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Escuela Preparatoria Nocturna

Universidad Juárez del Estado de


Durango

Suicidio

Psicología I

Rosa Amparo Rojas Rodríguez

Mtra. Georgina Josefina Hernández Ugalde


INTRODUCCIÓN

El suicidio es un problema de salud pública importante, pero a menudo


descuidado, rodeado de estigmas, mitos y tabúes. Cada caso de suicidio es una
tragedia que afecta gravemente no sólo a los individuos, sino también a las
familias y las comunidades. Cada año, más de 700,000 personas se quitan la vida
tras numerosos intentos de suicidio, lo que corresponde a una muerte cada 40
segundos. Centrarse en la prevención del suicidio es especialmente importante
para crear vínculos sociales, promover la toma de conciencia y ofrecer esperanza.
Acercarse a los seres queridos por su salud mental y su bienestar podría salvarles
la vida.
DEFINICIÓN

El comportamiento suicida se define como la preocupación o acción


orientada a causar la propia muerte de manera voluntaria. Usted puede tener el
pensamiento de suicidio, conocido como “intención”, “ideas de suicidio” o
“pensamiento suicida”, o el comportamiento o gesto. Una intención de causar la
propia muerte es esencial en la definición. Las ideas de suicidio se refieren a los
pensamientos de suicidio o a querer quitarse la propia vida. El comportamiento
suicida se refiere a las acciones tomadas por alguien que está considerando o
preparando la causa de su propia muerte. El intento o gesto de suicidio por lo
general se refiere a un acto enfocado en causar la propia muerte que no resulta
exitoso en causar la muerte. El suicidio se refiere a haber causado la propia
muerte intencionalmente.

El suicidio es quitarse la vida. Es la muerte que ocurre cuando alguien


quiere terminar con su vida. Un intento de suicidio es cuando alguien se daña a sí
mismo para tratar de terminar con su vida, pero no muere. Es un importante
problema de salud pública y los efectos van más allá de la persona que busca
quitarse la vida. También puede tener un efecto duradero en la familia, amigos y
comunidades.

El suicidio es el acto de matarse voluntariamente. Si ha tenido


pensamientos suicidas recientemente o si los tiene ahora mismo, debe hablar con
alguien inmediatamente para que le ayuden. El “intento de suicidio” (también
denominado autolesión deliberada) es tratar de matarse o hacerse daño
voluntariamente. Esto es mucho más frecuente que el suicidio consumado.

La OMS define el suicidio como un acto deliberadamente iniciado y


realizado por una persona en pleno conocimiento o expectativa de su desenlace
fatal; también la OMS señala al suicidio como un problema multifactorial, que
resulta de una compleja interacción de factores biológicos, genéticos, psicológicos,
sociológicos y ambientales. No obstante, apunta que la prevención y el tratamiento
adecuado de la depresión, abuso de alcohol y otras sustancias, así como de
quienes han intentado suicidarse, permite la reducción de las tasas de suicidio.

El suicidio se encuentra entre las 20 principales causas de muerte a nivel


mundial para personas de todas las edades. Es responsable de más de 800 mil
muertes al año, lo que equivale a un suicidio cada 40 segundos.
ANTECEDENTES

Las motivaciones para cometer suicidio en el ser humano siguen siendo las
mismas que hace 4,000 años. Acabar o escapar de un sufrimiento psíquico
insoportable, terminar con el padecimiento de una enfermedad terminal, dejar de
sentirse una carga para los demás, entre otras situaciones, han sido argumentos
utilizados por el humano para morir de forma voluntaria.

Contamos con siglos de historia del suicidio, pero solo en los dos últimos
siglos y medio, ha sido la medicina quien ha reclamado para sí su estudio. Es por
esto, que los profesionales no deben caen en un reduccionismo biomédico como
paradigma explicativo de este fenómeno. Otras disciplinas como la filosofía, la
ética, la sociología, el evolucionismo, la antropología, las artes, la literatura, los
medios de comunicación y por supuesto la historia, complementan el conocimiento
sobre el tema.

Desde la prehistoria, el ser humano manifiesta conductas de auto-sacrificio.


Los ancianos, enfermos o aquellos con dificultades de movilidad, se auto-
eliminaban para beneficiar y favorecer los recursos de la tribu.

