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Contenido Psicoterapia Del Niño y Del Adolescente
Contenido Psicoterapia Del Niño y Del Adolescente
Psicoterapia infantil
Esta forma de terapia se basa en un conjunto de técnicas y métodos usados para poder
ayudar a niños y niñas que tienen problemas con sus emociones o conductas, y uno de los
muchos elementos que la diferencian de la terapia para adultos es que utiliza el juego
como elemento clave en la terapia. Además, implica a la familia (y en ocasiones la escuela
y/o otras instituciones y profesionales) en el proceso terapéutico, por lo que la relación
terapéutica y la alianza es múltiple.
La terapia infantil es muy experiencial y vivencial. Los terapeutas infantiles ponen en
práctica actividades y juegos para relacionarse y comunicarse con los niños. No obstante,
el lenguaje y la comunicación verbal en este tipo de terapia es también importante, como
en la terapia de adultos, pero es necesario adaptarlo a la etapa evolutiva en la que se sitúa
cada niño, tanto a nivel de comprensión y expresión del lenguaje como de las
características de su cognición y pensamiento. Por ello, un terapeuta infantil debe tener
conocimientos profundos sobre el desarrollo evolutivo, las características de cada área
(social, cognitiva, emocional, etc.) en cada momento de la vida del niños.
Los problemas psicológicos y emocionales que afectan a los niños, igual que en los
adultos, pueden tener un impacto en su vida de diferentes maneras, por ejemplo en su
rendimiento escolar, o puede provocarles problemas de conducta.
Los beneficios de la intervención psicológica infantil son múltiples, y muchos de ellos son
conseguidos con técnicas como la terapia basada en el juego, en la que el terapeuta crea
un entorno protegido y estructurado (el terapeuta actúa como guía) con juegos y
juguetes, para poder observar la conducta del niño e indagar en sus eventos internos
como pensamientos, sensaciones y emociones.
Gracias a la terapia basada en el juego, el niño encuentra una manera de expresión que
facilita la comunicación de sus problemas, preocupaciones, emociones y pensamientos sin
necesidad de tener que verbalizar de forma directa el problema como haría un adulto (en
ocasiones el niño no es consciente ni del "problema") y sin sentirse amenazado o
interrogado.
Los beneficios de la terapia infantil
Gracias a la terapia infantil los más pequeños desarrollan habilidades sociales y
relacionales, mejoran la autoestima, aprenden a afrontar los problemas, liberan tensiones
y, además, tienen la oportunidad de practicar herramientas para mejorar su bienestar
emocional y su vida diaria.
El juego terapéutico es una manera ideal para que el niño exprese y controle sus
emociones, y fomenta la expresión de sus inquietudes, pues le da confianza para expresar
su personalidad y mostrarse tal y como es. En este espacio el niño encuentra una conexión
con sus propios sentimientos y mejora su autoconciencia emocional. El juego ofrece la
ventaja de representar situaciones de su vida real pero manteniendo el distanciamiento
emocional que el niño no tiene en su día a día, lo que le permite que explore y trabaje en
posibles soluciones sin sentir la presión de las consecuencias de la vida cotidiana.
Además, los padres, que son figuras imprescindibles en el proceso terapéutico infantil,
también aprenden a analizar las situaciones donde los niños presentan dificultades y
aprenden cómo intervenir en ellos de una manera cariñosa, cálida y adecuada a su edad,
ayudándoles a llevar una vida más adaptativa, sana y feliz.
El lenguaje por definición de los niños es el juego, especialmente en los primeros años de
edad. Por lo tanto, no es de extrañar que las terapias infantiles se basen sobre todo en
actividades lúdicas. El juego es para los niños el equivalente al lenguaje en los adultos, y a
través de éste pueden divertirse, comunicarse, descubrir y explorar el mundo, adquirir
conocimientos y también representar sus miedos, deseos, conflictos, preocupaciones y
problemas.
La psicoterapia infantil se puede realizar junto a los padres, en sesiones mixtas y de forma
individual, es decir, a solas entre el terapeuta y el niño. Pero en todos los casos es
necesaria la implicación directa de los padres, por lo que se les cita regularmente en
sesiones con el doble objetivo de informarles de los avances de su hijo y darles
indicaciones de participación e intervención: continuación de la terapia en casa, cambios
en la relación con sus hijos, necesidad de intensificar la comunicación o los lazos afectivos,
etc.
