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PELIGROS DE LAS SECTAS Y MOVIMIENTOS RELIGIOSOS

1.El principal peligro es el espiritual, ya que -a pesar de su apariencia a veces


cristiana- nos desvían del único y verdadero Camino que es Cristo y de la Iglesia
Católica en la que están la plenitud de los medios de salvación.
Algunos de estos movimientos son más perjudiciales que otros, pues hay sectas
verdaderamente destructivas no sólo a nivel espiritual, sino también a nivel físico y
emocional, tales como las satánicas y algunas que sin denominarse satánicas, en la
práctica lo son también.
En general las sectas destructivas son grupos altamente manipuladores, que explotan
a sus miembros física y/o psicológicamente, además de económicamente.
Usualmente cuentan con un líder que subyuga a sus miembros de manera autoritaria.
Utilizan técnicas de poder mental para el reclutamiento y para la disciplina autoritaria
interna, convenciendo a sus miembros acerca de cómo pensar, sentir y actuar.
Aducen poderes especiales ocultos para la secta y para sus líderes, así como un
especial estatus de alto alcance (por ejemplo una misión para salvar a la humanidad).
(Ver Catecismo de la Iglesia Católica #844)
2, Algunas personas son más vulnerables que otras, bien porque estén pasando por
una crisis personal o por dudas existenciales, o bien porque tengan el deseo de
participar en algo significativo que valga la pena. O también porque estén en alguna
necesidad económica.
Sucede que el proselitismo de estos nuevos movimientos puede ser muy agresivo,
convincente y adaptado a cada circunstancia.
Muchos tienen gran poder económico, así usan el anzuelo financiero: ayuda en dinero
para captar a los nuevos miembros. Se orientan, entonces, hacia la satisfacción de
“necesidades”, a veces económicas, sabiéndose aprovechar muy bien de estas
dificultades de tipo financiero. A veces también se aprovechan de los problemas
emocionales que pueda estar padeciendo la persona que tratan de captar.
En ocasiones buscan solucionar una situación humana universal: el sufrimiento.
Utilizan las miserias humanas para conseguir adeptos.
El señuelo inicial suele ser emocional, no ideológico: amistad, compañía, adulación,
enamoramiento, y hay algunas que utilizan el sexo para ganar adeptos (caso de los
“Niños de Dios”).
Ante tales y tan variados acercamientos, pocos están inmunes
3, Veamos algunas causas de estas peligrosas deserciones:
Ateísmo práctico:
Una de las principales causas es el ateísmo práctico que se nota en muchas personas:
la gente vive como si Dios no existiera.
El porcentaje de personas que dicen ser a-religiosos en Venezuela pasó de 27% en
2000 a 51% en 2002. Casi se duplicó en sólo dos años la gente que dice no interesarle
la religión.
Indiferentismo religioso:
La gran mayoría profesa y, de hecho, practica un indiferentismo religioso: da lo mismo
cualquier religión o, como hemos dicho, da lo mismo no tener religión. Con ser una
buena persona, basta. Pero ... ¿dónde queda Dios? ¿Dónde queda la Verdad que
Dios nos ha revelado? (Ver Tema # 4 ¿Da lo mismo cualquier religión?-al final del
impreso).
Falta de formación cristiana en el hogar:
Falta mucha formación desde el mismo hogar: formación para ser católicos y vivir
como católicos. Para 1994, en Venezuela -un país mayoritariamente Católico- sólo el
7% de los padres de familia consideraban que la primera cualidad que debía
inculcarse a los hijos era la fe en Dios y los valores religiosos. Hoy en día vemos los
resultados: un ateísmo práctico extendido a un 50% de la población.
Falta de formación cristiana en las escuelas y parroquias:
Hasta las escuelas Católicas fallan en la formación religiosa. Se destacan por la
formación académica, pero no parecen tener una meta que contemple graduar de
esas escuelas a Católicos bien formados, practicantes y militantes.
Por otra parte, las Parroquias no se han preparado para suplir esta deficiencia, salvo
en los casos de catequesis para la Primera Comunión. Las charlas de preparación al
Sacramento del Bautismo para padres y padrinos, y las preparatorias para el
Matrimonio, ambas obligatorias, aunque dejan una semillita, no parecen estar
surtiendo un efecto que pueda ser notorio.