En la mayor parte de las civilizaciones de la antigüedad el suicidio era


aceptado. La muerte era entendida como el paso de una vida a otra, por lo que
acabar con la vida de forma voluntaria no implicaba el fin de la existencia, sino el
tránsito a otra dimensión.

El suicidio ya representaba un problema en el que reflexionaban los griegos


y se narraba por autores como Homero. Es en este momento de la historia donde
la muerte voluntaria comienza a ser estigmatizada, denostada y penada. El
suicidio era un delito contra el Estado que conllevaba castigos, puesto que privaba
a la comunidad de uno de sus miembros y de su contribución al progreso de esta.
Además, era considerada por gran parte de la sociedad griega como un acto impío
hacia los dioses, puesto que sólo ellos debían disponer de la vida de los hombres.
A través de la mitología se asociaron varias emociones consideradas como
desencadenantes de la conducta suicida, como son la desesperación, la culpa, la
vergüenza, o la propia locura.

Las distintas escuelas filosóficas griegas se posicionaron ante el suicidio en


un continuo que iba desde la nula aceptación del acto, hasta su total legitimación.
Los pitagóricos no aceptaban el suicidio ya que consideraban la muerte voluntaria
como una salida repentina del alma que trastornaba el equilibro del cosmos. Para
los cínicos, darse muerte a sí mismo implicaba ser dueño de nuestro propio
destino. Pero fue el estoicismo la única escuela filosófica relativamente permisiva
con el suicidio. Morir de una vez antes que padecer indefinidamente era su lema.
La vida, por tanto, no posee un valor intrínseco per se. Para los epicúreos el
suicidio era una salida honorable sino se puede asegurar el hedonismo y el placer.

En La Biblia relatan hasta nueve suicidios sin que exista ni condena ni


apología del suicidio. Para los primeros cristianos, la muerte voluntaria no estuvo
estigmatizada, produciéndose de hecho un fenómeno que alarmó enormemente a
los primeros obispos de la Iglesia, el martirio voluntario. Entre 10,000 y 100,000
seguidores de Cristo recurrieron a la muerte voluntaria para obtener los beneficios
que la comunidad cristiana ofrecía a quien decidía dar su vida por Dios. Este
fenómeno hizo necesaria la invención de un relato teológico que frenara estos
actos, siendo San Agustín de Hipona quien contribuyó a tal fin. Condenó el
suicidio equiparando éste a un homicidio de sí mismo y por ende una clara
violación del V mandamiento; no matarás. Para la Iglesia “la vida es propiedad de
nuestro Señor y no podemos disponer de ella libremente”, por lo que, desde ese
momento el suicidio era un pecado y el suicida un pecador ante Dios.

No obstante, fueron las leyes civiles las que marcaron con su extrema
violencia el destino de los suicidas. Si hubo un momento en la historia donde más
crudeza y rechazo sufrió el suicida, fue sin duda el la Edad Media. A la suma de la
condena eclesiástica, se añadió el rechazo por parte del Estado. El suicida no sólo
era un pecador, sino que se convirtió en un delincuente ante la Ley, merecedor de
castigos físicos y sociales extremos. Arrastrar el cuerpo, mutilarlo, clavarle una
estaca, enterrarlo en un cruce de camino, vejarlo o negarle la sepultura, son
ejemplos de cómo se trataba de aleccionar al pueblo para hacer desistir a quien
tuviera ideas suicidas.

El Renacimiento supuso un cambio en la mentalidad. Si bien la Iglesia


persistió en la dura condena moral del suicida, aparecieron un grupo de
humanistas filósofos que comenzaron a cuestionar abiertamente las posiciones
teológicas sobre el suicidio. Michel de Montaigne, fue el pionero en considerar que
el suicidio no podía evaluarse moralmente a partir de dictados divinos, sino que
debía ser resultante de una elección personal. En 1608, John Donne, escribe
Biathanatos, la primera obra en defensa del suicidio en lengua anglosajona, y el
ensayo más exhaustivo sobre el suicidio en la edad moderna.

