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El Sentido de la Vida

Puntos a tratar:
- ¿Qué es el suicidio?
- ¿Qué dice la biblia sobre el suicido? ¿Cómo se ve el suicidio ante los ojos de Dios?
- ¿Qué pasa con el alma de la persona que se suicida? ¿Va al infierno, Purgatorio o el
Cielo?
- ¿Cómo algunas personas llegan a esa decisión? El por qué
- ¿Por qué esa práctica es tan común? Casos que se han visto en estos días
- ¿Cómo prevenir un suicidio? ¿Cómo ayudar a alguien que esté pensando en eso? Los
mitos que hay alrededor del suicidio. Estigma social del suicidio (sobre todo en las
comunidades cristianas)
- ¿Por qué decirle sí a la vida? El sentido de la vida
¿Qué es el suicidio?
El suicidio (del latín sui = self (a sí mismo) y caedere = matar) se entiende generalmente
como la acción intencional de quitarse la vida.
El Diccionario de Psicología de Friedrich Dorsh describe: “En individuos
psíquicamente sanos, es la decisión adoptada libremente del homicidio de si mismo que
puede ser consecuencia de una situación a la que no se le ve salida, pero se produce a
menudo en conexión con un estado afectivo de angustia, desesperación y ausencia de
otras salidas…”
El Dr. Alfonso Reyes Zubiria nos dice que Suicidio son “todas aquellas conductas
autodestructivas que, de manera directa o indirecta, ponen en peligro la vida, sean
conscientes o inconscientes, voluntarias o involuntarias, activas o pasivas”
El suicidio se encuentra entre las tres primeras causas mundiales de muerte en personas
de 15 a 44 años (OMS: Organización Mundial de la Salud). En RD las estadísticas
actuales apuntan que aproximadamente cada 11 segundos se suicida una persona. Aquí
no se toma en cuenta los intentos o pensamientos suicidas (ONE: Oficina Nacional de
Estadística, 2019)
¿Qué dice la biblia sobre el suicido? ¿Cómo se ve el suicidio ante los ojos de Dios?
En el Antiguo Testamento, el término “sangre” significa o es sinónimo de la santidad e
integridad de la vida humana. Derramar la propia sangre, o la de otro, viola la propiedad
de Dios: "Pediré cuenta de vuestra sangre, por vuestras almas, a todo animal; y al
hombre (que mata) a su hermano, pediré cuenta del alma del hombre. Todo el que
derrame sangre humana tendrá su propia sangre derramada por el hombre, porque Dios
hizo al hombre a su imagen y semejanza" (Gn 9, 5-6). El quinto mandamiento también
deja claro que sólo Dios es el Señor sobre la vida y la muerte: "No matarás" (Ex 20:13).
Este mandamiento incluye (379.- ¿Qué acciones están prohibidas por el precepto de no
matar?): "El asesinato y la complicidad en el asesinato. Los crímenes de guerra están
implícitos. Está implícita la interrupción voluntaria del embarazo (aborto) de un ser
humano desde la concepción. Está implícito el suicidio, la automutilación y la
autodestrucción. Está implícita la eutanasia, es decir, el asesinato de personas
discapacitadas, enfermas y moribundas" (YC 379). La Iglesia también ha considerado
siempre el suicidio como una oposición al mandamiento del amor de Jesús, que
subrayaba especialmente la importancia de amarse a sí mismo: "Amarás al Señor tu
Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente, y
a tu prójimo como a ti mismo" (Lc 10,27).
Hoy en día, muchos creen que deberíamos reescribir el Catecismo. Cada vez más
naciones permiten el tipo de suicidio de la eutanasia (asesinato de una persona que sufre
por su propia voluntad). Si le preguntaras a alguien: "¿No es un derecho fundamental de
todo ser humano ser soberano sobre su propia vida?", seguramente estarías de acuerdo.
Algunos escritores modernos incluso ven el suicidio como la máxima expresión de la
libertad humana: "Si quiero, puedo destruir mi propia existencia. Este tipo de
propaganda es realmente la obra del mal, porque podría llevar a las personas
psicológicamente afectadas a hacer algo horrible con ellos mismos.
- ¿Qué pasa con el alma de la persona que se suicida? ¿Va al infierno, Purgatorio o
el Cielo?