Es habitual que cada parte, el niño por un lado y sus padres por otro, tengan expectativas
distintas en relación al proceso terapéutico y, por lo tanto, una percepción diferente de
los logros obtenidos y, en consecuencia, distintos grados de satisfacción sobre el trabajo
realizado. En este sentido, el terapeuta debe intentar adaptarse lo mejor posible a esta
situación, a veces conflictiva, de coincidencia de distintos intereses y objetivos.
La Terapia con Niños y Adolescentes, es una parte de la Psicología Clínica que aborda,
mediante la psicoterapia, las distintas dificultades por las que puede atravesar un menor
en las diferentes áreas de desarrollo.
La infancia y la adolescencia, son dos grandes etapas en las que se desarrolla el
aprendizaje, se adquieren creencias, valores, normas, conocimientos y habilidades, que
forman gran parte de nuestra personalidad. En la adolescencia se presentarán una serie
de cambios que llevarán de la infancia a la vida adulta.
Habitualmente son los padres quienes detectan conflictos en el desarrollo de sus hijos.
Por ello, mediante la psicoterapia, buscamos potenciar el desarrollo cognitivo, emocional,
social y relacional de los niños y adolescentes, así como brindar a ellos y sus familias, las
herramientas necesarias para afrontar los problemas que se presentan en la vida diaria.
DEFINICIÓN DE LA TERAPIA DE JUEGO
La Asociación para la Terapia de Juego (Association for Play Therapy) la definió como “el
uso sistemático de un modelo teórico para establecer un proceso interpersonal en que
terapeutas capacitados utilizan los poderes terapéuticos del juego para ayudar a los
clientes a prevenir o resolver dificultades psicosociales y a alcanzar un crecimiento y
desarrollo óptimos”
(Association for Play Therapy, s.f.). Lo anterior indica que la terapia de juego es una
modalidad terapéutica con bases firmes en modelos teóricos.
La definición de la terapia de juego también sugiere que los terapeutas del seEsfuerzan
por reconocer, admitir y utilizar los poderes curativos del juego.
Esos poderes terapéuticos, conocidos también como mecanismos de cambio, son las
fuerzas activas del juego que ayudan a los clientes a superar sus problemas psicosociales y
a alcanzar un desarrollo positivo.
El juego tiene una importancia tan vital en el niño que incluso existen modelos de
intervención terapéutica enfocados esencialmente en el juego. De esta forma, es posible
crear un contexto seguro, en el que los niños pueden expresarse, aprender cómo son las
personas y cómo interactuar con ellas, explorando y buscando soluciones para sus
problemas.
En los niños de edad preescolar se utilizan juegos básicos como bloques, plastilina, puzles
o dramatizaciones básicas, a las que se pueden sumar juegos en grupo y representaciones
teatrales más elaboradas a medida que tienen mayor edad. Son muchos y muy variados
los beneficios del juego, destacando su utilidad como herramienta de evaluación
proyectiva, la mejora del desarrollo socio-emocional del niño o la liberación del potencial
creativo.
Sin importar la edad, el juego tiene muchos beneficios en la vida. Es divertido, educativo,
creativo, alivia el estrés y fomenta las interacciones y la comunicación social positiva.
Cuando los niños juegan, aprenden a tolerar la frustración, a regular sus emociones y a
destacar en una tarea que es innata. Pueden practicar nuevas habilidades de una forma
que tiene sentido para ellos, sin los límites estructurados del “mundo real” o la necesidad
de usar un lenguaje verbal. No existen errores demasiado grandes que no puedan
resolverse ni desafíos muy difíciles que no puedan enfrentarse mediante el juego. Esta
actividad da a los niños la oportunidad de dominar su mundo a medida que crean,
desarrollan y mantienen su sentido de sí mismos. Utilizan el juego para comunicarse
cuando no tienen las palabras para expresar sus necesidades y esperan que los adultos
entiendan su lenguaje. Como señalara atinadamente Landreth (2002a), el juego es el
lenguaje del niño y los juguetes son las palabras.
Melanie Klein continuó con la idea de usar el juego para la terapia infantil en un marco
psicoanalítico. En particular, creía que el juego permite aflorar el material inconsciente, y
que el terapeuta podría entonces interpretar los deseos y conflictos reprimidos del niño
para ayudarlo a entender sus problemas y necesidades. Klein coincidía con la
aproximación gradual a la comprensión y asimilación de las experiencias negativas, así
como con la necesidad de revivir y dominar esas experiencias por medio del juego (Klein,
1955). Ella trabajó con niños más
pequeños que los que atendían los psicoanalistas tradicionales.