A partir de entonces los postulados religiosos fueron progresivamente


desplazados por razones seculares, tomando la filosofía en relevo del debate
moral acerca de la legitimidad o no del suicidio.
ETIOLOGÍA

A menudo no existe una sola razón clara para que alguien tenga
pensamientos suicidas.

Puede haber sucedido algo triste en su vida, como una separación de la


pareja o la muerte de un familiar. También le puede resultar difícil afrontar un
cambio en la vida como la jubilación o las dificultades económicas, o tal vez se ha
suicidado una persona allegada.

Es normal sentir episodios de ansiedad, angustia, miedo o tristeza a lo largo


de la vida; sin embargo, es importante identificar cuando esos sentimientos
afectan la salud mental de las personas, si persisten en el tiempo y en intensidad o
si interfieres con la funcionalidad de la persona a grado tal que representen
señales de alarma de conducta suicida.

La ansiedad, ligada a la depresión y al riesgo suicida, es otro trastorno


mental frecuente. Hay personas que la padecen pero que, por la desinformación y
el estigma sobre los trastornos mentales, tardan hasta 14 años en llegar a un
servicio de psiquiatría.

Otra de las urgencias psiquiátricas más frecuentes son los pacientes en


estado de intoxicación por consumo de sustancias psicoactivas.

En 50% de la población con intentos de suicidio, se presentaron causas


como trastornos psicóticos, ataque de pánico, ruptura de la pareja, la muerte de un
ser querido, una enfermedad crónica terminal o la pérdida de estatus económico o
del empleo.

El suicidio no discrimina. Puede tocar a cualquier persona, en cualquier


lugar, en cualquier momento. Pero hay ciertos factores que pueden contribuir al
riesgo del suicidio.

El suicidio y los comportamientos suicidas generalmente ocurren en


personas con uno o más de los siguientes factores:
 Trastorno bipolar
 Trastorno límite de la personalidad
 Depresión
 Consumo de drogas o alcohol
 Trastorno de estrés postraumático
 Esquizofrenia
 Historial de abuso sexual, físico y emocional
 Cuestiones de vida estresantes, como problemas serios a
nivel financiero o en las relaciones interpersonales.
 Haber intentado suicidarse antes
 Antecedentes familiares de problemas de salud mental
 Historia familiar de suicidio
 Violencia familiar
 Armas en el hogar
 Estar o haber salido recientemente de prisión o cárcel
 Estar expuesto al comportamiento suicida de otros, como un
miembro de la familia, un compañero
 Enfermedad médica
 Tener entre 15 y 24, o más de 60 años

En personas con intentos de suicidio previos, se eleva mucho el riesgo de


suicidio y, por lo mismo, hay que estar “muy al pendiente” de sus amenazas y de
sus ideas, o si hay datos de planeación suicida estructurada; por ejemplo, cuando
escriben cartas de despedida.

Trastornos del sueño, pérdida del apetito y de la libido, crisis de ansiedad,


“sensación de muerte inminente” o alteraciones en el estado de la conciencia son
síntomas por los que se puede llegar a solicitar consulta a los servicios de
urgencias.
Las personas que intentan suicidarse con frecuencia están tratando de
alejarse de una situación de la vida que parece imposible de manejar. Muchos de
los que cometen intento de suicidio están buscando alivio a:

 Sentirse avergonzados, culpables o una carga para los demás


 Sentirse como víctimas
 Sentimientos de rechazo, pérdida o soledad

Los comportamientos suicidas pueden ocurrir por una situación o hecho que
la persona ve como agobiante, tales como:

 Envejecimiento
 Muerte de un ser querido
 El consumo de drogas o alcohol
 Trauma emocional
 Enfermedades físicas graves o dolor
 Desempleo o problemas financieros

Mientras que los hombres son más propensos que las mujeres a morir por
suicidio, las mujeres son dos veces más propensas a intentar suicidarse.

La mayoría de los intentos de suicidio no terminan en muerte. Muchos de


estos intentos se llevan a cabo en una forma en la que el rescate sea posible.
Estos intentos a menudo representan una llamada de auxilio.

Algunas personas intentan suicidarse de una manera que sea menos


probable de ser fatal, como envenenamiento o sobredosis. Los hombres tienen
mayor probabilidad de escoger métodos violentos, como dispararse. Como
resultado de esto, los intentos de suicidio en los hombres tienen mayor
probabilidad de terminar en muerte.