Religión no -Espiritualismo sí:
Además se ha ido creado un ambiente -una verdadera matriz de opinión- por la que se
rechaza la religión, pero se acepta una pseudo-religiosidad que más bien es una
especie de “espiritualismo” a la carta o “pseudo-religiosidad cocktail”, mediante la cual
cada quien escoge lo que quiere de cualquier fuente, cristiana o pagana, religiosa o
atea, verdadera o falsa, para hacerse su propio sistema de creencias.
Mala influencia de los medios de comunicación:
A esta situación de a-religiosidad e indiferentismo religioso y de espiritualismo
sincrético, en la que los medios escritos y electrónicos tienen una gran
responsabilidad, se añade la abierta promoción de todo tipo de actividades ocultistas.
Con estos patrones de pensamiento tan extendidos es fácil caer en las redes de las
sectas, incluso de las expresamente satánicas.
4, Son graves porque, primeramente, ofenden a Dios, de quien dependemos hasta
para cada palpitar de nuestro corazón.
Si Dios se nos ha revelado, si Cristo vino a salvarnos, si nos ha prometido que el
Espíritu Santo estaría con nosotros hasta el fin del mundo ... Si Dios nos ha hecho
saber cómo desea que nos comportemos, amándolo a El primero que todo y que todos
... Si Cristo nos dejó su Palabra en la Biblia y además fundó su Iglesia, donde
podemos tener todos los medios necesarios para nuestra salvación ... Si el Espíritu
Santo está derramando gracias de santificación para cada uno de nosotros ... ¿cómo
puede dar lo mismo pertenecer a cualquier religión o simplemente no creer en nada o
no practicar nada?
Las consecuencias de esta situación están a la vista: odio, violencia, relativismo moral,
ley del más fuerte, incertidumbre e inseguridad, destrucción de la familia,
deshonestidad, etc. Y, lo que estamos tratando en este tema: la deserción hacia las
nefastas sectas y nuevos movimientos religiosos.
5, Orar:
La oración es el arma más poderosa para ayudar a los que se están desviando hacia
caminos peligrosísimos, pues ponen en peligro su estabilidad emocional y -lo que es
más grave aún- su salvación eterna.
La oración nos protege a nosotros mismos para no caer en los engaños que el
Demonio plantea a través de estas ideologías sectarias. Cualquiera puede ser presa
de las argucias del Maligno. “El que crea estar firme, tenga cuidado de no caer” (1 Cor.
10, 12). “Velen y oren para no caer en tentación” (Mt. 26, 41).
Adicionalmente, la oración nos prepara para poder evangelizar, pues la oración es la
verdadera fuente de Sabiduría que nos enseña dónde está el error y dónde la Verdad.
La lectura y meditación de la Palabra de Dios es una forma de oración muy
provechosa. Pero el Católico realmente comprometido y evangelizador debe buscar la
oración de recogimiento o de contemplación, la cual es la mejor fuente de
espiritualidad cristiana y el más efectivo motor para el apostolado.
Vida sacramental frecuente:
La verdadera oración y el verdadero apostolado se sostiene por los Sacramentos,
especialmente la Santa Misa y Comunión -de ser posible, diariamente- y la Confesión
también frecuente para ir quitando vicios y pecados e ir creciendo en virtudes.
Formarse para evangelizar:
Si bien la oración constante nos ilumina para no desviarnos del Camino que es Cristo
y nos instruye en su Verdad de manera misteriosa, eso no nos excusa de estar bien
informados y bien formados, a través de lecturas formativas, cursos, sitios web
católicos, etc. y por estos Círculos Teológicos y Círculos Bíblicos -que también se
ofrecen.
Obligación de evangelizar:
Jesucristo quiere salvarnos: para eso precisamente se hizo Hombre y nos redimió, y
no quiere que ninguno de nosotros se pierda. El siempre espera la conversión de
todos y cada uno de nosotros, especialmente de los engañados. Espera, también, la
conversión de los malvados, es decir, de aquéllos que responden al Enemigo y que no
quieren nada con Dios o que han utilizado el nombre de Dios.
Jesucristo, que pudo realizar la obra de salvación sin nuestra ayuda, nos puso a
nosotros, hombres y mujeres, como sus instrumentos: “Vayan por todo el mundo y
anuncien la Buena Nueva a todos. El que crea y se bautice se salvará. El que se
resista a creer se condenará” (Mc. 16, 15).
Aquél que quiera salvarse y haga lo necesario para alcanzar la salvación, Dios lo
salva. El que no lo quiera o no haga lo que hay que hacer para salvarse, no se salvará.