Klein (1955) fue pionera en el uso de una técnica en la que se utilizan miniaturas.
Cuando los niños se entretienen con juguetes en miniatura suelen experimentar una
sensación de control sobre ellos, siendo éstos una representación de objetos o personas
reales. Margaret Lowenfeld llevó esta idea más lejos y desarrolló la Técnica del Mundo, la
cual implica una caja de arena y acceso a agua y a objetos en miniatura que representan
objetos a mayor escala. Los terapeutas de juego con arena por lo general disponen de una
gran selección de miniaturas, como personas, animales, edificios, objetos de escenografía,
medios de transporte, arquetipos y seres sobrenaturales. En la Técnica del Mundo los
niños reciben la oportunidad de crear un mundo imaginario en el que pueden expresar lo
que desean y donde pueden desarrollar mundos reales o fantásticos, pacíficos o agresivos,
ordenados o caóticos (Lowenfeld, 1939). Las cajas de arena se consideran expresiones del
material predominantemente inconsciente y se utilizan como tales en la terapia.
Otra psicoanalista que usó el juego de manera terapéutica fue Anna Freud (1946), ella
contribuyó a llevar la terapia infantil en particular el análisis infantil a un escenario usado
de manera más amplia.
Creía que el juego es importante porque permite al terapeuta establecer una alianza
terapéutica con el niño. De igual modo, la investigación reciente ha sugerido que para que
la terapia sea eficaz se necesita una relación terapéutica fuerte.
A mediados del siglo xx, Virginia Axline dio un enfoque más humanista y centrado en la
persona a la terapia infantil y de juego. En particular, Axline (1947) defendió la creencia de
que las condiciones necesarias para el cambio terapéutico son la consideración positiva
incondicional, la comprensión empática y la autenticidad. También afirmó que los niños
pueden expresar sus pensamientos, sentimientos y deseos por medio del juego mejor que
con palabras.
Al igual que la terapia tradicional mediante el habla, la terapia de juego puede ponerse en
práctica en diversos formatos. Por ejemplo, los terapeutas de juego centrados en el niño
suelen utilizar sesiones individuales con el pequeño y le dan la libertad de expresarse con
poca dirección del terapeuta. El papel del terapeuta es alentar en el niño la expresión
apropiada de las emociones y proporcionarle un sentido de control sobre la relación
terapéutica. Los terapeutas que utilizan otras modalidades, como la terapia de juego
cognitivo-conductual, suelen dar más estructura al proceso terapéutico, dependiendo de
las necesidades evaluadas del niño.
Otra característica útil del cuarto de juegos es la separación del espacio. Esto puede
lograrse por medio de variaciones en los recubrimientos del piso (por ejemplo,
recubrimientos de vinilo cerca de las áreas con agua o arena y alfombras o tapetes en
otras áreas). A la mayoría de los terapeutas de juego les gusta separar los materiales por
función a fin de incluir un área diseñada para el juego con la casa de muñecas, otra para
las cajas de arena, una tercera para las marionetas, etcétera.
Además de otros factores, la predictibilidad y la consistencia son tal vez los dos rasgos más
importantes en un espacio de juego. Los niños deben tener la facultad de saber que los
materiales que necesitan están disponibles y que pueden localizarlos con facilidad. Si se
encuentran con objetos desconocidos, dedicarán la mayor parte de la sesión de terapia a
explorar esos objetos en lugar de jugar con ellos (Kottman, 2001).
Una regla general es que cada objeto de la sala de juegos debe cumplir un propósito
terapéutico, por lo que los materiales de juego deben elegirse con cuidado en lugar de
escogerlos al azar. También deben evitarse los juegos o juguetes que se rompen con
facilidad o los que son costosos o muy complicados (Kottman, 2001).
Aunque el proceso de la terapia de juego suele ser intuitivo para los niños, sonpocos los
padres que saben qué esperar cuando llevan a su hijo a una terapia de juego individual.
