación escrita, una
modificación del art.440.1 LEC anticipando una intervención de oficio en materia probatoria y, no
otra cosa es que se indique la prueba para el esclarecimiento de los hechos, señalaría a las partes
el posible sentido de la sentencia, lo que además posibilitaría alguna clase de acuerdo y, por otra,
sería completamente respetuosa con la interpretación, cada vez más extensiva que hace el
Tribunal Constitucional sobre la práctica de los actos de comunicación.
Conviene aclarar que en nuestro proceso civil, la carga de la prueba no tiene por finalidad
establecer mandatos que determinen quién debe probar, cómo deben probarse ciertos hechos o con
qué rigor deben valorarse las pruebas para entender suficientemente acreditados los hechos que
constituirían su objeto y fueran relevantes para la decisión del proceso, sobre los que no hubiera
conformidad entre las partes o no alcanzaran la categoría de hecho notorio. Las reglas sobre carga
de la prueba no determinan los criterios de admisión de los medios de prueba sobre la base de si
quien los propuso tiene o no la carga de probar lo que es objeto de los medios de prueba
propuestos. La función de la carga de la prueba en nuestro proceso civil es determinar las
consecuencias de la falta de prueba suficiente de los hechos relevantes que hubieran resultado
controvertidos. La prohibición de una sentencia de non liquet (literalmente, «no está claro») que se
establece en los arts. 11.3º LOPJ y 1.7º CC, al prever el deber inexcusable de los jueces y
tribunales de resolver en todo caso los asuntos de que conozcan, hace que en caso de
incertidumbre a la hora de dictar sentencia, por no estar suficientemente probados ciertos
extremos relevantes en el proceso, deban establecerse reglas relativas a qué parte ha de verse
perjudicada por esa falta de prueba y esa es la razón por la que el precepto que la regula, art. 217
LEC, no se encuentre entre las disposiciones generales en materia de prueba (arts. 281 a 298
LEC), ni entre las normas que regulan la admisión o valoración de la prueba, sino entre las normas
relativas a la sentencia. Es con posterioridad a la admisión de la prueba, en el momento de dictar
sentencia pero tras la valoración de las pruebas practicadas, cuando han de tener virtualidad las
reglas de la carga de la prueba, al decidir a quién ha de perjudicar la falta de prueba de
determinados extremos relevantes en el proceso (12) .
Vayamos ahora con la propuesta que realiza el CGPJ, que comprendería las siguientes tres
medidas:
1. La elevación de la cuantía del número 2 del art. 249 LEC a la cantidad de 15.000€.
Téngase en cuenta que esta cuantía ya fue objeto de actualización hace más de 10 años por la Ley
13/2009, de 3 de noviembre (que la elevó de 3.000 a 6.000 €) y desde entonces no ha sido
revisada.
No acierto a comprender la bondad de la medida y menos aún, cómo puede influir en la
velocidad de un señalamiento. El aumento de la cuantía, sin una modificación paralela de la
admisión de la prueba, solo duplica el trabajo de la oficina judicial (citación de los testigos y peritos
propuestos por las partes) y un señalamiento que se sujetará a la suerte. La elevación de la