Los familiares de personas que intentan o cometen suicidio a manudo se


culpan o se enojan mucho. Pueden ver el intento de suicidio como egoísta. Sin
embargo, las personas que intentan cometer suicidio con frecuencia creen
erróneamente que les están haciendo un favor a sus amigos y parientes al irse de
este mundo.

Las señales de advertencia de suicidio incluyen:

 Hablar sobre querer morir o suicidarse


 Hacer un plan o buscar una manera de suicidarse, por
ejemplo, hacer una búsqueda en internet
 Comprar un arma o acumular píldoras
 Sentirse vacío, sin esperanza, atrapado o como si no hubiera
alguna razón para vivir
 Tener un dolor insoportable
 Hablar sobre ser una carga para los demás
 Consumir más alcohol o drogas
 Actuar ansioso o agitado; comportarse de forma imprudente
 Dormir muy poco o demasiado
 Alejarse de la familia o amigos o sentirse aislado
 Mostrar ira o hablar de buscar venganza
 Mostrar cambios de humor extremos
 Decir adiós a los seres queridos, poner las cosas en orden

Algunas personas pueden compartir sus pensamientos suicidas con los


demás, pero otras pueden tratar de ocultarlos. Esto puede hacer que algunos de
los signos sean más difíciles de detectar.

Abordar la complejidad de las conductas suicidas comienza por identificar


los factores de riesgo y de protección. Los factores de riesgo clave abarcan desde
los sistemas sanitario y la sociedad hasta los niveles comunitario, relacional e
individual. Entre ellos se encuentran las barreras de acceso a la atención de salud,
las catástrofes, las guerras y los conflictos, los intentos de suicidio anteriores, etc.
Estos factores suelen actuar de forma acumulativa para aumentar la vulnerabilidad
a la conducta suicida. Aunque la relación entre el suicidio y los trastornos mentales
está bien establecida, muchos suicidios también pueden producirse de forma
impulsiva en momentos de crisis, como una pérdida económica. Algunos factores
de protección son las relaciones personales sólidas, las creencias religiosas o
espirituales y las estrategias de afrontamiento y prácticas de bienestar positivas.

Mitigar los factores de riesgo para reducir los medios de suicidios y


potenciar los factores de protección para fomentar la resiliencia, pueden reducir de
manera eficaz las tasas de suicidio. Por ejemplo, el suicidio impulsivo puede
prevenirse restringiendo el acceso a los medios letales. Sin embargo, la
prevención del suicidio no se ha abordado adecuadamente en muchos países
debido a la falta de toma de conciencia sobre el suicidio como un importante
problema de salud pública, lo que impide que la gente busque ayuda. El
subregistro y la clasificación errónea son problemas más importantes en los
suicidios que en otras causas de muerte, debido a su sensibilidad y a su ilegalidad
en algunos países. El reto es real y hay que tomar medidas.
ESTADÍSTICAS