Pero está en nuestra manos llevar ese mensaje de salvación que Cristo nos vino a
traer. Eso es evangelizar.
Ahora bien, debemos recordar que la oración es la fuente de toda evangelización, no
los conocimientos. Estos ayudan, pero no son los que convencen. Lo que convence es
la vida de Dios en nosotros, pues de esa manera, podemos ser portadores de Cristo,
podemos dar testimonio de Él.
Y, si esto es así, si es Dios en nosotros Quien convence, quien actúa, recordar
también que es Dios el protagonista de toda evangelización, no nosotros mismos.
Estar dispuestos a buscar a los descarriados:
Es necesario, como hizo Jesús el Buen Pastor, buscar a las ovejas descarriadas. Pero
es recomendable no buscarlas en forma desenfrenada y desacertada. Si la oración es
la fuente de todo apostolado y es Dios quien nos guía en nuestro deseo de
evangelizar, El irá poniendo las personas que El desea salvar con nuestra oración, con
nuestro testimonio, con nuestra dedicación.
Nos sorprenderemos, pero cuando el apostolado está fundado en la oración, las
ovejas que el Señor nos lleva a rescatar son las más inesperadas. Usualmente el
nuevo apóstol trata de convencer a sus amigos y familiares, y con frecuencia Dios
quiere que le ayudemos rescatando a algunas otras ovejas que no están entre
nuestras prioridades.
Recordemos que Dios desea la salvación de todos los seres humanos. La voluntad de
Dios es que todos nos salvemos. (cf. 1 Tim. 2, 4). El que no se salva es porque no
desea salvarse, pues Dios nos proporciona todas las gracias que necesitamos para
nuestra salvación eterna ... a todos. (cf. 1 Cor. 10, 13).
El apóstol que es un verdadero orante reconoce las inspiraciones del Señor y sabe
esperar las circunstancias y las personas que El va poniendo en el camino para actuar
según los designios divinos y no según los propios. Dios sabe cuándo llama a cada
uno de sus hijos. Tal vez la llamada de conversión para nuestros familiares y amigos
venga en el momento que menos lo esperamos y a través de impredecibles
circunstancias.
Y cuando al apóstol que es orante le llega el momento de actuar, de evangelizar, de
socorrer, de consolar o de cualquier tarea que el Señor le indique, no teme las
dificultades, no se arredra ante los peligros, no se cansa con las exigencias, no
retrocede ante las vicisitudes.
Necesidad de prevenir la incorporación al Satanismo y de rescatar a los que ya hayan
caído:
Los padres, maestros, hermanos y amigos podemos prevenir a que nuestros allegados
y conocidos caigan en el Satanismo, advirtiendo del peligro de la música maligna, de
los juegos demoníacos, del interés por lo ocultista y los poderes satánicos, etc.
Por los que ya hayan caído en este horror hay que orar, y orar mucho, haciendo
penitencias y ofreciendo ayunos y sacrificios por ellos. Muy importante es hacer
celebrar Misas por su conversión y salvación. Y esperar que el Señor vaya actuando,
pues nadie entra al Satanismo si no lo desea, y tampoco nadie sale de ese horror, si
no lo desea “decididamente”.
Con lo extendido que está este fenómeno, hay que estar vigilantes ante signos de
violencia inusitada, comportamientos extraños, uso exclusivo y predominante de ropa
negra, prendas ocultistas, fascinación con la muerte, interés en películas y literatura
satánicas, colección de objetos macabros (huesos, cráneos, etc.), amenazas de
suicidio, etc.
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¿Da lo mismo cualquier religión?
Con este magisterio del Papa Juan Pablo II y con la enseñanza del Teólogo
venezolano, ambas complementarias, podemos ir intuyendo que no da lo mismo
cualquier religión.
En efecto, si Dios se nos ha revelado y nos ha hecho saber cómo es El, cuál es su
Voluntad y de qué manera desea que le rindamos culto, no da lo mismo cualquier
religión.
Decir que cualquier religión es tan buena como la otra equivale a decir que no importa
lo que Dios ha revelado y que da lo mismo responderle a Dios o no responderle, o
responderle sin tomar en cuenta lo que nos ha revelado.
Somos libres de responder o no responder a Dios, de responderle de una manera o de
otra ... pero no es lo mismo una religión u otra.
(Ver Catecismo Iglesia Católica #842, 843, 844)

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