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cuantía a 6.000,00€ supuso que una parte importante de pleitos en los que la abundancia
probatoria se controlaba (y, por tanto, el señalamiento) en la audiencia previa, se dilucidara en el
acto del juicio. Me refiero a los litigios por defectos constructivos o a los originados por vehículos a
motor con daños personales, en los que el señalamiento siempre debe retrasarse para que el
tiempo de su celebración sea suficiente y puedan citarse al acto a todos los intervinientes; ni que
decir tiene que la única forma de evitar ese pernicioso efecto sería, como se viene repitiendo, el de
la intervención del Juez en la admisión de la prueba con posterioridad a la contestación de la
demanda.
2. La segunda medida que se propone es el de tramitar por el juicio verbal las demandas
en que se ejerciten acciones relativas a condiciones generales de la contratación en los
casos previstos en la legislación sobre esta materia.
Respecto a este particular el conocido como «pleito testigo» de la jurisdicción contencioso
administrativa sería una solución más rápida y, sobre todo más eficaz. En realidad, las distancias
entre el acto administrativo y el contrato civil son insalvables, pero no estamos hablando de un
contrato privado entre una sociedad y una persona física, cuyo clausulado se desconoce y, cuya
resolución podría (o debería) estar condicionado por la prueba que pudiera practicarse; no,
hablamos de los miles de asuntos en los que se postula la misma condena, respecto a las mismas
cláusulas, en asuntos en los que solo se pide prueba documental.
Es una situación que recuerda a las oposiciones a la ejecución hipotecaria por la existencia de
cláusulas abusivas, que se formularon antes de las intervenciones del Tribunal Supremo y del
Tribunal de Justicia y que aún hoy en día se formulan: escritos modelos de decenas de hojas en las
que la referencia a la ejecución en la que se presentaba era ocasional, llegaron a provocar, por
ejemplo, que la Junta de Jueces de Valencia resolviera que dada la «proliferación de escritos
estereotipados presentados en los procesos de ejecución hipotecaria, se rechazarán las peticiones
contenidas en los mismos si carecen de la más mínima fundamentación relativa al caso concreto, sin
perjuicio del control de oficio de las cláusulas abusivas por parte del juez» (13) .
3. La tercera medida que propone el CGPJ es que la celebración de la vista será acordada si
habiendo sido solicitada y concurriendo contestación a la demanda, el juzgador estuviera de
acuerdo con dicha petición, valorando los motivos expuestos por la parte que la promueve y los
términos en los que habrá quedado planteada la Litis, siempre que exista discusión sobre los
hechos y éstos fueran relevantes a juicio del juez. Se evitaría el automatismo vigente conforme al
cual el criterio de un solo litigante determina su señalamiento dando lugar a la celebración de
vistas improcedentes al debatirse cuestiones estrictamente jurídicas.
Esta es la medida cuya implantación supondría el primer paso de un nuevo juicio civil en el que
el Juez debería pronunciarse sobre la necesidad de vista y, en el que los actos de comunicación
quedarían limitados, en principio, al emplazamiento al demandado.

2. El dictado de sentencias orales


Otra de las medidas que se propone en el documento del CGPJ sería la del dictado de sentencias
orales en el orden jurisdiccional civil (14) , para lo que resultaría necesario reformar los arts. 208,
209 y 210 LEC, estableciendo unos requisitos formales que garantizasen: (1) su dictado de forma
inmediata; (2) su registro en soporte audiovisual; (3) el contenido del pronunciamiento
(motivación ordenada además de la precisión y constancia del fallo) y (4) supuestos en los que
sería admisible esta forma de resolver: las que se dictaran en el seno del juicio verbal siempre que
contra las mismas pudiera interponerse una apelación o, no produjeran el efecto de cosa juzgada.
Se propone que el art. 210 LEC tenga dos nuevos apartados, en los que aparecerían las
siguientes novedades:
- Solamente podrían dictarse sentencias orales en el seno del juicio verbal siempre que no
sean susceptibles de ser recurridas en apelación o no produzcan el efecto de cosa juzgada. En
estos casos, necesariamente, se hará expresión de los puntos de hecho y de derecho fijados
por las partes y los que ofrezcan las cuestiones controvertidas, dando las razones y
fundamentos legales del fallo que haya de dictarse, ajustándose éste a las previsiones de la
regla cuarta del art. 209 LEC. En todo caso, su dictado tendrá lugar tras concluir el mismo acto

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de la vista en presencia de las partes (15) .


- Dictada sentencia de viva voz, el Letrado de la Administración de Justicia expedirá
certificación que recoja todos los pronunciamientos del fallo, con expresa indicación de su
firmeza y, en su caso, de los recursos que procedan, órgano ante el que deben interponerse y
plazo para ello. La certificación será expedida de inmediato y será notificada a las partes junto
con el soporte videográfico en el que conste la grabación del pronunciamiento, comenzando
desde ese momento, en su caso, el plazo para recurrir.
Pero, ¿una sentencia oral implica mayor celeridad en el curso del proceso? Dejando al margen el
hecho que una modificación de esta naturaleza requiere un detalle técnico más depurado (que no
quepa recurso de apelación, no significa que no pueda haber una nulidad y, si no cabe recurso
alguno, la sentencia sería firme sin necesidad de ninguna declaración expresa) es prácticamente
imposible que pueda dictarse una sentencia oral tal y como hoy se celebra el juicio, salvo en el
caso de declaración de rebeldía de la parte demandada o juicios en los que la prueba haya quedado
reducida a una testifical.