No hay muchos mensajes reconfortantes para los familiares de alguien que se suicidó.
Sin embargo, este es uno. YC 288 dice: "El ser humano es responsable de todo lo que
hace consciente y voluntariamente. Nadie puede ser (totalmente) juzgado por algo que
haya hecho bajo presión, miedo, ignorancia, la influencia de las drogas o el poder de los
malos hábitos". Hoy sabemos que casi no hay nadie que en realidad acuda a la muerte
por voluntad propia. El psiquiatra Manfred Lütz escribió una vez: "Es una enfermedad
que lleva al paciente a la muerte. El suicidio es el final mortal de la depresión, así como
un ataque mortal de asma puede ser el final de una enfermedad. Nadie tiene la culpa de
estar enfermo de esa manera".
Era hora de que la Iglesia se distanciara de una decisión que duró más de mil
cuatrocientos años. En 561, el Consejo de Braga (561) prohibió a los que se suicidaron
recibir un funeral formal. En 860, el Papa Nicolás I llamó al suicidio un pecado mortal,
y aquellos que lo cometieron deben esperar la condenación eterna. Gracias a Dios, la
Iglesia de hoy entiende mejor la turbulencia del alma humana.
Pero fue el cristianismo el que formuló de modo claro la condena del suicidio. Para los
Padres, la afirmación de que la vida es un don de Dios y el hombre sólo su
administrador lleva a la conclusión de que no se puede disponer libremente de ella; el
suicidio es siempre un "auto-homicidio". Por otra parte, los Padres refieren numerosos
casos de suicidio perpetrados en momentos difíciles de la Iglesia para sustraerse a la
maldad de los impíos. El caso de la anciana Apolonia o el de algunos cristianos como
Nicomedia, referidos por Eusebio, son típicos al respecto. El juicio positivo expresado
en tales situaciones ha llevado a alguno a pensar que la Iglesia primitiva equiparó el
suicidio religioso con el martirio. En realidad, ese juicio está ligado al hecho de que
aquí no se trata de una decisión orgullosa sobre la vida propia, sino más bien de un
gesto realizado nutu divino, o sea, como respuesta heroica a una inspiración divina en
una situación dramática. San Agustín es el que trata más por extenso el tema, partiendo
de la idea de que matarse es rechazar el dominio de Dios sobre nuestra existencia, y por
tanto malo en todo caso. Agustín está al corriente de las excepciones famosas honradas
por la Iglesia; pero aunque nosotros no podemos conocer el consejo de Dios, que puede
haber llamado a algunas personas con una vocación particular, su comportamiento no
constituirá jamás norma para la Iglesia. Santo Tomás (S. Th., II-II, q. 65, a. 5) funda la
ilicitud del suicidio en tres motivos. Ante todo en el hecho de que va contra la ley
natural de la autoconservación y del amor de sí. En segundo lugar en la consideración,
derivada de Aristóteles, de que todo hombre es parte de un todo representado por la
communitas en que está concretamente insertado; la vida humana tiene, pues, siempre
significado y valor para los otros hombres; por lo que el suicidio es iniuria communitati.
Últimamente la no licitud del suicidio se funda en el hecho de que el hombre no es el
dueño de su vida, por lo que no le corresponde a él decidir sobre su fin. Darse la muerte
se convierte entonces en -deserción individual de las tareas que nos esperan y que Dios
nos ayuda a cumplir; -en deserción social de los servicios que estamos llamados a
prestar a los demás; -en deserción religiosa del cometido que Dios nos ha fijado. Es,
pues, un pecado gravísimo contra Dios, la sociedad y contra nosotros mismos
"un contrasigno de la ausencia de la fe o de la esperanza cristiana" (Pío XII, Discorsi e
radiomessaggi, Ed. Pol. Vat., Roma 1958, XIX, 774) y como un gesto que "lesiona en el
más alto grado el honor del Creador" (GS 27).
"Ayudados por ciencias sociales y humanas como la psicología, la respuesta de la
Iglesia cuando una persona se quita la vida -sea sacerdote o no- es que cuando realiza
este tipo de actos la persona internamente no es totalmente libre y por lo tanto,
voluntario", dijo el sacerdote y exdecano de la Facultad de Derecho Canónico de la
UCA ante la consulta de Télam. "Es un pecado pero no hay una responsabilidad
completa de la persona porque no es un acto libre y voluntario", agregó.