Resulta útil reunirse con los padres sin que esté presente el niño para examinar sus
preocupaciones y darles a conocer la terapia de juego. Por lo general los padres entienden
bien la explicación de que los niños muchas veces no pueden utilizar palabras para
expresar sus sentimientos y problemas, por lo que prefieren el juego para ello. Así, la
terapia de juego puede describirse como una forma de conocer las preocupaciones y
problemas del niño por medio del juego y de ayudarle a encontrar las formas de
superarlos. Para el niño las sesiones iniciales suelen incluir una introducción al espacio de
juego y el proceso terapéutico. Ambos deben proporcionarse al nivel de desarrollo del
chico y con cantidades de información apropiadas. A menudo los niños más pequeños se
sientes felices de escuchar que el cuarto de juego es un espacio en el que pueden jugar de
muchas maneras, mientras que los mayores pueden entender más acerca del proceso. La
cantidad de información proporcionada a un niño también depende de la orientación
teórica del terapeuta. Por ejemplo, es probable que en el terajuego los terapeutas le
proporcionen muy poca introducción, mientras que otros terapeutas le explicarían las
razones por las que lo llevaron a terapia, lo que va a suceder en la sesión y los tiempos de
reunión.
Los niños usan la sesión inicial para explorar no sólo el espacio de juego sino también al
terapeuta. Los terapeutas de juego por lo general le permiten explorar a su propio ritmo y
no le hacen sugerencias acerca de qué materiales usar. Durante la primera sesión, los
terapeutas deben concentrarse en desarrollar rapport mediante la creación de un
ambiente cálido, confortable y seguro para el niño.
Al terminar una sesión, los terapeutas del juego deben decidir si el niño ayudará o no a
recoger los juguetes. Esta es una decisión personal y de orientación teórica. Los
terapeutas no directivos como Virginia Axline no alentarían al niño a ordenar el cuarto de
juego. En lugar de ello dan una advertencia cinco minutos antes del fin de la sesión, de
modo que el niño pueda prepararse mentalmente para partir.
Para la mayoría de los niños basta con hacer el anuncio cuando quedan cinco minutos.
Algunos requieren más tiempo para prepararse mentalmente y les ayudaría una
advertencia de 10 minutos antes del fin de la sesión seguida de otra cinco minutos antes
del fin. Esto es algo que a menudo depende de la edad y nivel de funcionamiento del niño.
Los límites se establecen más a menudo respecto a actos de agresión física (sea al
terapeuta o a los materiales), conducta peligrosa y comportamientos socialmente
inaceptables (que incluyen demostraciones inapropiadas de afecto; Landreth, 2002b).
También deben establecerse límites cuando el niño trata de sacar un juguete del cuarto de
juego, así como cuando se involucra en conductas disruptivas como continuar con el juego
después de que la sesión ha finalizado o tratar de salir antes (Landreth, 2002b). Al
principio suele ser incómodo para los terapeutas aplicar los límites, pero con práctica y
paciencia pueden volverse diestros.
La segunda etapa, de trabajo, es la más prolongada de las tres y es donde ocurre buena
parte del cambio terapéutico. En esta etapa el terapeuta selecciona y aplica el agente, o
agentes, más apropiados inherentes al juego (por ejemplo, abreacción, narración de
cuentos, o una relación terapéutica).
Durante la etapa de trabajo los temas del juego suelen hacerse evidentes y ofrecen una
ventana al mundo interno del niño. Los temas del juego son aquellos que reaparecen a lo
largo de las sesiones. Pueden surgir deseos o necesidades no satisfechas, conflictos no
resueltos o dificultades que el niño trata de dominar o entender. Algunos ejemplos de
temas comunes de juego son agresión, apego, competencia, control, cooperación,
eventos traumáticos, muerte y duelo, temores, reparación de algo roto o dañado, género,
el bien contra el mal, identidad, prueba de límites, dominio de las tareas del desarrollo,
necesidad de aprobación o afecto, poder, solución de problemas, regresión, repetición de
situaciones reales, escuela, sexualidad, reglas sociales, transiciones, vulnerabilidad y
situaciones de ganar o perder. El uso terapéutico de esos temas dependerá de la
orientación teórica del terapeuta.
Harris y Landreth (2001) citaron ocho de las características más importantes de los
terapeutas de juego centrados en el niño. La lista incluye interés genuino, aceptación
incondicional y sensibilidad hacia el niño. Su lista incluye también la capacidad para crear
un sentido de seguridad, confianza en el niño para llevar el curso de la terapia de forma
gradual y natural, y la creencia honesta de que el niño es capaz de resolver sus problemas,
a la vez que se establecen algunos límites necesarios para ayudarlo en este proceso.
Las cualidades personales de los terapeutas de juego que facilitan una relación
terapéutica incluyen la empatía, la calidez, la autenticidad y la aceptación incondicional
del niño.