NOTAS

(1)
Les he puesto el ejemplo de la ciudad de Valencia, pero solo en la Comunidad Valenciana fueron cinco las
juntas d e J u e c e s y d e M a g i s t r a d o s q u e s e p r o n u n c i a r o n s o b r e e l a s u n t o ( c o n s ú l t e s e
http://www.poderjudicial.es/cgpj/es/Poder-Judicial/Tribunales-Superiores-de-Justicia/TSJ-Comunidad-
Valenciana/Sala-de-prensa/Archivo-de-notas-de-prensa/Acuerdo-sobre-unificacion-de-criterios-alcanzados-
en-relacion-a-las-custodias-compartidas-y-regimen-de-visitas-de-menores-por-el-Covid-19-Comunidad-
Valenciana )

Ver Texto

(2) Supuestos de contestaciones especiales serían los del art. 444 LEC relativos a los juicios verbales para
recuperar la posesión de una finca rústica o urbana dada en arrendamiento por impago de renta; a procesos
para la protección de derechos reales inscritos o, en materia de venta a plazos de bienes muebles y
arrendamientos financieros.

Ver Texto

(3) En ningún caso se admitiría reconvención en los juicios verbales que, según la ley, debieran finalizar por
sentencia sin efectos de cosa juzgada. En los demás juicios verbales se admitiría siempre que no
determinase la improcedencia del juicio verbal y existiera conexión entre las pretensiones de la
reconvención y las que fueran objeto de la demanda principal. Admitida la reconvención se regiría por las
normas del juicio ordinario, salvo el plazo para su contestación que será de diez días.

El legislador configuró la reconvención del juicio verbal a imagen y semejanza del juicio ordinario, pues a
esta cuestión sí se hizo una expresa mención a los arts. 406 y 407 LEC a los que en conjunto se remitió la
norma.

Ver Texto

(4) Segundo documento de trabajo sobre medidas organizativas y procesales para el Plan de choque en la
Administración de la Justicia tras el Estado de alarma, Consejo General del Poder Judicial,6 de mayo de
2020 (LA LEY 340/2020).

Ver Texto

(5) Consúltese el documento del GRUPO DE TRABAJO CELEBRACIÓN TELEMÁTICA DE VISTAS, Fundación para
la Investigación del Derecho y la Empresa (FIDE), 2020.

Ver Texto

(6) Publicadas en el DOUE de 14 de febrero de 2020, prevé en la reglas dedicadas a la fase escrita del

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procedimiento en los recursos directos una extensión máxima de la demanda de 30 páginas (en el de
casación se reduce a 25 páginas) siendo obligatorio que contenga, además, una exposición concisa de los
motivos invocados que no deberá sobrepasar las dos páginas y, un escrito de contestación sometido a
requisitos formales esencialmente idénticos a los de la demanda y que no deberá sobrepasar las 30
páginas. Así mismo se regula una réplica y una dúplica en las que a menos que concurran circunstancias
especiales, no deberían sobrepasar una decena de páginas.

En el mismo sentido tenemos el Acuerdo de 19 de mayo de 2016, del CGPJ, por el que se publicó el
Acuerdo de 20 de abril de 2016, de la Sala de Gobierno del Tribunal Supremo, sobre la extensión máxima y
otras condiciones extrínsecas de los escritos procesales referidos al Recurso de Casación ante la Sala Tercera
del Tribunal Supremo (BOE 6 de julio de 2016).