El nuevo CIC (1983) no enumera a los suicidas entre los excluidos de la sepultura
eclesiástica y de la misa de exequias (cán. 1184-1185).
¿Cómo algunas personas llegan a esa decisión?¿Por qué decide alguien acabar con
su propia vida?
Con frecuencia, estas personas están tratando de alejarse de una situación de vida
que les parece imposible de manejar. En el intento de suicidio están buscando alivio.
Suelen sentirse avergonzados, culpables o como una carga para los demás. Se sienten
víctimas, y tienen sentimientos de rechazo, pérdida o soledad. En los intentos de
suicidio suelen reflejarse los gritos de ayuda.
Entre los síntomas posibles está la dificultad de concentrarse o pensar claramente, tener
comportamientos autodestructivos (hacerse cortes en el cuerpo, tomar alcohol en
exceso), alejarse de amigos o no querer salir y/o cambiar hábitos alimenticios o de
sueño.
¿Cómo prevenir un suicidio? ¿Cómo ayudar a alguien que esté pensando en eso?
Los mitos que hay alrededor del suicidio. Estigma social del suicidio (sobre todo en
las comunidades cristianas)
•10 MITOS SOBRE EL SUICIDIO•
La gente de todo habla, especialmente de aquello que NO CONOCE. Aquí 10 de los
mitos más comunes:
1- "El que se quiere matar no lo dice". Falso. De cada 10 intentos, 8 han comunicado
intenciones suicidas de forma muy normalizada.; "Ojalá me muriera mañana"; "con
razón fulano se mató, ya quisiera yo"; "quisiera cerrar los ojos y no despertar más".•
2- "El que dice que se va matar es para manipular". Falso. Esto es una forma de
minimizar la peligrosidad de alguien que explícitamente indica que no merece vivir.•
3- "Si tu le dices a un suicida que se mate, no lo hace". FALSO Y PELIGROSO. El que
intenta suicidarse necesita que le rescaten, mostrarse con esta actitud refuerza la
intencionalidad suicida.•
4-"Si de verdad se quisiera matar se mete un tiro o se tira de un puente". El método
suicida tiene más que ver con la personalidad y el motivo, que con la disposición a la
muerte. El suicida SIEMPRE tiene una conducta ambivalente sobre la muerte. No desea
estar vivo (en la forma en la que conoce la vida), pero se resiste a morir.•
5-"El que se repone a una crisis suicida necesita de Dios para no repetirlo". Falso.
Personas en comunidades religiosas igualmente pueden presentar ideas suicidas.•
6-"El suicida que no lo logra queda frustrado de por vida". Esto es rotundamente
FALSO. La tasa de recuperación es alta siempre que haya adherencia al tx.•
7-"Todo suicida está deprimido". No necesariamente. De hecho, comportamientos
impulsivos son más propensos a cometer suicido.
8- "Hablar sobre el suicidio le da ideas a los jóvenes". Falso. Las ideas suicidas son una
distorsión cognitiva propia.•
9- "Si una gente quiere matarse, hay que dejarlo porque quiere morise". Falso. Esto es
una forma de evadir el problema. El suicida no quiere morir, lo que no quiere es seguir
viviendo así y ya ha agotado sus propios recursos de afrontamiento.
10- "El suicidio es de gente cobarde". Falso. El suicidio le pasa a la GENTE.
Indefension aprendida (Mujer que aguanta el maltrato de un hombre)
Estrategias para la prevención del suicidio:
Todos tenemos un papel importante en la prevención del suicidio.

• Aprendamos las señales de advertencia.


• Hagamos las preguntas difíciles, como "¿Estás pensando en hacerte daño?".
• Ofrece apoyo emocional, presencia física y escucha EMPÁTICA.
• Ayuda a dirigir a la persona a servicios profesionales de salud mental.
• Mantén el contacto, no pierdas el seguimiento.
El suicidio se puede prevenir pero sólo si todos hacemos nuestra parte en crear
conciencia y apoyar activamente a quienes están luchando.
Muchos se sienten en medio de un oscuro túnel.
