Reflexión acerca de cómo afrontar situaciones difíciles

La película afianzó en mi una idea que venía desarrollando, en todo momento -por el caos en el
que vivimos- somos propensos a chocarnos con situaciones muy complicadas de abordar. Ante
estas nada resulta más contraproducente que intentar esconder la situación o esperar que se
solucione sin afrontarla y entenderla.

Es primordial entender la situación, seguramente siempre que nos encontramos con este tipo de
circunstancias sabemos que algo anda mal, sin embargo, no entendemos que es lo que realmente
nos incomoda de la situación. En ocasiones como en la película lo que más nos causa daño es el
sentir que no actuamos correctamente ante el problema que tenemos y esto lo convierte en una
carga muy pesada.

Estas situaciones nos abruman llevándonos a tomar decisiones que no van de la mano realmente
con lo que somos y con lo que creemos. Por lo anterior, es de suma importancia tomarse el tiempo
de meditar o realizar cualquier actividad que nos aleje del problema, de tal manera que cuando
este se nos presente de nuevo lo abordemos con tranquilidad y un amplio panorama. La única
manera es mirarlo directamente y decirle: “Bienvenido, mucho gusto, cuéntame por favor de todo
lo que estás hecho, qué no se de ti, y cómo lidio contigo”.

Lo más peligroso, en mi opinión, es subestimar una situación y no confrontarla, debemos entender

que lo más duro no es fallar, lo realmente duro es no hacerlo. Poco remordimiento nos quedará si
actuamos de la manera que consideramos apropiada en el momento, al contrario, el ser omisivos
y cobardes nos puede representar un daño muy grande a nosotros y quienes nos rodean.

Por último, por más inalcanzable que se vea, la situación va a terminar por simple naturaleza.
Después de haber pasado esta situación que nos hizo sufrir y pudo haber tenido un desenlace
macabro, debemos seguir nuestro viaje por el mundo, afrontar lo que queda de la vida con un
horizonte y no quedarnos atrapados en la zozobra repitiendo el mismo tema una y otra vez.