Ver Texto

(7) Si permiten la comparación el monitorio inglés es electrónico, siempre que no se reclamen más de
100.000€ contra deudores con domicilio en Inglaterra o Gales (consúltese https://www.gov.uk/make-
money-claim-online)

Ver Texto

(8)
En la actualidad uno de los problemas más graves es el de la presentación de la documentación que debe
acompañar a la demanda. Cuando se presentaba en papel, se acompañaban los documentos pertinentes, se
examinaba por el Letrado de la Administración de Justicia, se aceptaba, incoaba y tramitaba. Con LexNET la
fase de incoación y de admisión de la demanda se retrasa y complica innecesariamente y así, puede
aparecer en la bandeja de aceptación de escritos únicamente la demanda o bien ésta junto con la
documentación correspondiente. Sin embargo, cuando en la bandeja de aceptación de escritos sólo aparece
la demanda, es necesario realizar un doble control. Examinada la demanda y verificado el cumplimiento de
los requisitos y presupuestos procesales y sustantivos de admisibilidad, quedará a la espera de que sea
presentada la documentación. Presentada la documentación en formato papel se reexaminará la demanda
para darle el curso que correspondiera. El sistema, por tanto, se ha complicado con pasos intermedios y con
plazos no previstos en la Ley (FERNÁNDEZ LÓPEZ, Amaya. «La Justicia Digital (I): análisis de algunos de
los problemas prácticos de su implantación y propuesta de soluciones para lograr una Administración de
Justicia moderna y eficaz», Diario La Ley, No 8827, Sección Tribuna, 20 de Septiembre de 2016, Ref. D-331,
LA LEY 6705/2016).

Ver Texto

(9) Segundo documento de trabajo sobre medidas organizativas y procesales para el Plan de choque en la
Administración de la Justicia tras el Estado de alarma, Consejo General del Poder Judicial,6 de mayo de
2020 (LA LEY 340/2020).

Ver Texto

(10)Plan de choque de la Administración de Justicia (MEDIDA No : 2.9) Identificación de la medida:


Modificación de los arts. 249 y 250 LEC, relativos a la normativa reguladora del juicio verbal, para hacer del
mismo un proceso más dinámico a través del cual encauzar un mayor número de pretensiones. (Segundo
documento de trabajo sobre medidas organizativas y procesales para el Plan de c h o q u e e n l a
Administración de la Justicia tras el Estado de alarma, Consejo General del Poder Judicial,6 de mayo de
2020, LA LEY 340/2020).

Ver Texto

(11)Vuelvo a los datos del CGPJ y, en este caso, a la propuesta de aumentar el límite cuantitativo del juicio
verbal que justifica, entre otras razones, en que entre la audiencia previa y el juicio actualmente están
mediando en ocasiones más de dos años y, aún en órganos con funcionamiento no especialmente
disfuncional, es normal una media de seis a ocho meses para el señalamiento de juicio. Y ¿no sería más
sencillo suprimir la audiencia previa, cuyo fracaso no hace falta explicar?

Ver Texto

(12)STS, Sala 1ª, 649/2014, 13 de enero de 2015 (ECLI: ES:TS:2015:181)

Ver Texto

(13)Junta de Jueces de Primera Instancia de Valencia de 24 de mayo de 2013 (puede consultarse en

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http://portales.gva.es/c_justicia/decanato/criterios/criterios-
c.htm#CONTROL%20JUDICIAL%20DE%20OFICIO%20DE%20CL%C3%81USULAS%20ABUSIVAS)

Ver Texto

(14)Plan de choque de la Administración de Justicia (MEDIDA No : 2.6) Identificación de la medida:


Modificación de los arts. 208, 209 y 210 LEC para obtener el dictado de sentencias orales en el orden
jurisdiccional civil. (Segundo documento de trabajo sobre medidas organizativas y procesales para el Plan
de choque en la Administración de la Justicia tras el Estado de alarma, Consejo General del Poder Judicial,6
de mayo de 2020, LA LEY 340/2020).

Ver Texto

(15)En el documento del CGPJ se indica que los informes de los Tribunales Superiores de Justicia que se han
pronunciado en torno a la propuesta fueron, en general, favorables, si bien se formularon matizaciones de
diversa índole, y además, se aconsejó que la extensión de la oralidad se hiciera con moderación,
estimándose conveniente: a) que las sentencias orales solamente se pudieran dictar en el seno de aquellos
juicios verbales en los que la sentencia que recayese no fuera susceptible de ser recurrida en apelación, o
no produjera efectos de cosa juzgada (artículo 447.2 LEC); b) que la sentencia oral sólo pudiera dictarse al
finalizar la vista y c) la necesidad de una regulación expresa de la constatación escrita del fallo y su
incorporación al libro de sentencias.

Ver Texto

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