Seamos la generación que enciende la linterna y ayuda a otros a ver la luz.
¿Por qué decirle sí a la vida? El sentido de la vida
La loca búsqueda de la vida
Veamos por un momento la dramática vida de un alcohólico. Intuitivamente, sabemos:
hoy en día es un signo de libertad si alguien bebe hasta el punto de morir. Por el
contrario, lo vemos como un signo de una extrema falta de libertad. Y si una joven es
herida al cortarse, no podemos decir que sea una expresión de su libertad. Todos dirán:
"¿Cómo llegó a este punto? ¿Qué miserable debería ser, destruyéndose así? ¿Cómo
podemos salvarla de sí misma?" Alguien está buscando desesperadamente la vida y, al
hacerlo, se hace daño. ¿Cómo puedes explicar eso?
En el fondo, tenemos un insaciable deseo de felicidad y de vida. Rechazar la búsqueda
de la felicidad es algo que no puedes hacer. El filósofo Robert Spaemann dijo una vez
que no podemos ni siquiera desear "no desear". Así es como la vida busca vivir en lo
profundo de nosotros. A veces la gente busca la vida con saña y lo arriesga todo sólo
para saciar su sed insaciable. Incluso alguien que quiere tirarse de un puente espera
encontrar la "felicidad" en este acto.
Hay un amor que permanece cuando ya no nos amamos
Los seres humanos están buscando radicalmente la felicidad. Pero Dios es aún más
radical. "El Señor nos ama más de lo que nos amamos a nosotros mismos", dijo una vez
Santa Teresa de Ávila. El interés de Dios en mí es billones de veces más profundo que
mi propio interés en mí mismo. Podría tirarme a la basura. Dios nunca podría hacer lo
mismo. En el Libro de Isaías, Dios dice: "No temas, porque yo te rescato, te llamo por
tu nombre, eres mío". (Is 43, 1). Y aún más, dice: "Porque eres preciosa a mis ojos,
porque te aprecio y te amo, te cambio reinos, doy naciones a cambio de ti" (Is 43, 4).
Porque no estamos seguros de nosotros mismos, Dios deja claro cuáles son los derechos
de propiedad. Deja claro que nos ama aún más profundamente y se preocupa por
nosotros, protegiéndonos de nosotros mismos de una manera que nunca podríamos
hacer solos. YOUCAT 383 dice: "Sólo Dios es el Señor de la vida y la muerte. Ni
siquiera "mi" vida me pertenece."
Nada protege mejor a una persona tentada por el suicidio que esta certeza: Hay alguien
que me ama, que me necesita y para quien tengo un gran significado. Y tal vez podamos
encontrar a Dios en un poema de Berthold Brecht: "El que me ama me ha dicho que me
necesita. Así que me cuido, veo cómo camino, y tengo miedo de cada gota de lluvia,
miedo a morir."
YouCat: Catecismo de la Iglesia Católica para Adolescentes y Jóvenes.
La legítima defensa
2263 La legítima defensa de las personas y las sociedades no es una excepción a la
prohibición de la muerte del inocente que constituye el homicidio voluntario. “La
acción de defenderse [...] puede entrañar un doble efecto: el uno es la conservación de la
propia vida; el otro, la muerte del agresor” (Santo Tomás de Aquino, Summa
theologiae, 2-2, q. 64, a. 7). “Nada impide que un solo acto tenga dos efectos, de los que
uno sólo es querido, sin embargo el otro está más allá de la intención” (Santo Tomás de
Aquino, Summa theologiae, 2-2, q. 64, a. 7).
2264 El amor a sí mismo constituye un principio fundamental de la moralidad. Es, por
tanto, legítimo hacer respetar el propio derecho a la vida. El que defiende su vida no es
culpable de homicidio, incluso cuando se ve obligado a asestar a su agresor un golpe
mortal:
«Si para defenderse se ejerce una violencia mayor que la necesaria, se trataría de una
acción ilícita. Pero si se rechaza la violencia en forma mesurada, la acción sería lícita
[...] y no es necesario para la salvación que se omita este acto de protección mesurada a
fin de evitar matar al otro, pues es mayor la obligación que se tiene de velar por la
propia vida que por la de otro» (Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae, 2-2, q. 64,
a. 7).

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