NACIONALES

 La asfixia, las armas de fuego, la intoxicación con drogas y alcohol y el


envenenamiento con plaguicidas y productos químicos son los cuatro
métodos más utilizados para el suicidio, que representan el 91% de todos
los suicidios en la región de las Américas.
 El riesgo suicida es la principal urgencia psiquiátrica en el mundo, y,
tristemente, en México no sólo logra consumarse el suicidio, sino que ha
aumentado “en escalera”.
 Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en
2020 hubo siete mil ochocientos noventa y seis suicidios en México (0.7%
del total de muertes en el año y una tasa de suicidio de 6.2 por cada cien
mil habitantes), setecientos más con respecto a 2019 y mil más que en
2018.
 En hombres, el método más utilizado para morir por propia mano es el
ahorcamiento, seguido del uso de un arma y el lanzamiento al vacío. Las
mujeres utilizan más altas dosis de fármacos psiquiátricos o de otro tipo de
medicamentos.
 El suicidio más frecuente es en jóvenes de entre 14 y 29 años de edad. De
siete mil ochocientas noventa y seis personas que cometieron suicidio, dos
mil doscientos noventa y tres tenían de 20 a 29 años de edad y mil
doscientos sesenta eran adolescentes de 10 a 19 años, que sumados (tres
mil quinientos cincuenta y tres) son casi la mitad de los suicidios de 2020.
 Tienen más riesgo de suicidio los hombres mayores de 45 años (sobre todo
los ancianos) que no tienen red de apoyo (son solteros o viudos), así como
las personas que forman parte de la diversidad sexo genérica, distinta a la
heterosexual. Además, se observa un mayor riesgo de suicidio en las
mujeres casadas con hijos que en las que no tienen estas características.
 Por sexo, de los decesos por esta causa destaca que los hombres tienen
una tasa de 10.4 fallecimientos por cada 100,000 habitantes, mientras que
esta situación se presenta de 2.2 de cada 100,000 mujeres.
 Las entidades que presentan mayor tasa de fallecimientos por lesiones
autoinfligidas por cada 100,000 habitantes son Chihuahua (14.0),
Aguascalientes (11.1), y Yucatán (10.2). Por el contrario, Guerrero,
Veracruz e Hidalgo presentan las tasas más bajas con 2.0, 3.3 y 3.7,
respectivamente.
ESTATALES

 Junio cerró con 23 suicidios en Durango. Durante el 2022 ha sido el mes


con más suicidios, de los cuales 22 fueron del sexo masculino.
 Antes de junio, enero fue el mes con más suicidios, con 19 en total. Para
febrero, el número de suicidios descendió a 14, y parecía que así seguirían
los casos, ya que en marzo se registraron 9 hechos. Y durante abril,
volvieron a ascender las cifras a 13.
 Durante enero-junio se registraron 95 suicidios, poniendo en alerta a las
autoridades.
 Entre el 70 y 90 por ciento de los suicidios se asocian con la depresión.
 Hasta el 14 de mayo, la Secretaría de Salud atendió a 1,139 pacientes por
depresión. 23.7% de las personas atendidas por depresión son hombres y
76.3% por esta misma causa, son mujeres.
CONCLUSIÓN

Comprender que el suicidio es un fenómeno sociológico e histórico


complejo más allá de la patología psiquiátrica y de las fronteras de la atención a la
salud mental facilitaría un abordaje similar al que se hace con otros fenómenos,
como la violencia de género, o los accidentes de tráfico.

Se tiene que estar conscientes de que todo pensamiento suicida, es un


indicador del posible acto. Es fundamental el prestar mucha atención ante
cualquier signo de alarma que indique que alguien está propenso a suicidarse; el
apoyar, escuchar y hacer sentir a la persona que en la vida todo tiene una
solución, serán de gran ayuda para él. Así como la conformación de una gran res
de apoyo que podría prevenir la consumación de este acto, así como los efectos
colaterales negativos hacia las personas que rodean a la persona suicida, tal
como familiares y amigos.
REFERENCIAS

https://www.nhs.uk/translationspanish/Documents/
Suicide_Spanish_FINAL.pdf

https://www.gob.mx/salud%7Cseguropopular/articulos/10-de-septiembre-
dia-mundial-de-la-prevencion-del-suicidio?idiom=es#:~:text=La%20OMS
%20define%20el%20suicidio,expectativa%20de%20su%20desenlace%20fatal.

https://www.gob.mx/salud/prensa/158-mexico-fortalece-acciones-para-
prevenir-suicidio?idiom=es#:~:text=Es%20normal%20sentir%20episodios
%20de,funcionalidad%20de%20la%20persona%20a

https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/001554.htm

https://medlineplus.gov/spanish/suicide.html#summary

https://www.paho.org/es/temas/prevencion-suicidio

https://unamglobal.unam.mx/aumentan-suicidios-en-mexico/

https://www.elsiglodedurango.com.mx/2022/07/1397813.junio-cierra-con-23-
suicidios-en-durango-es-el-mes-con-mas-casos-en-lo-que-va-de-2022.html

https://www.elsiglodedurango.com.mx/2022/06/1391207.depresion-una-
condicion-medica-mas-que-una-cuestion-de-voluntad.html

https://www.psicoevidencias.es/contenidos-psicoevidencias/articulos-de-
opinion/89-reflexiones-sobre-el-suicidio-desde-la-mirada-historica/file

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