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PAISAJE SONORO

Uriel Marín

Un paisaje sonoro (soundscape) se refiere al entorno sonoro de un momento concreto, en


el cual intervienen múltiples variables. “Un concepto que define las características
acústicas de estos espacios de una forma similar al modo en que las formas y los colores
están relacionados con el paisaje visual; el cual les imprime una cualidad específica que
produce una variedad de sensaciones y emociones en todas las personas que los
perciben”.

El estudio de los paisajes sonoros comienza a tener interés en los años setenta, en la
Universidad Simon Frasier de Vancouver, a partir de los estudios realizados por el
compositor, educador y escritor Murray Schafer. Él formula una nueva manera de
entender el ambiente sonoro al acuñar el término soundscape, haciendo referencia a la
forma en que la población percibe el ambiente sonoro de un determinado lugar.

Es importante señalar la implicación cultural en el concepto de paisaje sonoro, ya que la


influencia de un entorno social afecta la forma en que el individuo percibe y se relaciona
con el mismo. Con su presencia, el escucha es a su vez creador y modificador constante
del paisaje sonoro a partir de su pertenencia e interacción con un espacio. Si hablamos de
paisaje natural y paisaje urbano al referirnos a los elementos que componen un lugar y
que en mayor medida lo caracterizan, hablar de paisaje sonoro es pertinente ya que de la
misma forma estamos relacionando lo que define un espacio a partir de lo que
escuchamos.

 Nos parece importante retomar la etimología de la palabra “ruido” que proviene del lat.
rugĭtus, “rugido”, que en latín vulgar tomó ya el sentido de “estruendo”: el verbo
correspondiente a RÛGIRE se conservó en el cast. ant. y judesp. ruir “susurrar”, ast. ruxir,
“hacer ruido”, pensando en el concepto como algo que interrumpe. Para otros significados
vale “rumor, noticia, fama”… o bien “barullo, discordia”. En latín se aplicaba casi siempre
al rugido del león y otros animales. En cuanto al verbo RÛGIRE, se conservó hasta la
Edad Media en el cast. ant. ruir “murmurar, hacer ruido”. Para la RAE, ruido (del lat.
rugĭtus) es un sonido inarticulado, por lo general desagradable (De Gortari, 2013).

Se reconoce al ruido ambiental como una de las causas para esta pérdida, es decir, el
ruido exterior producido por el tráfico terrestre y aéreo, la industria, las obras de
construcción, la vida nocturna y el uso excesivo de alarmas y bocinas. Asimismo, se
estima que mil 100 millones de jóvenes (entre 12 y 35 años de edad) están en riesgo de
padecer pérdida de audición por su exposición al ruido en espacios recreativos y por el
uso indiscriminado de auriculares a intensidades perjudiciales para la salud. En oídos
normales la pérdida de audición por causas naturales se presenta más o menos a los 60
años; sin embargo, ha comenzado a detectarse sordera prematura en personas de 25
años por causa de hábitos de escucha relacionados con la asistencia regular a discotecas
y salas de conciertos, la escucha prolongada de audífonos y el uso de juguetes
sonorizados como armas, robots, coches y videojuegos.
La OMS indica que América Latina es la región más ruidosa del mundo y varias ciudades
latinoamericanas están entre las más saturadas acústicamente, encabezan esta lista: Sao
Paulo, Ciudad de México, Buenos Aires, Caracas y Lima.

 El sonido se ha convertido en un tema de investigación en años recientes dentro del


campo del urbanismo, dados los problemas de contaminación acústica que padecen la
mayoría de las ciudades como consecuencia, principalmente, del crecimiento del
transporte individual y público, así como al gran número de obras de construcción que se
llevan a cabo. La mayor parte de los estudios se ha centrado en el control del ruido en las
calles, a través de cálculos, simulaciones y mediciones de los ambientes sonoros, así
como en la mejora del control del tráfico, el aislamiento de las edificaciones y las
normativas acústicas.

El ruido es el principal elemento de la contaminación acústica, y en el contexto urbano se


compone por aquellos sonidos percibidos fuera de casa, en los entornos construidos, los
cuales superan los límites legalmente establecidos. El ruido puede causar enfermedades
crónicas como la hipertensión o enfermedades cardíacas como la isquemia. En ámbitos
como el escolar afecta la comprensión, la memoria o el proceso de resolución de un
problema, pérdida de audición, trastorno del sueño, reducción del rendimiento, así como
efectos sobre el comportamiento social. Estas afectaciones son particularmente evidentes
en entornos con gran actividad de comercios, tráfico vehicular y trabajos de construcción.

1
García, A., La contaminación acústica: fuentes, evaluación, efectos y control, España, Sociedad
Española de Acústica, 2006.

2
Carles, J. L., “L’estètica dels sons a la vida cuotidiana”, Revista d’etnologia de Catalunya, 26, 2005, pp.
50-59.

3
Schafer, M., Hacia una educación sonora, México, Conaculta, 2006.

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